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9 789707 530201 TEPEHUANES

DEL NORTE
ISBN 970753020-0

Hombres ódami, ranchería Palos Muertos. Guadalupe y Calvo, Chihuahua.


Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, 2002.
Acervo personal.
http://www.cdi.gob.mx
COORDINACIÓN ACADÉMICA
Enrique Serrano Carreto
Lilia Cruz-González Espinosa

CONSULTORÍA EN DEMOGRAFÍA
Constanza Rodríguez Hernández

SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA


Verónica Gámez Montes
José Alberto Salas Serrato
Laura Virginia García Vidales

SERVICIOS DE INFORMACIÓN Y CÓMPUTO


Eduardo Bello Jiménez
Patricia Moreno Hernández
María de Lourdes Ayala
Blanca Ramírez Martínez

NOTA SOBRE EL AUTOR


Eduardo Rubén Saucedo Sánchez de Tagle es etnohistoriador Profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología
e Historia-Unidad Chihuahua y desde 1999 realiza investigaciones en la Sierra Tarahumara, especialmente con los pueblos
ódami y rarámuri del sur de la Sierra, sobre temas relacionados con la cosmovisión, historia y su vida social.

Fotografía 1a de forros y portada: Limpiando el maíz. Ranchería Palos Muertos, Guadalupe y Calvo,
Chihuahua. Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, 2002. Acervo personal.

Fotografía página 5: Detalle de la fotografía en pág. 19.

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TEPEHUANES
DEL NORTE
EDUARDO RUBÉN SAUCEDO SÁNCHEZ DE TAGLE

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CDI
972.004
C65
TEPEH.
NTE.
Saucedo Sánchez de Tagle, Eduardo Rubén
Tepehuanes del norte / Eduardo Rubén Saucedo Sánchez de Tagle. -- México :
CDI : PNUD, 2004.
31 p. : maps., retrs., tabs. – (Pueblos indígenas del México contemporáneo)
Incluye bibliografía
ISBN 970-753-020-0

1. INDIOS DE CHIHUAHUA - TEPEHUANES 2. VIVIENDA INDÍGENA –


CHIHUAHUA 3. TEPEHUANES (DE CHIHUAHUA) – HISTORIA 4. TEPEHUANES
(DE CHIHUAHUA) – ECONOMÍA 5. TEPEHUANES (DE CHIHUAHUA) –
ORGANIZACIÓN SOCIAL 6. IDENTIDAD ÉTNICA – TEPEHUANES (DE
CHIHUAHUA) 7. TESGÜINO (BEBIDAS FERMENTADAS) 8. TEPEHUANES (DE
CHIHUAHUA) – RELIGIÓN Y MITOLOGÍA 9. COSMOVISIÓN TEPEHUANA 10.
MEDICINA TRADICIONAL I. t. II. Ser.

D.R. © 2004 Eduardo Rubén Saucedo Sánchez de Tagle

Primera edición, 2004

D.R. © 2004 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas


Av. Revolución 1279, Colonia Tlacopac, Delegación Álvaro Obregón,
C.P. 01010, México, D.F.

D.R. © 2004 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo


Av. Presidente Mazarik 29, Colonia Chapultepec Morales, Delegación Miguel Hidalgo,
C.P. 11570, México, D.F.

ISBN 970-753-020-0 / Tepehuanes del Norte

ISBN 970-753-006-5 / Pueblos Indígenas del México Contemporáneo

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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La
persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.

Impreso y hecho en México

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TEPEHUANES
DEL NORTE

Al crear a los hombres ódami Dios sopló tres veces, para 5


darles tres almas. A las mujeres, por ser huecas de su
panza, les sopló cuatro veces, para darles un alma más,
el alma del mundo, la que necesitan para traer a los nuevos
ódami a esta vida. Pero cuando creó a los animales y a
los hombres blancos, Dios sopló únicamente dos veces,
por lo que hasta hoy ellos tan sólo tienen dos almas.

A MANERA DE INTRODUCCIÓN
Los tepehuanes del norte, u ódami en su propia lengua, constituyen uno
de los grupos indígenas menos estudiados del territorio mexicano.
La palabra “tepehuan” aparece por primera vez entre los cronistas de
la conquista española a finales del siglo XVI y principios del XVII, y según el
investigador Campbell Pennington, el término proviene de la raíz náhuatl
tépetl, que significa “cerro”, más la partícula posesiva hua, traduciéndose
como: “gente de los cerros”. A pesar de que los documentos históricos re-

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Habitan más al norte de la propia Sierra Madre Occidental, en


rancherías dispersas entre cumbres y barrancos de la llamada
Sierra Tarahumara, en el extremo sur del estado de Chihuahua.

fieren que para ese entonces los “tepehua- ricos y culturales con otros pueblos indí-
nes” eran el pueblo nativo más numeroso genas de esa zona, como los coras y los
del norte de lo que hoy conocemos como huicholes. Por su parte, los ódami o tepe-
México, del cual incluso se dice que some- huanes del norte, de quienes hablaremos a
tía a otros pueblos vecinos y recibía tributos lo largo de este escrito, habitan más al nor-
de ellos, actualmente éstos están constitui- te de la propia Sierra Madre Occidental, en
dos sólo por dos pequeños grupos, geográ- rancherías dispersas entre cumbres y ba-
ficamente distantes y culturalmente dife- rrancos de la llamada Sierra Tarahumara,
renciados, situados en la proximidad de lo en el extremo sur del estado de Chihuahua.
6 que alguna vez fueron las fronteras norte y Los ódami también comparten aspectos de
sur de su territorio original. su historia y su cultura con algunos pue-
De ahí que en nuestros días se distinga blos vecinos, particularmente con los tara-
entre tepehuanes del “norte” y tepehuanes humaras o rarámuri y, en menor medida,
del “sur”. Las diferencias que existen en- con los guarijíos y los pimas.
tre ellos se manifiestan con claridad en su Por tanto, es necesario destacar que,
lengua, vestido, organización social y reli- en términos culturales, los tepehuanes del
gión, así como en sus ideas y creencias so- “norte” y los del “sur” forman parte de dis-
bre el mundo, y otros aspectos materiales tintas regiones indígenas del México con-
y abstractos de su vida y cultura. temporáneo. Mientras los tepehuanes del
Los tepehuanes del sur (o’dam en su sur pertenecen a la tradición cultural de la
propia lengua) hoy pueblan la zona meri- región conocida como el Gran Nayar, los
dional del antiguo territorio tepehuan, en tepehuanes del norte y su cultura forman
porciones de la Sierra Madre Occidental, parte de manera plena de la región de la
al sur del estado de Durango y en peque- Sierra Tarahumara.
ñas áreas del norte de Nayarit y Jalisco. El corazón del actual territorio ódami se
Ellos comparten ciertos elementos histó- localiza en algunas secciones del munici-

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pio de Guadalupe y Calvo, el más meridio- Varios de estos asentamientos son exclu-
nal de los 67 municipios chihuahuenses. sivamente ódami, otros son habitados por
Según el Censo del INEGI (Instituto Nacio- los rarámuri, y también existen localidades
nal de Estadística, Geografía e Informática) compuestas por personas de ambas etnias.
2000 existe también población ódami en Sin embargo, la población mayoritaria de
los municipios de Balleza (284 personas), Guadalupe y Calvo la constituyen los “mes-
Guachochi (120) y Batopilas (112), entre tizos”, quienes ocupan unas tres cuartas
otros. Pero de un total de 6,178 hablantes partes del municipio. Las autoridades mu-
de lengua “tepehuana” reportados en Chi- nicipales dividen los 9,165.07 kilómetros
huahua, 5,133 de ellos viven en el muni- de su territorio en doce secciones político-
cipio de Guadalupe y Calvo (véase cuadro administrativas: Guadalupe y Calvo, Nabo-
en la p. 31). game, Baborigame, San Juan Nepomuceno,
Los principales asentamientos indíge- Mesa de San Rafael, Atascaderos, Turuáchi,
nas del municipio son: San Francisco Javier San Julián, Dolores, Santo Domingo, Toha-
de Baborigame (que incluye los pueblos y yana y Calabacillas. Al parecer, sólo existe
rancherías de Cinco Yagas, Coloradas de una cantidad significativa de población in-
la Virgen, Tuáripa, Santa Rosa, El Túpu- dígena en las primeras cinco. 7
re, Mesa Lisa, Cordón de la Cruz, Rincón La infraestructura que brinda acceso a
del Tanque, Juntas de Arriba y Arroyo del estos municipios se facilitó a partir de la
Manzano); Santa María Guadalupe de Na- década de 1960 del siglo XX, con la cons-
bogame (en el que se encuentran Las Lajas, trucción de la carretera que une a Guada-
El Cebollín, Rancho de Mares, Rancho de lupe y Calvo con Hidalgo del Parral. Du-
Hilario, Mómora, Calabazas, Palos Muer- rante los últimos 20 años, se ha construido
tos, Tejamanil y La Joya); Llano Grande (en una red de carreteras y caminos de herra-
donde se localizan Mesa de los Chaparro, dura, en su mayor parte de terracería, pa-
Mesa de la Reforma, El Barro, El Cacaxtle, ra satisfacer las necesidades del transporte
Cieneguilla, Las Fresas, Los Tarros, Milpi- maderero. Únicamente hay una carretera
llas y La Nopalera); Barbechitos (del que pavimentada, la cual comunica a Guada-
forman parte Tijeras, La Manga, El Coman- lupe y Calvo con Parral. El medio de trans-
che, Potrero y Borregos Quemados); El Ve- porte más común es el camión de pasaje-
nadito (al que pertenecen Rancho Seco, El ros. Existen varias pistas de aterrizaje para
Arbolito, Chiqueros, Cieneguita, Las Papas, avionetas, ya que éstas constituyen un me-
Rancho Viejo, Casa Blanca y Pino Gordo). dio de transporte que se utiliza con regu-

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Vivienda ódami, Nabogame, Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, 2002.
Acervo personal.

laridad. Guadalupe y Calvo, así como Ba- para los animales. El ódami construye su
borigame, los poblados con mayor número casa con ayuda de los demás, para lo cual
de mestizos del municipio, son los únicos organiza una tesgüinada. Las casas cons-
que cuentan con luz eléctrica y servicio tan de una sola habitación, que sirve de
telefónico. En cuanto a servicios médicos, cocina y dormitorio. En las cumbres, las
existen centros de salud de distintas depen- construcciones se realizan con troncos de
dencias de gobierno en las cabeceras mu- madera rolliza, entrecruzada en las esqui-
nicipales y en las ciudades próximas. nas. Los techos son un tejabán de tableta
El espacio primigenio de la vida de los de pinos, que permanece impermeable de
ódami es la vivienda, concepto que inclu- diez a quince años, aunque en la actuali-
ye una construcción destinada a la habi- dad es común que se utilice la lámina gal-
tación, una parcela de tierra de 1 o 2 hec- vanizada, al igual que otros materiales no
táreas, un huerto de hortalizas y corrales tradicionales de construcción.

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En los barrancos, las paredes se hacen te, que resulta más similar al tarahumara
con una mezcla de piedra y de lodo, sos- que a la lengua de los tepehuanes del sur,
tenidas por dos horcones y una viga trans- parece más próxima a otras lenguas de la
versal; el techo es de dos aguas, a veces de familia pimana —como el tepecano, una
palma o bien de tableta; un lado del techo variante dialectal—, y probablemente más
no llega a juntarse con la pared, para per- aún a la lengua de los pimas y los pápagos.
mitir una adecuada ventilación en el inte- En la actualidad, el ódami, al igual que el
rior. Algunas casas carecen de una pared, resto de las lenguas indígenas del país, ha
lo cual, además de ser muy funcional du- estado sometido a la presión y competen-
rante el calor intenso en el verano barran- cia del español.
queño, permite que el humo de la lumbre
empleada para la elaboración de alimentos LOS ACONTECERES DE LA HISTORIA
escape con mayor facilidad. En términos de la historia regional, se sabe
La innovación más importante en la que en el momento del contacto con los
construcción de casas, en los últimos años, primeros colonizadores, en el siglo XVI, la
es quizá la sustitución de los grandes tron- nación tepehuan era vecina de pueblos co-
cos por tablas más endebles de desperdicio mo los tubar y los zoe al noreste, de los 9
de los aserraderos. acaxee en Durango, de los xixime en Sina-
La lengua de los ódami pertenece al loa, de los conchos, coras y huicholes al
tronco lingüístico yuto-azteca o yuto-ná- suroeste y de los tobosos al noreste.
huatl. En Chihuahua, este idioma presen- Durante la Colonia, los tepehuanes fue-
ta por lo menos tres variantes dialectales, ron evangelizados principalmente por mi-
aunque todos los hablantes se entienden sioneros franciscanos, aunque los jesuitas
entre sí. Los tres dialectos que aparecen en también trabajaron con este pueblo desde
el interior del municipio son los de las zo- el siglo XVI. De acuerdo con la opinión
nas de Baborigame, Nabogame y El Vena- de los misioneros, los tepehuanes eran
dito. El idioma de los tepehuanes del nor- particularmente belicosos y politeístas. El

La vivienda incluye una construcción destinada a la habitación,


una parcela de tierra, un huerto de hortalizas y corrales.

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proceso de colonización del noroeste de huanes y otros pueblos nativos atacaron


México estuvo estrechamente relacionado misiones, haciendas y poblados españoles,
con la búsqueda de minas y el consecuen- arremetiendo incluso contra la capital de
te establecimiento de pueblos españoles y Durango (Guadiana) a finales de 1616. Pa-
mestizos alrededor del complejo minero. ra el año de 1619, el gobernador de Nueva
La estrategia evangelizadora consistió en Vizcaya había convencido a muchos te-
concentrar a la población indígena disper- pehuanes de rendirse, ofreciéndoles am-
sa por medio de misiones, presidios mili- nistía. Aquellos que no se rindieron, con
tares y haciendas agrícolas que se estable- el tiempo fueron doblegados por el ham-
cían en lugares estratégicos, en las cuales bre, los contraataques y las enfermedades
los pueblos nativos trabajaron en benefi- llegadas con los conquistadores. Los prin-
cio de la economía colonial. Durante el cipales líderes fueron ahorcados y la po-
siglo XVII, hubo varias rebeliones indíge- blación tepehuana fue reducida en torno
nas en contra del orden impuesto por los a las misiones.
colonizadores de la entonces provincia de A pesar de que desde inicios del siglo
Nueva Vizcaya; entre las más tempranas e XVII la población indígena —asentada en
10 importantes se cuenta la sublevación tepe- su mayoría en los valles orientales al pie de
huana de 1616-1620, que estuvo impreg- la Sierra Madre Occidental— comenzó un
nada de un discurso religioso y mesiáni- movimiento de repliegue hacia las mon-
co. Los líderes rebeldes aseguraban que tañas y barrancas más abruptas de la zo-
la lucha era un mandato divino para recu- na, en el siglo XVIII la sierra se transforma
perar su tierra y su autonomía. Los tepe- en una región de refugio indígena frente a
la colonización europea; es precisamente
entonces cuando muchos pueblos comien-
La estrategia evangelizadora zan a habitar por completo los espacios
que, con el tiempo, irían conformando sus
consistió en concentrar a la
actuales territorios étnicos.
población indígena dispersa por
El desarrollo de la Colonia española en
medio de misiones, presidios el Nuevo Mundo implicó para las naciones
militares y haciendas agrícolas, en indias —entre otras cosas— una transfor-
las cuales trabajaron en beneficio mación de sus fronteras territoriales. El ac-
de la economía colonial. tual municipio de Guadalupe y Calvo fue
durante el periodo colonial, y aun hasta

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En el siglo XVIII la sierra se transformó en una región de refugio


indígena frente a la colonización europea; muchos pueblos
comenzaron a habitar espacios que irían conformando sus
actuales territorios étnicos.

el siglo XIX, una zona minera de gran im- convirtió en la actividad fundamental de
portancia. Fundado en 1835, Guadalupe esa región. En 1972, los indígenas comen-
y Calvo fue el poblado más importante en zaron a integrarse a la industria forestal, la
toda la región de la Sierra de Chihuahua mayoría como peones asalariados. El cam-
a lo largo del siglo XIX. Durante el XX, el bio en la producción llevó a la sedentariza-
gobierno mexicano, en su lucha contra los ción y concentración de la población que
apaches y comanches, quienes habían sido trabajaba de manera permanente en los
desplazados de sus territorios originales, aserraderos, así como al abandono de la
victimó a muchos indígenas al confundir- dieta tradicional —que consistía en maíz, 11
los con aquéllos. frijol, animales de caza y plantas de reco-
En las primeras décadas de ese mismo lección— por una dieta basada en carbohi-
siglo, cuando la minería comenzó a de- dratos y harinas; igualmente, el calendario
caer, tres hechos marcaron significativa- ritual y la cosmovisión tradicional sufrie-
mente la historia de esta población indí- ron modificaciones.
gena: la explotación forestal, la dotación Otros procesos entre los siglos XIX y
de tierras en forma de ejidos —muchos de XX, que revisten especial importancia en
ellos forestales— y, por último, el notable la vida de los ódami y muchos otros pue-
incremento de la población mestiza en si- blos indígenas del noroeste de México, se
tios antes habitados única o mayoritaria- relacionan con la aparición del ferrocarril,
mente por indígenas. las instituciones nacionales y las políticas
En la segunda década del siglo XX se indigenistas, al igual que con la prolifera-
constituyeron ejidos forestales en la ma- ción del narcotráfico y las propuestas re-
yor parte del territorio serrano, momento ligiosas protestantes a todo lo largo de la
a partir del cual la explotación forestal se Sierra Madre Occidental.

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Mapa histórico de las lenguas indígenas a finales del siglo XVI y actual ubicación territorial de los
tepehuanes del norte (tomados respectivamente de: Pennington, 1969, y Molinari y Nolasco, 1995).

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LOS HIJOS DE DÏUXÏ, marca y da sentido a la vida y la cultura de


EL QUE ES NUESTRO PADRE los tepehuanes del norte.
En la actualidad, la especificidad cultural El territorio habitado por este pueblo,
de los ódami descansa primordialmente en que comprende una extensión aproxima-
elementos como su identidad social, vin-
da de 10,000 km2, se extiende por las ele-
culada profundamente con otros aspectos vadas montañas, parte de la Sierra Madre
fundamentales de su patrimonio cultural. Occidental. Dentro de esta región existen
En primer lugar se encuentra su territo- por lo menos dos ecosistemas bien diferen-
rio, el cual, tanto en el nivel concreto de ciados, con climas y vegetación distintos:
la geografía y el entorno ecológico, como las cumbres y las barrancas o cañones. La
en el sentido de su apropiación simbólica, cumbre más elevada, no sólo del munici-
constituye el principal escenario que en- pio sino de todo el estado, es el Mohino-

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Tepehuanes pescando a las afueras del pueblo de Baborigame, Chihuahua.


Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, 2000.
Acervo personal.

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Ser ódami significa, ante todo, habitar el espacio físico


de la Sierra Tarahumara, con toda la enorme diversidad
ecológica que ahí se desarrolla, pero también compartir una
visión particular sobre la vida.

ra, con una altitud de 3,307 metros sobre papa. Muchas familias poseen huertos de
el nivel del mar. En las cumbres, la vege- hortalizas, los cuales son atendidos casi
tación que predomina son los bosques de siempre por las mujeres.
pino y encino; además, hay fresnos, tes- El ser ódami significa, ante todo, habi-
cates y madroños. El clima de la región es tar el espacio físico de la Sierra Tarahuma-
templado subhúmedo. La fauna está cons- ra, sus enormes montañas y sus profundos
tituida por roedores —entre otros, ardillas, barrancos, con toda la enorme diversidad
tuzas y conejos—, venados, coyotes, zo- ecológica que ahí se desarrolla, pero tam-
14 rros y pumas, y aves como el gavilán, el bién compartir una visión particular sobre
halconcillo, el chanate y la paloma. la vida, forjada en buena medida a partir
En la zona de barrancos, ecosistema de una estrecha y milenaria interacción
distinto del de las cumbres, predominan con el medio ambiente. Es desde las infi-
los cactus y nopales, enormes magueyes nitas caras de este universo que los rodea,
y palmilla. En las riberas de los ríos pue- con sus cielos, astros, montañas y barran-
den encontrarse especies tropicales como cos, sus lluvias y corrientes de agua y ai-
el árbol de chilicote y la ceiba, al igual re, y los recurrentes ciclos estacionales de
que árboles frutales, principalmente naran- la sierra, de su flora y de su fauna, como
ja, mango y limón. El clima está cataloga- los tepehuanes se reconocen naturalmen-
do como tropical subhúmedo. te en casa. La relación de este pueblo con
Las áreas de tierra cultivable son man- la naturaleza es en principio trascenden-
chones diseminados a lo largo y ancho de te, pues en ella se sustentan las prácticas
la región. Es posible que este hecho tenga de producción económica y reproducción
relación con la propia dispersión en la que social, la fuente y el sentido de la vida. La
viven los indígenas dentro de su territorio. tierra, el agua, el ritual, el maíz, la fiesta,
Los ódami cultivan maíz, frijol, calabaza y las lluvias y las secas, la vida y la muerte,

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Entre montañas y profundas barrancas caracterizadas por su diversidad ecológica, ellos se reconocen 15
naturalmente en casa. Guadalupe y Calvo, Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, 2002.
Acervo personal.

todo comienza y termina en las inmensi- ducida a través de procesos históricos de


dades de la sierra. transformación ambiental y sociocultural
La interacción que los ódami estable- acontecidos desde la llegada de los pri-
cen con el medio ecológico se basa en un meros colonizadores y hasta el arribo de
conocimiento muy preciso sobre el clima, la sociedad nacional a ese espacio. Ade-
el calendario agrícola y de recolección, los más, es un conocimiento dinámico que se
ciclos reproductivos de plantas y animales, va depurando y readecuando en cada ge-
las técnicas de caza, pesca o fertilización neración, según las necesidades y los con-
de los suelos y, en general, sobre la utiliza- textos en los que ésta se desenvuelve. Las
ción de la enorme diversidad de recursos relaciones de los ódami con la naturaleza
que posee su entorno. Su conocimiento de van mucho más allá de los aspectos utili-
la naturaleza contiene la herencia de un tarios —de lo que se considera bueno o
remoto pasado cazador-recolector, repro- no para comer— o de las cosas necesarias

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para satisfacer la vida material. Numerosos oficiales, cuya organización es de origen


elementos de la flora, de la fauna y de la colonial. Las dos sedes principales del go-
geografía son los referentes más importan- bierno ódami están en Baborigame y Nabo-
tes para pensar y explicar el mundo. La ob- game; sin embargo, se reconoce a Baboriga-
servación del medio ambiente ofrece una me como el centro político más importante.
explicación de la lógica del universo, del El gobierno ódami está compuesto por un
lugar que en él ocupan los tepehuanes y, capitán general, varios gobernadores, seis
en ocasiones, hasta del orden social den- suplentes, capitanes, sargentos, cabos, ofi-
tro del cual existen. ciales encargados de la justicia, fiscales y
La base de la organización social de los fiesteros. Junto con el capitán general, los
ódami es la familia nuclear, integrada por el gobernadores administran la justicia e inter-
padre, la madre y los hijos. Adultos y niños vienen en la solución de conflictos entre las
trabajan en las labores del campo. El hom- personas. Los otros integrantes del gobierno
bre es responsable del cultivo de la tierra y ódami también participan en la administra-
de proveer al hogar de leña; temporalmente ción de justicia, en tanto los fiscales están
se emplea como asalariado para apoyar la dedicados a limpiar las iglesias y los fieste-
16 economía. La mujer, por su parte, cuida a ros, al arreglo de los altares.
los hijos pequeños, elabora los alimentos, Paralelo a este sistema tradicional de
está a cargo de la ropa y se ocupa también gobierno existe la autoridad ejidal, que tie-
del cuidado del huerto familiar. Las niñas ne mayor fuerza y presencia en los ejidos
ayudan a las madres, y los niños a los pa- forestales. Esta autoridad, cuyos intereses
dres. Los ódami viven en ranchos dispersos son esencialmente económicos, se encarga
integrados por cinco o seis familias. Varias de la administración de la empresa ejidal.
rancherías conforman un pueblo, y éste es En Guadalupe y Calvo, el 80 por ciento o
gobernado por una compleja jerarquía de más de los ejidatarios son indígenas.
En términos de la identidad social, los
ódami y los rarámuri (o tarahumaras), mues-
tran amplias semejanzas culturales en as-
Numerosos elementos de la flora, pectos como su economía, su organización
de la fauna y de la geografía son los social y política tradicional, su sentido de
referentes más importantes para la territorialidad y su cosmovisión. Pero así
pensar y explicar el mundo. como hay similitudes, también existen sig-
nificativas diferencias y una importante di-

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Las mujeres tepehuanas compiten en la Hombres tepehuanes en la “carrera de bola”


“carrera del aro” durante la Semana Santa en durante la Semana Santa en Baborigame,
Baborigame, Chihuahua. Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle,
2001. Acervo personal. 2001. Acervo personal

versidad en el interior de cada uno de es- Los tepehuanes del norte se denomi-
tos pueblos. Más allá de la cercana relación na a sí mismos ódami, que quiere decir
que se ha desarrollado entre ellos, y pese “gente”, mientras que para referirse a los 17
al grado de aculturación de ambos pueblos no indígenas utilizan la palabra obhai o
respecto de la sociedad “mestiza” —mucho chabochi. No obstante, existen también
más evidente en el caso ódami—, la suma otras categorías de identidad más especí-
de los procesos locales y globales que han ficas, tales como las distinciones según el
delineado la historia regional ha posibilita- grado de sangre indígena que se posee; por
do que hasta hoy se conserven como dos ejemplo, existen ódami “puros” (de padre
identidades étnicas explícitamente diferen- y madre indígena), “mitas” (cuando uno
ciadas. Aunque desde el punto de vista de de los padres no es indígena), “cuarteros”
muchos indígenas los ódami y los rarámuri (cuando se considera que sólo se tiene un
difieren entre sí básicamente por sus “cos- cuarto de sangre indígena), etcétera. Asi-
tumbres y sus tradiciones”, es preciso su- mismo, se distinguen los indígenas “gen-
brayar que desde la perspectiva del análi- tiles” (quienes no han recibido el bautizo
sis etnográfico dichas diferencias, además católico) de los “bautizados”, y se reali-
de que parecen ser pocas, se relacionan en zan diferencias en torno al sexo y la edad;
mayor medida con la forma que con el con- finalmente, dentro de las comunidades
tenido de su cultura. ódami se hace la distinción entre los “aba-

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El acto de beber tesgüino o nabaïti —bebida de maíz


fermentado— se asocia con los sistemas económicos,
religiosos-ceremoniales, de estatus y de control social.

jeños” (quienes viven hacia la parte sur del ciones comunales se desarrollan en una
pueblo, en relación con la ubicación de la atmósfera etílica, donde ciertas normas y
iglesia católica) y los “arribeños” (aquellos condiciones de la vida diaria se suspenden
que habitan la parte norte del pueblo), di- temporalmente o se modifican.
visión sumamente importante para la orga- Los vínculos sociales más importantes
nización ritual y festiva tradicional. entre las distintas familias, los grupos resi-
Existen otros elementos relevantes en denciales y las rancherías, ya sea en la in-
la conformación de la identidad social y el teracción económica, religiosa, política o
patrimonio cultural ódami, los cuales es- recreativa, se construyen y se fermentan,
18 tán relacionados con aspectos fundamen- necesariamente, junto a las copiosas ollas
tales de la economía, la organización so- de tesgüino. Los pueblos de la Tarahuma-
cial y la religión. El acto de beber tesgüino ra realizan tal cantidad de tesgüinadas (es
o nabaïti —bebida de maíz fermentado— decir, reuniones donde se toma tesgüino
posee un enorme valor cultural entre los colectivamente), que desde inicios de la
ódami y los rarámuri, pues se asocia con Colonia su número ha impresionado pro-
los sistemas económicos, religiosos-cere- fundamente a los extranjeros, quienes rá-
moniales, de estatus y de control social, y pidamente atribuyeron a los tepehuanes y
con las principales actividades recreativas tarahumaras la fama de “borrachos”. Los
de estos pueblos; muchas de las acciones primeros misioneros europeos, como parte
más trascendentes en su vida y su repro- fundamental de su misión evangélica, ata-
ducción social están matizadas por la im- caron las costumbres nativas que conside-
prescindible bebida, goce de Dios y de los raron más escandalosas, en especial lo que
hombres. Debido a que las tareas “serias” ellos llamaban las “borracheras” y todas las
y “formales” de la vida cotidiana suelen situaciones que ahí se generaban —como
coincidir, en el tiempo y el espacio, con las frecuentes peleas—, sin darse cuenta
el tesgüino y el esparcimiento, las situa- de que esas costumbres formaban parte in-

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trínseca de las actividades de subsistencia


y los sistemas de reciprocidad familiares y
comunitarios indígenas. Tiempo después,
con el ocaso del régimen colonial, el llama-
do “problema” del tesgüino fue encarado
en forma similar por los gobiernos nacio-
nales y las doctrinas religiosas protestantes,
quienes califican al tesgüino como un há-
bito a la embriaguez —lo cual no significa
que este vicio no exista entre algunos suje-
tos—, sin tomar en cuenta su importancia
Tepehuanes bebiendo y tocando música en la ranchería
y sus funciones integrativas para la repro-
de “El Túpure”, a las afueras de Baborigame, Chihuahua.
ducción social y cultural. Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, 2000.
Como resultado del patrón de pobla- Acervo personal.

miento ódami, asociado con una lógica de


dispersión de las parcelas agrícolas —im- junto económico, religioso y recreativo en
puesta por las particulares condiciones el que se arreglan las disputas y se decide 19
geográficas de la sierra—, así como con el sobre cuestiones del gobierno; en donde se
desarrollo de otras tareas económicas, la generan los matrimonios y se finiquitan los
interacción social y comunitaria suele ser negocios, y en cuyo seno circulan por igual
escasa por días y hasta por semanas. Mien- las noticias, la tradición oral o los exceden-
tras en el otro extremo, aparece el tesgüi- tes de maíz. En las tesgüinadas, los jóvenes
no y la tesgüinada, que en periodos rela- solteros, tarde o temprano, encontrarán pa-
tivamente cortos compactan buena parte reja. De hecho, uno de los acontecimientos
de los vínculos más significativos para la más significativos para los varones púberes
sociedad. Es ahí donde, rodeados de nu- —muy parecido a un ritual de paso— es
merosos vecinos e influidos por la volatili- cuando se les invita por primera vez a una
dad del ambiente, los sujetos desempeñan tesgüinada, previo a lo cual se les debe dar
activamente sus roles sociales ante el resto “mucho consejo”; sólo a partir de entonces,
de la comunidad. Muchas de las decisiones los jóvenes pueden recibir invitaciones pa-
más relevantes, en términos económicos, ra beber, trabajar u organizar las celebra-
políticos o religiosos, se toman en ese con- ciones religiosas, sabiéndose ya parte plena
texto. Las tesgüinadas conforman un con- del mundo de los adultos.

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Las normas que operan sobre la selec- incluso, que las relaciones de parentesco
ción de los invitados a una tesgüinada dan mismas lleguen a ser un parámetro impor-
prioridad, en principio, al hecho de ser tante cuando se ofrece o se recibe una in-
“persona”, lo cual significa asumir la iden- vitación para beber tesgüino. Sin embargo,
tidad indígena y participar en las prácticas no existe ningún patrón socialmente esta-
sociales de reciprocidad y cooperatividad blecido al respecto. Es posible dividir las
que sustentan la vida social del grupo. Otro ocasiones en que se bebe tesgüino en dos
criterio importante se basa en la vecindad grandes conjuntos:
y la cercanía relativa de las distintas ran-
a) Tesgüinadas cíclicas, las que se relacio-
cherías. Usualmente, se invita por igual a
nan con las principales fiestas religiosas
los residentes del rancho del anfitrión que
del año (Semana Santa, 24 de junio, 12
a quienes habitan en las rancherías cerca-
de diciembre o 6 de enero).
nas, considerando predominantemente las
b) Tesgüinadas no cíclicas, con motivo de
lealtades primordiales que nacen, se reafir-
una reunión o “faena” de trabajo colec-
man o declinan con base en las situaciones
tivo para el beneficio de la comunidad o
cotidianas de la vida serrana. Aunque las
de alguno de sus miembros, o bien, que
20 relaciones en el interior de la familia y de
responden a otro tipo de condiciones
la comunidad suelen ser de carácter positi-
de índole coyuntural, como los rituales
vo, se convive en mejores términos con un
para combatir la sequía o alguna enfer-
cierto número de personas, frente a las cua-
medad, o agradecer favores a Dios.
les la reciprocidad económica y otro tipo de
solidaridades tienden a enfatizarse. Los ódami y los rarámuri de la Sierra Tara-
Debido a cierta tendencia de muchos humara nunca llegan a relacionarse frente
parientes a vivir en vecindad, no es extra- a frente entre sí; no obstante, todos ellos
ño que las normas sobre la elección de los se encuentran ciertamente entrelazados a
invitados a una tesgüinada sean atravesa- través de las relaciones sociales que se te-
das constantemente por el parentesco, e jen mediante las tesgüinadas.

En las tesgüinadas, los jóvenes solteros, tarde o temprano,


encontrarán pareja. Cuando se les invita por primera vez a una
tesgüinada, previamente se les debe dar mucho consejo.

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EL MUNDO EXISTE GRACIAS A


QUE LOS ÓDAMI BAILAN Y BEBEN La fiesta forma parte de la
TESGÜINO PARA HONRAR A DÏUXÏ estrategia agrícola, es decir, se
La identidad ódami también nos remite a la
le concibe como un eslabón más
particular religiosidad tepehuana, la cual
en el proceso productivo, y es tan
se relaciona estrechamente con la fiesta y
el ritual, invariablemente dedicados a Dios importante como el barbecho, la
(Dïuxï en lengua ódami). siembra o la pizca.
La fiesta es el principal espacio donde
se manifiesta la religión, y, nuevamente,
el tesgüino representa la más importante posible la reproducción y la persistencia
expresión festiva, pues es el elemento im- sociocultural indígena, ya que el hecho de
prescindible en todas las celebraciones, ri- tomar tesgüino implica siempre una am-
tos y ceremonias. La fiesta forma parte de plia reafirmación de su identidad, no por
la estrategia agrícola, es decir, se le con- el consumo en sí mismo sino por la parti-
cibe como un eslabón más en el proceso cular manera de pensar y simbolizar la be-
productivo, y es tan importante como el bida, ligada al importante papel que ésta 21
barbecho, la siembra o la pizca. Se dice ha jugado y juega en otros espacios de la
que fue Dios quien dio el maíz a los hom- organización social.
bres y les enseñó a preparar tesgüino y a Los ódami conciben la vida de mane-
bailar, para así darle gracias y ser recípro- ra religiosa, al igual que muchas de sus
cos con su creador. prácticas cotidianas. Durante la evange-
Al subrayar la importancia religiosa y lización, los sacerdotes católicos influye-
cosmogónica del tesgüino y sus símbolos ron sobre todo en las prácticas religiosas
asociados respecto de la identidad ódami, de los tepehuanes, quizá más que en sus
no pretendemos reducir la identidad indí- ideas. Entre otros elementos, introdujeron
gena a ese solo contenido, puesto que en la cruz y las imágenes de santos, la ado-
su conformación también inciden otros as- ración a la Virgen de Guadalupe y la cos-
pectos culturales. Así, desde tiempos pre- tumbre de persignarse y asistir a misa, así
hispánicos, las tesgüinadas —junto con la como el ritual del bautismo, el sacramento
fiesta, la danza, la música y otros elemen- de la religión católica que gozó de mayor
tos que se les asocian— han representado, aceptación entre los ódami; sin embargo,
de formas diversas, prácticas que hacen los misioneros no obtuvieron los resultados

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22
En la estructura ritual ódami, los cabos se encargan de la organización y el buen desarrollo de la
celebración de la Semana Santa. Los cabos se distinguen del resto de la población por portar estas
banderas blancas. Semana Santa ódami. Baborigame, Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle, 2001.
Acervo personal.

deseados en su intento de erradicar las fies- necesidad: por ejemplo, agradecer a Dios
tas y la ingestión de cerveza de maíz. la cosecha o pedirle lluvia cuando el tiem-
Las fiestas pueden dividirse en dos gran- po está muy seco, o para pedir la curación
des grupos: las que se realizan de acuerdo de alguna persona. Los tepehuanes tienen
con el calendario católico —como el día fama de conservar en secreto su sabiduría
de la Virgen de Guadalupe, Semana San- religiosa, y consideran una gran falta reve-
ta, la Santa Cruz, San Isidro y la fiesta de lar este conocimiento a personas ajenas a
Todos los Santos—, la mayoría relacionada su grupo.
de manera muy estrecha con la producción Las celebraciones se acompañan con
agrícola, y las que no están tan ceñidas a cantos y danzas. En ellas también se ofren-
un calendario fijo —conocidas como yu- da comida, como pueden ser tortillas de
mari—, pues se realizan cuando se tiene maíz, elotes tiernos, calabacitas, papas o

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bien sardina pinta, pescado matalote, co- guno de los polos del cosmos, ubicándolos
nejo, ardilla mora, vaca, sardina azul o en proximidad o distanciamiento respecto
venado, dependiendo del tipo de cere- de personajes e ideas bien específicas que
monia que se realice. Como menciona- subyacen en cada uno de esos extremos.
mos en párrafos anteriores, en las fiestas El cielo es habitado por Dios y por su
es común ingerir tesgüino: en un momen- esposa (“el que es Padre” y “la que es Ma-
to de la ceremonia, todos los asistentes dre”), entidades que son continuamente
participan en el baile, en el que hombres asociadas con el sol y la luna; este hecho
y mujeres se disputan una olla grande de refleja tanto la dualidad intrínseca de estas
tesgüino; una vez que ésta se termina, los divinidades como la particular apropiación
invitados se dispersan. Cuando se trata de indígena de símbolos católicos que, de ma-
una curación, el médico comienza la ce- nera lógica y natural, fueron identificados
remonia en el interior de la casa anfitrio- con Cristo y la Virgen. Junto a Dios y su
na, después de que la cerveza de maíz se mujer viven los hijos de su unión (que fun-
ha agotado. gen como sus ayudantes en su interacción
En la cosmovisión ódami, el universo se con los hombres), y las almas de aquellos
divide en tres regiones concretas: el cielo indígenas que en vida fueron consecuentes 23
o “mundo de arriba”, la tierra y el “mundo con las enseñanzas divinas, éticas y mora-
de abajo”. Es en el plano terrenal o “mun- les otorgadas por Dios a los hombres cuan-
do de en medio”, en donde los hombres, do creó este mundo. Así, toda conducta y
indígenas o no, desarrollan sus vidas, com- todo pensamiento concebidos como social-
partiendo este espacio de la existencia con mente apropiados se relacionan de alguna
los animales, las plantas y muchos otros se- u otra forma con Dios y su morada: el cie-
res. No obstante, desde la perspectiva indí- lo. En este sentido, reconocerse como in-
gena existen claros argumentos que vincu- dígena representa una liga indisoluble con
lan directa o indirectamente a los distintos los principios y los seres asociados con el
hombres, animales y otras entidades con al- nivel celeste del universo.

Toda conducta y todo pensamiento concebidos como


socialmente apropiados se relacionan de alguna u otra forma
con Dios y su morada: el cielo.

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Bajo la misma lógica, los animales con- estacional, por lo que la observación de su
siderados benéficos para el hombre, que comportamiento para diagnosticar el tiem-
no son peligrosos o se cree sirven de al- po meteorológico, lo mismo que otras ac-
guna manera a la vida, fueron creados por tividades, en las cuales la meteorología re-
Dios y se relacionan por diversas circuns- sulta importante, es fundamental. Además,
tancias con el cielo. Es posible, por tanto, muchas de estas ideas cuentan con un só-
situar cosmogónicamente a tales animales lido fundamento, pues diversos animales,
en relación de proximidad respecto de la efectivamente, suelen percibir cambios en
identidad indígena. Se dice, por ejemplo, el estado de la atmósfera, en el adelanto o
que los toros y las vacas poseen la cualidad retraso de los fríos o humedades estaciona-
de hablar con Dios, para así interceder por les, que los seres humanos no percibimos.
los hombres y pedir el bienestar de sus fa- De ahí que la cultura ódami extienda tales
milias y de sus pertenencias, al igual que la habilidades a otros terrenos, confiriendo a
continuidad de su sociedad. Los toros y las la fauna poderes mágicos; así, en muchos
vacas saben muy bien cuándo va a llover, casos se vale de ella para adivinar no so-
razón por la cual deben ser sacrificados en lamente las heladas o las lluvias, los ama-
24 las principales celebraciones y rituales. En neceres o la hora nocturna, sino también
este punto es preciso destacar que la con- el destino de los hombres, el destino de
ducta de éstos y otros animales puede ser quien escucha o avista un animal determi-
interpretada como señal premonitoria de la nado; el destino de la comunidad, el del
lluvia, tanto en un sentido inmediato como mundo entero.

Sacrificio de una res durante


una tesgüinada. Ranchería Palos
Muertos, Guadalupe y Calvo,
Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez
de Tagle, 2002. Acervo personal.

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Elaboración de un muñeco de paja


o “judas”, durante la Semana Santa.
Baborigame, Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez
de Tagle, 2001. Acervo personal.

Otros animales como el venado, los cialmente establecido. Algunas ideas y lu-
perros, las cabras o las ovejas, por consi- gares básicos subyacentes semánticamente
derárseles útiles, laboriosos, “buenos para en este espacio son lo “malo”, la muerte, la
bailar”, responsables en el cuidado de sus trasgresión, el desorden, la enfermedad, el
familias, o guardianes y compañeros in- robo del alma, los sitios acuáticos, las cue- 25
condicionales de los humanos, se relacio- vas o cavidades profundas, el interior de
nan de muy diversas formas con la salud, los cerros, el monte y todos los sitios que
la luz, el orden, lo “bueno”, lo “correcto”, se ubican fuera del ámbito humano. Así,
las tierras cultivadas, los espacios habita- los animales que son o se conciben como
dos o la domesticación, conceptos que re- perjudiciales a la vida, o aquellos que por
miten al nivel celeste del universo. sus particularidades se asocian con algu-
En el otro extremo del cosmos, en el nos de estos elementos, pueden ubicarse
mundo de “abajo” —naturalmente opues- en relación de proximidad a las caracterís-
to al cielo— vive el hermano menor de ticas básicas que se imputan a la identidad
Dios, el Diablo, padre de los obhai o cha- no indígena.
bochis (es decir, los blancos), quien, junto Citemos a propósito el caso de los rato-
con las almas no indias y algunos seres y nes, coyotes, zorros y tejones, los cuales,
animales que lo socorren, aconseja a los por poseer hábitos de latrocinio y repre-
indígenas pelear, robar, matar, hechizar, sentar un peligro potencial para las siem-
cometer adulterio o cualquier otro tipo de bras, los graneros o el ganado (a la par de
práctica contraria al comportamiento so- otras características), entablan francas y

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En el mundo de abajo vive el hermano menor de Dios, el Diablo,


padre de los obhai o chabochis (es decir, los blancos), quien
… aconseja a los indígenas pelear, robar, matar, hechizar,
cometer adulterio o cualquier otro tipo de práctica contraria al
comportamiento socialmente establecido.

variadas correspondencias con el “mun- cas fundamentales, como las relacionadas


do de abajo”. Se habla por ejemplo de con los principios que ordenan y pertur-
que ciertas entidades —las cuales traba- ban el universo. La identidad, la danza y
jan en colaboración con el Diablo para el tesgüino aparecen así ligados con algu-
ocasionar el mal, robar el alma o enfermar nos de los principales conceptos utilizados
a las personas— pueden llegar a materia- por los ódami para pensar el universo, por
lizarse, principalmente bajo la forma de ejemplo, aquellos asociados con las ideas
26 zorros (aludidos por lo general en género en torno al “bien” y el “mal”, “Dios” y el
femenino) o coyotes, frente a quienes ca- “Diablo”, lo “indígena” y lo “no indígena”,
minan por sitios solitarios. En estos últimos la “salud” y la “enfermedad”, los “curande-
se transformarán las almas de los indígenas ros” y los “hechiceros”, etcétera.
que en vida hayan asesinado a alguien, co- Por otra parte, muchas de las expresio-
metido adulterio o incurrido en cualquier nes artísticas de los tepehuanes del norte
otra falta grave: en vez de ascender al nivel han sido nombradas por los no indígenas,
celeste del universo, permanecerán vagan- de manera un tanto peyorativa, como “ar-
do solos y sin rumbo por el monte. tesanías”. Aquí entrarían los objetos de uso
En esta particular manera de concebir el doméstico y cotidiano, elaborados con ma-
mundo, las danzas introducidas en la Co- teriales que los ódami obtienen de su en-
lonia, como “la Pascola” y “el Matachín”, torno. Por ejemplo los bules y jícaras, reci-
junto con algunas otras de origen prehis- pientes utilizados para transportar líquidos,
pánico, entre otras el yúmari, han jugado son fabricados con el fruto de una planta,
también un papel central en la religión y y las cucharas y bateas, con madera de
la cosmovisión indígenas. Muchas de estas madroño. Con barro se elabora una gran
danzas expresan oposiciones cosmogóni- variedad de ollas y de platos; es interesan-

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Hombres ódami durante la celebración del domingo santo, en un patio a un costado del templo de
Baborigame, Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez de Tagle 2001. 27
Acervo personal.

te señalar que, por lo general, es la mujer una de sus almas. Los ódami consideran
quien trabaja la cerámica. Los instrumen- que Dios les dio tres almas a los hombres
tos musicales también los hacen ellos mis- y cuatro a las mujeres, porque son las que
mos, como violines, sonajas de madera y dan vida a las personas. Si las almas aban-
flautas de carrizo. donan el cuerpo de manera definitiva, el
Otro aspecto importante en la vida de individuo muere.
este pueblo se relaciona con su concepto Cuando alguien se enferma, es común
de salud. Para los miembros de este gru- que solicite los servicios de un médico tra-
po, estar sano significa tener fuerza para dicional, el matïkamï, quien no sólo atien-
vivir y para trabajar. Asimismo, la idea de de al enfermo sino a toda la familia. El
salud se relaciona con el hecho de tener matïkamï diagnostica si el paciente está
dentro del cuerpo todas las almas. La en- enfermo a causa de un hechizo intencio-
fermedad, la disminución de la fuerza, so- nal, o bien si su padecimiento es de carác-
breviene cuando una persona ha perdido ter natural. En el segundo caso, el médico

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te con otros pueblos. Los ódami comparten


La idea de salud se relaciona con el el municipio de Guadalupe y Calvo con po-
hecho de tener dentro del cuerpo blación rarámuri y mestiza. Históricamente,
todas las almas. La enfermedad la relación entre los ódami y los mestizos
ha sido conflictiva, sobre todo porque se ha
sobreviene cuando una persona ha
establecido entre ambos una lucha por el
perdido una de sus almas. control de los recursos naturales de la re-
gión. En este enfrentamiento, los indígenas
han perdido sus mejores tierras, al igual que
tradicional trata a su paciente con plantas cierta autonomía.
medicinales. Estos médicos conocen por lo A pesar de que los ódami consideran a
menos 47 familias de plantas curativas. los mestizos como hijos del Diablo, ade-
Otra alternativa de salud para la pobla- más de envidiosos y abusivos, muchas mu-
ción ódami es la medicina alópata, que se jeres se casan con ellos. Esta práctica, que
practica en las clínicas rurales del Instituto se realiza desde tiempos de la Colonia, no
Mexicano del Seguro Social (IMSS), insta- es común entre otros grupos indígenas, por
28 ladas en la región a partir de la década de ejemplo, entre los rarámuri. La relación que
los setenta del siglo XX. mantienen los ódami con los rarámuri es
Finalmente, es muy importante conside- más igualitaria, pues comparten con ellos
rar las relaciones de los tepehuanes del nor- aspectos de su historia y su cultura.

Tepehuanes afuera de la iglesia


durante la Semana Santa.
Baborigame, Chihuahua.
Fotógrafo Eduardo Saucedo Sánchez
de Tagle, 2001. Acervo personal.

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CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EN HOGARES TEPEHUANES, 20001


Total % Hombres Mujeres

Población en hogares tepehuanes 37 548 18 525 19 023


2
Hablantes de lengua indígena 25 276 67.3 12 356 12 920

No hablantes de lengua indígena 6 198 16.5 3 116 3 082

No especificado 6 074 16.2 3 053 3 021

Población de 0 a 4 años 5 936 15.8 2 988 2 948

Población de 5 a 14 años 11 435 30.5 5 768 5 667

Población de 15 a 24 años 7 454 19.9 3 571 3 883

Población de 25 a 44 años 7 802 20.8 3 718 4 084

Población de 45 a 64 años 3 432 9.1 1 692 1 740

Población de 65 y más años 1 156 3.1 615 541

Población de edad no especificada 333 0.9 173 160

Población de 15 años y más 19 844 9 596 10 248

Sin instrucción escolarizada 8 869 44.7 3 476 5 393

Con algún grado de primaria 7 471 37.6 4 323 3 148

Con posprimaria 3 028 15.3 1 579 1 449


31
No especificado 476 2.4 218 258

Población ocupada 5 796 4 295 1 501


3
Ocupados en actividades agropecuarias 2 882 49.7 2 528 354
4
Ocupados sin ingresos 2 193 37.8 1 659 534

Viviendas 6 600

Con agua entubada 2 312 35.0

Con drenaje 817 12.4

Con electricidad 1 476 22.4

Notas
1
Se refiere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendente declaró ser hablante de lengua
tepehuana.
2
Incluye hablantes de tepehuano y de otras lenguas indígenas de 5 años y más.
3
La diferencia entre la población ocupada y aquella en actividades agropecuarias está distribuida en otras actividades
económicas.
4
La diferencia entre la población ocupada y aquella sin ingresos está distribuida en otros rangos de ingresos.

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desa-
rrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General
de Población y Vivienda, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2000.

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Tepehuanes del norte, de Eduardo Rubén Saucedo Sánchez de Tagle, se terminó de imprimir
en diciembre de 2004 en los talleres de Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V.,
San Lorenzo Tezonco 244, Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F.
El tiraje fue de 6 000 ejemplares.
Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfica, diagramación
y cuidado de edición estuvieron a cargo de la Coordinación Editorial de la CDI.

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