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es esa persona en sí, todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles solo por el hecho de
nacer, sin embargo para efectos prácticos hemos dividido los países en territorios y a su vez ellos
albergan sociedades, agrupando a las personas con determinadas características propias de su
lugar de nacimiento o residencia. Para conocer un poco mejor cómo es un venezolano te
presentamos a continuación 10 particularidades – que a todo aquel que ha crecido en nuestro país
– han de sonarles conocidas.
Al venezolano se le enseña desde pequeño a no llorar ante las crisis, a buscarle el lado positivo a
las malas situaciones, a que “mientras hay salud todo lo demás es opcional”. Es por ello que muy
probablemente si conoces a un venezolano en el extranjero, cuando lo veas en una situación
complicada, tendrá una sonrisa en el rostro porque “Dios proveerá”.
En Venezuela es legal la libertad de culto, sin embargo la mayoría del país profesa la religión
católica. Parte de nuestra tradición es acompañar el “Hola” con un “Bendición” cuando se saluda a
algún miembro de la familia mayor que nosotros. Las abuelas regalan particularmente a sus hijos y
nietos objetos que, de acuerdo a sus creencias, ofrecen protección divina a quien los usa.
El venezolano ama escuchar música a toda hora del día; sea en el transporte público, en la oficina,
la universidad, caminando o en cualquier otro lugar. Puedes encontrar un autobús a las 5:30 am
con un CD de vallenato a todo volumen.
Somos generosos con la comida; de hecho, en algunos estados del país (como Mérida, Táchira y
Trujillo) es una ofensa no ofrecerle comida a los invitados una vez que llegan a visitar la casa. Muy
raramente una persona comerá frente a ti sin ofrecerte aunque sea una probadita de su comida.
En cualquier lugar de Venezuela encontrarás uno o más parques, jardines, centros de arte, etc. A
los venezolanos nos encanta conectar con la naturaleza en nuestros ratos libres.
6. Tenemos un sobrenombre para todo
En Venezuela se suelen utilizar palabras genéricas para definir cosas específicas. Es muy común
que escuchen “Pásame el cosito de ahí” en vez de “Por favor, pásame el portavasos que tienes en
frente”. Simplificamos lo más que podemos una frase y entre todos nos entendemos.
Los venezolanos somos personas alegres y fiesteras. Celebramos bautizos, primeras comuniones,
cumpleaños, aniversarios (de novios, de boda, de petición de mano y de haberse conocido), fechas
patrias, carnavales, semana santa, vacaciones, día de la madre, padre y el niño; en fin, cualquier
excusa es buena para reunirse entre amigos y compartir. Un fin de semana puede consistir en un
viernes de fiesta, sábado de playa y domingo de parrilla en casa de alguien, por lo que también
somos personas muy enérgicas.
9. Somos solidarios
Sea que se trate de una emergencia a las 3:00 am y necesites que alguien te lleve a alguna parte, o
simplemente tienes un problema y necesitas un lugar donde dormir, el venezolano siempre te
ayudará dentro de sus posibilidades. Puedes contar con tus vecinos, amigos, familia e incluso
gente desconocida que pase por la calle cuando estés en medio de una crisis.
10. Somos sumamente creativos
El venezolano ve una ventana por cada puerta cerrada, no se queda en el problema y se lamenta,
siempre busca otra opción para poder surgir. Somos personas emprendedoras y creativas que
sacamos lo bueno de cada mala situación.
En fin, el venezolano es una persona – como decimos aquí – chévere, echada pa’ lante, alegre,
conversadora y chicharachera. Si quieres entender todos los términos que acabas de leer debes
venir a Venezuela, un lugar que siempre recibirá con los brazos abiertos a quienes deseen conocer
a su gente maravillosa, sus hermosos paisajes y contribuir a mejorar una sociedad, que a pesar de
sus días malos, conserva la alegría propia de su nacionalidad.
Tags: curiosidades, intercambio cultural, venezolanos, Venezuela
2p Características demográficas
La población estimada para el 2015 fue de 30 620 404 habitantes, con 49,9% de mujeres y una
densidad poblacional de 33 habitantes por km2. La población de menores de 1 año representaba
1,7%; los menores de 5 años, 8,9%; las mujeres en edad fértil (de 15 a 49 años), 26,5%; los
adolescentes (de 10 a 19 años), 18%, y las personas mayores (65 años y más), 9,7%. El 66,4% de la
población era económicamente activa (de 15 a 64 años).
En 1995-2015, el crecimiento demográfico anual fue de 1,7%; la tasa de natalidad, de 19,7 por 1
000 habitantes (1) y la tasa de mortalidad general, de 5,0 por 1 000 habitantes (3,9 para mujeres y
6,1 para hombres) (2).
3p Qué es la adolescencia?
Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen que ver con la
expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y órganos regidos por el cerebro
que, tras recibir información desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta sexual
humana. Los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta
dimensión así como la piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual y es
considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los órganos
genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han monopolizado todos los aspectos
placenteros de la sexualidad en detrimento del placer proveniente de otras zonas corporales como
la piel. Esto, que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se
reconoce una gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que la
hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias.
También se integran en esta dimensión biológica las cuestiones relacionadas con el desarrollo
sexual y sus diferentes etapas, que comprenden toda la vida. Desde el nacimiento, la infancia, la
pubertad, el tiempo en el que se inicia la capacidad de procreación y hasta cuando ésta se pierde
se sigue viviendo como ser sexuado. Integra también los distintos aspectos relacionados con la
respuesta sexual humana, que es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas de nuestro
organismo (nervioso, endocrino y vascular).
Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la sexualidad, que será
facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias experiencias, las referidas por otras de
su entorno, el ambiente social y cultural en el que está inmersa, su formación y su información,
sus creencias religiosas, etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su entorno una imagen
basada en su conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o no con su íntima
realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo permanecen
inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos de nuestros padres, madres, educadores y
educadoras, así como de compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable que el entorno
social mediatiza de manera importante tanto nuestra actitud como nuestra conducta hacia la
sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves que sean, generan en el
individuo reacciones de ansiedad, inseguridad, miedo al fracaso, etc. y repercuten en la pareja,
que puede responder adoptando diversas actitudes -comprensiva, de colaboración o de rechazo o
irritación- pero que en general no suelen dejarla indiferente.
Así pues, la dimensión psicosocial de la sexualidad conjuga factores psicológicos (emociones,
ideas, actitudes personales) con factores sociales (influencia del entorno social) y su evaluación es
muy importante porque con ella se puede explicar el origen de numerosos trastornos sexuales.