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Self-efficacy, incentive value, and perceived competence: Effects on


physiological reactivity, affect, and behavior / Autoeficacia, valor del incentivo
y competencia percibida: Efe...

Book · January 1998

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Antoni Sanz
Autonomous University of Barcelona
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Universitat Autònoma de Barcelona
Facultat de Psicologia
Departament de Psicologia de l’Educació

AUTOEFICACIA, VALOR DEL


INCENTIVO
Y COMPETENCIA PERCIBIDA:
EFECTOS SOBRE LA REACTIVIDAD
FISIOLÓGICA, EL AFECTO Y LA
CONDUCTA
Tesis doctoral realizada por
Antoni Sanz Ruiz
bajo la dirección del Dr.
Francisco Villamarín Cid

Bellaterra, julio de 1997

1
Este trabajo ha sido posible gracias a la ayuda PB94-0700 de la
Dirección General de Investigación Científica y Técnica (DGICYT)

2
AGRADECIMIENTOS

No puedo pasar por alto que esta tesis doctoral ha podido realizarse gracias al esfuerzo y al
apoyo de numerosas personas, entre las que quiero destacar especialmente a:

 Eva Dumont, quien colaboró en la preparación del experimento, en la puesta a punto


del laboratorio y en la realización de un sinnúmero de sesiones experimentales, como
alumna de Prácticum.

 María José Gómez, Alba Comas, Antoni Jaén, Marta Rey, Ramón Campos y Lidia
Rocamora, quienes me ayudaron en la realización de las sesiones experimentales,

 Chema, quien me echó un oportuno cable al resolver mis problemas de escaneado de


fotografías.

 María Álvarez y Quim Limonero, cuya tesis doctoral y oposición a profesor titular,
respectivamente, han coincidido con la preparación de este trabajo. Con ellos he
compartido iras y alegrías en este intrincado mundo de la investigación y la docencia
que es la Universidad.

 En general, todos los compañeros de los grupos de salud y deporte del área de
Psicología Básica, por el interés y apoyo mostrado hacia mi trabajo durante estos tres
años, y por su comprensión al compartir los recursos técnicos de investigación.

 Las personas que, desinteresadamente, participaron como sujetos voluntarios en la


parte empírica de esta tesis. La sensibilidad que estos estudiantes de psicología
mostraron hacia las necesidades de la investigación enciencias de la conducta merece
mi elogio.

 Paco Villamarín, quien, sin lugar a dudas, debe de ser uno de los directores de tesis
doctorales más concienzudo, disciplinado, meticuloso, preciso, responsable y paciente de
que uno pueda disponer. Como expiación de mis pecados, mi más profundo
reconocimiento por la flema que ha mostrado ante uno de mis talones de Aquiles: la
gestión del tiempo.

3
ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ………... página 17

II. PARTE TEÓRICA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ………….... . … . . página 25


CAPÍTULO 1.
AUTOEFICACIA, EXPECTATIVAS DERESULTADOS Y VALOR
DEL INCENTIVO:EFECTOS MOTIVACIONALES Y
EMOCIONALES. .............................................................................. página 26
1.1. MARCO TEÓRICO GLOBAL. ................................................... página 26
1.2. AUTOEFICACIA Y EXPECTATIVAS DE
RESULTADOS: DISTINCIÓN CONCEPTUAL. .................. página 26
1.3. AUTOEFICACIA. ........................................................................ página 27
1.3.1. Dimensiones y fuentes de información. ......................... página 27
1.3.2. Constructos afines a la autoeficacia:
control percibido, ........................................................ página 28
1.3.2.1. Control percibido. .................................................. página 28
1.3.2.2. Competencia percibida. .......................................... página 30
1.4. EXPECTATIVAS DE RESULTADOS. ...................................... página 34
1.4.1. Multidimensionalidad. ................................................... página 34
1.4.2. Solapamiento conceptual entre las
expectativas de eficacia y las
expectativas de resultados. ........................................... página 36
1.4.3. Constructos afines a (o solapados con)
las expectativas de resultados: locus
de control; instrumentalidad, valor del
incentivo, controlabilidad y predictibilidad. ................ página 37
1.4.3.1. Locus de control .................................................... página 37
1.4.3.2. Instrumentalidad de la conducta y
valor del incentivo................................................. página 38
1.4.3.3. Controlabilidad y predicitibilidad . ............................ página 39

6
1.5. INFLUENCIA BIDIRECCIONAL DE LA
AUTOEFICACIA Y LA EXPECTATIVA DE
RESULTADOS CON LOS PROCESOS
MOTIVACIONALES Y AFECTIVOS. .................................. página 41
1.5.1. influencia recíproca entre las
expectativas y la motivación ........................................ página 42
1.5.2. Influencia recíproca entre las expectativas
y el afecto ..................................................................... página 47

CAPÍTULO 2.
REACTIVIDAD FISIOLÓGICA PERIFÉRICA ........................... página 55
2.1. CONCEPTO Y VARIABLES
CARACTERÍSTICAS ............................................................. página 55
2.1.1. Variables fisiológicas periféricas objeto
de estudio en el presente trabajo. ................................. página 57
2.2. REACTIVIDAD INESPECÍFICA VERSUS
REACTIVIDAD ESPECÍFICA. IMPLICACIÓN
EN LOS PROCESOS PSICOLÓGICOS. ................................ página 57
2.2.1. Activación fisiológica inespecífica. ............................... página 57
2.2.2. Reactividad fisiológica específica.
Concepto de fraccionamiento direccional.
Sistemas de respuesta. .................................................. página 62

CAPÍTULO 3. ACTIVIDAD COGNITIVA/EVALUATIVA


Y REACTIVIDAD FISIOLÓGICA. ................................................ página 69
3.1 INTRODUCCIÓN. ........................................................................ página 69
3.2. TRABAJOS REALIZADOS DESDE LA
TEORÍA DE LA AUTOEFICACIA. ....................................... página 70
3.2.1. Perspectiva teórica. ........................................................ página 70
3.2.2. Trabajos del equipo de Bandura. ................................... página 70
3.2.3. Trabajos de otros equipos de investigación. .................. página 74
3.2.4. Conclusiones acerca de los trabajos
efectuados por el equipo de Bandura
y por otros equipos. ...................................................... página 77

7
3.3. INVESTIGACIÓN ASOCIADA A OTROS
MARCOS TEÓRICOS. ........................................................... página 78
3.4. SÍNTESIS DE LOS TRABAJOS EMPÍRICOS. .......................... página 80
3.5. SIGNIFICACIÓN MOTIVACIONAL Y
EMOCIONAL DE LOS CAMBIOS
FISIOLÓGICOS ASOCIADOS A LA
ACTIVIDAD COGNITIVA .................................................... página 84

III. PARTE EMPÍRICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .página 89


CAPÍTULO 4.PLANTEAMIENTO EXPERIMENTAL ........................... página 91

CAPÍTULO 5.MÉTODO .............................................................................. página 99


5.1. SUJETOS. ..................................................................................... página 99
5.2. INSTRUMENTOS. ....................................................................... página 01
5.2.1. Aparatos. ...................................................................... página 101
5.2.2. Software informático.................................................... página 109
5.2.3. Cuestionarios................................................................ página 112
5.3. LABORATORIO. ...................................................................... página 117
5.4. PROCEDIMIENTO. ................................................................... página 123
5.4.1. Descripción sintética del procedimiento
experimental. Diseño Experimental. .......................... página 118
5.4.1.1. Diseño experimental y estadístico ............................ página 125
5.4.2. Procedimiento (I). Aspectos formales
de la sesión experimental. .......................................... página 125
5.4.2.1. Fases de la sesión ................................................ página 123
5.4.3. Procedimiento (II). Descripción de la
Parte Experimental de la sesión. ............................... página 137
5.4.4. Variables extrañas, estrategias de control
de variables y variables contaminantes. ..................... página 146
5.4.4.1. Variables contaminantes ....................................... página 151

CAPÍTULO 6.RESULTADOS ................................................................... página 155


6.1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES ACERCA

8
DEL TRATAMIENTO DE DATOS
Y LA MUESTRA ESTADÍSTICA. ...................................... página 155
6.1.1. Filtrado de datos: preparación y
transformación para su tratamiento estadístico .......... página 155
6.1.1.1. Tratamiento pre-estadístico común ............... página 156
6.1.1.2. Variables cognitivas ..................................... página 157
6.1.1.3. Variables fisiológicas .................................... página 158
6.1.1.4. Variables conductuales ................................. página 162
6.1.2. Filtrado de la muestra experimental:
creación de la muestra estadística .............................. página 163
6.1.2.1. Selección de sujetos para los análisis
estadísticos ................................................................. página 163
6.1.2.2. Características diferenciales de la muestra
estadística ................................................................... página 164
6.1.3. Naturaleza de los datos analizados .............................. página 167
6.2. ESTUDIO PSICOMÉTRICO DE LOS
INSTRUMENTOS DE MEDIDA. ........................................ página 168
6.3. MANIPULACIÓN DE LAS VARIABLES
INDEPENDIENTES. ............................................................. página 171
6.3.1. manipulación de la autoeficacia. .................................. página 171
6.3.2. Manipulación del valor del incentivo. ......................... página 172
6.4. EFECTOS DE LA COMPETENCIA PERCIBIDA
Y EL VALOR DEL INCENTIVO SOBRE EL
ESTADO Y EL CAMBIO AFECTIVO. PAPEL
DE LA COMPETENCIA PERCIBIDA. ............................... página 174
6.4.1. comparación del estado de ánimo entre
grupos de manipulación del valor
del incentivo y de la autoeficacia ............................... página 174
6.4.2. Estado de ánimo en función de la
autoeficacia y del valor del incentivo
medidos por cuestionario ........................................... página 177
6.4.3. Papel de la competencia percibida. .............................. página 179
6.5. PREDICCIÓN DE LA PERCEPCIÓN DE SÍNTOMAS
FISIOLÓGICOS EN FUNCIÓN DE LA AUTOEFICACIA,
EL VALOR DEL INCENTIVO Y LA
COMPETENCIA PERCIBIDA ............................................. página 181
6.6. EFECTO DEL VALOR DEL INCENTIVO Y LA

9
AUTOEFICACIA SOBRE LA MOTIVACIÓN
INTRÍNSECA. PAPEL MODULADOR DE
LA COMPETENCIA PERCIBIDA ....................................... página 182
6.7. EFECTO DE LA AUTOEFICACIA Y
EL VALOR DEL INCENTIVO SOBRE
EL RENDIMIENTO CONDUCTUAL. . . . . . . . . . . . . . . página 185
6.7.1. Intensidad de la conducta. ........................................... página 185
6.7.2. Calidad de la ejecución. ............................................... página 186
6.7.2.1. Eficacia.............................................................. página 186
6.7.2.2. Eficiencia ........................................................... página 188
6.7.2.3. Potencia de la conducta. ....................................... página 191
6. 8. EFECTO DE LA AUTOEFICACIA Y
EL VALOR DEL INCENTIVO SOBRE
LA REACTIVIDAD FISIOLÓGICA. ................................... página 192
6.8.1. Presión arterial ............................................................ página 193
6.8.1.1. presión arterial sistólica. ....................................... página 193
6.8.1.2. Presión diastólica. ............................................ página 194
6.8.1.3. Diferencial de presión. ....................................... página 195
6.8.2. Frecuencia cardíaca. ..............................................página 197
6.8.3. Temperatura periférica. ................................................ página 199
6.8.4. Frecuencia respiratoria. ................................................ página 199
6.8.5. Resistencia electrodérmica........................................... página 201
6.8.6. Actividad mioeléctrica. ................................................ página 202
6.9. RELACIONES ENTRE VARIABLES
DEPENDIENTES. ................................................................. página 202
6.9.1. Predicción del rendimiento conductual
en función de la reactividad fisiológica. .................... página 202
6.9.2. Relación entre la percepción de síntomas
fisiológicos y el afecto. .............................................. página 204
6.9.3. Relación entre la reactividad fisiológica
periférica y la percepción de
síntomas fisiológicos. ................................................. página 207
CAPÍTULO 7.DISCUSIÓN ........................................................................ página 209
7. 1. FILTRADO DE LA MUESTRA EXPERIMENTAL. .............. página 209
7.2. MANIPULACIÓN DE LAS VARIABLES
INDEPENDIENTES. ............................................................. página 210
7.2.1. Manipulación del valor del incentivo. ......................... página 213

10
7.2.2. Manipulación de la autoeficacia. ................................. página 213
7.2.3. Consecuencias de la manipulación
experimental de variables cognitivas. ........................ página 216
7.2.4. La identidad de las variables independientes. .............. página 218
7.3. LA AUTOEFICACIA Y EL VALOR DEL
INCENTIVO: EFECTOS SOBRE
LA CONDUCTA. .................................................................. página 219
7.4. LA MODULACIÓN DE LA REACTIVIDAD
FISIOLÓGICA. . . . . . . . ....................................................... página 222
7.4.2. Comparación con los resultados del equipo
de Wright sobre reactividad cardiovascular. .............. página 227
7.4.3. Otras variables fisiológicas. ......................................... página 230
7.5. INFLUENCIA DE LA AUTOEFICACIA Y EL
VALOR DEL INCENTIVO SOBRE LA
MOTIVACIÓN, EL AFECTO Y LA
PERCEPCIÓN VISCERAL................................................... página 234
7.5.1. Influencia sobre la motivación intrínseca. ................... página 234
7.5.2. Influencia sobre el afecto. ............................................ página 236
7.5.3. Influencia de la autoeficacia y el valor
del incentivo sobre la percepción de
síntomas fisiológicos, y su relación
con el afecto. .............................................................. página 238
7.6. REPRESENTACIÓN GRÁFICO-MATEMÁTICA
DE LA RELACIÓN AUTOEFICACIA x
VALOR INCENTIVO MOTIVACIÓN
/EMOCIÓN. ........................................................................... página 241
7.7. LA COMPETENCIA PERCIBIDA Y SU IMPACTO
MOTIVACIONAL-EMOCIONAL. ...................................... página 244
7.8. ALGUNAS REFLEXIONES TEÓRICAS,
EPISTEMOLÓGICAS Y METODOLÓGICAS
SOBRE LOS RESULTADOS. .............................................. página 247
7.8.1. Magnitud de los efectos de las variables
cognitivas. Son importantes las expectativas
en los procesos afectivos y motivacionales? .............. página 247
7.8.2. Es la autoeficacia un epifenómeno? ............................ página 248
7.8.3. Son los cambios fisiológicos asociados
a la manipulación cognitiva un epifenómeno?........... página 250

11
7.8.4. Disponer de una alta autoeficacia,
es siempre más adaptativo? ...................................... página 253
7.9. LIMITACIONES METODOLÓGICAS DE NUESTRA
INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA. ................................ página 255

IV. CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 259

V. REFERENCIAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . página 269

12
Introducción

No conocemos la realidad,
sino la realidad sometida
a nuestra forma de interrogarla
W. Heisenberg

14
Introducción

I. INTRODUCCIÓN

16
Introducción

Son muchas las etiquetas, referidas a distintas áreas de la psicología, que


podrían ser atribuidas a la línea de investigación representada por este trabajo:
psicología del estrés, psicología del control, psicofisiología cognitiva, procesos de
adaptación, psicología de la motivación y la emoción... A nuestro juicio, al margen de
su inclusión en cualesquiera de estos territorios de fronteras mal definidas, es
preferible encuadrar esta tesis en el entorno de trabajo en el que se ha gestado.

Nuestra labor se desarrolla dentro de un grupo de investigación en psicología


de la salud, inserto en un área de psicología básica. Este equipo, desde hace 3 años,
centra sus esfuerzos al entorno de un denominador común: identificar los vínculos
existentes entre el control percibido, el estrés y la salud. Las distintas hipótesis de
nuestro equipo de trabajo se materializan en la ejecución de una serie de
investigaciones, tanto de campo, efectuadas con poblaciones que presentan trastornos
de salud, como de laboratorio, realizadas con población sana. Dentro de este segundo
grupo se inscribe el presente trabajo.

La idea básica subyacente a la labor investigadora de nuestro equipo es que un


conjunto de cogniciones, que aluden al control percibido, influyen sobre la salud a
través de las conductas, las emociones y la reactividad fisiológica.

Los resultados de diversos trabajos empíricos indican la relación entre algunas


pautas de conducta y la preservación y fomento de la salud o, por el contrario, la
aparición de un sinnúmero de procesos patológicos (Steptoe, 1991). Asimismo, se ha
relacionado la actividad psicofisiológica con el grado de vulnerabilidad de los
individuos ante los agentes patógenos (OLeary, 1992). Congruentemente, se ha
sugerido que la autoeficacia y otras cogniciones podrían tener una influencia notable
sobre la salud, dado que se les supone un papel relevante en el control, tanto de los
procesos fisiológicos, como de la conducta (Villamarín, 1994). El presente trabajo
pretende, únicamente, profundizar en la primera de estas dos proposiciones: la
autoeficacia influye sobre la conducta y sobre la reactividad fisiológica. Y si es así,
también debe influir en los procesos psicológicos subyacentes: motivacionales,
emocionales y perceptuales.

17
Introducción

Es este un postulado básico dentro de la Teoría Cognitivo Social de Bandura.


Y, a pesar de que se han realizado cuantiosos esfuerzos por dotarlo de soporte
empírico, la estrategia procedimental más usual ha consistido en estudiar unos pocos
aspectos aislados del mismo, sin la pretensión de obtener una perspectiva global.
Además, la autoeficacia ha sido manipulada y medida, en busca de una relación de
causación recíproca con los procesos motivacionales/conductuales y afectivos que
trascienda lo puramente epifenoménico, pero pocas veces se han considerado a la par
otros factores cognitivos, que tal vez pudieran interactuar con ésta, produciendose
cambios complejos en los procesos psicológicos básicos difíciles de resumir en un
único postulado.

Estas dos cuestiones han determinado la doble finalidad fundamental del


presente trabajo:
1. Por una parte, estudiar, en un único procedimiento experimental, la
relevancia de la autoeficacia sobre la globalidad de efectos que se le suponen:
fisiológicos, motivacionales, emocionales, conductuales y perceptuales.

2. Por otra parte, estudiar la participación conjunta de otros dos constructos


cognitivos referentes al control percibido, en la regulación de tales procesos
psicológicos: el valor del incentivo y la competencia percibida.

Esta tesis, y la línea de investigación que representa, es el producto de la


integración de conceptos y metodologías provinientes de dos fuentes fundamentales:

1. En primer lugar, la teoría de la autoeficacia de Bandura, de la que hemos


efectuado un análisis crítico, que nos ha llevado a incorporar en nuestro estudio
empírico los conceptos de valor del incentivo y de competencia percibida.

2. En segundo lugar, una serie de trabajos empíricos en el campo de la


psicofisiología, en los que se sugiere la participación de algunas cogniciones de
control percibido sobre la regulación de la reactividad fisiológica periférica. En
particular, los trabajos del equipo de Wright nos han servido de guía metodológica, y

18
Introducción

nos han sugerido algunas de las hipótesis, así como nos han inspirado en la
interpretación de los resultados obtenidos.

Hemos dado a esta tesis doctoral la siguiente estructura:

En el capítulo 1 se hace un repaso de los conceptos cognitivos entorno a los


cuales gravita el presente trabajo: la autoeficacia, el valor del incentivo y la
competencia percibida. Se definen estos constructos, enmarcándolos en el campo del
control precibido, y se enuncian sus efectos principales, a tenor de los resultados de la
investigación empírica, en los procesos motivacionales/conductuales y afectivos.

En el capítulo 2 se explica el concepto de reactividad fisiológica, se describen


someramente los parámetros fisiológicos sobre los que se centrará el estudio empírico,
y se comparan las dos tendencias tradicionales en el campo de la psicofisiología: la del
arousal inespecífico y la de la reactividad fisiológica específica.

En el capítulo 3 se exponen los resultados de varias líneas de investigación


que han relacionado las variables cognitivas con la reactividad fisiológica, tanto desde
la perspectiva teórica de Bandura como desde otros marcos de referencia.

El capítulo 4, de planteamiento experimental, justifica el contenido y la


metodología del experimento que proporciona el sostén empírico de este trabajo. Se
describe el proceso que nos ha llevado a plantear el experimento y se enuncian las
hipótesis que pretenden ser puestas a prueba mediante los datos obtenidos del mismo.

En el capítulo 5 se hace un exhaustivo análisis y descripción de la


metodología utilizada en el experimento llevado a término. A fin de agilizar la lectura
y evitar que el lector pierda el hilo del discurso, dada la prolijidad descriptiva de este
capítulo, las explicaciones que no son vitales para la comprensión del método (pero
que son justificadoras de algunas de las maniobras procedimentales más importantes),
o bien las aclaraciones que deben potenciar la comprensión del experimento, han sido

19
Introducción

desplazadas a notas que aparecen en recuadros.

En el capítulo 6 se hace una exposición de los resultados más relevantes


derivados de los análisis estadísticos. Se proporciona información acerca de la bondad
de los instrumentos psicométricos utilizados, del éxito en la manipulación de las
variables independientes del experimento y, fundamentalmente, de la relación entre
éstas y los procesos psicológicos que son objeto de estudio en este trabajo; este último
elemento se constituye de las pruebas de estadística inferencial referidas a las
hipótesis de esta tesis.

El capítulo 7, de discusión, se centra en la contrastación de los planteamientos


teóricos con los datos empíricos obtenidos en este y otros trabajos precedentes.

Por último, se expondrán las conclusiones principales que, a nuestro juicio, se


derivan de la discusión precedente.

Indicar por último que, a pesar de que este documento es el producto final de
un trabajo de investigación de laboratorio, con todas las connotaciones de experimento
básico que esto conlleva, no debe perderse la perspectiva y se debe recordar que, el
objetivo de nuestro equipo de investigación consiste en aportar alguna información
clarificadora acerca de un conjunto de fenómenos, vagamente conexionados o
estudiados, y etiquetados por algunos como estrés o procesos de adaptación
humana, en su relación con los estados de salud y enfermedad. Sería deseable que el
conocimiento teórico que se pueda aportar, desde la línea de investigación que este
trabajo representa, sirviera para inspirar el diseño de herramientas de intervención
psicológica en el campo de la salud más específicas y eficientes o, al menos, sirviera
para comprender y predecir mejor el éxito (o fracaso) terapéutico de determinadas
estrategias de intervención cognitivo-conductuales ya existentes. Sin embargo, somos
conscientes de la dificultad de extrapolación de los resultados de este trabajo de
investigación empírica a la vida real, debido, precisamente, a su carácter experimental
y de laboratorio.

20
II. PARTE TEÓRICA

25
Parte teórica

CAPÍTULO 1.
AUTOEFICACIA, EXPECTATIVAS DE
RESULTADOS Y VALOR DEL INCENTIVO:
EFECTOS MOTIVACIONALES Y EMOCIONALES.

1.1. MARCO TEÓRICO GLOBAL.


El marco teórico global de la presente tesis es la Teoría Cognitivo-Social de
Bandura (1986), cuya idea central está expresada en el modelo de determinismo
recíproco tríadico.

El modelo de reciprocidad tríadica propone que los factores personales (entre


ellos las variables cognitivas), la conducta y los factores ambientales interactúan de
forma recíproca, estableciéndose entre estos tres elementos una relación de causación
bidireccional dinámica en el tiempo. Por tanto, se establecen relaciones circulares
(influencias mutuas) entre los tres grupos de factores, que no tienen porqué ser
simétricas, es decir, la influencia de los factores ambientales sobre los cognitivos
puede no ser de la misma magnitud y dirección que la ejercida por los procesos
cognitivos sobre el ambiente a través de la conducta (Bandura, 1978a).

El modelo de reciprocidad tríadica constrasta con el determinismo


unidireccional (Bandura, 1986), que asume una relación de dirección causal única y
que postula que la conducta es consecuente a factores ambientales (determinismo
ambiental) y/o disposicionales (determinismo personal). También es distinto del
interaccionismo unidireccional, que explica la conducta como efecto de la interacción
entre factores personales y ambientales, pero no prevee el efecto de la conducta sobre
los factores personales y ambientales (Bandura, 1986).

Dentro de la Teoría de la Autoeficacia (Bandura, 1978b; Bandura, 1986), y


ubicados dentro del modelo de determinismo recíproco, hay dos conceptos que

26
Parte teórica

destacan de forma especial si se considera su impacto en la investigación: la


autoeficacia y la expectativa de resultados.

1.2. AUTOEFICACIA Y EXPECTATIVAS DE RESULTADOS: DISTINCIÓN


CONCEPTUAL.
La autoeficacia, en tanto que se refiere a la capacidad percibida por un sujeto
para efectuar exitosamente un comportamiento concreto, es un constructo cognitivo
que pone en contraste los recursos personales con los requerimientos de la conducta
instrumental a desarrollar. Un elemento importante de este concepto es su alta
especificidad situacional, es decir, su dependencia respecto del contexto o las
condiciones personales bajo las que se debe desarrollar la conducta.

El concepto de autoeficacia forma parte de los constructos sobre control


percibido. Dentro de la clasificación de expectativas que efectúa Rotter (1954), la
autoeficacia se encuentra entre las de naturaleza específica.

La autoeficacia se diferencia conceptual y funcionalmente de la expectativa de


resultados, definida como la percepción subjetiva acerca de las consecuencias
probables (positivas o negativas) contingentes con la ejecución de la conducta y que
son consecuentes a un determinado nivel de éxito de la misma. La expectativa de
resultados refleja, por tanto, la relación de contingencia entre la conducta instrumental
y los resultados. Consecuentemente, hace referencia al control que el sujeto cree que
ejerce su conducta sobre los estímulos del entorno.
Si bien, tanto la autoeficacia como las expectativas de resultados, tienen en
común el hecho de ser anticipaciones cognitivas o previsiones de naturaleza específica
que forman parte del grupo de constructos sobre control percibido, se refieren a
aspectos diferenciables del mismo: la autoeficacia refleja una creencia acerca del
control ejercido sobre la emisión de conductas, mientras que la expectativa de
resultados refleja el control que tales conductas ejercen sobre el ambiente. La
distinción entre estos dos tipos básicos de expectativas, planteada por Bandura (1977),
se expresa gráficamente en la figura 1.

27
Parte teórica

1.3. AUTOEFICACIA.

1.3.1. Dimensiones y fuentes de información.


Bandura diferencia tres dimensiones fundamentales en la autoeficacia. En
primer lugar, la magnitud, que indica el nivel o la intensidad de la capacidad percibida
para efectuar la conducta, que se relaciona de forma lineal (monotónica) o no lineal
(no monotónica) con fenómenos de índole motivacional, afectiva, fisiológica y
conductual, estableciendo con ellos relaciones de causación recíproca. Un segundo
componente es la fuerza. Éste es un indicador del grado de determinación o de
confianza en la consecución de determinado nivel de ejecución de la conducta. Un
tercer componente de la autoeficacia es la generalidad; a pesar de que la autoeficacia
es, por definición, un constructo específico para la conducta y el contexto en que se
desarrolla, esta experiencia subjetiva puede trascender a conductas de cierta
similaridad y a otras situaciones.

La autoeficacia es un fenómeno lábil en el tiempo. Según Bandura, existen 4


fuentes de información que pueden cambiar las percepciones de eficacia:

Los propios logros de ejecución.


La observación de la conducta de los demás (aprendizaje vicario).
La persuasión verbal.

28
Parte teórica

La autopercepción de los cambios fisiológicos contingentes a la preparación o


ejecución de la conducta.

De estas fuentes de información, la observación de los propios logros en la


ejecución es la que parece tener una mayor influencia en el proceso de cambio de la
autoeficacia (Villamarín, 1987).

La información procedente de estas diversas fuentes no incide directamente en


la autoeficacia del individuo, sino que es procesada cognitivamente por éste, en
función de diversas variables situacionales y personales, como las atribuciones de
causalidad (Bandura, 1986).

1.3.2. Constructos afines a la autoeficacia: control percibido, competencia


percibida.
1.3.2.1. Control percibido.
La etiqueta control percibido adquiere en la literatura un significado
ambivalente:
1. Por una parte, es utilizada por algunos autores para denominar a un
conjunto de cogniciones, referidas al control que ejerce un individuo sobre su
conducta y/o a las relaciones de contingencia existentes entre ésta y determinados
resultados (Fernández Castro, Álvarez, Doval y Sanz, 1997; Fisher y Johnston, 1996;
Palenzuela, 1984); en palabras de Schunk (1991), control percibido es un término
paraguas (umbrella term). Por tanto, en su seno cabrían conceptos como
autoeficacia, expectativa de resultados, locus de control, optimismo, dominio
(mastery), competencia personal, competencia percibida, indefensión aprendida,
percepción de éxito, etc. Conviene subrayar dos cuestiones fundamentales referentes a
esta perspectiva:
1.1. En primer lugar, se han hecho esfuerzos de clasificación de estos
conceptos, o de diferenciación entre clases de control percibido, siguiendo
criterios muy dispares. Por ejemplo, se ha propuesto una discriminación
conceptual y funcional entre constructos, siguiendo la diferenciación

29
Parte teórica

establecida por Rotter (1966) entre expectativas generales y expectativas


específicas. También se ha diferenciado entre control primario, el que se ejerce
(o se cree ejercer) directamente, y control secundario, desencadenado cuando
no se puede controlar un estímulo directamente pero sí se puede ejercer alguna
acción que modifica o amortigua los efectos del mismo; en esta categoría se
distinguiría entre control vicario, control interpretativo, control predictivo y
control ilusorio (Thompson y Collins, 1995). Sin embargo, sigue existiendo
una fuerte confusión entre todos estos términos, debida, fundamentalmente, a
su solapamiento conceptual (Fernández Castro, Blasco, Álvarez, Doval y Sanz,
1997).

1.2. En segundo lugar, dentro del uso de control percibido como una
etiqueta descriptora de ese amplio espectro de constructos, más o menos
emparentados, que acabamos de citar, conviene señalar que disponer de un
control percibido moderadamente alto (incluso si es algo sesgado o ilusorio), en
líneas generales, se considera positivo, en tanto se cree que amortigua los
efectos de los potenciales estresores e incrementa el ajuste psicosocial del
individuo (Fernández Castro, 1996).

2. Según algunos autores, sin embargo, el control percibido alude a un


constructo concreto. Así, según Gerin, Litt, Deich y Pickering (1995), esta etiqueta se
refiere a la creencia específica de que se dispone de la posibilidad de ejercer control
sobre un determinado elemento del ambiente a través de conductas concretas. Estos
autores indican que este constructo, operacionalizado y manipulado
experimentalmente según si existe o no la posibilidad objetiva de controlar, por parte
del sujeto, la aparición de un estímulo aversivo, establece una relación de interacción
con la autoeficacia, de forma que ambas afectan, de manera conjugada, a la
reactividad cardiovascular que se experimenta mientras se efectúa dicha conducta. Los
autores concluyen que el control percibido sobre el entorno (tal y como ellos lo
definen) sólo tiene un efecto beneficioso (o adaptativo), en este caso caracterizado por
una atenuación de la reactividad fisiológica, cuando el sujeto se cree altamente
capacitado para efectuar las conductas mediante las que cree poder controlarlo.

30
Parte teórica

1.3.2.2. Competencia percibida.


La competencia percibida es un constructo más general que la autoeficacia,
puesto que se refiere a la creencia acerca del control que un sujeto dispone, a través de
su propio comportamiento, sobre el entorno. La competencia percibida se diferencia
de la autoeficacia en tres matices muy importantes:

1. Es transituacional, es decir, no evalúa el control percibido en un entorno


concreto.
2. Es transconductual, en la medida en que no define cuáles son las acciones
específicas que el sujeto ejerce sobre el medio.
3. Es un reflejo global de dos elementos distintos, que se yuxtaponen:

3.1. El control global que el sujeto cree que es capaz de ejercer sobre el
conjunto de sus propias conductas.
3.2. El control global que el individuo cree que sus conductas ejercen
sobre los estímulos del entorno (Fernández Castro y Edo, 1994).

Este concepto fue definido originalmente por White en 1959 (Fernández,


1996), y ha suscitado recientemente un interés creciente, a raíz de un trabajo teórico
de Wallston (1992). En una lúcida reflexión crítica (y autocrítica) sobre los trabajos
empíricos producidos en los últimos 20 años acerca del constructo locus de control de
reforzamiento (que se describe extensamente en el punto 1.4.3.1.) aplicado a la salud,
Wallston (1992) recuerda que la formulación original de la teoría del aprendizaje
social de Rotter (1966) asume que las variables determinantes de la motivación para la
acción (locus de control, expectativas específicas y valor del incentivo) se comportan
de manera multiplicativa o interactiva.

Wallston también indica la necesidad de que se tengan en consideración para la


predicción de los procesos conductuales y fisiológicos, estos tres elementos:

31
Parte teórica

1. Variables más contextuales y específicas, como la autoeficacia.


2. Variables más específicamente referidas al control percibido, como la
competencia percibida.
3. Indicadores de la apreciación del sujeto sobre los estímulos contingentes a
la conducta, como el valor del incentivo.

Según Wallston, una alta puntuación en la dimensión internalidad del


constructo locus de control, sólo determina la ejecución de las conductas (en este caso,
de las que promueven la salud) en aquellos sujetos en los que la consecuencia de las
mismas (la salud) es evaluada como altamente relevante. Esto explicaría por qué se
han hallado pocas relaciones significativas entre el locus de control y las conductas de
salud en aquellas investigaciones en que no se ha cuantificado el valor del incentivo.
Aunque Wallston (1992) concluye que una expectativa generalizada como la
internalidad (un aspecto del locus de control, que describiremos después) no es buena
predictora de la conducta por sí sola, mantiene la necesidad de que se estudie el efecto
sobre la conducta de éste y de otros constructos de control percibido más específicos
(como la competencia personal o la autoeficacia), partiendo del supuesto de que éstos
ejercen su influencia interactuando con el valor del incentivo.

Investigaciones recientes (Fernández Castro, Blasco, Doval, Álvarez y Sanz,


1997) muestran que la competencia percibida y el locus de control son constructos
relacionados (su correlación es de r=0.51; p<0.0005), en la medida que ambos
comparten un componente sobre la expectativa generalizada de control sobre
estímulos (resultados); sin embargo, el locus de control no incluye el matiz sobre el
control generalizado que ejerce el sujeto sobre su conducta, a diferencia de la
competencia percibida.

Dicho de otra forma: una orientación hacia la internalidad supone creer que los
sucesos experimentados son consecuencias de la propia conducta del individuo; pero
la internalidad no implica necesariamente controlabilidad. Es decir, un individuo
puede creer que, en general, los resultados dependen de las conductas efectuadas, pero

32
Parte teórica

puede sentirse, en general, poco competente para llevarlas a cabo. Esto podría explicar
por qué la competencia percibida es mejor predictora del estrés o la desadaptación que
el locus de control (Fernández Castro, Blasco, Doval, Álvarez y Sanz, 1997).

Asimismo, los autores de este trabajo indican que los sujetos de mayor
competencia percibida parecen ser menos vulnerables a los efectos disruptores de los
estímulos que son fuente de estrés. Especialmente relevante parece ser la relación
entre competencia percibida y depresión. Este efecto se aprecia incluso cuando se
efectúa un control estadístico de la internalidad, lo cual significa que es el matiz de
control percibido el que, fundamentalmente, tiene relación con el estrés y la depresión.

En la misma línea, un estudio de Smith, Dobbins y Wallston (1991) muestra


que la competencia percibida puede ser, en parte, uno de los mediadores entre las
variables que determinan el ajuste a una enfermedad como la artritis reumatoide
(severidad de la enfermedad, apoyo social, locus de control) y la adaptación,
expresada en las dimensiones de depresión y satisfacción por la vida.

Congruentes con estos resultados son los hallados por Fernández Castro,
Rovira, Jiménez y Torralba (1996), en un estudio que compara la adaptación
psicosocial entre padres con hijos afectados de deficiencia mental y padres cuyos hijos
no manifiestan este trastorno; el trabajo muestra que ese evento vital, por sí solo, no
repercute en el nivel estrés. Sin embargo, los padres de mayor competencia percibida,
tanto si tienen o no hijos discapacitados, son los que menor número e intensidad de
síntomas de estrés presentan.

Por otra parte, puesto que la autoeficacia y la competencia percibida se


diferencian fundamentalmente en su especificidad, se ha postulado que el impacto de
ambas sobre los procesos conductuales puede ser, en cierta forma, complementario
(Fernández Castro, 1996). Así, cuando el contexto o las condiciones a las que se
enfrenta el individuo son precisas, inambiguas, y están claramente definidas las
contigencias entre las conductas y sus efectos, la autoeficacia jugaría un papel
determinante en el proceso generativo de la conducta. Sin embargo, cuando la

33
Parte teórica

situación es ambigua, la competencia percibida tendría un papel preeminente.


Precisamente, éste es el contexto en que la auteficacia está poco determinada, debido a
la falta de experiencia previa con la conducta a desarrollar o con las demandas del
medio; por tanto, se espera que, en este caso, la autoeficacia tenga un pequeño poder
predictivo sobre el éxito comportamental y los resultados derivados. Esta perspectiva
coincide con el papel diferencial que atribuye Rotter (1975) a las expectativas
específicas y a las expectativas globales.

La competencia percibida ha sido, asimismo, relacionada con la motivación


intrínseca. Efectivamente, la motivación intrínseca, como fenómeno caracterizado por
las experiencias subjetivas de placer y de implicación en la realización de una
conducta, al margen de las contingencias que ésta establezca con los estímulos del
entorno (es decir, con independencia de si reporta o no recompensas externas), parece
estar fuertemente vinculada a la competencia y autodeterminación (poder de elección)
que el sujeto cree disponer sobre sus propios actos (Deci y Ryan, 1988; Reeve, 1992).

1.4. EXPECTATIVAS DE RESULTADOS.


1.4.1. Multidimensionalidad.
El concepto de expectativa de resultados es, en cierta medida, equiparable al de
expectancia de Tolman (anticipación cognitiva de las consecuencias de la conducta),
aunque es más amplio, debido a que en su seno puede contener varios parámetros
referentes a la evaluación de estímulos: la probabilidad de que aparezcan como
consecuencia de un determinado nivel de rendimiento en la conducta operante, la
cantidad de estimulación que aparecerá, la naturaleza de tal estimulación, y la
capacidad reforzante que posee, en el momento actual, el mencionado estímulo (Sanz,
1994).

Es, precisamente, la gran amplitud del concepto de expectativa de resultados, lo


que determina que también se solape con el de valor del incentivo, que se puede

34
Parte teórica

definir como la cantidad de apetitividad o aversividad que despierta un determinado


estímulo (Brehm y Self, 1989). Los distintos parámetros constituyentes de la
expectativa de resultados no son funcionalmente equiparables en cuanto a su efecto
(fundamentalmente su efecto motivacional) sobre la determinación de la conducta
(Wright y Dill, 1993).

De hecho, bajo las denominaciones genéricas de expectativa de resultados y de


otras semánticamente afines (valencia de la meta, expectativas de meta, magnitud de
los resultados, instrumentalidad de la tarea, valor del incentivo, etc.) hay todo un
conjunto de variables que, aunque conceptual y funcionalmente diferenciables,
comparten el denominador común de ser evaluaciones subjetivas de las relaciones
conducta-resultados (Bandura, 1.986).

Asimismo, autores como Kirsch (1985) han sugerido que las expectativas de
resultados hacen referencia a dos acepciones bien diferenciables que suelen
confundirse:

1. Una creencia acerca de la relación sistemática entre una conducta y la


responsividad del ambiente a la misma.

2. Una creencia acerca de las consecuencias de la ejecución de la propia


conducta en un momento y contexto específicos.

Según este autor, en esta segunda acepción, la autoeficacia y la expectativa de


resultados están estechamente relacionadas, fenómeno identificado por el propio
Bandura (Villamarín, 1987) y que analizaremos más extensamente en el apartado
1.4.2.

En algunos campos teóricos se han diferenciado claramente algunos de los


componentes de las expectativas de resultados. Por ejemplo, Brehm y Self (1.989), en
su modelo de activación motivacional, proponen la existencia de una diferencia
conceptual y funcional entre la instrumentalidad de la conducta (que se referiere a la

35
Parte teórica

probabilidad de conseguir una estimulación atractiva o evitar una estimulación


aversiva) y el valor del incentivo que, como indicamos antes, hace alusión a la
intensidad de apetitividad o aversividad de un estímulo. Según los mismos autores,
estas variables interactúan, ejerciendo un papel de reguladores de la cantidad de
energetización que se produce en un sujeto a la hora de ejecutar una determinada
conducta (estos dos conceptos se describirán más detalladamente en el apartado
1.4.3.).

Una vez tratado el problema de la multidimensionalidad de la expectativa de


resultados, parce necesario definir con precisión a cuál de sus componentes se refiere
un estudio teórico y cuál de tales componentes constituye el objeto de estudio de un
trabajo empírico (Sanz, 1994). Este aspecto nos parece de especial relevancia, y se
pondrá de manifiesto con posterioridad, en el planteamiento experimental de nuestro
trabajo (capítulo 4).

1.4.2. Solapamiento conceptual entre las expectativas de eficacia y las


expectativas de resultados.
A pesar del énfasis puesto por Bandura en la diferenciación entre expectativas
de eficacia y expectatives de resultados, estas pueden ser, en ocasiones, difícilmente
distinguibles, fenóneno que ha generado controversias sobre la independencia de
ambas variables (Villamarín, 1.990a). El solapamiento entre los dos conceptos puede
ser bastante intenso cuando el nivel y la clase de consecuencias de la conducta están
vinculados de forma intrínseca a los niveles de ejecución, o bien son fruto de un
convenio social explícito. Sin embargo, ambos constructos son bien diferenciables
cuando los resultados extrínsecos dependen debilmente del nivel y la calidad de la
ejecución.

De todos los parámetros (o matices conceptuales) que, según se comentó antes,


forman parte, son afines o se solapan con la expectativa de resultados, el valor del
incentivo es, a nuestro juicio, el más claramente diferenciable de la autoeficacia. Así,
mientras que la intensidad reforzante de un estímulo (valor del incentivo) parece

36
Parte teórica

independiente de la capacidad de control que puede ejercer el sujeto sobre tal


estímulo, la probabilidad de logro de un reforzador parece estar íntimamente ligada a
la eficacia o eficiencia de la conducta operante. Esto hace del valor del incentivo un
buen parámetro de estudio cuando lo que se pretende es estudiar la implicación, sobre
los procesos dinámicos generadores de la conducta y sobre la conducta misma, de la
evaluación acerca del control sobre la conducta (autoeficacia) y sobre sus
consecuencias (expectativas de resultados).

Esta clara diferenciación conceptual no significa que haya una falta de


interrelación entre la autoeficacia y el valor del incentivo; con ello queremos señalar
que pueden existir relaciones de influencia mutua entre ambos constructos, al margen
de su independencia conceptual. Por ejemplo, Wright y Dill (1993) indican que,
cuando la habilidad percibida para efectuar una tarea es similar a la dificultad que ésta
presenta para el sujeto, el valor apetitivo de los reforzadores (evaluados con
posterioridad a su obtención) es mayor que cuando la habilidad percibida es mayor
que la dificultad de la conducta. En la medida en que la autoeficacia es, en parte, una
evaluación en la que se comparan los requisitos de la conducta, (dificultad), con la
capacidad personal para efectuarla (habilidad -Kirsch, 1985), se podría inferir, a partir
de los resultados de Wright y Dill que, a los sujetos de autoeficacia baja, los estímulos
apetitivos obtenidos como consecuencia de un éxito conductual les deberían resultar
más reforzantes.

1.4.3. Constructos afines a (o solapados con) las expectativas de resultados: locus


de control; instrumentalidad, valor del incentivo, controlabilidad y
predictibilidad.

1.4.3.1. Locus de control


El locus de control es una de las variables más clásicas, y de las que han
inducido mayor cantidad de investigación empírica, dentro de la denominada
psicología del control (Palenzuela, 1984). este constructo hace referencia a una
expectativa generalizada acerca de la contingencia entre las conductas del sujeto y los

37
Parte teórica

eventos que éste experimenta, y fue formulado por Rotter (1954) dentro de su Teoría
del Aprendizaje Social. La creencia de que los eventos que acontecen o afectan a un
sujeto son enteramente dependientes de la ejecución conductual es denominada locus
de control interno, reservando la denominación de locus de control externo a la
creencia de que, en general, los resultados dependen más, o fundamentalmente, de
causas poco controlables y relativamente impredecibles, como la suerte, el azar y la
acción de otras personas.

Este constructo fue elaborado a fin de plasmar una tendencia sistemática


observada por Rotter (1975), que afecta a la forma de construir las expectativas de
control de los sujetos y que trasciende o es poco dependiente de variables o factores
contextuales y específicos. La incorporación de esta variable al modelo de Rotter se
esperaba que produjera un incremento del potencial predictivo sobre la conducta, bajo
el supuesto de que debía ser un agente causal de la conducta en contextos ambiguos
donde fuera difícil crear expectativas específicas pero que fueran parecidos a otros ya
experimentados por el sujeto. Sin embargo, aunque fue incorporada a la teoría del
aprendizaje social como variable complementaria, se ha hecho de ésta una utilización
inapropiada, al haberse estuadiado como predictor de la conducta al margen de otros
factores con los que supestamente interactúa (como el valor del incentivo o la
autoeficacia). Por lo tanto, se ha empleado, según la opinión de su creador, fuera de
contexto (Rotter, 1975). Posiblemente este hecho explica el bajo poder predictivo de
este constructo sobre la conducta constatado en la mayoría de investigaciones. Ha de
señalarse, no obstante, que aunque dicha relación sea débil, aparece de forma
consistente (Wallston, 1992).

1.4.3.2. Instrumentalidad de la conducta y valor del incentivo.


La instrumentalidad de la conducta es un concepto referido a la probabilidad de
que el éxito o fracaso en la conducta vayan seguidos de la aparición (o desaparición)
de determinados estímulos (Wright, Williams y Dill, 1992). Es un concepto que
corresponde aproximadamente con el de expectativa que, clásicamente, aparece en las
teorías de la expectativa-valencia (Reeve, 1992), aunque definido y operacionalizado
en términos probabilísticos.

38
Parte teórica

El valor del incentivo también es uno de los factores considerados dentro de


esas teorías y, como se indicó antes, ha sido modernamente definido como el nivel de
apetencia y/o aversión que despiertan los estímulos que se suponen contingentes a la
emisión de una conducta (Wright, Williams y Dill, 1992). A nuestro juico, el valor del
incentivo es un concepto que se compone de dos elementos claramente diferenciables:

1. Por una parte, es un reflejo del tono hedónico y, por tanto, de la experiencia
afectiva, que induce un determinado estímulo o conjunto de estímulos.

2. En segundo término, es una expectativa, una predicción acerca de los


eventos contingentes a la ejecución conductual.

Por lo tanto, el valor del incentivo refleja la anticipación cognitiva del afecto
que el sujeto cree que experimentará como consecuencia de la aparición de una
estimulación particular, fruto de la emisión de una conducta particular.

Tanto la teoría del aprendizaje social de Rotter (1954) como la teoría de la


activación motivacional de Brehm y Self (1989) asumen que la conducta, y otros
fenómenos vinculados a ella (por ejemplo, la salud, como resultante de la conducta, o
la reactividad fisiológica, como una de sus concomitantes) dependen, en parte de un
efecto multiplicativo de la instrumentalidad de la conducta con el valor de los
incentivos que le son contingentes. Como se indicó con anterioridad, a nuestro
parecer, estos dos elementos son matices distintos que corresponden a juicios sobre

las consecuencias contingentes a la conducta y, por tanto, forman parte de las


expectativas de resultados.

1.4.3.3. Controlabilidad y predicitibilidad.


Estos dos conceptos han sido formulados fuera del contexto de la psicología
cognitiva, lo cual no ha sido obstáculo para que hayan ejercido una gran influencia
dentro de la psicología del control. Ambos hacen referencia a condiciones objetivas en

39
Parte teórica

las que...

1. se dispone o no de la posibilidad de ejercer una acción encaminada a evitar


la aparición de un estímulo aversivo o a conseguir estimulación reforzante
(controlabilidad), o...

2. se dispone o no de información que permite discriminar en qué momentos


(o en cuáles no) la conducta permite un control efectivo sobre los estímulos del
entorno (predictibilidad).

Los trabajos experimentales de Brady (cfr. en Valdés y de Flores, 1986) y


Weiss (1972), en los que se ha utilizado el diseño conocido como control uncido
(yoked control), han puesto de relieve que disponer de control únicamente resulta
adaptativo (es decir, amortigua los efectos del estrés) cuando se conoce en qué
momentos resulta adecuado ejercer dicho control. Sin embargo, la situación más
desadaptativa es aquella en la que, disponiendo de control sobre el entorno, no se tiene
predicción acerca de los momentos debe ejercerse dicho control. En esta circunstancia
existe una activación conductual y fisiológica muy intensa que, en caso de
cronificarse, podría tener costes sobre la salud y la adaptación psicosocial (por
ejemplo, traduciéndose en burn-out laboral).

Esto indica que existe una interacción entre controlabilidad y predictibilidad en


la determinación de la conducta y los procesos fisiológicos subyacentes.
A nuestro juicio, la impredictibilidad refleja una falta de determinación, o
desconocimiento por parte del sujeto, de la instrumentalidad de la conducta, que es
una dimensión referida a la controlabilidad que éste cree disponer sobre elementos
relevantes de su entorno. De esta forma, parece que, no sólo la magnitud de la
instrumentalidad afecta a la conducta, sino también lo determinada que sea esa
instrumentalidad es un factor clave que afecta a la misma. Por tanto, se concluye que
las expectativas de resultados son predictoras del comportamiento en la medida que
disponen tanto de un componente de control como de un componente de predicción
claramente definido. Esta línea argumentativa es coherente con la opinión de Bandura

40
Parte teórica

(1982) y de Miller (1980), quienes indican que la adquisición de predictibilidad y


controlabilidad a través de estrategias como el modelado, revierte directamente en la
autoeficacia, incrementándola.

1.5. INFLUENCIA BIDIRECCIONAL DE LA AUTOEFICACIA Y LA


EXPECTATIVA DE RESULTADOS CON LOS PROCESOS
MOTIVACIONALES Y AFECTIVOS.

Bandura propone que, tanto la autoeficacia como las expectativas de resultados,


determinan parcialmente la motivación y el afecto. Sin embargo, en la práctica, la
mayoría de estudios empíricos planteados desde esta perspectiva teórica se han
dedicado a analizar solamente la influencia de la autoeficacia, operacionalizándose,
manipulándose y evaluándose en muy pocos casos las expectativas de resultados. Este
olvido se debe, muy probablemente, a que el concepto de autoeficacia constituye la
aportación más novedosa de Bandura en el contexto general de las teorías de la
expectativa-valencia. De hecho, el constructo de autoeficacia podría constituir un
complemento a añadir a las teorías de la expectativa-valencia, que se basan,
fundamentalmente, en los conceptos de expectativas de resultados y valor o
importancia de los resultados. Esta integración ya se ha producido en algunos modelos
de la expectativa-valencia en el campo de la psicología de la salud, como el Modelo
de Creencias de Salud o el Modelo de la Acción Razonada, lográndose con ello un
incremento de la capacidad predictiva de dichos modelos (Villamarín, 1990b).

Debido a este sesgo, al revisar en este apartado los trabajos empíricos


planteados desde la teoría de Bandura, sobre los efectos motivacionales y emocionales
de las expectativas, consideraremos, básicamente los efectos motivacionales y
emocionales de la autoeficacia.

1.5.1. influencia recíproca entre las expectativas y la motivación


De entre todas las habilidades y destrezas que forman parte del repertorio

41
Parte teórica

conductual de un sujeto, éste tiende a ejecutar aquellas para las que se percibe más
competente (Betz y Hackett, 1981). Desde su apreciación subjetiva, las conductas
asociadas a una mayor autoeficacia son las que permiten al individuo disponer de un
mayor control sobre el medio (Bermúdez y Pérez, 1989). Por otro lado, este efecto de
la autoeficacia está limitado a aquellas situaciones en las que el sujeto decide las
conductas que va a ejecutar; es decir, aquellas situaciones en las que dispone de
control de elección (Averill, 1973).

En general, la autoeficacia parece incrementar la motivación para la ejecución


de conductas tanto motivadas extrínsecamente como intrínsecamente. Por ejemplo,
Bandura y Cervone (1983) indican que los sujetos de alta autoeficacia (inducida
experimentalmente) incrementan el esfuerzo destinado a una tarea, aunque este efecto
se produce fundamentalmente cuando se han definido con claridad metas a conseguir
a través de la misma. En el caso de una autoeficacia alta, cuando el feedback de
ejecución indica que el sujeto ha obtenido un rendimiento por debajo del estándar o
meta definida, se produce una intensificación del esfuerzo, que revierte en la calidad
de la conducta futura.

La influencia de la autoeficacia sobre el esfuerzo (conductual),


operacionalizado generalmente como el tiempo dedicado a la tarea, ha sido estudiada
por Weinberg y colaboradores (Weinberg, Gould y Jackson, 1979; Weinberg, Gould,
Yukelson y Jackson, 1981) en el área de la tareas motoras de resistencia física, y por
Schunk, utilizando habilidades cognitivas (tareas intelectuales): resolución de
problemas matemáticos y similares (Schunk, 1985; Bandura y Schunk, 1981). Los
resultados de estos estudios muestran una relación directa entre la autoeficacia y el
esfuerzo (expresado como tiempo de dedicación a la tarea), el cual, a su vez, puede
redundar en una mejora del rendimiento.

El paradigma utilizado por Weinberg y colaboradores (Weinberg, 1985;


Weinberg, Gould y Jackson, 1979; Weinberg, Gould, Yukelson y Jackson, 1981)
consiste en crear dos grupos de manipulación experimental de la autoeficacia (alta y
baja), según si los sujetos deben competir con un cómplice del investigador que es

42
Parte teórica

presentado, o bien como muy capacitado, o bien como poco capacitado, para una tarea
consistente en la ejecución de una actividad de resistencia muscular estática
(levantamiento de una pierna hasta formar un ángulo recto con el suelo y
mantenimiento de esta posición). Los resultados indican que los sujetos de mayor
autoeficacia tienen una mayor persistencia en la conducta, cuantificada mediante el
tiempo total de resistencia antes de abandonar libremente su ejecución (Weinberg,
1985). Además, tanto la autoeficacia manipulada experimentalmente como la
autoeficacia preexistente (es decir, previa a las estrategias de manipulación
experimental) son predictores del rendimiento expresado en persistencia (Weinberg,
Gould, Yukelson y Jackson, 1981).

Utilizando este mismo paradigma, Taylor (1989) introdujo una diferenciación


entre la autoeficacia personal (o de estándar interno), vinculada a criterios internos de
ejecución, y la autoeficacia competitiva (o de estándar externo), dependiente de
criterios externos de ejecución. Los resultados de este estudio indican que la
autoeficacia personal es mejor predictora del tiempo de persistencia en la tarea de
resistencia muscular que la autoeficacia competitiva.
Las estrategias de manipulación experimental de la autoeficacia no se han
circunscrito, únicamente, a la información sobre el competidor cómplice o a feedback
falso sobre los logros de ejecución, sino que también se ha probado el efecto de
técnicas como la visualización. En un experimento llevado a cabo por Feltz y
Riessinger (1990), la visualización de situaciones de éxito, sumada a feedback de
ejecución, generó dos efectos en paralelo:

1. Produjo un mayor incremento de la autoeficacia que el feedback solo.


2. Incrementó la persistencia en la tarea de resistencia estática.

Aunque el diseño utilizado no permite establecer un relación de causalidad


clara, parece plausible, vistos los resultados obtenidos en las investigaciones
precedentes, que la mejora en el rendimiento esté mediada por un incremento en la
autoeficacia.

43
Parte teórica

También en el contexto de las investigaciones que utilizan tareas de naturaleza


motora, aunque empleando un procedimiento diferente, Miller (1993) encuentra que la
autoeficacia (manipulada experimentalmente) tiene un efecto claro sobre el
rendimiento, de manera que los sujetos de alta autoeficacia ejecutan la tarea por
encima de la meta propuesta y, contrariamente, los de autoeficacia baja manifiestan un
rendimiento inferior al propuesto. En este caso, la medida del rendimiento está
extraída de una comparación de los tiempos requeridos en efectuar una prueba de
natación de 200 metros estilos (rendimiento real comparado con la meta de
rendimiento propuesta). Asimismo, la autoeficacia parece correlacionar con medidas
subjetivas de motivación (descrita como vigor experimentado al efectuar al
prueba), aunque los resultados no son demasiado sólidos (en particular, la dirección
de la relación parece depender del nivel de habilidad real de los sujetos).

En el mismo sentido, la cantidad de conducta manifiesta como medida de


esfuerzo, operacionalizada mediante el número de respuestas emitidas en una prueba
de conocimientos culturales (preguntas de tipo Trivial Pursuit), parece también
depender de la autoeficacia (Sanz, Limonero y Villamarín, 1996). Otro estudio
posterior del mismo equipo (Sanz, Limonero, Villamarín y Álvarez, 1997), también
indica que los sujetos de alta capacidad percibida emiten un número mayor de
respuestas en una tarea de tipo lingüístico (sinónimos y antónimos), lo que es debido a
que incrementan el número de respuestas correctas mientras que emiten el mismo
número de respuestas incorrectas. Por lo tanto, los resultados de estos dos estudios
indican que la autoeficacia ejerce un importante efecto activador sobre la conducta,
además de su impacto positivo sobre la calidad de la ejecución.

En otro ámbito de la psicología de la motivación, se ha estudiado la relación


existente entre la autoeficacia y la motivación intrínseca. En un primer estudio,
McAuley, Wraith y Duncan (1991) indican que los sujetos de alta autoeficacia para el
ejercicio físico manifiestan un incremento moderado en cada una de las cuatro
dimensiones que, desde la perspectiva de Ryan (1982), constituyen la motivación
intrínseca: esfuerzo, interés-implicación, presión-tensión y competencia percibida. Sin
embargo, un concepto denominado percepción de éxito, parece ser mejor predictor de

44
Parte teórica

la motivación intrínseca que la autoeficacia. Esto, a nuestro parecer, podría ser debido
a que la percepción de éxito integra apreciaciones contextuales y específicas, tanto de
capacidad percibida como de expectativas de resultados. Posiblemente, es el
equivalente a la competencia percibida en el campo de las expectativas específicas.

Asimismo, el equipo de McAuley (McAuley, Lox, Rudolph y Travis, 1994) ha


intentado estudiar la vía causal recíproca, esto es, la influencia que los componentes
de la motivación intrínseca producen sobre los juicios de autoeficacia. En su opinión,
una experiencia gratificante en la propia ejecución de la conducta puede incrementar
la autoeficacia, o consolidar su valor, si ésta ya era inicialmente alta. Los resultados
obtenidos indican que la competencia percibida y el esfuerzo percibido mantienen una
relación significativa y positiva con la autoeficacia, mientras que ésta correlaciona
negativamente con la dimensión afectiva tensión-ansiedad del cuestionario POMS.
Sin embargo, aunque la argumentación que aportan los autores es de gran coherencia,
el procedimiento experimental utilizado no permite concluir, de forma inequívoca, que
la relación causal entre motivación intrínseca y autoeficacia vaya en el sentido que
proponen.

Se han llevado a cabo otros estudios, en los que se manipulaban algunas


variables motivacionales y se evaluaba su impacto sobre la autoeficacia. Por ejemplo,
Schunk (1985) realizó un estudio, que difiere de los anteriormente comentados en que
se efectuó en un contexto educativo, y en que las tareas propuestas eran de carácter
cognitivo (resolución de problemas matemáticos). Schunk empleó una muestra de
niños discapacitados dividida en tres grupos, que debían efectuar la tarea bajo
condiciones tres de establecimiento de metas distintas: metas auto-establecidas, metas
impuestas externamente y ausencia de metas. Los resultados muestran que los sujetos
con metas autoimpuestas incrementan más su autoeficacia que los demás grupos, así
como, paralelamente, consiguen un mayor incremento en su habilidad para la tarea.
Asimismo, parece ser que el establecer metas de dificultad alta favorece más el
incremento de la autoeficacia (Schunk, 1991).

El uso de tareas cognitivas (como la resolución de anagramas de extrema

45
Parte teórica

dificultad o los problemas de diseño de figuras imposibles), para evaluar el impacto de


los juicios de autoeficacia y la expectativa de resultados sobre la conducta, se ha
hecho extensivo a estudios como el de Jacobs, Prentice-Dunn y Rogers (1984). Los
resultados del mismo indican que la persistencia en la tarea, expresada en tiempo
transcurrido antes del abandono, es mayor cuando la autoeficacia o la expectativa de
resultados son altas.

En síntesis, la autoeficacia es un constructo que tiene importantes efectos de


carácter motivacional, según los resultados empíricos derivados de los estudios
realizados desde la perspectiva de la teoría cognitivo social de Bandura. La percepción
de eficacia parece tener una influencia notables en la elección de
conductas, la persistencia, el nivel de esfuerzo y los recursos personales que se
pondrán a disposición de su ejecución. Su efecto sobre la conducta parece ser tanto
cuantitativo como cualitativo; es decir, determina la intensidad de la conducta y
también la eficacia o eficiencia en la misma.

La autoeficacia aparece, asimismo, relacionada con la motivación intrínseca:


cuanto mayor es la capacidad percibida para realizar un comportamiento, tanto mayor
parece ser el placer o disfrute experimentado durante la ejecución de la misma.

1.5.2. Influencia recíproca entre las expectativas y el afecto.


La emoción es uno de los grandes procesos que estudia la psicología. Su
definición y análisis presenta una notable complejidad y ha generado grandes
controversias acerca de su naturaleza, relativas fundamentalmente a sus constituyentes
y a la interrelación entre los mismos. Aquí asumimos como propio el planteamiento
de Lang (1974), quien propone la existencia de 3 sistemas de respuesta diferentes, el
fisiológico, el motor y el cognitivo, que interactúan entre sí, pero que son dimensiones
distintas y, como tales, pueden presentar fluctuaciones descorrelacionadas; esta
evolución divergente es denominada fraccionamiento de respuesta. En este apartado
nos referiremos, únicamente al componente subjetivo o experiencial de la emoción.

46
Parte teórica

Dentro del planteamiento teórico de Bandura se asume que la autoeficacia y la


expectativa de resultados interactúan en la determinación de la emoción, de manera
que cada una de las combinaciones entre ambas se asocia a (o produce) un estado
afectivo específico (Bandura, 1978b; Bandura, 1982). Así, una expectativa de eficacia
alta, acompañada de una expectativa de resultados alta, produce sentimientos de
confianza, dando origen a acciones oportunas y seguras. Asimismo, cuando el sujeto
se siente capacitado para ejercer exitosamente conductas (autoeficacia alta), pero éstas
no van seguidas de las consecuencias importantes anticipadas (expectativa de
resultados baja) se producen acciones de rebeldía y protesta, que tienen como fin
modificar el medio o cambiar de medio. Cuando, por el contrario, el sujeto no se
siente capacitado para efectuar la conducta, y cree que las consecuencias de la
ejecución son o podrían ser relevantes, se producen, o bien ansiedad, o bien
autodepreciación y depresión:

1. La ansiedad se manifiesta cuando el individuo cree que el fracaso en la


ejecución de la conducta podría ir acompañado de consecuencias altamente aversivas
2. La depresión y autodepreciación se producen cuando cree que el éxito
hubiera sido seguido de estímulos altamente gratificantes.

Por último, la condición en la que el sujeto efectúa una conducta particular


creyéndose poco capacitado para ejecutarla exitosamente y esperando consecuencias
irrelevantes o nulas, va acompañada de estados afectivos de aburrimiento, indiferencia
o apatía; por tanto, se generaría una baja activación conductual.

Este efecto conjugado de las expectativas de eficacia y de resultados sobre la


emoción tiene, en parte, su equivalente en la teoría reformulada de la indefensión
aprendida, enunciada por Seligman (Villamarín, 1990a). Ésta postula la existencia de
dos tipos de situaciones de indefensión derivadas de los juicios de incontrolabilidad:
la indefensión universal y la indefensión personal:

1. La indefensión universal está caracterizada por la creencia de que, para

47
Parte teórica

cualquier individuo, existe una falta de contingencia entre sus acciones y los estímulos
reforzadores (ni yo ni nadie controla el entorno), y corresponde, desde la
perspectiva de la teoría cognitivo-social, a una baja expectativa de eficacia y una baja
expectativa de resultados.

2. La indefensión personal se caracteriza porque el sujeto cree que la falta de


contingencia le afecta de manera exclusiva (yo no controlo el entorno, pero los
demás sí), y corresponde a una percepción de eficacia baja y a una expectativa de
resultados alta. Es ésta última condición de indefensión la que produce depresión:
desactivación conductual, afecto deprimido y deterioro de la autoestima.

En el contexto de la teoría cognitivo-social, se han llevado a cabo algunos


estudios dirigidos a determinar la influencia recíproca entre las expectativas
(fundamentalmente la autoeficacia) y el afecto. Bandura, Reese y Adams (1982)
llevaron a cabo tres experimentos cuyo objetivo era averiguar si los distintos niveles
de autoeficacia, además de ser predictores de la ejecución, iban, en paralelo,
acompañados de distintos niveles de ansiedad. El procedimiento que se siguió
implicaba crear, mediante manipulación experimental a través de modelado, tres
grupos de sujetos diferenciados respecto a su autoeficacia para interactuar con un
objeto fóbico (serpientes).

Los resultados indicaron que existían diferencias en el nivel de ansiedad


anticipatoria y durante la interacción con el objeto fóbico, entre los tres grupos de
sujetos, medida tanto con indicadores subjetivos como a través de cambios
fisiológicos (frecuencia cardíaca y presión arterial). Además, conforme se incrementó
la autoeficacia de los dos grupos de sujetos menos autoeficaces, iba disminuyendo la
intensidad de la ansiedad, tanto de la experimentada como de la operacionalizada en
términos de cambios fisiológicos. Por tanto, Bandura et al. (1983) han comprobado el
efecto de la autoeficacia sobre la ansiedad fóbica utilizando estrategias experimentales
tanto intra-sujetos como entre-sujetos.

48
Parte teórica

La influencia de la autoeficacia sobre el afecto ha sido también investigada


fuera del campo clínico. Una de las emociones en la que más se ha estudiado la
posible influencia de la autoeficacia es la ansiedad. En este sentido, en un estudio
realizado por Balaguer, Colilla, Gimeno y Soler (1990) con jugadores de baloncesto,
se evaluaron, como variables independientes la autoeficacia física y la autoconfianza
en el deporte, y como variables dependientes la ansiedad rasgo y una serie de
indicadores del rendimiento en baloncesto. Los resultados de esta investigación
mostraron una correlación negativa significativa entre la autoeficacia y la ansiedad
rasgo.

En esta misma línea de investigación, los resultados de un estudio llevado a


cabo por Bozolian, Rejeski y McAuley (1994) indican que la autoeficacia preexistente
(es decir, no manipulada experimentalmente) predice el estado afectivo manifestado
durante y después de la realización de una actividad física aeróbica de corta duración.
Los individuos más autoeficaces se sienten con menor fatiga durante la realización del
ejercicio y, tras la finalización del mismo, experimentan puntuaciones más elevadas
en dos dimensiones afectivas que los autores no definen, aunque etiquetan como
revitalización e implicación o ajuste (factor que tiene connotaciones motivacionales).

También la ansiedad social parece estar vinculada a los juicios que efectúan los
sujetos acerca de su habilidad para interactuar de forma óptima y oportuna con los
demás. Según un trabajo de Kazdin (1979), efectuado con sujetos sometidos a
diferentes estrategias de modelado, se encontró una correlación significativa entre el
nivel y la fuerza de la autoeficacia, evaluada tras la intervención, y las medidas
subjetivas y conductuales de asertividad.

El efecto de la autoeficacia sobre la ansiedad ha sido también evaluado ante la


ejecución de tareas cognitivas. Así, en un estudio empírico de Sanz, Limonero,
Villamarín y Álvarez (1997), los sujetos que se sentían más capacitados para ejecutar
una tarea de tipo lingüístico (enunciar sinónimos y antónimos) manifestaban valores
más bajos en la dimensión de tensión/ansiedad del cuestionario POMS cuando
realizaban la tarea. Por otra parte, dentro del mismo estudio se observó que aquellos

49
Parte teórica

sujetos que valoraban como altamente relevantes las consecuencias del fracaso (valor
incentivo alto) mostraban valores más elevados de ansiedad. En este estudio se indica
que la autoeficacia y el valor del incentivo también intervienen en otras dimensiones
del afecto, como la tristeza/depresión. En particular, se produce un incremento de la
intensidad del componente experiencial de esta emoción cuando la autoeficacia es
baja y el valor del incentivo (en este caso, las consecuencias del fracaso en la
conducta) es alto; es decir, existen indicios de interacción entre ambas variables sobre
la tristeza-depresión, tal y como postula Bandura (1978b, 1982).

Resultados congruentes con los anteriores fueron encontrados en el primer


estudio experimental en que se estudió el efecto de la autoeficacia y la expectativa de
resultados sobre la depresión, llevado a cabo por Davies y Yates (1982). En él, sólo se
detectó afecto depresivo en uno de los nueve grupos experimentales expuestos a la
resolución de una tarea lingüística (resolución de anagramas): el grupo de autoeficacia
baja y expectativa de resultados alta.

Además, tal y como se admite desde la perspectiva del modelo de reciprocidad


tríadica (ver apartado 1.1.), se ha estudiado la vía de relación causal inversa, es decir,
el impacto del estado afectivo sobre la construcción de los juicios de autoeficacia. En
un estudio llevado a cabo por Kavanah y Bower (1985), se observó que existen
diferencias en los juicios de autoeficacia en función del estado emocional del
individuo. Los autores del estudio evaluaron, para una amplia gama de conductas, la
autoeficacia experimentada por tres grupos de sujetos expuestos a una condición de
inducción de tristeza, alegría o neutra, respectivamente. Los sujetos del grupo en que
se indujo alegría incrementaron sus percepciones de capacidad, mientras que los del
grupo de inducción de tristeza experimentaron un deterioro significativo, respecto del
grupo control. A pesar de que la técnica de manipulación emocional consistió en la
evocación de recuerdos personales sobre éxitos o fracasos románticos (estando los
sujetos sometidos a hipnosis), este efecto se generalizó a la capacidad percibida para
efectuar un amplio espectro de conductas muy distintas (sociales, deportivas, etc.).

Asimismo, se han realizado algunos trabajos empíricos en el ámbito clínico, la

50
Parte teórica

mayoría relacionados con la depresión, en los que se ha puesto de manifiesto la


existencia de un efecto del estado de ánimo sobre los procesos cognitivos. De esta
forma, se han identificado sesgos memorísticos, atribucionales y en la construcción de
expectativas debidos al estado emocional. Por ejemplo, según el estudio de
DeMombreun y Craighead (1977), los individuos depresivos, si se les compara con
sujetos no depresivos, tienen tendencia a subestimar la frecuencia con la que son
recompensados, mientras que, contrariamente, tienden a sobredimensionar la
frecuencia con la que son castigados.

Desde esta perspectiva, parece razonable que la información que recibe el


sujeto sobre el éxito o fracaso de su conducta o la de los demás (a través de la diversas
fuentes de información), no tenga un efecto lineal sobre las expectativas: en parte, el
impacto sobre los procesos generadores de expectativas de esta información está
modulado por el estado afectivo, por el estilo atribucional del sujeto, o por el sesgo
que produce el estado afectivo sobre las atribuciones (Seligman, Kaslow, Alloy,
Peterson, Tanenbaum y Abramson, 1984). Es posible, por tanto, suponer una cierta
influencia del estado afectivo sobre las expectativas de resultados.

Por otra parte, se ha especulado acerca de la existencia de relaciones de mayor


complejidad entre las expectativas y el estado afectivo. En un estudio comparativo del
potencial de predicción sobre la persistencia en la conducta, entre la teoría de la
autoeficacia de Bandura y la teoría del control de Carver (1979), Jacobs, Prentice-
Dunn y Rogers (1984) concluyen que la autoconciencia (es decir, la atención dirigida
a uno mismo) incrementa la percepción del estado emocional, lo cual interfiere en la
creación o construcción de las expectativas; en consecuencia, el afecto es visto como
un agente modulador de la conducta, en tanto que afecta a algunos de sus precursores:
la autoeficacia y la expectativa de resultados.

51
Parte teórica

CAPÍTULO 2.
REACTIVIDAD FISIOLÓGICA PERIFÉRICA

2.1. CONCEPTO Y VARIABLES CARACTERÍSTICAS

Creemos conveniente iniciar este capítulo definiendo el campo semántico


designado con la etiqueta reactividad fisiológica periférica. Para empezar, hablamos
de reactividad porque nos referimos a cambios en la actividad del organismo, más que
a su estado. Esos cambios pueden tener una latencia y duración muy variable, aunque
aquí nos vamos a referir fundamentalmente a reactividad tónica, es decir, a las
fluctuaciones de actividad en diversos sistemas orgánicos que se producen con una
latencia media o alta, y que se mantienen un tiempo igual o superior a 101 segundos.

El concepto reactividad encierra un matiz importante, y es que los cambios son


consecuentes a algún evento. Ese evento puede hallarse en el exterior, como la
aparición o desaparición de cualquier estímulo, o puede ser interno, como las
cogniciones o el procesamiento de la información. En particular, nosotros estamos
interesados en la reactividad fisiológica periférica en cuanto que dependa de ambos
tipos de eventos: de la ejecución de conductas que suponen la interacción del sujeto
con su entorno y, especialmente, de las cogniciones que son los antecedentes
temporales (y, posiblemente, causales) de aquéllas.

La reactividad fisiológica periférica hace referencia a cambios en la actividad


de tejidos, órganos o sistemas del cuerpo que es controlada por el sistema nervioso
central, el cual establece con tales elementos circuitos de retroacción, a través del
sistema nervioso periférico y de los ejes hormonales. Este control permite ajustar la
actividad de cada uno de los tejidos, órganos y sistemas a las demandas del entorno y,
por consiguiente a la conducta del organismo, con la limitación que supone mantener
dicha actividad dentro del intervalo que preserva la homeostasis. Resulta conveniente

55
Parte teórica

diferenciar entre los tejidos, órganos y sistemas regulados por el sistema nervioso
somático, de los controlados por el sistema nervioso autónomo.

Tradicionalmente, se han utilizado en el campo de la psicofisiología una gran


cantidad de parámetros que dan cuenta del control de los órganos y sistemas
periféricos. En algunos casos, se ha optado por la evaluación directa de dicho control,
midiendo, por ejemplo, la actividad de los ejes hormonales utilizados por el sistema
nervioso central para establecer comunicación semi-rápida con los órganos diana: el
eje simpático adrenal y el eje hipofisio-suprarrenal. Con este fin se mide la
concentración sanguínea de hormonas como la adrenalina, la noradrenalina y el
cortisol, así como la de algunos de sus metabolitos o precursores (como, por ejemplo,
la dopa-C).

Sin embargo, en la mayoría de estudios se opta por la medición indirecta del


control nervioso, que consiste en evaluar los efectos que sobre el órgano diana
produce la actividad de tales sistemas de control neural y hormonal. Con este fin, se
han utilizado parámetros que expresan...

1. la actividad de órganos inervados por el sistema nervioso somático, como el


sistema locomotor y el respiratorio: actividad electromiográfica, frecuencia
respiratoria, volumen inspiratorio.

o bien...
2. la actividad de órganos sometidos a control por el sistema nervioso
autónomo, ya sea la rama simpática, como las glándulas sudoríparas (resistencia
electrodérmica, conductancia, potencial cutáneo) o por el efecto conjunto simpático-
parasimpático, como el sistema cardiovascular (frecuencia cardíaca, presión arterial,
gasto cardíaco, temperatura periférica, etc).

2.1.1. Variables fisiológicas periféricas objeto de estudio en el presente trabajo.


A continuación se efectúa una breve descripción de los parámetros fisiológicos

56
Parte teórica

que van a ser objeto de estudio en el presente trabajo. Todos ellos son ya clásicos en la
literatura psicofisiológica, por lo que no nos detendremos en describirlos de manera
exhaustiva. Remitimos a los manuales más difundidos (Coles, Donchin y Porges,
1973; Greenfield y Sternbach, 1986) para una mayor profundización en la materia.

1. La frecuencia cardíaca es un parámetro que indica el número de ciclos


sístole-diástole por unidad de tiempo. Las variaciones en la ritmicidad de este ciclo
dependen de la inervación tanto simpática como parasimpática que recibe el músculo
cardíaco (Guyton, 1991). En ocasiones, este mismo fenómeno se cuantifica mediante
el intervalo R-R, que es el tiempo que transcurre entre dos ondas R
electrocardiográficas, es decir, entre dos sístoles ventriculares consecutivas. La
utilización de uno otro parámetro es conceptualmente indistinta, pues se trata de dos
formas de medir la ritmicidad cardíaca (una es la inversa de la otra), si bien la elección
del parámetro depende del instrumento de registro utilizado y del ajuste a los modelos
matemáticos que se utilicen.

2. La resistencia electrodérmica permite estimar la sudoración ecrina,


haciendo pasar una corriente eléctrica externa de intensidad constante por la superficie
de la piel, cuyo voltaje fluctúa en función de la actividad sudomotora (Prokassy y
Raskin, 1973). La actividad sudomotora ecrina importante desde el punto de vista

psicológico es la que se produce en las palmas de las manos o en las plantas de los
pies, puesto que cumple una función anti-abrasión que está fuertemente ligada ver con
la ejecución de conducta abierta (locomoción, manipulación y asimiento de objetos,
etc.). No resulta tan relevante, en cambio, el estudio de la sudoración de otras partes
del cuerpo, que responde a la necesidad de regulación de la temperatura interna del
organismo (Fowles, 1986).
La actividad de las glándulas sudoríparas está controlada únicamente a través
de la rama simpática del sistema nervioso autónomo, siendo el único tejido que,
estando inervado por esta rama autonómica, recibe terminaciones sinápticas
colinérgicas (Navarro, 1992). La actividad sudomotora puede también evaluarse a
través de la conductancia cutánea, que es el inverso de la resistencia (según la ley de

57
Parte teórica

Ohm R=V/I y C=1/R, donde R es resistencia, V es voltaje o diferencia de potencial, I


es intensidad de la corriente y C es conductancia; se deduce, por tanto, que C=I/V).
Aunque, aparentemente, la actividad sudomotora puede cuantificarse de forma
indistinta mediante estos dos parámetros, al parecer no son exactamente equiparables,
puesto que la detección directa de la resistencia se efectúa con circuitos que inducen
corrientes de intensidad constante, mientras que la evaluación directa de la
conductancia supone el uso de circuitos de voltaje constante; por tanto, aunque
matemáticamente la resistencia es transformable en conductancia, fisiológicamente no
son equivalentes los dos métodos de detección puesto que se somete a la piel a
fenómenos eléctricos externos diferentes.

Por otra parte, parece que en los últimos años se está imponiendo más la
utilización de la medida de conductancia (Cacioppo y Tassinary, 1990), debido a que
este parámetro tiende a establecer relaciones lineales con las variables psicológicas,
mientras que la resistencia establece con éstas funciones no lineales (por ejemplo,
logarítmicas). Nosotros, como se comenta en el método (capítulo 5), hemos optado
por la utilización de la resistencia electrodérmica, debido a que el aparato que
disponemos es de intensidad constante. Por otra parte, nada se opone a que,
eventualmente, efectuemos la transformación de este parámetro a medidas de
conductancia, si es que aparecieran funciones no lineales.

3. La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre circulante contra la


paredes de las arterias. Una mínima cantidad de presión y, especialmente, una mínima
diferencia de presión entre los extremos proximales y distales de una arteria, son
necesarias para poder mantener el flujo sanguíneo (Guyton, 1991). La presión arterial
sufre una ritmicidad sincronizada con el ciclo cardíaco:

3.1. Su valor máximo, llamado presión sistólica, se produce


inmediatamente después de la contracción ventricular, y depende
de la frecuencia cardíaca y de la fuerza de contracción del
músculo cardíaco. Por lo tanto, depende tanto del control
simpático como del control parasimpático.

58
Parte teórica

3.2. Su valor mínimo, denominado presión diastólica, se produce


inmediatamente antes de la siguiente contracción cardíaca, y
depende de la velocidad de vaciado de la arteria, es decir, de la
resistencia de la misma. Esta, a su vez, depende del nivel de
contracción de la musculatura lisa que rodea el vaso sanguíneo,
que está controlada por eferencias simpáticas. El diferencial de
presión es la amplitud de presión en una arteria, e indica la
disminución de la presión arterial dentro de un ciclo cardíaco y,
por consiguiente, es un indicador indirecto de la cantidad
(volumen) de sangre que fluye por la arteria en dirección a la
periferia.

4. La temperatura periférica es un indicador de los procesos vasomotores que


se producen en los vasos sanguíneos que irrigan la piel. La constricción de la
vasculatura cutánea debida a la estimulación simpática de la musculatura lisa que la
rodea, típica de situaciones de emergencia o de preparación para la acción, es un
mecanismo que indica la redistribución de sangre hacia otros puntos del organismo y
que causa una disminución de la temperatura periférica. La determinación de la
actividad vasomotora mediante este parámetro implica un control estricto de la
temperatura ambiental a la que serán sometidos los sujetos durante el desarrollo del
experimento.

5. La actividad mioeléctrica es un parámetro indicador de la tensión muscular,


que está controlada por fibras piramidales y extrapiramidales (Vila, 1996); por tanto,
su control compete al sistema nervioso somático. Mediante la colocación de
electrodos de superficie se efectúa una estimación de la suma de potenciales post-
sinápticos que se producen en el conjunto de uniones neuromusculares adyacentes a la
localización de los electrodos. Normalmente interesa la detección de un paquete
muscular aislado, si bien cuando se evalúan músculos pequeños se opta por detectar la
actividad de grupos de músculos y es, en cierta forma, inevitable captar la tensión

59
Parte teórica

producida en músculos adyacentes. En nuestro caso, optamos por hacer una medición
conjunta de la actividad de los músculos frontales (situados en la frente). Esta
musculatura está fuertemente ligada a la expresión emocional.

6. La frecuencia respiratoria expresa el número de ciclos respiratorios por


unidad de tiempo. En general, los parámetros de actividad respiratoria no son
habituales en la investigación psicofisiológica, debido en parte a la complejidad del
control nervioso de la respiración, que integra tanto fibras somáticas como fibras
autonómicas (Kaufman y Schneiderman, 1986). Paradójicamente, la psicología
aplicada ha prestado tradicionalmente mucho interés a este mecanismo fisiológico,
habiéndose diseñado estrategias de afrontamiento al estrés y de reducción de la
ansiedad, o de mejora de la eficiencia deportiva, en base a su autocontrol (Cautela y
Groden, 1978).
2.2. REACTIVIDAD INESPECÍFICA VERSUS REACTIVIDAD ESPECÍFICA.
IMPLICACIÓN EN LOS PROCESOS PSICOLÓGICOS.

2.2.1. Activación fisiológica inespecífica.


La activación o arousal es un término difundido por Duffy a partir de los años
30 (Duffy, 1972), que se refiere a los cambios generalizados que se producen en la
funcionalidad de los sistemas que constituyen el organismo, como consecuencia del
control neural u hormonal que ejerce el sistema nervioso central. Según Duffy, el
concepto de activación connota la liberación de energía en diversos órganos y
sistemas fisiológicos, cuya finalidad es la de preparar al organismo para la conducta
abierta.

Estos cambios fisiológicos fueron descritos originalmente por Cannon (1.929;


en Vila y Fernández, 1.990), como los ajustes inespecíficos que se producen en el
conjunto de sistemas orgánicos (ante cualquier estimulación que implique amenaza
para el sujeto), con una finalidad energetizadora, y modulados por la rama simpática
del sistema nervioso autónomo. Para Cannon, este conjunto de cambios constituye una
respuesta, denominada de alarma, que es estereotipada. Esto significa que no es
posible identificar diferencias fisiológicas entre diferentes estados psicológicos.

60
Parte teórica

Partiendo de esta premisa, Cannon enunció una teoría de las emociones, según
la cual estas son indiferenciables respecto de los cambios fisiológicos que se derivan
de las mismas, teniendo estos cambios una función de aportación de recursos
energéticos proporcional a la demanda de la conducta desencadenada por la emoción
(Vila y Fernández, 1.990).

El concepto de activación fue dotado de soporte empírico cuando, en 1.949,


Moruzzi y Magoun descubrieron que la estimulación eléctrica de la formación
reticular podía generar los mismos cambios que constituyen la reacción de alarma
definida por Cannon. Por tanto, el hecho de que la formación reticular apareciese
como el substrato neurofisiológico del arousal, parecía legitimar su
conceptualitzación (Vila y Fernández, 1.990).

En la actualidad, se acepta que el arousal depende, no únicamente de la


actividad simpática, com proponía Cannon, sino del efecto conjunto simpático-
parasimpático (Cacioppo, 1.994), además de la participación de varios ejes
endocrinos, como el simpático-adrenal, el hipofisio-suparrenal y el tiroidal (Valdés y
de Flores, 1986).

2.2.2. Reactividad fisiológica específica. Concepto de fraccionamiento


direccional. Sistemas de respuesta.
Como contrapartida a la conceptualización unidimensional del arousal, desde
la perspectiva de la teoría de la emoción formulada por James y Lange, proliferaron,
especialmente a partir de los años 50, los estudios empíricos dirigidos a encontrar
perfiles de reactividad fisiológica específica para diferentes estados emocionales. La
idea subyacente a estos trabajos es que no todas las variables fisiológicas cambian de
una forma conjunta (covarían), sino que la actividad autonómica puede generar
cambios específicos sobre cada una de ellas. La consecuencia de tales estudios fue que
teóricos como Elisabeth Duffy, asumieron como propia la idea de que, junto con
cambios generalizados e inespecíficos, se pueden también producir cambios

61
Parte teórica

fisiológicos específicos. Según la reformulación de Duffy (1972), puesto que las


situaciones y las demandas del medio varían, el patrón de activación debe variar
consecuentemente, para ajustarse a las condiciones particulares de cada momento.

Los experimentos pioneros de Ax, en este campo, pusieron de manifiesto la


posibilidad de que diferentes emociones, como la ira y el miedo, fueran acompañadas
de cambios fisiológicos específicos. Ax encontró diferencias estadística y
fisiológicamente significativas en 7 de los 14 parámetros biológicos comparados entre
ambas emociones (Vila y Fernández, 1.990).
Asimismo, Ekman, Levenson y Friesen (1983) efectuaron un experimento en el
se inducían seis emociones distintas en un mismo grupo de sujetos, que eran
sometidos a dos estrategias de inducción emocional distintas: la visualización de
eventos pasados y la expresión facial voluntaria. Los resultados mostraron que los
perfiles de cambio fisiológico formados por variables como la frecuencia cardíaca, la
temperatura periférica y la resistencia electrodérmica, permiten discriminar entre las
emociones estudiadas: miedo, tristeza, ira, alegría, disgusto y sorpresa. Este efecto, sin
embargo sólo pudo ser verificado cuando las emociones era generadas a través del
método de inducción basado en el control voluntario de la expresión facial.

En la línea de trabajo sobre la diferenciación autonómica de las emociones,


Stemmler (1.989) efectuó un exhaustivo metaanálisis, tras el que concluyó que un
conjunto bastante heterogéneo de variables fisiológicas (electromiografía, período
cardíaco, volumen sanguíneo, volum sanguíneo pulsátil, conductancia de la piel y
temperatura periférica) presenta validez discriminante en la diferenciación entre ira y
miedo. Esta especificidad autonómica parece producirse cuando la inducción
emocional se basa en la exposición del sujeto a estímulos reales, mientras que, cuando
se utilizan técnicas cognitivas (como la visualización) para inducir diferentes
reacciones emocionales, la diferenciación fisiológica de las mismas es más difícil de
establecer.

La especificidad de las respuestas autonómicas fue enunciada formalmente por


Lacey en 1.967, y reflejada en su concepto de fraccionamento direccional, según el

62
Parte teórica

cual diferentes fracciones del sistema nervioso autónomo pueden presentar


simultáneamente distintas direcciones de respuesta. Por tanto, desde este plateamiento
se asume que los diferentes órganos pueden ser diferencialmente activados, a través de
los efectos conjuntos de las ramas simpática y parasimpática del sistema nervioso
autónomo (Vila y Fernández, 1.990).

Los trabajos del equipo de Lacey (Simón y Miñarro, 1.990) ponen de


manifiesto que las respuestas de los sujetos, ante tareas cognitivas y no cognitivas, no
son estereotipadas, sino que cada sujeto puede manifestar un perfil de reactividad
fisiológica periférica diferente (considerando parámetros como frecuencia cardíaca,
presión arterial sistólica y diastólica, cambio en tasa cardíaca y conductancia de la
piel). Dado que los patrones de reactividad hallados en un mismo sujeto ante
diferentes situaciones parecen bastante estables, Lacey concluye que estos perfiles
pueden constituir diferencias individuales.

En este misma línea, los resultados de un trabajo más reciente, llevado a


término por Kasprowitz, Manuck y Malkoff (1.990), indican que, ante una misma
situación de afrontamiento activo, que supone la ejecución de un tarea de resolución
de problemas matemáticos, se pueden distinguir tres grupos de individuos según, la
pauta de ajuste cardiovascular que manifiestan:

1. Sujetos que responden a la ejecución de la tarea sólo con incrementos de la


frecuencia cardíaca.
2. Sujetos que sólo muestran incrementos de la presión arterial sistólica.
3. Sujetos que muestran una respuesta que incluye ajustes en ambos
parámetros cardiovasculares.

En este trabajo, los autores asumen que estas distintas formas de responder
fisiológicamente a situaciones de reto/amenaza constituyen, por sí mismas, una
diferencia individual. A nuestro juicio, sin embargo, tales diferencias podrían también
ser el efecto resultante de evaluaciones subjetivas como la expectativa de eficacia y el
valor del incentivo.

63
Parte teórica

Los trabajos de Frankenhaueser (Toro, 1.983) también aportan resultados


coherentes con esta perspectiva de multidimensionalidad en la reactividad fisiológica.
Esta autora ha mostrado que los sistemas biológicos son diferencialmente activados en
función de la demanda cognitivo-conductual de la situación a la que es expuesto el
sujeto:

1. En las tareas o situaciones que requieren una alta dedicación y demanda
atencional, se produce un incremento de la concentración sanguínea de noradrenalina,
lo que indica una liberación masiva a nivel de médula suprarrenal, y una pequeña
descarga adrenérgica.

2. Las situaciones de alerta emocionalmente relevantes, que suelen ir


acompañadas de sensaciones de amenaza, generan, fundamentalmente, liberación de
adrenalina.

De hecho, una buena parte de la producción científica de Frankenhaueser ha


estado dirigida, en esencia, a determinar el papel de les variables psicológicas sobre la
actividad del eje simpático-adrenal, y a diferenciarlo del efecto sobre otros ejes
activacionales, com el hipofisio-suprarrenal (Toro, 1.983).

Los trabajos de Sokolov (Vila y Fernández, 1.990) también ponen de


manifiesto cómo los perfiles de reactividad específica pueden diferenciar claramente
dos fenómenos psicológicos fundamentales, como la respuesta de orientación y la
respuesta de defensa: mientras que en la primera se produce una disminución de la
frecuencia cardíaca y una vasodilatación encefálica, en la segunda se detecta el perfil
contrario, es decir, un incremento de la frecuencia cardíaca acompañado de
vasoconstricción encefálica).

Hay otras razones de fondo que sugieren la posible existencia de tales


respuestas psicofisiológicas específicas. Algunos estudios recientes en el campo de la
fisiología general muestran que, incluso dentro de un mismo sistema, órgano o tejido,

64
Parte teórica

es posible encontrar activaciones diferenciales de las ramas simpática y parasimpática


del sistema nervioso autónomo (Navarro, 1.992). Por tanto, cuando se produce una
activación autonómica, esta no ha de generalizarse necesariamente al conjunto de
sistemas orgánicos, e incluso se pueden encontrar (a veces, incluso en tejidos
adyacentes) efectos simpáticos y/o parasimpáticos de sentido y magnitud diferentes.

Además, el fraccionamiento direccional no sólo es detectable a nivel de los


órganos efectores (sistemas cardiovascular, sudomotor, respiratorio, muscular y
grastrointestinal), sino que también se observa en el control nervioso de los mismos.

Estudios recientes (Cacioppo, 1.994) muestran cómo, incluso detrás de cambios


en una misma variable fisiológica (como la frecuencia cardíaca), puede haber
reacciones diferenciales de los sistemas simpático y parasimpático. A veces, ambas
ramas ejercen su efecto de manera cooperativa (sinérgica) sobre un mismo sistema (es
decir, activación simpática y desactivación parasimpática, o a la inversa), como
cuando se produce el denominado ajuste cardio-somático (Obrist, 1976). En otras
ocasiones, se activan conjuntamente, dando lugar a un efecto de antagonización: la
activación generada simpáticamente es compensada por la desactivación generada por
la vía parasimpática. Incluso, a veces, los cambios se producen sólo en una de las dos
ramas autonómicas.

Esta descorrelación entre la actividad simpática y la parasimpática, que origina


infinitas combinaciones, ha originado un campo de estudio denominado autonomic
space (Cacioppo, 1994). Es supuesto central del mismo es que detrás de ajustes
fisiológicos similares pueden haber patrones de reactividad autonómica muy diversos.
Es decir, en dos individuos pueden hallarse cambios de actividad en órganos efectores
de la misma magnitud y sentido que, sin embargo, pueden ser la consecuencia de
distintas combinaciones de actividad simpático-parasimpática. Algunos trabajos
recientes (Bernston, Cacioppo y Quigley, 1.993; Cacioppo, 1.994; Bernston,
Cacioppo, Quigley y Fabro, 1.994) ponen de manifiesto que, cuando la reactividad
simpático-parasimpática es medida en un único sistema y con un solo parámetro, se
corre el riesgo de llegar a la conclusión de que se ha producido la misma magnitud de

65
Parte teórica

cambio en dos momentos o sujetos distintos cuando, en realidad, los cambios


autonómicos subyacentes són bastante diferentes y específicos.

A pesar de que la investigación reciente parece apuntar más hacia un control


diferenciado de los órganos, sistemas y tejidos del organismo, que avala el concepto
de reactividad fisiológica específica, el hecho de hallar una fuerte descorrelación entre
distintos ajustes fisiológicos no es siempre un indicio inequívoco de la existencia de
un fraccionamiento de respuesta. Según Lang (1974), esta descorrelación puede
deberse, en parte, a la desincronía de respuesta, es decir, al hecho de que algunos de
los cambios fisiológicos puedan aparecer en momentos distintos.

66
Parte teórica

CAPÍTULO 3.
ACTIVIDAD COGNITIVA/EVALUATIVA Y REACTIVIDAD
FISIOLÓGICA.

3.1 INTRODUCCIÓN.
En los últimos años hemos asistido a un cambio, cualitativamente importante,
aunque aún incipiente, en el campo de la psicofisiología. Desde una perspectiva más
clásica y consolidada, el interés de los investigadores en este campo se hallaba
focalizado en la relación funcional entre las condiciones ambientales a las que era
sometido el organismo y los cambios conductuales y fisiológicos que de ello se
derivaban. Por tanto, se pretendía explicar la conducta (y los procesos en ella
involucrados) en términos de las manipulaciones instrumentales que el investigador
efectuaba sobre las condiciones ambientales a las que eran sometidos los individuos
objetos de estudio (Toro, 1983).

Sin embargo, actualmente, desde un enfoque emergente y claramente


impregnado de matices cognitivistas, se empiezan a asumir como factores causales de
la conducta y los procesos fisiológicos subyacentes, no tanto los eventos a los que es
sometido el sujeto o la definición objetiva de los cambios operados en su entorno, sino
más bien las valoraciones o apreciaciones subjetivas que de ello tiene el organismo
que está siendo objeto de estudio (Lazarus y Folkman, 1984). Este es un hecho
sintomático de lo que Vila (1997) denomina la revolución silenciosa que está
viviendo actualmente la psicología, consistente en la convergencia, en un mismo
paradigma, de los conceptos y metodologías provinientes de la psicofisiología, la
psicología cognitivista y el conductismo.

69
Parte teórica

3.2. TRABAJOS REALIZADOS DESDE LA TEORÍA DE LA


AUTOEFICACIA.

3.2.1. Perspectiva teórica.


Bandura (1.986) postula una relación bidireccional (o de reciprocidad) entre la
autoeficacia y la actividad fisiológica:

1. De un lado, la percepción de los cambios viscerales parece tener relevancia


en la génesis y modificación de las percepciones de capacidad. En particular, puesto
que una excesiva activación fisiológica puede tener un efecto de interferencia sobre la
calidad de la ejecución, es más probable que las personas esperen comportarse con
éxito cuando perciben pocos cambios viscerales que cuando experimentan síntomas
fisiológicos que les hacen sentir muy excitados o, por el contrario, se perciben
sensaciones corporales indicadoras de fatiga (Villamarín, 1987). Por tanto, los
cambios fisiológicos son entendidos como una de las múltiples fuentes de información
que pueden modular la autoeficacia.

2. Por otra parte, Bandura (1.986) postula una relación de proporcionalidad
inversa entre la percepción de autoeficacia y la reactividad fisiológica. De esta forma,
bajos niveles de autoeficacia han de generar incrementos de activación biológica
mayores, en el momento de ejecutar la conducta operante.

3.2.2. Trabajos del equipo de Bandura.


El equipo de Bandura ha llevado a término diversas investigaciones (Bandura,
et al., 1.982; Bandura, Taylor, Williams, Mefford y Barchas, 1.985; Wiedenfeld,
O'Leary, Bandura, Brown, Levine y Raska, 1.990), mediante las que se ha estudiado el
impacto que ejerce la manipulación de la autoeficacia sobre la reactividad fisiológica
periférica. En el paradigma utilizado por este equipo de investigadores, se crean 2 o 3
grupos de sujetos diferenciados según el nivel de autoeficacia que se les induce
(autoeficacia alta, baja y/o muy baja), en un conjunto de pacientes clínicos afectados
por fobia simple (a las arañas o las serpientes), que es un trastorno de conducta

70
Parte teórica

caracterizado por altos niveles de activación fisiológica.

Posteriormente, se registra la activación fisiológica de los sujetos cuando estos


son expuestos a un tratamiento, basado en la técnica del modelado in vivo y/o del
modelado participante, destinado a superar el trastorno, y que implica la ejecución de
una serie de conductas de sucesiva aproximación al objeto fóbico.

Los resultados de estos trabajos parecen constatar el efecto de la autoeficacia


sobre un conjunto heterogéneo de variables fisiológicas periféricas: frecuencia
cardíaca, presión arterial sistólica, presión arterial diastólica, niveles sanguíneos de
adrenalina, noradrenalina y dopa-C (metabolito catecolaminérgico) y algunos
parámetros immunológicos. Del conjunto de trabajos, sin embargo, parece emerger
una pauta de relación autoeficacia-activación fisiológica no monotónica: son los
niveles de percepción de eficacia moderadamente bajos los que dan mayor activación
periférica, mientras que los niveles de activación mínima se dan en los sujetos de
autoeficacia muy baja, de forma concomitante al abandono de la conducta
instrumental por parte de éstos. Asimismo, cuando se induce un nivel alto de
autoeficacia, el sujeto es capaz de efectuar la tarea amenazante presentando cambios
menores en los parámetros biológicos.

En el primero de los trabajos (Bandura, Reese y Adams, 1982), los sujetos


(aracnofóbicos) recibían un entrenamiento consistente en el modelado in vivo de una
serie de conductas de aproximación sucesiva e interacción con el objeto generador de
fobia. Los sujetos fueron asignados a tres grupos experimentales, de autoeficacia alta,
media y baja, respectivamente, que determinaban la intensidad del modelado, de
manera que éste concluía cuando el sujeto alcanzaba la autoeficacia asignada.
Posteriormente, se medía los cambios que, respecto de un nivel basal en reposo, se
producían en la frecuencia cardíaca, la presión sistólica y la presión diastólica, antes y
durante la ejecución de una tarea de aproximación e interacción con el objeto
generador de fobia. Los resultados indican que los sujetos de autoeficacia alta
manifiestan una menor reactividad que los sujetos de baja o muy baja capacidad
percibida. Parece ser, además, que los sujetos de autoeficacia media son los que mayor

71
Parte teórica

reactividad presentan en frecuencia cardíaca y presión sistólica, contrariamente a lo


esperable; este efecto puede ser debido a que, en el grupo de autoeficacia baja, hay
sujetos que deciden abandonar la prueba recién iniciada, con lo que su actividad
fisiológica se reduce a valores basales.

En una segunda parte del experimento, se incrementó la fuerza de la


autoeficacia de todos los sujetos hasta su valor máximo. En este caso, se comprobó
que no se producía apenas reactividad fisiológica cuando los sujetos eran, de nuevo,
expuestos a la prueba de interacción con la araña.

Por lo tanto, se efectuaron dos procedimientos experimentales concatenados, el


primero de ellos entre grupos, y el segundo de ellos intra-grupos, poniéndose de
manifiesto que:

1. Las personas con mayor confianza acerca de su capacidad de afrontamiento


a una amenaza manifiestan menor reactividad fisiológica.

2. El incremento de la autoeficacia en una persona inicialmente ineficaz


disminuye su reactividad fisiológica.

Puesto que se asumía que los cambios fisiológicos subsidiarios de la


manipulación de la expectativa de eficacia, están mediados por la acción de la rama
simpática del sistema nervioso autónomo, se efectuó otro experimento (Bandura et al.,
1.985), en el que las variables dependientes eran parámetros de actividad
catecolaminérgica. Usando el mismo procedimiento experimental ya descrito en el
estudio precedente, en su fase entre grupos, se realizó una investigación en la que se
evaluó la concentración sanguínea de dos hormonas del eje simpático-adrenal,
adrenalina y noradrenalina, y de un metabolito catecolaminérgico, la dopa-C. Los
resultados indicaron que el grupo de sujetos de mayor autoeficacia disponían de una
menor concentración plasmática de las tres substancias analizadas, observándose los
mayores niveles de adrenalina y noradrenalina en los sujetos de autoeficacia
moderada. El grupo de menor autoeficacia disminuyó los niveles hormonales

72
Parte teórica

posiblemente a causa de su rápido abandono de la tarea de afrontamiento. Por otra


parte, el hecho de que el grupo de autoeficacia alta presentara niveles menores de
concentración de catecolaminas en sangre que los de autoeficacia media se ajusta a la
predicción de una relación de proporcionalidad inversa entre ambos fenónenos.

Por último, se efectuó una investigación (Wiedenfeld et al., 1.990) en la que se


empleó el componente intra-sujeto del paradigma experimental antes descrito, para
estudiar el impacto que diferentes niveles de autoeficacia pueden generar sobre la
inmunocompetencia de los individuos. En este estudio, los sujetos pasaban por tres
fases experimentales sucesivas:

1. La primera fase consitía en un registro del nivel de base en que se medían
tanto las variables independientes como las dependientes.

2. En la segunda fase, los sujetos interactuaban con el objeto fóbico (una
serpiente) a fin de ir adquiriendo un progresivo incremento de su capacidad percibida
para enfrentarse al estímulo amenazante

3. En la tercera fase, los sujetos volvían a efectuar la interacción con el objeto
generador de fobia tras recibir un entrenamiento (mastery) dirigido a maximizar su
percepción de eficacia.

Los autores del estudio conluyeron que la maximización de la autoeficacia


produjo un incremento del número de linfocitos T4, T8 y linfocitos B, indicando una
mejora de la funcionalidad del sistema inmunitario. Por otro lado, aquellos sujetos que
experimentaron un incremento más lento de su autoeficacia durante la primera
exposición a la serpiente, experimentaron cambios en la funcionalidad y número de
linfocitos que indican una inmunodepresión. Este efecto está mediado por el
incremento de la activación periférica vinculada a la activación del eje simpático-
adrenal, lo que se pone de manifiesto en lo altos altos valores de frecuencia cardíaca y
cortisol que se detectaron en estos sujetos.

73
Parte teórica

3.2.3. Trabajos de otros equipos de investigación.


El trabajo pionero en el estudio de la relación entre la autoeficacia y la
reactividad fisiológica periférica fue llevada a cabo por Biran y Wilson (1.981). En
este estudio, participó una muestra de sujetos agorafóbicos dividida en dos grupos,
cada uno de ellos sometido a una técnica de intervención terapéutica distinta, la
exposición guiada y la reestructuración cognitiva. Asimismo, se evaluó (pero no se
manipuló) la autoeficacia, antes y después de la realización de una batería de 12 tareas
de exposición a espacios abiertos y de interacción social, durante la cual se registró la
frecuencia cardíaca y el potencial cutáneo. El principal resultado hallado en esta
investigación es que se manifiestan unos efectos concomitantes de incremento de la
autoeficacia y de reducción de frecuencia cardíaca en aquellos sujetos en los cuales se
produce una mejora substancial del trastorno fóbico (los tratados con la técnica de
exposición guiada).

A pesar de esto, no se halló correlación entre el autoeficacia y la frecuencia


cardíaca, de lo que los autores concluyeron que ambos cambios se produjeron de
forma paralela pero independiente. Por tanto, en este trabajo no se constata ningún
efecto de la autoeficacia sobre la activación fisiológica (ya que Biran y Wilson
tampoco hallaron ninguna relación entre autoeficacia y resistencia electrodérmica).
Adicionalmente, la literatura recoge un conjunto de investigaciones que
también ponen en duda la existencia de la relación cognitivo-fisiológica enunciada por
Bandura. Los resultados de dos trabajos empíricos, llevados a término por Feltz
(1.982) y Feltz y Mugno (1.983), basados en un planteamiento metodológico bastante
diferente (donde se analiza, mediante análisis de vías (path analysis), la interrelación
de reciprocidad entre el rendimiento en una tarea de saltos de trampolín, la
autoeficacia y la percepción de cambios fisiológicos), ponen de manifiesto la
existencia de un efecto de la autopercepción de cambios viscerales sobre la
autoeficacia, pero no a la inversa. Además, la relación encontrada por los autores es de
proporcionalidad directa (es decir, altos niveles de autopercepción generan altos
niveles de autoeficacia), contrariamente a los resultados de Bandura y colaboradores.
La actividad fisiológica, en este caso evaluada a través de la frecuencia cardíaca, ni

74
Parte teórica

predice ni es predicha, de manera clara, por la autoeficacia

Barrios (1.983) tampoco detectó cambios, ni en la frecuencia cardíaca ni en la


resistencia electrodérmica, cuando expuso a un conjunto de sujetos a un tratamiento
(basado en la técnica de desensibilización sistemática) destinado a reducir su ansiedad
heterosocial. Estos resultados se produjeron pesar de que se encontró un progresivo
incremento de la autoeficacia, concomitante a una mejora de la ejecución de las
conductas de exposición a las situaciones que, en estos sujetos clínicos, generaban
percepciones de amenaza. En este estudio, el sujeto efectuaba una representación de
12 acciones de interacción ante un cómplice del experimentador; durante cada una de
las doce tareas se obtuvo un registro de las dos variables fisiológicas (frecuencia
cardíaca y resistencia electrdérmica) de 10 segundos de duración, generando un índice
de reactividad que comparaba este valor con el nivel de actividad de ambas un minuto
antes de cada tarea.

Una investigación reciente (Gerin, Litt, Deich y Pickering, 1995) atribuye a la


autoeficacia un papel de modulador del efecto de otras variables cognitivas sobre la
reactividad fisiológica. En este trabajo se crearon cuatro grupos experimentales,
manipulando el control percibido (definido como la apreciación sobre el nivel de
disponibilidad de la conducta operante) y la autoeficacia. Se registró la reactividad
cardiovascular en el momento de efectuar una tarea instrumental, consistente en la
resolución de problemas matemáticos, mediante la que el sujeto disponía de la
posibilidad de evitar (controlabilidad alta) o no (controlabilidad baja) un estímulo
nocivo (la aparición de un sonido molesto). Los resultados indicaron que los sujetos
con alto control percibido tienen una menor reactividad cardiovascular, reflejada tanto
en la frecuencia cardíaca como en la presión arterial sistólica y diastólica, pero sólo si
la autoeficacia es alta; en cambio, cuando la autoeficacia es baja, un incremento en el
control percibido no produce una amortiguación de la reactividad fisiológica. Por lo
tanto, se observó una interacción entre el control percibido y la autoeficacia sobre la
reactividad cardiovascular.

A continuación comentaremos los resultados de nuestros estudios en esta línea

75
Parte teórica

de investigación.

En el primero de los estudios (Sanz y Villamarín,1996), intervinieron cuatro


grupos de sujetos experimentales, que se originaron combinando dos condiciones de
autoeficacia (alta y baja) con dos condiciones de valor de incentivo (alto y bajo). Estos
sujetos debían efectuar una tarea de concatenación de palabras cuyo, éxito permitía
(valor incentivo alto), o no (valor del incentivo bajo), la consecución de un estímulo
apetitivo (una recompensa económica). Los resultados indican que la reactividad
fisiológica depende de la interacción entre la autoeficacia y el valor del incentivo. Los
parámetros indicadores de activación autonómica (frecuencia cardiaca, resistencia
electrodérmica y, en parte, la frecuencia respiratoria), son predichos por la
autoeficacia; pero sólo se obtienen efectos significativos entre aquellos sujetos
sometidos a una condición de alta relevancia de las consecuencias apetitivas del éxito
conductual; es decir, cuando el valor del incentivo es alto.

Otro resultado interesante de este estudio es que la relación entre la


autoeficacia y la reactividad fisiológica periférica que acompaña a la ejecución de la
conducta instrumental, no es siempre de proporcionalidad inversa, como postula
Bandura. En este trabajo, los sujetos que se percibían como más competentes
experimentaron incrementos mayores de frecuencia cardíaca, a diferencia de lo
predicho por Bandura (1986).

En un trabajo posterior (Sanz, Limonero y Villamarín, 1996), un grupo de


sujetos fue expuesto a la ejecución de una tarea cognitiva (preguntas de cultura
general) bajo dos condiciones de valor del inventivo (amenaza o no amenaza
contingentes al fracaso en la tarea). Además, se midió la autoeficacia antes de la
ejecución de la conducta. Los resultados indicaron que los sujetos de valor incentivo
alto presentaban una mayor reactividad fisiológica cuando efectuaban la tarea,
respecto de una situación de reposo, expresada en un incremento de la frecuencia
cardíaca y una disminución de la resistencia electrodérmica. Sin embargo, en este
experimento la reactividad fisiológica no fue predicha por la autoeficacia, tal vez a
causa de que ésta sólo fue cuantificada pero no manipulada experimentalmente.

76
Parte teórica

3.2.4. Conclusiones acerca de los trabajos efectuados por el equipo de Bandura y


por otros equipos.
Conviene indicar, en primer lugar, que las investigaciones llevadas a cabo por
el equipo de Bandura y colaboradores presentan un procedimiento experimental
aceptablemente riguroso, mientras que, en general, otras investigaciones adolecen de
carencias procedimentales que pueden poner seriamente en duda la veracidad de sus
conclusiones. El principal problema radica en que estos últimos son estudios
correlacionales, donde no se manipula la autoeficacia; ésta, en ocasiones, adquiere, al
igual que las variables fisiológicas, el estatus de variable dependiente. En el caso de
las investigaciones desarrolladas por Feltz (1.982) y Feltz y Mugno (1.983), éstas
tienen la virtud de estudiar todas las variables (cognitivas, conductuales y fisiológicas)
como agentes dinámicos que pueden determinarse mútuamente entre ellos, en una
relación de reciprocidad continua en el tiempo; pero, a pesar de ésto, su
planteamiento metodológico no es estrictamente de tipo experimental. Conviene tener
en cuenta que, el hecho de que se autoperciban cambios fisiológicos no quiere decir,
necesariamente, que éstos se hayan producido, e inversamente (Pegalajar, 1.990).

Por otra parte, en algunos trabajos aparecen resultados que indican una relación
entre autoeficacia y reactividad fisiológica diferente a la postulada por Bandura:

1. En primer lugar, sus propios trabajos muestran, a diferencia de lo esperado,


que los sujetos con la autoeficacia más baja no son los que presentan, en conjunto, la
reactividad fisiológica más alta. Estos resultados, sin embargo, se entienden si se
considera a la reactividad fisiológica como un fenómeno subsidiario y condicionado a
la ejecución conductual: si el sujeto no tiene elevada confianza en sus posibilidades de
ejercer conductas eficaces (autoeficacia media) presenta incrementos fisológicos
notables, pero si su creencia de capacidad es muy baja, lo más probable es que decida
no efectuar el comportamiento, optando por no enfrentarse al estímulo aversivo o
retante contingente a éste y; consencuentemente, la reacción fisiológica cesa.

77
Parte teórica

2. Asimismo, algunas investigaciones muestran una relación de


proporcionalidad directa entre autoeficacia y la actividad cardíaca, tanto eferente
(frecuencia cardíaca) como aferente (autopercepción de frecuencia cardíaca). Este
hecho puede ser un reflejo de uno de los siguientes fenómenos, o de ambos a la vez:
2.1. La complejidad de los factores (cognitivos) que pueden afectar la
actividad sistémica.
2.2. La complejidad de las vías mediante las que se ejerce tal
intervención (interrelaciones simpático-parasimpáticas).

3.3. INVESTIGACIÓN ASOCIADA A OTROS MARCOS TEÓRICOS.


Desde modelos conceptuales similares al de Bandura, como el de Brehm y Self
(1.989), se sostiene que, ya que la cantidad de esfuerzo y dedicación a una tarea
depende fuertemente de la instrumentalidad de esta y del valor incentivo de sus
consecuencias, estos dos parámetros deberían ser críticos, de forma conjunta, a la hora
de determinar el nivel de activación (en este caso, cardiovascular) que presenta el
sujeto ante la ejecución de una conducta operante.

Trabajos experimentales recientes, del equipo de investigación dirigido por


Wright (Wright y Dill, 1.993; Wright y Gregorich, 1.989; Wright, Shaw y Jones,
1.990; Wright, Williams y Dill, 1.992), desarrollados desde la perspectiva teórica de
Brehm y Self (1.989), muestran cómo los efectos de algunas variables evaluativas (la
dificultad percibida de la tarea, la percepción de habilidad y el valor del incentivo)
parecen actuar de forma interactiva en la determinación de la reactividad
cardiovascular.

El paradigma experimental utilizado en estas investigaciones consiste en


someter al sujeto a la ejecución de una tarea instrumental, normalmente pruebas
memorísticas y pruebas de reconocimiento de estímulos, bajo situaciones de
recompensa (dinero) o evitavión (sonido desagradable). Previamente se proporciona
información al sujeto, sobre su habilidad, la dificultad de la prueba o la

78
Parte teórica

instrumentalidad de la misma.

Del conjunto de investigaciones llevadas a cabo por este equipo parece emerger
la idea de que la frecuencia cardíaca y la presión arterial sistólica y diastólica parecen
incrementarse en los sujetos de manera proporcional a la dificultad de la tarea que
están ejecutando, hasta el límite en que esta dificultad supera la capacidad percibida
por el sujeto, nivel a partir del cual la reactividad cardiovascular decrece
dramáticamente. Esto indica que el efecto de la percepción de dificultad de la tarea
sobre la activación cardiovascular depende del nivel de percepción de habilidad.
Asimismo, los resultados empíricos de este equipo (Wright y Dill, 1.993;
Wright y Gregorich, 1.989; Wright, Shaw y Jones, 1.990; Wright, Williams y Dill,
1.992) muestran como los efectos fisiológicos de la percepción de dificultad de la
tarea sobre la reactividad cardiovascular dependen de la instrumentalidad de esta
tarea. Cuando la instrumentalidad de la conducta es alta, los sujetos muestran
incrementos de frecuencia cardíaca y presión sistólica directamentes proporcionales a
la percepción de dificultad. En cambio, cuando la instrumentalidad de la conducta es
baja, parece no existir ningún efecto diferencial de la percepción de dificultad sobre la
reactividad cardiovascular (la instrumentalidad es definida com la utilidad de la
conducta para controlar los estímulos -reforzadores- del entorno; como se comentó
anteriormente, es evidente su analogía o solapamiento con el concepto de expectativas
de resultados).

Wright, Shaw y Jones (1990) parecen haber constatado que el valor del
incentivo y la percepción de dificultad de la tarea tienen un efecto interactivo en la
determinación de la reactividad autonómica: cuando el valor del incentivo es alto, un
aumento de la dificultad de la tarea supone mayores cambios fisiológicos (frecuencia
cardiaca y presión sistólica); en cambio, cuando el valor incentivo es bajo, la
dificultad de la tarea parece no tener un efecto significativo sobre la reactividad
autonómica.

Algunos trabajos sugieren, asimismo, que la dificultad de la tarea tiende a


establecer su efecto simpático-modulador de manera interactiva con otras variables,

79
Parte teórica

como la percepción de habilidad (Wright y Dill, 1993): cuando la dificultad para


ejecutar una tarea incentivada se moderada, los sujetos que mayores cambios
fisiológicos presentan son los de percepción de habilidad baja, pero si la dificultad se
muy alta, los sujetos de baja percepción de habilidad son los que menos recursos
ponen a disposición de la conducta y, en consecuencia, son los que menos cambios
fisiológicos experimentan.

Los resultados obtenidos en el trabajo de Sanz y Villamarín (1996) son,


considerados globalmente, similares a los obtenidos por Wright y colaboradores
(Wright y Dill, 1993; Wright y Gregorich, 1989; Wright et al., 1990; Wright,
Williams y Dill, 1992), en el sentido de que las variables referentes a la apreciación de
las demandas conductuales, y a la apreciación de los incentivos que les son
contingentes, suelen ejercer su efecto de manera interactiva. Nuestros resultados
parecen ajustarse parcialmente a las predicciones del modelo de reactividad
cardiovascular propuesto por Brehm y Self (1989) y defendido empíricamente por
Wright y colaboradores. Según dicho modelo, sería esperable que un sujeto expuesto a
una tarea difícil y que atribuyera una alta importancia al éxito en su ejecución,
presentara mayor reactividad cardiovascular que un sujeto expuesto a una tarea difícil
pero de baja importancia de éxito. Los resultados de otras investigaciones antes
comentadas (Sanz y Villamarín, 1996) parecen indicar que, de forma análoga, los
sujetos de baja autoeficacia y alto valor incentivo muestran mayor reactividad
fisiológica que los sujetos de baja autoeficacia y bajo valor incentivo. Sin embargo,
según tal modelo no deberían esperarse diferencias cardiovasculares entre los sujetos
sometidos a tareas de distinta instrumentalidad (alta o baja) cuando la dificultad de la
tarea es baja.

3.4. SÍNTESIS DE LOS TRABAJOS EMPÍRICOS.


Pese a que el propio Bandura (1982) haya enunciado el efecto interactivo entre
la autoeficacia y la expectativa de resultados sobre los procesos afectivos y
conductuales, y que desde esta perspectiva se haya trabajado prolíficamente
(Villamarín, 1.990c; O'Leary, 1.992) en el desarrollo de modelos de ansiedad y

80
Parte teórica

depresión, fenómenos relacionados con importantes ajustes fisiológicos, este supuesto


de interactividad sobre la reactividad autonómica no ha sido tenido en consideración,
en cambio, en los estudios empíricos efectuados sobre la reactividad fisiológica
periférica desde la perspectiva de la Teoría Cognitivo-Social de Bandura.
Precisamente, la omisión de este segundo factor podría ser la causa de que, en
la literatura acerca del efecto de la autoeficacia sobre la reactividad fisiológica
periférica (Bandura et al., 1982; Bandura et al., 1985; Barrios, 1983; Biran y Wilson,
1981; Feltz, 1982; Feltz y Mugno, 1983;Wiedenfeld et al., 1990) se encuentren
resultados antagónicos; la explicación podría radicar en el uso de muestras de sujetos,
en las diferentes investigaciones, no equiparables en cuanto a su percepción de la
magnitud de los incentivos asociados a la ejecución conductual. Esa falta de
consideración de parámetros vinculados a la expectativa de resultados podría explicar
porqué en algunas investigaciones no se detecta ninguna relación entre autoeficacia y
reactividad fisiológica. Como se ha puesto de manifiesto empíricamente en el trabajo
de Sanz y Villamarín (1996), si en dicho estudio se hubiera considerado de forma
exclusiva a la autoeficacia como variable independiente, tan sólo se habría detectado
un efecto significativo de esta variable sobre la actividad mioeléctrica.

A nuestro juicio, de los resultados de las investigaciones comentadas se deriva


una clara conclusión procedimental: en aquellos trabajos empíricos en los que se
pretenda establecer el efecto de la autoeficacia sobre la reactividad fisiológica y los
procesos motivacionales y/o emocionales subyacentes, conviene estudiar
conjuntamente el efecto de otras variables cognitivas evaluadoras. En este sentido,
existen indicios (empíricos y teóricos) de la posible interactividad entre el valor del
incentivo y la autoeficacia, y entre esta última y la competencia percibida.

Por otra parte, no parece posible describir un panorama tan simple, en el que,
en cualquier contexto, ante cualquier conducta a desarrollar y para todo ajuste
fisiológico, se reproduzca la relación de proporcionalidad inversa entre autoeficacia y
reactividad postulada por Bandura (1982). En primer lugar, conviene destacar que el
estudio de Sanz y Villamarín (1996), indica que la autoeficacia y el valor del
incentivo tienden a determinar la reactividad autonómica, pero no la reactividad

81
Parte teórica

somática, de manera interactiva. Por ejemplo, el hecho de que la actividad de la


musculatura frontal (dependiente del sistema nerviosos somático) sea afectada de
manera aditiva por la autoeficacia y el valor del incentivo, es un resultado no
congruente con las observaciones hechas para el resto de variables fisiológicas. En
cualquier caso, al ser ésta una medida motora, en contraposición a las medidas
autonómicas, sí reguladas interactivamente, se obtienen resultados compatibles con el
concepto de fraccionamiento de respuesta de Lacey.

Asimismo, este resultado es compatible con los obtenidos por Obrist (1976),
quien sugiere una divergencia entre el control ejercido por el sistema nervioso central
sobre la reactividad autonómica y sobre la actividad somática en condiciones de
afrontamiento activo. Los resultados indican que, en ese control disociado, participan
la autoeficacia y el valor del incentivo.

En segundo lugar, en otra investigación del mismo equipo, ya citada


anteriormente (Sanz, Limonero y Villamarín, 1996), sólo se encuentra un efecto
directo del valor del inventivo sobre la reactividad fisiológica, mientras que la
autoeficacia no parece ejercer efecto alguno. Los autores atribuyen los distintos
efectos encontrados en ambas investigaciones a las diferencias en las condiciones
experimentales a las que fueron sometidos los sujetos en uno y otro estudio; mientras
que el primero (Sanz y Villamarín, 1996) se fundamentaba en una situación apetitiva
(de recompensa), el segundo simulaba una situación aversiva (de evitación).
Asimismo, las tareas instrumentales diferían, por lo que también podrían diferir los
ajustes fisiológicos manifestados por los sujetos de uno y otro estudio.

Por otra parte, conviene, a nuestro juicio, efectuar una objeción respecto del
grueso de investigación llevada a cabo hasta el momento acerca de la relación entre
variables cognitivas y reactividad biológica periférica. En muchos de estos estudios se
ha trabajado asumiendo el supuesto de una activación fisiológica inespecífica que
entra en contradicción con el fraccionamiento de respuestas puesto de manifiesto en
numerosos trabajos empíricos y que no parece idóneo para analizar los cambios
específicos que se produce en los distintos sistemas y órganos.

82
Parte teórica

3.5. SIGNIFICACIÓN MOTIVACIONAL Y EMOCIONAL DE LOS


CAMBIOS FISIOLÓGICOS ASOCIADOS A LA ACTIVIDAD COGNITIVA.
Los ajustes fisiológicos que acompañan o anteceden a la ejecución de una
conducta instrumental son considerados, generalmente, como una preparación
(energetización) para la ejecución óptima de la misma; por tanto, tales ajustes podrían
revertir en el nivel de dedicación a la tarea y, especialmente, en la eficiencia obtenida
por el sujeto en la ejecución de la misma (Brehm y Self, 1989; Vila y Fernández,
1990). Según el modelo de Brehm y Self (1989), los ajustes cardiovasculares que se
producen ante la ejecución de una tarea, son la manifestación de la cantidad de
esfuerzo y, por tanto, de los recursos energéticos, que el sujeto pone a disposición de
la conducta instrumental. Dicho esfuerzo es proporcional a la dificultad de la tarea y a
la percepción de habilidad para efectuarla, existiendo un límite máximo de esfuerzo
(denominado motivación potencial) y, por consiguiente, de activación fisiológica,
determinado por el efecto multiplicativo de tres factores: la necesidad, el valor del
incentivo, y la instrumentalidad de la conducta.

Sanz, Limonero y Villamarín (1996) indican que la autoeficacia y el valor del


incentivo son predictores, tanto del nivel de eficiencia o rendimiento real que
consiguen los sujetos en la tarea, como de los ajustes fisiológicos que se producen
durante dicha ejecución. Además, se pone de manifiesto que unos cambios
fisiológicos favorecen, más que otros, el rendimiento conductual. De todo ello se
podría, aparentemente, concluir que (a) el efecto que la autoeficacia y el valor del
incentivo ejercen sobre la eficiencia conductual es debida, en parte, a los cambios
fisiológicos generados por estas dos variables cognitivas, y que (b) la función de los
ajustes fisiológicos determinados por la autoeficacia y el valor el incentivo es incidir
sobre la eficiencia conductual del sujeto.

Sin embargo, los resultados no parecen apoyar esta conclusión, ya que, si se


efectúa un análisis detallado de éstos, se halla una inconsistencia no compatible con
ambas afirmaciones. Los resultados, por ejemplo, indican claramente que los sujetos

83
Parte teórica

con alta autoeficacia y bajo valor incentivo son los que presentan un mayor
rendimiento. Por otro lado, los resultados también indican que los sujetos que mejor
rinden son lo que presentan un perfil ajustes fisiológico específico: una mayor
reducción de la resistencia electrodérmica (indicando mayor activación sudorípara) y
un incremento mayor de la frecuencia cardíaca. Para ajustarse a una hipótesis de
consistencia total (o transitividad) en esta tríada cognitivo-fisiológico-conductual,
debería haberse observado que los sujetos de alta autoeficacia y bajo valor incentivo
presentasen una mayor reactividad, tanto sudorípara como cardíaca. Sin embargo, se
observa que estos sujetos presentan un perfil de cambio fisiológico que,
aparentemente, es el que debería producir el peor de los niveles de rendimiento
posibles (baja reactividad cardíaca y alta reactividad dérmica). Por tanto, se detecta
una grave inconsistencia, que impide sostener las hipótesis arriba formuladas.

En su lugar, deberemos afirmar que los resultados obtenidos parecen sugerir


que...
1. ...la autoeficacia y el valor del incentivo determinan el rendimiento
conductual y los ajustes fisiológicos que se producen durante su ejecución.

2. ...el rendimiento está determinado parcialmente por los ajustes fisiológicos
experimentados por los sujetos durante la ejecución conductual no determinados por
las variables cognitivas anteriormente citadas

3. ...los cambios fisiológicos determinados por la autoeficacia y el valor del


incentivo deben tener una función diferente de la de determinar la eficiencia real del
sujeto.

En resumen, los resultados de este trabajo indican que los ajustes fisiológicos
subyacentes a la valoración de la capacidad del sujeto (autoeficacia) y al grado de
aversión de las consecuencias del fracaso (valor del incentivo), no tienen efecto sobre
el rendimiento conductual, a pesar de que dicha valoración repercute, tanto sobre la
intensidad de la conducta manifiesta, como sobre la eficacia en la ejecución.

84
Parte teórica

Contrariamente, la reactividad fisiológica no dependiente de ese procesamiento


cognitivo se predictora de la calidad de la ejecución.

Por otro lado, no parece del todo justificable atribuir todos los cambios
fisiológicos observados en nuestra investigación a las necesidades de consumo
energético requeridas para la ejecución de la conducta, dado que las tareas
habitualmente requeridas a los sujetos (pruebas de concatenación de palabras, de
tiempo de reacción, de razonamiento matemático, etc.) implican una actividad
muscular de muy poca intensidad y muy localizada, y una gran actividad cognitiva de
tipo lingüístico; ninguna de las dos actividades justifica los grandes ajustes
fisiológicos observados en el conjunto de sujetos de nuestro experimento, por lo que
tales cambios no pueden ser exclusivamente explicados en términos de preparación
para la acción.

Además, nos parece más que dudoso que estos cambios fisiológicos tan
específicos cumplan la función de ajustar la actividad de los diferentes sistemas a las
demandas conductuales de los sujetos, dado que todos efectúan la misma conducta (es
decir, el afrontamiento activo a la situación estresante a la que eran expuestos los
sujetos sólo se podia hacer de una manera). Conviene tener en cuenta que los sujetos,
en estos experimentos, disponen de la posibilidad de ejercer control sobre los
estímulos, pero no tienen control de elección sobre las conductas. Por ejemplo, no
existe la posibilidad de abandonar el experimento una vez se había iniciado (por tanto,
de hacer conductas de huida).

En cuaquier caso, si estos cambios fisiológicos fuesen únicamente una


preparación por a la conducta a ejecutar, dada la conducta operante que se les pedía a
los sujetos en este experimento, lo que se debería haber producido son los ajustes que
se necesitan para efectuar óptimamente una tarea que implica mucha actividad
cognitiva y una alta demanda atencional (desaceleración cardíaca y vasodilatación
central -Edo, 1.992-).

85
Parte teórica

Estos argumentos, sin embargo, no descartan el que los cambios fisiológicos


ligados a las expectativas de eficacia y de resultados tengan un efecto sobre la
experiencia motivacional, ni tampoco que, en parte, sean de naturaleza preparatoria
para la acción. Más bien, indican que estos ajustes biológicos deben estar implicados,
fundamentalmente, en otros procesos psicológicos.

En el trabajo de Sanz et al. (1996), se sugiere la necesidad de que sea estudiado


el papel que juega la reactividad fisiológica, modulada por la autoeficacia y el valor
del incentivo, sobre los procesos emocionales. En este sentido, cabe considerar que la
teoría de la autoeficacia de Bandura (1977, 1986) establece que la percepción del
estado fisiológico es una de las fuentes de información que pueden modular los juicios
de eficacia que efectúa el sujeto, los cuales, a su vez, determinan, en combinación con
la expectativa de resultados, el estado afectivo. La teoría cognitivo-social (Bandura,
1986), al proponer un modelo de reciprocidad tríadica entre factores situacionales,
conductuales y personales, no excluye la posibilidad de relación a través de vías
causales distintas entre los mismos elementos (Villamarín, 1987): por ejemplo, el
efecto de la autoeficacia y el valor del incentivo sobre la reactividad fisiológica, y de
ésta sobre el estado afectivo.

Algunas teorías cognitivas de la emoción, como la de Mandler (1975) asumen,


de forma explícita, que la relación entre reactividad fisiológica y emoción está
mediada por la autopercepción de síntomas fisiológicos. También éste es un fenómeno
implícitamente admitido en el enfoque de Bandura y, de hecho, algunos trabajos
empíricos de este marco teórico aportan resultados coherentes con el supuesto de
relación causal reactividad fisiológica-percepción fisiológica-emoción (Feltz, 1982;
Feltz y Mugno, 1983).

En este sentido, el trabajo de Sanz, Limonero, Villamarín y Álvarez (1996)


indica que la autoeficacia y el valor del incentivo determinan cambios en las
dimensiones afectivas de tensión/ansiedad y tristeza/depresión durante la ejecución de
una tarea cuya ejecución exitosa es requerida a fin de evitar una estimulación aversiva.
Además, tanto la autoeficacia como el valor del incentivo predicen la percepción de

86
cambios fisiológicos que manifiesta el sujeto durante dicha conducta de evitación.
Aunque se encuentra una correlación alta y significativa entre tensión/ansiedad y
percepción de síntomas fisiológicos, la metodología utilizada no permite hacer
inferencias sobre la relación causal entre ambas. En cualquier caso, este resultado es
compatible con un supuesto efecto de la autoeficacia y el valor del incentivo sobre el
estado afectivo a través de los cambios fisiológicos autopercibidos. Esta vía de
relación vincula la reactividad fisiológica, que es un fenómeno eferente, con la
percepción de síntomas, que es un fenómeno aferente. Debe demostrarse la existencia
de esa relación. En resumen, los resultados obtenidos en este trabajo, aportan indicios
acerca del efecto que puede tener sobre el estado afectivo la autopercepción de los
cambios autonómicos generados por la evaluación que efectúa el individuo acerca del
contexto instrumental.
Como anticipo al capítulo de plantemamiento, proponemos que los resultados
obtenidos en los trabajos comentados nos inducen a cuestionarnos lo siguiente:
1. si los cambios fisiológicos debidos a los juicios sobre la eficacia para
efectuar la conducta y sobre el valor de sus consecuencias tienen un
efecto sobre el estado emocional...
2. ...posiblemente a través de la autopercepción de síntomas;
3. si la autoeficacia y el valor del incentivo influyen sobre la ejecución
conductual a través, o independientemente, de sus efectos fisiológicos;
4. si la reactividad fisiológica que afecta a la ejecución de la conducta es
debida, total o parcialmente a los juicios de autoeficacia y el valor del
incentivo.

87
III. PARTE EMPÍRICA

88
Parte empírica

CAPÍTULO 4.
PLANTEAMIENTO EXPERIMENTAL

El presente estudio empírico tiene como precedentes una serie de trabajos de


laboratorio realizados por nuestro equipo de investigación. Aunque los resultados y
conclusiones de los mismos han sido ya citados, de forma segmentada, en varios
apartados de los capítulos precedentes, vamos a hacer aquí un extracto de los mismos,
siguiendo la secuencia temporal en la que se desarrollaron.

Previamente a esta descripción secuencial, planteamos de forma sintética el


enfoque teórico y empírico del que surge toda esta línea de investigación. Este marco
se ha descrito de forma amplia aunque segmentada en los capítulos precedentes, en los
que de manera implícita ha quedad reflejado que es el resultado de la confluencia de
dos aportaciones, básicamente:

 La Teoría Cognitivo-Social de Bandura.


 Las investigaciones psicofisiológicas de Wright y colaboradores.

En la teoría de Bandura se plantea de una forma muy explícita el efecto


interactivo de la autoeficacia y las expectativas de resultados en la determinación de la
acción y del afecto; sin embargo, en lo referente a investigación empírica, apenas se
ha explorado el papel complementario y los efectos interactivos de estas dos
cogniciones. En este sentido, los trabajos de Wright y colaboradores, en el campo de
la psicofisiología cardiovascular, aunque planteados desde un enfoque teórico (el
modelo motivacional de Brehm) un tanto diferente de la Teoría Cognitivo-Social,
apunta precisamente en ese sentido: la reactividad fisiológica ante tareas de tipo
cognitivo está regulada, en parte, por la interacción de cogniciones acerca de la
capacidad percibida para efectuar una tarea y acerca de las consecuencias probables de
la misma.

91
Parte empírica

Esta congruencia entre los planteamientos de la Teoría Cognitivo-Social y los


los resultados de los experimentos de Wright nos ha conducido a explorar, de una
forma sistemática, los efectos de estos dos tipos de cogniciones conjuntamente, no
sólo sobre la reactividad fisiológica periférica, sino también sobre la conducta y el
afecto.

1. En el primer experimento que realizamos (Sanz y Villamarín, 1996)


pretendíamos estudiar los efectos fisiológicos de los juicios de autoeficacia y del valor
del incentivo en una situación instrumental de recompensa. Los sujetos efectuaban una
tarea de tipo lingüístico (concatenación de palabras), bajo uno de dos niveles de valor
del incentivo (recompensa alta o recompensa baja), y tras la manipulación de la
autoeficacia (baja o alta) mediante falso feedback de ejecución. Los resultados
indicaron que la autoeficacia afectaba a la reactividad fisiológica autonómica y
somática, aunque los efectos eran de distinto sentido y magnitud sobre cada una de las
variables estudiadas: frecuencia cardíaca, resistencia electrodérmica, frecuencia
respiratoria y actividad mioeléctrica frontal. Asimismo, los resultados indicaban que el
valor del incentivo tiene un papel de modulador de esta relación, de manera que la
autoeficacia ejerce su efecto regulador especialmente cuando las consecuencias de la
conducta son altamente relevantes.

2. En nuestra segunda investigación (Sanz, Limonero y Villamarín, 1996), nos


planteábamos el estudio simultáneo de dos posibles efectos de los juicios de
autoeficacia y de valor del incentivo: sobre la reactividad fisiológica periférica y sobre
el rendimiento en la conducta. Nos preguntábamos si estos dos procesos podían estar
interrelacionados entre sí, lo cual, tal vez, podría indicar la implicación motivacional
de la reactividad fisiológica regulada cognitivamente. Asimismo, pretendíamos
comprobar si los efectos fisiológicos encontrados en la situación apetitiva del
experimento precedente se replicaban en un contexto instrumental de evitación.

De esta forma, se desarrolló un experimento, en el que los sujetos efectuaban


una tarea cognitiva (responder preguntas del tipo Trivial Pursuit) ante la amenaza

92
Parte empírica

(valor del incentivo alto) o no (valor del incentivo bajo) de la aparición de un estímulo
aversivo contingente al fracaso conductual. La autoeficacia, en este caso, fue
únicamente evaluada, pero no manipulada experimentalmente. Los resultados
indicaron que...

2.1. Sólo la variable manipulada experimentalmente, el valor del


incentivo, explicaba cambios en la reactividad fisiológica (frecuencia
cardíaca y resistencia electrodérmica).

2.2. Tanto las expectativas de eficacia y el valor del incentivo, como la


reactividad fisiológica, eran predictores del rendimiento en la conducta
instrumental.

A pesar de esto, no se pudo determinar con claridad que los ajustes fisiológicos
derivados de las expectativas actuasen como mediadores en el efecto que éstas ejercen
sobre la conducta; por lo tanto, no se pudo precisar la funcionalidad de la reactividad
fisiológica gobernada cognitivamente como de preparación para la acción.

3. En el tercer experimento (Sanz, Limonero, Villamarín y Álvarez, 1997), al


igual que en el precedente, se manipuló el valor del incentivo en una situación
aversiva, y se midió la autoeficacia. En este caso, se buscaban indicios acerca de la
implicación de la reactividad fisiológica en los procesos afectivos (estado de ánimo,
evaluado a través del POMS -Profiles of Mood State), y se propuso como mediadora
de esta relación a la percepción de síntomas fisiológicos. De nuevo, los sujetos
efectuaron una tarea cognitiva (evocación de sinónimos y antónimos) bajo una alta o
baja amenaza contingentes al fracaso en la ejecución de la conducta. Asimismo, se
cuantificó el rendimiento en la misma. Dos resultados destacan especialmente:

3.1. La autoeficacia y el valor del incentivo afectan tanto a la


percepción de síntomas fisiológicos como al estado afectivo,
especialmente en la dimensión de tensión/ansiedad.

93
Parte empírica

3.2. Existe una fuerte correlación entre los cambios afectivos,


especialmente en la dimensión de tensión/ansiedad, y la percepción de
síntomas fisiológicos.

Sin embargo, ni se podía afirmar que la percepción de síntomas fuese un


antecedente causal de la emoción, ni se pudo demostrar (puesto que no se cuantificó la
reactividad fisiológica) que la percepción de síntomas fuera un reflejo de los cambios
fisiológicos efectores regulados por las expectativas, sencillamente por que no se
midió variable fisiológica alguna. Por otra parte, se volvió a detectar la implicación de
la autoeficacia sobre el rendimiento en la ejecución de la conducta.

Todos estos experimentos fueron diseñados y llevados a cabo como una


preparación del presente trabajo, cuyo objetivo fundamental es ofrecer una visión de
conjunto y superar las inconsistencias encontradas hasta ahora, y que pueden ser
debidas a:

1. La utilización de situaciones instrumentales distintas, unas veces apetitivas


(de recompensa) y otras veces aversivas (de evitación).

2. El distinto tratamiento procedimental de la autoeficacia; en ocasiones, ésta


ha sido manipulada experimentalmente, mientras que en otras ha sido solamente
cuantificada.
3. Las diversas conductas instrumentales a desarrollar por los sujetos de los
tres experimentos.

Sin embargo, en nuestra opinión, no por ello estos trabajos preliminares


pierden su validez, puesto que han permitido dibujar un primer esbozo acerca de la
influencia que la autoeficacia y el valor del incentivo ejercen sobre los procesos
motivacionales, emocionales, fisiológicos, conductuales y perceptuales. Sin embargo,
es necesario que el presente experimento supere las diferencias procedimentales entre

94
Parte empírica

los mismos, a fin de disponer de una perspectiva más clarificadora.

En paralelo a este grupo de tres experimentos, se efectuó un estudio


correlacional (Fernádez, Álvarez, Blasco, Doval y Sanz, 1997) en el que
explorábamos, por primera vez en nuestro equipo, el potencial predictivo de la
competencia percibida. Los resultados eran prometedores, e indicaban que este
constructo puede estar relacionado con varias dimensiones indicadoras de ajuste o
adaptación: una baja competencia percibida acompaña (tal vez, es un factor de
morbilidad) a una serie de alteraciones cognitivo-conductuales, especialmente la
depresión y, en menor medida, la ansiedad. Por lo tanto, aparecían indicios del papel
de este factor en la regulación de los procesos de adaptación, a la par que los
argumentos teóricos apuntan hacia una interacción con las expectativas específicas
sobre los procesos motivacionales y emocionales. Sin embargo, que sepamos, este
efecto modulador no ha sido analizado empíricamente. Por lo tanto, nuestro estudio
iba a contemplar también, como uno de sus pilares fundamentales, el estudio de la
competencia percibida en su influencia sobre tales procesos.

Del conjunto de literatura revisada y de los resultados obtenidos en nuestras


investigaciones preliminares (ver capítulos 1, 2 y 3), se desprenden una serie de
supuestos, que a partir de ahora constituyen nuestras hipótesis, y cuya contrastación
centra el presente estudio empírico:
1. Disponer de una alta autoeficacia incrementa la motivación intrínseca,
disminuye o amortigua la aparición de estados afectivos negativos (como la ansiedad
y la depresión) y la percepción de síntomas fisiológicos, incrementa el rendimiento
conductual y regula, en parte, la reactividad fisiológica periférica (autonómica y
somática).

2. Los cambios operados por los juicios de eficacia sobre la reactividad
fisiológica periférica no tienen por qué ser de la misma magnitud y dirección en todos
los órganos, tejidos o sistemas fisiológicos. Posiblemente, estos ajustes converjan en
el denominador común de preparar al individuo para la conducta a desarrollar.

95
Parte empírica

3. La reactividad fisiológica debe estar involucrada en los procesos afectivos,


posiblemente a través de la autopercepción de síntomas fisiológicos.

4. La existencia de consecuencias extrínsecas negativas altamente relevantes


(valor del incentivo alto) es la condición en la que se expresará, fundamentalmente, la
relación entre la autoeficacia y los procesos fisiológicos, motivacionales, emocionales,
conductuales y perceptuales. Cuando las consecuencias de la conducta sean
irrelevantes, la autoeficacia, en general, no producirá efectos (o, si los produce, serán
de menor magnitud) en los procesos enunciados.

5. La competencia percibida, en cuanto que es una expectativa estable acerca


del control en el eje persona-conducta-resultado, puede ser un modulador de los
efectos de las expectativas específicas (autoeficacia y valor del incentivo) sobre los
procesos motivacionales y emocionales. Aunque es difícil aventurar la dirección de su
influencia, proponemos que una alta competencia percibida disminuye la ansiedad y la
depresión, por lo que evita el desajuste emocional y motivacional del sujeto ante la
ejecución de conductas en situaciones adversas, de amenaza o reto.

Por otra parte, nos propusimos, como objetivo procedimental, un control


intensivo y extensivo de todas las fuentes de variabilidad que pudieran enmascarar e
interferir la observación de los fenómenos que eran objeto de estudio en el presente
trabajo. Con dicho fin, se hizo un esfuerzo de sistematización y estandarización de las
condiciones experimentales, que supuso la informatización y automatización de todos
los pasos y fases constituyentes de cada sesión experimental; además, esta
informatización constituía una condición sine qua non para poder gestionar el registro
o evaluación de la gran cantidad de variables estudiadas.

Somos, sin embargo, conscientes de la limitación en el control de variables, en


parte por que muchas de las fuentes de variabilidad no son conocidas y porque
algunas, aunque conocidas, son poco controlables. Incluso, hemos sido víctimas de
algo que podríamos denominar incompatibilidades de control (que se describen con

96
Parte empírica

detalle en el apartado 5.4.4., del capítulo de método).

Asimismo, Tras el análisis de las investigaciones empíricas comentadas en


capítulos precedentes, hemos efectuado las siguientes reflexiones, que han inspirado el
diseño del experimento destinado a estudiar los supuestos recién citados:

1. La mayor parte de las investigaciones efectuadas acerca de la relación entre


autoeficacia y reactividad fisiológica han sido llevadas a cabo sobre poblaciones
clínicas. Conviene, en aras de una mayor potencia de generalización de los resultados,
utilizar muestras más representativas de la población general.

2. La manipulación de la autoeficacia debe estar basada, fundamentalmente,


en la información acerca del propio nivel de ejecución. Esto supone el que los sujetos
realicen la conducta en una fase previa (de prueba) que pueda justificar la
retroalimentación con información que, por motivos de control experimental
(aleatorización), debe ser falsa.
3. Las maniobras de manipulación experimental deben garantizar que la
autoeficacia y el valor del incentivo estén absolutamente diferenciadas y, en
consecuencia, descorrelacionadas.

4. Puesto que la autoeficacia y el valor del incentivo no parecen establecer


una relación idéntica con todos los sistemas orgánicos, parece necesario, para la mejor
comprensión de su efecto, estudiar los parámetros indicadores de cambio en varios
sistemas diferentes.

5. La mayoría de trabajos en los que se estudian los efectos fisiológicos de las
variables cognitivas, imponen tareas a los sujetos que implican la ejecución de
actividad motora. Por este motivo, no se puede discernir con claridad si los cambios
fisiológicos detectados son independientes de la conducta instrumental, o bien si son
una consecuencia de ésta. En este útimo caso, nos encontraríamos con la circunstancia
de que, los registros de reactividad fisiológica efectuados durante la ejecución de la

97
Parte empírica

tarea, podrían ser solamente un indicador indirecto (un marcador biológico) de la


actividad conductual desarrollada por el sujeto, más que un fenómeno preparatorio de
la conducta, con lo que deberían ser interpretados como un mero hecho residual, un
epifenómeno. Por lo tanto, parece de sumo interés que la tarea experimental que se
pida a los sujetos, en un experimento bien controlado, esté (en la medida de lo
posible) exenta de actividad motora. Esto puede conseguirse si la conducta efectiva
del sujeto implica únicamente la emisión de conductas muy simples, como la pulsión
de una tecla.

98
Parte empírica

CAPÍTULO 5.
MÉTODO

5.1. SUJETOS.
El reclutamiento de sujetos se llevó a cabo entre los alumnos de primer curso
de psicología de la Universitat Autònoma de Barcelona (1). Todos los interesados se
inscribieron en una hoja de reclutamiento, y recibieron una llamada telefónica del
investigador, a fin de...
1. ...ratificar su voluntad de  1. El reclutamiento tuvo lugar en 8 grupos de
participación, prácticas, de reducido número de alumnos.
Además de disponer de una cohorte de
2. convenir la fecha y la hora individuos cuantitativamente suficiente, se
pretendía también que el sesgo de la muestra
de la sesión, y fuera lo más pequeño posible. Aunque no
3. recibir instrucciones sobre disponemos de información acerca del posible
efecto de distintas metodologías de reclutamiento
la conducta a seguir durante el sobre las características de la muestra, partimos
periodo previo a la sesión del supuesto de que los sujetos más
predispuestos a la participación en cualquier
experimental. Mediante estas investigación podrían presentar algunos rasgos
consignas, que tenían por objeto diferenciales, como mayor necesidad de
estimulación (búsqueda de sensaciones) o mayor
reducir el posible impacto de algunos extraversión. Esto posiblemente conduce a que,
cuanto menor sea el porcentaje de sujetos que
hábitos de conducta sobre las
acepten intervenir en un procedimiento
variables sujetas a estudio en este experimental, respecto del conjunto de personas
a las que se les demanda su participación, mayor
trabajo, se les instó a que... sea el sesgo de la muestra. En la medida en que
se buscaba reducir ese sesgo, se diseñó una
estrategia de reclutamiento que debía ser
3.1. ...evitaran, durante suficientemente persuasiva como para motivar a
las 2 o 3 horas previas a la participación al mayor porcentaje posible de
entre los sujetos potenciales. De esta forma, se
la sesión experimental, consiguió el concurso de aproximadamente un
el consumo de 40% de las personas a las que se les demandó su
participación.
sustancias psicoactivas,
como tabaco, café,
refrescos de cola, té y alcohol (sin embargo, se les comentó que era
referible proceder al consumo moderado de tales sustancias antes que

99
Parte empírica

padecer alguna disrupción grave en su comportamiento cotidiano o en su


estado de ánimo; con esto se pretendía evitar la aparición
contraproducente de síntomas derivados de la abstinencia, o fenómenos
afines -por ejemplo, el craving).

3.2. ...eligieran la hora de ejecución de la sesión de manera que no fuera


inmediatamente posterior a la ejecución de actividad física ni a ningún
evento que se anticipara como especialmente estresante (un examen, una
visita al médico, etc.).

Del total de 105 individuos reclutados, 3 no fueron localizados


telefónicamente, 1 renunció a participar, 1 fue desestimado por padecer una afección
cardiorrespiratoria, y 4 no comparecieron a la sesión. La muestra total quedó
compuesta por 96 sujetos, lo cual supone el 40% de las personas a las que se demandó
su participación en el experimento. De éstos, 68 eran mujeres y 28 eran hombres. La
edad promedio de la muestra era de 20.7 años, estando el rango comprendido en el
intervalo [18-32] años.

El tipo de información ofrecida a los sujetos durante el reclutamiento fue lo


más homogénea y ambigua posible. Esto es importante, en la medida en que las
expectativas y creencias acerca del objetivo y del contenido del experimento pueden
tener influencia en el desarrollo del mismo. La información que recibieron todos los
sujetos fue el etiquetado del experimento como de psicología cognitiva, una
explicación sobre la utilidad didáctica que podía tener para ellos, como alumnos de
psicología, el asistir a una investigación de laboratorio de elevado nivel tecnológico,
y una descripción de algunos elementos superfluos del procedimiento experimental,
como la colocación de sensores.

5.2. INSTRUMENTOS.
5.2.1. Aparatos.
En la parte experimental de esta investigación se emplearon los siguientes

100
Parte empírica

recursos tecnológicos:
1. Un microordenador compatible Jeppsen, dotado de un procesador Intel
486, de 4 Megabytes de memoria RAM, y de una pantalla de baja radiación y de 60
Hz. (Hertzios) de frecuencia de refresco. Asumió el estatus de ordenador de
interacción con el sujeto experimental, para lo cual estaba dotado del programa
informático Tesitask, que se describe con posterioridad. Asimismo, este ordenador se
utilizó para el almacenamiento de los datos conductuales y cognitivos registrados en
cada sesión, para lo que disponía del programa informático Compulet-2, que se
describe posteriormente.

2. Un microordenador compatible Bondwell, dotado de un procesador Intel


286 y de 2 Mb de memoria RAM. Asumió el estatus de ordenador de control y
registro de 4 de los parámetros fisiológicos (frecuencia cardíaca, resistencia
electrodérmica, actividad mioeléctrica y actividad respiratoria). Por este motivo, desde
este ordenador se ejecutaba el programa informático Notebook, de almacenamiento y
registro de datos, que se describe después.

3. Un amplificador de actividad respiratoria ISO-505, y un transductor


extensiométrico (pletismómetro),
ambos de Letica Instruments. La señal
 2. El conjunto formado por el pletismómetro y
proporcionada por el pletismómetro, su amplificador fueron inicialmente diseñados
que es un dispositivo de tipo strain para ser conectados a un polígrafo, por lo que la
señal de salida (output), de tipo analógico, se
gauge (transductor mecánico que traduce gráficamente en una onda cíclica que
responde con una señal proporcional a expresa la fluctuación en el tiempo de la
velocidad de inspiración-espiración. Por lo tanto,
su deformación), se convierte en un la cuantificación de la frecuencia respiratoria
valor digital que indica la velocidad de debió ser efectuada con posterioridad e
indirectamente a través de la onda de inspiración-
cambio volumétrico de la caja torácica, espiración, contando el número de picos de
correlacionada fuertemente con la inspiración detectados por unidad de tiempo.

velocidad del proceso respiratorio (2).

101
Parte empírica

4. Un amplificador de
actividad mioeléctrica EMG-905, y  3. El amplificador EMG-905 dispone de
circuitos de filtrado, que eliminan las frecuencias
un juego de 3 electrodos de Ag-AgCl de onda fuera del rango característico de la
(plata-cloruro de plata), ambos de actividad eléctrica de las fibras musculares, que
suelen constituir el denominado ruido (Carrobles
Letica Instruments, mediante los que y Godoy, 1987). Asimismo, el dispositivo
se obtuvo un electromiograma del dispone de varias constantes de integración, que
permiten promediar la señal en segmentos de
paquete muscular frontal (3). Los corta duración temporal. Se eligió la constante de
integración de 150 msegs., que es la propuesta
electrodos, de superficie y planos, para paquetes musculares pequeños (Letica
disponen de una superficie activa de Instruments, 1984a).
12 mm. de diámetro; dos de los
electrodos son activos y el tercero es
de referencia o de masa.
 4. El amplificador LE-135 no dispone de
circuitería de filtrado, dado que no recibe una
5. Un cardiotacómetro señal eléctrica directa, sino la transducción
eléctrica de una onda mecánica (el flujo
Cardioback LE-135, y un sanguíneo pulsátil). Además, presenta cierta
pletismómetro de célula fotoeléctrica, latencia de respuesta, por lo que los cambios
fásicos de la frecuencia cardíaca quedan
ambos de Letica Instruments. El amortiguados; los de mayor frecuencia no llegan
a ser detectados. Por este motivo resulta muy
foto- pletismómetro está diseñado adecuado para efectuar registros de estado
para detectar cambios en el flujo fisiológico a largo plazo y para la detección de
cambios tónicos; por este motivo fue utilizado en
sanguíneo de las falanges distales de nuestra investigación.
los dedos de la mano, señal mediante
la que se cuantifica la frecuencia cardíaca (4).

102
Parte empírica

 5. Los problemas de polarización, que suelen 6. Un amplificador de actividad


caracterizar a los registros de larga duración de la electrodérmica GSR-200, y un par de
resistencia electrodérmica, fueron reducidos,
debido al uso de electrodos de plata-cloruro de electrodos de Ag-AgCl, ambos de
plata, y por el hecho de que la corriente eléctrica Letica Instruments. Los electrodos
inducida por el amplificador es pulsátil
(discontinua). Por otra parte, en el presente tienen una superficie de 4 cm2, que está
estudio se obvió el empleo de gel curvada para mejorar el contacto con la
electroconductor, debido a que consideramos que
sus inconvenientes (alteración de la piel de los dedos (5). El amplificador
conductividad cutánea, repercusiones en el
timing experimental y molestias al sujeto)
dispone de un dispositivo de inducción
superan a sus beneficios potenciales (mejora el de corriente continua de intensidad
contacto de los electrodos con la piel -Letica
Instruments, 1984b). constante de 10 A (microamperios),
por lo que la actividad sudomotora
queda reflejada en un parámetro que indica resistencia eléctrica.

7. Un interfase de conversión analógico-digital DT-2808, de Data


Translation, Inc., unipolar y de rango [0,+5] voltios (6). Es una placa de circuitería
electrónica, situada en uno de los slots de expansión del microordenador Bondwell
(ordenador de control), y se encargaba de transformar la señal analógica proveniente
de los amplificadores fisiológicos GSR-200, EMG 905, ISO 205 y Cardioback LE-
138, en una señal digital en formato binario, que es transferida al microordenador para
su posterior procesado (almacenamiento de datos en soporte físico o exhibición por
pantalla de los mismos). A su vez, la placa está asociada con un módulo exterior de
conexión, dotado de 16 entradas de
señal o canales. Mediante cable coaxial
 6. Debido a que el voltaje de entrada analógica
admitido por el interfase es sólo de rango RG/58 de 50  (Ohmios), estos canales
positivo, parte de la información sobre la reciben las señales provenientes de las
actividad respiratoria no pudo ser registrada. En
particular, esta limitación afectó a la parte salidas (outputs) de los amplificadores
espiratoria del ciclo, que es codificada con de variables fisiológicas.
voltajes negativos en la salida analógica del
amplificador. El interfase tiene un margen de
error de  0.5 unidades de medida. Eso significa
que es muy preciso para las magnitudes grandes,
pero su fiabilidad baja para magnitudes
pequeñas.

103
Parte empírica

 7.1. La medición de ambas presiones no es simultánea, habiendo una demora de aproximadamente


15 segs. en la detección de la presión diastólica respecto del momento de medición de la sistólica.
Esta demora es variable, en función de la frecuencia cardíaca y del diferencial de presión de cada
sujeto.

 7.2. Aunque el aparato viene inicialmente dotado por el proveedor de un tubo de goma que conecta
el manguito con la bomba de aire, éste fue reemplazado, debido a su corta longitud (de 50 cms.) por
uno de mayor tamaño (150 cms.) y mayor rigidez. Pruebas empíricas mostraron que el error de
medición descrito por el fabricante, de 3 mm/Hg (milímetros de mercurio), se redujo, en promedio,
a 1 mm/Hg al sustituir el tubo de conexión (este error es tanto más bajo cuanto mayor es la
frecuencia cardíaca del sujeto).

8. Un electro- esfigmomanómetro SE-1000, de SeinLtd., provisto de un manguito de


presión para el brazo y de una bomba de aire para el hinchado automático del
manguito. Este dispositivo fue diseñado inicialmente para efectuar mediciones clínicas
de la presión arterial sistólica y diastólica (7), por lo que no dispone de salida
analógica o digital con que informatizar su registro. Se trata de un
electroesfigmomanómetro de tipo oscilométrico (detecta cambios en la onda de
presión sobre la arterial radial), en el cual el ciclo de hinchado-deshinchado y la
medición de los valores de presión sistólica y diastólica son automáticos.

9. Un amplificador de temperatura TMP-805, de Letica Instruments, y un


termistor de superficie. La salida analógica de este dispositivo es de voltaje negativo,
por lo cual no pudo ser conectada, para la informatización del registro, al interfase de
conversión analógico-digital DT-2808. En su lugar, el registro de la temperatura
periférica se hizo mediante el sistema formado por un temporizador-promediador y
una impresora térmica, aparatos que se describen a continuación.

104
10. Un temporizador-promediador AVG LI-1010, de Letica Instruments. Es
un aparato intermediador que recoge cualquier señal analógica, la integra según una
constante de tiempo efectuando su promediación, la transforma en un valor que
expresa unidades de medida estándar, y emite esta señal a través de una salida
analógica a intérvalos regulares de tiempo, mediante un temporizador variable. En el
presente estudio su entrada recibía la señal del amplificador de temperatura TMP- 805,
y la señal de salida iba a parar a la impresora LI 3330, efectuándose una integración de
señal nula (el valor de salida era igual al valor de entrada) y estableciendo una salida
de datos cada 30 segs.(es decir, la frecuencia de muestreo era de 0.033 Hz).

11. Una impresora Termal Printer LI 3330, de Letica Instruments. Es un


aparato de impresión térmica que registra sobre un rollo de papel los datos
transmitidos por el temporizador AVG LI-1010. Fue el dispositivo que permitió la
automatización del registro proveniente del amplificador de temperatura TMP-805.

12. Dos codificadores de eventos Compulet-5, de Letica Instruments,


diseñados especialmente para efectuar registros observacionales. En esta investigación
se utilizaron para registrar de forma automática las respuestas a todos los cuestionarios
y pruebas a las que fueron sometidos los sujetos, es decir, para efectuar el registro de
todas las variables cognitivas-subjetivas y conductuales (a excepción del cuestionario
de credibilidad CR). Cada aparato consta de un teclado de diez botones numerados de
0 a 9 (son códigos que diferencian entre tipos de eventos distintos, como, por ejemplo,
alternativas de respuesta a un problema). Aunque estos aparatos están diseñados para
ser utilizados por investigadores, en este estudio era el propio sujeto el que disponía
de su control e introducía los datos (8), puesto que a través de ellos daba respuesta a
los cuestionarios y las tareas que le habían sido planteados.

107
Parte empírica

13. Unos auriculares de


 8. Esto supuso la adecuación del teclado para el
aislamiento acústico MP 401, de JSP presente trabajo, adaptándolo al tipo de
respuestas que debía emitir el sujeto, y
Ltd. Su amortiguación sonora es de simplificando su apariencia para incrementar la
30 dB. (decibelios) en frecuencias velocidad de aprendizaje de uso, disminuir la
probabilidad de error y facilitar al máximo la
agudas, 25 dB. en frecuencias medias rectificación de los errores de codificado que
y 19 dB en frecuencias graves. Se pudieran producirse. Debido a que las respuestas
demandadas al sujeto podían ser numéricas o
creyó conveniente su utilización alfanuméricas, se diseñó un teclado numérico
debido a que la pared que media entre para uno de los codificadores, y un teclado
alfanumérico para el otro.
los compartimentos del laboratorio (la
sala experimental y la sala de control,
que se describen después) no es capaz de amortiguar por completo los sonidos
ocasionados por el funcionamiento de algunos de los aparatos utilizados,
especialmente por la impresora térmica LI 3330. El uso de los auriculares permitió un
aislamiento acústico del sujeto casi perfecto.

14. Un cronómetro digital, modelo 695 de Altex. Fue destinado a la


verificación del timing de la sesión experimental y, especialmente, del timing del
transcurso del programa Tesitask.

15. Se utilizó también el siguiente material complementario:


15.1. Cables coaxiales (8 unidades) RG-x de 50  y 1 m. de longitud,
para la interconexión de los amplificadores ISO-505, EMG 905,
Cardioback LE-135 y GSR-200 con el módulo de conexión del
interfase DT-2808.

15.2. Dos fuentes de alimentación para evitar fluctuaciones en el voltaje


de entrada a los amplificadores, así como alargos (2 unidades)
para los cables de los sensores de temperatura y resistencia
electrodérmica.
15.3. Algodón hidrófilo y alcohol etílico de 99, diluido al 50%, para la
limpieza de las superficies de la piel y los electrodos.

108
Parte empírica

15.4. Gel electroconductor Medi-gel, de Bio-Herval, para el registro de


la actividad mioeléctrica.

5.2.2. Software informático.


Los dos microordenadores utilizados estaban provistos de 3 programas
informáticos, que fueron utilizados en el desarrollo de las sesiones experimentales y/o
en el almacenamiento y de los datos: Tesitask, Notebook y Compulet-2.
1. Programa Tesitask (9). Es un software de exhibición de pantallas gráficas,
diseñado por el propio investigador y creado mediante Harvard Graphics, versión 2.33
para sistema operativo MS-DOS, que se ejecutó desde el ordenador de interacción.
Está formado por 4 subprogramas, cada uno de los cuales fue diseñado para ser
exhibido a uno de los cuatro grupos experimentales de la investigación (autoeficacia
alta-valor incentivo alto, autoeficacia alta-valor incentivo bajo, autoeficacia baja-valor
incentivo alto y autoeficacia baja-valor incentivo bajo). Estos 4 subprogramas son
iguales en contenido, secuencia de presentación y duración, y se diferencian
exclusivamente en el texto de las pantallas de manipulación de la autoeficacia y del
valor del incentivo. El número de pantallas que visionaba cada sujeto era de 271.
El programa Tesitask gestionaba la presentación de todos los cuestionarios
utilizados en esta investigación, a excepción de cuestionario de credibilidad CR, y de
proporcionaba al sujeto tanto las instrucciones como los datos y estímulos necesarios
para la la ejecución de la tarea experimental (prueba de cálculo aritmético). También
se encargaba de presentar toda la información que necesitaba el sujeto durante el
desarrollo de la sesión. Explicar el contenido del programa Tesitask significa describir
el procedimiento experimental, puesto que su transcurso define las diferentes fases o
condiciones a las que fueron sometidos los sujetos.

109
Parte empírica

 9. En la creación del programa se puso especial cuidado en sus aspectos formales. Por ejemplo,
para incrementar la atención del sujeto hacia los cambios de pantalla, a fin de reducir la pérdida de
información captada y de respuestas emitidas por éste, pero evitando a la vez la elicitación de
reflejos de orientación asociados a cambios estimulares bruscos, se buscó un efecto especial de
transición entre pantallas (efecto fade), que es lento y progresivo, y que emula la transformación
de una pantalla gráfica en la siguiente. Por otro lado, se escogió una combinación de colores que
permitiera dar mayor contraste al texto y los gráficos, facilitando la rapidez de lectura: sobre fondo
azul oscuro, texto amarillo con borde y/o sombra negros. Los textos especialmente relevantes se
enfatizaron mediante recuadros de color celeste o con sombreados grises. Se escogió la letra de
mayor facilidad de lectura disponible en la versión de Harvard Graphics utilizada para crear el
programa (letra executive). El tiempo de presentación de cada pantalla estaba dentro del rango [7-
15] segs., siendo el mínimo que, según pruebas preliminares, garantizaba que un 100% de sujeto
pudieran leerlo y comprenderlo. Esta frecuencia de refresco de imagen, acompañada del efecto de
transición fade, imprimió lentitud al transcurso del programa, lo cual se pensó que podía ser
relevante para la reducción de la ansiedad preexperimental y, por lo tanto, para conseguir una
línea de base en los parámetros afectivos y fisiológicos de la mayor validez posible.

Para facilitar la compresión de cada pantalla, se estudiaron con detalle sus elementos
infográficos. Por ejemplo, la estructura espacial y estilo de los componentes de los textos (preguntas,
alternativas de respuestas, etc.) se mantuvo idéntica durante todo el programa. Para indicar que el
sujeto debía dar respuesta a alguna cuestión o problema, las etiquetas de las alternativas de respuesta
(numéricas o alfanuméricas) eran enfatizadas por iconos que simulaban botones de aparato
electrónico. Además, parte de la información fue emitida mediante iconos de fácil reconocimiento; de
esta forma se indicó el inicio de cuestionarios y de tareas, el tipo de teclado a utilizar (numérico o
alfanumérico), la forma de rectificar errores o la finalización del tiempo para responder a cada uno de
los ensayos constituyentes de la tarea experimental.

110
Parte empírica

2. Programa Notebook, de


 10. El programa Notebook está dotado de un
Labtech, Inc. Este software, ejecutable interfaz de usuario que permite diseñar la
desde sistema operativo MS-DOS, adquisición y tratamiento de datos
correspondiente al procedimiento experimental
está diseñado para crear y controlar que se va a desarrollar, definiendo hasta más de
programas de recogida de datos 200 parámetros distintos. Se programó una
recogida de datos de una duración de 2746 segs.
científicos. En esta investigación, (equivalente a la duración del programa de
interacción con el sujeto Tesitask), y una
Notebook fue destinado a la recogida,
frecuencia de registro de 1 Hertzio (un registro
supervisión y tratamiento de datos de por segundo) para cada uno de los canales. Se
definieron 8 canales de entrada de información, 2
cuatro variables fisiológicas: para cada uno de las 4 amplificadores vinculados
frecuencia cardíaca, resistencia mediante cables al módulo de conexión del
interfase (GSR-200, EMG 905, ISO 205 y
electrodérmica, actividad Cardioback LE-138). Se diseñaron 9 ventanas de
mioeleléctrica y actividad respiratoria. visualización para la pantalla del ordenador (foto
10): dos ventanas reflejaban en tiempo real cada
Se encargaba de gestionar la uno de los 4 parámetros fisiológicos: una trazaba
información que recibía el gráficamente la evolución en el tiempo de cada
variable y otra expresaba su valor en el sistema
microordenador de control desde el decimal. Las 4 ventanas gráficas fueron
interfase DT-2808, definiendo los diseñadas para que cambiaran el color del trazo
en momentos críticos (en los cambios de fase), a
canales de entrada de información, la fin de ayudar al investigador en la supervisión
frecuencia y duración del muestreo de del timing de cada sesión experimental. La
novena pantalla se destinó al cronómetro del
las señales recibidas por el interfase, programa.
su conversión a escalas de medidas
convencionales (microvoltios, kiloohms, latidos por minuto, etc.), el archivo y
formato de almacenamiento, la creación de ventanas gráficas para el seguimiento de
las señales en tiempo real, etc (10).

3. Programa Compulet-2, de Letica Instruments, para sistema operativo MS-


DOS. Es un software de comunicación, que permite el vaciado de la información
guardada en la memoria de los codificadores de eventos Compulet-5, para su
almacenamiento en archivos de datos con formato ASCII. El vaciado no se efectúa en
tiempo real, mientras se registran los datos en el Compulet-5, sino que se realiza con
posterioridad a la finalización de la sesión experimental. El Compulet-5 establecía
comunicación con el ordenador de interacción a través de un cable que lo conectaba a
un puerto RS-232 (de serie).

111
Parte empírica

5.2.3. Cuestionarios.
Debido a la
 11. La diferencia fundamental entre el formato original
estandarización del (en soporte impreso) y el nuevo formato electrónico de
procedimiento experimental, los cuestionarios radica en la cantidad de información
que el sujeto ve simultáneamente. Mientras en el sistema
todos los cuestionarios convencional se presentan todos los ítems y sus
administrados, excepto el alternativas de respuesta en una misma hoja, el programa
Tesitask presenta sólo un ítem a la vez, sin posibilidad de
cuestionario de credibilidad volver a leer ni los ítems anteriores ni sus respuestas
CR, debieron ser adaptados a asociadas, y con la rectificación de respuesta limitada al
ítem recién contestado. Siempre que fue posible, se
formato electrónico, para su presentaron juntos en una misma pantalla el enunciado
exhibición en la pantalla del del ítem y todas sus alternativas de respuesta. En algunos
cuestionarios, sin embargo, las alternativas de respuesta
ordenador de interacción, seguían a la pantalla del enunciado. Este recurso se
integrados dentro del programa utilizó únicamente cuando el tamaño de letra imposibilitó
la inclusión de toda la información en una misma
informático Tesitask, y para su pantalla, puesto que se pensó esto que podía dificultar las
contestación mediante teclado, respuestas del sujeto y fomentar la contestación al azar.
En esta investigación, todos los elementos diferenciales
a través de los codificadores de entre las versiones originales de los cuestionarios y sus
adaptaciones en formato electrónico hicieron que el
eventos Compulet-5 (11). estudio de sus cualidades psicométricas tuviera una gran
Además, debió procederse a la importancia.
adaptación al catalán de
algunos de los cuestionarios, al
ser ésta la lengua vehicular del
experimento. Los instrumentos utilizados se describen a continuación:

1. Cuestionario POMS (Profiles of Mood States), en sus versiones abreviadas


A y B. Este cuestionario, diseñado originalmente por Mcnair, Lorr y Droppleman, ha
sido adaptado al castellano por Fuentes, Balaguer, Meliá y García-Merita (1994),
quienes han efectuado dos versiones paralelas y abreviadas de 15 ítems cada una. La
utilización de las dos versiones paralelas, en vez de una, tiene la ventaja de que
posibilita estudiar cambios a corto plazo eliminando las tendencias de respuesta
típicas de la contestación reiterada de un mismo instrumento, manteniendo, a la vez,

112
Parte empírica

todas las subescalas originales con una alta fiabilidad. Los dos cuestionarios permiten
la evaluación de 5 componentes afectivos: ira-cólera, tristeza-depresión, tensión-
ansiedad, vigor y fatiga. La estructura factorial asigna 3 ítems a la evaluación de cada
uno los cinco componentes, en ambas versiones. Según los autores de la adaptación
castellana, las fiabilidades de las subescalas son, según el coeficiente alfa de
Cronbach, de =0.80, =0.79, =0.78, =0.70 y =0.81, para la depresión, vigor,
cólera, tensión y fatiga, respectivamente, en la versión abreviada A, y de =0.83,
=0.75, =0.80, =0.71 y =0.79 en la versión B. Además, la estructura factorial
permite generar un indicador global, cuya fiabilidad es de =0.77 y =0.70 para las
versiones A y B, respectivamente. Este índice general expresa la intensidad de afecto
o emocionabilidad.

En nuestra adaptación informática en lengua catalana, como en las versiones


precursoras, los ítems son adjetivos que describen diferentes cualidades del estado
afectivo (por ejemplo, trist -triste-, relaxat -relajado, enfadat-enfadado-), y el sujeto
debe indicar su nivel de intensidad en un momento concreto, en una escala tipo Likert
de 5 categorías, cuyos valores extremos son gens (nada) y moltíssim
(muchísimo). El enunciado del ítem y las alternativas de respuesta aparecen en una
misma pantalla.

2. Cuestionario PSF-abreviado. Fue diseñado por Sanz (1994) para medir la
percepción de síntomas fisiológicos, como constructo unidimensional. Consta de siete
ítems indicadores de síntomas característicos de estrés (por ejemplo, sequedat de
boca). El sujeto debe indicar la intensidad de cada síntoma en una escala tipo Likert
de 5 categorías, cuyos valores extremos son gens (nada) y moltíssim
(muchísimo). El enunciado del ítem y las alternativas de respuesta aparecen en una
misma pantalla. Este cuestionario, estaba aún en proceso de estudio psicométrico en el
momento de efectuar el presente trabajo.

113
Parte empírica

3. Cuestionario ECP. Es la


 12. Esta información iba destinada a efectuar,
adaptación catalana de la versión con posterioridad y si era necesario, o bien una
exclusión de algunos sujetos, o bien un control
original americana del PCS (Perceived
estadístico de las variables extrañas. Asimismo,
Competence Scale) de Smith, se midieron los hábitos de consumo de las
sustancias psicoactivas cuyo consumo se había
Wallston, y Smith (1996), efectuada propuesto evitar durante las horas previas a la
por Fernández, Álvarez, Blasco, Doval sesión, puestos que tales conductas pueden
explicar también parte de la variabilidad residual
y Sanz (1996), y tiene por objeto la de los parámetros fisiológicos. Pero también se
medición de la competencia percibida. puede dar la circunstancia, en algunos sujetos,
que el efecto fisiológico del consumo de algún
La versión catalana y castellana, agente psicoactivo, como la nicotina, sea menor
psicométricamente muy similares, que el efecto de su abstinencia, por lo que las
conductas de control preexperimental podrían
presentan una fiabilidad de 0.83, según tener efectos contraproducentes que convendría
el coeficiente alfa de Cronbach, y una evaluar; puesto que se podría eventualmente
descartar del análisis estadístico a sujetos que, no
unidimensionalidad, según el análisis habiendo efectuado la conducta adictiva en las
de componentes principales, del horas previas a la sesión experimental,
consumieran la sustancia de forma muy
47.1%. frecuente, con la disrupción que esto puede
comportar.

El sujeto indica su nivel de


acuerdo ante diversas afirmaciones sobre capacidad para ejercer control sobre el
entorno: por ejemplo, soc capaç de conseguir les metes que em proposo (soy
capaz de alcanzar las metas que me propongo), en escalas tipo Likert de 6 categorías,
dentro del rango [totalment dacord-totalment en desacord]. Las alternativas de
respuesta aparecen en una pantalla posterior al enunciado.

4. Cuestionario CMI (Cuestionario de Motivación Intrínseca). Fue diseñado


para este trabajo, partiendo del cuestionario no validado de Alonso (1995) para
evaluar motivación intrínseca en actividades deportivas. Consta de 6 ítems (por
ejemplo, mha passat el temps volant -me ha pasado el tiempo volando) que
valoran a posteriori la experiencia motivacional asociada a la ejecución de una
conducta específica. Se parte del supuesto de unidimensionalidad de esta escala. Los
ítems son afirmaciones a las que el sujeto indica su nivel de acuerdo en una escala tipo
Likert de 6 categorías, dentro del rango [totalment dacora-totalment en
desacord]. Las alternativas de respuesta aparecen en una pantalla posterior al

114
Parte empírica

enunciado.

5. Cuestionario de Control. Consiste en un conjunto de preguntas destinado a


la evaluación de algunas variables extrañas (12). Está constituido por dos bloques:

5.1. Consumo habitual de sustancias psicoactivas: alcohol, tabaco,


psicoestimulantes (bebidas de cola y café). El sujeto dispone de cuatro alternativas de
respuesta indicadoras de la intensidad del hábito.

5.2. Conductas o situaciones previas a la ejecución de la sesión:


consumo de sustancias psicoactivas, ejecución de actividad física y exposición a
situaciones estresantes. El sujeto debe indicar si se han producido o no tales eventos.

Mediante este cuestionario se pretendía determinar el grado de cumplimiento,


durante las dos horas previas a la sesión experimental, de un conjunto de conductas
que habían sido sugeridas a cada sujeto para controlar una serie de factores que
pueden afectar a la reactividad fisiológica y el estado afectivo y, consecuentemente,
introducir variabilidad residual en algunas de las variables dependientes del estudio.

6. Cuestionario de evaluación de la autoeficacia y el valor del incentivo.


Consiste en un conjunto de tres ítems, cada uno de ellos destinado a medir un
parámetro distinto. El sujeto daba respuesta a cada pregunta en una escala cuantitativa
de rango [0-9]. Se empleó este rango a fin de simplificar el manejo de los
codificadores de eventos (Compulet-5) por parte de los sujetos.

6.1. La autoeficacia fue operacionalizada como la capacidad para


superar con éxito la prueba de cálculo aritmético, habiendo definido el
éxito en términos de comparación social (la obtención de un rendimiento
por encima de la mitad de la población).

6.2. El valor del incentivo fue operacionalizado como la intensidad de


miedo, preocupación o amenaza que despierta el conjunto de

115
Parte empírica

consecuencias que, según el sujeto, se derivarían de un hipotético


fracaso. El fracaso, implícitamente, se define como la no consecución
del éxito (no tener un rendimiento por encima de la mitad de la
población). También se midió el valor del incentivo positivo,
operacionalizado como el valor atribuido a las consecuencias apetitivas
de un hipotético éxito en la conducta.

7. Cuestionario CR de Credibilidad. Es un conjunto de 3 preguntas destinadas,


a determinar la credibilidad que atribuía el sujeto a los aspectos críticos del
experimento. Se evaluaban los pensamientos asociados a 3 informaciones clave
emitidas por el programa Tesitask:
7.1. El supuesto objetivo del experimento
7.2. El falso feedback de ejecución que se proporcionaba sobre los
ensayos de entrenamiento de la tarea, a fin de manipular la
autoeficacia.
7.3. La descripción que se efectuaba acerca de la supuesta estimulación
eléctrica, a fin de manipular el valor del incentivo.

El objetivo de la evaluación del nivel de credibilidad era doble:

7.1. Por una parte, se pretendía estudiar las causas que explican las
diferencias individuales respecto al impacto que tiene el feedback sobre
la ejecución en el cambio de la autoeficacia.

7.2. Por otro lado, se pretendía detectar a los sujetos que no atribuían
credibilidad al procedimiento, a fin de descartarlos en algunos o todos
los análisis estadísticos.

Junto a cada uno de los tres ítems del cuestionario, aparecían cuatro
alternativas de respuesta, que indicaban posibles pensamientos o reflexiones que el
sujeto

116
Parte empírica

podría haber efectuado tras el evento al que se hace referencia, debiendo


el sujeto indicar cuál de ellas reflejaba mejor su pensamiento. Este cuestionario fue el
único que se presentó en formato escrito.

8. Hoja de registro y verificación. Es un documento escrito que permitía a los


investigadores el registro manual de la presión arterial sistólica y diastólica, en los
momentos en que se efectuaba su detección. Servía, además, para registrar dos
variables extrañas, de las que eventualmente se podría efectuar un control estadístico:
hora de inicio de la sesión y temperatura del laboratorio al inicio de la sesión. Se
utilizó también como registro de incidencias, indicando en él los problemas técnicos
(de detección de determinadas señales fisiológicas) o procedimentales que se hubieran
producido. Esta información fue de gran valor en la depuración de los datos
fisiológicos efectuada antes de ser tratados estadísticamente.

5.3. LABORATORIO.
El laboratorio donde se efectuaron todas las sesiones experimentales consta de
dos compartimentos adyacentes: la sala de control y la sala experimental.
1. La sala de control, donde se ubicaba el investigador y todos los
instrumentos de registro.

2. La sala experimental, donde  13. La gran distancia entre la pantalla y el


fue situado el sujeto. Las dos salas están sujeto fue debida a que pruebas preliminares
demostraron que, a una distancia inferior, el
comunicadas por una puerta y por un campo electromagnético de dicha pantalla
espejo unidireccional que permite la interfería gravemente la señal de
electromiografía frontal. Para compensar el
verificación permanente del curso de la efecto de la distancia, el programa de ordenador
fue diseñado con el tamaño de letra más grande
sesión. La pantalla del ordenador de que permitía la pantalla. Asimismo, se comprobó
interacción estaba situada en el centro que ninguno de los sujetos tuviera problema
alguno en la lectura del texto.
de la sala experimental, a una distancia
de 1.5 metros del sujeto (13).

117
Parte empírica

Delante del ordenador de interacción se dispuso una butaca donde se sentaba el


sujeto. A su derecha se ubicaron, sobre un soporte, los 2 contadores de eventos
Compulet-5 (mediante los que el sujeto daba respuestas a las preguntas y problemas
planteados por el ordenador de interacción). A través de un orificio en la pared, los
cables y alargos de los electrodos y transductores pasaban a la sala de control, donde
conectaban con sus respectivos amplificadores. Como se explicó con anterioridad,
cada uno de estos 6 instrumentos estaba asociado a un sistema o metodología de
registro distinta. Los amplificadores Cardioback LE-135 de frecuencia cardíaca, ISO
505 de actividad respiratoria, EMG 905 de de actividad mioeléctrica y GSR 200 de
actividad electrodérmica, disponían de una salida analógica (output) conectada, a
través de cable coaxial, al módulo de conexiones del interfase DT-2808. La
información enviada por las salidas de los amplificadores era digitalizada en el
conversor analógico digital de la tarjeta del interfase.

Los datos, gestionados por el software Notebook y almacenados


provisionalmente en un buffer de memoria, tenían dos destinos:

1. Por un lado, se almacenaban en un archivo de datos, con un formato ASCII,


en notación decimal y columnado para su lectura posterior con el sistema estadístico
SPSS para Windows.

2. Por otro lado, la información  14. Esta supervisión, en tiempo real, de
las variables fisiológicas, permitió
permitía la construcción en pantalla a tiempo
detectar errores en las señales, que
real, de ventanas gráficas donde aparecía la tuvieron su origen en fallos de los
transductores, de las conexiones o en
evolución en el tiempo de cada variable y su bloqueos de ordenador de control. Las
valor en sistema decimal, lo que permitía al anotaciones efectuadas en tiempo real de
esos fallos permitieron depurar los
investigador comprobar la correcta ubicación archivos de datos antes de proceder al
de los electrodos y la correcta detección de la análisis estadístico de los mismos.
señal durante cada una de las sesiones (14).
Por su parte, el amplificador de TMP-805 de temperatura periférica estaba
conectado al temporizador-promediador AVG LI-1010, y éste a la impresora térmica

120
Parte empírica

LI-3330. Por último, el aparato de electroesfigmomanometría SE-1000 no estaba


conectado a ningún dispositivo de almacenamiento o impresión, por lo que el
investigador apuntaba en una hoja de registro los datos que proporcionaba, tras cada
lectura, sobre la presión sistólica y diastólica. Todo el instrumental se hallaba situado
delante del espejo unidireccional, a través del cual los investigadores verificaban el
desarrollo de la prueba.

Aunque la unidad central y la pantalla del ordenador de interacción se hallaban


en el interior de la sala experimental, el ratón y el teclado se encontraban en la sala de
control, a fin de permitir su manejo por parte del investigador.

121
5.4. PROCEDIMIENTO.
5.4.1. Descripción sintética del procedimiento experimental. Diseño
Experimental.
Dada la complejidad del procedimiento parece conveniente, para su mejor
comprensión, hacer una descripción sintética previa que defina sus rasgos generales,
estableciendo su estructura de manera simple, antes de pasar a descripción
microanalítica de todos sus elementos componentes.

El objetivo fundamental de la sesión experimental consistía en manipular la


autoeficacia y el valor del incentivo de los sujetos, respecto de una conducta
específica (un tarea de cálculo aritmético), mediante la información facilitada a través
de la pantalla de un ordenador, así como evaluar la competencia percibida para, a
continuación, someterlos a la realización de dicha conducta y evaluar al sujeto en una
serie de variables que podían estar afectadas por estas variables y que informan de los

procesos fisiológicos, motivacionales, afectivos, conductuales y perceptuales que


experimentan.

123
Parte empírica

Así, en esta investigación, la autoeficacia, el valor del incentivo y la


competencia percibida asumen el rol de variables independientes. Como variables
dependientes de éstas, se cuantificó la actividad de varios órganos y sistemas
fisiológicos (cardiovascular, respiratorio, muscular y sudomotor) de manera continua,
antes, durante y después de la manipulación de variables y de la ejecución de la tarea,
a fin de establecer la relación entre las variables cognitivas manipuladas y el cambio
tónico en la funcionalidad de estos sistemas. También se midió el estado afectivo,
antes y después de la manipulación experimental y de la ejecución conductual,
mediante un instrumento multidimensional (POMS), que evalúa ansiedad, ira, tristeza,
vigor, fatiga y emocionabilidad general. Con posterioridad a la manipulación de la
autoeficacia y el valor del incentivo se midió el rendimiento ante la tarea cognitiva
(prueba de cálculo), así como la percepción de síntomas fisiológicos y la motivación
intrínseca (placer y dedicación) experimentada por el sujeto durante la ejecución de la
tarea instrumental. También se evaluaron algunas variables extrañas (susceptibles de
control estadístico), como el consumo de sustancias psicoactivas y la conducta pre-
experimental. Algunas de estas variables fueron evaluadas antes y otras después de la
manipulación experimental.

Todas estas maniobras de manipulación y evaluación de variables, que se


efectuaron mediante los ordenadores y otros dispositivos de apoyo descritos con
anterioridad, constituyen lo que denominamos parte experimental de la sesión.

Cada sesión, que era individual, constaba de una serie de maniobras previas a
la parte experimental, como la acomodación del sujeto, la colocación de electrodos y
transductores y la verificación del instrumental; al finalizar la parte experimental, se
ponían en práctica una serie de rutinas de reversión del proceso, a fin de preparar
posteriores sesiones.

5.4.1.1. Diseño experimental y estadístico


El experimento desarrollado corresponde, básicamente, a un diseño factorial
2x2, con dos variables independientes entre-grupos, la autoeficacia y el valor del

124
Parte empírica

incentivo, cada una de las cuales presenta dos niveles, alto y bajo, definidos
operacionalmente por la información que recibían los sujetos, y que iba dirigida a la
manipulación de tales variables. De esta forma, se obtuvieron 4 grupos
experimentales:
Autoeficacia alta, valor del incentivo alto (n=21).
Autoeficacia baja, valor del incentivo alto (n=18).
Autoeficacia alta, valor del incentivo bajo (n=21).
Autoeficacia baja, valor del incentivo bajo (n=18).

Sin embargo, al existir otra variable precursora, la competencia percibida,


que no es manipulada experimentalmente aunque se le puede atribuir el estatus de
variable independiente, puede considerarse que el diseño estadístico de esta
investigación es de 2x2x2, siendo las dos categorías de esta última variable generadas
estadísticamente: La pertenencia a uno
de estos dos grupos se deriva de la  15. En la medida en que, tanto las variables que
superación (competencia percibida alta; asumían el estatus de independientes (por
ejemplo, la autoeficacia) como las dependientes
n=27) o no (competencia percibida (variables fisiológicas, afectivas y conductuales),
baja; n=21) de la mediana en la pueden ser afectadas por múltiples elementos
procedimentales (presencia de estímulos
distribución muestral de esta variable. interferentes, tipo de información recibida, sexo
La diferencia en el número de sujetos de los investigadores, expresión facial de los
mismos, tipo de lenguaje empleado, etc), era
que forman cada grupo es debida a que necesario que el máximo volumen de
información llegara a través de un medio que se
hay muchos sujetos en los valores
comportara, siempre, de la misma forma con
centrales de la distribución, de manera todos los sujetos; ese medio lo proporciona la
pantalla de ordenador que emitía la información
que no existe forma de dividir la gestionada por el programa gráfico Tesitask.
muestra en dos partes iguales, salvo en
el caso de eliminar algunos sujetos.

5.4.2. Procedimiento (I). Aspectos formales de la sesión experimental. Todo el


procedimiento fue automatizado e informatizado. Los motivos que inspiran la decisión
de automatizar el proceso, en la medida de lo posible, son fundamentalmente dos:

125
Parte empírica

1. En primer lugar, se pretendía lograr un grado máximo de homogeneización


de las condiciones experimentales (15).

2. En segundo lugar, el interés en registrar la máxima cantidad de información


posible de cada sesión experimental obliga a gestionar una cantidad de datos que
desborda los sistemas de registro tradicionales.

El tiempo de duración total de la sesión experimental osciló entre 58 y 62


minutos, en los casos extremos. La duración del programa Tesitask de interacción con
el sujeto fue exactamente de 45 min. y 46 segs. El tiempo es un factor clave en el
desarrollo del experimento, y en el diseño del mismo se puso un énfasis especial en
reducirlo al mínimo (16).

 16. El impacto del tiempo sobre la sesión experimental es múltiple:


 Un excesiva duración de la sesión puede suponer la aparición de cansancio, cuya
magnitud es específica para cada sujeto y difícil de controlar. Esto introduciría una fuente de
variabilidad individual, especialmente sobre las variables fisiológicas y de rendimiento
conductual, así como en las fases finales del experimento.
 El cansancio incrementa las tendencias de respuesta y las respuestas al azar en los
cuestionarios, disminuyendo la fiabilidad de las escalas obtenidas.
 Algunos registros fisiológicos disminuyen progresivamente su fiabilidad con el paso del
tiempo. Por ejemplo, se considera que pueden haber problemas de polarización de los electrodos
de resistencia electrodérmica cuando la sesión se superior a 30 minutos. La condensación del
sudor producida por el termistor modifica las características termodinámicas de la piel donde se
efectúa el registro de temperatura.
 Se produce un fenómeno de progresiva sensibilización al contacto con los sensores. Por
ejemplo, los fenómenos de condensación de sudor en el termistor y los electrodos de resistencia
electrodermal que pueden irritar la piel y producir dolor.

126
Parte empírica

Por otra parte, la complejidad del procedimiento experimental, su duración y la


falta de instrumentos con que automatizarlo de forma total, interactuaban produciendo
el solapamiento temporal y espacial de funciones o eventos a desarrollar, algo
incompatible con la presencia de un investigador único. Esto supuso la participación
de un segundo investigador en la fase empírica del estudio. A fin de estandarizar al
máximo el procedimiento, se diseñó la hoja de control, un documento que servía de
guía para organizar el trabajo de los investigadores durante las sesiones. En él, se
muestran las rutinas correspondientes a cada investigador, su secuencia de acción y su
simultaneidad con las rutinas a ejercer por ambos (17). Las tareas están agrupadas por
bloques, relacionados con flechas para indicar la correspondencia temporal entre
conjuntos de rutinas a desarrollar por distintos investigadores.

El autor de esta tesis asumió en todas


las sesiones el rol de investigador 1. En  17. El diseño formal del procedimiento
consistió, precisamente, en (1) proponer
cambio, el rol de investigador 2 fue asumido una enumeración y definición de las
por 6 personas distintas a lo largo de toda la conductas a desarrollar por los
investigadores, (2) distribuir entre los
investigación, todas ellas estudiantes de mismos tales rutinas de trabajo,
cuarto de psicología. A fin de homogeneizar procurando que las tareas simultáneas no
recayeran en el mismo investigador y que
al máximo su intervención, estos ambos quedasen compensados en cuanto
investigadores recibían un aprendizaje por al volumen de trabajo a desarrollar, y (3)
determinar la secuencia de eventos, así
modelamiento durante 3 a 5 sesiones, en las como la interrelación entre los
que observaban las secuencia de acciones investigadores y de cada uno de ellos con
el sujeto experimental.
desarrollada por el investigador 2 que les
había precedido; después, efectuaban varias
sesiones como investigador 2, sirviendo las
últimas como modelado para el siguiente colaborador.

5.4.2.1. Fases de la sesión.


Son más de 50 las rutinas efectuadas en conjunto por ambos investigadores en
cada sesión experimental. A continuación, efectuamos una descripción de las mismas,
ordenadas según su secuencia temporal, y agrupadas por bloques de afinidad (en la
foto 11 aparece la hoja de control, que enumera secuencialmente tales rutinas):

127
Parte empírica

1. Preparación de la sesión: se inicializaban los ordenadores y se activaban


los programas que intervenían en la sesión experimental, (el Notebook en el ordenador
de control y el Tesitask en el ordenador de interacción). Se verificaba el grupo
experimental al que pertenecía el sujeto, y esto se hacía constar en la hoja de datos de
control y en el cuestionario CR. Se comprobaba la distribución espacial de todos los
elementos (especialmente la situación de la pantalla); se encendían los amplificadores
y se efectuaba su calibrado cuando era necesario. Por último, se activaba el
subprograma de Tesitask correspondiente al sujeto según el grupo experimental al que
perteneciese, dejándolo en espera hasta el inicio de la parte experimental de la sesión,
y los investigadores se colocaban una bata blanca con el logotipo de la universidad y
una tarjeta con su nombre, a fin de dar credibilidad a la situación experimental y
definir su rol ante el sujeto.

2. Recepción y adecuación del laboratorio: el investigador recibía al sujeto en


la puerta del laboratorio. Se comprobaba que el vestido no dificultase la colocación de
sensores (especialmente el manguito de presión arterial), y se pedía al sujeto que se
desprendiera de todos los objetos metálicos en contacto con la piel de los brazos, ya
que podrían interferir los registros fisiológicos.

3. Mostrar el laboratorio: se efectuaba una descripción de los elementos


(espacios, objetos e instrumentos) que intervenían en la sesión experimental. Tenía
como finalidad reducir la ansiedad anticipatoria inespecífica que suelen presentar los
sujetos por la mera participación experimental, por la interacción con el
experimentador o por la falta de familiaridad con el laboratorio.

4. Firma de la hoja de consentimiento: el sujeto leía y firmaba un documento


estándar que le obligaba a guardar secreto sobre el procedimiento durante la ejecución
de la fase empírica hasta una fecha preestablecida, y al investigador a informarle sobre
los resultados y a guardar el anonimato de los mismos.
5. Acomodación: el sujeto se sentaba, y se le disponían los teclados de los
codificadores de eventos en una posición idónea para ser manipulados con facilidad y

128
Parte empírica

evitar al máximo el movimiento.

6. Colocación de sensores: los sensores y electrodos tenían una ubicación y


una metodología de colocación estandarizadas.

6.1. En primer lugar se


 18. Puesto que la mayoría de sujetos
colocaba el pletismógrafo de eran mujeres, se diseñó una estrategia
de autocolocación asistida para evitar el
actividad respiratoria, que se contacto físico con los investigadores, a
situaba por encima del pecho, fin de no incrementar la ansiedad
preexperimental.
rodeando la caja torácica con
su cordón metálico (18).

6.2. A continuación se colocaba el manguito de presión, en el


brazo izquierdo, dejando 2 cms. entre el codo y su límite inferior y
verificando que no impidiera doblar éste.

6.3. Simultáneamente, se efectuaba la maniobra de colocación de los


electrodos de actividad mioeléctrica. Previa limpieza del área frontal con
alcohol diluido al 50%, para eliminar impurezas, se aplicaban adhesivos
de doble cara a la periferia de los electrodos y se cubría su superficie
activa con gel electroconductor. Los 3 electrodos fueron ubicados según
un procedimiento estándar (Villamarín, 1987): electrodos activos sobre
la vertical de las pupilas, a 3 cms. de las mismas mientras se mira al
frente, y electrodo de referencia en un punto intermedio entre los
activos.

6.4. El transductor fotopletismográfico de frecuencia cardíaca se situó


seguidamente en el dedo corazón, debido a que es el que sufre la mayor
onda de dilatación/compresión como consecuencia de la ritmicidad del
flujo sanguíneo.

129
Parte empírica

6.5. La ubicación del fotopletismómetro obligó a que los electrodos de


actividad electrodérmica se situaran en la yemas de las falanges distales
de los dedos índice y anular de la mano izquierda, y no en el índice y el
corazón como se ha venido haciendo en nuestros anteriores trabajos.
Aunque existe discusión sobre la conveniencia de una disposición u
otra, ambas están extensamente descritas en la literatura (Prokassy y
Raskin, 1973). La colocación de estos electrodos se efectuaba tras la
limpieza con alcohol diluido al 50% de la piel de contacto.

 19. La colocación de los dispositivos de detección de señal en la ubicación descrita responde a


varios criterios:
 La estandarización, a fin de homogeneizar la muestra de sujetos. El único obstáculo para
efectuar tal estandarización se la dominancia hemisférica, cuando se necesaria la ejecución de
conductas que implican a las extremidades superiores. En nuestro estudio, sin embargo, pareció
que no era especialmente relevante el asignar siempre la manipulación de los teclados a una de
las dos manos (la derecha), al margen de la dominancia, al ser ésta una conducta de extremada
simplicidad. En cambio, el coste en disminución de estandarización, y también de tiempo de
colocación de sensores, podía ser moderadamente elevado.
 La simplificación y la reducción de la duración total de la sesión experimental. El impacto
del tiempo sobre los resultados obtenidos se comentó con anterioridad.
 La compatibilidad de los registros con las acciones del sujeto. Independientemente del
brazo de elección, la presencia del manguito de presión se incompatible con la detección de la
frecuencia cardíaca mediante fotopletismómetro distal, debido a la interrupción del flujo
sanguíneo que implica la detección de la presión arterial mediante manguito. Por otro lado, la
manipulación de los teclados de los codificadores de eventos se incompatible con la presencia de
sensores en los dedos, pero se compatible con el hinchado del manguito de presión.

6.6. Por último, el termistor de temperatura se ubicaba en la yema del dedo pulgar de
la mano izquierda (19).

130
Parte empírica

7. Inflado-desinflado del  20. Esta operación se repetía de 4 a 6 veces, con un


incremento de presión en cada ensayo de 20 mm/Hg,
manguito de presión (20): esta hasta llegar en el último a la presión de 180mm/Hg,
maniobra, simultánea a la completando el ciclo; de esta forma, el sujeto podía
predecir el comportamiento del manguito, controlando
colocación de sensores y así otra fuente de ansiedad no experimental. Además se
electrodos, tenía por objeto disponía de un primer registro de la presión arterial del
sujeto, que permitía programar el aparato de forma que
habituar las respuestas de produjera el hinchado mínimo necesario para detectar la
orientación o sobresalto que presión arterial, valor distinto en cada sujeto y que está
unos 20 mmHg por encima de la presión sistólica.
produce el inicio del ciclo de
hinchado.

8. Verificación de aparatos: se procedía a la verificación de la correcta


detección de las señales fisiológicas mediante distintas estrategias, que diferían según
la variable fisiológica. Con este fin, se inicializaba provisionalmente el registro de las
variables informatizadas activando el programa Notebook y se comprobaba, para la
frecuencia cardíaca, la resistencia electrodérmica y la actividad mioeléctrica, la
coincidencia entre los valores aparecidos en la pantalla y los proporcionados por los
propios digitalizadores de cada amplificador.

9. Aislamiento acústico del sujeto: Se procedía a la colocación de los


auriculares.

10. Sincronización e inicialización de aparatos (21): este momento indicaba el inicio


de la parte experimental de la sesión, que supone el inicio del programa Tesitask, una
vez efectuadas las maniobras de acomodación del sujeto y de colocación de
electrodos. El sujeto permanecía a partir de aquel momento aislado en la sala
experimental, y no interactuaba con nadie hasta la finalización del programa Tesitask.
El elemento más crítico del procedimiento consistía en la inicialización manual
sincronizada de cinco dispositivos: el ordenador de interacción, el ordenador de
control, el cronómetro y los dos codificadores de eventos (22).

11. Activado de la impresora térmica: a los 10 segundos de la inicialización

131
Parte empírica

 21. La sincronización era relevante por dos motivos:


 Puesto que la emisión de preguntas por el ordenador de interacción era independiente de la
emisión de respuestas por el sujeto, la asociación entre una pregunta y una respuesta supone la
asignación de códigos de tiempo lo más fiables posible.
 Afecta de forma notable a errores de medida en las mediciones de latencia de respuesta, dado
que éstas se cuantifican restando a un código de tiempo variable (el de la emisión de la respuesta)
registrado en el codificador de eventos, un tiempo constante de emisión del estímulo, medido en
pruebas preliminares mediante cronómetro.
 Además, la inicialización suponía el inicio del registro de las variables fisiológicas
informatizadas.

sincronizada de la parte experimental de la sesión, se ponía en marcha la impresora


térmica, que registraba la temperatura periférica a intervalos de 30 segs.

 22. El investigador 2 inicializaba los dos codificadores de eventos desde la sala experimental,
mientras que el investigador 1 inicializaba los dos ordenadores desde sus respectivos teclados,
situados en la sala de control, así como el cronómetro; el investigador 1 verificaba la sincronización
a través del espejo unidireccional, y ésta se repetía si no resultaba óptima. Los investigadores
efectuaron un adiestramiento previo en sincronización, donde se evidencian que el error entre
aparatos inicializados por un mismo investigador era inferior a 0.05 segs., mientras que el error
entre investigadores era inferior a 0.3 segs. La sincronización daba inicio al programa de interacción
con el sujeto y al registro de las variables sujetas a estudio. El error de sincronización en las
sesiones experimentales fue de 0.2 segs. de promedio, siendo el rango de error de [0.05-0.80] segs.

12. Activado y registro de la presión arterial: a diferencia del resto de


amplificadores y detectores, el registro de la presión arterial se efectuó manualmente.
Uno de los investigadores daba inicio al ciclo de hinchado del manguito en 7 ensayos,
a intervalos irregulares que coincidían con momentos críticos del procedimiento:
inicio del programa Tesitask, línea de base (2 registros), manipulación de la
autoeficacia, reactividad anticipatoria y ejecución de la tarea (2 registros). El primero
de los ciclos comenzaba a los 30 segs. de la inicialización

132
Parte empírica

13. Control de timing del programa de interacción Testitask: por los mismos
motivos aducidos al comentar la importancia de la sincronización de dispositivos, se
efectuó un seguimiento, en todas las
sesiones, de la duración del programa  23. Fue necesario efectuar este control de
timing porque la velocidad de procesado de un
Tesitask de interacción con el sujeto. programa gráfico como éste puede variar según
Se efectuó un seguimiento del ajuste al las fluctuaciones en el espacio ocupado en el
disco duro o en la memoria RAM.
timing previsto en varios momentos de Afortunadamente, no fue necesario descartar
las sesiones, según las mediciones ninguna sesión experimental del análisis
estadístico debido a desajustes en el timing.
preliminares efectuadas, que
demostraron que los 4 subprogramas
(uno para cada grupo experimental) tenían exactamente la misma duración total y
parcial (1746 segs.)(23).

14. Rutinas post-experimentales: tras la finalización del programa de


interacción con el sujeto, que define el fin de la parte experimental de la sesión, los
investigadores entraban en la sala experimental y procedían a:
14.1. Quitar aislante acústico.

14.2. Quitar sensores y electrodos: por este orden, se desprendían el


pletismógrafo de actividad respiratoria, el manguito de presión, los
electrodos de actividad electrodérmica, el termistor, el
fotopletismómetro de frecuencia cardíaca y los electrodos de actividad
mioeléctrica.

14.3. Administrar el cuestionario CR: el sujeto era acompañado a una


mesa situada en la sala de control, donde cumplimentaba este
cuestionario.

14.4. Devolver los objetos personales y despedir al sujeto.

14.5. Efectuar las maniobras de protección y preparación: constituyen

133
Parte empírica

una serie de rutinas que tenían por objeto preparar la siguiente sesión
experimental y la protección de los archivos de datos, que se efectuaban
en la siguiente secuencia:

14.5.1. Vaciado de la información grabada en los codificadores de


eventos mediante el programa Compulet-2.
14.5.2. Borrado de la memoria de los codificadores de eventos y
reinicialización de sus cronómetros.
14.5.3. Protección de los archivos de datos.
14.5.4. Limpieza de electrodos de actividad mioeléctrica y de actividad
electrodérmica, con alcohol diluido al 50% (24).

 24. Al margen de la estructuración temporal de la rutinas, su distribución entre los dos


investigadores y su duración, se consideraron otros aspectos claves para la
homogeneización del procedimiento experimental. Por ejemplo, se estandarizó la
interacción de los dos investigadores con el sujeto, definiendo las frases que cada
investigador debía emitir y en qué momentos (sólo antes y después del sometimiento al
programa Tesitask), censurando algunos términos (por ejemplo, se hablaba de sensores,
pero jamás de electrodos). Asimismo, se estandarizó la respuesta que debía darse ante
hipotéticas preguntas del sujeto acerca de elementos del procedimiento; por ejemplo, no
había que explicar, durante su colocación, para qué servían los electrodos de actividad
electromiográfica, que en un momento posterior del procedimiento, serían descritos en la
pantalla del ordenador como estimuladores eléctricos. En general, se tendía a dar respuestas
ambiguas, a posponer las respuestas hasta la finalización de la sesión, o bien a indicar que
todo lo que debía saberse se expondría, en su momento, en la pantalla del ordenador.
Durante la fase de diseño del procedimiento, se estudiaron las posibles preguntas que se
podían ser formuladas, y se prepararon las respuestas estandarizadas a las mismas.

5.4.3. Procedimiento (II). Descripción de la Parte Experimental de la sesión.


El transcurso del programa Tesitask define la parte experimental de la sesión.
Todas las instrucciones impartidas a los sujetos, la manipulación de las dos variables
independientes (autoeficacia y valor del incentivo) y el registro de todas las variables
dependientes, estuvieron controladas o condicionadas por este programa informático,
a excepción del cuestionario de credibilidad CR, que se pasó en formato impreso y se

134
Parte empírica

contestó en una ubicación diferente, precisamente para indicar que el procedimiento


experimental ya había concluido.
La parte experimental de la sesión consta de las siguientes fases (la tabla 1
resume la secuencia de las fases y su duración):

DESCRIPCIÓN DE LA FASE DURACIÓN

1. Instrucción formal 4 min.

2. Preguntas de control 2 min.30'

3. Medición pre-experimental del estado de ánimo y la competencia


percibida 9 min.

4. Registro fisiológico basal 5 min 30'

5. Instrucciones sobre la tarea experimental 2 min.

6. Manipulación de la autoeficacia y medición del pre-experimental


del rendimiento 4 min.

7. Descripción del falso objetivo del experimento 1 min. 15'

8. Manipulación del valor del incentivo 45'

9. Evaluación de las variables cognitivas manipuladas 1 min. 45'

10. Evaluación de la reactividad anticipatoria 2 min. 15'

11. Ejecución de la tarea 5 min. 45'

12. Evaluación post-tarea del perfil afectivo, la percepción de


síntomas fisiológicos y la motivación intrínseca 7 min.

Tabla 1. Fases de la parte experimental de la sesión, y su duración total aproximada.


1. Instrucción formal. El programa Tesitask se iniciaba con 4 pantallas de
transición (logotipos y agradecimientos) y con una serie de pantallas de texto y
gráficas, mediante las que se proporcionaba al sujeto la siguiente información:

135
Parte empírica

1.1. Explicación del uso de los dos codificadores de eventos Compulet-


5: se indicaba en qué momento se debía usar uno u otro en función del
tipo de respuesta demandada (numérica o alfanumérica), y se explicaba
la forma de rectificar una respuestas incorrectas.

1.2. Criterios de respuesta a escalas cuantitativas. Se adiestraba al


sujeto, mediante ejemplos, en la forma y momento de responder a las
escalas cuantitativas (autoeficacia y valor del incentivo negativo y
positivo.

La duración de esta fase fue de 4 min.

2. Preguntas de control. Constituida por la pasación del cuestionario de


control, antes descrito. La duración parcial de esta fase fue de 2 min. 30 segs. El
tiempo acumulado desde el inicio del programa fue de 6 min. y 30 segs.

3. Medición pre-experimental del estado de ánimo y la competencia percibida.


El programa Tesitask procedía a evaluar, por este orden, el perfil afectivo mediante la
adaptación del cuestionario POMS, en su forma parelela abreviada A, y la
competencia percibida, mediante la adaptación del cuestionario ECP. La duración
parcial de esta fase fue de 9 min. El tiempo acumulado desde el inicio del programa
fue de 15 min. y 30 segs.

4. Registro fisiológico basal.  25. Para evitar la distracción del sujeto respecto
El programa informaba a continuación de la pantalla, con el riesgo de pérdida de
información que podía conllevar sobre las
del inicio de un tiempo de descanso; se actividades posteriores, el programa fue
explicaba que el objetivo era proceder refrescando la pantalla a intervalos de 30
segundos, exhibiendo alternativamente dos
al registro de las variables fisiológicas estímulos neutros, cado uno de los cuales se
en reposo. En el momento de inicio de repitió 5 veces.

esta línea de base, habían transcurrido


15 min. y 30 segs. desde el inicio del programa, y aproximadamente 20 min. desde

136
Parte empírica

que el sujeto inició su posición estática en la butaca experimental (25). Esta fase tuvo
una duración de 5 min. y 30 segs. El tiempo acumulado desde el principio del
programa fue de 21 min.

5. Instrucciones sobre la tarea experimental. Se informaba a continuación


acerca del tipo de prueba que debería efectuar el sujeto. La tarea demandada consistía
en resolver mentalmente una serie de problemas de cálculo que implicaban
operaciones de suma, resta, multiplicación o división, o bien combinaciones de dos de
estos tipos de operaciones aritméticas. En la parte superior de la pantalla aparecía el
enunciado del problema y, debajo, cuatro alternativas de respuesta entre las que se
hallaba la correcta. El sujeto debía indicar, mediante el teclado alfanumérico, cuál era
la alternativa correcta. El tiempo de respuesta terminaba cuando aparecía, solapado y
tapando la pantalla, un icono con forma de tres relojes.
A fin de homogeneizar las tendencias de respuesta, el programa explicaba a
continuación cuáles eran los criterios que los investigadores iban a considerar en la
medición del rendimiento en la prueba: número de respuestas correctas, número de
respuestas incorrectas, y latencia de respuesta. Para clarificar algo más, el programa
exhibía una de las posibles fórmulas de cuantificación del rendimiento. La
introducción de esta explicación se basaba en el supuesto de que, ante el
desconocimiento de los parámetros de cuantificación relevantes, cada sujeto podría
intentar estimar o adivinar cuál se el parámetro que el investigador consideraba crítico
(velocidad de respuesta o calidad de respuesta), lo cuál aportaría variabilidad residual
a los parámetros de rendimiento que se pudieran generar, puesto que cada sujeto
tendría un estilo de respuesta dependiente de esta expectativa.

Esta prueba de cálculo aritmético cumple las exigencias comentadas en el


capítulo de planteamiento para la conducta instrumental, ya que:

1. Es de tipo cognitivo.


2. En consecuencia, no implica actividad motora.
3. Está formada por ensayos discretos, lo que permite operacionalizar y
cuantificar muy fácilmente el rendimiento en la tarea.

137
Parte empírica

4. Proporciona suficiente información como para generar distintos parámetros


que permitan evaluar diferentes facetas de la ejecución de la conducta:
intensidad de la conducta, eficacia, eficiencia, potencia (estos conceptos
se describen en el apartado 6.8., del capítulo de resultados).

La duración parcial de esta fase fue de 2 min. El tiempo acumulado desde el


inicio del programa fue de 23 min.

6. Manipulación de la autoeficacia y medición del pre-experimental del


rendimiento. La asignación de los sujetos a los dos grupos de manipulación
experimental de la autoeficacia (alta y baja) fue aleatoria. Esta manipulación se basaba
en proporcionar información falsa sobre el rendimiento, en dos series de tres
problemas de cálculo aritmético, que se ejecutaron durante esta fase. Por lo tanto, se
basó en los falsos logros de ejecución del sujeto, acompañada de la persuasión de un
medio tecnológico, presuntamente objetivo y exento de error, como el ordenador
(26). Estas dos series de problemas fueron descritas como un entrenamiento.

La falsa información proporcionada con el fin de manipular la autoeficacia era


de naturaleza tanto cuantitativa como cualitativa, para su mejor comprensión. En
primer lugar, tras una presunta espera debida al procesamiento informático de los
resultados, aparecía una puntuación numérica que, supuestamente, reflejaba el
rendimiento obtenido por el sujeto, acompañada de un valor que supuestamente
indicaba el rendimiento medio de la población general en ese serie de ensayos.
Posteriormente, aparecía un texto que indicaba que el sujeto había obtenido un
rendimiento superior o inferior a la media.

138
Parte empírica

La diferencia entre la información


falsa administrada a los dos grupos  26. Debido, especialmente, a la necesidad de
justificar el falso feedback que se
experimentales es doble: proporcionaba con el fin de manipular la
autoeficacia, fue necesario crear una ilusión de
interacción del sujeto con el ordenador de
6.1. En los sujetos interacción que exhibía el programa Tesitask.
Cabe tener en cuenta que este programa
sometidos al programa de únicamente muestra pantallas gráficas, pero ni
autoeficacia alta, el valor responde a la conducta del sujeto, ni tan sólo
registra sus parámetros comportamentales o
numérico proporcionado subjetivos. Por otro lado, estos datos quedaban
como indicador de su registrados almacenados en la memoria de los
codificadores de eventos. Por lo tanto, los
rendimiento personal era teclados de los codificadores de eventos y la
sensiblemente mayor al de pantalla del ordenador de interacción eran
elementos absolutamente independientes. Con
la media, y la pantalla de el fin de crear la ilusión de interacción sujeto-
texto le indicaba que su ordenador a través de los teclados, fue
necesario efectuar dos maniobras. Por una
rendimiento había sido parte, el cable de conexión entre los
codificadores de eventos y el ordenador de
mayor.
interacción fue puesto de manera bien visible y
conectado entre uno de los codificadores y el
puerto de serie del ordenador; por otro lado,
6.2. Los valores y la durante la explicación del laboratorio, se hacía
etiqueta cualitativa se énfasis en explicar que la información de los
teclados era instantáneamente enviada al
invertían en el grupo ordenador para su procesado. Además, el
sometido al programa de tiempo de exposición de cada pantalla,
especialmente las que requerían respuesta a los
autoeficacia baja. sujetos, fue suficientemente larga como para
garantizar que el sujeto diese respuesta antes
de aparecer una nueva pantalla gráfica (se
Obviamente, este feedback exceptúa la fase de ejecución de tarea, cada
proporcionado era totalmente uno de cuyos ensayos era de corta duración
precisamente para impedir que el sujeto
independiente del rendimiento real del respondiera siempre y de forma correcta).
sujeto que, por otra parte, en aquel
momento era desconocido por los
investigadores.

139
Parte empírica

La duración parcial de esta fase fue de 4 min.. El tiempo acumulado desde el


inicio del programa fue de 27 min.

 27. Dos motivos adicionales indicaron la conveniencia de introducir esta descripción:


Constituía una excusa para proceder, posteriormente, a la manipulación del valor del
incentivo, y hacerla creíble en el mayor porcentaje posible de sujetos.
Permitía la homogeneización de los sujetos respecto de la representación que se hacían
acerca del experimento y, especialmente, igualaba a los sujetos respecto a la predicción de los
eventos que iban a acontecer en momentos sucesivos.

7. Descripción del falso objetivo del experimento . La finalidad de esta


información era inducir en el sujeto la creencia de que estaba sometido a una situación
instrumental de evitación (27).

Se informaba al sujeto de que el fin del experimento era determinar el efecto de


la estimulación eléctrica del lóbulo frontal sobre el rendimiento en tareas de
razonamiento matemático. Se le indicaba que, si no obtenía un nivel de rendimiento
suficiente (por encima del promedio de la población) cuando efectuara una primera
serie de ensayos (cuya duración no se especificaba) se procedería a estimular
eléctricamente su lóbulo frontal a través de los electrodos situados en la frente (que,
como se recordará, en realidad eran de registro de actividad mioeléctrica).
Posteriormente se volvería a efectuar una serie de pruebas, para ver si la estimulación
eléctrica había producido una mejora en el rendimiento.

Implícitamente, el sujeto debía deducir que, si su rendimiento era


suficientemente elevado, era innecesario aplicar ningún tipo de estimulación eléctrica.
Con esta descripción se pretendía, por lo tanto, que los sujetos creyeran que la
estimulación eléctrica era contingente al fracaso conductual, y que podían evitar
activamente la misma a través de un elevado rendimiento en la tarea.
La duración parcial de esta fase fue de 1 min. y 15 segs. El tiempo acumulado
desde el inicio del programa fue de 28 min. y 15 segs.

140
Parte empírica

8. Manipulación del valor del incentivo. Puesto que el valor del incentivo se
definió operacionalmente, para el presente estudio, como la cantidad de estimulación
aversiva que el sujeto creía contingente al fracaso conductual, la manipulación
consistió en una descripción del valor nociceptivo de la presunta estimulación
eléctrica, que era diferenciada para los dos grupos de manipulación experimental de
esta variable cognitiva:

8.1. A los sujetos que, aleatoriamente, debían ser sometidos a la condición


experimental de valor incentivo alto, una serie de pantallas de texto les
describían la estimulación eléctrica como moderadamente dolorosa, aunque se
les advertía que era totalmente inocua y no dejaba secuelas ni marcas visibles.
Para precisar el grado de dolor que supuestamente producía, se indicaba que
era comparable con el de una inyección intramuscular.

8.2. En cambio, a aquellos sujetos que fueron asignados a la condición


experimental de bajo valor del incentivo, se les informaba que la estímulación
eléctrica era absolutamente imperceptible. Para enfatizar esta afirmación, un
par de pantallas de texto informaban al sujeto de que supuestamente ya había
sido estimulado, por lo cual había podido constatar la imperceptibilidad e
inocuidad de la descarga.

Con el fin de evitar la aparición de reacciones de ansiedad exageradas, como


consecuencia de la información previa, especialmente en los sujetos de valor del
incentivo alto, se creyó conveniente introducir una pantalla de texto que recordaba la
permanente supervisión del experimento por parte de los investigadores a través del
espejo unidireccional, generando así una sensación de control externo de la situación.
3 de los sujetos sometidos a la condición de alto valor del incentivo informaron,
posteriormente, que se sintieron motivados, para abandonar el experimento tras la
descripción del estímulo eléctrico, aunque inhibieron su impulso y continuaron hasta
el final. Ninguno de los sujetos decidió abandonar la realización del experimento, por
ésta ni por ninguna otra causa. Conviene tener en cuenta que, durante la fase de
acomodación del sujeto, el investigador le comentaba la posibilidad de hacer una señal

141
Parte empírica

(levantar el brazo derecho) para advertir que algo no iba bien y, consecuentemente,
abandonar el experimento. Esta manipulación pasó por el filtrado de un experto en
aspectos éticos de la investigación en Ciencias de la Conducta, quien indicó que, tanto
ésta como el resto de las estrategias procedimentales empleadas, eran perfectamente
compatibles con las normas éticas de la APA (American Psychological Association).

La duración parcial de esta fase fue de 45 segs. El tiempo acumulado desde el


inicio del programa fue de 29 min.

9. Evaluación de las variables cognitivas manipuladas. A continuación el


programa administraba el cuestionario de evaluación de la autoeficacia, el valor del
incentivo negativo y el valor del incentivo positivo.

La duración parcial de esta fase fue de 1 min. y 45 segs. El tiempo acumulado


desde el inicio del programa fue de 30 min. y 45 segs

10. Evaluación de la reactividad anticipatoria. A continuación, y antes de


proceder a la ejecución de la tarea, se dispuso de una fase de cuenta atrás, desde 10
hasta 0, especialmente diseñada para medir la reactividad fisiológica anticipatoria.

 28. Esta tarea experimental presenta varias ventajas:


 Se constituye de ensayos discretos, lo que facilita la operacionalizacion y cuantificación de la
calidad e intensidad del rendimiento.
 Proporciona un feedback inmediato y claro, que permite manipular la autoeficacia.
 Supone una actividad muscular muy escasa.

La duración parcial de esta fase fue de 2 min. y 15 segs. El tiempo acumulado


desde el inicio del programa fue de 33 min.

142
11. Ejecución de la tarea (28). Los sujetos efectuaron, uno tras otro, una serie
de 15 ensayos de cálculo aritmético, formalmente idénticos a los que aparecieron en el
ejemplo y en las dos series de ensayos previos (de manipulación de la autoeficacia), y
de una dificultad similar. El tiempo de respuesta posible, definido por la latencia de
aparición del icono de finalización de ensayo (reloj) respecto del momento de
aparición de la pantalla del problema, fue de 7 segs. Se impuso este intervalo a fin de
impedir que dieran siempre respuesta correcta. En caso contrario, la calidad de
respuesta sería un valor constante, puesto que, con tiempo ilimitado, resulta posible
resolver todos los problemas para la totalidad de sujetos, y sólo se dispondría, como
parámetro de rendimiento, la latencia de respuesta. El tiempo de respuesta fue
determinado según los resultados de pruebas preliminares, que mostraban que, en una
muestra no significativa, ese tiempo era suficiente para resolver el 65% de problemas,
aproximadamente.

La duración parcial de esta fase fue de 5 min. y 45 segs. El tiempo acumulado


desde el inicio del programa fue de 38 min. y 45 segs.

12. Evaluación post-tarea del perfil afectivo, la percepción de síntomas


fisiológicos y la motivación intrínseca. Inmediatamente después del último ensayo de
la prueba de cálculo, el programa Tesitask procedía a evaluar el estado de ánimo
experimentado por el sujeto durante la ejecución de la tarea, mediante la versión
adaptada del cuestionario POMS, en su versión abreviada paralela B. A continuación,

se evaluaba la percepción de síntomas fisiológicos mediante el cuestionario PSF y,


finalmente, se administraba el cuestionario CMI, a fin de evaluar la motivación
intrínseca experimentada por el sujeto respecto de la tarea de cálculo.

La duración parcial de esta fase fue de 7 min. El tiempo acumulado desde el


inicio del programa fue de 45 min. y 45 segs.

5.4.4. Variables extrañas, estrategias de control de variables y variables


contaminantes.
En este apartado vamos a esbozar una perspectiva global acerca del control que se
Parte empírica

ha pretendido ejercer sobre las variables extrañas al experimento, las cuales ya han
sido tratadas, aunque de forma no sistemática, en páginas precedentes. Asimismo,
enunciaremos las variables contaminantes principales, que han quedado al margen del
control experimental.
Antes de ello, sin embargo, conviene recordar que, en cualquier investigación,
no todas las variables extrañas son conocidas y, de las conocidas, no todas son
controlables (McGuigan, 1978). Asimismo, en nuestro esfuerzo de depuración
experimental nos hemos encontrado con algo que hemos denominado
incompatibilidades de control, consistente en la imposibilidad de ejercer control
directo simultáneamente sobre dos factores que se suponen agentes productores de
variabilidad en las variables dependientes. Un ejemplo de esto se ha producido con el
control de variables extrañas que pueden influir sobre la reactividad fisiológica
periférica. En la literatura aparecen dos factores que pueden influenciar la reactividad
biológica ante situaciones de estrés: los ritmos circadianos y la temperatura externa, es
decir, la temperatura fuera del laboratorio (Johnson y Lubin,1972). La estrategia más
adecuada para controlar la primera consiste en efectuar todas las sesiones
experimentales a la misma hora del día, estableciendo una franja horaria lo más
estricta posible. El control de la segunda implica concentrar todas las sesiones en el
menor número de días posibles, con el fin de que no existan variaciones estacionales
entre sesiones (es decir, que unas sesiones se realicen en invierno y otras en verano).
La solución que dimos a esta incompatibilidad fue la de priorizar la concentración

temporal de las sesiones (evitando así la aparición de otras fuentes de contamización),


registrando la hora de ejecución de la sesión a fin de introducirla como covariante en
los análisis de la variancia.

Definimos operacionalmente el objetivo del control de variables extrañas como


la disminución de la variabilidad de los parámetros dependientes no debida a
diferencias o cambios en las variables independientes. El fin último es el de poder
observar sin ruidos de fondo la relación entre las variables exploradas en el
experimento.

144
Parte empírica

Conviene recordar el efecto que ejerce esta reducción de variabilidad residual


en instrumentos estadísticos como el análisis de la variancia (Riba, 1987). Esta prueba
se basa en la comparación de la variabilidad explicada por un supuesto factor (en esta
investigación, la autoeficacia, el valor del incentivo o la competencia percibida) con la
que explica cada una de las fuentes de variabilidad residual (los sujetos
experimentales). Cuanto más pequeña sea la variabilidad residual tanto más probable
es que un efecto sea declarado estadísticamente significativo.

Con el control de la variables extrañas se produce un incremento en la potencia


de las conclusiones que el investigador puede extraer de los resultados, ya que:

1. En caso de que un análisis estadístico confirme una supuesta relación entre
dos o más variables, se produce una mejora de la apreciación de la magnitud de los
efectos de las variables independientes sobre las dependientes.

2. En el supuesto contrario, es decir, en el caso de que no se lleguen a


confirmar tales relaciones, da más legitimidad al investigador para afirmar la no
existencia de relación; esto se debe a que la falta de relación es menos probable que
sea debida al efecto de terceros factores (variables extrañas) que enmascaran los
resultados.
Se procedió al control de variables extrañas a través de cuatro estrategias
distintas, que se definen a continuación, siguiendo su secuencia temporal:

1. Control de reclutamiento. Consistió en el diseño de la fase de


reclutamiento, con el fin de que la muestra de sujetos voluntarios estuviera los más
exenta posible de sesgos poblacionales (ver apartado 5.1.). Posibles variables de sesgo
de la muestra son:
1.1. Extraversión.
1.2. Necesidad de estimulación.
1.3. Información y expectativas ante el experimento.

145
Parte empírica

2. Control pre-experimental. Fueron instrucciones transmitidas a los


participantes vía telefónica, dirigidas a homogeneizar la conducta de los mismos
durante las horas previas a la sesión experimental. Las variables que, con distinto
grado de éxito, se controlaron mediante esta estrategia, fueron:

2.1. Consumo pre-experimental de psicoestimulantes. Sustancias como


el café o el té tienen una importante repercusión en la reactividad
fisiológica ante tareas que suponen reto o amenaza (Lane, Adcock,
Williams y Kuhn, 1990).

2.2. Actividad física pre-experimental. Tanto la actividad física aguda o


anaeróbica (Ebbesen, Prkachi, Mills y Green, 1992), como la actividad
física de fondo o aeróbica (Sanz, Blasco y Cruz, 1992) afectan a la
reactividad fisiológica. Asimismo, la actividad física puede mejorar los
procesos cognitivos (Blasco, 1994; Molloy, Beerschoten, Borrie, Crilly
y Cape, 1988).

2.3. Consumo de etanol (alcohol etílico). Es ampliamente conocido el


efecto generalizado de disrupción del consumo de etanol sobre todos los
procesos cognitivos: atencionales, perceptuales, de generación de
expectativas, de razonamiento, etc. (Stroebel, 1972).

2.4. Situaciones de estrés previas o cercanas en el tiempo a la sesión


experimental, que pueden afectar de forma global a los procesos
psicológicos objeto de nuestro estudio.

2.5. Enfermedades. Uno de los sujetos reclutado fue excluido del


experimento, al padecer una grave patología respiratoria. Otros dos
sujetos demoraron su participación hasta su recuperación de una leve
afección gripal y de una intervención quirúrgica, respectivamente.

146
Parte empírica

3. Control experimental. Estuvo constituido por el conjunto de maniobras


dirigidas a igualar al máximo entre los sujetos las condiciones en las que desarrollaron
la sesión experimental, y a medir variables presentes y pasadas (conducta pre-
experimental de los sujetos) que se utilizarían, eventualmente, en el control
estadístico. De esta forma, se controlaron las siguientes variables:

3.1. Duración de las sesiones y las fases. Por los motivos aducidos
anteriormente, se puso un gran énfasis en el control de estas fuentes de
variabilidad (ver apartados 5.2 y 5.4.).

3.2. Temperatura externa. Obviamente, el control de esta variable


consiste en la concentración de todas las sesiones experimentales en el
periodo de tiempo más corto posible. En nuestro caso, este periodo fue
de sólo 6 semanas.

3.3. Temperatura del laboratorio. Es un factor que afecta de forma muy


potente a algunas variables fisiológicas, como la resistencia
electrodérmica, de la misma forma que la temperatura externa al
laboratorio (Johnson y Lubin, 1972).

3.4. Agudeza visual. Se controló y comprobó que no existiera un déficit


de captación de información debida a la relativamente gran distancia
entre el sujeto y la pantalla.

3.5. Distorsión de la señal fisiológica. Aunque es extraño, pueden


producirse fenómenos de polarización y otros, debido a la existencia de
cuerpos metálicos en contacto con la piel. Por este motivo los sujetos se
quitaron tales objetos al inicio de la sesión.

4. Control estadístico. Consistió en...

147
Parte empírica

4.1....la elección de los sujetos para el análisis inferencial y el estudio


psicométrico, exluyendo sujetos que no cumplieran determinados
criterios. Se tuvieron en consideración los datos de las siguientes
variables:
4.1.1. Credibilidad de las informaciones clave proporcionadas
durante la sesión.
4.1.2. Consumo habitual de psicoestimulantes, tabaco y café.
4.1.3. Consumo pre-experimental de psicoestimulantes, tabaco y
café.
4.1.4. Actividad física y experiencias de estrés pre-
experimentales.

4.2....la introducción, como covariantes en las pruebas estadísticas, de


las variables extrañas cuantificadas durante la sesión experimental. Las
covariantes que se utilizaron en distintos análisis de estadística
inferencial fueron:
4.2.1. Sexo.
4.2.2. Hora de ejecución de la sesión experimental
4.2.3. Temperatura del laboratorio. Aunque esta fue controlada,
la pequeña fluctuación que presentó afectó a algunas variables
fisiológicas.
4.2.4. Valor del incentivo positivo.

5.4.4.1. Variables contaminantes.


A continuación enunciaremos las principales variables contaminantes de este
experimento, que han sido identificadas, pero no controladas, y clasificadas según los
elementos sobre los que actúan: los sujetos experimentales o los instrumentos de
medida.

1. Fuentes de variabilidad que pueden haber afectado a los instrumentos de


medida. A pesar de que las variables fisiológicas son tradicionalmente consideradas

148
Parte empírica

más fiables, por que se las ha considerado objetivas y variables duras, lo cierto
es que su registro dista mucho de ser perfecto. En todo el proceso que va desde la
detección de la actividad fisiológica hasta la representación de la misma en un
indicador matemático, existen una serie de elementos técnicos y humanos que
distorsionan la información. En la presente investigación, hemos identificado varios
tipos distintos de fuentes de variabilidad que pueden haber distorsionado los datos
fisiológicos. A continuación de efectúa una rápida enumeración de las mismas:
1.1. Falta de precisión en la transducción de los fenómenos biofísicos
(presión arterial, temperatura, actividad cardíaca, actividad
respiratoria) o en la detección de la actividad electrofisiológica
(actividad electrodérmica, actividad mioeléctrica).
1.2. Fluctuaciones en la tensión de la red eléctrica.

149
1.3. Movimientos accidentales de los cables y alargos conectores.
1.4. Permutación (debida a error humano) de cables conectores entre
distintos aparatos.
1.5. Interferencias producidas por los campos electromagnéticos de los
propios aparatos de detección y registro o de otros aparatos
(tubos fluorescentes, pantallas de ordenador, etc.)
1.6. Polarización de los electrodos (especialmente los de actividad
electrodérmica).
1.7. Ruido producido por la circuitería interna de los amplificadores de
señal.
1.8. Error en la conversión analógica/digital (estimada en 0.5
unidades de medida).
1.9. Errores humanos en la manipulación del instrumental.
1.10. Cambio en la sensibilidad de los amplificadores (es decir, en la
cantidad de amplificación que efectúan los amplificadores).
1.11. Falta de simultaneidad entre registros (afecta al registro de la
presión arterial sistólica y diastólica, así como al registro de la
temperatura periférica).
1.12. Desincronización en el activado de los aparatos.
Deben también tenerse en cuenta las fuentes de variabilidad residual que
reducen la fiabilidad de los cuestionarios utilizados en la presente investigación.
Algunas de ellas son internas a los sujetos, como las tendencias de respuesta, la
contestación al azar o las respuestas de complacencia. Otras son externas, como los
errores que introdujo el experimentador en la transformación de datos (tratamiento
previo de los datos antes de ser utilizados en el análisis estadístico).
2. Fuentes de variabilidad no controlada que afectan a los sujetos.
Proponemos una lista no exhaustiva de factores que, a nuestro juicio, pueden haber
afectado a las variables dependientes del estudio y que no han sido controladas:
2.1. Humedad relativa del aire, tanto externa como interna (laboratorio).
2.2. Estilos atribucionales de los sujetos
2.3. Expectativas de eficacia pre-experimentales
2.4. Incongruencia entre el feedback interno y el feedback externo, en la
prueba previa de cálculo aritmético, en base a la cual se

150
manipulaba la autoeficacia. Por definición, este factor es
incontrolable, debido a que el feedback externo es completamente
aleatorio.
2.5. Diferencias individuales en la sensibilización a los sensores. Por
ejemplo, en algunos sujetos, el hinchado del manguito de presión
arterial resulta muy molesto, mientras que en otros la molestia es
mínima.
2.6. Neuroticismo. Esta variable puede influir en la construcción de los
juicios acerca del valor de los incentivos, así como en la
reactividad fisiológica periférica (Sanz, datos no publicados).

151
Parte empírica

CAPÍTULO 6.
RESULTADOS

6.1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES ACERCA DEL TRATAMIENTO


DE DATOS Y LA MUESTRA ESTADÍSTICA.

6.1.1. Filtrado de datos: preparación y transformación para su tratamiento


estadístico.
Los datos obtenidos en la presente investigación fueron analizados mediante el
paquete estadístico SPSS/PC+ (Statistical Package for Social Sciences), en su versión
6.0.1 para Windows.

Los datos que ha sido utilizados en los análisis estadísticos son de dos tipos.
Algunos de ellos son datos brutos; con esto queremos decir han sido usados
directamente en los análisis estadísticos, sin que se haya efectuado sobre ellos
alteración alguna respecto de su registro original durante las sesiones experimentales;
un ejemplo de éstos son los valores de frecuencia cardíaca máxima y mínima durante
el primer ensayo de la prueba de cálculo. Sin embargo, la mayoría de datos sufrieron
transformaciones de mayor o menor profundidad antes de su utilización en los análisis
estadísticos inferenciales; por ejemplo, los datos provenientes de cuestionarios (como
el POMS, en sus dos versiones) fueron sometidos a un proceso de estudio
psicométrico, que derivó en la creación de escalas y subescalas de medida integradas
por distintos ítems.

A continuación describiremos brevemente las operaciones de preparación de


los datos, desde que éstos fueron obtenidos en la sesión experimental, hasta que
estuvieron disponibles para su análisis estadístico inferencial.

6.1.1.1. Tratamiento pre-estadístico común.

155
Parte empírica

Todos los datos, tanto los fisiológicos, como los conductuales o los cognitivos,
pasaban por dos procesos de depuración.
1. El primero de ellos consistía en una serie de pequeñas rutinas informáticas,
que permitían verificar la correcta detección de los datos, identificar y crear algunas
variables directas, y eliminar datos que no estuvieran comprendidos en un rango de
valores predefinido.

2. El segundo proceso de depuración consistía en una supervisión manual (no


asistida por procedimientos automáticos -software informático) de los archivos de
datos, y suponía la verificación visual de los mismos y la eliminación de aquellas
series de datos que, según las anotaciones de incidencias hechas por los investigadores
durante la sesión experimental, eran sospechosos de contener alguna contaminación
procedimental. Por ejemplo, en el caso de las variables fisiológicas, se eliminaron
datos debido a problemas como roturas de los electrodos y sensores, interferencias en
los amplificadores, movimientos posturales bruscos del sujeto, movimientos en los
cables de conexión, etc.

Con estos dos procedimientos disponíamos de archivos de datos originales


filtrados, que pasaban varias transformaciones antes de ser utilizados en los análisis
estadísticos. A partir de este punto, el procesamiento de datos difería según se tratara
de variables conductuales, cognitivas o fisiológicas, por lo que seguidamente se
describe el procedimiento seguido con cada uno de estos grupos de datos.

6.1.1.2. Variables cognitivas (ver figura 2).


Son variables evaluadas a través de cuestionario, y fueron registradas mediante
el codificador de eventos Compulet-5. Mientras que los datos provenientes de las
escalas de ítem único, como la autoeficacia o el valor del incentivo negativo, no
experimentaban transformación alguna, las escalas de ítems múltiples se sometían a
un análisis de componentes principales. Éste permitió la reducción de toda la
información a factores o dimensiones conceptual y psicométricamente distintas. A
continuación, se procedió a determinar la fiabilidad de estos factores, que iban a
constituir las diferentes subescalas objeto de estudio. A continuación se eliminaban

156
Parte empírica

los ítems inconsistentes, con lo que se definían las escala definitivas, que eran
expresadas en puntuaciones directas (suma de ítems); en ningún caso se emplearon
puntuaciones tipificadas. Para las subescalas de estado de ánimo del POMS se
crearon, además, índices de variación pre-post tarea, que reflejan la fluctuación
emocional experimentada por los sujetos durante la ejecución de la prueba de cálculo
respecto de la fase de reposo (se asume que el POMS-B es indicador del estado
anímico durante la prueba de cálculo, mientras que el POMS-A lo es del estado de
ánimo en reposo).
6.1.1.3. Variables fisiológicas (ver figura 3).
Antes de explicar el procesamiento de los datos fisiológicos, convendrá
justificar la estrategia que se utilizó para adquirir los datos, es decir, la metodología de
muestreo, ya que:

1. El procesamiento está condicionado por el muestreo.


2. El tipo muestreo de datos puede afectar a los resultados y las conclusiones
derivadas de los mismos, tanto o más que su procesamiento.

Hay dos parámetros que caracterizan el muestreo de datos fisiológicos: la


frecuencia y la regularidad.

1. En cuanto a la frecuencia de muestreo, se tomaron registros de actividad


mioeléctrica, frecuencia cardíaca, actividad electrodérmica y actividad respiratoria una
vez por segundo (1 Hz). Esto significa que se registraron 2746 datos por cada variable
durante una sesión. Toda esta información se utilizó para tratarlas como variables
discretas, efectuando una integración de datos en segmentos de tiempo relativamente
largos. El motivo es que nos interesaban esencialmente indicadores de cambio tónico,
que se generan a través de la diferencia entre valores que indican estado tónico en
diferentes fases. Para obtener esos valores de estado tónico son poco apropiados los
datos provenientes de muestreos puntuales, puesto que pueden estar afectados por
fenómenos fásicos (respiraciones profundas, estornudos, cambios posturales, reflejos
de orientación o de sobresalto, etc.), o bien por problemas técnicos (pérdida
momentánea de señal, efecto del ruido de la circuitería electrónica, etc.). Todos estos

157
Parte empírica

contaminantes quedan anulados o muy amortiguados si se efectúa la integración de


muchos valores representativos de una misma fase. La frecuencia de muestreo de la
temperatura fue mucho más baja, de 0.033 Hz. (un registro cada 30 segs.). Esto es
debido a que este parámetro fluctúa en el tiempo de una forma mucho más lenta que
las demás variables, por lo que no era necesario un registro de tan alta frecuencia que,
además, hubiera complicado innecesariamente el procesamiento de los datos (cabe
tener en cuenta que el registro de la temperatura no estaba informatizado). La presión
arterial sistólica y diastólica fueron registradas tan sólo 7 veces durante toda la sesión.
Esta frecuencia de muestreo no es óptima, pero obedece a limitaciones derivadas de
las características técnicas del aparato utilizado. En primer lugar, la detección es
bastante invasiva, pues supone el hinchado de un artefacto que produce molestias en
una parte importante de los sujetos. Un exceso de muestreo hubiese supuesto
fenómenos de sensibilización al dolor que produce el hinchado. En segundo lugar, el
registro de datos se efectuaba de forma manual, lo que imposibilitaba disponer de un
exceso de datos que entrar en los archivos de datos del ordenador. En tercer lugar, el
ciclo de hinchado-deshinchado requiere entre 45 segs. y 60 segs, lo que, en el mejor
de los casos, supone una frecuencia de registro de 0.02 Hz, en vez de 1 Hz empleado
en las 4 variables informatizadas.

2. El otro determinante importante del muestreo es la regularidad. Siempre es


recomendable efectuar muestreos de intervalo irregular, con el fin de eliminar el
efecto de fenómenos cíclicos cuya aparición podría ser simultánea a la detección de la
señal; por ejemplo, en un sujeto podría coincidir el registro de la frecuencia cardíaca
con la fase de espiración de aire, con lo que el registro podría quedar sesgado a la baja
por la arritmia senorrespiratoria. Sin embargo, nos ha sido imposible llevar a cabo un
muestreo aleatorio por limitaciones técnicas, debido a que el software disponible (el
programa Notebook) no lo permite. Sin embargo, el muestreo de intervalo regular que
se ha efectuado dispone de ciertas ventajas que compensan o se contraponen a los
potenciales perjuicios. Por ejemplo, algunos fenómenos fásicos, como los picos de
activación que se dan al inicio de algunas fases del procedimiento, sólo se pueden
estudiar si se dispone de registros comparables en el tiempo entre sujetos. Por otro
lado, la alta frecuencia de muestreo elimina la posibilidad de que el registro coincida

158
Parte empírica

sistemáticamente con algún fenómeno de tipo cíclico; además, las variables


registradas no tienen ningún patrón de cambio cíclico y regular que coincida con la
frecuencia de muestreo utilizada. Una excepción a esta regla la hubiera constituido la
actividad mioeléctrica, si su registro hubiese sido directo; pero éste no se el caso,
puesto que de dicha variable se registraban datos generados por un proceso de
integración (promediado) de la señal.

Aunque se analizaron algunos


 29. Se han definido tres momentos críticos en la datos originales (es decir, no sometidos
sesión experimental: el nivel basal, que es un
intervalo de 1 minuto, correspondiente al final de la a procesamiento previo), la mayoría de
fase de reposo; el momento anticipatorio, que es un ellos experimentaron transformaciones
minuto correspondiente a la cuenta atrás previa al
inicio de la tarea instrumental; y la ejecución de la previas a su tratamiento estadístico
prueba, consistente en un intervalo de un minuto y
medio al inicio de la tarea de resolución de problemas inferencial. Las variables que fueron
(excepto los 10 primeros segundos). registradas con baja frecuencia
(llamadas de registro puntual, esto es, la
presión arterial y la temperatura periférica) fueron directamente transformadas en
variables de reactividad, que expresan la cantidad de cambio (diferencia), en valor
absoluto, entre registros correspondientes a dos momentos distintos de la sesión (29).

En cambio, en las variables que


fueron registradas con alta frecuencia  30. Al índice que compara el estado tónico durante
la ejecución de la tarea con el de la fase de reposo se
(llamadas de registro continuo,esto es, le denomina reactividad global o total. Al índica que
compara la ejecución de la tarea con la cuenta atrás
frecuencia cardíaca, frecuencia previa se le denomina reactividad consumatoria. Por
último, la comparación entre la cuenta atrás previa al
respiratoria, actividad mioeléctrica y inicio de la tarea, y la línea de base, es denominada
resistencia electrodérmica), se efectuó, reactividad anticipatoria

en primer lugar, una detección de


segmentos temporales crítico (es decir, se definían intervalos de tiempo
correspondientes a fases esenciales de la sesión experimental (30). A continuación, se
procedía al promediado de valores, obteniendo un indicador en cada fase para cada
una de las variables. Por último, se generaron los índices de reactividad, a semejanza
de lo efectuado con las variables de registro puntual.

159
Parte empírica

6.1.1.4. Variables conductuales (ver figura 4).

Son parámetros que hacen referencia a la ejecución de la prueba de cálculo


matemático, que eran registrados mediante el codificador de eventos Compulet-5. Una
vez filtrados los datos originales, se crearon los índices de ejecución directos (n de
respuestas correctas, n de respuestas incorrectas, n de contestadas, y latencia media
de respuesta), a través de sencillas rutinas informáticas. Esta información era ya
susceptible de análisis estadístico inferencial, si bien sirvió también para generar
nuevos índices de rendimiento. Con este fin, en primer lugar, se procedió a detectar el
grupo de ensayos (problemas de cálculo) de dificultad alta, a fin de crear,
seguidamente, indicadores directos referidos solamente a pruebas difíciles, que fueron
también incorporados al análisis inferencial. Seguidamente, se procedió a calcular los
parámetros de rendimiento transformados (eficiencia, ratio coste/beneficio y
potencia), realizando operaciones algebraicas simples con los índices directos; se
obtuvieron parámetros transformados indicadores de rendimiento para el conjunto de
la prueba, así como indicadores transformados de rendimiento para tareas de dificultad
alta.

6.1.2. Filtrado de la muestra experimental: creación de la muestra estadística.

6.1.2.1. Selección de sujetos para los análisis estadísticos.


Antes de proceder a la realización de las pruebas estadísticas, debió decidirse
cuáles de los sujetos experimentales serían incluidos en las mismas, y cuáles se
excluían. Se recordará que, como criterios de control, se determinaron durante la
realización de las sesiones experimentales, una serie de variables, como la temperatura
del laboratorio, el ajuste del timing de la sesión experimental, el cuestionario de
credibilidad y las preguntas de control sobre conductas pre-experimentales (consumo
de sustancias psicoactivas, actividad física, etc.). Puesto que la totalidad de los
individuos participantes dijeron seguir de forma estricta las directrices de conducta
pre-experimental (sugeridas a los sujetos en nuestra comunicación telefónica en los
días previos a la sesión), dado que existía poca desviación en las temperaturas de

160
Parte empírica

realización de las sesiones experimentales (de 1.5C) y que, además, se cumplió con
suma precisión el timing previsto (recodamos que hubo una desviación de 1 min. en
la duración total de las sesiones y de 0.8 segs. durante la parte experimental de la
sesión), decidimos que el único criterio de exclusión de los sujetos sería el
cuestionario de credibilidad. La forma de emplear este cuestionario como filtro sigue
una lógica puramente estadística: debía escogerse el criterio más estricto que
pudiéramos utilizar, para garantizar la pureza de la muestra, pero manteniendo un
número de sujetos suficientemente elevado como para dar potencia a las pruebas de
estadística inferencial.

Después de probar el efecto de varias combinaciones sobre el número de


sujetos que quedaban filtrados (eliminados), convinimos que el criterio más adecuado
era admitir para los análisis estadísticos solamente a aquellos sujetos que cumplieran
la siguiente condición: no haber considerado como falsa ninguna de las tres
informaciones clave que se proporcionaban a cada sujeto del experimento: la
información sobre el resultado de los ensayos de prueba (feedback falso de
manipulación de la autoeficacia), el (falso) objetivo del experimento y la descripción
del (presunto) estímulo eléctrico. Es decir, se eliminaba del análisis estadístico a
aquellos sujeto que, en al menos 1 de las tres preguntas del cuestionario CR de
credibilidad, consideraban que los investigadores habían proporcionado,
deliberadamente o no, información falsa.

3 de los sujetos experimentales debieran haber sido eliminados de los análisis


estadísticos, debido a pérdidas graves de información causadas por errores
informáticos. Sin embargo, estos sujetos ya quedaron excluidos por sus respuestas en
el cuestionario de credibilidad.

De esta forma, del total de 96 sujetos que participaron en la investigación,


fueron eliminados 47; por tanto, en el análisis estadístico se utilizaron los datos de 49
individuos, esto es, del 51% de la muestra experimental.

Tras la depuración de la muestra, los cuatro grupos experimentales quedaron

161
Parte empírica

constituidos por los siguientes


sujetos:
Autoeficacia alta, valor
del incentivo alto: n=11.
Autoeficacia baja, valor
del incentivo alto: n=11.
Autoeficacia alta, valor
del incentivo bajo: n=12.
Autoeficacia baja, valor
del incentivo bajo: n=15.

6.1.2.2. Características
diferenciales de la muestra
estadística.

1. Una de las dos


diferencias fundamentales entre
los sujetos que forman la
muestra depurada (sobre la que
se va a efectuar el análisis
estadístico) y los sujetos
excluidos, está en la fuente de de
información de la autoeficacia,
es decir, en el factor que afecta a la capacidad percibida para efectuar la tarea de
cálculo matemático. Podemos considerar que, en el presente experimento, había dos
fuentes de información que podían afectar a los juicios de autoeficacia: un feedback
interno, o valoración que efectuaba el sujeto, en base a su autoobservación del número
y cualidad de las respuestas emitidas, no controlable experimentalmente; y un
feedback externo, consistente en la información manipulada que el ordenador
proporcionaba al sujeto sobre su supuesto nivel de rendimiento. En los sujetos
incluidos en los análisis, se aprecia una correlación moderadamente alta (R=0.48;

162
Parte empírica

p=0.001) entre el feedback externo y su autoeficacia, mientras que su rendimiento real


(medido en eficiencia, concepto que se explica en el apartado 6.8.3) nada tiene que ver
con ésta (R=0.08, n.s.; en la figura 5 se expresa este hecho en términos de
comparaciones de medias entre grupos). Contrariamente, en los sujetos excluidos del
análisis, la autoeficacia está correlacionada con su rendimiento real (medido mediante
el índice de eficiencia) en estos ensayos de prueba o de manipulación de la
autoeficacia, (R=0.43; p=0.005), pero no tiene ninguna relación con el falso feedback
de ejecución proporcionado por el ordenador de interacción (R=0.04; n.s.; este hecho
queda reflejado en la figura 6, en términos de comparación de medias).

2. Por otra parte, la diferencia entre la credibilidad atribuida a la información


administrada por los investigadores entre los sujetos excluidos (incrédulos) y los
incluidos en el análisis estadístico (crédulos) puede deberse, en parte, al grado de
similitud entre la información proveniente de la autovaloración del sujeto (feedback
interno) y la que
proporciona el investigador
(feedback externo). Hemos categoría de credibilidad congruencia casos
creado una variable para Mentira -9.06 25
cuantificar ese grado de Esperados...ciertos 23.13 25
concordancia, denominada
No esperados...ciertos -6.0 40
congruencia, en la que los
valores son tanto más No esperados...error -30.0 1

positivos cuanta mayor


similitud existe entre las dos fuentes de información, y tanto más negativos cuanto
mayor es ladivergencia entre ambas. Como se aprecia en la tabla 2, la intensidad de la
congruencia ha determinado las respuestas al ítem 3 del cuestionario de credibilidad
(que versaba sobre la información - feedback externo- proporcionada acerca del
rendimiento en los ensayos de prueba): los sujetos que indican que la información
emitida por el investigador era falsa, presentan niveles negativos de congruencia (M=-
9.0), mientras que los sujetos que daban crédito a la información del investigador (por
tanto, no rechazados para el análisis estadísticos), presentan una congruencia muy alta

163
Parte empírica

(M=23.0; F(1,94)=10.04; p<0.0005).

Ninguna otra diferencia ha sido hallada entre los sujetos pertenecientes a la


muestra estadística y aquellos que fueron excluida de la misma, salvo en la
competencia percibida. Los sujetos excluidos del estudio a causa de su baja
credibilidad acerca del experimento presentan, en promedio, una competencia
percibida más alta (M=35.2 versus M=33.0; t=2.02; g.l.=86; p=0.04).

6.1.3. Naturaleza de los datos analizados.


Con el fin de facilitar la comprensión de los fenómenos estudiados y poder
explotar los datos en base a algunas pruebas estadísticas, se ha procedido a reconvertir
variables originalmente cuantitativas discretas (como la autoefica y el valor del
incentivo medidas por cuestionario, y la competencia percibida) en variables
cualitativas de dos categorías (dicotómicas). La estrategia que se ha utilizado para
efectuar esta transformación ha sido la misma para todas las dicotomizaciones: se ha
establecido una partición de la muestra de sujetos diferenciándolos según si
superaban (nivel alto) o no (nivel bajo), en cada variable, la mediana de la distribución
muestral.

Esto será de relevancia recordarlo para la discusión de los resultados, puesto


que, por ejemplo, los sujetos aquí etiquetados como de valor incentivo bajo lo son
respecto a nuestra muestra estadística, pero no tenemos información alguna respecto
de su posición dentro de la población general (conviene considerar la posibilidad de
que esta muestra esté sesgada, especialmente en la competencia percibida).

6.2. ESTUDIO PSICOMÉTRICO DE LOS INSTRUMENTOS DE MEDIDA.


Se realizó un análisis de componentes principales con el fin de estudiar la
dimensionalidad de cada uno de los cuestionarios (como se recordará, todos presentan
la novedad de pasarse en formato gráfico de ordenador). A continuación, se efectuó un
análisis de fiabilidad de cada una de las escalas y subescalas derivadas del análisis de

164
Parte empírica

componentes principales.

1. El cuestionario ECP responde a una estructura unidimesional, tal y como


queda reflejado en los estudios previos en que se utiliza este mismo instrumento. El
factor principal explica un 40.1% de la variabilidad. La fiabilidad de esta escala es de
=0.76, según el índice de alfa de Cronbach. Ninguno de los ítems debió ser
eliminado de la escala por su baja correlación con la misma.

2. El cuestionario POMS, en su versión A, presenta una estructura en la que es


posible identificar claramente 3 de los 5 factores propuestos por los autores de la
adaptación castellana. El análisis de fiabilidad muestra que la subescala de vigor
presenta una fiabilidad de =0.80, la de fatiga =0.74 y la de tensión =0.70. Los
ítems correspondientes a las escalas teóricas de tristeza y de cólera no presentan una
estructura factorial clara, y sus fiabilidades son muy bajas (=0.43 y =0.27,
respectivamente. Por otra parte, no existe en el cuestionario POMS-A una estructura
que nos permita extraer un factor global único; la bajísima fiabilidad que tendría la
escala de medida de este supuesto factor general (=0.37) excluye la posibilidad de
considerar esta medida para el presente estudio.

3. En el cuestionario POMS-B, aparecen 4 factores claramente diferenciados,


los tres primeros antes citados (vigor, fatiga y tensión), con fiabilidades de =0.72,
=0.73 y =0.64, respectivamente, y un cuarto factor que integra a los ítems
teóricamente asociados a las dimensiones de tristeza y cólera. Este factor presenta una
fiabilidad de =0.90, y será denominado tristeza-cólera o tristeza-ira, indistintamente.
A fin de poder efectuar estadísticos de evolución (que comparan la puntuación de cada
dimensión entre la versión A y B del POMS, esto es, antes y después de la ejecución
de la tarea instrumental) se estudió la fiabilidad de una supuesta subescala compuesta
por los ítems teóricos de esta subescala en la versión A del POMS. La fiabilidad
obtenida es de =0.58, si bien la escala queda constituida por sólo 4 ítems, y no por
los 6 (3+3) teóricos.

165
Parte empírica

Escala Cuestionario Fiabilidad () n


ítems

ECP ECP (competencia percibida) 0.76 8

vigor-A POMS-A (estado de ánimo) 0.80 3

vigor-B POMS-B (estado de ánimo 0.72 3

fatiga-A POMS-A 0.74 3

fatiga-B POMS-B 0.73 3

tensión-A POMS-A 0.70 3

tensión-B POMS-B 0.64 3

tristeza/ira-A POMS-A 0.58 4

tristeza/ira-B POMS-B 0.90 6

EMO-B POMS-B 0.83 15

PSF PSF (síntomas fisiológicos) 0.77 6

INTRINS CMI (motivación intrínseca) 0.85 4

DEDIC CMI 0.57 2

MI (global) CMI 0.82 6

Tabla 3. Fiabilidad de las escalas utilizadas en el presente estudio según el índice


alfa de consistencia interna de Cronbach. No se incluyen las escalas de autoeficacia y de
valor del incentivo, puesto que son de ítem único.

Por otro lado, el análisis


 32. Aunque la eliminación de algunos de
factorial indica la posibilidad de los ítems incrementaría algo la fiabilidad de
considerar un factor general que la escala, hemos preferido mantenerlos todos
para no descompensar el factor general y
incluye a los 15 ítems (32), que mantener así el mismo peso de las cuatro
denominaremos emocionabilidad, y dimensiones afectivas (cinco, en teoría).
que refleja la intensidad emocional
global experimentada, al margen de cuál sea el estado de ánimo predominante en el

166
Parte empírica

individuo; esta escala presenta una fiabilidad de =0.83.

4. El cuestionario CMI de motivación intrínseca presenta una estructura de dos


factores. Uno de ellos, saturado por 4 ítems, se refiere a la experiencia hedónica
(placer y diversión) que produce la mera ejecución de la tarea de cálculo. A este
componente lo denominamos refuerzo intrínseco (INTRINS) y presenta una fiabilidad
de =0.85. El segundo factor alude al nivel de dedicación, interés o imbricación del
sujeto por la tarea, al margen de las cualidades hedónicas de la misma; lo
denominamos dedicación (DEDIC) y presenta una fiabilidad de =0.57. Al no ser
estos dos factores totalmente ortogonales, puesto que correlacionan entre sí (R=0.42;
p=0.004) es pertinente crear una escala general de motivación intrínseca (MI) que
integra a todos los ítems, tanto los de la subescala de refuerzo intrínseco como la de
dedicación; la fiabilidad de la escala global de motivación intrínseca es de =0.82.

5. El cuestionario de percepción de síntomas fisiológicos PSF es


unidimensional, si se excluye el ítem 2. Este ítem alude a percepciones somáticas,
mientras que todos los demás son percepciones de tipo autonómico, lo que explica
este hecho. Una vez eliminado este ítem, la unidimensionalidad de la escala resultante
es de un 47.0%, y su fiabilidad, según el índice alfa de Cronbach, de =0.77.

En resumen, como se comprueba en la tabla 3, de las 14 escalas sobre las que


se ha efectuado el estudio psicométrico, todas excepto 3 (tristeza-ira del POMS-A,
tensión del POMS-B y DEDIC del cuestionario de motivación intrínseca) presentan
una fiabilidad superior a =0.70.

6.3. MANIPULACIÓN DE LAS VARIABLES INDEPENDIENTES.


Los análisis de este apartado tienen por finalidad (1) determinar el éxito
conseguido con las manipulaciones experimentales, (2) verificar su especificidad (es
decir, si cada manipulación produjo selectivamente cambios en la variable
independiente correspondiente, y no en otras) y (3) averiguar el posible efecto de

167
Parte empírica

intermediación o modulación de
la competencia percibida en el
éxito conseguido en tales
manipulaciones experimentales.

6.3.1. manipulación de la
autoeficacia.
Los sujetos a los que se
les dio un feedback falso sobre
su ejecución en los ensayos de
previos (que según se les explicaba, eran ensayos irrelevantes, de prueba), indicando
que habían rendido por encima de la mediana de la población general, presentaron un
valor de autoeficacia medida a
través de cuestionario (M=5.9)
superior al grupo de sujetos a los
que se les dio la información
contraria (M=4.4; t=3.57; g.l.=
43; p=0.001; escala de rango [0-
9]; ver figura 7).
Por otra parte, la
manipulación dirigida a
modificar el valor del incentivo
(descripción de la estimulación
eléctrica) no afectó a la
autoeficacia (M=4.9 y M=5.2 en
la escala de autoeficacia, para los grupos experimentales de valor del incentivo alto y
bajo, respectivamente; t=-0.8; g.l.=43; p=0.42).

Cuando se desglosan cada uno de los dos grupos experimentales de


manipulación de la autoeficacia en dos subpoblaciones, en función del nivel de
competencia percibida (alta o baja) de los sujetos, aparecen indicios de aditividad o
facilitación (figura 8): en particular, entre los sujetos de feedback positivo, presentan

168
Parte empírica

más autoeficacia los individuos de


competencia percibida alta (M=6.1
versus M=5.7); en cambio, entre
los de feedback negativo,
presentan menos autoeficacia los
de competencia percibida baja
(M=4.5 y M=4.1,
respectivamente). Sin embargo,
este hecho no es avalado por las
pruebas estadísticas. El análisis de
la variancia de la autoeficacia
indica que únicamente el efecto
principal de la manipulación
experimental (como se indicó
anteriormente) es estadísticamente significativo.

6.3.2. Manipulación del valor del


incentivo.
Los sujetos a los cuales se
les indicó que la (supuesta)
estimulación eléctrica contingente
con una no óptima ejecución de la
tarea de cálculo era
moderadamentedolorosa (grupo
bajo en la manipulación del valors
del incentivo) presentan un mayor
promedio de valor del incentivo
negativo medido por cuestionario
(M=4.6 en una escala de rango [0-
9]) que aquellos a los que se les indicó que tal estimulación era absolutamente
imperceptible e inocua (M=3.2; figura 9). Sin embargo, esta diferencia no es

169
Parte empírica

estadísticamente significativa (t=1.64; g.l.=47; p=0.10).

Cuando se tiene en cuenta la partición de estos grupos de manipulación en


sendas subparticiones según el nivel de competencia percibida aparecen, sin embargo,
acusadas diferencias en los promedios de valor del incentivo (figura 10). Al efectuar
un análisis de la variancia considerando a estos dos factores, se aprecia que el efecto
de la competencia percibida es estadísticamente significativo y que la interacción de
ésta con el grupo de manipulación del valor del incentivo está cerca de la
significación. Esto lleva al análisis de los efectos simples, que muestran el siguiente
panorama: entre los sujetos de competencia percibida alta, los sujetos del grupo de
manipulación del valor incentivo alto presentan mayores puntuaciones en valor del
incentivo que el grupo de manipulación de valor del incentivo bajo (M=4.5 y M=1.9,
respectivamente; F(1,45)=5.89; p=0.01). En cambio, entre los sujetos de competencia
percibida baja, la manipulación experimental aplicada no tuvo efecto alguno, como
muestran la similaridad de los promedios de ambos grupos (M=4.8 y M=5.0);
F(1,45)=0.15; p=0.69).

Por otra parte, la puntuación en la escala de valor del incentivo negativo fue la
misma para los grupos de manipulación de autoeficacia alta y baja (M=3.5 y M=4.1,
respectivamente; t=-0.79; g.l.=47; p=0.43).

6.4. EFECTOS DE LA AUTOEFICACIA Y EL VALOR DEL INCENTIVO


SOBRE EL ESTADO Y EL CAMBIO AFECTIVO. PAPEL DE LA
COMPETENCIA PERCIBIDA.

Se ha procedido a efectuar este estudio de dos formas distintas:


1. En primer lugar, comparando el estado afectivo entre los grupos de
manipulación experimental de autoeficacia y valor del incentivo.

2. En segundo lugar, comparando el estado y el cambio afectivo entre las

170
Parte empírica

cuatro subpoblaciones que surgen al diferenciar a los sujetos según sus puntuaciones
en los cuestionarios de autoeficacia y de valor del incentivo negativo.

6.4.1. comparación del estado de ánimo entre grupos de manipulación del valor
del incentivo y de la autoeficacia (ver tabla 4).
La autoeficacia y el valor del incentivo no diferencian a los sujetos en las
puntuaciones de vigor, fatiga, tensión ni tristeza cólera en la versión A del POMS,
que fue pasada antes de la manipulación experimental. En la versión B del POMS,
que refleja el estado de ánimo durante la tarea (este cuestionario se contesta
inmediatamente después de la finalización de la misma), aparecen diferencias en las
puntuaciones en tensión y fatiga, aunque no en tristeza-cólera ni en vigor. Los
resultados indican que tanto el valor del incentivo como la autoeficacia afectan a la
percepción de fatiga post-tarea: cuanto mayor es el valor del incentivo, mayor fatiga
se experimenta (F(1,45)=5.80; p=0.20), pero cuanto mayor es la autoeficacia menor
experiencia de fatiga que presentan los sujetos (F(1,45)=7,69; p=0.008). Por otra parte,
en la descomposición de la variabilidad de la tensión, sólo aparece como significativo
el efecto del valor del incentivo (F(1,47)=3.95; p=0.05); cuanto mayor es el valor del
incentivo, mayor es la tensión (M=11,1 y M=9,7 para los grupos experimentales de
valor incentivo alto y bajo, respectivamente).
vigor-A vigor-B fatiga-A fatiga-B fatiga-AB emo-B

incentivo alto,
autoeficacia alta 10.0 7.5 4.8 5.3 0.5 33.0
incentivo alto,
autoeficacia baja 10.3 8.2 3.8 7.2 3.4 38.0
incentivo bajo,
autoeficacia alta 10.2 8.7 3.7 4.4 0.7 32.1
incentivo bajo,
autoeficacia baja 9.6 8.4 3.4 5.5 2.1 34.1
efectos de -valor
significación incentivo
estadística -autoefica -autoefica
hallados    cia cia 

171
Parte empírica

tristeza- tristeza- tristeza- tensión-A tensión-B tensiónA


ira A ira B ira AB B

incentivo alto,
autoeficacia alta 5.3 9.4 1.0 6.1 10.8 4.6
incentivo alto,
autoeficacia baja 4.6 10.0 2.2 6.6 11.6 4.9
incentivo bajo,
autoeficacia alta 5.0 8.8 0.9 6.5 9.9 3.4
incentivo bajo,
autoeficacia baja 5.4 9.1 0.6 6.1 9.5 3.5
efectos de
significación
estadística -valor -valor
hallados     incentivo incentivo

tabla 4. Puntuaciones tónicas y de cambio en las subescalas de estado emocional del POMS
A y B, en función de la autoeficacia y el valor del incentivo, definidos por los grupos
experimentales de la investigación.

Las variables de cambio afectivo indican la evolución en las dimensiones


afectivas entre los dos momentos de registro; por tanto, expresan la diferencia entre
las puntuaciones en las formas A y B del POMS. El cambio experimental de la tensión
no parece depender de la autoeficacia, mientras que el valor del incentivo presenta un
efecto de pequeña magnitud y cercano al nivel de significación estadística
(F(1,46)=3.25; p=0.07). El cambio experimental en la dimensión tristeza-cólera no es
dependiente de la manipulación de la autoeficacia ni del valor del incentivo, a
diferencia del cambio experimental en fatiga, que está afectado por la autoeficacia:
cuanto mayor es la autoeficacia, menor es el incremento de fatiga producido por la
ejecución de la tarea experimental (M=0.6 y M=2.5 para los grupos de manipulación
de la autoeficacia alto y bajo, respectivamente; (F(1,47)=13.71; p=0.001).
Asimismo, ni la autoeficacia ni el valor del incentivo explican la variabilidad
del factor general de emoción, que expresa la intensidad emocional (EMO, pase B).

172
Parte empírica

6.4.2. Estado de ánimo en función de la autoeficacia y del valor del incentivo


medidos por cuestionario (ver tabla 5).

vigor-A vigor-B fatiga-A fatiga-B fatiga- emo-B


AB

incentivo alto,
autoeficacia alta 11.4 8.4 3.4 4.6 1.2 31.7
Incentivo alto,
autoeficacia baja 9.7 8.6 4.1 5.9 1.9 37.4
incentivo bajo,
autoeficacia alta 9.8 8.8 4.4 5.0 0.6 30.3
incentivo bajo,
autoeficacia baja 9.7 7.8 3.4 5.2 1.8 31.9
efectos de interacción
significación autoefica
estadística cia*incenti
hallados      vo

tristeza- tristeza-ira tristeza-ira tensión- tensión-B tensiónAB


ira A B AB A

incentivo alto,
autoeficacia alta 5.0 7.2 -0.2 6.6 10.6 4.0
incentivo alto,
autoeficacia baja 4.8 9.9 1.8 6.3 11.4 5.1
incentivo bajo,
autoeficacia alta 5.4 8.6 0.3 6.1 8.3 2.2
incentivo bajo,
autoeficacia baja 5.3 8.8 0.5 6.3 10.0 3.7
efectos de interacción interacción -valor -valor
significación autoefica autoefica incentivo incentivo
estadística cia*incenti cia*incenti -autoefica -autoefica
hallados  vo vo  cia cia

tabla 5. Puntuaciones tónicas y de cambio en las subescalas de estado emocional del POMS
A y B, en función de las puntuaciones en las escalas de autoeficacia y de valor del incentivo.

173
Parte empírica

Ni la autoeficacia ni el valor del incentivo son predictores de las puntuaciones


pre-experimentales (POMS-A) de la dimensión vigor, ni tampoco de las subescalas de
fatiga, tristeza/cólera y tensión. Tampoco son predictores de la medición post-tarea del
vigor ni de la fatiga; la variable de evolución pre-post de la fatiga tampoco es predicha
por la autoeficacia ni por el valor del incentivo o la interacción entre ambas.

En cambio, el análisis de la variancia de la dimensión tristeza-cólera muestra la


existencia de un efecto principal de la autoeficacia, y de una interacción entre ésta y el
valor del incentivo, estadísticamente significativos. Al analizar los efectos simples, se
observa que, los sujetos de autoeficacia alta presentan menores valores de
tristeza/cólera post-tarea (M=7.2) que los de autoeficacia baja (M=9.9; F(1.43)=13.1;
p=0.001); este efecto sólo se produce entre los sujetos de valor incentivo alto.
Contrariamente, no se encuentran diferencias estadísticamente significativas entre los
grupos de autoeficacia alta y baja cuando el valor del incentivo es bajo.

El mismo fenómeno de interacción se produce en la variable de evolución pre-


post experimental de la tristeza-cólera: los sujetos de autoeficacia alta mantienen o
disminuyen ligeramente su tristeza-cólera (M=-0.2) mientras que los sujetos que se
sienten poco competentes la incrementan (M=1.9; F(1,43)=8.33; p=0.006). Este
fenómeno se produce únicamente entre los sujetos que perciben como altamente
amenazantes las consecuencias del fracaso conductual (valor del incentivo alto).

La dimensión afectiva de tensión/ansiedad parece estar afectada en el registro


post-tarea (POMS-B) por la autoeficacia y el valor del incentivo. El valor del
incentivo tiene un efecto principal estadísticamente significativo sobre la tensión (a
mayor valor incentivo, mayor tensión; M=11.5 y M=9.2 para sujetos de alta y baja
puntuación en valor del incentivo negativo, respectivamente; F(1,41)=6.34; p=0.01). La
autoeficacia tiene un efecto de proporcionalidad inversa: cuanto mayor es la
autoeficacia, menor la tensión-ansiedad (M=9.0 y M=10.8 para grupos con alta y baja
puntuación
para la escala de autoeficacia, respectivamente; F(1,41)=3.94; p=0.05,

174
Parte empírica

controlando estadísticamente la
tensión inicial -tensión/A).

La variable de evolución
pre-post para esta dimensión
afectiva presenta un panorama
similar. En primer lugar, se
aprecia que los 4 grupos de
sujetos experimentan un
incremento en ansiedad ante la
ejecución de la tarea (M=6.3
versus M=10.4 antes y después de
la tarea, respectivamente; t=-4.06;
g.l.=47; p<0.0005). El incremento de la tensión, sin embargo, es mayor cuanto más
amenazantes son las consecuencias del fracaso (M=5.1 versus M=3.0,
respectivamente, para los grupos de nivel alto y bajo en la puntuación de valor del
incentivo; F(1,42)=5.11; p=0.02); contrariamente, el incremento de tensión es menor
cuanto mayor es la autoeficacia es alta (M=2.8 y M=4.5 para autoeficacia alta y baja,
respectivamente; aunque este efecto no llega al nivel de significación estadística
(F(1,42)=3.4; p=0.07).

Una tendencia muy similar se detecta en el factor general de emocionabilidad


(EMO, en el pase B). Los sujetos de autoeficacia alta presentan puntuaciones menores
en intensidad emocional que los de autoeficacia baja (F(1,45)=5.61; p=0.02), pero
únicamente cuando se prevén consecuencias del fracaso conductual altamente
relevantes (valor del incentivo alto); en cambio, entre los grupos de valor del incentivo
bajo, la autoeficacia no es predictora de la intensidad emocional.

6.4.3. Papel de la competencia percibida.


De todas las dimensiones del afecto evaluadas, la competencia percibida
predice, de forma independiente (es decir, al margen de su interacción con otras

175
Parte empírica

variables), la tristeza/cólera, tanto medida mediante el POMS_A antes de la tarea


instrumental, como en la medición post-tarea a través del POMS B. Los sujetos de alta
competencia percibida presentan puntuaciones más bajas en ambos momentos de
registro (M=4.7 frente a M=5.6 para competencia alta y baja, respectivamente, en el
POMS A; t=-2.20; g.l.=45; p=0.03. M=8.3 frente a M=10.4, para competencia
percibida alta y baja, respectivamente en el POMS B; t=-3.29; g.l.=45; p=0.002;
figura 11). La competencia percibida no predice, sin embargo, la fluctuación
experimental de la dimensión tristeza-cólera (M=0.9 y M=1.3 para competencia
percibida alta y baja, respectivamente).

La competencia
percibida (figura 12) también
predice los valores de la escala
global del POMS (EMO) en su
pase B (post-tarea): un mayor
nivel de competencia percibida
va asociado a una menor
puntuación en intensidad
emocional global (M=31.4 vs.
M=37.9 para competencia
percibida alta y baja,
respectivamente; t=-2.78;
g.l.=43; p=0.008).

176
Parte empírica

6.5. PREDICCIÓN DE LA PERCEPCIÓN DE SÍNTOMAS FISIOLÓGICOS


EN FUNCIÓN DE LA AUTOEFICACIA, EL VALOR DEL INCENTIVO Y LA
COMPETENCIA PERCIBIDA.

Ninguna de las tres


variables cognitivas (autoeficacia,
valor del incentivo y competencia
percibida) es capaz, de explicar,
de manera aislada, la variabilidad
de la percepción de los síntomas
fisiológicos. Las comparaciones
de medias indican tendencias que
no llegan al nivel de significación
estadística. Sin embargo, se
manifiestan dos efectos de
interacción que quedan reflejados
en el análisis de la variancia.

 Por una parte, existe una


interacción entre la autoeficacia y
el valor del incentivo (figura 13).
Los sujetos de alta autoeficacia
(M=11.1 en una escala de rango
[0-24]) manifiestan menor
intensidad de síntomas
fisiológicos que los sujetos de
autoeficacia baja (M=14.72;
F(1,44)=5.89; p=0.01); este
fenómeno sólo se produce cuando
el valor del incentivo es alto.

 Por otra parte, se detecta una interacción significativa entre la competencia

177
Parte empírica

percibida y el valor del


incentivo sobre la percepción
de síntomas fisiológicos (figura
14): los sujetos de alto valor
incentivo (M=15.1) manifiestan
mayor intensidad de síntomas
(M=10.5 para sujetos de valor
de incentivo bajo), pero
únicamente entre los sujetos de
baja competencia percibida.
Contrariamente, entre los
sujetos de competencia
percibida alta este fenómeno no se produce, manteniendo unos valores de PSF
moderados (M=11.4 y M=12.0 para grupos de valor incentivo alto y bajo,
respectivamente).

 Como síntesis, se puede decir que la autoeficacia y el valor del incentivo


presentan independiente y contrario sobre la percepción de síntomas fisiológicos:
tanto mayor es el input interoceptivo cuanto la autoeficiacia es baja y el valor del
incentivo alto. Sin embargo, este efecto sólo se manifiesta entre los sujetos de
competencia percibida baja.

6.6. EFECTO DEL VALOR DEL INCENTIVO Y LA AUTOEFICACIA SOBRE


LA MOTIVACIÓN INTRÍNSECA. PAPEL MODULADOR DE LA
COMPETENCIA PERCIBIDA.
El análisis de la variancia indica la existencia de un efecto principal de la
autoeficacia sobre la dimensión refuerzo intrínseco, así como unas interacciones de
primer orden entre ésta y el valor del incentivo con la competencia percibida, cercanas
a la significación estadística, que convienen ser estudiadas.

En primer lugar, ninguno de los efectos simples del valor del incentivo en cada

178
Parte empírica

uno de los dos niveles de


competencia percibida es
estadísticamente significativo.
Por otra parte, la
autoeficacia sí tiene un efecto
simple significativo entre los
sujetos de competencia percibida
baja: los sujetos del grupo de
autoeficacia alta presentan más
motivación intrínseca (M=17.6)
que los sujetos del grupo de
autoeficacia baja (M=11.4;
F(1,43)=9.31; p=0.004; figura 15).
Este efecto no se produce cuando
la competencia percibida es alta.

Asimismo, la dimensión de
la motivación intrínseca
denominada dedicación-
implicación (dedic) parece
depender solamente de la
autoeficacia: los sujetos del grupo
de autoeficacia alta presentan una
mayor experiencia subjetiva de
dedicación por la tarea de cálculo
(M=9.95 vs. M=8.13; F(1,44)
=13.44; p=0.001; figura 16).
Por otra parte, sobre la escala de motivación intrínseca general (figura 17),
aparece un efecto principal de la autoeficacia y un efecto de interacción de ésta con la
competencia percibida que obliga al estudio de los efectos simples. Estos muestran el
siguiente panorama: los sujetos de autoeficacia alta presentan mayor motivación
intrínseca que los de autoeficacia baja (M=27.4 vs. M=19.3) cuando la competencia

179
Parte empírica

percibida es baja (F(1,41)=11.88; p=0.001). Esta tendencia es igual cuando la


competencia percibida es alta (M=26.1 y M=22.9 para los grupos de autoeficacia alta
y baja, respectivamente), aunque este efecto no es estadísticamente significativo
(F(1,41)=2.17; p=0.14).

Asimismo, como se refleja en la matriz de correlaciones (tabla 6), la


autoeficacia y el valor del incentivo medidos por cuestionario se relacionan
significativamente con las tres puntuaciones obtenidas mediante el cuestionario CMI
de motivación intrínseca. La autoeficacia correlaciona positivamente con la
dedicación (R=0.35; p=0.02), el refuerzo intrínseco (R=0.30; p=0.04) y la escala
general (R=0.42; p=0.006), mientras que el valor del incentivo lo hace negativamente
con el refuerzo intrínseco (R=-0.41; p=0.004) y la escala general de motivación
intrínseca (R=-0.36; p=0.01).

refuerzo intrínseco interés/dedicación motivación intrínseca


(intrins) (dedic) (escala global CMI)

autoeficacia 0.30 (0.04) 0.35 (0.02) 0.42 (0.006)

valor del incentivo -0.41 (0.004) 0.05 (n.s.) -0.36 (0.01)

Tabla 6. Matriz de correlaciones entre las puntuaciones de autoeficacia y de valor del


incentivo y las subescalas del cuestionario de motivación intrínseca. Entre paréntesis
aparece el grado de significación de las correlaciones.

6.7. EFECTO DE LA AUTOEFICACIA Y EL VALOR DEL INCENTIVO


SOBRE EL RENDIMIENTO CONDUCTUAL.
Con el fin de evaluar la conducta del sujeto, consistente en la resolución de 15
problemas de cálculo aritmético, en función de las manipulaciones experimentales a
las que fueron sometidos, se han utilizado una gran cantidad de parámetros, referidos
tanto a la intensidad como a la calidad de la conducta. Algunos de ellos son datos
directos, como el número de respuestas contestadas, número de respuestas correctas e

180
Parte empírica

incorrectas, y la latencia media de respuesta. Otros han sido generados efectuando


sencillas operaciones algebraicas en las que se hallan involucrados algunos de los
indicadores directos.

Por otra parte, para los indicadores de calidad de ejecución se han efectuado
dos estimaciones, una que hace referencia al conjunto de 15 problemas que
constituyen la prueba, y otra que sólo integra los problemas de dificultad alta. La
dificultad de los problemas ha sido determinada de forma empírica. Los etiquetados
como de dificultad alta son el 40% de problemas que mayor índice de dificultad
presentaron para la muestra estadística de sujetos; en este estudio, se ha usado como
indice de dificultad el inverso del porcentaje de sujetos de la muestra experimental
que son capaces de resolver el problema. Por ejemplo, si sólo el 30% de sujetos de la
muestra resuelve un determinado problema, el índice de dificultad del mismo es: D=1-
0.3=0.7].
En la figura 18 se resumen los indicadores de ejecución que se han utilizado en
el presente estudio.

6.7.1. Intensidad de la conducta.


Este concepto queda reflejado en el número de respuestas contestadas, tanto
correctas como incorrectas, es decir, el número de intentos de emisión de respuesta,
del total de 15 posibles. Los análisis de la variancia muestran que el número de
respuestas contestadas total y número de respuestas difíciles contestadas no difiere
entre los 4 grupos experimentales; por lo tanto, no está relacionado con la autoeficacia
ni con el valor del incentivo.

181
Parte empírica

6.7.2. Calidad de la ejecución.


6.7.2.1. Eficacia.
La eficacia en la
resolución de la batería de
problemas se ha evaluado
mediante el recuento del número
de respuestas correctas e
incorrectas que emiten los
sujetos. El análisis de la
variancia del número de
respuestas correctas indica la
existencia de un efecto principal
de la autoeficacia y una
tendencia a la interacción de
ésta con el valor del incentivo,
que nos conduce a un análisis de los efectos simples. Éste indica que los sujetos de
autoeficacia alta emiten un mayor número de respuestas correctas (M=11.2 vs M=8.6;
F(1,45)=4.84; p=0.03), si bien este fenómeno sólo se produce cuando el valor del
incentivo es alto (figura 19). Entre los sujetos de los grupos experimentales de valor
incentivo bajo, la autoeficacia no ejerce un efecto significativo (M=9.8 vs. M=9.3 para
autoeficacia alta y baja, respectivamente).

Este efecto se observa también en el número de respuestas difíciles


contestadas: a mayor autoeficacia (M=3.2 versus M=2.0) mayor número de respuestas
correctas difíciles (F(1,45)=7.20; p=0.05), aunque sólo cuando las consecuencias del
fracaso en la conducta son altamente aversivas (valor del incentivo alto).

Por otra parte, el número de respuestas incorrectas es predicho por el efecto


principal de la autoeficacia, así como por la interacción de ésta con el valor del
incentivo. El análisis de efectos simples indica que, entre los grupos experimentales
de alto valor incentivo, dotar al sujeto de una alta percepción de eficacia disminuye el
número de errores (M=3.2 vs M=6.1 para alta y baja autoeficacia, respectivamente;

182
Parte empírica

F(1,45)=7.76; p=0.008). En
cambio, entre los grupos de bajo
valor incentivo, la autoeficacia no
afecta al número de respuestas
incorrectas emitidas de manera
estadísticamente significativa
(figura 20).

Lo mismo sucede, con una


diferencia de promedios más
acentuada, para los problemas de
alta dificultad. Los sujetos de alta
autoeficacia emiten menos
respuestas incorrectas (M=1.3) que los sujetos de autoeficacia baja (M=2.7;
F(1,45)=6.01; p=0.01), aunque sólo cuando la importancia del fracaso en la conducta es
alta (valor del incentivo alto).

6.7.2.2. Eficiencia
La eficiencia en la ejecución conductual hace referencia a la cantidad de
resultado o éxito obtenido, respecto del esfuerzo conductual efectuado. Por lo tanto, es
una evaluación de costes-beneficios. Hemos operacionalizado este fenómeno de dos
formas diferentes: en primer lugar, mediante el número de respuestas correctas
(beneficio) dividido por el número de respuestas contestadas (coste), lo que hemos
denominado eficiencia. Este parámetro indica el porcentaje de respuestas correctas
respecto el total de intentadas. Y, por otro lado, el número de respuestas incorrectas
dividido por el número de respuestas correctas, lo que hemos denominado ratio coste-
beneficio y que es, conceptual, aunque no matemáticamente, el inverso de la
eficiencia (puesto que eficiencia=correctas decidido por correctas más incorrectas).
Podría parecer más lógico que hubiéramos generado este índice al revés, esto es,
número de respuestas correctas partido por número de respuestas incorrectas; sin
embargo, esto producía una indeterminación en algunos sujetos, dado que el
denominador (incorrectas) era 0. Puesto que la mayoría de los sujetos en los que

183
Parte empírica

sucedía este hecho pertenecían


al mismo grupo, se producía un
sesgo muy acusado en los
análisis estadísticos que indicó
la necesidad de efectuar el
cálculo en sentido inverso.

El análisis de la variancia
indica que la eficiencia depende
de la autoeficacia y de la
interacción de ésta con el valor
del incentivo (figura 21). Al
analizar los efectos simples, se
comprueba que los sujetos de alta autoeficacia tienen una eficiencia de un 77.9%,
frente a tan sólo el 58.7% de los sujetos de autoeficacia baja (F(1,45)=6.25; p=0.01),
cuando el valor del incentivo es alto. Entre los grupos de incentivo bajo, los
promedios de eficiencia son prácticamente idénticos (68.2% y 66.7% para los grupos
de autoeficacia alta y baja,
respectivamente). Este efecto
sereplica y amplifica para los
problemas de dificultad alta
(figura 22): la eficiencia media
de los grupos de autoeficacia alta
y baja es, respectivamente, del
71.0% y 43.0% (F(1,45)=5.07;
p=0.02). Este efecto se produce
cuando el valor del incentivo es
alto, pero no en el caso contrario
(60.1% y 59.2% de eficiencia
para los grupos de autoeficacia
alta y baja, respectivamente).

184
Parte empírica

Por su parte, el análisis de la variancia de la ratio coste-beneficio (figura 23)


indica un efecto principal de la autoeficacia en el límite de la significación estadística:
los sujetos de autoeficacia alta presentan 0.43 respuestas incorrectas por cada
respuesta correcta, mientras que los de autoeficacia baja emiten 0.92 respuestas
incorrectas por cada correcta
(F(1,43)=3.52; p=0.06). No se
observa ningún efecto de
significación estadística entre los
problemas de alta dificultad, si
bien la el efecto simple de la
autoeficacia cuando el valor del
incentivo es alto se acerca a nivel
del intervalo de confianza 0.05:
los sujetos de autoeficacia alta
presentan un valor más bajo
(M=0.85) que los de autoeficacia
baja, los cuales dan 1.98
respuestas incorrectas por cada
respuesta correcta (F(1,43)=3.73; p=0.06).

6.7.2.3. Potencia de la conducta.


Por último, se ha generado
un indicador matemático que
refleja la potencia conductual de
cada sujeto. La potencia indica la
cantidad de rendimiento efectivo
(o trabajo) producido por unidad
de tiempo. Puesto que debe
reflejar la densidad temporal de
la conducta efectiva, se ha
operacionalizado como la
eficiencia partida por el tiempo

185
Parte empírica

promedio de respuesta.

El análisis de la variancia indica que la potencia es mayor en los sujetos de


autoeficacia alta (M=10.9 vs. M=7.0 unidades de trabajo útil por segundo;
F(1,45)=5.22; p=0.02), pero sólo entre los sujetos de valor incentivo alto (figura 24).
Los grupos de valor incentivo bajo presentan una potencia intermedia, no siendo
significativamente diferente la de los grupos experimentales de autoefica alta y baja
(M=8.4 y M=8.1, respectivamente).

La diferencia de
promedios entre los grupos de
autoeficacia alta y baja cuando el
valor del incentivo es alto se
hace más acusada entre los
problemas de dificultad elevada
(figura 25; M=9.2 vs. M=4.6,
respectivamente; se puede decir
que la potencia del primer grupo
es el doble que la del segundo;
F(1,45)=5.84; p=0.02). Entre los
grupos de valor incentivo alto,
existe una diferencia de potencia
favorable a los sujetos de
autoeficacia alta (M=6.7 vs. M=5.3), aunque no es estadísticamente significativa.

6. 8. EFECTO DE LA AUTOEFICACIA Y EL VALOR DEL INCENTIVO


SOBRE LA REACTIVIDAD FISIOLÓGICA.

En primer lugar, conviene hacer un par de indicaciones referente al conjunto de


análisis estadísticos en los que se hallan implicadas variables fisiológicas.
1. La Ley de los Valores Iniciales, de Wilder, establece que la magnitud de

186
Parte empírica

una respuesta psicofisiológica depende del nivel tónico basal; es decir, cuanto mayor
el valor en reposo, más pequeñas serán las respuestas a estímulos (Coles, Gratton,
Kramer y Miller, 1986). Esto obliga a que, antes de efectuar cualquier análisis
estadístico, se estudie la correlación entre ambos parámetros. Con el fin de corregir
este sesgo, siempre que se hemos detectado esta correlación en algún parámetro
fisiológico, hemos adoptado la estrategia consistente en introducir el valor basal como
covariante del valor de reactividad. De todas formas, aunque hemos efectuado la
mayoría de análisis inferenciales con indicadores de reactividad, en muy pocos ha sido
necesario introducir la covariante, dado el incumplimiento generalizado de la ley de
los valores iniciales.

2. Dado lo extremadamente prolijo que podría resultar este apartado si


hiciéramos una exposición exhaustiva de todos los análisis estadísticos efectuados,
hemos optado únicamente por hacer un repaso de aquellos que, a nuestro juicio,
resultan más significativos y aportan información de relevancia para la discusión. Por
ello, en algunas variables se analiza la reactividad consumatoria y la anticipatoria,
mientras que en otras, directamente, se analiza la reactividad global (que es el efecto
conjunto de las dos).

6.8.1. Presión arterial


A fin de estudiar los ajustes cardiovasculares más relevantes, se han utilizado
tres parámetros: la presión arterial sístólica y diastólica, y el diferencial de presión. A
su vez, en cada una de estas variables se han estudiado dos sistemas de cuantificación
de la reactividad: la global, que indica el cambio que se observa en cada variable
desde la fase de reposo hasta el inicio de la tarea instrumental, y la consumatoria, que
indica la intensidad del cambio desde el momento anticipatorio hasta el inicio de la
conducta (prueba de cálculo).

187
Parte empírica

6.8.1.1. presión arterial sistólica.


El análisis de la variancia efectuado sobre la reactividad consumatoria muestra
la existencia de un efecto principal de la autoeficacia; así, mientras que los sujetos de
autoeficacia alta manifiestan una ligera disminución respecto del momento previo al
inicio (M=-1.9 mmHg), los sujetos de autoeficacia baja sufren un incremento
significativo (M=6.2; F(1,38)=13.67; p=0.001).

El análisis de la variancia
de la reactividad global (figura
26) indica que, tanto los efectos
principales de la autoeficacia y el
valor del incentivo, como su
interacción, son estadísticamente
significativas. El incremento de
la presión sistólica parece ser
inversamente proporcional a la
autoeficacia y directamente
proporcional al valor del
incentivo. Al efectuar un análisis
de efectos simples, se observa
que los sujetos de autoeficacia alta tienen un menor incremento de la presión sistólica
(M=4.4 vs. M=18.6 mmHg; F(1,35)=14.0; p=0.001), pero únicamente cuando el valor
del incentivo es alto. La tendencia es la misma entre los grupos de valor del incentivo
bajo, aunque la diferencia no es estadísticamente significativa (M=5.2 vs. M=8.7
mmHg, para los grupos de autoeficacia alta y baja, respectivamente).

6.8.1.2. Presión diastólica.


El análisis de la variancia indica que la presión diastólica evoluciona de manera
distinta para los sujetos según su autoeficacia durante la ejecución de la tarea, respecto
del momento previo a su inicio (figura 27). Así, los sujetos del grupo

188
Parte empírica

experimental de autoeficacia alta


incrementan la presión diastólica
(M=3.2 mmHg),
mientras que el grupo
experimental de autoeficacia baja
no presenta apenas una
fluctuación en esta variable
(M=0.1; F(1,34)=4.63; p=0.03,
incluyendo el sexo, la
temperatura del laboratorio, la
hora del experimento y la
puntuación en la escala de valor
del incentivo negativo como
covariables).

Por otra parte, la autoeficacia parece ser el único factor que explica
parcialmente la variabilidad de la reactividad total, aunque la diferencia observada
entre grupos no llega a ser estadísticamente significativa.

6.8.1.3. Diferencial de
presión.
La diferencia de presión
sistólica-diastólica, factor que
determina la cantidad de flujo
sanguíneo circulante en la
periferia de organismo, fluctúa
durante la ejecución de la tarea,
respecto del momento previo,
dependiendo de un efecto
principal de la autoeficacia y de
la interacción (en el límite de la

189
Parte empírica

significación estadística) entre ésta y el valor del incentivo. El análisis de efectos


simples indica que, entre los sujetos autoeficacia alta se produce una disminución del
diferencial de presión, mientras que en los sujetos de autoeficacia baja dicho
diferencial se incrementa de forma notable durante el inicio de la tarea de cálculo,
respecto de los momentos previos. Este efecto se produce tanto entre los grupos de
valor incentivo alto (M=-6.5 vs. M=9.4 para autoeficacia alta y baja, respectivamente;
F(1,39)=21.89; p<0.0005) como entre los grupos de valor incentivo bajo (M=-3.6 vs.
M=3.5 para autoeficacia alta y baja, respectivamente; F(1,39)=4.37; p<0.04). Sin
embargo, como indica la interacción entre la autoeficacia y el valor del incentivo, la
diferencia es mucho más acusada cuando las consecuencias del fracaso conductual son
altamente amenazantes (diferencia=15.9 mmHg) que en el caso contrario
(diferencia=7.1 mmHg;figura 28).
El indicador de
reactividad global ofrece
resultados similares (figura 29),
siendo las diferencias entre
grupos aún más acusadas. Los
sujetos de autoeficacia alta
disminuyen moderadamente su
diferencial de presión (M=-2.1),
mientras que los sujetos de
autoeficacia baja lo incrementan
de manera considerable (M=16.8
mmHg), pero solamente entre
los sujetos amenazados por el
fracaso
en la tarea instrumental (F(1,35)=18.87; p<0.0005).
Sin embargo, entre los sujetos de bajo valor del incentivo, si bien la tendencia es la
misma (una alta autoeficacia disminuye el diferencial de presión -M=-2.3- y una baja
autoeficacia la aumenta -M=3.7), la diferencia no llega al límite de significación
estadística.

190
Parte empírica

6.8.2. Frecuencia cardíaca.


La reactividad de la
frecuencia cardíaca ha sido
evaluada comparando la
frecuencia cardíaca del primer
minuto de ejecución de la tarea
con la frecuencia cardíaca
promedio registrada durante la
fase de reposo (línea de base). El
análisis de la variancia indica la
existencia de un efecto principal
del valor del incentivo y de la
autoeficacia: los sujetos de los
grupos de valor incentivo alto
manifiestan un mayor incremento de la frecuencia cardíaca (M=15.0 lat./min) que los
sujetos de incentivo bajo (M=8.4 lat./min., F(1,41)=4.35; P=0.04). Por otra parte,
cuanto mayor es la autoeficacia (M=9.3 versus M=13.0) menor es el incremento de
frecuencia cardíaca durante el inicio de ejecución de la tarea (F(1, 41)=3.84; p=0.05).
En este análisis se ha
introducido la frecuencia
cardíaca basal como covariante,
debido a su correlación con el
índice de reactividad en el que
se basa este análisis (R=-0.35;
p=0.01). La figura 30 muestra la
reactividad cardíaca de los
cuatro grupos experimentales.
Por otra parte, se han
efectuado análisis estadísticos
referentes a la variabilidad en
registros puntuales de frecuencia

191
cardíaca. Así, se han estudiado los posibles efectos de los factores de manipulación
experimental sobre el pico de frecuencia cardíaca que, de forma sistemática, se
produce en la mayoría de sujetos justo al inicio de la tarea (es decir, la frecuencia
cardíaca máxima detectada durante el primer ensayo). En el análisis de la variancia se
detecta un efecto principal de la autoeficacia y una tendencia a la interacción entre
ésta y el valor del incentivo que conviene estudiar. El análisis de efectos simples
indica que los sujetos de autoeficacia baja presentan un pico de frecuencia cardíaca
mucho más alto que los sujetos de autoeficacia alta (figura 31), pero este efecto se
circunscribe únicamente a los grupos para los que el valor del incentivo es alto
(M=108.3 vs. M=88.4 para autoeficacia baja y alta, respectivamente; F(1,43)=10.2;
p=0.003).

Este fenómeno se produce


igualmente sobre la frecuencia
cardíaca mínima detectada al
inicio de la prueba, es decir,
durante el primer problema de
cálculo (figura 32): sólo existe
diferencia de frecuencia cardíaca
mínima entre los grupos
sometidos a la condición de valor
de incentivo alto, presentando los
sujetos de baja autoeficacia un
suelo de frecuencia cardíaca
muy superior al grupo de
autoeficacia alta (M=88.9, versus M=74.6 para autoeficacia baja y alta,
respectivamente; F(1,43)=8.72; p=0.005).

6.8.3. Temperatura periférica.


Se ha comparado latemperatura periférica de los sujetos al inicio de la tarea de
cálculo (registro puntual en el minuto 2) con la temperatura al final de la fase de
reposo (línea de base). El análisis de la variancia indica que tanto el efecto principal
Parte empírica

de la autoeficacia y del valor del


incentivo, como la interacción de
estas dos variables, son
estadísticamente significativas.
Efectuando el análisis de efectos
simples, se comprueba que los
sujetos de autoeficacia alta
disminuyen mucho más que los
de autoeficacia baja la
temperatura de la piel de la mano
(M=-2.93 C frente a M=-
0.91C, respectivamente;
F(1,43)=3.36; p=0.07; figura 33).

6.8.4. Frecuencia respiratoria.


Para el análisis estadístico de la frecuencia respiratoria se han considerado los
cambios observados durante la ejecución de la tarea y durante la fase anticipatoria a la
misma.
El análisis de la variancia
indica que se produce la
autoeficacia y el valor del
incentivo tienen un poder
predictivo de la reactividad
anticipatoria en la frecuencia
respiratoria próxima al nivel de
significación. Al efectuar un
análisis de efectos simples se
encuentra que los sujetos de
autoeficacia alta tienden a
incrementar su frecuencia
respiratoria (M=0.62 ciclos/min.;
figura 34), mientras que los sujetos de autoeficacia baja tienden a reducirla (M=-1.02

193
Parte empírica

ciclos/min.; (F(1,39)=5.42; p=0.02 con la frecuencia respiratoria basal como


covariante). Este hecho únicamente sucede entre los grupos experimentales de valor
del incentivo alto, pero no en los grupos de valor incentivo bajo. Por otra parte, el
valor del incentivo positivo tiene un efecto principal de significación estadística: los
sujetos de valor incentivo positivo alto disminuyen la frecuencia de respiración (M=-
0.82 ciclos/min.), mientras que los sujetos de valor bajo lo incrementan (M=0.61
ciclos/min.; F(1,37)=7.25; p=0.01).

Por otra parte, a pesar de que se observa en los promedios de los cuatro grupos
experimentales resultados paralelos a los anteriores confirmando la interacción de la
autoeficacia y el valor de incentivo, no se observa ningún efecto significativo de estas
variables sobre la reactividad observada durante la tarea respecto de la fase de reposo.

6.8.5. Resistencia electrodérmica.


La figura 35 muestra cómo se produce, en los 4 grupos experimentales,
cambios en los valores tónicos de resistencia electrodermal entre diferentes fases. La
única diferencia estadísticamente significativa (sólo comparando fases contiguas) es la
que se produce entre la línea de
base y la primera serie de
ensayos de prueba.

En particular, se produce
una disminución acusada de la
resistencia electrodérmica (M=-
13.83 kOhms.; t=-6.49; g.l.=46;
p<0.0005) entre estas dos fases
que se prolonga o mantiene hasta
el final de la sesión
experimental, con cierta
tendencia a irse incrementando
de forma paulatina (se produce un incremento global de 1.9 kOhms desde la segunda
serie de ensayos de prueba hasta el final de la prueba de cálculo; t=-2.36; g.l.=46;

194
Parte empírica

p=0.02).

Sin embargo, no se ha detectado que ninguna de las fluctuaciones en la


resistencia electrodermal estuviese afectada por la autoeficacia o el valor del
incentivo. Tal y como se aprecia en la figura 35, la evolución de esta variable en los 4
grupos experimentales es prácticamente paralela, aunque con diferencias de nivel que
no son estadísticamente significativas.

6.8.6. Actividad mioeléctrica.


La electromiografía efectuada sobre la musculatura frontal muestra diferencias
de nivel en algunas fases entre algunos grupos experimentales. En particular, la
autoeficacia, aparentemente, predice los niveles tónicos en el conjunto de fases de
registro. Sin embargo, esto no es más que una pura casualidad, puesto que esta
diferencia existe incluso durante la línea de base. Cuando, en el análisis de la variancia
sobre los valores tónicos durante el primer registro tras el inicio de la prueba de
cálculo, se introduce como covariante los valores electromiográficos durante la línea
de base, no aparece ningún efecto, ni principal ni interactivo, de la autoeficacia o del
valor del incentivo, de significación estadística.

6.9. RELACIONES ENTRE VARIABLES DEPENDIENTES.


Con el fin de obtener información empírica con la que contrastar algunos de los
supuestos enunciados en el planteamiento (capítulo 4), se han llevado a cabo una serie
de análisis estadísticos, en los que se estudia la posible relación entre algunas de las
variables dependientes evaluadas en este trabajo.

6.9.1. Predicción del rendimiento conductual en función de la reactividad


fisiológica.
Dos de las variables fisiológicas que han aparecido más claramente vinculadas
a los juicios de eficacia y de valor del incentivo son los cambios tónicos en la

195
Parte empírica

frecuencia cardíaca y en la temperatura periférica. Hemos estudiado el potencial


predictivo conjunto de estas dos variables sobre todos los parámetros de rendimiento
conductual analizados (intensidad, eficacia, eficiencia y potencia). Con este fin, tanto
la frecuencia cardíaca como la temperatura periférica han sido transformadas en
variables dicotómicas (reactividad alta y reactividad baja), usando como valor de corte
la mediana de sus respectivas distribuciones muestrales. De esta forma, se han
efectuado una serie de análisis de la variancia, en los que los indicadores fisiológicos
son los factores, mientras que los parámetros de rendimiento asumen el estatus de
variables dependientes.

En general, estas dos variables cardiovasculares son buenas predictoras del


rendimiento, pero esta relación se observa de manera más manifiesta en los
indicadores de eficiencia: ratio coste/beneficio y eficiencia.

El análisis de la variancia
de la eficiencia muestra una
interacción significativa entre la
frecuencia cardíaca y la
temperatura periférica (figura
36). Al efectuar la
descomposición en análisis de
efectos simples, aparece un
efecto estadísticamente
significativo de la temperatura
entre los sujetos de mayor
incremento de la frecuencia
cardíaca (F(1,42)=7.67; p=0.009).
Para expresarlo de forma simple, indicaremos que uno de los 4 grupos experimentales
presenta una eficiencia muy inferior al resto: mientras que los sujetos de alta
reactividad cardíaca y baja reactividad térmica obtiene un 50.0% de eficiencia, los
demás presentan un rendimientomuy similar, al entorno del 70%. Como se recordará,
los sujetos de valor del incentivo alto y autoeficacia baja presentan el perfil fisiológico

196
Parte empírica

que, según este análisis, produce


el menor rendimiento. El grupo
de autoeficacia alta y valor del
incentivo alto presenta el mejor
promedio de eficiencia en la
tarea (74.0%), aunque no se
diferencia significativamente de
los grupos de valor del incentivo
bajo.
Este efecto se observa
también en la ratio coste-
beneficio (figura 37). El análisis
de la variancia muestra una
interacción significativa entre la reactividad cardíaca y la reactividad térmica. El
análisis de efectos simples indica la existencia de una diferencia significativa en la
ratio coste-beneficio en función de la temperatura, cuando la reactividad cardíaca es
alta (F(1,42)=10.18; p=0.003). En síntesis, un grupo destaca muy claramente del resto:
mientras que los sujetos de alta reactividad cardíaca y baja reactividad térmica emiten
1.8 respuestas incorrectas por cada respuesta correcta, los demás grupos tan sólo
emiten 0.4 respuestas incorrectas, en promedio.

6.9.2. Relación entre la percepción de síntomas fisiológicos y el afecto.


A fin de efectuar este estudio, se han usado dos estrategias estadísticas
diferentes:
1. Por una parte, se ha estimado la correlación entre todas los parámetros
indicadores de estado de ánimo (pre y post-tarea, globales y variables de cambio) y la
percepción de síntomas fisiológicos.

2. Por otra parte, se ha dividido la muestra estadística en dos subpoblaciones,


asignando a cada sujeto al grupo de PSF alto o bajo según si su puntuación superaba o
no el percentil 50 en la distribución muestral, y se han comparado sus promedios en

197
Parte empírica

todos los parámetros afectivos


antes citados.
Como se aprecia en los
gráficos de comparación de
medias (figura 38), la percepción
de síntomas fisiológicos durante
le ejecución de la tarea no
presenta ninguna relación con el
estado afectivo basal de los
sujetos. Ninguna de las
dimensiones afectivas (vigor,
fatiga, tensión y tristeza-cólera)
presentan relación significativa

 33. Es obvio que la naturaleza del


análisis estadístico efectuado no es, en
modo alguno, un indicador del estatus
de cada variable (dependiente o
independiente). Debido a la
organización temporal de los registros,
el estado afectivo basal podría ser un
agente causal de la percepción de
síntomas fisiológicos y ésta, a su vez, un
determinante o concomitante del afecto
post-tarea o del cambio afectivo pre-
post.

con la percepción de síntomas


fisiológicos (33).
Por otra parte (figura 39),
la puntuación PSF no predice el vigor post-tarea (POMS-B), pero sí la fatiga (cuanto
mayor percepción de síntomas, mayor fatiga; M=6.7 vs. M=4.7; t=3.84; g.l.=46;
p<0.0005) y la variación pre-post en la misma (M=2.5 vs. M=1.0; t=2.45; g.l.=46;
p=0.01). Por otro lado, ni la dimensión tensión-ansiedad ni su variación experimental
parecen ser predichas por la intensidad de los síntomas fisiológicos.

198
Parte empírica

En cambio, la tristeza-cólera post-tarea aparece relacionada de forma


directamente proporcional; cuanto mayor es la percepción de síntomas (M=10.2 vs.
M=8.7; t=2.25; g.l.=45; p=0.02) mayor es la percepción de síntomas fisiológicos.
Desde esta estrategia estadística, se observa la misma tendencia en la variación
experimental de tristeza-cólera, aunque no llega a nivel de significación estadística.

Por último (figura 40),


el indicador general de emoción
EMO-B (post-tarea) también se
halla ligado a la percepción de
síntomas fisiológicos: las
mayores puntuaciones en
emocionabilidad (M=37.0 vs.
M=32.1) se producen en los
sujetos de alta percepción de
síntomas fisiológicos (t=2.07;
g.l.=43; p=0.04).

La segunda estrategia
estadística utilizada, el análisis correlacional entre las puntuaciones directas de PSF y
cada uno de los indicadores de estado o cambio afectivo (tabla 7), dibuja un
panorama bastante similar, si bien se verifican algunos de las relaciones que, en el
análisis precedente sólo aparecían como tendencias cercanas a la significación
estadística. La PSF no correlaciona de manera significativa con ninguna de las
dimensiones afectivas cuando se midieron antes de la ejecución de la tarea (POMS-
A), siendo algunas muy próximas a 0.

199
Parte empírica

vigor-A vigor-B fatiga-A fatiga-B fatiga-AB emo-B

-0.06 -0.03 0.22 0.53 0.34 0.40


psf (n.s.) (n.s.) (n.s.) (<0.0005) (0.01) (0.006)

tensión-A tensión-B tensión-AB tristeza/ira A tristez/ira B tris/iraAB

0.23 0.32 0.18 0.48 0.41


psf (n.s.) (0.02) (n.s.) -0.09 (n.s.) (0.001) (0.004)

Tabla 7. Correlación entre las puntuaciones en el cuestionario PSF de síntomas fisiológicos


y las puntuaciones tónicas pre-tarea (POMS-A) y post-tarea (POMS-B), así como en la
variación pre-post tarea, del cuestionario de estados de ánimo. Entre paréntesis se indica el
grado de significación de la correlación.

En cambio, la correlación es significativa y positiva con todas las medidas


post-tarea a excepción de la subescala de vigor (Rpsf,ten=0.32, p=0.02; Rpsf,fatiga=0.53,
p<0.0005; Rpsf,tris-cól=0.48, p=0.001; Rpsf,emo=0.40, p=0.006). Por último, la correlación
es positiva y significativa con la variación pre-post tarea en fatiga (R=0.34, p=0.01) y
tristeza-cólera (R=0.41, p=0.004).

6.9.3. Relación entre la reactividad fisiológica periférica y la percepción de


síntomas fisiológicos.
Se ha llevado a cabo un estudio correlacional entre la puntuación global de
percepción de síntomas fisiológicos y los distintos indicadores fisiológicos. Para cada
una de las variables estudiadas se han empleado dos indicadores:
1. Valor de reactividad fisiológica global
2. Valor tónico de estado fisiológico, al final de la ejecución de la tarea.

Como se aprecia en la matriz de correlaciones (tabla 8), no se ha hallado


ninguna relación significativa entre la percepción de síntomas fisiológicos y los
parámetros fisiológicos.

200
Parte empírica

miografía  miografía cardíaca  cardíaca respiratoria respirato

0.07 0.11 0.13 0.14 -0.05 -0.04


psf (n.s.) (n.s.) (n.s.) (n.s.) (n.s.) (n.s.)

sistólica  sistólica diastólica  diastólica dermal  dermal

0.16 -0.21 -0.18 0.02 0.08 -0.25


psf (n.s.) (n.s.) (n.s.) (n.s.) (n.s.) (n.s.)

temperatura  temperatura

-0.13
psf -0.14 (n.s.) (n.s.)

Tabla 8. Matriz de correlaciones entre la percepción de síntomas fisiológicos y los


parámetros tónicos y de reactividad global (las marcadas con el signo ) de las distintas
variables fisiológicas evaluadas.

201
Parte empírica

CAPÍTULO 7.
DISCUSIÓN

7. 1. FILTRADO DE LA MUESTRA EXPERIMENTAL.

La estrategia utilizada con el fin de depurar la muestra ha tenido un fuerte


impacto sobre el número de sujetos cuyos datos fueron procesados estadísticamente.
Sin embargo, esa maniobra de reducción de la muestra está legitimada por varios
hechos empíricos. Nuestra decisión de basar el filtrado de sujetos en la credibilidad de
la información se debe a que, precisamente ésta, afecta al núcleo central del
experimento, que es la manipulación de la autoeficacia y del valor del incentivo, así
como a la representación cognitiva del contexto en el que se hallaba el individuo.

Por lo tanto, el cribado de la muestra según criterios de credibilidad queda


justificado, en nuestra opinión, por el hecho de que las variables críticas son
cognitivas. De nada sirve someter a los sujetos a determinadas condiciones
ambientales (en este caso, manipulaciones en la información), si no somos capaces de
superar el filtrado del input que éstos efectúan de manera automática en base al grado
de credibilidad asignan a esa entrada de información. Por consiguiente, la credibilidad
es un factor contaminante que afecta a todos los análisis estadísticos, y que podría
enmascarar resultados o llevar a conclusiones erróneas; por ejemplo, un grupo de
sujetos que creen como cierta la información sobre su fracaso son, funcionalmente,
equivalentes a un grupo de individuos que perciban como falsa la información sobre
su éxito.
En cambio, otras fuentes de variabilidad no objeto de estudio, pero sí conocidas
(como el género de los sujetos, la hora del experimento, el consumo de sustancias
psicoactivas, etc.), son fuentes de variabilidad secundarias, que afectan sólo a algunas
relaciones bivariantes muy concretas, que se pueden controlar estadísticamente (esto
se ha hecho cuando se ha considerado preciso) y que, en buena medida, son factores

209
Parte empírica

de variación sistemática que fueron sometidos, en su mayoría, a control experimental


(casi todas las variables de control, salvo el género, fueron sometidas a algún tipo de
control experimental).

Conviene destacar que, la mayoría de análisis estadísticos mejoraron


sustancialmente con el filtrado de la muestra en base a criterios de credibilidad.
Aunque, a fin de no saturar el capítulo anterior con resultados intrascendentes, no se
han incluido los obtenidos con la muestra total, conviene indicar que en ésta se
observan las mismas tendencias, aunque las magnitudes de los efectos son inferiores.
Este hecho se produce tanto si la magnitud del efecto se cuantifica en términos de
porcentaje de variancia explicada, como en las diferencias entre los promedios de los
distintos grupos. Además, en muchos casos, el grado de significación se ha
incrementado con el filtrado, incluso a pesar de la significativa reducción en el
número de sujetos respecto de la muestra original (n=49 frente a n=96).

7.2. MANIPULACIÓN DE LAS VARIABLES INDEPENDIENTES.

7.2.1. Manipulación del valor del incentivo.


El análisis estadístico muestra que la información divergente entre los dos
grupos experimentales, respecto de las contingencias conducta-resultados, modifican
la percepción del valor del incentivo negativo que perciben los sujetos.

Sin embargo, la manipulación del valor del incentivo ha sido sólo


moderadamente exitosa. El hecho de que, en conjunto, la diferencia de promedios
entre los dos grupos experimentales (de alto y bajo valor del incentivo) sea pequeña,
así lo indica. Otro marcador de esta falta de potencia en la manipulación del valor del
incentivo es el hecho de que la diferencia en las puntuaciones sólo sea muy clara entre
los sujetos de competencia percibida alta; contrariamente, entre los sujetos de
competencia percibida baja, la manipulación experimental apenas ha tenido efecto.

Este panorama (el éxito moderado y selectivo de la manipulación experimental

210
Parte empírica

del valor del incentivo) es debido , a nuestro juicio, a la conjunción de dos tipos de
causas: metodológicas y funcionales.

1. Entre las causas metodológicas, conviene recordar que...


1.1. En virtud del establecimiento de un control ético sobre el
experimento que hemos desarrollado, intentamos que la
descripción del estímulo amenazante fuese, hasta cierto punto,
bastante suave.

1.2. Con el fin de no crear experiencias exageradamente angustiosas en


algunos sujetos (los del grupo de autoeficacia baja e incentivo
alto eran los más susceptibles de ser afectados), se les indicaba la
existencia de una supervisión permanente y estricta del desarrollo
del experimento por parte de los investigadores. Con esto, lo que
estábamos consiguiendo era indicar la existencia de un control
externo de los estímulos, lo cual, aunque no es exactamente el
inverso de inducir percepciones de baja autoeficacia, sí que
aporta cierta sensación de control que se opone y resta potencia a
la manipulación intentada.

1.3. La falta de credibilidad de la información debe afectar también a


los juicios emitidos por los sujetos. Debe tenerse en
consideración que, incluso dentro de la muestra filtrada que se
empleó en los análisis estadísticos, había sujetos que, aunque no
valoraban taxativamente la información como falsa, tenían dudas
acerca de su verosimilitud. A nuestro juicio, la credibilidad de
una fuente de información puede alterar la cantidad de influencia
que ésta ejerce sobre las conductas de los sujetos.

1.4. El instrumento mediante el que se midió el éxito de la


manipulación del valor del incentivo, no sólo es un indicador del

211
Parte empírica

valor del incentivo experimental, sino que refleja la cantidad de


aversión global que atribuye cada sujeto al conjunto de estímulos
consecuentes al hipotético fracaso conductual. Ello explica el
hecho de que el grupo experimental de valor incentivo bajo
presente una puntuación promedio, en la escala de valor del
incentivo negativo, superior a 0. Por tanto, con este parámetro no
se cuantificaba exclusivamente la amenaza ocasionada por un
estímulo particular (en este caso un estímulo eléctrico que podía
ser, o no, ligeramente doloroso), sino la intensidad de aversión
generada por el conjunto de todos los estímulos (explicitados o
no) que el sujeto creyera contingentes al fracaso en su conducta
futura. A nuestro juicio, es muy probable que la diferencia de
promedios entre grupos experimentales en la puntuación de esta
escala se deba a la descripción divergente efectuada respecto del
estímulo eléctrico asociado al fracaso en la conducta
(moderadamente doloroso, nada doloroso).

2. En segundo lugar, puede indentificarse una causa funcional que explica,
parcialmente, porqué ante la misma información, unos sujetos han sido influenciados
de forma distinta de otros acerca de su predicción sobre las consecuencias de la
conducta: la interacción entre la competencia percibida y la información externa. El
hecho de que la información con la que se pretende persuadir a los sujetos no afecte a
la valoración de los incentivos asociados al fracaso cuando la competencia percibida
es baja, mientras que sucede lo contrario cuando esta última es alta, podría
interpretarse en el sentido siguiente: una alta competencia percibida es un mecanismo
protector, que atenúa la aversión (anticipada cognitivamente) del fracaso conductual.
En cambio, cuando se dispone de una competencia percibida baja, la información
emitida al sujeto afecta poco a su percepción de amenaza: al margen de los inputs
externos, un individuo de baja competencia percibida tendría tendencia a sentirse, con
mayor frecuencia (tal vez de forma crónica) altamente amenazado. En este sentido,
cabe recordar que la competencia percibida ha sido emparentada con el optimismo,
que es una dimensión estable referente a la valoración global de la valencia de los

212
Parte empírica

estímulos futuros, ya sean contingentes o no con la ejecución de conductas emitidas


por el propio individuo.

Estos resultados, por tanto, tal vez sugieren que la competencia percibida es, en
parte, una disposición global y estable a valorar, de una forma estereotipada, las
consecuencias del comportamiento, y que interactúa con estímulos específicos y
contextuales, generando las expectativas específicas acerca de las cualidades
hedónicas de los estímulos consecuentes a las acciones que el individuo puede llegar a
desarrollar.

7.2.2. Manipulación de la autoeficacia.


La manipulación de la autoeficacia, que es potente al combinar dos fuentes de
información (el falso feedback sobre los logros de ejecución y la persuasión verbal),
ha sido exitosa. Aunque no se han obtenido valores extremos, sí que se ha podido
diferenciar de una manera bastante clara a los dos grupos experimentales a través del
falso feedback de ejecución administrado a los mismos.

La manipulación experimental de la autoeficacia no es exageradamente


potente, pues estaba diseñada más en términos de eficiencia (máxima cantidad de
alteración o diferenciación en las puntuaciones promedio de los dos grupos
experimentales con el mínimo coste en tiempo y dedicación), y no tanto en términos
eficacia (magnitud total de la diferencia entre grupos experimentales). En otros
trabajos (Sanz y Villamarín, 1996) habíamos buscado la máxima diferenciación en la
autoeficacia de los dos grupos experimentales, y consiguientemente, la máxima
potencia de nuestra manipulación. Por eso, entre otros motivos, en tales
investigaciones se escogieron tareas en que los sujetos, por la falta de experiencia
previa, presentasen una autoeficacia poco consolidada y fácil de manipular. En la
presente investigación, sin embargo, dado que un objetivo fundamental era la
reducción de tiempos, se optó por una conducta en la que rápidamente fuera posible
proporcionar información con la que manipular la autoeficacia, y en la que, en el peor
de los casos, aunque la manipulación no surtiese efecto, al menos la autoeficacia

213
Parte empírica

pudiera ser evaluada con la suficiente precisión como para constituir, no un agente
causal, pero sí, al menos, un predictor de los fenómenos fisiológicos, conductuales y
cognitivos que son nuestro objeto de estudio.

En nuestra opinión, la escasez de tiempo y el tipo de conducta escogida


limitaron, en parte, la magnitud de la manipulación de la autoeficacia. Al consistir la
tarea instrumental en una serie de pruebas de resolución de problemas, el sujeto
disponía de un feedback interno bastante fiable (número de respuestas intentadas) y
que podía entrar en clara contradicción con el feedback que debía recibir, según la
asignación experimental (al azar). Por ejemplo, podría haber sucedido que a un sujeto
que no hubiera emitido respuesta a ninguno de los 3 problemas de cada serie de
prueba en el tiempo límite, se le informara de que su rendimiento había sido superior
al promedio. Es muy probable que algunos sujetos atribuyesen esta incongruencia de
feedbacks a la falsedad (o el error) de la información externa que les
proporcionábamos.

A pesar de ésto, los datos indican claramente que la manipulación de la


autoeficacia tuvo éxito, y que, como se aprecia en los resultados que discutiremos más
adelante, es suficiente como para generar diferencias (en ocasiones, muy marcadas) en
los procesos conductuales, fisiológicos y cognitivos estudiados. En cualquier caso, la
diferencia entre los dos grupos reproduce, con bastante precisión, la información falsa
proporcionada por los investigadores: los sujetos de autoeficacia baja puntúan, en
promedio, sensiblemente por debajo de la mediana de la población muestral, y los de
autoeficacia alta lo hacen sensiblemente por encima. No es en obsoluto sorpredente
este hecho, puesto que en investigaciones anteriores se habían conseguido una
manipulación de la autoeficacia exitosa a través de procedimientos similares
(Weinberg, Gould y Jackson, 1979; Weinberg, Gould, Yukelson y Jackson, 1981;
Weinberg, 1985).

En relación con el tipo de información proporcionada a los sujetos, conviene


comentar que, en algún trabajo empírico (Taylor, 1989) se ha llegado a diferenciar,
conceptual y funcionalmente, entre autoeficacia de estándar interno (capacidad

214
Parte empírica

percibida para lograr un criterio de éxito propio y absoluto) y autoeficacia de estándar


externo (capacidad percibida para lograr un criterio de éxito basado en la comparación
o competencia con otros sujetos). Se ha sugerido que es la autoeficacia referente al
estándar interno la única predictora de procesos psicológicos como la motivación. En
nuestra investigación, que se basa en un estándar externo de éxito, los resultados
muestran que no es así. Los datos empíricos que hemos obtenido, y que se discuten
más adelante, son prueba de que una autoeficacia referida a criterios de éxito externos
también es una buena predictora (tal vez agente causal) de cambios motivacionales,
emocionales y conductuales. Asimismo, desde un punto de vista metodológico, la
existencia de un estándar externo simplifica la manipulación experimental de la
autoeficacia.

Por otra parte, y a diferencia de lo ocurrido con la manipulación experimental


del valor del incentivo, no hemos enconstrado que la competencia percibida module la
relación entre la información sobre éxito-fracaso y los juicios de autoeficacia. De
todas formas, se aprecia una cierta tendencia (estadísticamente no significativa) a la
potenciación del efecto cuando existe congruencia entre la competencia percibida y la
información proporcionada al sujeto: en particular, entre aquellos sujetos que
disponen de feedback indicativo de éxito, presentan mayor puntuación de autoeficacia
los de competencia percibida alta; de la misma forma, entre los sujetos que reciben
retroalimentación indicadora de fracaso, presentan menores puntuaciones de
autoeficacia los sujetos de baja competencia percibida.

7.2.3. Consecuencias de la manipulación experimental de variables cognitivas.


Antes de efectuar una discusión más pormenorizada acerca de la implicación
de la autoeficacia, el valor del incentivo y la competencia percibida en los procesos
motivacionales y emocionales, conviene hacer una reflexión acerca del papel
desarrollado por el sujeto en el experimento y acerca de su interpretación de lo que
acontecía en el mismo; es decir, de la diferencia entre lo real y lo subjetivo.

215
Parte empírica

El experimento que hemos llevado a cabo suponía la existencia de una


situación en la que los sujetos estaban sometidos, objetivamente, a las mismas
condiciones, tanto en lo referente a los estímulos que aparecen, a su secuencia y
duración, como a las tareas que debían desarrollar. Los sujetos participantes creían
disponer de mayor o menor capacidad para efectuar una determinada conducta, al
margen de su capacidad real, en parte por la información que aleatoriamente poníamos
a su disposición; muchos de los sujetos creían, también, estar amenazados por un
presunto estímulo vinculado al fracaso en aquella conducta que, ni estaba presente, ni
llegó a aparecer en ningún momento. Por lo tanto, creían en la instrumentalidad de una
conducta que, objetivamente, era irrelevante.

Además, la mayoría de los sujetos creían que todo esto sucedía en un contexto
(el supuesto objetivo del experimento) que, en realidad, no existía. Por otra parte,
creían estar interactuando con un ordenador, que supuestamente no sólo emitía
información, sino que además les proporcionaba feedback acerca de la calidad de su
comportamiento. Y sin embargo, esta supuesta interacción o comunicación
bidireccional con la máquina era una ilusión diseñada por los investigadores.
Conviene, pues, no perder la perspectiva de que las diferencias en la apreciación o
interpretación de este mundo virtual que hemos reproducido en el laboratorio,
plasmadas en esos dos factores cognitivos denominados autoeficacia y valor del
incentivo, son lo que explica, una buena parte de las diferencias sistemáticas que
hemos observado en todas las dimensiones psicológicas evaluadas: la conductual
(rendimiento en la tarea), la cognitiva (estado de ánimo, percepción de síntomas,
motivación intrínseca) y la fisiológica (reactividad autonómica).

En nuestra opinión, conviene tener también presente que la tarea requerida a


los sujetos durante la sesión experimental era de tipo cognitivo. En particular, la
conducta supuestamente instrumental implicaba la atención selectiva a un conjunto de
estímulos y un procesamiento matemático de los mismos, rápido y preciso, con un
output simple consistente en la presión de una tecla (en este caso, del Compulet-5).
Por lo tanto, es esta una conducta que exige un gasto metabólico realmente muy
escaso, y la participación de estructuras efectoras (musculatura) fue deliberadamente

216
Parte empírica

reducida a la mínima expresión.

Este hecho deberá ser tenido en cuenta, particularmente en cuanto a la


interpretación de los resultados de la reactividad fisiológica. Como anticipo a su
discusión en páginas posteriores, enunciamos esta reflexión: a pesar de la supuesta
función energetizadora de la reactividad fisiológica (o la activación) sobre la
conducta, parece que ésta resulta innecesaria para este tipo de tarea de resolución de
problemas matemáticos; sin embargo, se producen cambios fisiológicos muy
acusados, en ocasiones muy espectaculares, en la actividad de algunos órganos,
innecesaria aparentemente para el desarrollo de la conducta.
7.2.4. La identidad de las variables independientes.
Ahora que ya hemos analizado los precursores de las dos variables
manipuladas al entorno de las cuales se centra el procedimiento experimental, esto es,
la autoeficacia y el valor del incentivo, convendría plantearse la siguiente reflexión.
Qué elementos debemos considerar (o debiéramos haber considerado) como las
variables independientes en nuestro estudio?.Tal vez la puntuaciones en las escalas de
valor del incentivo de la autoeficacia?O, quizás, las maniobras de manipulación
experimental de estas variables?.

Partiendo del supuesto de que el trabajo se centra en la influencia de dos


variables cognitivas sobre una serie de factores motivacionales y emocionales,
parecería razonable considerar que la autoeficacia y el valor del incentivo
experimentados por el sujeto, esto es, lo plasmado en los cuestionarios respectivos,
son los factores de referencia en nuestro estudio estadístico. Desde esta perspectiva,
los 4 grupos experimentales son un elemento accesorio, que define las maniobras
instrumentales promovidas por los investigadores a fin de causar variabilidad en la
autoeficacia y la expectativa de resultados. En todo caso, su fin último sería permitir la
identificación de una cierta dirección de causalidad en las relaciones encontradas entre
las dos variables cognitivas y otros factores tratados como variables dependientes (es
decir, reactividad fisiológica, motivación intrínseca, rendimiento conductual, etc.).

Desde la perspectiva inversa, sin embargo, se podría argüir que la única

217
Parte empírica

atribución de causalidad se puede efectuar cuando se comparan grupos de sujetos


sometidos a distintas maniobras de manipulación experimental. En este caso, las
diferencias objetivables entre los grupos serían las que definirían a las variables
independientes, y la verificación de que el mecanismo de causación de la variaciones
sistemáticas observadas en las variables dependientes sería la comprobación de que
los grupos experimentales se diferencian en aquellos factores (las puntuaciones en las
escalas de autoeficacia y de valor del incentivo) para cuya manipulación que fueron
diseñadas las maniobras experimentales (en este caso, administración de información
de manera selectiva).

Nosotros consideramos que la segunda vía es más válida, precisamente por que
se puede establecer de una forma más clara la direccionalidad en las relaciones entre
variables. Es más, incluso si no hubiera quedado demostrado que, efectivamente, las
manipulaciones experimentales afectaron a las puntuaciones de las variables que
presuntamente deberían haber quedado afectadas, se podría argüir que el problema
pudiera estar tanto en la falta de eficacia de tales manipulaciones experimentales,
como en la falta de fiabilidad de las escalas de medida de las variables manipuladas
(independientes: autoeficacia y valor del incentivo). aunque, en este caso, las
conclusiones quedarían afectadas, al no poder justificar de forma clara cuál es la
variable o mecanismo mediador entre la manipulación experimental y la variación en
las variables dependientes.

La comprobación empírica de este supuesto no arroja dudas: aunque las


puntaciones de las escalas de autoeficacia pueden predecir todos los grupos de
variables dependientes analizadas, las manipulaciones experimentales son, en general
mejores predictores. La única excepción es el estado de ánimo, puesto que ambos
grupos de variables independientes tienen, aproximadamente el mismo poder
predictivo (quizá con cierta ventaja por parte de las puntuaciones en las escalas de
autoeficacia y valor del incentivo).

7.3. LA AUTOEFICACIA Y EL VALOR DEL INCENTIVO: EFECTOS

218
Parte empírica

SOBRE LA CONDUCTA.
La autoeficacia y el valor del incentivo son factores responsables de una parte
significativa de la variabilidad de una serie de factores cognitivo-conductuales.
El conjunto de resultados que más fácilmente se pueden describir, por el
enorme paralelismo entre todos ellos, es el referente a los efectos conductuales. Todos
los indicadores de calidad de ejecución, tanto los de eficacia, como los de eficiencia y
potencia, indican que la autoeficacia y el valor del incentivo ejercen su influencia de
manera interactiva. Los sujetos de autoeficacia alta presentan un mayor número de
respuestas correctas, un menor número de respuestas incorrectas, una mayor
eficiencia, ratio coste beneficio y potencia que los sujetos de autoeficacia baja. Sin
embargo, este hecho está asociado únicamente a consecuencias del fracaso conductual
altamente relevantes, es decir, se circunscribe a los grupos de sujetos de valor
incentivo alto.

Las notables diferencias en la calidad del rendimiento conductual entre los


grupos autoeficacia alta-incentivo alto y autoeficacia baja-incentivo alto, se
interpretan mejor si comparamos su rendimiento con l de los dos grupos de valor
incentivo bajo: mientras que los sujetos de alta autoeficacia y alto valor del incentivo
presentan un rendimiento notablemente superior a ambos grupos, los de autoeficacia
baja y valor del incentivo alto rinden sensiblemente peor. Asismismo, entre los grupos
de bajo valor de incentivo no es posible establecer diferencias en cuanto a
rendimiento; ni tan sólo existe alguna tendencia en favor de uno de los dos grupos.

Este conjunto de resultados muestra que la autoeficacia, al margen de su


posible papel excitatorio sobre la conducta (que no ha podido ser demostrado), afecta
al nivel de rendimiento, posiblemente a causa de la mediación de los cambios
motivacionales, emocionales y fisiológicos que genera en paralelo; asimismo, se pone
de manifiesto que la autoeficacia ve modulado su impacto conductual por el valor del
incentivo.

Otra variable moduladora del efecto conductual de la autoeficacia es la


dificultad de la tarea. El efecto de la autoeficacia se hace mucho más patente en tareas

219
Parte empírica

difíciles, en las que la literatura indica que la activación o motivación excesiva puede
generar un efecto interferidor (Duffy, 1972). Este hecho se refleja en nuestros
resultados de la forma siguiente: los sujetos de baja autoeficacia y alto valor del
incentivo, que presentan los mayores niveles de reactividad fisiológica y afectiva,
sufren de una manera mucho más acusada que los demás el deterioro de la calidad de
la ejecución entre los problemas de mayor dificultad.

En resumen, la autoeficacia afecta de una forma muy potente a la calidad de la


ejecución conductual cuando las tareas son difíciles y las consecuencias de
éxito/fracaso son altamente relevantes, mientras que no ejerce control sobre el
rendimiento cuando las consecuencias extrínsecas del nivel de ejecución son pequeñas
o nulas y cuando la conducta es de baja dificultad. Este ha sido un resultado post-hoc,
dado que ninguno de los supuestos que constituyen nuestro planteamiento
experimental preveían esta variable moduladora, pero que es perfectamente
congruente con la ley de Yerkes-Dodson.

No parece, sin embargo, que la autoeficacia o la expectativa de resultados


afecten a la intensidad de conducta, es decir, al número de ensayos intentados. Esto
contradice resultados previos (Sanz et al., 1997), que indicaban el efecto excitatorio (o
desinhibitorio) de poseer un alto sentido de capacidad para la tarea. A nuestro juicio,
esto puede ser debido a un problema técnico, es decir, derivado de las características
intrínsecas de la prueba que diseñamos. El dato empírico que nos avala este supuesto
es el hecho de que los 4 grupos experimentales emiten muchísimas respuestas (todos
los promedios están por encima de M=14, cuando el número total de respuestas
posibles era de 15), y ha existido muy poca variancia. Esto significa que,
prácticamente, todos los sujetos se han adherido a la táctica de contestar de forma
masiva, tanto si conocían la respuesta correcta como en caso contrario, y tanto si había
expirado o no el límite de tiempo máximo permitido (unos 7 segs.)

En general, los resultados obtenidos acerca de la relación entre las expectativas


y el rendimiento conductual son compatibles con los aportados por otros
investigadores. Por ejemplo, el hecho de que los sujetos de autoeficacia alta obtengan

220
Parte empírica

un mayor rendimiento cuando las consecuencias de la conducta son relevantes (valor


del incentivo alto) que cuando no lo son (valor del incentivo bajo), es paralelo al
efecto observado por Bandura y Cervone, (1983), que indican que los sujetos de
autoeficacia alta incrementan su esfuerzo y rendimiento cuando existe una meta clara
y relevante.

Asimismo, nuestros resultados parecen compatibles con los obtenidos por los
equipos de Weinberg y de Schunk (Bandura y Schunk, 1981; Weinberg, 1985;
Weinberg et. al., 1979; Weinberg et. al, 1981), en el sentido de que un incremento en
la autoeficacia supone una mejora en el rendimiento. Sin embargo, nuestros resultados
indican una restricción a la generalización de este fenóneno, puesto que es únicamente
manifiesto cuando las consecuencias de la conducta son relevantes (valor del
incentivo alto).

Por otra parte, ha quedado constatado que los parámetros de reactividad


fisiológica cuya variabilidad es explicada, en parte, por la autoeficacia y el valor del
incentivo (la frecuencia cardíaca y la temperatura periférica), pueden ser empleados
para predecir el rendimiento. Este hecho se produce especialmente cuando el
rendimiento se expresa en términos de eficiencia conductual. Este resultado es
paralelo al encontrado en uno de nuestros trabajos anteriores (Sanz, Limonero y
Villamarín, 1996), y sus implicaciones serán tratadas más adelante (apartado 7.8.3.).

7.4. LA MODULACIÓN DE LA REACTIVIDAD FISIOLÓGICA.

7.4.1. Reactividad cardiovascular.


Las variables fisiológicas sobre las que se han apreciado cambios atribuibles a
la manipulación experimental operada sobre la autoeficacia y el valor del incentivo
son, fundamentalmente, cardiovasculares: temperatura periférica, presión arterial
sistólica y diastólica, diferencial de presión y frecuencia cardíaca.

A pesar de la afinidad de tales variables, no es posible dibujar un panorama

221
Parte empírica

unidimensional de activación, puesto que sobre cada una de ellas la manipulación


experimental de las variables cognitivas parece haber ejercido un efecto distinto.

La frecuencia cardíaca está claramente regulada por las dos variables


cognitivas, de una forma compleja. Sobre el parámetro de reactividad global, se
encuentra que la autoeficacia ejerce un efecto inversamente proporcional al
incremento de frecuencia cardíaca; por el contrario, el valor del incentivo influye
sobre ésta variables de manera directamente proporcional. Por otra parte los valores
máximo y mínimo de frecuencia cardíaca durante la ejecución de la prueba están
regulados de manera interactiva. Ambos parámetros se incrementan dramáticamente
en aquellos sujetos que sintiéndose poco capacitados para la tarea, se sienten
amenazados por las consecuencias de su más que probable fracaso (autoeficacia baja,
incentivo alto). Al margen de la significación estadística de la diferencia (por otra
parte muy elevada), es realmente considerable la importancia fisiológica de la misma,
puesto que estos sujetos presentan 30 latidos por minuto más que los sujetos con los
que comparten un valor del incentivo alto, pero que, a diferencia de estos, se sienten
altamente capacitados.

En el campo de los ajustes vasomotores, conviene señalar que se produce un


efecto divergente en el control de la presión sistólica y la presión diastólica, que toma
coherencia cuando se analiza el parámetro común que las engloba, esto es, el
diferencial de presión.

1. La presión sistólica, que depende fuertemente de la actividad cardíaca (tanto


de la frecuencia de contracción como de la fuerza de la misma) está influida por la
interacción entre la autoeficacia y el valor del incentivo. Su aumento es muchísimo
más acusado cuando el sujeto se considera incapaz de lograr el estándar de ejecución,
aunque este efecto sólo se aprecia claramente cuando la consecuencias del fracaso son
altamente amenazantes.

2. Por el contrario, la presión diastólica, regulada por mecanismos vasculares


de los que depende la resistencia periférica, se incrementa entre los sujetos de

222
Parte empírica

autoeficacia alta, mientras que apenas experimenta modificación alguna entre los
sujetos de autoeficacia baja.

3. La consecuencia necesaria es que el diferencial de presión (la diferencia


entre la presión sistólica y diastólica) se hace menor entre los sujetos de autoeficacia
alta, pero se incrementa espectacularmente en los autoeficacia baja, durante la
ejecución de la tarea instrumental; este fenómeno es especialmente patente cuando el
valor del incentivo es alto. El efecto es claro: en los sujetos de autoeficacia baja e
incentivo alto, se está produciendo un mayor bombeo de sangre, a la par que una caída
en la resistencia periférica a su paso; por lo tanto, se están sincronizando dos ajustes
que van encaminados claramente a incrementar el volumen sanguíneo circulante en
las extremidades y, por lo tanto, en la periferia del cuerpo.

En cambio, en los sujetos de autoeficacia alta e incentivo alto, el fenómeno es


el contrario: a pesar de que existe un mayor gasto cardíaco (es decir, una mayor
eyección de sangre por unidad de tiempo) respecto a la fase de reposo, debido al
constatado (pero moderado) incremento de la frecuencia cardíaca, y al supuesto
incremento de la fuerza de contracción (si, como es muy probable, el incremento de
frecuencia cardíaca es, en buena parte, debido a la estimulación simpática), se produce
un aumento de la resistencia periférica. Por tanto, se está incrementando el volumen
de sangre circulante, pero éste no es desviado hacia la periferia; sino más bien al
contrario. Resulta muy tentador especular acerca del destino de ese incremento de
volumen sanguíneo, cuestión que no dejaremos resuelta por falta de información (no
podemos sino especular, cosa que haremos después), pero que consideramos de muy
especial relevancia.

A este panorama tan sugerente, se nos añaden un conjunto de resultados que


apuntan en la misma dirección. Son los referidos a la fluctuación en la temperatura
periférica. Es precisamente el grupo de autoeficacia alta e incentivo alto el que se
diferencia claramente de los demás en esta variable: si los demás sujetos disminuyen
la temperatura periférica moderadamente en el momento de efectuar la prueba,
alrededor de 1C, los sujetos que se sienten altamente capacitados y amenazados

223
Parte empírica

experimentan una reducción de hasta 3C. Esta acusada reducción de la temperatura


indica que existe una muy intensa reducción del flujo sanguíneo en los capilares de
irrigan la dermis. El hecho de que, aún existiendo incremento del output (gasto)
cardíaco, en este grupo se produzcan dos fenómenos claramente indicativos de
disminución de flujo sanguíneo periférico (disminución del diferencial de presión en
la arteria braquial e incremento de la resistencia vascular cutánea) que no se producen
en los demás individuos, es claramente indicativo de que se están produciendo
diferencias entre grupos en cuanto a redistribución de la circulación sanguínea.
Aunque no es posible comprobarlo empíricamente, parece razonable suponer que,
mientras en los sujetos del grupo de autoeficacia alta y valor del incentivo alto se está
produciendo una redistribución sanguínea hacia regiones centrales (el encéfalo), en el
grupo de autoeficacia baja e incentivo alto se produce un fenómeno exactamente
opuesto, es decir, la redistribución de la sangre hacia regiones periféricas (es decir,
hacia el aparato locomotor), y en los grupos de incentivo bajo no se producen cambios
de gran significación funcional.

Estos resultados complementan a (o se complementan con) los resultados


obtenidos en los análisis referentes al estado anímico y especialmente, con los
obtenidos respecto del rendimiento en la tarea instrumental. Aunque más adelante
plantearemos una visión integradora de todos estos resultados, recordemos ahora que,
tradicionalmente, se ha considerado a los cambios fisiológicos una preparación (una
adaptación) para la acción.

Otro aspecto de los resultados acerca de la reactividad cardiovascular que


consideramos significativo es el siguiente: los ajustes fisiológicos experimentados por
el grupo de sujetos más desadaptado (al menos aparentemente) son paralelos a los que
se producen en la respuesta cardíaca de defensa. Conviene recordar que la respuesta
cardíaca de defensa es un fenómeno que integra tanto un componente de reflejo
vegetativo, como una dimensión emocional muy concreta: el miedo. Es un fenómeno
reactivo, reflejo, no dirigido a efectuar conductas instrumentales de evitación, sino a
disminuir el impacto de los estímulos aversivos, y se caracteriza por un incremento de
la frecuencia cardíaca y, en paralelo de la presión arterial (sugiriendo un bloqueo de

224
Parte empírica

del reflejo barorreceptor), con una importante reducción del flujo sanguíneo en el
encéfalo y una redistribución de la sangre hacia la periferia (Vila, 1997).

Parece ser que estos ajustes disminuyen el procesamiento de la información, lo


cual puede ser adaptativo cuando el sujeto va a ser expuesto a estimulación muy
aversiva. Un ejemplo ilustrativo de la conexión entre la estimulación aversiva intensa
y la redistribución sanguínea son los típicos desmayos de algunas personas cuando
ven sangre (Guyton, 1991).

Cabe tener en cuenta, dentro de este discurso, dos últimas proposiciones:

1. En primer lugar, que un sujeto de autoeficacia baja e incentivo alto tiene
una muy alta expectativa de recepción de un estímulo aversivo; para este sujeto podría
resultar más adaptativo prepararse para amortiguar los estímulos punitivos que le
pueden ser administrados o, en el mejor de los casos, ajustar sus sistemas para facilitar
una conducta de huida, que esforzarse en una conducta instrumental de afrontamiento
(coping) activo que le va a reportar un beneficio nulo y un gasto innecesario.

2. En segundo lugar, este sujeto de baja autoeficacia y alto valor del incentivo
presenta un estado anímico, según los cuestionarios POMS (alta ansiedad, fatiga,
tristeza/ira y emocionabilidad general) que puede tener un efecto potenciador de la
respuesta cardíaca de defensa (Vila, 1997)

Por otra parte, ya sugerimos en un artículo previo a este trabajo (Sanz y


Villamarín, 1996) que en situaciones de coping activo, la frecuencia cardíaca podía
estar controlada por la rama parasimpática. En el presente trabajo hemos obtenido
resultados que también sugieren este fenómeno. En particular, se observa que los
sujetos de autoeficacia alta e incentivo alto son los que presentan un menor pico de
frecuencia cardíaca máxima y mínima. Teniendo en cuenta el efecto de activación
fisiológica que parece tener el valor del incentivo, sólo es posible entender que este
grupo presente menor activación que los sujetos del grupo de autoeficacia alta e

225
Parte empírica

incentivo bajo si se considera que, a la activación simpática, se le suma una activación


parasimpática que, en el primer grupo, amortigua parte del incremento de frecuencia
cardíaca que es debido a la activación simpática. Este hecho es congruente con la
tipología de tarea a realizar, que implica un coste atencional considerable (las tareas
de alata demanda atencional disminuyen la frecuencia cardíaca por efecto vagal -Edo,
1991). Los resultados obtenidos en los indicadores de rendimiento, mejores para el
grupo de incentivo alto y autoeficacia alta, sugieren que este grupo se esfuerza más;
por tanto, presta más atención selectiva a la tarea, con la consiguiente estimulación
vagal de músculo cardíaco.

7.4.2. Comparación con los resultados del equipo de Wright sobre reactividad
cardiovascular.
En general, los resultados obtenidos en nuestra investigación, son equiparables
a los del equipo de investigación de Wright. Globalmente, de los resultados obtenidos
por estos autores, se desprende que el valor del incentivo, la instrumentalidad, la
habilidad percibida y la dificultad de la tarea, establecen su impacto fisiológico de
manera interactiva. De forma similar, nuestros resultados también indican, en general,
que la autoeficacia y el valor del incentivo interaccionan en su influencia sobre la
reactividad fisiológica cardiovascular.

Por una parte, dos estudios distintos (Wright y Gregorich, 1989; Wright et. al,
1992) indican que un incremento en la dificultad de la conducta sólo supone una
mayor reactividad cardiovascular (frecuencia cardíaca, presión sistólica y presión
diastólica) cuando la instrumentalidad (operacionalizada como la probabilidad de que
el fracaso conductual sea seguido de la aparición de un estímulo aversivo) es alta. Si
se tiene en cuenta que, percibir una tarea como difícil es, hasta cierto punto,
equiparable a disponer de una autoeficacia baja, en el sentido de que ambas suponen
esperar una menor probabilidad de éxito, parece claro el paralelismo de estos
resultados con los nuestros.

Otro estudio de este mismo equipo aporta datos que sugieren, también, la
interacción entre la dificultad y el valor del incentivo (Wright et al., 1990). Los sujetos

226
Parte empírica

que consideran difícil la conducta instrumental y, que, en consecuencia, perciben


menor probabilidad de éxito (como los sujetos de autoeficacia baja, en nuestro
estudio), manifiestan mayor incremento de reactividad cardiovascular, pero
únicamente cuando las consecuencias resultan relevantes (valor del incentivo alto).

Estos tres estudios, por lo tanto, indican que disponer de una probabilidad de
éxito (percibido) baja y considerar a las consecuencias de la conducta como altamente
relevantes (valor del incentivo alto) o altamente probables (instrumentalidad de de la
conducta alta), genera un incremento de la reactividad cardiovascular mucho más
acusado que en cualquier otra condición. Estos resultados son plenamente
coincidentes con los de nuestro trabajo.

Por otra parte, los resultados de otras investigaciones (Wright y Dill, 1993,
Wright y Dismukes, 1995), ponen de manifiesto la interacción entre la habilidad
percibida y la dificultad de la tarea sobre la reactividad cardiovascular. Los autores
indican que, cuando el sujeto se cree hábil, un incremento de la dificultad supone una
mayor activación cardiovascular, mientras que, si el sujeto no se considera hábil, un
incremento de dificultad genera una menor activación.

Sin embargo, puede hacerse una lectura diferente de estos resultados si su


interpretación se realiza en base a los conceptos que nosostros hemos manejado. Si,
como se indicó anteriormente, la autoeficacia refleja el cosntraste entre las aptitudes
del individuo y las demandas del medio, puede establecerse la siguiente equivalencia:

1. una habilidad percibida alta y una dificultad percibida baja equivalen,
aproximadamente, a una autoeficacia alta.
2. una habilidad percibida baja y una dificultad percibida alta equivalen,
aproximadamente, a una autoeficacia baja.

Si se comparan, en ambos estudios, estos dos grupos experimentales, se


observan pocas diferencias (Wright y Dill, 1993) o ninguna (Wright y Dismukes,
1995) en su reactividad cardiovascular. Estos resultados, por lo tanto, son congruentes

227
Parte empírica

con nuestra hipótesis de que la autoeficacia, por sí sola, no es una buena predictora de
la reactividad fisiológica, y que conviene considerar, en paralelo, el estudio de las
expectativas de resultados (es decir, el valor del incentivo, la instrumentalidad de la
conducta, etc.).

Parece ser, por consiguiente, que los resultados derivados de nuestro


experimento son interpretables, tanto mediante conceptos derivados de la teoría
cognitivo-social de Bandura (1978b), como desde el modelo de activación
motivacional de Brehm y Self (1989). Sin embargo, a nuestro juicio, éste último
marco teórico es mucho más explícito en su predicción de la reactividad fisiológica, e
implica una serie de supuestos más específicos que, en general, han sido verificados
empíricamente. A pesar de ésto, consideramos que la utilización del concepto de
autoeficacia simplifica la comprensión del control fisiológico periférico. Por tanto,
creemos que un modelo que incluya conceptos de ambos marcos teóricos
(autoeficacia, valor del incentivo e instrumentalidad de la conducta) podría resultar
óptimo para esta finalidad.

7.4.3. Otras variables fisiológicas.


El único indicador no cardiovascular en el que se han encontrado relaciones
significativas con las variables independientes es la frecuencia respiratoria. De nuevo,
se halla un efecto de interacción entre la autoeficacia y el valor del incentivo, según el
cual una mayor percepción de capacidad percibida produce cambios en la frecuencia
cardíaca anticipatoria únicamente cuando las consecuencias aversivas del fracaso
conductual son altamente relevantes. En particular, el ritmo de intercambio de gases se
incrementa entre los sujetos de alta autoeficacia y disminuye significativamente en los
de autoeficacia baja. Esto debe interpretarse de la siguiente forma: los sujetos de
autoeficacia baja disminuyen la frecuencia respiratoria a causa de que hacen una
respiración más profunda. Debe recordarse de que la respiración profunda es una
estrategia largamente utilizada en psicología clínica como método sencillo y potente
de control de la ansiedad y como técnica de relajación (Cautela y Groden, 1978). Por
otra parte, existen datos empíricos que sugieren que es precisamente en momentos

228
Parte empírica

anticipatorios, cuando sujetos con alto neuroticismo incrementan la profundidad de la


respiración y disminuyen la actividad muscular (Sanz, datos no publicados), algo que
tanto puede ser interpretado en términos de estrategia de afrontamiento espontánea (en
este caso, coping pasivo dirigido al control de la emoción), o bien como un
concomitante fisiológico de procesos de interrupción o bloqueo conductual típico de
las situaciones de miedo. Algo parecido puede suceder en estos sujetos de baja
autoeficacia y bajo valor del incentivo. Si efectuamos este paralelismo es porque, a
nuestro juicio, el neuroticismo es un valor incentivo rasgo, es decir, una tendencia
estable a experimentar o a predecir las consecuencias de la conducta como más o
menos aversivas (Eysenk, 1967).

Por otra parte, el fracaso en encontrar una relación de las variables cognitivas
con la electromiografía y la resistencia electrodérmica, contrasta con los resultados
obtenidos en otras investigaciones (Sanz y Villamarín, 1996; Sanz, Limonero y
Villamarín,1996).

Pueden haber varias explicaciones al fracaso en identificar una relación


funcional entre las expectativas específicas y la actividad mioeléctrica.

En primer lugar, puede deberse a una ausencia de relación consitente entre


ambos fenómenos. En este caso, se confirmaría el desajuste cardiosomático definido
por Obrist (1976) para tareas de afrontamiento (coping) activo: es decir, una
descorrelación entre cambios tónicos en la actividad cardiovacular y la actividad
mioeléctrica, que no se observa en otras circunstancias como, por ejemplo, el ejercicio
físico.

Ahora bien, puede haber un segundo conjunto de explicaciones, de tipo


metodológico, a esa ausencia de relación entre variables cognitivas y ajustes
somáticos:
1. En la transformación de las señales fisiológicas en un señal digital, a fin de
ser procesadas informáticamente, con nuestro instrumental (es decir, con el interfase
DT-2808), se introduce un error de +-0.5 unidades de medida. Este sesgo puede ser

229
Parte empírica

poco importante en variables como la frecuencia cardíaca, que se fluctúa en el rango


de 50-150 latidos/min (por tanto, el error de conversión es de entre un 0.3% y un 1%).
En cambio, la electromiografía frontal en reposo adquiere valores de entre 2 y 10
unidades de medida (V), por lo que el sesgo de conversión tiene un efecto de entre
un 5% y un 25%.

2. Los electrodos utilizados son de superficie, por lo que recogen la actividad
músculos adyacentes mucho más potentes que el propio músculo analizado. Esto
siempre exige la depuración de la series de datos registradas. Tal vez, la estrategia
utilizada por nosotros, con este fin, no haya sido la más acertada.

Por otra parte, tanto motivos técnicos como metodológicos podrían ser
aducibles, también, para justificar el fracaso en hallar relaciones de la autoeficacia y el
valor del incentivo con la resistencia electrodérmica:
1. Si bien la temperatura del laboratorio estuvo bastante controlada, habiendo
pocas diferencias entre sujetos, bien es cierto que la temperatura de ejecución del
experimento fue superior a la recomendada en la bibliografía, por los motivos ya
comentados en el capítulo de método (poder tener a los sujetos en manga corta). Los
valores iniciales de la resistencia (al entorno de 60 k) están bastante por debajo de
los que se acostumbran a detectar con nuestros propios instrumentos (entre 100 y 200
k). Cuando existe una sudoración permanente a causa de la temperatura, quedan
enmascarados los cambios debidos a otros factores, si no bloqueados por efecto de la
Ley de los Valores Iniciales (Coles et al., 1986).

2. Además, existe el problema de la polarización de electrodos. Normalmente


se recomienda no superar los 30 min. de duración de la sesión experimental. Nuestros
sujetos tuvieron puestos los electrodos alrededor de 50 minutos.

De todas formas, se observa la típica evolución de la resistencia electrodérmia,


es decir, una disminución acusada durante la ejecución de los ensayos de prueba y
durante la tarea que se mantiene de forma sostenida, con un incremento paulatino
hacia el final de la sesión.

230
Parte empírica

La resistencia electrodérmica es una variable que se muestra enormemente


sensible a multiplicidad de variables, pero muy especialmente a la preparación para la
acción y a la consumación de la misma. La reducción de la actividad sudomotora
observada en el conjunto de la muestra, a pesar de que se corresponde con el perfil
típico, es de magnitud inferior al observado en otros experimentos similares, lo que de
nuevo avala nuestra hipótesis acerca de un problema procedimental enmascarador de
efectos. Precisamente, si a ese enmascaramiento se le suma la enorme variabilidad que
experimenta esta variable, debido a características individuales (Prokassy y Raskin,
1973), es perfectamente justificable la ausencia de efectos observados dependientes de
la manipulaciones experimentales de las variables cognitivas. Por supuesto, tampoco
podemos descartar una posible falta de relación, aunque esto entraría en clara
contradicción con nuestros propios resultados anteriores.
7.4.4. Comentarios globales.
Parece haber quedado constatada, de una forma bastante clara, la interacción
entre la autoeficacia y el valor del incentivo sobre la reactividad fisiológica periférica.
En general, de manera consistente, los resultados indican que la autoeficacia regula la
actividad de los sistemas periféricos de una forma mucho más intensa cuanto mayor es
el valor de los incentivos asociados a un determinado nivel de fracaso. Dicho de otro
modo, las diferencias entre sujetos de alta y baja autoeficacia, en relación con sus
ajustes orgánicos, son mayores cuando las consecuencias del comportamiento son
altamente relevantes.

Por otra parte, se pone de manifiesto que, en todas las variables fisiológicas
(excepto en la frecuencia respiratoria y el diferencial de presión), se produce una
activación generalizada, que afecta a los 4 grupos experimentales, tanto en las
variables en las que se ha observado una influencia de la autoeficacia y del valor del
incentivo como en las demás. Este fenómeno, como señala Cacioppo (1997, en
prensa), indica que el mero hecho de ejercer una actividad abierta, incluso si no
implica actividad motora, supone una activación fisiológica en paralelo, al margen de
las cogniciones que el individuo puedan realizar sobre la misma o sobre sus
consecuencias.

231
Parte empírica

La afirmación precedente tiene una implicación importante acerca de la


influencia que parecen ejercer las expectativas sobre la reactividad fisiológica
periférica: el hecho de disponer de una alta percepción de control (autoeficacia alta), o
bien de asignar poca relevancia al fracaso conductual (valor del incentivo bajo), no
supone una disminución de la actividad fisiológica durante la ejecución de la conducta
instrumental, si se la compara con la situación de reposo, sino que amortigua la
reactividad fisiológica que, de forma inherente, acompaña a la ejecución de la
conducta en la globalidad de sujetos.

7.5. INFLUENCIA DE LA AUTOEFICACIA Y EL VALOR DEL INCENTIVO


SOBRE LA MOTIVACIÓN, EL AFECTO Y LA PERCEPCIÓN VISCERAL.

7.5.1. Influencia sobre la motivación intrínseca.


Está extensamente documentado en la literatura que la autoeficacia juega un
importante papel en la iniciación y el mantenimiento de conductas cuya ejecución no
está controlada por su relación de contingencia con estímulos reforzadores extrínsecos
(Bandura y Schunk, 1981; Bandura y Cervone, 1983). Puesto que las personas buscan
sentirse con habilidad para desarrollar cursos de acción, éstas tienden a ejecutar con
mayor frecuencia y persistencia aquellas conductas para las que se sienten más
autoeficaces (Reeve, 1992; Bandura, 1986). Precisamente son éstas las conductas cuya
ejecución resulta más apetitiva y a ellas se les dedica un gran interés y esfuerzo a
pesar de no reportar beneficios aparentes.

Los resultados obtenidos en el presente trabajo son compatibles con una


relación de proporcionalidad directa entre autoeficacia y motivación intrínseca, tanto
en su dimensión global como en sus dos componentes, la dimensión hedónica o
refuerzo intrínseco, y la dimensión de dedicación o interés por la conducta.

Sin embargo, hemos observado que este efecto de la autoeficacia está


fuertemente modulado por la competencia percibida. En concreto, una alta
autoeficacia incrementa, de una forma muy potente, la motivación intrínseca cuando

232
Parte empírica

la competencia percibida es baja. Parece, por otra parte, que entre los sujetos que se
sienten altamente competentes, la autoeficacia no parece ser especialmente predictor
de la motivación intrínseca. Un resultado ciertamente poco esperable, aunque de
sentido común, se obtiene de la comparación entre los 4 grupos en función de la
autoeficacia
y la competencia percibida. La combinación que produce la mayor
motivación intrínseca no es la de una alta competencia percibida y una alta
autoeficacia, sino la de una baja competencia percibida combinada con una alta
autoeficacia.

En nuestra opinión, este efecto se pueda entender desde una perspectiva de


oferta y demanda. Un sujeto de alta competencia percibida suele sentirse en
disposición de manejar con eficiencia una gran cantidad de conductas y piensa, en
general, que puede salir airoso ante cualquier situación de amenaza o de reto. Por este
motivo, descubrir que se dispone de una alta capacidad en una actividad concreta no
es un hecho especialmente relevante para este individuo; vendría a ser un efecto de
saturación o saciación.

Sin embargo, un individuo de baja competencia percibida cree


sistemáticamente que, ni es capaz de controlar su conducta, ni sus conductas permiten
controlar resultados (es decir, estímulos del entorno). Posiblemente, cuando,
superando el sesgo que le impone su baja competencia percibida, concluye que está
muy capacitado para ejercer una acción muy específica, posiblemente se vuelque en
su ejecución, y se implique y disfrute mucho más que cualquiera.

Haciendo una metáfora, podríamos decir que un vaso de agua quita más la sed
en el desierto del Sáhara que en la región noruega de los Mil Lagos.

Por otra parte, se ha observado que, aquellos sujetos en los que las
consecuencias del fracaso en la conducta son evaluadas como altamente aversivas
(valor del incentivo alto), manifiestan un deterioro de la motivación intrínseca. Este
hecho coincide con los resultados empíricos de investigaciones precedentes (Lepper,

233
Parte empírica

Green y Nisbett, 1973), de las que se desprendió la hipótesis de que una orientación
motivacional extrínseca debe disminuir la motivación intrínseca. La orientación
motivacional extrínseca se caracteriza por que el sujeto tiene la expectativa de que la
conducta irá seguida de determinados resultados, que son tangibles y manifiestos. Por
tanto, su interés estará focalizado sobre la contingencia conducta-resultados, más que
sobre la propia ejecución conductual.
En resumen, podemos indicar que, en general, los resultados obtenidos en
nuestro trabajo empírico coinciden plenamente con aquéllos que sugieren una relación
estrecha entre autoeficacia y el interés y placer experimentados en la ejecución de una
conducta (McAuley, Wraith y Duncan, 1991). Sin embargo, nuestros resultados
sugieren que las expectativas generalizadas de control, representadas aquí por la
competencia percibia, modulan dicha relación.

Asimismo, los resultados son compatibles con la supuesta interferencia de la


motivación extrínseca sobre la motivación intrínseca.

7.5.2. Influencia sobre el afecto.


En general, los resultados de nuestra investigación indican que la autoeficacia
establece una relación de proporcionalidad inversa con la activación emocional,
mientras que la relación funcional entre el valor del incentivo y el afecto es de
proporcionalidad directa. Esta relación se ha observado tanto cuando se han
operacionalizado la autoeficacia y el valor del incentivo en términos de la estrategia
experimental utilizada para manipularlas, como cuando se han considerado las
puntuaciones obtenidas en las escalas que miden ambas variables cognitivas.

Consecuentemente, se aprecia la existencia de un grupo de sujetos, el de


autoeficacia baja y valor del incentivo alto, que destaca de los demás por su
importante activación emocional. Estos sujetos presentan las mayores puntuaciones en
todas las dimensiones evaluadas: fatiga, tristeza-ira, tensión e intensidad emocional
general. Cabe exceptuar la dimensión vigor, en la que no se ha obtenido ningún efecto
significativo.

234
Parte empírica

Los resultados, sin embargo, no son todo lo consistentes que cabría esperar,
respecto a la naturaleza, aditiva o interactiva, de dicha relación. Así, se ha observado
un efecto aditivo de la autoeficacia y el valor del incentivo sobre la fatiga y la
tensión, mientras que estas dos expectativas interactúan en su influencia sobre la
tristeza-ira y la intensidad emocional general.

En uno de nuestros trabajos previos (Sanz et al., 1997) también se halló un


efecto aditivo de la autoeficacia y el valor del incentivo sobre la tensión-ansiedad. Sin
embargo, tanto los resultados de aquel trabajo como los de esta tesis contrastan con:

1. La predicción de la teoría de Bandura (1978b), acerca de la interacción


entre la autoeficacia y las expectativas de resultados sobre el afecto.

2. Los resultados de otras investigaciones empíricas (Davies y Yates, 1982),


en que sí se observa la interacción postulada por Bandura, indicando que la ansiedad
es un efecto conjugado de una baja expectativa de eficacia y una alta expectativa de
resultados.

3. Los resultados obtenidos en nuestro experimento, referentes a los procesos


fisiológicos y conductuales, que indican, en general, un efecto de interacción entre la
autoeficacia y el valor del incentivo.

De todas formas, los resultados que hemos obtenido son similares a los
reportados por otros autores, respecto al papel desempeñado por la autoeficacia sobre
el afecto: disminuye la ansiedad, tanto en su dimensión estado como como en su
dimensión rasgo (Bandura et. al, 1982; Bandura et al., 1983; Balaguer et al., 1990;
McAuley et al., 1994), y disminuye la fatiga (Bozolian et al., 1994).

Asimismo, a pesar de que la interactividad no ha quedado demostrada de


manera clara, como se indicó con anterioridad también se cumple la predicción de
Bandura de que los sujetos de baja autoeficacia y alto valor del incentivo presentan

235
Parte empírica

mayores niveles de ansiedad y depresión. Estos resultados son, en este sentido,

similares a los encontrados por Davies y Yates (1982). Asimismo, nuestros resultados
respaldan las conclusiones de estos autores, quienes indican que, en la situación de
baja autoeficacia y bajas expectativas de resultados, no debe producirse depresión, a
diferencia de lo postulado en la teoría reformulada de la indefensión (Abramson,
Seligman y Teasdale, 1978).

7.5.3. Influencia de la autoeficacia y el valor del incentivo sobre la percepción de


síntomas fisiológicos, y su relación con el afecto.
Si comparamos los efectos de la autoeficacia sobre algunas dimensiones del
estado afectivo con los que ejercen sobre la conducta, se observa una cierta
divergencia. Consideremos, en primer lugar, el rendimiento conductual del grupo de
autoeficacia alta e incentivo alto, que es el mayor de los observados entre los 4 grupos
experimentales. Asumiendo que, como indican otros trabajos empíricos, una
autoeficacia alta supone una mejora en el rendimiento del individuo, en tanto que
incrementa su nivel de esfuerzo (Bandura y Schunk, 1981; Schunk, 1985; Weinberg et
al., 1979; Weinberg et al., 1981), debería esperarse que, ese mayor coste conductual
revertiese en un incremento de la fatiga experimentada. Sin embargo, contrariamente,
los sujetos de este grupo obtienen una menor puntuación promedio en la subescala de
fatiga del POMS. En general los dos grupos de autoeficacia alta se sienten menos
fatigados que los grupos de autoeficacia baja.

Este resultado puede interpretarse si se considera otra dimensión del afecto,


como la ansiedad. Tal y como se aprecia en los resultados obtenidos, los sujetos de
autoeficacia baja presentan mayores niveles de ansiedad durante la ejecución de la
tarea. Algunas investigaciones indican que los individuos que manifiestan ansiedad
tienen tendencia a prestar atención selectiva a las señales viscerales (Steptoe y Vögele,
1992). Inversamente, cabría esperar que los sujetos de autoeficacia alta atiendan
menos a la información interoceptiva. Esto es, además, totalmente congruente con el
hecho, puesto de manifiesto en los resultados, de que los sujetos de autoeficacia alta

236
Parte empírica

puntúan más alto en la dimensión de interés-dedicación por la tarea, que encierra un


cierto matiz de atención o concentración.

Finalmente, otro resultado, que comentaremos en detalle después, se añade de


manera congruente a este panorama que acabamos de describir: la percepción de
síntomas fisiológicos correlaciona de forma intensa con la experiencia subjetiva de
fatiga. No sería muy aventurado sugerir que, tanto una baja autoeficacia como un alto
valor del incentivo, conducen a un incremento de la ansiedad, que potencia la
percepción de síntomas viscerales y, consecuentemente, produce sensaciones de
fatiga.

Por lo tanto, los resultados indican que los sujetos de autoeficacia alta dirigen
su atención fundamentalmente a estímulos vinculados con la tarea, mientras que los
sujetos de autoeficacia baja prestan atención selectiva a otros estímulos, como los
viscerales. Además, es posible que los sujetos de autoeficacia baja e incentivo alto
estuvieran también atentos a los estímulos externos (en este caso, los electrodos de
electromiografía que, supuestamente sevían para aplicar la estimulación eléctrica).

Esta reflexión da pie a comentar los resultados obtenidos acerca de la relación


entre la autoeficacia, el valor del incentivo y la percepción de síntomas fisiológicos.
Como cabría esperar de lo que acabamos de exponer, la autoeficacia y el valor del
incentivo influyen sobre la percepción de síntomas fisiológicos, de una forma similar
a como lo hacen sobre la ansiedad. La percepción de síntomas fisiológicos se acentúa
cuando:

1. La autoeficacia es baja.


2. El valor del incentivo es alto.

Esta mismo fenómeno fue ya puesto de manifiesto en uno de nuestros trabajos


anteriores (Sanz, Limonero, Villamarín y Álvarez, 1990). Asimismo, los resultados de
un estudio realizado por Feltz y Mugno (1983) también indican una relación de
proporcionalidad inversa entre percepción de síntomas fisiológicos y autoeficacia. Sin

237
Parte empírica

embargo, estos autores sugirieron que la percepción de síntomas era mejor predictor
de la autoeficacia que ésta de la percepción de síntomas, es decir, establecieron una
relación de causalidad inversa a la que nosotros hemos detectado. Sin embargo,
mientras que el nuestro es un estudio experimental, el trabajo de Feltz y Mugno es una
investigación correlacional, en la que se estableció la dirección de causalidad a través
de procedimientos estadísticos (concretamente, un análisis de vías -path analysis).
Esto es, a nuestro juicio, una razón de peso en nuestro favor.

Aunque parece que ha quedado establecida de forma clara la influencia de la


autoeficacia y del valor del incentivo sobre la percepción visceral, conviene remarcar
que este fenómeno no se manifiesta de una forma generalizada, sino únicamente entre
los sujetos de competencia percibida baja. Las implicaciones de este fenómeno se
discutirán en el apartado 7.7.

Por otra parte, parece ser que la percepción de síntomas fisiológicos está
relacionada de manera consistente con el estado afectivo. Los análisis estadísticos
efectuados indican que, cuanto mayor es la percepción visceral, tanto más altas son las
puntuaciones de los sujetos en fatiga, tristeza-ira, tensión-ansiedad e intensidad
emocional general. Sin embargo, no es posible atribuir de manera inequívoca, una
direccionalidad a esta relación, debido al procedimiento experimental utilizado. A
pesar de esto, con anterioridad (en este mismo apartado) nos permitimos especular
acerca de la posible relación bidireccional entre los dos elementos.

En cualquier caso, conviene recordar el papel central que algunas teorías de la


emoción, como las de James, Schacter o Mandler, asignan a la percepción visceral
(Pegalajar, 1990). En particular, Mandler (1975) indica (al igual que nosotros
proponemos como hipótesis en el capítulo de planteamiento experimental) que la
reactividad fisiológica periférica influye sobre la emoción (generando una
interrupción de los procesos conductuales) a través de la percepción visceral; es decir,
la condición necesaria y suficiente para que la activación fisiológica desencadenada
por estímulos externos genere un impacto emocional es que tales cambios fisiológicos
sean percibidos. Sin embargo, podemos descartar que esa vía de relación causal sea

238
Parte empírica

compatible con nuestros resultados, dada la falta total de correlación que hemos
observado entre la percepción de síntomas fisiológicos y la reactividad fisiológica
periférica. Esta descorrelación ha sido constatada también en otros trabajos empíricos
(Feltz, 1982; Feltz y Mugno, 1983; Steptoe y Vögeler, 1992).

Por consiguiente, si la percepción de síntomas fisiológicos influye sobre el


afecto, lo hace al margen de los cambios fisiológicos reales que han manifestado los
sujetos. Deducimos, consecuentemente, que estos resultados no son compatibles con
la hipótesis que planteamos acerca de la relación entre estos fenómenos.

7.6. REPRESENTACIÓN GRÁFICO-MATEMÁTICA DE LA RELACIÓN


AUTOEFICACIA x VALOR INCENTIVO MOTIVACIÓN/EMOCIÓN.

Estamos en disposición ahora de intentar buscar un esquema globalizador que


nos permita tener una perspectiva comprensible del conjunto de resultados, aunque
evitando caer en un simplismo reduccionista. Quizá el mejor denominador común de
todos los resultados (o, al menos, de la mayoría) es la interacción entre la autoeficacia
y el valor del incentivo sobre los tres niveles de análisis estudiados: fisiológico,
conductual y cognitivo.

El efecto interactivo de la autoeficacia y el valor del incentivo queda puesto de


manifiesto en numerosas ocasiones. En general cuanto mayor es la autoeficacia, mejor
es la adaptación del sujeto: mejor rendimiento, atenuación de las emociones negativas,
mayor motivación intrínseca, menor reactividad fisiológica. Pero esto especialmente
cuando las consecuencias de la conducta son altamente relevantes. Esta relación
es más débil, o bien no existe, cuando valor de los incentivos contingentes
a la conducta es bajo. Esto, a nuestro juicio, supone una matización de los postulados
de Bandura: la autoeficacia no tiene, en general, una influencia monotónica, sino que
su efecto está modulado por otras variables como el valor del incentivo. Una
recomendación metodológica obvia es que, cuando se evalúe o manipule la capacidad
percibida, se cuantifiquen también las expectativas de resultados (valor del incentivo,

239
instrumentalidad, etc.).

Aunque, como queda reflejado en todo lo dicho hasta el momento, la relación


entre autoeficacia, valor del incentivo y los procesos motivacionales, emocionales y
fisiológicos dista mucho de ser monotónica, bien es cierto que, la mayoría de
relaciones siguen un perfil común. Hemos establecido con claridad que estas dos
variables cognitivas tienen un efecto generalizado sobre las dimensiones fisiológica,
cognitiva y conductual de esos dos procesos psicológicos básicos, pero en general,
predomina una relación de interacción, en la que el efecto de la autoeficacia sobre
tales procesos está modulado por el valor del incentivo. En la figura 38 hemos
pretendido plasmar gráficamente ese fenómeno. Como se aprecia, la función dibujada
tiene la forma de un plano en torsión, o una helicoide. Desde una visión frontal, que
corresponde a la relación entre la autoeficacia y la motivación-emoción, se aprecia
cómo en el punto más alejado de la dimensión Z, desde la perspectiva del lector, que
coincide con el valor del incentivo igual a 0, el plano tiene una pendiente nula, lo

cual expresa que la autoeficacia no tiene efecto sobre la conducta. Conforme el plano
se acerca a nosotros (es decir, se incrementa el valor del incentivo) sufre una creciente
inclinación, lo cual es la plasmación gráfica de que, cuanto mayor es el valor del
incentivo, tanto mayor es la influencia que ejerce la autoeficacia sobre los procesos de
motivación y emoción y, consiguientemente, mayores son las diferencias de promedio

240
Parte empírica

en tales variables entre sujetos de distinto nivel de autoeficacia. Por otra parte, se
puede apreciar que el eje de rotación es totalmente paralelo al suelo, lo cual
corresponde a un modelo en el que el valor del incentivo, por sí solo, no afecta a los
procesos motivacional-emocionales, sino que toda su función es la de modulador de la
autoeficacia.

En el caso de introducir al valor del incentivo como un factor de efecto directo,


el eje de rotación sufriría una inclinación, cuya pendiente sería tanto mayor cuanto
más potente fuera la relación entre esta variable y los fenómenos predichos.

7.7. LA COMPETENCIA PERCIBIDA Y SU IMPACTO MOTIVACIONAL-


EMOCIONAL.

Aunque se ha aludido ya a algunos aspectos parciales, de forma segmentada,


acerca de la influencia de la competencia percibida sobre los fenómenos
motivacionales y emocionales, vamos a plantear ahora una reflexión global acerca de
este constructo y sus influencias.

Como se puso extensamente de manifiesto en el apartato 7.5., la competencia


percibida es un modulador de la relación entre la autoeficacia y la motivación
intrínseca. Ante este hecho conviene plantear una reflexión que tanto alcanza al
campo aplicado como a la investigación básica:

1. Cuando se quieran diseñar estrategias de intervención en la motivación


intrínseca, debería tenerse en cuenta, no únicamente a la autoeficacia, como ya se está
haciendo (McAuley, Wraith y Duncan, 1991), sino también a la competencia
percibida. Esta expectativa de control generalizada puede ser también una valiosa
ayuda en la predicción y seguimiento del éxito de una intervención de esta naturaleza,
ya que el terapeuta puede preveer, en base a nuestros resultados, que los sujetos de
competencia percibida baja verán repercutidos, de una forma más intensa, sus éxitos y

241
Parte empírica

fracasos pasados sobre su motivación intrínseca hacia la conducta futura.

2. Cuando se pretenda estudiar experimentalmente la relación funcional entre


las expectativas y la motivación intrínseca, convendría tener en cuenta que el
potencial predictivo y explicativo de los modelos que se planteen puede quedar
incrementado con la introducción de expectativas generalizadas como la competencia
percibida.

Por otra parte, la competencia percibida presenta un efecto modulador de la


relación que, tanto la autoeficacia como el valor del incentivo, mantienen con la
percepción de síntomas fisiológicos. Tal y como se esperaba, la percepción de
síntomas fisiológicos es tanto mayor cuanto más amenazado se siente el sujeto por las
consecuencias aversivas del fracaso conductual, y cuanto menos capacitado se siente
para efectuar la conducta exitosamente. Sin embargo, este hecho parece circunscrito a
los sujetos de competencia percibida baja. Entre los individuos altamente competentes
se observan tendencias similares, pero el efecto de la autoeficacia y del valor del
incentivo sobre la percepción de síntomas fisiológicos es de una magnitud tan
pequeña, en este caso, que no llega a ser significativa.

Parece, pues, dibujarse un panorama ciertamente congruente y fácilmente


sintetizable. En general los sujetos de competencia percibida alta son poco sensibles a
estímulos contextuales, y las expectativas específicas parecen tener en ellos un papel
regulador de la conducta realmente escaso. Estos sujetos presentan de forma
sostenida, niveles medios de motivación intrínseca y de percepción de síntomas
fisiológicos. Por otra parte, una alta competencia percibida parece ser un mecanismo
de protección, puesto que los niveles tónicos de intensidad emocional y de algunas
dimensiones del afecto como la tristeza-cólera son muy bajos.

Contrariamente, los sujetos de baja competencia percibida son altamente


contexto-dependientes, es decir, su funcionamiento motivacional-emocional parece
altamente controlado por variables contextuales, lo cual debe conferir a tales procesos
una enorme labilidad. Al margen de ésto, conviene recordar que, no solamente son

242
Parte empírica

más sensibles a estímulos contextuales, sino que, además, son más crédulos. Por
contra, los sujetos de alta competencia percibida son más escépticos y, como se acaba
de indicar, aunque crean en la información, ésta repercute menos en su
comportamiento. El efecto conjugado de la credibilidad con la dependencia de
estímulos contextuales parece conferir al sujeto de baja competencia percibida, que
suele mantener un nivel tónico de tristeza e ira alto, una alta labilidad, es decir, su
estado motivacional-emocional puede ser muy fácilmente manipulado.

Asimismo, la competencia percibida parece estar involucrada en la génesis de


las expectativas específicas, puesto que, tal y como se indicó con anterioridad...

 ...interactúa con la información acerca de los estímulos para generar las


expectativas de contingencia conducta-resultados, en este caso representadas por el
valor del incentivo

 ...parece potenciar la manipulación de la autoeficacia, cuando es congruente


(similar) con la información acerca del nivel de ejecución de una conducta. Este
efecto, sin embargo, no ha resultado estadíticamente significativo.

En síntesis, podríamos explicar el papel que parece desempeñar la competencia


percibida, respecto de la autoeficacia y el valor del incentivo, con una metáfora:
diríamos que mantiene una relación incestuosa con las expectativas específicas.
Por una parte es su progenitor y, por la otra, su partener.

Por otra parte, no hemos encontrado, indicios acerca de un posible impacto de


la competencia percibida sobre el control de la reactividad fisiológica periférica. Este
constructo tampoco parece ejercer efecto alguno sobre la ejecución de conductas
instrumentales específicas, ni en lo referente a su intensidad ni a su calidad. Este papel
modulador parece corresponder exclusivamente a las expectativas específicas, es
decir, a la autoeficacia y al valor del incentivo. Por lo tanto, la competencia percibida
se constituye como un factor explicativo fundamentalmente de los aspectos cognitivos

243
Parte empírica

que subyacen a la conducta.

El panorama que, en conjunto parece emerger del cuerpo de resultados


obtenidos parece congruente con el supuesto de que disponer de una competencia
percibida moderadamente alta es más adaptativo que lo opuesto. Si bien, todo indica
que los sujetos de competencia percibida baja, dada su labilidad y su dependencia de
contexto, podrían ser altamente susceptibles a intervenciones terapéuticas de carácter
cognitivo-conductual dirigidas a paliar los efectos secundarios de tal falta de
percepción de competencia (como la depresión). Asimismo, convendría saber en qué
medida una dimensión medianamente estable como la competencia percibida,
posiblemente equidistante de las expectativas contextuales y de los rasgos de
personalidad, es resistente al cambio y, por consiguiente, si su modificación puede ser,
en sí misma, objeto de intervención terapéutica.

Queremos señalar, finalmente, que los resultados de nuestra investigación


relativos a la competencia percibida apoyan, sin lugar a dudas, la propuesta enunciada
por Wallston (1992), según la cual debe tenerse en cuenta este constructo siempre que
se examinen los efectos motivacionales y emocionales del control percibido. Estos
resultados, asimismo, indican que la utilización de constructos cognitivos de carácter
general (competencia percibida) y constructos específicos (autoeficacia y expectativas
de resultados) no ha de plantearse como una alternativa. Al contrario, como también
ha propuesto el mismo Wallston, su utilización conjunta puede y debe hacerse, dada la
complementariedad de los efectos de estas variables. De esta forma, se pueden obtener
modelos predictivos y explicativos de mayor robustez.

7.8. ALGUNAS REFLEXIONES TEÓRICAS, EPISTEMOLÓGICAS Y


METODOLÓGICAS SOBRE LOS RESULTADOS.

7.8.1. Magnitud de los efectos de las variables cognitivas. Son importantes las
expectativas en los procesos afectivos y motivacionales?

244
Parte empírica

La mayoría de los efectos significativos hallados entre la autoeficacia, el valor


del incentivo y la competencia percibida sobre las variables dependientes, ya sean
factores principales o interacciones de primer o segundo orden, están comprendidos
entre un 10% y un 20 % de la variabilidad explicada, aunque el rango fluctúa desde un
7% hasta un 40%. Este es un parámetro que se acostumbra a utilizar como indicador
de la magnitud del efecto de una o más variables independientes sobre otra
dependiente. Sin embargo, es una estrategia mediante la que se pretende cuantificar la
importancia relativa de una fuente sistemática de variabilidad respecto de las demás
que también dan cuenta de una variable dependiente; es decir, permite indicar la
importancia de una fuente de variabilidad respecto de las demás. Sin embargo, este
enfoque no está exento de problemas, puesto que se desconoce la magnitud de la
variabilidad debida a errores procedimentales.

Existe otra estrategia de estimación de la magnitud de un efecto, que evalúa la


importancia absoluta, y que consiste en comparar los promedios de una variable
dependiente entre las distintas categorías de la variable independiente. Desde esta
perspectiva, algunos de los efectos que explican poco porcentaje de variancia del total,
son muy importantes. Por ejemplo, el efecto interactivo de la autoeficacia y el valor
del incentivo sobre el rendimiento conductual, expresado en eficiencia para tareas
difíciles. Resulta especialmente notable que entre grupos experimentales inicialmente
idénticos se de una diferencia de un 78% frente a un 43% en la eficiencia en la tarea
de cálculo para pruebas difíciles (entre los sujetos de autoeficacia alta y baja,
respectivamente, para los grupos de alto valor del incentivo).

Lo que pretendemos decir se entenderá mejor si se extrapola a una situación


real; pensemos en el símil de dos estudiantes que se presentan a un examen. Ambos
podrían tener los mismos conocimientos, las mismas potencialidades y las mismas
recompensas que recibir en caso de éxito. Pero pueden diferenciarse en su capacidad
percibida. Si nuestros resultados pudieran extrapolarse al mundo real (y pensamos
que, nuestro paradigma de laboratorio presenta validez ecológica, al menos, respecto a
los exámenes), esta diferencia cognitiva (en la autoeficacia) podría marcar la
diferencia entre un alumno que obtiene una calificación de 7.8 (un notable alto o un

245
Parte empírica

sobresaliente) y otro que obtiene un 4.3 (esto es, un suspenso).

7.8.2. Es la autoeficacia un epifenómeno?

Los detractores de la teoría de la autoeficacia (Bandura, 1995; Eysenk, 1978)


suelen caracterizar a este constructo como un fenómeno residual, no implicado en las
relaciones de causación de la conducta y la motivación-emoción. Una especie de
convidado de piedra, que puede ser predictor (nunca agente causal) de la conducta.
Desde esta perspectiva, los juicios de autoeficacia son el resultado de una valoración a
posteriori, generada tras la consumación de la conducta. Es de esperar por tanto que,
en cuanto reflejo pasivo de la conducta pasada, correlacione fuertemente con ella y
pueda resultar un agente predictor de la conducta futura, pero nunca tendrá mayor
poder predictivo que los propios logros de ejecución precedentes.

Bandura (1982) ataca frontalmente esta postura, e indica que la autoeficacia,


incluso si no es un reflejo fiel de la capacidad real del individuo, tiene un importante
efecto regulador, en cuanto que determina la elección de la conducta y el esfuerzo y
persistencia en la misma. Aunque la percepción de capacidad esté sesgada al alza, al
sentirse impelido el sujeto a dedicar más esfuerzo y persistencia, éste tendrá mayor
probabilidad de éxito, lo cual mantendrá alta la autoeficacia y determinará la acciones
futuras. Además, en algunos trabajos empíricos (Bandura, Reese y Adams, 1982;
Condiotte y Lichtenstein, 1981) la autoeficacia ha sido mejor predictor de la conducta
futura que los propios logros de ejecución.

A nuestro juicio, los resultados que hemos obtenido son bastante sugerentes de
la influencia causal de la autoeficacia. La clave fundamental radica en las
características de la muestra estadística. Como se recordará, los sujetos que fueron
excluidos del análisis estadístico, a causa de su incredulidad hacia la información
proporcionada por los investigadores, disponían de una característica diferencial: Su
autoeficacia correlacionaba de forma clara con el rendimiento obtenido en las series
de prueba, mientras que no tenía nada que ver con falso feedback proporcionado. El

246
Parte empírica

hecho de que, en este grupo, los sujetos de mayor autoeficacia (y alto valor del
incentivo) presentaran un mayor rendimiento no resultaría nada extraño incluso para
los consideran a la autoeficacia como un epifenómeno. Desde tal punto de vista, si el
rendimiento en una conducta es predicho por el rendimiento conseguido en el pasado,
y la autoeficacia es un reflejo de ésta, a su vez la autoeficacia debería predecir el
rendimiento futuro. En el argot bioquímico, la autoeficacia sería un marcador del
rendimiento. Ahora bien: la muestra seleccionada para el análisis estadístico es
radicalmente opuesta a la que acabamos de comentar. Se ha constatado que la
autoeficacia no correlaciona en absoluto con el nivel de rendimiento real de los
sujetos, puesto de manifiesto en las series de ensayos prueba; y, sin embargo, está
fuertemente influenciada por el falso feedback proporcionado por los investigadores.
Un hecho de gran importancia es que los 4 grupos experimentales de la muestra
estadística son absolutamente idénticos en cuanto a rendimiento inicial y, por tanto, se
presume que tienen la misma capacidad de ejecución. Sin embargo, cuando se
manipulan las expectativas de estos grupos de sujetos, aparecen diferencias muy
acusadas en su nivel de rendimiento, lo cual se hace, como se podría prever, aún más
patente entre las tareas de alta dificultad. Cómo admitir estos resultados como
válidos, no fruto de una casualidad, y a la vez mantener el estatus de epifenómeno
para la autoeficacia?.Estos resultados son similares a los hallados en el estado
anímico, puesto que no se observa la más mínima diferencia en ninguna de las
dimensiones del POMS, cuando su versión A fue pasada antes de la manipulación de
la autoeficacia y del valor del incentivo, mientras que son manifiestas la diferencias
entre grupos tras la ejecución da la tarea, en la administración del POMS-B.
A nuestro juicio, este conjunto de resultados son un claro indicador de que la
autoeficacia no es un mero epifenómeno, sino que actúa como un agente causal que
ejerce su influencia sobre la conducta y el afecto.

7.8.3. Son los cambios fisiológicos asociados a la manipulación cognitiva un


epifenómeno?
Mucho se ha especulado acerca de la función adaptativa de la reactividad
fisiológica. Incluso, se ha propuesto que carece de sentido plantear esta reflexión. Un
argumento en favor de los que consideran a la activación biológica como un
epifenómeno es el hecho de que, ante conductas que no requieren, al menos en

247
Parte empírica

apariencia, una activación fisiológica muy importante, se produzcan, sin embargo,


intensos cambios orgánicos que, no sólo son inútiles, sino que incluso parecen
entorpecer la ejecución conductual, además de sus consecuencias sobre el estado de
salud del individuo. Desde este punto de vista, nuestros antepasados estaban
genéticamente preparados para respoder de forma aguda ante estímulos amenazantes,
y durante los últimos milenios, se habrían producido, sin embargo, una serie de
cambios ambientales. Entre éstos, el más importante sería el que las amenazas del
entorno habrían pasado de ser físicas, evidentes y trascendentes para la supervivencia,
a ser básicamente sociales, simbólicas y menos tangibles. A la par, este cambio
cultural, obviamente, no habría ido acompañado de cambios genéticos, que se
producen mucho más lentamente. De estas proposiciones parece deducirse, por tanto,
que la reactividad fisiológica podría ser más una reminiscencia, una curiosidad
evolutiva que habría perdido su papel, que un hecho adaptativo.

Antes de desarrollar nuestra línea argumentativa, incompatible con el supuesto


rol epifenoménico que se acaba de comentar, definiremos con concreción el campo al
que se circunscriben los fenómenos que a continuación discutiremos. Podemos
considerar la existencia de dos fenómenos relacionados con el control de las
estructuras periféricas:

 Uno es de tipo efector, lo que hemos denominado a lo largo de esta tesis


reactividad fisiológica periférica.
 El otro esde tipo aferente, y constituye la dimensión cognitiva que hemos
denominado percepción de síntomas fisiológicos.

Como ha quedado constatado en el capítulo de resultados, existe una baja o


nula relación entre ambos elementos. Este descorrelación se halla ampliamente
documentada en la literatura referente a este tema y, en cierta forma, es incompatible
con el supuesto de que la reactividad fisiológica afecta a la emoción a través de la
percepción visceral (Mandler, 1975). Ahora bien, lo más llamativo es que la
percepción de síntomas fisiológicos correlacione de una forma tan clara con otras
dimensiones subjetivas, como los distintos componentes del afecto, y no presente
covariación con el rendimiento conductual, mientras que la reactividad fisiológica no

248
Parte empírica

presenta más que relaciones espúreas con el estado anímico y es un buen predictor de
la calidad de la ejecución.

Estos hechos habían sido ya constatados en nuestros trabajos previos. En uno


de ellos (Sanz, Limonero y Villamarín, 1996) ya encontramos una relación clara entre
la reactividad fisiológica durante la tarea y el nivel de rendimiento conseguido por los
sujetos, lo cual indicaba que algunos ajustes fisiológicos eran favorecedores y
optimizadores de la ejecución y otros la empeoraban.

Asimismo, otro de nuestros trabajos preliminares (Sanz, Limonero, Villamarín


y Álvarez, 1997) indicaba claramente la estrecha relación entre la percepción de
síntomas fisiológicos y algunas dimensiones del afecto, especialmente la ansiedad y la
intensidad emocional general.

A nuestro juicio, resulta significativo el que se halle, de forma consistente, el


doble emparejamiento reactividad fisiológica-ejecución y percepción visceral-afecto.
Tal vez, esto pudiera ser indicativo de que la actividad autonómica asociada con los
juicios de autoeficacia y del valor del incentivo, tanto la aferente como la eferente,
desempeña una doble función motivacional-emocional:

1. La reactividad fisiológica periférica ha sido tradicionalmente vista como el


componente energetizador de la conducta (Duffy, 1972; Brehm y Self, 1989). Parece
congruente que los factores cognitivos que dan direccionalidad a la conducta (como la
autoeficacia y el valor del incentivo), regulen, paralelamente, la activación. No es
descabellado, pues, suponer que, si los individuos presentan una rendimiento
conductual distinto, según sean sus cogniciones, es debido, en parte, a los distintos
estados fisiológicos ocasionados, precisamente, por tales cogniciones.

2. Un incremento en la percepción de síntomas fisiológicos debe tener


influencia sobre el estado emocional, o bien la aparición de algunas reacciones
afectivas, como la ansiedad, en parte dependientes de las expectativas específicas,
inducen cambios en la orientación atencional del sujeto, que pasaría de prestar
atención selectiva a los estímulos relevantes para la ejecución de la conducta a

249
Parte empírica

incrementar el input sensorial tanto de los estímulos externos amenazantes, como de la


información de los procesos internos (percepción visceral).

De todas formas, el procedimiento experimental que hemos utilizado no es


idóneo para la contrastación de estas hipótesis. Por consiguiente, todo lo que podamos
decir al respecto es pura elucubración, sólo débilmente avalada por la información
empírica que disponemos.

Aunque hemos aportado algunas indicaciones acerca de la posible


funcionalidad de la actividad fisiológica, tanto aferente como eferente, en los procesos
motivacionales y emocionales, de la discusión planteada en el siguiente apartado
también se desprenden argumentos de interés en este sentido.

7.8.4. Disponer de una alta autoeficacia, es siempre más adaptativo?


La conclusión que parece desprenderse de un análisis superfluo de los
resultados descritos anteriormente, es que lo mejor, desde el punto de vista
conductual, es disponer de una alta capacidad percibida y de un alto valor del
incentivo. Asimismo, lo mejor para disponer de un estado afectivo positivo es
conjugar una alta capacidad percibida con una baja preocupación por los resultados
adversos del fracaso. En conjunto parece, pues, que lo más adecuado es disponer de
una alta percepción de capacidad.

Ahora bien, podemos hacer dos reflexiones que indican que, tal vez, no
siempre sea así:

1. En primer lugar, cabe considerar la posibilidad de que la autoeficacia sea,


en algunas ocasiones, o en algunos individuos, desproporcionadamente mayor que su
capacidad real. Dado el efecto excitatorio y desinhibitorio de la autoeficacia, es
probable que el sujeto emita conductas de las que, en este caso, es bastante probable
que no obtenga beneficios o que, incluso, puedan ocasionarle daños físicos o
perjuicios sociales. Por lo tanto, no se puede admitir, por ejemplo, que se intente
inducir en los individuos un incremento en la autoeficacia que no vaya acompañado
de una alta capacidad real o de una mejora en la misma.

250
Parte empírica

2. En segundo lugar, conviene reflexionar acerca de los cambios fisiológicos


experimentados por los sujetos. Ya hemos indicado que, posiblemente, los juicios de
autoeficacia y de valor del incentivo organicen la actividad fisiológica, con el fin de
preparar al organismo específicamente para la conducta a desarrollar. Y, cuál es la
conducta a desarrollar por un individuo que se autopercibe incapaz de ejercer
exitosamente una conducta de evitación y que cree que, en caso de fracaso, percibirá
un daño o perjuicio de trascendencia? Evidentemente, parece claro que las
cogniciones están dirigiendo la conducta del sujeto hacia conductas de escape del
contexto instrumental, en vez de orientarlo hacia la ejecución de la conducta, que sería
una estrategia de afrontamiento activo. Lo curioso de todo esto es que, como se
comentó con anterioridad, todo apunta a sospechar que los sujetos de autoeficacia baja
y valor del incentivo alto parecen experimentan cambios biológicos que, por un a
parte, tienden a prepararlo para conductas de fuerte gasto motor (como la huida),
incompatibles con las necesidades activacionales de la tarea instrumental, que es de
carácter cognitivo, y por la otra, son sugerentes de una respuesta de defensa, cuya
posible finalidad es preparar al sujeto ante el probable advenimiento de estímulos
aversivos. Desde esta perspectiva, parece pues, que existiría una congruencia entre las
conductas que el sujeto se siente impelido a efectuar, como consecuencia de su
evaluación cognitiva del contexto, y la energetización fisiológica. Por lo tanto, no
tiene porqué asumirse que disponer de una baja autoeficacia y alto valor del incentivo
sea necesariamente desadptativo. Se nos ocurren, sin embargo, dos situaciones en las
que sí que podría resultar claramente desadaptativo este estado cognitivo:

1. Cuando la conducta instrumental es de alta frecuencia y mantiene de forma


consistente una relación de contingencia con estímulos amenazantes. En este caso (por
ejemplo, ante determinadas situaciones laborales, que generan burn-out) la
activación fisiológica y afectiva puede cronificarse, dando lugar a múltiples trastornos
de salud.

2. Cuando el sujeto no dispone de control sobre la elección de conductas, o


existen limitaciones en el contexto natural o social para efectuar conductas

251
Parte empírica

alternativas. Por ejemplo en nuestro experimento, lo más adaptativo hubiera sido que
los sujetos de baja autoeficacia y alto valor del incentivo hubieran elegido abandonar
la tarea, esto es, efectuar una conducta de escape de la situación instrumental, en la
que se ha demostrado que fracasaron de forma manifiesta.

Volvemos a reiterar aquí, como hicimos en el aparatado precedente, que el


procedimiento experimental que hemos utilizado no permite extraer conclusiones
consistentes a este respecto. De todas maneras, las ideas que estamos expresando aquí
son compatibles con los resultados obtenidos, y si las exponemos aquí, a riesgo de
aparecer como excesivamente especulativos, es porque nos resultan muy sugerentes.

7.9. LIMITACIONES METODOLÓGICAS DE NUESTRA INVESTIGACIÓN


Y PROSPECTIVA.

A continuación, vamos a efectuar una serie de autocríticas metodológicas, tanto


concernientes al diseño experimental como a la praxis empírica, a fin de poner en
evidencia aquellos aspectos que, a nuestro juicio, limitan la extensión de nuestras
conclusiones:

 1. La muestra que se ha empleado en la presente investigación no es


representativa de la población general. Esta muestra presenta valores homogéneos
para variables como edad, sexo (la mayoría son mujeres), nivel cultural, raza, y quizás
mucha más que desconocemos. Convendría saber si las relaciones encontradas entre
variables son consistentes y se replican ante variaciones en esas potenciales variables
parásitas.

 2. El contexto o medio en el que se ha desarrollado nuestro experimento es un


laboratorio. Es difícil poder determinar en qué medida los fenómenos observados son
extrapolables a situaciones reales o si, contrariamente, son un puro artificio. A nuestro
favor tenemos el hecho de que, cuanto menos, el tipo de conducta desarrollada para
los sujetos (estudiantes universtarios) que participaron, presenta validez ecológica, por

252
Parte empírica

su similitud con un examen tipo test

 3. El tipo de tarea requerida a los sujetos era una conducta muy específica, de
carácter cognitivo, posiblemente de poca validez ecológica Se producirán los mismos
cambios fisiológicos cuando la tarea implique una actividad motriz mucho más
evidente (como, por ejemplo, en una situación deportiva)?

 4. los reforzadores que intervenían en el experimento (en este caso, aversivos)


no eran estímulos que estuviern presentes, de manera evidente, en el contexto; eran
estímulos imaginados. Como indica Stemmler (1993), las reacciones fisiológicas no
son la mismas, cuando el sujeto está sometido a una amenaza real, que cuando tal
amenaza es imaginada. Por lo tanto, convendría estudiar qué sucede cuando los
estímulos contingentes a la conducta están presentes en el momento de efectuarla, y
son evidentes y tangibles.

5. Hemos efectuado un análisis de datos fisiológicos bajo el enfoque


denominado del dominio tiempo (Coles, Gratton, Kramer y Miller, 1986); es decir,
se ha evaluado su evolución en el tiempo, gracias a los índices de reactividad (de
comparación entre distintas fases) que hemos creado. Sin embargo, existe también el
enfoque de análisis denominado del dominio frecuencia, en el que lo importante no
es determinar la evolución en el tiempo de las varibles fisiológicas, sino la
composición de ondas de distintas frecuencias que las constituyen. Es éste un abordaje
metodológico bastante infrecuente, que supone la utilización de técnicas estadísticas
más sofisticadas, como el análsis espectral, y que, a nuestro juicio, puede reportar
información complementaria de enorme valor.

6. Como se indicó en el capítulo de método, han existido infinidad de


variables contaminantes que pueden haber enmascarado algunas relaciones entre las
variables objeto de estudio, o bien perjudicar la observación de la magnitud de algunas
de las relaciones bivariantes que hayamos podido identificar. Desde un punto de vista
autocomplaciente podemos decir que, si a pesar de tanto ruido, hemos podido

253
Parte empírica

escuchar la música de fondo, cómo de claro podrían observarse esos efectos si


somos capaces de incrementar aún más el control experimental que ejercemos sobre
las variables extrañas del estudio.

7. Ha quedado reflejada, de forma persistente, nuestra impresión, derivada de


los resultados, de que la autoeficacia y el valor del incentivo son factores cognitivos
que influyen sobre la reactividad fisiológica. Podríamos conformarnos, pues, con
establecer esta aplicación entre el conjunto llamado variables psicológicas y el
denominado variables fisiológicas. Esto no nos diferenciaría, en modo alguno, de
posturas dualistas. Ahora bien, no somos nosostros los mejores adalides del dualismo,
sino más bien al contrario. Consideramos, en definitiva, que eso que hemos
denominado factores cognitivos son también fenómenos de naturaleza biológica.
Ahora bien: de alguna forma debemos proporcionar soporte empírico a este postulado.
Esto nos lleva a considerar la convenciencia de analizar, conjuntamente con la
reactividad fisiológica periférica, el registro de la actividad del sistema nervioso
central, mediante metolodogías como los potenciales evocados o la resonancia
magnética funcional. De esta forma, posiblemente, pueda evaluarse la actividad neural
que, suponemos, da origen, a las cogniciones que han sido nuestro objeto de estudio.

8. Ha quedado claro nuestro interés por seguir ahondando en la identifcación


de la funcionalidad de la actividad fisiológica periférica, tanto la aferente como la
eferente, sobre la conducta, a través de su influencia sobre los procesos
motivacionales y emocionales. En este sentido, el corolario que se desprende de este
trabajo
empírico, es que debemos dotar a nuestras futuras investigaciones de una
metodología suficientemente robusta para que, lo que en el presente estudio han sido
especulaciones asistidas empíricamente, puedan llegar a ser afirmaciones más
sólidas y consistentes.

254
IV. CONCLUSIONES

257
Conclusiones

A modo de síntesis de las reflexiones planteadas en la discusión, enunciamos


las siguientes conclusiones:

 1. La autoeficacia, como expectativa vinculada a la ejecución de una conducta


específica, interviene en los siguientes procesos psicológicos:

1.1. Estado afectivo. Cuanto mayor es la capacidad percibida, menores


son los valores tónicos en las dimensiones de ansiedad/tensión,
tristeza/cólera y fatiga, así como del factor afectivo general
(intensidad emocional). Respecto a la variación afectiva, una alta
autoeficacia amortigua el incremento en tensión y fatiga, y
disminuye la tristeza/cólera.

 1.2. Motivación intrínseca. Cuanto mayor es la autoeficacia, mayor es


la motivación intrínseca, tanto en su dimensión de cualidad
hedónica (placer) por la mera ejecución conductual, como en su
dimensión de interés/dedicación por la tarea.

1.3. Ejecución de la conducta instrumental. Cuanto mayor es la


predicción de éxito del sujeto, tanto mejor es el rendimiento en la
tarea instrumental; este efecto se observa en todos los sistemas de
cuantificación de la calidad de la ejecución: eficacia, eficiencia y
potencia de la conducta. Asimismo, esta relación de
proporcionalidad directa es más acusada en las tareas de elevada
dificultad.

1.4. Reactividad fisiológica. La manipulación de la autoeficacia genera


cambios en la actividad de los órganos controlados
autonómicamente, de sentidos diversos. Sobre la reactividad
tónica, una alta autoeficacia atenúa el incremento de la frecuencia
cardíaca y de la presión sistólica, potencia el incremento de la

259
Conclusiones

presión diastólica y la disminución de la temperatura periférica, y


disminuye el diferencial de presión y la frecuencia respiratoria
ante la ejecución de la conducta instrumental. Asimismo, la
autoeficacia afecta a algunos cambios fásicos, como los picos de
frecuencia cardíaca máxima y mínima al inicio de la conducta
instrumental: cuanto mayor es la autoeficacia menores son estos
valores.
1.5. Percepción de síntomas fisiológicos. Cuanto mayor es la
autoeficacia, menor es la intensidad de la percepción
interoceptiva de los órganos bajo control del sistema nervioso
periférico.

2. El efecto de la autoeficacia sobre las dimensiones fisiológica, afectiva,


motivacional, conductual y perceptual está, en general, modulada por el valor del
incentivo. Este hecho supone una restricción de lo afirmado en el punto precedente,
esto es: la autoeficacia regula todos esos procesos, especialmente (o solamente)
cuando el valor del incentivo es alto; en el caso particular de este estudio, cuando las
consecuencias del fracaso en la conducta son altamente relevantes (aversivas). En
cambio, cuando el valor del incentivo es bajo, el grado de control que la autoeficacia
ejerce sobre los procesos psicológicos es pequeño o nulo.

3. Cuando el valor del incentivo afecta de forma independiente a los procesos
antes citados, establece su relación con estos de forma inversa a como lo hace la
autoeficacia: un alto valor del incentivo se asocia con altos niveles y mayores
incrementos tónicos de ansiedad/tensión, con un incremento en la percepción de
síntomas fisiológicos y con una disminución (o interferencia) de la motivación
intrínseca.

4. La existencia de este efecto interactivo generalizado, entre la autoeficacia y


el valor del incentivo, marca la existencia de un grupo de individuos que destaca muy
claramente del resto, al estar mucho más desadaptado ante la ejecución de la conducta

260
Conclusiones

instrumental: los sujetos de autoeficacia baja y de valor incentivo alto. Este grupo
presenta los mayores niveles en las dimensiones afectivas de tristeza/ira,
ansiedad/tensión, fatiga e intensidad emocional (factor general), las mayores
puntuaciones en percepción de síntomas fisiológicos, un empeoramiento de la
motivación intrínseca, una pobre ejecución conductual, medida tanto en eficacia como
en eficiencia y potencia (este efecto es aún más pronunciado ante tareas difíciles) y,
por último, presenta una serie de cambios fisiológicos que recuerdan a la respuesta
cardíaca de defensa: mayor incremento de la presión arterial sistólica, de la frecuencia
cardíaca y del diferencial de presión, atenuación del incremento de presión arterial
diastólica, menor disminución de la temperatura periférica y disminución de
frecuencia respiratoria. Sin embargo, esto no significa que, de forma sistemática, se
pueda concluir que, disponer de este perfil cognitivo (baja autoeficacia y alto valor del
incentivo), sea siempre más desadaptativo que cualquiera de los otros tres perfiles.

5. La autoeficacia y el valor del incentivo, no tan sólo son meros predictores
de la conducta y de los procesos subyacentes (motivacionales, afectivos, fisiológicos y
perceptuales), sino que son, en parte, sus agentes causales. Un indicio empírico claro
es el hecho de que los 4 grupos de sujetos experimentales, en los que se ha
comprobado que presentaban un nivel de ejecución idéntico para una conducta
específica, difieran de forma intensa en los logros de ejecución en esa misma
conducta, tras la manipulación experimental de la autoeficacia y del valor del
incentivo.

 6. Existe una correlación positiva entre la percepción de síntomas fisiológicos


y los cambios tónicos en el estado afectivo, en las dimensiones de fatiga,
tensión/ansiedad, tristeza/cólera y en el factor general. Asimismo, la reactividad
fisiológica es predictora del rendimiento en la conducta instrumental.

 7. La percepción de síntomas fisiológicos no correlaciona con la reactividad


fisiológica periférica. Teniendo en cuenta que la variabilidad en estos dos fenómenos
depende, en parte, de los juicios de autoeficacia y del valor del incentivo, parece ser

261
Conclusiones

que éstos generan efectos aferentes y eferentes de manera independiente, tal vez a
distintos niveles neurales.

 8. Algunos de los efectos producidos por la manipulación de la autoeficacia y


el valor del incentivo pueden estar interrelacionados entre sí:

8.1. Por una parte, el hecho de que la reactividad fisiológica permita


predecir el rendimiento en la tarea, tal vez sea un indicio de la
funcionalidad de los cambios fisiológicos gobernados cognitivamente en
la preparación a la acción, en la energetización del sujeto de una manera
congruente con el comportamiento que debe efectuarse.

8.2. Por otra parte, la percepción de síntomas fisiológicos, en tanto que


correlacionada con las dimensiones afectivas, podría ser un precursor de
los mismos, por lo que podría estar involucrada en la génesis de los
procesos emocionales, o bien podría ser una consecuencia del
incremento de atención selectiva hacia la percepción visceral derivada
de altos niveles de la ansiedad. Sin embargo, ni el procedimiento
experimental ni los análisis estadísticos empleados permiten identificar
de forma inequívoca la dirección de la relación causal entre estos
elementos, si la hay. Por lo tanto, esto es una mera especulación que, en
todo caso, pudiera canalizar e inspirar investigaciones futuras.
 9. La competencia percibida parece ser relevante en la construcción de los
juicios de autoeficacia y de valor del incentivo, interactuando con la información (a
veces retroalimentación) que recibe el sujeto, o bien potenciando el efecto de ésta.

 10. La competencia percibida parece ejercer como modulador del impacto que
tienen los juicios de autoeficacia y del valor del incentivo sobre:

10.1. La motivación intrínseca: una autoeficacia alta incrementa la


motivación intrínseca general y su dimensión de refuerzo

262
Conclusiones

intrínseco, pero especialmente cuando la competencia percibida


es baja: en caso contrario, la autoeficacia ejerce un efecto que,
aunque del mismo sentido, es débil.

10.2. La percepción de síntomas fisiológicos. Cuanto mayor es la


autoeficacia menor es la percepción de síntomas fisiológicos,
pero especialmente cuando la competencia percibida es baja.
Asimismo, sólo bajo esta condición de competencia percibida se
produce un efecto del valor del incentivo: cuando más alto el
valor del incentivo, mayor percepción de síntomas fisiológicos.

 11. En general, se deducen dos conclusiones respecto de la implicación de la


competencia percibida en los procesos motivacionales/emocionales:

11.1. Disponer de una alta competencia percibida es un factor protector


y que favorece la adaptación conductual, en general.
11.2. Los sujetos de baja competencia percibida son mucho más
sensibles a la información contextual, por lo que las expectativas
específicas de autoeficacia y del valor del incentivo regulan
mucho más su conducta y los procesos subyacentes. Es decir, el
comportamiento de los individuos dotados de una baja
percepción de competencia es mucho más lábil y está más
influenciado por elementos contextuales; los sujetos de alta
competencia percibida, por contra, parecen ser menos reactivos a
esta información contextual (efecto de inmunización) y, por
consiguiente, su estado afectivo y motivacional se ve poco
influenciado por la autoeficacia y el valor del incentivo. Esto
supone una restricción de lo afirmado en el punto A, ya que, los
sujetos de competencia percibida baja, ven potenciada su
motivación intrínseca y disminuida su experiencia afectiva de
tristeza/ira asociada a la ejecución conductual, en las ocasiones

263
Conclusiones

en que disponen de un amplio sentido de capacidad para una


conducta específica (autoeficacia alta). Por lo tanto, no en todas
las situaciones (aunque sí en la mayoría) los sujetos de
competencia percibida alta se adaptarán mejor.
Para finalizar, vamos a establecer una comparación entre las hipótesis
planteadas en el presente estudio (capítulo 4) y la discusión derivada de los resultados
de nuestro trabajo empírico:

1. Parece cumplirse la hipótesis 1, acerca de un efecto generalizado de la


autoeficacia sobre la reactividad fisiológica, la motivación intrínseca, el estado
afectivo y la percepción de síntomas fisiológicos, en el sentido esperado.

2. Tal y como se apuntaba en la hipótesis 2, la autoeficacia regula de forma


compleja la reactividad fisiológica periférica, no se pudiéndose enunciar una relación
de proporcionalidad que sea universal para todas ellas. La hipótesis se incumple para
la reactividad somática (electromiografía). Asimismo, parece claro que las variables
fisiológicas controladas por la autoeficacia son buenas predictoras del rendimiento
conductual.
3. No parece cumplirse la hipótesis 3, que hacía referencia al posible papel de
la reactividad fisiológica en el cambio afectivo. Sí se hallado, sin embargo, una
estrecha relación entre la percepción visceral y el afecto.

4. Los resultados son claramente compatibles con la hipótesis 4, que sugería el
papel del valor del incentivo como modulador de la relación entre la autoeficacia y la
reactividad fisiológica, la ejecución conductual, la motivación intrínseca, la
percepción visceral y el afecto. Tan sólo los resultados referidos a percepción visceral
y, en parte, el afecto, son contrarios a esta hipótesis.

5. La hipótesis 5 también parece quedar avalada por los resultados obtenidos,
indicativos del papel fundamentalmente modulador de la competencia percibida sobre
la relación entre las expectativas específicas y la motivación intrínseca, el afecto y la
percepción de síntomas.

264
V. REFERENCIAS
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