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LA OBSERVACIÓN EN PSICOLOGÍA CLÍNICA.

La observación del comportamiento de las demás personas es un aspecto


fundamental de la evaluación interpersonal, tanto para los clínicos como para
las personas que no lo son.

Todos basamos nuestros juicios sociales en la evaluación informal cuya parte


principal depende de la apariencia y las acciones de los demás. La frase “hasta
no ver no creer” nos instiga a darle especial importancia a observar lo que la
gente hace en oposición a lo que los demás dicen que hacen. Hasta las
personas que buscan compañero/a en las redes sociales para hacer citas, no
confían plenamente en la entrevista en línea y generalmente arreglan citas que
les permitan observar a su posible compañero/a.

Los psicólogos también recopilan y analizan datos obtenidos por observación


en el contexto de las actividades de evaluación, esto permite un vistazo directo
y de primera mano, a las conductas que tienen un interés clínico y
proporcionan una fuente abundante de pistas a cerca de las causas de esas
conductas (Goldfried, 1976); además de conducir a una comprensión más
completa del usuario; esto es particularmente cierto cuando se encuentran
discrepancias o semejanzas en los otros métodos utilizados (entrevista y
aplicación de test).

El clínico astuto también recopila datos observacionales sobre la manera cómo


el paciente maneja la situación de la evaluación.

La importancia que se le da a la información observacional varía según los


diferentes clínicos: para unos, proporciona pistas suplementarias de los rasgos
y dinámica de la personalidad y para otros desempeña una función importante
a cerca de la personalidad o patología subyacente.

La observación puede ser a) naturalista: se observa como ocurre la conducta


en su contexto natural (casa escuela, patio de recreo). b) controlada o
experimental: el clínico prepara algún tipo de situación especial en la que se
observe el comportamiento.

La observación naturalista es realista; se puede llevar a cabo de manera sutil


sin que se impregne de intentos por causar una determinada imagen.
La observación controlada permite observar conductas que se presentan con
una baja frecuencia en la observación naturalista, ej. Respuestas al estrés;
temores o miedos a algo en particular; reacciones a determinados estímulos,
etc.

Los observadores deben ser lo más objetivos y precisos que sea posible
acerca de lo que ven para que sus datos sean válidos; pese a esto, siempre
existe el error del observador, y es posible que por alguna razón registre o
recuerde ciertas conductas o respuestas del paciente, de una manera más
precisa que otras. También existe el prejuicio o tendencia particular del
observador que puede comprometer la calidad de lo observado, viendo cosas
que objetivamente no estén presentes, ya que tenemos la tendencia a
perceptual de “completar o cerrar” los patrones incompletos del estímulo
(Gestalt).

La observación, al igual que las entrevistas y pruebas, dista de ser una


herramienta perfecta para la evaluación clínica; pero tiene muchas ventajas
que la vuelven un instrumento valioso. El reto es utilizarla de manera tal que
minimice la influencia de los diferentes factores que distorsionan la información
para que los datos que se generen adquieran un valor máximo en el plan de
evaluación.

¿QUE ASPECTOS OBSERVAR EN UN NIÑO?


 Complexión física.
 Estado de salud.
 Estatura.
 Presentación personal (Vestimenta, aseo, etc.).
 Condición física especial.
 Relación con los padres o encargados.
 Relación con el entrevistador.
 Relación con otros niños.
 Intereses.
 Habilidades motoras gruesas y finas.
 Lenguaje.
 Estado de ánimo en que se presenta (ansioso, tranquilo, alegre,
inquieto, enojado etc.).
 Lenguaje no verbal (actitudes que adopta durante la evaluación).
 Espontaneidad en su conversación o piensa lo que va a decir
 Estructura de su discurso (repite lo que le han dicho que diga o expresa
su propia forma de pensar; evade responder algunos tópicos).

Bernstein, D. A. &NietzelM. T.Introducción a la Psicológica Clínica., cap. 7


pags. 1991, 249 – 303.

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