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Desde fines del siglo XV y comienzo del XVI, navegantes europeos se lanzaron a los

grandes Océanos y alcanzaron zonas del mundo que hasta entonces desconocían. Cuando
comenzó dicho proceso, Europa, África y Asia ya se conocían a través de noticias. La idea
del mundo se había ido formando a partir de la acumulación de conocimientos geográficos
desde la Antigüedad.

Para navegar a través de los grandes océanos, ya contaban con algunos elementos
técnicos que les permitieron llevar a cabo tales empresas. En primer lugar, disponían de
los conocimientos geográficos y astronómicos que habían desarrollado los antiguos
griegos y perfeccionados los árabes. Además, los marinos europeos ya habían
confeccionados algunos mapas rudimentarios y los llamados “ portulanos” (mapas en los
que se dibujaban el contorno de las costas, con todos sus accidentes (bahías, golfos) los
principales puertos y las rutas conocidas.

Para superar el problema de orientación en altamar se perfeccionaron algunos


instrumentos de medición, como la brújula y el astrolabio. La brújula, inventada por los
chinos, tiene una aguja imantada que siempre apuntando al norte. El astrolabio permitía
calcular la altura del sol y de las estrellas sobre el horizonte y, así, conocer el lugar donde
se hallaba la nave.

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