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Pero la elección de Keiser por las pandillas de negros de Chicago tuvo un origen diferente: surgió
luego de convivir con ellos en un empleo, oír sus conversaciones y descubrir que las pandillas eran un
sistema social y cultural en funcionamiento.
La cuestión central era: Cuál es la naturaleza de este sistema social y cultural y cómo funciona. Las
preguntas que guiaron la investigación eran ¿cuál era la naturaleza de los subgrupos? ¿Cómo se
diferenciaban y cómo se conectaban? ¿Cómo funcionaban las identidades y cómo se conectaban los
roles sociales? ¿Cuáles eran las creencias y como se articulaban con el conjunto de grupos y redes
sociales?
Era necesario que el investigador pudiera establecer contacto con los miembros influyentes del
grupo, ganar su confianza para poder hacer un trabajo serio.
El contacto con la pandilla.
Para acercarse a los grupos que deseaba investigar, Keiser consiguió trabajo en el departamento de
Servicio Social de la Municipalidad de Chicago, dentro de la Corte de Menores en una jurisdicción que
abarcaba los territorios de las pandillas. De esta forma conoció a miembros de los grupos.
Como trabajador debía ayudar a la gente a hacer el tipo de ajuste al mundo urbano previniendo
conflictos de acuerdo a lo establecido por las reglas de las instituciones manejadas según valores de la
gente de clase media blanca de Chicago. Eso significaba cambiar las conductas de acuerdo a otro
sistema de valores. Como antropólogo era crucial tratar de no juzgar eses conductas de acuerdo al
propio sistema de valores y mucho menos cambiarlas.
Las formas del registro de la información eran otra faceta del problema del método. Todas las noches
escribía la mayor cantidad de observaciones que podía recordar ya que no le era posible tomar notas
en el momento ya que la presencia del cuaderno de anotaciones inquietaba a los miembros del
grupo.
Otra fuente de datos fueron las entrevistas a informantes, con las que se usaba un grabador. Con lo
cual la dificultad mayor era desgravar las entrevistas. Si la investigación hubiera sido más larga, la
tarea de desgravar hubiese sido monumental.
Otro aspecto del problema de la recolección de datos depende de la orientación teórica del
investigador. Los “hechos” están íntimamente ligados con la teoría y lo que el investigador observa y
anota está totalmente relacionado con su orientación teórica.
El antropólogo siente la obligación de no escribir nada que pueda injuriar a la gente del grupo en el
cual trabaja, y por otro lado, quiere escribir el relato más certero, mientras que los miembros de la
sociedad estudiada no quiere que esos datos se den a conocer. La información confidencial debe ser
resguardada y otra información requiere cierta discreción para hacerla pública. La solución es cambiar
nombres, fechas y lugares, si ello no fuera suficiente para evitar que sea perjudicial para la gente
involucrada entonces la información no debe darse a conocer.