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Del dicho al hecho…

Las ideologías de género que sustentan


las masculinidades hegemónicas*
Karina Sandoval Zapata**
Departamento de Sociología y Estudios de Género
Universidad FLACSO, Ecuador

Resumen: La masculinidad es una construcción


sociocultural cambiante y heterogénea en la que
intervienen significativamente el contexto, la cultura, la
clase, la etnia, la edad, la familia, la escuela, los medios
de comunicación, la política, entre otras. Sin embargo,
existe una expresión dominante de masculinidad en
Occidente, que se funda en la idea de que los hombres
son violentos, hipersexuales y superiores a las mujeres.
El presente artículo analiza los núcleos que constituyen
dicha masculinidad, siendo aspectos como la negación
de emociones, sus efectos en la salud mental de los
hombres, la hipersexualidad masculina y la violencia
contra las mujeres, el rol proveedor económico y el lugar
de los hombres en las actividades del cuidado.
Palabras clave: Masculinidad hegemónica, ideologías de
género, hipersexualidad, homofobia, heteronormatividad

Easier Said than Done. Gender Ideologies


Underpinning Hegemonic Masculinities
Abstract: Masculinity is a changing and diverse socio-
culture construction and heterogeneous in which the
context, culture, class, ethnicity, age, family, school, El presente texto hace parte de una investigación
media, politics, among others aspects are involved que se inscribe dentro de los estudios de masculini-
significantly. However, there is a dominant expression
of masculinity in the West that is based on the idea that
dades, y por tanto, dentro de los estudios de género,
men are violent, hyper sexual and superior to women. pues los primeros surgen en diálogo con los dife-
The present article analyzes the core that comprised such rentes avances y discusiones dadas por las teorías
masculinity, being aspects like the denial of emotions, feministas para la comprensión del sujeto mascu-
their effects on the mental health of men, the male hyper lino, y para visibilizar a los varones como actores
sexuality and violence against women, the economic dotados de género; aunque también, en ocasiones,
provider role and the place of men in care activities..
Key Words: Hegemonic masculinity, gender ideologies,
se plantean en oposición a ellos (Viveros, 2007, p.
hypersexuality, homophobia, heteronormativity 33; Gomáriz, 1997, p.17). En dicha investigación,

*El presente trabajo recoge los resultados de la investigación realizada para la tesis de Maestría en Ciencias Sociales de FLACSO-Ecuador,
titulada “¿Son todos los hombres iguales? Una mirada al proceso de construcción de las masculinidades hegemónicas en Quito”, llevada a cabo
entre enero 2012 y septiembre 2013. Recibido el 1 de mayo, aprobado el 3 de junio de 2014.
**Historiadora Universidad del Valle, maestra en Ciencias Sociales con mención en Género y Desarrollo, FLACSO-Ecuador. Autora del
artículo “¿Comunidades de Paz en medio de la Guerra?” Revista Virtual Anacrónica, Universidad del Valle, Cali. 2006.  http://anacronica.univalle.
edu.co/pagina_nueva_7.htm. Correo electrónico: angelitosempantanados@hotmail.com

La manzana de la discordia, Julio-diciembre, 2014 Vol. 9, No. 2: 57-73


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indagué sobre cuáles han sido los cambios y con- actuales (Nash, 1988), existe un modelo dominante
tinuidades en los discursos y prácticas cotidianas de de masculinidad, al que se ha llamado masculinidad
la masculinidad, en dos generaciones de hombres de hegemónica, entendida como el modelo que cada
la ciudad de Quito, para identificar sobre qué tipo cultura construye en torno a la identidad masculina
de ideologías de género se levantan los actuales dis- y en el cual, casi que de modo universal, se presenta
cursos sobre masculinidad, los cambios y las resis- al hombre como detentor del poder (Kaufmann,
tencias. El abordaje teórico apuntó a evidenciar as- 1997, p.127; Connell, 1997, p.37), “superior”,
pectos de la masculinidad considerada hegemónica, que puede discriminar y subordinar a la mujer y a
que puedan demostrar, por un lado, su rigidez como otros hombres considerados diferentes. Enunciar la
ideal masculino, así como las tensiones, las rupturas existencia de una masculinidad hegemónica definida
y los posibles cambios en la construcción de dichas como “la configuración de práctica genérica que
masculinidades. encarna la respuesta corrientemente aceptada al
La investigación partió del supuesto de que la problema de la legitimidad del patriarcado, la que
masculinidad es una construcción sociocultural garantiza (o se toma para garantizar) la posición
determinada por las relaciones de poder y las dominante de los hombres y la subordinación de las
situaciones estructurales e históricas en las que mujeres” (Connell, 1997, p. 39) –también llamada
viven hombres y mujeres, y que ésta ha entrado modelo de masculinidad tradicional-, es entender
en un proceso de transición generado durante las que no sólo es dominante, sino también, aceptada
últimas décadas por el creciente ingreso de las en diferentes grados, tanto por hombres como por
mujeres a la esfera “pública” y también, debido a mujeres (Abarca, 2000, p.3).
que algunos hombres han empezado a reivindicar Por otra parte, el concepto de masculinidad
su participación en espacios considerados privados, hegemónica ha estado sujeto a críticas crecientes,
como la vida doméstica y la crianza. Para el análisis dado que se considera que éste puede estar reafirmando
se tuvo presente la relación entre las variables de ciertas ideas que han caracterizado el abordaje de
género y edad, y la vigencia e influencia de un la masculinidad, como la naturalización de una
imaginario específico sobre un tipo de masculinidad forma de ser hombre, vinculada a características
hegemónica como única, válida, y normal. como la heteronormatividad o heterosexualidad
En este artículo analizo las ideologías de género obligatoria como una identidad sexual y política
sobre las cuales se levantan los actuales discursos dominante (Rich, 1999, p. 7-8; Butler, [1990] 2007;
sobre masculinidad tanto en hombres como en Warner, 1991), la hipersexualización, la agresión, la
mujeres y las principales tensiones que dichas tendencia a la violencia sexual, la dominación, el
ideologías generan a nivel personal en la vida de los desapego emocional, y claro, la función productiva-
hombres y en las relaciones de género. proveedora de los hombres, ya que ésta es una de
las fuentes principales de reconocimiento social,
El concepto de masculinidad hegemónica al tiempo que la identidad masculina está marcada
Cuando hablamos de masculinidad aludimos a frente al otro género por la función proveedora,
un concepto que describe el conjunto de atributos, lo cual conduce a la problemática del poder como
valores, funciones y conductas que se suponen fuente de la identidad masculina (Fuller, 1997, p.
esenciales al hombre en una cultura determinada, 142-143; Badinter, 1993, p. 214).
aunque no haya una sola manera de definirla Partiendo de esta base, algunos analistas y
y se le atribuyan diferentes características a la expertos en estudios sobre masculinidades han
persona que se considera masculina dependiendo examinado varios aspectos que funcionan como
del enfoque que se tenga1. Dentro de la jerarquía espacios o características en las cuales se fundamenta
de género que caracteriza a muchas sociedades la construcción de la identidad de género de los
1
Mara Viveros (2006), presenta un detallado recuento de algunas hombres, y que son determinantes. Para Fuller
de las definiciones más significativas que se han producido de la
masculinidad y que han realizado autores como Connell (1997),
por ejemplo, existen tres configuraciones que
Gutmann (2000) y Kimmel (1994). contienen las representaciones de masculinidad de
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los hombres: la natural, refiriéndose a los órganos como otras conductas de riesgo (De Keijzer, 1997)
sexuales y a la fuerza física; la doméstica, que se o temerarias, se conviertan en el indicador más evi-
refiere a la familia y la paternidad; y, la exterior dente de virilidad.
que hace alusión a lo público y la calle (1997, pp. A este respecto, es importante evidenciar que este
140-144). Connell, quien acuñó el concepto de modelo tradicional de masculinidad, es visto como
masculinidad hegemónica, resalta la existencia modelo de “normalidad” que no sólo legitima una
de prácticas y relaciones que constituyen los idea de hipersexualidad masculina (Fuller, 1995;
patrones de masculinidad imperantes actualmente 2012), sino que deriva en la mayor vinculación de
en Occidente: la hegemonía, con la cual resalta la los hombres a situaciones como la violencia sexual
posición aceptada de dominio de los hombres y la y de género, junto a otras conductas de riesgo como
subordinación de las mujeres; la subordinación, la criminalidad, la competencia y la incorporación
que se refiere a la opresión entre grupos de de conductas violentas y de riesgo en aspectos
hombres; y la complicidad, que implica un cierto diversos que presentan notables diferencias con el
dividendo patriarcal, o sistema de ventajas que patrón femenino. El concepto de factor de riesgo
hace que los hombres guarden silencio y cooperen es utilizado por Benno de Keijzer (1997), para
en la subordinación de las mujeres (1997, p. 39- describir y analizar los costos y las consecuencias
41). Por su parte Gomáriz, plantea la existencia de una socialización masculina que predispone
de unos núcleos básicos de la masculinidad entre a ciertos tipos de causa de muerte en Veracruz
los cuales estaría el trabajo o estudio, en primer y el resto de México. Estos costos los plantea en
lugar –función proveedora-, la familia –función relación a algunos aspectos de la salud masculina:
protectora-, la paternidad, la vida en pareja y la la esperanza de vida, varias de las principales causas
vida social y religiosa. Además, este autor resalta la de mortalidad en la edad productiva y las formas en
importancia de la institución familiar como fuente y que los hombres desarrollan (o no) el autocuidado.
espacio privilegiado de la masculinidad, justamente Kimmel (1997) también plantea que los hombres
por el desempeño en ella, de la función proveedora- se exponen a grandes riesgos para probar su
protectora de los hombres (1997, p. 36-37). condición de hombres, con la salud, en los lugares
Otros autores, en cambio, resaltan dos mani- de trabajo, y con enfermedades tensionales (p. 59).
festaciones como núcleos constitutivos de la cons- A su vez, Bonino (1999), evidencia la existencia
trucción de la masculinidad tradicional o hegemó- en el ámbito de la salud mental, de un referente
nica. La homofobia es para Guasch, el dispositivo masculino “como paradigma de normalidad, salud,
de control social que marca los límites de género madurez y autonomía”, por lo que se pregunta,
prescritos a los hombres y que estigmatiza a quienes cuando se ubica a los varones y a la masculinidad
no los alcanzan y también a quienes los quiebran. en el lugar del modelo, del ideal, de la normalidad,
(2008, p. 34-35). En tanto que para Kimmel (1997), “¿De qué normalidad se habla? ¿La de los sujetos
la masculinidad se basa en reglas como el repudio a que son los que tienen los problemas psicosociales
la madre –es decir a todo lo femenino-, la necesidad de más relevancia en la Salud Pública (mucho más
de poder, y la agresividad como forma de expresión frecuentemente que las mujeres): alcoholismo,
válida, llevan a lo que llama la validación homoso- drogodependencias, suicidios, y los relacionados con
cial, es decir que se está bajo la validación y escruti- el estilo de vida (cánceres, Sida, infartos, accidentes
nio constante de otros hombres, y también conlleva y muertes por violencia)?” (Bonino,1999, p. 1).
a la homofobia ante el riesgo de manifestaciones
propias y ajenas de cualidades consideradas feme- ¿Masculinidad o masculinidades?
ninas; estas restricciones se convierten en fuente de En toda la literatura revisada, se acepta que
dolor, temor y vergüenza entre los hombres, lo que las masculinidades tienen un carácter no natural
los conduce, por ejemplo, al silencio frente a los ac- y cambiante. En consonancia con este carácter
tos de violencia que se ejercen en contra de mino- múltiple, se habla hoy, además de masculinidades
rías o mujeres. De ahí que también la violencia, así hegemónicas, de masculinidades subordinadas
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(Kaufmann, 1997, p. 125), negras, homosexuales, sexuales, modelos de práctica masculina, que harían
marginales (Connell 1997, p. 80-84; Urrea, inútil el estudio de una masculinidad estandarizada
1998, p. 2), disidentes (Gutmann y Lutz, 2009) (Gomáriz, 1997, p. 26).
y alternativas, que son el correlato implícito del Sin embargo, Gomáriz pone énfasis en la
concepto de masculinidad hegemónica, por la cual comodidad que implica abandonarse a la idea de que
las demás formas de ser hombre se consideran existe una variedad de masculinidades, y resalta en
alternativas o diferentes, en todo caso inferiores. cambio, la importancia de entender y reconocer con
Aresti (2010), también habla de masculinidad propiedad los núcleos básicos de la masculinidad,
moderna, haciendo alusión al abandono de ideales ya mencionados arriba, los cuales relaciona
de corte caballeresco, la construcción de una nueva directamente con la existencia casi generalizada
respetabilidad masculina obrera y burguesa, la en América y Europa, de un capitalismo patriarcal
importancia del trabajo, del valor moralizante del (1997, pp. 28-30). De manera similar, Connell
hogar, del autocontrol, entre otros elementos de plantea que al darse una mera aceptación de que
ruptura hacia la modernidad (24). Recientemente existen múltiples masculinidades, se arriesga a caer
apareció una columna en la que Jaclyn Friedman en un tipo de simplificación exagerada que no da
(2013), habla de la existencia de masculinidades cuenta de aspectos más complejos, y en cambio,
tóxicas, basada en la idea de repudio a todo lo que evidencia la necesidad de entender la relación entre
se considere femenino, al dominio de las mujeres – las mismas y las diferencias que operan internamente
misoginia-, adicción al sexo y, en la que los hombres frente a las variables de raza y clase (1997, p. 39).
son meras máquinas de violencia, con alergias a la Al mismo tiempo, es parte del objetivo
ternura, la alegría y la vulnerabilidad, pero más que perseguido por los estudios de las masculinidades
nada, alusiva a la violencia sexual y a los alarmantes el evidenciar que los hombres también son objeto
y crecientes casos de violaciones que algunos de discriminaciones, ya que la masculinidad
hombres ejercen en contra de mujeres en todo el hegemónica implica un estatus adquirido y no
mundo. Llama la atención que esta autora resalta transmisible, en la que ciertos grupos de pares
cómo esta forma de masculinidad tóxica, se expresa se auto-atribuyen un estatus y un rango superior
en contra también de los hombres, porque muchas que niegan a los demás empleando para ello la
violaciones que les suceden a éstos, son cometidas homofobia (Guash, 2008, pp. 34-35), y que el
por otros hombres con la intención de “feminizar”, sistema de privilegios y poder con base en el que
es decir, de ejercer humillación y dominio en la han elaborado tradicionalmente su identidad, es a
víctima (Friedman, 2013). su vez un sistema que les ha alienado, provocado
Ahora bien, en torno al reconocimiento entre dolor (Kaufmann, 1997, p. 123) y una sensación de
los estudiosos de las masculinidades de que existen incompletud e inseguridad (Badinter, 1993, p. 220).
varias formas de expresión de la masculinidad, De Keijzer (2001) plantea que esas aparentemente
encontramos dos tendencias. Una tendencia pone claras ventajas para el varón, con el tiempo y su
el acento en subrayar el peso de la diferencia rigidización, pueden ir transformándose en un costo
entre espacios culturales diferentes, aceptando para su salud, la de las mujeres y otros hombres
que se hable de masculinidad (singular) en cada (p. 138). Además, muchos reivindican formas
espacio cultural: la masculinidad en Estados alternativas de ser hombre y plantean la existencia
Unidos, la masculinidad en Brasil… puesto que de cambios de esa masculinidad hegemónica
no puede hablarse en singular al interior de ningún tradicional en la actualidad (Badinter, 1993, p.
espacio cultural e incluso de ninguna formación 32; Gutmann, 2000; Olavarría, 2003, 2004, 2005;
social concreta. Siempre hay que hablar en plural Guasch, 2008; Kaufmann, 1997, Fuller, 1997).
(masculinidades) si no quiere desconocerse la Finalmente, otro aspecto relevante para
diversidad de formas de practicar la masculinidad entender la construcción de las masculinidades,
que existe en cada formación social. Esta diversidad de acuerdo con Connell, es la consideración de “la
tiene varias fuentes, culturas locales, preferencias masculinidad como un asunto de contraposición
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con la feminidad y exclusivamente de los hombres, de los hombres con los demás, sino que crea
ya que al definir de esta manera a la masculinidad se dificultades emocionales en la vida de los varones.
descartan situaciones en las que las mujeres pueden Al respecto nos dice:
ser masculinas y algunos hombres femeninos”
(Connell, 1997, p. 109-11). Como varones, se supone que somos indepen-
dientes y autosuficientes. No tenemos necesidades
emocionales propias porque hemos aprendido a
Ideologías tradicionales de género que sustentan
considerarlas señales de debilidad. Solamente los
la masculinidad hegemónica “otros” tienen esas necesidades y, de ese modo,
Después de este breve recorrido por los demuestran que son inferiores. (Seidler, 1992, pp.
matices que deben tenerse en cuenta al hablar de 87-88)
masculinidad hegemónica, doy paso al análisis de
las ideologías de género que sustentan esta forma de Este proceso de aprendizaje se da entonces, a
masculinidad y que se mantienen significativamente partir de la socialización temprana de los niños,
vigentes en el imaginario de hombres y mujeres en la que se moldea su identidad como futuros
como marcadores de masculinidad o virilidad. hombres y se da a través de mandatos culturales
muy aceptados, evidentes en frases habituales
La negación de las emociones y el uso de la fuerza alrededor de que éstos no deben llorar, que si se
como válida en los hombres es un hombrecito de verdad no se queja, y cuando
Dos de las ideologías características de la este tipo de comportamientos aparecen en el niño
masculinidad hegemónica son justamente la varón, inmediatamente algún miembro bien sea
negación de las emociones y la natural tendencia a de su familia, de su escuela o grupo de pares, le
la violencia como algo válido en los hombres. La hará recordar que se comporta como niña, gallina,
primera, es enseñada y aprendida desde temprana mariquita, entre otros calificativos que señalan
edad por los hombres, es la que sostiene que éstos negativamente la expresión de dichos sentimientos.
son por naturaleza rudos, fuertes y que por tanto, Esta socialización temprana que promueve
no lloran, ni expresan miedo u otras emociones la exagerada agresividad e intransigencia en las
consideradas muestras de debilidad y propias del relaciones interpersonales hombre a hombre,
sujeto femenino. Como veremos en este análisis, que justifica y exige la fuerza física, sin temor ni
esta idea arraigada que sanciona negativamente la miedo a ninguna situación, lleva a los hombres a
expresión de emociones por parte de los hombres una relación con sus pares basada en la necesidad
y los predispone a situaciones de violencia en de superioridad y reconocimiento jerárquico y a
contra de los demás o de sí mismos, afecta varias la arrogancia y agresión sexual en relación con las
dimensiones de su vida como son su construcción mujeres (Badinter, 1993, p. 214).
identitaria, ya que los hace estar desconectados de La represión u ocultamiento de las emociones
sí, de sus sentimientos, su salud mental, ya que los culturalmente determinada, emociones que hoy
predispone a la violencia de género y, por último, sabemos propias de todo ser humano independiente
la relación de pareja, ya que en ese escenario más de su género, les han implicado a los hombres
íntimo y de cercanía muchos hombres no saben cercenar una parte importante de su identidad, su
cómo manejar ni sus emociones ni las de su pareja, sensibilidad humana. La base de la consecución
generando conflictos y rupturas. de la identidad masculina hegemónica estaría
Para Seidler (1992), la negación de sentimientos mediada entonces, por la ruptura con la sensibilidad
surge de la identificación entre masculinidad y el compartir afectivo que le significa al niño el
dominante y razón, por ende de superioridad mundo materno, el femenino y el homosexual,
masculina, que pone las emociones fuera del marco de los cuales se debe alejar. Todo esto ha llevado
del yo, como cosas que vienen de afuera y de las a que la homofobia y la misoginia, jueguen un
cuales es por tanto, imposible responsabilizarse. papel importante en la construcción genérica
Esta idea no sólo crea problemas en las relaciones masculina tradicional y cabe decir, predominante.
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imperativos que definen la masculinidad”. Estos


La homofobia, como el odio a las cualidades
cuatro imperativos serían para estos psicólogos las
femeninas en el hombre, y la misoginia, como odio
matrices de la masculinidad y sus ideales/mandatos
a las cualidades femeninas en la mujer, son dos
derivados de posiciones dicotómicas y antagónicas
caras de la misma moneda (Badinter, 1993, p. 192).
en el ideal de sujeto masculino.
De acuerdo con Badinter (1993), esta represión
Retomo dos de los cuatro imperativos
de emociones en la sociedad Occidental, está
propuestos por estos autores, ya que encajan muy
presente desde la relación primera con la madre
bien con la idea de que los hombres no deben
y constituye una dificultad en la construcción de
expresar emociones. Primero, “no tener nada de
la identidad masculina, pues toda sensación, todo
mujer” pues ser varón supone no tener ninguna
temor, cualquier debilidad propia del ser humano, le
de las características que la cultura atribuye a las
significaría al hombre ser juzgado como afeminado,
mujeres, que se viven como inferiores (ser para
puesto que se ha naturalizado la idea del hombre
otros, pasividad, vulnerabilidad, emocionalidad,
más relacionado con la violencia, la lejanía, el
dulzura, cuidado hacia los otros). Segundo, “ser un
silencio, la dominación, entre otras características
varón duro” puesto que “la masculinidad se sostiene
que se oponen a los paradigmas que rigen el mundo
en la capacidad de sentirse calmo e impasible, ser
femenino:
autoconfiado, resistente y autosuficiente ocultando
La identidad masculina se asocia al hecho de (se) sus emociones ¡Los varones no lloran!, ¡no
poseer, tomar, penetrar, dominar, y afirmarse, si necesitas de nadie! o ¡el cuerpo aguanta! derivan de
es necesario, por la fuerza…Luego de la diso- este imperativo” (citados por Bonino, 1999, p. 4).
ciación con la madre (yo no soy su bebé), de la La salud mental y física de los hombres, es
distinción radical con el sexo femenino (yo no soy observable de acuerdo con Seidler 1992); Bonino
una niña), el joven debe probar (se) que no es un
(1999); y De Keijzer (1997), en las cifras de muerte
homosexual, y por lo tanto que no aspira a desear a
otros hombres ni a ser deseado por ellos. (Badinter, de hombres, sobre todo por conductas temerarias y
1993, p. 165) causas violentas como accidentes y, luego, suicidios
y homicidios, en las adicciones, en especial el
Ya en el campo de la salud mental, es evidente alcoholismo, y en la ausencia de los hombres en
que el resultado de la represión de emociones en los espacios de salud. A este respecto, nos dicen
los hombres lleva a que éstos asuman conductas Olavarría y Valdés:
y comportamientos agresivos que pueden dañar a
otros y a ellos mismos. Luis Bonino, en su trabajo Los hombres, en general, no hablan de sus proble-
mas de salud, porque constituiría una demostración
Varones, género y salud mental (1999), plantea la
de debilidad, de feminización frente a los otros y
mayor vinculación de los hombres a conductas de otras. Ello denota una feminización de la noción
riesgo, en la que se desarrollan de cuidado de la salud. La imagen que tienen los
hombres de los servicios de salud, según un estudio
actitudes en los que hay una identificación infatua- reciente, es que éstos son para ancianos, mujeres,
da y exhibicionista con valores masculinos, que se niños o para enfermos. Y los varones consideran
ostentan a través de comportamientos exagerada- que no caen en ninguna de esas categorías, por lo
mente “masculinos”, tales como despliegues de tanto, les son ajenos. (1998, p. 271)
fuerza, riesgo o agresividad, exceso en consumo
de alcohol o drogas, hiperautosuficiencia, la hiper- Por otro lado, existen algunas emociones
sexuación o no respetar reglas… A veces conducen
particularmente asociadas al temperamento de los
a abusos, aunque no sea su objetivo específico.
(Bonino, 1999, p. 6) hombres, que han sido directamente relacionadas
con el incremento del riesgo de violencia en la pareja.
En este mismo trabajo Bonino cita a los Berkowitz (1993, 2000 citado por De Keijzer, 2001)
psicólogos norteamericanos -Brannon y David- ha sugerido que el afecto negativo (mal humor,
quienes enunciaron lo que llamaron “los cuatro desprecio, irritabilidad, ansiedad o ira) puede servir
Del dicho al hecho… las ideologías de género que sustentan las masculinidades hegemónicas 63

como motivador del conflicto y la agresión. A partir en los conflictos de pareja, que las mujeres expresan
de evidencia empírica en trabajos de talleres con “emociones no poderosas “que indican sumisión
hombres, Benno de Keijzer ha encontrado que: (docilidad), como culpa, tristeza, vergüenza o mie-
do, en tanto que los hombres, pese a ser considerados
La negación de emociones consideradas ―feme- de manera general como menos emocionales que
ninas como la tristeza, el miedo, el dolor y hasta la las mujeres, se les atribuye en mayor medida emo-
ternura, y la legitimación de otras, como el enojo y
ciones que indican dominancia, llamadas “emocio-
la alegría, son resultado de la especialización tem-
prana de afectos a la que se ven sometidos el niño nes poderosas” como ira, disgusto o desprecio. De
y el varón joven. Esto se introyecta como parte del acuerdo con su investigación, lo que en un principio
aprendizaje del poder y se refuerza constantemente se consideró podían ser meras emociones estereoti-
a través de redes sociales, instituciones y medios padas de género y socialmente atribuidas a hombres
de comunicación… el mecanismo por medio del y mujeres, terminó siendo una situación real en las
cual convierten o cubren estos sentimientos deva-
parejas investigadas.
luados con el enojo, frecuentemente asociado a la
violencia. La frontera entre el enojo y la violencia Como sabemos, los conflictos son inherentes en
suele ser muy permeable o hasta inexistente para cualquier tipo de relación interpersonal, pero en la
muchos hombres. (2010, p. 44) especificidad genérica de la que me ocupo en esta
investigación, se debe tener en cuenta también que
De acuerdo con los autores mencionados antes, estas emociones no responden a predisposiciones
tanto las conductas de riesgo, la violencia y las de tipo biológico, ni en hombres ni en mujeres,
adicciones, por ejemplo, son respuestas o conductas sino, como lo han demostrado diferentes autoras
que encubren emociones como temor e inseguridad feministas, responden a procesos culturales, so-
por parte de los hombres, ante la constante presión ciales y políticos. De Beauvoir por ejemplo, en su
de tener que demostrar su hombría o virilidad ante emblemática obra El Segundo Sexo (1999 [1949]),
los demás. evidencia cómo las instituciones, la educación, las
En este sentido, Kaufmann nos plantea que los formas de socialización, la asignación de roles en
hombres deben mantener una coraza dura, proveer lo productivo y en lo social, han confluido de mane-
y lograr objetivos para adquirir una masculinidad ra sistemática en la creación de un sujeto femenino
hegemónica. Nos dice además, que el precio dependiente, temeroso, poco seguro de sí mismo,
del poder masculino es justamente el tener que ligado a la inmanencia por su situación biológica
suprimir toda una gama de emociones, necesidades como reproductora y, presa, por más que adquiera
y posibilidades, tales como el placer de cuidar de la autonomía económica, de una feminidad artifi-
otros, la receptividad, la empatía y la compasión, cialmente construida, impuesta desde afuera, y que
experimentadas como inconsistentes con el poder le genera permanentes tensiones entre sus intereses
masculino, llevando a que se pierda también la profesionales y las preocupaciones de su vocación
capacidad de autocuidado. De acuerdo con este sexual. En el caso de los hombres, este proceso se
autor, por más que se supriman estas emociones, da de manera similar pero en aras de construirlo en
ellas no desaparecen, lo que hacen en un contexto torno a una idea de superioridad y autosuficiencia
social y cultural en el que la ira es la única emoción que los pone por sobre las mujeres. Sin embargo,
válida para los hombres, es convertirse en ira y a lo largo de la historia las mujeres han ido dando
manifestarse en dos formas, agresividad hacia pasos firmes en la deconstrucción de ese modelo de
las mujeres y hacia otros hombres considerados mujer frágil, se han empoderado y han asumido su
inferiores como homosexuales o negros; o en forma actoría en diferentes ámbitos, evidenciando que es
de agresividad contra sí mismos, como auto-odio, posible la ruptura con esos patrones aparentemente
auto-desprecio, enfermedad física, inseguridad o normales. Como son comportamientos aprendidos,
adicción (Kaufman, 1997, pp. 131-133). tanto la represión de las emociones como la violen-
Valor-Segura, Expósito y Moya (2010) sugieren cia son conductas deconstruibles, transformables y
en su investigación sobre las diferencias de género muchos hombres ya han iniciado procesos perso-
64 Karina Sandoval Zapata

nales o colectivos en pos de transformar ese ideal situación biológica como reproductora. Para Sherry
dominante, para explorar y decidir por sí mismos el Ortner (1979), la asignación de un status inferior a
tipo emociones que como hombres pueden y quie- las mujeres por su supuesta cercanía a la naturaleza,
ren permitirse sentir. constituye un hecho universal, pancultural, que sólo
adquiere significado dentro del entramado cultural
El trabajo en la vida de los hombres y el lugar de y el sistema de valores de la sociedad. Para ella tres
las mujeres en la sociedad elementos específicos ligan a la mujer como más
De acuerdo con diferentes estudios, son los cercana a la naturaleza; el cuerpo y las funciones
hombres los que más aceptan la idea de que de la mujer, los roles sociales y como resultado
la mujer debe estar en el hogar, dedicada a la de éstos, una estructura psíquica diferente, todos
familia, en tanto que las mujeres lo aceptan menos, considerados más cercanos a la naturaleza, que a la
evidenciando, por un lado, que los hombres siguen cultura, a la trascendencia.
viendo las actividades del cuidado y del hogar como Por su parte Karen Sacks (1979), quien hace una
responsabilidad de las mujeres, y por otro lado, que revisión del planteamiento Hegeliano acerca de la
las mujeres están menos dispuestas a negociar la relación entre la subordinación de la mujer con la
autonomía laboral y profesional que han logrado a aparición de la propiedad privada y la familia, esta
través del tiempo. subordinación no está universalmente presente en
Una de las ideologías centrales en la cual todas las sociedades, más bien responde a que en las
se fundamenta la masculinidad hegemónica sociedades clasistas se ha delegado a los hombres
occidental, es aquella sobre la mujer como un ser la producción de bienes de intercambio y éstos a su
inferior. La mujer es mujer en virtud de cierta falta vez, se han establecido como más valiosos que la
de cualidades, según Aristóteles… Santo Tomas producción de los bienes de uso a cargo de las mujeres.
decreta que la mujer es un “hombre fallido”, un ser Finalmente, tenemos el planteamiento de Michelle
“ocasional”. Eso es lo que simboliza la historia del Rosaldo (1979) [1972]), quien aborda la oposición
Génesis, donde Eva aparece como “extraída, según entre orientación doméstica (como naturaleza) y
frase de Bossuet, de un ‘hueso supernumerario’ de pública (como cultura) como una estructura necesaria
Adán” (De Beauvoir, 1999 [1949], p. 18). para examinar los roles masculinos y femeninos
Con estas frases de grandes representantes de una sociedad. Para ella, ésa diferenciación entre
de la filosofía clásica occidental y la referencia a lo doméstico y lo público así como su valoración
la historia bíblica citadas por De Beauvoir, queda desigual, también es una condición muy generalizada
perfectamente claro el status que ha tenido la mujer en las diferentes sociedades, pero admite situaciones
en Occidente a lo largo de la historia. La idea de de contexto que hacen de éste un fenómeno con
la mujer como un ser incompleto, irracional, características particulares. Esta autora resalta que
dependiente del hombre fue cuestionada por las de esa división de los ámbitos público y privado,
primeras teóricas feministas, como Simone de se generan en relaciones de poder a partir de la
Beauvoir (1999 [1949]), Sherry Ortner (1979), desigualdad y subordinación que genera la jerarquía
Karen Sacks (1979), y Michelle Zimbalist Rosaldo entre hombres y mujeres.
(1979) [1972]), entre otras, que intentaron explicar Con los planteamientos anteriores, se empieza a
el porqué de dicha subordinación más allá de evidenciar entonces el carácter histórico y cultural
argumentos biologicistas o religiosos. Como he de la configuración de los géneros, tanto femenino
mencionado líneas arriba, para De Beauvoir la como masculino. La separación de esferas y la
ubicación de la mujer como un segundo sexo inferior ubicación jerárquica de una sobre la otra, ha
al hombre, ha respondido a que las instituciones, desencadenado situaciones de oposición, tensión
la educación, las formas de socialización, la y violencia entre los géneros, pues la característica
asignación de roles en lo productivo y en lo social, más recurrente de la división de esferas es que las
han confluido de manera sistemática en la creación actividades más valoradas y las que tienen mayor
de un sujeto femenino dependiente, basándose en su prestigio las realizan generalmente los hombres.
Del dicho al hecho… las ideologías de género que sustentan las masculinidades hegemónicas 65

Es a partir de los cuestionamientos de las teóricas Para el modelo de masculinidad y paternidad do-
feministas de mediados del siglo XX que se hace minante, los hombres adultos se caracterizan entre
visible la participación de las mujeres y empiezan a otros aspectos, porque trabajan (remuneradamen-
aparecer en escenarios públicos y políticos, aspectos te), constituyen una familia, tienen hijos, son la
autoridad y los proveedores del hogar. En oposición
como la reproducción y la sexualidad femenina, la
a las mujeres que pertenecerían al ámbito de la
planificación familiar, las pautas de crianza de los casa, a la crianza de los hijos y serían protegidas y
hijos e hijas, no ya como asuntos privados de la mantenidas por sus maridos. (2001, p. 15)
vida de las mujeres, sino que atañen a la sociedad
y al Estado. De este modo aparece la que sería la Según Gomáriz (1997), esta función proveedora
consigna característica de las feministas de los 70s, les proporciona a los hombres no sólo una fuerte
“lo personal es político”, que ha sido una consigna vinculación de su identidad genérica con su quehacer
que ha tomado a lo largo de la historia diversas
profesional, sino que los pone en posiciones de
connotaciones, que van desde la afirmación de la
liderazgo, y nos remite a la problemática del poder
interrelación e influencia de una esfera en la otra,
como fuente en identidad masculina. De este modo,
hasta la propuesta de eliminar ambas esferas, por
el hombre se relaciona con la mujer ofreciéndole
considerar que esta división es una manera de
mantener subordinadas a las mujeres. los frutos de su desempeño profesional (no sólo
Con el auge del capitalismo liberal, esta separación material sino simbólico, de prestigio, etc.). Es decir,
se acentúa, ya que al separar la producción del la identidad masculina está marcada frente al otro
ámbito del hogar, las mujeres quedaron confinadas género por la función proveedora (Gomáriz, 1997,
a tareas de bajo status y totalmente apartadas de la pp. 35-36).
vida económica; de este modo se percibió como De acuerdo con Fuller (1997), las representacio-
normal “que la vida doméstica era irrelevante para la nes de masculinidad de los hombres peruanos de
teoría social y política o para las preocupaciones de clase media, están contenidas en tres diferentes con-
los hombres de negocios” (Pateman, 2009 [1996], figuraciones: la natural, la doméstica y la exterior,
p. 45). Pateman resalta que pese a que las mujeres (pública/calle). Esta última, estaría representada por
han ganado la ciudadanía y una relativa igualdad el trabajo y la política y es la configuración en la
legal ante los hombres, el argumento de que las cual se legitima la masculinidad.
mujeres son más cercanas a la naturaleza sigue
vigente y visible fácilmente en la responsabilización El trabajo es el eje fundamental de la identidad
que se hace de éstas por todo lo que ocurre en masculina adulta. Ingresar al mundo laboral signi-
el hogar o en el cuidado de los hijos, así aporten fica alcanzar la condición de adulto, constituye una
económicamente igual que sus compañeros. En este precondición para poder establecer una familia y
sentido, Pateman manifiesta la necesidad de que se es la principal fuente de reconocimiento social…
Su principio rector es la jerarquía. Lo público se
reconozca la relación y dependencia del capitalismo
asocia a la hombría, la masculinidad lograda y
y del trabajador –hombre- con la figura de la ama de reconocida públicamente (trabajo, política) es el
casa las demandas de mujeres feministas frente a la locus del logro y debe estar regulado por la hones-
vinculación de los hombres en la labor de crianza de tidad, la eficiencia y la contribución al bien común.
los hijos e hijas. (Fuller, 1997, p. 4)
Aquí nos encontramos entonces el nexo existente
entre la división de esferas, la subordinación Esta rígida separación de esferas en el mundo
femenina y el rol de proveedor de los varones, como occidental, pone al hombre en una situación
un requisito indispensable de su masculinidad. Al de desvinculación afectiva con su familia y le
ser la mujer confinada al hogar y responsabilizada permite tiempos limitados para facetas diferentes
del cuidado de los hijos, se le asignaba un lugar a la laboral, pero estas limitaciones han sido leídas
preponderante al hombre en lo público, ligado al como sacrificios válidos, toda vez que se hacen en
espacio laboral, a través del cual el hombre obtenía beneficio de los demás miembros del hogar. Sin
reconocimiento y status como jefe de hogar. De
embargo, la creciente vinculación de las mujeres al
acuerdo con Olavarría,
66 Karina Sandoval Zapata

mundo laboral y sus funciones como proveedoras que les ha posibilitado flexibilizar este ideal rígido
hacen menos necesaria esa función masculina. y disponer de tiempo y energías para participar en
Este cambio ha hecho que las mujeres entren a otros escenarios y abrirse a nuevas experiencias con
aportar de manera similar o más que los hombres su entorno y con ellos mismos.
en los presupuestos familiares, pero no ha supuesto De acuerdo con De Keijzer (2001), vista a la
cambios proporcionales en la repartición de los luz de la perspectiva de género, la relación entre
oficios del hogar y el cuidado de los hijos. Los trabajo y el cuidado de la salud en los hombres es
hombres, ligados en su identidad al rol proveedor, abiertamente contradictoria. Una de las principales
ven comprometida su identidad y su masculinidad, limitaciones en torno a la transformación del ideal
puesto que ya no son necesariamente vistos como proveedor de los hombres al interior de la familia,
jefes de hogar y su lugar de poder y autoridad frente se debe a que el trabajo como fuente de identidad
al grupo familiar ya no es el mismo. Otro de los y poder masculino lleva a que el cuerpo sea vivido
conflictos que provoca esta dedicación al trabajo es como instrumento para este fin, llevando a que la
la incapacidad emocional que genera en la vida de salud y el autocuidado no jueguen un rol central en
los hombres, pues sus mejores energías se emplean la construcción de la identidad masculina (2001,
en el trabajo y llegan junto a sus compañeras p. 140). Un hombre, definido por excelencia como
exhaustos y exprimidos (Seidler, 1992, p. 97). racional, trabajador y jefe de hogar, pondrá por
En todo caso, con el ingreso creciente de las encima de todo el cumplimiento con su profesión
mujeres al mercado laboral, su mayor cualificación y su trabajo, en muchas situaciones de enfermedad
y autonomía, así como cambios en la institución física o emocional propias, o en situaciones en las
familiar con la fuerza que han adquirido los que por motivos escolares, de salud o festejo su
hogares con jefatura compartida, los hogares familia lo requiere en horarios laborales. Según De
monoparentales, y los hogares reconstruidos dada Keijzer, está demostrada en los recientes inventarios
la ocurrencia de separaciones, este ideal del padre de problemas de salud masculina, la relación de
proveedor ha cambiado y las exigencias que desde éstos con la negación o desconexión de los hombres
el ámbito familiar se les hacen a los hombres han con su cuerpo y sus necesidades fundamentales, al
cambiado. De acuerdo con Lupica, respecto nos dice:

Se asiste a una evolución de la valoración del pa- “Todo por servir se acaba”. Es una frase que fre-
dre proveedor a la del padre comprometido con el cuentemente he escuchado referida tanto a objetos
bienestar emocional de la descendencia, con más y maquinaria como al cuerpo masculino… Esta
implicación afectiva, disponibilidad y proximidad frase la volví a escuchar recientemente en el trabajo
a la familia, y mayor involucramiento en las tareas con cañeros en el sur de Puebla, al referirse a lo
domésticas y de cuidado. (2009, p. 1) que otros llamarían envejecimiento prematuro o
desgaste producto de una historia laboral que se
El lugar preponderante del trabajo y la inicia de niños, y que para la adolescencia ya tiene
todos los requerimientos del trabajo de un adulto…
proveeduría económica masculina, es evidente
(2001, p. 140)
como exigencia social, como ideal de realización
personal y como lugar de poder en las relaciones Otra autora que pone de manifiesto esta vivencia
de hombres y mujeres, pero en menor medida que contradictoria del trabajo como fuente de poder,
antes. Poder resignificar este rol proveedor y el pero también de tensiones y problemas para los
trabajo como una fuente de poder masculino, ha ido hombres es Fuller (1997), pero sus reflexiones ya no
de la mano con el acceso de las mujeres al mundo se refieren a la salud masculina sino a ámbitos como
laboral, porque al haber comenzado a compartir la libertad personal y las expectativas y demandas
responsabilidades que antes sólo competían a familiares:
éstos y al liberarlos de los estereotipos de género,
se considera que les abrió la posibilidad de nuevas El trabajo es inherentemente contradictorio porque,
experiencias emocionales (Deere y León, 2002), lo aunque es indispensable para la constitución de la
Del dicho al hecho… las ideologías de género que sustentan las masculinidades hegemónicas 67

identidad masculina, es una responsabilidad y un métodos anticonceptivos y los preservativos en el


deber que contrastan con la libertad individual. Más manejo libre de su sexualidad.
aún, a menudo las exigencias del mundo laboral se En este punto, intentaré establecer la relación
oponen con las demandas de la familia y sus reglas
de juego contradicen los principios éticos que se
entre la matriz heterosexual conceptualizada por
supone los varones representan en tanto jefes de sus Butler (2007 [1990] p. 39), como “el dispositivo
familias y en tanto vínculo con los más elevados que intenta establecer las identidades de género
principios. (Fuller, 1997, p. 142) diferenciadas e internamente coherentes dentro
de un marco heterosexual”, y dos manifestaciones
La flexibilización de este ideal proveedor de los de la sexualidad masculina –virilidad-, como
hombres, aún incipiente y generada más por factores son la hipersexualidad como el deseo activo e
externos a la construcción identitaria masculina, se incontrolable de los hombres y la homofobia como
irá dando también de la mano con otros cambios temor y negación de todas las cualidades que se
estructurales, por ejemplo en las medidas de los consideren femeninas en los hombres.
Estados y en la lógica del mercado laboral, en la Resaltaré en este análisis, que la supuesta hiper-
medida en que se posibilite una mayor conciliación sexualidad de los hombres surge de la masculini-
de la vida laboral y familiar de los hombres, sin dad hegemónica que es por definición heterosexual,
negarles su participación o mayor protagonismo en como un marcador de virilidad que tiene claros
las relaciones y dinámicas familiares y claro, con la efectos en las relaciones sociales de género, más
interiorización, por parte de los mismos hombres, allá de las prácticas sexuales en sí mismas y que
de nuevos ideales como por ejemplo, alrededor de termina por convertirse en un peso para los mismos
la importancia del autocuidado y la importancia de hombres al estereotiparlos y convertirse en un ideal
sus vínculos emocionales. que deben cumplir para no poner en riesgo la valo-
ración que como hombres les da la sociedad, en fun-
Sexualidad masculina, entre la hipersexualidad y la ción de su identidad y de su status. En este sentido
homofobia Fuller (2012), nos dice que para tratar de acercarse
Como sabemos las ideas en torno a la pasividad al modelo de masculinidad-virilidad hegemónico
sexual de las mujeres y la hipersexualidad masculi- validado socialmente,
na, han ido perdiendo peso a nivel científico desde
el siglo XX, cuando la medicina moderna hizo obje- los varones deben superar ciertas pruebas y cumplir
to de estudio el cuerpo femenino y entendió un poco con requisitos tales como: ser fuertes y potentes se-
más su sexualidad y anatomía antes desconocida, xualmente, preñar a una mujer, fundar una familia,
siendo los hombres y mujeres más jóvenes quienes proveerla y ejercer autoridad sobre ella. (p. 119).
menos aprueban esta idea, que ubicaría las diversi-
De acuerdo con esta ideología que exacerba la
dades sexuales como patologías y consecuentemen-
sexualidad y el dominio de los hombres sobre el
te como pecados y conductas anti-natura.
cuerpo de las mujeres, el papel del seductor, del
En tanto, la participación de los hombres en la
hombre gobernado por el deseo y que no puede
planificación y en la salud sexual de su pareja, el
decir que no a sus impulsos sexuales, iría de la
nivel de aceptación es más evidente, y esto así como
mano con la consideración de que las mujeres son
puede estar relacionado con el hecho de que esta es
inferiores, porque son concebidas y utilizadas como
una de las ideas más promovidas por proyectos e
objetos sexuales, serviles y desechables, lo que no
iniciativas, todas relacionadas con la salud sexual
sólo legitima el acoso y la violencia sexual en contra
y reproductiva de las mujeres ante amenazas como
de éstas, incluso podríamos hablar de que justifica
el sida, otras ITS y embarazos no deseados, de las
su eliminación y asesinato, como lo evidencian los
cuales se considera que los hombres son responsables
permanentes y abundantes casos de feminicidio a
en buena medida y, también puede estar relacionada
nivel mundial2.
con el nivel de autonomía y responsabilización que
2
“El feminicidio es el asesinato de una mujer cometido por un
permite tanto de hombres como mujeres, el uso de hombre, donde se encuentran todos los elementos de la relación
68 Karina Sandoval Zapata

Esta construcción alrededor de la sexualidad sexualidad masculina, en tanto indomesticable,


masculina ha significado a lo largo de la historia, no puede ser limitada a la vida matrimonial
situaciones donde la mujer ha tenido que vivir su (doméstica) porque ponerla bajo el control de una
cuerpo a partir de la culpa, el desconocimiento y la mujer podría destruirla. En cambio, el libre ejercicio
vergüenza, sólo superables mediante la procreación, de la sexualidad femenina se percibe como una
único fin válido de la sexualidad –pero no del placer- amenaza a la virilidad, profundamente asociada
femenino. De acuerdo con Jeffrey Weeks, con la capacidad de controlar la sexualidad de las
mujeres de la propia familia (esposa, hermanas,
La sexualidad de la mujer, en diversas épocas, se hijas). En muchas sociedades de América Latina, la
ha considerado peligrosa, fuente de enfermeda-
representación de sentido común, es que el macho
des, medio para transmitir valores nacionales en
la época de la eugenesia, guardiana de la pureza es el varón hipersexuado y agresivo que se afirma
moral en discusiones sobre la educación sexual y como tal a través de su potencia sexual (capacidad
centro principal de atención en los debates sobre de conquista), la competencia y la jactancia frente a
tolerancia y liberaci6n sexual en la década de 1960. otros varones y el dominio sobre las mujeres de su
La sexualidad femenina ha sido limitada por la familia, pero que, al no aceptar frenos (sobretodo si
dependencia económica y social, el poder de los
provienen de las mujeres), no asume su rol de jefe
hombres para definir la sexualidad, las limitaciones
del matrimonio, la carga de la reproducción y el de familia y padre proveedor (Fuller, 1997, p. 148).
hecho endémico de la violencia masculina contra De acuerdo con lo anterior, la imagen dominante
las mujeres (1998, p. 44). del padre ausente, mero proveedor y desvinculado
afectivamente, es también una imagen que se
Sin embargo, es importante enfatizar en lo reafirma en los hombres a partir de exigencias
que este autor llama como la invención de la contradictorias que les hace la sociedad en su niñez
sexualidad, al enfatizar en la construcción social y adolescencia para reafirmar la adquisiciónde los
de ésta y que “comprende las maneras múltiples símbolos viriles (sexualidad activa y valentía), como
e intrincadas en que nuestras emociones, deseos y tener muchas parejas sexuales, ser conquistadores,
relaciones son configurados por la sociedad en que que contrastan con las que se les hace en la vida
vivimos” (Weeks, 1998, p 44). De acuerdo con lo adulta y que implican un proceso de des-aprendizaje
que nos plantea Weeks, la biología no condiciona y abandono de aquellas prácticas que antes, eran
los comportamientos sexuales ni de hombres ni necesarias para reafirmar su virilidad. Una vez
de mujeres. Es decir, ni la mujer es naturalmente formaron una familia, lo que la sociedad espera
pasiva o menos sexual que los hombres, y estos a su de estos mismos hombres a quienes se les enseñó
vez, no están biológicamente determinados para ser y exigió ser hipersexuales, es ser monógamos, ser
seres hipersexualizados, esclavos del deseo que los fieles y vivir una vida hogareña.
imposibilita de pensar o razonar como comúnmente Ahora bien, la segunda idea que hemos planteado
se plantea. Estos son comportamientos que se en este análisis es que la homofobia, es una conducta
han ido configurando como normales en muchas resultante del establecimiento de la heterosexualidad
sociedades, pero son construcciones culturales y por como normal, y de la negación de cualidades
tanto transformables. femeninas en los hombres. De acuerdo con Badinter
De acuerdo con Fuller (1997), la virilidad, la mayoría de las sociedades patriarcales relacionan
determinada por su fuerza física y su capacidad la masculinidad con la heterosexualidad (1993, p.
sexual, se constituye en el verdadero núcleo de 191). Y la heterosexualidad como práctica modelo
la masculinidad. En este sentido, nos dice que la de lo normal es una realidad establecida más allá de
la biología.
inequitativa entre los sexos: la superioridad genérica del hombre frente
a la subordinación genérica de la mujer, la misoginia, el control y el Varios autores han intentado demostrar cómo la
sexismo. No sólo se asesina el cuerpo biológico de la mujer, se asesina heterosexualidad no es una orientación natural de
también lo que ha significado la construcción cultural de su cuerpo, con
la pasividad y la tolerancia de un estado masculinizado” (Monarrez,
hombres y mujeres, sino un proceso de instituciona-
2006: 431) lización y normativización de los cuerpos en función
Del dicho al hecho… las ideologías de género que sustentan las masculinidades hegemónicas 69

del predominio masculino, blanco, burgués. Este serie restricciones para sí en cuanto a su conducta e
proceso de institucionalización ha sido denominado identidad, al tiempo que ubica a los “otros” tipos de
heteronormatividad, por Michael Warner (1991), y hombres como inferiores, raros o enfermos. En esa
hace referencia al conjunto de las relaciones de po- medida lo que se produce es
der por medio del cual la sexualidad se normaliza
La hipótesis de que el sexo es una fuerza natural
y se reglamenta en nuestra cultura, las relaciones
irresistible, un imperativo biológico ubicado en los
heterosexuales idealizadas se institucionalizan y genitales; y, por último… un “modelo piramidal del
se equiparan con lo que significa ser humano. De sexo”, una jerarquía sexual que se extiende hacia
acuerdo con Warner, la modernidad ha conllevado abajo, desde la corrección aparentemente otorga-
la globalización de un orden sexual nuevo que im- da por la naturaleza al coito genital heterosexual
pone la heterosexualización de la sociedad como un hasta las extrañas manifestaciones de lo perverso.
(Barrientos y Silva, 2006, p. 62)
imperativo fundamental para el colonialismo mo-
derno. Esto implicaría, entre otras cosas, entender
Sin embargo, a partir de las críticas de
que la modernidad está profundamente intrincada teóricas feministas y teóricos gay-lésbicos, esta
con una economía en crecimiento reproductivo y su normalización de lo heterosexual y la posterior
familia edípica, por lo que ninguna orientación se- patologización de la diversidad sexual, se ha
xual diferente a la heterosexual es útil ni permitida. empezado a resquebrajar, y este cambio se ha dado
De manera similar, Adrianne Rich plantea que de la mano con cambios en prácticas específicas
la idea de la heterosexualidad como orientación de hombres y mujeres en torno a la planificación
innata de las mujeres, ha estado ligada a los sexual, con la separación del placer sexual y la
dictados del mercado económico en lo que se reproducción en las mujeres, el autoerotismo, el
refiere al rol de producción y reproducción que el sexo prematrimonial y la homosexualidad, entre
capitalismo ha ido exigiendo a las mujeres, como otras prácticas de mayor exploración y creatividad
el encarnar y preservar la santidad del hogar la en torno al cuerpo y al placer. Parte de estos cambios
“sentimentalización científica” del hogar en sí se pueden observar en el hecho de que algunas
mismo, reflejando sólo las necesidades y fantasías formas de sexualidad como la homosexualidad,
masculinas sobre la mujer y su interés en controlar antes consideradas como “desviadas”, “pecados”
a las mujeres —particularmente en materia de o “enfermedades” en la actualidad se consideran
sexualidad y maternidad— junto a los requisitos del como “estilos de vida diferentes” en muchos países
capitalismo industrial. Para ella, la heterosexualidad europeos ( Barrientos y Silva, 2006, p. 2).
obligatoria debe ser entendida como una institución Actualmente ha habido avances en el
de poder que afecta todas las conductas de las reconocimiento y la posibilidad de acceso a derechos
mujeres (Rich, 1999, pp. 7-8). legales, por hombres y mujeres gays y lesbianas,
La importancia de entender este concepto de en aspectos legales, familiares y económicos. Pero
institución heteronormativa para la identidad este avance legal no ha significado un cambio
masculina, implica entender que la sexualidad forma proporcional a nivel ideológico, que se considere
parte de nuestra subjetividad y que por tanto va más importante en términos de cómo es percibido el
allá de meras prácticas y orientaciones sexuales. tema de la homosexualidad por la población que
Históricamente se ha considerado la existencia de un se asume como heterosexual. Parte importante
tipo humano absoluto y es el tipo masculino, que se de que esta idea sea tan resistente es que tanto
da por sentado, que no se cuestiona y que es tomado la homofobia como la misoginia desempeñan un
como modelo de normalidad pues “ser masculino y papel importante en el sentimiento de identidad
heterosexual es la norma, es lo recurrente, no hay masculina (Badinter 1993, p. 191). Como vimos en
cuestionamiento a ello sobre si es o no lo ideal” el aparte sobre la represión de las emociones en los
(Sancho, 2012, p. 47). El hombre heterosexual como hombres, es evidente también en esta ideología de
modelo prototípico de masculinidad, encarna una la homosexualidad como una enfermedad que,
70 Karina Sandoval Zapata

Tradicionalmente la masculinidad se ha definido realizable y por eso mismo genera tantas tensiones,
más “por el hecho de evitar algo…que por el deseo conflictos y riesgos para los hombres y las mujeres
de algo”… Ser hombre significa no ser femenino, socializados en ella.
no ser homosexual, no ser dócil, dependiente, sumi-
so; no ser afeminado en la apariencia física o en los
Como planteé antes, este trabajo me permitió
modales; no tener relaciones sexuales o demasiado hacer visibles diferentes situaciones tanto a nivel
íntimas con otros hombres; no ser impotente con ideológico como práctico en las que se presenta la
las mujeres. (Badinter, 1993, p. 192) coexistencia de cambios hacia la equidad de género
y tradiciones machistas, y ésta es una situación
Aunque autoras como Badinter (1993) y Fuller similar en varios países Latinoamericanos,
(1997), ubican un temor mayor hacia la homose- como lo demuestra la encuesta internacional de
xualidad en la identidad de hombres adolescentes, masculinidades IMAGES (Aguayo, Correa, Cristi,
establece que este temor es parte importante de la 2011). Esta coexistencia de ideologías y prácticas
identidad masculina a lo largo de su ciclo vital, y se debe leer a la luz de realidades materiales e
que este temor se manifiesta en la desconfianza y históricas propias de los países de América Latina,
fastidio hacia personas homosexuales, así como el subcontinente que vive de manera particular los
temor propio de experimentar deseos homosexua- procesos de la modernidad, bajo rezagos de la colonia
les. Dentro de esa organización jerárquica en la que como por ejemplo, la fuerte influencia religiosa de
los hombres homosexuales están por debajo de los la iglesia católica, los ideales de europeización, al
heterosexuales, hay nuevas jerarquizaciones en las tiempo que se añora la tradición y las instituciones
que una diferencia significativa se asocia con lo pa- como la familia.
sivo, como el dejarse penetrar por otro hombre y lo En este sentido, es importante resaltar que las
activo, que sería el rol dominante del hombre que posibilidades de cambio masculino, se materializan
penetra a otro. Un varón que quiebra esta barrera en circunstancias sociales concretas, lo cual puede
simplemente pone en entredicho su condición. ser limitante pues si las crecientes iniciativas
individuales de cambio no encuentran un respaldo
Conclusiones cultural, social, institucional, económico y político,
Entendiendo que las identidades son construc- estas iniciativas pueden o bien quedarse aisladas
ciones móviles y que la masculinidad no es una, ni en procesos personales o pequeños grupos sin
rígida ni universal y estática, es importante decir que articulación como viene sucediendo, o bien, ser
no todos los hombres que reprimen sus emociones desestimuladas y vistas como anómalas o ser
son necesariamente violentos, ni todos los que creen satanizadas, como también viene sucediendo con
que deben tener más sexo, odian a los homosexua- expresiones masculinas que se han hecho cada
les, ni todos los hombres que han sufrido violencia vez más visibles desde la homosexualidad o la
en sus hogares la reproducen en su vida adulta. La emocionalidad.
masculinidad hegemónica sí mantiene su vigencia y Por lo anterior, es importante enfatizar la
sí se sostiene a través de un tejido que se une fina- necesidad de establecer programas, políticas y
mente a través de instituciones como la escuela, la demás formas de intervención social que, por
familia, los medios de comunicación, entre otros, y un lado, atiendan las necesidades específicas de
de ese modo predispone a los hombres a situacio- los hombres en sus diferentes realidades étnicas,
nes como las mencionadas, pero de ningún modo generacionales, de orientación sexual y demás
se puede determinar que de ese modo actuarán to- especificidades; y, por otro lado, posibiliten desde
dos y siempre. Sin embargo, es importante resaltar espacios tempranos de socialización decisivos como
que del mismo modo que el ideal mariano de mujer la escuela, procesos de sensibilización, formación
es irrealizable para las mujeres de carne y hueso, la y promoción de nuevas formas de ser hombres,
vigencia de la masculinidad hegemónica, se eviden- dando cabida a la diversidad sexual, a la expresión
cia más como un ideal, como un mandato social y de emociones diferentes a la ira o la violencia, de
cultural, como un arquetipo que no es humanamente solidaridad y paridad entre los géneros y en general,
Del dicho al hecho… las ideologías de género que sustentan las masculinidades hegemónicas 71

actitudes hacia una cultura de paz y equidad entre de ser padres. En este sentido vuelve a ser evidente
hombres y mujeres. la necesidad de intervención con hombres para que
Recientemente la OMS ha advertido que se fortalezcan las campañas ya iniciadas para que su
la violencia contra las mujeres ha adquirido incidencia sea cada vez mayor y claro, en ámbitos y
dimensiones epidémicas y que los avances en esta espacios que no se han trabajado, iniciar campañas
materia son escasos, situación que atribuye, entre nuevas y diferentes que aborden otros temas desde
otras razones, a que éste “sigue siendo un campo una perspectiva más positiva y esperanzadora de
relativamente nuevo dado que la gran mayoría de la masculinidad, como la paternidad. Experiencias
los estudios sobre violencia de género se realizaron planteadas por los hombres entrevistados, como la
en la última década” (Salas, 2013, sin número de discriminación de la justicia familiar en casos de
página). Sin embargo habría que considerar que disputa o la violencia psicológica y simbólica que
aunque, estos estudios a los que se refiere la OMS, sufren muchos en sus relaciones de pareja, también
constituyen un avance invaluable, son estudios merecen ser analizados y visibilizados como temas
que no dicen nada o dicen muy poco sobre los vitales para la transformación de las relaciones entre
hombres, y el problema es que ese vacío no sólo los géneros.
genera efectos como que se naturaliza la idea de Por último, es importante tener en cuenta que
que los hombres son violentos per se, sino que al para romper el estereotipo masculino, también
no decir nada sobre lo que genera las conductas de son relevantes la mirada y las expectativas
violencia en éstos, se siguen enfocando las políticas femeninas en relación al tipo ideal de hombre que
públicas hacia las mujeres –víctimas-, y considero se ha construido y que de alguna manera reafirma
que ese es otro motivo importante por el que los el machismo. Considero que ese es uno de los
resultados del trabajo en materia de violencia de hallazgos más significativos de esta investigación
género son y seguirán siendo escasos, sino se en su fase cuantitativa, pues hace palpable la
piensa el sujeto hombre en todas sus dimensiones, dimensión relacional del género, comúnmente
sino se lo incluye como parte activa del trabajo en pasada por alto en diferentes escenarios, incluido
género a nivel global, en la educación temprana, el académico. Cuando enfatizo en este punto,
en sensibilización, en prevención y promoción de en cómo las mujeres construyen un ideal de
nuevas masculinidades, el resultado posiblemente masculinidad -y en este caso ese ideal se mantiene
seguirá siendo el mismo. ligado al machismo-, y producen expectativas
Otro de los temas que abordó esta investigación, ambivalentes frente a los posibles cambios de los
fue el de la paternidad. En relación a este tema, hombres hacia masculinidades menos enraizadas
considero también importante, reafirmar la necesidad en el poder, la autoridad y la violencia, no se trata
de que se empiecen a contemplar y a viabilizar otro de negar fenómenos estructurales como la violencia
tipo de incentivos para que los hombres puedan de género o culpar a las mujeres de ésta, se trata
seguir involucrándose en la paternidad gozosa y en cambio, de superar la masificada idea de que el
activamente. Ya existen experiencias de otros países género es igual a mujer y en esa medida ampliar el
en los que aparte de la licencia de paternidad, que horizonte de análisis y de trabajo, sacando a la mujer
son mucho más extensas y dan otros incentivos del lugar de mera víctima pasiva y poder vislumbrar
como disminución de la edad para la jubilación, un sujeto masculino ampliamente, dentro de una
subsidios, entre otros. La política pública de licencia historia, desnaturalizando su condición de “malo”,
de paternidad por sí sola no garantiza la presencia y en esa medida dar respuestas más integrales para
del padre, la calidad del involucramiento en el el análisis académico del género y la intervención
cuidado, ni la decisión consciente de los hombres con hombres y mujeres.
Karina Sandoval Zapata
72

Referencias prospect.org/article/toxic-masculinity
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