La danza de los nadie.

Pasos hacia una La Biblioteca del Ciudadano

Jofre Padullés, Joan Uribe (dirs.) La danza de los nadie

antropología de las manifestaciones, es una
obra colectiva del Observatori d’Antropologia
del Conflicte Urbà (OACU) que pretende
abordar este hecho social que llamamos
La danza de los nadie
manifestación desde una perspectiva
etnográfica. Trata, pues, de movilizaciones Pasos hacia una antropología
o movimientos sociales en un sentido literal, de las manifestaciones
en tanto que encuentros de individuos que
hacen sociedad entre ellos moviéndose, Jofre Padullés, Joan Uribe (dirs.)
acumulándose de manera significativa y
significadora, en un espacio y un tiempo
que se transgreden. Así, este tipo de sucesos
demuestran que los espacios de
ISBN: 978-84-7290-862-8
confluencia de una ciudad lo son
en su sentido más taxativo y que
son usados mucho más que como
www.ed-bellaterra.com
marco para las rutinas por parte de
l@s nadie, protagonistas de esta publicación,
conocedoras de la fuerza de la calle, donde
todo empieza y todo acaba.

Investigadores/as:
Edicions Bellaterra

Jofre Padullés, Joan Uribe, Julia Fernández, José A.

Mansilla, Giuseppe Aricó, Marco Luca Stanchieri,
Manuel Delgado, Dolors Garcia, Muna Makhlouf.
Bellaterra

LOMO de 00 mm
 La danza de los nadie
Pasos hacia una antropología
de las manifestaciones

Observatori d’Antropologia del Conflicte Urbà

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 La Biblioteca del Ciudadano

La danza de los nadie

Pasos hacia una antropología
de las manifestaciones

Jofre Padullés
y Joan Uribe (dirs.)

Investigadores/as:
Julia Fernández
José A. Mansilla
Giuseppe Aricó
Marco Luca Stanchieri
Manuel Delgado
Dolors Garcia
Muna Makhlouf

edicions bellaterra

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 Índice

Prólogo 9

Tomar las calles. La manifestación como ritual

político, Manuel Delgado 13

Hacia una metodología etnográfica en las mani-

festaciones, Colectivo 37

Efecto Can Vies, Jofre Padullés 77

La Diada del 2014, Júlia Fernández 135

Masas moleculares, Joan Uribe 171

Gamonal, Giuseppe Aricó y José Mansilla 219

Ni violentos ni rateros, somos manteros, José

Mansilla 229

Bibliografía 237

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 Ni violentos ni rateros, somos
manteros

La manifestación estaba convocada para las 19:00 h–,

aunque, en teoría, previamente habría una rueda de pren-
sa a las 18:30 h–. Cuando llegué a Canaletas, serían las
18:20 h–, no había mucha gente, en torno unas 8-10 per-
sonas situadas de forma dispersa delante de la boca del
Metro. A la izquierda de ésta, mirando desde el lado mar,
había unas 3-4 sillas de plástico dispuestas, en un princi-
pio, para la rueda de prensa y un par de chicos africanos
comenzaban a desplegar una sábana que, posteriormente,
cumpliría su función como pancarta. Como quedaba
tiempo, decidí dar una vuelta y volver más tarde.
Serían las 18:45 h cuando volví al punto de concen-
tración y aún no había comenzado la rueda de prensa.
Delante de las sillas las pancartas se hallaban desplega-
das y en ellas era posible leer «Sobrevivir no es delito» y
«Somos refugiados económicos», ambas en castellano.
En total habría alrededor de 100 personas, con una fuer-
te presencia de medios de comunicación. Pocos minutos
después, un hombre de unos 35 años y origen latinoa-
mericano cogió el micrófono para presentar la concen-
tración y dar unas breves instrucciones al respecto. Pos-
teriormente, otra chica, de aproximadamente la misma
edad y origen, vestida con un huipil mexicano, tomó su
relevo y también comentó el motivo y el objetivo de la
protesta. El primer africano que pronunció unas palabras
fue un joven senegalés.1 Tras presentarse brevemente y

1. Su nombre es Mamme Mor y llevaba varios meses vendiendo en el

vestíbulo del metro en Plaça Catalunya. A. Congostrina (8 de septiembre de

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 pedir disculpas por no hablar un catalán correcto, expli-
có su punto de vista sobre los motivos de la manifesta-
ción usando frases como «només volem treballar en
pau». Otro africano, algo mayor, de una edad aproxima-
da de entre 30 y 35 años y con el brazo en cabestrillo,
también hizo uso de la palabra y, tras un breve parla-
mento en, conjeturo, podría ser wólof, el idioma mayori-
tario en Senegal, señaló, volviendo al castellano, que los
manteros «no son violentos, sino que venden para poder
comer».
Tras estas intervenciones dio comienzo la manifesta-
ción. La idea, tal y como señalaron el chico y la chica
latinos, era bajar por la Rambla hasta la calle Ferran y,
allí, enfilar hacia la izquierda en dirección a la Plaça
Sant Jaume. La imagen era, cuando menos, llamativa.
Estamos hablando del corazón de la Barcelona turistifi-
cada, máximo exponente de la ciudad escaparate. Según
un estudio del Ajuntament citado por el periodista Marc
Rude, en 2007, más de doscientas mil personas pasan
diariamente por la zona, y de ellas, únicamente el 21 por
100, son vecinos de la ciudad.2 El retrato de un grupo
heterogéneo de personas, con un alto componente de
africanos, no dejaba de ser una gran alteración de la
cotidianeidad de un espacio dedicado, principalmente, al
ocio y al consumo. Las caras de los turistas, tanto desde
los balcones, como desde las propias terrazas que pue-
blan la Rambla, eran de enorme asombro. Por otro lado,
y tal y como cabía prever, la propia manifestación pare-
cía haberse convertido en un recurso más de una ciudad
que es capaz de reelaborar su inherente conflictividad
para ponerla al servicio del mercado: Así, algunos de los

2015): Soy mantero pero también refugiado. El País [en línea] Para más in-
formación ver: <http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/09/08/catalunya/14 4
1744672_830414.html>.
2. M. Rude (9 de setembre de 2015): La rambla is not Barcelona. La
Directa [en línea] Para más información ver: <https://directa.cat/rambla-
not-barcelona>.

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 turistas aprovechaban para hacer fotos al paso del grupo
y, otros más atrevidos, incluso se hicieron selfies en la
cabeza de la protesta.3 A su vez, el encaje de la manifes-
tación en el devenir del propio acontecer de las Ramblas,
así lo atestiguan.
En relación a esto, es posible ver un efecto y, a la
vez, una señal muy clara de la profunda transformación
que se ha producido en Barcelona en la apropiación y
mercantilización por parte del capital turístico e inmobi-
liario, de sus símbolos y de su historia, contribuyendo,
como externalidad, a elevar su valor de cambio. Algo
que iría en la línea de aquello que señalara Manuel Del-
gado cuando, para explicar la atracción que determina-
das clases sentían por ciertos colectivos sociales o por
áreas urbanas como el Raval o el Gòtic,4 señalaba la ne-
cesidad de «reapropiación (…) por parte de clases medias
y altas ansiosas de un baño de venerabilidad histórica,
debidamente sazonada con elementos de ese nuevo sa-
bor local que da el multiculturalismo e incluso de un
moderado toque canalla».5 El capital aparecería así como
una gigante máquina devoradora de la conflictividad y
la memoria al servicio de la plusvalía.
La marcha continuó con algunas paradas a lo largo
de la Rambla. Durante la misma fue posible escuchar
consignas como «Ni violentos ni rateros, somos mante-
ros», o «no somos mafia», e incluso alguna alusión direc-
ta al papel de la policía en «Policía, racista, fuera de mi

3. X. Puig (9 de septiembre de 2015): Los manteros se manifiestan y se

sientan a dialogar con el Ayuntamiento de Barcelona. Eldiario.es [en línea]
Para más información ver: <http://www.eldiario.es/catalunya/politica/
manteros-manifiestan-dialogar-Ayuntamiento-Barcelona_0_4290570 9
2.html>.
4. Precisamente la Rambla actúa de frontera entre estos dos barrios
pertenecientes al Districte Ciutat Vella.
5. M. Delgado (10 d’octubre de 2006): El «forat de la vergonya». El
País. Para más información ver: <http://elpais.com/diario/2006/10/10/ca
talunya/1160442449_850215.html>.

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 vista». Fue justo cuando se estaba coreando esta última
consigna cuando se produjo el único altercado de la jor-
nada. Un hombre, de unos 60 años aproximadamente, se
dirigió directamente a la cabeza de la manifestación y
tuvo que ser detenido por la fuerza por algunos de los
miembros de la misma. Un informante contó poco des-
pués que el hombre se había acercado con gritos de
«Viva España» e «Iros a vuestro país». De todas maneras,
la cuestión se solventó en escasos minutos y la manifes-
tación continuó sin más incidentes.
Como se ha señalado anteriormente, la marcha fue
constante pero no continua. En algunas de las paradas
llevadas a cabo, la prensa aprovechaba para tomar algu-
nas declaraciones a los manifestantes, hacer fotos y gra-
bar imágenes. En una de éstas, yo mismo me crucé con
un amigo que participa en el Espacio del Inmigrante,6
que conjuntamente con Tras la Manta7 estaban tras la
organización, y aproveché para comentar algunas cues-
tiones.
-Ha venido mucha gente, ¿no? –me preguntó.
-Bueno, yo esperaba más, la verdad, me llegó la
convocatoria desde la CGT y pensé en una mayor afluen-
cia –respondí.
-Bueno, la hemos hecho desde l’espai esta mañana,
así que creo que está bien.
-Oye, ¿y la mani es legal?, es decir, ¿habéis pedido
los permisos y demás?
-Que va, nada.

6. Según su web «el treball de l’Espai de l’Immigrant està orientat a

oferir assistència i acompanyament com a dispositiu per fer front a les reta-
llades de drets i a la dinàmica d’exclusió del sistema de protecció social
públic». Comuns Urbans a Barcelona (s.f.) l’Espai de l’Immigrant [en línea]
Para más información ver: <http://bcncomuns.net/cpt/espai-de-limmi
grant/>.
7. Para más información ver: <https://www.facebook.com/trasla
manta> y @traslamanta. Los chicos latinos, antes referidos, que comenta-
ron el inicio de la manifestación son activistas de esta organización.

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 Llegados a la esquina con Ferran, la manifestación
giró hacía la Plaça Sant Jaume, tal y como estaba pre-
visto. Nos acercábamos al destino final de la misma y
más gente se iba sumando a la marcha. Entre algunas de
las caras conocidas podría citar las de dos representantes
de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) en el Ajunta-
ment, María José Lecha y Maria Rovira, que permane-
cían en la cola de la misma en una posición muy discre-
ta. Las consignas seguían sonando y un solitario cartel
con referencias al papel del equipo de gobierno del
Ajuntament hizo su aparición. En él era posible leer «La
gana fa més mal que les pedres. BeC hipòcrites», o «Gala
Pin dimisió» (sic).
La desembocadura a las puertas del Ajuntament fue
algo tumultuosa. Habría unas doscientas personas y, jus-
to frente a las puertas del edificio de la Generalitat, se
había dispuesto un gran escenario para los actos previs-
tos con motivo de la Diada de este año. De hecho, los
actos institucionales se llevarían a cabo al día siguiente,
9 de septiembre.8 El mero emplazamiento de una estruc-
tura de esas características hacía muy complicado facili-
tar el flujo de personas y, además, dar cabida a los parti-
cipantes en la manifestación. Imagino que, en una
hipotética foto aérea, la plaza debería aparecer comple-
tamente colmada.
Sobre el escenario dispuesto había un par de músi-
cos con gralla y un bailarín realizando piruetas. La cabe-
za de la manifestación llegó a la puerta de la institución
municipal y los chicos latinos que ya habían tomado la
palabra al comienzo de la misma, volvieron a hacerlo
para indicar que una pequeña delegación entraría en el
Ajuntament para hablar con la responsable de Servicios

8. EFE (28 de agosto de 2015): Avanzan los actos institucionales de la

Diada al día 9 para no coincidir con la campaña. El Mundo [en línea]. Para
más información ver: <http://www.elmundo.es/cataluna/2015/08/28/55
e0850146163f95158b457d.html>.

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 Sociales, Laia Ortíz. Sin embargo, con la música del es-
cenario, la voz de los manifestantes era difícilmente au-
dible. Esto hizo que desde los participantes se hiciera un
llamado a los músicos para que pararan. Mediante gritos
e exclamaciones demandaron el cese temporal de la mú-
sica, cosa que, finalmente sucedió. Tanto el bailarín
como los músicos bajaron del escenario.
Con la entrada en el Ajuntament se produjo un vacío
que fue rellenado con parlamentos. Gran parte del gru-
po, y sobre todo los africanos, unos cien, se sentaron en
el suelo y diversos miembros del colectivo fueron to-
mando el micrófono y realizando distintas alocuciones.
Algunas en wólof, otras, la mayoría, en castellano. Entre
ellas, se destaca aquí una especialmente elocuente, pues
parecía plantear la problemática del colectivo de forma
propositiva y pragmática. Más que realizar invocaciones
generalistas a supuestos incumplimientos de derechos o
realizar un discurso basado en grandes palabras y de-
seos, su intervención estuvo dirigida a plantear el papel
que los manteros y los inmigrantes juegan en la econo-
mía local y nacional, al pago de impuestos, de tributos y
contribuciones a la seguridad social, etc. En este sentido,
su discurso podría calificarse como impecable, pues a
iguales contribuciones exigían, simplemente, iguales de-
rechos. El hombre, vestido con una camiseta deportiva
de colores verde y amarillo, recibió el aplauso de la mul-
titud. Sin embargo, no todas las intervenciones fueron
en este sentido. En otras se realizaron alusiones francas
a la brutalidad policial, o incluso se manifestó un dis-
curso de separación de la inmigración por categorías na-
cionales. De este modo, aparecieron algunas referencias,
más o menos directas, al supuesto papel pacífico y posi-
tivo del colectivo de migrantes senegaleses, pero tam-
bién a la posible existencia de otros grupos que no ac-
tuarían bajo la misma consideración. Se trataría, de este
modo, de mostrar que, si alguien merecería ser atendido
en sus peticiones, serían ellos, desligando su solicitud y

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 situación de la que vivirían grupos sociales de distintos
orígenes.
Conforme se acercaban las 20.00 h., los parlamentos
se hicieron más cortos y repetitivos. Por otro lado, se
hacía evidente que la reunión en el Ajuntament tardaría
un buen rato y que los músicos y bailarines del escena-
rio debían retomar sus ensayos. Justo en ese momento,
una chica embarazada del Espacio del Inmigrante del
Raval cogió el micrófono y señaló que los músicos que-
rían dedicar una pieza a los manifestantes. Un silencio
se hizo en la plaza y comenzó la música.
Serían las 20.15 cuando abandoné el lugar.9

9. Poco después saldrían los representantes del colectivo de su reunión

con el Ajuntament. La valoración general fue positiva, pero tampoco hubo
más detalles al respecto. M. Rude (9 de setembre de 2015): La rambla is not
Barcelona. La Directa [en línea] Para más información ver: <https://directa.
cat/rambla-not-barcelona>.

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