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Bienes Eclesiasticos

Los Sujetos con capacidad de adquirir bienes, c. 1255


La Iglesia Católica y la Santa Sede según el c. 113 §1 son personas morales por disposición divina,
pero además de éstas existen personas jurídicas que en el Derecho Canónico son sujetos de derechos
y deberes congruentes con la propia índole, c.113 §2. En algunos casos la personalidad jurídica se
concede a las corporaciones o fundaciones (c. 115) por medio de un decreto de la autoridad
competente; en otros casos las personas jurídicas tienen su personalidad por el mismo derecho.

Así las diócesis, c. 373, las provincias eclesiásticas, c. 432 §2, las conferencias episcopales, c. 449 §1,
las cuales una vez erigidas por la Santa Sede gozan de personalidad jurídica en virtud del derecho,
también la parroquia, c. 515 §1 y el seminario diocesano, c. 238. Tienen también personalidad jurídica
por el derecho las provincias de los institutos de vida consagrada y las casas religiosas erigidas por la
autoridad competente, c. 634.

Tanto la Iglesia universal y la Santa Sede, como las Iglesias particulares y toda persona jurídica, sea
pública que privada, son sujetos capaces de adquirir, poseer y administrar bines temporales a tenor de
las normas del derecho. El reconocimiento en Derecho Canónico del derecho a adquirir y a poseer de
parte de cada persona jurídica canónica es consecuencia de la personalidad jurídica, es uno de los
derechos connaturales a la capacidad jurídica.

Sujetos del dominio o de la titularidad de los bienes, c. 1256


El poseso (titularidad) de los bienes corresponde a la persona jurídica que los ha adquirido
legítimamente, bajo la autoridad del Romano Pontífice (c. 1273). Lo mismo vale para las personas
jurídicas privadas. La autoridad suprema del Papa en el campo de los bienes se pone de manifiesto en:
- Dar normas de adquisición y administración de los bienes.
- Vigila sobre la correcta gestión e impone penas.
- En caso de incompetencia e imposibilidad asume la administración (en caso de abusos).

Para que la adquisición sea legítima se requiere:


- Que la persona jurídica sea legítimamente constituida según el Derecho Canónico.
- El cumplimiento de las disposiciones que tocan la legitimidad de las acciones de la persona Jurídica:
disposiciones del Estado, lo que prescribe el c. 166.
- Que la materia adquirida sea lícita (no droga, robo, etc.).
- Que los títulos de propiedad puedan ser como dice el c. 1259, un título justo de derecho natural o
positivo permitido a otros.
- Que la adquisición se haga con la intención que la cosa entre en el patrimonio de la persona jurídica.
Si se tiene la propiedad del bien se tiene también la administración del mismo.

Los bienes eclesiásticos, c. 1257


* Bien temporal: son aquellas cosas que por su naturaleza son ordenadas a procurar sobre la tierra la
mera felicidad humana, tanto que sean de naturaleza material o fruto de servicios o prestaciones
humanas.
* Los bines eclesiásticos: por bienes eclesiásticos se entienden todos los bienes temporales que
pertenecen a la Iglesia universal, a la Santa Sede y a las personas jurídicas públicas eclesiásticas (cfr.
c. 301), c. 1257).

* Clases de bienes: en el Código vienen mencionados bines móviles, inmóviles, culturales, derechos y
acciones personales y reales. Pero el código no da ni una definición, ni clasificación de los mismos; sin
embargo dado que en el c. 1290 señalando los modos de adquisición de los bienes temporales, se
menciona el derecho natural y el derecho positivo (del estado) y que en materia de contratos el Derecho
canónico sustancialmente canoniza la legislación civil (1290), se puede deducir que en relación a la
definición y clasificación de los bienes el Derecho Canónico adopta cuanto ha establecido la ley civil;
por tal motivo, presentemos el tradicional esquema de clasificación:
* Bienes sagrados: se entiende por bienes sagrados aquellos bienes inmóviles o móviles destinados
mediante una bendición o consagración al culto divino a la sepultura de los fieles, y que son colocados
en una especial posición jurídico- canónica. Ahora, esta consagración puede perderse por un decreto
del Ordinario o por la destrucción. Estos objetos sagrados pueden ser objeto de compraventa, de
donación o de otro contrato (cc. 1171, 1269).

* Los bienes preciosos: son aquellos que tienen un valor importante en razón de su antigüedad, por
razón artística, histórica, o también en razón del culto o de la materia de la cual están hechos. Aquí
tratamos de los bienes eclesiásticos que pertenecen a las personas jurídicas públicas eclesiásticas.
Para determinar si un bien es precioso o no nos debemos atener a cuanto ha establecido la
Conferencia Episcopal (cfr. c. 1292) y a los criterios establecidos por la normativa estatal (cc. 638 3,
1189, 1220 2, 1270, 1283 n 2).

* Bienes culturales: son una clase de bienes muy similares a los bienes preciosos, que son de gran
relevancia para la legislación civil, en cuanto el Estado se atribuye la tutela del patrimonio cultural de la
nación; también para la Iglesia son de gran importancia estos bienes, aunque no son objeto directo de
la Iglesia y el Código no habla de ellos, si son objeto d e contrato o de concordato entre la Iglesia y el
Estado (cc. 1283 n 2).
Administración ordinaria: Se refiere más a la conservación y defensa, también judicial, de los bienes;
a recoger el fruto producido por los bienes. Administración ordinaria es el acto normal a través del cual
se modifican, se alienan y se adquieren los bienes sin que el administrador necesite la intervención de
la autoridad o de otros organismos para realizar esa tarea. El Código no da propiamente una definición
de administración ordinaria, pero viene dado un elenco de los actos de administración ordinaria y da en
la práctica criterios para una determinación. En el c. 1284 se enumeran una serie de actos del
administrador que aparecen como tareas cotidianas, sin que ningún otro deba intervenir (administración
ordinaria) a diferencia de otros actos para cuya ejecución los cánones exigen la intervención de algún
otro; en este sentido vemos que hay actos que sobre pasan los fines y modos de la administración
ordinaria, c. 1281 §§1 y 2.
*Administración extraordinaria: Actos de administración extraordinaria serán a nuestro juicio aquellos
que según el derecho no pueden ser validamente realizados por el legítimo administrador sin la
intervención del superior ejecutivo y de los órganos particulares de control; justamente esta
circunstancia será la que indica que el acto supera el “fin y el modo” de la administración ordinaria. Si
un administrador para un acto necesita de la intervención del superior eso indica que la realización del
acto en cuestión excede sus atribuciones o competencias ordinarias, al mismo tiempo se trata de un
acto de fuera de lo ordinario.
Ejemplo de administración extraordinaria:
- La alienación, adquisición o la permuta de bienes inmóviles.
- La alienación o adquisición de bienes móviles de valor relevante.
- La alienación o adquisición de bienes móviles que constituyen el patrimonio estable.
- La venta de cosas sagradas. Construcción de edificios. La hipoteca de bienes inmóviles.

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