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LA CONVIVENCIA

Podemos entenderla también como la unión de hecho, como bien señala el catecismo de la
iglesia se da cuando:
“Hay unión libre cuando el hombre y la mujer se niegan a dar forma jurídica y pública a
una unión que implica la intimidad sexual. La expresión en sí misma es engañosa: ¿qué
puede significar una unión en la que las personas no se comprometen entre sí y testimonian
con ello una falta de confianza en el otro, en sí mismo, o en el porvenir? Esta expresión
ofende la dignidad del matrimonio, ya que el acto sexual debe tener lugar exclusivamente
en el matrimonio; fuera de éste constituye siempre un pecado grave y excluye de la
comunión sacramental”1
La convivencia es vista en la actualidad como el medio más fácil de las parejas para evitar
el matrimonio, o muchas veces se piensa que vivir juntos puede ofrecerle a las parejas una
visión de lo que ocurrirá en el matrimonio. Suele ser vista como una oportunidad de tener
más cercanía, porque en la actualidad tanto como hombre y mujer cuando conviven tienen
intimidad y muchas terminan teniendo hijos sin contraer el matrimonio, otros factores por
los cuales se opta por convivir es que las parejas jóvenes son empujadas por la extrema
ignorancia y pobreza, a veces por condicionamientos debidos a situaciones de verdadera
injusticia, o también por una cierta inmadurez psicológica que les hace sentir la
incertidumbre o el temor de atarse con un vínculo estable y definitivo. En algunos países las
costumbres tradicionales prevén el matrimonio verdadero y propio solamente después de un
período de cohabitación y después del nacimiento del primer hijo 2.
Cada uno de los elementos señalados antes, pone a la Iglesia en serios problemas pastorales
ya que trae consigo consecuencias religiosas, morales y sociales como por ejemplo:
 Pérdida del sentido religioso del matrimonio visto a la luz de la Alianza de Dios
con su pueblo.
 Privación de la gracia del sacramento.
 Destrucción del concepto de familia.
 Atenuación del sentido de fidelidad incluso hacia la sociedad
 Posibles traumas psicológicos en los hijos y afirmación del egoísmo.
Los pastores y la comunidad eclesial se preocupan por conocer tales situaciones y sus
causas concretas, caso por caso; se acercan a los que conviven, con discreción y respeto
sobre todo enseñándoles a cultivar el sentido de la fidelidad en la educación moral y
religiosa de los jóvenes; instruyéndoles sobre las condiciones y estructuras que favorecen
tal fidelidad, sin la cual no se da verdadera libertad; ayudándoles a madurar espiritualmente
y haciéndoles comprender la rica realidad humana y sobrenatural del matrimonio-
sacramento3.
LA CONVIVENCIA SEGÚN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA:
Según el Compendio, en el numeral 2350 se habla sobre la convivencia: “Los novios están
llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un
descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de
recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las
manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a

1
Catecismo de la Iglesia Católica, La vida en Cristo, Otras ofensas a la dignidad del matrimonio, N°
2390. Consulta: 14 de octubre de 2017. http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2c2a6_sp.html
2
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica: Familiaris Consortio, Uniones libres de hecho. En Vatican.va. 22
de noviembre de 1981. Consulta: 14 de octubre de 2017. http://w2.vatican.va/content/john-paul-
ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_19811122_familiaris-consortio.html
3
IBIDEM
crecer en la castidad.”4 La explicación que nos da la Iglesia es que el matrimonio es un don
de Dios, el hecho de encontrar a alguien con quien compartir la vida, debe ser considerado
como un regalo, es por esto que la Iglesia nos invita a reservar este momento para después
del matrimonio y así ocuparnos de establecer e ir construyendo los pilares que sostendrán la
unión, pues la castidad perfecta es esencial al amor.
Entonces, ¿qué es la castidad? En el Compendio también podemos encontrar los alcances
que la Iglesia nos da: implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la
libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz,
o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado. El hombre logra esta dignidad cuando,
liberándose de toda esclavitud de las pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien y
se procura con eficacia y habilidad los medios adecuados” 5
CONSECUENCIAS DE LA CONVIVENCIA:
1. La disminución del valor del matrimonio.
El motivo de que la sociedad tome como primera opción la convivencia es porque se ha
creado un fuerte prejuicio en contra del matrimonio, ya que hay varias autoridades que
definen al matrimonio como una institución que priva a los individuos de libertad y como
un estado opresivo, especialmente para las mueres Cuando la gente opta por la convivencia,
genera que al iniciar esta relación no lo hagan con el compromiso que caracteriza al
matrimonio y provoca que las personas lleguen a tener varias parejas sexuales, lo que trae
como consecuencias la propagación de enfermedades de transmisión sexual.
El sexo fuera del matrimonio es un pecado contra Dios: “(…) dejará el hombre a su padre
y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”6 Dios dijo que el hombre se
unirá a su mujer, no a otra persona o conviviente. 7
Convivir representa una amenaza a la estabilidad social. La historia demuestra que el
matrimonio y la familia son el cimiento de las sociedades fuertes. Aquellos que ignoran la
lección de la historia colocan su felicidad y el futuro de su nación en peligro.  Cuando los
matrimonios y las familias se desintegran, también lo hacen las comunidades y, finalmente,
las sociedades y civilizaciones en general.
2. La unión libre afecta la dignidad del matrimonio.
Ofende la fidelidad, unión, totalidad, indisolubilidad, fecundidad y al amor. A la fidelidad
puesto que no hay un compromiso estable, total, generoso, y expone a que dicha unión se
rompa con facilidad. A la unión, porque la unión matrimonial no puede dejarse desprotegida
y, mucho menos, ponerse a prueba. A la totalidad, ya que la donación de los esposos debe
ser total. La relación sexual es el símbolo real de la donación total de toda la persona. A la
indisolubilidad, pues, en el caso de la unión libre a prueba se abre, de entrada, la posibilidad
de la separación. En el caso de la unión libre de hecho, al no dar los elementos que
garanticen la estabilidad y permanencia de dicha unión, la exponen a que se rompa. A la
fecundidad, puesto que en la unión libre a prueba se trata de evitar tener hijos y si se trata de
unión libre de hecho, no existe la seguridad de tener lo que los hijos requieren en su
formación, no se cuenta con la gracia de Dios para educar a los hijos. Y ofende
directamente al amor, pues la unión libre se origina por el egoísmo, por ese deseo del placer
sin responsabilidad.
3. La pérdida de la familia.

4
Compendio de la Iglesia Católica, Sexto Mandamiento, Tercera parte, la vida en Cristo; página web:
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2c2a6_sp.html
5
Íbidem, 2339.
6
(Génesis 2:24).
7
(Éxodo 20:14).
La convivencia causa que las parejas desarrollen una falta de compromiso. Muchas
personas que deciden vivir juntas antes de casarse demuestran que son reacias a
comprometerse en una relación y quieren mantener sus opciones abiertas. Aparentemente,
ellas valoran su autonomía e individualidad. Sin embargo, estos convenios transitorios de
vida en común someten a cualquier niño dependiente de esta relación a una vida hogareña
inestable. Algunos creen, erróneamente, que los niños están bien siempre y cuando vivan en
una casa con un hombre y una mujer, casados o no. Sin embargo, la evidencia no respalda
esta creencia. “Los niños que viven con una pareja que convive, o con padrastros o
madrastras, generalmente tienen más problemas que los niños que viven con sus padres
biológicos” 8
La iglesia establece que el matrimonio ha dejado de importar como un sacramento donde
Dios esté presente, únicamente importa el vivir unidos sin más ni más.
Se está confiando más en uno mismo y la pareja, que en Dios, pues se excluye a Dios de la
vida conyugal. Por lo tanto, la ayuda de Dios por medio de la gracia no existe en este tipo
de uniones. Recordemos que Jesucristo se compromete a otorgar su gracia, su ayuda, a los
esposos que se casan por la Iglesia, para mantener unido su matrimonio. La gracia también
ayuda en la educación de los hijos y a alcanzar la salvación eterna. El matrimonio tiene sus
dificultades y, sin esta gracia de Dios, es muy difícil que salga adelante.
4. Afecta a la sociedad.
Con la convivencia se destruye lo que debe ser una verdadera familia, pues la pareja no
quiere establecerla legalmente. Los hijos sufren mucho, pues saben que sus papás no están
casados. Esta vida así hace que la pareja se vuelva cada día más egoísta, pues no quieren
comprometerse valiente y generosamente. En la mayoría de los casos, los que optan por la
convivencia, no han sido educados para vivir responsablemente su sexualidad. Únicamente
buscan el placer, sin comprometerse.
Los que buscan la unión libre no saben amar de verdad. No quieren ser generosos, pues lo
más cómodo es gozar sin compromiso. Cada uno busca su propio provecho, sin pensar en el
bien de sus hijos y del otro. Hoy podemos ver que el mundo nos ofrece el gozar sin
comprometernos. Muchas parejas son engañadas por esto. Piensan que lo más importante es
gozar la vida sin responsabilidad.
LAS UNIONES DE HECHO SEGÚN EL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA
FAMILIA.
La expresión unión de hecho abarca un conjunto de múltiples realidades humanas cuyo
elemento común es el de ser convivencias (de tipo sexual) que no son matrimonios. Las
uniones de hecho se caracterizan por ignorar, postergar o aún rechazar el compromiso
conyugal. Hoy en día, se intenta justificar el reconocimiento institucional de las uniones de
hecho. De este modo, quedan en un nivel jurídico similar al del matrimonio. Se califica
públicamente de “buena” dicha convivencia, elevándola a una condición similar o
equivalente al matrimonio. Con ello se contribuye al deterioro de esta institución natural y
necesaria para la sociedad.
No parece razonable sostener que las vitales funciones de la familia puedan ser
desempeñadas de forma masiva, estable y permanente, por las convivencias meramente
afectivas. La familia fundada en el matrimonio debe ser cuidadosamente protegida y
promovida como factor esencial de existencia, estabilidad y paz social, en una amplia visión
de futuro del interés común de la sociedad. 9
8
The American Prospect [Lo que le espera a Estados Unidos], abril 8, 2002.
9
Pontificio Consejo Para la Familia, Familia, Matrimonio y “Uniones de hecho”. En Vatican.va. 26 de
julio de 2000. Consulta: 16 de octubre de 2017.
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/family/documents/rc_pc_family_doc_20001109_
de-facto-unions_sp.html
Al reconocer las uniones de hecho (lo que hoy en día se consideraría su no discriminación)
es un atentado en contra de la familia matrimonial, puesto que ya se la considera a un nivel
semejante al de cualquier otra convivencia sin importar para nada que exista un
compromiso de fidelidad recíproca y educación de los hijos. Conviene tener bien presente la
distinción entre interés público e interés privado. En el primer caso, la sociedad y los
poderes públicos deben protegerlo e incentivarlo. En el segundo caso, el Estado debe tan
sólo garantizar la libertad. El matrimonio y la familia tienen un interés público y son núcleo
fundamental de la sociedad y del Estado y como tal deben ser reconocidos y protegidos.
Dos o más personas pueden decidir vivir juntos, con dimensión sexual o sin ella, pero esa
convivencia o cohabitación no es de interés público, por lo que las autoridades públicas
pueden no entrometerse en el fenómeno privado de esta elección y no deben contener el
mismo interés que contiene la familia.
BENEDICTO XVI Y LA CONVIVENCIA
La posición de Benedicto XVI acerca de la convivencia es totalmente condenatoria, pues
“se absolutiza una libertad sin compromiso con la verdad”, al tiempo que se cultivan
ideales como el bienestar individual a través del consumo de bienes materiales y de
experiencias efímeras. Según el Papa, un problema muy grave de la sociedad actual que se
desencadena con la convivencia es que se reduce el amor a emociones sentimentales y a
satisfacciones de pulsiones instintivas, sin esforzarse en construir vínculos duraderos.
Además nos invita a amar como Cristo nos amó, sin reservas y sin temor al compromiso, las
parejas deben de gozar la paternidad ya que esto es un signo de apertura al futuro así como
el respeto a la moral natural que libera a la persona.
LA CONVIVENCIA SEGÚN LA EXHORTACIÓN AMORIS LAETITIA DEL PAPA
FRANCISCO.
El Papa también se pregunta por qué los jóvenes no se casan y ¿por qué a menudo prefieren
una convivencia, y muchas veces «de responsabilidad limitada»?, nos dice que incluso
siendo cristianos, no piensan en el matrimonio sacramental, signo único e irrepetible de la
alianza, que se convierte en testimonio de la fe. Quizás, precisamente este miedo de fracasar
es el obstáculo más grande para acoger la Palabra de Cristo, que promete su gracia a la
unión conyugal y a la familia10.
Podríamos decir que en estos tiempos existe una cultura tal que empuja a muchos jóvenes a
no poder formar una familia porque están privados de oportunidades de futuro. Sin
embargo, esa misma cultura concede a muchos otros tantas oportunidades que también se
ven disuadidos de formar una familia. Muchos jóvenes posponen la boda por la influencia
de las ideologías que desvalorizan el matrimonio y la familia, la experiencia del fracaso de
otras parejas a la cual ellos no quieren exponerse, las oportunidades sociales y las ventajas
económicas derivadas de la convivencia, una concepción puramente emocional y romántica
del amor y el miedo de perder su libertad e independencia, de modo que la miseria material
impulsa a vivir uniones de hecho. Pero todas estas situaciones de manera constructiva deben
ser transformadas en oportunidad de camino hacia la plenitud del matrimonio y de la
familia a la luz del Evangelio.11
En numerosos contextos, se está ampliamente difundiendo la práctica de la convivencia que
precede al matrimonio, así como convivencias no orientadas a asumir la forma de un
10
Papa Francisco, Audiencia General, En Vatican.va.29 de abril 2015 Consulta: 14 de octubre de 2017.
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2015/documents/papa-
francesco_20150429_udienza-generale.html
11
Francisco, Exhortación Apostólica: Amoris Laetitia, Sobre el amor en la familia. En Vatican.va. 08 de
abril de 2016. Consulta: 16 de octubre de 2017.
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-
ap_20160319_amoris-laetitia.html
vínculo institucional. Si bien es legítimo que se rechacen viejas formas de familia
«tradicional», esto no debería traer consigo una decadencia del matrimonio sino el hallar su
verdadero sentido.
LAS UNIONES DE HECHO SEGÚN EL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA
FAMILIA.
La expresión unión de hecho abarca un conjunto de múltiples realidades humanas cuyo
elemento común es el de ser convivencias (de tipo sexual) que no son matrimonios. Las
uniones de hecho se caracterizan por ignorar, postergar o aún rechazar el compromiso
conyugal. Hoy en día, se intenta justificar el reconocimiento institucional de las uniones de
hecho. De este modo, quedan en un nivel jurídico similar al del matrimonio. Se califica
públicamente de “buena” dicha convivencia, elevándola a una condición similar o
equivalente al matrimonio. Con ello se contribuye al deterioro de esta institución natural y
necesaria para la sociedad.
No parece razonable sostener que las vitales funciones de la familia puedan ser
desempeñadas de forma masiva, estable y permanente, por las convivencias meramente
afectivas. La familia fundada en el matrimonio debe ser cuidadosamente protegida y
promovida como factor esencial de existencia, estabilidad y paz social, en una amplia visión
de futuro del interés común de la sociedad. 12
Al reconocer las uniones de hecho (lo que hoy en día se consideraría su no discriminación)
es un atentado en contra de la familia matrimonial, puesto que ya se la considera a un nivel
semejante al de cualquier otra convivencia sin importar para nada que exista un
compromiso de fidelidad recíproca y educación de los hijos. Conviene tener bien presente la
distinción entre interés público e interés privado. En el primer caso, la sociedad y los
poderes públicos deben protegerlo e incentivarlo. En el segundo caso, el Estado debe tan
sólo garantizar la libertad. El matrimonio y la familia tienen un interés público y son núcleo
fundamental de la sociedad y del Estado y como tal deben ser reconocidos y protegidos.
Dos o más personas pueden decidir vivir juntos, con dimensión sexual o sin ella, pero esa
convivencia o cohabitación no es de interés público, por lo que las autoridades públicas
pueden no entrometerse en el fenómeno privado de esta elección y no deben contener el
mismo interés que contiene la familia.
CONCLUSIÓN.
Podemos afirmar que el matrimonio es una de las decisiones más importantes en nuestra
vida. Muchas veces se da el caso de que parejas al momento de tomar esta decisión tienen
problemas, problemas porque normalmente una de las dos partes; es la que está dispuesta a
llevar el matrimonio, mientras que la otra parte aun duda en ese aspecto. Esta idea surge
ante el “temor” de llevar a cabo el matrimonio y que las cosas no funcionen; es entonces
cuando se toma la decisión de primero vivir juntos y “probar” como van las cosas. Desde el
punto de vista de la Iglesia, la convivencia no es buena, porque se entrega parte
fundamental del matrimonio sin estar en el plenamente. Existe más de una razón por la cual
se puede concluir que el convivir trae problemas futuros en el caso de que llegue a darse el
matrimonio, dentro de los cuales encontramos; el divorcio es más frecuente, causa
problemas conyugales y una peor comunicación, entre otras consecuencias.

12
Pontificio Consejo Para la Familia, Familia, Matrimonio y “Uniones de hecho”. En Vatican.va. 26 de
julio de 2000. Consulta: 16 de octubre de 2017.
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/family/documents/rc_pc_family_doc_20001109_
de-facto-unions_sp.html

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