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¿Qué es la fuerza?, ¿cuáles son los principio de Newton?, ¿cuál es el principio de inercia?

, ¿qué es
la aceleración y la masa?, ¿cómo se prueba la acción y la reacción?, ¿qué son las fuerzas de roce
mecánico?, ¿cómo actúa la fuerza sobre un objeto en movimiento?… Estas preguntas parecen ser
imposibles de responder cuando sólo se explican a través de las fórmulas, y si bien este lenguaje
formal lleno de símbolos y caracteres es fundamental para interpretar sistemas formales como la
física, resulta indispensable que los estudiantes tengan la oportunidad de experimentar la
comprensión de esta ciencia natural de una manera entretenida y sobre todo, de una forma
cercana a su propia realidad. ¿Por qué? Porque es una disciplina fundamental para comprender el
mundo físico y actuar sobre él, además porque ésta incentiva competencias, métodos y una
actitud científica en los estudiantes.

Si queremos que los estudiantes sean protagonistas del saber y hacer científico a través de
temáticas como la fuerza y el movimiento, es indispensable enseñar dichos conceptos de tal forma
que los estudiantes puedan realmente entender las causas y los efectos. Estas actividades son sólo
unos cuantos ejemplos que servirán de inspiración para convertir la física en una asignatura
naturalmente divertida.

1. Catapulta

Para crear una sencilla catapulta, sólo se necesita 1 bowl de plástico o poliestireno, 1 o 2 cucharas
de plástico, 1 o 2 bandas elásticas, cinta adhesiva, 3 o 4 pajitas (bombillas, pitillos, popotes), 3 o 4
palitos de paleta y mini malvaviscos (la munición). Hay varias formas de hacer esta catapulta, pero
la más sencilla es poner el plato boca abajo, insertar un par de palos de paleta a través del plato.
Al pegar dichos palos a un par de cucharas, servirán como catapulta para lanzar los malvavisco.

Antes de hacer esto pueden diagramar la catapulta, diseñar su funcionamiento y practicar detalles
vistos en clase.
La torre de inercia

Esta actividad es una buena introducción a la primera Ley de Newton o Ley de la Inercia. Para ésta
se necesitan bloques de madera cuadrados y vasos de plástico, tarjetas de papel, cuerdas y un
abre huecos (perforadora). Lo primero que hay que hacer es hacerle agujeros a las tarjetas. Cada
una tendrá una cuerda amarrada a través de este agujeros. Después, se hace una torre con los
bloques de madera y se ubican las tarjetas entre bloque y bloque. Utilizando las cuerdas, los
estudiantes tendrán que retirar rápidamente las tarjetas y observar cómo la inercia mantiene los
bloques en su lugar. Repitan la actividad con los vasos, para observar qué pasa con un objeto de
menor masa
Disparador de malvaviscos

Para esto necesitas vasos de plástico, globos y malvaviscos. Lo primero que hay que hacer es
cortar la base de los vasos. Luego se debe cortar la parte superior del globo. Después se le hace el
clásico nudo al globo y se estira el lado cortado del globo para adaptarlo a uno de los extremos del
vaso. El borde superior del vaso ayudará a mantener el globo en su lugar. Después sólo queda
utilizar los malvavisco. Éstos se ponen al interior del vaso, luego se hala el globo, se suelta, y el
malvavisco se impulsa.

El robot

Para explorar el movimiento, el equilibrio e incluso la fuerza de gravedad, esta actividad es


perfecta. Necesitas una cartulina blanca, dos monedas, tijeras, colores, cinta adhesiva o un poco
de plastilina. Lo primero que hay que hacer es dibujar un robot en la cartulina. Puedes inspirarte
en este o imprimir ese mismo modelo. Después de decorarlo, se tienen que poner las dos
monedas en cada uno de los brazos del robot (por la parte de atrás). Se pueden pegar con una
cinta adhesiva resistente o con la plastilina. Antes de esto puedes permitir que los estudiantes
exploren con las monedas y el robot, hasta que descubran el lugar indicado para que éste alcance
su equilibrio. Luego pueden probar poniendo el robot sobre distintas superficies (incluso la punta
de la nariz), para observar cómo mantiene el equilibrio.

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