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VALORES

CARTA A MÍ MISMO

Me he dado cuenda de que estoy demasiado inestable, creo que paso por un tiempo de confusiones
en que no sé bien que me pasa y a veces ni siquiera sé quién soy. Tiempo de descubrimiento del
mundo, de mi propio mundo interior. Momentos de estremecimiento ante los acontecimientos, de
luchas, de crisis, de desánimos, de desesperación o grandes indiferencias. Momentos de grandes
sueños e ideales. Momentos de absolutos e intransigencias. Anhelos de entregarme y de gran
soledad. Edad de asumir responsabilidades, de tomar grandes decisiones ¿Qué carrera voy a
seguir? ¿Dónde me conviene estudiar? ¿Qué es lo que quiero de verdad? ¿Qué voy a hacer?. Por
otro lado están mis miedos: miedo a hablar claro, a decir lo que siento, miedo a pensar distinto que
los demás, miedo de ser rechazado, miedo a descubrir que no soy lo que quisiera, miedo a la
soledad, miedo a frustrarme. Hasta tengo miedo de decir que tengo miedo...

¡Qué difícil es explicar todo esto! Ni siquiera sé si alguna vez lo has vivido. Puede ser que también tú
tengas las mismas dificultades, atravieses las mismas crisis: tengas sueños grandiosos, ilusiones,
tristezas sin motivo; tal tú también te desanimas o cambias de la noche a la mañana sin saber por
qué.

Voy a tratar de describirte cómo me siento. Es como si estuviese solo, parado delante de un camino,
sin saber qué hacer ni qué dirección tomar. Surge nuevamente la misma pregunta: ¿qué quiero hacer
con mi vida?...

Y siento como brotan de mi interior dos alternativas:

Una me invita a hacer algo valioso ,a lanzarme a ideales de conquista, un ideal por el que valga la
pena vivir. Me invita a desterrar mis temores y lanzarme a la aventura de confiar en los demás y
correr el riesgo de que me conozcan, arriesgarme a que a alguien le importe mi vida. Se abre ante
mí el camino hacia la cumbre de la existencia: una existencia en la que no soy ni seré jamás del
“montón”.

Por otro lado está el camino del “facilismo”, de construirme una existencia regalada, de seguir los
modelos artificiales que vende el mundo. Se me plantea que la falsedad y la hipocresía es los más
rentable. Pero en el fondo no es otra cosa que el camino de la mediocridad, de frustraciones y de
autoengaño. Es la opción por vivir escondiéndome de mí mismo, buscando agradar a los demás a
cualquier costo. Esto es –en el fondo- preferir ser un anónimo más del montón y dejarme jalar por la
inmensa corriente del conformismo. A fin de cuentas, ¿a quién le importa?.

Y el problema es que ¡¡¡A MÍ ME IMPORTA!!! Me importa porque tengo miedo a ser infeliz, porque
veo a mucha gente alrededor mío que a los 30, 40, 50 ó 60 años se siente que ha desperdiciando su
vida. Me importa aún más porque quiero creer en mi porvenir, porque creo poder edificarme una vida
de auténtica felicidad.

Dentro de mí vuelve a surgir esa inquietud de ir a lo difícil, de no dejarme llevar por la masa, de no
diluir mi personalidad dentro de una “mayoría”, de non ser un anónimo, de no ser un anónimo para
mí mismo Aún hay en mi interior un anhelo profundo de libertad de y autenticidad, de relaciones
sinceras con los demás, de realizar grandes ideales... Ya esto me aferro desesperadamente como un
agonizante se aferra a la vida.

Realmente no sé si a ti te pase lo mismo. Tal vez no sea yo el único que busque respuestas. A veces
se me cruza alguien y dice: “No te hagas tanto problema, la cosa no es tan complicada. Hay que
contentarse con la vida...” Pero... ¿y los que no nos contentamos con ella?.

Espero que no malinterpretes las inquietudes que he tratado de expresar en estas palabras, a veces
ni yo mismo me entiendo. Creo que son sólo las reflexiones de un corazón que se siente muy solo.

PROF. MARCELO ARPASI PUMA


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PROF. MARCELO ARPASI PUMA

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