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Ernesto 5crepantl

Stefano Zamagni

Panorama
de historia
del pensamientor _

economlco

Editorial Arie!, s.A.


Barcelona
66 PANORAMA DE HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO LA REVOLUCIÓN DEL LAISSEZ FAlRE y LA ECONOMÍA SMITHIANA 67

2.2. Adam Smith de la república inglesa, y, sobre todo, después de la revolución Gloriosa (1688) y
la declaración de derechos (1689).
2.2.1. EL «RELOJ MECÁNICO» y LA «MANO INVISIBLE» Las clases sociales emergentes creadas por el desarrollo capitalista, excluidas
del gobierno en los Estados absolutistas, luchaban por obtener lo que les pertene-
La teoría de la gravitación uniyersal de Newton, al contribuir a la difusión cía, si es cierto que dinero es poder. Así, por una parte necesitahªn un filo~po,. ..~ ..
de la idea de un universo ordenado y racional, ejerció una gran influencia en el lítica en la que pudiera justificarse la sociedad civil independientemente de la exis-
pensamiento ilustrado. Según esta idea;-Ios feriÓmenosnaturales son reducibles tencia del Estado. Por otra, era necesario que dicha justificación tuviera en cuenta
a movimientos de los átomos regulados por leyes intrínsecas al estado de natu- los procesos reales de transformación de la riqueza. Si la filosofía del Leviatán par-
raleza. Dios habría creado el universo y, al mismo tiempo, las leyes que lo regu- tía de la suposición de! egoísmo natural de los individuos para justificar el Estado,
·Ian, y después se habría hecho a un lado. No sería necesaria su intervención entonces se trataba de demostrar que la vida social libre era posible incluso en
continua para mantener ..unido el mundo, que sería capaz de autorregularse presencia de los egoísmos individuales. Y como quiera que el ámbito de acción de
~ completamente. Es más, puesto que el orden natural es racional, su conocimien- los egoísmos humanos es el de la actividad económica, era necesario un desplaza-
to resulta accesible a la inteligencia humana. Este era el punto culminante de miento del interés de la política a la economía. Finalmente, puesto que había que
una concepción'filosófica que ya había sido planteada por Descartes: e! conoci- excluir cualquier justificación de índole metafísica, también era necesario formu-
miento racional es posIble, y cuanto más abstracto es más preciso resulta; la lar dicha justificación en términos «científicos», en lugar de hacerlo en términos
matemática constituye su instrumento más eficaz y potente, más potente que la puramente especulativos.
propia observación. Esta concepción, a cuya difusión en Gran Bretaña contribu- Una de las vías que se intentaron fue la iusnaturalista. Existiría un «orden
veron sobremanera las universidades escocesas, traspasó los límites de las cien- natura¡", que presupone la libre exteriorización de las actividades humanas. El
~ias naturales y gozó de un éxito enorme incluso en la filosofía moral, donde su «orden positivo», basado en las leyes y las convenciones, fundamenta el Estado,
influencia enlazó y se confundió con la del iusnaturalismo. La idea de «orden pero únicamente es legítimo si no entra en contradicción con el anteriOl: Se trata-
natura¡" desempeñó un papel fundamental en el nacimiento de la economía po- ba de un camino peligroso, como demostraron las dificultades que encontró
lítica clásica: en ella tomó cuerpo la convicción de que las relaciones entre los Locke para justificar la desigualdad en la distribución de la propiedad y de la ri-
hombres están reguladas por leyes mecánicas objetivas, con las que las leyes de! queza, y como demostrarían aún mejor los resultados radicalmente igualitaristas
Derecho positivo, elaboradas por los propios hombres, podían esperar a lo sumo que aquella filosofía llegó a producir en Francia.
no entrar en contradicción. Una vía distinta fue la que intentaron los empiristas y los filósofos de! «senti-
Sin embargo, la influencia que en e! siglo XVIII ejercieron las ciencias natura- do mora¡" ingleses y escoceses, que partían de la suposición de la existencia de
les sobre las ciencias sociales no resulta explicable únicamente por el enorme una natural «benevolencia», o «sentido de humanidad», o «simpatía», en la acti-
prestigio adquirido por las primeras; se explica también -y mejor- por una exi- tud de! hombre hacia sus semejantes. Si los individuos no son naturalmente
gencia teórica en e! seno del pensamiento social y político de la época. egoístas, tienden espontáneamente a asociarse, y no es necesaria ninguna inter-
El principal problema de la filosofía política europea en el período que va vención externa para dar sentido a la vida social; ni Dios ni el Estado son necesa-
del inicio de! Renacimiento a la Revolución francesa consistía en dar cuenta de la rios: es suficiente suponer una particular estructura de la psique humana. Ahora
vida social sin recurrir a presupuestos metafísicos. En la Edad Media, e! consen- bien, áparte del hecho de que con ello se resolvía e! problema simplemente ne-
so social se regía por dos principios fundamentales: el de autoridad y e! de leal- gando su existencia, la principal dificultad de tal planteamiento radica en qu~ la
tad, ambos justificados por la suposición de la existencia de Dios. El problema suposición de la que depende -la benevolencia- no sólo no responde al :e~tIdo
del pensamiento social moderno era: ¿cómo es posible la vida social humana si se común, sino que tampoco resulta sustancialmente distinta de otras SUpOSICIOnes
prescinde de estos dos principios y de su justificación metafísica? metafísicas; no es, por lo tanto, menos arbitraria e indemostrable que ellas.
Una primera respuesta a esta pregunta la dieron Maquiave!o y Hobbes: e! Tanto Hume como Hutcheson -el maestro de Smith-, así como e! propio
natural egoísmo de los hombres hace imposible la vida social libre, y necesario el Smith se movieron en esta dirección. Sin embargo, la principal contribución
Estado absoluto; el principio de autoridad se basa en e! monopolio del poder, y de S~ith, la que ha hecho que se le considere el padre a la vez de la ci~~j!!..t::co-
no necesita legitimación; se rige por la violencia, y no obtiene la obediencia sino nómic_ª..y de! liberalismo mode~dó precisamente en e! m.omenío e~ e~,que
en virtud de la fuerza. A los ciudadanos, conscientes de un primitivo «contrato introdujo una innovación en aquella tradición. El golpe de gemo no consIstIO en
social» de sumisión y movidos por el instinto de conservación y e! deseo de segu- rechazar el planteamiento empirista, sino en llevado hasta sus últimas cOJlse-
ridad, sólo les queda obedecer. De los repetidos actos de obediencia nació la so- cúen' " cindiendo incluso de la arbitraria hipótesis~~~eJl~Y2!en-
ciedad civil. La alternativa sería la disgregación social y la ley de la selva. Así, es cia. Con e! «teorema» de la «mano invisible», SmIt ra ara ~demostrar simple- ffl6.
la fuerza la que fundamenta el Estado, y e! Estado el que hace posible la vida so- mente esto: que los individuQL ~irven al interés colectivo precisamente en tanto se v.;)
cial. Ahora bien, esta solución podía resultar adecuada para los Estados absolu-
g¡;¡¡¡npor el interés versonq1 ...
tistas de los siglos XVI y XVII, pero no a partir de 1649, el año de la proclamación Una tentativa parecida la había realizado el médico Quesnay, qmen, sm em-
LA REVOLUCIÓN DEL LAISSEZ FAIRE y LA ECONOMÍA SMITHIANA 69
68 PANORAMA DE HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO

bargo, desde el punto de vista filosófico había permanecido vinculado a un plan- culante, el empleado en comprar materias primas y en pagar trabajo y energía. El
teamiento iusnaturalista, mientras que se había servido de una analogía biológica fondo de salarios es la parte del capital circulante que sirve para remunerar el tra-
para demostrar la tendencia natural al orden de los agregados sociales. El orden bajo. En términos reales, es una parte de los bienes producidos en un ciclo pro-
natural de Quesnay se asemejaba sobremanera al apólogo de Menenio Agripa, y ductivo que sirve para mantener a los trabajadores empleados en el ciclo produc-
no lograba enfocarel-papdé[tl{; aO{;fr1peñafian las acciones humanas a la hora tivo siguiente. En efecto, los salarios se pagan antes de la venta del producto, y
de asegurar el equilibrio social:LotsÚjetos económicos a los que se refería Ques- para los capitalistas --que los anticipan- constituyen capital. -
nay eran agentes sociales colectivos, clases de individuos, pero no individuos. La teoría de la distribución de la renta entre las clases sociales desempeña un
Smith estuvo muy influenciado por Quesnay; más bien se puede decir que el papel fundamental en la teoría smithiana del desarrollo. En efecto, las tres clases
componente propiamente «clásico» de su pensamiento, que después sería desa- fundamentales: capitalistas, trabajadores y terratenientes, se diferencian entre sí
rmllado por Ric~rdo y sus seguidores, surgió precisamente del intento de asimi- tanto en el tipo de requisitos productivos que poseen -capital, trabajo y tierra-
lar algunas ideas fundamentales, y de corregir algunos errores secundarios, del como en la forma que adoptan sus respectivas rentas: beneficios, salarios y rentas
pensamiento de Quesnay. Sin embargo, hay otro componente del pensamiento de de la tierra. La conexión entre los tipos de requisitos productivos poseídos por las
Smith que ~e distancia claramente del planteamiento fisiocrático, y es el que pre- diversas clases y el modo en que gastan sus rentas constituye la esencia de la teo-
tende demostrar el ,teorema de la mano invisible. Aquí desaparecen los agentes ría de la acumulación de Smith.
colectivos, y las analogías organicistas resultan inútiles. El modelo científico de Los terratenientes, que no poseen capital productivo, no están interesados
referencia es la mecánica; los objetos estudiados son átomos sociales. No en vano en su crecimiento y carecen de estímulo para ahorrar y acumular capital. Su pro-
Smith está considerado el fundador de la ciencia económica incluso por los eco- pensión al ahorroes nula, como lo es su contribución al incremento de la riqueza
nomistas neoclásicos, además de por los clásicos. nacional. Los trabajadores, por su parte, únicamente poseen su trabajo. Las coa-
liciones de los capitalistas y su capacidad de influir en el gobierno y el Parlamen-
to cooperan con las fuerzas de la competencia en el mercado de trabajo para em-
2.2.2. DESARROLLO y DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA
pujar al salario real al nivel de subsistencia; y con una renta de subsistencia la
propensión al ahorro no puede ser sino nula. Por ello, ni siquiera los trabajadores
En 1776, se publicó la Investigación sobre la natw:a1ez.a..y causas de la riqueza realizan una contribución positiva al incremento de la riqueza de la nación, aun-
d.e...lq~, sin duda uno de los pilares del pensamiento económico mode~o. que sí realicen una contribución esencial a su producción. Los capitalistas, en
La obra se inicia con un análisis «<j.elas causas de las me~del poder producti- cambio, poseen el capital productivo y aspiran a su ampliación, por lo que ten-
vo_~el trabajo», mejoras que inmediatamente se señalan como las condiciones drán una elevada propensión al ahorro: de ahí que, cuanto mayor sea la parte de
principales del crecimiento de la riqueza real. La división del trabajo es el proceso la renta nacional que corresponda a beneficios, más alto será el ritmo de creci-
mediante el cual una determinada operación productiva se subdivide en cierto miento de la riqueza de la nación. El interés general de la nación, por tanto, coin-
número de operaciones separadas, cada una de ellas realizada por individuos dis- cide con el interés particular de la clase burguesa.
tintos. Con la división del trabajo aumenta la habilidad del trabajador, se reducen También resulta importante en esta concepción la distinción smithiana entre
los tiempos muertos vinculados a la transferencia del trabajador de una actividad trabajo productivo e improductivo. El primero es el empleado en producir mer-
a otra y, sobre todo, se incentiva la actividad de investigación tecnológica. Por cancías; el segundo, el empleado en servicios personales u otras actividades asi-
otra parte, la división del trabajo está «limitada por la extensión del mercado», milables a éstos. Smith tenía en mente la diferencia que existe entre los obreros
desde el momento en que sólo resulta posible cuando se puede producir para un que dependen de los capitalistas y los sirvientes que dependen de las «clases ocio-
mercado lo suficientemente grande, y únicamente puede intensificarse si el mer- sas». La acumulación es acumulación de las mercancías. Por ello, el trabajo pro-
cado se halla en expansión. ductivo resulta indispensable para mantener la acumulación, mientras que el im-
A su vez, .el..rI,lercadoxesultará tanto n:¡¡¡ynr r"'lntn más des~rro~an productivo no. De ahí la exigencia, para una economía que pretenda crecer, de re-
los sistemas de transporte y comunicación, cuanto más difundidos estén los siste- ducir al mínimo el porcentaje de trabajadores empleados en actividades impro-
mas crediticios y monetarios que facilitan la comercialización de los productos y ductivas.
cuanto más intenso sea el crecimiento del volumen de producción. Según Smith,
en la sociedad capitalista existe un mecanismo acumulativo que opera según la
siguiente secuencia: división del trabajo, crecimiento de la producción, extensión 2.2.3. EL VALOR

de los mercados, intensificación de la división del trabajo, aumento de la produc-


tividad laboral, y así sucesivamente; un auténtico círculo virtuoso de desarrollo. Smith realizó. también una importante contribución al problema de la eXRli-
Si la división del trabajo es la que pone en marcha el proceso de crecimien- cacióE_~~1valor de las mercancías. aunque..no llegó a fo;rn¡¡-arllla teoría total-
to, la acumulación de capital es la que lo alimenta. Smith subdividió el capital en ~!:.nte satisfactoria. Su punto de partida era el reconocimiento del hecho de que la
capital fijo, consistente en maquinaria, instalaciones, edificios, etc., y capital cir- estructura de un proceso productivo puede representarse en términos de la serie
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LA REVOLUCIÓN DEL LAISSEZ FAlRE y LA ECONOMÍA SMITHIANA 71
de cantidades de trabajo empleadas para producir los bienes. En efecto, incluso e!
producir una tonelada de trigo. Si A es el trabajo directa e indirectamente conteni-
telar que utiliza el trabajador para producir e! tejido ha sido producido, a su vez,
do en una tonelada de trigo, AA será el contenido en las k toneladas de trigo utiliza-
mediante el trabajo, ayudado por otros medios de producción. «El trabajo, por
das como semillas. Por tanto, será:
tanto, es la medida real del valor de cambio de todas las mercancías. El precio real
de cada cosa, lo. que cada.cosa cuesta realmente a quien necesita adquirida, es e! 'H· _.n·' ... 1 -
esfuerzo y la molestia de adquirida» (p. 133). Smith dedujo de ello que un requisi- A=l+AA=-.
1- k
to previo necesario para que una mercancía tenga valor es que ésta sea el producto
del trabajo humano. Por otra parte, el valor de un bien se mide por la cantidad de Ahora, sean r la tasa de beneficio; w y p; el salario monetario y el precio mo-
trabajo que dicho bien puede «exigin>: «el valor [de las mercancías] para quien las
netario de una tonelada de trigo; p/w será el trabajo exigido por ésta, y w/p, e! sala-
posee y necesita intercambiarlas con algún nuevo producto es exactamente igual a
rio real. El precio del trigo será igual a la suma de los costes soportados para pro-
la cantidad de trabajo que éstas le permiten comprar o exigir».
ducirlo y los beneficios obtenidos por los capitalistas. El coste del trabajo es wl; el
Smith vio claramente que la medida del valor en trabajo exigido no coincide
coste del capital. pk; el beneficio, pkr. Por tanto, tendremos que p = wl + pk + pkr.
con la cantidad de trabajo contenido en las mercancías. Tal coincidencia se po-
Expresando el precio en trabajo exigido:
dría verificar. a:!menos «en aquel estadio primitivo y tosco de la sociedad que pre-
cede a la acumulación de capitales y a la apropiación de la tierra L..], Si en un 1
pueblo de cazadores, por ejemplo, matar un castor cuesta normalmente el doble E.= 1+E. k (1 +r)
w w l-k(I+r)
de trabajo que matar un ciervo, de manera natural un castor se intercambiará
por dos ciervos. Es natural que lo que habitualmente es e! producto del trabajo Se ve enseguida que el trabajo exigido es mayor que el trabajo contenido
de dos días o dos horas tenga un valor doble de lo que usualmente es el producto porque existe un beneficio; y que es tanto mayor cuanto más alto sea dicho bene-
del trabajo de un día o una hora [...]. En esta situación, todo el producto del tra- ficio. Asimismo. se puede decir que el precio de la mercancía no es otro que la
bajo pertenece al trabajador, y la cantidad de trabajo comúnmente empleada para suma de los salarios y de los beneficios (y del capital) pagados para producida.
obtener o para producir una mercancía es la única circunstancia que puede regu- Sin embargo, resulta igualmente claro que la ecuación del trabajo exigido no sir-
lar la cantidad de trabajo que ésta debería habitualmente comprar, exigir o reci- ve para determinar el trabajo exigido, que es conocido en la medida en que lo sea
bir a cambio» (pp. 150-151). En estas especiales condiciones, pues, la cantidad de el salario real, sino' únicamente la tasa de beneficio, que resulta así determinado
trabajo exigido coincide con la cantidad de trabajo contenido. residualmente. Se obtienen resultados similares en el caso general en el que se
Las cosas cambian cuando se pasa de un sistema en el que todo e! producto producen n mercancías, aunque no es necesario demostrado aquí.
del trabajo pertenece al trabajador a uno en el que el control de los medios de La teoría del valor basada en el trabajo exigido es una impecable teoría de
producción -y, en consecuencia, de la producción- ya no está en manos de los precios, si presupone una teoría del beneficio como residuo. Sin embargo, en
aquél. Cuando, además de los trabajadores, participan en la división del producto este asunto Smith se dejó llevar a veces por afirmaciones erróneas. Una de ellas
los capitalistas y los terratenientes, e! valor de cambio de una mercancía debe ser es que un aumento de los salarios puede conducir a un incremento de los precios,
tal que permita el pago de un beneficio y de una renta de la tierra, además de un
en lugar de a una disminución de los beneficios; otra es que el beneficio serviría
salario. De ello se deriva que la cantidad de trabajo que la mercancía puede pagar
para remunerar el riesgo, o incluso la disagreableness, afrontados por quien anti-
debe ser superior a la empleada para producida. Por tanto, en una sociedad capi-
cipa el capital; otra más es que «salario, beneficio y renta de la tierra son las tres
talista e! trabajo contenido ya no constituye una buena medida del valor de cam-
fuentes originarias [...] de todo valor de cambio» (p. 155). Juntas, estas tres afir-
bio de las mercancías.
maciones harían pensar en una teoría no residual del beneficio, lo cual llevaría a
El trabajo exigido es un precio relativo; es el valor de una mercancía expresa-
un grave error lógico en una teoría del valor basada en el coste de producción. De
do en términos del de otra: el trabajo que se puede comprar con ésta. Desde e! mo-
estas afirmaciones erróneas surge la llamada teoría aditiva del valor, la teoría que
mento en que e! precio depende de las rentas pagadas para producir la mercancía,
determina el valor de una mercancía con la suma de las rentas pagadas para pro-
Smith lo expresa como suma de dichas rentas: salarios, beneficios y rentas de la
ducida. Hay que tener presente que, cuando se habla de lo erróneo de dicha teo-
tierra. Aquí, en aras de una mayor simplicidad, ignoraremos las rentas de la tierra.
ría, se alude no tanto a la idea de que el precio de la mercancía pueda expresarse
Imaginemos una economía en la que se produce, en una tierra gratuita, una sola
como suma de las rentas, sino a la interpretación que hace de las rentas las fuen-
mercancía -pongamos trigo- a partir de sí misma (semillas) y del trabajo. La
tes originarias de! valor: Según tal interpretación, salaríos y beneficios vendrían
mercancía, que mediremos en toneladas, se utiliza, además de como bien de capi-
determinados por las fuerzas de la oferta y la demanda en los mercados de «fac-
tal, como bien salarial. Asumamos, también en aras de la simplicidad, que el sala-
tores»; luego su suma determinaría el valor de la mercancía. Sin embargo. a par-
rio se pague después de realizado el trabajo. Sea k el coeficiente de capital, esto es
tir de la ecuación de! trabajo exigido se ve enseguida que, si en ésta se predeter-
la cantidad de semillas necesarias para producir una tonelada de trigo; 1 el coefi-
minan el salario y el beneficio, no queda ya ninguna variable por determinar: el
ciente de trabajo, es decir la cantidad de horas-trabajo utilizadas directamente para
problema está sobredeterminado. No obstante, Smith no llegó a plantear el pro-
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blema en estos términos, y no sólo no fue del todo consciente de las razones por fuerzas de la demanda, pero están reguladas por las condiciones de producción.
las que una medida del valor en trabajo exigido resulta preferible a una en traba- El proceso de ajuste arriba descrito es parte integrante de! mecanismo de merca-
jo contenido, sino que ni siquiera llegó a comprender las trampas que encerraba do mediante e! que la economía se ajustaría a su vereda de equilibrio «natural».
llna explicacióll 110 rC3idual del beneficio en e! ámbito de una teoría del valor ba- El interés personal es el motor de! sistema, la fuerza que le impide sumirse en el
sada en el costede_-PhQducción. caos. El elevado número de operadores, el conocimiento de las condiciones de
precio por parte de los compradores y vendedores, la movilidad de los capitales y
la ausencia de barreras de acceso, son todas ellas condiciones que limitan, hasta
2.2.4. MERCADO y COMPETENCIA anulada, la capacidad de cada agente individual de influir en los precios en pro-
vecho propio. Bajo tales condiciones, las fuerzas del mercado harán que se pro-
,1 La teoría del trabajo exigido desempeñó un importante papel en la teoría duzcan precisamente aquellas mercancías y precisamente en aquellas cantidades
smithiana de! crecimiento. En efecto, una condición necesaria para la existencia que mejor satisfagan la demanda final. En una situación de equilibrio, las fuerzas
de una tasa de crecimiento positiva es que e! trabajo exigido por el producto neto de la demanda regirán la distribución de! capital entre las diversas industrias.
sea superior a la cantidad de trabajo empleada para producirlo. Sólo en este caso Mientras que las condiciones de la oferta determinan los precios relativos, las de
puede existir e! excedente necesario para sostener la acumulación de capital. la demanda determinan las cantidades relativas de los bienes producidos.
Por el contrario, la teoría aditiva de! precio, en cuanto tiende al abandono de En esta concepción, el mercado es su propio guardián y se autorregula com-
una explicación basada en el coste de producción, parece destacar las fuerzas de pletamente. De este modo, mientras que todo el mundo es libre de perseguir sus
la demanda como determinantes fundamentales de los precios de las mercancías. intereses personales, de hecho cada uno resulta controlado por una ley imperso-
Unida a una teoría del beneficio como remuneración normal de la actividad em- nal. Cada uno es llevado por una «mano invisible» a contribuir a la realización de
presarial, ésta parece prestarse al intento de demostrar la eficacia en cuanto al re- un equilibrio económico que no formaba parte de sus intenciones. Se trata del
pal1.0 (o incluso la justicia distributiva) del equilibrio competitivo. Si bien algu- teorema smithiano de la «mano invisible», que afirma que, en condiciones de
nos seguidores de Smith -de los que se hablará en próximos capítulos- conti- equilibrio competitivo:
nuarán en esta línea más que e! propio Smith, no hay duda de que fue él quien
inició e! camino .. a) l¡;¡producción permite ofrecer aquellas mercancías que demandan los
Aquí resulta importante la distinción entre precio de mercado y precio natu- consumidores;
ral: el primero es el precio efectivo de una mercancía en un determinado momen- b) los métodos productivos elegidos son los más eficientes;
to; el segundo es e! que permite pagar a los trabajadores, los capitalistas y los te- c) las mercancías se venden al precio más bajo posible, es decir, a aquel
rratenientes a los tipos normales de retribución. El precio de mercado depende que representa «lo que realmente cuesta la mercancía a la persona que la lleva al
de las fuerzas de la oferta y la demanda. En presencia de un exceso de demanda, mercado». ,
el precio de mercado aumentará, mientras que disminuirá si la oferta supera a la
demanda. Sin embargo, «el precio natural es, en cierto sentido, el precio central El límite principal de esta magnífica constmcción es que quedó sin demos-
alrededor e! cual gravitan continuamente los precios de todas las mercancías» (p. trar. En particular, Smith no logró demostrar ni que aquel equilibrio existe, ni
160); y esto sucede precisamente a causa de la competencia, que regula el funcio- que es único, ni que es estable. Sin embargo, respecto a estos tres puntos -si
namiento de los mercados. bien son fundamentales- no se puede ser demasiado severo con Smith, puesto
Smith ilustró este proceso mediante un ejemplo esclarecedor. Supongamos que aún hoy los economistas han de vérselas con los problemas de su unicidad y
que un luto público provoque un aumento de la demanda de tela negra. Se inten- su estabilidad, mientras que los de su existencia sólo se han resuelto en época
sificará la competencia entre los compradores, lo cual hará aumentar e! precio de muy reciente.
la tela negra; cuando el precio de mercado supere al precio natural, el capital in-
vertido en la producción de tela negra obtendrá un rendimiento superior al que
podría conseguir en otras industrias. Los capitalistas que produzcan esta mercan- 2.2.5. LAS DOS ALMAS DE SMITH
cía se verán estimulados a ampliar la producción, mientras que se transferirán
nuevos capitales, procedentes de otros usos, a dicha producción. De ello resultará Resulta conveniente concluir esta breve expOSlClOndel pensamiento de
un aumento de la oferta de tela negra, que en un determinado momento podrá Smith volviendo a una tesis a la que habíamos aludido al comienzo de este apar-
incluso superar la demanda; esto, a su vez, hará disminuir e! precio de mercado. tado. Existen dos componentes distintos en la teoría económica smithiana. Para
Este proceso de ajuste continuará hasta que e! precio de mercado vuelva al nivel simplificar; los llamaremos componente macroeconómico y componente microe-
natural. conómico. Están estrechamente ligados entre sí y es difícil separados, pero resul-
El precio natural está determinado por los costes de producción, pero reali- ta posible y útil hacerlo. Los núcleos fundamentales de dichos componentes es-
zado en el mercado. Las fluctuaciones del precio de mercado dependen de las tán constituidos por la teoría de! excedente y la de! equilibrio competitivo indivi-
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LA REVOLUCIÓN DEL LAISSEZ FA/RE y LA ECONOMíA SMITHlANA 75
dualista. Las propias raíces filosóficas de ambas teorías son distintas: se podría bienes nos ahonan, en efecto, dicho esfuerzo. Éstos contienen el valor de cierta
fácilmente rastrear las fuentes empiristas y «moralistas» de la teoría del equili- cantidad de trabajo que nosotros intercambiamos con lo que en aquel momento
b,.¡o competitivo remontándonos a la influencia de Hume, de Hutcheson y de se considera que contiene una cantidad igual. El trabajo es el primer precio, la
Shaftesbury, una línea que enlazará a Smith con Bentham y Stuart Mill; igual- originaria moneda de compra con la que se pagan todas las cosas. No ha sido ni
mente, no seria difícil remontarse a la raíz iusnaturalista de la teoría del exceden- con el oro ni con la plata, sino con eltrabajo, como se han adquirido originaria-
te y a la influencia de Locke y de Quesnay, línea de pensamiento que continuará mente todas las riquezas del mundo, y su valor; para quien las posee y necesita
posteriormente con Ricardo y los socialistas ricardianos. Pero no es este el,lugar intercambiadas con algún nuevo producto, es exactamente igual a la cantidad de
adecuado para profundizar en dicho tema; baste habedo mencionado. Unica- trabajo que éstas le permiten comprar o exigin> (p. 133). Este famoso pasaje se ha
mente añadiremos que, si bien Smith se mostró perfectamente consciente, en el interpretado de dos maneras totalmente diferentes conespondientes a dos líneas
plano filosófico, sólo del primer tipo de influencia, no por ello el segundo es me- de pensamiento distintas.
nos fuerte, tal como lo demuestra la presencia en su obra de la tensión -plena- Ri'cardo y sus seguidores, los socialistas ricardianos, así como Marx y los
mente iusnaturalista- entre el ser de la historia y de las instituciones, por una marxistas, han puesto el acento en la «cantidad de trabajo» con la que se han pro-
parte, y el deber ser del orden natural, por la otra. Esta tensión llevará a Smith a ducido las mercancías y que ha sido exigida por éstas. En este contexto, por tra-
esbozar tina teoría del beneficio basada en la explotación, así como a maldecir bajo se entiende «gasto de energía», un servicio productivo que puede definirse
«el espíritu de monopolio de los comerciantes y manufactureros que ni son, si merceológicamente y medirse con una unidad objetiva, por ejemplo horas de tra-
habrían de ser, los gobernantes de la humanidad» (p. 483). bajo por hombre. Esta mercancía entra en la producción de otras mediante rela-
Resulta posible vincular todas las ideas de Smith a aquellos dos componen- ciones técnicas objetivas y se intercambia con otras mediante relaciones de inter-
tes teóricos: el macroeconómico, basado en la teoría del excedente, y el microeco- cambio objetivas. Su papel productivo y su valor son independientes de las deci-
nórnico, basado en la teoría del equilibrio competitivo individualista. Por ejem- siones de los individuos y de su psicología. La determinación de su precio y de su
plo, el primero constituye la base de la teoría del crecimiento, y fue elaborada, en papel productivo puede realizarse en términos macroeconómicos, ignorando
efecto, en un intento de adaptar el análisis de Quesnay a una economía no esta- completamente a los individuos particulares. De ahí que una teoría de la distribu-
cionaria, con todo lo que de ello se deriva en cuanto a los agentes económicos co- ción basada en el concepto de «salario» como «salario natural» y en el de «exce-
lectivos, las clases sociales, los tipos de renta y las formas de gasto. También pue- , dente» como «deducción del producto del trabajo» no puede ser sino una teoría
den vincularse a este primer componente la distinción entre trabajo productivo e macroeconómica, y no requiere fundamento micra económico alguno. Del mismo
improductivo, la explicación del valor en términos de trabajo contenido y exigido, modo, una teoría del valor basada en el trabajo contenido y en el trabajo exigido
y la teoría del beneficio como renta residual. La segunda teoría, en cambio, cons-
no puede ser sino una teoría objetiva del valor, y no requiere fundamento psicoló-
tituye el fundamento del teorema de la mano invisible, de la idea de la economía
gico alguno.
capitalista competitiva como orden económico natural, de la teoría aditiva de los Una interpretación completamente distinta del anterior pasaje es la formula-
precios en conexión con la explicación del beneficio como remuneración del ries- da por Jevons, sobre la base de las teorías propuestas por Bentham y Gossen,
go y de la teoría de los diferenciales salariales. Los sujetos económicos que apare- más tarde aceptada por todos los economistas neoclásicos. Señalemos, sin em-
cen en esta segunda teoría ya no son agentes colectivos, como las clases sociales, bargo -a modo de inciso-, que ya Galiani había tratado de explicar de esta ma-
sino individuos: por ejemplo, compradores o vendedores de una determinada nera la teoría del valor-trabajo (de Locke y de Petty). Jevons insiste en el aspecto
mercancía que deciden qué cantidad demandar u ofrecer sobre la base de un pre- de la «fatiga y el fastidio» del trabajo. Éste se define ahora como un «esfuerzo pe-
cio que ellos no pueden alterar; o bien unos determinados capitalistas que deci- noso del cuerpo y de la mente ejercido parcial o totalmente con la perspectiva de
den transferir las inversiones de un sector a otro en busca de una mayor tasa de un bien futuro» (p. 221). Se trata, evidentemente, de «un caso de utilidad negati-
beneficio. va». Su medida se expresará en términos de «penalidad», y no es posible definida
Para entender hasta qué punto estos dos componentes de la teoría de Smith como magnitud objetiva. En efecto, cada individuo tiene sus propias ideas acerca
son verdaderamente distintos y, sin embargo, se hallan estrechamente vinculados de cuán «penoso» le resulta su trabajo. Una teoría del precio del trabajo que par-
entre sí, resulta conveniente observados aplicados a un problema específico: el ta de esta interpretación forzosamente habrá de tener fundamentos microeconó-
de la explicación de la naturaleza del trabajo y del nivel de su retribución. micos, al no poder dejar de considerar las decisiones individuales. Así, las teor~as
El capítulo V del libro l de la Riqueza de las naciones se inicia con las si- del valor y de la distribución que pretendan interpretar el trabajo en este, sen~l~o
guientes palabras: «El precio real de cada cosa, lo que cada cosa cuesta realmente no podrán evitar partir de la psicología de los individuos; y se las podra defimr
a quien necesita adquirida, es el esfuerzo y la molestia de adquirida. El valor real razonablemente como teorías subjetivistas del valor y de la distribución.
de cada cosa para quien la ha adquirido y necesita emplearla o intercambiarla No hay duda de que el pasaje de Smith se presta a ser interpretado legítima-
con otra es el esfuerzo y la molestia que ésta puede ahonade, imponiéndosela a mente de ambas maneras. Pero aún hay más. El capítulo X del libro l, en el que
otros. Lo que se adquiere con moneda o bienes se compra con el trabajo, igual Smith afrontó el problema de la estructura de los diferenciales salariales, empie-
que lo que se adquiere con el esfuerzo del propio cuerpo. Esta moneda y estos za así: «L~,§, . las desventajas de los distintos empleos del trabajo y de los

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LA REVOLUCIÓN DEL lAISSEZ FAIRE y LA ECONOMÍA SMITHIANA 77
76 PANORAMA DE HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO

2.3. La ortodoxia smithiana


fondos en el mismo ambiente deben ser, en su totalidad, iguales o tender conti-
nuamente a la igualdad. Si en un mismo ambiente un empleo fuera de manera 2.3.1. UNA ÉPOCA DE OPTIMISMO
evidente más o menos ventajoso que los otros, serían tan numerosas las personas
_qu~e amontonarían en el primer caso o lo abandonarían en el segundo, que ha- Los cuarenta años transcurridos desde la publicación de la Riqueza de las
rían que muy pronto sus ventajas o desventajas volvieran al mismo nivel que para naciones a la de los Principios de Ricardo constituyeron una época de entusiasmo
los otros empleos, Así sucedería al menos en una sociedad donde las cosas se y optimismo, tanto para la burguesía inglesa, que se hallaba en la fase más inten-
abandonaran a su curso natural, donde existiera perfecta libertad y donde cada sa de la revoluciÓn industrial. como para la continental, en particular la francesa,
hombre fuera perfectamente libre tanto de elegir la ocupació11 que juzgara más con- inmersa en el intento- de realizar el sueño de la Ilustración. Seguramente ninguno
veniente como de cambiarla cada vez que le pareciera oportuno. El interés llevaría de los intelectuales de la época representó mejor esta ola de entusiasmo que Wi-
a cada hombre a buscar el empleo ventajoso y a abandonar el desventajoso» lliam Godwin (1756-1836) y Antoine Nicolas de Condorcet (1743-1794): el prime-
(pp. 201 -202). ro, con sus tesis sobre la perfectibilidad humana y su programa de reforma radi-
Este pasaje parece dar la razón a la interpretación neoclásica: Efectivamen- cal de la sociedad, expresadas en la Investigación acerca de la justicia política
te, obsérvese la referencia a las decisiones individuales en el texto destacado por (1793); el segundo, con la idea, planteada en Bosquejo de un cuadro histórico de
nosotros en cursiva, donde Smith habla de «cada hombre» y de su libertad de los progresos del espíritu humano (1795), del progreso continuo del conocimiento
«elegir». La legitimidad de dicha interpretación la confirma el hecho de que, para científico y de las bases morales de la convivencia social.
Smith, la primera determinante de los diferenciales salariales la constituye la Es cierto que tampoco faltaron voces pesimistas. Una fue la de Thomas Ro-
«cualidad de agradable o desagradable», o bien la «levedad o dureza» del trabajo. bert Malthus (1766-1834), quien precisamente en 1798, en una polémica frente al
Así, a fin de que ,das ventajas o desventajas de los diversos empleos del trabajo» optimismo de Godwin, publicaba el Ensayo sobre el principio de población. Sin
sean «perfectamente iguales» es necesario que los diferenciales salariales reflejen embargo, se trataba de la voz aislada de un pastor conservador, exponente del
las diferencias de «penalidad». Esto sucedería en una situación de libre compe- punto de vista de una clase de la que no se podía esperar sino pesimismo en una
tencia, esto es, en una situación en la que «existiera perfecta libertad y donde época en la que la burguesía, sus mercancías, sus armas y sus ideas, triunfaban
cada hombre fuera perfectamente libre de elegir [oo.]».Y a este punto de vista es en todos los frentes. El «principio malthusiano de población» es una expresión,
al que nos referíamos al hablar de la teoría del equilibrio competitivo individualis- formulada de manera neta y clara, de aquel antiguo pesimismo religioso referen-
ta como del componente microeconómico del pensamiento de Smith. te a la naturaleza avariciosa y los efectos de la incontinencia humana, que ya Bo-
Naturalmente, Ricardo y Marx disentirían de tal interpretación, y no esta- tero, Cantillon, Ortes y otros habían expresado: los medios de subsistencia ofreci-
rían del todo equivocados. En efecto, el segundo determinante de los diferencia- dos por la naturaleza crecían según una progresión aritmética, mientras que las
les está constituido -siempre según Smith- «por el alto o bajo coste de aprendi- bocas que alimentar crecían a un ritmo exponencial. En Malthus encontramos
además la capacidad de extraer todas las consecuencias políticas de su «princi-
zaje»; y éste puede interpretarse como un determinante objetivo. Efectivamente,
pio». Puesto que las clases bajas no son capaces, como las altas, de usar el freno
los costes de aprendizaje de un oficio -sugerirá Marx- vienen dados por la can-
moral para controlar los efectos catastróficos de aquella ley de la naturaleza, en-
tidad de trabajo empleado para producir una determinada capacidad laboral, y
tonces debe permitirse al menos que la naturaleza cuide de sí misma. Ergo: la be-
pueden determinarse con referencia a la «tecnología educativa» disponible en
neficencia y la ayuda a los pobres deben ser desalentadas y abolidas.
una sociedad dada en una época dada, es decir, de nuevo en términos objetivos y
Desde el punto de vista de la teoría económica, el principio de población es
macroeconómicos. A este tipo de interpretaciones nos referíamos cuando aludía-
importante sobre todo por el uso que de él hicieron Ricardo y Torrens en su teo-
mos a la teoría del excedente como el componente macroeconómico del pensa-
ría de los salarios. Sin embargo, hay que recordar también las implicaciones que
miento de Smith.
dicho principio tenía para los rendimientos decrecientes en agricultura, tema so-
Veremos que casi todos los seguidores de Smith en la época que va desde la
bre el que ya James Anderson (1739-1808), en An Inquiry into the Nature of the
publicación de la Riqueza de las naciones hasta el final de las guerras napoleóni- Com Laws (1777), había formulado importantes tesis. Volveremos a hablar de
cas desarrollarán precisamente las ideas vinculadas a la teoría del equilibrio
ello en el próximo capítulo.
competitivo individualista; lo cual -sea dicho de paso- explica también por En cualquier caso, y como ya se ha mencionado, Malthus representaba una
qué Ricardo, para restablecer la autoridad de la teoría smithiana del excedente, excepción respecto al general optimismo de los economistas postsmithianos; pro-
habrá de hacer una revolución tomando precisamente a Smith como blanco pre- bablemente «postsmithiana» sea el mejor término para definir una economía polí-
ferente. Sólo resta añadir, para mayor claridad, que una contribución funda- tica que finalmente había encontrado sus foundations en la Riqueza de las nacio-
mental al desarrollo teórico y •.•la consolidación cultural del componente mi- nes. Por primera vez, en toda Europa los economistas descubrieron que hablaban
croeconómico del pensamiento de Smith, en detrimento del macroeconómico, el mismo lenguaje y que tenían las mismas ideas de los propósitos, los límites y el
fue la realizada por Bentham, el fundador del utilitarismo. Más adelante volve- objeto de investigación de la ciencia económica: las que les había asignado Smith.
remos sobre ello.

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