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Epidemiología (al. Epidemiologie; fr. epidémiologie; ingl. epidemiology; it.

epidemiologia)

Estudio de la frecuencia y de la distribución de las enfermedades en una población en relación con


el ambiente y el tipo de vida, con el fin de identificar las causas determinantes de la aparición de
las formas morbosas, el ritmo y la intensidad con la que éstas se manifiestan, y las condiciones que
las favorecen o las impiden.

Hay formas de investigación longitudinales o diacrónicas, que reúnen datos relativos a la


incidencia, en tiempos diferentes, de la misma enfermedad, y transversales o sincrónicas, que
reúnen datos relativos a la incidencia de la enfermedad al mismo tiempo en lugares y contextos
diferentes (v. longitudinal-transversal, investigación).

En el ámbito psiquiátrico la investigación epidemiológica no alcanza el grado de objetividad de las


investigaciones de las enfermedades somáticas, pues la frontera entre “salud” y “enfermedad”, es
lábil (v. norma) y también influyen, el tipo de formación del examinador, la tolerancia social para
ciertas formas de enfermedades mentales, la mayor o menor capacidad de los sujetos para tolerar
o evidenciar el trastorno. A esto se agrega la dificultad de establecer cuándo surge la enfermedad
mental, cuándo se la puede definir como tal, cuándo es clasificable bajo uno u otro criterio
diagnóstico determinado (v. diagnóstico). No obstante la falta de concordancia sobre los criterios
diagnósticos, los puntos sólidos que gozan de una suficiente documentación son: 1] los tipos
fundamentales de trastornos mentales a partir de la distinción entre neurosis (v.) y psicosis (v.) y,
entre estas últimas, la ulterior identificación entre esquizofrenia (v.) y psicosis maniaco-depresiva
(v. ciclotimia), etc.; 2] la distribución de la patología psiquiátrica según la estratificación
socioeconómica, por lo que se observa una mayor incidencia de la ansiedad en las clases
acomodadas, y de los trastornos del comportamiento en las más necesitadas; 3] la variación en el
tiempo de las formas patológicas, como por ejemplo la reducción de las formas histéricas respecto
a las ansiosas y depresivas.

Las investigaciones epidemiológicas generalmente se realizan con técnicas censales, que se


orientan hacia todo lo que es curado en el ámbito psiquiátrico, o con la técnica del sondeo en la
comunidad, con trabajo de campo, screening de masas, aplicación de cuestionarios y de
encuestas. Ambas técnicas tienen limitaciones de objetividad, debidas en el primer caso a la
formación del observador y a las razones sociales que presionan hacia la hospitalización del
paciente, y en el segundo a la dificultad para encontrar un código común de recopilación de los
datos y de comunicación de los mismos entre observadores que con frecuencia utilizan criterios
diagnósticos diferentes. No obstante, estas limitaciones, las investigaciones epidemiológicas se
van perfeccionando, utilizando principalmente dos indicadores: la incidencia, que es el número de
casos aparecidos en determinada unidad de población en el curso de cierto período, y la
prevalencia, que es el número de casos de cualquier tipo de fenómeno psicopatológico presentes
en una unidad de población. Este último indicador puede compilarse respecto a una fecha precisa
(prevalencia puntual), a un período de tiempo definido (prevalencia periódica), o al número de
personas que se caracterizaron de alguna manera por fenómenos psicopatológicos en el curso de
su vida. El protocolo epidemiológico recorrido en el ámbito de la psiquiatría, integrado por las más
modernas y recientes instrumentaciones relacionadas con la ciencia de la informática (programas
de cómputo para sondeo, tests personales y de grupo, investigaciones automatizadas), consiste en
dos estrategias principales de análisis de la población. La primera es el estudio del caso individual,
donde la enfermedad, para ser identificada, debe estar ya presente en el grupo en el que se da el
caso, y la segunda es el estudio del grupo, para tomar por ejemplo la incidencia de la clase social
en el trastorno psiquiátrico y poder establecer si la condición social provoca una enfermedad
psiquiátrica o bien si la enfermedad psiquiátrica se manifiesta de maneras distintas conforme se va
subiendo o bajando en la escala social. Las contribuciones de las investigaciones epidemiológicas
evidenciaron cómo pueden ser determinantes, en el surgimiento de algunas psicopatologías, los
factores genéticos, como las afecciones orgánicas o psíquicas heredadas por uno o más elementos
de la familia o bien por gemelos; los factores somáticos, como las disfunciones orgánicas y las
enfermedades contraídas antes, durante y después del nacimiento; los factores sociales, como el
estilo de vida, la vivienda, la profesión, la movilidad y la migración, el estado civil, la urbanización y
la ruralización, la familia, la seguridad económica y el aspecto cultural; los factores ambientales,
como las deficiencias alimentarias, el lugar de trabajo, la exposición a infecciones, las
consecuencias de radiaciones y otros semejantes. Estos factores se subdividen después en
predisponentes o precipitantes, porque de su naturaleza depende la cualidad de la intervención.
La epidemiología, en efecto, no se limita a la información relativa a la naturaleza de los fenómenos
psicopatológicos, sino que también procura indicar las formas más idóneas de intervención, los
costos sociales, la eficiencia de las estructuras para la terapia y la prevención, las operaciones en el
seno de los modelos culturales, para un mayor conocimiento de los fenómenos psicopatológicos,
sensibilizando hacia el conocimiento y a la prevención (v. higiene mental).

diagnóstico (al. Diagnose; fr. diagnostic; ingl. diagnosis; it. diagnosi)

Palabra de origen griego (δι´αγνωσις) ya utilizada en la medicina antigua con el significado de


“reconocimiento”. Con el diagnóstico, en efecto, se trata de reconocer los signos, tomados como
indicios para la evaluación de facultades específicas o del cuadro global de la personalidad
(diagnóstico psicológico), o bien de los síntomas de funciones alteradas que puedan relacionarse
con entidades nosológicas de las que se conocen, a grandes rasgos, el curso y el éxito (diagnóstico
psiquiátrico). Para el diagnóstico psicológico véase la voz test (v.), con la que se designa un
reactivo psicológico capaz de proporcionar una medida objetiva y estandarizada de las diferencias
entre las reacciones psíquicas de varios individuos o entre las reacciones psíquicas del mismo
individuo en diferentes momentos y condiciones. Aquí nos limitamos a tratar el diagnóstico
psiquiátrico que, a diferencia del médico, donde en general se conoce la causa de las formas
clínicas, es de tipo sindrómico o sindromático, donde por síndrome (v.) no se entiende una
enfermedad sino un conjunto característico de síntomas y signos que sólo en muy pocas ocasiones
pueden remontarse a una causa única, conocida e identificable.

1] LA PROBLEMÁTICA DEL ESQUEMA DIAGNÓSTICO. Los límites del diagnóstico psiquiátrico


dependen del hecho de que en este ámbito las causas de la enfermedad no son conocidas, sino
sólo razonablemente supuestas, y donde en la suposición intervienen factores culturales,
decisiones sobre qué es norma y desviación, tendencia del examinador a favorecer ciertos rasgos
respecto a otros, con las consiguientes discrepancias frecuentemente muy notables en los
diferentes diagnósticos emitidos en el mismo paciente, a lo que se debe agregar la diferencia de
los cuadros nosológicos de referencia y las denominaciones relativas, que difieren de una época a
otra y, durante la misma época, de una escuela a otra. Además, tomar un síndrome en psiquiatría
significa cristalizar un momento de la evolución psíquica del sujeto, por lo que los diagnósticos,
además de no ofrecerse como definitivos, tienden a no abarcar con su juicio a la persona
completa, porque incluso el nivel de observación difícilmente va más allá de la observación del
comportamiento. Además, el diagnóstico no es exhaustivo, y se distingue siempre de la finalidad, –
que decide el estilo diagnóstico– que puede ser terapéutica, farmacológica, de encuadre,
nosológica o manipulativa. Respecto a la problemática del esquema diagnóstico y sus límites hay
una página célebre de K. Jaspers, quien describe la esencial insuperabilidad debida a la naturaleza
misma del trastorno psíquico: “Conocemos en detalle sólo determinadas manifestaciones,
relaciones causales, relaciones de sentido, y así sucesivamente, pero las formas de las unidades
morbosas son como un tejido infinito, desmesurado, que no podemos componer. No encontramos
cada una de las formas de enfermedad como plantas que ordenamos en un vivero. Por el
contrario, con frecuencia resulta incierto saber qué es una ‘planta’… una enfermedad. A la
pregunta ¿qué diagnosticamos?, a lo largo del tiempo se ha respondido nombrando síntomas
aislados, relaciones particulares, complejos sintomáticos, relaciones causales, y así sucesivamente,
hasta que la idea de la unidad morbosa le proporcionó al diagnóstico su propio sentido, grandioso
pero irrealizable al mismo tiempo. El diagnóstico debe tomar un proceso morboso que englobe
todo lo que golpeó al hombre y que se presenta como una unidad determinada junto a otras
unidades determinadas. Cuando bosquejamos un esquema general (el esquema diagnóstico)
desearíamos ordenar juntos todos los puntos de vista de los que hablamos individualmente. Pero
sin importar cómo hagamos el esquema, nos daremos cuenta de que no funciona; que
clasificamos de manera provisional y forzada; que existen diferentes posibilidades, por lo que
diferentes investigadores pueden construir esquemas diferentes; que la clasificación se haga tanto
desde el punto de vista lógico como desde el plano real siempre resulta discordante. ¿Entonces
por qué se siguen realizando estos esquemas vanos? En primer lugar porque queremos ver en el
plano del conocimiento qué conseguimos, bajo la idea de la unidad morbosa, en el panorama
general de las enfermedades psíquicas existentes; incluso cuando se debe reconocer un fracaso,
en las más variadas y profundas divergencias nos volvemos conscientes del estado de nuestra
conciencia. En segundo lugar, porque con cada descripción de la psiquiatría se da, como base, una
clasificación de las psicosis; sin tal esquema aquélla no puede ordenar su propio material. En
tercer lugar porque como medio de levantamiento estadístico se requiere una gran cantidad de
enfermos” (1913-1959: 648-649).

2] LAS MODALIDADES DIAGNÓSTICAS. Según el esquema que propusieron R. Rossi y F.J. Scarsi, las
formas diagnósticas a las que con más frecuencia se recurre son: a] Diagnóstico sindrómico o
sindromático. Se procede a una evaluación de los síntomas y a su combinación en síndromes que
se refieren a “cuadros típicos”, inevitables por falta de conceptos claramente definidos y criterios
de clasificación unívocos. Esto implica el examen sistemático de todas las funciones psíquicas, que
permite encontrar cuál de ellas está alterada respecto a los “cuadros típicos” conocidos. b]
Diagnóstico global. No se realiza examinando todos los posibles síntomas, sino derivando algunos
síntomas patognómicos (target symptoms) que sirven de guía en la terapia, pues son aquellos
sobre los que ésta actúa. Pertenece al análisis global, pero difiere de éste, que procede por
síntomas “patognómicos”, el diagnóstico de tipo empático (v. empatía) que confía, más que en un
examen de los síntomas, en la evaluación global de la forma de presentarse y del tipo de relación
que el paciente instaura con su observador. c] Diagnóstico psicodinámico. Es relativamente
independiente de los síntomas y de los cuadros típicos” en los que se puedan inscribir los mismos,
porque la investigación está personalizada en los motivos inconscientes, en los conflictos
profundos y en los mecanismos de defensa adoptados para protegerse del sufrimiento generado
por estos conflictos. En este tipo de diagnóstico, más que describir los síntomas, se procede a
enmarcar las razones conflictivas profundas (v. psicología dinámica).

3] LOS INSTRUMENTOS DIAGNÓSTICOS. El instrumento fundamental del diagnóstico psiquiátrico


es la entrevista (v.) o diálogo con el paciente, que se inicia con la reunión de los datos anamnésicos
(v. anamnesis) y actuales. Mientras en el diagnóstico psicodinámico y en especial en el de
orientación analítica (v. análisis, § 2, a) la única fuente de los datos es el paciente mismo, en el
diagnóstico psiquiátrico la recopilación de datos se hace extensiva a los familiares, que pueden
proporcionar elementos que escapan al paciente o que él mismo disimula, para permitir una
comparación entre la realidad externa tal como la perciben los demás y cómo la vive el sujeto
entrevistado. En la entrevista psiquiátrica, a diferencia, por lo tanto, de la entrevista médica,
donde la colaboración del paciente generalmente está asegurada porque el examen versa sobre el
cuerpo entendido como organismo, el objeto lo constituye el mismo sujeto, cuya apertura se
facilita o se inhibe con la actitud del entrevistador y con su capacidad para participar en la
experiencia del paciente. Este elemento empático ayuda a la sinceridad y a la comprensión, en el
sentido jasperiano de la palabra (v. psicología comprensiva), por parte del médico. Además en
psiquiatría existe la necesidad de una evaluación global del paciente que no descuide su manera
de presentarse, de moverse, de hablar, de reaccionar al ambiente, elementos que es posible no
tomar en cuenta durante el diagnóstico. La entrevista puede conducirse con preguntas directas
relativas a los síntomas, para poder después proceder a su clasificación en un cuadro nosológico
que se presume conocido, o de manera abstencionista, dejando que el entrevistado cuente su
historia sin interferir, para tener un cuadro no alterado por los conocimientos de los que dispone
el médico. En ambos casos es decisivo el clima empático (v.empatía) que se crea entre médico y
paciente para lograr una comunicación con más confianza y libertad. Además de la entrevista,
otros medios auxiliares de investigación diagnóstica son: la investigación farmacológica con
fármacos hipnóticos, neuroestimulantes y psicodislépticos o neurolépticos (v. psicofarmacología),
la utilización de los reactivos mentales (v. test) y el examen neurológico para detectar aspectos
orgánicos que pueden ser el origen de síndromes psíquicos.

4] EL DSM (Diagnostic and statistical manual). Con la intención de hacer en lo posible más
homogéneos los criterios diagnósticos en psiquiatría, la American Psychiatric Association dispuso
la publicación del Diagnostic and statistical manual [Manual diagnóstico y estadístico], con el fin de
preparar nuevos métodos de clasificación y un nuevo glosario que, para ser lo más universal
posible, se atiene a criterios exclusivamente descriptivos, clasificados según una evaluación
multiaxial que prevé cinco ejes: 1] clasificación de todos los síndromes de interés psiquiátrico que
implican un estado de sufrimiento para el sujeto o de disminución de su funcionamiento psíquico;
2] registro de los trastornos de la personalidad y de los específicos del desarrollo; 3] clasificación
de los trastornos somáticos que pueden estar en el origen o simplemente ser concomitantes con
los trastornos psíquicos; 4] registro y graduación de eventuales factores psicosociales y de estrés;
5] indicación del nivel de funcionamiento adaptativo alcanzado por el paciente respecto a las
relaciones sociales, a la eficiencia laboral y al uso del tiempo libre. Alrededor del DSM existen
controversias relativas a la etiología de los cuadros psiquiátricos y al tratamiento previsto para
cada uno de ellos, mientras es reconocida por toda la oportunidad de la creación de un lenguaje
unívoco para poder entenderse mejor.

Inter-conductismo:

Ciencia psicológica donde se estudian las inter-relaciones de las funciones estímulo y funciones
respuestas, que consigue, el comportamiento de los organismos.

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