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y que contiene la exposición estructurada con la información y argumentos que el orador desea
transmitir o solicitar. La retórica sentó las bases de la estructura del discurso, que debe
prepararse teniendo en cuenta, como vimos en al apartado anterior, a quiénes va dirigido.
En el desarrollo, si se opta con contar una historia, una fórmula atractiva es la estructura
de presentación de situación- complicación-resolución. Es importante combinar mensajes
racionales con vivencias emocionales. Al terminar hay que compartir el por qué de tu propuesta,
y animarles –casi urgirles – a que pasen a la acción en el camino elegido. Venden más las historias
que terminan con final feliz.
Los líderes suelen explicar primero por qué hacen lo que hacen – misión -, luego
describen cómo lo hacen para terminar revelando lo que hacen al final de la intervención. El por
qué suele ser tan importante como el cómo. Simon Sinek, un exitoso conferenciante TED repitió
varias veces a lo largo de su intervención “la gente no compra lo que haces, compra por qué lo
haces”. En las conferencias TED, que buscan el máximo efectismo, recomiendan resumir esa
idea fundamental en un eslogan o frase muy breve y contundente, musical y fácil de memorizar,
que se debe repetir a lo largo de la intervención. Se trata de transmitir una sola idea, o una muy
principal acompañada por otras menores. Toda la intervención debe estar al servicio de esa – o
de esas pocas - idea-fuerza. Esa idea debe tener suficiente fuerza para abrir la mente al auditorio
y permitirle ver el mundo de una manera diferente o bien para animarlo a pasar a la acción.
* ¿Cuáles son las mejores frases para sintetizar lo fundamental de mi mensaje? ¿Cuáles pueden
ser mis ideas-fuerza?
* ¿De qué tiempo dispongo? ¿Cómo distribuyo mi tiempo en los distintos apartados?
* ¿Cómo estructuro mis ideas y razonamientos? ¿Cuáles son mis mejores argumentos?
En su Guía Práctica de Oratoria, Jürg Studer, (STUDER 2006), considera que las reglas de
oro de un buen discurso son las siguientes:
- Resultar provechoso. (lo más importante); Hablar con un objetivo claro; Utilizar el
lenguaje apropiado; El “nosotros”.
- Lenguaje vivo y expresivo. Recetas, más verbos que sustantivos, mejor el uso de
frases en activa que en pasiva, étc…” (STUDER 2006).
Sin duda alguna, una de las principales claves del éxito de un discurso radica en saber
satisfacer el deseo de conocer, aprender o entender de la audiencia. También para su
autoestima y reforzamiento de sus creencias. Para ello tenemos que conseguir que nuestras
palabras le resulten útiles y prácticas. Por encima del discurso hermoso, está el discurso que
realmente sirve a la audiencia para lograr sus objetivos, solucionar sus problemas, satisfacer sus
necesidades o para ayudarles a comprender realidades complejas. Un discurso que solo plantee
problemas será escasamente valorado por la audiencia. El valor que puede aportar el orador
reside en las propuestas, planteamientos o soluciones que sea capaz de aportar. El discurso debe
contemplar la realidad compleja de la oratoria y debe prepararse concienzudamente, teniendo
en cuanta que el discurso tiene que llegar tanto a la cabeza como al corazón de la audiencia.
“Nunca inflamará el auditorio si no existe un discurso inflamado” (CICERÓN 2013).
Hemos comentado que para que un discurso resulte eficaz debe resultar coherente no
sólo en sus contenidos y en su forma de expresarse, sino también con la persona del orador.
Para la audiencia, el orador es su discurso, hasta el punto de comprometer su poder de
convicción si detecta una mínima incoherencia, aunque sea estética o sensorial
Y, por supuesto, el discurso debe construirse al servicio del fin deseado. Las reglas
generales del discurso, son de aplicación a la intervención de los negociadores, que deben
preparar detalladamente la cadencia de argumentos y contrargumentos, al tiempo que lo
adaptan en función de la naturaleza, intereses y receptividad de la contraparte. Un negociador
debe argumentar sus posiciones, posturas, intereses y propuestas, no simplemente ponerlas sin
más sobre la mesa. En ese esfuerzo de estructurar mensajes y argumentos para resultar
convincente se comulga con los postulados expuestos para la adecuada redacción de los
discursos.