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ENFERMO Y ENFERMEDAD

Normalidad: este término tiene una gran carga semántica de valore y actitudes que no es fácil
explicar por qué sigue siendo un tema favorito de la psicopatología. La complejidad del
enfermar humano permite adelantar que ningún concepto unilateral de normalidad es
aceptable.

Problemática de los criterios de Normalidad y Anormalidad en Psiquiatría.

En términos generales parece no haber duda en considerar que la Psiquiatría es un conjunto


de conocimientos, técnicas y métodos que se hallan integrados y unificados entre sí con el
objeto de estudiar y clasificar los trastornos psiquiátricos, comprender la génesis y causalidad
de los mismos, prevenirlos y curarlos cuando se ha producido. Es evidente que este
planteamiento nos enfrenta de inmediato con el problema de delimitar claramente lo que se
entiende por normal y anormal en el campo de la vida psíquica. Y sin embargo, seguramente
por razón de su misma dificultad, este problema es soslayado en la inmensa mayoría de los
tratados y manuales de psiquiatría, como lo es también en el ejercicio práctico de esta
especialidad. De hecho, se investiga, se actúa y se escribe como si, por un acuerdo tácito, los
psiquiatras supieran perfectamente en que consiste la normalidad y la anormalidad psíquicas
y, por tanto, donde termina la salud mental y donde comienza la enfermedad. La realidad es
totalmente opuesta a esta presunción. No existen definiciones precisas acerca de lo que debe
entenderse por normalidad y anormalidad psíquicas, y cada psiquiatra actúa, en este sentido,
parte guiado por una intuición personal, más afectiva que basada en un razonamiento lógico, y
en parte conducido por un consenso general, más bien popular y pre-científico, acerca de qué
clase de comportamientos humanos deben ser considerados indicadores de una enfermedad
psíquica.

Sería falso, sin embargo, no tener en cuenta que , si bien en el plano teórico y conceptual
existen graves dificultades para establecer los límites de la enfermedad mental, en la práctica
estas dificultades son mucho menores; y hasta hace relativamente poco tiempo, los
psiquiatras, aún los pertenecientes a distintas escuelas, creían moverse en un terreno
relativamente seguro y común a todos cuando hablaban de perturbaciones de la vida psíquica
y cuando ejercían su actividad profesional sobre dichas perturbaciones. Tampoco existían
desacuerdos notables entre la que podemos llamar “psiquiatría oficial o institucionalizada” y
la sociedad en que esta psiquiatría estaba insertada, sin que sociólogos, filósofos ni escritores
sintieran necesidad de fiscalizar ni cuestionar la labor de la psiquiatría. Al mismo tiempo, los
propios psiquiatras parecían sentirse satisfechos con su papel y con el trabajo que
desempeñaban, sin que entre ellos surgieran voces discordantes que pusieran en tela de juicio
su función. Pero es necesario, de inmediato, advertir que esta avenencia, tanto en el seno de la
misma psiquiatría como en lo que podemos considerar relaciones exteriores a esta, era y
continúa siendo, en lo que persiste, aparente y superficial, fundada en la indiferencia y
desinterés generales, por una parte, y en la resignación y pasividad de los psiquiatras, por otra.
En todas las civilizaciones civilizadas, la sociedad, en sentido amplio, ha mostrado siempre
marcado desdén, repugancia y miedo por las enfermedades psíquicas y ha relegado a la
psiquiatría al último lugar de las atenciones sanitarias dispensadas a la población, siendo
abandonados los que padecen de problemas de salud mental graves o leves, condenados a
padecer con su sufrimiento.
Esta situación de “compromiso” ha sido denunciada muy oportunamente en los últimos años;
y a la par que se advierten los esfuerzos para mejorar las condiciones de asistencia psiquiátrica
y para una más eficaz prevención de las enfermedades mentales, la psiquiatría ha tomado más
conciencia de la necesidad de precisar mejor lo que debe entenderse por normalidad y
anormalidad psíquica. Este aumento en la exigencia de una mayor claridad en lo que
constituye propiamente la materia de estudio y trabajo de la psiquiatría, viene determinado
por tres movimientos que convergen en este punto, aunque no coincidan en muchos de los
restantes:

1. La anti-psiquiatría: Sus máximos difusores han sido R.D. Laing y D.G. Cooper, cuestiona
la existencia misma de la psiquiatría tal y como ha sido concebida hasta el momento.
Algunos de sus representantes dudan de que existan enfermedades psíquicas, sin
embargo la mayoría no llegan a negar la realidad de las enfermedades psíquicas pero
convierten al enfermo mental en víctima de las actitudes patológicas de sus familiares,
y al psiquiatra en cómplice de aquellos al encargarse del cuidado del miembro
supuestamente enfermo, con lo cual, dicen ellos, institucionaliza y consagra la
enfermedad, encerrando al enfermo en un círculo diabólico. No explican si las
denunciadas actitudes patológicas de los familiares del enfermo derivan, a su vez, de
otras actitudes patológicas de sus propios familiares, cosa que parecería deducirse por
un razonamiento consecuente.
Existe en las publicaciones del movimiento anti-psiquiátrico, una evidente idealización
de la enfermedad, a la cual la conciben como la única forma de reacción posible por
parte del enfermo ante las presiones ante las que se ha visto sometido. Para ilustrar
sus concepciones recurren casi sitemáticamente a exponer casos clínicos
diagnosticados con Esquizofrenia, especialmente en sus formas limítrofes que por las
complejidades que presentan (imprecisión diagnóstica, escasa eficacia a los
tratamientos habituales, etc), se prestan pñara ser ejemplificadas como producto de la
patología familiar. AL presentar al psiquiatra como aliado de la familia en contra del
enfermo, olvidan a toda la gran masa de pacientes que, al contrario de lo que sucede
con el número relativamente reducido de los que deben ser internados, acuden
voluntariamente al psiquiatra para recibir ayuda, con o sin el consentimiento de sus
familiares, sin ser recluidos en ningún sanatorio ni dejar de cooperar activamente en la
sociedad en que viven. El movimiento anti-psiquiátrico ha denunciado muchas
insuficiencias y vicios de la psiquiatría y ha obligado a ésta a realizar un examen de
conciencia y a efectuar una revisión de muchos conceptos y postulados, entre ellos el
de los criterios de normalidad y anormalidad psíquica. Sin embargo aún partiendo de
ciertas y justificadas necesidades de renovación, la mayor parte de sus afirmaciones y
actirudes son gratuitas generalizaciones basadas en algunos acasos es cogidos con
evidente intención efectista, o bien especulaciones carentes de todo fundamento
clínico. La exigencia de un mejor estudio de las circunstancias familiares, personales y
ambientales para la comprensión de la enfermedad psíquica se halla ya implícita en los
primeros escritos de Freud y no ha sido abandonada, desde entonces, por el
psicoanálisis. EN la actualidad, a partir de las investigaciones y trabajos de Maxwell
Jones, este interés por la dimensión social del enfermo constituye una parte esencial
de los conocimientos y la metodología de la psiquiatría, sin que parezca que ello haya
de llevar una negación de todo el saber psiquiátrico acumulado durante generaciones
de científicos, a convertir al enfermo en una víctima idealizada, ni a renunciar al
derecho al tratamiento de las enfermedades mentales.
2. Renovación de la Psiquiatría: la utilización progresivamente más acentuada de las
técnicas de grupo en las instituciones cerradas y en las consultas ambulatorias: el
convencimiento de la necesidad de la psicoterapia, individual o colectiva, como
tratamiento de determinados trastornos psíquicos; la práctica de las comunidades
terapéuticas y la comprensión de la génesis de muchas enfermedades psíquicas gracias
a las investigaciones psicoanalíticas, por un lado, y los notables avances de la
psicofarmacología por otro, han abierto en los últimos añis nuevas perspectivas a la
psiquiatría, tanto en el aspecto asistencial como en el de la investigación, con un
mayor nivel de auto-exigencia por parte de las jóvenes promociones de psiquiatras, a
la vez frente a sí mismas y frente a la sociedad en que prestan sus servicios. El deseo
de una mayor claridad en el concepto y delimitación de la anormalidad psíquica es la
con secuencia inevitable de esta actitud.
3. Labor de prevención: en su interrumpido avance, la psiquiatría abandona la institución
sanatorial y la simple consulta externa de enfermos para reinsertarse más
profundamente en el seno de la sociedad a través de los movimientos y centros de
higiene mental. Ya no se trata únicamente de prevenir a nivel individual, sin de realizar
una labor profiláctica más amplia, de tipo social. Esto conlleva también una mayor
necesidad de diferenciar, en lo posible, entre la anormalidad y la normalidad psíquicas
para saber qué es lo que se ha de prevenir y en quien y como se ha de realizar esta
prevención.

CRITERIOS DE NORMALIDAD Y ANORMALIDAD:

Existen varios criterios que en sí no se contradicen sino se complementan para explicar


que es normalidad y anormalidad.

Criterios generales:

Según Offer y Sabshin, describen cuatro criterios generales:

1- Normalidad como salud, evalúa como normal la ausencia de síntomas, por lo tanto
existía una anormalidad con la presencia de síntomas.
El problema básico y fundamental de este criterio es que no hay síntomas fijos,
absolutos de anormalidad. Es decir, cualquier sentimiento, pensamiento y reacción
que nosotros observamos es un paciente mental puede ser también observado en una
persona normal. Generalmente de forma más controlada, más moderada y
socialmente más aceptable. Cualquier síntoma psicopatológico puede ser considerado
normal si su forma de expresión es normal. Escapan en esta definición por ejemplo los
trastornos de ideas delirantes o neurosis por problemas inter-relacionales.

2- - Normalidad estadística, una interpretación de la norma se basa en el modelo


estadístico que sostiene arbitrariamente como normal las reacciones usuales o típicas
de la gran mayoría de la población, las reacciones inusuales o atípicas van a ser
consideradas como anormales independientemente de su cualidad. La mayor parte de
los aspectos del ser humano se ajustan a una distribución normal (curva de
distribución normal) es decir, que para la mayor parte de la población la dispersión de
una característica completa es relativamente limitada.
Las personas comprendidas entre +/- 2 desviaciones estándar serían normales.
- Ventaja:
Incluye a la mayor parte de la población en la normalidad.
El carácter relativo de la normalidad y anormalidad.
- Inconveniente:
Depende de la frecuencia de las conductas.
No tiene en cuenta la calidad de la conducta.
No discrimina anormalidades por exceso: por ejemplo los superdotados y oligofrénicos
y no queda claro la esencia de la normalidad ni los límites de salud y enfermedad con
peligro de someter lo social a modas sociales, por ejemplo la masturbación excesiva.
También quedan fuera de este criterio las minorías étnicas que presentan
peculiaridades mediadas por la cultura en cuanto a formas de autorregular la conducta
y son por lo tanto, diferentes a la mayoría de la población en ese sentido.
3- - Criterio ideal de normalidad, este criterio parte de cómo deberían de comportarse las
personas, en este sentido la norma seria el ideal. El criterio ideal en realidad es un
criterio utópico. El criterio ideal según los utópicos serian:
✓ Maslow, postula una jerarquía de necesidades humanas ordenadas de acuerdo a su
importancia vital. La pirámide de Maslow es: la mecánica de satisfacción de estas
necesidades es satisfacerlas poco a poco, ordenadamente empezando por la base.
La persona normal para Maslow es aquella que de forma cotidiana se maneja en la
satisfacción de las necesidades de autorrealización ya que esto implica que esta
persona tiene satisfechas todas sus necesidades.
✓ Cole, propone un criterio ideal basado en la madurez. Para Cole la persona normal es
aquella que alcanza la madurez en tres dimensiones.
Las dimensiones son:
- Afectivo - emocional, exige un tono emocional constante que origine sentimientos
de seguridad y confianza y que nos permita establecer relaciones emocionales
positivas y recíprocas.
- Intelectual, implica la toma de conciencia y una capacidad de auto evaluación y
comprensión realista.
- Socio-volitiva, implica la productividad, el trabajo y el logro de objetivos sociales,
mantenimiento en este caso el respeto a los demás.
✓ Allport, sostiene que la persona normal debe de reunir los siguientes requisitos:
- Diversidad de intereses autónomos, por ejemplo el síndrome del nido vació. Tener
varios objetivos vitales, no focalizar en uno.
- Capacidad de auto-objetivación, implica o abarca la capacidad que tiene la persona
de conocerse a sí mismo y de su capacidad para participar activamente en la
sociedad.
- Filosofía de la vida, la persona normal es consciente de sus motivaciones, de sus
deseos, ambiciones, de sus sentimientos y de sus objetivos vitales. Es decir, tendría
un proyecto vital realista.
- Capacidad de experimentar afecto y establecer relaciones profundas, la persona
normal es capaz de establecer relaciones profundas con otras personas y de tener
una cierta sensibilidad en lo que se refiere a las necesidades y sentimientos de los
demás. La persona anormal es incapaz de experimentar el afecto reciproco.
- Actitud vital tolerante, la persona anormal es una persona que de manera habitual
está ansiosa, está en un estado de tensión permanente lo que les hacer ser
hipersensibles tanto a los aspectos agradables como desagradables de la vida, se
denominan personas que tienen baja tolerancia a la frustración.

Tal concepción confunde la normalidad con la propuesta de un ser humano ideal


desde el punto de vista psíquico, y dado que esa “mezcla armoniosa y perfecta de los
elementos del psiquismo” es prácticamente inalcanzable, así de inalcanzable también
sería la normalidad y no tendría siquiera sentido hablar de la misma. Hay un peligro de
convertir la salud mental en quimera utópica ya que son pocos los que poseen un
equilibrio perfecto intra-psíquico.

4- Normalidad como proceso: El individuo normal debe ser capaz de manejar los distintos
períodos de su vida acorde a lo esperable para la etapa del ciclo vital que atraviesa. Los
cambios evolutivos son de extraordinaria importancia a la hora de describir la
normalidad, y determinadas formas de autorregulación del comportamiento que
pueden considerarse normal en una etapa del ciclo vital, pudieran considerarse
francamente anormal en otras. El insuficiente control emocional de un niño de la
etapa preescolar, lo cual es esperable para su edad, no debería existir en la
adolescencia o en la etapa de adulto joven. La psico-rigidez de un anciano no debería
existir en la niñez.
5- - Criterio social, la norma seria la opinión social predominante. El hecho de que una
conducta sea clasificada como normal o anormal va a depender de la reacción de los
miembros del grupo social de referencia. Todas las sociedades estimulan a sus
miembros para que adquieran y acepten unas pautas de conducta, costumbres y
sistemas de valores.
Ventajas de este criterio:
La principal es que promueve la identidad y solidaridad dentro de los grupos.
Contribuye al establecimiento y armonía en las reacciones sociales.
Inconvenientes o desventajas:
Es un criterio variable, relativo. Cambia con el tiempo y de unas culturas a otras.
Delimitar el grupo de referencia.
Una sociedad puede comportarse de forma patológica.

Criterios específicos:

Son un intento de especificar lo que es una conducta normal y una anormal.

Hay 5 criterios específicos que se manejan de forma conjunta, no son independientes entre sí.

- Eficacia del funcionamiento psicológico, datos experimentales y clínicos confirman que la


severidad del déficit psicológico y la psicopatología correlacionan de forma positiva. Cuanto
más grave / intenso es el deterioro psicológico más grave es la psicopatología.

Las funciones psicológicas que se evalúan son las inherentes al ser humano, es decir, son la
atención, la percepción, razonamiento, aprendizaje, memoria, comunicación y la afectividad
básicamente. Desde este punto de vista, personas con un trastorno mental no significa que
carezcan de la capacidad de pensar, sino que está deteriorada esa capacidad nada más.

- Eficacia del funcionamiento social, la base de este criterio está en la relativa incapacidad de la
persona para en primer lugar estar eficazmente conformado con el modelo cultural, y en
segundo lugar evitar comprometerse en acciones que difieren de forma drástica de la norma
cultural. Se usa el criterio para describir la forma básica de incapacidad de comprometerse a
unas acciones.

Los principales signos de un funcionamiento social defectuoso incluirían en primer lugar la


falta de control sobre los impulsos agresivos, la excesiva desconfianza y recelo con respecto a
los otros, en tercer lugar la comunicación incoherente, en cuarto lugar la irresponsabilidad, en
quinto lugar tendencias autodestructivas y por último el egocentrismo (interés por uno
mismo).

- Grado de autocontrol consciente, el deterioro del autocontrol consciente es el criterio aislado


más decisivo en psicopatología. De los cinco criterios el más determinante para determinar la
normalidad o anormalidad será este criterio. El saber controlar nuestros impulsos de rabia,
ira,... Es un signo de autocontrol, de salud mental.

- Evaluación social, la presencia y severidad de un funcionamiento psicosocial defectuoso e


incontrolado puede advertirse en primer lugar por la observación directa de la conducta del
sujeto, en segundo lugar por los datos que nos proporcionan y en tercer lugar por los informes
y entrevistas y la historia del caso.

Mediante el uso de test estandarizados podemos expresar en términos cuantitativos el grado


de desviación o deterioro de una función específica. La función evaluativo se va a centrar
entres interrogantes fundamentales que son:

- Si los datos que disponemos indican una alteración o deterioro del funcionamiento
psicosocial.
- Si es la disfunción tan severa que desorganiza de forma significativa el ajuste social
o personal de la persona.
- Si puede explicarse este trastorno de la conducta mediante una explicación
natural.

La evaluación lo realizan / comparten tres grupos:

- La familia
- La comunidad (amigos, vecinos, compañeros de trabajo,...).
- Profesionales que están legitimados para ejercer este rol.

Los tres grupos comparten la responsabilidad de evaluar una conducta como normal, estarán
de acuerdo en:

- Cuando el funcionamiento psicosocial esta tan deteriorado y desordenado que la


persona es incapaz de afrontar los problemas de la vida cotidiana.
- Cuando no es autónomo en su cuidado y de establecer relaciones sociales.
- Cuando los impulsos agresivos son incontrolados porque ponen en peligro la
seguridad del grupo / sociedad.
- Cuando no es tan evidente el trastorno surgen discrepancias y no es tan difícil
diagnosticar el problema.

- Evaluación personal, en los desórdenes moderados en los cuales los déficit psicológicos no
son discernibles y si el ajuste social es adecuado en estos casos el sufrimiento interno de la
persona es el principal indicador de un problema psicológico.

Reflexiones sobre los criterios de normalidad/ anormalidad:

De acuerdo con Belloch & cols todos los criterios son necesarios, pero ninguno es excluyente.

• Ningún criterio por si mimo es suficiente para definir un comportamiento, un sentimiento o


una actividad mental como desviada, anormal o psicopatológica.
• Lo anormal no es necesariamente patológico y más bien viene y más bien viene delimitado
por la desviación media de la norma, correspondiente a la totalidad del grupo de referencia.

• Lo normal se delimita desde el ámbito de la esfera sociocultural y únicamente indica una


adecuada adaptación al contexto social.

CARACTERÍSTICAS DE LA NORMALIDAD:

A continuación se enuncian algunos criterios de salud mental o de normalidad psíquica que


señalan un adecuado funcionamiento pedo mental:

● Sentido propio de la identidad y la cohesión interna, que va unido aun conocimiento


de uno mismo, de las propias motivaciones, deseos y emociones.
● Sentido de la autoestima, ajustado a la realidad. Significa sentirse satisfecho y en paz
con uno mismo, con el desarrollo de su “Yo ideal” que sirve de referencia para la
evolución en continuo perfeccionamiento personal.
● Sentimiento de seguridad, de ser aceptado en el mundo social.
● Capacidad para aceptar y dar afecto.
● Responsabilidad hacia el grupo social y familiar en el que el sujeto se desenvuelve.
● Capacidad-no problematizada- de lograr una satisfacción de las necesidades biológicas:
hambre, sexualidad, sueño y descanso, etc.
● Capacidad para ser productivo y sentirse creativo y feliz en lo cotidiano.
● Desarrollo de un sistema axiológico, coherente y aceptado con responsabilidad.
● Ausencia de tensión y de hipersensibilidad.
● Presencia de un firme anclaje en la realidad, sin percepciones distorsionadas, de la
misma ni expectativas no adecuadas a ella.
● Resistencia al estrés y a la frustración. En función de la existencia de mecanismos de
defensa del Yo y su capacidad de enfrentarse eficazmente con los conflictos.

CRITERIOS DE ANORMALIDAD:

De acuerdo con Rosenhan y Seligman (1989), existen siete criterios que pueden utilizarse para
etiquetar el comportamiento como “anormal”:

- Malestar o deterioro. Un individuo experimenta malestar personal o deterioro en


su funcionamiento, lo que produce un riesgo de menoscabo físico o psicológico, o
pérdida de la libertad para actuar.
- Irracionalidad. Un individuo actúa o habla de manera irracional o incomprensible
para otros. Un hombre que responde a voces que no existen en la realidad
objetiva, se comporta de manera irracional.
- Conducta impredecible. Un individuo que actúa de forma impredecible o errática
de una situación a otra, como si experimentara una pérdida del control. Un niño
que golpea su puño contra una ventana sin ninguna razón aparente, manifiesta
una conducta impredecible.
- Poca convencionalidad y rareza desde el punto de vista estadístico. Un individuo se
comporta en formas estadísticamente raras y que violan las normas sociales o lo
que es aceptable o deseable. Sin embargo, el simple hecho de ser poco común
desde el punto de vista estadístico, no produce juicio psicológico de anormalidad.
Por ejemplo, un nivel muy alto de inteligencia es sumamente raro, pero se
considera indeseable, por lo que con frecuencia se califica como anormal.
- Incomodidad del observador. Un individuo provoca incomodidad en los demás al
hacerlos sentir amenazados o molestos de alguna forma. Una mujer que camina a
la mitad de la calle, hablando en voz alta consigo misma, crea incomodidad en
otros peatones que tratan de evitarla.
- Violación de normas morales e ideales. Un individuo viola las expectativas de la
forma en que nos debemos comportar, en relación con las normas sociales. Con
este criterio, un individuo podría ser considerado anormal si no desea trabajar o
no cree en dios. Este criterio de la anormalidad también es importante en
situaciones legales.
- Para poder etiquetar una conducta como “anormal”, más de un indicador debe
estar presente y ser válido. Cuanto más extremos y preponderantes sean los
indicadores, habrá mayor confianza en el señalamiento de una condición como
anormal. Ninguno de estos criterios es condición necesaria, compartida por todos
los casos de anormalidad. También es verdad que ningún criterio por sí solo es
condición suficiente para distinguir todos los casos de conducta anormal de
aquellas variantes normales del comportamiento.

ELEMENTOS DE LA ANORMALIDAD / NORMALIDAD:

- Elementos de la Anormalidad: para definir la anormalidad es necesario tener en cuenta una


serie de elementos, que permiten definir un comportamiento como anormal.

- Sufrimiento: La anormalidad produce sufrimiento. Una persona que està


deprimida sufre mucho. El contexto en el que se produce el sufrimiento es
determinante para considerar aquello como anormal.
- Desadaptación: El que un comportamiento sea funcional y adaptativo, es decir,
que permita al individuo conseguir unos objetivos, es fundamental para que sea
considerado como normal o anormal. Lo anormal interfiere con el bienestar de la
sociedad.
- Irracionalidad e Incomprensibilidad: Presenta un comportamiento incomprensible,
que no tiene un significado racional, se tiende a considerar, tanto a la persona
como al comportamiento, anormales.
- Pérdida de control: Suele esperarse que las personas se controlen a sì mismas y
que su comportamiento sea predecible.
- Excentricidad: La gente reconoce como aceptable y convencional aquellas acciones
que ellos mismos harían.
- Incomodidad para el observador: Cuando una persona viola o no cumple las
normas sociales, su comportamiento se considera anormal.
- Violación de normas morales: El comportamiento no se juzga en función de lo que
es convencional y frecuente, sino en función de si cumple las normas morales, lo
que quiere decir que uno debe comportarse de cierta manera.

-Elementos de la Normalidad: Existen seis elementos necesarios para conseguir la normalidad


y defenderse de la anormalidad.

- Actitudes positivas hacia uno mismo: Aceptarse a uno mismo implica que la
persona ha aprendido a conocerse a sí misma.
- Crecimiento y desarrollo: Supone el deseo de utilizar las habilidades que uno
posee
- Autonomía: Genera un grado de libertad emocional frente a las demandas sociales
y tomar responsabilidad de nuestras propias acciones.
- Percepción adecuada de la realidad: La capacidad de decir no lo sé cuándo no se
tiene la información suficiente para juzgar una situación.
- Competencia ambiental: Ser competente en las diferentes actividades, tanto en el
trabajo como en las relaciones personales
- Relaciones interpersonales positivas: La habilidad para disfrutar de la compañía de
los otros, dar y recibir apoyo, respetar al otro.

SALUD- ENFERMEDAD:

DEFINICIÓN DE SALUD OMS 1946:

Es un estado completo de bienestar físico, mental y social que no sólo consiste en la ausencia
de enfermedad o dolencia.

Es un concepto integral porque considera al hombre en su contexto BIO- PSICO- SOCIAL

SALUD MENTAL:

La salud mental es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “un estado de bienestar
en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones
normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, siendo capaz de hacer
una contribución a su comunidad.” Por tanto, va más allá de la simple ausencia de enfermedad
mental.

Distintas perspectivas de la salud mental.

La salud mental al igual que la salud física es un estado relativo y por lo tanto difícil de definir.
Que la salud mental es un estado relativo significa que las personas con un diagnóstico de
trastorno mental pasan periodos de tiempo en los que hay una relativa ausencia de síntomas.
A su vez las personas que denominamos mentalmente sanas también pasan por periodos en
los que puede haber una presencia de sintomatología psicopatológica.

Cada profesional resalta diferentes aspectos de lo que es salud mental.

- Meninnger, define salud mental como la adaptación o ajuste del ser humano a su
entorno y a él mismo con el máximo de efectividad y felicidad. Esta basado en el
concepto de adaptación del individuo.
- Freud, define salud mental como la capacidad de trabajar y de amar.
- Jahoda, define la salud mental debe reunir los siguientes requisitos:
- Ausencia de enfermedad.
- Tener una conducta normal.
- Tener un ajuste interno.
- Una adaptación al medio.
- Tener una correcta percepción de la realidad.
- Castila de Pino, habla de salud mental en términos de equilibrio entre los
diferentes polos del self (concepto de si mismo). Tiene que existir una congruencia
entre el concepto de unos mismo, congruente con el concepto que los demás
tienen de mí y con el concepto que yo creo que los demás tienen de mí.

La salud mental se define como un estado de bienestar emocional en el que la persona es


capaz de funcionar de forma adecuada en la sociedad a la que pertenece mediante un
equilibrio con su entorno socio cultural respondiendo a las necesidades cotidianas de la vida
puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su
comunidad y cuyas características y rendimientos personales son satisfactorias para él.

Características de las personas mentalmente sanas:

A. ESTÁN SATISFECHAS CONSIGO MISMAS.

● No están abrumadas por sus propias emociones (rabia, temores, amor, celos,
sentimientos de culpa o preocupaciones).
● Pueden aceptar sin alterarse las decepciones de la vida.
● Tienen una actitud tolerante, despreocupada, respecto a la propia persona y a los
demás, y son capaces de reírse de sí mismas.
● Ni subestiman ni sobrevaloran sus habilidades.
● Se respetan a sí mismas.
● Se sienten capaces de hacer frente a la mayoría de las situaciones.
● Consiguen placer de las cosas simples de la vida cotidiana.

B. SE SIENTEN BIEN CON LOS DEMÁS.

● Son capaces de amar y de tener en cuenta los intereses de los demás.


● Sus relaciones personales son satisfactorias y duraderas.
● Les gusta confiar en los demás y sentir que los otros confían en ellos.
● Respetan las múltiples diferencias que encuentran en la gente.
● No se aprovechan de los demás ni dejan que se les utilice.
● Se sienten parte de un grupo.
● Se sienten comprometidos con lo que ocurre en la sociedad.

C. SON CAPACES DE ENFRENTAR LAS ADVERSIDADES QUE LA VIDA LES PRESENTE.

● Enfrentan sus problemas a medida que se van presentando.


● Aceptan sus responsabilidades.
● Modifican su ambiente cuando esto es posible y se ajustan a él cuando es necesario.
● Hacen planes para el futuro, al que se enfrentan sin temor.
● Tienen la mente abierta a nuevas experiencias e ideas.
● Hacen uso de sus dotes y aptitudes.
● Se fijan sus metas ajustándose a la realidad.
● Son capaces de tomar sus propias decisiones.
● Consiguen satisfacción en poner su mejor esfuerzo en lo que hacen.

¿TRASTORNO MENTAL O ENFERMEDAD MENTAL?

A continuación examinaremos las diferencias entre la enfermedad, el síndrome y el trastorno,


pero antes debemos aclarar el significado de la palabra "síntoma" para poder entender todo el
resto.

¿Qué es un síntoma?

En el ámbito de la salud, un síntoma es la expresión de un estado anómalo, es decir, la


consecuencia de un fenómeno que se está manifestando en un cuerpo. De este modo, un
síntoma podría ser una señal de alerta de que un paciente puede tener su salud comprometida
de algún modo, o podría ser una "falsa alarma".

Es decir, un síntoma puede ser muchísimas cosas, y el hecho de que estén presentes no sirve
como confirmación definitiva de que la salud de alguien se vea comprometida: por ejemplo, un
paciente puede decir que le duele la cabeza (síntoma) sin que esto sea señal de que se tiene
una enfermedad.

El síndrome

Un síndrome es un conjunto de síntomas que se dan juntos y que ya ha sido estudiado


previamente y que, por tanto, ha sido identificado como un cuadro clínico vinculado con uno o
varios problemas de salud. Así pues, en un síndrome hay una serie de síntomas que se dan
juntos con mucha frecuencia. Sin embargo, los síntomas que componen un síndrome pueden
variar con el tiempo y por lo tanto este puede llegar a desaparecer.

La enfermedad

El concepto de enfermedad, como el de síndrome, es una entidad clínica, y por tanto tiene que
ver con los problemas de salud. Sin embargo, si un síndrome no es más que un conjunto de
síntomas ya estudiados e identificados como algo que tiene una entidad propia al tener una
forma típica de manifestarse, una enfermedad debe presentar, además de uno o más
síntomas, o cambios reconocibles en el cuerpo o bien una causa biológica conocida (o ambos
elementos).

Es decir, que un síndrome, al ser esencialmente un conjunto de síntomas, no tiene por qué
tener una causa conocida ni desarrollarse a la vez que alteraciones anatómicas.

Así pues, algunos síndromes pueden ser la manifestación de una enfermedad, pero otros no,
ya que sus causas pueden ser tan biológicas como, por ejemplo, sociales.

¿Qué es un trastorno?

En términos genéricos, por trastorno puede entenderse simplemente una alteración del
estado de salud normal debido o no a una enfermedad. El ámbito en el que es más frecuente
hablar de trastornos es del de la salud mental. Un trastorno mental suele ser entendido como
un cambio desadaptativo (y, por tanto, problemático) que afecta a los procesos mentales.

Muchas veces el término trastorno se utiliza como un modo más laxo de referirse a la
enfermedad en aquellos casos en los que las causas no están muy claras y las posibles
alteraciones anatómicas con las que está asociado pueden ser a la vez causa o consecuencia
suya. En el caso de los trastornos mentales esto se hace mucho, ya que muchas veces no
queda muy claro si los desequilibrios bioquímicos asociados a algunos trastornos son lo que
produce los síntomas o son un producto de una dinámica de interacción entre la persona y su
entorno.

De este modo, el concepto de trastorno sirve simplemente para describir las señales del
estado de anormalidad y de alteración de la salud en el que se encuentra una persona,
mientras que el de enfermedad señala una relación de causalidad, porque incluye las causas
concretas (etiología) de la falta de salud.

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