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Reseña del texto: Ideograma japonés

Por: Manuel David Serrato Rincón

Este texto nos habla principalmente sobre los rasgos cinematográficos que han
caracterizado muchas áreas de la cultura japonesa y que, a pesar de ello, no los
acoplan al cine propiamente.

Es así como en la escritura, los jeroglíficos, tienen un principio que es meramente el


principio del montaje cinematográfico, debido a que cada uno de ellos por separado
corresponde a un objeto o a un hecho, pero cuando se los junta, corresponden a un
concepto, por ejemplo, ojos + agua= lagrimas o boca + comida= comer. De igual
manera como sucedería en el cine, dos tomas separadas y distantes en formalidad, al
yuxtaponerse generan un sentido narrativo o de sensaciones. Lo mismo sucede en
algunos tipos de poesía conocidas como la haikai y la tanka, que se conforman por
lineas con mensajes separados y abstractos, que al juntarse crean un sentido poético.

El autor se enfoca por un momento en el montaje cinematográfico específicamente, y


afirma que las tomas son como la célula del montaje, son aquellos elementos de los
cuales se conforma el montaje; las células con su unión forman fenómenos de otro
orden, entonces, la conexión de las tomas forma el montaje. El montaje es definido
también como un coque entre las tomas, como un conflicto en sí mismo, y es
comparado con las explosiones de una maquina de combustión interna (motor) que
hace avanzar a un automóvil; el montaje sirve como el impulso que hace avanzar a una
película. Además, se mencionan gran variedad de conflictos presentes en el ámbito
cinematográfico, algunos que merecen ser mencionados serían:
- Conflicto de escalas.
- Conflicto de masas.
- Conflicto de volúmenes (intensidad de luz).
- Conflicto entre un objeto y su dimensión.
- Conflicto entre un evento y su duración.
- Conflicto entre la acústica y la óptica.
- Conflicto entre el encuadre y el objeto.

Se retoma el tema cultural en Japón, y se traen a colación las escuelas de dibujo, que
utilizan un método prácticamente cinematográfico, ya que se les enseña a los
estudiantes a dividir las unidades de composición de un objeto en imágenes separadas,
en otras palabras, se les enseña a hacer lo que se traduciría a una jerga
cinematográfica como: “planos detalle de un plano general”. De igual manera, en el
teatro japonés también existen componentes que hacen parte del quehacer y el
lenguaje cinematográfico, uno de ellos serían los cortes, que en el teatro se dan con la
ayuda de “una negra mortaja del kurogo”, que oculta al actor momentáneamente del
espectador, y reaparece en otro estado de ánimo y/o con el maquillaje y la peluca
diferente. Otro de esos componentes es la manera de construir una suerte de “plano
detalle” que se da en el teatro japonés mediante la performatividad de miembros
separados, es decir, el personaje actual únicamente con la cabeza o un solo brazo o
una sola pierna, para hacer énfasis en un concepto específico, por ejemplo, la muerte.
Por último, el autor menciona que también en el teatro japonés se insinúan pasos del
tiempo bien sea acelerados o “en cámara lenta”, tal y como sucede algunas veces en el
cine.

Para terminar, el autor nos ofrece su punto de vista criticando con vigor a los
japoneses, ya que no aplican sus especificidades culturales propias al cine que
realizan; existen en las diferentes áreas culturales, mencionadas en el presente texto,
un montón de elementos del lenguaje cinematográfico, que los japoneses han decidido
no incluir en su forma de cine y se limitan a seguir los esquemas americanos y
europeos.

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