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Daniel Valencia C.
Valparaíso, 24-07-20
La poesía (y los poetas) sin duda ha sido uno de los grandes canales por sobre los cuáles
se ha diseminado el pensar y sentir humano. Grandes ejemplos de ello hay en la historia,
Homero, y la construcción del ethos desde su epopeya hacia la educación centenaria de la
Grecia Clásica; Dante, y la revolución que provocó la Divina comedia, sumada al hecho de
ser escrita en lengua vulgar y la defensa de esta misma en el tratado De Vulgari
Eloquentia; y en el caso contemporáneo tenemos a aquellos poetas que como dice Vargas
Llosa “son capaces de abrazar a su época”, tal como un Neruda en América. En ese sentido,
es interesante un estudio acerca de las distintas concepciones y representaciones humanas a
través de la lírica; de una manera directa diríamos: la interpretación de las significaciones
en la poesía.
Frente a ello, si hay algo que rescata Raymond Williams, es que el análisis academicista
puede volver virtual el significado de un poema, la implantación de un estudio basado en
las complejas métricas, fonética, género del lenguaje, etc; tiende a generar conclusiones
forzadas en un texto que puede no necesariamente inscribirse en la episteme de la
intelectualidad literaria1. Lo que sí parece ser importante para el autor, es la capacidad de
entender a través de ciertos ejercicios lectores, como la identificación los recursos retóricos
y la percepción de la estructura textual, se pueda llegar a comprender la organización de la
experiencia2.
Ahora bien, lo que nos complejiza del texto de Williams para poder reflexionar acerca de
la experiencia y la representación, es precisamente su cualidad de manual. Por lo mismo,
hagamos una acotación que nos permita agrandar el marco, en este sentido Michael
Baxandall tiene algo que nos interesa para el estudio: y es que el lenguaje, o más bien el
trabajo y desarrollo de este, es parte de las preocupaciones del sujeto de acuerdo a la
manera en que buscan categorizar y expresar sus expresiones acerca de la comprensión del
mundo; y de acuerdo al autor es que su profundización léxica y la sintaxis pueden influir en
la manera de representar la realidad, el autor nos da el ejemplo del latín ciceroniano de los
humanistas, el cuál sirvió de gran aporte para profundizar en el lenguaje técnico para
acercarse a las artes visuales3. ¿Por qué mencionar esto? no es que nos propongamos a
1
Williams, Raymond, “Lectura y Crítica”, Ciudad de México, Editorial Herder, 2013, pp. 78-80.
2
Íbid.
3
Baxandall, Michael, “Giotto y los oradores”, Madrid, Visor, 1996, pp. 19-25.
hacer un complejo análisis filológico, ya problematizábamos lo de los estudios
academicistas a la poesía, sino que sentamos esto como marco para dar por sentada la
posibilidad de un análisis comparado de poesía, con tal de abrirnos a uno de los grandes
problemas de la representación en la experiencia humana: el tiempo.
El tiempo es una de las experiencias más complejas del ser humano, tanto el cómo se
percibe como la recepción de esta percepción en la realidad socio-cultural. Martin
Heidegger afirmó que la experiencia temporal es la que confirmaba al ente como un ser ahí,
puesto que su desarrollo en un plano temporal es el que le da su dimensión del “ahí”, y la
propia muerte es significativa para que los otros adviertan un cambio en la existencia de lo
que ahora es un ser que no está ahí; por tanto, el ser estaría marcado por una constante “no
totalidad” hasta el momento de su muerte, puesto que es allí donde se completa la
experiencia y aceptación de la existencia de un ser en el tiempo 4. En este sentido, el tiempo
como experiencia es vital para comprender la propia existencia del sujeto y la de los otros,
sin embargo hemos de acotar que nos encontramos en un problema precisamente que
emana desde la percepción temporal; con esto nos referimos a que históricamente el tiempo
se ha encontrado focalizado desde el humano, las distancias eran medidas en recorridos de
“horas” por ejemplo, pero desde la revolución industrial y agudizado con el auge del
capitalismo global es que el tiempo ha trascendido desde lo humano hacia la máquina y la
tecnología, de a poco la representación del tiempo se emancipa de las lógicas puramente
humanas5. Haciendo referencia al título de Kundera, Bauman habla de la levedad del ser
ante esta lógica de la inmediatez temporal en los tiempos contemporáneos; ahora bie, el
sociólogo nos presenta un análisis de algo ya establecido, nosotros agregaremos la cualidad
de proceso en este hecho, puesto que claramente no es cosa de un día para otro. Y
precisamente es aquí donde entra la literatura, en su capacidad de recoger la experiencia y
percepciones humanas.
Por ello, un análisis comparado de poemas nos parece una aproximación ad hoc para la
problemática que nos hemos propuesto. Hemos seleccionado tres poemas: “La pieza
oscura”, publicado por el chileno Enrique Lihn en 1963; “Sextina de la Disminución”, del
peruano Carlos Germán quién la publicara en 1970; y finalmente “Del tiempo largo”, de la
cubana Fina García-Marruz. Esto con la intención de acercarnos a la representación del
tiempo en la poesía americana.
La Pieza Oscura
Lo primero que llama la atención de los versos de Enrique Lihn es su intrincada métrica.
Parece ser que a lo largo del poema no se sigue ningún tipo de rima, cantidad de sílabas ni
“musicalidad” aparente; en cierto sentido esto nos cuestiona en primer lugar una lectura a
voz, es más bien una invitación a la lectura personal. Esto es confirmado por la primera
imagen del poema, y aquella que brinda cierto espacio al desarrollo de este: “la pieza
oscura”, aquel lugar desde el cual mira el hablante, zona plagada de melancolía y acechada
desde la misma altura, como si el cielorraso hubiera amenazado una vaga llovizna
sangrienta.
6
Foucault, Michel, “La Gran Extranjera para pensar a literatura”, Ciudad de México, Siglo XXI Editores, 2015.
Y es que precisamente cada recuerdo que evoca el poema, desde la primera estrofa, no
abandona este dejo de melancolía o incluso morbo: dos veces villanos, pero igualmente
dulces … dulces como una primera efusión de su sangre (de la muchacha). Así, estas
memorias nos llevan a la primera gran figura de nuestro análisis: el giro de la vieja rueda –
símbolo de la vida – la rueda que se atasca como si no volara, / entre una y otra
generación. Y es en primer lugar como ya lo decíamos, aquella rueda es la representación
del tiempo y la que en cierta forma confirma la existencia ¿y de qué manera? precisamente
es una rueda que parece estar desajustada, matizada por los nudos que narra el hablante en
los cuales reina la confusión del tiempo.
Y aquí viene una imagen interesante, dónde el hablante muerde largamente en el cuello
a mi prima Isabel, esto precisamente en una edad anterior al pecado/ pues simulábamos
luchar en la creencia de que esto hacíamos. Un primer alcance, es la presencia del nombre
Isabel, a lo cuál Lihn nos contesta afirmando que usa nombres que solo tú conoces, aquella
aseveración ha llevado a la reflexión que el uso de un nombre propio y general al lector es
con la intención de acercar los significados codificados de una realidad que se aleja de estos
mismos, abarcando lo intolerable en una “metamorfosis” de lo real7; así podemos ver como
el poema nos acerca imágenes para comprender cierto espacio de las propias
representaciones simbólicas, en este sentido la pieza oscura es el lugar desde dónde se ve
melancólicamente el tiempo, tiempo que no transcurre de manera continua. Y un segundo
alcance, antes de proseguir con las siguientes estrofas, es el hecho de aludir a una época de
inocencia, dónde se sostenía la apariencia como verdadera; lo cuál va a cambiar en la
siguiente estrofa dónde los primos dejaron de girar con una rara sensación de vergüenza,
el “pecado” es patente como una sensación de vergüenza bíblica.
Es allí, desde la vergüenza y el recuerdo que la rueda gira a velocidad acelerada, todo se
viene encima como si hubiera envejecido de golpe, el hablante relata con tristeza las
experiencias de un corazón que se ha avejentado demasiado rápido. Es así como se viene a
cerrar el ciclo de la rueda, que parte atascada para luego arrancar vertiginosamente hasta el
momento en que Alguien se precipitó a encender la luz …/ la pieza oscura como el claro
de un bosque, ¿es esta acaso, la percepción del fin del ya no ser ahí? el hablante puede
7
Foxley, Carmen, “Enrique Lihn y los juegos excéntricos de la imaginación”, Revista Chilena de Literatura, N° 41, 1992,
p. 19
confirmar la no existencia de la pieza oscura, puesto que se alumbra, pero él aún no ha
cumplido toda su edad, por ello el tiempo se ve como el acompañante de una existencia
vertiginosa, síndrome de un mundo en constante estado de aguante a la gran explosión,
pareciera ser que el esquema está a punto de derrumbarse en cualquier momento y es
precisamente hasta el momento del contrasentido de las manecillas del reloj.
Y ya nos lo dice Lihn mismo, él trabaja el discurso literario, género que mezcla al
ensayo, el cuento, la poesía y el drama; buscando crítica ofensiva de la misma realidad y
del mundo que plantea a la retórica como escape de los problemas, es ante esta misma
situación que el poeta se para desde una Latinoamérica esclava de la lengua8, para
interpelar a las concepciones de la realidad desde el punto de vista de un escritor que piensa
en hacerse cargo de su continente. En este sentido, la pieza oscura es un llamado a
cuestionarse el tiempo, un acaecer ajeno al humano, que pareciera pasar por distintas
velocidades y nudos de un mundo que parece caerse a pedazos.
Sextina de la Disminución
Contrario al poema de Lihn, Germán Belli utiliza una estructura de sixtina con la
presencia de endecasílabos. Unos versos muchos más ordenados y menos caóticos, a la vez
que unas imágenes más claras nos dejan un poema más accesible, pero no por ello cae en la
trivialidad de lo básico. Dicho esto, el poema inicia con una primera imagen que hace
referencia al tiempo: el álbum de familia, aquella imagen sostén de los kilos, concepto que
el poeta va a trabajar a lo largo del poema, los cuales entendemos como fragmentos que
conforman el pretérito repartido… lindamente en trozos. Es así que el pasado, los
recuerdos, las memorias son sostenidas en el conjunto de fotos por la soga y el nudo.
Pero llegando a la segunda estrofa, es que nos damos cuenta que estos recién pesados
kilos, hacen referencia a la inmediatez de la memoria, al presentismo que se hace patente en
la necesidad de tener todo cerca en el álbum hilado con la soga. Y ya hacia la tercera
estrofa, advertimos lo separado que se haya cada fragmento y lo mal que se veían las fotos,
esto sin duda hace referencia a las cortas capacidades de la memoria, y a la melancolía
misma causada por la incapacidad de recordar.
8
Lihn, Biografía Literaria Citado desde Lihn, Enrique, Poesía Reunida, Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales,
2018, pp. 11-13.
Este hecho cobra su clímax al momento de romperse el álbum, los recuerdos soltados por
la soga son desperdigados. Esto no recuerda sin duda al poema de Lihn, en el sentido de
que es un mundo al borde del precipicio, solo que en los versos de Germán Belli el fin se
hace más patente, está anunciado que las cuerdas en algún momento se rompen
desperdigando el tiempo, convirtiéndose hacia el final en febles kilos / cuyo peso vale nada
en fardo. Sin duda nos hallamos ante un pesimismo, y el propio poeta lo confirma en una
de sus entrevistas al afirmar que la poesía como reflejo de la realidad se produce a través
del sentimiento de angustia, que provoca algunos aspectos de aquella, por ejemplo, el
mundo moderno altamente cosificado9. Esto sin duda nos deja con una interpretación del
tiempo, crítica desde un punto de vista muy personal a la crisis que emana desde la
modernidad de su siglo, confirmado en un último detalle a acotar y es la circularidad de las
rimas repetidas en palabras a lo largo de todo el poema.
Parece ser que los hechos narrados, se vuelven indistintos entre sí, los álbumes de familia
no tienen nombre y el hecho de que se rompan, como nos invita a pensar la estructura del
poema, es un ciclo propio de la existencia en su relación con el tiempo. Germán Belli nos
presenta al tiempo como un ciclo que termina con consecuencias fatales, con el recuerdo
desperdigado por el piso, ya que al ser desatado de las lógicas temporales modernas pierde
todo el uso, podríamos decir que se acerca al ya no ser ahí.
Lo primero que salta al leer el título, es una relación con lo que los historiadores han
llamado las duraciones históricas. Hace ya tiempo, Fernand Braudel postulaba que la
visión de los cientistas sociales del momento acerca del tiempo eran acotadas en duraciones
demasiado cortas: los ciclos económicos, los hechos históricos, etc; eran momentos muy
delimitados y que generaban la visión del pasado como una sucesión de ciclos, provocando
la impresión de que la historia se repetía. Por ello el autor proponía analizar el pasado desde
una larga duración, dónde el análisis estuviera demarcado por la estructura, arquitectura
histórica que incide en el comportamiento humano del devenir histórico más allá del hecho
o la coyuntura10.
9
Trilce, “Carlos Germán Belli responde a Trilce”, Trilce, Tomo II y III, N° 15-16, 1969, p. 4.
10
Braudel, Fernand, “La Historia y las Ciencias Sociales”, Madrid, Alianza Editorial, 1970, pp. 64-72.
Bajo esta lógica, el poema de Fina García se entiende al acotar su descripción del tiempo
como un largo, no regido ya por la lógica del personalismo humano, sino que en raras
ocasiones se deja apreciar y no es entonces / breve. Es precisamente la inmensidad de la
vida misma la que refleja la gran duración de lo temporal, pero no la humana, sino la de
soles ya vivido, el largo tiempo que atraviesa el mundo mismo.
Y precisamente, es poco amiga de los ciclos, se apela a ver el tiempo como una línea,
crítica del pretérito del cual se debe aprender: Para nacer de nuevo / y rehacer la mala
copia original. Por lo mismo, se apela posteriormente a la juventud: No se quiere / volver
atrás, ni siquiera al tiempo / rumoreante de la juventud / … la juventud es también como
una cierta / decrepitud: un ser informe. Aquí volvemos a la reflexión Heideggeriana, el ser
como incompleto hasta que su tiempo se vuelva finito, y durante ese transcurso, el poema
se encarga de nombrar distintos hitos de la vida hasta que, a la salida, ya, se mira.
Volvemos de cierta forma a la imagen de Germán Belli, se van desligando las amarras,
el amarre como un sostén, pero aquí ya no es sostén del tiempo, sino que del mismo ser, del
mismo sujeto en el tiempo. Y ya en la última estrofa, acerca la percepción del tiempo breve
o largo, pero indistintamente siempre corto, con una melancolía que recela de la amargura
y de la tristeza, finalizando con el verso Bello es toda partida.
Milena Rodríguez, afirma que en la obra de Fina García se pueden desentrañar ciertos
conceptos del psicoanálisis freudiano y que esta misma también los corrige; aquel llamado
siniestro, propuesto por Freud de manera general como la existencia de lo extraño en lo
familiar, como la mancha oscura en el álbum podríamos decir nosotros; desde allí, la obra
de García cambia este siniestro por lo entrañable, ya que a través de su representación
poética atrae al lenguaje aquello que ajeno, volviéndolo cercano y familiar. En este sentido,
y actualizando un poco los conceptos freudianos, el objeto es siempre incognoscible desde
su parte real, semejante al Noúmeno kantiano, irrepresentable y por ello no entendible en
las lógicas lingüísticas; sin embargo, el acto de libertad humano que hace frente a esta falta
de entendimiento corresponde en como uno abraza la representación que rodea el
Noúmeno11, la obra aquí de Fina García es interesante puesto que le da un giro de tuerca
acerca de lo que la poesía y la literatura venía expresando de aspectos como la juventud y
la muerte en razón del tiempo, es un tanto una crítica a la imagen barroca que sobrevive
hasta hoy acerca del tiempo. Y una última acotación, traigamos una obra que si bien fue
producida hace ya cuatro siglos nos sirve para completar nuestra reflexión y para poner en
imágenes nuestras palabras, hablamos de la obra El Tiempo vencido por la Esperanza y la
Belleza (img. 1) ¿no es aquella imagen del Tiempo viejo, decrépito y mortal (la guadaña,
claro), que ha sobrevivido melancólicamente al (neo)neobarroco de la poesía del XX?,
subyugada a las visiones de la juventud y la belleza (en cualquier caso, habría que eliminar
a la esperanza de la ecuación); ante esto la poesía de García es oxigenadora, nos da el
espacio para repensar la representación, un espacio de libertad podría decir Zizek.
En conclusión
Ahora bien, un contraste entre los poemas de García con los de Lihn y Germán Belli, es
la idea del ciclo. Pero esto podría explicarse a través de las imágenes más bien individuales
que usan estos últimos, ya sea la visión desde la pieza oscura y el álbum familiar, las cuáles
pueden inscribirse dentro del tiempo largo de García, conectando con lo que
mencionábamos acerca de los hitos de corta duración, que viéndose dentro de un marco
pequeño parecieran repetirse.
Bibliografía
Bauman, Zygmunt, “Modernidad Líquida”, Ciudad de México, Fondo de Cultura
Económica, 2003.
Baxandall, Michael, “Giotto y los oradores”, Madrid, Visor, 1996.
Braudel, Fernand, “La Historia y las Ciencias Sociales”, Madrid, Alianza Editorial, 1970.
Foucault, Michel, “La Gran Extranjera para pensar a literatura”, Ciudad de México, Siglo
XXI Editores, 2015.
Heidegger, Martin, “El ser y el tiempo”, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica,
1971.
Lihn, Enrique, Poesía Reunida, Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales, 2018.
Trilce, “Carlos Germán Belli responde a Trilce”, Trilce, Tomo II y III, N° 15-16, 1969, pp.
2-4.