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Resulta claro que la fuerza eléctrica entre dos objetos macroscópicos depende de su
forma. Por esta razón, resulta natural preguntarse por la forma de la interacción entre
objetos cuyas dimensiones sean mucho más pequeñas que cualquier dimensión
relevante. La abstracción natural de este concepto es la 'carga puntual'. En 17xx, C.A.
Coulomb demostró que la ley de fuerzas entre cargas puntuales -en el vacío- puede
escribirse en la forma (en notación moderna):
(1)
Aquí es la fuerza que actúa sobre la partícula 2, con carga q2, debida a la partícula
que va desde la carga q1 hasta q2, y es la distancia entre las cargas. k es una
constante de proporcionalidad, que depende de las unidades usadas para medir la fuerza.
Notamos que la Ley de Coulomb (ecuación 1.1) tiene la misma forma que la Ley de
Gravitación de Newton. Por lo tanto, gran cantidad de resultados son comunes a la
Electrostática y la Gravitación (a la Newton).
[F] = [k][Q]2[L]-2 ,
en que hemos llamado [Q] a la dimensiones de carga eléctrica y [L] a las de longitud o
distancia; llamando además [M] a las dimensiones de masa y [T] a las de tiempo. Como
las dimensiones de fuerza se expresan como [F] = [M][L][T]-2, tenemos
[k] = [M][L]3[T]-2[Q]-2.
La ecuación 1.1 da la fuerza sobre la carga q2 debida a la carga q1. Es claro que la
expresión es simétrica, por lo tanto la fuerza eléctrica satisface el principio de acción y
reacción (3a Ley de Newton).
El exponente de la Ley de Coulomb es, hasta donde se sabe hoy en día, exactamente 2.
Esto tiene consecuencias importantes, como veremos más adelante. Experimentalmente