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Hora santa

Tiempos de sufrimiento y enfermedad


Parroquia de Tequis

Exposición del Santísimo Sacramento


Canto introductorio

MONICIÓN: La Eucaristía es alimento y medicina. Si estás en las tinieblas, la Eucaristía es la Luz. Si


sientes la fiebre de las pasiones, la Eucaristía es medicina. Si estás oprimido por las culpas, la
Eucaristía es la victima que paga por ellas. Si tienes hambre, la Eucaristía es alimento del Alma. Si te
sientes débil, la Eucaristía es tu fortaleza. Si tienes miedo a la muerte, la Eucaristía es vida, porque
“El que come mi carne y bebe mi sangre, vivirá para siempre”

ADORACIÓN: Jesús, Tú eres el pan de vida, el que viene a ti, no tendrá más hambre. Señor Jesús,
si no comemos tu carne y no bebemos tu sangre no tendremos vida en nosotros. El que come tu
carne, Tú lo resucitarás, Señor Jesús, ¿A quién iremos Señor? Tú sólo tienes palabras de vida
eterna. Tú Señor, eres el pan bajado del cielo; el que coma de este pan, vivirá para siempre. Jesús,
el permanece en ti, da muchos frutos; quien no permanece en ti, está muerto.

(Padre Nuestro y Ave María)


CANTO

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Yo te adoro profundamente y te ofrezco el


preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la
tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido. Por los
méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María.

(Padre Nuestro y Ave María)


CANTO:

ALABANZA Y ACCIÓN DE GRACIA: Te damos gracias y te bendecimos Dios Santo y fuerte,


porque diriges con sabiduría los destinos del mundo y cuidas con amor, a cada uno de los hombres.
Tú nos invitas a escuchar tu palabra, que nos reúne en un solo cuerpo, y a mantenernos siempre
firme en el seguimiento de tu Hijo Jesús. Porque sólo El es el camino que nos conduce a Ti, Dios
invisible, la verdad que nos hace libres y la vida que nos colma de alegría. Te damos gracias y te
bendecimos Padre fiel y lleno de ternura porque tanto amaste al mundo que le has entregado a tu
hijo para que fuera nuestro Señor y nuestro hermano. Jesús manifestó su amor con los pobres y los
enfermos, con los pequeños y los pecadores. El nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento
humano; su vida y su palabra son para nosotros la prueba de Tú amor; como un padre siente ternura
por Tus hijos; así también Tú sientes ternura por tus fieles.

(Padre Nuestro y Ave María)


CANTO

“Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos


frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y
necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de
confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. No
podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino únicamente
juntos porque nadie se salva solo” Papa Francisco

LECTURA BIBLICA: (2 Cor 1, 4 -11 )

"¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias
y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda tribulación nuestra para poder
nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que
nosotros somos consolados por Dios!.
Pues, así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda
también por Cristo nuestra consolación. Si somos atribulados, lo somos para consuelo
y salvación vuestra; si somos consolados, lo somos para el consuelo vuestro, que os
hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que también nosotros
soportamos. Es firme nuestra esperanza respecto de vosotros; pues sabemos que,
como sois solidarios con nosotros en los sufrimientos, así lo seréis también en la
consolación. Pues no queremos que lo ignoréis, hermanos: la tribulación sufrida en
Asia nos abrumó hasta el extremo, por encima de nuestras fuerzas, hasta tal punto
que perdimos la esperanza de conservar la vida. Pues hemos tenido sobre nosotros
mismos la sentencia de muerte, para que no pongamos nuestra confianza en nosotros
mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. El nos libró de tan mortal peligro, y
nos librará; en él esperamos que nos seguirá librando, si colaboráis también vosotros
con la oración en favor nuestro, para que la gracia obtenida por intervención de
muchos sea por muchos agradecida en nuestro nombre.
REFLEXIÓN
Cuando una persona ama de verdad, sincera y profundamente, es capaz de hacer cualquier cosa. El
amor se vuelve como un río impetuoso que todo lo supera y lo arrastra. El enfermo que ama, le da
otro sentido a su sufrimiento; ya no cuenta las noches de insomnio o los días de soledad, ya no lo
atormentan sus penas o el pensamiento del fin que se aproxima… Siente en sí, dentro de él, una
fuerza, un valor que no sabe explicar pero que lo sostiene y le dan serenidad y paciencia, pues “El
amor es fuerte como la muerte” como leemos en el Cantar de los Cantares.

“Nada se resiste al amor, todo lo transforma”. “Mi vocación es el Amor, en el corazón de mi Madre la
Iglesia, YO SERE EL AMOR” decía Santa Teresita. Por eso nada, ni nadie le quitaban esa paz que
irradiaba en trono suyo. Los mártires afrontaban persecuciones y tormentos con Valentía, porque
esperaban de Dios el premio eterno; Santa Teresita sufre con fortaleza los dolores de la tuberculosis,
pues todo lo ofrece para las misiones.

Para aquél que Dios ha llamado a unir su sufrimiento a los de Cristo, no existe sino una sola y única
virtud: EL AMOR. El amor lo es todo en su vida, y su vida es toda de amor… La esencia, pues, de
esa persona es el amor. Siente que Dios lo ama. Y le corresponde con amor, al amor de Dios. Ya
que el amor llevó a Jesús a entregarse como victima por nosotros. El amor impulsa al alma a
entregarse a Dios en la inmolación del dolor… Amor, amor; no hay otra cosa, no hay otra fuerza que
el amor que pueda hacer comprender y aceptar el sufrimiento en la vida…Hermano, el Padre
Celestial dijo de Jesús: “este es mi hijo muy amado, al que miro con cariño” (Mt. 3,17) Si sabes
descubrir el valor de tu dolor unido al de Cristo, sentirás que Dios no se ha olvidado de ti. Al
contrario, también sobre ti resonará la voz del Padre: “Tú eres mi hijo muy amado, al que miro con
cariño”

Hermano, tú también, desde las cadenas de tu dolor y la oscuridad de tus sufrimientos, mira a este
mundo que necesita ser salvado; mira a Cristo, que pide tu cooperación. No te desesperes. Al
contrario, transfórmate en “Apóstol de Jesús y pregonero de su salvación” el mundo no se salva con
las palabras, sino con la Gracia de Dios y los sufrimientos de Jesús y sus discípulos. Tú puedes ser
cooperador de Cristo desde tu dolor y con tu dolor. Mientras Dios nos preste vida, debemos trabajar
en el cumplimiento de su voluntad y para la venida del Reino en el mundo. La enfermad no debe ser
un obstáculo para acercarnos a El; al contrario, debe ser un medio más para ser instrumentos de
Cristo, cooperadores de su obra salvadora desde nuestra enfermedad y con nuestra enfermedad.
Hermano, la fuerza y el valor del Apóstol Pablo no residían en el mismo, sino en la gracia y valor que
venía de Cristo…”Todo lo puedo en El”; nosotros no somos nadie y no podemos nada sin El, también
nosotros podemos y debemos llegar a decir de la misma manera…”Todo lo puedo en El” (momento
de silencio y meditación)
Letanías de Súplica de la Oración del Santo Padre Francisco ante la epidemia.

TE ADORAMOS, SEÑOR
 Verdadero Dios y verdadero hombre, realmente presente en este Santo Sacramento
Te adoramos, Señor.

 Salvador nuestro, Dios con nosotros, fiel y rico en misericordia


Te adoramos, Señor.

 Rey y Señor de la Creación y de la historia,


Te adoramos, Señor.

 Vencedor del pecado y de la muerte,


Te adoramos, Señor.

 Amigo del hombre, resucitado y vivo a la derecha del Padre,


Te adoramos, Señor.

CREEMOS EN TI, SEÑOR


 Hijo unigénito del Padre, que bajaste del cielo por nuestra salvación
Creemos en ti, Señor

 Médico celestial, que te inclinas ante nuestra miseria


Creemos en ti, Señor

 Cordero inmolado, que te ofreces para rescatarnos del mal


Creemos en ti, Señor

 Buen Pastor, que das la vida por el rebaño que amas


Creemos en ti, Señor

 Pan vivo y medicina de inmortalidad, que nos das la Vida eterna,


Creemos en ti, Señor

LÍBRANOS, SEÑOR
 Del poder de Satanás y de las seducciones del mundo,
Líbranos, Señor

 Del orgullo y de la presunción de poder prescindir de ti


Líbranos, Señor

 De los engaños del miedo y de la angustia,


Líbranos, Señor

 De la incredulidad y de la desesperación,
Líbranos, Señor

 De la dureza de corazón y de la incapacidad de amar,


Líbranos, Señor

SÁLVANOS, SEÑOR
 De todos los males que afligen a la humanidad,
Sálvanos, Señor

 Del hambre, de la escasez y del egoísmo,


Sálvanos, Señor

 De las enfermedades, de las epidemias y del miedo del hermano


Sálvanos, Señor

 De la locura devastadora, de los intereses despiadados y de la violencia,


Sálvanos, Señor

 De los engaños, de la información maligna y de la manipulación de las conciencias,


Sálvanos, Señor

CONSUÉLANOS, SEÑOR
Mira a tu Iglesia que atraviesa el desierto,
Consuélanos, Señor

Mira a la humanidad, aterrorizada del miedo y de la angustia


Consuélanos, Señor

Mira a los enfermos y moribundos, oprimidos por la soledad


Consuélanos, Señor

Mira a los médicos y a los operadores sanitarios, extenuados por el cansancio


Consuélanos, Señor

Mira a los políticos y a los administradores, que cargan con el peso de las decisiones,
Consuélanos, Señor

DANOS TU ESPÍRITU, SEÑOR


o En la hora de la prueba y de la desorientación,
Danos tu Espíritu, Señor

o En la tentación y en la fragilidad,
Danos tu Espíritu, Señor

o En el combate contra el mal y el pecado


Danos tu Espíritu, Señor

o En la búsqueda del verdadero bien y de la verdadera alegría,


Danos tu Espíritu, Señor

o En la decisión de permanecer en Ti y en tu amistad,


Danos tu Espíritu, Señor

ÁBRENOS A LA ESPERANZA, SEÑOR


 Si el pecado nos oprime,
Ábrenos a la esperanza, Señor

 Si el odio nos cierra el corazón,


Ábrenos a la esperanza, Señor

 Si el dolor nos visita,


Ábrenos a la esperanza, Señor

 Si la indiferencia nos angustia,


Ábrenos a la esperanza, Señor

 Si la muerte nos aplasta,


Ábrenos a la esperanza, Señor

CANTO

UNA ORACIÓN POR LA LIBERACIÓN DEL CORONA VIRUS

Señor Jesucristo, te pedimos que nos protejas de la propagación del coronavirus. Tú eres poderoso
y misericordioso; que esta sea nuestra oración - “Ten compasión de mí, oh Dios; ten compasión de
mí, que en ti confío. A la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que haya pasado el peligro.” (Salmo
57:1)

Yahvé , Señor de la Paz, nos acordamos de aquellos que viven en las zonas críticas del coronavirus
y de aquellos que en estos momentos se encuentran aislados. Que sepan que tu presencia está con
ellos en su aislamiento, tu paz en su confusión y tu paciencia en su espera.

Príncipe de Paz, Tú eres poderoso y misericordioso; que esta sea su oración - “¡Venga pronto tu
misericordia a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos!” (Salmo 79:8) Dios de todo
Consuelo y Consejo, oramos por aquellos que están de luto, tambaleándose por la pérdida repentina
de sus seres queridos. Que encuentren tu cercanía en su sufrimiento, tu consuelo en su pérdida, y tu
esperanza en su desesperación. Nombramos delante de ti a aquellos que conocemos, que se
sienten vulnerables y están asustados - los frágiles, los enfermos y los ancianos.
Dios de todo Consuelo, Tú eres poderoso y misericordioso; que esta sea nuestra oración - “Él nos ha
liberado de tal peligro mortal, y nos liberará de nuevo. En Él hemos puesto nuestra esperanza, en
que continuará liberándonos.” (2 Corintios 1:10)

Yahvé Dios sanador, oramos por todos los profesionales médicos que tratan diariamente con las
presiones intensas de esta crisis. Concédeles resistencia en el cansancio, discernimiento en el
diagnóstico, y compasión sobre compasión mientras cuidan de sus pacientes. Te damos las gracias
por el ejército de investigadores que trabajan de forma constante y silenciosa para encontrar una
cura - dales claridad hoy, descubrimientos y avances inesperados. Levántate sobre esta presente
oscuridad, como el Sol de la Justicia con sanidad en tus rayos. Que esta sea nuestra oración –

“¡Oh, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para
ti no hay nada imposible.” (Jeremías 32:17) Dios de toda Sabiduría, oramos por los líderes: los
gobiernos nacionales, y los líderes locales también - los directores de los colegios, los hospitales y
otras instituciones. Ya que has puesto a estas personas en el servicio público para esta hora, te
pedimos que les concedas sabiduría más allá de su propia sabiduría para contener este virus, fe más
allá de su propia fe para luchar contra este miedo, y fortaleza más allá de sus propias fuerzas para
sostener las instituciones vitales a través de este tiempo de agitación.

Dios de toda Sabiduría y Consuelo, Tú eres poderoso y misericordioso; que esta sea nuestra oración
- “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por
eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar.”
(Salmo 46:1-2)

Te alabamos con las palabras del Salmo 91: “Solo Él puede librarte de las trampas del cazador y de
mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu
escudo y tu baluarte! No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que
acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía. Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil
a tu derecha, pero a ti no te afectará.” (Salmo 91:3-7) “Dios mío y defensor mío. Dame alivio cuando
esté angustiado, apiádate de mí y escucha mi oración.” (Salmo 4:1) Que el Señor Dios
Todopoderoso que te ama, te proteja. Que Jesucristo, Su hijo que murió por ti, te salve. Y que el
Espíritu Santo, que se ocupa del caos y nos inunde con Su presencia, interceda por nosotros y a
través de ti por otros en este tiempo. “El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino
celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (2 Timoteo 4:18)
A nuestra Madre Santísima

Oh María, Madre de Dios, a través de los años, tu pueblo ha pedido por medio de tu intercesión en
tiempos de epidemia y enfermedad. Ahora te invocamos madre nuestra y te pedimos ruegues por
nosotros, para que encontremos sanación y refugio y un final rápido para este tiempo de
enfermedad. Sé para nosotros verdaderamente Nuestra Señora de los Remedios y acércanos cada
vez más a tu Hijo, fuente de toda sanación y consuelo. Nuestra Señora de los Remedios, apresúrate
a socorrernos. Amén.

Canto: Mi alma glorifica al Señor mi Dios

Bendición con el Santísimo Sacramento

Oremos:
Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de Tú pasión; concédenos
venerar de tal modo los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de Tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amen.

 Bendito sea Dios.


 Bendito sea su Santo Nombre.
 Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
 Bendito sea el Nombre de Jesús.
 Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
 Bendito sea su Preciosísima Sangre.
 Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
 Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
 Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
 Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
 Bendita sea su gloriosa Asunción.
 Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
 Bendito sea San José su casto esposo.
 Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

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