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Informe Lenguas Castellanas
Informe Lenguas Castellanas
La Lengua Castellana se originó como un dialecto del latín en las zonas limítrofes entre
convirtiéndose en el principal idioma popular del Reino de Castilla (el idioma oficial era
geográfica donde se originó. La otra denominación del idioma, español, procede del
que era una posesión personal del monarca de Castilla, el idioma castellano se extendió
Las variantes del castellano en el Perú son variopintas y se establecen por influencias de
ejemplo en las poblaciones ubicadas en los andes del sur y centrales, están influenciadas
por el aymara y el quechua, lenguas nativas del Perú, practicado por sus habitantes
veces la "e" por la "i" y viceversa, la "o" por la "u y viceversa, este fenómeno mal
idiolectos y dialectos amazónicos han dado una peculiarida especial al habla del oriente
en su habla ha connotado una forma diferente de hablar y forjado una larga lista de
"peruanismos" al estilo criollo y las famosas jergas que sazonan las conversaciones y
diálogos.
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1 DEFINICIÓN:
Como dice Menéndez Pidal "la base del idioma es el latín vulgar, propagado en España
desde fines del siglo III a.C., que se impuso a las lenguas ibéricas" y al vasco, caso de
no ser una de ellas. De este substrato ibérico procede una serie de elementos léxicos
autónomos conservados hasta nuestros días y que en algunos casos el latín asimiló,
como: cervesia > cerveza, braca > braga, camisia > camisa, lancea > lanza. Otros
autores atribuyen a la entonación ibérica la peculiar manera de entonar y emitir el latín
tardío en el norte peninsular, que sería el origen de una serie de cambios en las fronteras
silábicas y en la evolución peculiar del sistema consonántico.
Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las
costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.;
como, por otro lado, esta lengua también influyó en el latín, voces helénicas han entrado
en el español en diferentes momentos históricos. Por ejemplo, los términos huérfano,
escuela, cuerda, gobernar, colpar y golpar (verbos antiguos origen del moderno
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golpear), púrpura (que en castellano antiguo fue pórpola y polba) proceden de épocas
muy antiguas, así como los topónimos Denia, Calpe.
La introducción del sufijo -rro, presente en los vocablos carro, cerro, cazurro, guijarro,
pizarra, llevaba consigo un fonema extravagante y ajeno al latín y a todas las lenguas
románicas, que es, sin embargo, uno de los rasgos definidores del sistema fonético
español; se trata del fonema ápico-alveolar vibrante múltiple de la (r). La otra herencia
del vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una f en posición inicial,
las palabras latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas
por una aspiración, representada por una h en la escritura, que con el tiempo se perdió:
así del latín farina > harina en castellano, pero farina en catalán, italiano y provenzal,
fariña en gallego, farinha en portugués, farine en francés y faina en rumano; en vasco es
irin.
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Influyeron en la pronunciación de la s- inicial latina en j- como en jabón del latín
'saponem'. Añadieron el sufijo -í en la formación de los adjetivos y nombres como
jabalí, marroquí, magrebí, alfonsí o carmesí. Se arabizaron numerosos topónimos como
por ejemplo Zaragoza de "Caesara(u)gusta", o Baza de "Basti". No podría entenderse
correctamente la evolución de la lengua y la cultura de la península sin conceder al
árabe y su influencia el lugar que le corresponde. La polémica en torno a los términos
"español" y "castellano" consiste en decidir si, dado el uso histórico de los dos términos,
resulta más adecuado llamar a la lengua hablada en la mayor parte de América Latina y
la península ibérica "español", o bien, "castellano".
Como todas las lenguas ampliamente difundidas el español está sujeto a variaciones
numerosas características del siglo XV, pero tal afirmación es exagerada; es vedad que
dialectal en México.
cuyos límites no coinciden ni con el antiguo reino de León ni con la actual provincia de
au, al- + consonante (cousa, touro, outro); se conserva f- (filo, farina); se pierde toda -n-
intervocálica, como raa < rana; la l pasa a r después de consonante sorda, como praza <
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mirandés, hablado en Miranda do Douro, en Portugal.
antiguo reino de Aragón y Navarra, pero que recibió gran influencia del castellano. Hoy
Extremadura. Aparte de estas lenguas que tienen personalidad propia, las hablas
dialectales del castellano se pueden clasificar en dos grupos: las septentrionales y las
Los dialectos septentrionales se caracterizan por ser más conservadores y abarcan las
tierras castellanas y las que ocuparon los dialectos históricos del latín, como el aragonés
una serie de rasgos dialectales, como el uso del leísmo (le como complemento directo:
Este piso ya le vimos), laísmo y loísmo (la y lo como complemento indirecto: La dije
segunda persona del singular del pretérito imperfecto: vinistes; uso del infinitivo para la
segunda persona del plural del imperativo: ¡Traerme algo!. Hacia el este (La Rioja,
pronombres precedidos de preposición: con tú, con mí; el uso del diminutivo -ico:
pajarico; abundante uso de pues. Hacia el oeste (León, Zamora y Salamanca) hay
huellas del leonés, como la tendencia a cerrar las vocales finales: otru; diminutivos en
-ín, -ina: niñín, niñina; uso del indefinido en la vez del perfecto compuesto: hoy fui a tu
casa.
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Los dialectos meridionales se caracterizan por ser más evolucionados en su
pronunciación y por rasgos fonéticos muy marcados. En esta región dialectal se hallan
estos dialectos son: confusión de r y l en posición final de sílaba o palabra: arta, cuelpo
3 CLASES DE DIALECTOS:
DIALECTOS EN AMÉRICA
Español amazónico
Español andino
Español antioqueño (paisa)
Español camba
Español caleño
Español cundiboyacense
Español llanero
Español caribeño
Español cubano
Español dominicano
Español marabino
Español panameño
Español puertorriqueño
Español venezolano
Español centroamericano
Español chileno
Español chilote
Español ecuatorial
Español mexicano
Español paraguayo
Español peruano ribereño
Español norperuano ribereño
Español rioplatense
Español santandereano-tachirense
Español tolimense(opita)
Español yucateco
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4. SONIDOS
VOCALES
En castellano hay cinco vocales fonológicas: /a/, /e/, /i/, /o/ y /u/. La /e/ y /o/ son vocales
medias, ni cerradas ni abiertas, pero pueden tender a abrirse y cerrarse [e], [ɛ], [o] y [ɔ]
dependiendo de su posición y de las consonantes por las que se hallan trabadas. Sin
embargo, estos sonidos no suponen un rasgo distintivo en castellano, a diferencia del
catalán o del italiano, considerándolos por tanto como alófonos. Según Tomás Navarro
Tomás, los fonemas vocálicos /a/, /e/ y /o/ presentan diferentes alófonos.
Las vocales /e/ y /o/ presentan unos alófonos algo abiertos, muy aproximados a en las
siguientes posiciones: En contacto con el sonido doble erre ("rr") [r], como en "perro",
"torre", "remo", "roca". Cuando van precediendo al sonido [x], como en "teja",
"hoja". Cuando van formando parte de un diptongo decreciente, como en "peine",
"boina". Además, el alófono abierto de /o/ se produce en toda sílaba que se encuentre
trabada por consonante y el alófono abierto de /e/ aparece cuando se halla trabado por
cualquier consonante que no sea [d], [m] y [n]: "pelma", "pesca", "pez", "costa",
"olmo".
Además en castellano todas las vocales pueden nasalizarse al encontrarse trabadas por
una consonante nasal dando como resultado [ã], [e], [ĩ], [õ] y [ũ]. Este rasgo es más
destacado en unos dialectos que en otros. En diversos dialectos meridionales del
castellano de España, como el andaluz y el murciano entre otros, se distinguen 10
vocales, e incluso 15 si se cuentan las vocales nasales, las cuales están muy presentes en
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estos dialectos. Cualquier vocal al hallarse trabada por una "s" (muda), o por las demás
consonantes (mudas).
CONSONANTES
En general existe confusión entre la "y" (pronunciada [ʝ] o [ɟ]) consonántica y la "ll"
(originalmente [ʎ]), salvo en diversas zonas de España (en regresión) y, en América, en
los dialectos con sustratos de lenguas en que existe dicha diferencia, como en las zonas
bilingües castellano-quechua o castellano-guaraní. En la mayoría de variedades de
América y sur de España /s/ es un sonido laminoalveolar, mientras que en otras
variedades americanas (la mayoría de Colombia, Perú, Bolivia, zonas dispersas de
México y República Dominicana) y en el centro y norte de España la /s/ es apicodental
[s̪ ].
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5. FONOLOGÍA DEL CASTELLANO:
fonemas al disponer además de los fonemas /ʎ/ y /θ/). En cuanto a las vocales, la
variedades del andaluz y otros dialectos meridionales del castellano pueden tener hasta
analizables mediante un mínimo de 9 rasgos binarios (para las variedades sin /θ/),
aunque normalmente con el fin de hacer más natural la descripción se usan algunos más.
Donde se han indicado mediante paréntesis (·) los fonemas que no están presentes en
GRAMÁTICA
La influencia del árabe en el español tiene carácter casi exclusivamente léxico. Una
serie de términos que se refieren a la cultura árabe medieval (astronomía, matemática,
medicina, filosofía, etc.) entra a formar parte del patrimonio cultural europeo. Se trata
de palabras que, a partir casi siempre de la Península Ibérica o de Sicilia, se difunden al
italiano, al francés, y de ellos a las otras lenguas europeas. A veces son de origen
erudito, como álgebra, procedente del árabe al-gabr que propiamente significa
"restauración, reducción".
Un término matemático menos técnico y más común, que se manifiesta con doble
aspecto en las lenguas cultas occidentales, es el representado por las voces cifra y cero.
El árabe tenía la palabra sifr, que al principio era (y ha seguido siéndolo en la lengua
común) un adjetivo que significaba "vacío"; merced a un calco del sánscrito sunyá, que
significaba también "vacío", pero que los matemáticos indios emplearon para "cero", el
árabe ,sifr adquirió, entre los matemáticos, el mismo sentido de 'cero'. Leonardo
Fibonacci latinizó el término a zephirum que luego, en las fuentes italianas, se volvió
zeliro, zefro y al fin zero (atestiguado desde 1491; de él procede el español 'cero'). Una
adaptación de la palabra árabe más próxima al original es la del español cifra.
También viene del árabe la costumbre de designar la incógnita por X; en los textos
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árabes de álgebra, la incógnita era indicada mediante la letra S, inicial de la palabra sai',
'res, aliquid, quicquam'. Esta letra sonaba casi lo mismo que la patatal aspirante sorda
que el español antiguo escribía x, según se aprecia por las transcripciones latinas de
palabras árabes. Leonardo Fibonacci, en Liber abbaci, no hizo más que transliterar la S
con X, y así entró X en uso para la incógnita.
Diversos términos árabes que se han difundido por todas las lenguas europeas tienen
que ver con la astronomía, de la que los árabes fueron maestros, como es sabido; casi
inalterados, con forma árabe, aparecen algunos términos técnicos como azimut; nadir <
árabe nazir, 'opuesto' (esto es, nazir as-samt, 'opuesto al zenit'); se ha hecho popular
almanaque, < árabe al-manah, 'calendario'. Notables son también los nombres relativos
a la química o, mejor dicho, a la química medieval o alquimia, empezando por esta
mismísima palabra, atestiguada desde el siglo XIII y que viene del árabe al-kimiya
("fusión"), cuyo sentido era "piedra filosofal, sustancia que transforma los metales bajos
en oro". El nombre más común de la piedra filosofal en árabe era, en cambio, al-iksir ( <
gr. "seco"), de donde elixir, con el sentido de "remedio maravilloso, licor mágico".
Sin salir de la terminología ajedrecística, se puede señalar que el término alfil, que
designa cada una de las dos piezas que franquean al rey y a la reina viene del árabe al-
fil, "elefante", pues en los ajedreces más antiguos, dos elefantes ocupaban los lugares de
los alfiles. Encontramos voces árabes en la toponimia, como Albacete < al-basit; esp.
Alcalá < qal'a, "castillo, fortaleza"; Gibraltar, < gebel Tariq, "monte de Tariq", del
nombre del comandante árabe que en 711 emprendió desde allí la conquista de España.
Son importantes los nombres de ríos compuestos con guad- del árabe wad(i) "río, valle".
Tenemos así los hidrónimos Guadiana, Guadalquivir < wadi al-kabir, "el río grande"),
etc.
Pero en la Península Ibérica la influencia árabe llega a los términos administrativos: por
ejemplo alcalde < al-qa'dí, "juez"; alguacil < al-wazir, "ministro". Otra observación
notable es la siguiente: como se habrá visto por los ejemplos citados, las lenguas
iberorromances, en la mayoría de los casos, adoptan las palabras árabes con el artículo
determinado unido (artículo que suena al, pero cuya 1 se asimila, según regla constante
en todo el dominio árabe, ante algunas consonantes). Así encontramos azúcar < árabe
(as-)sukkar; azafrán < ár. (az-)za'farán, etcétera.
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podemos recordar: la diptongación de e y o en sílaba abierta y cerrada, como tiene <
tenet, tierra < terra, bueno < bonu(m), puerta < porta. Luego, por influencia de fonemas
adyacentes, los diptongos pueden reducirse (ie > i y ue > e, respectivamente) como
castillo, frente. Las vocales finales se han conservado bien, como en toscano (-a > -a; -e,
-i > -e; -o, -u > -o.
En el consonantismo las iniciales suelen conservarse aunque f- pasa a h-, hoy muda,
como fabulare > hablar (si bien se conserva ante el diptongo ur, como fuerte, fuego); los
grupos de consonantes + l tienden a reducirse a ll (correspondiente al italiano gli), como
llamar < clamare, llano < planu(m). Las consonantes sordas intervocálicas sufren
lenición y se vuelven fricativas, como vita > vida, lupu(m) > lobo. Las consonantes
largas y geminadas se simplifican pero no se sonorizan, como bucca > boca; ll y nn
pasan en cambio a palatales, como annu(m) > año, caballu(m) > caballo. El grupo ct, a
través de it (como en francés y portugués) pasa a la palatal ch, como lacte > leche, octo
> ocho. El grupo li pasa a j, como muliere(m) > mujer.
Aunque el español tiene fama de ser una lengua 'fonética' (más exactamente habría que
decir fonémica) la realidad es que presenta ciertas dificultades para hacer tal
aseveración. Por ejemplo, c y g tienen dos pronunciaciones, dependiendo de la vocal
que sigue; la h es muda; b y v corresponden a un solo fonema.
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