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94 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000

prohibían la mezcla de razas, los negros y mulatos libres desafiaron CAPÍTULO 2

también las leyes que reservaban el ascenso social en exclusiva para los
« UN RAYO EXTERMINADOR»
blancos. Como hicieron sus antepasados esclavos, los afrolatinoame-
ricanos consiguieron, gracias a una combinación de negociación y tra- Las guerras por la libertad, 1810-1890
bajo duro, abrirse camino en la clase media colonial e incluso llegar a
los escalones más bajos de la elite, supuestamente blanca.
Estos actos de resistencia y respuesta negra desgastaron las estruc-
turas raciales del colonialismo ibérico. El ejemplo más obvio de este
desgaste eran las leyes raciales del Régimen de Castas, que hacia 1800
se habían vuelto paulatinamente inaplicables. A primera vista, parece
que la resistencia esclava afectó menos a la esclavitud: a finales del
siglo XVIII y principios del XIX ésta se expandía a un ritmo incluso
mayor que antes, con cada vez mayores importaciones de esclavos lle-
gando a casi toda América Latina, y especialmente a Brasil y el Caribe

E
español. Pero como hemos visto, a finales del siglo XVIII los esclavos n 1775,,una. olea~~ revolucionaria se extendió por el Atlántico.
habían desarrollado un amplio repertorio de tácticas para luchar con- Empezo en Amenca del Norte, con la Revolución Americana
tra la esclavitud, así como una agenda de temas sobre los cuales pug- (1775-1783), se expandió por Europa, con la Revolución France-
naban con los amos. Estos temas seguirían definiendo el regateo polí- sa (1789-1799) y volvió a las Américas con la revolución esclava de Hai-
tico entre la elite y los grupos subalternos en Afro- Latinoamérica tí (1791-1804). Cada uno de estos eventos históricos a nivel mundial se
durante el transcurso del siglo XIX. En el ínterin, la expansión de fin de sintió ~o~erosam~nte en la América española y portuguesa, y cada uno
siglo de la esclavitud intensificó las tensiones y las sobrecargas que comum~o cosas diferentes a las gentes que habitaban la región. Los Esta-
caracterizaban a las estructuras de esta institución. A medida que las dos l!mdos mostraron cómo una sociedad del Nuevo Mundo podía
huidas y las rebeliones se incrementaban en cantidad, los propietarios s.acudirse el yugo de la dominación colonial y construir un sistema polí-
y los gobiernos coloniales no dudaron en responder con la fuerza. tico. nuev~ basado en los principios de la soberanía nacional y el republi-
Cada alzamiento esclavo era reprimido, y la policía y las milicias de la camsmo liberal. La Revolución Francesa ofreció a los latinoamericanos
región intensificaron sus campañas contra quilombos y palenques. una lección de cómo derrocar el Antiguo Régimen, basado en la monar-
Pero en las décadas de 181 Oy 1820, cuando los gobiernos coloniales ya q~ía abs~~utista. Las elites criollas se asustaron ante su asalto al privilegio
no podían, o no querían, defender a los propietarios contra sus escla- anstocratlco, pero era precisamente ese asalto, y la invocación que hacía
vos, el impacto acumulado de 300 años de resistencia esclava se senti- la Revolución del igualitarismo democrático y los derechos del hombre,
ría con una gran intensidad. lo que hacía a la experiencia francesa tan atractiva para los intereses de los
negros y mulatos libres y para los blancos de clase baja.
Las Revoluciones Atlánticas afectaron a América Latina no sólo
por la !uerza de su ejemplo, sino también por su impacto geopolítico.
Del mismo modo en que la Revolución Americana desencadenó indi-
rectamente a su contraparte francesa 1, también la Revolución Francesa

l. La participación militar francesa en la Revolución Americana dejó al país galo


con enormes deudas de guerra. Cuando la monarquía propuso nuevos impuestos en
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contribuyó al inicio de las luchas de independencia en América Latina. blancos» artesanos y trabajadores en busca de más igualdad con los
En 1807-1808 fuerzas francesas invadieron y ocuparon la Península plantadores, y negros y mulatos libres en busca de la igualdad racial
Ibérica, depusieron a la Monarquía española e impulsaron a la corte con los blancos- se alzaron en armas para luchar entre ellos y se
portuguesa a huir al exilio de Río de Janeiro. Estos acontecimientos declararon la guerra. El desorden y la agitación resultantes, y la ruptu-
enfrentaron inmediatamente a los latinoamericanos con una serie de ra de los controles coercitivos de las plantaciones azucareras de la isla,
cuestiones candentes.: ¿Aceptarían ellos la conquista francesa de la dieron a los esclavos -el 90% de la población de la colonia- la opor-
madre patria? ¿Rechazarían el dominio francés y permanecerían leales tunidad de rebelarse y hacer su propia guerra 4 .
a la monarquía borbónica, recientemente depuesta? ¿O seguirían el Para las clases dominantes del continente, las lecciones que debían
ejemplo de los Estados Unidos y lucharían por la independencia? extraerse de Haití eran obvias: allí en donde grandes poblaciones de
Mientras los hispanoamericanos lidiaban con estas cuestiones, la grupos no-blancos vivieran en condiciones de trabajo forzoso, una
revolución que más atraía su atención era la haitiana. Además de ser la revolución política podía llevar a una revolución social. Las elites de
sociedad revolucionaria más cercana, Haití era también la sociedad las economías mineras y de plantación más ricas fueron por ello muy
más directamente comparable a las de la América española y portu- cautas en cortar sus lazos con Europa. Las elites de Perú y México,
guesa: una colonia de plantación tropical gobernada por una monar- que gobernaban a millones de indígenas trabajando en condiciones de
quía borbónica absolutista, basada en la esclavitud de origen africano semi-servidumbre en minas, obrajes y haciendas, permanecieron lea-
y regida por leyes de castas modeladas en buena medida en base a las les a la Corona española durante la década de 1810. Los plantadores de
de América Latina. De las tres revoluciones, sus resultados fueron de Cuba y Puerto Rico vieron en sus sociedades una serie de paralelismos
lejos los más radicales: no sólo la independencia y la destrucción del todavía más claros con Haití. Ambos grupos estaban importando
Antiguo Régimen, también la extinción completa de la esclavitud, la miles de esclavos africanos en un esfuerzo para reemplazar a Saint
destrucción de la economía de plantación más rica del mundo, la Domingue como el mayor productor mundial de azúcar. Ninguno de
implantación del dominio negro y mulato y la aniquilación de la ellos optó por arriesgar sus inversiones en una apuesta por la indepen-
población blanca2 • dencia; ambas islas permanecieron leales a España hasta la segunda
Las noticias de la experiencia haitiana fueron ampliamente difun- mitad del siglo XIX.
didas a través de América Latina, y entre miembros de la elite, el pue- Los movimientos por la independencia americana no se originaron
blo llano y los esclavos por iguaP. Esa experiencia hizo patentes las en las zonas con predominio del trabajo compulsivo indígena y africa-
explosivas fuerzas latentes en las sociedades basadas en el trabajo for- no, sino en las periferias, en donde los mestizos superaban a indígenas
zado y demarcado racialmente, así como los enormes riesgos que y blancos, y los negros y mulatos libres superaban en número a los
entrañaba tratar de derrocar a la autoridad central en tales sociedades. esclavos. En Caracas, Buenos Aires, Santiago, Bogotá, Cartagena y
La revolución había empezado cuando los diversos elementos de la Cali, las juntas criollas arrebataron el poder a los funcionarios españo-
población libre de la colonia -«grandes blancos» de la elite de planta- les en 1809 y 1810, dando los primeros pasos para crear nuevas nacio-
dores en busca de mayor autonomía respecto a Francia, «pequeños nes5. A medida que se aventuraban por esa senda, asumieron que,
igual que había pasado en América del Norte, sería la población libre
1786 para pagar esas deudas, los Estados Generales acordaron protestar, lo que desen-
cadenó los eventos que llevaron a la revolución. Skocpol, States and Social Revolutions, 4. Acerca del levantamiento esclavo de Haití, ver James, Black ]acobins; Fick,
62-67. Making of Haiti; Dul:íois,_Avengers of the New World.
2. Blackburn, Overthrow of Colonial Slavery, 161-264. 5. Sobre las guerras de independencia, ver Graham, Independence in Latin Ameri-
3. Córdova-Bello, Independencia de Haiti; Mott, «Revolrn;ao dos negros"; Scott, ca; Kinsbruner, Independence in Spanish America; Lynch, Spanish American Revolu-
«A Common Wind"; Gaspar y Geggus, Turbulent Time; Geggus, Impact of the Hai- tions; Bethell, Independence of Latin America; Rodríguez O., Independence of Spanish
tian Revolution. America.
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-blancos y si era necesario grupos no-blancos libres- la que ganaría vos denunciaron la contradicción entre la libertad nacional y la persis-
la independencia. Lo que no habían previsto es que esa población libre tencia de la esclavitud. «Si [en] algo importan nuestras constituciones
estaba tan dividida internamente en la América española como lo liberales», argumentaba el abogado de la esclava limeña Juana Mónica
había estado en Haití, y que amargas guerras civiles que iban a durar Murga en 1826, «es [en] la libertad que tiene todo hombre para no ser
una década o más se· desatarían en la región. Como en Haití, estas gue- siervo» 7 .
rras darían a los esclavos hispanoamericanos oportunidades para esca- En Brasil, donde la esclavitud había echado raíces fuertes y profun-
par de la esclavitud y luchar por su emancipación. En ningún lugar de das, los mismos líderes de la independencia cultivaron la conexión
la región los esclavos representaban la abrumadora mayoría de la retórica entre independencia y libertad, condenando el gobierno colo-
población que constituían en Haití, lo que dio como resultado que en nial como una forma de esclavización nacional. Por ello, los esclavos
ninguna parte las guerras de independencia produjeran resultados tan supusieron que cuando el gobierno colonial llegara a su fin, en 1822, lo
radicales. Pero en toda la América española (incluyendo, 60 años des- haría también la esclavitud. En Minas Gerais, miles de esclavos se reu-
pués, Cuba y Puerto Rico), las guerras de independencia quebraron el nieron en las ciudades de Ouro Preto y Sao Joao do Morro para espe-
apoyo a la esclavitud colonial e infligieron a la institución heridas rar noticias de su liberación, igual que hicieron pequeños grupos de
mortales. Como en Haití, los encargados de infligirle tales heridas fue- ellos en Espírito Santo. En la capital bahiana de Salvador un visitante
ron los propios esclavos. Al tomar las armas para luchar por su liber- francés informaba de que «no sólo los brasileños libres y criollos dese-
tad, los esclavos no sólo ganaron la independencia para las sociedades an la independencia política; incluso los esclavos nacidos en el país o
en las que vivían, sino que ayudaron a impulsar la primera gran ola de importados hace veinte años pretenden ser criollos brasileños y hablan
reforma social y política en la historia de América Latina. de sus derechos y de la libertad». Cuando vieron que esos derechos no
se materializaban, los esclavos de la ciudad bahiana de Cachoeira
enviaron en 1823 una petición a las Cortes de Portugal para conseguir
GUERRA Y ABOLICIÓN su libertad. Quizá no sabían que Portugal ya no tenía ninguna autori-
dad sobre Brasil, aunque es más probable que estuvieran mostrando su
Para los esclavos de las Américas, la independencia nacional y la descontento con el rechazo del nuevo gobierno brasileño a considerar
esclavitud de las personas eran conceptos mutuamente excluyentes. siquiera la cuestión de la abolición 8 .
Para ellos era evidente que las naciones que habían luchado y sufrido Algunos líderes criollos reconocieron la contradicción entre la
por la libertad no podían denegar ese derecho a sus esclavos. Como independencia nacional y la persistencia de la esclavitud. José Bonifá-
observaba un visitante francés en Brasil en 1822, «libertad» es una cio de Andrada e Silva, uno de los arquitectos de la independencia bra-
palabra «que tiene mucha más fuerza en un país de esclavos que en sileña, fue un exponente temprano de la emancipación. Se preguntaba
cualquier otra parte» 6 • Así, cuando la independencia llegó a la Améri- por ejemplo cómo un pueblo libre podía reconocer el derecho de
ca española y Brasil, muchos esclavos concluyeron que su propia alguien «a robar la libertad de otro hombre y, todavía peor, a robar la
libertad no podía tardar en llegar. En 1818, mientras el virrey español libertad de sus hijos y de los hijos de sus hijos». Los dos grandes liber-
del Perú esperaba la invasión de la colonia por parte de las fuerzas tadores hispanoamericanos, José de San Martín y Simón Bolívar, no
rebeldes que se reunían en Chile, informó a sus superiores de Madrid percibían inicialmente ningún conflicto entre independencia y esclavi-
que la población esclava local se había «decantado abiertamente por tud, pero en el segundo lustro de la década de 181 Ocambiaron sus pos-
los rebeldes, de cuya mano esperan la libertad». Cuando los invasores turas al respecto.'Bolívar consideraba «una locura [la idea de] que una
victoriosos rehusaron declarar la emancipación inmediata, los escla-
7. Blanchard, Slavery and Abolition, 11; Aguirre, Agentes, 193.
6. Souza, Sabinada, 156. 8. Costa, Brazilian Empire, 140; Reis y Silva, Negociarao e conflito, 92-94.
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revolución por la libertad intentara mantener la esclavitud», y tanto él


Tabla 2.1. Abolición de la trata de esclavos y de la esclavitud,
como San Martín impusieron programas de emancipación gradual en
1810-1888
los territorios que conquistaron -en el caso de San Martín, Chile y
Perú; en el caso de B.olívar, Colombia, Ecuador y Venezuela- a pesar
Esclavitud
de la oposición de los propietarios de esclavos locales 9.
País Trata de esclavos Ley
Pero las voces de los antiesclavistas, aun emanando de individuos Abolición
Vientre Libre final
poderosos en posiciones de mando, eran pocas y aisladas. Aparte de las
República Dominicana 1822 1822
rebeliones esclavas, en ningún país de América Latina hubo un movi-
Chile 1811
miento abolicionista significativo en los inicios del siglo XIX. Las fuer- 1811 1823
zas pro-esclavistas estaban mucho mejor organizadas que los antiescla- Centroamérica 1824 1824
vistas, tanto en las redes sociales y de parentesco que constituían las México 1824 1829
relaciones entre los miembros de la elite como en sus asociaciones Uruguay 1825 (1838) 1825 1842
comerciales y cívicas. Plantadores y comerciantes concordaban sin pro- Ecuador 1821 1821 1851
blemas en que la esclavitud era una herencia lamentable y bárbara del Colombia 1821 1821 1852
pasado colonial, una herencia que debería ser eliminada a medida que la
Argentina 1813 (1838) 1813
región continuara su marcha hacia la modernidad. Pero incluso las eli- 1853
Perú 1821 1821
tes comprometidas con la independencia insistían en que las condicio- 1854
Venezuela 1821 1821
nes económicas del momento -particularmente la supuesta falta de 1854
fuentes alternativas de mano de obra- y los derechos de propiedad de Bolivia 1840 1831 1861
los amos hacían la abolición imposible en ese momento histórico. Paraguay 1842 1842 1869
A pesar de esta oposición, en 1825 casi todos los países de la Amé- Puerto Rico 1820, 1835 (1842) 1870 1873
rica española habían prohibido las importaciones de esclavos de Áfri- Cuba 1820, 1835 (1866) 1870 1886
ca, estableciendo además programas de emancipación gradual o inme- Brasil 1830, 1850 (1852) 1871 1888
diata (tabla 2.1 ). Los propietarios de esclavos no habían flaqueado en
su oposición a tales medidas. La presión política para mantener la Nota: Los años se refieren a la fecha en la que la trata y la esclavitud fueron
esclavitud continuó en las décadas posteriores a la independencia, abolidas legalmente. Las fechas entre paréntesis indican el final real de la tra-
haciendo de la emancipación una prolongada lucha que no se resolve- ta, en caso de que éste se diera después de la abolición legal. España firmó tra-
ría hasta las décadas de 1850 y 1860. Los amos accedieron a liberar a tados con Gran Bretaña en 1817 (entró en efecto en 1820) y 1835 para abolir
sus esclavos con reticencias, resistiéndose a cada paso del camino. el tráfico de esclavos con Cuba y Puerto Rico. Brasil firmó un tratado similar
Pero los esclavos también se resistían hábilmente, y las turbulentas con Gran Bretaña en 1826 (entró en efecto en 1830) y abolió formalmente la
condiciones del período independentista ofrecieron oportunidades trata en 1850. La República Dominicana, Centroamérica y México no pro-
sin precedentes para los esclavos en su búsqueda de la libertad, tanto mulgaron leyes de Vientre Libre.
por medios oficiales como extraoficiales.
Fuentes: Clementi, Abolición; Eltis, Economic Growth; King, «Latin-Ameri-
can Republics»; ~out, African Experience.
9. Costa, Brazilian Empire, 41; Lynch, Spanish American Revolutions, 213. Véase
también la ley de emancipación gradual en Uruguay, de 1825, que observaba «la mons-
truosa inconsistencia que resultaría si, entre los mismos pueblos que proclaman y
defienden los derechos del hombre, los hijos de los esclavos permanecieran en tan bár-
bara condición ... » (Rama, Afro-uruguayos, 50).
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La guerra fortaleció la posición de los esclavos en el regateo políti- rebeldes se retiraron a los bosques de las sierras y desde allí continuaron
co con los amos y el Estado de tres maneras diferentes. En primer los ataques contra las haciendas locales y el comercio. Incluso después
lugar, como en Haití, la agitación de la guerra trajo con ella una reduc- de la derrota de España y la conquista de la independencia mexicana en
ción del control de los propietarios sobre sus esclavos, y simultánea- 1821, rechazaban bajar de las montañas, porque temían volver de nuevo
mente incrementó las posibilidades de huida de éstos. Segundo, la al cautiverio. No fue hasta que la esclavitud se abolió, en 1829, cuando
guerra dio a miles de hombres esclavos la oportunidad de obtener su estos esclavos rebeldes finalmente pusieron fin a su guerra 1°.
libertad gracias al servicio militar. Finalmente, el precio de la partici- La lucha entre rebeldes y realistas creó oportunidades similares
pación esclava en los ejércitos independentistas fue la implementación para la huida en Venezuela. Allí el movimiento independentista no era
en la América española de programas de emancipación gradual. liderado por grupos radicales de clase media-baja, como en México,
La esclavitud de plantación se basaba en el control y la supervisión sino por elites de plantadores ricos que no tenían ninguna intención de
rigurosa de los esclavos, tanto en las plantaciones (con capataces y abolir la esclavitud. Al contrario: en 1811, alarmados por el número en
guardias) como fuera de ellas (con la policía, la milicia y los ranchea- aumento de fugas de esclavos en las zonas de plantación, el Congreso
dores o cazadores de esclavos huidos). A medida que las guerras llega- rebelde creó una Guardia Nacional «para la aprehensión de esclavos
ron a las zonas de plantación, los guardianes del orden se iban de ellas, fugitivos». «La esclavitud honrada y laboriosa nada debe temer de estas
bien fuera porque quedaban atrapados en la violencia o bien porque medidas», declararon los rebeldes, pero los esclavos de la región de
huían para escapar de ella. La consiguiente falta de supervisión creó Barlovento, al este de Caracas, estaban en plano desacuerdo. A finales
oportunidades para que los esclavos escaparan de la servidumbre, para del siglo XVIII, Barlovento había sido escenario de frecuentes fugas e
redefinir las condiciones de trabajo en las plantaciones e incluso para . .
1?surrecc10nes ese1avas 11 . A hora, cuando la lucha entre rebeldes y rea-
declararle la guerra a los amos, todos ellos hechos que se dieron a un listas se extendía por el medio rural, miles de esclavos huyeron de las
nivel que hasta entonces era impensable. plantaciones para unirse a los cumbes y a las bandas de guerrilleros.
En México, las hostilidades empezaron con la revuelta de Hidalgo Estas pequeñas fuerzas se unían ocasionalmente para formar contin-
en 1810, un levantamiento masivo de campesinos y mineros indios y gentes mayores y más peligrosos. En 1811 cuatro mil esclavos huidos
mestizos de las zonas mineras al noroeste de Ciudad de México. Derro- marcharon hacia Caracas, pero fueron rechazados por tropas criollas.
tados y dispersados por las tropas reales, los líderes rebeldes intentaron Al año siguiente, los esclavos capturaron el pueblo de Curiepe y ataca-
mantener viva la llama de la insurrección buscando el apoyo de los ron el puerto de La Guaira, pero fueron derrotados de nuevo 12 .
esclavos de plantación de la provincia de Veracruz, en la costa caribeña, Funcionarios y clérigos españoles animaban a los esclavos de Barlo-
una de las pocas regiones de México donde los esclavos constituían una vento a huir de sus amos para debilitar al bando rebelde; el mismo Bolí-
parte significativa de la fuerza de trabajo. Recorriendo las haciendas de var pensaba que los alzamientos de esclavos eran de carácter realista.
la zona e informando a los esclavos de la declaración de abolir la escla- Pero en Venezuela, como en México, los esclavos luchaban «autóno-
vitud que habían hecho los insurrectos, los rebeldes consiguieron per- mamente y por su cuenta, eran independientes tanto de los españoles
suadir a centenares de ellos de huir de las plantaciones y unirse a las gue- como de los criollos» 13 • Era España, al fin y al cabo, la que había crea-
rrillas. Los esclavos «dominaban las filas» de la rebelión en Veracruz,
manteniendo una guerra de hostigamiento y fuga contra las ciudades y
10. Carroll, Blacks in Colonial Veracruz, 99-101; cita en p. 100.
pueblos locales durante cinco años. En 1817 los rebeldes de la provincia 11. Ver capítulo 1, pp. 73-75.
finalmente se rindieron a las superiores fuerzas españolas, aceptaron 12. Lombardi, Decline and Abolition, 46; Brito Figueroa, Problema tierra y escla-
una amnistía y depusieron las armas. Sin embargo, la amnistía no inclu- vos, 325, 333-335.

yó provisiones relativas a la liberación de esclavos. Pensando que si se ~3. Lynch, Spanish American Revolutions, 204. «Cualquiera que fuese la bandera
s<;gmda por estos grupos [de esclavos], casi siempre hacían su guerra particular» (Anto-
entregaban serían re-esclavizados y devueltos a sus amos, los esclavos meta Camacho, citada por Brito Figueroa, Problema tierra y esclavos, 335).
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do y mantenido la esclavitud en la colonia, y aunque la Corona espa-


han quedado vagantes en los bosques ... recelándose del castigo que
ñola ofrecía ahora la libertad a los individuos esclavos que se alistaran merecen por los crímenes cometidos ... » 17 •
en sus ejércitos, no tenía intenciones de acabar con la esclavitud como
En el valle del Patía, al suroeste de Popayán, comunidades de hui-
institución. Tampoco.los criollos, que ofrecían la libertad a los esclavos dos que llevaban establecidas allí largo tiempo se aprovecharon de la
alistados pero rechazaban cualquier plan que incluyera la emancipa- conflagración para vengarse de sus anteriores propietarios. Fundadas
ción general 14 .
durante el siglo XVII y a principios del XVIII por esclavos que huían de
En medio de los desórdenes de la guerra, los esclavos intentaban las plantaciones de azúcar del Cauca y de las minas de oro de Barbaco-
forjar su propia emancipación. Mientras realistas y rebeldes avanza- as, con el tiempo, estas comunidades fueron reconocidas por los fun-
ban y retrocedían a lo largo de las regiones costeras de Venezuela, «la c~onarios locales españoles como asentamientos negros libres, a cam-
disciplina en las plantaciones se colapsó, y recuperar a los esclavos b10 de su aceptación de la soberanía española. Los patianos habían
huidos se convirtió en algo casi imposible» 15 . Éste fue el caso que se negociado así un modus vivendi aceptable con la Corona, pero conser-
dio también en las regiones del Cauca y de Cartagena, en Colombia, vaban recuerdos claros y amargos de sus experiencias como esclavos.
donde los esclavos de las plantaciones se fugaron a los palenques, En consecuencia, cuando la guerra estalló en 1809, los habitantes de
practicando el pillaje y el saqueo en las plantaciones antes de la huida. estas comunidades juraron lealtad a España y se unieron a sus fuerzas
Dado que la mayoría de los plantadores eran criollos, los funcionarios en calidad de guerrilla montada. La lealtad política se confirmó en
y militares españoles alentaron estas acciones. Cuando las fuerzas rea- 1811, cuando las tropas rebeldes invadieron el valle y arrasaron los
listas retomaron Cartagena en 1815, intentaron restablecer el orden en asentamientos negros. Cuando las fuerzas españolas contraatacaron y
el campo y detener a los esclavos que merodeaban por él, pero fueron ocuparon brevemente el valle del Cauca cinco años después, sus
incapaces de hacerlo. Para 1820, la economía de plantación en la costa comandantes dieron vía libre a los patianos para quemar y saquear del
caribeña de Colombia había sido destruida casi por completo, y no iba uno al otro confín del valle, devolviendo a sus anteriores dueños el mis-
a revivir de nuevo hasta después de mediados de siglo 16• mo sufrimiento y la misma destrucción que ellos les habían infligido
Los efectos de las luchas fueron igual de severos en el Cauca, don- antes 18•
de, como en Cartagena y en Barlovento, los oficiales españoles espo-
En Uruguay, una compleja guerra multilateral entre las fuerzas
learon a los esclavos a destruir las propiedades de sus amos criollos. españolas, los ejércitos invasores de Argentina y Brasil y las milicias
Cuando las fuerzas realistas fueron finalmente expulsadas de la región locales aportó para los esclavos similares oportunidades de declarar la
en 1817, un oficial criollo informaba de que «las siguieron muchos de guerra a sus anteriores amos y saquear las estancias. El líder rebelde
estos esclavos; algunos se prestaron al servicio de sus amos, y otros se José Artigas ganó el apoyo de los esclavos, los negros libres y los blan-
cos pobres al decretar una reforma agraria en 1815 y prometer que bajo
su go~ierno «los más infelices serán los más privilegiados». Un viajero
14. Por el lado español, una ley que proponía abolir la esclavitud fue enviada a las frances que se hallaba en Uruguay durante la guerra informaba de que
Cortes para su aprobación en 1811. Fue rechazada, y aparentemente el tema de la «los so~dado~ p.atriotas entraban a las estancias, tomaban lo que les
emancipación no se discutió más en los círculos oficiales españoles en esa época (Fi:an-
co, Conspiración de Aponte, 27-29). En el bando criollo, ver la Orden de Reclutam1~n- converna, pnnc1palmente armas; mataban los ganados, llevaban los
to Esclavo de 1816, que decretaba «la libertad absoluta de los esclavos que han gemido caballos ... A menudo un negro, un mulato, un indio se hacía él mismo
bajo el yugo español en los tres siglos pasados», pero restringía esa liber:a.d a los escla-
vos (y sus familias) que se unieran a las fuerzas rebeldes. Los que no lo hicieran (y tam-
bién sus familias) seguirían siendo esclavos (Brito Figueroa, Problema tierra y esclavos, 17. Colmenares, Independencia, 56, 147.
344).
. 18. Los patianos dejaron «un amargo recuerdo de crueldad y vandalismo que ha
15. Lombardi, Decline and Abolition, 46.
sido recordad~ muchas veces por los hi'storiadores de la región» (Zuluaga Ramírez,
16. De la Vega, Cartagena de Indias; Bell Lemus, Cartagena de Indias, 87-95. Guernl!a y sociedad, 118-119); Colmenares, Independencia, 146.
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oficial y con su banda, robaba a los estancieros». Como en México, fuerzas, no obstante, los esclavos seguían siendo esclavos. Una canti-
Colombia y Venezuela, los esclavos «luchaban por su propia libertad», dad de ellos mayor que nunca antes buscó la libertad mediante la hui-
observaba. Los propietarios de tierras contraatacaron aliándose con un da,. pero esa libertad era precaria e incierta, sujeta a revocación en cual-
ejército invasor portugués que venía de Brasil, y que en 1820 había q:1~e~· momento. Más permanente y segura -aunque también más
vencido a los rebeldes y restaurado el orden (y la esclavitud) en el d1f1cil de obtener- era la libertad que podía conseguirse mediante una
medio rural. Cuando Artigas estaba siendo derrotado sus tropas negras segunda oportunidad creada por la guerra: la del servicio militar.
formaron el núcleo leal de sus fuerzas, y lo siguieron a su exilio perma- ~odas Y cada una de las colonias que ganaron la independencia a
nente en Paraguay, donde se asentaron en dos aldeas afrouruguayas de traves de la guerra se enfrentaron a la cuestión de si armar O no a los
las afueras de Asunción que todavía existen hoy en día 19 • esclavos. Los riesgos de hacerlo eran sustanciales: los soldados escla-
Al elegir permanecer leales a la Corona de España durante la déca- vos podían tan fácilmente volverse contra sus amos como contra los
da de 1810, las elites peruanas evitaron el desastre de la guerra hasta enemi?os d~ sus amos. Además los esclavos no iban a poner sus vidas
1820, cuando las fuerzas rebeldes de José de San Martín invadieron el en peh~r? sm la promesa de la libertad, lo que hizo que su prestación
país viniendo de Chile. En ese punto, como sucedió en el resto de la de serv1c10 fuera mucho más cara, en términos puramente financieros,
América hispánica, los esclavos desertaron de las haciendas costeñas que la de l~s blancos y ~os negros libres. Pero conforme las guerras
para unirse a los grupos de guerrilleros y bandoleros que brotaron en duraron mas d~ lo pre;71st? ,Y, los reclutamientos de negros libres y
el ámbito rural. Los hacendados y los dueños de las plantaciones, blancos se volvieron mas d1f1c1les, tanto la Corona española como los
temiendo por sus vidas, también huyeron de sus propiedades. Ante su rebeldes. se vieron en la necesidad de recurrir a los soldados esclavos.
ausencia, los esclavos se quedaron y convirtieron los lugares en donde Los gobiernos rebeldes de Argentina y Venezuela empezaron a reclu-
vivían en un «territorio liberado, donde los esclavos empezaban a tar esclav?,s .e~ ~ 813; un año más tarde, Chile hizo lo mismo. España
ejercitar cierta medida de auto-determinación sobre sus vidas». Según no recurno imcialmente al reclutamiento, pero ofreció la libertad a los
continuaba la violencia civil y el bandidaje en las décadas de 1830 y esclavos que se presentaran voluntarios para el servicio militar. En
1840, los esclavos alcanzaron en algunas propiedades un estado de 182~, ya de~rotado en el resto del continente, el gobierno español en
«virtual autogobierno», como lamentaba un terrateniente en 1838, en ~e;·t~ recluto una leva de 1.500 esclavos en un intento desesperado (e
el que mantenían en funcionamiento y administraban las posesiones mutil) de rechazar al ejército rebelde de San Martín 2 1,
de sus dueños 20 • Una ~ez que ~esapareció la primera oleada de fervor patriótico, el
A través de la América española, el desorden y la desestructuración reclutamiento de¡ó de ser una medida popular entre los dueños de
traídos por la guerra brindaron a los esclavos oportunidades sin pre- esclavos. En Argentina y Chile, éstos inundaron las oficinas del
cedentes para luchar por sus propias metas e intereses. La devastación gobier~o .con solicitudes de exención. Muchos fueron atrapados in
de buena parte del sector económico de plantación, el debilitamiento fragant1, intentando esconder sus esclavos de los reclutadores a
y empobrecimiento de los plantadores como clase y la destrucción del menudo sacándolos de las ciudades para llevarlos a sus haciendas ru:·a-
Estado colonial español contribuyeron a fortalecer el poder de nego- les22. La resistencia de los amos fue incluso más intensa en Colombia
ciación de los esclavos. En esta situación de balance cambiante de Venezuela y Perú, donde los esclavos componían el grueso de la man~

19. Citas de Montaño, Umkhonto, 166, 167; Frega, «Caminos de libertad», 52. 21. Andrews, Afro-Argentines, 116-117; Feliú Cruz, Abolición en Chile 75-80·
Sobre las ciudades afrouruguayas en Paraguay, ver Montaño, Unikhonto, 201-210. Blanchard, Slavery and Abolition, 11. ' '
20. Aguirre, Agentes, 120-125, 245-254, 276-284; ver también Blanchard, Slavery . 22. ~ndrews, Afro-Argentines, 116; Feliú Cruz, Abolición en Chile, 77-79. Sobre la
and Abolition, 95-125. Los esclavos también tomaron haciendas abandonadas en Car- resistencia de los propietarios a los decretos de leva en Uruguay, ver Carvalho-Neto
tagena (Bell Lemus, Cartagena de Indias, 89). Negro uruguayo, 267; Frega, «Caminos de libertad», 48-49. '
AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 109
108

de obra de la plantación (y en Colombia, de la minería). Los hacenda- amplia evidencia de la reluctancia de los esclavos a entrar en los cuer-
dos peruanos protestaron amargamente contra la leva que B~lívar pos armados. Agentes de alistamiento rebeldes informaban de que en
decretó en 1820, a lo cual él planteó su pregunta, tantas veces citada: el Cauca los esclavos se unieron a sus amos tratando de evadir la leva.
«¿Será justo que mueran solamente los libres por emancipar a los Reclutadores en Perú hallaron que mientras en algunas haciendas 15 o
esclavos? ¿No será útil que estos adquieran sus derechos en el cam~o 20 esclavos se presentaban voluntarios e iban prestos a firmar, en otras
de batalla y que se disminuya su peligroso número por un medio sólo uno o dos querían alistarse, el resto declaraban que «no pueden
poderoso y legítimo? Hemos visto en Venezuela morir la pobla~ión abandonar a sus propietarios», según informaba un oficial2 7 .
libre y quedar la cautiva, no sé si esto es política, pero sé que si en Bolívar se quejaba del rechazo de los esclavos a servir, imputándo-
23 les que «han perdido hasta el deseo de ser libres» y amenazándolos con
[Colombia] no empleamos los esclavos sucederá otro tanto» •
Pero los propietarios de esclavos no estaban tan convencidos de la la pena capital si no se presentaban al reclutamiento 28 • Por supuesto,
necesidad de esa medida. Los agentes de reclutamiento de la región del los esclavos no habían perdido el deseo de ser libres. Más bien dudaban
Cauca informaron de que no podían cumplir sus cuotas porque los de que el servicio militar representara el camino que con más probabi-
hacendados escondían a sus esclavos en los bosques cercanos. En la lidades los condujera a la libertad. Los reclutas esclavos se convertían
provincia vecina de Popayán, las autoridades locales reformu_laron el en libertos cuando entraban en el ejército, pero este estatus estaba con-
decreto de leva, ofreciendo la libertad a los esclavos voluntanos pero dicionado por el cumplimiento satisfactorio del servicio militar com-
24
retirando cualquier mención de reclutamiento forzoso . En Perú, la pleto, que constaba de cinco años en Argentina y otros países, y de
resistencia de los plantadores al alistamiento esclavo estaba tan exten- incluso más tiempo si incurrían en infracciones de la disciplina u otros
dida que San Martín declaró a la obstaculización del ~listamiento u~a castigos. Aunque todavía no se han hecho estudios exhaustivos de las
ofensa criminal, punible con la confiscación de los bienes por el pn- bajas esclavas durante la guerra, es claro que muchos esclavos murieron
mer reclutamiento evadido, y con el exilio por el segundo. Sin embar- antes de cumplir el período de alistamiento completo. Entre 2.000 y
go, después de que San Martín dejara el país en 1823 y volviera a 3.000 libertos argentinos cruzaron los Andes hacia Chile en 1817 con
Argentina, el presidente De la Riva Agüero accedió a las demandas de San Martín. De ellos, menos de 150 volvieron con él en 1823, después
los propietarios de esclavos y devolvió a sus amos incluso a aquellos de seis años de campaña a través de Chile, Perú y Ecuador. En un tea-
que se habían presenta do vo 1untanos· 25 . tro de operaciones diferente, los libertos argentinos sufrieron terribles
La oposición de los propietarios al reclutamiento de los esclavos pérdidas a principios de la década de 1820, en las campañas contra los
está muy clara, pero las actitudes de los esclavos son más ambiguas. indígenas del sur de la provincia de Buenos Aires. Durante el invierno
Algunos respondieron con entusiasmo. En Chile en 1811, bast~nte de 1824, las tropas de esclavos lucharon a temperaturas bajo cero sin
antes del anuncio del reclutamiento esclavo, 300 esclavos de Santiago calzado y sin raciones adecuadas. Volvieron a la capital mutilados por
contrataron a un abogado para pedir al gobierno el derecho de alista- la gangrena y la necrosis por congelación. Muchos de ellos habían per-
miento, y amenazaron con sublevarse si no se les admitía en el ejérci- dido dedos de los pies o de las manos, o partes de miembros. Entradas
to. En Perú, a principios de la década de 1820, algunas madres esclavas las décadas de 1840 y 1850, veteranos negros lisiados mendigando en
buscaron insistentemente a los agentes de reclutamiento rebeldes para las calles eran elementos comunes del paisaje urbano de B.uenos Aires,
alistar a sus hijos y así hacerlos libres 26 • Por otro lado, hay también como lo eran en Lima, Caracas, Cali y otras ciudades 29 •

23. Bohigas, Sobre esclavos, 93-94.


24. Colmenares, Independencia, 148-149; Castellanos, Abolición en Popayán, 29. 27. Colmenares, Independencia, 145; Hünefeldt, Paying the Price, 87.
28. Lynch, Spanish American Revolutions, 213; Colmenares, Independencia, 148.
25. Blanchard, Slavery and Abolition, 8, 13.
26. Feliú Cruz, Abolición en Chile, 65-66; Bohigas, Sobre esclavos, 80; Blanchard, 29. Andrews,Afro-Argentines, 118; Lanuza, Morenada, 83-87; Blanchard, «Miguel
García.»
Slavery and Abolition, l 1; Blanchard, «Language of Liberation».
110 AfRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000
LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890
111

Los censos de Buenos Aires y Montevideo hacen evidente el terri-


ble coste pagado por la población negra de esas ciudades en las gue-
1-ras. Entre 1810 y 1827 el índice de masculinidad (número de hombres
por cada 100 mujeres) entre la población blanca de Buenos Aires
declinó de 103 a 90. Entre la población negra, el índice cayó casi hasta
la mitad, de 108 a 59, un nivel de pérdida catastrófico. En Montevideo,
el índice de masculinidad entre esclavos cayó de 119 en 1805 a 78 en
1819 30 . La falta de información estadística comparable en otros países
no permite fijar con claridad si sus poblaciones negras soportaron pér-
didas similares, pero si los esclavos hubieran muerto y quedado lisia-
dos con la mitad de frecuencia que se observa en Argentina y Uru-
guay, los efectos hubieran sido devastadores.
Dados estos números, y las condiciones de vida generalmente mise-
rables del ejército, lo sorprendente no es que los esclavos intentaran evi-
tar el servicio militar, sino que tal cantidad de ellos accediera a alistarse.
En Argentina, entre 4.000 y 5.000 esclavos se unieron a las fuerzas rebel-
des entre 1813 y 1818; cuando San Martín invadió Chile en 1817, la
mitad o más de su ejército lo componían tropas de libertos. En Colom-
bia, unos 5.000 esclavos se unieron a las fuerzas de Bolívar entre 1819 y
1821. En Ecuador, un tercio estimado de sus reclutas eran esclavos 31 .
Dada la voluntad férrea de los propietarios por retener a sus escla-
vos, el responder al decreto de reclutamiento requería una decisión
consciente. El testimonio de uno de los libertos que la tomó, Antonio Figura 2.1. Sargento de Infantería,
Rodríguez, de Montevideo, sugiere algunos de los motivos para Uruguay, década de 1860. Crédito:
tomarla. Después de haber servido como soldado en el ejército rebel- SODRE (Servicio Oficial de Difu-
de, y de haber sido encarcelado tras haberse negado a pagar a su ante- sión Radio Televisión y Espectácu-
rior amo una porción de sus ganancias diarias como trabajador de una los), Montevideo.
granja, Rodríguez exigía saber cómo «contra toda justicia» su anterior
propietario podía «esclavizarme nuevamente, cuando la Patria me
Luchando por su l~bertad los esclavos desempeñaron un papel fun-
hizo libre y me puso en el fuero de mis derechos» 32 . Aunque Rodrí-
damenta: en ganar la mdependencia para la Sudamérica española, y al
guez responsabilizó a «la Patria» de haberle concedido la libertad, fue
hacerlo impulsaron los programas de emancipación gradual imple-
él quien en realidad la conquistó mediante el servicio militar.
mentados en.~sos años. Bajo las leyes de Vientre Libre, como se las lla-
maba, l?s hiJo.s de madres esclavas nacían libres, como libertos 0
30. Andrews, Afro-Argentines, 70, 73-74; Frega, «Caminos de libertad», 54.
~a~u'.11isos. Mie~tras durara su condición de menores se requería que
31. Andrews, Afro-Argentines, 116-117; Rm1t, African Experience, 176; Bohigas,
Sobre esclavos, 102. ~irvieian a los amos de sus madres, recibiendo un salario por su traba-
32. Frega, «Caminos de libertad», 46-47. La posición legal de Rodríguez estaba l~· Pero cuan~o alcanzaban la mayoría de edad (entre 18 y 21, depen-
deteriorada por el hecho de que había desertado del ejército. El desenlace del caso es diendo del pais), pasaban a ser ciudadanos de la república.
desconocido.
112 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-l890 l 13

Las leyes de Vientre Libre fueron promulgadas al inicio de las gue- edades de entre 18 y 21 años (24 en el caso de los esclavos masculinos
rras, como pasó en Chile (1811), Argentina (1813) y Uruguay (1825), en Perú). Entre 1837 y 1842, conforme los primeros libertos empeza-
o al final de ellas, como en Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela ron a cruzar ese umbral, Colombia, Uruguay y Venezuela extendieron
(todos en 1821 ). En todos los casos estuvieron ligadas directamente a los años de la mayoría de edad para libertos a 25. Perú fue aun más allá,
la cuestión del servicio militar esclavo. Mientras que las primeras leyes decretando en 1839 que los libertos no alcanzarían la edad adulta has-
eran una concesión encaminada a ganar el apoyo esclavo para la revo- ta cumplir 50 años 34 . Este país andino también reabrió el tráfico de
lución, las últimas eran una recompensa por los servicios prestados en esclavos entre 184 3 y 184 7, importando unos 500 esclavos de Colom-
tiempo de guerra 33 • Los que defendían la emancipación gradual prefi- bia (con la aprobación del Congreso de aquel país). Argentina y Uru-
rieron presentar el proceso como el resultado natural de los principios guay retomaron asimismo su comercio de esclavos, importando unos
liberales en los que se asentaba la independencia. Sin embargo, Brasil 600 africanos a Uruguay y varios millares a Buenos Aires a principios
y Estados Unidos eran casos opuestos, que demostraban que era posi- de la década de 1830 35 •
ble conseguir la independencia nacional basada en el liberalismo sin la Pero estas tácticas dilatorias no pudieron prevenir el inevitable
emancipación. Es más, si la ideología liberal era la fuerza que motiva- desenlace final, reforzado por los esfuerzos continuados de los escla-
ba las leyes de Vientre Libre, ¿por qué motivo esa ideología debía vos para escapar del cautiverio. Las leyes coloniales que garantizaban
detenerse antes de alcanzar su conclusión lógica, o sea, la emancipa- el derecho de los esclavos a la manumisión seguían en vigor después de
ción total e inmediata? la Independencia, y los esclavos continuaron buscando la libertad por
Las leyes de Vientre Libre fueron el resultado controvertido y dis- medio de la auto-compra y otros mecanismos. Como pasó durante el
putado de las guerras de independencia, guerras dirigidas (en gran par- período colonial, muchas de estas estrategias se centraron en esfuerzos
te) por los amos, pero ganadas (en gran parte) por los esclavos, un com- familiares colectivos para liberar a sus miembros. En Venezuela, en las
promiso entre los intereses de ambos grupos. Bajo las nuevas leyes, los décadas de 1820 y 1830, «los amos estaban sorprendidos ante los sacri-
intereses inmediatos de los propietarios de esclavos se habían satisfe- ficios que un esclavo podía realizar para reunir el dinero suficiente
cho. Los esclavos seguían siendo esclavos, los libertos tenían que espe- para liberar a su esposa, con la intención de que sus hijos nacieran
rar 18 años o más para reclamar su libertad, y los propietarios retenían libres de toda servidumbre» 36 • En las haciendas de las afueras de Lima,
el trabajo de ambos grupos. Pero mientras los propietarios de esclavos los esclavos que eran padres buscaron oportunidades para vivir y tra-
obtuvieron los beneficios inmediatos del compromiso, la emancipa- bajar en la ciudad, intentando ganar suficiente dinero como para com-
ción gradual y la abolición del tráfico de esclavos significarían en con- prar la libertad propia o la de sus hijos. Entre 1850 y 1854, se registra-
junto la desaparición definitiva de la esclavitud. Sin más esclavos afri- ron en la provincia unas 1.300 manumisiones, la mayoría urbanas y la
canos importados, y sin más esclavos americanos que nacieran, el fin de mayoría pagadas 37 • Y en Colombia, cuando el presidente Mosquera
la esclavitud como institución estaba ahora bien a la vista. anunció en 1848 un nuevo programa para ayudar a los esclavos que
A medida que el fin se acercaba, y en especial cuando los libertos hubieran ahorrado alguna parte del dinero requerido para comprar su
empezaron a alcanzar la mayoría de edad, los propietarios de esclavos libertad, los esclavos acudieron en masa a las oficinas del gobierno,
lanzaron una serie de acciones dilatorias dirigidas a extender la servi- «consignándose su propio peculio el valor de su libertad o la de sus
dumbre negra tanto como fuera posible. Las leyes de Vientre Libre
habían estipulado que los libertos sirvieran a sus patrones hasta las
34. Lombardi, Decline and Abolition, 52; Blanchard, Slavery and Abolition, 50-51;
Rama, Afro-uruguayos, 52.
33. Esto ayuda a entender por qué México nunca aprobó una ley similar. Aunque 35. Blanchard, S!avery and Abolition, 52-57; Andrews, Afro-Argentines, 56, 243.
los esclavos desempeñaron un papel activo en la insurrección de Veracruz, en el país en 36. Lombardi, Decline and Abolitior¡, 127.
su conjunto eran una parte insignificante de las fuerzas rebeldes. 37. Hünefeldt, Paying the Price, 79-85; Aguirre, Agentes, 214-233.
114 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 115

padres e hijos», advertía un funcionario en Barbacoas, «situación que a los esclavos a rebelarse, los liberales decidieron cimentar el apoyo
me hace creer en la pronta extinción de la esclavitud en esta provin- esclavo para su causa decretando la emancipación final. Intentaban
cia»38. mantener el respaldo de los dueños de esclavos, obligando al gobierno
La manumisión, la libertad mediante el servicio militar, las altas a pagar la compensación plena por los esclavos liberados 41 •
tasas de mortalidad (tanto en la guerra como en la vida diaria), y el fin En Perú, los líderes de las guerrillas liberales reclutaron esclavos
de los nacimientos de niños esclavos se combinaron para reducir en prófugos en grandes cantidades. En 1850, después de la elección del
gran medida las cifras de esclavos en los años de la pos-Independencia. hacendado conservador José Echenique para la presidencia, hubo una
La población esclava de Venezuela cayó de 64.000 en 1810 a 40.000 en rebelión de esclavos en el valle de Chicama. Unos 300 esclavos toma-
1830 y 15.000 en 1850; la de Perú, de 50.000 en 1820 a 20.000 en 1850; ron brevemente la ciudad de Trujillo para pedir su libertad, argumen-
y la de Colombia de 70.000 a finales del período colonial a 20.000 en tando que las duras condiciones en las que trabajaban violaban el
185039 • Pero la esclavitud no podía extinguirse totalmente hasta que Reglamento de 1825 (un corpus de leyes relativamente progresistas
los gobiernos no lo decidieran así, mediante la emancipación plena. impuestas por Bolívar que regulaban la esclavitud). Cuando el ex-pre-
Las primeras naciones hispanoamericanas en dar ese paso fueron Chi- sidente liberal Ramón Castilla se alzó contra Echenique en 1853, ape-
le (1823 ), la Federación Centroamericana (1824) y México (1829) 40 . ló al apoyo negro decretando la abolición final de la esclavitud. Des-
No obstante, en todos estos países la población esclava sumaba sólo pués de su victoria y su llegada al poder al año siguiente, reafirmó el
unos pocos millares o menos, y era una parte insignificante del merca- decreto (de nuevo, como en Venezuela, con una compensación para
do de trabajo local. En países en donde los esclavos eran más numero- los dueños de esclavos), y así puso fin a la esclavitud en Perú 42 .
sos, los propietarios siguieron violentamente opuestos a la emancipa- También en las guerras civiles argentinas los federalistas conserva-
ción. Del mismo modo que la guerra había iniciado el proceso de dores y los unitarios liberales (que defendían un gobierno nacional
abolición, la guerra iba a completarlo: en concreto, las guerras civiles centralizado y «unitario») batallaron por la adhesión de los esclavos y
que se desataron en buena parte de la América hispana durante los pri- los negros libres. Mientras que los unitarios denunciaron al dictador
meros 50 años después de la Independencia. federalista Juan Manuel de Rosas por continuar la esclavitud y reem-
En Venezuela, las fuerzas rebeldes habían reclutado esclavos pro- prender el tráfico de esclavos, Rosas cortejó asiduamente a las <<nacio-
metiendo la libertad a los que se alistasen en sus filas. En las décadas nes» africanas (asociaciones culturales y de socorro mutuo basadas en
posteriores a la Independencia, los caudillos militares provinciales identidades étnicas africanas), promovió a negros y mulatos libres y
siguieron una estrategia similar, también adoptada por los nuevos par- ex-esclavos a posiciones de mando en el ejército, y se representó a sí
tidos Liberal y Conservador de las décadas de 1840 y 1850. Varios mismo como el protector paternal de la población afroargentina. Estas
levantamientos reales o potenciales «parecieron espolear a todos los tácticas, combinadas con una represión feroz de sus enemigos, pare-
gobiernos a hacer grandes esfuerzos a favor de los esclavos»; y en cen haber sido efectivas en cimentar el soporte negro para el régimen
1854, después de que los conservadores acusaran al gobierno liberal de de Rosas. Africanos y afroargentinos sirvieron en sus ejércitos en
vender niños libertos para ser esclavizados en Puerto Rico y llamaran grandes cantidades, supuestamente usaron su condición de sirvientes
domésticos para informar acerca de sus oponentes y celebraron visi-
blemente sus victorias. Cuando Rosas fue finalmente derrotado por
38. Correa González, «Integración socio-económica», 31.
39. Lombardi, People and Places, 132; Lombardi, Decline and Abolition, 35, 62; las fuerzas unitarias en 1852 y enviado al exilio, uno de los mayores
Blanchard, Slavery and Abolition, 14; McFarlane, Colombia befare Independence, 34,
353; Buslmell, Making of Modern Colombia, 107.
40. La esclavitud fue también abolida en Santo Domingo (hoy República Domini- 41. Cita de Lombardi, Decline and Abolition, 63; sobre la abolición, ver 135-142; y
cana) en 1822 por las fuerzas haitianas de ocupación. Esta emancipación liberó unos 10- Wright, Café con Leche, 31, 34-35.
15.000 esclavos. Deive, Esclavitud del negro, 608-609. 42. Blanchard, Slavery and Abolition, 189-207.
116 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 117

desafíos que afrontaron los vencedores fue cómo romper la conexión hicieron las formas de resistencia a la esclavitud, ahora más violentas y
entre el dictador y sus seguidores negros y mulatos. Su respuesta fue conflictivas. Cuando la emancipación llegó finalmente a Cuba (1886),
abolir la esclavitud en la Constitución de 1853 43 . lo hizo de la misma manera que en la América hispánica continental:
La lucha contra Rosas también produjo la abolición en el vecino los esclavos sacaron partido de las oportunidades creadas por una gue-
Uruguay. En 1839, Uruguay declaró la guerra al régimen de Rosas, rra de independencia que duró una década. En Brasil, en cambio, la
iniciando no sólo un conflicto internacional, sino una guerra civil de emancipación llegó en 1888 no a través de una guerra, sino mediante
12 años entre aliados y oponentes locales del dictador argentino. En una campaña masiva de desobediencia civil, llevada a cabo en parte
1842, buscando efectivos para el ejército, el gobierno nacional emitió por los esclavos y en parte por un movimiento abolicionista multirra-
un decreto que combinaba la abolición final de la esclavitud con la leva cial basado en la población libre.
forzosa de todos los hombres esclavos en edad de combatir. Las fuer- La guerra fue evitada en Brasil, Cuba y Puerto Rico en buena
zas que se oponían al gobierno promulgaron otro decreto en 1846 que medida gracias a la determinación de las elites de no repetir los suce-
no contenía obligaciones de servicio militar, que fue el que seguiría en sos de Haití. En las décadas de 1790 y principios de la de 1800, los
vigor después del final de la guerra, en 1851 44 • gobiernos y los dueños de las plantaciones en cada una de estas colo-
En todos estos casos -así como en Colombia y Ecuador, que abo- nias habían aprovechado las oportunidades creadas por la destrucción
lieron la esclavitud en 1851- la esclavitud llegó a su fin como parte de de la economía azucarera de Haití para incrementar sus propios nive-
las disputas políticas y militares entre liberales y conservadores. les de producción de azúcar e importación de esclavos africanos. A
Ambas partes buscaron atraer el apoyo de esclavos y negros y mulatos medida que tomaron esa senda, fueron conscientes de que si trataban
libres, o al menos sustraerlo de sus rivales. En cada caso, no obstante, de reproducir los logros económicos de la colonia francesa, también
los conservadores evitaron dar el último paso en declarar la emancipa- corrían el riesgo de reproducir sus logros políticos: específicamente, el
ción, dejando que los liberales lo hicieran. Este hecho ayudó a forjar de haber sido la única revuelta esclava que triunfó en el Nuevo Mun-
un vínculo entre el liberalismo como movimiento político y las pobla- do. Las elites de los tres países hacían referencia frecuentemente a sus
ciones afrolatinoamericanas que continuó durante la segunda mitad homólogos haitianos, arruinados y destruidos por la Revolución. En
del siglo XIX, y que tuvo consecuencias importantes para la política en 1814, un grupo de comerciantes y plantadores de Salvador, la capital
la región. de Bahía, escribió al rey para expresarle sus miedos sobre el creciente
estado de rebeldía entre la población esclava. Después de enumerar
algunos incidentes como asaltos, crímenes e «insolencia» por parte de
PAZ (Y GUERRA) los esclavos, concluían que, a menos que fueran tomadas medidas
severas, «nadie de buen sentido puede dudar de que el destino de esta
¿Qué sucedía con los esclavos en esos pocos países -Brasil, Cuba, capitanía será el mismo que el de la isla de Saint Domingue ... [los
Puerto Rico- que escaparon a la guerra constante durante la primera esclavos] conocen y discuten sobre lo que ocurrió en la isla de Saint
mitad del siglo XIX? En ausencia de los efectos desestabilizadores de la Domingue, y se oyen proclamas sediciosas que dicen que para el día
guerra, la esclavitud como institución no sólo persistió, sino que se de San Juan no quedará ni un blanco ni un mulato vivo». Dos años
expandió hasta alcanzar niveles desconocidos anteriormente. A medi- después, 180 comerciantes y plantadores de la ciudad bahiana de Sao
da que el tráfico de esclavos introdujo más africanos en esos países, las Francisco repetían la cuestión: «El espíritu de insurrección se ve entre
bases africanas de las comunidades negras se fortalecieron. También lo todo tipo de esclavos, y es fomentado principalmente por los esclavos
de la ciudad [de Salvador], donde las ideas de libertad han sido trans-
43. Andrews, Afro-Argentines, 96-101; Lynch, Argentine Caudillo, 53-56. mitidas por marineros negros que venían de Saint Domingue». El
44. Pelfort, 150 años, 65-84; Borucki et al., Esclavitud y trabajo, 33-113. comandante de las fuerzas portuguesas en Pernambuco persuadió a
118 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 119

los plantadores locales de abandonar el alzamiento republicano de A pesar de estas medidas, importantes conspiraciones esclavas fueron
1817 al recordarles los peligros de una revolución esclava y citar «el descubiertas en ambas islas en 1812. Las noticias de los debates en las
ejemplo de la Isla de Santo Domingo [que] es tan horroroso y está Cortes españolas de aquel año acerca de la posibilidad de abolir la
todavía tan reciente ... ». Durante una segunda revuelta republicana en esclavitud habían llegado a las islas, y provocaron entre los esclavos
Pernambuco siete años después, «el único tema de conversación [en rumores de que ellos eran en realidad libres, y los amos los retenían
Recife, la capital] era Henri-Christophe y el levantamiento de Santo ilegalmente. Las autoridades descubrieron los planes de los esclavos
Domingo» 45 . antes de que fructificaran; en Cuba, los negros libres que conspiraban
El ejemplo de Haití proyectaba una sombra todavía más alargada (algunos de ellos veteranos afrodominicanos de la Revolución Haitia-
en Cuba y Puerto Rico, que habían albergado muchos de los refugia- na) consiguieron coordinar los alzamientos de los esclavos de las plan-
dos blancos, negros y mulatos libres y esclavos de la Revolución. En taciones en las provincias de La Habana, Puerto Príncipe, Bayamo y
1799, mientras la Revolución estaba todavía en marcha, el Consulado Holguín. El principal conspirador cubano, el carpintero y miliciano
Real de La Habana, una institución oficial que representaba a los plan- José Antonio Aponte, negro libre, fue arrestado y condenado a muer-
tadores y comerciantes locales, envió al capitán general una serie de te. Entre las pruebas que lo incriminaban y que se hallaron en su casa
propuestas para mantener «la tranquilidad y obediencia de los siervos estaban los retratos de los líderes de la independencia Toussaint L'Ou-
de esta colonia»: «La independencia sola de los negros de Santo verture y Henri Christophe, presidiendo su sala de estar47 •
Domingo justifica en gran manera nuestro actual susto y cuidado ... Siendo plenamente conscientes de los riesgos de la revolución
Nada será más fácil que ver un nuestro país una irrupción de aquellos esclava, y ante una presencia militar española numerosa en ambas
bárbaros y por lo mismo es urgente que se tomen providencias que islas, las elites cubanas y portorriqueñas optaron por permanecer lea-
eviten una catástrofe». Diez años después, el alcalde de San Juan, en les a España, escapando así de la violencia que desangró al continente.
Puerto Rico, expresaba miedos similares. Los franceses habían usado Brasil también la evitó, aunque por diferentes razones. Mientras que
esclavos africanos para convertir a Saint Domingue en la colonia más las colonias españolas se habían visto obligadas a decidir en 1809-181 O
rica del mundo, advertía, y esos mismos esclavos los habían acabado si debían o no permanecer leales al soberano depuesto por Francia, los
destruyendo. «Y siguiendo nosotros las máximas por donde nuestros brasileños se habían ahorrado ese dilema cuando el rey Juan VI y su
vecinos los franceses se hicieron poderosos, ¿no seremos también al corte huyeron de los invasores franceses, cruzando el Atlántico y esta-
fin pobres miserables como ellos y víctimas del furor insaciable de los bleciendo su residencia en Río de J aneiro. El primer paso concreto
bárbaros negros? ... ¿No vendrá a formar una multitud, que si no fue- hacia la independencia -la elevación de Brasil al estatus de reino en
ra en nuestros días, será un rayo exterminador en los de nuestras gene- 1815, el equivalente administrativo a Portugal- lo dio el mismo
raciones futuras?» 46 • monarca. La independencia de Brasil fue declarada en 1822 por el hijo
En 1806 España prohibió la entrada en Cuba y Puerto Rico de de Juan, el príncipe regente Don Pedro, que se había quedado en Bra-
cualquier persona de color proveniente de Haití. El gobernador de sil para gobernarlo cuando su padre volvió a Portugal en 1820. Aun-
Puerto Rico añadió a esta medida la orden de censar a los esclavos en que las guarniciones portuguesas del Nordeste opusieron una breve
todas las municipalidades de la isla y de informar «dónde se reunían». resistencia, pronto fueron reducidas y la paz fue restaurada. Las insti-
tuciones y la autoridad real siguieron intactas y capaces de mantener el
45. Conrad, Children of God's Pire, 405; Graden, «An Act "E ven of Public Secu- orden en el medio rural. Ninguna plantación fue destruida, ningún
rity"», 256; Mota, Nordeste 1817, 59, 119; Reis y Silva, Negociar;ao e conflito, 91, 94;
Freyre, Mansions and Shanties, 370. Ver también Mott, «Revolw;ao dos negros»;
Karasch, S!ave Lije, 324; Schwartz, Sugar Plantations, 478-479. 47. Baralt, Esclavos rebeldes, 16-29; Franco, Conspiración de Aponte, 51 y pássim.
46. Franco, Conspiración de Aponte, 12-13; Díaz Soler, Historia de la esclavitud, También sobre Aponte, ver Palmié, Wizards and Scienústs, 79-144; Childs, 1812 Apon-
212. te Rebellion.
120 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 121

esclavo fue reclutado para el servicio militar, ninguna ley de Vientre económica para la familia del miembro del cabildo. Con el tiempo
Libre fue promulgada, y no se trató seriamente el tema de poner fin al algunos cabildos adquirieron edificios y otros bienes inmuebles, de
tráfico de esclavos africanos 48 . los que obtenían rentas. Esas rentas, combinadas con las cuotas y otras
En Brasil, como en Cuba y Puerto Rico, la esclavitud y la econo- contribuciones, se usaban para ayudar a los miembros a salir de la
mía de plantación sobrevivieron intactas a través de la primera mitad esclavitud, o a montar negocios 51 .
del siglo XIX, y entraron en la segunda inmersas en el mayor período El antropólogo cubano Fernando Ortiz, quien en las décadas a
de crecimiento y expansión que jamás habían experimentado. Entre caballo entre el siglo XIX y el XX estudió de primera mano algunos de
1800 y 1850 las exportaciones azucareras de Cuba se multiplicaron los últimos cabildos, enfatizó su papel de nexo político entre la pobla-
por diez (de 29.000 toneladas por año a 295.000), y las exportaciones ción de esclavos y negros libres y el gobierno colonial. Cada cabildo
brasileñas por seis (de 20.000 toneladas en 1800 a 120.000 en 1850). La elegía un rey, que «era acreditado ante el Capitán General como emba-
producción de Puerto Rico era mucho más baja, pero el ritmo de jador de su colonia, mejor dicho, de la respectiva nación africana», y se
incremento fue más acelerado: de menos de 1.000 toneladas por año en le daban poderes para negociar con las autoridades en cuestiones de
1810 a más de 50.000 en 1850 49 • Las importaciones de esclavos se interés para la membresía. Estas negociaciones dieron pie a un cons-
incrementaron de acuerdo a esos ritmos. Entre 1800 y 1850 Brasil tante tira y afloja entre los cabildos y el gobierno. La administración
recibió 1,7 millones de africanos, los mismos que en todo el siglo XVIII. colonial intentó usar a los cabildos como un medio para controlar a
Cuba recibió 560.000 (y otros 150.000 entre 1850 y 1867) y Puerto los esclavos y los negros libres de la ciudad, quienes a su turno inten-
Rico, unos 50.000 5º. taron hacer valer sus intereses. Estos objetivos contradictorios eran
Estas cifras de africanos llegados a esos países eran las mayores vis- patentes en el nombre mismo del dirigente ejecutivo de los cabildos:
tas hasta la fecha, y el impacto de su llegada se sintió intensamente. En mientras los cabildantes se referían a él como rey, los funcionarios
los tres países, el carácter africano de la comunidad esclava fue enor- españoles usaban el término capataz, y lo hacían responsable del
memente reforzado, tal y como puso de manifiesto la proliferación de «buen comportamiento» de sus sujetos 52 •
instituciones y prácticas culturales de origen africano. Uno de los puntos de discordia frecuente entre las autoridades y
En Cuba las organizaciones étnicas africanas, los «cabildos de los cabildos eran los actos culturales africanos: la música, la danza y la
nación», habían existido desde finales del siglo XVI. A mediados del religión. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, la Iglesia había
siglo XVIII, al menos 21 entidades de este tipo existían en La Habana. intentado convertir a los cabildos en hermandades religiosas católicas,
Durante la primera mitad del XIX el número de cabildos en la ciudad asignando a cada uno de ellos un santo patrón e instruyendo a sus
se multiplicó más de tres veces, reflejando un mayor tamaño y diver- miembros en la doctrina y la liturgia católicas. Como en toda Améri-
sidad de la población africana. Los cabildos cumplían un amplio aba- ca Latina, los practicantes de las religiones africanas fueron receptivos
nico de funciones económicas, políticas y culturales. La mayoría pro- al cristianismo, pero insistieron en retener sus deidades y ritos africa-
porcionaba ayuda económica cuando sus miembros enfermaban o nos. Los cabildos eran los lugares en donde esas deidades eran adora-
quedaban discapacitados, y todos brindaban algún tipo de socorro en das y sus ritos preservados.
caso de muerte, ayudando a costear los funerales y dando asistencia
51. Ortiz, «Cabildos afrocubanos»; Deschamps Chapeaux, Negro en la economía,
31-46; Howard, Changing History; Brown, Santería Enthroned, 25-61. Sobre organi-
48. Sobre la independencia de Brasil, ver Bethell, «Independence of Brazil»; Russell- zaciones similares en' otros países, ver Friedemann, Cabildos negros; Montaña,
Wood, From Colony to Nation. Umkhonto, 65-88; Goldman, ¡Salve Baltasar!, 29-52; Chamosa, «To Honor the
49. Perez, Cuba, 77; Alden, «Late Colonial Brazil», 314; Eisenberg, Sugar Ashes».
lndustry, 9; Scarano, Sugar and Slavery, 7-8. 52. Ortiz, «Cabildos afrocubanos», 12° 13; Deschamps Chapeaux, Negro en la eco-
50. Eltis, Economic Growth, 249. nomía, 32.
122 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 123

Conforme el control de la iglesia sobre la sociedad cubana se debi- al mar, al rayo, al remolino, al sol, la luna y a los luceros. Una concen-
litó durante el siglo xrx53 , y más africanos que nunca llegaron a la isla,
1
tración de fuerzas» 55 .
la orientación cultural africana de los cabildos se vio fortalecida, dando Los yorubas coincidían con los congo en la creencia de que estas
lugar a nuevas religiones afrocubanas: santería, abakuá y palo monte. fuerzas espirituales ejercían una influencia directa sobre el destino
Cada una de éstas se originó en los cabildos de sus respectivas naciones: humano, pero mientras los congo situaban esas fuerzas en objetos
santería en los cabildos yoruba (también conocidos como lucumí), de naturales, los yoruba les daban un carácter antropomórfico y los
los que existían 8 en La Habana durante las décadas de 1820 y 1830; incluían en un panteón de deidades, los orishas. Los sacerdotes congo
abakuá en los cabildos carabalí (de la costa de Calabar), con 25 de ellos; trabajaban con sus minkisi y sus prendas (objetos rituales), pero «a los
y el palo monte en los cabildos congo, de los que había 15. viejos lucumises les gustaba tener sus figuras de madera, sus dioses»,
Estas religiones tenían mucho en común. Todas subrayaban la recordaba Montejo. «La brujería tira más para los congos que para los
poderosa influencia que los espíritus de los ancestros y de las fuerzas lucumises. Los lucumises están más ligados a los santos y a Dios» 56 •
sobrenaturales encarnadas en la naturaleza ejercían en la vida de las Los yorubas llevaron sus deidades al Nuevo Mundo: Changó, oris-
personas. Todas invocaban misterios y conocimientos sagrados celo- ha del trueno y del rayo; Yemayá, orisha de los mares; Ogún, orisha del
samente guardados. Sin embargo, estas religiones diferían entre ellas hierro y la guerra; y otros. Algunas de estas deidades de habían origi-
en su filosofía y en su liturgia, un reflejo de sus orígenes africanos. El nado entre otros pueblos africanos y fueron incorporados al panteón
ex-esclavo Esteban Montejo, por ejemplo, cuando describía las con- yoruba, y a medida que los yoruba hallaron otro conjunto de poderes
diciones de vida de la plantación distinguía entre «dos religiones afri- sagrados -Dios Padre, Dios Hijo, el Espíritu Santo, la Virgen María y
canas ... la lucumí [yoruba] y la conga. La conga era la más importan- los santos- tuvo lugar un proceso similar con las divinidades cristia-
te ... porque los brujos se hacían dueños de la gente ... La diferencia nas. En parte como una táctica para esconder la adoración de los oris-
entre el congo y el lucumí es que el congo resuelve, pero el lucumí has, y en parte como un acto de apropiación, los esclavos y los negros
adivina» 54 • libres yoruba de Cuba incorporaron a los dioses cristianos a sus cere-
La religión congo consideraba un único y todopoderoso Dios, monias religiosas, y produjeron así una nueva religión americana de
Nzambi Mpungu, quien creó el universo y gobierna sobre él, aunque origen africano: la santería, el camino de los santos 57 .
desde una inmensa distancia metafísica, invisible e inaccesible a la Los rituales de santería se centran en servir a los orishas a través de la
mediación humana. En sus esfuerzos para mejorar la vida en la tierra, oración, la danza, y la «alimentación», esta última mediante el sacrificio
en consecuencia, los sacerdotes congo apelaban a los numerosos espí- de animales y el uso de otros objetos. Los santeros también buscan leer
ritus de los ancestros fallecidos y de las poderosas fuerzas naturales a través de la adivinación la naturaleza de la relación entre los practican-
que habitan el reino intermedio entre Nzambi y los seres humanos, y tes individuales y los orishas que los gobiernan, así como resolver cual-
que influyen directamente en los asuntos humanos. Se accedía a esos quier problema o dificultad en tal relación. Montejo interpretó estas
espíritus mediante el uso de objetos rituales -tierra de los cemente- diferencias entre las religiones congo y yoruba como la diferencia entre
rios, semillas, piedras, pieles de animales, raíces, bastones y ramas-
combinados en bolsas o calderos rituales. El oficiante congo «mete en
el caldero todos los espíritus: allí tiene al cementerio, al monte, al río,
55. Lydia Cabrera, citada en Thompson, Flash of the Spirit, 123; ver también 101-
159; Castellanos y Castellanos, Religiones y lenguas, 127-202; Cabrera, Regla Kimbisa
y Reglas de Congo. ·
56. Barnet, Autobiography, 35.
53. Sobre el debilitamiento de la influencia de la Iglesia en Cuba, ver Moreno Fra- 57. Sobre la religión yoruba y la santería, ver Thompson, Flash of the Spirit, 1-100;
ginals, Ingenio, Vol. 1, 112-26; Knight, Slave Society, 106-113. Castellanos y Castellanos, Religiones y lenguas, 9-125; Cabrera, El monte y Yemayá y
54. Barnet, Autobiography, 33, 35. Ochún; Brandon, Santería; Murphy, Santería; Brown, Santería Enthroned.
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la intervención activa en el mundo espiritual («resolver») y la «adivina- como religioso. El propio nombre de las logias cubanas, potencias, es
ción», más pasiva. Pero al interpretar la relación entre los orishas y sus significativo; y de hecho, las logias buscaron, y alcanzaron, un poder
devotos, los santeros también «resolvían». El propósito de la adivina- político y económico considerable dentro de la comunidad afrocuba-
ción era identificar .las fuerzas espirituales que influían en el camino de na. En sus procedimientos internos eran altamente jerárquicos y dis-
los individuos en la vida y ayudarlos a evitar el peligro y la desgracia ciplinados. El aura de conocimiento místico secreto que rodeaba a sus
armonizando su relación con sus orishas. Al hacerlo, observaba Monte- miembros les confería prestigio y autoridad, y las logias acumularon
jo, «los viejos lucumises ... le sacaban a uno hasta lo malo que uno asimismo recursos financieros y ganancias nada despreciables. En
hacía» 58 • La santería era, y es, una fe basada en ayudar y sanar a los que cuanto fueron creadas, se movilizaron para adquirir el control de la
padecen, tanto como pueda serlo la magia congo. contratación de estibadores y trabajadores de los muelles del puerto
De las tres ramas principales de la religión afrocubana, la abakuá de La Habana. De hecho, pudo haber sucedido que las primeras logias
fue la única con la que el joven Montejo no tuvo contacto, probable- se fundaran en la década de 1830, en el punto álgido del primer boom
mente porque ésta no penetró en el medio rural, en donde él pasó su azucarero de la isla, precisamente para capitalizar las oportunidades
juventud. En Cuba, como en África, la religión abakuá estaba basada económicas que este momento brindaba60 •
en el ambiente urbano y muy relacionada con los puertos y el comer- Dado que los trabajadores del puerto eran casi enteramente africa-
cio transoceánico. Conocida en África como el culto del leopardo, flo- nos y afrocubanos, las logias dividieron el puerto en territorios espe-
reció en el siglo XVIII y principios del XIX en los puertos esclavistas de cíficos, dentro de los cuales cada logia tenía el monopolio de la nego-
la costa de Calabar, en los deltas de los ríos Níger y Cross. La religión ciación con los dueños de los muelles y los almacenes portuarios en lo
abakuá compartía muchos elementos doctrinales y litúrgicos con la tocante a contratos de trabajo y provisión de cuadrillas. Conforme la
religión yoruba: el panteón de divinidades, las formas de sacrificio economía del azúcar se desaceleró después de 1860, y el número de
animal y de otros tipos y la devoción hacia los espíritus de los muer- potencias continuó creciendo, la competición entre ellas arreció hasta
tos. Sin embargo, a esas características añadía una estructura institu- convertirse en batallas campales nocturnas entre camorristas abakuá
cional muy diferente de la de la santería. El culto del leopardo era una armados con cuchillos y navajas. La entrada de miembros blancos en
sociedad secreta organizada en logias o capítulos locales, basada en un el culto en la década de 1850, y la fundación de siete potencias blancas
corpus de conocimiento ritual secreto que los miembros pagaban altas en las décadas de 1860, 1870 y 1880, parecen haber exacerbado las ten-
contribuciones por aprender y prometían no divulgar nunca. La pri- siones. Frente a esta violencia, el gobierno español prohibió esta reli-
mera logia abakuá fue establecida en el suburbio de Regla, en La gión en 1876 y deportó a cientos de ñáñigos (como eran llamados los
Habana, en 1836. En diez años, 40 logias más -o potencias, como miembros de las logias abakuá) a prisiones en las colonias españolas de
eran llamadas- se habían establecido en la capital. Poco después, las Ceuta y Fernando Po, en África, en donde pronto establecieron nue-
logias se extendieron por Guanabacoa y Marianao, en la provincia de vas logias, de acuerdo a algunas fuentes 61 •
La Habana, y por los puertos de Matanzas y Cárdenas, en la provincia Los abakuá nunca aparecieron en ningún otro país latinoamerica-
vecina de Matanzas 59 . no, y hasta hoy su presencia sigue limitada a Cuba. Sin embargo,
En Cuba, como en África, el sistema de logias y el alto costo de la durante estos mismos años (1800-1850), Brasil experimentó un movi-
iniciación dieron a los abakuá un carácter tan político y económico miento cultural de origen africano de tipo diferente, si bien compara-

58. Bamet, Autobiography, 35. 60. López Valdés, «Sociedad secreta "abakuá"»; sobre el papel del culto del leopar-
59. Sobre los abakuá, ver Castellanos y Castellanos, Religiones y lenguas, 203-262; d~ en regular la deuda y el crédito en África, ver Lovejoy y Richardson, «Trust, Pawns-
Thompson, Flash of the Spirit, 225-268; Cabrera, Sociedad secreta Abakuá y Anafo- h1p», 347-349.
rnana; y Sosa, Ñáñigos y Carabalíes. 61. Helg, Om· Rightful Share, 30, 83.
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126

ble en algunos aspectos a los abakuá. Era el arte marcial de la capoeira, la represión policial y la prohibición en 1890 de los «ejercicios de agi-
una combinación de danza y lucha con pies y manos. De origen ango- lidad y destreza corporal conocidos por la denominación de capoei-
leño, la capoeira fue cultivada y desarrollada inicialmente por los ra»64.
esclavos y negros libres. El nombre y el fenómeno aparecen por pri- La capoeira no tenía un contenido religioso específico, pero la
mera vez en docum~ntos brasileños de la década de 1770. Hacia fina- mayoría de los que la practicaban eran también practicantes de las
les del siglo XVIII e inicios del XIX, los capoeiristas se organizaron en religiones de origen africano que cristalizaban en Brasil en esta época.
maltas o bandas, que devinieron parte de la vida urbana en Brasil del La contraparte brasileña a la santería era el candomblé, una religión
mismo modo que lo habían hecho las potencias abakuá en Cuba basada en tradiciones yoruba que incorporaba elementos de la liturgia
durante el siglo XIX 62 • y el panteón católicos. Se desarrolló en Bahía, en una serie de quilom-
Como en el caso de los abakuá, las bandas de capoeira eran mascu- bos móviles y flotantes, en los bosques de los alrededores de Salvador.
linas por completo, y basadas en rigurosos códigos de secretismo y A pesar de las redadas policiales periódicas, «estos quilombos eran
lealtad al grupo. La traición al código significaba un duro castigo, que centros religiosos de mucha actividad, en donde miembros esclavos y
podía llegar a incluir la muerte. También como los abakuá, la capoeira libres de la población negra de Salvador iban a buscar curas para enfer-
estaba estrechamente ligada a los puertos y el mar: medades, guía espiritual de sacerdotes africanos y encuentros con dei-
dades ancestrales» 65 • En 1830, aprovechando las garantías de toleran-
Se sabe que muchos capoeiristas trabajaron en actividades portuarias: cia religiosa de la Constitución de 1824, tres mujeres africanas libres
como pescadores, propietarios de naves, estibadores y marinos mercantes. fundaron el primer templo de candomblé de la ciudad, lle Iyá Nassó,
Canciones de la bahía y el mar están entre los temas más populares en las que existe hasta hoy. Otras congregaciones fueron igualmente funda-
letras de las canciones de la capoeira. Incluso el movimiento básico de la das, pero los servicios itinerantes en los bosques o en casa de los prac-
capoeira, la ginga, cuenta con un significado que es «remar», y el movi- ticantes siguieron siendo el lugar más común para la mayoría de los
63
miento del cuerpo al hacer la ginga es parecido al de remar . servicios relacionados con el candomblé66 •
La cuestión de los orígenes de las religiones africanas es más compli-
Como en La Habana, aunque con mucho menos éxito, las bandas cada en Río de J aneiro, donde los historiadores que buscaban evidencias
de capoeira en Río de Janeiro intentaron tomar el control de la con- de ello han encontrado «solamente descripciones vagas de 'extrañas'
tratación de trabajadores de los muelles del puerto. Frustrado este prácticas -a ojos de observadores foráneos- los orígenes concretos de
intento, recurrieron a otras actividades delictivas, dividiendo la ciudad las cuales con desconocidos». Los orígenes generales de estas prácticas,
en pequeños feudos y luchando en violentas escaramuzas entre ellas. sin embargo, son claramente congo. Los líderes religiosos de la ciudad
Las bandas de capoeiristas rehabilitaron en algo su imagen pública en eran denominados con el término congo nganga o la palabra portuguesa
1828, cuando unieron fuerzas con el ejército para acabar con un motín feiticeiro (hechicero o brnjo), y ganaban seguidores en relación a los
de mercenarios alemanes e irlandeses. Durante la segunda mitad del poderes que demostraban sobre objetos rituales o formulando hechizos.
siglo intentaron establecer relaciones clientelares con poderosos pro- Los hechizos podían ser usados para el bien o para el mal; en el imagina-
tectores, alquilándose como guardaespaldas y matones a sueldo de rio popular de la época, «el estereotipo del líder religioso africano como
importantes políticos y hombres de negocios. Pero igual que en Cuba, brujo diabólico» fue el que tendió a predominar67 •
la violencia de las luchas entre bandas provocó una intensificación de
64. Holloway, «Healthy Terror», 671; Soares, Negregada instituir;ao, 301.
65. Reis, Slave Rebellion, 42.
62. Sobre la capoeira, ver Soares, Capoeira escrava y Negregada instituú;ao; Lewis, 66. Harding, Refuge in Thunder, 68-103; Butler, Freedoms Given, 191-99.
Ring of Liberation. 67. Karasch, Slave Lije, 262; ver 261-287. Éste fue también el caso en Cuba, donde
63. Lewis, Ring of Liberation, 54. Esteban Montejo recordaba cómo «la gente le salía huyendo [de un líder religioso con-
128 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 129

Esta imagen maléfica reflejaba no sólo el poder de la magia africa- Muluala. Los rancheadores, muchos de ellos negros y mulatos libres,
na, sino miedos más intensos, extendidos principalmente entre la rastrearon rutas a través de los bosques y las montañas de la isla. Oca-
población blanca pero también entre los afrobrasileños criollos, basa- sionalmente tenían éxito; más a menudo, los que vigilaban avisaban a
dos en el aumento d,e población africana y su creciente resistencia a la sus compañeros, y los rancheadores llegaban para encontrar cabañas,
esclavitud. Conforme el número de africanos que llegaban a Brasil, plantíos, herramientas y, como notaba el diario de una de estas expe-
Cuba y Puerto Rico se incrementó en las últimas décadas del siglo diciones en 1837, «bolsas de cuero llenas de brujerías» 69 , todos ellos
XVIII y las primeras décadas del siglo XIX, también lo hizo la frecuen- abandonados precipitadamente.
cia de las huidas, los robos violentos y la rebelión. En Puerto Rico, los En la provincia brasileña de Bahía, la capital, Salvador, estaba rodea-
africanos huyeron en grupos a las montañas y los bosques del interior. da de pequeños quilombos: «Eran comunidades móviles, destruidas aquí
Dado que muchos de ellos hablaban poco o nada de español, cuando para reaparecer allá, alimentadas por el flujo ininterrumpido de esclavos»
la policía los detenía era a menudo incapaz de determinar de dónde que llegaban de África 70 • Más al sur, los quilombos se esparcieron por las
venían o quiénes eran sus dueños. Los esclavos que dominaban más el colinas y las montañas de las afueras de Río de Janeiro, conforme los afri-
español se dirigieron a pueblos y ciudades cercanos para quejarse a los canos llegaron a la ciudad o pasaron por ella de camino a las plantaciones
funcionarios reales sobre las condiciones de tratamiento en las planta- de azúcar y café. En 1823, el gobernador ordenó «un ataque general
ciones. Algunos intentaron escapar por mar, robando pequeños botes sobre todos los quilombos que consta que existen» en la provincia. Una
o barcas de pesca, o buscando trabajo de marineros en un esfuerzo por operación policial contra un solo campamento de fuera de la ciudad cap-
cruzar el Pasaje de la Mona y alcanzar territorio libre en Haití o Santo turó más de 200 prófugos. Un año después, las autoridades locales admi-
Domingo (donde la esclavitud fue abolida por las fuerzas de ocupa- tieron que no habían podido parar «el incremento en el número de escla-
ción haitiana en 1822)68 • vos fugados que se unen a otros muchos en varios quilombos» alrededor
En Cuba, las comunidades de fugados se multiplicaron durante las de la ciudad, o que tampoco podían controlar «el aumento permanente
décadas de 1820, 1830 y 1840. En la provincia azucarera de Matanzas del peligro para la seguridad pública» 71 •
se informaba de la existencia de campamentos de hasta 300 personas. A la luz de los recientes eventos en Haití, la plaga de rebeliones
Los palenques aparecieron por toda la provincia más occidental de esclavas que asoló las plantaciones era igual de preocupante. Las auto-
Pinar del Río, donde los esclavos buscaron refugio en las montañas ridades portorriqueñas descubrieron conspiraciones esclavas en 1812,
rocosas de la sierra de los Órganos, y en la provincia más al este, 1821 y 1825, todas ellas frustradas antes de estallar72 • En Cuba, cons-
Oriente. Entre 1815 y 1838 las fuerzas españolas mantuvieron una piraciones similares en 1812, 1825 y 1843 fructificaron, y produjeron
lucha sin cuartel contra las comunidades cimarronas de los alrededo- alzamientos coordinados en múltiples plantaciones en La Habana,
res de la ciudad oriental de Santiago, y aunque destruyeron una buena Matanzas y otras provincias. Numerosos levantamientos más peque-
cantidad de ellas, nunca consiguieron reducir el mayor asentamiento, ños tuvieron lugar en plantaciones concretas. La Comisión Militar

go] porque decían que era el mismo Diablo y que estaba ligado con mayombe y con 69. Cita de Castellanos y Castellanos, Negro en Cuba, 206. Sobre palenques y
muerto ... Cuando tenían [los congo] algún problema con alguna persona, ellos seguían comunidades de fugitivos, ver también 200-211; La Rosa Corzo, Palenques del oriente;
a esa persona por un trillo cualquiera y recogían el polvo que ella pisaba. Lo guardaban Paquette, Sugar Is Made, 73-74; Bergad, Cuban Rural Society, 83.
y lo ponían en ... un rinconcito. Según el sol iba bajando, la vida de la persona se iba 70. Reis, Slave Rebellion, 41; Schwartz, Sugar Plantations, 479.
yendo. Y a la puesta del sol la persona estaba muertecita. Yo digo esto porque da por 71. Citas de Gonres, Histórias de quilombolas, 52; Conrad, Children of God's Pire,
resultado que yo lo vide mucho en la esclavitud» (Barnet, Autobíography, 34). Sobre 383; ver también Holloway, Policing Ria de ]aneiro, 35; Karasch, Slave Life, 311. Sobre
formas de hechicería congo en Brasil durante el período colonial, ver Sweet, Recreating la proliferación de quilombos en Brasil durante este período, ver Reis y Gomes, Liber-
Africa, 161-188. dade por um fio, 263-498 pássim. ,
68. Nistal-Moret, Esclavos prófugos. 72. Baralt, Esclavos rebeldes, 21-67; Díaz Soler, Historia de la esclavitud, 213-215.
130 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 131

Ejecutiva de la isla informó e investigó sobre 89 de estas rebeliones independientes». Y en todas las rebeliones, ellos fueron el elemento más
entre 1825 y 1850; muchas otras revueltas ni siquiera fueron registra- comprometido y más duradero de las fuerzas rebeldes.
das73. En Maranhao, durante el año final de la rebelión de la Balaiada, el
En Brasil, los esclavos africanos de Bahía hicieron su propia guerra núcleo del ejército rebelde era una columna de unos 3.000 esclavos
para acabar con la ·esclavitud 74 . Después de las revueltas iniciales en huidos provenientes de las plantaciones y los quilombos de la provin-
1809, 1814 y 1816, llevaron a cabo alzamientos mayores entre 1822 y cia. Las tropas del gobierno recibieron la orden de capturar a estos
1830, y en 1835 hicieron temblar los cimientos de Salvador con la esclavos vivos para que pudieran ser devueltos a sus dueños, pero la
mayor rebelión de esclavos urbanos en la historia de BrasiF5 • Las ferocidad de la resistencia esclava hizo esto imposible. Sólo pudieron
décadas de 1820 y 1830 fueron igualmente agitadas en las plantaciones ser derrotados con grandes pérdidas para el gobierno y los rebeldes, y
cafeteras y azucareras del Sudeste del país. Ya en la década de 181 O, los muchos de los huidos consiguieron evitar que les capturaran. Unos
plantadores de la región de Campinas, en Sao Paulo, expresaban a los 800 de ellos huyeron de la provincia hacia el oeste, a la provincia de
funcionarios reales que vivían «temiendo cada día un asalto o una Goiás, en donde establecieron nuevos asentamientos. Otros se queda-
invasión de nuestros esclavos». En las zonas de plantación de la pro- ron en Maranhao y formaron nuevos quilombos donde, en la década
vincia se descubrieron conspiraciones esclavas en 1825, 1830, 1831 y de 1850, las fuerzas gubernamentales capturaron numerosos vetera-
1832. El malestar de los plantadores de Sao Paulo creció después de la nos de la Balaiada, que habían estado en libertad durante una década o
rebelión de 1835 en Bahía, y siguió haciéndolo en 1838 ante el alza- más 77 •
miento de varios cientos de esclavos de plantación de la región de Vas- Los esclavos rebeldes también rechazaron rendirse en Pernambu-
souras, en Río de Janeiro. Ambos eventos combinados agravaron su co. Cuando los rebeldes indígenas y negros libres decidieron aceptar
desasosiego: se hallaban «siempre sobresaltados y temerosos de que una amnistía general del gobierno en 1835, los esclavos que había
de repente se dé una sublevación de esclavos», como observaba un entre ellos, sabiendo que serían enviados de nuevo a sus anteriores
grupo de plantadores de azúcar de Campinas en 1838 76 . plantaciones, se negaron a ello. En lugar de hacerlo huyeron al norte,
Simultáneamente a las rebeliones esclavas de la década de 1830 se dio a Alagoas, el lugar en donde en el siglo XVII había estado el quilombo
una oleada de revueltas provinciales en el Nordeste: la Guerra de los de Palmares. Allí construyeron nuevos reductos desde los que conti-
Cabanos en Pernambuco y Alagoas (1832-1835), la revuelta de la Caba- nuaron la insurrección; en un momento dado incluso invadieron y
nagem en Pará (1835-1840), la Sabinada en Bahía (1837-1838), y la ocuparon brevemente la capital provincial de Maceió. No fue hasta
Balaiada en Maranhao (1835-1840). En cada una de estas rebeliones las 1850, unos 18 años después de que se desencadenara la rebelión origi-
elites provinciales, que buscaban una mayor autonomía del gobierno nal, cuando las fuerzas del gobierno fueron finalmente capaces de ras-
central, lideraron alzamientos a los que se adhirieron casi inmediata- trear y destruir los últimos remanentes del alzamiento 78 .
mente líderes y combatientes de clases bajas o medias-bajas, muchos de Estas rebeliones provinciales eran parecidas a las guerras civiles
ellos afrobrasileños, para acabar liderándolas. En las cuatro provincias, que convulsionaron a la América hispánica en la misma época, y crea-
los esclavos aprovecharon la confusión reinante para alzarse contra la ron el mismo tipo de oportunidades para que los esclavos pudieran
esclavitud, ya fuera como parte de los propios alzamientos o -como en escapar de las plantaciones y luchar por su libertad. Pero en Brasil esta
la América española veinte años antes- luchando sus propias «guerras violencia civil no llevó a la emancipación por dos razones. En primer

73. Castellanos y Castellanos, Negro en Cuba, 186-187. 77. Santos, Balaiáda, 66-68.
74. Schwartz, Sugar Plantations, 468-488. 78. Lindoso, Utópia armada, 422-426. Sobre las campañas del gobierno contra qui-
75. Reis, Slave Rebellion. lombos igualmente longevos en Pará, algunos surgidos durante la Cabanagem de 1835-
76. Queiroz, Escravidao negro, 57-58, 162-165, 176-182, 207-232; Gomes, Histó- 1840, y otros hasta treinta o cuarenta años antes, ver Conrad, Children of God's Pire,
rias de quilombo/as. 389-391.
132 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 133

lugar, en Brasil un gobierno central más fuerte y consolidado fue Esos grupos resultaron ser incapaces de unirse para hacer frente a las
capaz de derrotar a las fuerzas rebeldes y mantener el orden esclavis- fuerzas que los oprimían. En consecuencia, la autoridad central preva-
ta. En segundo lugar, los mismos rebeldes demostraron poco interés leció en todos los desórdenes civiles de la época, la esclávitud se man-
en liberar a los esclavos; la mayoría, incluyendo el liderato de negros y tuvo vigente, y en la década de 1840 se importaron más esclavos a Bra-
mulatos libres, se ~ponían activamente a esa idea. Los rebeldes de sil que en cualquier década anterior de la historia del país (con la única
Maranhao eximieron específicamente a los esclavos de su llamada a la excepción de la de 1820).
insurrección popular. Los rebeldes bahianos, temiendo una repetición Un mayor comercio de esclavos también incrementó las tensiones
de los alzamientos esclavos de 1835, eran también reacios a admitir y conflictos sociales en Cuba, incluyendo al nivel de la elite. Durante
esclavos en sus filas. Los insurgentes de Pará incluso reprimieron una la primera mitad del siglo, las elites cubanas permanecieron leales a
insurrección esclava en territorio bajo su controF 9• A medida que la España, en buena medida por su miedo a la población esclava. Sin
presión de las fuerzas gubernamentales atenazaba a las fuerzas rebel- embargo, no todos los plantadores prosperaron a partir de esta lealtad.
des, algunas aceptaron a los esclavos en sus filas. Pero sólo los rebeldes Mientras las plantaciones azucareras del occidente de la isla se expan-
bahianos incluyeron en su programa la abolición general, y lo hicieron dían y se multiplicaban, los pequeños productores de café, tabaco y
sólo durante los últimos y desesperados días de la rebelión. Un detalle azúcar en la Cuba oriental quedaron más y más rezagados, y aparta-
muy expresivo es que su decreto de emancipación sólo afectó a los dos de la competición por los mercados, el capital y los esclavos. En
esclavos nacidos en Brasil, limitación que también estuvo presente en 1868, aguijoneados por la imposición de nuevos impuestos por parte
su aceptación del alistamiento de esclavos. Los africanos seguirían de España y por su rechazo a conceder a la isla mayores cuotas de
sometidos a las cadenas 80 • auto-gobierno, los representantes de estas elites orientales declararon
En Brasil, la expansión continua de la importación de esclavos la independencia de Cuba y lanzaron una insurrección armada contra
durante los inicios del siglo XIX intensificó los conflictos y divisiones el dominio español.
de una sociedad esclavista: los conflictos entre esclavos y amos, ricos Desde el inicio de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), la escla-
y pobres, negros y blancos, y africanos y brasileños. Estas divisiones vitud, y el papel a desempeñar por los esclavos en la insurrección, fue
contribuyeron en no poca medida al fracaso de todas las revueltas de una cuestión central en la lucha por la independencia cubana, de la mis-
ese siglo. Las rebeliones esclavas casi no recibieron apoyo de las ma manera que lo había sido 60 años antes en la Sudamérica española.
poblaciones libres, ni siquiera de los esclavos criollos, quienes guarda- De hecho, dada la presencia masiva de esclavos en la isla -370.000 en
ron clara distancia entre ellos y los africanos, más dispuestos al alza- 1861, un cuarto de la población total- la esclavitud era un tema más
miento. Las revueltas regionales, por su parte, tropezaron invariable- candente en Cuba de lo que lo había sido en cualquier lugar del conti-
mente con las divisiones entre las eiites terratenientes y los pobres nente. El gobierno rebelde intentó inicialmente retener el apoyo de los
urbanos y rurales, así como con las divisiones, de nuevo, entre brasile- propietarios de esclavos retrasando su decisión sobre la abolición has-
ños pobres nacidos libres, tanto blancos como negros, y esclavos afri- ta después de que se hubiera conquistado la independencia. Pero
canos. La esclavitud de plantación generó en Brasil explosivas presio- durante el primer año, bajo la presión de los abolicionistas del movi-
nes sociales y políticas que estallaron repetidamente entre 1800 y miento rebelde (muchos de ellos negros y mulatos libres), y buscando
1850, pero al mismo tiempo desarticuló esas presiones, al dividir a las el apoyo de Estados Unidos, el gobierno rebelde decretó la emancipa-
poblaciones libres y esclavas en grupos mutuamente antagonistas. ción total e inmediata. Sin ningún deseo de acabar con la esclavitud,
pero consciente de la necesidad de retener la obediencia de los esclavos
en la porción occidental de la isla, controlada por los españoles, Espa-
79. Santos, Balaiada, 90-91; Souza, Sabinada, 144; Chiavenato, Cabanagem, 123-
133.
ña reaccionó en 1870 con un edicto de Vientre Libre, la ley Moret. Bajo
80. Kraay, «"As Terrifying as Unexpected"», 518; Souza, Sabinada, 146-151. esta ley, los niños que nacieran de madre esclava después de septiembre
134 AFRO-LATINOAMÉRICA, l 800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 135

de 1868 servirían a sus amos hasta la edad de 22 años, momento en el Frente a una fuerza española netamente mayor y un apoyo en
que se convertirían en libres 81 • declive entre la población blanca, los rebeldes depusieron las armas en
Mientras tanto, los esclavos llevaban a cabo sus propias iniciativas. 1878. A su vez, España accedió a conceder la libertad a todos los escla-
En la parte oriental de Cuba, escenario de la mayoría de los enfrenta- vos que habían servido en el ejército rebelde, reconociendo que, en
mientos armados, se aprovecharon del desorden creado por la guerra palabras de un comandante español, mandar de vuelta a las plantacio-
para huir de las plantaciones. Al principio, el gobierno rebelde inten- nes a soldados veteranos que habían luchado como hombres libres
tó mantener a los libertos trabajando exigiéndoles la firma de contra- sembraría «las semillas de la discordia y un mayor deseo de emanci-
tos laborales con empresarios locales. Pero la resistencia continuada a parse» entre los que se quedaron en ellas. Para los demás libertos el
cumplir estas leyes por parte de de los libertos, y la falta de interés de decreto rebelde de abolición fue derogado, y los que no habían lucha-
los comandantes rebeldes, muchos de ellos afrocubanos, en aplicarlas, do en el ejército volvieron a la esclavitud. El afrocubano Antonio
llevó a su derogación a finales de 1870. Maceo, comandante eri jefe de las fuerzas rebeldes, protestó amarga-
Igual que en la América española continental 60 años antes, las mente por esta medida, igual que muchos otros oficiales negros y
condiciones de la guerra «llevaron a un colapso de los viejos mecanis- mulatos y, por supuesto, los libertos. El comandante español en
mos de control en las plantaciones» y a la negociación de nuevos siste- Oriente informaba de que los antiguos libertos se habían embarcado
mas de trabajo. Esto no aconteció de igual manera en Matanzas y La en una «resistencia pasiva al trabajo» y rechazaban obedecer las órde-
Habana, donde, como aconteció en la década de 181 O, los plantadores nes o hacían caso omiso de los capataces. «Quieren su libertad, como
temían una posible rebelión esclava, y por ello permanecieron fieles a los convenidos», los que fueron liberados a través del servicio mili-
España. Las fuerzas españolas mantuvieron el control del campo. Aun tar84.
así, en las plantaciones occidentales hubo «un cambio sustancial en la Un año después, en 1879, las fuerzas rebeldes de la provincia de
disciplina en la plantación. Los esclavos se autoafirmaron», y cuando Oriente se alzaron en una segunda rebelión por la independencia, la
las fuerzas rebeldes invadieron las provincias occidentales en 1875, las Guerra Chiquita. Esas fuerzas y los que las lideraban eran aun más
huidas y la desobediencia se incrementaron cuantiosamente 82 • afrocubanos en su composición que los rebeldes de 1868; la ira contra
Muchos esclavos huyeron de las zonas de guerra para crear comu- la reinstitución de la esclavitud era uno de los principales motivos de
nidades de fugitivos en las montañas y bosques de la provincia de la rebelión 85 . Los esclavos de las provincias orientales huyeron de las
Oriente, miles se unieron a los ejércitos rebeldes. Al hacerlo, dieron plantaciones en números incluso mayores que durante la Guerra de
argumentos para los propagandistas españoles que presentaban la los Diez Años, forzando a los plantadores a una concesión sin prece-
lucha de independencia como un conflicto entre lealistas blancos dentes: a cambio del compromiso por parte de los esclavos de volver
luchando por la civilización europea y rebeldes africanos promovien- al trabajo, los dueños les prometieron liberarlos en el plazo de cuatro
do el salvajismo y la barbarie. Esta propaganda dio en el blanco: cuan- años, y pagarles salarios en el ínterin. Una versión revisada de esta ini-
do la guerra estaba empantanada y sin vencedor a mediados de la déca- ciativa de los plantadores fue confirmada por el Parlamento español,
da de 1870, los criollos blancos retiraron progresivamente su apoyo a en forma de ley emitida en 1880 que prometía la emancipación final en
la insurrección, haciendo de las caracterizaciones españolas sobre el 1888, con salarios y mejores condiciones de trabajo mientras ese
ejército de independencia una profecía que se cumplió a sí misma83 . momento llegaba.
En acciones que recuerdan a la respuesta de los esclavos a la Ins-
81. La ley también liberaba a los esclavos de 60 o más años. Scott, Slave Emancipa- trucción de 1789, cien años antes, los esclavos cubanos bombardearon
tion, 45-83; Ferrer, lnsurgent Cuba, 15-28.
82. Citas de Scott, Slave Emancipation, 55; Bergad, Cuban Rural Society, 185; ver
también Scott, Slave Emancipation, 45-62; Bergad, Cuban Rural Society, 183-189. 84. Scott, Slave Emancipation, 113, 115.
83. Ferrer, lnsurgent Cuba, 47-67; Helg, Our Rightful Share, 49-51, 78-80. 85. Ferrer, lnsurgent Cuba, 70-89.
AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 137
136

a los funcionarios españoles con demandas legales, peticiones y pleitos Maceo, se decantó repetidamente por esta opción. El gobierno civil
para garantizar el cumplimiento de los derechos y condiciones fijados provisional, compuesto casi enteramente por terratenientes, la recha-
en la ley de 1880. A medida que la fecha final de la emancipación se zó reiteradamente. Éstos temían que liberar a los esclavos y destruir
acercaba, y su valor en el mercado se desplomaba, muchos esclavos las plantaciones transformaría a Cuba en otro Haití, una conclusión
aceleraron el proces~ de emancipación adquiriendo su libertad a pre- de la que la propaganda española se apropió sin miramientos. Así,
cios regateados. En otros casos, dueños a los que ya no les interesaba excepto una pequeña incursión en la parte occidental de la isla en 1875,
el cumplimiento de unos derechos de propiedad que muy pronto no el miedo hacia una insurrección esclava mantuvo a las fuerzas rebeldes
tendrían ningún valor, desistieron en sus esfuerzos de intentar contro- confinadas a la mitad oriental de la isla. Los centros del poder español
lar a los esclavos y simplemente renunciaron a ellos. Hacia 1886, el en el oeste siguieron intactos, y los rebeldes perdieron la guerra 87 •
número de esclavos que todavía seguían en poder de sus propietarios A pesar de estas diferencias entre las guerras de independencia en
había caído hasta alcanzar los 25.000, siendo 200.000 sólo diez años Cuba y en Sudamérica, en el tema de la esclavitud tuvieron práctica-
antes. Frente a la rápida desintegración de la esclavitud, la Corona mente el mismo resultado: la apertura de nuevas oportunidades para
86
española intervino en 1886 con un decreto de emancipación final • los esclavos en su búsqueda de la libertad, así como el desgaste de la
En Cuba la guerra, y la respuesta esclava a ella, pusieron fin a la institución peculiar hasta el punto de que, ocho años después del fin
esclavitud de un modo muy similar al resto de colonias españolas. de la Guerra de los Diez Años, la esclavitud terminó 88 •
Hubo dos principales diferencias, sin embargo, entre la experiencia Únicamente en Brasil la guerra no desempeñó un rol prominente en
cubana y la del resto de la América española, dos diferencias que pue- la liberación de los esclavos. El primer paso en el proceso fue el fin del
den ser atribuidas al mayor tamaño e importancia de la esclavitud en comercio de esclavos africanos, en 185089 • La eliminación de la trata
Cuba. La primera diferencia fue el retraso de 60 años en la decisión de puso en marcha una cadena de consecuencias. Sin nuevos contingentes
luchar por la independencia, un retraso causado por el miedo que ~ª; de africanos entrando en el país, la población esclava declinó a un rit-
elites tenían a que se diera una revolución esclava como la de Ha1t1. mo de entre un 1 y un 2% por año entre 1850 y los últimos 18809 Su º.
Estos miedos son también parcialmente responsables de la segunda cantidad todavía era sustancial -1,5 millones en 1872, el año del pri-
diferencia entre Cuba y el continente: en el continente, los rebeldes mer censo nacional- pero ya no eran suficientes para satisfacer la
ganaron finalmente sus guerras, mientras que en Cuba las perdieron. demanda de trabajadores de las plantaciones, granjas y estancias, y de
Los rebeldes cubanos perdieron la Guerra de los Diez Años y lue- los pueblos y ciudades del país. El resultado de este déficit fue el creci-
go la Guerra Chiquita en parte por la superioridad de las fuerzas espa-
ñolas. En la década de 1810 España había tenido que luchar a lo largo
y ancho de todo un continente, en múltiples frentes y contra opo~e~- 87. Ferrer, Insurgent Cuba, 58-59; Pérez, Cuba, 124.
88. La Guerra de Independencia de Cuba también puso fin a la esclavitud en Puer-
tes numerosos y muy dispersos. En la década de 1870 Cuba era el urn- to Rico. El levantamiento independentista de Puerto Rico en 1868, programado para
co oponente, en el que podía concentrar todas sus fuerzas. Los coincidir con el de Cuba, fue inmediatamente sofocado por fuerzas españolas.No obs-
comandantes rebeldes creyeron que había una manera de contrarres- tante, la ley Moret de 1870 se aplicó en Puerto Rico, además de en Cuba. Respondien-
tar esas fuerzas: invadir la parte occidental de la isla, donde vivía el do a la presión de los abolicionistas españoles y portorriqueños, las Cortes españolas
abolieron la esclavitud en la isla en 1873. Los propietarios de esclavos fueron indemni-
grueso de la población esclava, liberarlos a todos y llevarlos a asa.ltar zados con 200 pesos por cada esclavo liberado, y a los libertos se les requirió trabajar
los centros del poder español (las plantaciones azucareras y la capital, durante tres años más para sus antiguos dueños (Díaz Soler, Historia de la esclavitud
La Habana). La comandancia rebelde, en la que se hallaban el revolu- 289-348; Schmidt-No'wara, Empire and Antislave1y, 126-160). '
89. El Parlamento brasileño aprobó esta medida bajo una intense presión diplomá-
cionario dominicano Máximo Gómez y el afrocubano Antonio
tica y militar por parte de Gran Bretaña. Ver Bethell, Abolition, 327-350; Needell,
«Abolition».
86. Scott, Slave Emancipation, 111-197. 90. Sienes, «Demography and Economics», 365.
138 AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 !39

miento de un tráfico interno de esclavos en Brasil, en el que los escla- pues, que los esclavos respondieran a la violencia que estos cambios
vos eran transportados desde áreas de menor demanda de ellos a áreas entrañaban con su propia violencia 94 .
de mayor demanda. En la práctica, esto significó la transferencia de Al mismo tiempo, la resistencia esclava en las décadas de 1860 y
esclavos de áreas urbanas a las zonas de plantación; y a medida que el 1870 presentaba diferencias claras con la que los esclavos habían lleva-
cultivo de café en las provincias del sureste continuó expandiéndose y do a cabo en las primeras décadas del siglo. En 1872 la población
la producción azucarera nordestina siguió estancada, los esclavos eran esclava era nacida en Brasil en más del 90%, e incluso los relativamen-
llevados hacia el sur en un vigoroso tráfico interprovincial91 . te pocos africanos que había en el país habían vivido en él durante
Este comercio interno se aceleró durante la década de 1860 y alcan- veinte años o más. Los esclavos estaban familiarizados con la ley, la
zó su punto álgido durante la de 1870. Su destino principal eran las cultura, la política y las regulaciones y procedimientos oficiales que
zonas de plantación de Sao Paulo y Río de Janeiro, donde los planta- reglamentaban la esclavitud en Brasil. Eran más propensos a apelar a
dores y los funcionarios gubernamentales observaron un notable la ley en defensa de sus derechos, e incluso a obtener la libertad, como
incremento de la violencia esclava, tanto contra otros esclavos como hicieron cientos de ellos en Sao Paulo durante las décadas de 1860 y
contra los propietarios y capataces. En 1878, en su informe anual al 1870, cuando probaron que habían sido traídos ilegalmente a Brasil
emperador, el gobernador de Sao Paulo ponía de relieve «un hecho desde el continente africano algunas décadas antes (en violación de los
gravísimo», «la frecuencia de los crímenes [de los esclavos] contra los tratados antiesclavistas con Gran Bretaña) 95 •
propietarios de tierras o sus subordinados». En Río de Janeiro, 800 Los cambios en la ley, y la mayor habilidad de los esclavos criollos
plantadores enviaron a su gobernador una petición sobre el mismo en sacar provecho de esos cambios, produjeron algunos fenómenos
tema, observando que «la situación de los establecimientos rurales nuevos y sorprendentes en la delincuencia esclava. En etapas anteriores
está profundamente movida y alterada, rotos los lazos de la disciplina ~el si_glo, cuando los esclavos atacaban a los amos o a los capataces,
y enteramente quebrados el prestigio y fuerza moral de los propieta- mvanablemente huían a los bosques en un esfuerzo para escapar. Aho-
rios de esclavos» 92 • ra, como observaba el gobernador de Sao Paulo en 1878, los esclavos
Los plantadores del sudeste atribuyeron el aumento de las tensio- que habían atacado a sus amos «ni se esconden ni ocultan las pruebas
nes en las grandes propiedades a «negros malos venidos del Norte», y de su crimen; plácidos y tranquilos buscan a la autoridad y vienen a
acusaron a los dueños de esclavos norteños de haber hecho liquida- ofrecerse a la venganza de la ley», convencidos, como uno de estos gru-
ción de los trabajadores más difíciles y alienados 93 • Quizá haya algo de p~s d~ e_sclavos argumentaban en un caso de asesinato en 1861, de «que
verdad en esto, pero una explicación más plausible es la disrupción en la JUSt1c1a estaba de su lado» 96 . Los esclavos de buena gana se ponían en
la vida de los esclavos causada por el comercio interno. Esclavos acos- manos de la policía, «explicando todos los hechos del caso con la más
tumbrados a las condiciones de vida más abiertas y libres de la vida admirable sangre fría», como un periódico de Río de Janeiro informa-
urbana eran forzados ahora a incorporarse a las duras condiciones del ba e~ 1~82, después de una revuelta esclava cerca de Campinas, en la
trabajo de plantación, y los esclavos que habían crecido en el norte y ~rov111c1a de Sao Paulo. En este caso, como en otros, los esclavos justi-
el nordeste eran arrancados de sus entornos familiares y vendidos para ficaron sus acciones violentas como el único medio de defenderse con-
ser llevados lejos de sus familias y sus amigos. Es poco sorprendente, tra los amos y los capataces violentos. Algunos incluso fueron más
lejos, afirmando que los abusos de los propietarios deberían traducirse
91. Sobre el tráfico interprovincial, ver Sienes, «Demography and Economics», en la libertad de los esclavos, como compensación por su sufrimiento.
120-178, 594-686; Klein, Middle Passage, 95-120; Conrad, World of Sorrow, 171-192.
92. Queiroz, Escravidao negra, 146; Gomes, Histórias de quilombo/as, 333. Sobre
el incremento de los crímenes entre esclavos en este período, ver Queiroz, Escravidíio 94. Chalhoub, Visoes da liberdade, 43-79; Castro, Das cores do silencio, 119-134.
negra, 144-162; Machado, Crime e escravidíio. 95. Andrews, Blacks and Whites, 35. ,
93. Azevedo, Onda negra, 111-125. 96. Queiroz, Escravidíio negro, 155-156.
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De hecho, esta disposición estaba presente en las leyes romanas, portu- Como en toda América Latina, esta ley propició la extinción final de
guesas y brasileñas que regulaban la esclavitud, pero siempre quedó la esclavitud. Pero a diferencia del resto de Latinoamérica, la paz y la
virtualmente sin efecto. ¿De dónde entonces, preguntaba otro diario de estabilidad política siguieron reinando en Brasil, reduciendo conside-
Río en 1882, «han obtenido [los esclavos] estas ideas de emancipación rablemente las oportunidades para que los esclavos pudieran socavar
y gobierno? Y quizá no sea mala idea preguntarse cuán lejos se han la institución peculiar por vía de la huida y unión a ejércitos rebeldes
o grupos de guerrilleros. En ausencia de tales presiones, quizá los bra-
extendido estas ideas entre los esclavos» 97 .
Lo cierto es que se habían extendido mucho, concluyó un comité sileños hubieran continuado teniendo esclavos en cantidades signifi-
de plantadores de Sao Paulo en 1871. Reunidos para considerar un cativas hasta 1920 o 1930, y puede que la esclavitud no hubiera des-
caso en el que un esclavo había asesinado a su amo y había intentado aparecido del país hasta las décadas de 1950 o 1960.
luego justificar su acto alegando que «él no sabía por qué tenía que tra- Las expectativas para la abolición final se redujeron aún más por la
bajar toda su vida para el_beneficio exclusivo de un hombre que era su Reforma Electoral de 1881, que reforzó el control de los terratenien-
igual», los plantadores se centraron en el hecho de que los esclavos tes sobre las elecciones al acortar el número de brasileños que podían
votar, de algo más de 1 millón a 150.000 100 • Frente a la imposibilidad
eran ahora abrumadoramente autóctonos:
de alcanzar la emancipación final por medios parlamentarios, los abo-
Estos [esclavos], nacidos entre nosotros y por consiguiente compartiendo licionistas se desplazaron hacia fuera del sistema político y legal, e ini-
nuestra índole y costumbres, y dotados de una esfera intelectual mucho ciaron campañas de desobediencia civil y rebeldía contra las leyes que
más dilatada que de sus primitivos troncos, tienden a tener aspiraciones regulaban la esclavitud. En el estado nordestino de Ceará, los trabaja-
compatibles con su desarrollo, y por tanto a liberarse de aquella submi- dores negros del puerto, bajo el liderato de los ex-esclavos Francisco
sión pasiva de los [esclavos africanos]. Su comunión íntima con la pobla- do Nascimento y José Napoleao, organizaron paros en el trabajo y
ción libre ... , y su naturaleza racial mezclada, los volvió un tipo intermedio rechazaron cargar esclavos en naves destinadas a las zonas cafeteras
entre las razas africana y latina, y los dotó con una capacidad de discutir el del sudeste. En respuesta a su campaña, la esclavitud fue abolida en la
derecho de propiedad que la ley impone sobre ellos y de cuestionar la legi- provincia en 1884. Mientras, los abolicionistas radicales -liderados
timidad y el orden de ese derecho 9 8 • en Sao Paulo por el aristócrata blanco Antonio Ben to, en Río de J anei-
ro por el periodista afrobrasileño José do Patrocínio, y en Bahía por el
Viviendo en un sistema parlamentario electoral, los esclavos crio- médico afrobrasileño Luis Anselmo da Fonseca- organizaron redes
llos «habían adoptado la retórica del igualitarismo y la ciudadanía», y de activistas y agitadores para recorrer el campo, animando a los
la usaban para fundamentar sus quejas y aspiraciones 99 • Esta retórica esclavos a huir de las plantaciones. Aquí se presentó finalmente la
llevó al cuestionamiento de la propia esclavitud, un cuestionamiento oportunidad que los esclavos esperaban, e inmediatamente la aprove-
promovido por el movimiento abolicionista brasileño, pequeño pero charon. A finales de 1887 unos 10.000 fugitivos habían recorrido el
activo. Bajo la presión de ese movimiento, del emperador Don Pedro camino que llevaba de las plantaciones de café de Sao Paulo al gigan-
II, y de los acontecimientos recientes en Estados U nidos (la abolición tesco quilombo de Jabaquará, en las afueras de la ciudad portuaria de
de la esclavitud en 1865) y Cuba (la ley Moret de 1870), el Parlamento Santos. Otros hallaron refugio en la capital del estado o en quilombos
brasileño finalmente promulgó su propia ley de Vientre Libre en 1871. más pequeños y diseminados por la provincia. Durante los primeros
meses de 1888, las fugas en masa se extendieron a Río de Janeiro,
97. Citas de Conrad, Destruction of Brazilian Slavery, 185. Sobre asaltos de escla- Minas Gerais, Paraná y Bahía 1º1•
vos en las décadas de 1860 y 1870, y sus apelaciones a la policía y los magistrados, ver
100. Graharn, Patronage and Politics, 183-206.
Queiroz, Escravidéío negra, 144-162; Azevedo, Onda negra, 180-199.
101. Conrad, Destruction of Brazilian Slave1y, 245-257; Toplin, Abolition of Sla-
98. Sienes, «Dernography and Econornics», 550.
ve1y, 203-224; Graden, «Ernancipation in Brazil».
99. Dean, Ria Claro, 127.
AFRO-LATINOAMÉRICA, 1800-2000 LAS GUERRAS POR LA LIBERTAD, 1810-1890 143
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El 13 de mayo de 1888, cuando el Parlamento aprobó y la princesa Los esclavos no podían esperar vencer a la esclavitud hasta que algu-
regente Isabel firmó la Ley Áurea, que acababa finalmente con la na crisis política rompiera la unidad de las elites gobernantes y generara
esclavitud brasileña, la institución ya se había colapsado en la mayor oportunidades para que pudieran luchar por la libertad. En la América
parte del país. «La esclavitud acabó porque el esclavo ya no quiso más española, esa crisis fue la de las guerras de independencia, las cuales
ser esclavo, porqu~ el esclavo se rebeló contra su señor y contra la ~ey recortaron la capacidad de los amos para controlar a sus esclavos, a la vez
que lo esclavizaba», observaba el periódico de Sao Paulo Rebate diez que forzaban a la Corona española y a los rebeldes a una puja por el apo-
años después del acontecimiento, en 1898. «La ley del 13 de mayo no yo político y militar de los esclavos (y de los negros y mulatos libres). Las
fue más que la sanción legal -para que la autoridad pública no fuese guerras se produjeron por cuestiones de soberanía nacional, y la con-
desautorizada- de un acto que ya estaba consumado por la revuelta quista de esa soberanía fue ciertamente su consecuencia política más
importante. Pero a consecuencia del regateo político y la iniciativa escla-
en masa de los esclavos» 102 .
va también tuvieron consecuencias sociales inesperadas y trascendenta-
les: el fin del tráfico de esclavos africanos y la emancipación final.
En Brasil, la cuestión de la soberanía nacional fue negociada exito-
samente y de un modo que reforzó la esclavitud, en lugar de debilitar-
Tal y como en la América española, la esclavitud brasileña fue abo- la. La crisis política que permitió a los esclavos escapar del cautiverio
lida en gran parte por los propios esclavos. Pero aunque apuntaba en este país fue así de un carácter bastante diferente, y centrada direc-
correctamente hacia «la revuelta en masa de los esclavos» como causa tamente en la propia esclavitud. Durante la primera mitad del siglo, los
principal de la abolición, Rebate encubría el hecho de que tales revuel- blancos y los negros y mulatos libres de Brasil se habían mostrado
tas habían ocurrido regularmente durante la historia brasileña, y con activamente contrarios a las rebeliones de los esclavos africanos, y
mucha mayor intensidad durante los inicios del siglo XIX, por ejem- habían proporcionado poco o ningún apoyo a los esfuerzos emanci-
plo, que en la década de 1880. Sin embargo, ninguna de esas revu:ltas padores de los esclavos. Pero después de 1860, conforme la población
anteriores produjo un debilitamiento de las cadenas de la esclavm1d. esclava pasó a ser menos africana y más brasileña, los abolicionistas
Al contrario: todas fueron sofocadas y habitualmente dieron como blancos y negros se mostraron más dispuestos a unirse a los esclavos
resultado un reforzamiento de la vigilancia de los propietarios y del en su lucha común contra la esclavitud. Fue la alianza entre estos dos
Estado sobre la población esclava, sin mencionar el brutal castigo para grupos lo que hizo posible la «revuelta de masas» de 1887-1888.
Una alianza multirracial y multiclasista como ésta, que unía a negros
los líderes rebeldes.
Estrechamente vigiladas, militarmente dominadas y divididas inter- y blancos, y a gente libre y gente esclava, difícilmente podía preverse
namente por las diferencias entre los esclavos criollos y africanos, así teniendo en cuenta la historia centenaria de la esclavitud en Brasil. Y aun
como por los diferentes grupos étnicos africanos, las poblaciones escla- así, sucedió. También lo hicieron algunos movimientos de independen-
vas latinoamericanas no tenían esperanzas de derrocar a la esclavitud cia multirraciales y multiclasistas en la América española, movimientos
por sí mismas. Sólo en Brasil y Cuba sus números eran lo suficiente- que, después de una década o más de luchas, derrotaron finalmente al
mente grandes como para plantearse la posibilidad de una revuelta colonialismo español. Al tomar parte en esos movimientos y alianzas,
esclava exitosa. Pero después de la experiencia de Haití, fue el tamaño de los esclavos latinoamericanos no sólo ganaron su libertad, sino que tam-
esas poblaciones lo que reforzó la resolución de los gobiernos y los bién se unieron a la tarea de construir nuevas repúblicas basadas en los
amos de prevenir cualquier conato de inicio de una revuelta así. principios de la soberanía popular y el igualitarismo racial. Hacia esa
historia dirigimos ahora nuestra mirada.

102. Andrews, Blacks and Whites, 40. La abolición fue «una victoria del pueblo y,
podríamos añadir, una conquista de los negros libres y los esclavos» (Costa,Abolirao, 94).

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