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Los planes de desarme son una política centrada a corto plazo en un control
estricto centrado en el decomiso de armas de porte cotidiano por parte de la
policía, evitando su reciclaje, puede significar una reducción significativa de los
episodios de violencia extrema. y a mediano plazo, en la distinción entre porte (no
permitido) y tenencia (admisible en la residencia, bajo ciertas condiciones) que
puede favorecer la restricción de la circulación cotidiana de armas de fuego sin
crear mayores resistencias en cuanto a la disposición de armas para la defensa
personal. una política sensata debería apuntar a la supresión del porte cotidiano
de armas entre todos los particulares, al registro de seriales y balístico de las
armas orgánicas de los funcionarios autorizados, y a la destrucción rápida de las
armas ilegítimamente portadas o detentadas. si bien puede haber un registro en la
información que suministra la gente sobre las armas que declara tener para
defenderse, la consistente baja proporción de personas que reporta tenerlas
sugiere que los particulares no ven como la opción más ventajosa armarse
Para enfrentar la delincuencia.
Las políticas de seguridad ideales son las progresivas ya que constituyen un plan
de acción para afrontar riesgos de seguridad, y ayuda al mantenimiento de cierto
nivel de seguridad de un país. Por lo tanto, es imprescindible construir un modelo
de seguridad ciudadana progresivo desde la perspectiva socialista, teniendo como
referencia el antagonismo entre capitalismo y el socialismo, la democracia
representativa y la democracia protagónica que establece la constitución.
En este caso si nos dicen desde nuestra creación que nosotros somos la creación
dominante pero a la vez también somos la más débil pues el poder regresivo
siempre nos tilda como primero en la cadena de alimentación pues así es la única
formas de gobierno que conocen el capitalismo para mantener a los ricos, mas
ricos y a los pobres más pobres, queda claro quién es el dominante y quien es el
débil. En un modelo progresista es todo lo contrario pues globalmente a este
gobierno se le llama socialista, estos gobiernos incluyen a la sociedad y su
manera de mandar es democrática donde se le garantizan y respetan el derecho
al pueblo con el fin de satisfacer la necesidad de la colectividad.
por lo tanto, las ideales son las progresivas, para que una política de seguridad
sea progresista debe plantearse para actuar tanto sobre el delito como sobre sus
causas, incluyendo y protegiendo a los más pobres, a través de políticas que
garanticen la dignidad y respeto de los derechos humanos:
1) lograr la inclusión social de las grandes mayorías. sólo será posible reducir el
delito y la pobreza si se actúa sobre los factores estructurales que los generan,
promoviendo la inclusión y la justicia social, la reconstitución de tejido social en las
comunidades populares, garantizando a todos sus derechos y dignidad. más que
el derecho a la seguridad, se trata de ofrecer la seguridad de los derechos.
Nos encontramos frente a nuevos retos, vivimos una realidad social que gira en
torno al tema de la violencia y del delito; la única alternativa que se acerca al
sentido humano, la encontramos en las políticas públicas progresistas y, más
específicamente, en los valores que propugnan la concepción socialista. En la
tendencia hegemónica de las políticas públicas conservadoras o de derecha, la
seguridad se alcanzaba por la proliferación de normas de derecho de contenido
represivo y de corte punitivo, así como de cuerpos de seguridad altamente
opresores, que se centraban en la protección de los intereses de un grupo y el
mantenimiento del estatus político, desconociendo los más elevados valores de
los hombres y de la sociedad. Los postulados progresistas se han dedicado a
abordar de manera sistemática las exigencias sociales de seguridad para
contrarrestar la violencia y alcanzar la tranquilidad y el bienestar colectivo. Por lo
tanto, es una exigencia política del cambio asumir el control de la ira para mitigar o
erradicar los niveles de violencia y, en consecuencia, del delito, de modo que la
seguridad ciudadana descanse, entonces, en los postulados socialistas que
procuran el bien colectivo, con la consolidación de la igualdad, la armonía y la paz
social.