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Evelyn Vine Be Mine - Chelle Mitchiter PDF
Evelyn Vine Be Mine - Chelle Mitchiter PDF
Chelle Mitchiter
El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas regiones
de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, cabe destacar que dicho
documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se le agradece a todas las colaboradoras
que aportaron su esfuerzo, dedicación y admiración para con el libro original para sacar
adelante este proyecto.
Créditos
Traducción Corrección
Isabó Navar Maniarbl
Rouge82 Pilar Wesc
Adaly Vickyra
PANDA1503 Leluli
marp24 flor25
glenda Cecilia
rihano felin28
Dara
agusrommero
felin28
6NadineS Moderación y revisión
rmrt
Cherie123 Dara
Ilka
Musa65
Meme pistols
ZoeAngelikal Diseño
5hip Cecilia
Sinopsis
tone.
Y Stone es su rey.
Cada vez que estoy cerca de él, todo mi cuerpo tiembla y todos mis
sentidos están alerta...
Prólogo
M
iré por la ventana del taxi mientras se detenía en mi nuevo hogar en
la Universidad de Arte Simpson. Más específicamente, aparcamos al
lado del edificio residencial Los Jardines de Alice. Era una de las
Residencias más caras y elaboradas, lo que era mucho decir ya que la
Universidad en sí era una institución muy nueva y prestigiosa. Solo los muy
ricos se podían permitir pagar los honorarios aquí, a menos que como yo,
se hubieran ganado una beca.
Miré las dos grandes maletas de equipaje que había traído conmigo, y en
silencio maldije a mi familia.
Pero Paul (estudiante de último curso) y los trillizos más jóvenes, Mike, Jake y
Luke (estudiantes de último curso del instituto), vivían en casa de Darwin
(en el territorio Norte). No les habría costado tanto venir. ¡Era solo un fin de
semana después de todo!
—Está bien —susurré sabiendo que si hubiera podido estar aquí lo habría
hecho—. Y sí, aquí estoy.
—Evelyn —dijo finalmente—. ¿Quién está ahí contigo? ¿Quién hizo el viaje
desde Darwin contigo?
—Evie te llamaré más tarde, una vez que estés instalada —dijo en voz baja.
—No les digas que estoy molesta —supliqué—. Por favor, no les grites.
—Está bien —dijo en voz baja—. Adiós Evie. No estudies demasiado. Pasa
un buen rato y haz algunos amigos.
—Te quiero.
Sus ojos de color gris piedra me miraron con dureza, una cicatriz marcaba
su ceja y una expresión dura arruinaba su fuerte rostro. Su nariz parecía
haber sido rota al menos dos veces y sus rasgos eran angulares, fuertes y
agudos.
Mis ojos se vuelven de golpe a la izquierda cuando una familiar figura atrae
mi atención. Stone está en el sitio de siempre, pero en lugar de estar
sentado sobre la mesa con un cigarrillo, está sentado en el suelo, apoyado
en un árbol, con una guitarra en su regazo. Frunzo el ceño.
—¿Qué haces?
Chillo del susto y caigo al suelo. Candy cierra la puerta y se ríe a mi costa.
—Nada importante —susurro poniéndome de pie—. Comprobar si mi mesa
tiene polvo.
Candy arquea una ceja y sacude la cabeza riendo:
—Pero… —protesto.
1
Junio: La historia se ubica en Australia. En los países ubicados en el hemisferio Sur del planeta el invierno
comienza en junio.
Tiemblo cuando una sensación extraña me sube por la columna, como si
alguien me estuviera observando. Miro alrededor nerviosa, sintiéndome de
repente muy consciente de mi ceñida camiseta y shorts. Me congelo
cuando le veo, sentado al otro lado del campo en las gradas enfrente a
las mías.
Parpadeé confundida.
—Evie —dije.
Me sonrojé.
No dije nada de eso, claro, giré la cabeza y miré hacia la ventana aún
completamente sonrojada.
Candy se rio.
—Se bueno Donny —dijo mientras me daba un abrazo con un solo brazo.
Abrió la bolsa y sacó mis deportivas. Las tomé con gratitud, aunque
hubiera preferido mis botas de excursionista para proteger mi piel del daño
que pudiera infringirle cualquier pasto o espiguilla que tuviéramos que
atravesar.
—Deberías venir con Candy la próxima vez que toquemos —me dijo.
Mmm, supongo que tengo que ir y escuchar eso por mí misma —debería
haber dicho, pero no lo hice.
Se encogió de hombros.
Sonreí y asentí. Mi hermano Paulie (el que estaba estudiando para ser
profesor), había incursionado un poco en la música y su banda de garaje
solía tocar música variada. Personalmente no disfrutaba de las canciones
llenas-hasta-los-topes de gritos, pero la mayoría de música Metálica era
buena en mi opinión.
—Ven a vernos tocar —fue todo lo que dijo antes de girarse y dejarme sola.
Mi leve ataque de pánico llegó a su fin tan pronto como Donny se detuvo.
Suspire aliviada al notar que no nos habíamos alejado tanto, y comencé a
relajarme hasta el momento en el que me empujó frente a él y pude ver a
todo el mundo alrededor del lugar mirándonos divertidos.
Oh dios mío.
Solté una pequeña risita ante el nombre, como había supuesto, casi todas
estas personas venían de familias ricas que les habían dado a sus hijos
nombres horriblemente embarazosos. Probablemente esa era la razón por
la que todo el mundo llamaba a Stone por su apellido. Volví a reírme
mientras pensaba en posibles nombres para él, como Bernard u otras cosas
ridículas como llevar el nombre de una fruta.
—Pensé que te habías librado de ella —le susurró a Stone. Apartó la mirada
de mí para posarla sobre Briar que se había sentado al lado de él y
burlonamente le dio una amable palmada en la pierna pretendiendo
calmar su enojo. Briar frunció el ceño, pero no pudo contener la sonrisa
que comenzó a formarse en la esquina de sus labios. Los estudié con
curiosidad, era fascinante cómo podían ser amigos tan cercanos siendo
tan distintos, sin embargo según Candy, Briar y Stone habían crecido juntos
porque sus padres eran amigos cercanos.
Candy era una amiga muy útil. Sabía todo lo que se debe saber sobre
cada persona que había en la universidad. Ella, a diferencia de mí, había
ido a la escuela con la mayor parte de ellos, y ese era uno de mis mayores
obstáculos, tuve que entrar al campus sin conocer a nadie, mientras que
todos a mi alrededor ya se conocían entre sí y no se molestaban en hacer
nuevos amigos.
Miré su ajustada camisa blanca tipo polo y me di cuenta de que era una
de las edecanes3. Stone le dirigió una mirada fugaz y levantó una ceja, su
expresión apenas cambio, pero el mensaje fue claro para todos:
—Estoy descansando.
—Wow, debe ser agotador para ti —dijo Fredi con un guiño—. Verse tan
sexy como tú debe ser abrumador.
—Para nadie es tan fácil ser sexy como para ti, osita —dijo con un guiño.
Él asintió demostrando que la había escuchado, pero no abrió los ojos. Ella
frunció el ceño ligeramente y se inclinó hacia adelante para quitarle un
audífono. Stone frunció el ceño y abrió los ojos, claramente molesto. Chloe
vaciló, pero finalmente se inclinó hacia adelante y murmuró algo en su
oído. Stone sacudió la cabeza, volviendo a ponerse el audífono y a cerrar
los ojos, rebotando ligeramente a Fredi sobre su rodilla.
Chloe se fue muy enojada sin decirle adiós a nadie y Fredi se levantó de las
piernas de Stone para ocupar su lugar.
—Gracias a dios que ya se fue esa zorra —Se rio Briar rodeando a Fredi
para pinchar el costado de Stone con su dedo—. No puedo creer que te
dejara y después esperara que le rogaras.
Fredi se rio.
Stone abrió los ojos cuando escuchó eso y tosió ligeramente ocultando
una carcajada.
Briar se giró.
—¿Dónde están las casas? —preguntó mirando a Alec, quien sonrió
abiertamente, rascándose detrás de la cabeza.
Será mejor que vaya por la ropa que trajo Candy —pensé—, buscándola
con la mirada, y cuando no pude encontrarla imaginé que debió haberse
ido a liarse con Mason.
—¿Tienes frío, Evie, nena? —me preguntó Donny quitando bruscamente
mis manos para frotar mis brazos con las suyas. Noté que ya se había
puesto la chaqueta.
Stone abrió los ojos y me echó un vistazo, mientras ignoraba a Briar que
seguía despotricando, se agachó, sacó una enorme chaqueta de cuero
de la bolsa a sus pies y se dirigió hacia nosotros, mirando a Donny y
mandándole un mensaje con los ojos.
Cuando el fuego comenzó a arder, moví mis dedos dentro de mis zapatos
agradecida por el calor extra que me proporcionaba, me relajé un poco y
comencé a sentirme segura cuando Stone no trató de decirme o hacerme
nada e incluso acepté entusiasmada el palito con malvaviscos que me
ofreció Alec, estirándome hacia adelante para poder ponerlos en el
fuego. Fruncí el ceño cuando el malvavisco de arriba se quemó mucho
más de lo que me hubiera gustado, pero Stone estiró el brazo y lo quitó de
encima antes de que pudiera hacer nada, lo miré sorprendida y sus ojos
brillaron un poco con lo que supuse era diversión. Sonreí vacilante y bajé la
cabeza sonrojándome de nuevo, lentamente deslicé el siguiente
malvavisco del palo y lo dejé caer despreocupadamente en mi boca.
—Bien, bien. Candy dice que te has inscrito a la Carrera del desierto de
Finke ¿Te estas divirtiendo? —preguntó, pude adivinar por el tono de su voz
que estaba feliz de que saliera de mi dormitorio.
Donny se rio y abrió la boca para contestar, pero Stone empujó a Briar
contra Alec.
Mi primer novio era justo como él; imponiéndose, diciéndome qué hacer,
presionándome para hacer cosas que no quería hacer… cosas como
renunciar a mi virginidad. Contuve las lágrimas ante el recuerdo, deseando
que al menos me hubiera violado en lugar de saber que de buena gana
había dejado que tomara lo que quisiera. Lo dejé usarme hasta que se
aburrió de hacerlo.
Miré la ancha espalda Stone a tan solo unos pocos metros de mí… Stone
era peor que Ben. Su poder sobre la gente era infinitamente más grande…
y yo era malditamente fácil de controlar.
Capítulo 3
a carrera comenzó a la mañana siguiente y me puse de pie a lo largo
—¡Evie!
—Ven y siéntate con nosotros —pidió sin darme tiempo para responder,
pero tirando de mí mientras las personas se apartaban de su camino.
—¡Evie, nena! —me saludó Donny con su sonrisa lobuna tan pronto
llegábamos a la mesa del grupo—, ¿te sentarás con nosotros?
Abrí la boca para decirle que sólo porque no pudiese permitir pagar esta
universidad, no significaba que no pudiese pagar un vuelo de regreso a
Sidney. Ella me miró y yo dejé el tema pasar.
En lugar le pregunté:
Oh mi Dios.
—Sí —susurré.
—¿Entonces quién era el chico que te llamo este fin de semana? Parecías
muy entusiasmada al oírle.
4
Voyerismo: conducta, que puede llegar a ser paralitica, caracterizada por la contemplación de personas
desnudas o realizando algún tipo de actividad sexual con el objetivo de conseguir una excitación sexual
(delectación voyeurista). La actividad del voyeurista no implica ninguna actividad sexual posterior.
—¿Cooper? —pregunté riéndome nerviosamente por cómo ellos
malinterpretaron la situación—. Ew. No, no estoy saliendo con él.
—¿Folla mal? —preguntó Donny con una sonrisa burlona, ganándose una
patada por debajo de la mesa de Briar.
Me reí.
Aparté la vista, sólo para trabar ojos con Stone, que ahora me estaba
mirando fijamente. No respiré durante un buen rato y maldije a mi vía
aérea por cerrarse cada vez que él me miraba. Si esto seguía,
probablemente me asfixiaría. El rompió el contacto primero, sus ojos
cayeron hacia mi bandeja vacía. Poniéndose de pie con un ceño
fruncido, caminó alrededor de la mesa y la agarró mientras caminaba
hacia la fila del comedor. Observé, con la boca abierta, como una chica
lo dejaba pasar enfrente de ella, cerca de la parte delantera de la fila.
Colocó en mi bandeja algo de cada contenedor y luego se marchó de
regreso a la mesa, colocando la bandeja en frente de mí. Mis ojos casi se
salen de sus orbitas cuando los posé en el plato lleno. No había forma de
que pudiese comer la mitad de eso.
Cuando era niña, mi padre me solía leer cuentos para dormir cada noche.
Mis favoritos eran aquellos que tenían un lobo grande y malvado. Me reía y
escondía bajo las colchas, mientras mi papá hacía todo lo posible para
hacerse pasar por el terrorífico y brusco villano. Pensaba que era muy
bueno. Tan bueno, que de hecho, los intentos de Zane por tomar su lugar
me habían entristecido por su ineficiencia. Pero chico, papá no era nada
en comparación con Stone. El sonido de su voz envió escalofríos por mi
columna vertebral. Eso enchinó los dedos de mis pies, hizo a mi corazón
latir contra mis costillas, secó mi boca, así como puso todos los pelos de
punta y vibraron con calor profundo de su voz de barítono.
—Lo que Donny quiere decir, Evie —ella estaba calmada—, es que
necesitas comer un poco más si vas a estar haciendo todo ese ejercicio
que te he visto hacer.
—Bueno, ¿qué pasa con todo ese ejercicio, cariño? —preguntó Fredi—,
¿de verdad necesitas hacer todo eso?
Ellos se rieron.
—Rabid Manifests —dijo Fredi con una sonrisa burlona—. No preguntes.
Donny lo inventó.
—Oh, no lo harás —dijo Briar llevándome hasta donde estaba un Alec sin
camisa viendo a un Donny sin camisa en la banca de pesas. Aparté los
ojos, no queriendo se atrapada viendo sus torsos tonificados. Briar se inclinó
hacia la máquina de pectorales para establecer un peso ligero para mí y
tomé la oportunidad para intentar otro escape.
5
Juego de palabras, ya que antes Fredi dice I was high (estaba drogado) y después menciona: I’ll take you
high (te llevaré a la cima), esta última frase tiene connotación sexual.
Me volví, y golpeé la cara en un pecho sudoroso, sólido y desnudo.
Grandes manos se agarraron alrededor de mis brazos para evitar mi caída.
Me sequé el sudor de la cara y estiré el cuello hacia atrás para ver el
bloqueo de mi paso. Stone estaba viéndome hacia abajo.
—¡Rápido, Evie! —dijo Briar atrás de mí—. Quiero estudiar más tarde, tengo
un examen mañana.
—Pero… —Protesté.
—¡Pero no puedo levantar tanto! —susurré mirando a Briar por ayuda. Ella
se mordió el labio pensando antes de asentir con la cabeza.
—Eso tiene sentido —dijo ella sonriéndole a Alec—. ¿Te puedes encargar
por mí?
Él sonrió y yo negué con la cabeza frenéticamente. ¿Qué estaba
haciendo?
No, Briar, por favor ¡No me dejes con él! Ya era demasiado malo tratar de
ver su pecho sin sonrojarme, pero ahora ¡él estaba a cargo de mi tortura! Y
¡él quería que levantara pesas más pesadas!
Tomé una profunda respiración y luché por los siguientes cuatro. Caí de
nuevo en el asiento y negué con la cabeza.
—Vamos, uno más Evie —él ordenó—, uno más y eso es todo.
—¿Más? —grazné.
—Mucho más.
—¡Ay! —gritó, lanzando una mirada hacia Stone—. ¿A qué vino eso?
Estaba agradecida de que hoy fuera el último día de clases y que mañana
estaría volando a Sidney con Briar. No más alimentación forzada. No más
sesiones de pesas. Y sonreí ante mi siguiente pensamiento: ¡Hola Billy!
Capítulo 4
staba lista una hora antes. Esto es lo que pasa cuando eres obsesiva en
Decidí que me veía enferma. Pero bueno, siempre supe que me veía
flacucha. Con 1.74m de estatura solo pesaba 46 kg. Gracias al vestido
corto, blanco con negro y líneas horizontales que estaba usando,
disfrazaba perfectamente lo frágil y demacrada que me veía realmente.
Mi mirada viajó hacia arriba para ver mi rostro. Mi cabello caoba colgaba
en un desastre de ondas hasta los hombros. El sol había creado reflejos
rojizos más claros a lo largo, e hice una mueca mientras pasaba los dedos
sobre mi cabello. Mi hermana Charlie, la gemela de Cooper, decía que
tenía un bonito cabello. Charlie lo llamaba castaño con reflejos dorados.
Los reflejos combinaban con mis ojos color ámbar, decía. Miré mis ojos
ahumados y resoplé. De verdad podía hacer sonar a todo romántico.
Donny se sentó delante con el conductor y Fredi iba atrás con nosotras.
Stone, Alec y Jamie habían tomado un vuelo anterior. Le sonreí y traté de
ignorar las mariposas que sentía en el estómago.
—¿Mike? —susurré.
—Jake —contestó uno de los otros trillizos.
Jake rio.
—No, una amiga —le contesté mientras intentaba salir del auto detrás de
Briar—. Estoy en el aeropuerto, me tengo que ir. Disculpadme con Luke.
¡Adiós!
Tomé mi maleta que tenía Donny, saqué la manija y la puse a rodar tras de
mí. Fredi preguntó con molestia:
—¿Otro no-novio?
Fredi abría y cerraba la boca mientras miraba hacia Donny que estaba
formada en un café. Briar se rio.
—Todos sabemos que Fredi no es lesbiana —dijo mientras ponía los ojos en
blanco—. Pero eso no la detiene de hacernos pensar que sí lo es.
Fredi soltó:
—Lo sé —dijo antes de voltearse hacia mí—. ¿Entonces qué hay de esos
sexis gemelos?
—Este se parece a ti —dijo Briar señalando a Jake. Mis ojos se abrieron con
sorpresa y fisgué sobre el hombro de Fredi para ver. Nunca me había dado
cuenta. La cara de Jake siempre parecía resplandecer ya fuera de
felicidad o de travesura. Sus ojos ámbar, admitámoslo iguales a los míos,
brillaban, y su cabello también parecido al mío, de hecho se veía muy bien
con ese desastre de rizos. Él, al igual que Cooper, usaba el cabello más
largo que mis otros hermanos, que eran partidarios del corte de cabello
casi al rape, estilo militar, y la verdad era que ese estilo de surfista
desgreñado le quedaba bien. Luke es rubio con ajos azules igual que
mamá, y Mike tiene el cabello negro y los ojos marrones como los tenía
papá.
—¿No son sexis? —Suspiró Briar haciendo que Donny pusiera mala cara—.
Oh, no tanto como tú, Donny —ronroneó Briar.
Donny sonrió, sintiéndose mejor ahora que su ego había sido restaurado.
—Oh, solo unos trillizos que Evie conoce —dijo a la ligera sonriéndole a Briar.
—Tenías que traer una limo —le grito Fredi a Briar—. Muy discreto.
—No fui yo, debe haber sido el pomposo tío David, se suponía que Liam
nos recogería. Volteo y me sonrió.
—Bri—Intenté fisgonear sobre la puerta para ver que estaba pasando, pero
un hombre alto y atractivo metió la cabeza al interior del auto y me sonrió.
Por un momento pensé que me iba a desmayar, pensé que él era Billy en
persona, mientras contemplaba esos ojos verde esmeralda y las fuertes
facciones Irlandesas.
Su cabello corto y negro no muestra ningún signo de canas—pensé, su
rostro era demasiado juvenil.
Después, ahí estaban esos hoyuelos. Billy no tenía esos sexis y adorables
hoyuelos.
Liam.
Él le puso mala cara, tan ofendido que ella dudaría del castigo. Miré de un
lado al otro y mi boca cayó con shock.
¡Oh, pobre mujer! —Pensé con un escalofrío. La sola idea de ser tan
pequeña y dar a luz a alguien como Stone me daba ganas de dejar a un
lado por completo el sexo… bueno, casi.
Una pequeña niña con cabello rubio oscuro me saludó desde los brazos
de Briar. Parecía tener entre nueve y diez años. Era la niña más hermosa
que había visto y no pude evitar sonreírle.
—Esa es una hermosa sonrisa —Donny dijo con una risita, envolviéndome
en un abrazo y poniéndome nerviosa—, ¿dónde la habías escondido?
—Tú debes de ser Evie —me saludó cordialmente—. Briar nos ha contado
todo sobre ti.
—Nada malo, Evie, te lo prometo —me dijo con una expresión en su rostro
que no me aseguraba nada.
—Soy, Billy —dijo mi ídolo extendiendo una mano hacia mí.
—Entra Evie, está haciendo frío afuera —Stone me hizo pasar de la puerta y
caminó detrás de mí, el resto del grupo nos siguió hasta que llagamos a
una amplia sala.
Tan pronto como estuvimos instalados, Stone y su padrastro —yo creo que
era su padrastro—, se levantaron.
—Bueno, odiamos dejarlos tan pronto, pero tenemos que abrir el club —
dijo Danny.
—Danny es dueño de un club nudista —me dijo Donny con una amplia
sonrisa, también levantándose de su asiento—. Yo también me voy, tengo
que ver a la familia y todo eso.
Con los ojos entrecerrados miré a Danny con sorpresa. Se veía demasiado
normal para ser dueño de un club nudista… pero bueno, ¿que sabía yo?
Su esposa no parecía el tipo de mujer que se casaría con alguien que
poseyera uno.
—No, no vas.
Liam miró a su hermana con una mirada molesta, que parecía decir: Trata
de detenerme, hermanita.
—Ah y no le puedes decir nada a mamá sino quieres que le diga a papá
que vas a ir.
¿Qué?
Mi corazón se aceleró por lo que parecía ser la centésima vez ese día, y mi
mente quedó en blanco.
Miré atrás, hacia la entrada del club, donde una larga línea de mujeres y
hombres estaban parados y me estremecí. Luces parpadeantes y
pegajosas promovían eventos como el concurso de camisetas mojadas y
la pelea de jalea. Por lo que pude ver, había fotos de chicas de salón en
las ventanas sucias. El edificio se veía como si debiera ser demolido o tal
vez restaurado como un edificio de patrimonio. Cautelosamente caminé
hacia los escalones principales con mis tacones, preocupada de que se
torcieran y me rompiera el tobillo. O mi cuello.
—Tal vez deberías de hablar con Stone —dijo con aire de suficiencia—,
dudo que él estuviera contento si no la dejas entrar —El gran hombre
palideció y me volvió a mirar con interés.
—¿Eres una amiga de Stone, pequeña? —me preguntó, alzando una ceja.
—Le avisaré que estas aquí, dulce —dijo antes de moverse entre la
multitud.
Briar nos encontró una mesa y me sonrojé cuando una camarera con un
vestido de encaje verde nos tomó la orden. Briar ordeno por mí, y por el
sonido del nombre, supongo que era alcohol. La miré con inquietud
cuando la camarera se fue, y ella sonrió.
—Esa chica debe ser nueva —dijo felizmente—. Aún no me conoce y cree
que tenemos más de 18.
Fredi se nos unió poco después, usando aún menos ropa que la camarera.
Su falda de cuero era pequeña, sus botas de cuero altas. Un top por
llamarlo así en falta de una mejor palabra de un color morado vivo cubría
sus pechos, con patrón cruzado en la parte de atrás. Su cabello negro y
rubio estaba rizado y sujeto en la parte superior de su cabeza, sus largas
uñas estaban pintadas de morado y negro y tenía un maquillaje de ojos
más bien hardcore.
Pestañeé confundida y entrecerré los ojos para ver sus ojos. Estaba segura
de que su ojo derecho era azul y el izquierdo verde. Fruncí el ceño, ¿tal vez
me había equivocado?
—Te ves sexy, Evie —ronroneó moviendo sus cejas. Me ruboricé, pero me
sentí más cómoda con ella ahora que sabía que no era lesbiana.
—Están arriba, Liam está ahí también. Están en una de las habitaciones de
show privadas.
Briar se rio.
¿Estaba molesta por mí? ¿Ella pensó que yo estaba interesada en Stone?
—Oh oh —Fredi dijo con una sonrisa ebria—, parece que el padrastro ha
cogido al niño travieso descansando.
Briar gimió y golpeó su cabeza contra la mesa, pero Fredi solo soltó:
Él vino hacia nosotras con sus ojos puestos en mí. Nerviosamente tomé un
traguito de mi vaso y sus ojos de dispararon hacia abajo para mirarlo. Tan
pronto llegó a nuestra mesa, me quitó el vaso y lo olió. Sus facciones se
ensombrecieron y tomó nuestro número de mesa para ver el nombre
garabateado en la parte interior. Aunque no debió molestarse, Mindy,
nuestra mesera, corrió hacia él moviendo sus manos nerviosamente antes
de que él pudiera llamarla.
—¿Hay algo mal, señor Stone? —Ella preguntó ansiosamente. Sus ojos
parpadearon hacia ella por un momento antes de que relajara sus
facciones.
—Lo siento, señor. No lo sabía. ¿Son amigas suyas? —él le dio un breve
asentimiento y luego le hizo otro indicándole que siguiera su camino. Ella
ansiosamente desapareció para servirle a alguien más.
Sus grises ojos brillaban, pero Fredi interrumpió con una carcajada.
—Los chicos están arriba —dijo con una sonrisa—. Están en un show.
Stone miró su reloj con el ceño fruncido y luego hizo algún tipo de señal a
uno de los gorilas más cercanos. Este asintió pasando sus ojos sobre
nosotras brevemente. Stone se levantó y se fue sin decir una palabra.
Acechando entre las meses para llegar a una de las escaleras. Admiré su
trasero en sus pantalones de traje a la medida mientras subía las escaleras
de dos en dos.
—¿Por qué tenía que arruinarnos toda la diversión? —le preguntó a Fredi—.
Nada de alcohol y ahora está buscando a los chicos para que nos vengan
a cuidar — Fredi se rio.
—Aww. Pobre Briar. Solo tres meses más y tendrás permitido beber. Stone y
Danny no quieren ser atrapados vendiéndoles tragos a menores de edad.
Ya están en suficientes problemas por solo dejarlas entrar — Ella se rio aún
más fuerte—, y luego está tu padre. Billy estaría escupiendo fuego si supiera
que estás aquí.
Briar gruñó:
—Bri, tengo la misma edad que él y estoy en la banda. ¡Soy uno de los
chicos! Además, no dejo que Stone me moleste.
Briar resopló.
—Está bien, está bien —Fredi la interrumpió con mala cara. De repente la
cara de Briar se ilumino y yo sabía que estaba viendo la situación desde
una perspectiva más positiva. Seguí su mirada hasta donde Donny y Liam
bajaban por la escalera, más arriba estaban Jamie y Alex también
bajando.
—Por favor, señorita Lennox —dijo rígidamente, rogando con sus ojos—, sus
padres han pedido que vuelva a casa.
El hombre cerró los ojos y suspiró. Le entregó una elegante carta con
inquietud y retrocedió un paso.
6
Xx: besos y abrazos.
Cuando la tiró sobre la mesa con disgusto, Donny la alcanzó. Gruñendo en
silencio mientras leía lo que supuse que serían palabras crueles y
mordaces. Fredi se levantó y miró hacia el escenario vacío. Su sonrisa fue
lenta y perversa mientras se volteaba hacia Marx, tambaleándose un poco
por su ebriedad.
—Déjala —Donny dijo firmemente, luego se frotó las manos y sonrió con
anticipación—. Esto va a ser bueno.
¿Yo? Bueno, yo me moví con ansiedad, si estar segura de que iba a hacer
Fredi y definitivamente sin querer ver más piel de lo que ya había visto.
Los vítores se hicieron más grandes y la multitud golpeó sus pies con ánimo.
Las personas del segundo piso salieron a los balcones para ver qué estaba
pasando. Vi a Stone y a Danny parados en un lado. Danny estaba
sonriendo, pero Stone estaba impasible, una caja de Smarties se
balanceaba libremente en su mano.
Liam finalmente soltó una carcajada y tocó la cabeza de Mindy. Ella retiró
su cabeza para mirarlo y rápidamente cerré mis ojos.
—Tenemos audiencia.
Escuché que sus dientes se cerraron y tentativamente abrí mis ojos. Mindy
se levantó de sus rodillas con un leve rubor en su cremosa tez.
Stone soltó una pequeña tos y miró a Mindy. Ella se sonrojó ligeramente
pero le dijo:
—Oh, señor Stone —La culpa escrita por toda su cara—. Yo estaba, mmm,
solo mostrándole al señor Brighton los baños del personal.
Danny se unió a nuestro pequeño grupo, lazando sus manos alrededor de
los hombros de Liam.
—Me parece recordar una situación similar con tu viejo —dijo con una
carcajada—. Una camarera y él entraron a perder el tiempo en el mismo
baño.
Contuve la risa cuando la mandíbula de Liam cayó y arrugó los ojos como
si quisiera eliminar el pensamiento permanentemente de su mente. Danny
se alejó con una gran risa atrayendo muchas miradas. Stone le golpeó la
espalda a Liam y le mostró su reloj. Liam asintió y tomó mi brazo.
Salí del elegante sedan negro de Billy y lo seguí por el sendero empedrado
hasta una pesada puerta negra. Una envejecida, pero hermosa mujer la
abrió, usando un caftán negro y unos pantalones apretados. Su traje
entero estaba salpicado deliberadamente con pintura brillante. Ella
parecía ser en parte indígena, aunque no sabría si sus ancestros serían
aborígenes o del Estrecho de Torres.
Sonreí tímidamente.
—Lo sé —susurré. Quería decirle cuán talentosa ceo que es, pero no quería
empezar el día besando traseros.
Ella rio.
—Betty puede ser un poco intensa algunas veces —dijo con una sonrisa.
Tentativamente le sonreí de vuelta.
—Briar dijo que esta serie era tu favorita —dijo él con un guiño.
—Tú tienes mucho que ofrecerle al mundo, Evie. Odiaría verte ocultándolo
—dijo él firmemente.
No puede pensar en nada para decir ante eso, Billy me dejó fuera de
lugar y abrió la carpeta esparciendo las fotografías. Mi corazón se aceleró
cuando eché un vistazo a las fotografías eróticas que estaban en su
catálogo voyeur. Cada pintura fue tomada desde un lugar escondido,
como si el fotógrafo estuviera acosando a la inocente pareja. Como si el
fotógrafo estuviera en una posición estrecha mirando a las parejas
mientras hacen el amor por horas. Me detuve en mi fotografía favorita,
tocando el ajuste de cartón que lo rodeaba. Billy alzó una ceja y miró
hacia la pintura en cuestión. Se rio con cariño.
—Fue un infierno tratar de tener una buena posición en ese árbol —dijo
con una sonrisa—, pero lo valió.
—¿Tu favorita? —Billy preguntó en voz baja, escrutando mis rasgos. Bajé mis
pestañas ocultando la cruda emoción en mis ojos.
—Esa es la foto original —él dijo con una sonrisa. Solté la cosa con horror.
Tenía mis sucias manos en ella.
—Justo aquí, papi —Una divertida voz femenina respondió mientras bajaba
por las escaleras.
Él se burló.
—No lo eres, y yo no soy viejo.
—Esta es mi nueva amiga, Evie, Abs —dijo ella con una risa—, quiere ser
fotógrafa. Papá ha estado acaparándola todo el día. Esta es mi hermana
mayor, Abigail —explicó Briar.
—Comportaos, niños —dijo Billy con una sonrisa, antes de voltear hacia
Abby con un ceño —¿Cómo te fue en Washington?
Abby se estremeció.
Billy suspiró.
—Louise es la mamá de Abby —dijo Briar—. Nancy y Portia son sus hijas del
primer matrimonio. Algún americano rico por el que se mudó lejos. Nancy
es dos años mayor que yo y Portia tiene la misma edad que Liam.
—¿Afuera, dónde? —Abby preguntó viendo que ella estaba aquí, pero no
su madre.
—No papi —Abyy dijo con una pequeña sonrisa—. Louise no lo invita ya.
No desde la última vez que llamaste amenazando con ir allá.
—No volveré para otra visita de todas maneras. Le dije a la perra que ella
podría venir aquí a visitarme si fuera tan importante para ella.
—Ow, padre —Briar soltó alejándose de él, pero a duras penas ocultando
su sonrisa. Ella agarró mi mano y me arrastró hacia las escaleras—. Evie y yo
iremos a la cama —ella dijo, pero Billy, Phillipa y Abby ya estaban absortos
en una acalorada conversación—. Evie —ella dijo en voz baja mientras
sacaba las sábanas de su cama. La miré y esperé. Eventualmente, alejó la
mirada y se deslizó en la cama. Inhalando profundamente, dijo: —Donny
está enamorado de Fredi, ¿no?
Estaba triste por dejar Sydney al final de la semana, pero aún emocionada
por ir a casa durante cinco semanas. Billy estuvo en silencio mientras me
llevaba al aeropuerto, pero me detuvo mientras yo salía del auto.
No hubo respuesta.
Necesito que alguien baje mi maleta por las escaleras y salir hacia el
aeropuerto —dije suavemente.
Abrí mi boca para decirles que no, pero Fredi me frenó con una mirada.
—Regresé esta tarde —murmuré, insegura del motivo por el que me estaba
llamando. Logan y yo nunca fuimos muy unidos y solo lo he visto una vez
desde que se mudó aquí. Estaba bastante segura de que fue una visita de
disculpa después de que Cooper lo regañara.
—Como sea —Le restó importancia—. ¿Qué estás haciendo esta noche?
¿Quieres pasar por aquí?
Mi boca se abrió en shock y Briar alzó una ceja en pregunta. Sabía que
ellas no me permitirían dejarlas, pero no quería rechazar a Logan cuando
hacía el esfuerzo de llamarme.
—Lo siento —dijo riéndose—, pensé que dijiste que ibas al Club Uni.
Colgó antes de que pudiera decirle algo por hablar mientras conducía.
Puse mi teléfono de nuevo en mi bolso y miré arriba para encontrar a Briar
y Fredi sonriendo.
—Os veo dentro, chicas —gritó pavoneándose dentro del Club en sus
apretados pantalones ajustados y top sin espalda verde.
Logan sonrió.
—Supéralo —susurré.
Él y Briar rieron e hicimos nuestro camino dentro del repleto Club. Escuché
una voz familiar cantando a todo pulmón una canción de Metal y miré
hacia el escenario. Donny estaba detrás del micrófono, su hermosa cara
contorsionada mientras él y Alec cantaban el coro.
Fredi se veía caliente detrás del piano mientras lanzaba sucias sonrisas a su
babeante público masculino y miré con asombro la suavidad con que
Jamie movía sus manos por la base de su guitarra. Un pesado solo de
batería anunció el final del coro y mi vía respiratoria se cerró mientras
miraba a Stone. En su ancha camisa, su pecho estaba sudoroso y
resbaladizo mientras disfrutaba de la música. La mirada en su dura y
masculina cara era intensa y tragué ruidosamente mientras veía sus
músculos brincar en sus brazos.
—¿Estos son tus amigos, Evie? —me preguntó, mostrando su usual cara
coqueta.
Briar le sonrió.
—Pensé que habías dicho que eras soltera señorita —Fingió regañarme
con una sonrisa.
Esperé.
¿Querrá él tener sexo conmigo? ¿Es por eso que estaba aquí?
—¡Oh Dios mío! ¡Ahí estas! —Candy chilló en cuanto entré en la cafetería
para la cena de esa noche. Aferrándose de mi brazo me llevó hacia una
mesa vacía, empujándome prácticamente a una silla.
—Así que —Candy continuó, sus ojo parpadeando—, ¿Para qué fue a
hablar contigo, tan serio y apesadumbrado?
—No lo sé —respondí honestamente.
Asentí
Lanzó una mirada confundida más allá de la mesa. Seguí sus ojos, noté
que Stone se acababa de sentar y Briar nos estaba saludando.
Candy me miró.
—Es muy obvio que te desea —respondió ella—. Por Dios, chica, ¿estás
ciega?
Su frente se arrugó.
Oh mierda.
—Evelyn —mi madre gritó con alegría e hice una mueca por el volumen. Oí
algunas risas más y deduje que el resto del grupo la había oído también.
—Estoy bien —le susurré—. Pero estoy en el medio de la cena. ¿Te puedo
llamar después?
Harvey, al igual que sus compañeros trillizos, Evan y Vicky, trabajaba para
las Fuerzas Aéreas. La mayor parte del tiempo estaba en Townsville (donde
vivía Cooper), pero acababa de pasar una temporada en el extranjero.
Cada uno de los trillizos jugaba diferentes papeles dentro de las Fuerzas
Aéreas. Evan era ingeniero, Vicky era piloto de caza, y Harvey mecánico.
Había sido la mala suerte recibir un disparo en la pierna en esta última
asignación, y por eso, estaba recuperándose en casa. Lo último que
necesitaba era las constantes llamadas telefónicas de mamá.
—¡Evelyn Sandra Vine! ¡¿Estás insinuando que olvidé que mi propio hijo ha
sido herido?! —Mierda—. No, no, yo no… —tartamudeé—. Lo siento, no
quería…
Mamá gruñó algo en voz baja. Estaba todavía un poco dolida con que
Cooper hubiese dejado la escuela y el hogar a los dieciséis años para
convertirse en un mecánico en otro Estado. Le molestaba aún más que
Cooper lograra mantenerse en contacto con todo el mundo y siempre
saber todo lo que estaba pasando. Le iría mejor si simplemente llamara a
Cooper para saber noticias sobre los actos de todos, pero le gustaba
molestarnos personalmente.
—Le diré a Logan que te llame si lo veo de nuevo —Le prometí—. Pero la
verdad es que tengo que comerme la cena ya mamá.
—¿Jake? —le dije arrugando la nariz con confusión—. ¿Qué pasa con
Jake?
—Así que... —dijo ella arrastrando las palabras, inclinándose cerca de mí,
su voz susurrante—. ¿Crees que Stone aparecerá esta noche otra vez?
—Ey Stone —lo saludó con una sonrisa buscando detrás de ella para
agarrar mi brazo y ponerme a la vista.
Él la saludó con la cabeza, antes de fijar sus ojos en mí. Me sentía atrapada
en el momento en que le devolví la mirada. El único sonido en la
habitación era el zumbido del calentador y las bocanadas suaves de mis
respiraciones nerviosas.
Suspiré y miré de nuevo el uniforme que Briar quería que me pusiera. Una
camiseta blanca con ―Rabid Manifests‖ escrita en negrita, multicolor. Briar
llevaba un par de pantalones negros muy pequeños, pero que me había
dado un par de ajustados, pantalones negros desgastados. Se había
cortado la parte inferior de su camisa para exponer su estómago y sus
largos rizos rubios estaban colgando libremente.
La ropa se ajustó bien y pronto estuvimos bajando las escaleras para tomar
el ascensor con Candy y Mason. Una vez que llegamos a la carrera, Bri me
entregó un sombrero de vaquera rosa brillante, colocándose uno a juego
en su cabeza. Luego ella pasó a más de un par de aviadores, sonriendo
para sí misma mientras acomodaba sus lentes de sol en la nariz.
—¿Qué? —le pregunté.
—No los rayes —dijo con una sonrisa—. Son de Stone.
Yo los metí a su vez.
—¿Él sabe que los tengo? —le pregunté frenéticamente—. Yo no los quiero.
Ella resopló.
—Relájate —dijo con una sonrisa—. Me los dio para ti. No le importa si los
rompes. Acaba de comprar otros.
—Oh... —murmuré—. Está bien, entonces —me los puse con cautela y me
coloqué el sombrero en la cabeza. Briar tomó mi mano y me llevó hacia las
barricadas.
—No este año —respondió con buen humor—. Solo estoy observando a los
demás—. ¿Por qué? ¿Has venido a verme? —bromeó.
—No —admití, pero no ofrecí más información.
—Por Dios, Evie —dijo con una sonrisa—. ¿Has olvidado cómo sentarte
sobre mis hombros?
—No —le espeté—. ¡No me lo esperaba! —Briar me miró con sorpresa ante
mi tono agudo y respiré hondo para calmarse. Logan había tocado un
punto sensible—. Además —murmuré—, nunca me he sentado sobre tus
hombros antes.
Logan se quedó inmóvil, luego giró la cabeza en un intento de mirarme.
—No. Ella era una niña gordita y solo dos años más joven que yo. Además
—dijo —, siempre has sido la bebé de la familia, incluso después de que los
viajes se dejaran de hacer.
Le jalé la oreja.
—¡Ay! —dijo con una sonrisa—. ¿Y eso por qué fue?
—No soy una bebé —murmuré.
—GG —Briar gritó, saltando arriba y abajo y agitando, para que él nos
viera. Levantó una mano brevemente, pero su mirada se dirigió a mí y se
dejó caer. Él frunció el ceño y me apresuré a bajar la mano que había
estado levantando tentativamente para saludar.
—Mierda, ¿cuál es su problema? —Logan preguntó con una sonrisa.
—No sé —le susurré a la vez que Briar corría hacia la banda—. Bájame. —Él
me bajó suavemente y empezamos a caminar hacia los miembros de la
banda. Su teléfono sonó sin embargo, y después de mirar en él, el rostro de
repente se congeló y dejó de caminar.
—¿Ey, Evie? —dijo—, me tengo que ir.
—¿Qué? ¿Por qué? —le pregunté.
—Claro —dijo Donny con una sonrisa—. Pero si te hace daño de alguna
manera, solo házmelo saber dulzura.
Arrugué nariz frente a él.
—Tú serías la menor de sus preocupaciones si me lastima —le contesté.
—¿En serio? —preguntó levantando una ceja—. ¿Cómo es eso?
Me moví con inquietud, sabiendo que no podía mentir y que tendría que
enfrentarme a su incredulidad y diversión por encima de mi gran familia.
—No importa —dijo rápidamente—. ¿Qué quieres decir con ―el resto de tus
hermanos‖? ¿Cuántos tienes?
—Nueve —rezongué.
—¡Hombre! —dijo Donny en voz alta, luego maldijo entre dientes. Una
sonrisa se le fue formando en su cara.
—Oh, hola, Evie —me saludó con falsa dulzura—. Pensé que te habías ido
con tu cita.
—Oh, cariño —Chloe arrulló con simpatía sincera—. ¿Te dejaron? ¡Qué
idiota!
Stone se apartó cuando ella trató de envolver una pierna por encima de la
suya.
—Él no era su cita —Briar espetó—. Solo se encontró con él y entonces tuvo
que ir a trabajar.
—Lo que sea, Eve —gruñó—. Solo mantén la boca cerrada en el futuro. ¡Y
será mejor que llames a mamá y la distraigas! ¡Me lo debes! —gritó, antes
de colgarme.
Yo sabía que debería de estar de mal humor por tener que sentarse sobre
su culo toda la semana y tomar medicamentos para el dolor, para además
tener bombardeos de las molestas llamadas telefónicas de mamá, pero
aun así me molestaba. Yo estaba llorando con las manos en mi cara,
cuando Briar me envolvió en un abrazo. Candy y el resto del grupo
estaban justo detrás de ella.
—¿Quién coño es este tío, Harvey? —Fredi exigió airadamente. Los ojos de
Stone se estrecharon sobre mí y Alec y Jamie agrietaron sus nudillos como
buscando pelea.
—Ey Coop —dijo unos momentos más tarde—. Soy Candy. Sí —dijo ella
secamente—. Harvey acaba de llamar.
—¿Estás bien ahora? —preguntó con rigidez y yo sabía que todavía iba a
pegar a Harv cuando colgara.
—Sí —le respondí con honestidad—. Solo tenía que escuchar tu voz... No le
digas a Zane.
Cooper resopló.
—¿Estás bromeando? —dijo con una risa baja—. Si Zane se entera que
Harv ha hecho llorar a su hermana pequeña, tomará el próximo avión a
casa y le disparará de nuevo.
Suspiré con alivio.
—Gracias —le susurré.
—Adiós, Evie —dijo Cooper rápidamente.
—Adiós —murmuré—. Sé suave con Harv.
—No lo prometo —dijo Cooper, antes de colgar.
—¡Hago una llamada rápida! —Chloe dio una risita moviéndose hacia el
lado del pasajero.
—No hay lugar —Stone le dijo rápido, metiendo un billete de veinte dólares
en la mano—. Toma un taxi.
El lunes por la noche me senté a cenar mientras cruzaba los dedos por
debajo de la mesa esperando que nadie de mi familia llamara. Quería
pasar desapercibida esta noche, no necesitaba la atención de nadie.
Éramos pocos en la mesa esta noche, solamente estábamos la banda,
Briar y yo. Usualmente había más gente acompañándonos, pero esta
noche habían permanecido lejos de nosotras. Era genial, especialmente
porque no tenía que soportar la mirada feroz de Chloe, quien usualmente
se sentaba con nosotros a pesar del más que visible disgusto de Briar,
personalmente me limitaba a ignorarla.
Alec, Jamie y Fredi parecían estar sumergidos en una conversación, pero
realmente no los estaba escuchando, jugaba con mi comida y me
encontraba perdida en mis pensamientos, concentrada en uno de mis
encargos fotográficos.
––¿En qué piensas Evie? —me preguntó Alec.
––¿Qué versión de Brick in the Wall te gusta más? ––demandó Fredi––. ¿La
primera, la segunda o la tercera?
––¡Oh! ––contesté arrugando la frente—. No estoy segura.
—La segunda es mejor —insistió Jamie.
—No, ¡es la tercera! —protestó Fredi
—Mase, tu eres un DJ. ¿Qué versión de Brick in the Wall es mejor: la primera,
la segunda o la tercera? ––preguntó Jamie.
––La segunda ––contestó Mason inmediatamente.
––¡Sí! ––gritó Jaime alzando la mano para chocarla con Mason––. Esos son
dos para mí y dos para Alec.
—¿Candy? ––inquirió Fredi.
––Tercera ––replicó Candy después de hacer una ligera pausa para pensar
sobre ello––. Definitivamente la tercera.
Jaime gruñó.
—Todo está bien Evie —dijo Candy sonriendo—. Solamente tienes que ser
honesta. Los perdedores lo superarán.
—No te preocupes Evie —dijo Briar con una mueca—. Vamos, me iré a
dormir temprano, sube las escaleras conmigo.
—Claro —mascullé—. Buenas noches a todos.
—Buenas noches —gruñeron Fredi y Alec.
No hay nada peor en esta vida que una ex novia celosa cuando piensa
que vas detrás de su hombre, quería acercarme a ella y aclararle que
Stone y yo solamente éramos amigos, si es que así podía llamarse, pero
sabía que nunca me creería y era más que probable que terminara con la
cara hecha pedazos a rasguños, Stone nos miró frunciendo el ceño antes
de seguir comiendo, apartando la mirada lentamente, miré mi plato y me
dispuse a comer. De ahí en adelante mi lugar en la mesa fue siempre a
lado de Stone.
—¡Muchas gracias por llevarnos GG! —arrulló Briar, Stone le lanzó una
mirada gélida, mientras apagaba el cigarro con su bota, Briar rio
nerviosamente y abrió la puerta del copiloto, Stone carraspeó ligeramente
y señaló la parte trasera del auto, la boca de Briar se abrió ligeramente
—Pero… —protestó ligeramente antes de cerrar la boca de golpe para
comenzar a sonreír.
—Evie, tu irás enfrente, Fredi y yo nos sentaremos en la parte de atrás
—anunció.
––¿Qué? ––pregunté suavemente por la sorpresa.
Tan pronto llegamos al centro comercial, Stone se alejó sin más aviso que
el de una mano posada en el hombro de Briar por un breve instante, miré
su enorme cuerpo abrirse paso por entre la gente con temor. Él era una
cabeza más grande que la mayoría de los hombres y se movía con el
poder y la gracia de un atleta.
Briar tomó mi mano arrastrándome tras ellas, así que reticentemente dejé
de ver a Stone y centré mi atención en las chicas, que me arrastraron de
tienda en tienda mientras me compraban ropa ajustada que de hecho se
me veía bastante bien. Sonreí a mi reflejo mientras me probaba la ropa,
emocionada de llenar la talla treinta y ocho, la talla treinta y seis era tan
pequeña en la mayoría de las tiendas que solo pude ponérmela debido a
que soy ligeramente más alta que el promedio. Me encontré disfrutando
del día, a pesar de haber tenido que esperar en aquellas
insoportablemente largas filas.
Resultó que Fredi y Briar no eran las únicas en salir esa noche,
aparentemente todos irían, pues la banda solía tocar en el lugar y hoy
presentaría un nuevo show e intentaban convencerme de ir con ellos, no
sabía cómo lograríamos entrar Briar y yo al lugar puesto que era un club
real y donde cualquier chico de diecisiete años podía entrar sin la menor
preocupación por ser menor de edad.
Tomamos un taxi para recorrer las cuatro manzanas que nos separaban del
club, pero no iba quejarme del innecesario gasto, no había manera de
que recorriera un camino tan largo con esos zapatos.
Stone nos estaba esperando fuera del club cuando llegamos, recargado
en una pared mientras hablaba con el portero.
Bien…al menos el portero parecía estar hablando.
Briar ignoró la fila y caminó derecho hacia Stone con una sonrisa.
—Bien —gruñó Briar, sus carnosos labios rosas formaban un mohín infantil.
Stone se rio entre dientes y la besó en la sien mientras apretaba
suavemente mi mano, antes de ir a reunirse con la banda en los vestidores.
década de 1990.
—Dime Donovan —inquirió Fredi con una mueca divertida.
Donny me miró a la cara con una sonrisa traviesa.
—Lo siento —dijo y se giró hacia Fredi—. ¿Quieres jugar al billar? ¿Tú y yo
contra Alec y Stone?
—No —contestó Fredi tomando un trago de su bebida—. Voy a bailar.
—¡Yo también! —dijo Briar rápidamente.
—Oh vamos Winnie —gimió Donny mientras daba un vistazo hacia Jamie
que se encontraba en el bar esperando por su turno para pedir un trago—.
No me dejes con Jaime contra esos dos.
Fredi y Alec se rieron, pero Briar me miró pensativamente.
Donny la miró mientras me ofrecía una mano para ayudarme a bajar del
banquillo.
—Está bien —me dijo dándome una palmadita en el trasero—. Solo haz lo
que puedas.
Miré las opciones de juego que tenía en la mesa y coloqué la bola blanca
en posición, lo cierto es que no decidí hacer el tiro más fácil, quería la bola
azul que se encontraba justo en medio de la mesa, iba a darle duro y
meterla en la esquina izquierda, fijé mi objetivo y golpeé bruscamente,
sonriendo con satisfacción cuando la bola entró limpiamente en la tronera
golpeando fuertemente.
Alec me miró boquiabierto y Donny gritó alegremente.
––Está bien, nosotros invitamos a las bebidas ––dijo Alec, nos preguntó lo
que queríamos tomar y fue hacia el bar a pedirlo junto con Stone.
––¿Jugabas con tus hermanos? ––inquirió Donny cuando ellos se fueron.
L decidido que yo estaba lista para ejercicio con peso más desafiante y
estaba sintiendo definitivamente duro. Agregado a mi dolor físico,
estaba la tensión mental de trabajar como esclava en un ensayo
desagradable para Historia del Arte. Para el jueves, estaba deshecha y
empujé la estúpida asignación en la caja de presentación, contenta de
librarme de ella. Miré el reloj en la pared y decidí que me haría mejor
ponerme presentable y aparecer en la cena.
8
Fds: fin de semana.
estaba leyendo por encima de mi hombro. Le lancé una sonrisa nerviosa y
rápidamente envié mi respuesta a mi hermano.
¿Por qué?
Suena bien.
—¿Quién era ese? —preguntó con curiosidad Briar, disparando una mirada
de preocupación ante la expresión oscura de Stone.
—Oh —dijo ella, viéndose un poco decepcionada—. Así que, ¿no serás
capaz de venir con nosotros este fin de semana?
—No —confirmé y luego añadí en voz baja—. Él ha estado actuando
extraño últimamente. Estoy preocupada.
—¡Por supuesto que sí! —le dije con indignación, pero Donny cortó el resto
de mi frase.
—Seguro que lo crees Evie —dijo él con un guiño—. Es por eso que vas a
pasar el fin de semana con él.
»Uno de estos chicos necesita levantarse y hacerte suya —dijo con una
sonrisa—, de lo contrario, más vale que se acostumbren a compartir.
—¿A dónde vamos? —le pregunté unos minutos más tarde, sintiéndome
muy nerviosa por lo que acababa de ocurrir.
—Al almacén general —me dijo con una sonrisa, como si nada hubiera
sucedido—. Quiero conseguir una revista y un poco de chocolate.
—Está bien —murmuré con confusión—. Pero, ¿qué pasó allí atrás?
—No te preocupes por eso Evie —dijo ella a la ligera—. Sólo chicos siendo
chicos. Estoy segura de que sabes cómo es.
La banda tenía una sesión de práctica tarde esa noche, pero yo tenía
mucho trabajo que hacer, así que no iba a ir.
Los ojos de Stone brillaban con diversión, como si hubiera oído mis
pensamientos. Me sonrojé un poco, pero di un paso adelante y
delicadamente coloqué el bolso en la parte superior de algunas cajas de
cartón apiladas de bebida. Me di la vuelta para mirar a Stone. Gracias,
parecían decir sus ojos secamente. Me sonrojé de nuevo ante cuán
pequeña e inútil fue mi contribución. Mis ojos cayeron de su rostro para
examinar los músculos grandes en sus brazos. Ciertamente, él no
necesitaba mi ayuda y yo había perdido más tiempo del que había
ahorrado metiendo la bolsa. Tímidamente miré hacia abajo a mis pies.
—Sí —le respondí lentamente, de repente muy preocupada por él—. Pero
¿por qué...?
—Es hermosa —le dije, admirando el jardín tipo desierto, florido. Quien
hubiera plantado este jardín sabía lo que estaba haciendo. Había
vibrantes rojos y amarillos y sonreí amplio, complacida de ver tantas
plantas nativas en un solo lugar. Fruncí el ceño ante un pensamiento
repentino.
—¿Qué pasa? —preguntó Logan, mirando alrededor del jardín con una
cara de preocupación.
—Me olvidé de mi cámara —me quejé.
Él soltó un bufido.
—Sin ánimo de ofender, Evie —dijo—, pero creo que voy a conseguir que
los chicos del trabajo ayuden con la mudanza y la renovación.
Di un suspiro de alivio.
—Soy mucho más fuerte de lo que solía ser —le informé—. Mi amigo Alec
me ha estado ayudando a entrenar con pesas.
—Ese es Zane —dije en voz baja—, piensa que es su trabajo cuidar de todo
el mundo.
—Diez años este año —contestó Logan, yendo a la nevera para sacar una
cerveza, sacando una para mí también.
Logan sonrió.
—¿Qué? —dijo rodando los ojos—. Vas a tener dieciocho en poco más de
dos meses y no es que yo nunca bebí siendo menor de edad —Tomó un
trago de su cerveza y luego me lanzó una mirada de preocupación—.
Solo no se lo digas a los demás —dijo rápidamente.
—No está mal —dije señalando a la etiqueta—. Los de TED29 son los
mejores.
Me encogí de hombros.
—¿Qué pasa con ésta? —le pregunté con curiosidad cuando evitamos la
puerta al otro lado de su dormitorio.
Al final, decidí que yo estaba demasiado cansada y llena, así que compré
un sándwich de una máquina expendedora en el pasillo y me metí en la
cama. Esperé con nerviosismo por las nueve de la noche, preguntándome
si Stone haría acto de presencia esta noche. Lo hizo. Justo a las nueve,
llamó a la puerta y yo mansamente le dije que entrara.
Esa semana se me hizo larga, pero para Briar, transcurrió deprisa. Pasó la
semana ocupada planeando su décimo-octavo cumpleaños, que tenía
que ser el viernes en ese bar local que ellos frecuentaban. Yo no estaba
particularmente interesada, y para empeorarlo, iba a ser la única allí con
menos de dieciocho años. Tendría que confiar en que Stone me colara de
nuevo y dado su estado de ánimo malhumorado, no era optimista acerca
de que lo fuera a hacer.
Me convencieron para que me saltara las clases del viernes para que
pudiéramos pasar el día haciendo lo que ella quisiera. Stone la llevó
alrededor del centro comercial como una princesa mimada, comprándole
cualquier cosa que deseara. Él incluso la dejó arrastrarle a uno de esos
fotomatones. Aguanté la risa cuando me asomé alrededor del hombro de
Briar para mirar la tira de imágenes. La expresión de Stone era siempre la
misma en cada una, mientras que Briar posaba y hacía caras graciosas
junto a él.
Briar dio saltitos en su asiento todo el camino hasta el bar. A su lado, Fredi
estaba frotándose las manos y enumerando todos los tragos que le iba a
hacer probar. Donny lanzó sugerencias, pero los otros chichos se sentaron
en un sociable silencio. Candy y Manson también habían sido invitados
pero se habían adelantado para instalar el equipo de la banda.
Stone nos dio un firme empujón a los dos hacia la puerta y yo rápidamente
me dirigí hacia dentro, con Liam siguiéndome detrás con otra ruidosa risa.
Fuimos hasta el bar sin hablar, y sonreí cuando vi que Briar ya estaba allí
tomando tragos con Fredi. Stone frunció el ceño al verlos, pero no trató de
detener a Briar. En su lugar, se fue al escenario, donde Alec, Donny y Jamie
estaban afinando los instrumentos.
Briar chilló y retiró las manos de sus ojos girándose y lanzándose sobre él en
un fiero abrazo.
—¡Liam! —exclamó excitada—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Él resopló.
Consideré discutir, pero supe que, al igual que el resto de ellos, no me haría
ningún bien.
—Una Coca-Cola, por favor —respondí suavemente. Él arrugó la nariz.
—No. No lo sabía —Briar puso mala cara. Se dio la vuelta y me miró—. ¡No
puedo creer que ninguno de los dos me haya dicho que duermen juntos!
—me acusó.
—¡Eres tan alto! —susurré con temor y luego me derrumbé contra su pecho
con risitas.
Abruptamente nos levantó y sin decir ni una palabra a los demás, nos
condujo hasta su auto (que había aparcado fuera del bar antes). Nos
ayudó a entrar en el asiento de atrás y cerró la puerta detrás de nosotras.
—Creo que está enfadado con nosotras —me susurró en voz alta Briar y nos
dio otro ataque de risas mientras Stone abría la puerta del conductor y
entraba. Nos lanzó una mirada desde el espejo retrovisor que solo
consiguió hacernos reír más fuerte.
—Buena suerte —murmuró hacia mí. Le fruncí el ceño confusa hasta que
me di cuenta de que se llevaba a Briar y me dejaba a solas con un Stone
muy molesto. De pronto su ira no parecía tan graciosa.
Se apartó y me tendió una mano para ayudarme a salir del auto. La tomé
con vacilación y tropecé al salir del vehículo. Me reí de mi torpeza, pero a
Stone no pareció hacerle gracia. Mi cabeza se giró y me solté de su mano
para sujetarme la cabeza, intentando que cediesen los mareos. Mi
estómago dio un vuelco y apresuradamente le empujé para vomitar en los
lechos de flores.
Algo cambió entre nosotros, pero no podía decir lo que era. De repente, la
Tierra empezó a girar de nuevo y mi aliento regresó, entrando y saliendo de
mis pulmones con suavidad. Mi pecho subía y bajaba frenéticamente,
pero con movimientos tranquilos, y mi sangre corría por mis venas mientras
descargas eléctricas me pasaban arriba y debajo de la espina dorsal. Los
brazos de Stone me rodearon, acercándome en un cuidadoso movimiento
lento, en contraste con la energía explosiva del cuarto. Instintivamente,
eché la cabeza atrás para mirarle, separando mis labios en un suspiro de
expectación. Sus ojos plateados se oscurecieron como espeso mercurio
líquido, pero sus gruesas pestañas, de color rubio oscuro bajaron,
protegiendo su mirada.
10
Voyeur: Persona que busca la excitación sexual mirando a otras personas en situaciones eróticas. También
significa, mirón.
escritorio que estaba junto a la puerta. Me detuve cuando fui a abrir la
puerta, mis ojos se quedaron en la foto superior. Era una de Stone, tomada
a través de la multitud en la regata Hedley en Todd. Era una buena foto,
clara y posicionada. Estaba capturada perfectamente la expresión de
orgullo y satisfacción en su rostro. Hice la toma desde los hombros de
Logan, pero seguían siendo visibles las cabezas de la multitud y Stone
estaba rodeado de grandes y pequeños barcos haciéndolo parecer como
si estuviera acechando desde la seguridad de las líneas laterales. Ojeé
otras fotos que había revelado, tratando de encontrar alguna otra toma
de Stone.
Una idea comenzó a formarse cuando miré entre las tres impresiones en
blanco y negro. La tarea de la fotografía de Billy, que estaba escribiendo,
estaba casi terminada y necesitaba empezar a prepararme para la
siguiente asignación, que era recrear un famoso catalogo o una
fotohistoria11.
Me refiero, ¿quién va a querer posar para unas fotos tan lujuriosas? Nadie
estaría dispuesto a hacerlo gratis. Bueno tal vez lo harían Donny o Fredi...
Pero no juntos.
11
Fotohistoria: Narración en fotografías.
Stone, no me sostuvo cerca o me besó durante la cena. De hecho, no
mostró signo de estar más cariñoso de lo normal. Era casi como que aquel
impresionante beso, no hubiera pasado anoche. Y de la forma en que
nuestros amigos estaban actuando, ninguno de ellos sabía acerca de ello,
ni sintieron nada diferente entre nosotros.
¿Entre nosotros las cosas estaban diferentes?
Stone sacudió su cabeza y Alec frunció el ceño. Stone abrió la coca cola y
tomó un largo trago antes de pasar un brazo sobre mi hombro. Alec miró
entre nosotros con una sonrisa creciendo en su rostro.
—¿Evie, este año vas a ser la compañera de Stone? —preguntó felizmente.
Alec sonrió con una de esas sonrisas sexys, de esas que hacen que se te
caigan las bragas, como las que da a sus fans.
—Ganar no lo es todo, Briar Rose —Su voz más profunda. Tiró suavemente
de uno de los rizos que colgaban sobre su cara—. Juega conmigo —dijo
con voz ronca—. Va a ser divertido.
Briar tragó y sus pestañas parpadearon. Se podía decir que ella estaba
afectada por el letal encanto de Alec. Es el más dulce y sensible de los
chicos de la banda, pero eso no lo hace menos sexy. Esta noche, no había
colocado su pelo corto en su habitual peinado mohicano. En cambio, las
suaves hebras de su pelo oscuro, estaban desaliñadas en un sexy modo
soñoliento. Sus ojos color avellana que por lo general son cálidos y amables
se encendieron con calor y sexo.
—Donny, Fredi, Alec y Stone —Jamie replicó. Mirando al tipo con el ceño
fruncido—. ¿Quién eres?
—No te preocupes, Patrick —murmuró en una risa baja—. Ellos están tan
confundidos como tú.
Jamie se levantó de su silla y rebotó con una especie de energía reprimida.
—Bien podría estar usando nada —gruñí. Los jeans tenían un ajuste ceñido,
moldeando cada centímetro de mí. Había sido un infierno tratar de
conseguir entrar en ellos y temía quitármelos… o tratar de ir al baño... o
conseguir que se estirara la tela lo suficiente para inclinarme sobre la mesa
de billar.
Stone se volvió a mirarme, sus ojos hicieron otro viaje por mi cuerpo,
permaneciendo en algunos lugares por más tiempo que otros. Sus ojos
parecían molestos y divertidos al mismo tiempo cuando se encontraron
con los míos. Parecían decirme seguro que lo es.
Lo siento, traté de comunicarle con los míos.
—Vamos GG —Briar persuadió—. Sabes que adoras ganar...
Por un tenso momento, miró fijamente a Briar, antes de gruñir y rodar sus
ojos. Me agarró de la mano y me atrajo a él, envolviendo su brazo
alrededor de mis hombros y me puso delante de él mientras nos conducía
dentro del club. Era un poco difícil caminar con mi cuerpo en tal ángulo,
pero no me quejé. Aunque era raro, también era sorprendentemente
cómodo ser presionada contra un cuerpo tan cálido y firme. No creía que
Stone tampoco se fuera a quejar.
Cejas fueron levantándose a medida que caminábamos por el club ya
lleno. Pares de ojos, femeninos y masculinos observaban nuestro avance
con interés y curiosidad. Algunos rostros lucían sorprendidos, algunas
mujeres decepcionadas o molestas, pero una cara en particular destacó
en cuanto nos unimos a nuestros amigos.
—Perdón —dijo con una gran sonrisa—. Cambié mis lentes de contacto, lo
hago cada pocos meses o para confundir a las personas.
Se inclinó hacia delante y susurró:
—Mis ojos en realidad son grises.
Un hombre hizo sonar una ruidosa campana y subió al escenario para abrir
la competencia. A Stone y a mí no nos tocaba jugar enseguida al igual
que a Alec y a Briar. Briar consiguió que Stone me dejara ir y me arrastró al
baño. Se rio tontamente mientras atravesábamos la puerta.
—Parece que a Stone le gusta tu atuendo —dijo felizmente.
Le puse mala cara.
—Nunca pregunté qué pasó con Stone el fin de semana pasado —dijo
despacio—. Debería haberte advertido que a Stone no le gusta cuando
una mujer... cuando una mujer se emborracha.
—Evie —Chloe corrigió con una sonrisa burlona sobre Briar. Ella volvió su
veneno, dulce como el azúcar, de su voz hacia mí—. Solo por curiosidad
amistosa... ¿Cuál es el acuerdo entre Stone y tú?
—¿A qué te refieres? —pregunté frunciendo el ceño.
Ella frunció el ceño también.
—¿Cuánto hace que lleváis... acostándoos?
La miré con la boca abierta.
—No lo hacemos —dije en voz baja.
—¿No has cedido? —dijo Chloe con condescendencia—. Qué dulce. No
es de extrañar que te esté prestando tanta atención. No durará, ¿sabes?
Stone es un hombre muy reservado y solitario. Necesita estar con alguien
que entienda sus estados de ánimo y peculiaridades —Hizo una pausa y
sonrió con maldad antes de agregar—. Alguien que pueda satisfacer sus
necesidades sexuales.
Briar se erizó.
—Tenemos que salir en una doble cita algún día —Chloe continuó
hablando y me di cuenta de que no había dejado de hablar y me había
perdido su discurso sobre su último novio.
—Stone no sale en citas dobles —Briar dijo rígidamente.
—Lo hará por mí —disparó de vuelta Chloe.
Fredi atravesó la puerta del baño, mirando la situación con una gran
sonrisa.
—¿Qué está ocurriendo aquí? —preguntó alegremente.
—Solo felicitando a Evie por su relación con Stone —Chloe dijo con aire de
suficiencia—. ¿Te enteraste? Parece que van en serio.
Fredi rio.
—Por supuesto que lo sé, Chloe —dijo mirándola como si tuviera muerte
cerebral—. Soy una de sus amigas más cercanas. Además, es medio obvio.
Wow —pensé—, Fredi es una mentirosa muy convincente.
Chloe frunció el ceño y salió del baño, sus amiguitas corriendo por ella.
—Lo harás bien —me aseguró, empujándome fuera del baño—. Solo
recuerda lo que te enseñé acerca de las distracciones.
¿...Su novia?
Miré a Stone.
Sonreí contra su pecho, me alegré de ver que estaba feliz por ellos. Creo
que a Stone le importaban sus amigos. Bastante.
Al parecer, Candy estaba riendo y bailando muy feliz con otro hombre y
Mason había tenido un ataque de celos. Candy parecía herida, terca y
endemoniadamente loca. Hice una mueca. Parecía que estarían
haciendo algo salvaje y se prepararían para tener sexo furioso esa noche.
Esperaba que usaran la habitación de Mason.
Para empeorar las cosas, Chloe había decidido unirse a nuestra mesa y se
había sentado junto a Stone, mientras yo estaba sentada al enfrente. Con
frecuencia le tocaba el brazo mientras seguía y seguía hablando sobre su
nuevo novio, con su bobo amigo rubio haciendo eco cada dos o tres
palabras. Era una tortura. Me di cuenta de que Stone estaba aburrido. Él
no habló con Chloe. Comió en silencio, parando una vez o dos para
darme una mirada suplicante.
Jamie se unió a la mesa más tarde y llamó la atención del amigo de Chloe.
En lugar de aliviar los ecos de sus alabanzas, tuvimos que aguantar el
horriblemente molesto sonido de su ―risitas de niña‖ y adulaciones, Jamie
comió felizmente, haciéndola sentirse bienvenida en la mesa. Yo estuve
muy aliviada cuando Stone miró su reloj y todo el mundo decidió que era
hora de regresar al club.
Mis nervios volvieron con toda su fuerza y mis manos comenzaron a sudar.
Fredi me sonrió desde la mesa de la banda, articulando que me patearía
el culo. Estábamos en contra de la pareja con la que ella y Donny habían
perdido. Me di cuenta de que Briar estaba sobre un taburete junto a Fredi,
Alec de pie detrás de ella con sus brazos envueltos casualmente alrededor
de su cintura. Estaba sonrojada y emocionada, sonriéndome con ánimos y,
parecía que ella, apretaba la mano de Alec ante la anticipación. A él no
parecía importarle de todos modos.
Podía sentir la tensión en sus manos y sabía que él realmente quería ganar.
Miré a los dos chicos que regresaban e hice una mueca. Estos dos eran
gilipollas. No quería que ganaran.
El hombre, era alto. Y grande. Y fuerte. Se veía bien en jeans. Su ropa era
de diseñador, pero sencilla. Camisas lisas, jeans oscuros, interiores
cómodos, como si apenas se preocupara por su apariencia, y sin
embargo, siempre se veía... delicioso. Esa noche llevaba una camisa azul
oscuro, de manga corta que hacía que sus ojos plateados se vieran de
azul claro. Mientras hacía el segundo tiro, admiré sus grandes antebrazos
bronceados y tríceps bien definidos. Los tríceps eran, por mucho, mi grupo
muscular favorito en un hombre.
Suspiré mientras se hacía el primer tiro del juego y alejé esos pensamientos,
mis nervios desaparecieron por completo mientras veía cómo tiraba el
primer chico y yo planeaba mi primer tiro observando la posición de las
bolas. El hijo de puta me sonrió mientras se alejaba de la mesa, pensando
lo bien que me había bloqueado colocando la bola blanca lejos de
cualquiera de mis bolas.
Solté un bufido. Debían pensar que Stone era algún tipo de Dios increíble si
pensaban que había llegado a la final dependiendo exclusivamente de sí
mismo. Los ojos de Stone me sonrieron a sabiendas, pero el resto de su
rostro se mantuvo frío e indiferente. Él sabía que yo podía hacer un tiro
desde allí. Tenía plena confianza en mis habilidades. Mi ego se hinchó y
sentí cómo se hinchaba mi pecho con orgullo. Sin embargo, me contuve.
12
Una fotografía pin-up u otro tipo de ilustración de una persona (hombre o mujer) es posando en una
actitud sugerente o sonriendo, saludando o mirando a la cámara fotográfica.
No era bueno que fuera tan arrogante. En su lugar, me centré en hacer
saltar la bola blanca y no una, sino dos de mis bolas que estaban
perfectamente en línea con el hoyo central. Tenía que golpear
correctamente...
Stone se inclinó sobre mí, mirando hacia abajo a la marca que había
elegido y evaluaba la decisión que había tomado. Un suave golpe de su
mano en mi espalda me dijo que estaba bien, pero que lo tomara con
calma. Su mano se quedó en la parte baja de mi espalda, pero no me
desesperó. Me consoló, haciéndome saber que estaba bien si perdía el
tiro.
Tenía que estarlo. No tenía necesidad de apresurarme o entrar en pánico.
Todo estaba bien. Ya había tirado antes, la otra bola no estaba en mi
camino, que era importante.
—¡Oh, Dios mío, qué beso tan jodidamente caliente! —exclamó Candy
abanicándose con una mano y guiñándome un ojo bromeando como
siempre.
Fredi sonrió.
—Incluyendo Chloe. Que acaba de marcharse.
—Evelyn —gruñó, su voz baja, pero con una imposición más suave que
nunca había oído antes. Un pequeño rayo de placer al oír mi nombre en
sus labios me tomó por sorpresa. Se inclinó más cerca y dio un suave beso
en mi mejilla—. Si estás incómoda con algo, dime que pare —dijo
calmadamente, retrocediendo para estudiar mi rostro—. Depende de ti.
¿Quería continuar?
Estaba tan absorta en las cosas nuevas, en los sentimientos increíbles que
estaba despertando en mí, que ni siquiera se me ocurrió devolver el favor.
Solamente me aferré, clavando mis uñas y todo a la vez que aumentaba
la tensión y su mano empezó a acelerar. Sus labios finalmente se pegaron
a mi pezón y succionaba con firmeza, enviando fragmentos afilados de
placer por todo mi cuerpo. La presión en la cabeza aumentó, lo que
dificulta por mi parte pensar que mis pliegues apretados buscaban
desesperadamente la liberación.
Palidecí ante la idea. Sería aterrador tocar sus partes íntimas mientras él me
miraba con esos ojos gris acero duro. Yo estaría muerta de miedo de hacer
algo mal.
—Se ha corrido la voz de que eres la novia de Stone —dijo Candy con una
sonrisa—. Por supuesto que van a mirar.
Mi quijada cayó.
—Lo que sea —dijo ella mirando algo por encima de mi hombro.
Me volví para ver lo que estaba viendo y noté que varias cabezas hacían
lo mismo. Mi ceño se frunció cuando vi a Chloe presionado contra Stone,
sus manos sosteniendo uno de sus grandes bíceps, mientras ella le sonreía
encantadoramente dándole palmaditas. Stone no parecía estar
mirándola, pero asintió varias veces, lo que indicaba que estaba
escuchando su parloteo. Avanzó la fila de la cena y Chloe siguió, todavía
colgando de él. Lo vi agarrar dos bandejas y empezar a cargarlas con
comida. Arrugué la nariz.
Candy escupió su bebida por la sorpresa, casi ahogándose con una risa
sorprendida.
—¿Qué?
—He terminado Evie. Me voy y voy a arreglar para salir. Parece Stone te
quiere allí —dijo con una sonrisa—. Me quedaré con Mason esta noche de
nuevo —añadió con un guiño, antes que saliera de la sala.
Genial —pensé—, ni siquiera me dio algún consejo sobre qué hacer esta
noche.
—Te ves muy bien y con curvas —me dijo con los ojos en movimiento a lo
largo de la pierna expuesta por mi minifalda rosa de pana. Me sonrojé y
pasé las manos por encima de ellas con nerviosismo. Stone frunció el ceño
ante Donny, pero no dijo nada. Briar me sonrió y metió la cabeza debajo
de la mesa para mirarlas. Rápidamente
junté las piernas en caso que cualquier otra persona decidiera echar un
vistazo.
—La hacen parecer más tonificado y bien formada —dijo su voz apagada
con satisfacción. Su cabeza reapareció y sus ojos brillaban de emoción.
Fredi se rio y las miró críticamente a la vez que Stone gruñía y Alec
golpeaba la parte trasera de la cabeza de Jamie. De repente me sentí
desnuda en mi camiseta a la vez que los hombres de la mesa parecían
darse gusto. Creo que Stone percibió lo incómoda que me estaba
sintiendo, porque miró a todo el mundo hasta que abandonaron la mesa.
A la izquierda y derecha las personas dieron excusas para irse, dejándonos
solo a Briar, Stone y a mí.
Tan pronto como terminé mi cena, Stone se puso de pie y me llevó con él,
asintiendo a Briar y caminando hacia las escaleras. Me apresuré a saludar
a Bri sobre mi hombro mientras me apresuraba tras él. Mi pulso aumentaba
a medida que íbamos haciendo el camino a mi habitación. Dosis iguales
de anticipación y ansiedad corrían a través de mí, haciéndome sentir un
poco mareada. Me temblaban las manos cuando giré la llave, casi
esperando a que Stone me levantara y me tirase encima del hombro en
cualquier minuto. Sin embargo no lo hizo, y lentamente caminamos al
interior de la habitación. Claramente Stone había planeado venir
directamente a mi habitación, porque había llegado preparado a la cena,
una camiseta y unos delgados pantalones para dormir en mi cama.
Me preguntaba qué solía usar él para dormir. Mis hermanos, todos dormían
en bóxer. Ninguno de ellos llevaba camisas a la cama... ni siquiera ropa
interior. Yo había visto a Stone sin camisa antes... Pero ¿él se había dejado
su ropa deliberadamente para hacerme sentir más confortable? Volví a
pensar en la primera noche que había dormido en mi cama, y la noche
que me empezó a acariciar, me di cuenta de que si hubiese estado
vestido solo con bóxer, probablemente hubiera hiperventilado.
Dos horas más tarde, Stone terminó con su trabajo y se arrastró sobre la
cama para caminar a mi silla. Yo contuve la respiración, con la certeza de
que él se inclinaría y me besaría. Tal vez él me tomase de la silla en sus
brazos y luego me presionara contra la pared. Miré hacia arriba con
incertidumbre, esperanzada, con temor, pero la habitación se volvió
oscura cuando él apagó la luz y ya no pude ver su rostro. Una de sus
manos, tomó las mías en la oscuridad y me tiró suavemente de mi silla,
guiándome a la cama. Me dejé arrastrar ciegamente por él, dejándome
caer sobre la mitad de mi espalda.
Yo estaba confundida...
E...
¡Insoportablemente caliente!
Empujé un poco para mirar hacia él, extendiendo mis piernas para
descansar a cada lado de su estómago.
Tócame, imploraban sus ojos, pero podría haber sido una ilusión de mi
parte. Tomé una respiración profunda y con cautela acerqué a la zaga un
dedo por el centro de su cuerpo. Los músculos de su pecho y el abdomen
le temblaban, las manos apretadas en mis caderas. Recogí todo mi valor y
empecé a tocarlo con más audacia, amando la sensación de su dura y
caliente carne bajo mis dedos.
Soltó mi pecho y empujó las caderas contra las suyas, con un movimiento
ya familiar. Presioné hacia abajo, moviéndome contra él, asegurándome
de tocar justo en los lugares correctos. Sus ojos eran intensos mientras
miraba hacia mí, ese color extraño, mercurio líquido cada vez más oscuro,
la emoción caliente en ellos, en lugar de su habitual mirada fría. Aparté la
vista, centrándome en el rosa oscuro de sus pezones contra el bronceado
de su pecho. Tuve la repentina necesidad de saber cómo sabía, así que
me agaché y valientemente le lamí un pezón.
Stone se quedó sin aliento. ¡En realidad jadeó en voz alta! El sonido era
todavía masculino y profundo, pero era un jadeo en sí. Sus manos se
movieron a mi culo y lo apretó mientras me frotaba más fuerte y rápido
contra él. Vio mi cara, como si estuviera buscando algo. Podía sentir mi
liberación cada vez más cerca. Mis manos se clavaron en sus costillas y me
mordí el labio, tirando mi cabeza hacia atrás y cerrando los ojos para
esconderme de su mirada penetrante. Podía oír el duro descompás del
aliento de Stone y me pregunté si esto era tan bueno para él, si él también
estaba cerca de llegar. La idea me tiró sobre el borde y me sacudió
violentamente, jadeando cuando me corrí. Oí a Stone jurar en voz baja
antes de que sus manos se cerraran sobre mí y dio cuatro últimos empujes,
sus movimientos duros, no controlados y afilados.
Alec asintió y me revolvió el pelo con una risa, recordándome que yo tenía
el cabello alborotado y necesitaba encontrar un cepillo y arreglarlo.
Corrí a la puerta del baño, abrí una rendija y tiré los pantaloncillos a Stone,
antes de correr a mi tocador y abordar el desorden de mi cabello. Apenas
acababa de terminar cuando Stone salió y comenzó a tirar de los zapatos.
Agarré mi botella de agua y mi sombrero y entonces salimos del edificio,
saliendo a la cancha de rugby para correr algunas vueltas.
Capítulo 15
runcí el ceño mientras iba bajando la velocidad suavemente. Resoplé
Él no había dicho una sola palabra desde que salimos del cuarto. Yo había
intentado encontrar algo sobre lo que hablar, pero fue un absoluto
fracaso. Todavía me intimidaba demasiado como para hacerle alguna
pregunta absurda como cuál es tu color favorito.
Alec nos vio primero, levantando la cabeza del expediente que había
estado leyendo por encima del hombro de Briar. Estaba claro que su
proximidad le afectaba y mucho, obvio por su sonrojada cara. Apretó una
mano sobre su rostro cuando Alec se alejó de ella acercándose a nosotros
sonriendo. Guiñando el ojo y agarrando mi mano suavemente me dijo:
Fijo que parte de ese peso era músculo, pero seguro que algo era grasa.
Miré con admiración mis nuevos pechos, antes de comprobar preocupada
si había carne fofa en alguna otra parte.
No me moví del peso. Todavía en shock. Una sombra pasó sobre mí,
levanté la vista encontrando los ojos de Stone. Él observó cómo pellizcaba
mis muslos, ladeando la cabeza como preguntando.
Ahogué un quejido.
Adelante soldado, una profunda voz de mando me trajo en el aire un
recuerdo de hace muchos años.
J
Stone cenaba más concentrado de lo habitual. No levantó la vista ni
escuchó las conversaciones a su alrededor. Simplemente comió sin
demora, alejó su bandeja y me observó impaciente.
Intenté comer con mayor rapidez, enervada por su fija mirada, como si
con los ojos quisiera decirme ¡Joder, date prisa! Tan pronto como dejé los
cubiertos encima del plato, se levantó y extendió la mano para coger la
mía. Por el rabillo del ojo vi a Candy darle un codazo a Briar, y las dos se
levantaron. Yo lo hice lentamente.
Los ojos de Fredi brillaron con interés al mirar a Candy y Briar. Yo también
sospechaba algo. Me volví a mirar a Stone y pude sentir el enojo y la
frustración que irradiaba su tenso cuerpo.
—Mmm —paré buscando una excusa, pero Stone me hizo una seña con la
cabeza, dirigiendo su mirada a Donny.
Briar rio y lanzó a Stone una disimulada mirada. Y me dijo con arrogancia:
Oh.
—Candy dijo que GG y tú por fin os habéis liado —dijo Briar satisfecha—.
¿Todavía estas segura de que no es tu novio?
—Una brasileña.
Ah, mierda.
Capítulo 16
espués de la clase del día siguiente, Candy y Briar me arrastraron para
Ella se rio de su broma, con los ojos mirando distante como si recordara de
nuevo un incidente divertido desde su infancia.
—Entonces, ¿qué sucede con el negro, Bri? —preguntó ella, moviendo sus
cejas—. ¿Alguna vez has pasado la línea de amistad con él?
—No —dijo Briar con una risa—, Chloe se jactaba de eso en un ensayo de
la banda una vez, diciendo lo mucho que Stone amaba cualquier cosa
roja.
Briar rio.
—Sí, eso es lo que ella dijo. Presumía ante mí y la ahora ex-novia de Alec,
mientras la banda estaba preparando sus instrumentos.
—No —dijo Briar, girándose para mirar más lencería—. Él sólo me miró por
un momento, tratando de no reírse, y luego Chloe ronroneó ¿no es el rojo,
bebé? Y Stone se limitó a asentir una vez, antes de arquear el tambor.
—Claro —Candy dijo con una sonrisa pícara—, es por eso que estás
comprando lencería para él.
No me tranquilicé.
Gemí, cerrando los ojos con fuerza y diciéndome a mí misma que nunca
dejaría que nadie me convenciera de hacerlo de nuevo. Hubo un golpe
contundente en la puerta y mis ojos se abrieron ampliamente cuando me
di cuenta de quién era.
—Hola Stone —dijo alegremente—. ¿Qué puedo hacer por ti? —Se hizo el
silencio en el pasillo y supe que Stone la estaba mirando fijamente. Candy
rio sin aliento —Claro. Estás aquí para ver Evie —Más silencio—. Mmm —dijo
Candy lentamente, retorciéndose nerviosamente—. Evie no se siente muy
bien. Quiere dormir sola esta noche.
—Estoy bien —dije en voz alta con timidez—. Sólo necesito dormir sola esta
noche.
J
El miércoles por la noche, cené en mi habitación, aprovechando el tiempo
para encontrar una excusa que fuera creíble de por qué Stone no podía
dormir en mi habitación esa noche. Todavía debía esperar, y los moretones
se habían puesto de colores brillantes. Además, Briar y Candy habían
pensado que estaría bien dejar la sorpresa hasta que estuviera
completamente arreglada y sexy el fin de semana.
—Candy dijo que estarías despierta toda la noche —dijo sin emoción, pero
yo sabía que era una pregunta.
—¿Estás mejor?
J
El jueves por la tarde caminé preocupada por una sección oscura en la
biblioteca, con mi labio inferior entre los dientes mientras trataba de pensar
en una excusa para esa noche. Así que estaba totalmente concentrada y
me sorprendí cuando vi a Stone dando resueltamente zancadas hacia mí.
Yo, tensa, retrocedí contra una estantería, acobardada bajo la ferocidad
de su mirada. Me encontré contra su cuerpo, apoyando una mano al lado
de mi cabeza mientras se inclinaba para mirarme.
Tragué saliva.
—No sé a lo que…
—Evelyn —advirtió.
Y esperó.
¡Oh Dios!
¿Cómo se lo enseñaría?
Esos encuentros que habíamos tenido hasta ahora habían ido más allá de
lo que sentí con Ben, y mucho más… intencionales, y ahora miraba toda
esta cosa del ‗sexo‘ con más esperanza… y entusiasmo.
Por lo que me vestí cuidadosamente la noche del sábado, dejando que Bri
me atacase con mi nuevo maquillaje y ahuecase mi nuevo estilo de pelo.
Enderecé mi columna y retorcí mis pies más firmes en mis zapatos cuando
levanté mi mentón y caminé dentro del bar después de Bri.
Llegamos tarde.
Gracioso.
El calor del club empezó a llegarme, por lo que tomé un bolígrafo del bolso
de mi cámara y lo giré alrededor de las puntas de mi pelo antes de
desplazarlo a mi cabeza y sujetarlo desordenadamente. Mechones de
pelo caían hacía mi cara en diferentes longitudes y sentí unos pocos rastros
de pelo escapar por mi espalda. No me importaba cómo lucía. La carga
de él había sido más calurosa en contraste con el encaje cubriendo mi
espalda. Crucé mis dedos y esperé no empezar a sudar, eso no sería
bueno para los ahumados ojos negros en los que Briar había gastado
veinte minutos para retocarlos.
—Guau —dijo con una sonrisa sexy—. Luces caliente está noche, Evie,
nena. Como una fotógrafa de la gran ciudad con trasero caliente.
—Alec y Stone te están buscando, Briar está bailando con algún chico,
Jamie ha ido fuera con alguna muñequita y Fredi está siendo una estúpida
y zorra lesbiana.
Le dejé tirar de mí hacia el bar, pero él no llegó hasta ahí. Dos fuertes
manos tomaron mi cintura desde atrás y me empujaron hacía atrás contra
un duro y grande cuerpo. Donny dejó ir mi mano, lanzándonos un distraído
adiós con la mano y caminó a largos pasos hacía una esquina donde
había una mesa llena de chicas atractivas. Stone esperó el tiempo
suficiente para dejarme ver a Don sonreír y ganarse un asiento en la mesa.
En unos momentos, todas las chicas estaban sobre él.
Stone tomó mi mano y me llevó a una mesa donde ahora Alec y Briar
estaban sentándose, ambos luciendo incómodos mientras daban secretas
miradas a la pareja frente a ellos. Mire, también, y estaba impactada de
ver a Fredi sentada en el regazo de una mujer pelirroja… besándola
apasionadamente.
Seguramente era irrespetuoso mirar fijamente, a pesar de llevarlo a cabo
en un espacio abierto.
Briar se rio y Alec le dio un duro codazo, luchando contra su propia sonrisa.
Fredi parecía lista para rechazarlo, pero Donny se sentó en la mesa con
dos chicas risueñas y su cara se endureció.
—¡Ey! ¿Qué hay de mí? —La morena de su otro lado hizo un mohín. Donny
rio y Alec rodó sus ojos.
No solo no podía creer que Stone iba a bailar… sino que no había ninguna
manera en el infierno de que yo quisiera bailar como lo estaban haciendo
el resto de las chicas. Cuando bailé con Logan había sido casto y
fraternal… y aun así me sentía cohibida. Dudaba que estuviese dispuesta
así en privado, mucho menos en público… con todo el mundo
mirándonos.
—¡Evelyn! —espetó. Mis ojos se abrieron de golpe por la ira en su voz y mis
manos se tensaron involuntariamente en sus hombros—. Si quieres que
pare, joder, dilo —dijo bruscamente—. ¡Nunca dejes que alguien te toque
si no quieres!
Los dos nos calmamos cuando sus dedos callosos tocaron mi piel desnuda
y me sonrojé cuando soltó una risa ahogada. Sus dedos se deslizaron entre
mis pliegues en una dulce y exploratoria caricia y jadeé de placer.
Su risa era silenciosa, pero más profunda que antes. Metió un dedo
bruscamente dentro de mí y yo chillé en la todavía oscura noche. Su dedo
se sentía increíble dentro de mí (mejor que cualquier cosa que Ben hubiera
tenido dentro de mí). Sus dedos eran largos y duros, y sabían justo los
lugares exactos para acariciar, presionar y masajear. Mordisqueó la base
de mi cuello antes de besar el camino hacia mi oreja.
—Me gusta en todas las formas —gruñó con distracción mientras intentaba
tirar del angosto y profundo escote de mi vestido.
¿Le gustaba de todas las formas? ¿No tenía que hacerlo? ¡¡¿HE PASADO
POR ESTO PARA NADA?!!
Debí haber dicho esta última parte en voz alta, porque resopló
silenciosamente al lado de mi oreja. Su boca se cerró en la mía y mi
cerebro dejó de funcionar. Lo besé de vuelta instintivamente, olvidando
mis preocupaciones, olvidando dónde estábamos, solo dejándome inducir
en el placer al que me estaba llevando.
Mis gemidos eran silenciados y ahogados, ya sea con los besos de Stone o
su pecho cuando me incliné hacia él. Me moví desesperadamente
cuando el dolor entre mis piernas se intensificó. Él deslizó mi pierna más
alto, abriéndome ampliamente mientras sus dedos se movían duro y
profundo. Chupó mi cuello, lo lamió y lo mordió. Me agarré más fuerte
cuando la presión se construyó y me corrí con un irregular y tenue grito.
Mordí mi labio superior entre mis dientes mientras miraba fijamente al frente
de sus pantalones. Tenía curiosidad por saber lo que sentía Stone, cómo
lucía, cómo sabía. Encendió el coche y alcanzó su cinturón de seguridad,
pero sostuve mi mano para detenerlo, desabrochando mi propio cinturón y
colocándome sobre mis rodillas en mi asiento.
Le había prometido a Candy que iría y lo vería esta vez. Ella había tratado
de conseguir que me uniera a su equipo al comienzo del año, pero lo
había declinado cortésmente. Sabía cómo eran las guerreras y duras
chicas netball y no quería mucha atención tampoco. Miraría sana y salva
desde las gradas, muchas gracias.
Ella silbó y se rio, diciéndome que me diera prisa y llevara mi culo a la pista
mientras corría hacia la puerta. Tan pronto como la puerta se cerró, Stone
movió la sábana de la cama y maniobró sobre mí, su beso volviéndose
más profundo y más posesivo. Llegué tentativamente a sus costillas
desnudas y relajando mis manos sobre su firme, piel caliente.
¡Ajá! Encontré el top que estaba buscando y sonreí. Iría muy bien. Era un
fino, negro, top de cuello alto, sin mangas y con un agujero con forma
ovalada en la parte frontal que exponía algo de mi clavícula y la parte
superior del pecho. Era un poco elegante para ver deportes, por lo que lo
combiné con un par de diminutos pantalones cortos de mezclilla y
deportivas. Me apresuré con mi ropa de vuelta al baño para cambiarme,
atando mi cabello en dos colas de caballo bajas, pero no tirando de los
extremos del todo, creando un moño desordenado junto a cada uno de
mis oídos. Dejé que mi flequillo en capas cayera sobre mi cara, me puse la
vieja gorra de rugby del equipo femenino de Vicky en la cabeza y cogí
algunos protectores solares 30+ en mi camino de regreso a la habitación.
Oh.
—Despierta Star —dijo Fredi con una risa y la morena salió de su shock con
una risa avergonzada, recogiendo el balón y tirándoselo a Fredi. El resto de
las chicas rápidamente volvieron al trabajo y me relajé un poco.
—Yo solía sentarme allí —dijo con voz ronca señalando una pequeña mesa
escondida en la sombra de un árbol.
Me iluminé.
Él negó e hizo un gesto hacia una rubia, que estaba practicando tiros a
uno de los objetivos.
Chloe.
Se inclinó hacia atrás contra la fila por encima de nosotros y extendió los
brazos hacia fuera, tirando de mí de nuevo en el hueco entre ellos. Deslizó
un nuevo par de aviadoras sobre los ojos y estiró sus largas piernas. Una
alta rubia tropezó con sus propios pies, demasiado ocupada admirando el
aspecto que tenía. Me reí y traté de ocultar la sonrisa en mi cara (no quería
que la pobre chica pensara que me estaba riendo de ella).
Stone esperó.
Me miró, esperando. Incluso con sus gafas puestas, yo sabía lo que sus ojos
estaban diciendo. Estaba esperando a que sacara el protector solar y se lo
frotara. Miré hacia su cuerpo, sus duros pectorales, su estómago
desgarrado y sus abultados brazos. Tragué saliva.
—Sí, claro.
—¿Como qué?
—¡Evie! —espetó Candy tomándome por los hombros—. ¡Ve a sacar a esa
cachonda, vaca de pecho grande fuera de Stone!!
Cuando me acerqué, pude ver por qué. Él estaba enviándole una señal
fuerte y clara de vete a la mierda, con esos grises tormentosos ojos, sus
anteojos ahora estaban en su cabeza.
—Stone, cariño, debes dejar que frote un poco de protector solar en ti —le
oí decir con una sonrisa sensual—. Estoy segura de que a mi nuevo novio
no le importará. Somos amigos después de todo...Y yo no puedo dejar que
mi amigo se queme su gran y hermoso cuerpo.
—Hola Evie —dijo con una sonrisa—. Le estaba diciendo a Stone que tiene
que usar protector solar.
—Yo lo tengo —le dije con cautela, sentándome junto a Stone y tomando
el protector solar de mi bolso.
—Dos manos son mejor que una —dijo con una mirada velada,
alcanzando el protector solar.
—Tengo dos manos Chloe —le dije en voz baja.
Su boca se abrió y Stone se rio entre dientes, justo cuando sonó el silbato
para reanudar el juego. Chloe me lanzó una mirada que prometía
venganza, pero sonrió a Stone antes de salir corriendo.
¿Eh?
Fruncí el ceño.
—¿Por qué estaría yendo a alguna parte? —le pregunté en voz baja con
nerviosismo esperando que exigiera que fuera a Sydney con ella.
Donny se rio.
—Me voy a casa para volver a celebrar mis dieciocho con mi familia —dijo
Briar alegremente.
Mierda. No creo que pueda manejar toda una semana con los chicos y
Fredi sin Briar.
—Por favor, ven con nosotros Evie —dijo Alec en voz baja.
¡Maldita sea!
—Está bien —suspiré.
j
—¿Qué pasa, hermanita? —Logan contestó su teléfono en el segundo
tono la mañana siguiente.
—¿Puedo ir?
Colgó.
—Ey —me saludó con una sonrisa y un beso en la mejilla—. ¿No has tenido
clases hoy?
—No estoy seguro de que sea una gran idea, Evie —dijo lentamente—.
Estamos... teniendo problemas.
Él me sonrió.
—¡Lo haré!
Logan se rio.
Logan me miró con incredulidad y se bajó del auto. Con una carcajada,
se inclinó de nuevo antes de cerrar la puerta y me preguntó.
Vine.
Ivy Vine.13
—¡Evie! Puedes sacar fotos de mi jardín posterior. ¡Date prisa! —Mi hermano
me llamó desde la cocina.
Soy una diosa súper sexy. Soy una diosa súper sexy. Soy una diosa súper
sexy —me repetía a mí misma como un mantra, intentando aplicar
refuerzo positivo.
Arrugué la frente.
—Pero… pero…
Candy sonrió.
Esperamos tanto rato que cuando finalmente el móvil hizo bip, dimos un
brinco.
¡Provocadora! —Es todo lo que dijo…. pero solo eso decía suficiente.
Esta noche he elegido un conjunto más informal, una falda vaquera por la
rodilla, sandalias romanas marrones y una camiseta negra ceñida. Me he
secado el pelo con secador, dando a mi melena, ahora a capas, volumen
y haciendo que mi cabello marrón cobrizo brillara. Me he aplicado una
sombra suave alrededor de mis ojos ámbar y sutil brillo de labios rosa.
Cuando entré en el bar, empecé a ponerme nerviosa, anticipando ansiosa
el momento de encontrarme con Stone. Me vestí más normal a propósito,
esperando que no se notase tanto la preparación después de haberle
enviado la foto.
—Un gran boxeador tonto del culo con el que ha empezado a salir. Uno de
aquí.
—Ah —dije, sin pillar todavía lo que quería decir—. ¿Y eso es malo?
Briar gimió.
—Sí —dijo Briar con dureza—. Tienes que distraer a Donny y tranquilizar a
Stone. Yo me encargo de Fredi.
—Hola —susurré. Jack era enorme. No tan alto como Stone (casi nadie lo
era), pero claramente en el grupo de pesos pesados en boxeo. Tenía el
pelo marrón oscuro, la nariz aplastada y ojillos negros. A pesar de sus rasgos
simples y sus súper músculos, era bastante atractivo…. Si te gustaban los
hombres duros, lo que juzgando por selecciones anteriores y la actual, así
le gustan a Chloe.
—Evie es la novia de Stone —le dijo Briar con una sonrisa petulante. Jack
arqueó una ceja y soltó una risotada, obviamente preguntándose como
Stone podía cambiar a Chloe por alguien como yo.
Stone y yo podíamos haber jugado a dobles con ellos. En vez de eso, nos
dejaron en la mesa con Chloe y Jack.
Si por alguna razón hubiese podido pensar que no iba a haber sexo esta
noche, se hubiera desvanecido cuando me besó.
Suficiente, sus ojos llameaban y claramente pude ver que quería más. Y yo
quería darle más. Lo que ahora quería era arrastrarlo a casa, antes de que
me entrase el miedo. Él contuvo la risa al ver mi expresión, evidentes en mi
cara cada uno de mis pensamientos. Sonó su teléfono y lo sacó del bolsillo
frunciendo el ceño. Aún lo frunció más al ver el mensaje.
—Una vez que Stone se enfada lo suficiente como para pelear es imposible
pararlo —me dijo Fredi en voz baja.
Se acabó.
Vamos a casa —le dije con los ojos, todavía quieta a su lado y respirando
con normalidad. Todo el club se había quedado en silencio, incluso los
gorilas se quedaron petrificados, perdiendo la oportunidad de enganchar
a Stone.
—Necesito tranquilizarme.
Siéntate —le ordené con los ojos y se sentó en el borde de la cama con
cautela.
La cara se le veía bastante mejor una vez terminé, pero sabía que por lo
mañana tendría moretones y no solo en la cara. Cerré los ojos rezando
para que no tuviese las costillas dañadas.
Noté cómo sus labios se crispaban con un pequeño gesto de dolor. Tenía
el labio inferior abierto, pero gracias al cielo tenía todos los dientes intactos.
Pasé con cuidado las puntas de los dedos por sus hombros y por la parte
delantera de su cuerpo, localizando las zonas golpeadas e inflamadas. Le
di un pequeño empujón, diciéndole en silencio que se tumbara en la
cama. Él obedeció, bajando con delicadeza su cuerpo pero con sus ojos
fijos en mí.
Le había visto una vez antes, en el coche el fin de semana pasado, pero
solo le había tocado por debajo de las sábanas en la oscuridad desde
entonces. Ben me había enseñado cómo darle placer con la boca, sabía
lo que hacer…. pero aun y todo estaba muy nerviosa. Como el resto de él,
el pene de Stone era intimidante y el tener la cara tan cerca de él lo sentía
más íntimo que cuando tenía sexo con Ben.
No tenía miedo de que Stone me dejase. Sabía que con Stone podía elegir
(además, en realidad no estaba saliendo con Stone, así que no podría
dejarme).
Las manos de Stone bajaron hasta cubrir mi cara, una de sus manos se
deslizó por mi pelo para retirarlo del medio. Le miré cuando me levantó la
barbilla.
—¿Dónde te hace daño Grant? —susurré. Deslicé el dedo por los dientes
de su cremallera, sintiendo cómo por debajo se alzaba la carne dura,
luchando por escapar de su apretada prisión.
Le quité los zapatos y el resto de la ropa, dando un paso hacia atrás para
admirar la vista de su cuerpo tumbado de lado en mi cama,
completamente desnudo. No pude contener mi rubor al mirarle fijamente y
rápidamente apagué la luz, antes de arrodillarme a sus pies. Por favor, que
Candy no nos interrumpa, pedí mientras bajaba la boca hacia su carne
suave y caliente.
Cerré los ojos y gemí con él, disfrutando al sentirlo caliente y duro en mi
boca, saboreando su sabor salado, en contraste a la dulzura de sus labios.
Abandoné todas las lecciones que había aprendido con Ben y en su lugar,
me moví por instinto, egoístamente moviéndome como yo quería, de la
mejor manera para sentirle y saborearle de la forma que yo necesitaba.
No quería retirarme.
En su lugar me esforcé más, quería que él lo disfrutase tanto como fuera
posible, le chupé hasta que se corrió.
Yo sí gemí en voz alta al ver su cara. Con los ojos cerrados, los labios
entreabiertos, en su cara claramente grabada su satisfacción, su alivio, su
placer, su éxtasis.
Él frunció el ceño, sus ojos discutiendo con los míos durante unos largos y
silenciosos momentos, hasta que finalmente se rindió. Me deslicé fuera de
la cama y fui al baño a ponerme el pijama, no quería que Stone me viese
en ropa interior hasta que fuese capaz de descubrirla por sí mismo.
Estoy bien —dijeron sus ojos antes de inclinarse y darme un beso breve en
los labios entreabiertos. Salió de la cama, se vistió y fue al baño a
inspeccionar los daños por sí mismo.
Capítulo 20
e paro en la entrada del baño y observo cómo Stone se examina a sí
¡Mierda!
—¿Qué?
¿Pero cómo llegar hasta allí sin que Stone me notara? Me encogí de
hombros. ¿Tal vez si solo actuaba natural no me notaría?
¡Oh infiernos, mi pobre GG! —ella jadeó moviendo sus manos por todo su
torso desnudo. Ella cogió su barbilla y tiró de ella mientras examinaba su
rostro—. ¡Mira lo que ese idiota te hizo! ¿Estás bien? —le preguntó
maternalmente, envolviendo sus brazos fuertemente alrededor de él. Vi
cómo su rostro flaqueaba en una pequeña mueca de dolor cuando ella
aplastaba sus magulladas costillas.
—No tienes que llevarme hoy —dije—, haré que Alec me lleve.
—No necesito que nadie me cuide —gruñó hacia Bri. Ella suspiro en derrota
y pasó sus ojos por sus cortes.
Los ojos de Stone brillaron con calor y me sonrojé al tiempo que la esquina
de su boca daba el inicio de una sonrisa maliciosa. Los ojos de Briar se
estrecharon mientras miraba entre nosotros, antes de que sus propios labios
se retorcieran y su actitud cambiara rápidamente.
Briar resopló.
—Stone es un gran debilucho —dijo con una risa—, deberías verlo jugando
a las barbies con Wendy.
Genial.
—No hay posibilidad de eso, Evie —me tranquilizó, sin diversión—, ni una
oportunidad.
j
La banda y yo nos fuimos temprano la mañana siguiente, Stone manejaba
su auto negro conmigo en el asiento del copiloto y Alec, Fredi y Donny
iban apretados en la parte de atrás (Jamie eligió quedarse y festejar con
Candy y Mason). Miré hacia ellos y fruncí el ceño. Alec estaba sentado en
el medio, con Fredi y Donny sentados a cada lado. Fredi y Donny tenían sus
iPods encendidos, ajenos a mi mirada.
El giró su cabeza para mirarme mientras Alec reía y nos parábamos en una
luz roja. Seguí los ojos de Stone hasta Fredi, y luego a Donny, antes de que
sus ojos se movieran de nuevo a los míos.
Oh.
¿Cómo diablos pasaban por los ensayos de la banda? ¿Y por qué Stone
no sentó a Fredi en el asiento delantero? Stone se colocó sus aviadoras
mientras salíamos de los límites de la ciudad y el sol brillaba con más
intensidad a medida que ascendía.
Todos tomaron sus maletas (Stone cogió la mía también) y Alec se deslizó
en la oficina para agarrar nuestras llaves. Por lo que escuché, sabía que
teníamos dos pequeñas habitaciones, con aire acondicionado, reservadas
para cuatro noches. Supuse que yo compartiría con Fredi desde que los
escuché, pero Alec le lanzó una llave a Stone mientras que él se quedaba
con la otra. Stone, apenas cansado con mi maleta y su mochila, cogió mi
mano y me llevó hacia la fila de habitaciones. Pestañeé, no creyendo que
Stone y yo tendríamos una habitación para nosotros, mientras que Fredi,
Donny y Alec compartirían la otra.
No le dije que desde que era menor de edad y vivía con sobreprotectores
hermanos nunca fui mucho a bares a menos de que fuera para las
atestadas comidas familiares.
Joder.
Harold‘s era frecuentado por mis hermanos y sus amigos. Estaba cerca de
la universidad. Dudaba de que los trillizos o alguno de sus amigos de la
secundaria estuvieran allí un lunes en la noche, pero Paul y sus amigos de
la universidad seguramente sí estarían.
Dudé, pero sabía que se enteró de lo de los trillizos así que le expliqué.
Mierda.
Fredi resopló.
¡Esa cosa apenas cubría mi trasero! Luego me tiró una tanga blanca y de
satín y un corsé rojo carmesí, con lazos falsos en la parte delantera y una
cremallera oculta en la parte posterior. Luego lanzó un par de tacones a
en mis manos y me ordenó con sus ojos de diferente color que no hiciera
un escándalo.
Así que, ¿qué iba a hacer con él? Una cola de caballo con mi ropa no
parecía adecuada. O lo haría, miré cuidadosamente mi reflejo, partí mi
cabello por la mitad y me lo cogí en una baja cola de caballo en la base
de mi cuello. Yo había utilizado mi cabello antes así, pero eso fue antes de
tenerlo en capas y ya se había enderezado.
Una idea llegó y quité la banda para coger mi cabello en una cola de
cabello de lado mejor, dejando mi flequillo afuera y dejando que se
derramara sobre mi hombro desnudo.
Sus ojos se clavaron en mi corsé y mis subidos senos por un largo momento,
antes de que viajaran hacia mi cuerpo para quedarse en la piel expuesta
de mis bronceadas, largas piernas. Sus ojos lentamente se movieron hacia
el dobladillo de mi corta falta y frunció el ceño, sus manos diciéndome que
diera una vuelta. Sentí el calor de sus ojos en mi trasero y sentí mis piernas
temblar. Me hizo girar para quedar mirándolo, sus ojos ahora en los míos, su
expresión feroz.
Una que conocía muy bien de los días de Charlie en la secundaria, una
que mis hermanos mayores usaban muy seguido, una que decía bastante
claro ¡tú no vas a salir así!
Fredi lo escogió.
—Susurré justo cuando ella estaba en nuestra puerta. Sus ojos le dieron una
mirada mortal, pero ella sonrió, agarrando mi brazo y alejándome de él.
Cada cierto tiempo, sus ojos miraban donde mi falda se alzaba un poco
en el asiento y miraba mis piernas. Me sentí horrible por molestarlo e
insegura por no saber cómo arreglarlo.
Era la amiga especial de Stone… y eso significaba que nadie más tenía
permitido jugar conmigo.
Veinte dólares era suficiente para dos cervezas. Sobrando bastante para
dos copas de un trago suave o un Vodka. Intenté hacerlos durar. Besé su
mejilla en agradecimiento, sabiendo que él preferiría que no bebiera
nada, por cualquier razón maniática-controladora o caballerosa que
fuera. Él fue de nuevo al juego y yo me dirigí al bar.
—¡No puedo creer que esta sea la pequeña y tímida Evie Vine! —Otro de
los chicos silbó, mirando de arriba abajo—. Diablos chica, estás toda
crecida.
—Espera —Chris me pidió con un ceño—, ¿con quién estas? ¿Sabe Paul
que estás aquí?
—En las tragaperras —me dijo frunciéndole el ceño a mis manos vacías —.
¿Tomaste los tragos en el bar o algo?
—Ve por Stone —Donny sugirió con una sonrisa—, él te llevara a casa,
nosotros tomaremos un taxi.
—No me estoy sintiendo muy bien —le dije a Alec rápidamente—, iré
afuera por un poco de aire.
—Mike déjalo. Cojamos a Evie y vámonos a casa antes de que Paul llegue
aquí.
—No vais a llevar a Evie a ningún lugar —Donny gruñó, empujando a Luke.
Él lo empujó de regreso, pero Donny se deslizó y alzó su puño.
Donny miró entre Jake y yo, obviamente viendo el parecido. Miró hacia
Mike y Luke y se relajó con una carcajada.
—¿Sabías que los trillizos eran sus hermanos? —preguntó Alec a Donny
acusadoramente. Donny se encogió de hombros.
—¿Qué está pasando? —Un aun enojado Mike preguntó—, ¿quiénes son
estos tipos Lil E?
—¡Joder! —Alec dijo con una carcajada—. ¿Con cuántos hermanos has
estado?
—Estos son mis amigos de la universidad —le dije a los trillizos rápidamente
—. Estoy aquí con algunas chicas también.
Alec se rio, pero murió cuando vio algo detrás de nosotros. Fredi y Stone
estaban caminando fuera del bar con ceños fruncidos. La cara de Fredi se
iluminó cuando nos vio, pero la de Stone se oscureció. Sus ojos
deteniéndose en los brazos de Jake aun sosteniéndome. Lo empujé y Jake
se giró a ver con un ceño en su cara.
Tragué saliva
—Sí.
—Ese es Stone —Donny dijo con una sonrisa—. El amigo de Evie —me miró
y le di un codazo en el estómago.
Jake estaba mirando entre nosotros y luego hacia Stone quien acababa
de parar enfrente de nosotros.
Stone miró hacia Jake, luego hacia mí y luego hacia Donny y Alec. Sus ojos
se movieron de nuevo a mí, demandando saber qué había pasado.
—Así que, ¿quién es este Evie? —me preguntó Jake rígidamente. Tomando
la altura de Stone, sus músculos y su aun moreteada cara.
—Un amigo tuyo… —dijo dirigiéndome su ceño—. Tal vez deberías volver a
casa conmigo.
—No me trates como una niña —le siseé—. Soy mayor que tú, puedo hacer
lo que quiera. Ve y distrae a Paul. Nos vamos.
—Ey —Fredi dijo suavemente cuando habíamos parado junto a las puertas
del auto, los chicos ya se habían sentado—. ¿Ese era uno de los sexys
trillizos?
Stone frunció el ceño y miró a sus amigos de cerca, mientras Fredi se reía.
—Está bien —dijo él con una risa—. También tengo un hermano pequeño.
—Claro que lo hizo —dijo Donny con una sonrisa maliciosa—. ¿Quieres
besarla para que me mejore, Winnie?
Fredi le mostró el dedo con una risa ronca y luego lo convirtió en un saludo
mientras se pavoneaba hacia su cabaña.
—Que tengas una buena noche —gritó ella por encima de su hombro,
enviándome un guiño.
Del hambre y calor en sus ojos, yo habría esperado un beso duro. Habría
esperado que dominara mi boca y demandara lo que necesitaba. En
cambio, él me dio un firme y exploratorio beso, como si no hubiera estado
pasando las últimas semanas saqueando mi boca tanto como fuera
posible y todo fuera nuevo.
Me sonrojé bajo su mirada, pero con una sonrisa tentativa, moví mi pie...
enviando mis bragas flotando al suelo de madera.
Los ojos de Stone se fijaron en mis pechos, mirando mis manos aferrarse a
ellos y frotarlos para calentarlos.
Gemí de vergüenza mientras él se quedó allí parado sólo viendo, como si
estuviera esperando por una presentación privada.
¡Yo no podía creer lo increíble que se sentía! Había pensado que había
sabido sobre el sexo. Pensé que había tenido una experiencia adecuada
con las diferentes facetas de la relación sexual. Pero nunca me había
imaginado que estaría gimiendo al sentir la boca de un hombre en mi
rodilla. Era casi demasiado sensible y me retorcía contra las sábanas,
revolviendo el agua debajo de mí mientras luchaba por escapar del
placer, sin embargo, no deseando que se detuviera.
Más de dos metros de músculo estaba parado delante de mí, vestido sólo
con un apretado par de calzoncillos grises. Su muy corto cabello rubio
oscuro parecía de color marrón oscuro en el cuarto oscuro, excepto por
unos rayos dorados de luz. Apenas podía ver el color en sus ojos grises, pero
pude ver la pequeña cicatriz sobre su ceja, las viejas roturas en su nariz, y
los dos días de crecimiento de barba entre la aparición de moretones. Se
veía como un vikingo aterrador que había sido expulsado de su clan y
afeitado su cabeza.
Stone resopló y rodó sobre su costado hacia mí, haciendo que la cama se
sumergiera y mi pequeño cuerpo rodara por una ola para golpear contra
él. Estábamos bien y verdaderamente acuñados juntos, el moverme casi
imposible para mí y si Stone se movía, todo lo demás también lo haría.
Suspiró y enganchó un brazo por encima de mí, aferrándose con fuerza
mientras se dejaba caer sobre su espalda. Me abrazó a su pecho mientras
cabalgábamos las olas, pero tan pronto como traté de moverme sobre él,
la cama empezó a subir de nuevo.
Su boca se comió con avidez la mía, pero con delicadeza. Sentí que mi
hambre anterior subía otra vez, dos veces tan necesitada, y más
desesperada que antes. Mi sexo se apretó anhelante, instándome a
encontrar algo, cualquier cosa, para llenarlo. La boca hambrienta de
Stone se movió a mis pechos, un codo apoyado por encima de mi hombro
mientras empujaba una mano entre nuestros cuerpos y me agarraba.
Su boca era una tortura contra mis pechos, su mano aún peor. Levanté mis
caderas en una petición silenciosa y fui recompensada con el duro
deslizamiento de un dedo dentro de mí. Mi grito fue más un llanto agudo
cuando levanté mis piernas más altas y las abracé a su cabeza. Más,
quería gritar, pero Stone estaba a un paso por delante de mí, gimiendo en
voz baja mientras empujaba un segundo dedo dentro. Sus dientes tiraban
suavemente de mi pecho, su lengua rodando alrededor de mi pezón de
una manera que me tenía maullando como un animal afligido.
Él negó con la cabeza muy ligeramente, una mirada feroz en sus ojos.
—No estás lista.
—Yo soy grande —dijo entre dientes, sin presunción u orgullo en su voz
áspera. Metió un tercer dedo dentro de mí y flexionó los dedos,
estirándome. Mis ojos se abrieron y me dejé llevar por él agarrando las
sábanas debajo de mí.
Él sonrió ligeramente y levantó sus caderas lejos de las mías cuando traté
de frotarlas contra él.
Cuando esté bien y listo, advirtieron sus ojos.
Traté de tocarlo, para instarle, pero no podía mover mis brazos. Yo estaba
completamente a su merced.
Él podía hacer cualquier cosa que quisiera... podría arrastrar mi placer por
horas y yo estaba impotente para detenerlo. Esto no debería haberme
excitado... pero lo hizo.
Yo los sentí en mí. Los sentí tomando las curvas de mis hombros, las ondas
débiles de mis costillas, el hueco de mi columna vertebral… las mejillas de
mi culo y aún más abajo y más íntimo aún.
—Grant, por favor —le murmuré desesperadamente, esta vez por timidez
más que deseo. Él cubrió mi cuerpo con el suyo en respuesta, ya no
mirándolo, sino tocándolo por todas partes con su piel, presionando
suavemente mientras sostenía la mayor parte de su peso a raya.
Agarró mis brazos y capturó mis dos manos en una de las suyas,
manteniéndolas detrás de mí, clavadas a la hendidura de mi culo. Grité
con sorpresa y luego gemí mientras inclinaba mi cabeza hacia atrás y me
estremecía ante la sensación de sus labios moviéndose por la sensible piel
de mis brazos.
Él mordió una de mis nalgas y salté alarmada, sintiendo su risa oscura vibrar
a través de mi piel mientras lamía la marca. Su mano libre pasó sobre mi
muslo, deslizándose por debajo de mí cuando sus besos se trasladaron a
trabajar la longitud de mi columna vertebral. Sentí su pulgar girar alrededor
de mi clítoris en una caricia rápida y bromista, antes de que tres dedos se
deslizaron dentro. Tomé una respiración ante la dura penetración, pero me
moví contra su mano, mostrándole que estaba dispuesta a tomar más.
Mucho más.
¡Oh dios!
Stone se volvió y se derrumbó sobre los colchones, sin salirse y sin renunciar
a su agarre sobre mí.
—Vaya —susurré, mi voz ronca, los dos jadeando para recuperar el aliento.
Una vez que nos calmamos, levanté mi cabeza ligeramente para mirarlo,
sus ojos cerrados, su cara relajada. Lentamente abrió los ojos, el iris de un
extraño y cálido tono gris mientras me sonreía. Era una sonrisa suave,
contenta, perezosa y satisfecha. Transformaba completamente su rostro.
—¡Oh! —dije en voz baja, tirando del hermoso y corto vestido amarillo que
Charlie me había regalado en Navidad hacía varios meses. Había tenido
que armarme de valor para poder llevarlo. Llegaba solamente a la mitad
del muslo y subía por mi cuello en un estilo cuello halter. Era divertido y
coqueto, algo que yo nunca sería.
—Ben, yo....
—¿Vas a dejar que te haga el amor o no, Evie? —me preguntó en voz
baja, sus ojos parecían preocupados mientras se mordía el labio—. Sé que
me quieres tanto como yo te quiero —ronroneó contra mi cuello, su mano
recorriendo mi muslo—. Por favor, déjame amarte.
Mis manos volaron a mi cara con horror y cerré los ojos fuertemente.
¡Oh Maldición!
La única cosa que podía hacer era fingir cansancio y volver a la cama.
Llegué al pomo de la puerta de nuevo, pero un fuerte golpe en la puerta
me hizo detenerme.
—Sol de la mañana —saludó con una amplia sonrisa. Sus ojos cayeron a mi
camiseta y levantó una ceja—. ¿Oscar el Gruñón? —Me sonrojé.
Ella resopló.
—Tal vez no contigo —dijo ella, su división se mostró en su rostro con una
amplia sonrisa—. Desde luego, no sonaba de mal humor anoche. Me
sonrojé de un color rojo brillante y empuñé mis manos para apagar el
impulso de ocultarlas. Fredi se rio en voz alta y me guiñó un ojo con una
especie de sonrisa burlona—. ¡Fuera de mi camino para que pueda usar el
baño Evie! —dijo con una mueca y me apresuré a salir del camino. Se
detuvo en el proceso de cierre de la puerta y volvió a sonreír—. Ve y dile a
Stone lo que quieres para el almuerzo. Los muchachos van a conseguir
algo para nosotras.
—Buenos días —susurré, a pesar de que tenía que ser casi mediodía.
Donny abrió la boca para decir algo, pero Stone le dio una patada y lo
miró. Donny cerró boca, sin embargo, sus ojos brillaban con picardía. Les
dije a los chicos lo que quería y Stone se puso de pie mientras Fredi salía del
baño. Él se acercó a mí, sus manos vinieron a descansar en mi cadera
mientras inclinaba su cabeza cerca de la mía. Pequeñas ondas de placer
pasaron por mi cuerpo, mi piel hormigueó bajo su mano y mis pezones se
endurecieron mientras recuerdos de la noche anterior me asaltaron.
Donny se volvió a gritar algo, pero Alec le agarró del codo y tiró de él
hacia adelante.
Crucé mis piernas en la silla y alcé las manos para atarme el pelo en una
cola de caballo mojado, inconscientemente Fredi trajo sus ojos a mi
pecho. Hice una pausa y se movió un poco con malestar. Fredi frunció el
ceño.
Fredi se burló.
Asentí.
—Sí, Harvey la llamaba y le decía que me enviara algo —rodé mis ojos—.
Cosa que es bastante ridícula, porque Vic estaba en un ejercicio de
entrenamiento en Estados Unidos, así que acababa pidiéndole a Charlie
que estaba justo ahí cuidando de él.
—¿¡Qué!?
—¿Qué quieres decir? —Fredi se sentó, dejando caer sus pies al suelo con
un ruido sordo.
—Harvey es mi hermano mayor —dije lentamente—. Vicky y Charlie son mis
hermanas mayores.
—No, gracias —le susurré con una pequeña sonrisa. Ella soltó una
carcajada y me golpeó juguetonamente.
Fredi alzó la mirada hacia el techo sobre el porche. Sopló un par de anillos
de humo y suspiró.
—¡No son un secreto! —le dije con frustración, me sentí confundida y fuera
de onda—. ¡Nunca lo han sido!
Mi teléfono sonó con el tono de llamada estándar que tenía para la familia
y (como siempre) los ojos de todos se posaron en mí. Saqué mi móvil del
bolsillo y eché un vistazo a la pantalla, aguanté un gemido cuando vi el
nombre. Jake no estaba perdiendo el tiempo en perseguirme
—¿Quién demonios era ese tipo con quien te vio Jake? —exigió Mike y me
di cuenta de que ellos estaban en el altavoz del teléfono.
—¡Jake! —protesté.
—Evie —dijo Jake en voz baja muy serio-—. Nos quedamos tranquilos la
última vez y confiamos en tu juicio con Ben. No le dijimos a ninguno de los
otros y ayudamos a que os encontrarais a escondidas… Incluso después de
que el imbécil te lastimó sólo le contamos a Cooper. No vamos a cometer
el mismo error de nuevo.
Me quedé quieta y todo lo que podía oír era la respiración de los chicos.
Lo que Jake estaba realmente diciendo es que había convencido a Mike y
Lucas para ir junto con él. Y se sentía peor por eso.
—Y... —hice una pausa, haciendo una mueca mientras trataba de llegar a
una descripción de nuestra relación que no enojara a mis hermanos
menores—. Es bastante alto y musculoso… —dije.
—Así que lo que estás diciendo —Jake comenzó con cuidado, su voz
tensa—. ¿¡Es que tú y ese... enorme... hombre... están solo jodiendo
ocasionalmente?!
Me estremecí de nuevo.
—¿Así que no estás ocultando esto de tus amigos o algo? —preguntó Jake
con un suspiro de resignación—. No como la última vez...
—Por Dios parece que te han crecido algunas pelotas mientras has estado
fuera.
—Está bien —dijo con otra sonrisa—. Has encontrado tu fuerza mental.
—Me tengo que ir —le dije rápidamente, cortando el discurso de Mike para
responder a la llamada de Coop.
—He oído eso —dijo con un toque de diversión—. Paul estaba loco por sus
amigos que te estaban viendo en el pub con ropa de zorra.
—Creo que la falda podría haber sido un poco más larga —dijo con una
tos, que me decía que Paul le había enviado la foto. Pero, ¿qué estaba
diciendo Jake acerca de un tipo grande y temible? Logan no responde
mis llamadas, pero contestó mi texto. Dijo que el tipo se parecía a él.
—Él es... bueno —dije, atornillando mi boca por lo mal que esa palabra
describía a Stone—. Al menos lo es para mí. Es paciente y... respetuoso.
—Pero, ¿quién es él? —me preguntó Cooper, sonando un poco seco—. No
me has dicho nada acerca de él.
—Ey —dije en voz baja con rubor apoyado mi cara sobre él para darle una
sonrisa tentadora. Mi aún húmedo flequillo se escapó de mi cola de
caballo y cayó entre nosotros. Pasó sus dedos lentamente por él, antes de
dejarlo detrás de mi oreja.
—Gracias por, uh, moverme esta mañana —murmuré, mis ojos fijos en su
cuello bronceado para evitar su mirada inquisitiva.
—Evie —fue la única palabra que Paul dijo, pero bastaba para que
comprendiera su humor.
Genial.
—Vine con mis amigos —le dije en voz baja—. Te vi en las vacaciones.
Pero ahora, tenía que preocuparme de los trillizos. Nadie pudo haberle
dicho a Zane... menos por algo tan insignificante como esto. Era una
norma tácita en mi familia, que no debías molestar a tus hermanos.
Especialmente a Zane.
—Lo que quiero saber es quiénes son esos nuevos amigos tuyos, que te
estás vistiendo como una zorra —escupió.
Traducción: los trillizos más grandes, que son cercanos en edad a Logan, le
estaban respirando en el cuello con enojo justificado, demandando saber
si estaba manteniendo un ojo sobre mí, “la bebé”. Logan también había
perdido la paciencia con Paul, la pequeña mosca molesta, como a Logan
le gustaba llamarlo. Obviamente Paul no había dejado de intentar llegar a
Logan y sabía bien que Paul, era la razón por la que los mayores de los
trillizos estuvieran sobre él.
Stone se sentó y se sacó sus auriculares, así que lo tomé como un sí. Con un
pequeño gemido de decepción, entré al baño para arreglar mi cabello.
Al final resultó que no salimos como había sugerido Donny. Stone y Alec
condujeron para comprar carne y bebidas, Fredi y yo buscábamos platos y
cubiertos, como también Donny reclamaba un área de barbacoa.
Cuando Stone y Alec regresaron, prepararon un banquete y nos
atiborramos así como también bebimos. De hecho, Stone me dejó beber
por una vez. Me había ofrecido una botella casi inmediatamente,
dejándome saber que era libre de tomar lo que quisiera. Esa noche se
había quedado cerca de mí, mientras Fredi, Donny y yo nos poníamos más
que un poco borrachos.
—¿Qué está pasando? —pregunté con voz somnolienta, frotando mis ojos
y mirando alrededor en busca de Stone. Él caminó fuera del baño, con las
bolsas que contenían los artículos de baño en sus manos.
Stone señaló hacia la cabaña de al lado mientras que los gritos cambiaron
a otro nivel. Comprendí que eran Fredi y Donny. Por el momento, se
estaban insultando mutuamente, por lo que no pude determinar el porqué
de la pelea. Un gemido salió de una parte de nuestra habitación y fruncí
el ceño cuando Alec cayó al piso de la litera inferior.
Alec resopló.
—Oh —susurré.
—Oh sí —Alec con una mueca de dolor—. Donny y yo nos vamos a quedar
otra noche y luego tomaremos un bus de vuelta. Stone va a conducir a
casa contigo y Fredi.
14
Oscar el gruñón: Es un personaje Muppet, del programa educativo para niños llamado
Plaza Sésamo.
Tuve la ducha más rápida de la historia, y me puse un vestido tubo morado
que Stone me había dado. No me trajo un sostén, así que solamente me
puse unas bragas negras de algodón limpias, me puse unas sandalias y
agarré mi ropa sucia mientras corría fuera hacia el auto. Abrí la puerta de
acompañante y pesadamente me senté. Como si por una especie de
sexto sentido, Stone surgió de la otra cabaña en aquel preciso momento,
con una Fredi aún jurando sobre su hombro.
Stone abrió la puerta de atrás de su auto y dejó caer su carga, hecho una
furia, en el asiento trasero. Los ojos multicolores de Fredi brillaban con
enojo, mientras trataba de empujar el pesado cuerpo de Stone, para
poder mirar a Donny, quien ahora se encontraba de pie en la puerta de la
cabaña, en tan solo unos bóxer. Por como lucía su pecho, tampoco había
escapado de la experiencia sin ninguna marca, yo tenía curiosidad de
cómo lucía su espalda. Obviamente, había sido una noche muy salvaje.
—No te preocupes —lo escuché gruñir, con una expresión helada y muy
diferente a su juguetón temperamento habitual—. Después de limpiarme tu
suciedad, voy a salir a follar tantas mujeres como me tome eliminar lo de
anoche de mi memoria.
Su enojo era una fuerza casi tangible. Pese a que ella no hizo ningún sonido
o movimiento, la intensidad de sus pensamientos y sentimientos era
abrumadora. Me estaba ahogando en el silencio, mi cabeza palpitaba y
mi estómago todavía estaba revuelto, mientras nos acercábamos a la
estación de combustible cercana a las afueras de Darwin. Los sentimientos
de Fredi cambiaron de repente, la atmósfera del auto pasó de iracundo
enojo a derrota. Desesperación, desesperanza, remordimiento, angustia y
muchas otras emociones difíciles de describir, penetraron el todavía
tranquilo aire del coche. Me agarré el estómago, mientras Stone se
acercaba a la gasolinera.
¡Puaj!
No hay nada más desagradable que el vómito. Bien, tal vez haya otras
pocas cosas… Pero en ese preciso momento, no podía pensar en ninguna.
Cuando sentí que podía estar de pie otra vez, tiré de la cadena y caminé
con dificultad hacia el lavabo, salpicando agua sobre mi rostro y tratando
de enjuagar mi boca con el agua del grifo. Salté cuando Stone irrumpió sin
cuidado en el baño de damas y me dio Panadol 15, enjuague bucal y una
botella de agua.
Y sus ojos eran grises… sus lentes de contacto verde y azul brillaban por su
ausencia.
15
Panadol: nombre de una marca de medicamentos, que contiene paracetamol.
delantero, acunando mi botella de agua, mientras apoyaba mi cabeza
contra la ventana y cerraba mis ojos escuchando los suaves acordes de
UB4016. Fredi se decidió por algo más alegre, o así lo retrató ella, que tenía
puesto en sus auriculares, escuchando alguna estrepitosa canción de
heavy metal. La mano de Stone era reconfortante, descansando sobre mi
muslo en la parte en que estaba la piel al descubierto ya que la tela de mi
vestido se había deslizado por mis rodillas levantadas. Él estaba
casualmente reclinado sobre su asiento, viendo a su auto recorrer la
distancia a través de sus aviadores, mientras que sus dedos daban
golpecitos a ritmo de una batería en mi pierna. Sonreí para mí misma
mientras comencé a quedarme dormida.
16
UB40: Grupo Inglés de música pop-reggae y dub (sub genero del reggae), formado en
1978.
—Hola, Jen —ronroneó Fredi, envolviendo a la mujer en un apretado
abrazo y besando su mejilla—. ¿Me puedo quedar contigo unas cuantas
noches? Es semana de vacaciones.
Fredi resopló.
—Ella es Evie —le dijo con una sonrisa secreta—. Adorable, ¿no te parece?
Fruncí el ceño hacia ella. Pensaba que había recorrido un largo camino en
las últimas semanas. No me sentía linda ni adorable.
Arrugué la nariz ante la posible mención de Chloe y Jenny se rio más fuerte.
Stone simplemente se encogió de hombros.
Fredi y Jenny se echaron a reír e incluso Stone dejó escapar una pequeña
risa. Me sonrojé y agarré el dobladillo de mi vestido, consciente de que los
ojos de Jenny recorrían mis piernas expuestas. Me puse incluso más roja y
tiré del dobladillo un poco más abajo, antes de sentarme con manos
temblorosas.
¡Genial!
—Tengo que atender esto, chicos —nos dijo con una sonrisa cansada—. Es
mi capataz.
—BB —él gruñó. Mis ojos se abrieron cuando comprendí que Briar llamaba
desde Sydney. Oí débilmente el sonido alegre de su voz, obviamente
describiendo todas las cosas divertidas que había hecho, volviendo a
celebrar su cumpleaños con su familia. Stone me dio una pequeña y
sardónica sonrisa mientras apoyaba su cabeza en una almohada y
escuchaba en silencio.
—Uh…
—¡No es justo! —se quejó con un par de risitas. Luego paró completamente
y exigió saber qué había pasado entre Fredi y Donny.
Mi aliento salió con fuerza y traté de encontrar las palabras correctas. No
estaba segura de cómo Briar iba a reaccionar. Ella había estado
últimamente más cerca de Alec y había sentido cada vez una atracción
mayor, pero estaba bastante segura de que se iba a disgustar con
respecto a Donny.
Lo suficientemente justo.
—¿Y se arrepienten?
—¡Ey hermosa! —me saludó en voz baja, luego de una obvia pelea por el
teléfono.
—¿Cómo te está tratando el gran hombre? —me preguntó con una risa
ronca.
Abrí mi boca para reprenderlo por su rudeza, pero la mirada feroz en sus
ojos lo evitó y luego su hambriento beso me quitó el aliento. Sus brazos me
envolvieron y se echó hacia atrás arrastrándome sobre su cuerpo del
modo que podría profundizar el beso. Presioné mis manos a ambos lados
de su cabeza mientras trataba de mantener el equilibrio. Su lengua
acarició la mía débilmente, saboreándome, mientras que sus manos se
movieron debajo de mi vestido para agarrar la piel de la parte superior de
mis muslos. Sentí que se endurecía contra mis piernas, antes de que él se
separara subiendo su abdomen.
El gruñido de Stone era tranquilo, pero fue bruto cuando alejó su boca de
la mía y se aferró a mi cuello. Sus dientes rasparon con cuidado mientras
lamía un camino a lo largo de mi pulso y yo gimoteaba con una repentina
desesperación de más.
—Mason —Stone gruñó, haciendo que el par saltara y Candy chillara. Nos
echaron un vistazo, antes de que Mason tirara a Candy fuera de la puerta.
Ella subió sus pulgares, previamente de que la puerta se cerrara.
Stone cayó sobre las almohadas con obvia frustración, mientras yo salía de
debajo de las sábanas ruborizada.
Liberé mis manos lentamente del férreo control que ejercían sobre el
cabecero, mientras las réplicas de mi orgasmo se desvanecían y la boca
de Stone me dejaba. Mis ojos revolotearon abiertos y miré fijamente hacia
él, que todavía estaba entre mis muslos. La expresión de su rostro era
oscura e intensa, no engreída, solo increíblemente caliente y concentrada.
Enfocado completamente en mí. Mi corazón palpitaba, mientras sus ojos
no dejaban los míos, se inclinó sobre mí y lamió el último Smartie de mi
ombligo.
—Oh —dije con sorpresa. Candy y Mason nunca parecían discutir en serio.
Siempre eran muy felices y sonrientes. Siempre de fiesta o... poniéndose a
ello. Cuando se peleaban, era fogoso y apasionado; por lo general
causado por Mason pensando que Candy estaba siendo demasiado
coqueta con otros hombres, o porque Mason canceló algo que le había
prometido a Candy. Siempre se reconciliaban rápidamente, sin embargo,
yo era cuidadosa de asegurarme de que nunca estaba cerca cuando eso
sucedía.
—¿Qué pasó?
—Le dije que lo amaba y quería que viniera a conocer a mi familia en las
fiestas de Navidad.
Mis ojos se abrieron. Había asumido que la palabra con A había sido dicha
hace meses. Siempre me habían parecido una pareja comprometida.
—¡Por supuesto que sí! —protesté—, tal vez no se sentía cómodo al decir las
palabras... algunos hombres no lo hacían. O tal vez estaba distraído por
toda la cosa de la reunión familiar y se le olvidó responderte.
—Dijo... dijo... dijo que pensaba que no éramos nada serio. Que sólo
estábamos pasando un buen rato. ¡Que no quiere estar atado tan
temprano en su vida!
Me ericé.
¡Qué imbécil!
A ninguna chica le gustaría escuchar eso. Pero... de verdad creí que Mase
la amaba. La extrañó cuando estaba lejos, fue a la mayoría de sus partidos
de baloncesto, siempre estaba dispuesto a echarle una mano con
cualquier cosa que necesitara, era posesivo con ella, y hubo momentos en
los que lo había visto sonreírle tan dulcemente que me había hecho
temblar de felicidad por ellos.
—Estoy segura de que se preocupa —le dije—, sé que se preocupa por ti.
No es más que un hombre estúpido. Dale un poco de tiempo para que se
trague el orgullo y vendrá arrastrándose, pidiendo perdón. Eso es lo que
mis hermanos hacen.
Ella negó.
Mierda.
¡Despistada te dije!
Para cuando fui a mi clase de la tarde del día siguiente, Medios Digitales,
todo el mundo estaba hablando de Stone y Chloe. Me había dado cuenta
de que la cantidad de personas que me miraba aumentaba de forma
constante durante el transcurso del día, y ahora, mientras vacilantemente
entraba en mi última clase, todo el mundo se quedó en silencio.
Genial.
Todo el día había estado recibiendo preguntas sobre Stone y su pelea con
el novio de Chloe. Bueno, ex novio.
—Un rumor dice que eres la última muesca del cinturón del gran hombre —
dijo con una sonrisa. Lucía completamente extraña en su rostro por lo
general agrio. Fruncí el ceño a mi pantalla. ¡¡¡Yo no era ninguna
muesca!!!—. Entonces, ¿lo eres? —exigió.
Ella simplemente rodó los ojos y golpeó su teclado con aire ausente.
—Eres callada —continuó la chica—, pero debes ser una de esas chicas
tímidas que se convierten en tigresas salvajes en la cama. No puedo ver el
por qué ese mandón grande e imbécil estaría interesado en ti si no es así.
—Stone es muy dulce —le dije con una mirada—. Y nuestra vida sexual no
es de tu incumbencia.
—Lo siento, lo siento —dijo con otra sonrisa, antes de dar vuelta a su
pantalla y ponerse a trabajar.
Stone observó a Dean con desprecio sin disimulo, hasta que Candy rompió
el silencio sentándose en el regazo de Donny con una risita. Era la primera
vez que le había visto sonreír desde que había roto con Mason.
—Bueno, hola Candy, labios dulces —ronroneó Donny con una sonrisa
haciéndola rebotar en su regazo y haciéndola reír de nuevo.
—Hola, Don —dijo lentamente con los ojos brillando con picardía mientras
se inclinaba hacia delante y le daba un beso en la mejilla—. ¿Me
extrañaste?
—¿En calidad de qué? —Donny se rio entre dientes, pasándole una mano
por el muslo.
Oh, oh. Me daba que Donny y Candy tenían una historia pasada y ella
estaba pensando en revivirla. ¿Para poner celoso a Mason? No estaba
segura, pero sería mejor que tuviera cuidado con Fredi.
—Parece que tenemos mucho de lo que ponernos al día —él murmuró con
un guiño, acomodándola suavemente en su regazo—. Vamos a tu
habitación y hablemos de ello —Candy rio y aceptó su mano mientras se
levantaba. Stone hizo un ruidito y los ojos de Donny cayeron en los suyos.
Observó el rostro de Stone un momento antes de sonreír y guiñarme un
ojo—. Mejor vamos a mi habitación —se corrigió asintiendo hacia Stone y
tirando de Candy.
—¿Qué pasa con Donny? —se quejó lanzando una mirada a la silla vacía.
Vi a Briar rodar los ojos, pero me puse rígida con anticipación. Seguro que
tenía un as bajo la manga.
—Oh Chloe —dijo una de sus amigas con simpatía—. No tienes que ser
valiente. Sabemos lo que te molesta ese imbécil.
Excelente. Esto hizo que las amigas de Chloe se lanzaran a una gran
historia triste, pintando a Chloe como inocente víctima, a Jack como el
horrible ogro, y a Stone como el romántico caballero de brillante
armadura.
j
A la mañana siguiente, después de mi carrera y sesión de gimnasio, me
paseé arriba y abajo sosteniendo mi celular y frunciendo el ceño mientras
trataba de reunir el coraje para llamar a mi hermana mayor. No había
dormido nada la noche anterior, demasiado ocupada después de que
Stone no intentara tener sexo.
—¡Evie! —Me saludó alegremente—. ¿Qué pasa hermanita? ¿Por qué soy
la última en saber de tu hombre?
—No lo eres —dije suspirando.
—Paul y los trillizos tampoco lo saben —dije con frialdad—. Sólo saben que
estoy vistiendo sexy.
Charlie resopló.
—Sí —concordó con alivio—, Harvey está mejorando y yo tuve que volver
al trabajo. Dios, ¡nuestro hermano mayor es el peor paciente del mundo!
Charlie se rio.
—Yo creo que sí. Es la intención la que cuenta, supongo —Me quedé
callada, preguntándome cómo sacar el tema—. Entonces, ¿estás
buscando consejo sexual? —preguntó Charlie con una carcajada.
—Te va a doler la primera vez —dijo sin rodeos—. Y las siguientes veces un
poco, hasta que te acostumbres.
—Mmm… no, no es eso lo que quiero preguntar —dije rápidamente, mi voz
cayendo en un susurro—. No soy virgen, y Stone y yo ya hemos tenido sexo
juntos.
—¿Qué?
—Está bien —dijo ella todavía riéndose—, pero ¿puedo decirle a Coop de
esto?
Genial —pensé por lo que debía ser millonésima vez ese día—, no puedo
esperar a ver mi factura de teléfono.
Capítulo 25
ecir que estaba distraída esa noche en la cena era un eufemismo.
Todo lo que había leído apuntaba a que el sexo era algo de lo que una
pareja debería hablar.
Por supuesto que esa estúpida zorra de Chloe solamente tuvo que abrir su
boca para arruinar mi autoconfianza una vez más.
—Perdona Chloe —le dije suavemente, forzando las palabras a salir de mis
labios—. No estaba escuchando tu conversación—. ¿Qué baile?
Briar me disparó una mirada y abrió la boca para contestarme, pero Chloe
fue mucho más rápida.
—Es Evie —espetó Briar, robando la lata de Coca Cola Light sin abrir de
Chloe y desafiándola con la mirada a hacer un escándalo.
Chloe rodó los ojos, restándole importancia.
—Pero todo aquel que es alguien va al baile de los Blake. Mi mamá y la tía
de Briar son dos de las más grandes organizadoras, los papás de Stone
estarán ahí, también los de Donny y Fredi y Jamie y Candy y… bueno
todos.
En otras palabras, todos menos mi familia. Forcé mis ojos para esconder la
mirada feroz que quería darle.
—Oh —dijo Chloe con una pequeña carcajada—. Olvidé que aún eres
una estudiante becada. Deber ser difícil mantenerse comprando esos
caros pantalones Brighton aquí —Briar gruñó y suspiré deseando que
pudiéramos tener una tarde tranquila por una vez en la vida y que Chloe
pudiera dejar esa costumbre molesta de sentarse con nosotros—. Si Eva no
va estar ahí, estaría encantada de ir contigo como tu pareja —le dijo
Chloe a Stone con una brillante sonrisa, la cual se desvaneció un poco al
verlo, por lo que respiró profundamente—. Aún no estoy lista para confiar
en otro hombre como mi pareja… y contigo me siento segura —Sus ojos
adquirieron una mirada candente y agitó sus pestañas antes de añadir
con voz ronca—: Y tenemos una historia juntos.
—Aw Winnie —dijo Donny con una sonrisa descarada—. Puedes venir con
nosotros si quieres, siempre hay lugar en mi cama para tres.
—Creo que preferiría ir a la fiesta —se burló, miró ceñudamente su plato y
gruñó—: Después de todo no tengo elección, tengo que ir.
Jamie hizo una mueca y le dio una palmada en el hombro.
—Siento tu dolor, mis padres también me están obligando a ir.
—Desearía poder estar aquí también —dijo frunciendo el ceño—. Pero soy
una especie de pariente de los Blake y tengo que ir.
—Eso dices tú. Solo estás celosa porque tu madre no pudo poner sus garras
en él, antes de robar a tu padre del lado de mi madre.
Mi cabeza giró en confusión.
Chloe miró lista para espetar.
—Entonces, Bri —dije en medio del silencio que se había levantado al irse
Chloe, sintiendo a Stone tensarse ante el tema al sentarse a mi lado—.
¿Cómo es que estás relacionada con los Blake?
Briar volvió a sentarse con un suspiro y me dirigió una sonrisa.
—Casi igual —dijo, obviamente refiriéndose a la novia de mi hermano—.
Mina Jeffries, anteriormente Blake, está casada con mi tío —explicó—. Jack
Blake dirige el equipo de rugby de Sídney tan bien como lo hace con los
hoteles Blake. Bear, un ex boxeador, y Mina, una ex modelo, fueron sus
hijos. Bear Blake se mudó a Townsville hace muchos años y conoció a
Jemima Baker, la hermana del papá de Bridget. Como ves este es un
mundo muy pequeño.
Acepté con gratitud la Coca Cola que Stone me ofrecía y le lancé una
mirada tímida.
Sus firmes labios se torcieron y yo sabía que estaba luchando por no dejar
salir una amplia sonrisa. Sus ojos prácticamente bailaban mientras me
cargaba del suelo y me tiraba sobre la cama, sujetándome con su cuerpo
incluso mientras estiraba un brazo y recuperaba el folder. Se sentó
sujetándome con sus fuertes muslos, a pesar de que con ello mantenía su
peso encima de mí. Mis manos estaban atrapadas debajo de mi cadera y
no podía mover las piernas sin lastimarlo. Colocó el folder sobre mi
estómago y comenzó a hurgar en él. Miré hacia otro lado y mordí mis
labios, completamente avergonzada.
Respiré con alivio cuando vi que la libreta había caído lejos de la cama y
Stone no se había molestado en recuperarla, no quería que supiera lo que
había planeado.
Eso si no moría de vergüenza justo ahora.
Examinó el folder por muy poco tiempo, por lo que no tuve que esperar
mucho para que se diera la vuelta y me mirara.
Explícamelo —exigían sus ojos.
Será cabrón.
Si él no iba a hablar… pues yo tampoco. Intenté mirar hacia otro lado,
pero me asió de la barbilla impidiéndomelo.
—Evelyn —gruñó.
Cerré los ojos con la esperanza de que si no lo veía sería más fácil hablar,
pero Stone sacudió mi cabeza suavemente y volví a abrirlos obediente.
Malo —gritaron mis ojos hacia él.
Stone me miró serio a su vez, pero en la profundidad de sus ojos grises aun
brillaba la diversión.
Aclaré mi garganta y respiré profundamente.
—Quería probar algo nuevo —murmuré en voz muy baja.
—Quería ponerle un poco de… picante a las cosas —vacilé—. Hacer las
cosas más interesantes.
Un destello de diversión cruzó por sus ojos, y se rio entre dientes mientras
tiraba de mi para sentarme al pie de la cama, tomó el folder de nuevo,
mirándolo a profundidad esta vez y jalándome hacia él, reticentemente
me arrastré hacia él mientras se giraba para guiñarme un ojo.
Empujó el folder hacia mí y se recostó sobre su espalda.
Miré nuevamente hacia su rostro solo para encontrarlo riéndose de mí. No,
no en voz alta, pero su diversión se podía adivinar claramente en su rostro.
Ira burbujeó de repente por mi cuerpo hasta cubrir mi rubor de vergüenza.
Cerré de golpe el folder y lo arrojé nuevamente debajo de la cama,
caminado atravesé el cuarto para irme a dormir a la cama de Candy.
—No —dije firmemente. Retrocedió un poco con los ojos abiertos por la
sorpresa, pero el resto de su cara cuidadosamente en blanco.
—Tendrás que esperar —dije con aire de suficiencia—. Estoy cansada.
¡Es mi última palabra! —le dijeron mis ojos, pero me estremecí un poco
porque le había dicho a Stone que no y nadie jamás lo había hecho.
Para empeorar las cosas, Alec y la chica asiática parecían ser algo ahora.
Nadie había mencionado su nombre todavía, pero ella estaba sentada en
nuestra mesa, en el regazo de Alec, alegremente susurrando en su oído
mientras él casualmente acariciaba sus piernas. Briar y Dean se sentaron
frente a ellos, pero Bri no parecía estar prestando atención a Dean. En vez
de eso, sus ojos seguían los largos dedos de Alec, viéndole trazar círculos
sobre las piernas de su nueva novia.
Ese era el terreno favorito de Mason. Yo sabía desde las muchas noches
que habían dormido en la cama junto a la mía que a Mason le gustaba
hacerla reír entre dientes con nerviosismo, mientras ella trataba de ser
amable y ahogar el sonido. Era casi tan malo como escuchar sexo en mi
opinión... pero lo hacían muy, muy callados si yo estaba en la habitación.
Hubo un estruendo a través del cuarto y miré para ver a Mason saltando
hacia nosotros, su generalmente juguetona expresión oscureció cuando
sus ojos se estrecharon sobre Donny.
Mierda.
—Parece que soy todo tuyo de nuevo Winnie —le dijo con un guiño.
La rabia brilló en los ojos de Fredi y vi la cara helada de Donny justo antes
de que ella le diera un revés. La fuerte bofetada resonó en toda la sala,
mientras Fredi se apartaba de la mesa, su silla rasgando fuertemente antes
de que se fuera sin decir una palabra.
—Yo siempre apoyo a mis novios —susurró—. Fui a todas las prácticas y
actuaciones de Stone y cuando salía con el capitán de rugby en el
instituto iba a todos sus partidos —Ella sonrió y echó su cabello sobre su
hombro—. A Jack le gustaba conseguir un beso antes y después de cada
una de sus peleas también. Me dijo que yo era su Dama de la Suerte.
—¡Ah! y mi agente de modelos está muy feliz que tenga que estudiar sólo
un año más de danza y actuación. Está ansioso por probarme en
comerciales y tal vez incluso con una telenovela como mi padre. Tuve
pequeños papeles cuando era niña, pero estoy esperando hacer algo
grande.
Solté un bufido.
—Sí, porque eres una rubia cabeza dura, de grandes pechos que piensa
que el sol resplandece su culo.
Miré hacia arriba para encontrar a todos mirándome con la boca abierta.
¡Oh mierda!
Mi cabeza giró hacia Stone, mis ojos eran cada vez más grandes por el
pavor mientras miraba hacia él con los labios entreabiertos.
Las bocas se abrieron aún más alrededor de la mesa cuando Stone arrojó
un brazo alrededor de mí y apretó un beso a mis labios aún boquiabiertos.
Empecé a ruborizarme, dándome cuenta de que todo el mundo todavía
estaba mirándonos sorprendidos tanto por mi franqueza como por la risa
de Stone. Probablemente era la primera vez que mucha gente había oído
ambos.
Chloe miró hacia atrás y hacia adelante entre nosotros un par de veces,
antes de empujar hacia atrás su asiento y marcharse con una rabieta. Al
instante me sentí culpable por decir algo tan malo de ella, pero Stone
capturó mis labios en otro beso y me levantó de la silla, en dirección a las
escaleras.
Me olvidé de Chloe...
Y recordé lo que venía...
BDSM
Solté un bufido.
Miró desde las esposas a mi cara y se puso un poco más erguido, con los
ojos entrecerrados.
¡Mierda!
Forcé una sonrisa y tomé otra respiración fortificante, aún de espaldas a él,
saqué mi top sobre mi cabeza y seguí caminando lentamente. Lo miré por
encima del hombro con lo que yo esperaba fuera una expresión inocente.
—Voy a tomar una ducha —dije en voz baja, enganchando los dedos en
la cintura del elástico de mi falda y me giré hacia él y caminé hacia atrás.
Sus ojos, aunque completamente molestos, estaban fijos en mis pechos
apenas cubiertos, antes de viajar por mi abdomen a mi cintura.
Empujé la tela por mis piernas y salí de ellos con una sorprendente
cantidad de coordinación y gracia. Contuve una sonrisa cuando Stone dio
un pequeño tirón de sus limitaciones con sus ojos puestos en mí.
¿Me dejas aquí? —exigieron sus ojos con enfado, pero me di cuenta de
que todavía estaba excitado.
—Me siento sucia —ronroneé, luego le lancé un pequeño guiño que le hizo
saber que era parte del extenso juego. Sus brazos se relajaron un poco,
pero aún miraba con furor, sus ojos incitando que el cambio de juego
fuera limpio.
Ansiosamente me puse mis medias negras hasta los muslos, asegurando los
tirantes en la parte superior del encaje negro. Metí mis pies en tacones de
aguja negros de aspecto letal y dejé mi cabello suelto. No hubo tiempo
para el maquillaje, así que simplemente acomodé hacia arriba mis pechos,
dando con mis caderas un meneo de calentamiento y abrí la puerta,
pavoneándome en la habitación como si no tuviera una sola
preocupación en el mundo...
Me quedé helada.
Tiró con más fuerza del metal, pero respiró hondo y se quedó inmóvil.
Revisé sus restricciones preocupada, asegurándome de que no le
estuvieran dañando mucho. Sus muñecas estaban un poco rojas por su
lucha, así que calmé el área alrededor de ella con mi lengua, presionando
suaves besos sobre sus antebrazos mientras mis pechos cubiertos de encaje
refregaban por su cara y mis muslos con medias se frotaban contra su
torso. Sus dedos intentaron deslizarse en mi cabello, pero lo evité,
desplazándome hacia abajo de nuevo por su cuerpo, dejando que la tela
de mi ropa interior raspara contra él bruscamente, mientras mi boca y las
manos calmaban la ligera quemadura.
Decidí omitir sus piernas, sabiendo que pasar la pluma sobre ellas sería
demasiado para él.
En lugar de ello, usé mis labios con suaves piquitos, dejando que el encaje
se frotara contra él, también mi pelo, mientras besaba desde el fondo de
su ropa interior hasta la rodilla izquierda, y luego me devolvía por su muslo
mientras provocaba su pantorrilla con los dedos de una mano. Repetí el
procedimiento en el otro lado, deleitándome del áspero tacto de sus
músculos de las piernas, músculos que nunca habían tenido la oportunidad
de explorar a fondo antes.
Hizo una pausa durante unos latidos del corazón y luego gruñó.
—¿Estás jodiéndome?
Bien.
Tomé más, jugué más, dejando que su larga y dura erección se volviera
resbalosa y fría con la combinación de mi saliva, el hielo derretido, y su pre-
eyaculación.
Me tragué la mayor parte del líquido y puse un poco del líquido caliente
desde la base hasta la punta.
... y luego cambié de nuevo al hielo.
Quería deslizar el hielo en su fresca polla y ver lo que se siente... ver cómo
le gustaba el extra calor de mi cuerpo después del hielo. Pero sabía que no
podía. Eché un vistazo a los condones en la mesa y me pregunté si podría
sentir el hielo a través de uno de ellos...
Primero necesitaba calentarlo.
Tiró y silbó y de repente quería ver sus ojos, quería dejar que me viera.
Extendí la mano y tiré aflojando la venda, haciéndole ver como lamía las
gotas calientes y lo tomaba profundo en mi boca.
La cama se sacudió debajo de mí y hubo un gran estruendo cuando Stone
se liberó de las restricciones de metal.
Me senté con alarma con mis ojos abiertos y mi mandíbula caída mientras
él me alcanzaba con un gruñido, agarrándome por la cintura y
poniéndome en mi espalda debajo de él. Mi respiración venía en cortas,
pero agudas bocanadas, mientras me esforzaba por calmar mi acelerado
corazón. Estaba más que excitada, aunque ligeramente asustada cuando
abrió un condón con los dientes y me inmovilizó con una mano mientras se
enfundaba a sí mismo.
Golpeó en mí, duro y rápido, con las manos fijando las mías por encima de
mi cabeza. Yo todavía iba en lencería, mis tacones altos rebotando en el
aire al ritmo de sus embestidas.
—¡No puedo creer que todos ustedes se vayan lejos este fin de semana y
me dejen aquí sin nada que hacer! —Se quejó con un mohín.
—¿Cómo están las cosas con Stone? —Candy me preguntó en voz baja.
—Bien, supongo...
Me sacó la lengua.
—¿Sólo agradable?
—¿Qué más? —le susurré con incertidumbre—. Eso es todo lo que hay.
—Buen punto.
Suspiré.
Me sonrojé.
Asentí.
Me encogí de hombros.
—Buenas noches.
Candy gimió al otro extremo del cuarto y se apretujó contra su cabeza una
almohada a la vez que Stone apagaba la alarma sobre mí.
—¡Genial! —dijo Jamie—. ¡Eso nos deja una habitación para cada uno! No
sé Bri y Don... pero yo estoy buscando tener suerte esta noche.
—Me gustaría probar una moto —dije en voz baja, al tiempo que Stone
volvió a aparecer en nuestra puerta, frunciendo el ceño. Obviamente
esperaba que me diera prisa para entrar en la habitación con él, pero yo
quería ser una invitada cortés.
Mis ojos se abrieron al ver el tamaño del almacén de motos. Claro, que
había estado anteriormente en propiedades, e incluso había estado en
algunos establos, pero nunca había visto uno dedicado completamente a
las motos y a las cuatro ruedas. Había estantes y estantes de partes y
productos de mantenimiento y aún más estantes y armarios llenos de
cascos y equipos de protección.
Había evitado hoy los pantalones vaqueros debido al clima cálido, pero
mis pies resguardados dentro de mis botas de montaña marrón. Mis
pantalones cortos de mezclilla negros no se mancharían con el polvo rojo
del desierto y la suciedad, pero no me daban ninguna protección si me
caía de la bici.
El moto cross era una de las cosas que mis hermanos mayores me habían
prohibido hacer. Era demasiado peligroso para mí. Yo era demasiado
frágil, demasiado delicada y femenina. Mentalmente bufé. Ellos no sabían
que Cooper me había sacado para enseñarme cómo montar. Claro, él
venía conmigo, pero había dedicado un motón de horas por varios fines
de semana a enseñarme antes de irse a casa. Luego, una vez que los
trillizos y yo llegamos a la secundaria, me dejaron la etiqueta junto a la
pista con ellos, siempre y cuando no le dijera nada a Paul o a los otros.
Caminé a través de las islas de las máquinas, en busca de una moto de mi
gusto. Ya tenía un casco bajo el brazo y Jenny y Fredi se cernieron cerca
de un cuatriciclo con sus propios cascos.
—Date prisa y salta detrás de Stone —me dijo dando una patada en el
suelo para comenzar a arrancar su moto. Rodé los ojos y agarré una moto
rosa fuerte que parecía adecuada para mi tamaño y rápidamente la llevé
hacia la salida cercana. Apreté el paso a la vez que Stone se bajaba de su
cuatriciclo y Jenny comenzaba a decir algo. Con soltura, bajé el visor,
pasé la pierna sobre el asiento y pateé para que la poderosa bestia
debajo de mí arrancara. Le sonreí Jamie en desafío y salí a toda velocidad
por la puerta.
Jamie estaba justo detrás de mí, sin embargo y me reí a la vez que
golpeaba la pista, tomé la primera curva un poco demasiado rápido y fui
golpeada por algunas rocas sueltas mientras me inclinaba con la moto. Me
estremecí, deseando haberme tomado el tiempo para cubrirme
correctamente.
—¿Estás loca? —gritó por encima del rugido de los motores, la risa
suavizando su arrebato.
Yo no disminuí.
Aceleré, volando sobre el primer golpe y disfrutando de la sensación de
libertad a la vez que me elevaba a través del aire, de pie mientras volaba
de la parte superior y luego doblando las rodillas para absorber el impacto
cuando aterricé. Jamie aterrizó detrás de mí y aumentó la velocidad para
ponerse al día conmigo, negando con la cabeza un poco cuando nos
acercamos a un sector de pequeñas lomas.
Impresionante.
Esta vez lo hice un poco lento, pero aún tomando los golpes rápido,
saltando de una a la otra como un esquiador olímpico. Jamie seguía a mi
lado, y cuando volví la cabeza, vi a Stone y a las chicas tomando la loma.
Sonreí de nuevo.
Nos fuimos en unos cuantos golpes, rápido y fácil, con Jamie haciendo
algunos trucos para lucirse.
Pero ahora...
—¡Evie! —Fredi y Jenny gritaron en pos de mí, pero no les escuché. Quería
volar.
Me lancé por encima del montículo y estuve suspendida en el aire. Usé mis
brazos, las piernas y los músculos del torso, y giré la moto en un círculo
completo, casi sobre-rotación, pero corrigiendo justo a tiempo para
golpear la tierra en la posición correcta. Solté lentamente el aire en mi
aterrizaje y me tambaleé la moto que todavía iba rápido a la vez que
apretaba más mi agarre en las manijas y controlaba el desenfreno de la
dirección, frenando simultáneamente, inclusive cuando escuché a Jamie
venir de golpe detrás de mí. Perdí el control y mientras una piedra me
golpeaba al final de la pista y la moto viró y cayó, aterrizando sobre mi
trasero en el duro y caliente suelo. No estaba mal herida, sólo un poco
arañada. Negué por la adrenalina y me eché a reír con euforia, abrumada
por el hecho de que me había salido el truco.
Hice una mueca. Pero tal vez debería dejar fuera el hecho de que no tenía
puestos los guantes de montar.
Vi a Jamie saltar de su bicicleta y correr hacia mí, al igual que Stone, Fredi
y Jenny saltando a toda velocidad.
—Mierda, chica. ¿Estás bien? —preguntó Jamie con una amplia sonrisa,
pero había preocupación en sus ojos mientras pasaba una mano sobre mis
piernas desnudas.
Lo siguiente que supe fue que Stone estaba empujando a Jamie más o
menos fuera del camino y suavemente tirando de mi casco. Tragué
nerviosamente ante su fiera expresión mientras examinaba mi cuerpo, su
ceño cada vez peor mientras veía mis arañazos y rozaduras. Abrí la boca
para decirle que estaba bien, pero me encontré echada al hombro como
un saco de harina.
—¡Grant! —protesté.
—Evie ¿estás bien? —Fredi preguntó con el ceño fruncido, corriendo tras
Stone para mantener el paso.
Sus ojos se dispararon hacia los míos y la orden en ellos era tan intensa que
chillé alarmada y me apuré para subirme tras él, agarrando
tentativamente su camisa. Puso mis manos a su alrededor y entonces
emprendimos el viaje de regreso a la casa a un ritmo rápido, evitando el
terreno accidentado de la pista.
Bien, tal vez él no era especialmente rudo… solamente picaba como una
perra.
Silbé del dolor, pero agarré las sabanas debajo de mí y apreté mis dientes.
Yo no era tan delicada como todo el mundo pensaba. No iba a gritar
como un bebé por unos cortes y un poco de crema. No hice ningún otro
sonido cuando Stone terminó con mis piernas y comenzó con los brazos.
Sus manos temblaron por el esfuerzo de ser amable conmigo... Cuando
claramente él estaba lo bastante enojado como para sacudirme. Quería
tranquilizarlo de que estaba bien… Pero a la pequeña Evie Vine no le
habían crecido las suficientes bolas para hablar mientras Stone estaba
enfurecido.
—No.
—Pero…
—Tú ya tuviste suficiente por un día —dijo firmemente cerrando sus ojos y
dándome un apretón.
—¿Discúlpame?!
Me frunció el ceño, con sus ojos todavía cerrados y sin volver la cabeza.
—Fiesta esta noche. Voy a tocar. Espera con Bri —Eso sonó más como una
orden en lugar a una útil sugerencia. Hizo una pausa, y luego agregó
firmemente—: No bebas —Ahogué un resoplido de frustración y abrí la
boca para protestar por su autoritarismo. Cortándome continúo—: Solo
toma refrescos sin abrir.
Hice una pausa esta vez y lo consideré. Nosotros íbamos a la fiesta de una
amiga, ¿verdad? En la casa de ella, con Stone cuidándome.
—Bien —murmuré girando sobre mí misma lejos de él, luego abrí los ojos de
par en par cuando se enroscó detrás de mí y me sostuvo cerca de él.
Eventualmente me quedé dormida, porque me desperté en la oscuridad,
con Briar sobre mí.
—Te despertaste al fin —dijo con una sonrisa, sus rizos rubios cayendo sobre
mi rostro.
—No —dijo sin dejar lugar a ninguna réplica. Lanzó su toalla sobre la cama,
agarró una camisa blanca, limpia, de una silla y me sacudió un par de
botas negras—. Ponte esto —ordenó y luego se fue.
Los ojos cautelosos de Briar, se encontraron con los míos y se abrieron con
sorpresa al descubrir, una furia obvia en ellos. Abría y cerraba la boca, y
por primera vez desde que la conocí, parecía insegura en cuanto a qué
hacer.
Sin embargo Briar, no me dio mucho tiempo para parar. Nos dirigió con
entusiasmo hacia un grupo de chicos, y arrojando un brazo a mi alrededor,
me presentó como la novia de Stone. Me miraron lascivamente,
observando desde mis largas piernas hasta la forma en que la camiseta se
adhería a mi busto. De pronto recordé las palabras de Stone acerca de no
confiar en los amigos de Jenny y me encontré de acuerdo con aquello.
Bajé la mirada a mis botas y cambié mi peso de pie.
—Ey —murmuró el chico más cercano a mí, en lo que creo que se suponía
que era un tono seductor. Pasó un dedo por mi brazo, se me puso la piel
de gallina y me estremecí con inquietud. Él sonrió y se acercó aún más,
confundiendo mi malestar con atracción.
Donny resopló.
—Gracias —le susurré, sonriéndole. Arqueó una ceja y nos condujo a una
mesa larga, donde los demás miembros de la banda se sentaban junto a
Jenny.
¡Mierda!
El primer grupo había sido en su mayoría de metal, solo una canción había
sido demasiado dura con los gritos para mi gusto. Incluso me encontré
cantando con algunas de ellas, compartiendo estimulantemente con Briar.
Un gemido.
—¿Y si hay alguien lastimado? —le susurré en alarma. Briar frunció el ceño y
se acercó a la puerta. Sonó un gemido más fuerte y un grito femenino,
seguido de un corto gemido masculino. Mi mandíbula cayó en estado de
shock y Briar se tapó la boca con la mano para ahogar sus risitas.
—Echemos un vistazo.
—¡Más Alec! —Mary suplicó con voz chillona. Él cumplió, con un gruñido,
engancho una de sus piernas bajo su codo presionando mientras entraba
más profundo, más duro, en un lento y contundente ritmo que tenía a mi
corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho, mientras nos imaginaba
a Stone y a mí en su lugar. A Mary parecía gustarle este nuevo ángulo,
porque lo arañó, moviendo sus caderas contra él desesperadamente,
como si su orgasmo se acercara rápidamente y duro.
—¿Que está mal? —preguntó con sus ojos, mirando de Briar hacia mí.
Ambas nos sonrojamos.
—Me tengo que ir —soltó Briar y salió corriendo antes de que Stone pudiera
detenerla.
—Me ordenaste que usara las botas y lo hice —le dije con aire de
suficiencia. Arqueó una ceja, pero en ese momento estaba distraído, sus
manos llegaron a mi trasero y no encontraron ninguna barrera. Retrocedió
un paso en estado de shock y miró el borde de mi minifalda.
Entonces lo entendí.
—Es solo una pequeña ducha bajo el sol —susurré jugando con las gotas
de lluvia que había sobre su estómago. Él había puesto tanto esfuerzo en
esto, que no iba a dejar que un poco de lluvia nos parara ahora. Abrió la
boca para protestar, pero hice lo que él hace siempre conmigo para
callarme, lo besé.
—No voy a ser capaz de ponérmelos de nuevo mojados —gruñó con los
dientes apretados, su rostro oprimido, con lo que pensé que podría ser
lujuria. Gemí y liberé la tela, dejando que mis manos en su lugar se
movieran a sus abdominales.
»Ahora —dijo entre dientes rápidamente, sus ojos gritando que no podía
esperar un minuto más.
—Grant —susurré con placer, temblando por las olas eróticas que sacudían
mi cuerpo. Eso fue todo lo que necesitó. Se dejó ir, amortiguando su grito
ronco mordiendo mi cuello con cuidado y empujando violentamente
mientras se corría. Agarré sus hombros con fuerza para apoyarme y mirar
por encima de su hombro directo hacia el árbol, de repente consciente
de que estábamos exactamente en la misma posición que en la foto…
… Me corrí de nuevo.
La lluvia caía con fuerza, para el momento que llegamos a la casa. Corrí
dentro, consiguiendo solo mojar un poco la camisa. En el momento en que
pasé por la puerta, me tropecé con Donny.
Mary y yo éramos las únicas en el lugar con una sonrisa en nuestros rostros,
todos los demás lucían cansados, malhumorados o pensativos. Éramos un
montón de chicos sobrios para el momento en el que nos reunimos en los
autos y condujimos a casa.
Miré a mis amigos y me reí entre dientes ante mi ecléctica nueva familia.
Fredi con su estilo único, cabeceando al ritmo de la música que
escuchaba en su iPod; Jamie, aunque un poco tonto y falto de tacto,
también era amante de la diversión y salvaje, y en momentos como este,
mientras abrazaba la almohada de Briar lucía como un pobre niño
pequeño. Briar usualmente traviesa y radiante, pero con una gran
capacidad de abstraerse demostrada justo ahora mientras lanzaba
miradas furtivas a la parte trasera de la furgoneta de la banda; y Stone.
Incliné mi cabeza hacia un lado para poder verlo.
Se negó a decirme cuál era el problema, por lo que fue difícil para mí darle
algún consejo en concreto y sonaba más y más desesperado cada vez
que me llamaba para decirme que mi consejo no había funcionado. No
sabía qué decirle. No conocía a Ivy. Y tampoco sé lo que le hizo.
—Los paisajes no son lo mío —dije nerviosa. Su labio tembló con un atisbo
de sonrisa antes de rodearme con sus brazos y mirar hacia las fotos y
bocetos que había sobre la cama. Yo aún estaba congelada con el pincel
en el aire—. Soy mejor con los retratos —añadí preocupada—. Y con las
caricaturas.
Sentí a Stone tensarse ante la mención del nombre de Logan, miré hacia
otro lado y rodé los ojos. Abrí la boca para hacerle saber que Logan era mi
hermano, pero él hablo antes de que pudiera decir nada.
»Estas fotos por ejemplo —dije sosteniendo las fotos—. Amo el campo
Australiano. Los colores son muy diferentes de los del resto de paisajes
australianos, e incluso de los de todo el mundo. Claro, es un desierto, pero
no es solo sol intenso, arena blanca, blanda y suave como en las películas.
Es una combinación de rojos y naranjas, incluso negro. La tierra es dura y
agrietada en una variedad de patrones interesantes. Las formaciones de
rocas rivalizan incluso con paisajes como Stonehenge: enormes, circulares
y rojizas formando una precaria torre una encima de otra; miles y miles de
rocas seccionadas del centro hacia abajo, ¡Uluru, Kings Cannon, todos
esos animales…y los atardeceres! —Suspiré y cerré los ojos, mis labios se
separaron formando una sonrisa soñadora—. No hay nada más hermoso
que ver el atardecer en el desierto. Todos esos colores. Y luego las estrellas.
Todo alrededor oscuro como boca de lobo, pero el cielo… el cielo
completo brilla, clara y visiblemente… es perfecto —Abrí los ojos y me
sonrojé profundamente ante la penetrante mirada que Stone me dirigió,
concentrado en mi rostro—. Ese es el tipo de cosa que me gusta fotografiar
—dije apresuradamente.
—Hay algo aún más hermoso —Sus ojos no dejaron los míos y después de
una larga pausa, me burlé.
—Eso es tan cursi —comencé a decir, pero los labios de Stone capturaron
los míos y por la siguiente hora ninguno de los dos habló en absoluto.
Recibí otra sorpresa después de la cena esa noche. Cuando Alec y Mary
se levantaron de la mesa pensé que se irían temprano a la cama. Pero no,
el resto de la banda también se levantó y Stone me jaló para levantarme.
—¿A dónde vamos? —pregunté mientras Stone entrelazaba sus dedos con
los míos y me jalaba tras él.
Brian resopló.
—Stone nunca le pidió a Chloe salir con él. Ella solo se pegó a él un día.
Stone la miró por casi un segundo, después se encogió de hombros y la
dejó colgarse de él, entonces ella siguió haciéndolo y Stone se lo permitió,
finalmente ella declaró en todos lados que era su novio y ellos comenzaron
a acost… —Brian se interrumpió mordiendo sus labios—. Entonces…
mmm… como sea —continuó Briar—. Chloe comenzó a venir a los ensayos
de la banda y esas cosas y como él no estaba babeando sobre ella como
un perrito, ella lo dejó con una larga perorata acerca de cómo no la
apreciaba y que iba a encontrar a alguien más, esperando que él se
arrastrara detrás de ella, pero en lugar de eso Stone se limitó a encogerse
de hombros y alejarse.
Mary estaba observando sus uñas de color rojo brillante con una expresión
de puro aburrimiento en el rostro.
Resopló impacientemente y luego, captando mi mirada sonrió un poco. Se
levantó de su silla ostentosamente y caminó tranquilamente hacia Alec,
balanceando sus pequeñas caderas mientras le sonreía. Alec levantó su
cabeza lentamente y le dio una de sus famosas sonrisas calienta bragas.
Dejó su guitarra a un lado y Mary prácticamente se fundió en su regazo. Él
la jaló aún más cerca, besando su frente y moviendo la guitarra de regreso
a su lugar para continuar tocando despreocupadamente las notas frente
a él, murmurando en el oído de Mary. La sonrisa de ella era de pura
satisfacción y triunfo cuando se giró para verme. No, no a mí. A Briar, cuya
cabeza se había levantado para ver a ese par con una expresión extraña
en el rostro.
Briar levantó la cabeza y se inclinó hacia mí, sus ojos azules brillando con
ira.
Parpadeé.
Oh
Miré de nuevo los dulces e inocentes gestos de Mary, lucía de todo menos
inocente mientras restregaba su trasero contra la ingle de Alec y recorría
con una uña sus tonificados antebrazos. Su ceja se elevó retándome,
incluyéndome ahora en su petulante mirada.
Arrugué la nariz al imaginar cuán peor podría haber sido Chloe. Rodé los
ojos.
—Bien —murmuré—, puedes usarla, solo deja que me cambie antes — Por
cómo eran las entradas, mis vaqueros y la camiseta que llevaba no iban a
ser apropiados.
—¡Tú y yo nos vamos de spa este finde! —me dijo Candy, enseñándome el
pack gratis antes de cerrarme la puerta en las narices.
—¡Pasáoslo bien en vuestra cita! —gritó Briar cuando pasamos por delante
de su puerta.
Oh Dios mío.
Hacía más de un año que no tenía una cita, desde Ben. Empecé a sudar
un poco y me mordí el labio inferior.
Si Stone y yo salíamos en una cita, ¿querría eso decir que quiere que
seamos pareja?
Quizás.
Quizás.
Con ojos como platos, me volví para mirar a Stone. Él se inclinó a mi oído,
Suspiré. Me tendría que apañar con una chuleta grande y jugosa. Pedí la
más grande y Stone hizo lo mismo.
Decidida, abrí la boca para intentar conversar, pero Stone colocó una
caja delante de mí.
Volví a mirarle y él levanto una ceja. Bueno qué, exigían sus ojos, ¿No la vas
a abrir?
Me quedé sin aliento y jadeé bajito. El mismo aliento hacía arder mis labios.
Estiré la mano para con un dedo recorrer la cadena de plata y con
cuidado llegar al colgante. Las letras E y V en plata, entrelazadas con
piedras de ámbar incrustadas. No es que entienda mucho de joyería como
para saber lo que eran, pero me encantaron de todas maneras.
—Estos son del color de tus ojos —dijo bajito con sus ojos moviéndose del
colgante a mis ojos. Todo mi cuerpo entró en calor y me deshice contra la
silla.
Aunque pareció que Stone me oyó porque se paró y miró mis pies. Creo
que por un momento hasta les puso mala cara, pero me levantó en brazos
tan rápido que no pude verlo bien. Siguió subiendo las escaleras, no paró
en el primer piso, sino que continuó hacia el segundo, subiendo los
escalones de dos en dos… como si no pesara nada.
¿Se suponía que el sexo iba a ser el postre? Miré su amplia espalda. ¡Y una
mierda!
—Desnúdate.
—¡¿Qué?! —pregunté incrédula. Se volvió como mandando con la mirada,
y volvió su atención al frigo. Dócil, me levanté y me quité el vestido y los
zapatos, terca, me dejé la ropa interior puesta. Me tumbé en la cama en
silencio, pero echando humo por las orejas.
Meneó la cabeza.
Él me sonrió.
¡Y el cabrón va y se retira!!!!!!!
¡Sí!
Yo quería jugar.
El paró obediente, sus ojos diciéndome que no podría esperar mucho. Miré
con el ceño fruncido a su polla ya cubierta, pero cogí el chocolate líquido
y entusiasmada empecé a pintarle el pecho. Lamía y chupaba conforme
le pintaba, demasiado impaciente como para esperar a terminar mi obra
de arte.
Stone tenía a Wendy en los brazos, con una pequeña sonrisa en su cara
mirando a su mamá. Todos, excepto Stone con un gorro de navidad.
La segunda foto era de Wendy, vestida con un tutú de ballet, pero con
una pose de boxeadora y una expresión feroz en la cara, pero sus ojos
brillando felices. Me reí suave y volví la vista a la tercera foto. Era una
imagen sacada de cerca de Briar y Stone con el resto de la banda borrosa
detrás. Todos llevaban el uniforme del colegio, Stone especialmente sexy
con sus pantalones escolares, camisa blanca, blazer roja y corbata
colgando. La foto era profesional, así que imaginé que la sacó Billy.
El sonido del gentío aumentó en la tv y miré a ver qué estaba pasando. Me
quedé boquiabierta al ver al batería junto con todo su equipo elevarse en
el aire durante un solo. Miré a Stone y sus labios se torcieron. Ladeó la
cabeza hacia la tv instándome con los ojos a mirarla.
¡Mierda puta!
—Creo que tenía la cabeza ocupada en otras cosas —Me guiñó el ojo y yo
me puse como un tomate. Stone se puso de pie, los engancho a los dos
del cuello de la camisa, los arrastró a la puerta y los echó sin miramientos.
—No fue una cita —le dije cogiendo un libro y escondiéndome detrás de
este subrepticiamente.
Briar resopló y se inclinó sobre la mesita para mirarme por encima del libro.
—Vamos Evie —dijo ella sacudiendo su cabeza con rizos—, una muestra de
arte, cena de lujo, solos los dos… incluso tienes que admitir que parece
una cita.
—Bien —suspiré—. Pero incluso las personas que solo follan casualmente
van a comer primero.
Briar echó hacia atrás la cabeza y se echó a reír, causando que uno de los
bibliotecarios mirara en nuestra dirección. Yo me encogí un poco más bajo
en mi asiento y esperé a que Briar bajara el ruido. Me gustaba la
biblioteca.
—¡Evie, espera! —La oí gritar en pos de mí, pero no miré hacia atrás.
—Yo estoy autorizada a mirar —dijo con una risa, arrojando una toalla
hacia mí cuando cerré los grifos—. ¿Cómo estuvo tu salida de anoche?
Me sonrojé.
—Bien. ¿Y tu noche?
—Mason tiene que irse este fin de semana, por lo que me compré dos
pases con todos los gastos pagados a un spa en la ciudad. Pensé que
haríamos un verdadero día de chicas y salir después... solas tú y yo.
—Vamos —dijo ella cuando me puse ropa limpia—. Vamos a buscar algo
de cenar... antes de que Stone venga apresurado por aquí, exigiendo
saber dónde estás.
Alec gimió y dejó caer su cabeza entre las manos, mirando a Jamie a
través de sus dedos.
—¿Necesitas ayuda, tío? preguntó lentamente, tratando de sonar
entusiasta, pero fallando miserablemente.
—Amigo, te debo una —dijo Jamie con una amplia sonrisa, recogiendo su
comida restante y empujándola en su mochila.
—Me debes más que una, James —dijo Alec con una sonrisa mientras se
apartaba de la mesa y se levantaba—. ¿Sigue en pie la cita de mañana?
—le preguntó él a Briar y ella se sonrojó cuando cada cabeza en la mesa
se giró hacia ellos.
—Claro que sí —dijo ella alegremente, mirando a todas partes menos a él.
Él sonrió a sabiendas y jaló su cabello, antes de golpear una mano en la
espalda de Jamie y guiarlo hacia las escaleras.
Candy se rio.
—Callaos —dijo Briar con un rubor y una risa—. También tengo que tengo
que tomaros las medidas a todos vosotros y luego tengo que ir a comprar
el material.
Dudé ante su puerta. Solo porque él me había dejado entrar una vez... eso
no significaba que quisiera que me dejara caer todo el tiempo. Pero le
había traído la cena y las bandejas estaban empezando a ponerse
pesadas en mis manos. Eso era otro problema. Mis manos estaban llenas.
—Hola —dije en voz baja—. Yo… pensé que podría gustarte algo de
comer.
Él asintió con la cabeza en un gesto para que entrara mientras tomaba las
dos bandejas de mis manos y las colocaba en el suelo al lado de varias
pilas de libros y su portátil. Sentado en el suelo, agarró la bandeja más llena
y empezó a comer constantemente hasta vaciarla. Me senté despacio y
con cuidado recogí mi cuchillo y tenedor.
—¿Te… te queda mucho por hacer? —le pregunté en voz baja, mirando a
su documento de word en blanco y los garabatos cubriendo su cuaderno
mientras comenzaba a comer.
Él asintió una vez, la espalda apoyada contra su cama mientras recogía
una hamburguesa y me lanzaba la hoja de exigencias. Recorrí el
documento detallado y descubrí que era muy parecido a la tarea de
fotografía que yo tenía que hacer. La suya también era en dos partes…
pero ambas debían ser entregadas al mismo tiempo. Como yo, él había
investigado para elegir a un famoso fotógrafo, o compositor en su caso, y
escribir un ensayo sobre él. Entonces, tenía que elegir una de sus piezas,
analizarla y, a continuación, recrearla en cualquier forma que quisiera. Me
estremecí cuando me di cuenta de que la segunda mitad de mi
asignación debería ser entregada en unas semanas y no había avanzado
mucho.
—¿Cuál pieza recreaste? —le pregunté con curiosidad. Una rara sonrisa
apareció en su rostro, haciendo que la cicatriz en su ceja se destacara
notablemente. Tomó un CD de su estuche y se levantó para colocarlo en
su sistema de sonido. Apagó la luz y cogió un control, subiendo el volumen
(pero no demasiado alto) antes de presionar para reproducir.
Mis ojos se dispararon hacia Stone con asombro, pero sus ojos estaban
cerrados mientras permanecía de pie en el centro de la habitación y
escuchaba. Seguí su ejemplo, cerrando mis ojos y disfrutando de cada
palabra de la canción. Sentí otra esquina de mi corazón aceptar la derrota
y caer solo un poco más enamorada de él.
— Eso fue increíble —le dije sin aliento mientras la última y sentimental nota
terminaba y Stone encendía la luz de nuevo. Él se encogió de hombros y
volvió a sentarse para tomar un libro.
Me quedé helada.
—Oh —dije sin comprender, echándome hacia atrás—. Está bien —Traté
de no sonar herida, pero no debí hacer un buen trabajo porque Stone
suspiró y estiró una mano por detrás para agarrarme y jalarme hacia su
regazo.
—Hueles bien —dijo acariciando mi cuello e inhalando profundamente.
Pasó sus manos por debajo de mi camiseta y tomó mis pechos desnudos—.
Eres distrayente.
Dudé en la puerta.
j
—No voy a ponerme eso —dije en voz baja y horrorizada al día siguiente
cuando Briar me mostró su boceto de mi disfraz de Halloween. Quería
vestirme como un guepardo. Un muy desvergonzado, rasgado y ceñido
traje de guepardo.
—Por favor —me suplicó—. Es Halloween. ¡Mi primer Halloween! ¡Por favor,
úsalo por mí! Lo diseñé específicamente para ti…
—Está bien.
Me limité a asentir e tomé nota para trabajar más duro en el gimnasio esa
semana.
—¿Qué vas a ponerte tú? —le pregunté con curiosidad. Ella se animó
visiblemente y corrió a su armario para sacar el conjunto ya completado.
—Oh nos fuimos de compras ayer por la noche —Se rio Briar, buscando a
través de la enorme pila de tela en su cama para mostrarme un rollo
brillante de licra en hermoso azul y verde y un sencillo sujetador blanco, sin
tirantes—, ¡pensé que con su hermoso cabello rojo debía ser Ariel! ¡La
sirenita!
—Quiero que vengan como diferentes tipos de cazadores —dijo ella poco
a poco—. Pero hay que convencerles.
—Toda la banda fue de personajes de Marvel —dijo ella con una risa—.
Stone fue en pantalones cortos desgarrados, dejó que Fredi lo pintara de
verde y se llamó a sí mismo el increíble Hulk.
—Me tomó días convencerlo de que dejara que Fredi lo pintara de verde.
Me reí mientras imaginaba a un Stone verde, llevando prácticamente
nada. Habría sido una vista alarmante.
—Así que —dijo Briar en ese tono de voz que yo sabía que significaba
problemas—, todo depende de que tú lo convenzas de usar su disfraz este
año.
Genial.
Por suerte, no tenía que hacer frente a la situación del disfraz en ese
momento. El resto de la semana pasó sin incidentes y la banda realmente
pasó un sábado por la noche en casa por una vez. Lo cual era algo
bueno, porque temprano la mañana del domingo, fui arrancada de mi
cómoda cama por Candy, Stone había dejado la cama varias horas antes
debido a la falta de sueño.
Por otro lado, sin embargo, tuve que soportar otra cera. ¡Ay!
—Vamos Evie —dijo Candy con una sonrisa—. Nos sentaremos en una
acogedora cabina en el club de la universidad y veremos al DJ Mason
mientras bebemos una agradable y fría jarra de cerveza. ¡Será relajante!
—Me apunto.
—¿Dónde estás?
Mi sonrisa se desvaneció.
No parecía impresionado.
¡Oh, la asignación!
Él agarró mis hombros con fuerza y su voz bajó hasta un tono casi
peligrosamente suave.
Apreté mis puños y mansamente asentí, dejando caer mis ojos de los suyos
a pesar de que yo anhelaba gritarle y salir apresurada de la habitación.
Esta vez volví mi cabeza, todavía hirviendo de ira. Él gruñó en voz muy baja
y trató de nuevo, volviendo mi cara suavemente con su mano fuerte y
rozando sus labios con los míos. Me sostuve resueltamente inmóvil, sin
moverme incluso cuando él sensualmente lamió mi labio inferior. Su gruñido
de irritación fue aún más fuerte esta vez cuando me mordisqueó y presionó
su grande y duro cuerpo contra mí, su otra mano entretejiéndose en mi
pelo.
Nuestro sexo fue salvaje y furioso y nos quedamos allí jadeando después,
uno al lado del otro en mi estrecha cama individual.
No hablamos.
—Lo siento —dijo él en voz baja. Me detuve y miré su cara sincera. Tuve la
más extraña sensación de que él rara vez decía esas palabras. Se dio la
vuelta sobre su costado y tomó mi cara suavemente, besando mis labios
tan suavemente que apenas podía sentirlo. Justo así, me derretí. Yo no
quería estar enojada. Quería su consuelo. Quería entender qué demonios
estaba pasando entre nosotros y por qué él hacía las cosas que hacía. Le
devolví el beso con cuidado y luego nos echamos hacia atrás, mirando
hacia el techo de nuevo en silencio. Varios minutos después, para mi
sorpresa, fue Stone quien rompió el silencio de nuevo—. Mi madre fue
violada a los dieciséis años —dijo sin emoción. Salté levantándome y
mirando hacia él sorprendida. Él lo había dicho de la nada y nunca habría
esperado algo así. No me miró, así que poco a poco me recosté y me
acurruqué en su costado de nuevo.
Cerré mis ojos y dejé escapar un suspiro profundo. Esto era por qué odiaba
que yo bebiera. Porqué se puso tan enojado con Briar y conmigo en su
cumpleaños dieciocho.
—Él tenía veinte años. Le dieron diez años por tres cargos de violación a
menores de edad. Dos de las otras chicas se presentaron —Se encogió de
hombros—. Al parecer tengo otra media hermana por ahí en alguna parte.
El hijo de puta no era de los que se preocupan por la protección.
Asentí lentamente.
—Juré que nunca dejaría que nadie tuviera tanto control sobre mí otra vez.
—No… no usó la fuerza —susurré—. Yo era demasiado débil para decir que
no —Stone estaba aún en silencio y fue un momento antes de que algo
encajara en mi mente—. Me gusta cuando me retienes —susurré
suavemente tratando de tranquilizarlo—. No me siento amenazada.
De repente, fui volteada sobre mis rodillas, mi culo desnudo en el aire y las
manos grandes y cálidas de Stone corriendo por mi espalda.
—Haciéndote olvidar que ese hijo de puta existió —gruñó él entre dientes…
––¿Problemas con Stone? Podría darle una lección por ti ––Flexionó sus
musculosos brazos y sonrió sin dejar de correr ni perder el paso.
Rodé los ojos.
––No gracias ––dije claramente––. Todo está bien.
Vince suspiró y se giró para gritarle a los demás jugadores que venían
detrás.
Fruncí el ceño confundida, pero Vince los fulminó con la mirada y les
contestó:
Esa última orden fue recibida con gruñidos mucho más fuertes mientras
aceleraban para rebasarnos. Me sonrojé, pero me vengué de ellos
mirando sus apretados traseros cuando pasaron frente a nosotros.
—Qué guapa Evie —dijo riéndose entre dientes. Candy caminó hacia la
cama y jaló su oreja.
—¡Ay! —se quejó—. ¿Qué demonios, Cassandra?
Esta vez recibió un golpe en la cabeza.
—Mi disfraz de Halloween —dijo con esa mirada que ponen los chicos
cuando han recibido una nueva y genial pistola Nerf para jugar—. Candy
quiere que lleve un disfraz de pescador cojo, como esos viejos tipos en los
botes de aluminio, con todos sus señuelos favoritos clavados en el
sombrero y una caña de pescar enclenque
Gracias a Dios Briar, Fredi, Donny, Alec y Stone eran las únicas personas
sentadas en la mesa cuando llegué. No estaba de humor para ningún
parásito hoy.
—¡Ahí estas! —dijo Briar con una sonrisa triunfante, mientras me empujaba
hacia mi asiento entre ella y Stone.
—Deberías tener cuidado Stone. Los chicos dijeron que Vince y Jesse
tuvieron grandes erecciones por nuestra chica.
Se agachó justo a tiempo para esquivar el golpe de Stone, luego rio y me
guiñó el ojo.
Rodé los ojos.
—No hicieron eso.
—S…
—¡Vamos Stone! —urgió Briar—. Te verás muy mono a lado de Evie con este
disfraz.
—Podemos tener ese tipo de diversión más tarde —dije sin aliento—. Pero
quiero ir a la fiesta.
—Bien —dijo con facilidad—. Podemos ir… —Sus labios se movieron hacia
mi oído y su voz bajó gradualmente hasta convertirse en un gruñido—. Pero
no voy a disfrazarme.
Grité de alivio y me abalancé sobre él, girando su cara para darle un beso
mientras envolvía sus brazos a mi alrededor.
—Le diré a Bri que lo cambie por ti —murmuré entre besos—. Gracias.
—No creerías cuantos problemas están causando los trillizos. Yo creo que
piensan que pueden hacer cualquier cosa que quieran ahora que están al
final de su último año de escuela. He recibido llamada tras llamada… y
sabías que ¡¿Luke tiene novia?!
—No —admití, pero pensándolo bien Luke siempre había sido el más
callado de los trillizos jóvenes.
—¿Cómo sabes que tiene una novia? —pregunté con una sonrisa.
—¿Cómo está Paul? —Le solté—. ¿Sus exámenes finales y la entrevista con
el concejo educativo deberían ser pronto, no?
—Bueno ¡no entiendo por qué está evitando llamadas¡ —me soltó mamá,
su usualmente animada voz se hizo más aguda, haciéndome sentar un
poco más derecha. Esa voz no aparecía muy seguido… y cuando lo
hacía, quería algo.
—Hola, Evie. Me saludó con voz cansada al tercer timbre. Fruncí el ceño en
la oscuridad de mi cuarto, preguntándome por qué estaba respondiendo
mis llamadas y no las del resto de la familia.
—Tienes que llamar a mamá —dije suavemente, sin siquiera ofrecer un
―hola‖.
—Mal —gruñí suavemente—. Tuve que contarle sobre Stone para alegrarla.
Me lo debes.
—Lo siento —Con un suspiro, dudé antes que agregar—: estamos todos
preocupados, Lo.
Él se tomó un momento.
—¡No puedo ayudarte a menos que me cuentes qué está mal¡ —le grité,
alarmada y estresada con el dolor de mi hermano.
—No puedes ayudar —dijo forzadamente—. Esto es algo que tengo que
arreglar por mí mismo.
Logan gimió.
—Sí —murmuró.
—Lo siento Evie —dijo logan suavemente—, por favor no llores por mí…
Él rio un poco.
—Chao hermana.
—Chao hermano.
j
—¡Santo cielo! —susurré mirando mi reflejo en el espejo. Era sábado en la
noche. Él sábado en la noche. Halloween.
Briar no me había dejado ver terminado mi disfraz hasta ahora. Había ido
tan lejos como vendar mis ojos para las pruebas. Yo sabía que iba a ser
ajustado y revelador… Pero ¡Oh. Mi. Dios!
El par de ―pantalones‖ que estaba usando eran de lycra. Lycra con
estampado de leopardo que se adhería a cada centímetro de mi trasero y
mis piernas como una segunda piel.
Briar había insertado copas de relleno en la zona del pecho, por lo que la
camiseta encajaba como un sostén. Estaba hecho de la misma lycra y
terminaba justo bajo mis costillas. Ambos, los pantalones y la camiseta,
habían sido rasgados con un cuchillo afilado en varias partes, para dar la
apariencia de marcas de garras.
Pestañeé y moví mi boca sin sonido. No podía creer que ésa fuera yo. No
lucía nada como el flacucho y tímido ratón que había llegado a principios
de año. Claro, aún era muy delgada, pero tenía pechos ahora y algunas
curvas; y más tono muscular… y ¡WOW! ¿mis piernas siempre habían sido
así de largas?
Sus grandes ojos azules habían sido delineados con negro y también había
dibujado gentiles líneas como bigotes en sus mejillas. Sus labios eran rosa
como los míos y ella se veía en general muy, jodidamente guapa.
—Alec no tiene oportunidad —dije con una sonrisa y Briar movió sus
caderas con una gran sonrisa de las suyas.
—Vamos chicas, los chicos ya están esperando y ¡no puedo esperar a ver
sus disfraces!
—Paul es el único de los hermanos que está ahí con ellos, por lo tanto el
resto de nosotros tendremos que hablar por Skype. Nos hemos dado
cuenta de que es más fácil si organizamos los tiempos y lo hacemos en
grupo. A Cooper y las trillizas mayores les toca a las 6, Charlie abrió a las 7 y
yo creo que Zane se las arregló para meterse a las 4. Eso me deja a mí y a
Logan a las 7. Él estará aquí pronto.
—Sexy —dijo con una sonrisa burlona. Asintió y se dirigió al pc—. ¿Todo
listo?
Mike y Jake nos vitorearon y Luke no sonrió. Estaban vestidos como los tres
mosqueteros y comenté lo poco original que era eso.
—Lo—dije suavemente.
—¡Pásale a Evie tu camisa! —le ordenó Jake a Logan incluso mientras Mike
demandaba que fuera a cambiarme.
—¿No os gusta?
Logan no pudo aguantar la risa esta vez y pasaron como 10 minutos para
poder calmar a los trillizos antes de que pudiera decir adiós y largarme.
—Nos vemos —le dije a Logan con una sonrisa—. Llego tarde para
encontrarme con mis amigas.
—No es necesario —le dije, pero Logan me dio una mirada de no digas
tonterías.
—Acompáñame entonces.
—Pásalo bien esta noche, Evie —dijo Logan con una amplia sonrisa antes
de besarme en la mejilla e irse caminando.
—¿Stone sabe de él? —me preguntó uno de los guardias con una
pequeña sonrisa.
—Pásalo bien, gatita —dijo con una sonrisa. Le di una sonrisa agradecida,
incluso aunque yo ya había decidido que no bebería esta noche. Seguro
que Stone estaría por ahí, pero el lugar estaba abarrotado y no quería
preocuparlo.
Dejé mis ojos vagar por su cuerpo para hacerme una buena idea de su
disfraz. Lamí mis labios. El nuevo y mejorado disfraz era mucho mejor que el
original. Pensad en la diferencia entre el padre de Jane en la versión de
Disney de Tarzán y el amigo rastreador de Alan Quartermain, en la versión
de Patrick Swayze de las minas del rey Salomón.
Sus labios bajaron hacia los míos en un beso caliente, sintiendo más rabia
que excitación. Me separé de él para mirarlo con una pregunta en mi
rostro, pero él ya estaba caminando hacia el bar, la multitud se abría para
él como por magia mientras se dirigía con fuerza hacia Briar. Miré hacia su
espalda, más que molesta porque no hubiese contestado a mi pregunta y
luego simplemente me dejara ahí.
Qué maleducado.
—Bonito —Una voz femenina dijo en mi oído mientras envolvía un brazo
alrededor de mi cintura—. Te ves caliente, Evie.
Era alto y caliente, vestido como Wolverine de los X-men. No lucía tan bien
como Hugh Jackman, pero lo hacía más que pasable. Miré a Fredi
preguntando silenciosamente y ella me presentó al tipo, totalmente
ignorante de la verdadera pregunta, que era por qué demonios estaba
aquí con un tipo de todas formas.
Claro, yo sabía que ella no era realmente lesbiana… pero nunca la había
visto con un hombre antes. Pensé en las peleas crecientemente viciosas
que ella y Donny habían tenido esa semana y sentí mi estómago pesado
con miedo. De alguna forma, sabía que esto era un acto deliberado… uno
que iba a sacar de quicio a Donny.
Pensando que iba a ser lo más divertido que lograra esta noche, acepté
levantándome con Alec, Candi y Mason y siguiéndolos a la pista de baile.
Las primeras canciones estuvieron bien, todos bailamos como grupo y
comencé a sentir esa cosquilla de felicidad crecer. Me reí mientras bailaba
tímidamente con Candy y Briar, sonrojándome cuando ellas comenzaron a
hacer movimientos de zorras contra mí.
—Tienes una linda risa —me dijo Vince echando un brazo sobre mi hombro.
Me sonrojé y jugué con mi cola.
—¡Ey! —le dije fuertemente tirando sus manos con fuerza—. ¿Qué está
mal?
—Eres mía —dijo tomando gentilmente mi barbilla, pero con sus ojos muy
serios.
Yo pestañeé.
—Te llamo luego. Estoy ocupada —Le colgué y miré inciertamente hacia
Stone, sólo para verlo alejarse caminando. Me deslicé hasta sentarme en la
base del árbol y lloré.
¡Jodidamente brillante!
Capítulo 34
razos fuertes me rodearon y me levantaron del suelo. Miré hacia
—¿Tu sabes que está mal con Stone? —Briar me preguntó con los ojos
abiertos, su angustia clara mientras retorcía las manos y se movía
nerviosamente de un pie a otro —Ella irrumpió junto a mí—. No sé a dónde
iba y su expresión... —Briar notó mi expresión y se detuvo—.Oh —dijo en voz
baja mirando hacia Donny rápidamente antes de mirarme—. ¿Estás bien,
Evie? ¿Qué paso?
Dudé y Donny me puso de pie.
Contuve la risa ante la oferta, pero negué con la cabeza. Miré a Briar y
Alec, en realidad no queriendo arruinar su noche juntos, pero necesitando
hablar con Briar.
Briar le sonrió con gratitud y rápidamente le dio un suave beso en los labios.
—¿Qué paso? —Briar preguntó de nuevo. Cerré los ojos y gemí, cayendo
hacia abajo sobre un banco bien iluminado enfrente de nuestro edificio.
—Tuvimos una pelea —le dije en voz baja. Briar esperó y gruñó—. No sé
cuál es su problema —le dije con fiereza—. Llegué a la fiesta vestida toda
sexi para él, que por cierto ni siquiera se dio cuenta. No bebí ni una gota
de alcohol en toda la noche solo por él, traté de ser cariñosa, traté que se
divirtiera… ¡pero no! —Continué, mis ojos de nuevo con lágrimas—.
¡Prácticamente me ignoró toda la noche, excepto por solo unos apretones
de culo para decirle a la gente que soy suya y luego me arrastró fuera de
ahí cuando realmente estaba divirtiéndome, apestando a humo y
arrastrándome tras él como un perro! —Di un gran suspiro y me lancé—. Me
emocioné pensando que estaba desesperado por tenerme. Me sacó del
camino y me tomó justo allí mismo contra el árbol.
—¿Y entonces?
—Oh —Briar dijo dejándose caer hacia atrás contra el asiento—. ¿Qué
paso después?
—Me enfadé por ser un mandón y discutimos sobre eso un poco y luego le
pregunté por qué le importaba, ya que él me había ignorado toda la
noche y ni siquiera realmente era su novia.
Gruñí.
—Dijo alguna mierda acerca de los no-novios o algo y luego Cooper llamó
y él se enfureció.
—Para venir y mirarme. Es por eso que estaba malhumorado, Evie. Estaba
molesto de que todo mundo pudiera verte así Ella se estremeció—. Me
puedo imaginar su reacción cuando te vio con Vince y Jesse.
—No tiene por qué —Briar cortó—. Solo el hecho de que vas de su brazo te
hace suya a los ojos de cualquiera. Todo el mundo sabe que eres su novia
simplemente por sus acciones.
—No creo que pueda —admití con voz débil antes de levantarme y
caminar hacia el edificio.
j
Pasé el domingo encerrada en mi habitación, sombríamente revisando mis
notas. Quedaba solo una semana para salir de clases y necesitaba
empezar a revisar para los exámenes. Necesitaba terminar mi última
asignación de fotografía, la que escogí de Stone. No podía soportar ver la
foto, así que alejé esa carpeta y empecé a releer uno de mis libros de
texto.
¿Quería estarlo?
Sin embargo, sabía una cosa. Bueno, dos cosas en realidad. Uno, estaba
segura de que extrañaba como el demonio el sexo. Dos, no podía ver a
Stone tan cauteloso, preocupado y fuertemente contenido. Fue la
segunda la que me hizo cruzar la cama y sentarme a horcajadas en su
regazo.
Sabía que el grupo estaba sintiendo nuestra tensión. Nos miraban con
recelo, con preocupación, pero nadie hizo cualquier intento de hablar
conmigo acerca de la situación y dudaba que se acercaran a Stone.
Alec y Briar eran oficialmente una pareja ahora, pero no había hablado
con Bri al respecto todavía, demasiado ocupada en concentrarme en mis
clases finales de año y resolviendo el problema con Stone. Donny había
estado ausente de la mesa desde el domingo y extrañaba la manera en
que traía risas y diversión a la atmósfera del grupo, especialmente cuando
se combinaba con Jamie. Echaba de menos la manera en que me
animaría, coquetearía conmigo y se burlaría de Stone con bromas
amistosas. Fredi estaba tranquila y vigilante ante su ausencia y Jamie solo
lucía malditamente inquieto y nervioso por toda la maraña de las
corrientes emocionales que pasaban alrededor de la mesa.
Me quedé despierta durante horas, sin saber qué decisión había tomado y
cuándo me la diría. Si se molestaría en decírmelo. Finalmente me las
arreglé para caer en un sueño inquieto, pero me desperté poco tiempo
después por un beso lento y vacilante.
Me negué a abrir los ojos, temiendo que la suave sensación no fuera real,
Stone no estaba realmente inclinándose sobre mí, una mano sostenía
suavemente mi cara mientras tentativamente abría mis labios con su
lengua. Fruncí el ceño. No podía ser real. Los besos de Stone eran firmes y
decisivos, a veces suaves o gentiles, pero siempre completamente seguros
y decididos.
Mis ojos se abrieron mirando a los suyos plateados mientras separaba mis
labios ligeramente y saludaba a su lengua con un suave y precavido
golpecito con la mía. Sentí el alivio en su gemido de respuesta mientras
profundizaba el beso. Le respondí con entusiasmo, dando la bienvenida a
la ruptura de la tensión entre nosotros.
j
Las cosas todavía estuvieron tensas e incómodas entre nosotros durante
todo el día, pero poco a poco comenzó a crecer la comodidad. Nos
sentamos en silencio en la mesa en la cena esa noche, pero muy cerca,
nuestros cuerpos constantemente se tocaban de alguna manera. Todo el
mundo, excepto quizás Jamie, pareció notar el cambio y nos observó con
avidez. La mayoría luciendo esperanzados, si no aliviados.
Donny había hecho una reaparición en la mesa, pero se sentó lo más lejos
posible de Fredi y ninguno de los dos se miró.
Fredi estaba de mucho mejor estado de ánimo cuando todas las chicas
nos sentamos en la mesa solas. Nos reímos, bromeamos y burlamos entre
nosotras hasta que estuvimos luchando por respirar.
—¿Os divertís, chicas? —Alec preguntó con una amplia sonrisa mientras se
sentaba en la silla que Briar le había guardado. Ella se volvió hacia él con
entusiasmo y acercó la cabeza para darle un beso. Él se rio con sorpresa
contra sus labios, mientras que Candy y Fredi en broma le dijeron que
parara.
Stone le hizo un gesto con la cabeza a Fredi y ella puso los ojos en blanco
mientras se levantaba y agarraba otra silla, dejando su anterior asiento a
Stone. Le sonreí y acerqué mi silla, acurrucándome en su abrazo cuando él
pasó un brazo por encima de la parte de atrás de mi silla.
—En el gimnasio —dijo Alec y luego asintió con la cabeza hacia mí—. Gran
sesión esta tarde, por cierto.
—Porque hay una buena foto tuya y Briar en la pantalla, y había dos
llamadas perdidas de un tipo llamado Logan y tres de tu mamá —Stone se
puso tenso a mi lado, pero apenas me di cuenta mientras Jamie seguía
hablando—. Mierda, mujer, para ser una cosita tímida tienes un montón de
nombres masculinos en tu teléfono.
—¡Alec, Charlie, Cooper, Donny, Evan, Grant, Harvey, Jake, Jamie, Logan,
Lucas, Mason, Mike, Paul, Vic y Zane! —anunció con una sonrisa. Mi
teléfono comenzó a sonar de nuevo y la sonrisa de Jamie creció.
—Ey —me dijo en voz baja, el entusiasmo habitual ausente en su voz—. ¿Te
puedo ir a ver mañana?
Candy entró media hora después y sacó los auriculares de mis oídos con el
ceño fruncido.
Disturbed: es una banda de Heavy Metal formada en 1996 en Chicago, Illinois, cuando
17
Michael Peackles, Dan Donegan, Steve ―Fuzz‖ Kmak y Mike Wengren se unieron al
vocalista Wade Bennett.
—Sí—dije en voz baja tomando suavemente los auriculares y subiendo el
volumen aún más. Sus ojos se ampliaron en alarma y suspiré—. Vete —le
dije murmurando y con una sonrisita, ella vaciló en respuesta.
Negué y frunció el ceño. Entrecerré los ojos y ella levantó las manos
mientras retrocedía.
—Te has perdido tus clases de la mañana —dijo ella con cuidado.
—Lo sé —dije.
—No —Concordé.
—No estoy molesta por lo de Stone —le dije porque era mayormente la
verdad.
—Oh —Su boca se cerró y en su rostro se formó una mirada perpleja—.
Mmm, bueno, deberías hablar con él. Pronto —Asentí lentamente y ella se
removió un poco más—. Bueno, bueno, si estás segura de que no quieres
hablar, solamente me iré y encontraré a Alec entonces —dijo con
incertidumbre, como esperando que yo estallara en lágrimas y la abrazara
en cualquier momento.
—Está bien —fue todo lo que dije antes de echar la sábana por encima de
mi cabeza.
Más tarde, cuando el sonido de los portazos y risas me dijeron que las
clases de la tarde iban a comenzar. Me obligué a dejar la cama y
encender la laptop. Parecía que tardaba una eternidad en cargarse y
temblé con impaciencia mientras me rugía el estómago vacío. La pantalla
finalmente terminó de cargarse y me conecté al servidor de la
universidad... bueno, lo intente. Parecía que todo el mundo estaba en
línea al mismo tiempo, comenzando temprano su estudio para el
examen... o frenéticamente tratando de investigar para sus últimos
trabajos.
Logan estaría aquí en pocas horas para aguantarlo conmigo. Hice una
mueca mientras la larga lista de correos electrónicos aparecía en mi
pantalla, los que en la parte superior eran diez de mis hermanos. Parecía
como si Lo y yo fuéramos los últimos en mandarlos. Miré la lista de abajo y
me di cuenta de que había algunos anteriores de los trillizos más jóvenes y
Cooper y yo no los habíamos abierto todavía, así que con lentitud hice clic
sobre ellos y miré las fotos que me habían enviado. Me reí de un correo
especialmente divertido que me envió Jake, pero mi sonrisa se desvaneció
cuando la página del buzón regresó y esos diez mensajes sin leer se
destacaban claramente.
—Oh —dijo ella después de una pausa—, dijo que te iba a buscar.
Por Dios, conseguid una habitación —pensé con una sonrisa mientras corría
por las escaleras y volvía a mi habitación.
Mi teléfono sonó.
¿Había una extraña razón para que mi teléfono siempre escogiera sonar
en malos momentos?
Preparándome para colgar si era mi madre, eché un vistazo a la pantalla y
luego apreté para contestar cuando me di cuenta de que era Logan.
Colgó.
—Se lo voy a decir a todo el mundo —continúo—. Tuve que esperar a que
se diera cuenta de que no puede vivir sin mí, pero ahora que lo sabe,
quería que fueras la primera en saberlo.
—Me estoy perdiendo de algo —dije lentamente—. ¿Todo esto era debido
a que tu novia no se quería mudar contigo? ¿Tú querías que se mudara
contigo y ella no?
La sonrisa de Logan creció más amplia mientras negaba.
—Sí —dijo un poco avergonzado—. No pensé que fuera gran cosa. Quería
hijos eventualmente y amo a Ivy, pero ella estaba... mmm, bueno, no
estaba muy feliz realmente.
—¿Por qué no? —pregunté con cuidado mirando hacia arriba mientras él
me apretaba con más fuerza.
Arrugó la nariz.
—Una de esas cosas estúpidas de mujeres. Cree que es muy simple para
casarse conmigo.
Parpadeé.
—¿Cómo dices?
Logan suspiró.
Me eché a reír ante la ironía, pero Logan me dio una pequeña sacudida.
Me las arreglé para contener las lágrimas mientras leíamos cada correo y
mandábamos el nuestro. Abracé a Logan con fuerza mientras se
levantaba para irse, sabiendo que si no hubiera estado aquí, habría sido
una completa ruina emocional. Así como yo estaba, estaba colgando de
un hilo.
Mi puerta se abrió y pesados pasos anunciaron la llegada de Stone. Sus
pasos se detuvieron abruptamente y me aparté de Logan para mirarlo.
Su mirada se dirigió a mí, a Logan y viceversa, con una expresión cada vez
más tensa.
—¿Todavía no lo sabe?
Negué rápidamente y Logan cerró los ojos, haciendo una mueca de dolor.
»Os dejaré solos para que habléis —dijo rápidamente asintiendo hacia
Stone brevemente antes de hacer una salida rápida. Casi sonreí sabiendo
que si hubiera sido otro hermano, se hubiera quedado.
—Entonces háblame —dijo en una feroz voz baja—, porque estoy enfermo
y cansado de correr tras de ti como un perrito enfermo de amor mientras le
dices a todo el mundo que no somos pareja. Estoy harto de tratar de
averiguar lo que quieres y cómo hacerte feliz... y estoy jodidamente harto
de pretender que puedo sobrellevar ser uno de tantos.
—¡MENTIRA!
—Yo no...
—¡SHH! —grito él—. Luego están esos nombres en tu teléfono y ahora ¡hay
correos! —Él negó, sus hombros temblaban un poco por la ferocidad de sus
respiraciones—. ¡Pensé que eras un poco tímida y dulce, que necesitabas
protección... un pequeño gatito lindo con agallas ocultas, humor agudo y
una diosa del sexo por dentro!... pero aquí estás, ¡encadenando a más de
diez hombres a la vez! ¿Cuantos más tienes en tus garras, Evelyn? ¿Ese
acto dulce solo es un juego para ti?
La risa de Stone era fría y suave. Dio un paso atrás de mí y se pasó la mano
por la cara.
—¿Quieres que crea que todos esos nombres son de tus hermanos? Buen
intento, Evelyn, pero no me lo trago.
»Esta es la última puta foto que tengo de toda mi familia. ¡Hoy hace diez
años que mi padre fue volado en pedazos por un coche bomba!
—¿Qué es esta mierda de chillidos? —exigí con una ceja levantada, mi voz
sonaba ronca y tensa por los sollozos.
Me encogí.
—¿Escuchaste todo?
—No puedo creer tampoco que lo haya hecho —le susurré dejando que
mi cabeza retumbara hacia atrás contra la pared.
—Stone vendrá aquí —me dijo Donny —. Ahora que sabe lo que está
pasando, te lo compensará.
—Entonces habla.
Negué.
»Fue una gran noche. Winnie se veía hermosa con su vestido blanco.
Bailamos y reímos toda la noche antes de escapar por una puerta trasera
cuando sus padres quisieron llevarla a casa. Se quitó los zapatos de tacón
y la llevé en brazos a mi casa, donde trepamos en la casa pequeña de mi
hermano menor.
»Era ese tipo de enorme mansión para fiestas. Uno de mis padrastros la
había comprado para Simón, pero Fredi y yo la utilizábamos como refugio.
»Ella era toda suave y femenina esa noche. Lucía muy bonita y feliz, y no
había nada en la tierra que yo deseara más que ser su primera vez.
Donny negó.
—Debí haberlo hecho. Era joven y estúpido, y no estaba listo para todas las
cosas que sentí esa noche. Me asusté como la mierda. No quería amar a
mi mejor amiga. No quería renunciar a follar a cada chica diferente cada
semana —Me lanzó una mirada de dolor—. Así que cuando todos nos
colamos a una fiesta la noche siguiente... me follé a otra.
Me estremecí.
Donny negó.
—Fredi no quería hablar conmigo. Estuvo distante y triste durante casi dos
meses antes de que me dejara explicarle. Los otros no saben nada al
respecto. Nunca se lo dijimos. Lo único que saben es que Fredi estaba
molesta por un asunto familiar.
Donny asintió.
—¿Entonces qué paso? —le pregunté con el ceño fruncido—. ¿La volviste
a engañar?
Donny negó.
Donny se rio.
—Mira su cara —Le ladró en una dura orden. Fredi retrocedió hacia mí con
desconfianza, pero debía verme bastante terrible, porque después de un
momento su expresión cambió y se giró hacia Donny, tomando la tetera
del lavaplatos a su lado y levantándola para golpearlo bruscamente.
Donny evadió el golpe y Stone comenzó a empujarla hacia la puerta. Fredi
lanzó la tetera en vez de retirarse, lo suficientemente fuerte como para
dejar una marca en la pared mientras Donny saltaba hacia un lado.
—¡Bastardo! —gritó ella—. ¡¿Qué tan jodidamente bajo puedes caer?!
—El campo de Rugby —Fue todo lo que Stone dijo antes que dejar la
habitación con un portazo.
Finalmente, pregunté:
—¿Estás seguro?
—No soy tan estúpido como para pegarle de vuelta. Estaré bien, Evie.
—Bri —dije con urgencia—. Tienes que hablar con Stone. Él te escuchará ti.
—Pero…
Sin embargo, el lunes las cosas parecían un poco mejor para el grupo.
Candi y yo nos sentamos en una mesa para nosotras solas, mientras Mason,
Briar y el resto del grupo se sentaron en su mesa usual. Parecía que Stone
había perdonado a Donny y Briar, aunque Fredi se sentaba tan lejos de
Donny como le fuera posible. Desvié la mirada cuando los ojos de Stone se
encontraron con los míos por décima vez ese día. No había manera de
que me sentara con él. Habíamos terminado. No sabía si alguna vez me
sentaría con el grupo de nuevo, aunque estaba contenta de seguir siendo
amiga del resto. Fredi me dirigió una pequeña sonrisa y asentimiento tenso
cuando miré en su dirección, pero parecía que ella no había olvidado el
incidente aún. Mis ojos dejaron la mesa del grupo y me sonrojé mientras
notaba que todos en el pasillo me miraban furtivamente.
Grandioso.
—Vamos —le sugerí a Candi con un suspiro. Ella miró alrededor a nuestra
audiencia y asintió en acuerdo. Envolvimos los restos de nuestra cena y
caminamos hacia nuestra habitación.
Briar suspiró.
—No.
j
Asombrosamente, no fue hasta el miércoles en la mañana que finalmente
recibí otra llamada de mi madre. Era media mañana y yo no estaba
haciendo nada, entonces contesté renuentemente el teléfono.
—Hola, mamá.
—Genial.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! Sólo llama a todos, ¿sí? Te llamaré cuando esté
aquí.
Tenía una sonrisa brillante cuando terminé de hablar con todos por
teléfono, justo a tiempo para la cena. Ni siquiera me importó por cuánto
saldría mi cuenta de teléfono. Estaba demasiado emocionada. Logan
podría llamar en cualquier momento. Había estado al teléfono e internet
durante casi nueve horas. Entré en el comedor y tomé una silla al lado de
Candy, sonriendo brillantemente a Mason, Jamie y Briar, quienes también
estaban sentados ahí. Ellos me miraron.
—¡Auuu! —Él miró al otro lado de la mesa a Candy y yo supuse que ella lo
pateó.
¡Ouch!
—Él es miserable —dijo Briar rogándome con los ojos—. Por favor, sólo
déjale que hable contigo.
—Me parece bastante feliz —dije mientras él se inclinaba para que Chloe
pudiera susurrar mejor en su oído—. Y él no ha intentado hablar conmigo.
—¡Porque aún está molesto por todo! Porque no sabe qué decir para
mejorar las cosas contigo. Porque no sabe cómo se siente sobre que le
escondamos cosas. No sabe cómo te sientes, Evie. No sabe si aún estás
enojada. Ha estado tratando de descifrarte toda la semana. Tratando de
hacer contacto visual. Ha estado esperando que te sientes con nosotros
de nuevo. ¡Esperando que le devuelvas el collar para acercarse y hablar
sobre todo!
Briar gimió.
—No lo aceptará de vuelta. Evie, por favor por lo menos habla con él.
Incluso si es sólo para cerrar las cosas. No soporto verlo sufrir.
—No.
—Evie…
—¿Qué sucede? —preguntó Alec con una sonrisa, envolviendo sus brazos
alrededor de Briar desde atrás.
—La novia de Logan acaba de tener su bebé —le dije—. Voy a pedir un
taxi.
Él me miró cuidadosamente.
Le sonreí brillantemente.
Yo sabía que Logan amaba a Ivy, que él la encontraba bella, y eso era
todo lo que importaba para mí.
—Hola —Le sonreí tímidamente mientras Logan me empujaba hacia la
cama.
—Hola —dijo ella con precaución antes de mirar a Logan. Él le sonrió y bajó
para darle un beso en la frente. Yo detuve una risa tonta de asombro
cuando ella se ruborizó.
—Es genial conocerte finalmente —dije sin estar muy segura de cuánto se
suponía que yo sabía de ella… o si admitir que sabía muy poco estaba
mal. Tomé la oportunidad y le dije—: Todo lo que Lo me decía era tu
nombre.
Ivy dejó salir un largo suspiro que parecía haber estado reteniendo y su
sonrisa brilló un poco más.
Ivy gimió.
—¿Qué?
—Nombramos a nuestra hija Dylan Eva Vine. Ivy tiene una hermana mayor
llamada Ava entonces pensamos que podríamos juntar Eve y Ava. ¿Te
gusta?
Logan parecía tratar con mucho propósito evitar discutir el hecho de que
la habían llamado Dylan. Por papá. Le miré dejándole saber que no me
engañaba, pero sonreí y asentí.
Decir que estaba de mal humor cuando alguien llamó a mi puerta a las
nueve de la mañana, era un eufemismo. Sentí como si recién me hubiera
dormido, entonces miré hacia la puerta, sin siquiera notar el golpe familiar.
Me burlé.
—Nosotros no hablamos.
—¡Ey, Evie, nena! —me llamó una amistosa voz familiar, deteniendo mi
lento progreso.
—Ven aquí —dijo él con una risita—. Sin incomodidad entre amigos.
—Estoy bien —mentí. La verdad era que me sentía sola. Tampoco estaba
durmiendo bien, tan acostumbrada a la enorme presencia de Stone a mi
lado, hasta mi cama tamaño King individual se sentía como una King
doble. Para empeorar las cosas, no sabía cuál era mi posición en el grupo,
o si quiera tenía una. No sabía si sería capaz de manejar estar tan cerca de
Stone día tras día. Por otro lado, tampoco sabía si Stone permitiría que mi
presencia continuara.
—¿Lo extrañas?
—¿A quién?
Suspiré.
—No soy miserable —murmuré—. Estoy feliz. Tengo una nueva sobrina y
cumpliré dieciocho años la próxima semana.
Asentí distraídamente.
—Está bien —dijo Donny abruptamente—. Así que digamos que no eres
infeliz… ¿pero qué pasa con Stone?
—Pero nosotros no hablamos, Donny. Nunca lo hacemos. ¡Es por eso que
hemos tenido tantos problemas! Es por eso que vamos a seguir teniendo
problemas. ¡Infiernos, él vino a mi habitación y me preguntó con sus ojos si
podíamos hablar! ¿Cómo es eso un progreso?
Barbilla en alto, Evie —él solía decir—, no dejes que los chicos te depriman.
No hay nada que un soldado no pueda hacer cuando él o ella ponen
toda su mente en ello. Perseverancia, dedicación y coraje. Esa es mi niña.
—¿Cómo lo sabes?
Bastardo manipulador.
—No.
Stone simplemente extendió los brazos y dejó que ella se apoyara contra
su pecho mientras respiraba con dificultad. Él sostenía en una mano su
cerveza y cigarrillo, y con la otra frotaba lentamente su espalda.
La boca de Fredi se cerró del shock y reprimí una mueca de envidia por
cómo Donny se la llevó.
Sin saber si aún estaba furiosa o con miedo, lancé el paquete de dulces a
su cabeza, dándole justo en la nariz. Sentí un pequeño destello de diversión
ante la mirada de shock en su cara… antes de que él sonriera, esa amplia,
sin restricciones, magnifica sonrisa que rara vez dejaba salir…
Me sonrojé, aún era un poco tímida con la novia de tres años, y muchos
más como amigos, de Cooper. En mi defensa no era como si hubiésemos
tenido contacto regular.
Sin embargo, Bridget Parker tenía una ventaja. Era una mecánica brillante
y una chica mala reformada, pero aún tenía esa aura revoltosa a su
alrededor. Podía cuidar de sí misma muy bien en una pelea y se había
metido con algunas personas bastantes malas, ella había hecho y visto
algunas cosas que yo ni siquiera pensaría. No es que Coop me lo hubiese
dicho… Simplemente lo sabía. A pesar de eso ella hacia a mi hermano
feliz, así que no iba a quejarme.
—He oído que cumples dieciocho la próxima semana —ella arrastró las
palabras y pude oír la emoción en su voz, como si supiera algo que yo no.
Mi ritmo cardiaco aumentó por el entusiasmo.
—En fin —dijo ella un poco nerviosa—. ¿Cómo está Dylan? Les mostré a
todas mis hermanas las fotos que enviaste. ¡Están tan celosas de que tenga
una sobrinita tan linda!
—Oh, carajos, gracias por eso —Bridget rio—. Necesito tener una aliada. Tu
familia es más intimidante que la mía.
—Wow —dije en voz baja, de repente tuve una pregunta sobre la boda—.
¿Cuántas damas de honor vas a tener?
—Aún no hemos llegado hasta allí. Con todos tus hermanos y hermanas… y
mis hermanas y hermano… además de nuestros amigos cercanos…
Bridget se atragantó.
Me reí. Había conocido a una o dos de sus hermanas… las chicas Barker
eran… individuas únicas… y seguramente no querrías hacerlas enojar.
—¿Y-yo puedo? —Hice una tímida pausa y vacile por un momento, antes
de disparar la pregunta—. ¿Puedo ser la fotógrafa de la boda?
Parpadeé.
—¿Qué?
Bridget suspiró.
Murmuré.
—Lo sé.
Ella se rio.
—Adiós, Bridge.
Sintiéndome mucho mejor, me deslicé entre las sábanas y cerré mis ojos,
más que lista para una buena noche de sueño. Pero me quede allí, la
habitación se sentía enorme y oscura… y solitaria. Me envolví fuertemente
con el edredón, tratando de calentarme. Abracé una almohada contra mi
pecho, haciendo una pared de almohadas, pero no sirvió de nada. Eran
suaves y frescas… y yo quería a mi caliente y duro Stone.
Tomé la cámara en mis manos sabiendo que tenía que sacar las fotos que
había tomado recientemente, tanto de la tarjeta como de la película,
pero mis ojos se desviaron al cielo y rápidamente fueron a la mesa de
Stone. Dejé de respirar. Él estaba ahí.
Era una imagen intrigante y expresiva, así que enfoqué mi lente e hice clic,
el flash dio justo en sus ojos color plata cuando miraron directo hacia mí, su
expresión hermética y reservada.
Atrapada.
Para la noche del lunes, finalmente tenía la pieza terminada. Al pasar las
paginas, sentí mi garganta estrecharse y las lágrimas rodar por mis mejillas.
Sería difícil entregarlo, pero lo recuperaría.
Sería aún más difícil mantener este recuerdo de Stone conmigo. Ya era
bastante malo estar un año más aquí, pero estas fotos podrían durar más
que una vida.
Oh, infiernos.
Agarré mi bolso y mi tarea, corrí por el pasillo y bajé las escaleras hacia la
pequeña tienda que había en nuestro edificio. Compré un paquete de
Smarties, lleno de pequeñas cajas más pequeñas, y rápidamente me dirigí
hacia a la habitación de Stone, ansiosa por entrar y salir mientras él
estuviera abajo cenando.
E.V.
PD: Por favor deja de fumar y lamento haberte lanzado los Skittles.
Durante todo el día, intenté estudiar. Se me caían los ojos del sueño y
estaba con los nervios de punta, brincando por cualquier ruidito, todavía
esperando que Stone apareciese en cualquier momento. No lo hizo.
Mi estómago rugió cuando me dio mi bandeja, por lo que aparté los libros
de la cama, dejándolos caer al suelo.
—¿Para qué?
Candy se rio.
Briar volvió los ojos y me agarró del brazo, tomando la decisión por mí y
dirigiéndome hacia la mesa.
—Noooo —mentí.
Borra eso.
Estaba feliz por ellos, pero no puede evitar y desear que Stone y yo
pudiéramos resolver nuestros problemas. Me tragué mis celos y me puse en
pie para irme. Mañana tenía mi último examen, así que lo usé como
excusa para volver a mi cuarto a ―estudiar‖, o más bien a revolcarme en
autocompasión.
Candy y Briar protestaron, pero les sonreí tranquilizándolas y les prometí que
bajaría a cenar. Esperaba que Stone siguiese ausente. Me mordí el labio
preocupada por saber si habría firmado o no su consentimiento. Mi trabajo
debía ser entregado hoy. ¿Lo habría entregado por mí? ¿Sabría siquiera
donde había que entregarlo?
Ha venido a mi cuarto….
No había nota.
Una vez más, Stone no se había comunicado como debía. Con el corazón
llenó de desesperanza, cogí la carpeta y abandoné el cuarto de nuevo.
Salí rápidamente directa al despacho de mi profesor, donde por fin,
entregué el maldito proyecto.
La cena pasó sin pena ni gloria. Stone no apareció y nadie me dio la lata
con eso de hablar con él. Ni siquiera nadie lo mencionó.
¿Es por eso por lo que no andaba por aquí? ¿Estaba evitándome?
Suspiré.
Igual debería ir a buscarle. Ayudarle con lo que sea que esté haciendo…
hablar con él.
¡NO! —Gritaba otra parte de mi mente desesperadamente. Stone no va a
cambiar. Yo no voy a c… paré en medio pensamiento. Yo he cambiado.
He cambiado mucho y he madurado a lo largo de este año y una gran
parte de ello ha sido a causa de Stone.
Arrugué la nariz. No quería que Stone cambiase mucho… solo quería que
me hablase un poco más, que se interesara por mi vida… ¡por mí!
Pero no estaba ahí. Mis ojos fueron a sus cigarrillos y durante cinco minutos
sopesé la idea de fumarme uno. Finalmente me decidí por no hacerlo.
Podía sentirlo.
Cuando volví al cuarto, Candy me tiró unas romanas mientras metía las
cosas esenciales en un pequeño bolso de mano blanco. Me calcé las
sandalias maldiciendo las tiras mientras las enrollaba en mis piernas.
Acababa de terminar, cuando Candy me tomó de la mano y tiró de mí
hacia la puerta.
—Wow —susurré.
Todas las personas con la que alguna vez había hablado en clase, todos
los que pasaban por la mesa de la banda, gente que había estado en el
cumpleaños de Jenny, el equipo de rugby y más. En la parte de atrás del
prado había una instalación enorme de saltos para motos. El corazón me
dio un brinco solo de pensar en una demostración de Motocross. Había un
puesto para DJ al lado de una pista de baile movible y montones de mesas
y sillas al otro lado. Mis ojos se desviaban continuamente en esa dirección,
mirando el escenario que habían puesto y la banda que estaba montando
su equipo.
Cerré los dedos con más fuerza, ni siquiera oyendo la canción que Mason
estaba pinchando. Mis ojos permanecían en la banda. No estaba Jamie,
pero sí Alec… y ahí estaban Donny y Fredi. Lentamente, muy lentamente
mi mirada se paró en la batería, y se encontró con la de Stone. Me quedé
sin aliento.
¡Estaba aquí!
—Ah, todos hemos puesto nuestro granito de arena. La mayor parte de las
cosas era gratis.
—¡No sabía que venías! —dije feliz extendiendo mis manos hacia Dylan—.
¿Dónde está Logan?
¡Feliz C E!
—Luego —dijo Ivy con una gran sonrisa, cogiendo a Dylan de nuevo y
señalando con la cabeza hacia el aparcamiento—. Primero tienes que
recibir a otros invitados.
—¿Evie, estás bien? —me preguntó Cooper con una gran sonrisa,
apretándome contra él para detener mis brincos.
—Estoy muy emocionada —susurré—. ¡Esto no podría ser mejor! ¡Me alegro
tanto de que estéis aquí!
Charlie rio y señalando con el dedo por encima del hombro dijo:
—Sí jodo.
Chillé otra vez y corrí hacia el centro del prado, mirando hacia arriba e
intentando calcular por donde podían caer. En seguida el resto del grupo
se unió a mí y empecé a farfullar emocionada, contando a mis amigos
todo sobre los otros tres hermanos que bajaban hacia nosotros.
Con 1.76 cm, es alta y tonificada, con esa presencia de bella californiana.
Su pelo rubio y rizado siempre perfecto al quitarse la gorra y colocarse sus
gafas de aviador sobre sus ojos azul zafiro. Morena, con sus largas piernas a
la vista por sus cortos pantalones blancos y sus grandes pechos haciendo
resaltar las letras RAAF (Real Fuerza Aérea Australiana) a través de su
camiseta azul marino. Botas negras de aviador cubrían sus pies pero no le
hacían parecer menos femenina. Me miró de arriba abajo con una gran
sonrisa.
—Hola.
—¿Cuánto más mayor? —preguntó Jesse con una gran sonrisa, mirándole
de arriba abajo—, me gustan las chicas mayores.
—Lo que sea por mi hermana pequeña —gritó en respuesta por encima de
los motores y la música estruendosa.
Terminaron con los trucos y las tres figuras idénticas caminaron hacia la
verja. Briar, Candy y Fredi ya estaban a mi lado cuando corrí a saludar a
mis hermanos pequeños.
No podía saber qué hermano era hasta que se quitasen los cascos.
—Nooo, Lil E —dijo Luke con una gran sonrisa, revolviéndome el pelo—,
eres mucho más baja que nosotros.
—Yo también —dijo Luke con una sonrisa, alejándose de Fredi, quien
intentaba mirarle el trasero. Las chicas de la fiesta estaban ya mirando
cómo acercarse a nosotros.
Con una mueca de dolor, recordé la vez que Paulie trajo a su novia a una
reunión familiar. Vicky había aterrorizado a la pobre criatura. Vicky era
igual de protectora con los chicos de la familia como lo era conmigo y con
Charlie. También le había soltado una charla a Paulie sobre su pobre
elección de novias. Él no había apreciado su consejo. Hablando de Paul…
—Hola, hola —ronroneó con su voz sexy como el pecado, sonando alegre
y travieso al mismo tiempo—. Como ya sabéis la mayoría, somos Rabid
Manifests y ¡estamos aquí para desearle un feliz cumpleaños a una mujer
muy especial!
Hice un puchero y miré a mis hermanos con ojos tristes. Jake y Harvey
estaban sentados a cada uno de mis lados y los dos intentaron abrazarme.
Ganó Harvey.
—Por supuesto que te hemos traído regalitos —dijo con esa voz suave que
raramente usaba—, ¿quieres que vaya y coja el mío?
Vicky tosió.
—¿Quién compró los regalos? —le picó. Todos nos reímos, sabiendo que
Evan y Harvey no habían hecho ni mirar. Siempre era Vicky quien
compraba los regalos para ellos.
Siempre. Vicky era quien compraba los regalos que Harvey hacía, daba
igual si era para una novia, el jefe o quien sea.
—Una pena que tengas que esperar hasta que la banda haya terminado
—dijo severa.
Donny volvió al micrófono y noté que toda la banda parecía nerviosa por
algo. Fui pasando los ojos de Candy a Mason y Briar, y vi cómo se removían
ansiosos en sus asientos. Fruncí el ceño.
Quizás.
—Tenemos una última canción para vosotros esta noche —dijo despacio,
sonriendo a los coros de ―ahhhh‖ de las chicas entre la gente—. Esta es
una canción propia… en la que hemos estado trabajando las dos últimas
semanas, intentando fuese perfecta para esta noche.
—Te han escrito una canción como regalo de cumpleaños. Súper guay,
peque.
Candy y Briar intentaron ahogar sus risas tomando grandes tragos de sus
bebidas y yo empecé a preocuparme, quizás a Paulie no le gustara esta
canción. Escalofríos de aprensión corrían por mi columna y me mordí el
labio. Aunque no tenía ni idea de por qué estaba nerviosa. Una canción
metal no podría volver loco a mi hermano, ¿o sí?
Ev-el-yn Vine
¡Evvw-el-yn Vine!
¡Evie!
(Redoble)
¡Evie!
(Redoble)
¡Evie!
Un corto riff de guitarra dio paso a la música de fondo del teclado y las
guitarras, Donny empezó a cantar la primera estrofa con una voz melódica
y sensual:
Enrojecí ante el doble significado sexual y todos mis hermanos volvieron sus
ojos a mí, uno a uno.
¡Lo gritaré!
Redoble
¡Evie!
(Redoble)
¡Evie!
(Redoble)
¡Evie!
Déjame entrarrrrrrrr
¡Evie no puedes ver!
¡Lo gritaré!
(Redoble)
¡Evie!
(Redoble)
¡Evie!
(Redoble)
¡Evie!
Los dos pares de trillizos y Paul alternaban sus miradas furiosas entre el
escenario y yo. Los ignoré, con mi atención totalmente centrada en el
escenario. En Stone. Eso es por lo que me sobresalté cuando cambiaron el
formato y Fredi cantó la estrofa siguiente con la voz más dulce y suave que
nunca le he oído usar:
Grant, Grant, solo una cosa, explícame las reglas de este maldito affaire.
Dejarme saber
Él me quiere.
Pero lo hizo.
Mía.
Sentí como una gran sonrisa se extendía por mi rostro. Stone era mío… todo
lo que tenía que hacer es ir a él.
—¿Quiere esto decir que me aceptas? —murmuró bajito con sus ojos
plateados entrecerrados. Meneé la cabeza.
—No —susurré.
Se alzó con el ceño fruncido, mirándome fijamente a la cara. Tomé una
profunda inspiración y mirándole a los ojos, le dejé ver lo que yo estaba
sintiendo.
»Esto sí —le respondí sin aliento, alzándome y atrayendo sus labios a los
míos. Le besé feroz y posesiva, oyendo vagamente los vítores y silbidos del
gentío a nuestro alrededor. Stone se rio en mi boca, como sorprendido por
mi vehemencia, pero enganchó una mano en mi pelo y usó la otra para
alzarme y pegarme a su cuerpo. Enrollé mis piernas a su alrededor,
apretándolas entorno a su cintura, dejando que profundizara el beso, con
intensa potencia.
—Sí señor, Paulie —dijo Logan con otra carcajada—, seguro que tú invitas
a tus novias a tomar el té. Son universitarios. Probablemente llevarán meses
follando. Ya es demasiado tarde para detenerlos.
—Esto es tu culpa —dijo Evan golpeando fuerte a Logan—, eres una mala
influencia.
Mierda.
Yo sonreí.
Logan hizo a un lado el regalo y colocó otro frente a mí —este era de los
trillizos mayores—. El cristal tintineó mientras movía con cuidado la caja
grande y Harvey envió una mirada de advertencia a Charlie. Desenvolví el
regalo con un poco más de rapidez. Me asomé al interior de la caja de
cartón y mis ojos se abrieron de par en par con la cantidad de alcohol que
me habían dado.
—Puede, Paul —le dijo Evan y su rostro se cayó un poco. Miré a Paul con
simpatía. Él ha intentado duramente encontrar su lugar en nuestra familia y
estaba siendo continuamente bloqueado. Sabía cómo se sentía… Pero por
lo menos me dieron mucho afecto para compensarlo.
—Está bien, Paulie —le dije en voz baja—. No soy una gran bebedora. Este
suministro probablemente me dure todo un año.
Ivy tuvo que salir con Dylan, pero Logan se quedó. Alec lo impulsó hacia la
silla de Ivy y cogió el regalo de delante.
—¿Qué es, Harv? —preguntó ella, sin apartar los ojos de Lo.
—¡Oh! —dijo Charlie con un jadeo—. Esos están bien, Evie. Aunque como
enfermera, te aconsejo que no los utilicéis a menos que estéis en una
relación monógama y los dos estéis libres de ETS18.
—¿Los regalos son para mí o para Stone? —pregunté en voz alta. Mis
amigos se reían, pero fui interrumpida por el equipo de rugby que estaba
en el escenario cantando cumpleaños feliz. Alguien al azar trajo la tarta y
me sonrojé mientras soplaba las velas. Corté el pastel de forma rápida y
cuando toqué el fondo, decidí darle tanto a Evan como a Harvey un beso
en la mejilla, antes de girarme y darle un beso aún más rápido a Stone. No
hacía falta iniciar otra pelea.
Asentí entusiasmada.
Él sonrió.
Él asintió lentamente.
Mierda.
—¿El batería? —preguntó con sus ojos centrados en los míos brevemente.
—Sí —susurré mientras Stone se ponía en pie, él era cuatro pulgadas más
alto que Zane —y en general también—, pero mantenía la distancia de
todos modos. Zane dio un paso adelante. Evan hizo lo mismo, colocándose
delante de Stone con cautela.
—¿Está armado? —preguntó Evan advirtiéndole que Stone era un civil
inocente y no alguien al que tenía permiso para matar. Los ojos de Zane se
estrecharon.
Ella silbó suavemente, inclinando la cabeza hacia un lado con una sonrisa
mientras ella admiraba la espalda de Stone.
Ella se rio y empezó a rememorar todas las cosas horribles que nuestro
hermanos le habían hecho a sus novios.
—Pero Zane…
—Tú regalo —Fue todo lo que dijo antes de avanzar rápidamente hacia el
aparcamiento. Nerviosamente ignoré la mirada fija de mis hermanos
mientras esperaba por su regreso. Cuando volvió, me volvió a colocar en
su regazo, esta vez acunándome hacia un lado mientras me daba un
sobre. Empecé con curiosidad, antes de abrirlo lentamente y sacar su
contenido. Mi mandíbula se abrió mientras leía la pequeña, letra impresa.
—Briar.
Fruncí el ceño.
—Y de San Valentín.
Disimulé una risita y en su lugar arqueé una ceja.
Me fundí contra él, mi corazón latía con fuerza, mis huesos se hicieron puré.
—Trabajaré en hablar contigo las cosas —prometió, luego hizo una pausa y
añadió—: y el autoritarismo.
Fin
Biografía de la autora
Vive en Queensland, Australia, con su
esposo e hijo, y con sus perros.
—Grab Me a Teddy
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