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Introducción
Héctor Abad Faciolince, escribió en el 2006, la obra literaria “el olvido que seremos”,
en memoria de Héctor Abad Gómez, su padre. Hombre reconocido por su humanismo
en el ámbito de la medicina y la defensa de los derechos humanos. Optar por la verdad y
la justicia lo llevó a la muerte, fue asesinado el 25 de agosto de 1987, en la ciudad de
Medellín. Tanto el padre como el hijo hicieron de la escritura un medio para “decir la
verdad y declarar la injusticia” (Faciolince, 2006, p. 296). Dicha tesis que surge de la
lectura del libro, se desarrollará en dos momentos. El primero lleva por nombre
contexto social, político, económico y religioso en el que vivió Héctor Abad Gómez y el
segundo se llama la escritura medio para “decir la verdad y declarar la injusticia”
(Faciolince, 2006, p. 296).
En los años setenta y ochenta, las iniciativas que los gobiernos locales y
nacionales pusieron en marcha para contener y organizar la expansión urbana
tuvo una escasa incidencia. Los nuevos barrios se erigieron como espacios con
escaso control territorial, donde el gobierno era incapaz de proveer bienes
públicos como seguridad, educación y salud […] (p. 37).
Dichas problemáticas sociales vienen asistidas por Héctor Abad y otros personas
como el doctor Saunders, el decano de Arquitectura de la Universidad Pontificia, el
doctor Antonio Mesa, quiénes los fines de semana, se dedicaban a realizar campañas de
salud pública, de vacunación, de higiene; y a la búsqueda de estrategias para para tener
agua potable en los barrios más pobres y vulnerables de la ciudad. La manera de actuar
de Héctor, molestaba a varios colegas de la universidad, quienes se atrevían a decir
“para hacer lo que hace este “medico” no se necesita diploma” (p. 55). La Iglesia estaba
en un momento de cambio, inducido por el Concilio Vaticano II, al respecto:
Ante esta verdad desvelada, con una cierta sobriedad y cientificidad, el Ministro de
Salud, tuvo que aceptar, y poco tiempo más tarde se dio inicio al acueducto de Medellín.
Este periódico fue el medio por el que Héctor Abad, siendo un simple estudiante, dijo la
verdad y declaro las injusticias, pues eran varias las personas que habían muerto a causa
de la fiebre tifoidea. En cada numeral emprendía una campaña, como “un profundo acto
de compasión por el sufrimiento humano, y de indignación por los males que se podía
evitar con apenas un poco de activismo social” (Faciolince, 2006, p.51). Fue siempre un
insigne defensor la libertad de expresión.
Se puede decir, que Héctor Abad, padre e hijo, entendieron que “el lenguaje escrito
como código de comunicación humana, cumple una función social cuyos alcances tocan
las esferas personal, interpersonal, social y cultural, ya que conecta a los seres humanos
[…]” (Ballesteros, 2016, p. 443). Por medio de la escritura, se descubren verdades e
injusticias, que han marcado la historia, que conducen a hacer memoria, pues, “la
prioridad de la injusticia exige el concurso de la memoria” (Mate, 2011, p. 445).
Faciolince (2006) declara: “De mi papá aprendí algo que los asesinos no saben hacer: a
poner en palabras la verdad, para que esta dure más que su mentira” (p. 300).
Conclusión
Colombia es un país que lleva más de 50 años de conflicto interno, en el que la memoria
de las víctimas ha quedado en el olvido. Es una sociedad que olvida por anticipado, nos
pasamos por la vida sin cuestionar nuestra existencia, o el porqué de tantos fenómenos
sociales, tanta desigualdad y conflicto, parece que quisiéramos vivir en la comodidad
mental de un país que nunca va a cambiar ni va a ver más allá de “este es el país que nos
tocó vivir”. El autor utiliza su mejor arma de poder para fijar la memoria, para hacer
surgir los recuerdos en medio del dolor por el litigio que es la muerte, un arma que,
aunque inofensiva y vivificadora, no logra escaparse de la violencia. Hacer de la
escritura un medio para decir la verdad y declarar la injusticia, conduce en el transcurso
de la historia, a la memoria de todas aquellas personas, que han sufrido en carne propia
y de diversas y despiadadas maneras las inclemencias de la violencia, pobreza e
injusticias sociales. Héctor Abad Gómez, eligió en el puesto de un arma una hoja en
blanco y un bolígrafo, para combatir las problemáticas sociales de su tiempo. Allí,
plasmó sin miedo a las grandes Instituciones, la verdad de un mundo inhumano e
injusto, alumbrando la violenta historia de Colombia en las últimas décadas desde el
paraje del amor y la justicia, aunque sin lograr evitar la pregunta con la que comienza y
termina el libro: el porqué de la muerte.
Referencias
http://web.a.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=9&sid=319e76d9-cc7e-4cf9-
9d4e-78df0af2aa59%40sessionmgr4007
Cassany (2000) define la escritura como una manifestación de la actividad lingüística humana
que implica los rasgos de intencionalidad y de contextualidad de la actividad verbal. Asimismo,
constituye un hecho social que se hace manifiesto en un tiempo y en un espacio determinados
y que es compartido por una comunidad específica.
La escritura académica, como práctica social, implica una serie de procesos que “conectan los
pensamientos, las percepciones, las experiencias y los proyectos de la gente con colectividades
más amplias de acción y creencias organizadas” (Bazerman, 2008, p.355). Los profesores
usuarios de la escritura académica se encuentran enfrentados a exponer sus conocimientos,
sus puntos de vista socioculturales en cada una de sus elaboraciones discursivas, y por tal
razón deben asumir la escritura como un medio de comunicación entre las personas, que
trasciende el tiempo y el espacio. Desde esta perspectiva, la escritura debe incorporar el sujeto
escritural como un ser social, político, cultural que trasciende su ser en las palabras. Al
respecto, Hernández (2015), plantea que: “Así, en todo discurso es posible identificar
posiciones frente a los eventos, frente a la organización social, a las instituciones y frente a los
sujetos como miembros de grupos sociales” (p. 84).
http://web.a.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=38&sid=319e76d9-cc7e-4cf9-
9d4e-78df0af2aa59%40sessionmgr4007 El padre asesinado en Colombia: entre el padre viril y
el padre amoroso. Wilson Orozco 2018.
http://web.a.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=39&sid=319e76d9-cc7e-4cf9-
9d4e-78df0af2aa59%40sessionmgr4007 Memoria y espacio autoficcional Orfa Kelita Vanegas
Vásquez
sobre todo en el tema que atañe a la memoria y el poder de la narrativa para fijar los hechos
vividos que el tiempo inclemente tiende ha deshacer p. 2