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Las 10 características más destacadas de lascolonias

1- Sociedad basada en la riqueza


Las colonias durante la era colonial estaban definidas por un sistema de clase sociales impuesto por
los colonizadores europeos en América. De esta manera, dentro de cada colonia podía ser evidenciada una
marcada diferencia entre las clases más altas y las clases obreras, descendiendo en la pirámide hasta los
esclavos.
El factor más importante que determinaba la clase social a la que pertenecía cada individuo en la sociedad
colonial en América era el dinero. Así, quienes poseían más dinero podían pertenecer a una clase más alta.
La clase social de cada colonia estaba regida por aquella a la que perteneciera su colonizador (Osgood,
1907).
2- Mezclas culturales
Durante la época colonial y en el interior de las colonias, las personas no podían mezclarse con quien
quisiesen. La manera en la que estaban estructuradas estas organizaciones sociales partía de un modelo
europeo donde solo las personas con un nivel educativo similar, una historia de familia común (generalmente
con poder y buenas relaciones) y una misma posición social podían contraer matrimonio.
Por otro lado, esta característica podía se evidenciada también en la vida diaria, puesto que solo las personas
de la misma clase social podían compartir los mismos espacios y atender a los mismos eventos (Cadena,
2006).
3- División de colonias
Durante la época colonial, la división entre las colonias en América estaba fuertemente marcada. Cada colonia
se reconocía por el lugar en el que estaba establecida, su economía, la riqueza de recursos naturales que se
pudiesen encontrar en ella y las actividades e intereses particulares de la misma.
Sin embargo, sin importar la ubicación de la colonia, ésta estaría regida por el modelo social europeo, y la
división de clases sería evidente dentro de su estructura.
4- Colonizadores
Las colonias españolas se establecieron en puntos estratégicos del continente americano, de esta forma, su
primer asentamiento se formó sobre el Río de la Plata y ascendió hasta lo que se conoce hoy en día como
México.
Estas colonias se esparcían por todo el Caribe y fueron divididas en cuatro grandes virreinatos: Virreinato de
Nueva Granada, Virreinato de la Nueva España, Virreinato de Río de la Plata y Virreinato de Perú.
La colonia portuguesa, por otro lado, abarcó completamente el territorio que hoy conocemos como Brasil, el
cual fue dividido en 15 capitanías otorgadas a los nobles portugueses de manera vitalicia y hereditaria.
Finalmente, la colonia británica, se estableció en Norteamérica junto con los franceses. De esta forma,
inicialmente fueron establecidas 13 colonias y numerosas oleadas de inmigrantes fueron llegando con el paso
del tiempo (Características, 2017).
5- Vida social
La riqueza y el estilo de vida de cada territorio durante la época colonial en América dependía en gran medida
de la riqueza natural que le rodease.
En algunos lugares fueron desarrolladas grandes industrias y tuvo lugar un estilo de vida con más movimiento
y desarrollo. Fue de esta manera como empezaron a crecer las primeras ciudades del continente.
La vida social de entonces giraba en torno a los poblados más importantes. Fueron construidas carreteras y
caminos para unir estos poblados y facilitar el tráfico entre ellos, contribuyendo con el comercio y la existencia
de una vida social más activa (Today, 2017).
6- La clase alta
Las colonias en la sociedad colonial se caracterizaban por contar con una clase alta claramente visible. Los
miembros de esta clase eran la élite adinerada, mezclada únicamente entre sí, bien educada y con algunos
títulos nobiliarios. Los hombres de la clase alta eran quienes podían sufragar y trabajar para cargos del
gobierno.
7- La clase media
Otra característica de la sociedad colonial era que contaba con una clase media que también podía sufragar,
pero únicamente trabajar en contados cargos políticos.
Esta clase media estaba soportada por los dueños de pequeñas granjas, establecimientos comerciales de
menor envergadura, hábiles hombres de negocios y profesionales en carreras como medicina y abogacía.
8- La clase baja
La clase baja se reconocía por ser la clase de la gente blanca pobre. Estos individuos no podían sufragar y
mucho menos ejercer cargos públicos. Algunos eran dueños de propiedades y la gran mayoría era iletrada.
Los miembros de esta clase se dedicaban, en su mayoría, a trabajos manuales como aprendices, sirvientes,
marineros y semi-profesionales. Generalmente, los hombres de esta clase estaban forzados a trabajar como
granjeros.
9- Sirvientes y convictos
Los sirvientes eran en su mayoría convictos, ya que en la era colonial llegaron a América hasta 50.000
convictos de Europa. A estos individuos no se les pagaba un salario hasta que cumplieran siete años al
servicio de su patrón.
Los miembros de esta clase social tenían pocos derechos, no podían votar, ni casarse, ni dejar su lugar de
trabajo sin permiso. Tampoco tenían permitido comprar o vender ningún bien (Maunier, 1949).
10- Esclavos
Aproximadamente el 20% de la población de América pertenecía a esta clase, ya que la mayoría de indígenas
fue relegada a ella (Foundation, 2017).
Político: "sublevados por los españoles" "no hay democracia quien manda es turista el dios que llego en
caballo (animal desconocido para ellos a quien atribuyeron su naturaleza divina)
-económico->"los indígenas se sostienen con el trueque" "españoles manipulan las cosas con el oro,
utilizando así esclavos sin ninguna remuneración"
-religioso "los indígenas creen que los chamanes tiene comunicación con dioses y espíritus (practica que
frente a los españoles era sacrilegio" "los españoles implementan imágenes como la de maría y su religión, el
catolicismo"

cultural->"la mescla de razas se da mientras los mulatos aparecen" "a diferencia de los países anglosajonas
nuestros conquistadores vienen a arrasar con las riquezas y conquistar, mientras los del norte educan y no
atacan; gran diferencia que marca la historia de dos regiones"

El neocolonialismo en Colombia

LA COLONIA EN COLOMBIA

Los siglos que transcurrieron entre


1550 y 1810 se han denominado
“época colonial” debido a la
presencia y al dominio político por
parte de los españoles en lo que
actualmente comprende el territorio
de Colombia. Durante este tiempo
se formó en América una sociedad
en la que las costumbres, la lengua
y la religión traídas por los
españoles se mezclaron con la
cultura indígena y, más tarde, con
la africana. Así se conformó lo que
hoy en día es Hispanoamérica.
Es acertado llamar este período del modo como se ha hecho, porque, en efecto, en estos siglos asistimos a
un proceso de colonización, en el cual un grupo humano emprende la tarea de dominar y controlar un territorio
distinto al suyo tradicional, y a sus pobladores, de modo sistemático y permanente, apareciendo al comienzo
de este proceso dos grupos definidos: los dominadores y los dominados.

El fenómeno de la colonización española tuvo como objetivo primordial la apropiación de riquezas del nuevo
territorio, generando un sistema de explotación que podría caracterizarse como de “economía extractiva”. No
se debe creer que España translado todas sus instituciones, creencias, valores, etc., cambiando radicalmente
las costumbres de los indigenas, y ademas que estos aceptaron todo con conformidad; lo que realmente paso,
fue un choque de culturas, lo que provoco que los indios aparecieran en sus luchas por la defensa de sus
derechos, en sus guerras intestinas por preservar su cultura o en algunos casos relaciones amistosas con los
colonizadores. La sociedad colonial era una sociedad dinámica, viva, que no se mantuvo igual por tres siglos.
Es por esto que hacer la historia del periodo colonial resulta no sólo necesario sino urgente, porque allí se
comenzó a tejer la nación colombiana de hoy, se fue entramando un país que necesita construirse y casi
inventarse a diario.

La sociedad colonial, se organizó en clases muy diferenciadas. La primera era la clase alta, conformada por
los ricos propietarios de tierras, descendentes directos de los conquistadores. Esta aristocracia se vio
aumentada con los funcionarios que llegaban de España y se quedaban en América después de cumplir la
función que les había sido encomendada.

Los españoles menos afortunados en la posesión de bienes constituyeron la clase media, conformada
principalmente por artesanos y comerciantes.

Por su parte la clase baja estaba constituida, en un nivel alto, por los mestizos, y en un nivel bajo, por los
indígenas.

En medio de la dura esclavitud de los negros y de la sobreexplotación del indio, también fue posible el amor
del amo y del esclavo, de la india y el negro, del español y del indio.

Con respecto al espacio, debe decirse que el territorio dominado y explotado de manera efectiva era muy
pequeño, no existiendo exactitud en la demarcación de linderos, ni de las fronteras entre gobernaciones,
diócesis o reinos.

El núcleo urbano surge en la Colonia en una relación directa y dependiente del campo. Ciudades que nacieron
y se desarrollaron como apéndices de los centros mineros y que en todo debían su existencia al hallazgo y
mantenimiento de la actividad minera. Núcleos urbanos que resultaron de la necesidad de tener ciertos puntos
de acopio de alimento, de descanso, etc., para las largas jornadas de quienes transportaban metales y otros
productos hasta sus destinos.

En cierto periodo colonial el derrumbe demografico fue catalogado como una crisis economica, ya que la
escaces de indios y esclavos, acarreaba menos trabajo en las minas y el campo, y a su vez menos riquezas
para los españoles.

El punto crítico de la despoblación aborigen se dio a mediados del siglo XVII. Debe decirse que las
comunidades que sufrieron con mayor impacto la llegada de los españoles fueron aquellas que habían
alcanzado un alto grado de sedentarismo. Mientras que sociedades generalmente de fronteras, cazadoras,
recolectoras, fueron mucho más flexibles frente a los invasores, pudiendo resistir y enfrentar de manera más
ágil a los europeos.
Hubo varias causas de muerte para los indigenas, entre ellas estan,
1. la introduccion de ganado español lo cual redujo el espacio vital
2. la sustitucion del maiz por otros alimentos
3. la falta de defensas ante enfermedades virales y bacterianas
4. las fuertes afecciones pulmonares causadas por el exceso de trabajo
5. el trabajo arduo impouesto para las mujeres.

Como imperio, España pensó desarrollar una infraestructura que garantizara la extracción de riquezas y por
eso estableció las fundaciones coloniales y los centros administrativos alrededor de los grandes yacimientos
de metales preciosos, y en medio de grupos aborígenes densamente poblados. España se hallaba en un
proceso definitivo de su historia: la consolidación de un Estado con características modernas.

Por su parte, no todas las instituciones políticas y económicas creadas en América, fueron pensadas
originalmente para las colonias, sino que se basaron en las existentes en España y adoptaron sus mismos
principios

LAS INSTITUCIONES POLITICAS Y ECONOMICAS EN LA COLONIA

EL RESCATE

Durante los primeros años de la Conquista, se buscó principalmente rescatar la mayor cantidad de riquezas y
excedentes productivos de las sociedades aborígenes americanas. Este “rescate” consistió en el intercambio,
muchas veces obligado, que se realizaba entre españoles e indígenas, propiciado por los primeros y en el
cual los indios recibían abalorios, chucherías, cuentas de vidrio y toda clase de fruslerías, a cambio de oro,
plata y alimentos. La parte que correspondía al rey, como porcentaje de los botines conseguidos en las
entradas militares, fuera en joyas, oro o esclavos, también recibió este nombre.

Se fue transformado, de una “economía del rescate” a una economía tributaria y extractiva.

ADELANTADOS

Adelantado era quien dirigía la expedición conquistadora y reunía en él los títulos de gobernador, capitán
general y alguacil mayor. Pocos años después del descubrimiento, la Corona separo la función de adelantado
de la de gobernador.

CAPITANES GENERALES

Se nombraba capitán general a quien estuviera encargado de cumplir misiones militares y se le otorgaba, a la
vez, facultades gubernativas sobre los territorios erigidos en capitanías generales que, usualmente, eran de
gran extensión en los virreinatos americanos. La razón por la cual se creaba una capitanía era, ante todo, la
seguridad militar del imperio.

ALGUACILES MAYORES

La palabra alguacil viene del árabe al-wazir, que significa representante o lugarteniente. El cargo tenia que ver
con la administración de justicia y el funcionario debía velar por el orden público y, como ayudante del
corregidor, debía investigar los delitos y detener a los delincuentes.
LA ENCOMIENDA

La encomienda será la institución más representativa a través de la cual se garantice a los colonizadores las
prestaciones y servicios de los indios. En síntesis, la encomienda, perfilada desde 1503, supone la posesión
de una comunidad, o grupo de comunidades de indios a un encomendero, beneficiario de sus servicios o de la
percepción de tributos satisfechos por aquellos, y cuya contrapartida era atender la educación y
evangelización de sus encomendados.

No cabe duda que la concesión y el carácter de las encomiendas fue una de las aspiraciones mas queridas
por parte de los conquistadores y la puesta en práctica del sistema dio lugar a frecuentes transgresiones de lo
dispuesto en la normativa legal.

La encomienda implicó la sustitución de los poderes tradicionales indígenas por el de los europeos, quienes,
aunque actuaban a nombre del rey, en la práctica lo hacían como personas particulares. Este hecho hizo que
no se lograra establecer los límites entre el interés de los particulares y el de la Corona, estableciéndose la
encomienda como el lugar de disputa entre ambos poderes. Las reformas que la corona hizo a la institución
de la encomienda entre 1590 y 1610, respondieron a los conflictos aparecidos entre los propietarios por el
control de la mano de obra. En general, las reformas consistieron en regular el reparto de los indios entre los
encomenderos, a través de un funcionario ante quien había que justificar la cantidad de indios solicitados.

LAS AUDIENCIAS

Frente a la fuerza y la independencia que los encomenderos adquirieron con respecto a la Corona, esta
incrementó la creación de tribunales para ejercer justicia; tales fueron las Reales Audiencias, conformadas por
los oidores, que eran funcionarios encargados de oír y dar sentencia sobre las causas que les eran
presentadas.

La Real Audiencia de Santafé de Bogotá creada en 1550, fue audiencia y cancillería, evolucionando esta
última hasta convertirse en una especie de Corte Suprema de Justicia.

En América, la Audiencia ejerció funciones de justicia y gobierno, adquiriendo un carácter distinto al de las
Audiencias españolas, fue el órgano central de gobierno en Indias y la Corona le encomendó, especialmente,
el cuidado de los naturales de América.

MITA

Consistia en que cada comunidad indigena tenia que suministrar obligatoriamente al estado un numero
determinado de trabajadores, durante varios meses al año. Aunque recibian un salario, estas personas
estaban sometidas, a jornadas de trabajo terriblemente exigentes.

CASA DE CONTRATACION

Fue creada por lo reyes catolicos en el año de 1503, con sede en Sevilla. Su funcion principal consistia en
controlar y dirigir el comercio en America. La Casa de Contratación, que en principio intentó monopolizar el
comercio con las nuevas tierras, se vio desbordada por la rápida extensión del ámbito americano y pasó a ser
el órgano competente en la inspección y control del movimiento de personas y mercancías. 
LA VISITA

Para limitar el poder de los encomenderos. La “visita” buscaba establecer las “tasas” del tributo en cada una
de las comunidades encomendadas, como una forma de controlar la sobreexplotación de los indígenas y
evitar así su desaparición.

Al tiempo que se creaba instituciones de gobierno permanentes, la Corona impulsó el ejercicio de la visita. Los
visitadores de la tierra eran agentes que actuaban en nombre del rey y estaban encargados de realizar
inspecciones precisas a los funcionarios oficiales. Las visitas se hicieron generalmente, a territorios muy
demarcados por las actividades de gobierno de sus funcionarios y para indagar problemas concretos; el
visitador elaboraba un informe de su labor y dictaba sentencia al funcionario investigado. La Corona vio en la
visita una medida para proteger a los indígenas de los excesos de que eran víctimas por parte de los
españoles.

CONCEJO DE INDIAS

Fue creado en 1524 por el rey Carlos V para atender los temas relacionados con el gobierno de los territorios
españoles en América, cuyo funcionamiento duró hasta que, en 1834, resultó definitivamente suprimido.

Inicialmente, estuvo formado por un presidente, un canciller y un número de consejeros además de


secretarios y otros cargos administrativos; ellos tenian que resolver todos los asuntos americanos, preparaban
las leyes y proponian al rey los nombramientos de aquellas personas que habian de ocupar cargos de
gobierno.

LOS CORREGIDORES

La corona, buscando afianza su poder ante los encomenderos y enfrentar el problema de las desaparición de
los indios, instituyó la figura del corregidor de pueblos de indios.

En América, el corregidor debía desempeñarse como una especie de tutor de los indios, encargado de
corregir los excesos de los encomenderos y de hacer cumplir las leyes de Indias; sin embargo; en la práctica,
el corregidor terminó siendo un azote peor que los mismos encomenderos

11 febrero 2006

CABILDO Y SUS MIEMBROS

El sistema colonizador utilizado por España fue esencialmente urbano. Las ciudades fueron la célula básica
de una organización política que requería una correlativa organización municipal. En efecto, una ciudad
indiana no consistía únicamente en la reunión de pobladores: su existencia formal y hasta el derecho a usar el
nombre de ciudad derivaban del establecimiento del Cabildo. La fundación, por consiguiente, se exteriorizaba
mediante la designación, hecha por el fundador, de los primeros alcaldes y regidores a quienes se autorizaba
para que, a su turno, eligiesen a sus remplazantes. La evolución de los cabildos --institución colegiada de
antiguas raíces españolas-- no tuvo características idénticas en todas las ciudades, ni se dictaron normas
generales para organizarlos. Desde mediados del siglo XVI surgió un régimen de cooptación para nombrar a
los cabildantes: éstos fueron elegidos anualmente, el 1 ° de enero, por los miembros del Ayuntamiento, que al
mismo tiempo cesaban en sus funciones. Tal elección debía ser confirmada, según correspondiera, por el
virrey, el gobernador o sus delegados.
Hacia la segunda mitad del siglo XVI los cabildos estaban compuestos por tres categorías de personas: los
dos alcaldes ordinarios, que además desempeñaban individualmente funciones judiciales; un número variable
de regidores según la importancia del lugar (por lo general, entre cuatro y seis en las villas y pueblos y entre
ocho y doce en las ciudades); y ciertos funcionarios especiales que, en razón de su título, formaban parte del
cuerpo: los oficiales reales de hacienda que tuvieron asiento y voto en la corporación y el alguacil mayor que,
como delegado del gobernador, presidía el Cabildo en cada una de las ciudades de la provincia. Unos y otros
dejaron de pertenecer al Cabildo a fines de ese siglo o a principios del XVII.

Para llegar a ocupar un cargo en el Cabildo era necesario ser


"vecino", calidad que se obtenía teniendo "casa poblada", lo cual
significaba ser padre de familia, propietario y domiciliado en el
lugar. Quedaban, por tanto, excluidos los sacerdotes, los
funcionarios no avecindados y los hijos de familia.

En definitiva, los miembros del Cabildo eran, por orden de


preeminencia, los siguientes:

Los alcaldes ordinarios: Entendían en primera instancia en los


juicios civiles y criminales que se suscitaban en la ciudad y su
jurisdicción siempre que no los previniera el gobernador.
1.
2. El alférez real: preferido jerárquicamente a todos los regidores,
se encargaba de llevar el estandarte de la ciudad en las
ceremonias y en las campañas militares.
3. Los regidores: eventuales remplazantes de los alcaldes,
ocupados prioritariamente de las cuestiones vinculadas con la
policía de abastos, obras públicas y visitas de cárcel.
4. El alguacil mayor:ejecutor de las decisiones judiciales y de
mantener el orden en la ciudad.
5. El alcalde provincial de la Santa Hermandad: quien entendía en los delitos cometidos en la campaña y cuya
jurisdicción entró con frecuencia en conflicto con la de los alcaldes de hermandad designados por el cuerpo.
6. El depositario general: oficio vendible y raramente provisto, tenía a su cargo la guarda de todos los
embargos y secuestros judiciales.
7. El fiel ejecutor: uno de los regidores del Cabildo, encargado de vigilar el abastecimiento de la ciudad,
controlar los pesos y medidas utilizados por los comerciantes y hacer observar los precios y aranceles fijados
por el cuerpo

10 febrero 2006

EL VIRREY

Era el encargado de representar la monarquia en los gobiernos de las colonias. Este título se relacionó con
América incluso antes de su descubrimiento, ya que fue uno de los nombramientos que se le concedieron a
Cristóbal Colón a través de las Capitulaciones de Santa Fe. En 1717 se creó el virreinato de Nueva Granada,
que fue disuelto en 1723 y vuelto a crear, ya definitivamente, en 1739. En 1776, finalmente, se creó el
virreinato del Río de la Plata. Estos dos últimos se formaron a partir de una subdivisión del virreinato del Perú.
Los virreyes eran elegidos entre los miembros de la nobleza española, a la que pertenecían en diferente
grado, y solamente en casos muy contados fueron nombrados para desempeñar el cargo personajes nacidos
en América (criollos). Las funciones que correspondían al virrey eran las propias de su condición de álter ego
del rey, y, por lo tanto, fueron muy amplias; a pesar de ello, sus atribuciones estaban oficialmente muy
controladas y limitadas y carecía de la independencia necesaria para actuar con iniciativa propia.

REFORMAS BORBONICAS

En este contexto, la corona española, bajo los borbones, requirió con apremio de reformas económicas y
políticas que le permitieran colocarse en un terreno más favorable ante Inglaterra y Francia. España diseñó,
entonces, una política que le sirvió para aprovechar e incrementar los recursos que obtenía de las colonias y,
a la vez, impulso un desarrollo interno de su manufactura. Los borbones aplicaron de ese modo, los principios
de la monarquía francesa y los cambios alcanzaron su apogeo durante el reinado de Carlos III. Las reformas
borbónicas, aplicadas a mediados del siglo XVIII en todo el imperio español, buscaban reorganizar tanto la
península como su relación con los territorios de ultramar. Para la corona, las transformaciones se plantearon
bajo una concepción de actualización de la economía y el estado. Para América, intentaban recuperar los
créditos y atributos del poder que había delegado los Habsburgos en grupos y corporaciones, colocando
directamente a la monarquía y a sus más cercanos colaboradores en la conducción política, administrativa y
económica del reino. Tales reformas implicaron un cambio "modernizante" pese a que no tenían como objetivo
la construcción de nuevas estructuras sino la modificación de las existentes. Todo esto forzado por el influjo
que ejerció sobre España el "Despotismo Ilustrado" y como respuesta a la necesidad de defenderse de los
avances efectuados por Inglaterra en industrialización, captación de mercados y rutas comerciales, que
debilitaban considerable la atrasada economía española. El centro de la reforma fue, sin duda, el dominio de
la monarquía y el estado sobre los intereses particulares y corporativistas en todos los aspectos de la
sociedad, la agricultura, la industria, el comercio, el arte y el conocimiento. El encargado de promover las
reformas en América fue el visitador de Nueva España (1765-1771) y posterior ministro de las indias, José de
Galvez; en la Nueva Granada, le correspondió a Gutiérrez de Piñeres en (1778-1780). Los agentes de la
corona se propusieron debilitar o aniquilar a cualquier individuo o corporación que rivalizase con los poderes
del soberano y contrarrestar así los privilegios que atentaran contra el interés del estado. De esta manera se
limito el poder político, obtenido por los criollos en los cargos públicos. Se restringió su participación en estos,
con la idea de impedir la formación de poderes e intereses locales. Su desplazamiento fue copado por los
nuevos españoles y reformadores que llegaron de la península. Uno de los blancos centrales de los
innovadores Borbónicos fue la iglesia por su gran poder y sus privilegios acumulados. Durante las primeras
décadas del siglo XVIII se dictaron leyes que prohibían la fundación de nuevos conventos en América. A su
vez, las fuerzas militares tuvieron especial atención en América. Se organizaron las milicias en 1760 y se
amplio el concepto de regimiento compuesto por criollos y españoles, pardos y mestizos. Esta medida
obedeció a la imposibilidad de traer a las colonias guarniciones españolas y a la necesidad de defensa que
requerían los territorios americanos. Los reformadores montaron el sistema de intendencias como jurisdicción
político-administrativa, frente al cual estarían los intendentes o gobernadores generales. El cargo de regente
se creo en 1776, y su fin primordial fue quitarle poder al virrey. El principal objetivo de las transformaciones
económicas fue mejorar y ampliar la extracción de metales preciosos y materia primas, de tal suerte que
sustentara en la península el desarrollo agrícola y manufacturero. Hubo, pues, una mejora técnica e incentivo
para los mineros. A mediados del siglo XVIII se acudió a la contratación de expertos alemanes para organizar
grupos de mineralogistas y metalúrgicos que visitaran Nueva España, Nueva Granada y Perú con el propósito
de introducir cambios técnicos y formar a los mineros. En síntesis, la política reformista de los Borbón tuvo
como propósitos: intensificar el comercio y la manufactura de la península; en los territorios de ultramar hacia
la metrópoli, incrementar la producción minera y fomentar la producción de nuevas materias primas en
América; reorganizar el fisco para un mayor y eficaz recaudo de impuestos, tributos y regalías para la corona;
elevar los niveles de control metropolitano sobre la estructura política y social de las colonias, siempre
partiendo de tener como premisa el interés ibérico.

AUDIENCIA (COMPLEMENTO)

(En la imagen, se observa un tratado realizado en la real audiencia


de Santa Fé de Bogota referente a los esclavos; la transcripción
dice: "ACUERDO DE 18 DE JUNIO DE 1557 Prohíbese comerciar
con negros esclavos. En la ciudad de Santafé, diez e ocho días del
mes de junio de mil y quinientos e cincuenta y siete años, estando
los señores presidente e oidores en la Sala del Acuerdo, dijeron que
mandaban y mandaron que ninguna persona, de ninguna calidad ni
condición que sea, vecinos desta dicha ciudad, ni estantes ni
habitantes en ella, de aquí adelante, no compren de ningún esclavo
ni esclavas negros ninguna cosa de ningún género, ni calidad que
sean, so pena que les sea demandado por de hurto, conforme a la
ley, ni de ningún indio, ni india ninguna cosa que sea de España, so
pena que lo volverán con el cuatro tanto, y mandaron que lo
susodicho se pregone públicamente en esta dicha ciudad, e así lo
mandaron. (Hay tres rúbricas) Fui presente, Joan de Otálora (Al
margen dice) En Santafé, veinte e dos de junio del dicho año de mil
e quinientos e cincuenta y siete años, se pregonó este auto de suso
en las partes y lugares acostumbrados, por voz de Juan, mulato
pregonero, en haz de mucha gente, siendo testigos Martín de
Agurto e Pedro Sánchez y otros muchos. Joan de Otálora" )

BOGOTA EN LA COLONIA

Diseño Urbanístico

El trazado urbano se diseñó en forma de cuadrícula y desde entonces se


implantó la medida de cien metros por cada lienzo de cuadra. Las calles de
travesía —oriente-occidente— tuvieron 7 metros de ancho y las actuales
carreras, 10 metros. En 1553 se trasladó la Plaza Mayor —hoy Plaza de Bolívar
—, al sitio que ocupa actualmente y se inició la construcción de la primera
catedral en el costado oriental. En los otros costados se localizaron las sedes
del Cabildo y de la Real Audiencia. La calle que comunicaba la Plaza Mayor
con la de las Hierbas, —actual Parque Santander— se llamó la «Calle Real»,
hoy Carrera Séptima.

Población de Santa Fe
Estaba conformada por blancos, mestizos, indígenas y esclavos, y a partir de la segunda mitad del siglo XVI
comenzó a crecer rápidamente. En el censo de 1789 se registraron 18.161 habitantes, y en 1819 la población
de la ciudad, que ya contaba con 195 manzanas, era de 30.000 habitantes. Su importancia aumentó con la
creación de la diócesis. Hasta 1585 la única parroquia fue la de la Catedral; luego se crearon la de Las Nieves
al norte y la de Santa Bárbara al sur de la Plaza Mayor.

Gobierno y Administración

El gobierno de la ciudad estaba a cargo del Alcalde Mayor y del Cabildo, formado por los regidores apoyados
por el Alguacil o Jefe de Policía. Para conseguir una mejor administración de estos dominios se instaló, en
abril de 1550, la Audiencia de Santafé de Bogotá, donde actuaban los oidores. A partir de ese momento la
ciudad se convirtió en capital y sede del gobierno del Nuevo Reino de Granada. Catorce años después, en
1564, la Corona española nombró el primer Presidente de la Real Audiencia, Andrés Díaz Venero de Leyva.
La Nueva Granada se convirtió en virreinato en 1739 y se mantuvo hasta que el Libertador Simón Bolívar
logró la Independencia en 1819.

La Religión

Después de haber dominado a los indígenas a través de la guerra, comenzó la conquista de las conciencias
por la religión con ayuda de las órdenes religiosas que se establecieron desde el siglo XVI en todo el territorio
de la actual Colombia. Se construyeron iglesias y conventos a cargo de las comunidades franciscana,
dominica, agustina y más tarde, en 1604, de los jesuitas, los capuchinos y las monjas Clarisas, Dominicas y
Carmelitas Descalzas. Estas comunidades marcaron el espíritu y las costumbres de los santafereños, pues
ejercieron un dominio ideológico, político y cultural que apenas se vio un tanto menguado cuando, en 1767,
Carlos III ordenó la expulsión de los jesuitas de las colonias de España en América.

Centros Educativos

Como en el resto de la América hispana, las órdenes religiosas fueron fundamentales en el campo de la
educación, que por orden de la Corona se impartía en iglesias y conventos. Las dos primeras cátedras
universitarias se deben a los frailes dominicos (1563 y 1573). En 1592 se fundó el Colegio Seminario de San
Bartolomé para impartir educación superior a los hijos de españoles; los jesuitas dirigieron este colegio en
1605 y fundaron el Colegio Máximo que estaba situado en una de las esquinas de la Plaza Mayor.En 1580 los
dominicos fundaron la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino para Artes y Filosofía, y en 1621 los
jesuitas iniciaron los cursos en la Universidad de San Francisco Javier o Javeriana. En 1653 fray Cristóbal de
Torres fundó el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. En 1783 se inició la primera comunidad
educativa y la primera escuela para la educación de la mujer en la Nueva Granada: el colegio de La
Enseñanza, de la comunidad de María. Desde ese momento, se iniciaron las lecciones escolares para las
mujeres, derecho que hasta entonces estaba reservado a los varones.

La Expedición Botánica

El aporte más importante de esta época al conocimiento científico de la naturaleza americana está constituido
por la Expedición Botánica, cuyo objetivo fue el estudio de la flora nativa. Se inició por orden del arzobispo-
virrey Caballero y Góngora bajo la dirección de José Celestino Mutis y con el aporte de científicos como
Francisco José de Caldas, Jorge Tadeo Lozano y Francisco Antonio Zea. Tuvo su sede en Mariquita y en
1791 se trasladó a Santa Fe, donde perduró hasta 1816. Los dibujantes que participaron en esta obra dejaron
una serie de preciosas láminas realizadas con esmero que quedó como testimonio de la investigación
realizada. Fueron ellos Francisco Javier Matiz y Pablo Antonio García.

LA EXPEDICION BOTANICA DEL NUEVO REINO DE GRANADA

A diferencia de las anteriores, para iniciar nuestra


Expedición Botánica no se trajeron pintores ni
dibujantes de la Península. Después de varios años de
trabajo, el Sabio Mutis logró el apoyo del Rey para
sufragar los gastos de los que él llamó sus Ayudantes: herbolarios y pintores, más la creación de una Escuela
de Dibujo y Pintura, adjunta a la "Botánica", para enseñar a niños y a jóvenes, y en donde se prepararían los
futuros colaboradores de la Flora.

El prestigio de la Expedición Botánica fue muy grande desde sus comienzos. El sabio alemán Alejandro de
Humboldt, entre muchos otros, estaba al tanto de estos trabajos. Una vez concluido su recorrido por el
Orinoco y vuelto a Cartagena, el 30 de marzo de 1801, orientó su viaje hacia el interior de la Nueva Granada,
atraído por la merecida fama de que ya gozaba la empresa mutisiana. Así lo describe en su diario de
anotaciones : "Nuestra entrada en Santafé constituyó una especie de marcha triunfal. El Arzobispo nos había
enviado su carroza, y con ella vinieron los notables de la ciudad, por lo cual entramos con un séquito de más
de sesenta personas montadas a caballo. Como se sabía que íbamos a visitar a Mutis, quien por su avanzada
edad, su prestigio en la Corte y su carácter personal es tenido en extraordinario respeto, procuróse por
consideración a él, dar a nuestra llegada cierta solemnidad, honrándolo a él en nuestras personas. Por
exigencias de la etiqueta, el Virrey no puede comer en la Capital en compañía de nadie, y así nos invitó a su
residencia campestre de Fucha. Mutis había mandado habilitar para nosotros una casa cerca de la suya, y
nos trató con extrema afabilidad. Es un anciano y venerable sacerdote de unos 72 años, muy rico además: el
Rey paga 10.000 duros anuales por la Expedición. Desde hace quince años trabajan a sus órdenes treinta
pintores; él tiene de 2.000 a 3.000 dibujos en folio, parecidos a miniaturas. Excepto la de Banks, de Londres,
nunca he visto una biblioteca más nutrida que la de Mutis".

El barón de Humboldt venía a la Nueva Granada en compañía de Amadé Bonpland, con el propósito de trazar
el mapa de la región norte del Amazonas y comparar sus colecciones con las del botánico José Celestino
Mutis. Lo que no esperaba encontrar era un equipo tan organizado de herbolarios y pintores trabajando en tan
magna empresa. Con la generosidad propia de su espíritu, elogió ampliamente la obra de Mutis y enfatizó su
admiración por los trabajos pictóricos. Así lo manifestó también más tarde en la correspondencia que sostuvo
con Don José Celestino Mutis.

Tal como lo anotó Humboldt, la Expedición llegó a contar con un completo equipo de pintores, quienes
trabajando afanosamente lograron llevar a cabo una empresa incomparable tanto por el número como por la
calidad de los iconos, nunca antes producidos por ninguna otra Expedición científica.

La Expedición se instalo inicialmente en La mesa, sitio equidistante entre las tierras frías y los valles
interandinos, en abril de 1783. Para iniciar su gran Flora, el Sabio Mutis procedió a contratar a dos pintores
que ya ejercían como tales en Santafé: Pablo Antonio García del Campo (1744-1814) y Pablo Caballero (S.
XVIII).

García del Campo había sido alumno de Joaquín Gutiérrez, uno de los más notables pintores santafereños del
siglo XVIII. Habiendo sido nombrado Pintor de Cámara del Arzobispo Virrey en 1784, distribuyó
probablemente su tiempo entre la Flora y su desempeño como pintor de retratos oficiales de mandatarios y
eclesiásticos.

El mismo Mutis enseñó a García a iluminar los dibujos con la técnica del Miniado, pues la tradicional pintura al
óleo, presentaba para sus propósitos dificultades prácticas enormes. Según Mutis esta nueva técnica era
inusual aún en la misma España.

Del pincel de García del Campo se han identificado 100 láminas, en las que se aprecia su excelente manejo
del dibujo. Al parecer García del Campo se retiró hacia 1794 dejando una obra importante no solo en cuanto a
las láminas, sino fundamentalmente como maestro de pintores como Francisco Javier Matís (Guaduas, 1744 -
Bogotá, 1851) y Salvador Rizo (Mompox,1762 - Bogotá, 1816).

Pablo Caballero, notable retratista, se vinculó por muy poco tiempo a la Flora en la que hasta donde se
conoce alcanzó a dejar 4 láminas firmadas y fechadas y un grato recuerdo en su Director quien se refiere a él
años más tarde con notorio afecto. Al retirarse Caballero, Don José Celestino Mutis buscó y encontró en la
misma región a un joven que si algunas veces le proporcionó disgustos por su indisciplina, lo recompensó
luego al convertirse en uno de sus más excelentes pintores: Francisco Javier Matís. En cierta forma Matís es
el continuador de la obra Mutisiana y por así decirlo, el vínculo viviente entre la Expedición Botánica y la
Comisión Corográfica, realizada en nuestro país entre los años de 1850 y 1859. Así lo demuestra el siguiente
aparte, tomado del Papel Periódico Ilustrado; No. 87, año IV de Marzo 15 de 1885: "El señor Matís era
humilde y modesto como sabio; sencillo, franco y risueño como un niño. Su casa situada cuadro y media
arriba de Las Nieves, de pobre apariencia, era a la vez hogar de la familia, Escuela de Pintura y aula de
Botánica: enseñaba gratis a varios niños todo lo que él sabía. La sala de su herbario era al mismo tiempo sala
de pintura y pieza de recibo de visitas"... (2) Años más tarde el científico colombiano José Jerónimo Triana,
colaborador de la Comisión Corográfica, relata emocionado en sus memorias cómo siendo ya Matís, un
viejecito casi inválido, se lo llevaba él cargado a sus espaldas a herborizar en los Cerros de Monserrate. Matís
dejó para la Flora cerca de 216 láminas firmadas y más de 70 dibujos, todos de una notable calidad,
sobresaliendo en ellos no solo la precisión en el dibujo sino fundamentalmente el exquisito colorido de las
flores.

Contemporáneamente a la vinculación de Matís, llegó a Mariquita procedente de Mompox, Salvador Rizo,


acompañando al Capitán ingeniero Antonio de Latorre, en el cargo de "delineante", posiblemente cartógrafo.
Incorporado a la Flora, se comprometió al trabajo con tanta dedicación, que una vez conocedor de las
técnicas y de su empleo, como del manejo interno de la Empresa, se convirtió en maestro de los jóvenes y se
desempeñó a la vez como Mayordomo de la Expedición aún hasta después de la muerte del Director, ocurrida
en 1808. Refiriéndose a estos dos artistas Rizo y Matís, Don José Celestino dijo en una de sus cartas: “Pude
lograr mis intentos aficionándolos a unas tareas pesadísimas compensadas con sus competentes salarios y
con la esperanza de algunos honrados destinos que yo les proporcionaría concluída la Expedición. En efecto,
estos han permanecido desde entonces y subsisten con amor al Real servicio desempeñando dignamente sus
obligaciones". Salvador Rizo dejó además de 141 láminas, dos excelentes retratos de Don José Celestino
Mutis, más uno del Director del Jardín Botánico de Madrid: don Antonio José Cavanilles examinando la Rizoa,
que se encuentra actualmente en el Museo Nacional y otro del presbítero Juan Eloy Valenzuela y Mantilla,
subdirector de la Expedición en sus inicios y gran colaborador de Mutis conservado en el Museo del 20 de
Julio.

Uno de los retratos del Sabio Mutis: la Alegoría, también parece estar inspirado en el grabado que ilustra la
primera página del "Hortus Cliffortianus", publicado en Amsterdam en 1737, obra que poseía Mutis en su
biblioteca y que posiblemente Rizo conocía. El cuadro de Rizo tiene la particularidad de presentar el busto del
ilustre Director de la Botánica en un pedestal, rodeado de libros, plantas y naturaleza a más de los objetos de
su estudio, pero denotando en el rostro la naturalidad de un retrato al óleo sin la probable frialdad de una
escultura en mármol. Posiblemente el artista haya querido con ello perpetuar la imagen amable de un Director
severo pero afectuoso.

31 enero 2006

LA INSURRECCION DE LOS COMUNEROS

El Movimiento Comunero de 1781, constituye uno de los


levantamientos anticoloniales de mayor
trascendencia, ocurridos a lo largo del S.XVIII en el Nuevo
Reino de Granada. Sus acciones reivindicativas colocaron en
entredicho la vigencia de la autoridad española, y abrieron un
nuevo capítulo en las luchas de nuestro pueblo, que
continuaría la gesta libertadora emprendida por Simón Bolívar
y que hoy sigue vigente.

El origen de esta insurrección hunde sus raíces en la crisis


que vivió el sistema de dominación colonial en la segunda
mitad del S.XVIII y que la Corona española intentó superar
mediante la aplicación de las llamadas "reformas borbónicas",
orientadas a fortalecer su poder político y a extraer mayor
excedente economico, aumentando las rentas fiscales. Sin
embargo, estas medidas lejos de paliar la crisis agudizaron
las tensiones sociales y estimularon el estallido de revueltas
que hicieron estremecer el edificio colonial.

La insurrección comunera comprometió a diversos sectores


sociales, afectados por las políticas borbónicas:

Los terratenientes y pequeños propietarios, vieron


disminuidas sus posibilidades de expansión y progreso con el incremento de los impuestos como el de la
Armada de Barlovento , la alcabala , los estancos del tabaco y el aguardiente , y otros mecanismos de
extracción tributaria. De allí que muchos de ellos se sumaron como capitanes al movimiento, para expresar su
indignación por la política fiscal.

Por otra parte, los jornaleros, artesanos, campesinos y otros trabajadores aunaron a su condición de
desigualdad económica, social, política y cultural, las nuevas cargas impositivas de la Corona. Esta gran masa
de desposeidos eran víctimas de la explotación de los señores de la tierra, quienes acaparaban los espacios
productivos antiguos y nuevos, surgidos del proceso de despojo de los resguardos indígenas e incorporados a
la producción de acuerdo con las nuevas orientaciones borbónicas.

Es sobre este conflictivo trasfondo socio-económico que hace erupción el movimiento de los comuneros.

UNA MUJER INCITA A LA REBELION

El l6 de marzo de l78l, en la Villa del Socorro, el común encabezado por Manuela Beltrán, en un gesto de
altiva rebeldía rompió el edicto que anunciaba el aumento del impuesto de la Armada de Barlovento. Esta
acción insurreccional se propagó en casi todo el territorio neogranadino ocupando extensas zonas rurales
desde Mérida (Venezuela) hasta Pasto (Colombia), y esparciendo una estela de rebeldía en todo la geografía
nacional: destrucción de los símbolos de la realeza colonial, desconocimiento de las autoridades españolas,
rechazo a las opresivas instituciones fiscales, liberación de esclavos y recuperación de las tierras de
resguardos (Antonio García, Los Comuneros l78l l98l, Plaza Janes, l986, p.39)

Los comuneros organizaron un ejército armado con un mando central unificado y un Supremo Consejo de
Guerra dispuesto a desmantelar el aparato de dominación colonial. La autoridad del monarca español fue
sustituida, en forma simbólica, por el establecimiento de una monarquía Chibcha encarnada en el cacique
Ambrosio Pisco -que contó con el reconocimiento de todos los oprimidos-, mientras que el inca Tupac Amarú
fue proclamado rey de América (García, p.77), afirmando así la soberanía del pueblo.

LAS CAPITULACIONES

El avance del movimiento insurreccional hacia la capital se vio interrumpido por el hábil manejo político del
representante del gobierno colonial virrey-arzobispo Caballero y Gongora quien concertó con Francisco
Berbeo -líder del ala entreguista de los rebeldes- un acuerdo conocido como "Las capitulaciones', las cuales
fueron firmadas en junio de 1781, en Zipaquirá, una cercana población a Santafé de Bogotá.

Aunque algunos analistas consideran que las capitulaciones constituyeron "un primer estatuto político de la
Nueva Granada, destinado a impulsar la liberación de las condiciones de dependencia colonial", en ningún
momento abordaron lo relacionado con la libertad de los esclavos, la abolición de las nuevas formas de
servidumbre indígena y la restitución de las tierras de los resguardos.

En lo que sí cumplió su objetivo las capitulaciones fue en la división del ejército comunero. A partir de este
momento, quedó clara la existencia de dos horizontes de lucha: por un lado, la de los sectores acaudalados,
que pese a mantener sus contradicciones con la corona española, no estaban dispuestos a perder su
hegemonía política y económica y por otro lado las masas oprimidas que buscaban su redención social. Este
último sentimiento fue interpretado por el líder mestizo José Antonio Galán.

"UNION DE LOS OPRIMIDOS CONTRA LOS OPRESORES"

José Antonio Galán que adelanta su campaña por el río Magdalena, no acepta las capitulaciones y, sin perder
el apoyo popular, continua promoviendo la insurrección de los esclavos, e incita a los indígenas a la rebelión,
proyectando la organización de un gran movimiento con coherencia interna y unidad en sus propósitos.

No obstante, y pese a que una buena parte de los insurrectos expresan su disposición de lucha, el ejército
comunero no logra reestructurarse. El daño infligido por la deserción de sus máximos capitanes -una vez
satisfechos sus mezquinos intereses-así como las rápidas campañas militares desatadas en su contra, son
elementos que obstaculizan la materialización de este propósito.

Ante esta perspectiva, Galán orienta su accionar hacia el cumplimiento de los acuerdos que han sido
desconocidos por el Arzobispo Caballero y Góngora (Francisco Posada, El Movimiento Revolucionario de los
Comuneros, Siglo XXI, l975, p.113), pero al mismo tiempo comprende el desinteres de las autoridades
virreinales para llevar adelante lo acordado, y mantiene su proyecto de tomar a Santafé de Bogotá. Sus
planes fracasan. Con la ayuda de antiguos capitanes del ejército comunero Galán es hecho prisionero y luego
ejecutado, el 1 de febrero de 1782.

En las decádas siguientes la historia puso de presente que la muerte del líder comunero y sus seguidores, no
pudo contener el desmoronamiento del edificio colonial español; Las semillas de rebeldía que hace mas de
doscientos años sembraran los comuneros, son recogidas hoy por nuestros pueblos que luchan contra la
imposición de las medidas neoliberales de apertura económica y de injusticia social. Naturalmente, son otras
épocas y otros actores: el colonialismo español ha cedido su paso a la voracidad del imperialismo que a
través de sus políticas lesiona los intereses nacionales, generando más hambre y miseria para nuestros
pueblos.

Los combatientes de las FARC-EP hacemos vivo el ejemplo de rebeldía comunera y alentamos a nuestro
pueblo a la lucha por detener la política de hambre, indignidad y garrote que trata de imponer el régimen
actual, a levantar con beligerancia la defensa de nuestra soberanía nacional y a persistir en los esfuerzos por
la construcción de una Colombia Nueva, soberana, justa y en paz.

Manuela Beltran

Heroína colombiana, la primera mujer neogranadina que, ya en el siglo XVIII, se opuso a las medidas
impositivas que el gobierno español de Carlos III, y en Santafé de Bogotá el virrey Manuel Antonio Flórez y
Angulo, mediante cédulas reales, habían impuesto a los habitantes de las colonias. Estas medidas formaban
parte de la denominada Instrucción general para el más exacto y arreglado manejo de las reales rentas de
alcabala y Armada de Barlovento. La reacción contra estos impuestos produjo el movimiento social
denominado insurrección de los comuneros, rebelión en relación con movimientos similares en Sudamérica,
entre ellos el dirigido en el Perú por José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru). El 16 de marzo de 1781, en El
Socorro, Manuela Beltrán arrancó el edicto que decretaba las nuevas tasas, dando así inicio al movimiento
comunero neogranadino.

30 enero 2006

ILUSTRACION EN LA NUEVA GRANADA:

Los Ilustrados de Nueva Granada 1760-1808. Genealogía de una comunidad de interpretación de Renan


Silva)

La Ilustración europea, con su fe en la razón y su confianza optimista en las ciencias, sobre todo las naturales
y experimentales, también estaba viva en España. Esta nueva escuela de pensamiento se inicia con el
rechazo a los contenidos educativos tradicionales de la escolástica y pone en marcha una reforma cultural que
apunta a la ciencia moderna y a sus métodos de investigación. Las ideas renovadoras se extendieron
velozmente por la Nueva Granada a través de escritos de españoles ilustrados como Feijóo, Jovellanos,
Campomanes y el Conde de Floridablanca. En estas tierras también se difundieron las obras de pensadores
ingleses y franceses como Locke, Montesquieu, Voltaire, Rousseau, entre otros. Representantes de las
nuevas ciencias naturales como el sabio José Celestino Mutis, Juan José D’Elhuyar, Aimé Bonpland y
Alexander Von Humboldt contribuyeron a difundir y a cimentar las ideas de la Ilustración.
Neogranadinos como Francisco Antonio Moreno y Escandón, Jorge Tadeo Lozano, Antonio Narváez y
Latorre, José María Cabal y Francisco Antonio Zea, entre otros, también apuntalaron las nuevas ideas, que
habrían de ser decisivas en el proceso de independencia.

En el Nuevo Reino de Granada durante los siglos XVII y XVIII, no se conoció una universidad pública de
estudios generales, como sí la hubo en los virreinatos del Perú y Nueva España.

En cuanto a estudios superiores existieron dos grandes colegios-mayores, fundados en la primera mitad del
siglo XVII en Santafé y que cumplieron las funciones de universidad desde el punto de vista de las facultades
que se daban: filosofía, derecho y teología. Dichos colegios- mayores fueron corporaciones de gran poder
social, con sistemas de privilegios y de influencias. Y es precisamente con este modelo de corporación que se
enfrentó el nuevo proyecto educativo de los ilustrados que buscaba oponerse a todo el conjunto de
autonomías y particularismos que dominaba el funcionamiento de la sociedad y la política.
En relación al crecimiento universitario durante el siglo XVIII sostiene que la expansión escolar obedeció a una
intensificada demanda social por la educación, originando cambios en la vida de ciertos grupos y en sus
actitudes culturales y hay una valoración nueva y original que las familias hacen de la educación y de la
institució n escolar.

Estos cambios y transformacio nes tuvieron un principio generador el cual fue la introducción en la vida
universitaria de la cátedra de la filosofía moderna o filosofía natural (es decir la investigación aplicada en
ciencias naturales), iniciada por el botánico gaditano José Celestino Mutis hacia el año 1762. Tanto él como
todos los otros que, en Santafé o en las provincias, se inclinaban en la misma dirección: el carácter social de
los conocimientos, de su función de utilidad, y del interés y servicio que el saber sobre la naturaleza
podría reportar para todos los grupos en el sentido de una esperanza de redención económica y una posible
actividad de comercio. Expresado en otras palabras era la búsqueda de la prosperidad bajo una orientación
experimentalista y de innovación.

Pero el proceso de reformas universitarias fue difícil y encontró resistencias de la sociedad: en los cuerpos de
abogados, en las órdenes de regulares, pero también en las autoridades académicas y catedráticos
tradicionales.

Uno de los puntos de la reforma fue la fundación de la Biblioteca Pública.Luego de la expulsión de la
Compañía de Jesús en 1767, una parte de sus librerías entró al dominio público, que constituye un hecho de
gran significación social y cultural el uso que de tales libros se hicieron en las ciudades en las que después de
1770 se reabrieron, bajo el control de las autoridades reales, las cátedras de latín y humanidades que antes
controlaban los jesuitas. Una parte de la educación se hará sobre la base de estos libros expropiados,
permitiendo un uso intensificado del libro en los procesos de enseñanza y en el aumento de las corrientes de
lectura en el campo de la cultura clásica.

En este punto el autor analiza el proceso de transformación de las bibliotecas de los ilustrados neogranadinos
de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Enumera tres factores que contribuyeron en este proceso
de cambio, tales como: otros intereses intelectuales, el apoyo de un sistema comercial y una serie de
intermediarios culturales. Establece que los libros nuevos que se encuentran en las bibliotecas ilustradas
ofrecen puntos de continuidad con la tradición, pero al mismo tiempo una apertura a la modernidad. Se
encuentra placer en adquirir obras recientes que el autor llama “novedad editorial”, casi todos impresas o
reeditadas en el primer lustro del siglo XIX, y con algunas pocas excepciones en los años 90s del siglo XVIII.
Eran obras que se leían casi al mismo tiempo que en Europa. Señala también el autor el carácter pedagógico
de las obras solicitadas expresado en el gran número de diccionarios, muchos de las obras con figuras,
láminas e ilustraciones, de libros de divulgación de las doctrinas científicas, lecturas referidas a la historia y a
la geografía (sobretodo libros de viajes) las humanidades (literatura, gramática, retórica y diccionarios de
lengua).
Otra característica de la transformación cultural es el reforzamiento del castellano y el altonúmero de obras
francesas, inglesas, italianas, alemanas y hebreas. Esto da cuenta de la pérdida de importancia del latín-que
era en el siglo XVII la lengua de dominio absoluto en el plano de la cultura intelectual.

En relación a la circulación ampliada del nuevo libro ilustrado más allá del pequeño grupo ilustrado el autor
muestra cómo, a partir de algunas propuestas de fundación de escuelas y aulas de latín y humanidades en
varias ciudades del virreinato en el último tercio del siglo XVIII, se da una transformación del papel del libro en
la cultura hacia un grupo más amplio de la sociedad. En relación con la transformación de la biblioteca
pública, las prácticas de lectura conocieron también cambios importantes. En primer lugar, la creación en
medios urbanos de asociaciones donde la lectura llegó a ocupar un papel central, en segundo lugar, la
creación de algunas redes de lectores en el campo entre antiguos universitarios queejercían su profesión de
abogados, siendo en ocasiones propietarios de haciendas, en tercer lugar el nuevo interés que despierta la
lectura de las gacetas.

Lo que se constituyó en el Nuevo Reino de Granada, en los siglos XVI y XVII,no fue una sociedad de
pequeños y medianos colonizadores que con apoyo en su propio trabajo y en el trabajo familiar, crearan la
riqueza, sino una sociedad de encomenderos, primero, y luego de terratenientes, mineros esclavistas y
comerciantes de gran poder. Esta situación dio origen a formas sociales y tipos de representación que
separaron el trabajo manual y el trabajo intelectual dando valoraciones diferenciadas y excluyentes para cada
uno de ellos.

En contraste se encuentra en los ilustrados la afirmación de que en la sociedad no existían oficios viles, y que
toda actividad productiva debía considerarse digna de respeto, intentando de esta manera revalorizar el
trabajo material. También sostuvieron una crítica de las nociones de ocio y vagancia. El ocio, o inacción, era la
gran causa de los males sociales, el verdadero motivo de que el virreinato fuera una “sociedad paralítica”, ya
que el ocio frena la agricultura, las negociaciones, las artes y las ciencias.

En la medida en que los ideales de prosperidad y felicidad, las pautas deltrabajo científico de la historia
natural y una ética de la investigación fueron incorporándose en la actividad práctica de los ilustrados, la vieja
noción de trabajo comenzó a transformarse.

El autor analiza a los ilustrados neogranadinos como un grupo y lo define como un conjunto de gentes que se
encontraba relacionado y conectado por vínculos. Dichos vínculos se basaron en lazos de sociabilidad
primaria de gran arraigo en esa sociedad: la familia y las relaciones de parentesco, en la ident ificación
regional, el colegio y la universidad, tanto en Popayán como en Santafé, la amistad, que era considerada por
los ilustrados como un valor fundamental a partir de la cual se funda la comunidad de ideas.

Para el autor los ilustrados de Nueva Granada vivieron en una sociedad con valores sociales fuertemente
arraigados en la tradición. El valor absoluto de la religión, la importancia del honor, la desigualdad entre los
hombres. Siendo la religión un valor primordial los ilustrados intentaron modificar algunas de las concepciones
habituales sobre ella y a partir de esa crítica construyeron una nueva imagen de la sociedad en la que
existieran dimensiones diferenciadas de la vida social. Su crítica a la sociedad fue solamente parcial y
sostiene que la cultura ilustrada se formó, no solamente en los marcos del proyecto de reforma que proponía
la monarquía, sino en el interior mismo de formas culturales dominantes por más de trescientos años, y a la
cual jamás se dejó de pertenecer.

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