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Este poema describe el río como un emblema de la belleza y el arte, que refleja la imagen de la hija de Alberto. Cuando ella se mira en las aguas del río, sus aguas se iluminan y estremecen, al igual que el corazón del poeta se ilumina y estremece al verla. Tanto el río como el corazón del poeta llevan anclada la imagen de la bella hija de Alberto.
Este poema describe el río como un emblema de la belleza y el arte, que refleja la imagen de la hija de Alberto. Cuando ella se mira en las aguas del río, sus aguas se iluminan y estremecen, al igual que el corazón del poeta se ilumina y estremece al verla. Tanto el río como el corazón del poeta llevan anclada la imagen de la bella hija de Alberto.
Este poema describe el río como un emblema de la belleza y el arte, que refleja la imagen de la hija de Alberto. Cuando ella se mira en las aguas del río, sus aguas se iluminan y estremecen, al igual que el corazón del poeta se ilumina y estremece al verla. Tanto el río como el corazón del poeta llevan anclada la imagen de la bella hija de Alberto.
Tu curso límpido, tu agua errante, Son un emblema invocador De la belleza: el corazón abierto, el risueño serpenteo del arte En la hija del viejo Alberto. Mas cuando ella en tí se mira y, de repente, Tus aguas se iluminan y estremecen, Entonces, ay, el más bello torrente Y su humilde devoto se parecen; Pues ambos llevan su imagen anclada, Unos en el cauce, otro en el corazón... En ese corazón que su mirada Intensa, honda, enciende de emoción.