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Como aspiración histórica se presenta el Modelo de Vida Escolar Crítico (MOVIEC), para la
formación inicial de los maestros Escuela Normal Superior del Distrito de Barranquilla.
Cabe señalar que es el resultado de un proceso de reflexión crítica sobre el quehacer de los
sujetos actores, las necesidades y expectativas de la comunidad educativa.
Nuestra Escuela Normal Superior es una comunidad de hablantes constituida por mundos de
sentidos particulares, simbólicamente estructurados que logran comunicarse y construyen
un mundo de vida universal con su red de relaciones y prácticas y de sentidos comunes;
mundo de vida en permanente cambio por cuanto su mismo ser, quehacer y su aspiración
histórica es conducido por sus sujetos actores a recrear, construir y reconstruir teorías y
prácticas buscando la ruptura con experiencias educacionales y procesos de formación no
coherentes con el desarrollo potencial y los talentos del ser humano y del profesional que
anhelamos formar. Esto nos implica asumir otros procesos de carácter interactivo, que toman
fuerza en la comunicación; con el propósito central de recobrar para los actores educativos, el
rol de sujetos.
El Modelo de Vida Escolar Crítico globaliza desde la crítica, los tres tipos de regiones de
mundo que subyacen en los tres tipos de intereses fundamentales del ser humano. Es
decir, interrelaciona comunicativamente, desde la acción-reflexión crítica, el mundo objetivo,
el mundo social y el mundo subjetivo que están presentes en la Escuela Normal Superior del
Distrito de Barranquilla.
Desde la acción teleológica, el modelo busca la consecución de metas deseadas por los
sujetos actores; esto implica selección y aplicación de estrategias significativas para el logro
de las mismas. Por tanto, la acción central es la toma de decisiones, elegida desde diversos
discursos alternativos; decisión basada en argumentaciones y en la comprensión de la
situación o fenómeno que se quiera abordar. En este sentido existe la regulación a partir de
normas, políticas, deberes de los sujetos actores de la comunidad educativa de donde se
deriva el cumplimiento para el alcance de las metas institucionales que tiene
responsabilidades consigo mismo y con los demás convirtiendo sus procesos de formación en
un proyecto de vida planificado, organizado y definido aun cuando flexible.
Desde la acción normativa, se considera al sujeto como actor social, como miembro activo de
un grupo; sujeto actor que orienta su práctica hacia valores sociales y humanos. Desde este
accionar, los sujetos actores establecen acuerdos de convivencia para su desarrollo personal,
profesional, institucional y comunitario. Estos acuerdos se convierten en normas legítimas
que se espera sean llevadas a cabo y, de esta forma, sirvan de reglas para evaluarse y
evaluar. Sin embargo, movilizados por el interés emancipador-práctico, se permite el
discenso como práctica crítica racional. Es necesario que este discenso sea justificado y
argumentado desde procesos de reflexión-acción. Desde la acción normativa promovemos la
formación de un sujeto crítico-ético, un gestor de cambio social con valores compartidos.
Desde la acción dramatúrgica, el Modelo de Vida Escolar Crítico concibe a los sujetos como
actores para sí mismos y para los demás, quienes promueven su propio desarrollo
personal, la innovación educativa, el desarrollo de la creatividad, el gozo personal acerca de
la esencia fundante de su profesión: la pedagogía. Esto promueve la formación del maestro
crítico con talento humano y pedagógico, con gran potencial estético para innovar, proponer,
concertar, para producir nuevas formas de enseñanza y aprendizaje, para abordar los
conocimientos en forma distinta.
Pensamos que el Modelo de Vida Escolar Crítico convierte en motivo de formación integral a
la racionalidad crítica que se sustenta y se moviliza en tres dimensiones. De acuerdo a este
presupuesto este tipo de formación es imprescindible para la formación inicial del nuevo
maestro. Por supuesto estas tres dimensiones están mediatizadas o surgen de la
racionalidad crítica y son: racionalidad científica, racionalidad ética y racionalidad estética.
De todo lo expuesto afirmamos que el maestro de la Escuela Normal Superior del Distrito de
Barranquilla potencializa a los futuros Normalistas Superiores como sujetos actores críticos
con objetividad científica, práctica social ética y creación libertaria.
La praxis, informada desde el interés emancipador como constitutivo del conocimiento, está
nocionalmente ligada en forma indisoluble a la palabra, a la libertad y a sí mismo. Dice
Grundy “La emancipación se convierte en el acto de descubrir la propia voz. Y eso sólo
puede darse en condiciones de justicia e igualdad”. La situación pedagógica que se devela,
les implica tanto al maestro como al estudiante, tener derecho a la palabra y establecer una
relación dialógica equitativa que conduzca a mayores niveles de desarrollo. Aquí cobra
sentido la teoría Vigotskyana.
Visto así, el Modelo de Vida Escolar Crítico es una aspiración histórica complementaria,
nuestra carta de navegación desde donde se produce y se re-produce la nueva vida de los
actores educativos y de la nueva escuela de maestros.