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Resumen
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JN Escritos Monográficos
TE: 483-5334
Zaffaroni, Eugenio
Criminología. Aproximación desde el margen
Capítulo 1: La problemática existencia de la criminología
No son pocos los autores que niegan su existencia como saber autónomo, como
“ciencia”.
Entre quienes admiten su existencia, hay varias respuestas; las cuales las hemos
agrupado en relación a su vinculación con el poder. El objeto de esta simplificación es
demostrar que la existencia de la criminología puede afirmarse o negarse tanto desde
posiciones que cuestionan el poder como desde otras que no lo cuestionan o que lo legitiman.
a) Respuestas que no cuestionan el poder: todas ellas dejan fuera del –ambito de la
“criminología” el estudio del sistema penal y mucho más la crítica ideológica al sistema penal,
o sea, al derecho penal y a las instituciones que tendrían por objeto hacerlo efectivo. Las
características principales de estas teorías es la de centrar la atención en las conductas
criminales y procurarles explicaciones. Muy pocas dudas caben acerca de que se trata de una
actitud bastante legitimante del poder.
1) Los argumentos afirmativos pueden clasificarse dentro de cuatro corrientes
fundamentales. Para la primera la criminología sería la ciencia que se ocupa de las conductas
criminales consideradas como producto patológico. Esta afirmación de la criminología
como ciencia se desprende de la pretensión de un objeto reconocible naturalmente: es la ciencia
de la conducta de los hombres diferentes. En esta corriente puede mencionarse en el pasado a
Lombroso
2) Otra corriente centra básicamente su atención en lo social y partiendo de una cierta
unidad o armonía cultural distingue las conductas que se separan socialmente de las pautas
culturales y por ende, la criminología sería la ciencia que se ocupa de las conductas
desviadas. Esta es la variable desarrollada en EEUU a partir del funcionalismo de Merton.
3) La tercera corriente esta representada por la recepción de la clasificación neokantiana
de las ciencias, en “ciencias de la naturaleza” y “ciencias del espíritu”. La criminología sería
la ciencia natural del delito, que se ocupa de los datos fácticos de las conductas que la ley
define como “delito”. En este sentido se ha hablado de la “criminología” como “ciencia
causal-explicativa” del delito. El derecho penal, por su parte, como “ciencia del espíritu”, se
ocupa solamente de los aspectos normativos del delito.
Desde este punto de vista, lo que se impone preguntarnos, por ende, es si existe o debe
existir un “saber criminológico”, que nos sea necesario para impulsar la transformación de un
aspecto de nuestra realidad con miras al impulso del desarrollo humano de los hombres de
nuestro margen.
Todo esto no demuestra que en nuestro margen es necesario un saber que nos permita
explicar: qué son nuestros sistemas penales, cómo operan, qué efectos producen, por qué y
cómo se ocultan estos efectos, qué vínculo mantienen con el resto del control social y del
poder, qué alternativas existen a esta realidad y cómo se pueden instrumentar.
Nos resulta evidente la necesidad de interrogar a diferentes disciplinas científicas para
averiguar si es posible cambiar el aspecto de la realidad constituido por nuestros sistemas
penales, en forma que permita mejorar nuestra coexistencia, posibilitándola con un nivel
inferior de violencia.
En síntesis, para nosotros, la criminología es el saber que nos permite explicar cómo
operan los controles sociales punitivos en nuestro margen periférico, qué conductas y actitudes
promueven, qué efectos provocan y cómo los encubre, en tanto todo esto sea útil para proyectar
soluciones alternativas menos violentas que las existentes y más adecuadas al progreso social
Es necesario un saber que permite ayudar alas personas criminalizadas a reducir sus
niveles de vulnerabilidad al sistema penal. Esa es la función de la criminología “clínica” desde
nuestra perspectiva. Sería conveniente cambiarle el nombre a ésta y reemplazarlo por el de
“clínica de la vulnerabilidad”, pues se trata de una inversión del planteo etiológico “bio-
psico-social” de la conducta criminal a nivel individual, por un planteo etiológico “socio-psico-
biológico” de la vulnerabilidad individual al sistema penal.
En este sentido, no nos preocupamos por una etiología de la conducta criminal sino por
una etiología de la vulnerabilidad, que reclama una clínica para revertirla.
En este aspecto, las gastadas discusiones de la criminología etiológica sobre lo
heredado y lo adquirido, deberán ser reemplazadas por otras que pasaran a ocupar la posición
central: la distinción entre procesos deteriorantes previos a la intervención del sistema penal y
procesos deteriorantes a cargo del sistema penal.