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CANELO SABE

Todo lo que transcurra en este día será igual a lo que sucedió el año pasado y el
anterior.

Sólo podré olfatear y oír desde la oscuridad.

Sin embargo, mañana, algo muy bueno sucederá.

Hoy la casa olerá a pollo relleno, a pan dulce, a pasteles fritos, a naranjas, peras y
manzanas, a lechón, a sidra, a café y a chocolate.

Los ruidos serán los mismos de siempre. Afuera, se escuchará una bicicleta que
frenará y una cadena que se enroscará en la rueda. Sonará el timbre y se oirán pasos que
se acercarán hacia la puerta.

Enseguida, flotará un aroma a cuerpo de mujer sudado, mezclado con perfume


floral, olor a pollo asado, a jamón, a queso y a almendras con chocolate.

Se escuchará a Doña Beba atar la bicicleta al árbol con dos vueltas de cadena, y el
comentario de que los ladrones no descansan ni el último día del año.

Luego se escuchará la puerta que se cierre.

Una voz chillona y agitada comenzará a esparcirse por todos lados.

Se oirá una breve charla y luego chirriará la puerta del baño. Será la primera de
tantas en que Doña Beba entrará.

Afuera, se oirá el motor de un Renault seis, luego una puerta que se cierra con
fuerza, olor a nafta y pasos pesados como de soldado que se acercarán, junto con un
arsenal de perfumes a lechón aliñado con ajo, a fritura y a tabaco mentolado.

Será el momento en que una caja comenzará a moverse de felicidad y se oirá el


ruido de mi cola rebotando y retumbando adentro.
Doña Gordy entrará sin tocar el timbre y sentiré el chiflete que dará cuenta que la
puerta quedará entreabierta y un aire fresco como si recién acabase de llover llegará hacia
mí.

Doña Gordy preguntará adónde estoy y la dueña de casa explicará que me habrá
metido en una caja de cartón en la despensa porque ahí habré de estar más tranquilo y
ellas también.

Yo no aullaré ni lloraré, porque mañana, algo muy bueno sucederá.

Después se oirá a la dueña agradecer los pasteles fritos y el lechón.

A partir de ese momento se mezclarán sonidos y olores en una interminable


competencia.

Doña Beba contará que él hijo se habrá ido con los suegros porque la Navidad la
habrá pasado con ella y dirá que ahora será una agradable reunión de amigas. Después se
excusará que no habrá traído nada para tomar porque habrá estado todo cerrado y dirá
que ella beberá solamente agua de la canilla. Pero en cuanto se descuiden se oirá que
Doña Beba se servirá vino, sidra, champagne y todo lo que habrá en la mesa.

Se oirán pasos de la dueña de casa que irá hacia la cocina, mientras se escuchará a
las otras que comentarán que vive en un lugar sin patio, que me tiene el día entero en la
despensa y que me da de comer cuando se acuerda, que ni siquiera me habrá puesto un
collar con identificación por si me pierdo y agregarán que igualmente en esa casa estoy
peor que en la calle.

Después Doña Gordy explicará que los hijos decidieron reservar en un restaurante
y ella no estará dispuesta a pagar por comida echa vaya a saber por quién. Y agregará que
la navidad es para estar con la familia pero esa noche lo mejor es compartirla con amigos.

De repente se comenzará a sentir olor a gas. Será el momento en que Doña Beba
preguntará si no habrá quedado alguna hornalla de la cocina abierta y luego se oirán
pasos rápidos y la puerta del baño que crujirá de nuevo. En el comedor la dueña
comentará que los remedios que toma para la diabetes son los responsables de los gases
de Doña Beba, mientras ella, desde el baño, hará ruido de tos fuerte. Luego se oirá apretar
la válvula del desodorante y la puerta del baño se abrirá. Se sentirá una mezcla de cloro,
olor a vainilla y barro podrido.

Al rato, se oirá a la dueña de casa decir que me habrá dado unas gotas para que
me calme. Se oirán ruido de cubiertos, risas, tintineo de copas, las mismas anécdotas, las
mismas charlas del año pasado y el anterior.

Después se oirán pasos fuertes y una ventana que se abre. Se sentirá humo de
cigarrillo, mientras se oirá que criticarán a Doña Gordy entre dientes porque fuma como
una chimenea y se come todo.

Antes de las doce, las gotas me habrán hecho efecto y me dormiré hasta el año
siguiente sabiendo que algo muy bueno sucederá.

El cielo explotará de ruidos y colores, mientras ellas comerán y brindarán hasta el


amanecer.

Por los agujeros, que serán del tamaño de la piedad que habrá tenido la dueña
conmigo, comenzará a entrar el sol de un nuevo día. Despertaré y la casa estará invadida
de un profundo silencio. Suspiraré amodorrado y luego comenzaré a dar cabezazos hasta
lograr abrir la caja. Luego treparé por la ventana que da al comedor, por donde habrán
entrado los olores y sonidos el día anterior.

Saltaré desde la ventana y entraré al comedor. Las encontraré desparramadas en


los sillones, y un coro de torpones ronquidos serán los únicos testigos de lo que sucederá
en instantes.

Pasearé por arriba de la mesa entre platos y bandejas y me comeré todo.


Después le daré un lengüetazo a Doña Gordy en la cara, aunque ella no lo notará.

Al final, caminaré hacia la puerta del pasillo que habrá quedado entreabierta y en
ese mismo instante me habré ido.

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