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Tema 4

Repoblación y sociedad

1. La repoblación de las extremaduras, los concejos y las Órdenes Militares

Si la repoblación fue un fenómeno extensivo de la reconquista, en función de ese avance de la


Reconquista se suelen establecer distintos periodos de la historia social.

Repoblación inicial

En los primeros años, que va de la conquista y ocupación de la Cornisa Cantábrica hasta el


Valle del Duero (antes del s.XI), la repoblación se había desarrollado por dos modelos.
La repoblación primitiva, en la que predomina la tendencia expansiva de las tribus cántabras,
astures y vascones hacia las zonas de los valles no como proyecto político, sino como expansión
natural. Las rutas ganaderas, por ejemplo, constituían un eje para moverse y asentarse en nuevos
lugares. Son nuevos clanes los que se van a los nuevos sitios manteniendo las relaciones de
parentesco con los que se han quedado. Es además un periodo de cristianización
Después vino una segunda oleada: repoblación de los valles del Duero, donde se forman reinos,
y no estructuras tribales: reino de León y reino de Navarra; y además se consolidará el poder de los
nobles (condes, duques); aparecen iglesias (catedrales con obispos, monasterios con abades…), y
príncipes magnates en la Corte.
Los espacios son ya mucho más abiertos, y si en un principio primaba la ganadería, ahora será la
agricultura. La repoblación desarrollada en estos espacios se basará en la presura: ocupación de
espacios yermos de forma libre, -pues son tierras de nadie-, formando aldeas. Según la
investigación va avanzando en los conocimientos de esos espacios, aparecen datos que muestran
que los territorios no estaban tan vacíos, sino que algunos núcleos formados supuestamente durante
la etapa de la repoblación existían previamente. Según esta idea, en esta zona había grupos con una
organización colectiva (vicinitates, parentelas) bajo el abrigo de un patriarca, es decir, la población
gentilicia no sólo se encontraba en la montaña, sino que también se extendía hacia la llanura. Estos
grupos se parecían en cierto modo a las tribus cántabras porque todos están interesados en mantener
la coherencia del grupo mediante las relaciones familiares y de sangre.
Las fuentes hablan sobre la creación de los primeros monasterios y sobre la creación de la
Iglesia, y de cómo van creciendo y desarrollándose los cultivos en torno a los mismos. Se tratan de
comunidades monásticas mixtas que reproducen la estructura familiar.
La repoblación por presura estaba dirigida por reyes, nobles y príncipes de la Iglesia. Atraían a
las poblaciones campesinas a esas comunidades previas, cerca de sus palacios o castillos, y les
entregaban tierras para que las acondicionaran y explotaran. Son los monjes los que muchas veces
organizaban la ocupación del espacio y la explotación de los cultivos, aunque se debe poner en duda
esta capacidad organizativa. Si había un grupo antes de la construcción de la Iglesia (un grupo
autóctono), estos pasaban a ser siervos del monasterio.
La repoblación contribuye por tanto a consolidar las estructuras feudales de los primeros
señores.

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Repoblación de los territorios extremos al Duero (las extremaduras)

En esta época la gran mayoría de los campesinos estaban ya sometidos a la servidumbre, y ya


existían reinos en los que las monarquías mantenían con los grandes magnates relaciones políticas
basadas también en las estructuras de vasallaje.
Además, el mundo de las aldeas, de las vicinitates también se habían desarrollado, pasando a ser
ahora un modelo de ciudades: no es un modelo romano basado en la existencia de dos elementos
principales de poder: el ágora donde se reunía la Asamblea y la Acrópolis, sino un modelo colectivo
con tres elementos:
 La catedral, integrada dentro del núcleo urbano y representante del poder religioso.
 El Ayuntamiento, donde está representada el poder político, encargado del gobierno
colectivo de la ciudad cuyas magistraturas eran renovadas anualmente.
 El castillo representaba la otra cara del poder político real o señorial: solía estar en una zona
elevada dominando sobre la ciudad.
 También cabe citar el mercado, que representaba el poder económico.
Estas ciudades se organizan de forma comunal como concejos y son los que protagonizarán la
repoblación en el centro y en el valle del Ebro. Es la llamada repoblación por concejos.
Para los otros espacios del sur, donde los concejos escasearán, serán las Ordenes Militares las
encargadas de la repoblación.
Se podría citar un cuarto modelo de repoblación para las áreas levantinas. En esos territorios
donde la tradición andalusí está viva tras la Reconquista, el modelo de repoblación será la de los
repartimientos.

2. La sociedad campesina en los siglos XII- XIII

Los poderes públicos en relación con la Reconquista eran tres, y se corresponden con los
poderes de la sociedad feudal: la Corona, la Iglesia y los magnates junto con las mesnadas
señoriales. Así los tres órdenes fundamentales en los que se segmentaba la sociedad feudal:
oratores, bellatores y laboratores.
El predominio de estos tres poderes se daba sobre el resto de la población, que era una sociedad
fundamentalmente campesina. El poder de los señores feudales y príncipes de la Iglesia sobre el
resto de los campesinos indicaba que la propiedad de la tierra estaba en manos de esa minoría y que
la amplia mayoría que formaba las sociedades campesinas estaba en dependencia de ellos,
sometidas a un régimen de servidumbre u otras formas de dependencia más o menos atenuadas, de
manera que toda la estructura social podríamos analizarla en función de dos círculos desiguales: el
de los señores y de los campesinos.
Podemos preguntarnos por el origen de la servidumbre para comprender el desarrollo del
feudalismo, lo mismo que preguntarnos por el origen de la nobleza.
Origen de la nobleza:
Desde el punto de vista ideológico, los clérigos alegaban que la sociedad de los señores y los
campesinos había existido siempre y era una creación divina. Pero los orígenes de la nobleza hay
que relacionarlo con el desarrollo del caudillaje: el poder militar que tienen es el origen de sus
privilegios. Posteriormente estas familias nobiliarias tienden a perpetuarse y consolidarse en la

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estructura de poder existente y establecen relaciones con otros grupos de poder, con otros nobles,
príncipes o incluso con los reyes. Esas relaciones se articulan por medio del vasallaje (le juran
fidelidad y se comprometen a desarrollar unos servicios determinados). A través de las relaciones
vasalláticas se definen los tres elementos característicos de la nobleza:
1. La sangre, el linaje, hay que ser noble reconocido y eso se hace en función de la cuna.
También es posible ennoblecerse, pero eso es algo posterior a la Plena Edad Media y los esfuerzos
son mayores.
2. El poder propio que una familia tiene o puede llegar a acumular. La palabra que se utilizaba
no era “poder” sino fortuna.  Esto alude tanto a la riqueza económica y su poder militar.
3. Privanza. Vínculo que se tiene con otro señor más poderoso
No hacemos diferencia entre la nobleza laica y la Iglesia porque en realidad forman todos un
mismo grupo social.

Los siervos:
Tendemos a pensar que en principio la gente nacía libre, de manera que sería pequeños
campesinos libres que cultivaban las tierras que ellos habían ocupado por la presura, pero debido a
sus limitaciones y sobre todo a su falta de protección, quedarán expuestos a la violencia feudal, lo
que propulsará su condición de servidumbre
Antes de explicarlo, es necesario hacer una descripción del paisaje:
 Son grupos muy desarticulados, que en un primer momento  aprovechan los bosques para
explotar leña, que van al monte a carbonear o que llevan los rebaños a los prados de la
montaña. Todas actividades recolectoras y extensivas son realizadas por la misma persona,
no todos los días, sino que se fijan los periodos de recolección.
 Por otro lado, están las tierras de labor donde se hace una agricultura extensiva,
acondicionamiento de los suelos, arar, cosechar, recolectar… actividades que se hacen unas
cuantas veces al año, no todos los días. El rendimiento de las cosechas es muy bajo porque
las técnicas agrícolas no son muy desarrolladas, y además los aperos de labranza son muy
simples.
 Más cerca de las casas, se ubican los huertos, que hay que trabajar todos los días, los
corrales donde estaban los animales domésticos, etc.
Muchas veces son los poderes públicos los que atraían a la población o a la estructura en grupos
de explotación a un lugar determinado, cerca de castillos (ofreciéndoles protección), cerca de los
monasterios (enseñándoles las técnicas agrícolas), etc. En ocasiones no era una oferta, sino una
obligación y una amenaza, y en caso de que no accedieran, destruirían sus cultivos y sus casas.
Esta es la manera en cómo los campesinos poco a poco se fueron convirtiendo en siervos para
proteger sus explotaciones, sus cultivos, sus familias, etc. Así los campesinos podrían formar un
medio de vida que les permitiese dejar de vagar por el campo.
Los señores pasaron a tener las propiedad inminente de la tierra (el señorío) (derecho de
distribución de esas tierras y en función de ello reclamaban la recaudación de rentas, que
normalmente se vinculaban con los excedentes que obtienen por campesinos). Mientras que los
campesinos tiene derecho de uso y ocupación de la tierra.
Las explotaciones agrícolas no eran dirigidas por los grandes señores que tienen la propiedad
(sistema capitalista), sino que en el régimen feudal, los medios de labranza y “el capital” de los
campesinos eran ellos mismos los que se lo tenían que procurar

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Las órdenes militares:

1º mitad del siglo XII: Templarios y Hospitalarios


Teniendo en cuenta que nos encontramos en la Europa cristiana y en la España de la
Reconquista con la confrontación de dos ideas religiosas, no es difícil que dentro del círculo de
guerreros destacaran las órdenes militares y fueran los protagonistas de un nuevo orden de
repoblación.
El sistema de las órdenes militares es ese que se centra en la idea de religiosidad militante: es
una institución religiosa pero con una vocación militar, algo contradictorio según nuestro propio
entender porque consideramos que la religión católica es un mensaje de paz, y curiosamente esta
misma contradicción se dio en la época, por eso hubo detractores de las órdenes militares, tanto
clérigos como laicos, pero finalmente se impuso la idea de los monjes soldados: la combinación de
los dos comportamientos. El apoyo principal de esta idea vino fundamentalmente del monacato
cisterciense y de la mano de San Bernardo.  Hay que entender que no solo estamos en la España de
la Reconquista, sino en la Europa de las Cruzadas, así que se aceptó el mensaje de la cruz y la
espada, de la violencia y la salvación.
Las primeras son órdenes que llamamos órdenes internacionales (templarios y hospitalarios) y
su misión fue la de asistir a las Cruzadas luchando contra los infieles y proteger a los peregrinos en
las ciudades. Se trataba de órdenes francesas y tienen una proyección internacional al amparo de las
Cruzadas y de la Iglesia.
En principio hacían voto de pobreza, vivían de la limosna, y por eso hubo un momento en el
que estuvieron a punto de desaparecer, pero el maestre consiguió donaciones piadosas de otros
fieles y el respaldo de los nobles de occidentes. Entonces las ordenes se vinieron a occidente, se
extendieron por los diferentes reinos, se crearon casas, etc.
A España llegaron a través del reino de Aragón y después se fueron extendiendo por los otros
reinos

2º mitad del siglo XII: orden de Calatrava, de Santiago, orden de San Juan.
En la segunda mitad del XII se crearon las órdenes militares nacionales:
 Calatrava: 1158
 Santiago: 1170
 San Juan: 1183
La orden de Calatrava se creó sobre la plaza de Calatrava cuando los caballeros del temple se
retiraron de ese lugar. Hay muchos elementos comunes entre la orden de Calatrava y los templarios,
principalmente su vinculación cisterciense (siguen la regla de San Benito).
Las diferencias entre un monje y caballero se expresaban de forma gráfica: el hábito de los
monjes llegaba hasta el suelo y con un hábito así no se podía montar a caballo, de manera que os
caballeros de las ordenes militares lo cortaron, al igual que la capa; además estos usan armas; los
ayunos y las penitencias muy habituales en la vida de los monjes les debilita, y los caballeros de las
ordenes militares si llevaran estas penitencias tan a rajatabla, en caso de combatir no podrían luchar
bien, de manera que se limitó estas prácticas a ocasiones muy limitadas.
La faceta del monje y del caballero puede distinguirse en que los caballeros de Dios tenían que
hacer vida conventual durante un periodo determinado, hacían retiros espirituales una vez al año,
donde se dedicaban a la oración, ayuno y penitencia para purificar su espíritu. Cuando estaban en
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campaña se decía que en los momentos de descanso deberían dedicarse también a la oración y evitar
los juegos de azar, los dados, la bebida, etc.
 
La orden de Calatrava es la orden castellana y en cierto modo la versión del Temple en España,
pero se extendió por otros reinos peninsulares por medio de casas filiares.
La orden de Santiago es fundamentalmente una orden leonesa, cuando se crea Castilla y León
están separados. La orden de Santiago se extiende por otros reinos, Castilla y Portugal
fundamentalmente.
La orden del Hospital (los caballeros de San Juan, la orden de Malta).
 
Las órdenes militares a través de sus castillos y encomiendas concedieron fueros de población a
labradores, gentes del común para que vinieran  a poblar estas tierras de la frontera, y es ahí cuando
se concreta la labor repobladora de las órdenes militares. Normalmente se asigna un número
máximo de pobladores para un lugar (20- 30- 40 familias), se les entrega unos lotes de tierra para su
cultivo, para la construcción de sus casas, y a cambio tienen que pagar rentas. De esta manera los
caballeros de las órdenes se convierten en señores de esas tierras y esta función señorial se va a ir
intensificando cuando la frontera deje de estar en la Mancha. Los caballeros son los titulares del
señorío y los que regulan el funcionamiento de los vínculos de dependencia. En esta época se
produce el desarrollo de las sociedades campesinas.
 
R. Hilton fue el que hizo el estudio más detallado y minucioso del campesinado feudal. Y
aportó los siguientes puntos que definen al campesinado:
 Los campesinos feudales son elementos autónomos del sistema. No son trabajadores
asalariados, sino que ellos tienen que llevar la iniciativa para ocupar las tierras,
acondicionarlas y hacerlas productivas, por eso ellos tienen que aportar la mano de obra y
los medios de producción, pero esa posesión no se traduce en que sean siempre los
propietarios. Ellos producen los propios aperos de labranza. A medida que se avanza, estos
aperos de labranza se van volviendo más sofisticados y se necesita de la existencia de
talleres especializados. El primero que aparece es la fragua del herrero.
 El inicio de la explotación campesina es en principio en torno a la familia, de manera que es
el marido y la mujer los dos agentes de producción. La mujer ocupada de la producción
doméstica, los huertos y los corrales, y el marido en el cultivo de las tierras y cuidado de los
rebaños. La imagen tópica que se ha trasmitido, la que se transmite a través de los sermones
de la época, nos hablan de esta división del trabajo entre el hombre y la mujer.
 Esta familia conyugal se integra en una estructura más amplia que es el vecindario, la aldea.
 Dentro de la aldea hay un régimen colectivo de propiedad no comunal.  Los bienes no son
comunes porque no se trabajan de forma conjunta, sino que se dividen para trabajo, uso y
disfrute individual. Más lejos, en el monte, límite del término al que pertenece la aldea, hay
también una propiedad común, y los vecinos tienes derechos de adueñarse de la caza y la
madera con ciertas limitaciones. Es un derecho entre todos los vecinos, pero limitado y
regulado de forma individual.
 Debido a ese carácter de explotación comunal, veremos cómo empezarán a surgir
diferencias sociales.

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̵ En principio el grupo más poderoso es el de los propietarios. Aparición de un grupo
minoritario de campesinos hacendados, es un grupo que no tiene privilegios como la
nobleza, pero sí cuentan con una menor presión económica y de ahí surgirán
posteriormente los grupos de hidalgos.
̵ En cambio los jornaleros son siempre trabajadores empobrecidos con unas
condiciones de vida muy duras.
Naturalmente se pueden dar situaciones intermedias, propietarios de un lote de tierra
que al mismo tiempo ofrece su trabajo a cambio de una remuneración.
̵ Luego estaba el grupo de artesanos que se dedicaban a la realización de labores más
especializadas. Estos artesanos rurales suelen combinar los trabajos artesanales con
las actividades rurales. No se llegan a organizar en gremios, sino en cofradías, que
suelen ser asociaciones de carácter religioso. Se agrupan en cofradías por un vínculo
de hermandad que se basa en la convivencia vecinal, y con la finalidad de
garantizarse la asistencia en caso de enfermedad.
El problema de todas las clases campesinas era poder de la miseria, porque estaban siempre
en el umbral de la subsistencia, y muy pocas veces se conseguía reunir un excedente.
Cuando esto se conseguía, normalmente crecía el número de miembros de la sociedad
campesina.
 Finalmente, necesidad de producir para mantener a las clases dominantes.
Los campesinos apenas salían de la aldea que la había visto nacer. Si se trasladaban a otro
lugar, en el nuevo territorio se le reconocía con el apellido del lugar de donde vivía anteriormente.
Aunque era una sociedad mucho más rígida y no había posibilidades reales de cambio social, a
veces las personas, sobre todo por los desplazamientos de vivir a otro lugar, intentaban ocultar sus
orígenes o incluirse en unos de los grupos privilegiados (puesto que ennoblecerse era muy difícil).
No era posible acceder a la nobleza de esta forma pero si integrarse de un grupo vecinal y
beneficiarse de todos los privilegios que puede tener ese grupo (tierras comunales, por ejemplo). No
bastaba solo con estar allí, para atenerse a los beneficios de la comunidad de vecinos debía tener
casa y estar techada.
Los siervos pagaban rentas al señor y los hombres libres también, pero de menor envergadura.
Las complicaciones que surgían intentaron resolverse a través de las RENTAS. Toda aquella
persona que tuviera obligación de pagar este tipo de rentas se consideraba siervo. Quién pagaba
la infurción (renta por el simple hecho de cultivar la tierra) era siervo, así como el humazgo (rentar
por tener una casa).
En segundo lugar estaban las rentas personales sobre la familia:
 Huesas: lo paga la mujer para poder contraer matrimonio libremente.
 Rapto: tributo para reconocer una unión de hecho. Práctica habitual que todavía existe por
la zona de Andalucía cuando hay dificultades por distintos motivos de unión: matrimonio a
tiempo.
 Mañería: tributo por los derechos de sucesión de los hijos legítimos (si no los bienes irían
en herencia al señor). El problema estaba con los hijos no legítimos, (la mayoría), por lo que
fue muy frecuente la carta de legitimación (sobre todo entre los nobles).
 Nuncio: tributo por heredar el derecho de uso de las tierras del señor. También lo pagan los
caballeros por las armas del padre.

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Prestaciones personales: no eran prestaciones diarias, sino un servicio que había que cumplir
una vez al año al menso cuando lo demanda el señor.
 Militares: castellaria (servicio de colaborar en la construcción del castillo u obras de
reparación y mantenimiento del mismo), anubda (función militar de carácter defensivo:
vigilancia los caminos; habitualmente era acompañando a los rebaños),
fonsada (función  militar de carácter ofensivo: acudir a la hueste para que todos los hombre
con armas estuvieran dispuestos en el lugar y momento determinado).
 Trabajos personales: mandadería (obligación que tenían de acudir cuando el señor les
llamara para hacer cualquier cosa que les mandara), sernas (trabajos agrícolas, que equivale
a jornada laboral del día, pero se dice por unidades de superficie).
 Hospedajes: mula, vaso (comer) y yantar (beber). Suelen ir los tres juntos, y se refiere: el
señor recorría las tierras que tenía arrendadas a sus siervos y algunas veces tenía que
descansar en medio de la jornada o no le daba tiempo regresar, por ello el señor se alojaba
preferentemente en monasterios o en la casa de uno de sus arrendados; en cualquier caso,
todos los vecinos tenían la obligación de hospedar al señor si esto lo deseaba. Como el señor
no se encontraba cómodo en dichos lugares, debían pagar dicho hospedaje en forma de
impuesto.
 Banalidades o monopolios señoriales: horno, larga, molino. Relacionado con la
fabricación de determinados productos de consumo en la aldea, pero que se tenía que
fabricar normalmente en un lugar común. En principio, se suponía que todos los siervos
tenían la obligación de llevar su grano y harina al castillo del señor, pero como este algunas
veces estaba muy lejos, se le condecía la construcción de un molino e de un horno y a
cambio les cobraba una renta por romper el monopolio que suponía. Por lo tanto, es una tasa
de compensación para libarse al lugar que tendría que ir a trabajar.
 Telóneo o peajes: portazgo (Se trata de aranceles por la entrada de productos al mercado
local, son rentas urbanos relacionadas con el comercio), montazgo (peajes pro cruzar el
campo). Suele ser tributos por el tránsito de los rebaños, rentas que se pagan por cruzar las
rentas del señor.  Junto a estos últimos peajes también se pagan otros tributos para garantizar
la seguridad de los desplazamientos en los caminos.

3. Las ciudades de la Reconquista

A lo largo de los siglos XII y XIII con el desarrollo de la reconquista, la repoblación, de las
ciudades campesinas y el fortalecimiento de los señoríos, nos encontramos con otro fenómeno
desconocido hasta entonces: el fenómeno urbano, las ciudades.
La Europa feudal era un mundo ruralizado, en el cual se iba desarrollando poco a poco una
población burguesa dedicada a labores artesanales y al comercio que residía en núcleos urbanos.
Normalmente eran ciudades muy pequeñas, su tamaño es difícil de establecer (no tenemos censos
de vecinos) pero es probable que apenas superarían los 500 habitantes.
Sin embargo, en otras partes de España había ciudades mucho más populosas: las ciudades de
tradición andalusí. Eran grandes núcleos de población, como Córdoba o Sevilla, que se
aproximaban al medio millón de habitantes. Debido a esta disparidad, los historiadores tienden a
hacer un estudio por franjas de las ciudades de España:

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 En el tercio norte peninsular, en torno a los Pirineos y la costa cantábrica, el desarrollo
urbano es menor y hay un eje en torno al cual se va produciendo ese desarrollo con
población burguesa, se trata del Camino de Santiago. Tiene unas características similares a
las europeas en lo que se refiere al comercio.
 En el centro, en la zona de la meseta, el desarrollo urbano no tiene características burguesas,
sino que está relacionada con los concejos de la Reconquista. De manera que la población
dominante son las milicias concejiles: gentes dedicadas a la guerra y a la ganadería (no
artesanos y mercaderes).
 En tercer lugar, tenemos las ciudades de tradición islámica, donde nos encontramos una
minoría dominante que son los conquistadores frente a una amplia mayoría de población
sometida que son los antiguos artesanos y mercaderes musulmanes con una fuerte presión
fiscal después de la Reconquista.

El camino de Santiago
Se convirtió en un gran eje de desarrollo urbano de la España medieval.
Las peregrinaciones son un fenómeno global en la cristiandad, y se puede identificar en esta
sociedad del camino la figura del peregrino (homo viator).
En el Códice Calistino se publicó la primera guía del camino de Santiago, y en él habla de los
tipos de homo viator que existen: Los romeros, que van a Roma; los palmeros, que van a Jerusalén;
y los peregrinos, que van a Santiago.
No son los únicos santuarios, sino que hay más, pero estos tres eran los lugares más
importantes.
En muchas ocasiones se hacía el voto de ir en peregrinación para buscar la ayuda divina, pero
los motivos eran variados: piedad, necesidad de abrirse nuevos horizontes…
El camino se iría desarrollando a lo largo del tiempo: inicialmente fue concebido para hacerlo
desde la zona pirenaica, desde Francia. En ese sentido el camino se traza siguiendo las vías de la
España altomedieval (el norte peninsular). Fue además cuando se produjo el descubrimiento de los
restos del Apóstol y el aumento de la religiosidad.
Santiago nunca estuvo en España. El inicio de su devoción se debió a la famosa aparición del
Apóstol, y por otro lado al testimonio de Prisciliano: un obispo condenado por hereje en Alemania
que fue ejecutado. Sus seguidores lo trajeron a España, siguieron la ruta habitual hasta el sur de la
Bretaña francesa, y allí se embarcaron y probablemente llegaron hasta las costas gallegas.
Prisciliano fue enterrado en ese santuario de Compostela, que se convirtió en santuario de
peregrinación para aquellos pueblos de Galicia. Se confundieron los antiguos cultos paganos de
aquél santuario antiguo, los cultos priscilianistas y el culto al recuperado Apóstol Santiago.
Lo importante de esto no es si allí hay un hereje o un apóstol, sino el fenómenos posterior de
gran desarrollo de la cristiandad y las peregrinaciones como fenómeno propio de la Europa
cristiana.
En cuanto a las vías de comunicación, ya que el trazado del camino corresponde a esa época
altomedieval en la que se gestó, el final del proceso es cuando las vías de comunicación terminan de
completarse estableciendo ejes hacia el sur, cuando la frontera desaparece.
Las autoridades públicas desarrollaban infraestructuras para ayudar a esta fuente de ingresos:
construcción de puentes, habilitación de caminos, etc.

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Los peregrinos van dejando el testimonio de esos elementos que componen la peregrinación a
lo largo del camino. Es el eje de difusión del románico en España, de manera que a lo largo del
mismo encontramos las primeras manifestaciones de este arte en España, y también de la reforma
cluniacense, en primer lugar, y la cisterciense posterior.
Fruto del desarrollo comercial y artesanal surgirán en este eje las primeras ciudades medievales
cristianas en este eje.
Las ciudades aparecerán sobre núcleos prexistentes: pequeñas aldeas que irán creciendo, en
muchas ocasiones iglesias ligadas a castillos. El castillo como elemento de protección, y la iglesia
como objeto de veneración y peregrinación (en muchas de ellas había reliquias), y además se
ofrecían indulgencias para aquellos que fueran a visitar la parroquia. Es este el caso de Burgos.
A la población autóctona prexistente se irán añadiendo los peregrinos, que se les llaman
“francos” o “ruanos”, y que se quedarán a vivir en los lugares por donde ellos pasan. Hay muchas
historias de peregrinos que cuentan este fenómeno del asentamiento en los lugares del camino. De
la misma manera que se difundía la noticia de las reliquias, también se difundía la idea de que los
peregrinos se podían quedar con privilegios específicos para ellos, derechos reconocidos en el
llamado “fuero de francos”. Permitía a las personas elegir libremente la residencia, libertad de
movimiento, libertad de comercio con menores aranceles, y la ley les ampara. Ello permitirá el
desarrollo urbano, del comercio y de la población burguesa.
Debido al desarrollo de la población burguesa en esa zona, a lo largo del s.XII encontraremos
también el testimonio de las primeras luchas sociales en las ciudades españolas, revueltas burguesas
protagonizadas por esa población oprimida por las políticas señoriales. Tenemos dos conflictos con
bastante detalle: en Sahagún (contra el abad) y el otro en la propia Santiago (contra el obispo). El
contexto alude a un momento de endurecimiento de la política señorial, rentas que se habrían
reforzado como consecuencia de la reforma cluniacense, lo que indica que la reforma eclesiástica
fue también un movimiento religioso orientado con fines políticos y sociales (restructurar la
sociedad en torno a las nuevas autoridades religiosas).

Los concejos de las extremaduras.

En las tierras de la meseta y del Sistema Central aparecen concejos. Es, por ejemplo, el caso de
Ávila es una ciudad fortificada, con una catedral fortificada, y rodeada toda la ciudad por una
muralla extensa construida con la regla poliorcética.
Las puertas solían estar flanqueadas por dos torres, y rodeando la muralla podía haber un foso
que dificultaba el acceso a la ciudad.
El espacio interno de Ávila suele ser bastante más amplio que el que requiere la población
interior, ya que se pensó que la población crecería en el futuro.
Toda la población contribuía en su defensa y en su construcción y mantenimiento.
Al estar situada en la frontera, las murallas tenían que proteger no solamente a la población,
sino también, en muchas ocasiones, a sus rebaños y a una parte de las tierras de labor. La
producción de esos huertos estaba dirigida al autoconsumo doméstico. En realidad, la tradición de
este tipo de ciudades es islámica. Muy probablemente los cristianos la adoptaron de los modelos
islámicos: los musulmanes, tanto en Al-Andalus como en otras regiones de contacto con los
cristianos, tenían un tipo de castillos en los cuales el único elemento es el muro, faltando el torreón.
Además de esta tradición, en las fronteras existen las comunidades de aldea. Ahora ello se plasma

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en la vecindad: todos los vecinos de una ciudad tienen intereses comunes, y también derechos y
privilegios. Se van definiendo poco a poco un derecho de vecindad, para lo cual se requiere la
residencia.
Estas ciudades se dotan de un régimen de gobierno propio, con unas magistraturas municipales
que son jueces y alcaldes; unas magistraturas que se renovaban anualmente de acuerdo con la
voluntad de los vecinos. El procedimiento más común era la “insaculación”, es decir, elección al
azar. Normalmente ese derecho de nombramiento correspondería a los señores, pero los señores
delegaban ese derecho en la comunidad de vecinos y recaudaban algún servicio por renunciar a los
nombramientos. Esto quedaba recogido en los fueros o en las cartas pueblas. Las leyes son siempre
privativas, cada ciudad recibía un fuero propio, privativo. Ello provocaba problemas y
contradicciones entre distintos fueros, por eso Alfonso X, con el Fuero Real, intentó solucionar
estos problemas, sin embargo, no especificó que hubiera de aplicarse a todas las ciudades. Sí que
ordenó que en aquellas ciudades que él creó (más de setenta), que se aplicara el fuero real, y en las
otras se fueran aplicando poco a poco, suprimiendo los antiguos fueros e implantándose el fuero
real. Las oligarquías se vieron perjudicadas por la supresión de privilegios que conllevaba la
implantación del Fuero Real, y entonces se levantaron contra el mismo. El rey finalmente tuvo que
ceder ante ellos, de forma que después de haberlo promulgado, se suspendió y se fue retirando de
las ciudades.
La aparición de las oligarquías urbanas es un fenómeno paralelo al desarrollo de la ciudad: la
construcción de un grupo de poder reducido: de dos o cuatro familias acompañados de sus
clientelas. Hay una tendencia a la creación de estos grupos oligárquicos concentrado en unas pocas
familias. En esta zona de la frontera la oligarquía la compone fundamentalmente ganaderos (suelen
ser los propietarios de los mayores rebaños) y militares (grupo cuya misión consistía en defender a
la ciudad y el poder de estas familias). Desarrollaban su capacidad militar, y a la vez actividades
económicas ligadas a la forma de vida caballeresca, de ahí el desarrollo de la ganadería trashumante
y del comercio.

Las ciudades: modelo de desarrollo urbano

La tradición urbanística islámica en Levante y Andalucía.


La ciudad islámica constaría de reciento de amurallado y una serie de torreones en torno a la
muralla, en determinados casos más desarrollados (sobre todo cuando se encontraban flaqueando
alguna de las puertas de la ciudad). El trazado de la muralla era irregular, aunque normalmente
tendía a ser circular, contrastando con otros espacios interiores que eran perfectamente
cuadrangulares. Esto tiene que ver con la ampliación de la ciudad y el surgimiento de los arrabales. 
Solía haber dos puertas principales, al norte y al sur, bien controladas por torres y con sistemas
defensivos internos como eran los recodos, que dificultaban la entrada a la ciudad.
Inicialmente, la función de la muralla era claramente defensiva: proteger la ciudad de ataques
militares, pero las murallas defendían y a la vez aislaban a la ciudad de grupos no deseados
(enfermos,- especialmente de peste-, alborotadores, vagabundos, etc.). Además tenían una
importante función fiscal pues controlaba el paso de caravanas, personas, etc. a los que se
establecían aranceles, portazgos... es decir, se podía controlar la entrada y salida de mercancías.

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La muralla delimitaba el espacio urbano propiamente dicho (zona intramuros), aunque no hay
que olvidar que existía un espacio extramuros que también formaba parte de la ciudad jurídicamente
hablando.
Como elemento defensivo interno destaca el alcázar, palacio-fortaleza defendido por otra
muralla interior. Es el lugar de residencia del poder político y militar. Esta muralla indicaba el
distanciamiento existente entre el poder político y la sociedad civil. Constituye por tanto un núcleo
de defensa, militar, pero también un núcleo político que se impone sobre el resto de la población.

En el espacio intramuros aparecen los espacios residenciales en los que se concentraban los
distintos grupos sociales. En ellos se levantaban las diferentes viviendas que ya en sus técnicas
arquitectónicas y en sus materiales reflejaban el estatus social de las personas que allí vivían.
Destacan los espacios “diferentes” ocupados por las minorías socioreligiosas, es decir, mudéjares y
judíos.
La vivienda islámica solía ser un espacio privado, introvertido, algo que se manifiesta en la
fachada, con escasos vanos y puertas (era curioso los permisos que había que pedir para construir
una puerta o una ventana). En la entrada estaba el zagúan, pasillo por el que se accedía al patio
principal y cuyo objetivo era impedir esta violación de la intimidad desde la calle. El resto de
dependencias se organizaban en torno al patio central (que solía estar pavimentado). En los patios,
como continuación del “impluvium”, se encontraban las aguas de lluvias que eran aprovechadas.
Muchas veces el agua aquí recogida iba directamente al aljibe subterráneo.
En algunas casas, sobre todo las periféricas, era frecuente la existencia de corrales (patios
traseros) para cuidar animales o desempeñar actividades artesanales.
Otras dependencias: cocinas, donde se encendía el hogar para cocinar; “cámaras” (dormitorios)
o las alcobas islámicas. A parte podrían considerarse también comunes el comedor o los
denominados “palacios” (salones decorados considerados la parte más noble de la vivienda, típico
en casas islámicas”. También aparece la “sala de las tinajas”, pequeña pieza de entrada al patio
donde se guardarían las tinajas que contuvieran líquidos tipo aceite, agua o vino. Además existirían
en algunas casas retretes o letrinas que comunicaban con el sistema de evacuación de residuos
general. A todo ello habría que sumar las dependencias subterráneas (como el aljibe).
En cuanto al revestimiento de interiores, la mayor parte de los suelos serían de ladrillo
(baldosas), pero también podría haber suelos de madera. Las paredes estarían revocadas y
encaladas, y lo más rico serían azulejos y yeserías de los palacios.
Las casas medievales no eran muy altas: normalmente el patio y las dependencias estaban en la
planta baja y encima había una primera planta que podía tener en su parte superior terrazas o
azoteas. Debido a la irregularidad del terreno eran habituales la presencia de escaleras y escalones.
La luz entraba por las ventanas las cuales, debido al tema de la intimidad, solían abrirse al patio.
Las que daban al exterior, por influencia islámica, se cubrían con celosías. Como con las puertas, la
apertura de ventanas estaba regulada y vigilada para que no se pudiera espiar por ellas al vecino.
También se cuidaba mucho el hecho de que no se pudieran poner demasiados salientes en las
casas que limitaran la luminosidad de la calle cuando se construía en altura. Relacionado con esto,
podría ser motivo de quejas que una casa tapara el sol a otra o que su tejado vertiese aguas en la
casa vecina. De todo ello se deduce los continuos problemas vecinales que existirían.

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Destacan también como unos edificios muy relacionados con la vida cotidiana los baños públicos
al estilo romano, muy usados en las comunidades musulmanas como lugar de purificación, pero
también de ocio. Cuando los reinos cristianos conquistaron Al-Andalus, muchos baños se siguieron
utilizando, pero con un carácter más privado y no con la misma intensidad, ya que perdieron ese
carácter purificador y se convirtieron en lugares higiénicos, terapéuticos y de ocio. No obstante, no
experimentaron grandes cambios arquitectónicos y muchos de ellos se han conservado hasta la
actualidad.

En la Edad Media, al margen del poder público que sobre él se ejerciese, todo espacio urbano
también quedaba englobado dentro de otra esfera jurisdiccional como era la eclesiástica. La Iglesia,
para la organización administrativa y el control de los feligreses de la ciudad dividía el espacio en
parroquias, de tal manera que cada familia y cada individuo pertenecía a una parroquia. De especial
relevancia arquitectónica tenía siempre la iglesia del obispo (la catedral), en el caso de que la ciudad
fuera una sede episcopal. Esta constituía un verdadero centro de poder.
En relación con el ámbito eclesiástico, es también importante la existencia de un espacio
abierto: el que ocupada cada uno de los cementerios anejos a las parroquias. Cuando estos
cementerios dejaron de tener uso en épocas todavía no muy lejanas, al trasladarse al exterior de las
ciudades, en la mayoría de los casos los espacios que ocupaban se convirtieron en pequeñas plazas
que hoy en día existen junto a muchas iglesias.
Destaca también como edificio religioso islámico la mezquita Alhama, la más importante de la
ciudad. Después de la conquista todos estos edificios religiosos se transformaron en iglesias.

También se pueden establecer criterios diferenciadores según la configuración de la estructura


socioeconómica de una ciudad, pudiéndose distinguir entre un espacio mercantil y otro industrial o
artesanal, que podían estar dispersos por la ciudad.
El espacio mercantil estaba repartido por distintos lugares de la ciudad en los que se
concentraban las principales actividades comerciales: mercados, alcaicerías, establecimientos
comerciales, etc. Era habitual que este espacio quedara englobado dentro del espacio público, como
las plazas (la más importante era la Plaza Mayor), donde se desarrollaba principalmente la actividad
comercial (mercado semanal, ferias…). Estos mercados donde se desarrollaba la actividad
económica fundamental eran denominados zocos. También era habitual que en las plazas se
administrara la justicia (juicios, ajusticiamientos), que en ella se celebraran espectáculos públicos
con motivo de fiestas religiosas o en conmemoración de acontecimientos significativos (toros,
juegos a caballo…) Existían magistraturas de carácter civil que controlaban los pesos, la calidad de
los productos, los horarios comerciales, el abastecimiento…
Destaca también como edificio comercial las lonjas (espacios diáfanos destinados a la compra-
venta de productos exóticos) en los espacios con una mayor fuerza mercantil, como eran las
ciudades costeras mediterráneas. En cuanto a la venta de productos alimenticios, existían
pescaderías, carnicerías, y mataderos (donde se sacrificaban los animales).
El espacio destinado a actividades industriales, en los que se requería una tecnología más
compleja, solían estar ubicados en las afueras, y los talleres donde se realizaban labores de
manufactura y comercio de productos propios, solían estar dispersos en el interior.
Aun así, y ya en el espacio extramuros, solía ser habitual la presencia de un mercado fuera de
las murallas cercanos a las puertas desarrollados para evitar el pago de portazgos. Debido a la

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ampliación de este mercado, y cuando la presión demográfica intramuros era ya muy grande, se
formaban barrios o arrabales, que cuando alcanzaban un tamaño e importancia considerables, eran
también rodeados con murallas para protegerlo y controlarlo mejor jurídica y fiscalmente,
fusionándose por tanto a la ciudad. Este espacio, a parte de una función residencial, se aprovechaba
fundamentalmente con fines económicos (industriales, manufactureros, comerciales, etc.). También
era habitual que pasara un río cerca, desarrollándose así también actividades como pesca, regadíos,
fuerza hidráulica, etc.
Las grandes edificaciones industriales por su tamaño, ruidos, humos, malos olores o la
necesidad de fuerza del agua como era en molinos, talleres textiles, etc. también se localizaban en
este espacio. Asimismo, aquí se ubicaban los edificios relacionados con la cría de animales como
las granjas, palomares, etc. También cementerios de minorías sociorreligiosas (los cristianos se
enterraban dentro junto a su parroquia). Pero sobre todo era una zona agraria, de cultivo, abarcando
estos una gran variedad. En estos campos se aprovechaba el regadío y abastecía a la ciudad de estos
productos. Además, eran zonas de pasto.
Tras la conquista se generó en estas ciudades islámicas una sociedad multiétnica y plural en lo
religioso. Está integrada por musulmanes y judíos, sin embargo los musulmanes irán viendo que su
situación social se irá deteriorando: pasaron de ser un grupo con conocimientos muy avanzados para
su época y una riqueza económica superior, a un poder frustrado tras la conquista. En muchas
ocasiones se les obligó a los islámicos a salir de la ciudad y a asentarse en los alrededores para que
no protagonizaran revueltas internas.
Fuera de la ciudad se les obligó a hacer los trabajos agrícolas más duros, mientras que la
remuneración por los mismos se reducía cada vez más.
Tanto mudéjares como judíos se convirtieron en minorías no integradas, marginales, lo que
provocó el descenso progresivo de la población.

Las minorías: los judíos

 Organización.
 Relaciones con los cristianos.
 Actividades económicas: los judíos como prestamistas.

Constituían un grupo de población cuyo número era importante, aunque muy inferior al de los
cristianos, y con la conquista islámica estaban sometidos a las mismas normas que los cristianos,
aunque la colaboración que prestaron a la invasión musulmana, sobre todo militar y económica, les
permitieron gozar de un lugar privilegiado. La población judía creció con el emirato y el califato
por emigraciones desde el norte de África, y se fueron agrupando en comunidades independientes
que contaban con sus propias autoridades de un modo similar a lo que ocurría con los mozárabes.
Las fuentes informan sobre la dedicación de los judíos al comercio, artesanía especializada,
medicina, farmacia, filosofía, la astronomía, etc. teniendo algunos una holgada situación económica
y sociopolítica.
Los barrios en los que se acumulaban eran los conocidos como juderías. Solían contar con:
 Sinagogas: La sinagoga se presentaba como el edificio principal de la judería donde los
judíos desarrollaban una liturgia semanal. Podían existir varias en función de la amplitud de
la judería, aunque la principal se llamaba judería mayor.
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No tenían una configuración espacial determinada, pues el espacio interior quedaba
adecuado a las normas establecidas por el ritual. Lo correcto era que estuviera orientada
hacia Jerusalén y que la entrada se realizara a través de un patio, antes de acceder a la sala
de oración. En ésta, la pared principal marcaba la orientación de la oración y sobre ella se
abría un nicho que contenía los rollos de la Ley, es decir, el Pentateuco. El oficiante dirigía
la oración desde delante de tal nicho. También era interesante la presencia en algunas de una
micvé; una especie de baño subterráneo purificador.
La distribución interior estaba muy jerarquizada: había una clara separación entre hombres y
mujeres (las mujeres accedían por un sitio distinto y ocupaban un espacio diferente para
evitar ser vistas por los hombres, un espacio menos “privilegiado”); y cerca del nicho se
colocaban unos bancos que eran ocupados por los hombres más destacados.
Pero la sinagoga no sólo era un lugar de reunión para la práctica religiosa colectiva; también
era un punto de encuentro social donde incluso se reunían los representantes de las juderías
para resolver asuntos de la colectividad. También aquí se resolverían pleitos, lo que
conllevaría la presencia de tribunales y, seguramente, espacios anexos para desarrollar estas
funciones. Algunos de estos espacios eran tales como un centro de estudio, o un hospital
para pobres o gente de paso (obras benéficas).
Cuando se construía una sinagoga de nueva planta en la Península Ibérica, se necesitaba una
autorización real y eclesiástica; estas nunca debían superar en altura a la iglesia y tampoco
podía ser más llamativa, por tanto serían edificios modestos al exterior, pero podían ser muy
ricos al interior.
Cuando se produjo la expulsión de los judíos (1492), las sinagogas pasaron a cumplir
funciones muy dispares. De las 800 que habría sólo se han conservado 3 en la actualidad,
que fueron reutilizadas como iglesias.
 Baño ritual
 Hospital
 Escuela
 Normalmente las juderías disponían de horno propio, carnicería, pescadería, etc. (San Juan
de los Reyes esta situado en parte del espacio que ocupó un mercado judío)
 Las grandes juderías también contaban, como se ha comentado antes, de un cementerio
extramuros.
Las casas solían ser de ladrillo, adobe y madera. Por su parte, las calles eran empedradas.
Muchas veces estaba rodeado de empalizadas, y por las noches se cerraba y aislaba del resto de la
ciudad. Esto se hacía de acuerdo con las órdenes de las autoridades locales y como medida de
seguridad. No obstante, no fueron pocos los asaltos a estos barrios judíos europeos.

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