Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERU

UNIDAD DE POSGRADO DE LA FACULTAD DE


ARQUITIECTURA
MAESTRÍA EN ARQUITECTURA
MENCIÓN: DIDÁCTICA DEL DISEÑO ARQUTIECTÓNICO

CURSO:
TEORIA DE LA ARQUITECTURA

TEMA

“RESEÑA DE LIBRO”
LECCIONES PARTICULARES DE DISEÑO
ARQUITECTÓNICO
AUTOR: ARQ. ARTURO G. PALACIOS MENDIZABAL.

ALUMNO:

Arq. CARLOS ALBERTO SANTA MARÍA CHIMBOR.

DOCENTES :

DR. WILEY LUDEÑA URQUIZO


M.Sc. RAFAEL LOREDO CHUPÁN.

Huancayo, enero del 2017


LECCIONES PARTICULARES
DE DISEÑO ARQUITECTÓNICO

Libro : Lecciones particulares de diseño arquitectónico.


Autor : Arturo Palacios Mendizabal (2015)
Prólogo : Orlando Sánchez Chuquimantari.
___________________________________________________________________________________
Arturo G. Palacios Mendizabal, es un arquitecto nacido en la ciudad de la Oroya (1949),
egresado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Centro del Perú y con
estudios de maestría en Diseño Arquitectónico en la UNI. Autor de los libros “Ensayos sobre
Arquitectura” (1997) y “Audacia y Convicción” (2005), en los que ha desarrollado una forma
peculiar de ver el diseño arquitectónico y de manera particular ensayar algunos procesos que
permitan hacer “diseños eficaces”, como el mismo los denomina.
Su libro “Lecciones particulares de diseño arquitectónico”, nos muestra a un Arturo
Palacios más maduro en sus reflexiones sobre la arquitectura y todos los aspectos a ella atañen.
En esta oportunidad no desarrolla alguna sistemática de cómo diseñar los edificios
arquitectónicos, como si lo hace en sus dos libros precedentes, sino pretende transmitir sus
experiencias, que como docente en los talleres de diseño de distintas universidades, ha
desarrollado, aclarando que estas experiencias tienen que ver con las clases que él dictó y en las
que enseñó soluciones típicas a problemas también típicos, alejándose de las convencionales
“críticas” que tradicionalmente se hacen en éstos talleres.
Secciona su libro en 6 partea; La actitud, la acción, las dudas razonables, los tabúes de la
organización espacial, bondades típicas de la forma y direcciones recomendables y aunque no se
hace visible un nexo directo en cada una de las secciones, pues cada una de ellas puede ser leída
independientemente, si hay conceptos, reflexiones y preceptos teóricos transversales que hacen
del libro una unidad.

La actitud, comprendida como la postura anímica de un diseñador, se convierte según


Palacios en el principal elemento y el motor del profesional. Solo cuando estamos motivados
seremos capaces de enfrentar el mundo complejo y muchas veces incierto del diseño
arquitectónico, por ello estamos de acuerdo con él cuando dice “…La actitud es indeterminada
en cada ser, nos lleva a realizar grandes hazañas, si sabemos direccionarla y tenemos clara la
posición filosófica ante la vida…” (pág. 20). Sin embargo esta postura que, puede permitirnos
hacer grandes cosas, se complementa con el sentido común, el aporte personal, la presión de los
sueños y el aprovechamiento de las oportunidades, no de las que se nos presentan, sino la que
vamos construyendo.
Arturo Palacios, en una versión contemporánea de Bruno Zevi, cree firmemente que el objetivo
de la arquitectura es el diseño del espacio, sin embargo, establece una diferencia cuando habla
de la dicotomía “arquitectura para mirar o arquitectura para vivir”, diseñar creyendo que la
arquitectura es un objeto para ver, es hacer escultura, pero diseñar pensando en la arquitectura
como un lugar para vivir es hacer del objeto algo útil. Dice él, que pese a esta diferencia
pretender diseñar solo bajo un punto de vista, ineludiblemente nos llevará al desencanto. “…En
la opinión generalizada la apariencia del edificio es trascendente; sin embargo, la calidad del
orden espacial es vital…” (pág. 22). El diseño arquitectónico, según Palacios, implica resolver
primero los aspectos funcionales (relativos a la arquitectura para vivir) porque estos son
enteramente racionales y luego la forma expresiva (de aquella arquitectura para ver) porque es
menos dúctil y mueve fibras de sensibilidad.

Respecto a la acción, encaja el tema dentro de concepto de ejecutar actividades, siendo


la especificad de la arquitectura el “diseñar”. Entiende que para enfrentar todo proceso de
diseño arquitectónico, es necesario delinear un derrotero que se ajuste a nuestras pretensiones y
habilidades, El proceso de diseño implica tener en claro, que se quiere satisfacer y cómo se
logra esta satisfacción. Diseñar es establecer un orden y esta es una condición sine qua non de la
arquitectura, sin embargo, el orden tiene su grado de relatividad, pues está sujeta a los
parámetros que el diseñador utiliza.
Todo proyecto nace con una idea, que sea la solución a un determinado problema. A.
Palacios afirma que esa idea que muchas veces nos fluye como una gota de agua, la misma que
por un acto de desdoblamiento, genera otras tantas, por lo tanto no debemos ser excluyentes a
ellas mismas, sino involucrarlas de tal manera que tengamos más posibilidades en elegir la idea
adecuada. Se elige aquella que más nos emociona y tiene mayores opciones. Acto seguido hay
que perfeccionar esa idea, mediante un proceso tenaz y consecuente de engaste, siendo
conscientes, por supuesto, que la perfectibilidad de las soluciones no se agota jamás. Un punto
interesante que toca en su libro es el referido a las fuentes de las nuevas formas y se pregunta
¿existe una fuente donde provienen tales ideas?, Palacios sugiere “…que para tener ideas
novedosas debe entusiasmarnos el tema y debemos escudriñar en él, los múltiples ángulos de su
constitución…” (pág. 67), dice que si vemos una forma que nunca estuvo en ese lugar, entonces
es una forma nueva y nacen por una mente que la geométriza.

Dudas razonables; El autor dice que dudar es propio de la naturaleza humana y cuando
diseñamos tenemos muchas dudas y esto es lógico, pues tenemos que tomar decisiones sobre
algo que no conocemos a profundidad, pero también tiene su lado bueno pues las dudas
entendidas permiten mejores determinaciones. Otro aspecto que cotidianamente ha encontrado
en su experiencia docente es el hecho de que con frecuencia los novatos en el diseño malgastan
su tiempo, tratando de dar solución a una pieza que compone el conjunto, cuando muchas veces
el problema no es la pieza, sino la otras que componen el conjunto. Si una pieza no encuentra su
forma y lugar ideal y no encaja en el conjunto mejor revisemos las otras piezas, recomienda.
Qué significado tiene considerar el contexto en el diseño. Distinguirse o semejarse son
las únicas dos opciones que se tiene; la primera marca la presencia y la segunda puede
significar, incluso, diluirnos, Palacios, reseña “…parecerse no debe significar mimetizarse,
mucho menos desaparecer. Es pertenecer a la naturaleza de los objetos que se encuentran a
nuestro alrededor, no es apropiarse del lugar sino convivir, dar y re4cibir para pertenecer…”
(Pág. 96).
Finalmente en este apartado reflexiona sobre los límites de la creación y el oren
perfecto; en la primera reconoce la forma equivocada de haber enseñado que la creatividad no
debe tener límites para ser verdaderamente útil, pues hoy entiende que, salvo contados casos,
previo a poner en tapete los yerros del proyectos, se debe reconocer el esfuerzo y los resultados
que logro el diseñador, en la segunda reflexión indica que el orden perfecto no existe, por ello
no debemos tener miedo de producir soluciones con órdenes imperfectos, pero lo que no
debemos hacer es hurtar o copiar soluciones ajenas, porque ello es traicionar al creativo que
habita en cada uno de nosotros.

Tabúes de la organización espacial. Para A. Palacios, todo orden espacial es relativo y


requiere de un parámetro apriorístico que ayude a lograrlo, cada uno debe descubrir que su
orden es consecuencia de un parámetro específico que escoge de manera generalmente
apriorística. Esto es verdad, pues al momento de diseñar necesariamente tenemos que asirnos de
un criterio (parámetro) para organizar cada uno de los elementos que componen nuestro
conjunto. Indica que la forma independiente en la arquitectura y en la composición no existe,
que el todo debe estar en relación a las partes y viceversa y que esta relación debe ser pensada
en pertinencia y en consecuencia. En otra parte de la lectura habla de la pertinencia y la
coherencia como dos formas de relación entre las partes y el todo y dice; “…lo impertinente
esta fuera del lugar, es ajeno al contexto, fricciona con todo, la incoherencia hilvana mal los
vocablos…” (Pág. 124). Al finalizar es apartado habla de la proporción y se plantea el hecho de
cuál debe ser el verdadero tamaño del elemento arquitectónico o de cada una de sus piezas
(ejemplo una ventana) y menciona a Eduardo Sacriste, quien afirmaba que la proporción es un
instinto que se pule con la práctica. ”…la proporción tiene bases estadísticas, matemáticas
cuando menos, pero es corroborada por el instinto, uno siente cuando está completo…” (pág.
116).

Bondades típicas de la forma: en este acápite el autor reflexiona acerca de las formas
típicas y dice que si los espacios de la arquitectura ofrecen funciones típicas es lógico que
existan formas típicas, por lo tanto, porque habría que crear lo que otros ya crearon. El pretexto
en las Escuelas de Arquitectura siempre ha sido que si se les enseñaba a los estudiantes estas
formas, entonces se estaba cercenando su creatividad. Él entiende que esa forma de pensar es
equivocada, pues si aprendemos el camino recorrido por otros, el nuestro podrá ir más lejos.
También hace una diferencia entre lo que son los espacios contenedores y los espacios
servidores; los primeros son aquellos que acogen las actividades específicas que dieron origen a
la intervención del diseñador, son concavidades como bolsas que contienen las actividades de
los usuarios, en tanto que los segundos son espacios conectores (pasillos, halls, atrios),
normalmente conocidos como circulaciones. De igual manera al hablar del carácter de la forma
dice que una forma debe expresar la razón de su existencia. Pues no es correcto, por ejemplo,
plantear edificios de departamentos con apariencia de edificios públicos, hacerlo significaría
retroceder al siglo pasado. La forma debe expresar su función, poniendo en evidencia las
razones de su geometría utilitaria. Al finalizar este apartado reflexiona sobre las posibilidades de
vinculación entre elementos, aun cuando estos sean diferentes, pero que puede lograrse
haciendo coincidir las proyecciones de las líneas más notorias de un objeto con algunos puntos
resaltantes de los otros objetos de la misma composición y añade “…las líneas de referencia
también pueden usarse para armonizar las partes internas de un objeto, las diferentes zonas de
su contorno, unificar alturas, etc…” (pág. 131)

Para finalizar el último apartado de libro trata de lo que ha denominado “Direcciones


recomendables” y en él dice que los criterios que han dado origen a la arquitectura de los
distintos tiempos, en su momento fueron paradigmas asumidos plenamente, pero como todas las
cosas con el tiempo se vuelven obsoletas y perecen, Así las formas arquitectónicas desarrolladas
bajo ciertos criterios tienen vigencia en un determinado momento, pero cuando el paradigma
cambia, los criterios mueren y todo vuelve a cero. El trabajo del arquitecto es renovar
constantemente estos criterios para que las formas arquitectónicas también vayan renovándose y
así mantenerlas vigentes en el tiempo. El posmodernismo, por ejemplo, “…busca armonizar
formas del pasado con funciones presentes, conectar la pasajera actualidad con el orgullo
ancestral, no por nostalgia sino por el derecho y obligación de ser el eslabón actual de un solo
devenir histórico…” (pág. 138). Propone que la arquitectura que debemos hacer es aquella
“arquitectura real”, aquella arquitectura tangible, construida, la que va formando pare de la
ciudad y como respuesta a la realidad y no hacer lo que la mayoría de arquitectos hace, trabajar
con objetos abstractos idealizados, intangibles, haciendo arquitectura virtual.
Un tema, frecuentemente usado en la arquitectura es el “concepto”, A. Palacios dice que
el concepto no es una forma, es una noción que sirve de asidero a una forma. Así por ejemplo el
concepto del Volkswagen no nace de un referente que geometriza un sapo o escarabajo, sino del
concepto del desierto, de vencerlo sin agua.
Resumiendo, podríamos decir que, si existe un valor importante en la presente obra, es
precisamente su carácter realista, pues parte de las reflexiones y experiencias que se hacen
cotidianamente en los talleres de diseño de las escuelas profesionales de arquitectura. La forma
de cómo se enfrenta cada tema, no como una crítica en la que se juzga el proyecto del
estudiante, sino como la puesta en marcha de soluciones hipotéticas a los problemas planteados
articulando convenientemente la teoría con la práctica, comprendiendo los conceptos a partir de
ejercicios necesarios y sobre todo elevando la arquitectura a un nivel ideológico y no puramente
tecnológico como es la tendencia de las escuelas de arquitectura.

Quizás una de las limitaciones que podemos resaltar es el hecho de que en la obra se
hace alusión a muchos términos ligados a la arquitectura; la arquitectura propiamente, el
edificio, el diseño arquitectónico, el espacio arquitectónico, etc., en muchos casos utilizados de
manera indistinta. No hay una categorización de los términos. La arquitectura, por ejemplo, es
una categoría histórica, como lo dice W. Ludeña (1997) concebida como la formación de
elementos plurales (objetos, procesos, teorías). En estos términos Arquitectura, edificio y
espacio arquitectónico son conceptos diferentes, ligados si unos a otros, pero definitivamente
cada uno tiene su propia acepción. Entonces cuando hablamos de proceso de diseño nos estamos
refiriendo al objeto arquitectónico o su representación de él (proyecto) y no de la arquitectura
propiamente.

Referencias bibliográficas:

LUDEÑA, W. (1997) Ideas y Arquitectura en el Perú del Siglo XX. Lima. Perú: SEMSA
Servicios Editoriales.
PALACIOS, A. (2,015).Lecciones particulares de diseño arquitectónico”.. Huancayo - Perú.
PALACIOS, A. (1,997). Ensayos sobre arquitectura”. Edic. C.A. P. Regional Junín. Huancayo
- Perú.
PALACIOS, A. (2, 005).”Audacia y convicción”. Edic. C.A. P. Regional Junín. Huancayo -
Perú.

También podría gustarte