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6/10/2020 :::De los tartesios a los benerimerines::.

De los tartesios a los


Benimerines
El reino de Tharsis se ubica en
Andalucía, porque Argantonio reinó en
la Bética; en el norte de África, porque
Cartago, Numidia y Mauritania, se
formaron de la fragmentación del viejo
reino. La labor del oro, atribuida a los
tartesios, tiene parentesco con el estilo
minoico y ambos con muestras
precolombinas. Al no haberlo en el
calcolítico andaluz, se admite la
convivencia de dos pueblos: tartesios y
turdetanos. Los focenses, supuestos
inventores de la galera, desembarcaron
en Tarifa, "antiguamente Tartesios",
entre los siglos VII y VI a.C.,
permitiéndoles Argantonio poblar en "islas que estaban enfrente", llamadas Afrodisias. Al no haber islas frente a
Tarifa, la Junonia de Ulises se sitúa en Lisboa. Para Alonso de Palencia es una de las "islas" Canarias. Abundante
en lluvía, pero sin río ni fuente, recogía el agua en "lagunas cavadas por mano del hombre". En el segundo brazo
del Guadalquivir, donde hoy está Sanlúcar, se dice que hubo templo fortificado. Y que en el siglo VI los de Tarifa
fundaron aldea, en el primer brazo del río, junto al Oráculo de Mnesteo. La llamaron Evora. En los años sesenta
del siglo XX, tractorista que araba el Cortijo de Evora, término de Sanlúcar de Barrameda, encontró tesoro
indubitablemente tartesio. Excavó el sitio el profesor Mata Carriazo, descubriendo restos de población, cuyo
grado de civilización no alcanzaba el de las joyas. De no haber sido ubicado el Oráculo en Puerto de Santa María
y fiarse algo más de los textos, el arqueólogo hubiese encontrado la causa de la contradicción.

A la muerte de Argantonio, el reino se fragmentó en taifas, anarquía que aprovecharon los fenicios para recuperar
Cádiz. Según Lucas de Tuy, Nabucodonosor de Babilonia asoló Hispania y anejos, en pos de botín. Acopiado
suficiente abandonó su conquista, dejando atrás colonos judíos. Ausente el babilonio, los naturales apretaron a los
fenicios de Cádiz, que pidieron ayuda a Cartago, potencia emergente. Según cronista granadino y anónimo, el
caudillo Aníbal, "rey" de Afâriqa, Tharsis y al – Andalus, mandó a su general Amilcar. Dominando en primer
lugar a los amigos, destruyó la flota gaditana, sorprendida en la bahía. Ocupada la ciudad, siguió la conquista de
Hispania. Sagunto, aliada de Roma, cerró sus puertas a Cartago. En su destrucción está el origen de la segunda
guerra Púnica.

Notables africanos, molestos por el trato que les daba Cartago, se reunieron en Tánger. Acordaron mandar
embajadores a Roma, llevando al senado promesa de alzamiento masivo, a cambio de ayuda militar. Creyéndoles
a medias, la República mandó agitadores en lugar de soldados. Al encontrar un pueblo satisfecho con el gobierno
de Amilcar, abandonaron idea y empresa. Al margen de la guerra, Hannón e Himilcón, hijos del general, iniciaron
navegaciones de "descubrimiento". Que Plinio y Estrabón, cronistas del viaje,
nombrasen ciudades y accidentes geográficos, indica que "descubrieron" tierras
nominadas, es decir, conocidas. Mariana, recopilador de la historia al servicio de
la corona, nos dice que Hannón salió de Cádiz con 60 galeras mayores y 30.000
pobladores, exagerando sin reparo, a falta de pruebas. Rebasadas las Columnas
de Hércules, estando a dos jornadas fundó Thymiaterión, identificada con
Rabat. Liberado del lastre de civiles, puso proa a un poniente, que el Fraile
convierte en sur, pues le hace rodear África. El Promontorio Ampelusio sería la
primera tierra avistada. Costeando llegó al río Sala. En su desembocadura había población, junto a un desierto.
Pasó ante el Cabo de Nom o de Naam, última "Chaunaria", donde estaba el Monte Atlante. Mariana asimila el
Cabo al de Bojador. Estando Colón al oeste de Cuba, los naturales le hablaron de dos provincias ricas en oro,
situadas a poniente de la isla. Llamaron a una Naam. Marineros del cuarto viaje, declararon que navegando hacia
el sur, rebasado el Cabo de Gracias a Dios, entraron en "tierra de Canaria". Años más tarde Benzoni, italiano que
viajó a Indias, sitúa Costa Rica en las Canarias. Pasó Hannón frente al delta del río Asama o Sanaga, con dos
brazos navegables: el uno salía al Océano y el otro a Cabo Verde. En un "golfo" terminado en cabo, fundó
Cernam, que Mariana identifica con Arguim. Pasadas las 10 Hespérides, avistó las Gorgónides. Y llamó "Carro de
los Dioses" a monte "empinado", porque despedía truenos y ríos de fuego. En la Equinoccial vieron “hombres”
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cubiertos de pelo. Mataron dos hembras, rellenando los “pellejos” de paja, para llevarlos a Cartago. Virando a
Levante, Hannón buscó el Cabo de Buena Esperanza, para seguir al Mar Rojo.

Himilcón partió de Heraclea o Gibraltar. Mariana le hace descubrir el río Barbate y una Eritrea insular, que
supone la Isla de Santi Petri. Antes de hundirla un terremoto, se extendía hasta Cádiz. El fraile identificó el río
Lethes con el Guadalquivir, recurriendo a profundo cambio geológico, para justificar el desplazamiento del Monte
Tartesio al interior. De su cumbre caía cascada, que se veía desde el mar. En el curso del segundo viaje, navegando
frente a Tierra Firme, Colón reconoció la Montaña Verde, frontera de provincia en Marruecos, por la cascada del
"grueso de un buey", que bajaba de la cima. Pasado el Monte Casio Himilcón costeó la llanura de los albicenos,
vasallos de Tharsis. Visitó la ciudad de Iberia, junto al río Íbero y admiró el templo, pasando a la sombra del
promontorio de Proserpina, huella de Grecia. La isla Pelagia se atisbaba entre levante y septentrión, cubierta de
arboleda. El cartaginés no se acercó. Consagrada a Saturno, el Océano se vengaba del que hollaba su suelo,
levantando tempestades a su paso. No tocó en el Cabo Barbaria, tierra de los saurios. Reputados de inhumanos,
odiaban al extranjero. Llamó Ofiosa a la isla Strinia, en memoria de las serpientes, que expulsaron a los focenses.
Visitó Junonia, supuestamente fundada por Ulises, entrando en las islas Albiano y Lacia. Incontables, las llamó
Sternides, por haberlas poblado los de Strinia. A la altura del Promontorio Nerio, el mar se llenó de islas. Dando
por terminado el periplo, Himilcón viró hacia levante.

Apretada Roma por Aníbal, el Senado se defendió atacando. Escipión desembarcó en Cartago en el 146, forzando
el regreso de Aníbal. Defendiendo el reino fue derrotado en Zama, topónimo que evoca la Sama de los negros
"guineus", a la que Diego Câo llamó Rescate; la Saca o Zaca, escenario de batalla que libró Alonso de Lugo,
capitán de la Mar Pequeña, en torno al 1500, franqueando el istmo portugués a Colón. En la misma costa, al otro
lado de Cartagena, estuvo Zamba, topónimo calificado de “disparate” por Fernández de Oviedo, "porque es
nombre de negro de Guinea". Arrasada Cartago, Escipión atravesó el reino amigo de Numidia para conquistar
Mauritania. Roma la dividió en dos provincias: Tingitana y Cesárea. Surgidos los tres reinos de la desmembración
de Tharsis, Cesar Augusto, queriendo capital en África, reconstruyó Cartago.

Cronista granadino acusó a Roma de haber comprado la paz, abandonando a los godos Hispania, con Ceuta,
Tánger y "otras muchas tierras" de África. En el siglo III, alanos, suevos y vándalos ocuparon las provincias.
Ineptos, su gobierno generó hambre, miseria y pestilencia. Enterado de que los hispanos suspiraban por el regreso
de Roma, Máximo, gobernador de Cartago, preparó expedición naval, con intención de reconquistarla. Estando a
punto de zarpar se alzó un tal Gilimer o
Guillamete. Amigo del rey vándalo Hilderico,
según fuentes musulmanas, liquidó a la
nobleza. Enemigo según Sedeño, encarceló al
monarca godo en Cartago, dejándole al
cuidado de su hermano. Coinciden las fuentes
en que Gilimer se hizo señor de África, hasta
que Justiniano, recuperado un atisbo de
autoridad, quiso reponer al rey - vasallo. Al
frente de la operación puso a Belisario, capitán
general de Oriente, que había destacado en las
guerras de Persia. Prolongado el viaje, se dice,
exagerando, que llevó 500 naos de carga,
portadoras de la manutención de la tropa,
repartida en 100 galeras. En África Belisario fue sobre Cartago. Muerto el hermano de Gilimer en el encuentro, el
general ocupó la ciudad, reparando las murallas, a la espera del rebelde. Gilimer zarpó de Cerdeña "con gran
ejército", acampando frente a Cartago para ser derrotado por Belisario, en una salida con sus vándalos. Huyó el
rebelde al interior, según fuentes musulmanes con Hilderico, siendo atrapado por Belisario. Las crónicas
españolas le hacen apresar por soldado, atribuyendo a Belisario la recuperación de África para el imperio de
Oriente, tras 96 años de ocupación goda. De regreso en Constantinopla, el general disfrutó de triunfo al viejo
estilo, continuando su carrera en otras guerras, hasta que fue llamado a Cartago por su capitán Salomón, acosado
por alzamiento de Theodato. "Pacificada" la tierra, regresó definitivamente el Imperio de Oriente.

A la muerte de Mahoma en el 632, el Islam avanzaba en dirección oeste. No siendo plausible que de una península
arábiga, moderadamente poblada, surgiese ejército capaz de conquistar medio mundo, es razonable suponer que
las "conquistas" del nuevo credo, fuesen espirituales o intelectuales, lo cual no impide que se manifestase belicoso.
En la crónica de Lucas de Tuy aparece armada "sarracena" con 270 velas. Surgió en la costa Andaluza, en el
reinado de Wamba, entre el 672 y el 680. De no haber mediado incendio providencial, es probable que la conquista
de la península, se hubiese adelantado. Cartago fue sitiada por el árabe Abimlech. El pretor de Bizancio pidió

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ayuda a Constantinopla. Al no recibirla, se rindió


en el 698. A partir de aquí, el poder del Islam se
extendió sobre Numidia y las dos Mauritanias.
Witiza, penúltimo rey godo de España, gobernó
como sus predecesores, a medias con los obispos,
pero se sacudió su tutela, imponiendo un
liberalismo, de difícil digestión para la Iglesia.
Obligados los prelados a consentir en la poligamia
y otras costumbres locales, condenadas por la ortodoxia religiosa, se alzaron atrincherándose en las villas.
Reducidos, Witiza hizo derribar las murallas. Perder el reducto no debilitó al clero. Facilitó conspiración que llevó
al trono a Rodrigo, de la estirpe de los duques de Cantabria. Preso y cegado Witiza, sus hijos huyeron a Ceuta y
Tánger, quedando en Andalucía Oppas, el tercero, protegido por las mitras de Sevilla y Toledo, de las que era
titular. Manejando hábilmente el poder que conservaba, preparó la caída del sistema.

Julián o Illián, conde de Ceuta, Cartagena y Espartaria, señor de Algeciras y gobernador de Andalucía, según
fuentes musulmanas, no se alzó por haber violado el rey Rodrigo a su hija. Buscó ayuda en el Islam, porque
prefería someterse a potencia emergente, a soportar la tiranía de los reaccionarios godos. Embarcando en
Algeciras pasó a Ifriquiya, donde se entrevistó con Muza, gobernador del Califa de Damasco, conquistador de
Tánger y el Sus "extremo". Prudente el musulmán, mandó a España a Tariq ben Ziyad, caldeo o berebere de la
tribu de Nafda, converso reciente, para observar el ánimo de la población. Llevó en cuatro navíos 400 infantes y
100 jinetes, desembarcando en Tarifa a la que dio nombre. Favorable el informe, Muza hizo construir barcos de
transporte para 10.000 beréberes, 2.000 árabes y 700 negros. Según las viejas crónicas, cruzó el mar entre julio y
agosto del 707. Acampando en Gibraltar, no tardó en capturar un puñado de nobles andaluces. Queriendo
sembrar el terror, hizo correr que terminaron en las perolas de los negros. Sumado el pánico a ser comidos, el
escaso entusiasmo que despertaba Rodrigo en sus vasallos, éste ignoraba que mientras planificaba la batalla, sus
oficiales y soldados preparaban la rendición.

Según Lucas de Tuy, que escribió en el siglo XIII, el "duque" D. Julián huyó de la Hispania visigoda con los hijos
de Witiza, en torno a 665, ofreciendo la conquista de España a Vlih, rey de los bárbaros, el cual designó a Trooth,
uno de sus duques, para dirigir ejército de 25.000 hombres. Tropezaron con la armada goda, trabando batalla
naval de siete días. Cifradas las pérdidas musulmanas en 16.000 hombres, los supervivientes continuaron viaje, al
tiempo que Rodrigo bajaba hacia Andalucía, engrosando en ruta su hueste, sin sospechar que habría de sufrir
deserción en masa. El cronista de Pedro I ratifica la primera versión. Muza, caldeo “alárabe”, encomendó la
conquista de España al berebere Tarif. Embarcado en "Allén mar", escogió Gibraltar como puerto de arribada,
para no hacer daño en Algeciras, villa de Julián. Sumada la gente del arzobispo Oppas a la musulmana, fueron
contra Rodrigo, derrotado en Janda por abandono de los suyos. Las fuentes musulmanas matan a Rodrigo en la
noche del 28 de abril del 711. Las cristianas le hacen huir a Portugal. El P. Sarmiento, erudito del siglo XVIII,
creyó encontrar su tumba en el término de Elvas.

El vocablo "allende", lugar del que partieron las tropas de Muza, designa dos costas diferente. Se decía que el
puerto de Algeciras, en el Estrecho, era el más próximo a la costa del “allende”, a la otra parte, principio de
provincia en la que 7.000 alfaquíes, desterrados de Córdoba, fundaron Fez en el 818. Abenyuçuf, primer rey de
Marruecos de la dinastía de los Marines o Benimerines, embarcado en "Allén mar", tuvo que “pasar la mar”, para
tomar posesión de Algeciras, cedida por el rey de Granada. En tierra arengó a sus hombres, prometiendo que
como ganaron reinos "allende mar", los ganarían "aquende mar". En el siglo
XIV el rey de Granada pasó "la mar", para entrevistarse con Alboacen de
Marruecos, en la Villa Nueva de Fez, fundada en Allén Mar en el siglo XIII, por
el segundo rey Benimerín. La armada de Alfonso XI, persiguió a la del rey de
Marruecos, abandonando por haber agotado la despensa, sin llegar a los puertos
de Tigizis y Bedis, que estaban "Allén mar", lo que no hubiese sucedido, de
encontrarse al otro lado del Estrecho. En la crónica de Pedro I, se dice que España se perdió "de mar a mar”, con
África, que estaba en “Allén Mar", consignando el Mío Cid victoria significativa de Rodrigo Díaz de Vivar en
Valencia, sobre 36 reyes moros, procedentes de Allén Mar. La jornada le procuró 3.000 marcos de oro, figurando
entre los muertos Bucar, "rey de Allén Mar" y Marruecos. En 1288 Sancho IV autorizó a Guzmán el Bueno
exportación de 300 cahíces de trigo y cebada, para llevarlos "a Allén Mar”, “do el es". El adverbio de lugar, indica
el topónimo. En mapas de América de los siglos XVI y XVII, aparece una Punta de Allende, Alinde para los
portugueses, que ubica Alonso de Chaves, entrado el siglo XVI, a 1º 1/3, latitud Sur, junto a la “Primera Cruz”,
que marcaba la frontera de la "Isla Primera" o de Guinea con Brasil. El San Miguel de Allende mejicano, no
adquirió apellido por casualidad.

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Terminada la guerra civil entre godos, de tres años de duración según los cronistas, gobernó en Córdoba emir o
adelantado del "Soldán de Babilonia”, en cuyo nombre cobraba los impuestos. Alterado el mundo islámico en el
año 729, por enfrentamiento a tres bandas, entre árabes, berberiscos y sirios, Abul Abas aprovechó el caos, para
eliminar a la familia Omeya. Debilitado el poder de Damasco, en el 757 un Abderramán cordobés, supuesto
superviviente de la estirpe, declaró la independencia del emirato, reduciendo la autoridad del Califa al terreno de
lo espiritual. Al año siguiente fundó ceca. Que adoptase el sistema monetario romano, revela sus raíces. Lucas de
Tuy menciona a un Yuca, coetáneo de Al - Ala Mugit al Yudami, de la facción abasí. Le hace desembarcar en
Andalucía en torno al 762, al frente de tropas yemeníes, importadas de Ifriqiya. Damasco envió para reducirle, al
general Al – Mansur. Yuca le cortó la cabeza, mandándola al rey.

Según la historia oficial, que sitúa la entrada musulmana en el 711, a la derrota de Janda siguió exterminio masivo
de cristianos. Eliminada la población autóctona, poblaron beréberes de importación, como si en aquel tiempo
hubiese población suficiente en el Norte de África, para poblar Andalucía con el sobrante. Católica y arriana
alternativamente España, no consta que Andalucía cambiase de fe antes del 800. De la escasa documentación que
se conserva, se colige que los unitarios andaluces abrazaron el Corán con naturalidad, siendo los nombres godos y
latinos los que se cambiaron por nombres musulmanes, no los portadores. Sin clientela las iglesias, los cristianos
vendieron la de San Vicente al emir, para que la convirtiese en mezquita. Por aquel entonces desembarcaron en
Marruecos los zenetas. Procedentes del sur del Atlas, lo que en términos de la geografía clásica, no implica que
aquel sur estuviese en el mismo continente, fueron portadores de oro, caña dulce y la berenjena. Derribaron en
dinastía en decadencia, fundando la Ifrani. Torpes por no tener costumbre de gobernar, los efectos fueron
desastrosos. Desmoralizada la población cayó en pasividad, que cristalizó en hambrunas y epidemias. Es tradición
que entre el 804 y el 818, Al - Andalus, Ifriqiya y el Magrib, perdieron un tercio de su población. En el 822
Alahaquem I de Córdoba, cada vez más desligado de oriente, creó ejército regular de berberiscos, quizá a
consecuencia de inexplicable tarascada vikinga. Habitual la escala de los nórdicos en el Guadalquivir, para hacer
aguaje y calafatear sus navíos en la Orcada, antes de atravesar a la Arcilla de los lixios, en el año 844 subieron por
el río, saqueando Sevilla.

En el 852, reinando Edris II en Sus, Tremecén, Alarache y Tánger, Abderramán II fue elegido emir de Córdoba.
Comprendiendo que el futuro estaba en la mar, construyó atarazanas en Sevilla y Carmona. En torno al 912, fecha
a poner en cuarentena, como cuantas consignan las crónicas, un Si'i derrotó al ifrani Zab al Sus, conquistando
Ifriqiya. La impotencia de los perdedores degeneró en terrorismo. En un mismo día de 917, ardieron los zocos de
Tiaret, capital de los zenetas, Fez y Córdoba. Diez años más tarde Abderramán III, aprovechando las agitaciones
de los fatimíes, rompió sus débiles lazos con Damasco, declarando a Córdoba soberana. Conquistó Tánger y
Melilla, haciéndose con Ceuta en el 931. Enclave emblemático, por haber sido cabeza del obispado visigodo de
Marruecos, ejerció una especie de protectorado sobre un África, que partiendo del Poniente del Atlántico, alcanzó
Argel. Constructor de la gran mezquita de Córdoba, inició las obras de Medina Azahara. Cuentan que la ciudad -
palacio tuvo tejas de oro y plata, importando columnas de Ifriquiya y Cartago, a 10 dinares pieza.

Abderramán prestó hueste de "tigitanos” a Ramiro II de León, en la guerra contra Ordoño de Castilla. Derrotado
el leonés en San Esteban de Gormaz, entre los muertos aparece Almocarad, "el gran rey de los tigitanos”. La
relación fonética del vocablo “gitanos”, con Mauritania Tingitana, es tan evidente como la de ciertas costumbres,
recogidas por Cieza de León, "conquistador" en Venezuela. Los indios desvirgaban a la novia por mano de
matrona, siguiendo exhibición del pañuelo y "areitio" o "fiesta", descripción que cuadra con la boda gitana. De
color "loro" los gitanos, como los americanos, se dice que llegaron a Castilla reinado los Católicos. Cierto es que
en 1475 había en Andalucía comunidad de "negros" y "loros" libres, debidamente asentada de antiguo.
Compartían leyes y costumbres, indicio de origen común.

Abderramán frenó la expansión de la España cristiana, importando tropas de "Babilonia y de África". A su


fallecimiento en el 961, Córdoba perdió África, con excepción de Ceuta. Almanzor, general de Hixem II, con topas
magrebíes, reconquistó el reino de Fez. Recuperada la fuente de riqueza, Hixem terminó Medina Zahara,
mientras su general continuaba la guerra. Entre los derrotados por Almanzor aparece un Borrell de Gerona, rey
de los Ifrany, quizá el mismo que mandó embajada a Hixem, con regalo de adargas de cuero de “lamt”, caballos,
camellos, meháris corredores, jirafas y animales almizcleros. Correspondió Hixem nombrando embajador en Fez,
que no tardó en ejercer como gobernador, sometiendo a los beréberes. Hisam al Munayad, rey de Córdoba en el
976, reinó en "al- Andalus” y “la otra orilla del estrecho". Muerto Almanzor en el 1018, el monarca perdió cabeza
y trono a manos de otro Hixem, reconocido en Fez pero no en al – Andalus, donde prefirieron a supuesto omeya,
asesinado por sus seguidores en el 1026. Le reemplazó al – Musarfi, que pasó del trono a la cárcel. Tras su caída, el
reino de Córdoba se dividió en taifas. Débiles, sus reyes no tardaron en convertirse en vasallos, pagando parias al
rey de Castilla. Entretanto, un nuevo poder musulmán, se perfilaba en el Sus.

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En torno al 1036, el predicador Aldalah ben


Yasim se mudó a tierra de beréberes.
Despreciados por africanos y españoles, que los
tildaban de rústicos y “villanos" por no hablar
el árabe, les predicó el Corán, desde el
prestigio que le procuraba conocimiento
profundo de las hierbas. Sanando consiguió
número apreciable de seguidores, que
encuadró en la orden de los al - morabitum,
anticipo del Temple y todas las ordenes
militares. Residentes en "conventos",
sometidos a rígida disciplina religiosa - militar,
los preparaba para conquistar el mundo,
cuando el heredero de Beni Ifrani se alzó
contra el padre en Sus Aska. Desembarcó el
rey en la provincia de Tedle. Cruzándola entró en el Sus, derrotando al príncipe. En la historia de Marruecos,
Tedle aparece como provincia costera de Berbería. Y en documento de 1490, como villa de Gran Canaria.

Yusuf, hijo de Yasim, heredó 2.000 caballeros alárabes. Conquistado el reino de Sus, partió del sur del Atlas como
los zenetas, para derrotar al último Ifrani en Levante. Fundador de Marraquech en el 1062, continuó sus
conquistas en Fez y Tremecén. En el 1075 se hizo con Tánger, siguiendo a Orán. Ceuta capituló en el 1084.
Controlada África, dice la historia que los
musulmanes españoles, acosados por los
cristianos, llamaron a los almorávides. Tuy lo
cuenta de diferente manera. Costumbre de lo
reyes de León repartir coronas entre los hijos,
hicieron de la guerra civil deporte nacional,
por ambicionar cada hermano igualar el poder
del padre. Aprendida la lección, apenas fallecía
el monarca, el primogénito eliminaba a los
menores. Segundón avispado Alfonso, a la
muerte de Fernando I escapó a Toledo,
amparándose a la sombra del rey moro. Se dice
que conspiró desde su retiro, a medias con su
hermana Urraca, organizando la emboscada
en que murió Sancho II. Al no dejar
descendencia, el trono recayó en Alfonso VI.
Rey de León, acudió en ayuda del rey de
Toledo, enzarzado con el de Córdoba. De resultas de las incursión, casó por sexta vez con Zayda, hija del rey de
Sevilla. Dice el cronista que aconsejado por el suegro, trajo a España “gentes bárbaras.., tras marinas de Allende".
Resbaladizo el episodio, por no estar bien visto que rey cristiano importase musulmanes, surgió versión
alternativa. En el haber de Alfonso la conquista de Toledo en el 1085, tras la muerte de su protector, se achaca al
rey de Sevilla la llamada a Yusuf. Pasó el Estrecho en el 1086, derrotando a los cristianos en Zalaca. Requerido
nuevamente en el 1090, regresó con sus "moros de allende". Fracasado el intento de recuperar Toledo, se volvió
contra los reyes de taifas, unificando al – Andalus. Rey de las dos Berberías, se título"Miramamolín", por ser
cabeza de los creyentes.

Elevado Alfonso VI al rango de “Emperador”, emprendió nueva guerra contra el moro, siendo derrotado el año de
1108 en Uclés. A Yusuf, le sucedió el Miramamolín Aldemón. De distinta madera, sitiado por los cristianos en
Córdoba firmó la paz, marchando a Marruecos, “cabeza” de su reino. En 1128, el Miramamolín Almohadi
cometió el error de expulsar a mozárabes y judíos. Despechados se unieron a la oposición, emboscada en las
montañas. Bajando al llano liquidaron el poder almorávide, en torno al 1130. Debilitada la autoridad, la España
islámica volvió a fragmentarse. Bajo Alfonso VIII el arzobispo de Toledo, prelado belicoso, corrió con hueste el
norte de Andalucía, haciendo acudir al Miramamolín Abenyuzef, emperador de África y España, con ejército de
almohades, alárabes y etíopes. Vencidos los cristianos en Alarcos, en el año 1195, muerto el rey y reinando el hijo,
Alfonso llamó a cruzada. En el 1212, con ayuda del Temple y los reyes de Aragón y Navarra, derrotó al
Miramamolín en las Navas de Tolosa. Las fuentes musulmanas matan al rey moro en la jornada. Las cristianas le
hacen regresar a Marruecos, para morir longevo, reinando Fernando III en Castilla y León. Le heredó su nieto
Zaid Araxid, en cuya cabeza se reunieron las coronas de Marruecos, Fez, Sus, Tremecén, Argel, Túnez, Egipto, la
Andalucía musulmana y el Algarbe de Berbería, provincia que Alonso de Palencia nos ayuda a situar. Habiendo
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conquistado Tánger Alfonso V, rey del Algarbe portugués, supo que los moros llamaban a la provincia “Algarbe” y
pluralizó, titulándose “rey de los Algarbes".

La descomposición que siguió a las Navas, cristalizó en alzamiento de Gormazana, adelantado de Tremecén.
Había conquistado “Sojulmenza” cuando acudió Araxid, sitiándole en su capital. Recorría Araxid el exterior de la
muralla, preparando el asalto, cuando le asesinó pariente de "confianza" que le acompañaba. Ibn Khaldum sitúa
el suceso en 1240, llamando al rey Ultman al Zaid. Al no dejar heredero, en Marruecos proclamaron a Mutarda o
Almotarda. En desacuerdo los hijos de Marín, adelantado del Algarbe de Berbería, que les legó el cargo, se
alzaron con la provincia, proclamándose Bucar señor de Fez y Jacob de Ribate. Almotarda desembarcó en el
Algarbe, con intención de recuperar la provincia. Derrotados los Marines en las inmediaciones de Mequinez, lo
hubiese conseguido, de no llamarle a Marruecos alzamiento de Budebuz. Muertos Bucar y su hijo, Jacob unificó el
Algarbe, siendo requerido por Budebuz. A cambio de ayuda le ofreció la provincia de Salé. Con "tres días de
andadura", separada de Marruecos por el río Narabe. Comercial y reputado el puerto, lo tenían ocupado
"nazarenos" o cristianos. Jacob fue contra Almotarda. Derrotado y muerto, Budebuz se proclamó Miramamolín.
Olvidando sus promesas, no entregó Sale, exigiendo a Jacob restitución del Algarbe. Indignado el Benimerín,
cambió su nombre por el de Abenyuçuf, regresando a Marruecos dispuesto a conquistar el trono. En curso la
guerra, Fernando III entró en Andalucía, conquistando Córdoba y Sevilla, en 1248. Se dice que el burgalés
Ramón Bonifaz, almirante de Castilla, facilitó la entrada a los cristianos, rompiendo las cadenas que cerraban el
Guadalquivir. Pero tanto el Fuero otorgado a los sevillanos como otras fuentes, indican que la población abrió las
puertas al rey cristiano, estando probablemente ligada la presencia de Bonifaz, con el oro de Allende. Enterado de
que entraba por el río, pero no lo criaban sus aguas, Fernando privilegió a los navegantes, advirtiendo al hijo,
antes de morir, que de no cruzar el mar, de poco serviría lo conseguido. Probó la indiferencia del monarca hacia
Granada el pacto de frontera, establecida para eternidad, cuyo trazado indican los pueblos, que llevan "Frontera"
por apellido.

Alfonso X subió al trono en 1252. Siguiendo el


consejo paterno honró a Odoart, príncipe de
Inglaterra. Pensando en los barcos y navegantes
ingleses, le armó caballero en Burgos, por mano
propia, en 1255. La ceremonia queda consignada
en privilegio firmado por Aboabdille Abennasar de
Granada, Abenhut de Murcia y Abenmahfot de
Niebla, como reyes vasallos de Castilla. En 1257
Alfonso X conquistó Niebla, si no le fue entregada,
pues Abenmahfot ganó em el cambio, al darle el
rey Sabio, en compensación por el reino perdido,
árido y pobre, un Algarbe feraz, que alcanzaba
Huelva, repartiendo entre sus caballeros heredades
en el Aljarafe, con licencia adjunta para sacar por
mar, la cosecha de aceite. La recuperación de
Niebla valió al monarca laureles, de los que andaba necesitado. Complicada la elección de emperador por empate
persistente, entre las casas de Hohenstaufen y Habsburgo, los electores buscaron tercero, que rompiese el
equilibrio. Desagradable el papel de comodín, fue rechazado por sucesivos candidatos. Con derecho a participar
por su madre, Beatriz de Suabia, Alfonso X aceptó, por no estar enterado del embrollo. Designado Rey de
Romanos, primer paso hacia la corona imperial, solicitó del papa Alejandro IV cruzada en “Allende Mar”, en
África, continente más rentable que unos Santos Lugares, pateados y paupérrimos. La emprendió asociado con
Enrique III de Inglaterra, que le felicitó en 1258 por la riqueza de botín, probablemente el obtenido en el "saco de
Salé". Según Ibn Khaldun, estando Abenyuçuf en Taza, ocupado en guerra contra el rey de Tremecén, un sobrino
que quedó al cuidado de Salé y Rabat, quiso hacerse con la provincia con ayuda de mercaderes cristianos, a los
que ofreció ventajas a cambio. Acudieron tantos, que acordaron prescindir del gobernador. Enterado Abenyuçuf,
galopó "un día y una noche" hasta Salé, recuperando la ciudad tras 14 días de asedio.

Es probable que la entrada en Sale coincidiese con la batalla de Guadafo. Tuvo lugar a dos jornadas de Marruecos
y murió Budebuz. Proclamado Abenyuçuf rey de Marruecos, Fez, Sus y el Algarbe de Berbería, al quedar a los
almohades el Este de África, de Túnez a Egipto, hubo de renunciar al título de Miramamolín. Según León el
Africano, Salé pertenecía al señor de Fez. Ocupada por armada de Castilla, el Benimerín la recuperó pasados 10
días. Comprendiendo que no podían conservar el enclave, los castellanos cargaron el botín en sus barcos, pasando
la población a cuchillo antes de embarcar. Del hecho queda anotación de documento perdido. Siendo los sabios
autóctonos riqueza de Salé, los cristianos cargaron con cuantos pudieron acopiar. En huelga de palabra caída, por
descontentos, Alfonso X, que deseaba aprovechar su ciencia, obligándoles a enseñar a quienes designase, pidió en

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1260 a la Iglesia de Sevilla, devolución de una mezquita, en la esperanza de que alojados a su placer, recuperasen
la memoria. Es probable que el nombramiento de Juan García como Adelantado Mayor de la Mar, tenga relación
con la jornada. Entre los confirmantes figura un D. Llorente, obispo de Ceuta, plaza del Algarbe de Berbería, que
seguía perteneciendo al rey de Fez.

Aben Hut, rey de Murcia, se declaró por Abenyuçuf; el rey de Granada siguió a los almohades.Victorioso el
Benimerín, su proximidad inquietó al granadino. Buscando protección en los cristianos, ofreció al Sabio los
puertos de Gibraltar, Adra y Tarifa, con promesa de ayudarle a conquistar Ceuta, a más de procurarle aliados,
que le facilitasen la conquista de Allén Mar. Firmada tregua con el rey de Tremecén, Abenyuçuf mando 3.000
alárabes al rey de Granada, queriendo vengar el Saco de Sale. Según Khaldum, desembarcaron en 1262.
Clamoroso el recibimiento, los cristianos no tardaron en sentirlos, pues la cruzada convocada por Alfonso X en
1264, tuvo carácter defensivo. Dominado el sur, los cristianos fueron sobre Murcia, perdiendo Abenhut la corona.
Autónomos los de Cádiz, cuentan que indignado por la devaluación de la moneda, cuyo contenido de plata rebajo
el Rey, lanzando la llamada "blanca", se alzaron, perdiendo sus libertades al ser derrotados. En 1269, el almirante
Juan García compartía el cargo con Martínez de Fe. Despejado el terreno, por estar Abenyuçuf conquistando
Marraquech, la armada asaltó Cález o Cáliz, puerto de “allende la mar", amurallado y con cuatro puertas.
Saltando al amanecer, los cristianos entraron por asalto. Al cuarto día de saqueo, "mucha gente" de la tierra se
plantó frente a las murallas. Teniendo el socorro “muy lejos”, los castellanos cargaron oro, plata, cautivos, “y otras
cosas de gran precio", regresando a Castilla.

En torno a 1275, estando Alfonso X en el corazón de Europa a la espera de recibir la corona del Imperio, el rey de
Granada cedió Algeciras y Tarifa al de Marruecos. Acudió Abenyuçuf a tomar posesión, trayendo en su compañía
a los primeros castellanos descontentos, "desnaturado" del rey de Castilla, admitidos al servicio de rey de
Marruecos, . La incursión puso en apuros a la Andalucía cristianas. Fallecido por entonces Fernando de la Cerda,
heredero del trono, menores sus hijos, sería Sancho, el hermano menor, quien se enfrentó a los musulmanes.
Requerido Abenyuçuf en Marruecos, por nuevos disturbios, quiso asegurar la tranquilidad de su pequeño estado,
estableciendo tregua. Encabezando la delegación que había de negociarla, encontramos a Garci Martínez de
Gallegos, caballero cristiano que vivía “en Allén Mar”. Partió Abeyuçuf, reuniéndose con su hijo, el príncipe
Abeacob, que sitiaba Tremecén. En 1276 había transformado el real, plantado dos millas al oeste de la capital de
Gormazana, en la Villa Nueva de Fez, llamada a ser capital de Mauritania, mientras reinaron Benimerines.

En torno al 1277, la flota castellana zarpó en pleno invierno, rumbo a un Marruecos, donde encontraría el verano.
Inexpertos los mandos, navegaron semanas perdidos, recalando en Algeciras. Agotados y enfermos, los tripulantes
abandonaron los barcos en aguas del Benimerín, que por entonces estaba en Tánger. Su paso a las Algeciras
coincidió con el regreso de Alfonso X, sin imperio y chasqueado. Le exigió Sancho que desheredase a los nietos,
proclamándole sucesor en premio a su buen comportamiento, cediendo el abuelo por estar en apuros. Convocada
nueva cruzada contra Marruecos en 1279, entrevista en Bayona con el rey de Francia, devolvió al Sabio la moral.
Restablecido el nieto en sus derechos, Sancho se alió al rey de Granada, declarando la guerra al padre, que buscó
el apoyo del rey de Marruecos, en malas relaciones con el granadino. Así se inició contienda que terminó en 1284,
con la muerte de Alfonso X. Proclamado Sancho IV, arremetió contra el rey de Marruecos, por entonces ocupado
en fundar la Villa Nueva de Algeciras. El príncipe Abeacob entró en tierra cristiana, alcanzando los muros de
Sevilla. Se preparaba a sitiar la ciudad, pero nuevo alzamiento de Gormazana, obligó al padre a comprar tregua,
ofreciendo parias, para regresar a la “cabeza de su reino”, sin arriesgar el pequeño reino andaluz. El primer
Abenyuçuf falleció sitiando Tremecén, en compañía del hijo.

La guerra de Castilla contra Marruecos se reanudó en la mar. El almirante genovés Micer Benito Zacarías, con
barcos y tripulaciones de pescadores, prestados o embargado, destrozó la armada de Abeacob, victoria que
permitió a Sancho IV conquistar Tarifa en 1292. Intentó continuar tomando Gibraltar, pero la plaza se resistió.
Fechada la primera conquista en 1309, ordenanzas de 1300, indican que en aquel año la tenían los cristianos.
Retenido por la guerra en Tremecén, Abeacob no reaccionó, siendo asesinado poco después en Fez la Nueva. Al no
tener descendientes, siguió sucesión agitada. En el vacío de poder, Ismael de Granada recuperó las Algeciras,
conquistando Ceuta y sitiando Gibraltar, en 1315. Derrotado por los cristianos, viajó a Fez la Nueva, para hacerse
perdonar por el rey de Marruecos. Le devolvió las Algeciras, sumando Ronda, Castellar, Jimena, Estepona y
Marbella. Albohacen mandó avanzadilla de caballeros a Granada, a la que siguió su hijo Abomelique, que se
tituló rey de Algeciras y Ronda. Recuperó Gibraltar, acosó a los cristianos por espacio de dos años, abandonando
Andalucía, a causa de nuevo alzamiento del rey de Tremecén. Esta vez padre e hijo solventaron la cuestión,
conquistando el reino.

Asegurada la tranquilidad en la "cabeza del reino", el rey de


Marruecos, el Algarbe de Berbería, Fez y el pequeño estado andaluz,

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armó flota para el hijo. Apuntando a Sevilla, remontó el Guadalquivir,


desembarcando en el Bodegón del Rubio. Abomelique murió junto al
río Patrite en emboscada irrelevante, tendida por caballeros andaluces,
entre los que se encontraba Juan Alonso de Guzmán, hijo de Guzmán el
Bueno. Replicó Albohacen llamando a la Guerra Santa. Acudieron las
armadas de Túnez y Granada. El Almirante Mayor de Castilla, Jufre
Tenorio, intentó detenerles, perdiendo vida y barcos, en torno a 1340.
Sitiaron los musulmanes Tarifa, contándose entre los muertos de su
campo, un señor de Montes Claros. Con la hueste de Marruecos a las
1503 El Bodegón del Rubio en el Guadalquivir
puertas de Sevilla, Alfonso XI convocó cruzada contra los reyes de
Granada, Marruecos y Allén Mar. Pedro IV de Aragón aportó su flota, derrotando Alfonso a los musulmanes en el
río Salado. Cercadas las Algeciras en 1344, nuevos disturbios en Marruecos forzaron tregua, que firmó el rey
castellano, recibiendo parias. Pero apenas se alejó el colega musulmán, conquistó las villas gemelas.

Demasiado ocupados en guerras civiles, Pedro I y Enrique II abandonaron la eterna contra el Islam. Breve el
reinado de Juan I, no parece que tuviese relación directa con Marruecos. La tuvo en cambio el rey de Aragón.
Intenso el intercambio con los infieles por Barcelona y Valencia, “Bohamo”, rey de Tremecén, mandó embajada a
Pedro IV en 1362, ofreciendo tregua por 5 años, para favorecer el comercio. En 1369, los reyes del “Garb” y
Granada, abrieron sus puertos a los aragoneses, adjuntando licencia para comprar madera, con destino al reparo
de sus barcos. Las relaciones se continuaban en 1375, siendo autorizado el rey de Aragón por el de Fez a sacar pan
de su reino, pese a estar prohibido venderlo a cristianos. En 1401 Tharsis era recuerdo, a uso de eruditos,
habiendo quedado reducida Cartago, a página de la historia. Pervivía Mauritania, pues navío procedente de este
reino entró en Valencia, con carga de esclavos. En 1403 el mallorquín Arnaldo de Font, patrón de la nao Santa
María, la arrendó al judío Abrahen Sciquillo, mercader de Mallorca. Contratado el flete del navío a Bujía, Túnez
y Orán, en 500 libras mallorquinas por el flete, siendo objeto de anexo al contrato escala en Çafi, puerto de
Allende Mar.

Dicen las crónicas que Alfonso X dio el Algarbe al rey de Niebla, pero está documentado que lo regaló a su hija
natural, Beatriz de Guzmán, en torno a 1255, en concepto de dote. Nieta de Pedro de Guzmán, confirmante que
aparece en privilegios del mismo año, fue hija de Mayor Guillén. El padre la casó con Alfonso III de Portugal.
Muerto el monarca en 1279, su heredero Dionis tuvo cetro de oro, que se dijo "del Tajo", porque entró por el río.
Rentables las navegaciones, el rey plantó bosques, importando carpintero de rivera genovés, que enseñase a sus
vasallos a construir barcos “de puente”. No queriendo perder a los navegantes templarios, tras la disolución de la
Orden, Dionis les procuró acomodo, fundando la Orden de Cristo. Heredó el trono su hija Beatriz. Ésta casó en
1383 con hijo natural del rey D. Pedro. Nieto de Dionis, rentabilizó la inversión del abuelo, construyendo barcos.
Su medio hermano y sucesor, Juan I, inició la era de los "descubrimientos".

Fue su mujer Felipa, hija de Juan de Gante, duque de Alancaster, nieta de Enrique III de Inglaterra, el socio de
Alfonso X en la cruzada de “Allens Mar en África”. La hermana de Felipe, Catalina de Lancaster, casó con
Enrique III de Castilla, el monarca que inició la conquista de Canarias. Aficionado Juan a la mar, lo fueron sus
hermanos. Gran viajero Pedro, le ancló en tierra la tutela de Alfonso V. Enrique, Maestre de la Orden de Cristo,
apodado "El Navegante", pese a embarcar en raras ocasiones, creó en Lagos centro de comercio y
“descubrimientos”, que mantuvo relación constante con el Poniente atlántico. Pescadores portugueses y caballeros
de Cristo, frecuentaban Cabo Blanco y Cabo Verde, cuando Juan I, aspirando al monopolio del tráfico, pidió al
Papa investidura como señor de Fez. Concedida en 1411 por Juan XXIIII, en tiempos de Iglesia bicéfala, el
pontífice salió espurio y la concesión nula. Haciéndose prudente, en 1415 el rey conquistó Ceuta, cabeza del
obispado visigodo de Marruecos. Resuelta la duplicidad de pontífices por Martín V, en 1418 el rey de Portugal
obtuvo cruzada en Fez. El mismo año, los portugueses publicaron el “descubrimiento” de Madeira, reflejándose el
avance de Portugal, en el retroceso de la dobla de oro morisca. Mermado el Nuevo Reino, la moneda de Granada
perdió peso y ley, dejando de ser patrón en Andalucía. La decadencia económica favoreció disensiones internas,
que debilitaron el reino musulmán. Asentadas las primeras factorías de la Orden de Corona, Juan I mandó
caballero de Cristo al papa, para pedirle la investidura de la “conquista” del reino de Fez. Obtenida en 1430, con
merma de las Canarias, adjudicadas a Castilla, Alfonso V controlaba, a su muerte, el comercio de "África y
Guinea", desde la costa de Río de Oro hasta “isla” de Santa Catalina indeterminada, que se sitúa a los 8º.

Enigmáticas Cartagos americanas,


reafirmaron a los "conquistadores" del siglo
XVI, en la idea de que romanos y
cartagineses frecuentaron las Indias, sin
aguardar a Colón. Fernández de Oviedo

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observó que los naturales de Castilla del


Oro tenían vocablo propio, para referirse a
las Cartagos: las llamaban Cataski, hecho
insólito, pues no hay noticia de que lo
creasen para otros lugares, bautizado por
españoles. Hubo dos Cartagos en Castilla
del Oro, ambas sobre bahía o ensenada
cerrada. Abundantes las aguas en múrices o
“conchas de la púrpura”, incitan a evocar al
Hiram de Tiro, socio del Salomón en la
Biblia. Tuvo experto en púrpura, famoso
por conseguirla de un rojo subido, más
apreciada que la violácea, comercializada
por Sidón. Heredado el tráfico del producto
por cartagineses y mauritanos, se dice que
Juba, rey de Mauritania, tuvo factoría
destinada a producir púrpura.
Conquistados por Escipión los tres reinos,
surgidos de la desmembración de Tharsis,
la púrpura se introdujo en Roma,
quedando el uso reservado a los
emperadores y altos personajes del Estado.

Productor el Caribe y Pacífico centroamericanos de unos múrices, sin valor en el siglo XVIII, Antonio de Ulloa
observó que los indios de Guatemala y Nicoya teñían hilos de algodón, extrayendo púrpura del cuerpecillo de unos
caracoles. De alto precio el tejido, se vendía al aire libre y a hora precisa, por cambiar la tonalidad con la luz. En
los rotarios y mapas del siglo XVI y XVII, aparece una Bahía de Cataski, al sur del golfo de Honduras, próxima a
la provincia que llamaron Namm, los nativos del extremo occidental de Cuba, cuando los visitó Colón, en el curso
de su primer viaje. Hannón relaciona la última “Chaunaria” con el Cabo de Naam, principio de la Guinea para los
portugueses y castellanos del siglo XV. La población de Puerto Cartago o Cataski, fue bautizada por los españoles
con el nombre de Higueras, quedando despoblada por no haber oro en las inmediaciones yser mala la tierra.

En 1436, Eugenio IV adjudicó las Azores a Portugal, rectificando el reparto de Canarias. Alegó que los naturales
no habían sido convertidos, para partir la "isla" de San Miguel de la Palma, a la altura del Cabo Bojador,
posteriormente Gracias a Dios, dando el sur a Portugal. Enclave en la "tierra de Canarias", que limitaba al norte
con Palma y al sur con Gran Canaria o Tierra Alta castellana, la "isla" fue adscrita a Madeira, Cabo Verde y
Tierra de Negros, por haberlos en la costa. Llamada Río de Oro, también se conoció por "Tercera", al ser el tercer
punto en que tocaban los navíos, partiendo del Río Marañón, en las inmediaciones de la "Primera Cruz". Una
segunda Cartago estuvo en el Golfo de Nicaragua, que terminaba al sur en uno de los muchos Cabo Blanco, que
hubo en el continente. Particularmente rico en múrices, Diego Gutiérrez, gobernador de la provincia, la llamó
Costa Rica en 1541, sin que amenaza de azotes, borrase el uso del viejo topónimo. Visitada la gobernación por el
italiano Benzoni, que la ubica en Canaria, nos dice que los naturales daban forma de águila a los lingotes de oro. Y
llamó "cartagineses" a los naturales. Partiendo de su relato, De Bry dedica uno de sus grabados al mercado mudo,
que celebraban los "cartagineses de Indias". En tiempo de los conquistadores, Cartago era conjunto de casas de
madera y chozas. Incendiada por corsarios franceses en 1556, los vecinos se alejaron de la costa, fundando la
Nueva Cartago interior, que subsiste. En el solar de la antigua se construyó torre de Santa Cruz en 1599, de corta
duración, pues fue desmantelada en el 1601.

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Honduras. Costa Rica: Cataski y Cartago, las dos Cartagos y San Miguel. Las fronteras nacionales coinciden con las "conquista"

Se dice que la Cartago colombiana fue fundada por Juan de Robledo, en 1540. Está en las inmediaciones de las
dos rutas, que comunicaban Perú con Cartagena: la fluvial del Caucas y la de herradura del valle de Neiva. Antes
de ser desalojados por el poder de Castilla, los naturales residían en casas de adobe, protegiendo el Bogotá el
exterior de sus templos, con placas de cobre dorado. Engañaron a los conquistadores, pues las creyeron de oro
macizo. A imitación de los incas, rendían culto al sol y secundario a la luna, construyendo torres octogonales,
similares a los "cués" de Nueva España. Las mujeres vestían a la moda de Nicaragua, siendo conocida la
institución del mayorazgo, pues transmitían los bienes por línea de primogenitura. Que el respeto al individuo
fuese proporcional al número de deidades domésticas reunidas, podría permitir establecer relación con los
“manes” familiares, de la vieja Roma. En el entorno de Cartago se encontraban y encuentran topónimos, que
difícilmente hubiese podido concebir un conquistador: Antioquía, Palmira, Armenia, Susa... En la tierra de
panches, aparecen Palma y Tenerife.

No inquietaron estas Cartagos a Fernández de Oviedo, pero sí Cartagena. Empeñado en justificarla, atribuyó el
topónimo a navegantes castellanos, que impresionados por la placidez de sus aguas, le pusieron nombre
Mediterráneo. La fundación se ubica en 1533, atribuyéndola a Pedro de Heredia. Pero el negro Juan Portugués,
contratado por Colón en la Gomera como criado personal, en el primer viaje, que prestó declaración en 1514, en
el pleito de Diego Colón, siendo residente en Nuestra Señora la Antigua, declaró haber estado muchos veces en
Cartagena, población de indios. León el Africano sitúa la Cartago de la reina Dido y Aníbal, en pequeña ensenada
de la bahía de Túnez, dictamen que siguen arqueólogos e historiadores. Al haber sido arrasada, no sorprende que
las ruinas sean las de una ciudad imperial, sin más vestigio púnico que restos de una torre, encontrada bajo el
agua. Sin embargo cabe que esta “Ciudad Nueva” y en especial la torre, indique el límite del poder cartaginés en el
Mediterráneo, alcanzado tras la batalla de Alalia.

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