El texto en cuestión pone sobre le debate la problemática que ha venido representando
para las ciencias sociales el concepto de globalización, con todas las implicaciones que ello conlleva. En ese sentido, Ianni aborda este fenómeno partiendo desde una visión histórica del mundo de cara al siglo XX, tomando como punto de partida todas las transformaciones que tuvieron lugar desde, por ejemplo, el lado oriental con el Socialismo Real, así como también en el occidente capitalista.
En América Latina, así como en el resto de Occidente, hubo numerosas
transformaciones a lo largo de todo el siglo XX, incluso es posible hablar de revoluciones en algunos casos, aunque con condiciones muy específicas y enfrentando las particularidades regionales propios de una región con un desarrollo histórico muy dispar; en ese sentido, conviene destacar que ese ciclo de la lucha de clases ya llegó a su fin, dando paso a uno que aún resta imaginar cómo será. Ese ciclo que inicia ya no se caracteriza (a criterio del autor) por las divisiones propias de la Guerra Fría y el conflicto Socialismo Real/Mundo Libre tan repetido a diferentes escalas a nivel mundial, sino más bien por la noción de mundialización, una interconexión más evidente del mundo; en suma, la globalización. Este proceso de globalización no está aislado, no obstante, del propio carácter cambiante y en constante transformación del capitalismo, por tanto, no es de esperarse que la internacionalización presente en el siglo XX de este modo de producción se haya consolidado de cara al cierre de un ciclo y el inicio de otro. Cabe destacar que, al hablar de la expansión del capitalismo, se lo hace pensando siempre en el capitalismo occidental, lo cual no se pierde en el proceso de globalización.
La globalización no sólo transforma las dinámicas económicas, sino también las
sociales y políticas, alterando también a los individuos en tanto ciudadanos, así como también a los territorios, que se ven forzados a mutar en consonancia, con el consecuente cambio en las relaciones de poder existentes. Esto implica también que las formas de interpretación y el pensamiento en sí debe cambiar de horizontes; las ciencias sociales se enfrentan al desafío de estar en condiciones de interpretar sus cambios, con lo que convendría replantearse las teorías que hasta el momento han servido para explicar la sociedad moderna capitalista.