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OFERTA AMBIENTAL DEL POSCONFLICTO

Colombia es un país mega diverso, el cual posee una gran cantidad de recursos
naturales, una enorme variedad de animales y plantas y una diversidad de
hermosos paisajes que pueden ser aprovechados para un turismo responsable en
todos los climas y zonas del país, pero todas las buenas cosas de Colombia y que
se podían aprovechar estaban siendo opacadas por consecuencia del conflicto
armado de los grupos armados más grandes del mundo las FARC, aunque
todavía en nuestro país existen muchísimos grupos armados entre guerrilla y
bandas criminales cuyo presupuesto de financiación

Es innegable que el conflicto armado colombiano ha causado daños al medioambiente.

La siembra de minas antipersona; tomas como la de la isla de Gorgona, uno de los


epicentros de la investigación científica y biológica en el Pacífico; la afectación de zonas de
páramo como el Sumapaz; la tala de bosques primarios, de valor incalculable, para sembrar
cultivos ilícitos, así como la minería con que se financian las Farc, el Eln, bandas
criminales y de paramilitares, son algunos efectos de cinco décadas de confrontación.

Paradójicamente, también es cierto que hay lugares bien conservados como fruto del
conflicto, en áreas remotas a las que pocos entran.

La explicación es de Fabrizio Hochschild, coordinador residente y humanitario de las


Naciones Unidas en Colombia, quien subraya un hecho consignado en el documento
‘Consideraciones ambientales para la construcción de una paz territorial estable, duradera y
sostenible en Colombia’, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) y
el Ministerio de Ambiente.

Este hecho al que se refiere es que la violencia interna ha ayudado, en alguna medida, a
preservar la estabilidad ambiental de algunos sitios biológicamente ricos y
exuberantes.Debido a ella, el desarrollo destructivo y sin control no ha prendido motores en
muchas regiones.
“Esos territorios serán grandes protagonistas en la implementación de las acciones que
acompañan la construcción de paz”, señala Hochschild. Y advierte que este deberá ser uno
de los temas clave por tratar y que necesitará un rótulo de “urgente” en las negociaciones de
paz entre el Gobierno y las Farc, en La Habana (Cuba).

Naciones como Guatemala, República del Congo y Angola experimentaron la degradación


de su patrimonio ambiental en periodos de posconflicto. Adelantarse a estos hechos será
clave para evitar daños, aún mayores a los actuales, en Colombia.

Hoy, la zonas prioritarias para la implementación de acciones de construcción de paz, que


resistirán presiones con el desarrollo de obras de infraestructura, apertura de mercados y
capitales, proyectos agropecuarios, programas de desminado, sustitución de cultivos de
coca y creación de un fondo de tierras, son áreas de altísimo precio natural.

Y más del 90 por ciento de los municipios con prioridad en el posacuerdo, donde se
deberán ejecutar planes similares, tiene alguna figura de protección o de regulación de su
uso.Presionar esos lugares podría implicar un costo muy alto en la conservación del
patrimonio natural.

Muchos están en la región Andina, pero la mayoría se encuentra en las que siempre han
sido consideradas nuestras maravillas geográficas, que por su valor nos dan el título del
país más biodiverso del mundo por kilómetro cuadrado: la Orinoquia, la Amazonia y el
Chocó biogeográfico, este último extendido entre la frontera con Panamá y Nariño.
Por ejemplo, las alertas tempranas de deforestación del país, según el Ideam, se dan con
mayor intensidad en zonas donde la frontera agropecuaria aún no está consolidada y esta
deberá replantearse y ampliarse para dar oportunidades de desarrollo a comunidades.

Otros puntos de vista


En contraste, Julia Miranda, directora de Parques Nacionales Naturales, sostiene que el
conflicto no es necesariamente un blindaje para la biodiversidad. Explica que parques como
La Macarena (Meta), Nukak (Guaviare), Las Hermosas (Valle-Tolima), Puinawai (Guanía)
o Los Churumbelos (Caquetá-Cauca-Huila) están acabados por escenarios de minería
criminal, cultivos ilícitos, deforestación y tráfico ilegal. Otros están minados.

“El conflicto ha permitido que los grupos ilegales entren y cometan toda clase de delitos.
Abren carreteras, no hay orden ni reglas que sirvan para detener los atentados. Y a ellos no
puede llegar la institucionalidad para hacer procesos de restauración”, explica Miranda.

Opina, además, que una de las alternativas para futuros tiempos de paz es dar oportunidades
de ingresos a las comunidades, con la ejecución de programas de ecoturismo.

Precisamente el documento de la ONU plantea otra decena de recomendaciones que


deberían abordarse si se quiere conseguir el deseado equilibrio entre acuerdos cumplidos y
cuidado a la naturaleza. Uno de ellos es avanzar en procesos de ordenamiento territorial.

“Es indispensable que estos procesos sean concertados entre los gobiernos, los sectores
productivos y las comunidades, y que en los mismos se reconozcan tanto los factores
ambientales necesarios para un desarrollo con sostenibilidad en el largo plazo, como la
vocación de uso de sus suelos y la vocación productiva de su población”, opina Hochschild.

Esto incluye ver lo rural más allá de lo agropecuario y desarrollar modelos locales de
aprovechamiento sostenible de la biodiversidad.

“Otros sitios a los que se debe dar prioridad es a la región de Paramillo; al río Guaviare, por
su gran cantidad de bosques y recursos pesqueros, y a sectores de Vaupés y Guanía”,
Urbanismo rural del posconflicto

La puesta en marcha de la Reforma Rural Integral del Acuerdo Final de Paz con
las Farc tendrá que contemplar, también, opciones de ecourbanismo que incluyan
formas participativas para planificar y construir, nuevos poblados donde se
asientan hoy excombatientes, sus familias y copartidarios. Es la oportunidad para
hacer realidad la planificación ambiental territorial, teniendo en cuenta saberes
locales y características ecológicas de cada ubicación geográfica.

Para esto, es necesario conocer en qué estado están los recursos naturales
locales, los ríos, el agua subterránea, los bosques, la biodiversidad de especies,
los suelos, la ruta de vientos, del sol y las estrellas. Saber qué comunidades
habitaron estos parajes, cómo vivieron y qué queda de sus sitios sagrados
después de la colonización. Son muchas las determinantes históricas que se
requieren conocer de un lugar para planear ambientalmente los nuevos pueblos
de la paz.

Las Zonas Transitorias de Normalización, el nombre provisional dado a los


campamentos rurales en el momento de la desmovilización, evolucionan ahora
hacia lo que llaman los “Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación”
(ETCR). Son asentamientos de excombatientes, ubicados en regiones de difícil
acceso, construidos provisionalmente con muchas dificultades en terrenos
arrendados o sin legalizar su tenencia. En la lenta transición de “Espacio anónimo”
a Pueblo con nombre, el gobierno central adelanta trámites para la formalización y
entrega de predios, pero aún sin definir cuál será la estrategia política del
urbanismo rural del posconflicto.

Urge, entre muchas necesidades para planificar en el próximo gobierno, la


cartografía básica, las estrategias de educación y de capacitación para el
desarrollo económico local. Estos poblados deberán empezar a formar parte del
sistema urbano nacional y de la red conectada, a si sea virtualmente, con
ciudades y pueblos marinos y costeros del territorio nacional, para ir cerrando
brechas entre espacios rurales marginales y ventajas de las ciudades. El
urbanismo del posconflicto nos pone frente a un reto de cambio civilizatorio en el
cual los jóvenes deseen retornar a la vida en el campo.

El concepto de ecourbanismo, atractivo para proyectar el futuro de las ETCR en


pueblos con nombre propio, incluye la oferta de hábitats con espacios públicos
arborizados que inviten a encuentros de niños jugando, adultos y mayores
compartiendo diálogos vespertinos y vida en comunidad. El concepto de eco-
aldea, estudiado y experimentado en muchos lugares y climas del mundo, es uno
de los modelos posibles de eco- urbanismo, integrados a la vocación agroforestal
donde se puede desarrollar la transición energética y empezar reducir la
dependencia del consumo de combustibles fósiles. 
Si lo quisiera, el Ministerio de Minas y Energía bajo la óptica del Acuerdo de París
y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, podría ser pionero en subsidiar e
incentivar energías renovables, instalaciones solares y eólicas en las edificaciones
rurales.

Otros ministerios podrían apoyar sistemas locales de tratamiento de aguas


residuales y de residuos sólidos, estimular la cosecha del agua lluvia, incentivar y
facilitar el uso de vehículos colectivos eléctricos con sus respetivos sistemas de
recarga en los pueblos. Esas innovaciones tecnológicas serían un atractivo para
visitantes nacionales y extranjeros ávidos de admirar la biodiversidad liberada del
conflicto en medio de poblados repletos de jóvenes entusiastas trabajando el
campo.

Ecoaldeas Hablar de una ecoaldea es necesariamente hablar de


permacultura. Si la ecoaldea es sinónimo de una forma de vida
alternativa y sostenible, de una comunidad solidaria que busca la
autosuficiencia energética y alimentaria, la permacultura tiene que
ver con ecosistemas agrícolas y hábitats sostenibles, integrando
desde la producción agrícola hasta el espacio de vida, el paisaje, el
reciclaje, la reutilización, los métodos de obtención de energía…

En realidad, en ambos casos se busca trascender la sostenibilidad


para alcancar un resultado positivo, de productividad y reducción de
polución, buscando, por ejemplo, una huella de carbono negativa y
un superávit en generación de energía o en agricultura.

https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/el-25-de-la-inversion-
ambiental-en-colombia-es-de-cooperacion-internacional-articulo-713724

Crean millonario fondo


para el desarrollo del
medio ambiente en el
posconflicto
El proyecto 'Colombia Sostenible', que tiene como fin trabajar temas como el
desarrollo rural sostenible y la conservación de la biodiversidad, entre otros
procesos, será financiado con US$ 300 millones.

El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo, anunció la


creación de un fondo con 300 millones de dólares de cooperación internacional
para el proyecto 'Colombia Sostenible', que tiene como fin trabajar temas como el
desarrollo rural sostenible, la conservación de la biodiversidad y la mitigación y
adaptación al cambio climático, dentro del escenario del posconflicto.

“Hay una iniciativa que ha nacido en el marco del acuerdo de paz y estamos
haciendo la coordinación interinstitucional para que el país pueda cumplir a 2030
con los objetivos de Desarrollo Sostenible”, aseguró el ministro Murillo.

Agregó que el proyecto tiene el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo


(BID) y lo administrará el fondo Colombia Sostenible, en el que el Gobierno va
hacer un crédito de 100 millones de dólares.

“Con recursos de cooperación de Noruega aportaríamos cerca de 200 millones de


dólares para un total de 300 millones de dólares para implementar iniciativas
ambientales”, explicó.

En el anuncio realizado ante más de 450 estudiantes de la universidad EAN,


Murillo destacó la importancia del proyecto porque demuestra que la comunidad
internacional le apuesta a Colombia en ese sentido, “la desforestación aumentó en
2014, disminuyó en 2015 y la mayor parte está en la Amazonía. Por eso el año
pasado el presidente Santos firmó una declaración conjunta con Alemania,
Noruega y el Reino unido, donde se va a pagar por resultados ambientales.

“Nosotros tenemos hoy 300 millones de dólares, que si demostramos disminución


en la deforestación nos pagan otros 200 millones dólares, que los vamos a poner
en el Fondo de Colombia Sostenible y 100 millones de dólares para la Amazonía ”,
agregó.

De esta iniciativa hacen parte también el Departamento Nacional de Planeación;


Ministerio de Agricultura; Ministerio de Hacienda, la Agencia para la Cooperación
Internacional y la Presidencia de la República.
El titular de la cartera ambiental explicó que de los 100 millones dólares por la
disminución de la deforestación del 2013 -2014, ya se tiene acceso a 35 millones
de dólares que ya empezaron a utilizar.

El ministro destacó las oportunidades que abre el posconflicto y la importancia de


la participación ciudadana y de la academia para consolidar un modelo ecónomico
desde el desarrollo sostenible y apuntándole a temas como la bioeconomía que en
un futuro podría llevarse hasta 2,5 puntos del PIB.

El tema principal del conversatorio fue 'La paz es lo natural', en el que el ministro
hizo un inventario de los distintos costos ambientales que ha generado el conflicto
para Colombia. “En cerca del 40% de los municipios en conflicto se ha detectado
la extracción ilícita de minerales, un flagelo que está acabando nuestros ríos,
suelos y envenenando a la población que depende de ellos, especialmente a niños
y mujeres, que son el pilar de las generaciones futuras ”, alertó el Jefe de la cartera
ambiental.

Sobre los daños al medio ambiente se mencionaron los derrames de petróleo


como el generado en Barrancabermeja, en el Magdalena Medio santandereano,
que generan mucha presión sobre los bosques y las fuentes hídricas, y aprovechó
para reafirmar el compromiso del Gobierno Nacional de no permitir la aspersión
aérea en el país: “Estamos seguros de que este nuevo momento de construcción
de país no debe haber aspersión aérea de ningún tipo de herbicida”

Ornitología. Rama de la Biología que se ocupa del estudio de las aves, incluidas las


observaciones sobre la estructura y clasificación, hábitos, canto y vuelo. 

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