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Interdisciplinaria

ISSN: 0325-8203
interdisciplinaria@fibercorp.com.ar
Centro Interamericano de Investigaciones
Psicológicas y Ciencias Afines
Argentina

Morales de Barbenza, Claribel


EL ABORDAJE INTEGRATIVO DE LA PERSONALIDAD EN LA TEORÍA DE THEODORE MILLON
Interdisciplinaria, vol. 20, núm. 1, 2003
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines Buenos Aires, Argentina

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EL ABORDAJE INTEGRATIVO DE LA PERSONALIDAD EN LA
TEORÍA DE THEODORE MILLON
RESEÑA TEORICA
Claribel Morales de Barbenza*

Resumen

En el presente artículo se describe la evolución de las


propuestas teóricas de Theodore Millon desde 1967 a la
fecha. Su obra es considerada como uno de los primeros
intentos relevantes de integración en el área de las teorías de
la personalidad. Se pone énfasis en los aspectos de mayor po-
tencialidad integradora de sus desarrollos teóricos, tales co-
mo la evolución biosocial de la persona (expuesta en su pri-
mera teoría, en la que ya incluía dos polaridades: actividad
versus pasividad; sí mismo versus otros), las posteriores
consideraciones destinadas a enriquecer el modelo de perso-
na, mediante la incorporación de una nueva polaridad,
placer-dolor, la resignificación de las etapas vitales que
figuraban en su teoría originaria y la interrelación entre áreas
estructurales y áreas funcionales de la personalidad. Se
puntualizan los aportes incorporados por Millon a la práctica
de la evaluación psicológica y psicopatológica, desde una
perspectiva sistémica, en la que el concepto de sinergia cobra
una especial relevancia. Juntamente con el desarrollo de su
teoría personológica, Millon produjo una serie de ins-
trumentos destinados a evaluar la personalidad. Se destaca
la importancia que el autor atribuye al proceso de evaluación

* Doctora en Psicología. Profesora Titular de Diagnóstico y Evaluación II y Directora


de la Maestría en Psicología Clínica, mención Cognitivo-Integrativa de la Facultad de
Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis. Directora del Proyecto ‘La
persona desde la perspectiva de un modelo sistémico integrador’, financiado por la
Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de San Luis.
E-Mail: claribar@unsl.edu.ar

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Morales de Barbenza

psicológica, tan complejo como la persona misma, y la


vinculación que establece entre los trastornos de personalidad
(faceta disfuncional de los estilos de personalidad) y los
sindromes severos y clínicos con los ejes del DSM-III-R y el
DSM-IV.

Palabras clave: Personalidad - teoría integradora - Theodore


Millon.

Abstract

One of the first relevant attempts at integration in the


area of personality theories is that of Theodore Millon. In
this work, the evolution of his theoretical proposals from
1967 up to the present is described, emphasizing those
aspects of greater integrative potentiality of his theoretical
developments. In his earliest theory about this topic, he
considers personality as well as pathology as the result of the
interaction between the genetic load and the environmental
stimulation. Later he formulates the Theory of Biosocial
Learning in which the different ways of learning play a
relevant role. The continuum normality-abnormality is then
applied to the person according to its adaptability, stability
and capability of obtaining positive reinforcements. The
notion of reinforcement is the base for later developments of
his theory of personality (1985); from this notion arises the
concept of bipolarities. This concept is applied to the
instrumental behaviors which lead to the search of
reinforcement (activity-passivity) and to the sources which
supply the reinforcement (independence, dependence with
two variants: ambivalence and detachment). The combination
of these two bipolarities gives rise to eight types of
personalities: forceful, confident, sociable, cooperative,
sensitive, respectful, inhibited and introversive. Around 1990,
Millon widens his theory conceptually by means of
contributions from other theoretical models. Then he
reformulates his theory including a third bipolarity, pleasure-
pain (originally proposed by Freud, 1948) without discarding

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the principles of biosocial learning. By that time, the stages
included in his first theory of personality are considered from
an evolutionary and ecological perspective as phases or
domains in the development of a person. The phase called
existence assumes the enhancement and preservation of life by
a dynamic balance between pleasure and pain. In the
adaptation phase, the passivity-activity bipolarity operates
under the form of passive accommodation or active
modification. In the third phase, replication, the self-others
bipolarity makes possible generic identity, self development
and constructive love. The last phase, abstraction, corresponds
to the human capacity for trascendig the concrete and
immediate and for handling the reality symbolically. From
the inclusion of these new concepts, he puts forward ten types
of personality disorders, matching those included in the
DSM-III-R: schizoid, masochistic, dependent, narcissistic,
compulsive, avoidant, sadistic, histrionic, antisocial, and
negativistic (Millon, 1995). On the basis of his conception of
personality as an intrinsically integrated whole, Millon
(1996) describes it as a system in which there are structural
(temperament, self-image, object representations and
intrapsychic organization) and functional (observable
behavior, interpersonal relations, cognitive style and defense
mechanisms) areas related one another permanently by a wide
network of feedback processes which contribute to maintain
the unity. According to Millon, these eight areas may be
approached from four different theoretical perspectives, i.e.,
biological, interpersonal, cognitive and psychodynamic. Based
on these theories, he grounds his latest integrative proposal.
The diagnosis which is essential for therapy, implies a
comprehensive evaluation including personal attributes as
well as the level of relevance that they have in each case. In
order to get sound and coherent evaluation instruments from
his personological theory, Millon has framed several clinic
and personality inventories aimed at adults and adolescents.
From his systemic conception about personality, in the
evaluation he can integrate all the clinical domains with their
respective areas of data gathering, since all of them operate
synergically contributing to normal or pathological personal

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unity. Evaluation as well as treatment, when indicated, are so
complex as the person itself.

Key words: Personality – integrative theory – Theodore Millon.

Teoría de la Personalidad de Theodore Millon

En la década de 1960 Millon hizo su primera propuesta de una teo-


ría de la personalidad, en la que integraba el fundamento biológico con
las influencias ambientales (Millon, 1967). En la segunda edición de su
obra antológica Theories of psychopathology and personality, publicada
en 1973, en un capítulo titulado A biosocial learning method, Millon pro-
ponía una teoría de carácter integrativo acerca de la psicopatología y de
la personalidad, dirigida a compatibilizar los factores de orden biogénico
y psicogénico que evolucionan en interacción recíproca y circular a lo
largo de la vida. Ponía énfasis en el carácter de unicidad de la carga gené-
tica de cada persona pero también reconocía las diferencias observables
entre los niños en el proceso de maduración, determinadas en gran medi-
da por la estimulación ambiental.
Tal confluencia de factores se tradujo en una propuesta teórica evo-
lutiva, denominada por Millon (1973) Teoría de Aprendizaje Biosocial,
en la que el aprendizaje en sus diferentes formas, desempeñaba un rol de
primordial importancia. La resultante del interjuego de los factores men-
cionados, en la evolución de la persona individual podía ubicarse en
algún punto de un continuum que cubría todo el rango que va de la
normalidad a la anormalidad, en función de los gradientes de
adaptabilidad, estabili- dad y capacidad para optar por estrategias
conducentes a obtener refuer- zos positivos.
Posteriormente, en su obra Personality and its disorders (Millon &
Everly, 1985), explicita el contenido del concepto de refuerzo, tal como
lo utiliza en su teoría: es sinónimo de “recompensa, satisfacción e, inclu-
sive, de placer” (p. 29).
La noción de refuerzo constituye el núcleo, la idea seminal de su teo-
ría, que le permite desarrollar el concepto de bipolaridades, en función
del cual indaga, por un lado, la energía que el individuo aplica a la bús-

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queda del refuerzo; así, las conductas instrumentales dirigidas a tal fin
podrán ser activas o pasivas; estos dos extremos determinan la primera
bipolaridad: actividad - pasividad. Por otro lado, analiza las fuentes que
proporcionan el refuerzo; éstas pueden encontrarse en la persona misma
o en los otros; en el primer caso, la persona que se autorrefuerza es cali-
ficada como independiente; cuando el refuerzo proviene de otros, se la
califica como dependiente. Esta dimensión bipolar admite otros dos pun-
tos discretos: ambivalente, cuando el refuerzo es porporcionado tanto por
sí mismo como por los otros, y desvinculado, cuando no se busca el
refuerzo ni en sí mismo ni en otros.
Sobre la base de la combinación de estas bipolaridades en una matriz
de reforzamiento, Millon planteó la existencia de ocho estilos de perso-
nalidad normal (ver Tabla 1).
Hasta ese momento (1985), como se ha expresado previamente, la
teoría de la personalidad propuesta por Millon se centraba en el aprendi-
zaje resultante del potencial genético y de las influencias ambientales
(Millon & Everly, 1985).
En forma progresiva fue ampliando conceptualmente su teoría me-
diante la incorporación de aportes provenientes de propuestas de diversa
extracción. En su obra Toward a new personology. An evolutionary model
(1990), en la que redefine su concepción acerca de la personalidad, incluye
conceptos que según documenta, han sido propuestos o sugeridos desde
principios del siglo XX. Se refiere concretamente a las tres polarizaciones
que Freud incluye en Los instintos y sus viciscitudes (Metapsicología,
1948), algunos de cuyos aspectos habían sido también mencionados o
sugeridos por teóricos europeos y norteamericanos tales como Heymans,
Meumann, McDougall, y que Millon considera adecuadas para ser
asimiladas en su pro- pia formulación. En realidad, en esta obra explicita la
fuente en la cual se había nutrido para proponer las dos dimensiones
bipolares ya mencionadas y les antepone entonces, una tercera, que (lo
mismo que Freud) denomina placer - dolor. De este modo, va conformando
las bases de una personolo- gía y una nosología que guardan una notable
coherencia entre sí.
En la obra mencionada reformula su propuesta teórica, sin abando- nar
los principios del aprendizaje biosocial. Invocando la necesidad de apelar a
conocimientos brindados por otras disciplinas, tales como la físi- ca, la
ciencias biológicas, la ecología, la etología, y con el fin de obtener una base
más sólida para su modelo, propone cuatro fases en el desarro- llo de las
personas, que servirán de base para la formulación del nuevo modelo, de
carácter evolutivo y ecológico, a saber:

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1.- Existencia, que supone promoción (o potenciación) y preserva- ción
de la vida. esta fase corresponde al período de fijación sensorial del de-
sarrollo neuropsicológico del niño, desde el nacimiento hasta los 18 meses
(Millon & Everly, 1985); aquí la normalidad se logra mediante un equilibrio
dinámico entre el placer y el dolor.

2.- Adaptación: en esta fase la bipolaridad actividad - pasividad opera


bajo la forma de acomodación pasiva versus la modificación activa de las
condiciones ecológicas, para asegurar la supervivencia. El período de
desarrollo que cubre esta etapa es el que Millon denomina autonomía
sensorio-motora, desde los 12 meses hasta los 6 años.

3.- Replicación: Tomando como base la capacidad reproductiva de la


especie humana, que se desarrolla cuando se adquiere la identidad gené-
rica, Millon se refiere al desarrollo del sí mismo, por una parte, y al amor
constructivo por los demás. En esta etapa del desarrollo se conforma la
bipolaridad sí mismo-otros.

4.- La cuarta fase corresponde a la abstracción, la capacidad huma- na


de trascender lo concreto e inmediato y de manejar simbólicamente los datos
y los hechos, para conformar la realidad fenomenológica personal. Esta fase
corresponde al período de integración intracortical, que cubre el período que
se extiende desde los 4 años hasta la adolescencia.

No se incluyen aquí polaridades, si bien el área en desarrollo inclu- ye


específicamente el pensamiento y la afectividad. Las adquisiciones y logros
de cada fase son, obviamente, acumulativas. Este nuevo aporte teó- rico, en
el que combina las fases con las polaridades, rescata la evolución genético-
ambiental que Millon planteaba ya en sus primeras obras.
En la Tabla 2 se muestran los diez tipos de trastornos que resultan de la
combinación de las bipolaridades mencionadas con las fases de la
evolución.
En un artículo publicado en el Journal of Psychotherapy
Integration, en 1993, Millon, Everly y Davis afirman que la persona,
“único sistema orgánicamente integrado en el campo psicológico” (p.
335), es el lugar que vincula funciones psicológicas con contextos extra-
personales. La personología es, entonces, el ámbito privilegiado para el
logro de la integración bio-psico-social. Lamentan en ese momento la
falta de “...una teoría que pueda unificar la conducta y la psicoterapia” (p.

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338). Refiriéndose a la multiplicidad de teorías que consideran parciales
o no totalmente integradas, expresan que su propio objetivo es “...trans-
formar el edredón de retazos en un prolijo y estético tapiz que entreteja
las diversas formas en que se expresa la naturaleza” (p. 339). El modelo
teórico que proponen en el artículo mencionado intenta también una inte-
gración entre personalidad y psicoterapia.
En su libro Personality disorders in modern life, Millon y Davis
(2000), reiterando una vez más su premisa de que una teoría de la perso-
nalidad debe ser tan integrativa como la personalidad misma, “...una tota-
lidad intrínseca de dominios interactuantes” (p. 57), afirman que una teo- ría
de esta naturaleza se organiza incorporando principios que caen fuera del
campo de la personalidad: “...comprenderá, así, un conjunto de cons- tructos
holísticos que existen por encima de cualquier perspectiva en par- ticular,
lográndose de este modo su integración como partes de un todo” (p. 57).
Cualquier otra alternativa, afirman los autores, conducirá a una postura
ecléctica de puntos de vista parciales no asimilados.
A partir de su concepción de la personalidad como “un sistema sin-
tetizado y esencial”, en el que “...ningún área puede aislarse y funcionar
por sí misma” (Millon, 1996, p. 189), afirmaba que la naturaleza sisté-
mica de la personalidad determina que cada una de las áreas funcionales
y estructurales estén conectadas entre sí y que discurra entre ellas en
forma permanente una amplia red de mecanismos de feed-back, que con-
tribuyen a mantener la unidad del organismo total.
La propuesta integradora de Millon y Davis (2000) rescata los ocho
dominios específicos (que ya figuraban en el Manual del MCMI-II, 1987),
representados por atributos estructurales (que incluyen el tempera- mento, la
autoimagen, las representaciones objetales y la organización intrapsíquica) y
por procesos funcionales (referidos al comportamiento observable, al
comportamiento interpersonal, al estilo cognitivo y a los mecanismos de
defensa). La interacción de atributos y procesos conforma lo que, por
analogía con los recursos defensivos del cuerpo, podría equi- pararse con el
sistema inmune de la personalidad (Tabla 3).
Desde su posición holística evolutiva, Millon y Davis estiman que las
ocho áreas por medio de las cuales se manifiesta la personalidad, pue- den
ser abordadas por cuatro perspectivas teóricas: biológica, cognitiva,
interpersonal y psicodinámica.
En el prefacio de su libro Trastornos de personalidad. Más allá del
DSM-IV (1996) Millon manifiesta haber “... tomado ideas prestadas de
varias escuelas de pensamiento, adaptando y rehaciendo lo que parecen

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ser puntos de vista divergentes para que se ajusten a un modelo integra-
dor coherente basado en principios teóricos” (p. VIII). Más adelante, en
el capítulo 5, retomando la idea de sistema aplicable a la personalidad,
enfatiza la necesidad de no perder de vista que, cualquiera sea la natura-
leza del problema que un paciente presente, siempre será “...la unión
intrincadamente conectada de comportamientos, cogniciones y procesos
intrapsíquicos intrincadamente vinculados entre sí” (p. 189), que han de
ser abordados desde un modelo integrador, si bien en algunos tramos de
sus escritos (2000), insiste en la mayor especificidad de algunas de las
perspectivas antes mencionadas para el logro de los cambios
terapéuticos.

Evaluación de la personalidad

Millon, Everly y Davis (1993) consideran que el diagnóstico es de


fundamental importancia para la terapia. El diagnóstico, dicen, deberá
consistir en “una evaluación comprehensiva, que incluya no sólo la con-
figuración general de los atributos personales, sino que pueda diferenciar su
grado de relevancia” en cada caso particular (p. 350).
En forma congruente con la postulación de su teoría personológica,
Millon ha desarrollado instrumentos de evaluación conducentes al diag-
nóstico de la personalidad, tanto normal como afectada por disfunciones o
trastornos. Pueden citarse entre ellos, Millon Clinical Multiaxial Inventory
(MCMI) en sus tres versiones, Millon Behavioral Health Inventory (MBHI),
Millon Adolescents Clinical Inventory (MACI), Millon Index of Personality
Scales (MIPS), Millon Adolescents Personality Inventory (MAPI), Millon
Behavioral Medicine Diagnostic (MBMD) y Personality Adjective Check
List (PACL).
Los inventarios clínicos (cuya taxonomía coincide con la de los
sucesivos DSM, en los que Millon ha participado activamente en el área de
los trastornos de personalidad), permiten visualizar el diagnóstico en un
perfil integrado que incluye los estilos de personalidad, con sus res- pectivos
desórdenes, trastornos severos de la personalidad, sindromes clí- nicos y
sindromes severos.
Coherente con su concepción sistémica, Millon aplica el principio
de sinergia a la labor de evaluación. Basa su modelo de evaluación en el
hecho de que la gestalt que conforma la personalidad “...da coherencia,
proporciona un marco integrador y crea un orden orgánico”... “Cada per-
sona es un todo sintetizado y sustantivo, mayor que la suma de sus partes

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multiaxiales” (Millon, 1999, p. 451). De esta manera, al desarrollar los
instrumentos destinados a la evaluación de la personalidad, incluye todos los
dominios clínicos, con sus respectivos niveles de extracción de datos.
Este modo de distribuir la información a procesar en la evaluación con
miras al diagnóstico, guarda una ajustada correspondencia con los cuatro
modelos o paradigmas que históricamente se han caracterizado por su
preponderancia en el estudio de la personalidad y la psicopatología y que
fueran previamente mencionados: los modelos biológico, dinámico,
cognitivo e interpersonal.
Aun cuando los resultados de la aplicación de los inventarios son
cuantitativos, la evaluación de la personalidad no se limita a estimaciones
basadas en números. La labor integrativa de la lectura e interpretación de
los perfiles, a la luz de los modelos teóricos mencionados, ha de surgir,
obviamente, de una apreciación cualitativa personalizada y global. La lec-
tura del perfil requiere un amplio conocimiento de la psicopatología, más
allá del DSM-IV. Dado el carácter patogénico que el autor asigna a cada
estilo de personalidad, resultante a su vez, de una serie de experiencias
resistentes, de experiencias traumáticas y de influencias socioculturales,
el diagnóstico integral adquiere una gran importancia a la hora de planifi-
car un tratamiento psicoterapéutico o de proponer una intervención o deci-
sión de otra naturaleza, que comprometa de alguna manera áreas persona-
les, sociales o laborales de la vida de una persona. Es preciso entonces,
tener en cuenta la potencialidad patogénica de cada estilo de personalidad,
la comorbilidad de los trastornos de personalidad entre sí (Eje II) y con los
sindromes clínicos (Eje I); todo ello evaluado idiosincráticamente en rela-
ción al contexto situacional actual (Eje IV) e histórico de la persona y de
la posibilidad de la existencia de enfermedad orgánica (Eje III).
Un diagnóstico que tienda a deslindar los trastornos de la personali-
dad de los sindromes clínicos, deberá atender al grado de cohesión de las
estructuras y funciones que se interconectan de manera compleja, es decir, el
estado de la organización morfológica de la personalidad.
En el capítulo titulado Putting Humpty-Dumpty together again: Using
the MCMI in psychological assessment, Millon y Davis (1995) reflexionan
sobre el camino que sigue la creación de los instrumentos de evaluación
psicológica, “desde la individualidad idiográfica a las comu- nalidades
nomotéticas, para concluir en la individualidad nomotética” (p . 240).
Su objetivo es lograr una evaluación integradora reuniendo los dife-
rentes aspectos que muy frecuentemente se mantienen separados al ser

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abordados mediante diferentes instrumentos o desde diferentes perspecti-
vas teóricas.
En resumen, para retomar su metáfora se propone restaurar a Humpty-
Dumpty o, en otro de sus términos, transformar el edredón de retazos en
estético tapiz. En éste, como en otros ámbitos de la práctica clínica, la
recuperación de Humpty-Dumpty o la calidad del tapiz depen- derán, no
sólo de los materiales y recursos que se utilicen sino también, y
fundamentalmente, de la habilidad de quien se aplique a la tarea.

Conclusiones

La construcción de la teoría integradora de la personalidad efectua- da


por Millon muestra una notable coherencia entre sus primeros intentos y el
resultado actual, si bien los aportes más recientes han significado una
considerable apertura hacia conceptos necesarios para el logro de la cohe-
sión entre las áreas que conforman el todo. Tales son las ideas de sistema, de
causalidad circular propia de los sistemas, de psicosinergia, aplicables tanto
a la persona como tal cuanto a la evaluación y a la psicoterapia.
Un principio fundamental, muchas veces reiterado, alude a que la
integración no radica en las teorías o en las técnicas, sino en cada perso- na,
en su calidad de unicidad gestáltica. En todos los casos, tanto la eva- luación
como el tratamiento, exigen la construcción de configuraciones que
implican, como la persona misma, un elevado nivel de complejidad (Millon,
2000).

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Tabla 1
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1, Sí mismo Otros S mismo u otros Ni sí mismo otros lon
61 í ni

Estilos de personalidad

Conducta instrumental Independiente Dependiente Ambivalente Desvinculado

Activo Enérgico Sociable Susceptible Inhibido

Pasi Seguro Cooperativo Deferente Introvertido


vo

* adaptado (Millon, 1985)


71
72

Tabla 2
Polaridades y trastornos de personalidad derivados *

Existencia Replicación
Placer / Dolor Sí mismo / Otros

Placer - Place Sí mismo - Sí mismo + Sí


Polaridades Dolor + ro mismo Otros + Otros - u
Dolo Otros
r
Adaptación
Desórdenes de personalidad
IN
TE Pasiva
R
DI Esquizoid Masoquista Dependiente Narcisista Compulsivo
SC Activa
IP
e Sádico Histriónico Antisocial Agresivo-
LI
NA Mo
RI Evitativo Sádico ral
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20 de
* adaptado (Millon & Davis, 1995)
03, Ba
20, rb
1, en
61 za
Abordaje de la personalidad en Millon

Tabla 3
Areas funcionales y estructurales de la personalidad

Atributos estructurales Procesos funcionales

Temperamento Comportamiento observable


Autoimagen Relaciones interpersonales
Representaciones objetales Estilo cognitivo
Organización intrapsíquica Mecanismos de defensa

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Facultad de Ciencias Humanas


Universidad Nacional de San Luis
Ejército de los Andes 950
(5700) San Luis - Argentina

Fecha de recepción: 26 de julio de 2002


Fecha de aceptación: 20 de enero de 2003

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