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Apuntes Kant 19/02/2018

Sesión 3: Deber, Imperativo categórico; distinción Ética y Moral

1. Necesidad (y posibilidad) del Imperativo categórico: sólo se da en seres racionales,


por lo que su posibilidad (y condición de existencia) está únicamente en ellos.
Podemos señalar, en el caso de la Fundamentación, como seres racionales a las
personas, puesto que estas, en tanto seres racionales, pueden elegir aquello que sea
bueno (y por tanto necesario).

2. Temas del seminario:

2.1. Acción-Agencia: ser agente significa ser alguien, tener un carácter y/o
estabilidad constante en el tiempo; la acción es individualizable, separada. Uno
puede caracterizar a una acción como buena o mala independiente de las demás
acciones de un agente, en cambio, podemos cualificar a un agente como
virtuoso o vicioso, no por una acción, sino por su carácter, i.e., por su condición
de agente. Para Aristóteles, una persona es “buena” o “mala”, “virtuosa” o
“viciosa”, por la repercusión y repetitividad de sus acciones; es decir, un hombre
virtuoso es aquel que, en su forma de ser, actúa conforme al bien, ser bueno se
vuelve un hábito, una acción mala que acometa no lo vuelve ipso facto malo. La
distinción con Kant está en que éste último se centra en la acción, y no como
Aristóteles, entre la relación dada de acción-agencia. [Kant centrará su análisis
de la agencia en (del carácter) en Antropología en sentido pragmático.] // Para el
filósofo, para ser virtuoso, no basta con actuar conforme a la norma, ni tampoco
por la bondad intrínseca que hay en nosotros: cuando uno obedece una norma
que coacciona, no lo hace porque su motivo sea el respeto o el castigo, sino por
mor del deber mismo, obedecer la ley no por coacción, sino por el deber mismo;
las leyes son externas en tanto que coaccionan nuestra manera de obrar de
manera lícita o ilícita, mientras que nuestras motivaciones intrínsecas son
internas, como la bondad. Sin embargo, las motivaciones intrínsecas también
son coactivas, esto es, son las motivaciones que nos auto-determina a obrar de
esta o esta otra manera. La diferencia cobra mayor sentido cuando vemos que lo
jurídico coacciona externamente, mientras nuestras motivaciones intrínsecas lo
hacen externamente. Esto no excluye, como se dijo anteriormente, que lo
jurídico se subdetermine a la disposición ética; hay una posibilidad de
convergencia entre ambas coacciones, salvo que la acción jurídica no estaría
motivada por la coacción, sino por motivaciones intrínsecas. [Principio
deontológico: gracias a la determinación del Imperativo categórico, puedo
determinar que las acciones son buenas o son malas, pero, para esto debo asumir
la posibilidad del Imperativo.] En el análisis de la acción, no importa la acción
misma, sino la motivación. //

2.2. Virtud: Ser virtuoso es una disposición del ánimo, es dominio de uno
mismo o el autocontrol de uno mismo. Esto es, a diferencia de las éticas basadas
en la virtud (como la aristotélica), no hay una pluralidad de virtudes que, en
última instancia, pueden guardar tensión entre ellas mismas. Para Kant, por el
contrario, la virtud es el autocontrol que tenemos de nosotros, nuestra fortaleza
del ánimo para dominarse o contenerse a uno mismo. La virtud es una condición
negativa que tiene el agente para disponerse a actuar moralmente. Para que una
persona pueda considerarse como “moral”, no basta con que actúe con virtud,
sino que sus motivaciones estén fundamentadas moralmente. // Autocontrolarse
es un término negativo, puesto que implica la autocoacción de uno mismo; por
el contrario, Autodeterminarse es un término positivo, lo que significa ser
autónomo¸ i.e., autolegislarse. Ser virtuoso, para Kant, es no hacer algo,
impedírselo. La diferencia estriba en que, en el primer caso, dejamos de hacer
algo; en el segundo, decidimos hacer o no algo. La virtud es condición
necesaria, mas no suficiente, de la moralidad. La virtud no se manifiesta como
una disposición del carácter, sino que puede verse en acciones concretas.

2.3. Distinción ética-moral: La distinción dada entre ética y moral sería, en el


primer caso, el criterio de costumbres (criterios morales) que tiene una
comunidad, por otra parte, lo moral está en relación con el conjunto de normas
que tiene una comunidad. Ahora bien, ¿cómo entender mejor la distinción entre
la ética y la moral? Para Kant, la moralidad se entiende como costumbres
(Sittlichkeit) y se refiere a la forma en como nosotros juzgamos las acciones; la
eticidad consiste, no en las costumbres, sino en la ciencia de las intenciones. La
moralidad está subordinada a la eticidad, esto es, las normas de nuestra conducta
están subordinadas al análisis de nuestras intenciones, por ello que la eticidad se
vea como una ciencia de las intenciones. La moralidad se encargaría, pues, de
nuestras intenciones (costumbres) en tanto como juzgamos, mientras que la
eticidad se encargaría del análisis de esas intenciones, lo cual parece
conducirnos a una parte más psicologista de la filosofía moral kantiana. No se
pretende establecer una buena y mejor ética (o moral), sino sustentarla. En la
Fundamentación, Kant se encarga de fundamentar la moral, mientras que, en las
Lecciones, se encarga del análisis psicológico de las intenciones, de ahí que el
último (la eticidad) se considere como ciencia de las intenciones.

2.4. Moral y Felicidad: para Kant, la distinción entre Moral y Felicidad radica
en que, aun siendo distintas en naturaleza, están relacionadas entre sí. Son
expuestas como bienes supremos, vistas como fines. No obstante, para Kant hay
una distinción entre éticas: una ética lisonjera o compatibilista, la cual hace
compatible moral y felicidad, pero sin tener en cuenta la virtud; en cambio, está
la ética hosca o incompatibilista, la cual tiene en cuenta el concepto de virtud,
pero no asocia a la felicidad como un corolario. La felicidad parece subordinarse
a cuestiones morales y no se ve en su completa relevancia.

2.5. Responsabilidad: relación de responsabilidad con suerte moral: las


condiciones en que me toca realizar y responder por mis acciones. Para Kant,
dicha suerte no existe: todo depende única y llanamente de uno, pero lo único
que depende de cada uno es la intención. La responsabilidad solo atañe a la
particularidad de la acción; en cambio, hay una responsabilidad que se extiende
en el tiempo. Uno sólo puede ser responsable por lo que depende de uno, y
como lo que depende de uno es su intención, uno responde solo por ello; lo que
ocurre en el mundo, luego de nuestras intenciones, no depende de nosotros. No
obstante, en la moral kantiana, la atribución de responsabilidad se reduce debido
a que no tenemos un análisis completo de las intenciones de los otros; asumir la
ética internalista de Kant inquiere en asumir la poca atribución de
responsabilidad de las intenciones. Ello no quiere decir, para Kant, que su
filosofía moral sea subjetivista: para Kant, en tanto ser racional, uno responde
por los demás en tanto seres racionales.

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