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En la actualidad tenemos un enemigo que diariamente se hace más presente

queriendo destruir todo lo alcanzado hasta ahora, ese enemigo es la guerra


mediática (TV, Internet, psicología, guerra comunicacional, etc.) la cual es
interesante y más aun importante porque se interactúa en la mente del sujeto,
especialmente cuando se trata de direccionar un objetivo el cual puede ser ó dejar
de ser un producto ó productos que se desean imponer en una población, es
necesario para contrarrestar el ataque mediático saber a que nos enfrentamos. La
guerra mediática es el enfrentamiento de los poderes económicos y políticos que
al no poder usar a las fuerzas armadas para dar golpes de Estados, como lo
hacían antes en América Latina, ahora utilizan también algunos medios de
comunicación nacional e internacional para levantar campañas mediáticas de
descréditos contra los gobiernos democráticos y populares que no responden a
sus intereses. Los medios de comunicación privados, cuentan con una mayor
cobertura, son mas números y tiene estrategias comunicacionales y de
programación más efectivas que captan la mayor audiencia de usuarios, esta es
una gran ventaja porque mientras el usuario ve o escucha un programa, ellos
arremeten con su propaganda y manipulación, generando una matriz de opinión
general, dominando así otro de los más grandes poderes, el de la opinión pública,
ante esta situación planteada cabe hacerse estas interrogantes, ¿Estamos
preparados para derrotar a este enemigo?, ¿Qué estamos haciendo para
enfrentarlo?, ¿Qué estrategia comunicacional se están planteando para
contrarrestar la manipulación de los medios?, Nada es infalible. Incluso las tácticas
y las estrategias más meditadas y probadas, suelen sufrir derrotas. Los tropiezos,
en todas metodologías, deben ser parte del presupuesto y cada fracaso hipotético
debe contener variables para su solución y superación en plazos muy cortos, En
situación de Guerra Mediática los errores se notan rápido y operan en contra
nuestra de inmediato. Toda información que se confunde, que se demora, que no
llega, que se intercepta o que no produce los efectos previstos, abre fisuras
riesgosas, genera debilidad y permite filtraciones cargadas con peligros
incalculables. No entender la importancia de la Guerra Mediática, no comprender
su extensión y duración, sus escenarios visibles e invisibles, sus tradiciones
teóricas, sus bibliotecas y sus centros de investigación, es tan irresponsable y tan
suicida que no nos quedará margen de lamento ni tiempo para arrepentirnos de
las consecuencias que ella trae consigo, no combatirla y no derrotarla, pone en
evidencia un lado débil, un descuido, una falta de conciencia que no podemos
permitirnos más tiempo.

En la Guerra Mediática corregir errores rápidamente en una obligación de


supervivencia, como ya dije Sin lugar a dudas estamos en presencia de una
guerra mediática, y lo lógico es que si tenemos que enfrentar al enemigo,
debemos hacerlo en mejores condiciones, si quiero ganar la guerra, es decir con
una buena estrategia, de lo contrario perdería la guerra, por eso considero que se
debe delegar una comisión, con la intención de diseñar una política
comunicacional, capaz de enfrentar a estos poderosos medios de comunicación
privados, esta comisión debe estar integrada por expertos y especialistas de la
comunicación, que permanentemente estén diseñando una programación atractiva
que permita captar la atención de un gran número de televidentes y
radioescuchas, también hoy en día como jóvenes que somos prestamos mucha
atención a las redes sociales pienso que también deberíamos usarlas como una
estrategia creando campañas publicitarias blog, foros, para evitar estas guerras de
medios llevando la información real no tergiversada entendiendo que tenemos
libertad de expresión pero no por eso debemos crear ni apoyar guerras mediáticas
convirtiéndonos en cómplices de los que la hacen, sino mas bien, hacer todo lo
necesario para que se acabe toda esta guerra mediática en nuestra nación. Ya
contamos con las estrategias para ganar la Guerra Mediática, hay muchas ansias
sólo nos falta derrotar la des-organización y la crisis de dirección. Es verdad
“Estamos a tiempo” y por eso no hay tiempo que perder.

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