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4. En esa agua, diluye la levadura fresca, y añade la mezcla al centro del volcán.
5. Remueve un poco con una cuchara, y añade el aceite. Remueve para que la harina absorba
el agua y la textura no sea líquida.
7. Haz una bola y déjala reposar en un bol. Píntala con un poquito de aceite por encima, para
que su superficie no quede dura o deshidratada, y tapa con un paño de algodón
ligeramente humedecido o papel film. Déjala reposar 30 minutos – 1 hora, dependerá de
la temperatura ambiente (en verano con 30 minutos basta). Deberá doblar su volumen.
8. Divídela en 2 partes si vas a preparar dos pizzas redondas, pero no la dividas si vas a
prepararla con forma rectangular del tamaño de la bandeja del horno. Empieza con la
mano a trabajar cada bola encima del tapete antiadherente o bien directamente sobre
el molde. Estírala primero con las manos y luego si quieres con el rodillo, ajustando su
grosor, aunque lo ideal es hacerlo todo con las manos. Puedes dejarla más o menos fina, y
entonces dejarla fermentar de nuevo 15-30 minutos, hasta que le grosor sea de tu agrado.
En ese momento, añade los ingredientes que prefieras, colócala sobre el molde especial
para pizza perforado, y… al horno!