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Incapacidad para el consenso (c.

1095)
El canon 1095 trata de unos de los presupuestos básicos y esenciales para poder prestar el consentimiento
matrimonial: capacidad natural de los esposos. El canon tipifica tres figuras como incapacidad de la persona para
con sentir en el matrimonio, y no como impedimentos matrimoniales. Pues, los impedimentos matrimoniales, como
ya hemos visto, son leyes inhabilitantes y configuran la capacidad jurídica o habilidad de la persona; de tal manera
que, el c. 1095 se sitúa en el campo de la capacidad natural o, simplemente, de la capacidad: es decir, el conjunto
de condiciones que se requieren previamente no por decisión del legislador sino por la propia naturaleza del
negocio jurídico que se pretende realizar. Plantea el c. 1095 tres presupuestos de incapacidad que se podrían
simplificar en: defecto al conocer (c.1095,1), decidir (c. 1095,2), y realizar (c. 1095,3).

Carencia de suficiente uso de razón (1095,§1)


Esta es una de las hipótesis más grave de incapacidad, pues falta un elemento esencial que afecta principalmente el
terreno del entendimiento como es el suficiente uso de razón para cumplir un acto importante como es el
matrimonio; en efecto, el uso de razón constituye el primer requisito para que el acto de consentir sea realmente
un acto humano, personal y voluntario, sin el cual el sujeto, en el momento de prestar el consenso no tiene aquella
guía racional y voluntaria de sus actos fruto de la armónica operación de las facultades intelectivas y votivas.
La legislación canónica, como los restantes ordenamientos jurídicos, consideran el suficiente uso de razón como
parte esencial del acto humano y lo exige como presupuesto para poder actuar jurídicamente: cfr. cc. 99; 124,§1;
171,§1; 187; 852, §2; 889,§2; 1004,§1; 1041,§1 y otros... No todos los cánones usan la misma terminología, se
habla de uso de razón, de amnesia, de mentis morbus, de mentes débiles; pero la diversidad terminológica hace
referencia a una idea: la necesidad de que la esfera cognoscitiva de la persona, su capacidad de conoce-entender
la realidad exterior al hombre, desglosada en tres fases sucesivas: aprehensión de la cosa, reflexión sobre la
misma y juicio que se emite, esté en perfecto estado.

El c. 1095 §1 comprende a su vez tres hipótesis: a) aquellos que están habitualmente privados de uso de razón por
un grave disturbio mental habitual; b) aquellos que en el momento de dar el consenso son actualmente privados del
uso de razón por una perturbación momentánea de la facultad mental (drogadicción, embriaguez, lesiones
cerebrales); c) aquellos que poseyendo un cierto uso de razón no racionan un nivel suficiente en relación a la
importancia y a la gravedad del matrimonio.

Grave defecto de discreción de juicio (c. 1095 §2)


Acentúa el c. 1095 en el parágrafo 2 que no basta el suficiente uso de razón para comprender la naturaleza y las
consecuencias del acto, pues se requiere además una discreción de juicio o madurez personal por medio de la cual
los contrayentes estén en grado de comprender, ponderar, valorar y juzgar críticamente eso que libremente
escogen. La discreción de juicio es una actividad más propia de la esfera práctica y volitiva; se trata entonces del
conocimiento del objeto del matrimonio, que consta de derechos y deberes. La doctrina y la jurisprudencia
evidencian tres elementos que pertenecen a la discreción de juicio: a) una recta capacidad cognoscitiva
(conocimiento del objeto del consentimiento, esto es el matrimonio), b) una adecuada capacidad crítica (juicio
práctico; analizar el ahora y el futuro de toda la vida; los pro y los contra), c) la libre elección de la voluntad como
elemento necesario ( capacidad estimativa). Esta discreción de juicio que exige el canon en el parágrafo 2 no se
refiere a que se tenga un conocimiento perfecto del presente y del futuro del matrimonio; a lo que se refiere es a un
grado suficiente de discernimiento relativo al objeto del matrimonio y al conjunto de responsabilidades que lo
identifican respecto a otros estados de vida.

Incapacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causas de naturaleza psicológica (c.
1095 §3)
Este tercer parágrafo del 1095 nos aclara que el consentimiento no puede ser solamente un acto del intelecto y de la
voluntad, sino que debe proyectarse sobre el objeto matrimonial, porque en caso contrario sería un acto privado del
contenido propio y específico. En este tercer parágrafo no se trata de una imposibilidad de dar el consenso ( o de
la formación del consenso), ni tampoco del defecto de conocimiento o de voluntad, se trata es de la inexistencia
del objeto del pacto; de tal manera que aquí el consentimiento prestado es suficiente pero ineficaz porque carece
de su objeto propio.

El texto al afirmar que se trata de la incapacidad de asumir, con esto indica que la incapacidad que hace nulo el
matrimonio existe ya en el momento de emitir el consenso; en este sentido se trata de incapacidad antecedente al
matrimonio y que continúa en el momento de dar el consentimiento. Asumir obligaciones esenciales: se trata de
las obligaciones jurídicas que surgen del propio vínculo conyugal en relación a todo lo que es esencial al
matrimonio (la jurisprudencia ha hablado de lo esencial al matrimonio: sus fines y sus propiedades).

Ahora, la causa de la cual procede la incapacidad, según el legislador, es de natura psíquica, es decir radicadas en
anomalías mentales, trastornos de la esfera psico-sexual, anomalías psíquicas, inmadurez psicológica, disturbios
de personalidad que hacen imposible el cumplimiento de las obligaciones propias del matrimonio
(homosexualismo, travestismo, narcisismo).

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