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Tentación

Sandra Brown
Sinopsis:

Lilah Mason una fisioterapeuta muy dedicada y conmiserativa se decidió a ayudar a Adam, su paciente más difícil a
pesar de que él continuamente cuestionaba sus métodos y su autoridad. Ayudando a Adam a ganar esa batalla,
Lilah perdió gradualmente su corazón.

Noticias de la tarde:

El accidente ocurrió en una montaña al norte de Italia. Como montaña no era muy majestuosa pero si lo suficiente
alta y escabrosa para ganar el respeto de los más expertos alpinistas. Una caída en un abismo de rocas de trece
pies de profundidad fue suficiente para dañar seriamente la espina dorsal de Adam Cavanaugh, garantizar titulares
y lanzar al pánico a miles de empleados alrededor del mundo.
Thad Randolph no se aterrorizó. Pero el reporte de noticias le hizo tomar una tregua. Detuvo la reparación de un
transformador de su hijo Matt y bruscamente le exigió tranquilidad a él y a su hermana Megan. Thad alcanzó el
botón del volumen de su televisor portátil en el mostrador de su cocina y lo hizo girar.
―….El único superviviente. El acababa de volar de aquí a Roma donde se espera conocer más tarde, al anochecer,
la magnitud de sus heridas. Loa otros miembros del grupo de alpinistas era el francés conductor de carreras de
autos Pierre Gautier y el ingles Alexander Arrington, el magnate banquero. Ambos hombres fueron reportados
como muertos en el lugar. El señor Cavanaugh un reconocido magnate internacional es dueño de la cadena de
hoteles Cavanaugh. El es.....
―Hey es ahí donde mami trabaja‖ dijo Matt
―¿Están hablando del Adam que nosotros conocemos?‖ Preguntó Megan.
―Sí. Dijo Thad torvamente. Shhhhhh‖
El parte estaba siendo emitido en vivo en Roma. El presentador de Nueva York preguntó al periodista de campo,
―¿Han hecho alguna conjetura los médicos del estado en que se encuentra Cavanaugh?‖
―No, no lo han hecho. Los directivos del hospital rehusaron publicar ninguna información hasta efectuarle a
Cavanaugh un examen básico y asegurarse de su estado. Todo lo que nos han dicho hasta el momento es que la
herida, o las heridas afectan la columna vertebral y parecen ser serias.‖
―¿Estaba consciente a su llegada?‖
―No tenemos ninguna confirmación oficial de eso, aunque parecía no estarlo. Tan pronto llego el helicóptero se
precipitaron sobre él. Nosotros tendremos más información..‖. Thad alcanzó el botón del volumen bruscamente y lo
bajo hasta el tope. Pronuncio una palabra que había prohibido repetir a sus hijos. Ellos nunca la repetían temiendo
represalias—lo que no les parecía totalmente justo puesto que su mamá nunca castigó a Thad por decirla—pero
ellos no podían ignorarla. No, cuando prácticamente crepitaba en los labios contraídos de su padre.
‖ Condenado tonto ―.
―¿Quién?‖ Elizabeth Randolph entró en la cocina a través de la puerta trasera y dejó caer su portafolio y su bolso
sobre la mesa. Los tres giraron en derredor.
―¡Mami! Adivina quien es el hombre del que hablan en el televisor.
―Matt y Megan, salgan‖ dijo Thad rápidamente. Formó una flecha con sus brazos y apuntó hacia la puerta que
conducía a las habitaciones centrales de la casa.
―Pero, papá--‖
―Fuera. Déjenme hablar a solas con su madre‖.
―pero ella — ― Las objeciones murieron en sus labios cuando sus cejas se curvaron en una V pronunciada. El
hablaba en serio. Desde el año en que Thad Randolph se casó con Elizabeth Burke sus hijos aprendieron a
adorarlo y respetarlo. Thad se había adaptado a su bullicio y ellos a sus estados de ánimo. Eran cariñosos entre sí;
los niños habían aceptado fácilmente su adopción. Pero mostraba un semblante serio, lo cual denotaba que
discutir podría no solo ser ineficaz sino imprudente, así que salieron arrastrando los pies.
―Thad ¿ Qué es?
Thad avanzó hacia Elizabeth y le colocó las manos en sus hombros.
―No quiero que te molestes‖
La apariencia de tu rostro ya me ha me ha trastornado. ¿Qué esta pasando? ¿Cuál es el problema?
¿Qué pasó?. Algo terrible. Lo sé. ¿Mamá?.
¿Papá? ¿Lilah?
Elizabeth había perdido a su primer esposo en un terrible accidente de autopista. Sabía que ello le hacia sentirse
lista para recibir la peor de las noticias. Sintió de nuevo la misma sensación de zozobra en la boca de su
estómago, al igual que en la mañana en que abrió la puerta a dos policías que aferraban sus gorras con expresión
fúnebre.
Temerosamente se aferró a la camisa de Thad. ―Cuéntame‖
―Es Adam‖
¿Adam?, Elizabeth humedeció rápidamente sus labios y palideció.
Elizabeth estuvo involucrada personalmente con Adam Cavanaugh. Al principio era un estricto acuerdo de
negocios. Pero su relación profesional fue creciendo en la misma proporción que la expansión de las tiendas
Fantasy en el lobby de los hoteles de Cavanaugh. Las tiendas eran cinco en la actualidad pero aún se
proyectaban más.
Elizabeth y Adam compartieron una amistad personal que en un tiempo puso celoso a Thad. Pero desde que el
mismo se convenció que el apuesto y joven millonario no era un rival para el amor de Elizabeth, Thad también
consideró a Adam como un amigo.
―¿Le sucedió algo a Adam? Pregunto Elizabeth con voz tenue por la ansiedad.
―Adam resbaló y se cayó mientras escalaba una montaña en Italia‖
―Oh Dios". Elizabeth presionó los dedos contra sus labios. ¿Está muerto?
―No. Pero está seriamente herido. Lo han llevado a Roma.
―¿Seriamente herido?. ¿Cuán herido?
No están seguros de la magnitud de‖ – ―Thad.‖ El suspiró con resignación: ―Herida en la espina dorsal‖
Los ojos de Elizabeth se colmaron de lágrimas. ― ¿Se fracturó la médula espinal?"
―No lo sé‖ Cuando ella pareció dudosa, Thad recalcó, ―Te juro que no lo sé." Los informes son imprecisos. Thad le
contó todo lo que el reportero había dicho. ―No parece nada bueno‖
Elizabeth se desplomó contra su esposo. Thad la abrazó estrechamente.
―Adam esperaba este viaje con ansia‖, dijo Elizabeth contra la pechera de la camisa de Thad. ―Cuando él me dijo
que iba a escalar la montaña, le dije que estaba loco para arriesgar su vida y despedazarse en un deporte absurdo.
Elizabeth sorbió sus lágrimas. ―Pero yo solo estaba bromeando‖. Elizabeth levantó de pronto su cabeza. ―Dos
amigos de Adam le acompañaban‖. ¿Qué pasó con ellos?‖
Thad deslizó sus dedos en su pelo y presionó su cabeza hacia atrás masajeándole el cuero cabelludo. ―Ellos
murieron en el accidente, Elizabeth‖
―Oh‖, gimió, ―Que horrible para Adam‖
―De acuerdo con el reportaje, uno de ellos patinó dentro de un abismo helado y arrastró a los otros con él.‖
Conociendo a Adam, sea o no su culpa, él asumirá toda la responsabilidad‖. Después de un instante Elizabeth se
alejó y levantó su mirada hacia Thad. ―¿Qué debemos hacer?‖
―No hay nada que podamos hacer en este instante.‖
―Yo tengo que hacer algo Thad ―.
‖Tu tienes que pensar en ti misma y en el bebé‖ Thad extendió su mano abierta sobre la parte baja de su abdomen,
que estaba firmemente redondeado con su embarazo. Estaba en su último trimestre.‖Adam no querría que tu
pusieras en peligro a su ahijado.‖
―Yo podría pedirle a la señora Alder que se quedara con los niños. Nosotros podemos volar de Chicago hasta
Roma esta noche.
―Uh‖ dijo Thad negando firmemente con su cabeza. Tú no vas a volar a Roma‖
―Yo no puedo estar sentada aquí sencillamente sin hacer nada‖, sollozó Elizabeth con frustración.
―Tu tendrás mucho que hacer dentro de unos pocos días. Habrá un millón de detalles de los que encargarse. Todo
estará en un estado caótico hasta que el pronóstico de Adam sea oficialmente transmitido. El podría confiar en tu
sagacidad en semejante crisis
Tú eres más valiosa para el aquí, recibiendo las llamadas, apartando los curiosos, de lo que podrías hacer
paseándote por los corredores de un hospital romano, preocupándote por algo sobre lo cuál no tienes control y
desgastándote en ello.‖
Ella se derrumbó desanimadamente. ―Supongo que tienes razón. Sé que haces lo correcto.
Esto hace que me sienta tan inútil‖
Thad no lo dijo, pero estaba pensando cuán inútil iba a sentirse Adam Cavanaugh cuando recuperara la
conciencia. Dios los librara de que él no entendiera que había sufrido una debilitante herida en la columna
vertebral.
―Pobre bastardo‖, murmuró cuando Elizabeth no podía oírlo, cuando él atrajo la espalda de ella en su abrazo
reconfortante.

Capítulo 1

―Una mala idea. De todas las ideas jamás concebidas por el hombre, esta es la peor.‖
Lilah Mason, de pie con sus piernas enfundadas en jeans ceñidos y una camiseta roja desteñida, parecía un
miembro de una comunidad de los años sesenta. Ella era escasamente una niña durante esa década, pero su
expresión personificaba el espíritu de rebelión de esa época pasada.
Enfadada, sacudió su gruesa y rizada cabellera sobre sus hombros. Los mechones de rubios cabellos cortos
estaban apartados de su rostro por una banda elástica anudada alrededor de su frente, pero ella les dio un
pensativo tirón.
―Ni siquiera nos has escuchado hasta el final‖. Elizabeth reprendió a su joven hermana
―Ya oí lo suficiente‖. Adam Cavanaugh. Ese nombre es todo lo que yo necesito escuchar para ponerme en contra
de cualquier plan que ustedes dos hayan tramado,‖ Ella miró a su hermana y a su cuñado con abierta hostilidad.
―Olvida que te lo hemos mencionado y vayamos por helado, ¿ Bien?. Sin rencores‖
Thad y Elizabeth clavaron sus ojos en ella con tácito reproche.

Puesto que ellos no tenían la intención de tirar la toalla, Lilah se dejó caer en el sofá del living de su pequeño
apartamento y colocó sus rodillas hacia delante como un escudo.‖Bien, les escucho. Denme el sermón rápido para
que podamos finalizar con esto.‖
―El no tiene posibilidades, Lilah.‖
―La mayoría de los pacientes con heridas espinales no las tienen,‖ le replicó sarcásticamente.
―Y no especialmente al comienzo. Y la mayoría no tienen la posición financiera para ayudarse en la forma en que
tu Señor Cavanaugh lo hace gracias a su chequera, él se ha agenciado de más médicos y enfermeras y
fisoterapeutas a su disposición que la que pueden contar la mayoría de los pacientes en sus condiciones. El no me
necesita.
―Eso es muy snob, ¿no es así?‖. Thad le preguntó con sensatez.
―Es irrelevante cuánto dinero tiene o no tiene Cavanaugh.‖
―Entonces ¿por qué no estás de acuerdo en ser su terapeuta?‖ le exigió Elizabeth.
―Porque yo no le caigo bien a él,‖ Lilah le espetó. Ella sostuvo ambas manos para evitar la réplica que vio aflorar.
―No, déjame decírtelo de otra manera. Lo odio, lo detesto y lo desprecio y él siente lo mismo por mí.‖
―Eso no tiene nada que ver.‖
―Oh, Oh, pero si lo tiene‖ Lilah escapó del sofá y comenzó a pasearse.
―Para los tipos como él los que necesitan terapia física son los Dogs. Eso significa que indiscutiblemente es el
peor de los pacientes. Los niños te aman y te adoran por tus atenciones. Los entrados en años te agradecen
llorosamente por tu bondad. Hasta las mujeres jóvenes agradecen patéticamente. Pero los hombres de la edad de
Cavanaugh‖, dijo Lilah agitando su cabeza obstinadamente, ―Uh uh.
De ninguna manera. Nosotros en el hospital nos rifamos para ver quien saca uno de esos indeseables.‖
―Pero Lilah—―‖¿Qué es eso?‖ La voz de Thad sobrepujó la de su esposa
Elizabeth tiene una tendencia a conmoverse en situaciones como esta.
Su estrategia fue más pragmática, especialmente con su volátil cuñada, cuyos cambios de humor eran drásticos e
impredecibles.

―Porque la mayor parte de ellos han estado en excelentes condiciones físicas antes del origen de su trauma
espinal. La mayoría son heridos cuando participaban en deportes peligrosos. Son buscadores de emociones.
Bulliciosos y aventureros. Del tipo de los motociclistas, surfeadores, esquiadores, conductores, están
predispuestos atléticamente más que la mayoría de la población. Cuando alguno resulta herido y sufre parálisis,
aunque sea temporal, se vuelve un poco loco. No puede tratar ir de ser un super atleta, un semental, a un
indefenso invalido. Su psique se deteriora profundamente. No importa cuán afable fue antes del accidente, se
torna irritable y quiere castigar a todo el mundo por su desgracia. En conclusión, se convierte en un dolor en el .....
cuello.‖
―Adam no será así.‖
―Correcto,‖ acordó Lilah secamente. ―El será mucho peor. Tenía más que perder.‖
―El sabrá que tú estas allí para ayudarle‖
―Resentirá todo lo que yo haga.‖
―El te dará las gracias.‖
―Peleará conmigo‖
―Tú serás su rayo de esperanza.‖
―Seré su victima. Lilah respiró profundamente. ―Tendría que soportar el embate de su inmundo temperamento y su
obstinación. Si yo me sometiera a mi misma a ese tipo de abuso, lo que no deseo. Así que fin de la discusión.
¿Qué hay de Haagen-Dazs‖ Elizabeth se dirigió a Thad y lo miró suplicante?‖ ―Haz algo.‖
El rió brevemente y se encogió de hombros. ¿Qué quieres que yo haga? Ella es una mujer adulta. Tiene su propia
mente‖
―Gracias Thad, dijo Lilah correctamente.
―Pero tú viste a Adam. Yo no. Thad se había mantenido firme en su decisión de no dejar a Elizabeth volar al
extranjero, pero a insistencia de ella había ido a ver a Adam y había regresado con un reporte de su estado de
primera mano.‖Dile a Lilah que dicen los médicos.‖
Suspirando pesadamente, Lilah regresó a su asiento en el sofá. Cuando ella estuvo instalada Thad le dijo, ―Yo fui a
verlo a Hawai.‖
―Pensé que estaba en Roma‖
―Lo estuvo. A su solicitud fue transferido a un hospital en Honolulu después de la operación.‖
―¿Lo operaron?. Thad asintió. ―Por lo que yo entendí, la columna vertebral no se dañó severamente en la caída. El
interés profesional de Lilah se despertó a despecho de su aversión personal por el empresario.
―Gracias a Dios no fue así.‖ Pero varios huesos en su espalda se partieron o se fracturaron. Los cirujanos los
repararon. Yo no conozco la jerga médica pero él sufrió una contusión espinal. Soportó un verdadero estallido en
su columna que le provocó una gran inflamación.‖
―Una contusión es una magulladura. El tejido se hincha y presiona los nervios. Hasta que la hinchazón no baje los
médicos no estarán seguros de la extensión de la parálisis y si es o no permanente.‖
―Exactamente,‖ dijo Thad asintiendo a su erudito resumen, que concordaba con lo que los expertos le habían
dicho.
―Y la cirugía prolongó el tiempo que podría dilatarse alrededor de las vértebras ―, añadió Lilah.
―Sí, pero eso fue hace dos semanas atrás. El debe mostrar mejoría y puede no hacerlo.
―¿Todavía está en un estado de diásquisis? Como Thad se quedara perplejo ella aclaró, ―Chock espinal. Parálisis.‖
―Sí.‖
―¿No siente ninguna sensación por debajo de su cintura?‖
―Ninguna.‖
―Debía haber comenzado ya con la terapia. Thad la miró culpablemente.
―¿ Lo ha hecho?‖
―Sí.‖. Thad masculló a regañadientes, ―pero no ha respondido bien.‖
―¡Se resiste a ello!,‖ Afirmó Lilah rotundamente. ―Lo cual nos lleva a un círculo completo.
Tu me das la razón. Los hombres como Adam resienten la intromisión de sus terapeutas. En su mayor parte por
temor a que nunca serán los mismos, bien lo quieren hacer todo lo personalmente o no quieren hacer
absolutamente nada. ¿En cual caso esta Cavanaugh?
―Hasta ahora el no quiere hacer nada en absoluto.‖
Ella dio su desaprobación profesional.
―¿Tú lo culpas a él?‖. Le pregunto Thad con un indicio de irritación.
Lilah replico con acritud, ―No es mi asunto culpar a nadie, Thad
Mi trabajo es sacar el mayor provecho de que como esos pacientes queden.
No mimarlos mientras lloran lo que han perdido
El deslizó una mano a través de su cabello. ―Lo sé. Lo siento. Es un infierno, si pudieras haberlo visto tendido en
esa condenada cama, incapaz de moverse, viéndose tan......patético.‖
La expresión de Lilah se suavizó.‖Yo veo pacientes así todos los días.
Algunos más lastimosos que Adam Cavanaug.‖
―Estoy seguro de que lo haces.‖Thad tomó aliento profundamente. ―No pretendo sugerirte que Adam tome
precedencia sobre los otros pacientes o que tú no seas compasiva.‖
―Sencillamente Adam es nuestro amigo‖, dijo Elizabeth quedamente.
―Un amigo nuestro muy especial.‖
―Y mi enemigo mortal,‖ Les recordó Lilah. Desde el primer momento en que pusimos nuestros ojos uno en el otro,
nos detestamos mutuamente. Tú debes recordarlo Lizzie. Nos presentaste en Fantasy ese día.‖
―Lo recuerdo.‖
―¿Recuerdas tu boda? Adam y yo pudimos apenas conseguir pasar un vals reglamentario sin caernos a
puñetazos.‖
―El te culpó de conducirlo.‖
―Ciertamente. No me gustaba la forma en que él me dirigía.‖ Elizabeth y Thad intercambiaron una mirada. Si la
situación no hubiera sido tan grave, ellos podrían haber encontrado comicidad en la anécdota de Lilah en su fiesta
de bodas.‖ Y la última mañana de navidad tan pronto Adam llego a tu casa, inventó una excusa transparente y
poco convincente para ausentarse.‖
―Solo después que tu hiciste un comentario sarcástico acerca del ganso que él trajo.‖
―Todo lo que yo dije fue que por el precio del condenado pájaro, uno podría pensar impedir cortarle su cabeza
―El lo tomó como una ofensa Lilah,‖ dijo Elizabeth. ―Y yo no lo culpo."
El ganso fue un gesto bien pensado. Había sido hermosamente preparado por uno de los chefs de hotel y ― –
―Señoras,‖ corto Thad con un largo suspiro. Cuando ellas hicieron silencio, él se dirigió a Lilah.
―Nosotros estamos conscientes del progreso del antagonismo entre tu y Adam. Pero también pensamos que bajo
las circunstancias actuales, las consideraciones personales deben dejarse a un lado.‖
―Mis consideraciones personales. Como terapeuta yo tengo que ser halagadora y agradable para él. El sí puede
ser un bastardo conmigo y salirse con la suya.‖
―Puede ser, Lilah, pero nosotros estamos hablando de la vida de un hombre.‖
―El todavía está vivo.‖
―No para su forma de pensar." Nosotros estamos hablando aquí de la calidad de su vida. Tú sabes que Adam se
conducía como un hombre ambicioso. El está como en una avalancha respecto a lo sucedido. Se movió con el
ímpetu de una aplanadora.‖
―Puede hacerlo nuevamente argumentó Lilah. Los médicos tienen casi plenamente garantizado que no hay daño
permanente y que su parálisis es temporal.‖
―Pero Adam no está convencido. Hasta que lo esté no importa lo que los médicos afirmen. El necesita persuadirse
de que su estado no es permanente. Y pronto. Un médico me dijo que mientras más tiempo esté paralizado es
menor la esperanza de una completa recuperación.‖
―Así es.‖
Elizabeth se puso en pie y se dirigió a su hermana. Entrelazando las manos de Lilah en las suyas, le dijo, ―Por
favor Lilah, Yo sé que te pedimos mucho pero ¿Cuán malo puede ser poder trabajar en Hawai?‖
―Es injusto Lizzie, ¿Quién puede resistir un trabajo en Hawai, y mucho menos una limosna?‖
Elizabeth sonrió, pero sus ojos se mantuvieron serios. Por favor.‖
―tendría que pedir un permiso de mi trabajo regular.‖
Trataba de asirse a una paja, y los tres lo sabían.
Todavía Lilah se sintió obligada a ofrecer una resistencia simbólica. ―Tendría que abandonar a mis otros pacientes
en la mitad de sus programas terapéuticos.‖
―Hay un cuerpo entero de terapeutas capaces que se encargaran de hacerlo por ti.‖
―Entonces contrata a cualquiera de ellos para trabajar con tu alabado botones de hotel.‖
―Ninguno sería tan bueno como tú.‖
―Zalamerías.‖
―Recibirías el triple de lo que estas haciendo ahora.‖
―Soborno‖
―Regresarías con un bronceado fabuloso.‖
―Coacción.‖ Después de lanzarle miradas de descontento, Lilah mordió pensativamente el interior de sus
mejillas.‖Sean honestos conmigo. ¿Cuántos terapeutas han tratado con Cavanaugh y han fallado?‖
―Yo no estoy seguro—―
―Tres.‖ Elizabeth. Cuya mentira piadosa había sido cogida antes de que tomara el vuelo, se volvió a su esposo con
exasperación.‖No tiene sentido mentir,‖ dijo él encogiendo los hombros.‖Ella podría darse cuenta cuando llegara
allá.
―Pero tendremos el Océano Pacífico entre ella y nosotros cuando ella lo descubra.‖
Lilah rió.‖¿Tres, eh? Mi Dios, él es aún peor de lo que yo pensaba. ¿Cuáles fueron sus objeciones a los
terapeutas?.‖El primero fue un hombre,‖ le dijo Thad. Adam dijo que sus manos parecían como jamones con un
martillo pesado dentro. Dijo que debía de haber venido directamente del campo de entrenamiento de Rocky
Balboa.‖
―Probablemente un tipo agradable.‖ Dijo Lilah batiendo sus pestañas exageradamente.
―Continúa.‖
―La segunda salió corriendo de su habitación llorando. Nosotros no estamos seguros de lo que él le dijo a ella.‖
―¿Era joven?. Thad asintió ante la suposición de Lilah. ―Puedo imaginarlo. Tú debías asombrarte con las
proposiciones lascivas e imaginativas que vienen a la boca de los parapléjicos‖, ella destacó. ―¿Qué hay acerca del
tercero?‖
Thad se sobresalto.‖Ellos probaron con otro hombre. Adam afirmo que era un .....‖
―Homosexual,‖ dijo Lilah.
Sí, algo así es la esencia del asunto.‖
Agitando su cabeza dijo Lilah,‖El hombre es un caso clásico, se lo informo, clásico. Ella se levantó, deslizo sus
manos en los bolsillos traseros de sus jeans y dio la espalda a Thad y Elizabeth. Se movió hacia la ventana y
contemplo a través de las persianas abiertas. Estaba lloviznando desde hacia tres días. Hawai podría ser
ciertamente un agradable cambio de clima y de escenario.
¿Estaba ella considerando seriamente convertirse en la fisoterapeuta de Adam Cavanaugh, un hombre cuyo mero
nombre le evocaba un estremecimiento de antipatía?
Pero él era a pesar de todo un paciente, una victima de un accidente, un hombre seriamente herido quien podía o
no caminar de nuevo normalmente.
Una gran parte dependía de la extensión de su lesión. Y ella era buena en ese campo. Ella era excepcionalmente
buena.
Se encaró a Elizabeth y a Thad. ―¿Han discutido esta idea con la administración del hospital en Honolulu?‖
―Sí. Ellos nos dijeron que siguiéramos adelante.‖
―¿Tendré el control completo sobre su terapia?. Yo no permitiría que nadie cuestionara mis métodos, ninguna
enfermera protagonizando un romance con él y deshaciendo mi trabajo, nadie criticándome o recriminándome‖
¿Qué planeas hacerle al pobre tipo?
Lilah sonrió ante el desconfiado interrogatorio de Thad.‖Si los médicos determinan que él es capaz de caminar
nuevamente, él me odiará antes de hacerlo.
―Llorará y pasará un infierno conmigo.‖
Elizabeth entrelazó sus manos nerviosamente sobre su hinchado estómago.
―Tu no podrías…. O sea tú y Adam no se gustan mutuamente pero tu no podrías.....‖
―¿Herirlo deliberadamente?" Pregunto Lilah coléricamente. Dame algún crédito, Lizzie. Yo puedo no tener muchos
escrúpulos pero mi integridad profesional esta por encima de un reproche.
―Por supuesto que sí. Perdóname,‖ dijo Elizabeth friccionando sus sienes para expulsar la fatiga y el stress.‖Yo sé
que tu harás lo mejor por Adam‖
―Yo no he dicho todavía que lo haré.‖
―¿Lo harás?‖
―¿Quién me pagará, ¿él?‖
―Actualmente su falange de subordinados esta cuidando de la contabilidad, pero el dinero viene de la cuenta
personal de Adam y no del de la corporación.‖
―Bien. El puede permitírselo. Un millar de dólares diario.‖A sus expresiones choqueadas, ella dijo defensivamente ―
No pensaran que yo no gane con ello. Yo ganaré el doble de eso. Un millar de dólares diarios más el viaje y los
gastos de mi estancia en Hawai.‖
―De acuerdo,‖ dijo Elizabeth, sabiendo que ella no tendría ninguna dificultad en justificar el gasto al cuerpo
administrativo de Adam.
―Y él no puede despedirme. Nadie puede despedirme excepto tú.‖
―De acuerdo‖ ¿Estás aceptando formalmente la proposición?‖.
Lilah miro hacia el cielo, dijo algo que hizo feliz a Elizabeth por haber dejado los niños en casa y con una bocanada
de aire dijo, ―Sí demonios. ¿Cómo puedo resistirme a tener al potente Adam Cavanaug a mi merced?‖

―Debe haber algún error. Cavanaug. C-A-v-a-n-a-u-g-h. Primer nombre Adam.‖


―Yo estoy bien consciente de su nombre,‖ la recepcionista dijo con condescendencia.
―Pero como ya le dije, el señor Cavanaugh ha sido dado de alta de este hospital.‖
Lilah cambio su pesado maletín de vuelo de un hombro a otro.
―El hombre es parapléjico. No me diga que salió caminando de aquí.‖
―Yo no puedo discutir sobre el estado del paciente.‖
―Entonces traiga a alguien que pueda hacerlo. Pronto.‖
La recepcionista lo hizo pero no de inmediato. Pasaron 45 minutos antes que el médico llamado se acercara a
donde Lilah estaba sentada en el lobby como un volcán en miniatura a punto de explotar. ―¿Señorita Mason?‖
Lilah dejo caer la revista que había prácticamente memorizado durante su espera. ―Si, ¿Quién es usted?‖
―El doctor Arno‖.
―Usted bromea.‖
―Me temo que no. Siento que haya tenido que esperar tanto. Aunque él sonreía cautivadoramente, Lilah no dijo
nada que le permitiera salir del atolladero.
Su amplia sonrisa vaciló. ¿Vendría usted conmigo?
El trató de tomar su maleta pero ella no se lo permitió. Arrastró la maleta y su bolso de mano hasta el elevador y
permaneció en un silencio descortés durante la subida hasta el sexto piso.
Sentada en una silla de su oficina aceptó su oferta de una bebida fría y inclino la cabeza dándole las gracias a la
secretaria que se la trajo. Después de un sorbo ella le demandó, ―¿Está todavía Adam Cavanaugh en este
hospital?‖
―No, no lo esta.‖
Ella maldijo por lo bajo..‖Entonces alguien recibió sus señas cruzadas.
Fui contratada para ser su terapeuta personal. Acabo de volar a través de varias zonas de tiempo del océano
embravecido para nada. ―Nosotros no pudimos alcanzarla a tiempo, por lo cual me disculpo. Ayer en la mañana el
señor Cavanaugh exigió su alta. "No tuvimos otra alternativa.‖ El levantó sus manos con un movimiento indefenso.
Se ha retirado a su casa en Maui. ―

―¿Cuál era su estado cuando partió?‖


―Muy débil. El esta flácido todavía. Le pedí que esperara hasta que nosotros supiéramos más. Dijo que ya conocía
lo suficiente, que estaba resignado a ser un parapléjico postrado en cama por el resto de su vida e insistió en ser
transferido a su casa. Francamente señorita Mason, Yo estoy más preocupado por su su estado mental de lo que
lo estoy por la diásquisis, la cual creo firmemente que es temporal.‖
―¿Su columna no fue cercenada?‖
―No. Drásticamente traumatizada, pero yo creo que cuando cese la inflamación y comience la terapia física el
gradualmente recuperara sensación.‖
―Tener la sensibilidad restablecida dista de escalar montañas.
Es probable que Cavanaugh también lo piense.‖
―Estoy seguro de que usted no se equivoca, le replico el médico con disgusto.‖El quiso garantía absoluta de
nosotros y de los especialistas que él había traído del continente, de que podría ser con el tiempo como era antes‖
Ninguno de nosotros pudo darle respuestas incompetentes.
A menudo se conjetura como curarán esas heridas de la médula y como puede ser la ambulación del paciente.‖
―Bien, aunque él pudiera sentirlo o no, yo le habría dado a Cavanaugh una fuerte patada en su trasero por
consumir mi tiempo.‖
El médico rascó su mejilla distraídamente. ―Yo hable con su hermana, la señora Randolph. Ella sugirió, y yo
concuerdo con ella que tú debes seguir a Cavanaugh a Maui y comenzar la terapia de inmediato.‖
―¿Oh ella hizo eso?. Bien la próxima vez que usted hable con mi hermana dele este mensaje por mí.‖ El mensaje
provocó que las mejillas del Dr Arno se arrugaran como las de una remolacha roja. ―Ahora, si usted me excusa, Dr
Arno, voy a encontrar en las islas el hotel con la ducha más caliente y la cama más sólida y arrastrarme hacia
ellas. No necesariamente en ese orden.‖
―Por favor, Señorita Mason.‖ El saltó de su silla y le hizo un gesto implorante para que ella retornara a la de ella.
Más fuera por la fatiga que por obediencia, Lilah se sentó con los brazos cruzados. ―Si usted cumple con sus
credenciales este paciente la necesita desesperadamente.‖
―Y los tiburones necesitan alimento. Eso no significa que yo vaya a ser su cena voluntariamente.‖
―Eso no sería lo peor.‖ Ella le concedió una mirada mustia. El médico primero miró en otra dirección. ―Concedido‖,
dijo retorciéndose con inquietud bajo su mirada azul, ―El señor Cavanaugh está acostumbrado a tener su propia
manera. Puede ser difícil. Pero yo estoy seguro que usted puede manejarlo.‖
Cuando él dijo eso, se estaba fijando en el jacket de Lilah de piel blanca, el cual estaba adornado con botones de
plata y nos flecos de seis pulgadas. El abrigo era demasiado caliente para el tiempo pero ella no había tenido la
oportunidad de quitárselo y era más fácil usarlo que cargar con él.
―Por favor, reconsidérelo. Vaya a Maui.‖
―¿Está usted familiarizado con la frase ―De ninguna manera, José?‖
Impacientemente ella escuchó como el Dr Arno relataba tenazmente todas las razones que le mencionaron
originalmente Elizabeth y Thad cuando ella estuvo de acuerdo en convertirse en la fisoterapeuta de Adam
Cavanaugh.
―¡De acuerdo, de acuerdo!‖. Exclamó tan pronto el médico saltó.
―Ahora mismo yo debería vender mi alma por un baño. ¿Cuál es el camino a Maui y como puedo llegar allí desde
aquí?‖
No repare en gastos, ella detalló el equipamiento que necesitaba llevar con ella. Mientras el médico estaba
haciendo los arreglos para ello y para conseguir un avión privado para llevarla a la otra isla, Lilah detuvo un taxi en
las afueras del hospital y se fue como un torbellino a hacer compras. Utilizó la cuenta de gastos con carta blanca
que se le había dado para comprar ropa más adecuada al clima.
Antes que se desmontara del avión privado sobre Maui, su esbelta figura estaba envuelta en un sarong colorido y
tenía los pies enfundados en sandalias en lugar de botas. Usando un ancho sombrero de paja que oscurecía sus
ojos, Lilah indagó por el alquiler del carro que le había prometido que esperaría por ella.
Una vez tras el volante, mapa en mano, se dirigió hacia el retiro tropical de Adam Cavanaug. La carretera principal
pronto se estrechó a una menor y finalmente se vio menguada a un camino de surcos de tierra que ella maldijo con
cada avance en bandazos del auto. Parecía ser el camino hacia la falda de una montaña que era inesperadamente
fértil, ella no pudo dejar de impresionarse por la riqueza de la extraña vegetación.
Lilah estaba también conmocionada por la hacienda arrellanada que descubrió al final de la escalada en la
carretera serpenteante. Lilah había contado conque la casa de Adam Cavanaug fuera peculiar pero sobrepasó sus
expectativas. Era opulenta.
Un camino de lava conducía hasta la gigantesca puerta principal hecha de vidrio escarchado biselado.
Remolcando su equipaje, ella se dirigió hacia ella y oprimió el botón. Un instante más tarde la puerta giró
abriéndose. Lo primero que ella pensó es que allí no había nadie. Pero entonces sus ojos descendieron hacia el
pequeño hombrecito asiático cuya cara marchita estaba escasamente al nivel de su diafragma.
―¿Quién es usted?‖
―El pequeño Bo Peep.. Yo he perdido mi oveja. También mis canicas, o yo no podría estar aquí.‖
El pensaba que era divertidamente chistoso y se derritió en risotadas palmeándose las rodillas. ―¿Eres Rirah?‖
Ella soltó una carcajada. ―Esa soy yo. ¿Cuál es tu nombre?‖.
―Pete.‖
―¡Pete!, yo esperaba algo más oriental.‖
―Doctor llamar. Decir que tu venir. Adentro, adentro.‖ Con asombrosa fuerza el tomo sus maletas y le señalo el
deslumbrante vestíbulo con piso de mármol en cuadros blancos y negros.
Ella se inclinó hacia abajo y le cuchicheó a Pete. ―¿El paciente sabe que yo estoy llegando?.Su ancha sonrisa se
disolvió. Ella ya tenía la respuesta..‖Yo creo que sí. ¿Dónde está él?‖ .Los ojos negros de Pete descendieron hasta
el corredor por encima de ellos. ―¿Subiendo por allí?‖ El asintió solemnemente.‖Bien, lista para empezar, aunque
para nada‖, murmuró Lilah.
Apretándose el cinturón mentalmente, ella subió las escaleras. Al llegar arriba a la primera puerta, se detuvo y miró
hacia abajo interrogando a Pete. El volvió su cabeza y con un empujón rápidamente de su dedo índice apunto a la
próxima puerta. Ella se dirigió hacia ella, silenciosamente averiguó si ella tenía la razón, y obtuvo una sacudida
afirmativa de su cabeza casi calva antes que el se volviera a toda prisa hacia la otra parte de la casa.
―Gallina‖, dijo Lilah respirando bajo.
El toque firme de Lilah en la puerta fue respondido con un bramido.‖Fuera‖
Lilah golpeó la puerta de nuevo.‖Vete, condenada, ¿estás sorda?, No quiero ningún jugo, No quiero helado. No
quiero ninguna otra maldita cosa que estar solo.‖
Lilah hizo girar la puerta en toda su amplitud. ―Dura teta‖.
La boca de Adamse abrió asombrada. Una vez que él se había convencido que ella no era una pesadilla, su
cabeza golpeó derrotadamente la almohada. Rió tristemente. ―Dios, debo haber sido un serio pecador para
encontrarme ahora en este infierno.‖
―¡Hola!, Igualmente para ti.‖
La suela de sus sandalias nuevas se asentó sobre las baldosas barnizadas del piso cuando se dirigió hacia la
cama de hospital rentada. Ella no paró hasta los pies de la cama, donde permitió mirar rápidamente al beligerante
paciente.
Riendo sarcásticamente con ironía, él dijo,‖la mayoría de las mujeres tienen más buen gusto que colgar una
ensalada de sus orejas.‖
Lilah sacudió su cabeza, haciendo un ruido metálico con el racimo de frutas plásticas que había comprado en uno
de los comercios de Honolulu destinados a satisfacer a los turistas‖ Yo pensaba que estos pendientes eran
monos.‖
―Oh, Es un gran disfraz, pero Halloween ya pasó.‖
Por hacer algo, Lilah refrenó su ardiente réplica. En lugar de ello, cerró los ojos y contó mascullando hasta
diez.‖Tal como yo pensaba. Esta fue realmente una mala idea.‖

Capítulo Dos

―¿Qué diablos estas haciendo aquí?‖


―Me iba de paso para visitar a unos amigos enfermos. Es una de mis virtudes.‖
―Tú no tienes ninguna virtud. Yo dudo que tengas amigos. Y si lo haces, dudo que seas meticulosa en devolver
visitas de enfermos.‖ Respondió Adam emitiendo un sonido. ―Oh Dios mío, no estamos hoy de un pésimo humor.‖
Adam dibujó sus oscuras y bruñidas cejas con un ceño feroz. ―Yo tengo todo el derecho a estar en un estado de
ánimo repugnante,‖ gruñó. ―Mis dos últimas semanas podrían hacer que la guerra de los cien años pareciera un
festival. He estado a la merced de curanderos cuyo repertorio de respuestas a todas las preguntas era: ―Nosotros
tendremos que esperar y ver‖. Yo he sido la desventurada victima de enfermeras déspotas quienes han se han
deleitado dándome ordenes, pinchándome, metiendose en orificios que yo nunca había conocido, y dándome de
comer basura como alimento. Las partes de mi cuerpo que todavía tienen sensación han estado tremendamente
adoloridas. Yo creo que tengo escaras en el trasero. Sé que he adquirido una ampolla en mi lengua.‖ El hizo una
pausa para tomar un profundo aliento. ―Y para completarlo todo, te apareces tú. Lo cual me lleva a mi pregunta
original. ¿Qué demonios estás haciendo aquí?.‖
―Yo necesito usar tu ducha,‖ dijo Lilah descaradamente. ―Discúlpame.‖
―No me digas eso – Hey , dónde, – Ven aquí Mason.
"¡Mason!"
Lilah lo dejó aullando su nombre. Ella se apoyó contra la puerta que había dejado cerrada tras ella. Cuando el vaso
con la bebida golpeó contra ella, sus oídos absorbieron el completo impacto del vaso haciéndose añicos. Lilah dio
un silbido y llamó a través de la puerta, ―Oh tú estas realmente marcado, ¿no es así?‖
Cuando ella bajo las escaleras siguiendo su olfato, encontró a Pete en una cocina que tenía una vista en la
ventana tan grande como la pantalla de un cine. Ofrecía una vista espectacular de la ladera de la montaña cercana
y del Océano Pacifico en el horizonte lejano.
―¿Tú eres masoquista o qué? Le preguntó. Pete la miró confuso sosteniendo en alto un cuchillo de carnicero con
el cual había estado cortando vegetales en rodajas más rápidamente de lo que podían moverse los ojos de Lilah.
―No importa."
¿Dónde pusiste mi equipaje?‖
Sonriendo feliz, Pete abandonó su trabajo en la cocina y la escoltó escaleras arriba. ―La próxima puerta a la
derecha,‖ dijo, asintiendo con la cabeza hacia el cuarto donde estaba Adam.
―Estupendo.‖
―¿No te gusta el cuarto?‖
Cuando ella vio que Pete estaba cabizbajo, precipitadamente invirtió su ceño fruncido sarcásticamente en una
sonrisa. ―No, el cuarto es realmente fantástico.‖
Ella avanzó delante de él entrando en un cuarto de huéspedes que era dos veces mayor que su apartamento
completo. Estaba muy bien equipado, también tenía un refrigerador pequeño con una heladera automática, una
cocina de dos hornillas y un bar adicionalmente al baño de mármol negro que era francamente hedonista. ―Sé que
yo debía haberme ido a un hotel,‖ murmuró cuando corría sus dedos sobre las toallas verdes que estaban tan
afelpadas como una costosa alfombra.
―¿Discúlpeme?‖ Nada Pete. Yo estaba siendo ambiciosa. ¿Cuándo es la cena?.‖
―A las ocho en punto.‖
Lilah consultó su reloj de pulsera y mentalmente dio cuenta de las zonas de tiempo a través de las cuales había
volado. ―eso me da tiempo para un baño y una siesta. Despiértame a las siete y cuarto.‖ El balanceó su cabeza
rápidamente.
―¿Cuánto hace que el señor Cavanaugh no come nada?‖. Pete sacudió su cabeza. ―Prepárale una bandeja con la
cena.‖
―No comerá. La tirará en el piso.‖
―No esta vez, el no querrá, dijo Lilah, con ojos brillantes de determinación. ―Oh, de paso, un mensajero debe enviar
aquí algunos equipos esta tarde. Si la camioneta puede subir hasta este camino de cabras.‖ , añadió disgregando.
― Y hay unos cristales rotos en la habitación del príncipe Cavanaugh que necesitan ser barridos.‖
Pete quiso desempacar por ella, pero Lilah lo ahuyento afuera así que se aprovechó del remolino incorporado de la
bañadera.
Revolcándose en la gigantesca cama y cubriendo con las sábanas de satín su cuerpo desnudo, cayó dormida
instantáneamente. Ella podría haber disfrutado al menos otras ocho horas más cuando el simpático criado entró
trayendo un vaso de jugo de piña frió en una bandeja de plata.
―Gracias‖, le dijo después de apurar el jugo de un trago.
―Estaré abajo en corto tiempo.‖ Pete salió rápidamente. Lilah dejó caer la sábana y dej162 la cama
apesadumbrada. ―Más tarde‖, le dijo, dándole a las sábanas de satín una palmada cariñosa.
Nadie podría culparla si ella esperaba hasta la mañana siguiente para comenzar el programa de terapia física de
Adam Cavanaugh.
Este había sido un día infernal, especialmente siguiendo a su largo viaje.
Pero ella estaba siendo muy bien pagada por su trabajo. Nunca se diría que Lilah Mason había tomado ventaja del
ambiente sibarítico antes que dar una completa atención a su paciente.
Por otra parte, ahora que ella estaba aquí, estaba ansiosa por comenzar.
El estado de Adam, además de su estado de ánimo negativo eran desafíos que ella, como profesional, no podía
resistirse a acometer. Hasta una mejora leve del paciente era a menudo la razón para una celebración. Adam
necesitaba el aliento que llegaba con lograr ese pequeño objetivo.
Entonces, también mientras más sus músculos permanecieran flácidos sin ninguna sensación o capacidad de
movimiento, menor era la posibilidad de una recuperación. A estas alturas él debía haber experimentado alguna
sensación en sus músculos. Lilah no podía ofrecerle posponer el comienzo de su terapia aunque él lo quisiera.
Con esos sobrios pensamientos en su mente, ella dejó su habitación vistiendo el mismo conjunto hawaiano que
tenía a su llegada, sin el sombrero de paja.
Pete insistió que ella comiera su cena en el comedor, aunque ella se sentó sola en la mesa de vidrio decorada con
velas de cristal encendidas y un suntuoso ramillete de orquídeas.‖Los vegetales y el pescado frito estaban
deliciosos. Ella elogió a Pete por la comida cuando él la siguió escaleras arriba llevando la bandeja con la cena
para el paciente.
En la puerta de la habitación de Adam, ella tomó la bandeja. ―Si yo no salgo con vida, tienes mi permiso para
asfixiarlo mientras duerme.‖

―No lo quiera.‖ Dijo Pete mirando temerosamente hacia la puerta cerrada.


―Probablemente no, pero esto solamente va a empeorar antes de que se torne mejor‖, le dijo Lilah cuando le
señaló con su cabeza la puerta abierta. ―Mejor empezar antes de que empeore.‖
Tan pronto como ella se quitó de en medio de la puerta, Pete la cerró firmemente.
Adam estaba contemplando a través de la ventana con indiferencia. Giró su cabeza hacia ella y gimió cuando la vio
―Fuera.‖
―De ninguna manera. Hey que rima. Yo soy poeta, ¿no lo sabías?. La mirada que le envió a través de la habitación
fue asesina. ―¿Es Elizabeth la responsable de que tu estés aquí?‖
―¿Tú no pensarás que yo habría venido voluntariamente?‖
―Yo pensaba que Elizabeth era mi amiga.‖
―Lo es. Ella quiere que tu hagas lo mejor para ti.‖
El rió amargamente. ―Si tú eres lo mejor, Dios me ayude de que ellos decidan hacer lo peor.‖
―Si esto estuviese a mi altura, yo te permitiría descansar aquí y pudrirte en tu propia autocompasión.‖ Ella se
encogió de hombros. ―Pero tu tienes mucho dinero y él vendrá a parar a mí si yo permanezco aquí y te doy terapia
física.‖
―¡Cómo en el infierno!‖ él vociferó.
―El alojamiento aquí es aceptablemente regular. El trabajo incluye unas vacaciones hawaianas que yo sin duda
voy a utilizar. De regreso a casa hay frió y lluvia y mi bronceado necesita refrescarse. Por lo que es un alivio
alejarme de mi trabajo ordinario. Yo estaba trabajando con un paciente que es más imbécil que tu...y si tú tiras la
servilleta al piso una o más veces, Señor Cavanaugh, yo verdaderamente te tiraré al piso para que la recojas.‖
De pie junto a su cama, con sus manos en las caderas, ella clavó los ojos en el coléricamente. El le devolvió su
animosidad medida por medida. ―Toma esta bandeja y tu ridícula manera de permanecer en cama y empújalas
ambas afuera—― Te he oído,‖ le interrumpió Lilah. ―No hay un insulto original o una frase insultante que yo no haya
oído. No importa cuán obscena, ellas no me desconciertan.‖ Así que guarda tus energías y mi tiempo y comienza a
comer tu cena. Cuanto antes hagas lo primero yo haré lo ultimo.‖ Esto se reduce a cuánto tu puedes tolerar mi
compañía.‖
Ella fijo la bandeja a la cama a través de su parte saliente y se tiró en el lado de la cama junto a él, doblando sus
brazos al otro lado de su cintura. El movimiento provocó bruscamente que sus pechos saltaran causando que se
hincharan sobre la tela de su sarong sin tirantes. Ella miró los ojos del paciente bajo su pecho pero no hizo nada
por cambiar su postura. Su expresión permaneció impasible cuando él alzó insolentemente sus ojos hacia los de
ella.
―¿La vista de tus pechos está incluida con tus servicios?‖
―Es un beneficio complementario‖, replicó ella con una sonrisa descarada. ―Gratis para ti‖
―Yo las he visto mejores.‖
―No a este precio, no las has visto.‖
―¿Qué te están pagando? Yo te daré el doble porque salgas de aquí.‖
―Yo me imaginé que tu tratarías eso.‖ Ella pescó en el tazón de ensalada de frutas de su bandeja y se hizo de una
lasca de piña. Ella la chupó despreocupadamente. ―Pero tú debes saber bien que el dinero no es mi motivo
principal.‖
O me digas que tu viniste hasta aquí por la bondad de tu corazón.‖

Ella le hizo una mueca. ―Sabes eso mejor que yo.‖


―¿Entonces qué?‖
―Imagino que un impulso a mi carrera para trabajar con el gran Adam Cavanaug. Hermosas ofertas vendrán pronto
rodando hasta mí de estrellas de cine con síndromes lumbares y estrellas del deporte con heridas de stress.
Antes de que esto acabe, tu serás tan famosa como yo.‖
―Estas perdiendo tu tiempo. Yo nunca seré bueno en nada excepto para descansar aquí y fijo sus ojos en el
techo.‖
―¿Quieres apostar cariño? Te tendré caminando si esto me mata. Si esto nos mata a ambos. Entretanto nosotros
vamos a odiarnos mutuamente.‖
―Nosotros ya nos odiamos.‖
Ella rió. Así que nosotros ya hemos pagado la cuenta. Ahora sé un buen chico y come estos agradables vegetales
rellenos que Pete ha cocinado para ti.‖
―Yo no tengo hambre.‖
―Tu tienes que tenerla. No has comido en días, me dijo Pete.‖ Ella escogió una lasca de banana de la ensalada de
frutas y la comió. ―El se encogía cada vez que su nombre era mencionado. ¿Qué hiciste para aterrorizarlo a él de
esa manera?‖
―Le dije que yo estaba en buenas relaciones con Buda y que el nunca había alcanzaría el nirvana si no salía de
aquí y parara de molestarme. Y lo mismo va para ti.‖
―No vale. Yo no soy budista.‖
―Tu sabes lo que yo quiero decir.‖ El giró su cabeza. ―Nada más vete lejos de mí. Déjame solo.‖
―No hasta que tú hayas cenado.‖
―Tu no puedes obligarme a comer.‖
―Y tu no puedes forzarme a mí a irme. ¿No puedes moverte, recuerdas?‖
Sus ojos se estrecharon peligrosamente. ―Sal de aquí‖. El estiró las palabras a través de la línea recta de sus
blancos dientes.
―No hasta que yo te haya dado a ti toda la destreza que yo he adquirido. Así que cuando yo me haya entrevistado
con la revista People yo seré capaz de decirles honestamente y con una lágrima elocuente en mis ojos, que yo
hice todo lo posible por ti‖. Ella extendió la servilleta de lino sobre su pecho descubierto. ―Hermosos pectorales.
Ellos serán útiles cuando comiences a moverte por ti mismo en la silla de ruedas. Hermoso pelo velludo también
Muy sexy‖.
―Vete al infierno.‖
―A riesgo de repetirme, no hasta que hayas comido tu cena.‖
Ella sostuvo un tenedor con alimento cerca de su boca. Adam rehusó abrirla.
―Mira, As, tu estas ya en estado de desnutrición,
Por la atrofia de los músculos y el hueso tienes un balance negativo de nitrógeno, lo que significa: malas noticias. A
menos que tu adquieras algunas proteínas en tus tejidos ellos no se proyectarán mucho, la cual es la razón por la
que tienes úlceras, o en términos de aficionado, llagas en el trasero.
―Ahora bien, yo sé que tu puedes digerir porque el Dr Arno me dijo que podías hacerlo.
Tu también has recobrado el control de tu intestino y tu vejiga, lo que es un alivio para mí y es la única razón por la
que estoy tratando de que comas una comida completa. De otra manera yo podría pretender que no notaba que tú
estabas muriéndote de hambre además de tu osteoporosis, osificación del tejido blando, contractura, etcétera, que
vienen de estar tirado y no hacer absolutamente nada.
―Para resumir, Cavanaug, no estas preparado para competir antes de que comencemos excepto si comes algo de
este alimento. ¿Bien, como será?

El fijó los ojos en ella, después en el tenedor que ella sostenía cerca de su boca. Mis brazos no están paralizados.
Yo puedo alimentarme por mí mismo.‖
―Bien. Es una obligación menos de la que yo tender que preocuparme.‖
Ella le pasó el tenedor. El lo miró por un largo instante.
Entonces lo embutió dentro de su boca. Era apreciable lo hambriento que estaba. Como estaba ocupado
mascando y tragando, Lilah llevo la conversación casi por sí sola.
―Yo no sé cuando tu viste por última vez a Elizabeth, pero el bebé ha florecido realmente en las últimas semanas.‖
Ella hizo un movimiento con sus manos, ahuecando aire a unas pulgadas de su pecho.‖Thad nos tiene mareados.
Ella está convencida de que el bebé va a adelantarse aunque su médico dice que todo esta correctamente
planificado. Ellos tienen el cuarto del niño pintado y listo. Todo lo que necesita es un ocupante.
―Megan, por supuesto, no puede esperar a tener el bebé en casa así que ella puede encargarse de cuidarlo. Yo
quiero verla la primera vez que se enfrente con un pañal sucio. Apuesto a que su sintonía cambiará lo
suficientemente rápido. Ese fue un eructo terriblemente poco delicado Cavanaug. ¿Más agua?.
Matt esta temeroso de que nosotros vayamos a querer más al niño de lo que lo queremos a él, así que él esta
siendo una verdadera píldora, y Elizabeth le permite que se satisfaga con eso para que no desequilibre su psiquis.
Thad esta actuando como un ave en extinción. Para un hombre de su edad sus payasadas de papá rayan con lo
absurdo.
Pero este es su primer hijo, así que yo supongo que eso es comprensible si uno esta en ese tipo de cosa.‖
―¿Qué tipo de cosa? , Adam masculló a través de un bocado.
―Tu sabes, casa y hogar.‖
―¿Eso no es para ti?‖
―Difícilmente.‖ ―¿Tú no envidiarás a tu hermana?‖
―¿Estás bromeando?‖
‖Tú eres más bien promiscua.‖
―¡Qué frase más desabrida, Señor Cavanugh!‖, Dijo Lilah con resentimiento.
―Yo leí en los periódicos lo mismo que tú. Y sé que está pasando. Nadie consiente de hecho la promiscuidad.‖
Eso debe causarle problemas a tu estilo.‖
―Por el contrario, dijo ella fríamente. Yo he sido siempre muy selectiva con mis compañeros de cama.‖
―Pero tu nunca has limitado a que su número bajara a solo uno.
―Yo pienso que establecerse con un solo hombre para toda la vida suena aburrido.‖El carraspeó y secó su boca
con la servilleta, después la tiró sobre el plato vacío. ―Te pierdes la tapioca,‖ apuntó Lilah, complacida al ver que
eso era todo lo que él había dejado del alimento.
―Yo detesto la tapioca y Pete lo sabe.‖
―¿Qué vas a hacer con respecto a ello, vapulearlo de lo lindo?, le recriminó Lilah.
―Muy graciosa.‖ El cerró sus ojos y descanso la cabeza en su almohada.
―Esta bien, ya he comido. Vete de aquí.‖
―Oh, no puedo. No por un tiempo.‖
Sus ojos se abrieron de pronto. ―Tu dijiste que me dejarías solo si yo comía.‖
―Bien, yo te amañé un poco. Ahora no parece tan venenoso. Nosotros nada más llegaremos a la parte divertida.‖
―Dudo de qué manera.‖
Ella levantó la bandeja de su regazo y la puso en el piso cerca de la puerta, cuando la abrió llamo a Pete. ―Estamos
listos.‖ Su voz hizo eco a través de la casa.
―¿Listos para qué? . Mira, yo comí, ¿no es suficiente?
―No, Nosotros comenzamos esta noche.‖
―¿Comenzar qué?‖
―Un affaire ardiente.‖ Adam levantó sus ojos sorprendidos. Ella rió.
―¿No lo deseas? De hecho nosotros iniciaremos tu terapia física.‖
―Yo no quiero terapia física. Ella no hará nada bueno. Yo no voy a someterme yo mismo en esa humillación.‖ Pete,
saca esa mierda fuera de aquí.
¿Qué hay en esas cajas?‖
―Un equipo de terapia portátil.‖
―Sácalo fuera de aquí.‖
―Pronto esta cama parecerá un gimnasio. ¿Podrás facilítame un destornillador, Pete?
―Pete, si tu valoras tu trabajo, si valoras tu trasero asiático, no alzaras una mano – Está bien, estás despedido.
Pete, ¿no me oyes?‖
Entonces con un tono de voz empecinado, ―Yo no usaré nada de esto. O sea, ustedes dos están perdiendo su
tiempo.‖
―¡Te callarás!‖ Lilah le gritó cuando aplastó el destornillador en la palma de su mano. ―Mira lo que me provocaste
hacer.‖
―Esta es mi casa,‖ dijo Adam con un tono de voz controlado.‖Yo no pedí tus servicios, señorita Mason. Yo no los
quiero. No te quiero a ti.‖
―Bien tu me has adquirido.‖
―Estás despedida.‖
―¿No mencioné que tu no puedes despedirme? ¿No? , Oh eso es parte del trato. Pete, sostén este trapecio en su
lugar mientras yo lo aseguro a la pared. Un poco más alto. Allí.‖
Adam echaba humos mientras ella con la ayuda de Pete fijaba el trapecio y dos poleas tras su cama. ―Esto es todo
por ahora,‖ dijo Lilah, dando un paso atrás para revisar su trabajo manual. ―Nosotros no necesitaremos otra cosa
hasta después, así que déjalo por lo pronto bajo las escaleras. Gracias Pete.‖
Ella besó su incipiente calva. ―Tu puedes cerrar la puerta cuando salgas.‖
―Has hecho un gran Trabajo para nada.‖ Dijo Adam después que Pete se había retirado.
―Yo conozco tipos que adorarían tener un trapecio instalado tras sus camas. Lejos de sonreír, él la miró con el
ceño más intensamente fruncido.
Lilah señalo. ―También para la ligereza. Usando este trapecio tu podrás alternar tu peso y ejercer presión fuera de
cualquier punto. A menos que te hayas aficionado a las escaras.‖ Ella sonrió en broma pero la cara de él
permaneció de piedra.‖Y en el momento que quieras, tu puedes ejercitar la parte superior del torso y tus brazos
con las poleas. Esto lograra dos cosas. Te ejercitará de modo que estarás cansado y dormirás mejor y te dará
apetito. Si tu te aburres con las poleas, puedo traerte algunas pesas.‖
―¿Qué es lo que piensas que yo soy?. Una pesa. Yo no me molestaré con eso. Es inútil. Yo precisamente quiero--
―Hizo pucheros. Compadécete a ti mismo. Enfurrúñate. Revuélcate en tu propia lastima porque finalmente
encontraste algo que el dinero no puede comprar.‖
―¡Sí!‖ siseó Adam. ¿Y por que no? Coléricamente él señaló a sus piernas inmóviles bajo la sábana. ―Mírame‖
―Yo estaba por hacerlo. Antes que el se preparara para ello ella retiró hacia atrás la sábana.
Adam aspiró con sobresaltado aliento. Al hacerlo Lilah pensó que podía apañárselas para esconderlo. Ella había
visto miles de cuerpos de varios tamaños figuras y condiciones. Nunca había visto a nadie tan bien hecho.
Estaba tan proporcionado como el David de Miguel Angel. Pero mucho más viril. Y bronceado. Y con un suave y
oscuro vello que ella quería probar su tersura.

Era obvio que había perdido varios días de alimentarse. Sus costillas se delineaban claramente. Era obvio que
antes del accidente había sido atléticamente activo. Los músculos de sus de sus muslos y pantorrillas estaban bien
marcados. También era obvio que él podía saciar a la mujer más exigente.

―Muy bonito,‖ dijo Lilah con un aire de indiferencia estudiado. ――Puedo ver por que estás molesto de que tales
gráciles músculos no estén trabajando más para ti.‖
Lilah tendió una toalla blanca de gimnasio sobre la parte baja de su abdomen. ―Empecemos.‖
―¿Haciendo qué?‖
―Lo que los otros tres terapeutas trataron de hacer antes de que los ahuyentaras. Yo voy a llevar completamente
cada articulación a un ejercicio pasivo, hasta ponerlas en el límite de sus posibilidades.
―Tienes razón. Todos ellos lo hicieron. Fue una pérdida de tiempo.‖
―Mi tiempo. Difícilmente gastado porque yo estoy pagando muy bien por él.
Y tú no has tenido ninguna otra cosa que hacer. Así que puedes igualmente descansar y mantener la boca
cerrada.‖
El resumió en dos palabras bruscas y groseras lo que quería que le sucediera a ella.
Lilah frunció el entrecejo volviéndose hacia él. ― No estás en forma para hacer ninguna de ellas.
Lo siento. Te estás perdiendo un obsequio verdadero. Y yo estoy temerosa de que una vez que seas capaz de
hacerlo no me quieras más a mí. Si tu piensas que me odias ahora, espera hasta que nosotros alcancemos tu
FFN.‖
―¿Qué demonios es eso?
― Facilitación Físico neurológica.‖

Sus ojos se encendieron con un fuego oscuro.‖Eso suena lascivo.‖


―No es para que lo esperes con ansia, créeme. Pero por ahora, realizaremos ejercicios pasivos. Esta noche te
mantendremos en la cama. Pero mañana en la mañana comenzaremos con ejercicios de levantamiento en la
camilla.
―¿Ejercicios de levantamiento?‖
―Sobre la mesa inclinada. Yo sé que tú estás familiarizado con eso, así que no te esfuerces en actuar ante mí
como un estúpido.
―Odio esa endemoniada cosa.‖
―No es muy divertido, yo te garantizo que es así. ¿Pero tu no quieres sangrar no es así? Por otra parte,
mantenerte de pie ayuda el drenaje urinario. Detestaría que tuvieras que regresar a un catéter porque mientras
estés en posición supina eso puede causarte infección, formación de cálculos y reflujo vesículo-uretral.‖
―¿Podemos hablar acerca de alguna otra cosa?‖ El preguntó, palideciendo.
―Por supuesto. ¿De qué quieres que hablemos?‖
―De nada.‖ De pie junto a la cama, Lilah tomo su pierna derecha entre sus manos y comenzó a rotar la articulación
de la rótula. ―¿Cuán a menudo Pete te ha hecho esto?‖
―No lo ha hecho.‖
―Tú no se lo permitiste.‖
―Así es. Es humillante.‖
―Supusiste que ibas a ser rotado cada dos horas.‖
―Sí, sí‖
―No es de admirarse de que tengas llagas en tu trasero. ¿Qué bien te haces a ti mismo si no le permites a la gente
ayudarte?‖
―Acostumbro a ayudarme a mí mismo.‖
―Un macho independiente.‖
―¿Qué hay de malo en eso?‖
―Bajo estas circunstancias es una estupidez, una actitud contraproducente. Pero, ―ella se apuró cuando vio que él
volvió sobre el asunto, ―si tú quieres ser independiente entonces debes aprender a rotarte tu mismo en la cama.‖
Viendo que había captado su interés, le explicó, ―Aquí es donde el trapecio se convierte útil. Si eres consciente de
cómo usarlo, te sugiero que practiques cuando no haya nadie. ¿Sientes algo?‖
―No.‖
Ella se movió hacia los pies de la cama y tomó su otra pierna entre sus manos. ―¿Quieres hablar acerca de ello?‖
―¿De qué?‖
―Del accidente.‖
"No."
―Siento lo de tus amigos.‖
―También yo‖ dijo el quedamente cerrando sus ojos. ―Pero puede que ellos estén mejor de lo que yo estoy.‖
―¡Qué cosa tan estúpida dices!. ¿No pensarás honestamente que estarías mejor muerto que vivo?‖
―Si,‖ dijo el mordazmente. ―Es mejor que ser una masa inútil por el resto de mi vida.‖
―¿Quién dice que estarás así? Tu columna vertebral no fue cercenada. Conozco personas que las han tenido
cercenadas y están lejos de ser inútiles. Son seres humanos productivos con sus trabajos y sus familias. Esa es
toda la actitud que tomas.‖
―¿Tiene costo extra este discurso?‖
―No, es gratis para los estúpidos, para los ignorantes para aquellos con pésimas actitudes. Tu pronóstico para una
completa recuperación es muy bueno, aunque pueda tardar tiempo en llegar.‖
―Pero no garantizado.‖
Ella inclinó su cabeza a un lado y lo miró sabiamente.
―Ninguno de nosotros tiene garantizado el mañana, Cavanaugh. Por otra parte por lo que Elizabeth me lo contó, tú
eres un jugador. No solamente para saborear una vida amenazada de riesgos como escalar montañas, sino
también riesgos de negocios.¿No compraste contra el consejo de la junta directiva una cadena de hoteles en el
noroeste que andaba en dificultades? ¿ Y no te salió todo bien?
―Suerte‖
―¿ Por qué no te sientes una vez más afortunado?‖
―¿ Tú podrías? El le desafió.
―Sí. Afortunada de no haber alquilado espacio en un féretro.‖
El maldijo profusamente y volvió su cabeza en otra dirección. ―¿Cuánto tiempo más va a tomar esto?‖
―Podrían ser semanas. Meses tal vez.‖
―Yo digo esto. Esto .... que estás haciendo ahora.‖
―Una hora.‖
―Demonios.‖
―¿Esto te lastima?‖
―No. Deseo que acabe.‖
―Entonces hazlo, Adam.‖
Su cabeza chasqueó y le espetó con una mirada dura. No tienes compasión de mí.‖
―¿Compasión?‖ dijo Lilah riendo brevemente. ―Yo no pensaría eso‖
Tu tienes suficiente compasión por ti mismo. Estás exagerando la cosa. Estás endemoniadamente seguro de no
necesitarme.
Metódicamente ella practicó el régimen. Su mente parecía desconectada de su cuerpo. El no tenía conexión con
ella. Esta no había sido cerrada por su accidente, él la había cerrado deliberadamente. La mayoría de las veces
Adam mantenía sus ojos cerrados y su cabeza desviada, sin ningún interés en lo que ella estaba haciendo.
Cuando él la miró, estaba definitivamente hostil.
―Es suficiente por esta noche,‖ dijo ella al fin. Hay algún estrangulamiento, especialmente en la parte baja de las
extremidades, pero esto es a causa de que han estado descuidadas desde que abandonaste el hospital y no como
resultado del accidente.‖
―Gracias, Marcus Welby. Ahora, ¿ podrías sacar de aquí tus colmillos y dejarme en paz?‖
―Seguro. Estoy agotada.‖
―Lleva contigo todas estas baratijas.‖ El inclinó la cabeza hacia la mesita de ruedas que Pede había rodado antes.
¿Qué?, ¿Eso? Pregunto Lilah inocentemente. Eso se queda. Nosotros la necesitaremos mañana.‖
Ella le quitó la toalla de gimnasia y lo cubrió con la sábana. Cuando la desplegaba sobre él enderezándola, Adam
apresó sus antebrazos. Sus dedos y sus manos no tenían apariencia de haber perdido el control de sus músculos,
su flexibilidad o su fuerza. Su apretón fue sorpresivamente fuerte.
―¿Quieres hacerme sentir algo? El le preguntó suavemente. ―Entonces ¿por qué no haces la terapia física que tú
haces mejor?
―¿Cuál es?‖
La sonrisa que había hecho patalear corazones en todo el mundo se esparció en sus labios. Adam dejó caer uno
de sus párpados con un pestañeo sugerente. Ven acá, Lilah. Eres una pequeña prostituta, estoy seguro que
puedes pensar en algo que podría ser bueno para mí, en un truco que garantice levantar a un hombre casi muerto.
¿Por que no te montas en mi regazo y ves el límite de lo que obtienes.‖
―Déjame ir‖
El no lo hizo. En lugar de eso aferró sus brazos estrechamente y la atrajo hacia él. ―Yo he estado echado aquí
mirando balancearte de alante hacia atrás como si fueras la dueña de este sitio. He escuchado tu irritación, tu
cháchara sin sentido hasta ponerme enfermo. Esa boca grande tuya es seguramente buena para algo más que
para hacer chistes. Déjame ver cuán buena eres en tu trabajo.‖
La haló bruscamente hacia abajo y la besó con dureza. Su lengua atravesó sus labios y aplastó su boca con
brillante y experta precisión. El deslizó una mano a través de la parte trasera de su cuello mientras que la otra se
movía hacia su pecho.
La amasó a través del corpiño sin tirantes de su sarong. Después empujó sus manos adentro friccionando con las
puntas de sus dedos de un lado a otro sobre sus pezones.
Lilah le arrebató la mano y se puso fuera de su alcance. Colocó su vestido en su lugar y sacudió su pelo sobre sus
hombros mientras los cuadraba. Su boca estaba húmeda y roja por sus besos. Ella lamió su labio inferior. Lo
sentía hinchado y amoratado. Y con un sabor maravilloso. Eso la inquietó más que nada.
―Tienes que hacer más que proposiciones lascivas para ahuyentarme, señor Cavanaugh. Ese tipo de
comportamiento es juvenil y poco original.
Es característico de un hombre saludable que sufre un accidente como el tuyo convertirse en un sexista abusivo
solamente para probarse a sí mismo que es un hombre todavía. Sé tan fastidioso y decadente como quieras.
Ese es un reflejo de tu carácter, no del mío.‖
E golpeó furiosamente el colchón con sus puños. ―¿Por que ellos te enviaron a ti? ¿A ti? Quiero decir—querido
Dios—Tú encabezas la lista de gente que yo menos querría tener a mi alrededor.‖
―Viceversa, amigo, pero por el tiempo que esto lleve estarás pegado a mí.‖
―Cuando todo esto termine,‖ dijo él con una voz tan amenazante que sonaba como un gruñido, yo personalmente
te patearé fuera de mi casa y retornarás al Continente.‖
Los ojos de Lilah centellearon. ―Yo pensaba que tú decías que siempre ibas a ser un montón inútil.‖ Ella rió con la
expresión de su cara cuando se dio cuenta de que se había atrapado a sí mismo.‖Míralo de esta manera.
Patearme de regreso al Continente te proporcionará algo en qué trabajar.
Buenas noches As.
Su sugerencia no había sido del todo desagradable y eso le molestaba. Cuando él la había invitado a montar a
horcajadas en su regazo, la idea le había golpeado de una manera más erótica que cruda.
Los pacientes hombres comúnmente hacían comentarios y proposiciones obscenos como un medio de desfogar su
frustración. Ordinariamente ella descartaba los comentarios lascivos castigándolos con permanecer en el suelo o
con una broma frívola después que ellos los pronunciaban. Todavía, apenas diez horas después, las palabras de
Adam todavía resonaban en su mente. Perturbadoras.
No solo perturbadoras, sino inquietantes. ¿Cómo un hombre que no tenía movimiento pudo moverse hasta ella?
¿Por qué parecía que todos sus sentidos estaban precisamente más afinados esa mañana? Quizá era el escenario
tropical. Bali Hai no cogería una vela al retiro de Cavanaug en la montaña. El paisaje era primoroso con vívidos
colores, el clima balsámico., el aire perfumado con la fragancia intoxicante de las flores polinesias. La casa tenía
una arquitectura triunfal que maximizaba las vistas a través de sus paredes de estuco y sus enormes ventanas. La
decoración era armoniosa pero ecléctica, reflejando la variedad de intereses y gustos de Adam.
A pesar del lujo, Lilah no pensaba que el ambiente era exclusivamente responsable de su conciencia sensual. Por
otra parte era inadmisible pensar que Adam Cavanaug podía estarlo.
Ella no le gustaba a él. No hasta el momento. Cuando Elizabeth había exteriorizado inicialmente su interés en él,
Lilah le había advertido de sus refinados operadores.
El estaba acostumbrado a ordenar: ―¡Salta!‖ y un cuerpo entero de subordinados saltaría. No solamente por su
fortuna sino por su encanto natural y su apariencia hollywoodense había atraído a su lado a muchas mujeres
cosmopolitas. El era un playboy. Las noticias de sus relaciones románticas eran suficientes para hacer que Lilah
sonriera con disimulado desprecio. Los hombres como Adam Cavanaugh ciertamente no tenían ningún atractivo
para ella.
Concedía que Adam tenía unas cuantas virtudes a su crédito. Sostenía generosamente numerosas obras
benéficas. Había actuado como un príncipe azul con Elizabeth financiando personalmente la expansión de sus
almacenes Fantasía.
Sin su ayuda, Elizabeth nunca habría podido aventurarse en aguas tan arriesgadas pero que merecían la pena.
Sin embardo, aparte de eso, Lilah siempre había desconfiado de él. Como le había dicho a Elizabeth, ella recelaba
de cualquiera tan acicalado como él. Adam debía tener una personalidad destructiva que era tan ruinosa como una
falla interna en un diamante aparentemente perfecto.
¿Por qué sentía un nudo en su estómago cada vez que pensaba en sus besos?. Cuando ella había retirado la
sábana, ella había querido darle la impresión de cuán familiarizada ella estaba con su cuerpo masculino desnudo.
Bien, su plan le salió como un tiro por la culata. Sucedía que ella era la única que había sido impresionada. Y en
forma errónea.
Durante la noche Lilah había acudido a su cuarto dándole vueltas cada dos horas. La primera vez su empeño
había tropezado con viles insultos. Ella lo había ignorado y lo obligó a colocarse sobre su costado.
―¿Cómodo?‖
―Vete al infierno.‖
―Buenas noches.‖
―Vete al infierno.‖
La próxima vez se alarmó cuando se durmió y dio un traspié en su cuarto, él estaba gimiendo en sueños.
―¿Adam?‖ le preguntó suavemente. Ella lo hizo volverse de espaldas. Había las lágrimas en sus mejillas
―¿Pierre?‖ El llamó impacientemente.‖¿Alex?. Respóndeme. ¡Dios, no!. No puedo encontrarlos. ¿Por qué no dicen
nada?. Ella lo volvió hacia el otro lado, arregló la sábana y se retiró sin que él despertara de su pesadilla. No lo
abandonó hasta que su torturado monólogo había cesado y su aliento se mantuvo regular. El dormía, o pretendía
dormir las restantes veces que había ido a darle vueltas. Cada vez que ella tocaba su piel caliente experimentaba
una sensación de mareo en la parte baja de su abdomen.
Loca. Sus rodillas se hacían gelatina por Adam Cavanaugh.
Loca
Deslizándose dentro de unos shorts blancos y una camiseta con una enorme flor roja de hibisco al frente,
abandonó la cama.
―Dios te bendiga,‖ le dijo a Pete cuando entro en la cocina y su nariz captó el aroma del café recién hecho.
Sonriendo de oreja a oreja, él le llenó una taza y se la pasó.
Ella sacudió su cabeza cuando Pete ofreció crema y azúcar y bebió a sorbos el café humeante sentándose en la
barra.
―¿Jamón, huevos, tortas?‖ Le preguntó Pete.
―No, gracias. Las frutas se ven muy bien.‖ Había lascas de mango, papaya, y piñas dispuestas en un plato cuando
ella hizo entrada.
―Y una rebanada de trigo tostado por favor. ¿Alguna palabra de arriba?
―Usa el orinal. Decir: No usaré más una bacinilla para recoger pis .‖
―Lilah rió mientras comía su ligero desayuno.‖Dios. Puede que eso lo inspirare a tomar su silla de ruedas y usar el
baño.‖ Hora de atacar. ¿Está lista su bandeja?. Ella rechazó la ayuda de Pete y llevó ella misma la bandeja.
Tocando una vez empujó abriendo la puerta.
―Buenos di—―‖ La segunda sílaba murió en sus labios. Apenas colocó la bandeja en la credencia antes de
apresurarse a través del cuarto hacia la cama de Adam. ―Señor, ¿qué es esto?‖
Su cara estaba retorcida agónicamente. Sus labios estaban delgados y pálidos y estrechamente abiertos revelando
sus dientes apretados fuertemente. El muslo izquierdo. Agarrotado, le dijo sin aliento.
Lilah arrojó la sábana hacia atrás y le dio a su muslo izquierdo un rápido examen. Instantáneamente que ella toco
el músculo contraído le dijo. ―Un espasmo.‖. Sus manos capaces masajearon el músculo de su pierna.
Adam gritó doblemente.
―¿Quieres una píldora para el dolor?‖
―No, Odio no tener el control de mi propia mente.‖
―No seas orgulloso. Si necesitas una píldora para el dolor—― ―Nínguna píldora‖ chilló Adam.
―Muy bien,‖ ella gritó a sus espaldas. Su toque fue más amable que el tono de su voz. Lilah continuo masajeando
su muslo.
Finalmente el músculo comenzó a relajarse y con ello su gesto de dolor
―Gracias,‖ él dijo abriendo sus ojos lentamente. ―Diablos". Eso fue.....
¿De que te sonríes?
―¿Estás entumecido? Ese es un buen signo, idiota. Los músculos no van a estar flácidos por más tiempo.
El clavó los ojos en ella por un instante. Reciprocó la sonrisa de ella con otra ancha sonrisa.
―¿Qué significa espasmos?
―Probablemente significa que la inflamación esta cediendo y liberando la presión alrededor de las vértebras que
afectan esos músculos. ¿Puedes sentir esto?. Ella pinchó su muslo descubierto.
El la obsequió con una mirada venenosa. ―Es buena cosa para ti que yo sienta presión, no dolor.‖
―¿Pero puedes sentir la presión?‖ El asintió con la cabeza. ¿Cuánta aquí?
Ella estrujó el músculo encima de su rodilla.
―No.‖
―¿Aquí?‖. Ella corrió sus dedos hasta la planta de su pie.
―Nada.‖
―No te desalientes La sensación comenzará en tus muslos e irá bajando. ¿Qué hay con tu muslo derecho?‖ Ella lo
rascó suavemente con las uñas. El no dijo nada. Cuando ella levantó sus inquisitivos ojos hacia él, tenía sus ojos
fijos en el lugar donde ella tenía su mano y descansaba en su muslo.
―Presión‖, dijo bruscamente, alcanzando la sábana y tirándola hacia arriba.
Lilah se distanció rápidamente.
―Magnífico. Esa es una noticia fantástica. Aunque eso signifique que tu estarás bien incómodo cuando esos
músculos se contraigan. Consumiremos más tiempo juntos, trabajando duro y más a menudo.‖ Ella continuó con
enérgica eficiencia. .‖Tendré que notificárselo a Arno. El querrá examinarte.
Lo llamaré mientras tu comes. Ella puso la bandeja encima de su regazo antes de que él pudiera decir nada más.
Cuando ella fue a su cuarto, que ya Pete había puesto en orden en su ausencia, alcanzó el teléfono sobre la
cómoda y discó un número. Pero el Dr Arno no se encuentra en Honolulu, le respondieron.
―Hola Thad, es Lilah‖.
―Hola, ¿Cómo estás? ¿El viaje fue bien?‖
―No te atrevas a actuar con esa camaradería conmigo. No me siento civilizada. Estoy furiosa contigo.‖
―¿Furiosa? ¿Conmigo?‖
―Ustedes indudablemente estaban conspirando.‖
―¿Qué conspiración es esa Lilah?‖
―Tu sabes bien que maldita conspiración‖. La que tú y mi hermana cocinaron y me ha encallado en una isla con
una generación equivalente a la de Conrad Hilton.‖
―Fuertemente encallada. Y a duras penas en una isla ― Yo he oído que Maui es preciosa. Siempre he querido ir allí.
Puede que el próximo verano nosotros vayamos con los niños—―Thad!‖ Después de contar hasta diez Lilah dijo
tensamente.‖ Yo no estoy segura. Y no quiero este pésimo trabajo. El es horrible.
Abominable. Peor de lo que esperaba. Ha sido física y verbalmente abusivo.‖
¿―Físicamente? ¿Cómo puede un hombre paralizado ser físicamente abusivo?‖
Me besó hasta que mis oídos zumbaron. Por supuesto, ella no dijo eso.
Lilah titubeó en darle una respuesta y finalmente dio con ella, ―Me tiró un vaso de bebida,‖
―¿Y te dio con él? Elizabeth ven aquí. Es Lilah. Adam le tiró un vaso‖
Lilah escuchó un ruido confuso como si el receptor fuera transferido a manos de su hermana. También oyó de
fondo los gemidos de Matt. ¡¡Quiero hablar con tía Lilah!. Matt fue acallado por sus padres. Por fin la voz
preocupada de Elizabeth llegó hasta ella. ―¿Adam te tiró un vaso?
Eso no suena como algo que él pudiera hacer.‖
Lilah contuvo el aliento, y imitando la frase de su hermana dijo con voz burlona. ―Yo te lo dije, Lizzie. Cuando algo
como esto le sucede a un hombre, su personalidad experimenta un cambio completo. Al menos temporalmente. Y
usualmente para lo peor. No me gustaba Cavanaug cuando comencé con él. Y indudablemente tampoco me
gusta ahora.
―Si el te tiró un vaso debes haberlo provocado. ¿Qué hiciste?
―Muchas gracias‖
―Bien, yo sé mejor que nadie cuán indignante tú puedes ser, Lilah.‖
―He sido estrictamente profesional. "No he hecho nada reprobable desde que llegué aquí.‖ Lilah se acordó de los
pendientes de ensalada y de la forma teatral en que ella había desplegado las sábanas, pero decidió que teniendo
en cuenta todas las cosas, ella le había dicho básicamente la verdad a su hermana.
―El hombre es imposible. La situación es imposible. Yo estoy de acuerdo con trabajar con Cavanaugh en un
hospital, con otro personal administrativo a mi alrededor para ayudar a reducir su ansiedad. Permaner sola con él
es otra cosa completamente distinta. Ustedes me coaccionaron a hacerlo. Y yo quiero irme a casa. Hoy.
Inmediatamente.‖
―¿Qué está diciendo?‖. Lilah escuchó que Thad le preguntaba a Elizabeth.
―Que quiere regresar a casa.‖
―Me lo estaba temiendo. Ellos son como el fuego y el agua. No mezclan, Elizabeth.‖
―Pero ella es la mejor terapeuta que nosotros conocemos. Y Adam es el mejor amigo que tenemos. Ven aquí,
háblale a ella. Casi me hace enloquecer y piensa que yo estoy tratando de darle órdenes.‖
Lilah desplazó sus ojos al cielo e impacientemente golpeó el piso con su pie. Tan pronto supo que Thad tenía de
vuelta el receptor dijo mordazmente. ―Yo no soy una niña nostálgica que quiere regresar del campo, Thad.
Elizabeth siempre ha sido la hermana mayor, peri si alguien pero si a alguien le dan órdenes es a mí. Ella va
derecho a volverme loca.
"Venir a Maui no era parte del trato.‖
―Todo no puede ser malo.‖
―Yo no he dicho que todo sea malo. Esta casa podría ser el palacio de un sultán.
Hay un primoroso y divertido hombrecito que es un cruce entre un ángel y un esclavo. "El piensa que yo soy
maravillosa y me sirve de pies y manos.‖ Lilah suspiró. ―Es él. Casanova Cavanaug.
Tratar un paciente en su estado requiere vigor y energía y una tolerancia infinita. Y el punto básico es que yo no
puedo tolerar a Adam Cavanaugh.‖
―Pon tus consideraciones personales a un lado, Lilah. El hombre te necesita.‖
―No son mis consideraciones personales. Créeme. Adam casi tuvo un derrame cerebral cuando ayer me puse a su
vista. "Nosotros simplemente no podemos tragarnos el uno al otro y nunca podremos hacerlo.‖
―Dale al menos uno o dos días.‖
―Pero—‖¿ Ha mostrado alguna mejoría?‖
Obligada a decirle la verdad ella proporcionó a Thad un informe del estado de Adam, incluyendo el
acalambramiento del músculo y el progreso que eso señalaba.
―¡Bien, demonios, Pienso que esa es una gran noticia!‖ Exclamó Thad. Lilah escuchó como el se la repetía a
Elizabeth. Nada más persevera. Adam recobrará los sentidos. El se acostumbrará a ti.‖
¿Pero, me acostumbraré yo a él? Ese era el quid de su dilema y la razón que había tras su llamada telefónica.
Adam no solo había sido el único momentáneamente fascinado con la vista de las femeninas manos de ella en la
parte muy masculina de su cuerpo. Lo que esa visión le había hecho a ella era más intimidante que cualquier
rabieta temperamental que él pudiera echarle..
―¿No puedes continuar unos días más?‖ Le suplicó Elizabeth lisonjeramente.
Thad había pasado el receptor del teléfono a su mujer.
Lilah suspiró rendida. ―Supongo que puedo. Pero comienza hoy a encontrar un reemplazo. Verifica con el hospital.
Estoy segura que mi supervisor puede darte una lista larga de terapeutas competentes. Te sugiero un hombre. Yo
pienso que un hombre podría trabajar mejor con Cavanaugh.‖
¿Qué mujer, no importara cuán sería fuera, podría mantener una actitud profesional hacia ese cuerpo?
―Veré que puedo hacer, ― le dijo Elizabeth pareciendo disconforme al oírla.
―Hoy, Lizzie. Encuentra a alguien que tome mi lugar.‖
―No será fácil.‖
―Trata.‖
―Lo haré.‖
―¡Trata!‖
―Lo haré‖.
― Elizabeth. ¿qué bueno sería que yo pudiera hacer que Cavanaugh caminara de nuevo, solo para tenerlo
pasando el resto de su vida en prisión por asesinarme? "¡Estoy encantada de que pienses que eso es chistoso!‖
Enojada con el arrebato de risa de su hermana, Lilah colgó ruidosamente el receptor. Aún no le había preguntado a
Elizabeth como se sentía, pero si podía reír tan fuerte debía sentirse maravillosamente.
La integridad profesional de Lilah podría peligrar si ella abandonaba a Adam en su estado actual. Con esperanza,
dentro de unos días, quizás podría dejarlo y alguien podría encargarse de su terapia física.
Entretanto, ella debía hacer algo en la forma adecuada con la experiencia laboral que tenía pero con más distancia
de la que podía mantener.
Con ese estado de ánimo pragmático entro de Nuevo en la habitación de Adam.

―Bien. Te tomaste todo tu desayuno.‖ Ella retiró la bandeja.


―¿Qué dijo el médico?‖
―¿El médico?‖
―¿No llamaste al doctor?‖
―¡Oh, no estaba allí!.‖
―Llega allí temprano cada mañana.‖
―Entonces supongo que estaba haciendo rondas.‖
―¿Dijo algo que tú no quieres contarme?,¿ lo hizo?‖ Adam le preguntó suspicazmente. ―El te dijo que no te
entusiasmaras con el calambre muscular que eso no significaba nada, ¿no es así?‖
Poniendo sus manos en sus caderas ella se le encaró. ―Dios tú estás paranoico.‖
―Entonces ¿por qué no me dices lo que él te dijo?‖
―Sí, debes saberlo, yo no he hablado con el médico hasta ahora. Llamé a Thad y a Elizabeth.‖
―¿Para qué?‖
―Para abandonarte‖. Cuando Adam le mostró sorpresa ella le demandó, ―Bien, ¿no es eso lo que quieres?‖
―Sí, seguro, solamente—―¿Bien? ―
―Tu no me pareces una cobarde.‖
―No lo soy. Pero nuestra mutua antipatía es tan fuerte que yo temo que entorpezca tu progreso.‖
―¿No eres lo suficientemente profesional para poner tus consideraciones personales a un lado?‖
Era la segunda vez en el espacio de una media hora que ella había oído esas palabras. Esta vez estaban viniendo
de Adam Cavanaugh en forma de un reto. Su cabeza estaba arrogantemente inclinada a un lado, en sí mismo, un
desafío no verbal.
Sus turbulentos ojos azules se estrecharon hacia él. ―Diablos, de acuerdo. ¿Eres lo suficientemente hombre para
recibir la terapia sin arrojarme insultos?‖
―De acuerdo‖
―Sin malas palabras. Sin quejas. Sin rabietas‖
―De acuerdo.‖
―En algunas ocasiones serás herido de forma infernal pero yo no voy a dejar de presionarte.‖
―Puedo soportar el dolor.‖
―¿Cuán malamente quieres caminar de nuevo?‖
―Caminar no es el asunto. Yo quiero correr y navegar y esquiar y.....escalar ese endemoniada endemoniada
cumbre italiana.‖
―Entonces nosotros tendremos semanas, posiblemente meses de duro trabajo por hacer.
Tu trabajarás y sudarás mucho más fuerte de lo que nunca lo has hecho. Antes que nosotros hayamos finalizado te
llevarás a ti mismo a límites de paciencia que tu no sabías que poseyeras.
―No tan humillante como tener un B.O.‖
Asumiendo un aire de indiferencia ella comenzó a colocar toallas bajo su cuerpo. El era capaz de mover su torso
de un lado mientras ella extendía las toallas por debajo de él, pero Lilah tenía que doblar sus caderas para deslizar
las toallas bajo sus piernas.
Para encubrir la torpeza de la situación ella preguntó, ¿prefieres algún jabón en particular?‖
―En el baño, él murmuró.‖
Ella encontró una barra de jabón en su ducha. Estaba perfumada con una fragancia de hombre cara e
importada.‖Muy agradable‖, le dijo olfateando el jabón. Peculiar, sin ser empalagoso.‖
―Complacido de que lo apruebes,‖ fue su replica sarcástica.
―¿Usas la colonia también?‖
―Siempre.‖
―Entonces tan pronto te afeites puedes ponerte algo de colonia. ―¿Afeitarme?‖
―A menos que creas que yo – ― ―Yo puedo afeitarme,‖ dijo Adam con acritud.
―Entonces una puede preguntarse ¿ por qué no lo has hecho? Ella emitió una sonrisa falsa y almibarada. ―¿O
estas planeando hacerte crecer una desaseada barba?‖
El se hundió en un silencio hosco cuando ella plegó un lado de la sábana y con movimientos eficientes humedeció
el paño y frotó el jabón en él hasta que provocó espuma. Lilah lavó primero su pie. Cuando le estaba pasando la
esponja por la punta de los dedos ella dijo, ―¿Cosquillas?‖
―Muy gracioso.‖
―Vamos Cavanaug, no seas tan desabrido.‖
―¿La parálisis es algo de lo que reírse?‖
Ella frunció el ceño. Lo chistoso no puede herir. Eso puede ayudar. ¿Tú tienes normalmente cosquillas en los
dedos de los pies?‖
El volvió la cabeza y la miró en una forma diferente. Sus ojos la recorrieron con una mirada insinuante que era tan
ardiente que podría marchitar los pétalos del hibisco de su pecho si este hubiera sido verdadero. ―Una vez que
regrese a la normalidad puede que puedas enterarte,‖ le habló con una voz sensual.
―Yo no te daré entonces tus baños de cama.‖
―No tienes necesariamente que darme baños en la cama. Podías hacer otra cosa a los dedos de mis pies.‖
―¿Como qué?‖
El nombro varios entretenimientos, todos lujuriosos.
El paño para lavarlo estaba todavía en sus manos por varios segundos antes que ella lo hundiera en la palangana
para enjuagarlo. Ella le obsequió a Adam que estaba sonriendo con una sonrisa amplia, una mirada agria. ―Tú eres
un depravado.‖
―Y divertido.‖
―Esta conversación está bordeando lo lascivo señor Cavanaugh.
Eso viola también nuestro acuerdo.‖ Lo palmeó secamente, después le cubrió la pierna y rodeó los pies de la cama
para lavarle la otra.
―Explica cómo‖
―Yo no discuto mi vida privada con mis pacientes.‖
―No quieres que ellos se entusiasmen
―Exactamente.‖
El la estudió por varios minutos cuando ella se ocupaba de su trabajo rutinariamente. ―Yo no puedo entender como
tú y Elizabeth crecieron tan diferentes.‖
―La mayoría de la gente nos reconoce como hermanas inmediatamente.‖
―Hay un parecido familiar,‖ dijo él contemplativamente, ―pero ahí termina la similitud. Ustedes son tan diferentes
como el día y la noche.‖
―Ambas somos rubias y de ojos azules.‖
―Si, pero ella es una rubia suave delicada y femenina. Y tú eres–―
Lilah cambió la sábana y lo recorrió con la mirada curiosamente. ―¿Yo soy qué?‖
―Una rubia audaz y agresiva.‖
―Así es Hulk Hogan. Muchas gracias.‖ Ella levantó su brazo derecho y comenzó a pasarle la esponja con el paño
enjabonado, hasta lavar el velludo hueco de su axila.
―Yo no lo di a entender como un insulto.‖
―Oh, ¿realmente?‖
―No. Aparentemente un buen número de hombres han encontrado atractiva tu extravagancia.‖
―No, yo no soy extravagante,‖ ella murmuró con un lado de su boca como un comediante para dirigirse a la
audiencia.
Adam rió. ―La primera vez que yo te vi, tenías una pluma colgando de tu oreja y usabas unos ceñidos pantalones
de cuero negro y botas hasta las rodillas. Me pareció que era un poco extravagante.‖
―Ese es uno de mis trajes favoritos,‖ dijo Lilah defensivamente.
―Sin embargo, en ese día particular yo lo usaba a petición de un paciente.‖
―¿Un hombre?‖
―Uh-huh. El había sido herido en una carrera de motos. Yo llevaba puesto el atuendo para animarlo.‖
―¿Lo hiciste?
‖¿Hice qué?‖
―Animarlo.‖
Ella bajó la mirada y recorrió el rostro de Adam y vio que su expresión tanto como su tono de voz se habían
tornado serios. ―Sí, lo hice.‖
―¿Siempre vas a esos extremos para animar a tus pacientes masculinos?‖
Había un asomo de acusación en su voz. Lilah decidió ignorarlo.
―Yo le doy a todos mis pacientes la misma consideración,‖ ella respondió llanamente.
―¿Lo haces?‖. El detuvo su mano cubriéndola con la suya.
Durante su conversación ella había estado haciendo su quehacer mecánicamente. Lilah se dio cuenta que sus
pezones estaban erectos, habían sido levemente raspados con el paño de lavarse. La alfombra de vello oscuro del
pecho de Adam estaba húmeda y rizada. Su corazón estaba golpeando fuertemente en la palma de su mano.
¿Cuán lejos había ido su conversación? ¿Cuánto tiempo se habían movido sus manos por su pecho? ¿Y a
beneficio de quién? ¿De él, o de ella misma?
Su pregunta hecha suavemente trajo su atención. Ella tiró de su mano liberándola y rápidamente sacudió el paño
en la palangana de agua exprimiéndolo. ―Aquí, lava tus oídos y tu cuello y.... cualquier otra cosa que yo no haya
hecho. Usa esta toalla para que te seques. Yo te daré alguna privacidad mientras cambio el agua.‖
Ella empujó el carrito lejos de su cama tan rápido que el agua se derramó sobre el borde de la palangana. Sus
manos temblaban cuando ella la llevó al baño para vaciarla en la bañera. La llenó de nuevo y aclaró su garganta
ruidosamente para que él supiera que estaba al regresar al cuarto.
El estaba retirando su mano de debajo de la sábana. Lilah no lo miró directamente a los ojos cuando tomó el paño
de lavarse de él y lo humedeció con agua fresca. ―Ahora tu espalda.‖
―Mi espalda esta bien.‖
―Tu decías que tenías llagas.‖
―Mentí para obtener tu simpatía.‖
―Mientes ahora.‖
―Nunca lo sabrás.‖
―Mira, as,‖ dijo Lilah con impaciencia desplazando todo su peso a una de sus bien formadas caderas, ―las escaras
no van a mejorar hasta que ellas se laven y coloque algún ungüento antiséptico sobre ellas.‖ Ella tomó un tubo
plateado de crema de una gaveta del carrito y lo agitó frente a su cara. ―Si yo no las curo ahora, probablemente se
infecten.‖
―Esta bien, esta bien. Voltéame como una babosa.‖
―La próxima vez ambos economizaremos argumentos.‖
Adam no estaba pasado de músculos, pero él tenía un cuerpo atlético alto y delgado. Le costó a ambos algún
esfuerzo volverlo a un lado. Lilah silbó cuando vio las ampollas en su espalda y sus nalgas.
―Gracias ―, dijo él secamente.
―Eso no fue un silbido de admiración, Cavanaugh. Esto es repulsivo.‖
―¿Es ese un termino médico?‖
―No, esas son mis palabras para parafrasear podredumbre, repugnancia y fealdad.‖
―Tu modo de estar en cama necesita trabajo.‖
―Tu trasero necesita trabajar. Eres libre para gritar.‖
El no gritó pero maldijo con fluidez cuando ella estregó las llagas, luego le aplicó liberalmente el ungüento
cicatrizante. ―Es tu propio culpa,‖ ella le dijo después que él había emitido un torrente especialmente morboso de
palabras del arroyo. ―Tu debías haberle permitido a Pete que te volviera más a menudo. A partir de ahora utiliza el
trapecio para ayudarte a cambiar de posición.‖
―Yo practiqué esta mañana.‖
―¡Buen muchacho!. Obtuviste una estrella dorada.‖
―¿Ya terminaste?‖ El le lanzó una oscura y amenazante mirada sobre su hombro.
Ella le obsequió un gran guiño. ¿Terminé qué? ¿De curarte las llagas o de admirar tu lindo culito?
―Lilah,‖ él regañó.
Ella palmeó su tensa nalga en un sitio libre de lastimaduras.
―Relájate.‖ No tenía en mente una violación. ¿Te ha dado tu herida alguna incomodidad? Ella lo examinó,
tocándole gentilmente y pudo ver que no era causa de preocupación.
―Te picarán ahora y después.‖
―¿Puedes sentir esto?‖
―Sí.‖
―Bien. Veo que no hay complicaciones con las cicatrices. Tus futuras amantes probablemente lo encontraran
fascinante.‖
―Estoy encantado de oírlo. ¿Lo hicimos?‖
―No. Voy a lavar tu espalda ahora. Eso debe sentirse muy agradable,‖
Sus suspiros profundos fueron una muestra, él se sentía maravillosamente. ―Supongo que todas esas quejas y
gemidos significan que lo apruebas,‖ ella comentó varios minutos más tarde cuando secó su piel. ―¿Qué hay de un
poco de loción?‖
Lilah frotó una pequeña cantidad de loción entre sus manos y comenzó a masajear su espalda.
―Se siente maravilloso. Un poco a la ...., ahí. Hmm.‖
―Suenas orgásmico,‖ ella bromeó.
―Comparado con lo que he sentido recientemente., lo estoy‖
Sonriendo, ella aplicó más presión a las puntas de sus dedos y deslizó sus manos bajo el flexible contorno de su
espalda. No hay grasa aquí. Ningún tejido superfluo. El estaba tan apretado como un tambor.
"¿Lilah?"
"¿Hmm.?"
―¿Podré ser yo de nuevo?‖
Alerta con el cambio en la inflexión de su voz, ella levantó sus manos de modo que ellas no estuvieran más en
contacto con su piel. ¿Ser qué?
―Orgásmico.‖
―Depende de a quién lleves a la cama.‖ El humor de Lilah estaba tan liso como una soda de tres días
Alcanzándola tras él, Adam capturó su mano y la oprimió hacia delante hasta que el brazo de Lilah cayó sobre su
hombro y su mano se apoyó en su garganta. ―No juegues así conmigo. Quiero saber la verdad.
¿Podré disfrutar de nuevo de una mujer? ¿Podrá una mujer disfrutar conmigo?‖
Lilah bajó los ojos y clavó su mirada en su cabeza y en el pelo negro desgreñado que la cubría. Era bellísimo.
¿Qué mujer no disfrutaría solo mirándolo?
Su perfil era perfecto, su nariz recta y larga, sus mandíbulas fuertes y angulosas. El desigual crecimiento de su
barba no denigraba su atractivo físico, solo le añadía otra dimensión.
Pero él no quería oír que era apuesto. Eso no tenía importancia. Ella dudaba que algún hombre en la tierra
cambiara su virilidad por una buena apariencia clásica. Ella había sido interrogada por muchos pacientes
masculinos que se encontraban en circunstancias similares a las de Adam. Es lo que ellos querían conocer
primero. Cuando se caía en esa pregunta crucial no tenía importancia cuántas posesiones materiales tenía el
hombre, o cuánto dinero o cuánto prestigio se le había conferido. El quería saber si su hombría estaba intacta, si él
podría funcionar sexualmente.
Lilah le respondió tan sinceramente como fue capaz. ―Yo no lo sé, Adam. Eso dependerá de cuáles vértebras, si
hay alguna, fueron dañadas irreparablemente.‖
Tu cuerpo experimentó un trauma enorme. Tomará algún tiempo tener una buena noticia.‖
Ella lo acomodó sobre su espalda. Su compasiva sonrisa vaciló al encontrarse con sus ojos repletos de duda y
suspicacia.
―Estas mintiendo.‖
Poniéndose en guardia de su injusta acusación ella contraatacó.
―No lo estoy haciendo.‖
―Tú has estado mintiéndome.‖
―Si los médicos te dijeron que ellos no lo saben, no lo saben.‖
―Ellos saben, ― él gruñó. ―¿Pero por qué ellos te envían a darme las malas noticias? ¿O lo hiciste voluntariamente?
¿Lo viste como la oportunidad dorada de ganar esta guerra privada que nosotros hemos estado emprendiendo
desde que nos encontramos?‖
―Tú debes haber aterrizado sobre tu cabeza cuando descendiste de esa montaña.‖
La flor de hibisco escarlata en el frente de su camiseta tembló con indignación.. ―Yo te dije que no quería venir
aquí.‖ Traté de salir de esto esta mañana, pero Elizabeth lloriqueó y me rogó hasta que yo estuve de acuerdo en
permanecer contigo hasta que ellos puedan encontrar quien me reemplace, lo cual puede no ser lo suficientemente
rápido para mí. Entretanto yo cumpliré mis obligaciones pero no soportaré tu abuso ni tus locas desilusiones. El
apunto un dedo índice al extremo de su nariz. ―Nada más, no me mientas.‖
―Yo no hice.‖
―Y no te burles de mí.‖
―No me burlo.‖ Ella abrió la boca avergonzada al opinar.‖Yo nunca bromearía con nadie en tu estado.‖
―Puede que no en palabras, pero en acciones.‖
―¿Acciones? ¿De qué demonios estás hablando?‖
―Para empezar, tu podías usar ropas decentes frente a mí en lugar de aparecerte en shorts. Luces como una
conejita de playa explorando su próxima revolcada.‖
―¿Qué?‖ ¿Nunca has oído de zapatos? La mayoría de las mujeres lo usan en sus pies fuera de conveniencia y de
modestia. No van descalzas a menos... a menos que se lo soliciten.‖
Los ojos de Lilah se pusieron peligrosamente oscuros. Tu sexismo enloda.‖
―Y yo creo que las enfermeras llevan sus cofias en lugar de su que pelo caiga suelto.‖
―Yo no soy enfermera.‖
Eso es de una condenada buena fuente. ― ¿Qué tipo de ungüento era ese? ¡Esas llagas en mi cola me están
matando!‖
―Estoy encantada de oírlo.‖ Esto no podía pasarle a un tipo más agradable.‖
Ella fue hacia la puerta. Adam mantuvo retenido el trapecio sobre su cabeza y se empujó en posición para
sentarse. ―¿A dónde vas?‖
Vuelve aquí. No he terminado completamente contigo.‖
Dándose vuelta, Lilah chilló, ―Bien Yo he terminado contigo. Por un tiempo.
Mejor descansa, tío, porque cuando yo regrese esta tarde nosotros vamos a poner tu parte trasera ampollada fuera
de esa cama.¿Lo entiendes?
―De vez en cuando quiero que te afeites.‖ Hueles mucho mejor pero todavía pareces un maleante callejero. Si no
te has afeitado cuando yo venga, yo misma voy a hacerlo. Sus ojos centellearon con una azulada malevolencia. ―Y
de la manera en que yo me siento ahora mismo, yo no pienso que me quieras cerca de ti con una hoja de afeitar
en tu garganta.‖
Ella dio un portazo tras ella.
Lilah clavó su mirada en el recogedor con vidrios que Pete había tratado de esconder de ella. ―El no tendrá ni un
vaso de bebida si mantiene esto.‖
Pete echó los pedazos de vidrio en el compresor.
―¿Qué está haciendo él ahora?‖
Hace la pantomima de dormir, Lilah asintió con la cabeza. ―Bien. Necesitará eso el resto de la tarde. ¿Se ha
afeitado?‖
La cara de Pete se dividió en una ancha sonrisa. ―Sí, además....‖
El palmeó sus mejillas y su barbilla, ―Colonia. La vanidad es un signo saludable.‖
Mientras Adam estaba durmiendo, ella se puso un traje de baño y fue a disfrutar de la piscina. Lilah estaba
dormitando en una tumbona cuando Pete corrió y la tocó en un brazo.
―El doctor viene.‖
―Oh, yo no lo esperaba hasta más tarde.‖ Ella se puso rápidamente su bata y fue suavemente hasta la casa,
encontrándose al médico en el vestíbulo.
―Hola, Dr. Esta aquí temprano, ¿no es así? ¿O yo me dormí?‖
―Vine temprano. Me disculpo. Después que usted llamó alguien canceló una cita en la tarde así que decidí tomar
un avión temprano. ¿Cómo está él?‖
―Más o menos como un perro acosado,‖ ella replicó con una brusquedad que sorprendió al médico. ―Bien, usted
preguntó.‖
―Yo me refería a su estado físico.‖
Ella completó su laguna dándole un reporte precipitado de su conversación telefónica matinal.‖ Yo pensaba que
usted sabía acerca de la espasticidad.‖
―Es definitivamente un buen signo.‖ Yo lo examinaré ahora.‖
Ella le acompañó escaleras arriba y señaló su cuarto. ―Yo esperare si a usted no le importa.‖ La última vez que
estuve en el cuarto del señor Cavanaugh nosotros intercambiamos amenazas de muerte.‖
El médico rió, pero él no estaba seguro de si ella estaba bromeando o no.
Tan pronto como la puerta del cuarto de Adam se cerró tras él, Lilah fue a su habitación y se duchó. Ella estaba
vestida y esperando con una jarra de jugo de piña frío cuando el médico bajó las escaleras.
―Yo pienso que ha hecho progresos asombrosos,‖ dijo el médico entusiastamente, aceptando el vaso de jugo con
una inclinación de cabeza de gracias.
―El estaba trabajando con las poleas cuando yo entré.‖
― De allí iremos a una silla. Cuanto antes el se mueva, seré mejor su disposición para alcanzarlo.‖
―Esta tarde yo planeo colocarlo en la camilla inclinada.

―A pesar de lo que ha avanzado, observé que el aún es beligerante.‖ ―¡Eso es modesto!. Usted debe saber que
yo he pedido que me reemplacen.‖
―¡Oh!"
―Yo no soy la terapeuta correcta para el señor Cavanaugh. Nuestras personalidades están en colisión. Eso nos
saca de paso.‖
―Algunas veces es ése exactamente la clase de chispa que necesitan los pacientes.
El antagonismo puede actuar como un estimulante. Eso los incita a intentarlo más duramente.‖
―Sí, bien, eso está muy bien, bien y bueno, pero yo me rehuso a ser el punching bag del señor Cavanaugh.‖
―Tú has sido el puching bag de otros pacientes. Eso va con la natiuraleza de tu profesión. Tu sabías antes de que
aceptaras este trabajo que el señor Cavanaugh iba a ser probablemente insoportable y recalcitrante.‖
―Bien, él ha cumplido absolutamente con mis expectativas. No puedo llegar a ningún sitio con él.‖
―Por el contario, por lo que yo he visto tú has sido el tónico que el necesitaba.
Hablando por mi y los otros médicos que han sido consultados en su caso, yo espero que se quede, señorita
Masom. Sería una vergüenza que desertaras de este paciente cuando esáas haciedo un progreso tan tremendo.
―Me está colocando la clásica zancadilla de culpabilidad o qué?
El sonrió cuando consultó su reloj de pulsera. ―He logrado dejarte a ti con esa idea. El avión está esperando en el
aeródromo para regresar a Oaho.‖ El se encaminó a la puerta, donde Pete esperaba de pie para abrirla.
―Oh, casi lo olvidaba,‖ dijo el médico, inclinando la cabeza hacia la bolsa de viaje de lona que el había apoyado
contra la pared, ―aquí hay algunas cartas que fueron enviadas al hospital para el señor Cavanaugh.‖
―¿Todo esto?‖, pregunto Lilah incrédulamente.
―Su paciente es un hombre muy popular, Señorita Mason. Yo estoy seguro de que usted tiene conciencia de cuán
energico y particular es. O lo era hasta su trágico accidente. El abordó todo lo que hizo con una exhuberancia que
nunca decayó. No es de extrañar que sea algo caprichoso ahora, no es así?
Bien, adiós. Llámeme diariamente y a cualquier hora si hay algún cambio.‖
―Gracias por nada,‖ masculló Lilah cuando lo vio retirarse de espaldas.

Capítulo Cuatro.
LIlah sintió cada onza de culpabilidad que el médico había puesto sobre ella cuando subía las escaleras, ansiosa
de ver todo aquel tremendo progreso al que el médico se había referido.
Por cierto, Adam lucía mejor de lo que había estado por la mañana , y su recién afeitado era el responsable.
―Hola‖, le dijo con su característica falta de timidez
―Hola.‖
―Te doy el visto bueno.‖ Indicó a su rostro afeitado.
―Lo apruebo.‖ El dijo , captando sus atuendo más modesto con jeans y zapatos deportivos.
―Bien, pensé ponerme un albornoz y un velo , pero francamente, Cavanaugh , es caluroso e incómodo y el tejido
pica. Así que si esto hara....‖
El rió. ―Estas loca.‖ Gradualmente su sonrisa se desvaneció hasta desaparecer enteramente. Su expresión era
sería cuando le preguntó. ―Esto te hirió?‖
―¿Qué?‖
―Mi barba. Cuando te besé. ¿Te lastimó?‖
La flor escarlata sobre su pecho se estremeció nuevamente. Pero no con indignación. ―Raspa un poco, supongo,
Yo, uh, No lo noté realmente.‖
―Oh.‖ Ellos clavaron sus ojos uno en el otro por un momento embarazoso.
Finalmente él dijo. ―Bien, siento si lo hice.‖
―Esté bien.‖ Nerviosamente ella se secó las palmas de sus manos en los jeans y buscó a tientas una manera
graciosa de cambiar de tema. ―Tú hiciste un fraude real con el médico. El procedió a ocuparse de cuánto has
progresado. ¿Exhibiste y ejecutaste algún truco que no me has mostrado a mi?‖
―Ven aquí.‖ Ella se desplazó cerca de su cama. El retiró la sábana.
Lilah se sorprendió de encontrarle usando un par de shorts y se admiró de cuánto esfuerzo le había tomado a Pete
y a él colocárselos.‖Tira una mirada a esto.‖
―Calvin Klein,‖ ella advirtió con un bostezo aburrido. ―No estoy consciente de la marca.‖
―No a mi ropa interior. ¡Mira!.‖
El señaló hacia abajo a su músculo femoral. Ella lo vio ligeramente flexionado.
―Bravo.‖ Sonriéndole y aplaudiendo, Lilah observó que su frente estaba perlada de sudor. Hasta ese movimeiento
lo fatigaba pero era un movimiento y ella no podía estar más complacida.
―Estás de acuerdo con hacer algunos ejercicios para relajarte?‖
―Bien‖
―No estés de acuerdo tan fácilmente. Nosotros nos trasladeremos pronto a la parte difícil.‖
Ella trabajó con todas sus articulaciones, después hizo girar sus caderas en un sentido mientras giraba sus
hombros en la dirección opuesta. El estaba en esa posición cuando ella le preguntó, ―De paso, quien es Lucretia?‖
Su cabeza giró alrededor. ―Bien , ciertamente golpeé un nervio allí, ¿es así?‖
―Qué sabes acerca de Lucretia?‖
―Yo no sé. Por eso te pregunté. El médico trajo una bolsa de lona llena de cartas para ti. Eché una ojeada a los
tres primeros sobres y vi que tenían una dirección en Suiza y el nombre Lucretia von no se qué cosa o algo
extranjero grabado en relieve en una esquina.‖
―Ella es precisamente la mujer que yo estaba viendo.‖
―¿Viendo?‖ ―Tú sabes lo que quiero decir,‖ dijo el malhumoradamente.
―Oh, sí, sé lo que quieres decir, Viendo es igual a durmiendo con.‖
―¿Y qué?
―Nada.‖ Es simplemente que yo no sabía de nadie que realmente llamara Lucretia a una niña.‖
―Yo no conocí a nadie que realmente llamara Lilah a una niña.‖
Ella tuvo el encanto de reir. ―Has llegado al punto. Lo bueno es que no tiene un De enfrente de el.‖
El consideró el sembalante de Lilah por un instante, especialmente su boca. ―No lo sé. Eso te podría haber
convenido mejor‖
El calor la recorrió. A diferencia de Elizabeth ella nunca se había sonrojado en toda su vida.
―Tu Lucretia esta relacionada con Lucrecia Borgia?‖
―No, pero yo pienso que tú si lo estás.‖ ¡Diablos!, para ya. Las palabras le brotaron dando vueltas precipitadamente
unas sobre otras.
LIlah estaba tratando de dobalar su rodilla en un angulo recto y el miembro era resistente al movimiento. Ella plico
más presión. El rechinó sus dientes haciendo un sonido silbante. ―Te lastima?‖
―Diablos, sí, eso---― Su mirada fija saltó a la de ella. ―¿Eso está bien?‖
―Sí, bobo. Déjame que trabajemos juntos para tratar de flexionarla. Llegará el día en que tú tratarás de flexionarla
y yo actuaré en tu contra.
―Es ahí cuando realmente me odiarás.‖
―Hazme caminar, Lilah y yo te amaré.‖
Sus ojos se cerraron por un instante. Lilah fue la primera en apartar la mirada.
Ella bromeó. ―Todos dicen eso. Y qué pronto lo olvidan, cuando están bien.‖
Lilah hizo varios intentos más de flexionarle ambas rodillas. Eso le costaba esfuerzo y energía. Todavía no terminó
con él. No, hasta que llamó a Pete y lo trasladó a la camilla inclinada y él tuvo que mantenerse erguido en ella por
casi media hora..
―Tu has estado holgazaneando, ¿no es así Cavanaugh?‖
El sonrió, mirándola extremadamente orgulloso de sí mismo. ―Yo estaba media hora dos veces al día antes de que
dejara el hospital.‖
―Entonces fue realmente estúpido de tu parte que lo abandonaras.‖
―Pero es demasíado. Puesto que eres un experto, yo creo que nosostros podemos continuar con cosas mejores y
más grandes.‖
Cuando él stuvo completamente estirado de nuevo en su cama, tomó aliento profundamente con alivio. ―Estoy
siempre aterrorizado de volcarme fuera de esa cosa. Estoy contento de estar sobre ella."
―A duras penas sobre ella, Cavanaugh. Tómate un cinco. Después vamos a trabajar realmente.‖
Ella cruzó la puerta y la abrió con una floritura. Con la misma teatralidad, desapareció por un segundo. Cuando ella
regresó montaba en una silla de ruedas.

Capítulo Cinco.

―Bip,bip.‖ Ella hizo varias excursiones alrededor del cuarto antes de hacer parar la silla de ruedas al lado de su
cama. Sonriéndole utilizó un tono nasal gastado para decirle, ―Esto viene cargado de opciones. Ruedas
alambradas, tapicería de estilo, dirección asistida . También con baja velocidad. Sí sire, harás bien en poner bien tu
dinero en este bebé.‖ Su audiencia no se divirtió. De hecho, Adam fruncio su ceño con una iIntensa expresión de
disgusto.
―¿Te gustaría ver otro modelo?‖
―Quita esa condenada cosa fuera de mi vista.‖
―Y yo que pensaba que estabas exitado.‖
―No me importa lo que tú pienses.‖
Yo no quiero humillarme a mi mismo batallándo por estar fuera de cama, solo para dar vueltas en una silla en la
que no quiero estar. El médico dijo que yo estaba progresando desde aquí.
‖Eso es suficiente para mi.‖
―Oh, lo dudo.‖ Ella brincó de la silla y avanzó hacia éll.
―¿Te has reconcilaiado con la idea de pasar en cama el resto de tus días?‖
―Si es necesario.‖
Ella sacudio su cabeza tercamente. Bien, tu puedes estar listo para salir del juego, pero yo no.‖
―¿Es este un asunto tuyo?‖
―Tú eres mi paciente.‖
―Y?‖
―Y hasta que tu puedas pelear conmigo estás a mi merced.‖
―¿Qué quieres decir?‖
En lugar de responderle, ella fue hacia la puerta y se la abrió.
―Pete, ven aquí,‖ ella gritó con una forma impropia de una dama. En cuestión de segundos sus pequeños zapatos
de Pete estaban haciendo ruido golpeando la escalera.
―¿Si, Rirah?‖
―Ayúdame a colocar al señor Cavanaugh en la silla de ruedas. Después trae la camioneta a la puerta principal.‖
―¿Nosotros vamos?‖
―Eso es. Nosotros vamos. Y también él. Ella movió su cabeza para indicar a Adam.
Su cara estaba de piedra, su mandibula indomable. ―Yo no voy a ninguna parte.‖
―Sí,si, tú has venido aquí a morir aquí en la misma forma en la que los ancianos hindúes y los elefantes van a las
montañas a aguardar la muerte. A ti te gusta revolcarte en tu propia compasíón y permitir arrugarse a esos
músculos perfectos en tus piernas .‖ Ella le pinchó en el pecho. ―Pero yo no voy a permitírtelo.‖
―Tú no puedes forzarme a hacer nada que yo no quiera hacer.‖
―Seguro que puedo. Pero antes tú debes dejar tu mente libre, quiero mostrarte una cosa.‖
―Yo no sé que planeas hacer pero no sucederá.
―¿Oh,no?‖ Ella le obsequió una sonrisa relampaguente que de pronto se torno frágil y dura. ―Mírame.‖ Ella se
apróximo a la cama. ―De acuerdo, Pete. Yo tomaré su torso, toma tú sus pies.‖
Colocándose tras Adam, ella se lo recostó a su cintura. Deslizando sus manos bajo él , abarcó su torso y cerró
sus manos juntas frente a su pecho.
El forcejeó enconadamente, azotandio sus brazos. ―Guarda tu fuerza Cavanaugh. Yo he manipulado hombres más
pesados que tú en cientos de libras.‖
―Déjame ir, perra.‖ El trató de apartar sus dedos pero ella los apretó con sus puños.
―Si no te calmas, tiraré de las riendas, le advirtió.‖ Amarraré tus brazos abajo. Listo Pete?‖
―Demonios, no!‖ Adam rugió cuando ella elevó su cuerpo sobre el borde de la cama y lo bajó hasta la silla de
ruedas. Pete, no esperaba iimplicarse pero al darse cuenta de la necesidad de hacerlo, siguió las instrucciones de
Lilah y colocó los pies de Adam en la plataforma de la silla.
Adam inmediatamente engarzó sus dedos alrededor del apoyo para los brazos de la silla y se palanqueó a sí
mismo. Lilah se sabía ese truco.
Antes De que el tuviera éxito lanzándose fuera , ella dio un paso ante el.
―No trates de hacer eso. Si lo haces , voy a atarte, lo juro.
Vamos a salir a dar un paseo. Puedes hacerlo con dignidad io sin ella.
―Es tu decisión.‖
Sus ojos oscuros taladraron los de ella con un aborrecimiento tan tangible como era normal en esa etapa de su
terapia. Lilah hizo su mejor intento de ignorarlo y no hacerlo recíproco. Pero en ese instante tuvo ganas de
abofetearlo. ―Pete, vamos a coger la camioneta.‖
Pete caminó a pasos cortos con gratitud. Lilah dio un paso tras la silla de ruedas liberando el freno y empujándola
hacia adelante. No tuvieron dificultad en tomar el elevador, que ella se había dado el gusto de descubrir en la
mañana. Pero a causa de la altura y el peso de Adam, Lilah tuvo problemas al alzar las ruedas de la silla sobre las
guarniciones de la puerta. Alcanzaron el frente de la casa justo cuando Pete estaba un equipo especialmente
diseñado para hacerlo. LIlah rodó la silla en su sitio y la cerró hacia abajo.
―Toadavía no estás curioso por saber a dónde vamos?‖ le preguntó mirando el rostro hostil de Adam cuando el
freno hidráulico elevó la silla en la camioneta.
Lo que hizo era universalmente aceptado como una muestra definitiva de desprecio.
―Adivino que eso contesta a mi pregunta.‖ Ella aseguró la silla dentro de la camioneta y saltó a ella. ―Para tu
información, el Dr Arno hizo arreglos en la camioneta. Debes querer enviarle una nota de agradecimiento.‖
Adam simplemente volvió su cabeza y clavó la mirada desinteresadamente a través de la ventana. Pete, sentado
en un cojin por su corta estatura puso en marcha la camioneta. Lilah le dio instrucciones cuando conducía , pero si
Adam presumió a dónde ella lo estaba llevando no dio señales de ello.
Solamente cuando Pete condujo a través de las puertas de la institución hizo que Adam mostrara alguna emoción
e interés. Cuando él leyó el nombre en la discreta señalización volvió su cabeza lhacia ella y le demandó
silenciosamente a Lilah una explicación.
―Todo está bien, Adam. Este es un centro de rehabilitación para cuadriplégicos. Si no fueras tan
condenadamente rico y capaz de afrontar tu atención privada , este sería el lugar donde deberías estar. Maneja
despacio, Pete. Quiero que él vea esto.‖
―Mira hacia allí.‖ Ella dijo apuntando al parabrisas.
―Hay dos equipos de hombres jugando basket. Yo estoy segura que ninguno de ellos eligió estar en una silla de
ruedas. Ellos estarían mejor recorriendo arriba y abajo el tribunal, pero al menos están riendo , pasando un buen
rato y tomando lo mejor de su trágica situación.
―¡Para un momento Pete!.‖ Pete hizo lo que ella le pedía. ―Hay una piscina de natación, Adam. Mira aquellos
niños. Se están comportando mucho más allá de lo que hacen los niños en una piscina. Excepto que ellos no son
ordinarios. Son muy especiales.‖ Sus ojos se llenaron de llágrimas.
―Especiales porque no es fácil para ellos hasta alcanzar una piscina y mucho menos nadar en ella. No pueden
saltar de un trampolín. No pueden hacer una bola de cañon o recorrer la extensión de la piscina bajo el agua.‖
Demasíado emocionada para decir nada más, ella le indicó a Pete que continuara nuevamente.
Cuando el se detuvo en un cruce, ellos miraron y esperaron mientras una enfermera hacía rodar su carga
parapléjica sobre la calle.
Una joven paciente sonreía por algo que la enfermera había dicho.
―Echale una ojeada a ella, Adam‖ Tú eres similar pero hay dos diferencias principales. Ella estó sonriendo sin
enfurruñarse y su parálisis es permanente.‖ Lilah extendió los brazos a todo lo ancho para abarcar el complejo
entero. ―Así es.‖
Todos ellos permanecerán de por vida en una silla de ruedas. Y están agradecidos por al menos tener esa
movilidad.‖
Ella seciosamente sus lágrimas que se habían deslizado por sus mejillas.
―¿Cómo te atreves?. . . ¿Cómo te atreves a comportarte con tan desmedido egoísmo cuando tu tienes una
oportunidad excelente de andar otra vez, de vivir una vida normal, y ellos no." Ella se estremeció. Mirando
fijamente a Adam , dijo apretadamente. ―Llévanos a casa , Pete.‖
Fue un largo y silencioso paseo a casa.
La mañana siguiente ella esperó hasta saber que Adam había tomado su desayuno y se había afeitado antes de ir
a su cuarto. En su retorno la tarde anterior lo había llevado a la cama, y lo había dejado sin una palabra. Aunque
había una grieta en su ética profesional , ella no había pensado ni por un segundo llevarlo al centro de
rehabilitación. El había merecido el tratamiento de shock. No debió haberlo dejado solo en la noche, pero lo hizo.
Había estado temerosa de que si tocaba a Adam Cavanaugh pudiera envolver con las manos su cuello y
estrangularlo.
Ahora ella se detuvo en el su habitación no sabiendo si tenía o no que esquivar un misil volador . Pero cuando
Adam la vio, en lugar de arrojarle el trago de café que estaba tomando, solamente lo coloco en la mesita de
noche. ―Buenos días.‖
―Buenos días‖ ella replicó. ¿Dormiste bien?‖
―Cerca de tres horas esta mañana. Tenía algún engarrotamiento.‖
―Lo siento. Debiste haberme llamado.‖
El se encogió de hombros. Usé el trapecio para cambiar de posición. Desapareció.‖
―¿Era malo?‖
―Como un calambre.‖
―¿En tus pantorrilas?‖
―En su mayor parte en la parte trasera de mis muslos.‖
―Debías haber tiomado un calmante para el dolor.‖
―Sobreviví sin ninguno.‖ El echó una mirada hacia abajo a la tienda que formaban los dedos de sus pies en la
sábana. Sabiamente ella optó por permanecer calláda y le dejó conducir la conversación. Después de un breve
silencio él la miro y le dijo. ―¿Por qué pateaste mi trasero ayer?‖
―¿Cuando el estaba cubierto con escaras? Debes pensar que soy un monstruo.‖
Una de las comisura de sus labios se curvó en una sonrisa apesadumbrada, pero sus ojos todavía permanecían
joviales. ―He estado actuando como un verdadero idiota.‖
―No me dejas ningun argumento.‖
―¿Cómo…..‖ El se detuvo para aclarar su garganta. ―¿Cómo has sabido de ese centro de rehabilitación?‖
―El Dr Arno me habló de él. e sugirió que cuando yo no fuera necesaria aquí, podría pensar en emplear allí parte
de mi tiempo.
Los voluntarios escasean.
―Yo he sido propietario de esta casa durante años. Nunca supe que allí había un hospital, ― él dijo cuando
distraídamente volvió sus ojos hacia la ventana.
Lilah detectó que se aproximaba una crisis de melancolía.
Llevarlo al centro de rehabilitacion le había hecho comprender algo pero ella no quería sobrepasar su marca. La
última cosa que él necesitaba era estar deprimido .
―Te di ayer una linda sorpresa de mala muerte,‖ ella le dijo. ―Así que si tu me perdonas eso, yo te perdonaré que tu
actuaras como un estúpido, ¿Bien? Por otra parte, si tu no actuaras como un idiota yo podría pensar que eres
anormal. Todos los pacientes , particularmente los hombres jóvenes y atléticos, pasan primero a por esa primera
estapa de idiotez.‖
―Porque temen que nunca volverán a tener intercambio sexual de nuevo.‖
―Ante todo‖ ella dijo riendo.
¿―No concuerdas en que tienen bases fuertes?‖
―SI‖ ella respondió vacilando. ―pero tu no tienes que preocuparte hasta ahora por eso. Hoy tu tienes que
preocuparte de alcanzar la silla de ruedas por ti mismo.‖
―Eso nunca funcionará,‖ el dijo, moviendo negativamente su cabeza con abatimiento. ―Yo nunca seré capaz de
hacer eso.‖
―Seguro que podrás.‖En poco tiempo irás por todo esto como una bala .
Afortunadamente el constructor de esta casa pensó en instalar un elevador.
―¿Cómo caso tu supiste acerca de eso? El elevador se suponía que fuera un secreto. ¿Te lo dijo Pete?‖
―No, lo descubrí mientras estaba fisgoneando por los alrededores.‖
―¿Qué otra cosa descubriste?‖
―Tu surtido de brandy y tu coleccion de películas porno.‖
―¿Bebiste algo de brandy?
―Una o dos pulgadas.‖
―¿Bueno?‖
―Delicioso.‖
―Viste mis peliculas?‖
―Repugnates, revoltosas y repulsivas.‖
―Eso es redundante.‖
―Pero atrayentes y repetitivas estructuralmente.‖
Estremeciéndose Adam chifló,¿ ―Cuántas peliculas viste antes de decidir que eran repulsivas , revoltosas
,etcétera?‖
―Cuatro.‖
El rió. Defensivamente ella dijo, ―Bien yo pasaba el tiempo de alguna manera. No podía dormir esa noche,‖
―¿Por qué? ―Porque yo sabía que mi paciente iba a distraerme de continuar mi trabajo de sacarlo fuera de la cama
esta mañana.. Yo estaba tratando de idear un modo de evitarlo.‖
―¿Tuviste suerte?‖
―Obviamente no.‖
Rieron juntos y fue sorprendente para ambos el buen rato que pasaron con su combate verbal.
Lilah adoptó una postura más profesional. ―Supongo que tendré que ser una conductora esclava.‖ El gimió. ―Ven
ahora, siéntate hasta el punto que puedas.‖
―Aún cuando yo este en la silla de ruedas , yo no voy a ser capaz de ir a ninguna parte .‖
―Pete esta ahora abajo con un carpintero.‖ El esta instalando una rampa provisional sobre todos los frentes de las
puertas. Tu seras capaz d emoverte por la casa entera.‖
―Hurra,‖ dijo el jocosamente.
―Quieres hacerlo o no?‖ Encarándolo con sus manos en las caderas el anuncio de cerveza en su camiseta se
estiro apretadamente sobre sus pechos.
Adam se apresuró a apreciar la vista. ―Adoro cuando te pone spendenciera.‖
―Esto no es nada. Debías verme cuando me caliento.‖
Sus ojos se dilataron al margen de la sorpresa, después se contrajeron gradualmente cuando dijo suavemente.‖
Yo querria eso.‖
―Seguramente querrías,‖ ella susurro dándole una sonrisa alentadora, que desapareció precipitadamente. ―Pero no
hoy.‖
―Entonces debes ser más cuidadosa.‖
―¿Ciudadosa?‖ ―Yo puedo ver el contorno de tus pezones.‖
El estómago de Lilah dio una serie de vueltas. Pero trató de parecer no afectada. ¿Mirarlos te ayuda a salir fuera
de la cama?‖
―Puede ser, Déjame hacer el intento.‖
El alcanzó el borde de su camiseta. Ella le dio un manotazo alejando su mano
―Lo siento, eso no estaba en la agenda de esta mañana.‖
Los hombres que flirteaban con Lilah eran desde rango de obreros de construcción de las calles de la ciudad hasta
cirujanos en los corredores del hospital.
No era una mujer tímida, ella podía arreglarselas con cualquiera de ellos. Raramente se sentia aturdida. Esta vez
estuvo cerca de hacerlo.
Los pacientes masculinos a menudo usaban la vulgaridad para obtener una reacción de conmoción con las
mujeres en la administración del hospital. Como los niños ellos querían ver cuán lejos podian llegar antes de ser
amonestados.
Pero Adam no parecía como un niño. El no sonaba como un niño.
No tenía hasta el brillo travieso en sus ojos que tenían la mayoría de sus pacientes cuando trataban de incitarla.
Por un instante prohibido, Lilah estuvo tentada de tomar su mano y atraerla sobre sobre su pecho. Tuvo que
sacudir su rubia cabellera para ahuyentar ese tentadora idea.
―Podemos nosotros comenzar a trabajar ahora?‖ ella le preguntó autoritariamente.
―Seguro.‖
Su sonrisa le dijo que sus pensamientos estaban todavía en el placer, no en el trabajo, pero ella pronto haría
cambiar eso.. ―Como están tus bíceps.?‖
―Están bien, por qué?‖
―Disfrútalos. Mañana por la noche a esta hora estarán lastimados. Tendras que soportar el izarte desde el borde
de la cama hasta la silla.‖El asíntió bruscamente. ―Hagámoslo‖
―Espera un minuto, As‖ Riendo ella colocó sus manos en sus hombres y lo recostó contra las almohadas. ―Hay una
técnica para eso.‖
―Muéstramela.‖ El le exigió en el tono devoz imperioso con que el había galvanizado a los administradores de
hotel en accion y reducido a las l lágrimas a descuidadas camareras.
Le llevo casi media hora alcanzar la silla. Pero al final ellos estaban exhaustos con una respiración forzada.‖ ―No
estoy seguro de que merezca la pena el esfuerzo.‖ El miró hacia ella. Un mechón de cabellos había caído sobre su
frente sudorosa.
Reflexivamente, Lilah lo alcanzó y lo coloco atrás en su lugar.
―Valdrá la pena . Lo prometo. Esta es solo la primera vez. Recuerda la primera vez que tu trataste de esquiar?
Apuesto a que dijiste, ―Yo no estoy seguro de que valga la pena el esfuerzo.‖
―El asíntió con embarazo. ―Creo que estaba en el tercer día de instruccion antes que me detuviera a decir eso.El
único deporte que merece el esfuerzo la primera vez que se practica es el sexo. Me tomó una hora y media
persuadir a Aurielle Davenport para hacer el amor.‖
―Estoy sorprendida de que no te tomara más tiempo. Ella parece una verdadera snob que podría resistirse
eternamente.‖
―Una hermosa snob‖. Pero por esa vez yo no estaba opensando en su personalidad.‖
―Ella fue el objeto sexual de tus fantasías de adolescente.‖
―El rió. ―Culpable. Pero Aurielle no estaba pensando tampoco en mi personalidad.‖
―¿Entonces, cuándo se produjo ese acontecimiento trascendental?‖
―Durante un receso en el día de acción de gracias en el primer año de la preparatoria.‖
―¿Y el sexo ha sido un deporte para ti desde entonces?‖
El le dirigió una mirada por encima de su hombro. ―Seguro. ¿No loo es así para ti?
―Cierto.‖ Se clavaron una mirada fija. Paso un largo tiempo antes que Lilah dijera, ―Hey, mientras estás en ese
cachivache, quieres dar un paseo?‖
―De acuerdo.‖ El se acomodó en el asíento. Cuando ella no hizo ningún movimiento por impulsarlo, el la miró con
expectación. ―Bien?‖
―Si tu piensas que yo voy a emplear mi tiempo libre haciendote de chofer por todo esto, señor Cavanaug, te has
hecho otra idea.‖
―Por mil dólares diarios tu debías hacerme brotar alas gustosamente si to te lo dijera.‖
¿―Lo comprobaste?‖
―Tengo el condenado derecho.‖
Ella estaba satisfecha de que Adam se tomara interés en sus negocios de trabajo para llamar al continente y
controlar sus honorarios. Pero frunció el ceño haciaé el como si estuviera perturbada.‖ Yo soy un agente libre, no
uno de tus lacayos que tienen como único objetivo en su vida hacer feliz al gran jefe malo.‖
Tercamente, coloco los brazos sobre su cintura.
Cuando se hizo obvio que ella no iba a aflojarse, Adam refunfuñó, ―Como tú pones a funcionar esta condenada
cosa?‖
―Pensaba que nunca me lo preguntarías,‖ dijo ella alegremente.
Practicaron en el corredor. El se acostumbró pronto a manejar la silla de ruedas por sí mismo. ―Esto no es tan
malo,‖ dijo Adam con una ancha sonrisa.‖ ―Sabes, yo he visto tipos que corren maratones en sillas de ruedas
haciendo cabriolas en estos cachivaches.‖
―Por favor, no trates aún de hacerlo. Dame un día al menos,‖ dijo ella en broma.Thad algunas veces da volteretas
con su motocicleta.
Los niños lo adoran. Elizabeth se pone frenética.
―Thad tiene una bicicleta?‖
―Va en contra de su tipo, no es así?
―El es un gran tipo.‖
―Si , lo es. Yo estoy encantada de que el haya encontrado a mi hermana. O viceversa.‖
―Ellos parecen ser muy felices juntos.‖
―Son absolutamente pegajosos . Es repugnante a veces.
Pero eso es lo que Elizabeth quiere y necesita, alguien a quien amar, alguien a quien dedicarse con devoción.
Thad hizo una selección perfecta.‖ Ella le dio a Adam una mirada de reojo. ―Mejor que tu.‖
―¿Qué yo?‖
―Por algun tiempo, yo pensé que tú le hacias la corte a mi hermana. Aunque yo la alenté a divertirse un poco antes
de completar lo que tenía en mente entre ustedes dos.‖
―Yo la estaba cortejando profesionalmente.‖
―Yo recuerdo una tarde cuando te mostraste en su puerta con un ramo de rosas , a todo el mundo le parecías un
enamorado.‖
:La noche que tu quemaste las galletas. Elizabeth me contó acerca de eso más tarde,‖ él dijo a modo de
explicación cuando su boca se abrió con sorpresa.
―La tarde tuvo un comienzo desfavorable.‖
Recuerdo que Thad y yo le llevamos a ella ramos identicos.‖
―Recuerdo que rei hasta enfermarme cuando Matt me lo soltó.
Me preguntaba que habría pasado si Thad no hubiera estado allí, mirandote encolerizado y amenazante
―¿Quieres decir entre Elizabeth y yo? Nada. Nada excepto lo que pasó. Eso es. Nosotros eramos socios, nada
más que eso.
No me comprendas mal. Elizabeth es una mujer hermosa. Yo siempre he disfrutado de su compañía. Pero yo
sabía lo que ella quería y necesitaba. Y también sabía que era yo eso.‖
―Un marido, un padre para sus hijos. Ese escenario no es para ti, uh?‖
―No más de lo que lo es para ti.‖
―El amor y el sexo son recreativos.‖
―Correcto,‖ el respondió brevemente , entonces la recorrió con una mirada fija.
―¿Correcto?‖
―Oh, si . Ciertamente. Bien, aquí estamos, ― dijo ella cuando tomo el control sobre la silla y lo guió hacia el lado alto
de su cama.
―Ahora, tu regresarás a tu cama simplemente invirtiendo el procedimiento.‖
El gimió en alta voz. ―Tu quieres decir que nosotros vamos a pasar eso de nuevo?‖

Capítulo 6

Aún peleaban como gato y perro , pero sus relaciones había mejorado drásticamente.
El aún la maldecía y la acusaba de ser una perra sin corazón quien con una pura falta de generosidad, lo llevaba
más allá de los limites del dolor y la resistencia.
Ella todavía lo maldecía y lo acusaba de ser un tipo rico y cobarde quien por primera vez en su vida encantadora
había experimentado penalidad.
El le dijo que no podía tratar a los pacientes con un maldito precio.
Ella le dijo que el no podía tratar la adversidad con un maldito precio
El le dijo que ella lo recriminaba despiadadamente.
Ella le dijo que el lloriqueaba incesantemente.
Y así iba todo. Pero las cosas eran mejores sin duda alguna.
El llegó a tener un poco de confianza en ella. Comenzó a escucharla cuando ella le decía que el no estaba
esforzándose lo suficiente y que debía poner más concentración en hacerlo. Y la escuchó cuando ella le aconsejó
que el estaba esforzándose demasíado y que necesitaba descansar un rato.
―¿No te lo dije?‖ Ella estaba a los pies de su cama, dándole terapia a su tobillo.
―Yo aún no estoy listo para bailar tap.‖
―Pero has conseguido sensación.‖
―¡Hundiste un alfiler directamente en el dedo gordo de mi pie!.‖
―Pero has adquirido sensisibilidad.‖ Ella paró de darle vueltas a su pie y miró hacia la cabecera de su cama,
exigiéndole que estuviera de acuerdo.
―Yo he adquirido sensibilidad.‖ Su admisión fue mascullada pero él no puso esconder una sonrisa de
complacencia.
―En solamente dos semanas y media.‖ Ella silbó. ―Tu has recorrido un largo camino, nene. Estuve llamando a
Honolulu hoy y ordené un conjunto de barras paralelas. Tu pronto seras capaz de levantarte entre ellas.‖
La sonrisa de Adam desapareció. ―Yo nunca seré capaz de hacer eso.‖
―Eso es lo que decías de la silla de ruedas. ¿Lo tomarás con humor?.
―¿Lo harás tú?‖ El refunfuñó dolorosamente cuando ella le flexionó la rodilla hasta su pecho.
―No hasta que estés caminando.‖
―Si tu te mantienes usando esos shorts, yo pronto estaré corriendo. Te estare persiguiendo.‖
―Promesas, promesas.‖
―Yo pensaba que te había dicho que te vistieras más modestamente.‖
―Esto es Hawaii, Cavanaugh. Todo el mundo va informal , no lo has oido? Yo voy acontrarrestar el movimiento
ahora. Empuja contra mi mano.
Eso es. Un poco más fuerte. Bien.‖
―Ah, Dios. El jadeó través de sus dientes fuertemente apretados. Adam siguió sus instrucciones, que le llevaron a
una rutina para darle elasticidad al músculo de sus pantorrillas. ― La parte posterior de tus piernas esta bronceada
por el sol,‖ el observó cuando se puso delante aunque con gran esfuerzo.
―¿Lo notas?‖
―¿Cómo podría echarte una mano? Me deslumbras con eso cada vez que tienes una oportunidad.‖
¿Piensas que esas piernas tuyas son lo suficientemente largas? Debian comenzar en tus axilas. Pero , ¿cómo
disfrutaría yo con eso?
¿De qué estabamos hablando?‖
―Del motivo por el que mis piernas están bronceadas por el sol. Bien, Adam , cesa un poco, después inténtalo de
nuevo. Vamos ahora, sin poner mala cara. Ella escogió la estúpida conversación para mantener su mente alejada
de su incomodidad. ―Mis piernas están bronceadas porque me quedé dormida en la piscina ayer en la tarde.‖
―¿Para eso yo te pago una exhorbitante cantidad de dinero? ¿Para dormitar junto a mi piscina de natación?‖
―Por supuesto que no!‖ Después de una pausa estrategica , ella añadió, ―Anduve nadando también.‖ El le
obsequió con una mirada maligna y presionó su pie contra la palma de su mano.‖ ―Bien, Adam, Una vez más.‖
―Tu dijiste que había sido la última.‖
―Mentí.‖
―Eres una perra desalmada.‖
―Y tu un discipulo cobarde.‖
Las cosas se fueron dilatando.
―Elizabeth , caramba ella tenía un arco perfecto que nuestra maestra admiraba . Su delicado pie estaba siempre
en exhibición, algo a lo aspiraba el resto de nosotros en la clase. Ella era una perfecta pequeña bailarina con una
forma idónea. Obtuvo todos los roles de solista en los recitales. Cuando ella bailaba, la maestra derramaba
lágrimas.
Yo siempre estaba en la fila trasera. Tenía una espalda encorvada y parecía un ganso tratando de bailar como un
cisne. La maestra lloró cuando yo actué también, pero no era absolutamente lo mismo.
El rugido de la risa de Adam vibró a través de las puntas de los dedos de Lilah cuando ella masajeaba su espalda.
El estaba relajado, ella estaba feliz. Había completado su ritmo esa mañana y sus músculos estaban estremecidos
por la fatiga.
―Cuando yo estaba en la preparatoria, mi mamá nos puso a nosotras a bailar en un salón de baile.
El;izabeth se deslizaba con la gracia de Ginger Rogers. Yo era una cabeza y hombros más alta que los otros niños
de la clase. Derramé jugo en mi vestido en mi primera danza. Era más un desatre que una dama, y paré de tratarlo
y convertirme en lugar de eso en el payaso de la clase. La maestra telefoneó a mi mamá y le ofreció devolverle su
dinero si me sacaba fuera de la clase. ‗Elemento de disturbio‘ fue la frase diplomática que creo que utilizó.‖
―Apostaría a que fuiste relevada y no tuviste que regresar.‖
Frunciendo su ceño, ella no le dio ninguna respuesta por el momento.
―Realmente no. Eso equivalia a más de un fallo.‖ Adam levantó su cabeza de la camilla lo suficientemente alto
para mirar atrás hacia ella. ―¿Por qué no le saboteaste la clase de baile?‖
―Bien, eso y cerca de seis millones de otros intentos. Elizabeth fue derecho a ello, As. Yo era una sólida estudiante
clase B. Pero eso parecía un poco entusiasta segundo lugar así que deliberadamente comencé a hacerme tipo C.
Justo lo suficiente para pasar. Mi hermana era una pupila excelente la mascota de todos los maestros, así que me
converti en el azote de los maestros a lo largo del sistema. Cualquier cosa que Elizabeth fuera, yo quería ser lo
opuesto.‖
―Tu estabas muy resentida con ella?‖
―Yo no estoy resentida con ella hasta ahora. La amo y la adoro. Es simplemente que yo reconocí primero que
nunca podía jamás ser como ella, así que quería ser radicalmente diferente. Por otra parte estaba temerosa de
que yo me desvaneciera en el andamiaje y que nadie pudiera verme más.
―Yo dudo seriamente que no vayas a ser vista,‖ dijo el con una risita.
―Date la vuelta. Ven acá, economízame los quejidos. Tú puedes hacerlo.‖
El lo hizo, usando los músculos de sus brazos y los de sus caderas y muslos de los que había recuperado
gradualmente el uso. El se cambió por sí mismo de la camilla a la silla de ruedas , y de esta a la cama con muy
poco auxilio.
―Aquí. Eso es todo por ahora,‖ ella le dijo una vez que el estuvo reclinado contra las almohadas. ―Necesitas algo
antes de que me vaya?‖
―Si. Hay algo que yo podría usar,‖ sonriendo inocentemente, él se lo dijo a ella.
A pesar de su propio vocabulario picante y con gracia obscena ella se sonrojó. ―Yo no hago eso.‖
―¿Nunca?‖ ―No a los pacientes.‖
―Ofreciste decir cualquier cosa.‖
―Yo tenía en mente traerte algun jugo de frutas, una revista , el control remoto del televisor,‖
―En ese caso, no, gracias.‖
―Bien, nos veremos más tarde.‖ Ella se volvió para irse.
―Cual es tu prisa? A donde vas?‖
―De compras.‖
―Por qué?
―Necesito algunas cosas.‖
―¿Qué cosas?‖
―Cosas personales.‖
―Como qué?‖
―¡Cuán poco delicado! Ahora, adiós. La tarde se esta yendo.
―Vas a tomar la camioneta?‖
―Mi carro rentado.‖
―Toma la camioneta. Yo voy a tomar un paseo contigo.‖
Lilah sacudió su cabeza. ―Tengo que hacer muchas paradas . Te sentirías cansado antes de que yo esté lista para
regresar.‖
―No , no lo haría.‖
―Sí ,lo harias. Además cuando yo acabe de hacer mis diligencias , pensaba emplear una hora o dos en ayudar en
el centro de rehabilitación.
―¿Y que hay de mi?‖
―¿Qué hay de ti?
―¿Cuáanto tiempo vas a estar?
―No lo sé Adam,‖ ella dijo con una exasperación creciente. ―¿Qué lo hace diferente.?‖
―Yo te diró que lo hace diferente,‖ el dijo coléricamente.
―Te estoy pagando mil dolares diarios para que cuides de mi—― ―Pero yo tengo vacaciones por buen
comportamiento, no es así?‖
―Cuándo ha sido bueno tu comportamiento?‖
―Ya me voy,‖ ella dijo con una voz cantarina.
―Tu no puedes, el llamó tras ella. ―o puedo necesitarte aquí.‖
―Pete estará aquí si tu necesitas algo. Mira tu.‖
"Lilah?"
―¿Qué‖ Ella regreso de nuevo a su cama. Su expresión era indulgente pero impaciente.
―No te apresures.‖ El había cambiado de táctica. No estés disgustada, estaba zalamero. Pete está disponible pero
el no se sienta y habla conmigo.‖
―Tu y yo hemos estado hablando toda la mañana. Yo he agotado todas las cosas que decir.‖
―Jugaremos Trivial Pursuit.‖
―Nosotros siempre nos peleamos cuando jugamos.‖
―Jugaremos poker.‖
―No es justo. Tu siempre ganas.‖
―Poker desnudos?‖
"Poker desnudos?"
―No es justo. Yo te gano. Te estas poniendo por debajo de una criada.‖
―Desnúdate y empezaremos .Ella le obsequió con una mirada maliciosa. Riendo el se ablandó. ―Bien, si el poker
en cueros queda fuera, nosotros podemos mirar una película en el video.‖
―Las hemos visto todas dos veces.‖
―No las pornos.‖
―Yo paso.‖
―También mojigata?‖
―No de mal humor.‖
―Ellas nos pondráón de humor, lo prometo.‖
Ella cambió su postura impacientemente. ―Tú sabes lo que yo quiero decir.‖ El pasó su labio inferior contra sus
dientes varias veces. ―Ven Lilah, no salgas corriendo. Estoy aburrido.‖
―Pero, yo no soy un director social. Adiós Adam,‖ ella dijo firmemente y lo abandonó antes de que el pudiera decir
nada más.
Si se hubiera quedado más tiempo el habría tenido éxito en hacerla cambiar de opinión.

Últimamente ella había permanecido en su cuarto más de lo necesario.


Cada vez que ella lo dejaba, encontraba un poco más difícil irse.
―¿Cómo esta el agua?‖
―Se siente fantástica. ¿Quieres entrar en ella?
―No, esta noche no.‖
Lilah emergió de la piscina y alcanzó la toalla de playa. Cuando estuvo seca, fue consciente de los ojos de Adam
fijos en ella. Por esa razón, ella usualmente usaba la piscina cuando él estaba descansando arriba.
Esa noche, sin embargo, el había insistido después de la cena en sentarse fuera por un tiempo más que el usual.
Después de mantenerse tanto como pudo, esperando que Adam se retirara a su habitación, Lilah se había rendido
a la tentación de la piscina, dejando caer su bata se nadó bajo el agua chapoteando .
―Algo interesante en el correo?‖ le preguntó cuando frotó su pelo mojado con un extremo de la toalla.
No realmente. Solo muy abundante. Nunca podré clasíficarlo y mucho menos responderlo.‖
―Debe ser dificil ser amado por miles,‖ Lilah comentó en tono de burla.
―¿Qué significan esas pilas?‖
El había formado tres lomas de correspondencia frente a él en la mesa del patio.‖Las buenas, las malas y las feas,‖
dijo el enumerando cada pila.
Lilah se reclinó fuera de su silla y escarbó en la pila de las feas., tomando con un sobre. Retuvo la carta cerca de la
antorcha encendida que estaba ardiendo en el poste de metal cementado en el lecho de flores que había tras ella.
―Thad y Elizabeth Randolph, ― ella dijo, leyendo la dirección del remitente en el sobre.
―Upa, ellos están en la pila incorrecta.‖
―Yo pienso que tu no estas prestando mucha atención a tus métodos de clasíficación.‖ Indiferente a que la carta
había sido dirigida a él, ella colocó su dedo en la abertura del sobre.
―Yo no estoy prestando atencion. Estaba mirandote nadar. Los dedos de Lilah se atascaron. Ella miró hacia Adam
. ¿Por que tu no nadas desnuda?‖
―¿Por qué tú no te comportas?‖ ella preguntó jadeando levemente.
―Podría ser una vista extraordinaria.‖
―Gracias.‖
―Eres bienvenida,‖ Clavaron sus miradas uno en el otro por un largo instante.
Finalmente rompiendo la mirada, Adam inclinó la cabeza hacia el olvidado sobre en la mano de ella. ―¿Qué tiene
que decir Randolph?‖
Ella rasgó el sobre y sacó la carta. Sus ojos la recorrieron con la mirada aunque después de ese breve y potente
intercambio con Adam , le tomó un poco de tiempo asímilar las palabras de su hermana.
―Ellos esperan que tú lo estes haciendo bien y que yo no te este causando mucha aflicción.‖ El refunfuño divertido.
―Ella fracasó al preguntarme como yo lo estoy haciendo.
Un millon d egracias, Lizzie, ― Murmuro Lilah. Dice aquí que Megan llegó a molestarse cuando el team de softball
perdió el partido de desempate en la ciudad.‖
―Pobre nena, Como esta Matt?‖
―Oh. El había pasado un día entero en su cuarto por enseñarle a sus amigos una mala palabra.‖
―Debe haberla tomado de su tía Lilah.‖
Ella tiró la taolla mojada a la cabeza de Adam. Matt es mi camarada. El piensa que yo soy estupenda.
―¿Cómo se siente Elizabeth?‖
Lilah leyó. ―Dice que se siente fenomenal. Thad es su dolor principal.
―El esta actuando más absurdamente a medida que mi fecha de parto se acerca. Compro llantas nuevas para
ambos carros por si tuvieran un reventón en camino al hospital.‖ Lilah emitió un sonido de burla. ―El tipo esta loco
por ese crío.‖
Adam rió, pero su voz sono reflexiva cuando dijo, ―Sin embargo,debe ser bueno.‖
―¿Qué?‖ le pregunto Lilah, colocando la carta en el sobre.
―Saber que has creado una vida humana.‖ Cuando el volvió su cabeza y miró hacia ella , sus ojos captaron la luz
vacilante de la antorcha.
―Oh, eso. Bien , yo supongo que ese es un buen sentimiento. Si tú estas en eso.‖
―Si, si tu estás en eso.‖
Hicieron silencio por un momento. Lilah habló primero. ―¿Puedo ayudarte con estas cartas? No me importaria
falsificar un poco de respuestas rápidas para ti. Algo por el estilo de, ‗Gracias por su interes‘. Punto. Sinceramente.
Coma. Adam Cavanaugh.‖
―Yo tengo oficinas con gentes que pueden hacer eso. Se las pondré en una caja a Pete para quew las envíe a la
oficina central de la corporación.
―¿Hasta las notas personales?‖ Ella se estaba refiriendo indirectamente a la veintena de cartas recibidas de
Lucretia. Habían sido colocadas a un lado, pero hasta donde ella saba nunca habían sido respondidas.
―Yo presumo que tu debes atender esas, es justo – ―El suspiró profundamente, ―Me siento distanciado. ¿Tú lo
sabes? El la miró esperando su confirmación. Ella asíntió con su cabeza aunque no estaba segura de hacia dónde
él se dirigía.
―Extrañé la apertura de gala del hotel Cavanugh en Zurich la semana pasada. Ordinariamente yo tendría que
haber estado allí, dirigiendo el asunto, finalizando los detalles, chequeando esto y lo otro, asegurándome
personalmente que todo fuera bien y acorde a lo planificado.
Pero‖—él se detuvo e hizo un gesto negligente—―Realmente no creo que extrañe mucho.‖
―Tú tiene salgo más en mente. Hay mucho más en juego ahora que la apertura de un hotel. El accidente cambió tu
perspectiva de las cosas. Tienes un conjunto de prioridades diferente.‖
―Supongo que es así. O puede ser que esté verdaderamente cansado. Desde que mi padre murió y yo me lancé
por mi mismo , he estado accionado para tener más, construir más, hacer más,
―Sobregirado.‖
―Si.‖ Lilah sabía su historia a través de Elizabeth.
Adam heredó de su padre una cadena de hoteles mediocre.
El los había vendido tan pronto los legalizó. Con el bebeficio construyó un hotel de primera categoría que disfrutó
de un éxito inmediato. Ese primer hotel creció en una cadena de dieciocho. No importaba en que parte del mundo
estuviera ubicado, un hotel Cavanaugh simbolizaba excelencia en calidad y en servicio.
Adam había comenzado a partir del considerable legado de sus padres, pero podía decirse verazmente que el se
había hecho millonario por si mismo.
―Estaba aburrido de mi vida incluso antes de mi accidente,‖ le confesó a Lilah. ―Eso suena poco sensible, ¿no es
así?‖
―Un poco.‖ Ella le dijo con una sonrisa suave. Tienes que ser envidiado por todo lo que tienes.‖
―Me doy cuenta de so. El aburrimiento no es algo de lo que yo esté orgulloso.‖
―¿Por qué estabas aburrido?‖
―Habías alcanzado todos tus objetivos y habías terminado con todos tus desafíos.
―Por eso es que tu te los inventas, como escalar esa montaña.‖ El se volvió retrospectivo. ―Parece toda una vida
atrás cuando Pierre Alex y yo planeamos esa escalada.
Fue duro para mi verme a mi mismo implicado de nuevo en esas cosas. Yo había sido invitado a pasar la
primavera el mes próximo con amigos en un yate en el Mediterráneo. Nunca tomo unas largas vacaciones de
trabajo, pero cuando lo hice , la perspectiva no me pareció atractiva. Me sentía tan distante de todo – la gente
maravillosa, carros veloces, rica comida, botes lujosos. Los hoteles. Las mujeres.‖ El volvió su cabeza y clavó una
mirada dura sobre Lilah.
Ella tragó con dificultad. ―Todo eso pasa. Sientes despego y distancia a causa de cómo estas. Necesriamente tu
foco debe ser regresar a la normalidad. Una vez que lo hagas estarós de nuevo en swing.‖
―No estoy seguro.‖ Accionar demasiadas cosas es parte de tu carácter.
La pasión por tener éxito esta en tus genes al igual que en tus ojos negros.
Elizabeth dice que tu energía es tan ilimitable que siempre la dejas sin aliento. Ella te describe en constante
movimiento. Todo eso volverá.‖
―Pero nunca sera igual. No quiero decir físicamente,‖ el dijo ,cuando vio que ella iba a disentirlo. ―Ya nunca
pensaré lo mismo acerca de la vida, la condición humana.‖
―No, Adam, tu nunca serás el mismo. Dentro de algún tiempo un futuro distante tu estarás feliz de que esto te haya
sucedido.‖ Ella dejó la butaca y se desplazó hacia su silla de ruedas empujándola lejos de la mesa. ―Dime la
verdad, As,‖ le dijo en un tono ligero, ―toda esta filosofía me esta matando. ¿Por qué nosotros no lo llamamos una
noche, huh?‖
―No estoy cansado.‖
―No discutas—Adam! ¿Qué estas haciendo?‖
Con una fuerza y agilidad que la sorprendió, el la alcanzó por detrós la silla , agarró su mano y la arrastró hasta el
frente de él.
Ella aterrizó duramente en su regazo. Adam la rodeó con sus brazos y la atrapó entreenlazando sus manos.
―¿Qué estás haciendo?‖ ella repitió juguetonamente. ―¿No reconoces esto?
―Te estoy marcando.‖
Sus palabras hicieron que su corazún se agitara, pero ella lo miró severamente.
―Podrías herirte. Tanta impulsividad podía ser dañina.‖
―Yo no estoy actuando por impulso. He pensado en esto por días.‖
―¿Acerca de qué?‖
El bajó su boca hasta ella y la besó. Sabía cómo besar.
Desde Aurielle Davenport hasta Lucretia von .. lo que fuera su nombre, el no tenos duda que tenía un montón de
práctica besando. Su boca aplicó una ligera succión sellando sus bocas. Su lengua era activa pero no agresiva. La
penetraba suave y deliciosamente.
Repitiendo el sonido hambriento que vibraba en su garganta, Lilah lo besó. Después dándose cuenta de que no
debía ser, ella echó su cabeza atrás retirándose. ―No, Adam.‖
―Si.‖ Sus labios penetrantes buscaron su cuello arqueado y apetecible.
―Esto no es parte del programa de terapia.‖
―Es parte de mi programa.‖ Su murmullo le comunicó la urgencia con la cual alcanzó y desabrocho el sostén de su
bikini. Este cayó en su regazo. Bajando su cabeza , el frotó sus mejillas contra sus senos y acarició el profundo
valle que había entre ellos con su nariz y con sus labios.
Lilah emitio un gemido que podía significar placer, lamento o culpa. O una combinación de ellos. ―Adam, para por
favor. Tu no sabes lo que estás haciendo.‖
―No, demonios, no lo haré‖ El le dio un tierno mordisco en la suavidad de sus senos llenos , después la besó
presionando con los labios en su carne.
―Tú me quieres solamente porque yo estoy aquí.‖
―Yo solamente te quiero a ti.‖
―Porque dependes de mi.‖
―Porque eres más sexy que el demonio.‖
―Tú me has besado antes.‖
―Ese no fue un beso.‖ Eso fue un insulto.‖
―Y esto sigue. Eso va derecho al patrón. Primero la furia, después el capricho. Tu estas equivocadamente
dependiente para desearme.‖
―Yo no estoy deseando equivocadamente, Lilah.‖ Cuando formaron las palabras, sus labios rozaron
atormentadoramente su pezón llevándolo a la exitación.
Ella gimió cuando su lengua comenzó a cubrirlo rápidamente. No , no.‖
El no le dio crédito a su débil súplica, pero tiró de la rígida cresta entre sus labios y lo succionó ligeramente.‖Eres
dulce ,Lilah,‖ murmuró mientras movia su boca a su otro seno.
―¿Tu sabor es dulce en todas partes?‖
Ella incrustó los dedos en sus cabellos, intentando levantar su cabeza lejos de ella. Pero no podía convencerse a
sí misma. Su calor, su boca húmeda le daban placer, nunca había sentido nada parecido.
El ardor se arremolinaba en sus senos, entre sus muslos, creando una exquisito dolor febril . ―Esto esta mal, Adam,
es un gran error.‖
―Entonces por que me dejas hacerlo?‖ El levantó su cabeza y miró profundamente sus ojos angustiados.
―No lo sé,‖ ella respondió, su voz teñida por la desesperación y la confusión. ―Yo no lo sé.‖
El deslizó un beso a través de sus labios.‖Porque tu quieres ser besada tanto como yo quiero besarte.‖
Cuando capturó su boca de nuevo, sus manos se cerraron sobre sus senos.
Los amasó suavemente mientras su lengua se emparejaba con la de ella.
Sus pulgares acariciaron indolentemente sus pezones que estaban húmedos por sus besos..
Débilmente Lilah descansó las manos en sus hombres. El no usaba camisa. Su piel, que ella conocia íntimamente
al tacto desnudo, estaba suave y caliente. Ella tenía deseos de rodear su cuello con los brazos y atraer la velluda
calidez de su pecho contra su piel desnuda, pero se resistió a la tentación.
Su mente estaba confusa de pasión pero lo suficientemente clara para darse cuenta de que ella estaba violando
una doctrina profesional inquebrantable sin saber realmente como había llegado hasta el punto de que hubiera
perdido el control de la situación.
Era indispensable que ella retrocediera.
Ella empujó contra sus hombros al mismo tiempo que se levantaba
El sostén de su bikini cayó en la terraza. Se inclino para recuperarlo, tiró de su bata de playa y se envolvió en ella
hasta que muy poco de su piel fue visible.
Sin una palabra—y con toda la distancia profesional que pudo recolectar cuando sus labios estaban todavía
palpitantes por sus besos y sus senos estaban aún hormigueando de sensaciones—ella dio un paso tras su silla y
lo empujó hacia delante. Llegaron a su cuarto y lo llevó de la silla a su cama sin hablar. Una vez que estuvo
instalado, ella acumuló suficiente coraje para mirarlo a los ojos.
―Estoy horrorizada a causa de lo que ha sucedido.‖
―Estás mojada a causa de lo que ha sucedido.‖
Ella dio un rápido y silencioso jadeo , cerró sus ojos y sacudió su cabeza negando la verdad. ―Olvidaremos todo lo
que ha pasado,‖ ella dijo.
―Te desafio incluso a que trates.‖
―Fingiremos que no ha sucedido nada.‖
―Imposible.‖
―Esto no sucederá de nuevo.‖
―Como el demonio.‖
―Si es así, te abandonare.‖
―Mentirosa.‖
―Buenas noches.‖
―Dulces sueños.‖

Capítulo 7

Ella lo abandonó y fue a su propia habitacion. Como antes, sus sentidos estaban intensificados. La luz de la luna
se derramaba a través de las ventanas semejante a la plata derretida. La de valiosa alfombra bajo sus pies
desnudos se sentia maravillosa. Se sentó en el mismo borde de la cama, descendiendo cuidadosamente como si
estuviera al borde de un abrupto desfiladero.
Clavando la vista ciegamente en el vacío, ella levantó su mano y exploró palpóndose los labios. Los sentía
hinchados. Ella deslizó su lengua a lo largo de su labio inferior. Saboreó a Adam.
Sus ojos se cerraron y en contra de su terca voluntad, hizo un sonido anhelante. No había creido que eso podía
suceder, no en realidad, no seriamente, no a ella ciertamente. Ella podría haber tenido la seguridad de apostar
cualquier cosa querida a que nunca se implicaría emocionalmente con un paciente. La regla estaba en la primera
página del manual de un fiso-terapeuta.
Todavía sentada allí, sus emociones sonaban discordantes, las terminaciones de sus nervios chirriaban y no le
parecía que pudiera hacer una cosa acerca de ello.
Nada parecido a esto le había sucedido antes. Oh, ella había tenido su cuota de patadas en el trasero. Más de una
mano errante se había aventurado bajo su saya mientras estaba dando un masaje a un paciente.
Había sido buscada atientas y agarrada fuertemente por una veintena de amorosos pacientes que fantaseaban
estar enamorados de ella porque ella había intimado con sus cuerpos.
Ella se mantuvo alejada de aquellos pasos no solicitados, descartándolos como un peligro profesional y
olvidándolos tan pronto como sucedieron.
Este no podía olvidarlo. No tan pronto, jamás. Quería negar que el incidente había ocurrido. Fuera de eso, ella
quería negar su intensidad.
Pero había sucedido. Y había sido intenso. La evidencia de su potencia estaba allí. Entre sus muslos. En sus
labios. En sus pechos.
Ella desenganchó el top de su bikini y miro sus senos. Si, había sido real, no en su imaginación. Ahí estaban los
débiles arañazos que sus mejillas y su mentón habíanndejado en su piel.
Las puntas de sus senos estaban rosadas, húmedas y delicadas. Ella se atrevió a tocárselas.
Cuando sonó el teléfono en la mesa de noche, ella saltó como si le hubieran disparado. Tomando el receptor con
fuerza gritó., ―¿Qué? Quiero decir, hola. Es decir , residencia Cavanaugh.‖
―Lilah? ¿Qué está mal?
―¿Qué está mal? Yo te diré que está mal,‖ ella gritó irritablemente.
―Tú me despertaste, eso esta mal. ¿Tú sabes que hora es aquí?‖
―No. ¿Qué hora es?‖
―Como diablos quieres que lo sepa? Es tarde , no es eso suficiente?‖
―Lo siento,‖ Dijo Elizabeth arrepentida. ―Pero al menos te llamo para darte buenas noticias.‖
¿El bebé?‖ preguntó Lilah, de pronto cambiando de humor.
―No , aún no. El médico dice que faltan aún unas semanas.‖
―¿Como te sientes?‖
―Como un dirigible.‖
―Le daré a la Goodyear tu nombre y tu número. Ellos pueden querer utilizarte.‖
―¿Cómo esta Adam?‖
―El ,,,,el está, uh, bien. Bien.‖
―Más fuerte.‖
Lilah tragó, recordando la fuerza conque la oprimió contra su cadera mientras estaba en su regazo. ―Oh, sí, sin
duda alguna fuerte.‖
―¿No se han asesinado aún uno al otro?‖
―No del todo. Pero hemos llegado cerca.‖
―Es por eso que te estoy llamando. Encontramos al fin un reemplazo.‖ Lilah fijó la vista. ―Un reemplazo?‖
Hubo una ligera pausa por parte de Elizabeth. Después ella dijo. ―Yo tengo el número correcto, lo tengo? ¿ES esa
es mi hermana, Lilah Mason, fisoterapeuta de Adam Cavanaug el magnate de los hoteles, no es así?‖
―Lo siento Lizzie,‖ dijo Lilah frotando su sien. ―Yo sé que no estoy prestando mucho sentido. Ha pasado tanto
desde que hablamos acerca de alguien que tomara el trabajo que me había olvidado de ello.
―¿Olvidarte de ello?‖ Elizabeth repitió incrédula. ―Fuiste tan inflexible.‖
―Yo lo fui,… lo soy. Ella estaba exasperada consigo misma por no estar alborozada por el sustituto pero ella
derramo su furia contra Elizabeth.
Malhumoradamente le preguntó.‖¿Qué te ha llevado tanto para encontrar otro?‖
―Nosotros preguntamos algunos nombres a tu supervisor en el hospital. Nos dio varios y los entrevistamos a todos
, pero no podiamos ver a Adam con ninguno de los que conversamos. Pero ayer entrevistamos a un hombre de
edad media que viene altamente recomendado. Thad está de acuerdo conque él lo hará muy bien.
Está listo, gustoso y capaz de trasladarse inmediatamente. Mañana si tú lo dices así.‖
―Ya veo.‖
―No pareces muy interesada en la idea.
―Oh, lo estoy, dices que es un hombre de mediana edad?‖
―Cincuentón.‖
―Hmmm.‖
―Lilah, ¿algo anda mal?‖
―No, estoy medioí atontada. Tú me despertaste, ¿recuerdas? Va a tomarme un rato digerir esto.‖
Le tomó su tiempo entender por qué no estaba dando saltos mortales con la perspectiva de abandonar la casa de
Adam Cavanaugh temparano en la mañana.
Uno, Adam y ella estaban acostumbrándose uno al otro.
Dos, Adam y ella estaban haciendo tremendo avance hacia su completa recuperación.
Tres, Adam y ella acababan de besuquearse en la silla de ruedas.
Lilah trató honestamente de pensar en aquellas susodichas razones que le hacian más renuente el abandonarlo
ahora. De veras, ella quería verlo completamente hasta el final. Quería experimentar y compartir su victoria sobre
la parálisis temporal. Y quería besarlo nuevamente.
Pero eso no iba a suceder.
Ella no podría permitir que pasara. Las razones de Adam para besarla estaban expresamente en el libro de texto.
Sus razones para besar a Adam eran demasíado absurdas para ser creídas. Así que por ambas razones ella
quería marcar esa noche como un fallo en su sentido común y ver que nada como eso sucediera de nuevo jamás.
Ese era el caso, sería estúpido sacrificar todo el progreso que ellos habían hecho a una pequeña falta de tacto.
Tener que ajustarse a otro terapeuta podía causarena Adam una severa recaida .
¿Eso sería bueno para el paciente? No. Su decisión debía estar basada en lo mejor para el paciente? Si.
―Yo no quiero un sustituto.‖
―¿Qué?‖ Lilah repitió su oración más firmemente la segunda vez.
―Te das cuenta del tiempo y el trabajo que nos dio a Thad y a mi encontar uno?‖
―Lo sé. Me disculpo.‖
―Podías habernos dejado saber que habías cambiado de opinión.‖
―No me di cuenta hasta este segundo. Realmente , Lizzie, Lo siento.
―Disculpame con Thad también.‖
Elizabeth suspiró abatida. ―Eso esta bien. Todas aquellas entrevistas hicieron que el tiempo de espera por mi bebé
pasara más rápido. De cualquier forma nuestros corazones no estaban en ell. Thad y yo siempre pensamos que tú
eras la mejor selección. Ambos estamos contentos de que Adam este en tus manos capaces.‖
Las manos de Adam también eran capaces, pensó Lilah. Pensar nada más en sus estimulantes caricias hacía que
las palmas de sus manos se humedecieran.‖Bien, si eso es todo Lizzie., yo vuelvo a la cama.‖
―¿Estás segura de que todo está bien?‖ Todavía pareces divertida.‖
―Estoy bien. Dale abrazos mios a los chicos. Besa mi bien parecido cuñado. Adiós.‖ Ella colgó rápidamente y de
un tiró apartó su mano lejos del teléfono como si este pudiera acusarlo de duplicidad y manipulación.
Pero ella no podía escapar tan fácilmente de su conciencia. Cuando apartó los cobertores de la cama y se deslizó
entre ellos, se congratuló de hacer algo tan soberanamente noble como permanecer hasta el amargo final.
Pero secretamente ella sabía que suss motives eran egoístas. Al menos en parte.
―Tu siempre duermes desnuda?‖ Lilah se estiró entre las sábanas de satín.
―Si! Ahora dime que posesionó a Pete a permitirte entrar aquí.‖
―Pete no sabe que yo estoy aquí. Lo hice todo por mí mismo.‖
Sorprendida , Lilah entornó los ojos sobre el borde de la cama. Adam estaba sentado en su silla de ruedas. ¿Tú
saliste de la cama y tomaste la silla por ti mismo?‖
―¿Orgullosa de mi?‖
―Lo estoy ciertamente .‖ Ella lo miró con una sonrisa brillante pero que se deshizo tan pronto apareció. ―Aunque
eso no responde mi pregunta.
¿Qué estas haciendo en mi cuarto?‖
―Invadiendo tu privacidad,‖
―Exactamente. ¿Podrías abandonarlo?‖ De repente algo se le ocurrió. ¿Cómo sabías que yo estaba desnuda?
―Miré bajo el cobertor.‖ Ella se quedó incrédula con la boca abierta, y él comenzó a reir.‖En realidad tu bikini está
tirado en el piso y yo no veo ningún tirante del camisón sobre tus hombros‖
―Oh, bien si eres tan amable, señor Canvanaugh‖ – ella señaló hacia la puerta—Me gustaría ducharme y
vestirme.‖
―Te traje algo.‖ Ella había advertido las flores, pero hassta ahora no las había registrado verdaderamente, cuando
el deslizó la guilnarda de plumeria sobre su cabeza y para su satisfacción lo colocó alrededor de su cuello.
Bienvenida a Hawai , Lilah.‖
―Llegas con varias semanas de retraso, ¿no es así?‖
―¿Eres rigurosa para el detalle?‖
Lilah miró hacia los frágiles fragantes pétalos y los tocó reverentemente. Estaban frescos y cubiertos de rocío
contra su piel. ―Gracias Adam. Es precioso.‖
―Tú sabes lo que va con una guilnarda, no es así? Ella lo recorrió con la mirada rápidamente.
Los ojos de Adam centelleaban. ―Ah, ¿puedo ver que lo sabes.!
―Bien, dispensame esa parte de la tradición.‖
―Esa parte es la causa por la que la tradición ha perdurado tanto tiempo.
Por otra parte, yo nunca rompo con las tradiciones.‖
Ahuecando la parte trasera de su cabeza con las palmas de sus manos, el tiró de ella hacia delante y la besó
pausada y expertamente. ―Esa no es la forma de hacerlo.‖ Dijo ella cuando los labios de el rodaron por los suyos.
Se supone que sea un besito en ambas mejillas,¿no es así?‖
―Usualmente.‖
―Yo pensaba que tu nunca rompías las tradiciones.‖
―A menos que estén implicadas con tu boca y mi lengua.‖
El la besó nuevamente antes de que ella tuviera medios de alejarlo.
Finalmente ella reunió la suficiente fuerza de voluntad para decirle. ―¡Vete ! Tengo que levantarme y vestirme.
Los ojos de Adam descendieron hasta la sábana, la cual estaba haciendo un pobre trabajo en cubrir la forma llena
de sus pechos. ―Yo pienso que luces genial en la forma que estás. Así que por favor , no te vistas a mi cuenta.‖
―Específicamente a tu cuenta. Te tomó una gran cantidad de estamina y fuerza dejar la cama solo. Necesitamos
maximizar ese ímpetu.‖
―Yo tengo una idea mejor.‖ Tomémonos el día y celebremos el progreso.‖
―¿Haciendo qué?‖
El deslizó los pulgares sobre sus labios. ―Estando en cama.‖
Entonces él levantó sus ojos apremiantes hasta los de ella. ―Una cama. Esta cama‖ .
Es codenadamente seguro que podríamos maximizar la cantidad de mis movimientos.‖
Por un instante Lilah fue cautivada por su voz enronquecida y su seductora sugerencia. Pero pronto, recobro la
razón. Pendencieramente ella dijo. ―No seas ridículo. Ademas tu no tomas ni un día de vacaciones.
―Por lo tanto yo tampoco lo hago‖.
El tomó su rechazo con buen ánimo y empujó su silla lejos de su cama. ―Yo no me he lavado, Lilah.‖
―¿Qué?‖
―Simular que la noche pasada no sucedió. Pero estoy hambriento por mi desayuno así que por el momento me
retiraré.‖ El dio vuelta a su silla y la encabezó hacia la puerta . Cuando la alcanzó, la recorrió con la mirada por
encima de su hombro. ―Y yo miré bajo los cobertores.‖
Ella contrajo sus ojos sobre él. ―Estás fanfarroneando, Cavanaugh.‖
―Oh,¿ sí? Adoro ese pequeño lunar justo bajo la linea del bikini,‖ dijo arrastrando las palabras.
Antes que ella pudiera asestarle una réplica, el salió rodando. Lilah tiró la sábana y se movio rápidamente a través
del cuarto. Dio un portazo y cerró la puerta, asegurándose que ambos golpes fueran oídos, después franqueó el
cuarto de baño y abrió los grifos de la ducha.
Adam estaba haciendo un gran chiste de la actitud de ella la noche pasada. El pensaba que ella era tímida y no la
estaba tomando seriamente. La noche pasada pudo haber apaciguado sus líbidos, pero eso había costado más
que hacerle caminar a él de nuevo.
Esa y no el romance debía ser su fuerza de conducción. Era decisivo que ella se reincorporara como su terapeuta
no como su querida.
Exigía tomar medidas desesperadas.
Cuando entró en su cuarto una hora después, él estaba lanzando una pelota de basket en el cesto que Pepe había
adjuntado a la pared.
―Ventisietes tiros libres,‖ el se jactó.‖
Lilah caminó tan rígida como una falda almidonada y tiró con fuerza de la pelota fuera de sus manos. ―Es suficiente
juego por ahora.‖ Tú puedes hacer eso en tu propio tiempo. Durante la próxima hora y media nosostros estaremos
en mi tiempo.‖ Ella fue al equipo de stereo y lo apagó.
La voz de Whitney Houston se detuvo en medio de un coro.
―¿Qué hay contigo?‖ le preguntó Adam. ¿Estás con la regla?‖
Lilah lo rodeó. Ese no sería tu asunto, señor Cavanaugh?‖
―O tu nauseabundo humor proviene de tu abstinencia sexual?‖
―Voy a ignorar eso.‖
―No puedes. Nada en absoluto puede ignorar la noche pasada.
―¿Dónde está la guirnalda de flores que te di?
―En el refrigerador de mi cuarto.‖
―¿Por qué no está rodeando tu cuello?‖
―Sé razonable. No puedo usarla mientras trabajo.‖
―¿Entonces cuándo?‖
―No lo se‖
―¿En la cena de esta noche?‖
Era tiempo de manejar el asunto doméstico. ―Mira Adam, eso pasa porque hemos estado demasíado tiempo juntos
últimamente. Un terapeuta debe ser un capataz , algunas veces confidente, pero nuna un,... un ......‖
―Amante.‖
―Eso no era lo que yo iba a decir.‖
―Oh, ¿no?‖
Con un acto fingido, ella contuvo su mal humor. ―Nosostros no podemos ser más que amigos, Adam.‖
―Yo nunca le he dado un beso francés a una amiga.‖
―Nosotros tampoco somos amantes.‖
―Bien. Nosotros estamos en camino de serlo. De hecho, nosotros estamos más allá del preludio de serlo. Estamos
listos para el asunto real.‖
Sus palabras provocativas despertaron en ella pequeños estremecimientos.
Tratando de ignorarlos y de negarlos, ella aclaró su garganta y le dijo severamente, ―Si esto va más allá tu
perderás el respeto por mi autoridad. Te estoy pidiendo por última vez que ceses y desistas de hacer estas
juveniles proposicione sexuales. Hoy marcamos un comienzo nuevo. Esto va a hacerse difícil a partir de aquí.‖
Durante su discurso la cara de Adam se había puesto cada vez más oscura. Su humor estaba cerca de estallar y
una explosión parecía inminente. A tiempo que ella terminó, sus puños estaban aporreando suavemente los
brazos de su silla de ruedas. ―¿Más difícil de lo que ha sido?‖
¿Qué podía ser más dificil que tenerte acosándome hora tras hora, forzándome a hacer cosas que no quiero
hacer?‖
―No se suponía que fuera fácil.‖
―Bueno, bien!‖ el gritó. ―Porque seguro no es un infierno.‖
―Ya es suficiente de tus lloriqueos. Vamos a comenzar,‖ ella dijo perentoriamente.
La sesión de terapia de la mañana fue un desastre. Ella trabajó con él a través de una serie de ejercicios que no
eran fáciles, con la intención de tonificar sus músculos.
Al menos el esfuerzo de proponerselo le fue indiferente. Después cuando ella le reprendió por su pereza, el se
empujó tan demasíado fuerte y terminó con un calambre así que ella tuvo que masajearle mientras el la maldecía
por su dolor. Lilah lo envio a la cama para descansar, moviendo su silla de ruedas fuera del alcance de sus brazos
, lo cual le ganó más epítetos aún.
Últimamente ella había haraganeado en su cuarto entre sesiones. Miraban programas de concurso en el televisor,
oían musica, jugaban juegos de mesa y de cartas o simplemente conversaban. El día de hoy ella evitó su cuarto
hasta el tiempo de sesión de la tarde.
Esta fue peor que la sesión de la mañana. Sus nervios comenzaron a desenredarse desde el momento en que ella
entró y dijo. ―No mantengas nunca más mi silla lejos de mi.‖ Hasta que finalizó quedando completamente
desgastada cuando él rechazó rotundamente efectuar un ejercicio de rodilla diciendo, ―No voy a hacerlo más.‖
―¡Bien!‖ Ella retiró el apoyo de su pierna. Esta aterrizó pesadamente en la alfombra. ―Mientras sientas la forma de
hacerlo, yo creo que me tomaré el día de vacaciones al que te referiste esta mañana.‖
:‖Té me recordaste que yo no había tenido ninguno desde que llegue aquí.‖
Una hora después ella dejó su dormitorio persiguiendo el aroma de perfume en su despertar. Usaba un vestido rojo
sin tirantes que exhibia sus hombros bronceados y la hendidura de su pecho. La saya que la envolvía era estrecha.
Se solapaba formando una abertura que se ensanchaba para exponer sus bien formados muslos con cada paso
que ella daba con sus sandalias de tacón alto. Un lado de su pelo estaba recogido sobre su oreja y asegurado con
un gran broche brillante. La guirnalda d eplumeria rodeaba su cuello.

Cuando se encaminó hacia la cocina , deslumbró a ambos hombres. ―No esperes por mi Pete. Probablemente será
muy tarde cuando regrese.‖
Adam estaba sentado a la mesa en su silla de ruedas, comiendo la cena fria que Pete había preparado. Ella lo
ignoró como si el no estuviera allí. Le hizo al mayordomo un alegre gesto y se retiró hacia la puerta.
Cuando ella conducía hacia abajo por la curva del camino a la montaña se asombró de haberlo tomado con
demasiada estupidez.
No. Adam no la había tomado seriamente cuando ella le dijo que no podían repetirse los besos de la noche
pasada. Si quería tener éxito en hacerlo caminar , él debía continuar pensando en ella como su terapeuta y nada
más. Negrera,sí, porrista y entrenadora , sí. Pero Adam no debía mirarla como una compañera de juegos y un
objeto amoroso.

Los coqueteos amorosos eran aceptables. Sirvieron para estimular su confianza y su ego. Sus pícaras bromas
mantuvieron su estado de ánimo ligero y jovial. Pero no a causa de la flexibilidad de la definición, eso no hizo que
la noche anterior se asemejara a un ligero flirteo
Ella cenó sola en un elegante restaurant oriental, ordenando su rumbo no quiso prolongar la comida tanto como le
fue posible.
Evitó las atenciones de dos marineros que trataron de acercarse a ella en la calle, ofreciéndole con formalidad
dinero y una noche de dudoso extasís.
Comprando dos tickets en un cine teatro de varias pantallas , miró la primera película y después se desplazó hasta
la siguiente. La primera era mediocre, la segunda casi la puso a dormir.
En vista de que había gastado el tiempo suficiente, condujo a casa. Calladamente entró en la casa. Justo cuando
estaba parada frente a la puerta, se despojó de sus sandalias y se encaminó a las escaleras.
La silla de ruedas de Adam salió disparada de la sala de estar y casi chocó con ella. Ella dejó escapar un chillido
de terror. ―¿Quieres cuida de esa condenada cosa? ―Casi me destozas mi pie.‖
―¿Lo pasaste bien?‖
―Pasé un buen rato.‖
―¿A dónde fuiste?‖
―A Lahaina.‖
―¡Lahaina! ¿Conduciste sola el camino a Lahaina?‖
―He conducido sola desde los dieciséis, Adam.
―A la mayoria de los lugares a los que voy conduzco yo misma.‖
―No te hagas la lista.‖
―Y no te hagas el posesivo. Sí, fui a Lahaina porque nunca había estado allí. Es un lindo lugar para visitar,
etcétera. Vi algunos paisajes encantadores, comí una comida maravillosa y tuve mucha diversión. Era
precisamente el tipo de diversión que necesitaba. Pero eso me dejo agotada así que me voy a la cama.
―Buenas noches.‖
―Solo un minuto. ¿A dónde fuiste?‖
―Te lo dije.‖
―Quiero decir, dónde encontraste ‗mucha diversion‘?‖
―No recuerdo.‖ Lilah primero permitiría condenarse en el infierno antes que decirle que había pasado la tarde sola
en un cine.
―¿Tú memoria esta nublada por el alcohol y las drogas?‖
―Y ahora ¿quién se está haciendo el listo?‖ No recuerdo el nombre del lugar.
¿Qué lo hace diferente? Creo que tenía un techo de paja.‖
Ella rebuscó en su memoria el nombre del club por el que había pasado en las afueras de la ciudad turística.
―Shack o algo parecido.‖
―¡El Sugar Slik! ¿Fuiste sola al Sugar Slik?‖
―La misma canción, el mismo verso.‖
―Ese es el principal centro de recogida de la isla, allí se puede conseguir desde cocaina hasta una enfermedad
venérea.‖
―¿Habla la voz de la experiencia?‖
Sus ojos le dispararon puñales a través de la oscuridad. ―¿Pudiste acomodarte bien en esa manada? Casi ibas
vestida como la gente de una recogida ¡ Mierda ,tuviste el valor de atreverte a mezclarte con esa gentuza!.
Ella inclinó su cabeza hacia un lado y le dijo arrogantemente. ―Déjame poner esto en forma papi. Tuve algo de
emoción pero no encontré a nadie con quien pudiera tener una relacion duradera.‖
―¿Te acostaste?‖
Lilah se acaloró completamente, primero con rubor, y luego con furia.
Estaba demasíado encolerizada para hablar así que Adam usó la oportunidad para restregar sal en la herida que el
había inflingido.
―¿Es por eso que fuiste? El la alcanzó y aplasóto su mano contra la parte inferior del cuerpo de Lilah. ―¿Para
permitir a otro tipo apagar el fuego ardiente que cebé aquí anoche?
Clavándole una mirada cegadora Lilah dio un paso fuera de su alcance. Se quitó la guirnalda de flores y la arrojó
en su regazo. Solo después fue que vio el vaso de whisky en su mano. ―Estás borracho. Por tanto voy a ignorar tu
interrogatorio y tus insultos. Pero para que conste, si como tú groseramente afirmaste, yo fui a buscarme una
cama, no es cosa que te concierna.‖ Ella le dedicó un último comentario sarcástico desde arriba de las escaleras.
―El Señor tenga piedad de ti si mañana tienes resaca.‖
―El Señor no tiene misericordia‖.
A la mañana siguiente cuando Lilah entró en la habitacion de Adam, el estaba calzado contra las almohadas de su
cama con un color verde en lla piel y una expresión de muerte en su rostro.
―¿No hay basket esta mañana? ella preguntó con voz alta y aflautada.
―No,Whitney Houston‖ Adam le obsequió con una mirada peligrosa por debajo de sus cejas oscuras. ―¿Yo me
siento de maravilla! Positivamente es una hermosa mañana. ¿Comiste la tortilla chorreante de jamón que cocinó
Pete?‖
Adam gimió.
―Estaba deliciosa. Con mucho queso. Se filtraba bastante cuando—―
―Calláte Lilah,‖ el la amenazó entre dientes.
―¿Oh, qué es lo que esté mal?‖ Ella hizo un puchero con los labios.¿Tiene Adam dolor de barriga?‖
―Vete al infierno y déjame solo.‖
Riendo ella dijo, ―Te lo advertí. No me eches la culpa de tu estado.
¿Qué fue, ginebra? Vodka? Scotch? Brandy?‖ El gimió miserablemente y aprisionó su estómago. ―El brandy , eh?
Bonito costo por coger una borrachera. Pero tú puedes permitirtelo, ¿no es así, rey Midas?‖
―Voy a asesinarte.‖
―Tienes que cogerme primero, Cavanaugh. Y nunca lo harás descansando sobre tu trasero.Ven, levántate , vamos
a comenzar.‖
Ella tomó su mano y trató de empujarlo hacia arriba. El permaneció pegado a la almohada. ―Ven dejemos las
bromas a un lado. Es hora de comenzar.‖
―No me muevo de este lugar.‖
Colocando sus manos sobre sus caderas, ella miró hacia el con disgusto.
―¿Podría ayudarte una aspirina?‖
―No, podría morir.‖
―Hasta donde yo sé , estoy segura de que nadie ha muerto por una resaca aunque hay millones de creyentes que
han rezado por eso.‖ Su voz todavía estaba rebosante de buen ánimo. ―Tu dijiste otra cosa minteras yo tomaba la
aspirina.... por si acaso Dios se rehusa a escucharme y permite que vivas.‖
Ella fue al baño y regresó en un minuto trayendo tres tabletas de aspirina en una mano y un vaso de agua en la
otra.
―Aquí tienes.‖
―Yo no quiero ninguna condenada aspirina.‖
―Te sentirás mucho mejor durante tu entrenamiento si las tomas.‖
―Tampoco voy a hacer ningun ejercicio esta mañana.‖ ―Estoy hecho una mierda‖.
―¿ Y de quién es la culpa?‖ Su paciencia se agotó. Ahora su voz había adquirido un tono afilado. ―Para de
comportarte como un bebé y toma la aspirina.‖
Ella abrió su mano y dejó caer las aspirinas en la palma de su mano. Adaml las lanzró a través de la habitación.
Aterrizaron en el piso con un sonido metálico como el de bombas cayendo y explotando. El humor de Lilah sufrió
una crisis nerviosa. Y le arrojó el vaso completo de agua fría en su regazo.
EL acto lo sacó lo hizo rebotar de su alnmohada quedándose sin aliento por la sorpresa maldiciendo coléricamente
y clavando incrédulamente la mirada hacia el charco de agua formado en la V de sus muslos. Antes de que él
pudiera vencer su asombro y su furia el timbre de la puerta resonó a través de la casa.
Pete había ido al pueblo cercano a hacer las compras, así qiue Lilah tuvo que responder la puerta. Dándole a
Adam una última mirada, ella abandonó el cuarto y fue al trote escaleras abajo. Tiró de la puerta en todo su ancho.
Habría sido difícil decir cuál de las dos mujeres estaba más sorprendida al mirarse una a la otra.
La mujer recobró su voz primero y le preguntó a Lilah, ¿Quién eres tú?
―No queremos nada.‖
―¿Nada de qué?‖
―Cualquier cosa que estes vendiendo, señorita.‖
La morena se alzó en su estatura completa. La piel sobre su rostro de una estructura osea clásica se alisó hasta
que no fue evidente ni una arruga. Fríamente ella dijo, ―le hice una pregunta , jovencita.‖
―Ahora le pregunto yo, ¿Quién es usted?‖
Pero Lilah ya lo sabía. Las piezas de equipaje que rodeaban a la mujer eran más caras que el pequeño auto de
Lilah.
Sus ropas no tenían que tener etiquetas visibles para saberse que eran costosas. Tenía una piel blanca cremosa,
ojos rasgados azules, cabellera negro ébano y labios color rubí.
―Esto es exitante Blanca Nieves,‖ murmuró Lilah.
―¿Dispénsame?‖
―Nada. Entra.‖
Lilah se hizo a un lado y permitió a la mujer avanzar hacia ell vestíbulo. La mujer fue cuidadosa de no permitir que
su falda rozara las piernas desnudasde Lilah, un desaire que Lilah encontró divertido.
―¿Dónde esta Pete?‖, preguntó.
De modo que ella había estado antes allí.
― De compras en el mercado‖.
―¿Dónde está Adam?‖
―Arriba en su cuarto‖
Y para finalizar, ¿quién eres tú?‖
―Lilah Mason.‖
―Lucretia von Elsinghauer." Lilah la decepcionó al responder. Obviamente ella esperaba que cayera de rodillas en
una reverencia. Solo clavó una mirada en la mujer, impertérrita y sin caer al suelo ―¿Qué usted está haciendo aquí
señorita Mason?‖
Lilah bajó sus párpados con un guiño lento y sugestivo. ―¿Querría usted conocerme?‖ Le dio un un inmenso placer
ver aquellos músculos faciales estirarse de nuevo. ―Relájate Lucretia. Yo soy la fiso-terapeuta de Adam.‖
Los fríos ojos azules de la mujer se movieron sobre Lilah, captando sus pies desnudos , su breve short de
gimnasía , la camiseta sin mangas promocionando una estacion de rock de la radio y los largos pendientes
disparejos. ―Quiero ver a Adam de inmediato.‖ Ella acentuó.
―¿Tendré que mostrarle el camino?‖ respondió Lilah dulcemente.
―Conozco el camino.‖
―Eso me iguraba.‖ Ella barrió su brazo con un amplio ademán para indicarle la escalinata.
Lucretia cargó al hombro su bolso de mano Louis Vuitton y comenzó a subir las escaleras. Casi cuando llegaba
arriba, Lilah la llamó desde abajo. ―Oh, debo advertirla: El tuvo recientemente un accidente en su cama. Se encogio
de hombros poniéndolos al nivel de los lóbulos de sus orejas.
―Hey, eso pasa.‖
―No bueno para el jefe.‖ Pete pronunció filosóficamente , sacudiendo su cabeza.
―Ella dice, ―Yo creo gran lío sobre el jefe . Ella dice ―Cambia la cama ahora‖. Yo voy. Nada bueno para el jefe.‖
―¿Terminarás de comportarte?‖ Lilah arrancó un guisante de la ensalada que él estaba haciendo y se lo comió
ruidosamente. ―No tienes explicarme cuáles son los defectos de la personalidad de la señorita von Elsinghauer.‖
Debe ser uno de los descendientes de Hitler. Pete volvió a su costumbre de golpearse las rodillas lo que
significaba que había encontrado algo divertidamente histérico. ―No pretendía que fuera broma. Estoy mortalmente
sería.‖
Lilah supo en el instante en que abrió la puerta a Lucretia que su llegada sería de mal agüero para todos . Pudiera
ser que fuera injusta en su juicio pero no lo pensaba así. La mujer había estado bajo techo solo unas pocas horas
y ya había provocado discordia.
Después que Pete llevó las sábanas hómedas escaleras abajo y esperó lo suficiente para que Adam y Lucretia
tuvieran una tierna reunion , Lilah tocó a la puerta de su habitación. Fue Lucretia quien dijo, ―Entre‖.
Por primera vez desde su llegada el cuarto de Adam se parecía al cuarto de un enfermo. Las persianas de la
ventana habían sido descorridas y cerradas, obstruyendo el paisaje menos menos los tenaces rayos del sol. En
lugar de la música rock que Lilah prefería escuchar con estruendo, la música de cámara flotaba débilmente en el
aire desde las bocinas estéreo. El cochambroso cartel que ella había comprado para él en su expedición de
compra y que estaba colocado en la pared opuesta a su cama había sido retirado.
La atmósfera era la de un funeral.
―Mejor consigo un perro para ciegos si voy a encontrar a mi paciente en toda esta penumbra,‖ella tiró la puya
cuando se encaminó hacia la cama. ―¿Qué hay de mal contigo?‖ Alcanzando el lado de la cama, vio que Adam
estaba reclinado contra sus almohadas con una bolsa de hielo en su frente.
―Adam no se está sientiendo bien.‖ Lucretia se materializó desde las sombras como un fantasma.
―Era de esperarse. Se volvió un borracho empedernido la noche pasada. Cogió una resaca que un Bloody Mary y
unas aspirinas pueden remediar.‖
―Yo no creo que deba dársele ninguna medicación hasta que consultemos con sus médicos.‖
―¡Medicación!‖ Yo estoy hablando de tres insignificantes aspirinas.‖
―Lilah, por favor, Adam gimió. ―Por lo menos baja tu voz chillona.‖
Lucretia se recostó sobre el. ―¿Podrias decirme amablemente que tú estas haciendo aquí?
Es hora de tu sesión y estás interpretando una escena como si estuvieras en tu lecho de muerte.‖
El se cubrió el rostro con las manos y aferró los dedos alrededor de su cabeza. ―Oh, Dios, mi cabeza se me va.‖
―Demasiado mal, As. Es hora de tus ejercicios.‖
Lucretia se acuñó entre Lilah y la cama. ―Seguramente tu no esperas que un hombre sumido en el dolor vaya a
tomar terapia.‖
Para su informacion, señorita von no se qué, la mayoria de mis pacientes están adoloridos. Yo los ayudo a aliviar
su dolor. Al menos lo hago a a l largo plazo. Ahora usted podría excusarnos al paciente y a mi. Tenemos trabajo
que hacer.‖
―Obviamente usted tiene una limitada experiencia en su campo y está super-entusiasmada en ejecutar sus
responsabilidades.‖ Lilah apretó sus dientes. ―Yo soy una profesional que tiene una vasta experiencia, ambas con
pacientes y con evitar sus amigos , parientes y amantes entrometidos que tienen buenas intenciones pero no
saben de qué demonios están hablando cuando de trata de terapia física.‖
―Te jactas de ser professional pero tu atavío y tu conducta le dejan a uno maravillado, no es así?‖
―Y uno podría despacharste al hotel más cercano si no apartas tu elegante trasero fuera de mi camino. ―Adam‖,
Lilah habló con brusquedad, ―Dile a ella que se pierda hasta que tu sesión finalice.‖
Cansadamente Adam quitó la bolsa de hielo de su frente. Miró de una a otra mujer, pero sus ojos finalmente se
iluminaron sobre Lilah. ―No me siento bien realmente, Lilah.‖
―¿Podriamos saltarnos esto hasta después de almorzar?‖
La sangre emergió de sus venas proporcionalmente al aumento de su enojo.
Ella le concedió una mirada concentrada de desprecio, ignoró la expresión presumida de Lucretia y se fue
precipitadamente provocando un ruido metálico sobre cada cristal de la casa cuando dio un portazo tras ella.
Ahora, sentada en la cocina esperando que el tiempo pasara hasta el mediodía, todavía temblaba de furia cada
vez que revivía la escena en su cabeza.
Pete tenía que repetirle lo que le había dicho varias veces antes de avivarla.
―Lo siento, ¿qué dices?‖
―El almuerzo está listo.‖
―Bien. Yo voy a llamarlos.‖
―Eso no es necesario señorita Mason,‖ dijo Lucretia desde la puerta.
―He venido por la bandeja, Adam prefiere comer en su habitación.‖
―Bien, lo que Adam prefiere y lo que Adam va a hacer son dos cosas bien diferentes.‖ Dijo Lilah apretadamente
cuando ella vino a sus pies y se encaró con la otra mujer. ―El ha estado tomando sus alimentos aquí abajo desde
hace semanas. No ha usado ninguna bandeja desde que comprendió que puede tomarlo en su silla de ruedas.
Necesita ese ejercicio y moverse por sí mismo. Y demonios, Adam no va a estar tirado ahí y permitirte que le des
su almuerzo con cuchara y simpatia.‖
―No, hasta que yo averigüe acerca de su experiencia—―
―¡Demonios, no lo harás!‖
―—Pero Adam parece exhauto. Pretendo llamar al Dr Arno esta tarde y preguntarle que piensa acerca de lo que
Adam necesita. Pete, ¿ por qué no estás preparando esa bandeja?‖
―Rirah dijo que no.‖
―¡Oh, prepara esa estúpida bandeja!,‖ dijo Lilah airadamente y salió fuera de la habitación por delante de Lucretia.
―¿Estás seguro que ella lo entiende?‖
―Completamente.‖ El Dr Arno se lo dijo a Lilah por teléfono. ―Yo le explique a la señorita von Elsinghauer cuán lejos
ha llegado Adam desde que usted está trabajando con él. Le dije si el continua el podrá retornar a la normalidad o
casi normal en cosa de semanas, y que era vital que tu programa de terapia no fuera interrumpido y que el
optimismo del paciente conservara un nivel altol.‖
La tension interna de Lilah se relajó desde la primera vez que ella abrió la puerta a la sorprendentemente bella
Lucretia. ―Gracias Dr Arno, estaba casi al tener aquí una batalla campal entre mis manos.‖
―Podría apostar a que tu ganarás cualquier batalla en la que te empeñes Lilah,‖ el le dijo con una risa ahogada.
―Si tienes problemas , por favor déjame saberlo.‖
―Pero creo que nosostros hemos impedido crisis mayores.‖
―Gracias de nuevo por apoyarme.‖

Tan pronto como ella colgó el receptor del teléfono, corrió fuera de su cuarto y entró en el de Adam. Pero se quedó
corta por lo que vio. Lucretia estaba sentada en el borde de su cama. Se había cambiado sus ropas desde su
llegada y ahora usaba unos pantalones de lino, pero aún no tenía un cabello fuera de lugar y estaba muy lejos de
la idea que tenía Lilah de lo ―informal.‖

Lucretia tenía las manos de Adam entre las de ella. El reía mirándola. Golpeó a Lilah como un dardo ver cuán
devastadoramente guapo era cuando sonreía. Habían consumido tan poco tiempo juntos en los últimos dos días,
habían estado peleando. También la golpeo como un rayo de luz ,que quisiera arrancarle los ojos a Lucretia von
Elsinghauer, y no solo a causa de su interferencia en la terapia de Adam.
Lilah estaba celosa de Lucretia.
Oh, demonios, ¡se había enamorado!.

Capítulo 8

Cuando Lucretia observó que Lilah estaba de pie en la puerta ella se inclinó sobre Adam y le besó suavemente los
labios. ―Te vere después querido.‖
La mirada hostil de Lilah la siguió hasta que abandonó la habitación. Cuando Lilah se volvió atrás hacia Adam, él,
también estaba clavando la mitrada en la puerta vacía por la que Lucretia se había deslizado recientemente, pero
su expresión era melancolica.
¿Por qué envías señales de desastre?‖ Lilah le preguntó malhumoradamente.
―¿Qué quieres decir?‖
―Tu no enviaste por ella para que te rescatara de mi miserable presencia?‖
Sin su asístencia él salió de su cama a la silla de ruedas.
―Yo no me apoyo en otras gentes, especialmente en las mujeres, para resolver una mala situación. La llegada de
Lucretia fue para mi una completa sorpresa.‖
―Así que ella a menudo se muestra inesperadamente sin invitarse?‖
―Ella es una mujer independiente. Hace lo que quiere.‖ El la miró y añadió mordazmente, ―Y ella sabe que tiene
una invitación abierta.‖
―Mejor sé cuidadoso con esas invitaciones abiertas, Cavanaugh. Tu Lucretia puede hacer una aparición en alguna
ocasíón y crearte una escena complicada.‖
―¿Como qué Lilah?‖
―Como encontrar una mujer contigo en la cama, burro.‖
―Bien, el refunfuñó cuando se palanqueo a sí mismo en la estera de la mesa. ―Esa no es ahora una posibilidad, no
es así?‖
Lilah hizo girar sus piernas sobre la mesa acolchonada. ―No, no lo es.‖
―De modo que, ¿cuél es tu queja?‖
―¿Me estaba quejando?‖
―Eso sonó como una queja.‖
―No me importa si tienes un harén aquí para mimarte y mimarte.
―Solamente saca fuera las muchachas en la hora de tu terapia.‖
―Una mujer a duras penas constituye un harén‖
―Una o cincuenta, durante las sesiones tú vas a trabajar como demonios así que nosotros lo lograremos y yo
podré ir a casa. Tú comienzas a caminar y yo me voy de aquí. Entretanto mientras Blanca Nieves permanezca
fuera de mi camino, nosotros avanzaremos mejor.‖
―¿Blanca Nieves?‖
―No importa.‖
―Y yo soy el principe?‖
― Tu eres Tontón.‖
―Bien , es fácil saber quien eres tú. Eres Gruñón.‖
Entrando en función, ella dijo. Tus músculos y tus articulaciones están rigidas.‖
―Huy! Para ya.
―Ni una palabra acerca del dolor, Cavanaugh. Es tu propia culpa. Te metiste en eso estando tirado dos días sin
hacer nada. Ahora nosotros tenemos que lograr poner el orden los movimientos que alcanzabas antes de que
decidieras convertirte en un haragán.‖
Ellos tenían poco que decirse uno al otro después de eso. Lilah no redujo la cantidad de sus ejercicios aunque el
había perdido terreno después de dos días de su virtual inactividad.
―Puedes empujar más duro que eso , Adam.‖ Se estaban acercando al fin de la sesión cuando ella rompió el
silencio con esa incisiva amonestación.
Usualmente ellos bromeaban en su camino a través de los ejercicios más dolorosos, intercambiando insultos e
insinuaciones sexuales. El silencio estaba atrapando sus nervios. Lilah creyó que para el interés profesional era
necesario restablecer un poco de la camaradería de la que ellos habían disfrutado antes del beso, la prematura
llegada de Lucretia y antes de su conocimiento de lo que ella sentía por Adam.. ―Te dije que empujaras.‖
―Lo estoy haciendo, condenada.‖ Sus dientes estaban al descubierto y su cara estaba perlada de sudor.
―Más duro.‖
―No puedo.‖
―Sí puedes. Ven acá.‖ El hizo un segundo esfuerzo. ―Mejor. Bien. Un poco más fuerte, Adam. Más alto.‖
Cuando una mujer me dice que empuje más y más duro , yo estoy generalmente haciendo algo más divertido.‖
Sus ojos se unieron como imanes. Bajo el impacto de su mirada Lilah se quedó como el, sin aliento. Ella descansó
sus brazos resistentes y bajó sus pies de la mesa. ―Comparado a eso esto no es más divertido, ¿no es así? Siento
no poder darte un tiempo mejor.‖
El sostuvo su mirada y después se encogió de hombros sin interés. ―No e stu culpa si yo caí en ese abismo.‖
Siempre que el hablaba del accidente su expresión se volvía desolada y se flagelaba a sí mismo. Lilah estaba
siempre movida a compadecerse sabiendo que él todavía se apenaba por la pérdida de sus amigos. ―Tú has
trabajado duro esta tarde y por eso tendrás una recompensa.‖
―¿Un masaje?‖ le preguntó el esperanzado.
―Con loción.‖
―Fantástico.‖
―Quítate tu short y vuélvete.‖
El se había entrenado para hacer eso y lo hizo muy bien. Ella lo felicitó cuando lo cubrió con una sábana.
Sintiéndose orgulloso de sí mismo él colocó sus manos bajo sus mejillas y la miró cuando ella fue al baño.
―Conmocionaste a Lucretia, ¿lo sabes?
―¿Cómo?‖ Ella trajo una ropa húmeda del cuarto de baño y comenzó a esponjar sus brazos, sus piernas y su
espalda. Después de dejar su piel seca, cubrió sus manos con una loción para el cuerpo inodora y comenzó a
masajearle en la parte trasera de sus pantorrillas. El gimió con placer. Sus ojos se cerraron. ―Concéntrate ahora en
relajar los músculos.‖ Ella le dijo con una voz hipnótica. ―Piensa en relajar los músculos. ¿Qué dice Lucretia acerca
de mi?‖ Ella cometió el desliz de entrar en esa conversación casualmente, esperando que el no pudiera captar su
ávida curiosidad.
Ella esperaba que mi fiso-terapeuta tuviera una figura músculosa, dedos rudos y pelo corto. Con un uniforme
blanco almidonado. Zapatos con suela de goma . No esperaba piernas largas en shorts de gimnasía , una mata de
pelo rubio y uñas rojas en los pies.‖
―Si le doy un voto, definitivamente prefiero la última descripción sobre la anterior.‖ Ella estaba trabajando ahora en
la parte trasera de sus muslos y sus nalgas. Sus suspiros se hicieron más profundos , más frecuentes , más
sexuales.
:‖ ¿Lilah tú crees en la reencarnación?‖
―No estoy segura. Por qué?‖
― Porque recién empiezo a entender que tú estabas en mi vida anterior.‖
―Oh,¿qué?‖
―No estoy seguro de que quieras saberlo.‖
Ella se apoyó hacia abajo y hurgó en su hombro. Los ojos de Adam se abrieron. ―¿ Mi profesión anterior tenía que
ver con el pecado sexual?‖
Sus ojos se movieron sobre su pelo, el cual cubría su hombro con incontrolable abundancia. ―Estrictamente con el
pecado sexual.‖
―Entonces estaría encantada de estar allí.‖
―Eres desvergonzada,‖ él murmuró, riendo y cerrando sus ojos de nuevo. A Lilah le encantaba la forma en que sus
pestañas se curvaban contra sus mejillas. De hecho, a ella le gustaba todo de su cara. Lo admiraba secretamente
cuando sus manos extendían la loción sobre su espalda. Ella aplicó justamente la cantidad adecuada de presión a
cada músculo, flexionando y relajando sus dedos alternativamente. El contacto de su piel era excitante. Su
vitalidad podía sentirse en cada uno de sus músculos esculpidos.
Estaba tan perdida en su tarea que no oyó a Lucretia hasta que ella cerró la puerta tras ella. Lilah precipitadamente
estiró la sábana sobre la esplada desnuda de Adam. ―Tenías que venir más tarde,‖ le dijo irritadamente.
―Nosostros no hemos acabado aún. Lo estoy relajando.‖
―Si ya lo veo.‖ A pesar de lo que Lilah le había dicho , Lucretia se movió hacia la camilla. úUn martini querido? De
la misma forma en que a ti te gusta.‖
Adam se sostuvo en sus codos y extendió la mano para tomar el trago. ―Gracias.‖ Lo sorbió. ―Hmmm. Perfecto.‖
Ellos se sonrieron mutuamente y entonces miraron expectantes a Lilah. Defensivamente ella se levantó del suelo.
Adam, le dijo, ―Necesitarás ayuda para regresar a tu silla.‖
―Seguramente yo puedo ayudarle a que lo haga,‖ dijo Lucretia llanamente.
Lilah consultó silenciosamente a Adam. El estaba bebiendo a sorbos su martini con a apreciación de un conocedor.
Quería tirar el vaso fuera de sus manos y pasar un paño por la sonrisa embobada de su rostro.
―Está bien.‖ Ella se encamino a la puerta. ―Te veré antes de ir a la cama, Adam.‖
―Eso no sera necesario tampoco, le dijo Lucretia con su voz modulada de internado de señoritas suizo que Lilah
había llegado a odiar.
―Estaré durmiendo aquí con Adam. Yo estaré atendiéndole en la noche. Nosotros te avisaremos si eres necesaria.
Además Adam te verá mañana para su sesión de terapia. Buenas tardes señorita Mason.‖
Lilah le dio a su paciente una mirada fulminante , después cerró la puerta de golpe.

OCHO
―¿Qué es eso?‖
―¿A qué se parece?‖
―Parece un conjunto de barras paralelas.‖
―Felicitaciones.‖ Lilah le dijo a Adam. ―Casi respondiste la pregunta correctamente. ¿Cuándo te galardonen querrás
el anillo circonio, un set de cocina o un fin de semana en Ozarks?"
"Eres una comediante ordinario."
―Fue mi sentido de la comicidad la que me ganó mis ‗F‘ en la ciudadania.‖
Lilah ensambló las barras dónde ella las quería, después se hecho hacia atrás y examinó su trabajo manual. ―Allí.‖
―¿Para qué son?‖
―Bien, no para que yo practique trucos para entretenerte.‖ El la miró conmocionado y asustado. ¿Eso no es
prematuro? Porque las traíste aquí ahora?‖
―Porque es hora de que tu practiques caminar con ellas.‖
―Como dijiste, eres una comediante ordinaria.‖
―Yo no estaba bromeando.‖
―Ni yo tampoco,‖ él dijo bruscamente. Estaba mirando el artefacto como si estuviera poseído de un poder
demoníaco. ―Yo no puedo hacer eso.‖
―Puedes tratar.‖
―Aunque trate hará de mi un condenado tonto.‖
Ella dejó escapar un profundo gemido. ―Consérvalo, Cavanaugh, ¿lo harás? Tú dices la misma cosa cada vez que
yo introduzco algo nuevo. Las poleas, la silla de ruedas, la mesa con la estera. He escuchado eso todo el tiempo y
es realmente viejo. Ven. ¡Hala tonto!. Fuera de la cama y a la silla.‖
―En la silla , bien. Hasta la mesa, también. Pero no esperes que me pare sobre mis dos pies. No puedo.‖
―Atrévete.‖
¿Qué?‖
Ella se inclinó hasta que su cara estuvo al nivel de la de él. ―Te desafío a que trates, cobarde.‖
El miró los iris de sus ojos contraídos alrededor de sus pupilas.
Le dio una mirada larga y mesurada , después procesó las barras paralelas con una apreciación sospechosa.
Adam humedeció su labio inferior con la lengua.
―Tratarás de nuevo.‖
El rodó su silla hacia los extremos de las barras, mirando dudoso que era lo siguiente que debía hacer. Lilah dio un
paso entre las barras. Ella colocó un cinturon alrededor de la cintura de Adam y asiéndolo, lo levantó fuera de la
silla. Al mismo tiempo él se impulso entre las barras mientras Lilah se arrodillaba y entablillaba sus rodillas.
Cuando ella se levantó le pregunto, ―¿Cuán duro estás?‖
―¿Perdon?‖
Tu barriga Cavanaugh, tu barriga. ¿Necesitas abdominales?******
Sus ojos centellearon con pensamientos traviesos. Tócame y mira cuán duro estoy.‖
―Apuesto a que se lo dices a todas l;as muchachas,‖ ella dijo respondiendole con una sonrisa traviesa.
Aceptando su tacito desafío, Lilah extendió su mano sobre su vientre. Los músculos estaban calientes, la piel de su
pecho cubierta de vellos saltaba por reflejo.EStando juntos de pie sintieron la sacudida del contacto. Ella presionó
las yemas de sus dedos contra él. Los músculos de su estómago se dibujaban tensos, y apretados, diciéndole lo
que ella necesitaba conocer. La terapeuta que había en ella estaba satisfecha. Pero la mujer estaba deseando
más ardientemente. Lilah retiró su mano con pesar.
―Estás todo duro,‖ ella dijo ásperamente.
―Sí . La última cosa que necesito es algo para ponerme más duro.‖
Ellos sostuvieron una mirada fija durante varios latidos del corazón. Después Lilah desvió su mirada en otra
dirección. ―Comencémos.‖
―Muéstrame qué debo hacer.‖
Ella lo intimidaba, lo adiestraba, lo halagaba. El le gritaba. Ella le daba alaridos. Se maldijeron uno al otro. Pero
antes de que la sesión finalizara, el había logrado caminar arrastrando sus pies imitando a dar pasos entre las
barras.
―Fantástico trabajo, As. Has conseguido colgarte—―Oh. Mi Dios!‖ El chillido de Lucretia asustó a Adam y provocó
que los músculos de sus brazos se aflojaran. El habría caido al piso si Lilah no hubiera estado allí para evitar su
caida. Sosteniendo todo su peso sobre ella, ella lo apoyó y gradualmente lo bajó hasta la silla de ruedas. Después
lo hizo girar para confrontarlo con Lucretia.
―¡Sale de aquí!‖ Como te atreves a interrumpirme durante una sesión.‖
―Usted no puedes ordenarme acerca de eso señorita Mason.‖
―Estoy condenadamente segura que puedo hacerlo. El señor Cavanaugh es mi responsabilidad. Mientras nosotros
estemos en esta habitación , su atención tiene que estar dirigida exclusivamente a mi y a lo que estamos
haciendo.‖
―El hecho de que sea su responsabilidad puede ser remediado, amenazó Lucretia con una voz que podía haber
enfriado los martinis que se había aficionado a prepararle a Adam. ―Yo intento ocuparme de todo lo relacionado
con su terapeuta. De veras. Otro fisoterapeuta es una posibilidad distinta. Me parece que lo que tú estas haciendo
por Adan a recomendación del Dr Arno está provocando más daño que bien. El está obviamente adolorido.‖
Lilah giró en redondo para ver que su paciente mostraba una expresión de pura agonía. ―¿Adam?‖ Ella se dejó
caer de rodillas frente a su silla de ruedas y comenzó a masajear el músculo de su pantorrilla. Estaba contraído en
un nudo tan duro y redondo como una pelota de baseball.
Lucretia se movió a lo largo de la silla y secó el sudor de su frente con un pañelo bordado con un monograma.
―Déjelo solo ahora, señorita Mason. ¿No ha hecho lo suficiente esta mañana?‖
―No fui yo la que vino interferir en donde no la necesitaban o querían y provoqué la perdida de su concentración.‖
Tomo varios minutos pero finalmente el músculo de Adam recobró su estado original. Sus retorcidos rasgos
faciales se relajaron. Pero Lilah pudo decirle que la caída le había provocado mucha más vergüenza que dolor.
Había herido su honor y lesionado su ego.
Ella podía fácilmente estrangular a Lucretia por deshacer en cosa de segundos que lo que le había tomado
desarrollar una horar. La confianza de Adam estaba destrozada. La próxima vez que ella le sugiriera usar las
barras tendrían que comenzar desde cero, convenciéndolo de su habilidad. ¡Condenada mujer!.
―Déjenos amigaablemente,‖ dijo con voz rígida.
―Tu tiempo se acabó.‖
Lilah consultó el reloj en la mesa de noche. ―¿Puedes decirme la hora? Nos quedaremos quince minutos más.‖
―Seguramente no vas a hacer que él se levante de nuevo.‖
―No , practicaremos una serie de ejercicios para relajar los músculos.‖
―Entonces yo permanecere aquí y observaré.‖
―No harás tal cosa. Esto es entre el paciente y yo. ¿Adam, tú quieres que ella esté aquí?‖
Lucretia descansó sus manos en los hombros de Adam. ―¿No piensas que sería una buena idea para mi aprender
a hacer esto?‖
Oitla enfureció aún más a Lilah. ―Nosotros no estamos hablando de servir té, Blanca Nieves. Tú no aprenderás a
hacer esto en una tarde. Toma años de estudio y práctica manual obtener la certificación‖
―No puede ser tan dificil,‖ dijo Lucretia con una risa suave y burlona. ―Yo debo aprender cómo hacerlo, de modo de
ser capaz de darle terapia a Adam cuando nos casemos.‖
El corazón de Lilah golpeó el piso. Se quedó con la boca abierta mirando a Adam, después a Lucretia.
―¿Casados?‖ ella respiró con dificultad.
―¿No lo sabías?‖ Lucretia hizo correr sus dedos cariñosamente a través de los cabellos de Adam. ―Adam no me lo
había propuesto hasta ayer, aunque estuvo cerca de hacerlo la última vez que estuvimos juntos, que fue solo unos
días antes del accidente.‖
Lilah bajó sus ojos hasta él mirandolo con incredulidad y una severa angustia.
―¿Le has pedido que se casara contigo?‖
―Nosotros estamos hablando seriamente acerca de ello.‖
―Tú quieres casarte realmente con ella? ¿Por qué?‖
―Perdona,‖ dijo Lucretia con agravio. ―Adam—―
―Estate quieta, Lucretia,‖ él le interrumpió abruptamente. ―Quiero oir lo que Lilah tiene que decir.‖ El no había
quitado los ojos de ella. Se miraron firmemente por debajo de sus cejas, pero la expresión de él no era malévola.
Si acaso, parecía divertido. O al menos, muy curioso.
― Por qué piensas que yo no debo casarme con Lucretia? Nosotros hemos mantenido una relación intima por
muchos años.
―Un poco más que eso, querido,‖ interrumpió Lucretia. Adam le disparó una mirada para que se mantuviera en
silencio. El se volvió hacia Lilah. Lucretia es comprensiva con mi situación presente. No importa si cambia, ella esta
reconciliada con vivir conmigo.‖
―¿Qué tu quieres decir con ‗no importa si cambia‘?‖
―Mi disfunción sexual.‖
―¿Es realmente necesario discutir una cosa tan personal con la ayuda contratada?‖ preguntó Lucretia con
irritación.
Adam la reprimió con otra mirada dura. ―Trataré esto a mi propia forma, Lucretia. Si no puedes callarte, abandona
la habitación.‖ Ella eligió quedarse pero sus labios rojos dibujaron un gesto de desaprobación.
―Lucretia está deseosa de casarse conmigo a pesar de mi incapacidad de engendrar niños, ― él le dijo a Lilah
serenamente. ―Ella es amable. Ciertamente hermosa. Una mujer culta, y afectuosa. ¿Por que no podría cualquier
hombre, especialmente en mi situación, estar muy contento con que ella consintiera en casarse conmigo?‖
Lilah alzó la barbilla contraida y expandió su pelo hacia atrás provocadoramente. ―Si t quieres cometer la mayor
equivocación de tu vida, no es la piel de mi nariz.‖
Nuevamente Lucretia abrió su boca para protestar pero Adam le lanzó tan terrible amenaza que sus dientes
perfectos se cerraron chasqueando.
―¿Por qué piensas que casarme con Lucretia sería una gran equivocación?‖
―Recuerda que tu pediste esto,‖ le advirtió Lilah.
―Lo recordaré.‖
―Bien,‖ dijo Lilah tomando aliento profundamente. ―Ella no está actuando a tu mejor interés. Está
aniñandote,mimandote, consintiéndote.‖
―¿Qué hay de malo en eso?‖
―Todo.‖
―¿No piensas que los maridos deben ser consentidos?‖
―No, los maridos en tu estado y en especialmente no, en esta etapa de tu tratamiento. Una vez que regreses a la
normalidad puedes ser servido de pies y manos, y yo le daré luz verde a cualquier mujer lo suficientemente idiota
para hacer eso por un hombre. Pero ahora, debes ser dirigido, intimidado y aguijoneado—―
―En otras palabras, ella debe tratarme de la misma forma que tú lo haces.‖
―¡Exactanente! Lo que ella está haciendo está bien si tu estás contento de estar tirado y beber los martinis que ella
te trae y comer tus limentos de su mano. Si esa el la calidad de vida que quieres, entonces está lejos de mi discutir
tu decisión. Si quieres mirar que tu linda barriga se vuelva llena de grasa y los músculos de tus piernas se
arruguen blandos y tus brazos se conviertan fofos por el desuso , por no mencionar también tu pecho y tu barbilla,
entonces bien. Ve al altar con ella y pronuncia, ― ‘Acepto‘.‖
Pero si quieres ser Adam Cavanaugh, y quieres caminar y trotar y esquiar y escalar montañas, que es lo que me
dijiste que querías, entonces mejor entiérrala en una zanja.
―Adam.‖
Lilah hizo caso omiso de la exclamación de ofensa y explicó su punto de vista. ―Aún antes que tu decidas,
considera esto.Cuando la temporada de esquí llegue y tua amigos se lancen en manada hacia Saint Moritz ¿dónde
piensas que te dejarán a ti? Eh? Te lo diré. Solo. Abandonado. Por que ella irá a Sanit Moritz. Y tú la apremiaras a
hacerlo porque te sentirás culpable por lo mucho que ella se sacrificó por ti. Serás abandonado enjaulado en algun
cuarto mal ventilado con un tedioso sirviente eventual que te despreciará y te ridiculizará por tu debilidad y se
tomará su dulce tiempo en responder la pequeña campanilla en tu mesa de noche.
―Mientras tu primorosa esposa está tomando una cuesta y probablemente unos pocos instructores de esquí ,
porque a esas alturas la novedad de su hermoso gesto habrá desaparecido y ella estará pensando que hizo un mal
trato—Tú estaras tirado indefenso e inútil. Te estaras torturando recordando con amargura los días en que ligabas
conejitas de esqui y las llevabas a casa para acurrucarte. Estarás lamentando los días cuando controlabas una
corporación global y dejabas a las personas sin aliento en tu actividad.
―Andando el tiempo ella te abandonará más frecuentemente para ir a navegar o a disparar o a encontrar un
amante y después llegará el día cuando no sea tan chic estar casada con un parapléjico y se divorciará de ti y
probablemente se apropiará de un poco de tus millones, que ella sentira ganados por obsequiarte su tiempo y su
trabajo.‖
―De todo lo--- Yo no voy a soportar aquí y—―
―Eres libre de abandomarme cuando quieras, Lucretia dijo Adam blandamente.
―¿Qué? Yo no podría pensar en dejarte solo con esta miserable persona. Ella está obviamente desequilibrada.‖
―No lo estoy,‖ Le espetó Lilah . ―Y acerca de lo de estar solo con él, yo he estado aquí por semanas antes que tu
aparecieras.‖
Las mejillas de Blanca Nieves se colorearon de un rosado intenso. ¿Qué quiere ella dar a entender, Adam?‖
―Usa tu imaginacion, Lucretia,‖ él dijo
―Tú actualmente estas acupado en.....en....‖
―Escarceos sexuales. ¿No puedes tu misma persuadirte a decirlo? Lilah le recriminó . ―El me ha besado. Más de
una vez.‖
―No solo besado sino disfrutado,‖ Adam añadió suavemente. ―Y mucho.‖
Lucretia se quedó sin habla por el ímpetu que había tras sus susurrantes palabras. Así que Lilah. Ella cerró la
mirada en Adam y pasaron varios iinstantes antes de que pudiera continuar. ―Lo que nos lleva a través del tema
del sexo.‖
―¿Lo hace?‖ El sonrió con esa sonrisa cautivadora, hermosa , que daba a su rostro el aspecto de un pirata.
―Eso es de lo que verdaderamente se trata, ¿no es así? Preguntó Lilah retóricamente cuando estuvieron solos.
―Estás temeroso de que si tu no agarras la primera mujer que es comprensiva con tu condición, tu puedes perder a
las mujeres enteramente.
―Adam,‖ ella dijo seriamente, ―Si yo pensara que ella es sincera , yo misma le prenderia una medalla por su
sacrificio . pero si fuera t`, examinaría por qué ella hizo la concesión de no tener hijos tan de prisa.‖
Ambos ignoraron el jadeo de Lucretia. Lilah se desplomó. ―¿Pensaste alguna vez que ella puede sentirse aliviada?
Puede ser que ella esté encantada con no tener un marido que la demande a que cumplidoramente le haga tener
descendencia. Dudo que quisiera sacrificar su figura o su tiempo a un niño. Apenas no parece ser de las que
alimentan a pecho y cambian pañales.
―Y mientras una niñera pueda hacerlo ella seguro como el demonio que no lo hará.‖
―Amamantar no es esencial.‖ El le recordó quedamente.
―Para mi podría serlo.‖
―¿Podría?‖
Lilah se estremeci162 en lo más pfofundo de su alma. ―Ese no es el asunto. Me estóá llevando a desviarme.‖ Ella
comenzó de nuevo. ―Yo no pienso que tu tendrá un solo problema en tu lecho marital bien para divertirte o con el
propósito de procrear. Para cualquier mujer que te amara verdaderamente eso no tendría importancia ninguna de
las dos formas. Así que si estás preocupado de que eso no funcione, yo debería más bien dejar que probaras en
mi antes de tener la oportunidad de que no funcione y casarte con Blanca Nieves.‖
Un silencio abrumante le siguió. Ninguno estaba más abrumado que Lilah. Ella escuchó sus propias palabras pero
no podía creer que las hubiera dicho. Había sigo una declaración impulsiva. Y aunque ahora que tenía tiempo para
repasarla se dio cuenta que era verdad y transmitía sus sentimientos más profundos.
A ella no le importaba lo que Lucretia pensaba acerca como hablaba su corazón pero si le importaba lo que
pensaba Adam. Ella no pudo soportar la mirada de sus ojos. No revelaban nada excepto la intensidad de su
reacción. Pero la reacción en sí misma era un misterio. Volviéndose sobre sus talones, salió de la habitación.

Capítulo 9

Muchos segundos silenciosos latieron sopesadamente antes que Lucretia aclarar refinadamente su garganta y
dijera. ―¿Puedes creer que una persona contratada tenga el descaro de hablar tan cándidamente acerca de lo que
no es su asunto absolutamente?‖ Qu experimento ella debe hacer para ti, querido.‖ Tembló de asco. ―Estoy
asombrada de que la hayas tolerado todo este tiempo. Velaré porque empaque y salga de la casa al caer la
noche.‖
Adam agarró su brazo cuando ella pasó rozando su silla. Ella bajó la mirada hasta el sorprendida por la fuerza de
su apretón. ―Lilah no va a empacar, pero tú si vas a hacerlo.‖
Sus mejillas palidecieron. ―No puedes hablar en serio, Adam.‖ ¿Sin duda no pudiste tener en cuenta las cosas que
esa desequilibrada mujer dijo? No pudiste hacerlo. Tú eres más inteligente que eso.‖
―Yo soy muy inteligente,‖ Por eso es por lo que yo mantengo bajo observación a cada conocido, amigo o
enemigo.‖ El hizo una pausa antes de añadir, ―y amante.‖ El liberó el brazo de ella y se inclinó atrás en su silla.
―Lilah no me dijo nada que yo ya no supiera.‖ El sonrió pensativamente como si estuviera distraido
momentáneamente. ―De cualquier manera no, acerca de ti‖
Cuando su atención se centró de nuevo en Lucretia su expresión se volvió seria de nuevo. ―Yo se que los
acreedores golpean a tu puerta.‖
―Cuán rudo eres en mencionar finanzas, Adam.‖
―Yo no lo haría si las finanzas no fueran la razón de que estés aquí.‖ El la presionó antes que ella pudiera ofrecerle
una negativa coja. ―Nosostros tuvimos buenos momentos, Lucretia.‖
―¿Algún sexo bueno?.‖
El hizo un gesto improvisado. Fue tan fácilmente accesible que perdió su valor antes de que nosotros
alcanzaramos la cama.‖
―Tú—― El se encogió de hombros a su sarcástico insulto. ―Yo nunca estuve cerca de casarme contigo. No, de
ninguna manera. Yo sabía desde el primer momento en que nos encontramos porque me perseguías
implacablemente.‖
―Me sentí enamorada instantáneamente,‖ ella lloró.
―Con el stock de mi portafolio.‖
―Eso no es cierto.‖ Yo cuide de ti entrañablemente. Yo vine aquí a –―
― a hacer exactamente lo que Lilah supuso. Querías sofocarme con tu ternura con tu amante cuidado, hasta que
yo me casara contigo agradecido. Y habría sido un trato para nosotros dos. Yo tendría una mujer que tolerara mi
incapacidad . Tu tendrías un marido con el medio de comprar tus deudas.
―Solamente calculaste mal una cosa,‖ el continuó. Yo no me conformaría con ser cuidado por el resto de mi vida.
Siempre hice las cosas por mi mismo. Yo me niego a permitir que esta adversidad sea cualquier cosa menos
temporal. Puedo poner a funcionar mi corporación desde una silla de ruedas pero yo nunca me convertiré en un
invalido postrado en cama contento con permitirle a mi cerebro atrofiarse mientras mi amante toma ventaja sobre
mi.‖
―Tu pareces disfrutar ser un invalido ee este último par de días, ― ella le comentó fríamente.
―Tu me agarraste en un mal día,‖ él dijo con disgusto. ―Yo estaba enfurruñado porque Lilah me había desairado.
Por otra parte yo quería ver cuan lejos tú podrías llegar. Esperaba haberme equivocado contigo. Es un cliché pero
te di suficiente cuerda y tú misma te colgaste.‖
―Fui sometida a una prueba tonta, ¿no es así?‖
―No, realmente lo fue Lilah. Ella paso su prueba con excelencia. Tú reprobaste.‖
Los labios de Lucretia se curvaron con desprecio. ―Hablando de clichés, tu atracción por esa boca sucia es risible y
patética . Cualquier hombre en tu estado podría imaginar estar enamorado de su fisoterapeuta.‖
―Es casi literalmente lo que ella dijo.‖ Pero yo no pienso que ninguna tiene la razón.‖
―Y tú te enorgulleces de tu intelecto,‖ ella se burló. ¿No ves que ella es la única mujer disponible para ti?‖
―Tú también has estado disponible Lucretia,‖ el le recordó suavemente. ―Y yo no te quise, ¿no es así?‖
―Bastardo.‖ Ella lo miró tomándolo por sorpresa. ―¿Y tú acusabas a Lilah de ser una boca sucia?‖
―Ella se viste como una prostituta.‖
―Tú estabas dispuesta a venderte.‖
―Yo no puedo creer que tu la quieras seriamente .‖
―Oh, la quiero.‖ El dijo con una lenta sonrisa abierta que se esparció por su rostro. ― Y Pienso tomar su oferta.‖

Capítulo 10

Desde la ventana de su cuarto Lilah vio cuando Pete abría la puerta trasera del carro de la apresurada Lucretia.
Después que ella había subió al auto, él fue hasta el lado del conductor. ¡Pobre Pete!. El tendría que soportar el
paseo al aeropuerto en compañía de Lucretia. Ella no parecía estar del mejor de los humores.
Cuando para Lilah su corazón estaba levantando el vuelo.
Ella había vencido todos los obstaculos en el camino a la recuperación de Adam, su furia inicial, su joven amor de
adolescente por ella, su autocompasíón.
Ella sonrió comprensivamentye. Invariablemente los pacientes tenían un amigo o cónyuge que cancelaba las
indicaciones del terapeuta. Aunque estuvieran motivados por el amor y la compasíón, ellos iban en detrimento del
progreso del paciente.
Con optimismo, ella y Adam habían visto lo ultimo de Lucreetia von Elsinghauer. Sería un Trabajo fácil de aquí en
lo adelante.
Bien, había una falla personal diminuta, pero Lilah por lo pronto eligió poner en un estante ese dilema.
Ella esperó hasta que las luces posteriores del auto desaparecieron en el crepúsculo oscuro antes de que fuera a
la puerta de Adam y tocara.
Con su permiso se deslizó dentro de la habitación. Permanecio cerca de lla puerta, afligida por una repentina y
inusual timidez.
―Ella se ha ido,‖
―Enhora buena‖
Ella sacudio su cabeza con perplejidad. ―¿No estás molesto?‖
―Inmensamente aliviado.‖
―¿Quieres explicarme?‖
―No hay.‖
¿Tuvieron una pelea?
―Mis labios están sellados.‖
―¡Condenado! Yo estaba esperando oir todos los jugosos detalles.‖
―Lo siento si te desilusiono.‖ Dijo Adam sonriendo ampliamente, ―pero voy a guardar la explicación para otro
momento. He tenido todo lo de Lucretia que yo puedo resistir en un día.‖
Rebosante de placer por sus palabras, dijo Lilah, ―Ella tenía la casa alborotada mientras estaba empacando y
haciendo los arreglos del viaje. Yo decidí posponer tu sesión hasta que ella se fuera.‖
―Yo sospeché que esa era la razón de la demora. Pero ahora que estás aquí, ¿podemos hacer las barras de
nuevo?‖
Ella aporreó el lado de su cabeza con el uno de sus puños. ―¿Estoy oyendo bien?‖ ¿No eras tu el paciente que se
puso a echar pestes acerca de las barras esta mañana?‖
―He cambiado de corazón.‖
―Ya lo veo.‖ Bien—―
―Oh, espera. ¿Dónde está mi cartel? El que Lucretia llamo ‗una abominable cosa ofensiva a la vista‘ que estaba
profanando mis paredes.
―¡Qué perra!‖ exlamó Lilah, apoyando sus manos sobre sus hombres.
―Ella dijo algo de mi cartel? ¿Qué pudo ella encontrar mal en una foto de una dama y un cesto de frutas?‖
―Yo no creo que ella hizo objeciones acerca del tema. Es la yuxtaposición de la dama y la banana a lo que ella
encontró defecto.‖
―Algunas personas carecen de gusto.‖
―¿Dónde está?‖ ella preguntó riendo con exasperación.
―En mi cuarto. Ella le dijo a Pete que la tirara lejos , pero él me la pasó a mi.‖
―Tráela de vuelta.‖
Mirándolo perturbada pero sumamente complacida en realidad, Lilah fue a su cuarto y regresó con el poster. Lo
coloco de nuevo en el clavo que ella misma había martillado en la pared.
Cuando tenía el cuadro colgado derecho Adam dijo, ―Ahí. Mucho mejor. Ahora podemos comenzar.‖
Fueron de nuevo a las barras. Sus brazos lo sostenían mejor que durante la sesión de la mañana y estaba más
confiado también de sus piernas.
Ella lo engatusó zalameramente a soltarse . ―Adam , te estás sosteniendo tú mismo.‖
―Cinco minutos más.‖
―¿Qué bien estaras mañana si te quedas agotado esta noche?‖
―No estoy agotado. Estoy alborozado.‖
Finalmente ella lo apremió a regresar a su silla de ruedas. ―Saltémonos la mesa con la estera. Regresa a la cama.
Te daré allí tu masaje. Opino que podías usar también una esponja de baño.‖
Fue después de su baño de esponja y después del masaje y cuando ella estaba dándole las buenas noches que el
la miró seductoramente y preguntó. ― ¿Qué hay acerca de lo otro?‖
―¿Qué otro?‖
Las habilidades recreativas y de procreación que yo iba a lograr tan bien en el lecho marital con tu ayuda? Su voz
descendió a un tono enronquecido. ―¿Cuándo empezaremos a trabajar en eso?‖
Lilah no dijo nada. Por varios instantes el esperó por ella y después dijo. ¿ Y bien?‖
―Bien qué?‖
―¿Cuándo comenzaremos con esa terapia?‖ Alcanzándola el engarzó su mano tras su cuello. ―Yo digo que ahora.‖
Ella forzó una pequeña y tensa risa .‖¿Tu no pensarás que yo era seria?‖
Sus ojos se contrajeron y sonriendo el inclinó su cabeza. ―Sí pensé que lo eras.‖
―Eso justamente va a mostrar cuán dañina puede ser una persona. Yo estaba hasta lo último de la coronilla,
soltándolo todo fuera a borbotones, dejando que mi boca sobrepasara mi trasero, como mi papá solía decir. Fue
una táctica para deshacerme de Blanca Nieves. Ella estaba deshaciendo todo lo que nosotros habíamos logrado.
Nosotros—¿Por qué sacudes tu cabeza?‖
―Todas esas excusas son validas hasta un punto, Lilah, pero tú estabas implicada emocionalmente. Te
molestaste. Sin tener la intención de hacerlo dijiste exactamente lo que tenías en tu mente. Lo soltaste al calor del
momento.‖
Reflexivamente y también nerviosa, Lilah humedeció sus labios. Adam recorrió con su pulgar a lo largo de su labio
inferior detrás de su lengua. Ella inclinó su cabeza hacia atrás y se alejó pero el no quitó su mano que tenía
alrededor de su cuello.
―Mira Cavanaugh, yo estaba engañndola, de acuerdo? ¿NO puedes aceptar un chiste?
―Puedo cuando alguien está bromeando. Tú no lo estabas.‖
―¿Cómo lo sabes?‖
El se sentó y se inclinó hacia delante hasta que ella pudo sentir su aliento en su cara. ―Porque tu estás ardiendo
por mi.‖
―No lo estoy!‖
―Has estado ejecutando este show por semanas.Yo no tenía elección pero permití que te hicieras cargo. El barrió
sus labios con un beso suave.
―Este es mi show. Me estoy encargando.‖
―No te dejaré—―
―Calláte Lilah.‖
Su mano hizo contra su cuello un movimiento con tanta fuerza que colocó su cara bajo la de él. Sus labios frotaron
los suyos con varios besos duros y ásperos antes de domarlos. Sorbiendo sus labios el le susurró, ―Abre tu boca.‖
―Adam—―
―Gracias.‖ Su lengua se movio hacia bajo en espiral en la dulce humedad ardiente de su boca.
Lilah gimió, protestando primero, después con anhelo y finalmente con satisfacción. Su postura rígida se relajó y de
dobló contra el. Los resistentes músculos de su cuello se hicieron flexibles así que el liberó la presion de ellos y
deslizó todos sus dedos en su cabello enrollándolo alrededor de su cráneo.
Inclinado su cabeza a un lado, el deboró su boca con un tierno ardor .
Lilah puso las manos en su pecho desnudo. El vello estaba encrespado pero suave. Se encrespaba alrededor de
sus dedos. Ella adoraba tenerlos atrapados.
Cuando se apartaron ella pronunció su nombre sin aliento. Los labios de úl buscaron las partes apetitosas de su
cuello . ―Eres un pararrayos,‖ le dijo.
―¿Yo?‖ Ella inclinó su cabeza a un lado , permitiéndole acariciarle una oreja con sus labios y su boca.
―Atraes a los hombres a dónde quiera que vas.‖
―No intencionalmente.‖
―Nena, no podrías anunciar tu encanto a cualquiera más sencillamente que si tuvieras tatuado en el pecho 'Nacida
para la cama‘.
―Yo no compafrto mis favores fácilmente.‖
―Eso es lo que te hace condenadamente sexy. Lo anuncias pero no lo regalas. Es suficiente llevar un hombre a la
locura con tan solo mirarte. Tocarte. Saborearte—― El gimió la última palabra contra sus labios un látido del
corazón antes que su lengua reclamara su boca como de su posesión. El extendió el brazo debajo de su camiseta
moviendo hacia arriba el suave tejido por encima de sus senos. Sus pechos estaban bellamente sonrojados por el
deseo. Sus manos se ahuecaron sobre ellos. El murmuró una maldición suspirando.
.
Cuando la masajeaba suavemente le susurró, ―Dios , yo he extrañado tocar una mujer.‖
Se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra su pezón. Lilah sintió su lengua, caliente y sinuosa,
acariciándolo, endureciéndolo y preparándolo para el tirón de su boca húmeda.
Involuntariamente sus manos aferraron el cabello de Adam, su cabeza cayó hacia atrás , dejó escapar un llanto
suave. Quería mantener su cabeza contra ella para siempre. Cuando el la apartó lejos, ella gimió sintiéndose
despojada. Lo miró, con ojos vidriosos y aturdidos. ―No pares.‖ Le dijo con voz ronca.
La besó rápida y fuertemente. ―Yo quiero verte. ¿Quieres desvestirte para mi?‖
La cabeza de Lilah se aclaró instantáneamente. ―¿Eh?‖
―Yo quiero desvestirte yo mismo,‖ él dijo tristemente, ―pero quiero estar parado en mis dos pies cuando lo haga.‖ El
la besó de nuevo y dejo sus labios contra los de ella, susurrando con urgencia, ―Desvístete para mi, Lilah. Hazlo al
fin. Hazlo sexy.‖
Ella se deslizó a lo largo del borde de su cama hasta que sus pies tocaron el piso y se levantó. Ahora era su
oportunidad. Ella había escapado de sus manos acariciantes y sus labios persuasívos. Esta era la oportunidad de
restablecer su aislamiento profesional. Ahora era el momento de renunciar a los sentimientos personales que ella
tenía por su paciente. En resumen era la hora de volverse y correr.
Pero ella se mantuvo de pie, allí junto a su cama como si estuviera enraizada. El fuego apasíonado en los ojos de
Adam como en los de ella con su propia necesidad de amar y ser amado, la obligó a quedarse. Su profesionalidad
tuvo un paso de retroceso gigante, dejando a la mujer que había en ella que era mucho más vulnerable encararse
sola al dilema. No había duda en lo que ella había seleccionado hacer. No había sido un combate. No
verdaderamente. Antes de que ella aún abandonara sus brazos sabía que iba a retornar a ellos. Desnuda y
deseosa.

Manteniendo sus ojos en los de él, ella tiró del tejido elástico de su camiseta sobre su cabeza. Retuvo sus brazos
en alto por varios segundos antes de bajarlos gradualmente y dejar caer la camiseta en el piso. Su pelo se derramó
sobre su espalda y se acomodó sobre sus hombros desnudos. Adam siguió cada movimiento. Sus ojos reflejaban
la aprobación de sus senos y sus tensos núcleos de coral.
Lilah alcanzó en su espalda el botón de sus shorts . Sus dedos habían perdido su destreza usual pero ella alcanzó
a desabrocharlo y bajar la cremallera. Vaciló un tentador instante antes de dejarlos caer lentamente sobre sus
caderas, después los dejó deslizar por sus piernas hasta el piso. Dio un paso fuera de ellos, quedándose solo con
un delicado par de briefs. Su característica arrogancia se había evaporado. Su media sonrisa era asustada y
vacilante. Despertó una respuesta terrible sobre el hombre en cama.
―Ven, acércate,‖ él le dijo bruscamente.
Lilah dio pequeños pasos indecisos para llevarla hasta el lado de su cama y al alcance de él. Adam extendió su
mano y toco la cicatriz apenas visible que había marcado su apendictomía infantil. El dibujó un circulo subyugante
alrededor de su ombligo. Sus dedos lentamente trazaron el perímetro triangular de las bragas de su bikini.
―Hermosa,‖ él dijo del entrepaño de encaje de azul gris y la nube rubia delicada tras él. Deslizó su mano bajo la tira
elástica de encaje que montaba sobre el el hueso de su cadera.
Su mano estaba muy caliente contra la carne fresca que amoldaba. Tocó con sus pulgares sobre el hueso de su
cadera. Aunque después retiró su mano, el se demoró jugando con el elástico de encaje.
―Acaba.‖
―Yo.....No puedo....Adam.‖
―¿Por qué?‖
―Estoy nerviosa.‖
―Seguramente te has desvestido frente a un hombre antes.‖
Ella hizo un gesto indefenso. ―Pero fue siempre.... Quiero decir—―
―Por favor, Lilah.‖
La súplica en su cara ablandó el resto de su modestia. Con solo un asomo de modestia ella deslizó sus pulgares
en la banda elástica y bajo sus bragas hasta dar un paso fuera de ellas. Después, ella que no tenía una sola célula
de modesta, quién siempre había despreciado a quienes lo hacian, quién no tenía aprensiones acerca del cuerpo
humano en ninguna manera , se enderezó y lo encaró tímidamente.
Adam maldecía suavemente. ―Yo sabía que eras preciosa, pero....‖ El estaba tan demasíado ocupado en el festín
visual que no completó la frase. ―Acuéstate.‖
Sus brazos, que estaban duros y poderosos a causa de lo que el había exigido de ellos , rodearon su cintura.
Ella se movió hacia abajo y se acercó a él. El besó sus cabellos enloquecidamente, sus sienes, su nariz, sus
mejillas y finalmente su boca.
Con un pequeño gemido él dijo. ―Ah, qué bien se siente eso.‖
―¿La desnudez?‖ ―No. Esto.‖

El tomó su mano y la llevó bajo la sábana a la parte inferir de su cuerpo.


Con bastante naturalidad y espontáneamente los dedos de Lilah se cerraron apretadamente sobre la calidez de
hierro de su sexo. El siseó otra retahíla de juramentos y busco sus labiosl. Su beso fue profundo y hambriento sus
lenguas carnales y egoístas.
Agachóndose Adam posicionó el muslo de ella para descansarlo sobre él. Las palmas de su mano alisaron sus
caderas. Juntos suspiraron.
―¿Puedes sentir esto?‖ ella quería saber.
―Puedo sentir la presion. Yo puedo sentir tu piel. Yo puedo sentir esto.‖
Deslizando su mano entre sus cuerpos el tocó la suave vellosidad entre sus muslos. Sus reacción fue electrizante.
Ella se estremeció violentamente.
El titubeó. ―¿Te he lastimado?‖
―No, no. Tu nunca me has lastimado en absoluto.‖
Ella hundió su frente contra su esternón y sus dedos presionaron en su cremosa blandura. Aferrándose
ávidamnete a sus hombros tan fuerte que sus uñas se enterraron en su carne y cerrando sus ojos fuertemente ,
ella se rindió a las sensaciones que sus dedos acariciantes le evocaban. Ella balanceó su cuerpo hacia su mano.
Oleadas de calor de placer irradiaban alrededor de ella, cada una más exquisita que la anterior, hasta que ella fue
consumida por ellas. Y aún unos instantes más tarde se abanicaron a través de ella pequeñas ondas de calor y de
extasís.
Cuando por último ella abrió sus ojos y levantó su cabeza, se dio cuenta que lo brazoss de él ya no estaban
alrededor de ella, sino descansando a sus lados. El estaba tirado sobre las almohadas su rostro frío y sin
expresión. Sus ojos estaban abiertos pero ciegos. Lo peor de todo es que ya no estaba exitado.
―¿Adam?‖ Ella tenía escasamente aire para emitir un sonido pero ella sabía que el la había oido. El no dijo nada,
así que repitió su nombre.
―Es mejor que me dejes solo,‖ él dijo bruscamente. ―Estoy cansado.‖
Lilah clavó en el su mirada con una interpretación equivocada. Con remordimiento se aflojó de él.
Ella se detuvo pero cuando él no hizo ningun movimiento para pararla, ella se giró sobre el borde de la cama.
Mortificada y confusa recogió su ropa olvidada y salio del cuarto.

Capítulo 11

Ella estaba encantada de que el cuarto de huespedes tuviera un ventilador de techo. Eso le dio algun punto en el
cual clavar la mirada. Había mirado por horas como las aspas circulaban encima de la cama, batiendo el aire y
secando sus lágrimas en huellas saladas que caian sobre sus mejillas.
Ella debía haber revisado al menos miles de veces en su cabeza pero todavía no todia identificar con exactitud una
explicación lógica para la conducta de Adam.
Su sangre corría aceleradamente veloz y caliente. ¿Qué lo había vuelto frío tan velozmente? ¿Qué? ¿Qué había
hecho ella? ¿Qué es lo que no había hecho?
Angustiada y sintiéndose miserable rodó a un lado. Una lágrima era demasíado gruesa para que el ventilador la
secara. Se deslizó por su mejilla y rodo hasta el borde de su nariz y salpico su almohada. Ella la reprimió ....y a
todos sus sucesoras y antecesoras. Ella nunca lloraba.
Ella nunca, nunca lloró por un hombre. La puso furiosa romper esa regla y llorar por Adam Cavanaugh. Que
despiadadamente sinverguenza él había sido para virtualmente darle una patada fuera de su cama.
Todavía no había presumido de ello. No fue como si la hubiera utilizado y dispuesto de ella como una hoja plastica
de afeitar. En cualquier caso, el había parecido más despedazado que ella. Pero, ¿por qué?, cuando ella le había
dado lo que él quería y necesitaba, cuando él se había probado a sí mismo ser capaz de... los pensamientos se
cristalizaron y se dio una pausa.
Lentamente se volvió de espaldas nuevamente. Sus labios se apartaron con sorpresa. ¿Por qué no había pensado
antes en eso? Claramente ahora, ella recordó el rostro de Adam como lo había visto al abandonarlo. No era
triunfante. Considerablemente lo opuesto. La derrota se había estampado en sus facciones. No era que él no la
quisiera mirar a ella. El no había querido que ella lo mirara. Distraídamente ella restregó todos los rastros de
lágrimas de sus mejillas y murmuró algo impropio de una dama en la oscuridad. ―No es de maravillarse que el
estuviera molesto.‖
Ella conocia el cuerpo de Adam íntimamente. El tenía una pequeña marca de nacimiento en forma de U en la cara
interna de su antebrazo. El había pisado una lata en la playa cuando era un chico y el corte había dejado una
cicatriz en su talón. Tenía un suave, y velludo cabello esparcido en la parte baja de su espalda. Pero tan
íntimamente como ella sabía su fisiología ella conocía su psique.
Ella supo lo que le había hecho en un instante. Sabía cómo el pensaba. Dado el conjunto de circunstanciasm podía
ser capaz de hacer una educada suposición de lo que la reacción de Adam podía ser en aquellas circunstancias. Y
porque ella lo conocia tan bien , ella entendió lo que le molestaba.
También se dio cuenta de lo que tenía que hacer acerca de ello. Le costaría algo de su orgullo pero eso le parecía
a duras penas importante cuando la calidad de la vida de un hombre estaba comprometida. El método que ella
tenía en mente era altamente carente de ética y seguramente tiraría por tierra la licencia de fiso terapeuta y esta le
fuera revocada. No obstante eso, ella tendría que hacerlo. Su motivación era la más fuerte conocida por el hombre
aparte de sobrevivir: el amor.
Lilah pasó con rapidez al cuarto de Adam en la mañana siguiente, luciendo un alegre lapiz de labios color flamingo
y medio tubo de sombra para encubrir la apariencia de sus ojos.
―Buenos días, As. Como va eso?‖ Adam estaba sentado en su silla de ruedas clavando la mirada a través de la
ventana. Su humor era sombrío como ella había predecido.
―Bien.‖
―¿Dormiste bien?‖
―Dormí bien.‖
―Pete me dijo que desayunaste mucho.‖
―¿Qué, eres acaso mi madre?‖
Ella rió en ráfagas. ―Bien, si yo lo soy,‖ ella dijo dejando caer sus párpado, ―nosostros somos culpables de un
amargo pecado.‖ El no tuvo ni el resquicio de una sonrisa. ―¿No es chistoso?‖
―No lo es.‖
¿"Qué pasa contigo, saco triste? ¿Necesitas algunas ciruelas pasas estofadas?"
―Tu te acercas a mi con ciruelas estofadas y yo voy—― ―¿Qué?‖ A golpearme con una vara?‖
‖Podrias sencillamente tranquilizarte y hacer tu trabajo?‖
―¿Qué enojadizo,‖ ella murmuró. Parándose directamente frente a el ella levantó syus brazos sobre su cabeza y se
estiró sabiendo que eso hacía que su camiseta se subiera y le daba a Adam una vista de su abdomen desnudo
encima del bikini de su traje de baño. ―Yo dormí maravillosamente bien. El desayuno fue delicioso. Ahora estoy
lista para nadar. ¿Quieres venir conmigo?‖
―No, permanecere aquí‖
―Y dejar que ese primoroso bronceado tuyo se desvanezca?‖ ella preguntó con simulado desmayo.
Yo te preparé la mesa con la estera en la terraza y haremos hoy tu sesión de terapia afuera. ―Como es eso?‖
―Yo quiero trabajar con las barras nuevamente.‖
―Hoy, más tarde.‖
―¿Por qué no ahora?‖
―Porque yo dije que no.‖
―Porque tu quieres mudar la piel alrededor de mi piscina y trabajar en en nuestro propio bronceado.‖
Ella dio un empujón a su bien proporcionada cadera y lo miró intensamente. ―Yo voy a ignorar eso, Cavanaug, aún
cuando comentarios como esos me hicieran enloquecerme como el demonio. ¿Cuándo tu vas a meterte en tu
pesado cráneo que yo soy la terapeuta y tu eres el paciente y hasta que tu puedas pelear conmigo yo digo que
va?‖
El cerró fuertemente sus puños sobre los brazos de su silla de ruedas y gritó, ―Yo quiero salir de esta condenada
cosa.‖
―Bien.‖ Ella dijo arrastrando las palabras. ―Tanto que nosotros estamos perdiendo tiempo aquí discutiendo cuando
podriamos estar escaleras abajo trabajando y sacándote de esto,‖ ella dijo dulcemente. Dando un paso
aproximándose a él, desconectó el freno y empujó la silla a través del cuarto y a través de la puerta.
Cuando alcanzaron la terraza, ella le sirvio un vaso de jugo de piña de una jarra helada que Pete había
predispuesto esperando por ellos en la mesa. Ella besó a Adam cariñosamente en la mejilla cuando se lo entregó a
el. ―Puede ser que esto mejore tu humor antes de que yo regrese.‖
Aparentemente él estaba tan aturdido por su beso al parecer espontáneo para poder hablar . Ella sacó su
camiseta por sobre su cabeza y la dejó caer negligentemente en la terraza, pavoneándose hasta el trampolín y
ejecutando una zambullida perfecta que escasamente provocó salpicaduras. Después de nadar vigorosamente
varias vueltas,dio un paso fuera del fondo bajo y sacudió el agua de sus cabellos.
―Esto se siente grandioso.‖ ¿Quieres sentarte aquí?.
―Me paso.‖
Ella se encogió indiferente. ―Otra vez será.‖
Los ojos de Adam estaban fijos en ella , aunque ella pretendía no notarlo cuando caminó hacia el depósito donde
siempre estaban dobladas taollas de playa pulcramente apiladas. El agua adornaba en cuentas su piel, justo como
ella había planeado que sucediera. El aceite para bebé hacía milagros.
Ella secó las trémulas gotas con la esponjosa taolla, después frotó su cabello con ella. Dándole la espalda alcanzó
y abrió con un chasquido el sostén de su bikini. Lo reemplazó con su camiseta que había tomado solo unos
minutos antes. El suave algodón moldeaba su piel humeda. Cuando se encaró a Adam de nuevo ella vio que su
treta había funcionado. El estaba aferrando sus brazos a la silla de rueda tan fuerte que sus nudillos se habían
tornado blancos. Parecía casi salirse de la silla de ruedas bien por la accion de saltar el dispositivo bajo su asíento
o por su propia propulsión.
Sus ojos estaban oscuros , abrasados con un fuego interno. Y estaba duro.
Sus shorts deportivios de nylon no podían esconder su exitación.
―Yo vi que Pete colocó tu mesa de entrenamiento.‖ Ella hizo un gesto hacia ella.
―¿Puedes llegar a ella por ti mismo?‖
El encaminó la silla hasta la mesa . Sosteniéndose a si mismo y situando una mano sobre el borde de la tabla y la
otra en el brazo de la silla de ruedas fue capaz de transferirse por síi mismo. Después levantó las piernas en
posición. ―Pronto no necesitaras de mi.‖ Inclinándose más cerca Lilah añdió con un a voz sensual, ―No de esta
manera‖
―Estoy listo para hacerlo.‖
Sus ojos bajaron significativamente a su regazo. ―Si ya veo.‖
―Lilah, él le advirtió.‖
―De acuerdo, de acuerdo. Tu estas ansioso de tomar las barras de nuevo. Pero tu no puedes culpar a una
muchacha porque se impresione con tus otras.... habilidades.‖
Fueron a la rutina de ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de sus músculos.
Ella contrarrestó cada uno de sus movimientos y aunque él la maldijo por su diligencia estaba sonriendo
orgullosamente cuando finalizaron.
―Mejor hoy, ¿ no es cierto?‖
―Tu serás capaz de patearme en la piscina mañana.‖ Ella lo miró a través de la comisura de sus ojos. ― Apuesto a
que disfrutarías eso, ¿lo harías?‖
El rió con desazon. Más que eso me gustaria tenerte debajo.‖
―¿Debajo de qué?‖
Secretamente complacida ella miró un músculo de sus mejillas contraerse con deseo y enfado. ―Debajo del agua.‖
―Oh.‖ Ella miró en otra dirección como si su respuesta la desilusionara.
―¿Estas muy apurado por regresar a tu habitación?‖
―No especialmente. ¿Por qué?‖
―Sería mejor descansar y tomar un baño de sol.‖
―Adelante. Tú estas fuera de servicio ahora.‖
―Quiero decir juntos. ¿Por qué no descansas aquí conmigo?‖
―¿Para que ?‖
―Por el sol, ganso. Algunas culturas creen que tiene poderes curativos.‖
―Esa es una pamplina supersticiosa.‖
Ella extendió una de las taollas de baño en la terraza y se acostó sobre su estómago pero no antes de quitarse
bruscamente su camiseta.
―¡Que demonios!‖ Exclamo Adam. ―No tienes un grano de decencia?‖
Ella se volvió. ¿De qué estás exagerando ahora?‖
El hizo un movimiento ondeante hacia abajo a sus senos expuestos.
―Pete podía salir hasta aquí.‖
Le di a Pete el día de vacaciones.‖
―¿Tú le diste a mi empleado el día de vacaciones?‖
La casa está inmaculada, la colada hecha, y yo puedo cocinar.
Bien, lo suficiente para que no nos muramos de hambre , ―ella enmendó. ― El quería ir al cumpleaños de un primo.
Así que le dije que sí.‖
Antes que Adam pudiera lanzarse en una letanía de protestas ella dio una palmada a un tubo de gel bronceador en
su mano. ―Quieres frotar un poco de esto en mi espalda?
―No puedo alcanzarte desde aquí.‖
―‖Pues bajaré aquí donde puedas hacerlo.‖ Ella descansó de espaldas y coloco sus mejillas sobre sus manos
unidas. Tal como ella había negociado el comenzó a bajarse fuera de su silla y sobre la terraza.
Semanas atrás el tenía que usar escalones para graduar la altura del asíento de su silla hasta la alfombra que ellos
usaban para algunos de sus ejercicios. Ahora el pudo hacerlo solo con la fuerza de sus brazos , del pecho y los
músculos de su espalda.‖¿Dónde lo quieres?‖ el le preguntó refunfuñado.
―En todas partes.‖ Segundos más tarde ella dijo, ―Guau! No tan duro. Y no tan rápido. Hmmm así esta mejor.‖
En poco tiempo su segunda mano se había unido a la primera,con lentas, suaves caricias , frotando el gel.
Ocasíonalmente las puntas de sus dedos apenas rozaban los lados de su pecho y él se detenía antes de continuar
el masaje.
Cuando ella sintió que él estaba a punto de retirarse le dijo, la parte trasera de mis piernas por favor.‖ Ella murmuró
la solicitud soñolientamente pero nunca había estado tan despierta en toda su vida. Sus terminaciones nerviosas
estaban cantando como un coro bien entrenado.
El no respondió a su deseo en la forma correcta pero titubeó por un largo tiempo. El corazón de Lilah latía
nerviosamente contra la alfombra bajo ella.
Ella dejó sus ojos cerrados y esperó con todo su ser que el hiciera lo que ella quería , era tan bueno para ella como
para él.
Su buen juicio le dio la medida de su deseo natural. Ella sintió sus manos en la parte trasera de sus pantorrilas.
Después en sus muslos. Presionando y masajeando , activando su forma. Ella tenía que apretar sus dientes con
fuerza sobre su labio inferior para evitar gemir con placer cuando sus dedos gentilmente oprimian su carne.
Demasiado pronto para ambos el tiró en otra dirección. Lilah se dio la vuelta lo suficiente para permitirle eatisbar
uno de sus senos. ¿Acabaste?‖
Sus ojos se fijaron en la insolente punta rosada de su seno, Adam asíntió.
―Puede que te hayas convertido en un fisoterapeuta,‖ le dijo a el con voz ronca. ―Ciertamente tienes el toque.‖
Usando los métodos que ella le había enseñado el maniobró hacia atrás su silla de ruedas y se elevó sobre ella.
Cuando estuvo situado el miró hacia ella y dijo. ―Pero no la insensibilidad.‖
Picada, Lilah tomo su camiseta y la retuvo contra su pecho .
―Yo no soy insensible.‖
―Entonces cruel.‖
―Yo tampoco soy cruel.‖
―On, no?‖ El rodó su silla alrededor dándole la espalda sucintamente.
―¿A dónde vas?‖ ella le preguntó.
―A mi habitación.‖
―Yo te traeré tu almuerzo.‖
―No te molestes.‖
―No es molestia. Es mi obligación.‖
―Maldita obligación.‖ El llabló por sobre su hombro. ―To estaré mejor hambriento que apresurado por ti.‖
Su silla de ruedas desapareció en las sombras de la casa. Lilah permaneció con la vista fija tras él por un largo
tiempo sintiendo la desesperada necesidad de llorar de nuevo. Ella era buena para echar por tierra los planes. Tan
malos que le salió el tiro por la culata en su propia cara.
Al principio ella no pudo identificar el sonido que la había despertado.
Antes de abrir sus ojos ella yacía sin moverse en la cama y traspasó rápidamente la telaraña de sueño de su
cerebro. Cuando abrió los ojos se sorprendió al ver que el dormitorio estaba bañado con la luz violeta del
crepúsculo. Ella había dormido más de lo que había planeado.
Cuando había venido de la piscina horas antes, había estado agotada de energía y de espíritu. Después de una
ducha rápida y lavarse los cabellos apenas tenía la fuerza para arrastrarse bajo la sábana y colocar la almohada
bajo su cabeza. Se había dormido instantáneamente estando exhausta física y emocionalmente después de su
noche de insomnio.
Pero ella tenía la intencion de despertarse mucho antes de esta hora. Había pasado el tiempo para la sesión de
Adam. Sintiéndose culpable , a bajó y pateó la sábana a un lado.
Entonces fue cuando sintió de nuevo el sonido. Y ese tiempo de reconocimiento fue a través de su cerebro como
una astilla dolorosa. ―¿Qué diablos?‖
Su pie golpeó el piso apresuradamente. Ella cogió el kimono al pie de su cama de su cama y empujó los brazos a
través de las mangas cuando se lanzó a través de la puerta de su dormitorio. Antes de que alcanzara el cuarto de
Adam y tirara para abrir la puerta ella había anudado descuidadamente el cinturón de su bata. Pero era todavía
una Lilah despeinada con el pelo enmarañado y los ojos hinchados de sueño, que el le dirigio la palabra desde su
posición de pie entre las barras paralelas. ―Es hora de que llegaras aquí.‖
―Adam!‖ ella grito, precipitándose hacia delante. ―¿Qué demonios piensas que estas haciendo?‖
―Mira.‖
Ella se quedo boquiabierta cuando el se inclinó desde la cintura y se sostuvo con una mano tocando el piso con la
otra. Era un forcejeo pero el se mantuvo erecto.
―¿Como aprendiste a hacer eso?‖
―Tú dejaste tu libro aquí.‖ El levantó la cabeza para indicar el manual de tearapia que descansaba en la mesa de
noche. ―Es para fortalecer los tendones de las corvas y las pantorrillas.‖
―Yo sé para lo que es ese ejercicio,‖ ella replicó. ―También sé que no estas listo para él.‖
―¿Quién dice?‖
―Yo lo digo. ¿Cómo tu alcanzarás fortaleza tu mismo?‖
Interrumpiendo su interrogatorio el dijo
―Mira cómo yo puedo hacerlo. Mira esto. Lilah miró como el trataba de dar un paso. Sus brazos lo sostenían ,el
sudor caía de su frente cuando concentrado , moviendose cuidadosamente finalmente dijo, ―Estoy tratando...
¿puedes ayudarme?‖
De modo que Lilah lo ayudó a dar unos pocos pasos arrastrando los pies. Su corazón se aceleró. Su rostro estaba
encendido. Por ultimo el confesó su agotamiento y ella lo dejo descansar sentándolo de nuevo en su silla de
ruedas.
―Adam.‖ Ella dijo, tu has estado jugando conmigo y yo daria cualquier cosa por saer por que.‖
―o he estado jugando contigo.‖
―Oh? Tu no trabajas cuando debes y me despertaste con el ruido que estabas haciendo usando el equipamiento
que tuve que luchar como el demonio para lograr que usaras—y tu no estas jugando. Como el demonio.‖ Lilah
estaba realmente enfadada con él , tan enfadada, que de hecho, ella no pensó en las preocupación que ella había
tenido todo el día desde la reacción de él la noche antes. Entonces la terapista que había en ella ganó y le recordó
que su misión original había sido seducir a Adam Cavanaugh. El problema era que ella no estaba realmente de
humor en ese instante.
Sin embargo, la oportunidad se encargó y preparó las cosas cuando ella lo bajó a su silla de ruedas , su kimono se
abrió justo un poco y mostró un vistazo de su muslo desnudo. Sin advertir que el la había empujado en su regazo y
la mantenia apretada lo tan fuerte como para hacer llenar de lágrimas sus ojos.
―Adam… me estas abrazando tan fuerte! Déjame ... puedes lastimarme.‖
El rió . ―De ninguna maneta tu me lastimarás a mi.‖ El dijo. ―Eres maravillosa Lilah, si acaso no lo sabes, yo voy a
demostrártelo.‖
Ella se preguntó a si misma quién estaba allí seduciendo a quién. Ella sintió su dureza bajo ella, y supo que la
seducción sin atender quien la había iniciado, estaba en completo florecimiento. Decidió coperar de lleno.
―Adam nosotros necesitamos trabajar,‖ ella dijo cuando el la volvió y lo besó de lleno en la boca, abriendo la suya
cuando la lengua de él se encontró en su camino, y provocando que se sintiera caliente, que se sintiera lujuriosa y
lista para cualquier cosa.
―¿En qué?‖ el le preguntó con voz queda y enronquecida. ―Yo voy a trabajar toda la noche si hacemos lo que yo
quiero que hagamos.‖
―Yo también lo quiero hacer.‖ Tú no sabes exactamente cuánto quiero,‖ ella dijo y hizo como si fuera a levantarse
de su regazo. El la atrajo contra el más fuerte.
―No puedo quitarme el kimono si me abrazas así.‖ Ella dijo, ―y nuestro trabajo podría ser estorbado por mi kimono,
no es así?‖
Los brazos de Adam se relajaron cuando ella se levantó, aflojando el quimono desanudándolo suavemente pero
sin quitárselo enteramente. Ella no quería que Adam tuviera todo el tratamiento de una vez, pero estaba lista para
permitirle gustosamente tener todo lo que quisiera, solo que no tan rápido. Ella quería eso para el final.
El alcanzó la barra paralela que todavía se levantaba cercana, olvidada por ellos. El tiró de sus pies y se levantó
ante ella, su erección le fue claramente visible. El se colgó de las barras para soportarse solo con una mano , la
otra alcanzaba a tocar a Lilah.
Adam la advirtió mirándolo y dijo ―Ahora ven y dejame abrazarte fuerte—lo suficientemente fuerte para
mantenerme duro.‖
Sonriendo seductoramente , Lilah empujó su cuerpo contra él. Ella miró como se nublaban sus ojos. ―Puesto que tu
no puedes abrazarme y levantarte también yo lo hare por nosotros dos.‖ Ella se alzó en las puntas de sus pies y
besó sus labios murmurando. ―Yo te quiero duro.‖
Con un sonido hambriento la boca de el bajó hasta la de ella. El barrió sus labios con un beso salvaje. ―Tu sabias lo
que me estabas haciendo, l¿lo sabias?‖
―Si, ― ella dijo desafiante.
―Me torturaste intencionadamente.‖
―No te torture, te seduje.‖
―Por qué‖?
―Porque te quiero, Adam.‖
El la besó de nuevo liberando la violencia, la cólera y la pasíón que tenía enjaulados. Su mano libre se inclinó para
abrir el kimono. El tocó sus senos, desplegando la punta de sus dedos sobre su pezón. Después deslizó su mano
bajo la esbelta forma de su cuerpo y rodeó su cintura con un brazo. Su mano se extendio ampliamente sobre sus
nalgas y tiró de ella hacia arriba contra él.
Cuando ella le respondio con un movimiento de sus caderas, el rápidamente la liberó. Pero, estaba lejos de
finalizar. Usando sus brazos caminó hacia atrás y cayó en su silla de ruedas. En cuestión de segundos él estaba
en la cama y la atrajo hacia abajo encima de él.
―Dame lo mejor de ti, nena, ― gruño.
Ella lo hizo. Se besaron interminablemente, con sinceridad, con una sensualidad que les salía del alma.
Cuando por fin se apartaron, el apartó de un tirón el kimono de sus hombros.
Ella se encogió de hombros y se arrodilló ante él orgullosa y desvergonzada. Lilah alcanzó el elástico de sus
shorts. En ese instante vio el primer parpadeo de duda en los ojos de él.
El capturó su mano. ―Lilah, espera yo—―Ella dio una palmada a su mano y apuntó su dedo indice al centro de su
pecho. ―No te atrevas a dejarme pasmada de nuevo, Adam Cavanugh. Te permitíi hacerlo anoche pero condenado
de ti si lo haces de nuevo.‖
―Yo—―
―Calláte y escuchame.‖ Exasperada ella pasó una mano por su cabello apartándolo de su cara. ―Tú tienes miedo
de que no seas capaz de terminar con esto de principio a fin. Pero no lo sabrás hasta que trates.‖
Ella tomó aliento larga y entrecortadamente que hizo que sus senos se erizaran con la emoción.
―Y tu puedes colocar tus preocupaciones en paz de que yo te recrimine si estas lento o torpe o hasta si fallas
totalmente. Yo no voy a saber la diferencia. Yo no voy a saber si tu desempeño es bueno, malo o indiferente
porque.... porque tu eres mi primer amante.‖
El clavó la mirada en ella con los ojos vacíos. Segundos más tarde cuando el comenzó a reir fue un sonido
repugnante. Tu mientes pequeña. Eres más cínica que cualquiera que yo haya encontrado. Harás cualquier cosa,
dirás cualquier cosa para lograr que tu paciente responda a tu concepto de terapia. Bien, yo no quiero oir tus
mentiras. Y estoy condenadamente seguro de que no quiero tu compasíón.‖
Lilah colocó sus puños en sus caderas. ―Mira, As , hay una sola manera de que tu descubras si yo estoy mintiendo
o no.‖
Ella eficientemente le quitó sus shorts y se sentó a horcajadas en su regazo. ―Yo te desafío a tener la oportunidad
de hacerlo.‖ Ella lo besó fervorosamente, moviendo su lengua a través de sus dientes. ―Atrévete Cavanaugh.
Atrévete doblemente.‖ Bajando su cabeza ella acarició con la nariz su velludo pecho , después toco su pezón con
sus labios separados. Pero él no le apartó su cabeza, especialmente no cuando ella daba golpes con su lengua
sobre su pezón. ―Atrévete.‖
Ella apenas tenía aliento antes de que el englobara sus caderas entre sus manos y la empujara sobre su sexo
rígido. No fue gentil. Aún así ella no ofreció resistencia, solo se quedo boquiabierta de dolor.
El se quedo pasmado.
―Ah Dios, Lilah. Lo siento.‖ Su expresión registraba dos emociones a la vez, lamentación y perplejidad. ―No tuve la
intención... Yo no entendia como.... esto es..... Tú realmente eres....¿Por qué no me lo dijiste?‖
―Lo hice.‖ Ella lo miró a la cara. ―Es la verdad. Tú eres el primero. Y puedes creer esto también. Si paras ahora, yo
te asesino.‖
Una sonrisa crispó la comisura de sus labios , pero su contacto fue tierno y compasívo cuando el alcanzó y acarició
sus mejillas.
―¿Estas segura?‖
―Si.‖ Ella vaciló. Pero no pienso que pueda mirarte a la cara mientras lo estemos haciendo. Quiero decir, es tan .....
Y yo—―
―Lilah?‖
―¿Qué?‖
―Calláte.‖
El la atrajo hacia abajo con un largo beso. Su lengua hacía repetidas invasíones en su boca mientras sus manos
acariciaban sus pechos, su espalda, sus piernas.
Ella respondió a cada sutil sugerencia que el le murmuraba hasta que sin ningun dolor adicional y una gran
cantidad de sensaciones y de regocijo , el estuvo completamente anidado dentro de su cuerpo.
El continuó adiestrándola. Un suave contacto, una mano guiándola, un murmullo cariñoso. Juegos amorosos.
Coversación sexual, erótica y excitante .
Hasta que fue ambiguo quien estaba entrenando a quien. Los cimientos de sus mundos comenzaron a temblar,
después se aferraron uno al otro. El gritó su nombre. Ella cantó el de él.
Repleta, totalmente agotadas sus energías, ella se desplomó sobre Adam.
Sus extremidades estaban tan débiles que ella no podía moverlas. Su piel estaba húmeda de sudor. Sus manos
continuaban ociosamente rasgando su espalda y sus nalgas, pero todo lo que ella pudo hacer en respuesta fue
sonreir complacida contra su hombro. Pasó un largo tiempo antes que ella recobrara la fuerza suficiente para
levantar su mano.
Adam estaba sonriendo.
Ella sonreía también , y dijo, ―Bien para una principiante esto no ha estado mal.‖
― todo lo que se es que nosotros cometimos un desliz y no había nada que yo pudiera hacer para pararlo.
Encontré un asídero , cualquier cosa, pero no agarré nada excepto aire. Yo me decía, ―Vamos Adam, haz algo.
Para esto. Evita que esto suceda.‖ Yo estaba imposibilitado.
―Y tu odiabas eso.‖
―Si.‖ Adam suspiró cuando descuidadamente cirnió sus dedos a través de los cabellos de Lilah, que estaban
desparramados sobre su pecho como una manta. ―Yo recuerdo que oia chillar a Pierre. O puede ser que fuera
Alex. O puede que fueran mis propios gritos , porque te dije después que ellos habían agonizado
instantáneamente.‖
―¿Estás adolorido?‖ Hablar acerca de su accidente fue terapéutico. Tan difícil como lo fue para él, Lilah lo había
alentado a airear verbalmente sus sentimientos acerca de eso.

―Yo no pienso así. No recuerdo haber tenido ningun dolor entonces. Puede que estuvieras en shock.‖
―Probablemente.‖
―Yo estaba inconsciente y a la deriva . No pude ver a ninguno de mis amigos, pero recuerdo que los llamé por sus
nombres y no obtube respuesta. Creo que lloré.‖
Ella lo apretó fuertemente por un largo instante. Adam aclaró su garganta antes de hablar de nuevo. ―El próximo
recuerdo que tengo es el del helicóptero llevandome al hospital. El barullo era terrible. Sentí la urgencia de las
personas que me rodeaban. Cuando recobré completamente la conciencia me dijeron que había sido intervenido
quirúrgicamente para reparar loa huesos que se rompieron en mi espalda.‖

―Lo siento mucho ,‖ ella le dijo cuando le dio un beso amoroso en su pecho. ―Debe haber sido una experiencia
terrible.‖
―No recuerdo estar más asustado que furioso. Me había pasado a mi,. y no podía creerlo. Todavía había mucho
que quería hacer con mi vida.‖ El volvió su cabeza anonadado. ―Sé que fue una cosa loca pensar en eso, pero es
lo que pasaba por mi mente.‖
―Sentiste que era injusto, ¿ no es cierto?‖.
El extendió su mano sobre su cabeza pesadamente. ―Si .Eso es, en pocas palabras. Suponía que las tas tragedias
eran para que le sucedieran a otras personas. No a Adam Cavanaugh. Escxuchaba historias desafortunadas en las
noticias pero yo llevaba mi vida intocable y indemne. Eso no me hace parecer un compañero agradable,
¿verdad?‖
Ella apiló sus puños en su esternón y sostuvo su barbilla sobre ellos. Contemplándolo ,dijo, ―Te hace normal. Es lo
que todo el mundo siente en una situación difícil. El síndrome del: ¿Por qué yo?. Y esta justificado. ¿Por qué tú?‖
Su expresion fue reflexiva. ―No lo sé. ¿Me castigó Dios o me favoreció?‖ Pensé mucho en eso cuando recobré la
conciencia. ¿Por qué fui uno de los supervivientes?‖
―No te sientas culpable por supervivir. Adam, lo hiciste‖ ella dijo, interpretando correctamente su expresión
pesarosa. ―Algunas veces los supervivientes tienen tiempos difíciles.‖
―Pensé también en eso. Especialmente antes de que fuera traído aquí. Yo odiaba estar tiirado en el hospital en
Roma, indefenso, adolorido, incapaz de moverme, asustado.‖
―¿Qué es a lo que más temes?‖
El lo pensó un momento antes de responder. ―Estaba temeroso de no ser Adam Cavanaug de nuevo. Me sentí
como si me hubieran arrebatado no solo la capacidad de moverme sino también mi identidad completa.‖
―Eso también es sintomatico en tu estado.‖ LIlah lo besó ligeramente en los labios. ―¿Qué pasa?‖ Tienes una
sonrisa extraña en tu cara.‖
―Yo conozco esa sonrisa estúpida, pero también estaba avergonzado. La primera vez que ellos me pusieron a mi
en esa.....‖ El hizo un movimiento descriptivo con sus manos.
―La camilla de entrenamiento.‖
―Si. Lo lo tiré todo sobre mi. Imagínate, Adam Cavanaugh dueño de la cadena de hoteles Cavanaugh en todo el
mundo, deshonrándome a mi mismo con eso.‖
Ella avanzó lenta y ascendentemente y lo besó de nuevo, esta vez, más profundamente. ―Tú eras el unico allí que
era poco compasívo con tu estado.‖
―Lo se.‖ Les di a todos un tiempo difícil.‖
―No tontees.‖
El rió con desazón pero se puso serio de nuevo. ―Uno de mis defectos de carécter es que no tengo tolerencia con
los fallos personales.‖
―No tienes tolerancia para las cosas que estén más allá de tu control.‖
El le miró a la nariz. ―Pienso que tu caes en esa categoría. Estás más allá de mi control.‖
Ella rió nerviosamente. ―Por eso es por lo que no te gusto.‖

―Me gustas.‖ El habló con una seriedad suave que capturó su atención inmediatamente.
―¿Desde cuándo?‖
―Desde…. Yo no lo se.‖
―Apuesto a que yo lo sé. Tu comenzaste a gustar de mi cuando te desnudé y salté sobre tus huesos.‖
―No. Es decir, sí, Me gusta eso. Mucho, ― el dijo con un centelleo lascivo en sus ojos. ―Pero justo ocurrió un
segundo después de que como persona, también me gustaras.‖
―¿Por qué?‖
―Supongo que porque me has oido pacientemente cuando yo te hablaba del accidente.‖
Las uñas de sus dedos bordearon sus labios. ―Estoy encantada de que tu hayas compartido eso conmigo.
Necesitabas hablar de eso con alguien. Ellos me dijeron que tu habías rehusado asesoramiento en el hospital.‖
El se encogió de hombros. ―Me sentia como un zopenco.‖
― Eres demasíado duro para solicitatar ayuda,¿ no es así?‖ Ella se lo preguntó en un tono de broma suficiente para
hacerlo reir.
―Gracias por oirme y por no emitir juicios, Lilah.‖
―Eres bienvenido.‖
El la alcanzó y enroscó un mechón de sus cabellos sobre su dedo. ―Hemos discutido algunos temas pesados aquí
pero yo encuentro difícil dar cera filosofica cuando una muchacha sexy esta repatingada sobre mi estómago.‖
¿Ahora?‖
―Hmmm.‖ El la miró con curiosidad e interés. ―Pero ahora que yo te he revelado mis secretos, déjame devolverte la
pelota. Dime por qué y cómo.‖
Asumiendo un aire casual, ella tocó ligeramente el lóbulo de su oreja. Sus lóbulos le iban, eran agradables pero no
garantizaban que le prestara ala atención que ella le estaba dando. ―¿Por qué y cómo qué?‖
―¿Por qué eras virgen todavía.‖
―Cuán pronto lo olvidaste.‖
El frunciá el ceño hacia ella . ¿Por qué eras virgen todavía y cómo eso fue posible?.‖
―Técnicamente, es posible porque yo nunca había consumado una aventura amorosa.‖
―Eso responde la segunda mitad de mi pregunta. ¿Qué hay acerca de la primera mitad?‖Para refrescar tu memoria
, es la parte de ¿por qué?‖
―Nunca antes lo había querido.‖
―Lilah.‖ El sonó como un padre regañando a un hijo cuando obviamente le falsificaba la realidad.‖Quiero la
verdad.‖
―Esa es la verdad. Conociéndome tan bien como lo haces ¿piensas que yo podría haber preservado mi virginidad
por otra razón?‖
El todavía parecía perplejo. ―Eso sencillamente no acopla con tu personalidad. Tu harás o dirás cualquier cosa sin
un solo remordimiento. Yo encuentro difícil de creer de que tengas una actitud tan liberada y relajada hacia el sexo
pero que nunca hayas participado en él.‖
―Yo voy a los juegos de football y aliento a los jugadores pero yo misma nunca he jugado.‖ ―Esa es a duras penas
una correlación.‖
Ella suspiró con exasperación. ¿Qué sugieres, que llevara en mi frente una gran V roja.?‖
El enlazó sus manos en la parte inferior de su espalda y la apretó fuertemente. Acariciándole el cuello con la nariz ,
el dijo. ―Ahora es demasíado tarde.‖
―Es verdad.‖ ―¿Por qué le das tanta importancia a eso?.‖
―Yo estaba sorprendido, no, choqueado, esa es una palabra mejor. Y todavía no me has dado una respuesta
directa.‖
―Nunca quise hacer el amor antes. Es tan simple como eso.‖
El negaba con su cabeza. ―No, es más profundo.‖ Adam trató de profundizar en sus ojos y encontrar la verdad,
pero ella no pudo retener lo suficiente el largo contacto de su mirada. ¿Tiene esto algo que ver con esa
conversación que tuvimos acerca de tus sentimientos de incompetencia?
―Por supuesto que no!‖
―Bingo.‖
Ella lo miró ferozmente. Esta bien, puede ser que lo tenga, ¿y qué?‖
―Tu eres preciosa, divertida, sensual, una mujer sexy, eso es lo que eres.¿ Por qué tenías de privarte de la
experiencia más satisfactoria que un ser humano puede disfrutar?‖
―Porque si habría una forma de arruinar la experiencia más satisfactoria que un ser humano puede disfrutar, yo la
habría encontrado.‖
Adam ablandó su tono. ¿Te cuidabas de exponerte?‖
―No, pero tengo la impresión de que tu persistirás hasta que yo lo haga.‖
―Correcto.‖
Ella tomó aliento profundamente con resignación y lo expelió lentamente. ―Me imagino que estaba tan torpe y
embarazada acerca del sexo como lo estaba acerca de todo lo demas. Y no quiero decir en la cama exactamente.
Quiero decir todos los enseres que van con eso. Estaba temerosa de embarazarme a pesar de las precauciones.
Sería el uno y un medio por ciento las píldoras que no funcionaron. Estaba temerosa de enamorarme del tipo, pero
que el no quisiera enamorarse de mi o a la inversa.‖ Sus grandes ojos azules apelaron a él para que entendiera.
―Sé que ahora suena ridículo , pero siempre yo había falládo en todo lo que había tratado.
―Excepto en el basketball y el tennis.‖ Elizabeth me lo dijo.
―Bien, tenía mis habilidades pero me patearon del equipo de basket de la preparatoria.‖
―Te desafio a que me digas por qué‖
―Por ver una hilera de lentejuelas en el borde de mi traje de baño. Bien, aquellos uniformes eran feos, Adam,‖ ella
se puso tensa cuando él estalló en carcajadas.
―Y los hombres se volverían locos como el demonio cuando yo los pateara en el tennis así que abandoné el juego.
¿Ves? Y a eso le seguía que fallaría también en el sexo.‖
Un rastro de vulnerabilidad había avanzado lentamente a través de su voz aunque ella lo ignoraba. ―No quería otro
fallo en mi record‖.
Antes de que yo fuera vieja para decir a favor o en contra cualquier tipo llegaría a preguntarlo, Elizabeth se casó
con John Burke. Su marido la adoraba.Fue una pequeña ama de casa perfecta. Ella dio a luz a dos primorosos y
maravillososa bebés. Si yo hubiera estado en relaciones con un hombre eso podría haber terminado en una
especie de horrible trampa.‖
―Pero tú tenías citas.‖
―Si con muchos hombres.‖ Pero siempre me detenia antes del conteo regresivo.‖
―Pobres idiotas.‖
―Hey, las citas no iban con una garantia de golosinas. No es como si yo hiciera promesas y después evadiera
cumplirlas. No amaba a ninguno de ellos, así que no tenía que cuidarme si ellos leían señales incorrectas y
después rabiaban y vociferaban, dándome fama , y se iban enojados sin invitarme a salir nuevamente.‖
―Pero, Lilah, la forma en que tú actúas , la manera en que hablas, no puedes culpar a un hombre de sentirse
manipulado si no cumples con él.‖
―Supongo que no.‖ Ella admitió. ―Pero había mucho en juego.‖
―Todo lo que yo era, todas las cosas que hacían que para Lilah fuera un riesgo ,y nunca pensé que fuera un riesgo
que valiera la pena‖.
Su mirada se hizo radiante.
―Al menos no hasta esta tarde. Ahora sé lo que me he perdido.‖
―No me mires así, tu chulito. ES endemoniadamente seguro que sabes de publicidad y de cómo embalar el
producto y lanzar una campaña convincente. Has cambiado el propio mecanismo de defensa en una forma de
arte.‖ Los ojos de Adam se movieron sobre ella, captando su pelo desgreñado, sus labios, que estaban rojos por
sus besos. ―Dios , eres sexy.‖
―Pensabas que yo era una cama facil.‖
―Desde luego que fácil, no,‖ el dijo, riéndose ahogadamente. ―pero que definitivamente el problema valía la pena.‖
El presionó sus manos sobre su trasero. ―Con tu naturaleza lujuriosa estabas cargada y cebada. No es de
maravillarse que estuvieras ayer tan rápida en disparar.‖
Lilah se sonrojó. ―Qué me estás haciendo , no puedo ayudarte con eso.‖ La boca de Adam se extendió en un
ancha sonrisa. ―¿ Estás orgulloso de ti mismo, Cavanaugh? Bien, no te pongas presumido. Como tan poco
galantemente has puesto, yo estaba cebada. Cualquier hombre pudo haber halado el gatillo.‖
―Pero no se lo permitiste a otro hombre,‖ el le recordó suavemente. Me lo permitiste a mi. ¿Por qué?‖
Alisando sus hojos castaños con la yema de sus plugares ella consideró la respuesta atentamente. ―Puede ser que
yo supiera que estabas agradecido como un marrano y no querías poner atención a mi desempeño de aficionada.‖
De hecho, yo sabía que te sentirías más seguro de ti mismo con una aficionada.‖
―Tu no eres aficionada. Eres natural. Siento lástima por todas aquellas sabandijas que trataron de llevarte a la
cama y no lo lograron. Pero estoy contento de que no lo hicieran.‖
El ahuecó la parte posterior de su cabeza y forzó su cara hacia la de él. Con sus labios presionados juntos muy
fuerte, su lengua se introdujo atrevidamente en la boca de ella. El separó sus muslos con manos acariciantes. Su
contacto fue delicado y deliberado y mortal para sus sentidos.
―Adam,‖ ella dijo con un suspiro rasgado, ―¿puedes hacerlo de nuevo? Una vez más, con sentimiento‖
―Si,si,‖ el gimió. ―Puedo hacerlo de nuevo. Ahora sé que puedo hacer cualquier cosa.‖
Su seguridad en sí mismo no había flaqueado cuando el se despertó la mañana siguiente. Retiró hacia atrás los
covertores y por un segundo intentó mecer sus piernas por encima del borde de la cama y hacer alguna gimnasía
como hacia cada mañana de su vida de adulto antes del accidente.
Con el retorno de su conciencia eso usualmente también lo abatia. Esta mañana , sin embargo, el sonrió y
abandonó su depresión.
El era invencible. Podía hacer cualquier cosa. Le había hecho exitosamente el amor a una mujer. El retorno de su
habilidad sexual era solo el comienzo.

Pronto sería capaz de caminar. Después de correr . Y eso era porque una mujer se había acostado a su lado.
Con una sonrisa cariñosa el volvió su cabeza y se desilusionó cuando vio que Lilah no estaba allí. Toda la noche
ellos habían permanecido enrollados juntos en la estrecha cama de hospital. La almohada llevaba la forma de su
cabeza, las sábanas el perfume de su cuerpo, pero en algun tirmpo en las primeras horas de la mañana, después
de que él se había quedado finalmente dormido de puro agotamiento, ella evidentemente se había escapado a
escondidas a su propio cuarto.
Adam rió para si mismo. Si ella había hecho eso a beneficio de Pete había perdido el tiempo. Semanas atrás, Pete
le había dispensado un consejo no solicitado, diciéndole a su jefe ―Mantén a Rirah en la cama. Hazla trajinar todo
el día. Entonces ella no hablará mucho ni estará exitada.‖
Adam rió de enuevo, en esta ocasíón fuertemente pensando en todas las veces que la noche pasada cuando Lilah
había abierto su boca para hablar, solo tenía que pararla con uno de sus besos. Frecuentemente él la había
besado en silencio . O casi en silencio. Ella hizo un pequeño y contagioso sonido en su garganta que nunca había
fallado en incitarlo. No más pensar en eso hacía que la sangre en sus caderas se pusiera densa y caliente.
Era una tigresa como amante. Cuando la acariciaba, ronroneaba. Cuando se exitaba gruñia. No quisiera Dios que
fuera domesticada.
¡Lilah una virgen!, el pensó, riendo entre dientes y moviendo su cabeza con patente incredulidad.
El manipuló con sus shorts subiéndolos por sus piernas.Sin llevar puesto nada más , se elevó hacia su silla. No
había tenido qiue pensar más en sus movimientos. Ellos se habían convertido de aparentemente imposibles a una
segunda naturaleza bajo la incesante enseñanza de Lilah.
A menudo el había querido desterrarla del planeta cuando ella lo fastidiaba con hacer ejercicios abominables.
Ahora le estaba agradecido por su dictadura. Veía todo lo que ella había hecho por él.
Cuando el entró en el hall, ello un vistazo a la puerta de Lilah y vio que estaba cerrada. El dirigió su silla en
dirección opuesta hacia el elevador y bajó en él hasta el primer piso. Pete no estaba en la cocina ni tampoco en su
apartamento.
―Pequeño y astuto mocoso ,‖ Adam murmuró con una sonrisa. Pete les estaba dando bastante tiempo para estar
solos y juntos. Adam se habrís sorprendido si Lilah hubiera dispuesto eso también.
El hizo café y puso en una bandeja dos tazas y dos bizcochos para desayunar en la cama. Una vez que estuvieron
dispuestos el café y los bizcochos, él sería el postre. Voluntariamente desnudo y lujurioso.
Estaba exitado de su fantasía por sus propios gemidos de deseo. Sus pensamientos se habían vuelto
deliciosamente lascivos. Se sentía tan condenadamente bien para planear una seducción que sabía que podía
consumarla.
Después de un viaje apresurado afuera a la terraza para recoger una flor gigante de hibisco rojo que creía que
luciria genial en el cabello de Lilah, y entre otros lugares de su cuerpo, el colocó la bandeja en su regazo y regresó
escaleras abajo. No toco en la puerta de su cuarto, pero echó hacia atrás su silla contra ella y giró el picaporte.
Cuando el se volvió alrededor, luciendo la sonrisa idiota de un castigado drásticamente, tropezó con una desilusión
equivalente a un golpe mortal. Lilah no estaba. No había evidencias de Lilah. No había evidencias de que Lilah
hubiera existido nunca.
El cuarto estaba tan inmaculadamente estéril como el día en que ella se había mudado a el. El cubrecama no
tenía una arruga. No había el susrtido de sandalias esparcidas en desorden sobre la alfombra, ninguna lencería de
encaje escurriéndose fuera de las gavetas abiertas. El aire llevaba el olor de la deserción, no el aroma de su
perfume. La parte superior del tocador laqueado no tenía polvos secantes. Allí no había una colección de
cosméticos y piezas sueltas de joyería ensuciando su suave y pulida superficie. Adam supo sin mirar que el closet
estaría también vacio. El cuarto estaba ausente de vida, ausente de Lilah.
Su rugido de atropello tuvo origen en sus intestinos. Retumbó dentro de su pecho , cobrando ímpetu y haciendo
eco a través de la casa vacía como un grito nocturno en la selva. Lo acentuó el choque de la jarra de café caliente
golpeando la pared distante.

Capítulo 12

―No puedo creer que lo hayas dejado.‖


―Bien, lo hice.‖
―¿Sin decir nada? ¿Sin permitirle a nadie saber a dónde ibas?‖
Lilah lucía una expresión estirada. Había sido objeto del interrogatorio de Elizabeth durante la última media hora y
estaba cansada él.
―Yo te había dicho que estaba en San Francisco.‖
―¿Cómo nosotros ibamos a suponer eso?‖
―No tenían que hacerlo.‖ Gritó Lilah. ―Ese era el punto. Yo quería irme lejos por un tiempo. Soy una gran
muchacha. No sabía que necesitaba permiso para tomar vacaciones.‖
Thad sostuvo la mano de su esposa para silenciar su próximo aporte al alegato. ―Nosotros entendemos y
apreciamos tu necesidad de unas vacaciones, Lilah. Pero debes admitir que tu habilidad para escoger la
oportunidad fue mala.‖
―La impulsividad es uno de mis rasgos.‖
Por que no se iban a casa y la dejaban sola, ella pensó.
Todavía Lilah no tenía ganas de ver a nadie. Con certeza no estaba para justificar su más reciente escapada. Ella
no podía reconciliar sus razones por escapar de la casa de Adam y mucho menos explicarselo a alguien más.
―La impulsividad va junto con la irresponsabilidad en esta ocasíon,‖ dijo Elizabeth reprendiendola. ―Tu
abandonaste a Adam cuando el más te necesitaba. Sin una palabra. Sin la cortesía de una renuncia formal o un
simple adiós, tu escapaste de mala gana.‖
―Adam sobrevivirá. El mismo me lo dijo. Antes de dejarlo yo le dije que el podía hacer cualquier cosa. Yo creo en
él.‖
―Pero tu trabajo no ha finalizado. El aún te necesita.‖
Lilah movió su cabeza inflexiblemente. ―No a mi. A un terapeuta. Cualquier terapeuta podría hacerlo. El ha tenido
un cambio completo de actitud. Lo esta haciendo asombrosamente bien. Antes de abandonar Oahu yo me detuve
a ver al Dr Arno. El me aseguro que encontraría de inmediato un excelente reemplazo.‖
―Por lo que yo he oido, el Dr Arno cumplió con su obligación,‖ les dijo Thad. ―Por los reportes Adam lo esta
haciendo excepcionalmente bien. Hasta reanudó el control de su corporación.‖
―Ahi lo puedes ver,‖ dijo Lilah, ―Todo esta bien.‖
―Eso aún no te excusa de no ser fiel con tus obligaciones.‖
―Entonces no me paguen. Me tomé unas vacaciones grandiosas lejos de allí. Tuve un extraordinaria juerga.‖
―No seas irrespetuosa conmigo, Lilah.‖
―Entonces no seas tan encarnizadamente ético,‖ ella dijo bruscamente. ―Llegué a cansarme de estar atascada en
esa montaña tropical. Necesitaba un cambio de escenario.‖
―Entonces por qué San Francisco?‖
―Yo nunca había estado allí. Quería verlo.‖
En realidad fue la primera ciudad a la que ella había ido después de du vuelo a medianoche de Honolulu. Había
visto muy poco de la ciudad empleando la mayoria de su tiempo en el cuarto de un hotel. Pero ella no quería que
ellos lo supieran.
―¿Qué estabas haciendo allí todo ese tiempo?‖ le preguntó Elizabeth.
―Gozar de un tiempo maravilloso.‖
―¿Sola?‖
―Yo no dije que estaba sola.‖
―Dijiste que fuiste para estar sola.‖
―Pues cambié de opinión, ― dijo Lilah con irritación.
―¿Estuviste con un hombre?‖
Esos días el control de Lilah sobre su temperamento era tenue en el mejor de los casos. Su oscuro estado de
ánimo no había mejorado cuando inmediatamente a la llegada a su hogar, Elizabeth y Thad se aparecieron en su
umbral. ―¿Tienes espías de guardia para mi?‖ Ella había preguntado cuando groseramente los invito a entrar. A
partir de allí la conversación había desmejorado. Ahora ella confrontaba a su hermana con una hostilidad con
todas las de la ley. ―¿Es asunto tuyo si yo paso mi tiempo en san Francisco con un hombre o con una docena de
hombres?‖
―Oh Lilah.‖ Elizabeth estallo en lágrimas. Thad se apresuro a socorrerla en la silla más cercana.
―No te pongas molesta Elizabeth. Eso no es bueno para ti ni para el bebé.‖
―¿Cómo puedo evitar el molestare? Mi totalmente irresponsable hermana ha estado en dos largas semanas de
juerga sexual en san Francisco. ¿Qué pasa con ella?‖

―Tu siempre dijiste que ella era caprichosa y exéntrica.‖


―Ella debía haber salido de esa escena a estas alturas. Esta peor que nunca, por qué?‖
―PMS‖ Supuso Thad.
―Tengo una idea excelente,‖ Lilah interrumpió con falsa dulzura. ―Si ustedes dos van a discutir sobre mi como si yo
fuera una tercera parte invisible, deseo que ustedes vayan a su casa a hacerlo. Yo estoy cansada. Quiero
desempacar. Necesito telefonear al hospital y decirles que estoy lista para regresar al trabajo. Siendo descortés,
quiero que se vayan.‖
Elizabeth la miró herida, pero se levantó. ―Con mucho gusto pero necesito ir a tu baño primero.‖
―Sirvete. Lilah le indicó el camino con un amplio gesto de su brazo.
Después que Elizabeth dejo la habitación, Lilah se volvió y descubrió que Thad la estaba mirando con atención.
Ella se sentó a lado opuesto de él pero encontró su desconcertante mirada fija.
Thad fue el primero en romper el incómodo y largo silencio. ―Tú siempre has sido caprichosa y extravagante pero
aún asíme gustas.‖ Su frase repitió palabras que ella había oido recientemente. El recuerdo era agridulce. Sintió
lágrimas escociendo en sus ojos, pero se forzó a reir.
―Gracias. Lo creo.‖
El se reclinó hacia atrás en su silla y enlazó las manos tras su cabeza. ―Sabes, es extraño.‖
―¿Qué ‖
―Que estés tan susceptible esta noche viniendo de unas vacaciones y todo eso‖.
―Viajar es agotador.‖
―No, la extrañeza , es la coincidencia de esto.‖ Yo he hablado con Adam en numerosas ocasiones las últimas
semanas y cada vez él ha estado realmente demasíado quisquilloso. El no parece feliz, pero me dice que lo está.
De hecho, parece importante para él convencerme de su felicidad. De la misma forma en la que tu has estado con
Elizabeth y conmigo esta noche.‖
―Yo estoy muy feliz.‖
―UH,Uh.‖ Dijo Thad con una candida sonrisa. ―Y cualquier cosa que te haya hecho tan feliz debe ser la misma cosa
que hace tan feliz a Adam.
En cualquier caso ustedes son las personas más felices que yo nunca vi. Lo que me pregunto es por qué ustedes
van a tales extremos para asegurarse de que todo el mundo lo sepa.‖
Thad la miró compasivamente,. Lilah realmente tenía ganas de llorar, pero no tuvo la oportunidad. Elizabeth dio un
paso entre ellos y calmadamente anuncio , ―mi fuente se rompió.‖
Ambos saltaron como si ella hiubiera abierto fuego sobre ellos con una Uzi.
Thad brincó sobre sus pies y sujetó sus hombros. ―¿Estás segura?‖ ¿Estás bien?‖ ¿Qué vamos a hacer?‖
―Iremos al hospital y tendremos un bebé,‖ ella le dijo riendo. ―Lilah la señora Alder esta con Megan y Matt. Por favor
telefonéala y pretúntale si le importaría pasar la noche .‖
―Seguro, seguro, Alguna otra cosa?‖

―Si saca las manos de Thad de mis hombres. Me esta cortando la circulación.‖

Con su aplomo característico Elizabeth dio a luz una bebita un poco tiempo antes del amanecer de la mañana
siguiente.
―Eres tan pequeña.‖ , murmuró Lilah con seréna adoración. ―tan suave.‖
Ella frotó sus mejillas contra la cabecita llena de pelusas de su sobrina.
Sosteniendo la bebita en el doblez de su brazo, Lilah se maravilló del milagro de tan pequeña vida.
―No te preocupes. Cuando tu madre comience a vestirte con delantales abarrotados de osos y patos, tia Lilah
vendrá a tu rescate, Yo te compraré algo realmente que puedas usar que esté en onda.‖
El capullo de boquita de la bebé hizo una burbuja. Lilah lo tomó como una aprobación a su idea. Ella estaba riendo
cuando la puerta del cuarto del hospital se abrió chasqueando. Su sonrisa se desvaneció instantáneamente
cuando lo vio.
El se apoyaba con una muleya en una mano y sostenía un ramo de flores frescas en la otra.
El rostro de Adam registró el mismo grado de asombro cuando el vio a Lilah sentada al borde de la cama del
hospital sosteniendo a la criatura contra su pecho. Pero solo momentáneamente. Después su cara se tornó de
piedra y hostil. ―Yo contaba con Elizabeth.‖
―¿Bien, no eres afortunado? Me encontraste a mi en su lugar.‖
―¿Qué estás haciendo aquí?‖
―Yo podría hacerte la misma pregunta.‖
―Yo pregunté primero.‖
Ella se rindió con un encogimiento de hombros que dijo que el empate no era peor que la molestia. Esperó que él
no notara su falta de aliento.
―Estoy aquí por uno de esos desordenes que pasan invariablemente a la hora de dejar la habitación de un
hospital. La bebé ya había sido entregada a sus orgullosos padres cuando se descubrió un error en la
contabilidad. De modo que Lizzie y Thad fueron directamente allí y me pidieron que me quedara con la bebita.‖
―Ellos no la quieren mucho.‖
―¡Qué cosa tan miserable acabas de decir!‖
El no se disculpó. En lugar de eso cojeó más allá dentro de la habitacion y puso el ramo en la mesa al lado de la
cama. ―¿Cuál es su nombre?‖
―Milly.‖
―Milly, eh?‖ Lindo. ¿Cuánto peso?‖
―Ocho libras y cinco onzas. ¿Dónde esta tu silla de ruedas?‖
―Más de ocho libras?‖ Caray. o necesito más la condenada silla de ruedas.‖
―¿Qué estas haciendo con una muleta?‖
―Ahora estoy caminando.‖
―¿ Con una muleta? ¿Sin sujetarte fuertemente? ¿Tiene el terapeuta tuyo granos de arena por cerebro?
"Milly."
―A él le pareció que yo estaba listo.‖
―Bien, a mi no.‖
―Pero ya tú no eres mi terapeuta por más tienpo, ¿no es así?‖ Su voz era asedada pero sus ojos eran tan agudos
como una rasuradora. ―¿Cómo ellos se decidieron por Milly?‖
―¿Qué? Oh, ellos permitieron que Matt la nombrara.‖
―Matt?‖
―El estaba molesto porque ella no fuera un él. Habría preferido un hermano. Trajo a colación Milly porque venia
bien con Matt y Megan. Todos con M como ves. Es un poco demasíado bonito para convenir a mi gusto, pero
después ellos no son..... Mira, Puede que ya yo no sea tu terapeuta pero se reconocer un buen consejo consejo
médico de uno malo y no pienso que estés listo para las muletas, y mucho menos una sola muleta.‖
"¿Matt?"
―¿Cómo podrias saber para que lo yo estoy listo? No me has visto en dos semanas y tres días.‖
Siete horas y cincuenta y dos minutos , pudo añadir Lilah, pero no lo hizo.
En lugar de eso dijo, ―Tú no has tenido tiempo de fortalecer esos músculos lo suficiente para soportarte.‖
―He estado practicando día y noche.‖
―Otra falta por parte del terapeuta. Sabía que Bo Arno era un curandero,‖ ella dijo furiosa. ―Si tu apresuras esos
músculos puedes lograr que ellos se desgarren o un esguince. No debes forzarlos hasta que no estén listos para
eso.‖
―Pareces saber instintivamente para que yo estoy listo.‖ Sus ojos oscuros la penetraron. ¿Lo sabes?‖
Milly azotó sus brazos, dando un puñetazo en la barbilla de su tía. Lilah se lo agradeció mentalmente. Ella estaba
agradecida por la diversión, una razón para mirar en otra dirección. Mientras ella estaba en eso, aprovechó la
oportunidad de cambiar también de asunto.
¿―Cómo hiciste ese largo vuelo?‖
―Lo hice muy bien,‖ el dijo. La tripulación de vuelo tuvo buen cuidado conmigo.‖
Su cabeza se volvió con un movimiento brusco. La arrogante sonrisa de él le hizo desear rechinar sus dientes.
―Podría apostarlo.‖
―Grandioso montón de damas.‖Estaban felices ayudándome a salir y entrar del asíento. Obraron para quitar el
engarrotamiento de mis piernas. Estimularon mi flujo sanguíneo.‖
―Que bonito, ― ella dijo apretadamente.
―Si, lo fue.‖
―Tú sabes que debías haber esperado. Elizabeth y Thad lo habrían entendido. No tenías que apresurarte a cruzar
el océano solamente para ver a Milly.‖
―Yo soy su padrino. No podía esperar para verla.‖
―¿Aún cuando eso provocara una recaída y te devolviera a una silla de ruedas?‖
―Yo nunca regresaré a una silla de ruedas. Eso te deja a la misericordia de algunas personas inescrupulosas y
poco confiables.‖
―Supongo que das a entender que como yo.‖
―Si te sirve el zapato.‖
―Vete al demonio.‖
Milly protestó del combate a gritos formando un gemido. Lilah comenzó a balancearla en la cuna de sus brazos. La
bebita continuaba llorando. Ella miró a Adam encolerizadamente. ―Mira lo que has hecho ahora.‖
El se movió hacia el borde de la cama y se alivió sosteniendo su muleta contra el colchón. ―¿Tú no tienes instintos
maternales?‖
―Si, por supuesto. Todas las mujeres los tienen.‖
―Entonces haz que pare de llorar.‖
―¿Qué sugieres?‖
―Puede que esté mojada.‖
―Thad llevo los pañales hasta el auto.‖
―Puede estar hambrienta.‖
―Eso esta también estaba fuera del alcance de ella. No estoy equipada adecuadamente‖
―Tu estas equipada.‖
Sus ojos se encontraron. Por un instante una mirada suave y derretida reemplazó a las miradas antagónicas que
ellos habían estado intercambiando. Recordaron las veces cuando su boca había tirado fervientemente de los
pechos de Lilah.
Lilah se forzó a mirar en otra dirección, temiendo que si no lo hac ía podría derrumbarse contra él y rogarle que la
abrazara y nunca le permitiera ir.
―Se esta tranquilizando,‖ advirtió innecesariamente.
‖Si.‖
Cuando los quejidos continuos de Milly decrecieron , Lilah estudió su cara atentamente.
―Tú estas cansado.‖
―Yo también te he visto lucir mejor.‖
―Gracias.‖ Ella sonrió torcidamente. ―No puedo sentirme herida porque sé que tu estas bien. Los últimos días han
sido agitados. Yo he estado haciendo diligencias para Lizzie y tratando de mantener a Thad anclado a tierra y de
relevar a la señora Alder, su niñera. Megan y Matt han estado tan salvajes como indios , sintiéndose amenazados
por el nuevo bebé, Estoy segura.
Ellos se aseguraron de ocupar la atención de todos comportándose como unos alborotadores.‖
―¿Estás dentro de toda esa sicología, no es así?‖
Algo en la manera en que él se lo pregunto inmediatamente la puso con los nervios de punta.
―Algunas veces,‖ ella le respondió llanamente.
―Pero especialmente con tus pacientes. Tu te imaginas lo que ellos necesitan y se lo das a ellos, tanto si es humor,
regaños o...... cualquier otra cosa.
―Si tienes algo en mente, Cavanaugh, por que no vas plenamente a ello y lo dices.?‖
―Bien, ¿Por qué te alejaste corriendo de mi?‖
―Yo había logrado lo que esperaba.‖
―¿Seducirme?‖
Los ojos de Lilah se volvieron tormentosos. ―Hacerte caminar.‖
―Yo no caminaba aún.‖
―Pero estabas cerca de hacerlo.‖ La mañana que te dejé dijiste que podías hacer cualquier cosa. No me
necesitabas más.‖
―¿No era eso para que lo decidieran los médicos? ¿O yo? ¿O tú eres sencillamente más lista por naturaleza que
tods los demas?‖
―Yo no iba a estar rondando hasta que me despidieran.‖
―¿Por mil dolares diarios!?‖ el grito incrédulamente. ―Debes haber tenido una buena razón para dar eso por
vencido.‖
―Estaba cansada del clima tan encarnizadamente bueno.‖
―¿Por qué fuiste a la cama conmigo, Lilah?‖ el le preguntó abruptamente.
―¿Un regalo de despedida? ¿Eras una medalla al mérito que megané? ¿O era yo la que tu habías ganado?
Ella reaccionó como si él la hubiera abofeteado. ―¿Cómo te aterves a decirme eso?‖.
―Entonces ¿por qué?.Cuentame.
―Sabía que necesitabas la prueba de que eras un hombre completo‖.
El rió pero fue un sonido sin sentido del humor. ¿No va eso mucho más allá de la llamada? Todos tus pacientes
masculinos están preocupados por eso. Y ambos sabemos que tú no le has facilitado a ellos el comprobarlo. ¿Qué
me hace a mi diferente? ¿Por qué dormiste conmigo?‖
―Porque quise hacerlo,‖ ella chilló. La bebita Milly se sobresaltó con el ruido repentino.
―¿Por qué?‖
―Curiosidad,‖ ella dijo jovialmente. ―Lo había retrasado mucho. Quise ver todo el jaleo que había en eso.‖
―Mentirosa.‖ La mandibula de Lilah se quedó abierta. Estabas respondiendo a la química que había formado
electricidad entre nosotros desde la primera vez que nos encontramos,‖ dijo Adam moviendo su cara junto a la de
ella. Desde el momento en que dijiste ―¿Cómo hago qué? Yo he querido llevarte a la cama aunque ambos
rehusaramos admitirlo.
―Pero finalmente sucedió. Nosostros nos rendimos a eso y fue fantastico pero te asustaba como el demonio.
Porque tu has actuado con engaño exitosamente en todas las relaciones en tu vida , no podías manejar esa cosa
verdaderamente. Cuando descubriste de lo que realmente trataba tu mala respuesta al sexo , metiste la cola y
huiste.‖
―Estas lleno de mierda, Cavanaugh.‖
―Eres una cobarde. Escapaste antes de que algo pudiera ir mal.‖
―Y por que no? No quería estar rondando, haciendote de enfermera hasta que tu pudieras regresar corriendo a
Blanca Nieves von Elsinghouse—― Hauer. Von Elsinghauer.‖
― Lo que sea. Yo no iba a mirarte regresar volando a sus pies!‖ Para su completa mortificación, Lilah se dio cuenta
de que estaba llorando. Coléricamente secó frotando las lágrimas de su cara. ―Condenado, y estúpido irlandes! T`
sabes por que yo fui a la cama contigo. Me enamoré de ti. Y si, yo podría haber hecho cualquier cosa, lo que fuera
para devolverte el uso de tus piernas y el estilo de vida que tenías antes.
―Más que respirar yo quería verte dar tus primeros pasos para mi.
Pero no quería verte caminar en otra dirección. Yo no iba a quedarme contigo y que te deshicieras de mi cuando
no me necesitaras por más tiempo. Yo no iba a permitirte que me hicieras el amor confundiendo la gratitud con una
gran pasíón y afilar tus habilidasdes para que las usaras con otras mujeres. Y por último , no creo que estés listo
aún para las muletas.
No sabes el daño que pudiste—― ―Lilah.‖
― – hacerte a ti mismo? Eres tonto. Y ese—― ―Lilah.‖
―—terapeuta que me reemplazó debe ser un tonto también. Porque cualquier experto estaría de acuerdo en que te
estas apresurando con eso.‖
―Lilah.‖
―Otra cosa,‖ ella dijo dando un manotazo a sus ojos anegados, ―Sabía que algo iría mal si alguna vez dormía con
un hombre. Sin duda ,lo fue. Mi período esta retrasado desde hace una semana. Podría matarte, Cavanaugh!‖
El apresó su mandíbula entre sus dedos. ―Condenada, sólo encontré una manera efectiva de que te callaras.‖
El oprimió su boca contra la de ella. Eso fue todo lo que hizo. Un latido de su corazón después ambos se
arquearon sobre la bebita Milly para besarse hambrientamente.
Por último precipitando lejos su boca , Adam gruñó, ―Debiste extrañar como el demonio el transferirme. Nunca me
hagas algo como eso de nuevo. Nunca.‖
―¿Me extrañaste?‖
―No, diablos. Yo extrañe el desorden, el ruido y el caos absoluto a tu alrededor.‖
―Hmmm. Me gusta pelear contigo.‖
―¿De veras? Por qué?‖
―Porque cuando te enfureces tus pechos se bambolean.‖ El llego a través de la bebita y bajó su sweater para
presionar el centro elevado de sus senos con la palma de sus manos. ―Esto es suficiente para darle a un hombre
muerto un ---― ―Interrumpimos?‖
Lilah y Adam se volvieron hacia la puerta. Los Randolphs estaban de pie allí. Elizabeth clavó en ellos una mirada
asombrada con los ojos abiertos. Thad estaba tratando de contener una risa bulliciosa.
Adam retiró su mano debajo del sweater de Lilah pero sin prisa.
Los cuatro no sabían bien como cubrir el momento embarazoso. Por último Lilah dijo, ―Bien, no se queden no más
de pie mirando estúpidamente. Vengan por la niña de modo que Adam y yo podamos ir a mi apartamento y
trabajar.‖
―¿Qué yo voy a hacer con tu boca fresca?‖
La sonrisa de Lilah fue totalmente malvada. ―Tengo una idea maravillosa.‖
El la miró con cautela. ―No quiero oirla.‖
―Si, lo quieres.Estás muriéndote por oirla‖ Ella le susurr ó la idea en su oreja y el borde de ella se puso rojo.
―Esta bien.‖ Dijo el con voz ronca. Es una idea maravillosa.
Saltaremos a ella tan pronto dejemos unas pocas cosas establecidas.
Como que voy a hacer acerca de esa boca fresca cuando no estemos acostados desnudos en la cama y hayan
otras personas alrededor. Gente importante, majestuosa, adinerada y digna que patrocinan mis hoteles.‖
―¿Voy a estar alrededor de tanto?‖
―Si tu eres la señora Cavanaugh vas a estar alrededor, ―¿Voy a ser la señora Cavanaugh?‖
―Por supuesto. Un periodo que tiene una semana de atraso es motivo para el matrimonio, si es que jamás oí uno.‖
―¿Es la unica razón por la que quieres casarte conmigo?‖
―Tú no piensas que yo quiero casarme contigo sino que tengo que hacerlo, ¿así es?‖
Sinuosamente ella frotó su cuerpo contra él. El gimió. ―Un segundo,. pensó, puede ser que que quiera.‖ Ella deslizó
su mano hacia abajo frente a él. El gruñó con placer cuando ella lo encontró tenso por la exitación.
―Bien, bien , Me casaré contigo de todas formas.‖
Ella rozó sus labios de un lado al otro de los de él. ―Y te prometo que siempre voy a ser amable.‖
―Espero que no demasíado amable. Sencillamente adviérteme antes de hacer o decir algo verdaderamente
escandaloso de manera que yo pueda ocultarlo. Y nunca, nunca seas amable en la cama.‖ El la volvió de
espaldas y se abrazó a si mismo por encima de ella.
―Buen truco, As,‖ ella dijo sarcástica sonriéndole. ―¿Quién te enseño eso?‖
―Una terapeuta que tuve que era un verdadero dolor en el trasero.‖
―Segun me recuerdo, tú eras el único con dolor en el trasero. ¿Recuerdas las ulceras decubitas?‖
―¿Las escaras?‖
――A estas alturas se fueron todas.‖ Ella recorrió sus manos sobre sus nalgas. Se besaron.
Cuando finalmente el levantó su cabeza sus ojos estaban apesadumbrados.
―¿Qué?‖ le dijo ella rápidamente. ―Tienes dolor?‖
El movió su cabeza. ―No, no es eso.‖ El miró más allá de la cabeza de ella por un instante antes de volver sus ojos
a ella. ―Mi pronóstico es todavía incierto, Lilah. Vi al Dr Arno el otro día. El me completó una serie de exámenes. El
está convencido de que un día yo podré estar como nuevo, pero hay riesgo de que yo deba siempre caminar con
un bastón y con una cojera pronunciada.
―Pienso que si pudiera hacerlo , tiraría esta muleta y te perseguiría a través de los corredores del hospital hasta
que te cogiera.‖ El hizo una pausa. ―Pero puede que nunca sea capaz de perseguirte por ningun lugar. Quería que
lo supieras.‖
Ella inclinó su cabeza a un lado. ―Cavanaugh, tú me provocas verdaderamente‖.
―¿No sabes a estas alturas que yo te amo aunque todo lo que puedas hacer por el resto de tu vida sea arrastarte
sobre tu estómago? Si tu puedes soportar mi boca fresca lo menos que yo puedo hacer es pasar por alto un bastón
o una cojera.‖
El condujo sus dedos a través de su pelo y sostuvo su cabeza aún mientras la besaba ardientemente. ―Dios, te
amo.‖
―Bien, ¡aleluya!. Pense que nunca ibas a hacerlo público. Y no más que para tu archivo, no levanté a nadie en el
Sugar Shack la noche que fui a Lahaina.‖
El la había besado el camino entre su pecho. Sus labios estaban tirando suavemente de su pezón. ―Lo se.‖
―¿Lo sabes?‖
―Hmmm. Nosotros estabamos ya bien encaminados a esto por ese entonces. El único hombre que tu querías esa
noche era yo.‖ Su lengua ágil trazo un patrón humedo sobre sus pechos.
Gimiendo y arqueando su espalda ella suspiró reflexivamente. ―¿Claramente estás confiado de ti mismo?‖
―En absoluto.‖Fue un sacrificio pero él detuvo lo que estaba haciendo y la miró.‖ ―Caer de esa montaña no fue nada
como caer de ti, Lilah Mason. Tú sabes como Elizabeth esta siempre diciendo que yo debo estar en movimiento ,
cómo dejarlos a todos desalentados? Lilah, fascinada por la sinceridad de sus ojos asintió silenciosamente.
―Bien, tu no solamente me detuviste en mi caída, me llevaste a parar el patinazo. Y no estoy hablando de cuando
estaba aplastado sobre mi spalda incapaz de moverme. Tu hiciste caer al poderoso Adam Cavanaug la primera
vez que te vi con aquellos irreverentes pantalones de cuero negro. Desde ese momento solamente tuve una
oportunidad y yo lo sabía . Por eso luché tan duramente.‖
Lilah encontró dificil tragar e imposible hablar. El rió suavemente. ―No me digas que te he hecho enmudecer.‖ Eso
la incitó a sonreir y comentar. ―Duramente, Cavanaugh pero estoy cansada de hablar. Estás en camino de coger un
tres en este show.‖
―¿O bien, qué?‖
Ella le guiño un ojo. ―O hasta que alcances un cuatro.‖

Fin

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