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LINGÜÍSTICA

GENERAL

Profesores A. Castañeda Castro y J. Ortega Olivares


ÍNDICE

Tema 1: La lingüística como ciencia – Página 5

Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje – Página 44

Tema 3: Las lenguas del mundo – Página 84

Tema 4: Fonética y fonología – Página 122

Tema 5: Morfología – Página 168

Tema 6: Semántica – Página 200

Tema 7: Sintaxis – Página 243

Tema 8: Pragmática – Página 288

Tema 9: Lingüística aplicada – Página 332


LINGÜÍSTICA GENERAL
Grado de filosofía

TEMA 1
LA LINGÜÍSTICA COMO CIENCIA

1. La Lingüística y su objeto de estudio.- 2. Descripción y explicación. 3. Breve historia de la Lingüística.


4. Áreas de interés de la Lingüística.

1. LA LINGÜÍSTICA Y SU OBJETO DE ESTUDIO

1.1. Una noción intuitiva de ‘lenguaje’

Hoy en día se acepta generalmente la idea de que el lenguaje es la facultad de


asociar dos órdenes distintos de entidades: el orden de los contenidos mentales, que
por sí mismos no tienen medio alguno de manifestarse, pues son por naturaleza
internos; y el orden de las realidades sensoriales, que permiten a los contenidos
mentales manifestarse al exterior. Al primero de estos órdenes se le suele llamar orden
del contenido, y al segundo orden de la expresión, o, de modo abreviado, contenido y
expresión. Con estos términos, por tanto, podemos decir que el lenguaje es la facultad
de asociar el contenido a la expresión con la finalidad de manifestarlo. Esta definición
puede ilustrarse con ejemplos como los siguientes:

a) El contenido que indicamos con las palabras “el número intermedio entre 4 y
5” no puede utilizarse en el cálculo si no se asocia a una expresión sensorial que lo
manifieste, esto es, a la expresión gráfica <4,5>.
b) El mensaje que una abeja exploradora lleva a sus compañeras de la colmena,
y que les informa de la existencia, a una cierta distancia, de una fuente de alimento, no
podrá ser transmitido y recibido si no va asociado a una forma concreta de ‘danza’ de
la abeja en cuestión, que pueda ser captada por las demás abejas e interpretada de
manera adecuada.
c) El contenido «hijo varón del hermano del padre de X» no podrá ser utilizado
en la comunicación hasta que no se asocie con alguna expresión, como, por ejemplo,
primo en español, cugino en italiano, cousin en francés, etc.; a su vez, la expresión no
tendrá ningún sentido si no va asociada a algún contenido.

Estos ejemplos han sido extraídos de ámbitos muy distintos: de la Matemática,


de la Etología animal y de las lenguas. Además se refieren a expresiones de naturaleza
diferente: en el primer caso la expresión es una cifra gráfica (aunque se pueda
pronunciar); en el segundo es una secuencia ordenada de movimientos del cuerpo de
la abeja (la ‘danza’) que son captados por las compañeras con sus órganos sensoriales;
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

en el último es una secuencia de sonidos (que puede ser también transcrita a letras).
Todo esto significa que, para construir una noción intuitiva de lenguaje, no importa
precisar cuál es la naturaleza de la expresión a la que el contenido se asocia. Es más, en
el orden de la expresión hay una variedad ilimitada de tipos de expresión (signos
gráficos, sonidos, movimientos, etc.). La única condición importante es que la
expresión esté constituida por material sensorial producido por un organismo y capaz
de ser percibido por los sentidos de otro organismo. El hecho de que, para que pueda
haber lenguaje, sea necesaria una asociación de expresión y contenido se indica
normalmente con el término biplanaridad: el lenguaje es biplanar porque está
constituido por dos planos, el de la expresión y el del contenido.
Entendido en este sentido, el lenguaje constituye una categoría más amplia de
lo que podemos pensar a primera vista. La Matemática es lenguaje, son lenguaje los
sistemas desarrollados por los animales para comunicarse, son lenguaje las lenguas
verbales humanas. De ahí que se pueda decir que el lenguaje no es, en absoluto,
exclusivo del ser humano: los animales hacen uso a su manera de la facultad del
lenguaje porque tienen medios para asociar contenido y expresión; y los seres
humanos mismos ponen de manifiesto la facultad del lenguaje de diferentes maneras:
gestos, posturas del cuerpo, mímica, etc., además de con los sonidos verbales.
Ahora bien, como intentaremos mostrar a lo largo de éste y el siguiente tema, a
la Lingüística le interesa el estudio del lenguaje en un sentido más estricto del que se
considera en este epígrafe: la Lingüística se preocupa por el lenguaje en tanto que
facultad específica del ser humano para desarrollar una forma particular de
comunicación enormemente potente, que se manifiesta de forma universal en las
lenguas verbales y cuyo principal rasgo definitorio es su carácter multiarticulado (vid.
tema 2).

1.2 La lingüística como ciencia

Según una definición corriente, la Lingüística es el estudio científico del lenguaje


y las lenguas. Ciertamente es ésta una definición con la que sería difícil no estar de
acuerdo. La cuestión es precisar en qué consiste el conocimiento científico aplicado al
caso de la Lingüística y qué entendemos por lenguaje y lengua. Los próximos apartados
y, en general, el presente tema, intentan precisar tales nociones.

1.2.1 Objetivos de la Lingüística

La Lingüística no tiene una finalidad única, que se pueda formular con facilidad
en una sola proposición. Al contrario, en cada parcela del estudio lingüístico se avanza
en direcciones distintas, de tal manera que en algunos casos lingüistas de diferente
especialidad o de diferente escuela pueden no estar de acuerdo sobre los mismos
puntos de referencia fundamentales (como ocurre, por otra parte, en todas las demás
áreas de investigación). Sin embargo, si intentamos identificar los objetivos recono-
cidos y aceptados por casi todos los que practican esta disciplina, nos encontramos con
que la Lingüística se propone:

a) especificar la naturaleza del lenguaje, y en concreto las potencialidades que


éste aporta al ser humano o las limitaciones que le impone; es decir,

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

especificar la naturaleza del lenguaje en tanto que facultad e intentar dar


cuenta, por un lado, de cómo se adquiere y de qué nos puede enseñar
sobre la mente humana y sobre la forma de percibir y representar el
mundo; y, por otro, de cómo posibilita la comunicación y con ello el
establecimiento de relaciones sociales complejas;
b) identificar las reglas y principios que aplican los hablantes de una lengua
cuando producen y reciben mensajes lingüísticos;
c) describir y explicar los cambios que se producen, con el paso del tiempo,
en la organización y la estructura de las lenguas.

Como es natural, es posible añadir otros objetivos más concretos a los que
acabamos de mencionar (aludiremos a ellos a lo largo de este curso). Por ahora, sin
embargo, nos limitaremos a éstos y subrayaremos que la Lingüística, como quizá todas
las demás disciplinas que pretenden ser rigurosas, actúa entre dos extremos: por un
lado, el específico del análisis empírico (llevado a cabo frecuentemente hasta niveles
incluso microscópicos) de los hechos lingüísticos; por otro, el general y abstracto de la
formulación de teorías globales. La acumulación de hechos lingüísticos, la constitución
de grandes ‘depósitos’ de fenómenos y materiales lingüísticos es, sin duda, su
fundamento operativo (como lo es para la Biología la acumulación de observaciones
empíricas y de datos experimentales), pero la formulación de teorías generales es
indispensable para enfocar debidamente los datos y darles un sentido.

1.2.2 Requisitos previos para el estudio del lenguaje

El estudio científico del lenguaje requiere tener en cuenta ciertas condiciones


de éste que pueden resultar un escollo a la hora de desarrollar su conocimiento
riguroso. Se trata de ciertas dificultades que conviene resolver -o al menos conocer-
para entrar en la manera de pensar propia de la Lingüística:

a) Una disciplina no prescriptiva. Para los diletantes (que abundan en el campo de


estudio del lenguaje), una de las características más sorprendentes de la
Lingüística radica en que ésta no da consejos o prescribe comportamientos: no
dice qué es bueno o qué es malo en la conducta lingüística de los individuos y
de las sociedades. Esta precisión, dada su evidencia, debería ser inútil: ninguna
disciplina científica es prescriptiva, aunque puedan serlo sus aplicaciones. La
Economía no dice qué hay que hacer para obtener un determinado resultado
económico; la Fisiología no dice qué es justo y qué es erróneo en el
funcionamiento del organismo. Sin embargo, en el caso de la Lingüística esta
situación no resulta tan clara: a menudo ha sido y es considerada la Lingüística
como una suma de recomendaciones; incluso los mismos lingüistas son a veces
imaginados como jueces del ‘buen comportamiento’ lingüístico. Por tanto, el
carácter no prescriptivo del estudio lingüístico hay que subrayarlo una y otra
vez. Conviene insistir, por tanto, en que la Lingüística tiene como objeto la
descripción y explicación del lenguaje humano, en tanto que facultad específica,
a través de su manifestación en las lenguas verbales.

b) Se estudia lo inobservable. El segundo obstáculo que hay que superar consiste


en reconocer el hecho de que, al estudiar el lenguaje, se consideran sobre todo

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

fenómenos que ‘no se ven’, es decir, fenómenos no observables. El contenido


-uno de los dos planos del lenguaje- es interno por naturaleza y definición, y
escapa, por tanto, a la observación directa. Es más, uno de los principales
problemas técnicos de la Lingüística moderna radica precisamente en cómo
representar gráfica y visiblemente el contenido, igual que se representan
gráficamente con símbolos no equívocos otras entidades no observables como
los números y las operaciones aritméticas. Ciertamente, la Lingüística no es la
única disciplina que se ocupa de cosas que, en rigor, no se ven, o que aún no se
ven: la Física, la Biología, la Astrofísica, la Economía, etc. están basadas
también, en mayor o menor medida, en la investigación de objetos que no se
ven. En algunas de estas ciencias esta limitación es sólo provisional. La
Lingüística, en cambio, es una disciplina esencialmente de lo no observable: de
los fenómenos de que se ocupa sólo algunos son visibles, y ello porque en
alguna medida se plasman en forma escrita o están constituidos por
comportamientos -visibles, audibles o grabables- de los hablantes. La variedad,
pues, de los fenómenos lingüísticos que se pueden observar es limitada. ¿Quién
ha visto o podrá ‘ver’ la organización sintáctica de una frase? ¿Quién podrá ‘ver’
cómo está hecha una regla gramatical? ¿Quién será capaz de ‘ver’ el significado
de un discurso?

c) Renunciar a la ‘naturalidad’. La tercera dificultad radica en la necesidad de


acostumbrarse a no considerar el lenguaje sólo como un comportamiento
espontáneo y natural, como aparece a primera vista, sino a verlo como un
objeto en cierta manera ‘externo’ y susceptible de estudio. El hecho de que
todos los seres humanos dispongan del lenguaje y lo utilicen en todo momento
con aparente libertad e independientemente de impedimentos externos, puede
hacer pensar que no constituye por sí solo un problema científico, y que su
organización es obvia y banal. Si no renunciamos a esta actitud y no nos
acostumbramos a la idea de que también se puede someter a análisis un
comportamiento en apariencia tan natural como es el lenguaje, el estudio
lingüístico es literalmente imposible. Éste sólo tendrá lugar cuando se llega a
pensar que el lenguaje, pese a su naturalidad y ‘facilidad’ aparentes, es un
objeto complejo, muy organizado, que puede funcionar mal o resultar dañado o
destruido (como cuando se dan determinadas circunstancias patológicas). Sólo
con esta idea en la mente se puede entrar en el dominio de la Lingüística.

d) Las lenguas se estudian con otras lenguas. En cuarto lugar, la Lingüística tiene
una peculiaridad que la hace probablemente única entre las demás ciencias.
Tiene como objeto el lenguaje y las lenguas; pero, por una especie de círculo
vicioso, para estudiar este objeto no puede servirse de otra cosa que de
lenguas. Dicho de otra manera, en Lingüística, el objeto de estudio y el
instrumento para estudiarlo son exactamente idénticos. No parece que existan
otras disciplinas que se encuentren en esta posición de paradoja esencial.

e) Construir el propio objeto. Por último, la reflexión sobre el lenguaje y las lenguas
se hace cada vez más compleja debido a que, como ya puso de manifiesto
Ferdinand de Saussure, la Lingüística, a diferencia de otras disciplinas ‘duras’ y
‘blandas’, debe construir su objeto a medida que avanza. Dicho de otra manera:
La Lingüística no se enfrenta a un objeto ya formado y listo para el análisis, un
objeto que sólo haya que estudiarlo. En Lingüística se tiene que decidir en todo

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

momento dónde empieza y dónde acaba el objeto de estudio; a menudo no se


sabe qué puede haber o no haber en un fenómeno que esté sometido a
examen; otras veces tiene incluso que construir, durante el análisis, categorías
nuevas con las que poder tratar el objeto estudiado.
Esta circunstancia se debe en parte a que la Lingüística se ocupa a
menudo de fenómenos lingüísticos que no se ven. Una gran parte de las
discusiones metodológicas de la Lingüística moderna ha surgido precisamente
aquí, lo que conduce a que el objeto de la Lingüística deba ser definido en el
ámbito de la teoría que se adopte y que, debido a esto, la interpretación de las
evidencias de base se vea sometida a numerosas fluctuaciones en conceptos y
términos.
Esta circunstancia de que hablamos también se debe al carácter
‘heteróclito’ del lenguaje. Con el término heteróclito aludimos -siguiendo a
Ferdinand de Saussure, quien lo extendió a comienzos del siglo XX- al hecho de
que el lenguaje está estrechamente ligado a una enorme variedad de ámbitos
de experiencia y de estudio, y que, por así decirlo, tiene lugar gracias a
numerosos fenómenos que no son lingüísticos en sentido estricto. Así, desde
cierto punto de vista, el lenguaje ‘es’ sonido, y por tanto forma parte de la
Fisiología y de la Física; desde otro punto de vista, ‘es’ contenido mental y por
tanto pensamiento, por lo que se adentra en la Psicología. Pero hay muchas
más áreas en las que el lenguaje ahonda sus raíces: como nace de la especie
humana en cierto momento de su evolución, el lenguaje penetra en el ámbito
de la Biología y la Genética; desde el momento en que las lenguas se aprenden,
es objeto de la Pedagogía; como las lenguas cambian con el tiempo, ‘es’
Historia; podemos describir muchos aspectos del lenguaje y de las lenguas con
métodos matemáticos, y por tanto ‘es’ objeto de la Matemática; el lenguaje
tiene lugar en el cerebro, está sujeto a disfunciones y por ello merece la
atención de la Neurología. Como vemos, la lista de los ámbitos que contribuyen
en cierta manera a dar al lenguaje su fisonomía es muy larga, y larga es también
la lista de las disciplinas que pueden constituir al lenguaje como objeto de su
estudio o que se aproximan a la Lingüística en el estudio de éste.
Así las cosas, no es de extrañar que, al ser ‘heteróclito’ el objeto de su
estudio, la Lingüística misma también lo sea. Esta peculiaridad, que ha
inquietado mucho durante algún tiempo a los lingüistas -que buscaban el
camino para construir un método específico para la Lingüística-, hoy es asumida
y aceptada sin mayores problemas. Esta propiedad de la Lingüística da lugar, sin
duda, a confusiones y malentendidos, pero también constituye uno de los
aspectos que más la distinguen de las demás disciplinas. La Lingüística no es
propiamente una disciplina ‘humanística’, porque verifica los datos y emplea
métodos de las ciencias ‘frías’ en una medida muy superior a como se suele
hacer en los estudios humanísticos; tampoco es una disciplina estrictamente
‘científica’, porque su objeto, el lenguaje y las lenguas, a menudo es huidizo,
una amalgama de subjetividades y de idiosincrasias demasiado amplia como
para que pueda ser concretado y entendido con el mismo rigor con el que se
podría, por ejemplo, describir la composición química de la sangre o medir un
campo magnético.
El carácter ‘heteróclito’ de la Lingüística explica también por qué razón es
a los ojos de muchos, e incluso realmente, una disciplina ‘mixta’, y hasta
‘impura’: toma datos, materiales, métodos y modelos de análisis de otros
campos de estudio, y al mismo tiempo ofrece a estos campos hipótesis,

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

generalizaciones, ideas. Con el tiempo, naturalmente, el repertorio de las


ciencias con el que la Lingüística establece los mayores intercambios y
contactos ha cambiado, y está destinado a cambiar también en el futuro. Si a
comienzos del siglo XX generalmente era considerada como uno de los sectores
de los estudios filológicos y sólo en algunos casos se acercaba a la Psicología, en
los años sesenta tomaba contacto con ciencias más formales, como la
Matemática y la Lógica, y a finales de ese siglo su posición en el ámbito general
de las ciencias es todavía más compleja: aunque sigue estando en algunas de
sus manifestaciones muy próxima a los estudios histórico-arqueológicos o a los
psicológicos, sus conexiones más prolíficas parecen ser las establecidas con las
ciencias neurológicas, antropológicas o con la informática. Esto no significa,
desde luego, que los viejos contactos hayan sido arrinconados, sino solamente,
por un lado, que la gama de intercambios y, por tanto, el perímetro exterior de
la disciplina se han ampliado; y, por otro, que, como resultado de estas
oscilaciones, el concepto de ‘lenguaje’ también haya ido cambiando.

2. DESCRIPCIÓN Y EXPLICACIÓN

2.1 Modelos y mapas

La experiencia del lenguaje, en tanto que conocimiento y comunicación, es,


como sabemos, extraordinariamente compleja. El propósito de la Lingüística es ofrecer
alguna explicación de esta complejidad abstrayendo de ella lo que parece tener una
significación esencial. La abstracción consiste, entre otras cosas, en idealizar los datos
concretos, como parte del proceso de construir modelos de descripción lingüística.
La Lingüística, por tanto, ofrece modelos con que puedan ser revelados los
rasgos del lenguaje que no se manifiesten de modo inmediato. Para ello, sin embargo,
el modelo deberá ofrecer una versión simplificada e idealizada de la realidad: los
rasgos de ésta que se consideran accesorios quedan descartados, para que así resulten
destacados aquellos otros que se consideren esenciales. En este sentido, los modelos
se parecen mucho a los mapas.
Un mapa no muestra las cosas tal como son. Cualquiera que sea su escala, es
inevitable que siempre quede descartada una enorme cantidad de detalles, porque no
hay, sencillamente, espacio para ello. En otras ocasiones, incluso cuando lo hubiera, se
excluyen numerosos detalles para evitar que la atención se distraiga y pueda apartarse
de la información considerada esencial. Pensemos un momento, por ejemplo, en el
mapa del metro de una gran ciudad. No guarda éste, como es evidente, demasiado
parecido con el trazado real de las vías por las que transitan los trenes, con las curvas y
vueltas que presenta la intrincada malla subterránea. No hay indicación de las dis-
tancias que separan las estaciones. El parecido es aun menor cuando pensamos en la
ciudad que hay arriba, con sus parques, edificios públicos y el complejo tejido de calles.
Ese mapa sería completamente inútil si pretendiéramos usarlo para llegar a algún lugar
a pie. El mapa en cuestión es, en efecto, un modelo del sistema de transporte
subterráneo, y, como ha sido pensado teniendo en cuenta las necesidades de los
usuarios de este medio de transporte, deja de lado todo lo que resulte irrelevante en
relación con ellas.

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

Lo mismo ocurre con los modelos del complejísimo panorama del lenguaje:
identifican ciertos rasgos como importantes, y los destacan evitando cualquier
distracción en el detalle. Otros rasgos no serán tenidos en cuenta. Y, como es de
suponer, los distintos modelos descansarán en diferentes escalas y darán, por ello,
preferencia a diferentes rasgos. Como los mapas, todos los modelos son producto de la
simplificación y de la selección. Son versiones idealizadas de la realidad, elaborados
para revelar ciertas cosas mediante la anulación de otras. No puede existir un modelo
que sirva para todo, como no puede haber un mapa que lo represente todo. Su validez
es siempre relativa, nunca absoluta. Se los crea para explicar la experiencia, y no se ha
de esperar, así, que se correspondan con ella. Ninguno puede captar la verdad
totalmente, o la verdad solamente. Si lo hicieran, dejarían, desde luego, de ser
modelos: igual que un mapa dejaría de serlo si se correspondiera exactamente con el
terreno representado. Tanto en Cartografía como en Lingüística, el problema consiste
en saber qué escala emplear, qué dimensiones identificar y dónde establecer, de
acuerdo con los intereses de la explicación, la línea que separe las abstracciones
idealizadas de los elementos particulares concretos.

2.2 Pautas y variaciones

En tanto que medio de interacción de las personas, el lenguaje es un fenómeno


social. Nos permite expresar públicamente las experiencias personales y, así,
comunicar y entrar en comunión con otros, llegar a significados concertados y regular
las relaciones. Para que todo ello sea posible, las lenguas han de ser códigos
relativamente estables a los que se someten las personas, pues este sometimiento es
condición para ser miembro de las comunidades que los usan; además, tiene que
haber maneras convenidas de usar la lengua en los diversos tipos de contexto social.
En este sentido, pues, aprender una lengua es un acto de adaptación social.
Al mismo tiempo, el lenguaje también proporciona los medios para la
autoexpresión no conformista. Siempre hay espacio para la manipulación personal. Por
ejemplo, las personas que hablen francés, suahelí o mandarín podrán, por un lado,
producir mensajes en esas lenguas, combinaciones de palabras, de acuerdo con los
sistemas de reglas subyacentes y los significados establecidos que conforman los
códigos lingüísticos en cada caso. Por otro lado, sin embargo, estarán produciendo
expresiones únicas en la lengua de que se trate, pues explotan la potencialidad del
código. Aunque los hablantes están sometidos a las restricciones que imponen las
convenciones del código y del uso de éste, explotan no obstante la potencialidad del
mismo de manera diferente. Pero esta explotación consciente no es la única causa de
variación. El perfil que muestra el uso que una persona hace de una lengua es tan
particular como sus huellas dactilares; es más, si una misma persona repite una misma
expresión oral, las repeticiones, aunque puedan sonar de modo idéntico, nunca serán
acústicamente lo mismo. Resulta obvio, por tanto, que se impone la necesidad de
asumir que ciertas cosas son siempre las mismas, incluso si, consideradas más de
cerca, se muestran diferentes.
La cosa está, en fin, en que, por un lado y desde cierto punto de vista, el
lenguaje es un fenómeno muy general y abstracto: un cuerpo compartido y estable de
saberes sobre formas lingüísticas y sus funciones, y establecido convencionalmente por
la comunidad. Al mismo tiempo y desde otro, el lenguaje es también algo muy
concreto y variable si observamos la realidad de la conducta lingüística. Cuanto más

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

nos acercamos a lo concreto en la escala de idealización, más diferencias percibimos y


más se difuminan los aspectos generales; y viceversa. En consecuencia, conviene que
establezcamos en esta escala algunos puntos de referencia que nos ayuden a definir
qué abarca en realidad la investigación lingüística. A continuación examinamos algunos
de los puntos de referencia más destacados propuestos en el siglo XX.

2.3 Lengua y habla

Uno de esos puntos de referencia fue establecido por Ferdinand de Saussure, el


lingüista ginebrino considerado por muchos como el padre de la Lingüística moderna.
Propuso, en unas conferencias famosas pronunciadas a principios del siglo XX, que la
Lingüística debe ocuparse únicamente del código social compartido, el sistema
abstracto, que él llamó langue (lengua), y que quedan fuera de su ámbito todos los
fenómenos concretos debidos al enunciado individual, a los que recogió en el concepto
de parole (habla). Según este modo de ver las cosas, langue es un cuerpo colectivo de
saberes, algo así como un manual de referencia común del que han adquirido un
ejemplar todos los miembros de una comunidad de hablantes. Esta distinción entre
lenguaje como sistema abstracto y discurso concreto puede justificarse con dos
hechos. Primero, esta distinción resulta conveniente porque delimita un área de
investigación que es practicable: es posible, en principio, concebir una Lingüística de la
parole, pero las particularidades de los fenómenos lingüísticos individuales son tan
variadas y heterogéneas que eluden cualquier descripción. En segundo lugar, se puede
afirmar que el concepto de langue recoge el aspecto central y más determinante del
lenguaje mismo. Según este modo de considerar los hechos, parole es el lado
contingente y móvil de las cosas, el reflejo conductual, relativamente superficial, del
saber lingüístico interno. Y, así, langue es el lado que admite ser considerado el
principio más apropiado para la Lingüística, o el principio esencial del lenguaje mismo,
o ambos.
Esta distinción saussureana, considerada desde la perspectiva actual, tiene
consecuencias controvertidas. Así, para empezar, conviene destacar que el concepto de
langue despoja al lenguaje de su inestabilidad intrínseca. El lenguaje es necesaria y
esencialmente una realidad dinámica: es proceso, no estado, y cambia en el tiempo
para ajustarse a las necesidades de los hablantes. Saussure -formado él mismo en la
tradición de la lingüística histórica, la cual aspiraba a explicar los cambios de las
lenguas en el tiempo, esto es, la dimensión diacrónica del lenguaje- era, sin lugar a
dudas, consciente de esto. Por ello, concibe en realidad la langue como una sección
transversal de ese proceso durante cierto período de tiempo, como un estado
sincrónico. Esto puede ser representado del siguiente modo:

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

Estados sincrónicos de langue


(las estructuras representan sistemas
lingüísticos)

Dimensión diacrónica
Presente

Esta concepción presenta, sin embargo, una dificultad: al parecer se confunden


sincronía y estabilidad. Siempre que tomamos una sección transversal de una lengua,
lo que encontramos no es fijeza, sino flujo. Ello se debe a que el lenguaje no es que
cambie a lo largo del tiempo, sino a que varía en todo momento. Las cosas no pueden
ser de otra manera, habida cuenta de que los miembros de una comunidad que
‘comparte’ una lengua serán de diferente edad, utilizarán esa lengua de manera
diferente, a la que asignarán diferentes usos comunicativos y sociales. Los cambios
generacionales provocan diferencias lingüísticas. Por muy pequeño que sea un período
de tiempo dado, o limitada cierta variedad lingüística, siempre habrá cambios,
variabilidad, en uno y otra, pues el lenguaje se ajusta muy flexiblemente a las
necesidades de los miembros de la comunidad hablante. Y cuando algunos de estos
usos cambiantes se convencionalizan, entonces quedan establecidos como formas ya
cambiadas. En otras palabras: el cambio diacrónico a lo largo del tiempo es simple e
inevitablemente el resultado de la variación sincrónica que acontece en todo
momento.
Para ilustrar esta distinción entre sincronía y diacronía, Saussure propuso como
ejemplo el juego del ajedrez. La sección transversal sincrónica de una lengua (el estado
de langue) es -afirmaba- como el estado que presenta una partida en determinado
momento: podemos estudiar la disposición de las piezas en el tablero sin tomar en
consideración la dimensión diacrónica del juego, es decir, los movimientos realizados
previamente o los que se puedan hacer en el futuro. Podemos, dicho de otro modo,
considerar la configuración adoptada por las piezas como un estado de la partida en
cuestión, sin tomar en cuenta que también es una fase en el desarrollo de la misma.
Pero esta comparación no puede mantenerse: el ajedrez es por naturaleza una
secuencia de estados separados entre sí, pues el juego se detiene cada vez que un
jugador mueve pieza y llega el turno al otro. En el lenguaje, en cambio, no caben
divisiones de este tipo, pues todo en él es continuidad. Es la Lingüística la que propone
estas separaciones.
Pese a todo, la afirmación de que diacronía y sincronía no son en realidad
dimensiones distintas del lenguaje, no invalida la idealización que las presenta como si
lo fueran, sino que sólo pone límites a que tal distinción sea asumida en términos
absolutos. Esto, como ya hemos visto, es aplicable a todos los modelos del lenguaje. Si
quisiéramos dar cuenta de la variación y el cambio, trazaríamos las líneas de la
idealización de modo diferente, pero seguiría habiendo idealización. Y el modelo
resultante necesariamente revelaría en menor grado la estabilidad relativa de la lengua

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

que constituye el marco de referencia necesario para dar cuenta de esa variabilidad.
Hay que asumir siempre en algún lugar algunos puntos de referencia fijos como base
de la descripción.
Y esto acontece también en la conducta lingüística. La asunción de estos puntos
fijos de referencia, de estabilidad, puede ser una realidad en sí misma. Saussure no es
el único en concebir el lenguaje como un estado estable: aunque un examen cuidadoso
de la producción lingüística real muestra todo tipo de cambio y variación, las personas
de la comunidad en que tal producción ha sido registrada pueden, sin embargo, pensar
que la lengua que hablan está fijada y establecida, y aceptan la validez de las
gramáticas y diccionarios que describen y recogen sus distintos aspectos. Quizá los
miembros de una comunidad lingüística no poseen en su mente un ‘ejemplar’ idéntico
de la langue, pero pueden, sin embargo, creer que lo tienen, y pueden, por ello,
considerar las numerosas diferencias que perciben como algo que carece de
importancia.

2.4 Sistema, norma y habla

La dicotomía langue/parole saussureana, al tiempo que abría un horizonte


metodológico nuevo en el campo de la Lingüística, también supuso un reto importante:
el de aunar de algún modo los extremos de esa dicotomía para tratar, así, de dar mejor
cuenta de los hechos lingüísticos (es decir, de su unidad y variedad).
Para Coseriu, uno de los lingüistas que mejor han tratado el problema, el
puente que une la extrema abstracción de la langue (lengua) con la manifestación
genuina del lenguaje que es la parole (habla), sólo es posible si, frente a la Lingüística
de la lengua (que propugna el estudio de la langue y deja a un lado la parole), optamos
por la Lingüística del hablar. Para Coseriu este enfoque se fundamenta, entre otros, en
los principios siguientes:

a) La clasificación de los hechos lingüísticos debe basarse en el hablar.


b) El hablar no puede distinguirse como realidad distinta de la lengua, pues ésta se
halla presente en el hablar y se manifiesta de modo concreto en los actos
lingüísticos. Lengua y habla no designan secciones autónomas o maneras de
presentarse el lenguaje, sino distintos puntos de vista, distintos grados de
abstracción y formalización de una misma realidad objetiva. No son, pues,
divisiones del hecho, sino de método.

Una vez que se reconoce la insuficiencia de la división dicotómica del lenguaje, Coseriu
plantea una división tripartita: sistema/norma/habla, basada en tres posibles grados
de abstracción desde los que se puede interpretar el hecho lingüístico:

a) Conjunto de elementos concretos, variados y variables. Estos elementos se


integran en el habla, carente de abstracción.
b) Características normales y más o menos constantes (independientemente de la
función del hecho estudiado). Formarán parte de la norma, que supone el primer
grado de abstracción.
c) Características indispensables, es decir, funcionales. Se integran en el sistema,
que es el segundo grado de abstracción.

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Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

Es decir, Coseriu intenta clarificar el sentido y el alcance de la noción saussureana de


langue, estableciendo para ello la distinción entre sistema y norma. Para ilustrar esta
distinción, Coseriu propone una larga lista de ejemplos en los campos fónico,
fonológico, morfológico, sintáctico y léxico:

I) FONOLOGÍA. En español no existe oposición entre vocales abiertas y cerradas. No


importa que en malo la [o] se realice abierta o cerrada, pues el fonema es único:
/o/. No obstante, la pronunciación varía, de acuerdo con la norma, según los
fonemas contiguos: será abierta en rosa o dogma y cerrada en mole o boda.
Alterar tales pronunciaciones no alteraría el sistema, pero resultaría insólito,
anormal. Tenemos, así, un único fonema, dos realizaciones distintas y una
infinidad de actos distintos:

Oa i
Oa ii
Oa Oa iii
Oa iv
Oa v ...
O
Oc i
Oc ii
Oc Oc iii
Oc iv
Oc v ...

SISTEMA NORMA HABLA (Oa: [o] abierta; Oc: [o] cerrada.)

Otro ejemplo: La oposición fonológica /r/-/r'/ existe en español sólo en


posición intervocálica (caro-carro) y se neutraliza en las demás. En teoría, para el
sistema es indiferente que en las posiciones neutralizadas el archifonema se
realice como [r] o como [r']. Mas no así para la norma: [r'] aparece siempre en
posición inicial y tras s, l, y n (rata, alrededor, enraizado). Por contra, [r] es lo
normal tras oclusiva (presa, crudo); y es realmente facultativa (pero más a
menudo simple) en posición final absoluta y ante consonante (puerta, ver). No
obstante, cuando por fonética sintáctica la -r entra en contacto con otra vocal,
difícilmente escucharemos una vibrante múltiple (ver y escuchar).

II) MORFOLOGÍA. La mayoría de las evidencias de la distinción entre sistema y


norma, y también para aclarar el carácter sociocultural de esta última, se
encuentra en errores de flexión o analogías que producen los niños o ciertas
personas que no conocen suficientemente la norma. Tales errores proceden casi
siempre de una aplicación de las oposiciones funcionales del sistema contraria a
la aplicación consagrada como normal en la respectiva comunidad lingüística. Si
un niño inglés dice oxes como plural de ox («buey»), en lugar del normativo oxen,
es porque el sistema inglés contiene como legítima la oposición “sing. -ø/plural –
es”, pero en la norma oxes queda fuera de ella. Lo mismo ocurre en español con
andé (como canté) por anduve, o quereré (como temeré) por querré. También se
pueden rastrear otros muchos casos en el ámbito de la derivación, composición y
formación de palabras.

11
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

III) SINTAXIS. La distinción entre sistema y norma aparece aquí como diferencia entre
tipos generales o ‘regulares’ de construcción y las fórmulas fijas. Mientras los pri-
meros representan al sistema, las segundas representan las realizaciones tradi-
cionales de esquemas contenidos por el mismo sistema. Son, por tanto, reali-
zaciones de norma. Entre las variantes de un esquema sintáctico permitidas por
el sistema, una adquiere rango de norma, mientras las demás o bien son
anormales, o bien adquieren normalidad únicamente en una determinada
convención estilística. En español normativo, es normal la frase se me ha dado, y
no me se ha dado, que, sin embargo, mantiene todas las distinciones requeridas
por el sistema y aparece frecuentemente en determinados estratos sociocultu-
rales. Además, es la elección normal en italiano: mi si è dato.

IV) LÉXICO. La enorme variedad de oposiciones que se establecen en el léxico, y que


hacen tan difícil el estudio del vocabulario, provocan también una mayor difi-
cultad para distinguir sistema y norma. De todas formas, se pueden rastrear
algunos aspectos donde la distinción resulta oportuna. Así, muchas veces hay dos
o más palabras con significados prácticamente idénticos, pero una es la «normal»
mientras la otra está marcada estilísticamente: perro-can, cama-lecho, rápido-
raudo. En el ámbito de las asociaciones de palabras, hay muchas que están
permitidas por el sistema, pero son inéditas en la norma. La labor poética busca
muchas veces esas nuevas asociaciones. Por el contrario, otras asociaciones ya se
hallan plenamente consagradas: a agua salada se opone agua dulce, que es
simplemente agua no salada (y no agua con azúcar). Usar agua insípida como
opuesto a agua salada es válido en el sistema, y hasta resultaría técnicamente
más exacto, pero la norma no recoge dicha asociación.

Después de todo esto, podemos extraer diversas conclusiones. Entre ellas, que el
sistema es más general que la norma. El sistema comprende aquellos elementos
funcionalmente inherentes a una lengua, considerada en sí misma. El sistema es único
y posee un alto grado de estabilidad. La norma se refiere a otros muchos elementos
que, sin ser funcionales, se integran plenamente en los usos lingüísticos de la
comunidad hablante. Las normas son varias, y aumentan a medida que haya un mayor
número de comunidades geográficas o socioculturales entre el conjunto de hablantes
de una lengua. Podemos hablar de distintas normas parciales. La estabilidad de la
norma es mucho menor, y los cambios (en el espacio, en el tiempo o en la escala social)
de una norma a otra provocan situaciones de incertidumbre, en las que dos o más
variantes «pugnan» por la hegemonía. Tal es el caso, en español, del uso etimológico
de los pronombres frente al leísmo y al laísmo, o al ya mencionado andé/anduve.
Pero al mismo tiempo, y desde otro punto de vista, la norma es más restringida
que el sistema. Ambos pueden coincidir aparentemente si el sistema ofrece una única
posibilidad. Pero lo más general es que el sistema, una vez fijadas las oposiciones
funcionales, permita una más amplia gama de variables, todas ellas igualmente válidas,
y en estos casos la norma, que los hablantes seguimos por ser miembros de la
comunidad, selecciona una de las variables y relega las demás como anomalías o
simples hechos aislados de habla.
El sistema y la norma no existen aisladamente, sino que están contenidos en el
lenguaje como actividad: en el hablar concreto. A partir de éste se pueden realizar
sucesivos procesos de abstracción inductiva que nos pueden llevar desde el acto
aislado hasta el comportamiento individual (Coseriu distinguirá después entre norma
individual y norma social), el comportamiento colectivo y, por último, hasta el sistema,

12
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

pero sin olvidar que éstos no son sino distintos grados de formalización del hablar
mismo. Se sigue así el mismo camino que puede conducir a los hablantes a un cambio
de sistema. Los cambios comienzan siempre mediante actos concretos y aislados en el
habla, inicialmente anómalos. Cuando estos comportamientos se generalizan y son
aceptados por la comunidad adquieren rango de norma. Por último, si dicha norma
triunfa por completo y supone una modificación en las oposiciones funcionales,
entrará a formar parte del sistema.

2.5 Competencia y actuación

Otra distinción parecida a la de Saussure, pensada para idealizar los datos


lingüísticos y definir el ámbito de la investigación lingüística, es la propuesta por Noam
Chomsky. Distingue este autor entre competencia, el conocimiento que el hablante
nativo tiene de su lengua en tanto que sistema de relaciones formales, y actuación, la
conducta lingüística concreta de este mismo hablante. Aunque la actuación tiene que
conformarse, evidentemente, en la competencia, a la que, por tanto, siempre está
referida, sin embargo no se corresponde con ella de un modo directo. Como sucede en
otros aspectos de la vida humana, no configuramos nuestras acciones exclusiva y
necesariamente con el conocimiento apropiado, y ello sencillamente porque las
acciones siempre ocurren en determinadas circunstancias que las restringen o que les
imponen alguna condición. Por tanto, la actuación lingüística concreta está condicio-
nada, además de por el conocimiento de la lengua, por otros numerosos factores
distintos de este conocimiento. Estos factores son, en opinión de Chomsky, inciden-
tales, es decir, carecen de relevancia por lo que respecta a la descripción lingüística. La
actuación es particular, cambiante, dependiente de las circunstancias; puede ofrecer
evidencias de la competencia, pero éstas son circunstanciales y, por tanto, susceptibles
de no ser tomadas en cuenta. Los conceptos abstractos de la competencia y los hechos
concretos de la actuación son fenómenos completamente distintos y, así, no cabe
inferir unos de otros: lo que sabemos no puede identificarse con lo que hacemos.
La distinción de Chomsky se corresponde, obviamente, con la de Saussure en
algunos aspectos: muestra una dicotomía similar entre conocimiento y conducta
lingüística, así como una delimitación similar de lo que constituye el ámbito de la
investigación lingüística. Pero también hay diferencias. Primero, en Chomsky no hay
ambivalencia alguna en lo concerniente al estatus de la distinción. No es que la
competencia sea presentada como un constructo conveniente y por tanto como
principio útil para el estudio del lenguaje, sino que se la presenta como constructo
válido, como el principio fundamental del lenguaje mismo. Centrarse en la compe-
tencia equivale a centrarse en lo que es esencial y primario. La actuación es una
categoría residual de fenómenos secundarios, incidentales y periféricos.
Segundo, aunque langue y competencia admiten ser definidas en términos de
conocimiento abstracto, la naturaleza de tal conocimiento es concebida en cada caso
de modo diferente. Saussure lo considera algo socialmente compartido, conocimiento
común: ve la langue como un libro del que hay numerosos ejemplares distribuidos por
toda la comunidad. Constituye, por tanto, una generalidad de los factores más
comunes. Pero para Chomsky la competencia no es un fenómeno social, sino una
realidad psicológica; no es una generalidad compartida, sino cierta dotación genética
de todo individuo. Naturalmente, las personas no están programadas innatamente
para adquirir la competencia en una lengua particular, sino que, más exactamente, la

13
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

competencia en una lengua puede considerarse una variante en relación con los rasgos
universales del lenguaje.
La langue, por tanto, es concebida como cierto conocimiento que está determi-
nado por los miembros de una comunidad social, y esta circunstancia explica que la
atención se centre, como es natural, en aquello que hace diferente a cada langue. En
esta definición de conocimiento lingüístico la pregunta más importante puede ser ésta:
¿qué es lo distintivo en las lenguas particulares en tanto que fenómeno social? La
competencia, en cambio, es concebida como aquel conocimiento que está determi-
nado por la pertenencia a la especie humana; por ello, el interés aquí está, no en lo
que hace diferentes a las competencias, sino en lo que constituye su base común. En
esta definición de conocimiento lingüístico la pregunta más importante sería ésta: ¿qué
es lo distintivo del lenguaje en general, como nota específica de la especie humana?
Vemos, entonces, que la distinción chomskyana lleva a definir la Lingüística como
actividad investigadora referida sobre todo a los universales de la mente humana. De
hecho, Chomsky ha definido la Lingüística como una rama de la Psicología cognitiva. Su
idealización es estrictamente de carácter formalista, en tanto que se centra en las
formas de las lenguas como evidencias de tales universales, sin ocuparse de cómo esas
formas actúan en el tráfago de la comunicación, en la vida social de las distintas
comunidades. A este respecto, la definición de competencia de Chomsky como el
objeto propio de la Lingüística, se halla, en el continuum de abstracción, mucho más
allá de donde se encuentra la definición que Saussure propone de langue, pues se deja
totalmente a un lado cualquier consideración de carácter social.
Hay otros dos aspectos que conviene resaltar en relación con esta definición
formalista del lenguaje. En primer lugar, como ya se dijo antes, es evidente que cuanto
más se avanza en la abstracción, mayor riesgo se corre de perder contacto con la
realidad concreta del uso del lenguaje. Si la competencia es el conocimiento de los
principios abstractos de la organización lingüística, que pueden no hacerse evidentes
en la actuación, incluso ni siquiera hacerse accesibles a la consciencia, entonces, ¿qué
cuenta -cabría preguntarse- como evidencia empírica de la existencia del lenguaje? La
respuesta a esta pregunta generalmente ha sido que los lingüistas mismos, en tanto
que hablantes nativos representativos de una lengua, pueden obtener evidencias a
partir de sus propias intuiciones. Pero, ¿qué razón podría esgrimirse para sostener
como autoevidente que los lingüistas son informantes fiables? El sentido común nos
dice que, como partes interesadas en el proceso e inclinadas al análisis, los lingüistas
mostrarían evidencias muy sesgadas de los hechos lingüísticos, por lo que no serían,
ciertamente, los hablantes más representativos. Hay medios para salir al paso de este
argumento, pero lo cierto es que los problemas concernientes a la relación entre
abstracción y concreción siguen estando planteados: por un lado, cuanto más se aparta
al lenguaje de su entorno natural, mayores son las dificultades en esa relación; por
otro, cuanto más sea circunscrito el lenguaje a su ámbito natural, menos podrán
quedar al descubierto las generalidades significativas. El dilema de la idealización, ya
considerado más arriba, siempre acompañará la labor del lingüista.
Si el aspecto que acabamos de tratar se refería a la metodología de la investigación
lingüística, esto es, a cómo justificar los asertos que se puedan hacer sobre el lenguaje,
el segundo tiene que ver con el abarque de la investigación lingüística, es decir, con
aquello de que han de tratar de hecho tales asertos. Y aquí la postura de Chomsky
pudiera resultar paradójica. Lo que este autor plantea como realidad central del
lenguaje es un conjunto abstracto de principios organizativos que, de una parte,
definen un área de la cognición humana, una facultad lingüística específica, y, por otra,
determinan los parámetros de la Gramática Universal. Las diversas formas de las

14
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

diferentes lenguas resultan de interés en la medida en que pueden considerarse como


las numerosas disposiciones adoptadas por estos parámetros generales. Las funciones
comunicativas que tales formas asumen en el uso concreto de las lenguas carecen de
todo interés: no aportan evidencias fiables de los principios cognitivos subyacentes,
habida cuenta de las muchas distracciones que afectan a los datos, debidas a las
variables de la actuación. Así las cosas, desde este punto de vista, el aspecto más
importante del lenguaje es que constituye la evidencia de otra cosa, a saber,
determinada facultad de la mente humana, específica e innata a la especie. En cierto
sentido, por tanto, parece que lo que es central en el lenguaje es que éste no es en sí
mismo algo central. Paradójicamente, para Chomsky el estudio del lenguaje descansa
en descartar, como irrelevantes, muchos de los aspectos que lo constituyen. Y así, en
esta perspectiva, la Lingüística de lo que se ocupa de hecho no es del lenguaje, sino de
la gramática, y, más en concreto, de esa área de la gramática que concierne a las
relaciones estructurales de los constituyentes de la oración, esto es, de la sintaxis.
La delimitación del abarque que Chomsky establece para la Lingüística es en
extremo amplia y de amplio alcance por lo que respecta a sus implicaciones, pues sólo
se tienen en cuenta los universales de la mente humana. Pero también es,
complementariamente, extremadamente estrecha y excluyente por lo que toca al
fenómeno familiar del lenguaje en sí mismo. Lo que Chomsky plantea es una
explicación abstracta del lenguaje que está muy lejos de la experiencia concreta. No es
de extrañar, pues, que suscite críticas y discusiones.

2.6 Saber y habilidad

Una objeción al modelo de Chomsky es que en él se define la naturaleza del


conocimiento lingüístico de un modo excesivamente estrecho: conocimiento de la
forma gramatical y, más en concreto, de la sintaxis. Pero saber una lengua -se sigue
diciendo en la objeción- consiste en mucho más que en conocer sólo la forma que
adopta: saber una lengua tiene también que ver, y mucho, con las funciones que
asume. Y esto implica, además, conocer numerosos aspectos de las palabras, no tanto
como elementos formales, como constituyentes de frases, cuanto como unidades de
sentido que interactúan con la sintaxis de modo muy complejo. Los sistemas formales
de una lengua se han desarrollado, después de todo, en conjunción con las palabras,
como codificación semántica interna de cierta realidad social externa. Por tanto, si
hemos de dar cuenta cabal del conocimiento gramatical -sigue el argumento- no puede
pasarse por alto el hecho de que la forma lingüística está funcionalmente motivada. Si
lo hacemos, si despojamos a la forma completamente de su función, ello equivale a
presentar una visión distorsionada de la naturaleza del lenguaje. En esta perspectiva, la
Lingüística es esencialmente el estudio acerca de cómo las lenguas significan, acerca de
cómo están configuradas funcionalmente: ahora es la semántica lo que prevalece. Por
ejemplo, desde ese punto de vista funcional, una oración no es sólo una estructura
sintáctica organizada en distintos niveles de constitución, sino también, y
esencialmente, el vehículo simbólico complejo con el que expresamos para nuestro
interlocutor una determinada actitud enunciativa sobre determinados hechos; y un
sujeto no es sólo el constituyente de la oración que se caracteriza por ciertas
propiedades formales (concordancia, marca de caso especial, posición en la oración,
etc.), sino el participante en la relación descrita por un verbo que se escoge como
figura principal de la misma.

15
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

La gramática formal de Chomsky se propone identificar determinados rasgos de la


sintaxis relacionados con los principios universales e innatos de la cognición humana.
Pero también pueden considerarse los hechos lingüísticos en términos de gramática
funcional, esto es, considerando cómo el lenguaje se vea influido de muy diversos
modos por el entorno, cómo es moldeado por el uso social y refleja las funciones que
asume.
Pero, además, junto a lo anterior se esgrime que saber una lengua también incluye
el conocimiento sobre cómo acceder a la gramática y a otros aspectos formales de la
misma, para expresar sentidos apropiados a los diferentes contextos en los que la
comunicación tiene lugar. Esto es también de naturaleza funcional, pero desde otro
punto de vista: ahora lo que consideramos no es lo que una lengua puede significar, es
decir, lo que pudiéramos llamar la función interna de las formas de un código
lingüístico, sino lo que los hablantes quieren decir por medio de una lengua, es decir,
con qué función externa se emplean las formas en la comunicación. El saber abstracto
tiene que actualizarse en términos concretos, y esto normalmente se lleva a cabo
usándolo en la comunicación, no citando frases al azar. Los hablantes no se limitan
simplemente a mostrar su saber lingüístico: actúan sobre este saber y sus acciones en
este sentido están reguladas de muy diversos modos. Así, según este punto de vista, la
competencia no es sólo un conjunto de saberes abstractos, sino también la habilidad
para explotar esos saberes en el uso comunicativo de acuerdo con ciertas conven-
ciones.
Hay, por tanto, dos maneras de revisar la concepción chomskyana de competencia,
de replantear las líneas de idealización al elaborar un modelo del lenguaje. En primer
lugar, podemos redefinir lo que deba constituir el código o la lengua interna,
incluyendo ahí aspectos concernientes a la naturaleza del lenguaje en tanto que
instrumento de comunicación. Ello nos lleva a una gramática funcional, por lo que
-cabría decir- se amplía el concepto de saber lingüístico.
En segundo lugar, se podría extender la noción misma de competencia para que
incluyera tanto el saber como la habilidad para manipularlo comunicativamente. La
actuación, así, equivale a cualquier muestra concreta de conducta resultante del
ejercicio de la habilidad aplicada al saber lingüístico, y no simplemente de éste último.
La habilidad es el brazo operativo de la competencia, por decirlo así, y nos permite
lograr cierto sentido explotando los recursos del saber lingüístico. Se podría esgrimir
que, de no existir esta habilidad para acceder a las estructuras abstractas de una
lengua -la competencia lingüística pura-, éstas permanecerían siempre en los niveles
internos de la mente y no verían la luz del día. Como esta habilidad sólo se activa
mediante una u otra finalidad comunicativa, podemos, congruentemente, denominarla
competencia comunicativa.

Las finalidades comunicativas no son más que las funciones que se pueden
acometer mediante el uso del lenguaje. Tales funciones, como podrá suponerse, son
variadísimas. Muestra de ello son las distintas clasificaciones que se han propuesto
para dar cuenta de ellas. La debida a M. A. K. Halliday goza, por su coherencia y
operatividad, de bastante aceptación entre los lingüistas no formalistas. Consiste esta
propuesta, en pocas palabras, en lo siguiente. Según Halliday, las funciones que puedan
realizarse mediante el lenguaje responden siempre, básicamente, a tres
macrofunciones:

16
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

a) Función ideativa: contiene todas aquellas microfunciones que de un modo u


otro permiten usar una lengua como código simbólico para representar el
mundo que nos rodea (identificar objetos, cuantificarlos, expresar las rela-
ciones, los papeles de los agentes que intervienen en los procesos, etc.).
Gracias a la función ideativa podemos ‘conceptualizar’ el mundo y aprehen-
derlo lingüísticamente de algún modo. En cierto sentido, hacemos que el
mundo exista lingüísticamente. Por ejemplo, en la expresión Juan le entregará
a María los libros azules hoy existe una estructura ideativa que podríamos
representar así:

Juan entregará le ... a María los libros… hoy


{AGENTE – PROCESO – DESTINATARIO – OBJETO – CIRCUNSTANCIA}

Las propiedades de esta conceptualización de la realidad se recogen en la


estructura sintáctica comúnmente denominada ‘transitiva’.
Adviértase, por otro lado, que esos hechos podrían expresarse con una
frase como María recibirá los libros hoy de parte de Juan, con la que podemos
aludir a las mismas circunstancias objetivas pero captándolas desde otro punto
de vista, el que caracteriza al verbo recibir, que escoge como sujeto, a diferencia
de lo que ocurre con entregar, al receptor de esa transferencia y no al donante.
En la función ideativa podemos reconocer, por tanto, un aspecto factual o
proposicional relacionado con los hechos a los que nos referimos y un aspecto
representativo relacionado con la perspectiva que escogemos para expresar
esos hechos.

b) Función interpersonal: recoge todas aquellas microfunciones que revelen las


relaciones que mantengamos con los demás o con las cosas. Es natural que,
además de servirnos del lenguaje para representar el mundo, lo usemos como
instrumento con el que actuar y establecer diversas relaciones. Con la función
ideativa logran los hablantes dar existencia lingüística al mundo; con la inter-
personal, en cambio, lo que consiguen esos hablantes es que cobran, como
tales, existencia lingüística: como hablante o interlocutor, como poseedores de
ciertos papeles sociales, como actores de múltiples acciones, como partes de
cierta relación social, etc. Tanto es esto así que podemos comunicarnos en
algunas ocasiones sólo mediante el establecimiento de alguna microfunción
interpersonal (es decir, sin recurrir a la función ideativa). Así, siguiendo con el
ejemplo de arriba, podríamos decir de distintas maneras la expresión que está
constituida por los elementos:

Juan entregará le... a María los libros azules hoy


SUJETO – VERBO – OBJ. INDIRECTO – OBJ. DIRECTO – ADJUNTO

Si la secuencia aparece en cierto orden y con cierto tipo de entonación,


configura una función de alcance interpersonal: la aseveración. El hablante
expresa cierto hecho y se compromete con su veracidad ante el oyente. Si tales
elementos cambian de orden y reciben otro patrón entonativo, entonces
podríamos estar ante una pregunta, o una orden, por ejemplo. Así, si
formulamos la pregunta ¿Juan le entregará libros azules a María hoy?, el
contenido de la anterior aseveración se presenta como un acto comunicativo

17
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

muy distinto, en el que la intención del hablante es obtener una confirmación


de parte del oyente sobre la situación aludida.

c) Función textual: a ella remiten, por ejemplo, todas aquellas microfunciones que
sirvan para construir debidamente la secuencia de nuestros enunciados orales
o escritos. Gracias a ella lo que producimos lingüísticamente es reconocido y
aceptado como ‘texto’. Es obvio que cuando hablamos o escribimos no nos
limitamos a la producción de una oración o frase, sino que solemos casi
siempre usar varias de estas unidades engarzándolas de algún modo. Hay en
toda lengua palabras y expresiones que están especialmente diseñadas para
este fin. Considérese, por ejemplo, el fragmento siguiente:

Un día apareció en nuestra calle una señora. Llevaba un gorro de colores


vivos que resultaba allí totalmente fuera de lugar, pues iba adornado con
tres plumas y una ancha banda azul que flotaba alegremente al viento.

Como se ve, hay en este texto ciertos elementos que indican que las oraciones
que lo componen se refieren a la misma historia. Por ejemplo, en la segunda
oración la desinencia –aba de llevaba indica claramente que el autor del texto
está haciendo referencia a otra expresión previa: una señora, que aparece en la
oración anterior. Del mismo modo, allí mira hacia nuestra calle, y resulta
comprensible porque se puede establecer esta relación. El elemento que se
refiere en un caso a un gorro de colores vivos y en otro a una ancha banda azul,
y en ambos casos permite la unión de una oración con un elemento previo (las
frases a que hace referencia). Los elementos examinados, por tanto, aseguran la
trabazón de las oraciones, hacen que el texto resulte reconocible y aceptable;
mantienen, por tanto, la cohesión de tal texto.

3. BREVE HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA

El lenguaje ha fascinado a los seres humanos y se ha investigado con seriedad


durante más de 2000 años. A menudo ha habido reflexiones sobre materias como la
naturaleza del significado, los ideales de corrección o los orígenes del lenguaje que han
dado lugar a observaciones subjetivas y anecdóticas. Pero también ha habido desde los
tiempos más antiguos estudios objetivos en los que los estudiosos han examinado de
modo detallado y organizado no pocos aspectos de la gramática, el vocabulario y la
pronunciación. El lenguaje atrajo la atención de un número de estudiosos cada vez
mayor a finales del siglo XVIII. El interés era tan grande que rápidamente fue posible
advertir el surgimiento de un nuevo campo de investigación centrado en el estudio del
lenguaje. Este enfoque, conocido primero como Filología, abordaba de forma exclusiva
el desarrollo histórico del lenguaje. El campo que aborda la Filología se amplió
extraordinariamente, como hemos visto en otros lugares de este tema, durante el siglo
XX, abarcando un extenso conjunto de materias (vid. § 4) remisibles a la Lingüística, tal
como es entendida hoy en día.

18
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

3.1 Griegos, romanos e indios

Muchas civilizaciones antiguas disponían de un conocimiento religioso o


filosófico del lenguaje. En particular, los antiguos gramáticos y filósofos de Grecia,
Roma e India abordaron varios aspectos importantes relativos al análisis del lenguaje.

3.1.1 Grecia

El debate lingüístico que ha sobrevivido se encuentra en las obras de Platón


(c. 427-347 a. C.). Cratilo es el diálogo sobre los orígenes del lenguaje y la naturaleza
del significado que se desarrolla primero entre Sócrates y Hermógenes, y luego entre
Sócrates y Cratilo. Hermógenes sostiene la opinión de que el lenguaje tuvo su origen
como producto de la convención, de modo que la relación entre las palabras y las
cosas es arbitraria, “pues nada tiene su nombre por naturaleza, sino sólo por el uso y la
costumbre”. Cratilo sostiene la postura opuesta, según la cual el lenguaje surgió de
modo natural y, por tanto, existe una relación intrínseca entre las palabras y las cosas:
“existe un nombre correcto de modo natural para todas las cosas: un nombre que no
es simplemente aquel que varias personas acuerdan de modo conjunto para llamar a
una cosa”. El debate continúa con todo detalle, pero no se llega a una conclusión
firme.
La segunda postura se presenta de modo más completo y se invoca en apoyo el
origen divino: “un poder mayor que el del hombre asignó los primeros nombres a las
cosas, de modo que por necesidad deben ser correctos”. Por el contrario, Aristóteles
(384-322 a. C.), en su ensayo Sobre la interpretación, apoyó el primer punto de vista.
Consideró que la realidad de un nombre se encuentra en sus propiedades formales o
forma, siendo su relación con el mundo real secundaria o indirecta: “no existe ningún
nombre por naturaleza, sino sólo convirtiéndose en un símbolo”.
Estas primeras ideas desembocaron en dos escuelas de pensamiento filosófico
denominadas desde entonces convencionalista y naturalista. Los lingüistas modernos
han señalado que ninguna de las dos es válida en sus formas extremas. Sin embargo en
aquella época se formularon varias posturas modificadas e intermedias y gran parte
del debate inspiró un profundo interés en la lengua griega.
En esa época se discutió otro aspecto teórico: si la regularidad (analogía) o la
irregularidad (anomalía) explicaba mejor los hechos lingüísticos del griego. Según la
primera concepción el lenguaje es totalmente regular y manifiesta simetrías en sus
reglas, paradigmas y significados. La atención de la segunda se centra en las
numerosas excepciones a esas reglas, como la existencia de verbos irregulares o la
falta de correspondencia entre género y sexo, por ejemplo. La Lingüística moderna no
opone los dos principios de esta manera; en la actualidad se analizan las lenguas
haciendo referencia a sus reglas y a sus excepciones con el objetivo de comprender la
relación entre ambas, en lugar de negar la importancia de cualquiera de las dos. La
significación histórica del debate radica en que estimuló estudios detallados de la
gramática griega y latina.
En el siglo III a. C. los estoicos establecieron de modo más formal las nociones
gramaticales básicas que se han hecho tradicionales desde entonces en el
pensamiento occidental a través del latín. Los estoicos agruparon las palabras en

19
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

partes del habla, organizaron sus formas variantes en paradigmas y crearon nombres
para ellas (por ejemplo, los casos del nombre). Dionisio de Tracia (c. 100 a. C.) escribió
la primera gramática formal del griego, un trabajo que sirvió de referencia durante
más de mil años.
Los trabajos se orientaron por completo hacia el lenguaje escrito durante todo
este período. De hecho, la palabra gramática (en griego, grammatiké) significa “el arte
de escribir”. Se concedió cierta atención a algunas nociones básicas sobre la
articulación del habla y se añadieron tildes en la escritura como guía para la
pronunciación; pero el interés se centró principalmente en los campos de la gramática
y la etimología, no en el de la fonética. También surgió una doctrina de la corrección y
la estilística: se establecieron normas lingüísticas por comparación con el lenguaje de
escritores antiguos (por ejemplo, Homero) y, como el griego hablado (la koiné) se
separaba cada vez más de la norma literaria, es posible encontrar también las primeras
discusiones sobre la naturaleza indeseable del cambio lingüístico: era necesario
preservar el lenguaje de la corrupción.

3.1.2 Roma

Los escritores romanos siguieron en gran parte el precedente griego e


introdujeron un enfoque especulativo para el lenguaje. Por lo general, emplearon, en
las obras descriptivas del latín, con pocos cambios las categorías y terminología
griegas. Sin embargo, el trabajo más influyente del período romano resultó ser una
excepción a esta tendencia: la codificación de la gramática latina realizada por Marco
Terencio Varrón (116-27 a. C.) bajo los encabezamientos de etimología, morfología y
sintaxis. Su obra, De Lingua Latina (“Sobre la lengua latina”), constaba de 26 libros,
aunque se conserva sólo una cuarta parte de ellos, y tenía en cuenta varias diferencias
entre el latín y el griego (por ejemplo, la ausencia de artículo definido en latín). Varrón
sostenía también la opinión (notablemente moderna) de que el lenguaje es, en primer
lugar y de manera básica, un fenómeno social cuyo propósito es la comunicación, y
que sólo secundariamente constituye una herramienta para la investigación lógica y
filosófica.
Varios autores escribieron trabajos importantes en el campo de la gramática y
la retórica. Entre ellos destacan Cicerón (106-43 a. C.), sobre estilo, y Quintiliano (siglo
I), acerca del uso del lenguaje y sobre cómo hablar en público. Julio César (100-44 a. C.)
escribió sobre la regularidad gramatical y se dice que lo hizo mientras cruzaba los
Alpes en una campaña militar. Elio Donato (siglo IV) trató en sus escritos la gramática
latina (Ars maior) y su obra se utilizó hasta la Edad Media. El hecho de que fuera la
primera obra en imprimirse en tipos de madera y que contara con una edición
abreviada para niños (Ars minor) constituye una prueba de su popularidad. Otro
trabajo influyente en el siglo VI que se siguió empleando durante la Edad Media fueron
las Institutiones grammaticae (“Categorías gramaticales”) de Prisciano: contiene 18
libros y sigue siendo la gramática más completa de la época de que disponemos.
El principal resultado del período romano fue un modelo de descripción
gramatical que se transmitió a través de muchos escritores de Europa y que, en último
término, se convirtió en la base de la enseñanza de la lengua en la Edad Media y el
Renacimiento. Con el tiempo, este modelo se convirtió en el enfoque “tradicional” de

20
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

la gramática, que sigue ejerciendo su influencia en la enseñanza de las lenguas


modernas.

3.1.3 India

Los lingüistas indios elaboraron por esta misma época técnicas de análisis
descriptivo minucioso que podrían haber gozado de gran influencia si hubieran llegado
al mundo occidental, hecho que no tuvo lugar hasta el siglo XIX. La motivación de los
trabajos realizados en la India difería bastante de las materias especulativas que
atraían a los pensadores griegos y romanos, aunque no les eran desconocidas. Los
sacerdotes hindúes sabían que su lengua se había alejado de la lengua, el sánscrito, de
sus textos sagrados antiguos, los Vedas, tanto en la pronunciación como en la
gramática. Una parte importante de sus creencias estipulaba que ciertas ceremonias
religiosas debían reproducir de modo preciso la forma original de los textos para ser
apropiadas. Los cambios lingüísticos no constituían una corrupción, como en Grecia,
sino una profanación, por lo que se desarrollaron, a fin de superar este problema,
varias disciplinas auxiliares (Vedanga, “miembros de los Vedas”), que incluían la
fonética, la etimología, la gramática y la métrica.
La solución consistía en establecer de modo preciso y sistemático los diversos
hechos de la lengua antigua y elaborar así un texto autorizado. La prueba más antigua
de esta hazaña es el trabajo que el gramático Panini (c. 540-460 a. C.) llevó a cabo en
forma de 4000 enunciados aforísticos conocidos como sutras (“hebras”). Los
Astadhayayi (“Ocho libros”), que recogen principalmente las reglas de formación de
palabras, se compusieron en un estilo tan condensado que han requerido amplios
comentarios, habiéndose establecido una importante tradición descriptiva desde
entonces. El trabajo es notable por sus detalladas descripciones fonéticas: por
ejemplo, se describen de modo claro los lugares de articulación, se introduce el
concepto de sonoridad y se reconoce la influencia mutua de los sonidos en el habla
seguida (la noción de sandhi). Varios conceptos de la Lingüística moderna derivan de
esta tradición.

3.2 Edad Media

No se sabe demasiado acerca del desarrollo de las ideas lingüísticas en Europa


durante la Edad Media, aunque es evidente que el latín, como lengua de la educación,
permitió la continuidad de la tradición entre los períodos clásicos y medievales. En el
Medioevo el aprendizaje se basaba en siete “artes”, tres de las cuales –gramática,
dialéctica y retórica- formaban una división conocida como Trivium. La gramática, que
se basaba principalmente en Prisciano y en Donato, se consideraba el fundamento de
todo el aprendizaje. En los siglos XIII y XIV se desarrolló una tradición de gramáticas
“especulativas”, en las que se interpretaban las nociones gramaticales dentro del
marco de la filosofía escolástica. Los autores (los modistae) buscaban en la filosofía la
explicación última de las reglas gramaticales. Una cita famosa de este período afirma
que no es el gramático, sino “el filósofo [quien] descubre la gramática” (philosophus

21
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

grammaticam invenit). Se pensaba que las diferencias entre las lenguas eran
superficiales y que escondían la existencia de una gramática universal.
La Edad Media presenció también el desarrollo de la lexicografía occidental e
importantes avances en el campo de la traducción, debido, sobre todo, al aumento de
la actividad misionera cristiana. En Oriente, los escritores bizantinos continuaron
exponiendo las ideas de los autores griegos y existía una fuerte tradición de estudios
en lengua árabe relacionados con el Corán (que no debía traducirse). En torno al siglo
VIII se elaboraron varias gramáticas y diccionarios importantes, así como trabajos
descriptivos sobre la pronunciación del árabe que no se conocieron en Europa
Occidental durante largo tiempo. Las oportunidades de contacto con las tradiciones
lingüísticas griega, árabe y hebrea llegaron únicamente después, como resultado de las
Cruzadas.

3.3 Del Renacimiento al siglo XVIII

El redescubrimiento del mundo clásico que llegó con el “despertar del


aprendizaje” y el descubrimiento del Nuevo Mundo, transformó el estudio del
lenguaje. La labor de los misioneros dio lugar a una gran cantidad de material
lingüístico, especialmente de Oriente Medio. Se descubrieron las tradiciones
lingüísticas chinas. Los estudios árabes y hebreos progresaron; éstos últimos en
especial, en relación con la Biblia. En el siglo XVI se escribieron varias gramáticas de
lenguas exóticas (por ejemplo la del quechua, en 1560). Se estudiaron de forma más
sistemática las lenguas europeas, especialmente la familia románica. Las primeras
gramáticas del español e italiano datan del siglo XV. Se iniciaron proyectos importantes
de diccionarios en muchas lenguas y nacieron las academias. La disponibilidad de la
imprenta provocó una rápida diseminación de ideas y materiales.
La llegada de la época moderna trajo consigo la emergencia de nuevas
cuestiones filosóficas. El siglo XVII se caracteriza por los debates entre “racionalistas” y
“empiristas” acerca del papel de las ideas innatas en el desarrollo del pensamiento y
del lenguaje. Según la filosofía cartesiana, las ideas innatas suministraban la base para
la certidumbre del conocimiento. Pero los filósofos para quienes el conocimiento se
deriva del modo en que la mente actúa sobre las impresiones externas de los sentidos
(como Locke, Hume y Berkeley) negaron la existencia de tales ideas. Esta cuestión ha
surgido de nuevo en el siglo XX.
Durante los siglos XVII y XVIII fueron testigos de hechos importantes: la caída
del latín como medio universal de comunicación y su sustitución por las lenguas
modernas; las numerosas propuestas de lenguas universales, sistemas taquigráficos y
códigos secretos; los principios de un enfoque sistemático para la fonética; el
desarrollo de gramáticas “generales”, basadas en principios universales, como la
gramática de Port Royal (siglo XVII), y las importantes elaboraciones de la gramática
tradicional en las escuelas. La primera formulación del parentesco entre el sánscrito, el
griego y el latín se realizó cerca del siglo XIX, en un anuncio de lo que sería la Filología
comparada.

22
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

3.4 La Lingüística de los siglos XIX y XX

Dos enfoques principales para el estudio del lenguaje, uno europeo y el otro
americano, se unen para formar el contenido de la Lingüística moderna. El primero
surge de los objetivos y métodos de la Filología comparada del siglo XIX, que, nacida en
el contexto del romanticismo y del afianzamiento de los nacionalismos europeos, se
centra en registros escritos y se interesa por el análisis y la interpretación históricos.
Una obra pionera en este sentido fue la de Franz Bopp (1791-1867): Ueber das
Konjugationssystem der Sanskritsprache in Vergleichung mit jenem der griechischen,
lateinischen, persischen und germanischen Sprache (“Sobre el sistema de la
conjugación del sánscrito comparado con el de las lenguas griega, latina, persa y
germánica”). Esta obra puso las bases para la Lingüística comparada e histórica,
propias de este siglo. En efecto, en años posteriores, los germanistas y los romanistas,
que disponían de abundantísimos testimonios escritos de las lenguas estudiadas,
afinaron extraordinariamente esta metodología y lograron dar una imagen fidedigna
del devenir de tales grupos de lenguas y del parentesco entre ellas. En el ámbito de las
lenguas románicas fue sobresaliente la obra de Friedrich Diez (1794-1876): Grammatik
der romanischen Sprachen (“Gramática de las lenguas románicas”), publicada entre
1836 y 1838; y en el de las lenguas germánicas lo fue la de Jakob Grimm (1785-1863):
Deutsche Grammatik (“Gramática alemana”), publicada entre 1819 y 1837. En ambas
se utilizó el método comparado sobre una base histórica, lo que permitió a sus autores
reconstruir, respectivamente, el desarrollo de las lenguas románicas y germánicas
estudiadas desde sus orígenes comunes. Fueron los primeros estudios sistemáticos de
carácter diacrónico. La corriente histórico-comparada determinó sustancialmente el
desarrollo de los estudios sobre el lenguaje durante el resto de este siglo.
Los comienzos del siglo XX presenciaron un radical cambio de énfasis gracias al
estudio de los principios que rigen la estructura de las lenguas propuesto por el
lingüista ginebrino Ferdinand de Saussure (1857-1913). Los primeros trabajos de De
Saussure versaban sobre Filología, pero se recuerda principalmente a este autor por
sus ideas teóricas, resumidas en el Cours de Linguistique Générale (“Curso de
Lingüística general”), considerado mayoritariamente como el fundamento de la
Lingüística moderna. En esta obra se exponen los conceptos de lengua y habla,
sincronía y diacronía, significante y significado, constitutivos del signo lingüístico, los
ejes sintagmático y asociativo (después denominado paradigmático). Como estos
conceptos, que son ya parte indiscutible del acervo de la Lingüística, se explican en
éste y otros temas, nos los resumiremos aquí.
El segundo enfoque nació de los intereses de los antropólogos americanos,
preocupados por elaborar, antes de que desaparecieran, descripciones adecuadas de
las lenguas y culturas indígenas americanas. En este caso, a diferencia de la Filología
comparada europea, no existían registros escritos en los que basarse, por lo que el
análisis histórico no resultaba posible. Además, la estructura de tales lenguas era muy
diferente de la de las lenguas estudiadas en la tradición europea. Por tanto, el enfoque
debía ofrecer una descripción cuidadosa de los patrones hallados en el habla de las
lenguas examinadas. Un pionero en este campo fue Franz Boas (1858-1939), que
publicó el primer volumen del Handbook of American Indian Languages (“Manual de
las lenguas indias americanas”) en 1911. Diez años después apareció otro libro de
inspiración antropológica: Language (“Lenguaje”), de Edward Sapir (1884-1942).

23
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

Ambas obras demostraron tener un influencia formativa en el desarrollo inicial de la


Lingüística en América.
Estos dos enfoques se desarrollaron rápidamente. Varios grupos de
especialistas en Europa (particularmente en Suiza, Chequia, Francia y Dinamarca)
recogieron las ideas de De Saussure y de este impulso surgieron escuelas de
pensamiento basadas en sus principios: de modo notable, el Círculo Lingüístico de
Praga (en el que militaron lingüistas tan prestigiosos como Trubetzkoy o Jakobson) o el
Círculo Lingüístico de Copenhague (con L. Hjelmslev a la cabeza). El campo de la
fonología fue el primero en desarrollarse y los avances posteriores llegaron a áreas
como la gramática y el estilo. La influencia de De Saussure continuó siendo poderosa
durante buena parte del siglo XX: su noción de “sistema” fue el punto de arranque de
numerosas investigaciones de carácter semiótico y estructuralista.
En América, el desarrollo de los minuciosos estudios descriptivos de las lenguas
habladas dio lugar también a importantes avances en los ámbitos de la fonética y la
fonología, y se dedicó especial atención a las peculiaridades distintivas halladas en la
morfología y sintaxis de las lenguas indias americanas. La primera formulación
importante de los principios teóricos y prácticos del análisis lingüístico surgidos en este
enfoque fue Language (“Lenguaje”) de Leonard Bloomfield (1887-1949), obra
aparecida en 1933. Este libro dominó el pensamiento lingüístico americano durante
más de veinte años y estimuló numerosos estudios de gramática y fonología. Con el
tiempo, el enfoque bloomfieldiano recibió el nombre de “estructuralismo”, debido a
las distintas clases de técnicas que empleaba en la identificación y clasificación de los
rasgos de la estructura oracional (en particular, de los relativos a las partes
constituyentes de una oración). El enfoque de Bloomfield presentaba también una
visión conductista de la Lingüística, en especial por su modo de ver el significado. Sin
embargo, su atractivo disminuyó en la década de los 50, momento en que tuvo lugar
una violenta reacción contra las limitaciones de la metodología estructural, sobre todo
en el campo de la gramática.
En 1957, Avram Noam Chomsky (n. 1928) publicó Syntactic Structures
(“Estructuras sintácticas”), obra que se convirtió en un hito de la Lingüística del siglo
XX. Chomsky desarrolló en ésta y otras muchas publicaciones posteriores la
concepción de la gramática generativa, que se apartaba del estructuralismo y del
conductismo propios la Lingüística americana de décadas anteriores. Mostraba que los
análisis anteriores de las oraciones eran inadecuados en varios aspectos,
principalmente debido a que no tenían en cuenta la diferencia entre los niveles
“superficial” y “profundo” de la estructura gramatical. Por ejemplo, dos oraciones
como Juan es partidario de convencer y Juan es fácil de convencer pueden analizarse
superficialmente del mismo modo, pero difieren desde el punto de vista de su
significado subyacente: poseen la misma estructura superficial pero diferentes
estructuras profundas. Un propósito fundamental de la gramática generativa consistía
en establecer un método de análisis de las oraciones que tuviera en cuenta ambos
niveles de estructuración. Para hacerlo, Chomsky propuso la distinción entre
competencia y actuación (similar hasta cierto punto a la saussureana de lengua y habla
(vid. 2.5)), propugnó el carácter “mentalista” que debería asumir la Lingüística frente al
conductismo del enfoque bloomfieldiano y propugnó la necesidad de alcanzar el
conocimiento de los factores comunes a todas las lenguas, lo que determina la
naturaleza del lenguaje humano, lo que en última instancia, en su opinión, constituye

24
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

el verdadero objeto de la Lingüística. Ya hemos visto más arriba con algún detalle
todos estos aspectos (vid. 2.5).

3.6 La Lingüística en la actualidad: formalismo y funcionalismo en el estudio del len-


guaje

Se puede afirmar que la Lingüística actual, que cubre un campo sumamente


complejo de fenómenos ligados al lenguaje, se basa fundamentalmente en dos
corrientes de pensamiento: la formalista, fundamentada en los modelos chomskyanos,
y la funcionalista, nacida, en buena medida, de diversas reacciones a tales modelos.
Como es bien sabido, las ideas de Chomsky han dado lugar a planteamientos muy
diversos tanto por parte de él mismo (son conocidas las constantes revisiones a que
somete sus modelos de explicación del lenguaje) como por otros investigadores. Se
suele decir que tales aproximaciones al estudio del lenguaje y las lenguas son
formalistas, pues descartan todo lo social y concreto y se limitan a lo más abstracto.
Paralelamente al desarrollo de las propuestas formalistas, surgieron también otras
muchas (piénsese, por ejemplo, en la Escuela de Praga, la Gramática sistémico-
funcional de Halliday, las diversas propuestas cognitivas, etc.) que insistían en el papel
del lenguaje y las lenguas en la comunicación y en cómo los hablantes y otros agentes
externos inciden en uno y otras. Todas ellas suelen remitirse al ámbito del funcio-
nalismo.
Examinaremos a continuación los rasgos más sobresalientes de una y otra ten-
dencia.

3.6.1 Formalismo

Aunque de modo muy resumido (y, por tanto, inexacto), las ideas centrales que
aglutinan e identifican las investigaciones de esta corriente son:

a) El lenguaje es fundamentalmente un fenómeno individual que está incardinado


en la mente o, en términos menos ambiguos, el cerebro. En consecuencia, la
Lingüística debe considerarse como parte de la Psicología (de ahí la enorme
influencia de Chomsky sobre esta disciplina, que ha cambiado tanto como la
Lingüística en los últimos cuarenta años).
b) Los datos lingüísticos que recibe el niño durante sus primeros años de vida no
son suficientes para permitirle aprender una lengua; además, cualquier niño
puede aprender cualquiera sin diferencia alguna. En consecuencia, debe existir
una predisposición mental para el lenguaje, una cierta arquitectura cerebral
propia de la especie humana. Es la gramática universal, responsable de las
coincidencias que realmente existen entre todas las lenguas, así como cierta
capacidad para elaborar los datos lingüísticos recibidos durante el aprendizaje.
El conjunto se denomina facultad del lenguaje.
c) La facultad del lenguaje es eminentemente sintáctica: la forma en que se
enlazan y estructuran jerárquicamente los elementos.
d) La facultad del lenguaje, y sobre todo la gramática universal, es independiente
del resto de las funciones mentales o cerebrales: el lenguaje no utiliza
capacidades cognitivas útiles también para otras funciones, sino que representa

25
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

un módulo independiente, aunque mantenga ciertas relaciones con el resto del


cerebro.
e) La facultad del lenguaje es independiente del uso del lenguaje, hasta tal punto
que éste debe considerarse secundario y accesorio: de ningún modo puede ser
el centro principal de atención de la Lingüística. El uso, llamado actuación, está
sometido a gran cantidad de circunstancias que no tienen nada que ver con el
lenguaje en sí.
f) El lenguaje es un sistema de representación, no de comunicación: «está ahí»
para permitirnos pensar sobre el mundo, no para comunicarnos sobre él.
g) La facultad del lenguaje no es estudiable de forma cabal a partir de sus
manifestaciones en la actuación. Esto determina en buena medida el método
científico que pueda seguirse; el trabajo puramente empírico y la inducción a
partir de los resultados de éste es insuficiente e incluso inútil y contrapro-
ducente. Igual que se hace en otras ciencias (como, por ejemplo, en la Física), el
procedimiento debe ser fundamentalmente deductivo y basado en la
introspección ya que, como seres humanos, tenemos impresa en nuestro
cerebro la gramática universal, aunque esté disfrazada y oculta por las
contingencias de la actuación. El estudio lingüístico debe seguir los preceptos
del método científico y buscar la predicción exacta; por ejemplo, de lo que es
una oración permisible en una lengua concreta o, más aún, su estructura
permisible en el lenguaje humano, en la gramática universal. Debe evitarse toda
ambigüedad, indefinición e imprecisión, y la teoría ha de ser internamente
coherente.
h) Lo visible directamente en la actuación no tiene por qué corresponder con lo
que existe en la gramática universal; más concretamente, en ésta puede haber
cosas que carezcan de representación superficial en las lenguas, tal como
aparecen en la actuación. De manera que pueden postularse distintos niveles
estructurales y, dentro de ellos, elementos que no se representan directamente
en el más superficial.

3.6.2 Funcionalismo

Las ideas que de uno u otro modo subyacen a las investigaciones lingüísticas
enmarcadas en esta tendencia son, más o menos, las siguientes:

a) El lenguaje sólo existe en el uso, en la comunicación. Postular su existencia


como algo independiente del uso no tiene sentido, pues toda observación
del lenguaje nos proporciona siempre una misma realidad: algo que
desempeña ciertas funciones en la interacción de los seres humanos. El
uso de lenguaje es necesariamente social, y el lenguaje mismo desempeña
en la sociedad y la cultura un papel semejante al de otros fenómenos de
distinto carácter.
b) Ciertamente existe un elemento individual que tiene que entenderse en
términos de ciertas configuraciones cerebrales. Pero el lenguaje tiene
características que comparte con otros fenómenos sociales y cognitivos;
debemos pensar que existe una relación muy estrecha entre el funcio-
namiento del lenguaje en el cerebro y el funcionamiento de esos otros

26
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

fenómenos. En consecuencia, el lenguaje no es autónomo, no es un


módulo cerebral independiente.
c) No tiene sentido postular una «realidad esencial del lenguaje» totalmente
distinta de sus manifestaciones en el uso, de manera que la descripción del
lenguaje no debe postular entidades ocultas motivadas exclusivamente
por necesidades del sistema formal utilizado, sino que debe atenerse más
a la realidad misma del lenguaje.
d) Si el lenguaje es esencialmente uso y está dedicado primariamente a la
comunicación, las estructuras lingüísticas deben estar estrechamente rela-
cionadas con las condiciones de uso y las exigencias que éste plantea.
Incluso deben derivarse de éstas.
e) El lenguaje es natural y necesariamente vago, impreciso, mal definido; las
predicciones sólo pueden ser probabilísticas. Eliminar del lenguaje estas
características es falsear su realidad. En consecuencia, hay que buscar nue-
vos métodos científicos.

4. ÁREAS DE INTERÉS DE LA LINGÜÍSTICA

Se podría afirmar, en términos generales, que la Lingüística ha ido definiendo, a


lo largo de su historia y de sus contactos con otras disciplinas, algunos ámbitos
temáticos y metodológicos que forman parte de su corpus, y que ello ha acontecido a
partir, sobre todo, de dos dimensiones esenciales del lenguaje y las lenguas: los
fundamentos biológico (natural) y social (humano) de uno y otras. En efecto, estos dos
caracteres básicos del hecho lingüístico han sido reconocidos de una u otra manera
desde los albores de la Lingüística. Desde antiguo se ha observado que la regularidad
más inmediata comprobable a partir de la observación de los fenómenos lingüísticos es
que tales fenómenos existen en ciertas coordenadas sociales, es decir, que sólo existen
en tanto que permiten la comunicación, la interacción en los individuos de una
comunidad. Y también se ha observado que, al producirse los hechos lingüísticos y
comunicativos en los seres humanos, ello es evidencia indiscutible de que éstos están
dotados, en tanto que especie, de la capacidad del lenguaje: los mismos hechos
manifiestan la regularidad de que deban ‘ser adscritos naturalmente’ a la base
biológica que los determina.
La base social ha permitido el establecimiento de las dimensiones cultural y
simbólica, y la biológica ha favorecido el de las dimensiones neuronal y psicológica. Y
estas dimensiones han llevado al establecimiento de diversas áreas de estudio dentro
del ámbito general de la Lingüística. Reseñaremos las más importantes.
La dimensión cultural (o antropológico-cultural) ha dado origen -entre otros- al
tema de la relación «lenguaje-visión del mundo», y ha pesado en la concepción del
relativismo y determinismo lingüísticos, planteamientos éstos discutidos desde
comienzos del siglo XX en torno a los presupuestos defendidos por B. L. Whorf (1897-
1941) y E. Sapir (1884-1939). En esencia, se trata de desentrañar el grado de
implicación de los «patrones cognoscitivo-culturales» en la codificación lingüística, así
como la incidencia que ello pudiera tener en la comparación de lenguas y en el
trasvase de unas a otras -difícil, si no imposible, por sus especificidades, por su
relativismo, en opinión de los autores mencionados-. Gracias a estudios como éstos se
ha propiciado el desarrollo y asentamiento de áreas de la Lingüística como son la

27
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

Etnolingüística (o Antropología lingüística) y, en buena medida, la Tipología lingüística,


cuyo origen se funda en esta perspectiva antropológica pero que después se refina
metodológicamente (como veremos en el tema 3) con independencia de la preocu-
pación sobre la relación estructura del lenguaje/estructura del pensamiento.
La dimensión cultural muestra otras facetas: la sociológica se hace patente, por
ejemplo, en la elección de variedades o de lenguas en los actos de comunicación
concretos, y con la que se comunica un determinado significado social que puede
ocasionar efectos de ruptura, identificación y solidaridad. Las ramas denominadas
Sociolingüística y Sociología del lenguaje (cuyos límites mutuos son muy discutidos) se
ocupan de dar cuenta de fenómenos como el aludido. La faceta interactiva se muestra
en los modos en que los hablantes ajustan, para alcanzar sus objetivos, sus actuaciones
lingüísticas a las exigencias del contexto y del interlocutor. Ello es el ámbito básico de la
Prágmatica. Por último, si la estructura y uso del lenguaje se considera desde el ámbito
de la Filosofía, surge la Filosofía del lenguaje.
La dimensión simbólica de las lenguas, lo concerniente a sus funciones
«representativas», está estrechamente ligada, como es de suponer, al carácter
comunicativo de las mismas: si son un instrumento para comunicar, por fuerza han de
ser también un mecanismo de representación, esto es, constituido por signos
(símbolos) y reglas para combinarlos. En una expresión como Este mes tengo tres
pruebas se hace necesario que la persona que habla y la que escucha compartan ese
mecanismo (ese código), para que la comunicación tenga éxito (para que el contenido
transmitido mediante tal expresión pase del emisor al receptor). La dimensión
simbólica ha sido especialmente productiva en la propuesta de temas y el plantea-
miento de problemas concernientes a la constitución interna de las lenguas, y ello muy
especialmente a raíz de que sean consideradas, sobre todo desde perspectivas
estructurales, como sistemas de signos. El carácter de los signos lingüísticos y su
organización en planos (de la expresión y del contenido) y en componentes (fónico,
gramatical y léxico) son aspectos que han requerido la delimitación de las áreas
tradicionales de la Fonética, la Morfología, la Sintaxis y la Lexicología.
En lo que se refiere a la base biológica, sobre todo en sus aspectos neuronal y
psicológico, se han permitido delimitar temas relativos a la patología lingüística, la
localización del lenguaje en ciertas áreas del cerebro, la lateralidad de la habilidad
lingüística, la adquisición del lenguaje o el procesamiento del lenguaje oral y escrito,
temas todos ellos cuyo estudio ha conducido a la aparición y desarrollo de áreas como
la Neurolingüística y la Psicolingüística.
En la orientación aplicada se abordan problemas reales -por tanto, problemas
complejos e interdisciplinares- que afectan al lenguaje. Así, derivados de la naturaleza
social y comunicativa del lenguaje, se plantean los aspectos y las necesidades relativos
a cómo elaborar diccionarios (Lexicografía), a la enseñanza y el aprendizaje de las
lenguas (ámbito de la Glotodidáctica), y surgen, para su examen, la actividad y el
proceso de trasvase de información de unas lenguas a otras (ámbito de la
Traductología), o los problemas planteados por la modernización, mantenimiento o
normalización de las lenguas o de sus variedades (ámbito de la Planificación
lingüística). Por otro lado, derivadas de la naturaleza neuropsicológica del lenguaje, son
objeto de gran atención las deficiencias lingüísticas, que primero han de evaluarse para
intentar encontrar paliativos o algún procedimiento terapéutico adecuado (ámbito de
la Lingüística clínica). Por último, el desarrollo tecnológico de los últimos años,
asociado con el propio devenir metodológico en el campo de la Lingüística, ha
provocado que se preste especial atención al procesamiento artificial de las lenguas, al

28
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

tratamiento informático de ingentes bases de datos lingüísticos, a los medios


automáticos de traducción (ámbito de la Lingüística computacional).
El esquema siguiente expone las dimensiones asociadas a los aspectos biológico
y social de la naturaleza del lenguaje, así como las disciplinas (o ramas o divisiones)
fundamentales que ha establecido la Lingüística para dar cuenta de aquéllas. Sin
embargo, al considerar la multiplicidad de ramas y divisiones de la Lingüística,
debemos tener presente que las diferentes facetas del lenguaje no están desconec-
tadas y que el objetivo último es encontrar teorías de los distintos ámbitos que sean
congruentes entre sí. Por ejemplo, hay que elaborar teorías sobre la configuración o
constitución del lenguaje de tal manera que sea posible explicar con ellas que los seres
humanos sean capaces (teniendo en cuenta sus limitaciones psicológicas y neuro-
lógicas) de adquirirlo, dominarlo y recrearlo históricamente.

EL LENGUAJE Y LAS LENGUAS LA LINGÜÍSTICA

Naturaleza Dimensiones Algunos temas de interés Disciplinas


Adquisición de la lengua
Psicológica Cognición y habilidad lingüística Psicolingüística
BIOLÓGICA Patología lingüística

Neuronal Localización y lateralidad del lenguaje Neurolingüística


RAMAS
Lengua y visión del mundo Etnolingüística
Cultural Modos de interacción Pragmática
Usos lingüísticos y estratos sociales Sociolingüística
SOCIAL

Ontología de los elementos lingüísticos Filosofía del lenguaje


Simbólica
Fonética
Constitución y estructura de las Fonología DIVISIONES
lenguas Gramática
Lexicología

29
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

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31
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

EJERCICIOS

1
He aquí algunas definiciones del lenguaje. ¿Qué aspectos de éste se destacan en ellas?
¿En qué concuerdan? ¿En qué se diferencian?

a) «El lenguaje puede ser definido, con brevedad y en sentido estricto, como el
medio de expresión del pensamiento humano. En un sentido más amplio y más
libre, todo aquello que es la manifestación del pensamiento y lo hace aprehensi-
ble, sea por el medio que sea, es llamado lenguaje; así, decimos con bastante
propiedad que los hombres de la Edad Media, por ejemplo, nos hablan de las
grandes obras arquitectónicas que nos legaron y que éstas nos manifiestan su
genio, su religiosidad y su valor.» (W. D. WHITNEY [1874]: The Life and Growth of
Language. Nueva York: D. Appleton & Co., 1896; p. 1)

b) «El lenguaje es un método exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar


ideas, emociones y deseos por medio de un sistema de símbolos producidos de
manera deliberada. Estos símbolos son, ante todo, auditivos, y son producidos por
los llamados “órganos del habla”. (E. SAPIR [1921]: El lenguaje. México: Fondo de
Cultura Económica, 1966; p. 14)

c) «El hombre tiene una capacidad específica, un tipo único de organización inte-
lectual que no puede atribuirse a órganos exteriores ni relacionarse con la inteli-
gencia general y que se manifiesta en lo que podemos denominar aspecto creador
del uso del lenguaje corriente, y cuya propiedad consiste en ser ilimitado en
cuanto a su alcance y en no precisar de estímulo». [...] «El lenguaje humano está
libre del control de los estímulos y no sirve a una simple función comunicativa,
sino que más bien es instrumento para la libre expresión del pensamiento y para
la respuesta adecuada ante situaciones nuevas.» (N. CHOMSKY [1966]: Lingüística
cartesiana. Madrid: Gredos, 1969; pp. 19 y 36)

32
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

2
Coméntese el texto siguiente haciendo hincapié en los rasgos que el autor destaca como
propios de la Lingüística:

«La lingüística opera, al menos, en dos terrenos: se ocupa del estudio de las
lenguas particulares, como objetos en sí mismos, para obtener de ellas descrip-
ciones completas y adecuadas; y también estudia las lenguas con la finalidad de
lograr información sobre la naturaleza del lenguaje en general. Así, es lingüista
aquel que quiere descubrir cómo funciona el lenguaje, estudiándolo a través de
las lenguas particulares. Trata el lingüista de ser tan objetivo como sea posible y
hace por evitar los juicios erróneos, que tan frecuentemente han prevalecido,
sobre la naturaleza del lenguaje y las lenguas. Consecuentemente, centra su
atención en los hábitos vocales de una comunidad y sólo secundariamente en los
hábitos gráficos (a menos, evidentemente, que se trate de lenguas que sólo
existan en su forma escrita, como el hebreo clásico). Intenta describir cada lengua
a partir de sus propias características -cuidando de no imponerle categorías que
sólo son aplicables a alguna otra lengua-, y la estudia en todos sus estilos y niveles
de uso (y no sólo concentrándose en los estilos literario y académico). Trata de
salvaguardar el carácter lingüístico de la descripción; es decir, se atiene a la
naturaleza del lenguaje y no hace intervenir criterios propios de otros aspectos del
comportamiento humano, tales como los patrones de la lógica, de la estética o de
la belleza literaria, para explicar los problemas del uso. Mantiene con nitidez la
diferencia entre la información diacrónica y la sincrónica, y no permite que los
datos irrelevantes sobre los usos del pasado tiñan sus afirmaciones acerca de un
estado de lengua. Evita ser prescriptivo. También evita formular juicios
descuidados o subjetivos sobre los hechos lingüísticos y tiene en cuenta en su
investigación los usos de los hablantes nativos. Procura sistematizar sus
observaciones sobre la lengua remitiéndolas a una teoría lingüística diseñada con
este fin. Y, finalmente, trata de ir más allá de los aspectos superficiales de la
estructura lingüística con el objeto de comprender cuáles son las fuerzas
realmente importantes que operan sobre la lengua y dentro de la lengua.
Podríamos decir que ésta es la actitud del “lingüista integral”.»

(D. CRYSTAL: What is Linguistics? Londres: Arnold, 1977; pp. 26-27.


Traducción de J. Tusón.)

3
Ordena las siguientes afirmaciones en orden ascendente según su nivel de
abstracción y ponlas en relación con los niveles señalados a la derecha.

- En español peninsular estándar actual los pronombres clíticos


preceden a las formas verbales finitas: Se lo dijo, ¿Me quieres?,
etc.

- Ciertas lenguas presentan un orden de constituyentes Núcleo (+


Complementos) y otras un orden (Complementos +) Núcleo.
Norma

33
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

- Esta chica pone los pronombres siempre después y dice díjome


en vez de me dijo. Lenguaje

- Algunas lenguas presentan el orden S(ujeto) V(erbo) O(bjeto) y Sistema


otras el orden SOV.
Tipo
- Todas las lenguas poseen estructuras sintácticas jerárquicas,
con elementos centrales o núcleos y complementarios. Habla

- En español los pronombres clíticos pueden preceder o seguir a


las formas verbales finitas: Se lo dijo /Díjoselo.

4
¿A qué nivel de abstracción (sistema, norma, habla) corresponde cada una de las
siguientes constataciones? Justifique las respuestas:

a) El individuo x no articula claramente la distinción entre la fricativa labiodental


sorda [f] y la fricativa interdental sorda [θ].

b) En español, comedor se refiere tanto a la ‘persona que come’ como a la ‘habi-


tación donde se come’; sin embargo, bebedor no se refiere más que a la persona
que bebe.

c) Los fonemas del español /r/ (vibrante simple) y /r’/ (vibrante múltiple) sólo se
oponen funcionalmente en posición intervocálica: pero/perro, caro/carro. En las
demás posiciones, por ejemplo en posición final o en posición inicial, su
alternancia no conlleva un cambio de significado. Da igual que pronunciemos
[róta] o [r’óta] para hacernos entender en español. Sin embargo, lo usual es
utilizar la vibrante múltiple en posición inicial de palabra.

d) Juan llama pezones a los peces grandes.

e) El vocablo desapercibido indica usualmente “inadvertido”. Los puristas, sin em-


bargo, prefieren usarlo en su significado original de “desprovisto de lo nece-
sario”.

f) En el diálogo de una telenovela mexicana se oye decir a un personaje femenino:


“Me embaracé. Vas a ser padre.”

5
N. Chomsky ha usado el famoso ejemplo Las ideas verdes incoloras duermen
furiosamente para mostrar que la correcta formación sintáctica de una oración es
independiente de su significado. Esta oración llena de sinsentido y de contra-
dicciones semánticas flagrantes posee, sin embargo, una estructura sintáctica
perfectamente congruente con las reglas gramaticales del español. Su estructura
sintáctica podría representarse en el siguiente esquema:

34
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

SN
SV

N’

N’

Det. N Adj. Adj. V Adv.

Las ideas verdes incoloras duerme furiosament

Sin embargo, hagamos el siguiente ejercicio inverso. Supongamos que escu-


chamos la siguiente frase:

Las utras eltes chalotas rutean dilamente

También aquí reconocemos una estructura sintáctica aunque no sepamos el


significado de ninguno de los lexemas que la constituyen. La cuestión es si, al
escuchar esa frase somos incapaces de decir nada sobre su significado o, por el
contrario, sí podríamos decir algo. En realidad, sí podemos interpretar algo,
aunque tenga un carácter muy genérico o abstracto. Por ejemplo, es posible
interpretar, gracias a la entonación que caracteriza a esta expresión, al orden de
palabras y a las desinencias de lo que parece el único verbo (rutean), que se trata
de un aserto en el que se nos informa de cierta situación. ¿Qué más podemos
saber, a partir de nuestro conocimiento de la morfosintaxis del español, de lo que
alguien ha expresado con esta frase, aunque ignoremos la naturaleza específica
de lo que se dice?

35
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

6
¿Puede distinguir los aspectos relacionados con la competencia estrictamente
gramatical de los que constituirían otros aspectos de la competencia o habilidad
comunicativa?:

1. Saber tomar el turno de palabra y dejar que otros lo tomen.


2. Saber distinguir el uso de sin embargo, por el contrario, en cambio y no
obstante.
3. Saber reconocer los sufijos que permiten derivar un sustantivo de un
verbo.
4. Distinguir la entonación de una pregunta de la de un aserto.
5. Reconocer el estilo informal de una conversación y adaptarse a él.
6. Saber que cuando en español alguien pregunta ¿Por qué no vamos al
cine? está haciendo una propuesta y no sólo preguntando por la razón
por la que se deja de hacer algo.
7. Saber escribir una carta de recomendación.
8. Saber cuándo ha de hablarse de usted y cuándo es posible tutearse.
9. Saber usar los distintos modos verbales (subjuntivo, indicativo, etc.).
10. Saber cómo establecer concordancia entre adjetivo y sustantivo o entre
verbo y sujeto.
11. Saber reconocer en un párrafo el antecedente de un pronombre.
12. Saber los términos que se refieren a las partes del cuerpo.
13. Saber qué decir en un velatorio al saludar a los parientes del difunto.
14. Saber que si alguien dice “yo me lavo las manos” en relación con cierto
asunto escabroso o problemático quiere decir que quiere mantenerse al
margen, no tomar partido o no implicarse en él.
15. Saber que los hispanohablantes prefieren decir ¿Qué edad tienes?
antes que ¿Cómo eres de viejo?
16. Saber cuándo alguien está hablando en broma o haciendo un chiste.
17. Saber cómo se ordenan las palabras al formular preguntas.
18. Saber que los morfemas gramaticales (número, género, caso, etc.) se
integren en una palabra después que los morfemas derivativos.
19. Saber cómo se construyen las estructuras comparativas.
20. Saber pronunciar la diferencia entre /l/ y /r/.

7
Según la distinción de Halliday, con la lengua expresamos fundamentalmente tres
tipos generales de significado: ideativos o proposicionales (los que se refieren a las
cosas y a sus relaciones, a los hechos), interpersonales o pragmáticos (los que tienen
que ver con las intenciones que tenemos cuando hablamos respecto de nuestros
interlocutores y las actitudes que queremos expresar ante los hechos de los que
informamos), y textuales o discursivos (los que tratan de la relación entre lo que
decimos y lo que suponemos que sabe o necesita saber nuestro interlocutor). Según
esta clasificación ¿a qué tipo de función corresponden estas distinciones?

ideativa interpersonal textual


0a Este cuadro fue pintado por Picasso
0b Picasso pintó este cuadro [ ] [ ] [ ]

36
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

1a .No has comido mucho


1b No has comido tanto [ ] [ ] [ ]

2a Cuando llegaba a casa, lo vi


2b Cuando llegué a casa, lo vi [ ] [ ] [ ]

3a Cómete las patatas


3b Que te comas las patatas [ ] [ ] [ ]

4a ¿Tienes hora?
4b ¿Tiene usted hora? [ ] [ ] [ ]

5a Pepa escribió la carta con el ordenador


5b Pepa escribió con el ordenador la carta [ ] [ ] [ ]

(En una tienda)


6a Querría probarme estos pantalones
6b Quiero probarme estos pantalones [ ] [ ] [ ]

7a ¿Te pones el cinturón de seguridad?, por favor


7b ¿Te pones el cinturón de seguridad? [ ] [ ] [ ]

8a Oye, ¿tú cómo te llamas?


8b Oye ¿tú cómo te llamabas? [ ] [ ] [ ]

9a Sabe mucho de enfermedades


pero no sabe tratar a la gente
9b Sabrá mucho de enfermedades
pero no sabe tratar a la gente [ ] [ ] [ ]

10a El gatito está sobre el felpudo


10b El gatito está bajo el felpudo [ ] [ ] [ ]

11a Me han regalado una pelota


11b Me han regalado la pelota [ ] [ ] [ ]

12a Pedro es más alto que Juan


12b Pedro es tan alto como Juan [ ] [ ] [ ]

13a Queda un poco de papel


13b Queda poco papel [ ] [ ] [ ]

8
Cada una de las siguientes afirmaciones se compadecen con una visión formalista o
funcionalista del lenguaje y la Lingüística. Señálelo en las casillas vacías:

Muchas estructuras lingüísticas son como son para atender


mejor a sus condiciones de uso.
La Lingüística se inscribe en el marco de la Psicología.
El objeto de estudio de la Lingüística es, en gran parte, un
objeto cultural.

37
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia

La Lingüística se inscribe en el marco de la Semiología.


Muchos recursos lingüísticos poseen en última instancia una
motivación icónica.
El objeto de la Lingüística es esencialmente un objeto natural.
Las estructuras sintácticas pueden y deben describirse como
resultado de reglas sintácticas ajenas al uso que se haga de
ellas o al significado que puedan transmitir.
La Lingüística estudia el lenguaje en tanto que facultad de la
mente.
La Lingüística debe atender no sólo a la descripción del
conocimiento lingüístico, sino también a la de la habilidad
para ponerlo en práctica en su uso efectivo.
La Lingüística estudia el lenguaje en tanto que instrumento de
comunicación.
Las estructuras sintácticas son esencialmente arbitrarias en la
medida en que no están determinadas por las funciones que
desempeñan.
Los datos de actuación lingüística no son suficientes ni
apropiados para descubrir la naturaleza esencial del lenguaje.
Las estructuras sintácticas, al igual que morfemas y palabras,
deben concebirse como formas asociadas a un significado, por
abstracto que resulte éste.

38
LINGÜÍSTICA 
Grado de Filosofía 
 
TEMA 2 
ASPECTOS SEMIÓTICOS DEL LENGUAJE 
 
 
1. Semiótica, semiología y códigos.‐ 2. Relaciones entre el orden de la expresión y del contenido: Tipos 
de señales.‐ 3. Los rasgos constitutivos de las lenguas verbales.‐ 4. Ejemplos de comunicación animal.‐ 
5. Pertinencia.‐ 6. Forma y sustancia.‐ 7. Recapitulación. 
 

1. SEMIÓTICA, SEMIOLOGÍA Y CÓDIGOS 
 
En  este  tema  nos  ocuparemos  de  examinar  las  propiedades  esenciales  de  las 
lenguas,  y  lo  haremos  poniendo  esas  propiedades  en  relación,  sobre  todo,  con  la 
Semiótica (del griego semeîon «signo»), la disciplina que estudia los sistemas de signos 
y de comunicación. 
Las lenguas verbales son relevantes desde el punto de vista semiótico (como había 
demostrado De Saussure a principios del siglo XX) porque son sistemas de signos. Sin 
embargo,  la  Semiótica  considera  las  lenguas  no  por  sí  mismas,  sino  como  objeto  de 
comparación con otros sistemas de signos. Es, precisamente, esta comparación la que 
puede  servir  para  aclarar  algunos  aspectos  de  las  lenguas  en  sí,  y  para  establecer 
tipologías. 
Desde  el  punto  de  vista  semiótico,  las  lenguas  son  códigos  (un  término 
equivalente  a  sistemas  de  signos,  pero  mucho  más  cómodo  a  la  hora  de  usarlo),  es 
decir,  sistemas  de  correspondencias  entre  el  orden  de  la  expresión  y  el  orden  del 
contenido, destinados a la transmisión de información entre un emisor y un receptor 
mediante la producción y difusión de mensajes. Los códigos constituyen una clase muy 
amplia,  prácticamente  ilimitada:  es  un  código  el  sistema  de  numeración  árabe  o 
romano, son códigos los sistemas de señalización de carretera, como lo son también 
los sistemas de luces con los que se señalan las condiciones de funcionamiento de un 
coche. Pero no todos los sistemas son tan obvios como los enumerados: es un código 
también  el  sistema  de  signos  que  el  médico  capta  en  el  paciente  y  a  través  del  cual 
identifica  la  enfermedad  (por  algo  el  estudio  de  los  signos  clínicos  se  llama  desde  la 
Antigüedad  semeiotica);  es  un  código  la  lengua  de  los  gestos,  etc.  De  ahí  que, 
considerada  la  Semiótica  como  la  disciplina  que  tiene  por  objeto  el  estudio  de  los 
hechos  significativos,  pueda  ser  subdivida  en  dos  parcelas:  la  Semiología,  que  se 
ocuparía de los procesos de comunicación, aquellos en los que hay intencionalidad por 
parte del emisor de comunicar algo a un receptor, y la Sintomatología, que se ocuparía 
de los procesos de significación, aquellos en los que no hay intencionalidad por parte 
del emisor. 
La  operación  de  formación  de  un  mensaje  por  parte  de  un  emisor  mediante  los 
recursos que ofrece un código se llama codificación, mientras que descodificación es la 
operación, por parte de un receptor, de interpretación del mensaje. Desde el punto de 
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

vista  semiótico,  la  codificación  consiste  en  asignar  a  un  determinado  contenido  la 
expresión  apropiada;  la  descodificación,  en  identificar  el  contenido  a  partir  de  la 
expresión, como muestra el esquema que sigue: 
 
Codificación  Descodificación 
   
Contenido 
 
   
Expresión  Expresión 
 
   
Contenido 
 
 
La capacidad del ser humano para elaborar continuamente códigos distintos para 
usos  nuevos  es  uno  de  sus  recursos  más  extraordinarios  y  es  también  una  de  las 
razones  más  evidentes  que  lo  hacen  diferente  del  resto  de  los  animales.  Mientras 
todas  las  especies  animales  están  obligadas  a  usar  su  tipo  o  sus  tipos  específicos  de 
expresión, y por tanto no están capacitadas para ampliar el repertorio de los códigos 
que pueden usar, el ser humano puede servirse de una gama virtualmente ilimitada de 
expresiones y, así, de códigos. No hay prácticamente nada que no pueda ser utilizado 
como expresión de cualquier otra cosa, con tal de que se pueda percibir a través de los 
sentidos. Los seres humanos, por consiguiente, no son solamente usuarios de códigos, 
sino también creadores de códigos, mientras que las especies animales son usuarias de 
códigos, pero no tienen la capacidad de elaborar otros nuevos en relación con aquellos 
de que están dotadas genéticamente. 
A todo lo dicho se suma otra característica de los códigos humanos: el significado 
puede estar relacionado con realidades físicas que no tienen nada que ver con él, que 
no  se  le  parecen  en  absoluto  (sonidos,  movimientos,  gestos,  marcas  en  un  soporte 
estable, como el mármol o el papel, luces, disposiciones de objetos y de colores, etc.). 
La  capacidad  humana  de  crear  códigos  está,  por  lo  tanto,  marcada  también  por  una 
drástica  heterogeneidad  semiótica  de  la  expresión  respecto  del  contenido  (vid.  tema 
1). 
 
Podemos ahora definir el código, con mayor precisión, como un sistema de signos, 
o sea de objetos complejos y abstractos, en el que algo (susceptible de manifestarse 
física y perceptiblemente) está en lugar de otra cosa (que puede no ser susceptible de 
manifestarse física ni perceptiblemente). Si llamamos planos (como hemos visto en el 
tema  1)  a  la  expresión  y  al  contenido,  podemos  también  decir  que  el  código  es  un 
conjunto compuesto de signos biplanares. 
 
 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

2. RELACIONES ENTRE EL ORDEN DE LA EXPRESIÓN Y EL DEL CONTENIDO: 
TIPOS DE SEÑALES 
 
Conviene,  llegados  a  este  punto,  que  presentemos  los  conceptos  semióticos  de 
señal, índice, icono y símbolo, pues ayudan a comprender mejor los múltiples aspectos 
que puede adoptar la congruencia o no de la expresión y el contenido y, por ende, la 
naturaleza de los signos que conforman un código. 
 
 
2.1 Señales 
 
Una señal no es ni más ni menos que cierta realidad (objeto, proceso, acción, etc.) 
que da información de algún tipo sobre otra realidad (otro objeto, otro proceso, otra 
realidad, etc.). Así, una estela oleosa en el mar (realidad A) nos informa sobre al paso 
previo de una embarcación (realidad x); unas latas vacías, papeles grasientos, mondas 
de naranjas y cascos de botellas abandonados en un bosque (realidad A) nos hablan de 
que  ese  lugar  sufrió  la  presencia  de  unos  excursionistas  poco  preocupados  por  la 
naturaleza (realidad x); un cartel que contenga una calavera montada sobre dos tibias 
(realidad A) nos informa del estado en que podemos quedar (realidad x) si tocamos un 
poste  de  alta  tensión;  cuando  conducimos,  un  triángulo  de  metal,  elevado  sobre  un 
poste, de bordes rojos y fondo crema en el que aparece, con trazo grueso, un cuarto 
de circunferencia girado de izquierda a derecha y hacia arriba (realidad A), nos informa 
de  la  existencia  de  una  curva  a  la  derecha  (realidad  x);  si  digo  en  cierto  momento  a 
alguien: Canelo está ladrando en la calle (realidad A), le informo, entre otras cosas, de 
que cierto perro ladra en la calle (realidad x). En casos como éstos, diremos que A es la 
señal  y  que  x  es  lo  señalado.  Una  señal  es  cierta  realidad  (A)  cuya  percepción  nos 
informa de otra realidad (x), sea ésta material o conceptual. 
Ahora bien, para que una realidad (A) informe acerca de otra realidad (x), ha de 
existir entre ambas algún tipo de vinculación. Obsérvese que la relación que asocia las 
realidades (A) con las (x) en los ejemplos anteriores no es la misma en todos ellos. Las 
diferencias de relación entre (A) y (x) serán las que proporcionen los criterios con que 
se pueda establecer la clasificación de las señales. En general, se parte de considerar el 
criterio  de  la  vinculación  natural  o  no  de  (A)  respecto  de  (x),  esto  es,  de  tener  en 
cuenta la ausencia o presencia de intencionalidad en lo que atañe a la constitución de 
(A). 
 
 
2.2 Índices (indicios o síntomas) 
 
Se  dice  que  el  humo  es  una  señal  natural  del  fuego,  que  las  huellas  de  unos 
zapatos son señal natural del paso de una persona. En casos como éstos hablaremos 
de  índices  (indicios  o  «síntomas»).  Así,  afirmaremos  que  el  humo  es  índice  (indicio  o 
síntoma) de la combustión, que la fiebre es índice de una afección patológica, etc. (A) 
emana de (x); (A) es un efecto producido por la causa (x); (A) muestra algún grado de 
contigüidad con (x), etc. La relación, pues, entre (A) y (x) es natural, esto es, ajena a la 
voluntad o intencionalidad humanas.  
 
 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

2.3 Iconos y símbolos 
 
Por  eliminación,  el  resto  de  las  señales  no  gozan  ya  de  ese  carácter  natural: 
dependen de la voluntad humana, que las instituye como instrumentos de significación 
intencional.  Entre  esas  otras  se  reconocen  los  iconos.  Estas  señales  se  prestan  al 
equívoco, como ocurre con no pocos indicios, cuando son interpretadas, aunque esta 
ambigüedad  se  reduce  en  función  del  grado  de  convencionalidad  que  hayan 
alcanzado:  a  mayor  uso  convencional,  menor  subjetividad  en  la  interpretación,  y 
viceversa.  Piénsese  en  la  calavera  sobre  las  dos  tibias,  ya  aludida.  Obsérvese  que  los 
iconos, como los indicios, establecen la relación de que (A) informa acerca de (x), pero 
no porque (A) emane de (x), sino porque existe cierta semejanza entre una y otra reali‐
dad. Esta semejanza es la que provoca que muchos iconos sean ambivalentes: como el 
parecido de (A) respecto de (x) puede ser muy fuerte o muy tenue, los iconos sufren 
muy frecuentemente un proceso de convencionalización: la relación entre contenido y 
expresión se hace cada vez menos evidente. De ahí que ya no puedan funcionar como 
los índices: no son válidos para toda la especie humana, sino sólo para los miembros 
de una comunidad en que se ha acordado atribuir una realidad (x) concreta (un signifi‐
cado) a un determinado icono (A). 
En  los  signos  convencionales  o  símbolos,  al  igual  que  en  los  iconos,  el  tipo  de 
relación que se establece entre (A) y (x) no es natural, pero los símbolos se diferencian 
de  ellos  en  que  no  muestran  semejanza  alguna  entre  (A)  y  (x).  Los  símbolos  son 
señales estrictamente convencionales que sólo pueden ejercer su función significativa 
en virtud de un pacto, explícito o no. Los conocidos colores del semáforo son símbolos 
relativos  a  la  circulación  vial.  Otros  símbolos  son  las  banderas  de  los  estados,  cuya 
convencionalidad  se  demuestra  con  los  cambios  que  unas  y  otros  sufren  en  el 
transcurso del tiempo; la sirena de una ambulancia, cuyo (x) es la petición de paso por 
razones de urgencia; los signos de la química relativos a los elementos, etc. Como se 
ve,  en  el  caso  de  los  símbolos  la  convencionalidad  pierde  toda  posible  motivación, 
cualquier resto de congruencia entre expresión y contenido, por lo que estamos ante 
realidades estrictamente arbitrarias. 
De entre los símbolos, interesan sobre todo los lingüísticos (los signos lingüísticos). 
En todos los casos anteriores el vínculo que une el símbolo (A) con la realidad señalada 
(x) es estrictamente convencional (arbitrario), establecido por un pacto, bien explícito 
(los  signos  de  los  elementos  químicos,  por  ejemplo),  bien  tácito  (los  signos 
lingüísticos). Así las cosas, una lengua es, sobre todo, un conjunto de símbolos (en este 
caso, de signos convencionales). Estos instrumentos simbólicos no han surgido de un 
pacto rígido o explícito, por lo que, desde cierto punto de vista, el grado de precisión 
de las lenguas naturales deja mucho que desear: son fuente de polisemia, sinonimia y, 
por  tanto,  de  ambigüedad,  como  sabemos.  Así  y  todo,  el  lenguaje  es  la  herramienta 
más flexible y eficaz con que los humanos cuentan para relacionarse entre sí. 
 
En  resumen,  los  índices  se  caracterizan  por  ser  señales  naturales  y  motivadas. 
Naturales, porque no interviene en su producción intencionalidad alguna; motivadas, 
porque (A) es efecto de (x). Puede decirse, pues, que en estos casos semióticos se da 
una relación metonímica, o de contacto, entre la señal y lo señalado. Los iconos, por su 
parte,  no  son  naturales  pero  sí  motivados;  no  naturales,  puesto  que  hay  una 
intencionalidad  que  los  crea;  motivados,  porque  (A)  se  asemeja  a  (x).  Diremos,  en 
consecuencia, que en el icono se manifiesta una relación metafórica, o de semejanza, 
entre la señal y lo señalado. Al ser intencional, el icono sufre o puede sufrir un proceso 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

de  convencionalización  (las  relaciones  entre  expresión  y  contenido  tienden  a 


desdibujarse).  Por  último,  los  símbolos  se  definen  porque  ni  son  naturales  ni 
motivados;  no  naturales,  como  en  el  caso  de  los  iconos;  no  motivados,  porque  son 
fruto de un pacto o convención estricta. La relación, pues, entre (A) y (x) es arbitraria. 
 
 
3. LOS RASGOS CONSTITUTIVOS DE LAS LENGUAS VERBALES 
 
Una  vez  señalados  los  distintos  tipos  de  elementos  susceptibles  de  constituir  un 
código,  pasaremos  a  comentar  los  rasgos  que  éste  puede  asumir.  Ello  nos  permitirá 
delimitar  las  lenguas  verbales  de  otros  muchos  códigos  y  medios  de  comunicación 
utilizados por seres humanos o animales. 
La reflexión sobre las características específicas de las lenguas verbales recibió una 
aportación  decisiva  en  los  años  sesenta,  cuando  Ch.  F.  Hockett  propuso  una  lista  de 
dieciséis  rasgos  constitutivos  (design  features)  para  delimitar  la  naturaleza  de  las 
lenguas verbales, los cuales han sido ampliamente aceptados y reconocidos como base 
para  posteriores  argumentaciones.  Estos  rasgos  no  se  encuentran  juntos  en  ningún 
código  de  comunicación  que  no  sea  humano,  aunque  algunos  de  ellos  se  pueden 
encontrar  por  separado  en  los  distintos  códigos  de  comunicación  animal.  En  este 
epígrafe  discutiremos  algunas  propiedades  distintivas  de  las  lenguas  verbales  con 
respecto  a  los  demás  códigos,  y  lo  haremos  remontándonos  en  unas  ocasiones  a  las 
ideas  de  Hockett,  destacando  algunos  de  los  rasgos  de  su  propuesta,  y  en  otras 
proponiendo una perspectiva distinta. 
 
 
3.1 Rasgos presentes en todos los códigos 
 
3.1.1 Medio de comunicación 
 
Las lenguas naturales utilizan para expresarse el medio vocal‐auditivo. Es un hecho 
fundamental  para  todas  las  lenguas  exteriorizar  los  mensajes  mediante  la  voz  y  los 
gestos  articulatorios  que  ejercen  perturbaciones  en  las  ondas  sonoras  que  llegan  al 
oído de otros hablantes y permiten la recepción del mensaje. Muchas lenguas carecen 
de  escritura.  Las  que  poseen  sistemas  escritos  no  tienen  alfabetizados  a  todos  sus  
hablantes, pero todos éstos utilizan la vía vocal‐auditiva. 
  Es importante tener en cuenta que no todos los sonidos o ruidos que se pueden 
hacer con el aparato vocal son susceptibles de formar parte de los inventarios fónicos 
de  las  lenguas  del  mundo.  Con  frecuencia  las  clases  de  sonidos  se  repiten  en  las 
lenguas,  lo  cual  implica  un  condicionamiento  anatomo‐fisiológico  (tanto  desde  el 
punto  de  vista  articulatorio  como  perceptivo)  que  restringe  las  posibilidades  de 
utilización de los sonidos con fines comunicativos. 
  Aunque otras especies animales utilicen el canal vocal‐auditivo, no lo emplean 
del mismo modo. El carácter vocal implica además uno de los rasgos que De Saussure 
puso  como  característica  fundamental  de  los  significantes  de  sus  signos:  el  carácter 
lineal. Puesto que utilizamos sonidos en el tiempo, unos han de ir forzosamente detrás 
de otros. Lo cual fundamenta la articulación lingüística, como más adelante veremos. 
Los  animales  pueden  utilizar  otros  muchos  canales:  los  insectos,  el  químico;  las 
abejas, el visual; los erizos, el táctil. Hay animales, como los grillos, que utilizan la vía 
auditiva,  pero  no  la  vocal.  Los  primates  utilizan  la  vía  auditivo‐vocal,  pero  también  y 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

quizá mucho más la visual en gestos y posturas. Para el ser humano, la vía principal y 
muchas veces única es la vocal‐auditiva, aunque está claro que es complementaria la 
vía visual cuando estamos en presencia de la otra persona. La visual es el canal de las 
lenguas de signos de los sordos. 

3.1.2 Semanticidad 
 
  Cualquier  código  que  establezca  un  lazo  entre  una  expresión  y  un  contenido, 
una  situación,  una  cosa,  etc.,  tiene  la  propiedad  de  la  semanticidad.  Gracias  a  esta 
propiedad  podemos  aludir  a  esa  realidad  sin  necesidad  de  manejarla  directamente, 
poniendo  en  su  lugar  los  signos  necesarios.  En  este  sentido,  podemos  decir  que  las 
expresiones  lingüísticas  “significan”  algo  diferente  de  ellas  mismas  y  que,  por  tanto, 
están conectadas simbólicamente con elementos de la realidad. Los códigos animales 
tienen  propiedades  semánticas,  aunque  muy  limitadas:  apareamiento,  lugar  del 
alimento,  alarma,  etc.  Pero  también  hay  códigos  no  animales  que  pueden  presentar 
estas  limitaciones:  las  señales  de  tráfico  pueden  expresar  sólo  autorizaciones, 
prohibiciones, órdenes, precauciones y unas pocas informaciones a la hora de circular; 
no  pueden,  sin  embargo,  hablar,  por  ejemplo,  del  estado  de  ánimo  del  que  las  ha 
pintado o las ha puesto. Todos estos códigos son, por tanto, capaces de expresar una 
parcela limitada de contenidos. 
En  el  lado  opuesto  se  sitúan  los  códigos  que  no  tienen límites  de  contenido.  Las 
lenguas  verbales  parecen  responder  más  que ningún  otro  código  a  este  requisito.  La 
infinitud  semántica  de  las  lenguas  verbales  se  observa  en  el  hecho  de  que  ofrecen 
paráfrasis  posibles  de  los  mensajes  formulados  en  (casi)  cualquier  otro  código.  Si  la 
danza de las abejas no puede dar expresión a un contenido como No tengo claro lo que 
acabas  de  decir,  porque  la  gama  de  significados  que  puede  expresar  es  limitada,  sin 
embargo,  una  lengua  verbal  puede  parafrasear  cualquier  mensaje  formulado  en  el 
código de la danza de las abejas.  
La  omnipotencia  semántica  de  las  lenguas  verbales  la  constatamos  también  de 
otra  manera,  aparentemente  más  evidente:  puesto  que  con  ellas  podemos  dar 
expresión a cualquier mensaje formulado en (casi) cualquier código, también podemos 
con ellas dar nueva expresión a cualquier mensaje formulado en la lengua verbal. Una 
lengua  verbal,  en  resumen,  puede  parafrasearse  ilimitadamente  a  sí  misma,  puede 
“hablar de sí misma” (vid. más adelante: Reflexividad o capacidad metalingüística). 
 
3.1.3 Función pragmática 
 
Todos  los  códigos  son  instrumentos  cuyo  uso  supone  el  alcanzar,  por  parte  del 
agente que los utiliza (ser humano o animal), un determinado objetivo (apareamiento, 
defensa, intimidación, ayuda, influencia en el otro, etc.). 
 
 
3.2 Rasgos presentes en algunos códigos 
 
3.2.1 Intercambiabilidad 
 
  Cualquier ser humano puede ser emisor y receptor de mensajes, siempre que 
haya adquirido la madurez lingüística. Su conocimiento lingüístico es independiente de 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

estas  dos  funciones,  pues  tal  conocimiento  puede  ser  utilizado  indistintamente  para 
realizar labores de emisión o de recepción y procesamiento de mensajes. Esto elimina 
la necesidad de contar con unas reglas gramaticales para la emisión diferentes de las 
utilizadas para la recepción, lo cual aumentaría el espacio de la memoria a largo plazo, 
al  duplicarla.  La  comunicación  animal  frecuentemente  está  ligada  a  las  relaciones 
sexuales o de trabajo, y por ello sólo algunos miembros de la especie pueden emitir un 
mensaje y otros sólo recibirlo. Así, sólo los machos de los grillos emiten el canto. En el 
caso  de  muchas  aves  sólo  los  machos  cantan.  En  el  de  las  abejas,  sólo  las  obreras 
danzan;  las  reinas  y  los  zánganos  están  excluidos.  Las  hembras  del  Bombyx  mori 
(gusano  de  la  seda)  excretan,  cuando  están  listas  para  aparearse,  una  señal  química 
mediante  la  cual  se  comunican  con  el  macho;  éste  sólo  puede  ser  el  receptor  de  tal 
señal.  En  el  ser  humano,  cuando  utiliza  las  lenguas  verbales,  no  existen  limitaciones 
para la comunicación en ambos sentidos. 

3.2.2 Transmisión cultural 
 
Este rasgo se refiere a la necesidad de que algún aspecto de un código deba ser 
aprendido  mediante  la  interacción  comunicativa  con  otros  usuarios  de  ese  mismo 
código. Las lenguas verbales muestran esta peculiaridad, pues los seres humanos, para 
hacerse con ellas, deben aprender multitud de elementos (aunque la habilidad básica 
para aprenderlas es innata (vid. tema 1)). Así, un niño de padres rusos aprenderá inglés 
si es ésta la lengua a la que se ve expuesto. 
En otros casos, en los de muchos códigos animales, la situación es diferente, pues 
tales  códigos  y  la  habilidad  para  utilizarlos  se  transmiten  exclusivamente  por  vía 
genética. Las abejas no aprenden a danzar: ya al nacer vienen provistas de las pautas 
de la danza. Una abeja italiana trasladada a Austria danza como las italianas, no como 
las  austriacas  (es  decir,  no  aprende  a  danzar  de  otra  manera).  El  ser  humano,  que 
posee  una  dotación  genética  específica  para  el  lenguaje,  no  viene,  sin  embargo, 
programado genéticamente para aprender una lengua concreta, pues puede aprender 
más  de  una  (todas  las  lenguas  verbales  responden,  en  un  nivel  profundo,  a  los 
imperativos  universales  de  esa  dotación  genética).  Las  lenguas  verbales,  a  diferencia 
de  numerosos  códigos  animales,  se  aprenden  con  el  uso,  se  transmiten  de  padres  a 
hijos de generación en generación. Esto no quiere decir que no haya códigos animales 
(aunque nunca en el grado de las lenguas verbales) que sean híbridos. Algunas aves y 
chimpancés,  por  ejemplo,  emiten  señales  que  están  totalmente  programadas 
genéticamente  y  otras  que  son  aprendidas.  Estos  códigos,  pues,  muestran  también 
transmisión cultural. 

3.2.3 Arbitrariedad 
 
  Este  rasgo  alude  a  la  propiedad  mostrada  por  los  signos  de  ciertos  códigos 
consistente  en  que  la  expresión  de  ese  signo  no  está  relacionada  de  ningún  modo 
lógico  con  su  significado  (la  propiedad  de los  símbolos,  como  se  ha  visto  más  arriba: 
vid.  2.3).  Obsérvense,  por  ejemplo,  algunas  de  las  diferentes  palabras  (signos)  que 
significan «perro» en varias lenguas: dog (inglés), chien (francés), lééchaa‘í (navajo). En 
la  comunicación  animal  generalmente  existen  elementos  arbitrarios  e  icónicos.  Por 
ejemplo, la asociación entre el grito de un mono (expresión) y el peligro (significado) es 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

arbitraria, pero la correlación entre inminencia (contenido) e intensidad (expresión) es 
icónica  (es  decir,  cuanto  más  inminente  es  el  peligro,  más  intenso  es  el  grito,  lo  que 
supone una motivación del grado de inminencia del peligro sobre el de la intensidad 
del grito). 
 

3.2.3.1 Dos tipos de arbitrariedad 
 
Será conveniente diferenciar en el término arbitrariedad de las lenguas dos signi‐
ficados, uno obvio (bastante acertado, pero insuficiente) y otro más profundo (a cuya 
definición contribuyó fundamentalmente De Saussure). 
En  la  primera  acepción,  las  lenguas  son  arbitrarias  en  la  medida  en  que  no  hay 
ningún vínculo natural y necesario entre el significante y el significado de cada signo. Si 
imaginamos el significado “silla”, comprobamos inmediatamente que no hay ninguna 
razón especial por la que tal significado sea expresado en español con el significante 
silla, en italiano con sedia, en inglés con chair y en árabe con kursi. Entre el significante 
y  el  significado  no  hay  necesariamente  ninguna  semejanza:  podemos  analizar  el 
significante  todo  lo  que  queramos,  pero  casi  nunca  (o  no  siempre)  conseguiremos 
prever  las  características  del  significado  (analizando  el  significante  silla  no 
conseguimos  entender,  por  ejemplo,  cómo  está  hecha  una  silla  o  la  finalidad  que 
cumple este objeto), y, al contrario, analizando el significado, no conseguiremos prever 
cuál es el significante que lo expresa. Naturalmente, existen hechos que ponen límites 
a  estas  afirmaciones;  por  ejemplo,  las  onomatopeyas.  Palabras  como  kikirikí  (it. 
chicchirichi; al. kikeriki; fr. cocorico; jap. kokekokkoo, etc.) se asemejan icónicamente al 
sonido  que  evocan,  y  también  palabras  no  exactamente  onomatopéyicas,  como,  en 
español piar, susurrar, en italiano pigolare, bisbigliare o en inglés puff «hinchar», sigh 
«suspirar»,  splash  «salpicar»,  etc., pueden  sugerir algunos  aspectos  del  significado  al 
que  se  refieren.  Pero  el  grupo  de  palabras  verdaderamente  onomatopéyicas  es 
relativamente pequeño, y en algunos casos el efecto onomatopéyico se ha conseguido 
sólo  con  el  paso  del  tiempo,  a  partir  de  palabras  que  originariamente  no  eran,  en 
absoluto, icónicas. 
Esta  primera  noción  (que  ya  Aristóteles  identificó  claramente,  y  que  ha  sido 
retomada  numerosas  veces  a  lo  largo  de  la  historia  del  pensamiento  lingüístico)  no 
basta  para  dar  cuenta  del  complejo  fenómeno  de  la  arbitrariedad.  Fue  De  Saussure 
quien la completó con una noción más refinada, que salva a este tema de la obviedad 
que siempre lo ha caracterizado. Según De Saussure, son arbitrarias no solamente las 
relaciones entre cada significante y su significado (Ste‐Sdo), sino también las que existen 
entre  un  significante  y  los  demás  significantes  (Ste1‐Ste2)  y  las  que  hay  entre  un 
significado y los demás significados (Sdol‐Sdo2). 
Por  lo  que  se  refiere  a  las  relaciones  entre  significantes, consideremos la  que  se 
establece entre las expresiones [pino] y [pi:no] (o sea, una pronunciación con i breve y 
otra  con  i  larga).  En  español  ambos  significantes  designan  sin  posibilidad  de  duda  el 
significado «pino»; o, dicho de otra manera, el español no pone ningún límite entre la i 
breve  y  la  larga.  En  español,  esta  distinción  no  es  pertinente  (vid.  más  adelante: 
Pertinencia). En inglés, el mismo fenómeno se presenta de distinta manera: [ip] y [i:p] 
(es decir, dos pronunciaciones que son diferentes exactamente por la misma razón que 
el español: una i breve frente a una i larga, justo en la misma posición) designan no el 
mismo  significado,  sino  dos  significados  distintos  y  carentes  de  relación  entre  sí: 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

respectivamente  «barco»  y  «oveja».  Podemos  representar  esta  situación  con  el 


esquema siguiente: 
 
i  i: 
 
Como  puede  verse,  en  la  materia  fónica  del  inglés  se  introduce  una  frontera 
(representada en el esquema con la separación entre las dos casillas), mientras que en 
la del español esto no ocurre. La relación que existe en español entre la i breve y la i 
larga no es tan necesaria y obligatoria como la que existe en inglés. La relación entre 
los dos significantes es arbitraria.  
El mismo razonamiento se puede repetir también en cuanto a las relaciones entre 
significados.  El  español,  por  ejemplo,  establece  una  diferencia  entre  los  significados 
«rebanada»  y  «loncha»,  que  el  italiano  no  hace:  los  dos  significados  son  designados 
exactamente en italiano por un mismo significante: fetta. El esquema representa esta 
diversidad de relaciones: 
 
español  rebanada loncha
italiano  fetta
 
No hay ninguna razón natural por la que se tenga que distinguir (o no distinguir) entre 
los  dos  significados.  En  la  evolución  histórica  de  las  lenguas  se  pueden  hacer  nuevas 
distinciones y se pueden eliminar otras ya antiguas. La relación entre los significados es 
arbitraria. 
A esta más profunda concepción de la arbitrariedad lingüística se le puede llamar 
arbitrariedad  horizontal  (porque  tiene  que  ver  con  relaciones  entre  entidades  de  la 
misma  naturaleza:  entre  significantes  por  un  lado  y  entre  significados  por  otro), 
mientras a la concepción tradicional de la arbitrariedad se le puede denominar con el 
término  de  vertical.  Las  lenguas  son,  por  tanto,  doblemente  arbitrarias,  en  sentido 
vertical y en sentido horizontal (vid. más adelante: Forma y Sustancia). 
 
 
3.2.3.2 Limitaciones de la arbitrariedad: rasgos icónicos  
 
En verdad, el mismo De Saussure, después de haber enunciado el principio de la 
arbitrariedad lingüística y precisado que «su importancia es capital y sus consecuencias 
son  innumerables»,  añadía  que  entre  las  tareas  de  la  Lingüística  está  también  la  de 
estudiar las limitaciones de la arbitrariedad. Parece que Saussure era particularmente 
sensible a esta cuestión y a ella dedicó muchos pasajes de sus reflexiones teóricas. En 
efecto,  la  actitud  de  De  Saussure  no  era  ciegamente  ‘arbitraria’.  En  el  capítulo  del 
Curso de lingüística general dedicado a la motivación, observaba que en el vocabulario 
de las lenguas existen dos tipos de palabras: las completamente inmotivadas (alemán 
Hand  «mano»,  Schuh  «zapato»)  y  las  parcialmente  inmotivadas  (alemán  Handschuh 
«guante»,  lit.  «mano‐zapato»),  y  que,  por  consiguiente,  en  las  lenguas  no  se  da  una 
arbitrariedad total, sino distintos grados de arbitrariedad. 
 


Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

Este tipo de consideraciones ha constituido posteriormente el punto de partida de 
una  serie  de  investigaciones,  como  las  de  Charles  Bally  y  otros,  que  han  llegado  a 
establecer sutiles tipologías lingüísticas basadas en la distinción entre lenguas (como el 
alemán  o  el  griego  clásico)  en  las  que  la  estructura  de  las  palabras  está  hecha  de 
manera que permita al usuario ‘leer en ellas’ el significado de la palabra entera, y otras 
(como el francés, el inglés, el italiano o el español) en las que esta operación es sólo 
parcialmente posible y las palabras son sólo transparentes en una mínima parte. 
El  planteamiento  de  De  Saussure  no  era  más  que  una  respuesta  a  una  larga  y 
compleja cadena de reflexiones. La historia de la Lingüística está ciertamente recorrida 
en toda su extensión por dos tendencias contrapuestas en torno a este problema: por 
un  lado,  los  que  sostienen  la  completa  arbitrariedad  del  lenguaje;  por  otro,  los  que 
defienden  la  presencia en  las  lenguas  de  un rasgo,  de  una  huella  icónica  del  mundo, 
aunque  sólo  sea  parcial y  filtrada  mediante elaboraciones  diferentes.  Históricamente 
hablando,  la  primera  tendencia  ha  prevalecido  y  se  ha  impuesto  hasta  llegar  a  ser 
virtualmente  institucional:  no  hay,  en  efecto,  manual  de  Lingüística  que  no  la  sitúe 
entre  los  fundamentos  de  la  teoría  del  lenguaje.  Pero,  a  pesar  de  eso,  no  hay  que 
pensar  que  la  segunda  tendencia  no  tenga  buenas  razones  de  su  parte:  para  darnos 
cuenta  de  su  importancia  baste  pensar  que  con  ella  han  tenido  que  ver  (por  no 
mencionar más que algunos) filósofos como Platón, Leibniz, Vico, Cassirer, y no pocos 
lingüistas modernos. 
Por otro lado, no hay duda de que De Saussure, con su doctrina, ha impuesto a la 
reflexión  en  este  campo  su  orientación  con  una  fuerza  tal,  que  ha  acabado  por 
constituir  una  especie  de  deformación.  Su  razonamiento  sobre  la  arbitrariedad  se 
refiere solamente a la naturaleza de las palabras aisladas: son éstas, efectivamente, las 
que  para  él  pueden  ser  motivadas  o  arbitrarias.  De  esta  manera,  durante  bastante 
tiempo,  la  discusión  sobre  la  arbitrariedad  se  ha  limitado  a  ocuparse  del  nivel  de  las 
palabras  aisladas,  y  al  resto  de  las  unidades  lingüísticas  no  se  le  ha  dedicado  casi 
ninguna atención. 
Hoy,  la  reflexión  sobre  los  fundamentos  del  lenguaje  ha  conseguido  liberarse  de 
esta  limitación  y  volver  sobre  el  problema  con  un  horizonte  bastante  más  amplio. 
Ciertamente,  está  muy  difundida  la  convicción  de  que  las  lenguas  registran  rasgos 
también  notables  de  iconicidad,  y  que  ésta  se  manifiesta  en  diversos  niveles  de  la 
organización de aquéllas. Para ilustrar este hecho nos serviremos de algunos ejemplos.  
En  el  plano  fonológico,  todas  las  lenguas  tienen  que  respetar  determinados 
requisitos formales para poder funcionar: por ejemplo, una lengua no puede tener un 
número de sonidos demasiado reducido, debido a que esto supondría la imposibilidad 
de diferenciar las palabras entre sí; las palabras no pueden ser más largas de lo que el 
usuario pueda controlar (no existen palabras, por ejemplo, de quinientos sonidos); no 
hay  lenguas  constituidas  únicamente  por  monosílabos,  etc.  Además,  se  registran  en 
todas las lenguas singulares correspondencias entre diversos aspectos paralingüísticos 
y  los  significados:  por  ejemplo  el  volumen  de  la  voz  o  la  velocidad  del  habla  se 
relacionan  con  determinados  estados  de  ánimo:  una  voz  «iracunda»  expresa  su 
significado  aunque  no  entendamos  lo  que  dice;  un  habla  muy  rápida  expresa  ansia 
aunque  no  la  entendamos.  En  el  plano  de  los  sonidos  aislados,  por  otra  parte,  se 
insiste desde hace mucho tiempo en que determinados valores fónicos suelen expre‐
sar en distintas lenguas las mismas cosas: la r expresaría fluidez, la u tristeza y temor, 
la  i  pequeñez  y  alegría,  etc.  Los  lingüistas  plantean  dudas,  en  cambio,  ante  estas 
‘correspondencias’; pero no pueden observar más que con sorpresa ciertos hechos. En 
muchas  lenguas,  por  ejemplo,  las  palabras  que  significan  «aquí»  contienen  una  i, 
mientras las que significan «allí» contienen una a o una vocal posterior (al. hier/da, fr. 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

ici/là, ár. huna/hunaka, chino mandarín juh li/nah li, etc.; pero el español, al igual que 
el italiano, por ejemplo, no respeta esta regularidad: esp., allí/allá ‐ aquí/acá; it., li/là ‐ 
qui/qua).  De  la  misma  manera,  no  puede  pasar  inadvertido  el  fenómeno  de  la 
reduplicación, mediante el cual se designa en muchas lenguas una intensificación o un 
aumento cuantitativo o dimensional (a partir de un principio claramente icónico, que 
se puede formular así: mayor intensidad o tamaño = más material fónico): piénsese en 
el español caliente caliente, despacito despacito, alto alto, etc., y en otros fenómenos 
de otras lenguas. 
También  en  sintaxis  podemos  destacar  diversos  hechos  que  no  se  pueden  in‐
terpretar a no ser en términos de iconicidad. El más típico es la secuencia, es decir, el 
caso  en  el  que  el  orden  de  los  elementos  sintácticos  reproduce  el  de  los  acon‐
tecimientos  de  la  realidad  de  la  que  el  enunciado  habla.  En  español,  una  estructura 
como sigue así y ya verás se compone de dos partes (“sigue así” y “ya verás”), que no 
pueden  cambiarse  de  orden:  su  orden,  en  efecto,  describe  el  orden  de  los  aconte‐
cimientos de los que se habla. En otras lenguas la iconicidad sintáctica va mucho más 
allá  y,  por  así  decirlo,  está  más  gramaticalizada.  En  chino,  por  ejemplo,  cuando  dos 
frases  están  ligadas  por  conectivos  temporales  como  cái  («por  consiguiente,  enton‐
ces»), la primera no puede intercambiar su lugar en la frase con la segunda: 
 
                 ni gei ta qián,                                   ta cái gei ni shu 
                            1                                                            2 
                «hasta que no le des el dinero,     no te dará el libro» 
 
Mientras en español podemos decir No te dará el libro hasta que no le des el dinero, en 
chino el orden de los elementos no puede invertirse. 
Normalmente,  los  signos  más  fuertemente  icónicos  tienen  la  ventaja  de  que 
cualquier persona los puede interpretar. La señal siguiente: 
 
 
 
 
 
 
(aunque conlleve también un cierto grado de elaboración y de arbitrariedad) permite 
ahorrar traducciones en otras lenguas. 
La iconicidad, pues, favorece la descodificación. La arbitrariedad, en cambio, exige 
que el usuario haya aprendido el código, y que haya adquirido la capacidad de asociar 
un contenido concreto a una expresión concreta, realidades heterogéneas entre sí. La 
máxima  heterogeneidad  semiótica  exige  aprendizaje;  a  medida  que  esta  hetero‐
geneidad se reduce (hasta llegar a la iconicidad máxima), el esfuerzo de aprendizaje se 
reduce. Desde este punto de vista, por tanto, los códigos arbitrarios son menos mane‐
jables  que  los  icónicos.  Pero  superan  enormemente,  desde  otra  perspectiva,  a  los 
icónicos: mientras que éstos, por naturaleza propia, están destinados solamente a una 
reducida gama de contenidos, teniendo que limitarse a indicar entidades que puedan 
ser  sensorialmente  expresadas  (no  se  puede  expresar  a  nivel  icónico  el  significado 
trascendental u otros de ese tipo), los códigos arbitrarios permiten dar expresión a una 
infinidad de contenidos, especialmente en el caso en el que permitan la combinación y 
la asignación de diversas posiciones a sus elementos. No sorprende, por consiguiente, 
que las lenguas verbales sean esencialmente códigos arbitrarios. 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

Como en todas las dicotomías, también en la que existe entre códigos arbitrarios y 
códigos icónicos es difícil trazar una clara demarcación que separe las dos categorías 
sin dejar casos intermedios. Algunos códigos son, al mismo tiempo, en parte icónicos y 
en parte arbitrarios (como las lenguas verbales), y a menudo el estado de arbitrariedad 
no  es  más  que  el  punto  de  llegada  de  un  proceso  de  neutralización  de  la  relación 
expresión/contenido a partir de un estado de iconicidad inicial. En la lengua de signos 
española, la configuración de gestos que significa “sábado” es ésta: 
 
 
 
 
 
 
 
Para realizar este signo el emisor se acaricia la barbilla con el dorso de la mano. Hoy, 
esta  configuración  es  totalmente  arbitraria;  pero  originariamente  representaba  con 
cierto grado de iconicidad un rasgo que se consideraba típico de los sábados, o sea, el 
afeitado.  Por  otro  lado,  también  en  la  lengua  de  signos  americana  ha  habido  una 
evolución  muy  marcada  de  signos  puramente  icónicos  a  signos  gradualmente  más 
arbitrarios, en los que solamente un análisis histórico profundo consigue reconocer las 
fases  que  lo  han  precedido:  por  ejemplo,  el  signo  para  “informar”,  antes  compuesto 
por la sucesión “saber” + “ofrecer”, está actualmente constituido por  un movimiento 
fluido unitario, en el que los dos elementos originarios ya no se reconocen: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  Saber    Ofrecer      Informar 
Las  lenguas  de  signos  que  usan  los  sordos  ilustran  muy  bien  la  flexibilidad  que 
proviene de la arbitrariedad: el paso de un vocabulario formado por palabras gestuales 
que  describen  como  pueden  el  objeto  que  designan,  a  palabras  cada  vez  más 
independientes del objeto representado, conduce, en efecto, a la adquisición de una 
capacidad semiótica cada vez más amplia.  
 

3.2.3.3 Apertura y cierre 
 
Los  códigos  arbitrarios,  a  diferencia  de  los  icónicos,  pueden  integrar  ilimita‐
damente  signos  nuevos,  y,  por  tanto,  son  por  naturaleza  abiertos.  Los  códigos  no 
arbitrarios, al estar vinculados a un dato externo, con el que tienen que conservar una 
relación  de  (aproximada)  similitud,  no  se  prestan  a  la  misma  capacidad,  y  son 
normalmente  cerrados.  Las  lenguas  verbales  presentan  esta  característica  en  su  más 
alto  grado:  el  vocabulario  de  una  lengua  integra  ilimitadamente  palabras  nuevas,  y 
entre  las  distintas  palabras  pueden  establecerse  relaciones  de  diverso  tipo.  La 
flexibilidad que este carácter confiere a las lenguas es de enorme importancia desde el 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

punto de vista del usuario, que puede disponer de nuevos medios para dar expresión 
al contenido. 

3.2.4 Discreción 
 
Una  distinción  esencial  entre  los  códigos  tiene  que  ver  con  la  manera  en  que 
codifican y transmiten la información. Desde este punto de vista, podemos reconocer, 
por un lado, códigos analógicos, y, por otro, códigos digitales. Para aclarar la diferencia 
que existe entre ambos, habrá que establecer una comparación. 
Imaginemos los tipos de relojes que existen actualmente, el de agujas (analógico) 
y el electrónico con números (digital). En el primero, las agujas recorren el espacio del 
cuadrante  de  manera  continua:  la  punta  de  las  agujas  pasa,  sucesivamente,  sobre 
todos  los  puntos  de  la  corona  del  cuadrante.  Desde  el  punto  de  vista  de  la 
descodificación,  eso  significa  que  este  reloj  indica  cada  momento  del  tiempo  y  que, 
dados  dos  momentos  T1  y  T2  cualesquiera,  puede  indicar  cada  momento  intermedio 
entre  ellos,  aunque,  para  quien  descodifica,  pueda  no  ser  relevante  leer  cada 
momento del tiempo. En este sentido, este reloj indica el tiempo de manera analógica 
(una  determinada  posición  de  las  agujas  sobre  el  cuadrante  se  interpreta  analógica‐
mente como indicadora de un momento del tiempo) y continua (no hay ningún punto 
del cuadrante que no sea cubierto). 
Los  relojes  digitales  funcionan  de  manera  completamente  distinta.  Imaginemos 
que tenemos en un momento determinado la siguiente configuración: 
 
(estado 1) 15:35:12 
 
que significa “15 horas, 35 minutos, 12 segundos”. Si esta  configuración se refiere al 
estado 1 del reloj, el estado 2 inmediatamente siguiente será: 
 
(estado 2) 15:35:13 
 
En otras palabras, el reloj digital no tiene la posibilidad de indicar todos los momentos 
intermedios entre los 12 y los 13 segundos: ‘salta’ del estado 1 al estado 2 sin cubrir 
los puntos intermedios. Indica el tiempo de manera digital (del inglés digit «cifra»: es 
decir,  suministra  directamente  en  cifras  la  indicación  del  tiempo)  y  discreta  (un 
término  matemático  que  significa  no‐continuo;  o  sea  ‘saltando’  de  un  estado  al 
siguiente).  La  manera  de  avanzar  discreta  del  reloj  digital  se  destaca  con  mayor 
claridad si el cuadrante no tiene el indicador de segundos: en estos casos, en efecto, el 
reloj salta un intervalo todavía mayor, pasando de un minuto determinado al minuto 
siguiente. 
El reloj digital avanza con una especie de ‘mentira’: en cada uno de sus estados, 
sigue  ‘diciendo’  que  esa  ‘es’  la  hora  que  está  indicando,  aunque,  mientras  tanto, 
obviamente, el tiempo no se detiene. Si, supongamos, el reloj indica las 11:12 seguirá 
diciendo que la hora es ésa hasta que no aparezcan las 11:13. El reloj digital ‘finge’ que 
el  tiempo  se  queda  parado  durante  un  minuto  entero,  porque  no  tiene  medios  para 
indicar la variación continua de la dimensión tiempo. 
En cuanto a los códigos, hay que decir que los analógicos funcionan más o menos 
como  los  relojes  analógicos  y  los  digitales  como  los  relojes  digitales.  Un  código 
analógico,  en  efecto,  expresa  una  variación  de  manera  continua,  mientras  que  uno 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

digital la expresa en forma de ‘saltos’ (ya sean pequeños o grandes, según el intervalo 
elegido, que no es necesariamente regular). 
En el ser humano, la fiebre es una dimensión que varía de manera continua: no se 
puede  tener  una  temperatura  de  38,2  sin  haber  pasado  por  todas  las  gradaciones 
anteriores  a  partir  de  la  primera.  El  termómetro  de  mercurio  (que  es  analógico) 
expresa esta variación de manera continua. Sin embargo, desde el punto de vista del 
observador  (como  el  médico,  por  ejemplo,  que  busca  signos  para  diagnosticar  la 
enfermedad),  la  temperatura  se  presenta  como  un  código  discreto:  si  está  en  37, 
normalmente  no  se  considera  alarmante,  mientras  que  si  está  en  38,5  el  médico 
supone que se está poniendo en  marcha un proceso de  enfermedad. Pero, desde su 
punto de vista, es imposible decir cuándo deja la situación, concreta y rigurosamente, 
de  ser  ‘normal’  y  se  hace  ‘patológica’.  Una  dimensión  que  en  sí  es  continua  (la 
temperatura)  se  descodifica  de  forma  discreta.  El  código  de  la  temperatura  es,  por 
tanto, desde el punto de vista de la descodificación, un código discreto. Esta situación 
está representada en el esquema siguiente: 
 
 
  Temperatura continua 
 
 
 
  División en el termómetro (discreta) 
 
 
 
  36º  37º  38º 
 
 
También las lenguas verbales, desde el punto de vista de la expresión, son códigos 
esencialmente  discretos.  Dos  palabras  como  pera  /’pera/  y  pena  /’pena/,  aunque 
siendo diferentes sólo por un detalle mínimo desde el punto de vista de la expresión 
(la  primera  tiene  una  /r/  en  la  posición  en  que  la  segunda  tiene  una  /n/),  no  tienen 
nada  que  ver  desde  el  punto  de  vista  del  contenido.  Una  pera  no  es  una  pena 
particularmente  mayor  (como  sería,  sin  embargo,  si  el  código  fuera  analógico);  de  la 
misma manera, una perra no es una pera más grande, etc. El carácter discreto de las 
lenguas  verbales  está  ligado  a  su  arbitrariedad,  en  la  medida  en  que  una  lengua 
analógica sería inevitablemente, en parte, icónica.  
Por  otro  lado,  algunas  lenguas  presentan  aspectos  que  pueden  ser  considerados 
como  rasgos  de  analogicidad.  Por  ejemplo,  la  intensificación  de  significado  que 
normalmente  se  expresa  en  español  con  el  superlativo,  en  turco  se  expresa  (casi 
analógicamente)  con  la  duplicación  del  adjetivo:  kadIn  «bello»  =  kadIn  kadIn 
«bellísimo». En turco encontramos incluso reduplicaciones del nombre: sIra sIra dağlar 
«largas  cadenas  de  montañas»,  literalmente  «cadenas  cadenas  de  montañas»,  o 
reduplicaciones parciales, siempre con valor intensivo: sIkI «cerca», sIkI sIkI «íntimo». 
La  reduplicación  como  medio  de  intensificación  del  significado  la  encontramos,  por 
otro  lado,  en  diversas  lenguas.  En  el  criollo  haitiano  el  superlativo  del  adjetivo  se 
expresa así: /blãs blãs/ «blanquísimo», /dus dus/ «dulcísimo»; en el criollo portugués 
de Annobón se da el mismo fenómeno: /lõgo lõgo/ «larguísimo». Además, en todas las 
lenguas  aparecen  fenómenos  ‘expresivos’  de  índole  analógica:  por  ejemplo,  el 
volumen de la voz, o la rapidez del habla son normalmente interpretados como algo 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

que  tiene  que  ver  directamente  con  el  estado  de  ánimo  del  emisor.  Un  enunciado 
‘gritado’  es  entendido  como  algo  ligado  analógicamente  al  grado  de  nerviosismo  de 
quien lo emite. 
Pero,  a  pesar  de  estos  fenómenos,  que  limitan  (aunque  sea  en  aspectos 
secundarios y periféricos) el carácter digital de las lenguas verbales, es difícil poner en 
entredicho la esencia fundamentalmente discreta de éstas. Algunos códigos animales, 
en cambio, ponen de manifiesto un carácter analógico más acentuado. La danza de las 
abejas,  por  ejemplo,  es  analógica  en  lo  que  se  refiere  al  número  de  vueltas  y  a  la 
dirección  del  eje  central  del  ocho  respecto  al  sol  (vid.  más  adelante:  Ejemplos  de 
comunicación animal), y funciona sobre la base de una variación continua: cuanto más 
aumenta el número de vueltas realizadas, menor es la distancia que se expresa; de la 
misma manera, una rotación incluso mínima del eje central de la forma de ocho que la 
abeja  descubridora  realiza  en  su  danza  está  analógicamente  relacionada  con  la 
dirección  de  la  fuente  de  alimento.  Se  ha  comprobado  que  el  carácter  discreto  sirve 
para  asegurar  a  los  códigos  verbales  una  mayor  flexibilidad  y  eficiencia.  En  efecto,  si 
imaginamos  un  código  en  el  que  exista  una  correlación  analógica  entre  las  dimen‐
siones del objeto significado y la longitud de la expresión fónica con el que se designa, 
tendríamos  que  tener  palabras  larguísimas  para  indicar  objetos  de  gran  tamaño  y 
palabras  muy  breves  para  objetos  microscópicos.  Lo  mismo  ocurriría  si  la  correspon‐
dencia analógica no se diera entre la longitud de la expresión y la dimensión del objeto 
designado, sino entre ésta y la intensidad de sonido de la palabra correspondiente: en 
este caso, objetos grandes serían designados con palabras ‘gritadas’, objetos pequeños 
con  palabras  ‘susurradas’.  Swift,  en  Los  viajes  de  Gulliver,  imaginó  algunas  lenguas 
fantásticas vagamente analógicas, y, en efecto, imposibles de utilizar. 
 
 
3.3 Rasgos presentes en las lenguas verbales  
 
3.3.1 Desplazamiento 
 
Este  rasgo  alude  a  la  capacidad  de  las  lenguas  verbales  consistente  en  que,  al 
enunciarse una expresión, su referente no ha de estar inmediatamente presente en el 
tiempo  o  en  el  espacio.  Usando  una  lengua  natural  se  puede  hablar  sobre  el  mundo 
real o sobre mundos imaginarios. Como existe un vínculo fijo entre las expresiones y 
las  entidades  denotadas,  no  hace  falta  que  éstas  estén  física  o  psíquicamente 
presentes para que aquéllas puedan denotarlas, ya que se explota la propiedad evoca‐
dora  del  significado.  La  comunicación  animal  siempre  se  realiza  sobre  hechos 
presentes  e  inmediatos.  (El  código  de  las  abejas  podría  presentar  cierto  desplaza‐
miento: las abejas indican con exactitud a qué distancia se halla un banco de alimento, 
pero no pueden emitir mensajes referidos al pasado o al futuro. La presencia de este 
rasgo en este caso está muy discutido.) 

3.3.2 Prevaricación (falsedad) 
 
  Se  trata  de  una  propiedad  íntimamente  relacionada  con  la  anterior.  Con  las 
lenguas verbales podemos emitir enunciados falsos, es decir, enunciados en los que no 
hay conformidad entre el símbolo emitido y el estado de cosas representado. Un mono 
no puede dar un grito de alarma falaz, ni una abeja danzará para engañar a las compa‐

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

ñera, por ejemplo. Esta característica supone una explotación del principio del despla‐
zamiento: aquello que se representa puede estar alejado del mundo real en el sentido 
de que no se puede encontrar en él. 

3.3.3 Contextualidad (eficiencia) 
 
La interpretación de los signos lingüísticos depende de su relación con el contexto 
de formas distintas. No sólo porque las palabras tienen significados generales que sólo 
se  concretan  cuando  hablamos  de  objetos  y  procesos  particulares  en  relación  con  el 
contexto en el que se usan, sino también al menos en otros dos sentidos: 
a)  Por  un  lado,  una  buena  parte  de  los  enunciados  lingüísticos  tiene  sentido 
únicamente  en  el  momento  en  que  forman  parte  de  un  tejido  junto  con  otros 
enunciados:  Yo  no,  por  ejemplo,  se  justifica  gramaticalmente  como  respuesta  a  una 
pregunta del tipo Yo voy al cine, ¿y tú?; de la misma manera que un enunciado del tipo 
Y yo una tónica se explica únicamente como especificación a un enunciado anterior del 
tipo  Yo  tomo  un  café.  Dicho  de  otra  manera,  el  funcionamiento  de  numerosos 
enunciados depende del contexto lingüístico del que forman parte. 
b)  Por  otro  lado,  una  parte  considerable  de  enunciados  se  explica  solamente  en 
cuanto que hace referencia a un cuadro objetivo externo, a una situación no lingüís‐
tica:  un  enunciado  como  Dame  eso  encuentra  un  sentido  solamente  si  se  inserta  en 
una  situación  de  enunciación  en  la  que  haya  objetos  a  los  que  eso  se  pueda  referir. 
Esto  significa  que  los  enunciados  están  en  relación  con  el  mundo  externo  de  dos 
maneras distintas: (i) porque lo designan, (ii) porque lo evocan como marco necesario 
para adjudicar un sentido al enunciado en sí. 
Esta propiedad sólo se en las lenguas verbales. 

3.3.4 Retroalimentación (feedback) 
 
  El  hablante  percibe  constantemente  lo  que  va  diciendo:  es  a  la  misma  vez 
emisor y receptor, lo cual le permite corregirse sobre la marcha, controlar el volumen 
de voz que emite; es decir, la retroalimentación le permite un dominio absoluto sobre 
su propia habla. Las personas mayores que han perdido un poco su capacidad auditiva 
suelen gritar porque de lo contrario no controlan lo que van diciendo ni cómo lo van 
diciendo. La retroalimentación va más allá porque también sirve para controlar todos 
los  aspectos  lingüísticos  conforme  van  apareciendo  en  el  habla  y,  junto  con  la 
intercambiabilidad,  permite  al  ser  humano  hablar  consigo  mismo  al  interiorizar  los 
papeles de otros. 

3.3.5 Reflexividad (capacidad metalingüística) 
 
Este rasgo se refiere a la capacidad de las lenguas verbales que permite que con 
ellas se pueda hablar de ellas mismas. Ningún sistema de comunicación animal posee 
esta característica: ninguna abeja danza sobre la danza o explica danzando su danza a 
las  demás.  Ejemplos  triviales  de  esta  capacidad  son  enunciados  como  ¿Qué  quiere 
decir  la  palabra  ‘exiguo’?,  o  también  ¿Qué  quieres  decir  con  esas  palabras?  Estos 
enunciados, por muy banales que puedan parecer, representan el resultado de una ex‐

 
16
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

traordinaria potencialidad de las lenguas verbales. Las abejas no pueden usar metalin‐
güísticamente  su  propio  código:  una  abeja  no  puede  ‘decir’  a  la  compañera  No  he 
entendido tu danza, ni ¿Qué quiere decir el eje de tu última danza en forma de ocho? 
Será interesante tener en cuenta que precisamente la capacidad metalingüística de las 
lenguas permite el nacimiento de la Lingüística, que no es más que una formalización 
de los usuales interrogantes sobre el lenguaje. 

3.3.6 Doble articulación (dualidad) 
 
Si examinamos el código constituido por la luz que indica la reserva de la gasolina 
de un coche, comprobamos lo siguiente: 
a) El código está constituido por dos únicos signos: (1) testigo apagado = “gasolina 
suficiente”,  (2)  testigo  encendido  =  “gasolina  insuficiente”.  Estos  signos  son  los  ele‐
mentos del código en sí. 
b)  Estos  elementos  no  se  pueden  descomponer  en  partes:  el  testigo  no  puede 
encenderse a medias para indicar que la reserva está a la mitad, sino que tiene sólo la 
posibilidad de encenderse completamente; por tanto, los elementos de este código no 
están compuestos de partes más pequeñas y no pueden, por tanto, ser analizados en 
componentes más pequeños.  
c) Los dos elementos presentan limitaciones de aparición: por ejemplo, no pueden 
aparecer simultáneamente, sino solamente uno cada vez. 
Mientras la característica a) es completamente evidente, las otras dos no lo son. 
Podemos formular la característica b) diciendo que nuestro código no es articulado (no 
está  constituido  por  elementos  parciales),  y  la  c)  diciendo  que  el  código  no  admite 
combinaciones de elementos. 
Estas propiedades no dependen de la sencillez estructural del código que estamos 
considerando.  Aparecen  también  en  códigos  mucho  más  complejos.  Si  pensamos  en 
un código animal, como la danza de las abejas, comprobamos claramente que en él se 
registran  las  circunstancias  b)  y  c).  En  efecto,  en  la  danza  que  la  abeja  ejecuta  no  se 
pueden separar los elementos que la componen: por ejemplo, no se puede decir que 
la  parte  curvilínea  de  la  danza  tenga  un  significado  concreto  o  que  se  pueda  omitir; 
además, no podemos tener mensajes compuestos de dos o más trazados en forma de 
ocho (vid. más adelante: Ejemplos de comunicación animal). 
 
Si pasamos al código numérico decimal y tomamos el número 14, comprobamos 
que: 
a) se puede descomponer en partes constituyentes (1 y 4), y que, por lo tanto, es 
articulado; 
b)  sus  partes  componentes  admiten  combinaciones  de  diferente  naturaleza: 
podemos tener tanto un 14 como un 41; podemos tener 1414, 4411, 4141, 1441, etc. 
Este  código  representa  también  otra  potencialidad  importante  de  los  códigos 
articulados y que es denominada posicionalidad: en este código, el significado no está 
determinado únicamente por los elementos como tales, sino también por la posición 
que cada uno de ellos ocupa en la cadena. En el código numérico decimal, en efecto, la 
posición más a la derecha (o inmediatamente antes de una coma) significa “unidad”; la 
que está más a la izquierda significa “decena”, la siguiente siguiendo hacia la izquierda, 
“centena”,  etc.  De  esa  manera,  cada  número  ofrece  simultáneamente  dos  tipos 
distintos de información: dice cuál es la cantidad que cada cifra representa, y cuál es el 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

rango (unidad, decena, centena, etc.) en el que se sitúa. Podemos aclarar este hecho 
con el siguiente esquema: 
 
Cifras  1  4 
posiciones  I  II 
significados  “decenas”  “unidades” 
 
La posicionalidad es una contribución fundamental a la flexibilidad de un código, 
pues permite asignar significados distintos a un reducido número de elementos, favo‐
reciendo así la manejabilidad del mismo. 
 
Las lenguas verbales se parecen más al código numérico que al de los testigos de 
reserva  de  gasolina.  En  efecto,  están  constituidas  por  elementos  de  diferente  natu‐
raleza  (sonidos,  sílabas,  palabras,  etc.),  y  se  pueden  tanto  articular  (o  sea,  descom‐
poner en partes), como combinar posicionalmente. Si tomamos un grupo de palabras 
como  Ladra  el  perro,  comprobamos  que  podemos  analizarlas  de  distintas  maneras 
(distinguiendo  sonidos,  sílabas,  etc.),  que  podemos  cambiarlas  de  posición  (El  perro 
ladra) y que podemos, incluso, combinarlas con otras palabras. 
La propiedad determinante de esta clase de códigos es el hecho de ser articulados: 
en  realidad,  las  demás  propiedades  derivan  de  la  articulación.  Si  un  código  es 
articulado,  sus  elementos  pueden  combinarse  entre  sí  y  esta  circunstancia  se  puede 
aprovechar  para  expresar  contenidos  distintos.  Por  otro  lado,  el  hecho  de  que  los 
códigos  sean  articulados  nos  permite  obtener  enormes  resultados  con  recursos 
relativamente modestos, es decir, conseguir una radical economía semiótica. Efectiva‐
mente se notará que, a causa de la posibilidad de combinación y del número teórica‐
mente  ilimitado  de  posiciones  que  un  signo  puede  ocupar,  los  códigos  articulados 
permiten  formar  un  número  ilimitado  de  signos.  El  código  numérico  decimal  ilustra 
este  hecho  claramente  (podemos  imaginar  números  de  longitud  infinita  –esto  es, 
compuestos por un ilimitado número de posiciones‐, aunque, para designarlos, apenas 
nos sirvamos de las formas de cuantificación excesivamente altas); las lenguas verbales 
son de la misma naturaleza. 
 
La  idea  según  la  cual  las  lenguas  son  articuladas  es  muy  antigua,  y  ha  pasado  a 
formar parte de la conciencia lingüística común. En efecto, también en la conversación 
ordinaria se habla normalmente de ‘lenguaje articulado’. Pero las lenguas no son, sim‐
plemente, articuladas: son doblemente articuladas. La doble articulación es la propie‐
dad  por  la  cual  las  lenguas  están  organizadas  en  dos  niveles  estructurales  distintos: 
a) las unidades fónicas (por sí mismas carentes de significado) que, al combinarse, dan 
lugar  a  b)  unidades  de  nivel  superior  dotadas  de  significado.  Algunos  ejemplos 
aclararán esta formulación.  
Los sonidos normalmente representados por las letras s, l, a, e no tienen ningún 
significado  propio.  Son  elementos  de  un  nivel  indispensable  para  las  lenguas  (sin 
sonidos,  una  lengua  verbal  no  existe),  que  originan  al  combinarse  unidades  de  nivel 
distinto,  es  decir,  palabras:  en  nuestro  caso,  sale,  leas.  Estas  palabras,  aun  estando 
constituidas  por  las  mismas  unidades  fónicas,  son  portadoras  de  significados  com‐
pletamente  distintos.  Por  consiguiente,  los  sonidos  son  unidades  primarias,  carentes 
de significado como tales pero indispensables para la formación de unidades de nivel 
superior, dotadas de significado. Según propone A. Martinet, el nivel de los sonidos se 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

denomina segunda articulación, y el nivel superior (en el que los sonidos se combinan 
dando lugar a entidades dotadas de significado), primera articulación. 
También la doble articulación parece específica de las lenguas verbales. No pode‐
mos considerar que la danza de las abejas esté formada por elementos más sencillos. 
No se puede decir que la parte curvilínea de la forma de ‘ocho’ que la abeja ejecuta en 
su danza signifique “alimento”, o que el eje central del ocho signifique “distancia”. Es 
un bloque único, inanalizable, cuyo significado reside en la forma completa. 
La  dualidad  está  relacionada  con  la  arbitrariedad,  ya  que,  si  todo  elemento 
fonológico tuviera una relación icónica con algún aspecto del significado, habría serias 
restricciones en las posibilidades combinatorias de los elementos fonológicos. Existen 
pocos sistemas doblemente articulados. Éstos poseen una cualidad importantísima: la 
economía que supone su uso, pues con unas pocas unidades de la segunda articulación 
se puede componer un ilimitado número de unidades de la primera.  
  No hay ningún sistema de comunicación animal atestiguado que posea la doble 
articulación. 

3.3.7 Productividad (composicionalidad y recursividad) 
 
Las  lenguas  verbales  son  sistemas  productivos  porque  permiten  al  usuario 
producir  e  interpretar  mensajes  nuevos  ilimitadamente  diferentes,  con  tal  de  que 
formen parte del ámbito de las reglas de la misma lengua. La productividad es una de 
las  más  extraordinarias  propiedades  de  las  lenguas  humanas:  cualquier  combinación 
regular de elementos lingüísticos puede ser producida e interpretada por un usuario, 
aunque éste no se haya encontrando nunca con ella anteriormente. 
La  productividad  puede  ser  ejemplificada  de  diversas  maneras.  En  el  léxico,  los 
mecanismos de la derivación permiten obtener, a partir de una palabra básica (como 
sano),  otras  palabras  formal  y  semánticamente  emparentadas  con  ella  (insano, 
sanidad,  sanitario...),  ahorrándole  así  al  hablante  la  tarea,  que  sería  muy  pesada,  de 
tener  que  aprender  para  cada  objeto  palabras  completamente  distintas.  Esta 
posibilidad  de  expansión  del  léxico  a  partir  de  un  punto  de  partida  es  teóricamente 
ilimitada, y es uno de los aspectos más relevantes de la productividad. También en el 
plano  sintáctico  se  puede  encontrar  esta  característica:  se  pueden  formar  frases 
completamente  nuevas  a  partir  de  otras  (de  Bebo  agua  se  puede  tener  Bebo  agua 
fresca; de Bebo agua fresca se puede obtener No bebo agua fresca, y así muchas más 
en  una  sucesión  ilimitada  de  expansiones),  las  cuales,  a  su  vez,  son  siempre  suscep‐
tibles de interpretación. Las lenguas tienen por tanto la capacidad de reutilizar hasta el 
infinito su propio material. 
Los  códigos  animales  no  tienen  esta  característica.  Los  animales,  por  lo  que 
sabemos, tienen generalmente una lista cerrada de mensajes (parecida, por ejemplo, a 
la  que  un  hablante  puede  conocer  de  una  lengua  extranjera  cuando  tiene  a  su 
disposición solamente un repertorio de frases hechas). 
La  productividad  está  estrechamente  ligada  a  otra  característica  importante,  la 
composicionalidad.  Este  término  se  refiere  al  hecho  de  que  las  lenguas  verbales 
consienten, a partir de un elemento cualquiera (sonido, sílaba, palabra, etc.), combina‐
ciones de elementos de ilimitada variedad. Con otro término, podemos decir que las 
lenguas son intrínsecamente sintácticas, en cuanto que permiten ‘poner juntos’ (es el 
significado  del  verbo  griego  syntásso)  elementos  simples  para  obtener  elementos 
complejos, y hacerlo en un continuum teóricamente ilimitado.  

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

Además,  las  lenguas  se  caracterizan  por  una  importante  propiedad,  que  se  rela‐
ciona con el principio de economía ya mencionado. Tomemos un enunciado, como Luis 
está durmiendo. Podemos introducir en él, relacionándola con Luis, una frase relativa, 
obteniendo  así:  Luis,  que  se  ha  bebido  la  manzanilla,  está  durmiendo.  En  este  enun‐
ciado, más complejo, podemos introducir todavía otra frase relativa, relacionada con 
la manzanilla, y obtener: Luis, que se ha bebido la manzanilla que le has traído tú, está 
durmiendo.  El  proceso  de  introducción  de  frases  relativas  en  el  cuerpo  de  un  enun‐
ciado  anterior  (que  puede  ser  ampliado  de  forma  teóricamente  ilimitada)  da  lugar  a 
enunciados  siempre  nuevos  y  diferentes,  pero  basados  en  un  único  mecanismo,  que 
podemos formular así: 
 
Regla de la Relativa: N  N + Orel 
 
Es decir: un nombre puede ser sustituido por sí mismo y por una oración de relativo 
relacionada con él. Este fenómeno se puede expresar también diciendo que la Regla de 
la Relativa puede ser aplicada indefinidamente al resultado de su misma aplicación. 
Una regla que se pueda aplicar al resultado de una aplicación anterior de sí misma 
se denomina (con un término tomado de la matemática) recurrente. Y recursividad se 
llama  al  fenómeno  por  el  cual,  en  un  código,  pueden  existir  reglas  recurrentes.  Por 
tanto la Regla de la Relativa es recurrente. 
No todos los códigos son recurrentes, y pocos lo son en la medida de las lenguas 
verbales.  Los  códigos  animales,  por  ejemplo,  no  permiten  ninguna  recursividad.  El 
código matemático en cambio es recurrente en muy alto grado: entre otras cosas, es 
precisamente  una  regla  recurrente  la  que  genera  la  serie  de  los  números  enteros: 
aplicando la regla n  n + 1, o sea, ‘vuelve a escribir cada número sumándole 1 a su 
anterior’  (según  uno  de  los  axiomas  de  Peano),  de  1  generamos  2  (=  1  +  1),  de  2 
generamos 3 (= 2 + 1), y así sucesivamente hasta el infinito. En el caso de las lenguas, 
la recursividad tiene una gran ventaja en cuanto a la economía: constituye, sin duda, 
uno de los mecanismos sobre los que se basa la productividad sintáctica. 
 
 
4. EJEMPLOS DE COMUNICACIÓN ANIMAL 
 
  En el epígrafe anterior hemos hablado de los rasgos constitutivos del lenguaje y de 
cómo algunos de éstos se hallan presentes en diversos códigos animales. Ahora conside‐
raremos más en detalle algunos de estos códigos. 
 
 
4.1 Abejas 
 
  K.  von  Frisch  y  sus  colegas,  tras  pacientes  investigaciones,  identificaron  las 
propiedades más importantes del mecanismo de comunicación de las abejas europeas. 
Cuando  una  abeja  libadora  descubre  un  aprovisionamiento  abundante  de  alimento  y 
regresa  al  panal,  es  capaz  de  transmitir  a  sus  compañeras  un  mensaje  extraordinaria‐
mente complejo. Se trata de un mensaje de reclutamiento que indica a las compañeras 
de panal hasta qué distancia hay que volar, en qué dirección hay que hacerlo y qué tipo 
de  alimento  hay  que  buscar.  Para  ello  hay  que  interpretar  hechos  como  a)  el  tipo  de 
danza que realiza la abeja en su vuelo ‐danza en círculo o danza de la cola‐, con lo que se 
indica  la  distancia;  b)  la  velocidad  y  duración  de  la  danza,  que  sugiere  la  cantidad  de 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

alimento;  c)  el  olor  de  la  abeja,  que  indica  el  tipo  de  alimento.  Curiosamente,  ninguna 
abeja  exploradora  ejecutará  la  danza  en  círculo  en  una  colmena  vacía  (ni  en  una 
previamente  vaciada  con  propósitos  experimentales),  lo  cual  indica  que  la  danza  no  es 
simplemente  una  respuesta  automática  condicionada  por  el  regreso  a  la  colmena  con 
una provisión abundante de alimento. Para que la danza se desencadene, es preciso que 
se  hallen  presentes  otras  abejas,  subrayándose  así  la  naturaleza  comunicativa  de  esta 
función. 
  La danza en círculo indica que la fuente está en un radio de 10 metros alrededor 
de la colmena. La danza de la cola, en cambio, indica que la fuente de libación se halla a 
más de 100 metros del panal (figuras 1 y 2). En el primer caso las abejas buscan al azar, 
pero en el segundo caso es necesario indicar el lugar exacto de la fuente de alimento. La 
danza de la cola permite comunicar la dirección que ha de tomar el vuelo de las compa‐
ñeras y la distancia que ha de recorrerse. Para ello se describe un vuelo en que se trazan 
casi dos semicírculos complementarios que se unen en un segmento vertical. La danza se 
realiza  en  vertical,  pues  éste  es  el  único  espacio  operativo  en  el  interior  del  panal.  El 
coleteo intenso señala si el recorrido del segmento vertical apunta hacia arriba o hacia 
abajo y si coincide con la dirección de la fuerza de la gravedad o si se desvía a la derecha o 
a la izquierda. Las abejas convocadas interpretarán la danza con referencia a la posición 
del sol (figura 3). La distancia, por su parte, es indicada por el tiempo que la abeja baila‐
rina, produciendo un zumbido más fuerte, se mantiene en el segmento de la línea recta y 
mueve la cola. Diversos experimentos han mostrado que la precisión que conllevan estas 
señales es prodigiosa. Incluso hay pruebas de que la abeja reclutada anticipa la distancia 
antes de volar a la fuente de alimento, ya que carga el combustible (la miel) en propor‐
ción a la distancia que ha de recorrer. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  (Figura 1: danza en círculo) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
   
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  Pero  hay  variaciones  (podríamos  hablar  de  «dialectos»)  en  las  especies  empa‐
rentadas. Lo descrito hasta ahora corresponde a la abeja austríaca. La abeja italiana, por 
ejemplo,  sabe  realizar  una  danza  en  hoz  para  indicar  la  dirección  de  las  fuentes  de 
alimento situadas entre 10 y 100 metros, que consiste en una figura en forma de ocho, 
curvada  en  semicírculo:  el  centro  del  semicírculo  apunta  hacia  la  fuente  de  alimento 
(figura 4). 
 
  alimento
 
 
 
 
 
  (Figura 4: danza en hoz de la abeja italiana)
 
  La  aptitud  de  las  abejas  para  la  danza  es  innata,  pero  la  experiencia  puede 
desempeñar  su  papel  en  el  aumento  de  la  precisión  de  estas  actividades.  Esta  caracte‐
rística aparece igualmente válida para ciertas especies de aves y primates, es decir, que el 
sistema de comunicación es innato aunque los detalles más refinados del mismo pueden 
ser modificados por el aprendizaje. Una prueba del innatismo es que las descendientes 
híbridas  de  abeja  italiana  y  abeja  austríaca  harán,  según  los  rasgos  predominantes,  un 
tipo de danza u otra. 
 
 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

4.2 Aves 
 
  En  el  caso  de  las  aves,  cuyo  sistema  de  comunicación  guarda  sorprendentes 
semejanzas con el de los primates, nos encontramos con dos tipos de vocalizaciones que 
cumplen funciones comunicativas. Por una parte, las llamadas son pautas de sonido que 
constan  de  una  sola  nota  o  de  breves  secuencias  de  notas  asociadas  con  los  aconteci‐
mientos  y  actividades  funcionales:  vuelo,  alarma  especializada  (como  la  de  acoso  en 
tropel o la del depredador aéreo), placer, peligro, defensa territorial, alimento, construc‐
ción de nidos, reunión de la bandada, agresión, alarma general. Se trata de una serie de 
sonidos discretos, cada uno de los cuales tiene una gama fija de funciones. Por otra, los 
cantos, más complejos que las llamadas, son usados principalmente por los machos para 
establecer sus territorios y para atraer a la hembra en la estación de cría. A veces se trata 
de  dos  cantos  distintos  para  dos  funciones.  Un  ejemplo  notable  lo  tenemos  en  el 
petirrojo de Pekín. En ciertos casos los cantos son a dúo, de notable complejidad, inter‐
pretados por el macho y la hembra. Los científicos han adoptado la hipótesis de que las 
parejas  de  pájaros  emplean  estos  cantos  para  mantenerse  en  contacto  en  la  zona  de 
maleza que habitan. 
  Como en las abejas, también aquí existen «dialectos», sobre todo en los cantos, 
que  parecen  ser  aprendidos.  En  general,  las  llamadas  son  en  su  mayoría  innatas  y  los 
cantos  son  aprendidos.  Pueden  ser  innatos  los  patrones  básicos,  pero  la  adquisición 
completa recorre varias y críticas etapas. Un ejemplo típico es el del pinzón, que dispone 
de un período de tres meses (con distintas fases), después del cual, si ha sido aislado, no 
podrá aprender el canto de sus compañeros. 
 
 
4.3 Primates 
 
  En  el  caso  de  los  primates,  la  observación  y  estudio  de  sus  medios  de 
comunicación no deben estar motivados por la búsqueda de un origen para el lenguaje 
humano,  pues  la  brecha  existente  entre  unos  y  otro  es  enorme,  ni  tampoco  por  la 
sorprendente disparidad entre la inteligencia, tan notable, de los monos, y la pobreza de 
sus logros comunicativos. Lo que importa es contrastar los mecanismos de comunicación 
animales con los de los seres humanos. 
  Las señales de los primates tienden a estar ligadas al contexto, en el sentido de 
que  el  mensaje  enviado  depende  estrechamente  de  los  rasgos  preeminentes  de  ese 
contexto.  Otra  característica  primordial  es  que  las  señales  son  multimodales,  en  el 
sentido  de  que  puede  funcionar  e  intervenir  simultáneamente  una  gran  cantidad  de 
canales  sensoriales,  entre  los  cuales  son  los  más  frecuentes  la  visión  y  el  olfato.  La 
distancia entre los sistemas de los primates y el lenguaje humano puede inferirse de la 
definición de significado y comunicación en que suelen basarse los estudios sobre estos 
animales: el significado se determina a partir de las reacciones de otro animal; la comuni‐
cación se produce cuando cualquier señal emitida por un animal es usada por otro para 
predecir ya la conducta del primero ya otra cosa presente en su entorno. 
  Por  lo  general  los  primates  tienen  una  visión  excelente  y,  en  distancias  cortas, 
donde  el  follaje  no  plantea  problemas,  tienden  a  apoyarse  sobre  todo  en  recursos  de 
comunicación visuales. En distancias más largas tienden, en cambio, a apoyarse más en 
señales auditivas. 
  Daremos  cuenta  de  algunos  aspectos  en  relación  con  éstas  últimas.  Los  dos 
primates  más  estudiados  son  el  cercopiteco  de  Etiopía,  que  habita  en  las  selvas  del 
sureste de África, y el rhesus. El repertorio vocal del cercopiteco se sitúa en alrededor de 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

36 sonidos físicamente distintos, evocados en 21 situaciones diferentes y susceptibles de 
transmitir aproximadamente 222 mensajes distintos. Entre las más interesantes de estas 
vocalizaciones se encuentran tres llamadas de alarma en particular, porque, al parecer, se 
usan  para  transmitir  información  sobre  el  entorno  del  cercopiteco:  el  siseo  de  la 
serpiente, que evoca una respuesta de acoso en tropel; la llamada del depredador aéreo, 
que  hace  que  los  receptores  busquen  cobijo  en  el  suelo,  y  la  llamada  del  depredador 
terrestre, que provoca que los oyentes se suban a los árboles y se aposten en lo alto de 
las ramas. 
  En el rhesus se da una diferencia entre dos tipos de vocalizaciones: ruidos ásperos 
y llamadas claras. Unas y otras se relacionan con las condiciones de producción, como la 
amenaza en un nivel inferior, la alarma, o algo relacionado con el alimento, la cría o los 
movimientos de otros animales. Las llamadas claras parecen relacionarse con situaciones 
que,  por  sí  mismas,  no  desencadenarían  ningún  tipo  de  vocalización  (gruñido,  ladrido, 
grito, etc.), si no fuera por algún propósito comunicativo. Los ruidos ásperos se relacionan 
con  situaciones  comparables  a  la  emisión  de  un  grito  cuando  se  experimenta  dolor,  lo 
cual tiene más carácter de síntoma que de símbolo. 
  A diferencia de la danza de las abejas, pero al igual que las llamadas de las aves, 
los  repertorios  vocales  del  cercopiteco  de  Etiopía  y  del  Rhesus  parecen  constar  de  un 
pequeño «vocabulario» de llamadas bien diferenciadas, aunque no se combinan entre sí 
de una manera sistemática. 
  En cuanto al sistema de desarrollo y adquisición del sistema de comunicación de 
estos monos, parece, habida cuenta de la poca información disponible, que la estructura 
general del sistema de comunicación se halla fijada biológicamente y que se aprende la 
estructura pormenorizada de los elementos del mecanismo comunicativo. Esto se ilustra 
mediante  la  comparación  de  los  mecanismos  comunicativos  de  monos  criados  en 
laboratorios,  con  los  de  otros  de  la  misma  especie  que  viven  en  libertad.  El  de  los 
primeros es más pobre y carece de no pocas de las sutilezas que poseen los de los otros. 
Sin  embargo,  las  vocalizaciones  agonísticas,  manifestaciones  de  estados  emocionales 
básicos, suelen estar biológicamente determinadas. 

5. PERTINENCIA 
 
En  un  mensaje  cualquiera,  sea  cual  sea  el  código  en  el  que  esté  formulado,  el 
poder  de  dar  expresión  al  contenido  no  afecta  al  mensaje  entero,  sino  solamente  a 
algunos rasgos del mismo. Tomemos, por ejemplo, una danza de abejas en forma de 
ocho: el contenido “existe una fuente de alimento a la distancia X en la dirección Y” no 
lo  expresa  la  totalidad  del  mensaje,  sino  solamente  determinadas  características 
específicas,  que  son:  a)  la  forma  (efectivamente,  si  la  danza  es  circular,  la  distancia 
indicada  es  menor  que  cuando  es  en  forma  de  ocho),  b)  el  número  de  veces  que  el 
ocho  es  recorrido,  c)  el  ángulo  del  eje  central  respecto  al  sol.  Otros  rasgos,  aunque 
pueden ser identificados en la danza contemplada en su realidad física, no parece que 
tengan ninguna función: por ejemplo, no tiene ninguna función la dimensión del ocho. 
Por eso, la descodificación de la danza por parte de las abejas compañeras tenderá a 
basarse solamente en los rasgos que son portadores de función, dejando a un lado los 
demás. 
Este ejemplo demuestra que, en un código, algunos rasgos son pertinentes (o sea, 
que sirven para desarrollar una función), y otros no. Pertinente es un término clave de 
la Lingüística moderna, que luego ha sido utilizado ampliamente por la Semiótica y que 
se refiere a todo lo que está en situación de establecer distinciones. Sin embargo, no 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

hay que creer que los rasgos pertinentes se establecen siempre del mismo modo en un 
código cualquiera. En efecto, la pertinencia cambia según el uso que se hace de dicho 
código. Por ejemplo, en el rostro humano, el funcionario de policía identificará como 
pertinentes  únicamente  algunos  rasgos  (color  de  los  ojos,  color  del  pelo,  ‘rasgos 
personales’),  mientras  que  no  le  interesarán  la  forma  de  la  boca  o  de  la  nariz  (salvo 
que éstas formen parte de los ‘rasgos personales’), que son, sin embargo, importantes 
en  la  apreciación  de  los  rostros  que  pueden  hacer  el  resto  de  las  personas.  Las 
características  pertinentes  de  un  código  son,  por  tanto,  arbitrarias,  es  decir,  se 
establecen  según  diversas  exigencias  y  variables.  Cuando  el  médico  reconoce  una 
enfermedad, algunas características son pertinentes y otras no. Pero si el médico hace 
hipótesis  sobre  otra  enfermedad  distinta  pueden  convertirse  en  pertinentes  las 
características  que  antes  no  lo  eran.  Así,  por  ejemplo,  si  supone  que  se  trata  de  una 
apendicitis,  considerará  pertinente  el  estado  del  abdomen;  si  diagnostica  sarampión, 
por  el  contrario,  no  considerará  pertinente  el  estado  del  abdomen  sino  más  bien  el 
color de las encías. 
La  aplicación  de  un  criterio  de  pertinencia  se  puede  comprobar  claramente 
también  en  el  ámbito  de  la  comunicación  animal.  El  macho  de  la  mariposa  Sátiro 
común (Hipparchia semele) vuela detrás de la hembra cuando ve diseños de mariposas 
grises o de otros colores, preferiblemente oscuros: lo que hace que se lance tras ella 
no  es  el  parecido  entre  el  diseño  y  la  mariposa  auténtica,  sino  el  color;  si  se  cambia 
dicho  color,  la  respuesta  de  la  mariposa  no  tiene  ya  lugar.  En  este  caso,  el  color  es 
pertinente para el Sátiro, mientras que la forma no lo es. Del mismo modo, el petirrojo 
macho  desencadena  su  respuesta  agresiva  ante  el  color  rojo  del  rival,  y  no  ante  su 
forma.  También  en  este  caso,  la  pertinencia  tiene  que  ver  con  el  color  y  no  con  la 
forma. 
Si  llamamos  pertinentización  a  la  operación  con  la  que  decidimos  cuáles  son  las 
características que en un determinado momento consideramos pertinentes, podemos 
también decir que toda pertinentización divide el universo en dos clases diferentes: la 
de los objetos que presentan una determinada característica, y la de los objetos que 
no la presentan: 
 
  Objetos que sí tienen 
  el rasgo pertinente x. 
 
 
 
 
  Objetos que no tienen 
  el rasgo pertinente x. 
 
 
Si buscamos en una habitación oscura un jersey de lana que se halla en un cajón, 
nos  detendremos  solamente  en  los  tejidos  que  resulten  al  tacto,  por  ejemplo, 
‘rugosos’  y  ‘suaves’.  Los  rasgos  guía  de  nuestra  búsqueda  serán  estos  dos:  todos  los 
objetos  que  no  los  presenten  en  alguna  medida  serán  descartados.  Por  muchos 
motivos,  pues,  el  conocimiento  se  basa  en  una  serie  de  operaciones  de  pertinen‐
tización. 
Los rasgos pertinentes deben tener una propiedad: deben constituirse, para todo 
tipo de objeto, en número finito, de modo que resulten controlables para el usuario. Si 
esta  condición  no  tiene  lugar,  el  uso  del  código  puede  llegar  a  ser  imposible,  como 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

ocurriría  si,  para  reconocer  a  una  persona,  tuviéramos  que  examinar  una  variedad 
demasiado extensa de rasgos: tipo de piel, dimensión de la nariz, forma de las orejas, 
protuberancia del mentón, etc. El usuario humano tiene normalmente la posibilidad de 
elaborar  un  número  limitado  de  rasgos  que  supone  pertinentes,  y  de  reconocer  con 
ellos el objeto que tiene ante sí. 
La  limitación  del  número  de  los  rasgos  potencialmente  pertinentes  nos  conduce 
una vez más al problema de la limitación de las capacidades de elaboración del usuario 
del código. Los ‘buenos’ códigos son los que aúnan, por un lado, una buena capacidad 
de distinguir el mayor número de objetos y, por otro, una fácil manejabilidad por parte 
del usuario. Desde este punto de vista, las lenguas verbales no son siempre ‘buenos’ 
códigos. 

6. FORMA Y SUSTANCIA 
 
En  su  momento  veíamos  cómo  la  naturaleza  de  los  signos  no  consiste  primero 
(como podría creerse a primera vista) en favorecer la comunicación, sino en permitir la 
distinción  de  elementos  diferentes.  Sin  la  posibilidad  de  crear  distinciones  entre 
elementos  de  la  expresión  y  elementos  del  contenido,  probablemente  ni  siquiera 
existiría  la  comunicación.  Hay  que  aclarar  ahora  este  punto  afrontando  una  clásica 
dicotomía semiótica (aunque, históricamente, una dicotomía sobre todo lingüística, si 
tomamos en consideración las teorías de De Saussure y Hjelmslev), que es la que existe 
entre forma y sustancia del signo lingüístico. 
Para  empezar,  volvamos  a  la  diferencia  entre  expresión  y  contenido.  Como  ya 
sabemos, un código es una asociación estable y regular del orden de la expresión con 
el orden del contenido. Pero expresión y contenido, que hasta el momento habíamos 
utilizado  como  nociones  simples  y  ‘monolíticas’,  requieren  ahora  un  estudio  más 
detallado. 
Imaginemos la expresión concreta de las lenguas verbales, que es primariamente 
fónico‐acústica. Desde el punto de vista estrictamente físico,  está constituida por toda 
la  gama  de  sonidos  que  el  aparato  fonador  humano  es  capaz  de  producir  y  que  el 
aparato  auditivo  es  capaz  de  percibir.  Estos  sonidos  están  dotados  de  diversas 
características que físicamente se pueden describir (frecuencia, amplitud, timbre, etc.). 
Este  material  fónico,  en  lo  que  se  refiere  a  su  concreta  realidad  física,  constituye  la 
sustancia de la expresión (la materia prima en bruto expresiva) de las lenguas verbales. 
Sin embargo, las lenguas no lo utilizan funcionalmente en su estado amorfo, tal como 
como es en un principio. En español, por ejemplo, la porción de sustancia fónica que 
hay  entre  [a]  y  [e]  se  divide  en  segmentos  diferentes:  no  podemos  confundir  la 
pronunciación  [‘kaso]  con  [‘keso],  ni  [‘paso]  con  [‘peso].  Estas  parejas  de  palabras  se 
diferencian exclusivamente porque la primera palabra de cada pareja presenta una [a] 
exactamente  en  la  misma  posición  en  la  que  la  segunda  palabra  de  cada  pareja 
presenta una [e]. Desde este punto de vista, podemos decir que el español articula la 
parte de sustancia fónica que está entre [a] y [e] en dos áreas diferentes: 
 
[a‐‐‐e]      /a/  /e/ 
 
En  árabe,  en  cambio,  esta  misma  porción  de  sustancia  fónica  no  tiene  el  mismo 
tratamiento:  podemos  pronunciar  indistintamente  [kita:b]  y  [kit:b];  la  diferencia  de 
sustancia fónica que existe en español no se reconoce en árabe. Comparando las dos 
lenguas desde este punto de vista, podemos entonces trazar el esquema siguiente: 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

 
español a e
[a‐‐‐e]      
árabe a, 
 
En términos intuitivos, podemos decir que el español ‘corta’ en dos la misma porción 
de  sustancia  que el  árabe  cubre  con  una  sola  casilla.  De  forma  algo  más  rigurosa, se 
puede  decir  que  cada  una  de  las  dos  lenguas  conforma  de  manera  distinta  la  misma 
porción de sustancia fónica, o también que la misma sustancia tiene forma distinta  en 
cada  una  de  las  dos  lenguas.  Si  ‘quitamos’  del  esquema  anterior  la  sustancia  fónica, 
obtenemos  un  casillero  vacío,  que  representa  la  forma  de  esa  porción  de  sustancia 
(vid. 3.2.3.1: Dos tipos de arbitrariedad): 
 
 
 
 
 
Está  claro,  pues,  que  la  expresión  de  un  código  tiene  dos  aspectos:  una  forma  y 
una sustancia (respectivamente: forma de la expresión y sustancia de la expresión). 
Esta distinción no es válida solamente para las lenguas verbales. A primera vista, 
los sistemas de numeración árabe y romano son perfectamente sinónimos: II = 2, IV = 
4, etc.; pero la semejanza se vuelve más tenue si dejamos aparte los números enteros 
y pasamos a los números decimales. Efectivamente, la numeración árabe, al disponer 
de  decimales,  permite  expresar  cualquier  número  intermedio  entre  dos  números 
dados: 
 
5 < 5,5 < 6 
5,5 < 5,75 < 6 
5,75 < 5,875 < 6 
 
y  así  infinitamente.  Esta  progresión  se  basa  en  un  algoritmo  simple,  que  puede 
formularse así: dados dos números A y B, el intermedio entre ellos es x = (A + B)/2. La 
numeración romana, en cambio, no posee las mismas potencialidades: su organización 
en tanto que código le permite solamente expresar sucesiones de enteros, y el número 
intermedio entre otros dos se puede encontrar con tal de que sea entero: VII < VIII < 
IX, pero VIII < ? < IX. También aquí la sustancia ‘cuantitativa’ es la misma para los dos 
códigos, pero se forma de dos maneras distintas en uno y otro. La numeración árabe 
tiene  una  forma  infinitamente  segmentable,  mientras  la  romana  tiene  una  forma 
rígidamente  segmentada.  Podemos  probar  a  expresar  este  hecho  con  el  esquema 
siguiente: 
  I  II  III  IV  V  VI  VII 
 
 
  1  2  3  4  5 
 
 
La  misma  distinción  entre  forma  y  sustancia  vale  también  para  el  plano  del 
contenido.  La  sustancia  del  contenido  está  constituida  por  la  totalidad  de  los 
significados  pensables  (una  realidad  más  bien  huidiza,  como  vemos  por  esta 
definición), y la forma del contenido, por la manera en la que esta sustancia se forma 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

(o,  como  hemos  dicho  anteriormente,  se  segmenta  en  porciones).  Una  vez  más,  la 
mejor  manera  de  ilustrar  este  par  de  nociones  es  la  de  presentar  algunas  compara‐
ciones sirviéndonos de algunos ejemplos que ya se han hecho clásicos. 
En latín existía, en la denominación de los colores, una distinción importante en lo 
que  se  refiere  al  blanco  y  al  negro,  entre  la  versión  ‘brillante’  y  la  ‘mate'  del  mismo 
color. El esquema que sigue aclara la cuestión (vid. 3.2.3.1. Dos tipos de arbitrariedad): 
 
‘mate’ ‘brillante’
“negro”  ater niger
“blanco”  albus candidus
 
En  español,  la  situación  es  más  sencilla:  la  designación  del  blanco  y  del  negro 
cuenta con un término para cada color, y cuando es necesario precisar si se trata de 
una  variedad  ‘mate’  o  ‘brillante’  del  color  no  hay  otra  manera  de  hacerlo  que 
añadiendo nuevas palabras (así: blanco mate, blanco brillante, etc.). La relación entre 
español y latín, desde este punto de vista, se puede representar así: 
 
‘mate’ ‘brillante’
latín  ater niger
español  negro
latín  albus candidus
español  blanco
 
En otras palabras, la misma porción de contenido (de sustancia del contenido) que el 
latín divide (o conforma) en dos partes está cubierta en español por una sola casilla. La 
forma del español, en relación a estos términos de color, es distinta de la del latín. 
Según  algunos  lingüistas  clásicos  (concretamente  De  Saussure  y  Hjelmslev),  las 
lenguas  están  caracterizadas  más  por  su  forma  que  por  su  sustancia.  Más  aún,  De 
Saussure defiende que las lenguas «son forma, no sustancia». No podemos entrar aquí 
en este delicado problema teórico. Bastará con hacer ver que esta afirmación proba‐
blemente  debe  ser  limitada.  Mientras  algunos  códigos  pueden  sufrir  sin  alterarse  la 
sustitución,  incluso drástica, de una sustancia por otra, para otros eso  no es posible. 
Por  ejemplo,  el  simple  código  luminoso  que  señala  la  cantidad  de  gasolina  en  un 
depósito puede ser sustituido, modificando su sustancia, por un código numérico; pero 
para las lenguas verbales eso no parece que sea posible: la cantidad de distinciones y 
de  matices  que  se  pueden  obtener  dando  forma  a  la  sustancia  fónico‐acústica  no  se 
puede  sustituir,  por  ejemplo,  por  una  sustancia  gestual  (mímico‐visual),  y  ni  siquiera 
por la más típica de sus sustancias sustitutivas, o sea, la escritura. 
Visto así, el problema parece más atenuado: si las lenguas se caracterizan en gran 
medida  por  su  forma,  también  su  sustancia  contribuye  al  pleno  desarrollo  de  sus 
potencialidades semióticas, o, por usar un término más intuitivo, de su flexibilidad. En 
cierto  modo,  la  sustancia  (esa  sustancia)  de  las  lenguas  contribuye  a  su  pleno 
funcionamiento. 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

7. RECAPITULACIÓN 
 
Los rasgos que hemos explicado como definitorios de las lenguas verbales pueden 
ser puestos en relación gracias a los siguientes tres aspectos básicos: 
 
  a) Economía 
  b) Creatividad 
  c) Simbolismo 
 
Las lenguas verbales obedecen a tres imperativos. La economía está determinada 
por  las  limitaciones  físicas  y  psíquicas  de  los  seres  humanos.  Como  sabemos,  sólo 
podemos emitir y diferenciar eficientemente un número limitado de sonidos; además, 
nuestra  capacidad  de  memoria  a  corto  y  largo  plazo  es  limitada,  así  como  nuestra 
capacidad de procesamiento de información.  
En segundo lugar, el lenguaje humano es eminentemente creativo; somos capaces 
de  emitir  y  entender  expresiones  totalmente  nuevas  gracias  a  que  nuestro  cono‐
cimiento  lingüístico  nos  permite  aplicar  patrones  generales  a  casos  particulares  y 
reutilizar elementos disponibles en nuevas combinaciones.  
En  tercer  lugar,  el  lenguaje  es  eminentemente  simbólico,  ya  que  remite  a  una 
realidad distinta de la de sí mismo. 
Entre estos tres rasgos básicos podemos atribuir a la creatividad un lugar central, 
puesto  que  en  cierto  modo  la  creatividad  (nuevas  aplicaciones  de  elementos  conoci‐
dos) es la solución al doble imperativo que la economía y el simbolismo le imponen al 
lenguaje.  La  limitación  de  recursos  a  la  que  se  ven  sometidos  los  seres  humanos 
impone  la  exigencia  de  economía  al  sistema  de  comunicación  que  usen  y,  por  otro 
lado,  sus  necesidades  expresivas  o  de  representación  son  enormes,  ilimitadas  en 
realidad, por lo que dicho sistema debe ser muy simbólico. La satisfacción simultánea 
de  esos  dos  requisitos  se  logra  mediante  la  constitución  de  un  código  creativo  que 
atienda a cualquier nueva necesidad explotando los recursos limitados ya conocidos.  
Sin  embargo,  podemos  concretar  aún  más  de  qué  forma  específica  las  lenguas 
consiguen ser tan creativas y gracias a ello tan económicas y simbólicas. La creatividad 
en  las  lenguas  verbales  se  construye,  en  efecto,  sobre  la  base  de  una  propiedad 
fundamental  de  éstas:  la  doble  articulación,  que  es  el  principio  constitutivo  y 
estructural  con  el  que  las  lenguas  logran  ser  productivas  y  creativas.  Con  la  doble 
articulación  podemos  construir  un  número  ilimitado  de  signos  (gran  capacidad 
simbólica)  a  partir  de  la  combinación  y  recombinación  de  un  número  limitado  de 
unidades (economía). 
Más  allá  de  esta  caracterización  general  de  la  relación  entre  doble  articulación, 
economía  y  capacidad  simbólica,  debemos  recordar  que  en  la  doble  articulación 
reconocemos muchos de las propiedades fundamentales  que hemos ido destacando a 
lo  largo  del  tema.  En  la  definición  cabal  de  la  doble  articulación  debemos  tener  en 
cuenta  no  sólo  la  composicionalidad  y  todos  los  aspectos  relacionados  con  la 
sintacticidad  de  las  lenguas,  sino  también  la  arbitrariedad  y  la  discreción.  La 
composicionalidad está implicada tanto en el juego de la segunda articulación como en 
el de la primera. Podemos crear nuevas formas a partir de la combinatoria de unidades 
fonológicas y podemos crear nuevos signos complejos a partir de la combinatoria de 
las  unidades  morfológicas  de  la  primera  articulación.  La  discreción  es  un  rasgo 
fundamental  de  la  relación  entre  las  unidades  de  la  segunda  articulación,  que  se 
traslada a la distinción de las unidades de la primera articulación. La arbitrariedad es el 

 
29
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

modo  fundamental  en  que  se  define  la  relación  entre  la  segunda  articulación  y  la 
primera:  las  unidades  no  significativas  de  la  segunda  articulación  (los  fonemas)  se 
agrupan  en  cadenas  que  se  asocian  arbitrariamente  a  significados,  dando  lugar  a 
unidades  de  la  primera  articulación.  Y  ya  hemos  comentado  cuáles  son  las  ventajas 
que conllevan simultáneamente la composicionalidad, la discreción y la arbitrariedad 
sometidas  a  su  vez  al  juego  de  la  doble  articulación.  Esta  solución  de  ingeniería 
semiótica que representa la doble articulación se erige, por consiguiente, en la clave 
de  la  especificidad  de  las  lenguas  entre  todos  los  demás  códigos  y  sistemas  de 
representación y comunicación. 
 
 
ECONOMÍA  SIMBOLISMO 
 
 
  CREATIVIDAD
  Doble articulación 
  (composicionalidad, arbitra‐
riedad y discreción en dos niveles 
 
generales de organización) 
 
 
 
 

 
30
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

BIBLIOGRAFÍA 
 
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lona: Montesinos. 
 

 
31
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

EJERCICIOS 
 
 

Dígase si las señales siguientes son indicios (índices, síntomas), iconos o símbolos: 
 
a) La fiebre de un enfermo 
 
 
b)     «Cruz Roja» /    
 
 
c) La oración ¿Dónde vas tan temprano? 
 
 
d)     «No planchar» /   
 
 
e) La bandera de un país 
 
f) ‘+’ / «más»; ‘‐’ / «menos»; ‘’ / «menor o igual que» 
 
g) ‘A’ [letra] / «sonido vocálico, medio, oral» 
 
h) Mondaduras  de  fruta,  latas  de  alimentos  en  conserva,  envases  de  cerveza, 
papel de aluminio, etc., todo ello abandonado en algún paraje natural. 
 
 
 
i)    «Tóxico» /    
 
 
 
Algunas  de  estas  señales  son  de  asignación  dudosa.  Indique  cuáles,  en  su  opinión, 
pueden serlo y explique por qué. 
 
 

a) Las  luces  del  semáforo  constituyen  un  código,  como  sabemos.  Explíquense  las 
características  de  este  código  (los  signos  que  los  forman,  los  mensajes  que 
permite transmitir, etc.) 
 
b) Examínense las siguientes señales de circulación: 
 
             1)                                                       2) 
  
 

 
32
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

 
 
 
 
              3)                                                       4) 
   
 
 
 
 
¿Qué factores componen estas señales? ¿Cuál es la expresión y el contenido de tales 
factores?  ¿Qué  carácter  muestran:  sintomático,  icónico  o  simbólico?  Razone  las 
respuestas. ¿Se puede afirmar, sobre la base de las respuestas dadas, que las señales 
de  tráfico  son  señales  complejas?  ¿Están  doblemente  articuladas?  Razone  las 
respuestas. 
 
 

¿Qué propiedad del lenguaje humano predomina en cada uno de los fenómenos que 
detallamos a continuación? Razónense las respuestas: 
 
a) La  derivación  morfológica  (por  ejemplo,  de  donar  podemos  obtener 
donación). 
b) El significado de una oración se deduce del significado de su sujeto y del de 
su predicado. 
c) En ciertos estados de coma, el enfermo recibe los mensajes pero no puede 
reaccionar a ellos. 
d) El uso de una lengua para redactar su gramática. 
e) El  peculiar  significado  y  utilización  de  palabras  como  ayer,  él,  aquí,  venir, 
traer, etc. 
f) El uso de la ironía. 
g) La posibilidad ilimitada de expandir las oraciones mediante coordinación. 
h) La hipérbole. 
i) Cuando  se  escribe,  se  puede  leer  y  releer  lo  escrito  para  modificarlo  y/o 
corregirlo. 
j) Expresiones  del  tipo  Es  tonto  con  todas  las  letras,  Pedro,  Juan  y  María 
salieron de la habitación en ese orden. 

Determínese si las siguientes realidades son de carácter continuo o discreto: 
 
a) El tiempo y su transcurso 
b) Un grito de terror 
c) Las danzas de las abejas 
d) La temperatura de los cuerpos 
e) Los fonemas que constituyen la expresión /méta/ 
f) La presión sanguínea 

 
33
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

g) La  pronunciación,  en  un  momento  dado,  por  parte  de  alguien  del  signo 
meta. 
 
Si se miden las realidades anteriores, ¿cómo se podrían expresar los resultados, en 
términos de continuidad, de discreción, o de ambas cosas? Pónganse algún ejemplo 
que justifique la respuesta. 
 
 

¿Qué  elementos  de  los  enunciados  siguientes  han  sido  utilizados  metalingüística‐
mente?  Tales  elementos,  ¿cómo  manifiestan  en  cada  caso  la  función  metalin‐
güística? 
 
  a)  Escribe: “El guajiro mojigato no toma jengibre ni ajonjolí”. 
  b)  «El sí de las niñas» 
  c)  ¿Significan lo mismo ‘tomar’, ‘beber’ y ‘coger’? 
  d)  ‘Haber’ se escribe con ‘h’ y con ‘b’. 
  e)  A.  Dame el libro. 
    B.  ¿Cómo? 
    C.  Que me des el libro. 
  f)  A.  ¿Vendrás al cine? 
    B.  Quizá. 
    [Más tarde:] 
    C.  ¿Vendrá [B] también al cine? 
    A..  Se lo pregunté y me contestó con un ‘quizá’ elusivo. 
 
¿Por qué en unos casos los elementos usados metalingüísticamente aparecen deter‐
minados  (por  ejemplo,  por  «el»,  «un»,  etc.)  como  en  el  uso  primario,  y  en  otros 
casos parecen no admitir tal determinación (por ejemplo, «*El ‘haber’ se escribe con 
‘h’ y con ‘b’»)? 
 
 

Son hechos difundidos y aceptados que los signos lingüísticos son arbitrarios, que la 
arbitrariedad es un aspecto fundamental de las lenguas verbales humanas, pues en 
esta propiedad descansan en gran medida la flexibilidad y el carácter ilimitado de las 
mismas. Pero, igualmente, son innegables los aspectos icónicos que siempre muestra 
el  lenguaje  humano.  He  aquí  algunos  de  ellos.  ¿Puede  dar  una  explicación  a  la 
iconicidad de estos casos? 
 
a) Normalmente se dice Entró en el baño y se duchó, pero resultaría extraño decir 
Se duchó y entró en el baño. 
b) Cuando  digo  Ese  perro  ladra  demasiado,  la  palabra  «perro»,  que  utilizo  en  la 
expresión  «[ese]  perro»  para  aludir  a  cierto  animal,  no  muestra  ‐como  se  ve‐ 
motivación  alguna  con  la  entidad  designada.  Pero  si  digo  «Perro»  es  una 
palabra  que  contiene  cuatro  fonemas,  en  esta  ocasión  la  palabra  «perro», 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

usada  aquí  metalingüísticamente  (vid.  3.5),  parece  responder  a  cierta 


motivación. 
c) El  sonido  [i]  tiende  a  asociarse  en  numerosas  lenguas  con  las  ideas  de 
‘pequeñez’,  ‘cercanía  al  hablante’,  ‘cercanía  afectiva’,  etc.  En  cambio,  los 
sonidos  [a]  y  [o],  con  las  de  ‘grande’,  ‘lejanía’,  ‘distancia  afectiva’,  etc.  Por 
ejemplo, esp. chiquitín, aquí, etc., frente a ancho, grande, allá, etc.; ing. teeny, 
little,  bit,  this,  etc.,  frente  a  large,  vast,  that,  etc.;  fr.  petit,  ‐ci,  etc.,  frente  a 
grand, ‐là, etc. Aunque hay contraejemplos: esp.: allí (frente a aquí, acá); ing. 
big (frente a small), etc.  
d) Tuve  un  sueño:  me  encontraba  en  un  campo  solitario;  a  lo  lejos  vi  una  casa; 
caminé hasta ella; la puerta estaba abierta; entré; había una inmensa escalera; 
la  subí;  alcancé  un  rellano  en  el  que  había  dos  puertas;  abrí  una  y  miré:  una 
habitación  vacía  con  una  ventana  enorme  que  daba  a  un  campo  extraño.  Las 
oraciones  que  componen  esta  narración  las  ha  dispuesto  el  emisor  de  cierto 
modo para asegurarse de que la información transmitida llega al receptor de la 
forma  debida.  Obsérvese  cómo,  para  lograr  este  objetivo,  aquél  expone 
primero la información compartida (o que supone compartida) con éste, para 
añadir  a  continuación  la  que  considera  novedosa  (poco  o  nada  compartida). 
¿Qué  ocurriría  si  se  alterara  el  orden  de,  por  ejemplo,  los  oraciones  que 
componen el relato? ¿Qué reacción suscitaría esto en el receptor? Hablante y 
oyente parecen respetar un principio que puede ser expresado así: “primero, lo 
compartido; después, lo novedoso”. 
 
 

Los hechos que presentamos a continuación admiten ser explicados desde diversos 
puntos  de  vista.  Para  el  propósito  de  este  ejercicio,  le  invitamos  a  que  lo  haga 
teniendo en cuenta sobre todo la dicotomía “forma/sustancia”. 
 
a) Cuando se disponen a iniciar una partida de ajedrez, los jugadores comprueban 
que se les ha perdido un alfil, y deciden, por esto, sustituirlo por un botón. ¿Por 
qué, a pesar de tal cambio, pueden jugar? 
 
b) Observe las siguientes muestras de letras: 
 A B C a b c 
 A B C a b c 
 ABCabc
 ABCabc
 A B C a b c
A pesar de sus distintas formas y tamaños, es seguro que usted reconoce en 
todas ellas las letras ‘a’, ‘b’ y ‘c’ mayúsculas y minúsculas. ¿Cómo podría 
explicar este hecho? 
 
c) El hecho externo que en español comúnmente es expresado mediante el signo 
caer, en navajo recibe las denominaciones siguientes: 
 Naalts’id  ‘caer un objeto sólido redondeado’ 
 Nááldéél  ‘caer un objeto alargado y flexible’ 

 
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Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

 Náálkééz  ‘caer un objeto alargado y rígido’ 
 Náána’  ‘caer un objeto liso y flexible’ 
 Nááltizh  ‘caer una entidad singular y animada’ 
 Náálheezh  ‘caer algo pulposo y viscoso’ 
Así, si tuviéramos que expresar en navajo los hechos siguientes: 
 Cae un ladrillo 
 Cae una escoba 
 Cae un trozo de mantequilla 
 Cae una galleta 
¿cuál de las denominaciones anteriores habría que elegir para cada uno de 
estos casos? Si un hablante de navajo tuviera que expresar los hechos 
anteriores en español, es obvio que sólo dispone de un signo: caer. ¿Qué le 
resultaría extraño a este hablante? Explique con algún detenimiento estos 
procesos y algunas de las causas que los determinan. 
 

 
36
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 


Como  sabemos,  el  lenguaje  natural  es  el  resultado  de  tres  fuerzas:  economía, 
simbolismo  y  creatividad.  Los  rasgos  constitutivos  del  lenguaje  propuestos  por 
Hockett  no  son  más  que  manifestaciones  concretas  de  esos  tres  factores  básicos. 
¿Podría  hallar  la  correspondencia  de  unos  con  otros?  Seguramente  algunos  rasgos 
admitirán  ser  remitidos  a  más  de  un  factor.  Razone  su  propuesta.  (Para  facilitar  la 
tarea, marque con una cruz en el cuadro siguiente las correspondencias oportunas; 
los signos ‘+’ y ‘‐’ expresan correspondencia fuerte y menos fuerte respectivamente.) 
 
    CREATIVIDAD  ECONOMÍA  SIMBOLISMO 
Dualidad  +       
  ‐       
Intercambiabilidad  +       
  ‐       
(Eficiencia)  +       
  ‐       
Composicionalidad  +       
  ‐       
Recurrencia  +       
  ‐       
Semanticidad  +       
  ‐       
Especialización  +       
  ‐       
Arbitrariedad  +       
  ‐       
Reflexividad  +       
  ‐       
Falsedad  +       
  ‐       
Desplazamiento  +       
  ‐       
 

Los textos siguientes tratan de la arbitrariedad. Delimítense los aspectos tratados en 
ellos que estén directamente relacionados con el tema que nos ocupa. Muéstrense 
semejanzas y diferencias en este tratamiento. 
 
«La naturaleza del signo no depende necesariamente de la naturaleza del objeto 
designado. Entre signo y objeto designado puede no existir ninguna relación causal. La 
función sígnica frente al objeto, cualquiera que sea, puede ser desempeñada y es 
desempeñada por los elementos más dispares. En este sentido, la relación entre signo 
y objeto designado es arbitraria. El signo puede no presentar ninguna semejanza con 
el objeto designado. Casi todos los signos lingüísticos son de este tipo. Esta falta de 
semejanza determina la gran importancia del signo, ya que, gracias a ella, el signo es el 
mejor medio para mostrar los distintos aspectos esenciales de los objetos y obtener, 

 
37
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

de estos últimos, nociones generales. La semejanza del signo con el objeto designado 
fijaría el pensamiento en aspectos externos, sensoriales, del objeto y obstaculizaría la 
determinación de aspectos generales y esenciales, que muchas veces no son 
perceptibles por los sentidos. Por ello resulta evidente que son precisamente los 
signos carentes de semejanza con los objetos designados los que facilitan la asunción 
de nociones generales y permiten las operaciones que se realizan por medio de tales 
nociones. Por lo tanto, la carencia de vínculos naturales y de semejanza entre signo y 
objeto designado y la constatación de una cierta arbitrariedad en las relaciones no sólo 
no suponen un obstáculo para la importante función que el signo desempeña en el 
proceso cognoscitivo, sino que constituyen la condición necesaria para la formación de 
nociones que reflejen adecuadamente los objetos y fenómenos de la realidad en sus 
aspectos generales y esenciales.» 
(L. O. REZNIKOV: Semiótica y teoría del conocimiento. Madrid: A. 
Corazón, 1970; pp. 18‐19) 
 
  «Lo arbitrario mismo del signo pone a la lengua al abrigo de toda tentativa que 
pueda modificarla. La masa, aunque fuera más consciente de lo que es, no podría 
discutirla. Pues para que una cosa entre en cuestión es necesario que se base en una 
norma razonable. Se puede, por ejemplo, debatir si la forma monogámica del 
matrimonio es más razonable que la poligámica y hacer valer las razones para una u 
otra. Se podría también discutir un sistema de símbolos, porque el símbolo guarda una 
relación racional con la cosa significada; pero en cuanto a la lengua, sistema de signos 
arbitrarios, esa base falta, y con ella desaparece todo terreno sólido de discusión; no 
hay motivo alguno para preferir soeur a sister o a hermana, Ochs a boeuf o buey, etc.» 
(F. DE SAUSSURE [1916]: Curso de lingüística general. Buenos 
Aires: Losada, 1967; pp. 137‐138) 
 

 
38
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje 

10 
¿Puedes caracterizar según los criterios expuestos en el tema los rasgos 
semióticos fundamentales del lenguaje musical? 
 
 

 
39
LINGÜÍSTICA
TEMA 3
LAS LENGUAS DEL MUNDO

1. Las lenguas del mundo: conceptos preliminares.- 2. Universales lingüísticos y


clasificación tipologica.- 3. Clasificación genética.- 4. Lenguas en contacto.

1. LAS LENGUAS DEL MUNDO: CONCEPTOS PRELIMINARES

Existen en el mundo en la actualidad miles de lenguas diferentes, cada una con su


propia estructuración fónica, sintáctica y léxica. Sin embargo, bajo estas diferencias se
esconden similitudes de diversa clase que permiten a los lingüistas clasificar las lenguas
en grupos según los rasgos que compartan. En este tema describiremos los métodos
utilizados, en el ámbito de la Lingüística, para establecer esa clasificación, y algunos de
los hallazgos a que ha dado lugar esta investigación.

1.1 Lengua y dialecto

A menudo resulta difícil determinar si dos comunidades lingüísticas utilizan


lenguas diferentes o sólo dialectos diferentes de una misma lengua. Un test que suelen
usar los lingüistas para establecer esta distinción se basa en el criterio de inteligibilidad
mutua. Las variedades de una misma lengua mutuamente inteligibles son comprendidas
por los hablantes de cada variedad. Según esto, el inglés de Milwaukee, el de Toronto y
el de Londres son dialectos de una misma lengua. El español de ciudad de México, el de
Madrid y el de Granada son dialectos de la lengua española. Por otra parte, si dos
hablantes no pueden entenderse entre sí, entonces los lingüistas concluyen que en tal
caso tales personas hablan lenguas diferentes. El italiano de Florencia y el francés de
París son casos de variedades de habla que no son mutuamente inteligibles.
Existen diversos factores de carácter político, cultural, histórico y religioso que a
menudo interfieren cuando se trata de establecer si una variedad lingüística es lengua o
dialecto. Por ejemplo, los serbios y los croatas, sobre la base de que su historia, cultura
y creencias religiosas son diferentes, debaten con frecuencia sobre sus diferencias
lingüísticas y defienden la existencia de dos lenguas: el serbio y el croata. Sin embargo,
y aunque utilicen alfabetos diferentes, las variedades lingüísticas serbia y croata son
mutuamente inteligibles, lo que los lingüistas llaman el serbio-croata. En contraste, a
menudo hablamos del chino como si se tratara de una sola lengua, cuando en realidad
en China se hablan lenguas que son mutuamente ininteligibles (el mandarín (o
pequinés), el cantonés, el miao, el vuyú, etc.), cada una con numerosas variedades
dialectales.
A los problemas planteados por estas consideraciones no lingüísticas, hay que
añadir las dificultades que surgen cuando se intenta dividir el continuum conformado
por una serie de dialectos mutuamente inteligibles a excepción de los que se hallan al
Lingüística. Tema 3.

comienzo y al final de tal serie, que no lo son. El neerlandés y el alemán, por ejemplo,
son mutuamente inteligibles en la frontera entre Holanda y Alemania. Sin embargo, el
neerlandés de Amsterdam y el alemán de Múnich no lo son. De modo similar, el árabe
palestino y el sirio son mutuamente inteligibles, pero el árabe marroquí y el de Arabia
Saudí no lo son.

Si tenemos en cuenta estas consideraciones, ¿cuántas lenguas existen en el planeta


en la actualidad? Las mejores estimaciones disponibles, como las propuestas por la
Ethnologue Organization (www.ethnologue.com), elevan la cifra de las lenguas
existentes a unas 6800, distribuidas geográficamente del modo siguiente 1:

Región Número de lenguas % del total


América 1013 15
África 2058 30
Europa 230 3
Asia 2197 33
Pacífico 1311 19
Total 6809

En la lista siguiente se muestran las veinte lenguas más habladas (los datos están
tomados de la Ethnologue Organization2). Las cifras sólo reflejan el número de
hablantes nativos3:

Lengua Número estimado de hablantes


Mandarín 874.000.000
Inglés 341.000.000
Español 322.200.000
Bengalí 207.000.000
Hindí 182.000.000
Portugués 176.000.000
Ruso 167.000.000
Japonés 125.000.000
Alemán 100.000.000
Coreano 78.000.000
Vuyú (China) 77.175.000
Francés 77.000.000
Javanés 75.500.800

1 Los datos corresponden al año 2003.


2 Los datos corresponden al año 2003.
3 Otros recuentos no dan los mismos resultados. Por ejemplo, el de Décsy (1988), que responde a
estimaciones hasta el año 1985, incluye entre las veinte lenguas más habladas al árabe o al indonesio, por
ejemplo, que no aparecen aquí. La razón de esta diferencia está, sobre todo, en la base del recuento. En el
caso de la propuesta de la Ethnologue Organization, las variedades del árabe han sido consideradas
lenguas en muchos casos, mientras en el cómputo de Décsy todas esas variedades han sido consideradas
dialectos de una misma lengua. Lo mismo ocurre con el indonesio. (Vid. Moreno Cabrera, 1990.)
2
Lingüística. Tema 3.

Yue (China) 71.000.000


Telugú (India) 69.660.000
Maratí (India) 68.022.000
Vietnamita 68.000.000
Turco 61.000.000
Urdú (India, Pakistán) 60.290.000

Estas cifras son elevadas, pero no son las más típicas: la mayor parte de las lenguas
tienen menos de 10000 hablantes, y muchas de ellas corren el riesgo de desaparecer. Si
le pedimos a una persona normal y corriente que nos diga el nombre de alguna lengua
muerta, es muy probable que mencione el latín. Pero esta lengua, de hecho, no está
completamente muerta. En realidad evolucionó durante cierto período de tiempo a otras
lenguas como el francés, el español, el italiano, el portugués, el rumano y otras lenguas
románicas. Esta situación contrasta con la del manés, una lengua céltica oriunda de la
Isla de Man, una pequeña isla a medio camino entre Irlanda y Gran Bretaña. Su último
hablante, Ned Madrell, falleció en 1974. Justo cien años antes había 12000 personas que
hablaban el manés. Hoy ya no hay nadie que hable esta lengua. El manés no evolucionó
con el tiempo: simplemente dejó de ser hablado.
Este modo de extinguirse una lengua es el que se está haciendo cada vez más
común en el mundo contemporáneo, acelerándose un proceso que antes duraba siglos.
Así, y según ciertas estimaciones, el 60 % de las lenguas del planeta corren en la
actualidad el riesgo de desaparecer, pues tienen pocos niños, si es que los tienen, que las
aprendan. La situación es especialmente grave en algunas áreas. De las 300 lenguas
indígenas habladas en el área que corresponde a los EEUU en tiempos de Colón, quedan
ahora sólo 175 (muchas de ellas a punto de desaparecer). Más de la mitad de estas
lenguas tienen menos de 100 hablantes y sólo 20 lenguas nativas americanas de los
EEUU se están transmitiendo a los niños. El 90 % de las 250 lenguas aborígenes de
Australia está al borde de la extinción.
La muerte de las lenguas es lamentable por varias razones. Desde una perspectiva
puramente lingüística, la pérdida en la diversidad de las lenguas significa que
disponemos de menos información acerca de cómo funciona el lenguaje y de las
diversas manifestaciones que éste puede adoptar. Por ejemplo, cuando el último
hablante de ubijé (una lengua caucásica de Turquía) murió en 1992, los lingüistas
perdieron para siempre la oportunidad de estudiar un sistema fonológico completamente
inusual (el ubijé tenía 81 consonantes y sólo 3 vocales).
Igual de grave es la pérdida de patrimonio cultural que conlleva la muerte de una
lengua. El vocabulario de una lengua codifica gran parte del acervo cultural y científico
de la comunidad que la habla. Ese saber, que ha ido sedimentándose a lo largo de siglos,
es todo menos insignificante. Muchas lenguas indígenas diferencian millares de
especies de plantas, peces y otros animales sobre la base de su aspecto, conducta, de si
pueden consumirse o no e incluso de sus propiedades medicinales.
¿Por qué mueren las lenguas? En algunos casos, porque las personas que las hablan
fallecen a consecuencia de la guerra o la enfermedad. Así, y de acuerdo con algunas
estimaciones, el 95% de la población nativa de América del Norte murió a consecuencia
de las enfermedades que trajeron al continente los colonizadores europeos. Hoy en día,
sin embargo, las lenguas mueren porque sus hablantes las utilizan cada vez menos en
favor de otra lengua cuyo uso les ofrece más oportunidades económicas o educativas. El
inglés, el español o el francés son ejemplos obvios de estas lenguas internacionales que

3
Lingüística. Tema 3.

cada vez aprenden más personas por las razones vistas. Pero otras muchas lenguas, a
menor escala, también asumen un papel dominante: el tai, el indonesio, el suahelí o el
filipino (entre otros) compiten ventajosamente en sus respectivos territorios, en el
sentido que estamos considerando, con otras lenguas minoritarias. El patrón básico que
suele seguir el proceso de la pérdida de una lengua es el siguiente: los padres son
monolingües; los hijos se hacen bilingües tras la adopción de una nueva lengua, y los
nietos se hacen monolingües en ésta última. Los nietos difícilmente llegan a utilizar la
lengua de sus abuelos.
Hoy, con más de 6000 lenguas y unos 200 países en el planeta, la mayor parte de
las lenguas carece de protección gubernamental. Además, las comunidades lingüísticas
minoritarias no pueden competir, generalmente por falta de recursos, con la atracción
que las lenguas más poderosas ejercen en los jóvenes.
Esta indefensión de la diversidad lingüística es algo que preocupa extraordina-
riamente a muchos lingüistas: no pocos de ellos están dedicados a estudiar y
documentar lenguas que están a punto de desaparecer. Allá donde es factible, tales
lingüistas, además, buscan la manera de mejorar las condiciones de las lenguas que
están en peligro: participan en programas lingüísticos, sociales y educativos diseñados
para promover y proteger el uso de las lenguas indígenas.

1.2 Tipos de clasificación

En el ámbito de la Lingüística se han propuesto tres enfoques para clasificar las


lenguas. Son los siguientes:

a) Clasificación genética. Las lenguas con clasificadas de acuerdo con su


ascendencia. Las lenguas que se han desarrollado a partir de una misma lengua
madre se agrupan en una misma clase, pues se dice de ellas que están emparen-
tadas genéticamente. La lengua madre puede estar atestiguada (mediante textos
escritos en esta lengua descubiertos o conservados, como, por ejemplo, en el
caso del latín o del griego clásico), o puede ser una lengua reconstruida (y no
existen registros escritos de ella), como, por ejemplo, en el caso del indoeuro-
peo.
Aunque las lenguas que están emparentadas genéticamente compartan a
menudo características estructurales, no tienen que mostrar necesariamente
similitudes de estructura. Por ejemplo, el letón y el inglés están emparentados
(ambos descienden del indoeuropeo), pero su estructura morfológica es
diferente. En inglés una expresión como It has to be figured out (‘tiene que ser
resuelto’) puede expresarse en letón mediante una sola palabra: jāizgudro.
Obviamente, letón e inglés están emparentados muy lejanamente. Otras lenguas,
más cercanamente emparentadas, muestran muchas más similitudes (piénsese,
por ejemplo, en las similitudes entre el francés, el español, el italiano,
descendientes directos del latín).
Por otra parte, conviene tener en cuenta que las lenguas no emparentadas
genéticamente pueden mostrar similitudes en algunos aspectos. Por ejemplo, el
inglés, el tai y el suahelí, sin relación genética entre sí, utilizan la estructura
‘sujeto-verbo-objeto’ (SVO) en las oraciones simples aseverativas:

4
Lingüística. Tema 3.

1) Suahelí
Maria anapenda Anna
María (Suj.) gustar (V) Ana (Obj.)
(‘A María le gusta Ana’)

2) Tai
Roudbuntuk ding roud
Camión (Suj.) empujar (V) coche (Obj.)
(‘Los camiones empujan a los coches’)

3) Inglés
Cats like mice
Gatos (Suj.) gustar (V) ratones (Obj.)
(‘A los gatos les gustan los ratones’)

Volveremos a esta clasificación en el epígrafe 3.

b) Tipología lingüística. El hecho de que las lenguas no emparentadas presenten,


como se ha visto, similitudes estructurales, es lo que ha llevado a las
clasificaciones tipológicas. Estas clasificaciones organizan las lenguas sobre la
base de los rasgos estructurales de éstas, sin tomar en consideración las
relaciones de familia. De ahí que los tipólogos puedan agrupar lenguas que
muestran patrones fónicos similares o que poseen estructuras gramaticales
parecidas. Los estudios tipológicos están de un modo u otro orientados a dar
cuenta de los universales lingüísticos, es decir, de aquellas características
estructurales que se hallan en la base de todas (o casi todas) las lenguas.
Trataremos con más detalle estos aspectos en el epígrafe 2.

c) Clasificación por contacto. Gracias a ella se delimitan las características


compartidas por las lenguas que se hallan en contacto geográfico. Las lenguas
en contacto a menudo toman de otras lenguas elementos tales como palabras,
sonidos, morfemas e incluso estructuras sintácticas. El resultado de ello es que
las lenguas vecinas tienden a parecerse progresivamente entre sí, y ello incluso
aunque no haya entre ellas relación alguna de parentesco. Abordaremos estos
aspectos en el epígrafe 4.

2. UNIVERSALES LINGÜÍSTICOS Y CLASIFICACIÓN TIPOLÓ-


GICA

La Tipología lingüística se ocupa, como acabamos de decir, de la clasificación de


las lenguas en función de las propiedades gramaticales de éstas. Los estudios
tipológicos agrupan a las lenguas sobre la base de ciertas peculiaridades de los patrones
sintácticos, la estructura morfológica y el sistema fonológico. Un área importante de
investigación en el ámbito de la Tipología la constituyen los universales lingüísticos. Se
denominan universales absolutos aquellos patrones y rasgos que aparecen en todas las
lenguas, y los que sólo aparecen en un buen número de lenguas, tendencias universales.
Muchas generalizaciones tipológicas describen universales de implicación, los cuales
explicitan que la presencia de un rasgo implica la presencia de otro (pero no a la

5
Lingüística. Tema 3.

inversa). Por ejemplo, las lenguas que poseen fonemas fricativos (como la /f/ o la /s/)
también tienen fonemas oclusivos (como la /p/ o la /t/), aunque lo contrario no tiene por
qué darse necesariamente. Otro modo de analizar los universales lingüísticos es
aplicando la teoría de lo marcado. Según los supuestos de esta teoría, se considera que
los rasgos marcados son más complejos y/o, desde el punto de vista de la universalidad,
más raros que los rasgos no marcados. Además, normalmente se encuentra en una
lengua un rasgo marcado si en ella también existe la contrapartida no marcada. Como se
ve, la teoría de lo marcado está estrechamente relacionada con el estudio de los
universales de implicación. Consideremos un ejemplo para ver con más claridad el
alcance de estos conceptos. Los fonemas vocálicos nasales son más complejos que los
fonemas vocálicos orales: la emisión de los primeros se hace expulsando el aire a través
de la nariz y la boca, en tanto que la de los segundos se hace expulsando el aire sólo por
la boca. Desde un punto de vista interlingüístico, comprobamos que todas las lenguas
tienen vocales orales, y que sólo algunas tienen vocales nasales. Es más: en las lenguas
que tienen ambos tipos de vocales, las orales siempre son más numerosas que las
nasales. Según esto, las vocales orales son elementos no marcados, pues son más
comunes y fonológicamente menos complejos que las vocales nasales, que son los
correspondientes elementos marcados. Podemos presentar este hecho con ayuda de la
siguiente jerarquía de marca, en la que el símbolo ‘>’ significa ‘menos marcado que’ o
‘implicado por’:

Vocal oral > vocal nasal

Esta generalización, a su vez, permite hacer las siguientes distinciones:

Vocales orales Vocales nasales


sí no posible
sí sí posible
no sí imposible

En las secciones que siguen presentaremos algunas de las generalizaciones


tipológicas y universales que se han propuesto en los ámbitos de la Fonología, la
Morfología y la Sintaxis.

2.1 Fonología

En esta sección hablaremos de los sistemas vocálicos y consonánticos en términos


fonológicos (vid. Tema 4), pues con ello se simplifica la explicación. Téngase en cuenta,
sin embargo, que puede variar mucho la realización fonética que de ellos se haga en una
lengua concreta.

2.1.1 Sistemas vocálicos

Las lenguas son clasificadas a menudo según el tamaño y la estructura de sus


sistemas vocálicos. El sistema vocálico más común está configurado por cinco fonemas:
dos vocales altas, dos vocales medias y una vocal baja. Las vocales anteriores
(frontales) y la baja son no redondeadas, mientras que las posteriores son redondeadas:

6
Lingüística. Tema 3.

i u

e o

La mitad aproximadamente de las lenguas del mundo, incluyéndose aquí lenguas como
el vascuence, el havayano, el japonés, el español y el suahelí, presenta este sistema. La
mayor parte del resto de las lenguas muestran sistemas vocálicos conformados por tres,
cuatro, siete, ocho o nueve vocales diferentes (no tenemos en cuenta los contrastes
basados en la longitud vocálica o la nasalización, que pueden llegar a duplicar o triplicar
el número de fonemas vocálicos en un sistema). Las lenguas con menos de tres vocales
distintivas o con más de nueve son raras. He aquí algunos sistemas vocálicos típicos:

i u i i u

e o e  o

a a 

Sistema de tres vocales Sistema de cuatro vocales Sistema de siete vocales


Gudanyí (Australia) Navajo (Arizona) Gueez (Etiopía)

El análisis de muchas lenguas ha conducido al descubrimiento de cierto número de


tendencias universales relativas a los sistemas vocálicos. A continuación vamos a
comentar algunas de ellas.

a) El fonema vocálico más común es /a/, pues se halla en casi todas las lenguas del
mundo. Los fonemas /i/ y /u/ son casi tan comunes como /a/.

b) Los fonemas vocálicos anteriores /i, e, , / normalmente son no redondeados,


mientras que los fonemas vocálicos posteriores no bajos /, , / son
normalmente redondeados.

c) Los fonemas vocálicos bajos /, , / normalmente son no redondeados.

Ciertas relaciones entre vocales (por ejemplo, entre fonemas vocálicos orales y
nasales, o entre largos y breves) pueden expresarse en términos de universales de
implicación, pues la presencia de un tipo de fonema vocálico implica la presencia del
otro (pero no al contrario):

a) Como ya hemos visto, si en una lengua hallamos vocales nasales que se oponen
entre sí, también hay en ella vocales orales que lo hacen. Por ejemplo, en francés

7
Lingüística. Tema 3.

se oponen diversas vocales nasales entre sí: long /l/ ‘largo’ se opone a lent /l/
‘lento’, y también las nasales y orales: las /la/ ‘cansado’ frente a lent //l/ ‘lento’.
Y, como es de prever, también se oponen las vocales orales entre sí: clos /klo/
‘cerrado’ frente a clou /klu/ ‘clavo’. En español y en inglés no hay oposición
entre vocales orales y nasales. Por ejemplo, en español no hay oposición entre,
pon /pon/ y */p/, o en inglés entre bought /bt/ ‘comprado’ y */bt/.

b) Si en una lengua hallamos vocales largas que se oponen entre sí, también hay en
ella vocales breves que lo hacen. Por ejemplo, en finés hay vocales largas que se
oponen entre sí, y, como es de prever, también las hay breves que hacen lo
mismo:

Contrastes vocálicos en finés


Larga /vs/ larga /vili/ ‘dulce de leche’ /vali/ ‘elección’
Breve /vs/ breve /suka/ ‘cerda (pelo)’ /suku/ ‘familia’
Breve /vs/ larga /tuli/ ‘fuego’ /tuli/ ‘viento’

Lo contrario no se da necesariamente. El español distingue sus vocales mediante


la cualidad (el grado de abertura): sin /sin/ frente a san /san/, pero no por la
longitud: sin /sin/ no se opone a */sin/.

2.1.2 Sistemas consonánticos

Resulta extraordinariamente complicado (y poco útil) clasificar las lenguas en


función del número de consonantes que posean sus sistemas consonánticos, pues éstos
pueden contener desde sólo ocho (como el havayano) hasta más de noventa (como es el
caso del cungo, una lengua hablada en Namibia, que cuenta con noventa y seis). Sin
embargo, el análisis tipológico de los sistemas consonánticos ha permitido vislumbrar
un buen número de universales bien asentados:

a) Todas las lenguas tienen consonantes oclusivas.

b) Los fonemas oclusivos más comunes son /p, t, k/. Muy pocas lenguas carecen de
alguno de estos fonemas, y no hay ninguna lengua que carezca de los tres. Si una
lengua carece de uno de ellos, es muy probable que sea /p/. Por ejemplo, el
aleuta, el nubio y el quivira carecen del fonema /p/. El fonema más frecuente de
esta serie es /t/.

c) El fonema fricativo más común es /s/. Si una lengua tiene sólo una fricativa,
seguramente es /s/. Es la única fricativa que hay en nandí (una lengua de Kenia)
o en uerí (lengua de Nueva Guinea). Al fonema /s/ le sigue en frecuencia el
fonema /f/.

d) Casi todas las lenguas conocidas tienen al menos un fonema nasal. En los casos
en que sólo haya un fonema nasal, éste es comúnmente /n/ (como en arapaho,
hablado en Wyoming). Si hay dos fonemas nasales en oposición, normalmente
son /m/ y /n/.

8
Lingüística. Tema 3.

e) La mayoría de las lenguas tiene al menos un fonema líquido. Sin embargo, un


pequeño número de lenguas no tiene ninguno de este tipo. Es el caso, por
ejemplo, del Pies Negros, el dacota, el efé (hablado en Nigeria) o el siona
(descubierto en Ecuador).

Los fonemas consonánticos están sujetos a varios universales de implicación:

a) Si una lengua tiene fonemas obstruyentes (los que, al ser emitidos, se basan en
algún tipo de obstrucción a la salida del aire) sonoros (oclusivos, fricativos o
africados), también tendrá fonemas obstruyentes sordos. Lo contrario no tiene
por qué darse necesariamente. Por ejemplo, el ainú (lengua del norte de Japón)
tiene sólo fonemas obstruyentes sordos: /p, t, k, , s/.

Obstruyentes sordas Obstruyentes sonoras


sí no Posible (ainú)
sí sí Posible (inglés, español)
no sí imposible

b) Las consonantes sonantes (nasales y líquidas) son generalmente sonoras. Muy


pocas lenguas tienen sonantes sordas, y en este caso siempre tienen sonantes
sonoras también. Por ejemplo, el birmano tiene nasales y laterales que se oponen
en función de la oposición ‘sordo/sonoro’.

Sonantes sonoras Sonantes sordas


sí no posible (inglés, español)
sí sí posible (birmano)
no sí imposible

c) Si una lengua tiene fonemas fricativos, también tendrá fonemas oclusivos. No


hay lenguas que carezcan de fonemas oclusivos. Sin embargo, sí hay lenguas
que carecen de fonemas fricativos. Por ejemplo, el gilbertés (Islas Gilbert), el
quitaval (Australia oriental) y el nuero (Sudán sudoriental) no tienen fricativas.

Oclusivas Fricativas Africadas


sí sí sí posible (inglés, español)
sí sí no posible (francés)
sí no no posible (quitaval)
no sí sí imposible
no sí no imposible
no no sí imposible

9
Lingüística. Tema 3.

2.1.3 Sistemas suprasegmentales

Las lenguas pueden también clasificarse en función de sus rasgos suprasegmentales


(o prosódicos). Las lenguas que utilizan el tono para distinguir el significado de las
palabras se denominan lenguas tonales. Muchas lenguas del mundo son de esta clase. El
mandarín, por ejemplo, tiene cuatro tonos. Las otras lenguas de China, así como muchas
lenguas del Sudeste asiático, de África y de América son también lenguas tonales.
Europa cuenta con unas pocas. Por ejemplo, uno de los dialectos del lituano distingue
entre tres tonos.

Contrastes tonales en mandarín


Tono alto // ‘construir’
Tono ascendente /á/ ‘conseguir’
Tono descendente-ascendente // ‘golpear’
Tono descendente /dà/ ‘grande’

Contrastes tonales en lituano


Tono descendente Loks /lùoks/ ‘arco (arquit.)’
Tono alto Loks /l/ ‘cebolla verde’
Tono ascendente-descendente Loks /loks/ ‘ventana’

Hay dos tipos de tonos: los de nivel y los de contorno. Los primeros se asocian a
distintos registros tonales: generalmente a los registros alto, medio y bajo (la vocales
que los llevan se emiten en un tono uniforme). Los segundos, a un contorno tonal (las
vocales que los llevan se emiten con variación tonal): contorno simple ascendente o
descendente; contorno complejo ascendente-descendente o descendente-ascendente. Los
sistemas del mandarín y del lituano están constituidos por tonos de uno y otro tipo. Las
lenguas tonales oponen muy a menudo dos tonos de nivel (generalmente alto y bajo).
Sin embargo, las oposiciones sobre la base de tres tonos (como alto, bajo y medio) son
también relativamente comunes. Las oposiciones sobre cinco o más tonos son
prácticamente desconocidas. Los sistemas tonales responden a varias tendencias
universales:

a) Si una lengua tiene tonos de contorno (por ejemplo, ascendente o descendente),


entonces es muy probable que también tenga tonos de nivel (como alto, medio o
bajo). El birmano, el absáraca (lengua siu, Montana, Wyoming), el lituano y el
mandarín son ejemplos de lenguas que responden a este patrón. Por el contrario,
las lenguas que poseen tonos de contorno pero carecen de tonos de registro son
extremadamente raras, como es el caso del dafla, una lengua del norte de la
India.

Tonos de registro Tonos de contorno


sí no posible (sarsí (Alberta))
sí sí posible (mandarín)
no sí muy raro (dafla)

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Lingüística. Tema 3.

b) Si una lengua tiene tonos de contorno complejos (como ascendente-descendente


o descendente-ascendente), entonces también tendrá tonos de contorno simples
(ascendente o descendente). El mandarín y el lituano responden a este patrón.

Tonos de contorno Tonos de contorno


simple complejo
sí no posible (hausa)
sí sí posible (mandarín)
no sí imposible

Las diferencias de acento también resultan muy útiles en la clasificación de las


lenguas. Las lenguas de acento fijo son aquellas en las que la posición del acento es
predecible. Es el caso del hebreo moderno, el quiché (una lengua maya) o el francés: en
ellas el acento siempre se halla en la sílaba final de la palabra; en polaco, suahelí y
samoano el acento recae en la penúltima sílaba; en checo, finés y húngaro la sílaba
acentuada es siempre la primera. Las lenguas de acento libre son aquellas en las que la
posición del acento no es predecible y ha de ser aprendido para cada palabra. En este
caso el acento resulta ser un instrumento fundamental para distinguir unas palabras de
otras. El inglés, el español, el italiano, el ruso, por ejemplo, son casos de lenguas de
acento libre.

Contrastes por el acento en ruso


múka ‘tortura’ muká ‘harina’
zámok ‘castillo’ zamók ‘cerradura’
rúki ‘manos’ rukí ‘de la mano’ (genitivo sing.)

Contrastes por el acento en español


cántara cantara cantará
cante canté
hablo habló

2.1.4 Estructura silábica

Los tipos silábicos CV y V son no marcados. Son más sencillos que otros tipos
silábicos (CVC, VCC, etc.), se hallan en todas las lenguas y son los que primero
aprenden los niños.
Dada una lengua, la cabeza de la sílaba puede estar estructurada de modo distinto a
como lo está la coda 4. Por ejemplo, en inglés la combinación /nasal+oclusiva/ está
permitida al final de sílaba (en una palabra monosilábica como hand), pero no al
comienzo (no hay sílabas inglesas que comiencen por /nd/). Sin embargo, en suahelí
ocurre al contrario: la secuencia /nd/ está permitida al comienzo de la sílaba (es posible

4 Consideramos aquí que la estructura de la sílaba está constituida por los siguientes elementos: cabeza,
núcleo y coda. En /hand/ la cabeza es /h-/, el núcleo /-a-/ y la coda /-nd/. En la sílaba /cons-/ de construir
la cabeza es /k-/, el núcleo /-o-/ y la coda /-ns/. La cabeza y la coda pueden no estar presentes: por
ejemplo, español /an/ (han), /a/ (a).
11
Lingüística. Tema 3.

la palabra ndizi ‘banana’), pero no en la coda, porque esta lengua carece de ella: sus
sílabas terminan siempre en vocal.
Las diferencias existentes en las restricciones con que las lenguas conforman sus
sistemas silábicos pueden dar lugar a importantes consecuencias cuando las lenguas
entran en contacto. Por ejemplo, en havayano sólo las sílabas de tipo V y CV están
permitidas, y cuando esta lengua toma prestadas palabras del inglés, cuyo sistema
silábico es más complejo, inserta vocales en tales palabras para ajustarlas al esquema
propio. Por ejemplo, cuando la expresión Merry Christmas pasa al hayanano, se la
reformula como mele kalikimaka (hay, además, otros cambios consonánticos, dado que
en havayano no posee los fonemas /r/ y /s/).
Presentamos a continuación dos casos de universales de implicación concernientes
a la estructura silábica. Ambos tratan de la estructura de la cabeza frente a la de la coda.

a) Si una lengua permite secuencias de consonantes en la cabeza, entonces también


permite sílabas con una sola consonante en la cabeza y sílabas sin cabeza:

Cabeza C única/Sin cabeza Cabeza C múltiple


sí no posible (havayano)
sí sí posible (inglés, español)
no sí imposible

b) Si una lengua permite secuencias de consonantes en la coda, entonces también


permite sílabas con una sola C en la coda y sílabas sin coda:

Coda C única/Sin coda Coda C múltiple


sí no posible (cantonés)
sí sí posible (inglés, español)
no sí imposible

2.2 Morfología

En todas las lenguas hay palabras y morfemas. Sin embargo, hay muchas
diferencias en lo concerniente a cómo las lenguas individuales combinan los morfemas
para crear palabras. Se pueden distinguir cuatro tipos.

2.2.1 Aislante

Una lengua aislante o analítica pura contendría sólo palabras que estarían formadas
únicamente por un solo morfema (raíz). En tal lengua no habría afijos, y categorías
como el número y el tiempo tendrían que ser expresadas mediante palabras separadas.
En mandarín, que es básicamente una lengua aislante, el morfema le se usa a menudo
para indicar una acción pasada o terminada. Aunque este morfema es, como se ve,
semánticamente similar al de tiempo pasado, se comporta como una palabra
independiente, ya que su posición en la frase puede variar:

12
Lingüística. Tema 3.

a. T  fàn le.


Él comer comida pasado
‘Él comió la comida.’
b. T  le fàn.
Él comer pasado comida
(‘Él comió la comida.’)

Otras lenguas de base aislante son el cantonés, el vietnamita, el lao (Laos) y el jemer
(Camboya).

2.2.2 Polisintético

En una lengua polisintética las palabras pueden estar formadas por largas cadenas de
raíces y afijos cuyo contenido a menudo se corresponde con el que en otras lenguas se
expresa mediante una oración. La siguiente palabra del inuktitut (lengua esquimo-
aleutiana de América del Norte) ilustra esta combinatoria:

Qasuiirvarvigssarsingitluinarnarpuq.
Qasu -iir -sar -vig -ssar -si
[[[[[[[[[[Cansado] no] causar-estar] lugar-para] adecuado] encontrar]
-ngit] -luinar] -nar] -puq]
no completamente alguien 3SG
(‘Alguien no encontró un lugar de descanso completamente adecuado.’)

La polisíntesis es común en muchas lenguas nativas de América del Norte, como el


inuktitut o el sarsí, por nombrar algunas.
Los términos aislante y polisintético hacen referencia a dos extremos: el primero
alude a las palabras que constan solamente de un morfema; el segundo, a las que pueden
constituir una oración completa. Muy pocas lenguas (si es que hay alguna) son
estrictamente aislantes o polisintéticas. En vez de esto, en la práctica casi todas las
lenguas son sintéticas, es decir, permiten diversas combinaciones de morfemas en sus
palabras, aunque nunca llegan al extremo de que éstas lleguen a expresar el contenido
de una oración. Hay dos tipos de lenguas sintéticas: aglutinante y flexivo.

2.2.3 Aglutinante

Una lengua aglutinante muestra palabras que pueden estar integradas por varios
morfemas y que pueden descomponerse con facilidad (normalmente en raíz y afijos). En
tales lenguas cada afijo es claramente identificable y representa una sola categoría
gramatical o un solo contenido. He aquí unos ejemplos tomados del turco:
a. 
‘aldea’
b. -
aldea-PL
‘aldeas’
c. --
aldea-PL-GEN
‘de las aldeas’
13
Lingüística. Tema 3.

Las palabras en turco pueden exhibir una estructura morfológica compleja, pero cada
morfema tiene una única función claramente identificable. Así, en c), por ejemplo, -
marca ‘plural’ e -in, ‘genitivo’.

2.2.4 Flexivo

Las palabras de una lengua flexiva también pueden estar conformadas por varios
morfemas. Sin embargo, a diferencia de las lenguas aglutinantes, aquí los afijos a
menudo expresan simultáneamente diferentes categorías gramaticales. En ruso, por
ejemplo, un único afijo flexivo expresa a un mismo tiempo el género nominal
(masculino, femenino o neutro), el número (singular o plural) y la función en la oración
(sujeto, objeto directo, etc.). Todo ello es lo que expresa, en el caso mostrado a
continuación, el afijo –u:

m  -.
nosotros vemos mano-FEM.SG.AC.
(‘Vemos una/la mano.’)

La distinción entre el tipo aglutinante y el flexivo tiene mucho que ver con el
número de “unidades” semánticas de información que son denotadas por un afijo. En
una lengua aglutinante cada afijo contiene normalmente un elemento de contenido
gramatical o léxico, mientras que en las flexivas los afijos expresan varias unidades de
información.

2.2.5 Tipos mixtos

Muchas lenguas (quizá la mayoría) no pertenecen exclusivamente a uno de los tipos


examinados. Por ejemplo, el inglés utiliza estructuras aislantes en muchas
construcciones verbales, en las que cada noción se expresa por medio de una sola
palabra. El futuro, por ejemplo, está expresado por la palabra independiente will (y no
por un afijo) en una estructura como I will leave. Por otro lado, el inglés muestra
también un número considerable de palabras derivadas por aglutinación, como es el
caso de re-en-act-ment, formada por una serie de morfemas claramente identificables,
cada uno con su propio significado o función. Sin embargo, el sistema pronominal
inglés es ampliamente flexivo, pues una sola forma puede denotar a un mismo tiempo
‘persona’, ‘número’, ‘género’ y ‘caso’. La palabra him, por ejemplo, expresa ‘tercera
persona, singular, masculino, objeto directo’. Lo mismo ocurre, aunque en grado
diferente, en alemán, español, francés o italiano.
Dado que muchas (si no todas) las lenguas del mundo presentan estructuras mixtas
como las que acabamos de considerar, se ha llegado a sugerir que los términos aislante,
aglutinante y flexivo deberían usarse para hacer referencia, no a una lengua en su con-
junto, sino a determinadas estructuras de ésta.
Es importante tener en cuenta que estas clasificaciones no consideran procesos
morfológicos como la composición (por ejemplo, español bocacalle, o inglés green-
house), la reduplicación (por ejemplo, tagalo sulat ‘escribir’ /vs/ susulat ‘escribiré’), el
uso gramatical del acento o del tono (por ejemplo, inglés présent ‘presente’ /vs/ presént

14
Lingüística. Tema 3.

‘presentar’) o los cambios internos en las palabras (por ejemplo, la alternancia ( ablaut),
como en inglés run /vs/ ran) (vid. tema 5).

2.2.6 Universales de implicación: Morfología

La estructura que las palabras muestran en las diferentes lenguas del mundo permite que
se establezcan diversas generalizaciones:

a) Si una lengua tiene afijos flexivos, también tiene afijos derivativos (afijos de
carácter léxico, no gramatical, que incrementan el contenido del morfema raíz).
Por ejemplo, el español (como otras muchas lenguas) no sólo tiene afijos
flexivos como –o (habl-ó) o –s (perro-s), sino afijos derivativos como re- (re-
hacer) o –ero (tint-ero).

b) Si una lengua tiene afijos derivativos (AD) y flexivos (AF), el AD está más
próximo a la raíz:

AD AF
Inglés
friend-ship-s *friend-s-ship
amigo-tad-SG (‘amistad’) amigo-SG-tad
raíz-AD-AF raíz-AF-AD

Turco
 - - * --
Trabajar-dor-PL ('trabajador') trabajar-PL-dor
raíz-AD-AF raíz-AF-AD

c) Si una lengua tiene sólo sufijos (afijos que van detrás de la raíz), también tiene
sólo posposiciones (equivalentes a las preposiciones en aquellas lenguas que
colocan el núcleo al final de la frase). En turco, por ejemplo, sólo hay sufijos.
Como cabe prever, esta lengua muestra, más que preposiciones, posposiciones.
Esto se ilustra en la frase siguiente:

   - -


Ahmet Ayshe para libro-AC comprar-PAS
(‘Ahmet le compró un libro a Ayshe.’)

2.3 Sintaxis

Como no se dispone de descripciones detalladas de la mayoría de las lenguas del


mundo, los estudios tipológicos sobre los universales sintácticos han tenido que reducir
su campo de estudio al orden de palabras en oraciones declarativas simples (del tipo La
presidenta inauguró la exposición). La clasificación básica, según este criterio, se
fundamenta en el orden relativo que asumen el sujeto (S), el objeto directo (O) y el

15
Lingüística. Tema 3.

verbo (V). Los tres órdenes más frecuentes (frecuencia descendente) son SOV, SVO y
VSO. Aproximadamente el 95 % de las lenguas del mundo usa alguno de estos patrones
para conformar el orden de palabras básico.

SOV (turco)
 - -.
Hasan buey-AC comprar-PAS
(‘Hasan compró un buey’)

SVO (español)
El atleta batió el récord.

VSO (galés)
Lladdodd y ddraig y dyn.
Mató el dragón el hombre
(‘El dragón mató al hombre.’)

Estas tres estructuras tienen un rasgo en común: el sujeto aparece siempre antes que el
objeto directo. La prevalencia del patrón SO puede deberse a que el sujeto usualmente
coincide con el tema de la oración (es decir, con aquello de que habla la oración), y a
que, por ello, resulta más útil al comienzo del enunciado.
Aunque en su gran mayoría las lenguas del mundo coloquen el S antes que el O en
su orden de palabras básico, este patrón no es universal. Existen unas pocas lenguas que
responden al tipo VOS, de las que la mejor conocida es el malgache (Madagascar):

VOS (malgache)
Nahita ny mpianatra ny vehivavy.
Vio el estudiante la mujer
(‘La mujer vio al estudiante.’)

Igualmente, hay unas pocas lenguas del tipo OVS o OSV, y todas ellas parecen estar
localizadas en Sudamérica, como son los casos del hixkaryana (hablado en Brasil, en la
cuenca superior del río Namundá, afluente del Amazonas) y el apuriña (hablado en
Brasil, en la Amazonia):

OVS (hixkaryana)
Kana janmno brjekomo.
Pez capturó muchacho
(‘El muchacho capturó un pez.”)

OSV (apuriña)
Anana nota apa.
Piña yo voy a buscar
(‘Voy a buscar una piña.’)

16
Lingüística. Tema 3.

2.3.1 Universales en el orden de palabras

A veces el orden mostrado por los elementos de una determinada estructura tiene
consecuencias para el orden de los elementos de otras estructuras. Muchas de estas
implicaciones tienen que ver con las relaciones existentes entre el verbo y su objeto:

a) Si una lengua tiene el orden VO, entonces tiene preposiciones antes que
posposiciones. Entre las lenguas de este tipo se cuentan el bereber (Marruecos),
el hebreo, el maorí (Nueva Zelanda), el masái (Kenia), el galés o el gaélico
irlandés.

Gaélico irlandés
a. Patrón VSO
Chonaic mé mo mháthair.
Vi yo mi madre
(‘Vi a mi madre.’)
b. Patrón preposicional
sa teach
en casa
(‘en la casa’)

b) Si una lengua tiene el orden OV, entonces probablemente tiene posposiciones


antes que preposiciones. A este tipo remiten lenguas como el vascuence, el
birmano, el hindí, el japonés, el coreano, el quechua, el turco o el yimidiro
(Australia).

Yimidiro
a. Patrón SOV
Gudaa-ngun yarrga dyindaj.
Perro-ERG chico mordió
(‘El perro mordió al chico.’)

b. Patrón posposicional
yuwaal nganh
playa desde
(‘desde la playa’)

c) Las frases preposicionales (FP) preceden al verbo en las lenguas del tipo OV, y
normalmente siguen al verbo en las del tipo VO.

Japonés
a. Patrón SOV
Gakusei-ga hon-o yonda.
Estudiante-NOM libro-AC leyó
(‘El estudiante leyó un libro.’)

b. FP precede al verbo
Taroo-ga [fp nitiyoobi ni] tsuita.
Taroo-NOM [sábado en] llegó
(‘Taroo llegó el sábado.)
17
Lingüística. Tema 3.

Español
a. Patrón SVO
Juan compró el periódico.
b. FP sigue al verbo:
Juan se fue en bicicleta.

d) Los adverbios de modo preceden casi siempre al verbo en las lenguas OV y


generalmente van detrás de éste en las lenguas VO.

Japonés
Patrón SOV, el adverbio precede al verbo
hayaku hasiru
rápidamente corre
(‘Corre rápidamente.’)

Español
Patrón SVO, el adverbio sigue al verbo
Juan canta bien.

e) Por lo que respecta a las estructuras posesivas, está muy extendida la tendencia a
usar el orden GEN (posesivo) + N en las lenguas OV, mientras que en las
lenguas VO la tendencia (aunque menos extendida) es a usar el orden N + GEN
(posesivo).

Japonés
Patrón SOV, GEN+N
Taroo-no hon
Taroo-GEN libro
(‘El libro de Taroo’)

Francés
a. Patrón SVO
Pierre aime Marie
Pedro ama María
(‘Pedro ama a María.’)

b. N + GEN
la maison de Marie
la casa de María
(‘la casa de María’)

El inglés, aunque es una lengua SVO, muestra el orden GEN + N y el N + GEN.

a. GEN + N
the country’s laws
el país GEN leyes

18
Lingüística. Tema 3.

b. N + GEN
the laws of the country
las leyes de el país
(‘las leyes del país’)

Casos como éste son raros, sin embargo, y no invalidan las tendencias que
estamos considerando.

2.3.2 Jerarquías gramaticales

Los universales de implicación son descritos frecuentemente en términos de


jerarquía de categorías o relaciones. Una de las jerarquías más importantes de esta clase
se refiere a las relaciones gramaticales de sujeto y objeto directo, que ha sido
establecida así:

Sujeto > objeto directo > otro

Según esta jerarquía, los procesos que sólo sean aplicables al sujeto son menos
marcados que los procesos aplicables al objeto directo, y así sucesivamente. Dicho de
otro manera, si determinado fenómeno se da con el objeto directo, también se debería
dar con el sujeto. Por el contrario, no sería sorprendente encontrarse con un proceso
que, siendo asumido por el sujeto, no puede serlo por el objeto directo.
Entre los numerosos fenómenos tipológicos que recoge esta jerarquía se cuenta la
concordancia verbal. Como muestran los ejemplos siguientes, hay lenguas en las que el
verbo concuerda sólo con el sujeto, y hay otras en las que concuerda, además de con el
sujeto, con el objeto directo:

Español
Concordancia con el sujeto
Sujeto

Juan parti-ó

Suahelí
Concordancia con el sujeto y el complemento directo
Sujeto objeto directo

Juma a- li- wa- pika watoto


Juma 3SG PAS 3PL golpear niños
(‘Juma golpeó a los niños.’)

Sin embargo, tal como predice esta jerarquía, no hay lenguas en que el verbo concierte
sólo con el objeto directo.

19
Lingüística. Tema 3.

2.4 Explicación de algunos universales

No han llegado los lingüistas todavía a conclusiones definitivas que expliquen la


existencia de muchos universales lingüísticos. No obstante, se han propuesto algunas
explicaciones interesantes sobre muchos de ellos, de las que consideraremos algunas.

2.4.1 Fonología

Parece ser que ciertos factores relacionados con la percepción ejercen una
influencia considerable en la conformación de los universales. Por ejemplo, el hecho de
que el fonema /s/ sea la fricativa que más aparece puede deberse a su prominencia
acústica: las variedades que adopta /s/ son inherentemente más claras y estridentes que
las de los otros tipos de fonemas fricativos.
Los sistemas vocálicos tienden a configurarse de modo que las vocales se distingan
lo más posible entre sí. Un sistema de tres vocales, como el que sigue:

/i/ /u/

/a/

deja, por decirlo así, mucho ‘espacio’ entre las vocales, lo que permite que puedan ser
distinguidas las unas de las otras más fácilmente.
Lo mismo ocurre en la distribución de los fonemas oclusivos. Puede ser que /p/, /t/
y /k/ sean las oclusivas más comunes porque se articulan en tres puntos que están muy
alejados entre sí en el tracto vocal supralaríngeo. Estos tres fonemas, cuando son
emitidos, son percibidos y distinguidos con mayor facilidad que la secuencia de
fonemas oclusivos dentales, alveolares y palatales, por ejemplo, pues todos estos
últimos se articulan en una región más estrecha: la central de la cavidad bucal.
Se ha sugerido que los sistemas consonánticos responden en general a las
restricciones articulatorias que dan lugar a sonidos y sistemas no marcados. Las
obstruyentes básicas, desde el punto de vista articulatorio, [p], [t] y [k] son mucho más
comunes que otras articulaciones más complejas como [] y []. He aquí las
obstruyentes más frecuentes interlingüísticamente:

   
  
  


Las lenguas tienden a presentar sistemas consonánticos que están formados en un


70 % por obstruyentes y en un 30 % por sonantes, y es secundario el número total de
fonemas consonánticos de que pueda constar el sistema. Estas cifras reflejan las
posibilidades articulatorias para establecer oposiciones: es evidente que caben más
distinciones en el espacio de las obstruyentes que en el de las sonantes. No hay, por
ejemplo, sonantes fricativas nasales, porque la presión necesaria para que el aire pase
por una estrecha abertura (lo que constituye la esencia de las fricativas) no puede
alcanzarse cuando al mismo tiempo ha de fluir mucho de este aire por la cavidad nasal.
20
Lingüística. Tema 3.

Por causas como ésta, el número de obstruyentes existente en no importa qué lengua es
en potencia mucho mayor que el de las posibles sonantes. Esto es sólo un ejemplo de
cómo diversos factores articulatorios pueden influir decisivamente en la conformación
de los sistemas consonánticos.

2.4.2 Morfología

En el caso de los universales morfológicos, las explicaciones son de otra índole. Por
ejemplo, el hecho de que las lenguas con sufijos pero no prefijos tengan siempre
posposiciones puede tener una explicación de carácter histórico. En tales lenguas
algunas posposiciones llegaron a ligarse a una palabra precedente y por esto se
convirtieron en sufijos. Como en esas lenguas los sufijos procedían de posposiciones, el
vínculo entre los dos elementos puede rastrearse hasta el origen de ambos. Un ejemplo
de este fenómeno puede encontrarse en finés y estonio, lenguas estrechamente
emparentadas. La lengua de la que proceden (protofinobáltico) poseía la posposición
*kanssa ‘con’, todavía evidente en el finés estándar pero evolucionada como sufijo en
estonio:

Finés estándar: posposición kanssa ‘con’


poika ‘chico’ pojan-n kanssa ‘con el chico’
chico-GEN con

Estonio: sufijo de caso –ga (COM = comitativo)


poeg ‘hijo’ poja-ga ‘con el hijo’
hijo-COM

La exigencia de que los afijos derivativos deban aparecer más cerca de la raíz que
los afijos flexivos tiene otro tipo de explicación. Los procesos de derivación forjan
palabras nuevas, mientras que las marcas flexivas denotan clases a las que pertenecen
las palabras (por ejemplo, ‘plural’ para los nombres, ‘pasado’ para los verbos, etc.).
Dado que la palabra ha de estar formada antes de que reciba la marca que indique a qué
clase gramatical pertenece, es natural que los procesos derivativos se den antes que los
flexivos y que ello se refleje en la estructura interna de las palabras (vid. tema 5). Por
ejemplo, en la palabra tratamientos, cuya estructura es:

V Ad Af

tratar -miento -s

21
Lingüística. Tema 3.

observamos que a la raíz verbal tratar se añade el sufijo -miento y de ello surge un
nombre: tratamiento. Posteriormente se añade el sufijo de plural –s: tratamientos.

2.4.3 Sintaxis

Algunos universales sintácticos pueden ser explicados recurriendo al modo en que


los seres humanos procesan la estructura de la oración. Reconsideremos un resumen de
los patrones del orden de palabras (vid. 2.3):

Constituyentes Orden en una lengua VO Orden en una lengua OV


P & FN P + FN FN + P
V & FP V + FP FP + V
V & Adv. modo V + Adv. modo Adv. modo + V
N & GEN N + GEN GEN + N

Una explicación de las propiedades de las combinaciones adoptadas por los elementos
en las columnas segunda y tercera tiene que ver con el contraste existente en lenguas
con ramificación a la derecha y lenguas con ramificación a la izquierda. En las primeras
la parte más elaborada de la estructura de la oración aparece como una ramificación a la
derecha, y en las segundas, como una ramificación a la izquierda. Según esto, un patrón
VO responde a una ramificación a la derecha, pues el constituyente FN aparece en la
rama derecha; por el contrario, un patrón OV responde a una ramificación a la
izquierda, pues el constituyente en cuestión aparece a la izquierda:

O O

V FN FN V

Det N’ Det N’

N N

Ramificación a la derecha Ramificación a la izquierda

Se comprueba fácilmente que los patrones P+FN, V+FP, V+Adv y N+GEN,


comúnmente asociados a las lenguas VO, son ramificaciones a la derecha (los genitivos
y los adverbios son un tipo de frase). Por el contrario, los patrones FN+P, FP+V, Adv+V
y GEN+N, normalmente asociados a las lenguas OV, son ramificaciones a la izquierda.
En otras palabras, parece que las lenguas muestran una gran consistencia en lo referente
al empleo de uno u otro tipo de ramificación. Esta uniformidad puede que facilite a los
hablantes la labor de procesar la estructura sintáctica. Así, del mismo modo que algunos
seres humanos son zurdos y otros diestros, así también parece que unas lenguas
prefieren utilizar consistentemente sistemas de ramificación a la derecha, mientras que
otras prefieren hacer lo contrario.

22
Lingüística. Tema 3.

El estudio de la Tipología lingüística y de los universales lingüísticos es un área


relativamente reciente en el campo de la Lingüística. Queda, como es obvio, todavía
mucho por conocer en relación los universales lingüísticos, y hay que admitir que no
poca parte de los estudios actuales es de naturaleza especulativa y, por tanto,
provisional.

3. CLASIFICACIÓN GENÉTICA

La finalidad de la clasificación genética consiste en agrupar las lenguas en familias


sobre la base de evidencias de parentesco establecidas según los requisitos del método
histórico-comparativo. Esta labor es extremadamente compleja por diversas razones.
Quizá el mayor problema sea simplemente determinar la cantidad de datos que
deban recogerse y registrarse antes de que los lingüistas establezcan, con cierta
seguridad, el estatus de un grupo de lenguas. Por ejemplo, sólo ha sido posible disponer
de información abundante y fidedigna sobre las lenguas de África en las últimas dos o
tres décadas, lo que está permitiendo establecer en la actualidad una clasificación de
tales lenguas. En contraste con esto, muchas lenguas de Sudamérica, Nueva Guinea y
Australia siguen todavía sin conocerse suficientemente.
A estas dificultades hay que añadir otros factores, como el que haya lenguas sin
parentesco alguno que, sin embargo, sean similares de una u otra manera. Esto es
especialmente probable cuando esas lenguas han estado en contacto suficiente como
para que haya habido entre ellas préstamos de numerosas palabras, sonidos, morfemas o
estructuras sintácticas.
Más aún: puede ser que lenguas emparentadas se muestren muy distintas entre sí.
Cuanto más distante es la relación de parentesco entre las lenguas, menos probable es
que muestren mayor número de similitudes, sobre todo porque los cambios fónicos
pueden oscurecer las relaciones existentes entre palabras emparentadas. El inglés y el
latín están emparentados (aunque lejanamente), pero la similitud entre palabras
emparentadas como el latín unda ‘ola’ y el inglés water ‘agua’ no resulta nada evidente.
Otro elemento que complica la investigación es que muchas palabras que podrían
ser indicadores excelentes para la determinación de relaciones de parentesco, han
desaparecido del vocabulario. Por ejemplo, el inglés antiguo tenía la palabra leax
‘salmón’ (emparentada con la alemana Lachs y con la yidis lox), pero no forma parte
del léxico del hablante actual del inglés (lox ha vuelto a tomarse en algunas variedades
del inglés para nombrar popularmente a las ‘delicatessen’).
Dado que la pérdida de palabras es un proceso histórico común, los lingüistas
prefieren usar en su investigación las formas más antiguas disponibles de una lengua.
Así, nuestro conocimiento del protoindoeuropeo se ha ido obteniendo a partir del
estudio del inglés antiguo, del sánscrito, del latín y otras muchas lenguas antiguas, antes
que a partir del inglés actual, del hindí-urdú, del francés y de otras lenguas descen-
dientes modernas.
Algunas familias lingüísticas contienen muchos cientos de lenguas. En otros casos,
sólo queda una lengua como testigo de una familia. Y, por último, en otros, las familias
están ya extinguidas. En lo que sigue presentaremos un breve resumen de lo que se sabe
sobre la familia lingüística indoeuropea, y mencionaremos los rasgos esenciales de las
restantes familias de lenguas.

23
Lingüística. Tema 3.

3.1 La familia lingüística indoeuropea

Si tenemos en cuenta sólo las lenguas vivas, la familia lingüística indoeuropea


presenta en la actualidad nueve ramas, que son las siguientes:

germánica helénica báltica


céltica albanesa eslava
itálica armenia indo-irania

3.1.1 Rama germánica

La rama germánica puede subdividirse en tres ramas: oriental, septentrional y


occidental. La rama oriental incluye el gótico, la lengua germánica más antigua docu-
mentada (sus textos datan del siglo IV d. C.). El gótico y otras lenguas pertenecientes a
esta rama del tronco germánico están extinguidas desde hace mucho tiempo.
La rama septentrional (o escandinava) incluía originalmente el islandés antiguo,
que era la lengua de los vikingos y el antepasado del islandés moderno, el noruego y el
faroés (hablado en las Islas Faroe, al norte de Escocia). El sueco y el danés pertenecen
también a esta rama.
La rama occidental la constituyen el inglés, el alemán, e l yidis, el neerlandés, el
frisón y el afrikáans. Éste último desciende el neerlandés hablado en el siglo XVII por
los colonizadores (boers) de Sudáfrica. El yidis es una lengua que procede del antiguo
alto alemán, hablada por las comunidades judías en Alemania sobre todo en el período
anterior a la Segunda Guerra Mundial y escrita en el alfabeto hebreo. En la actualidad se
habla en la antigua URSS, Israel, Polonia y EEUU. El frisón es la lengua más
estrechamente emparentada con el inglés. Se habla en la costa norte de Holanda, las
Islas Frisonas y en la costa noroccidental de Alemania. El inglés desciende de las hablas
de los anglos, sajones y jutos, tribus germánicas que vivían en el norte de Alemania y
sur de Dinamarca (en un área situada justamente al este de los frisones) antes de que
invadieran Inglaterra en el año 440 d. C. y se establecieran allí.
La organización de la familia germánica se puede ver con mayor claridad en la
tabla y árbol siguientes (las lenguas entre paréntesis están extinguidas; las tablas y
árboles no representan a todas las lenguas de una familia, sino a las que en cada caso se
consideren más representativas para dar una idea de la organización interna de esa
familia):

(Rama germánico oriental) Rama germánico septentrional Rama germánico occidental


(gótico) islandés inglés
noruego alemán
faroés yidis
sueco neerlandés
danés frisón
afrikáans

24
Lingüística. Tema 3.

Rama germánica

(R. Germánico oriental) R. germánico septen. R. germánico occidental

(Gótico) islandés noruego… inglés alemán yidis…

3.1.2 Rama céltica

Esta rama se subdivide en otras dos: insular y continental (extinguida). El galo, una
de las lenguas de la rama continental, se habló en Francia (los galos eran la tribu a la
que derrotó Julio César). La rama insular se subdivide en dos grupos de lenguas: el
britónico y el goidélico (o gaélico). Las lenguas britónicas incluyen el galés (hablado en
Gales) y el bretón (que se habla en el noroeste de Francia), así como el córnico, que se
habló en el sudoeste británico. Las lenguas goidélicas incluyen el irlandés (o gaélico
irlandés), hablado en algunas partes occidentales de Irlanda, el ya extinguido manés y el
gaélico escocés, que se habla en algunas zonas del noroeste de Escocia (sobre todo en
las Islas Hébridas).

Rama insular Rama continental


Grupo britónico Grupo goidélico
galés irlandés (galo)
bretón (manés)
(córnico) gaélico escocés

3.1.3 Rama itálica

La familia itálica tenía originariamente varias ramas que incluían lenguas hoy en
día ya extinguidas y habladas en el conjunto de territorios que componen aproxima-
damente la actual Italia. Sin embargo, las lenguas itálicas que se hablan en la actualidad
descienden todas del latín. Estas lenguas se subdividen en cuatro grupos. El
iberorrománico incluye el portugués, gallego y castellano; el galorrománico, e l fran-
cés, catalán y romanche (hablado en Suiza); el italorrománico, al italiano y sardo; el
balcanorrománico, el rumano, la lengua más importante de este grupo.

Iberrománico Galorrománico Italorrománico Balcanorrománico


portugués francés italiano rumano
gallego catalán sardo
castellano romanche

25
Lingüística. Tema 3.

3.1.4 Rama helénica

En la actualidad sólo se habla una lengua de esta rama: el griego. Todos los
dialectos griegos modernos descienden del ático, el dialecto más prestigioso del griego
clásico, hablado en Atenas en la Edad de Oro de la cultura griega (aproximadamente,
del siglo V al III a. C.). El griego helenístico, usado en los siglos siguientes, era la
lengua del comercio usada por todo el Oriente Medio. (Ésta era la lengua materna de
Cleopatra, pues era descendiente de uno de los generales de Alejandro Magno.)

3.1.5 Rama albanesa

Esta rama tiene sólo un miembro: el albanés, hablado actualmente en Albania y en


algunas zonas de la antigua Yugoslavia, Grecia e Italia.

3.1.6 Rama armenia

Como en el caso anterior, esta rama sólo posee en la actualidad una sola lengua: el
armenio. Esta lengua se localiza en la República de Armenia (que formó parte de la
URSS), pero también se habla en Turquía, Irán, Siria, Líbano y Egipto.

3.1.7 Rama báltica

Sólo quedan dos lenguas de esta rama: el letón y el lituano. Se hablan respectiva-
mente en Letonia y Lituania. El lituano posee un sistema de casos muy elaborado, muy
similar al propuesto para el protoindoeuropeo.

3.1.8 Rama eslava

Se subdivide en tres ramas: oriental, occidental y meridional. La oriental está


constituida por el ruso, el ucraniano y el bielorruso. La rama occidental incluye el
checo, eslovaco y polaco. La rama meridional está formada por el búlgaro, el macedo-
nio, el serbocroata y el esloveno. Los tres últimos se hablan en la antigua Yugoslavia.

Rama eslava oriental Rama eslava occidental Rama eslava meridional


ruso checo búlgaro
ucraniano eslovaco macedonio
bielorruso polaco serbocroata
esloveno

3.1.9 Rama indo-irania

Esta rama se subdivide en otras dos: la irania y la índica. La irania contiene unas
dos docenas de lenguas, entre las que se incluyen el persa moderno (también llamado
farsi; hablado en Irán), el pasto (lengua principal de Afganistán) y el kurdo (hablado en
26
Lingüística. Tema 3.

Irán, Iraq, Turquía y Siria). Otras lenguas iranias se hablan en Pakistán, zonas meri-
dionales de la antigua URSS y China.
Hay aproximadamente treinta y cinco lenguas índicas diferentes. Muchas de las
lenguas que se hablan en el norte de la India, Pakistán y Bangladesh pertenecen a este
grupo. Algunas de las más extendidas (por su número de hablantes) son el hindí-urdú, el
bengalí, el maratí y el guyaratí. Aunque el hindí y el urdú son dos dialectos de una
misma lengua, tienen sin embargo sistemas de escritura totalmente diferentes y también
están asociados a comunidades culturales distintas. El urdú lo hablan esencialmente
musulmanes en Pakistán, en tanto que el hindí es hablado por hindúes en la India.
Una lengua índica menos conocida es el romaní (o lengua gitana). Se piensa hoy en
día que los gitanos huyeron a Turquía desde el noroeste de la India en la Edad Media,
tras ser derrotados por los invasores islámicos. Posteriormente se extendieron por toda
Europa: desde Irlanda hasta los confines orientales de Rusia. Muchos viven hoy en
Norteamérica. El romaní contiene muchas palabras prestadas (sobre todo del griego, que
era la lengua hablada más común en Turquía durante la Edad Media).

Rama irania Rama índica


persa [farsi] hindí-urdú
pasto bengalí
kurdo maratí
guyaratí
romaní

3.2 Otras familias

Otras familias destacables son la urálica (que incluye al finés y al húngaro), la


altaica (turco y posiblemente japonés y coreano), la austronésica (samoano, fiyiano,
filipino e indonesio), la austroasiática (vietnamita, jemer), la afroasiática (árabe y
hebreo), la Níger-Congo (suahelí), además de las numerosas familias existentes en
America del Norte y del Sur.
Hay lenguas que todavía hoy no han sido incluidas en familias. Suelen denominarse
lenguas aisladas. Tal es el caso del vascuence, el ainú (norte de Japón), el buruchasquí
(Pakistán), el cutenái (Columbia británica), el gilyak (Siberia), el tarascano (California)
o el yucaguiro (Siberia).

4. LENGUAS EN CONTACTO

Aunque las lenguas pueden entrar en contacto de diversas maneras, el modo más
común en que lo hacen es mediante el contacto social directo entre los hablantes por
razones económicas, políticas, culturales o religiosas. Unos ejemplos ilustrarán este
punto. La contratación de trabajadores turcos por parte de numerosas empresas alema -
nas ha provocado un estrecho contacto entre alemán y turco en algunas ciudades de
Alemania. La llegada de inmigrantes de México y Cuba a los EEUU se ha traducido en
un amplio contacto entre el español y el inglés americano. Las situaciones de contacto
se pueden describir en términos de la influencia ejercida en los sistemas lingüísticos, de

27
Lingüística. Tema 3.

las relaciones sociales que provocan el contacto y, en fin, de la realidad lingüística


resultante.

4.1 Préstamo lingüístico

En situaciones de contacto lingüístico los sistemas lingüísticos involucrados se


influyen a menudo entre sí por medio del préstamo, consistente en la adopción, por
parte de una lengua, de elementos de otra. El préstamo puede ser léxico o gramatical.
Lo primero ocurre cuando una lengua adopta palabras de otra. A tales elementos se los
suele llamar préstamos léxicos. Por ejemplo, el inglés americano ha tomado del español
palabras como macho o taco; del italiano, pizza o spaghetti; del alemán, realpolitik o
sauerkraut; del algonquino, skunk o wigwam, etc. Y el español ha tomado del inglés
elementos como aparcar, beicon, blog, club, footing, fútbol, hippy, hobby, show,
software, thriller, etc.; del francés, amateur, argot, chófer, collage, dossier, gourmet,
hotel, tour, etc.; del alemán, cobalto, níquel, etc.; del italiano, balcón, banca, capitán,
capricho, escopeta, novela, soneto, etc.; del árabe, aceituna, ajedrez, albañil, alcalde,
almohada, cero, gazpacho, guitarra, naranja, ojalá, etc. También pueden importarse
frases completas o expresiones idiomáticas. En muchas lenguas se ha importado del
inglés la expresión to be or not to be: ser o no ser, être ou ne pas être, etc. El inglés ha
forjado la expresión it goes without saying de la francesa il va sans dire. El alemán ha
formado Kettenraucher de la correspondiente inglesa chain smoker (‘fumador empeder-
nido’). El español ha construido cosmovisión y el inglés worldview de la expresión
alemana Weltanschauung. Etc. Los casos como éstos, adoptados de otra lengua por
medio de una traducción palabra a palabra, se denominan calcos.
El préstamo fonológico se da cuando una lengua adopta sonidos o patrones fono-
lógicos nuevos de otra con la que entra en contacto. El camino más normal para esto es
el préstamo léxico. Por ejemplo, el inglés de Nueva York ha tomado el sonido [x]
(fricativo velar sordo) en palabras como yecch [iex] del yidis; el sonido final de palabra
[] (fricativo palatal sonoro) se ha introducido en el inglés a partir de la adaptación de
palabras francesas como rouge, prestige, etc. Los hablantes musulmanes alfabetizados
de urdú han tomado del árabe sonidos como [z] y [].
El préstamo morfológico consiste en la adopción, por parte de una lengua, de
ciertos elementos morfológicos de otra. El inglés tomó del francés los sufijos - able/-ible
(readable, incredible), y del latín –arius el sufijo –er (reader, writer), todos muy
productivos. Muchas lenguas han adoptado como elementos derivativos numerosos
morfemas del griego clásico para forjar palabras que respondan a determinadas necesi-
dades científicas o culturales. En español, por ejemplo, se usan, entre otros muchos, los
elementos griegos auto-, hiper-, hipo-, iso-, meta-, neo-, para-, poli-, etc.: autoejecu-
table, hipertensión, hipocalórico, isotérmico, metateoría, neoformación, paralingüís-
tico, polivalente, etc.
Mediante el préstamo sintáctico el orden en que se disponen los elementos de una
estructura sintáctica en cierta lengua puede verse influido por el orden de una estructura
similar existente en otra lengua con la que entra en contacto, sustituyendo éste último al
anterior. Por ejemplo, el romanche, hablado en Suiza, adoptó el orden ‘adjetivo +
nombre’ por influjo del alemán, abandonando el orden original ‘nombre + adjetivo’. Los
dialectos griegos de Asia Menor han adoptado el orden ‘sujeto + objeto + verbo’ por la
influencia del turco.

28
Lingüística. Tema 3.

El préstamo lingüístico está asociado a ciertas características no lingüísticas tales


como la intensidad del contacto, determinada por su duración y por el grado de inter-
acción de los hablantes. Un contacto a largo plazo y con nivel alto de interacción social
se considera que es una situación de contacto intensa. En cambio, un contacto
interrumpido durante un largo período de tiempo y con interacción social limitada es
considerado una situación de contacto de baja intensidad. Como es de esperar, la inten -
sidad del contacto afecta la influencia ejercida en un sistema lingüístico. Los préstamos
léxicos sólo requieren contacto de baja intensidad, pues pueden adoptarse palabras
aisladas sin necesidad de conocer en profundidad el sistema lingüístico de la lengua
donante. Sin embargo, la adopción de elementos, reglas o estructuras fonológicas,
morfológicas y sintácticas de una lengua por parte de otra requiere la existencia de al
menos algunos hablantes que conozcan ambas lenguas. En otras palabras, el préstamo
gramatical exige la existencia de una situación de bilingüismo, en la que se da un grado
relativamente intenso de contacto entre los grupos de hablantes.

4.2 Adstrato, superestrato y substrato

Otro factor social que influye en el resultado del contacto entre las lenguas es el
prestigio (o poder) de quienes las hablan. Si los hablantes en una situación de contacto
se consideran iguales en cuento al prestigio, sus lenguas respectivas se dice que
mantienen una relación de adstrato. Este fue el caso del nórdico antiguo y del inglés
antiguo, por ejemplo. Si los hablantes en una situación de contacto no mostraban el
mismo estatus, entonces la lengua del grupo dominante asumía el papel de lengua
superestrato, y la del grupo no dominante el de lengua substrato. En el contacto entre el
inglés y el español, de un lado, y las lenguas nativas americanas, por otro, los dos
primeros asumieron el papel de lenguas superestrato y las segundas el de substrato,
dado el desequilibrio de poder y prestigio entre unos y otros grupos de hablantes. En
Alemania, las diversas lenguas de los trabajadores extranjeros (turcos, serbocroatas,
griegos, italianos, españoles) son consideradas lenguas substrato, y el alemán, lengua
superestrato.
En estas dos situaciones de contacto lo que primero se da es el préstamo léxico. Sin
embargo, este proceso puede tomar direcciones diferentes. Si las lenguas mantienen una
relación de adstrato, el préstamo se hace en ambas direcciones: estas lenguas son
receptoras y donantes a un mismo tiempo. Cuando la relación de prestigio o poder entre
los grupos de hablantes es de desigualdad, la lengua superestrato es generalmente la
lengua donante y acepta sólo algunos préstamos léxicos de la lengua o lenguas
substrato. Como se ve, la relación de adstrato es bidireccional, y la de superestrato /
substrato, unidireccional.
Si los hablantes de diferentes lenguas en relación de adstrato mantienen este
contacto de manera continuada e intensa durante un largo período de tiempo, puede que
resulte de ello una convergencia de lenguas, proceso gracias al cual dos o más sistemas
se van ajustando progresivamente entre sí. Las lenguas que participan en una alianza de
esta clase forman lo que suele llamarse una Sprachbund (‘unión de lenguas’). Un
ejemplo es la Sprachbund balcánica, en la que el albanés, el macedonio, el griego, el
rumano y el serbocroata muestran signos de convergencia gracias al hecho de un
contacto lingüístico muy intenso y extendido en el tiempo.
Cuando el contacto entre las lenguas ha sido muy intenso y durante un largo
período de tiempo, y la relación de prestigio ha sido desigual, puede que ello lleve al
cambio de lengua (language shift). Esto ocurre cuando un grupo de hablantes aban-
29
Lingüística. Tema 3.

donan su propia lengua y adoptan otra. Si el grupo que cambia es el único grupo de
hablantes que queda de la lengua abandonada, ésta morirá una vez que se complete el
cambio. En esto consiste básicamente la muerte de una lengua. Muchas lenguas nativas
americanas han emprendido ya este proceso, provocado por el del cambio de lengua.
Estos procesos se pueden observar directamente en Oberwart, un pueblo situado en la
frontera entre Austria y Hungría. Después de la Segunda Guerra Mundial, el alemán se
asoció a una poderosa economía industrial, en tanto que el húngaro pasó a representar el
estereotipo de lo rústico y antiguo, por supuesto sin prestigio. Actualmente, el
bilingüismo sumamente extendido alemán-húngaro está dando paso a una creciente
preferencia por el monolingüismo en alemán, en especial en las generaciones jóvenes de
Oberwart. Aquí, sin embargo, no estamos ante la muerte de una lengua, pues el húngaro
es la lengua común de Hungría.

4.3 Sabires y criollos

Dos productos lingüísticos importantes resultado del contacto entre lenguas son la
creación de lenguas sabires (pidgin languages) y criollas (creole languages). Un sabir
nace típicamente en un escenario en que dos o más grupos de hablantes coinciden para
establecer relaciones comerciales. Si tales comerciantes no comparten una lengua
común con que comunicarse, puede que lleguen a crear una lengua simplificada, aunque
distinta, y de carácter auxiliar, un sabir, que ayude a establecer y mantener el trato
comercial. Un ejemplo sobresaliente es la jerga chinuca, un sabir hablado por comer-
ciantes nativos americanos, británicos y franceses en la zona noroeste del Pacífico norte
durante el siglo XIX. A diferencia de los sabires, que no son las lenguas primeras de
quienes las hablan, las criollos surgen en situaciones en que los hablantes en contacto
necesitan un medio de comunicación común y primero. Ésta fue la necesidad básica que
se suscitó en el contexto de las plantaciones de las islas caribeñas y del sur de EEUU.
En ellas entraron en contacto muchos grupos de africanos que hablaban lenguas a
menudo diferentes e ininteligibles entre sí, y un pequeño grupo de europeos. Esto
planteó la urgente necesidad de un medio de comunicación para que los africanos se
entendieran entre sí y para que éstos se entendieran con los europeos. Como los recursos
lingüísticos empleados servían para acometer un conjunto amplio de finalidades
comunicativas, no sólo las comerciales (como era el caso de los sabires), se
desarrollaron las lenguas criollas, que han llegado a convertirse en lenguas nativas para
diversos grupos de hablantes. He aquí algunos casos de lenguas criollas: el jamaicano
(basado en el inglés), el haitiano (basado en el francés), el chabacano (basado en el
español: Mindanao), el papiamento (basado en el portugués: Nicaragua, Puerto Rico,
Venezuela, Antillas), etc. La diferencia básica entre sabires y criollos es que los
primeros son lenguas aprendidas, segundas, en tanto que los criollos (surgidos a partir
de sabires de diverso tipo), son lenguas primeras, nativas.

30
Lingüística. Tema 3.

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32
Lingüística. Tema 3.

ANEXOS

Mapa nº 1:
LOCALIZACIÓN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS

Ramas:
1 céltica
2 germánica
3 románica
4 helénica
5 eslava
6 albanesa
7 armenia
8 indo-irania
9 báltica
Líneas punteadas: fronteras
políticas.
Líneas continuas: fronteras
lingüísticas.

33
Lingüística. Tema 3.

LOCALIZACIÓN DE ALGUNAS FAMILIAS LINGÜÍSTICAS

34
Familias:
Mapa nº 2:

1 indoeuropea 8 austronésica
2 caucásica 9 indo-pacífica (papuana)
3 altaica 10 australiana
4 fino-ugria (urálica) 11 afroasiática
5 dravídica 12 Níger-Congo
6 austroasiática 13 nilo-sahariana
7 sino-tibetana 14 joisana
Lingüística. Tema 3.

EJERCICIOS

1
¿Qué tendencias y universales se muestran en los sistemas vocálicos siguientes?

a) Afrikáans (Sudáfrica):

i y u
ø ə o
ɛ ɔ
a

b) Squamish (estado de Washington):

i u
ə
a

2
La presencia de fonemas vocálicos largos y nasales está regida por universales
implicativos. ¿De qué modo los sistemas vocálicos presentados a continuación
muestran la longitud y la nasalidad y cumplen los universales implicativos?

a) Árabe maltés:

i u iː uː
e o eː oː
a aː

b) Awji (Norte de Nueva Guinea):

i u ĩ ũ
e ə o ẽ ə̃ õ
a a

35
Lingüística. Tema 3.

3
Considere los siguientes sistemas consonánticos. ¿Cumplen con los universales
implicativos considerados en este tema?

a) Tahitiano (Tahití)

p t ʔ
f h
v r
m n

b) Palauano (Islas Palau):

t k ʔ
b
ð
s

m ŋ
l, r

c) Nengone (Islas Loyalty, Pacífico Sur)


(sólo subsistemas oclusivo y nasal):

ph th ʈh kh ʔ
b d ɖ g
m n ɲ ŋ
m˳ n˳ ŋ˳

(Los sonidos [ʈ] y [ɖ] son retroflejos; los marcados con


[˳] están ensordecidos.)

d) Mixe (Sur de México):

p t k ʔ
d g
ts ʧ
s x h
v ɣ
m n

4
Describa las características morfológicas de cada una de las lenguas siguientes en
términos de la clasificación presentada en el apartado 2.2.

a) Yupik suberiano:

Angya-ghlla -ng -yug -tuq


bote -grande -conseguir -querer -3ª SG.PRES
36
Lingüística. Tema 3.

(“Quiere conseguir un bote grande.”)

b) Letón

las-u las-ām rakst-u rakst-ām


leer-1ª SG.PRES leer-1ªPL.PRES escribir-1ªSG.PRES escribir-1ªSG.PRES
(“Leo.”) (“Leemos.”) (“Escribo.”) (“Escribimos.”)
c) Japonés

gakusei-wa homer-are-na-i
estudiante-TOP alabar-PAS-NEG-PRES
(“El estudiante no es alabado.”)

5
Haga un análisis morfológico de los siguientes datos tomados del letón. Aísle los
morfemas y delimite sus significados. Tras haber segmentado e identificado los
morfemas, describa cómo estos datos reflejan los universales implicativos
considerados en el apartado 2.2.

a) lidotājs aviador-NOM
b) lidotāju aviador-ACUS
c) lidotājam aviador-DAT
d) lidot volar
e) rakstītājs escritor-NOM
f) rakstītāju escritor-ACUS
g) rakstītājam escritor-DAT
h) rakstīt escribir

6
Examine los datos siguientes extraídos del malgache (lengua austronésica hablada en
Madagascar). ¿Cumple el malgache las tendencias relativas al orden de palabras
consideradas en el apartado 2.3?

a) amin' ny restauranta
a el restaurante
(“al restaurante”)

b) Enti'n ny labiera ny mpiasa.


trae la cerveza el camarero
(“El camarero trae la cerveza.”)

c) Avy any Amerika izy.


viene de América él
(“Él viene de América.”)

37
 
LINGÜÍSTICA  
 
 
TEMA  4  
FONÉTICA  Y  FONOLOGÍA  
 
 
1.   La   expresión   fónico-­‐acústica.-­‐   2.   Fonética:   vocales,   consonantes   y   procesos  
fonéticos.-­‐   3.  El   AFI.-­‐   4.   Fonología:   fonemas   y   alófonos.-­‐   5.  Rasgos   distintivos   y  
oposiciones  fonológicas.-­‐  6.  Más  allá  del  fonema.  
 

1.  LA  EXPRESIÓN  FÓNICO-­‐ACÚSTICA  


 
1.1  Introducción  
 
A   pesar   de   su   aparente   naturalidad,   el   hecho   de   que   las   lenguas   tengan   una  
expresión   ante   todo   fónico-­‐acústica   (es   decir,   producida   por   un   aparato   fonador   y  
captada   por   un   aparato   auditivo),   es   el   resultado   de   una   evolución   histórica  
compleja.   El   ser   humano,   en   efecto,   no   posee   ningún   órgano   exclusivamente   espe-­‐
cializado  en  la  producción  de  sonidos:  una  parte  del  aparato  fonador  (empezando  por  
los   pulmones   y   la   laringe)   tenía   en   origen   sólo   la   función   de   garantizar   la   respiración,  
esto   es,   la   aportación   de   oxígeno   a   la   sangre;   otra   parte   (la   boca,   con   los   dientes   y   la  
lengua)   servía   para   ingerir   y   masticar   los   alimentos,   además   de   para   distinguir   los  
sabores;  y  otra  (la  nariz)  estaba  destinada  a  la  respiración  y  a  la  percepción  y  discrimi-­‐
nación  de  los  olores.  
La   producción   de   sonidos   (o   fonación)   ha   tenido   lugar,   por   tanto,   sólo   como  
función   secundaria,   y   en   cierto   sentido   parásita,   en   un   complejo   de   órganos   inicial-­‐
mente  destinado  a  otro  fin  completamente  distinto.  La  ‘convivencia’  de  funciones  tan  
diferentes   como   la   fonación   y   la   respiración   (por   no   hablar   de   la   alimentación   y   de   la  
percepción  de  los  olores)  ha  llevado  a  que  ambas  se  encontrasen  en  el  tiempo  y  se  
adaptasen  recíprocamente.    
De   estas   consideraciones   deriva   una   conclusión   de   carácter   semiótico:   si   es  
verdad  que  el  ser  humano  no  tenía  al  principio  ningún  órgano  especializado  para  la  
producción  de  sonidos,  eso  significa  que  la  fonación  debe  haber  sido  elegida,  entre  
las  posibles  modalidades  expresivas  del  código  lingüístico,  por  razones  concretas  de  
eficiencia   semiótica   o   de   ergonomía.   Entre   los   demás   tipos   de   expresión   accesibles   al  
ser  humano  (como  la  gestualidad,  la  mímica,  la  producción  de  elementos  que  repre-­‐
sentaran   más   o   menos   icónicamente   los   objetos   designados),   la   fonación   presenta,  
en  efecto,  numerosas  ventajas:  
 
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

a)   Puede   ser   puesta   en   práctica   simultáneamente   a   otros   comportamientos:  


podemos   hablar   mientras   movemos   los   brazos   o   las   manos,   mientras   trabajamos,  
andamos,  etc.  La  gestualidad,  al  contrario,  no  nos  deja  disponer  de  las  manos  o  de  los  
brazos,  porque  los  utiliza  directamente.  
 
b)   Es   una   ventaja   desde   el   punto   de   vista   del   receptor:   puede   ser   seguida   y  
captada   en   condiciones   ambientales   difíciles,   en   las   que   otros   órganos   receptores  
estarían   impedidos.   Esta   fácil   transmisibilidad   se   comprueba   en   el   hecho   de   que  
conseguimos   hablar   y   ser   escuchados   a   oscuras,   con   niebla,   sin   ver   directamente   a  
nuestro   interlocutor   o   sin   ser   vistos   por   él,   etc.   (Piénsese,   como   prueba   de   esta  
ventaja,   que   la   comunicación   telefónica   se   hace   posible   precisamente   porque   el  
medio   a   través   del   cual   se   manifiestan   las   lenguas   es   fónico.)   Un   mensaje   gestual  
requiere  en  cambio  que  el  receptor  esté  a  la  vista  del  emisor,  y  se  presta  menos  a  ser  
retransmitido  a  otros.  
 
c)  En  consecuencia,  un  mensaje  fónico  puede  ser  captado  por  varios  receptores  
simultáneamente.   Tenemos   la   capacidad   de   modular   la   intensidad   de   la   voz   para  
hacernos  oír  a  distancias  mayores,  o  bien  para  dirigimos  simultáneamente  a  más  de  
una  persona.  
 
d)  El  medio  fónico  permite  una  amplia  modulabilidad:  producimos  y  percibimos  
un   número   elevado   de   sonidos   claramente   distintos,   conseguimos   crear   sutiles  
diferencias   entre   un   sonido   y   otro,   diferenciar   sucesivamente   cadenas   de   sonidos  
mediante   entonaciones   distintas,   etc.   La   gradación   que   va   del   lenguaje   hablado   al  
cantado  da  una  idea  clara  de  esta  posibilidad.  Los  recursos  que  hacen  factibles  estas  
características   son,   por   tanto,   más   numerosos   que   los   de   cualquier   otra   expresión  
accesible  al  ser  humano.  
 
e)   La   fonación   se   puede   producir   de   manera   continua,   sin   interrupciones  
obligatorias   en   el   flujo   de   los   sonidos.   Ningún   otro   medio   de   expresión   humana  
permite   la   continuidad   con   la   misma   riqueza:   los   gestos   no   se   enlazan   entre   sí,   como  
puede  hacer  el  sonido.  
 
f)  En  fin,  la  fonación  es,  por  así  decirlo,  ‘portátil’,  en  cuanto  que  para  ser  ejecu-­‐
tada   no   necesita   nada   que   sea   ajeno   al   cuerpo.   Si   la   comunicación   tuviese   lugar  
mediante   la   manipulación   de   objetos   (más   o   menos   icónicos),   esta   portabilidad   se  
vería  reducida  o  impedida.  A  ello  se  añade  que  es  rápida,  y  por  consiguiente  favorece  
la   producción   de   un   elevado   número   de   elementos   lingüísticos   en   un   breve   intervalo  
de   tiempo.   Se   ha   comprobado   que,   quizás   precisamente   por   esta   característica,   la  
fonación  ha  permitido  el  desarrollo  de  estructuras  sintácticas  complejas.  
 
 
1.2  Esquema  del  aparato  fonador  humano  
 
Muy   esquemáticamente,   el   aparato   fonador   humano   puede   ser   representado  
por  una  bomba  a  la  que,  mediante  una  válvula,  se  une  un  tubo  curvo,  como  puede  

2
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

verse  en  la  siguiente  figura:  


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La   bomba   está   constituida   por   los   pulmones,   que   trabajan   como   dos   balones  
elásticos:  en  la  respiración,  al  expandirse  introducen  aire  en  su  interior;  al  contraerse,  
lo   expulsan,   liberándose   de   la   energía   acumulada.   El   tubo   está   compuesto   en   gran  
medida   por   la   tráquea,   que   constituye   el   conducto   a   través   del   cual   el   aire   entra   y  
sale;  el  extremo  está  constituido  por  una  serie  de  diafragmas  (boca,  dientes,  labios,  
etc.),   que   pueden   modificar   el   flujo   del   aire.   La   válvula   situada   entre   la   bomba   y   el  
tubo  es  la  laringe,  formada  por  dos  pliegues  de  tejido  muscular  que  pueden  abrirse  y  
cerrarse:  las  cuerdas  vocales.  El  espacio  comprendido  entre  las  cuerdas  vocales  es  la  
glotis.  
Cuando  los  pulmones  se  expanden  y  contraen  (horizontalmente  por  efecto  de  los  
movimientos  de  las  costillas  y  verticalmente  por  efecto  de  los  del  diafragma),  intro-­‐
ducen  y  expelen  aire.  Durante  la  expulsión,  las  cuerdas  vocales  pueden  estar  abiertas  
(en   tal   caso   se   tiene   la   respiración   silenciosa)   o   cerradas.   Si   están   cerradas,   el   aire  
procedente  de  los  pulmones,  que  no  puede  expandirse,  ejerce  una  presión  sobre  las  
cuerdas   vocales,   empujándolas   a   abrirse   durante   un   brevísimo   intervalo   de   tiempo,  
para  salir  en  forma  de  soplo,  después  de  lo  cual  se  vuelven  a  cerrar  para  a  continua-­‐
ción  abrirse  de  nuevo,  y  así  sucesivamente.  Este  movimiento  de  apertura  y  cierre  es  
muy   rápido   (cada   ciclo   dura   aproximadamente   0,6   segundos),   y   la   sucesión   de   soplos  
de   aire   (o   sea,   de   aire   primero   comprimido   y   después   enrarecido)   a   que   da   lugar  
produce   un   sonido   audible   (el   llamado   tono   laríngeo).   La   calidad   de   este   sonido,   a  
medida  que  avanza  por  el  tubo  de  salida,  se  modifica  profundamente  originando  así  
los  sonidos  lingüísticos  tal  y  como  los  percibimos  auditivamente.  
El   aparato   fonador   está,   por   tanto,   fundamentalmente   compuesto   por   una  
fuente   de   energía   acústica   (las   vibraciones   de   la   laringe,   producidas   por   las   vibra-­‐
ciones  del  aire  expulsado  por  los  pulmones,  que  originan  el  sonido  básico)  y  por  un  

3
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

filtro,   las   vías   respiratorias,   que,   al   elaborar   el   tono   laríngeo,   determinan   la   calidad  
fonética   del   sonido.   El   filtro   elabora   el   tono   laríngeo   principalmente   modificando   la  
forma  y  el  volumen  en  varios  puntos,  de  manera  que  presenta  barreras  más  o  menos  
completas   al   avance   del   aire.   Esta   función   de   obstrucción   es   ejercida   por   algunos  
diafragmas,   válvulas   situadas   en   diversos   puntos   del   tubo   y   constituidas   por   varios  
órganos  del  aparato.  
Sobre   esta   base   se   pueden   distinguir   los   sonidos   en   dos   categorías   principales:  
las  vocales,  producidas  por  el  aire  que  sale  sin  encontrar  ningún  diafragma  completa-­‐
mente  cerrado,  y  las  consonantes,  producidas  por  el  aire  que  se  abre  camino  a  través  
de   un   diafragma   completamente   o   casi   completamente   cerrado.   Sin   embargo,   exis-­‐
ten  también,  como  veremos,  sonidos  intermedios  entre  una  categoría  y  otra.  
 

2.  FONÉTICA:  VOCALES,  CONSONANTES  Y  PROCESOS  FONÉTICOS  


 
La   Fonética   es   la   disciplina   que   estudia   la   naturaleza   de   los   sonidos   lingüísticos  
vistos   en   su   carácter   físico   (sin   preocupamos   de   su   pertinencia),   esto   es,   con-­‐
siderando  la  manera  en  que:  
a)  los  produce  el  aparato  fonador;  
b)  se  propagan  en  el  aire,  y  
c)  son  percibidos  por  el  aparato  auditivo.  
De  lo  primero  se  ocupa  la  Fonética  articulatoria;  de  lo  segundo,  la  Fonética  acústica,  y  
de  lo  tercero,  la  Fonética  cognitiva.  La  primera  tiene  una  base  anatómico-­‐funcional;  
la  segunda,  física,  y  la  tercera,  perceptiva.  
Debido   a   las   relaciones   establecidas   con   ámbitos   no   estrictamente   lingüísticos,  
en  la  instrumentación  de  la  Fonética  intervienen  nociones  anatómicas,  físicas,  mate-­‐
máticas,   etc.   El   enorme   desarrollo   de   los   estudios   fonéticos   (en   los   últimos   años  
también  gracias  a  las  investigaciones  que  tienen  que  ver  con  los  intentos  de  sintetizar  
electrónicamente   la   voz   y   de   proyectar   máquinas   capaces   de   reconocerla)   no   nos  
permite   ofrecer   aquí   una   presentación   analítica   completa.   En   este   tema   se   encon-­‐
trarán   solamente   algunas   nociones   básicas,   seleccionadas   en   cuanto   a   que   pueden  
servir  para  el  examen  de  los  restantes  ámbitos  de  la  Lingüística.  
 
 
2.1  Vocales  
 
2.1.1  Dimensiones  de  los  sonidos  vocálicos  
 
Como  ya  hemos  visto,  las  vocales  se  producen  como  consecuencia  de  un  flujo  de  
aire   que   sale   por   el   tubo   fonador   sin   encontrar   estrecheces   u   obstáculos   notables   en  
ningún  punto.  Lo  que  determina  las  diferentes  vocales  es  esencialmente  la  variación  
de  posición  de  la  lengua  (el  articulador,  sin  duda,  con  mayor  movilidad  y  flexibilidad)  
en   la   boca,   concretamente   respecto   del   paladar.   Por   eso,   las   vocales   se   clasifican  
generalmente   a   partir   de   tres   dimensiones   (aunque,   naturalmente,   la   clasificación  
que  pasaremos  a  describir  no  tiene  un  valor  absoluto):  
 
4
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

a)   Abertura/cierre:   Se   refiere   a   la   altura   de   la   parte   momentáneamente   más   alta  


de   la   lengua   respecto   del   paladar,   que   hace   que   el   paso   del   aire   sea   más   o   menos  
amplio.   Se   distinguen   así   las   vocales   abiertas   (o   bajas:   lengua   en   el   punto   más  
distante   del   paladar),   semiabiertas   (o   semibajas),   semicerradas   (o   semialtas)   y  
cerradas  (o  altas:  lengua  lo  más  cerca  posible  del  paladar).  
 
b)  Anterioridad/posterioridad:  Se  relaciona  con  el  lugar  del  paladar  con  respecto  
al   cual   se   coloca   el   cuerpo   de   la   lengua   en   la   emisión   de   una   vocal.   Caben   tres  
posiciones:  adelantada,  central  y  atrasada.  De  ahí  que  haya  vocales  anteriores  (punta  
de   la   lengua   hacia   la   parte   anterior   del   paladar),   posteriores   (la   lengua   se   retrotrae  
hacia  la  parte  posterior  del  paladar)  y  medias  (o  centrales:  punta  ligeramente  hacia  el  
centro  y  lengua  prácticamente  distendida).  
 
c)   Redondeamiento:   Alude   a   la   conformación   de   los   labios,   que   pueden   estar  
alargados  o  redondeados  y  ligeramente  proyectados  hacia  adelante.  Se  distinguen  así  
vocales   redondeadas   y   no-­‐redondeadas.   Esta   última   dimensión   es   menos   frecuente  
que  las  dos  anteriores,  de  tal  manera  que  se  habla  de  ella  solamente  a  propósito  de  
las  vocales  que  la  presentan.  
 
La   ilustración   siguiente   muestra   de   modo   simplificado   las   dimensiones   expli-­‐
cadas:  
 
 
anteriores posteriores
  (no redondeadas) (redondeadas)
 
  abertura mínima
 
  abertura media
 
abertura máxima
 
  central
 
 
 
 
 
Si   tomamos   las   dos   primeras   dimensiones   y   las   representamos   en   un   eje   de  
coordenadas,  puede  determinarse  una  serie  de  puntos  susceptibles  de  ser  utilizados  
como  puntos  de  referencia  en  la  determinación  de  los  sonidos  vocálicos  reales.  Los  
puntos  más  extremos  de  esta  serie  son  cuatro:    
 
i. el  más  anterior  y  cerrado,  representado  por  la  vocal  [i];    
ii. el  más  posterior  y  abierto,  representado  por  la  vocal  [ɑ];  
iii. el  más  posterior  y  cerrado,  representado  por  la  vocal  [u],  y  
iv. el  más  anterior  y  abierto,  representado  por  la  vocal  [a].  

5
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

Estos   puntos   extremos   sirven   para   definir   convencionalmente   otros   cuatro   puntos,  
esta  vez  de  naturaleza  intermedia:  
 
v. anterior  y  semicerrado,  representado  por  la  vocal  [e];  
vi. anterior  y  semiabierto,  representado  por  la  vocal  [ɛ];  
vii. posterior  y  semicerrado,  representado  por  la  vocal  [o],  y  
viii. posterior  y  semiabierto,  representado  por  la  vocal  [ɔ].  
 
Estos   ocho   puntos   referenciales   se   disponen   en   el   siguiente   cuadrilátero   del   modo  
siguiente1:  
 
  anteriores posteriores
 
 
  Cerradas (altas) i u
 
 
  Semicerradas (semialtas) e o
 
 
  Semiabiertas (semibajas) ɛ ɔ
 
 
  Abiertas (bajas) a ɑ
 
 
Si  tomamos  en  cuenta  la  tercera  dimensión,  el  redondeamiento,  observamos  que  
las   vocales   [i],   [e],   [ɛ],   [a]   y   [ɑ]   son   no   redondeadas,   en   tanto   que   [ɔ],   [o]   y   [u]  
muestran  respectivamente  un  grado  de  mayor  redondeamiento.  
Estas   ocho   vocales   son   comúnmente   conocidas   como   las   vocales   cardinales  
primarias.   Las   vocales   cardinales   secundarias   están   constituidas   por   la   versión  
redondeada   o   no   redondeada,   según   corresponda,   de   las   vocales   primarias.   Así,   la  
versión   redondeada   de   las   vocales   [i],   [e],   [ɛ],   [a]   y   [ɑ]   es   respectivamente:   [y],   [ø],  
[œ],   [ɶ]   y   [ɒ].   Y   la   no   redondeada   de   [ɔ],   [o]   y   [u]:   [ʌ],   [ɤ]   y   [ɯ]   respectivamente.  
Tras  esta  inversión  el  cuadro  anterior  resulta  así:  
 
 
 
 
 
 

1
  D.   Jones   (1918)   ideó   este   esquema   teórico,   que   llamó   de   vocales   cardinales,   en   el   que   se   integran  
todas   las   vocales   que   distingue   la   IPA   (International   Phonetic   Association).   Las   vocales   cardinales   no  
corresponden   a   ninguna   lengua   determinada,   sino   que   constituyen   un   sistema   teórico   de   referencia  
en  relación  con  el  cual  se  puedan  tipificar  de  modo  homogéneo  las  vocales  de  las  lenguas.  

6
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

anteriores posteriores

Cerradas (altas) y ɯ

Semicerradas (semialtas) ø ɤ

Semiabiertas (semibajas) œ ʌ

Abiertas (bajas) ɶ ɒ
 
 
El  AFI  añade  otros  doce  puntos  vocálicos  a  este  conjunto  básico:  
   
i. Ocho   centrales   (es   decir,   cuando   la   lengua   adopta   una   posición   a  
medio   camino   entre   las   posiciones   anterior   y   posterior):   [ɨ],   [ʉ],  
cerradas;   [ɘ],   [ɵ],   semiabiertas;   [əә],   a   medio   camino   entre   semi-­‐
cerradas   y   las   semiabiertas;   [ɜ],   [ɞ],   semiabiertas;   y   [ɐ],   a   medio  
camino  entre  las  semiabiertas  y  las  abiertas.    
ii. Tres  anteriores;  dos  se  sitúan  entre  las  vocales  cerradas  y  semicerradas  
y   son   algo   menos   adelantados   que   éstas:   [ɪ]   y   [ʏ];   el   otro   lo   hace   entre  
las  semiabiertas  y  abiertas:  [æ].  
iii. Uno  posterior,  situado  entre  las  vocales  cerradas  y  semicerradas  y  algo  
más  adelantado  que  éstas:  [ʊ].  
 
El  cuadro  que  ofrece  el  AFI  (en  su  versión  actualizada  hasta  2005),  por  tanto,  es  
como  sigue  (vid.  anexo  1):  
 
 
  anteriores centrales posteriores
 
cerradas
 
 
  semicerradas
 
 
  semiabiertas
 
  abiertas
 
  Cuando los símbolos aparecen en
  pareja, el de la derecha representa una
  vocal redondeada.
 
7
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

Junto   a   las   tres   dimensiones   que   hemos   ilustrado   (en   las   que   las   vocales   se  
producen  por  efecto  del  paso  del  aire  a  través  del  único  canal  oral),  hay  que  hablar  
también,  por  su  presencia  en  las  lenguas,  sobre  todo  de  otras  dos:  la  nasalidad  y  la  
duración2.  
La   nasalidad   se   refiere   a   las   articulaciones   vocálicas   que   se   producen   con   el   paso  
del   aire   a   través   de   la   nariz.   En   este   caso   las   vocales   se   llaman   nasales;   las   no   nasales  
se  llaman  orales.  En  todas  las  lenguas  existen  vocales  que,  por  influjo  de  consonantes  
nasales   próximas,   asumen   cierta   porción   de   nasalidad.   En   otras   lenguas   la  
complicación  es  mayor,  porque  tienen,  junto  a  la  serie  de  vocales  orales,  una  serie  de  
vocales   nasales.   Ello   ocurre,   como   caso   típico,   en   francés,   que   tiene   cuatro   vocales  
nasales   (la   nasalización   se   indica,   en   el   AFI,   con   un   signo   característico,   la   tilde,  
superpuesto  al  símbolo  vocálico:  [a]  ≈  [ã]):  [ɛ̃],  [ɑ̃],  [œ̃]  y  [ɔ̃].  
La  duración  consiste  en  el  alargamiento  de  la  emisión  vocálica  con  o  sin  variación  
del   timbre.   El   AFI   usa   para   representar   esta   cualidad   el   símbolo   ‘ː’.   En   inglés   y   en  
alemán,  por  ejemplo,  hay  distinciones  vocálicas  basadas  en  la  duración:  inglés  [bɪt]  bit  
«trozo»,   frente   a   [biːt]   beat   «golpear»;   alemán   [bist]   bist   «eres»,   frente   a   [biːst]   Biest  
«animal».   También   en   latín   existían   distintos   niveles   de   longitud:   věnit   «viene»   y  
vēnit   «vino»   son   diferentes   precisamente   por   el   grado   de   longitud   distinto   de   las   dos  
e.   Algunas   lenguas   presentan   diferencias   entre   tres   grados   de   longitud.   En   estonio,  
por  ejemplo,  hay  tres:  sada  «cien»,  saada  «¡mandad!»  y  saaada,  con  vocal  muy  larga,  
«estar  permitido».  
 
 
2.1.2  Semivocales  y  semiconsonantes  
 
Las   vocales   tienen,   entre   otras,   la   importante   función   de   ser   los   únicos   ele-­‐
mentos  fónicos  capaces  de  llevar  acento,  o,  como  se  dice  también,  de  actuar  como  
núcleo   o   centro   silábico3.   No   obstante,   hay   sonidos   vocálicos   que   no   cumplen   esta  
función.   Ello   ocurre   cuando   se   emite   un   diptongo,   esto   es,   dos   sonidos   vocálicos  
contiguos   que   forman   una   sílaba.   Aunque   por   comodidad,   al   referirnos   a   un  
diptongo,  generalmente  aludimos  a  las  dos  vocales  que  lo  forman,  conviene  resaltar  
que,  desde  el  punto  de  vista  estrictamente  fonético,  el  diptongo  es  en  realidad  una  
vocal   alargada   que   cambia   gradual   y   significativamente   de   timbre.   Esta   unidad  
vocálica  consta  de  dos  segmentos:  a)  el  que  se  constituye  en  núcleo  silábico;  b)  el  que  
no   constituye   núcleo   silábico,   que   depende   por   tanto   del   anterior   y   cuyo   timbre   es  
cerrado.  
Los  diptongos  son  crecientes  cuando  se  pasa  de  un  segmento  no  nuclear  a  otro  
nuclear   silábico:   se   crece   en   abertura.   En   este   caso,   los   sonidos   no   nucleares   del  
diptongo  suelen  denominarse  semiconsonantes:  [ja]  (hacia),  [je]  (tierra),  [jo]  (it.  fiore  
«flor»),  [ju]  (viudo),  [we]  (huevo),  [wo]  (cuota),  [wi]  (fr.  oui  «sí»),  [jœ]  (islandés  jötunn  
«gigante»),  [wɛ̃]  (fr.  groin  «hocico»),  etc.  

2
 Hay  otras  dimensiones  que,  por  ser  mucho  menos  frecuentes  y  por  falta  de  espacio,  no  trataremos:  
ensordecimiento,  tensión  y  laxitud,  faringalización,  laminalización,  etc.  
3
 Esta  función  no  es  exclusiva  de  las  vocales.  Otros  sonidos  aproximantes  como  [l̩],  [n̩],  [r̩]  y  [m̩]  pueden  
constituir  en  diversas  lenguas  núcleo  silábico.  
8
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

Los  diptongos  son  decrecientes  cuando  se  pasa  de  un  segmento  nuclear  a  otro  no  
nuclear:  se  decrece  en  abertura.  En  este  caso,  los  sonidos  no  nucleares  del  diptongo  
suelen   denominarse   semivocales:   [ai̯]   (aire),   [ei̯]   (veinte),   [oi̯]   (soy),   [au̯]   (aurífero),  
[eu̯]  (Europa),  [ou̯]  (cat.  pou  «pozo»),  [ui̯]  (cat.  avui  «hoy»),  [iu̯]  (finés  viulu  «violín»),  
[əәʊ̯]    (ing.  británico  low),  [oʊ̯]  (ing.  americano  low),  etc.    
También  hallamos  sonidos  semiconsonánticos  y  semivocálicos  en  los  triptongos,  
esto   es,   cuando   en   la   emisión   de   una   sola   sílaba   aparecen   dos   cambios   claros   del  
timbre   vocálico   en   relación   con   el   núcleo   silábico:   español   [wai̯]   (averiguáis),   [wei̯]  
(santigüéis),   etc.,   con   núcleo   en   el   segundo   segmento;   inglés   [aʊ̯əә̯]   (hour),   [aɪ̯əә]̯   (fire),  
etc.,   con   núcleo   en   el   primer   segmento;   rumano   [i̯o̯a]   (creioane   «lápices»   etc.,   con  
núcleo  en  el  tercer  segmento.  
Tradicionalmente   los   sonidos   semiconsonánticos   han   sido   considerados   de   natu-­‐
raleza  consonántica,  y  los  semivocálicos  de  naturaleza  vocálica.  La  razón  principal  de  
esta  clasificación  se  debe  sobre  todo  a  que  en  los  primeros  la  salida  del  aire  es  ligera-­‐
mente  menos  abierta  que  en  los  segundos.  Los  primeros  se  catalogan  en  el  AFI  como  
aproximantes  (los  sonidos  consonánticos  más  abiertos  y,  por  tanto,  con  propiedades  
vocálicas)  (vid.  epígrafe  siguiente):  [j],  [w]  (el  último  símbolo  es  más  utilizado  que  el  
empleado   en   el   AFI:   [ɰ]).   Los   segundos   como   vocales   con   rasgos   consonánticos,   y  
suelen  ser  representados  con  el  diacrítico  ‘  ̯  ’  (AFI  =  sonido  vocálico  no  silábico:  [i̯],  [əә̯],  
[u̯],  etc.)4.  
 
 
2.1.3  Especificación  de  los  sonidos  vocálicos  del  español  peninsular  estándar  
 
La   especificación   de   los   sonidos   vocálicos   se   establece   teniendo   en   cuenta   las  
dimensiones  consideradas.  Como  ejemplo  de  esta  labor  recurrimos  al  inventario  de  
los  sonidos  vocálicos  del  español  peninsular  estándar.  
 
Cabe  disponer  tales  sonidos  de  la  siguiente  manera:  
 
  anteriores   centrales   posteriores  
semiconsonantes   [j]     [w]  
semivocales      [i̯ ]     [u̯ ]  
altas  cerradas          [i]  ≈  [ĩ]     [u]  ≈  [ũ]  
altas  abiertas              [i̞ ]  ≈  [i̞ ̃]     [u̞ ]  ≈  [ũ̞ ]  
medias  cerradas                          [e]  ≈  [ẽ]     [o]  ≈  [õ]  
medias  abiertas                                    [e̞ ]     [o̞ ]  ≈  [o̞ ̃]  
bajas     [a˖],  [a]  ≈  [ã],  [a̠ ]    
 
 

4
En   inglés   suele   hacerse   referencia   a   ambos   tipos   de   sonidos   con   el   término   glides   (que   algunos  
traducen  al  español  como  ligaduras).  
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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

2.2  Consonantes  
 
Casi  todos  los  sonidos  consonánticos  de  las  lenguas  naturales  son  espirados  (en  
la  AFI  se  los  denomina  pulmonares  (pulmonic)),  esto  es,  se  producen  por  un  flujo  de  
aire  que  proviene  del  tracto  fonador  completamente  cerrado  (naturalmente  de  forma  
momentánea)   o   bien   fuertemente   estrechado5.   El   cierre   y   el   estrechamiento   se  
pueden  dar  de  diferentes  maneras  y  en  diversos  puntos  del  tracto.  Por  eso  las  conso-­‐
nantes   generalmente   se   clasifican   según   su   modo   de   articulación   y   su   punto   de  
articulación.  Los  órganos  que  llevan  a  cabo  el  contacto  con  el  punto  de  articulación,  
realizando   así   el   cierre   o   el   estrechamiento,   se   llaman   articuladores.   Son   articula-­‐
dores,   por   lo   tanto,   los   labios   (que   pueden   cerrarse   uno   contra   otro),   la   lengua   (el  
articulador  más  móvil  y  versátil),  el  velo  del  paladar,  etc.  
A  esta  clasificación  se  agrega  otra,  también  básica,  establecida  sobre  la  base  del  
comportamiento   mostrado   por   las   cuerdas   vocales   durante   la   producción   de   un  
sonido   consonántico.   Se   distinguen   así   las   consonantes   sonoras,   producidas   con  
vibraciones   de   las   cuerdas   vocales,   y   las   sordas,   producidas   con   las   cuerdas   vocales  
abiertas.  
Como  en  las  vocales,  la  duración  también  es  una  dimensión  de  las  consonantes.  
Cuando  es  aplicada,  el  caso  más  frecuente  es  el  denominado  geminación,  fenómeno  
gracias   al   cual   una   consonante   se   duplica   fonéticamente   (dando   la   impresión,   no  
cierta   desde   el   punto   de   vista   fonético,   de   que   se   trata   de   dos   consonantes   perte-­‐
necientes  a  dos  sílabas  diferentes  y  contiguas):  it.  [ˈfato]  fato  «hado»  y  [ˈfat:o]  fatto  
«hecho»   (la   longitud   está   marcada   con   ‘:’   después   del   símbolo   al   que   se   refiere);   cat.  
[ˈpob:le]  poble  «pueblo»;  ruso  [ˈdlʲinəә]  длина  «longitud»  frente  a  [ˈdlʲin:ɨi̯]  длинный  
«largo»,  etc.  
 
 
2.2.1  Modo  de  articulación  
 
El   modo  de  articulación  se  refiere   al   tipo   de  cierre   que   se  le   presenta  al  paso   del  
aire.  Se  tienen  en  cuenta  generalmente  los  siete  modos  siguientes:  
 
a) Si   el   cierre   es   total,   se   habla   de   articulaciones   oclusivas:   [p],   [t],   [k],   [b],   [d],  
[g],  etc.    

5
  Hay   otros   sonidos   consonánticos,   menos   utilizados   en   las   lenguas   naturales,   que   son   no   espirados   (la  
AFI  los  denomina  no  pulmonares  (non  pulmonic)).  Tales  sonidos  son  producidos  aprovechando  el  aire  
existente  entre  la  laringe  y  los  labios  o  una  corriente  de  aire  inspirado.  Estos  sonidos  se  clasifican  en  
eyectivos   (hay   dos   cierres,   uno   en   la   glotis   y   otro   en   algún   lugar   de   la   cavidad   bucal,   y   además   la  
laringe   asciende   y   comprime   al   aire   atrapado   entre   esos   dos   cierres,   produciéndose   dos   explosiones  
sucesivas  cuando  es  liberado  al  abrir  ambos  cierres:  [p’],  [t’],  [c’],  [k’],  [q’],  etc.),  inyectivos  (el  mismo  
proceso   anterior,   pero   ahora   la   laringe   desciende,   el   aire   atrapado   baja   y   al   abrirse   el   primer   cierre   de  
la  cavidad  bucal  penetra  aire  del  exterior:  [ƥ],  [ɓ],  [ƭ],  [ɗ],  [ƙ],  [ɠ],  etc.)  y  clics  (también  se  producen  
mediante  dos  cierres;  el  más  interno  se  produce  siempre  en  el  velo  del  paladar;  al  abrir  el  cierre  más  
exterior  se  succiona  aire  que,  al  penetrar,  provoca  una  explosión:  bilabial  [ʘ],  dental  [ǀ],  posalveolar  
[ǃ],   palatoalveolar   [ǂ],   alveolar   lateral   [ǁ‖].).   En   este   tema   sólo   consideraremos   las   consonantes  
espiradas.  
 
10
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

b) Si  primero  hay  un  cierre  total  e  inmediatamente  después  otro  parcial,  se  habla  
de  africadas;  constan  de  un  momento  oclusivo  y  otro  normalmente  fricativo:  
[ʧ],  [ʤ],  etc.  
 
c) Si  el  cierre  es  parcial,  y  el  aire  sale  con  un  ruido  de  frotamiento,  se  habla  de  
articulaciones  fricativas:  [f],  [θ],  [x],  [h],  [β],  [s],  [z],  etc.    
 
d) Si,   al   paso   del   aire,   los   órganos   están   próximos   pero   no   lo   suficiente   para  
provocar   un   ruido   de   frotamiento,   se   habla   de   articulaciones   aproximantes.  
Son   los   sonidos   más   abiertos   de   los   sonidos   consonánticos:   [j],   [w],   [l],   [ʎ],  
etc.6  
 
e) Si   el   paso   del   aire   no   sólo   se   realiza   a   través   del   canal   oral,   sino   también   a  
través  de  las  fosas  nasales,  se  producen  las  nasales:  [m],  [n],  [ɲ],  [ɱ],  [ŋ],  etc.  
 
f) Si   el   cierre   se   produce   mediante   la   vibración   de   un   articulador   móvil   (como   la  
lengua   o   el   velo   del   paladar),   tenemos   las   vibrantes.   Éstas   pueden   ser   simples  
(taps),  como  [ɾ],  [ɽ],  o  múltiples  (trills),  como  [r],  [ʀ].  Las  primeras  consisten  en  
un   ligero   roce   entre   los   órganos   activo   y   pasivo   (en   [ɾ]   la   lengua   roza   los  
alvéolos;   en   [ɽ]   la   úvula   roza   ligeramente   el   posdorso   de   la   lengua).   Las  
segundas  son  oclusivas  intermitentes  en  las  que  hay  dos  o  tres  oclusiones  muy  
breves  (en  [r]  estas  oclusiones  las  realiza  la  lengua  con  los  alvéolos;  en  [ʀ],  la  
úvula  con  el  posdorso  lingual).  
 
g) Si   el   cierre   se   realiza   adhiriendo   ya   un   lado   de   la   lengua   a   un   punto   de  
articulación,  ya  el  centro  de  ésta  al  paladar,  de  modo  que  el  aire  salga  sólo  por  
un   lado   o   por   ambos   a   la   vez,   tenemos   las   laterales:   [l],   [ʎ],   [ʟ],   etc.   Las  
laterales  son  generalmente  aproximantes,  pero  también  las  hay  fricativas:  [ɬ],  
[ɮ].  
 
 
Cabe   establecer   dos   grupos   con   estos   modos.   El   primero   está   constituido   por   los  
modos  (a-­‐c)  y  parte  del  (d),  pues  en  ellos  no  se  producen  sonidos  consonánticos  con  
sonoridad  espontánea.  Esto  significa  que  las  consonantes  sonoras  de  tales  modos  se  
forjan   a   partir   de   las   correspondientes   sordas.   El   segundo,   por   los   modos   (e-­‐g)   y   el  
resto  del  (d),  dado  que  en  ellos  los  sonidos  se  producen  con  sonoridad  espontánea  
(como   en   las   vocales),   lo   que   significa   que   pueden   ser   ensordecidos.   A   las   conso-­‐

6
  Los   términos   fricativo   y   aproximante   suelen   prestarse   a   equivocaciones.   En   primer   lugar,   muchos  
autores  no  utilizan  el  segundo  término  (es  relativamente  moderno  en  el  ámbito  hispánico),  y  llaman  
fricativos  a  los  elementos  de  una  y  otra  categoría.  Algunos  distinguen  entre  consonantes  fricativas  “de  
resonancias  altas”  (las  propiamente  fricativas)  y  “de  resonancias  bajas”  (las  aproximantes).  Para  más  
complicación,  el  IPA  incluye  los  símbolos  fonéticos  que  se  emplean  normalmente  para  transcribir  las  
aproximantes  del  español  (es  decir,  [β],  [ð]  y  [ɣ])  en  la  categoría  de  las  fricativas.  Para  indicar  que  estos  
sonidos  carecen  del  ruido  de  fricción  -­‐es  decir,  son  aproximantes-­‐  se  les  añade  un  diacrítico:  [β̞],  [ð̞]  y  
[ɣ̞].  
 
11
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

nantes   del   primer   grupo   se   las   suele   llamar   obstruyentes,   y   a   las   del   segundo,  
sonantes.  Además,  y  dentro  de  las  sonantes,  a  las  consonantes  vibrantes  y  laterales,  
en  conjunto,  se  las  conoce  también  como  líquidas.  En  este  contexto,  las  aproximantes  
constituyen   una   categoría   puente   que   incluye   tanto   elementos   obstruyentes   como  
sonantes.  
 
 
2.2.2  Punto  de  articulación  
 
El   punto   de   articulación   indica   el   lugar   del   tracto   fonador   en   que   un   órgano  
activo  y  otro  pasivo  provocan  el  cierre  total  o  parcial  del  tracto  vocal.  Tomando  como  
punto  de  referencia  la  parte  anterior  del  canal  fonador,  se  aprovechan  los  siguientes  
puntos  de  articulación  para  establecer  diversas  series  de  consonantes:    
 
a) Bilabial.  Cerrazón  producida  por  ambos  labios:  [p],  [b],  [m],  [ɸ],  [β],  etc.  
 
b) Labiodental.  Cerrazón  producida  por  los  dientes  superiores  con  el  labio  infe-­‐
rior:  [f],  [v],  [ɱ],  etc.  
 
c) Dental.   Cerrazón   producida   tras   colocarse   la   lengua   entre   ambos   incisivos   o  
porque   el   ápice   de   ésta   se   aproxima   o   toca   la   cara   interior   de   los   incisivos  
superiores:  [θ],  [ð].    
 
d) Alveolar.  Cerrazón  producida  por  la  aproximación  o  toque,  por  parte  del  ápice  
o  predorso  de  la  lengua,  de  los  alvéolos  superiores:  [t],  [d],  [n],  [r],  [ɾ],  [s],  [z],  
[ɬ],  [ɮ],  [l],  etc.  
 
e) Post-­‐alveolar.  Cerrazón  producida  por  la  aproximación  del  predorso  lingual  a  
la  zona  superior  de  los  alvéolos  superiores:  [ʃ],  [ʒ].7  
 
f) Retroflejo.   Cerrazón   producida   por   la   aproximación   o   toque,   por   parte   del  
ápice   de   la   lengua   vuelto   hacia   el   interior   de   cavidad   bucal,   del   órgano  
pasivo:  [ʈ],  [ɖ],  [ɳ],  [ɽ],  [ʂ],  [ʐ],  [ɻ],  [ɭ].  
 
g) Palatal.   Cerrazón   producida   por   la   aproximación   o   toque   de   gran   parte   del  
predorso  lingual  con  el  paladar  duro:  [c],  [ɟ],  [ɲ],  [ç],  [ʝ],  [j],  [ʎ].  
 
h) Velar.  Cerrazón  producida  por  la  aproximación  o  adherencia  del  medio-­‐dorso  
o  post-­‐dorso  lingual  al  velo  del  paladar:  [k],  [g],  [ŋ],  [x],  [ɣ],  [ɰ],  [ʟ].  
 
i) Uvular.  Cerrazón  producida  por  el  levantamiento  del  post-­‐dorso  lingual  hacia  
la  úvula:  [q],  [ɢ],  [ɴ],  [ʀ],  [χ],  [ʁ].  
 

7
  Seguimos   la   propuesta   de   la   AFI.   En   otras   propuestas,   sin   embargo,   estos   sonidos   se   consideran  
prepalatales   (la   lengua,   para   emitirlos,   se   adelanta   desde   los   alvéolos   superiores   a   la   zona   prepalatal).  
En  cualquier  caso,  se  trata  de  dos  denominaciones  aceptables  para  un  mismo  punto  de  articulación.
12
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

j) Faríngeo.  Cerrazón  producida  por  la  aproximación  de  la  raíz  de  la  lengua  a  la  
pared  faríngea:  [ħ],  [ʕ].  
 
k) Glotal.  El  órgano  pasivo  es  la  glotis  y  el  activo  las  cuerdas  vocales,  que  se  unen  
o  se  aproximan:  [ʔ],  [h],  [ɦ].  
 
En  la  ilustración  siguiente  se  muestran  los  puntos  fundamentales  de  los  órganos  
activos  y  pasivos  que  intervienen  en  la  producción  de  los  sonidos  consonánticos:  
 
 
  1. Cavidad nasal 12. Úvula
  2. Paladar duro 13. Raíz lingual
3. Labios
  4. Dientes
14. Ápice lingual
15. Predorso lingual
  5. Alvéolos 16. Mediodorso lingual
6. Región posalveolar
  7. Prepaladar
17. Posdorso lingual
18. Epiglotis
  8. Paladar medio 19. Faringe
9. Paladar blando
  10. Pospaladar
20. Glotis
21. Tráquea
  11. Región velar
 
 
 
2.2.3  Especificación  de  los  sonidos  consonánticos  
 
En   el   cuadro   siguiente,   tomado   del   IPA   (versión   actualizada   hasta   2005   (vid.  
anexo   1)),   se   muestran   los   sonidos   consonánticos   considerados   fundamentales   o  
primarios.  A  partir  de  ellos  las  lenguas  configuran  los  que  les  son  propios,  para  lo  que  
suelen  descartar  algunos  y  modificar  o  crear,  a  partir  de  esta  base,  otros.    
Cuando  aparecen  símbolos  en  pareja,  el  de  la  derecha  corresponde  al  sonoro,  el  
de  la  izquierda  al  sordo.  Las  casillas  sombreadas  en  gris  significan  que  los  sonidos  que  
pudieran  serles  asignados  teóricamente  son  considerados  imposibles  desde  el  punto  
de  vista  articulatorio.  

 
(Plosive:   oclusiva.   Trill:   vibrante   múltiple.   Tap   or   Flap:   vibrante   simple.   Lateral   fricative:   fricativa  
lateral.   Lateral   approximant:   aproximante   lateral.   Retroflex:   (consonante)   retrofleja.   Pharyngeal:  
(consonante)  faríngea.)  

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

Así   las   cosas,   y   desde   el   punto   de   vista   articulatorio,   las   consonantes   pueden  
describirse   básicamente   mediante   las   tres   dimensiones   de   modo,   lugar   de   articu-­‐
lación  y  sonoridad.  Algunos  ejemplos:  
 
[p],  oclusiva  bilabial  sorda  (esp.  para);  
[ɖ],  oclusiva  retrofleja  sonora  (hindí  [ɖɑl]  «rama»)  
[k],  oclusiva  velar  sorda  (esp.  casa)  
[ʔ],  oclusiva  glotal  sorda  (ár.  Allah  [ʔalːaːh]  «Alá»)  
[ɱ],  nasal  labiodental  sonora  (esp.  enfermo);  
[ɲ],  nasal  palatal  sonora  (esp.  año);  
[ŋ],  nasal  velar  sonora  (esp.  enjuto)  
[r],  vibrante  múltiple  alveolar  sonora  (esp.  carro);  
[ʀ],  vibrante  mútiple  uvular  sonora  (fr.  rue  «calle»);  
[ɾ],  vibrante  simple  alveolar  sonora  (esp.  caro);  
[ɸ],  fricativa  bilabial  sorda  (variedad  andaluza  los  viejos  [lɔ  ɸjɛhɔ])  
[v],  fricativa  labiodental  sonora  (fr.  viens  «ven»)  
[ʃ],  fricativa  posalveolar  sorda  (ing.  she  «ella»)  
[ʝ],  fricativa  palatal  sonora  (esp.  yeso)  
[x],  fricativa  velar  sorda  (esp.  ojo)  
[ɬ],  fricativa  lateral  alveolar  sorda  (galés  llwyd  [ɬʊɪd]  «gris»)  
[ɹ],  aproximante  alveolar  sonora  (esp.  puerta)  
[j],  aproximante  palatal  sonora  (esp.  tiene)  
[l],  aproximante  lateral  alveolar  sonora  (esp.  lata)  
[ʎ],  aproximante  lateral  palatal  sonora  (it.  figlio  «hijo»)  
 
A   partir   de   los   sonidos   consonánticos   fundamentales   incluidos   en   el   cuatro   de  
arriba  las  lenguas  pueden  constituir,  para  salir  al  paso  de  sus  necesidades  expresivas,  
sonidos  consonánticos  complejos.  Tal  es  el  caso  de  los  sonidos  africados,  cuyo  modo  
de   articulación   consiste   en   la   emisión   de   un   sonido   oclusivo   seguido   de   otro   general-­‐
mente  fricativo:  
 
Esp.  [ʧ]  (coche),  africada  alveopalatal  sorda,  y  [ʤ]  (un  yate),  africada  alveopalatal  
sonora.  
Ing.   [ʧ],   africada   alveopalatal   sorda   (inch   «pulgada»),   y   [ʤ],   africada   alveopalatal  
sonora  (age  «edad»).  
 
En   otros   muchos   casos   los   sonidos   complejos   se   forman   añadiendo   a   una  
articulación   primaria   el   efecto   de   una   articulación   secundaria.   Es   lo   que   ocurre  
cuando   se   labializa,   dentaliza,   interdentaliza,   palataliza,   velariza,   aspira,   ensordece,  
sube,  baja,  etc.  un  sonido  primario.  Así,  existen  sonidos:  
 
labializados:  [tʷ],  [dʷ]  (diacrítico  ‘ʷ’),  etc.  
dentalizados:  [t̪],  [d̪]  (diacrítico  ‘  ̪  ’),  etc.  
interdentalizados:  [θ˖],  [l̪˖]  (diacrítico  ‘˖’),  etc.  
palatalizados:  [tʲ],  [dʲ]  (diacrítico  ‘ʲ’),  etc.  
velarizados:  [tˠ],  [dˠ],  [ɫ]  (diacríticos  ‘ˠ’  y  ‘  ̴  ’),  etc.  

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

aspirados:  [tʰ],  [dʰ]  (diacrítico  ‘  ʰ ’),  etc.  


ensordecidos:  [l˳],  [ɹ˳],  (diacrítico  ‘˳’),  etc.  
subidos:  [ɹ̝]  (diacrítico  ‘  ̝ ’),  etc.  
bajados:  [β̞],  [ð̞],  [ɣ̞]  (diacrítico  ‘  ̞ ’),  etc.  
 
Veamos,   como   ilustración,   el   conjunto   de   los   sonidos   consonánticos   del   español.  
El   conjunto   que   presentamos   no   es   completo,   pues   sólo   contiene   los   sonidos   más  
comunes  o  estandarizados  del  español  peninsular8.  
 
   

labiodental  

interdental  
Sonidos  consonánticos  en  

alveolar  
bilabial  

palatal  
español  peninsular  

dental  

velar  
estándar  
 

 
  sor.   [p]     [t̪˖]   [t]       [k]    
oclusivas   son.   [b]       [d]     [ɟ]   [g]    
obstruyentes  

  sor.             [ʧ]      
africadas   son.             [ʤ]      
  sor.     [f]   [θ˖]   [s̪]   [s]     [x]    
fricativas   son.       [θ̬]   [z̪]   [z]   [ʝ]      
  sor.   [β̞  ˳]       [ð̞  ˳]       [ɣ̞  ˳]    
  son.   [β̞]       [ð̞]   [ɹ]     [ɣ̞]    
aproximantes   son.             [j]   [w]    
  laterales   son.       [l̪˖]   [l̪]   [l]   [lʲ][ʎ]    
sonantes  

Líquidas  
  sim.           [ɾ]      
vibrantes   múlt.           [r]      
(son.)  
nasales   son.   [m]   [ɱ]   [n̪˖]   [n̪]   [n]   [nʲ][ɲ]   [ŋ]    
 
 
2.3    Procesos  fonéticos  en  el  decurso  
 
En   la   secuencia   del   decurso,   los   sonidos   se   influyen   entre   sí   y   ello   produce  
diversas  alteraciones  en  su  articulación.  Tales  cambios  se  deben  a  factores  diversos  
como  el  lugar  que  ocupe  el  sonido  en  la  estructura  de  la  sílaba  (ataque,  núcleo  o  coda  
(vid.  6.2)),  el  grado  de  tonicidad  de  ésta,  la  influencia  de  la  articulación  de  un  sonido  
sobre   la   de   otro,   la   estructura   morfémica   (vid.   tema   5)   de   la   palabra,   etc.   Típica-­‐
mente,  los  procesos  fonéticos  alteran,  añaden  o  eliminan  algún  rasgo  fonético  en  la  
articulación  de  un  sonido  dentro  de  la  sílaba  o  la  palabra.  Consideremos  algunos  de  
estos  procesos:  
 
a) Asimilación:   Un   sonido   modifica   su   articulación   y   la   ajusta   a   la   de   otro   sonido.  
Es   lo   que   ocurre   con   algunos   sonidos   consonánticos   en   posición   final   de  
sílaba:   ajustan   su   articulación   al   sonido   consonántico   inicial   de   la   sílaba  

8
 El  conjunto  de  los  sonidos  de  una  lengua  puede  resultar  muy  extenso.  Piénsese,  a  este  respecto  y  por  
ejemplo,  en  las  variantes  producidas  por  razones  dialectales  o  sociales.  

15
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

siguiente.   Así,   por   ejemplo,   en   español   el   sonido   [n]   (nasal   alveolar   sonoro:  
nene   [ˈnẽne])   se   ajusta   a   las   exigencias   del   entorno   y   puede   transformarse   en  
los   sonidos   [n̪]   (nasal   dental   sonoro:   antes   [ˈan̪tes]),   [n̪˖]   (nasal   interdental  
sonoro:  anzuelo  [an̪˖ˈθwelo]),  [nʲ]  (nasal  palatalizado  sonoro:  ancho  [ˈãnʲʧo])  y  
[ŋ]   (nasal   velar   sonoro:   tango   [ˈtaŋgo]).   Otro   caso   es   el   de   las   oclusivas  
sonoras  [b,  d,  g]  en  interior  de  palabra  (excepto  si  van  precedidas  de  nasal  y,  
en  el  caso  de  la  [d],  también  de  lateral)  y  de  [d]  en  final  de  palabra.  En  estos  
contextos   tales   sonidos   se   relajan   y   se   hacen   aproximantes:   abate   [aˈβ̞ate],  
desde  [ˈdez̪ð̞e],  dado  [ˈdað̞o],  ogro  [ˈoɣ̞ɾo],  ciudad  [θjuˈð̞að̞].  El  proceso  puede  
ser   tan   fuerte   en   el   caso   de   la   [d]   que   ésta   en   ciertos   casos   se   puede   hacer  
muy  débil  e  incluso  desaparecer:  soldado  [sɔl̪ˈdað̞o,  sɔl̪ˈda̠o],  ciudad  [θjuˈð̞að̞,  
θjuˈð̞a].  Como  se  ve,  esta  asimilación  conduce  a  un  debilitamiento  o  lenición  
de  las  consonantes  y  en  algún  caso,  incluso,  a  la  elisión.  Otro  ejemplo  de  asi-­‐
milación,   aunque   con   un   efecto   de   geminación   (alargamiento   de   una   conso-­‐
nante),   es   el   observable   en   algunas   pronunciaciones   dialectales   de   grupos  
como   [-­‐ɾn-­‐],   [-­‐ɾd-­‐],   [-­‐ɾt-­‐]:   carne,   verde,   oportuno   llegan   a   pronunciarse  
[ˈkanne],  [ˈbɛdde]   y   [opɔˈttuno]  respectivamente.  Como  se  ve,  en  estos  casos  
las   consonantes   [n],   [d]   y   [t]   han   impuesto   su   punto   de   articulación   a   la   [ɾ]  
previa,  que  desaparece  en  el  alargamiento  resultante.  
Un  caso  de  asimilación  característico  de  no  pocas  lenguas  es  la  metafonía  
(o   armonía   vocálica).   Este   proceso,   que   puede   alcanzar   una   complejidad  
extraordinaria,   consiste   fundamentalmente   en   que   las   vocales   armonizan   su  
timbre   según   determinado   patrón.   Puede   ser   progresiva   o   regresiva   (del  
comienzo   al   final,   o   del   final   al   comienzo   de   la   palabra:   /Va   C   Vb   C   Vb   C/   →   /Va  
C  Va  C  Va  C/  frente  a  /Vb  C  Vb  C  Va  C/  →  /Va  C  Va  C  Va  C/).  En  caso  de  metafonía  
progresiva   la   ofrece   el   húngaro   en   las   palabras   városnak   («de   la   ciudad»)   y  
örömnek   («de   la   alegría»),   ambas   genitivo   de   singular   de   város   («ciudad»)   y  
öröm   («alegría»)   respectivamente.   La   desinencia   de   genitivo   singular   adopta  
dos  formas  fonéticas,  -­‐nak  y  -­‐nek.  En  la  primera  aparece  la  vocal  [a]  cuando  en  
la   raíz   hay   vocales   posteriores   ([a]   y   [o]   lo   son   en   húngaro);   en   la   segunda  
aparece   [e]   cuando   las   vocales   de   la   raíz   son   anteriores   ([e]   y   [ö]   lo   son   en  
húngaro).   En   alemán,   las   palabras   Buch   («libro»)   y   Bücher   («libros»),   Mann  
(«hombre»),   Männer   («hombres»),   etc.   muestran   casos   de   metafonía   regre-­‐
siva.  La  vocal  [e],  anterior,  de  –er  (morfema  de  plural)  provoca  que  las  vocales  
[u]  y  [a]  de  Buch  [ˈbux]  y  Mann  [ˈmãn]  respectivamente  se  ajusten  y  se  ade-­‐
lanten:  Bücher  [ˈbyçəәɾ],  Männer  [ˈmẽnəәɾ].  
 
b) Disimilación:   Se   trata   de   un   proceso   por   el   cual   dos   consonantes   iguales   en  
una  palabra  tienden  a  diferenciarse.  Este  fenómeno  explica  diacrónicamente  
la  forma  de  ser  de  la  expresión  de  muchas  palabras  en  todas  las  lenguas.  Así,  
lat.  venēnum  dio  en  it.  veleno  («veneno»)  (la  primera  nasal  se  hace  lateral);  gr.  
clás.   thi-­‐the-­‐mi   («pongo»)   produjo   ti-­‐the-­‐mi   (la   cercanía   de   dos   consonantes  
aspiradas  da  paso  a  que  la  primera  de  ellas  pierda  la  aspiración).  En  español  
puede  apreciarse  este  fenómeno  en  la  pronunciación  dialectal  de  numerosas  
palabras.   Un   ejemplo   de   ello   es   la   de   la   palabra   calamares,   que   llega   a   ser  

16
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

pronunciada  [kalaˈmalɛʰ]  (la  [ɾ]  se  pronuncia  como  [l])  y  posteriormente,  por  
disimilación,  [kaɾaˈmalɛʰ].  
 
c) Reducción   /   eliminación.   Se   trata   de   fenómenos   relacionados   con   la   laxitud  
con  que  se  pronuncian  las  sílabas  no  acentuadas  de  una  palabra.  Tales  sílabas,  
emitidas  con  menor  tensión  articulatoria,  se  reducen  en  alguno  de  sus  compo-­‐
nentes  o  pueden  incluso  llegar  a  ser  eliminadas.  Así,  se  da  el  caso  de  que  las  
vocales   no   tónicas   se   abrevien   y   se   realicen   de   un   modo   muy   relajado.   En  
catalán,   la   [o]   y   la   [a]   no   tónicas   se   pronuncian   respectivamente   [u]   y   [əә]:  
bonica   [buˈnikəә].   En   ruso,   cuando   no   son   tónicas,   las   vocales   [a]   y   [o]   se  
realizan   mediante   un   sonido   indiferenciado   [əә]   (облако   [ˈobləәkəә]   «nube»);   [e]  
se   realiza   como   [ɪ]   (этап   [ɪˈtap]   «fase,   etapa»),   y   [u]   como   [ʊ]   (мужчина  
[mʊˈɕːinəә]  «hombre»).    
Si  uno  o  más  sonidos  se  pierden  en  una  posición  de  laxitud  articulatoria,  
estamos   ante   una   síncopa.   En   algunas   áreas   seseantes   de   Latinoamérica   la  
palabra   necesito   no   se   pronuncia   [neseˈsito]   sino   [neˈsito].   Muchas   palabras  
latinas   sufrieron   algún   tipo   de   síncopa   en   su   paso   a   las   hablas   romances:  
hominem  [ˈominem]  se  transformó  en  homne  [ˈomne]  «hombre».  
 
d) Cambios   de   orden   y   adición   de   sonidos.   Son   fenómenos   que   responden   a  
diversos  ajustes  entre  los  sonidos  que  forman  parte  de  una  palabra.  Un  caso  
muy  frecuente,  tanto  diacrónica  como  sincrónicamente,  es  la  metátesis,  que,  
en  pocas  palabras,  consiste  en  el  cambio  de  lugar  mostrado,  debido  a  diversas  
razones,   por   los   sonidos   dentro   de   una   palabra.   Este   proceso   explica  
diacrónicamente  la  forma  actual  de  muchas  palabras.  Por  ejemplo,  a  partir  del  
lat.  parabŏla  [paˈɾabola]  y  a  través  de  [paˈɾaβula]  >  [paˈɾaβla],  se  llega  al  esp.  
palabra  [paˈlaβ̞ɾa];  el  lat.  miracŭlum,  pasando  por  [miˈɾakolu]  >  [miˈɾaɣlo],  se  
transforma  en  el  esp.  milagro  [miˈlaɣ̞ɾo].  Por  otro  lado,  en  hablas  dialectales  y  
populares   no   es   infrecuente   encontrar   cocreta   por   croqueta,   Grabiel   por  
Gabriel,  vedera  por  vereda,  úrsula  por  úlcera  [ˈu̞lseɾa],  etc.    
La  añadidura  de  algún  sonido  se  denomina  comúnmente  epéntesis.  Gene-­‐
ralmente  el  sonido  en  cuestión  es  introducido  para  facilitar  la  pronunciación  
cuando   la   de   dos   sonidos   contiguos   resulta   dificultosa.   Es   el   caso   del   lat.  
hŭmerum   que,   a   través   de   [ˈomro],   llega   al   esp.   como   hombro   [ˈɔ̃mbɾo].   La  
introducción   de   un   sonido   epentético   suele   ser   un   recurso   habitual   cuando   se  
adaptan   fonéticamente   las   palabras   importadas   de   otras   lenguas.   Por  
ejemplo,   espagueti   es   la   adaptación   del   plural   italiano   spaghetti;   eslip   la   de   la  
voz  inglesa  slip,  etc.  
 

3.  EL  AFI  (Alfabeto  fonético  internacional)  


 
Como   se   sabe,   la   pronunciación   de   las   lenguas   no   está   reflejada   de   manera  
coherente   en   la   grafía.   En   las   relaciones   entre   la   lengua   oral   y   la   escrita   existen      
numerosos   y   variados   factores   de   interferencia.   Por   un   lado,   hay   sistemas   de  
escritura  alfabéticos  que  no  cuentan  con  una  grafía  para  todas  las  articulaciones:  la  

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

grafía   de   las   lenguas   semíticas   indica   sólo   las   consonantes,   y   no   las   vocales,   que  
tienen,  por  consiguiente,  que  ser  suplidas  por  el  lector.  Por  otro  lado,  muy  a  menudo,  
a  igual  grafía  no  corresponde  el  mismo  sonido.  En  español,  por  ejemplo,  la  c  gráfica  
corresponde  tanto  a  la  oclusiva  velar  sorda  (la  inicial  de  casa)  como  a  la  interdental  
fricativa  sorda  (la  inicial  de  cero).  También  puede  ocurrir  que  nos  encontremos  dos  
grafías   para   el   mismo   sonido:   las   grafías   v   y   b   corresponden   únicamente   a   oclusiva  
bilabial   sonora   [b].   Otros   sistemas   gráficos   presentan   un   número   aún   mayor   de  
incoherencias:   el   francés   señala   gráficamente   una   cantidad   de   signos   a   los   que   no  
corresponde  ningún  sonido:  -­‐ent  de  viennent  no  tiene  ningún  sonido  correspondiente  
en   la   pronunciación,   así   como   -­‐es   de   Georges,   mientras   que   esas   mismas   letras,   en  
otras   palabras,   sí   se   pronuncian.   El   inglés   tiene,   probablemente,   entre   las   lenguas  
modernas  europeas,  la  mayor  cuota  de  desajustes  en  lo  que  concierne  a  la  relación  
entre  grafía  y  pronunciación.  Todos  estos  fenómenos  se  deben  al  hecho  de  que  los  
sistemas   gráficos   son,   por   lo   general,   más   conservadores   que   la   pronunciación,   y   a  
que,  por  ello,  tienden  gradualmente  a  alejarse  de  ella.  El  resultado  de  esta  situación  
es  que  de  la  forma  gráfica  de  las  lenguas  no  es  posible  extraer  de  manera  regular  y  
sistemática  una  idea  de  su  pronunciación.  
Para   hacer   frente,   al   menos   en   parte,   a   los   inconvenientes   que   plantean   estas  
circunstancias,   los   lingüistas   se   sirven   de   alfabetos   fonéticos,   esto   es,   sistemas   de  
transcripción   artificiales   de   tipo   alfabético,   compuestos   de   una   mixtura   de   letras  
(extraídas   sobre   todo   del   alfabeto   latino)   y   de   otros   signos   específicos   (los   deno-­‐
minados   diacríticos).   Los   alfabetos   fonéticos   están   hechos   de   tal   manera   que,   dentro  
de   lo   posible,   corresponda   a   cada   signo   una   articulación   fónica   concreta.   El   más  
utilizado   de   todos   es   el   llamado   alfabeto   fonético   internacional,   AFI   (del   inglés   IPA,  
International  Phonetic  Alphabet),  propuesto  por  la  International  Phonetic  Association,  
IPA   (Asociación   Fonética   Internacional,   AFI)   y   que   ha   sufrido   diversos   reajustes   y  
modificaciones  a  lo  largo  de  su  historia  (vid.  anexo  1).    
Sin   embargo,   es   evidente   que,   por   muy   detallado   que   sea,   ningún   alfabeto  
fonético   es   capaz   de   reproducir   la   concreta   realidad   fónica   de   las   lenguas.   Por   un  
lado,   algunas   dimensiones   esenciales   del   carácter   fónico,   como   la   entonación,   no  
pueden   transcribirse;   por   otro,   resulta   imposible   reproducir   por   escrito   el   timbre  
específico   de   infinitas   articulaciones.   Por   eso,   las   transcripciones   basadas   en   un  
alfabeto   fonético   tienen   que   ser   consideradas   no   como   la   reproducción   fiel   de   la  
realidad  fónica,  sino  únicamente  como  una  especie  de  memorándum  útil  del  que  el  
lingüista  se  sirve  para  fijar  en  el  papel  las  propias  observaciones.  
En  los  epígrafes  anteriores  en  que  ha  sido  presentada  la  naturaleza  articulatoria  
de   los   sonidos   vocálicos   y   consonánticos,   se   han   utilizado   los   símbolos   del   AFI.   La  
tradición   lingüística   española   cuenta   con   otro   alfabeto   fonético,   el   de   la   Revista   de  
Filología   Española   (RFE),   ampliamente   usado   en   el   mundo   académico   de   habla  
hispana.  En  el  anexo  2  pueden  cotejarse  los  símbolos  de  uno  y  otro.  
 
 

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

4.  FONOLOGÍA:  FONEMAS  Y  ALÓFONOS  


 
4.1  Introducción  
 
La   Fonética   es,   como   se   ha   visto,   el   estudio   de   la   producción,   transmisión   y  
recepción   de   los   sonidos   del   habla.   Es   una   materia   que   requiere   como   fuente   de  
datos  a  un  ser  humano  con  un  mecanismo  auditivo  y  unos  órganos  vocales  intactos.  
El   origen   lingüístico   de   la   persona   no   es   estrictamente   relevante:   los   fonetistas  
llegarían  a  las  mismas  conclusiones  sobre  producción  y  recepción  del  habla  tanto  si  
estuviesen   trabajando   con   hablantes   de   español   como   con   hablantes   de   hindí   o  
chino.   Aunque   las   categorías   que   hemos   expuesto   someramente   en   los   apartados  
anteriores  pueden  ser  utilizados  para  analizar  cualquier  lengua,  en  ellos  no  se  ofrece  
información   sobre   el   modo   en   que   tales   categorías   son   usadas   realmente   en   las  
lenguas  del  mundo.  
En  cambio,  el  objetivo  básico  de  la  Fonología  es  el  de  descubrir  los  principios  que  
rigen  de  qué  manera  están  organizados  los  sonidos  dentro  de  las  lenguas  y,  a  partir  
de   ahí,   explicar   las   variaciones   que   aparecen.   El   aparato   vocal   humano   puede  
producir  una  gama  de  sonidos  amplísima,  pero  sólo  un  pequeño  número  de  ellos  se  
emplea   para   construir   todas   las   palabras   y   oraciones   de   una   lengua.   Este   mismo  
hecho   puede   verse   desde   otra   perspectiva:   No   hay   dos   hablantes   con   un   tracto   vocal  
idéntico;   por   tanto,   ninguna   persona   emite   los   sonidos   exactamente   de   la   misma  
manera  en  que  lo  haría  otra.  Hay  incluso  una  variación  considerable  en  los  sonidos  de  
un  mismo  hablante.  No  obstante,  cuando  empleamos  nuestra  lengua  somos  capaces  
de  descartar  una  gran  parte  de  estas  variaciones  y  de  concentrarnos  sólo  en  aquellos  
sonidos   –o,   mejor,   en   algunas   de   sus   propiedades-­‐   que   son   importantes   para   la  
transmisión  del  significado.  Pensamos  que  los  sonidos  que  usan  los  demás  hablantes  
son  los  “mismos”,  a  pesar  de  que  no  lo  son  ni  articulatoria  ni  acústicamente.  Así  las  
cosas,  la  Fonética  es  el  estudio  de  todos  los  sonidos  posibles  del  habla.  La  Fonología,  
en   cambio,   estudia   de   qué   modo   los   hablantes   encuentran   un   orden   dentro   del  
aparente   caos   de   los   sonidos   del   habla,   el   modo   en   que   utilizan   sistemáticamente  
una   selección   de   dichos   sonidos   para   expresar   significados;   en   pocas   palabras:   se  
ocupa  de  estudiar  las  funciones  que  los  sonidos  asumen  en  una  lengua.  
En  su  esfuerzo  por  encontrar  generalizaciones  significativas  sobre  los  sistemas  de  
sonidos,  la  Fonología  busca  continuamente  debajo  de  la  “superficie”  del  habla  para  
determinar   las   regularidades   subyacentes   y   establecer   de   qué   modo   se   relacionan  
con   otras   áreas   de   la   lengua,   como   la   morfología   y   la   sintaxis.   Buena   parte   de   los  
estudios  fonológicos  actuales  se  concentran,  por  tanto,  en  intentar  explicar  la  gama  y  
la  distribución  de  los  segmentos  fónicos  que  se  hallan  en  las  lenguas.  
 
4.2  Fonemas  
 
El   análisis   fonológico   se   basa   en   el   principio   de   que   algunos   sonidos   provocan  
cambios  en  el  significado  de  una  palabra  o  frase,  mientras  que  otros  no.  Uno  de  los  
primeros   enfoques   fonológicos   usaba   un   método   simple   para   demostrarlo.   Se   trata  
de   escoger   una   palabra,   sustituir   en   ella   un   sonido   por   otro   y   ver   si   se   obtiene   un  
significado  distinto.  Por  ejemplo,  vemos  que  en  español  la  palabra  tan  está  formada  

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

por  tres  sonidos  distintos,  a  cada  uno  de  los  cuales  se  le  puede  dar  un  símbolo  en  una  
transcripción  fonética:  [tan].  Si  sustituimos  el  sonido  [t]  por,  pongamos  por  caso,  el  
sonido  [p],  obtenemos  una  palabra  distinta:  pan.  La  [t]  y  la  [p],  por  tanto,  son  sonidos  
importantes  para  el  español,  porque  permiten  distinguir  en  esta  lengua  entre  tan  y  
pan,   tez   y   pez,   tino   y   pino   y   otros   muchos   pares   de   palabras.   De   forma   semejante,   se  
puede   demostrar   que   los   sonidos   [a]   y   [e]   son   también   unidades   importantes   en  
español,   porque   distinguen   tan   de   ten,   pana   de   pena   y   los   miembros   de   otros  
muchos  pares.  En  cambio,  si  damos  en  sustituir  el  sonido  [a]  por  el  sonido  [ã],  no  se  
producen  cambios  de  significado:  [ˈpana]  y  [ˈpãna]  son  pronunciaciones  físicamente  
distintas  del  significante  de  una  misma  palabra,  pana.  Por  tanto,  las  diferencias  entre  
los  sonidos  [a]  y  [ã]  no  son  importantes  para  el  hablante  de  español  o,  dicho  de  otro  
modo,   ambos   cumplen   para   él   la   misma   función.   Y   podríamos   continuar   así,   apli-­‐
cando   esta   técnica,   denominada   prueba   de   los   «pares   mínimos»   o   prueba   de   la  
conmutación,   para   comprobar   qué   sustituciones   de   sonidos   producen   cambios   de  
significado.   Aunque   esta   técnica   tiene   sus   limitaciones   (no   siempre   es   posible   encon-­‐
trar   pares   de   palabras   que   ilustren   una   determinada   distinción   en   una   lengua),   su  
aplicación   resulta   muy   eficaz   en   no   pocas   lenguas,   entre   ellas   el   español,   en   el   que  
permite  identificar  más  de  veinte  unidades  importantes.  En  el  enfoque  más  clásico  de  
análisis  fonológico,  estas  “unidades  importantes”  reciben  el  nombre  de  fonemas.  
Conviene   resaltar   el   hecho   de   que   los   fonemas   son   entidades   abstractas.   Ningún  
hablante,   cuando   produce   enunciados,   emite   fonemas:   emite   sólo   sonidos   o   fonos,  
físicamente   perceptibles   y   distintos   cada   vez   que   los   emite.   Pero   al   hacerlo,   para   que  
su   emisión   resulte   lingüística   y,   por   tanto,   reconocible,   moldea   sus   sonidos   según  
ciertos   modelos   o   patrones   previos   (una   parte   de   su   saber   lingüístico).   El   oyente,   por  
su   parte,   poseedor   también   de   tales   patrones,   los   utiliza   para   “desmontar”   la   cadena  
sonora  recibida,  aprovechar  en  ella  lo  significativo  y  descartar  lo  que  no  lo  es.  Estas  
realidades  abstractas,  de  naturaleza  cognitiva,  son  los  fonemas  9.  
Los   fonemas   se   transcriben   usando   símbolos   fonéticos   (como   los   propuestos   por  
la  AFI),  pero  entre  barras  oblicuas,  no  entre  corchetes:  /p/,  /b/,  /i/,  etc.  representan  
fonemas;  [p],  [b],  [i],  etc.  representan  sonidos  (como  hemos  podido  comprobar  en  los  
apartados  dedicados  a  la  Fonética).  
 
 
4.3  Alófonos  
 
Al  establecer  mediante  la  técnica  aludida  la  lista  de  fonemas  que  existen  en  una  
lengua,   en   seguida   nos   encontramos   con   sonidos   que   no   modifican   el   significado  

9
 Pares  mínimos  con  fonemas  del  español:  
Vocales:  
/i/-­‐/e/:   piso-­‐peso   /e/-­‐/a/:   peso-­‐paso   /a/-­‐/o/:   paso-­‐poso   /o/-­‐/u/:   poso-­‐puso  
Consonantes:              
/p/-­‐/b/:   pata-­‐bata   /b/-­‐/t/:   sebo-­‐seto   /t/-­‐/d/:   dato-­‐dado   /d/-­‐/k/:   don-­‐con  
/k/-­‐/g/:   casa-­‐gasa   /g/-­‐/m/:   gano-­‐mano   /m/-­‐/n/:   cama-­‐cana   /n/-­‐  /ɲ/:   cana-­‐caña  
/ɲ/-­‐/ʎ/:   caña-­‐calla   /ʎ/-­‐/l/:   calla-­‐cala   /l/-­‐/ɾ/:   cala-­‐cara   /ɾ/-­‐/r/:   caro-­‐carro  
/r/-­‐/ʧ/:   carro-­‐cacho   /ʧ/-­‐/x/:   macho-­‐majo   /x/-­‐/s/:   maja-­‐masa   /s/-­‐/θ/:   masa-­‐maza  
/θ/-­‐/f/:   cacé-­‐café   /f/-­‐/p/:   fino-­‐pino   …        

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

cuando   hacemos   una   sustitución.   Tal   es   el   caso,   por   ejemplo,   del   sonido   [ã]  
considerado  en  el  epígrafe  anterior,  o  el  de  las  consonantes  bilabiales  de  las  palabras  
base  y  sabe.  En  base  la  b  muestra  una  realización  claramente  oclusiva:  [b],  mientras  
que  en  sabe  la  b  se  realiza  con  un  sonido  más  débil,  más  suave,  debido  a  la  influencia  
de   las   vocales   vecinas:   se   trata   del   sonido   aproximante   [β̞].   Si   ahora   sustituimos   un  
sonido   por   el   otro,   no   obtenemos   un   cambio   de   significado,   sino   sólo   una  
pronunciación   que   suena   bastante   rara:   [ˈβ̞ase].   En   este   caso,   pues,   sólo   tenemos   un  
fonema,   el   bilabial   sonoro   /b/,   pero   se   materializa   en   estas   dos   palabras   mediante  
dos  formas  fónicas  distintas  o  variantes.  Las  variantes  fónicas  de  un  fonema  (o,  si  se  
prefiere,  los  fonos  asociados  a  la  realización  de  un  mismo  fonema)  reciben  el  nombre  
de  alófonos.    
Cuando   se   aprende   una   lengua   nueva,   es   importante   atender   a   las   variaciones  
fonéticas   que   se   producen   para   determinar   qué   sonidos   cuentan   como   fonemas   y  
cuáles   como   alófonos.   No   se   posee   esta   información   de   antemano:   hay   que   dedu-­‐
cirla.  Y  al  hacerlo,  hay  que  estar  listos  para  enfrentarse  al  hecho  de  que  los  sonidos  
funcionan   de   forma   distinta   en   lenguas   diferentes.   Las   diferencias   de   sonido   que  
distinguen   alófonos   en   español   podrían   distinguir   fonemas   en   otras   lenguas,   y  
viceversa.  Por  ejemplo,  en  las  palabras  españolas  eso  y  mismo  la  s  se  realiza  de  dos  
modos:   [s]   y   [z]   respectivamente.   En   eso   es   sorda   ([s]),   pero   en   mismo   es   sonora   ([z])  
porque  anticipa  la  sonoridad  del  sonido  dental  sonoro  siguiente  [d].  En  español,  por  
tanto,  estamos  ante  dos  alófonos  del  fonema  /s/.  Éste  no  es  el  caso,  por  ejemplo,  del  
francés.   Esta   lengua   posee,   como   el   español,   los   sonidos   [s]   y   [z],   pero   los   trata  
fonológicamente  de  distinto  modo:  las  diferencias  entre  ambos  producen  cambios  de  
significado:   parejas   de   palabras   como   poison   («veneno»)   ∼   poisson   («pez»),   desert  
(«desierto»)  ∼  dessert  («postre»),  distinguen  su  significado  porque  en  esta  lengua  los  
sonidos   en   cuestión   representan,   respectivamente,   a   los   fonemas   /s/   y   /z/   (vid.   tema  
2:  Forma  y  sustancia).  
Se  suelen  utilizar  tres  criterios  para  decidir  qué  sonidos  pueden  estar  asociados,  
en  tanto  que  alófonos,  a  un  mismo  fonema:  
a) Distribución  complementaria.  Los  sonidos  se  complementan  mutuamente  
en   relación   con   el   lugar   en   el   que   aparecen   dentro   de   las   palabras.   Por  
ejemplo,   en   el   caso   de   los   dos   sonidos   [b]   y   [β̞]   de   base   y   sabe   respecti-­‐
vamente,  el  alófono  oclusivo  aparece  sólo  tras  pausa  o  consonante  nasal,  
y  el  aproximante  en  los  demás  casos.  Esto  es,  donde  encontramos  [b]  no  
podemos   encontrar   [β̞],   y   viceversa:   se   excluyen   mutuamente,   nunca  
aparecen  en  el  mismo  entorno  fonético.  Tales  sonidos,  por  tanto,  están  en  
distribución  complementaria.  
b) Variación  libre.  Si  los  sonidos  aparecen  en  el  mismo  lugar  de  una  palabra,  
entonces   pueden   pertenecer   al   mismo   fonema   sólo   si   no   cambian   el  
significado   de   tal   palabra.   Por   ejemplo,   el   sonido   oclusivo   dental   sonoro  
[d]  en  final  de  palabra  algunas  veces  se  articula  de  forma  muy  relajada  y  
otras   con   más   fuerza.   El   fonema   /d/   final   de   verdad   puede   llegar   a  
debilitarse  tanto  que  pierda  su  sonoridad,  o  incluso  desaparezca,  pero  por  
otra  parte  puede  seguir  percibiéndose  como  [d]  en  una  pronunciación  más  
cuidada.  En  cualquier  caso,  el  grado  de  relajación  no  afecta  al  significado  
de  la  palabra:  sustituyendo  la  [d]  relajada  o  ensordecida  por  una  [d]  más  

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

fuerte   no   se   convierte   verdad   en   otra   palabra.   En   casos   como   éste   se   dice  


que   los   sonidos   están   en   variación   libre.   Estas   variaciones   suelen   estar  
asociadas  a  factores  de  índole  social  y  regional.  
c) Semejanza   fonética.   Para   pertenecer   a   un   mismo   fonema   los   sonidos  
susceptibles   de   serlo   deberían   presentar   una   razonable   semejanza   foné-­‐
tica.  Los  sonidos  [b]  y  [β̞]  asociados  a  /b/  o  las  dos  variaciones  fónicas  en  
que   se   realiza   /d/   en   final   de   palabra   satisfacen   este   criterio,   pues   en  
ambos  casos  los  sonidos  asignables  a  un  mismo  fonema  tienen  mucho  en  
común:  [b]  y  [β̞]  son  bilabiales  sonoros;  las  dos  variantes  asociadas  a  /d/  
son   aproximantes   dentales   sonoras.   No   obstante,   a   veces   se   pueden  
encontrar   sonidos   en   distribución   complementaria   que   no   son   parecidos  
fonéticamente,   y   en   esos   casos   los   analistas   generalmente   no   los   tratan  
como  realizaciones  de  un  mismo  fonema.  Un  ejemplo  que  hace  al  caso  es  
el  de  los  sonidos  [h]  y  [ŋ]  del  inglés:  el  primero  aparece  al  principio  o  en  el  
centro   de   las   palabras;   el   segundo,   en   el   centro   o   al   final.   Por   lo   tanto,  
raramente  se  oponen.  ¿Se  les  podría,  entonces,  considerar  alófonos  de  un  
mismo  fonema?  No,  porque  no  tienen  nada  en  común  desde  el  punto  de  
vista   fonético,   aparte   de   que   ambas   son   consonantes:   [h]   es   un   sonido  
fricativo  glotal  sordo  y  [ŋ]  nasal  velar  sonoro.  
 
Por  último,  el  símbolo  fonético  elegido  para  representar  a  un  fonema  se  corres-­‐
ponde  con  el  de  su  alófono  más  abarcante  o  ampliamente  utilizado  en  la  lengua  de  
que   se   trate.   Por   ejemplo,   en   español   se   usa   el   símbolo   de   la   variante   [e]   para  
representar  al  fonema  vocal  medio  anterior  /e/;  de  entre  [ɱ],  [n̪˖],  [n̪],  [n],  [nʲ]  y  [ŋ],  
símbolos  de  las  variantes  del  fonema  nasal  alveolar,  se  elige  /n/.    
 

5.  RASGOS  DISTINTIVOS  Y  OPOSICIONES  FONOLÓGICAS  


 
5.1  Introducción  
 
Hemos   visto   que   hay   parejas   de   palabras   cuyos   dos   miembros   muestran   los  
mismos   fonemas   en   las   mismas   posiciones   excepto   en   una,   ocupada   por   fonemas  
diferentes,   y   hemos   considerado   la   importancia   de   este   hecho   para   la   determinación  
de   los   fonemas   de   una   lengua.   Pero   si   observamos   más   de   cerca   los   hechos   nos  
percatamos   de   que   el   poder   distintivo   no   se   debe   a   los   fonemas   tomados   en   su  
totalidad,   sino   a   ciertas   entidades   subfonémicas   más   pequeñas.   Consideremos   los  
casos  siguientes  del  español:  
 
i)   Los   fonemas   /p/   y   /b/   sólo   se   diferencian   en   un   aspecto:   /p/   es   sordo   y   /b/  
sonoro.  En  los  demás  aspectos  son  iguales:  ambos  son  orales,  bilabiales  y  oclusivos.  
 
ii)  Los  fonemas  /p/  y  /g/  se  diferencian  en  dos  aspectos:  hay  un  contraste  en  la  
sonoridad:   /p/   es   sordo   y   /g/   sonoro,   y   también   en   el   punto   de   articulación:   /p/   es  
bilabial  y  /g/  velar.  Tienen  en  común  el  que  ambos  son  orales  y  oclusivos.  
 

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Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

iii)  Los  fonemas  /p/  y  /l/  se  diferencian  en  tres  aspectos:  en  el  modo  de  articu-­‐
lación,  en  la  sonoridad  y  en  el  punto  de  articulación:  /p/  es  oclusivo  y  /l/  lateral;  /p/  
es  sordo  y  /l/  sonoro;  /p/  es  bilabial  y  /l/  alveolar.  Tienen  en  común  el  que  los  tres  
son  orales.  
/p/   /b/    
oral   oral    
oclusiva   oclusivo      
bilabial   bilabial    
sordo   sonoro    
/p/   /g/    
oral   oral    
oclusiva   oclusiva    
bilabial   velar    
sordo   sonoro    
/p/   /l/    
oral   oral    
oclusivo   lateral    
bilabial   alveolar    
sordo   sonoro    
 
Todos  los  segmentos  fónicos  de  una  lengua  se  pueden  analizar  de  esta  manera,  
tanto  desde  el  punto  de  vista  articulatorio  como  acústico  (los  rasgos  asignados  a  los  
casos   considerados   arriba   son   de   naturaleza   articulatoria),   y   el   resultado   es   una   serie  
de  componentes  que  se  oponen,  denominados  rasgos  distintivos  o  pertinentes.  Así,  el  
segmento   español   /p/,   por   ejemplo,   es   una   combinación   de   los   rasgos   «sordez»,  
«oclusividad»  y  «bilabialidad»10.  
Todo   fonema   está   compuesto   por   un   conjunto   de   rasgos.   Los   rasgos   de   este  
conjunto   tienen   la   característica   de   ser   producidos   simultáneamente,   y   no   en  
sucesión.   No   se   puede,   en   efecto,   producir   un   sonido   que   sea   sólo   oclusivo,   o   uno  
que   sea   sólo   velar,   o   sólo   sordo;   los   rasgos   en   cuestión   se   realizan   al   mismo   tiempo   y  
no  pueden  presentarse  aislados.  
Puede  ocurrir  que  algún  rasgo  de  un  fonema  resulte  redundante.  Por  ejemplo,  en  
la   pareja   /p/   ≈   /m/   (/oral   bilabial   sordo/   ≈   /nasal   bilabial   sonoro/),   la   distinción   se  
debe,   estrictamente   hablando,   a   la   oposición   entre   dos   rasgos:   «oral»   ≈   «nasal»,   y  
aquí   no   surte   efecto   la   distinción   «sordo»   ≈   «sonoro»   porque,   al   ser   sonoros   todos  
los  fonemas  nasales,  el  rasgo  «sonoro»  de  /m/  resulta  redundante.  Lo  mismo  ocurre  
en  el  caso  del  par  mínimo  /pura/  y  /pira/,  distinguibles  por  la  oposición  entre  /u/  e  /i/  
(/cerrado  posterior  redondeado/  ≈  /cerrado  anterior  no  redondeado/).  En  este  caso  
es  redundante  el  hecho  de  que  /u/  presente  el  rasgo  redondeado  además  del  rasgo  
posterior,  porque  en  español  todas  las  vocales  posteriores  son  redondeadas.  
 

10
 No  tenemos  en  cuenta  el  rasgo  «espirado»,  que  podría  haber  sido  incluido,  porque  en  español  todas  
las  consonantes  son  espiradas.  
23
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

Un   modo   de   presentar   la   estructura   de   los   fonemas   y   sus   rasgos   distintivos   es  


mediante  el  uso  de  parrillas  como  las  utilizadas  para  la  presentación  de  los  sonidos  
lingüísticos.  La  ya  presentada  para  los  sonidos  consonánticos  del  español  (vid.  2.2.3)  
puede  servir  de  ejemplo:  
 
   

labiodental  

interdental  
Sonidos  consonánticos  en  

alveolar  
bilabial  

palatal  
español  peninsular  

dental  

velar  
estándar  

 
  sor.   [p]     [t̪˖]   [t]       [k]    
oclusivas   son.   [b]       [d]     [ɟ]   [g]    
obstruyentes  

  sor.             [ʧ]      
africadas   son.             [ʤ]      
  sor.     [f]   [θ˖]   [s̪]   [s]     [x]    
fricativas   son.       [θ̬]   [z̪]   [z]   [ʝ]      
  sor.   [β̞  ˳]       [ð̞  ˳]       [ɣ̞  ˳]    
  son.   [β̞]       [ð̞]   [ɹ]     [ɣ̞]    
aproximantes   son.             [j]   [w]    
  laterales   son.       [l̪˖]   [l̪]   [l]   [lʲ][ʎ]    
sonantes  

Líquidas  
  sim.           [ɾ]      
vibrantes   múlt.           [r]      
(son.)  
nasales   son.   [m]   [ɱ]   [n̪˖]   [n̪]   [n]   [nʲ][ɲ]   [ŋ]    
 
Aquí,  como  sabemos,  aparecen  representados  todos  los  sonidos  más  estandarizados  
del  español  peninsular.  Si  adaptamos  esta  parrilla  a  la  presentación  de  los  fonemas  
únicamente,   se   obtendrían   los   cuadros   siguientes   (el   primero   corresponde   a   Quilis  
(1993)  y  el  segundo,  ligeramente  adaptado,  a  Alarcos  (1950):  
 
  bilabial   labiodental   dental   alveolar   palatal   velar  
oclusivos   /p/   /b/       /t/   /d/           /k/   /g/  
africados                   /ʧ/        
fricativos       /f/     /θ/     /s/       /ʝ/   /x/    
nasales     /m/             /n/     /ɲ/      
vib.  simple                 /ɾ/          
vib.  múltiple                 /r/          
laterales  apr.                 /l/     /ʎ/      
  sor.   son.   sor.   son.   sor.   son.   sor.   son.   sor.   son.   sor.   son.  
 
    labial   dental   palatal   velar  
oclusivos   /p/   /b/   /t/   /d/   /ʧ/     /k/   /g/  
fricativos   /f/     /θ/     /s/   /ʝ/   /x/    
nasales     /m/     /n/     /ɲ/      
  vib.  simple         /ɾ/          
líquidos   vib.  múltiple         /r/          
  laterales         /l/     /ʎ/      
    sor.   son.   sor.   son.   sor.   son.   sor.   son.  
 
La   segunda   propuesta   (Alarcos   (1950))   reduce   los   órdenes   y   las   series   a   cuatro  
(órdenes:  el  bilabial  y  el  labiodental  se  funden  en  el  labial,  y  el  alveolar  se  diluye  en  el  
24
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

dental;   series:   las   fricativas   se   subsumen   en   las   oclusivas   y   las   líquidas   engloban   a  
vibrantes  y  laterales).  Los  fonemas,  por  tanto,  se  reajustan  a  esta  disposición.  
Desde  este  mismo  punto  de  vista,  compárense  los  cuadros  siguientes,  que  repre-­‐
sentan  los  sonidos  (vid.  2.1.3)  y  fonemas  vocálicos  del  español  respectivamente:  
 

 
 
    anterior   central   posterior  
  alta    /i/                            /u/  
  media                      /e/        /o/  
  baja     /a/    
 
 
 
5.2  Oposiciones  fonológicas  
 
Gracias  a  los  rasgos  distintivos  que  los  constituyen,  los  fonemas  contraen  en  las  
lenguas   determinadas   relaciones   de   oposición.   Es   más,   los   fonemas   son   en   esencia  
unidades  nacidas  de  las  oposiciones  fonológicas  y  se  agotan  en  ellas:  un  fonema  se  
define  únicamente  en  relación  con  las  oposiciones  que  mantiene  con  los  demás.  No  
tiene  sentido,  por  tanto,  hablar  de  fonema  independientemente  del  sistema  fonoló-­‐
gico  en  que  se  integre.    
Troubetzkoy11  caracterizó  en  su  momento  cuidadosamente  los  tipos  de  oposición  
fonológica.  Presentamos  a  continuación  los  más  importantes  (todos  los  ejemplos  se  
refieren  al  sistema  fonológico  del  español):  
 
a) Bilateral.   En   una   oposición   bilateral,   la   base   de   comparación,   es   decir,   el  
conjunto   de   los   rasgos   comunes   a   los   dos   fonemas,   es   propia   sólo   de   ellos  
(no  se  da  en  ningún  otro  fonema  del  sistema).  Tal  es  el  caso  de  las  oposi-­‐
ciones  siguientes:  /t/  ̴   /d/  (únicos  fonemas  oclusivos  y  dentales);  /p/  ̴   /b/  
(únicos  fonemas  oclusivos  bilabiales);  /ɾ/  ̴  /r/  (únicos  fonemas  vibrantes).  
 
b) Multilateral.  En  este  caso,  la  base  de  comparación  de  la  oposición  aparece  
en   otros   fonemas   del   sistema.   Ejemplos   de   este   tipo   pueden   ser   las  
siguientes   oposiciones:   /b/  ̴  /d/   (la   base   “oclusivo-­‐sonoro”   se   da   también  
en  el  fonema  /g/);  /f/  ̴   /s/  (la  base  “fricativo-­‐sordo”  es  compartida  con  los  
fonemas   /θ/   y   /x/);   /m/   ̴   /n/   (la   base   “nasal”   aparece   también   en   el  

11
 Troubetzkoy  (1939).  
25
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

fonema   /ɲ/);   /p/   ̴   /m/   (la   base   “oclusivo-­‐bilabial”   es   también   propia   del  
fonema  /b/).  
 
c) Proporcional.  Interviene  ahora  la  base  diferencial,  esto  es,  el  conjunto  de  
los  rasgos  no  comunes  de  los  dos  fonemas  enfrentados.  Una  oposición  es  
proporcional   si   la   base   diferencial   es   compartida   por   otras   oposiciones   del  
sistema.   Ejemplo:   /p/   ̴   /b/   (la   base   diferencial   “sonoro-­‐sordo”   se   halla  
también  en  las  oposiciones  /t/  ̴  /d/  y  /k/  ̴  /g/.    
 
d) Aislada.   Cuando   la   base   diferencial   es   exclusiva   del   par   de   fonemas   que  
establece   la   oposición.   Ejemplo:   /ɾ/   ̴   /r/   (la   base   diferencial   ‘simple-­‐
múltiple’   sólo   se   da   en   esta   oposición);   /l/   ̴   /ʎ/   (la   base   diferencial  
“alveolar-­‐palatal”  es  exclusiva  de  estos  fonemas).    
 
e) Privativa.   Se   denomina   así   a   la   oposición   establecida   por   la   presencia   de  
cierto  rasgo  en  uno  de  los  fonemas  y  su  ausencia  en  el  otro  (“sonoridad”  ̴  
“ausencia   de   sonoridad   (sordez)”;   “nasalidad”   ̴   “ausencia   de   nasalidad  
(oralidad)”,   etc.).   El   fonema   con   ausencia   del   rasgo   tiene   carácter   no  
marcado;  el  otro,  carácter  marcado.  Ejemplos:  las  oposiciones  /p/  ̴  /b/,  /t/  ̴  
/d/,  /k/  ̴  /d/  (“sordo”  ̴  “sonoro”),  /b/  ̴  /m/  (“oral”  ̴  “nasal”)  son  privativas.  
 
f) Gradual.   Los   fonemas   que   establecen   esta   oposición   muestran   distintos  
grados  en  las  propiedades  de  un  mismo  rasgo.  El  fonema  que  muestra  el  
mayor   o   menor   grado   se   denomina   término   extremo.   El   otro,   término  
medio.   Ejemplos:   las   oposiciones   /e/   ̴   /i/,   /o/   ̴   /u/,   /e/   ̴   /a/,   /o/   ̴   /a/,   etc.  
(abertura  vocálica  en  distinto  grado)  son  graduales.  
 
g) Equipolente.   En   esta   oposición   los   dos   fonemas   son   lógicamente   equiva-­‐
lentes,   es   decir,   no   muestran,   en   relación   con   un   rasgo   determinado,   la  
ausencia   o   presencia   ni   diversos   grados   de   éste.   Ejemplos:   /p/   ̴   /t/,   /p/   ̴  
/k/,  /t/  ̴  /k/,  /b/  ̴  /d/,  /b/  ̴  /g/,  /d/  ̴  /g/,  /f/  ̴  /θ/,  /f/  ̴  /s/,  etc.      
 
Los  tipos  de  oposición  (a)-­‐(b)  responden  a  la  base  de  comparación.  Los  tipos  (c)-­‐
(d),  a  la  base  diferencial.  Los  tipos  (e)-­‐(g),  a  la  relación  lógica  que  mantienen  los  fone-­‐
mas  opuestos.  Los  tipos  (a)-­‐(d)  miran  al  conjunto  del  sistema  fonológico;  los  tipos  (e)-­‐
(g),  a  la  naturaleza  en  sí  de  los  fonemas  enfrentados.    
 
Uno  de  los  elementos  que  aseguran  la  trabazón  de  un  sistema  fonológico  es  el  
que  éste  cuente  con  correlaciones.  Una  correlación  está  constituida  por  un  conjunto  
de   oposiciones   fonológicas   que,   siendo   bilaterales,   proporcionales   y   privativas,  
presentan  un  mismo  rasgo  distintivo,  llamado  marca  de  la  correlación.  Si  tenemos  en  
cuenta  la  propuesta  de  Alarcos  (1950)  para  la  organización  del  sistema  consonántico  
del   español   (vid.   5.1),   las   oposiciones   siguientes,   por   cumplir   los   tres   requisitos   de  
arriba,  se  integran  en  correlaciones:  
 
 

26
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

/p/  ̴  /b/  
/t/  ̴  /d/   Correlación  de  sonoridad  (la  marca  es  “sordo  –  sonoro”)  
/k/  ̴  /g/  
 
/b/  ̴  /m/  
/d/  ̴  /n/   Correlación  de  nasalidad  (la  marca  es  “oral  –  nasal”)  
/y/  ̴  /ɲ/  
 
/p/  ̴  /f/  
/t/  ̴  /θ/   Correlación  de  interrupción  (la  marca  es  “oclusivo  –  fricativo”)  
/k/  ̴  /x/  
 
Cabe   la   posibilidad   de   que   las   correlaciones   puedan   combinarse   y   formar   estruc-­‐
turas   más   complejas:   los   haces   de   correlaciones.   En   español,   las   correlaciones   de  
sonoridad  y  oclusión  forman  un  haz  (si  se  sigue  la  propuesta  de  Alarcos):  
 
 
 
 
 
 
5.3  Neutralización  de  oposiciones  fonológicas  
 
Una  oposición  fonológica  puede  quedar  en  suspenso  en  ciertos  contextos.  Consi-­‐
deremos  los  fonemas  nasales  del  español  en  posición  inicial  de  sílaba.  En  esta  posi-­‐
ción  es  efectiva  la  oposición  entre  /m/,  /n/  y  /ɲ/:  
 
mama:  (ma)  –  [ma]  →  /ma/  
mana:  (ma)  –  [na]  →  /na/  
maña:  (ma)  –  [ɲa]  →  /ɲa/  
 
Sin   embargo,   en   posición   de   distensión   silábica,   final   de   sílaba,   la   oposición   entre  
tales  fonemas  deja  de  establecerse:  en  las  sílabas  [am],  [an]  y  [aɲ]  los  sonidos  [m],  [n]  
y   [ɲ]   no   son   ya   representantes   de   otros   tantos   fonemas   que   contraen   oposiciones  
entre   sí.   En   las   palabras   mambo,   manso   y   mancho,   si   los   sonidos   nasales   finales   de   la  
primera  de  sus  sílabas,  [-­‐m-­‐],  [-­‐n-­‐]  y  [-­‐ɲ-­‐],  son  intercambiados  (aunque  ello  pueda  dar  
lugar  a  pronunciaciones  “raras”  para  el  oído  normal)  y  se  pronuncian,  por  ejemplo,  la  
palabra   mambo   como   [ˈman-­‐bo]   y   la   palabra   manso   como   [ˈmaɲ-­‐so],   tales   sonidos  
no   muestran   ya   la   capacidad   distintiva   que   sí   tenían   en   posición   inicial   silábica   (la  
palabra  mambo,  pongamos  por  caso,  sigue  siendo  la  misma  aunque  el  sonido  nasal  
final  de  la  primera  sílaba  se  pronuncie  [m],  [n]  o  [ɲ]).  Se  puede  afirmar  que,  en  este  
contexto,   los   rasgos   /+bilabial   (o   labial)/,   /+alveolar   (o   dental)/   y   /+palatal/,   que  
permiten   la   discriminación   y   oposición   de   los   fonemas   /m/,   /n/   y   /ɲ/,   quedan   en  
suspenso,   y   que   sólo   el   rasgo   /+nasal/,   común   a   los   tres,   queda   operativo.   En   esta  
posición,   pues,   las   oposiciones   (y,   por   tanto,   las   distinciones   basadas   en   ellas)   de  
estos   tres   fonemas   se   neutralizan,   resultando   de   ello   una   especie   de   fonema   redu-­‐

27
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

cido   (conserva   el   rasgo   /+nasal/),   que   recibe   el   nombre   de   archifonema   y   es  


representado  convencionalmente  por  medio  de  una  letra  mayúscula  (en  el  caso  que  
nos   ocupa,   el   archifonema   sería   /N/):   /ˈmaNbo/,   /ˈmaNso/,   /ˈmaNʧo/.   Por   otro   lado,  
el   archifonema   se   manifiesta   con   alguno   de   los   alófonos   de   los   fonemas   neutra-­‐
lizados.  Así,  el  archifonema  /N/  se  realiza  como  [m]  en  [ˈmambo],  [n]  en  [ˈmanso]  y  
[ɲ]   en   [maɲʧo],   alófonos   que   han   sido   elegidos   en   función   de   su   acomodo   a   los  
sonidos  vecinos  ([m]  ante  [b],  [n]  ante  [s]  y  [ɲ]  ante  [ʧ]).  En  general,  el  alófono  en  que  
se  manifiesta  un  archifonema  depende  del  contexto  fonético  en  que  aparece.  
 
 
6.  MÁS  ALLÁ  DEL  FONEMA  
6.1  Relaciones  sintagmáticas  entre  fonemas  
 
Los   fonemas   de   una   lengua   no   pueden   situarse   sintagmáticamente   en   una  
secuencia  cualquiera.  Cada  lengua  tiene,  en  efecto,  tipos  de  secuencias  privilegiadas  
y   ‘normales’   de   fonemas.   Por   ejemplo,   en   alemán   [∫]   puede   ir   seguido   de   conso-­‐
nantes   (/∫tain/   Stein   «piedra»,   /∫tolts/   stolz   «orgulloso»,   etc.),   mientras   en   italiano  
puede   ir   seguido   sólo   de   vocales:   por   eso   todo   hablante   italiano   sabe   que,   en   su  
lengua,   es   aceptable   una   palabra   como   /∫ena/   scena   «escena»,   pero   no   una   como  
/∫tupido/   stupido.   En   español,   una   secuencia   como   /l/   +   /t/   es   admisible   solamente  
en  interior  de  palabra  (alto,  multar,  etc.),  pero  no  en  comienzo  o  final  de  palabra.  Y  al  
revés,  en  inglés  /ŋ/  es  admisible  al  final  de  palabra  (/siŋ/  sing  «cantar»,  /haŋ/  hang  
«colgar»,  etc.),  pero  no  en  posición  inicial.  
Estas   características   posicionales   de   aparición   tienen   un   importante   valor   semió-­‐
tico,   ya   que   constituyen   señales   demarcativas   que   permiten   al   usuario   de   las   lenguas  
saber  en  qué  punto  de  la  cadena  hablada  se  encuentra,  y  por  tanto  ofrecen  un  medio  
eficaz  para  la  sincronización  de  hablante  y  oyente.  En  latín  /h/  puede  encontrarse  al  
principio   de   palabra   (o   de   morfo:   vid.   tema   5),   pero   no   al   final:   cohaereo   «me  
adhiero»,  hospes  «huésped»;  en  alemán  /pf/  (que  forma,  por  razones  que  no  pode-­‐
mos  explicar  aquí,  un  único  fonema)  aparece  sólo  al  principio  y  al  final  de  palabra  y  
de  morfo:  /’pforte/  Pforte  «portón»,  /∫trumpf/  Strumpf  «media  (prenda  de  vestir)»,  
/vi:der’pflegen/  wiederpflegen  «cuidar  de  nuevo»,  etc.  
Gracias  a  este  fenómeno  tan  particular,  el  hablantes  son  capaces  de  distinguir  sin  
demasiada  dificultad,  incluso  sin  conocer  el  significado,  las  palabras  que  pertenecen  
(o   podrían   pertenecer)   a   su   lengua,   de   las   que   no   pueden   pertenecerle   de   ninguna  
manera,  y  de  respetar  la  sincronización.  Este  conocimiento  que  tiene  el  hablante  se  
basa   en   razones   estrictamente   fonológicas.   *Biloto,   *dardostro   o   *puzo   (que   no  
tienen  ningún  significado)  son  fonológicamente  palabras  españolas,  porque  respetan  
las   relaciones   sintagmáticas   de   los   fonemas   españoles   y   las   estructuras   silábicas  
típicas  de  esta  lengua  (en  este  caso,  Consonante  +  Vocal,  Consonante  +  Vocal  +  Con-­‐
sonante);  al  contrario,  *tlalt,  *psong  o  *plond,  aunque  están  compuestas  de  fonemas  
existentes   en   español,   no   son   ni   siquiera   potencialmente   palabras   españolas,   porque  
violan  demasiadas  regularidades  sintagmáticas  de  los  fonemas  (inicio  con  /tl-­‐/,  final  
en  /-­‐lt/,  etc.).  Este  fenómeno  es  importante  porque,  cuando  una  palabra  extranjera  
se  introduce  en  otra  lengua  (mediante  préstamo),  normalmente  se  adapta,  desde  el  
28
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

punto   de   vista   fonológico,   de   manera   que   se   adecua   todo   lo   posible   a   las   regulari-­‐
dades  sintagmáticas  de  los  fonemas  de  la  lengua  de  llegada.  
Toda   lengua   posee,   por   tanto,   por   un   lado,   palabras   efectivas,   que   en   un  
determinado   momento   de   su   historia   forman   parte   de   ella,   y,   por   otro,   un   amplio  
almacén   de   palabras   virtuales   o   potenciales,   esto   es,   de   secuencias   fonémicas   que  
podrían  (si  existieran)  pertenecer  a  la  misma  lengua,  pero  que  no  están  actualmente  
aprovechadas.  El  almacén  de  las  palabras  virtuales  tiene  una  importancia  que  no  es  
sólo   abstracta:   es,   en   efecto,   el   ‘depósito’   al   que   la   lengua   recurrirá   cada   vez   que  
tenga   necesidad   de   crear   una   palabra   nueva,   o   de   adaptar   a   ella   fonológicamente  
una   extranjera.   Constituye,   por   tanto,   una   seguridad   semiótica,   porque   es   un   camino  
fonológico  a  lo  largo  del  cual  la  lengua  tiene  probabilidades  de  expandirse.  
 
 
6.2  La  sílaba  
 
Las   sílabas   son   las   diversas   unidades   que,   surgidas   de   la   combinatoria   de   los  
fonemas,   componen   el   significante   de   las   palabras   (esto   es,   componen   la   palabra  
fonológica).   La   estructura   de   una   sílaba   consta   de   tres   elementos:   ataque   (o   cabeza),  
núcleo   y   coda.   El   ataque   y   la   coda   están   constituidos   por   consonantes,   el   núcleo  
generalmente  por  vocales12.  Así,  en  la  sílaba  /trans/  de  transporte  tenemos:  
 
  /trans/
 
 
  ataque núcleo coda
 
 
 
 
  /t/ /r/ /a/ /n/ /s/
El  orden  de  las  consonantes  en  el  ataque  y  la  coda  es  importante  porque  algunas  
de   las   combinaciones   potenciales   darían   lugar   a   palabras   imposibles.   Así,   la   sílaba  
/trans/   no   supone   problema   alguno   para   un   hablante   de   español,   pero   sí   lo   supon-­‐
dría,  por  ejemplo,  la  secuencia  */rtasn/,  que  le  resultaría,  por  imposible,  inaceptable.  
Hay   una   razón   para   este   hecho:   el   orden   de   los   fonemas   en   las   secuencias   /rt/  
(sonante  seguida  de  obstruyente)  del  ataque  y  /sn/  (fricativa  seguida  de  sonante)  de  
la   coda.   ¿Por   qué   este   orden   resulta   inaceptable   y   el   inverso   sí?   La   respuesta   tiene  
que  ver  con  el  modo  en  que,  respecto  de  la  sonoridad,  son  dispuestos  los  fonemas  de  
una  sílaba.  Como  sabemos  (vid.  2.2.1),  los  sonidos  y  fonemas  obstruyentes  (oclusivos,  
africados,   fricativos   y   algunos   aproximantes)   no   muestran   sonoridad   espontánea  
(prima  la  estrechez  total  o  parcial  del  canal  bucal  y  la  sordez;  los  sonidos  y  fonemas  
sonoros   se   establecen   por   referencia   a   los   sordos),   mientras   que   los   sonidos   y  
fonemas   sonantes   (nasales,   vibrantes,   resto   de   aproximantes   y   vocales)   sí   la  

12
 Las  sonantes  pueden  constituir  núcleo  silábico  en  ciertas  lenguas.  

29
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

muestran  (disminuye  gradualmente  la  estrechez  del  canal  bucal,  los  sonidos  y  fone-­‐
mas   son   naturalmente   sonoros   y   pueden   ser   ensordecidos).   Se   puede,   de   acuerdo  
con   esto,   crear   una   escala   de   sonoridad:   7   (sonoridad   máxima):   vocales;   6:   apro-­‐
ximantes;   5:   vibrantes;   4:   nasales;   3:   fricativas;   2:   africadas;   1   (sonoridad   mínima):  
oclusivas.   Si   volvemos   a   la   sílaba   /trans/,   observamos   que   los   fonemas   que   la   forman  
están  dispuestos  según  su  grado  de  sonoridad:  a  partir  del  fonema  /t/  la  sonoridad  
aumenta  gradualmente  (fonema  /r/)  hasta  llegar  al  máximo  en  el  núcleo  (fonema  /a/)  
y  desciende  gradualmente  en  la  coda  (fonema  /n/)  hasta  alcanzar  un  grado  menor  en  
el  fonema  /s/:  
 
  7       *      
  6            
   sonoridad  

  5     *        
  4         *    
  3           *  
  2            
  1   *          
    /t/   /r/   /a/   /n/   /s/  
Sin  embargo,  si  observamos  las  características  que  en  cuanto  a  la  sonoridad  presenta  
la  sílaba  imposible  */rtasn/:  
 
  7       *      
  6            
5   *          
sonoridad  

 
  4           *  
  3         *    
  2            
  1     *        
    /r/   /t/   /a/   /s/   /n/  
 
vemos  que  hay  tres  picos  separados,  una  situación  en  que  se  esperarían  tres  sílabas.    
El   perfil   sonoro   de   /trans/   -­‐sonoridad   gradualmente   ascendente   en   ataque,  
máxima  en  núcleo  y  gradualmente  descendente  en  coda-­‐  es  el  propio  de  las  sílabas  
consideradas  normales.  Este  hecho,  que  es  conocido  como  el  principio  de  sonoridad,  
ayuda  a  explicar  por  qué  algunos  grupos  consonánticos  son  imposibles  en  situación  
de   ataque   o   coda.   Por   ejemplo,   explica   por   qué   la   secuencia   /ns/   es   posible   en  
posición   de   coda   (como   en   la   sílaba   /trans/   de   transporte),   pero   no   puede   serlo   en  
posición  de  ataque  (*/nsa/);  por  qué  la  secuencia  /br/  es  posible  como  ataque  en  la  
sílaba   /bra/   de   brazo,   pero   no   en   la   de   coda   (*/abr/).   Estas   limitaciones   sobre   la  
combinatoria  de  los  sonidos  se  suelen  denominar  restricciones  fonotácticas.    
Hay   otras   restricciones   fonotácticas   más   sutiles.   Por   ejemplo,   en   español   no   es  
posible  un  ataque  que  conste  de  oclusiva  seguida  de  nasal,  por  lo  que  son  imposibles  
en   esta   lengua   y   posición   silábica   secuencias   como   */kn/,   */bn/,   */pm/,   etc.   Dado  
que   las   oclusivas,   según   la   escala   propuesta,   muestran   menor   sonoridad   que   las  
nasales,   se   esperaría   que   estos   grupos   fueran   posibles   en   español,   como   lo   son   de  
hecho   en   otras   lenguas.   Pero   lo   cierto   es   que   esto   no   ocurre.   Las   reglas   de   consti-­‐

30
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

tución  de  sílabas  del  español  no  lo  permiten.  La  razón  puede  ser  que  en  esta  lengua  
el  grado  de  sonoridad  de  las  nasales  es  considerado  muy  cercano  al  de  las  oclusivas  y  
que   quizá   por   ello   se   establece   que   los   únicos   fonemas   que   pueden   combinarse  
felizmente  con  las  oclusivas  para  formar  un  grupo  de  ataque  son  las  sonantes  /l,  ɾ/:  
/pɾa/,  /pla/,  /bɾa/,  /bla/,  /tɾa/,  /dɾa/13,  /kɾa/,  /kla/,  /gɾa/,  /gla/.    
El  conocimiento  de  reglas  de  formación  de  sílabas  como  la  considerada  es  lo  que  
permite   a   los   hablantes   nativos   de   español   reconocer   las   sílabas   propias   de   esta  
lengua   frente   a   las   que   no   lo   son.   Así,   aceptan,   por   ejemplo,   la   sílaba   /blin/,   pero  
rechazan  otras  como  /bnin/  o  /nbin/.  El  que  la  sílaba  /blin/  no  sea  el  significante  de  
una   palabra   efectiva   del   español   es   algo   accidental   (en   algún   momento   puede   que   lo  
sea);   no   lo   es,   en   cambio,   el   que   no   existan   palabras   cuyo   significante   sea   /bnin/   o  
/nbin/  (vid.  6.1).  
Este   mismo   conocimiento   es   también   el   que   provoca   que   los   elementos   im-­‐
portados  se  adapten  a  los  requisitos  fonológicos  de  la  lengua  receptora.  Por  ejemplo,  
a   los   hablantes   nativos   de   español   les   resulta   extraña   la   palabra   inglesa   sprint,   que  
consta   de   la   única   sílaba   /sprint/   (tres   consonantes   en   el   ataque,   dos   de   ellas   sordas;  
dos  consonantes  en  la  coda  de  sílaba  final  de  palabra:  aspectos  todos  no  permitidos  
en   español).   Cuando   la   importan   la   adaptan   a   las   exigencias   silábicas   del   español   y  
crean   una   palabra   nueva,   esprín14,   con   dos   sílabas,   /es/   y   /prin/:   se   antepone   una  
vocal   epentética   a   /s/   y   se   descarta   el   fonema   /t/   final.   Estos   ajustes   son   mayores  
cuando  esta  misma  palabra  inglesa  es  importada  al  japonés  (las  restricciones  fonotác-­‐
ticas   de   esta   lengua   son   muy   distintas   de   las   del   inglés).   El   japonés   impide   casi   por  
completo   cualquier   tipo   de   grupo   consonántico,   en   especial   si   está   en   el   ataque,   lo  
que   lleva   a   que   la   palabra   en   cuestión   sea   importada   con   la   forma   supurinto,   com-­‐
puesta  de  las  sílabas  /su/  (adaptación  de  /s/  de  /sprint/),  /pu/  (adaptación  de  /p/  de  
/sprint/),  /rin/  (adaptación  de  /rin/  de  /sprint/)  y  /to/  (adaptación  de  /t/  de  /sprint/)  
(vid.  6.1)  
 

6.3  Fenómenos  suprasegmentales  y  paralingüísticos  


 
Hasta  aquí  el  análisis  que  hemos  presentado  segmenta  los  elementos  lingüísticos  
(morfos,   palabras,   oraciones)   en   unidades   menores   hasta   llegar   a   las   unidades  
mínimas  del  plano  fónico:  los  fonemas.  Éstos,  como  hemos  comprobado,  se  disponen  
linealmente   y   constituyen   los   segmentos   de   la   cadena   hablada.   Sin   embargo,   si  
mirarnos   los   enunciados   más   de   cerca,   este   modo   de   segmentación   sufre   en   el  
campo   fonológico   una   limitación   de   cierta   importancia.   Efectivamente,   si   tomamos  
las   palabras   término   y   termino,   y   las   descomponernos   en   fonemas,   obtenemos   una  
única   serie   de   segmentos:   /t/   +   /e/   +   /r/   +   /m/   +   /i/   +   /n/   +   /o/;   pero   esta   serie   no   da  
cuenta  del  hecho  de  que  las  dos  palabras  tengan  distintos  significados  por  el  hecho  
de   presentar   el   acento   en   sílabas   diferentes.   En   otras   palabras,   un   análisis   estricta-­‐

13
 No  son  posibles  */tla/  y  */dla/,  hecho  que  responde  a  otro  tipo  de  restricción  fonotáctica.  
14
  Esta   adaptación   no   ha   sido   admitida   aún   por   la   Real   Academia   (aunque   admite   la   forma   sprint),  
pero  sí  está  incluida  en  el  Diccionario  panhispánico  de  dudas.  

31
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

mente  segmental  no  basta  para  identificar  todos  los  aspectos  relevantes  de  la  cadena  
hablada:   es   necesario,   en   los   ejemplos   dados,   tener   en   cuenta   que   la   vocal   /e/   (en   la  
primera  palabra)  y  la  /i/  (en  la  segunda)  se  pronuncian  con  un  acento,  y,  sobre  todo,  
que  este  acento  no  está  situado  linealmente  respecto  a  los  demás  fonemas,  sino  que  
se  produce  al  mismo  tiempo  en  que  se  producen  las  dos  vocales.  Por  tanto,  para  dar  
cuenta  fonológicamente  de  termino,  no  podemos  escribir  
 
/t/  +  /e/  +  /r/  +  /m/  +  /i/  +  /’/  +  /n/  +  /o/  
 1              2                3              4                5            6                7              8  
 
asignándole   al   acento   un   lugar   propio,   sino   que   debemos   poner   el   acento   en   la  
misma   posición   segmental   que   /i/.   Las   unidades   no   son,   pues,   ocho,   como   en   la  
notación  ofrecida,  sino  siete:  
 
/t/  +  /e/  +  /r/  +  /m/  +  /í/  +  /n/  +  /o/  
 1              2                3              4                5              6                7  
 
En  fin,  en  Fonología  existen  fenómenos  que  no  son  lineales  (o  segmentales),  sino  
que  son  simultáneos  a  otros.  Estos  fenómenos  se  llaman  suprasegmentales,  porque  
pueden   ser   representados   mentalmente   como   ‘superpuestos’   a   los   segmentos  
propiamente   dichos.   Los   hechos   más   importantes   en   este   ámbito   son   el   acento  
(suprasegmental  de  palabra)  y  la  entonación  (suprasegmental  de  enunciado  (vid.  más  
adelante)).  
Los   fenómenos   suprasegmentales   tienen   gran   importancia   en   la   comunicación,  
porque   desempeñan   una   importante   función   distintiva.   El   acento   sirve   como   ele-­‐
mento   distintivo   de   palabras   (como   en   los   ejemplos   de   arriba),   pero   puede   operar  
también  como  señal  demarcativa  en  las  lenguas  que  lo  tienen  en  posición  fija,  ya  que  
señala  el  límite  entre  las  palabras:  tanto  en  francés  como  en  turco,  el  acento  recae  
siempre   en   la   última   sílaba;   en   polaco,   en   la   penúltima,   etc.   (Otras   lenguas,   sin  
embargo,   tienen   el   acento   móvil,   aunque   sus   cambios   de   una   sílaba   a   otra   están  
regulados  por  mecanismos  rigurosos:  así,  el  español,  el  inglés,  el  alemán,  el  ruso,  etc.)  
(Vid.  tema  5.)  De  la  misma  manera,  la  entonación  sirve  para  distinguir  el  significado  
de   los   enunciados   de   forma   sustancial:   Has   conseguido   verla   [.]   y   Has   conseguido  
verla  [?]  demuestran  el  hecho  de  que  es  el  carácter  suprasegmental  el  que  diferencia  
dos  enunciados  idénticos  desde  el  punto  de  vista  segmental.  
Junto   a   los   suprasegmentales,   entre   los   sectores   más   ‘confusos’   y   menos   ac-­‐
cesibles   (e   incluso   menos   estudiados   y   conocidos)   de   la   producción   de   sonidos  
verbales,  hay  que  hablar  de  los  paralingüísticos.  Con  este  término  (que  los  lingüistas  
consideran   poco   afortunado)   se   indica   una   masa   de   fenómenos   que   acompañan   a  
una   enunciación   cualquiera,   pero   que   no   están   completamente   integrados   en   la  
organización  gramatical  de  las  lenguas,  como  el  volumen  de  la  voz,  la  velocidad  del  
habla,  los  titubeos,  las  pausas  de  silencio,  las  pausas  ‘llenas’  (las  que  informalmente  
se   transcriben   hum,   mmm,   etc.).   Entre   todos   ellos   merece   una   mención   especial   el  
fenómeno   de   la   pausa,   o   sea   el   intervalo   de   silencio,   de   duración   variable,   que   se  
entremezcla  con  ciertas  unidades  lingüísticas,  y  que,  aun  no  siendo  suprasegmental,  
podemos  incluirlo  en  esta  categoría.  Paralelamente  a  las  pausas  estrictamente  indivi-­‐

32
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

duales,  que  son  momentos  de  silencio  ocasionales,  debidos  esencialmente  a  la  inten-­‐
ción   comunicativa   de   cada   hablante   o   a   accidentes   externos,   existen   también   pausas  
funcionales,  que  desempeñan  una  función  en  la  lengua,  en  cuanto  que  operan  como  
verdaderas  y  auténticas  unidades  a  nivel  tanto  fonológico  como  sintáctico.  Las  pausas  
funcionales  son,  a  menudo,  solamente  virtuales,  es  decir,  pueden  ser  o  no  ser  produ-­‐
cidas   en   determinadas   posiciones.   En   una   estructura   que   se   llama   extrapolación   se  
pueden  tener  enunciados  como  El  niño,  //  ¿lo  has  llevado  tú  a  la  escuela?  (donde  el  
símbolo   ‘//’   indica   la   pausa):   la   interpretación   de   este   enunciado   depende   en   gran  
medida  de  la  pausa  virtual  que  se  puede  tener  en  la  posición  indicada.  La  pausa  opera  
a   menudo   en   combinación   con   la   entonación.   Compárense   los   dos   enunciados   que  
siguen,  idénticos  desde  el  punto  de  vista  segmental,  pero  diferentes  solamente  por  la  
entonación  y  la  presencia,  en  el  segundo,  de  una  pausa:  
 
(1)  ¿Cómo  puedo  hacerlo  yo  solo?    
(2)  ¿Cómo?  //  ¿Puedo  hacerlo  yo  solo?  
 
La   mayor   parte   de   los   fenómenos   suprasegmentales   y   paralingüísticos   son   consi-­‐
derados  normalmente  extraños  a  la  organización  de  las  lenguas,  y  no  se  les  incluye  en  
el  análisis  fonológico  propiamente  dicho  (hasta  el  punto  de  que  no  existen  ni  siquiera  
medios  apropiados  para  representarlos  gráficamente).  En  realidad,  el  hecho  de  que  
tanto   los   fenómenos   paralingüísticos   como   los   segmentales   sean   relativamente   poco  
conocidos,  y,  sobre  todo,  que  estén  escasamente  integrados  en  el  resto  del  análisis  
fonológico,  es  uno  de  los  indicios  de  la  insuficiencia  actual  de  estos  estudios.  
 

6.4  Aspectos  fonológicos  de  la  entonación  


 
Ningún  enunciado  hablado  se  produce  sin  entonación  (que  podemos  aproxima-­‐
damente  definir  como  la  ‘melodía’  del  enunciado):  ésta  es,  por  tanto,  un  fenómeno  
suprasegmental  absolutamente  general  en  el  comportamiento  lingüístico.  No  obstan-­‐
te,   es   uno   de   los   aspectos   más   difíciles   y   menos   estudiados   de   la   Fonología,   de  
manera  que  nuestros  conocimientos  sobre  el  tema  son,  dejando  aparte  el  desarrollo  
global  de  la  Lingüística,  todavía  hoy  lamentablemente  pobres.  La  dificultad  de  captar  
los   fenómenos   de   entonación   y   de   estudiarlos   rigurosamente   se   debe   en   parte   al  
hecho  de  que  no  es  fácil  representarlos  visiblemente  de  manera  satisfactoria.  Incluso  
en   las   teorías   más   elaboradas   a   este   respecto,   la   entonación   se   representa   con  
medios  extremadamente  ingenuos  y  a  veces  toscos  (curvas,  guiones,  flechas,  debido  
a   que   la   entonación   se   percibe   mediante   una   analogía   con   la   curva),   o   bien   se   la  
describe   verbalmente,   con   notaciones   de   tipo   impresionista   y   en   cualquier   caso   no  
unívocas.  Que  se  trata  de  un  fenómeno  difícil  y  difuso  está  confirmado  por  el  hecho  
de  que  incluso  la  grafía  de  las  lenguas,  que  ha  llegado  a  ser  capaz  de  reproducir  con  
gran  precisión  los  aspectos  segmentales  de  la  cadena  hablada,  ante  la  entonación  se  
ha  revelado  insuficiente.  La  escritura,  en  efecto,  reproduce  la  entonación  de  manera  
extremadamente   simplificada:   casi   en   todas   las   lenguas   tenemos   medios   gráficos  
(como  la  puntuación)  para  distinguir  entre  la  afirmación  Él  está  yendo  a  casa  [.]  y  la  
pregunta   Él   está   yendo   a   casa   [?],   pero   no   hay   ningún   sistema   para   indicar   que   la  

33
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

frase  Él  está  yendo  a  casa  [.]  puede  de  hecho  pronunciarse  con  una  variedad  indiscu-­‐
tible  de  entonaciones  diferentes,  según  que,  por  ejemplo,  constituya  la  respuesta  a  la  
pregunta  ¿Quién  está  yendo  a  casa?,  o  a  la  pregunta  ¿Adónde  está  yendo?,  o  a  una  
gama  potencialmente  muy  amplia  de  otras  preguntas  posibles.  
Es  ya  más  bien  difícil  decir  con  absoluta  certeza  cuál  es  la  base  física  de  la  ento-­‐
nación.   Dejando   de   lado   todo   tipo   de   complicación   técnica,   podemos   decir   que   se  
debe  principalmente  al  hecho  de  que,  en  correspondencia  con  algunas  sílabas  (y  en  
particular   con   las   vocales   que   éstas   tienen),   la   frecuencia   de   vibración   del   aire  
aumenta,  formando  cimas.  Al  variar  la  frecuencia  de  vibración  del  aire,  varía  la  agu-­‐
deza   (o   altura)   de   la   voz;   por   eso   el   efecto   perceptivo   de   ‘melodía’   que   los   enun-­‐
ciados   producen   se   obtiene   porque,   en   correspondencia   con   esas   cimas,   la   voz   se  
hace  más  aguda  respecto  a  los  otros  momentos.  La  sucesión  de  cimas  y  de  valles  que  
constituye  la  ‘melodía’  del  enunciado  se  designa  con  el  término  de  curva  (o  perfil  o  
contorno)  de  entonación,  y  se  dice  que  la  entonación  ‘sube’  o  ‘baja’.  A  causa  de  esta  
metáfora   ‘orográfica’   que   se   usa   al   hablar   de   la   entonación,   ésta   a   menudo   se  
representa  mediante  trazos  curvilíneos,  que  reproducen  las  subidas  y  bajadas.  
Al   lado   de   estas   variaciones   de   altura   tonal,   en   la   entonación   intervienen  
también   fenómenos   de   cantidad.   La   pregunta   ¿Tomas   un   café?   puede   ser   pronun-­‐
ciada   con   la   vocal   final   larga   (o   incluso   muy   larga),   y   en   este   caso   puede   significar  
duda  o  sorpresa  («pero  ¿de  verdad  que  tomas  un  café?»).  La  presencia  de  un  factor  
de   duración   complica   bastante   el   análisis   fonológico   de   la   entonación,   también  
porque  la  cantidad  se  representa  visualmente  con  notable  dificultad.  
La   importancia   de   la   entonación   en   las   lenguas   es   evidente   también   desde   el  
punto  de  vista  biológico:  el  niño  llega  a  producir  sencillas  curvas  de  entonación  desde  
los  primeros  días  de  vida,  y  en  cualquier  caso  mucho  antes  de  ser  capaz  de  producir  
un  fonema  segmental  cualquiera  de  su  lengua.  A  la  madre  que  le  hace  escuchar  una  
m  continua  y  modulada  en  la  entonación,  el  niño  de  pocas  semanas  le  responde  por  
imitación,   produciendo   a   su   vez   una   curva   semejante,   con   las   mismas   ondas   de  
frecuencia  (aunque  con  una  duración  ligeramente  más  breve  que  la  de  la  madre).  A  
los   tres   meses   el   niño   es   capaz   de   imitar   la   entonación   producida   por   la   madre  
incluso   bajo   el   aspecto   de   la   duración;   con   un   año,   la   gama   esencial   de   las   entona-­‐
ciones  utilizadas  en  la  lengua  materna  se  puede  considerar  aprendida.  
Desde  el  punto  de  vista  funcional,  la  entonación  es  un  recurso  de  modulación  del  
enunciado   esencial   y   muy   delicado,   que   sirve   para   señalar   qué   tipo   de   enunciado  
estamos  pronunciando  (si  es  afirmativo,  interrogativo,  exclamativo,  etc.,  para  indicar  
qué  valor  pragmático  le  está  atribuyendo  el  emisor  (si  está  hablando  en  broma,  en  
serio,  irónicamente,  etc.  (vid.  tema  8)),  y  por  fin  para  poner  de  relieve  las  partes  del  
enunciado   a   las   que   pretendemos   darle   mayor   importancia,   de   manera   que   el  
receptor  las  capte  con  mayor  claridad.  
Pero  no  podemos  entrar  aquí  en  más  detalles;  limitémonos  a  dar  alguna  noción  
introductoria   elemental.   En   general,   hablando   de   la   entonación,   se   distinguen   dos  
aspectos  esenciales:  a)  la  altura  (o  nivel)  tonal  de  las  distintas  sílabas,  y  b)  la  curva  de  
entonación  de  todo  el  enunciado.  En  cuanto  al  primer  aspecto,  en  la  enunciación  las  
sílabas  reciben  (independientemente  del  hecho  de  que  lleven  o  no  lleven  acento)  una  
distinta   altura   tonal:   en   otras   palabras,   recordémoslo,   el   acento   es   principalmente  
una   cuestión   de   intensidad).   Por   ejemplo,   hay   una   diferencia   entre   el   decir   sí   (con   un  

34
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

tono  relativamente  bajo)  como  respuesta  a  la  pregunta  ¿Te  llamas  Luis?  y  el  decir  sí  
(con   un   tono   notablemente   más   alto)   como   cuando   se   responde   al   teléfono   que  
suena,  o  bien  a  una  llamada  ([A]  ¿Luis?  [B]  ¿Sí?).  (Es  bastante  evidente,  por  otro  lado,  
que   en   esta   realización   de   sí,   la   vocal   se   produce   no   solamente   con   un   tono   más   alto  
que  en  el  primer  caso,  sino  también  ligeramente  alargada.  Por  eso,  la  manera  mejor  
de  representarla  no  es  ¿sí?,  sino  ¿si-­‐í?,  donde,  en  la  primera  i  hay  un  nivel  tonal  más  
bajo   que   el   que   aparece   en   la   segunda.)   Según   las   lenguas,   varía   el   número   de   los  
niveles   de   tono   reconocidos.   Por   ejemplo,   en   inglés   se   localizan   (según   los   intér-­‐
pretes)  cuatro  o  cinco;  en  otras  lenguas,  el  número  puede  ser  distinto.  
En  cuanto  al  otro  aspecto,  cada  enunciado  muestra  un  aspecto  suprasegmental  
de   entonación   que   contribuye   de   manera   esencial   a   su   caracterización   sintáctica,  
semántica   y   pragmática.   Este   elemento   suprasegmental   se   puede   representar   muy  
bien   con   una   curva,   de   forma   que   todo   tipo   de   enunciado   estará   caracterizado   por  
una  curva  de  entonación  específica.  Un  ejemplo  elemental  al  alcance  de  la  mano  está  
constituido   por   la   diferencia   entre   la   entonación   ‘llana’   típica   de   la   aserción   y   la  
‘ascendente’  propia  de  la  interrogación,  como  podemos  comprobar  comparando  los  
dos  enunciados  siguientes:  
 
(3)  No  crees  que  es  así.  
(4)  ¿No  crees  que  es  así?  
 
 
 
 
BIBLIOGRAFÍA:  
 
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37
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

ANEXO  1:  ALFABETO  FONÉTICO  INTERNACIONAL  


 

38
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

ANEXO   3:   EQUIVALENCIAS   ENTRE   EL   “AFI”   Y   LOS   SÍMBOLOS   USADOS   EN   LA  


LINGÜÍSTICA  HISPÁNICA  (“RFE”):    
 

39
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

40
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

EJERCICIOS  
 
 
1  
Determine,  para  los  sonidos  de  las  parejas  siguientes,  si  tienen  el  mismo  o  diferente  
lugar  de  articulación.  A  continuación,  identifique  este  lugar.  
 
a) [s]  :  [l]      ______________________________________________________  
b) [k]  :  [ŋ]      ______________________________________________________  
c) [p]  :  [g]      ______________________________________________________  
d) [l]  :  [r]      ______________________________________________________  
e) [m]  :  [n]      ______________________________________________________  
f) [ʤ]  :  [ʃ]      ______________________________________________________  
g) [f]  :  [h]      ______________________________________________________  
h) [w]  :  [j]      ______________________________________________________  
i) [b]  :  [f]      ______________________________________________________  
j) [ʧ]  :  [ʤ]      ______________________________________________________  
k) [s]  :  [v]      ______________________________________________________  
l) [θ]  :  [t]      ______________________________________________________  
 
 
2  
Determine,  para  los  sonidos  de  las  parejas  siguientes,  si  tienen  el  mismo  o  diferente  
modo  de  articulación.  A  continuación,  diga  de  qué  modo(s)  se  trata.  
 
a) [s]  :  [θ]      ______________________________________________________  
b) [k]  :  [g]      ______________________________________________________  
c) [w]  :  [j]      ______________________________________________________  
d) [f]  :  [ʃ]      ______________________________________________________  
e) [l]  :  [t]      ______________________________________________________  
f) [ð]  :  [v]      ______________________________________________________  
g) [ʧ]  :  [ʃ]      ______________________________________________________  
h) [m]  :  [ŋ]      ______________________________________________________  
i) [r]  :  [w]      ______________________________________________________  
j) [ʧ]  :  [ʤ]      ______________________________________________________  
k) [h]  :  [ʔ]      ______________________________________________________  
l) [z]  :  [ʒ]      ______________________________________________________  
 
 
3  
Escriba   entre   los   corchetes   el   símbolo   fonético   correspondiente   a   las   siguientes  
especificaciones  de  sonidos.  
 
a) [        ]  nasal  velar  sonoro  
b) [        ]  lateral  alveolar  sonoro  
c) [        ]  oclusivo  glotal  sordo  
d) [        ]  vocal  cerrado  posterior  redondeado  

41
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

e) [        ]  fricativo  palatal  sordo  


f) [        ]  africado  palatal  sonoro  
g) [        ]  oclusivo  dental  sonoro  
h) [        ]  vocal  semiabierto  posterior  redondeado  
i) [        ]  fricativo  bilabial  sonoro  
j) [        ]  semivocal  anterior  
k) [        ]  vocal  abierto  central  
l) [        ]  semivocal  velar  
m)  [      ]  fricativo  velar  sordo  
n) [        ]  fricativo  alveolar  sordo  
o) [        ]  lateral  palatal  sonoro  
p) [        ]  vibrante  múltiple  uvular  
q) [        ]  fricativo  dental  sordo  
r) [        ]  fricativo  labiodental  sordo  
 
Indique  qué  especificaciones  corresponden  a  sonidos  que  no  son  del  español.  
 
 
4  
Determine  los  rasgos  fonéticos  que  comparten  los  sonidos  incluidos  en  los  grupos  
siguientes:  
 
[p  t  k  b  d  g]  :  __________________________________________________.  
[m  n  ŋ  ɲ]  :  __________________________________________________.  
[f  s  ç  ʃ  x]  :  __________________________________________________.  
[i  y  e  ø]  :  __________________________________________________.  
[ɑ  o  u  ɔ]  :  __________________________________________________.  
[ɾ  l  n  s  r]  :  __________________________________________________.  
[c  j  ɲ  ʎ  ç  ɟ]  :  __________________________________________________.  
[i  u]  :  __________________________________________________.  
[e  o]  :  __________________________________________________.  
 
 
5  
Especifique,   usando   términos   como  oclusivo,   fricativo,   sonoro,   etc.,   el   único   rasgo  
fonético   que   comparten   los   segmentos   incluidos   en   los   grupos   siguientes.   Intente  
evitar  términos  genéricos  como  consonante  o  vocal.  
 
Ejemplo:  [b  d  g  œ  m  y]  son  todos  sonoros.  
 
a) [i  e  ɛ  æ]  son  todos  __________.  
b) [ʧ  ʒ  ʃ  ʤ]  son  todos  __________.  
c) [p  t  k  g  ʔ]  son  todos  __________.  
d) [p  b  m  f  v]  son  todos  __________.  
e) [ʌ  əә  ʊ  a]  son  todos  __________.  
f) [h  ʔ]  son  ambos  __________.  
g) [u  o  e]  son  los  tres  __________.  

42
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

h) [s  z  ʧ  ʤ  ʃ  ʒ]  son  todos  __________.    


i) [l  r  m  n  ŋ  j  w]  son  todos  __________.  
j) [t  d  l  r  n  s  z]  son  todos  __________.  
 
 
6  
Determine  el  o  los  rasgos  fonéticos  que  permiten  distinguir  los  grupos  de  sonidos  
siguientes.  
 
Ejemplo:  [i  e]  frente  a  [a]:  vocales  anteriores  frente  a  vocal  central.  
 
a) [p  t  k  s]  frente  a  [b  d  g  z]  :  __________________________________________________.  
b) [p  t  k]  y  [b  d  g]  frente  a  [m  n  ŋ]  :  __________________________________________________.  
c) [b  d  g]  frente  a  [β  ð  ɣ]  :  __________________________________________________.  
d) [l]  frente  a  [r]  :  __________________________________________________.  
e) [c  ɟ]  frente  a  [ʃ  ʒ]  :  __________________________________________________.  
f) [o  u]  frente  a  [a]  :  __________________________________________________.  
g) [i  e  æ]  frente  a  [u  o  ɔ]  :  __________________________________________________.  
h) [i  u]  frente  a  [e  o]  :  __________________________________________________.  
i) [t  d]  frente  a  [c  ɟ]  :  __________________________________________________.  
j) [ɟ  c  j  ʎ]  frente  a  [i]  :  __________________________________________________.  
k) [b  β  v]  frente  a  [u  w]  :  __________________________________________________.  
l) [p  b],  [t  d]  y  [k  g]  frente  a  [f],  [θ/s]  y  [x]  :  ___________________________________________.  
 
 
7  
Determine   a   qué   proceso   fonético   del   decurso   responden   las   siguientes   variantes  
dialectales  del  español.  
 
  Español  estándar   Variedad  dialectal   Proceso  
a)   [ˈpoβ̞ɾe]   [ˈpɾoβ̞e]   ____________________  
b)   [ˈgɾaθ̪˖jas]   [ˈgɾasja]   ____________________  
c)   [ˈkaɾne]   [ˈkanne]   ____________________  
d)   [ˈpesos]   [ˈpeso̥s] ____________________  
e)   [es̪ˈtomaɣ̞o]   [es̪ˈtoɣ̞amo]   ____________________  
f)   [a̠lˈβ̞ɾiθ̪˖jas]   [aˈβ̞ɾisjas]   ____________________  
g)   [ˈpɛrɔs]   [ˈpɛrɔʰ]   ____________________  
ɹ
h)   [ˈbwenɔz̪  ˈð̞ias]   [ˈbwenɔ  ˈð̞ias]   ____________________  
 
 

8  
a)   Examine   los   siguientes   datos   del   español,   determine   la   distribución   de   los  
sonidos  nasales  y  el  patrón  a  que  ésta  responde.  
 
[ˈmãŋgo]   [amˈpaɾo]   [ˈdwen̪de]  
[ˈɔ̃ŋgo]   [emboteˈʝaɾ]   [ˈpin̪ta]  
[teŋˈgamɔs]   [amputaˈθ̪˖jɔn]   [ˈtenso]  
ð̞  
[ˈanʲʧo]   [eɱfɛrmeˈð̞a ]   [ẽn̪˖ˈθ̞˖ina]  

43
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

[kɔnʲʣuˈɣ̞a̠l]   [aɱˈfiβ̞jo]    
[kɔnʲ  ˈʤelo]   [ˈiɱfulas]    
 
b)  Haga  lo  mismo  con  estos  otros  datos  y  compare  los  resultados.  
 
[ˈmãno]   [ˈnato]    
[ˈmãɲo]   [ˈmato]    
[ˈmãmo]   [ˈlamo]    
 
c)  ¿Qué  conclusiones  puede  extraer  tras  el  análisis  de  ambos  grupos  de  datos?  
 
 
9  
Examine  los  datos  del  siguiente  corpus:  
 
[aˈsɛɾ]   [sɛɾˈβ̞i̞ɾ]   [i̞hraˈɛl]  
[kanˈsað̞o]   [ˈahko]   [ˈmu̞hɣ̞o]  
[ˈbesɔʰ]   [aʰpiraˈθ̞˖jɔn]   [ˈpi̞hta]  
[deˈsi̞ɾ]   [ˈi̞hlaʰ]   [ˈesaʰ  ˈmɔhkaʰ  ]  
[ˈmasa]   [ˈsako]   [ahˈfa̠l̪to]  
 
Decida   si   [s],   [h]   y   [h]   son   fonemas   o   alófonos   de   un   mismo   fonema,   teniendo   en  
cuenta  su  distribución.  
 
 
10  
He  aquí  de  nuevo  los  datos  presentados  en  el  ejercicio  11:  
 
[ˈmãŋgo]   [amˈpaɾo]   [ˈdwen̪de]  
[ˈɔ̃ŋgo]   [emboteˈʝaɾ]   [ˈpin̪ta]  
[teŋˈgamɔs]   [amputaˈθ̪˖jɔn]   [ˈtenso]  
ð̞  
[ˈanʲʧo]   [eɱfɛrmeˈð̞a ]   [ẽn̪˖ˈθ̞˖ina]  
[kɔnʲʣuˈɣ̞a̠l]   [aɱˈfiβ̞jo]    
[kɔnʲ  ˈʤelo]   [ˈiɱfulas]    
[ˈmãno]   [ˈnato]    
[ˈmãɲo]   [ˈmato]    
[ˈmãmo]   [ˈlamo]    
 
En  ellos  se  comprueba  que  la  oposición  entre  los  fonemas  /m/,  /n/  y  /ɲ/  se  da  sólo  
en   ciertas   posiciones   pero   no   en   otras,   en   las   que   se   neutralizan   y   aparece   el  
archifonema  /N/.  Describa  la  distribución  en  uno  y  otro  caso.  
 
Ahora,   examine   en   estos   otros   datos   los   alófonos   de   los   fonemas   /p/,   /b/,   /t/,   /d/,  
/k/   y   /g/.   Decida   si   puede   hablarse   de   neutralización   entre   ellos.   Si   es   así,  
establezca  qué  archifonemas  aparecen  y  en  qué  distribución  lo  hacen.  
 

44
Lingüística.  Tema  4.  Fonética  y  Fonología.  

[ˈapto]   [ˈabto]   [ˈaβ̞to]  


[ˈakto]   [ˈagto]   [ˈaɣ̞to]  
[adˈkiɾi̞ɾ]   [atˈkiɾi̞ɾ]   [að̞ˈkiɾi̞ɾ]  
[ˈɛtniko]   [ˈedniko]   [ˈeð̞niko]  
[bɔn̪ˈdad]   [bɔn̪ˈdað̞]   [bɔn̪ˈdat]  
ð̞  ˳ β̞
[bɔn̪ˈda ]   [ˈaʰto]   [ˈa to]  
n
[ˈe niko]   [ˈeʰniko]   [bɔn̪ˈda]  
 
 
11  
Transcriba  fonética  y  fonológicamente  las  palabras  siguientes.  
 
Palabra   Tr.  fonét.   Tr.  fonol.   Palabra   Tr.  fonét.   Tr.  fonol.  
viaje   [ˈbja̠xe]   /ˈbiaxe/   subjetivo      
profesores       algo      
intimidad       enseñaba      
egoísta       ayudante      
mentalmente       actuación      
 
 

45
LINGÜÍSTICA

TEMA 5
MORFOLOGÍA
1. Introducción.- 2. Descomposición y combinación.- 3. Morfemas.-
4. Morfemas, morfos y alomorfos.- 5. Radicales y afijos.- 6. Procesos
morfológicos.- 7. Matrices morfológicas y matrices semánticas.-
8. La palabra.

1. INTRODUCCIÓN

Las palabras1 son elementos modificables, es decir, capaces de variar su propia


forma y significado según el entorno sintagmático en el que aparecen. La palabra
grande se transforma en grandes en los niños son grandes, en gran en es un gran
hombre; de la misma manera, otras muchas palabras se modifican de acuerdo con el
entorno. No todas las palabras tienen, sin embargo, esta propiedad: algunos tipos de
palabras son invariables y no se prestan a ningún tipo de modificación, como en
español las conjunciones y, pero, o, etc., o en latín ac, sed, atque, etc. Esta pequeña
limitación no evita, sin embargo, que la mayoría de las palabras de las lenguas puedan
sufrir complejos procesos de modificación.
Las modificaciones formales de las palabras pueden ser de numerosos tipos.
Pero, por comodidad, se distinguen dos categorías fundamentales, ejemplificadas en
el siguiente esquema:

ESPAÑOL LATÍN
hacer → rehacer scio → scientia
hago Scis
hacemos Scit
... ...

Las modificaciones presentadas en el eje horizontal del esquema tienen la


propiedad de dar lugar a nuevas palabras del léxico respecto de la palabra-base
(rehacer respecto de hacer; scientia respecto de scio), con la posibilidad de que éstas
correspondan a partes del discurso distintas de aquélla a la que pertenece la palabra-
base. Las que están en el eje vertical, sin embargo, dan lugar a nuevas formas de la
misma palabra (hago respecto de hacer, etc.). Ambos tipos de modificación son
ejemplos de un nivel de análisis lingüístico que comúnmente se llama morfología (es
decir, «teoría de la forma» de las palabras). Intuitivamente, se puede decir que la
morfología se ocupa de las modificaciones de las palabras y de la variedad de formas
que asumen como consecuencia.

1
Recurrimos, de momento, a la noción intuitiva de ‘palabra’. Vid. § 9 para obtener más información.
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Los procesos de modificación morfológica se distinguen en dos clases
principales: la morfología de la flexión (o flexional), representada por los ejes
verticales del esquema anterior, y la morfología de la derivación (o derivativa),
representada por los ejes horizontales de ese mismo esquema. Cada una de estas áreas
morfológicas presenta una variedad de aspectos que habrá que examinar detalla-
damente.

Desde el punto de vista de la teoría general de los códigos, la morfología de las


lenguas tiene una evidente función económica. Efectivamente, si las lenguas no
tuvieran morfología, deberían disponer de un elemento distinto para cada posición
sintagmática: dicho de otra manera, de una misma palabra no se podrían sacar formas
diferentes ni palabras nuevas, y no sería posible la reutilización de las palabras ya
conocidas, con la consecuencia de una fuerte pérdida de economía. Frente a estas
eventualidades, la capacidad de modificación morfológica es un sencillo y genial
hallazgo para poder volver a usar los mismos elementos de partida en una variedad
muy amplia de formas y de configuraciones. Vistos desde este ángulo, los procesos
morfológicos desempeñan la función de permitir a la lengua expandirse
ilimitadamente sin cargarse de un número de elementos superior a los límites
tolerables por el usuario, y le confieren una extraordinaria flexibilidad de uso. Por lo
demás, no se conoce ninguna lengua que no tenga algún tipo de fenómeno
morfológico: eso demuestra cómo los sistemas lingüísticos explotan todos los
recursos posibles para alcanzar el máximo de economía y distintividad. Al igual que
otros caracteres de las lenguas verbales, también los procesos morfológicos tienen
lugar gracias al carácter articulado de estos códigos.

La morfología es también un sencillo pero importante medio con el que las


lenguas aseguran la cohesión, porque ofrece un inmenso repertorio de indicadores de
las relaciones existentes entre los distintos componentes de los enunciados. Esto se
observa con total claridad en los fenómenos de la concordancia. Por ejemplo, en el
enunciado latino optimus civis «ciudadano excelente», el que las dos palabras que
forman parte del enunciado tengan ‘algo que ver’ entre sí está indicado
exclusivamente por el hecho de que presentan una terminación con el mismo caso
(-us e -is, ambos, entre otras cosas, están en nominativo masculino y singular).

2. DESCOMPOSICIÓN Y COMBINACIÓN

Los diversos fenómenos de modificación morfológica tienen lugar gracias a dos


condiciones fundamentales relacionadas con la estructura de las palabras. Se trata de
las siguientes:

a) Condición de descomponibilidad
Algunas palabras se pueden descomponer en partes más pequeñas dotadas de
significado: por ejemplo, perro se puede descomponer (con procedimientos adecua-
dos) en perr + o, y el primer componente de esta combinación puede aparecer
también en otras combinaciones (perr + a, etc.); en latín, lego («leo») se puede
descomponer en leg + o, cuyo primer componente aparece también en legis (leg +
is), legam (leg + am), etc.; de la misma manera, los segundos componentes de estas
combinaciones pueden aparecer también en otros contextos.

2
Lingüística. Tema 5. Morfología.

b) Condición de estrecha combinabilidad


Algunas palabras se pueden combinar estrechamente con otros elementos, que
pueden no ser a su vez palabras, y forman con ellos palabras nuevas. Por ejemplo, la
palabra latina scio se combina estrechamente con ne- en nescio «no sé», y ne- (con e
breve) no es una palabra autónoma; la palabra española hacer se combina estrecha-
mente con re- para dar rehacer; la palabra inglesa able «capaz» se combina con un-
para dar unable «incapaz» (donde un- no es una palabra por sí sola), etc.

Tanto la condición de descomponibilidad como la de estrecha combinabilidad no


son más que una manifestación de que las lenguas son códigos articulados, y eviden-
cian la flexibilidad que las lenguas adquieren debido a la posibilidad de articulación.
Pero aquí hay que introducir una limitación cuantitativa: no todas las palabras
respetan la condición de descomponibilidad. Es el caso, por ejemplo, de y, pero, el
inglés but «pero», el alemán hin «fuera de aquí», etc.; igualmente, no todas respetan
la condición de estrecha combinabilidad. Son numerosas también las palabras que no
respetan ni una ni otra condición. Por tanto, con una generalización poco rigurosa
(aunque no falsa), podemos decir que la morfología se ha producido gracias a que
parte de las palabras respetan tanto la condición de descomponibilidad como la de
estrecha combinabilidad, y que gran parte de las palabras respeta una u otra.

3. MORFEMAS
3.1 Segmentación
Uno de los terrenos en los que más claramente se puede ver, en la práctica, el par
de condiciones presentadas en el apartado anterior es el del análisis morfemático, es
decir, en la descomposición de las palabras en morfemas, las unidades mínimas de la
morfología.
Normalmente el morfema se define como la unidad lingüística mínima dotada de
significado. Las dos especificaciones ‘mínima’ y ‘dotada de significado’ hay que
tomarlas conjuntamente, porque existen otras unidades lingüísticas de las que se
puede decir que son ‘mínimas’, pero que carecen de significado (como los fonemas);
y al contrario, existen unidades ‘dotadas de significado’ que, sin embargo, no son
‘míni-mas’ en ningún sentido (como los sintagmas).
Para aclarar esta definición tomemos las siguientes palabras: español cortés,
descortés, cortésmente, descortésmente; inglés stable «estable», unstable «inestable»;
alemán höflich «cortés», unhöflich «descortés»; latín aptus «capaz», aptitudo
«capacidad». Imaginemos que estas palabras sean todo el corpus disponible (o sea el
conjunto de datos para analizar) y probemos a descomponerlas en partes dotadas de
significado, mediante una simple comparación por parejas, de la manera siguiente:

ESPAÑOL INGLÉS ALEMÁN LATÍN


cortés stable höflich apt- -us
des- -cortés un- -stable un- -höflich apt- -itudo
cortés- -mente
des- cortés- -mente

3
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Así obtenemos las siguientes listas de elementos:

ESPAÑOL INGLÉS ALEMÁN LATÍN


cortés stable höflich apt-
des- un- un- -us
-mente -itudo

Esas unidades son morfemas, esto es, unidades mínimas dotadas al mismo tiempo
de una expresión y un contenido. La operación con la que se les identifica evidencia
un procedimiento típico de la lingüística, conocido con el nombre de segmentación,
porque consiste en descomponer en segmentos sucesivos la cadena sintagmática.

Los ejemplos citados aclaran algunos aspectos importantes de la organización


morfemática de las lenguas, como son:

a) Los morfemas de una lengua son recurrentes a partir de un determinado punto


del análisis: cortés no aparece una sola vez en el léxico español, sino en distintas
palabras, de la misma manera que un- aparece en muchas ocasiones en el léxico
inglés; etc. Ésta es una de las manifestaciones de la economía de la organización de
las lenguas: se reutilizan materiales ya disponibles antes que crear otros nuevos.

b) Los morfemas de una lengua tienden a ser fonológicamente estables, en el


sentido de que exhiben un significado constante mediante una (relativa) identidad
formal. Podría parecer que esta afirmación no es completamente verdadera, desde el
momento en que en algunos casos los morfemas pueden presentar una variabilidad
fonológica de diferente grado. Sin embargo, y pese a todo, hay que tener en cuenta
que la variabilidad fonológica es relativamente escasa en comparación con la estaba-
lidad fonológica.

3.2 Comparación por parejas


Estos ejemplos ponen en evidencia también algunos aspectos importantes del
método del análisis, en el que vale la pena detenerse un momento. Se trata, en el
fondo, de un simple procedimiento de comparación por parejas. Si imaginamos que
el corpus de la lengua que estamos estudiando está compuesto solamente por dos
palabras, como vencer e invencible, y si las comparamos en busca del material
fonológico que tienen en común, tendremos buenas razones para suponer que los
morfemas que las componen son los siguientes (en el recuadro aparecen los
elementos comunes):

4
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Primera comparación:

CORPUS LISTA DE LOS MORFEMAS SUPUESTOS

venc er

in venc ible venc-, in-, -ible, -er

Si añadimos una sola palabra a este corpus, la lista de los supuestos morfemas
puede modificarse, y podemos incluso descubrir que algunos elementos que habían
sido considerados como morfemas ya delimitados, tienen que ser descompuestos una
vez más (o analizados de nuevo). Así, de incluir en el corpus la palabra invencibles,
obtendremos la siguiente situación (en cursiva los morfemas nuevos y en negrita los
que, aparecidos ya, se han segmentado otra vez):

Segunda comparación:

CORPUS LISTA DE LOS MORFEMAS SUPUESTOS

venc er

in venc ibl e
in venc ibl es
venc-, in-, -ibl-, -er, -e, -es

Si continuamos añadiendo palabras al corpus, la lista de los morfemas crecerá


aún más, dando lugar, incluso, a posteriores análisis. Insertando, por ejemplo,
imprevisible, tendremos la situación siguiente:

Tercera comparación:

CORPUS LISTA DE LOS MORFEMAS SUPUESTOS

venc er

in venc ibl e
in venc ibl es

imprevis ibl e venc-, in-, imprevis-, -ibl-, -er, -e, -es

Solamente mediante la introducción de previsible, tendremos la posibilidad de


hacer un segundo análisis (imprevis- en im-, y previs-), como vemos a continuación
en el esquema:

5
Lingüística. Tema 5. Morfología.

Cuarta comparación:

CORPUS LISTA DE LOS MORFEMAS SUPUESTOS

venc er

in venc ibl e
in venc ibl es

im previs ibl e venc-, in-, im-, previs-, -ibl-, -er, -e, -es

Y así sucesivamente. Llegados a este punto, es evidente que obtener un análisis


morfémico completo de una lengua es una empresa más ideal que real. En efecto,
para conseguirlo sería necesario comparar por parejas todas las palabras que
componen la lengua e identificar una gran cantidad de morfemas. Pero las
dificultades que se interponen a la descomposición completa de una lengua no se
deben tanto a la imposibilidad material del análisis, como a una serie de
complicaciones concernientes a aspectos más profundos de los elementos analizados.
Consideremos algunas de estas dificultades.

3.3 Dificultades de la segmentación


Ante todo, los elementos que, por definición, integran todo morfema, significante
y significado, no son identificables del mismo modo: en tanto que el significante
generalmente puede ser identificado con suficiente claridad, el significado, en
cambio, opone bastante obstáculos a su identificación. Sólo supuestamente podemos
atribuir un significado a cada uno de los elementos identificados en los dos breves
análisis que hemos realizado antes: en español, in- significará «negación», -ible
significará «que puede ‘ser + participio pasado de un verbo x’», etc. Pero no en todos
los casos se consigue determinar fácilmente el significado de las unidades, ni siquiera
de manera aproximada. Por desgracia, son muchas las ocasiones en que el morfema
se puede identificar con total seguridad en el plano del significante, pero no en el del
significado. Imaginemos un corpus como el siguiente, que da lugar a la lista de
morfemas indicada al lado:

CORPUS LISTA DE LOS MORFEMAS SUPUESTOS


asistencia
asistir
consistencia
consistir
desistir
insistencia
insistir
resistencia
resistir a-, de-, in-, con-, re-, -sist-, -er, -encia

6
Lingüística. Tema 5. Morfología.
El morfema -sist-, que se extrae sin ninguna dificultad del análisis, tiene un
significado que no se puede describir. Solamente con la ayuda de la etimología
conseguimos saber que, en latín (del que todas las palabras indicadas derivan), -sist-
significaba más o menos «estar». Pero es fácil comprobar que en español esta
descripción del significado no se puede ya aplicar. Como vemos, en estos casos la
expresión es perfectamente segmentable; sin embargo, el contenido no se puede
definir bien. Dicho de otro modo, las palabras no siempre están rigurosamente
determinadas por lo que a la segmentación se refiere. La palabra española mejor, a la
que se le atribuye intuitivamente el significado de «más bueno», puede ilustrar este
hecho. Si en el análisis de bueno es fácil establecer la correspondencia siguiente entre
forma y significado:

EXPRESIÓN SIGNIFICADO
buen- «bueno»
-o «masculino singular»

en el análisis de mejor el resultado no queda determinado de la misma manera:

EXPRESIÓN SIGNIFICADO
mejor «más bueno»

En este caso, no se puede localizar una parte del significante de mejor a la que se le
pueda atribuir el significado «más», y otra a la que se le pueda atribuir el significado
«bueno». No podemos, por ejemplo, sostener que mej- signifique «bueno» y -or
«más». El análisis no nos permite establecer una correspondencia biunívoca entre
significados y formas, sino que se detiene frente a una condensación de significados
bajo la misma unidad formal.

3.4 Superposición y no superposición de los morfemas gramaticales y léxicos


Hay que destacar, en relación con lo que venimos tratando, otro aspecto
importante: en algunas lenguas los morfemas no van necesariamente seguidos en la
misma cadena sintagmática. En todos los ejemplos citados hasta ahora se pueden
distinguir intuitivamente dos clases de morfemas: los que expresan un significado
‘pleno’ o léxico, denominados normalmente morfemas léxicos o lexemas (buen-,
cortés-, -able; höf-, etc.), y los que expresan un significado ‘gramatical’,
generalmente llamados morfemas gramaticales (español -a, -o, in-, etc.; inglés un-,
etc.). Que entre las dos clases existe una diferencia profunda se deduce del hecho de
que la primera constituye una clase abierta (es decir, que se puede ampliar
ilimitadamente) y la segunda, en cambio, una clase cerrada. En las lenguas europeas
modernas los morfemas gramaticales y los léxicos generalmente no se superponen en
el eje sintagmático: simpáticos, por ejemplo, se descompone en simpátic-, morfema
léxico, y en –o- y –s, morfemas gramaticales; el morfema léxico antecede a los
gramaticales y no hay superposición entre ellos:

MORFEMA LÉXICO + MORFEMA GRAMATICAL


1 2

7
Lingüística. Tema 5. Morfología.

Las lenguas semíticas (como el árabe y el hebreo), sin embargo, son un ejemplo
muy claro del caso opuesto, en el que los morfemas de estas dos clases se combinan
no sucesivamente sino ‘mezclándose’ unos con otros. En árabe, por ejemplo, el
morfema léxico que significa «preguntar» está constituido por tres consonantes: ţ-1-b,
las cuales, en esta forma concreta, no constituyen una palabra verdadera. Para
convertirse en una palabra completamente actualizada, estas consonantes tienen que
completarse con material vocálico (o, en algunos casos, también consonántico) que se
inserta delante, en medio o después de las consonantes, y que constituye el morfema
gramatical (una especie de ‘peine’ morfémico). La situación descrita se puede repre-
sentar con el esquema siguiente (en el que V = Vocal):

En este caso, si queremos obtener la palabra que significa «el que pregunta», tenemos
que insertar en el ‘peine’ morfémico otro peine, el morfema gramatical -a2–i4- «el que
(hace algo)»; las cifras que aparecen debajo indican que -a- tiene que situarse en la
posición 2 e -i- en la posición 4). El resultado de esta operación es el siguiente:

Todos los ejemplos que hemos venido discutiendo hasta aquí ilustran las
condiciones, anteriormente consideradas, de descomponibilidad y de estrecha
combinabilidad: el morfema no concatenante árabe ţ-1-b, por ejemplo, puede ser
extraído de una serie de palabras (ţálib, ţalaba, etc.) y no puede aparecer solo, sino
siempre combinado con algo.

8
Lingüística. Tema 5. Morfología.

4. MORFEMAS, MORFOS Y ALOMORFOS

En las lenguas hay numerosas palabras que, aun expresando un significado


complejo, no se prestan a ningún tipo de segmentación. La palabra española es, por
ejemplo, corresponde a la «tercera persona singular del presente de indicativo de ser»,
pero no se puede atribuir ninguna de estas especificaciones de significado a alguna
parte de es. Casos de este tipo, que son muy numerosos, hacen aconsejable volver a
tratar la noción de morfema: no habrá que seguir considerándolo como una entidad
lineal resultante de la última segmentación de una palabra2, sino como algo más
abstracto.
Para explicar este punto, es conveniente representar la relación entre es y ser con
los términos de una proporción, estableciendo una igualdad entre estos términos y los
constituidos por la relación entre dos palabras más claramente emparentadas desde el
punto de vista morfológico, como, por ejemplo, levantar y levanta (tercera persona
singular del presente de indicativo). Tenemos entonces, el siguiente esquema:

levantar : levanta = ser : es


«levantar» «levantar» «ser» «ser»
«inf.» «3ª pers.» «inf.» «3ª pers.»
«sing.» «sing.»
«pres.» «pres.»
«ind.» «ind.»

Algunos lingüistas representan estas relaciones intuitivas mediante una ecuación


como la siguiente:

ax : bx = ay : by

Es decir, toda palabra (aunque no se pueda segmentar en morfemas) se descompone


en dos factores, indicados respectivamente por una de las primeras y una de las
últimas letras del alfabeto; x e y representan el morfema léxico de las respectivas
palabras (x = {levantar}, y = {ser}), mientras a y b representan los morfemas
gramaticales correspondientes (a = {INFINITIVO}, b = {PRESENTE DE
INDICATIVO + 3ª PERSONA + SINGULAR + INDICATIVO}). De esta manera, la
igualdad de relaciones entre las dos parejas de palabras resulta evidente: levanta y es,
a pesar de la diferencia de capacidad de análisis, ‘contienen’ los mismos morfemas.
Comprobamos, así, que los morfemas pueden no ser distinguibles en el eje de la
linealidad, y que se identifican sólo mediante una descomposición en factores.
Podemos decir, por tanto, más concretamente que una palabra no se descompone
en morfemas, porque los morfemas no son siempre elementos posicionales sino facto-
riales de las palabras. Es, pues, necesario introducir otra noción: las palabras,
consideradas en su secuencia fonológica, se descomponen en entidades lineales que
se llaman morfos. La palabra es, por consiguiente, está constituida, desde este punto
de vista, por un solo morfo que, manifestado fonológicamente por /es/, en realidad

2
Hasta aquí lo hemos considerado así, como una primera aproximación y por razones de exposición.

9
Lingüística. Tema 5. Morfología.
representa a varios morfemas: {ser} + {PRESENTE} + {TERCERA PERSONA} +
{SINGULAR} + {INDICATIVO}, según el esquema que sigue:

MORFEMA 1 MORFEMA 2 MORFEMA 3 MORFEMA 4 MORFEMA 5


{ser} {PRESENTE} {3ª PERSONA} {SINGULAR} {INDICATIVO}

MORFO
/es/

Por otro lado, un mismo morfema –entendido ya como elemento factorial de las
palabras- puede no estar siempre representado por el mismo morfo, sino por morfos
distintos en entornos sintagmáticos diferentes. Por ejemplo, el conjunto de morfemas
{PLURAL} + {MASCULINO}, relativo a nombres, que en italiano se representa en
la mayoría de los casos con el morfo /i/ (-i: cani «perros», poeti «poetas», tavoli «me-
sas», etc.), se manifiesta con el morfo /-ini/ solamente en el entorno uom- (uom-ini
«hombres»). Aunque -ini aparezca exclusivamente en combinación con uom-, e -i
tenga fuerte índice de aparición, hay que reconocer que el conjunto de morfemas
{PLURAL + MASCULINO} se manifiesta en italiano en, al menos, dos formas
distintas. Los distintos morfos que representan un mismo morfema se llaman
alomorfos de ese morfema. Podemos decir entonces que los morfemas {PLURAL +
MASCULINO} tienen en italiano dos alomorfos distintos: -i e -ini. De la misma
manera, el plural de los nombres turcos se expresa en dos morfos diferentes,
respectivamente -lar y -ler, que se seleccionan según sea la vocal final del morfo de
la raíz: ev-ler {casa} + {PLURAL}, pero adam-lar {hombre} + {PLURAL}.

Establezcamos, por consiguiente, la convención terminológica según la cual las


palabras pueden tener un conjunto morfémico, esto es, contener un conjunto de
morfemas a los que corresponden uno o más morfos. La distinción entre morfemas
(entidades abstractas, elementos factoriales de las palabras, representados
fonológicamente por morfos) y morfos (entidades fonológicas que manifiestan
morfemas o conjuntos de morfemas) resuelve en gran parte las dificultades de análisis
que hemos subrayado, y que son concretamente:

a) el hecho de que una palabra, desde el punto de vista de su linealidad, no


pueda descomponerse de ninguna manera en segmentos aunque, al insertarla
en una proporción, resulte claramente constituida por varios factores;
b) el hecho de que dos palabras, que tienen entre sí una evidente relación en
cuanto a su significado (como ser respecto de es), puedan no tener ninguna (o
casi ninguna) semejanza fonológica (este último fenómeno se presenta
también en la relación entre bueno, mejor y óptimo, relacionados desde el
punto de vista del significado, pero completamente carentes de relaciones
fonológicas).

10
Lingüística. Tema 5. Morfología.
5. RADICALES Y AFIJOS

Es conveniente ahora introducir algunas clasificaciones elementales de los


morfemas, y lo haremos, por un lado, según su libertad de combinación, y, por otro,
según su propia naturaleza.

a) Desde el punto de vista de su combinabilidad, los morfemas se clasifican en


libres y ligados. Un morfema libre puede aparecer en forma absoluta, esto es, carente
de cualquier otra atadura, y por tanto constituir por sí solo una palabra. Un morfema
ligado, en cambio, puede aparecer solamente en combinación con al menos otro
morfema, ya sea libre o ligado. En español ayer, por o pero son ejemplos típicos de
morfos que corresponden a morfemas libres: todos ellos pueden aparecer sin tenerse
que combinar estrictamente con nada y, por tanto, cada uno constituye una palabra
distinta. El morfo italiano –ini, el inglés -s o el español –s corresponden, en cambio, a
morfemas ligados, pues pueden aparecer solamente si se combinan estrechamente con
otros morfos: el primero en uom-ini «hombres», el segundo en dog-s «perros» y el
tercero en torre- s, etc.

c) Desde el punto de vista de su naturaleza, los morfemas tradicionalmente se


clasifican en radicales (o raíces) y afijos. Así, en el griego dotor «donante», do- es el
morfo raíz, es decir, el morfo que expresa el morfema léxico «dar»; -tor es un morfo
afijal que se sitúa a la derecha del morfo radical y manifiesta la idea de «agente».
Ambos son morfos ligados, de manera que no pueden aparecer separadamente. En la
forma del genitivo, dótoros, a los dos morfos ya mencionados se añade un tercero,
-os, que expresa el conjunto de morfemas {GENITIVO + SINGULAR +
MASCULINO / FEMENINO / NEUTRO}. Tanto -tor como -os son morfos afijales,
pues se unen estrechamente a un morfo radical sin ser a su vez morfos radicales.
Los elementos radicales aportan contenido léxico de carácter específico,
pertenecen a una categoría léxica (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio) y constituyen
la base conceptual a la que remiten los otros elementos de la palabra. Los afijos tienen
carácter dependiente o relacional, pues se interpretan en relación al radical o a la base
a la que se añaden. Los afijos se caracterizan por un significado menos específico o
más abstracto que puede tener carácter léxico-derivativo (suave-mente, trans-port-e,
co-hered-er-o) o flexivo-gramatical (toc-aba-n, co-hered-er-o, niñ-a-s, etc.). La
dependencia conceptual de los afijos se suele traducir en dependencia fonológica,
pues son casi siempre morfemas ligados. Los radicales pueden ser libres o ligados.
Los afijos, por otro lado, pueden aparecer en distintas posiciones respecto de la raíz:
los que están a la izquierda de ella se llaman prefijos (re-hac-er); los que la
interrumpen para insertarse de algún modo en ella se llaman infijos (lej-it-os); los que
están a la derecha son los sufijos (como en el ejemplo griego de arriba), y los que de
modo discontinuo rodean al morfema radical, circunfijos (en-vej-ec-er).
Existe una clara disparidad en lo que concierne al empleo de técnicas de afijación
en las lenguas. Algunas usan tanto prefijos como infíjos y sufijos; otras, en cambio,
manifiestan una fuerte preferencia por algunas de estas técnicas y no por otras. El
español representa el caso de una lengua que se vale de todos los tipos de afijos,
aunque da prioridad a prefijos y sufijos. En sobrealimentación hay un morfo radical
aliment-, a la que se une a la izquierda el morfo sobre- (que aparece también corno
morfo libre: sobre) y a la derecha el morfo sufijal -ación.

11
Lingüística. Tema 5. Morfología.

La estructura lineal de una palabra se puede representar mediante un diagrama


arbóreo. Así, para vendedor tenemos (Af: afijo; S: sustantivo; Adj.: adjetivo, etc.):

V Af

vender -or

El diagrama arbóreo representa en sus detalles la organización interna de la linealidad


de la palabra. Cuando estos detalles no son necesarios, suele usarse una
representación más simple en la que sólo se expresan los límites de los morfos: a-
moral; re-mov-er; lej-ísim-os, etc.
Conviene distinguir la noción de radical (o raíz) de la de base. Una base está
constituida por la forma a la que se añade un afijo. En libros el elemento afijal –s se
añade a la raíz libro. En este caso la raíz y la base son la misma forma. Pero en
antimilitarista tenemos, primero, la raíz (y base) militar, a la que se añade el afijo
-ista para producir el adjetivo militarista; después, la base militarista (en este caso no
es una raíz simple, sino una raíz compleja resultante de añadir a una simple un morfo
derivativo) recibe el afijo anti para formar el adjetivo que comentamos (este adjetivo
podría constituir la base para nuevas creaciones mediante afijación: proanti-
militarista). En diagrama arbóreo:

Adj.

Adj. base para antimilitarista

Af Adj. Af. raíz y base para militarista

anti- militar -ista

Si consideramos detenidamente la estructura de ciertas palabras, como antimilita-


rizacionistas, renacimiento, utilizaban o encolerizadas, observaremos varios aspec-
tos relevantes. Por un lado, podemos reconocer que la posibilidad de obtener unas
palabras a partir de otras mediante la aplicación de morfemas derivativos es recursiva.
La derivación se aplica a sus propios productos en la elaboración de estructuras cada
vez más complejas:

Militar > militarizar > militarización > antimilitarización > antimilitarizacionista


nacer > nacimiento > renacimiento
cólera > encolerizar > encolerizada
útil > utilizar

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Lingüística. Tema 5. Morfología.

Por otro lado, debemos señalar una diferencia importante en el comportamiento


de unos morfemas derivativos frente a otros. Así, –miento, -izar (y la variante en- …
-izar), -ción, -ista, o -ad- imponen, al combinarse con una raíz o base, una
determinada categoría al resultado de esa combinación: -izar crea un verbo a partir de
un sustantivo; -miento y -ción derivan un sustantivo de un verbo; -ista deriva un
sustantivo de otro sustantivo; -ad- deriva un adjetivo participial de un verbo. Sin
embargo, re- y anti- (al igual que otros como a-, des-, pre-, re-, super- trans-, -it-,
etc.) no ejercen esa imposición al resultado de la combinación, pues la categoría a la
que ésta se asigna sigue siendo la de la raíz o base. Por ejemplo, re- se combina con
bases como hacer o nacimiento, verbo y sustantivo respectivamente, y las
combinaciones derivadas, rehacer y renacimiento, mantienen la categoría de tales
bases.
Por último, si tenemos en cuenta los morfemas flexivos de tiempo, modo,
número persona y género (utiliza-ba-n, encolerizad-a-s), comprobaremos que nunca
se insertan más que al final de la estructura, después de la aplicación de todos los
morfemas derivativos. Además, a diferencia de la derivación, no se aplican
recursivamente:

[(…(((M. raíz) M. deriv.)  M. deriv.)…)  M.flex.]

6. PROCESOS MORFOLÓGICOS

Con el término procesos morfológicos indicamos los tipos de modificaciones que


las palabras pueden sufrir, desde el punto de vista de su linealidad, cuando son
sometidas a derivación y flexión. A primera vista las lenguas presentan una amplia
gama de estos procedimientos, pero en general pueden reducirse a algunas categorías
fundamentales. Conviene tener en cuenta, sin embargo, que el comportamiento de las
lenguas es normalmente muy complejo y elaborado, y que una misma lengua puede
usar muchas técnicas diferentes.

6.1 Adición y reduplicación


Los procesos de adición consisten en añadir material morfológico al de la raíz.
Un ejemplo de este tipo es la flexión del nombre inglés: flies /'flaiz/ muestra la
añadidura de una /z/ a /'flai/ (fly «mosca»), sin alterar por lo demás la raíz; ángeles
/'anxεles/, en español, le añade /es/ al singular /'anxεl/; el francés blanche /blã∫/ le
añade una /∫/ al masculino blanc /blã/ «blanco»; etc. Los procesos de adición están
muy difundidos y se diferencian en varias formas secundarias.
Un proceso típico de adición es la reduplicación (o geminación), es decir, la
repetición completa o parcial de la unidad que hay que modificar. En su
manifestación más simple, dicho proceso se presenta simplemente como una copia de
la palabra. En muchas lenguas se procura, de esa manera, intensificar con fines
expresivos el significado de la palabra en cuestión: así, en italiano passeggiavo calmo
calmo «paseaba despacio despacio», parliamo piano piano «hablamos bajo bajo»,
sono nato a Roma Roma «nací concretamente en Roma», ne sei sicuro sicuro?
«¿estás completamente seguro de ello?», etc.; o en latín stulte stulte (Plauto). En
swahili (y en general en las lenguas bantúes) la reduplicación por copia o casi copia

13
Lingüística. Tema 5. Morfología.
tiene un papel de gran importancia en distintos ámbitos y en diferentes tipos de
unidades lingüísticas. Entre las funciones expresadas con formas reduplicadas están la
intensificación (vipande «se rompió», vipande vipande «se rompió en mil pedazos»),
la distribución (mitatu mitatu «de tres en tres»), la pequeña dimensión, el énfasis
(especialmente en los pronombres personales), la acción compuesta de actos
repetidos, etc.
Desde el punto de vista específicamente morfológico, la reduplicación puede
afectar tanto a la parte inicial como a una central o final de una palabra. Además, la
reduplicación actúa tanto en el campo de la derivación como en el de la flexión, y
siempre con una función gramatical precisa (por ejemplo, para expresar repetición,
aumento, continuidad, duración, etc.).
Una manifestación enormemente productiva de reduplicación la encontramos en
turco en los llamados ‘dobletes en m-’. En estos casos, una palabra va seguida de una
copia suya en la que, sin embargo, una m- sustituye a la consonante inicial o precede
a la vocal inicial. El significado de estos dobletes es, generalmente, «cosa parecida,
etc.»: dergi mergi okumuyor «no lee periódicos [= dergi] ni nada parecido [mergi =
m- + -ergi]», kitap mitap «libros [kitab] y cosas de ésas [mitap]», etc. Otra función
típica de la reduplicación consiste en expresar atenuación o disminución: en tagalo
(hablado en Filipinas), por ejemplo, mahiya «vergonzoso» y mahiyahiya (con redupli-
cación parcial al final) «ser un poco vergonzoso».
La reduplicación de la primera sílaba es, sin embargo, característica de las
lenguas indoeuropeas, concretamente en griego. En griego clásico (pero no en el
moderno), el perfecto se forma anteponiendo a la raíz una sílaba compuesta por la
consonante inicial de la misma raíz y la vocal e: leipō «dejo» > le-loipa «he dejado»,
lyō «desato» > le-1yka «he desatado» (según la fórmula C1e + C1,...). Mientras en
griego este proceso es sistemático, en latín existe un equivalente marginal, en cuanto
que afecta solamente al perfecto de algunos verbos: curro «corro» > cu-curri «he
corrido», tango «toco» > te-tigi «he tocado», etc.
El turco ofrece un procedimiento reduplicativo similar para intensificar el
significado de los adjetivos y, en menor medida, de los adverbios: del adjetivo açik
«abierto» se deriva apaçik «manifiesto»; de bosh «vacío» se deriva bombosh
«comple-tamente vacío»; de tamam «completo» tenemos tastamam «absolutamente
com-pleto».3

6.2 Alternancia
Los procesos de alternancia vocálica o consonántica no añaden ni quitan nada a
la cadena de partida, sino que comportan determinadas modificaciones sobre una
parte del material vocálico o consonántico del que está compuesta. El inglés y el
alemán ofrecen muchos ejemplos de este fenómeno en la conjugación de sus verbos
fuertes: sing, sang, sung «canto, canté, cantado» se diferencian entre sí porque en el
entorno consonántico s ___ ng se inserta una vocal distinta en cada caso. En un verbo
fuerte alemán como singen «cantar», el pretérito se forma con la modificación de la
primera vocal: /i/ → /a/; la segunda persona singular es, por tanto, (du) sang-st «(tú)
cantaste», y en participio pasado modifica esa /i/ en /u/: ge-sung-en «cantado».

3
Señalemos de pasada que el prefijo con el que se intensifica el adjetivo turco está compuesto por a) la
repetición de los dos primeros fonemas del adjetivo (TAmam → TAStamam), y b) la intrusión de una
consonante, elegida entre p, m, r y s.

14
Lingüística. Tema 5. Morfología.
También el griego clásico posee una rica fenomenología de este tipo: la raíz del
presente treph- «alimentar» alterna con la del perfecto troph-. En español, la
alternancia vocálica actúa en la flexión de algunos verbos: vuelo, pero volamos;
ruego, pero roga-mos, con una alternancia sistemática /we/∼/o/. El latín usaba la
alternancia vocálica en algunas derivaciones: facio «hacer», pero inter-ficio «matar»,
de-ficio «faltar» (alter-nancia /a/∼/i/); también el italiano tiene algunos ejemplos de
este tipo: buono «bueno» pero bontá «bondad» (/wo/∼/o/), suono «sonido» pero
sonoro «sonoro», etc.
Podemos también encontrar simultáneamente una alternancia vocálica y otra con-
sonántica, como en el inglés (I) live ['liv] «vivo», frente a life ['laif] «vida»: /i/∼/ai/
junto a /v/∼/f/. O bien, puede haber una simple alternancia consonántica: en griego,
thrik-s «cabello» transfiere la aspiración de la primera consonante /th/ a la que precede
inmediatamente a la terminación: trikhòs «del cabello». En turco, lengua extremada-
mente rica en fenómenos de alternancia consonántica, la /k/ final posvocálica, en los
nombres de más de una sílaba, se convierte en /g/ si va seguida de una vocal: renk
«color» da en el acusativo rengi /rengi/.
Un caso extremo de alternancia está representado por la denominada supleción,
que aparece cuando (históricamente, a causa de la pérdida de la forma apropiada) a un
morfo va ligado, en la flexión, otro morfo que no tiene nada que ver con el primero
desde el punto de vista fonológico. Un ejemplo italiano usual es essere, que tiene
como participio pasado stato (de stare), o bien el español ir, que tiene como formas
supletivas voy, vas, etc. La supleción tiene la característica especial de hacer absoluta-
mente imposible la previsión de una forma a partir de otras.

6.3 Modulación
Se trata de la modificación de elementos suprasegmentales (como por ejemplo el
acento y el tono) sobre la misma base segmental. Entre los ejemplos más accesibles,
bastará recordar el cambio de acento que distingue en español término, termino y
terminó; en italiano cápito «llego», capito «entendido» y capitò «ocurrió», o también
cápitano «ocurren», capitáno «capitán» y capitanò «capitaneó»; en inglés export
«exportación» y export «exportar».

6.4 Sandhi
Todos los procesos que hemos visto hasta aquí se pueden complicar con la
intervención de otro proceso, que se llama (con un nombre indio que significa
«fusión», «conexión») sandhi, y que produce una erosión (más o menos marcada) de
los límites entre los morfos. Es un sandhi el fenómeno por el que, si se encuentran los
dos morfos griegos aig - «cabra» y -s {NOMINATIVO + SINGULAR}, el primero
cambia su consonante final, que es originariamente sonora (/g/), por la sorda
correspondiente /k/, dando como resultado aik-s. Es un sandhi también el fenómeno
que en francés hace que, en determinadas condiciones, la /s/ final de palabra, que
normalmente no se pronuncia, se pronuncie en una variante sonora /z/ cuando la
palabra siguiente comienza por vocal: les bonnes /lε bon:/ «las asistentas», pero les
amis /lezami/ «los amigos». Tradicionalmente, el primer fenómeno, que tiene lugar
en el entorno de una misma palabra, se llama sandhi interno, y el segundo, que se
crea en el límite entre una palabra y otra, sandhi externo. Las lenguas son más o
menos ricas en fenómenos de sandhi.

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Lingüística. Tema 5. Morfología.
6.5 Composición
La composición es un proceso morfológico muy común: consiste en crear una
palabra a partir de la combinación de unidades léxicas (sustantivos, adjetivos, verbos,
adverbios): bocacalle, rojiblanco, aguardiente, etc.; en inglés: greenhouse «inverna-
dero», blackboard «encerado», airplane «aeroplano», etc; en alemán: Gasthof (Gast
«invitado», Hof «lugar de acogida») «hotel»; Wortbedeutungslehre (Wort «palabra»,
Bedeutung «significado», Lehre «teoría») «semántica», etc. Como en otros casos, la
ortografía no es coherente en la representación de las palabras compuestas. Podemos
encontrar, junto a bocacalle, greenhouse (elementos escritos sin separación), pura
sangre, sangre azul, camión cisterna, fuera borda, wet suit «traje de buzo», bath tub
«bañera», etc. (elementos escritos con separación).
Un tipo especial de composición lo constituye la incorporación, que consiste en
la combinación de una palabra (frecuentemente, pero no siempre, de un nombre) con
un verbo para formar un compuesto verbal. En chukchi (lengua del noreste de
Siberia) tenemos:

sin incorporación con incorporación


Te pelarken qora?e Te-qora-pelarken
yo dejo reno yo-reno-dejar
«Dejo el reno» «Estoy en el proceso de dejar el
reno»

7. MATRICES MORFOLÓGICAS Y MATRICES SEMÁNTICAS


7.1 De la forma al significado
Hasta ahora hemos considerado los mecanismos morfológicos solamente desde el
punto de vista de la linealidad de las palabras, es decir, de los morfos de éstas. Sin
embargo, dado que la morfología procede aislando morfemas, que son unidades
dotadas de expresión y contenido, también habrá que analizar cuáles son las
relaciones que, asociados a tales mecanismos, se mantienen entre ambos planos.
Supongamos que tenemos la raíz levant- «levantar». Uniendo a ella el sufijo
-amiento obtenemos levantamiento, que conserva el significado general de la raíz,
pero que al mismo tiempo lo elabora. Levantamiento, en efecto, significa aproximada-
mente «acto de + levantar», una fórmula intuitiva que podemos redefinir también así:
«ACTO DE (levantar)». En otras palabras, -amiento, unido a una raíz verbal, le añade
normalmente el significado de «ACTO DE», o, mejor dicho, inserta el significado de
esa raíz en una estructura que podemos describir como «ACTO DE ( ___ )», en la que
el hueco en blanco es ocupado por el significado de la raíz en cuestión. Podemos
expresar toda esta situación con la notación siguiente:

a) levant- + -amiento = levantamiento


b) «levantar» + «ACTO DE ( ___ )» = «ACTO DE (levantar)»

Llamamos a la notación a) matriz morfológica de la palabra examinada, y a la


notación b) matriz semántica de ésta. La primera describe los procesos puramente
formales; la segunda, el correlato de tales procesos en el plano del significado. Por
tanto, la estructura de una palabra y los procesos morfológicos que la conforman

16
Lingüística. Tema 5. Morfología.
están descritos no sólo por la matriz morfológica, sino también por su matriz
semántica de tal palabra.
El análisis en matrices semánticas pone en evidencia un aspecto característico del
comportamiento lingüístico, que consiste en explicar (ayudándose con paráfrasis u
otras técnicas) el significado de las palabras. A quien nos pregunte “¿qué quiere decir
‘levantamiento’?”, podemos responderle (entre otras cosas) “es cuando se levanta
algo” (como hacen los niños), o bien (como hacen comúnmente las definiciones de
los diccionarios) “es el acto de levantar” u otras respuestas por el estilo. Eso quiere
decir que el hablante almacena el léxico de su lengua asociando a cada voz una
descripción de su significado, que puede ponerse en forma de matriz semántica, y a la
que se puede recurrir cuando se desee.

7.2 Previsibilidad e imprevisibilidad


Aunque sea posible (al menos teóricamente) describir las matrices semánticas de
todas las palabras de una lengua, lo cierto es que la relación entre la matriz morfo-
lógica y la semántica no se muestra transparente en bastantes ocasiones, pues no
siem-pre se registra una perfecta correspondencia entre ellas. Así, por un lado, dada
una matriz morfológica aceptable en una lengua, no se puede decir que exista una
única matriz semántica que le corresponda; y, por otro, igualmente, dada una matriz
semántica, no se puede decir que exista una matriz morfológica correspondiente. Si
llamamos imprevisibilidad a esta propiedad, podemos decir que las lenguas son
morfológicamente imprevisibles. La imprevisibilidad morfológica se presenta bajo
dos formas estrictamente relacionadas:

a) Imprevisibilidad morfológica horizontal, que se puede verificar en la rela-


ción entre una forma y otra: la tenemos en los casos en los que, aun no
existiendo supleción en sentido propio, es imposible generar una forma a
partir de otra. En griego, por ejemplo, nada permite establecer relaciones
morfológicas entre paskho «sufro», peísomai «sufriré», épathon «sufrí» y
pépontha «he sufrido», aunque históricamente existe una relación entre una
forma y otra. En español, nada nos hace prever que exista una relación entre
calor y térmico, o entre viento y eólico, aunque estén emparentadas desde el
punto de vista del significado.

b) Imprevisibilidad vertical, referida a la relación existente entre la matriz


morfológica y la semántica. Pueden darse dos casos: a) a una matriz
morfológica puede que no corresponda una única matriz semántica, sino
más de una; en español, por ejemplo, no se puede prever que todas las
palabras obtenidas de una raíz verbal y de un sufijo como -amiento (/RAÍZ
VERBAL + -amiento/) tengan una matriz semántica del tipo «ACTO DE
(___)», como ocurre en levantamiento. Baste pensar en regimiento,
pensamiento, etc. b) Tampoco se puede afirmar que todas las matrices
semánticas tienen su correlato morfológico: por ejemplo, la matriz «ACTO
DE (llevar)» no posee una forma que la exprese del tipo *llevamiento,
*llevación, etc.

17
Lingüística. Tema 5. Morfología.
7.3 Restricciones en las combinaciones de morfos
El juego de las combinaciones morfológicas opera sobre la base de un complejo
sistema de restricciones. En efecto, para que se pueda añadir un determinado morfo,
el elemento de partida de la modificación morfológica tiene que respetar algunas
condiciones particulares. Un caso muy estudiado es el siguiente: en inglés, el sufijo
-ity se combina solamente con radicales que sean a) adjetivales y b) de origen latino.
Por lo tanto, podemos tener prosper-ity «prosperidad», en cuanto que prosper- es una
base adjetival de procedencia latina, pero no podemos tener *soft-ity de soft «suave»,
que es, sin embargo, una palabra anglosajona. Al contrario, el sufijo nominal -ness se
une a bases de todo tipo (latinas: arbitrariness «arbitrariedad», o inglesas: fuzzi-ness
«opacidad»), mientras –hood se une solamente a bases estrictamente inglesas, o a
bases de origen latino con la condición de que se hayan, más o menos, adaptado al
inglés (priest-hood «sacerdocio» de priest < lat. prevostus).

7.4 Lagunas
En el sistema morfológico de una lengua se puedan encontrar lagunas
morfológicas, a saber, palabras teóricamente posibles (porque respetan todas las
restricciones combinatorias típicas de esa lengua), pero de hecho inexistentes En
español, por ejemplo, *aislación y *determinamiento son teóricamente posibles, pero
no existen; la matriz semántica «EL QUE (ir)» no tiene una matriz morfológica que la
exprese (no son posibles palabras como *idor o *yente), mientras en inglés se expresa
con goer (go «ir» + -er), de donde se forman palabras compuestas como movie-goer
«persona que va (a menudo) al cine» o theater-goer «persona que va (a menudo) al
teatro».
La asimetría de las lenguas desde este punto de vista (que se manifiesta en el
hecho de que existen diferencias profundas entre ellas en lo que se refiere a las
corres-pondencias entre matriz semántica y matriz morfológica) es una de las
circunstancias que producen más dificultades en el ámbito de la traducción. Se dan,
incluso, moda-lidades distintas que las lenguas utilizan para remediar la escasez de
recursos morfo-lógicos. El italiano dispone del llamado infinitivo sustantivado, que le
permite suplir la falta de nomina actionis aptos para expresar determinadas matrices
semánticas: (il) torreggiare «sobresalir» ocupa el lugar del inexistente (pero no
imposible) *torreggia-mento, (il) bere «beber» ocupa el puesto del inexistente
*bevimento, etc. Un meca-nismo parecido es muy frecuente en español, donde el
empleo de esta forma (infinitivo nominal) es todavía más flexible: los dares y
tomares, los andares, etc. El inglés, en cambio, suple la matriz «HECHO DE ( ___ )»
o «ACTO DE ( ___ )» con la muy fre-cuente matriz morfológica /Verbo + -ing/, que
tiene auténtico comportamiento nomi-nal: (the) showing «(el) mostrar», (the)
counting «(el) contar», etc. Estas formas tienen total vitalidad sintáctica: after my
showing you my books... lit. «después de mi mostrar (a) ti mis libros ... ».

8. LA PALABRA
8.1 Dificultad para definirla
En los apartados anteriores hemos usado el término palabra en sentido intuitivo,
dando por descontado que designa algo concreto. En realidad, las cosas son de otra

18
Lingüística. Tema 5. Morfología.
manera. La noción de ‘palabra’ es difícil de definir, y está muy ligada a la lengua con-
creta a la que nos estemos refiriendo, de tal manera que, aunque la Lingüística moder-
na se ha venido esforzando muchísimo en hacer que sea rigurosa, no se puede decir,
ni siquiera hoy día, que la discusión esté verdaderamente zanjada, y muchos
lingüistas siguen considerando que la noción en sí es prácticamente inútil. Para
presentar el pro-blema en sus verdaderos términos, convendrá citar algunos hechos
que muestran hasta qué punto resulta vaga la categoría de palabra.
La cultura occidental, indudablemente influida por su práctica de la escritura,
acostumbra a emplear una noción puramente ‘gráfica’ de palabra, esto es, a
considerar como una ‘palabra’ aquella parte de escritura que está entre dos espacios
en blanco. Sin embargo, intuimos inmediatamente que desde un punto de vista más
riguroso, esta concepción no es suficiente. Ante todo, en algunas lenguas antiguas la
grafía misma no registraba las palabras como entidades separadas, ya que la cadena
sintagmática se escribía sin ningún intervalo. Ello ocurría, por ejemplo, en latín,
donde la escritura de las palabras separadas es relativamente tardía y no siempre fija.
Pero existen también otros problemas de difícil solución. Por ejemplo, las locu-
ciones italianas per lo più «comúnmente» y per lo meno «por lo menos» se escriben
en tres ‘palabras’ gráficas. Es más, se acepta que las locuciones indicadas se escriban
sin espacio alguno entre sus componentes: perlopiù y perlomeno. Por otra parte,
existen en diversas lenguas numerosas palabras gráficas que pueden aparecer
solamente en algunos contextos determinados: las expresiones for the sake of «por
amor de» u on behalf of «en nombre de» en inglés contienen respectivamente las
‘palabras’ sake y behalf, que sólo pueden aparecer en estos contextos; de la misma
manera que la locución española por mor de contiene la ‘palabra’ mor, que aparece
exclusivamente (al menos en el español actual) en ese contexto, o la locución italiana
a repentaglio «en peligro, en riesgo», que contiene repentaglio, una ‘palabra’ que se
encuentra solamente en ese contexto. Las ‘palabras’ que se ven obligadas a aparecer
exclusivamente en un determinado entorno sintagmático y que no se pueden usar en
otros no se deberían denominar, ni siquiera genéricamente, palabras.
Hay otros casos que muestran también la indeterminación de la categoría ‘pala-
bra’. Existen construcciones formadas por más de una ‘palabra’ que sin embargo
operan sintácticamente casi como una sola palabra. En español, por ejemplo, poner
en marcha, darse cuenta, pasarse de listo, y otras de este tipo, son construcciones
compuestas por palabras que pueden usarse también en otros entornos sintagmáticos,
pero que, cuando aparecen en esos contextos específicos, se comportan como una
unidad indisoluble. El mismo fenómeno lo encontramos en otras lenguas: así el inglés
put in action «poner en acción», put to an end (to) «poner fin (a)», el francés mettre
sur pied «plantear, iniciar», mettre en oeuvre «poner en práctica», etc. En todos estos
casos estamos ante ‘palabras’ constituidas de varias palabras, que podemos llamar
palabras complejas. Algunas de estas palabras complejas están, por así decirlo,
‘legitimadas’ en el plano gráfico, esto es, escritas sin intervalos, aun reconociendo a
una de ellas la libertad de poder tener flexión: la fusión gráfica la encontramos por
ejemplo en el inglés altogether «completamente», de all + together; la fusión con
libertad flexiva de una de las componentes la vemos en el alemán kennenlernen
«conocer», lit. «conocer-aprender», fallenlassen «abandonar», lit. «caer-dejar».
Fenómenos similares se encuentran en latín en algunas palabras complejas no
segmentables, que a veces se funden incluso en la grafía: res publica «estado»

19
Lingüística. Tema 5. Morfología.
(también respublica), pater familias «padre de familia» (también paterfamilias), aes
alienum «deuda», lit. «bronce ajeno».
Una propiedad de las palabras complejas parece ser que reconocen a algunas de
las palabras componentes la libertad de variación, al menos desde el punto de vista de
la flexión. Las palabras complejas están, por tanto, compuestas de palabras
autónomas morfológica pero no sintácticamente: por ejemplo, el verbo poner de
poner en marcha se flexiona cuando la palabra compleja se inserta en un entorno
sintagmático que lo requiere (yo pongo en marcha, él ha puesto en marcha, etc.), y
sólo puede limitadamente separarse de las palabras que forman con él la palabra
compleja. Estas palabras complejas tienen, pues, el carácter de ser, en ciertos casos,
palabras discontinuas y elásticas.

Estos fenómenos, vistos en su totalidad, desaconsejan tomar la ‘palabra’ como


una entidad intuitivamente clara: por un lado tenemos ‘palabras’ sin duda ‘falsas’ que
se escriben separadamente (como las verdaderas), y por otro lado ‘palabras verda-
deras’ que pueden combinarse entre sí para formar esa especie de superpalabra que
estamos llamando palabra compleja. Los diccionarios (que los occidentales escolari-
zados suelen considerar como una autoridad indiscutible en cuestión de palabras)
recogen muy de pasada esta tortuosa situación: sus lemas están constituidos general-
mente por ‘palabras’ simples, y dejan que todos los demás tipos de ‘palabra’ sean tra-
tados dentro de las distintas voces, perdiendo, por lo tanto, toda relevancia.

8.2 Una definición formal de palabra


Todo lo visto pudiera llevarnos a creer que la ‘palabra’ es en realidad indefinible
y que hay que abandonarla en tanto que unidad de análisis. Algunos investigadores se
han decidido por esto último. Sin embargo, pese a todo, existen buenas razones de
carácter empírico que demuestran no sólo que la palabra es una unidad efectiva de las
lenguas verbales, sino también que el hablante (y no sólo el que está plenamente
alfabetizado) la percibe como tal. En efecto, existen condiciones generales cuya
aplicación conjunta resulta muy aceptable para definir la noción de palabra.4
Consideraremos palabra prototípica, por tanto, aquel elemento que respete la
totalidad de las condiciones siguientes:

a) es posible, al menos virtualmente, una pausa antes y/o después de él, pero
nunca en su interior (condición de no pausabilidad);
b) dados dos elementos susceptibles de ser palabra, otro elemento puede
interponerse entre ellos, pero no insertarse en uno de ellos (condición de no interrum-
pibilidad);
c) dados varios elementos, su orden puede ser modificado en la cadena sintag-
mática (condición de movilidad);

4
Todos los intentos basados en un criterio único se han mostrado, a decir verdad, insuficientes. De
entre ellos, el más famoso, y sin duda el más acertado, es el de Bloomfield, según el cual la palabra es
‘la forma libre mínima’. Una forma, en la teoría de Bloomfield, es ‘libre’ si puede aparecer sola;
aparentemente, una definición como ésta no se aplica a palabras como el o por, que pueden aparecer
solas únicamente en enunciados metalingüísticos (como: [A] ¿Has dicho con el hijo o por el hijo?; [B]
‘Por’). Aparte de esto, la definición de Bloomfield no cuenta de ninguna manera con las palabras
complejas, ya examinadas.

20
Lingüística. Tema 5. Morfología.
d) los elementos pueden aparecer también solos, esto es, constituir de por sí un
enunciado (condición de aislabilidad).

Estos criterios son, evidentemente, de tipo formal, y no dicen nada sobre el


significado de las palabras (a diferencia de algunas definiciones tradicionales que
pretendían utilizar también requisitos semánticos). Los requisitos en cuestión, que
usados conjuntamente deberían permitir identificar palabras en la más amplia
extensión del término, responden a dos de factores fundamentales: la estabilidad
interna del cuerpo fónico de la palabra y su movilidad posicional.
Este conjunto de criterios parece suficientemente fiable porque da cuenta de una
variedad de tipos de ‘palabra’ en diversas lenguas. El único fenómeno que se le
escapa es el de las palabras complejas: éstas, en efecto, aun constituyendo desde un
determinado punto de vista una ‘unidad’, a) pueden sufrir la introducción de pausas
internas (Pusieron Δ en marcha Δ el coche), b) pueden aceptar la inserción de otras
‘palabras’ (he puesto INMEDIATAMENTE en marcha el coche), c) no toleran la
inversión de los elementos que las componen (no se puede decir en marcha poner ni
en poner marcha). El único criterio que las palabras complejas parecen respetar es el
d) citado anteriormente, esto es, la condición de aislabilidad.
Por ello conviene proponer otro criterio que permita captar también la naturaleza
de estas importantes unidades léxicas. Un criterio eficiente parece ser el que sigue:

a) en ciertos casos, aun no aplicándose los criterios anteriores, vale una


condición de no sustituibilidad del todo por la parte, por lo que entidades
compuestas de más de una ‘palabra’ identificada según a)-d) no pueden ser
sustituidas por una sola de las palabras componentes. Por ejemplo, poner en
marcha, entidad compuesta de tres ‘pa-labras’ (identificadas según los
criterios a)-d)), no puede ser sustituida por una sola de ellas, sino sólo por el
conjunto de todas ellas; mettre sur pied «poner en marcha, plantear»,
entidad compuesta también por tres ‘palabras’, no puede ser sustituida por
una sola de ellas, sino sólo por sí misma, etc.

8.3 Una definición funcional de palabra

Podemos considerar, por otra parte, la posibilidad de una definición de palabra de


carácter semántico o funcional y que, como en el caso del acercamiento formal,
también tendría carácter flexible: en el sentido de que, en relación con varios
criterios, las expresiones podrían considerarse palabras prototípicas en la medida en
que cumplieran con la mayor parte de dichos criterios. Entre esos criterios están los
siguientes:

a) Posibilidad de constituir por sí sola un enunciado en contextos no


metalingüísticos (ver nota 4).

b) Capacidad de desempeñar por sí sola una función oracional: i) la del predicado


verbal de una oración, como en el caso de los verbos finitos: ganamos,
lloverá, ven, mira, etc. ii) Cualquiera de las funciones vinculadas directamente
al predicado verbal, como las de sujeto, complemento directo, atributo, etc.:
en bebed agua, “agua” por sí sola desempeña la función de complemento

21
Lingüística. Tema 5. Morfología.
directo; en vienen soldados, “soldados” desempeña por sí sola la función de
sujeto; en está dulce, “dulce” desempeña por sí sola la función de atributo. iii)
Cualquiera de las funciones relativas al conjunto del predicado y sus
argumentos, como en el caso de los adverbios en las funciones de
complementos circunstanciales, complementos modales oracionales, etc.: en
viven allí, “allí” desempeña por sí sola la función de complemento
circunstancial de lugar; en Evidentemente, tiene hambre, “evidentemente”
desempeña por sí sola la función de modalizador proposicional epistémico del
resto de la oración.

c) Capacidad para ser unidad mínima correferente con una forma pronominal.
Así, en la oración Le dieron agua, pero no la bebió el elemento “agua” es una
palabra, pues es correferente de “la”. Sin embargo, en Los antidarwinistas no
estaban de acuerdo con él el elemento de “antidarwinistas” no es correferente
de “él”; si mantuviéramos esta correferencia, la oración resultaría anómala. De
ello se deduce que "-darwin-" no es una palabra.

d) Capacidad para ser unidad mínima de operaciones sintácticas como la


interrogación, la relativización, la elipsis o la focalización. Así, el componente
“lava” de lavafrutas no puede ser elidido en la siguiente oración:*Compré un
lavaplatos y varios frutas.

e) Capacidad para recibir las funciones de determinación como la voz, el


aspecto, el tiempo, el modo, la persona, el número, el género, etc. Así, no es
posible encontrar compuestos con determinación interna de algunos de sus
componentes léxicos: He comprado un mata(*esas)moscas; Compré un
mata(*ba)moscas.

Las expresiones que de forma prototípica cumplen con todos estos requisitos son
las palabras con contenido lexemático que conforman las principales categorías
verbales: sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios. En relación con esos criterios
funcionales serían descartadas como palabras plenas no sólo los morfemas derivativos
y flexivos, sino también preposiciones, conjunciones, artículos y clíticos. Como se ve,
este punto de vista funcional define la palabra considerándola no sólo como punto de
llegada de las operaciones morfológicas, sino también, y fundamentalmente, como
punto de partida de las operaciones sintácticas; es decir, como unidad mínima del
nivel sintáctico en el que se configuran las oraciones. Por ello mismo, aunque lo
mencionamos aquí, retomaremos con más detalle la cuestión del alcance y los límites
de las operaciones sintácticas al abordar la sintaxis en el tema 7.

BIBLIOGRAFÍA

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Lingüística general. Tomo II: Semántica, pragmática, morfología y fonología.
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VARELA ORTEGA, S. (ed.) (1993), La formación de palabras. Madrid: Taurus.

23
Lingüística. Tema 5. Morfología.
EJERCICIOS

1
Determina si las palabras que componen cada uno de los grupos siguientes se
relacionan entre sí mediante procesos de flexión, de derivación o de ambos:

1 voy, va, iba, fui, yendo, ido


2 descubrir, descubrimiento, descubridor, descubierto
3 invento, inventor, inventores, inventora, inventoras, inventar, invención
4 democracia, demócrata, democrático, democratizar, antidemocrático
5 hacer, acción, acto, hago, hice, hecho, deshacer, rehacer

2
Los enunciados siguientes contienen elementos flexivos y derivativos. Coloca en
las cajas correspondientes los elementos de uno y otro tipo que encuentres:

1. Las vacas del granjero escaparon


2. Está lloviendo
3. Estas caras son inexpresivas
4. Pepe necesita la computadora
5. Cerró el libro rápidamente

Enunciados Elementos FLEXIVOS Elementos DERIVATIVOS

3
Considera las palabras siguientes:

1 volar 6 reutilizar 11 estrepitoso 16 previsión


2 pupitres 7 triunfado 12 sala 17 opcionalidad
3 desatar 8 agudeza 13 rapidísimo 18 y

24
Lingüística. Tema 5. Morfología.
4 árbol 9 justamente 14 deformar 19 construir
5 disgustar 10 pago 15 a 20 pretexto

i) ¿Cuáles son descomponibles y cuáles no?


ii) En cuanto a las descomponibles, intenta, aunque sea brevemente, dar alguna
indicación sobre las posibles limitaciones que presenten a cuanto a la
combinabilidad.

4
Todas las palabras persas siguientes son descomponibles (nota: xar significa
‘comprar’ e –id designa el tiempo pasado):

1 xaridam ‘compré’
2 xaridi ‘compraste’
3 xarid ‘compró’
4 naxaridam ‘no compré’
5 namixaridand ‘no estaban comprando’
6 naxaridim ‘no compramos’
7 mixarid ‘estaba comprando’

i) Intenta encontrar en estos datos los morfos correspondientes a las siguientes


nociones:

1 yo ______ 4 ellos ______


2 tú ______ 5 no ______
3 nosotros 6 pasado continuo ______
______

ii) ¿Cómo se diría en persa lo siguiente?:

a) Estaban comprando
b) No compraste
c) No compró

5
¿Qué desajuste se advierte en la comparación de estas palabras?

relatar rehacer
delatar deponer
ingresar infiltrar
repetir rehuir

25
Lingüística. Tema 5. Morfología.
6
Los siguientes datos tomados del turco contienen variación alomórfica:

1 lokanta ‘un restaurante’ lokantada ‘en un restaurante’


2 kapɯ ‘una puerta’ kapɯda ‘en una puerta’
3 randevu ‘una cita’ randevuda ‘en una cita’
4 bash ‘una cabeza’ bashta ‘en una cabeza’
5 kitab ‘un libro’ kitapta ‘en un libro’
6 koltuk ‘un sillón’ koltukta ‘en un sillón’
7 taraf ‘un lado’ tarafta ‘en un lado’

i) ¿Tiene el morfema turco correspondiente a la noción ‘en’ más de un morfo?


ii) Si es así, ¿cuáles son los alomorfos? Describe su distribución.

7
Considera las siguientes palabras:

1 pupitres 5 triunfó 9 prever 13 opcionalidad


2 desatar 6 joven 10 rapidísimo 14 hueso
3 invencible 7 justicia 11 reponer 15 destrozar
4 disgustar 8 coste 12 desobedecer 16 endiosado

i) Representa la estructura de estas palabras mediante un diagrama arbóreo.


ii) Representa con claridad, cuando sea necesario, las bases y los componentes
afijales.

8
La palabra infelicidad puede segmentarse de dos modos.
i) ¿Cuáles son? Represéntalos arbóreamente.
ii) ¿Qué segmentación te parece más adecuada? Justifica la respuesta.
iii) Teniendo en cuenta los pormenores de la segmentación anterior, intenta la de
estas otras palabras:

1. incomprensible
2. redisposición
3. desestablecimiento.

26
Lingüística. Tema 5. Morfología.
9
i) Intenta descomponer las siguientes palabras. Justifica cada paso de la
descomposición.
ii) Determina las raíces y las bases en cada caso (el diagrama arbóreo puede ser
útil).
iii) Indica el carácter derivativo, flexivo, etc., de los morfemas que determines:

1. ininteligibilidades
2. redescubrimientos
3. desinteresadísimamente
4. antidesmilitarizacionista

10
Cada columna ilustra un tipo diferente de proceso morfológico:

Columna I Columna II Columna III

mouse/mice go/went récord/recórd


(ratón/ratones) (voy/fui) (registro/registrar)

ride/rode she/her ímport/impórt


(monto/monté) (ella (suj.)/ella (importación/importar)
(compl.)
take/took díspute/dispúte
(tomo/tomé) am/are (disputa/disputar)
(soy/somos)
man/men cántara/cantara/cantará
(hombre/hombres) good/better
(bueno/mejor) ingreso/ingresó
eat/ate
(como/comí) voy/fui capitano/capitanó
(capitán/capitaneó)
puedo/pude bueno/mejor/óptimo

singe/sang/gesungen soy/eres
(canto/canté/cantado)
yo/me

i) ¿Qué proceso morfológico corresponde a los datos de cada columna?


ii) Describe las diferencias de los procesos mostrados en las columnas I y II.
iii) Intenta añadir algunos ejemplos más a cada una de las columnas (en español
u otras lenguas).

27
Lingüística. Tema 5. Morfología.
11
Los siguientes datos, tomados del samoano, ilustran cierto tipo de proceso
morfológico:

1 mate (él) muere mamate (ellos) mueren


2 nofo (él) está nonofo (ellos) están
3 galue (él) trabaja galulue (ellos) trabajan
4 tanu (él) sepulta tatanu (ellos) sepultan
5 alofa (él) ama alolofa (ellos) aman
6 taoto (él) miente taooto (ellos) mienten
7 atamaʔi (él)es inteligente atatamaʔi (ellos) son inteligentes

i) ¿De qué proceso se trata?


ii) Describe cómo funciona tal proceso en estos casos.
iii) Si ‘él es fuerte’ se dice en samoano malosi, ¿cómo se diría ‘ellos son fuertes’?

12
Los datos siguientes, tomados del agta (lengua hablada en Filipinas) ilustran un
caso específico de afijo:

1 dakal ‘grande’ dumakal ‘crecer abundantemente, crecer’


2 darág ‘rojo’ dumarág ‘enrojecer’
3 furáw ‘blanco’ fumuráw ‘ponerse blanco’

i) ¿Qué afijo indica en agta la noción ‘ponerse X’?


ii) ¿Qué tipo de afijo es?
iii) Describe su colocación.

13
Las palabras siguientes del chamorro (hablado en Guam y en las Islas Marianas)
ilustran algunos de los procesos morfológicos estudiados en este tema:

I. Raíz Palabra derivada


1 adda ‘hacer mímica’ hada ‘mimo’
2 kanno ‘comer’ kakanno ‘persona que come’
3 tuge ‘escribir’ tutuge ‘escritor’

II. Raíz Palabra derivada


4 atan ‘mirar’ atanon ‘que se puede mirar’
5 sangan ‘decir’ sanganon ‘que se puede decir’
6 guaiya ‘amar’ guaiyayon ‘que se puede amar’
7 tulaika ‘cambiar’ tulaikayon ‘que se puede cambiar’
8 chalek ‘reír’ chalekon ‘que produce risa’
9 ngangas ‘masticar’ ngangason ‘masticable’

28
Lingüística. Tema 5. Morfología.
III. Raíz Palabra derivada
10 nalang ‘hambriento’ nalalang ‘muy hambriento’
11 dankolo ‘grande’ dankololo ‘muy grande’
12 metgot ‘fuerte’ metgogot ‘muy fuerte’
13 bunita ‘bonito’ bunitata ‘muy bonito’

i) ¿Qué proceso morfológico se ejemplifica en cada columna?


ii) ¿Hay cambios en la categoría léxica en I? ¿En II? ¿En III?
iii) ¿Presenta el afijo en II más de un alomorfo? Si es así, ¿cuáles son y cómo se
distribuyen?

14
Considera los datos siguientes, tomados del hausa (Sudán):

1. hùbankà tu (m.) padre 8. hùwakkà tu (m.) madre


2. hùbankì tu (f.) padre 9. hùwakkì tu (f.) madre
3. hùbantà su (m. sg.) padre 10. hùwattà su (m. sg.) madre
4. hùbansì su (f. sg.) padre 11. hùwassì su (f. sg.) madre
5. hùbammù nuestro padre 12. hùwammù nuestra madre
6. hùbankù vuestro padre 13. hùwakkù vuestra madre
7. hùbansù su (pl.) padre 14. hùwassù su (pl.) madre

i) Identifica los morfos y asígnalos a morfemas.


ii) ¿Qué proceso morfológico se manifiesta en las formas que muestran tales
datos?

15
Considera los siguientes datos, tomados del taruhumara (México):

1. michiru afeitar 7. pachi crecer las espigas de trigo


2. michiruku afeitados 8. pachiki una espiga de trigo
3. ritu helar 9. opacha vestir
4. rituku hielo 10. opachaka prenda de vestir
5. reme hacer tortillas
6. remeke tortillas

i) Identifica los morfos y asígnalos a morfemas.


ii) ¿Qué tipo de proceso morfológico se advierte en los datos propuestos?

29
Lingüística. Tema 5. Morfología.
16
Considera los datos siguientes, tomados del shiluk, lengua nilótica (Sudán):

1a. wat casa 1b. wàt casas


2a. kwàn silla 2b. kwàmì sillas
3a. puk jarra 3b. puki jarras
4a. pyεn cama 4b. pεni camas
5a. yít oreja 5b. yit orejas
6a. ta:k sombrero 6b. takì sombreros
7a. tík barbilla 7b. tik barbillas
8a. tón lanza 8b. ton lanzas
9a. chún rodilla 9b. chan rodillas
10a. bàt brazo 10b. ba:t brazos
11a. ógat vestido 11b. ógàt vestidos

Observaciones:
1. ([`], [´]: diferencias de tono (bajo y alto respectivamente).
2. ([:]: tras vocal, alargamiento de esa vocal).

i) Identifica los morfos y asígnelos a morfemas.


ii) ¿Qué procesos morfológicos y qué tipos de morfemas han intervenido en la
formación de las palabras propuestas?

17
Considere los datos siguientes, tomados del suahelí:

1. ninasema 11. ninakupika 21. nilipikiwa


hablo te golpeo he sido golpeado
2. wunasema 12. ninawapika 22. nilipikaka
hablas los golpeo golpeé
3. anasema 13. ananipika 23. wunapikizwa
(él) habla me golpea haces que seas golpeado
4. ninaona 14. ananupika 24. wunanipikizwa
veo os golpea haces que yo sea golpeado
5. ninamupika 15. nilipika 25. wutakanipikizwa
lo golpeo he golpeado harás que yo sea golpeado
6. tunasema 16. nilimupika 26. sitanupika
hablamos lo he golpeado no os golpeo
7. munasema 17. nitakanupika 27. hatanupika
habláis os golpearé no os golpea
8. wanasema 18. nitakapikiwa 28. hatutanupika
hablan seré golpeado no os golpeamos
9. ninapika 19. wutakapikiwa 29. hawatatupika
golpeo serás golpeado no os golpean
10. ninanupika 20. ninapikiwa
os golpeo soy golpeado

30
Lingüística. Tema 5. Morfología.
i) Identifica los morfos de las siguientes expresiones del swahili.
ii) Asigna los morfos (y posibles alomorfos) a los correspondientes morfemas.
iii) Establece la distribución de los posibles alomorfos.
iv) ¿Qué procesos morfológicos se observan en estos datos del swahili?

18
Las palabras siguientes se han formado mediante composición. Representa la
estructura de cada una de ellas mediante diagrama arbóreo.

1 football 8 buque tanque 15 girlfriend ‘novia’


2 comida rápida 9 armchair ‘sillón’ 16 guardaespaldas
3 Greenpeace 10 quitapenas 17 tentempié
4 aguafiestas 11 skinhead 18 pickpocket ‘carterista’
5 bitter-sweet 12 space ship 19 aguardiente
‘agridulce’ ‘nave espacial’
6 lanzallamas 13 bocacalle
7 software 14 nomeolvides

31
LINGÜÍSTICA
Grado de Filosofía

TEMA 6
SEMÁNTICA
1. Introducción. 2. Nociones básicas para el análisis del significado.
3. El análisis componencial. 4. Principios de ordenación. 5. El léxico.
6. Sobre semántica de los enunciados.

1. INTRODUCCIÓN.

1.1. La semanticidad primordial de las lenguas.


Observadas desde el punto de vista semiótico, las lenguas son un gran
aparato de semanticidad primordial, cuya función principal y originaria es la de
transmitir e intercambiar significados. La asociación de expresión y contenido -en
la que todo código (y con mayor razón los lingüísticos) tiene su razón de ser-
sirve precisamente para eso: la expresión se asocia al contenido para permitirle
manifestarse, y no hay otra forma de manifestar el contenido que relacionándolo
de forma regulada con una expresión sensorialmente perceptible (vid.: tema 1).
La semanticidad primordial de la lengua se pone ya de manifiesto si ésta
última es considerada como sistema abstracto, independientemente de los
usuarios que la utilizan. Pero resalta aún más esta propiedad si la contemplamos
en el contexto concreto de la enunciación. No sólo los aspectos segmentables de
los enunciados, sino también numerosos recursos suprasegmentales y
paralingüísticos tienen la función de transmitir significados: un gesto que subraya
la enunciación, una particular entonación, los elementos fónicos que acompañan y
marcan la conversación (por ejemplo, los que se transcriben informalmente como
hmm...), etc., constituyen instrumentos para transmitir significados. Incluso los
juegos de palabras y los usos poéticos de la lengua que insisten más
explícitamente en el significante tienen un poder semántico.
En definitiva, la lengua es realmente una poderosa „máquina‟ para significar,
cualquiera que sea el uso de ella que tomemos en consideración. Además, y a
nivel semiótico general, las lenguas verbales se diferencian de los demás códigos
por esa propiedad de expresar cualquier significado y que suele denominarse
omnipotencia semántica, mientras que los otros códigos están especializados en
la expresión de clases determinadas de significados.

1.2. Tipos de significado.


Esta omnipotencia semántica da lugar, como es de suponer, a diversos tipos
de significado. Algunos de estos tipos se corresponden con las diferencias de
significado existentes entre, por ejemplo, gato, abstinencia y así: la primera
Lingüística. Tema 6. Semántica.

palabra designa algo perceptiblemente reconocible, la segunda algo no perceptible


(es la distinción tradicional entre nombres „concretos‟ y „abstractos‟) y la tercera
tiene un significado que se manifiesta fundamentalmente en el ámbito de un texto.
Además, existen distintas relaciones entre los significados de las palabras:
mientras entre automóvil y camión hay una „afinidad‟ de significado, entre
automóvil y naranjada no hay ninguna. Es más: puede darse incluso una
diferencia de significado entre dos apariciones distintas de la misma palabra, sin
que a ésta la podamos considerar ambigua, como se ve comparando Es un
hombre imposible con Es una operación imposible; en el primer caso, imposible
significa, más o menos, «de trato difícil o poco serio»; en el segundo, «no posible,
inviable». En fin, se producen diferencias complejas de significado no sólo entre
palabras aisladas, sino también entre enunciados: entre enunciados como El niño
es alto y La mujer es mujer hay una diferencia de significado que ninguna rama
de la Lingüística, a no ser la Semántica, está en condiciones de tratar.
En el ámbito de esta serie de distinciones entre tipos de significado de que
se ocupa la Semántica hay una que se usa a menudo: es la que se da entre
significado estructural y significado léxico. El segundo tipo se puede explicar
fácilmente: todos los morfemas léxicos tienen un significado que en principio es
susceptible de descripción. Pero si en un enunciado como El presentador ha
anunciado al cantante suprimimos todos los morfemas léxicos, obtenemos una
„estructura abstracta‟ hecha casi sólo de „huecos‟, como el _____dor ha _____do
al _____nte, en la que sigue persistiendo un significado. Podemos describirlo más
o menos con una serie de proposiciones como la siguiente: a) „el agente ha
llevado a cabo la acción de _____ar sobre un beneficiario‟; b) „la acción se ha
desarrollado en el pasado y está completamente terminada‟ (como se deduce del
uso de un tiempo pasado: ha _____do); c) „tanto el agente como el beneficiario
son numéricamente singulares‟, etc. Estos significados no están ligados a ninguno
de los morfemas léxicos insertos en el enunciado; son independientes y
sobreviven sean cuales fueren los morfemas que insertemos en los huecos. El
significado que queda tras la „extracción‟ de los morfemas léxicos es el
estructural, puesto que tiene que ver con estructuras (aunque sean vacías)
preparadas para ser rellenadas por un conjunto de morfemas léxicos
sintagmáticamente compatibles entre sí.
Llevando más adelante estas consideraciones, podemos encontrar un
significado estructural incluso en simples curvas de entonación, de las que
podemos haber extraído incluso todo el material fonológico segmental (vid.: tema
4); es difícil reproducir por escrito un ejemplo de este tipo, pero no cuesta mucho
intuir que podemos expresar el significado de „enunciado interrogativo‟ con sólo
producir un sonido vocálico prolongado que siga la curva de entonación de la
interrogación. En la categoría del significado estructural se engloban también las
que se denominan corrientemente palabras vacías (en oposición a las llenas,
como los nombres, verbos, adjetivos o adverbios), es decir, algunos
determinantes y ciertas preposiciones y conjunciones (el, y, por, a, pero, etc.) que
parecen tener un contenido semántico muy genérico.
La idea del significado estructural tiene, como casi todo en Semántica, el
mérito de hacer captar algunas consideraciones útiles, y el defecto de no poder
2
Lingüística. Tema 6. Semántica.

ser aplicada con rigor. ¿Dónde, efectivamente, termina el significado estructural y


dónde empieza el significado léxico? En gran cantidad de casos resulta muy difícil
decidir de manera convincente si una determinada „cantidad‟ de significado debe
ser atribuida a la primera o a la segunda categoría.
De todas maneras, y a pesar de la incertidumbre de muchas de sus
categorías, la Semántica tiene su campo de aplicación, aunque, como veremos a
continuación, éste deba ser afrontado con nociones y métodos no siempre
propios sino a veces tomados de otras disciplinas. En líneas generales, la
Semántica se propone tres objetivos: a) definir la naturaleza del significado; b)
identificar los tipos de significado de las distintas unidades lingüísticas y las
relaciones semánticas existentes entre ellas; y c) encontrar formas adecuadas de
representación de los significados. En los epígrafes siguientes nos referiremos a
algunos aspectos básicos de tales objetivos.

2. NOCIONES BÁSICAS PARA EL ANÁLISIS DEL SIGNIFICADO

Pasaremos ahora a algunas nociones esenciales para el análisis del


significado, que presentaremos en forma de oposiciones de dos términos. Como
veremos en seguida, estas nociones son de interés teórico y sirven más para la
elaboración de un concepto general del significado que para la construcción de
técnicas analíticas.

2.1. Intensión ≈ extensión


La distinción entre intensión y extensión procede de la Lógica. La
extensión de una palabra es el conjunto de los objetos a los que esa palabra puede
ser atribuida; se refiere por tanto a la „parte del mundo‟ extralingüístico que se
designa mediante ella. Así, por ejemplo, todos los objetos formados por hojas
encuadernadas y cubiertas con caracteres de imprenta constituyen la extensión de
la palabra libro; todos los objetos que tienen cuatro ruedas, un motor y una
plataforma forman la extensión del nombre automóvil; etc. La intensión, por el
contrario, es el conjunto de propiedades definitorias que permiten establecer qué
objetos forman parte de una determinada extensión y cuáles no. Por tanto, las
propiedades „tener hojas encuadernadas‟ y „tener las hojas escritas a imprenta‟
forman parte de la intensión de la palabra libro, y „tener cuatro ruedas‟, „tener un
motor‟ y „tener plataforma‟ forman parte de la intensión de la palabra automóvil.
Si eliminamos alguna de estas propiedades (aunque sólo sea una), la intensión
cambia, y los objetos que pertenecen a la extensión de la palabra automóvil ya no
son los mismos: los objetos con cuatro ruedas o una plataforma no son
necesariamente automóviles (es decir, no podrán ser nombrados con la palabra
automóvil) si no tienen también un motor; podrán ser, por ejemplo, un remolque
u otra cosa. Los objetos escritos con letra de imprenta pero sin hojas
encuadernadas serán un periódico, una tarjeta de visita o cualquier otra cosa,
pero no un libro. A la vista de estos ejemplos resulta evidente que la extensión
depende en cierta manera de la intensión: no sabremos aplicar una palabra a un
objeto si desconocemos cuáles son las propiedades definitorias de esa palabra.
3
Lingüística. Tema 6. Semántica.

La delimitación rigurosa de uno y otro aspecto no siempre es fácil de


establecer en numerosos casos. La extensionalidad parece más característica de
las palabras que denominamos nombres que de las restantes partes de la oración:
si resulta relativamente fácil decir cuál es la extensión de casa, más difícil es
definir la extensión de leer, que de todas maneras tiene su intensión. Y también en
el ámbito de los nombres existen diferencias importantes: la extensión de un
nombre concreto como gato será siempre mucho más fácil de definir que la de un
„abstracto‟ como alianza o fidelidad.
Esta distinción sirve, entre otras cosas, para arrojar algo de luz sobre el
problema de la ambigüedad semántica, una de las características esenciales de las
lenguas. Hay, en efecto, una ambigüedad intensional y otra extensional. En el
primer caso, no están claramente especificadas las propiedades definitorias de las
palabras y por tanto resulta difícil decidir si un determinado objeto pertenece o no
al campo extensional de un determinado término: palabras como cosa, asunto,
cacharro, etc. son de este tipo, puesto que su intensión es genérica y la atribución
de una extensión a cada una de ellas se hace particularmente difícil. En el segundo
caso, puede haber ambigüedad extensional cuando, aun estando bien definidas las
propiedades intensionales de una palabra, resulta difícil determinar si un
determinado objeto x puede designarse o no mediante ella: el líquido contenido
en un vaso de “whisky”, por ejemplo, ¿pertenece a la extensión de la palabra
licor? Un trozo de “requesón”, ¿pertenece a la extensión de la palabra queso?
Tomando como pauta esta distinción podemos establecer también una
frontera importante: la determinación de la intensión pertenece más
específicamente al área de la Semántica, porque la intensión tiene que ver con el
significado de las palabras. Determinar la extensión no es competencia de la
Semántica: es una operación cognitiva, que consiste en comparar el “mundo”
extralingüístico con el lingüístico, para determinar qué palabras deben usarse en
la denominación de las cosas; se circunscribe mejor al área de la Pragmática (vid.:
tema 8). Por tanto, si nos preguntamos ¿cuál es el significado ( = la intensión)
de la palabra licor?, la pregunta se refiere al ámbito de la Semántica. Si, por el
contrario, nos preguntamos ¿este whisky que me estoy bebiendo es o no es un
licor?, lo que estamos haciendo es comparar un objeto (el whisky que me estoy
bebiendo) con la intensión de una palabra (licor), para verificar si ese objeto
pertenece o no a la extensión de licor. Esta pregunta compete más al ámbito de la
Pragmática.

2.2. Sentido ≈ significado


El significado se muestra siempre como una realidad fuertemente
impregnada de matices subjetivos, profundamente distinta para cada persona. Al
mismo enunciado Dame el libro de Lingüística el hablante A le puede asociar un
matiz de satisfacción (porque, pongamos por caso, es el autor del libro y le gusta
enseñarlo), el B una actitud de molestia (porque sus relaciones con la Lingüística
no son buenas), el C una actitud de ansiedad (porque la Lingüística es su examen
más difícil), y así sucesivamente. Partiendo de aquí terminaríamos fácilmente
concluyendo (como han hecho algunos teóricos) que el significado no existe sino

4
Lingüística. Tema 6. Semántica.

en cada una de las ocasiones discursivas en las que se genera eventualmente, y


que incluso la comunicación entre los usuarios humanos es una ilusión.
Contra esta actitud extremista se puede oponer la distinción entre sentido y
significado, que parece dejar cada cosa en su sitio. El sentido (o significado del
hablante) es el conjunto de asociaciones personales e irrepetibles que se unen
inextricablemente a los enunciados y que tienen su razón de ser en la experiencia
individual del emisor y del receptor. Pero todo enunciado tiene, además de un
sentido, también un significado (o significado convencional), puesto que „dice‟
cosas que son iguales para todos los que comparten el código que se está usando.
Así, el enunciado Dame el libro de Lingüística, aunque pueda activar en la mente
de cada usuario una reacción diferente, tiene un significado fijo, igual para todos,
que se puede describir más o menos así: «Orden de A a B para que le traiga un
objeto x que pertenece a la extensión delimitada por la intensión del término
libro». Aunque esta descripción semántica del enunciado puede parecer primitiva
(podríamos intentar refinarla más adelante), no hay duda de que está
constantemente asociada al enunciado Dame el libro de Lingüística sea cual sea
el sentido con el que lo relacione cada uno de los que toman parte en la
enunciación.
La distinción entre sentido y significado es paralela a la que media entre el
aspecto físico y el aspecto funcional del sonido (vid.: tema 4), tal como se usa en
Fonología. Cada uno de nosotros pronuncia de manera físicamente distinta los
sonidos de la lengua (la [s] de A será bastante distinta de la [s] de B y de la de C,
etc.), pero, a pesar de ello, todos estos sonidos, físicamente diferentes entre sí y
por tanto infinitamente numerosos, pueden reconducirse a un número limitado de
funciones, representadas por los fonemas (la [s] de A, la de B, la de C, etc.,
pueden, con ciertas condiciones, reconducirse a un único fonema /s/). De la
misma manera, desde el punto de vista semántico, cada enunciado se asocia, para
cada uno de los hablantes, a un efecto de sentido individual; pero estas infinitas
variedades de sentido pueden reconducirse a invariantes de significado.
Explotando aún más la analogía entre Fonología y Semántica, podemos proponer
una notación gráfica como la siguiente, indicando entre comillas inglesas (“__”)
los aspectos de sentido, y entre comillas latinas («___») los de significado:

Enunciado: Dame el libro de Lingüística.

Sentido (sigdo. del hablante) Significado (sigdo. conv.)


[1] “Orden de A a B de llevarle un objeto x que ha
sido escrito por A.” «Orden de A a B para que le traiga
[2] “Orden de A a B de llevarle el objeto x que un objeto x que pertenece a la
trata de temas que no le resultan simpáticos a A.” extensión delimitada por la
[3] “Orden de A a B de llevarle el objeto x que intensión del término libro.»
recuerda a A un examen difícil.”
...

5
Lingüística. Tema 6. Semántica.

2.3. Denotación ≈ Connotación


Aunque ciertamente se puede decir que besugo tiene una intensión
concreta, esta palabra tendrá significados distintos en los dos enunciados
siguientes:

(1) Ese pez es un besugo


(2) Ese chico es un besugo

En (1) besugo significa a) «pez teleósteo, de carne blanca, etc.», mientras


que en (2) su significado es „traslaticio‟, pudiendo describirse más o menos como
b) «individuo necio, majadero». Es difícil decir a través de qué proceso de cambio
semántico el significado a) ha terminado conviviendo con el significado b) bajo la
misma palabra besugo. El hecho es que seguramente no hay ninguna lengua en la
que muchas palabras no tengan, además de un significado „primario‟, algún
significado „traslaticio‟. No siempre el significado traslaticio se ha obtenido
mediante un proceso metafórico reconocible (como el que en español lleva a la
palabra lince a indicar, además de al felino, también a una persona
particularmente perspicaz). Besugo no es de este tipo: resulta muy difícil
reconstruir la posible relación metafórica entre sus significados a) y b).
Ante casos como éstos es corriente que se distinga entre el significado
denotativo (o denotación) de una palabra y su significado connotativo (o
connotación). La denotación es el significado „primario‟, la connotación el
„trasladado‟. Se trata de distinguir en las palabras una idea esencial frente a otras
ideas „accesorias‟; éstas últimas se añaden a determinadas palabras y entran a
formar parte de su significado de manera estable. La distinción denotación ≈
connotación permite arrojar alguna luz sobre distintos aspectos del significado,
como por ejemplo la sinonimia (el hecho de que dos o más palabras tengan „el
mismo significado‟). En efecto, palabras que a primera vista parecen sinónimas,
porque tienen la misma denotación, pueden ser muy diferentes por su
connotación: palabras corno perro y chucho tienen la misma denotación, pero
connotan de manera distinta. La primera es, por así decirlo, „neutra‟, mientras
que la segunda es „afectuosa‟ y „familiar‟. Si tomamos anciano y viejo nos
encontramos con el mismo fenómeno: la primera es „formal‟ y „literaria‟, la
segunda es „coloquial‟ o „despectiva‟, aunque ambas tengan la misma denotación.
No hay que confundir la connotación con otros efectos de sentido ya
tratados antes: ésta no forma parte de los matices individuales que cada uno
puede atribuir a determinadas palabras o enunciados, sino que forma parte de la
auténtica intensión de las palabras consideradas. Esta diferencia se observa con
particular claridad en la traducción de una lengua a otra: la denotación de las
palabras puede ser igual, pero cambia la connotación. Muchos juegos de palabras
(de esos que en las traducciones aparecen considerados como „intraducibles‟)
dependen precisamente de estos factores: por ejemplo, en español gallo tiene una
connotación que hace referencia al engreimiento o la prepotencia masculinas (ese
hombre es un gallo); en italiano gallo, además de esta connotación, tiene la de
„mujeriego, donjuán‟; el equivalente inglés cock posee la misma denotación que el
español y el italiano (el animal doméstico que todos conocemos), pero cuenta con
6
Lingüística. Tema 6. Semántica.

una connotación diferente, porque designa de forma „vulgar‟ el órgano sexual


masculino.

2.4. Perfil ≈ Base (escena ≈ marco)


Otra distinción de especial relevancia es la propuesta, en el ámbito de la
lingüística cognitiva, entre perfil y base, según una denominación o, con otros
términos alternativos pero de valor equivalente, escena y marco. Con los
términos perfil y base, acuñados por R. W. Langacker, se hace referencia a los
distintos niveles de representación que podemos reconocer en el significado de
las expresiones. Por un lado, el perfil se refiere a la realidad que pretendemos
designar con cierta expresión y, por su lado, la base alude al dominio o al ámbito
conceptual en relación con el cual se lleva a cabo esa designación. Observemos en
la siguiente figura la relación entre los términos línea, radio y circunferencia, por
un lado, y de rincón frente a esquina, por otro:

línea radio circunferencia rincón esquina

Línea y radio comparten el mismo perfil (señalado con trazo grueso en el


gráfico), pero radio, además, incluye en su significado la presuposición de una
base, la circunferencia (en línea fina discontinua), que sirve de fondo necesario
para entender la especificidad de la línea a la que llamamos radio. La noción de
„circunferencia‟ está presente en el significado de radio pero sólo como base, en
un segundo plano. Con la palabra radio designamos una línea, no una
circunferencia. Igualmente, en la distinción rincón/esquina encontramos que los
dos términos designan lo mismo, un ángulo, pero cada uno lo hace en relación
con una base distinta: el espacio interior o cóncavo al ángulo en rincón y el
espacio exterior o convexo en esquina.
La relación perfil/base se reconoce fácilmente en las relaciones parte-todo.
Por ejemplo, el término uña designa el extremo de naturaleza córnea de un dedo.
En esta definición de uña el perfil lo constituye el extremo córneo propiamente
dicho y la base es el dedo del que forma parte. A su vez, dedo designa o perfila la
extremidad articulada de una mano, la cual constituye su base. De forma
equivalente, mano designa el extremo articulado con capacidad prensil de un
brazo.
Otro ejemplo al que puede aplicarse la distinción perfil/base es el de los
sustantivos de carácter relacional, como los términos de parentesco. Por ejemplo,
la palabra tío designa a una persona, pero lo hace presuponiendo en la base la
relación ascendente colateral entre esa persona y otra que sirve de referencia.
Esta otra persona que forma parte de la base de la expresión tío está presente en
su significado sólo en un segundo plano, como fondo o marco necesariamente

7
Lingüística. Tema 6. Semántica.

presupuesto respecto del cual se caracteriza al ser humano al que se denomina


tío. Sin embargo, la situación inversa se da en el caso de la palabra sobrino, en la
que se designa a alguien como descendiente colateral de otra persona. En las
figuras 1a y 1b se representan, con convenciones gráficas de la Gramática
cognitiva, los significados complementarios de tío y sobrino. Las líneas más
gruesas se corresponden con el perfil de cada expresión. Las líneas de trazo más
fino se corresponden con la base. El triángulo significa género masculino; el
círculo, género femenino y el rectángulo persona de género no definido. La letra
R representa el punto de referencia de esta red de parentesco en relación con el
cual se designa a otro elemento de dicha red.

R
e
f

Fig. 1a: tío Fig. 1b: sobrino

También puede entenderse que palabras derivadas de un mismo lexema


pero que pertenecen a categorías verbales diferentes (sustantivo, adjetivo, verbo,
etc.) se diferencian entre sí por una configuración perfil/base distinta de una
misma situación objetiva. Por ejemplo, tanto elegir como elector y electo hacen
referencia a la situación en que una entidad es escogida entre varias posibles por
parte de alguien que lleva a cabo esa selección. La diferencia de significado entre
esos tres términos estriba en cuáles de los elementos que se reconocen en esa
situación son puestos en el primer plano de representación del perfil: elegir
designa la propia relación que se da entre quien elige y quien es elegido; elector
designa a la persona que elige y remite a la base tanto el acto de elegir como la
cosa elegida; y electo designa la relación entre un objeto y su condición de objeto
elegido. En los tres casos el conjunto de alternativas u opciones entre las que se
puede escoger o elegir forma parte de la base. Ese conjunto de opciones se eleva
a la categoría de perfil, sin embargo, en uno de los significados del término
elección (como en la frase No tengo elección).

8
Lingüística. Tema 6. Semántica.

3. EL ANÁLISIS COMPONENCIAL

3.1. Los componentes (rasgos) semánticos.


El procedimiento más conocido para el análisis semántico en el campo de la
palabra es el análisis componencial. Se basa en la hipótesis de que el significado
de las palabras (por lo menos de las „llenas‟, como los nombres, verbos, adjetivos,
adverbios) puede descomponerse en elementos más pequeños de significado,
denominados componentes (rasgos) semánticos.
Veamos cómo funciona este procedimiento. Si tomamos unas palabras
como perro, perra, hombre, mujer, niño y niña, observamos intuitivamente que,
desde el punto de vista del significado, perro es a perra lo que hombre es a mujer
y lo que niño es a niña: el primer término de cada pareja indica el individuo
macho de una determinada especie y el segundo el individuo hembra. Partiendo
de estas relaciones, del significado de las palabras se pueden extraer del modo
siguiente algunos elementos semánticos menores:

perro perra hombre mujer niño niña

[macho] [hembra] [macho] [hembra] [macho] [hembra]


[canino] [canino] [humano] [humano] [humano] [humano]
[±adulto] [±adulto] [adulto] [adulto] [-adulto] [-adulto]

Cada una de las palabras mostradas en columna bajo cada ejemplo


representa un componente (rasgo) semántico. El conjunto de los componentes de
una palabra se denomina matriz semántica. Los componentes se encierran entre
paréntesis o corchetes: (± humano) o [± humano]. De la comparación entre los
elementos así identificados pueden extraerse algunas consideraciones generales:

a) Del hecho de que el mismo componente se encuentre en el significado de


distintas palabras ([macho], [hembra], [humano], etc. aparecen en varias de las
palabras presentadas) puede deducirse la hipótesis de que globalmente los
componentes constituyen un conjunto finito (como sucede con los rasgos
fonológicos). Para ellos, por tanto, en principio deberían ser válidos los axiomas
de las unidades mínimas y el de economía y recurrencia. Para reducir aún más su
número, pueden diferenciarse con los signos „+‟ o „-‟ los componentes que
permitan reducirse a la misma formulación: como [hembra] puede considerarse
equivalente a [-macho], podemos representarlo también de esta manera (o al
revés, como es natural), de modo que en vez de [macho] ≈ [hembra] tendremos
[+macho] ≈ [-macho], o también, si se prefiere, [+hembra] ≈ [-hembra].

b) Dado que los componentes pueden aparecer tanto en forma positiva


[+humano] como negativa [-humano], o también como „indiferente‟ [±humano],
se puede suponer que su naturaleza es binaria para todo el léxico de una lengua.

c) El significado de una palabra puede, desde luego, describirse como una


suma de componentes, pero no es posible decir si a cada uno de ellos le
9
Lingüística. Tema 6. Semántica.

corresponde una „parte‟ de la palabra: por ejemplo, no se puede afirmar que ni-
de niño significa [+macho] o que -ña de niña significa [-adulto]. Ello quiere decir
que los componentes de la palabra son simultáneos (como lo son los rasgos
fonológicos) y no sucesivos.

d) Mientras que los rasgos fonológicos constituyen un número limitado y


definido para cada fonema, los componentes semánticos de cada palabra pueden
variar de número a medida que se expande la comparación en parejas entre las
palabras. Así, por ejemplo, si se introduce padre en nuestro muestrario,
tendremos necesidad al menos del componente [ascendiente de primer grado]
para diferenciar los distintos significados:

hombre padre
[+humano] [±humano]
[+macho] [+macho]
[+adulto] [+adulto]
[±ascendiente de primer grado] [+ascendiente de primer grado]

Como puede verse, la introducción de una sola palabra más obliga a


recurrir a un componente más: [ascendiente de primer grado]. Si se sigue
aumentando la lista de las palabras en comparación, se hará inevitable aumentar a
su vez el número de componentes exigidos. Y, debido a ello, no puede en
absoluto excluirse que, si tomamos en consideración un extenso muestrario de
palabras, el número de los componentes necesarios termine volviéndose
incontrolablemente alto. Ello demuestra que, a pesar de las apariencias, los
componentes semánticos son muy distintos de los rasgos fonológicos: estos
últimos forman un número cerrado y pequeño, mientras que los componentes
semánticos también constituyen, probablemente, un número cerrado, pero
enormemente más grande. Ello depende del hecho de que, mientras que los
fonemas constituyen un pequeño conjunto cerrado de elementos, las palabras
constituyen por definición un conjunto ilimitadamente abierto.

e) Se puede mirar al significado en dos direcciones: dada una palabra, se


pueden investigar (como hemos hecho antes) sus componentes; pero se puede
proceder también en sentido contrario: dado un conjunto de componentes
virtualmente posible, se puede verificar si le corresponde o no una palabra. Si
tomamos la matriz de la palabra latina parricidium, tendremos

parricidium
[+matar]
[+referido a padre]

Pero si sustituimos [+referido a padre] por [+referido a suegro], el latín no


tiene una palabra que le corresponda, por lo que la matriz

10
Lingüística. Tema 6. Semántica.

[+matar]
[+referido a suegro]

no tiene una expresión específica y debe asociarse a la palabra, menos rica inten-
sionalmente, homicidium. Y sin embargo la matriz es perfectamente legítima,
puesto que respeta el orden de los componentes previstos. Ello significa que las
lenguas no siempre llenan todas las matrices semánticas virtualmente posibles, lo
cual comporta que en su léxico se registren lagunas y que se haga necesario
disponer de recursos adecuados para compensar ese desequilibrio (vid.: tema 5).

Dicho esto, hay que reconocer que el análisis componencial tiene sus
méritos. Ante todo (como observamos anteriormente), es un intento interesante
de aplicar al nivel del significado metodologías afines a las que se usan para otros
niveles lingüísticos, y, por tanto, de poner en evidencia la profunda
homogeneidad estructural del lenguaje. En segundo lugar, se esfuerza por
ofrecer una representación del conocimiento léxico que poseen los hablantes de
una lengua, y de formalizar algunas intuiciones lingüísticas que éstos
generalmente poseen a propósito del significado de las palabras. Por ejemplo,
cualquier hablante español sabe que existe una mayor afinidad de significado
entre padre y pariente que entre padre y, digamos, ventilador. Esta afinidad se
puede representar mediante una separación en componentes: palabras que tienen
un mayor número de componentes en común son semánticamente „más afines‟
que palabras que no tienen ninguno. Además, el análisis componencial ofrece una
buena representación del hecho de que, en el léxico de una lengua, las palabras no
están aisladas semánticamente (como no lo están morfológicamente), sino que
están ligadas por relaciones más o menos estrechas. Como veremos más
adelante, del análisis componencial deriva naturalmente la posibilidad de describir
los tipos de relación de significado existentes entre las palabras.
Desgraciadamente, sin embargo, el análisis componenciaI choca contra una
serie de dificultades que limitan enormemente su alcance. Ante todo, no está nada
claro cuál es el procedimiento según el cual los componentes semánticos se
extraen del significado de las palabras. A diferencia de los procedimientos de
análisis morfológico y sintáctico, que gozan de un respetable grado de
repetibilidad (dados ciertos principios, dos lingüistas diferentes tienen grandes
probabilidades de ofrecer el mismo análisis de un determinado elemento
lingüístico) y de verificabilidad, los del análisis componencial son más bien
intuitivos. Los diversos lingüistas pueden usar representaciones distintas de los
componentes, no siempre compatibles entre sí; y nada hace pensar que dos
analistas distintos, aplicando incluso la misma concepción de los componentes,
obtengan la misma matriz de una misma palabra. En definitiva, el método de
extracción de los componentes es aún muy arbitrario.
Por otra parte, este análisis no parece que pueda llevarse a la práctica
totalmente, porque no puede aplicarse a todo el vocabulario de una lengua. Dada
la enorme cantidad de palabras que el vocabulario contiene, si se intentase
reconstruir todos los componentes que intervienen en la formación del significado
de sus elementos, se llegaría a una lista de componentes tan larga que se volvería
11
Lingüística. Tema 6. Semántica.

totalmente incontrolable. Se ha dicho que ésta es una dificultad material que no


elimina la posibilidad de principio de desarrollar un análisis componencial
completo. Pero, dada la enorme extensión del léxico, es fácil suponer que la
dificultad material puede coincidir con la imposibilidad teórica.
En tercer lugar, la esperanza del análisis componencial era en sus inicios
demostrar el carácter universal de los componentes. Se pensaba que éstos eran
más o menos los mismos en todas las lenguas y que las diferencias entre unas
lenguas y otras se deberían exclusivamente a la diferencia de combinación de los
componentes. Desgraciadamente, esta ambición ha quedado insatisfecha, por la
misma inmensidad de la tarea y por la dificultad de demostrar los distintos pasos.
Como consecuencia de estos límites, el análisis componencial debe
considerarse, más que como una auténtica técnica analítica, como una técnica de
sondeo inicial. Puede aplicarse a grupos reducidos de palabras unidas por
estrechas relaciones semánticas (como, por ejemplo, la terminología del
parentesco), pero no a muestrarios más amplios. Puede, desde luego, suceder que
todo el léxico de una lengua esté efectivamente organizado en términos
componenciales; pero por el momento no parece posible demostrarlo. El resto de
los detalles que presentarnos en las páginas siguientes deben entenderse a la luz
de esta limitación.

3.2. Tipos de componentes y relaciones entre componentes.


Los análisis que hemos presentado hasta ahora no dan una idea completa de
la variedad de tipos de componentes que pueden identificarse. Si comparamos
niño con hijo, surge la necesidad de introducir componentes de dos clases
diferentes:

niño hijo
[+humano] [±humano]
[+macho] [+macho]
[-adulto] [±adulto]
[±descendiente de primer grado] [+descendiente de primer grado]

Niño se enriquece ahora con un nuevo componente: [±descendiente de


primer grado], mientras que hijo tiene [+descendiente de primer grado]. Hijo,
efectivamente, define su significado sólo en relación con el de padre (o, si se
prefiere, de madre), y no tiene sentido si no es en relación con él. Entre los
componentes transcritos en letra normal y el transcrito en negrita hay por tanto
una importante diferencia: los primeros son absolutos, mientras que los segundos
son relacionales. Los componentes relacionales tienen la propiedad de aludir a
una relación entre dos o más argumentos: hijo se entiende en el sentido de „un x
[±humano], [+macho], [±adulto] que es descendiente en primer grado de un y‟,
de la misma manera que padre se entiende en el sentido de „un x [±humano],
[+macho], [+adulto] que es ascendiente en primer grado de un y‟. Estas matrices
se pueden representar también con una elemental notación lógica de la siguiente
manera:

12
Lingüística. Tema 6. Semántica.

hijo = descendiente en primer grado (X, Y)


padre = ascendiente en primer grado (X, Y)

Una notación como ésta permite hacer referencia a los componentes del
tipo [+descendiente de primer grado] también con el término de componentes de
dos lugares (X, Y), y a los componentes absolutos con el término de componentes
de un lugar. Componentes relacionales aparecen también en el significado de
otras palabras, como abuelo, tío, y en general en los nombres de parentesco (que
son, por su naturaleza, portadores de significados relacionales). Abuelo, por
ejemplo, tendrá todos los componentes de padre, excepto que [+ascendiente de
primer grado] será sustituido por [+ascendiente de segundo grado]; etc.

Los componentes semánticos, además, no son independientes los unos de


los otros. Entre ellos pueden establecerse complejas relaciones jerárquicas que
se mantienen gracias a relaciones de distinto tipo. Una relación evidente es la de
implicación (o dependencia). Algunos componentes están necesariamente
implicados por otros, en el sentido de que X comporta necesariamente a Y. En
este caso, se dice que Y está implicado por X (o, al revés, que X implica a Y).
Este tipo de relación existe entre [+adulto] y [+ascendiente]. Para ser
[+ascendiente] es necesario ser [+adulto], de manera que todo lo que comporta el
componente [+ascendiente] debe necesariamente contener también a [+adulto].
Por el contrario, [+descendiente] no implica a [+adulto]: pueden existir sujetos
que son [+descendiente] pero [-adulto]. Hijo es de este tipo. Aplicando este
principio de manera rigurosa, podemos eliminar todos los componentes
implicados automáticamente por otros, realizando de esa manera una notable
economía de componentes. Así, en la matriz de padre, podemos borrar [+adulto]
sin modificar la sustancia del análisis: la supervivencia, en la matriz, de
[+ascendiente de primer grado] basta para asegurar que el significado en cuestión
contenga también (en forma implícita) [+adulto].

Al lado de las distinciones presentadas en este apartado hay que mencionar


otra clase de componentes, a los que podemos denominar pragmáticos, que dan
cuenta de la diferencia de significado que existe entre palabras como, por
ejemplo, cansancio y astenia, antiinflamatorio y antiflogístico, o francés y
franchute. A primera vista, los términos de cada pareja de palabras son sinónimos
(es decir, tienen exactamente la misma matriz semántica). Pero, si los observamos
más de cerca, las cosas cambian. Si colocamos en columnas los primeros cuatro
términos, nos darnos cuenta de que los dos primeros de cada pareja contienen,
entre otros, un nuevo componente:

13
Lingüística. Tema 6. Semántica.

cansancio astenia
antiinflamatorio antiflogístico
[-técnico] [+técnico]

De la misma manera, si comparamos francés y franchute, observamos un


nuevo componente que los diferencia:

francés franchute
[-despectivo] [+despectivo)

En otras palabras, cansancio y antiinflamatorio se utilizan solamente en


contextos de tipo coloquial y en interacciones informales, y precisamente a esta
característica se refiere el componente [-técnico], mientras que sus equivalentes
astenia y antiflogístico pueden usarse casi exclusivamente en contextos
especializados (de ahí el componente [+técnico]). Francés y franchute
ejemplifican otro tipo de componente pragmático y social: el primer término es de
tono neutro, y el segundo exhibe un tono marcado, porque comporta una actitud
de desprecio por parte de quien habla hacia el objeto de su mención. Los
componentes pragmáticos se refieren, por tanto, a la especial tonalidad de la
interacción que se produce entre los hablantes o bien al tipo de contexto (formal,
informal, etc.) en el que se utilizan las palabras consideradas (vid.: tema 8).

Los componentes que hemos tomado en consideración hasta este momento


no constituyen el único tipo de información contenida en el significado de las
palabras. Si tomamos una oración como

3) La gata cría a los gatitos

los componentes de criar pueden representarse así:

criar
(Xs hace que (Yo cambie en [+ adulto]))

Esta representación es muy diferente de las que llevamos dadas hasta este
momento, y se lee así: „X, que tiene la función de Sujeto (= s), hace que Y, que
tiene la función de objeto (= o), cambie su estado en [+adulto]‟. En otras
palabras, los componentes semánticos (cada uno de los cuales va recogido entre
paréntesis) ya no están constituidos por palabras, sino por proposiciones
elementales que tienen entre sí relaciones determinadas. Este tipo de
componentes se denomina proposicional, y es probablemente típico de los
verbos. Un componente proposicional puede a su vez englobar (como en nuestro
ejemplo) a uno o más componentes de otro tipo (por ejemplo, relacionales).

14
Lingüística. Tema 6. Semántica.

La descomposición de criar contiene algunas informaciones suplementarias


respecto de las que acabamos de ver: a) menciona el hecho de que criar (que es
un verbo, y no un nombre, como las palabras examinadas antes) debe tener un
sujeto y puede tener un complemento; b) que el objeto es beneficiario de la
acción del sujeto.

3.3. Restricciones.
La presentación de las matrices semánticas no está aún completa. Es
necesario introducir todavía en ellas otro tipo de información, de modo que se
eviten enunciados como:

(4) *El marinero cría a los remos

Lo que no funciona en (4) es el hecho de que en este ejemplo se violan algunas


limitaciones referidas a la combinación de las palabras. El verbo criar, en efecto,
no puede combinarse con cualquier tipo de nombres, sino que exige un sujeto y
un complemento que se refieran, ambos, a seres animados. Otros verbos pueden
tener la propiedad inversa: aburrir, por ejemplo, debe tener un sujeto [±animado]
y un complemento [+animado]. Podemos, efectivamente, tener

(5) La película aburre a los chicos


(6) El profesor aburre a los estudiantes

pero no

(7) *El profesor aburre al automóvil

Por este motivo, la matriz de criar debe ser completada con otro tipo de
información que especifique si las palabras que pueden ser sujeto o complemento
han de presentar o no determinados componentes. Estas informaciones
limitadoras se denominan comúnmente restricciones, se recogen entre los signos
„< >‟ y dan lugar a la siguiente reformulación:

criar
(Xs hace que (Yo cambie en [+adulto])) <X [+animado], Y [+animado]>

Si tomamos aburrir, que, como hemos dicho, tiene un sujeto [±animado] y


un complemento [+animado], su representación será la siguiente:

aburrir
(Xs hace que (Yo cambie en [+aburrido])) <X [±animado], Y [+animado]>

Las representaciones de este tipo pueden hacerse aún más complejas. En


sus usos no metafóricos, acariciar, por ejemplo, puede tener como sujeto
solamente palabras que designen a seres dotados de manos, mientras puede tener

15
Lingüística. Tema 6. Semántica.

como complemento cualquier palabra. Las restricciones que afectan a su sujeto se


pueden representar así:

acariciar
(Xs, toca a (Yo [+de forma ligera y afectuosa])) <Xs [+dotado de manos]>

donde (observemos de pasada) el componente [+dotado de manos] implica otro


como [+vertebrado].

3.4. Dificultades del análisis componencial.


Habrá podido observarse que las representaciones semánticas que hemos
explicado no se diferencian excesivamente de la información que, para cada
palabra, podemos encontrar en un diccionario. Para acariciar, por ejemplo, el
diccionario de María Moliner da la definición de «rozar o tocar suavemente con
los dedos una cosa o a alguien», que equivale más o menos a «(Xs toca a
(Yo [+de forma ligera y afectuosa])) <Xs [+dotado de manos]>». ¿Para qué vale,
entonces, esforzarse en construir complicadas representaciones semánticas, si en
realidad todo lo que necesitamos ya está dicho en los diccionarios? Esta pregunta
es delicada, pero tiene, en principio, una respuesta.
Para empezar, las representaciones basadas sobre componentes son más
precisas que las definiciones de los diccionarios; pero, sobre todo, constituyen un
lenguaje cómodo y relativamente eficiente para comparar entre sí significados
aparentemente alejados. Con el análisis componencial se descubre, mucho mejor
que a través de las definiciones de los diccionarios, que algunas palabras pueden
contener uno o más componentes en común y por tanto constituir una familia
semántica (vid. más adelante). Por ejemplo, criar, aburrir, educar, matar y otros
muchos verbos forman una familia porque contienen todos la matriz «(Xs hace
que (Yo cambie en) ... )», o, como también podríamos decir, son verbos de
„cambio‟. De esa manera, el conocimiento del léxico que tiene cada hablante
queda así mucho mejor representado que a través de las definiciones del
diccionario.
Además, la representación mediante componentes evidencia mucho mejor
que otras técnicas el hecho de que los componentes semánticos son recurrentes
en cada lengua. Es raro que uno de ellos actúe solamente en el significado de una
palabra: cada uno de ellos desarrolla un „trabajo‟ más intenso, interviniendo en el
significado de numerosas (a veces, innumerables) palabras. Aunque, como ya se
ha dicho, el análisis componencial completo de una lengua es materialmente
imposible, mediante este procedimiento tenemos una idea en principio aceptable
de la manera en que está estructurado el léxico.
Sin embargo, es difícil decir cuántos niveles de componentes son necesarios
para describir completamente el significado de una palabra. En principio, deberán
ser necesarios por lo menos los siguientes: a) componentes que describan el
significado intensional de la palabra; b) otros que indiquen su categorización
gramatical; c) otros que especifiquen las restricciones que aquélla debe respetar
en sus combinaciones sintagmáticas; y, finalmente, d) una serie de componentes
que definan las condiciones pragmáticas de su uso. Y desde luego no hay que
16
Lingüística. Tema 6. Semántica.

excluir que, a medida que se amplía la comparación en parejas entre las palabras,
surja la necesidad de postular otros niveles componenciales. Ya esta enumeración
evidencia que, en efecto, la descripción del significado de una palabra en términos
rigurosamente componenciales termina por llevar a una enorme masa de
especificaciones poco manejables desde el punto de vista práctico, si bien
probablemente capaces de dar cuenta de una buena parte de la competencia léxica
de los usuarios.
Por otro lado, además, hay que señalar por lo menos otra serie de
dificultades. En su momento hemos recordado que los significados de las palabras
no son todos del mismo tipo. En algunas son „concretos‟ (intensionalmente bien
definidos y extensionalmente aplicables); en otras, „abstractos‟, es decir, los que
exhiben las ambiguas o indescomponibles en principio (cuyo número no es nada
desdeñable). ¿Quién podría ofrecer un análisis componencial aceptable de
palabras generales como cosa o hacer? ¿Quién puede dar un análisis de
existencia o, más sencillamente, de bien? No sólo las palabras que, como éstas,
han sido más intensamente usadas por la tradición filosófica, escapan a una
definición estable, sino también otras muchas. No podemos aquí entrar en detalles
sobre esta cuestión, pero es necesario sacar una conclusión que el lector aceptará
sin necesidad de demostración: no todas las palabras del léxico son
semánticamente susceptibles de descripción por procedimientos estándar; y para
otras muchas, el significado se evidencia sólo a través del uso específico que los
hablantes hacen de ellas. (Y precisamente para eso sirve el extraordinario recurso
de la „pregunta metalingüística‟: ¿Qué entiendes por X?)
Por último, un inconveniente propio del análisis componencial es que, en su
afán analítico no resulta el mejor procedimiento para dar cuenta de la verdadera
representación que los usuarios se hacen del significado de las palabras. En
muchos casos, efectivamente, los conceptos que se asocian a las palabras tienen
carácter configuracional o, como se diría en algunas tradiciones psicológicas, de
geltalt o percepción de conjunto, que no puede captarse exclusivamente como la
suma de los componentes. La grafía que representa el número 8 no es sólo un
círculo que se intersecta con otro formando una sola línea cerrada orientada
verticalmente. Por muy exhaustiva que sea una descripción analítica de una forma
geométrica, nunca podrá sustituir a la imagen coherente y unitaria del conjunto
con la que los seres humanos nos la representamos de forma holística.

4. PRINCIPIOS DE ORDENACIÓN.

El primer fenómeno importante al que el análisis componencial da acceso es


al hecho de que el léxico de cualquier lengua no está constituido por elementos
aislados, sino que está organizado sobre la base de un cierto número de
principios de ordenación (o relaciones semánticas).

4.1. Gradación.
Un ejemplo evidente del principio de ordenación es el constituido por la
gradación. Algunos grupos de palabras pueden disponerse en escala, con un
17
Lingüística. Tema 6. Semántica.

extremo en el que una determinada propiedad está presente en su grado mínimo y


otro en el que ésta se presenta en grado máximo. Véanse tres simples
ejemplificaciones (delante de cada escala se presenta en mayúsculas el
componente sometido a gradación):

CANTIDAD ninguno uno alguno bastantes muchos infinitos

TEMPERATURA gélido frío tibio caliente hirviente

DIMENSIÓN microscópico pequeño medio(-ano) grande grandísimo enorme

(-) (+)
Las gradaciones organizan grandes cantidades de palabras en el léxico, pero
presentan algunos problemas. Si las representamos como secuencias de „lugares‟
que sean susceptibles de ser ocupados, cada uno de ellos, por una palabra,
podemos encontrarnos alguno vacío. Por ejemplo, entre grande y grandísimo
puede ser útil establecer un lugar intermedio, como más bien grande o no
exactamente grandísimo. Estos lugares no están ocupados por palabras del léxico
español sino sólo por sintagmas provistos de una o más especificaciones. Dicho
de otra manera, las gradaciones pueden tener lagunas. Además, nada garantiza
que alguno de los términos de la gradación no tenga equivalentes paradigmáticos:
por ejemplo, se puede usar polar en lugar de gélido, o ecuatorial en lugar de
hirviente. Por eso, las gradaciones son paradigmáticamente frágiles.
No obstante, en algunos usos técnicos del léxico se puede establecer,
convencionalmente, una gradación regularizada, es decir, que no presente
lagunas ni sea paradigmáticamente frágil a pesar de estar formada por palabras
del lenguaje ordinario. En la jerga universitaria española, por ejemplo, es una
gradación regularizada la que se establece entre los adjetivos que expresan la
valoración del rendimiento escolar del alumno:

TIPO DE RENDIMIENTO suspenso aprobado notable sobresaliente

(-) (+)
En este caso se conviene que la escala vaya de un „mínimo‟ a un „máximo‟,
que entre un término y otro de ella no existan lugares vacíos, que a cada lugar le
corresponda el mismo „espacio‟ y que no sea posible encontrar equivalentes
paradigmáticos. Las gradaciones regularizadas son un ejemplo interesante de una
posibilidad del léxico de las lenguas: las palabras „corrientes‟ pueden convertirse
en términos técnicos a través de un proceso más o menos simple de acuerdo
sobre su significado. Notable es una palabra corriente (y, por tanto, frágil en el
lenguaje ordinario); pero es un término técnico en la jerga de la educación.

4.2. Hiponimia.
Otro principio esencial de ordenación es la hiponimia (con su contraria la
hiperonimia). Un palabra B es hipónima de A cuando en su significado está
incluido el de A: automóvil es hipónimo de vehículo, ballena de animal, etc. Y, al
contrario, vehículo es hiperónimo de automóvil, y animal, de ballena. De ahí se
18
Lingüística. Tema 6. Semántica.

deriva que, si es cierto un enunciado que contiene un hiperónimo, debe ser


necesariamente cierto un enunciado que contenga, en la misma posición, un
hipónimo suyo: si es cierto que todos los animales deben ser protegidos, es cierto
también que todas las ballenas deben ser protegidas. Dos palabras hipónimas de
un mismo hiperónimo se denominan cohipónimas: por tanto, ballena, cocodrilo,
gallina, mosquito, etc., son cohipónimos respecto de animal, puesto que una
parte de su significado es idéntico al de animal. Esta relación es quizás la más
importante que existe en el léxico de las lenguas: dado que organiza una
innumerable variedad de grupos de palabras, tiene un rendimiento muy elevado.
La hiponimia (con la cohiponimia) puede representarse mediante árboles
jerárquicos que muestran de manera inmediata las relaciones creadas gracias a
ella. Pero puede ser representada más eficazmente en términos de componentes
semánticos: B es hipónimo de A cuando, en su matriz semántica, aparecen al
menos todos los componentes intensionales de A más algunos otros. Automóvil
tiene los componentes intensionales de vehículo, a los que se añaden otros. En
consecuencia, los hiperónimos son intensionalmente más pobres que los
hipónimos, pero extensionalmente más ricos; y con los hipónimos sucede al
contrario.
No hay que imaginar la hiponimia como una relación armónica. En efecto,
son frecuentes las palabras que, aun siendo cohipónimas, no tienen un
hipernónimo que las abarque intensionalmente a todas; es decir, están provistas
sólo de un hipernónimo virtual. Uno de los medios más frecuentes para
reequilibrar este desequilibrio semántico lo constituye el hecho de que uno de los
cohipónimos asuma también la función de hiperónimo, como se ve en el esquema
siguiente:
tíos

HIPERONIMIA

tío COHIPONIMIA tía

Tío actúa como cohipónimo de tía y también (en plural) como hiperónimo de
ambos. Esta situación se presenta muy a menudo (hermano ≈ hermana ≈≈
hermanos; caballo ≈ yegua ≈≈ caballos, etc.). En otros casos el término
superordenado está vacío, o, mejor dicho, no está formado por una palabra en la
lengua sino que puede ser suplido por una combinación sintagmática (el nudo
vacío se indica con „?‟):

19
Lingüística. Tema 6. Semántica.

HIPERONIMIA

armario COHIPONIMIA ropero

La hiponimia puede dar lugar a ramificaciones en distintos niveles


jerárquicos: el significado de A y B puede quedar incluido en el de C, éste (quizás
junto al de D) puede a su vez quedar incluido en E, y así sucesivamente. Se puede
llegar de esa manera a complejas estructuras arbóreas, en las que no se excluye la
existencia de nudos vacíos:

mueble

mesa asiento ?

escritorio mesilla ... silla escaño ... armario guardarropa


ropero...

Este árbol, que tiene como „raíz‟ mueble, puede encajarse dentro de otros
árboles más complejos, dotados o no de una „raíz‟ con nombre específico: por
ejemplo, junto con el árbol que tenga como „raíz‟ solería puede entrar a formar
parte del super-árbol decoración, y así sucesivamente.
No falta quien ha sostenido que, reconstruyendo de esta manera las
relaciones semánticas, se puede llegar a crear una especie de macro-árbol
semántico que contenga todas las palabras de una lengua y reconduzca todo el
léxico a una única „palabra arquetípica‟. Es evidente que un propósito como éste
es irrealizable, dado, como hemos dicho, el carácter ilimitado del léxico. Y, sin
embargo, este proyecto imposible contiene un factor de verdad: nos recuerda que
los significados de las lenguas constituyen una red (o un árbol) llena de lagunas,
asimetrías e imperfecciones, pero que siempre es posible, si las necesidades de la
enunciación lo requieren, „llenar‟ más o menos provisionalmente los vacíos y
deshacer las asimetrías. Ello es posible o bien trasladando una palabra de un
nudo a otro del árbol, o bien delegando a una palabra para que ocupe una
determinada posición, mediante, por ejemplo, una traslación metafórica. Si no
tenemos un hiperónimo específico capaz de cubrir dos cohipónimos como
armario y ropero, podemos trasladar al papel de hiperónimo a uno de los dos
términos, llamándolos a los dos (si así lo queremos) armarios, o bien delegar
20
Lingüística. Tema 6. Semántica.

(más o menos provisionalmente) a una palabra general (ella sola, como cosa o
mueble, o en sintagma, como cosa para sentarse, etc.) o de otro tipo. En
español, por ejemplo, como hiperónimo de marido y mujer se usa corrientemente
la palabra delegada matrimonio, que procede de un árbol hiponímico
completamente distinto.
Queda la cuestión de si la organización hiponímica del significado de las
lenguas es un puro accidente o bien responde a algún tipo de motivación. Es
difícil pensar que se trate de una pura casualidad: el fenómeno de la hiponimia es,
de hecho, un universal lingüístico, y por ello debe responder a razones más
profundas. Una de éstas puede ser la siguiente: el léxico está organizado
hiponímicamente para favorecer un recurso enunciativo esencial para los usuarios
lingüísticos, que es el de la movilidad semántica. Ésta le permite al hablante
producir enunciados con distinto grado de riqueza intensional, moviéndose con
una especie de „efecto zoom‟ por una escala en cuyos extremos están la máxima
generalidad (= máxima pobreza intensional) y la máxima concreción (= máxima
riqueza intensional). Este recurso favorece directamente la maniobra de
manipulación del conocimiento, como se ve en (10):

(10) A. Tráigame algo de beber. (1)


B. ¿Qué desea?
A. Un vino. (2)
B. ¿Qué vino?
A. Un clarete. (3)

En la progresión del diálogo, estimulado por las preguntas de B, A se


mueve gradualmente hacia la parte baja de la escala de intensión, trasladándose
desde (1) algo de beber, que es el hiperónimo más alto (y, por tanto,
extensionalmente más amplio) evocado en el diálogo, a (2) vino, que es hipónimo
de (1) e hiperónimo de (3) (vino) clarete, que representa, en nuestro ejemplo, el
máximo de riqueza intensional.
El „efecto zoom‟ es un recurso de gran importancia semiótica. Se puede
emplear en medida teóricamente ilimitada: siempre podemos añadir nuevos
componentes intensionales a un enunciado, tanto si el léxico de la lengua dispone
de ‘palabras apropiadas‟ como si tenemos que rellenar lagunas léxicas mediante
sintagmas adecuados, palabras generales o sustitutivos. Se puede decir que,
precisamente por la posibilidad que tenemos de aplicarle el „efecto zoom‟, el
léxico parece constituir un orden casi-continuo, dado que sus lagunas pueden
llenarse con palabras o sintagmas de intensión cada vez más rica.

4.3. Sinonimia, antonimia, complementariedad y simetría.


Son sinónimas dos palabras que tengan exactamente la misma matriz
semántica. Pero esta definición es sólo abstracta: como los componentes que
forman una matriz son de distinto nivel (denotativos, estructurales, connotativos,
etc.), como se ha visto, es muy difícil encontrar dos palabras dotadas de una
matriz idéntica para todos los niveles de los componentes. Por ejemplo, subir y
ascender pueden parecer a primera vista completamente sinónimos, pero en
21
Lingüística. Tema 6. Semántica.

realidad no lo son: subir tiene un componente pragmático como [±formal],


mientras que ascender tiene [+formal]. Por otra parte, los contextos en los que
puede aparecer ascender no son idénticos a aquellos en los que puede aparecer
subir: Ha ascendido a general ≈ *Ha subido a general. Efectivamente, la
sinonimia perfecta o total se puede considerar, si no inexistente, con toda
seguridad rarísima (quizás un ejemplo pudiera ser sedante ≈ tranquilizante, o
comenzar ≈ empezar). Debido a ello hay que entenderla esencialmente como
cuasi-sinonimia, en el sentido de que dos palabras pueden tener en común uno o
más conjuntos de componentes semánticos (a partir, naturalmente, de los
denotativos), pero difícilmente los compartirán todos.

Antonimia es, por el contrario, el nombre que se da a la relación por la cual


el significado de una palabra es el contrario (o el opuesto) al de otra. Bueno ≈
malo; hermoso ≈ feo; lleno ≈ vacío, etc. son parejas de antónimos.
Frecuentemente la relación de antonimia incluye una gradación, porque los dos
extremos de una gradación son generalmente antónimos: gélido ≈ ... ≈ tórrido;
alegre ≈ ... ≈ triste.

Diferente de la antonimia es la complementariedad, que se establece entre


cohipónimos que se presentan en pareja (o, de todas maneras, en grupos
numéricamente muy restringidos, como tres o cuatro). Entrar y salir, vivo y
muerto son de este tipo: si X no está vivo, está (necesariamente) muerto, y si no
está muerto, está (necesariamente) vivo. Casado y soltero, sin embargo, son solo
parcialmente complementarios; en realidad, esos dos términos no agotan la gama
de lugares posibles en la serie de cohipónimos: hay que incluir divorciado,
separado, viudo.

La simetría es, finalmente, la relación existente entre palabras como


comprar y vender. Dos palabras de significado simétrico están organizadas de tal
manera que, si es verdad que A compra X a B, también es verdad que B vende X
a A. Encima y debajo parecen ser de la misma naturaleza: si es cierto que el libro
está debajo del cenicero, también es cierto que el cenicero está encima del libro.
La misma relación existe entre dar y tomar, yerno y suegro, etc. No faltan, sin
embargo, palabras que contienen simultáneamente dos significados simétricos:
alquilar significa tanto «tomar en alquiler» como «dar en alquiler».

4.4. Colocaciones.
Hasta aquí hemos considerado sólo principios de carácter paradigmático,
es decir, los que se instauran en cierto conjunto de palabras para el que, si se elige
una, queda prohibido el uso de las otras. Pero existen también principios
sintagmáticos, esto es, los que permiten diversas relaciones semánticas entre las
palabras que componen una cadena sintagmática, una expresión compleja. Estas
relaciones pueden ser más o menos ocasionales o también regulares. En este
último caso, las relaciones semánticas están determinadas al menos por dos tipos
de construcciones: la modificadora y la complementadora. En ellas la relación
semántica entre las palabras es generalmente unidireccional habiendo, por tanto,
22
Lingüística. Tema 6. Semántica.

un elemento seleccionador y otro seleccionado. Así, en la construcción


modificadora el elemento sintáctico adyacente es el seleccionador y el núcleo
sintáctico el seleccionado. En

(8) Una loba preñada

tenemos una construcción modificadora, y en ella se da una relación semántica


entre el núcleo, una loba, y el modificador, preñada. En esta relación el
modificador selecciona al núcleo: éste ha de tener el rasgo [-macho]. De ahí que,
cuando este modificador aparece con núcleos formados por sustantivos que no
expresan el género morfológicamente, tales núcleos adquieran el rasgo semántico
seleccionado por aquél. Es el caso, por ejemplo, de

(9) gusano preñado

en donde el adjetivo selecciona el rasgo semántico [-macho] para la denotación


de «gusano».
En las construcciones complementadoras, por el contrario, es el núcleo
sintáctico el que selecciona y el adyacente lo seleccionado. Así, en el sintagma

(10) partidario de la paz

«de la paz» es un complemento exigido por «partidario»: éste último, núcleo del
sintagma, selecciona el adyacente siguiente. El adjetivo «partidario» selecciona
como complemento palabras o sintagmas que denoten una situación o una acción
(«partidario de la paz» [+estado], «partidario de la negociación» [+acción]). Por
esta razón, cuando el complemento de este adjetivo denota un objeto físico,
como en

(11) partidario de los ordenadores

el complemento adquiere automáticamente el rasgo de [+estado] o el de


[+acción]: «partidario del estado en que se usan ordenadores/de la utilización de
los ordenadores».

Las relaciones semánticas sintagmáticas pueden caracterizarse del siguiente


modo:
a) Tautonimia: Esta relación se da cuando el elemento seleccionado
expresa únicamente el rasgo semántico seleccionado. Es lo que ocurre en la
expresión comer comida, ya que el verbo «comer» exige que su objeto tenga el
rasgo [+objeto comestible], que es precisamente el único que muestra la palabra
seleccionada, «comida». Otro caso de tautonimia sería varón macho; ahora
tenemos que el rasgo semántico que define a «macho» ([+macho]) está ya
incluido en «varón». En el uso lingüístico, la tautonimia se suele emplear en
determinadas situaciones para subrayar el rasgo semántico que da origen a ella.
Por ejemplo, en una situación en la que me proporcionan una comida en mal
23
Lingüística. Tema 6. Semántica.

estado o de mala calidad, puedo decir ¡Quiero comer comida!: el carácter


tautonímico de la construcción sirve para poner énfasis en el rasgo semántico que
da origen a dicha tautonimia; insisto en que quiero que lo que se me da por
comida sea realmente comestible. El procedimiento es similar a cuando repetimos
un sustantivo (Esto sí es café café) para recalcar la pureza o autenticidad del
objeto denotado.
b) Xenonimia: Es el caso contrario de la tautonimia. Ahora se da una
contradicción entre el rasgo exigido por el seleccionador y alguno de los que
presenta el seleccionado. Por ejemplo, comer lápiz es una construcción en la que
el objeto es algo no comestible ([-objeto comestible]). Igual ocurriría con la
expresión varón hembra. La interpretación de tales expresiones puede resultar
imposible en muchas ocasiones o exige un esfuerzo cognitivo de acomodo
considerable.
c) Filonimia: Es la relación que se establece cuando no se dan las
relaciones anteriores. Las construcciones comer carne, hombre inteligente son
filonímicas.

d) Solidaridades léxicas: Se trata de un caso particular de la tautonimia.


Consideremos algunos ejemplos:

(12) Los perros ladran


(13) Los gatos maúllan
(14) Los burros rebuznan

Entre los sujetos y los verbos de estas oraciones se establece una relación
de tautonimia. Por ejemplo, se puede definir «ladrar» como la „emisión de
sonidos característicos que hacen los perros‟. Por tanto, la palabra «perro» está
incrustada en el significado de la palabra «ladrar». Lo mismo ocurre en el resto de
los ejemplos. Las solidaridades también se observan entre otras partes de la
oración:

(15) Talar los árboles


(16) Izar la bandera
(17) Levar anclas
(18) Mesar los cabellos
(19) Lamer con la lengua
(20) Besar con los labios

Como se ve, la solidaridad léxica no es otra cosa que una relación de


selección semántica en la que no están implicados componentes semánticos sino
lexemas o palabras o, si se prefiere, las matrices semánticas que las caracterizan.
Por otro lado, la solidaridad léxica es un fenómeno más restringido y menos
sistemático que el de la selección de componentes semánticos. Estamos ante la
lexicalización de una relación semántica sintagmática y, como toda lexicalización,
presentará un carácter asistemático, idiosincrásico y, en general, poco regular.

24
Lingüística. Tema 6. Semántica.

4.5. Familias semánticas y campos léxicos.


Usamos el término familias semánticas en sentido genérico, para referirnos
al hecho, intuitivo para el hablante, de que algunas palabras de su lengua tienen
significados „afines‟ entre sí, mientras que otras están semánticamente aisladas.
Caballo y potro son más „cercanos‟ que caballo y televisor, así como tío y
cuñado son más cercanos que tío y tren. En esta intuición se basan distintos
fenómenos: a) la percepción de que existen grupos de palabras tan unidas desde
el punto de vista semántico que forman terminologías compactas (es decir,
familias formadas sólo por términos técnicos: los de la Física, la Química, etc., o,
más trivialmente, de la cocina, la costura, la casa, etc.); b) la idea de que, en el
aprendizaje de una lengua (tanto si es lengua materna como lengua extranjera),
algunas familias deben tener prioridad sobre otras; c) la percepción de que una
determinada palabra puede emigrar de una familia a otra ampliando su significado
(programa forma parte, con significados total o parcialmente distintos, de las
familias de la Música, la Informática, la Genética, etc., así como del „lenguaje
común‟); y así sucesivamente.
La Semántica, por su parte, ha tratado de dar forma a estas percepciones,
desde el punto de vista práctico, proponiendo diccionarios „ideológicos‟, es decir,
basados no en el orden alfabético de las palabras, sino en la „cercanía‟ semántica
de unas y otras, y, desde el teórico, intentando distinguir, dentro de la noción
general de „familia‟, los distintos tipos que la conforman.
Las familias semánticas pueden ser consideradas desde el punto de vista
paradigmático o desde el sintagmático. Caballo y potro pueden aparecer en las
mismas posiciones y con las mismas funciones en el enunciado, formando una
familia paradigmática, mientras que caballo y relinchar, aun siendo a su vez
„afines‟ semánticamente, deben aparecer en distintas posiciones y con diferentes
funciones (caballo debe ser sujeto de relinchar), constituyendo de esa manera
una familia semántica. Del mismo modo, cocer y hervir están emparentados
paradigmáticamente, mientras que cocer y pescado, cocer y cocinero lo están
sintagmáticamente (pescado puede ser complemento de cocer, o -si el verbo es
ergativo- su sujeto: el pescado cuece rápidamente; cocinero, por su parte,
normalmente debe ser sujeto del verbo), etc. Existe una relación entre las familias
semánticas y los principios de ordenación explicados: para que exista una familia
semántica es necesario que las palabras en cuestión estén relacionadas con uno o
varios de los principios descritos. Podemos tener entonces familias de hipónimos,
antónimos, palabras en gradación, etc., o bien familias ordenadas por varios
principios que actúan simultáneamente. Dicho de otra manera, una familia
semántica está formada por todas las palabras cuyas matrices comprendan al
menos un componente intensional en común. Cuanto más alto sea el número de
componentes intensionales comunes, más densa será la familia. Por tanto, si
privar y hurtar constituyen una familia porque ambos contienen el componente
proposicional (Xs hace que (Yo cambie a [+privado de])), hurtar y robar forman
una familia aún más densa, porque tienen en común también el componente [-con
medios legales]. Desde este punto de vista, las terminologías son familias en
sentido estricto, con densidad variable según los casos.

25
Lingüística. Tema 6. Semántica.

Dentro de la noción de familia se pueden distinguir otras varias formas de


relación de significados; aquí nos limitaremos a explicar la más productiva, que
parece ser la de campo semántico (o léxico). El campo semántico es una familia
formada por palabras en oposición paradigmática, es decir, que pueden ocupar el
mismo lugar en el enunciado. Ello comporta que las palabras en cuestión
pertenezcan a la misma parte de la oración, puesto que de otra manera no podrían
ocupar el mismo lugar. Por ejemplo, libro, periódico, fascículo, documento, etc.,
pertenecen al mismo campo, porque pueden rellenar, unas en oposición a otras, el
hueco de enunciados como ¿Has terminado de leer el _____?; por el contrario,
libro, caballo y ordenador no constituyen un campo, porque, según parece, no
pueden intercambiarse en los mismos contextos. Por eso los nombres de los
colores, a los que el análisis semántico les ha dedicado gran atención, constituyen
un campo semántico.
La pertenencia de una palabra a un determinado campo semántico no
excluye que ésta pueda formar parte al mismo tiempo de otros campos. Bajo
forma un campo con alto (montaña alta ≈.montaña baja), y al mismo tiempo con
profundo (mar profundo ≈ mar bajo); nuevo, por una parte, forma un campo con
viejo, y, por otra, con usado (de ahí que podamos encontrarnos con enunciados
como Este coche es usado pero está nuevo, es decir, «no viejo», o como Este
coche está viejo pero es nuevo, «no usado». En realidad, es difícil hallar una
palabra que no esté al mismo tiempo implicada en más de un campo, de la misma
manera que en ciertos casos palabras que forman parte de un campo pueden
entrar a formar parte de una gradación o de otros principios de ordenación:
caballo y potro son al mismo tiempo elementos de un mismo campo y miembros
de una relación de hiponimia.
Basándonos en estas consideraciones podemos suponer que a) la misma
palabra figure al mismo tiempo en distintos campos, y probablemente también
que b) todo el léxico de una lengua está formado por un conjunto (aunque sea
ilimitadamente amplio) de campos de dimensión y densidad variable.
Naturalmente, estas dos generalizaciones se prestan con dificultad a una
comprobación empírica completa, por lo que es conveniente asumirlas sólo como
pautas para el análisis. La infinidad virtual del léxico hace imposible aducir
pruebas definitivas al respecto.

26
Lingüística. Tema 6. Semántica.

4.6 Tipología de los campos semánticos.


Los campos semánticos admiten ser tipificados formalmente del siguiente
modo:

CAMPOS SEMÁNTICOS

Ramificantes No ramificantes

Taxonomías Meronomías Lineales Circulares

La primera distinción es la que subdivide los campos en ramificantes y no


ramificantes. La estructura ramificante es análoga a la de las estructuras
sintácticas, por lo que tienen este aspecto:

B C

D E F G

En esta estructura vemos un elemento superior A que domina a B y a C; a


su vez C domina a E, F y G: cuando un elemento domina a dos o más elementos
obtenemos una serie de ramas similares a las de un árbol. Obtenemos, pues, una
jerarquía a través de la cual creamos una estructura.
Existen al menos dos formas de establecer relaciones jerárquicas según el
contenido fáctico que demos a la relación abstracta de dominio. Podemos
interpretar esta relación, en primer lugar, mediante la relación clase/miembro; en
segundo lugar, mediante la relación todo/parte. En el primer caso los miembros
son entidades independientes y la clase es la acumulación o colección de tales
entidades: tenemos una consecuencia de la operación de síntesis. A este tipo lo
denominaremos taxonomía. En el segundo caso las partes no son entidades
completamente independientes, pues todas ellas se armonizan para obtener una
entidad individual: el todo; estamos ante operación de análisis. A este tipo lo
denominaremos meronomía.

27
Lingüística. Tema 6. Semántica.

Consideremos un ejemplo de taxonomía:

Menaje de cocina

Cubertería Cristalería Vajilla Mantelería

Cuchillo (…) copa (…) plato (…) mantel (…)

Esta estructura no es completa, como se puede comprobar a primera vista,


pero sirve para ilustrar el concepto de taxonomía. Menaje de cocina es
hiperónimo de todos los elementos que hay debajo, que son sus hipónimos.
Igualmente, cubertería, por ejemplo, es a un mismo tiempo hipónimo de menaje
de cocina e hiperónimo de los cohipónimos que subsume: cuchillo, (…).
Cubertería, cristalería, etc. son cohipónimos de menaje de cocina. Una prueba
para la determinación de los hipónimos es ponerlos en un contexto como éste:

(21) X es un elemento/componente de Y
(22) El cuchillo es un elemento de la cubertería
(23) La cubertería es un componente del menaje de cocina

En esta taxonomía todos los hiperónimos con nombres colectivos. A este


tipo de taxonomías se las puede denominar extensionales. Pero puede haber
taxonomías en las que los hiperónimos no sean nombres colectivos, como por
ejemplo en la de instrumentos musicales, que contiene hipónimos/hiperónimos
como instrumentos de cuerda, instrumentos de viento, instrumentos de
percusión. Estos elementos no son nombres colectivos sino nombres que
denominan uno de los rasgos distintivos de los hipónimos subsumidos. Estamos
en este caso ante una taxonomía intensional. La prueba, en esta ocasión, es:

(24) X es un tipo/clase de Y
(25) La trompeta es un tipo/clase de instrumento de viento

Por otra parte, las taxonomías pueden ser cerradas o abiertas. Las cerradas
muestran una frontera bien delimitada: una vez alcanzados los elementos más
pequeños no es posible seguir avanzando. Es el caso de la taxonomía propuesta
arriba o la de numerosas clasificaciones conceptuales o científicas, por ejemplo.
Las abiertas, en cambio, pueden expandirse sin fin: las taxonomías de parentesco
son buen ejemplo de ello.

28
Lingüística. Tema 6. Semántica.

Consideremos el otro tipo de estructura ramificante: la meronomía. En este


caso la relación fundamental es, como sabemos, la de parte/todo. Veamos el
ejemplo siguiente, sencillo y simplificado:

Según puede verse, pie es una parte de la pierna, o que la cara es una parte
de la cabeza: pie es merónimo (hipónimo de meronomía) de pierna, y cara, de
cabeza. Dos partes del mismo todo superior son comerónimos (cohipónimos de
meronomía). Así, rodilla y muslo son comerónimos de pierna. Ésta, a su vez, es
holónimo de ellas (hiperónimo de meronomía). Cuerpo es holónimo de cabeza.
Entre los contextos que pueden servir para determinar la relación de meronimia
están los siguientes:

(26) El X tiene Y y Z
(27) Y y Z son partes de Y
(28) X consta de Y y Z
(29) Y y Z forman parte de X
(30) El Y y Z de un X

(Donde Y, Z son merónimos del holónimo X.)

Una diferencia importante entre las taxonomías y las meronomías es que en


el caso de éstas últimas la relación no es estrictamente transitiva. Por ejemplo, se
puede decir que un plato es un elemento del menaje de cocina, y ello es posible
porque un plato es un elemento de la vajilla y ésta, a su vez, es un elemento del
menaje de cocina. La relación de hiponimia taxonómica es, por tanto, transitiva.
Sin embargo, no la podemos aplicar lo mismo con resultados normales a las
meronomías. Por ejemplo, sabemos que las casas tienen frecuentemente cuarto de
baño y que éstos tienen bidé; ahora bien, de aquí no sería normal deducir que el
bidé es una parte constitutiva de la casa, sino sólo del cuarto de baño. Por tanto,
en las meronomías, al contrario que en las taxonomías, la hiponimia es local y no
global, esto es, no transitiva. Esto se debe a que los diversos merónimos de un
holónimo están estructurados de diversa manera. Por ejemplo, la forma de
estructuración de las partes de la mano es diferente de la forma de estructuración
de las partes del brazo. Por ello, no podemos decir que los dedos son partes de
los brazos, sino una parte de la mano. En las taxonomías tenemos simplemente
conjuntos y elementos que pertenecen a ellos: el cuchillo pertenece a la cubertería
como la cubertería pertenece al menaje de cocina; es decir, como simples
elementos constituyentes de ese conjunto.

Las estructuras no ramificantes suelen subdividirse en lineales y circulares.


Los lineales son estructuras que típicamente presentan una serie ordenada de
elementos con uno superior, otro inferior y una serie de elementos intermedios.
Se puede representar así:

A>B>C>D

29
Lingüística. Tema 6. Semántica.

en donde A es el elemento superior, arcónimo, D es el elemento inferior,


telónimo, y B y C elementos intermedios, mesónimos. Un ejemplo:

(31) concepción > nacimiento > infancia > adolescencia > juventud >
madurez > senectud > muerte

Dado que los campos de esta clase suelen presentar una ordenación secuencial
estricta de sus elementos, se pueden proponer los siguientes contextos de
determinación:

(32) X es/va antes que Y


(33) Z empieza con Y
(34) Y termina en Z
(35) X acaba/resulta en Y
(36) Y está entre X y Z

(En donde Y es telónimo de X, Y es arcónimo de Z e Y es mesónimo de X


y Z.)

(37a) La concepción es antes que el nacimiento


(37b) La senectud termina con la muerte
(37c) La concepción acaba en el nacimiento
(37d) El nacimiento está entre la concepción y la infancia

Los campos lineales están acotados: no hay una relación de precedencia


entre el último elemento de una serie y el primero de ésta.

Esta última característica es la distingue los campos no ramificados lineales


de los no ramificados circulares. También están ordenados estos campos en
serie, como en caso anterior, pero los elementos se suceden de manera que se da
una relación de precedencia entre el último elemento de la serie y el primero de
ella, como si tal serie se cerrara en círculo. Un ejemplo:

(38) mañana > mediodía > tarde > noche > madrugada >> mañana…

Como vemos, la madrugada da paso a la mañana de nuevo y vuelve a repetirse


todo el ciclo. Ciclos así se dan en otros ámbitos que no son de carácter temporal.
Por ejemplo:

(39) fresco > cansado > agotado > descansado >> fresco…

En general, todos los procesos naturales cíclicos son representados a través


de esta estructura.
En algunos casos el último elemento de una serie no se conecta
directamente con el primero de ella, sino que se conecta con él a través de un
recorrido inverso. Por ejemplo:
30
Lingüística. Tema 6. Semántica.

(40) tranquilo > inquieto > nervioso > excitado > violento

No se pasa de violento a tranquilo, sino que se pasa de este último estado al


anterior hasta regresar al inicial. Llamaremos a estas construcciones circulares
regresivas.

4.7. Principios de ordenación y categorización no estrictos. Prototipos, extensiones y


esquemas.
Hasta ahora hemos considerado principios de ordenación basados en
criterios de categorización estrictos, los cuales establecen la pertenencia o no a
una determinada categoría en virtud de la existencia de cierto número de rasgos
suficientes y necesarios. Las relaciones basadas en el análisis componencial, por
ejemplo, se basan en ese supuesto. En general, esta es la posición aplicada por la
Lingüística de orientación estructural. Sin embargo, no podemos terminar este
apartado sin considerar la posibilidad de reconocer otro tipo de relaciones que no
se ven limitadas por la idea de una categorización estricta definida por límites
bien precisos. Según una visión alternativa, propia de ciertas corrientes del
funcionalismo, como la de la Lingüística cognitiva, las categorías lingüísticas
pueden estar configuradas por miembros más o menos centrales y las relaciones
entre esos miembros pueden ser tanto de categorización estricta como de
categorización laxa o no estricta. Según esta concepción la pertenencia a una
determinada categoría es una cuestión de grado, de manera que algunos
miembros de una clase ocupan un lugar central o prototípico porque se
consideran los mejores representantes de un concepto. Por ejemplo, aunque un
turismo, una furgoneta, un camión, un todoterreno, un motocarro y una
caravana se consideren subtipos del tipo de objeto al que podemos llamar
automóvil, no todos representan la clase general de la misma manera: entre todos
ellos el turismo constituye un ejemplo central o prototípico de la categoría. Por
otro lado, el término automóvil podría aplicarse a uno de juguete que no tuviera
motor y que no cumpliera, por tanto, con un rasgo fundamental de la categoría
general. Se diría que el término automóvil se extiende de forma flexible para
abarcar la designación a clases de objetos que presentan algunos de los rasgos
fundamentales de la clase pero no todos.
Según esta visión, las categorías lingüísticas en general y, en particular, las
categorías semánticas conforman redes o categorías complejas con vínculos más
o menos estrechos y con miembros más o menos centrales. A modo de
ilustración, consideremos el ejemplo del concepto árbol según el análisis
ilustrativo que hace de él Langacker (1987). Para este autor las categorías
lingüísticas son categorías complejas típicamente polisémicas, los significados de
los signos deben concebirse como redes conceptuales en las que se establecen dos
tipos de conexiones entre unos nódulos y otros. Por un lado, se dan relaciones de
elaboración por las que se constatan relaciones de hiperonimia / hiponimia, es
decir, entre un concepto específico y otro más general y abstracto cuyas
especificaciones son cumplidas exhaustivamente en el concepto específico. Esta
31
Lingüística. Tema 6. Semántica.

es la relación existente entre el concepto de árbol y los conceptos de cerezo,


olivo, roble, castaño, etc. Se entiende que árbol reúne los rasgos comunes
compartidos por las especies concretas de árbol. Ahora bien, en una red también
se da otro tipo de relación de categorización a la que Langacker llama de
extensión de uso: con este otro tipo un determinado concepto es usado para
categorizar otro concepto que no cumple todas las especificaciones relevantes del
primero. Ese sería el caso, por ejemplo, si usamos el concepto de árbol para
categorizar el de palmera. Muchos de los rasgos que sirven para definir la
categoría prototípica de árbol no se reconocen en el caso de la palmera (hojas,
ramas, corteza de corcho, forma, etc.). Sin embargo, hay suficientes aspectos
compartidos por la palmera y otras especies en las que reconocemos ejemplares
típicos de árbol como para sancionar esa categorización. Pues bien, a partir de
este nuevo vínculo, puede generarse, en la medida en que el uso reiterado de la
categorización así lo motive, un nuevo concepto de árbol, más abstracto que el
anterior (árbol’) y que surja a partir de la constatación de los rasgos compartidos
por el concepto previamente establecido de árbol y el de palmera. A este nuevo
concepto más abstracto Langacker lo llama esquema, y mantiene una relación de
elaboración con los conceptos de árbol y de palmera. La estructura conceptual
descrita se representa en la siguiente figura (las flechas de trazo continuo
representan relaciones de elaboración o esquemáticas y las flechas de trazo
discontinuo representan relaciones de extensión).

32
Lingüística. Tema 6. Semántica.

árbol‟

árbol palmera

cerezo olivo castaño roble

Red conceptual parcial asociada a árbol

Debemos destacar en esta visión de las redes conceptuales varios


aspectos fundamentales: primero, se establece un nivel de abstracción
fundamental o básico que tiene carácter central y cuya relevancia cognitiva (su
nivel de accesibilidad y activación) es mayor que los otros. Ése es el nivel que
corresponde en el ejemplo al concepto prototípico de árbol. Segundo, los
valores más esquemáticos (como el de árbol’) se generan desde los más
específicos mediante cancelación de diferencias y reconocimiento de aspectos
comunes. Surgen, por tanto, del uso reiterado de los más concretos y de su
vinculación recurrente en experiencias particulares, por lo que no deben
presuponerse necesariamente. Tercero, la visión que surge de esta concepción
de las categorías lingüísticas es la de redes complejas con una organización
dinámica pero coherente en las que se reconocen niveles de abstracción distintos
que pueden ser accesibles en distinta medida y en distintas circunstancias.

5. LÉXICO Y SINTAXIS

5.1. El interfaz semántico-sintáctico.


Es evidente que palabras que pertenecen a una misma parte de la oración
pueden tener propiedades sintácticas diferentes. En otras palabras, se impone
examinar el interfaz semántico-sintáctico, que se puede formular así: algunas
propiedades semánticas de las palabras influyen sobre su comportamiento
sintáctico.
La intención de definir en profundidad el interfaz semántico-sintáctico ha
impulsado a algunos investigadores a identificar „bajo las palabras‟ unas
estructuras semánticas de nivel superior. Por ejemplo, se ha sugerido que el
significado de las palabras contiene de manera oculta una elemental estructura de
frase, con funciones gramaticales no visibles pero operantes. Según este punto de
33
Lingüística. Tema 6. Semántica.

vista, las palabras son consideradas formas sintéticas y abreviadas de


„proposiciones‟ (representación de cierto estado de cosas). Al expresarnos nos
servimos de „palabras‟ que son en realidad „frases‟ que se manifiestan de forma
abreviada y preservan en parte la complejidad de su estructura „oculta‟. Por
ejemplo, podar „contiene‟ una frase en la que están prefigurados el sujeto y el
complemento: a) el sujeto debe ser podador, agricultor o algo parecido; b) el
complemento debe ser árbol (cerezo, peral, etc.) o algo semejante. Los nombres
pueden ser transitivos o intransitivos, como los verbos, puesto que pueden
representar „frases‟ que contienen un verbo de uno u otro tipo: poda es transitivo,
puesto que „significa‟ aproximadamente «el hecho de que el podador suprima las
ramas superfluas de los árboles». En La poda del peral ha sido muy oportuna, el
sintagma del peral es de hecho un „complemento directo‟ de poda. Los nombres
y los adjetivos pueden ser „activos‟ o „pasivos‟: en Éste es un trabajo cansado,
„cansado‟ equivale a «que cansa»; en Juan está cansado, „cansado equivale a
«afectado por el cansancio».

5.2. La información léxica.


Para solucionar de manera eficaz el problema del interfaz semántico-
sintáctico, hay que volver sobre las conclusiones del análisis componencial
presentadas anteriormente. Para describir el significado de las palabras no basta
con elaborar una matriz semántica (aunque sea con las oportunas restricciones)
para cada palabra, sino que hay que añadir un tipo más de información. Se trata
de informaciones sintácticas que especifiquen para cada palabra cuáles son los
contextos en los que, por su significado, puede aparecer. Dado un verbo como
salir, es aceptable (41):

(41) El cartero sale a las ocho.

Pero no (42):

(42)*El cartero sale el correo

El motivo de ello es que salir, a causa de su caracterización semántica, no


puede ir acompañado por un sintagma nominal que actúe como objeto. Podemos
entonces representar la información léxica que describe el significado de salir de
la manera siguiente:

salir
a) (Xs cambia de (posición (del lugar Y al lugar Z)))
b) Verbo
c) -[ ____ SNo]

En esta notación, a) es la matriz semántica (en este caso de tipo


proposicional); b) representa la categorización gramatical de la palabra (dice, en
otros términos, que salir pertenece a la clase de los verbos); y c) indica la
subcategorización específica de salir, una información sintáctica que indica que
34
Lingüística. Tema 6. Semántica.

salir no puede („-‟) aparecer en un contexto en el que aparezca, en el ámbito del


mismo sintagma verbal, un complemento directo.

6. SOBRE SEMÁNTICA DE LOS ENUNCIADOS.

Las consideraciones hechas hasta este momento se refieren exclusivamente


a palabras aisladas, y por tanto son válidas (en la medida en que lo sean) sólo
para el léxico. Constituyen, por tanto, una base esencial de la Lexicología, es
decir, de teoría del significado de las palabras. Pero es totalmente obvio que las
palabras aisladas existen sólo para aparecer en enunciados, provistos cada uno de
ellos de su fuerza predicativa. Por ello, la Semántica debería poder ofrecer
también explicaciones sobre la manera en que se estructura el significado en el
ámbito de los enunciados.

6.1. El principio de composición.


En Semántica, el principio de composición es una extensión de otro más
general, según el cual en toda lengua £, combinando elementos simples de
acuerdo con las reglas apropiadas, se obtienen elementos complejos que
pertenecen también a £. Aplicado a la Semántica de los enunciados, el principio
de composición prevé simplemente que el significado de un enunciado deriva del
significado de las palabras aisladas que lo componen: si tenemos un enunciado
E = a + b + c, el significado de E, Se, es la composición del de las tres palabras
que lo constituyen Sa + Sb + Sc. Esta representación con símbolos, sin embargo,
es totalmente superflua, porque no hace sino decir lo que ya la intuición de
cualquier hablante maduro puede prever, y que se puede formular así: „El
significado del conjunto está determinado por el de las partes‟. Esta formulación
adquiere algo más de sentido si la traducimos en términos de componentes
semánticos. Deberíamos decir entonces que el significado de E depende del de
sus partes con tal de que no se violen las restricciones previstas entre los
componentes de las partes.
Si tomamos el enunciado (3) La gata cría a los gatitos, podemos
representar su significado como la combinación de las matrices de sus partes
(omitimos todos los componentes no indispensables):

la gata cría a los gatitos


X Yo
S. Nominal Verbo S. Preposic.
[+ felino] (Xs hace que (Yo cambie a [+ adulto])) [+ felino]
[+ adulto] <X [+ animado], [+ singular]; [- adulto]
[- macho] Y [+ animado]> [± macho]
[+ singular] [- singular]
[+ definido] [+ definido]

Esta representación da cuenta, grosso modo, de la composición semántica


de los tres elementos que constituyen el enunciado (3). Decimos grosso modo
35
Lingüística. Tema 6. Semántica.

porque deja a un lado deliberadamente algunos detalles: por ejemplo, omite


especificar que cría está en presente de indicativo, o el valor de la preposición a.
Los componentes dispuestos en columna bajo cada uno de los elementos
permiten tener la seguridad de que no se ha violado ninguna restricción: el verbo
exige un sujeto y un complemento [+animado]; el complemento ha de tener el
componente [-adulto] porque el verbo es „de cambio a [+adulto]‟; se suministra la
información esencial referida al significado estructural y a las categorías léxicas
en juego, etc. Se ha omitido de la matriz de la gata y de a los gatitos el
componente [+animado], exigido por la restricción del verbo, ya que se halla
implicado en [+felino], etc. El lector podrá comprobar directamente que todo
funciona correctamente en el análisis semántico del enunciado, y que cada uno de
los componentes importantes de las matrices (indicados en negrita) es correcto.
Pero si la matriz semántica de (3) parece funcionar y explicar el significado
del enunciado de forma aceptable, ello ocurre porque (3) es de gran sencillez
estructural y el significado del conjunto se presta a ser deducido del de sus partes.
De hecho, el presupuesto fundamental del análisis de los enunciados en términos
composicionales es que su significado pueda ser calculado de forma mecánica a
partir del de sus partes, aplicando una simple función de adición. De ahí que en
los trabajos sobre semántica de los enunciados los ejemplos explicativos estén en
su mayor parte constituidos por sencillas cláusulas asertivas, es decir, del más
elemental tipo de enunciado. Lo mismo sucede en la inteligencia artificial, que
explota con particular interés los resultados del análisis semántico; los mejores
resultados que hasta ahora ha conseguido (por ejemplo en los programas de
comprensión del lenguaje) no van mucho más allá de unos enunciados totalmente
elementales. Y ello no es así por casualidad: describir semánticamente los
enunciados se hace enormemente difícil a medida que va creciendo su
complejidad.
Aquí es donde se evidencian las limitaciones de las teorías semánticas de
tipo composicional: pese a los numerosos esfuerzos invertidos en la construcción
de una aceptable semántica de los enunciados, continuamente se pone de
manifiesto que el significado de los enunciados no es calculable más que en una
mínima parte. En la mayoría de los casos no basta con conocer el significado de
las palabras para calcular el significado del enunciado del que forman parte, sino
que se hace necesario usar procedimientos más complejos, ya que en numerosos
casos se reconoce que el significado del conjunto va más allá de la suma de sus
partes. En algunas corrientes lingüísticas actuales esto se ha traducido en las
llamadas gramáticas de construcciones, en las que se reconoce la necesidad de
caracterizar semánticamente ciertas estructuras con significados que sólo están en
el conjunto. Piénsese, por ejemplo, en la frase Se me ha ocurrido una idea. En
esta construcción podemos reconocer un esquema que es compatible con otras
verbos (Se te ha caído el café, Se nos ha roto la lavadora, Se les abrió la puerta
del maletero, etc.). En todas ellas se alude a una persona que se ve afectada, sin
que intervenga su control, su voluntad o su intención, por un proceso de cambio
que en primera instancia se refiere a otro objeto vinculado a ella. En los casos de
caer, romper, abrir, y tantos otros, podemos reconocer que el significado del
conjunto resulta de la combinación de los significados de la construcción medial
36
Lingüística. Tema 6. Semántica.

(se ha caído el café, se ha roto la lavadora, se abrió la puerta) y del significado


aportado por el dativo de interés (me, nos y les); pero en el caso de ocurrir no
podemos plantear esa combinación, porque, de hecho, no es posible la
construcción *se ocurren ideas independientemente de la construcción con
pronombre dativo. En este caso, pues, el significado de conjunto solo puede
asociarse a la construcción como tal porque, de hecho, sus partes componentes
no se dan de forma independiente. A continuación nos detendremos brevemente
en otro tipo fundamental de esquemas contrarios a la orientación composicional,
el de los idiomatismos.

6.2. Idiomatismos.
Con el término idiomatismos se hace referencia a enunciados (o a sus
partes) cuyo significado de conjunto no puede deducirse composicionalmente (o,
por usar un término del que nos servimos antes, calculado) a partir de los de sus
elementos. Por esta razón todos ellos deben ser memorizados independien-
temente, y ello a pesar de que cada uno de los elementos que los integran puedan
pertenecer a la competencia de los usuarios.
A la categoría de los idiomatismos definida de esa manera pertenece una
infinidad de enunciados, si bien la Lingüística no se ha ocupado, hasta hace muy
poco, de elaborar alguna explicación al respecto. Tenemos, al menos: a)
idiomatismos cristalizados con estructura de frase, como los refranes, las
máximas, los aforismos, etc. (Dime con quién andas y te diré quién eres); y b)
sintagmas ‘fijos’ de diversa naturaleza, del tipo pata de gallo, armar la gorda,
ser un libro abierto, ser harina de otro costal, etc.; Estos tipos de idiomatismos
son de uso muy frecuente en todas las lenguas.

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Lingüística. Tema 6. Semántica.

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38
Lingüística. Tema 6. Semántica.

EJERCICIOS

1
Determina el significado léxico y el estructural de los siguientes enunciados:

1. Los marineros saltaron del barco en cuanto recibieron la orden.


2. ¡Ven inmediatamente!
3. ¿Saldrás esta noche con nosotros?
4. Ella sí ha venido a la fiesta.

2
Distingue brevemente los elementos denotativos y connotativos de las siguientes
series de elementos:

1. caballo/corcel
2. encendedor/mechero
3. cerilla/fósforo
4. excusado/retrete/servicio/baño
5. computador/ordenador
6. casa/morada/domicilio
7. empezar/iniciar
8. enfadado/cabreado/malhumorado

3
Examina las siguientes definiciones:

1) La palabra lunes se refiere al primer día de la semana.


2) La palabra pestaña se refiere al pelo que se encuentra en los párpados de los
ojos.
3) Un doctor es la persona que recibe cierto grado académico por escribir una
tesis. Una tesis doctoral es el trabajo de investigación que debe realizar una
persona para recibir el grado de doctor.
4) El demostrativo este se refiere a un objeto que se localiza en el espacio
(concreto o abstracto) que identificamos con el hablante.
5) Los morfemas que expresan tiempo pasado se refieren a procesos que se sitúan
antes del momento en el que hablamos.
6) Los participios pasados pasivos como roto, azucarado, frito, etc. se refieren a la
relación entre un objeto y la situación que resulta de haber experimentado cierto
proceso.

¿Podría aplicarse a estas definiciones la distinción perfil/base

39
Lingüística. Tema 6. Semántica.

4
Ordena los siguientes elementos según las relaciones de hiponimia, hiperominia y
cohiponimia que mantengan entre sí:

1. pasta
2. neurólogo
3. fideos
4. pediatra
5. vigilar
6. patólogo
7. estar alerta
8. sémola
9. oculista
10. velar
11. ravioles
12. macarrones
13. acechar
14. anestesista
15. médico

5
Intenta clasificar los siguientes opuestos según sean antónimos, complementarios
o simétricos:

1. verdadero/falso
2. muerto/vivo
3. aprobar/suspender
4. abrir/cerrar
5. fuerte/débil
6. alto/bajo
7. caliente/frío
8. generoso/tacaño
9. listo/tonto
10. arriba/abajo
11. encima/debajo
12. salir/entrar
13. subir/bajar
14. dar/recibir
15. profesor/alumno
16. depredador/presa
17. cubrir/descubrir
18. ensanchar/estrechar
19. marido/mujer
20. preceder/seguir

40
Lingüística. Tema 6. Semántica.

21. ir/venir

6
Comenta las siguientes expresiones, en lo que concierne a las restricciones que se
establecen entre sus elementos:

1. lámpara perezosa
2. ladrón asustado
3. médico enfermo
4. agua líquida
5. persona humana
6. cuadro anciano
7. perra embarazada
8. teléfono incorrecto

7
¿A qué tipo de relación semántica responden las expresiones siguientes? Presta
atención a las restricciones de sus elementos:

1. los perros ladran


2. podar el libro
3. comer carne
4. los burros rebuznan
5. talar los árboles
6. lamer con los ojos
7. besar con los labios
8. beber agua
9. chico inteligente
10. izar la bandera
11. comer sillas
12. mesar los cabellos
13. intentar el tren

8
Organiza el árbol semántico de las siguientes series de elementos:

1. servilleta, cuchillo, mantelería, tenedor, cubertería, menaje de cocina,


vajilla, plato, sopera, mantel, vaso, copa, cuchara, cristalería.
2. cuerpo humano, pie, nariz, cara, frente, muslo, brazos, cabeza, rodilla,
piernas, abdomen, cuello, cráneo, pecho, extremidades, tronco.
3. firma, fecha, texto, destinatario, fórmula de cortesía, despedida, lugar,
encabezamiento, carta.
41
Lingüística. Tema 6. Semántica.

4. instrumentos musicales, violín, instrumentos de viento, flauta,


contrabajo, instrumentos de cuerda, oboe, viola, violonchelo, clarinete,
instrumentos de percusión, fagot, timbal, trompeta, platillos, trompa,
piano, guitarra, trombón.

9
Ordena los elementos de las series siguientes y especifica sobre qué dimensión se
articulan y cómo se estructuran:

1. mañana, noche, mediodía, tarde, madrugada.


2. cansado, agotado, fresco, descansado.
3. primavera, verano, otoño, invierno
4. Graduado escolar, Bachiller, Licenciado, Doctor
5. despierto, somnoliento, adormilado, dormido

10
¿Podrías establecer una clasificación entre miembros prototípicos y no
prototípicos de las siguientes categorías?

Categoría 1: aguacate, zanahoria, patata, pomelo, tomate, manzana, naranja,


pera.
Categoría 2: avestruz, gorrión, loro, ornitorrinco, pingüino, martín pescador,
murciélago, ruiseñor.
Categoría 3: tiburón, boquerón, sardina, atún, orca, delfín, ballena, anguila.
Categoría 4: loro, gato, perro, pulpo, tortuga, pez, león, mosca.

¿Es posible reconocer una escala de mayor o menor distancia a los casos
prototípicos entre los miembros no prototípicos? ¿Cuál es el término genérico que
designa el concepto esquemático correspondiente a los miembros prototípicos?
¿Existe un término genérico que designe a todos los miembros de cada clase?

42
L I N G Ü Í S T I C A 
Curso académico 2010‐11 
GRADO DE FILOSOFÍA 
 
 

TEMA 07 
SINTAXIS 
 
1. Funciones y significantes del nivel sintáctico. 2. Funciones sintácticas y funciones 
semánticas.  3.  Determinación  nominal  y  verbal.  4. Funciones  informativas.  5. 
Funciones  proposicionales  e  ilocutivas.  6. Configuración  sintagmática  de  las 
funciones sintácticas en la oración. 7. Naturaleza de las estructuras sintagmáticas.  
 
 
 
1. Funciones y significantes del nivel sintáctico1 
 
Los fenómenos comúnmente asociados al ámbito de la sintaxis remiten, sobre 
todo, a dos tipos de funciones generales.  
 
a)  Por  un  lado,  la  unidad  que  puede  desempeñar  una  función  sintáctica  es  el 
sintagma,  que  puede  ser  mínimo  o  complejo.  Los  sintagmas  mínimos  que  pueden 
desempeñar tal función son las palabras prototípicas, es decir, las construcciones que 
portan  contenido  léxico:  sustantivos,  adjetivos,  verbos  y  adverbios.  En  los  siguientes 
ejemplos,  las  funciones  oracionales  están  desempeñadas  por  sintagmas  constituidos 
por una sola palabra2: 
 
Ven aquí. 
¿Tienes dinero? 
Nos gusta reír. 
Vosotros compraréis pan, ¿verdad? 

1
  Para la elaboración de este y los siguientes apartados de estos apuntes nos hemos basado fundamentalmente en 
el trabajo de S. Gutiérrez Ordóñez, Principios de sintaxis funcional, Madrid: Arco Libros, 1997. De este trabajo son la 
mayoría de los ejemplos utilizados, muchas de las definiciones dadas y muchos de los argumentos aducidos. Deberá 
tenerse en cuenta que, para aliviar la redacción del texto, no hemos diferenciado sistemáticamente las citas de este 
autor de nuestras propias aportaciones. Estos extremos  serán aclarados en los comentarios de clase. 
 
2
  Que  la  palabra  (con  valor  lexemático)  es  la  unidad  mínima  de  la  sintaxis  lo  demuestra  el  hecho  de  que  las 
operaciones sintácticas no pueden acceder a su interior, no pueden operar sobre sus componentes. Por ejemplo, un 
pronombre  no  puede  referirse  a  un  sustantivo  que  forma  parte  de  una  palabra  derivada  o  de  una  palabra 
compuesta. En la frase El maquinista cogió la chaqueta y  se sentó en ella,  ‘ella  no puede referirse a la noción  de 
“maquina” incluida en la palabra maquinista. Tampoco puede haber sintagmas con determinantes (artículo, etc.) en 
el interior de una palabra compuesta: Dame el *cortaestasuñas; He comprado un *sacalaspuntas. Sólo la palabra en 
su  conjunto  puede  asumir  funciones  sintácticas  de  núcleo  de  determinación  o  expresión  correferente  con  un 
pronombre.  Por  otra  parte,  ciertos  morfemas,  por  sí  mismos,  no  pueden  desempeñar  funciones  sintácticas 
(morfemas  derivativos  y  flexivos,  preposiciones,  conjunciones,  determinantes).  Para  insertarse  en  una  función 
sintáctica deben formar parte o acompañar a una palabra con un núcleo lexemático (vid. tema 5). 
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

 
Los  sintagmas  complejos  están  constituidos  por  varias  palabras  (prototípicas  y  no 
prototípicas), como, por ejemplo: 
 
  gato persa de pelo blanco 
  del salón en el ángulo oscuro 
  el proceso 
 
  cantar arias de Mozart al piano 
  con las manos en los bolsillos del abrigo 
  corrió al baño 
 
Los sintagmas (mínimos o complejos) tienen la capacidad de designar de forma 
autónoma tipos de objetos (sustantivos) o procesos (verbos), propiedades de objetos 
(adjetivos)  y  propiedades  de  procesos  (adverbios),  así  como  la  capacidad  de  aludir  a 
ejemplares  específicos  de  esos  tipos  de  objetos  y  procesos  (sintagmas  nominales 
determinados y verbos finitos). Así, para designar cosas y procesos podemos distinguir 
entre  la  capacidad  de  denotar  tipos  y  la  capacidad  de  denotar  casos,  ejemplares 
concretos de esos tipos. En la tabla siguiente se muestran algunos ejemplos en relación 
con los términos perro y ladrar: 
 
  TIPOS    EJEMPLARES 
COSA U OBJETO  animal, perro, perro    un animal, el perro, tus 
callejero, perro pastor  perros, ese perro pastor 
alemán, etc.  alemán, etc. 
PROCESO O SITUACIÓN  actuar, ladrar, ladrar poco,    un perro pastor alemán 
ladrar mucho,  ladra mucho, ese animal 
ladrar mucho un perro, etc.  está ladrando, etc. 
 
Adviértase que los tipos pueden ser más genéricos o más específicos (animal, 
perro, perro callejero; actuar, ladrar, ladrar poco) y que la mayor especificación puede 
lograrse  mediante  la  creación  de  sintagmas  cada  vez  más  complejos:  perro  callejero, 
perro  pastor  callejero,  ladrar  poco,  ladrar  un  perro  callejero,  etc.  Adviértase  también 
que los ejemplares son designados con el uso de instrumentos de determinación como 
los artículos, demostrativos, posesivos, cuantificadores e indefinidos, que se asocian a 
los sustantivos, o como los morfemas de tiempo, persona y modo, que se asocian a los 
verbos3. 
 
b) Por otro lado, cierta clase de funciones que tienen que ver con la enunciación 
de  determinados  contenidos  proposicionales  y  de  ciertas  actitudes  ilocutivas  o 
comunicativas (declarativa, exhortativa, interrogativa, etc.), o de cómo se suministra la 
información  al  interlocutor  (tema/rema,  foco,  etc.)  sólo  puede  reconocerse  en  la 
oración  en  conjunto.  Por  ejemplo,  una  aseveración,  con  la  que  declaramos  cierto 

3
  Los adjetivos y los adverbios, por su propia naturaleza, no pueden referirse directamente a ejemplares. Pueden 
expandirse mediante modificación (harto de trabajar, azul cielo, lejos de aquí, etc.) para obtener una mayor 
especificación del tipo de propiedad a la que se quiere aludir, pero la única determinación que reciben es la de la 
cuantificación (un poco harto, muy lentamente, bastante lejos, etc.). 

2
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

contenido  proposicional  que  queremos  compartir  con  el  interlocutor  y  con  cuya 
verdad  nos  comprometemos,  sólo  se  puede  llevar  a  cabo  mediante  una  estructura 
organizada en torno a un verbo en forma personal, independientemente de que dicho 
verbo se haga explícito o quede implícito o elidido por economía discursiva: 
 
Me he comprado un coche [aseveración] 
 
 ¿Te has comprado un coche? [pregunta] 
 Sí [me he comprado un coche]. [aseveración] 
 
Así las cosas, desde un punto de vista funcional, la Sintaxis aborda, por un lado, 
la descripción de todos aquellos mecanismos que, de una u otra manera, contribuyen a 
la  configuración  de  sintagmas  o  frases  con  los  que  designamos,  a  través  de  diversos 
instrumentos para la expansión, tanto tipos de cosas y de procesos como ejemplares 
particulares  de  tales  tipos.  Por  otro  lado,  la  Sintaxis  intenta  dar  cuenta  de  los 
mecanismos que permiten constituir oraciones que cumplan una función enunciativa: 
la que posibilita que se exprese cierto contenido proposicional (representación de una 
situación  o  proceso  en  el  que  intervienen  ciertos  objetos)  y  se  expresen,  en  relación 
con él, ciertas actitudes ilocutivas y valores discursivos. 
 
Para  el  resto  de  este  tema  hemos  de  tener  presente,  como  instrumento  de 
trabajo, una noción de oración que muestre los siguientes aspectos: 
 
La oración es una estructura sintáctica 
 
a) organizada  en  distintos  niveles  de  ensamblaje  y  caracterizada  por  una 
línea entonativa autónoma propia; 
b) que  se  constituye  en  signo  complejo  con  el  que  expresamos  a  nuestro 
interlocutor  una  determinada  actitud  ilocutiva  sobre  determinados 
hechos; 
c) que  expresa  la  concepción  de  tales  hechos  en  relación  con  unas 
coordenadas  espacio‐temporales  epistémicamente  accesibles  a  los 
interlocutores; 
d) y que representa tales hechos como relaciones entre objetos complejas 
y  dinámicas  (vistas  en  su  desarrollo  temporal),  las  cuales  son 
simbolizadas  con  formas  alternativas  según  el  punto  de  vista  desde  el 
que se las concibe y en virtud de las diferentes condiciones pragmático‐
discursivas en las que se integran. 
 
Veamos un ejemplo. Para la frase compleja Te digo que tu padre está abriendo 
la puerta, tales aspectos se muestran del modo siguiente. 
En  relación  con  (a),  podemos  reconocer  la  siguiente  estructura  sintáctica 
(elaborada a partir del supuesto de que el núcleo oracional es el verbo): 

3
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

(V)
digo

(Suj) OSub.CD
Yo (CI)
te
(Conj.) O
que
(V)
está abriendo
Suj CD

(Det.) (N)
tu padre (Det.) (N)
la puerta

En relación con (b), los hechos a los que hacemos referencia vienen expresados 
en la oración subordinada que tu padre está abriendo la puerta y la actitud enunciativa 
por  la  estructura  oracional  principal  Te  digo,  un  determinado  contorno  entonativo 
propio de las aseveraciones y el orden de palabras elegido. 
En  relación  con  (c),  los  objetos  y  personas  a  los  que  se  hace  referencia,  así 
como  los  procesos  o  situaciones  en  los  que  se  encuentran  implicados,  quedan 
localizados  tanto  en  relación  al  espacio  y  el  tiempo  que  ocupan  los  interlocutores  al 
realizar el acto de habla, como en relación a los distintos ámbitos de la realidad a los 
que hablante y oyente pueden acceder epistémicamente: yo remite a la persona que 
habla,  te  a  la  que  escucha;  en  digo  y  está  abriendo  reconocemos  una  alusión  a  la 
persona que habla o a una persona distinta a la que habla y a la que escucha, y otras 
alusiones al momento de la elocución (tiempo presente) y a la relación veritativa del 
contenido del verbo con la realidad (modo indicativo); en los determinantes posesivo y 
definido de tu padre y la puerta reconocemos que hablamos, respectivamente, de la 
única persona susceptible de ser caracterizada como ‘padre’ e identificada entre todas 
las demás por estar vinculada a la persona que escucha, y del único objeto que, para 
hablante y oyente, es identificable, entre todos los demás objetos, por pertenecer a la 
categoría ‘puerta’. 
En  relación  con  (d),  mediante  esta  oración  se  describe  una  relación,  la 
designada  con  el  verbo  está  abriendo,  como  un  proceso  que  mostramos  en  su 
dinamismo  temporal,  representándolo  en  su  desarrollo,  en  términos  de  relación 
compleja que captamos en algún punto intermedio de este desarrollo y que dará lugar 
a  un  cambio  de  estado  que  afectará  a  la  puerta  y  que  es  inducido  por  tu  padre. 
Además,  en  oposición  a  otras  posibles  representaciones  de  los  mismos  hechos  (por 
ejemplo,  Yo  te  digo  que  la  puerta  la  está  abriendo  tu  padre;  La  puerta  está  siendo 
abierta  por  tu  padre,  Te  lo  digo  a  ti…,  etc.),  la  estructura  escogida  (voz  activa)  y  la 
disposición  de  sus  elementos  (tu  padre  al  principio  de  la  oración  subordinada  y  la 
puerta en  posición  final)  se  corresponden  a  una  determinada  perspectiva  que  puede 

4
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

estar motivada por el contexto discursivo en que se inserta. Este enunciado podría ser 
una respuesta que corrige una afirmación previa como Mi padre está en la cocina. Si 
quisiéramos  aludir  a  los  mismos  hechos,  pero  como  réplica  a  la  afirmación  previa  La 
puerta la está abriendo mi hermano, sería más probable decir Te digo que la puerta la 
está abriendo tu padre: 
 
 Mi padre está en la cocina. 
 Te digo que tu padre está abriendo la puerta. 
 
 La puerta la está abriendo mi hermano. 
 Te digo que la puerta la está abriendo tu padre. 
 
Como  puede  verse,  el  nivel  sintáctico  es  un  nivel  complejo,  en  el  sentido  de 
que, haciéndose uso de unos mismos recursos significantes (combinación y orden de 
palabras, mecanismos prosódicos –acentos de insistencia, pausas, líneas entonativas–, 
concordancia  y  marcadores  morfológicos)  y  limitándose  al  ámbito  sintagmático  de  la 
oración  y  su  contorno  entonativo  autónomo,  aparecen  implicados  varios  tipos  de 
funciones.  En  el  funcionalismo  suelen  reconocerse  cuatro  tipos  de  funciones  (o 
estratos funcionales) propios del nivel sintáctico:  
a) funciones  semánticas  (agente,  paciente,  beneficiario,  destinatario,  instru‐
mento, tiempo, lugar, modo, causa, etc.);  
b) funciones  sintácticas  (sujeto,  complemento  directo,  suplemento,  comple‐
mento indirecto, complemento circunstancial, atributo, etc.);  
c) funciones informativas (tema/ rema; foco; tópico/comentario), y  
d) funciones  pragmáticas  (modalidad  proposicional  y  modalidad  ilocutiva  o 
pragmática).  
En  efecto,  como  veremos  con  algún  detalle  más  adelante,  en  el  esquema 
sintagmático  de  la  oración,  caracterizado  formalmente  por  poseer  autonomía 
entonativa  completa,  organizados  en  distintos  estratos  u  órbitas  relacionales,  se 
integran las funciones semánticas, las funciones sintácticas, las funciones discursivas y 
las funciones pragmáticas. 

2. Funciones sintácticas y funciones semánticas 
 
2.1 Introducción 
 
  Entre  las  funciones  sintácticas  y  las  semánticas  media  una  relación  muy 
estrecha. Aunque son independientes, están vinculadas de forma solidaria, ya que, en 
una oración, una función sintáctica sólo puede corresponder a una función semántica; 
y viceversa, una función semántica sólo puede desempeñar una sola función sintáctica. 
Esta vinculación viene dada por el hecho de que ambas funciones están relacionadas 
con  la  función  representativa  o  ideativa  del  lenguaje  en  primera  instancia.  No 
debemos,  sin  embargo,  olvidar  que  son  criterios  funcionales  independientes. 
Consideremos los siguientes ejemplos (tomados de Gutiérrez Ordóñez, 1997): 
 
    Los albañiles levantaron una casa (agente) 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

    Una casa fue levantada por los albañiles (paciente) 
    El tornado derribó todo el barrio (fuerza) 
El rey construyó numerosos edificios civiles (agentivo o causativo) 
    Los ancianos padecen frecuentes enfermedades (experimentador) 
Un hermoso cuadro colgaba de la pared de la habitación (posicionado) 
El  martillo  que  blandía  aquella  bestia  podría  acabar  con  su  vida 
(instrumento) 
    Mi amigo recibió un aviso importante (receptor) 
 
En  todas  las  expresiones  destacadas  reconocemos  una  sola  función  sintáctica,  la  de 
sujeto, pero distintas funciones semánticas. Igualmente, en las expresiones siguientes, 
en la función de adyacente nominal o modificador indirecto del nombre reconocemos 
como contrayentes de una misma función sintáctica distintas funciones semánticas: 
 
    El envío de un paquete (paciente) 
    El envío de tus padres  (agente) 
    El envío de tu hijo/para tu hijo (receptor, objetivo) 
    La gorra de tu amigo (poseedor) 
 
También el verbo, que desempeña la función de núcleo del predicado, puede asociarse 
a distintas categorías semánticas, como son las de estado, acción o proceso: 
 
    El chico está enfermo (estado) 
    El chico ha tomado la medicina (acción)  
    El chico ha enfermado (proceso) 
     
Las  funciones  sintácticas  (como  sujeto,  complemento  directo  o  adyacente 
nominal)  son  invariantes  respecto  de  las  funciones  semánticas,  variantes,  que  las 
contraen. 

Existen numerosas clasificaciones de funciones semánticas que pueden 
desempeñar los constituyentes de una oración. Presentamos aquí, por su carácter 
sintético, la que propone Taylor (pág. 420). El autor distingue los siguientes papeles 
principales: 
 
Agente. Causa, instiga o desencadena un cambio de estado en otro participante. 
El chico rompió el jarrón con un martillo 
 
Instrumento. Se aplica como herramienta o entidad mediadora para causar un cambio 
de estado en un tercero. 
El chico rompió el jarrón con un martillo 
 
Paciente. Que cambia de estado, de lugar o de propietario. Que se encuentra bajo el 
control o el dominio de otra entidad: 
El chico rompió el jarrón con un martillo. 
El chico le dio el jarrón a María. 
El tren ya ha llegado. / El ascensor está subiendo 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Mis vecinos tienen dos hijos. 
 
Papeles locativos. Lugar, origen, meta, ruta: 
El tren ha llegado desde Lojaorigen a la estación de Granadameta por el acceso 
surruta y está en el andén doslugar. 
 
Experimentador. Accede a o controla  epistémicamente una situación. Percibe o  siente 
una actividad cognitiva o un estado: 
Alberto aprecia a María. / Ese hombre sabe muchas cosas. / Yo tengo miedo. / 
Se me ha ocurrido una idea.  
 
Estímulo. Induce cierta experiencia en un experimentador: 
María le gusta a Alberto. / El ruido me asusta. 
 
Cero o ente. Existe o exhibe una cualidad. Se encuentra en un lugar: 
María  es  fuerte.  /  Mi  padre  parece  cansado.  /  Somos  muchos  los  que  nos 
oponemos. / Hay caramelos. / El tren está en la estación. 
 
Pero  no  parece  haber  una  clasificación  plenamente  satisfactoria.  A  esta  de 
Taylor,  por  ejemplo,  habría  que  añadir  al  menos  algunas  funciones  que  no  parecen 
encajar  en  las  categorías  establecidas,  como  la  de  poseedor,  poseído,  destinatario, 
receptor, compañía, finalidad o causa. 
 
También  existen  numerosas  propuestas  para  caracterizar  semánticamente    el 
tipo  de  eventos,  procesos  o  situaciones  que  pueden  designar  los  verbos.  Una  de  las 
más  divulgadas  es  la  defendida  por  L.  Vendler.  Según  el  autor  pueden  establecerse 
cuatro  clases  de  eventos  o  situaciones  dependiendo  de  la  presencia  o  no  de  tres 
criterios: la duración, la delimitación y el dinamismo del evento designado. Atendiendo 
a la interacción de esos tres criterios se pueden establecer cuatro tipos: 
 
Actividades.  Tienen  duración  y  dinamismo  pero  que  no  están  delimitadas: 
correr, vender libros, llover, conducir un coche, vivir, dormir, comer, etc. 
Realizaciones. Tienen duración, son dinámicas y están delimitadas: comerse un 
churro, leerse una novela, vender todos los libros, conducir un coche hasta la estación, 
recitar un poema, barrer la casa, ir a Madrid, ganar el torneo, etc. 
Consecuciones. Están delimitadas y son dinámicas pero no se extienden en el 
tiempo: alcanzar la cima, caerse, llegar, perder las llaves, ganar la carrera, terminar el 
pastel, dispararse la pistola, toser, etc. 
Estados. Tienen duración, pero no son dinámicos ni están delimitados: creer en 
alguien, merecer un premio, residir en un lugar, ser valiente, saber algo, tener dinero, 
etc. 
 
2.2 Diátesis y voz 
 
El establecimiento de las asociaciones entre funciones semánticas y funciones 
sintácticas depende en gran medida del contenido lexemático de las palabras que se 
insertan en las distintas posiciones de un esquema sintáctico. Los núcleos léxicos de los 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

sintagmas (muy especialmente los del sintagma verbal, los verbos) determinan, según 
su  valor  semántico,  con  cuántos  elementos  deben  relacionarse  y  qué  funciones 
semánticas  y  sintácticas  tienen  éstos  que  asumir.  En  la  definición  del  verbo  dar,  por 
ejemplo,  vienen  especificadas  sus  posibilidades  relacionales  semánticas  y  sintácticas: 
se  trata  de  un  verbo  que  implica  un  agente,  un  paciente  y  un  receptor,  y  que 
representa dichas relaciones sintácticamente de manera que el sujeto corresponderá a 
la  función  semántica  de  agente,  el  complemento  directo  a  la  función  semántica  de 
paciente y el complemento indirecto a la función semántica de receptor. Se dice, por 
ello, que es un verbo de valencia 3. Por su parte, el verbo recibir podría corresponder a 
esta  otra  especificación  relacional:  exige  al  menos  la  satisfacción  de  dos  papeles  o 
funciones  semánticas  (valencia  2),  la  de  receptor  y  la  de  paciente;  además,  asigna  la 
función de sujeto al receptor y la de complemento directo al paciente. Por otro lado, 
vivir  posee  una  sola  valencia  semántica  (valencia  1),  la  que  se  identifica  con  el 
experimentador, y a ella asigna la función de sujeto. 
La valencia semántica de un verbo y la proyección entre funciones sintácticas y 
semánticas  que  la  caracteriza  por  defecto  constituyen  su  diátesis  básica.  Cada  verbo 
expresa, así, la representación esquemática de un suceso en el que intervienen ciertos 
actantes, argumentos o participantes (funciones semánticas) y la perspectiva o punto 
de vista desde el que se capta la escena representada (funciones sintácticas). En cierto 
modo,  el  sujeto,  por  ejemplo,  identifica,  en  la  acción  designada  por  el  verbo,  al 
participante  que  se  erige  en  figura  sobre  el  fondo  conformado  por  el  resto  de  los 
elementos de la escena, o, en otros términos, establece el punto de vista perceptivo o 
representacional con el que se describe un acontecimiento. 
Las  lenguas  suelen  disponer  de  recursos  sintácticos  variados  que  permiten 
cambiar  la  diátesis  básica  de  un  verbo,  esto  es,  representar  los  mismos  hechos 
variando  la  perspectiva  sintáctica  escogida,  incluso  modificando  sus  requerimientos 
valenciales.  A  los  recursos  morfosintácticos  que  expresan  esas  variaciones  de  la 
diátesis  básica  se  le  suele  llamar  voz.  Así,  el  verbo  romper,  que  en  su  diátesis  básica 
selecciona a un agente o fuerza como sujeto y al paciente como complemento directo, 
puede aparecer en la llamada voz media con un solo participante, el paciente, al que 
asigna la función de sujeto: 
 
El  perro  rompió  el  jarrón  (diátesis  básica:  agente  sujeto  y  paciente  objeto 
directo) 
  El jarrón se rompió (voz media: paciente sujeto) 
 
Igualmente,  en  la  llamada  voz  pasiva  encontramos  un  recurso  sintáctico  con  el  que 
variar la diátesis: 
 
El  chico  vendió  su  bicicleta  (diátesis  básica:  agente  sujeto  y  paciente  objeto 
directo) 
La  bicicleta  fue  vendida  por  el  chico  (voz  pasiva:  paciente  sujeto  y  agente 
complemento) 
 
Las lenguas varían en la disponibilidad y el alcance de sus recursos de variación 
de diátesis. Hay lenguas, que permiten asignar la función de sujeto no sólo al primer 
argumento o participante semántico del verbo (agente, fuerza, causativo) y al segundo 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

de  esos  participantes  (paciente),  como  ocurre  en  español,  sino  también  a  otros 
participantes  (como  el  receptor  o  el  beneficiario).  Es  el  caso  del  inglés.  Si  bien  en 
español tenemos 
 
  La chica dio el regalo a la mujer 
  El regalo fue dado por la chica a la mujer 
 
pero no 
 
  *La mujer fue dada un regalo por la chica 
 
en inglés son perfectamente gramaticales las tres posibilidades: 
 
  The girl gave the gift to the woman 
  (diátesis: agente sujeto, paciente objeto directo y receptor objeto indirecto) 
  The gift was given to the woman by the girl 
(voz  pasiva:  paciente  sujeto,  receptor  objeto  indirecto  y  agente complemento 
circunstancial) 
  The woman was given a gift by the girl 
  (sujeto receptor, paciente objeto directo y agente complemento circunstancial 
 
 
3. Funciones en la construcción de sintagmas nominales y verbales 
 
Gran  parte  de  las  estructuras  y  funciones  sintácticas  reconocibles  en  la 
construcción de sintagmas están relacionadas funcionalmente con la determinación y 
la modificación de los signos. 
La determinación y la modificación permiten que en el hablar podamos referirnos 
apropiadamente  a  los  objetos  mediante  signos  que,  virtualmente,  resultan  muy 
amplios y a menudo equívocos. Gracias a ello, la amplitud significativa de los signos se 
reduce según nuestras necesidades. 
La  determinación  y  la  modificación  pueden  reconocerse  en  su  forma  más 
elaborada y prototípica en el ámbito de los sintagmas nominales y verbales. 
 
3.1 Construcción funcional del sintagma nominal 
 
Siguiendo en parte a Coseriu, desde un punto de vista funcional pueden destacarse 
dos  grandes  clases  de  operaciones  en  la  construcción  del  sintagma  nominal:  la 
determinación y la modificación.  
En el siguiente cuadro se resumen las características fundamentales de cada una 
de ellas y de sus principales tipos: 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

 
 
 
MODIFICACIÓN Y DETERMINACIÓN EN EL SEINTAGMA NOMINAL 
Operaciones por las que los signos pueden hacer referencia a objetos sobre los que poder decir cosas. 
Afectan a la extensión del signo  Afectan a la intensión del signo 
DETERMINACIÓN  MODIFICACIÓN 
Se informa de qué o cuántos objetos pertenecientes a la clase que  Limita o precisa las posibilidades designativas del signo u orienta la 
representa el signo son denotados por éste. Permite que los signos  referencia a partes o aspectos del objeto denotado. 
pasen de significar tipos o categorías abstractas, como en ¿Es esto 
papel?, a significar cosas en el discurso 
CUANTIFICACIÓN  SELECCIÓN  SITUACIÓN  EXPLICACIÓN  ESPECIALIZACIÓN  ESPECIFICACIÓN 
Establece la  Referencia a un  Referencia a un objeto  Acentúa una  Orienta la referencia  Añade notas no inherentes 
numerabilidad, de  objeto o grupo de  situándolo en relación  característica  a una parte o a un  al significado de un signo y 
forma definida o  objetos en  con las personas y los  inherente de lo  aspecto del objeto  restringe sus posibilidades 
indefinida, de los  oposición al resto  espacios propios del  nombrado.  denotado.  designativas. 
objetos denotados.  de miembros del  discurso.       
  conjunto al que         
  pertenecen.         
           
He encontrado   Algunos papeles  Estos papeles no me  El blanco y  El papel como  Los papeles timbrados 
papel.  se han perdido.  interesan.  suave papel.  tabula rasa  están en el segundo cajón 
           
He encontrado   Otros papeles sí se  Tus papeles están en  Este papel, que  El papel como  El papel de esta libreta es 
papeles.  han perdido  la mesa.  es muy caro,  producto de la  muy bueno. 
      debe usarse con  civilización.   
He encontrado varios  El segundo papel  El papel se ha  moderaciónn  Necesito papel de estraza. 
papeles.  está manchado  manchado 
   
He encontrado tres   
papeles.   
 
 
Las  operaciones  de  determinación  (cuantificación,  selección  y  situación)  no 
modifican las posibilidades designativas del signo, es decir, no afectan a su intensión, 
no añaden o subrayan rasgos del conjunto de los que definen la clase (o subclase) de 
objetos  a  la  que  queremos  hacer  referencia  (vid.  tema  6).  Las  operaciones  de 
determinación  se  presuponen  unas  a  otras:  la  situación  presupone  la  selección  y  la 
selección presupone la cuantificación. El demostrativo este en Este chico sitúa a chico 
en el espacio del hablante y, al hacerlo, implica su selección, frente a los que no están 
en el espacio del hablante, a la vez que presupone su cuantificación singular. 
Por  otro  lado,  las  operaciones  de  determinación  permiten  que  los  signos  hagan 
referencia  a  cosas  que  se  sitúan  en  el  plano  de  lo  particular  o  en  el  plano  de  lo 
genérico, como muestran los contrastes Un médico se ha puesto en huelga / Un médico 
no debe/ puede negar la asistencia a ningún paciente; El papel es un gran invento / El 
papel no está firmado. 
 
Las  operaciones  de  la  modificación  (explicación,  especialización  y  especificación), 
por  el  contrario,  pertenecen  a  una fase  muy  distinta  del  proceso  de  construcción  del 
sintagma  nominal,  puesto  que  sí  afectan  a  la  capacidad  designativa  del  signo, 
añadiendo  rasgos  al  conjunto  de  los  que  definen  al  sustantivo  para  aludir  a  una 
categoría más específica (especificación), subrayando rasgos inherentes a lo nombrado 
(explicación) u orientando la referencia del signo a un aspecto o a una parte de la cosa 
denotada. Las formas que realizan operaciones de cuantificación, selección o situación 
suelen  llamarse  determinantes  (artículos,  cuantificadores,  indefinidos,  posesivos, 
demostrativos);  las  formas  que  realizan  operaciones  de  explicación,  especialización  y 
especificación suelen llamarse modificadores. La modificación es propia de adjetivos (la 
vida  entera,  Nueva  York),  sintagmas  preposicionales  (luna  de  agosto,  Santiago  de 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Chile), nombres en aposición, oraciones de relativo, etc. (Vid. en este mismo tema el 
apartado 7.2.4 para profundizar en la función de modificación.) 
 
La  determinación  afecta  a  la  extensión  de  un  signo,  es  decir,  actúa  permitiendo 
identificar qué objeto (o conjunto de objetos) de todos los que pueden designarse con 
un signo, o qué porción de la extensión de una sustancia, es aquello a lo que tenemos 
intención  de  hacer  referencia.  Consta  de  tres  operaciones  distintas,  que  a  su  vez 
remiten  a otros subtipos: 
 
a)  Cuantificación.  Establece  la  numerabilidad  de  los  objetos  de  forma  definida 
(dos,  seis,  una  docena  de,  etc.)  o  indefinida  (pocos,  muchos,  bastantes,  etc.).  La 
variación gramatical de número también produce una cuantificación. Según Coseriu, la 
cuantificación es una discriminación eventual e interna, pues no opone los particulares 
cuantificados a otros de la misma clase. 
 
b)  Selección.  Esta  operación  sí  es  una  discriminación  real  y  externa.  Los 
seleccionadores son también indefinidos o particularizadores (alguno, otro, cualquiera, 
cada,  etc.),  o  bien  definidos  o  individualizadores  (el  mismo,  el  otro,  las  demás,  etc.). 
Cuando el objeto ya se encuentra previamente individualizado para el hablante y oyen‐
te, el artículo determinado es suficiente para su aparición en el discurso. Considérese 
la diferencia entre Busco al médico y Busco un médico. 
 
c) Situación. Ubica ciertos objetos en relación con los interlocutores del discurso. 
Las relaciones que pueden indicar los situadores son o bien posesiva (mi, suya, vuestro, 
etc.) o bien deíctica (este, aquella, esos, etc.). 
 
Desde  el  punto  de  vista  funcional,  las  operaciones  de  modificación  son  previas  a 
las  de  determinación.  Es  decir,  los  determinantes  afectan  al  conjunto  formado  por  el 
sustantivo y los modificadores que inciden en él. Así, en Esas servilletas sucias, esas no 
incide  sólo  en  el  sustantivo  servilletas  sino  en  el  grupo  formado  por  sustantivo  más 
adjetivo,  esto  es,  en  servilletas  sucias.  Esas  no  ayuda  a  identificar  tres  ejemplares 
situados en un espacio distinto pero próximo al hablante pertenecientes al conjunto de 
la  clase  servilleta,  sino  a  tres  ejemplares  pertenecientes  al  conjunto  de  la  clase 
servilleta sucia. Por otro lado, en la aplicación de los determinantes, los cuantificadores 
preceden a los situadores. Así en Esas tres mesas grandes, grandes se aplica a mesas, 
tres  se  aplica  a  mesas  grandes  y,  por  último,  esas  se  aplica  a  tres  grandes  mesas. 
Representando el alcance de cada elemento mediante corchetes, la estructura de ese 
sintagma correspondería a [esas[tres[[mesas]grandes]]]. 
 
3.2 Construcción funcional del sintagma verbal 
 
También el contenido propio de una raíz verbal, que podemos describir como 
una clase de proceso o situación, puede recibir determinaciones y modificaciones de 
distintos  tipos.  También  pueden  reconocerse  funciones  relativas  a  la  extensión  del 
signo.  Pueden  considerarse  operaciones  de  determinación  de  carácter  cuantificativo 
las  indicaciones  aspectuales  (las  que  permiten  distinguir  procesos  incoativos, 
terminativos,  reiterativos,  progresivos,  puntuales,  etc.)  o  las  de  carácter  situacional 

11
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

asociadas  al  tiempo  verbal  (que  sitúa  un  proceso  en  relación  con  el  aquí  y  ahora del 
acto  de  habla),  al  modo  (que  sitúa  el  proceso  en  relación  con  los  distintos  espacios 
epistémicos accesibles al hablante) o a la persona gramatical (que sitúa el proceso en 
relación  con  los  interlocutores).  También  podemos  reconocer  en  la  especificación  de 
argumentos  (sujeto,  complemento  directo,  complemento  indirecto,  etc.)  y 
complementos circunstanciales del verbo (de tiempo, de causa, de finalidad, de lugar, 
etc.) funciones de modificación. 

3.3 Determinación y planos o espacios de actualización. 
 
  En  el  modelo  de  la  Gramática  cognitiva  desarrollada  por  R.  Langacker4  la 
determinación  y  la  modificación  se abordan  como  la  aplicación  sucesiva,  en  distintos 
espacios  conceptuales,  de  distintas  clases  de  funciones  con  las  que  se  convierte  un 
sustantivo  o  un  verbo  en  un  sintagma  con  capacidad  referencial  o  predicativa 
proposicional  respectivamente.  En  esta  concepción,  en  primer  lugar,  se  aplican  las 
operaciones de modificación a los términos generales que designan categorías o tipos 
para que pasen a designar, ya modificados, subtipos. En segundo lugar, se aplican las 
operaciones de determinación a los términos modificados para que pasen a designar 
ejemplares pertenecientes a esos tipos y subtipos. La diferencia fundamental entre la 
relación  de  tipos  y  subtipos  y  la  relación  de  tipos  y  ejemplares  consiste  en  que  el 
espacio  de  extensión  referencial  en  el  caso  de  los  ejemplares  se  corresponde  con  el 
espacio  de  actualización  proposicional,  aquel  sobre  el  cual  los  interlocutores 
intercambian  y  valoran  información.  Esto  puede  observarse  gráficamente  en  la 
siguiente figura: 

 
  Tipo:
Modificación Objeto
 
 
Subtipo:
  Determinación y Objeto oscuro
  anclaje en el
  plano de
actualización de
  base.
 
  Ejemplar:
  Ese objeto oscuro
 
 
 
 
En la figura anterior, los planos representan los espacios en los que se localizan todos 
los  casos  que  constituyen  la  extensión  de  una  expresión.  Los  círculos  en  líneas 
punteadas  representan  objetos  a  los  que  un  signo  podría  designar  (flechas 
discontinuas) pero que no son designados. Los círculos en línea continua y más gruesa, 

4
 Ver Langacker 1987, 1991 y 2008. 

12
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

los  objetos  que  son  designados  (flecha  más  gruesa  continua),  entre  todos  los  que 
conforman la extensión del signo, gracias a la función de los elementos determinantes 
y  modificadores:  así,  por  ejemplo,  el  adjetivo  oscuro  restringe  la  designación  del 
término genérico objeto y, en el siguiente plano, el demostrativo ese identifica, entre 
todos  los  ejemplares  a  los  que  podríamos  designar  con  la  expresión  objeto  oscuro 
aquel  que  señala  el  interlocutor  como  presente  en  un  espacio  distinto  pero  próximo 
tanto al hablante como al oyente. 
Usaremos  el  término  anclaje  (grounding  en  la  Gramática  Cognitiva)  para 
referirnos  a  la  determinación  que  conlleva  la  localización  de  un  ejemplar  o  caso  (o 
conjunto  de  casos),  entre  todos  los  que  corresponden  a  un  tipo,  en  el  ámbito  o 
dominio  epistémico  básico,  es  decir,  el  dominio  epistémico  (temporal,  espacial  o  de 
otra naturaleza conceptual) que se define en relación con el aquí y ahora del hablante 
y  respecto  del  cual  los  interlocutores  comparten  información.  Esa  es  la  función  que 
lleva  a  cabo  el  demostrativo  ese  en  ese  objeto  oscuro.  Según  esa  definición,  tienen 
carácter de “ancladores” los artículos, los posesivos y los demostrativos en el ámbito 
nominal y los modos indicativo y condicional en el caso del sistema verbal del español. 
El  recorrido  completo  que  lleva  desde  la  raíz  léxica  hasta  la  formación  de  un 
sintagma  nominal  con  capacidad  referencial  se  muestra,  en  el  siguiente  esquema  de 
Langacker5.  En  el  esquema,  los  componentes  de  las  estructuras  que  aparecen  en 
recuadros con línea más gruesa se consideran núcleos en el nivel constitutivo en el que 
se encuentran, puesto que imponen su categoría al conjunto formado por ellos y otros 
componentes que se les adjuntan. Las fases de composición que se hallan encima del 
corchete se establecen en el nivel morfológico, y las que se hallan debajo, en el nivel 
sintáctico.  En  este  nivel  interesa  destacar  que  la  especificación  que  llevan  a  cabo  los 
modificadores  y  determinantes  se  corresponde  con  funciones  distintas  en  el  caso  de 
los  cuantificadores  (tres),  que  afectan  al  conjunto  formado  por  sustantivo  más 
adjetivos y complementos preposicionales; el de los determinantes de anclaje (esos), 
que afectan al conjunto formado por el sustantivo modificado y cuantificado, o el de 
los modificadores (que son preciosos) del sintagma nominal en su conjunto, es decir, 
del nombre modificado, cuantificado y anclado: el nominal. 

5
 Cf. Langacker 1991: 147. 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Base Base Base Predicación


raíz derivada Base Base contable plural

Base no Base Base Base


derivada derivada compuesta plural

Especificación de tipo gatos


básica

Modificador Sustantivo núcleo. gatos negros


Especificación de tipo
básica

Modificador Tipo especificado de 2º gatos negros bajo la escalera


orden

Cuantificador absoluto Tipo especificado de 3º tres gatos negros bajo la escalera


orden

Determinante de Ejemplar cuantificado esos tres gatos negros bajo la escalera


anclaje

  Nominal
 
Una estructura parecida puede reconocerse en el caso del sintagma verbal. En 
el siguiente esquema intentamos mostrar una reconstrucción parcial y simplificada de 
los distintos niveles de  determinación que afectan a un verbo en el caso del español: 

14
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Verbo golpear
Especificación básica del
tipo de proceso.

Argumentos Núcleo verbal. golpear el tambor el niño

Modificadores o Verbo especificado golpear el tambor el niño mucho rato


circunstanciales de 2º orden

Aspecto progresivo Verbo especificado estar golpeando el tambor el niño mucho rato
de 3º orden

Aspecto perfectivo Verbo especificado y Haber estado golpeando el tambor el niño mucho rato
aspectualizado de
de 1º orden

Tiempo verbal y Verbo especificado y El niño haya estado golpeando el tambor mucho rato
persona gramatical aspectualizado de
de 2º orden

Modalización Verbo especificado, El niño ha estado golpeando el tambor mucho rato


aspectualizado y
actualizado de
de 1º orden
(temporalizado y
personalizado)

Verbo especificado,
aspectualizado y
actualizado de
de 2º orden (modalizado)

Igualmente,  de  forma  equivalente  a  como  se  representó  gráficamente  la 


determinación  nominal  en  distintos  planos  de  especificación,  podemos  representar 
ahora la del verbo (reducimos esquemáticamente la configuración semántica propia de 
un verbo a la línea ondulada zigzagueante): 
 

15
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Tipo:
Cantar
Modificación

Subtipo:
Cantar
alegremente

Determinación y
anclaje en el
plano de Ejemplar:
actualización de Canta alegremente
base.

Adviértase  que,  en  el  ejemplo  de  la  figura,  alegremente,  al  combinarse  con  cantar 
permite especificar el tipo de proceso al que se refiere cantar, de manera equivalente 
a  como  el  adjetivo  oscuro  lo  hacía con  objeto, permitiendo,  así,  designar  un  subtipo, 
entre  otros  posibles  (cantar  melancólicamente,  cantar  dramáticamente,  etc.),  en  el 
primer  plano  de  actualización.  A  su  vez,  la  terminación  de  presente  de  indicativo  de 
tercera  persona  de  singular  de  la  forma  cant‐a  funciona  como  anclaje  con  el  que  se 
localiza un caso o ejemplar, entre muchos otros posibles, de ese tipo de proceso que 
se designa con cantar alegremente. 
 
 
4.   Funciones informativas 
 
4.1 Tema (soporte)/rema (aporte) 
 
Con la organización sintáctico‐semántica logramos el armazón básico con el que 
atendemos  a  la  representación  de  ciertos  acontecimientos.  Ahora  bien,  además  de 
representar, el hablante también se propone informar a su interlocutor, y para ello se 
verá obligado a ordenar dicha representación lingüística de una manera u otra según 
las necesidades informativas que reconozca en el oyente. Considérense los siguientes 
ejemplos: 
    Luis despertó a Pepa esta mañana 
    A Pepa la despertó esta mañana Luis 
    Esta mañana Luis despertó a Pepa 
 
Reconocemos la misma función representativa (las relaciones sintácticas y semánticas 
no varían), pero diferente función informativa. Significan lo mismo pero no informan 
de lo mismo. El significado está en relación con lo que se representa, con el estado de 
cosas que se describe, pero la información toma en cuenta otro factor: lo que nuestro 
interlocutor nos pregunta (lo que nosotros creemos que necesita saber). En efecto, los 
tres  enunciados  anteriores  podrían  ser  respuestas  respectivamente  a  las  siguientes 
supuestas preguntas: 
 

16
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

    ¿Cuándo despertó Luis a Pepa? 
    ¿Quién despertó a Pepa esta mañana? 
    ¿A quién despertó Luis esta mañana? 
 
  En las preguntas se advierten, mejor que en ningún otro tipo de enunciado, las 
dos  funciones  básicas  informativas,  la  de  información  conocida  e  información  nueva: 
tema/rema  o  soporte/aporte,  según  los  autores.  Es  fácil  reconocer  los  dos 
constituyentes informativos de una pregunta, sobre todo parcial. Con los ejemplos de 
Gutiérrez Ordóñez: 
 
    Información nueva  Información conocida 
    ¿Quién     puso la llave ayer en mi mesa? 
¿Cuándo    puso Andrés la llave en mi mesa? 
    ¿Qué      puso Andrés ayer en mi mesa? 
    ¿Qué      hizo Andrés ayer? 
    ¿Qué      pasó ayer? 
    ¿Qué      pasó? 
 
Igualmente,  aunque  de  forma  menos  evidente,  en  los  enunciados  que  sirven  de 
respuesta a tales preguntas también hallamos la misma organización informativa: 
 
    Información conocida     Información nueva 
    La llave la puso en tu mesa    Andrés 
    Andrés puso la llave en tu mesa  ayer 
    Andrés puso ayer en tu mesa   la llave 
    Ayer Andrés        puso la llave en tu mesa 
    Ayer          Andrés puso la llave en tu mesa 
     (Que)          Andrés puso ayer la llave en tu mesa 
 
  Debemos advertir que, en realidad, los enunciados en que aparecen no sólo el 
aporte  o  rema  sino  el  tema  o  soporte6  no  son  respuestas  a  sus  correspondientes 
preguntas explícitas, ya que cuando tales preguntas son formuladas explícitamente la 
economía discursiva impone como opción por defecto la elipsis del tema: 
 
                        ¿Quién puso la llave ayer en mi mesa? 
     Andrés. 
 
 ¿Cuándo puso Andrés la llave en mi mesa? 
 Ayer. 
 
     ¿Qué puso Andrés ayer en mi mesa? 
     La llave. 
   
     ¿Qué hizo Andrés ayer? 
     Puso la llave en tu mesa. 

6
 En adelante utilizaremos, por comodidad, los términos tema y rema. 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

 
     ¿Qué pasó ayer? 
     Que Andrés puso la llave en tu mesa. 
 
     ¿Qué pasó? 
     Que Andrés puso ayer la llave en tu mesa. 
 
Las  supuestas  preguntas  para  las  que  todo  enunciado  aseverativo  puede  servir  de 
respuesta  adecuada  no  son  sino  una  plasmación  del  supuesto  teórico  que  establece 
que todo enunciado se origina siempre en cierto estado de información, es decir, en la 
dialéctica  que,  respecto  de  lo  conocido  y  lo  nuevo  y  en  un  momento  concreto, 
mantienen hablante y oyente. Las distintas disposiciones  que adopta  la secuencia en 
cada una de las variantes ejemplificadas representan el orden de palabras no marcado 
o  por  defecto,  natural,  en  que  se  dispone  la  secuencia  sintáctica  en  cada  uno  de  los 
contextos  discursivos  configurados  a  partir  de  las  diferentes  preguntas  parciales.  No 
existe un orden natural, por tanto, sino varios órdenes naturales para cada variante de 
la  distribución  de  las  funciones  tema/rema.  Tales  variantes  responden,  eso  sí,  a  una 
pauta  general:  la  tendencia  general  es  situar  el  tema  del  enunciado  en  la  posición 
inicial y el rema en la posición final. 
Las  funciones  informativas  de  tema/rema  son  –insiste  Gutiérrez  Ordóñez–  de 
carácter  sintagmático,  contrastivo;  consisten  en  una  especie  de  atribución.  En  cierto 
modo,  la  información  nueva  se  predica,  se  comenta  de  la  información  conocida. 
Cuando  en  la  gramática  tradicional  se  decía  del  sujeto  que  era  aquella  parte  de  la 
oración de la que se predicaba o comentaba algo, en realidad esta caracterización se 
basaba  en  la  identificación  del  sujeto  con  el  tema  de  la  oración,  coincidencia  que 
puede tener carácter prototípico pero que, como puede comprobarse en los ejemplos 
anteriores,  no  es  la  única  posibilidad:  el  sujeto  oracional  puede  aportar  información 
remática. El hecho de que el sujeto haya sido confundido por razones de prototipicidad 
con  el  tema  de  la  oración  está  en  el  origen  de  una  percepción  distorsionada  de  los 
hechos.  La  estructura  del  enunciado  que  resulta  de  su  segmentación  en  funciones 
informativas  es  bimembre,  pero,  como  subraya  Gutiérrez  Ordóñez,  según  la 
perspectiva  funcional  no  hay  razones  para  extrapolar  ese  binarismo  a  la  estructura 
sintáctica  de  la  oración.  Desde  el  punto  de  vista  sintáctico,  la  oración  no  es  una 
estructura bimembre, compuesta por un sujeto y un sintagma verbal que contiene al 
predicado verbal y al resto de los constituyentes de la oración. La oración, más bien, 
debe  entenderse  como  un  sintagma  verbal  cuyo  núcleo  es  el  verbo  y  alrededor  del 
cual se instauran relaciones de dependencia en distintas capas u órbitas funcionales, 
desde las más internas y directamente relacionadas con el lexema verbal, entre ellas el 
sujeto, hasta las más externas o periféricas. Así las cosas, si llamamos “sujeto” a cierto 
constituyente  de  una  oración  teniendo  en  mente  una  concepción  bimembre  de  esta 
estructura, sólo deberíamos hacerlo cuando se cumplan dos requisitos: a) se segmenta 
la  oración  con  el  criterio  informativo  y  b)  la  función  temática  es  coextensiva  con  el 
sintagma que desempeña la función sintáctica de sujeto. 
Otro hecho que se desprende de los ejemplos anteriores es que, a diferencia de 
la relación existente entre funciones sintácticas y semánticas (dada cierta oración, una 
función  sintáctica  sólo  puede  ser  contraída  por  una  función  semántica  y  una  función 

18
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

semántica sólo puede desempeñar una función sintáctica), las funciones informativas 
no son necesariamente coextensivas con las funciones sintácticas y semánticas. 
 
4.2 Foco 
 
Tal  y  como  propone  Gutiérrez  Ordóñez,  además  de  las  funciones  de  tema  y 
rema se reconoce en el nivel discursivo una nueva función, la de foco. En virtud de ella 
cierto constituyente de la oración adquiere un relieve especial con el que se subraya la 
oposición  entre  tal  constituyente  y  otros  elementos  de  su  paradigma  que  podrían 
ocupar su posición en el esquema sintagmático. Si las funciones de tema/rema tienen 
carácter  sintagmático  o  contrastivo,  la  función  foco  –propone  Gutiérrez  Ordóñez– 
tiene primariamente carácter paradigmático u opositivo, aunque de forma secundaria 
pueda reconocerse contraste con el resto de la oración no marcada por ese relieve. 
  
La focalización de un elemento puede realizarse mediante distintos medios: 
 
a) Acento de insistencia (emisión sobresaliente de un segmento; este hecho se 
representa convencionalmente mediante letras mayúsculas): 
 
Se lo regaló JUAN (no Javier) 
 
b) Acento de insistencia y orden de palabras (el elemento focalizado se coloca 
al comienzo de la oración): 
 
JUAN (no Javier) se lo regaló 
EL AVIÓN conduce el piloto (no el coche) 
 
Adviértase  que  si  el  segmento  el  avión  se  antepone  sin  relieve  focal,  lo 
resultante es: 
 
El avión lo conduce el piloto 
 
Aquí  el  complemento  directo  (el  avión)  resulta  reduplicado  con  el 
pronombre  lo.  En  este  caso  el  avión  lo  conduce  es  el  constituyente 
temático  (información  conocida),  y  el  piloto,  el  remático  (información 
nueva). 
 
c) Medios  sintácticos  particulares:  estructuras  ecuacionales,  ecuandicionales, 
focalizadores presuposicionales, entre otros: 
 
Ecuacionales: 
 
Juan es el que toca el piano / El que toca el piano es Juan/ Es Juan el que 
toca el piano, etc.  (frente a Juan toca el piano o El piano lo toca Juan, 
etc.) 
 
Ecuandicionales: 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

 
Si alguien toca el piano es Juan/ Si algo toca Juan es el piano / Si Juan 
hace algo con el piano es tocarlo, etc. (frente a Juan toca el piano, El 
piano lo toca Juan, etc.) 
 
Focalizadores presuposicionales: 
 
Hasta (incluso) Juan toca el piano (Juan es el caso límite de una serie de 
personas que también tocan el piano) 
Los ricos también lloran (además de los que no son ricos) 
 
Si bien en un mismo enunciado no puede existir más que una función temática 
y  otra  remática,  la  situación  cambia  respecto  de  los  focos,  pues  el  hablante  puede 
destacar en un mismo enunciado más de un constituyente: 
 
VIOLANTE  (no  Amarilis)  me  MANDA  (no  me  pide) HACER (no  leer)  un SONETO 
(no un terceto) 
 
Hay que advertir de que la función focal y la remática (información nueva) son 
independientes. El subrayado focal y la novedad de la información comparten el hecho 
de ser factores relacionados con la relevancia informativa de los segmentos a que se 
aplican,  pero,  aunque  en  la  mayoría  de  las  ocasiones  coinciden,  también  pueden 
aparecer disociadas, como ocurre, por ejemplo, en ciertas preguntas parciales: 
 
  ¿Dónde has puesto EL CUCHILLO? 
   
Es posible, por tanto, focalizar elementos temáticos y remáticos (aunque lo general es 
hacerlo con los últimos). 
 
4.3 Tópico y comentario 
 
En ocasiones necesitamos organizar los enunciados según una tercera clase de 
función  informativa,  la  que  distingue  entre  tópico  y  comentario.  Se  trata  de  una 
función  que  permite  establecer  un  punto  de  referencia  discursivo  (el  tópico)  en 
relación con el cual se acota la pertinencia del contenido que expresamos en el resto 
del enunciado (el comentario). Según la definición de Gutiérrez Ordóñez, los tópicos (o 
circunstantes,  como  también  los  llama  este  autor)  tienen  por  finalidad  delimitar  el 
ámbito de validez de las expresiones referenciales y de la veracidad de un enunciado. 
Esta función, al igual que la de foco, y a diferencia de la de tema y rema, es opcional y, 
por  tanto,  no  está  presente  necesariamente  en  todos  los  enunciados.  El  tópico  se 
identifica por encontrarse separado mediante una pausa del resto del enunciado y por 
la  posibilidad  de  estar  introducido  por  locuciones  especializadas  en  cumplir  ese 
cometido: 
 
En Madrid, ¿tú qué haces? 
Y tu madre, ¿cómo se encuentra ahora? 
  

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

En cuanto a la subida de sueldo, no tengo noticias 
En relación con  ese asunto, deberíamos tomar una decisión 
Sobre el trabajo, ¿qué tenemos que hacer? 
 
El  tópico  suele  situarse  antes  del  enunciado  que  constituye  el  comentario 
propiamente  dicho  pero  esa  tendencia  icónica,  que  facilita  la  interpretación  del 
enunciado, no es estricta: 
 
En mi opinión, eso es una tontería 
Eso es una tontería, en mi opinión 
 
Las  estructuras  llamadas  interordinadas  pueden  interpretarse  como  casos  de 
topicalización. Así, determinados tipos de condicionales, concesivas, causales o finales 
pueden  entenderse  como  tópico  en  relación  con  el  cual  la  otra  oración  que  las 
acompaña se consideraría comentario: 
 
Aunque no tengo dinero, me iré de vacaciones 
Si  no  estás  disgustada  con  ellos,  ¿por  qué  no  llamas  a  tus  padres  más  a 
menudo? 
Para que no te quejes, te he dejado la casa ordenada y limpia 
 
Entre  otros,  son  circunstantes  los  tópicos  de  referencia  y  perspectiva  (En 
cuanto  al  dinero,  no  ando  mal;  Legalmente,  es  inocente)  y  las  frases  condicionales, 
concesivas  y  causales  adelantadas  a  la  posición  inicial  y  separadas  del  resto  de  la 
oración por un inciso (Puesto que hacía frío, no salimos; Si me adoras, todo esto será 
tuyo; Por mucho que corra, no llegará a tiempo). Pero también puede funcionar como 
circunstante  o  tópico  cualquier  constituyente  de  la  oración  que  es  adelantado  y 
separado, por un inciso, del resto de la oración. 
 
 
5.  Funciones proposicionales e ilocutivas 
 
  Hemos visto hasta ahora que en la estructura sintagmática oracional, es decir, 
la que se articula en torno al núcleo verbal, se reconocen tres tipos de funciones: las 
sintácticas, las semánticas y las informativas de tema/rema, foco y tópico/comentario.  
Veamos  ahora  cómo  hay  otras  funciones  asociadas  al  esquema  sintagmático 
oracional que actúan dentro de los límites impuestos por él. En efecto, para que una 
predicación  pueda  desempeñar  su  cometido  de  modo  efectivo  en  la  comunicación, 
además  de  responder  a  las  necesidades  de  representación  (funciones  sintáctico‐
semánticas) e información (funciones informativas), debe revestirse de ciertos valores 
proposicionales e ilocutivos. Los primeros están referidos a la vertiente veritativa de la 
predicación,  es  decir,  a  la  relación  de  ésta  con  la  realidad,  tal  y  como  la  presenta  el 
hablante.  Los  segundos  se  refieren  a  la  relación  que  la  predicación,  ya  revestida  de 
cierta orientación proposicional, mantiene con las intenciones interpersonales que el 
interlocutor  abriga  al  proferir  un  enunciado.  La  manifestación  de  estas  funciones 
puede  realizarse  a  través  de  la  estratificación  sintagmática  (ver  epígrafe  siguiente), 

21
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

pero también se da por medio de recursos morfológicos (morfemas de tiempo y modo) 
o prosódicos (líneas de entonación): 
 
    Tienes miedo     [Constato que tienes miedo.] 
¿Tienes miedo?   [Te pregunto si tienes miedo.] 
    Tendrás miedo   [Supongo que tienes miedo.] 
    Ten miedo    [Te pido que tengas miedo.] 

6.  Configuración sintagmática de las funciones sintácticas en la oración 
 
6.1  Órbitas funcionales en torno al núcleo verbal 
 
Gutiérrez Ordóñez7, siguiendo las líneas de la escuela funcionalista de Alarcos 
Llorach  y  de  otras  escuelas  funcionalistas  europeas  (escuela  de  Praga,  Gramática 
funcional de S. C. Dik), concibe la oración, frase verbal o sintagma oracional con una 
fisonomía semejante a la que nos ofrece la imagen de un átomo. Según ella, tenemos 
los elementos siguientes: 
 
a) Un  verbo  finito,  situado  en  el  centro  como  núcleo,  dotado  de  un  valor 
opositivo y de una valencia combinatoria. 
 
b) La periferia, organizada en varios estratos concéntricos en los que giran los 
satélites: 
 
i. En  el  primer  nivel  se  articulan  los  argumentos  o  complementos 
seleccionados  por  la  raíz  léxica  del  verbo  (sujeto,  objeto  directo, 
objeto indirecto, suplemento y atributos).  
ii. En  el  segundo  nivel  se  insertan  los  complementos  circunstanciales, 
tanto los que afectan al verbo como los que afectan a la unidad que 
éste  forma  con  sus  argumentos  (instrumento,  compañía,  materia, 
fin, causa, tiempo, lugar, modo).  
iii. En  el  tercer  nivel  encontramos  el  ámbito  de  los  tópicos  o 
circunstantes,  que,  como  su  propio  nombre  indica,  manifiestan 
hechos  y  circunstancias  marcados  por  su  exterioridad  al  proceso 
designado  por  el  verbo  (circunstantes  o  tópicos  de  causalidad,  de 
referencia,  de  perspectiva,  locales  y  temporales)  y  poseen  un  claro 
carácter  discursivo:  tienen  por  finalidad  acotar  el  ámbito  de 
pertinencia y de veracidad de un enunciado.  
iv. En  órbitas  aún  más  externas  a  los  circunstantes  o  tópicos,  se 
encuentran  los  atributos  de  modalidad  proposicional  (epistémica, 
deóntica y emotiva) y,  
v. En  una  posición  más  externa,  los  complementos  de  modalidad 
pragmática (complementos de verbo enunciativo). 

7
 «La determinación de los niveles oracionales», en J. A. de Molina Redondo y J. D. Luque Durán (eds.), 
Estudios de lingüística general (I). Granada: Método Ediciones, 1997; págs. 23‐78. 

22
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

 
  Los niveles orbitales aludidos pueden ser reconocidos en la siguiente oración si 
la analizamos siguiendo el criterio propuesto por Gutiérrez Ordóñez: 
 
Por  si  acaso,  porque  nadie  como  yo  conoce  las  consecuencias,  afortunada‐
mente,  desde  un  punto  de  vista  técnico,  aunque  no  obre  en  poder  de  los 
distintos  miembros,  la  comisión  entregó  el  informe  a  la  junta  ayer  por  vía 
urgente a través del registro de la Universidad. 
 
[SV1] 
  [SV1(la comisión) entregó (el informe) (a la junta) SV1]8 
 
[SV2] 
  [SV2 [SV1 la comisión entregó el informe a la junta SV1] ayer por vía urgente 
a través del registro de la Universidad SV2] 
 
[SV3] 
  [SV3  desde  un  punto  de  vista  técnico,  aunque  no  obre  en  poder  de  los 
distintos miembros, [SV2 [SV1 la comisión entregó el informe a la junta SV1] 
ayer por vía urgente a través del registro de la Universidad SV2] SV3] 
 
[SV4] ([SV3] Mod. Prop.) 
  [SV4  afortunadamente,  [SV3  desde  un  punto  de  vista  técnico,  aunque  no 
obre en poder de los distintos miembros, [SV2  [SV1  la comisión entregó el 
informe  a  la  junta  SV1]  ayer  por  vía  urgente  a  través  del  registro  de  la 
Universidad SV2] SV3] SV4] 
 
A partir de este nivel, y para dar debida cuenta de las funciones de complementación 
pragmática,  se  acepta  el  supuesto  de  que,  en  todo  enunciado  lingüístico  efectivo,  el 
conjunto  formado  por  el  SV4  se  halla  inserto,  como  complemento  directo,  en  la 
estructura de un SV mayor que tiene como núcleo a un verbo de lengua o enunciativo, 
explícito  o  no.  En  este  esquema  los  modalizadores  pragmáticos  funcionarían  como 
complementos externos que afectarían al conjunto formado por el verbo enunciativo y 
sus argumentos (entre ellos el objeto directo [SV4]). Este conjunto se correspondería 
con el enunciado lingüístico: 
 
[SVE] ([VEnun‐SV4‐Otros argumentos] Mod. Prag.) 
  [SVE2  Por  si  acaso,  porque  nadie  como  yo  conoce  las  consecuencias, 
[SVE1os  informo  (de  que  [SV4  afortunadamente,  [SV3  desde  un  punto  de 
vista  técnico,  aunque  no  obre  en  poder  de  los distintos  miembros,  [SV2 
[SV1la comisión entregó el informe a la junta  SV1] ayer por vía urgente a 
través del registro de la universidad SV2] SV3] SV4]) SVE1] SVE2] 

8
  En  esta  notación  los  corchetes  deben  entenderse  como  delimitadores  de  ámbitos  u  estratos 
funcionales. A diferencia de otras notaciones, lo incluido en un par de corchetes debe considerarse un 
núcleo que recibe la complementación de lo que queda fuera. Los paréntesis, en cambio, indican que lo 
incluido  en  ellos  tiene  una  estructura  interna.  Para  facilitar  la  interpretación,  sólo  utilizaremos  los 
paréntesis ocasionalmente. 

23
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

6.2  Criterios de determinación de las funciones sintácticas 
 
Para  poder  demostrar  que  los  niveles  funcionales  propuestos  son  pertinentes 
lingüísticamente,  se  han  de  arbitrar  mecanismos  internos,  no  basados  en 
justificaciones  semánticas  meramente,  con  los  que  se  puedan  determinar  las 
diferentes funciones. Gutiérrez Ordóñez recoge, entre otros, los siguientes criterios de 
determinación para distinguir las órbitas o estratos funcionales de los argumentos, los 
complementos circunstanciales y los circunstantes: 
 
  Criterio de determinación  Argumentos C. Circunst.  Circunstante
1  Previsto en la valencia verbal  + ‐ ‐ 
2  Huella formal sobre el verbo  + ‐ ‐ 
3  Obligatoriedad de indefinido en ecuandicionales + ‐ 0 
4  Conmutación por hacer(lo)  + ‐ ‐ 
5  Objeto de interrogación parcial  + + ‐ 
6  Conmutable por pronombres tónicos + + ‐ 
7  Focalizables en ecuacionales o ecuandicionales + + ‐ 
8  Negación adversativa No A sino B  + + ‐ 
9  Interrogación disyuntiva ¿A o B?  + + ‐ 
10  Modifican infinitivos, gerundios y participios + + ‐ 
11  Elipsis en estructura coordinada y comparativa + + ‐ 
12  Inciso  ‐ ‐ + 
13  Externos a la interrogación  ‐ ‐ + 
14  Modifican a enunciados sin verbo ‐ ‐ + 
15  Externos a la conmutación de sí/no ‐ ‐ + 
 
Los  criterios  1‐4  sirven  para  trazar  la  frontera  entre  argumentos  y 
complementos  circunstanciales.  Los  criterios  1‐11  distinguen  positivamente  a 
argumentos y complementos circunstanciales, de los circunstantes. Los criterios 12‐15 
discriminan  positivamente  a  circunstantes  frente  a  argumentos  y  complementos 
circunstanciales. Aunque no todas las funciones pertenecientes a una órbita funcional 
cumplen todos los criterios que le son propios, la respuesta positiva a varios de ellos 
puede ser razón discriminatoria suficiente. 
Probablemente,  los  principales  criterios  para  distinguir  los  argumentos  de  los 
complementos circunstanciales sean los criterios 2, 3 y 4. 
Son  huellas  formales  sobre  el  verbo  (criterio  2)  la  concordancia  o  la 
incorporación  de  clíticos  pronominales.  De  esta  prueba  quedaría  excluido  el 
suplemento  (Habla  de  política)  y  argumentos  de  lugar  en  español  (Voy  a  Madrid), 
aunque no en otras lenguas: 
 
    El chico entregó la pistola ayer a la policía > 
    Se (a la policía) la (la pistola) entregó (el chico) 
 
    J’ai du bon tabac. Mais je n’en (de ello) donne qu’à mes amis 
    Est‐ce que tu vas à Paris?/ Oui, j’y (allí) vais. 
 
    Al cinema non ci (ahí) sono stata. 
   

24
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Las  estructuras  ecuandicionales  (criterio  3)  son  estructuras  de  focalización 


como las siguientes: 
 
    Un pirómano incendió el bosque ayer por venganza > 
 
    Si alguien quemó el monte ayer por venganza fue un pirómano 
    Si algo incendió el pirómano ayer por venganza fue un bosque 
Si en algún momento el pirómano incendió el bosque por venganza fue 
ayer 
Si  por  alguna  razón  el  pirómano  incendió  el  bosque  ayer  fue  por 
venganza 
 
Pueden focalizar argumentos y complementos circunstanciales, pero el indefinido que 
corresponde  a  los  argumentos  focalizados  no  se  puede  elidir,  a  diferencia  del  de  los 
complementos circunstanciales: 
 
    Si el pirómano incendió el bosque ayer fue por venganza 
    Si el pirómano incendió el bosque por venganza fue ayer 
    *Si incendió el bosque ayer por venganza fue el pirómano 
    *Si incendió ayer por venganza el pirómano fue el bosque 
 
A  excepción  del  sujeto9,  los  argumentos  pueden  ser  conmutados,  junto  al 
predicado,  por  la  proforma  hacer(lo)  (criterio  4).  Los  complementos  circunstanciales, 
en cambio, quedan fuera de esta sustitución: 
 
    Juan dio el regalo a Pedro en el jardín y María lo hizo en su habitación 
 
En  cuanto  a  los  criterios  5‐11,  tanto  los  argumentos  y  complementos 
circunstanciales, a diferencia de los circunstantes, pueden 
a) ser pronominalizados con interrogativos en preguntas parciales (criterio 5):  
¿Quíén ha llamado? ¿A quién ha llamado? 
¿Desde dónde ha llamado? ¿Cuándo ha llamado?, etc. 
b) ser sustituidos por pronombres tónicos (criterio 6): 
Ha llamado él. Lo ha llamado a él. Ha llamado con él. etc. 
c) ser focalizados por estructuras ecuacionales y ecuandicionales (criterio 7): 
Fuiste  tú  quien  llamó  desde  Madrid;  Fue  desde  Madrid  desde  donde 
llamaste 
Si  alguien  llamó  desde  Madrid  fuiste  tú.  Si  desde  algún  sitio  llamaste  fue 
desde Madrid. 
d) ser focalizados por negación adversativa (criterio 8): 
No llamó Pedro sino tú; No llamó a tu casa sino a la mía. 
e) ser objeto de interrogación disyuntiva (criterio 9): 

9
  El  hecho  de  que  el  sujeto  no  sea  sustituido  por  “hacerlo”,  así  como  otras  características  que  lo 
distinguen  del  resto  de  los  argumentos  (posibilidad  de  ser  elidido,  caso  no  marcado,  prioridad  en  la 
concordancia con el  verbo, etc.)  hacen  pensar  a  algunos  autores que podría constituir  por  sí  solo una 
órbita funcional propia, que en el modelo que se presenta se uniría al sintagma formado por verbo y los 
otros argumentos antes de que se integraran los aditamentos. 

25
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

¿Has llamado Tú o Pedro? ¿Han llamado a mi casa o a la tuya? 
f) modificar infinitivos, gerundios y participios (criterio 10): 
Debes llamar tú; Debes llamar ahora; Llamando tú se soluciona; Llamando 
ahora se soluciona, etc. 
g) elididos en estructuras comparativas (criterio 11): 
Ha comido hoy más patatas que él [ha comido hoy más patatas]. 
 
Los circunstantes no son accesibles a esas operaciones. Son externos al ámbito 
en el que se aplican todas esas operaciones sintácticas. 
 
Los circunstantes se caracterizan positivamente, entre otras cosas, por el inciso 
que  los  separa  del  resto  de  la  oración  (criterio  12);  por  modificar  a  enunciados  sin 
verbo (criterio 14) (Ya que no me haces caso, adiós.) y por resultar externos no sólo a 
la modalidad enunciativa sino también a la interrogación y a la admiración (criterio 13): 
 
    Francamente, me has decepcionado 
    Si sigo sus consejos, ¿viviré más? 
    Lavadito, ¡qué guapo estás! 
 
Asimismo, no son conmutables por las formas sí y no (son externos al alcance de estas 
palabras) (criterio 15): 
 
    ¿Me invitas?    Si vienes conmigo, sí 
    ¿Debo callarme?  Puesto que nadie lo sabe, sí 
    ¿Has mejorado?  En cuanto a la economía, no 
 
Sin  embargo,  cuando  no  pocos  de  estos  constituyentes  se  hayan  insertos  en  la 
predicación  como  complementos  circunstanciales  responden  de  otra  manera  a  estas 
pruebas: 
 
    (1) Viene porque se siente obligado 
    (2) Viene si lo llamas tú 
    (3) Ha trabajado en Madrid 
 
    (1a) No viene porque tenga ganas sino porque se siente obligado 
    (2a) No viene si lo llamo yo sino si lo llamas tú 
    (3a) No ha trabajado en Barcelona sino en Madrid 
 
    (1b) ¿Viene porque se siente obligado? / Sí 
    (2b) ¿Viene si lo llamas? / No 
    (3b) ¿Ha trabajado en Madrid? / Sí 
 
    (1c) ¿Viene porque está cansado o porque se siente obligado?  
    (2c) ¿Viene si lo llamas tú o si lo llamo yo? 
    (3c) ¿Ha trabajado en Madrid o en Barcelona? 
 

26
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Debemos insistir en que, como en el caso de las funciones semánticas asociadas 
a  las  funciones  sintácticas  argumentales,  unas  mismas  funciones  semánticas  pueden 
localizarse en el ámbito de las funciones sintácticas de complemento circunstancial o 
en  el  de  la  órbita  de  los  circunstantes.  Un  complemento  causal,  temporal  o  de  lugar 
puede  desempeñar,  como  se  ha  visto  en  los  ejemplos  anteriores,  función  de 
complemento  circunstancial  o  de  circunstante,  lo  cual  incide  en  la  necesidad  de 
mantener  separadas  las  especificaciones  sintácticas  de  las  semánticas.  Las  primeras 
son invariantes de las segundas (las segundas se realizan en las primeras).  
La  función  de  circunstante  o  tópico  tiene,  como  hemos  podido  comprobar, 
clara  raigambre  discursiva.  Al  igual  que  el  enunciado  se  organiza  en  tema  y  rema  en 
respuesta  a  cierto  estado  informativo  supuesto  en  el  oyente,  el  tópico  delimita  el 
ámbito  contextual  (epistémico,  referencial,  discursivo)  en  relación  con  el  cual  debe 
interpretarse el resto del enunciado para que resulte pertinente. 

7. Naturaleza de las estructuras sintagmáticas 
 
Hay  una  dimensión  estructural  en  la  sintaxis  que  viene  dada  por  el  carácter 
articulado de los signos lingüísticos. Plasmado en el orden lineal de la secuencia existe 
un orden estructural en el que podemos reconocer relaciones de constitucionalidad en 
distintos  niveles  jerárquicamente  organizados  y/o  relaciones  de  dependencia  de 
diferente naturaleza entre los distintos constituyentes. Se ha discutido profusamente y 
se  han  hecho  distintas  propuestas  sobre  la  naturaleza  de  tales  estructuras  según  las 
diferentes  escuelas.  Comentaremos  brevemente  algunos  de  los  conceptos  e 
instrumentos teóricos más importantes al respecto. 
 
7.1 Análisis en constituyentes inmediatos 
 
Las relaciones de constitucionalidad, que caracterizan los trabajos realizados en 
la tradición estructural americana y que ha heredado el generativismo, se refieren a la 
relación de composición que existe entre los constituyentes de una construcción y esa 
construcción.  Son  relaciones  de  parte  a  todo  en  las  que  no  se  tiene  en  cuenta  la 
naturaleza de la relación entre dichos constituyentes. Para reconocerlas, se establecen 
niveles  de  segmentación  en  constituyentes.  Tales  niveles  se  hallan  ordenados  y 
superpuestos  de  manera  que  un  constituyente  de  una  construcción  puede,  a  su  vez, 
segmentarse  en  sus  constituyentes.  Se  denominan  constituyentes  inmediatos  los 
constituyentes  situados  en  un  nivel  jerárquico  inmediatamente  inferior  a  la 
construcción  que  forjan.  Una  de  las  tareas  fundamentales  del  análisis  de 
constituyentes  es  realizar  una  segmentación  gradual  que  respete  el  orden  de 
superposición de los niveles de constitución de las estructuras. Una de las formas de 
representar el resultado del análisis es  mediante las denominadas cajas de Hockett10: 
 
 
 
 

10
 Curso de lingüística moderna. Buenos Aires: Eudeba, 1971 [1958]. 

27
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

      casa  nueva 
    una  casa nueva 
  alquilé  una casa nueva 
Yo  alquilé una casa nueva 
yo alquilé una casa nueva 
 
El  análisis  sintagmático  generativista  sigue  las  pautas  del  análisis  en  constitu‐
yentes  inmediatos11.  Las  representaciones  arbóreas  son,  en  líneas  generales,  una 
adaptación invertida de las cajas de Hockett: 

SN SV

V SN

Art. SN

N Adj.

Yo alquilé una casa nueva

En este tipo de análisis no se tienen en cuenta las funciones, no es pertinente la 
relación  de  dependencia  que  pueda  existir  entre  los  constituyentes  de  una 
construcción. Las categorías se asignan, no porque los elementos que formen parte de 
esa  categoría  puedan  desempeñar  cierta  función,  sino  porque  tienen  las  mismas 
posibilidades de distribución, es decir, pueden figurar ocupando las mismas posiciones 
constituyentes en la secuencia. El núcleo de una construcción se entiende como aquel 
constituyente  que  puede  figurar  en  los  mismos  contextos  distributivos  en  los  que 
puede figurar la construcción de la que forma parte.  
 
 
7.2 Estructuras endocéntricas y exocéntricas 
 
  En la tradición del análisis en constituyentes inmediatos se reconocen dos tipos 
de estructuras teniendo en cuenta la relación entre la distribución de la construcción y 
la distribución de sus constituyentes. Si alguno de los constituyentes puede figurar en 
los mismos contextos distributivos que la construcción se entiende que la construcción 
es  endocéntrica.  En  cambio,  si  ninguno  de  los  constituyentes  puede  figurar  con  la 
misma  distribución  que  la  construcción  de  la  que  forma  parte,  se  dice  que  dicha 
construcción  es  exocéntrica.  Así,  en  la  secuencia  El  novio  envió  urgentemente  rosas 
blancas son endocéntricas las combinaciones envió urgentemente rosas blancas, envió 
urgentemente y rosas blancas, puesto que envió, para las dos primeras, y rosas para la 
tercera, pueden figurar por sí solas en las mismas posiciones sintagmáticas en las que 

11
 Para una introducción a la teoría sintáctica generativista hasta el modelo de la rección y el ligamiento 
pueden consultarse los libros introductorios de Riemsdijk y Williams (1986), Sells (1985) y Radford et al. 
(1999). 

28
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

figura la construcción de la que forman parte. En esta tradición, al constituyente de las 
construcciones  endocéntricas  que  comparte  distribución  con  la  construcción  se  lo 
identifica  como  núcleo.  Por  otra  parte,  el  sintagma  preposicional  en  el  papel  en  Lo 
pegó en el papel tiene carácter exocéntrico, puesto que ninguno de sus constituyentes 
puede  figurar  en  la  misma  posición  sintagmática  en  la  que  figura  la  construcción  en 
conjunto. Igualmente, se ha defendido que la oración es una construcción exocéntrica, 
si  con  ello  se  entiende  que  ninguno  de  sus  constituyentes  inmediatos  (sujeto  y 
sintagma verbal) puede figurar por sí solo en lugar de la construcción completa. 
  Una de las innovaciones más llamativas que el generativismo ha introducido  en 
el  análisis  sintáctico  mediante  el  desarrollo  de  la  teoría  sintagmática  de  la  X’,  es  la 
hipótesis  de  que  todas  las  construcciones  son  endocéntricas.    Según  esto,  los 
sintagmas preposicionales son proyecciones o expansiones de la preposición, que es su 
núcleo,  y  la  oración  se  considera  expansión  de  un  núcleo  no  lexemático  que  es  la 
categoría  FLEX  (flexión).  Esto  permite  la  posibilidad  de  que  un  elemento  de  carácter 
relacional,  como  las  preposiciones,  o  con  un  significado  sumamente  abstracto,  como 
los determinantes, pueda ser núcleo de una estructura.  

7. 3 Núcleo y no núcleo 
 
  La  determinación  del  núcleo  y  la  relación  que  contrae  con  sus  elementos 
adláteres  los  abordaremos  aquí  con  instrumentos  conceptuales  propios  de  la 
Gramática cognitiva (R. W. Langacker). 
  En  primer  lugar,  conviene  aclarar  que  para  la  Gramática  cognitiva  todo  en  la 
lengua  es  relación  simbólica,  es  decir,  asociación,  más  o  menos  estable,  de 
significantes  y  significados.  Los  significantes  pueden  ser  más  simples  (un  morfema 
como el de plural expresado por –s en mesas) o más complejos (la estructura sintáctica 
con la que se expresa focalización en Fue Armando quien me lo dijo); los significados 
pueden  ser  concretos  y  representables  de  forma  autónoma  (como  el  del  sustantivo 
naranja)  o  pueden  ser  abstractos  o  esquemáticos,  y  de  carácter  relacional  y 
dependiente de otros significados para ser representables (como el de la preposición 
de). 
  Aunque no podemos hacer aquí una síntesis completa de la concepción de las 
relaciones  gramaticales  que  se  defiende  en  la  Gramática  cognitiva,  queremos 
comentar algunas distinciones que pueden ayudar a comprender dichas relaciones. 
 
7.3.1 Categorías lingüísticas, perfil y base, relaciones valenciales y núcleo. 
 
  Para Langacker12, la distinción entre distintas categorías lingüísticas (sustantivo, 
adjetivo…) se basa en la forma en que los mismos conceptos son construidos de forma 
alternativa  con  configuraciones  perfil/base  distintas  (ver  tema  6).  En  Cuenca  y 
Hilferty13  se  ejemplifica  esta  posibilidad  con  los  términos  rodear,  redondo,  círculo, 
alrededor. En todos ellos está presente la noción de ‘círculo’, pero en niveles o planos 
de representación distintos. Observemos las figuras correspondientes: 

12
  (1987: capítulos 5, 6 y 7) 
13
 (1999) 

29
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

Círculo Redondo

Alrededor de

Rodear

Con  el  sustantivo  círculo  designamos  (escogemos  como  perfil)  un  objeto,  la 
región que, en relación con el espacio bidimensional que le sirve de base, se define o 
delimita por el trazado de una circunferencia. Con el adjetivo redondo no designamos 
un objeto, sino la relación entre un objeto y la forma abstracta circular (circunferencia 
en línea discontinua). En otros términos, un adjetivo presupone siempre un objeto en 
el que se reconoce una categoría, aunque ese objeto esté solamente representado de 
forma  abstracta  y  esquemática.  Con  la  locución  preposicional  alrededor  de  también 
designamos una relación, la que existe entre un objeto y la localización de cierta serie 
de  puntos  u  objetos  en  el  perímetro  circular  de  ese  objeto.  Esta  locución  también 
designa  dos  clases  de  objetos  entre  los  que  se  establece  cierta  relación  espacial, 
aunque  sólo  los  represente  de  forma  esquemática  e  imprecisa.  Por  último,  el  verbo 
rodear designa el movimiento visto secuencialmente (a través del tiempo) que realiza 
un objeto a través del perímetro circular trazado alrededor de otro objeto. Adviértase 
que las categorías lingüísticas adjetivo, preposición y verbo tienen carácter relacional, 
no  designan  un  objeto,  sino  la  relación  entre  objetos,  mientras  que  la  categoría 
sustantivo  designa  un  objeto  y  no  una  relación,  aunque  la  relación  que  sirve  para 
definir tal objeto esté en la base de su significado (como la relación entre el círculo y el 
espacio  bidimensional  en  relación  con  el  cual  se  define).  Consideremos  un  par  de 
ejemplos más, comentados en Langacker14. En los siguientes casos se representa una 
palabra con una estructura morfológica interna (gone ‘ido’, participio pasado del verbo 
go  ‘irse’)  o  una  construcción  sintáctica  formada  por  varias  palabras  (post‐climber 
‘escalador  de  postes’).  En  ellas  se  puede  observar  que  la  relación  entre  los 
componentes  de  una  construcción  se  da  mediante  la  correspondencia  entre  los 
distintos elementos que constituyen el significado de esas expresiones:  

14
 (1987: 283, 311). 

30
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

ido

Escalador de postes

En el caso de la representación de ido reconocemos dos componentes: la raíz 
del verbo irse, que designa el desplazamiento de un objeto desde un lugar de origen 
hasta  un  espacio  distinto,  y  el  morfema  de  participio  pasado  –do,  que  designa  el 
estado  en  que  se  encuentra  un  objeto  como  resultado  de  experimentar  un  proceso. 
Ese proceso está presente en el significado del morfema de participio sólo en la base 
de  su  significado,  puesto  que  el  morfema  designa  la  relación  entre  un  objeto  y  un 
estado  (no  considerado  en  su  vigencia  a  través  del  tiempo),  y  no  el  proceso  que  da 
lugar  a  ese  estado.  Por  otro  lado,  ese  proceso  sólo  está  expresado  en  términos  muy 
esquemáticos o abstractos, puesto que puede tratarse de un movimiento (bajado), de  
una  acción  llevada  a  cabo  sobre  el  objeto  paciente  (roto),  un  cambio  interno  de  ese 
objeto (emocionado), etc. Cuando el significado de irse se suma al significado de –do 
observamos dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la configuración del proceso 
designado  por  irse,  de  carácter  más  concreto,  se  hace  corresponder  con  la 
configuración,  de  carácter  más  abstracto,  evocada  por  el  participio  (línea  curva 
punteada que liga las figuras inferiores). En segundo lugar, la estructura composicional 
que surge de la unión del morfema de participio con la raíz del verbo irse, designa la 
relación entre un objeto y el estado en que se encuentra dicho objeto como resultado 
de irse, y no el proceso de irse como tal. Se diría, pues, que el morfema de participio 
impone  su  perfil  al  conjunto,  lo  que,  en  términos  de  la  Gramática  cognitiva,  lo 
convierte  en  núcleo  de  esa  construcción.  Algo  parecido  ocurre  entre  las  expresiones 
pole y climber, constitutivas de la expresión mayor pole‐climber (‘escalador de postes’), 

31
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

y ello no sólo en el nivel morfológico sino también en el sintáctico. El sufijo –er impone 
su perfil de sustantivo al combinarse con el verbo climb, y climber, a su vez, impone su 
perfil al combinarse con pole. 
 
7.3.2 Relaciones valenciales y núcleo 
A partir de estos ejemplos, podemos formular una definición, sobre la base de 
cómo son consideradas en el marco de la Gramática cognitiva, tanto de las relaciones 
valenciales como de la noción de núcleo. 
Por  un  lado,  las  relaciones  sintácticas  se  llevan  a  cabo  mediante  relaciones 
valenciales,  es  decir,  a  través  de  la  correspondencia  entre  subestructuras  de  las 
expresiones  combinadas:  el  componente  más  esquemático  de  una  estructura 
semántica  es  elaborado  por  el  componente  más  concreto  o  específico  de  otra 
estructura.  Ésa  es  la  relación,  por  ejemplo,  entre  el  SN  sujeto  o  el  SN  complemento 
directo y las funciones sintáctico‐semánticas especificadas por la diátesis de un verbo 
transitivo. 
Consideremos  el  siguiente  ejemplo,  comentado  por  Langacker  (1987,  317). 
Propone este autor la siguiente configuración semántica simplificada (no se considera 
el significado aportado por los elementos actualizadores de nombres y verbo) para la 
oración The arrow hits the target (‘La flecha alcanza la diana’): 

The arrow hits the target.


(‘La flecha alcanza la diana.’)

 
En  el  esquema  se  muestran  varios  aspectos  importantes  relacionados  con  la 
distinciones a las que nos referimos. En primer lugar se muestra que el verbo inglés hit 
designa  la  relación  entre  un  objeto  que  se  mueve  (con  la  etiqueta  tr,  que  indica 
trajector) y otro objeto (con la etiqueta lm, que indica landmark o punto de referencia) 
que  recibe  el  impacto  del  anterior  cuando  éste  alcanza  a  aquel  en  su  trayectoria.  La 
flecha  horizontal  en  la  base  de  la  representación  de  hit,  con  un  trazo  grueso  que  la 
subraya, expresa que la relación dinámica y compleja entre el objeto que se mueve y el 
objeto que es golpeado o alcanzado se representa en su dimensión temporal, es decir 
en la representación propia de los verbos. Por  otro lado, a derecha e izquierda de la 
estructura  semántica  de  hit  se  representan  los  significados  de  flecha  y  diana.  Puesto 
que  se  trata  de  dos  sustantivos,  su  perfil  es  no  relacional:  designan  cosas.  Las  líneas 

32
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

punteadas  que  conectan  la  flecha  y  la  diana  con  el  trayector  y  el  landmark  de  hit 
indican las relaciones de correspondencia entre el significado de los sustantivos y los 
objetos  (el  que  se  mueve  y  el  que  es  alcanzado)  a  los  que  se  refiere  hit.  Estas 
correspondencias son equivalentes a las relaciones valenciales que definen la diátesis 
de un verbo y que en este caso indican que el objeto que se mueve y que se construye 
como sujeto o trayector del verbo hit es una flecha y que el objeto que es alcanzado 
por el trayector y que se construye como complemento directo o landmark del verbo 
hit es una diana. De la integración de los significados de flecha, diana y hit según las 
correspondencias valenciales consideradas surge una configuración de conjunto en la 
que  la  representación  esquemática  y  abstracta  de  hit  es  especificada  y  concretada  o 
enriquecida con el contenido aportado por los sustantivos flecha y diana, de modo que 
el significado de la construcción (The arrow hits the target) también designa la relación 
compleja a través del tiempo de dos objetos, como hace hit pero caracterizando esos 
dos  objetos  de  forma  mucho  más  detallada  o  elaborada.  Se  diría,  por  tanto,  que  el 
núcleo de la construcción es el verbo, puesto que el conjunto se refiere a una relación 
compleja de carácter temporal al igual que lo hace el verbo por sí solo. El trazo grueso 
del  cuadrado  que  rodea  el  significado  de  hit  indica  que  éste  es  el  núcleo  de  la 
composición. Es decir se considera que el núcleo de una estructura sintáctica es aquel 
elemento cuyo perfil es heredado por la estructura compuesta. 
Así pues, el núcleo de una estructura no siempre es el elemento que aporta la 
mayor cantidad de información o la información más específica, ni el que tiene mayor 
autonomía  semántica  o  muestra  menor  dependencia  de  otros  elementos,  ni  el  que 
impone restricciones semánticas a los demás elementos de la estructura, el núcleo es 
el elemento que determina la categoría sintáctico‐semántica del conjunto, el elemento 
que designa la clase de entidad de la que la estructura en conjunto representa un tipo 
más específico. 
 
7.4 Complementos, modificadores y aposiciones 
 
Puede  considerarse  que  existen  tres  tipos  fundamentales  de  relaciones 
valenciales la de la complementación, la de la modificación y la de la aposición. 
 
7.4.1 Complementos y modificadores 
Una  distinción  que  puede  ser  clarificada  sobre  la  base  del  modelo  de  la 
Gramática  cognitiva  es  la  diferencia  entre  complemento  y  modificador.  Tal  y  como 
explica  Langacker15,  la  diferencia  entre  complementos  y  modificadores  depende  del 
tipo  de  relación  conceptual  que  contraigan  con  el  núcleo.  Cuando  el  contenido 
conceptual  del  núcleo  es  dependiente  del  de  otras  estructuras  subordinadas  (como 
ocurre  entre  el  contenido  del  sustantivo  de  un  sintagma  preposicional  y  el  de  la 
preposición, o entre el del sintagma nominal que ejerce de objeto directo de un verbo 
transitivo  y  el  del  propio  verbo  transitivo),  entonces  el  elemento  subordinado  es  un 
complemento.  Es  complemento  el  sintagma  nominal  las  gafas  en  Tengo  las  gafas, 
puesto que el núcleo de la frase es tengo, que resulta conceptualmente dependiente, 
por  su  sentido  extremadamente  relacional  y  transitivo,  del  objeto  que  se  posee,  las 
gafas.  Cuando  el  contenido  conceptual  del  núcleo  no  es  dependiente  del  de  otras 
estructuras  subordinadas,  entonces  el  elemento  subordinado  es  un  modificador.  Es 
15
 (1987: 309) 

33
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

modificador el adverbio suavemente en Me habló suavemente, o el adjetivo vieja en el 
sintagma Mi vieja casa, puesto que ni casa ni hablar representan ideas dependientes 
conceptualmente del modo en que se habla ni de la antigüedad de la casa. 
 
7.4.2 Aposición 
En una relación aposicional cada componente designa una y la misma entidad pero de 
diferente manera o con distintos grados de especificidad o de detalle. Son ejemplos de 
aposición (Taylor: 235) los siguientes: 
 
Mi vecino, el carnicero 
Ahora, a media noche 
Mañana, martes 
We the people 
Down there on the ground 
We were amazed, stunned, by the event. 
He ran, absolutely raced, up the hill. 
They sent him to Coventry, refused to speak to him 
 
Pueden darse relaciones que están a medio camino entre la aposición y la 
modificación: 
You the butcher 
 
 Y otras a medio camino entre la aposición medio complementación 
The fact that the Earth is flat must be obvious to everyone 
The question why they did that is still unanswered 

7.5 Recursividad sintáctica y transposición 
 
  Una  de  las  características  más  interesantes  que  se  hace  patente  en  las 
estructuras sintácticas es la recursividad, esto es, la posibilidad de aplicar una regla a 
sus  propios  productos  de  forma,  en  principio,  ilimitada.  Incorporados  en  sintagmas, 
encontramos  como  constituyentes  otros  sintagmas  del  mismo  tipo.  La  recursividad 
puede presentarse en dos moldes relacionales: la coordinación y la subordinación: 
 
    Mi hermano y tu padre se llevan muy bien. 
    El técnico arregló la lavadora, el frigorífico y el microondas. 
El ruso que ha  ganado la partida que se ha jugado en Linares tiene sólo 
18 años. 
La hermana de la amiga de la vecina trabaja conmigo. 
 
Sin  duda,  el  tipo  de  recursividad  cuya  descripción  ha  conllevado  mayores 
consecuencias  en  la  construcción  de  teorías  sintácticas  es  el  de  la  recursividad 
concerniente  a  la  subordinación.  En  las  teorías  sintácticas  de  corte  formalista  la 
recursividad  es  rasgo  inherente  a  las  reglas  sintagmáticas,  puesto  que  las  distintas 
categorías  sintagmáticas  se  definen  por  poder  tener  entre  sus  formantes  a 
constituyentes de otras categorías. Por ejemplo, si definimos el sintagma nominal (SN) 

34
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

como  una  estructura  constituida  por  un  nombre  (N)  y,  opcionalmente,  un 
determinante (Det.), un adjetivo (Adj.) o un sintagma preposicional (SP); o si definimos 
un SP como una estructura constituida por una preposición (P) y por un SN, un Adj. o 
un adverbio (Adv.), podemos entonces generar estructuras en las que un SN contenga 
un  SP  que,    a  su  vez,  contenga  otro  SN,  el  cual  podrá  contener  otro  SP,  y  así 
sucesivamente. La arquitectura de este tipo de construcciones se genera a partir de un 
mismo  conjunto  coherente  de  reglas.  Nos  situamos,  por  tanto,  en  un  mismo  plano, 
nivel o componente de la Gramática, que opera uniformemente montando estructuras 
sobre la base de otras mediante la aplicación reiterada de un mismo patrón: el de las 
estructuras endocéntricas que se definen en la teoría de la X’. Así, un sintagma como 
Las novelas policíacas del hijo de la vecina de Pepe se podría representar así: 
 
[SN1[Det. (las)] + [N’’’’[N’’’[N’’[N’[N (novelas)] + [Adj. (policíacas)]N’] +  
[SP1[P (de)] + [SN2[Det. (el)] + [N (hijo)]SN2]SP1]N’’] +  
[SP2[P (de)] + [SN3 [Det. (la)] + [N (vecina)]SN3]SP2]N’’’] +  
[SP3[P (de)] + [SN4 [N (Pepe)]SN4]SP3]N’’’’]SN1] 
 
  Hay,  sin  embargo,  una  visión  alternativa  de  esta  realidad  si  adoptamos  un 
enfoque  funcional,  en  el  que  la  recursividad  es  abordada  con  la  noción  de 
transposición  sintáctica.  La  transposición  consiste  en  el  proceso  por  el  que  un 
elemento  de  cierta  categoría  queda  adscrito  a  una  nueva  categoría  y  resulta 
capacitado, por ello, para desempeñar funciones sintácticas que no podía contraer en 
su categoría originaria.  
Gutiérrez Ordóñez subraya que la transposición no debe confundirse ni con el 
cambio de función ni con el cambio de clase. Hay cambio de función de los campos en 
En invierno araba los campos (objeto directo) y en En invierno se araban los campos 
(sujeto), pero no de categoría: en ambos casos se trata de un sustantivo. Por otro lado, 
un elemento puede cambiar de clase quedando en la misma categoría. En el par Educa 
a los niños/Se educa a los niños, el verbo cambia de la clase de los verbos personales a 
la de los impersonales, pero en ambos casos sigue siendo verbo. La transposición debe 
entenderse, por tanto, como transcategorización. 
La  transposición  sintáctica16  puede  ser  reconocida,  por  ejemplo,  en  los 
sintagmas  preposicionales  que  permiten  que  un  sustantivo  desempeñe  función  de 
adyacente  nominal  transponiéndolo  previamente  a  la  categoría  de  adjetivo.  Existe 
transposición, igualmente, en las oraciones de relativo, por las que una oración resulta 

16
  La  transposición  se  da  en  los  ámbitos  morfológico  y  sintáctico.  Algunos  casos  de  transposición 
morfológica son los siguientes (vid. tema 5): 
  
sensibil‐}ADJ. (<sensible}) + ‐idad}AF. SUST.  sensibilidadSUST. 
sensibil‐}ADJ. (<sensible}) + ‐izar}AF. VER.  sensibilizarVERBO 
vend‐}VERBO (<vender}) + ‐ible}AF. ADJ.  vendibleADJ. 
mar‐}SUST. (<mar}) + ‐in‐}AF. ADJ.  marin‐(o)ADJ. 
 
Como se ve, en estos ejemplos los afijos cambian la categoría de la raíz a la que se aplican, y la palabra 
resultante  se  adscribe  a  la  categoría  impuesta  por  ellos.  Así,  por  ejemplo,  vemos  cómo  el  afijo 
sustantivador ‐idad}, al unirse al morfema radical sensibil‐}, lo transcategoriza y hace que la palabra 
resultante (sensibilidad) sea un sustantivo. 

35
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

transpuesta a la categoría de adjetivo para poder desempeñar la función de adyacente 
de un nombre. Como señala Gutiérrez Ordóñez, el mecanismo transpositor es una de 
las  manifestaciones  más  notables  de  la  ley  de  economía.  Una  lengua  dispone, 
pongamos por caso, de unos centenares de adjetivos, pero gracias a la transposición, 
está capacitada para hacer que miles y miles de elementos se comporten como tales: 
 
    La actuación policial 
    La actuación de la policía 
    La actuación de los astronautas 
    La actuación que llevó a cabo la policía 
    La actuación que completaron los astronautas 
    … 
 
Si la lengua no dispusiera de este mecanismo transpositor, no tendría la misma 
potencialidad  comunicativa  (a  no  ser  que  introdujera  en  su  diccionario  miles  de 
adjetivos, miles de sustantivos, etc.). Carecería de la enorme flexibilidad creativa que la 
caracteriza.  Por  medio  de  la  transposición  el  usuario  está  capacitado  para  crear 
constantemente  nuevos  adjetivos,  sustantivos  o  adverbios  a  partir  de  elementos  de 
otras categorías.  
Todo sintagma que sea producto de transposición es un sintagma transpuesto, 
en  el  que  hallamos  un  elemento  transpositor  (el  agente  de  la  transposición: 
preposición,  conjunción,  artículo,  relativo,  etc.)  y  un  elemento  transponendo  (el 
elemento  que  sufre  la  transposición).  Así,  por  ejemplo,  en  Esperan  que  el  presidente 
los  visite  la  construcción  que  el  presidente  los  visite  es  un  sintagma  transpuesto  a  la 
categoría de sustantivo (objeto directo de esperan) que contiene el transpositor que y 
el  término  transponendo  el  presidente  los  visite  (oración).  Todo  ello  podría 
representarse así: 
 
Esperan [que {el presidente los visite}OR.]SUST. 
 
Gutiérrez  Ordóñez  aduce,  como  pruebas  de  que  los  elementos  transpuestos 
adoptan un nuevo valor categorial, el que conmuten y se coordinen con elementos de 
la nueva categoría y el que, para conmutar y coordinar con elementos de su antigua 
categoría, tengan que volver a someterse a transposición: 
 
i) Conmutación con elementos de la nueva categoría: 
 
      Pide [que lo liberen]SUST. > Pide [libertad]SUST. 
      Muchacho [de gran altura]ADJ. > Muchacho [muy alto]ADJ. 
 
ii) Coordinación con elementos de la nueva categoría: 
 
      Un libro [viejo]ADJ. y [de pastas gastadas]ADJ. 
      Hablaba de [la guerra]SUST. y de [cómo lo apresaron]SUST. 
      Lo hizo [hábilmente]ADV. y [con valentía]ADV. 
 
iii)  Conmutación con elementos de la antigua categoría: 

36
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

 
 [goma]SUST. > [de goma]ADJ. 
 
Si  hay  que  conmutar  [de  goma]ADJ.  por  un  elemento  de  la  categoría 
originaria,  un  sustantivo  en  este  caso  (goma),  es  necesario  transponer 
esa expresión a tal categoría: > [el de goma]SUST. 
 
iv)  Coordinación con elementos de la antigua categoría: 
 
Si,  por  ejemplo,  hay  que  coordinar  la  expresión  [blanco]ADJ.  a  la 
expresión [el rojo]SUST., entonces esta última expresión tiene que volver a 
ser  adjetivo:  [blanco]ADJ.  y  [rojo]ADJ.,  ya  que  resulta  agramatical  la 
expresión *[blanco]ADJ. y [el  rojo]SUST.: La bandera de Japón es blanca y 
roja / *La bandera de Japón es blanca y la roja. 
 
La recursividad quedaría explicada por la posibilidad de incluir un sintagma en 
otro  sintagma  de  su  mismo  tipo  siempre  que  el  primero  haya  sido  transpuesto 
previamente a otra categoría que puede contraer función con el segundo. 
 
 
   

37
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

BIBLIOGRAFÍA 
 
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Círculo de Praga. Barcelona: Anagrama. 
 
 
   

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

EJERCICIOS 
 

Compara  los  siguientes  enunciados  y  determina  en  qué  nivel  se  establecen  las 
diferencias: 
 
a) El ejército reclutó a Roberto./Roberto fue reclutado por el ejército. 
b) Enviaron  una  bomba  por  correo/El  envío  de  una  bomba  por  correo/Una 
bomba enviada por correo 
 

A partir de los siguientes ejemplos, razona por qué es necesario diferenciar un nivel 
de funciones sintácticas formales y un nivel de funciones semánticas: 
 
a) Luisa cosió unos zapatos. 
b) Luisa duerme la siesta. 
c) Luisa sufre insomnio. 
 
d) Decisión presidencial 
e) Consejero presidencial 
f) Candidato presidencial 
g) Elección presidencial 
 

Determina las funciones sintácticas y semánticas que desempeñan los componentes 
resaltados en las siguientes oraciones. Se da resuelta, como ejemplo, la oración (0). 
 
0) Beethoven compuso nueve sinfonías. 
[‘Beethoven’  es  sujeto  y  agente;  ‘nueve  sinfonías’  es  objeto  directo  y 
paciente.] 
 
1) Le robaron el reloj y la cartera. 
2) Luis se durmió en el concierto. 
3) Nuria no recibió el sms que le enviaste. 
4) La ventana se cerró con el viento. 
5) Este cuchillo corta muy bien el queso. 
6) La devolución de los libros a la editorial ha sido muy complicada. 
7) Este palacio lo construyó Carlos V. 
8) Los delicuentes fueron detenidos por la policía. 
9) La lluvia impidió el repliegue de las tropas. 
10) Su abuelo se afeitaba en la barbería todas las mañanas. 
11) Ellos nunca hablaban de política. 
12) La tala de esos árboles es una vergüenza. 
 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.


¿Qué  información  proporcionaríamos  si  especificáramos  la  diátesis  de  los  verbos 
vender, comprar, costar, pagar y cobrar? 
 

Decide si hay determinación o modificación (o ninguna de las dos) asociada a la parte 
resaltada de los ejemplos y, si la hay, de qué tipo.  
 
1. Necesito  un  camarero  que  hable  inglés.  /  Necesito  a  un  camarero  que  habla 
inglés. / Necesito al camarero que habla inglés. 
2. Aquel día hacía frío. 
3. ¿Te acuerdas de nuestra vieja escuela? / La escuela vieja está en el centro y la 
nueva en las afueras. 
4. El niño, que estaba cansado, no quiso comer. / El niño que estaba cansado no 
quiso comer. 
5. ¿Dónde van los demás invitados? 
6. Ha  llamado  tu  amigo.  /  Ha  llamado  un  amigo  tuyo.  /  Ha  llamado  ese  amigo 
tuyo. 
7. Le han operado los dos dedos. / Le han operado dos dedos. 
8. El siguiente atraco será en un banco. 
9. He comprado esa mesa de madera. 
10. Esta es la misma historia de antes. 
11. Alberto es soldado. / Alberto es el soldado /Enviaron soldados. 
12. No hemos recibido la segunda versión. 
13. Han recibido trescientas cartas. 
14. Pidieron comida italiana. 
15. Prefiero la Italia meridional a la Italia septentrional. 
16. Su coche está roto. 
17. Fueron muchos invitados. 
18. Sobre el frío suelo se posaba la blanca nieve. 
19. Todos los niños son así. / Todo el universo es así. 
20. No hablo de la mujer como madre sino de la mujer como trabajadora. 
 

Señala qué elemento representa la información nueva en las siguientes preguntas: 
 
a) ¿Quién lo ha dicho? 
b) ¿Quién te obliga a qué y por qué? 
c) ¿Cómo lo sabes? 
 

Reconstruye la pregunta que subyace a los siguientes enunciados: 
 
a) Pepe recoge la manzana de sidra en septiembre. 
b) Pepe recoge en septiembre la manzana de sidra. 
c) La manzana de sidra la recoge en septiembre Pepe. 
 

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Lingüística. Tema 7. Sintaxis.


Señala  si  en  los  siguientes  pares  de  enunciados  la  respuesta  es  natural  o  resulta 
extraña: 
 
a) ¿Quién dice esas cosas?/‐María dice esas cosas. 
b) ¿Cuánto cuesta el libro? / ‐El libro cuesta mil pesetas. 
c) ¿A qué hora fue el accidente? / ‐A las tres fue el accidente. 
 
¿Por qué pueden resultar inadecuadas las siguientes secuencias? 
 
a) Manuel encargó no en abril sino en enero ese libro. 
b) ¿Beethoven compuso en Bonn o en Viena esa sonata? 
 

¿Existe alguna diferencia informativa entre los siguientes pares de secuencias? 
 
a) Francisco me invitó. / Francisco me invitó a mí. 
b) Tú eres el culpable. / El culpable eres tú. 
 
10 
¿Cuáles serían las estructuras informativas posibles en los siguientes enunciados? 
 
a) Domingo ha grabado un nuevo disco. 
b) El organista tocaba unos acordes de Bach. 
 
11 
Enfatiza  por  medio  de  estructuras  ecuacionales  los  componentes  resaltados  de  las 
siguientes secuencias: 
 
a) La primavera aportó nuevas tonalidades al paisaje. 
b) La radio transmitió con insistencia ayer esa noticia. 
 
12 
Realza  por  medio  de  la  estructura  ecuandicional  los  mismos  constituyentes  de  los 
ejemplos precedentes. 
 
13 
Señala  las  diferencias  informativas  (tema/rema,  foco)  que  veas  en  los  pares  de 
ejemplos: 
 
a) Rosa tuvo meningitis. / ROSA tuvo meningitis. 
b) A esos niños los castigarás tú / ¡A esos niños castigarás tú! 
 

41
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

14 
En los siguientes ejemplos señala el tópico, el tema y el rema: 
 
a) En cuanto a la revista, ¿cuándo nombraréis director? 
b) Referente a esos jóvenes, ¿quién no ha sido alguna vez romántico? 
c) Respecto a los alumnos, el secretario les comunicará las notas. 
d) Sobre lo que dices, no estamos de acuerdo. 
 
15 
Señala las diferencias informativas que halles en las siguientes secuencias: 
 
a) ¿Quién castigó a Javi? 
b) A Javi, ¿quién lo castigó? 
 
16 
Distingue en los siguientes ejemplos entre argumentos y complementos: 
 
a) Ese futbolista procede del Milán. 
b) La nave Viking II se dirige al espacio interestelar a toda velocidad. 
c) ¿Dónde  pusiste ayer el paraguas? 
d) Esta mañana hemos tomado el desayuno en la terraza. 
 
17 
Teniendo en cuenta la estructura orbital de la oración, determine qué componentes 
son los que conforman las oraciones siguientes. Para ello, tenga sólo en cuenta los 
niveles SV1, SV2, SV3 y SV4. Se da resuelta, como ejemplo, la oración (0). 
 
0. Juan come uvas. 
[‘come’ es el núcleo verbal; ‘Juan’ y ‘uvas’ son sus argumentos; ‘Juan’ es sujeto y 
agente; ‘uvas’ es objeto directo y paciente; el conjunto de estos tres elementos 
forma un SV1.] 
 
1. Está lloviendo. 
2. El jurado les concedió el premio. 
3. Según los zoólogos, las cigüeñas no saben lingüística. 
4. La maestra les puso muchos deberes para el lunes. 
5. Francamente, no te perdonaré esta broma nunca. 
6. A pesar de todo, vinieron en autobús. 
 
18 
Explica las diferencias de comportamiento de las expresiones segregadas en el inicio 
de los siguientes decursos: 
 
a) Honradamente, técnicamente, esto es hoy por hoy imposible. 
b) Sinceramente, desde un punto de vista moral, eso es inadmisible. 
c) Con franqueza, psicológicamente, aquellos internados eran duros. 
 

42
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

19 
Explica la singularidad de las siguientes oraciones: 
 
a) Al enemigo, ni agua. 
b) En esas condiciones, ¡leña al mono! 
c) Con ese equipo, ¡ni un descuido! 
d) Humanamente, un guiñapo. 
 
20 
Señala  en  los  siguientes  ejemplos  si  los  tópicos  son  correferenciales  con 
constituyentes de la oración o no: 
 
a) Al violador del chándal, ¿cuándo lo detuvieron? 
b) Esta mañana, ¿qué has hecho? 
c) De Franco, ya  pocos se acuerdan. 
 
21 
¿Por qué son anómalos los siguientes enunciados? 
 
a) De algunos amigos, en el patio se reían de los profesores. 
b) Con barro, se moldea más fácilmente con plastilina. 
c) Científicamente, ese experimento es humanamente controvertido. 
 
22 
¿Cuál es la diferencia en el funcionamiento de las oraciones causales siguientes? 
 
a) Se casará por la iglesia porque es creyente. 
b) Se casará por la iglesia, porque es creyente. 
 
23 
Identifica tema y rema, y, en su caso, foco y tópico en los siguientes enunciados. Se 
da resuelto, como ejemplo, el enunciado (0). 
 
0. No se lo dijeron a JUAN. 
[‘no se lo dijeron’ es tema; ‘a JUAN’ es rema y foco; no hay tópico ni, por tanto, 
comentario en este enunciado.] 
 
1. A Ramón, ¿quién le dijo que viniera? 
2. Si no vienes, el paquete se lo llevaré a tus padres. 
3. EL COCHE arreglaron los mecánicos. 
4. Si alguien puede ayudarte es Amalia. 
5. En cuanto a cómo me enteré, la que me avisó fue Encarnita. 
 

43
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.

24 
Efectúa un análisis en constituyentes inmediatos de la siguiente oración: 
 
Los niños que viven en verano en la urbanización de los vecinos echaron agua en 
el depósito de gasolina. 
 
25 
¿Dónde hay transposición en los siguientes ejemplos? Identifica el transpositor y el 
transponendo en cada caso: 
 
1. Invita a la chica que quieras. 
2. Espera que lo llames cuanto antes. 
3. Nos hemos quedado sin electricidad. 
4. Es un vehículo de granjero. 
5. El bueno es mío. 
6. Echó agua a las flores amarillas y cambió el tiesto de las de la jardinera. 
 
26 
¿Cómo  puede  describirse  la  estructura  de  la  oración  de  relativo  en  el  siguiente 
ejemplo según la teoría de la transposición? 
 
  Entrégale la carta al que te encuentres en el despacho. 
 

44
 
LINGÜÍSTICA  
 
 
TEMA  8  
PRAGMÁTICA  
 
 
1.   Introducción.   2.   Significado   contextual.   3.  El   significado   intencional.   4.  La  teoría   de   los   actos   de  
habla.  5.  Lo  dicho  y  lo  implicado  (I):  El  modelo  de  Grice.  6.  Lo  dicho  y  lo  implicado  (II):  La  teoría  de  la  
relevancia.  7.  La  cortesía  lingüística.  
 

1.  INTRODUCCIÓN  
 
Usamos   el   lenguaje   todos   los   días;   lo   usamos   descuidadamente,   difi-­‐
cultosamente,   placenteramente,   artísticamente.   Tenemos   conciencia   de   usar-­‐
lo  con  mayor  o  menor  corrección  o  efectividad,  pero  rara  vez  nos  paramos  a  
pensar  en  el  mecanismo  oculto  que  hace  funcionar  la  comunicación,  es  decir,  
en   los   principios   que   guían   el   empleo   del   lenguaje   en   nuestros   diálogos   con  
los  demás.  
Las  palabras  significan  por  sí  mismas,  y,  sin  embargo,  la  comunicación  
exige  mucho  más  que  intercambiar  significados  preestablecidos.  Piénsese  en  
la   diferencia   entre   preguntar   ¿Qué   quiere   decir   esa   palabra?   y   ¿Qué   quieres  
decir   con   esa   palabra?   En   el   primer   caso   estamos   pidiendo   una   información  
sobre   el   lenguaje,   que   se   encuentra,   por   ejemplo,   en   el   diccionario.   En   el  
segundo  caso,  estamos  planteando  un  problema  de  interpretación  que  tiene  
que  ver  con  la  intención  del  hablante  al  usar  cierta  palabra:  estamos  pregun-­‐
tando  por  el  significado  que  debemos  interpretar  en  ese  contexto.    
La   Pragmática   lingüística   estudia   esa   segunda   dimensión   del   signifi-­‐
cado,   analizando   el   lenguaje   en   uso,   o,   más   específicamente,   los   procesos   por  
medio   de   los   cuales   los   seres   humanos   producimos   e   interpretamos   signifi-­‐
cados  cuando  usamos  el  lenguaje.  
El   estudio   del   uso   del   lenguaje   no   es   nada   nuevo   (lleva   existiendo,  
probablemente,  más  de  dos  milenios),  pero  la  Pragmática  es  el  primer  intento  
de  hacer,  dentro  de  la  Lingüística,  una  teoría  del  significado  de  las  palabras  en  
su  relación  con  hablantes  y  contextos.  El  programa  de  la  Pragmática  es  muy  
sugerente:  se  trata  de  explicar,  entre  otras  cosas,  en  qué  consiste  la  interpre-­‐
tación   de   un   enunciado,   cuál   es   la   función   del   contexto,   que   relación   hay  
entre  el  significado  literal  y  el  significado  comunicativo,  por  qué  hablamos  con  
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

figuras   retóricas,   cómo   afecta   la   función   comunicativa   a   la   gramática   de   las  


lenguas.  
Para   estudiar   estos   fenómenos   es   preciso   volverse   hacia   el   usuario   y  
observar  sistemáticamente  qué  hace  con  el  lenguaje.  Somos  nosotros  los  que  
nos  comunicamos,  no  nuestros  mensajes,  y  por  eso  puede  decirse  que  la  Prag-­‐
mática  trata  de  nosotros,  los  hablantes.  
 
Así  las  cosas,  la  Pragmática  se  ocupa  de  estudiar  el  significado  lingüís-­‐
tico,   pero   no   el   significado   de   las   palabras   y   de   las   oraciones   aisladas   del  
contexto  (de  lo  que  se  ocupan  la  Semántica  y  la  Sintaxis;  vid.  temas  6  y  7),  sino  
el   significado   de   las   palabras,   oraciones   (o   fragmentos   de   oraciones)   usadas  
en   actos   de   comunicación.   El   significado   del   lenguaje   usado   se   suele   llamar  
significado  del  hablante,  y  se  caracteriza  por  ser  intencional  y  depender  de  las  
circunstancias  en  que  se  produce  el  acto  de  la  palabra.  
Las   palabras   que   usamos   constituyen   casi   siempre   un   esbozo,   un   dibu-­‐
jo   aproximado,   una   pista,   una   guía   imprecisa   y   cambiante   según   la   ocasión,  
guía   que   tiene   la   virtud,   sin   embargo,   de   suscitar   ciertas   imágenes   mentales  
en   nuestros   interlocutores.   Si   esas   imágenes   coinciden   aproximadamente   con  
las   que   queríamos   provocar,   consideramos   que   nos   hemos   comunicado.   El  
proceso  es  muy  complicado  y  cuanto  más  se  lo  analiza  más  se  admira  uno  o  
una   de   que   la   comunicación   se   realice   con   tanta   frecuencia   y   fortuna.   Un  
ejemplo:  si  al  volver  a  casa  después  de  unos  días  de  vacaciones  encontramos  
un  mensaje  en  el  contestador  que  dice  algo  como  Soy  Juana,  y  quería  decirte  
que  el  martes  salgo  para  Roma,  entendemos,  entre  otras  cosas  no  dichas,  que  
Juana  no  hablaba  desde  Roma,  que  el  día  que  llamó  era  cualquiera  menos  el  
lunes   anterior   a   su   salida   (porque   en   ese   caso   hubiera   dicho   “mañana”   o  
“mañana   martes”),   y   también   entendemos,   o   deberíamos   entender,   entre  
otras   cosas   posibles,   quién   es   Juana   y   para   qué   nos   da   esa   información.   La  
Pragmática   estudia   los   principios   regulares   que   guían   los   procesos   de  
interpretación   lingüística.   Al   estudiar   esos   principios,   la   Pragmática   estudia  
también   la   naturaleza   del   lenguaje   en   tanto   que   instrumento   de   comuni-­‐
cación.  
 
La   noción   de   significado   del   hablante   se   opone   a   la   de   significado  
convencional,   a   veces   llamado   literal,   que   es   el   que   las   expresiones   poseen  
por   convención,   el   que   comparte   toda   la   comunidad   de   hablantes   y   suele  
estar  registrado  en  gramáticas  y  diccionarios.  Este  nivel  de  significado  es  estu-­‐
diado   por   la   Semántica   (vid.   tema   6).   Problemas   como   la   ambigüedad   y   la  
polisemia   de   ciertas   expresiones   corresponden   al   campo   de   estudio   de   la  
Semántica.   En   un   sentido   más   estricto,   la   Semántica   estudia   la   correspon-­‐
dencia  entre  las  oraciones  y  el  mundo,  es  decir,  las  condiciones  veritativas  que  
deben  cumplirse  para  que  una  oración  sea  verdadera  o  falsa.  Pero  al  usarse  el  
lenguaje   se   producen   significados   que   desbordan   el   valor   veritativo   de   las  
oraciones;   estos   significados   residuales,   no   preestablecidos,   deben   ser   trata-­‐
2
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

dos  por  la  Pragmática,  que  muchos  lingüistas  ven  como  un  complemento  de  la  
Semántica  y  por  tanto  como  parte  de  la  Lingüística.  
El   proceso   de   entender   literalmente   una   expresión   lingüística   es   ya  
bastante  complicado,  sobre  todo  cuando  el  mensaje,  aunque  sea  explícito,  es  
difícil   de   descifrar   por   su   tema,   por   su   vocabulario,   y   a   veces   porque   no   cono-­‐
cemos  suficientemente  al  emisor  o  las  circunstancias  en  que  fue  emitido.  En  
otros  casos,  el  significado  convencional  de  las  palabras  no  es  suficiente.  
Así,   algunas   expresiones   como,   por   ejemplo,   yo,   este,   allá,   mañana,  
sólo   significan   cuando   son   puestas   en   un   contexto.   Si   alguien   golpea   la   puerta  
y  dice  Abre,  soy  yo,  debo  reconocer  la  voz  para  decidir  a  quién  le  abriré  o  no  la  
puerta,   ya   que   la   palabra   yo   no   remite   a   ninguna   persona   específica,   sino   que  
meramente   señala   al   que   habla.   Yo   y   otras   expresiones   similares   dejan   de  
referirse  al  mundo  cuando  se  las  saca  de  contexto:  sin  un  punto  de  origen  (un  
hablante  en  su  lugar  y  tiempo,  dotado  de  intención  comunicativa)  resultan,  en  
cierto  modo,  vacías.  
Otras  expresiones  tienen  pleno  significado,  pero  éste  varía  según  quién  
las  use,  cuándo,  y  con  qué  intención.  Cuando  decimos  no,  a  veces  queremos  
decir  quizá,  e  incluso  sí,  y  decirle  que  sí  a  un  niño  no  es  lo  mismo  que  decirle  
que   sí   a   un   juez.   La   referencia   al   mundo   de   ciertas   palabras   puede   también  
cambiar.   Tibio   no   significa   lo   mismo   en   El   biberón   está   tibio   y   en   La   cerveza  
está  tibia:  en  cada  caso  la  palabra  tibio  se  refiere  a  una  temperatura  diferente  
e   implica   una   serie   de   cosas   diferentes   (entre   éstas,   por   ejemplo,   que   el   bebé  
ya  puede  tomar  el  biberón,  y  que  es  imposible  beber  la  cerveza).  
La   expresión   el   libro   de   Rosa   no   es   fácil   de   descodificar,   ya   que   la  
relación  entre  “el  libro”  y  “Rosa”  (si  Rosa  es  la  autora  o  es  la  dueña  del  libro)  
depende  de  principios  pragmáticos.  Para  seleccionar  la  interpretación  correc-­‐
ta  de  una  expresión  como  ésta  el  oyente  debe  partir  del  supuesto  de  que  el  
hablante   está   diciendo   algo   pertinente   y   comprensible,   es   decir,   debe   partir  
de  principios  pragmáticos  para  establecer  el  significado  de  la  expresión.  
Una  vez  que  se  llega  a  entender  debidamente  lo  que  alguien  ha  dicho  
literalmente   (lo   explícito),   falta   todavía   un   gran   paso   para   completar   la  
interpretación   de   un   enunciado.   Y   es   que   el   sentido   que   el   hablante   quiere  
comunicar   tiene,   además   de   una   parte   explícita,   otra   implícita:   lo   que   no   se  
dice   pero   también   se   comunica.   Por   “significado   del   hablante”   debemos  
entender  el  significado  completo,  el  sentido,  de  un  enunciado,  constituido  por  
lo   que   el   hablante   quiere   comunicar   explícita   e   implícitamente.   La   interpre-­‐
tación  de  este  contenido  es  el  resultado  de  una  operación  de  descodificación  
(descodificamos   los   signos   lingüísticos   usados)   y   de   la   derivación   de   inferen-­‐
cias:   inferimos   lo   que   se   nos   quiere   decir,   que   no   suele   estar   totalmente  
explícito.  
 

3
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

2.  SIGNIFICADO  CONTEXTUAL  

2.1  Oración  y  enunciado  


El  significado  del  hablante  es  el  que  éste  expresa  a  través  de  sus  enun-­‐
ciados.  El  enunciado  es  una  unidad  comunicativa  que  equivale  a  la  interven-­‐
ción  o  contribución  de  un  hablante  en  una  conversación,  y  que  puede  consistir  
en   una   oración   completa   o   en   un   fragmento   de   oración.   Los   enunciados   se  
pueden  definir  así:  unidades  lingüísticas  (habladas  o  escritas)  que  están  inhe-­‐
rentemente   contextualizadas.   Aunque   no   siempre   tengan   forma   de   oración,  
suele   decirse,   para   simplificar,   que   los   enunciados   son   oraciones   puestas   en  
uso,  es  decir,  puestas  en  contexto.1  
Las  oraciones  tienen  significados  convencionales  (son  objeto  de  la  Gra-­‐
2
mática ).  Véase  la  siguiente  oración:  

(1)  El  niño  está  enfermo.  


 
Esta  oración  está  compuesta  por  una  serie  de  elementos  gramaticales  y  léxi-­‐
cos   (el,   niño,   etc.),   y   estos   elementos   se   han   combinado   según   las   reglas   de   la  
Gramática   (como   las   de   concordancia   sujeto-­‐verbo,   las   del   orden   de   palabras,  
etc.).  Así,  en  (1)  tenemos  una  oración  bien  formada  porque  respeta  las  reglas  
gramaticales  del  español.  Si  ello  no  fuera  así,  diríamos  que  tal  oración  es  agra-­‐
matical.  Es  lo  que  ocurre  en  esta  versión  de  (1):  

(1’)  *  Niño  el  está  enfermo.  


 
  Tanto  los  significados  de  los  elementos  gramaticales  y  léxicos  como  el  
conjunto   de   reglas   para   combinarlos   son   convencionales,   es   decir,   no   natu-­‐
rales,  lo  que  significa  que  no  obedecen  a  leyes  físicas  ni  a  principios  de  Lógica,  
sino   que   son   arbitrarios   y   se   han   ido   consolidando   a   lo   largo   de   la   práctica   del  
lenguaje  en  una  comunidad.  “Convencional”  significa  ‘acordado’,  ‘preestable-­‐
cido’.   Por   supuesto   muchas   de   esas   convenciones   están   motivadas   precisa-­‐
mente  por  las  necesidades  comunicativas  de  los  hablantes,  y  esa  motivación  
se  percibe  mejor  en  los  procesos  de  los  cambios  lingüísticos.  Pero  una  vez  que  
el   cambio   se   ha   impuesto,   la   nueva   forma   o   construcción   pasa   a   formar   parte  
de  un  sistema  de  regularidades,  y  éstas  son  convencionales.  
  La   Gramática,   ampliamente   entendida,   es   la   disciplina   lingüística   que  
estudia   las   estructuras   convencionales   de   sonidos,   combinaciones   de   morfe-­‐
mas   y   significados.   La   Pragmática,   a   su   vez,   estudia   la   porción   de   significado  

1
  Los   ejemplos   que   suelen   analizarse   en   Pragmática   son   casi   siempre   representaciones   de   enunciados,  
no  verdaderos  enunciados,  ya  que  carecen  de  contexto;  para  interpretarlos  debemos  imaginar  algún  
contexto,   aunque   sea   mínimo.   En   los   ejemplos   propuestos   (procedentes,   en   su   mayor   parte,   de  
diálogos  reales)  se  pondrán  entre  paréntesis  (cuando  sea  necesario)  algunos  datos  del  contexto.  
2
  Entendemos   la   Gramática   en   sentido   amplio:   se   incluyen   en   ella   la   Fonología,   la   Morfología,   la  
Sintaxis  y  la  Semántica.
4
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

que   no   es   convencional   o   gramatical,   es   decir,   que   no   está   codificado   por  


reglas.   Esta   distinción   es   válida,   pero   como   veremos   en   seguida,   no   es   tan  
nítida  como  uno  o  una  quisiera.  
  Volvamos  a  la  oración  (1).  Para  la  Semántica,  que  estudia  el  significado  
lingüístico,   éste   consiste   en   la   relación   entre   las   expresiones   y   el   mundo,   o,  
más  exactamente,  en  las  condiciones  veritativas  de  la  oración:  las  que  deben  
aplicarse   para   que   una   expresión   describa   una   situación   de   manera   verda-­‐
dera.   Así,   para   explicar   el   significado   de   (1),   hay   que   verificar   la   relación   entre  
la  situación  descrita  y  el  mundo:  el  contenido  de  la  oración,  llamado  “proposi-­‐
ción”,  es  verdadero  si  el  niño  real  aludido  por  la  expresión  el  niño  está  enfer-­‐
mo.  
  Un   hecho   curioso   y   sin   duda   digno   de   estudio   (por   eso   lo   estamos  
estudiando)  es  que  los  hablantes  no  usan  la  oración  (1)  exclusivamente  para  
decir   que   cierto   niño   está   enfermo,   que   es   lo   que   la   oración   significa   semánti-­‐
camente.   La   oración   (1),   como   parte   de   un   diálogo,   es   decir,   convertida   en  
enunciado,   puede   tener   otros   contenidos.   Si   una   madre,   por   ejemplo,   usa   esa  
oración   cuando   la   invita   una   amiga   suya   a   salir   de   compras,   su   enunciado  
puede  implicar,  entre  otras  cosas,  que  no  puede  salir  esa  tarde.  Las  oraciones,  
unas  vez  puestas  en  uso,  se  llenan  de  significados  nuevos,  incluso  de  algunos  
que  contradicen  los  significados  semánticos  (vid.,  más  abajo,  el  ejemplo  (7)).  
La  Semántica  explica  cómo  se  relacionan  las  formas  lingüísticas  con  los  obje-­‐
tos   del   mundo   que   esas   formas   representan,   y   no   se   pregunta   para   qué   le  
sirve   a   un   hablante   emitir   esas   formas   en   un   contexto   comunicativo:   eso   es  
tarea  de  la  Pragmática.  

2.2  La  codificación  del  contexto  


  No  siempre  son  nítidas,  como  se  ha  dicho,  las  diferencias  entre  el  signi-­‐
ficado   semántico   y   el   pragmático.   Obsérvese,   por   ejemplo,   la   siguiente   ora-­‐
ción:  

(2)  Un  librito  así  les  interesará.  


 
Tenemos   aquí   una   oración   bien   formada,   de   acuerdo   con   las   reglas   de   la  
gramática  española.  No  es  fácil,  sin  embargo,  establecer  el  significado  o  repre-­‐
sentación   semántica   de   (2),   porque   algunas   de   las   palabras   de   la   oración   no  
significan  nada,  o  no  significan  fuera  de  contexto.  Esas  palabras  son  así  y  les.  
¿Qué  quiere  decir   así?  ¿Qué  quiere  decir  les?  Por  supuesto,  todos  los  hablan-­‐
tes  de  español  reconocemos  esas  formas;  las  podemos  encontrar,  incluso,  en  
el  diccionario,  pero  el  diccionario  no  nos  va  a  ayudar  a  entender  la  oración  (2),  
porque  tenemos  que  saber  algo  más:  necesitamos  datos  del  contexto.  
  Las   lenguas   humanas   poseen   elementos   gramaticales   que   codifican  
algunos   aspectos   del   contexto.   Entre   esos   elementos   se   encuentran   los  
deícticos.   El   funcionamiento   de   los   deícticos   no   se   puede   estudiar   sin   acudir   a  
la   noción   de   contexto,   porque   los   deícticos   establecen   conexiones   entre   lo  

5
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

que  se  dice  y  ciertas  entidades  del  contexto.  Les,  en  el  ejemplo  (2),  se  refiere  a  
ciertas   personas   presentes   en   el   contexto   comunicativo.   Para   asignar   refe-­‐
rencia  a  les  tenemos  que  saber  quiénes  son  esas  personas.  Lo  mismo  pasa  con  
el  adverbio  así:  no  tiene  significado  pleno  si  no  se  lo  asocia  a  un  contexto.  Son  
deícticos  los  pronombres  personales,  que  identifican  a  los  participantes  en  el  
acto  comunicativo;  también  lo  son  expresiones  como  aquí,  allí,  ahora,  ayer  y  
los  tiempos  verbales,  que  relacionan  la  acción  del  verbo  con  un  tiempo  medi-­‐
do  desde  el  presente  del  hablante.  El  futuro  interesará  sólo  puede  entenderse  
a  partir  del  presente  del  hablante  que  produjo  el  enunciado:  el  presente  del  
hablante  (y  por  lo  tanto  el  hablante)  forman  parte  del  significado  temporal  de  
los  verbos.    
De   modo   que   para   interpretar   semánticamente   (2),   que   contiene   deíc-­‐
ticos,   debemos   insertar   la   oración   en   un   contexto.   Lo   mismo   pasa   con   (3)   y  
(4):  

(3)  Yo  peso  70  kilos.  


(4)  No,  éste  no,  prefiero  aquél.  
 
Si  no  sabemos  a  quién  remite  yo  en  (3),  mal  podremos  comprender  el  signifi-­‐
cado   de   la   oración   y,   por   tanto,   hacer   algún   juicio   sobre   su   valor   de   verdad.  
Igualmente  vacíos  de  significado,  fuera  de  contexto,  resultan  las  formas  este,  
aquel  y  el  morfema  de  primera  persona  en  (4).  
  Los   deícticos   están   en   el   límite   entre   la   Semántica   y   la   Pragmática.  
¿Hasta   dónde   llega   la   Semántica,   y   dónde   empieza   la   Pragmática?   Para   mu-­‐
chos   lingüistas,   la   Pragmática   empieza   con   los   deícticos   y   otros   elementos  
similares,   que   forman   parte   de   la   gramática   de   una   lengua,   pero   no   son  
independientes   del   contexto.   A   partir   del   momento   en   que,   para   asignar  
significado   a   las   expresiones   lingüísticas,   debemos   recurrir   al   contexto,  
estamos  haciendo  Pragmática.  
  El   problema   entre   la   Semántica   y   la   Pragmática   es   un   problema   de  
límites,   que   podría   plantearse   así:   ¿dónde   empiezan   los   significados   contex-­‐
tuales?  Las  expresiones  referenciales  como  el  niño,  por  ejemplo,  en  la  oración  
(1),  ¿no  remiten  también  a  un  contexto  que  hay  que  conocer  para  asignar  a  la  
oración  valor  de  verdad?  ¿Dónde  termina  la  Semántica?  ¿Hasta  dónde  llega  el  
contexto?  

2.3  Qué  hacer  con  el  exceso  


  Se  dijo  arriba  que  muchos  lingüistas  creen  que  la  Pragmática  comienza  
en   los   deícticos   y   otras   expresiones   similares   cuyo   significado   depende   del  
contexto.   Es   más:   muchos   de   esos   lingüistas   creen   que   la   Pragmática   empieza  
y  termina  en  esas  expresiones.  Su  argumento  es  más  o  menos  así:  si  se  quiere  
considerar   a   la   Pragmática   una   de   las   subdisciplinas   de   la   Lingüística,   debe  
asignársele   un   objeto   lingüístico.   Digamos   que   ese   objeto   es   la   porción   so-­‐
brante  de  significado,  lo  que  no  puede  ser  analizado  por  el  criterio  del  valor  

6
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

de  verdad.  Esa  sobra,  ese  exceso,  está  parcialmente  incorporado  a  la  Gramá-­‐
tica  en  los  diferentes  subsistemas  deícticos  (pronombres,  adverbios,  tiempos  
verbales)  y  en  fenómenos  convencionales,  o  parcialmente  convencionales.  Lo  
que   no   está   en   la   Gramática   no   es   lingüístico,   y   por   lo   tanto   no   puede   ser  
objeto  de  una  ciencia  lingüística.  
  Esta  postura  es  válida,  pero  deja  fuera  de  la  Lingüística  muchos  fenó-­‐
menos  que,  sin  embargo,  tienen  que  ver  con  el  lenguaje,  con  su  estructura  y  
su   significado.   El   siguiente   enunciado,   producido   durante   una   comida,   tiene  
un  significado  pragmático  que  no  está  relacionado  directamente  con  su  signi-­‐
ficado  semántico:  

(5)  Estas  sopas  de  verduras  quedan  siempre  un  poco  sosas,  ¿no?  
 
Quien  hace  tal  observación  mientras  toma  la  sopa  no  pretende,  quizá,  infor-­‐
mar   a   sus   oyentes   de   las   cualidades   generales   de   ciertas   sopas,   sino   indicar  
que   su   sopa   está   sosa   y   que   le   gustaría   ponerle   sal.   La   finalidad   del   enunciado  
de  (5)  podría  ser  pedir  sal  (sin  ofender  al  que  hizo  la  sopa,  por  ejemplo),  algo  
que   cumple   de   manera   bastante   indirecta,   pero   efectiva,   si   obtiene   como  
consecuencia   que   alguno   de   los   comensales   lo   tome   como   una   petición.   Ni  
siquiera  (6)  significa  lo  mismo  literal  que  pragmáticamente:  

(6)  ¿Podrías  pasarme  la  sal?  


 
Semánticamente,  la  pregunta  indaga  sobre  lo  que  el  interlocutor  puede  o  no  
puede   hacer.   Pero,   pragmáticamente,   (6)   funciona   como   una   petición   de  
pasar  la  sal.  
  En  (7)  el  desnivel  es  todavía  más  notorio.  Supóngase,  para  seguir  con  la  
sopa,   que   Mafalda,   que   odia   ese   alimento   (puntualmente   presente,   por   lo  
menos   una   vez   al   día,   en   las   mesas   de   todos   los   niños   del   país   de   Mafalda),   lo  
prueba  y  dice,  con  claras  manifestaciones  de  náusea:  

(7)  ¡Qué  rica  sopa!  


 
El   significado   de   Mafalda   no   tiene   mucho   que   ver   con   el   valor   de   verdad   de   la  
oración  que  usa.  Si  Mafalda  dijera  la  verdad,  emitiría  algo  como  ¡Qué  asque-­‐
rosa  sopa!  Pero  no  se  trata  aquí  de  decir  la  verdad,  sino  de  usar  el  lenguaje  de  
cierta   manera,   de   modo   que   signifique   otra   cosa   que   lo   que   convencional-­‐
mente  significan  las  palabras  empleadas.  
  Ejemplos   del   tipo   de   (5),   (6)   y   (7)   muestran   desniveles   entre   el   signi-­‐
ficado  literal  y  el  significado  que  podríamos  llamar  “real”,  el  que  el  hablante  
realmente   quiere   transmitir.   No   se   trata   de   un   mero   exceso   de   significado,  
sino  de  un  verdadero  desplazamiento.  El  hablante  quiere  decir  algo  que  está  
más   allá   de   sus   palabras.   Y   esto   sucede   todos   los   días,   es   parte   de   nuestra  
rutina  de  hablantes.  No  hay,  sin  embargo,  señales  gramaticales  que  nos  orien-­‐
ten.  No  hay  un  morfema  especial,  por  ejemplo,  que  indique  a  la  madre  de  Ma-­‐
7
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

falda  que  su  hija  está  hablando  con  ironía,  ni  tampoco  esa  señora  necesita  la  
ayuda   del   morfema:   le   basta   con   conocer   a   su   hija.   (La   ironía   puede   marcarse  
con  ciertos  elementos  lingüísticos  como  la  entonación  o  el  vocabulario,  pero  
estas  marcas  no  son  indispensables.  Ni  siquiera  los  gestos  lo  son.)  
  La   Pragmática   de   los   últimos   años   tiende   a   presentarse   como   una  
teoría   sobre   la   producción   e   interpretación   de   los   significados   lingüísticos   gra-­‐
maticalizados  y  también  sobre  los  no  gramaticalizados.  La  Pragmática  se  pro-­‐
pone  estudiar  todo  el  exceso  posible,  pero,  como  no  es  fácil  delimitar  el  exce-­‐
so,  se  da  la  circunstancia  de  que  en  este  ámbito  han  proliferado,  para  salir  al  
paso  de  ese  reto,  numerosas  y  diferentes  tendencias  (que  repasaremos  some-­‐
ramente  en  sucesivos  epígrafes  de  este  tema).    

2.4  El  contexto,  los  contextos  


Hemos   hablado   hasta   ahora   del   contexto,   sin   delimitar   esa   noción,   tan  
comprensible   intuitivamente,   y   sin   embargo   tan   difícil   de   definir,   porque   cada  
teoría   lingüística   le   da   un   significado   diferente,   y   los   significados   técnicos   se  
superponen   a   los   del   lenguaje   corriente,   que   también   varían.   En   general,   se  
entiende  por  contexto,  en  Lingüística,  el  conjunto  de  conocimientos  y  creen-­‐
cias   compartidos   por   los   interlocutores   de   un   intercambio   verbal   y   que   son  
pertinentes  para  producir  e  interpretar  sus  enunciados.  
Los   intentos   de   explicar   teóricamente   el   exceso   de   significado   han  
llevado   a   varias   teorías   sobre   el   contexto.   Se   suelen   deslindar   tres   tipos   de  
contexto:   el   lingüístico,   el   situacional   y   el   sociocultural.   El   primero   está  
formado  por  el  material  lingüístico  que  precede  y  sigue  a  un  enunciado,  y  se  lo  
llama  a  veces  cotexto.  El  segundo  tipo,  o  contexto  situacional,  es  el  conjunto  
de   datos   accesibles   a   los   participantes   de   una   conversación,   que   se   encuen-­‐
tran   en   el   contorno   físico   inmediato.   Por   ejemplo,   para   que   el   enunciado  
Cierre   la   puerta,   por   favor   tenga   sentido,   es   necesario   que   haya   ciertos  
requisitos  contextuales  que  son  parte  de  la  situación  de  habla:  que  haya  una  
puerta   en   el   lugar   donde   ocurre   el   diálogo,   y   que   esté   abierta,   entre   otras  
cosas.  Finalmente,  el  contexto  sociocultural  es  la  configuración  de  datos  que  
proceden   de   condicionamientos   sociales   y   culturales   y   que   inciden   sobre   el  
comportamiento  verbal  y  su  adecuación  a  diferentes  circunstancias.  Hay  regu-­‐
laciones   sociales   sobre   cómo   saludar,   por   ejemplo,   o   sobre   qué   tratamiento   o  
registro  lingüístico  usar  en  cada  tipo  de  situación.  

2.5  El  lenguaje  no  es  siempre  gramatical  ni  siempre  lógico  
  Hasta   no   hace   mucho   resultaba   aceptable   decir   la   catedrático   o   la   mé-­‐
dico,   por   un   lado,   y   la   enfermera,   la   secretaria,   por   otro.   Es   decir,   la   regla  
gramatical  de  la  concordancia  operaba  en  unos  casos  pero  no  en  otros  (en  la  
actualidad   está   permitido   decir   la   catedrática,   la   médica).   Esta   ‘mala   forma-­‐
ción’  sintagmática  sólo  es  explicable  si  nos  permitimos  ver  en  ella  la  huella  del  
hablante,   en   este   caso   concreto   la   de   sus   condicionamientos   sociales   (las   pro-­‐
fesiones   de   prestigio   o   típicamente   masculinas   son   aludidas   en   masculino,  
8
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

aunque  hablamos  de  una  mujer;  las  típicamente  femeninas  o  las  menos  pres-­‐
tigiosas   son   aludidas   en   masculino   o   femenino,   según   la   persona   a   quien   se  
aplique).    
  Otro  ejemplo  de  fenómeno  gramatical  que  no  puede  explicarse  satis-­‐
factoriamente  sin  acudir  a  información  pragmática  es  el  del  orden  de  palabras  
o   distribución   de   la   información   en   la   oración.   Obsérvense   los   ejemplos   que  
siguen:  

(8)  No  hay  tomates.  


(9)  Tomates  no  hay.  
 
Las  condiciones  de  verdad  de  (8)  y  (9)  son  idénticas,  de  modo  que  si  se  da  el  
caso  de  que  no  hay  tomates  cuando  se  enuncia  cualquiera  de  estas  oraciones,  
tanto   una   como   otra   son   verdaderas.   Sin   embargo,   no   pueden   ser   usadas  
indistintamente:  el  orden  de  las  palabras  aporta  algo  que  conviene  tener  en  
cuenta.   Para   explicar   la   estructura   comunicativa   de   (8)   y   (9)   tenemos   que  
recurrir  al  contexto  en  que  aparecen  o  pueden  aparecer.  Limitémonos  a  (9),  
que  tiene  una  construcción  más  llamativa  que  (8).  Para  emitir  (9)  necesitamos  
un  enunciado  anterior,  cercano,  en  el  que  se  hayan  mencionado  los  tomates,  
como,   por   ejemplo,   Voy   a   preparar   una   ensalada   con   tomate,   a   lo   cual   puede  
contestarse   con   (9).   O   bien   se   precisa   un   marco   de   referencia   determinado  
que   se   halle   activado   en   el   contexto   (vid.   tema   6),   como,   por   ejemplo,   el  
marco   de   referencia   “ensalada”.   Si   se   está   hablando   de   una   ensalada,   si   se  
están  enumerando,  pongamos  por  caso,  los  ingredientes  que  hay  en  la  nevera  
para   hacerla,   resulta   normal   emitir   (9),   aunque   los   tomates   no   se   hayan  
mencionado   antes,   porque   éstos   suelen   asociarse   automáticamente   con   la  
ensalada,   lo   que   los   hace   de   algún   modo   presentes,   disponibles,   en   el  
contexto.   En   términos   de   Pragmática,   la   relevancia   de   nombrar   los   tomates   al  
principio  de  la  oración,  donde  suele  aparecer  el  tema  de  que  se  habla,  lo  ya  
conocido,   se   debe   a   que   el   concepto   “tomate”   se   recupera   más   o   menos  
automáticamente  a  partir  de  su  mención  previa  (primer  caso)  o  a  partir  del  de  
“ensalada”  (segundo  caso).  Y  esto  explica  que  la  oración  esté  construida  como  
está:  la  Pragmática  explica  un  aspecto  gramatical.  
  Los  tratamientos  nos  dan  un  buen  ejemplo  de   elementos  gramaticales  
que  no  aportan  nada  al  valor  estrictamente  semántico  de  la  oración,  pero  que  
sin   embargo   codifican   información   importante   sobre   los   interlocutores   y   su  
comunicación.   El   empleo   de   tú   y   usted   no   altera   las   condiciones   de   verdad   de  
un  enunciado,  de  modo  que  (10)  y  (11)  tienen  el  mismo  valor  lógico:  

(10)  Tú  eres  el  nuevo  jefe,  ¿verdad?  


(11)  Usted  es  el  nuevo  jefe,  ¿verdad?  
 
Ambos   enunciados   son   lógicamente   equivalentes,   pero   todo   hablante   de  
español   sabe   que   no   tienen   el   mismo   significado.   Tú   transmite,   entre   otras  
cosas   posibles,   simpatía,   familiaridad,   pertenencia   al   mismo   grupo,   o   bien  
9
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

muestra   falta   de   respeto.   La   elección   de   tú   en   lugar   de   usted   (o   viceversa)  


configura  de  cierto  modo  la  situación  de  habla  y  la  relación  entre  los  partici-­‐
pantes,  y  depende  de  una  serie  de  supuestos  socioculturales.  
 
  El  lenguaje  no  es  ni  tiene  por  qué  ser  siempre  “lógico”.  La  conjunción  y,  
por  ejemplo,  no  es  equivalente  a  la  conjunción  lógica  ‘&’.  De  acuerdo  con  la  
lógica,   dos   proposiciones   p   y   q   pueden   coordinarse   en   cualquier   orden,   sin  
que  se  altere  la  equivalencia  de  las  adiciones  (coordinaciones):  p  &  q  es  igual  
que  q  &  p.  Según  esto,  desde  el  punto  de  vista  lógico,  la  expresión  Las  rosas  
son  rojas  y  los  claveles  son  blancos  tiene  el  mismo  valor  que  Los  claveles  son  
blancos  y  las  rosas  son  rojas.  Pero  en  el  uso  real  del  lenguaje  la  conjunción  y  
puede  asumir  otros  valores,  como  “y  después”,  “y  en  consecuencia”,  etc.  De  
ahí  que  los  siguientes  enunciados  no  sean,  pragmáticamente  hablando,  equi-­‐
valentes:  

(12)  Decidí  descansar  un  rato  y  terminar  el  trabajo.  


(13)  Decidí  terminar  el  trabajo  y  descansar  un  rato.  
 
En   ambos   casos   la   conjunción   y   significa   “y   después”,   y   por   eso   (12)   y   (13)  
tienen   interpretaciones   distintas.   Esto   es   así,   no   porque   el   elemento   y   signi-­‐
fique  a  veces  una  cosa  y  a  veces  otra,  sino  porque  hay  un  principio  pragmático  
según  el  cual  contamos  las  acciones  o  sucesos  en  orden  cronológico,  salvo  que  
indiquemos  lo  contrario.  Como  este  principio  guía  la  interpretación  de  (12)  y  
(13),  resulta  que  no  podemos  asignar  un  valor  veritativo  a  estas  oraciones  sin  
introducir  un  principio  pragmático  (vid.  tema  7).  
 
  La   consecuencia   de   lo   que   venimos   diciendo   es   que   las   explicaciones  
pragmáticas  son  necesarias  para  describir  una  serie  de  regularidades  lingüís-­‐
ticas,  y  que  es  muy  difícil  estudiar  el  lenguaje  exclusivamente  como  un  siste-­‐
ma  de  reglas  autónomo,  es  decir,  independiente  del  uso.  
 

3.  EL  SIGNIFICADO  INTENCIONAL  


 
Hemos  dicho  (vid.  Introducción)  que  la  Pragmática  trata  de  dar  cuenta  
de     los   procesos   por   medio   de   los   cuales   los   seres   humanos   producimos   e  
interpretamos   significados   cuando   usamos   el   lenguaje.   Este   objetivo   está  
íntimamente   ligado   a   la   noción   de   significado   intencional,   uno   de   los   pilares  
teóricos  de  esta  disciplina.  
Esta  noción  la  podemos  comprender  mejor  si  recurrimos  a  la  distinción  
entre  decir,  querer  decir  y  decir  sin  querer.  Lo  que  decimos  tiene  un  significado  
que   depende   de   las   expresiones   usadas   y   está   sujeto   a   un   análisis   de   sus   con-­‐
diciones   veritativas;   lo   que   queremos   decir   tiene   fuerza   pragmática   y   es   la  
Pragmática  la  que  conjetura  cuáles  son  los  principios  que  nos  permiten  con-­‐

10
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

figurar  e  interpretar  esa  fuerza.  Lo  que  decimos  sin  querer  queda  fuera  de  la  
Lingüística,   en   principio,   aunque   no   es   un   tema   ajeno   a   nuestra   disciplina,  
pues  forma  parte  del  contenido  transmitido  e  interpretado.    
Si  alguien  nos  dice  Qué  frío  hace  aquí,  interpretaremos  naturalmente  
no  sólo  el  significado  de  sus  palabras,  sino  la  intención  con  que  las  dice,  lo  que  
nos   llevará,   por   ejemplo,   a   cerrar   la   ventana   o   a   encender   la   calefacción.  
Comunicarse   es   lograr   que   el   interlocutor   reconozca   nuestra   intención,   y   no  
solamente  el  significado  literal  de  lo  que  decimos.  Lo  que  la  persona  en  cues-­‐
tión  comunica  sin  querer,  en  el  ejemplo,  podría  ser  que  está  enferma  o  can-­‐
sada,   o   que   se   siente   incómoda   por   estar   donde   está,   etc.   Lo   que   decimos   sin  
querer,   los   lapsus   linguae   y   otras   gracias   y   desdichas   de   la   comunicación   inte-­‐
resan,  sobre  todo,  a  los  psicólogos  (vid.  tema  9).  
La   Pragmática   estudia   el   significado   intencional,   lo   que   uno   quiere  
decir.  El  filósofo  P.  Grice  describe  el  significado  intencional,  que  él  denomina  
no  natural  (meaning-­‐nn),  con  la  siguiente  fórmula  (donde  H  significa  ‘hablan-­‐
te’,  O  ‘oyente’,  E  ‘enunciado’  y  z  ‘creencia  o  acto  de  voluntad  de  O’):  
 
H  quiere  decir  no  naturalmente  z  cuando  profiere  E,  si  y  solo  si:  
(i)  H  intenta  que  E  cause  un  efecto  z  en  O.  
(ii)  H  intenta  que  (i)  se  cumpla  simplemente  porque  O  reconoce  la  intención  de  (i).  
 
Según  esta  fórmula,  el  significado  no  natural  es  un  tipo  especial  de  intención  
destinada  a  ser  reconocida  como  tal  por  quien  la  recibe.  La  significación  “na-­‐
tural”   se   produce,   en   cambio,   sin   intervención   alguna   de   intencionalidad   (es  
decir,  cuando  no  se  dan  das  condiciones  (i)  y  (ii)  de  arriba).  
  Interpretar   lo   que   el   otro   dice   es   reconocerle   una   intención   comuni-­‐
cativa,  y  esto  es  mucho  más  que  reconocer  el  significado  de  sus  palabras.  La  
comunicación  parte  de  un  acuerdo  previo  de  los  hablantes,  de  una  lógica  de  la  
conversación   que   permite   pasar   del   significado   de   las   palabras   al   significado  
de  los  hablantes.  
 
  El  significado  intencional  se  viene  estudiando  en  el  ámbito  de  la  Prag-­‐
mática  esencialmente  de  dos  maneras.  Una  consiste  en  explicar  determinados  
fenómenos   de   la   lengua   recurriendo   a   ciertas   condiciones   de   su   uso   (deixis,  
orden  de  palabras,  estructura  de  los  actos  de  habla,  etc.):  aquí  la  Pragmática  
complementa  a  la  Gramática:  se  va  de  las  formas  lingüísticas  al  uso,  del  len-­‐
guaje   al   contexto.   La   otra,   en   cambio,   insiste   en   la   comunicación   misma,   en  
sus  procesos,  y  considera  las  formas  lingüísticas  como  un  elemento  más,  junto  
con  otros  (esencialmente  el  contexto),  en  este  juego;  se  interesa  en  estudiar  
el   contexto   en   que   se   produce   el   enunciado   y   que   determina   en   gran   parte   lo  
que  ese  enunciado  significa  (los  principios  que  guían  la  comprensión  de  lo  que  
se   comunica   implícitamente,   como,   por   ejemplo,   el   significado   irónico).   A  
continuación   examinaremos   las   teorías   más   importantes   propuestas   en   uno  

11
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

(teoría   de   los   actos   de   habla)   y   otro   sentido   (modelo   de   Grice   y   teoría   de   la  


relevancia).  
 

4.  LA  TEORÍA  DE  LOS  ACTOS  DE  HABLA  


 
  Las   explicaciones   pragmáticas   de   algunos   fenómenos   gramaticales   (del  
tipo   de   los   que   acabamos   de   esbozar   en   los   ejemplos   (8)-­‐(13))   empezaron   a  
interesar  a  los  lingüistas  a  finales  de  los  años  sesenta  del  pasado  siglo,  cuando  
se  intentó  ampliar  el  modelo  de  la  Lingüística  generativa,  centrada,  como  es  
bien  sabido,  en  la  Sintaxis.  Surgieron  por  esos  años  varias  subespecializaciones  
o   doctrinas   (la   Semántica   generativa,   el   Análisis   del   discurso,   la   Lingüística  
textual,  entre  otras)  que  intentaban  dar  cabida  al  hablante  en  la  teoría  de  la  
lengua.   Tales   lingüistas   innovadores   de   los   años   sesenta   encontraron   el  
campo   ya   cultivado   por   los   filósofos   del   lenguaje   que   estudiaban,   desde   hacía  
tiempo,   los   actos   de   habla.   El   pionero,   entre   estos   filósofos,   fue   J.   Austin,   a  
quien  suele  considerarse  el  iniciador  de  la  Pragmática  moderna.  Su  teoría  fue  
consolidada  y  perfeccionada  por  un  discípulo  suyo,  J.  Searle.  

4.1  Austin:  Cómo  hacer  cosas  con  palabras  


  La  idea  central  de  la  teoría  de  los  actos  de  habla  es  que  el  lenguaje  no  
solamente   sirve   para   describir   el   mundo,   sino   también,   y   de   modo   impor-­‐
tante,   para   hacer   cosas.   En   una   serie   de   conferencias   dadas   en   Harvard   en  
1955  y  publicadas  póstumamente  en  1962,  Austin  analizó  por  primera  vez  los  
usos  del  lenguaje  corriente  y  estableció  las  bases  de  la  teoría  de  los  actos  de  
habla.  
  En  un  principio,  Austin  distinguió  dos  tipos  de  enunciados.  Por  un  lado,  
los   asertivos   o   constatativos,   estudiados   durante   dos   mil   años   por   la   Filosofía,  
que   se   caracterizan   por   admitir   asignaciones   de   verdad   o   falsedad.   Por   otro  
lado,   los   realizativos   (o   performativos),   a   los   que   sólo   pueden   asignárseles  
condiciones  de  “éxito”.  Según  esto,  (14)  es  un  constatativo  y  (15)  un  realiza-­‐
tivo:  

(14)  Está  nevando.  


(15)  Sí,  juro.  
 
En  los  enunciados  realizativos  se  hace  exactamente  lo  que  se  dice:  en  el  caso  
de   (15),   jurar.   En   este   tipo   de   emisión   hablar   es,   literalmente,   hacer   (sola-­‐
mente  acontece  un  juramento  cuando  alguien,  en  las  circunstancias  adecua-­‐
das,  pronuncia  la  expresión  que  ‘realiza’  de  hecho  el  juramento).  Las  lenguas  
poseen  cientos  de  verbos  que  son  realizativos  (o  performativos3)  explícitos,  es  
decir,   verbos   que,   al   ser   debidamente   usados,   sirven   para   nombrar   cierta  
3
 La  expresión  inglesa   performative  ha  merecido  las  traducciones,  para  este  contexto,  de   realizativo,  
performativo  (tal  como  recogemos  aquí)  y  también  ejecutivo.  
12
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

acción  y  realizarla  a  un  mismo  tiempo.  Es  lo  que  ocurre  cuando  alguien  emite,  
en  las  circunstancias  adecuadas:  Juro,  prometo,  declaro,  niego,  pido,  ordeno,  
bautizo,  etc.    
  Al   concepto   de   verdad   (correspondencia   entre   la   afirmación   de   un  
estado  de  cosas  y  ese  estado  de  cosas)  se  opone,  en  la  teoría  de  los  actos  de  
habla,  el  de  éxito,  esto  es,  el  de  acción  llevada  a  buen  término.  La  verdad  de  
las  oraciones  con  realizativos,  como  (15),  es  inverificable,  porque  los  realiza-­‐
tivos  no  pueden  ser  ni  verdaderos  ni  falsos,  sino  sólo  tener  éxito  o  no,  según  
salgan  bien  o  mal.  
  El  realizativo  sin  éxito  procede,  no  de  la  mala  correspondencia  entre  el  
lenguaje   y   la   verdad,   sino   de   no   verse   satisfechos   ciertos   requisitos   exigidos  
en   la   ejecución   de   cierto   acto:   la   falta   de   coincidencia   entre   lo   que   el   enun-­‐
ciado  dice  que  hace  y  lo  que  en  realidad  hace.  Así,  para  que  haya  matrimonio,  
el  contrayente  debe  decir  Sí,  quiero,  y  no  el  testigo,  ni  el  actor  que  interpreta  
sobre   un   escenario   el   papel   de   contrayente,   ni   el   contrayente   a   quien   todavía  
no   le   han   preguntado   si   quiere   contraer   matrimonio   o   no...   El   realizativo   hace  
lo   que   dice   siempre   y   cuando   lo   use   quien   debe,   como   se   debe,   donde   se  
debe,  cuando  se  debe,  y  con  quien  se  debe.  
 
  Posteriormente,  y  después  de  diseñar  su  teoría  de  los  actos  con  y  sin  
éxito,   Austin   retiró   su   oposición   inicial   entre   actos   realizativos   (o   performa-­‐
tivos)   y   asertivos   (o   constatativos),   para   admitir   que   todos   los   enunciados,  
incluidos   los   que   afirman   verdades   o   falsedades,   sirven   para   cumplir   actos,  
aunque   no   muestren   elementos   realizativos   explícitos.   De   este   modo,   Está  
nevando  es  un  acto  de  afirmación,  aunque  no  contenga  el  verbo  performativo  
explícito  afirmar.    
  Esto  nos  permite  distinguir  la  noción  de  significado  de  la  de  fuerza:  el  
significado   del   enunciado   remite   a   lo   que   las   palabras   dicen;   fuerza   de   la  
enunciación,   a   lo   que   las   palabras   hacen,   como,   por   ejemplo,   afirmar,   jurar,  
pedir,   preguntar.   El   acto   por   el   que   se   produce   significado   es   locutivo;   la  
fuerza,  en  cambio,  es  el  poder  de  hacer,  y  proviene  del  acto  ilocutivo.  A  esto  
se  agrega  un  tercer  acto  posible  pero  no  siempre  identificable,  el  perlocutivo,  
por  el  cual  se  producen  efectos  en  el  interlocutor  (por  ejemplo,  convencerlo,  
amenazarlo,  sorprenderlo...).  Consideremos  los  siguientes  ejemplos:  

(16)  Se  está  tomando  la  sopa.    


(17)  ¿Se  está  tomando  la  sopa?    
 
La  emisión  de  ambos  enunciados  ha  sido  posible  gracias  a  la  realización  de  los  
tres   actos   mencionados.   El   acto   locutivo   en   ambos   puede   ser   el   mismo   si  
predican   el   mismo   proceso   (“estar   comiendo   la   misma   sopa”)   de   la   misma  
persona:   “hay   cierta   persona   x   de   la   que   se   dice   que   está   en   el   proceso   de  
tomar  cierta  sopa”.  El  acto  ilocutivo  es  en  (16)  una  aseveración  (“el  hablante  
afirma  que  cierta  persona  está  tomando  cierta  sopa”),  mientras  que  en  (17)  es  

13
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

una   pregunta   (“el   hablante   pregunta   si   cierta   persona   está   tomando   cierta  
sopa”).   Los   actos   perlocutivos   pueden   ser   variados   y   susceptibles   de   inter-­‐
pretación:   en   (16)   el   hablante   quizá   intente   advertir   al   oyente   de   algo,   o  
dándole  una  señal  conveniente  previamente  para  que  haga  algo,  etc.  En  (17),  
quizá  intente  el  hablante  mostrar  su  asombro  al  oyente  ante  un  hecho  ines-­‐
perado,  o  mostrarle  que  ha  escuchado  lo  que  le  ha  dicho,  etc.  

4.2  Searle:  actos  y  reglas  


  Para   Searle,   los   actos   de   habla   son   las   unidades   de   la   comunicación  
lingüística,   y   se   realizan   de   acuerdo   con   reglas:   “hablar   consiste   en   realizar  
actos   conforme   a   reglas”.4   Agrupando   los   actos   de   habla   por   géneros   (por  
ejemplo,   prometer,   ordenar,   saludar,   agradecer,   etc.),   Searle   se   propone  
enunciar   las   condiciones   que   hacen   posible   realizar   esos   actos   de   habla,   y  
extraer  las  reglas  de  esas  condiciones.    
  Entre   las   condiciones   que   permiten   realizar   con   éxito   un   acto   de   habla  
como,   por   ejemplo,   el   de   pedir,   tenemos   algunas   de   tipo   general:   las   que  
hacen   posible   la   comunicación   (por   ejemplo,   hablar   inteligiblemente)   y   las  
referidas   al   contenido   proposicional   (en   este   caso,   que   el   contenido   de   la  
emisión  se  refiera  a  un  acto  futuro  del  oyente).  Otras  son  preparatorias  (para  
la  petición,  el  que  el  oyente  sea  capaz  de  hacer  lo  que  se  le  pide  y  el  que  no  
parezca   estar   dispuesto   a   hacerlo   espontáneamente).   La   condición   de   since-­‐
ridad  estipula  que  el  hablante  desea  sinceramente  que  su  interlocutor  haga  lo  
que   le   pide,   y   la   condición   esencial   es   la   que   hace   que   una   petición   sea   una  
petición  y  no  otro  acto.  Si  se  dan  todas  las  condiciones  anteriores,  el  acto  de  
habla  cuenta  como  un  intento  de  que  el  oyente  haga  lo  que  se  le  pide,  esto  es,  
como  una  petición.  
  Las  reglas  correspondientes  a  estas  condiciones  sirven  para  definir  los  
actos   de   habla.   Estas   reglas   no   son   meramente   regulativas,   sino   constitutivas,  
pues  crean  o  definen  una  forma  de  comportamiento.  Las  reglas  constitutivas  
de   jugar   al   fútbol,   por   ejemplo,   no   sólo   regulan   la   forma   de   practicar   este  
juego,   sino   que   crean   la   posibilidad   misma   de   una   conducta   que   pueda   ser  
etiquetada   como   jugar   al   fútbol.   Esas   reglas   determinan   que,   dadas   ciertas  
condiciones,   algunos   movimientos   cuenten   como   goles,   como   faltas,   etc.  
Hablar   una   lengua   es   también,   en   gran   medida,   actuar   según   ciertas   reglas  
constitutivas,   de   modo   que   la   emisión   de   unas   formas   lingüísticas,   dadas   las  
condiciones  necesarias,  cuente  como  determinado  acto  de  habla  en  el  marco  
institucional  en  que  se  desarrolla  nuestra  actividad  lingüística.  
  La   regla   constitutiva   del   acto   de   pedir,   por   ejemplo,   extraída   de   la  
condición   esencial,   es   que   la   emisión   de   una   determinada   forma   lingüística  
cuenta  como  el  intento  de  que  el  oyente  haga  algo.  
 

4
 Actos  de  habla,  1980  [1969],  p.  31.  
14
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

  Por  otra  parte,  Searle  afirma  que,  cuando  usamos  la  lengua  de  modo  
literal,   hay   una   correlación   entre   la   forma   lingüística   y   el   acto   de   habla,   de  
modo  que  las  afirmaciones  se  hacen  usando  formas  declarativas,  las  pregun-­‐
tas  usando  interrogativos,  las  peticiones  usando  formas  imperativas,  etc.:  

(18)  El  próximo  tren  sale  a  las  16.43.  


(19)  ¿Ha  llegado  ya  el  tren  de  las  16.43?  
(20)  Tráeme  el  periódico,  por  favor.  
 
En  (18)  alguien  afirma  o  declara  algo  (la  salida  de  cierto  tren)  y  usa  un  esque-­‐
ma   sintáctico   declarativo   (SN   +   SV   y   entonación   ascendente-­‐descendente).   En  
(19)  se  pregunta  si  cierto  hecho  (la  llegada  de  un  tren)  ha  sucedido  o  no,  y  se  
utiliza   un   esquema   sintáctico   interrogativo   (SV   +   SN   y   entonación   interroga-­‐
tiva).   En   (20)   se   pide   algo   y   se   emplea,   para   indicar   este   acto,   un   esquema  
exhortativo   (uso   de   imperativo,   por   favor   y   entonación   específica).   Pero   son  
tantos  los  casos  en  que  los  hablantes  usan  el  lenguaje  de  manera  indirecta,  no  
literal,   que   la   teoría   debe   proporcionar   una   explicación   que   dé   cuenta,   pese   a  
esa  falta  de  literalidad,  de  cómo  siguen  realizándose  actos  de  habla  reconoci-­‐
bles.  Recuérdense,  a  este  respecto,  los  ejemplos  del  comensal  que  pedía  sal:  

(5)  Estas  sopas  de  verduras  quedan  siempre  un  poco  sosas,  ¿no?  
(6)  ¿Podrías  pasarme  la  sal?  
 
Sus   peticiones   se   realizaban   a   través   de   expresar   literalmente   en   (5)   una  
afirmación  sobre  las  sopas,  y  en  (6),  una  pregunta.  Searle  explica  estos  actos  
de  habla  indirectos  como  la  superposición  de  dos  actos,  uno  literal  y  otro  no.  
El   oyente   interpreta   el   “verdadero”   acto   (el   no   literal)   gracias   a   su   conoci-­‐
miento  del  contexto  institucional  y  particular  en  el  que  se  realiza  el  acto,  y  a  
su   capacidad   para   interpretar   (según   principios   que   veremos   más   adelante;  
vid.   5,   6   y   7)   la   intención   del   hablante   al   hacer   la   afirmación-­‐petición   o   la  
pregunta-­‐petición.  
 
  La   teoría   de   los   actos   de   habla   ejerció   un   gran   influjo   en   las   nuevas  
corrientes  de  la  Lingüística,  que  verían  el  lenguaje  no  solamente  como  la  aso-­‐
ciación  de  unos  sonidos  a  unos  significados,  según  quería  la  tradición  saussu-­‐
reana,  sino  como  acción.  Aunque  Searle  no  desarrolla  la  teoría  de  los  contex-­‐
tos  (problema  que  sigue  siendo  de  actualidad  en  Pragmática),  es  evidente  que  
las   condiciones   y   reglas   de   los   actos   de   habla   sólo   se   cumplen   en   ciertos  
contextos,   tanto   institucionales   como   particulares.   El   hecho   de   que   un   por-­‐
centaje   tan   alto   de   actos   de   habla   no   lleve   intención   de   literalidad   nos   advier-­‐
te  de  que  el  papel  del  contexto  sobrepasa  al  de  las  reglas  mismas.  Piénsese,  
sin  ir  más  lejos,  en  las  ironías  y  metáforas  de  la  conversación,  o  en  las  “amena-­‐
zas”   o   “insultos”   tan   frecuentes   en   los   diálogos   de   la   intimidad   (Te   voy   a  
comer  a  besos;  Tú  lo  que  eres  es  un  sinvergüenza).  En  éstos  y  en  otros  tantos  

15
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

casos   semejantes   es   el   contexto   el   que   permite   dar   el   justo   significado   a   las  


formas  usadas.    
 

5.  LO  DICHO  Y  LO  IMPLICADO  (I):  EL  MODELO  DE  GRICE  

5.1  El  Principio  de  Cooperación  


  En   una   famosa   conferencia   de   19675,   Grice   sostuvo   que   hasta   ese  
momento  no  se  había  prestado  la  atención  debida  a  la  naturaleza  e  importan-­‐
cia  de  las  condiciones  que  gobiernan  la  conversación.  Supóngase,  dice  Grice,  
que  A  y  B  están  hablando  de  un  amigo  común  C,  que  trabaja  en  un  banco.  A  le  
pregunta   a   B   qué   tal   le   va   a   C   en   su   trabajo,   y   B   responde:   Bien,   creo;   le   gusta  
trabajar  allí,  y  todavía  no  lo  han  metido  en  la  cárcel.    
  Según  Grice,  lo  que  B  quiere  decir,  implica  o  sugiere  mediante  sus  pala-­‐
bras   es   diferente   de   lo   que   dice:   lo   que   dice   literalmente,   por   medio   del   signi-­‐
ficado  convencional  de  las  palabras,  es  simplemente  que  C  todavía  no  ha  ido  a  
la  cárcel.  Lo  que  quiere  decir  puede  ser,  por  ejemplo,  que  C  es  el  tipo  de  per-­‐
sona  a  quien  tienta  demasiado  el  dinero.  Este  significado  adicional  es  una  im-­‐
plicatura  de  lo  dicho.6  A  las  implicaturas  que,  como  en  el  ejemplo  que  acaba-­‐
mos   de   ver,   no   dependen   del   significado   convencional   de   las   palabras   emi-­‐
tidas,  las  llama  Grice  implicaturas  conversacionales.  Para  explicar  las  implica-­‐
turas  conversacionales,  por  tanto,  no  hay  que  analizar  las  propiedades  semán-­‐
ticas  de  las  palabras,  sino  los  principios  que  regulan  la  conversación.    
  Dice   Grice   que   nuestros   intercambios   comunicativos   corrientes   no  
consisten   en   una   sucesión   de   observaciones   desconectadas,   ya   que   esto   no  
sería  racional.  La  conversación  comporta,  normalmente,  un  esfuerzo  por  cola-­‐
borar  con  nuestro  interlocutor:  los  hablantes  tienen  por  lo  general  algún  pro-­‐
pósito   común,   más   o   menos   definido,   y   tratan   de   alcanzarlo.   El   principio   de  
cooperación   (PC)   es   el   principio   general   que   guía   a   los   interlocutores   en   la  
conversación,   y   que   vale   también   para   otros   comportamientos.   Grice   lo   for-­‐
mula  así:  

Su   aporte   a   la   conversación   debe   ser,   en   cada   etapa   de   ésta,   tal   como   lo   exija   la  
finalidad  o  la  dirección  del  intercambio  verbal  aceptada  por  ambas  partes.  
 

5
 P.  Grice,  “Logic  and  conversation”,  recogida  ahora  en  Studies  in  the  Way  of  Words,  Cambridge  (MA.):  
Harvard   University   Press,   1989.   (Trad.   esp.   «Lógica   y   conversación»,   en   L.   M.   Valdés   Villanueva   (ed.)  
(1991),  La  búsqueda  del  significado.  Madrid,  Murcia:  Tecnos-­‐Universidad  de  Murcia;  pp.  511-­‐529.)  
 
6
  La  implicatura  (término  acuñado  por  Grice)  es  un  tipo  de  implicación  pragmática,  que  Grice  intenta  
diferenciar  de  las  implicaciones  lógicas;  estos  tipos  de  implicación,  a  diferencia  de  las  implicaturas,  se  
infieren   exclusivamente   a   partir   del   contenido   lógico   o   semántico   de   una   expresión.   También   debe  
distinguirse  la  implicatura  de  otro  tipo  de  inferencia,  la  presuposición,  que  se  deriva  más  directamente  
del  significado  semántico  de  las  expresiones.  
16
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

“Debemos”   comportarnos   así   porque   es   lo   que   los   demás   esperan   de   noso-­‐


tros,  y  nosotros  de  los  demás.  Tan  fuerte  es  esa  expectativa  que,  si  el  hablante  
parece   no   cumplir   con   el   principio   de   cooperación,   el   oyente,   en   lugar   de  
pensar  que  efectivamente  el  hablante  no  cumple,  va  a  pensar  que  el  hablante  
quiere  decir  otra  cosa.  Esa  otra  cosa  será  una  implicatura,  es  decir,  un  signi-­‐
ficado   adicional   comunicado   por   el   hablante   e   inferido   por   el   oyente.   Esta  
pirueta  de  la  comunicación  (comunicar  sin  decir,  y  contar  con  que  el  oyente  va  
a  inferir  lo  implicado)  es  posible  siempre  y  cuando  los  hablantes  den  por  des-­‐
contado  el  cumplimiento  del  principio  de  cooperación.  
  El   principio   de   cooperación   comprende   ciertas   categorías   que   Grice  
denomina   máximas,   que   a   su   vez   contienen   submáximas.   Siguiendo   a   Kant,  
Grice   enumera   las   máximas   de   cantidad,   cualidad,   relación   y   modo,   y   asigna   a  
cada   una   de   ellas   submáximas   específicas.   Estos   principios   de   comporta-­‐
miento  son  los  siguientes:  
 
MÁXIMA  DE  CANTIDAD:  
1.  Que  su  contribución  sea  todo  lo  informativa  que  requiera  el  propósito  de  
la  conversación.  
2.  Que  su  contribución  no  sea  más  informativa  de  lo  requerido.  
 
MÁXIMA  DE  CUALIDAD:  Que  su  contribución  sea  verdadera.  
1.  No  diga  nada  que  crea  falso.  
2.  No  diga  nada  de  cuya  verdad  no  tenga  pruebas.  
 
7
MÁXIMA  DE  RELACIÓN:  Sea  relevante.  
 
MÁXIMA  DE  MODO:  Sea  claro.  
1.  Evite  la  oscuridad  de  expresión.  
2.  Evite  la  ambigüedad.  
3.  Sea  breve  (evite  la  prolijidad  innecesaria).  
4.  Sea  ordenado.  
 
  Pese   a   la   enunciación   imperativa   de   estas   categorías,   lo   importante  
para  la  teoría  de  Grice  no  es  tanto  el  cumplimiento  de  estos  supuestos  man-­‐
datos   como   el   hecho,   mucho   más   interesante,   de   que   los   interlocutores  
actúan  como  si  diesen  por  descontado  su  cumplimiento.  Sin  esta  actitud  de  los  
hablantes  no  habría  implicaturas,  y  quizá  no  habría  conversación  posible.  
  Las   implicaturas   conversacionales   son   supuestos   que   se   originan   en  
que   el   hablante   diga   lo   que   dice   en   determinado   contexto   compartido   por   los  
interlocutores,  y  en  la  presunción  de  que  está  observando  el  principio  de  co-­‐
operación.  
  La   implicatura   se   produce   en   los   siguientes   casos:   a)   cuando   el   hablan-­‐
te   obedece   las   máximas;   b)   cuando   parece   no   violarlas   pero   las   viola;  
c)  cuando   tiene   que   violar   una   para   no   violar   otra   a   la   que   concede   mayor  

7
 ‘Relevante’,  que  tomamos  en  préstamo  del  inglés  (relevant),  significa  ‘pertinente’,  ‘que  viene  al  caso’.  
17
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

importancia,   y   d)   cuando   viola   una   máxima   deliberada   y   abiertamente.   Vea-­‐


mos  algunos  ejemplos.  

5.2  Ejemplos  de  implicaturas  


  a)  Obediencia  a  las  máximas  
  Los   casos   de   implicatura   por   obediencia   a   las   máximas   son   los   que  
requieren   menos   cálculo   por   parte   del   oyente.   Supóngase   que   necesito  
imprimir  cierto  documento  en  un  folio  que  contenga  el  membrete  de  la  em-­‐
presa,  pero  me  doy  cuenta  de  que  me  he  quedado  sin  folios  de  esa  clase.  Lo  
comento  con  mi  compañero  de  despacho,  y  éste  dice:  

(21)  Hay  unos  cuantos  en  ese  cajón.  


 
Entiendo  entonces  que  me  los  está  ofreciendo,  pues  no  sería  cooperativo,  ni  
racional,   hacer   mención   de   tales   folios   para   no   ofrecérmelos.   En   este   caso,  
simplemente   amplío   lo   que   dice   mi   compañero   y   saco   la   implicatura   corres-­‐
pondiente.   Recuérdense   los   casos   de   actos   de   habla   indirectos   que   conside-­‐
ramos  anteriormente,  que  son  semejantes,  ya  que  requieren  un  cálculo  míni-­‐
mo  por  parte  del  oyente.  
 
  b)  Violación  encubierta  
  A   veces   el   hablante   parece   no   violar   las   máximas,   lo   que   puede   dar  
lugar  a  implicaturas  si  el  oyente  cree  (como  es  normal)  que  el  hablante  obede-­‐
ce  a  las  máximas  o  al  menos  que  respeta  el  principio  de  cooperación.  
  Imagínese   la   situación   siguiente:   un   sanitario   está   practicando   una  
sutura  a  un  paciente  y  muestra  cierto  nerviosismo,  dado  que  es  la  primera  vez  
que  hace  algo  así.  El  paciente  le  pregunta:  ¿Es  la  primera  vez  que  hace  esto?  El  
sanitario  responde:  
 
  (22)  No  se  creería  usted  la  cantidad  de  veces  que  lo  hecho.  

 
Naturalmente,  el  paciente  elabora  la  implicatura  de  que  el  sanitario  ha  hecho  
esta  operación  muchas  veces  en  su  vida  profesional.  El  sanitario  “juega  con  las  
palabras”  sin  que  su  interlocutor  se  percate  de  ello,  pues  viola  intencionada-­‐
mente  la  máxima  de  calidad.  
   
  c)  Choques  entre  máximas  
  A   veces   no   podemos   dar   cierta   información   sin   mentir,   y   ello   porque  
no   la   sabemos.   Así   las   cosas,   preferimos   dar   una   información   aproximada,  
violando   la   máxima   de   cantidad,   para   no   violar   la   de   cualidad.   Si   me  
preguntan,   por   ejemplo,   dónde   queda   la   biblioteca   y   no   lo   sé   con   exactitud,  
diré  algo  como  

(23)  Queda  un  poco  más  hacia  abajo,  pasando  el  parque.  
18
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

 
El  oyente,  al  recibir  esta  información  insuficiente,  puede  pensar  que  no  quiero  
cooperar,   o,   más   probablemente,   puede   sacar   la   implicatura   de   que   eso   es  
todo   lo   que   sé   sobre   el   asunto.   Aunque   la   máxima   de   cualidad   (“Diga   la  
verdad”)   parece   ser   de   jerarquía   más   alta   que   las   otras,   es   decir,   es   la   que  
tendemos  a  obedecer  primero,  hay  algunos  hablantes  que  prefieren  mentir  a  
pasar   por   poco   cooperativos.   Si   pedimos   instrucciones   sobre   cómo   llegar   a  
cierto  sitio,  por  ejemplo,  a  alguien  que  debería  saberlo  (por  vivir  en  el  lugar  o  
por   otro   motivo)   pero   no   lo   sabe,   puede   pasar   que   recibamos   información  
insuficiente   e   incluso   equivocada,   si   esa   persona   es   incapaz   de   admitir   su  
ignorancia.  
 
  d)  Violación  patente  
  Finalmente,  podemos  calcular  implicaturas  si  advertimos  que  el  inter-­‐
locutor   está   violando   las   máximas   deliberadamente.   Imagínese   un   diálogo  
como  el  siguiente:  

(24)  A.  ¿Qué  te  parecido  mi  conferencia?  


B.  ¡Qué  calor  hacía  en  la  sala!  
 
La   respuesta   de   B   contraviene   abiertamente   la   máxima   de   relación:   hay   un  
cambio  súbito  de  tema  en  relación  con  la  pregunta  anterior.  A  infiere  que  su  
pregunta  es  improcedente,  o  que  B  no  quiere  opinar  sobre  el  asunto,  o  que  la  
conferencia  no  ha  sido  en  absoluto  del  agrado  de  B.  

5.3  Tipos  de  implicaturas  conversacionales  


  Grice   distingue   dos   tipos   de   implicaturas   conversacionales:   las   particu-­‐
larizadas    y  las  generalizadas.    
  Las   particularizadas   se   calculan   en   un   contexto   concreto,   del   que   de-­‐
penden.  Pueden  cancelarse  o  anularse.    Considérese  este  caso:  

(25)  A.  ¿Qué  hora  es?  


B.  El  cartero  no  ha  pasado  todavía.  
 
El   aserto   de   B   implica   que   la   hora   solicitada   corresponde   a   algún   momento  
previo  al  momento  de  pasar  el  cartero.  
  Las  implicaturas  generalizadas  dependen  de  un  contexto  que  siempre  
es  interpretado  de  la  misma  manera;  se  calculan,  por  ello,  más  rápidamente  
que   las   anteriores   y   también   son   cancelables.   Un   ejemplo   clásico   es   el   del  
artículo  un,  usado  como  en  el  ejemplo  siguiente:  

(26)  Marta  ha  quedado  con  un  hombre  esta  noche.  


 
La  expresión  un  hombre  implica  que  el  hombre  aludido  no  pertenece  al  con-­‐
junto   de   los   hombres   cercanos,   por   alguna   razón,   a   Marta   (por   ejemplo,   su  

19
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

marido,   su   padre,   su   amigo   x,   su   hermano...).   Cuando   el   contexto   nos   impone  


hablar   así   de   alguien   o   algo   (usando   un),   siempre   implicamos   la   no   perte-­‐
nencia  de  esa  persona  o  cosa  a  un  conjunto  como  el  aludido.  Ocurre  igual  en:  

(26)  Entré  en  una  casa.  


 
Quien   haya   emitido   este   enunciado   implica   que   la   casa   aludida   no   es,   por  
ejemplo,  su  casa.  
  Otros   ejemplos   de   implicaturas   generalizadas   los   tenemos   en   los  
siguientes  casos:  

(27)  Pepe  tiene  tres  hijos.  


(28)  Llevaba  una  camisa  amarilla.  
 
En   (27)   hablamos   de   cierta   cantidad   de   hijos   (tres)   e   implicamos   que   ésa   es  
exactamente  la  cantidad  de  que  se  trata  (‘exactamente  tres  hijos’,  ‘tres  hijos:  
ninguno   más’...).   Al   decir   en   (28)   que   la   camisa   en   cuestión   tiene   la   propiedad  
de   ser   amarilla,   implicamos   también   que   tal   camisa   es   amarilla   en   su   tota-­‐
lidad.  
  En  todos  estos  casos  se  podría  cancelar  la  implicatura:    

(26’)  Marta  ha  quedado  con  un  hombre  esta  noche;  creo  que  con  su  amigo  Pablo.  
(27’)  Entré  en  una  casa:  la  de  mi  hermana.  
(28’)  Pepe  tiene  tres  hijos:  bueno,  cuatro,  ahora  que  caigo.  
(29’)  Llevaba  una  camisa  amarilla.  No.  Era  amarilla  y  blanca...  
 

6.  LO  DICHO  Y  LO  IMPLICADO  (II):  LA  TEORÍA  DE  LA  RELEVANCIA  

6.1  Introducción  
  La  teoría  de  la  relevancia,  debida  a  Sperber  y  Wilson,8  ha  ido  ganando  
aceptación  en  los  últimos  años,  y  hoy  en  día  puede  considerarse,  junto  con  los  
desarrollos   del   modelo   griceano,   una   de   las   teorías   más   influyentes   en   el  
ámbito  de  la  Pragmática.  
  Aunque   inspirada   en   Grice,   la   teoría   de   la   relevancia   no   puede   consi-­‐
derarse  una  mera  extensión  de  las  ideas  griceanas,  pues  propone  una  manera  
diferente   de   explicar   el   proceso   de   la   comunicación   lingüística.   Muchos  
lingüistas   consideran   que   el   modelo   de   la   relevancia   supera   al   de   Grice   en  
poder   explicativo,   y   que   además   satisface   la   intuición   que   tenemos,   como  
usuarios  del  lenguaje,  acerca  de  los  procesos  de  comunicación  verbal.  

8
  D.   Sperber   y   D.   Wilson,   Relevance.   Communication   and   cognition.   Cambridge   (MA):   Harvard  
University  Press,  1986.  (Trad.  esp.:  Relevancia.  Comunicación  y  procesos  cognoscitivos.  Madrid:  Visor,  
1994.)  
20
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

  La  relevancia9  es  el  principio  que  explica  todos  los  actos  comunicativos  
lingüísticos,   sin   excepción   alguna:   porque   damos   por   descontado   que   nuestro  
interlocutor  es  relevante,  es  por  lo  que  le  prestamos  atención.  
  Grice   mostró   que,   para   hacer   posible   la   comunicación,   los   hablantes  
deben   tener   ciertas   expectativas   sobre   la   conducta   de   sus   interlocutores.  
Según   Grice,   los   hablantes   damos   por   hecho   que,   en   la   conversación   y   en  
otras  tareas  que  hacemos  en  compañía,  somos  cooperativos.  Pero,  ¿por  qué  
somos   cooperativos?   Según   Sperber   y   Wilson,   porque   tenemos   algo   que  
ganar:  conocimiento  del  mundo.  
  En  efecto,  a  cambio  del  esfuerzo  de  dedicar  atención,  tiempo  y  memo-­‐
ria   a   entender   lo   que   nos   dicen,   recibimos   o,   al   menos,   suponemos   que   siem-­‐
pre   vamos   a   recibir,   “efectos   cognoscitivos”,   es   decir,   una   modificación   o  
enriquecimiento   de   nuestro   conocimiento   del   mundo.   Lo   que   esperamos   de  
nuestro   interlocutor   es   que   tenga   la   intención   de   ser   relevante,   esto   es,   de  
decirnos   algo   que   contribuya   de   algún   modo   a   enriquecer   nuestro   conoci-­‐
miento   del   mundo,   sin   exigirnos   un   esfuerzo   desmedido   de   interpretación,  
porque  tendemos  a  equilibrar  ganancia  y  esfuerzo.  Cuantos  más  efectos  cog-­‐
noscitivos  produzca  un  enunciado,  y  menos  esfuerzo  de  interpretación  exija,  
más  relevante  será.  
  Cada  enunciado  lingüístico  intencional  viene  con  una  garantía  de  rele-­‐
vancia.   Como   -­‐según   Sperber   y   Wilson-­‐   todas   nuestras   actividades   informa-­‐
tivas  se  orientan  hacia  la  meta  general  y  abstracta  de  mejorar  nuestro  conoci-­‐
miento   del   mundo,   la   garantía   de   relevancia   permite   contar   con   que,   si   una  
persona   produce   un   estímulo   verbal   deliberado,   ese   estímulo   merece   nuestra  
atención  y  el  esfuerzo  de  interpretarlo,  ya  que  produce  los  efectos  cognosci-­‐
tivos  que  nos  interesan,  a  corto  o  a  largo  plazo.  
  En   nuestro   entorno   cognoscitivo   hay   información   inmediatamente  
accesible,   que   no   necesita   ser   procesada,   y   hay   información   totalmente  
desconectada,   que   exigiría   un   gran   esfuerzo   de   procesamiento,   quizá   en  
buena   parte   inútil.   Un   tercer   tipo   de   información   es   nueva,   pero   conectada  
con  la  que  ya  tenemos:  la  conexión  provoca  más  información  nueva,  que  no  
se  hubiera  podido  inferir  sin  la  conexión.  Esta  información  es  la  más  relevante,  
pues  produce  un  efecto  de  multiplicación  con  menos  coste  de  procesamiento.  
  Los  resultados  de  esta  multiplicación  se  llaman  “efectos  contextuales”.  
Una  información  nueva  puede  tener  efectos  contextuales  de  dos  maneras:  
  a)   la   información   nueva   permite   reforzar   la   información   ya   existente  
en  la  memoria;  
  b)  la  información  nueva  contradice  o  debilita  la  información  anterior.  
  Cuando   un   elemento   informativo   tiene   efectos   contextuales   en   un  
determinado  contexto,  Sperber  y  Wilson  lo  consideran  relevante  en  ese  con-­‐
texto.  El  de  relevancia  no  es  un  concepto  absoluto:  hay  grados  de  relevancia.  
Para   medir   la   relevancia   de   un   enunciado   debe   calcularse   la   relación   entre  

9
 Término  técnico  cuya  versión  más  cercana  en  el  lenguaje  corriente  sería  pertinencia.  
21
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

efectos   contextuales   y   coste   de   procesamiento.   La   relevancia   puede   presen-­‐


tarse  como  una  fracción:  

Relevancia  =  efectos  cognoscitivos  /  esfuerzo  de  procesamiento  


 
Según   la   teoría   de   la   relevancia,   lo   que   quiere   decir   el   hablante   está   deter-­‐
minado  por  su  intención  de  ser  relevante,  y  la  interpretación  del  oyente  está  
guiada  exclusivamente  por  la  presunción  de  que  lo  que  se  le  dice  es  relevante.  
La  relevancia  es  el  engranaje  oculto  que  pone  en  relación  lo  dicho  y  lo  trans-­‐
mitido  por  implicación,  y,  del  otro  lado  del  circuito,  la  relación  entre  lo  trans-­‐
mitido  y  lo  interpretado  por  el  oyente.  
  Sperber   y   Wilson   consideran   que   la   Pragmática   es   la   teoría   de   la   inter-­‐
pretación   de   los   enunciados,   y   destacan   el   papel   fundamental   de   la   inferencia  
en  ese  proceso  de  interpretación.  Entender  un  enunciado  tiene  dos  aspectos:  
por  un  lado,  se  descodifican  los  signos  lingüísticos;  por  otro,  se  crea  un  puente  
que  vaya  de  lo  dicho  a  lo  implicado,  y  esto  no  se  hace  mediante  más  desco-­‐
dificación,   sino   mediante   inferencias.   A   Grice   debemos   la   primera   elaboración  
de   un   modelo   que   dé   cuenta   del   proceso   inferencial.   Sperber   y   Wilson   han  
querido   llegar   más   lejos   e   intentan   explicar   la   comunicación   mediante   un  
principio  no  sólo  único  sino  también  más  general  y  explicativo  que  las  máxi-­‐
mas  de  Grice:  el  principio  de  la  relevancia.  Este  principio,  por  ser  cognoscitivo,  
puede  postularse  como  universal.  
  Una   vez   que   se   propone   que   la   conducta   lingüística   de   los   seres  
humanos  está  fundada  en  un  principio  cognoscitivo  universal  que  incluye  toda  
forma   de   cooperación,   las   máximas   del   principio   de   cooperación   resultan  
superfluas:  basta  con  el  principio  de  relevancia  para  explicar  la  comunicación  
lingüística.  Este  principio,  a  diferencia  de  las  máximas,  no  admite  ser  seguido  
o   violado:   los   hablantes   no   “respetan”   el   principio   de   relevancia,   ni   lo   pueden  
violar  por  más  que  quieran,  ni  tienen  que  conocerlo,  ni  aprenderlo:  se  aplica  a  
todos   los   actos   de   comunicación,   sin   excepción.   Por   supuesto   el   hablante  
puede  fracasar  en  un  intento  comunicativo  y  no  ser  relevante.  Lo  que  basta  es  
que  transmita,  con  su  enunciado,  la  presunción  de  que  éste  es  óptimamente  
relevante,  porque  esa  relevancia  determina  la  interpretación  de  dicho  enun-­‐
ciado.  

6.2  Inferencias  y  contexto  


  La   inferencia   es   un   proceso   de   razonamiento   deductivo.   Se   parte   de  
ciertas  premisas  para  llegar  a  una  conclusión  que  se  sigue  lógicamente  de  esas  
premisas.  Lo  interesante  es  cómo  seleccionamos  las  premisas  en  nuestro  tra-­‐
bajo  interpretativo,  que  es,  como  ya  se  ha  dicho,  una  búsqueda  de  relevancia.  
Veamos  un  ejemplo:  

(30)  A.  ¿Vas  a  comprar  el  diccionario?  


B.  He  gastado  todo  el  dinero  que  tenía.  
 
22
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

En  el  esquema  griceano,  la  respuesta  de  B  parece  violar  la  máxima  de  relevan-­‐
cia,  pero  el  oyente  hace  un  breve  razonamiento  e  infiere  una  implicatura:  B  no  
va   a   comprar   el   diccionario   porque   no   tiene   dinero.   Para   Sperber   y   Wilson  
ésta  es  una  explicación  post  facto,  y  además  insuficiente,  ya  que  deja  a  oscu-­‐
ras  por  qué  se  hace  la  conexión  entre  comprar  el  diccionario  y  haber  gastado  
el  dinero.  
  Según  la  teoría  de  la  relevancia,  para  interpretar  la  respuesta  de  B,  A  
construye  un  contexto,  que  es,  más  o  menos,  el  que  B  esperaba  que  constru-­‐
yera.  En  este  contexto  figuran  ciertos  conocimientos  y  creencias,  por  ejemplo  
que  se  necesita  cierta  cantidad  de  dinero  para  comprar  un  diccionario  y  que  B  
no  tiene  ese  dinero.  De  estas  premisas  A  saca  la  implicatura  “B  no  va  a  com-­‐
prar   el   diccionario”.   El   contexto   constituido   por   las   premisas   es   un   subcon-­‐
junto   de   las   creencias   y   conocimientos   de   toda   índole   que   probablemente  
posee  A;  tal  conjunto  está  formado  por  conocimientos  científicos,  culturales,  
sociales,   religiosos,   políticos,   económicos,   lingüísticos,   y   conocimientos   que  
surgen   de   la   situación,   conocimientos   sobre   el   interlocutor   y   su   historia  
pasada,   sobre   el   modo   en   que   se   gasta   el   dinero,   sobre   por   qué   gana   poco,  
sobre  la  relación  entre  ellos,  etc.  El  contexto  que  A  tiene  a  su  alcance  puede  
incluir   también   conocimientos   sobre   los   diccionarios,   sobre   cuáles   son   los  
mejores,  sobre  cómo  se  hacen,  sobre  por  qué  son  caros,  etc.  Nótese  que  toda  
esa   información   está   a   disposición   de   A,   y   sin   embargo   esta   persona   sólo  
selecciona   el   subconjunto   de   conocimientos   que   le   sirve   para   interpretar   lo  
que  dice  B.  Y  esto  es  así  porque  A  sabe  que  B  quiere  ser  relevante,  y  la  única  
interpretación   consistente   con   el   principio   de   relevancia   es   que   B   no   puede  
comprar  el  diccionario.  Ésa  es,  pues,  la  interpretación  más  plausible,  y  por  lo  
tanto   la   implicatura   más   importante   del   enunciado   de   B.   Y   decimos   “la   más  
importante”   porque   la   respuesta   de   B   es   más   rica   en   información   que   un  
simple  “No  voy  a  comprar  el  diccionario”,  y  permite  inferir  otras  implicaturas  
también,  es  decir,  se  liga  con  otros  subconjuntos  de  conocimientos  del  oyente  
y   produce   más   efectos   contextuales   (por   ejemplo,   que   a   B   no   le   alcanza   el  
dinero,  o  que  B  es  una  persona  despilfarradora,  etc.).  
  El  contexto,  en  la  teoría  de  la  relevancia,  se  define  en  términos  psico-­‐
lógicos,  no  sociales,  culturales  o  discursivos,  de  modo  que  la  definición  es  uni-­‐
taria,  y  evita  las  dificultades  vistas  anteriormente  (vid.  2.4).  Las  creencias  ope-­‐
rativas   que   forman   el   contexto   de   cada   interacción   pueden   derivar   de   la  
percepción  inmediata  de  la  situación,  de  lo  que  se  ha  dicho  antes,  o  provenir  
de   la   memoria.   Lo   importante   es   que   los   interlocutores   comparten   o   creen  
compartir   una   versión   parecida   del   contexto.   Una   comunicación   con   éxito  
depende   de   cierto   conocimiento   mutuo:   de   lo   que   cada   interlocutor   sabe   y  
sabe  que  el  otro  sabe.  Veamos  el  caso  siguiente:  

(31)  (A  se  acerca  a  B;  B  está  sentado  frente  al  ordenador,  trabajando.)  
A.  ¿Estás  ocupado?  
B.  No.  Estoy  jugando  con  un  videojuego.  
(A  se  ríe  y  se  va.)  
23
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

 
La   persona   A   de   este   diálogo,   para   construir   el   contexto   en   que   debe   inter-­‐
pretarse   la   respuesta   de   la   persona   B,   extrae   algunos   elementos   de   la   situa-­‐
ción.  Ve,  por  ejemplo,  que  en  la  pantalla  del  ordenador  hay  un  texto,  no  un  
juego.   Por   otra   parte,   A   sabe   (y   sabe   que   B   sabe   que   A   sabe)   que   B   usa   el  
ordenador   solamente   para   trabajar,   de   modo   que   interpreta   su   respuesta  
como   el   enunciado   no   literal   que   es,   haciendo   ciertas   inferencias.   Infiere,  
sobre   todo,   que   B   le   ha   transmitido   que   está   ocupado   y   que   no   quiere  
interrupciones.   Por   supuesto,   el   enunciado   irónico   de   B   exige   de   A   cierto  
esfuerzo   extra   de   procesamiento,   ya   que   contiene   una   crítica   a   su   pregunta  
(es   evidente   que   B   está   ocupado,   y   A   sabe   que   B   sabe   que   A   lo   sabe),   pero  
también  indica  que  B  sabe  que  A  sabe  que  B  está  hablando  cariñosamente  y  
que,   quizá,   no   le   ha   molestado   a   B   la   interrupción   de   A,   y   que   ambos   se  
entienden   bien.   Todos   estos   significados   bien   valen   el   esfuerzo   extra   de  
entender   una   afirmación   aparentemente   absurda,   y   la   risita   de   A   expresa,  
entre   otras   cosas,   la   complicidad   de   ambos   personajes   en   este   intercambio  
comunicativo.  

6.3  Indeterminación  lingüística,  explicatura  y  niveles  de  significado  


  Una   premisa   general   de   la   teoría   de   la   relevancia   es   que   los   enun-­‐
ciados  son  lingüísticamente  indeterminados,  vagos,  imprecisos.  En  una  prime-­‐
ra  etapa  de  interpretación,  para  llegar  a  captar  adecuadamente  lo  dicho  por  
un   hablante,   es   decir,   la   proposición   o   proposiciones   que   contiene   un  
enunciado,  hace  falta  asignar  referencias  a  las  expresiones  deícticas  y  referen-­‐
ciales,  así  como  desambiguar  y  enriquecer  otras.  El  resultado  de  esta  a  veces  
complicada   tarea   está   formado   por   la   explicatura   de   un   enunciado.   Así,   la  
explicatura  de    

(32)  Ahora  me  hace  falta  el  gato  


 
consiste,  por  ejemplo,  en  el  significado  que  obtiene  el  oyente  después  de  asig-­‐
nar   un   referente   a   ahora   y   de   desambiguar   el   sentido   de   gato   (animal,   o   apa-­‐
rato   para   levantar   el   automóvil).   Como   se   ve,   este   significado   explícito,   aun-­‐
que  está  dicho  y  no  sobreentendido  ni  implicado,  depende,  sin  embargo,  de  
una  serie  de  inferencias  por  parte  del  oyente.  Otros  ejemplos:  

(33)  (Por  el  portero  electrónico.)  


A.  ¿Quién  es?  
B.  Yo.  
A.  Te  abro.  

(34)  (Eligiendo  pañuelos  de  seda.)  


Compradora:  ¿Éstos  son  los  de  15  euros?  Y  aquél  verde,  ¿cuánto  cuesta?  
Vendedora:  Bueno,  ése  es  un  poquito  caro.  

(35)  Luisa  ya  tiene  cierta  edad.  

24
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

 
En   (33)   A   debe   asignar   referencia   al   pronombre   personal   antes   de   abrir   la  
puerta.   La   explicatura   de   yo   es,   por   ejemplo,   “soy   Pepe”,   proposición   que  
debe   reconstruir   el   oyente   a   partir   de   la   forma   deíctica   empleada   y   otros  
datos  provenientes  del  entorno  (la  voz  de  quien  dice  yo,  la  hora  en  que  tiene  
lugar   el   intercambio,   etc.).   En   (34)   y   (35)   no   son   tan   escuetos   como   en   (33),  
pero  el  oyente  tiene  que  hacer  ciertas  inferencias  para  reconstruir  lo  dicho.  En  
(34)   hay   que   completar   el   significado   que   tiene   la   palabra   poquito   en   este  
contexto,   para   recuperar   una   explicatura   como   “el   pañuelo   verde   es   bastante  
mas   caro”   o   “ese   pañuelo   es   más   caro   de   lo   que   usted   parece   dispuesta   a  
pagar”.  Por  supuesto,  ése  no  es  el  significado  básico  o  semántico  de  poquito,  
pero   lo   adquiere   en   ciertos   contextos,   y   ese   significado   extra   es   parte   de   la  
explicatura,  pues  contribuye  a  conformar  la  proposición  completa  expresada  
por   la   vendedora.   En   (35)   la   palabra   cierto,   que   generalmente   quiere   decir  
‘determinado’   (como   cuando   aparece   en   expresiones   como   ciertas   palabras,  
cierto  día),  en  esta  ocasión  expresa  que  la  persona  en  cuestión  es  “ya  mayor”,  
“demasiado  vieja  como  para  hacer  algo”,  “mayor  de  lo  que  uno  pensaría”,  o  
algo  parecido.  
  En  una  segunda  etapa  de  interpretación,  el  oyente  debe  llegar  a  enten-­‐
der  lo  que  el  hablante  quiere  decir  con  ese  enunciado,  para  lo  cual  debe  hacer  
más  inferencias,  asociando  la  forma  proposicional  obtenida  en  la  etapa  previa,  
con  todos  los  datos  pertinentes  del  contexto.  En  la  primera  etapa  de  la  inter-­‐
pretación  se  reconstruye  lo  dicho  (la  proposición  completa,  que  puede  some-­‐
terse  a  condiciones  de  verdad  o  falsedad),  y  en  la  segunda  etapa  se  recupera  
lo  comunicado,  que  es  todo  el  significado,  tanto  explícito  como  implícito,  que  
ha  intentado  transmitir  el  hablante.  
  En   la   teoría   de   la   relevancia,   de   modo   más   claro   que   en   la   teoría   de  
Grice,   se   considera   que   lo   dicho   está   formado   no   solamente   por   los   signifi-­‐
cados   convencionales,   sino   por   el   resultado   de   la   asignación   de   referencias,   la  
desambiguación   y   el   enriquecimiento   de   algunas   expresiones.   De   modo   que  
podemos  distinguir  tres  niveles  de  significado:  

  Nivel  1:  Significado  convencional  de  la  oración.  


  Nivel  2:  Lo  dicho.  
  Nivel  3:  Lo  comunicado.  
 
El   nivel   3   resulta,   como   sabemos,   del   resultado   de   los   procesos   de   desco-­‐
dificación   e   inferencia,   incluyendo   la   inferencia   de   implicaturas   conversacio-­‐
nales.   En   el   modelo   griceano   y   en   los   neogriceanos   se   ha   prestado   atención  
preferentemente   al   paso   del   nivel   2   al   3,   que   consiste   en   recuperar   signi-­‐
ficados   implícitos.   La   teoría   de   la   relevancia   intenta   explicar   además   cómo  
llegamos  a  interpretar  el  nivel  2,  lo  dicho,  proponiendo  que  el  paso  del  primer  
nivel   al   segundo   se   cumple   mediante   un   proceso   inferencial   semejante   al  
requerido  para  el  paso  de  lo  dicho  a  lo  comunicado.  El  resultado  de  esta  tarea  

25
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

inferencial  que  liga  el  nivel  1  con  el  2  es  la  explicatura  de  un  enunciado,  la  pro-­‐
posición  completa  que  expresa  un  hablante.    
  Así  pues,  el  significado  completo  de  un  enunciado,  el  significado  que  el  
hablante  quiere  comunicar,  está  formado  por  la  explicatura  y  las  implicaciones  
pragmáticas   o   implicaturas.   Ambos   procesos   están   guiados   por   la   búsqueda  
de  relevancia.  La  relevancia  contextual  de  un  enunciado  es  la  información  más  
apropiada   y   más   accesible   para   el   interlocutor:   la   información   que   viene   al  
caso,   que   se   conecta   con   los   conocimientos   anteriores   del   hablante   y   que  
produce  más  cambios  en  el  contexto  con  menos  esfuerzo  de  procesamiento.  
 

7.  LA  CORTESÍA  LINGÜÍSTICA  


 
Una  tesis  central  de  las  teorías  de  la  interpretación,  tanto  la  de  Grice  
como   la   de   Sperber   y   Wilson,   es   que   los   hablantes   poseen   una   serie   de  
expectativas   (por   ejemplo,   que   el   interlocutor   diga   la   verdad,   o   que   sea  
relevante),  gracias  a  las  cuales  pueden  descifrar  los  significados  intencionales  
transmitidos   en   los   intercambios   lingüísticos.   Pero   algunas   de   esas   expecta-­‐
tivas  no  tienen  que  ver  con  la  transmisión  de  información,  sino  con  el  modo  
de   realizarse   la   acción   lingüística   para   mantener   las   buenas   relaciones   entre  
los   interlocutores.   Esas   expectativas,   relacionadas   con   la   cortesía,   pueden  
entrar  en  conflicto  con  las  que  suelen  asociarse  a  la  transmisión  eficiente  de  
información.   Decir   la   verdad,   por   ejemplo,   que   es   una   norma   de   eficiencia  
informativa,  puede  ser  descortés  en  determinadas  circunstancias.  La  cortesía  
lingüística   no   es   solamente   un   problema   de   normas   sociales   variables,   apto  
para   ser   estudiado   por   la   sociología   y   la   sociolingüística   (vid.   tema   9),   sino  
también   un   problema   de   Pragmática   general,   puesto   que   es   imprescindible  
dar  su  lugar  a  la  cortesía  en  la  descripción  de  los  principios  que  guían  la  comu-­‐
nicación  humana.  
 
  La  teoría  más  difundida  sobre  la  cortesía  es  la  de  Brown  y  Levinson10,  
expuesta  en  su  famoso  libro  Politeness.  En  el  prólogo  a  este  libro,  J.  Gumperz  
afirma   que   la   cortesía   es   uno   de   los   elementos   básicos   del   orden   social,   y   una  
precondición   de   toda   forma   de   cooperación   entre   los   seres   humanos.   La  
cortesía   se   refleja,   como   no   podía   ser   menos,   en   el   lenguaje.   Si   podemos  
encontrar   regularidades   gramaticales   y   sociales   subyacentes   que   expliquen  
principios  universales  de  cortesía  y  variaciones  según  comunidades,  situacio-­‐
nes  e  individuos,  habremos  dado  un  gran  paso  para  demostrar,  dice  Gumperz,  
que  el  lenguaje  tiene  básicamente  naturaleza  social.  
 

10
  P.   Brown   y   C.   Levinson,   Politeness.   Some   universals   in   language   use.   Cambridge:   Cambridge  
University  Press,  1987.  
26
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

  La   teoría   de   Brown   y   Levinson   propone   un   marco   teórico   que   da  


cuenta  de  los  datos  interlingüísticos  e  interculturales,  y  hace  predicciones  que  
han  sido  comprobadas  en  numerosos  estudios  de  campo.  Está  basada  en  dos  
nociones:   la   noción   de   que   la   comunicación   es   una   actividad   racional   orien-­‐
tada   hacia   alguna   meta,   y   la   noción   de   que   cada   individuo   desea   conservar   su  
face  o  imagen  pública.  
  La   imagen   pública   (face)   consiste   en   dos   tipos   de   deseo:   el   deseo   de  
autodeterminación,   de   no   recibir   imposiciones   (imagen   negativa)   y   el   deseo  
de   ser   aprobado,   aceptado   (imagen   positiva).   Como   la   imagen   del   otro   está  
constantemente  amenazada  por  nuestros  actos  lingüísticos,  hemos  de  calcu-­‐
lar   bien   los   riesgos   de   éstos,   a   fin   de   mantener   con   el   interlocutor,   hasta  
donde  sea  posible,  la  mejor  relación.  Por  ejemplo,  pedir  algo  a  alguien  puede  
constituir   una   amenaza   tanto   a   la   imagen   positiva   (la   petición   limita   la   auto-­‐
nomía   de   quien   deba   dar   la   respuesta)   como   a   la   negativa   (toda   limitación   de  
autonomía  es  reducción  del  espacio  «privado»).  Pero  el  emisor  puede,  si  conoce  
al   destinatario   (y   otras   peculiaridades   contextuales),   reducir   el   efecto   de   esta  
amenaza  alimentando  ya  la  parte  positiva  de  la  imagen  de  éste  último:  

(37)  Tú  eres  la  única  persona  que  puede  ayudarme,  ¿podrías  prestarme  el  coche?  
 
ya  la  negativa:    

(38)  Mira,  lo  siento;  sé  que  esto  es  demasiado,  pero,  por  favor,  ¿podrías  prestarme  
el  coche?    
 
En   el   primer   caso   el   emisor   trata   de   que   el   destinatario   se   sienta   apreciado,  
importante,  indispensable  (Tú  eres  la  única  persona  que  puede  ayudarme);  en  el  
segundo,   viene   a   decir   de   modo   patente   que   lo   solicitado   es   una   intrusión   en   el  
campo  del  otro  y  que  es  consciente  de  semejante  desacato  (Mira,  lo  siento;  sé  
que  esto  es  demasiado).  Puede  darse  también  el  caso  de  que  en  el  intercambio  
no   se   manifieste   reducción   alguna,   esto   es,   que   la   expresión   sea   abierta   y   direc-­‐
ta:    

(39)  ¡Salten  a  los  botes,  rápido!  (En  un  naufragio.)    

(40)  Oye,  pásame  el  salero.  (En  una  comida  familiar.)    


 
Se  advierte  en  estos  casos  cómo  la  presión  del  contexto  (la  eficacia  con  que  deba  
transmitirse   cierta   información),   la   distancia   social   que   medie   entre   los   inter-­‐
locutores,  el  conocimiento  mutuo  que  tengan  de  sí  mismos,  constituyen  factores  
que   influyen   decisivamente   en   cómo   manifestar   la   cortesía   y,   por   ende,   en   la  
elección   de   las   formas   lingüísticas   más   apropiadas.   Así,   el   imperativo   no   resulta,  
como  se  ve,  «descortés»  en  estos  casos;  en  cambio,  podrían  resultar  absurdas  o  
descorteses,  por  lo  desconcertantes,  otras  expresiones  pretendidamente  «corte-­‐
ses»:    

27
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

(41)   Por   favor,   ¿serían   ustedes   tan   amables   de   saltar   con   rapidez   a   los   botes?   Es   que  
el  barco  se  está  hundiendo.  

(42)   Por   favor,   ¿serías   tan   amable   de   pasarme   la   sal?   Es   que   está   muy   lejos   y   no  
alcanzo.  
 
Estos  mismos  factores  pueden,  según  la  situación,  llevar  a  estrategias  con  que  se  
manifieste  muy  indirectamente,  de  modo  encubierto,  la  intención  del  hablante  y  
se   respete   en   gran   medida,   en   virtud   de   ello,   la   imagen   del   destinatario.   Si  
alguien  me  dice,  mientras  me  tomo  con  fruición  un  helado:  

(43)  ¡Vaya  helado!    


 
puedo   interpretar,   llegado   el   caso,   que   tal   persona   me   ha   pedido   algo   de   modo  
encubierto;   por   ejemplo,   que   le   gustaría   probar   el   helado   en   cuestión.   Gracias   a  
este  procedimiento,  yo,  el  interpelado,  quedo  mucho  más  libre  para  responder  
que  en  el  caso  de  que  tal  petición  hubiese  sido  formulada  de  un  modo  menos  
indirecto   o   de   un   modo   directo   (por   ejemplo,   así:   ¡Qué   helado   tan   bueno!  
¿Puedo  probarlo?  o  Dame  que  lo  pruebe).    
  El  mantenimiento  de  la  imagen,  que  es  a  lo  que  responde  la  cortesía,  es  
algo  que  se  espera  sea   mantenido   dentro   de   los  límites  que  se  juzguen   adecua-­‐
dos   en   una   situación   comunicativa   dada.   Los   hablantes   conocen   y   explotan,  
cuando  comunican,  los  factores  con  que  impregnan  su  expresión  de  la  cortesía  
deseada;  es  decir,  conocen  de  modo  efectivo  las  estrategias  que  con  ellos  cabe  
urdir  en  las  distintas  situaciones  tanto  para  «amenazar  la  imagen  del  otro»  como  
para   no   hacerlo.   Según   Brown   y   Levinson   los   factores   en   cuestión   son   los   que  
siguen:    

a)  Distancia   social   (social   distance):   relación   simétrica   que   incluye   el   grado   de  


familiaridad  y  contacto  existente  entre  los  interlocutores  en  un  momento  dado.    

b)  Poder  relativo  (relative  power),  relación  asimétrica:  el  poder  que  el  hablante  puede  
ejercer   sobre   el   oyente   en   función   de   su   pertenencia   a   algún   estrato   de   cierta  
jerarquía  social  establecida.    

c)  Grado   de   imposición   (imposition   ranking):   el   que   en   una   cultura   dada   siempre  


conlleva  la  realización  de  cierto  acto  (pedir,  preguntar,  anunciar;  pedir,  en  nuestra  
cultura,   un   bolígrafo   no   tiene   el   mismo   peso   que   pedir   prestado   el   coche   o   una  
suma  considerable  de  dinero,  etc.).  
 
Con   estos   factores,   que,   como   puede   apreciarse,   son   de   naturaleza   social   y  
cultural,  cabe  calcular  el  riesgo  que  conlleva  la  realización  de  una  acción  que  
amenace  la  imagen  (que,  en  principio,  es  supuesta  por  cualquier  intercambio  
lingüístico):  
 

28
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

  Riesgo  (AAI)  x  =  (D  +  P  +  G)  x  

  (AAI  =  «acción  que  amenaza  la  imagen»;  D  =  «distancia  social»;  P  =  «poder  


relativo»;  G  =  «grado  de  imposición»)  
 
Tras   realizar   este   cálculo   en   cada   situación,   se   opta   en   función   de   ello   por   la  
estrategia  más  conveniente.  He  aquí  el  marco  general  de  tales  estrategias  pro-­‐
puesto  por  Brown  y  Levinson:  
 
No  haga  la  AAI                                                                                                                        Haga  la  AAI  
 
                                                     encubiertamente                abierta  e  indirectamente              abierta  y  directamente  
 
 
 
                                                                                                                           con  Cneg.                          con  Cpos.  
 
 
       (++)                                                          (+)                                                (0)                                                    (-­‐)                                                                          (-­‐  -­‐)  
máximo                                                                                                                                                                                                                                                    mínimo  

                                                                                                                                                   riesgo  
                                                         (Cpos  =  «cortesía  positiva»;  Cneg  =  «cortesía  negativa»)  
 
Por   tanto,   si   el   intercambio   pretendido   arroja,   tras   el   cálculo   mencionado,   un  
riesgo   muy   alto,   quizá   convenga   no   emprender   tal   intercambio   («No   haga   la  
AAI»).   Si   el   riesgo   decrece,   cabe   emprenderlo   («Haga   la   AAI»),   pero   su  
estructura,  por  lo  que  toca  a  la  cortesía,  dependerá   del  grado  que  presente  el  
riesgo   en   cuestión   (de   mayor   a   menor   riesgo:   «AAI   encubierta»,   «AAI   abierta,  
indirecta   y   con   cortesía   negativa»,   «AAI   abierta,   indirecta   y   con   cortesía  
positiva»  y  «AAI  abierta  y  directa»).  
 
  El   estatus   teórico   de   los   principios   de   cortesía   lingüística   es   campo  
abonado   para   la   discusión.   ¿Son   tan   importantes   las   máximas   de   cortesía  
como  las  del  principio  de  cooperación  o  el  de  relevancia?  Dicho  de  otro  modo,  
¿es  tan  necesario  ser  cooperativo  o  relevante  como  cortés?  Es  difícil  por  ahora  
dar   una   respuesta   definitiva   a   esta   pregunta.   Lo   que,   sin   embargo,   no   se  
puede   pasar   por   alto   es   que   la   cortesía   es   necesaria   para   llevar   a   cabo   con  
éxito   los   actos   de   habla,   porque   permite   el   acceso   al   interlocutor   y   el   esta-­‐
blecimiento   de   una   buena   relación   con   él,   asegurándose   así   la   eficacia   de   la  
comunicación.   Además,   las   normas   de   cortesía   inciden   directamente   en   las  
elecciones  lingüísticas:  entonación,  formas  de  tratamiento,  tiempos  verbales,  
técnicas  narrativas.  
 
 

29
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

BIBLIOGRAFÍA  
 
(Las  obras  con  (*)  son  de  carácter  elemental  o  introductorio.)  
 
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31
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32
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

1  
En   el   texto   siguiente   se   reproduce   un   fragmento   del   diario   de   Gurb,   un  
extraterrestre  que  visita  la  Tierra  y  observa  sus  costumbres:  
 
04.00   Se   me   acerca   una   chica   muy   joven   y   atractiva.   Con   gran   desenvoltura   me   pregunta  
que  si  estudio  o  trabajo.  Le  respondo  que,  en  realidad,  no  puede  hacerse  esta  distinción,  porque  quien  
estudia  aplicadamente,  realiza  el  más  importante  de  los  trabajos  (para  el  día  de  mañana),  del  mismo  
modo   que,   quien   pone   los   cinco   sentidos   en   su   trabajo,   algo   nuevo   aprende   cada   día.   Sin   duda  
satisfecha  por  mi  respuesta,  la  chica  se  aleja  a  buen  paso.  
(Eduardo  Mendoza,  Sin  noticias  de  Gurb.  Barcelona:  Seix  Barral,  1991;    p.104.)  
 
 ¿Qué  quiso  decir  la  chica  con  su  pregunta?  
 ¿Cómo  interpretó  Gurb  la  pregunta  de  la  chica?  
 ¿Cómo  reacciona  la  chica  ante  la  respuesta  de  Gurb?  
 ¿Cómo  interpreta  Gurb  la  reacción  de  la  chica?  
 

2  
Aquí  tienes  dos  cartas.  Léelas  atentamente:  
 
 
      Muy  Sr(a).  nuestro(a):  
  Telefónica  tiene  el  gusto  de  comunicarle  que,  a  partir  del  próximo  primero  de  mayo,  
podrá  Vd.  utilizar  nuestro  servicio  de  asistencia  al  cliente.  Este  servicio  le  permitirá  realizar  
cuantas   consultas   considere   necesarias   para   aclarar   todo   lo   concerniente   a   contratos,  
facturación,   reclamaciones,   etc.   Este   servicio   funcionará   las   veinticuatro   horas   del   día,   es  
gratuito  y  podrá  beneficiarse  de  él  sólo  con  que  marque  el  número  1004.  
  Sin  otro  particular,  y  en  la  confianza  de  que  este  servicio  sirva  para  mejorar  nuestras  
relaciones  con  Vd.,  reciba  un  cordial  saludo.  
 
 
 
 
      Hola  XXX  (nombre  de  pila):  
  Telefónica   desde   el   primero   de   mayo   próximo   ya   tiene   servicio   de   asistencia   al  
cliente.  Ya  puedes  enterarte  de  todo  lo  que  no  entiendas  sobre  el  recibo,  el  contrato  o  para  
cualquier   otra   cosa   que   te   interese.   Llama   al   1004.   No   cuesta   nada.   Y   además   puedes  
hacerlo   a   cualquier   hora.   El   servicio   es   las   veinticuatro   horas.   Llama   y   responderemos   a  
todas  tus  preguntas.  
  Te  esperamos.  
 
 
Seguramente  habrás  observado  que  en  ambas  cartas  se  dice  más  o  menos  lo  mismo,  
pero  de  distinto  modo.  ¿Por  qué  es  esto  así?  Para  contestar  a  esta  pregunta,    
 

33
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

 primero   delimita   con   exactitud   qué   es   lo   que   se   dice   en   ellas;   después,   intenta  
describir   cómo   es   presentada   esta   información   en   cada   carta   (con   qué  
palabras,  con  qué  tipo  de  oraciones;  etc.);    
 luego,   con   los   datos   que   obtengas   sobre   los   modos   de   presentación,   explica   el  
probable  efecto  que  tales  modalidades  producirán  en  el  destinatario;    
 por  último,  imagina  que,  por  error,  el  destinatario  de  a)  recibe  la  carta  b),  o  a  la  
inversa;  ¿qué  ocurriría?  Explica  algunas  situaciones  posibles.  
 

3  
Etiqueta   los   actos   ilocutivos   de   las   siguientes   situaciones   como   afortunados   o  
desafortunados,   aplicando   criterios   normales   y   cotidianos.   En   cada   caso,   nombra  
también  el  acto  ilocutivo  correspondiente.  El  primer  caso  está  resuelto  a  modo  de  
ejemplo.  
 
1) Situación:   Alguien   le   da   un   puñetazo   a   otra   persona.   La   persona   agredida   dice:  
¡Muchas  gracias!    
Acto  ilocutivo:  agradecer.    
Desafortunado.  
 
2) Situación:   En   la   ceremonia   religiosa   de   una   boda,   el   sacerdote   les   dice   a   los  
contrayentes:  Yo  os  declaro  marido  y  mujer.    
Acto  ilocutivo:    
Afortunado/Desafortunado  
 
3) Situación:   Una   niña,   nieta,   a   sus   abuelos:  ¡Deberíais   avergonzaros   de   lo   que   habéis  
hecho!    
Acto  ilocutivo:    
Afortunado/Desafortunado  
 
4) Situación:  Un  hombre  le  dice  a  una  chica:  Vendré  a  buscarte  a  las  seis,  al  tiempo  que  
piensa:  Para  entonces  ya  estaré  fuera  de  la  ciudad.    
Acto  ilocutivo:    
Afortunado/Desafortunado  
 
5) Situación:  Un  mayordomo  a  un  rey:  Podéis  retiraros  ya,  majestad.  
Acto  ilocutivo:    
Afortunado/Desafortunado  
 
6) Situación:  Alguien  está  fumando  y  otra  persona  le  dice:  Ten  un  cigarro.    
Acto  ilocutivo:    
Afortunado/Desafortunado  
 
7) Situación:   Un   chico   está   sentado   a   la   mesa,   comiéndose   su   comida,   y   la   madre   le  
dice:  ¡Siéntate  a  la  mesa  ahora  mismo!    
Acto  ilocutivo:    
Afortunado/Desafortunado  
 
8) Situación:   Dos   personas   están   comiendo   en   la   misma   mesa.   La   sal   está   al   alcance   de  
una  de  ellas,  pero  no  de  la  otra.  Ésta  dice  a  la  primera:  ¿Me  pasas  la  sal,  por  favor?    
34
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

Acto  ilocutivo:    
Afortunado/Desafortunado  
 

4  
Describe   al   menos   dos   efectos   perlocutivos   posibles   de   cada   uno   de   los   enunciados  
que  se  hacen  en  las  siguientes  situaciones.  Ya  está  hecho,  como  ejemplo,  el  (1).  
 
(1) Un  vecino  a  una   mujer  que  acaba  de  enviudar:  Lamento   mucho   lo   ocurrido.  Posibles  
efectos:  la  oyente  vuelve  a  tomar  conciencia  de  su  dolor  y  rompe  a  llorar;  la  oyente,  
que   se   esperaba   tal   enunciado,   contesta   con   una   frase   hecha:   Gracias,   ha   sido   un  
golpe  muy  duro,  pero  tendré  que  acostumbrarme.  
 
(2) Un  profesor  a  un  estudiante:  Te  parecerá  fascinante  el  libro  sobre  los  infinitivos  en  
swahili.  
 
(3) Un  niño  a  su  profesora  durante  el  recreo:  Señorita,  Guillermo  me  ha  dicho  que  me  
vaya  a  la  mierda.  
 
(4) En  una  partida  de  ajedrez,  Un  jugador  al  otro:  Acabo  de  hacer  un  mal  movimiento.  
 
(5) Un  policía  a  un  hombre,  en  la  calle:  Buenas  tardes.  ¿Vive  usted  por  aquí?  
 

5  
Los  siguientes  son  actos  ilocutivos;  se  sugieren  cuatro  condiciones  de  cumplimiento  
para  cada  uno  de  ellos.  En  cada  caso,  sólo  dos  de  estas  condiciones  son  correctas.  
Indica  cuáles  son:  
 
a)     prometer:  
a.1)   El  emisor  debe  pretender  llevar  a  cabo  lo  prometido  
a.2)   El  emisor  debe  ser  inferior  en  status  al  destinatario.  
a.3)   Lo  prometido  debe  ser  algo  que  el  emisor  quiera.  
a.4)   Lo  prometido  debe  ser  algo  moralmente  malo.  
 
b)     disculparse:  
b.1)   El  emisor  debe  ser  responsable  de  aquello  por  lo  que  se  disculpa.  
b.2)   El  objeto  de  la  disculpa  debe  ser  (o  haber  sido)  inevitable.  
b.3)   El  objeto  de  la  disculpa  debe  ser  algo  moralmente  malo.  
b.4)   El  emisor  no  debe  querer  que  el  objeto  de  la  disculpa  suceda  (o  haya  sucedido).  
 
C     saludar:  
c.1)   El  emisor  y  el  destinatario  deben  ser  de  distinto  sexo.  
c.2)   El  emisor  y  el  destinatario  no  deben  estar  en  mitad  de  una  conversación.  
c.3)   El  emisor  debe  pensar  que  el  destinatario  ha  sufrido  recientemente  una  pérdida.  
c.4)   El   emisor   siente   respeto   hacia   el   destinatario   y/o   se   siente   unido   (aunque   sea  
ligeramente)  con  él.  
 
d)     bautizar:  

35
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

d.1)   La  persona  o  cosa  bautizada  no  debe  tener  ya  un  nombre  asignado  y  conocido  para  
el  emisor.  
d.  2)   La  comunidad  debe  reconocer  que  el  emisor  tiene  autoridad  para  bautizar.  
d.3)   La  persona  o  cosa  bautizada  debe  pertenecer  al  emisor.  
d.4)   La   comunidad   debe   guardar   un   respeto   considerable   hacia   la   persona   o   cosa  
bautizada.  
 
e)   protestar:  
e.1)   El  emisor  y  el  destinatario  deben  haber  estado  enfrentados  con  anterioridad.  
e.2)   El  emisor  debe  desaprobar  el  estado  de  cosas  por  el  que  protesta.  
e.3)   El  estado  de  cosas  por  el  que  se  protesta  debe  ser  desaprobado  por  la  comunidad  en  
general.  
e.  4)   El  destinatario  debe  ser  considerado  responsable  (por  el  emisor)  del  estado  de  cosas  
por  el  que  protesta.  

6  
Da  las  ilocuciones  directas  e  indirectas  de  los  siguientes  enunciados.  El  primero  está  
resuelto,  como  ejemplo.  
 
1) ¿Por  qué  no  vamos  a  Portugal  este  verano?  
D:  Pregunta  (sobre  la  causa  de  que  algo  no  ocurra).  
I:  Sugerencia  o  propuesta  del  emisor  al  destinatario  (de  algo  =  ir  a  Portugal  el   verano  
próximo).  
 
2) Permítaseme  decir  que  respaldo  totalmente  la  orden  del  director.  
D:    
I:  
 
3) Creo  que  me  estás  buscando.  
D:  
I  :  
 
4) Me  veo  obligado  a  pedirte  que  te  marches.  
D:  
I:  
 
5) ¿No  crees  que  deberías  llamar  a  tu  madre?    
D:  
I:  
 
Sugiere   alguna   réplica   malintencionada   o   inapropiada,   pero   literalmente   correcta,  
para  los  enunciados  (2)-­‐(5).  
 

36
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

7  
En   la   siguiente   situación,   el   acto   llevado   a   cabo   por   el   enunciado,   ¿parece,   en  
primera   instancia,   una   aseveración,   una   pregunta   o   una   orden?   Observa,   en   cada  
caso,   el   tipo   de   oración   de   que   se   trate,   esto   es,   si   es   declarativa,   interrogativa   o  
imperativa.  
 
(1) Una   señora   en   el   despacho   de   billetes   de   una   estación   de   ferrocarril:   Querría   un  
billete  de  ida  y  vuelta  para  El  Escorial,  por  favor.  
Tipo  de  oración:    
Acto:  
(2) Un   hablante   en   una   reunión   donde   se   discute   un   problema   social   candente:   ¿Es  
correcto  condenar  la  drogadicción?    
Tipo  de  oración:  
Acto:  
(3) Lord   Bellamy   a   su   mayordomo,   que   adivina   todos   sus   deseos   y   necesidades:   Hace  
frío  aquí,  Hudson.    
Tipo  de  oración:  
Acto:  
(4) A   un   compañero   en   una   excursión,   mientras   se   escala   una   valla:   Se   me   ha  
enganchado  la  camiseta  en  la  alambrada.  
Tipo  de  acción:  
Acto:  
(5) Un  profesor  de  biología:  Observen  que  la  célula  femenina  tiene  dos  cromosomas  X.  
Tipo  de  oración:  
Acto:  
(6) Una  madre  a  su  hijo,  que  está  comiendo  descuidadamente:  mira  la  de  porquería  que  
tienes  debajo  de  la  silla.  
Tipo  de  oración:    
Acto:  
 

8  
En  la  puerta  del  garaje  de  cierta  calle  se  encontraba  el  siguiente  cartel:  
 
SALIDA DE VEHÍCULOS
GRACIAS
 
Compáralo  con  este  otro,  colocado  en  la  puerta  de  un  aula:  

EL PROFESOR MORENO SÁEZ


NO PUEDE DAR CLASE ESTA
SEMANA. GRACIAS.
 
 ¿Qué  tipos  de  actos  de  habla  encuentras  en  estos  carteles?  
 ¿Qué  crees  que  significa  «gracias»  en  cada  uno  de  ellos?    
 
37
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

9  
Observa  la  siguiente  tira  de  Mafalda:  
 

 
 
 ¿En   qué   aspectos   cumple   o   no   Libertad   con   el   Principio   de   Cooperación   de  
Grice?  
 ¿En  qué  contexto  la  respuesta  de  Libertad  a  la  profesora,  en  la  primera  viñeta,  
se  consideraría  cooperativa?  
 ¿Podrías   explicar   a   qué   se   debe   la   incomunicación   entre   Libertad   y   su  
profesora?  
 ¿Te   parece   que   las   respuestas   de   Libertad   son   incoherentes?   ¿A   qué  
experiencias  se  refiere  Libertad?  
 
 

10  
Examina  las  siguientes  interacciones  e  intenta  analizarlas  aplicando  la  teoría  de  la  
implicatura.   Indica   qué   máximas   obedecen   o   no   respetan   los   participantes,   que  
implicaturas   conversacionales   producen,   si   se   cancelan   en   el   diálogo,   etc.   No  
damos   información   sobre   los   contextos   de   estos   diálogos   porque   son   fáciles   de  
imaginar.  No  obstante,  caben  diversas  posibilidades  a  la  hora  de  recrearlos.  
 
1   LUISA:   Manuel  se  emborrachó  y  se  acostó  con  Vanesa.  
  JUAN:     ¿En  qué  orden?  
2   PEPE:   Tengo  mil  cosas  que  leer  para  la  clase.  
  PADRE:   A  ver,  ¿cuánto  tienes  que  leer?  
3   RAÚL:   ¿Cuántos  años  tiene  tu  cuñada?  
  JUAN:   Ya  tiene  esos  sofocos  y  nervios  y  demás...  
  RAÚL:   Con   eso   no   me   dices   mucho;   puede   tener   treinta   como   cincuenta,   y   sufrir   de  
esas  cosas.  
  JUAN:   Treinta  no  tiene,  te  lo  aseguro.  
4   PEPA:   A  veces  no  sé  si  tú  me  quieres  tanto  como  antes.  
  PEPE:   A  veces  no  sé  si  no  debí  enamorarme  de  tu  tía  Lucrecia.  
5   ROSA:   Lo  que  más  me  atrae  de  ti  es  tu  amabilidad.  Ni  el  duque  de  Windsor  te  supera.  
  JAVIER:   No,  al  lado  mío  es  un  patán.  
6   LUISA:   ¿Te  pagaron  sesenta  euros  nada  más?  

38
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

  LUIS:   Oye,  sesenta  euros  son  sesenta  euros.  


7   PEPA:   ¿Por  qué  me  rechazas?  
  PEPE:   Me  olvidé  de  tomar  la  píldora.  
 

11  
Justifica   ante   qué   tipo   de   implicatura   (conversacional   generalizada   o   particulari-­‐
zada)  se  está  en  cada  uno  de  los  siguientes  casos:  
 
a)  
A.  ¿Puedo  salirme  a  la  calle  a  jugar  un  rato  con  Nacho?  
B.  ¿Cómo  llevas  los  deberes?  
(⇒  ‘No  hay  permiso  hasta  que  termines  los  deberes’)  
 
 
b)  
La  leche  está  tibia  
(⇒  ‘La  leche  no  está  caliente’)  
 
c)  
El   médico   me   ha   prohibido   que   siga   tomando   coñac.   Menos   mal   que   he   descubierto   el  
whisky.  
(⇒  ‘El  emisor  no  está  dispuesto  a  seguir  la  prohibición  del  médico’)  
 
d)  
La  camisa  es  blanca  
(⇒  ‘La  camisa  es  totalmente  blanca’)  
 
e)  
¿Es  usted  el  profesor  de  inglés?  
(⇒  ‘El  emisor  considera  al  destinatario  de  algún  modo  superior’)  
 
f)  
Es  más  frío  que  un  témpano  
(⇒  ‘Es  calculador,  impasible,  inhumano...’)  
 
g)  
La  bandera  de  ese  país  es  roja  y  azul  
(⇒  ‘La  bandera  de  ese  país  es  en  parte  roja  y  en  parte  azul’)    
 

12  
Siguiendo   el   principio   de   la   relevancia,   analiza   la   interpretación   más   aceptable   de  
estos   enunciados.   Observa,   en   espacial,   qué   papel   desempeñan   las  
descodificaciones  lingüísticas  y  las  inferencias  en  su  interpretación:  
 
1. [En  el  autobús,  Inma  intenta  abrir  una  ventanilla,  no  puede  y  comenta  en  voz  alta,  para  que  la  
oiga  su  compañera  de  asiento:]  Parece  que  no  se  puede  abrir.  
 

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Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

2. [En  una  tienda.  La  compradora,  de  baja  estatura,  se  prueba  un  abrigo  que  le  llega  hasta  los  
tobillos  y  le  dice  a  la  empleada  que  no  está  muy  segura  de  que  le  siente  bien.  La  vendedora  
responde:]  La  ropa  larga  sienta  mejor  a  las  altas,  por  lo  general.  
 
3. En  la  facultad.  Un  estudiante  recibe  corregido  su  trabajo  sobre  Pragmática.  La  nota  no  es  muy  
buena   y   los   márgenes   están   llenos   de   correcciones.   Le   pregunta   al   profesor   si   debe   hacer   el  
trabajo   de   nuevo,   y   éste   responde:]   A   veces   lo   mejor   es   leer   de   nuevo   la   teoría,   para  
comprenderla  a  fondo.  
 
4. [Manolo   y   Rocío,   dos   jóvenes   que   tienen   poco   dinero   y   que   sienten   interés   por   las   comidas  
exquisitas,  leen  el  menú  de  un  restaurante.  El  plato  de  pulpo  cuesta  12  euros,  el  de  «pulpitos  
medianos»   cuesta   20   euros,   y   el   de   «minipulpitos»   cuesta   30   euros.   Rocío   dice:]   Yo   quiero  
pulpitos  microscopiquísimos,  que  son  los  mejores,  pero  no  hay.  
 

13  
Lee  los  siguientes  enunciados  y  explica  si  los  consideras  irónicos  y  por  qué.    
 
1   [Un   grupo   de   amigos   van   en   una   furgoneta   alquilada.   Mercedes,   una   de   las  
pasajeras,  se  dirige  al  conductor:]  
Tres  días  más  y  ya  sabes  conducir,  ¿eh?  
2   [Carla  y  Sofía  consideran  que  el  atuendo  de  Patricia,  su  compañera  de  trabajo,  es  
horrible:]  
Se  ha  gastado  un  dineral  en  el  abrigo.    
3   Cristina  y  Mario  van  a  un  restaurante  a  cenar.  Cuando  entran  se  dan  cuenta  de  que  
son  los  únicos  clientes.  El  restaurante  está  vacío.  Le  dice  Cristina  a  Mario:]  
Te  dije  que  teníamos  que  haber  reservado  mesa.  
 

14  
Los   siguientes   cuatro   ejemplos   responden   a   otras   tantas   estrategias   para   pedir   a  
alguien   cinco   mil   pesetas.   ¿Qué   grado   de   cortesía   muestra   cada   una   de   tales  
estrategias?  ¿A  qué  tipo  responden  en  la  clasificación  de  Brown  y  Levinson?  
 
a) Oye,  préstame  mil  duros  
b) Oye,  tío,  ¿me  puedes  prestar  mil  pavos?  
c) Mira,  lo  siento  mucho,  pero  ¿podrías  prestarme  cinco  mil  pesetas?  
d) ¡Vaya  por  Dios!  Me  he  quedado  sin  dinero  y  no  hay  ningún  cajero  cerca...  
 

15  
Ordena  los  siguientes  enunciados  desde  ‘el  más  cortés’  (según  Brown  y  Levinson)  al  
‘menos  cortés’.  Indica  también  qué  estrategia  se  ha  empleado:  
 
a) ¿Le  parece  bien  pagar  la  mitad  del  importe  de  la  factura  treinta  días  antes  de  la  entrega?  
b) Recibirá  usted  una  factura  por  el  importe  de  la  midad  del  pedido  treinta  días  antes  de  la  
entrega.  
c) Tiene  que  pagar  la  mitad  de  la  factura  antes  de  la  entrega.  

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Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

d) Aunque  nuestro  deseo  es  ofrecer  siempre  el  mejor  trato  a  nuestros  clientes  y  nos  resulta  
muy   difícil   plantear   unas   condiciones   de   pago   así,   la   compañía   ha   decidido   que   el   importe  
de  la  mitad  de  lo  facturado  sea  satisfecho  treinta  días  antes  de  la  entrega.  
 

16  
Cortesía   positiva   y   cortesía   negativa.   Observa   los   siguientes   enunciados   e   intenta  
adjudicarles  un  solo  valor:  si  fomentan  la  cortesía  positiva  o  la  negativa.  
 
1   A   mí   también   se   me   hinchan   los   pies   después   de   volar   tantas   horas.  
Ponte  cómoda,  quítate  los  zapatos.  
2   Soy  malísima  para  los  trabajos  manuales.  Seguro  que  no  puedo  armar  
esta  mesita.  
3   Cuando  termines,  ¿podré  usar  tu  diccionario?  
4   Felicidades  por  la  novia,  ¿eh?  
5   ¿Me  haría  usted  el  gran  favor  de  quitar  los  pies  de  mi  asiento?  
6   Buenas  tardes,  señor.  Permítame  su  carné  de  conducir,  por  favor.  
7   Ven  el  sábado;  no  vayas  a  faltar  que  te  mato.  
8   Quería   invitarte   a   una   cena;   sé   que   estás   muy   ocupada,   pero  
realmente  me  gustaría  mucho  que  pudieras  venir.  
9   Oye,  ¿con  qué  te  lavas  el  pelo  que  te  brilla  tanto?  
10   Mira,  me  es  muy  difícil  pedirte  esto,  pero...  
 
 

17  
A)  En  el  diálogo  siguiente  hay  dos  opciones  para  la  intervención  de  B.  ¿Cómo  usa  en  
cada  caso  este  hablante  la  cortesía?  
 
A:   Bueno,  he  intentado  explicárselo  del  modo  más  claro,  creo.  Ahora  tengo  que  irme,  porque  
tengo  otra  tutoría.  Espero  que  la  preparación  del  trabajo  le  resulte  más  fácil  ahora.  
B:   a)   Todavía  no  entiendo  estos  materiales.  
  b)   Si  tengo  algún  problema,  ¿puedo  esperar  a  pasado  mañana  y  preguntarle  las  dudas?  
 
B)  En  este  otro  diálogo,  ¿cómo  usa  la  cortesía  el  cliente?  
 
Camarero:   Señor,  ¿le  traigo  algo  para  beber?  
Cliente:   Naturalmente,  todo  el  mundo  bebe,  ¿no?  
 
 
C)   Una   agencia   de   selección   de   personal   responde   con   una   carta   a   las   personas   que  
no   han   sido   admitidas   para   cierto   puesto   de   trabajo.   ¿Cómo   interpretaríamos,   si  
fuésemos   los   destinatarios   de   tal   carta,   las   siguientes   frases   contenidas   en   ella   y  
relacionadas  con  nuestra  carencia  de  preparación  para  el  puesto?:  
 
a) {...}  No  entendemos  cómo  se  ha  molestado  usted  en  solicitar  este  empleo.  {...}  
b) {...}  Tenemos  algunas  dudas  en  relación  con  su  preparación  y  experiencia  anteriores.  {...}  

41
Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

18  
Convengamos   en   que   en   cada   una   de   las   interacciones   siguientes   se   realiza,   por  
medio  del  lenguaje,  un  acto  de  dar  una  orden  o  un  acto  de  pedir  algo.  A  veces  la  
interacción  está  completa,  a  veces  falta  la  respuesta.  En  cada  caso,  imagina  quiénes  
podrían   ser   los   participantes   y   qué   relación   tienen   entre   sí.   Justifica   tus   respuestas  
teniendo  en  cuenta  la  teoría  de  la  imagen.  
 
1   A.   Dame  el  dinero,  pronto.  
  B.   Toma.  
2   A.   Por  favor,  cállate.  
  B.   No,  no  me  quiero  callar.  
3   A.   ¿Me  dejas  el  bolígrafo  un  momentito?  
4   A.   ¿Tendrías  la  bondad  de  quedarte  un  momento  en  silencio?  
  B.   Qué  antipático  eres.  
5   A.   Señor,  déme  todo  lo  que  tenga  en  los  bolsillos.  
6   A.   ¿Me  lo  vas  a  comprar?  
  B.   No  me  da  la  gana.  
7   A.   Yo  sólo  quería  un  poco  más...  
  B.   Espere.  
8   A.   Desvístete.  
  B.   Tengo  frío.  
  A.   Se  te  pasará.  
9   A.   Por  favor,  señora,  si  es  tan  amable,  firme  aquí  abajo.  
  B.   No  me  haga  reír.  
10   A.   El  jueves  20  a  las  9,  en  ayunas.  
  B.   Ay,  me  parece  que  no  voy  a...  
  A.   El  28,  viernes,  a  las  8.45,  en  ayunas...  
  B.   No,  no,  eso  es  ya  mucho  tiempo,  yo...  
  A.   ¿Viernes  21,  a  las  9?  
  B.   Sí,  gracias.  
11   A.   No   puedo   soportar   el   agua   con   hielo,   qué   maldita   costumbre   la   de   este  
país.  
12   A.   Otra  botella.  
  B.   Sí,  señor.  
13   A.   Otra  botella.  
  B.   De  ningún  modo;  ¿estás  loco?  
14   A.   El  capitán  reitera  que  los  pasajeros  deben  permanecer  en  sus  asientos  
hasta  que  el  avión  se  detenga  definitivamente  en  la  terminal.  
 

19  
¿En   qué   se   desvían   estos   enunciados   corteses   de   las   máximas   del   principio   de  
cooperación?  ¿Cómo  podrías  justificar  esta  desviación  en  función  de  la  cortesía?  
 
  1   [Por  teléfono:]  
Quería  hablar  con  el  señor  López,  por  favor.  
  2   Podrías  redactar  la  carta  de  nuevo,  quizá.  
  3   [Profesor  a  estudiante:]  
Es   un   buen   trabajo.   Te   he   señalado   solamente   un   par   de   cositas   que   podrías  

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Lingüística.  Tema  8.  Pragmática.  

explicar  mejor.  
  4   ¿No  vas  a  comer  algo?  
 

20  
Imagina   contextos   en   los   cuales   los   enunciados   siguientes,   que   parecen  
descorteses,  NO  lo  sean:  
 
a) Cierre  la  boca.  
b) ¡Cállese!  
c) He  dicho  que  me  des  más,  vamos,  más,  más.  
d) No  toques.  
e) No  seas  tonto.  
f) Ay,  qué  fea  estás.  
 

43
LINGÜÍSTICA  
 
 
TEMA  9  
LINGÜÍSTICA  APLICADA  
 
1.  Psicolingüística:  Lenguaje  y  cerebro.-­‐  2.  Aprendizaje  de  lenguas.-­‐  3.  Lenguaje  y  sociedad.  
 

 
 
 
1.  PSICOLINGÜÍSTICA:  LENGUAJE  Y  CEREBRO  
 
1.1  Introducción  
 
La   Psicolingüística   es   el   estudio   del   lenguaje   y   la   mente.   Esta   disciplina   trata   de  
ofrecer   respuestas   a   preguntas   referidas   a   cómo   se   representa   y   procesa   el   lenguaje  
en   la   mente,   y   para   ello   utiliza   métodos   experimentales   y   elabora   diversas   hipótesis  
sobre   el   aprendizaje   y   el   procesamiento   del   mismo.   La   Psicolingüística   explora   un  
amplio   abanico   de   fenómenos:   desde   cómo   adquieren   los   niños   su   primera   lengua   o  
cómo  la  mente  humana  resuelve  las  ambigüedades  lingüísticas,  hasta  cómo  los  errores  
de   habla   reflejan   la   estructura   del   lenguaje   en   diferentes   niveles   (fonológico,  
morfológico,   sintáctico,   etc.).   Veremos   algunos   de   estos   temas   en   el   apartado   2   de  
este   tema.   Un   ámbito   importante   de   la   Psicolingüística   concierne   al   estudio   del  
lenguaje   en   relación   con   el   cerebro,   ámbito   disciplinar   comúnmente   conocido   como  
Neurolingüística.  Nos  ocuparemos  de  algunos  fenómenos  estudiados  en  este  campo  a  
continuación.  
 
 
1.2  Lenguaje  y  cerebro  
 
El   cerebro   es   un   órgano   extremadamente   complejo   compuesto   por   diferentes  
capas.  La  capa  que  ha  evolucionado  más  recientemente  y  que  es  la  más  característica  
de  los  grandes  primates  es  el  córtex  cerebral,  la  superficie  plegada  de  los  hemisferios  
cerebrales   que   contiene   lo   que   a   menudo   se   denomina   materia   gris.   Aquí   están  
ubicadas   las   más   altas   funciones   intelectuales,   incluyendo   el   lenguaje.   El   córtex  
cerebral  puede  resultar  dañado  por  diferentes  causas.  Por  ejemplo,  puede  sufrir  una  
lesión  a  causa  de  un  golpe  en  la  cabeza  o  por  culpa  de  cualquier  otro  tipo  de  herida.  
Por   otra   parte,   puede   sufrir   una   lesión   interna   debido   a   una   enfermedad   o   a   una  
obturación  de  los  vasos  sanguíneos  (una  embolia  o  una  trombosis),  lo  que  tiene  como  
consecuencia   una   interrupción   del   riego   sanguíneo   y   la   muerte   de   las   células   del  
córtex.    
El  estudio  de  pacientes  con  diferentes  tipo  de  daño  cerebral  ha  revelado  que  hay  
diferentes  partes  del  cerebro  asociadas  a  funciones  diferentes.  En  otras  palabras,  que  
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

es   posible   ubicar   en   el   cerebro   las   zonas   que   controlan   las   diferentes   funciones,   tal  
como  se  muestra  en  la  siguiente  ilustración:  
 
  control  
surco   motor  
  central   lóbulo  
  parietal  
 
lóbulo  
  frontal  
  procesamiento  
  de  imágenes  
 
 
resolución  
lóbulo  
de    problemas  
occipital  
 
 
  procesamiento  
fisura   lóbulo  
  auditivo   temporal  
lateral  
 
Un   trastorno   del   lenguaje   causado   por   una   lesión   cerebral   se   llama   afasia.   En   este  
tipo  de  trastorno  la  parte  afectada  del  cerebro  es  casi  siempre  la  región  izquierda  (el  
hemisferio   izquierdo).   Si   la   lesión   afecta   a   áreas   similares   de   la   región   derecha  
(hemisferio   derecho),   normalmente   causa   otros   déficit   completamente   diferentes   y  
que   no   tienen   nada   que   ver   con   el   lenguaje.   Hablamos   de   afasia   global   cuanto   la  
pérdida  del  lenguaje  es  total.  Cuando  esto  ocurre,  y  aunque  la  lesión  cerebral  pueda  
ser   tan   extensa   que   afecte   a   varias   funciones   intelectuales,   algunos   pacientes  
conservan   muchas   de   las   capacidades   cognitivas   que   tenían   antes   del   accidente.   En  
concreto,  aunque  tales  personas  son  incapaces  de  entender  y  producir  mensajes  en  su  
lengua,   pueden   resolver,   sin   embargo,   otras   tareas   intelectuales   que   no   están   basadas  
en   el   lenguaje.   Esta   circunstancia   parece   corroborar   las   ideas   chomskyanas   de   que,  
primero,   la   competencia   lingüística   es   un   producto   que,   debido   al   carácter   innato   y  
específico  de  la  especie,  muestra  la  facultad  del  lenguaje;  y,  segundo,  esta  facultad  es  
independiente   de   las   demás   capacidades   cognitivas.   Está   claro   que   el   perjuicio  
selectivo  del  lenguaje,  es  decir,  que  las  demás  facultades  permanezcan  intactas,  como  
acabamos   de   describir,   es   lo   que   lógicamente   cabría   esperar   que   sucediera   si   se  
sostiene  la  idea  de  que  el  lenguaje  es  una  capacidad  cognitiva  autónoma  e  innata.  
Al   igual   que   hay   casos   en   que   lenguaje   está   dañado   mientras   otros   aspectos   del  
funcionamiento   cognitivo   permanecen   intactos,   también   es   posible   encontrar   tipos   de  
funciones   específicas   que   resultan   perjudicadas   dependiendo   del   lugar   exacto   del  
córtex  que  haya  sufrido  daño.  En  1861,  un  neurólogo  francés,  Paul  Broca,  describió  el  
caso  de  un  paciente  que,  tras  haber  recibido  un  golpe,  no  podía  articular  ni  una  sola  
palabra.  Tras  morir  el  paciente,  Broca  estudio  el  cerebro  de  éste  y  descubrió  una  gran  
lesión   en   el   lóbulo   frontal   del   hemisferio   izquierdo,   el   área   coloreada   en   azul   en   la  
siguiente   ilustración.   Broca   llegó   a   la   conclusión   de   que   ésta   era   el   área   cerebral  
responsable   de   controlar   la   producción   del   habla.   Desde   entonces   esta   zona   del  
cerebro  es  conocida  como  el  área  de  Broca.    
Estudios   posteriores   revelaron   que   hay   un   segundo   grupo   de   pacientes   afásicos  
que   muestran   muchas   dificultades   para   entender   los   mensajes   en   su   lengua.   En  

2    
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

muchos   de   estos   casos   los   pacientes   parecen   producir   enunciados   de   forma  


razonablemente  fluida,  pero  cuando  se  presta  atención  a  lo  que  dicen  se  comprueba  
que  hablan  de  forma  inconexa.  Este  patrón  de  trastornos  es  conocido  como  afasia  de  
Wernicke,  en  reconocimiento  a  Carl  Wernicke,  el  neurólogo  alemán  que  fue  el  primero  
en  describirlo  en  1870.  Esta  afasia  está  asociada  a  lesiones  producidas  en  otra  área  del  
hemisferio  izquierdo  conocida  como  el  área  de  Wernicke,  el  área  coloreada  en  violeta  
en  la  siguiente  ilustración.  
 
 
Área  de  Broca  
  Área  de  Wernicke  

  Lóbulo  
frontal  
 
 
 
 
 
 
 
 
  Lóbulo  temporal  
 
 
 
Por  desgracia,  la  idea  inicial  de  que,  estudiando  los  problemas  lingüísticos  de  los  
afásicos,   se   podrían   identificar   y   aislar   las   áreas   cerebrales   relacionadas   con   el  
lenguaje,  ha  resultado  ser  un  tanto  ingenua.  Conforme  se  ha  ido  profundizando  en  la  
investigación,  se  ha  ido  viendo  que  las  funciones  del  lenguaje  no  pueden  ser  ubicadas  
fácil   y   directamente   en   unas   regiones   específicas   del   córtex.   Por   el   contrario,   se   ha  
comprobado   que   hay   varias   áreas   implicadas   en   la   ejecución   de   tareas   lingüísticas.  
Esto  no  quiere  decir  que  la  facultad  del  lenguaje  no  pueda  ser  ubicada  en  el  cerebro,  
sino   que   en   ella   hay   implicadas   representaciones   distribuidas   muy   complejas   que  
exigen   para   su   estudio   procedimientos   de   experimentación   más   sofisticados.   En   los  
últimos   años   se   han   venido   desarrollando   nuevas   técnicas   para   estudiar   la   actividad  
del  cerebro  mientras  éste  realiza  tareas  lingüísticas  específicas.  Las  técnicas  de  imagen  
suministran  imágenes  del  cerebro  “trabajando”,  y  bien  podemos  esperar  que  acaben  
llevándonos  a  un  mayor  conocimiento  de  los  mecanismos  fisiológicos  que  subyacen  al  
conocimiento  del  lenguaje.  Sin  embargo,  la  investigación  realizada  con  estas  técnicas  
aún  está  en  sus  inicios.  
Hemos   aducido   la   propuesta   de   que   el   lenguaje   es   producto   específico   de   la  
dotación   genética   humana.   La   corroboración   empírica   de   esta   hipótesis   puede  
realizarse  a  través  del  examen  de  trastornos  del  lenguaje  debidos  a  causas  genéticas.  
Esto   se   pude   plantear   del   siguiente   modo:   Si   la   disponibilidad   de   la   facultad   del  
lenguaje   (y   por   tanto   la   consiguiente   de   adquirir   una   gramática)   está   efectivamente  
determinada   genéticamente,   entonces   cabe   esperar   que,   en   el   caso   de   que   este  
control   genético   falle,   se   produzcan   como   resultado   trastornos   de   lenguaje.   Es   muy  
interesante,   a   este   respecto,   la   existencia   de   personas   que   muestran   deficiencias   de  
lenguaje   catalogadas   como   retraso   específico   del   lenguaje   (Specific   Language  

3    
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

Impairment,  SLI),  deficiencias  totalmente  diferentes  de  las  que  se  han  descrito  antes,  
que   eran   el   resultado   de   lesiones   cerebrales.   Estas   personas   permiten   estudiar   los  
efectos   de   lo   que   probablemente   sea   un   retraso   mental,   determinado   genéticamente,  
en  el  desarrollo  de  la  capacidad  de  lenguaje.  La  especificidad  del  SLI  se  debe  a  que  las  
personas  que  lo  sufren  presentan  un  coeficiente  de  inteligencia  no  lingüística  normal  y  
a  que  no  muestran  problemas  de  audición  ni  tampoco  desórdenes  emocionales  o  de  
comportamiento.  Su  probable  origen  genético  viene  dado  por  el  hecho  de  que  afecta  a  
familias  completas,  a  que  es  más  frecuente  en  niños  que  en  niñas,  y  a  que  se  da  más  
frecuentemente   en   gemelos   idénticos   que   en   gemelos   bivitelinos.   La   naturaleza   de   las  
deficiencias   que   padecen   las   personas   con   SLI   parece   estar   bastante   acotada,   pues  
tienen  que  ver  con  aspectos  de  la  flexión  gramatical  y  con  algunos  procesos  sintácticos  
complejos.   Se   puede   afirmar,   sobre   la   base   de   todo   esto,   que,   de   haber   un   “gen  
lingüístico”,   sus   efectos   serían   bastante   específicos   y   que   buena   parte   de   lo   que  
consideramos  lenguaje  no  estaría  controlado  por  este  gen.    
 
 
1.3  “En  la  punta  de  la  lengua”  y  otros  errores  de  habla  
 
Algunos   investigadores   han   notado   que,   como   usuarias   del   lenguaje,   todas   las  
personas   experimentamos   alguna   vez   dificultades   para   conseguir   que   el   cerebro   y   la  
producción   de   habla   colaboren   correctamente.   Se   han   investigado   estas   dificultades  
menores   de   producción   como   posibles   pistas   de   la   forma   en   que   puede   estar  
organizado  nuestro  conocimiento  lingüístico  en  el  cerebro.  
Existe,  por  ejemplo,  el  fenómeno  de  en  la  punta  de  la  lengua,  esto  es,  cuando  uno  
nota  que  una  palabra  parece  estar  resistiéndose:  sabemos  la  palabra,  pero  ésta  parece  
no   querer   salir.   Los   estudios   de   este   fenómeno   han   mostrado   que   los   hablantes  
normalmente   tienen   sólo   un   esbozo   fonológico   de   la   palabra,   que   pueden   decir  
correctamente   cuál   es   su   fonema   inicial   y   que   la   mayoría   podría   decir   incluso   el  
número  de  sílabas  de  la  palabra.  Esta  experiencia  normalmente  sucede  con  términos  o  
nombres  poco  frecuentes.  Esto  nos  sugiere  que  el  “almacenamiento  de  las  palabras”  
podría  estar  organizado  parcialmente  sobre  la  base  de  alguna  información  fonológica  y  
que   algunas   palabras   de   este   “almacén”   se   recuperan   más   fácilmente   que   otras.  
Cuando  se  producen  errores  en  este  proceso  de  recuperación,  a  menudo  hay  un  gran  
parecido   fonológico   entre   la   palabra   deseada   y   el   error.   Por   ejemplo,   hay   hablantes  
que   emiten   secante,   sexteto   y   sexto   cuando   se   les   pregunta   por   determinado  
instrumento   de   navegación   (sextante).   Este   tipo   de   errores   recibe   algunas   veces   el  
nombre   de   malapropismos,   debido   a   cierto   personaje   de   una   obra   de   Sheridan,  
llamado   señor   Malaprop,   quien   sufría   constantemente   olvidos   de   palabras   con   un  
divertido  efecto.  Todavía  se  utiliza  el  efecto  cómico  de  este  tipo  de  errores.    
Un  tipo  parecido  de  error  es  el  generalmente  descrito  como  lapsus   linguae,  que  a  
menudo   tiene   como   resultado   la   mezcla   de   fonemas   de   diferentes   palabras,   como  
cuando   decimos   Llévate   la   buchara   a   la   coca   (por   Llévate   la   cuchara   a   la   boca)   o  
Canciona   esta   canta   (por   Canta   esta   canción),   o   cuando   intercambiamos   palabras  
enteras,  como  en  Abre  la  llave  con  la  puerta  o  Coge  por  la  bolsa  el  asa.  
La   mayoría   de   estos   errores   cotidianos   no   son,   sin   embargo,   tan   divertidos.   Son   el  
resultado   de   que   un   sonido   pase   de   una   palabra   a   otra,   como   en   najas   cegras   (por  
cajas   negras)   o   que   un   sonido   sea   utilizado   en   una   palabra   antes   de   su   sitio   en   la  

4    
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

palabra   siguiente,   como   en   rúmero   romano   (por   número   romano),   una   chopa   de  
champaña   (por   una   copa   de   champaña)   o   una   plave   más   llana   (por   una   llave   más  
plana).    
Se  ha  dicho  que  los  errores  de  este  tipo  no  son  casuales,  que  nunca  producen  una  
secuencia   fonológicamente   inaceptable   y   que   indican   la   existencia   de   diferentes  
estadios   en   la   articulación   de   las   expresiones   lingüísticas.   Aunque   la   mayoría   de   los  
lapsos   se   tratan   normalmente   como   errores   en   la   articulación,   también   se   ha   sugerido  
que   pueden   ser   “errores   del   cerebro”   al   intentar   organizar   ciertos   elementos   del  
mensaje  lingüístico.  
Otro   tipo   de   errores,   en   general   menos   documentado,   podría   dar   algunas   pistas  
sobre  cómo  intenta  el  cerebro  darle  un  sentido  a  la  señal  auditiva  que  recibe.  Se  han  
llamado  lapsos  de  oído.  Puede  suceder,  por  ejemplo,  que  el  enunciado  sea  latita  azul  y  
que  oigamos  la  tinta  azul.    
 
 
1.4  Afasia  
 
La  afasia  se  define  como  una  disfunción  en  el  lenguaje  causada  por  una  lesión  en  
el  cerebro  que  acarrea  dificultades  para  entender  y  producir  mensajes  lingüísticos.  La  
causa  más  frecuente  es  un  ataque  de  apoplejía,  aunque  las  lesiones  traumáticas  en  la  
cabeza  a  causa  de  un  golpe  violento  pueden  tener  efectos  similares.  A  menudo  se  da  el  
caso  de  que  alguien  que  es  afásico  ha  interrelacionado  las  disfunciones  del  lenguaje,  
de   forma   que   las   facultades   para   comprender   pueden   derivar   en   dificultades   de  
producción.  Por  tanto,  la  clasificación  de  los  tipos  de  afasia  está  normalmente  basada  
en  los  primeros  síntomas  de  la  disfunción.  
 
 
1.4.1  Afasia  de  Broca  
 
El   tipo   grave   de   disfunción   lingüística   que   se   conoce   como   afasia   de   Broca  
(también  llamada  afasia  motora)  se  caracteriza  por  una  reducción  sustancial  del  habla,  
articulación   distorsionada   y   lenta   y,   a   menudo,   dificultades   para   hablar.   La   persona  
que   la   padece   sólo   utiliza   morfemas   léxicos   (por   ejemplo,   nombres   y   verbos).   Esta  
omisión   casi   completa   de   morfemas   funcionales   (es   decir,   artículos,   preposiciones,  
flexión,  etc.)  ha  llevado  a  caracterizar  este  tipo  de  afasia  como  agramatical,  dado  que  
se  pierden  muchos  marcadores  gramaticales.  
Un  ejemplo  de  habla  producida  por  alguien  cuya  afasia  no  era  grave  es  la  siguiente  
respuesta   a   una   pregunta   sobre   lo   que   el   paciente   había   desayunado:   Yo   huevos   y  
comer   y   beber   café   desayuno.   Sin   embargo,   este   tipo   de   disfunción   puede   ser   muy  
grave,   como   en   estos   ejemplos:   Mi   mejilla…   muy   molesto…   primero   hombro…   doler  
todo  aquí.  O  como  en  este  intento  de  decir  en  qué  tipo  de  barco  ha  estado  el  paciente:  
Un   volente…   ya   sabes   que   quiero   decir…   len…   volente   (en   realidad   se   trataba   de   un  
velero).   En   la   afasia   de   Broca   la   comprensión   es,   por   lo   general,   mejor   que   la  
producción.  
 
 

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

1.4.2  Afasia  de  Wernicke  


 
El  tipo  de  disfunción  lingüística  que  implica  dificultades  en  la  comprensión  auditiva  
es   llamada   en   ocasiones   afasia   sensorial,   pero   es   más   conocido   como   afasia   de  
Wernicke.   Quien   sufre   este   trastorno   puede   producir   habla   de   forma   muy   fluida,   sin  
embargo  ésta  resulta  casi  imposible  de  entender.  Se  utilizan  términos  muy  generales,  
incluso   como   respuesta   a   preguntas   sobre   algo   concreto,   como   en   este   caso:   Yo   no  
puedo  hablar  de  todas  las  cosas  que  hago  y  parte  de  la  parte  que  yo  puedo  ir  bien,  pero  
no   puedo   decir   de   la   otra   gente.   También   es   muy   común   tener   dificultad   para  
encontrar   palabras   correctas   (fenómeno   a   menudo   llamado   anomia)   y   utilizar   en   su  
lugar   circunloquios,   como   en   esta   respuesta   a   la   pregunta   ¿Para   qué   sirve   la   tinta?:  
Hacer  con  una  pluma.    
Un   ejemplo   más   extenso   de   este   tipo   de   dificultades   nos   lo   dan   Lesser   y   Milroy  
(1993):  
 
[…]  It’s  blowing,  on  the  right,  and  er  there’s  four  letters  in  it,  and  I  think  it  begins  with  a  C  
–   goes   –   when   you   start   it   then   goes   right   up   in   the   air   –   I   would   I   would   have   to   keep   racking  
my   brain   how   I   would   spell   that   Word  –   that   flies,   that   that   doesn’t   fly,   you   pull   it   round,   it  
goes  up  in  the  air…    
(«[…]  Está  volando,  a  la  derecha,  y  eh  tiene  cuatro  letras  y  creo  que  empieza  con  una  C,  
va,   cuando   empiezas   entonces   va   hacia   la   derecha   por   el   aire   –   tendría,   tendría   que   seguir  
devanándome   los   sesos   sobre   cómo   deletrearía   esa   palabra   esa   palabra  –   que   vuela,   que   que  
no  vuela,  lo  reanimas,  sube  por  el  aire…»)  
 
El  hablante  intentaba  referirse  a  un  milano.  
 
 
1.4.3  Afasia  de  conducción  
 
Otro   tipo,   menos   frecuente,   de   afasia   se   identifica   con   una   lesión   del   fascículo  
arqueado1  y  se  llama  afasia  de  conducción.  Quienes  padecen  esta  disfunción  no  tienen  
normalmente   problemas   de   articulación.   Hablan   fluidamente,   pero   sólo   pueden  
hacerlo   entrecortadamente   con   pausas   y   dudas.   La   comprensión   de   las   palabras  
habladas   es   generalmente   buena.   Sin   embargo,   la   tarea   de   repetir   una   palabra   o   frase  
(dicha   por   otra   persona)   les   crea   enormes   dificultades,   con   formas   tales   como   pazar   o  
tovar  como  repeticiones  de  las  palabras  basar  y  lavar.  Lo  que  se  oye  y  comprende  no  
puede  ser  transferido  al  área  de  producción  del  habla.  
 
Conviene  destacar  que  muchos  de  estos  síntomas  (por  ejemplo,  dificultades  para  
encontrar  una  palabra)  pueden  aparecer  en  todos  los  tipos  de  afasia.  También  pueden  
presentarse   en   disfunciones   no   afásicas   debidas   a   enfermedades   mentales   como   la  
locura.  También  se  da  el  caso  de  que  las  dificultades  para  hablar  estén  acompañadas  
de   dificultades   para   escribir.   Las   disfunciones   del   lenguaje   del   tipo   que   hemos   descrito  
son,   en   su   mayoría,   el   resultado   de   una   lesión   en   el   hemisferio   izquierdo.   Que   este  
hemisferio  está  estrechamente  relacionado  con  las  funciones  del  lenguaje  es  un  hecho  
que  queda  confirmado  gracias  a  otro  método  de  investigación  de  las  relaciones  entre  
lenguaje  y  cerebro.  
                                                                                                           
1
Haz  de  fibras  nerviosas  que  une  el  área  de  Broca  con  la  de  Wernicke.    

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

1.4.4  Escucha  dicótica  


 
Una   técnica   experimental   que   ha   demostrado,   en   la   mayoría   de   las   personas  
sometidas   a   estas   pruebas,   que   las   funciones   del   lenguaje   deben   estar   sobre   todo  
situadas  en  el  hemisferio  izquierdo,  es  la  llamada  prueba  de  la  escucha  dicótica.  Ésta  es  
una  técnica  que  utiliza  el  hecho  generalmente  aceptado  de  que  cualquier  cosa  que  se  
experimente  en  la  parte  derecha  del  cuerpo  se  procesa  en  el  hemisferio  izquierdo  del  
cerebro  y  que  lo  que  se  procesa  en  la  izquierda  se  procesa  en  el  derecho.  (Una  lesión  
grave   del   hemisferio   izquierdo   puede   llevar   a   una   parálisis   de   la   parte   derecha   del  
cuerpo.)   Por   tanto,   una   suposición   básica   sería   que   una   señal   recibida   por   el   oído  
derecho   irá   al   hemisferio   izquierdo,   y   una   recibida   por   el   izquierdo   irá   al   hemisferio  
derecho.  
Con   estos   datos   es   posible   realizar   un   experimento   en   el   que   a   una   persona  
equipada   con   unos   auriculares   se   le   presentan   diferentes   señales   sonoras  
simultáneamente,   cada   una   por   un   auricular.   Por   ejemplo,   a   través   de   un   auricular  
llegan   los   sonidos   de   la   palabra   gato   o   perro,   y   por   el   otro,   exactamente   al   mismo  
tiempo,  llegan  los  sonidos  correspondientes  a  pa  o  gato.  Cuando  se  le  pregunta  a  esa  
persona   qué   ha   oído,   ésta   normalmente   identifica   mejor   lo   que   ha   escuchado   por   el  
oído   derecho.   Esto   es   lo   que   se   ha   dado   en   llamar   la   ventaja   del   oído   derecho   para   los  
sonidos   lingüísticos.   El   proceso   que,   se   cree,   está   implicado   en   este   fenómeno   se  
explica   mejor   con   la   ayuda   de   la   siguiente   ilustración.   (Es   la   parte   posterior   de   la  
cabeza.).  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La   explicación   propuesta   es   que   una   señal   lingüística   recibida   a   través   del   oído  
izquierdo   es   primero   enviada   al   hemisferio   derecho   y   desde   ahí   reenviada   al  
hemisferio   izquierdo   (centro   del   lenguaje)   para   ser   procesada.   Esta   ruta   indirecta   sería  
más  larga  que  cuando  una  señal  acústica  es  recibida  a  través  del  oído  derecho,  la  cual  
va  directamente  al  hemisferio  izquierdo.  Gana  la  primera  señal  que  sea  procesada.  
El   hemisferio   derecho   parece   ser   el   principal   responsable   del   procesamiento   de  
muchos   otros   estímulos   de   naturaleza   no   lingüística.   En   la   prueba   de   la   escucha  
dicótica   se   puede   demostrar   que   se   reconocen   mejor   los   sonidos   no   verbales   (por  
ejemplo,  música,  toses,  ruidos  de  tráfico  o  canto  de  pájaros)  por  el  oído  izquierdo  (es  
decir,   son   procesados   más   rápidamente   a   través   del   hemisferio   derecho).   Por   tanto,  
entre   las   especializaciones   del   cerebro   humano,   el   cerebro   maneja   los   sonidos   no  
verbales   (entre   otras   cosas)   y   el   izquierdo   los   sonidos   lingüísticos   (entre   otras   cosas  
también).  
Sin  embargo,  hay  que  dejar  claro  que  investigaciones  más  recientes  en  este  campo  
han   destacado   que   la   especialización   de   los   dos   hemisferios   podría   estar   más  

7    
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

relacionada  con  el  tipo  de  “procesamiento”  que  con  el  tipo  de  “material”  procesado.  Si  
ello   es   así,   la   distinción   real   podría   ser   entre   procesamiento   analítico,   hecho   con   el  
hemisferio  izquierdo,  y  procesamiento  holístico,  llevado  a  cabo  por  el  derecho.  
 
 
1.4.5  El  período  crítico  
 
La  aparente  especialización  del  hemisferio  izquierdo  en  el  lenguaje  a  menudo  se  
describe   como   lateralización   (un   lado).   Como   los   niños   no   nacen   siendo   plenos  
usuarios  del  lenguaje  articulado,  existe  la  creencia  generalizada  de  que  el  proceso  de  
lateralización  empieza  en  la  primera  infancia  coincidiendo  con  el  período  en  el  que  se  
produce  la  adquisición  de  una  lengua.  Durante  la  infancia  (hasta  la  pubertad)  hay  un  
período   durante   el   cual   el   cerebro   humano   está   más   dispuesto   para   “recibir”   y  
aprender   una   lengua   dada.   Es   el   llamado   período   crítico.   Si   un   niño   no   adquiere   la  
lengua   durante   este   período,   por   los   motivos   que   sean,   tendrá   grandes   dificultades  
para   aprenderla   más   adelante.   Recientemente,   y   debido   a   unas   circunstancias  
ciertamente   tristes,   se   ha   tenido   la   oportunidad   de   ver   lo   que   sucede   cuando   el  
proceso   de   lateralización   tiene   lugar   sin   que   vaya   acompañado   de   estímulos  
lingüísticos.  
En   1970   una   niña   llamada   Genie   fue   admitida   en   un   hospital   infantil   de   Los  
Ángeles.  Tenía  trece  años  y  había  estado  la  mayor  parte  de  su  vida  atada  a  una  silla  en  
una   pequeña   habitación   cerrada.   Su   padre   odiaba   cualquier   tipo   de   ruido   y   había  
golpeado  a  la  niña  cada  vez  que  ésta  emitía  un  sonido.  No  había  radio  ni  televisión,  y  el  
único  contacto  que  tenía  Genie  con  otro  ser  humano  había  tenido  lugar  con  su  madre,  
quien   tenía   prohibido   estar   más   de   unos   pocos   minutos   con   ella   para   alimentarla.  
Genie   había   pasado   toda   su   vida   en   un   estado   de   privación   física,   sensorial,   social   y  
emocional.  
Tal   como   se   podía   esperar,   Genie   no   era   capaz   de   usar   el   lenguaje   cuando   ingresó  
en  el  hospital.  Sin  embargo,  en  muy  poco  tiempo  empezó  a  responder  al  habla  de  los  
demás,  intentó  imitar  sus  sonidos  y  comunicarse.  Su  sintaxis  era  muy  simple,  pero  el  
hecho  de  que  empezara  a  desarrollar  la  capacidad  de  decir  y  entender  un  gran  número  
de  palabras  inglesas  es  una  prueba  en  contra  de  las  hipótesis  de  que  i)  una  lengua  no  
puede   ser   adquirida   después   del   período   crítico,   y   ii)   dado   que   el   proceso   de  
lateralización  se  completa  hacia  la  pubertad,  la  adquisición  lingüística  posterior  a  ella  
tropieza  con  dificultades  insuperables.  Estas  hipótesis  implican  que  hay  una  parte  del  
hemisferio   izquierdo   del   cerebro   que   está   preparada   para   aceptar   un   “programa  
lingüístico”  durante  la  infancia  y  que,  de  no  ser  suministrado  este  programa,  como  en  
el  caso  de  Genie,  esta  capacidad  se  bloquea.  
Pero  en  el  caso  de  Genie  se  pudo  demostrar,  gracias  a  diferentes  pruebas,  que  la  
capacidad  en  cuestión  no  se  hallaba  en  su  hemisferio  izquierdo.  Tales  pruebas  parecían  
indicar   el   hecho   notable   de   que   Genie   estaba   utilizando   el   hemisferio   derecho   de   su  
cerebro   para   las   funciones   del   lenguaje.   En   pruebas   de   escucha   dicótica   mostró   una  
ventaja   del   oído   derecho   muy   fuerte   tanto   en   las   señales   lingüísticas   como   no  
lingüísticas.   Estos   descubrimientos   muestran   que   no   hay   necesariamente   una  
ubicación   cerebral   exclusiva   para   la   capacidad   del   lenguaje.   Esto   también   podría  
ayudar   a   explicar   el   hecho   de   que   muchas   personas   que   sufren   lesiones   cerebrales  
leves  (con  pérdida  temporal  del  lenguaje)  pueden  recuperarse  en  diferentes  grados.  

8    
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

Durante   la   época   en   que   Genie   fue   desarrollando   la   lengua,   se   comprobó   que  


pasaba  por  los  mismos  estadios  tempranos  que  se  observan  en  la  adquisición  de  una  
lengua  por  parte  de  niños  normales.  
 
 
2.  APRENDIZAJE  DE  LENGUAS  
 
2.1  Adquisición  de  la  primera  lengua  
 
La  adquisición  de  la  primera  lengua  es  un  proceso  interesante  por  la  velocidad  con  
que   ocurre.   En   el   momento   en   que   un   niño   o   niña   entra   en   la   escuela   primaria,   ya  
utiliza   su   lengua   de   un   modo   extremadamente   complejo:   maneja   un   sistema   de  
comunicación   de   una   manera   que   ningún   animal   u   ordenador   puede   emular.   La  
velocidad   con   la   que   adquiera   la   lengua,   junto   al   hecho   de   que   es   una   experiencia  
común   a   todos   los   niños   y   niñas   que   acontece   sin   enseñanza   explícita   y   con  
independencia   de   las   grandes   diferencias   existentes   en   cuanto   a   nivel   social   y   factores  
culturales,   ha   llevado   a   pensar   que   hay   alguna   predisposición   innata   en   los   seres  
humanos  para  adquirir  una  lengua.  La  podemos  llamar  facultad  del  lenguaje  (vid.  tema  
1).  No  obstante,  esta  facultad  por  sí  sola  no  es  suficiente.  
Durante  los  dos  o  tres  primeros  años  de  vida,  un  niño  o  niña  necesita  interactuar  
lingüísticamente   con   otras   personas   para   que   esta   facultad   del   lenguaje   despierte   y  
cristalice   en   forma   de   una   lengua   determinada.   Un   niño   o   niña   que   no   haya   oído  
hablar   en   una   lengua   o   que   no   se   le   haya   permitido   usarla,   no   podrá   adquirirla.   Por  
otro   lado,   conviene   no   olvidar   que   la   lengua   la   adquiere   ese   niño   o   niña   por  
transmisión   cultural,   en   los   contextos   en   que   es   usada,   y   que   no   la   hereda   genética-­‐
mente.    
También   hay   que   tener   en   cuenta   que   los   niños   deben   ser   físicamente   capaces   de  
enviar  y  recibir  señales  lingüísticas.  Todos  los  bebés  hacen  ruidos  durante  los  primeros  
meses   de   vida,   pero   quienes   sufren   sordera   congénita   dejan   de   hacerlos   al   cabo   de  
seis  meses.  Por  tanto,  para  que  un  niño  o  niña  llegue  a  hablar  una  lengua  debe  poder  
oír   a   otras   personas   usando   esa   lengua.   Pero   con   sólo   oír   los   sonidos   de   una   lengua  
tampoco  es  suficiente.  La  historia  de  un  caso  documentado  pone  en  evidencia  que  un  
niño   normal   con   padres   sordos   que   le   ofrecieron   la   posibilidad   de   escuchar   programas  
de  televisión  y  radio  no  adquirió  la  habilidad  de  hablar  y  entender  el  inglés.  Lo  que  sí  
aprendió,   y   muy   bien,   a   los   tres   años   fue   la   lengua   de   signos   americana,   la   lengua   que  
sus   padres   habían   utilizado   para   interactuar   comunicativamente   con   él.   El   requisito  
esencial   parece   ser,   pues,   la   oportunidad   de   interactuar   con   los   demás   a   través   del  
lenguaje.  
Los   niños   y   niñas   normales,   sin   importar   a   qué   cultura   pertenezcan,   desarrollan   el  
proceso  de  adquirir  una  lengua  más  o  menos  al  mismo  tiempo,  esto  es,  pasando  por  
unas   mismas   etapas.   Dado   que   aprenden   a   sentarse,   a   ponerse   de   pie,   a   usar   las  
manos   y   a   emprender   otras   actividades   motoras   siguiendo   un   desarrollo   biológica-­‐
mente  determinado,  se  parte  de  la  hipótesis  de  que  las  etapas  de  adquisición  de  una  
lengua  se  fundamentan  en  las  mismas  bases.  Así,  se  afirma  que  tales  etapas  biológicas  
están  ligadas  a  la  maduración  del  cerebro  y  al  proceso  de  lateralización.  Si  hay  algún  
programa   biológico   general   subyacente   a   la   adquisición   de   una   lengua,   éste   depen-­‐
dería,   sin   duda,   de   muchos   factores   sociales   relacionados   con   el   entorno   infantil.  

9    
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

Podríamos  pensar  que  los  niños  y  niñas  tienen  una  capacidad  biológica  para  distinguir  
ciertos   aspectos   de   los   estímulos   lingüísticos   durante   los   diversos   estadios   que  
componen  sus  primeros  años  de  vida.  Lo  que  esta  facultad  de  adquisición  necesita  es  
un   estímulo   lingüístico   constante   y   suficiente   a   partir   del   cual   puedan   extraerse   las  
regularidades  propias  de  una  lengua  dada.  Según  este  punto  de  vista,  la  niña  o  el  niño,  
al  parecer,  adquiere  activamente  una  lengua  extrayendo  las  regularidades  a  partir  de  
lo  que  oye  y  aplicándolas  en  la  elaboración  de  los  enunciados  que  emite.  
 
Al  hablar  de  las  etapas  y  de  los  requisitos  básicos  implicados  en  la  adquisición  de  
la  primera  lengua,  ya  hemos  abordado  algunas  cuestiones  que  están  sujetas  a  debate  
por   parte   de   los   estudiosos   del   lenguaje   infantil.   Por   ejemplo,   hay   estudios   que  
demuestran   que   el   entorno   de   un   niño   pequeño   difiere   considerablemente   de   una  
cultura   a   otra.   Por   consiguiente,   los   descubrimientos   de   la   investigación   sobre   el  
proceso   de   adquisición   en   culturas   de   habla   inglesa   de   clase   media   podría   no  
parecerse  a  los  estudios  hechos  en  otras  culturas.  También  causa  cierta  controversia  la  
cuestión   del   componente   “innato”.   N.   Chomsky   (1983)   ha   propuesto   describir   el  
desarrollo   del   lenguaje   como   “crecimiento   del   lenguaje”,   ya   que   el   “órgano   del  
lenguaje”   simplemente   crece   como   cualquier   otro   órgano   del   cuerpo.   Este  
planteamiento  parece  subestimar  la  importancia  que  otros  investigadores  conceden  al  
contexto  y  a  la  experiencia  en  el  desarrollo  lingüístico  de  un  niño  o  niña.  Lo  que  se  está  
discutiendo   es   la   medida   en   que   el   proceso   de   adquisición   de   una   lengua   está  
predeterminado  genéticamente  en  la  especie  humana.  
Otra   cuestión   sujeta   a   debate   es   cómo   deberíamos   considerar   la   producción  
lingüística  infantil.  El  punto  de  vista  del  lingüista  tiende  a  concentrarse  en  describir  el  
habla   infantil   a   partir   de   las   unidades   fonológicas   o   sintácticas   conocidas,   por   ejemplo.  
Sin   embargo,   lo   que   una   niña   o   niño   aprende   a   partir   de   lo   que   oye   y   pronuncia   en   las  
diferentes  etapas  del  desarrollo  podría  estar  basado  en  unidades  muy  diferentes.  Por  
ejemplo,   cuando   un   niño   o   niña   dice   [míðaeto],   este   enunciado   puede   ser   una   única  
unidad  para  él  o  ella,  pero  para  quien  investiga  en  la  adquisición  de  diferentes  tipos  de  
verbos  puede  tratarse  de  dos  unidades:  mira  esto.  
No   debemos   olvidarnos   de   estas   cuestiones   en   lo   que   resta   de   la   exposición   de  
este  apartado,  ya  que  algunos  de  los  conceptos  y  análisis  más  comúnmente  aceptados  
que  vamos  a  presentar  como  aspectos  básicos  del  lenguaje  infantil  seguramente  serán  
refutados,   y   posiblemente   superados,   en   un   futuro   próximo.   La   investigación   cons-­‐
tante  en  esta  área  está  revelando  cada  día  más  aspectos  de  este  tema  tan  complejo.  
 
En  circunstancias  normales  en  las  culturas  occidentales,  los  niños  se  ven  ayudados  
de  modo  efectivo  en  la  adquisición  de  su  primera  lengua  por  el  comportamiento  típico  
que   para   esta   ocasión   muestran   las   personas   adultas   del   entorno   doméstico.   Los  
padres   y   los   abuelos   no   suelen   dirigirse   al   niño   o   niña   como   si   estuvieran   participando  
en  una  conversación  normal,  de  adulto  a  adulto.  No  le  dicen  cosas  como  ésta:  Bueno,  
Antoñito,  ¿deberíamos  invertir  en  carreteras  o  apostar  por  las  nuevas  energías  a  corto  
plazo?   Y   sí   parecen   más   viables   enunciados   como   éste:   Sí,   bonito,   ahora   papá  
empujará   el   papú.   Este   estilo   simplificado   tan   característico   que   adoptan   quienes   se  
pasan  mucho  tiempo  interactuando  con  niños  pequeños  se  llama  habla  del  cuidador.  
Una   de   las   características   de   este   tipo   de   habla   (también   llamado   “maternés”  
(motherese))   es   la   formulación   frecuente   de   preguntas,   a   menudo   con   una   entonación  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

exagerada.   En   las   primeras   etapas,   esta   habla   también   incorpora   muchas   formas  
asociadas   al   balbuceo.   Pueden   ser   palabras   simplificadas   (por   ejemplo,   pete  
(“chupete”))  o  formas  alternativas  con  sonidos  muy  simples  repetidos  que  se  refieren  
a  objetos  del  entorno  infantil  (por  ejemplo,  tete,  pipí,  guauguau,  nono).  
A   partir   del   habla   de   la   persona   cuidadora   se   produce   un   tipo   de   estructura  
conversacional  que  parece  asignar  un  papel  al  niño  pequeño  incluso  antes  de  que  éste  
pueda   ser   un   participante   activo.   Veamos   un   extracto   de   una   conversación   de   una  
madre   con   su   hijo   de   dos   años   y   que   muestra   las   características   de   un   diálogo   entre  
dos  interlocutores  (ejemplo  adaptado  de  Anderson  et  al.  (1984)):  
 
Madre:   Aquí  está  tu  taza  de  té.  
Niño:   [coge  la  taza]  
Madre:   Te  lo  bebes  muy  bien.  
Niño:   [intenta  bebérselo]  
Madre:     ¡Oh!,  ¿está  bueno?  
Niño:   [asiente]  
Madre:   ¿Se  bebe  mamá  su  té?  
Niño:   [asiente]  
Madre:   Me  beberé  mi  té.  
 
El  habla  de  la  persona  cuidadora  también  se  caracteriza  por  la  estructura  simple  
de   sus   frases   y   por   frecuentes   repeticiones.   Estos   patrones   simplificados   producidos   el  
adulto  serán  pistas  muy  útiles  sobre  la  organización  estructural  implicada  en  cada  caso  
si,   como   se   supone,   el   niño   o   niña   sigue   un   proceso   en   el   que   acaba   deduciendo   un  
sistema   lingüístico.   Además,   es   una   observación   común   que   el   habla   de   quienes  
interactúan  regularmente  con  niños  cambia  y  se  vuelve  más  elaborada  a  medida  que  
éstos  empiezan  a  utilizar  mayor  número  de  recursos  lingüísticos.    
 
 
Se   han   identificado   algunas   etapas   en   la   adquisición   infantil   de   una   primera  
lengua:   etapas   pre-­‐lingüística,   holofrástica,   de   “las   dos   palabras”   y   de   habla  
telegráfica.  
 
Los  sonidos  pre-­‐lingüísticos  de  las  etapas  más  tempranas  en  la  adquisición  de  una  
primera  lengua  adoptan  formas  diversas.  El  período  que  va  de  los  tres  a  los  diez  meses  
se  caracteriza  normalmente  por  tres  estadios  de  producción  de  sonidos.  Los  primeros  
sonidos   reconocibles   son   llamados   vocalizaciones,   con   la   presencia   de   consonantes  
velares  como  [k]  y  [g]  y  de  vocales  como  [i]  y  [u].  Normalmente  se  pueden  oír  hacia  los  
tres   meses,   aunque   muchos   de   estos   sonidos   infantiles   son   diferentes   de   los   que  
pronuncian  los  padres.  
Hacia  los  seis  meses,  el  niño  o  niña  es,  por  lo  general,  capaz  de  sentarse  y  puede  
producir   otras   vocales   además   de   consonantes   fricativas   y   nasales.   La   producción   de  
sonidos   en   este   estadio   se   llama   balbuceo   y   puede   contener   sonidos   silábicos   tales  
como  [ma]  y  [pa].  En  el  último  período  de  esta  etapa,  en  torno  a  los  nueve  meses,  se  
pueden   reconocer   los   patrones   de   entonación   en   las   combinaciones   de   consonantes   y  
vocales  producidas.  En  la  medida  en  que  el  niño  o  la  niña  se  va  acercando  a  la  posición  
erecta,   hacia   los   diez   u   once   meses,   adquiere   la   capacidad   de   utilizar   sus   balbuceos  
para   expresar   emociones   y   énfasis.   Esta   última   etapa   de   la   fase   del   balbuceo   se  
caracteriza   por   la   frecuencia   de   juegos   sonoros   e   intentos   de   imitar   a   los   adultos.  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

Algunos  psicólogos  han  sugerido  que  tales  balbuceos  le  dan  al  niño  o  niña  experiencia  
en   el   papel   social   del   habla,   ya   que   los   padres   tienden   a   reaccionar   al   balbuceo,  
aunque   sea   incoherente,   como   si   de   hecho   los   niños   estuvieran   contribuyendo   en   una  
interacción  social.  
Pero  se  ha  de  ir  con  cuidado  en  este  punto.  Normalmente  los  investigadores  del  
lenguaje   infantil   informan   cuidadosamente   de   la   edad   del   niño   o   la   niña   a   quienes  
están   estudiando.   Sin   embargo,   también   se   cuidan   mucho   de   señalar   que   hay   una  
variación   sustancial,   entre   los   diferentes   niños   y   niñas   objeto   de   estudio,   en   el  
momento   en   que   aparecen   los   rasgos   particulares   del   desarrollo   lingüístico.   Por   tanto,  
siempre   deben   tratarse   las   afirmaciones   sobre   las   etapas   del   desarrollo   como   “hacia  
los  seis  meses”  o  “hacia  la  edad  de  dos  años”  como  aproximadas  y  sujetas  a  variación  
en   cada   niño   o   niña.   Después   de   todo,   lo   que   se   investiga   es   una   serie   de   experiencias  
individualizadas   con   las   que   se   trata   de   llegar   a   afirmaciones   generales   sobre   esas  
etapas  de  desarrollo.  
 
Entre   los   doce   y   los   dieciocho   meses,   los   niños   y   niñas   empiezan   a   hablar  
utilizando  unidades  simples  reconocibles.  Este  período,  llamado  etapa  de  una  palabra,  
se  caracteriza  por  un  habla  en  que  aparecen  denominaciones  de  objetos  cotidianos  y  
próximos   (leche,   galleta,   gato…).   Otras   formas   como   [notakí]   pueden   aparecer   en  
circunstancias  que  sugieren  que  el  niño  está  produciendo  una  versión  de  No  está  aquí.  
Según  esto,  la  etiqueta  una  palabra  puede  resultar  confusa.  Los  términos  unidad  única    
o   forma   única   parecen   más   apropiados   al   caso.   O   podemos   usar   el   término  
holofrástico  (que  alude  al  hecho  de  que  una  forma  única  funciona  como  un  sintagma  o  
una  oración),  con  lo  esta  etapa  se  llamaría  etapa  holofrástica.  
Aunque   muchas   de   estas   formas   únicas   se   utilizan   para   nombrar   objetos,   también  
pueden   ser   producidas   en   circunstancias   que   sugieren   que   el   niño   o   la   niña   está   ya  
ampliando   su   uso.   Una   cama   vacía   puede   evocar   el   nombre   de   la   hermana   que  
normalmente   duerme   en   ella,   incluso   si   la   persona   nombrada   está   ausente.   Durante  
esta  etapa  el  niño  o  la  niña  puede  ser  capaz  de  referirse  con  una  forma  única  a  Mónica  
y  a  la  cama,  pero  todavía  no  es  capaz  de  disponer  las  dos  formas  juntas  para  crear  una  
expresión  compleja.    
 
Dependiendo  de  lo  que  se  considere  una  aparición  de  dos  palabras  separadas,  la  
siguiente  etapa,  es  decir,  la  etapa  de  las  dos  palabras,  puede  comenzar  alrededor  de  
los   veinte   meses,   hacia   el   mismo   momento   en   que   el   vocabulario   del   niño   o   niña  
supera   las   cincuenta   palabras   diferentes.   Hacia   los   dos   años   aparecerán   varias  
combinaciones   de   palabras   del   tipo   nena   silla,   mami   come,   gato   malo,   etc.   La  
interpretación  que  de  estas  emisiones  haga  la  persona  adulta  está  muy  ligada,  como  es  
obvio,  al  contexto  de  emisión.  La  frase  nena  silla,  por  ejemplo,  puede  tomarse  como  
una  expresión  de  posesión  (“la  silla  es  de  la  niña”),  como  una  solicitud  (“Pon  a  la  niña  
en  la  silla”)  o  como  una  afirmación  (“La  niña  está  en  la  silla”),  según  sea  el  contexto.  
Sea   lo   que   fuere   aquello   que   intenta   comunicar   una   niña   o   niño   con   estas  
expresiones,  las  consecuencias  funcionales  significativas  son  que  la  persona  adulta  se  
comporta   como   si   hubiera   comunicación.   Es   decir,   la   niña   o   el   niño   no   sólo   produce  
habla,  sino  que  recibe  respuestas  que  normalmente  le  confirman  que  la  expresión  ha  
funcionado.  Además,  hacia  los  dos  años,  si  el  niño  o  la  niña  está  produciendo  de  200  a  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

400  palabras  diferentes,  ya  es  capaz  de  entender  cinco  veces  más,  y  normalmente  será  
tratado  como  un  interlocutor  válido  por  la  persona  cuidadora  principal.  
 
Entre   los   dos   y   tres   años   comienza   la   etapa   telegráfica:   el   niño   o   la   niña  
comenzará   a   producir   un   número   mayor   de   expresiones   que   podrían   ser   clasificadas  
como   enunciados   de   varias   palabras.   La   característica   más   notable   de   estas  
expresiones   no   es   el   número   de   palabras   que   las   componen,   sino   la   variación   de   las  
palabras   utilizadas   en   ellas.   Esta   etapa   en   un   principio   está   caracterizada   por   la  
aparición   de   cadenas   de   elementos   léxicos   que   describen   situaciones:   David   quiere  
pelota,   Gato   bebe   leche,   Esta   mano   daño,   etc.   Como   se   ve,   la   niño   o   el   niño   ha  
desarrollado   ya   una   cierta   habilidad   para   construir   oraciones   y   colocar   en   ellas   las  
palabras   adecuadamente.   Paralelamente   a   la   creación   de   mensajes   en   formato  
telegráfico   se   va   desarrollando   también   paulatinamente   el   uso   de   morfemas  
gramaticales   (terminaciones   verbales,   determinantes,   algunas   preposiciones,   etc.).   El  
desarrollo  de  estos  elementos  es  uno  de  los  rasgos  más  interesantes  de  esta  etapa.  
Hacia  los  dos  años  y  medio,  el  vocabulario  infantil  se  amplia  con  gran  rapidez  y  la  
producción   de   enunciados   aumenta.   Desde   luego,   el   aumento   de   la   actividad   física,  
como   correr   y   saltar,   también   tiene   lugar   en   este   período.   Hacia   los   tres   años,   el  
vocabulario   ha   crecido   en   cientos   de   palabras   y   la   pronunciación   se   acerca   cada   vez  
más   a   la   del   habla   adulta,   de   forma   que   incluso   los   extraños   tienen   que   admitir   que  
aquella  pequeña  criatura  ya  habla.  
 
Como   aumenta   el   repertorio   de   recursos   lingüísticos   en   los   niños,   a   menudo   se  
piensa   que   de   alguna   manera   se   les   está   enseñando   la   lengua.   Este   planteamiento  
parece   subestimar   lo   que   realmente   hace   un   niño   o   niña.   La   gran   mayoría   de   los   niños  
y   niñas   no   recibe   instrucciones   sobre   cómo   se   habla   una   lengua.   Tampoco   hay   que  
imaginar   que   sus   cabezas   están   vacías   y   que   éstas   se   van   llenando   poco   a   poco   de  
palabras   y   frases.   Una   visión   mucho   más   realista   sería   pensar   que   los   niños   y   niñas  
elaboran  de  modo  muy  activo,  a  partir  de  lo  que  se  les  dice,  formas  posibles  de  usar  la  
lengua.   La   producción   lingüística   infantil   consiste   sobre   todo   en   probar   construcciones  
y  en  comprobar  si  funcionan  o  no  comunicativamente.  Simplemente:  no  es  posible  que  
los  niños  y  niñas  adquieran  una  lengua  a  través  de  un  proceso  de  mera  imitación  del  
habla   adulta   (como   lo   haría,   por   ejemplo,   un   loro).   Por   supuesto,   el   niño   o   la   niña  
repite  versiones  de  lo  que  dicen  las  personas  adultas  y  pasa  por  un  proceso  de  adoptar  
buena  parte  del  vocabulario  de  éstas.  Sin  embargo,  los  adultos  no  producen  los  tipos  
de  expresión  que  aparecen  en  el  lenguaje  infantil.  Véase  cómo,  en  el  siguiente  extracto  
(Clark,  1995),  el  niño  crea  un  verbo  totalmente  nuevo  (to  Woodstock  «woodstockear»)  
en  cierto  contexto:  
 
Noah:   [Cogiendo  un  perro  de  peluche]  This  is  Woodstock.  («Éste  es  Woodstock.»)  [Acerca  el  
juquete  a  la  cara  de  Adam.]  
Adam:   Hey  Woodstock,  don´t  do  that.  («Eh,  Woodstock,  no  hagas  eso.»).  [Noah  insiste.]  
Adam:   I´m   going   home   so   you   won´t   Woodstock   me.   («Me   voy   a   casa,   así   no   me  
woodstockearás.»)  
 
Tampoco   parece   que   las   “correcciones”   de   las   personas   adultas   sean   un  
determinante   efectivo   en   cómo   hablan   los   niños.   Muchos   fragmentos   de   conversa-­‐
ciones  divertidísimas  corresponden  a  intentos  de  los  adultos  por  corregir  el  habla  de  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

los  niños,  corrección  que  parece  resultar  inútil.  Incluso  cuando  se  intenta  corregir  de  
forma   sutil,   el   niño   o   niña   continúa   usando   la   forma   incorrecta,   a   pesar   de   que   el  
adulto   le   repita   de   un   modo   u   otro   la   forma   correcta.   En   el   diálogo   siguiente   se   puede  
ver  cómo  un  niño  de  cuatro  años  ni  imita  el  habla  de  la  persona  adulta  ni  asume  sus  
correcciones  (Cazden,  1972):  
 
Niño:   My   teacher   holded   the   baby   rabbits   and   we   patted   them.   («Mi   profesora   cojaba   los  
conejitos  y  nosotros  los  acariciábamos.»)  
Madre:   Did   you   say   your   teacher   held   the   baby   rabbits?   («¿Quieres   decir   que   tu   profesora  
cogía  los  conejitos?»)  
Niño:   Yes.  («Sí.»)  
Madre:   What  did  you  say  she  did?  («¿Qué  has  dicho  que  hacía  ella?»)  
Niño:   She   holded   the   baby   rabbits   and   we   patted   them.   («Ella   cojaba   los   conejitos   y  
nosotros  los  acariciábamos.»)  
Madre:   Did  you  say  she  held  them  tightly?  («¿Has  dicho  que  ella  los  cogía  muy  fuerte?»)  
Niño:   No,  she  holded  them  loosely.  («No.  Ella  los  cojaba  flojito.»)  
 
Un  factor  que  parece  esencial  para  los  niños  en  el  proceso  de  adquisición  es  el  uso  
efectivo   de   sonidos   y   de   combinaciones   de   palabras   tanto   en   la   interacción   con   los  
adultos   como   cuando   juegan   solos.   Un   niño   de   dos   años,   al   que   se   grabó   mientras  
estaba  solo  en  la  cama,  hablaba  jugando  con  palabras  y  frases:  I  go  dis  way  …  way  bay  
…  baby  do  dis  way  …  all  bib  …  bib  …  dere  (Weir,  1966).  Un  monólogo  equivalente  en  
español   podría   ser:   Voy   qui,   qui   …   adiós   …   nene   no,   eto   no,   no   llí   …   Estas   prácticas  
parecen  ser  un  factor  importante  en  el  desarrollo  lingüístico  de  los  niños.  Los  detalles  
de   este   desarrollo,   más   allá   del   habla   telegráfica,   han   sido   rastreados   en   diferentes  
estudios  gracias  a  los  elementos  lingüísticos  que  normalmente  empiezan  a  aparecer  en  
el  flujo  continuo  del  habla  infantil.  
 
 
2.2  Adquisición/Aprendizaje  de  segundas  lenguas  
 
Aunque   es   verdad   que   muchos   niños   pequeños   cuyos   padres   hablan   lenguas  
diferentes  pueden  adquirir  una  segunda  lengua  en  circunstancias  parecidas  a  las  de  la  
adquisición   de   la   primera,   la   mayor   parte   de   las   personas   no   está   expuesta   a   una  
segunda   lengua   hasta   mucho   más   tarde.   Además,   en   general,   el   grado   de   capacitación  
alcanzado  en  el  uso  de  una  primera  lengua  raramente  se  alcanza,  incluso  después  de  
años  de  estudio,  en  una  segunda  lengua.  Esto  es  algo  intrigante,  pues  aparentemente  
no   hay   ningún   otro   sistema   de   conocimiento   que   uno   pueda   aprender   mejor   a   los   dos  
o  tres  años  que  a  los  quince  o  veinticinco.  Se  han  aducido  varias  razones  para  tratar  de  
explicar   este   misterio,   y   se   han   propuesto   métodos   que   podrían   hacer   que   los   estu-­‐
diantes  fueran  tan  diestros  en  una  segunda  lengua  (L2)  como  lo  son  en  la  primera  (L1).    
 
Algunas   causas   obvias   de   los   problemas   que   surgen   en   la   adquisición   de   una  
segunda   lengua   están   relacionadas   con   el   hecho   de   que   la   mayoría   de   las   personas  
intenta  aprender  otra  lengua  durante  la  adolescencia  o  en  la  adultez  mediante  cursos  
–y   no   a   través   de   una   interacción   constante   como   la   que   experimenta   el   niño-­‐,   junto   a  
otras  muchas  ocupaciones  –un  niño  no  tiene  más  cosas  que  hacer-­‐  y  con  una  lengua  ya  
aprendida   disponible   para   las   necesidades   comunicativas   cotidianas.   Otras   cosas   que  
parecen   menos   probables   incluyen   la   hipótesis   de   que   las   lenguas   de   las   personas  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

adultas   se   queden   “rígidas”   al   pronunciar   determinado   tipo   de   lengua   (por   ejemplo,   el  


inglés)   y   no   pueden   adaptarse   a   los   nuevos   sonidos   de   otra   lengua   (por   ejemplo,   el  
francés   o   el   japonés).   Es   una   idea   curiosa,   pero   no   hay   evidencias   físicas   que   lo  
prueben.  
 
Quizá   la   dificultad   básica   que   sufre   la   mayoría   de   las   personas   adultas   que  
aprende   una   lengua   segunda   se   pueda   identificar   a   partir   de   una   distinción   entre  
adquisición   y   aprendizaje.   El   término   adquisición,   cuando   se   usa   en   referencia   al  
lenguaje,  describe  el  desarrollo  gradual  de  la  capacidad  de  expresarse  en  una  lengua  
utilizándola   con   naturalidad   en   las   diferentes   situaciones   comunicativas.   El   término  
aprendizaje,   por   el   contrario,   se   aplica   a   un   proceso   consciente   de   acumulación   de  
conocimiento   del   vocabulario   y   la   gramática   de   una   lengua.   (Las   matemáticas,   por  
ejemplo,   se   aprenden,   no   se   adquieren.)   Tradicionalmente   se   han   utilizado   diversas  
actividades   asociadas   al   aprendizaje   y   enseñanza   de   idiomas   en   el   ámbito   educativo,   y  
tienden  a  ser  conocimientos  sobre  la  lengua  estudiada.  Las  actividades  asociadas  a  la  
adquisición,  en  cambio,  son  aquellas  en  las  que  intervienen  los  niños  pequeños  y,  de  
forma  análoga,  quienes  hablan  otra  lengua  después  de  largos  períodos  de  interacción  
social   (es   decir,   de   uso   cotidiano   de   la   lengua)   en   otro   país.   Las   personas   cuyas  
experiencias   con   la   L2   son   básicamente   de   aprendizaje   suelen   no   tener   el   mismo  
dominio  lingüístico  que  han  tenido  experiencias  de  adquisición.  
Sin   embargo,   incluso   en   situaciones   de   adquisición   ideales,   muy   pocas   personas  
adultas  parecen  alcanzar,  cuando  emplean  una  lengua  segunda,  el  dominio  lingüístico  
de   una   persona   nativa.   Hay   quienes   llegan   a   alcanzar   un   gran   conocimiento   para  
escribir   en   ella,   pero   no   para   su   uso   oral.   Un   ejemplo   es   del   escritor   Joseph   Conrad,  
cuyas   novelas   se   han   convertido   en   obras   clásicas   de   la   literatura   inglesa,   pero   cuyo  
inglés   hablado,   como   es   bien   sabido,   conservaba,   debido   a   su   lengua   materna,   un  
fuerte  acento  polaco.  Esto  podría  apuntar  a  que  algunas  características  de  la  segunda  
lengua   (por   ejemplo,   su   vocabulario   o   su   gramática)   son   más   fáciles   de   adquirir   que  
otras   (por   ejemplo,   su   fonología).   Aunque   sigue   siendo   un   tema   muy   debatido,   este  
tipo   de   observaciones   se   toma   algunas   veces   como   una   prueba   de   que,   una   vez  
transcurrido   cierto   “período   crítico”   (hacia   la   pubertad),   resulta   muy   difícil   adquirir  
plenamente   una   lengua   segunda.   Para   apoyar   esta   hipótesis   se   cita   frecuentemente   el  
proceso  de  lateralización  del  cerebro  como  un  factor  esencial.  Podríamos  pensar  que  
en   este   proceso   la   facultad   del   lenguaje   queda   saturada   por   las   características   de   la  
lengua   materna,   lo   que   tiene   como   resultado   una   pérdida   de   flexibilidad   para  
incorporar  las  características  de  otra  lengua.  
En  contra  de  esta  opinión  se  ha  demostrado  que  los  estudiantes  mayores  de  diez  
años  son  aprendices  más  rápidos  y  mejores  de  una  segunda  lengua  que,  por  ejemplo,  
quienes   tienen   siete   años.   Puede   ser,   evidentemente,   que   la   adquisición   de   una  
segunda   lengua   requiera   una   combinación   de   varios   factores.   La   edad   óptima   podría  
ser   el   período   que   va   de   los   diez   a   los   dieciséis   años,   cuando   la   “flexibilidad”   de   la  
facultad   para   adquirir   una   lengua   todavía   no   se   ha   perdido   completamente   y   la  
madurez   de   la   capacidad   cognitiva   permite   una   asimilación   más   efectiva   de   las  
regularidades  del  sistema  de  la  segunda  lengua.  
 
Pero   incluso   durante   esta   edad   óptima   puede   verse   bloqueada   la   adquisición   si   se  
da   una   barrera   de   origen   muy   diferente.   Quienes   están   pasando   por   la   adolescencia  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

son,  en  general,  mucho  más  sensibles  que  los  niños  pequeños.  Si  hay  un  sentimiento  
fuerte  de  aversión  o  de  vergüenza  al  intentar  producir  los  sonidos  diferentes  de  otra  
lengua,   de   poco   servirán   entonces   las   capacidades   físicas   y   cognitivas   disponibles.   Si  
esta   sensibilidad   se   combina   con   una   falta   de   empatía   hacia   la   cultura   extranjera   (es  
decir,   no   hay   identificación   alguna   con   los   hablantes   ni   con   sus   costumbres),   los  
efectos   sutiles   de   esta   actitud   podrían   inhibir   considerablemente   el   proceso   de  
adquisición.  
Este   tipo   de   reacción   emocional   o   afectiva   podría   también   ser   producida   por  
manuales   aburridos,   entornos   escolares   desagradables   o   por   un   horario   agotador.   El  
término  filtro  afectivo  se  utiliza  a  menudo  para  describir  las  dificultades  que,  durante  
la   adquisición,   tienen   su   origen   en   experiencias   o   sentimientos   negativos:   con   can-­‐
sancio,   con   incomodidad,   con   vergüenza   o   sin   motivación,   difícilmente   puede   apren-­‐
derse  algo.  
Los   niños   parecen   estar   menos   afectados   por   el   filtro   afectivo.   Las   publicaciones  
sobre  la  adquisición  de  una  lengua  segunda  por  niños  muestran  muchos  casos  en  que  
estas  inhibiciones  quedan  superadas.  Aunque  también  las  personas  adultas  superan  a  
veces  sus  inhibiciones.  Según  un  interesante  estudio,  un  grupo  de  aprendices  adultos  
de   una   lengua   segunda   ven   reducida   de   forma   notable   su   vergüenza   a   medida   que  
aumenta   su   nivel   de   alcohol.   A   partir   de   determinado   momento   se   da   una   conside-­‐
rable  mejoría  en  la  pronunciación  de  la  lengua  segunda,  pero  después  de  varios  tragos,  
como  fácilmente  se  puede  suponer,  la  pronunciación  se  deteriora  rápidamente.  Cursos  
como  Francés   con   coñac,   Inglés   con   whisky   o   Ruso   con   vodka   pueden   ser   una   solución  
parcial,  pero  es  probable  que  las  inhibiciones  vuelvan  con  la  resaca.  
 
A  pesar  de  todas  estas  barreras,  la  necesidad  de  aprender  otras  lenguas  ha  dado  
lugar  a  diferentes  enfoques  y  métodos  educativos  que  tienen  como  objetivo  mejorar  el  
aprendizaje   de   una   lengua   segunda   y   reflejan   los   diferentes   puntos   de   vista   al  
respecto.  
 
El   enfoque   más   tradicional   consiste   básicamente   en   tratar   el   aprendizaje   de   una  
segunda   lengua   como   si   fuese   una   materia   académica   cualquiera.   Se   han   de   memo-­‐
rizar  largas  listas  de  palabras  y  un  conjunto  de  reglas  gramaticales,  concediéndose  más  
importancia   a   la   lengua   escrita   que   a   la   hablada.   Este   método   tiene   su   origen   en   el  
enfoque  tradicional  empleado  para  enseñar  latín  y  normalmente  se  describe  como  el  
método   de   traducción   y   gramática.   En   realidad   este   nombre   lo   han   acuñado   sus  
detractores,   quienes   señalan   que   el   énfasis   que   se   pone   en   que   los   estudiantes  
aprendan  cosas  sobre  la  segunda  lengua  inciden  muy  poco  en  el  aprendizaje  de  cómo  
se   utiliza   la   lengua.   Los   estudiantes   que   han   alcanzado   notas   altas   en   el   aprendizaje,  
por   ejemplo,   del   francés   por   este   método,   se   encuentran   al   dejar   la   escuela,   en  
general,  con  que  desconocen  cómo  se  utiliza  realmente  esta  lengua  en  Francia.  
 
Un  planteamiento  muy  diferente,  que  valora  más  la  lengua  hablada,  se  hizo  muy  
popular   durante   los   años   cincuenta   y   sesenta.   Se   basaba   en   una   introducción   siste-­‐
mática   a   las   estructuras   de   la   segunda   lengua,   de   menor   a   mayor   complejidad,   a  
menudo   a   través   de   ejercicios   que   alumnos   y   alumnas   tenían   que   repetir.   Los  
partidarios  de  este  enfoque,  el  método  audiolingüe,  creían  que  el  habla  fluida  de  una  
lengua  era,  esencialmente,  un  conjunto  de  “hábitos”  que  se  podían  desarrollar  con  la  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

práctica.  Buena  parte  de  esta  práctica  se  conseguían  con  horas  y  horas  en  un  labora-­‐
torio   de   idiomas   repitiendo   ejercicios   orales.   En   aquella   época   se   justificaba   este  
método  diciendo  que  el  aprendizaje  de  una  lengua  extranjera  era  un  proceso  mecánico  
de  formación  de  hábitos.  Hoy  en  día  nos  resultaría  muy  difícil  encontrar  a  un  psicólogo  
o   lingüista   que   estuviera   de   acuerdo   con   esta   afirmación,   aunque   todavía   son   muy  
comunes   algunas   versiones   derivadas   de   estos   métodos   audiolingües.   Sus   críticos  
señalan   que   la   práctica   aislada   de   los   modelos   fijos   no   tiene   ningún   parecido   con   la  
naturaleza   de   la   interacción   del   uso   real   de   la   lengua.   Además,   puede   ser   terrible-­‐
mente  aburrido.  
 
Las   versiones   más   recientes   de   las   experiencias   de   aprendizaje   de   una   segunda  
lengua  se  llaman  enfoques  comunicativos.  En  parte,  son  una  reacción  en  contra  de  lo  
artificial  de  la  “práctica  por  patrones”  y  también  de  la  creencia  de  que  el  aprendizaje  
consciente   de   la   gramática   de   una   lengua   deviene   necesariamente   en   una   capacidad  
para   utilizar   esa   lengua.   Aunque   hay   versiones   muy   diferentes   de   cómo   crear  
experiencias  comunicativas  en  el  aula  de  lengua  extranjera,  todas  ellas  están  basadas  
en   la   opinión   de   que   las   funciones   del   lenguaje   (es   decir,   aquello   para   lo   que   es  
utilizado)   deben   prevalecer   sobre   las   formas   de   la   lengua   (es   decir,   la   corrección  
gramatical   y   fonológica).   Las   lecciones   normalmente   se   organizan   en   torno   a   con-­‐
ceptos   como   “pedir   cosas”   en   diferentes   contextos   sociales,   y   no   en   “las   formas   del  
pasado”   en   diferentes   oraciones.   Estos   cambios   han   coincidido   con   los   intentos   de  
suministrar   materiales   más   apropiados   para   el   aprendizaje   de   una   segunda   lengua   con  
objetivos   específicos   (por   ejemplo,   inglés   para   personal   médico   o   japonés   para   los  
negocios).  
 
El  cambio  más  sobresaliente  en  el  ámbito  del  aprendizaje  de  una  segunda  lengua  
en   los   últimos   años   ha   sido   pasar   de   centrar   todo   en   profesor,   manual   y   método,   al  
interés   por   el   alumno   o   alumna   y   por   el   proceso   de   la   adquisición.   Por   ejemplo,   una  
característica   radical   de   la   mayoría   de   los   enfoques   comunicativos   es   la   tolerancia  
hacia   los   errores   que   cometen   quienes   aprenden   una   lengua.   Tradicionalmente,   los  
errores   eran   considerados   muy   negativos   y   tenían   que   evitarse.   El   hecho   de   que  
últimamente   haya   más   condescendencia   con   los   errores   está   relacionado   con   un  
cambio   fundamental   de   perspectiva.   Más   que   considerar   la   expresión   In   the   room  
there   are   three   womens   («En   la   habitación   hay   tres   mujeres»),   producida   por   un  
hablante   de   español   aprendiz   de   inglés,   como   un   simple   fallo   al   aprender   la   forma  
correcta  del  plural  inglés  women  –lo  que  sería  corregido  mediante  una  práctica  intensa  
de   la   forma   correcta-­‐,   se   vería   como   un   indicio   de   que   el   proceso   de   adquisición   se  
está  produciendo.  Un  error,  por  tanto,  no  es  algo  que  entorpece  el  proceso  de  quien  
aprende   una   lengua,   sino   una   prueba   del   progreso   en   el   aprendizaje   activo   que   esa  
persona  realiza  cuando  ensaya  formas  de  comunicarse  en  tal  lengua.  Al  igual  que  un  
niño   que   adquiere   su   primera   lengua   produce   diferentes   formas   agramaticales,  
también  podemos  esperar  que  el  aprendiz  de  una  segunda  lengua  produzca  sobrege-­‐
neralizaciones  en  determinadas  etapas.  El  ejemplo  de  womens  puede  considerarse  un  
tipo  de  construcción  creativa,  debido  a  que  ese  aprendiz  recurre  al  modo  más  general  
de  construir  los  plurales  en  inglés.  
Es  evidente  que  algunos  errores  pueden  deberse  a  la  transferencia  de  expresiones  
o   estructuras   de   la   primera   lengua.   Un   hablante   de   español   como   primera   lengua   y  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

aprendiz   de   inglés   puede   producir   enunciados   como   Take   it   from   the   side   inferior  
(«Toma   esto   de   la   parte   inferior»),   y   ello   se   debe   muy   seguramente   a   que   intenta  
utilizar   el   adjetivo   español   inferior   (en   inglés,   lower)   poniéndolo   detrás   del   nombre,  
como   en   las   construcciones   españolas.   Si   la   primera   y   la   segunda   lenguas   tienen  
características   parecidas   (por   ejemplo,   marcar   el   plural   al   final   de   los   nombres),  
quienes   aprenden   pueden   beneficiarse   de   esta   transferencia   positiva   desde   la   primera  
lengua.   Por   otra   parte,   transferir   características   de   la   primera   lengua   que   no   tienen  
correlato   en   la   segunda   es   una   transferencia   negativa   y   normalmente   no   es   efectiva  
para   la   comunicación   en   la   segunda   lengua.   Hay   que   decir   que   la   transferencia  
negativa  (llamada  algunas  veces  interferencia)  es  más  frecuente  en  las  primeras  etapas  
del   aprendizaje   y   suele   disminuir   a   medida   que   el   aprendiz   va   familiarizándose   cada  
vez  más  con  la  segunda  lengua.  
 
Cuando   es   examinada   atentamente,   la   lengua   producida   por   los   aprendices  
contiene  un  gran  número  de  errores  que  no  parecen  tener  relación  ni  con  formas  de  la  
primera  lengua  ni  con  formas  de  la  segunda.  Por  ejemplo,  el  aprendiz  español  que  dice  
en  inglés  She  name  is  Maria  («Ella  nombre  es  María»)  recurre  a  una  construcción  que  
no  existe  ni  en  español  ni  en  inglés,  que  no  aparece  en  la  adquisición  del  inglés  ni  del  
español   como   primera   lengua.   Datos   como   éste   sugieren   que   existe   un   sistema  
intermedio   en   la   adquisición   de   una   lengua   segunda   que   contiene   aspectos   de   la  
primera   y   segunda   lenguas,   pero   que   es   un   sistema   inherentemente   variable   y   que  
tiene  sus  propias  reglas.  Este  sistema  se  denomina  interlengua,  y  en  estos  momentos  
está  considerado  como  la  base  de  toda  producción  en  la  segunda  lengua.    
Si  alguien,  durante  el  aprendizaje  de  una  segunda  lengua,  desarrolla  un  repertorio  
lo   bastante   fijo   de   formas   que   contienen   muchas   características   que   no   concuerdan  
con  las  de   esa   lengua,   y   ya   no   progresa   más,   se  dice  que   la   interlengua   de   esa   persona  
se  ha  fosilizado.  El  proceso  de  fosilización  en  la  pronunciación  de  una  segunda  lengua  
es   una   de   las   causas   obvias   del   acento   extranjero.   Sin   embargo,   una   interlengua   no  
está  diseñada  para  fosilizarse.  Se  va  desarrollando  naturalmente  y  se  convierte  en  un  
medio  efectivo  de  comunicación  cuando  se  dan  las  condiciones  adecuadas.  Descubrir  
cuáles   son   esas   condiciones   es   una   de   las   áreas   más   importantes   de   estudio   en   este  
campo.  
 
Hay   varios   factores   que   se   combinan   con   el   perfil   de   un   buen   aprendiz   de  
segundas   lenguas.   En   este   contexto,   es   obvio   que   la   motivación   para   aprender   es  
importante.  Es  más:  hay  que  destacar  que  quienes  han  tenido  más  éxito  han  sido  las  
personas   que   han   estado   más   motivadas.   Un   entorno   en   que   se   anime   a   aprender  
debería   ser,   por   tanto,   más   útil   que   otro   en   el   que   sólo   se   señalen   los   errores   y   se  
realicen  correcciones.  Además,  el  o  la  estudiante  con  disposición  a  hacer  hipótesis,  que  
se   arriesga   a   cometer   errores   y   que   intenta   por   encima   de   todo   comunicarse   en   la  
segunda   lengua   aprovechando   cualquier   oportunidad,   tenderá   a   obtener   mejores  
resultados.   Una   parte   importante   de   estas   oportunidades   es   la   relativa   a   la  
disponibilidad  de  estímulos.  
 
El   término   input   se   utiliza   para   hacer   referencia   a   los   estímulos   lingüísticos  
(enunciados   orales   y   escritos   de   todo   tipo)   a   los   que   están   expuestas   las   personas   que  
aprenden   una   segunda   lengua.   Para   que   resulte   beneficioso,   este   input   tiene   que  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

resultar   aceptablemente   comprensible.   Esto   puede   ocurrir   cuando   la   estructura  


gramatical   y   vocabulario   son   simples   o   se   ajustan   al   grado   de   desarrollo   alcanzado   por  
los   aprendices.   Los   hablantes   nativos   suele   acomodar   sus   enunciados   a   las   posibi-­‐
lidades   de   comprensión   que   suponen   en   los   aprendices.   Se   trata   de   la   variedad   de  
habla  conocida  como  habla  de  extranjero.  Un  hablante  nativo  de  inglés  puede  intentar  
preguntar  a  alguien  que  esté  aprendiendo  esta  lengua:  How  are  you  getting  on  in  your  
studies?   («¿Cómo   te   va   con   tus   estudios?»).   Si   esta   pregunta   no   es   comprendida,  
entonces  puede  cambiar  el  enunciado  y  decir:  English  class,  you  like  it?  («La  clase  de  
inglés,   ¿te   gusta?»).   Este   tipo   de   habla   puede   resultar   beneficioso,   no   sólo   para   que   la  
comunicación   se   produzca,   sino   también   para   ofrecer   a   los   estudiantes   noveles  
muestras  claras  de  las  estructuras  básicas  de  la  segunda  lengua.  
A   medida   que   la   interlengua   de   los   aprendices   se   va   desarrollando,   surge   una  
mayor   necesidad   de   interacción   y   aparece   un   las   conversaciones   un   tipo   de   input  
negociado.  Se  trata  de  elementos  de  la  segunda  lengua  que  se  pueden  adquirir  en  el  
transcurso  de  interacciones  en  que  se  pidan  aclaraciones  y  se  centre  la  atención  en  lo  
que  se  está  diciendo.  En  el  ejemplo  siguiente  puede  apreciarse  cómo  el  aprendiz,  un  
hablante  no  nativo  de  inglés  (HNN)  y  un  nativo  (HN)  negocian  los  significados  conjun-­‐
tamente.   El   input   comprensible,   por   ejemplo   el   significado   de   la   palabra   triangle  
(«triángulo»)  se  ofrece  en  el  momento  en  que  el  estudiante  lo  necesita  y  en  que  está  
prestando  atención  al  significado  en  el  contexto  dado:  
 
HN:   like  part  of  a  triangle?  («¿como  parte  de  un  triángulo?»)  
HNN:   what  is  triangle?  («¿qué  es  triángulo?»)  
HN:   triangle   is   a   shape   um   it   has   three   sides   («un   triángulo   es   un   forma   um   que   tiene   tres  
lados»)  
HNN:   a  peak?  («¿un  pico?»)  
HN:   three  straight    sides.  («tres  lados  rectos»)  
HNN:   a  peak?  («¿un  pico?»)  
HN:   yes,  it  does  like  a  mountain  peak,  yes  («sí,  se  parece  al  pico  de  una  montaña,  sí»)  
HNN:   only  line  only  line?  («¿sólo  línea  sólo  línea?»)      
HN:   ok  two  of  them,  right?  one  on  each  side?  a  line  on  each  side  («bueno,  dos  de  ellas,  ¿de  
acuerdo?,  ¿una  en  cada  lado?,  una  línea  en  cada  lado»)  
HNN:   yes  («sí»)  
HN:   little  lines  on  each  side?  («¿líneas  pequeñas  en  cada  lado?»)  
HNN:   yes  («sí»)  
HN:   like  a  mountain?  («¿como  una  montaña?»)  
 
En   este   tipo   de   interacción   la   persona   que   aprende   experimenta   los   beneficios  
tanto   de   recibir   input   como   de   producir   output.   La   oportunidad   de   producir   output  
comprensible   en   una   interacción   significativa   parece   ser   un   factor   esencial   en   el  
desarrollo  de  las  capacidades  en  una  segunda  lengua.  Sin  embargo,  esta  interacción  no  
es  fácil  de  producir  en  el  aula.  Una  solución  al  respecto  ha  sido  la  de  crear  diferentes  
tipos  de  tareas  y  actividades  cuya  realización  exige  que  alumnos  y  alumnas  interactúen  
del  modo  considerado.  A  pesar  del  posible  temor  a  que  unos  aprendices  adquieran  los  
errores  de  otros,  los  resultados  de  este  aprendizaje  basado  en  tareas  constituyen  una  
evidencia  abrumadora  de  que  provocan  un  mejor  uso  de  la  segunda  lengua.  El  objetivo  
de   estas   actividades   no   consiste   en   que   quienes   la   aprenden   sepan   cosas   sobre   ella,  
sino  que  desarrollen  una  competencia  comunicativa.  
 

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

La  competencia  comunicativa  se  puede  definir,  a  partir  de  sus  tres  componentes  
básicos,  como  la  capacidad  de  utilizar  la  segunda  lengua  correcta,  apropiada  y  flexible-­‐
mente.   El   primer   componente   es   la   sub-­‐competencia   gramatical,   que   implica   el   uso  
correcto   de   palabras   y   estructuras.   No   obstante,   concentrarse   únicamente   en   este  
subcomponente   no   llevaría   a   que   el   aprendiz   interpretara   o   produjera   mensajes   de  
modo  apropiado.  Para  ello  debe  desarrollarse  la  sub-­‐competencia  sociolingüística.  Ésta  
hace  que  los  aprendices  puedan  llegar  a  saber  cuándo  decir  ¿Puedes  pasarme  el  agua?  
y   cuándo   ¡Dame   agua!,   dependiendo   de   las   condiciones   del   contexto   social.   Los  
estudiantes   de   una   segunda   lengua   tienen   que   familiarizarse   con   mucho   de   lo   que  
suele  ser  estudiando  en  el  ámbito  de  la  Pragmática  (vid.  tema  8)  para  desarrollar  este  
componente.  
El   tercer   componente   es   el   que   se   denomina   sub-­‐competencia   estratégica.   Se  
refiere   a   la   capacidad   de   organizar   el   mensaje   con   eficacia   y,   recurriendo   a   diversas  
estrategias,   compensar   cualquier   dificultad   que   pueda   surgir.   Al   utilizar   la   segunda  
lengua   las   y   los   estudiantes   sufrirán,   de   forma   inevitable,   un   desajuste   entre   la  
intención   comunicativa   (lo   que   se   quiere   expresar)   y   los   recursos   lingüísticos   dispo-­‐
nibles.  Habrá  quienes  se  callarán  (poco  positivo  para  el  aprendizaje)  y  quienes  inten-­‐
tarán  expresarse  a  través  de  una  estrategia  de  comunicación  (favorece  el  aprendizaje).  
Por   ejemplo,   un   hablante   de   neerlandés   como   primera   lengua   necesitaba   en   cierto  
momento   referirse   a   een   hoefijzer   en   español,   pero   desconocía   la   palabra   en   esta  
lengua,   así   que   utilizó   una   estrategia   de   comunicación.   Se   refirió   a   las   cosas   que   llevan  
los   caballos   en   las   patas,   las   cosas   de   hierro,   y   el   oyente   comprendió   lo   que   quería  
decir:   las   herraduras.   Esta   flexibilidad   al   utilizar   la   segunda   lengua   es   un   elemento  
clave   para   que   la   comunicación   sea   un   éxito.   En   esencia,   la   sub-­‐competencia   estra-­‐
tégica   es   la   capacidad   de   superar   los   problemas   potenciales   que   puedan   surgir   en   la  
interacción  comunicativa.  
 
 
3.  LENGUAJE  Y  SOCIEDAD  
 
3.1  Sociolingüística  
 
La   Sociolingüística   es   el   estudio   de   las   relaciones   entre   el   uso   del   lenguaje   y   la  
estructura   de   la   sociedad.   Tiene   en   cuenta   factores   como   el   origen   social   tanto   del  
hablante  como  del  interlocutor  (por  ejemplo,  edad,  sexo,  clase  social,  etnia,  grado  de  
integración,  etc.),  la  relación  entre  el  hablante  y  el  interlocutor  (buenos  amigos,  jefe-­‐
empleado,   maestro-­‐alumno,   abuelo-­‐nieto,   etc.)   y   el   contexto   y   la   forma   de   interacción  
(en   el   supermercado,   en   un   estudio   de   televisión,   en   la   iglesia,   en   la   cafetería,   gri-­‐
tando,   susurrando,   por   teléfono,   por   correo   electrónico,   etc.),   y   afirma   que   estos  
factores  son  esenciales  para  entender  tanto  la  estructura  como  la  función  del  lenguaje  
utilizado   en   una   situación   determinada.   Como   se   centra   en   el   uso   del   lenguaje,   los  
análisis   lingüísticos   llevados   a   cabo   en   los   estudios   de   carácter   sociolingüístico   están  
normalmente  basados  en  grabaciones  y  encuestas  de  diverso  tipo.  
Unas   y   otras   pueden   ser   analizadas   de   formas   diferentes   dependiendo   de   los  
objetivos  de  la  investigación.  Por  ejemplo,  un  investigador  puede  estar  interesado  en  
analizar  los  dialectos  regionales  o  sociales  para  examinar  si  diferentes  grupos  sociales  
hablan   de   forma   diferente   y   para   descubrir   si   se   está   produciendo   un   cambio  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

lingüístico.  Muy  diferente  es  la  investigación  de  la  forma  y  función  de  la  cortesía  en  la  
interacción  diaria  (vid.  tema  8),  un  interés  que  llevará  a  buscar  marcadores  de  cortesía  
en   diferentes   conversaciones   y   cómo   éstas   se   relacionan   con   dimensiones   sociales  
como   las   apuntadas   antes.   Otro   foco   de   interés   pueden   ser   las   llamadas   respuestas  
mínimas   (formas   como   ah,   hmm,   claro,   etc.)   o   los   marcadores   de   discurso   (como   bien,  
sabes  que,  realmente,  etc).    
 
Además   de   los   fenómenos   que   surgen   en   la   interacción   de   individuos   o   grupos  
pequeños,   la   Sociolingüística   también   se   interesa   por   las   interacciones   que,   a   mayor  
escala,   se   producen   entre   la   sociedad   como   un   todo   y   el   lenguaje.   Una   de   estas  
interacciones  es  la  sustitución  de  una  lengua.  En  un  contexto  multilingüe,  una  lengua  
puede  ir  imponiéndose  sobre  las  demás,  abarcando  cada  vez  más  y  más  dominios  en  
los   que   antes   se   hablaban   otras   lenguas.   Entender   las   condiciones   que   facilitan   la  
sustitución   y   comprender   la   dinámica   del   proceso   mismo   también   se   considera   un  
objetivo  de  la  Sociolingüística.  Obviamente,  podríamos  mencionar  otros  muchos  temas  
de  investigación  en  los  estudios  de  la  lengua  que  comparten  este  enfoque  social.  Sin  
embargo,   nos   ocuparemos   con   algo   más   de   detalle   de   los   estudios   contemporáneos  
sobre  la  variación  y  el  cambio  lingüísticos.    
 
A   menudo,   la   visión   que   tienen   los   profanos   del   lenguaje   es   bastante   simplista.  
Podemos   ilustrarlo   hablando   de   la   relación   entre   el   llamado   lenguaje   estándar   y   los  
dialectos  no  estándares  asociados  al  primero.  El  francés  estándar  y  el  inglés  estándar,  
por   ejemplo,   son   variedades   del   francés   y   del   inglés   sobre   los   que   se   han   escrito   libros  
de  gramática,  convenciones  para  su  pronunciación  y  ortografía,  convenciones  que  se  
promocionan   gracias   a   los   medios   de   comunicación   y   a   otras   instituciones   públicas,  
como   el   sistema   educativo,   y   que   son   consideradas   por   la   mayoría   como   la   forma  
“correcta”   de   hablar   estas   dos   lenguas.   Las   variedades   no   estándares   -­‐algunas   veces  
llamadas   dialectos   sociales2-­‐   pasan   a   ser   consideradas   una   forma   perezosa,   incorrecta,  
que   manifiesta   una   carencia   tanto   de   educación   como   de   disciplina   al   aprender   a  
hablar  una  lengua.  Los  lingüistas  no  coinciden  con  estas  apreciaciones.  El  estudio  del  
uso  del  lenguaje  ha  demostrado  no  sólo  que  las  variedades  no  estándares  exhiben  una  
regularidad  gramatical  y  patrones  de  pronunciación  regulares  de  la  misma  forma  que  
lo   hacen   las   variedades   estándares,   sino   también   que   una   gran   mayoría   de   personas  
usa   rasgos   no   estándares   algunas   veces   cuando   hablan.   La   investigación   socio-­‐
lingüística  ha  demostrado  que  el  habla  de  la  mayoría  de  las  personas  es,  por  lo  menos,  
variable,   combinando,   por   ejemplo,   sonido,   palabras   o   estructuras   gramaticales   están-­‐
dares  y  no  estándares.  El  estudio  de  la  variación  lingüística  es  la  búsqueda  de  patrones  
regulares   en   este   comportamiento   lingüístico   variable,   y   en   él   se   tienen   en   cuenta,  
entre  otros,  factores  como  la  clase  social,  la  educación,  la  edad,  el  sexo  o  la  etnia.  
Por  lo  que  respecta  a  la  clase  social  y  la  educación,  se  ha  visto  en  algunos  estudios  
sobre   dialectos   que,   entre   quienes   abandonan   el   sistema   educativo   a   una   edad  
temprana,  hay  una  mayor  tendencia  a  usar  formas  lingüísticas  que  son  relativamente  
poco  frecuentes  en  el  habla  de  quienes  sí  continúan  la  educación  escolar.  Parece  ser  
un   hecho   probado   que   una   persona   que   ha   pasado   por   la   escuela   y   la   universidad  
tiende  a  mostrar  unos  rasgos  de  habla  muy  relacionados  con  el  tiempo  que  ha  debido  

                                                                                                           
2
 En  contraposición  a  los  dialectos  regionales,  concernientes  a  las  variedades  geográficas.  

21  
 
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

dedicar  al  trabajo  con  la  lengua  escrita.  El  comentario,  tan  habitual,  de  que  tal  profesor  
“habla   como   un   libro”   es   probablemente   la   constatación   de   una   forma   extrema   de  
esta  influencia.  
Las   clases   sociales   también   “suenan”   diferentes.   Un   estudio   muy   conocido   de  
Labov  (1972)  combinaba  elementos  del  lugar  de  trabajo  y  el  estatus  socioeconómico  
para   examinar   las   diferencias   de   pronunciación   existentes   en   los   vendedores   de   tres  
grandes   almacenes   de   Nueva   York:   Saks   (de   clase   alta),   Macy´s   (de   clase   media)   y  
Klein’s   (de   clase   baja).   Labov   dirigía   a   los   vendedores   preguntas   que   les   forzaban   a  
emplear   la   expresión   fourth   floor   («cuarta   planta»).   Estaba   interesado   en   la   pronun-­‐
ciación   del   sonido   [r]   tras   vocales.   Y   encontró   un   patrón   regular:   a   clase   socio-­‐
económica  más  alta,  más  aparecía  el  sonido  [r]  (four  floor),  y  a  más  baja,  menos  (fouah  
flooah).  Por  tanto,  la  diferencia  en  la  pronunciación  de  una  única  consonante  podía  ser  
un   indicativo   de   la   clase   social   del   hablante.   Otros   ejemplos.   En   todo   el   mundo   de  
habla   inglesa,   un   indicio   seguro   de   que   se   pertenece   a   la   clase   baja   y   de   que   se   ha  
tenido  poca  educación,  es  la  aparición  de  [n]  y  no  [ŋ]  al  final  de  palabras  como  walking  
[«andando»]   o   going   («yendo»).   Es   español,   como   es   sabido,   hay   hablantes   seseantes,  
ceceantes  y  distinguidores.  Es  decir,  hay  quienes  pronuncian  caso  y  cazo  como  [káso]  
(dicho   sea   de   paso,   la   mayor   parte   de   los   hablantes   de   español   pronuncian   de   este  
modo);   son   seseantes.   Los   hay   que   pronuncian   caso   y   cazo   como   [káθo];   son  
ceceantes.  Y  los  hay,  por  fin,  que  distinguen  los  sonidos  [s]  y  [θ]  en  la  pronunciación:  
[káso]   frente   a   [káθo];   son   distinguidores.   Aunque   estas   alternativas   en   las   pronun-­‐
ciación  de  los  fonemas  /s/  y  /θ/  responden  a  reajustes  históricos  del  sistema  fonoló-­‐
gico   del   español   y   son   científicamente   explicables,   se   asocian   sin   embargo   a   la   clase  
social   y   la   educación   de   los   hablantes:   la   forma   más   prestigiosa   (académica)   de  
pronunciar  es  la  distinción  de  ambos  fonemas;  la  forma  seseante  es  neutra:  es  la  más  
extendida  y  abarcadora.  La  forma  ceceante,  en  cambio,  lleva  el  estigma  de  pertenencia  
a   clases   bajas   y   poco   educadas,   hasta   el   extremo   de   que   las   personas   ceceantes   llegan  
a   ser   objeto   de   burlas   e   incluso   culpadas   en   algunos   contextos   educativos   de   tener   un  
“vicio”  en  la  pronunciación.    
Incluso  dentro  de  grupos  pertenecientes  a  una  misma  clase  social  podemos  hallar  
diferencias  que  parecen  estar  relacionadas  con  factores  como  la  edad  o  el  sexo  de  los  
hablantes.  A  menudo,  muchos  hablantes  jóvenes  que  viven  en  determinadas  regiones,  
al  ver  los  resultados  de  un  estudio  sobre  dialectos  de  su  zona  (normalmente  realizados  
con  informantes  mayores),  aducen  que  los  términos  que  en  ellos  figuran  quizá  los  usen  
sus  abuelos,  pero  no  ellos.  La  variación,  por  lo  que  respecta  a  la  edad,  es  más  notable  
de  abuelos  a  nietos.  Los  abuelos  pueden  usar  todavía  términos  como  ungüento,  auto  o  
jícara,  y  seguramente  no  sabrán  qué  es  un  programa,  qué  es  estar  pasado  o  cuándo  
algo   mola.   Tampoco   utilizarán   expresiones   como   ¡Qué   guay!,   ir   maqueado   o   estar  
flipado.   La   variación   con   respecto   al   sexo   del   hablante   ha   sido   objeto   de   investi-­‐
gaciones   más   reciente.   Una   conclusión   general   a   la   que   han   llegado   los   estudios  
dialectales   es   que   las   mujeres   tienden   a   utilizar   más   formas   de   prestigio   que   los  
hombres   de   una   misma   extracción   social.   Es   decir,   en   diversos   estudios   sobre   la  
variación  lingüística  relacionada  con  el  sexo  se  ha  demostrado  que  variantes  inglesas  
como   I   done   it   («lo   hice»),   it   growed     («creció»)   y   he   ain´t   («él   no   es»)   son   más  
frecuentes   en   al   habla   de   los   hombres,   mientras   que   I   did   ,   it   grew   y   he   isn´t   lo   son   en  
el  de  las  mujeres.  En  algunas  culturas  hay  diferencias  mucho  más  marcadas  en  el  habla  
de  hombres  y  mujeres.  En  algunas  lenguas  indias  norteamericanas,  como  la  de  los  Gros  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

Ventre   y   los   Koasati,   se   han   documentado   pronunciaciones   muy   diferentes   de   algunas  


palabras.   Es   más:   cuando   los   primeros   europeos   encontraron   vocabularios   diferen-­‐
ciados  para  hombres  y  mujeres  entre  los  indios  caribeños,  lo  que  dijeron  es  que  cada  
sexo   utilizaba   una   lengua   diferente.   Lo   que   encontraron   fue,   de   hecho,   una   versión  
extrema   de   la   variación   de   acuerdo   con   el   sexo   del   hablante.   En   las   lenguas  
contemporáneas   también   pueden   encontrarse   diferencias   en   el   habla   de   mujeres   y  
hombres.   En   conversaciones   entre   miembros   del   mismo   sexo,   las   mujeres,   por   lo  
general,   suelen   hablar   más   de   sus   sentimientos   que   los   hombres.   Éstos   parecen  
preferir   temas   no   tan   personales,   como   el   deporte   y   las   noticias.   Los   hombres   tienden  
a   responder   a   una   expresión   de   sentimientos   o   problemas   dando   consejos   sobre   las  
posibles   soluciones,   mientras   que   las   mujeres   prefieren   comentar   experiencias  
personales   que   se   parecen   o   que   conectan   con   las   de   otras   mujeres.   Hay   un   patrón,  
atestiguado  en  contextos  sociales  anglosajones  americanos,  de  mujeres  que  cooperan  
y  buscan  conectar  con  otras  personas  mediante  el  lenguaje,  mientras  que  los  hombres  
son   más   competitivos   y   están   interesados   en   el   poder   que   tiene   el   lenguaje.   En  
conversaciones   mixtas,   el   número   de   hombres   que   interrumpen   a   una   mujer   es  
sustancialmente   mayor   que   a   la   inversa.   Se   dice   que   las   mujeres   utilizan   más  
expresiones   de   conexión,   expresiones   como   los   rodeos   (un   tipo   de,   un   poco…),   y   las  
muletillas   (¿no   crees?,   ¿te   parece?...),   cuando   expresan   una   opinión:   Bueno,   eh,   yo  
creo  que  el  golf  es  un  tipo  de  deporte  un  poco  aburrido,  ¿no  crees?    
Por   otra   parte,   se   han   llevado   a   cabo   notables   esfuerzos   por   cambiar   el   voca-­‐
bulario   como   parte   de   un   intento   de   eliminar   la   referencia   al   sexo   en   términos  
generales.   Por   ejemplo,   hoy   en   día   se   prefiere,   en   inglés,   hablar   de   spokesperson  
(«portavoz»)   y   de   mailcarrier   («cartero/-­‐a»),   en   vez   de   hacerlo   con   spokesman   y  
mailman,   ya   que   la   voz   man   hace   referencia   a   “hombre”.   Esto   ocasiona   algún  
problema   en   ciertos   casos.   En   una   oración   como   Bring   a   friend   if   ____   can   come  
(«Tráete   un/a   amigo/a   si   ____   puede   venir»),   no   se   sabe   muy   bien   qué   pronombre  
usar   en   el   hueco:   ¿he   («él»),   she   («ella»),   s/he   («el/ella»)   o   incluso,   como   proponen  
algunos,  they  («él  y  ella»3)?  En  español  esta  situación  equivaldría  más  o  menos  a  algo  
así  como  lo  siguiente:  Tráete  a  un  amigo  o  amiga  si  él  o  ella  puede  venir  o  Tráete  a  una  
persona  amiga  si  ella  puede  venir.  
Resulta   evidente   que   algunas   diferencias   en   el   habla   se   deben   a   razones   de  
carácter  étnico.  De  manera  muy  obvia,  el  habla  de  los  inmigrantes  recién  llegados  y  a  
menudo  la  de  sus  hijos  contienen  rasgos  que  los  identifican.  En  algunas  zonas,  en  las  
que   persiste   una   fuerte   lealtad   a   la   lengua   materna   del   grupo,   muchas   de   las  
características  de  ésta  se  traspasan  a  la  nueva  lengua.  El  habla  de  muchos  americanos  
de   origen   africano,   conocida   técnicamente   como   Black   English   Vernacular   (BEV)  
(«Vernáculo   inglés   negro»),   es   un   dialecto   social   muy   extendido   que   a   menudo   se  
impone   incluso   a   diferencias   regionales.   Cuando   dentro   de   una   comunidad   social   un  
grupo  sufre  algún  tipo  de  marginación,  como  la  discriminación  o  la  segregación  que  a  
lo   largo   de   la   historia   han   experimentado   los   afroamericanos,   entonces   los   rasgos  
diferenciales   que   definen   un   dialecto   social   se   acentúan.   Desde   un   punto   de   vista  
social,   se   añade   el   problema   de   que   la   variedad   lingüística   resultante   puede   ser  
estigmatizada  como  un  “mal  hablar”.  Un  ejemplo  es  la  frecuente  ausencia  de  la  cópula  
                                                                                                           
3
El  pronombre  de  tercera  persona  de  plural  inglés  no  hace  referencia  al  sexo  de  los  referentes,  por  lo  
que   puede   emplearse   su   pluralidad   para   aludir   en   este   caso,   y   a   un   mismo   tiempo,   a   un   referente  
masculino  y  otro  femenino.

23  
 
Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

(formas   del   verbo   “ser”)   en   el   BEV,   como   en   las   expresiones:   They   mine   («Ellos   míos»)  
o   They   crazy   («Ellos/-­‐as   locos/-­‐as»).   El   inglés   estándar   exige   que   utilice   la   forma   verbal  
are   («son»)   en   esas   expresiones.   Sin   embargo,   muchos   otros   dialectos   del   inglés   no  
utilizan   la   cópula   en   estructuras   así,   y   un   número   muy   elevado   de   lenguas   (por  
ejemplo,   el   árabe   o   el   ruso)   tampoco   la   usan   en   expresiones   equivalentes.   El   BEV,   a  
este  respecto,  no  puede  ser  considerado  un  “mal  hablar”,  o  no  más  de  lo  que  pueda  
ser  el  árabe  o  el  ruso.  Como  dialecto,  simplemente  tiene  rasgos  que  son  diferentes  del  
inglés  estándar.  Otro  aspecto  del  BEV  que  ha  sido  criticado,  a  veces  por  educadores,  es  
la   utilización   de   construcciones   con   doble   negación:   He   don´t   know   nothing   («Él   no  
sabe  nada»)  en  vez  de  la  versión  estándar  He  doesn´t  know  anything,  o  I  ain´t  afraid  of  
no   ghosts   («No   tengo   miedo   de   ningún   fantasma»)   en   vez   de   I’m   not   afraid   of   any  
ghosts.  Normalmente  la  crítica  se  basa  en  que  estas  estructuras  son  ilógicas.  Si  lo  son,  
entonces   también   el   español,   en   el   que   es   habitual   el   uso   de   la   doble   y   triple   negación  
(No   le   digas   nunca   nada   a   nadie),   y   el   inglés   antiguo,   que   también   usaba   la   doble  
negación   (Ic   naht   singan   ne   cube   «Yo   no   sabía   cómo   cantar   nada»),   deberían   ser  
lenguas  ilógicas.  En  realidad,  lejos  de  serlo,  este  tipo  de  estructura  es  una  forma  muy  
efectiva   de   destacar   las   partes   negativas   de   un   enunciado.   Es   una   característica  
dialectal  presente  en  un  dialecto  social  del  inglés  y  a  veces  también  en  otros  dialectos,  
pero  no  en  el  inglés  estándar.  
Hay  en  el  habla  de  cada  individuo  una  combinación  de  aspectos  relativos  a  todos  
los  factores  considerados  (clase  social,  educación,  edad,  sexo  y  etnia)  causantes  de  la  
variación   dialectal.   Se   suele   usar   el   término   idiolecto   para   hacer   referencia   a   este  
dialecto   personal   de   cada   hablante   de   una   lengua.   Hay   otros   factores,   como   la   calidad  
de   la   voz   y   el   estado   físico,   que   contribuyen   a   caracterizar   de   modo   más   preciso   el  
habla  de  una  persona  concreta,  pero  muchos  de  los  factores  sociales  que  acabamos  de  
describir  son  los  que  de  hecho  determinan  la  conformación  de  su  idiolecto.  Desde  la  
perspectiva  del  estudio  social  del  lenguaje,  las  personas  somos,  en  gran  medida,  lo  que  
decimos.  
Todos   los   factores   sociales   que   hemos   estado   examinando   están   relacionados   con  
la  variación  según  el  usuario  de  la  lengua.  Otra  causa  de  la  variación  en  el  habla  de  una  
persona  se  debe  a  la  situación  de  uso.  Según  este  nuevo  factor,  el  habla  muestra  un  
estilo  en  cada  ocasión,  desde  el  muy  formal  hasta  el  muy  relajado.  Cuando  alguien  va  a  
una  entrevista  para  conseguir  un  trabajo  normalmente  le  dice  a  la  persona  encargada  
de  recibir  algo  así  como  lo  siguiente:  Perdone,  ¿está  la  directora  en  la  oficina?  Tengo  
una   cita.   Pero   si   la   encargada   y   la   directora   le   resultan   cercanas   y   de   confianza,   la  
persona   que   habla   podría   elaborar   un   mensaje   mucho   más   coloquial   y   comprometido:  
¡Eh!  ¿Está  esa  marmota  todavía  durmiendo?  Habíamos  quedado  para  charlar.    
Este  tipo  de  variación  tiene  en  algunas  lenguas  un  uso  más  acusado  que  en  otras.  
En   japonés,   por   ejemplo,   se   usan   términos   diferentes   para   dirigirse   a   la   persona   con   la  
que   se   está   hablando   dependiendo   de   la   deferencia   o   respeto   que   se   le   deba   tener.   El  
español,   como   el   francés,   el   alemán   o   el   italiano,   por   ejemplo,   dispone   de   dos  
pronombres,   tú   y   usted,   que   delimitan   diferencias   de   este   tipo,   y   que   en   inglés   se  
corresponden  con  una  sola  forma,  you.    
Podemos   encontrar,   asimismo,   diferencias   de   estilo   en   la   lengua   escrita.   Son  
buenos   ejemplos   de   tales   diferencias   son   las   cartas   comerciales   (La   presente   es   para  
informarle   de   que…)   frente   las   dirigidas   a   personas   amigas   (Te   escribo   para   decirte  
que…).  No  obstante,  se  puede  decir  que,  por  lo  general,  la  forma  de  un  mensaje  escrito  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

mostrará  un  estilo  más  formal  que  su  equivalente  oral.  Si  alguien  en  un  autobús  ve  a  
otra  persona  comiendo,  bebiendo  y  escuchando  ruidosamente  la  radio,  puede  decirle  
que   lo   que   hace   no   está   permitido   y   que,   si   desea   hacerlo,   debería   esperar   a   estar  
fuera  del  autobús.  Pero  si  esa  persona  decide  señalarle  a  la  persona  infractora  el  cartel  
en   el   que   de   forma   más   formal   se   expresa   lo   mismo,   ésta   leería:   La   Compañía  
Municipal   de   Transportes   comunica   a   sus   usuarios   que   según   la   ordenanza   G5.25  
queda  totalmente  prohibido  realizar  a  bordo  de  este  autobús  las  actividades  siguientes:  
comer,   beber   y   accionar   aparatos   electrónicos.   En   este   mensaje   advertimos   rasgos  
propios   del   uso   del   lenguaje   en   situaciones   formales:   estructuración   sintáctica  
compleja,   léxico   especializado,   expresiones   que   difícilmente   se   dan   en   la   lengua  
hablada  (totalmente  prohibido,  las  siguientes  actividades,  aparatos  electrónicos).  
La   variación   con   respecto   al   uso   en   situaciones   concretas   también   puede   ser  
estudiada   atendiendo   al   registro.   Hay,   por   ejemplo,   un   registro   religioso   en   el   que  
esperamos  encontrar  expresiones  que  difícilmente  veremos  en  otros  contextos,  como  
por   ejemplo,   En   verdad   os   digo,   temed   a   Dios   y   alabadle.   En   otro   registro   podemos  
encontrar   oraciones   como   El   juez   tomará   declaración   a   los   testigos   de   la   defensa.   Y   no  
es  muy  probable  que  este  registro  legal  incorpore  expresiones  como  La  morfología  de  
este  dialecto  contiene  menos  sufijos  flexivos,  que  nos  son  más  familiares  y  pertenecen  
al  registro  lingüístico.  
Es  obvio  que  una  de  las  características  clave  de  un  registro  es  la  utilización  de  un  
argot   especial,   es   decir,   de   un   vocabulario   técnico   asociado   a   una   actividad   o   grupo  
concreto.   En   términos   sociales,   el   argot   ayuda   a   consolidar   la   identidad   de   aquellos  
que  se  consideran  expertos  en  una  materia  y  a  excluir  a  los  profanos.    
Teniendo   en   cuenta   todos   los   factores   sociales   que   acabamos   de   considerar,  
deberíamos   pensar   que   decir   lo   adecuado   a   la   persona   adecuada   en   el   momento   y  
situación  adecuados  es  todo  un  logro  social.  Es  una  importante  habilidad  que  han  de  ir  
adquiriendo   quienes   usan   una   lengua   dada,   junto   a   la   gramática   y   la   pronunciación   de  
ésta.  En  algunas  sociedades,  sin  embargo,  la  elección  de  formas  lingüísticas  apropiadas  
se   hace   relativamente   más   fácil   debido   a   la   diglosia.   Este   término   describe   una  
situación   en   la   que   coexisten   dos   variedades   muy   diferentes   de   lengua   en   una   única  
comunidad  de  hablantes,  y  cada  una  tiene  diferentes  funciones  sociales.  Normalmente  
hay   una   variedad   “elevada”,   destinada   a   cuestiones   formales   y   serias,   y   una   “baja”,  
usada   en   la   conversación   y   para   otros   usos   menos   formales.   En   muchos   países   de  
lengua   árabe   existe   una   especie   de   diglosia   en   la   que   la   variedad   elevada,   o   clásica,   se  
utiliza   en   conferencias,   habla   religiosa   y   discursos   políticos,   mientras   que   la   variedad  
baja   es   el   dialecto   local   del   árabe   coloquial.   En   griego   también   existe   una   variedad  
elevada   y   otra   baja   (o   demótica).   En   algunas   situaciones,   la   variedad   alta   puede   ser  
una  lengua  completamente  diferente.  Durante  largos  períodos  de  la  historia  de  Europa  
occidental  se  dio  una  situación  de  diglosia  con  el  latín  como  variedad  alta  y  las  lenguas  
locales,  como  el  francés  o  el  castellano,  como  variedades  bajas.  
 
 

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

3.2  Lengua  y  cultura  


 
En   algunas   ocasiones   se   habla   de   muchos   de   los   factores   que   dan   lugar   a   la  
variación   lingüística   en   términos   de   diferencias   culturales.   No   es   raro   encontrar  
características   lingüísticas   citadas   como   aspectos   identificables   de   la   “cultura   de   la  
clase  trabajadora”  o  de  la  “cultura  afroamericana”,  por  ejemplo.  En  muchos  aspectos,  
esto  es  debido  a  la  influencia  del  trabajo  de  los  antropólogos,  que  tienden  a  tratar  el  
lenguaje  como  un  elemento  entre  otros,  como  las  creencias,  en  la  definición  de  cultura  
como  “conocimiento  social  adquirido”.  Dado  el  proceso  de  transmisión  cultural  por  el  
que   se   adquieren   las   lenguas,   tiene   sentido   recalcar   el   hecho   de   que   la   variación  
lingüística  está  ligada  en  gran  medida  a  la  existencia  de  culturas  diferentes.  
En  el  estudio  de  las  culturas  del  mundo  se  ha  llegado  a  aceptar  el  hecho  de  que  los  
diferentes  grupos  no  sólo  tienen  lenguas  diferentes,  sino  que  tienen  diferentes  visio-­‐
nes   del   mundo,   que   quedan   reflejadas   en   las   lenguas.   Dicho   de   otra   manera,   los  
aztecas   no   sólo   no   tienen   en   su   cultura   la   figura   de   Santa   Claus,   sino   que   tampoco  
tienen   una   palabra   para   ella.   En   el   sentido   de   que   las   lenguas   reflejan   las   culturas,   ello  
es   un   dato   importante   que   no   debe   ser   pasado   por   alto   cuando   se   estudian   las  
variedades   de   una   lengua   o   diferentes   lenguas.   No   obstante,   una   reconocida   teoría  
sobre   la   conexión   entre   la   lengua   y   la   cultura   propone   una   relación   bastante   más  
determinista.  
Según  la  teoría  del  determinismo  lingüístico,  si  dos  lenguas  tienen  una  forma  muy  
diferente  de  describir  el  mundo,  el  aprendizaje  de  una  de  ellas  determinaría  la  forma  
de   percibir   el   mundo.   Es   decir,   la   lengua   propia   nos   da   un   sistema   acabado   para  
categorizar   lo   que   percibimos.   Una   consecuencia   de   ello   es   que   este   sistema   lleva   a  
quienes  lo  han  adquirido  a  percibir  el  mundo  que  les  rodea  a  través  únicamente  de  sus  
filtros  categoriales.  Dicho  de  otra  forma,  para  la  teoría  del  determinismo  lingüístico,  en  
su   versión   más   radical,   “la   lengua   determina   el   pensamiento”:   sólo   podemos   pensar  
con  las  categorías  que  nuestra  lengua  nos  proporciona  para  ello.  
Un   ejemplo   muy   citado   (y   discutido)   relacionado   con   esta   hipótesis   se   refiere   al  
número   de   palabras   que,   según   se   dice,   tienen   los   esquimales   para   representar   la  
realidad  que  en  español  representamos  con  la  palabra  nieve.  Cuando  un  hablante  de  
español   mira   un   escenario   invernal,   estaría   “viendo”   una   única   realidad   llamada   nieve,  
mientras  que  un  esquimal,  mirando  lo  mismo,  “vería”  entidades  diferentes.  Si  esto  es  
posible,  se  dice,  es  porque  su  lengua  le  permite  categorizar  de  forma  diferente  a  como  
se  hace  en  español,  aquello  que  ve.  Volveremos  a  este  ejemplo.  
La  idea  general  que  estamos  exponiendo  es  parte  de  lo  que  se  llama  la  hipótesis  
Sapir-­‐Whorf.  E.  Sapir  y  B.  L.  Whorf  defendieron,  en  los  años  treinta  del  siglo  pasado,  
que   la   lengua   de   los   indios   americanos,   por   ejemplo,   llevaba   a   estos   hablantes   a   ver   el  
mundo   de   forma   diferente   a   quienes   hablaban   las   lenguas   europeas.   Veamos   un  
ejemplo   de   su   argumentación.   Whorf   afirmaba   que   los   indios   hopi   de   Arizona   perci-­‐
bían  el  mundo  de  forma  diferente  a  como  lo  hacían  otras  tribus  (por  ejemplo,  la  tribu  
de  los  que  hablaban  inglés),  porque  su  lengua  los  llevaba  a  hacerlo  así.  En  la  gramática  
del   hopi   hay   una   distinción   entre   “animado”   e   “inanimado”,   y   entre   el   conjunto   de  
entidades  categorizadas  como  “animado”  se  encuentran  las  nubes  y  las  piedras.  Whorf  
concluía  que  los  indios  hopi  creen  que  las  nubes  y  las  piedras  son  entidades  animadas  
(vivas)  y  que  era  su  lengua  lo  que  les  llevaba  a  creerlo.  El  inglés,  en  cambio,  no  marca  
en  su  gramática  que  las  nubes  y  las  piedras  sean  animadas  y,  por  tanto,  quienes  son  

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

hablantes  de  inglés  no  ven  el  mundo  del  mismo  modo  que  los  indios  en  cuestión.  En  
palabras   de   Whorf,   “diseccionamos   la   naturaleza   de   acuerdo   con   lo   establecido   por  
nuestras  lenguas  maternas”.  
Como   era   de   esperar,   esta   hipótesis   ha   suscitado   diversas   críticas.   Sampson  
(1980),  por  ejemplo,  esgrimió  la  siguiente:  Imaginemos  que  una  tribu  tiene  una  lengua  
en   la   que   las   diferencias   de   sexo   están   marcadas   gramaticalmente,   es   decir,   que   los  
términos   utilizados   para   las   hembras   tienen   una   marca   especial.   Y   encontramos,  
además,   que   esas   “marcas   de   hembra”   se   dan   en   los   términos   puerta   y   piedra.  
Podríamos   decir,   entonces,   que   esa   tribu   cree   que   las   puertas   y   las   piedras   son  
entidades  hembras  igual  que  las  mujeres,  por  ejemplo.  El  problema  de  las  conclusiones  
extraídas  de  estos  ejemplos  es  que  hay  una  confusión  entre  las  categorías  lingüísticas  
(“animado”,   “femenino”)   y   las   categorías   biológicas   (vivo,   hembra).   Es   obvio   que   la  
mayor   o   menor   correspondencia   entre   ambos   tipos   de   categoría   es   frecuente   en  
muchas  lenguas,  pero  no  tiene  por  qué  haberla.  Además,  las  categorías  lingüísticas  no  
nos  fuerzan  a  ignorar  las  categorías  biológicas.  Aunque  la  lengua  de  los  hopis  dispone  
de   unas   categorías   lingüísticas   determinadas   para   “piedra”,   ello   no   significa   que   un  
camionero  hopi  piense  que  ha  matado  a  un  ser  vivo  cuando  pasa  por  encima  de  una  
piedra  con  su  camión.  
Volviendo  a  los  esquimales  y  a  la  nieve:  Sabemos  que  en  español  no  se  dispone  de  
una  gran  cantidad  de  términos  para  los  diferentes  tipos  de  nieve.  No  obstante,  llegado  
el  caso,  quienes  hablan  español  pueden  crear  expresiones,  manipulando  los  recursos  
de  la  lengua,  para  referirse  a  nieve  húmeda,  nieve  en  polvo,  nieve  de  primavera,  etc.  
Probablemente,  la  media  de  quienes  hablan  español  tendrán  una  visión  diferente  de  la  
entidad   “nieve”   que   la   media   de   quienes   hablan   una   lengua   esquimal,   pero   esto   es  
consecuencia  de  las  distintas  experiencias  que  unas  y  otras  personas  han  tenido  en  sus  
respectivos   entornos   culturales.   Las   lenguas   que   han   aprendido   reflejan   estas  
diferencias   culturales.   En   tuvalú   (lengua   hablada   en   algunas   islas   del   Pacífico)   hay  
muchas   palabras   para   los   distintos   tipos   de   cocos.   En   otra   cultura   del   Pacífico,   la   de  
Hawai,   la   lengua   tradicional   dispone   de   un   buen   número   de   palabras   para   representar  
los  diferentes  tipos  de  lluvia.  Es  decir,  las  lenguas  reflejan  los  aspectos  de  la  vida  que  
resultan  más  sobresalientes  a  una  comunidad  dada.  
La   idea   de   que   la   lengua   determina   el   pensamiento   puede   ser   verdad   en   cierta  
medida   si   se   acepta   que   esa   determinación   es   limitada.   Quienes   hablan   una   lengua  
dada   no   heredan   un   conjunto   fijado   y   cerrado   de   patrones   lingüísticos,   sino   la  
capacidad   de   manipular   esos   patrones   y   crear   otros   para   salir   al   paso   de   las   diferentes  
necesidades   que   les   plantearán   sus   experiencias   y   percepciones.   Si   pensamiento   y  
percepción   estuvieran   totalmente   determinados   por   la   lengua,   entonces   el   concepto  
de   cambio   lingüístico   resultaría   imposible.   Si   un   joven   hopi   no   tiene   ninguna   palabra  
en  su  lengua  para  el  objeto  conocido  entre  nosotros  como  ordenador,  ¿dejaría  por  ello  
de   percibir   ese   objeto?,   ¿sería   incapaz   de   pensar   en   él?   Lo   que   hará   el   hopi   cuando   se  
encuentre   con   una   entidad   nueva   en   su   experiencia   será   cambiar   su   lengua   para  
acomodarse  a  la  necesidad  de  referirse  a  tal  entidad.  
 

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Lingüística.  Tema  9.  Lingüística  aplicada.  

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