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Donde está tu corazón está tu tesoro, donde está tu tesoro está tu atención
Atención e Intención
Nuestro mundo moderno está tan lleno de estímulos agradables y tentadores que hemos
perdido noción de la pérdida de poder personal que representa tal situación. Cuando
nuestros sentidos se ven atraídos y luego secuestrados por cualquier elemento externo a
nosotros y perdemos el contacto con nuestra presencia y autoconsciencia -nuestro
sentido de yo- hemos perdido lo mas sagrado y valioso que dispone un ser humano. La
publicidad es la ciencia que estudia el modo de atraer nuestra atención para luego
vendernos algo. Uno de los problemas de la publicidad es que ocupa buena parte de
nuestro espacio sonoro y auditivo, además de que no tenemos mas remedio que
soportarlo buena parte de nuestro tiempo. Ello representa un ruido constante, lo cual nos
aleja de nuestra esencia y fomenta la frecuencia del ego.
La atención es la cualidad mas importante que tiene un ser humano. Pues somos y nos
convertimos en aquello en lo cual ponemos nuestra atención. El modo como nuestra
mente interactúa con su entorno hace que se identifique con él. Identificarse significa que
pierdo la noción de quien soy para entregar toda mi atención a lo que estoy percibiendo.
En el mundo y en el tiempo que vivimos el tema de la atención ha perdido importancia.
Nos han adoctrinado para que aceptemos sin mas que nos penetren, que se introduzcan
en nuestras mentes con música, colores, formas, ideas, slogans, canciones y ritmos. En ese
momento nos convertimos en seres femeninos, débiles, vulnerables y susceptibles de ser
poseídos desde afuera.
Cuando una persona se siente "atrapada en el silencio" corre a llenar ese momento con la
radio, la tv o alguna música. He viajado en transportes colectivos donde los pasajeros
exigen que les pongan música. Regañan y critican al chofer cuando la unidad está en
silencio. Vamos a la naturaleza con reproductores de música y llenamos ese espacio de
sagrado silencio con nuestros ruidos electrónicos. Eso es ignorancia, irrespeto y absoluta
desconexión. Ignorancia de las consecuencias de nuestros actos, irrespeto a lo mas
sagrado y desconexión de lo mas profundo.
Justamente el Enfoque Álmico nos propone un cambio, voltear la mirada, poner nuestra
atención en un foco vibratorio elevado, coherente, armónico. No es lo mismo mirar una
pancarta publicitaria con una chica decorada para excitar o escuchar una canción que nos
incita a los celos y el dolor, que mirar una flor, en especial la flor que geométricamente
nos conviene en ese momento. En ese momento, usando el poder de la voluntad
soberana que nos anima, decidimos mirar hacia lo alto. Y si de verdad somos capaces de
colocar la atención en un plano superior y nos dejamos penetrar por esa energía, no
pasará mucho tiempo sin que experimentemos un suave y sutil bienestar, una paz y un
estado de coherencia, a la vez que cada célula de nuestro cuerpo ordenará sus funciones
según el nuevo código de frecuencias que está recibiendo. Eso definitivamente abre las
puertas a la sanación, desde adentro.
Junto con la atención ha de venir la intención. Son dos caras de la misma moneda. La
atención es el lado yin y la intención el lado yang, pero en lo profundo de nuestra
consciencia se funden en uno solo. Con la atención enfoco, recibo y mantengo viva la
intención. Con la intención decido, actúo y modifico. Usar ambas consciente y
deliberadamente es recuperar nuestro poder como seres creadores.
Poner la atención e intención en un estado elevado o frecuencia coherente no es lo mismo
que pedir ser elevados. De hecho termina siendo casi lo contrario. Cuando pedimos u
oramos por que nos sea concedido un deseo, que seamos ayudados, consolados,
rescatados o cualquier otro pedimento, estamos dando por sentado que ni tenemos lo
que estamos pidiendo ni tenemos el poder por conseguirlo por nosotros mismos. El
asunto es que el Universo responde de modo literal a nuestras creencias. Si creemos que
no tenemos, el Universo dirá "¡así será!" y con nuestra acción estaremos profundizando
nuestra esclavitud psicológica. Elevarnos usando el poder de la atención y la intención es
un acto de afirmación, aceptación y puesta en práctica de nuestro poder y creatividad. Es
de tal fuerza y expresividad que me recuerda aquella frase "el Reino de los Cielos hay que
tomarlo por asalto".
Pongamos el ejemplo de la confección de una sopa para ilustrar el ejemplo anterior. Usted
puede desear o querer hacer la sopa, puede pensar en ello, puede leer un libro sobre ello,
puede orar fervientemente para que aparezca la sopa. Nada de eso va a cocinar la sopa.
Es el acto soberano de su voluntad para caminar a la cocina, juntar los ingredientes y
ponerlos al fuego lo que va a dar lugar a la sopa. Pudiésemos argumentar que eso se
aplica a algo sencillo como una sopa, pero no a un tema que se nos antoje inalcanzable
como la enfermedad terminal de un familiar, o una situación económica muy apretada, o
cualquier otra situación que nos parezca demasiado alejada de nuestras posibilidades. En
todos esos casos podemos aplicar la atención a la intención y en ese instante abrimos la
puerta para que el Universo manifieste, lo que nosotros como seres cocreadores estamos
propiciando.
Tampoco pretendo criticar o devaluar la oración como herramienta. El nivel mas alto de
oración no es petición sino sintonía: "porque estoy sintonizado con la frecuencia de Dios
se que lo que ahora necesito me será concedido". ¿Pueden percibir el tenor de la intención
en esa frase?
Hemos leído que fuimos creados a la imágen y semejanza de nuestro Creador, pero ni
entendemos, ni honramos, ni utilizamos esa dote que hemos recibido. Claro que la
capacidad creativa es proporcional al tamaño del grano de mostaza de la fe. Y como no
tenemos fe, no tenemos poder ni creatividad.
Con frecuencia nos sentimos víctimas, objetos vulnerables y débiles a merced de fuerzas
que no comprendemos y que no nos sentimos capaces de controlar. Solo cuando usamos
plena y eficazmente nuestra creatividad dejamos de ser víctimas. No debemos permitir
que ninguna circunstancia en nuestra vida nos arrebate ese poder para romper nuestra
prisión psicológica. Puede ser que nuestra actual circunstancia nos esté forzando a pensar
que de verdad estamos atrapados en una trampa familiar, social, política, económica, de
salud o cualquier otra. El tamaño de la dificultad tan solo expresa el tamaño de la
exigencia y la prueba que la vida nos pone para hacernos trabajar como seres creativos.
Cierto que a veces el atrape en la ilusión es tan grande que en ese momento no tenemos
el poder para arrancar con nuestros propios pies. Afortunadamente, siempre hay una
ayuda cercana. Pide y se te dará, es la ley y la promesa. Pedir e intentar no son
contradictorias -son etapas en un proceso. Y hay una intención en esa petición.
Tenemos dos verbos -dos acciones- que son muy cercanos: intentar e intencionar. Este
último pareciera no estar en el vocabulario común (de hecho el corrector ortográfico de
mi ordenador ya me avisó que tal palabra no existe). Pero, permitámonos la licencia de
convertir en acción las palabras intento e intención. Son dos aspectos de una misma
acción. El intento se hace afuera y la intención se hace dentro. O quizá mas preciso sería
decir que la intención es el sustento (yin) del intento (yang) que es la acción.
El Dr. Masaru Emoto, de Japón, ha llevado a cabo una serie de interesantes y hermosos
experimentos con el agua, con los cuales demuestra por una parte el poder de la intención
y por otra la memoria del agua. Según sea el orígen del agua, esta cristaliza dando lugar a
diversas formas, cuando se congela. El proceso consiste en "pensar en colocar" una
intención en una porción de agua. Pensamientos negativos y aguas estancadas dan lugar a
cristales sin estructura ni orden definido, deformados y fragmentados -para nuestro
sentido estético se perciben como feas. Pensamientos positivos y coherentes dan lugar a
bellos cristales, estructurados en formas geométricas diversas.
Una vez llegado al punto donde tomo la decisión de actuar desde mi poder, viene la
pregunta ¿donde pongo la atención y con cual intención? En verdad que pareciera que lo
que tengo que hacer es arremeter con furia contra lo que me obstaculiza o salir disparado
como cohete en busca de mi objetivo. No siempre son esos los movimientos mas
inteligentes. Yo diría que casi nunca lo son.
La pureza, por cierto, se puede ejercitar, ejercer, recordar, invocar y experimentarla como
intención. El propósito del Enfoque Álmico es darnos una pista, una referencia, para que
encaminemos nuestros pasos hacia una mayor pureza. Nos invita a invocar pensamientos
de mayor coherencia. ¿Coherencia con que? con la mente de Dios...
Pero no debemos olvidar que así como la intención es la cualidad sobre la cual estamos
trabajando, el enfoque -o atención- es lo que vuelve eficaz nuestro pensamiento
intencionado. Uno cualifica, el otro cuantifica.