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NECROLOGÍAS

RECORDANDO A DON ÓSCAR ESPLA TRIAY


DON ÓSCAR E S P L Á TRIAY
I

EVOCACIÓN DE DON REGINO SAINZ DE LA MAZA

No quiero que falten unas palabras mías de recuerdo para un gran


músico, maestro, en la más noble acepción de esta palabra. Mi amistad
con él se remonta a los comienzos de mi carrera. Y puedo decir cuanta
benevolencia y generosidad tuvo para mí a lo largo de tantos años. En
varias ocasiones quiso que le acompañara en tribunales de oposiciones y
concursos. Y nunca olvidaré sus preciosos consejos con motivo del estreno
del Concierto de Remacha, premiado en el concurso que lleva su nombre
y que yo toqué con Toldrá y la Orquesta de Barcelona.
De entre su copiosa obra quiero destacar la parcela dedicada al piano,
esencial para el conocimiento de su estilo y seguir la evolución ascendente
de su arte. Antonio Iglesias ha ahondado en las características más acu-
sadas en la obra pianística de Esplá, señalando con lucidez y compren-
sión los elementos que la integran. Vinculado en amistad fraterna al gran
compositor, Iglesias —gran pianista él mismo— ha subrayado en su libro
sobre el piano de Esplá la importancia de su música para el teclado, pre-
ciosas páginas que nos ayudan a penetrar en su estilo y seguir la evolución
de su arte siempre en anhelo de superación, de perfección constante en
busca de una expresividad directa y sensible.
Sin ignorar los secretos de la politonalidad y las corrientes más mo-
dernas de la música, Esplá permaneció fiel al propósito de escribir al
dictado de su más íntima convicción, que le dictaba a la vez los medios
técnicos idóneos como solución única de lo que se proponía realizar.

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Esplá creía en el poder mágico, misterioso, de la música, de la música
como confidente inseparable de las alegrías y el dolor del hombre; tam-
bién como medio de evocación de paisajes y tierras. Creía sobre todo en
la capacidad de la música para expresar lo inefable, los horizontes del
alma, con toda la carga que hay en ella de ternura, de fe, de elevación
y de embriaguez.
Osear Esplá escribía bajo el aguijón del fervor, de la pasión contro-
lada por la inteligencia; por eso su música, como dice Gerardo Diego,
nos hace sentirnos más plenamente realizados y cantamos con ella, dentro
de ella. Tal es el prodigio incomparable —añade nuestro gran poeta— de
la música grande, que con la poesía son los dos únicos consuelos para la
insaciable aspiración del espíritu.
Que con él sea la paz. Lo merece quien tan bien supo servir a la mú-
sica y honrarla con las dotes de un talento singular.

II

INFORMACIÓN EPISTOLAR DE DON ENRIQUE PÉREZ COMENDADOR

Estuve en la noche del día 7 en la capilla ardiente instalada en el Ins-


tituto Musical que lleva el nombre del maestro fallecido. Allí expresé a la
viuda y familiares del finado, a las autoridades y al subdirector del Insti-
tuto el dolor de la Academia por la pérdida del gran músico alicantino
universal y eminente académico.
El coro de la capilla del "Misterio de Elche", venido exprofeso para
rendir homenaje a quien tanto se había desvivido en vida para la revisión
del "misteri", cantó ante el cadáver, en un ambiente de sumo recogimiento,
las siguientes composiciones del famoso misterio: Yu exitu Israel de Egipto,
O Deu Adonay, O Cos Sant y Aus de entrar en Sepultura. La emoción y
rítmico acorde con que estas composiciones fueron cantadas y su signifi-
cado nos conmovió profundamente a todos.
Había expresado Osear Esplá un deseo de ser sepultado en la Basílica
de la Santa Faz, de la que los alicantinos se enorgullecen, muy cerca de

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la cual él tenía su casa, y cuya belleza monumental, restaurada después
de nuestra última guerra civil, es joya de la comarca. Ello era casi impo-
sible. El monasterio está bajo la tutela del Ayuntamiento y del Cabildo
catedralicio; a ambos correspondía autorizarlo y había que respetar además
lo legislado por la jurisdicción eclesiástica que lo impedía.
Mas el Presidente de la Caja de Ahorros del Suroeste de España, en-
tidad patrocinadora del Instituto Osear Esplá y que ha sufragado las obras
importantísimas de urbanización y acondicionamiento y otras necesidades
del mismo, de común acuerdo con el señor Obispo de la Diócesis y las
autoridades civiles, deseosos todos de dar cumplimiento a la voluntad del
finado, encontraron la solución destinando a sepulcro del maestro una
pequeña habitación que se encuentra al lado derecho del altar mayor. Así
en la mañana del día 8, a las once y media de la misma, se celebró en la
Basílica de la Santa Faz una solemne misa de Corpore insepulto, presente
el señor Obispo de la Diócesis, reservándose a nuestra Academia un lugar
en el primer banco, entre el Gobernador Civil, Presidente de la Diputa-
ción Provincial, Comisario General para la Música, venido expresamente
de Madrid, y Presidente de la Caja de Ahorros del Suroeste. También es-
tuvieron presentes en el funeral y entierro nuestros Correspondientes seño-
res Pérez Gil y Ruiz Vaquero.
Terminada la misa y responso en medio de un silencio impresionante,
apiñados familia, obispo y clero, autoridades y representaciones junto a la
puertecita de la habitación antes mencionada, procedióse a dar sepultura
al cadáver y seguidamente a la lectura en alta voz del documento que
acredita que el cuerpo allí sepultado es de Osear Esplá. Documento que
fue firmado por los señores Obispo, Gobernador Civil, Alcalde de Alicante
y Secretario del Ayuntamiento.
Reiterado que hube, ciertamente conmovido, el pésame de la Academia
y el mío propio a la viuda y familiares de Osear Esplá, salimos de la fría
Basílica afligidos, mas un sol esplendente y una temperatura primaveral
nos acogieron fuera retornándonos a la vida.
He aquí, querido Director, el sucinto relato de la triste efemérides para
conocimiento suyo y de la Academia si así lo estima.

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