Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Linguistica General PDF
Linguistica General PDF
GENERAL
TEMA 1
LA LINGÜÍSTICA COMO CIENCIA
a) El contenido que indicamos con las palabras “el número intermedio entre 4 y
5” no puede utilizarse en el cálculo si no se asocia a una expresión sensorial que lo
manifieste, esto es, a la expresión gráfica <4,5>.
b) El mensaje que una abeja exploradora lleva a sus compañeras de la colmena,
y que les informa de la existencia, a una cierta distancia, de una fuente de alimento, no
podrá ser transmitido y recibido si no va asociado a una forma concreta de ‘danza’ de
la abeja en cuestión, que pueda ser captada por las demás abejas e interpretada de
manera adecuada.
c) El contenido «hijo varón del hermano del padre de X» no podrá ser utilizado
en la comunicación hasta que no se asocie con alguna expresión, como, por ejemplo,
primo en español, cugino en italiano, cousin en francés, etc.; a su vez, la expresión no
tendrá ningún sentido si no va asociada a algún contenido.
en el último es una secuencia de sonidos (que puede ser también transcrita a letras).
Todo esto significa que, para construir una noción intuitiva de lenguaje, no importa
precisar cuál es la naturaleza de la expresión a la que el contenido se asocia. Es más, en
el orden de la expresión hay una variedad ilimitada de tipos de expresión (signos
gráficos, sonidos, movimientos, etc.). La única condición importante es que la
expresión esté constituida por material sensorial producido por un organismo y capaz
de ser percibido por los sentidos de otro organismo. El hecho de que, para que pueda
haber lenguaje, sea necesaria una asociación de expresión y contenido se indica
normalmente con el término biplanaridad: el lenguaje es biplanar porque está
constituido por dos planos, el de la expresión y el del contenido.
Entendido en este sentido, el lenguaje constituye una categoría más amplia de
lo que podemos pensar a primera vista. La Matemática es lenguaje, son lenguaje los
sistemas desarrollados por los animales para comunicarse, son lenguaje las lenguas
verbales humanas. De ahí que se pueda decir que el lenguaje no es, en absoluto,
exclusivo del ser humano: los animales hacen uso a su manera de la facultad del
lenguaje porque tienen medios para asociar contenido y expresión; y los seres
humanos mismos ponen de manifiesto la facultad del lenguaje de diferentes maneras:
gestos, posturas del cuerpo, mímica, etc., además de con los sonidos verbales.
Ahora bien, como intentaremos mostrar a lo largo de éste y el siguiente tema, a
la Lingüística le interesa el estudio del lenguaje en un sentido más estricto del que se
considera en este epígrafe: la Lingüística se preocupa por el lenguaje en tanto que
facultad específica del ser humano para desarrollar una forma particular de
comunicación enormemente potente, que se manifiesta de forma universal en las
lenguas verbales y cuyo principal rasgo definitorio es su carácter multiarticulado (vid.
tema 2).
La Lingüística no tiene una finalidad única, que se pueda formular con facilidad
en una sola proposición. Al contrario, en cada parcela del estudio lingüístico se avanza
en direcciones distintas, de tal manera que en algunos casos lingüistas de diferente
especialidad o de diferente escuela pueden no estar de acuerdo sobre los mismos
puntos de referencia fundamentales (como ocurre, por otra parte, en todas las demás
áreas de investigación). Sin embargo, si intentamos identificar los objetivos recono-
cidos y aceptados por casi todos los que practican esta disciplina, nos encontramos con
que la Lingüística se propone:
2
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
Como es natural, es posible añadir otros objetivos más concretos a los que
acabamos de mencionar (aludiremos a ellos a lo largo de este curso). Por ahora, sin
embargo, nos limitaremos a éstos y subrayaremos que la Lingüística, como quizá todas
las demás disciplinas que pretenden ser rigurosas, actúa entre dos extremos: por un
lado, el específico del análisis empírico (llevado a cabo frecuentemente hasta niveles
incluso microscópicos) de los hechos lingüísticos; por otro, el general y abstracto de la
formulación de teorías globales. La acumulación de hechos lingüísticos, la constitución
de grandes ‘depósitos’ de fenómenos y materiales lingüísticos es, sin duda, su
fundamento operativo (como lo es para la Biología la acumulación de observaciones
empíricas y de datos experimentales), pero la formulación de teorías generales es
indispensable para enfocar debidamente los datos y darles un sentido.
3
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
d) Las lenguas se estudian con otras lenguas. En cuarto lugar, la Lingüística tiene
una peculiaridad que la hace probablemente única entre las demás ciencias.
Tiene como objeto el lenguaje y las lenguas; pero, por una especie de círculo
vicioso, para estudiar este objeto no puede servirse de otra cosa que de
lenguas. Dicho de otra manera, en Lingüística, el objeto de estudio y el
instrumento para estudiarlo son exactamente idénticos. No parece que existan
otras disciplinas que se encuentren en esta posición de paradoja esencial.
e) Construir el propio objeto. Por último, la reflexión sobre el lenguaje y las lenguas
se hace cada vez más compleja debido a que, como ya puso de manifiesto
Ferdinand de Saussure, la Lingüística, a diferencia de otras disciplinas ‘duras’ y
‘blandas’, debe construir su objeto a medida que avanza. Dicho de otra manera:
La Lingüística no se enfrenta a un objeto ya formado y listo para el análisis, un
objeto que sólo haya que estudiarlo. En Lingüística se tiene que decidir en todo
4
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
5
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
2. DESCRIPCIÓN Y EXPLICACIÓN
6
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
Lo mismo ocurre con los modelos del complejísimo panorama del lenguaje:
identifican ciertos rasgos como importantes, y los destacan evitando cualquier
distracción en el detalle. Otros rasgos no serán tenidos en cuenta. Y, como es de
suponer, los distintos modelos descansarán en diferentes escalas y darán, por ello,
preferencia a diferentes rasgos. Como los mapas, todos los modelos son producto de la
simplificación y de la selección. Son versiones idealizadas de la realidad, elaborados
para revelar ciertas cosas mediante la anulación de otras. No puede existir un modelo
que sirva para todo, como no puede haber un mapa que lo represente todo. Su validez
es siempre relativa, nunca absoluta. Se los crea para explicar la experiencia, y no se ha
de esperar, así, que se correspondan con ella. Ninguno puede captar la verdad
totalmente, o la verdad solamente. Si lo hicieran, dejarían, desde luego, de ser
modelos: igual que un mapa dejaría de serlo si se correspondiera exactamente con el
terreno representado. Tanto en Cartografía como en Lingüística, el problema consiste
en saber qué escala emplear, qué dimensiones identificar y dónde establecer, de
acuerdo con los intereses de la explicación, la línea que separe las abstracciones
idealizadas de los elementos particulares concretos.
7
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
8
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
Dimensión diacrónica
Presente
9
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
que constituye el marco de referencia necesario para dar cuenta de esa variabilidad.
Hay que asumir siempre en algún lugar algunos puntos de referencia fijos como base
de la descripción.
Y esto acontece también en la conducta lingüística. La asunción de estos puntos
fijos de referencia, de estabilidad, puede ser una realidad en sí misma. Saussure no es
el único en concebir el lenguaje como un estado estable: aunque un examen cuidadoso
de la producción lingüística real muestra todo tipo de cambio y variación, las personas
de la comunidad en que tal producción ha sido registrada pueden, sin embargo, pensar
que la lengua que hablan está fijada y establecida, y aceptan la validez de las
gramáticas y diccionarios que describen y recogen sus distintos aspectos. Quizá los
miembros de una comunidad lingüística no poseen en su mente un ‘ejemplar’ idéntico
de la langue, pero pueden, sin embargo, creer que lo tienen, y pueden, por ello,
considerar las numerosas diferencias que perciben como algo que carece de
importancia.
Una vez que se reconoce la insuficiencia de la división dicotómica del lenguaje, Coseriu
plantea una división tripartita: sistema/norma/habla, basada en tres posibles grados
de abstracción desde los que se puede interpretar el hecho lingüístico:
10
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
Oa i
Oa ii
Oa Oa iii
Oa iv
Oa v ...
O
Oc i
Oc ii
Oc Oc iii
Oc iv
Oc v ...
11
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
III) SINTAXIS. La distinción entre sistema y norma aparece aquí como diferencia entre
tipos generales o ‘regulares’ de construcción y las fórmulas fijas. Mientras los pri-
meros representan al sistema, las segundas representan las realizaciones tradi-
cionales de esquemas contenidos por el mismo sistema. Son, por tanto, reali-
zaciones de norma. Entre las variantes de un esquema sintáctico permitidas por
el sistema, una adquiere rango de norma, mientras las demás o bien son
anormales, o bien adquieren normalidad únicamente en una determinada
convención estilística. En español normativo, es normal la frase se me ha dado, y
no me se ha dado, que, sin embargo, mantiene todas las distinciones requeridas
por el sistema y aparece frecuentemente en determinados estratos sociocultu-
rales. Además, es la elección normal en italiano: mi si è dato.
Después de todo esto, podemos extraer diversas conclusiones. Entre ellas, que el
sistema es más general que la norma. El sistema comprende aquellos elementos
funcionalmente inherentes a una lengua, considerada en sí misma. El sistema es único
y posee un alto grado de estabilidad. La norma se refiere a otros muchos elementos
que, sin ser funcionales, se integran plenamente en los usos lingüísticos de la
comunidad hablante. Las normas son varias, y aumentan a medida que haya un mayor
número de comunidades geográficas o socioculturales entre el conjunto de hablantes
de una lengua. Podemos hablar de distintas normas parciales. La estabilidad de la
norma es mucho menor, y los cambios (en el espacio, en el tiempo o en la escala social)
de una norma a otra provocan situaciones de incertidumbre, en las que dos o más
variantes «pugnan» por la hegemonía. Tal es el caso, en español, del uso etimológico
de los pronombres frente al leísmo y al laísmo, o al ya mencionado andé/anduve.
Pero al mismo tiempo, y desde otro punto de vista, la norma es más restringida
que el sistema. Ambos pueden coincidir aparentemente si el sistema ofrece una única
posibilidad. Pero lo más general es que el sistema, una vez fijadas las oposiciones
funcionales, permita una más amplia gama de variables, todas ellas igualmente válidas,
y en estos casos la norma, que los hablantes seguimos por ser miembros de la
comunidad, selecciona una de las variables y relega las demás como anomalías o
simples hechos aislados de habla.
El sistema y la norma no existen aisladamente, sino que están contenidos en el
lenguaje como actividad: en el hablar concreto. A partir de éste se pueden realizar
sucesivos procesos de abstracción inductiva que nos pueden llevar desde el acto
aislado hasta el comportamiento individual (Coseriu distinguirá después entre norma
individual y norma social), el comportamiento colectivo y, por último, hasta el sistema,
12
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
pero sin olvidar que éstos no son sino distintos grados de formalización del hablar
mismo. Se sigue así el mismo camino que puede conducir a los hablantes a un cambio
de sistema. Los cambios comienzan siempre mediante actos concretos y aislados en el
habla, inicialmente anómalos. Cuando estos comportamientos se generalizan y son
aceptados por la comunidad adquieren rango de norma. Por último, si dicha norma
triunfa por completo y supone una modificación en las oposiciones funcionales,
entrará a formar parte del sistema.
13
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
competencia en una lengua puede considerarse una variante en relación con los rasgos
universales del lenguaje.
La langue, por tanto, es concebida como cierto conocimiento que está determi-
nado por los miembros de una comunidad social, y esta circunstancia explica que la
atención se centre, como es natural, en aquello que hace diferente a cada langue. En
esta definición de conocimiento lingüístico la pregunta más importante puede ser ésta:
¿qué es lo distintivo en las lenguas particulares en tanto que fenómeno social? La
competencia, en cambio, es concebida como aquel conocimiento que está determi-
nado por la pertenencia a la especie humana; por ello, el interés aquí está, no en lo
que hace diferentes a las competencias, sino en lo que constituye su base común. En
esta definición de conocimiento lingüístico la pregunta más importante sería ésta: ¿qué
es lo distintivo del lenguaje en general, como nota específica de la especie humana?
Vemos, entonces, que la distinción chomskyana lleva a definir la Lingüística como
actividad investigadora referida sobre todo a los universales de la mente humana. De
hecho, Chomsky ha definido la Lingüística como una rama de la Psicología cognitiva. Su
idealización es estrictamente de carácter formalista, en tanto que se centra en las
formas de las lenguas como evidencias de tales universales, sin ocuparse de cómo esas
formas actúan en el tráfago de la comunicación, en la vida social de las distintas
comunidades. A este respecto, la definición de competencia de Chomsky como el
objeto propio de la Lingüística, se halla, en el continuum de abstracción, mucho más
allá de donde se encuentra la definición que Saussure propone de langue, pues se deja
totalmente a un lado cualquier consideración de carácter social.
Hay otros dos aspectos que conviene resaltar en relación con esta definición
formalista del lenguaje. En primer lugar, como ya se dijo antes, es evidente que cuanto
más se avanza en la abstracción, mayor riesgo se corre de perder contacto con la
realidad concreta del uso del lenguaje. Si la competencia es el conocimiento de los
principios abstractos de la organización lingüística, que pueden no hacerse evidentes
en la actuación, incluso ni siquiera hacerse accesibles a la consciencia, entonces, ¿qué
cuenta -cabría preguntarse- como evidencia empírica de la existencia del lenguaje? La
respuesta a esta pregunta generalmente ha sido que los lingüistas mismos, en tanto
que hablantes nativos representativos de una lengua, pueden obtener evidencias a
partir de sus propias intuiciones. Pero, ¿qué razón podría esgrimirse para sostener
como autoevidente que los lingüistas son informantes fiables? El sentido común nos
dice que, como partes interesadas en el proceso e inclinadas al análisis, los lingüistas
mostrarían evidencias muy sesgadas de los hechos lingüísticos, por lo que no serían,
ciertamente, los hablantes más representativos. Hay medios para salir al paso de este
argumento, pero lo cierto es que los problemas concernientes a la relación entre
abstracción y concreción siguen estando planteados: por un lado, cuanto más se aparta
al lenguaje de su entorno natural, mayores son las dificultades en esa relación; por
otro, cuanto más sea circunscrito el lenguaje a su ámbito natural, menos podrán
quedar al descubierto las generalidades significativas. El dilema de la idealización, ya
considerado más arriba, siempre acompañará la labor del lingüista.
Si el aspecto que acabamos de tratar se refería a la metodología de la investigación
lingüística, esto es, a cómo justificar los asertos que se puedan hacer sobre el lenguaje,
el segundo tiene que ver con el abarque de la investigación lingüística, es decir, con
aquello de que han de tratar de hecho tales asertos. Y aquí la postura de Chomsky
pudiera resultar paradójica. Lo que este autor plantea como realidad central del
lenguaje es un conjunto abstracto de principios organizativos que, de una parte,
definen un área de la cognición humana, una facultad lingüística específica, y, por otra,
determinan los parámetros de la Gramática Universal. Las diversas formas de las
14
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
15
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
Las finalidades comunicativas no son más que las funciones que se pueden
acometer mediante el uso del lenguaje. Tales funciones, como podrá suponerse, son
variadísimas. Muestra de ello son las distintas clasificaciones que se han propuesto
para dar cuenta de ellas. La debida a M. A. K. Halliday goza, por su coherencia y
operatividad, de bastante aceptación entre los lingüistas no formalistas. Consiste esta
propuesta, en pocas palabras, en lo siguiente. Según Halliday, las funciones que puedan
realizarse mediante el lenguaje responden siempre, básicamente, a tres
macrofunciones:
16
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
17
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
c) Función textual: a ella remiten, por ejemplo, todas aquellas microfunciones que
sirvan para construir debidamente la secuencia de nuestros enunciados orales
o escritos. Gracias a ella lo que producimos lingüísticamente es reconocido y
aceptado como ‘texto’. Es obvio que cuando hablamos o escribimos no nos
limitamos a la producción de una oración o frase, sino que solemos casi
siempre usar varias de estas unidades engarzándolas de algún modo. Hay en
toda lengua palabras y expresiones que están especialmente diseñadas para
este fin. Considérese, por ejemplo, el fragmento siguiente:
Como se ve, hay en este texto ciertos elementos que indican que las oraciones
que lo componen se refieren a la misma historia. Por ejemplo, en la segunda
oración la desinencia –aba de llevaba indica claramente que el autor del texto
está haciendo referencia a otra expresión previa: una señora, que aparece en la
oración anterior. Del mismo modo, allí mira hacia nuestra calle, y resulta
comprensible porque se puede establecer esta relación. El elemento que se
refiere en un caso a un gorro de colores vivos y en otro a una ancha banda azul,
y en ambos casos permite la unión de una oración con un elemento previo (las
frases a que hace referencia). Los elementos examinados, por tanto, aseguran la
trabazón de las oraciones, hacen que el texto resulte reconocible y aceptable;
mantienen, por tanto, la cohesión de tal texto.
18
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
3.1.1 Grecia
19
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
partes del habla, organizaron sus formas variantes en paradigmas y crearon nombres
para ellas (por ejemplo, los casos del nombre). Dionisio de Tracia (c. 100 a. C.) escribió
la primera gramática formal del griego, un trabajo que sirvió de referencia durante
más de mil años.
Los trabajos se orientaron por completo hacia el lenguaje escrito durante todo
este período. De hecho, la palabra gramática (en griego, grammatiké) significa “el arte
de escribir”. Se concedió cierta atención a algunas nociones básicas sobre la
articulación del habla y se añadieron tildes en la escritura como guía para la
pronunciación; pero el interés se centró principalmente en los campos de la gramática
y la etimología, no en el de la fonética. También surgió una doctrina de la corrección y
la estilística: se establecieron normas lingüísticas por comparación con el lenguaje de
escritores antiguos (por ejemplo, Homero) y, como el griego hablado (la koiné) se
separaba cada vez más de la norma literaria, es posible encontrar también las primeras
discusiones sobre la naturaleza indeseable del cambio lingüístico: era necesario
preservar el lenguaje de la corrupción.
3.1.2 Roma
20
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
3.1.3 India
Los lingüistas indios elaboraron por esta misma época técnicas de análisis
descriptivo minucioso que podrían haber gozado de gran influencia si hubieran llegado
al mundo occidental, hecho que no tuvo lugar hasta el siglo XIX. La motivación de los
trabajos realizados en la India difería bastante de las materias especulativas que
atraían a los pensadores griegos y romanos, aunque no les eran desconocidas. Los
sacerdotes hindúes sabían que su lengua se había alejado de la lengua, el sánscrito, de
sus textos sagrados antiguos, los Vedas, tanto en la pronunciación como en la
gramática. Una parte importante de sus creencias estipulaba que ciertas ceremonias
religiosas debían reproducir de modo preciso la forma original de los textos para ser
apropiadas. Los cambios lingüísticos no constituían una corrupción, como en Grecia,
sino una profanación, por lo que se desarrollaron, a fin de superar este problema,
varias disciplinas auxiliares (Vedanga, “miembros de los Vedas”), que incluían la
fonética, la etimología, la gramática y la métrica.
La solución consistía en establecer de modo preciso y sistemático los diversos
hechos de la lengua antigua y elaborar así un texto autorizado. La prueba más antigua
de esta hazaña es el trabajo que el gramático Panini (c. 540-460 a. C.) llevó a cabo en
forma de 4000 enunciados aforísticos conocidos como sutras (“hebras”). Los
Astadhayayi (“Ocho libros”), que recogen principalmente las reglas de formación de
palabras, se compusieron en un estilo tan condensado que han requerido amplios
comentarios, habiéndose establecido una importante tradición descriptiva desde
entonces. El trabajo es notable por sus detalladas descripciones fonéticas: por
ejemplo, se describen de modo claro los lugares de articulación, se introduce el
concepto de sonoridad y se reconoce la influencia mutua de los sonidos en el habla
seguida (la noción de sandhi). Varios conceptos de la Lingüística moderna derivan de
esta tradición.
21
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
grammaticam invenit). Se pensaba que las diferencias entre las lenguas eran
superficiales y que escondían la existencia de una gramática universal.
La Edad Media presenció también el desarrollo de la lexicografía occidental e
importantes avances en el campo de la traducción, debido, sobre todo, al aumento de
la actividad misionera cristiana. En Oriente, los escritores bizantinos continuaron
exponiendo las ideas de los autores griegos y existía una fuerte tradición de estudios
en lengua árabe relacionados con el Corán (que no debía traducirse). En torno al siglo
VIII se elaboraron varias gramáticas y diccionarios importantes, así como trabajos
descriptivos sobre la pronunciación del árabe que no se conocieron en Europa
Occidental durante largo tiempo. Las oportunidades de contacto con las tradiciones
lingüísticas griega, árabe y hebrea llegaron únicamente después, como resultado de las
Cruzadas.
22
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
Dos enfoques principales para el estudio del lenguaje, uno europeo y el otro
americano, se unen para formar el contenido de la Lingüística moderna. El primero
surge de los objetivos y métodos de la Filología comparada del siglo XIX, que, nacida en
el contexto del romanticismo y del afianzamiento de los nacionalismos europeos, se
centra en registros escritos y se interesa por el análisis y la interpretación históricos.
Una obra pionera en este sentido fue la de Franz Bopp (1791-1867): Ueber das
Konjugationssystem der Sanskritsprache in Vergleichung mit jenem der griechischen,
lateinischen, persischen und germanischen Sprache (“Sobre el sistema de la
conjugación del sánscrito comparado con el de las lenguas griega, latina, persa y
germánica”). Esta obra puso las bases para la Lingüística comparada e histórica,
propias de este siglo. En efecto, en años posteriores, los germanistas y los romanistas,
que disponían de abundantísimos testimonios escritos de las lenguas estudiadas,
afinaron extraordinariamente esta metodología y lograron dar una imagen fidedigna
del devenir de tales grupos de lenguas y del parentesco entre ellas. En el ámbito de las
lenguas románicas fue sobresaliente la obra de Friedrich Diez (1794-1876): Grammatik
der romanischen Sprachen (“Gramática de las lenguas románicas”), publicada entre
1836 y 1838; y en el de las lenguas germánicas lo fue la de Jakob Grimm (1785-1863):
Deutsche Grammatik (“Gramática alemana”), publicada entre 1819 y 1837. En ambas
se utilizó el método comparado sobre una base histórica, lo que permitió a sus autores
reconstruir, respectivamente, el desarrollo de las lenguas románicas y germánicas
estudiadas desde sus orígenes comunes. Fueron los primeros estudios sistemáticos de
carácter diacrónico. La corriente histórico-comparada determinó sustancialmente el
desarrollo de los estudios sobre el lenguaje durante el resto de este siglo.
Los comienzos del siglo XX presenciaron un radical cambio de énfasis gracias al
estudio de los principios que rigen la estructura de las lenguas propuesto por el
lingüista ginebrino Ferdinand de Saussure (1857-1913). Los primeros trabajos de De
Saussure versaban sobre Filología, pero se recuerda principalmente a este autor por
sus ideas teóricas, resumidas en el Cours de Linguistique Générale (“Curso de
Lingüística general”), considerado mayoritariamente como el fundamento de la
Lingüística moderna. En esta obra se exponen los conceptos de lengua y habla,
sincronía y diacronía, significante y significado, constitutivos del signo lingüístico, los
ejes sintagmático y asociativo (después denominado paradigmático). Como estos
conceptos, que son ya parte indiscutible del acervo de la Lingüística, se explican en
éste y otros temas, nos los resumiremos aquí.
El segundo enfoque nació de los intereses de los antropólogos americanos,
preocupados por elaborar, antes de que desaparecieran, descripciones adecuadas de
las lenguas y culturas indígenas americanas. En este caso, a diferencia de la Filología
comparada europea, no existían registros escritos en los que basarse, por lo que el
análisis histórico no resultaba posible. Además, la estructura de tales lenguas era muy
diferente de la de las lenguas estudiadas en la tradición europea. Por tanto, el enfoque
debía ofrecer una descripción cuidadosa de los patrones hallados en el habla de las
lenguas examinadas. Un pionero en este campo fue Franz Boas (1858-1939), que
publicó el primer volumen del Handbook of American Indian Languages (“Manual de
las lenguas indias americanas”) en 1911. Diez años después apareció otro libro de
inspiración antropológica: Language (“Lenguaje”), de Edward Sapir (1884-1942).
23
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
24
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
el verdadero objeto de la Lingüística. Ya hemos visto más arriba con algún detalle
todos estos aspectos (vid. 2.5).
3.6.1 Formalismo
Aunque de modo muy resumido (y, por tanto, inexacto), las ideas centrales que
aglutinan e identifican las investigaciones de esta corriente son:
25
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
3.6.2 Funcionalismo
Las ideas que de uno u otro modo subyacen a las investigaciones lingüísticas
enmarcadas en esta tendencia son, más o menos, las siguientes:
26
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
27
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
28
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
29
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
BIBLIOGRAFÍA
AUROUX, S. (ed.) (1989-2000), Histoire des idées linguistiques, Liège: Mardaga Editeur.
CHALMERS, A. (1976), ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Madrid: Siglo XXI, 1982.
FINEGAN, E. (1994), Language: Its Structure and Use. Nueva York: Harcourt Brace
Jovanovitch (2ª edic.).
LAW V. (2003), The History of Linguistics in Europe from Plato to 1600. Cambridge:
Cambridge University Press.
30
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
31
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
EJERCICIOS
1
He aquí algunas definiciones del lenguaje. ¿Qué aspectos de éste se destacan en ellas?
¿En qué concuerdan? ¿En qué se diferencian?
a) «El lenguaje puede ser definido, con brevedad y en sentido estricto, como el
medio de expresión del pensamiento humano. En un sentido más amplio y más
libre, todo aquello que es la manifestación del pensamiento y lo hace aprehensi-
ble, sea por el medio que sea, es llamado lenguaje; así, decimos con bastante
propiedad que los hombres de la Edad Media, por ejemplo, nos hablan de las
grandes obras arquitectónicas que nos legaron y que éstas nos manifiestan su
genio, su religiosidad y su valor.» (W. D. WHITNEY [1874]: The Life and Growth of
Language. Nueva York: D. Appleton & Co., 1896; p. 1)
c) «El hombre tiene una capacidad específica, un tipo único de organización inte-
lectual que no puede atribuirse a órganos exteriores ni relacionarse con la inteli-
gencia general y que se manifiesta en lo que podemos denominar aspecto creador
del uso del lenguaje corriente, y cuya propiedad consiste en ser ilimitado en
cuanto a su alcance y en no precisar de estímulo». [...] «El lenguaje humano está
libre del control de los estímulos y no sirve a una simple función comunicativa,
sino que más bien es instrumento para la libre expresión del pensamiento y para
la respuesta adecuada ante situaciones nuevas.» (N. CHOMSKY [1966]: Lingüística
cartesiana. Madrid: Gredos, 1969; pp. 19 y 36)
32
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
2
Coméntese el texto siguiente haciendo hincapié en los rasgos que el autor destaca como
propios de la Lingüística:
«La lingüística opera, al menos, en dos terrenos: se ocupa del estudio de las
lenguas particulares, como objetos en sí mismos, para obtener de ellas descrip-
ciones completas y adecuadas; y también estudia las lenguas con la finalidad de
lograr información sobre la naturaleza del lenguaje en general. Así, es lingüista
aquel que quiere descubrir cómo funciona el lenguaje, estudiándolo a través de
las lenguas particulares. Trata el lingüista de ser tan objetivo como sea posible y
hace por evitar los juicios erróneos, que tan frecuentemente han prevalecido,
sobre la naturaleza del lenguaje y las lenguas. Consecuentemente, centra su
atención en los hábitos vocales de una comunidad y sólo secundariamente en los
hábitos gráficos (a menos, evidentemente, que se trate de lenguas que sólo
existan en su forma escrita, como el hebreo clásico). Intenta describir cada lengua
a partir de sus propias características -cuidando de no imponerle categorías que
sólo son aplicables a alguna otra lengua-, y la estudia en todos sus estilos y niveles
de uso (y no sólo concentrándose en los estilos literario y académico). Trata de
salvaguardar el carácter lingüístico de la descripción; es decir, se atiene a la
naturaleza del lenguaje y no hace intervenir criterios propios de otros aspectos del
comportamiento humano, tales como los patrones de la lógica, de la estética o de
la belleza literaria, para explicar los problemas del uso. Mantiene con nitidez la
diferencia entre la información diacrónica y la sincrónica, y no permite que los
datos irrelevantes sobre los usos del pasado tiñan sus afirmaciones acerca de un
estado de lengua. Evita ser prescriptivo. También evita formular juicios
descuidados o subjetivos sobre los hechos lingüísticos y tiene en cuenta en su
investigación los usos de los hablantes nativos. Procura sistematizar sus
observaciones sobre la lengua remitiéndolas a una teoría lingüística diseñada con
este fin. Y, finalmente, trata de ir más allá de los aspectos superficiales de la
estructura lingüística con el objeto de comprender cuáles son las fuerzas
realmente importantes que operan sobre la lengua y dentro de la lengua.
Podríamos decir que ésta es la actitud del “lingüista integral”.»
3
Ordena las siguientes afirmaciones en orden ascendente según su nivel de
abstracción y ponlas en relación con los niveles señalados a la derecha.
33
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
4
¿A qué nivel de abstracción (sistema, norma, habla) corresponde cada una de las
siguientes constataciones? Justifique las respuestas:
c) Los fonemas del español /r/ (vibrante simple) y /r’/ (vibrante múltiple) sólo se
oponen funcionalmente en posición intervocálica: pero/perro, caro/carro. En las
demás posiciones, por ejemplo en posición final o en posición inicial, su
alternancia no conlleva un cambio de significado. Da igual que pronunciemos
[róta] o [r’óta] para hacernos entender en español. Sin embargo, lo usual es
utilizar la vibrante múltiple en posición inicial de palabra.
5
N. Chomsky ha usado el famoso ejemplo Las ideas verdes incoloras duermen
furiosamente para mostrar que la correcta formación sintáctica de una oración es
independiente de su significado. Esta oración llena de sinsentido y de contra-
dicciones semánticas flagrantes posee, sin embargo, una estructura sintáctica
perfectamente congruente con las reglas gramaticales del español. Su estructura
sintáctica podría representarse en el siguiente esquema:
34
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
SN
SV
N’
N’
35
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
6
¿Puede distinguir los aspectos relacionados con la competencia estrictamente
gramatical de los que constituirían otros aspectos de la competencia o habilidad
comunicativa?:
7
Según la distinción de Halliday, con la lengua expresamos fundamentalmente tres
tipos generales de significado: ideativos o proposicionales (los que se refieren a las
cosas y a sus relaciones, a los hechos), interpersonales o pragmáticos (los que tienen
que ver con las intenciones que tenemos cuando hablamos respecto de nuestros
interlocutores y las actitudes que queremos expresar ante los hechos de los que
informamos), y textuales o discursivos (los que tratan de la relación entre lo que
decimos y lo que suponemos que sabe o necesita saber nuestro interlocutor). Según
esta clasificación ¿a qué tipo de función corresponden estas distinciones?
36
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
4a ¿Tienes hora?
4b ¿Tiene usted hora? [ ] [ ] [ ]
8
Cada una de las siguientes afirmaciones se compadecen con una visión formalista o
funcionalista del lenguaje y la Lingüística. Señálelo en las casillas vacías:
37
Lingüística. Tema 1: La Lingüística como ciencia
38
LINGÜÍSTICA
Grado de Filosofía
TEMA 2
ASPECTOS SEMIÓTICOS DEL LENGUAJE
1. Semiótica, semiología y códigos.‐ 2. Relaciones entre el orden de la expresión y del contenido: Tipos
de señales.‐ 3. Los rasgos constitutivos de las lenguas verbales.‐ 4. Ejemplos de comunicación animal.‐
5. Pertinencia.‐ 6. Forma y sustancia.‐ 7. Recapitulación.
1. SEMIÓTICA, SEMIOLOGÍA Y CÓDIGOS
En este tema nos ocuparemos de examinar las propiedades esenciales de las
lenguas, y lo haremos poniendo esas propiedades en relación, sobre todo, con la
Semiótica (del griego semeîon «signo»), la disciplina que estudia los sistemas de signos
y de comunicación.
Las lenguas verbales son relevantes desde el punto de vista semiótico (como había
demostrado De Saussure a principios del siglo XX) porque son sistemas de signos. Sin
embargo, la Semiótica considera las lenguas no por sí mismas, sino como objeto de
comparación con otros sistemas de signos. Es, precisamente, esta comparación la que
puede servir para aclarar algunos aspectos de las lenguas en sí, y para establecer
tipologías.
Desde el punto de vista semiótico, las lenguas son códigos (un término
equivalente a sistemas de signos, pero mucho más cómodo a la hora de usarlo), es
decir, sistemas de correspondencias entre el orden de la expresión y el orden del
contenido, destinados a la transmisión de información entre un emisor y un receptor
mediante la producción y difusión de mensajes. Los códigos constituyen una clase muy
amplia, prácticamente ilimitada: es un código el sistema de numeración árabe o
romano, son códigos los sistemas de señalización de carretera, como lo son también
los sistemas de luces con los que se señalan las condiciones de funcionamiento de un
coche. Pero no todos los sistemas son tan obvios como los enumerados: es un código
también el sistema de signos que el médico capta en el paciente y a través del cual
identifica la enfermedad (por algo el estudio de los signos clínicos se llama desde la
Antigüedad semeiotica); es un código la lengua de los gestos, etc. De ahí que,
considerada la Semiótica como la disciplina que tiene por objeto el estudio de los
hechos significativos, pueda ser subdivida en dos parcelas: la Semiología, que se
ocuparía de los procesos de comunicación, aquellos en los que hay intencionalidad por
parte del emisor de comunicar algo a un receptor, y la Sintomatología, que se ocuparía
de los procesos de significación, aquellos en los que no hay intencionalidad por parte
del emisor.
La operación de formación de un mensaje por parte de un emisor mediante los
recursos que ofrece un código se llama codificación, mientras que descodificación es la
operación, por parte de un receptor, de interpretación del mensaje. Desde el punto de
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
vista semiótico, la codificación consiste en asignar a un determinado contenido la
expresión apropiada; la descodificación, en identificar el contenido a partir de la
expresión, como muestra el esquema que sigue:
Codificación Descodificación
Contenido
Expresión Expresión
Contenido
La capacidad del ser humano para elaborar continuamente códigos distintos para
usos nuevos es uno de sus recursos más extraordinarios y es también una de las
razones más evidentes que lo hacen diferente del resto de los animales. Mientras
todas las especies animales están obligadas a usar su tipo o sus tipos específicos de
expresión, y por tanto no están capacitadas para ampliar el repertorio de los códigos
que pueden usar, el ser humano puede servirse de una gama virtualmente ilimitada de
expresiones y, así, de códigos. No hay prácticamente nada que no pueda ser utilizado
como expresión de cualquier otra cosa, con tal de que se pueda percibir a través de los
sentidos. Los seres humanos, por consiguiente, no son solamente usuarios de códigos,
sino también creadores de códigos, mientras que las especies animales son usuarias de
códigos, pero no tienen la capacidad de elaborar otros nuevos en relación con aquellos
de que están dotadas genéticamente.
A todo lo dicho se suma otra característica de los códigos humanos: el significado
puede estar relacionado con realidades físicas que no tienen nada que ver con él, que
no se le parecen en absoluto (sonidos, movimientos, gestos, marcas en un soporte
estable, como el mármol o el papel, luces, disposiciones de objetos y de colores, etc.).
La capacidad humana de crear códigos está, por lo tanto, marcada también por una
drástica heterogeneidad semiótica de la expresión respecto del contenido (vid. tema
1).
Podemos ahora definir el código, con mayor precisión, como un sistema de signos,
o sea de objetos complejos y abstractos, en el que algo (susceptible de manifestarse
física y perceptiblemente) está en lugar de otra cosa (que puede no ser susceptible de
manifestarse física ni perceptiblemente). Si llamamos planos (como hemos visto en el
tema 1) a la expresión y al contenido, podemos también decir que el código es un
conjunto compuesto de signos biplanares.
2
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
2. RELACIONES ENTRE EL ORDEN DE LA EXPRESIÓN Y EL DEL CONTENIDO:
TIPOS DE SEÑALES
Conviene, llegados a este punto, que presentemos los conceptos semióticos de
señal, índice, icono y símbolo, pues ayudan a comprender mejor los múltiples aspectos
que puede adoptar la congruencia o no de la expresión y el contenido y, por ende, la
naturaleza de los signos que conforman un código.
2.1 Señales
Una señal no es ni más ni menos que cierta realidad (objeto, proceso, acción, etc.)
que da información de algún tipo sobre otra realidad (otro objeto, otro proceso, otra
realidad, etc.). Así, una estela oleosa en el mar (realidad A) nos informa sobre al paso
previo de una embarcación (realidad x); unas latas vacías, papeles grasientos, mondas
de naranjas y cascos de botellas abandonados en un bosque (realidad A) nos hablan de
que ese lugar sufrió la presencia de unos excursionistas poco preocupados por la
naturaleza (realidad x); un cartel que contenga una calavera montada sobre dos tibias
(realidad A) nos informa del estado en que podemos quedar (realidad x) si tocamos un
poste de alta tensión; cuando conducimos, un triángulo de metal, elevado sobre un
poste, de bordes rojos y fondo crema en el que aparece, con trazo grueso, un cuarto
de circunferencia girado de izquierda a derecha y hacia arriba (realidad A), nos informa
de la existencia de una curva a la derecha (realidad x); si digo en cierto momento a
alguien: Canelo está ladrando en la calle (realidad A), le informo, entre otras cosas, de
que cierto perro ladra en la calle (realidad x). En casos como éstos, diremos que A es la
señal y que x es lo señalado. Una señal es cierta realidad (A) cuya percepción nos
informa de otra realidad (x), sea ésta material o conceptual.
Ahora bien, para que una realidad (A) informe acerca de otra realidad (x), ha de
existir entre ambas algún tipo de vinculación. Obsérvese que la relación que asocia las
realidades (A) con las (x) en los ejemplos anteriores no es la misma en todos ellos. Las
diferencias de relación entre (A) y (x) serán las que proporcionen los criterios con que
se pueda establecer la clasificación de las señales. En general, se parte de considerar el
criterio de la vinculación natural o no de (A) respecto de (x), esto es, de tener en
cuenta la ausencia o presencia de intencionalidad en lo que atañe a la constitución de
(A).
2.2 Índices (indicios o síntomas)
Se dice que el humo es una señal natural del fuego, que las huellas de unos
zapatos son señal natural del paso de una persona. En casos como éstos hablaremos
de índices (indicios o «síntomas»). Así, afirmaremos que el humo es índice (indicio o
síntoma) de la combustión, que la fiebre es índice de una afección patológica, etc. (A)
emana de (x); (A) es un efecto producido por la causa (x); (A) muestra algún grado de
contigüidad con (x), etc. La relación, pues, entre (A) y (x) es natural, esto es, ajena a la
voluntad o intencionalidad humanas.
3
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
2.3 Iconos y símbolos
Por eliminación, el resto de las señales no gozan ya de ese carácter natural:
dependen de la voluntad humana, que las instituye como instrumentos de significación
intencional. Entre esas otras se reconocen los iconos. Estas señales se prestan al
equívoco, como ocurre con no pocos indicios, cuando son interpretadas, aunque esta
ambigüedad se reduce en función del grado de convencionalidad que hayan
alcanzado: a mayor uso convencional, menor subjetividad en la interpretación, y
viceversa. Piénsese en la calavera sobre las dos tibias, ya aludida. Obsérvese que los
iconos, como los indicios, establecen la relación de que (A) informa acerca de (x), pero
no porque (A) emane de (x), sino porque existe cierta semejanza entre una y otra reali‐
dad. Esta semejanza es la que provoca que muchos iconos sean ambivalentes: como el
parecido de (A) respecto de (x) puede ser muy fuerte o muy tenue, los iconos sufren
muy frecuentemente un proceso de convencionalización: la relación entre contenido y
expresión se hace cada vez menos evidente. De ahí que ya no puedan funcionar como
los índices: no son válidos para toda la especie humana, sino sólo para los miembros
de una comunidad en que se ha acordado atribuir una realidad (x) concreta (un signifi‐
cado) a un determinado icono (A).
En los signos convencionales o símbolos, al igual que en los iconos, el tipo de
relación que se establece entre (A) y (x) no es natural, pero los símbolos se diferencian
de ellos en que no muestran semejanza alguna entre (A) y (x). Los símbolos son
señales estrictamente convencionales que sólo pueden ejercer su función significativa
en virtud de un pacto, explícito o no. Los conocidos colores del semáforo son símbolos
relativos a la circulación vial. Otros símbolos son las banderas de los estados, cuya
convencionalidad se demuestra con los cambios que unas y otros sufren en el
transcurso del tiempo; la sirena de una ambulancia, cuyo (x) es la petición de paso por
razones de urgencia; los signos de la química relativos a los elementos, etc. Como se
ve, en el caso de los símbolos la convencionalidad pierde toda posible motivación,
cualquier resto de congruencia entre expresión y contenido, por lo que estamos ante
realidades estrictamente arbitrarias.
De entre los símbolos, interesan sobre todo los lingüísticos (los signos lingüísticos).
En todos los casos anteriores el vínculo que une el símbolo (A) con la realidad señalada
(x) es estrictamente convencional (arbitrario), establecido por un pacto, bien explícito
(los signos de los elementos químicos, por ejemplo), bien tácito (los signos
lingüísticos). Así las cosas, una lengua es, sobre todo, un conjunto de símbolos (en este
caso, de signos convencionales). Estos instrumentos simbólicos no han surgido de un
pacto rígido o explícito, por lo que, desde cierto punto de vista, el grado de precisión
de las lenguas naturales deja mucho que desear: son fuente de polisemia, sinonimia y,
por tanto, de ambigüedad, como sabemos. Así y todo, el lenguaje es la herramienta
más flexible y eficaz con que los humanos cuentan para relacionarse entre sí.
En resumen, los índices se caracterizan por ser señales naturales y motivadas.
Naturales, porque no interviene en su producción intencionalidad alguna; motivadas,
porque (A) es efecto de (x). Puede decirse, pues, que en estos casos semióticos se da
una relación metonímica, o de contacto, entre la señal y lo señalado. Los iconos, por su
parte, no son naturales pero sí motivados; no naturales, puesto que hay una
intencionalidad que los crea; motivados, porque (A) se asemeja a (x). Diremos, en
consecuencia, que en el icono se manifiesta una relación metafórica, o de semejanza,
entre la señal y lo señalado. Al ser intencional, el icono sufre o puede sufrir un proceso
4
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
5
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
quizá mucho más la visual en gestos y posturas. Para el ser humano, la vía principal y
muchas veces única es la vocal‐auditiva, aunque está claro que es complementaria la
vía visual cuando estamos en presencia de la otra persona. La visual es el canal de las
lenguas de signos de los sordos.
3.1.2 Semanticidad
Cualquier código que establezca un lazo entre una expresión y un contenido,
una situación, una cosa, etc., tiene la propiedad de la semanticidad. Gracias a esta
propiedad podemos aludir a esa realidad sin necesidad de manejarla directamente,
poniendo en su lugar los signos necesarios. En este sentido, podemos decir que las
expresiones lingüísticas “significan” algo diferente de ellas mismas y que, por tanto,
están conectadas simbólicamente con elementos de la realidad. Los códigos animales
tienen propiedades semánticas, aunque muy limitadas: apareamiento, lugar del
alimento, alarma, etc. Pero también hay códigos no animales que pueden presentar
estas limitaciones: las señales de tráfico pueden expresar sólo autorizaciones,
prohibiciones, órdenes, precauciones y unas pocas informaciones a la hora de circular;
no pueden, sin embargo, hablar, por ejemplo, del estado de ánimo del que las ha
pintado o las ha puesto. Todos estos códigos son, por tanto, capaces de expresar una
parcela limitada de contenidos.
En el lado opuesto se sitúan los códigos que no tienen límites de contenido. Las
lenguas verbales parecen responder más que ningún otro código a este requisito. La
infinitud semántica de las lenguas verbales se observa en el hecho de que ofrecen
paráfrasis posibles de los mensajes formulados en (casi) cualquier otro código. Si la
danza de las abejas no puede dar expresión a un contenido como No tengo claro lo que
acabas de decir, porque la gama de significados que puede expresar es limitada, sin
embargo, una lengua verbal puede parafrasear cualquier mensaje formulado en el
código de la danza de las abejas.
La omnipotencia semántica de las lenguas verbales la constatamos también de
otra manera, aparentemente más evidente: puesto que con ellas podemos dar
expresión a cualquier mensaje formulado en (casi) cualquier código, también podemos
con ellas dar nueva expresión a cualquier mensaje formulado en la lengua verbal. Una
lengua verbal, en resumen, puede parafrasearse ilimitadamente a sí misma, puede
“hablar de sí misma” (vid. más adelante: Reflexividad o capacidad metalingüística).
3.1.3 Función pragmática
Todos los códigos son instrumentos cuyo uso supone el alcanzar, por parte del
agente que los utiliza (ser humano o animal), un determinado objetivo (apareamiento,
defensa, intimidación, ayuda, influencia en el otro, etc.).
3.2 Rasgos presentes en algunos códigos
3.2.1 Intercambiabilidad
Cualquier ser humano puede ser emisor y receptor de mensajes, siempre que
haya adquirido la madurez lingüística. Su conocimiento lingüístico es independiente de
6
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
estas dos funciones, pues tal conocimiento puede ser utilizado indistintamente para
realizar labores de emisión o de recepción y procesamiento de mensajes. Esto elimina
la necesidad de contar con unas reglas gramaticales para la emisión diferentes de las
utilizadas para la recepción, lo cual aumentaría el espacio de la memoria a largo plazo,
al duplicarla. La comunicación animal frecuentemente está ligada a las relaciones
sexuales o de trabajo, y por ello sólo algunos miembros de la especie pueden emitir un
mensaje y otros sólo recibirlo. Así, sólo los machos de los grillos emiten el canto. En el
caso de muchas aves sólo los machos cantan. En el de las abejas, sólo las obreras
danzan; las reinas y los zánganos están excluidos. Las hembras del Bombyx mori
(gusano de la seda) excretan, cuando están listas para aparearse, una señal química
mediante la cual se comunican con el macho; éste sólo puede ser el receptor de tal
señal. En el ser humano, cuando utiliza las lenguas verbales, no existen limitaciones
para la comunicación en ambos sentidos.
3.2.2 Transmisión cultural
Este rasgo se refiere a la necesidad de que algún aspecto de un código deba ser
aprendido mediante la interacción comunicativa con otros usuarios de ese mismo
código. Las lenguas verbales muestran esta peculiaridad, pues los seres humanos, para
hacerse con ellas, deben aprender multitud de elementos (aunque la habilidad básica
para aprenderlas es innata (vid. tema 1)). Así, un niño de padres rusos aprenderá inglés
si es ésta la lengua a la que se ve expuesto.
En otros casos, en los de muchos códigos animales, la situación es diferente, pues
tales códigos y la habilidad para utilizarlos se transmiten exclusivamente por vía
genética. Las abejas no aprenden a danzar: ya al nacer vienen provistas de las pautas
de la danza. Una abeja italiana trasladada a Austria danza como las italianas, no como
las austriacas (es decir, no aprende a danzar de otra manera). El ser humano, que
posee una dotación genética específica para el lenguaje, no viene, sin embargo,
programado genéticamente para aprender una lengua concreta, pues puede aprender
más de una (todas las lenguas verbales responden, en un nivel profundo, a los
imperativos universales de esa dotación genética). Las lenguas verbales, a diferencia
de numerosos códigos animales, se aprenden con el uso, se transmiten de padres a
hijos de generación en generación. Esto no quiere decir que no haya códigos animales
(aunque nunca en el grado de las lenguas verbales) que sean híbridos. Algunas aves y
chimpancés, por ejemplo, emiten señales que están totalmente programadas
genéticamente y otras que son aprendidas. Estos códigos, pues, muestran también
transmisión cultural.
3.2.3 Arbitrariedad
Este rasgo alude a la propiedad mostrada por los signos de ciertos códigos
consistente en que la expresión de ese signo no está relacionada de ningún modo
lógico con su significado (la propiedad de los símbolos, como se ha visto más arriba:
vid. 2.3). Obsérvense, por ejemplo, algunas de las diferentes palabras (signos) que
significan «perro» en varias lenguas: dog (inglés), chien (francés), lééchaa‘í (navajo). En
la comunicación animal generalmente existen elementos arbitrarios e icónicos. Por
ejemplo, la asociación entre el grito de un mono (expresión) y el peligro (significado) es
7
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
arbitraria, pero la correlación entre inminencia (contenido) e intensidad (expresión) es
icónica (es decir, cuanto más inminente es el peligro, más intenso es el grito, lo que
supone una motivación del grado de inminencia del peligro sobre el de la intensidad
del grito).
3.2.3.1 Dos tipos de arbitrariedad
Será conveniente diferenciar en el término arbitrariedad de las lenguas dos signi‐
ficados, uno obvio (bastante acertado, pero insuficiente) y otro más profundo (a cuya
definición contribuyó fundamentalmente De Saussure).
En la primera acepción, las lenguas son arbitrarias en la medida en que no hay
ningún vínculo natural y necesario entre el significante y el significado de cada signo. Si
imaginamos el significado “silla”, comprobamos inmediatamente que no hay ninguna
razón especial por la que tal significado sea expresado en español con el significante
silla, en italiano con sedia, en inglés con chair y en árabe con kursi. Entre el significante
y el significado no hay necesariamente ninguna semejanza: podemos analizar el
significante todo lo que queramos, pero casi nunca (o no siempre) conseguiremos
prever las características del significado (analizando el significante silla no
conseguimos entender, por ejemplo, cómo está hecha una silla o la finalidad que
cumple este objeto), y, al contrario, analizando el significado, no conseguiremos prever
cuál es el significante que lo expresa. Naturalmente, existen hechos que ponen límites
a estas afirmaciones; por ejemplo, las onomatopeyas. Palabras como kikirikí (it.
chicchirichi; al. kikeriki; fr. cocorico; jap. kokekokkoo, etc.) se asemejan icónicamente al
sonido que evocan, y también palabras no exactamente onomatopéyicas, como, en
español piar, susurrar, en italiano pigolare, bisbigliare o en inglés puff «hinchar», sigh
«suspirar», splash «salpicar», etc., pueden sugerir algunos aspectos del significado al
que se refieren. Pero el grupo de palabras verdaderamente onomatopéyicas es
relativamente pequeño, y en algunos casos el efecto onomatopéyico se ha conseguido
sólo con el paso del tiempo, a partir de palabras que originariamente no eran, en
absoluto, icónicas.
Esta primera noción (que ya Aristóteles identificó claramente, y que ha sido
retomada numerosas veces a lo largo de la historia del pensamiento lingüístico) no
basta para dar cuenta del complejo fenómeno de la arbitrariedad. Fue De Saussure
quien la completó con una noción más refinada, que salva a este tema de la obviedad
que siempre lo ha caracterizado. Según De Saussure, son arbitrarias no solamente las
relaciones entre cada significante y su significado (Ste‐Sdo), sino también las que existen
entre un significante y los demás significantes (Ste1‐Ste2) y las que hay entre un
significado y los demás significados (Sdol‐Sdo2).
Por lo que se refiere a las relaciones entre significantes, consideremos la que se
establece entre las expresiones [pino] y [pi:no] (o sea, una pronunciación con i breve y
otra con i larga). En español ambos significantes designan sin posibilidad de duda el
significado «pino»; o, dicho de otra manera, el español no pone ningún límite entre la i
breve y la larga. En español, esta distinción no es pertinente (vid. más adelante:
Pertinencia). En inglés, el mismo fenómeno se presenta de distinta manera: [ip] y [i:p]
(es decir, dos pronunciaciones que son diferentes exactamente por la misma razón que
el español: una i breve frente a una i larga, justo en la misma posición) designan no el
mismo significado, sino dos significados distintos y carentes de relación entre sí:
8
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
9
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
Este tipo de consideraciones ha constituido posteriormente el punto de partida de
una serie de investigaciones, como las de Charles Bally y otros, que han llegado a
establecer sutiles tipologías lingüísticas basadas en la distinción entre lenguas (como el
alemán o el griego clásico) en las que la estructura de las palabras está hecha de
manera que permita al usuario ‘leer en ellas’ el significado de la palabra entera, y otras
(como el francés, el inglés, el italiano o el español) en las que esta operación es sólo
parcialmente posible y las palabras son sólo transparentes en una mínima parte.
El planteamiento de De Saussure no era más que una respuesta a una larga y
compleja cadena de reflexiones. La historia de la Lingüística está ciertamente recorrida
en toda su extensión por dos tendencias contrapuestas en torno a este problema: por
un lado, los que sostienen la completa arbitrariedad del lenguaje; por otro, los que
defienden la presencia en las lenguas de un rasgo, de una huella icónica del mundo,
aunque sólo sea parcial y filtrada mediante elaboraciones diferentes. Históricamente
hablando, la primera tendencia ha prevalecido y se ha impuesto hasta llegar a ser
virtualmente institucional: no hay, en efecto, manual de Lingüística que no la sitúe
entre los fundamentos de la teoría del lenguaje. Pero, a pesar de eso, no hay que
pensar que la segunda tendencia no tenga buenas razones de su parte: para darnos
cuenta de su importancia baste pensar que con ella han tenido que ver (por no
mencionar más que algunos) filósofos como Platón, Leibniz, Vico, Cassirer, y no pocos
lingüistas modernos.
Por otro lado, no hay duda de que De Saussure, con su doctrina, ha impuesto a la
reflexión en este campo su orientación con una fuerza tal, que ha acabado por
constituir una especie de deformación. Su razonamiento sobre la arbitrariedad se
refiere solamente a la naturaleza de las palabras aisladas: son éstas, efectivamente, las
que para él pueden ser motivadas o arbitrarias. De esta manera, durante bastante
tiempo, la discusión sobre la arbitrariedad se ha limitado a ocuparse del nivel de las
palabras aisladas, y al resto de las unidades lingüísticas no se le ha dedicado casi
ninguna atención.
Hoy, la reflexión sobre los fundamentos del lenguaje ha conseguido liberarse de
esta limitación y volver sobre el problema con un horizonte bastante más amplio.
Ciertamente, está muy difundida la convicción de que las lenguas registran rasgos
también notables de iconicidad, y que ésta se manifiesta en diversos niveles de la
organización de aquéllas. Para ilustrar este hecho nos serviremos de algunos ejemplos.
En el plano fonológico, todas las lenguas tienen que respetar determinados
requisitos formales para poder funcionar: por ejemplo, una lengua no puede tener un
número de sonidos demasiado reducido, debido a que esto supondría la imposibilidad
de diferenciar las palabras entre sí; las palabras no pueden ser más largas de lo que el
usuario pueda controlar (no existen palabras, por ejemplo, de quinientos sonidos); no
hay lenguas constituidas únicamente por monosílabos, etc. Además, se registran en
todas las lenguas singulares correspondencias entre diversos aspectos paralingüísticos
y los significados: por ejemplo el volumen de la voz o la velocidad del habla se
relacionan con determinados estados de ánimo: una voz «iracunda» expresa su
significado aunque no entendamos lo que dice; un habla muy rápida expresa ansia
aunque no la entendamos. En el plano de los sonidos aislados, por otra parte, se
insiste desde hace mucho tiempo en que determinados valores fónicos suelen expre‐
sar en distintas lenguas las mismas cosas: la r expresaría fluidez, la u tristeza y temor,
la i pequeñez y alegría, etc. Los lingüistas plantean dudas, en cambio, ante estas
‘correspondencias’; pero no pueden observar más que con sorpresa ciertos hechos. En
muchas lenguas, por ejemplo, las palabras que significan «aquí» contienen una i,
mientras las que significan «allí» contienen una a o una vocal posterior (al. hier/da, fr.
10
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
ici/là, ár. huna/hunaka, chino mandarín juh li/nah li, etc.; pero el español, al igual que
el italiano, por ejemplo, no respeta esta regularidad: esp., allí/allá ‐ aquí/acá; it., li/là ‐
qui/qua). De la misma manera, no puede pasar inadvertido el fenómeno de la
reduplicación, mediante el cual se designa en muchas lenguas una intensificación o un
aumento cuantitativo o dimensional (a partir de un principio claramente icónico, que
se puede formular así: mayor intensidad o tamaño = más material fónico): piénsese en
el español caliente caliente, despacito despacito, alto alto, etc., y en otros fenómenos
de otras lenguas.
También en sintaxis podemos destacar diversos hechos que no se pueden in‐
terpretar a no ser en términos de iconicidad. El más típico es la secuencia, es decir, el
caso en el que el orden de los elementos sintácticos reproduce el de los acon‐
tecimientos de la realidad de la que el enunciado habla. En español, una estructura
como sigue así y ya verás se compone de dos partes (“sigue así” y “ya verás”), que no
pueden cambiarse de orden: su orden, en efecto, describe el orden de los aconte‐
cimientos de los que se habla. En otras lenguas la iconicidad sintáctica va mucho más
allá y, por así decirlo, está más gramaticalizada. En chino, por ejemplo, cuando dos
frases están ligadas por conectivos temporales como cái («por consiguiente, enton‐
ces»), la primera no puede intercambiar su lugar en la frase con la segunda:
ni gei ta qián, ta cái gei ni shu
1 2
«hasta que no le des el dinero, no te dará el libro»
Mientras en español podemos decir No te dará el libro hasta que no le des el dinero, en
chino el orden de los elementos no puede invertirse.
Normalmente, los signos más fuertemente icónicos tienen la ventaja de que
cualquier persona los puede interpretar. La señal siguiente:
(aunque conlleve también un cierto grado de elaboración y de arbitrariedad) permite
ahorrar traducciones en otras lenguas.
La iconicidad, pues, favorece la descodificación. La arbitrariedad, en cambio, exige
que el usuario haya aprendido el código, y que haya adquirido la capacidad de asociar
un contenido concreto a una expresión concreta, realidades heterogéneas entre sí. La
máxima heterogeneidad semiótica exige aprendizaje; a medida que esta hetero‐
geneidad se reduce (hasta llegar a la iconicidad máxima), el esfuerzo de aprendizaje se
reduce. Desde este punto de vista, por tanto, los códigos arbitrarios son menos mane‐
jables que los icónicos. Pero superan enormemente, desde otra perspectiva, a los
icónicos: mientras que éstos, por naturaleza propia, están destinados solamente a una
reducida gama de contenidos, teniendo que limitarse a indicar entidades que puedan
ser sensorialmente expresadas (no se puede expresar a nivel icónico el significado
trascendental u otros de ese tipo), los códigos arbitrarios permiten dar expresión a una
infinidad de contenidos, especialmente en el caso en el que permitan la combinación y
la asignación de diversas posiciones a sus elementos. No sorprende, por consiguiente,
que las lenguas verbales sean esencialmente códigos arbitrarios.
11
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
Como en todas las dicotomías, también en la que existe entre códigos arbitrarios y
códigos icónicos es difícil trazar una clara demarcación que separe las dos categorías
sin dejar casos intermedios. Algunos códigos son, al mismo tiempo, en parte icónicos y
en parte arbitrarios (como las lenguas verbales), y a menudo el estado de arbitrariedad
no es más que el punto de llegada de un proceso de neutralización de la relación
expresión/contenido a partir de un estado de iconicidad inicial. En la lengua de signos
española, la configuración de gestos que significa “sábado” es ésta:
Para realizar este signo el emisor se acaricia la barbilla con el dorso de la mano. Hoy,
esta configuración es totalmente arbitraria; pero originariamente representaba con
cierto grado de iconicidad un rasgo que se consideraba típico de los sábados, o sea, el
afeitado. Por otro lado, también en la lengua de signos americana ha habido una
evolución muy marcada de signos puramente icónicos a signos gradualmente más
arbitrarios, en los que solamente un análisis histórico profundo consigue reconocer las
fases que lo han precedido: por ejemplo, el signo para “informar”, antes compuesto
por la sucesión “saber” + “ofrecer”, está actualmente constituido por un movimiento
fluido unitario, en el que los dos elementos originarios ya no se reconocen:
Saber Ofrecer Informar
Las lenguas de signos que usan los sordos ilustran muy bien la flexibilidad que
proviene de la arbitrariedad: el paso de un vocabulario formado por palabras gestuales
que describen como pueden el objeto que designan, a palabras cada vez más
independientes del objeto representado, conduce, en efecto, a la adquisición de una
capacidad semiótica cada vez más amplia.
3.2.3.3 Apertura y cierre
Los códigos arbitrarios, a diferencia de los icónicos, pueden integrar ilimita‐
damente signos nuevos, y, por tanto, son por naturaleza abiertos. Los códigos no
arbitrarios, al estar vinculados a un dato externo, con el que tienen que conservar una
relación de (aproximada) similitud, no se prestan a la misma capacidad, y son
normalmente cerrados. Las lenguas verbales presentan esta característica en su más
alto grado: el vocabulario de una lengua integra ilimitadamente palabras nuevas, y
entre las distintas palabras pueden establecerse relaciones de diverso tipo. La
flexibilidad que este carácter confiere a las lenguas es de enorme importancia desde el
12
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
punto de vista del usuario, que puede disponer de nuevos medios para dar expresión
al contenido.
3.2.4 Discreción
Una distinción esencial entre los códigos tiene que ver con la manera en que
codifican y transmiten la información. Desde este punto de vista, podemos reconocer,
por un lado, códigos analógicos, y, por otro, códigos digitales. Para aclarar la diferencia
que existe entre ambos, habrá que establecer una comparación.
Imaginemos los tipos de relojes que existen actualmente, el de agujas (analógico)
y el electrónico con números (digital). En el primero, las agujas recorren el espacio del
cuadrante de manera continua: la punta de las agujas pasa, sucesivamente, sobre
todos los puntos de la corona del cuadrante. Desde el punto de vista de la
descodificación, eso significa que este reloj indica cada momento del tiempo y que,
dados dos momentos T1 y T2 cualesquiera, puede indicar cada momento intermedio
entre ellos, aunque, para quien descodifica, pueda no ser relevante leer cada
momento del tiempo. En este sentido, este reloj indica el tiempo de manera analógica
(una determinada posición de las agujas sobre el cuadrante se interpreta analógica‐
mente como indicadora de un momento del tiempo) y continua (no hay ningún punto
del cuadrante que no sea cubierto).
Los relojes digitales funcionan de manera completamente distinta. Imaginemos
que tenemos en un momento determinado la siguiente configuración:
(estado 1) 15:35:12
que significa “15 horas, 35 minutos, 12 segundos”. Si esta configuración se refiere al
estado 1 del reloj, el estado 2 inmediatamente siguiente será:
(estado 2) 15:35:13
En otras palabras, el reloj digital no tiene la posibilidad de indicar todos los momentos
intermedios entre los 12 y los 13 segundos: ‘salta’ del estado 1 al estado 2 sin cubrir
los puntos intermedios. Indica el tiempo de manera digital (del inglés digit «cifra»: es
decir, suministra directamente en cifras la indicación del tiempo) y discreta (un
término matemático que significa no‐continuo; o sea ‘saltando’ de un estado al
siguiente). La manera de avanzar discreta del reloj digital se destaca con mayor
claridad si el cuadrante no tiene el indicador de segundos: en estos casos, en efecto, el
reloj salta un intervalo todavía mayor, pasando de un minuto determinado al minuto
siguiente.
El reloj digital avanza con una especie de ‘mentira’: en cada uno de sus estados,
sigue ‘diciendo’ que esa ‘es’ la hora que está indicando, aunque, mientras tanto,
obviamente, el tiempo no se detiene. Si, supongamos, el reloj indica las 11:12 seguirá
diciendo que la hora es ésa hasta que no aparezcan las 11:13. El reloj digital ‘finge’ que
el tiempo se queda parado durante un minuto entero, porque no tiene medios para
indicar la variación continua de la dimensión tiempo.
En cuanto a los códigos, hay que decir que los analógicos funcionan más o menos
como los relojes analógicos y los digitales como los relojes digitales. Un código
analógico, en efecto, expresa una variación de manera continua, mientras que uno
13
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
digital la expresa en forma de ‘saltos’ (ya sean pequeños o grandes, según el intervalo
elegido, que no es necesariamente regular).
En el ser humano, la fiebre es una dimensión que varía de manera continua: no se
puede tener una temperatura de 38,2 sin haber pasado por todas las gradaciones
anteriores a partir de la primera. El termómetro de mercurio (que es analógico)
expresa esta variación de manera continua. Sin embargo, desde el punto de vista del
observador (como el médico, por ejemplo, que busca signos para diagnosticar la
enfermedad), la temperatura se presenta como un código discreto: si está en 37,
normalmente no se considera alarmante, mientras que si está en 38,5 el médico
supone que se está poniendo en marcha un proceso de enfermedad. Pero, desde su
punto de vista, es imposible decir cuándo deja la situación, concreta y rigurosamente,
de ser ‘normal’ y se hace ‘patológica’. Una dimensión que en sí es continua (la
temperatura) se descodifica de forma discreta. El código de la temperatura es, por
tanto, desde el punto de vista de la descodificación, un código discreto. Esta situación
está representada en el esquema siguiente:
Temperatura continua
División en el termómetro (discreta)
36º 37º 38º
También las lenguas verbales, desde el punto de vista de la expresión, son códigos
esencialmente discretos. Dos palabras como pera /’pera/ y pena /’pena/, aunque
siendo diferentes sólo por un detalle mínimo desde el punto de vista de la expresión
(la primera tiene una /r/ en la posición en que la segunda tiene una /n/), no tienen
nada que ver desde el punto de vista del contenido. Una pera no es una pena
particularmente mayor (como sería, sin embargo, si el código fuera analógico); de la
misma manera, una perra no es una pera más grande, etc. El carácter discreto de las
lenguas verbales está ligado a su arbitrariedad, en la medida en que una lengua
analógica sería inevitablemente, en parte, icónica.
Por otro lado, algunas lenguas presentan aspectos que pueden ser considerados
como rasgos de analogicidad. Por ejemplo, la intensificación de significado que
normalmente se expresa en español con el superlativo, en turco se expresa (casi
analógicamente) con la duplicación del adjetivo: kadIn «bello» = kadIn kadIn
«bellísimo». En turco encontramos incluso reduplicaciones del nombre: sIra sIra dağlar
«largas cadenas de montañas», literalmente «cadenas cadenas de montañas», o
reduplicaciones parciales, siempre con valor intensivo: sIkI «cerca», sIkI sIkI «íntimo».
La reduplicación como medio de intensificación del significado la encontramos, por
otro lado, en diversas lenguas. En el criollo haitiano el superlativo del adjetivo se
expresa así: /blãs blãs/ «blanquísimo», /dus dus/ «dulcísimo»; en el criollo portugués
de Annobón se da el mismo fenómeno: /lõgo lõgo/ «larguísimo». Además, en todas las
lenguas aparecen fenómenos ‘expresivos’ de índole analógica: por ejemplo, el
volumen de la voz, o la rapidez del habla son normalmente interpretados como algo
14
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
que tiene que ver directamente con el estado de ánimo del emisor. Un enunciado
‘gritado’ es entendido como algo ligado analógicamente al grado de nerviosismo de
quien lo emite.
Pero, a pesar de estos fenómenos, que limitan (aunque sea en aspectos
secundarios y periféricos) el carácter digital de las lenguas verbales, es difícil poner en
entredicho la esencia fundamentalmente discreta de éstas. Algunos códigos animales,
en cambio, ponen de manifiesto un carácter analógico más acentuado. La danza de las
abejas, por ejemplo, es analógica en lo que se refiere al número de vueltas y a la
dirección del eje central del ocho respecto al sol (vid. más adelante: Ejemplos de
comunicación animal), y funciona sobre la base de una variación continua: cuanto más
aumenta el número de vueltas realizadas, menor es la distancia que se expresa; de la
misma manera, una rotación incluso mínima del eje central de la forma de ocho que la
abeja descubridora realiza en su danza está analógicamente relacionada con la
dirección de la fuente de alimento. Se ha comprobado que el carácter discreto sirve
para asegurar a los códigos verbales una mayor flexibilidad y eficiencia. En efecto, si
imaginamos un código en el que exista una correlación analógica entre las dimen‐
siones del objeto significado y la longitud de la expresión fónica con el que se designa,
tendríamos que tener palabras larguísimas para indicar objetos de gran tamaño y
palabras muy breves para objetos microscópicos. Lo mismo ocurriría si la correspon‐
dencia analógica no se diera entre la longitud de la expresión y la dimensión del objeto
designado, sino entre ésta y la intensidad de sonido de la palabra correspondiente: en
este caso, objetos grandes serían designados con palabras ‘gritadas’, objetos pequeños
con palabras ‘susurradas’. Swift, en Los viajes de Gulliver, imaginó algunas lenguas
fantásticas vagamente analógicas, y, en efecto, imposibles de utilizar.
3.3 Rasgos presentes en las lenguas verbales
3.3.1 Desplazamiento
Este rasgo alude a la capacidad de las lenguas verbales consistente en que, al
enunciarse una expresión, su referente no ha de estar inmediatamente presente en el
tiempo o en el espacio. Usando una lengua natural se puede hablar sobre el mundo
real o sobre mundos imaginarios. Como existe un vínculo fijo entre las expresiones y
las entidades denotadas, no hace falta que éstas estén física o psíquicamente
presentes para que aquéllas puedan denotarlas, ya que se explota la propiedad evoca‐
dora del significado. La comunicación animal siempre se realiza sobre hechos
presentes e inmediatos. (El código de las abejas podría presentar cierto desplaza‐
miento: las abejas indican con exactitud a qué distancia se halla un banco de alimento,
pero no pueden emitir mensajes referidos al pasado o al futuro. La presencia de este
rasgo en este caso está muy discutido.)
3.3.2 Prevaricación (falsedad)
Se trata de una propiedad íntimamente relacionada con la anterior. Con las
lenguas verbales podemos emitir enunciados falsos, es decir, enunciados en los que no
hay conformidad entre el símbolo emitido y el estado de cosas representado. Un mono
no puede dar un grito de alarma falaz, ni una abeja danzará para engañar a las compa‐
15
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
ñera, por ejemplo. Esta característica supone una explotación del principio del despla‐
zamiento: aquello que se representa puede estar alejado del mundo real en el sentido
de que no se puede encontrar en él.
3.3.3 Contextualidad (eficiencia)
La interpretación de los signos lingüísticos depende de su relación con el contexto
de formas distintas. No sólo porque las palabras tienen significados generales que sólo
se concretan cuando hablamos de objetos y procesos particulares en relación con el
contexto en el que se usan, sino también al menos en otros dos sentidos:
a) Por un lado, una buena parte de los enunciados lingüísticos tiene sentido
únicamente en el momento en que forman parte de un tejido junto con otros
enunciados: Yo no, por ejemplo, se justifica gramaticalmente como respuesta a una
pregunta del tipo Yo voy al cine, ¿y tú?; de la misma manera que un enunciado del tipo
Y yo una tónica se explica únicamente como especificación a un enunciado anterior del
tipo Yo tomo un café. Dicho de otra manera, el funcionamiento de numerosos
enunciados depende del contexto lingüístico del que forman parte.
b) Por otro lado, una parte considerable de enunciados se explica solamente en
cuanto que hace referencia a un cuadro objetivo externo, a una situación no lingüís‐
tica: un enunciado como Dame eso encuentra un sentido solamente si se inserta en
una situación de enunciación en la que haya objetos a los que eso se pueda referir.
Esto significa que los enunciados están en relación con el mundo externo de dos
maneras distintas: (i) porque lo designan, (ii) porque lo evocan como marco necesario
para adjudicar un sentido al enunciado en sí.
Esta propiedad sólo se en las lenguas verbales.
3.3.4 Retroalimentación (feedback)
El hablante percibe constantemente lo que va diciendo: es a la misma vez
emisor y receptor, lo cual le permite corregirse sobre la marcha, controlar el volumen
de voz que emite; es decir, la retroalimentación le permite un dominio absoluto sobre
su propia habla. Las personas mayores que han perdido un poco su capacidad auditiva
suelen gritar porque de lo contrario no controlan lo que van diciendo ni cómo lo van
diciendo. La retroalimentación va más allá porque también sirve para controlar todos
los aspectos lingüísticos conforme van apareciendo en el habla y, junto con la
intercambiabilidad, permite al ser humano hablar consigo mismo al interiorizar los
papeles de otros.
3.3.5 Reflexividad (capacidad metalingüística)
Este rasgo se refiere a la capacidad de las lenguas verbales que permite que con
ellas se pueda hablar de ellas mismas. Ningún sistema de comunicación animal posee
esta característica: ninguna abeja danza sobre la danza o explica danzando su danza a
las demás. Ejemplos triviales de esta capacidad son enunciados como ¿Qué quiere
decir la palabra ‘exiguo’?, o también ¿Qué quieres decir con esas palabras? Estos
enunciados, por muy banales que puedan parecer, representan el resultado de una ex‐
16
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
traordinaria potencialidad de las lenguas verbales. Las abejas no pueden usar metalin‐
güísticamente su propio código: una abeja no puede ‘decir’ a la compañera No he
entendido tu danza, ni ¿Qué quiere decir el eje de tu última danza en forma de ocho?
Será interesante tener en cuenta que precisamente la capacidad metalingüística de las
lenguas permite el nacimiento de la Lingüística, que no es más que una formalización
de los usuales interrogantes sobre el lenguaje.
3.3.6 Doble articulación (dualidad)
Si examinamos el código constituido por la luz que indica la reserva de la gasolina
de un coche, comprobamos lo siguiente:
a) El código está constituido por dos únicos signos: (1) testigo apagado = “gasolina
suficiente”, (2) testigo encendido = “gasolina insuficiente”. Estos signos son los ele‐
mentos del código en sí.
b) Estos elementos no se pueden descomponer en partes: el testigo no puede
encenderse a medias para indicar que la reserva está a la mitad, sino que tiene sólo la
posibilidad de encenderse completamente; por tanto, los elementos de este código no
están compuestos de partes más pequeñas y no pueden, por tanto, ser analizados en
componentes más pequeños.
c) Los dos elementos presentan limitaciones de aparición: por ejemplo, no pueden
aparecer simultáneamente, sino solamente uno cada vez.
Mientras la característica a) es completamente evidente, las otras dos no lo son.
Podemos formular la característica b) diciendo que nuestro código no es articulado (no
está constituido por elementos parciales), y la c) diciendo que el código no admite
combinaciones de elementos.
Estas propiedades no dependen de la sencillez estructural del código que estamos
considerando. Aparecen también en códigos mucho más complejos. Si pensamos en
un código animal, como la danza de las abejas, comprobamos claramente que en él se
registran las circunstancias b) y c). En efecto, en la danza que la abeja ejecuta no se
pueden separar los elementos que la componen: por ejemplo, no se puede decir que
la parte curvilínea de la danza tenga un significado concreto o que se pueda omitir;
además, no podemos tener mensajes compuestos de dos o más trazados en forma de
ocho (vid. más adelante: Ejemplos de comunicación animal).
Si pasamos al código numérico decimal y tomamos el número 14, comprobamos
que:
a) se puede descomponer en partes constituyentes (1 y 4), y que, por lo tanto, es
articulado;
b) sus partes componentes admiten combinaciones de diferente naturaleza:
podemos tener tanto un 14 como un 41; podemos tener 1414, 4411, 4141, 1441, etc.
Este código representa también otra potencialidad importante de los códigos
articulados y que es denominada posicionalidad: en este código, el significado no está
determinado únicamente por los elementos como tales, sino también por la posición
que cada uno de ellos ocupa en la cadena. En el código numérico decimal, en efecto, la
posición más a la derecha (o inmediatamente antes de una coma) significa “unidad”; la
que está más a la izquierda significa “decena”, la siguiente siguiendo hacia la izquierda,
“centena”, etc. De esa manera, cada número ofrece simultáneamente dos tipos
distintos de información: dice cuál es la cantidad que cada cifra representa, y cuál es el
17
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
rango (unidad, decena, centena, etc.) en el que se sitúa. Podemos aclarar este hecho
con el siguiente esquema:
Cifras 1 4
posiciones I II
significados “decenas” “unidades”
La posicionalidad es una contribución fundamental a la flexibilidad de un código,
pues permite asignar significados distintos a un reducido número de elementos, favo‐
reciendo así la manejabilidad del mismo.
Las lenguas verbales se parecen más al código numérico que al de los testigos de
reserva de gasolina. En efecto, están constituidas por elementos de diferente natu‐
raleza (sonidos, sílabas, palabras, etc.), y se pueden tanto articular (o sea, descom‐
poner en partes), como combinar posicionalmente. Si tomamos un grupo de palabras
como Ladra el perro, comprobamos que podemos analizarlas de distintas maneras
(distinguiendo sonidos, sílabas, etc.), que podemos cambiarlas de posición (El perro
ladra) y que podemos, incluso, combinarlas con otras palabras.
La propiedad determinante de esta clase de códigos es el hecho de ser articulados:
en realidad, las demás propiedades derivan de la articulación. Si un código es
articulado, sus elementos pueden combinarse entre sí y esta circunstancia se puede
aprovechar para expresar contenidos distintos. Por otro lado, el hecho de que los
códigos sean articulados nos permite obtener enormes resultados con recursos
relativamente modestos, es decir, conseguir una radical economía semiótica. Efectiva‐
mente se notará que, a causa de la posibilidad de combinación y del número teórica‐
mente ilimitado de posiciones que un signo puede ocupar, los códigos articulados
permiten formar un número ilimitado de signos. El código numérico decimal ilustra
este hecho claramente (podemos imaginar números de longitud infinita –esto es,
compuestos por un ilimitado número de posiciones‐, aunque, para designarlos, apenas
nos sirvamos de las formas de cuantificación excesivamente altas); las lenguas verbales
son de la misma naturaleza.
La idea según la cual las lenguas son articuladas es muy antigua, y ha pasado a
formar parte de la conciencia lingüística común. En efecto, también en la conversación
ordinaria se habla normalmente de ‘lenguaje articulado’. Pero las lenguas no son, sim‐
plemente, articuladas: son doblemente articuladas. La doble articulación es la propie‐
dad por la cual las lenguas están organizadas en dos niveles estructurales distintos:
a) las unidades fónicas (por sí mismas carentes de significado) que, al combinarse, dan
lugar a b) unidades de nivel superior dotadas de significado. Algunos ejemplos
aclararán esta formulación.
Los sonidos normalmente representados por las letras s, l, a, e no tienen ningún
significado propio. Son elementos de un nivel indispensable para las lenguas (sin
sonidos, una lengua verbal no existe), que originan al combinarse unidades de nivel
distinto, es decir, palabras: en nuestro caso, sale, leas. Estas palabras, aun estando
constituidas por las mismas unidades fónicas, son portadoras de significados com‐
pletamente distintos. Por consiguiente, los sonidos son unidades primarias, carentes
de significado como tales pero indispensables para la formación de unidades de nivel
superior, dotadas de significado. Según propone A. Martinet, el nivel de los sonidos se
18
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
denomina segunda articulación, y el nivel superior (en el que los sonidos se combinan
dando lugar a entidades dotadas de significado), primera articulación.
También la doble articulación parece específica de las lenguas verbales. No pode‐
mos considerar que la danza de las abejas esté formada por elementos más sencillos.
No se puede decir que la parte curvilínea de la forma de ‘ocho’ que la abeja ejecuta en
su danza signifique “alimento”, o que el eje central del ocho signifique “distancia”. Es
un bloque único, inanalizable, cuyo significado reside en la forma completa.
La dualidad está relacionada con la arbitrariedad, ya que, si todo elemento
fonológico tuviera una relación icónica con algún aspecto del significado, habría serias
restricciones en las posibilidades combinatorias de los elementos fonológicos. Existen
pocos sistemas doblemente articulados. Éstos poseen una cualidad importantísima: la
economía que supone su uso, pues con unas pocas unidades de la segunda articulación
se puede componer un ilimitado número de unidades de la primera.
No hay ningún sistema de comunicación animal atestiguado que posea la doble
articulación.
3.3.7 Productividad (composicionalidad y recursividad)
Las lenguas verbales son sistemas productivos porque permiten al usuario
producir e interpretar mensajes nuevos ilimitadamente diferentes, con tal de que
formen parte del ámbito de las reglas de la misma lengua. La productividad es una de
las más extraordinarias propiedades de las lenguas humanas: cualquier combinación
regular de elementos lingüísticos puede ser producida e interpretada por un usuario,
aunque éste no se haya encontrando nunca con ella anteriormente.
La productividad puede ser ejemplificada de diversas maneras. En el léxico, los
mecanismos de la derivación permiten obtener, a partir de una palabra básica (como
sano), otras palabras formal y semánticamente emparentadas con ella (insano,
sanidad, sanitario...), ahorrándole así al hablante la tarea, que sería muy pesada, de
tener que aprender para cada objeto palabras completamente distintas. Esta
posibilidad de expansión del léxico a partir de un punto de partida es teóricamente
ilimitada, y es uno de los aspectos más relevantes de la productividad. También en el
plano sintáctico se puede encontrar esta característica: se pueden formar frases
completamente nuevas a partir de otras (de Bebo agua se puede tener Bebo agua
fresca; de Bebo agua fresca se puede obtener No bebo agua fresca, y así muchas más
en una sucesión ilimitada de expansiones), las cuales, a su vez, son siempre suscep‐
tibles de interpretación. Las lenguas tienen por tanto la capacidad de reutilizar hasta el
infinito su propio material.
Los códigos animales no tienen esta característica. Los animales, por lo que
sabemos, tienen generalmente una lista cerrada de mensajes (parecida, por ejemplo, a
la que un hablante puede conocer de una lengua extranjera cuando tiene a su
disposición solamente un repertorio de frases hechas).
La productividad está estrechamente ligada a otra característica importante, la
composicionalidad. Este término se refiere al hecho de que las lenguas verbales
consienten, a partir de un elemento cualquiera (sonido, sílaba, palabra, etc.), combina‐
ciones de elementos de ilimitada variedad. Con otro término, podemos decir que las
lenguas son intrínsecamente sintácticas, en cuanto que permiten ‘poner juntos’ (es el
significado del verbo griego syntásso) elementos simples para obtener elementos
complejos, y hacerlo en un continuum teóricamente ilimitado.
19
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
Además, las lenguas se caracterizan por una importante propiedad, que se rela‐
ciona con el principio de economía ya mencionado. Tomemos un enunciado, como Luis
está durmiendo. Podemos introducir en él, relacionándola con Luis, una frase relativa,
obteniendo así: Luis, que se ha bebido la manzanilla, está durmiendo. En este enun‐
ciado, más complejo, podemos introducir todavía otra frase relativa, relacionada con
la manzanilla, y obtener: Luis, que se ha bebido la manzanilla que le has traído tú, está
durmiendo. El proceso de introducción de frases relativas en el cuerpo de un enun‐
ciado anterior (que puede ser ampliado de forma teóricamente ilimitada) da lugar a
enunciados siempre nuevos y diferentes, pero basados en un único mecanismo, que
podemos formular así:
Regla de la Relativa: N N + Orel
Es decir: un nombre puede ser sustituido por sí mismo y por una oración de relativo
relacionada con él. Este fenómeno se puede expresar también diciendo que la Regla de
la Relativa puede ser aplicada indefinidamente al resultado de su misma aplicación.
Una regla que se pueda aplicar al resultado de una aplicación anterior de sí misma
se denomina (con un término tomado de la matemática) recurrente. Y recursividad se
llama al fenómeno por el cual, en un código, pueden existir reglas recurrentes. Por
tanto la Regla de la Relativa es recurrente.
No todos los códigos son recurrentes, y pocos lo son en la medida de las lenguas
verbales. Los códigos animales, por ejemplo, no permiten ninguna recursividad. El
código matemático en cambio es recurrente en muy alto grado: entre otras cosas, es
precisamente una regla recurrente la que genera la serie de los números enteros:
aplicando la regla n n + 1, o sea, ‘vuelve a escribir cada número sumándole 1 a su
anterior’ (según uno de los axiomas de Peano), de 1 generamos 2 (= 1 + 1), de 2
generamos 3 (= 2 + 1), y así sucesivamente hasta el infinito. En el caso de las lenguas,
la recursividad tiene una gran ventaja en cuanto a la economía: constituye, sin duda,
uno de los mecanismos sobre los que se basa la productividad sintáctica.
4. EJEMPLOS DE COMUNICACIÓN ANIMAL
En el epígrafe anterior hemos hablado de los rasgos constitutivos del lenguaje y de
cómo algunos de éstos se hallan presentes en diversos códigos animales. Ahora conside‐
raremos más en detalle algunos de estos códigos.
4.1 Abejas
K. von Frisch y sus colegas, tras pacientes investigaciones, identificaron las
propiedades más importantes del mecanismo de comunicación de las abejas europeas.
Cuando una abeja libadora descubre un aprovisionamiento abundante de alimento y
regresa al panal, es capaz de transmitir a sus compañeras un mensaje extraordinaria‐
mente complejo. Se trata de un mensaje de reclutamiento que indica a las compañeras
de panal hasta qué distancia hay que volar, en qué dirección hay que hacerlo y qué tipo
de alimento hay que buscar. Para ello hay que interpretar hechos como a) el tipo de
danza que realiza la abeja en su vuelo ‐danza en círculo o danza de la cola‐, con lo que se
indica la distancia; b) la velocidad y duración de la danza, que sugiere la cantidad de
20
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
alimento; c) el olor de la abeja, que indica el tipo de alimento. Curiosamente, ninguna
abeja exploradora ejecutará la danza en círculo en una colmena vacía (ni en una
previamente vaciada con propósitos experimentales), lo cual indica que la danza no es
simplemente una respuesta automática condicionada por el regreso a la colmena con
una provisión abundante de alimento. Para que la danza se desencadene, es preciso que
se hallen presentes otras abejas, subrayándose así la naturaleza comunicativa de esta
función.
La danza en círculo indica que la fuente está en un radio de 10 metros alrededor
de la colmena. La danza de la cola, en cambio, indica que la fuente de libación se halla a
más de 100 metros del panal (figuras 1 y 2). En el primer caso las abejas buscan al azar,
pero en el segundo caso es necesario indicar el lugar exacto de la fuente de alimento. La
danza de la cola permite comunicar la dirección que ha de tomar el vuelo de las compa‐
ñeras y la distancia que ha de recorrerse. Para ello se describe un vuelo en que se trazan
casi dos semicírculos complementarios que se unen en un segmento vertical. La danza se
realiza en vertical, pues éste es el único espacio operativo en el interior del panal. El
coleteo intenso señala si el recorrido del segmento vertical apunta hacia arriba o hacia
abajo y si coincide con la dirección de la fuerza de la gravedad o si se desvía a la derecha o
a la izquierda. Las abejas convocadas interpretarán la danza con referencia a la posición
del sol (figura 3). La distancia, por su parte, es indicada por el tiempo que la abeja baila‐
rina, produciendo un zumbido más fuerte, se mantiene en el segmento de la línea recta y
mueve la cola. Diversos experimentos han mostrado que la precisión que conllevan estas
señales es prodigiosa. Incluso hay pruebas de que la abeja reclutada anticipa la distancia
antes de volar a la fuente de alimento, ya que carga el combustible (la miel) en propor‐
ción a la distancia que ha de recorrer.
(Figura 1: danza en círculo)
21
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
Pero hay variaciones (podríamos hablar de «dialectos») en las especies empa‐
rentadas. Lo descrito hasta ahora corresponde a la abeja austríaca. La abeja italiana, por
ejemplo, sabe realizar una danza en hoz para indicar la dirección de las fuentes de
alimento situadas entre 10 y 100 metros, que consiste en una figura en forma de ocho,
curvada en semicírculo: el centro del semicírculo apunta hacia la fuente de alimento
(figura 4).
alimento
(Figura 4: danza en hoz de la abeja italiana)
La aptitud de las abejas para la danza es innata, pero la experiencia puede
desempeñar su papel en el aumento de la precisión de estas actividades. Esta caracte‐
rística aparece igualmente válida para ciertas especies de aves y primates, es decir, que el
sistema de comunicación es innato aunque los detalles más refinados del mismo pueden
ser modificados por el aprendizaje. Una prueba del innatismo es que las descendientes
híbridas de abeja italiana y abeja austríaca harán, según los rasgos predominantes, un
tipo de danza u otra.
22
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
4.2 Aves
En el caso de las aves, cuyo sistema de comunicación guarda sorprendentes
semejanzas con el de los primates, nos encontramos con dos tipos de vocalizaciones que
cumplen funciones comunicativas. Por una parte, las llamadas son pautas de sonido que
constan de una sola nota o de breves secuencias de notas asociadas con los aconteci‐
mientos y actividades funcionales: vuelo, alarma especializada (como la de acoso en
tropel o la del depredador aéreo), placer, peligro, defensa territorial, alimento, construc‐
ción de nidos, reunión de la bandada, agresión, alarma general. Se trata de una serie de
sonidos discretos, cada uno de los cuales tiene una gama fija de funciones. Por otra, los
cantos, más complejos que las llamadas, son usados principalmente por los machos para
establecer sus territorios y para atraer a la hembra en la estación de cría. A veces se trata
de dos cantos distintos para dos funciones. Un ejemplo notable lo tenemos en el
petirrojo de Pekín. En ciertos casos los cantos son a dúo, de notable complejidad, inter‐
pretados por el macho y la hembra. Los científicos han adoptado la hipótesis de que las
parejas de pájaros emplean estos cantos para mantenerse en contacto en la zona de
maleza que habitan.
Como en las abejas, también aquí existen «dialectos», sobre todo en los cantos,
que parecen ser aprendidos. En general, las llamadas son en su mayoría innatas y los
cantos son aprendidos. Pueden ser innatos los patrones básicos, pero la adquisición
completa recorre varias y críticas etapas. Un ejemplo típico es el del pinzón, que dispone
de un período de tres meses (con distintas fases), después del cual, si ha sido aislado, no
podrá aprender el canto de sus compañeros.
4.3 Primates
En el caso de los primates, la observación y estudio de sus medios de
comunicación no deben estar motivados por la búsqueda de un origen para el lenguaje
humano, pues la brecha existente entre unos y otro es enorme, ni tampoco por la
sorprendente disparidad entre la inteligencia, tan notable, de los monos, y la pobreza de
sus logros comunicativos. Lo que importa es contrastar los mecanismos de comunicación
animales con los de los seres humanos.
Las señales de los primates tienden a estar ligadas al contexto, en el sentido de
que el mensaje enviado depende estrechamente de los rasgos preeminentes de ese
contexto. Otra característica primordial es que las señales son multimodales, en el
sentido de que puede funcionar e intervenir simultáneamente una gran cantidad de
canales sensoriales, entre los cuales son los más frecuentes la visión y el olfato. La
distancia entre los sistemas de los primates y el lenguaje humano puede inferirse de la
definición de significado y comunicación en que suelen basarse los estudios sobre estos
animales: el significado se determina a partir de las reacciones de otro animal; la comuni‐
cación se produce cuando cualquier señal emitida por un animal es usada por otro para
predecir ya la conducta del primero ya otra cosa presente en su entorno.
Por lo general los primates tienen una visión excelente y, en distancias cortas,
donde el follaje no plantea problemas, tienden a apoyarse sobre todo en recursos de
comunicación visuales. En distancias más largas tienden, en cambio, a apoyarse más en
señales auditivas.
Daremos cuenta de algunos aspectos en relación con éstas últimas. Los dos
primates más estudiados son el cercopiteco de Etiopía, que habita en las selvas del
sureste de África, y el rhesus. El repertorio vocal del cercopiteco se sitúa en alrededor de
23
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
36 sonidos físicamente distintos, evocados en 21 situaciones diferentes y susceptibles de
transmitir aproximadamente 222 mensajes distintos. Entre las más interesantes de estas
vocalizaciones se encuentran tres llamadas de alarma en particular, porque, al parecer, se
usan para transmitir información sobre el entorno del cercopiteco: el siseo de la
serpiente, que evoca una respuesta de acoso en tropel; la llamada del depredador aéreo,
que hace que los receptores busquen cobijo en el suelo, y la llamada del depredador
terrestre, que provoca que los oyentes se suban a los árboles y se aposten en lo alto de
las ramas.
En el rhesus se da una diferencia entre dos tipos de vocalizaciones: ruidos ásperos
y llamadas claras. Unas y otras se relacionan con las condiciones de producción, como la
amenaza en un nivel inferior, la alarma, o algo relacionado con el alimento, la cría o los
movimientos de otros animales. Las llamadas claras parecen relacionarse con situaciones
que, por sí mismas, no desencadenarían ningún tipo de vocalización (gruñido, ladrido,
grito, etc.), si no fuera por algún propósito comunicativo. Los ruidos ásperos se relacionan
con situaciones comparables a la emisión de un grito cuando se experimenta dolor, lo
cual tiene más carácter de síntoma que de símbolo.
A diferencia de la danza de las abejas, pero al igual que las llamadas de las aves,
los repertorios vocales del cercopiteco de Etiopía y del Rhesus parecen constar de un
pequeño «vocabulario» de llamadas bien diferenciadas, aunque no se combinan entre sí
de una manera sistemática.
En cuanto al sistema de desarrollo y adquisición del sistema de comunicación de
estos monos, parece, habida cuenta de la poca información disponible, que la estructura
general del sistema de comunicación se halla fijada biológicamente y que se aprende la
estructura pormenorizada de los elementos del mecanismo comunicativo. Esto se ilustra
mediante la comparación de los mecanismos comunicativos de monos criados en
laboratorios, con los de otros de la misma especie que viven en libertad. El de los
primeros es más pobre y carece de no pocas de las sutilezas que poseen los de los otros.
Sin embargo, las vocalizaciones agonísticas, manifestaciones de estados emocionales
básicos, suelen estar biológicamente determinadas.
5. PERTINENCIA
En un mensaje cualquiera, sea cual sea el código en el que esté formulado, el
poder de dar expresión al contenido no afecta al mensaje entero, sino solamente a
algunos rasgos del mismo. Tomemos, por ejemplo, una danza de abejas en forma de
ocho: el contenido “existe una fuente de alimento a la distancia X en la dirección Y” no
lo expresa la totalidad del mensaje, sino solamente determinadas características
específicas, que son: a) la forma (efectivamente, si la danza es circular, la distancia
indicada es menor que cuando es en forma de ocho), b) el número de veces que el
ocho es recorrido, c) el ángulo del eje central respecto al sol. Otros rasgos, aunque
pueden ser identificados en la danza contemplada en su realidad física, no parece que
tengan ninguna función: por ejemplo, no tiene ninguna función la dimensión del ocho.
Por eso, la descodificación de la danza por parte de las abejas compañeras tenderá a
basarse solamente en los rasgos que son portadores de función, dejando a un lado los
demás.
Este ejemplo demuestra que, en un código, algunos rasgos son pertinentes (o sea,
que sirven para desarrollar una función), y otros no. Pertinente es un término clave de
la Lingüística moderna, que luego ha sido utilizado ampliamente por la Semiótica y que
se refiere a todo lo que está en situación de establecer distinciones. Sin embargo, no
24
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
hay que creer que los rasgos pertinentes se establecen siempre del mismo modo en un
código cualquiera. En efecto, la pertinencia cambia según el uso que se hace de dicho
código. Por ejemplo, en el rostro humano, el funcionario de policía identificará como
pertinentes únicamente algunos rasgos (color de los ojos, color del pelo, ‘rasgos
personales’), mientras que no le interesarán la forma de la boca o de la nariz (salvo
que éstas formen parte de los ‘rasgos personales’), que son, sin embargo, importantes
en la apreciación de los rostros que pueden hacer el resto de las personas. Las
características pertinentes de un código son, por tanto, arbitrarias, es decir, se
establecen según diversas exigencias y variables. Cuando el médico reconoce una
enfermedad, algunas características son pertinentes y otras no. Pero si el médico hace
hipótesis sobre otra enfermedad distinta pueden convertirse en pertinentes las
características que antes no lo eran. Así, por ejemplo, si supone que se trata de una
apendicitis, considerará pertinente el estado del abdomen; si diagnostica sarampión,
por el contrario, no considerará pertinente el estado del abdomen sino más bien el
color de las encías.
La aplicación de un criterio de pertinencia se puede comprobar claramente
también en el ámbito de la comunicación animal. El macho de la mariposa Sátiro
común (Hipparchia semele) vuela detrás de la hembra cuando ve diseños de mariposas
grises o de otros colores, preferiblemente oscuros: lo que hace que se lance tras ella
no es el parecido entre el diseño y la mariposa auténtica, sino el color; si se cambia
dicho color, la respuesta de la mariposa no tiene ya lugar. En este caso, el color es
pertinente para el Sátiro, mientras que la forma no lo es. Del mismo modo, el petirrojo
macho desencadena su respuesta agresiva ante el color rojo del rival, y no ante su
forma. También en este caso, la pertinencia tiene que ver con el color y no con la
forma.
Si llamamos pertinentización a la operación con la que decidimos cuáles son las
características que en un determinado momento consideramos pertinentes, podemos
también decir que toda pertinentización divide el universo en dos clases diferentes: la
de los objetos que presentan una determinada característica, y la de los objetos que
no la presentan:
Objetos que sí tienen
el rasgo pertinente x.
Objetos que no tienen
el rasgo pertinente x.
Si buscamos en una habitación oscura un jersey de lana que se halla en un cajón,
nos detendremos solamente en los tejidos que resulten al tacto, por ejemplo,
‘rugosos’ y ‘suaves’. Los rasgos guía de nuestra búsqueda serán estos dos: todos los
objetos que no los presenten en alguna medida serán descartados. Por muchos
motivos, pues, el conocimiento se basa en una serie de operaciones de pertinen‐
tización.
Los rasgos pertinentes deben tener una propiedad: deben constituirse, para todo
tipo de objeto, en número finito, de modo que resulten controlables para el usuario. Si
esta condición no tiene lugar, el uso del código puede llegar a ser imposible, como
25
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
ocurriría si, para reconocer a una persona, tuviéramos que examinar una variedad
demasiado extensa de rasgos: tipo de piel, dimensión de la nariz, forma de las orejas,
protuberancia del mentón, etc. El usuario humano tiene normalmente la posibilidad de
elaborar un número limitado de rasgos que supone pertinentes, y de reconocer con
ellos el objeto que tiene ante sí.
La limitación del número de los rasgos potencialmente pertinentes nos conduce
una vez más al problema de la limitación de las capacidades de elaboración del usuario
del código. Los ‘buenos’ códigos son los que aúnan, por un lado, una buena capacidad
de distinguir el mayor número de objetos y, por otro, una fácil manejabilidad por parte
del usuario. Desde este punto de vista, las lenguas verbales no son siempre ‘buenos’
códigos.
6. FORMA Y SUSTANCIA
En su momento veíamos cómo la naturaleza de los signos no consiste primero
(como podría creerse a primera vista) en favorecer la comunicación, sino en permitir la
distinción de elementos diferentes. Sin la posibilidad de crear distinciones entre
elementos de la expresión y elementos del contenido, probablemente ni siquiera
existiría la comunicación. Hay que aclarar ahora este punto afrontando una clásica
dicotomía semiótica (aunque, históricamente, una dicotomía sobre todo lingüística, si
tomamos en consideración las teorías de De Saussure y Hjelmslev), que es la que existe
entre forma y sustancia del signo lingüístico.
Para empezar, volvamos a la diferencia entre expresión y contenido. Como ya
sabemos, un código es una asociación estable y regular del orden de la expresión con
el orden del contenido. Pero expresión y contenido, que hasta el momento habíamos
utilizado como nociones simples y ‘monolíticas’, requieren ahora un estudio más
detallado.
Imaginemos la expresión concreta de las lenguas verbales, que es primariamente
fónico‐acústica. Desde el punto de vista estrictamente físico, está constituida por toda
la gama de sonidos que el aparato fonador humano es capaz de producir y que el
aparato auditivo es capaz de percibir. Estos sonidos están dotados de diversas
características que físicamente se pueden describir (frecuencia, amplitud, timbre, etc.).
Este material fónico, en lo que se refiere a su concreta realidad física, constituye la
sustancia de la expresión (la materia prima en bruto expresiva) de las lenguas verbales.
Sin embargo, las lenguas no lo utilizan funcionalmente en su estado amorfo, tal como
como es en un principio. En español, por ejemplo, la porción de sustancia fónica que
hay entre [a] y [e] se divide en segmentos diferentes: no podemos confundir la
pronunciación [‘kaso] con [‘keso], ni [‘paso] con [‘peso]. Estas parejas de palabras se
diferencian exclusivamente porque la primera palabra de cada pareja presenta una [a]
exactamente en la misma posición en la que la segunda palabra de cada pareja
presenta una [e]. Desde este punto de vista, podemos decir que el español articula la
parte de sustancia fónica que está entre [a] y [e] en dos áreas diferentes:
[a‐‐‐e] /a/ /e/
En árabe, en cambio, esta misma porción de sustancia fónica no tiene el mismo
tratamiento: podemos pronunciar indistintamente [kita:b] y [kit:b]; la diferencia de
sustancia fónica que existe en español no se reconoce en árabe. Comparando las dos
lenguas desde este punto de vista, podemos entonces trazar el esquema siguiente:
26
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
español a e
[a‐‐‐e]
árabe a,
En términos intuitivos, podemos decir que el español ‘corta’ en dos la misma porción
de sustancia que el árabe cubre con una sola casilla. De forma algo más rigurosa, se
puede decir que cada una de las dos lenguas conforma de manera distinta la misma
porción de sustancia fónica, o también que la misma sustancia tiene forma distinta en
cada una de las dos lenguas. Si ‘quitamos’ del esquema anterior la sustancia fónica,
obtenemos un casillero vacío, que representa la forma de esa porción de sustancia
(vid. 3.2.3.1: Dos tipos de arbitrariedad):
Está claro, pues, que la expresión de un código tiene dos aspectos: una forma y
una sustancia (respectivamente: forma de la expresión y sustancia de la expresión).
Esta distinción no es válida solamente para las lenguas verbales. A primera vista,
los sistemas de numeración árabe y romano son perfectamente sinónimos: II = 2, IV =
4, etc.; pero la semejanza se vuelve más tenue si dejamos aparte los números enteros
y pasamos a los números decimales. Efectivamente, la numeración árabe, al disponer
de decimales, permite expresar cualquier número intermedio entre dos números
dados:
5 < 5,5 < 6
5,5 < 5,75 < 6
5,75 < 5,875 < 6
y así infinitamente. Esta progresión se basa en un algoritmo simple, que puede
formularse así: dados dos números A y B, el intermedio entre ellos es x = (A + B)/2. La
numeración romana, en cambio, no posee las mismas potencialidades: su organización
en tanto que código le permite solamente expresar sucesiones de enteros, y el número
intermedio entre otros dos se puede encontrar con tal de que sea entero: VII < VIII <
IX, pero VIII < ? < IX. También aquí la sustancia ‘cuantitativa’ es la misma para los dos
códigos, pero se forma de dos maneras distintas en uno y otro. La numeración árabe
tiene una forma infinitamente segmentable, mientras la romana tiene una forma
rígidamente segmentada. Podemos probar a expresar este hecho con el esquema
siguiente:
I II III IV V VI VII
1 2 3 4 5
La misma distinción entre forma y sustancia vale también para el plano del
contenido. La sustancia del contenido está constituida por la totalidad de los
significados pensables (una realidad más bien huidiza, como vemos por esta
definición), y la forma del contenido, por la manera en la que esta sustancia se forma
27
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
(o, como hemos dicho anteriormente, se segmenta en porciones). Una vez más, la
mejor manera de ilustrar este par de nociones es la de presentar algunas compara‐
ciones sirviéndonos de algunos ejemplos que ya se han hecho clásicos.
En latín existía, en la denominación de los colores, una distinción importante en lo
que se refiere al blanco y al negro, entre la versión ‘brillante’ y la ‘mate' del mismo
color. El esquema que sigue aclara la cuestión (vid. 3.2.3.1. Dos tipos de arbitrariedad):
‘mate’ ‘brillante’
“negro” ater niger
“blanco” albus candidus
En español, la situación es más sencilla: la designación del blanco y del negro
cuenta con un término para cada color, y cuando es necesario precisar si se trata de
una variedad ‘mate’ o ‘brillante’ del color no hay otra manera de hacerlo que
añadiendo nuevas palabras (así: blanco mate, blanco brillante, etc.). La relación entre
español y latín, desde este punto de vista, se puede representar así:
‘mate’ ‘brillante’
latín ater niger
español negro
latín albus candidus
español blanco
En otras palabras, la misma porción de contenido (de sustancia del contenido) que el
latín divide (o conforma) en dos partes está cubierta en español por una sola casilla. La
forma del español, en relación a estos términos de color, es distinta de la del latín.
Según algunos lingüistas clásicos (concretamente De Saussure y Hjelmslev), las
lenguas están caracterizadas más por su forma que por su sustancia. Más aún, De
Saussure defiende que las lenguas «son forma, no sustancia». No podemos entrar aquí
en este delicado problema teórico. Bastará con hacer ver que esta afirmación proba‐
blemente debe ser limitada. Mientras algunos códigos pueden sufrir sin alterarse la
sustitución, incluso drástica, de una sustancia por otra, para otros eso no es posible.
Por ejemplo, el simple código luminoso que señala la cantidad de gasolina en un
depósito puede ser sustituido, modificando su sustancia, por un código numérico; pero
para las lenguas verbales eso no parece que sea posible: la cantidad de distinciones y
de matices que se pueden obtener dando forma a la sustancia fónico‐acústica no se
puede sustituir, por ejemplo, por una sustancia gestual (mímico‐visual), y ni siquiera
por la más típica de sus sustancias sustitutivas, o sea, la escritura.
Visto así, el problema parece más atenuado: si las lenguas se caracterizan en gran
medida por su forma, también su sustancia contribuye al pleno desarrollo de sus
potencialidades semióticas, o, por usar un término más intuitivo, de su flexibilidad. En
cierto modo, la sustancia (esa sustancia) de las lenguas contribuye a su pleno
funcionamiento.
28
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
7. RECAPITULACIÓN
Los rasgos que hemos explicado como definitorios de las lenguas verbales pueden
ser puestos en relación gracias a los siguientes tres aspectos básicos:
a) Economía
b) Creatividad
c) Simbolismo
Las lenguas verbales obedecen a tres imperativos. La economía está determinada
por las limitaciones físicas y psíquicas de los seres humanos. Como sabemos, sólo
podemos emitir y diferenciar eficientemente un número limitado de sonidos; además,
nuestra capacidad de memoria a corto y largo plazo es limitada, así como nuestra
capacidad de procesamiento de información.
En segundo lugar, el lenguaje humano es eminentemente creativo; somos capaces
de emitir y entender expresiones totalmente nuevas gracias a que nuestro cono‐
cimiento lingüístico nos permite aplicar patrones generales a casos particulares y
reutilizar elementos disponibles en nuevas combinaciones.
En tercer lugar, el lenguaje es eminentemente simbólico, ya que remite a una
realidad distinta de la de sí mismo.
Entre estos tres rasgos básicos podemos atribuir a la creatividad un lugar central,
puesto que en cierto modo la creatividad (nuevas aplicaciones de elementos conoci‐
dos) es la solución al doble imperativo que la economía y el simbolismo le imponen al
lenguaje. La limitación de recursos a la que se ven sometidos los seres humanos
impone la exigencia de economía al sistema de comunicación que usen y, por otro
lado, sus necesidades expresivas o de representación son enormes, ilimitadas en
realidad, por lo que dicho sistema debe ser muy simbólico. La satisfacción simultánea
de esos dos requisitos se logra mediante la constitución de un código creativo que
atienda a cualquier nueva necesidad explotando los recursos limitados ya conocidos.
Sin embargo, podemos concretar aún más de qué forma específica las lenguas
consiguen ser tan creativas y gracias a ello tan económicas y simbólicas. La creatividad
en las lenguas verbales se construye, en efecto, sobre la base de una propiedad
fundamental de éstas: la doble articulación, que es el principio constitutivo y
estructural con el que las lenguas logran ser productivas y creativas. Con la doble
articulación podemos construir un número ilimitado de signos (gran capacidad
simbólica) a partir de la combinación y recombinación de un número limitado de
unidades (economía).
Más allá de esta caracterización general de la relación entre doble articulación,
economía y capacidad simbólica, debemos recordar que en la doble articulación
reconocemos muchos de las propiedades fundamentales que hemos ido destacando a
lo largo del tema. En la definición cabal de la doble articulación debemos tener en
cuenta no sólo la composicionalidad y todos los aspectos relacionados con la
sintacticidad de las lenguas, sino también la arbitrariedad y la discreción. La
composicionalidad está implicada tanto en el juego de la segunda articulación como en
el de la primera. Podemos crear nuevas formas a partir de la combinatoria de unidades
fonológicas y podemos crear nuevos signos complejos a partir de la combinatoria de
las unidades morfológicas de la primera articulación. La discreción es un rasgo
fundamental de la relación entre las unidades de la segunda articulación, que se
traslada a la distinción de las unidades de la primera articulación. La arbitrariedad es el
29
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
modo fundamental en que se define la relación entre la segunda articulación y la
primera: las unidades no significativas de la segunda articulación (los fonemas) se
agrupan en cadenas que se asocian arbitrariamente a significados, dando lugar a
unidades de la primera articulación. Y ya hemos comentado cuáles son las ventajas
que conllevan simultáneamente la composicionalidad, la discreción y la arbitrariedad
sometidas a su vez al juego de la doble articulación. Esta solución de ingeniería
semiótica que representa la doble articulación se erige, por consiguiente, en la clave
de la especificidad de las lenguas entre todos los demás códigos y sistemas de
representación y comunicación.
ECONOMÍA SIMBOLISMO
CREATIVIDAD
Doble articulación
(composicionalidad, arbitra‐
riedad y discreción en dos niveles
generales de organización)
30
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
BIBLIOGRAFÍA
AKMAJIAN, A., DEMERS, R. A., HARNISH, R. M. (1984), Lingüística: una introducción al
lenguaje y la comunicación. Madrid: Alianza.
CASETTI, F. (1977), Introducción a la semiótica. Barcelona: Fontanella, 1980.
COSERIU, E. (1962), Teoría del lenguaje y lingüística general. Madrid: Gredos.
ECO, U. (1976), Tratado de semiótica general. Barcelona: Lumen, 1977.
ECO, U. (1973), Signo. Barcelona: Labor, 1976.
HOCKETT, CH. (1958), Curso de lingüística moderna. Buenos Aires: Eudeba, 1971.
LYONS, J. (1968), Introducción en la lingüística teórica. Barcelona: Teide, 1971.
LYONS, J. (1981), Introducción al lenguaje y a la lingüística. Barcelona: Teide, 1984.
MALMBERG, B. (1973), Teoría de los signos. México: Siglo XXI, 1977.
MARTINET. A. (1960), Elementos de lingüística general. Madrid: Gredos, 1965.
MORENO CABRERA, J. C. (1991): Curso Universitario de Lingüística General. Tomo I:
Teoría de la gramática y sintaxis general. Madrid: Síntesis.
SAUSSURE, F. de (1917): Curso de lingüística general. Madrid: Alianza, 1982.
SERRANO, S. (1981), La semiótica. Una introducción a la teoría de los signos. Barce‐
lona: Montesinos.
31
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
EJERCICIOS
1
Dígase si las señales siguientes son indicios (índices, síntomas), iconos o símbolos:
a) La fiebre de un enfermo
b) «Cruz Roja» /
c) La oración ¿Dónde vas tan temprano?
d) «No planchar» /
e) La bandera de un país
f) ‘+’ / «más»; ‘‐’ / «menos»; ‘’ / «menor o igual que»
g) ‘A’ [letra] / «sonido vocálico, medio, oral»
h) Mondaduras de fruta, latas de alimentos en conserva, envases de cerveza,
papel de aluminio, etc., todo ello abandonado en algún paraje natural.
i) «Tóxico» /
Algunas de estas señales son de asignación dudosa. Indique cuáles, en su opinión,
pueden serlo y explique por qué.
2
a) Las luces del semáforo constituyen un código, como sabemos. Explíquense las
características de este código (los signos que los forman, los mensajes que
permite transmitir, etc.)
b) Examínense las siguientes señales de circulación:
1) 2)
32
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
3) 4)
¿Qué factores componen estas señales? ¿Cuál es la expresión y el contenido de tales
factores? ¿Qué carácter muestran: sintomático, icónico o simbólico? Razone las
respuestas. ¿Se puede afirmar, sobre la base de las respuestas dadas, que las señales
de tráfico son señales complejas? ¿Están doblemente articuladas? Razone las
respuestas.
3
¿Qué propiedad del lenguaje humano predomina en cada uno de los fenómenos que
detallamos a continuación? Razónense las respuestas:
a) La derivación morfológica (por ejemplo, de donar podemos obtener
donación).
b) El significado de una oración se deduce del significado de su sujeto y del de
su predicado.
c) En ciertos estados de coma, el enfermo recibe los mensajes pero no puede
reaccionar a ellos.
d) El uso de una lengua para redactar su gramática.
e) El peculiar significado y utilización de palabras como ayer, él, aquí, venir,
traer, etc.
f) El uso de la ironía.
g) La posibilidad ilimitada de expandir las oraciones mediante coordinación.
h) La hipérbole.
i) Cuando se escribe, se puede leer y releer lo escrito para modificarlo y/o
corregirlo.
j) Expresiones del tipo Es tonto con todas las letras, Pedro, Juan y María
salieron de la habitación en ese orden.
4
Determínese si las siguientes realidades son de carácter continuo o discreto:
a) El tiempo y su transcurso
b) Un grito de terror
c) Las danzas de las abejas
d) La temperatura de los cuerpos
e) Los fonemas que constituyen la expresión /méta/
f) La presión sanguínea
33
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
g) La pronunciación, en un momento dado, por parte de alguien del signo
meta.
Si se miden las realidades anteriores, ¿cómo se podrían expresar los resultados, en
términos de continuidad, de discreción, o de ambas cosas? Pónganse algún ejemplo
que justifique la respuesta.
5
¿Qué elementos de los enunciados siguientes han sido utilizados metalingüística‐
mente? Tales elementos, ¿cómo manifiestan en cada caso la función metalin‐
güística?
a) Escribe: “El guajiro mojigato no toma jengibre ni ajonjolí”.
b) «El sí de las niñas»
c) ¿Significan lo mismo ‘tomar’, ‘beber’ y ‘coger’?
d) ‘Haber’ se escribe con ‘h’ y con ‘b’.
e) A. Dame el libro.
B. ¿Cómo?
C. Que me des el libro.
f) A. ¿Vendrás al cine?
B. Quizá.
[Más tarde:]
C. ¿Vendrá [B] también al cine?
A.. Se lo pregunté y me contestó con un ‘quizá’ elusivo.
¿Por qué en unos casos los elementos usados metalingüísticamente aparecen deter‐
minados (por ejemplo, por «el», «un», etc.) como en el uso primario, y en otros
casos parecen no admitir tal determinación (por ejemplo, «*El ‘haber’ se escribe con
‘h’ y con ‘b’»)?
6
Son hechos difundidos y aceptados que los signos lingüísticos son arbitrarios, que la
arbitrariedad es un aspecto fundamental de las lenguas verbales humanas, pues en
esta propiedad descansan en gran medida la flexibilidad y el carácter ilimitado de las
mismas. Pero, igualmente, son innegables los aspectos icónicos que siempre muestra
el lenguaje humano. He aquí algunos de ellos. ¿Puede dar una explicación a la
iconicidad de estos casos?
a) Normalmente se dice Entró en el baño y se duchó, pero resultaría extraño decir
Se duchó y entró en el baño.
b) Cuando digo Ese perro ladra demasiado, la palabra «perro», que utilizo en la
expresión «[ese] perro» para aludir a cierto animal, no muestra ‐como se ve‐
motivación alguna con la entidad designada. Pero si digo «Perro» es una
palabra que contiene cuatro fonemas, en esta ocasión la palabra «perro»,
34
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
35
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
Náálkééz ‘caer un objeto alargado y rígido’
Náána’ ‘caer un objeto liso y flexible’
Nááltizh ‘caer una entidad singular y animada’
Náálheezh ‘caer algo pulposo y viscoso’
Así, si tuviéramos que expresar en navajo los hechos siguientes:
Cae un ladrillo
Cae una escoba
Cae un trozo de mantequilla
Cae una galleta
¿cuál de las denominaciones anteriores habría que elegir para cada uno de
estos casos? Si un hablante de navajo tuviera que expresar los hechos
anteriores en español, es obvio que sólo dispone de un signo: caer. ¿Qué le
resultaría extraño a este hablante? Explique con algún detenimiento estos
procesos y algunas de las causas que los determinan.
36
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
8
Como sabemos, el lenguaje natural es el resultado de tres fuerzas: economía,
simbolismo y creatividad. Los rasgos constitutivos del lenguaje propuestos por
Hockett no son más que manifestaciones concretas de esos tres factores básicos.
¿Podría hallar la correspondencia de unos con otros? Seguramente algunos rasgos
admitirán ser remitidos a más de un factor. Razone su propuesta. (Para facilitar la
tarea, marque con una cruz en el cuadro siguiente las correspondencias oportunas;
los signos ‘+’ y ‘‐’ expresan correspondencia fuerte y menos fuerte respectivamente.)
CREATIVIDAD ECONOMÍA SIMBOLISMO
Dualidad +
‐
Intercambiabilidad +
‐
(Eficiencia) +
‐
Composicionalidad +
‐
Recurrencia +
‐
Semanticidad +
‐
Especialización +
‐
Arbitrariedad +
‐
Reflexividad +
‐
Falsedad +
‐
Desplazamiento +
‐
9
Los textos siguientes tratan de la arbitrariedad. Delimítense los aspectos tratados en
ellos que estén directamente relacionados con el tema que nos ocupa. Muéstrense
semejanzas y diferencias en este tratamiento.
«La naturaleza del signo no depende necesariamente de la naturaleza del objeto
designado. Entre signo y objeto designado puede no existir ninguna relación causal. La
función sígnica frente al objeto, cualquiera que sea, puede ser desempeñada y es
desempeñada por los elementos más dispares. En este sentido, la relación entre signo
y objeto designado es arbitraria. El signo puede no presentar ninguna semejanza con
el objeto designado. Casi todos los signos lingüísticos son de este tipo. Esta falta de
semejanza determina la gran importancia del signo, ya que, gracias a ella, el signo es el
mejor medio para mostrar los distintos aspectos esenciales de los objetos y obtener,
37
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
de estos últimos, nociones generales. La semejanza del signo con el objeto designado
fijaría el pensamiento en aspectos externos, sensoriales, del objeto y obstaculizaría la
determinación de aspectos generales y esenciales, que muchas veces no son
perceptibles por los sentidos. Por ello resulta evidente que son precisamente los
signos carentes de semejanza con los objetos designados los que facilitan la asunción
de nociones generales y permiten las operaciones que se realizan por medio de tales
nociones. Por lo tanto, la carencia de vínculos naturales y de semejanza entre signo y
objeto designado y la constatación de una cierta arbitrariedad en las relaciones no sólo
no suponen un obstáculo para la importante función que el signo desempeña en el
proceso cognoscitivo, sino que constituyen la condición necesaria para la formación de
nociones que reflejen adecuadamente los objetos y fenómenos de la realidad en sus
aspectos generales y esenciales.»
(L. O. REZNIKOV: Semiótica y teoría del conocimiento. Madrid: A.
Corazón, 1970; pp. 18‐19)
«Lo arbitrario mismo del signo pone a la lengua al abrigo de toda tentativa que
pueda modificarla. La masa, aunque fuera más consciente de lo que es, no podría
discutirla. Pues para que una cosa entre en cuestión es necesario que se base en una
norma razonable. Se puede, por ejemplo, debatir si la forma monogámica del
matrimonio es más razonable que la poligámica y hacer valer las razones para una u
otra. Se podría también discutir un sistema de símbolos, porque el símbolo guarda una
relación racional con la cosa significada; pero en cuanto a la lengua, sistema de signos
arbitrarios, esa base falta, y con ella desaparece todo terreno sólido de discusión; no
hay motivo alguno para preferir soeur a sister o a hermana, Ochs a boeuf o buey, etc.»
(F. DE SAUSSURE [1916]: Curso de lingüística general. Buenos
Aires: Losada, 1967; pp. 137‐138)
38
Lingüística. Tema 2: Aspectos semióticos del lenguaje
10
¿Puedes caracterizar según los criterios expuestos en el tema los rasgos
semióticos fundamentales del lenguaje musical?
39
LINGÜÍSTICA
TEMA 3
LAS LENGUAS DEL MUNDO
comienzo y al final de tal serie, que no lo son. El neerlandés y el alemán, por ejemplo,
son mutuamente inteligibles en la frontera entre Holanda y Alemania. Sin embargo, el
neerlandés de Amsterdam y el alemán de Múnich no lo son. De modo similar, el árabe
palestino y el sirio son mutuamente inteligibles, pero el árabe marroquí y el de Arabia
Saudí no lo son.
En la lista siguiente se muestran las veinte lenguas más habladas (los datos están
tomados de la Ethnologue Organization2). Las cifras sólo reflejan el número de
hablantes nativos3:
Estas cifras son elevadas, pero no son las más típicas: la mayor parte de las lenguas
tienen menos de 10000 hablantes, y muchas de ellas corren el riesgo de desaparecer. Si
le pedimos a una persona normal y corriente que nos diga el nombre de alguna lengua
muerta, es muy probable que mencione el latín. Pero esta lengua, de hecho, no está
completamente muerta. En realidad evolucionó durante cierto período de tiempo a otras
lenguas como el francés, el español, el italiano, el portugués, el rumano y otras lenguas
románicas. Esta situación contrasta con la del manés, una lengua céltica oriunda de la
Isla de Man, una pequeña isla a medio camino entre Irlanda y Gran Bretaña. Su último
hablante, Ned Madrell, falleció en 1974. Justo cien años antes había 12000 personas que
hablaban el manés. Hoy ya no hay nadie que hable esta lengua. El manés no evolucionó
con el tiempo: simplemente dejó de ser hablado.
Este modo de extinguirse una lengua es el que se está haciendo cada vez más
común en el mundo contemporáneo, acelerándose un proceso que antes duraba siglos.
Así, y según ciertas estimaciones, el 60 % de las lenguas del planeta corren en la
actualidad el riesgo de desaparecer, pues tienen pocos niños, si es que los tienen, que las
aprendan. La situación es especialmente grave en algunas áreas. De las 300 lenguas
indígenas habladas en el área que corresponde a los EEUU en tiempos de Colón, quedan
ahora sólo 175 (muchas de ellas a punto de desaparecer). Más de la mitad de estas
lenguas tienen menos de 100 hablantes y sólo 20 lenguas nativas americanas de los
EEUU se están transmitiendo a los niños. El 90 % de las 250 lenguas aborígenes de
Australia está al borde de la extinción.
La muerte de las lenguas es lamentable por varias razones. Desde una perspectiva
puramente lingüística, la pérdida en la diversidad de las lenguas significa que
disponemos de menos información acerca de cómo funciona el lenguaje y de las
diversas manifestaciones que éste puede adoptar. Por ejemplo, cuando el último
hablante de ubijé (una lengua caucásica de Turquía) murió en 1992, los lingüistas
perdieron para siempre la oportunidad de estudiar un sistema fonológico completamente
inusual (el ubijé tenía 81 consonantes y sólo 3 vocales).
Igual de grave es la pérdida de patrimonio cultural que conlleva la muerte de una
lengua. El vocabulario de una lengua codifica gran parte del acervo cultural y científico
de la comunidad que la habla. Ese saber, que ha ido sedimentándose a lo largo de siglos,
es todo menos insignificante. Muchas lenguas indígenas diferencian millares de
especies de plantas, peces y otros animales sobre la base de su aspecto, conducta, de si
pueden consumirse o no e incluso de sus propiedades medicinales.
¿Por qué mueren las lenguas? En algunos casos, porque las personas que las hablan
fallecen a consecuencia de la guerra o la enfermedad. Así, y de acuerdo con algunas
estimaciones, el 95% de la población nativa de América del Norte murió a consecuencia
de las enfermedades que trajeron al continente los colonizadores europeos. Hoy en día,
sin embargo, las lenguas mueren porque sus hablantes las utilizan cada vez menos en
favor de otra lengua cuyo uso les ofrece más oportunidades económicas o educativas. El
inglés, el español o el francés son ejemplos obvios de estas lenguas internacionales que
3
Lingüística. Tema 3.
cada vez aprenden más personas por las razones vistas. Pero otras muchas lenguas, a
menor escala, también asumen un papel dominante: el tai, el indonesio, el suahelí o el
filipino (entre otros) compiten ventajosamente en sus respectivos territorios, en el
sentido que estamos considerando, con otras lenguas minoritarias. El patrón básico que
suele seguir el proceso de la pérdida de una lengua es el siguiente: los padres son
monolingües; los hijos se hacen bilingües tras la adopción de una nueva lengua, y los
nietos se hacen monolingües en ésta última. Los nietos difícilmente llegan a utilizar la
lengua de sus abuelos.
Hoy, con más de 6000 lenguas y unos 200 países en el planeta, la mayor parte de
las lenguas carece de protección gubernamental. Además, las comunidades lingüísticas
minoritarias no pueden competir, generalmente por falta de recursos, con la atracción
que las lenguas más poderosas ejercen en los jóvenes.
Esta indefensión de la diversidad lingüística es algo que preocupa extraordina-
riamente a muchos lingüistas: no pocos de ellos están dedicados a estudiar y
documentar lenguas que están a punto de desaparecer. Allá donde es factible, tales
lingüistas, además, buscan la manera de mejorar las condiciones de las lenguas que
están en peligro: participan en programas lingüísticos, sociales y educativos diseñados
para promover y proteger el uso de las lenguas indígenas.
4
Lingüística. Tema 3.
1) Suahelí
Maria anapenda Anna
María (Suj.) gustar (V) Ana (Obj.)
(‘A María le gusta Ana’)
2) Tai
Roudbuntuk ding roud
Camión (Suj.) empujar (V) coche (Obj.)
(‘Los camiones empujan a los coches’)
3) Inglés
Cats like mice
Gatos (Suj.) gustar (V) ratones (Obj.)
(‘A los gatos les gustan los ratones’)
5
Lingüística. Tema 3.
inversa). Por ejemplo, las lenguas que poseen fonemas fricativos (como la /f/ o la /s/)
también tienen fonemas oclusivos (como la /p/ o la /t/), aunque lo contrario no tiene por
qué darse necesariamente. Otro modo de analizar los universales lingüísticos es
aplicando la teoría de lo marcado. Según los supuestos de esta teoría, se considera que
los rasgos marcados son más complejos y/o, desde el punto de vista de la universalidad,
más raros que los rasgos no marcados. Además, normalmente se encuentra en una
lengua un rasgo marcado si en ella también existe la contrapartida no marcada. Como se
ve, la teoría de lo marcado está estrechamente relacionada con el estudio de los
universales de implicación. Consideremos un ejemplo para ver con más claridad el
alcance de estos conceptos. Los fonemas vocálicos nasales son más complejos que los
fonemas vocálicos orales: la emisión de los primeros se hace expulsando el aire a través
de la nariz y la boca, en tanto que la de los segundos se hace expulsando el aire sólo por
la boca. Desde un punto de vista interlingüístico, comprobamos que todas las lenguas
tienen vocales orales, y que sólo algunas tienen vocales nasales. Es más: en las lenguas
que tienen ambos tipos de vocales, las orales siempre son más numerosas que las
nasales. Según esto, las vocales orales son elementos no marcados, pues son más
comunes y fonológicamente menos complejos que las vocales nasales, que son los
correspondientes elementos marcados. Podemos presentar este hecho con ayuda de la
siguiente jerarquía de marca, en la que el símbolo ‘>’ significa ‘menos marcado que’ o
‘implicado por’:
2.1 Fonología
6
Lingüística. Tema 3.
i u
e o
La mitad aproximadamente de las lenguas del mundo, incluyéndose aquí lenguas como
el vascuence, el havayano, el japonés, el español y el suahelí, presenta este sistema. La
mayor parte del resto de las lenguas muestran sistemas vocálicos conformados por tres,
cuatro, siete, ocho o nueve vocales diferentes (no tenemos en cuenta los contrastes
basados en la longitud vocálica o la nasalización, que pueden llegar a duplicar o triplicar
el número de fonemas vocálicos en un sistema). Las lenguas con menos de tres vocales
distintivas o con más de nueve son raras. He aquí algunos sistemas vocálicos típicos:
i u i i u
e o e o
a a
a) El fonema vocálico más común es /a/, pues se halla en casi todas las lenguas del
mundo. Los fonemas /i/ y /u/ son casi tan comunes como /a/.
Ciertas relaciones entre vocales (por ejemplo, entre fonemas vocálicos orales y
nasales, o entre largos y breves) pueden expresarse en términos de universales de
implicación, pues la presencia de un tipo de fonema vocálico implica la presencia del
otro (pero no al contrario):
a) Como ya hemos visto, si en una lengua hallamos vocales nasales que se oponen
entre sí, también hay en ella vocales orales que lo hacen. Por ejemplo, en francés
7
Lingüística. Tema 3.
se oponen diversas vocales nasales entre sí: long /l/ ‘largo’ se opone a lent /l/
‘lento’, y también las nasales y orales: las /la/ ‘cansado’ frente a lent //l/ ‘lento’.
Y, como es de prever, también se oponen las vocales orales entre sí: clos /klo/
‘cerrado’ frente a clou /klu/ ‘clavo’. En español y en inglés no hay oposición
entre vocales orales y nasales. Por ejemplo, en español no hay oposición entre,
pon /pon/ y */p/, o en inglés entre bought /bt/ ‘comprado’ y */bt/.
b) Si en una lengua hallamos vocales largas que se oponen entre sí, también hay en
ella vocales breves que lo hacen. Por ejemplo, en finés hay vocales largas que se
oponen entre sí, y, como es de prever, también las hay breves que hacen lo
mismo:
b) Los fonemas oclusivos más comunes son /p, t, k/. Muy pocas lenguas carecen de
alguno de estos fonemas, y no hay ninguna lengua que carezca de los tres. Si una
lengua carece de uno de ellos, es muy probable que sea /p/. Por ejemplo, el
aleuta, el nubio y el quivira carecen del fonema /p/. El fonema más frecuente de
esta serie es /t/.
c) El fonema fricativo más común es /s/. Si una lengua tiene sólo una fricativa,
seguramente es /s/. Es la única fricativa que hay en nandí (una lengua de Kenia)
o en uerí (lengua de Nueva Guinea). Al fonema /s/ le sigue en frecuencia el
fonema /f/.
d) Casi todas las lenguas conocidas tienen al menos un fonema nasal. En los casos
en que sólo haya un fonema nasal, éste es comúnmente /n/ (como en arapaho,
hablado en Wyoming). Si hay dos fonemas nasales en oposición, normalmente
son /m/ y /n/.
8
Lingüística. Tema 3.
a) Si una lengua tiene fonemas obstruyentes (los que, al ser emitidos, se basan en
algún tipo de obstrucción a la salida del aire) sonoros (oclusivos, fricativos o
africados), también tendrá fonemas obstruyentes sordos. Lo contrario no tiene
por qué darse necesariamente. Por ejemplo, el ainú (lengua del norte de Japón)
tiene sólo fonemas obstruyentes sordos: /p, t, k, , s/.
9
Lingüística. Tema 3.
Hay dos tipos de tonos: los de nivel y los de contorno. Los primeros se asocian a
distintos registros tonales: generalmente a los registros alto, medio y bajo (la vocales
que los llevan se emiten en un tono uniforme). Los segundos, a un contorno tonal (las
vocales que los llevan se emiten con variación tonal): contorno simple ascendente o
descendente; contorno complejo ascendente-descendente o descendente-ascendente. Los
sistemas del mandarín y del lituano están constituidos por tonos de uno y otro tipo. Las
lenguas tonales oponen muy a menudo dos tonos de nivel (generalmente alto y bajo).
Sin embargo, las oposiciones sobre la base de tres tonos (como alto, bajo y medio) son
también relativamente comunes. Las oposiciones sobre cinco o más tonos son
prácticamente desconocidas. Los sistemas tonales responden a varias tendencias
universales:
10
Lingüística. Tema 3.
Los tipos silábicos CV y V son no marcados. Son más sencillos que otros tipos
silábicos (CVC, VCC, etc.), se hallan en todas las lenguas y son los que primero
aprenden los niños.
Dada una lengua, la cabeza de la sílaba puede estar estructurada de modo distinto a
como lo está la coda 4. Por ejemplo, en inglés la combinación /nasal+oclusiva/ está
permitida al final de sílaba (en una palabra monosilábica como hand), pero no al
comienzo (no hay sílabas inglesas que comiencen por /nd/). Sin embargo, en suahelí
ocurre al contrario: la secuencia /nd/ está permitida al comienzo de la sílaba (es posible
4 Consideramos aquí que la estructura de la sílaba está constituida por los siguientes elementos: cabeza,
núcleo y coda. En /hand/ la cabeza es /h-/, el núcleo /-a-/ y la coda /-nd/. En la sílaba /cons-/ de construir
la cabeza es /k-/, el núcleo /-o-/ y la coda /-ns/. La cabeza y la coda pueden no estar presentes: por
ejemplo, español /an/ (han), /a/ (a).
11
Lingüística. Tema 3.
la palabra ndizi ‘banana’), pero no en la coda, porque esta lengua carece de ella: sus
sílabas terminan siempre en vocal.
Las diferencias existentes en las restricciones con que las lenguas conforman sus
sistemas silábicos pueden dar lugar a importantes consecuencias cuando las lenguas
entran en contacto. Por ejemplo, en havayano sólo las sílabas de tipo V y CV están
permitidas, y cuando esta lengua toma prestadas palabras del inglés, cuyo sistema
silábico es más complejo, inserta vocales en tales palabras para ajustarlas al esquema
propio. Por ejemplo, cuando la expresión Merry Christmas pasa al hayanano, se la
reformula como mele kalikimaka (hay, además, otros cambios consonánticos, dado que
en havayano no posee los fonemas /r/ y /s/).
Presentamos a continuación dos casos de universales de implicación concernientes
a la estructura silábica. Ambos tratan de la estructura de la cabeza frente a la de la coda.
2.2 Morfología
En todas las lenguas hay palabras y morfemas. Sin embargo, hay muchas
diferencias en lo concerniente a cómo las lenguas individuales combinan los morfemas
para crear palabras. Se pueden distinguir cuatro tipos.
2.2.1 Aislante
Una lengua aislante o analítica pura contendría sólo palabras que estarían formadas
únicamente por un solo morfema (raíz). En tal lengua no habría afijos, y categorías
como el número y el tiempo tendrían que ser expresadas mediante palabras separadas.
En mandarín, que es básicamente una lengua aislante, el morfema le se usa a menudo
para indicar una acción pasada o terminada. Aunque este morfema es, como se ve,
semánticamente similar al de tiempo pasado, se comporta como una palabra
independiente, ya que su posición en la frase puede variar:
12
Lingüística. Tema 3.
Otras lenguas de base aislante son el cantonés, el vietnamita, el lao (Laos) y el jemer
(Camboya).
2.2.2 Polisintético
En una lengua polisintética las palabras pueden estar formadas por largas cadenas de
raíces y afijos cuyo contenido a menudo se corresponde con el que en otras lenguas se
expresa mediante una oración. La siguiente palabra del inuktitut (lengua esquimo-
aleutiana de América del Norte) ilustra esta combinatoria:
Qasuiirvarvigssarsingitluinarnarpuq.
Qasu -iir -sar -vig -ssar -si
[[[[[[[[[[Cansado] no] causar-estar] lugar-para] adecuado] encontrar]
-ngit] -luinar] -nar] -puq]
no completamente alguien 3SG
(‘Alguien no encontró un lugar de descanso completamente adecuado.’)
2.2.3 Aglutinante
Una lengua aglutinante muestra palabras que pueden estar integradas por varios
morfemas y que pueden descomponerse con facilidad (normalmente en raíz y afijos). En
tales lenguas cada afijo es claramente identificable y representa una sola categoría
gramatical o un solo contenido. He aquí unos ejemplos tomados del turco:
a.
‘aldea’
b. -
aldea-PL
‘aldeas’
c. --
aldea-PL-GEN
‘de las aldeas’
13
Lingüística. Tema 3.
Las palabras en turco pueden exhibir una estructura morfológica compleja, pero cada
morfema tiene una única función claramente identificable. Así, en c), por ejemplo, -
marca ‘plural’ e -in, ‘genitivo’.
2.2.4 Flexivo
Las palabras de una lengua flexiva también pueden estar conformadas por varios
morfemas. Sin embargo, a diferencia de las lenguas aglutinantes, aquí los afijos a
menudo expresan simultáneamente diferentes categorías gramaticales. En ruso, por
ejemplo, un único afijo flexivo expresa a un mismo tiempo el género nominal
(masculino, femenino o neutro), el número (singular o plural) y la función en la oración
(sujeto, objeto directo, etc.). Todo ello es lo que expresa, en el caso mostrado a
continuación, el afijo –u:
m -.
nosotros vemos mano-FEM.SG.AC.
(‘Vemos una/la mano.’)
La distinción entre el tipo aglutinante y el flexivo tiene mucho que ver con el
número de “unidades” semánticas de información que son denotadas por un afijo. En
una lengua aglutinante cada afijo contiene normalmente un elemento de contenido
gramatical o léxico, mientras que en las flexivas los afijos expresan varias unidades de
información.
14
Lingüística. Tema 3.
‘presentar’) o los cambios internos en las palabras (por ejemplo, la alternancia ( ablaut),
como en inglés run /vs/ ran) (vid. tema 5).
La estructura que las palabras muestran en las diferentes lenguas del mundo permite que
se establezcan diversas generalizaciones:
a) Si una lengua tiene afijos flexivos, también tiene afijos derivativos (afijos de
carácter léxico, no gramatical, que incrementan el contenido del morfema raíz).
Por ejemplo, el español (como otras muchas lenguas) no sólo tiene afijos
flexivos como –o (habl-ó) o –s (perro-s), sino afijos derivativos como re- (re-
hacer) o –ero (tint-ero).
b) Si una lengua tiene afijos derivativos (AD) y flexivos (AF), el AD está más
próximo a la raíz:
AD AF
Inglés
friend-ship-s *friend-s-ship
amigo-tad-SG (‘amistad’) amigo-SG-tad
raíz-AD-AF raíz-AF-AD
Turco
- - * --
Trabajar-dor-PL ('trabajador') trabajar-PL-dor
raíz-AD-AF raíz-AF-AD
c) Si una lengua tiene sólo sufijos (afijos que van detrás de la raíz), también tiene
sólo posposiciones (equivalentes a las preposiciones en aquellas lenguas que
colocan el núcleo al final de la frase). En turco, por ejemplo, sólo hay sufijos.
Como cabe prever, esta lengua muestra, más que preposiciones, posposiciones.
Esto se ilustra en la frase siguiente:
2.3 Sintaxis
15
Lingüística. Tema 3.
verbo (V). Los tres órdenes más frecuentes (frecuencia descendente) son SOV, SVO y
VSO. Aproximadamente el 95 % de las lenguas del mundo usa alguno de estos patrones
para conformar el orden de palabras básico.
SOV (turco)
- -.
Hasan buey-AC comprar-PAS
(‘Hasan compró un buey’)
SVO (español)
El atleta batió el récord.
VSO (galés)
Lladdodd y ddraig y dyn.
Mató el dragón el hombre
(‘El dragón mató al hombre.’)
Estas tres estructuras tienen un rasgo en común: el sujeto aparece siempre antes que el
objeto directo. La prevalencia del patrón SO puede deberse a que el sujeto usualmente
coincide con el tema de la oración (es decir, con aquello de que habla la oración), y a
que, por ello, resulta más útil al comienzo del enunciado.
Aunque en su gran mayoría las lenguas del mundo coloquen el S antes que el O en
su orden de palabras básico, este patrón no es universal. Existen unas pocas lenguas que
responden al tipo VOS, de las que la mejor conocida es el malgache (Madagascar):
VOS (malgache)
Nahita ny mpianatra ny vehivavy.
Vio el estudiante la mujer
(‘La mujer vio al estudiante.’)
Igualmente, hay unas pocas lenguas del tipo OVS o OSV, y todas ellas parecen estar
localizadas en Sudamérica, como son los casos del hixkaryana (hablado en Brasil, en la
cuenca superior del río Namundá, afluente del Amazonas) y el apuriña (hablado en
Brasil, en la Amazonia):
OVS (hixkaryana)
Kana janmno brjekomo.
Pez capturó muchacho
(‘El muchacho capturó un pez.”)
OSV (apuriña)
Anana nota apa.
Piña yo voy a buscar
(‘Voy a buscar una piña.’)
16
Lingüística. Tema 3.
A veces el orden mostrado por los elementos de una determinada estructura tiene
consecuencias para el orden de los elementos de otras estructuras. Muchas de estas
implicaciones tienen que ver con las relaciones existentes entre el verbo y su objeto:
a) Si una lengua tiene el orden VO, entonces tiene preposiciones antes que
posposiciones. Entre las lenguas de este tipo se cuentan el bereber (Marruecos),
el hebreo, el maorí (Nueva Zelanda), el masái (Kenia), el galés o el gaélico
irlandés.
Gaélico irlandés
a. Patrón VSO
Chonaic mé mo mháthair.
Vi yo mi madre
(‘Vi a mi madre.’)
b. Patrón preposicional
sa teach
en casa
(‘en la casa’)
Yimidiro
a. Patrón SOV
Gudaa-ngun yarrga dyindaj.
Perro-ERG chico mordió
(‘El perro mordió al chico.’)
b. Patrón posposicional
yuwaal nganh
playa desde
(‘desde la playa’)
c) Las frases preposicionales (FP) preceden al verbo en las lenguas del tipo OV, y
normalmente siguen al verbo en las del tipo VO.
Japonés
a. Patrón SOV
Gakusei-ga hon-o yonda.
Estudiante-NOM libro-AC leyó
(‘El estudiante leyó un libro.’)
b. FP precede al verbo
Taroo-ga [fp nitiyoobi ni] tsuita.
Taroo-NOM [sábado en] llegó
(‘Taroo llegó el sábado.)
17
Lingüística. Tema 3.
Español
a. Patrón SVO
Juan compró el periódico.
b. FP sigue al verbo:
Juan se fue en bicicleta.
Japonés
Patrón SOV, el adverbio precede al verbo
hayaku hasiru
rápidamente corre
(‘Corre rápidamente.’)
Español
Patrón SVO, el adverbio sigue al verbo
Juan canta bien.
e) Por lo que respecta a las estructuras posesivas, está muy extendida la tendencia a
usar el orden GEN (posesivo) + N en las lenguas OV, mientras que en las
lenguas VO la tendencia (aunque menos extendida) es a usar el orden N + GEN
(posesivo).
Japonés
Patrón SOV, GEN+N
Taroo-no hon
Taroo-GEN libro
(‘El libro de Taroo’)
Francés
a. Patrón SVO
Pierre aime Marie
Pedro ama María
(‘Pedro ama a María.’)
b. N + GEN
la maison de Marie
la casa de María
(‘la casa de María’)
a. GEN + N
the country’s laws
el país GEN leyes
18
Lingüística. Tema 3.
b. N + GEN
the laws of the country
las leyes de el país
(‘las leyes del país’)
Casos como éste son raros, sin embargo, y no invalidan las tendencias que
estamos considerando.
Según esta jerarquía, los procesos que sólo sean aplicables al sujeto son menos
marcados que los procesos aplicables al objeto directo, y así sucesivamente. Dicho de
otro manera, si determinado fenómeno se da con el objeto directo, también se debería
dar con el sujeto. Por el contrario, no sería sorprendente encontrarse con un proceso
que, siendo asumido por el sujeto, no puede serlo por el objeto directo.
Entre los numerosos fenómenos tipológicos que recoge esta jerarquía se cuenta la
concordancia verbal. Como muestran los ejemplos siguientes, hay lenguas en las que el
verbo concuerda sólo con el sujeto, y hay otras en las que concuerda, además de con el
sujeto, con el objeto directo:
Español
Concordancia con el sujeto
Sujeto
Juan parti-ó
Suahelí
Concordancia con el sujeto y el complemento directo
Sujeto objeto directo
Sin embargo, tal como predice esta jerarquía, no hay lenguas en que el verbo concierte
sólo con el objeto directo.
19
Lingüística. Tema 3.
2.4.1 Fonología
Parece ser que ciertos factores relacionados con la percepción ejercen una
influencia considerable en la conformación de los universales. Por ejemplo, el hecho de
que el fonema /s/ sea la fricativa que más aparece puede deberse a su prominencia
acústica: las variedades que adopta /s/ son inherentemente más claras y estridentes que
las de los otros tipos de fonemas fricativos.
Los sistemas vocálicos tienden a configurarse de modo que las vocales se distingan
lo más posible entre sí. Un sistema de tres vocales, como el que sigue:
/i/ /u/
/a/
deja, por decirlo así, mucho ‘espacio’ entre las vocales, lo que permite que puedan ser
distinguidas las unas de las otras más fácilmente.
Lo mismo ocurre en la distribución de los fonemas oclusivos. Puede ser que /p/, /t/
y /k/ sean las oclusivas más comunes porque se articulan en tres puntos que están muy
alejados entre sí en el tracto vocal supralaríngeo. Estos tres fonemas, cuando son
emitidos, son percibidos y distinguidos con mayor facilidad que la secuencia de
fonemas oclusivos dentales, alveolares y palatales, por ejemplo, pues todos estos
últimos se articulan en una región más estrecha: la central de la cavidad bucal.
Se ha sugerido que los sistemas consonánticos responden en general a las
restricciones articulatorias que dan lugar a sonidos y sistemas no marcados. Las
obstruyentes básicas, desde el punto de vista articulatorio, [p], [t] y [k] son mucho más
comunes que otras articulaciones más complejas como [] y []. He aquí las
obstruyentes más frecuentes interlingüísticamente:
Por causas como ésta, el número de obstruyentes existente en no importa qué lengua es
en potencia mucho mayor que el de las posibles sonantes. Esto es sólo un ejemplo de
cómo diversos factores articulatorios pueden influir decisivamente en la conformación
de los sistemas consonánticos.
2.4.2 Morfología
En el caso de los universales morfológicos, las explicaciones son de otra índole. Por
ejemplo, el hecho de que las lenguas con sufijos pero no prefijos tengan siempre
posposiciones puede tener una explicación de carácter histórico. En tales lenguas
algunas posposiciones llegaron a ligarse a una palabra precedente y por esto se
convirtieron en sufijos. Como en esas lenguas los sufijos procedían de posposiciones, el
vínculo entre los dos elementos puede rastrearse hasta el origen de ambos. Un ejemplo
de este fenómeno puede encontrarse en finés y estonio, lenguas estrechamente
emparentadas. La lengua de la que proceden (protofinobáltico) poseía la posposición
*kanssa ‘con’, todavía evidente en el finés estándar pero evolucionada como sufijo en
estonio:
La exigencia de que los afijos derivativos deban aparecer más cerca de la raíz que
los afijos flexivos tiene otro tipo de explicación. Los procesos de derivación forjan
palabras nuevas, mientras que las marcas flexivas denotan clases a las que pertenecen
las palabras (por ejemplo, ‘plural’ para los nombres, ‘pasado’ para los verbos, etc.).
Dado que la palabra ha de estar formada antes de que reciba la marca que indique a qué
clase gramatical pertenece, es natural que los procesos derivativos se den antes que los
flexivos y que ello se refleje en la estructura interna de las palabras (vid. tema 5). Por
ejemplo, en la palabra tratamientos, cuya estructura es:
V Ad Af
tratar -miento -s
21
Lingüística. Tema 3.
observamos que a la raíz verbal tratar se añade el sufijo -miento y de ello surge un
nombre: tratamiento. Posteriormente se añade el sufijo de plural –s: tratamientos.
2.4.3 Sintaxis
Una explicación de las propiedades de las combinaciones adoptadas por los elementos
en las columnas segunda y tercera tiene que ver con el contraste existente en lenguas
con ramificación a la derecha y lenguas con ramificación a la izquierda. En las primeras
la parte más elaborada de la estructura de la oración aparece como una ramificación a la
derecha, y en las segundas, como una ramificación a la izquierda. Según esto, un patrón
VO responde a una ramificación a la derecha, pues el constituyente FN aparece en la
rama derecha; por el contrario, un patrón OV responde a una ramificación a la
izquierda, pues el constituyente en cuestión aparece a la izquierda:
O O
V FN FN V
Det N’ Det N’
N N
22
Lingüística. Tema 3.
3. CLASIFICACIÓN GENÉTICA
23
Lingüística. Tema 3.
24
Lingüística. Tema 3.
Rama germánica
Esta rama se subdivide en otras dos: insular y continental (extinguida). El galo, una
de las lenguas de la rama continental, se habló en Francia (los galos eran la tribu a la
que derrotó Julio César). La rama insular se subdivide en dos grupos de lenguas: el
britónico y el goidélico (o gaélico). Las lenguas britónicas incluyen el galés (hablado en
Gales) y el bretón (que se habla en el noroeste de Francia), así como el córnico, que se
habló en el sudoeste británico. Las lenguas goidélicas incluyen el irlandés (o gaélico
irlandés), hablado en algunas partes occidentales de Irlanda, el ya extinguido manés y el
gaélico escocés, que se habla en algunas zonas del noroeste de Escocia (sobre todo en
las Islas Hébridas).
La familia itálica tenía originariamente varias ramas que incluían lenguas hoy en
día ya extinguidas y habladas en el conjunto de territorios que componen aproxima-
damente la actual Italia. Sin embargo, las lenguas itálicas que se hablan en la actualidad
descienden todas del latín. Estas lenguas se subdividen en cuatro grupos. El
iberorrománico incluye el portugués, gallego y castellano; el galorrománico, e l fran-
cés, catalán y romanche (hablado en Suiza); el italorrománico, al italiano y sardo; el
balcanorrománico, el rumano, la lengua más importante de este grupo.
25
Lingüística. Tema 3.
En la actualidad sólo se habla una lengua de esta rama: el griego. Todos los
dialectos griegos modernos descienden del ático, el dialecto más prestigioso del griego
clásico, hablado en Atenas en la Edad de Oro de la cultura griega (aproximadamente,
del siglo V al III a. C.). El griego helenístico, usado en los siglos siguientes, era la
lengua del comercio usada por todo el Oriente Medio. (Ésta era la lengua materna de
Cleopatra, pues era descendiente de uno de los generales de Alejandro Magno.)
Como en el caso anterior, esta rama sólo posee en la actualidad una sola lengua: el
armenio. Esta lengua se localiza en la República de Armenia (que formó parte de la
URSS), pero también se habla en Turquía, Irán, Siria, Líbano y Egipto.
Sólo quedan dos lenguas de esta rama: el letón y el lituano. Se hablan respectiva-
mente en Letonia y Lituania. El lituano posee un sistema de casos muy elaborado, muy
similar al propuesto para el protoindoeuropeo.
Esta rama se subdivide en otras dos: la irania y la índica. La irania contiene unas
dos docenas de lenguas, entre las que se incluyen el persa moderno (también llamado
farsi; hablado en Irán), el pasto (lengua principal de Afganistán) y el kurdo (hablado en
26
Lingüística. Tema 3.
Irán, Iraq, Turquía y Siria). Otras lenguas iranias se hablan en Pakistán, zonas meri-
dionales de la antigua URSS y China.
Hay aproximadamente treinta y cinco lenguas índicas diferentes. Muchas de las
lenguas que se hablan en el norte de la India, Pakistán y Bangladesh pertenecen a este
grupo. Algunas de las más extendidas (por su número de hablantes) son el hindí-urdú, el
bengalí, el maratí y el guyaratí. Aunque el hindí y el urdú son dos dialectos de una
misma lengua, tienen sin embargo sistemas de escritura totalmente diferentes y también
están asociados a comunidades culturales distintas. El urdú lo hablan esencialmente
musulmanes en Pakistán, en tanto que el hindí es hablado por hindúes en la India.
Una lengua índica menos conocida es el romaní (o lengua gitana). Se piensa hoy en
día que los gitanos huyeron a Turquía desde el noroeste de la India en la Edad Media,
tras ser derrotados por los invasores islámicos. Posteriormente se extendieron por toda
Europa: desde Irlanda hasta los confines orientales de Rusia. Muchos viven hoy en
Norteamérica. El romaní contiene muchas palabras prestadas (sobre todo del griego, que
era la lengua hablada más común en Turquía durante la Edad Media).
4. LENGUAS EN CONTACTO
Aunque las lenguas pueden entrar en contacto de diversas maneras, el modo más
común en que lo hacen es mediante el contacto social directo entre los hablantes por
razones económicas, políticas, culturales o religiosas. Unos ejemplos ilustrarán este
punto. La contratación de trabajadores turcos por parte de numerosas empresas alema -
nas ha provocado un estrecho contacto entre alemán y turco en algunas ciudades de
Alemania. La llegada de inmigrantes de México y Cuba a los EEUU se ha traducido en
un amplio contacto entre el español y el inglés americano. Las situaciones de contacto
se pueden describir en términos de la influencia ejercida en los sistemas lingüísticos, de
27
Lingüística. Tema 3.
28
Lingüística. Tema 3.
Otro factor social que influye en el resultado del contacto entre las lenguas es el
prestigio (o poder) de quienes las hablan. Si los hablantes en una situación de contacto
se consideran iguales en cuento al prestigio, sus lenguas respectivas se dice que
mantienen una relación de adstrato. Este fue el caso del nórdico antiguo y del inglés
antiguo, por ejemplo. Si los hablantes en una situación de contacto no mostraban el
mismo estatus, entonces la lengua del grupo dominante asumía el papel de lengua
superestrato, y la del grupo no dominante el de lengua substrato. En el contacto entre el
inglés y el español, de un lado, y las lenguas nativas americanas, por otro, los dos
primeros asumieron el papel de lenguas superestrato y las segundas el de substrato,
dado el desequilibrio de poder y prestigio entre unos y otros grupos de hablantes. En
Alemania, las diversas lenguas de los trabajadores extranjeros (turcos, serbocroatas,
griegos, italianos, españoles) son consideradas lenguas substrato, y el alemán, lengua
superestrato.
En estas dos situaciones de contacto lo que primero se da es el préstamo léxico. Sin
embargo, este proceso puede tomar direcciones diferentes. Si las lenguas mantienen una
relación de adstrato, el préstamo se hace en ambas direcciones: estas lenguas son
receptoras y donantes a un mismo tiempo. Cuando la relación de prestigio o poder entre
los grupos de hablantes es de desigualdad, la lengua superestrato es generalmente la
lengua donante y acepta sólo algunos préstamos léxicos de la lengua o lenguas
substrato. Como se ve, la relación de adstrato es bidireccional, y la de superestrato /
substrato, unidireccional.
Si los hablantes de diferentes lenguas en relación de adstrato mantienen este
contacto de manera continuada e intensa durante un largo período de tiempo, puede que
resulte de ello una convergencia de lenguas, proceso gracias al cual dos o más sistemas
se van ajustando progresivamente entre sí. Las lenguas que participan en una alianza de
esta clase forman lo que suele llamarse una Sprachbund (‘unión de lenguas’). Un
ejemplo es la Sprachbund balcánica, en la que el albanés, el macedonio, el griego, el
rumano y el serbocroata muestran signos de convergencia gracias al hecho de un
contacto lingüístico muy intenso y extendido en el tiempo.
Cuando el contacto entre las lenguas ha sido muy intenso y durante un largo
período de tiempo, y la relación de prestigio ha sido desigual, puede que ello lleve al
cambio de lengua (language shift). Esto ocurre cuando un grupo de hablantes aban-
29
Lingüística. Tema 3.
donan su propia lengua y adoptan otra. Si el grupo que cambia es el único grupo de
hablantes que queda de la lengua abandonada, ésta morirá una vez que se complete el
cambio. En esto consiste básicamente la muerte de una lengua. Muchas lenguas nativas
americanas han emprendido ya este proceso, provocado por el del cambio de lengua.
Estos procesos se pueden observar directamente en Oberwart, un pueblo situado en la
frontera entre Austria y Hungría. Después de la Segunda Guerra Mundial, el alemán se
asoció a una poderosa economía industrial, en tanto que el húngaro pasó a representar el
estereotipo de lo rústico y antiguo, por supuesto sin prestigio. Actualmente, el
bilingüismo sumamente extendido alemán-húngaro está dando paso a una creciente
preferencia por el monolingüismo en alemán, en especial en las generaciones jóvenes de
Oberwart. Aquí, sin embargo, no estamos ante la muerte de una lengua, pues el húngaro
es la lengua común de Hungría.
Dos productos lingüísticos importantes resultado del contacto entre lenguas son la
creación de lenguas sabires (pidgin languages) y criollas (creole languages). Un sabir
nace típicamente en un escenario en que dos o más grupos de hablantes coinciden para
establecer relaciones comerciales. Si tales comerciantes no comparten una lengua
común con que comunicarse, puede que lleguen a crear una lengua simplificada, aunque
distinta, y de carácter auxiliar, un sabir, que ayude a establecer y mantener el trato
comercial. Un ejemplo sobresaliente es la jerga chinuca, un sabir hablado por comer-
ciantes nativos americanos, británicos y franceses en la zona noroeste del Pacífico norte
durante el siglo XIX. A diferencia de los sabires, que no son las lenguas primeras de
quienes las hablan, las criollos surgen en situaciones en que los hablantes en contacto
necesitan un medio de comunicación común y primero. Ésta fue la necesidad básica que
se suscitó en el contexto de las plantaciones de las islas caribeñas y del sur de EEUU.
En ellas entraron en contacto muchos grupos de africanos que hablaban lenguas a
menudo diferentes e ininteligibles entre sí, y un pequeño grupo de europeos. Esto
planteó la urgente necesidad de un medio de comunicación para que los africanos se
entendieran entre sí y para que éstos se entendieran con los europeos. Como los recursos
lingüísticos empleados servían para acometer un conjunto amplio de finalidades
comunicativas, no sólo las comerciales (como era el caso de los sabires), se
desarrollaron las lenguas criollas, que han llegado a convertirse en lenguas nativas para
diversos grupos de hablantes. He aquí algunos casos de lenguas criollas: el jamaicano
(basado en el inglés), el haitiano (basado en el francés), el chabacano (basado en el
español: Mindanao), el papiamento (basado en el portugués: Nicaragua, Puerto Rico,
Venezuela, Antillas), etc. La diferencia básica entre sabires y criollos es que los
primeros son lenguas aprendidas, segundas, en tanto que los criollos (surgidos a partir
de sabires de diverso tipo), son lenguas primeras, nativas.
30
Lingüística. Tema 3.
BIBLIOGRAFÍA
Croft, W. (20032), Typology and Universals. Nueva York: Cambridge University Press.
Grimes, B., J. E. Grimes (2004), Ethnologue. Vols. I y II. Dallas: SIL International.
Junyent, C. (1992), Las lenguas del mundo: una introducción. Barcelona: Octaedro.
Malherbe, M. (1983), Les langues de l'humanité. Une encyclopédie des 3000 langues
parlées dans le monde. París: Seghers.
Perrot, J. (ed.) (1981), Les langues dans le monde ancien et moderne. París: CNRS.
Sapir, E. (1921), Language. An Introduction to the Study of Speech. Nueva York: Harcourt.
(Trad. esp.: El lenguaje. Introducción al estudio del habla. México: FCE, 1954.)
32
Lingüística. Tema 3.
ANEXOS
Mapa nº 1:
LOCALIZACIÓN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS
Ramas:
1 céltica
2 germánica
3 románica
4 helénica
5 eslava
6 albanesa
7 armenia
8 indo-irania
9 báltica
Líneas punteadas: fronteras
políticas.
Líneas continuas: fronteras
lingüísticas.
33
Lingüística. Tema 3.
34
Familias:
Mapa nº 2:
1 indoeuropea 8 austronésica
2 caucásica 9 indo-pacífica (papuana)
3 altaica 10 australiana
4 fino-ugria (urálica) 11 afroasiática
5 dravídica 12 Níger-Congo
6 austroasiática 13 nilo-sahariana
7 sino-tibetana 14 joisana
Lingüística. Tema 3.
EJERCICIOS
1
¿Qué tendencias y universales se muestran en los sistemas vocálicos siguientes?
a) Afrikáans (Sudáfrica):
i y u
ø ə o
ɛ ɔ
a
i u
ə
a
2
La presencia de fonemas vocálicos largos y nasales está regida por universales
implicativos. ¿De qué modo los sistemas vocálicos presentados a continuación
muestran la longitud y la nasalidad y cumplen los universales implicativos?
a) Árabe maltés:
i u iː uː
e o eː oː
a aː
i u ĩ ũ
e ə o ẽ ə̃ õ
a a
35
Lingüística. Tema 3.
3
Considere los siguientes sistemas consonánticos. ¿Cumplen con los universales
implicativos considerados en este tema?
a) Tahitiano (Tahití)
p t ʔ
f h
v r
m n
t k ʔ
b
ð
s
m ŋ
l, r
ph th ʈh kh ʔ
b d ɖ g
m n ɲ ŋ
m˳ n˳ ŋ˳
p t k ʔ
d g
ts ʧ
s x h
v ɣ
m n
4
Describa las características morfológicas de cada una de las lenguas siguientes en
términos de la clasificación presentada en el apartado 2.2.
a) Yupik suberiano:
b) Letón
gakusei-wa homer-are-na-i
estudiante-TOP alabar-PAS-NEG-PRES
(“El estudiante no es alabado.”)
5
Haga un análisis morfológico de los siguientes datos tomados del letón. Aísle los
morfemas y delimite sus significados. Tras haber segmentado e identificado los
morfemas, describa cómo estos datos reflejan los universales implicativos
considerados en el apartado 2.2.
a) lidotājs aviador-NOM
b) lidotāju aviador-ACUS
c) lidotājam aviador-DAT
d) lidot volar
e) rakstītājs escritor-NOM
f) rakstītāju escritor-ACUS
g) rakstītājam escritor-DAT
h) rakstīt escribir
6
Examine los datos siguientes extraídos del malgache (lengua austronésica hablada en
Madagascar). ¿Cumple el malgache las tendencias relativas al orden de palabras
consideradas en el apartado 2.3?
a) amin' ny restauranta
a el restaurante
(“al restaurante”)
37
LINGÜÍSTICA
TEMA
4
FONÉTICA
Y
FONOLOGÍA
1.
La
expresión
fónico-‐acústica.-‐
2.
Fonética:
vocales,
consonantes
y
procesos
fonéticos.-‐
3.
El
AFI.-‐
4.
Fonología:
fonemas
y
alófonos.-‐
5.
Rasgos
distintivos
y
oposiciones
fonológicas.-‐
6.
Más
allá
del
fonema.
2
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
3
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
filtro,
las
vías
respiratorias,
que,
al
elaborar
el
tono
laríngeo,
determinan
la
calidad
fonética
del
sonido.
El
filtro
elabora
el
tono
laríngeo
principalmente
modificando
la
forma
y
el
volumen
en
varios
puntos,
de
manera
que
presenta
barreras
más
o
menos
completas
al
avance
del
aire.
Esta
función
de
obstrucción
es
ejercida
por
algunos
diafragmas,
válvulas
situadas
en
diversos
puntos
del
tubo
y
constituidas
por
varios
órganos
del
aparato.
Sobre
esta
base
se
pueden
distinguir
los
sonidos
en
dos
categorías
principales:
las
vocales,
producidas
por
el
aire
que
sale
sin
encontrar
ningún
diafragma
completa-‐
mente
cerrado,
y
las
consonantes,
producidas
por
el
aire
que
se
abre
camino
a
través
de
un
diafragma
completamente
o
casi
completamente
cerrado.
Sin
embargo,
exis-‐
ten
también,
como
veremos,
sonidos
intermedios
entre
una
categoría
y
otra.
5
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
Estos
puntos
extremos
sirven
para
definir
convencionalmente
otros
cuatro
puntos,
esta
vez
de
naturaleza
intermedia:
v. anterior
y
semicerrado,
representado
por
la
vocal
[e];
vi. anterior
y
semiabierto,
representado
por
la
vocal
[ɛ];
vii. posterior
y
semicerrado,
representado
por
la
vocal
[o],
y
viii. posterior
y
semiabierto,
representado
por
la
vocal
[ɔ].
Estos
ocho
puntos
referenciales
se
disponen
en
el
siguiente
cuadrilátero
del
modo
siguiente1:
anteriores posteriores
Cerradas (altas) i u
Semicerradas (semialtas) e o
Semiabiertas (semibajas) ɛ ɔ
Abiertas (bajas) a ɑ
Si
tomamos
en
cuenta
la
tercera
dimensión,
el
redondeamiento,
observamos
que
las
vocales
[i],
[e],
[ɛ],
[a]
y
[ɑ]
son
no
redondeadas,
en
tanto
que
[ɔ],
[o]
y
[u]
muestran
respectivamente
un
grado
de
mayor
redondeamiento.
Estas
ocho
vocales
son
comúnmente
conocidas
como
las
vocales
cardinales
primarias.
Las
vocales
cardinales
secundarias
están
constituidas
por
la
versión
redondeada
o
no
redondeada,
según
corresponda,
de
las
vocales
primarias.
Así,
la
versión
redondeada
de
las
vocales
[i],
[e],
[ɛ],
[a]
y
[ɑ]
es
respectivamente:
[y],
[ø],
[œ],
[ɶ]
y
[ɒ].
Y
la
no
redondeada
de
[ɔ],
[o]
y
[u]:
[ʌ],
[ɤ]
y
[ɯ]
respectivamente.
Tras
esta
inversión
el
cuadro
anterior
resulta
así:
1
D.
Jones
(1918)
ideó
este
esquema
teórico,
que
llamó
de
vocales
cardinales,
en
el
que
se
integran
todas
las
vocales
que
distingue
la
IPA
(International
Phonetic
Association).
Las
vocales
cardinales
no
corresponden
a
ninguna
lengua
determinada,
sino
que
constituyen
un
sistema
teórico
de
referencia
en
relación
con
el
cual
se
puedan
tipificar
de
modo
homogéneo
las
vocales
de
las
lenguas.
6
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
anteriores posteriores
Cerradas (altas) y ɯ
Semicerradas (semialtas) ø ɤ
Semiabiertas (semibajas) œ ʌ
Abiertas (bajas) ɶ ɒ
El
AFI
añade
otros
doce
puntos
vocálicos
a
este
conjunto
básico:
i. Ocho
centrales
(es
decir,
cuando
la
lengua
adopta
una
posición
a
medio
camino
entre
las
posiciones
anterior
y
posterior):
[ɨ],
[ʉ],
cerradas;
[ɘ],
[ɵ],
semiabiertas;
[əә],
a
medio
camino
entre
semi-‐
cerradas
y
las
semiabiertas;
[ɜ],
[ɞ],
semiabiertas;
y
[ɐ],
a
medio
camino
entre
las
semiabiertas
y
las
abiertas.
ii. Tres
anteriores;
dos
se
sitúan
entre
las
vocales
cerradas
y
semicerradas
y
son
algo
menos
adelantados
que
éstas:
[ɪ]
y
[ʏ];
el
otro
lo
hace
entre
las
semiabiertas
y
abiertas:
[æ].
iii. Uno
posterior,
situado
entre
las
vocales
cerradas
y
semicerradas
y
algo
más
adelantado
que
éstas:
[ʊ].
El
cuadro
que
ofrece
el
AFI
(en
su
versión
actualizada
hasta
2005),
por
tanto,
es
como
sigue
(vid.
anexo
1):
anteriores centrales posteriores
cerradas
semicerradas
semiabiertas
abiertas
Cuando los símbolos aparecen en
pareja, el de la derecha representa una
vocal redondeada.
7
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
Junto
a
las
tres
dimensiones
que
hemos
ilustrado
(en
las
que
las
vocales
se
producen
por
efecto
del
paso
del
aire
a
través
del
único
canal
oral),
hay
que
hablar
también,
por
su
presencia
en
las
lenguas,
sobre
todo
de
otras
dos:
la
nasalidad
y
la
duración2.
La
nasalidad
se
refiere
a
las
articulaciones
vocálicas
que
se
producen
con
el
paso
del
aire
a
través
de
la
nariz.
En
este
caso
las
vocales
se
llaman
nasales;
las
no
nasales
se
llaman
orales.
En
todas
las
lenguas
existen
vocales
que,
por
influjo
de
consonantes
nasales
próximas,
asumen
cierta
porción
de
nasalidad.
En
otras
lenguas
la
complicación
es
mayor,
porque
tienen,
junto
a
la
serie
de
vocales
orales,
una
serie
de
vocales
nasales.
Ello
ocurre,
como
caso
típico,
en
francés,
que
tiene
cuatro
vocales
nasales
(la
nasalización
se
indica,
en
el
AFI,
con
un
signo
característico,
la
tilde,
superpuesto
al
símbolo
vocálico:
[a]
≈
[ã]):
[ɛ̃],
[ɑ̃],
[œ̃]
y
[ɔ̃].
La
duración
consiste
en
el
alargamiento
de
la
emisión
vocálica
con
o
sin
variación
del
timbre.
El
AFI
usa
para
representar
esta
cualidad
el
símbolo
‘ː’.
En
inglés
y
en
alemán,
por
ejemplo,
hay
distinciones
vocálicas
basadas
en
la
duración:
inglés
[bɪt]
bit
«trozo»,
frente
a
[biːt]
beat
«golpear»;
alemán
[bist]
bist
«eres»,
frente
a
[biːst]
Biest
«animal».
También
en
latín
existían
distintos
niveles
de
longitud:
věnit
«viene»
y
vēnit
«vino»
son
diferentes
precisamente
por
el
grado
de
longitud
distinto
de
las
dos
e.
Algunas
lenguas
presentan
diferencias
entre
tres
grados
de
longitud.
En
estonio,
por
ejemplo,
hay
tres:
sada
«cien»,
saada
«¡mandad!»
y
saaada,
con
vocal
muy
larga,
«estar
permitido».
2.1.2
Semivocales
y
semiconsonantes
Las
vocales
tienen,
entre
otras,
la
importante
función
de
ser
los
únicos
ele-‐
mentos
fónicos
capaces
de
llevar
acento,
o,
como
se
dice
también,
de
actuar
como
núcleo
o
centro
silábico3.
No
obstante,
hay
sonidos
vocálicos
que
no
cumplen
esta
función.
Ello
ocurre
cuando
se
emite
un
diptongo,
esto
es,
dos
sonidos
vocálicos
contiguos
que
forman
una
sílaba.
Aunque
por
comodidad,
al
referirnos
a
un
diptongo,
generalmente
aludimos
a
las
dos
vocales
que
lo
forman,
conviene
resaltar
que,
desde
el
punto
de
vista
estrictamente
fonético,
el
diptongo
es
en
realidad
una
vocal
alargada
que
cambia
gradual
y
significativamente
de
timbre.
Esta
unidad
vocálica
consta
de
dos
segmentos:
a)
el
que
se
constituye
en
núcleo
silábico;
b)
el
que
no
constituye
núcleo
silábico,
que
depende
por
tanto
del
anterior
y
cuyo
timbre
es
cerrado.
Los
diptongos
son
crecientes
cuando
se
pasa
de
un
segmento
no
nuclear
a
otro
nuclear
silábico:
se
crece
en
abertura.
En
este
caso,
los
sonidos
no
nucleares
del
diptongo
suelen
denominarse
semiconsonantes:
[ja]
(hacia),
[je]
(tierra),
[jo]
(it.
fiore
«flor»),
[ju]
(viudo),
[we]
(huevo),
[wo]
(cuota),
[wi]
(fr.
oui
«sí»),
[jœ]
(islandés
jötunn
«gigante»),
[wɛ̃]
(fr.
groin
«hocico»),
etc.
2
Hay
otras
dimensiones
que,
por
ser
mucho
menos
frecuentes
y
por
falta
de
espacio,
no
trataremos:
ensordecimiento,
tensión
y
laxitud,
faringalización,
laminalización,
etc.
3
Esta
función
no
es
exclusiva
de
las
vocales.
Otros
sonidos
aproximantes
como
[l̩],
[n̩],
[r̩]
y
[m̩]
pueden
constituir
en
diversas
lenguas
núcleo
silábico.
8
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
Los
diptongos
son
decrecientes
cuando
se
pasa
de
un
segmento
nuclear
a
otro
no
nuclear:
se
decrece
en
abertura.
En
este
caso,
los
sonidos
no
nucleares
del
diptongo
suelen
denominarse
semivocales:
[ai̯]
(aire),
[ei̯]
(veinte),
[oi̯]
(soy),
[au̯]
(aurífero),
[eu̯]
(Europa),
[ou̯]
(cat.
pou
«pozo»),
[ui̯]
(cat.
avui
«hoy»),
[iu̯]
(finés
viulu
«violín»),
[əәʊ̯]
(ing.
británico
low),
[oʊ̯]
(ing.
americano
low),
etc.
También
hallamos
sonidos
semiconsonánticos
y
semivocálicos
en
los
triptongos,
esto
es,
cuando
en
la
emisión
de
una
sola
sílaba
aparecen
dos
cambios
claros
del
timbre
vocálico
en
relación
con
el
núcleo
silábico:
español
[wai̯]
(averiguáis),
[wei̯]
(santigüéis),
etc.,
con
núcleo
en
el
segundo
segmento;
inglés
[aʊ̯əә̯]
(hour),
[aɪ̯əә]̯
(fire),
etc.,
con
núcleo
en
el
primer
segmento;
rumano
[i̯o̯a]
(creioane
«lápices»
etc.,
con
núcleo
en
el
tercer
segmento.
Tradicionalmente
los
sonidos
semiconsonánticos
han
sido
considerados
de
natu-‐
raleza
consonántica,
y
los
semivocálicos
de
naturaleza
vocálica.
La
razón
principal
de
esta
clasificación
se
debe
sobre
todo
a
que
en
los
primeros
la
salida
del
aire
es
ligera-‐
mente
menos
abierta
que
en
los
segundos.
Los
primeros
se
catalogan
en
el
AFI
como
aproximantes
(los
sonidos
consonánticos
más
abiertos
y,
por
tanto,
con
propiedades
vocálicas)
(vid.
epígrafe
siguiente):
[j],
[w]
(el
último
símbolo
es
más
utilizado
que
el
empleado
en
el
AFI:
[ɰ]).
Los
segundos
como
vocales
con
rasgos
consonánticos,
y
suelen
ser
representados
con
el
diacrítico
‘
̯
’
(AFI
=
sonido
vocálico
no
silábico:
[i̯],
[əә̯],
[u̯],
etc.)4.
2.1.3
Especificación
de
los
sonidos
vocálicos
del
español
peninsular
estándar
La
especificación
de
los
sonidos
vocálicos
se
establece
teniendo
en
cuenta
las
dimensiones
consideradas.
Como
ejemplo
de
esta
labor
recurrimos
al
inventario
de
los
sonidos
vocálicos
del
español
peninsular
estándar.
Cabe
disponer
tales
sonidos
de
la
siguiente
manera:
anteriores
centrales
posteriores
semiconsonantes
[j]
[w]
semivocales
[i̯ ]
[u̯ ]
altas
cerradas
[i]
≈
[ĩ]
[u]
≈
[ũ]
altas
abiertas
[i̞ ]
≈
[i̞ ̃]
[u̞ ]
≈
[ũ̞ ]
medias
cerradas
[e]
≈
[ẽ]
[o]
≈
[õ]
medias
abiertas
[e̞ ]
[o̞ ]
≈
[o̞ ̃]
bajas
[a˖],
[a]
≈
[ã],
[a̠ ]
4
En
inglés
suele
hacerse
referencia
a
ambos
tipos
de
sonidos
con
el
término
glides
(que
algunos
traducen
al
español
como
ligaduras).
9
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
2.2
Consonantes
Casi
todos
los
sonidos
consonánticos
de
las
lenguas
naturales
son
espirados
(en
la
AFI
se
los
denomina
pulmonares
(pulmonic)),
esto
es,
se
producen
por
un
flujo
de
aire
que
proviene
del
tracto
fonador
completamente
cerrado
(naturalmente
de
forma
momentánea)
o
bien
fuertemente
estrechado5.
El
cierre
y
el
estrechamiento
se
pueden
dar
de
diferentes
maneras
y
en
diversos
puntos
del
tracto.
Por
eso
las
conso-‐
nantes
generalmente
se
clasifican
según
su
modo
de
articulación
y
su
punto
de
articulación.
Los
órganos
que
llevan
a
cabo
el
contacto
con
el
punto
de
articulación,
realizando
así
el
cierre
o
el
estrechamiento,
se
llaman
articuladores.
Son
articula-‐
dores,
por
lo
tanto,
los
labios
(que
pueden
cerrarse
uno
contra
otro),
la
lengua
(el
articulador
más
móvil
y
versátil),
el
velo
del
paladar,
etc.
A
esta
clasificación
se
agrega
otra,
también
básica,
establecida
sobre
la
base
del
comportamiento
mostrado
por
las
cuerdas
vocales
durante
la
producción
de
un
sonido
consonántico.
Se
distinguen
así
las
consonantes
sonoras,
producidas
con
vibraciones
de
las
cuerdas
vocales,
y
las
sordas,
producidas
con
las
cuerdas
vocales
abiertas.
Como
en
las
vocales,
la
duración
también
es
una
dimensión
de
las
consonantes.
Cuando
es
aplicada,
el
caso
más
frecuente
es
el
denominado
geminación,
fenómeno
gracias
al
cual
una
consonante
se
duplica
fonéticamente
(dando
la
impresión,
no
cierta
desde
el
punto
de
vista
fonético,
de
que
se
trata
de
dos
consonantes
perte-‐
necientes
a
dos
sílabas
diferentes
y
contiguas):
it.
[ˈfato]
fato
«hado»
y
[ˈfat:o]
fatto
«hecho»
(la
longitud
está
marcada
con
‘:’
después
del
símbolo
al
que
se
refiere);
cat.
[ˈpob:le]
poble
«pueblo»;
ruso
[ˈdlʲinəә]
длина
«longitud»
frente
a
[ˈdlʲin:ɨi̯]
длинный
«largo»,
etc.
2.2.1
Modo
de
articulación
El
modo
de
articulación
se
refiere
al
tipo
de
cierre
que
se
le
presenta
al
paso
del
aire.
Se
tienen
en
cuenta
generalmente
los
siete
modos
siguientes:
a) Si
el
cierre
es
total,
se
habla
de
articulaciones
oclusivas:
[p],
[t],
[k],
[b],
[d],
[g],
etc.
5
Hay
otros
sonidos
consonánticos,
menos
utilizados
en
las
lenguas
naturales,
que
son
no
espirados
(la
AFI
los
denomina
no
pulmonares
(non
pulmonic)).
Tales
sonidos
son
producidos
aprovechando
el
aire
existente
entre
la
laringe
y
los
labios
o
una
corriente
de
aire
inspirado.
Estos
sonidos
se
clasifican
en
eyectivos
(hay
dos
cierres,
uno
en
la
glotis
y
otro
en
algún
lugar
de
la
cavidad
bucal,
y
además
la
laringe
asciende
y
comprime
al
aire
atrapado
entre
esos
dos
cierres,
produciéndose
dos
explosiones
sucesivas
cuando
es
liberado
al
abrir
ambos
cierres:
[p’],
[t’],
[c’],
[k’],
[q’],
etc.),
inyectivos
(el
mismo
proceso
anterior,
pero
ahora
la
laringe
desciende,
el
aire
atrapado
baja
y
al
abrirse
el
primer
cierre
de
la
cavidad
bucal
penetra
aire
del
exterior:
[ƥ],
[ɓ],
[ƭ],
[ɗ],
[ƙ],
[ɠ],
etc.)
y
clics
(también
se
producen
mediante
dos
cierres;
el
más
interno
se
produce
siempre
en
el
velo
del
paladar;
al
abrir
el
cierre
más
exterior
se
succiona
aire
que,
al
penetrar,
provoca
una
explosión:
bilabial
[ʘ],
dental
[ǀ],
posalveolar
[ǃ],
palatoalveolar
[ǂ],
alveolar
lateral
[ǁ‖].).
En
este
tema
sólo
consideraremos
las
consonantes
espiradas.
10
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
b) Si
primero
hay
un
cierre
total
e
inmediatamente
después
otro
parcial,
se
habla
de
africadas;
constan
de
un
momento
oclusivo
y
otro
normalmente
fricativo:
[ʧ],
[ʤ],
etc.
c) Si
el
cierre
es
parcial,
y
el
aire
sale
con
un
ruido
de
frotamiento,
se
habla
de
articulaciones
fricativas:
[f],
[θ],
[x],
[h],
[β],
[s],
[z],
etc.
d) Si,
al
paso
del
aire,
los
órganos
están
próximos
pero
no
lo
suficiente
para
provocar
un
ruido
de
frotamiento,
se
habla
de
articulaciones
aproximantes.
Son
los
sonidos
más
abiertos
de
los
sonidos
consonánticos:
[j],
[w],
[l],
[ʎ],
etc.6
e) Si
el
paso
del
aire
no
sólo
se
realiza
a
través
del
canal
oral,
sino
también
a
través
de
las
fosas
nasales,
se
producen
las
nasales:
[m],
[n],
[ɲ],
[ɱ],
[ŋ],
etc.
f) Si
el
cierre
se
produce
mediante
la
vibración
de
un
articulador
móvil
(como
la
lengua
o
el
velo
del
paladar),
tenemos
las
vibrantes.
Éstas
pueden
ser
simples
(taps),
como
[ɾ],
[ɽ],
o
múltiples
(trills),
como
[r],
[ʀ].
Las
primeras
consisten
en
un
ligero
roce
entre
los
órganos
activo
y
pasivo
(en
[ɾ]
la
lengua
roza
los
alvéolos;
en
[ɽ]
la
úvula
roza
ligeramente
el
posdorso
de
la
lengua).
Las
segundas
son
oclusivas
intermitentes
en
las
que
hay
dos
o
tres
oclusiones
muy
breves
(en
[r]
estas
oclusiones
las
realiza
la
lengua
con
los
alvéolos;
en
[ʀ],
la
úvula
con
el
posdorso
lingual).
g) Si
el
cierre
se
realiza
adhiriendo
ya
un
lado
de
la
lengua
a
un
punto
de
articulación,
ya
el
centro
de
ésta
al
paladar,
de
modo
que
el
aire
salga
sólo
por
un
lado
o
por
ambos
a
la
vez,
tenemos
las
laterales:
[l],
[ʎ],
[ʟ],
etc.
Las
laterales
son
generalmente
aproximantes,
pero
también
las
hay
fricativas:
[ɬ],
[ɮ].
Cabe
establecer
dos
grupos
con
estos
modos.
El
primero
está
constituido
por
los
modos
(a-‐c)
y
parte
del
(d),
pues
en
ellos
no
se
producen
sonidos
consonánticos
con
sonoridad
espontánea.
Esto
significa
que
las
consonantes
sonoras
de
tales
modos
se
forjan
a
partir
de
las
correspondientes
sordas.
El
segundo,
por
los
modos
(e-‐g)
y
el
resto
del
(d),
dado
que
en
ellos
los
sonidos
se
producen
con
sonoridad
espontánea
(como
en
las
vocales),
lo
que
significa
que
pueden
ser
ensordecidos.
A
las
conso-‐
6
Los
términos
fricativo
y
aproximante
suelen
prestarse
a
equivocaciones.
En
primer
lugar,
muchos
autores
no
utilizan
el
segundo
término
(es
relativamente
moderno
en
el
ámbito
hispánico),
y
llaman
fricativos
a
los
elementos
de
una
y
otra
categoría.
Algunos
distinguen
entre
consonantes
fricativas
“de
resonancias
altas”
(las
propiamente
fricativas)
y
“de
resonancias
bajas”
(las
aproximantes).
Para
más
complicación,
el
IPA
incluye
los
símbolos
fonéticos
que
se
emplean
normalmente
para
transcribir
las
aproximantes
del
español
(es
decir,
[β],
[ð]
y
[ɣ])
en
la
categoría
de
las
fricativas.
Para
indicar
que
estos
sonidos
carecen
del
ruido
de
fricción
-‐es
decir,
son
aproximantes-‐
se
les
añade
un
diacrítico:
[β̞],
[ð̞]
y
[ɣ̞].
11
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
nantes
del
primer
grupo
se
las
suele
llamar
obstruyentes,
y
a
las
del
segundo,
sonantes.
Además,
y
dentro
de
las
sonantes,
a
las
consonantes
vibrantes
y
laterales,
en
conjunto,
se
las
conoce
también
como
líquidas.
En
este
contexto,
las
aproximantes
constituyen
una
categoría
puente
que
incluye
tanto
elementos
obstruyentes
como
sonantes.
2.2.2
Punto
de
articulación
El
punto
de
articulación
indica
el
lugar
del
tracto
fonador
en
que
un
órgano
activo
y
otro
pasivo
provocan
el
cierre
total
o
parcial
del
tracto
vocal.
Tomando
como
punto
de
referencia
la
parte
anterior
del
canal
fonador,
se
aprovechan
los
siguientes
puntos
de
articulación
para
establecer
diversas
series
de
consonantes:
a) Bilabial.
Cerrazón
producida
por
ambos
labios:
[p],
[b],
[m],
[ɸ],
[β],
etc.
b) Labiodental.
Cerrazón
producida
por
los
dientes
superiores
con
el
labio
infe-‐
rior:
[f],
[v],
[ɱ],
etc.
c) Dental.
Cerrazón
producida
tras
colocarse
la
lengua
entre
ambos
incisivos
o
porque
el
ápice
de
ésta
se
aproxima
o
toca
la
cara
interior
de
los
incisivos
superiores:
[θ],
[ð].
d) Alveolar.
Cerrazón
producida
por
la
aproximación
o
toque,
por
parte
del
ápice
o
predorso
de
la
lengua,
de
los
alvéolos
superiores:
[t],
[d],
[n],
[r],
[ɾ],
[s],
[z],
[ɬ],
[ɮ],
[l],
etc.
e) Post-‐alveolar.
Cerrazón
producida
por
la
aproximación
del
predorso
lingual
a
la
zona
superior
de
los
alvéolos
superiores:
[ʃ],
[ʒ].7
f) Retroflejo.
Cerrazón
producida
por
la
aproximación
o
toque,
por
parte
del
ápice
de
la
lengua
vuelto
hacia
el
interior
de
cavidad
bucal,
del
órgano
pasivo:
[ʈ],
[ɖ],
[ɳ],
[ɽ],
[ʂ],
[ʐ],
[ɻ],
[ɭ].
g) Palatal.
Cerrazón
producida
por
la
aproximación
o
toque
de
gran
parte
del
predorso
lingual
con
el
paladar
duro:
[c],
[ɟ],
[ɲ],
[ç],
[ʝ],
[j],
[ʎ].
h) Velar.
Cerrazón
producida
por
la
aproximación
o
adherencia
del
medio-‐dorso
o
post-‐dorso
lingual
al
velo
del
paladar:
[k],
[g],
[ŋ],
[x],
[ɣ],
[ɰ],
[ʟ].
i) Uvular.
Cerrazón
producida
por
el
levantamiento
del
post-‐dorso
lingual
hacia
la
úvula:
[q],
[ɢ],
[ɴ],
[ʀ],
[χ],
[ʁ].
7
Seguimos
la
propuesta
de
la
AFI.
En
otras
propuestas,
sin
embargo,
estos
sonidos
se
consideran
prepalatales
(la
lengua,
para
emitirlos,
se
adelanta
desde
los
alvéolos
superiores
a
la
zona
prepalatal).
En
cualquier
caso,
se
trata
de
dos
denominaciones
aceptables
para
un
mismo
punto
de
articulación.
12
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
j) Faríngeo.
Cerrazón
producida
por
la
aproximación
de
la
raíz
de
la
lengua
a
la
pared
faríngea:
[ħ],
[ʕ].
k) Glotal.
El
órgano
pasivo
es
la
glotis
y
el
activo
las
cuerdas
vocales,
que
se
unen
o
se
aproximan:
[ʔ],
[h],
[ɦ].
En
la
ilustración
siguiente
se
muestran
los
puntos
fundamentales
de
los
órganos
activos
y
pasivos
que
intervienen
en
la
producción
de
los
sonidos
consonánticos:
1. Cavidad nasal 12. Úvula
2. Paladar duro 13. Raíz lingual
3. Labios
4. Dientes
14. Ápice lingual
15. Predorso lingual
5. Alvéolos 16. Mediodorso lingual
6. Región posalveolar
7. Prepaladar
17. Posdorso lingual
18. Epiglotis
8. Paladar medio 19. Faringe
9. Paladar blando
10. Pospaladar
20. Glotis
21. Tráquea
11. Región velar
2.2.3
Especificación
de
los
sonidos
consonánticos
En
el
cuadro
siguiente,
tomado
del
IPA
(versión
actualizada
hasta
2005
(vid.
anexo
1)),
se
muestran
los
sonidos
consonánticos
considerados
fundamentales
o
primarios.
A
partir
de
ellos
las
lenguas
configuran
los
que
les
son
propios,
para
lo
que
suelen
descartar
algunos
y
modificar
o
crear,
a
partir
de
esta
base,
otros.
Cuando
aparecen
símbolos
en
pareja,
el
de
la
derecha
corresponde
al
sonoro,
el
de
la
izquierda
al
sordo.
Las
casillas
sombreadas
en
gris
significan
que
los
sonidos
que
pudieran
serles
asignados
teóricamente
son
considerados
imposibles
desde
el
punto
de
vista
articulatorio.
(Plosive:
oclusiva.
Trill:
vibrante
múltiple.
Tap
or
Flap:
vibrante
simple.
Lateral
fricative:
fricativa
lateral.
Lateral
approximant:
aproximante
lateral.
Retroflex:
(consonante)
retrofleja.
Pharyngeal:
(consonante)
faríngea.)
13
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
Así
las
cosas,
y
desde
el
punto
de
vista
articulatorio,
las
consonantes
pueden
describirse
básicamente
mediante
las
tres
dimensiones
de
modo,
lugar
de
articu-‐
lación
y
sonoridad.
Algunos
ejemplos:
[p],
oclusiva
bilabial
sorda
(esp.
para);
[ɖ],
oclusiva
retrofleja
sonora
(hindí
[ɖɑl]
«rama»)
[k],
oclusiva
velar
sorda
(esp.
casa)
[ʔ],
oclusiva
glotal
sorda
(ár.
Allah
[ʔalːaːh]
«Alá»)
[ɱ],
nasal
labiodental
sonora
(esp.
enfermo);
[ɲ],
nasal
palatal
sonora
(esp.
año);
[ŋ],
nasal
velar
sonora
(esp.
enjuto)
[r],
vibrante
múltiple
alveolar
sonora
(esp.
carro);
[ʀ],
vibrante
mútiple
uvular
sonora
(fr.
rue
«calle»);
[ɾ],
vibrante
simple
alveolar
sonora
(esp.
caro);
[ɸ],
fricativa
bilabial
sorda
(variedad
andaluza
los
viejos
[lɔ
ɸjɛhɔ])
[v],
fricativa
labiodental
sonora
(fr.
viens
«ven»)
[ʃ],
fricativa
posalveolar
sorda
(ing.
she
«ella»)
[ʝ],
fricativa
palatal
sonora
(esp.
yeso)
[x],
fricativa
velar
sorda
(esp.
ojo)
[ɬ],
fricativa
lateral
alveolar
sorda
(galés
llwyd
[ɬʊɪd]
«gris»)
[ɹ],
aproximante
alveolar
sonora
(esp.
puerta)
[j],
aproximante
palatal
sonora
(esp.
tiene)
[l],
aproximante
lateral
alveolar
sonora
(esp.
lata)
[ʎ],
aproximante
lateral
palatal
sonora
(it.
figlio
«hijo»)
A
partir
de
los
sonidos
consonánticos
fundamentales
incluidos
en
el
cuatro
de
arriba
las
lenguas
pueden
constituir,
para
salir
al
paso
de
sus
necesidades
expresivas,
sonidos
consonánticos
complejos.
Tal
es
el
caso
de
los
sonidos
africados,
cuyo
modo
de
articulación
consiste
en
la
emisión
de
un
sonido
oclusivo
seguido
de
otro
general-‐
mente
fricativo:
Esp.
[ʧ]
(coche),
africada
alveopalatal
sorda,
y
[ʤ]
(un
yate),
africada
alveopalatal
sonora.
Ing.
[ʧ],
africada
alveopalatal
sorda
(inch
«pulgada»),
y
[ʤ],
africada
alveopalatal
sonora
(age
«edad»).
En
otros
muchos
casos
los
sonidos
complejos
se
forman
añadiendo
a
una
articulación
primaria
el
efecto
de
una
articulación
secundaria.
Es
lo
que
ocurre
cuando
se
labializa,
dentaliza,
interdentaliza,
palataliza,
velariza,
aspira,
ensordece,
sube,
baja,
etc.
un
sonido
primario.
Así,
existen
sonidos:
labializados:
[tʷ],
[dʷ]
(diacrítico
‘ʷ’),
etc.
dentalizados:
[t̪],
[d̪]
(diacrítico
‘
̪
’),
etc.
interdentalizados:
[θ˖],
[l̪˖]
(diacrítico
‘˖’),
etc.
palatalizados:
[tʲ],
[dʲ]
(diacrítico
‘ʲ’),
etc.
velarizados:
[tˠ],
[dˠ],
[ɫ]
(diacríticos
‘ˠ’
y
‘
̴
’),
etc.
14
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
labiodental
interdental
Sonidos
consonánticos
en
alveolar
bilabial
palatal
español
peninsular
dental
velar
estándar
sor.
[p]
[t̪˖]
[t]
[k]
oclusivas
son.
[b]
[d]
[ɟ]
[g]
obstruyentes
sor.
[ʧ]
africadas
son.
[ʤ]
sor.
[f]
[θ˖]
[s̪]
[s]
[x]
fricativas
son.
[θ̬]
[z̪]
[z]
[ʝ]
sor.
[β̞
˳]
[ð̞
˳]
[ɣ̞
˳]
son.
[β̞]
[ð̞]
[ɹ]
[ɣ̞]
aproximantes
son.
[j]
[w]
laterales
son.
[l̪˖]
[l̪]
[l]
[lʲ][ʎ]
sonantes
Líquidas
sim.
[ɾ]
vibrantes
múlt.
[r]
(son.)
nasales
son.
[m]
[ɱ]
[n̪˖]
[n̪]
[n]
[nʲ][ɲ]
[ŋ]
2.3
Procesos
fonéticos
en
el
decurso
En
la
secuencia
del
decurso,
los
sonidos
se
influyen
entre
sí
y
ello
produce
diversas
alteraciones
en
su
articulación.
Tales
cambios
se
deben
a
factores
diversos
como
el
lugar
que
ocupe
el
sonido
en
la
estructura
de
la
sílaba
(ataque,
núcleo
o
coda
(vid.
6.2)),
el
grado
de
tonicidad
de
ésta,
la
influencia
de
la
articulación
de
un
sonido
sobre
la
de
otro,
la
estructura
morfémica
(vid.
tema
5)
de
la
palabra,
etc.
Típica-‐
mente,
los
procesos
fonéticos
alteran,
añaden
o
eliminan
algún
rasgo
fonético
en
la
articulación
de
un
sonido
dentro
de
la
sílaba
o
la
palabra.
Consideremos
algunos
de
estos
procesos:
a) Asimilación:
Un
sonido
modifica
su
articulación
y
la
ajusta
a
la
de
otro
sonido.
Es
lo
que
ocurre
con
algunos
sonidos
consonánticos
en
posición
final
de
sílaba:
ajustan
su
articulación
al
sonido
consonántico
inicial
de
la
sílaba
8
El
conjunto
de
los
sonidos
de
una
lengua
puede
resultar
muy
extenso.
Piénsese,
a
este
respecto
y
por
ejemplo,
en
las
variantes
producidas
por
razones
dialectales
o
sociales.
15
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
siguiente.
Así,
por
ejemplo,
en
español
el
sonido
[n]
(nasal
alveolar
sonoro:
nene
[ˈnẽne])
se
ajusta
a
las
exigencias
del
entorno
y
puede
transformarse
en
los
sonidos
[n̪]
(nasal
dental
sonoro:
antes
[ˈan̪tes]),
[n̪˖]
(nasal
interdental
sonoro:
anzuelo
[an̪˖ˈθwelo]),
[nʲ]
(nasal
palatalizado
sonoro:
ancho
[ˈãnʲʧo])
y
[ŋ]
(nasal
velar
sonoro:
tango
[ˈtaŋgo]).
Otro
caso
es
el
de
las
oclusivas
sonoras
[b,
d,
g]
en
interior
de
palabra
(excepto
si
van
precedidas
de
nasal
y,
en
el
caso
de
la
[d],
también
de
lateral)
y
de
[d]
en
final
de
palabra.
En
estos
contextos
tales
sonidos
se
relajan
y
se
hacen
aproximantes:
abate
[aˈβ̞ate],
desde
[ˈdez̪ð̞e],
dado
[ˈdað̞o],
ogro
[ˈoɣ̞ɾo],
ciudad
[θjuˈð̞að̞].
El
proceso
puede
ser
tan
fuerte
en
el
caso
de
la
[d]
que
ésta
en
ciertos
casos
se
puede
hacer
muy
débil
e
incluso
desaparecer:
soldado
[sɔl̪ˈdað̞o,
sɔl̪ˈda̠o],
ciudad
[θjuˈð̞að̞,
θjuˈð̞a].
Como
se
ve,
esta
asimilación
conduce
a
un
debilitamiento
o
lenición
de
las
consonantes
y
en
algún
caso,
incluso,
a
la
elisión.
Otro
ejemplo
de
asi-‐
milación,
aunque
con
un
efecto
de
geminación
(alargamiento
de
una
conso-‐
nante),
es
el
observable
en
algunas
pronunciaciones
dialectales
de
grupos
como
[-‐ɾn-‐],
[-‐ɾd-‐],
[-‐ɾt-‐]:
carne,
verde,
oportuno
llegan
a
pronunciarse
[ˈkanne],
[ˈbɛdde]
y
[opɔˈttuno]
respectivamente.
Como
se
ve,
en
estos
casos
las
consonantes
[n],
[d]
y
[t]
han
impuesto
su
punto
de
articulación
a
la
[ɾ]
previa,
que
desaparece
en
el
alargamiento
resultante.
Un
caso
de
asimilación
característico
de
no
pocas
lenguas
es
la
metafonía
(o
armonía
vocálica).
Este
proceso,
que
puede
alcanzar
una
complejidad
extraordinaria,
consiste
fundamentalmente
en
que
las
vocales
armonizan
su
timbre
según
determinado
patrón.
Puede
ser
progresiva
o
regresiva
(del
comienzo
al
final,
o
del
final
al
comienzo
de
la
palabra:
/Va
C
Vb
C
Vb
C/
→
/Va
C
Va
C
Va
C/
frente
a
/Vb
C
Vb
C
Va
C/
→
/Va
C
Va
C
Va
C/).
En
caso
de
metafonía
progresiva
la
ofrece
el
húngaro
en
las
palabras
városnak
(«de
la
ciudad»)
y
örömnek
(«de
la
alegría»),
ambas
genitivo
de
singular
de
város
(«ciudad»)
y
öröm
(«alegría»)
respectivamente.
La
desinencia
de
genitivo
singular
adopta
dos
formas
fonéticas,
-‐nak
y
-‐nek.
En
la
primera
aparece
la
vocal
[a]
cuando
en
la
raíz
hay
vocales
posteriores
([a]
y
[o]
lo
son
en
húngaro);
en
la
segunda
aparece
[e]
cuando
las
vocales
de
la
raíz
son
anteriores
([e]
y
[ö]
lo
son
en
húngaro).
En
alemán,
las
palabras
Buch
(«libro»)
y
Bücher
(«libros»),
Mann
(«hombre»),
Männer
(«hombres»),
etc.
muestran
casos
de
metafonía
regre-‐
siva.
La
vocal
[e],
anterior,
de
–er
(morfema
de
plural)
provoca
que
las
vocales
[u]
y
[a]
de
Buch
[ˈbux]
y
Mann
[ˈmãn]
respectivamente
se
ajusten
y
se
ade-‐
lanten:
Bücher
[ˈbyçəәɾ],
Männer
[ˈmẽnəәɾ].
b) Disimilación:
Se
trata
de
un
proceso
por
el
cual
dos
consonantes
iguales
en
una
palabra
tienden
a
diferenciarse.
Este
fenómeno
explica
diacrónicamente
la
forma
de
ser
de
la
expresión
de
muchas
palabras
en
todas
las
lenguas.
Así,
lat.
venēnum
dio
en
it.
veleno
(«veneno»)
(la
primera
nasal
se
hace
lateral);
gr.
clás.
thi-‐the-‐mi
(«pongo»)
produjo
ti-‐the-‐mi
(la
cercanía
de
dos
consonantes
aspiradas
da
paso
a
que
la
primera
de
ellas
pierda
la
aspiración).
En
español
puede
apreciarse
este
fenómeno
en
la
pronunciación
dialectal
de
numerosas
palabras.
Un
ejemplo
de
ello
es
la
de
la
palabra
calamares,
que
llega
a
ser
16
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
pronunciada
[kalaˈmalɛʰ]
(la
[ɾ]
se
pronuncia
como
[l])
y
posteriormente,
por
disimilación,
[kaɾaˈmalɛʰ].
c) Reducción
/
eliminación.
Se
trata
de
fenómenos
relacionados
con
la
laxitud
con
que
se
pronuncian
las
sílabas
no
acentuadas
de
una
palabra.
Tales
sílabas,
emitidas
con
menor
tensión
articulatoria,
se
reducen
en
alguno
de
sus
compo-‐
nentes
o
pueden
incluso
llegar
a
ser
eliminadas.
Así,
se
da
el
caso
de
que
las
vocales
no
tónicas
se
abrevien
y
se
realicen
de
un
modo
muy
relajado.
En
catalán,
la
[o]
y
la
[a]
no
tónicas
se
pronuncian
respectivamente
[u]
y
[əә]:
bonica
[buˈnikəә].
En
ruso,
cuando
no
son
tónicas,
las
vocales
[a]
y
[o]
se
realizan
mediante
un
sonido
indiferenciado
[əә]
(облако
[ˈobləәkəә]
«nube»);
[e]
se
realiza
como
[ɪ]
(этап
[ɪˈtap]
«fase,
etapa»),
y
[u]
como
[ʊ]
(мужчина
[mʊˈɕːinəә]
«hombre»).
Si
uno
o
más
sonidos
se
pierden
en
una
posición
de
laxitud
articulatoria,
estamos
ante
una
síncopa.
En
algunas
áreas
seseantes
de
Latinoamérica
la
palabra
necesito
no
se
pronuncia
[neseˈsito]
sino
[neˈsito].
Muchas
palabras
latinas
sufrieron
algún
tipo
de
síncopa
en
su
paso
a
las
hablas
romances:
hominem
[ˈominem]
se
transformó
en
homne
[ˈomne]
«hombre».
d) Cambios
de
orden
y
adición
de
sonidos.
Son
fenómenos
que
responden
a
diversos
ajustes
entre
los
sonidos
que
forman
parte
de
una
palabra.
Un
caso
muy
frecuente,
tanto
diacrónica
como
sincrónicamente,
es
la
metátesis,
que,
en
pocas
palabras,
consiste
en
el
cambio
de
lugar
mostrado,
debido
a
diversas
razones,
por
los
sonidos
dentro
de
una
palabra.
Este
proceso
explica
diacrónicamente
la
forma
actual
de
muchas
palabras.
Por
ejemplo,
a
partir
del
lat.
parabŏla
[paˈɾabola]
y
a
través
de
[paˈɾaβula]
>
[paˈɾaβla],
se
llega
al
esp.
palabra
[paˈlaβ̞ɾa];
el
lat.
miracŭlum,
pasando
por
[miˈɾakolu]
>
[miˈɾaɣlo],
se
transforma
en
el
esp.
milagro
[miˈlaɣ̞ɾo].
Por
otro
lado,
en
hablas
dialectales
y
populares
no
es
infrecuente
encontrar
cocreta
por
croqueta,
Grabiel
por
Gabriel,
vedera
por
vereda,
úrsula
por
úlcera
[ˈu̞lseɾa],
etc.
La
añadidura
de
algún
sonido
se
denomina
comúnmente
epéntesis.
Gene-‐
ralmente
el
sonido
en
cuestión
es
introducido
para
facilitar
la
pronunciación
cuando
la
de
dos
sonidos
contiguos
resulta
dificultosa.
Es
el
caso
del
lat.
hŭmerum
que,
a
través
de
[ˈomro],
llega
al
esp.
como
hombro
[ˈɔ̃mbɾo].
La
introducción
de
un
sonido
epentético
suele
ser
un
recurso
habitual
cuando
se
adaptan
fonéticamente
las
palabras
importadas
de
otras
lenguas.
Por
ejemplo,
espagueti
es
la
adaptación
del
plural
italiano
spaghetti;
eslip
la
de
la
voz
inglesa
slip,
etc.
17
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
grafía
de
las
lenguas
semíticas
indica
sólo
las
consonantes,
y
no
las
vocales,
que
tienen,
por
consiguiente,
que
ser
suplidas
por
el
lector.
Por
otro
lado,
muy
a
menudo,
a
igual
grafía
no
corresponde
el
mismo
sonido.
En
español,
por
ejemplo,
la
c
gráfica
corresponde
tanto
a
la
oclusiva
velar
sorda
(la
inicial
de
casa)
como
a
la
interdental
fricativa
sorda
(la
inicial
de
cero).
También
puede
ocurrir
que
nos
encontremos
dos
grafías
para
el
mismo
sonido:
las
grafías
v
y
b
corresponden
únicamente
a
oclusiva
bilabial
sonora
[b].
Otros
sistemas
gráficos
presentan
un
número
aún
mayor
de
incoherencias:
el
francés
señala
gráficamente
una
cantidad
de
signos
a
los
que
no
corresponde
ningún
sonido:
-‐ent
de
viennent
no
tiene
ningún
sonido
correspondiente
en
la
pronunciación,
así
como
-‐es
de
Georges,
mientras
que
esas
mismas
letras,
en
otras
palabras,
sí
se
pronuncian.
El
inglés
tiene,
probablemente,
entre
las
lenguas
modernas
europeas,
la
mayor
cuota
de
desajustes
en
lo
que
concierne
a
la
relación
entre
grafía
y
pronunciación.
Todos
estos
fenómenos
se
deben
al
hecho
de
que
los
sistemas
gráficos
son,
por
lo
general,
más
conservadores
que
la
pronunciación,
y
a
que,
por
ello,
tienden
gradualmente
a
alejarse
de
ella.
El
resultado
de
esta
situación
es
que
de
la
forma
gráfica
de
las
lenguas
no
es
posible
extraer
de
manera
regular
y
sistemática
una
idea
de
su
pronunciación.
Para
hacer
frente,
al
menos
en
parte,
a
los
inconvenientes
que
plantean
estas
circunstancias,
los
lingüistas
se
sirven
de
alfabetos
fonéticos,
esto
es,
sistemas
de
transcripción
artificiales
de
tipo
alfabético,
compuestos
de
una
mixtura
de
letras
(extraídas
sobre
todo
del
alfabeto
latino)
y
de
otros
signos
específicos
(los
deno-‐
minados
diacríticos).
Los
alfabetos
fonéticos
están
hechos
de
tal
manera
que,
dentro
de
lo
posible,
corresponda
a
cada
signo
una
articulación
fónica
concreta.
El
más
utilizado
de
todos
es
el
llamado
alfabeto
fonético
internacional,
AFI
(del
inglés
IPA,
International
Phonetic
Alphabet),
propuesto
por
la
International
Phonetic
Association,
IPA
(Asociación
Fonética
Internacional,
AFI)
y
que
ha
sufrido
diversos
reajustes
y
modificaciones
a
lo
largo
de
su
historia
(vid.
anexo
1).
Sin
embargo,
es
evidente
que,
por
muy
detallado
que
sea,
ningún
alfabeto
fonético
es
capaz
de
reproducir
la
concreta
realidad
fónica
de
las
lenguas.
Por
un
lado,
algunas
dimensiones
esenciales
del
carácter
fónico,
como
la
entonación,
no
pueden
transcribirse;
por
otro,
resulta
imposible
reproducir
por
escrito
el
timbre
específico
de
infinitas
articulaciones.
Por
eso,
las
transcripciones
basadas
en
un
alfabeto
fonético
tienen
que
ser
consideradas
no
como
la
reproducción
fiel
de
la
realidad
fónica,
sino
únicamente
como
una
especie
de
memorándum
útil
del
que
el
lingüista
se
sirve
para
fijar
en
el
papel
las
propias
observaciones.
En
los
epígrafes
anteriores
en
que
ha
sido
presentada
la
naturaleza
articulatoria
de
los
sonidos
vocálicos
y
consonánticos,
se
han
utilizado
los
símbolos
del
AFI.
La
tradición
lingüística
española
cuenta
con
otro
alfabeto
fonético,
el
de
la
Revista
de
Filología
Española
(RFE),
ampliamente
usado
en
el
mundo
académico
de
habla
hispana.
En
el
anexo
2
pueden
cotejarse
los
símbolos
de
uno
y
otro.
18
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
19
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
por
tres
sonidos
distintos,
a
cada
uno
de
los
cuales
se
le
puede
dar
un
símbolo
en
una
transcripción
fonética:
[tan].
Si
sustituimos
el
sonido
[t]
por,
pongamos
por
caso,
el
sonido
[p],
obtenemos
una
palabra
distinta:
pan.
La
[t]
y
la
[p],
por
tanto,
son
sonidos
importantes
para
el
español,
porque
permiten
distinguir
en
esta
lengua
entre
tan
y
pan,
tez
y
pez,
tino
y
pino
y
otros
muchos
pares
de
palabras.
De
forma
semejante,
se
puede
demostrar
que
los
sonidos
[a]
y
[e]
son
también
unidades
importantes
en
español,
porque
distinguen
tan
de
ten,
pana
de
pena
y
los
miembros
de
otros
muchos
pares.
En
cambio,
si
damos
en
sustituir
el
sonido
[a]
por
el
sonido
[ã],
no
se
producen
cambios
de
significado:
[ˈpana]
y
[ˈpãna]
son
pronunciaciones
físicamente
distintas
del
significante
de
una
misma
palabra,
pana.
Por
tanto,
las
diferencias
entre
los
sonidos
[a]
y
[ã]
no
son
importantes
para
el
hablante
de
español
o,
dicho
de
otro
modo,
ambos
cumplen
para
él
la
misma
función.
Y
podríamos
continuar
así,
apli-‐
cando
esta
técnica,
denominada
prueba
de
los
«pares
mínimos»
o
prueba
de
la
conmutación,
para
comprobar
qué
sustituciones
de
sonidos
producen
cambios
de
significado.
Aunque
esta
técnica
tiene
sus
limitaciones
(no
siempre
es
posible
encon-‐
trar
pares
de
palabras
que
ilustren
una
determinada
distinción
en
una
lengua),
su
aplicación
resulta
muy
eficaz
en
no
pocas
lenguas,
entre
ellas
el
español,
en
el
que
permite
identificar
más
de
veinte
unidades
importantes.
En
el
enfoque
más
clásico
de
análisis
fonológico,
estas
“unidades
importantes”
reciben
el
nombre
de
fonemas.
Conviene
resaltar
el
hecho
de
que
los
fonemas
son
entidades
abstractas.
Ningún
hablante,
cuando
produce
enunciados,
emite
fonemas:
emite
sólo
sonidos
o
fonos,
físicamente
perceptibles
y
distintos
cada
vez
que
los
emite.
Pero
al
hacerlo,
para
que
su
emisión
resulte
lingüística
y,
por
tanto,
reconocible,
moldea
sus
sonidos
según
ciertos
modelos
o
patrones
previos
(una
parte
de
su
saber
lingüístico).
El
oyente,
por
su
parte,
poseedor
también
de
tales
patrones,
los
utiliza
para
“desmontar”
la
cadena
sonora
recibida,
aprovechar
en
ella
lo
significativo
y
descartar
lo
que
no
lo
es.
Estas
realidades
abstractas,
de
naturaleza
cognitiva,
son
los
fonemas
9.
Los
fonemas
se
transcriben
usando
símbolos
fonéticos
(como
los
propuestos
por
la
AFI),
pero
entre
barras
oblicuas,
no
entre
corchetes:
/p/,
/b/,
/i/,
etc.
representan
fonemas;
[p],
[b],
[i],
etc.
representan
sonidos
(como
hemos
podido
comprobar
en
los
apartados
dedicados
a
la
Fonética).
4.3
Alófonos
Al
establecer
mediante
la
técnica
aludida
la
lista
de
fonemas
que
existen
en
una
lengua,
en
seguida
nos
encontramos
con
sonidos
que
no
modifican
el
significado
9
Pares
mínimos
con
fonemas
del
español:
Vocales:
/i/-‐/e/:
piso-‐peso
/e/-‐/a/:
peso-‐paso
/a/-‐/o/:
paso-‐poso
/o/-‐/u/:
poso-‐puso
Consonantes:
/p/-‐/b/:
pata-‐bata
/b/-‐/t/:
sebo-‐seto
/t/-‐/d/:
dato-‐dado
/d/-‐/k/:
don-‐con
/k/-‐/g/:
casa-‐gasa
/g/-‐/m/:
gano-‐mano
/m/-‐/n/:
cama-‐cana
/n/-‐
/ɲ/:
cana-‐caña
/ɲ/-‐/ʎ/:
caña-‐calla
/ʎ/-‐/l/:
calla-‐cala
/l/-‐/ɾ/:
cala-‐cara
/ɾ/-‐/r/:
caro-‐carro
/r/-‐/ʧ/:
carro-‐cacho
/ʧ/-‐/x/:
macho-‐majo
/x/-‐/s/:
maja-‐masa
/s/-‐/θ/:
masa-‐maza
/θ/-‐/f/:
cacé-‐café
/f/-‐/p/:
fino-‐pino
…
20
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
cuando
hacemos
una
sustitución.
Tal
es
el
caso,
por
ejemplo,
del
sonido
[ã]
considerado
en
el
epígrafe
anterior,
o
el
de
las
consonantes
bilabiales
de
las
palabras
base
y
sabe.
En
base
la
b
muestra
una
realización
claramente
oclusiva:
[b],
mientras
que
en
sabe
la
b
se
realiza
con
un
sonido
más
débil,
más
suave,
debido
a
la
influencia
de
las
vocales
vecinas:
se
trata
del
sonido
aproximante
[β̞].
Si
ahora
sustituimos
un
sonido
por
el
otro,
no
obtenemos
un
cambio
de
significado,
sino
sólo
una
pronunciación
que
suena
bastante
rara:
[ˈβ̞ase].
En
este
caso,
pues,
sólo
tenemos
un
fonema,
el
bilabial
sonoro
/b/,
pero
se
materializa
en
estas
dos
palabras
mediante
dos
formas
fónicas
distintas
o
variantes.
Las
variantes
fónicas
de
un
fonema
(o,
si
se
prefiere,
los
fonos
asociados
a
la
realización
de
un
mismo
fonema)
reciben
el
nombre
de
alófonos.
Cuando
se
aprende
una
lengua
nueva,
es
importante
atender
a
las
variaciones
fonéticas
que
se
producen
para
determinar
qué
sonidos
cuentan
como
fonemas
y
cuáles
como
alófonos.
No
se
posee
esta
información
de
antemano:
hay
que
dedu-‐
cirla.
Y
al
hacerlo,
hay
que
estar
listos
para
enfrentarse
al
hecho
de
que
los
sonidos
funcionan
de
forma
distinta
en
lenguas
diferentes.
Las
diferencias
de
sonido
que
distinguen
alófonos
en
español
podrían
distinguir
fonemas
en
otras
lenguas,
y
viceversa.
Por
ejemplo,
en
las
palabras
españolas
eso
y
mismo
la
s
se
realiza
de
dos
modos:
[s]
y
[z]
respectivamente.
En
eso
es
sorda
([s]),
pero
en
mismo
es
sonora
([z])
porque
anticipa
la
sonoridad
del
sonido
dental
sonoro
siguiente
[d].
En
español,
por
tanto,
estamos
ante
dos
alófonos
del
fonema
/s/.
Éste
no
es
el
caso,
por
ejemplo,
del
francés.
Esta
lengua
posee,
como
el
español,
los
sonidos
[s]
y
[z],
pero
los
trata
fonológicamente
de
distinto
modo:
las
diferencias
entre
ambos
producen
cambios
de
significado:
parejas
de
palabras
como
poison
(«veneno»)
∼
poisson
(«pez»),
desert
(«desierto»)
∼
dessert
(«postre»),
distinguen
su
significado
porque
en
esta
lengua
los
sonidos
en
cuestión
representan,
respectivamente,
a
los
fonemas
/s/
y
/z/
(vid.
tema
2:
Forma
y
sustancia).
Se
suelen
utilizar
tres
criterios
para
decidir
qué
sonidos
pueden
estar
asociados,
en
tanto
que
alófonos,
a
un
mismo
fonema:
a) Distribución
complementaria.
Los
sonidos
se
complementan
mutuamente
en
relación
con
el
lugar
en
el
que
aparecen
dentro
de
las
palabras.
Por
ejemplo,
en
el
caso
de
los
dos
sonidos
[b]
y
[β̞]
de
base
y
sabe
respecti-‐
vamente,
el
alófono
oclusivo
aparece
sólo
tras
pausa
o
consonante
nasal,
y
el
aproximante
en
los
demás
casos.
Esto
es,
donde
encontramos
[b]
no
podemos
encontrar
[β̞],
y
viceversa:
se
excluyen
mutuamente,
nunca
aparecen
en
el
mismo
entorno
fonético.
Tales
sonidos,
por
tanto,
están
en
distribución
complementaria.
b) Variación
libre.
Si
los
sonidos
aparecen
en
el
mismo
lugar
de
una
palabra,
entonces
pueden
pertenecer
al
mismo
fonema
sólo
si
no
cambian
el
significado
de
tal
palabra.
Por
ejemplo,
el
sonido
oclusivo
dental
sonoro
[d]
en
final
de
palabra
algunas
veces
se
articula
de
forma
muy
relajada
y
otras
con
más
fuerza.
El
fonema
/d/
final
de
verdad
puede
llegar
a
debilitarse
tanto
que
pierda
su
sonoridad,
o
incluso
desaparezca,
pero
por
otra
parte
puede
seguir
percibiéndose
como
[d]
en
una
pronunciación
más
cuidada.
En
cualquier
caso,
el
grado
de
relajación
no
afecta
al
significado
de
la
palabra:
sustituyendo
la
[d]
relajada
o
ensordecida
por
una
[d]
más
21
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
22
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
iii)
Los
fonemas
/p/
y
/l/
se
diferencian
en
tres
aspectos:
en
el
modo
de
articu-‐
lación,
en
la
sonoridad
y
en
el
punto
de
articulación:
/p/
es
oclusivo
y
/l/
lateral;
/p/
es
sordo
y
/l/
sonoro;
/p/
es
bilabial
y
/l/
alveolar.
Tienen
en
común
el
que
los
tres
son
orales.
/p/
/b/
oral
oral
oclusiva
oclusivo
bilabial
bilabial
sordo
sonoro
/p/
/g/
oral
oral
oclusiva
oclusiva
bilabial
velar
sordo
sonoro
/p/
/l/
oral
oral
oclusivo
lateral
bilabial
alveolar
sordo
sonoro
Todos
los
segmentos
fónicos
de
una
lengua
se
pueden
analizar
de
esta
manera,
tanto
desde
el
punto
de
vista
articulatorio
como
acústico
(los
rasgos
asignados
a
los
casos
considerados
arriba
son
de
naturaleza
articulatoria),
y
el
resultado
es
una
serie
de
componentes
que
se
oponen,
denominados
rasgos
distintivos
o
pertinentes.
Así,
el
segmento
español
/p/,
por
ejemplo,
es
una
combinación
de
los
rasgos
«sordez»,
«oclusividad»
y
«bilabialidad»10.
Todo
fonema
está
compuesto
por
un
conjunto
de
rasgos.
Los
rasgos
de
este
conjunto
tienen
la
característica
de
ser
producidos
simultáneamente,
y
no
en
sucesión.
No
se
puede,
en
efecto,
producir
un
sonido
que
sea
sólo
oclusivo,
o
uno
que
sea
sólo
velar,
o
sólo
sordo;
los
rasgos
en
cuestión
se
realizan
al
mismo
tiempo
y
no
pueden
presentarse
aislados.
Puede
ocurrir
que
algún
rasgo
de
un
fonema
resulte
redundante.
Por
ejemplo,
en
la
pareja
/p/
≈
/m/
(/oral
bilabial
sordo/
≈
/nasal
bilabial
sonoro/),
la
distinción
se
debe,
estrictamente
hablando,
a
la
oposición
entre
dos
rasgos:
«oral»
≈
«nasal»,
y
aquí
no
surte
efecto
la
distinción
«sordo»
≈
«sonoro»
porque,
al
ser
sonoros
todos
los
fonemas
nasales,
el
rasgo
«sonoro»
de
/m/
resulta
redundante.
Lo
mismo
ocurre
en
el
caso
del
par
mínimo
/pura/
y
/pira/,
distinguibles
por
la
oposición
entre
/u/
e
/i/
(/cerrado
posterior
redondeado/
≈
/cerrado
anterior
no
redondeado/).
En
este
caso
es
redundante
el
hecho
de
que
/u/
presente
el
rasgo
redondeado
además
del
rasgo
posterior,
porque
en
español
todas
las
vocales
posteriores
son
redondeadas.
10
No
tenemos
en
cuenta
el
rasgo
«espirado»,
que
podría
haber
sido
incluido,
porque
en
español
todas
las
consonantes
son
espiradas.
23
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
labiodental
interdental
Sonidos
consonánticos
en
alveolar
bilabial
palatal
español
peninsular
dental
velar
estándar
sor.
[p]
[t̪˖]
[t]
[k]
oclusivas
son.
[b]
[d]
[ɟ]
[g]
obstruyentes
sor.
[ʧ]
africadas
son.
[ʤ]
sor.
[f]
[θ˖]
[s̪]
[s]
[x]
fricativas
son.
[θ̬]
[z̪]
[z]
[ʝ]
sor.
[β̞
˳]
[ð̞
˳]
[ɣ̞
˳]
son.
[β̞]
[ð̞]
[ɹ]
[ɣ̞]
aproximantes
son.
[j]
[w]
laterales
son.
[l̪˖]
[l̪]
[l]
[lʲ][ʎ]
sonantes
Líquidas
sim.
[ɾ]
vibrantes
múlt.
[r]
(son.)
nasales
son.
[m]
[ɱ]
[n̪˖]
[n̪]
[n]
[nʲ][ɲ]
[ŋ]
Aquí,
como
sabemos,
aparecen
representados
todos
los
sonidos
más
estandarizados
del
español
peninsular.
Si
adaptamos
esta
parrilla
a
la
presentación
de
los
fonemas
únicamente,
se
obtendrían
los
cuadros
siguientes
(el
primero
corresponde
a
Quilis
(1993)
y
el
segundo,
ligeramente
adaptado,
a
Alarcos
(1950):
bilabial
labiodental
dental
alveolar
palatal
velar
oclusivos
/p/
/b/
/t/
/d/
/k/
/g/
africados
/ʧ/
fricativos
/f/
/θ/
/s/
/ʝ/
/x/
nasales
/m/
/n/
/ɲ/
vib.
simple
/ɾ/
vib.
múltiple
/r/
laterales
apr.
/l/
/ʎ/
sor.
son.
sor.
son.
sor.
son.
sor.
son.
sor.
son.
sor.
son.
labial
dental
palatal
velar
oclusivos
/p/
/b/
/t/
/d/
/ʧ/
/k/
/g/
fricativos
/f/
/θ/
/s/
/ʝ/
/x/
nasales
/m/
/n/
/ɲ/
vib.
simple
/ɾ/
líquidos
vib.
múltiple
/r/
laterales
/l/
/ʎ/
sor.
son.
sor.
son.
sor.
son.
sor.
son.
La
segunda
propuesta
(Alarcos
(1950))
reduce
los
órdenes
y
las
series
a
cuatro
(órdenes:
el
bilabial
y
el
labiodental
se
funden
en
el
labial,
y
el
alveolar
se
diluye
en
el
24
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
dental;
series:
las
fricativas
se
subsumen
en
las
oclusivas
y
las
líquidas
engloban
a
vibrantes
y
laterales).
Los
fonemas,
por
tanto,
se
reajustan
a
esta
disposición.
Desde
este
mismo
punto
de
vista,
compárense
los
cuadros
siguientes,
que
repre-‐
sentan
los
sonidos
(vid.
2.1.3)
y
fonemas
vocálicos
del
español
respectivamente:
anterior
central
posterior
alta
/i/
/u/
media
/e/
/o/
baja
/a/
5.2
Oposiciones
fonológicas
Gracias
a
los
rasgos
distintivos
que
los
constituyen,
los
fonemas
contraen
en
las
lenguas
determinadas
relaciones
de
oposición.
Es
más,
los
fonemas
son
en
esencia
unidades
nacidas
de
las
oposiciones
fonológicas
y
se
agotan
en
ellas:
un
fonema
se
define
únicamente
en
relación
con
las
oposiciones
que
mantiene
con
los
demás.
No
tiene
sentido,
por
tanto,
hablar
de
fonema
independientemente
del
sistema
fonoló-‐
gico
en
que
se
integre.
Troubetzkoy11
caracterizó
en
su
momento
cuidadosamente
los
tipos
de
oposición
fonológica.
Presentamos
a
continuación
los
más
importantes
(todos
los
ejemplos
se
refieren
al
sistema
fonológico
del
español):
a) Bilateral.
En
una
oposición
bilateral,
la
base
de
comparación,
es
decir,
el
conjunto
de
los
rasgos
comunes
a
los
dos
fonemas,
es
propia
sólo
de
ellos
(no
se
da
en
ningún
otro
fonema
del
sistema).
Tal
es
el
caso
de
las
oposi-‐
ciones
siguientes:
/t/
̴
/d/
(únicos
fonemas
oclusivos
y
dentales);
/p/
̴
/b/
(únicos
fonemas
oclusivos
bilabiales);
/ɾ/
̴
/r/
(únicos
fonemas
vibrantes).
b) Multilateral.
En
este
caso,
la
base
de
comparación
de
la
oposición
aparece
en
otros
fonemas
del
sistema.
Ejemplos
de
este
tipo
pueden
ser
las
siguientes
oposiciones:
/b/
̴
/d/
(la
base
“oclusivo-‐sonoro”
se
da
también
en
el
fonema
/g/);
/f/
̴
/s/
(la
base
“fricativo-‐sordo”
es
compartida
con
los
fonemas
/θ/
y
/x/);
/m/
̴
/n/
(la
base
“nasal”
aparece
también
en
el
11
Troubetzkoy
(1939).
25
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
fonema
/ɲ/);
/p/
̴
/m/
(la
base
“oclusivo-‐bilabial”
es
también
propia
del
fonema
/b/).
c) Proporcional.
Interviene
ahora
la
base
diferencial,
esto
es,
el
conjunto
de
los
rasgos
no
comunes
de
los
dos
fonemas
enfrentados.
Una
oposición
es
proporcional
si
la
base
diferencial
es
compartida
por
otras
oposiciones
del
sistema.
Ejemplo:
/p/
̴
/b/
(la
base
diferencial
“sonoro-‐sordo”
se
halla
también
en
las
oposiciones
/t/
̴
/d/
y
/k/
̴
/g/.
d) Aislada.
Cuando
la
base
diferencial
es
exclusiva
del
par
de
fonemas
que
establece
la
oposición.
Ejemplo:
/ɾ/
̴
/r/
(la
base
diferencial
‘simple-‐
múltiple’
sólo
se
da
en
esta
oposición);
/l/
̴
/ʎ/
(la
base
diferencial
“alveolar-‐palatal”
es
exclusiva
de
estos
fonemas).
e) Privativa.
Se
denomina
así
a
la
oposición
establecida
por
la
presencia
de
cierto
rasgo
en
uno
de
los
fonemas
y
su
ausencia
en
el
otro
(“sonoridad”
̴
“ausencia
de
sonoridad
(sordez)”;
“nasalidad”
̴
“ausencia
de
nasalidad
(oralidad)”,
etc.).
El
fonema
con
ausencia
del
rasgo
tiene
carácter
no
marcado;
el
otro,
carácter
marcado.
Ejemplos:
las
oposiciones
/p/
̴
/b/,
/t/
̴
/d/,
/k/
̴
/d/
(“sordo”
̴
“sonoro”),
/b/
̴
/m/
(“oral”
̴
“nasal”)
son
privativas.
f) Gradual.
Los
fonemas
que
establecen
esta
oposición
muestran
distintos
grados
en
las
propiedades
de
un
mismo
rasgo.
El
fonema
que
muestra
el
mayor
o
menor
grado
se
denomina
término
extremo.
El
otro,
término
medio.
Ejemplos:
las
oposiciones
/e/
̴
/i/,
/o/
̴
/u/,
/e/
̴
/a/,
/o/
̴
/a/,
etc.
(abertura
vocálica
en
distinto
grado)
son
graduales.
g) Equipolente.
En
esta
oposición
los
dos
fonemas
son
lógicamente
equiva-‐
lentes,
es
decir,
no
muestran,
en
relación
con
un
rasgo
determinado,
la
ausencia
o
presencia
ni
diversos
grados
de
éste.
Ejemplos:
/p/
̴
/t/,
/p/
̴
/k/,
/t/
̴
/k/,
/b/
̴
/d/,
/b/
̴
/g/,
/d/
̴
/g/,
/f/
̴
/θ/,
/f/
̴
/s/,
etc.
Los
tipos
de
oposición
(a)-‐(b)
responden
a
la
base
de
comparación.
Los
tipos
(c)-‐
(d),
a
la
base
diferencial.
Los
tipos
(e)-‐(g),
a
la
relación
lógica
que
mantienen
los
fone-‐
mas
opuestos.
Los
tipos
(a)-‐(d)
miran
al
conjunto
del
sistema
fonológico;
los
tipos
(e)-‐
(g),
a
la
naturaleza
en
sí
de
los
fonemas
enfrentados.
Uno
de
los
elementos
que
aseguran
la
trabazón
de
un
sistema
fonológico
es
el
que
éste
cuente
con
correlaciones.
Una
correlación
está
constituida
por
un
conjunto
de
oposiciones
fonológicas
que,
siendo
bilaterales,
proporcionales
y
privativas,
presentan
un
mismo
rasgo
distintivo,
llamado
marca
de
la
correlación.
Si
tenemos
en
cuenta
la
propuesta
de
Alarcos
(1950)
para
la
organización
del
sistema
consonántico
del
español
(vid.
5.1),
las
oposiciones
siguientes,
por
cumplir
los
tres
requisitos
de
arriba,
se
integran
en
correlaciones:
26
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
/p/
̴
/b/
/t/
̴
/d/
Correlación
de
sonoridad
(la
marca
es
“sordo
–
sonoro”)
/k/
̴
/g/
/b/
̴
/m/
/d/
̴
/n/
Correlación
de
nasalidad
(la
marca
es
“oral
–
nasal”)
/y/
̴
/ɲ/
/p/
̴
/f/
/t/
̴
/θ/
Correlación
de
interrupción
(la
marca
es
“oclusivo
–
fricativo”)
/k/
̴
/x/
Cabe
la
posibilidad
de
que
las
correlaciones
puedan
combinarse
y
formar
estruc-‐
turas
más
complejas:
los
haces
de
correlaciones.
En
español,
las
correlaciones
de
sonoridad
y
oclusión
forman
un
haz
(si
se
sigue
la
propuesta
de
Alarcos):
5.3
Neutralización
de
oposiciones
fonológicas
Una
oposición
fonológica
puede
quedar
en
suspenso
en
ciertos
contextos.
Consi-‐
deremos
los
fonemas
nasales
del
español
en
posición
inicial
de
sílaba.
En
esta
posi-‐
ción
es
efectiva
la
oposición
entre
/m/,
/n/
y
/ɲ/:
mama:
(ma)
–
[ma]
→
/ma/
mana:
(ma)
–
[na]
→
/na/
maña:
(ma)
–
[ɲa]
→
/ɲa/
Sin
embargo,
en
posición
de
distensión
silábica,
final
de
sílaba,
la
oposición
entre
tales
fonemas
deja
de
establecerse:
en
las
sílabas
[am],
[an]
y
[aɲ]
los
sonidos
[m],
[n]
y
[ɲ]
no
son
ya
representantes
de
otros
tantos
fonemas
que
contraen
oposiciones
entre
sí.
En
las
palabras
mambo,
manso
y
mancho,
si
los
sonidos
nasales
finales
de
la
primera
de
sus
sílabas,
[-‐m-‐],
[-‐n-‐]
y
[-‐ɲ-‐],
son
intercambiados
(aunque
ello
pueda
dar
lugar
a
pronunciaciones
“raras”
para
el
oído
normal)
y
se
pronuncian,
por
ejemplo,
la
palabra
mambo
como
[ˈman-‐bo]
y
la
palabra
manso
como
[ˈmaɲ-‐so],
tales
sonidos
no
muestran
ya
la
capacidad
distintiva
que
sí
tenían
en
posición
inicial
silábica
(la
palabra
mambo,
pongamos
por
caso,
sigue
siendo
la
misma
aunque
el
sonido
nasal
final
de
la
primera
sílaba
se
pronuncie
[m],
[n]
o
[ɲ]).
Se
puede
afirmar
que,
en
este
contexto,
los
rasgos
/+bilabial
(o
labial)/,
/+alveolar
(o
dental)/
y
/+palatal/,
que
permiten
la
discriminación
y
oposición
de
los
fonemas
/m/,
/n/
y
/ɲ/,
quedan
en
suspenso,
y
que
sólo
el
rasgo
/+nasal/,
común
a
los
tres,
queda
operativo.
En
esta
posición,
pues,
las
oposiciones
(y,
por
tanto,
las
distinciones
basadas
en
ellas)
de
estos
tres
fonemas
se
neutralizan,
resultando
de
ello
una
especie
de
fonema
redu-‐
27
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
punto
de
vista
fonológico,
de
manera
que
se
adecua
todo
lo
posible
a
las
regulari-‐
dades
sintagmáticas
de
los
fonemas
de
la
lengua
de
llegada.
Toda
lengua
posee,
por
tanto,
por
un
lado,
palabras
efectivas,
que
en
un
determinado
momento
de
su
historia
forman
parte
de
ella,
y,
por
otro,
un
amplio
almacén
de
palabras
virtuales
o
potenciales,
esto
es,
de
secuencias
fonémicas
que
podrían
(si
existieran)
pertenecer
a
la
misma
lengua,
pero
que
no
están
actualmente
aprovechadas.
El
almacén
de
las
palabras
virtuales
tiene
una
importancia
que
no
es
sólo
abstracta:
es,
en
efecto,
el
‘depósito’
al
que
la
lengua
recurrirá
cada
vez
que
tenga
necesidad
de
crear
una
palabra
nueva,
o
de
adaptar
a
ella
fonológicamente
una
extranjera.
Constituye,
por
tanto,
una
seguridad
semiótica,
porque
es
un
camino
fonológico
a
lo
largo
del
cual
la
lengua
tiene
probabilidades
de
expandirse.
6.2
La
sílaba
Las
sílabas
son
las
diversas
unidades
que,
surgidas
de
la
combinatoria
de
los
fonemas,
componen
el
significante
de
las
palabras
(esto
es,
componen
la
palabra
fonológica).
La
estructura
de
una
sílaba
consta
de
tres
elementos:
ataque
(o
cabeza),
núcleo
y
coda.
El
ataque
y
la
coda
están
constituidos
por
consonantes,
el
núcleo
generalmente
por
vocales12.
Así,
en
la
sílaba
/trans/
de
transporte
tenemos:
/trans/
ataque núcleo coda
/t/ /r/ /a/ /n/ /s/
El
orden
de
las
consonantes
en
el
ataque
y
la
coda
es
importante
porque
algunas
de
las
combinaciones
potenciales
darían
lugar
a
palabras
imposibles.
Así,
la
sílaba
/trans/
no
supone
problema
alguno
para
un
hablante
de
español,
pero
sí
lo
supon-‐
dría,
por
ejemplo,
la
secuencia
*/rtasn/,
que
le
resultaría,
por
imposible,
inaceptable.
Hay
una
razón
para
este
hecho:
el
orden
de
los
fonemas
en
las
secuencias
/rt/
(sonante
seguida
de
obstruyente)
del
ataque
y
/sn/
(fricativa
seguida
de
sonante)
de
la
coda.
¿Por
qué
este
orden
resulta
inaceptable
y
el
inverso
sí?
La
respuesta
tiene
que
ver
con
el
modo
en
que,
respecto
de
la
sonoridad,
son
dispuestos
los
fonemas
de
una
sílaba.
Como
sabemos
(vid.
2.2.1),
los
sonidos
y
fonemas
obstruyentes
(oclusivos,
africados,
fricativos
y
algunos
aproximantes)
no
muestran
sonoridad
espontánea
(prima
la
estrechez
total
o
parcial
del
canal
bucal
y
la
sordez;
los
sonidos
y
fonemas
sonoros
se
establecen
por
referencia
a
los
sordos),
mientras
que
los
sonidos
y
fonemas
sonantes
(nasales,
vibrantes,
resto
de
aproximantes
y
vocales)
sí
la
12
Las
sonantes
pueden
constituir
núcleo
silábico
en
ciertas
lenguas.
29
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
muestran
(disminuye
gradualmente
la
estrechez
del
canal
bucal,
los
sonidos
y
fone-‐
mas
son
naturalmente
sonoros
y
pueden
ser
ensordecidos).
Se
puede,
de
acuerdo
con
esto,
crear
una
escala
de
sonoridad:
7
(sonoridad
máxima):
vocales;
6:
apro-‐
ximantes;
5:
vibrantes;
4:
nasales;
3:
fricativas;
2:
africadas;
1
(sonoridad
mínima):
oclusivas.
Si
volvemos
a
la
sílaba
/trans/,
observamos
que
los
fonemas
que
la
forman
están
dispuestos
según
su
grado
de
sonoridad:
a
partir
del
fonema
/t/
la
sonoridad
aumenta
gradualmente
(fonema
/r/)
hasta
llegar
al
máximo
en
el
núcleo
(fonema
/a/)
y
desciende
gradualmente
en
la
coda
(fonema
/n/)
hasta
alcanzar
un
grado
menor
en
el
fonema
/s/:
7
*
6
sonoridad
5
*
4
*
3
*
2
1
*
/t/
/r/
/a/
/n/
/s/
Sin
embargo,
si
observamos
las
características
que
en
cuanto
a
la
sonoridad
presenta
la
sílaba
imposible
*/rtasn/:
7
*
6
5
*
sonoridad
4
*
3
*
2
1
*
/r/
/t/
/a/
/s/
/n/
vemos
que
hay
tres
picos
separados,
una
situación
en
que
se
esperarían
tres
sílabas.
El
perfil
sonoro
de
/trans/
-‐sonoridad
gradualmente
ascendente
en
ataque,
máxima
en
núcleo
y
gradualmente
descendente
en
coda-‐
es
el
propio
de
las
sílabas
consideradas
normales.
Este
hecho,
que
es
conocido
como
el
principio
de
sonoridad,
ayuda
a
explicar
por
qué
algunos
grupos
consonánticos
son
imposibles
en
situación
de
ataque
o
coda.
Por
ejemplo,
explica
por
qué
la
secuencia
/ns/
es
posible
en
posición
de
coda
(como
en
la
sílaba
/trans/
de
transporte),
pero
no
puede
serlo
en
posición
de
ataque
(*/nsa/);
por
qué
la
secuencia
/br/
es
posible
como
ataque
en
la
sílaba
/bra/
de
brazo,
pero
no
en
la
de
coda
(*/abr/).
Estas
limitaciones
sobre
la
combinatoria
de
los
sonidos
se
suelen
denominar
restricciones
fonotácticas.
Hay
otras
restricciones
fonotácticas
más
sutiles.
Por
ejemplo,
en
español
no
es
posible
un
ataque
que
conste
de
oclusiva
seguida
de
nasal,
por
lo
que
son
imposibles
en
esta
lengua
y
posición
silábica
secuencias
como
*/kn/,
*/bn/,
*/pm/,
etc.
Dado
que
las
oclusivas,
según
la
escala
propuesta,
muestran
menor
sonoridad
que
las
nasales,
se
esperaría
que
estos
grupos
fueran
posibles
en
español,
como
lo
son
de
hecho
en
otras
lenguas.
Pero
lo
cierto
es
que
esto
no
ocurre.
Las
reglas
de
consti-‐
30
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
tución
de
sílabas
del
español
no
lo
permiten.
La
razón
puede
ser
que
en
esta
lengua
el
grado
de
sonoridad
de
las
nasales
es
considerado
muy
cercano
al
de
las
oclusivas
y
que
quizá
por
ello
se
establece
que
los
únicos
fonemas
que
pueden
combinarse
felizmente
con
las
oclusivas
para
formar
un
grupo
de
ataque
son
las
sonantes
/l,
ɾ/:
/pɾa/,
/pla/,
/bɾa/,
/bla/,
/tɾa/,
/dɾa/13,
/kɾa/,
/kla/,
/gɾa/,
/gla/.
El
conocimiento
de
reglas
de
formación
de
sílabas
como
la
considerada
es
lo
que
permite
a
los
hablantes
nativos
de
español
reconocer
las
sílabas
propias
de
esta
lengua
frente
a
las
que
no
lo
son.
Así,
aceptan,
por
ejemplo,
la
sílaba
/blin/,
pero
rechazan
otras
como
/bnin/
o
/nbin/.
El
que
la
sílaba
/blin/
no
sea
el
significante
de
una
palabra
efectiva
del
español
es
algo
accidental
(en
algún
momento
puede
que
lo
sea);
no
lo
es,
en
cambio,
el
que
no
existan
palabras
cuyo
significante
sea
/bnin/
o
/nbin/
(vid.
6.1).
Este
mismo
conocimiento
es
también
el
que
provoca
que
los
elementos
im-‐
portados
se
adapten
a
los
requisitos
fonológicos
de
la
lengua
receptora.
Por
ejemplo,
a
los
hablantes
nativos
de
español
les
resulta
extraña
la
palabra
inglesa
sprint,
que
consta
de
la
única
sílaba
/sprint/
(tres
consonantes
en
el
ataque,
dos
de
ellas
sordas;
dos
consonantes
en
la
coda
de
sílaba
final
de
palabra:
aspectos
todos
no
permitidos
en
español).
Cuando
la
importan
la
adaptan
a
las
exigencias
silábicas
del
español
y
crean
una
palabra
nueva,
esprín14,
con
dos
sílabas,
/es/
y
/prin/:
se
antepone
una
vocal
epentética
a
/s/
y
se
descarta
el
fonema
/t/
final.
Estos
ajustes
son
mayores
cuando
esta
misma
palabra
inglesa
es
importada
al
japonés
(las
restricciones
fonotác-‐
ticas
de
esta
lengua
son
muy
distintas
de
las
del
inglés).
El
japonés
impide
casi
por
completo
cualquier
tipo
de
grupo
consonántico,
en
especial
si
está
en
el
ataque,
lo
que
lleva
a
que
la
palabra
en
cuestión
sea
importada
con
la
forma
supurinto,
com-‐
puesta
de
las
sílabas
/su/
(adaptación
de
/s/
de
/sprint/),
/pu/
(adaptación
de
/p/
de
/sprint/),
/rin/
(adaptación
de
/rin/
de
/sprint/)
y
/to/
(adaptación
de
/t/
de
/sprint/)
(vid.
6.1)
13
No
son
posibles
*/tla/
y
*/dla/,
hecho
que
responde
a
otro
tipo
de
restricción
fonotáctica.
14
Esta
adaptación
no
ha
sido
admitida
aún
por
la
Real
Academia
(aunque
admite
la
forma
sprint),
pero
sí
está
incluida
en
el
Diccionario
panhispánico
de
dudas.
31
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
mente
segmental
no
basta
para
identificar
todos
los
aspectos
relevantes
de
la
cadena
hablada:
es
necesario,
en
los
ejemplos
dados,
tener
en
cuenta
que
la
vocal
/e/
(en
la
primera
palabra)
y
la
/i/
(en
la
segunda)
se
pronuncian
con
un
acento,
y,
sobre
todo,
que
este
acento
no
está
situado
linealmente
respecto
a
los
demás
fonemas,
sino
que
se
produce
al
mismo
tiempo
en
que
se
producen
las
dos
vocales.
Por
tanto,
para
dar
cuenta
fonológicamente
de
termino,
no
podemos
escribir
/t/
+
/e/
+
/r/
+
/m/
+
/i/
+
/’/
+
/n/
+
/o/
1
2
3
4
5
6
7
8
asignándole
al
acento
un
lugar
propio,
sino
que
debemos
poner
el
acento
en
la
misma
posición
segmental
que
/i/.
Las
unidades
no
son,
pues,
ocho,
como
en
la
notación
ofrecida,
sino
siete:
/t/
+
/e/
+
/r/
+
/m/
+
/í/
+
/n/
+
/o/
1
2
3
4
5
6
7
En
fin,
en
Fonología
existen
fenómenos
que
no
son
lineales
(o
segmentales),
sino
que
son
simultáneos
a
otros.
Estos
fenómenos
se
llaman
suprasegmentales,
porque
pueden
ser
representados
mentalmente
como
‘superpuestos’
a
los
segmentos
propiamente
dichos.
Los
hechos
más
importantes
en
este
ámbito
son
el
acento
(suprasegmental
de
palabra)
y
la
entonación
(suprasegmental
de
enunciado
(vid.
más
adelante)).
Los
fenómenos
suprasegmentales
tienen
gran
importancia
en
la
comunicación,
porque
desempeñan
una
importante
función
distintiva.
El
acento
sirve
como
ele-‐
mento
distintivo
de
palabras
(como
en
los
ejemplos
de
arriba),
pero
puede
operar
también
como
señal
demarcativa
en
las
lenguas
que
lo
tienen
en
posición
fija,
ya
que
señala
el
límite
entre
las
palabras:
tanto
en
francés
como
en
turco,
el
acento
recae
siempre
en
la
última
sílaba;
en
polaco,
en
la
penúltima,
etc.
(Otras
lenguas,
sin
embargo,
tienen
el
acento
móvil,
aunque
sus
cambios
de
una
sílaba
a
otra
están
regulados
por
mecanismos
rigurosos:
así,
el
español,
el
inglés,
el
alemán,
el
ruso,
etc.)
(Vid.
tema
5.)
De
la
misma
manera,
la
entonación
sirve
para
distinguir
el
significado
de
los
enunciados
de
forma
sustancial:
Has
conseguido
verla
[.]
y
Has
conseguido
verla
[?]
demuestran
el
hecho
de
que
es
el
carácter
suprasegmental
el
que
diferencia
dos
enunciados
idénticos
desde
el
punto
de
vista
segmental.
Junto
a
los
suprasegmentales,
entre
los
sectores
más
‘confusos’
y
menos
ac-‐
cesibles
(e
incluso
menos
estudiados
y
conocidos)
de
la
producción
de
sonidos
verbales,
hay
que
hablar
de
los
paralingüísticos.
Con
este
término
(que
los
lingüistas
consideran
poco
afortunado)
se
indica
una
masa
de
fenómenos
que
acompañan
a
una
enunciación
cualquiera,
pero
que
no
están
completamente
integrados
en
la
organización
gramatical
de
las
lenguas,
como
el
volumen
de
la
voz,
la
velocidad
del
habla,
los
titubeos,
las
pausas
de
silencio,
las
pausas
‘llenas’
(las
que
informalmente
se
transcriben
hum,
mmm,
etc.).
Entre
todos
ellos
merece
una
mención
especial
el
fenómeno
de
la
pausa,
o
sea
el
intervalo
de
silencio,
de
duración
variable,
que
se
entremezcla
con
ciertas
unidades
lingüísticas,
y
que,
aun
no
siendo
suprasegmental,
podemos
incluirlo
en
esta
categoría.
Paralelamente
a
las
pausas
estrictamente
indivi-‐
32
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
duales,
que
son
momentos
de
silencio
ocasionales,
debidos
esencialmente
a
la
inten-‐
ción
comunicativa
de
cada
hablante
o
a
accidentes
externos,
existen
también
pausas
funcionales,
que
desempeñan
una
función
en
la
lengua,
en
cuanto
que
operan
como
verdaderas
y
auténticas
unidades
a
nivel
tanto
fonológico
como
sintáctico.
Las
pausas
funcionales
son,
a
menudo,
solamente
virtuales,
es
decir,
pueden
ser
o
no
ser
produ-‐
cidas
en
determinadas
posiciones.
En
una
estructura
que
se
llama
extrapolación
se
pueden
tener
enunciados
como
El
niño,
//
¿lo
has
llevado
tú
a
la
escuela?
(donde
el
símbolo
‘//’
indica
la
pausa):
la
interpretación
de
este
enunciado
depende
en
gran
medida
de
la
pausa
virtual
que
se
puede
tener
en
la
posición
indicada.
La
pausa
opera
a
menudo
en
combinación
con
la
entonación.
Compárense
los
dos
enunciados
que
siguen,
idénticos
desde
el
punto
de
vista
segmental,
pero
diferentes
solamente
por
la
entonación
y
la
presencia,
en
el
segundo,
de
una
pausa:
(1)
¿Cómo
puedo
hacerlo
yo
solo?
(2)
¿Cómo?
//
¿Puedo
hacerlo
yo
solo?
La
mayor
parte
de
los
fenómenos
suprasegmentales
y
paralingüísticos
son
consi-‐
derados
normalmente
extraños
a
la
organización
de
las
lenguas,
y
no
se
les
incluye
en
el
análisis
fonológico
propiamente
dicho
(hasta
el
punto
de
que
no
existen
ni
siquiera
medios
apropiados
para
representarlos
gráficamente).
En
realidad,
el
hecho
de
que
tanto
los
fenómenos
paralingüísticos
como
los
segmentales
sean
relativamente
poco
conocidos,
y,
sobre
todo,
que
estén
escasamente
integrados
en
el
resto
del
análisis
fonológico,
es
uno
de
los
indicios
de
la
insuficiencia
actual
de
estos
estudios.
33
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
frase
Él
está
yendo
a
casa
[.]
puede
de
hecho
pronunciarse
con
una
variedad
indiscu-‐
tible
de
entonaciones
diferentes,
según
que,
por
ejemplo,
constituya
la
respuesta
a
la
pregunta
¿Quién
está
yendo
a
casa?,
o
a
la
pregunta
¿Adónde
está
yendo?,
o
a
una
gama
potencialmente
muy
amplia
de
otras
preguntas
posibles.
Es
ya
más
bien
difícil
decir
con
absoluta
certeza
cuál
es
la
base
física
de
la
ento-‐
nación.
Dejando
de
lado
todo
tipo
de
complicación
técnica,
podemos
decir
que
se
debe
principalmente
al
hecho
de
que,
en
correspondencia
con
algunas
sílabas
(y
en
particular
con
las
vocales
que
éstas
tienen),
la
frecuencia
de
vibración
del
aire
aumenta,
formando
cimas.
Al
variar
la
frecuencia
de
vibración
del
aire,
varía
la
agu-‐
deza
(o
altura)
de
la
voz;
por
eso
el
efecto
perceptivo
de
‘melodía’
que
los
enun-‐
ciados
producen
se
obtiene
porque,
en
correspondencia
con
esas
cimas,
la
voz
se
hace
más
aguda
respecto
a
los
otros
momentos.
La
sucesión
de
cimas
y
de
valles
que
constituye
la
‘melodía’
del
enunciado
se
designa
con
el
término
de
curva
(o
perfil
o
contorno)
de
entonación,
y
se
dice
que
la
entonación
‘sube’
o
‘baja’.
A
causa
de
esta
metáfora
‘orográfica’
que
se
usa
al
hablar
de
la
entonación,
ésta
a
menudo
se
representa
mediante
trazos
curvilíneos,
que
reproducen
las
subidas
y
bajadas.
Al
lado
de
estas
variaciones
de
altura
tonal,
en
la
entonación
intervienen
también
fenómenos
de
cantidad.
La
pregunta
¿Tomas
un
café?
puede
ser
pronun-‐
ciada
con
la
vocal
final
larga
(o
incluso
muy
larga),
y
en
este
caso
puede
significar
duda
o
sorpresa
(«pero
¿de
verdad
que
tomas
un
café?»).
La
presencia
de
un
factor
de
duración
complica
bastante
el
análisis
fonológico
de
la
entonación,
también
porque
la
cantidad
se
representa
visualmente
con
notable
dificultad.
La
importancia
de
la
entonación
en
las
lenguas
es
evidente
también
desde
el
punto
de
vista
biológico:
el
niño
llega
a
producir
sencillas
curvas
de
entonación
desde
los
primeros
días
de
vida,
y
en
cualquier
caso
mucho
antes
de
ser
capaz
de
producir
un
fonema
segmental
cualquiera
de
su
lengua.
A
la
madre
que
le
hace
escuchar
una
m
continua
y
modulada
en
la
entonación,
el
niño
de
pocas
semanas
le
responde
por
imitación,
produciendo
a
su
vez
una
curva
semejante,
con
las
mismas
ondas
de
frecuencia
(aunque
con
una
duración
ligeramente
más
breve
que
la
de
la
madre).
A
los
tres
meses
el
niño
es
capaz
de
imitar
la
entonación
producida
por
la
madre
incluso
bajo
el
aspecto
de
la
duración;
con
un
año,
la
gama
esencial
de
las
entona-‐
ciones
utilizadas
en
la
lengua
materna
se
puede
considerar
aprendida.
Desde
el
punto
de
vista
funcional,
la
entonación
es
un
recurso
de
modulación
del
enunciado
esencial
y
muy
delicado,
que
sirve
para
señalar
qué
tipo
de
enunciado
estamos
pronunciando
(si
es
afirmativo,
interrogativo,
exclamativo,
etc.,
para
indicar
qué
valor
pragmático
le
está
atribuyendo
el
emisor
(si
está
hablando
en
broma,
en
serio,
irónicamente,
etc.
(vid.
tema
8)),
y
por
fin
para
poner
de
relieve
las
partes
del
enunciado
a
las
que
pretendemos
darle
mayor
importancia,
de
manera
que
el
receptor
las
capte
con
mayor
claridad.
Pero
no
podemos
entrar
aquí
en
más
detalles;
limitémonos
a
dar
alguna
noción
introductoria
elemental.
En
general,
hablando
de
la
entonación,
se
distinguen
dos
aspectos
esenciales:
a)
la
altura
(o
nivel)
tonal
de
las
distintas
sílabas,
y
b)
la
curva
de
entonación
de
todo
el
enunciado.
En
cuanto
al
primer
aspecto,
en
la
enunciación
las
sílabas
reciben
(independientemente
del
hecho
de
que
lleven
o
no
lleven
acento)
una
distinta
altura
tonal:
en
otras
palabras,
recordémoslo,
el
acento
es
principalmente
una
cuestión
de
intensidad).
Por
ejemplo,
hay
una
diferencia
entre
el
decir
sí
(con
un
34
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
tono
relativamente
bajo)
como
respuesta
a
la
pregunta
¿Te
llamas
Luis?
y
el
decir
sí
(con
un
tono
notablemente
más
alto)
como
cuando
se
responde
al
teléfono
que
suena,
o
bien
a
una
llamada
([A]
¿Luis?
[B]
¿Sí?).
(Es
bastante
evidente,
por
otro
lado,
que
en
esta
realización
de
sí,
la
vocal
se
produce
no
solamente
con
un
tono
más
alto
que
en
el
primer
caso,
sino
también
ligeramente
alargada.
Por
eso,
la
manera
mejor
de
representarla
no
es
¿sí?,
sino
¿si-‐í?,
donde,
en
la
primera
i
hay
un
nivel
tonal
más
bajo
que
el
que
aparece
en
la
segunda.)
Según
las
lenguas,
varía
el
número
de
los
niveles
de
tono
reconocidos.
Por
ejemplo,
en
inglés
se
localizan
(según
los
intér-‐
pretes)
cuatro
o
cinco;
en
otras
lenguas,
el
número
puede
ser
distinto.
En
cuanto
al
otro
aspecto,
cada
enunciado
muestra
un
aspecto
suprasegmental
de
entonación
que
contribuye
de
manera
esencial
a
su
caracterización
sintáctica,
semántica
y
pragmática.
Este
elemento
suprasegmental
se
puede
representar
muy
bien
con
una
curva,
de
forma
que
todo
tipo
de
enunciado
estará
caracterizado
por
una
curva
de
entonación
específica.
Un
ejemplo
elemental
al
alcance
de
la
mano
está
constituido
por
la
diferencia
entre
la
entonación
‘llana’
típica
de
la
aserción
y
la
‘ascendente’
propia
de
la
interrogación,
como
podemos
comprobar
comparando
los
dos
enunciados
siguientes:
(3)
No
crees
que
es
así.
(4)
¿No
crees
que
es
así?
BIBLIOGRAFÍA:
ABERCROMBIE,
D.
(1967),
General
Phonetics.
Edimburgo:
Edinburgh
University
Press.
ALARCOS
LLORACH,
E.
(19654),
Fonología
española.
Madrid:
Gredos.
ANDERSON,
S.
R.
(1985),
La
fonología
en
el
siglo
XX.
Madrid:
Visor,
1992.
ASHBY,
P.
(2009),
Understanding
Phonetics.
Londres:
Hodder
Education.
BALL,
M.
J.,
J.
RAHILLY
(1999),
Phonetics:
The
Science
of
Speech.
Londres:
Arnold
Publishers.
BOLINGER,
D.
(1972),
Intonation.
Harmondsworth:
Penguin
Books.
CARR,
P.
(1993),
Phonology.
Londres:
Macmillan.
CATFORD,
J.
C.
(1988),
A
Practical
Introduction
to
Phonetics.
Oxford:
Oxford
University
Press.
CHOMSKY,
N.,
M.
HALLE
(1968),
The
Sound
Pattern
of
English.
Nueva
York:
Harper
and
Row.
35
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
CLARK,
J.,
C.
YALLOP
(1990),
An
Introduction
to
Phonetics
and
Phonology.
Londres:
Blackwell.
CONTRERAS,
H.,
C.
LLEÓ
(1982),
Aproximación
a
la
fonología
generativa.
Principios
teóricos
y
problemas.
Barcelona:
Anagrama.
CRUTTENDEN,
A.
(1986),
Intonation.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
DALTON,
C.,
B.
SEIDLHOFER
(1994),
Pronunciation.
Oxford:
Oxford
University
Press.
GIL
FERNÁNDEZ,
J.
(1988),
Los
sonidos
del
lenguaje.
Madrid:
Síntesis.
GUSSMAN,
E.,
S.
R.
ANDERSON,
J.
BRESNAN,
B.
COMRIE,
W.
DRESSLER
y
C.
J.
EWEN
(2002),
Phonology:
Analysis
and
Theory.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
GUTIÉRREZ
ORDOÑEZ,
S.
(1983),
“La
fonología”,
en
F.
Abad
y
A.
García
Berrio
(eds.),
Introducción
a
la
lingüística.
Madrid:
Alhambra;
pp.
75-‐113.
HAYES,
B.
(2009),
Introductory
Phonology.
Chichester,
UK
-‐
Malden,
MA:
Wiley-‐
Blackwell.
HEWLETT,
N.,
J.
BECK
(2006),
An
Introduction
to
the
Science
of
Phonetics.
Londres
-‐
Mahwah,
N.J.:
Lawrence
Erlbaum
Associated.
HUALDE,
J.
I.
(2005),
The
Sounds
of
Spanish.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
JAKOBSON,
R.,
M.
HALLE
(1956),
Fundamentos
del
lenguaje.
Madrid:
Ciencia
Nueva,
1967.
KENT,
R.
D.,
C.
READ
(1993),
The
Acoustic
Analysis
of
Speech.
San
Diego
(CA):
Singular
Publishing
Group.
LADEFOGED,
P.,
I.
MADDIESON
(1995),
The
Sounds
of
the
World’s
Languages.
Cambridge
(MA):
Blackwell.
LADEFOGED,
P.
(20014),
A
Course
in
Phonetics.
Toronto:
Harcourt
College
Publications.
LADEFOGED,
P.
(20044),
Vowels
and
Consonants.
An
Introduction
to
the
Sounds
of
Languages.
Oxford:
Blackwell.
LASS,
R.
(1984),
Phonology.
An
introduction
to
basic
concepts.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
36
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
37
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
38
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
39
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
40
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
EJERCICIOS
1
Determine,
para
los
sonidos
de
las
parejas
siguientes,
si
tienen
el
mismo
o
diferente
lugar
de
articulación.
A
continuación,
identifique
este
lugar.
a) [s]
:
[l]
______________________________________________________
b) [k]
:
[ŋ]
______________________________________________________
c) [p]
:
[g]
______________________________________________________
d) [l]
:
[r]
______________________________________________________
e) [m]
:
[n]
______________________________________________________
f) [ʤ]
:
[ʃ]
______________________________________________________
g) [f]
:
[h]
______________________________________________________
h) [w]
:
[j]
______________________________________________________
i) [b]
:
[f]
______________________________________________________
j) [ʧ]
:
[ʤ]
______________________________________________________
k) [s]
:
[v]
______________________________________________________
l) [θ]
:
[t]
______________________________________________________
2
Determine,
para
los
sonidos
de
las
parejas
siguientes,
si
tienen
el
mismo
o
diferente
modo
de
articulación.
A
continuación,
diga
de
qué
modo(s)
se
trata.
a) [s]
:
[θ]
______________________________________________________
b) [k]
:
[g]
______________________________________________________
c) [w]
:
[j]
______________________________________________________
d) [f]
:
[ʃ]
______________________________________________________
e) [l]
:
[t]
______________________________________________________
f) [ð]
:
[v]
______________________________________________________
g) [ʧ]
:
[ʃ]
______________________________________________________
h) [m]
:
[ŋ]
______________________________________________________
i) [r]
:
[w]
______________________________________________________
j) [ʧ]
:
[ʤ]
______________________________________________________
k) [h]
:
[ʔ]
______________________________________________________
l) [z]
:
[ʒ]
______________________________________________________
3
Escriba
entre
los
corchetes
el
símbolo
fonético
correspondiente
a
las
siguientes
especificaciones
de
sonidos.
a) [
]
nasal
velar
sonoro
b) [
]
lateral
alveolar
sonoro
c) [
]
oclusivo
glotal
sordo
d) [
]
vocal
cerrado
posterior
redondeado
41
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
42
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
8
a)
Examine
los
siguientes
datos
del
español,
determine
la
distribución
de
los
sonidos
nasales
y
el
patrón
a
que
ésta
responde.
[ˈmãŋgo]
[amˈpaɾo]
[ˈdwen̪de]
[ˈɔ̃ŋgo]
[emboteˈʝaɾ]
[ˈpin̪ta]
[teŋˈgamɔs]
[amputaˈθ̪˖jɔn]
[ˈtenso]
ð̞
[ˈanʲʧo]
[eɱfɛrmeˈð̞a ]
[ẽn̪˖ˈθ̞˖ina]
43
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
[kɔnʲʣuˈɣ̞a̠l]
[aɱˈfiβ̞jo]
[kɔnʲ
ˈʤelo]
[ˈiɱfulas]
b)
Haga
lo
mismo
con
estos
otros
datos
y
compare
los
resultados.
[ˈmãno]
[ˈnato]
[ˈmãɲo]
[ˈmato]
[ˈmãmo]
[ˈlamo]
c)
¿Qué
conclusiones
puede
extraer
tras
el
análisis
de
ambos
grupos
de
datos?
9
Examine
los
datos
del
siguiente
corpus:
[aˈsɛɾ]
[sɛɾˈβ̞i̞ɾ]
[i̞hraˈɛl]
[kanˈsað̞o]
[ˈahko]
[ˈmu̞hɣ̞o]
[ˈbesɔʰ]
[aʰpiraˈθ̞˖jɔn]
[ˈpi̞hta]
[deˈsi̞ɾ]
[ˈi̞hlaʰ]
[ˈesaʰ
ˈmɔhkaʰ
]
[ˈmasa]
[ˈsako]
[ahˈfa̠l̪to]
Decida
si
[s],
[h]
y
[h]
son
fonemas
o
alófonos
de
un
mismo
fonema,
teniendo
en
cuenta
su
distribución.
10
He
aquí
de
nuevo
los
datos
presentados
en
el
ejercicio
11:
[ˈmãŋgo]
[amˈpaɾo]
[ˈdwen̪de]
[ˈɔ̃ŋgo]
[emboteˈʝaɾ]
[ˈpin̪ta]
[teŋˈgamɔs]
[amputaˈθ̪˖jɔn]
[ˈtenso]
ð̞
[ˈanʲʧo]
[eɱfɛrmeˈð̞a ]
[ẽn̪˖ˈθ̞˖ina]
[kɔnʲʣuˈɣ̞a̠l]
[aɱˈfiβ̞jo]
[kɔnʲ
ˈʤelo]
[ˈiɱfulas]
[ˈmãno]
[ˈnato]
[ˈmãɲo]
[ˈmato]
[ˈmãmo]
[ˈlamo]
En
ellos
se
comprueba
que
la
oposición
entre
los
fonemas
/m/,
/n/
y
/ɲ/
se
da
sólo
en
ciertas
posiciones
pero
no
en
otras,
en
las
que
se
neutralizan
y
aparece
el
archifonema
/N/.
Describa
la
distribución
en
uno
y
otro
caso.
Ahora,
examine
en
estos
otros
datos
los
alófonos
de
los
fonemas
/p/,
/b/,
/t/,
/d/,
/k/
y
/g/.
Decida
si
puede
hablarse
de
neutralización
entre
ellos.
Si
es
así,
establezca
qué
archifonemas
aparecen
y
en
qué
distribución
lo
hacen.
44
Lingüística.
Tema
4.
Fonética
y
Fonología.
45
LINGÜÍSTICA
TEMA 5
MORFOLOGÍA
1. Introducción.- 2. Descomposición y combinación.- 3. Morfemas.-
4. Morfemas, morfos y alomorfos.- 5. Radicales y afijos.- 6. Procesos
morfológicos.- 7. Matrices morfológicas y matrices semánticas.-
8. La palabra.
1. INTRODUCCIÓN
ESPAÑOL LATÍN
hacer → rehacer scio → scientia
hago Scis
hacemos Scit
... ...
1
Recurrimos, de momento, a la noción intuitiva de ‘palabra’. Vid. § 9 para obtener más información.
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Los procesos de modificación morfológica se distinguen en dos clases
principales: la morfología de la flexión (o flexional), representada por los ejes
verticales del esquema anterior, y la morfología de la derivación (o derivativa),
representada por los ejes horizontales de ese mismo esquema. Cada una de estas áreas
morfológicas presenta una variedad de aspectos que habrá que examinar detalla-
damente.
2. DESCOMPOSICIÓN Y COMBINACIÓN
a) Condición de descomponibilidad
Algunas palabras se pueden descomponer en partes más pequeñas dotadas de
significado: por ejemplo, perro se puede descomponer (con procedimientos adecua-
dos) en perr + o, y el primer componente de esta combinación puede aparecer
también en otras combinaciones (perr + a, etc.); en latín, lego («leo») se puede
descomponer en leg + o, cuyo primer componente aparece también en legis (leg +
is), legam (leg + am), etc.; de la misma manera, los segundos componentes de estas
combinaciones pueden aparecer también en otros contextos.
2
Lingüística. Tema 5. Morfología.
3. MORFEMAS
3.1 Segmentación
Uno de los terrenos en los que más claramente se puede ver, en la práctica, el par
de condiciones presentadas en el apartado anterior es el del análisis morfemático, es
decir, en la descomposición de las palabras en morfemas, las unidades mínimas de la
morfología.
Normalmente el morfema se define como la unidad lingüística mínima dotada de
significado. Las dos especificaciones ‘mínima’ y ‘dotada de significado’ hay que
tomarlas conjuntamente, porque existen otras unidades lingüísticas de las que se
puede decir que son ‘mínimas’, pero que carecen de significado (como los fonemas);
y al contrario, existen unidades ‘dotadas de significado’ que, sin embargo, no son
‘míni-mas’ en ningún sentido (como los sintagmas).
Para aclarar esta definición tomemos las siguientes palabras: español cortés,
descortés, cortésmente, descortésmente; inglés stable «estable», unstable «inestable»;
alemán höflich «cortés», unhöflich «descortés»; latín aptus «capaz», aptitudo
«capacidad». Imaginemos que estas palabras sean todo el corpus disponible (o sea el
conjunto de datos para analizar) y probemos a descomponerlas en partes dotadas de
significado, mediante una simple comparación por parejas, de la manera siguiente:
3
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Así obtenemos las siguientes listas de elementos:
Esas unidades son morfemas, esto es, unidades mínimas dotadas al mismo tiempo
de una expresión y un contenido. La operación con la que se les identifica evidencia
un procedimiento típico de la lingüística, conocido con el nombre de segmentación,
porque consiste en descomponer en segmentos sucesivos la cadena sintagmática.
4
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Primera comparación:
venc er
Si añadimos una sola palabra a este corpus, la lista de los supuestos morfemas
puede modificarse, y podemos incluso descubrir que algunos elementos que habían
sido considerados como morfemas ya delimitados, tienen que ser descompuestos una
vez más (o analizados de nuevo). Así, de incluir en el corpus la palabra invencibles,
obtendremos la siguiente situación (en cursiva los morfemas nuevos y en negrita los
que, aparecidos ya, se han segmentado otra vez):
Segunda comparación:
venc er
in venc ibl e
in venc ibl es
venc-, in-, -ibl-, -er, -e, -es
Tercera comparación:
venc er
in venc ibl e
in venc ibl es
5
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Cuarta comparación:
venc er
in venc ibl e
in venc ibl es
im previs ibl e venc-, in-, im-, previs-, -ibl-, -er, -e, -es
6
Lingüística. Tema 5. Morfología.
El morfema -sist-, que se extrae sin ninguna dificultad del análisis, tiene un
significado que no se puede describir. Solamente con la ayuda de la etimología
conseguimos saber que, en latín (del que todas las palabras indicadas derivan), -sist-
significaba más o menos «estar». Pero es fácil comprobar que en español esta
descripción del significado no se puede ya aplicar. Como vemos, en estos casos la
expresión es perfectamente segmentable; sin embargo, el contenido no se puede
definir bien. Dicho de otro modo, las palabras no siempre están rigurosamente
determinadas por lo que a la segmentación se refiere. La palabra española mejor, a la
que se le atribuye intuitivamente el significado de «más bueno», puede ilustrar este
hecho. Si en el análisis de bueno es fácil establecer la correspondencia siguiente entre
forma y significado:
EXPRESIÓN SIGNIFICADO
buen- «bueno»
-o «masculino singular»
EXPRESIÓN SIGNIFICADO
mejor «más bueno»
En este caso, no se puede localizar una parte del significante de mejor a la que se le
pueda atribuir el significado «más», y otra a la que se le pueda atribuir el significado
«bueno». No podemos, por ejemplo, sostener que mej- signifique «bueno» y -or
«más». El análisis no nos permite establecer una correspondencia biunívoca entre
significados y formas, sino que se detiene frente a una condensación de significados
bajo la misma unidad formal.
7
Lingüística. Tema 5. Morfología.
Las lenguas semíticas (como el árabe y el hebreo), sin embargo, son un ejemplo
muy claro del caso opuesto, en el que los morfemas de estas dos clases se combinan
no sucesivamente sino ‘mezclándose’ unos con otros. En árabe, por ejemplo, el
morfema léxico que significa «preguntar» está constituido por tres consonantes: ţ-1-b,
las cuales, en esta forma concreta, no constituyen una palabra verdadera. Para
convertirse en una palabra completamente actualizada, estas consonantes tienen que
completarse con material vocálico (o, en algunos casos, también consonántico) que se
inserta delante, en medio o después de las consonantes, y que constituye el morfema
gramatical (una especie de ‘peine’ morfémico). La situación descrita se puede repre-
sentar con el esquema siguiente (en el que V = Vocal):
En este caso, si queremos obtener la palabra que significa «el que pregunta», tenemos
que insertar en el ‘peine’ morfémico otro peine, el morfema gramatical -a2–i4- «el que
(hace algo)»; las cifras que aparecen debajo indican que -a- tiene que situarse en la
posición 2 e -i- en la posición 4). El resultado de esta operación es el siguiente:
Todos los ejemplos que hemos venido discutiendo hasta aquí ilustran las
condiciones, anteriormente consideradas, de descomponibilidad y de estrecha
combinabilidad: el morfema no concatenante árabe ţ-1-b, por ejemplo, puede ser
extraído de una serie de palabras (ţálib, ţalaba, etc.) y no puede aparecer solo, sino
siempre combinado con algo.
8
Lingüística. Tema 5. Morfología.
ax : bx = ay : by
2
Hasta aquí lo hemos considerado así, como una primera aproximación y por razones de exposición.
9
Lingüística. Tema 5. Morfología.
representa a varios morfemas: {ser} + {PRESENTE} + {TERCERA PERSONA} +
{SINGULAR} + {INDICATIVO}, según el esquema que sigue:
MORFO
/es/
Por otro lado, un mismo morfema –entendido ya como elemento factorial de las
palabras- puede no estar siempre representado por el mismo morfo, sino por morfos
distintos en entornos sintagmáticos diferentes. Por ejemplo, el conjunto de morfemas
{PLURAL} + {MASCULINO}, relativo a nombres, que en italiano se representa en
la mayoría de los casos con el morfo /i/ (-i: cani «perros», poeti «poetas», tavoli «me-
sas», etc.), se manifiesta con el morfo /-ini/ solamente en el entorno uom- (uom-ini
«hombres»). Aunque -ini aparezca exclusivamente en combinación con uom-, e -i
tenga fuerte índice de aparición, hay que reconocer que el conjunto de morfemas
{PLURAL + MASCULINO} se manifiesta en italiano en, al menos, dos formas
distintas. Los distintos morfos que representan un mismo morfema se llaman
alomorfos de ese morfema. Podemos decir entonces que los morfemas {PLURAL +
MASCULINO} tienen en italiano dos alomorfos distintos: -i e -ini. De la misma
manera, el plural de los nombres turcos se expresa en dos morfos diferentes,
respectivamente -lar y -ler, que se seleccionan según sea la vocal final del morfo de
la raíz: ev-ler {casa} + {PLURAL}, pero adam-lar {hombre} + {PLURAL}.
10
Lingüística. Tema 5. Morfología.
5. RADICALES Y AFIJOS
11
Lingüística. Tema 5. Morfología.
V Af
vender -or
Adj.
12
Lingüística. Tema 5. Morfología.
6. PROCESOS MORFOLÓGICOS
13
Lingüística. Tema 5. Morfología.
tiene un papel de gran importancia en distintos ámbitos y en diferentes tipos de
unidades lingüísticas. Entre las funciones expresadas con formas reduplicadas están la
intensificación (vipande «se rompió», vipande vipande «se rompió en mil pedazos»),
la distribución (mitatu mitatu «de tres en tres»), la pequeña dimensión, el énfasis
(especialmente en los pronombres personales), la acción compuesta de actos
repetidos, etc.
Desde el punto de vista específicamente morfológico, la reduplicación puede
afectar tanto a la parte inicial como a una central o final de una palabra. Además, la
reduplicación actúa tanto en el campo de la derivación como en el de la flexión, y
siempre con una función gramatical precisa (por ejemplo, para expresar repetición,
aumento, continuidad, duración, etc.).
Una manifestación enormemente productiva de reduplicación la encontramos en
turco en los llamados ‘dobletes en m-’. En estos casos, una palabra va seguida de una
copia suya en la que, sin embargo, una m- sustituye a la consonante inicial o precede
a la vocal inicial. El significado de estos dobletes es, generalmente, «cosa parecida,
etc.»: dergi mergi okumuyor «no lee periódicos [= dergi] ni nada parecido [mergi =
m- + -ergi]», kitap mitap «libros [kitab] y cosas de ésas [mitap]», etc. Otra función
típica de la reduplicación consiste en expresar atenuación o disminución: en tagalo
(hablado en Filipinas), por ejemplo, mahiya «vergonzoso» y mahiyahiya (con redupli-
cación parcial al final) «ser un poco vergonzoso».
La reduplicación de la primera sílaba es, sin embargo, característica de las
lenguas indoeuropeas, concretamente en griego. En griego clásico (pero no en el
moderno), el perfecto se forma anteponiendo a la raíz una sílaba compuesta por la
consonante inicial de la misma raíz y la vocal e: leipō «dejo» > le-loipa «he dejado»,
lyō «desato» > le-1yka «he desatado» (según la fórmula C1e + C1,...). Mientras en
griego este proceso es sistemático, en latín existe un equivalente marginal, en cuanto
que afecta solamente al perfecto de algunos verbos: curro «corro» > cu-curri «he
corrido», tango «toco» > te-tigi «he tocado», etc.
El turco ofrece un procedimiento reduplicativo similar para intensificar el
significado de los adjetivos y, en menor medida, de los adverbios: del adjetivo açik
«abierto» se deriva apaçik «manifiesto»; de bosh «vacío» se deriva bombosh
«comple-tamente vacío»; de tamam «completo» tenemos tastamam «absolutamente
com-pleto».3
6.2 Alternancia
Los procesos de alternancia vocálica o consonántica no añaden ni quitan nada a
la cadena de partida, sino que comportan determinadas modificaciones sobre una
parte del material vocálico o consonántico del que está compuesta. El inglés y el
alemán ofrecen muchos ejemplos de este fenómeno en la conjugación de sus verbos
fuertes: sing, sang, sung «canto, canté, cantado» se diferencian entre sí porque en el
entorno consonántico s ___ ng se inserta una vocal distinta en cada caso. En un verbo
fuerte alemán como singen «cantar», el pretérito se forma con la modificación de la
primera vocal: /i/ → /a/; la segunda persona singular es, por tanto, (du) sang-st «(tú)
cantaste», y en participio pasado modifica esa /i/ en /u/: ge-sung-en «cantado».
3
Señalemos de pasada que el prefijo con el que se intensifica el adjetivo turco está compuesto por a) la
repetición de los dos primeros fonemas del adjetivo (TAmam → TAStamam), y b) la intrusión de una
consonante, elegida entre p, m, r y s.
14
Lingüística. Tema 5. Morfología.
También el griego clásico posee una rica fenomenología de este tipo: la raíz del
presente treph- «alimentar» alterna con la del perfecto troph-. En español, la
alternancia vocálica actúa en la flexión de algunos verbos: vuelo, pero volamos;
ruego, pero roga-mos, con una alternancia sistemática /we/∼/o/. El latín usaba la
alternancia vocálica en algunas derivaciones: facio «hacer», pero inter-ficio «matar»,
de-ficio «faltar» (alter-nancia /a/∼/i/); también el italiano tiene algunos ejemplos de
este tipo: buono «bueno» pero bontá «bondad» (/wo/∼/o/), suono «sonido» pero
sonoro «sonoro», etc.
Podemos también encontrar simultáneamente una alternancia vocálica y otra con-
sonántica, como en el inglés (I) live ['liv] «vivo», frente a life ['laif] «vida»: /i/∼/ai/
junto a /v/∼/f/. O bien, puede haber una simple alternancia consonántica: en griego,
thrik-s «cabello» transfiere la aspiración de la primera consonante /th/ a la que precede
inmediatamente a la terminación: trikhòs «del cabello». En turco, lengua extremada-
mente rica en fenómenos de alternancia consonántica, la /k/ final posvocálica, en los
nombres de más de una sílaba, se convierte en /g/ si va seguida de una vocal: renk
«color» da en el acusativo rengi /rengi/.
Un caso extremo de alternancia está representado por la denominada supleción,
que aparece cuando (históricamente, a causa de la pérdida de la forma apropiada) a un
morfo va ligado, en la flexión, otro morfo que no tiene nada que ver con el primero
desde el punto de vista fonológico. Un ejemplo italiano usual es essere, que tiene
como participio pasado stato (de stare), o bien el español ir, que tiene como formas
supletivas voy, vas, etc. La supleción tiene la característica especial de hacer absoluta-
mente imposible la previsión de una forma a partir de otras.
6.3 Modulación
Se trata de la modificación de elementos suprasegmentales (como por ejemplo el
acento y el tono) sobre la misma base segmental. Entre los ejemplos más accesibles,
bastará recordar el cambio de acento que distingue en español término, termino y
terminó; en italiano cápito «llego», capito «entendido» y capitò «ocurrió», o también
cápitano «ocurren», capitáno «capitán» y capitanò «capitaneó»; en inglés export
«exportación» y export «exportar».
6.4 Sandhi
Todos los procesos que hemos visto hasta aquí se pueden complicar con la
intervención de otro proceso, que se llama (con un nombre indio que significa
«fusión», «conexión») sandhi, y que produce una erosión (más o menos marcada) de
los límites entre los morfos. Es un sandhi el fenómeno por el que, si se encuentran los
dos morfos griegos aig - «cabra» y -s {NOMINATIVO + SINGULAR}, el primero
cambia su consonante final, que es originariamente sonora (/g/), por la sorda
correspondiente /k/, dando como resultado aik-s. Es un sandhi también el fenómeno
que en francés hace que, en determinadas condiciones, la /s/ final de palabra, que
normalmente no se pronuncia, se pronuncie en una variante sonora /z/ cuando la
palabra siguiente comienza por vocal: les bonnes /lε bon:/ «las asistentas», pero les
amis /lezami/ «los amigos». Tradicionalmente, el primer fenómeno, que tiene lugar
en el entorno de una misma palabra, se llama sandhi interno, y el segundo, que se
crea en el límite entre una palabra y otra, sandhi externo. Las lenguas son más o
menos ricas en fenómenos de sandhi.
15
Lingüística. Tema 5. Morfología.
6.5 Composición
La composición es un proceso morfológico muy común: consiste en crear una
palabra a partir de la combinación de unidades léxicas (sustantivos, adjetivos, verbos,
adverbios): bocacalle, rojiblanco, aguardiente, etc.; en inglés: greenhouse «inverna-
dero», blackboard «encerado», airplane «aeroplano», etc; en alemán: Gasthof (Gast
«invitado», Hof «lugar de acogida») «hotel»; Wortbedeutungslehre (Wort «palabra»,
Bedeutung «significado», Lehre «teoría») «semántica», etc. Como en otros casos, la
ortografía no es coherente en la representación de las palabras compuestas. Podemos
encontrar, junto a bocacalle, greenhouse (elementos escritos sin separación), pura
sangre, sangre azul, camión cisterna, fuera borda, wet suit «traje de buzo», bath tub
«bañera», etc. (elementos escritos con separación).
Un tipo especial de composición lo constituye la incorporación, que consiste en
la combinación de una palabra (frecuentemente, pero no siempre, de un nombre) con
un verbo para formar un compuesto verbal. En chukchi (lengua del noreste de
Siberia) tenemos:
16
Lingüística. Tema 5. Morfología.
están descritos no sólo por la matriz morfológica, sino también por su matriz
semántica de tal palabra.
El análisis en matrices semánticas pone en evidencia un aspecto característico del
comportamiento lingüístico, que consiste en explicar (ayudándose con paráfrasis u
otras técnicas) el significado de las palabras. A quien nos pregunte “¿qué quiere decir
‘levantamiento’?”, podemos responderle (entre otras cosas) “es cuando se levanta
algo” (como hacen los niños), o bien (como hacen comúnmente las definiciones de
los diccionarios) “es el acto de levantar” u otras respuestas por el estilo. Eso quiere
decir que el hablante almacena el léxico de su lengua asociando a cada voz una
descripción de su significado, que puede ponerse en forma de matriz semántica, y a la
que se puede recurrir cuando se desee.
17
Lingüística. Tema 5. Morfología.
7.3 Restricciones en las combinaciones de morfos
El juego de las combinaciones morfológicas opera sobre la base de un complejo
sistema de restricciones. En efecto, para que se pueda añadir un determinado morfo,
el elemento de partida de la modificación morfológica tiene que respetar algunas
condiciones particulares. Un caso muy estudiado es el siguiente: en inglés, el sufijo
-ity se combina solamente con radicales que sean a) adjetivales y b) de origen latino.
Por lo tanto, podemos tener prosper-ity «prosperidad», en cuanto que prosper- es una
base adjetival de procedencia latina, pero no podemos tener *soft-ity de soft «suave»,
que es, sin embargo, una palabra anglosajona. Al contrario, el sufijo nominal -ness se
une a bases de todo tipo (latinas: arbitrariness «arbitrariedad», o inglesas: fuzzi-ness
«opacidad»), mientras –hood se une solamente a bases estrictamente inglesas, o a
bases de origen latino con la condición de que se hayan, más o menos, adaptado al
inglés (priest-hood «sacerdocio» de priest < lat. prevostus).
7.4 Lagunas
En el sistema morfológico de una lengua se puedan encontrar lagunas
morfológicas, a saber, palabras teóricamente posibles (porque respetan todas las
restricciones combinatorias típicas de esa lengua), pero de hecho inexistentes En
español, por ejemplo, *aislación y *determinamiento son teóricamente posibles, pero
no existen; la matriz semántica «EL QUE (ir)» no tiene una matriz morfológica que la
exprese (no son posibles palabras como *idor o *yente), mientras en inglés se expresa
con goer (go «ir» + -er), de donde se forman palabras compuestas como movie-goer
«persona que va (a menudo) al cine» o theater-goer «persona que va (a menudo) al
teatro».
La asimetría de las lenguas desde este punto de vista (que se manifiesta en el
hecho de que existen diferencias profundas entre ellas en lo que se refiere a las
corres-pondencias entre matriz semántica y matriz morfológica) es una de las
circunstancias que producen más dificultades en el ámbito de la traducción. Se dan,
incluso, moda-lidades distintas que las lenguas utilizan para remediar la escasez de
recursos morfo-lógicos. El italiano dispone del llamado infinitivo sustantivado, que le
permite suplir la falta de nomina actionis aptos para expresar determinadas matrices
semánticas: (il) torreggiare «sobresalir» ocupa el lugar del inexistente (pero no
imposible) *torreggia-mento, (il) bere «beber» ocupa el puesto del inexistente
*bevimento, etc. Un meca-nismo parecido es muy frecuente en español, donde el
empleo de esta forma (infinitivo nominal) es todavía más flexible: los dares y
tomares, los andares, etc. El inglés, en cambio, suple la matriz «HECHO DE ( ___ )»
o «ACTO DE ( ___ )» con la muy fre-cuente matriz morfológica /Verbo + -ing/, que
tiene auténtico comportamiento nomi-nal: (the) showing «(el) mostrar», (the)
counting «(el) contar», etc. Estas formas tienen total vitalidad sintáctica: after my
showing you my books... lit. «después de mi mostrar (a) ti mis libros ... ».
8. LA PALABRA
8.1 Dificultad para definirla
En los apartados anteriores hemos usado el término palabra en sentido intuitivo,
dando por descontado que designa algo concreto. En realidad, las cosas son de otra
18
Lingüística. Tema 5. Morfología.
manera. La noción de ‘palabra’ es difícil de definir, y está muy ligada a la lengua con-
creta a la que nos estemos refiriendo, de tal manera que, aunque la Lingüística moder-
na se ha venido esforzando muchísimo en hacer que sea rigurosa, no se puede decir,
ni siquiera hoy día, que la discusión esté verdaderamente zanjada, y muchos
lingüistas siguen considerando que la noción en sí es prácticamente inútil. Para
presentar el pro-blema en sus verdaderos términos, convendrá citar algunos hechos
que muestran hasta qué punto resulta vaga la categoría de palabra.
La cultura occidental, indudablemente influida por su práctica de la escritura,
acostumbra a emplear una noción puramente ‘gráfica’ de palabra, esto es, a
considerar como una ‘palabra’ aquella parte de escritura que está entre dos espacios
en blanco. Sin embargo, intuimos inmediatamente que desde un punto de vista más
riguroso, esta concepción no es suficiente. Ante todo, en algunas lenguas antiguas la
grafía misma no registraba las palabras como entidades separadas, ya que la cadena
sintagmática se escribía sin ningún intervalo. Ello ocurría, por ejemplo, en latín,
donde la escritura de las palabras separadas es relativamente tardía y no siempre fija.
Pero existen también otros problemas de difícil solución. Por ejemplo, las locu-
ciones italianas per lo più «comúnmente» y per lo meno «por lo menos» se escriben
en tres ‘palabras’ gráficas. Es más, se acepta que las locuciones indicadas se escriban
sin espacio alguno entre sus componentes: perlopiù y perlomeno. Por otra parte,
existen en diversas lenguas numerosas palabras gráficas que pueden aparecer
solamente en algunos contextos determinados: las expresiones for the sake of «por
amor de» u on behalf of «en nombre de» en inglés contienen respectivamente las
‘palabras’ sake y behalf, que sólo pueden aparecer en estos contextos; de la misma
manera que la locución española por mor de contiene la ‘palabra’ mor, que aparece
exclusivamente (al menos en el español actual) en ese contexto, o la locución italiana
a repentaglio «en peligro, en riesgo», que contiene repentaglio, una ‘palabra’ que se
encuentra solamente en ese contexto. Las ‘palabras’ que se ven obligadas a aparecer
exclusivamente en un determinado entorno sintagmático y que no se pueden usar en
otros no se deberían denominar, ni siquiera genéricamente, palabras.
Hay otros casos que muestran también la indeterminación de la categoría ‘pala-
bra’. Existen construcciones formadas por más de una ‘palabra’ que sin embargo
operan sintácticamente casi como una sola palabra. En español, por ejemplo, poner
en marcha, darse cuenta, pasarse de listo, y otras de este tipo, son construcciones
compuestas por palabras que pueden usarse también en otros entornos sintagmáticos,
pero que, cuando aparecen en esos contextos específicos, se comportan como una
unidad indisoluble. El mismo fenómeno lo encontramos en otras lenguas: así el inglés
put in action «poner en acción», put to an end (to) «poner fin (a)», el francés mettre
sur pied «plantear, iniciar», mettre en oeuvre «poner en práctica», etc. En todos estos
casos estamos ante ‘palabras’ constituidas de varias palabras, que podemos llamar
palabras complejas. Algunas de estas palabras complejas están, por así decirlo,
‘legitimadas’ en el plano gráfico, esto es, escritas sin intervalos, aun reconociendo a
una de ellas la libertad de poder tener flexión: la fusión gráfica la encontramos por
ejemplo en el inglés altogether «completamente», de all + together; la fusión con
libertad flexiva de una de las componentes la vemos en el alemán kennenlernen
«conocer», lit. «conocer-aprender», fallenlassen «abandonar», lit. «caer-dejar».
Fenómenos similares se encuentran en latín en algunas palabras complejas no
segmentables, que a veces se funden incluso en la grafía: res publica «estado»
19
Lingüística. Tema 5. Morfología.
(también respublica), pater familias «padre de familia» (también paterfamilias), aes
alienum «deuda», lit. «bronce ajeno».
Una propiedad de las palabras complejas parece ser que reconocen a algunas de
las palabras componentes la libertad de variación, al menos desde el punto de vista de
la flexión. Las palabras complejas están, por tanto, compuestas de palabras
autónomas morfológica pero no sintácticamente: por ejemplo, el verbo poner de
poner en marcha se flexiona cuando la palabra compleja se inserta en un entorno
sintagmático que lo requiere (yo pongo en marcha, él ha puesto en marcha, etc.), y
sólo puede limitadamente separarse de las palabras que forman con él la palabra
compleja. Estas palabras complejas tienen, pues, el carácter de ser, en ciertos casos,
palabras discontinuas y elásticas.
a) es posible, al menos virtualmente, una pausa antes y/o después de él, pero
nunca en su interior (condición de no pausabilidad);
b) dados dos elementos susceptibles de ser palabra, otro elemento puede
interponerse entre ellos, pero no insertarse en uno de ellos (condición de no interrum-
pibilidad);
c) dados varios elementos, su orden puede ser modificado en la cadena sintag-
mática (condición de movilidad);
4
Todos los intentos basados en un criterio único se han mostrado, a decir verdad, insuficientes. De
entre ellos, el más famoso, y sin duda el más acertado, es el de Bloomfield, según el cual la palabra es
‘la forma libre mínima’. Una forma, en la teoría de Bloomfield, es ‘libre’ si puede aparecer sola;
aparentemente, una definición como ésta no se aplica a palabras como el o por, que pueden aparecer
solas únicamente en enunciados metalingüísticos (como: [A] ¿Has dicho con el hijo o por el hijo?; [B]
‘Por’). Aparte de esto, la definición de Bloomfield no cuenta de ninguna manera con las palabras
complejas, ya examinadas.
20
Lingüística. Tema 5. Morfología.
d) los elementos pueden aparecer también solos, esto es, constituir de por sí un
enunciado (condición de aislabilidad).
21
Lingüística. Tema 5. Morfología.
directo; en vienen soldados, “soldados” desempeña por sí sola la función de
sujeto; en está dulce, “dulce” desempeña por sí sola la función de atributo. iii)
Cualquiera de las funciones relativas al conjunto del predicado y sus
argumentos, como en el caso de los adverbios en las funciones de
complementos circunstanciales, complementos modales oracionales, etc.: en
viven allí, “allí” desempeña por sí sola la función de complemento
circunstancial de lugar; en Evidentemente, tiene hambre, “evidentemente”
desempeña por sí sola la función de modalizador proposicional epistémico del
resto de la oración.
c) Capacidad para ser unidad mínima correferente con una forma pronominal.
Así, en la oración Le dieron agua, pero no la bebió el elemento “agua” es una
palabra, pues es correferente de “la”. Sin embargo, en Los antidarwinistas no
estaban de acuerdo con él el elemento de “antidarwinistas” no es correferente
de “él”; si mantuviéramos esta correferencia, la oración resultaría anómala. De
ello se deduce que "-darwin-" no es una palabra.
Las expresiones que de forma prototípica cumplen con todos estos requisitos son
las palabras con contenido lexemático que conforman las principales categorías
verbales: sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios. En relación con esos criterios
funcionales serían descartadas como palabras plenas no sólo los morfemas derivativos
y flexivos, sino también preposiciones, conjunciones, artículos y clíticos. Como se ve,
este punto de vista funcional define la palabra considerándola no sólo como punto de
llegada de las operaciones morfológicas, sino también, y fundamentalmente, como
punto de partida de las operaciones sintácticas; es decir, como unidad mínima del
nivel sintáctico en el que se configuran las oraciones. Por ello mismo, aunque lo
mencionamos aquí, retomaremos con más detalle la cuestión del alcance y los límites
de las operaciones sintácticas al abordar la sintaxis en el tema 7.
BIBLIOGRAFÍA
22
Lingüística. Tema 5. Morfología.
ARONOFF, M. (1994), Morphology by Itself. Cambridge (MA.): MIT Press.
23
Lingüística. Tema 5. Morfología.
EJERCICIOS
1
Determina si las palabras que componen cada uno de los grupos siguientes se
relacionan entre sí mediante procesos de flexión, de derivación o de ambos:
2
Los enunciados siguientes contienen elementos flexivos y derivativos. Coloca en
las cajas correspondientes los elementos de uno y otro tipo que encuentres:
3
Considera las palabras siguientes:
24
Lingüística. Tema 5. Morfología.
4 árbol 9 justamente 14 deformar 19 construir
5 disgustar 10 pago 15 a 20 pretexto
4
Todas las palabras persas siguientes son descomponibles (nota: xar significa
‘comprar’ e –id designa el tiempo pasado):
1 xaridam ‘compré’
2 xaridi ‘compraste’
3 xarid ‘compró’
4 naxaridam ‘no compré’
5 namixaridand ‘no estaban comprando’
6 naxaridim ‘no compramos’
7 mixarid ‘estaba comprando’
a) Estaban comprando
b) No compraste
c) No compró
5
¿Qué desajuste se advierte en la comparación de estas palabras?
relatar rehacer
delatar deponer
ingresar infiltrar
repetir rehuir
25
Lingüística. Tema 5. Morfología.
6
Los siguientes datos tomados del turco contienen variación alomórfica:
7
Considera las siguientes palabras:
8
La palabra infelicidad puede segmentarse de dos modos.
i) ¿Cuáles son? Represéntalos arbóreamente.
ii) ¿Qué segmentación te parece más adecuada? Justifica la respuesta.
iii) Teniendo en cuenta los pormenores de la segmentación anterior, intenta la de
estas otras palabras:
1. incomprensible
2. redisposición
3. desestablecimiento.
26
Lingüística. Tema 5. Morfología.
9
i) Intenta descomponer las siguientes palabras. Justifica cada paso de la
descomposición.
ii) Determina las raíces y las bases en cada caso (el diagrama arbóreo puede ser
útil).
iii) Indica el carácter derivativo, flexivo, etc., de los morfemas que determines:
1. ininteligibilidades
2. redescubrimientos
3. desinteresadísimamente
4. antidesmilitarizacionista
10
Cada columna ilustra un tipo diferente de proceso morfológico:
singe/sang/gesungen soy/eres
(canto/canté/cantado)
yo/me
27
Lingüística. Tema 5. Morfología.
11
Los siguientes datos, tomados del samoano, ilustran cierto tipo de proceso
morfológico:
12
Los datos siguientes, tomados del agta (lengua hablada en Filipinas) ilustran un
caso específico de afijo:
13
Las palabras siguientes del chamorro (hablado en Guam y en las Islas Marianas)
ilustran algunos de los procesos morfológicos estudiados en este tema:
28
Lingüística. Tema 5. Morfología.
III. Raíz Palabra derivada
10 nalang ‘hambriento’ nalalang ‘muy hambriento’
11 dankolo ‘grande’ dankololo ‘muy grande’
12 metgot ‘fuerte’ metgogot ‘muy fuerte’
13 bunita ‘bonito’ bunitata ‘muy bonito’
14
Considera los datos siguientes, tomados del hausa (Sudán):
15
Considera los siguientes datos, tomados del taruhumara (México):
29
Lingüística. Tema 5. Morfología.
16
Considera los datos siguientes, tomados del shiluk, lengua nilótica (Sudán):
Observaciones:
1. ([`], [´]: diferencias de tono (bajo y alto respectivamente).
2. ([:]: tras vocal, alargamiento de esa vocal).
17
Considere los datos siguientes, tomados del suahelí:
30
Lingüística. Tema 5. Morfología.
i) Identifica los morfos de las siguientes expresiones del swahili.
ii) Asigna los morfos (y posibles alomorfos) a los correspondientes morfemas.
iii) Establece la distribución de los posibles alomorfos.
iv) ¿Qué procesos morfológicos se observan en estos datos del swahili?
18
Las palabras siguientes se han formado mediante composición. Representa la
estructura de cada una de ellas mediante diagrama arbóreo.
31
LINGÜÍSTICA
Grado de Filosofía
TEMA 6
SEMÁNTICA
1. Introducción. 2. Nociones básicas para el análisis del significado.
3. El análisis componencial. 4. Principios de ordenación. 5. El léxico.
6. Sobre semántica de los enunciados.
1. INTRODUCCIÓN.
4
Lingüística. Tema 6. Semántica.
5
Lingüística. Tema 6. Semántica.
7
Lingüística. Tema 6. Semántica.
R
e
f
8
Lingüística. Tema 6. Semántica.
3. EL ANÁLISIS COMPONENCIAL
corresponde una „parte‟ de la palabra: por ejemplo, no se puede afirmar que ni-
de niño significa [+macho] o que -ña de niña significa [-adulto]. Ello quiere decir
que los componentes de la palabra son simultáneos (como lo son los rasgos
fonológicos) y no sucesivos.
hombre padre
[+humano] [±humano]
[+macho] [+macho]
[+adulto] [+adulto]
[±ascendiente de primer grado] [+ascendiente de primer grado]
parricidium
[+matar]
[+referido a padre]
10
Lingüística. Tema 6. Semántica.
[+matar]
[+referido a suegro]
no tiene una expresión específica y debe asociarse a la palabra, menos rica inten-
sionalmente, homicidium. Y sin embargo la matriz es perfectamente legítima,
puesto que respeta el orden de los componentes previstos. Ello significa que las
lenguas no siempre llenan todas las matrices semánticas virtualmente posibles, lo
cual comporta que en su léxico se registren lagunas y que se haga necesario
disponer de recursos adecuados para compensar ese desequilibrio (vid.: tema 5).
Dicho esto, hay que reconocer que el análisis componencial tiene sus
méritos. Ante todo (como observamos anteriormente), es un intento interesante
de aplicar al nivel del significado metodologías afines a las que se usan para otros
niveles lingüísticos, y, por tanto, de poner en evidencia la profunda
homogeneidad estructural del lenguaje. En segundo lugar, se esfuerza por
ofrecer una representación del conocimiento léxico que poseen los hablantes de
una lengua, y de formalizar algunas intuiciones lingüísticas que éstos
generalmente poseen a propósito del significado de las palabras. Por ejemplo,
cualquier hablante español sabe que existe una mayor afinidad de significado
entre padre y pariente que entre padre y, digamos, ventilador. Esta afinidad se
puede representar mediante una separación en componentes: palabras que tienen
un mayor número de componentes en común son semánticamente „más afines‟
que palabras que no tienen ninguno. Además, el análisis componencial ofrece una
buena representación del hecho de que, en el léxico de una lengua, las palabras no
están aisladas semánticamente (como no lo están morfológicamente), sino que
están ligadas por relaciones más o menos estrechas. Como veremos más
adelante, del análisis componencial deriva naturalmente la posibilidad de describir
los tipos de relación de significado existentes entre las palabras.
Desgraciadamente, sin embargo, el análisis componenciaI choca contra una
serie de dificultades que limitan enormemente su alcance. Ante todo, no está nada
claro cuál es el procedimiento según el cual los componentes semánticos se
extraen del significado de las palabras. A diferencia de los procedimientos de
análisis morfológico y sintáctico, que gozan de un respetable grado de
repetibilidad (dados ciertos principios, dos lingüistas diferentes tienen grandes
probabilidades de ofrecer el mismo análisis de un determinado elemento
lingüístico) y de verificabilidad, los del análisis componencial son más bien
intuitivos. Los diversos lingüistas pueden usar representaciones distintas de los
componentes, no siempre compatibles entre sí; y nada hace pensar que dos
analistas distintos, aplicando incluso la misma concepción de los componentes,
obtengan la misma matriz de una misma palabra. En definitiva, el método de
extracción de los componentes es aún muy arbitrario.
Por otra parte, este análisis no parece que pueda llevarse a la práctica
totalmente, porque no puede aplicarse a todo el vocabulario de una lengua. Dada
la enorme cantidad de palabras que el vocabulario contiene, si se intentase
reconstruir todos los componentes que intervienen en la formación del significado
de sus elementos, se llegaría a una lista de componentes tan larga que se volvería
11
Lingüística. Tema 6. Semántica.
niño hijo
[+humano] [±humano]
[+macho] [+macho]
[-adulto] [±adulto]
[±descendiente de primer grado] [+descendiente de primer grado]
12
Lingüística. Tema 6. Semántica.
Una notación como ésta permite hacer referencia a los componentes del
tipo [+descendiente de primer grado] también con el término de componentes de
dos lugares (X, Y), y a los componentes absolutos con el término de componentes
de un lugar. Componentes relacionales aparecen también en el significado de
otras palabras, como abuelo, tío, y en general en los nombres de parentesco (que
son, por su naturaleza, portadores de significados relacionales). Abuelo, por
ejemplo, tendrá todos los componentes de padre, excepto que [+ascendiente de
primer grado] será sustituido por [+ascendiente de segundo grado]; etc.
13
Lingüística. Tema 6. Semántica.
cansancio astenia
antiinflamatorio antiflogístico
[-técnico] [+técnico]
francés franchute
[-despectivo] [+despectivo)
criar
(Xs hace que (Yo cambie en [+ adulto]))
Esta representación es muy diferente de las que llevamos dadas hasta este
momento, y se lee así: „X, que tiene la función de Sujeto (= s), hace que Y, que
tiene la función de objeto (= o), cambie su estado en [+adulto]‟. En otras
palabras, los componentes semánticos (cada uno de los cuales va recogido entre
paréntesis) ya no están constituidos por palabras, sino por proposiciones
elementales que tienen entre sí relaciones determinadas. Este tipo de
componentes se denomina proposicional, y es probablemente típico de los
verbos. Un componente proposicional puede a su vez englobar (como en nuestro
ejemplo) a uno o más componentes de otro tipo (por ejemplo, relacionales).
14
Lingüística. Tema 6. Semántica.
3.3. Restricciones.
La presentación de las matrices semánticas no está aún completa. Es
necesario introducir todavía en ellas otro tipo de información, de modo que se
eviten enunciados como:
pero no
Por este motivo, la matriz de criar debe ser completada con otro tipo de
información que especifique si las palabras que pueden ser sujeto o complemento
han de presentar o no determinados componentes. Estas informaciones
limitadoras se denominan comúnmente restricciones, se recogen entre los signos
„< >‟ y dan lugar a la siguiente reformulación:
criar
(Xs hace que (Yo cambie en [+adulto])) <X [+animado], Y [+animado]>
aburrir
(Xs hace que (Yo cambie en [+aburrido])) <X [±animado], Y [+animado]>
15
Lingüística. Tema 6. Semántica.
acariciar
(Xs, toca a (Yo [+de forma ligera y afectuosa])) <Xs [+dotado de manos]>
excluir que, a medida que se amplía la comparación en parejas entre las palabras,
surja la necesidad de postular otros niveles componenciales. Ya esta enumeración
evidencia que, en efecto, la descripción del significado de una palabra en términos
rigurosamente componenciales termina por llevar a una enorme masa de
especificaciones poco manejables desde el punto de vista práctico, si bien
probablemente capaces de dar cuenta de una buena parte de la competencia léxica
de los usuarios.
Por otro lado, además, hay que señalar por lo menos otra serie de
dificultades. En su momento hemos recordado que los significados de las palabras
no son todos del mismo tipo. En algunas son „concretos‟ (intensionalmente bien
definidos y extensionalmente aplicables); en otras, „abstractos‟, es decir, los que
exhiben las ambiguas o indescomponibles en principio (cuyo número no es nada
desdeñable). ¿Quién podría ofrecer un análisis componencial aceptable de
palabras generales como cosa o hacer? ¿Quién puede dar un análisis de
existencia o, más sencillamente, de bien? No sólo las palabras que, como éstas,
han sido más intensamente usadas por la tradición filosófica, escapan a una
definición estable, sino también otras muchas. No podemos aquí entrar en detalles
sobre esta cuestión, pero es necesario sacar una conclusión que el lector aceptará
sin necesidad de demostración: no todas las palabras del léxico son
semánticamente susceptibles de descripción por procedimientos estándar; y para
otras muchas, el significado se evidencia sólo a través del uso específico que los
hablantes hacen de ellas. (Y precisamente para eso sirve el extraordinario recurso
de la „pregunta metalingüística‟: ¿Qué entiendes por X?)
Por último, un inconveniente propio del análisis componencial es que, en su
afán analítico no resulta el mejor procedimiento para dar cuenta de la verdadera
representación que los usuarios se hacen del significado de las palabras. En
muchos casos, efectivamente, los conceptos que se asocian a las palabras tienen
carácter configuracional o, como se diría en algunas tradiciones psicológicas, de
geltalt o percepción de conjunto, que no puede captarse exclusivamente como la
suma de los componentes. La grafía que representa el número 8 no es sólo un
círculo que se intersecta con otro formando una sola línea cerrada orientada
verticalmente. Por muy exhaustiva que sea una descripción analítica de una forma
geométrica, nunca podrá sustituir a la imagen coherente y unitaria del conjunto
con la que los seres humanos nos la representamos de forma holística.
4. PRINCIPIOS DE ORDENACIÓN.
4.1. Gradación.
Un ejemplo evidente del principio de ordenación es el constituido por la
gradación. Algunos grupos de palabras pueden disponerse en escala, con un
17
Lingüística. Tema 6. Semántica.
(-) (+)
Las gradaciones organizan grandes cantidades de palabras en el léxico, pero
presentan algunos problemas. Si las representamos como secuencias de „lugares‟
que sean susceptibles de ser ocupados, cada uno de ellos, por una palabra,
podemos encontrarnos alguno vacío. Por ejemplo, entre grande y grandísimo
puede ser útil establecer un lugar intermedio, como más bien grande o no
exactamente grandísimo. Estos lugares no están ocupados por palabras del léxico
español sino sólo por sintagmas provistos de una o más especificaciones. Dicho
de otra manera, las gradaciones pueden tener lagunas. Además, nada garantiza
que alguno de los términos de la gradación no tenga equivalentes paradigmáticos:
por ejemplo, se puede usar polar en lugar de gélido, o ecuatorial en lugar de
hirviente. Por eso, las gradaciones son paradigmáticamente frágiles.
No obstante, en algunos usos técnicos del léxico se puede establecer,
convencionalmente, una gradación regularizada, es decir, que no presente
lagunas ni sea paradigmáticamente frágil a pesar de estar formada por palabras
del lenguaje ordinario. En la jerga universitaria española, por ejemplo, es una
gradación regularizada la que se establece entre los adjetivos que expresan la
valoración del rendimiento escolar del alumno:
(-) (+)
En este caso se conviene que la escala vaya de un „mínimo‟ a un „máximo‟,
que entre un término y otro de ella no existan lugares vacíos, que a cada lugar le
corresponda el mismo „espacio‟ y que no sea posible encontrar equivalentes
paradigmáticos. Las gradaciones regularizadas son un ejemplo interesante de una
posibilidad del léxico de las lenguas: las palabras „corrientes‟ pueden convertirse
en términos técnicos a través de un proceso más o menos simple de acuerdo
sobre su significado. Notable es una palabra corriente (y, por tanto, frágil en el
lenguaje ordinario); pero es un término técnico en la jerga de la educación.
4.2. Hiponimia.
Otro principio esencial de ordenación es la hiponimia (con su contraria la
hiperonimia). Un palabra B es hipónima de A cuando en su significado está
incluido el de A: automóvil es hipónimo de vehículo, ballena de animal, etc. Y, al
contrario, vehículo es hiperónimo de automóvil, y animal, de ballena. De ahí se
18
Lingüística. Tema 6. Semántica.
HIPERONIMIA
Tío actúa como cohipónimo de tía y también (en plural) como hiperónimo de
ambos. Esta situación se presenta muy a menudo (hermano ≈ hermana ≈≈
hermanos; caballo ≈ yegua ≈≈ caballos, etc.). En otros casos el término
superordenado está vacío, o, mejor dicho, no está formado por una palabra en la
lengua sino que puede ser suplido por una combinación sintagmática (el nudo
vacío se indica con „?‟):
19
Lingüística. Tema 6. Semántica.
HIPERONIMIA
mueble
mesa asiento ?
Este árbol, que tiene como „raíz‟ mueble, puede encajarse dentro de otros
árboles más complejos, dotados o no de una „raíz‟ con nombre específico: por
ejemplo, junto con el árbol que tenga como „raíz‟ solería puede entrar a formar
parte del super-árbol decoración, y así sucesivamente.
No falta quien ha sostenido que, reconstruyendo de esta manera las
relaciones semánticas, se puede llegar a crear una especie de macro-árbol
semántico que contenga todas las palabras de una lengua y reconduzca todo el
léxico a una única „palabra arquetípica‟. Es evidente que un propósito como éste
es irrealizable, dado, como hemos dicho, el carácter ilimitado del léxico. Y, sin
embargo, este proyecto imposible contiene un factor de verdad: nos recuerda que
los significados de las lenguas constituyen una red (o un árbol) llena de lagunas,
asimetrías e imperfecciones, pero que siempre es posible, si las necesidades de la
enunciación lo requieren, „llenar‟ más o menos provisionalmente los vacíos y
deshacer las asimetrías. Ello es posible o bien trasladando una palabra de un
nudo a otro del árbol, o bien delegando a una palabra para que ocupe una
determinada posición, mediante, por ejemplo, una traslación metafórica. Si no
tenemos un hiperónimo específico capaz de cubrir dos cohipónimos como
armario y ropero, podemos trasladar al papel de hiperónimo a uno de los dos
términos, llamándolos a los dos (si así lo queremos) armarios, o bien delegar
20
Lingüística. Tema 6. Semántica.
(más o menos provisionalmente) a una palabra general (ella sola, como cosa o
mueble, o en sintagma, como cosa para sentarse, etc.) o de otro tipo. En
español, por ejemplo, como hiperónimo de marido y mujer se usa corrientemente
la palabra delegada matrimonio, que procede de un árbol hiponímico
completamente distinto.
Queda la cuestión de si la organización hiponímica del significado de las
lenguas es un puro accidente o bien responde a algún tipo de motivación. Es
difícil pensar que se trate de una pura casualidad: el fenómeno de la hiponimia es,
de hecho, un universal lingüístico, y por ello debe responder a razones más
profundas. Una de éstas puede ser la siguiente: el léxico está organizado
hiponímicamente para favorecer un recurso enunciativo esencial para los usuarios
lingüísticos, que es el de la movilidad semántica. Ésta le permite al hablante
producir enunciados con distinto grado de riqueza intensional, moviéndose con
una especie de „efecto zoom‟ por una escala en cuyos extremos están la máxima
generalidad (= máxima pobreza intensional) y la máxima concreción (= máxima
riqueza intensional). Este recurso favorece directamente la maniobra de
manipulación del conocimiento, como se ve en (10):
4.4. Colocaciones.
Hasta aquí hemos considerado sólo principios de carácter paradigmático,
es decir, los que se instauran en cierto conjunto de palabras para el que, si se elige
una, queda prohibido el uso de las otras. Pero existen también principios
sintagmáticos, esto es, los que permiten diversas relaciones semánticas entre las
palabras que componen una cadena sintagmática, una expresión compleja. Estas
relaciones pueden ser más o menos ocasionales o también regulares. En este
último caso, las relaciones semánticas están determinadas al menos por dos tipos
de construcciones: la modificadora y la complementadora. En ellas la relación
semántica entre las palabras es generalmente unidireccional habiendo, por tanto,
22
Lingüística. Tema 6. Semántica.
«de la paz» es un complemento exigido por «partidario»: éste último, núcleo del
sintagma, selecciona el adyacente siguiente. El adjetivo «partidario» selecciona
como complemento palabras o sintagmas que denoten una situación o una acción
(«partidario de la paz» [+estado], «partidario de la negociación» [+acción]). Por
esta razón, cuando el complemento de este adjetivo denota un objeto físico,
como en
Entre los sujetos y los verbos de estas oraciones se establece una relación
de tautonimia. Por ejemplo, se puede definir «ladrar» como la „emisión de
sonidos característicos que hacen los perros‟. Por tanto, la palabra «perro» está
incrustada en el significado de la palabra «ladrar». Lo mismo ocurre en el resto de
los ejemplos. Las solidaridades también se observan entre otras partes de la
oración:
24
Lingüística. Tema 6. Semántica.
25
Lingüística. Tema 6. Semántica.
26
Lingüística. Tema 6. Semántica.
CAMPOS SEMÁNTICOS
Ramificantes No ramificantes
B C
D E F G
27
Lingüística. Tema 6. Semántica.
Menaje de cocina
(21) X es un elemento/componente de Y
(22) El cuchillo es un elemento de la cubertería
(23) La cubertería es un componente del menaje de cocina
(24) X es un tipo/clase de Y
(25) La trompeta es un tipo/clase de instrumento de viento
Por otra parte, las taxonomías pueden ser cerradas o abiertas. Las cerradas
muestran una frontera bien delimitada: una vez alcanzados los elementos más
pequeños no es posible seguir avanzando. Es el caso de la taxonomía propuesta
arriba o la de numerosas clasificaciones conceptuales o científicas, por ejemplo.
Las abiertas, en cambio, pueden expandirse sin fin: las taxonomías de parentesco
son buen ejemplo de ello.
28
Lingüística. Tema 6. Semántica.
Según puede verse, pie es una parte de la pierna, o que la cara es una parte
de la cabeza: pie es merónimo (hipónimo de meronomía) de pierna, y cara, de
cabeza. Dos partes del mismo todo superior son comerónimos (cohipónimos de
meronomía). Así, rodilla y muslo son comerónimos de pierna. Ésta, a su vez, es
holónimo de ellas (hiperónimo de meronomía). Cuerpo es holónimo de cabeza.
Entre los contextos que pueden servir para determinar la relación de meronimia
están los siguientes:
(26) El X tiene Y y Z
(27) Y y Z son partes de Y
(28) X consta de Y y Z
(29) Y y Z forman parte de X
(30) El Y y Z de un X
A>B>C>D
29
Lingüística. Tema 6. Semántica.
(31) concepción > nacimiento > infancia > adolescencia > juventud >
madurez > senectud > muerte
Dado que los campos de esta clase suelen presentar una ordenación secuencial
estricta de sus elementos, se pueden proponer los siguientes contextos de
determinación:
(38) mañana > mediodía > tarde > noche > madrugada >> mañana…
(39) fresco > cansado > agotado > descansado >> fresco…
(40) tranquilo > inquieto > nervioso > excitado > violento
32
Lingüística. Tema 6. Semántica.
árbol‟
árbol palmera
5. LÉXICO Y SINTAXIS
Pero no (42):
salir
a) (Xs cambia de (posición (del lugar Y al lugar Z)))
b) Verbo
c) -[ ____ SNo]
6.2. Idiomatismos.
Con el término idiomatismos se hace referencia a enunciados (o a sus
partes) cuyo significado de conjunto no puede deducirse composicionalmente (o,
por usar un término del que nos servimos antes, calculado) a partir de los de sus
elementos. Por esta razón todos ellos deben ser memorizados independien-
temente, y ello a pesar de que cada uno de los elementos que los integran puedan
pertenecer a la competencia de los usuarios.
A la categoría de los idiomatismos definida de esa manera pertenece una
infinidad de enunciados, si bien la Lingüística no se ha ocupado, hasta hace muy
poco, de elaborar alguna explicación al respecto. Tenemos, al menos: a)
idiomatismos cristalizados con estructura de frase, como los refranes, las
máximas, los aforismos, etc. (Dime con quién andas y te diré quién eres); y b)
sintagmas ‘fijos’ de diversa naturaleza, del tipo pata de gallo, armar la gorda,
ser un libro abierto, ser harina de otro costal, etc.; Estos tipos de idiomatismos
son de uso muy frecuente en todas las lenguas.
BIBLIOGRAFÍA:
37
Lingüística. Tema 6. Semántica.
LEECH, G. (1981). Semántica. Madrid: Alianza Editorial, 1986. (2ª edición corregida y
aumentada.)
38
Lingüística. Tema 6. Semántica.
EJERCICIOS
1
Determina el significado léxico y el estructural de los siguientes enunciados:
2
Distingue brevemente los elementos denotativos y connotativos de las siguientes
series de elementos:
1. caballo/corcel
2. encendedor/mechero
3. cerilla/fósforo
4. excusado/retrete/servicio/baño
5. computador/ordenador
6. casa/morada/domicilio
7. empezar/iniciar
8. enfadado/cabreado/malhumorado
3
Examina las siguientes definiciones:
39
Lingüística. Tema 6. Semántica.
4
Ordena los siguientes elementos según las relaciones de hiponimia, hiperominia y
cohiponimia que mantengan entre sí:
1. pasta
2. neurólogo
3. fideos
4. pediatra
5. vigilar
6. patólogo
7. estar alerta
8. sémola
9. oculista
10. velar
11. ravioles
12. macarrones
13. acechar
14. anestesista
15. médico
5
Intenta clasificar los siguientes opuestos según sean antónimos, complementarios
o simétricos:
1. verdadero/falso
2. muerto/vivo
3. aprobar/suspender
4. abrir/cerrar
5. fuerte/débil
6. alto/bajo
7. caliente/frío
8. generoso/tacaño
9. listo/tonto
10. arriba/abajo
11. encima/debajo
12. salir/entrar
13. subir/bajar
14. dar/recibir
15. profesor/alumno
16. depredador/presa
17. cubrir/descubrir
18. ensanchar/estrechar
19. marido/mujer
20. preceder/seguir
40
Lingüística. Tema 6. Semántica.
21. ir/venir
6
Comenta las siguientes expresiones, en lo que concierne a las restricciones que se
establecen entre sus elementos:
1. lámpara perezosa
2. ladrón asustado
3. médico enfermo
4. agua líquida
5. persona humana
6. cuadro anciano
7. perra embarazada
8. teléfono incorrecto
7
¿A qué tipo de relación semántica responden las expresiones siguientes? Presta
atención a las restricciones de sus elementos:
8
Organiza el árbol semántico de las siguientes series de elementos:
9
Ordena los elementos de las series siguientes y especifica sobre qué dimensión se
articulan y cómo se estructuran:
10
¿Podrías establecer una clasificación entre miembros prototípicos y no
prototípicos de las siguientes categorías?
¿Es posible reconocer una escala de mayor o menor distancia a los casos
prototípicos entre los miembros no prototípicos? ¿Cuál es el término genérico que
designa el concepto esquemático correspondiente a los miembros prototípicos?
¿Existe un término genérico que designe a todos los miembros de cada clase?
42
L I N G Ü Í S T I C A
Curso académico 2010‐11
GRADO DE FILOSOFÍA
TEMA 07
SINTAXIS
1. Funciones y significantes del nivel sintáctico. 2. Funciones sintácticas y funciones
semánticas. 3. Determinación nominal y verbal. 4. Funciones informativas. 5.
Funciones proposicionales e ilocutivas. 6. Configuración sintagmática de las
funciones sintácticas en la oración. 7. Naturaleza de las estructuras sintagmáticas.
1. Funciones y significantes del nivel sintáctico1
Los fenómenos comúnmente asociados al ámbito de la sintaxis remiten, sobre
todo, a dos tipos de funciones generales.
a) Por un lado, la unidad que puede desempeñar una función sintáctica es el
sintagma, que puede ser mínimo o complejo. Los sintagmas mínimos que pueden
desempeñar tal función son las palabras prototípicas, es decir, las construcciones que
portan contenido léxico: sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios. En los siguientes
ejemplos, las funciones oracionales están desempeñadas por sintagmas constituidos
por una sola palabra2:
Ven aquí.
¿Tienes dinero?
Nos gusta reír.
Vosotros compraréis pan, ¿verdad?
1
Para la elaboración de este y los siguientes apartados de estos apuntes nos hemos basado fundamentalmente en
el trabajo de S. Gutiérrez Ordóñez, Principios de sintaxis funcional, Madrid: Arco Libros, 1997. De este trabajo son la
mayoría de los ejemplos utilizados, muchas de las definiciones dadas y muchos de los argumentos aducidos. Deberá
tenerse en cuenta que, para aliviar la redacción del texto, no hemos diferenciado sistemáticamente las citas de este
autor de nuestras propias aportaciones. Estos extremos serán aclarados en los comentarios de clase.
2
Que la palabra (con valor lexemático) es la unidad mínima de la sintaxis lo demuestra el hecho de que las
operaciones sintácticas no pueden acceder a su interior, no pueden operar sobre sus componentes. Por ejemplo, un
pronombre no puede referirse a un sustantivo que forma parte de una palabra derivada o de una palabra
compuesta. En la frase El maquinista cogió la chaqueta y se sentó en ella, ‘ella no puede referirse a la noción de
“maquina” incluida en la palabra maquinista. Tampoco puede haber sintagmas con determinantes (artículo, etc.) en
el interior de una palabra compuesta: Dame el *cortaestasuñas; He comprado un *sacalaspuntas. Sólo la palabra en
su conjunto puede asumir funciones sintácticas de núcleo de determinación o expresión correferente con un
pronombre. Por otra parte, ciertos morfemas, por sí mismos, no pueden desempeñar funciones sintácticas
(morfemas derivativos y flexivos, preposiciones, conjunciones, determinantes). Para insertarse en una función
sintáctica deben formar parte o acompañar a una palabra con un núcleo lexemático (vid. tema 5).
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Los sintagmas complejos están constituidos por varias palabras (prototípicas y no
prototípicas), como, por ejemplo:
gato persa de pelo blanco
del salón en el ángulo oscuro
el proceso
cantar arias de Mozart al piano
con las manos en los bolsillos del abrigo
corrió al baño
Los sintagmas (mínimos o complejos) tienen la capacidad de designar de forma
autónoma tipos de objetos (sustantivos) o procesos (verbos), propiedades de objetos
(adjetivos) y propiedades de procesos (adverbios), así como la capacidad de aludir a
ejemplares específicos de esos tipos de objetos y procesos (sintagmas nominales
determinados y verbos finitos). Así, para designar cosas y procesos podemos distinguir
entre la capacidad de denotar tipos y la capacidad de denotar casos, ejemplares
concretos de esos tipos. En la tabla siguiente se muestran algunos ejemplos en relación
con los términos perro y ladrar:
TIPOS EJEMPLARES
COSA U OBJETO animal, perro, perro un animal, el perro, tus
callejero, perro pastor perros, ese perro pastor
alemán, etc. alemán, etc.
PROCESO O SITUACIÓN actuar, ladrar, ladrar poco, un perro pastor alemán
ladrar mucho, ladra mucho, ese animal
ladrar mucho un perro, etc. está ladrando, etc.
Adviértase que los tipos pueden ser más genéricos o más específicos (animal,
perro, perro callejero; actuar, ladrar, ladrar poco) y que la mayor especificación puede
lograrse mediante la creación de sintagmas cada vez más complejos: perro callejero,
perro pastor callejero, ladrar poco, ladrar un perro callejero, etc. Adviértase también
que los ejemplares son designados con el uso de instrumentos de determinación como
los artículos, demostrativos, posesivos, cuantificadores e indefinidos, que se asocian a
los sustantivos, o como los morfemas de tiempo, persona y modo, que se asocian a los
verbos3.
b) Por otro lado, cierta clase de funciones que tienen que ver con la enunciación
de determinados contenidos proposicionales y de ciertas actitudes ilocutivas o
comunicativas (declarativa, exhortativa, interrogativa, etc.), o de cómo se suministra la
información al interlocutor (tema/rema, foco, etc.) sólo puede reconocerse en la
oración en conjunto. Por ejemplo, una aseveración, con la que declaramos cierto
3
Los adjetivos y los adverbios, por su propia naturaleza, no pueden referirse directamente a ejemplares. Pueden
expandirse mediante modificación (harto de trabajar, azul cielo, lejos de aquí, etc.) para obtener una mayor
especificación del tipo de propiedad a la que se quiere aludir, pero la única determinación que reciben es la de la
cuantificación (un poco harto, muy lentamente, bastante lejos, etc.).
2
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
contenido proposicional que queremos compartir con el interlocutor y con cuya
verdad nos comprometemos, sólo se puede llevar a cabo mediante una estructura
organizada en torno a un verbo en forma personal, independientemente de que dicho
verbo se haga explícito o quede implícito o elidido por economía discursiva:
Me he comprado un coche [aseveración]
¿Te has comprado un coche? [pregunta]
Sí [me he comprado un coche]. [aseveración]
Así las cosas, desde un punto de vista funcional, la Sintaxis aborda, por un lado,
la descripción de todos aquellos mecanismos que, de una u otra manera, contribuyen a
la configuración de sintagmas o frases con los que designamos, a través de diversos
instrumentos para la expansión, tanto tipos de cosas y de procesos como ejemplares
particulares de tales tipos. Por otro lado, la Sintaxis intenta dar cuenta de los
mecanismos que permiten constituir oraciones que cumplan una función enunciativa:
la que posibilita que se exprese cierto contenido proposicional (representación de una
situación o proceso en el que intervienen ciertos objetos) y se expresen, en relación
con él, ciertas actitudes ilocutivas y valores discursivos.
Para el resto de este tema hemos de tener presente, como instrumento de
trabajo, una noción de oración que muestre los siguientes aspectos:
La oración es una estructura sintáctica
a) organizada en distintos niveles de ensamblaje y caracterizada por una
línea entonativa autónoma propia;
b) que se constituye en signo complejo con el que expresamos a nuestro
interlocutor una determinada actitud ilocutiva sobre determinados
hechos;
c) que expresa la concepción de tales hechos en relación con unas
coordenadas espacio‐temporales epistémicamente accesibles a los
interlocutores;
d) y que representa tales hechos como relaciones entre objetos complejas
y dinámicas (vistas en su desarrollo temporal), las cuales son
simbolizadas con formas alternativas según el punto de vista desde el
que se las concibe y en virtud de las diferentes condiciones pragmático‐
discursivas en las que se integran.
Veamos un ejemplo. Para la frase compleja Te digo que tu padre está abriendo
la puerta, tales aspectos se muestran del modo siguiente.
En relación con (a), podemos reconocer la siguiente estructura sintáctica
(elaborada a partir del supuesto de que el núcleo oracional es el verbo):
3
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
(V)
digo
(Suj) OSub.CD
Yo (CI)
te
(Conj.) O
que
(V)
está abriendo
Suj CD
(Det.) (N)
tu padre (Det.) (N)
la puerta
En relación con (b), los hechos a los que hacemos referencia vienen expresados
en la oración subordinada que tu padre está abriendo la puerta y la actitud enunciativa
por la estructura oracional principal Te digo, un determinado contorno entonativo
propio de las aseveraciones y el orden de palabras elegido.
En relación con (c), los objetos y personas a los que se hace referencia, así
como los procesos o situaciones en los que se encuentran implicados, quedan
localizados tanto en relación al espacio y el tiempo que ocupan los interlocutores al
realizar el acto de habla, como en relación a los distintos ámbitos de la realidad a los
que hablante y oyente pueden acceder epistémicamente: yo remite a la persona que
habla, te a la que escucha; en digo y está abriendo reconocemos una alusión a la
persona que habla o a una persona distinta a la que habla y a la que escucha, y otras
alusiones al momento de la elocución (tiempo presente) y a la relación veritativa del
contenido del verbo con la realidad (modo indicativo); en los determinantes posesivo y
definido de tu padre y la puerta reconocemos que hablamos, respectivamente, de la
única persona susceptible de ser caracterizada como ‘padre’ e identificada entre todas
las demás por estar vinculada a la persona que escucha, y del único objeto que, para
hablante y oyente, es identificable, entre todos los demás objetos, por pertenecer a la
categoría ‘puerta’.
En relación con (d), mediante esta oración se describe una relación, la
designada con el verbo está abriendo, como un proceso que mostramos en su
dinamismo temporal, representándolo en su desarrollo, en términos de relación
compleja que captamos en algún punto intermedio de este desarrollo y que dará lugar
a un cambio de estado que afectará a la puerta y que es inducido por tu padre.
Además, en oposición a otras posibles representaciones de los mismos hechos (por
ejemplo, Yo te digo que la puerta la está abriendo tu padre; La puerta está siendo
abierta por tu padre, Te lo digo a ti…, etc.), la estructura escogida (voz activa) y la
disposición de sus elementos (tu padre al principio de la oración subordinada y la
puerta en posición final) se corresponden a una determinada perspectiva que puede
4
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
estar motivada por el contexto discursivo en que se inserta. Este enunciado podría ser
una respuesta que corrige una afirmación previa como Mi padre está en la cocina. Si
quisiéramos aludir a los mismos hechos, pero como réplica a la afirmación previa La
puerta la está abriendo mi hermano, sería más probable decir Te digo que la puerta la
está abriendo tu padre:
Mi padre está en la cocina.
Te digo que tu padre está abriendo la puerta.
La puerta la está abriendo mi hermano.
Te digo que la puerta la está abriendo tu padre.
Como puede verse, el nivel sintáctico es un nivel complejo, en el sentido de
que, haciéndose uso de unos mismos recursos significantes (combinación y orden de
palabras, mecanismos prosódicos –acentos de insistencia, pausas, líneas entonativas–,
concordancia y marcadores morfológicos) y limitándose al ámbito sintagmático de la
oración y su contorno entonativo autónomo, aparecen implicados varios tipos de
funciones. En el funcionalismo suelen reconocerse cuatro tipos de funciones (o
estratos funcionales) propios del nivel sintáctico:
a) funciones semánticas (agente, paciente, beneficiario, destinatario, instru‐
mento, tiempo, lugar, modo, causa, etc.);
b) funciones sintácticas (sujeto, complemento directo, suplemento, comple‐
mento indirecto, complemento circunstancial, atributo, etc.);
c) funciones informativas (tema/ rema; foco; tópico/comentario), y
d) funciones pragmáticas (modalidad proposicional y modalidad ilocutiva o
pragmática).
En efecto, como veremos con algún detalle más adelante, en el esquema
sintagmático de la oración, caracterizado formalmente por poseer autonomía
entonativa completa, organizados en distintos estratos u órbitas relacionales, se
integran las funciones semánticas, las funciones sintácticas, las funciones discursivas y
las funciones pragmáticas.
2. Funciones sintácticas y funciones semánticas
2.1 Introducción
Entre las funciones sintácticas y las semánticas media una relación muy
estrecha. Aunque son independientes, están vinculadas de forma solidaria, ya que, en
una oración, una función sintáctica sólo puede corresponder a una función semántica;
y viceversa, una función semántica sólo puede desempeñar una sola función sintáctica.
Esta vinculación viene dada por el hecho de que ambas funciones están relacionadas
con la función representativa o ideativa del lenguaje en primera instancia. No
debemos, sin embargo, olvidar que son criterios funcionales independientes.
Consideremos los siguientes ejemplos (tomados de Gutiérrez Ordóñez, 1997):
Los albañiles levantaron una casa (agente)
5
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Una casa fue levantada por los albañiles (paciente)
El tornado derribó todo el barrio (fuerza)
El rey construyó numerosos edificios civiles (agentivo o causativo)
Los ancianos padecen frecuentes enfermedades (experimentador)
Un hermoso cuadro colgaba de la pared de la habitación (posicionado)
El martillo que blandía aquella bestia podría acabar con su vida
(instrumento)
Mi amigo recibió un aviso importante (receptor)
En todas las expresiones destacadas reconocemos una sola función sintáctica, la de
sujeto, pero distintas funciones semánticas. Igualmente, en las expresiones siguientes,
en la función de adyacente nominal o modificador indirecto del nombre reconocemos
como contrayentes de una misma función sintáctica distintas funciones semánticas:
El envío de un paquete (paciente)
El envío de tus padres (agente)
El envío de tu hijo/para tu hijo (receptor, objetivo)
La gorra de tu amigo (poseedor)
También el verbo, que desempeña la función de núcleo del predicado, puede asociarse
a distintas categorías semánticas, como son las de estado, acción o proceso:
El chico está enfermo (estado)
El chico ha tomado la medicina (acción)
El chico ha enfermado (proceso)
Las funciones sintácticas (como sujeto, complemento directo o adyacente
nominal) son invariantes respecto de las funciones semánticas, variantes, que las
contraen.
Existen numerosas clasificaciones de funciones semánticas que pueden
desempeñar los constituyentes de una oración. Presentamos aquí, por su carácter
sintético, la que propone Taylor (pág. 420). El autor distingue los siguientes papeles
principales:
Agente. Causa, instiga o desencadena un cambio de estado en otro participante.
El chico rompió el jarrón con un martillo
Instrumento. Se aplica como herramienta o entidad mediadora para causar un cambio
de estado en un tercero.
El chico rompió el jarrón con un martillo
Paciente. Que cambia de estado, de lugar o de propietario. Que se encuentra bajo el
control o el dominio de otra entidad:
El chico rompió el jarrón con un martillo.
El chico le dio el jarrón a María.
El tren ya ha llegado. / El ascensor está subiendo
6
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Mis vecinos tienen dos hijos.
Papeles locativos. Lugar, origen, meta, ruta:
El tren ha llegado desde Lojaorigen a la estación de Granadameta por el acceso
surruta y está en el andén doslugar.
Experimentador. Accede a o controla epistémicamente una situación. Percibe o siente
una actividad cognitiva o un estado:
Alberto aprecia a María. / Ese hombre sabe muchas cosas. / Yo tengo miedo. /
Se me ha ocurrido una idea.
Estímulo. Induce cierta experiencia en un experimentador:
María le gusta a Alberto. / El ruido me asusta.
Cero o ente. Existe o exhibe una cualidad. Se encuentra en un lugar:
María es fuerte. / Mi padre parece cansado. / Somos muchos los que nos
oponemos. / Hay caramelos. / El tren está en la estación.
Pero no parece haber una clasificación plenamente satisfactoria. A esta de
Taylor, por ejemplo, habría que añadir al menos algunas funciones que no parecen
encajar en las categorías establecidas, como la de poseedor, poseído, destinatario,
receptor, compañía, finalidad o causa.
También existen numerosas propuestas para caracterizar semánticamente el
tipo de eventos, procesos o situaciones que pueden designar los verbos. Una de las
más divulgadas es la defendida por L. Vendler. Según el autor pueden establecerse
cuatro clases de eventos o situaciones dependiendo de la presencia o no de tres
criterios: la duración, la delimitación y el dinamismo del evento designado. Atendiendo
a la interacción de esos tres criterios se pueden establecer cuatro tipos:
Actividades. Tienen duración y dinamismo pero que no están delimitadas:
correr, vender libros, llover, conducir un coche, vivir, dormir, comer, etc.
Realizaciones. Tienen duración, son dinámicas y están delimitadas: comerse un
churro, leerse una novela, vender todos los libros, conducir un coche hasta la estación,
recitar un poema, barrer la casa, ir a Madrid, ganar el torneo, etc.
Consecuciones. Están delimitadas y son dinámicas pero no se extienden en el
tiempo: alcanzar la cima, caerse, llegar, perder las llaves, ganar la carrera, terminar el
pastel, dispararse la pistola, toser, etc.
Estados. Tienen duración, pero no son dinámicos ni están delimitados: creer en
alguien, merecer un premio, residir en un lugar, ser valiente, saber algo, tener dinero,
etc.
2.2 Diátesis y voz
El establecimiento de las asociaciones entre funciones semánticas y funciones
sintácticas depende en gran medida del contenido lexemático de las palabras que se
insertan en las distintas posiciones de un esquema sintáctico. Los núcleos léxicos de los
7
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
sintagmas (muy especialmente los del sintagma verbal, los verbos) determinan, según
su valor semántico, con cuántos elementos deben relacionarse y qué funciones
semánticas y sintácticas tienen éstos que asumir. En la definición del verbo dar, por
ejemplo, vienen especificadas sus posibilidades relacionales semánticas y sintácticas:
se trata de un verbo que implica un agente, un paciente y un receptor, y que
representa dichas relaciones sintácticamente de manera que el sujeto corresponderá a
la función semántica de agente, el complemento directo a la función semántica de
paciente y el complemento indirecto a la función semántica de receptor. Se dice, por
ello, que es un verbo de valencia 3. Por su parte, el verbo recibir podría corresponder a
esta otra especificación relacional: exige al menos la satisfacción de dos papeles o
funciones semánticas (valencia 2), la de receptor y la de paciente; además, asigna la
función de sujeto al receptor y la de complemento directo al paciente. Por otro lado,
vivir posee una sola valencia semántica (valencia 1), la que se identifica con el
experimentador, y a ella asigna la función de sujeto.
La valencia semántica de un verbo y la proyección entre funciones sintácticas y
semánticas que la caracteriza por defecto constituyen su diátesis básica. Cada verbo
expresa, así, la representación esquemática de un suceso en el que intervienen ciertos
actantes, argumentos o participantes (funciones semánticas) y la perspectiva o punto
de vista desde el que se capta la escena representada (funciones sintácticas). En cierto
modo, el sujeto, por ejemplo, identifica, en la acción designada por el verbo, al
participante que se erige en figura sobre el fondo conformado por el resto de los
elementos de la escena, o, en otros términos, establece el punto de vista perceptivo o
representacional con el que se describe un acontecimiento.
Las lenguas suelen disponer de recursos sintácticos variados que permiten
cambiar la diátesis básica de un verbo, esto es, representar los mismos hechos
variando la perspectiva sintáctica escogida, incluso modificando sus requerimientos
valenciales. A los recursos morfosintácticos que expresan esas variaciones de la
diátesis básica se le suele llamar voz. Así, el verbo romper, que en su diátesis básica
selecciona a un agente o fuerza como sujeto y al paciente como complemento directo,
puede aparecer en la llamada voz media con un solo participante, el paciente, al que
asigna la función de sujeto:
El perro rompió el jarrón (diátesis básica: agente sujeto y paciente objeto
directo)
El jarrón se rompió (voz media: paciente sujeto)
Igualmente, en la llamada voz pasiva encontramos un recurso sintáctico con el que
variar la diátesis:
El chico vendió su bicicleta (diátesis básica: agente sujeto y paciente objeto
directo)
La bicicleta fue vendida por el chico (voz pasiva: paciente sujeto y agente
complemento)
Las lenguas varían en la disponibilidad y el alcance de sus recursos de variación
de diátesis. Hay lenguas, que permiten asignar la función de sujeto no sólo al primer
argumento o participante semántico del verbo (agente, fuerza, causativo) y al segundo
8
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
de esos participantes (paciente), como ocurre en español, sino también a otros
participantes (como el receptor o el beneficiario). Es el caso del inglés. Si bien en
español tenemos
La chica dio el regalo a la mujer
El regalo fue dado por la chica a la mujer
pero no
*La mujer fue dada un regalo por la chica
en inglés son perfectamente gramaticales las tres posibilidades:
The girl gave the gift to the woman
(diátesis: agente sujeto, paciente objeto directo y receptor objeto indirecto)
The gift was given to the woman by the girl
(voz pasiva: paciente sujeto, receptor objeto indirecto y agente complemento
circunstancial)
The woman was given a gift by the girl
(sujeto receptor, paciente objeto directo y agente complemento circunstancial
3. Funciones en la construcción de sintagmas nominales y verbales
Gran parte de las estructuras y funciones sintácticas reconocibles en la
construcción de sintagmas están relacionadas funcionalmente con la determinación y
la modificación de los signos.
La determinación y la modificación permiten que en el hablar podamos referirnos
apropiadamente a los objetos mediante signos que, virtualmente, resultan muy
amplios y a menudo equívocos. Gracias a ello, la amplitud significativa de los signos se
reduce según nuestras necesidades.
La determinación y la modificación pueden reconocerse en su forma más
elaborada y prototípica en el ámbito de los sintagmas nominales y verbales.
3.1 Construcción funcional del sintagma nominal
Siguiendo en parte a Coseriu, desde un punto de vista funcional pueden destacarse
dos grandes clases de operaciones en la construcción del sintagma nominal: la
determinación y la modificación.
En el siguiente cuadro se resumen las características fundamentales de cada una
de ellas y de sus principales tipos:
9
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
MODIFICACIÓN Y DETERMINACIÓN EN EL SEINTAGMA NOMINAL
Operaciones por las que los signos pueden hacer referencia a objetos sobre los que poder decir cosas.
Afectan a la extensión del signo Afectan a la intensión del signo
DETERMINACIÓN MODIFICACIÓN
Se informa de qué o cuántos objetos pertenecientes a la clase que Limita o precisa las posibilidades designativas del signo u orienta la
representa el signo son denotados por éste. Permite que los signos referencia a partes o aspectos del objeto denotado.
pasen de significar tipos o categorías abstractas, como en ¿Es esto
papel?, a significar cosas en el discurso
CUANTIFICACIÓN SELECCIÓN SITUACIÓN EXPLICACIÓN ESPECIALIZACIÓN ESPECIFICACIÓN
Establece la Referencia a un Referencia a un objeto Acentúa una Orienta la referencia Añade notas no inherentes
numerabilidad, de objeto o grupo de situándolo en relación característica a una parte o a un al significado de un signo y
forma definida o objetos en con las personas y los inherente de lo aspecto del objeto restringe sus posibilidades
indefinida, de los oposición al resto espacios propios del nombrado. denotado. designativas.
objetos denotados. de miembros del discurso.
conjunto al que
pertenecen.
He encontrado Algunos papeles Estos papeles no me El blanco y El papel como Los papeles timbrados
papel. se han perdido. interesan. suave papel. tabula rasa están en el segundo cajón
He encontrado Otros papeles sí se Tus papeles están en Este papel, que El papel como El papel de esta libreta es
papeles. han perdido la mesa. es muy caro, producto de la muy bueno.
debe usarse con civilización.
He encontrado varios El segundo papel El papel se ha moderaciónn Necesito papel de estraza.
papeles. está manchado manchado
He encontrado tres
papeles.
Las operaciones de determinación (cuantificación, selección y situación) no
modifican las posibilidades designativas del signo, es decir, no afectan a su intensión,
no añaden o subrayan rasgos del conjunto de los que definen la clase (o subclase) de
objetos a la que queremos hacer referencia (vid. tema 6). Las operaciones de
determinación se presuponen unas a otras: la situación presupone la selección y la
selección presupone la cuantificación. El demostrativo este en Este chico sitúa a chico
en el espacio del hablante y, al hacerlo, implica su selección, frente a los que no están
en el espacio del hablante, a la vez que presupone su cuantificación singular.
Por otro lado, las operaciones de determinación permiten que los signos hagan
referencia a cosas que se sitúan en el plano de lo particular o en el plano de lo
genérico, como muestran los contrastes Un médico se ha puesto en huelga / Un médico
no debe/ puede negar la asistencia a ningún paciente; El papel es un gran invento / El
papel no está firmado.
Las operaciones de la modificación (explicación, especialización y especificación),
por el contrario, pertenecen a una fase muy distinta del proceso de construcción del
sintagma nominal, puesto que sí afectan a la capacidad designativa del signo,
añadiendo rasgos al conjunto de los que definen al sustantivo para aludir a una
categoría más específica (especificación), subrayando rasgos inherentes a lo nombrado
(explicación) u orientando la referencia del signo a un aspecto o a una parte de la cosa
denotada. Las formas que realizan operaciones de cuantificación, selección o situación
suelen llamarse determinantes (artículos, cuantificadores, indefinidos, posesivos,
demostrativos); las formas que realizan operaciones de explicación, especialización y
especificación suelen llamarse modificadores. La modificación es propia de adjetivos (la
vida entera, Nueva York), sintagmas preposicionales (luna de agosto, Santiago de
10
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Chile), nombres en aposición, oraciones de relativo, etc. (Vid. en este mismo tema el
apartado 7.2.4 para profundizar en la función de modificación.)
La determinación afecta a la extensión de un signo, es decir, actúa permitiendo
identificar qué objeto (o conjunto de objetos) de todos los que pueden designarse con
un signo, o qué porción de la extensión de una sustancia, es aquello a lo que tenemos
intención de hacer referencia. Consta de tres operaciones distintas, que a su vez
remiten a otros subtipos:
a) Cuantificación. Establece la numerabilidad de los objetos de forma definida
(dos, seis, una docena de, etc.) o indefinida (pocos, muchos, bastantes, etc.). La
variación gramatical de número también produce una cuantificación. Según Coseriu, la
cuantificación es una discriminación eventual e interna, pues no opone los particulares
cuantificados a otros de la misma clase.
b) Selección. Esta operación sí es una discriminación real y externa. Los
seleccionadores son también indefinidos o particularizadores (alguno, otro, cualquiera,
cada, etc.), o bien definidos o individualizadores (el mismo, el otro, las demás, etc.).
Cuando el objeto ya se encuentra previamente individualizado para el hablante y oyen‐
te, el artículo determinado es suficiente para su aparición en el discurso. Considérese
la diferencia entre Busco al médico y Busco un médico.
c) Situación. Ubica ciertos objetos en relación con los interlocutores del discurso.
Las relaciones que pueden indicar los situadores son o bien posesiva (mi, suya, vuestro,
etc.) o bien deíctica (este, aquella, esos, etc.).
Desde el punto de vista funcional, las operaciones de modificación son previas a
las de determinación. Es decir, los determinantes afectan al conjunto formado por el
sustantivo y los modificadores que inciden en él. Así, en Esas servilletas sucias, esas no
incide sólo en el sustantivo servilletas sino en el grupo formado por sustantivo más
adjetivo, esto es, en servilletas sucias. Esas no ayuda a identificar tres ejemplares
situados en un espacio distinto pero próximo al hablante pertenecientes al conjunto de
la clase servilleta, sino a tres ejemplares pertenecientes al conjunto de la clase
servilleta sucia. Por otro lado, en la aplicación de los determinantes, los cuantificadores
preceden a los situadores. Así en Esas tres mesas grandes, grandes se aplica a mesas,
tres se aplica a mesas grandes y, por último, esas se aplica a tres grandes mesas.
Representando el alcance de cada elemento mediante corchetes, la estructura de ese
sintagma correspondería a [esas[tres[[mesas]grandes]]].
3.2 Construcción funcional del sintagma verbal
También el contenido propio de una raíz verbal, que podemos describir como
una clase de proceso o situación, puede recibir determinaciones y modificaciones de
distintos tipos. También pueden reconocerse funciones relativas a la extensión del
signo. Pueden considerarse operaciones de determinación de carácter cuantificativo
las indicaciones aspectuales (las que permiten distinguir procesos incoativos,
terminativos, reiterativos, progresivos, puntuales, etc.) o las de carácter situacional
11
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
asociadas al tiempo verbal (que sitúa un proceso en relación con el aquí y ahora del
acto de habla), al modo (que sitúa el proceso en relación con los distintos espacios
epistémicos accesibles al hablante) o a la persona gramatical (que sitúa el proceso en
relación con los interlocutores). También podemos reconocer en la especificación de
argumentos (sujeto, complemento directo, complemento indirecto, etc.) y
complementos circunstanciales del verbo (de tiempo, de causa, de finalidad, de lugar,
etc.) funciones de modificación.
3.3 Determinación y planos o espacios de actualización.
En el modelo de la Gramática cognitiva desarrollada por R. Langacker4 la
determinación y la modificación se abordan como la aplicación sucesiva, en distintos
espacios conceptuales, de distintas clases de funciones con las que se convierte un
sustantivo o un verbo en un sintagma con capacidad referencial o predicativa
proposicional respectivamente. En esta concepción, en primer lugar, se aplican las
operaciones de modificación a los términos generales que designan categorías o tipos
para que pasen a designar, ya modificados, subtipos. En segundo lugar, se aplican las
operaciones de determinación a los términos modificados para que pasen a designar
ejemplares pertenecientes a esos tipos y subtipos. La diferencia fundamental entre la
relación de tipos y subtipos y la relación de tipos y ejemplares consiste en que el
espacio de extensión referencial en el caso de los ejemplares se corresponde con el
espacio de actualización proposicional, aquel sobre el cual los interlocutores
intercambian y valoran información. Esto puede observarse gráficamente en la
siguiente figura:
Tipo:
Modificación Objeto
Subtipo:
Determinación y Objeto oscuro
anclaje en el
plano de
actualización de
base.
Ejemplar:
Ese objeto oscuro
En la figura anterior, los planos representan los espacios en los que se localizan todos
los casos que constituyen la extensión de una expresión. Los círculos en líneas
punteadas representan objetos a los que un signo podría designar (flechas
discontinuas) pero que no son designados. Los círculos en línea continua y más gruesa,
4
Ver Langacker 1987, 1991 y 2008.
12
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
los objetos que son designados (flecha más gruesa continua), entre todos los que
conforman la extensión del signo, gracias a la función de los elementos determinantes
y modificadores: así, por ejemplo, el adjetivo oscuro restringe la designación del
término genérico objeto y, en el siguiente plano, el demostrativo ese identifica, entre
todos los ejemplares a los que podríamos designar con la expresión objeto oscuro
aquel que señala el interlocutor como presente en un espacio distinto pero próximo
tanto al hablante como al oyente.
Usaremos el término anclaje (grounding en la Gramática Cognitiva) para
referirnos a la determinación que conlleva la localización de un ejemplar o caso (o
conjunto de casos), entre todos los que corresponden a un tipo, en el ámbito o
dominio epistémico básico, es decir, el dominio epistémico (temporal, espacial o de
otra naturaleza conceptual) que se define en relación con el aquí y ahora del hablante
y respecto del cual los interlocutores comparten información. Esa es la función que
lleva a cabo el demostrativo ese en ese objeto oscuro. Según esa definición, tienen
carácter de “ancladores” los artículos, los posesivos y los demostrativos en el ámbito
nominal y los modos indicativo y condicional en el caso del sistema verbal del español.
El recorrido completo que lleva desde la raíz léxica hasta la formación de un
sintagma nominal con capacidad referencial se muestra, en el siguiente esquema de
Langacker5. En el esquema, los componentes de las estructuras que aparecen en
recuadros con línea más gruesa se consideran núcleos en el nivel constitutivo en el que
se encuentran, puesto que imponen su categoría al conjunto formado por ellos y otros
componentes que se les adjuntan. Las fases de composición que se hallan encima del
corchete se establecen en el nivel morfológico, y las que se hallan debajo, en el nivel
sintáctico. En este nivel interesa destacar que la especificación que llevan a cabo los
modificadores y determinantes se corresponde con funciones distintas en el caso de
los cuantificadores (tres), que afectan al conjunto formado por sustantivo más
adjetivos y complementos preposicionales; el de los determinantes de anclaje (esos),
que afectan al conjunto formado por el sustantivo modificado y cuantificado, o el de
los modificadores (que son preciosos) del sintagma nominal en su conjunto, es decir,
del nombre modificado, cuantificado y anclado: el nominal.
5
Cf. Langacker 1991: 147.
13
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Nominal
Una estructura parecida puede reconocerse en el caso del sintagma verbal. En
el siguiente esquema intentamos mostrar una reconstrucción parcial y simplificada de
los distintos niveles de determinación que afectan a un verbo en el caso del español:
14
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Verbo golpear
Especificación básica del
tipo de proceso.
Aspecto progresivo Verbo especificado estar golpeando el tambor el niño mucho rato
de 3º orden
Aspecto perfectivo Verbo especificado y Haber estado golpeando el tambor el niño mucho rato
aspectualizado de
de 1º orden
Tiempo verbal y Verbo especificado y El niño haya estado golpeando el tambor mucho rato
persona gramatical aspectualizado de
de 2º orden
Verbo especificado,
aspectualizado y
actualizado de
de 2º orden (modalizado)
15
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Tipo:
Cantar
Modificación
Subtipo:
Cantar
alegremente
Determinación y
anclaje en el
plano de Ejemplar:
actualización de Canta alegremente
base.
Adviértase que, en el ejemplo de la figura, alegremente, al combinarse con cantar
permite especificar el tipo de proceso al que se refiere cantar, de manera equivalente
a como el adjetivo oscuro lo hacía con objeto, permitiendo, así, designar un subtipo,
entre otros posibles (cantar melancólicamente, cantar dramáticamente, etc.), en el
primer plano de actualización. A su vez, la terminación de presente de indicativo de
tercera persona de singular de la forma cant‐a funciona como anclaje con el que se
localiza un caso o ejemplar, entre muchos otros posibles, de ese tipo de proceso que
se designa con cantar alegremente.
4. Funciones informativas
4.1 Tema (soporte)/rema (aporte)
Con la organización sintáctico‐semántica logramos el armazón básico con el que
atendemos a la representación de ciertos acontecimientos. Ahora bien, además de
representar, el hablante también se propone informar a su interlocutor, y para ello se
verá obligado a ordenar dicha representación lingüística de una manera u otra según
las necesidades informativas que reconozca en el oyente. Considérense los siguientes
ejemplos:
Luis despertó a Pepa esta mañana
A Pepa la despertó esta mañana Luis
Esta mañana Luis despertó a Pepa
Reconocemos la misma función representativa (las relaciones sintácticas y semánticas
no varían), pero diferente función informativa. Significan lo mismo pero no informan
de lo mismo. El significado está en relación con lo que se representa, con el estado de
cosas que se describe, pero la información toma en cuenta otro factor: lo que nuestro
interlocutor nos pregunta (lo que nosotros creemos que necesita saber). En efecto, los
tres enunciados anteriores podrían ser respuestas respectivamente a las siguientes
supuestas preguntas:
16
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
¿Cuándo despertó Luis a Pepa?
¿Quién despertó a Pepa esta mañana?
¿A quién despertó Luis esta mañana?
En las preguntas se advierten, mejor que en ningún otro tipo de enunciado, las
dos funciones básicas informativas, la de información conocida e información nueva:
tema/rema o soporte/aporte, según los autores. Es fácil reconocer los dos
constituyentes informativos de una pregunta, sobre todo parcial. Con los ejemplos de
Gutiérrez Ordóñez:
Información nueva Información conocida
¿Quién puso la llave ayer en mi mesa?
¿Cuándo puso Andrés la llave en mi mesa?
¿Qué puso Andrés ayer en mi mesa?
¿Qué hizo Andrés ayer?
¿Qué pasó ayer?
¿Qué pasó?
Igualmente, aunque de forma menos evidente, en los enunciados que sirven de
respuesta a tales preguntas también hallamos la misma organización informativa:
Información conocida Información nueva
La llave la puso en tu mesa Andrés
Andrés puso la llave en tu mesa ayer
Andrés puso ayer en tu mesa la llave
Ayer Andrés puso la llave en tu mesa
Ayer Andrés puso la llave en tu mesa
(Que) Andrés puso ayer la llave en tu mesa
Debemos advertir que, en realidad, los enunciados en que aparecen no sólo el
aporte o rema sino el tema o soporte6 no son respuestas a sus correspondientes
preguntas explícitas, ya que cuando tales preguntas son formuladas explícitamente la
economía discursiva impone como opción por defecto la elipsis del tema:
¿Quién puso la llave ayer en mi mesa?
Andrés.
¿Cuándo puso Andrés la llave en mi mesa?
Ayer.
¿Qué puso Andrés ayer en mi mesa?
La llave.
¿Qué hizo Andrés ayer?
Puso la llave en tu mesa.
6
En adelante utilizaremos, por comodidad, los términos tema y rema.
17
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
¿Qué pasó ayer?
Que Andrés puso la llave en tu mesa.
¿Qué pasó?
Que Andrés puso ayer la llave en tu mesa.
Las supuestas preguntas para las que todo enunciado aseverativo puede servir de
respuesta adecuada no son sino una plasmación del supuesto teórico que establece
que todo enunciado se origina siempre en cierto estado de información, es decir, en la
dialéctica que, respecto de lo conocido y lo nuevo y en un momento concreto,
mantienen hablante y oyente. Las distintas disposiciones que adopta la secuencia en
cada una de las variantes ejemplificadas representan el orden de palabras no marcado
o por defecto, natural, en que se dispone la secuencia sintáctica en cada uno de los
contextos discursivos configurados a partir de las diferentes preguntas parciales. No
existe un orden natural, por tanto, sino varios órdenes naturales para cada variante de
la distribución de las funciones tema/rema. Tales variantes responden, eso sí, a una
pauta general: la tendencia general es situar el tema del enunciado en la posición
inicial y el rema en la posición final.
Las funciones informativas de tema/rema son –insiste Gutiérrez Ordóñez– de
carácter sintagmático, contrastivo; consisten en una especie de atribución. En cierto
modo, la información nueva se predica, se comenta de la información conocida.
Cuando en la gramática tradicional se decía del sujeto que era aquella parte de la
oración de la que se predicaba o comentaba algo, en realidad esta caracterización se
basaba en la identificación del sujeto con el tema de la oración, coincidencia que
puede tener carácter prototípico pero que, como puede comprobarse en los ejemplos
anteriores, no es la única posibilidad: el sujeto oracional puede aportar información
remática. El hecho de que el sujeto haya sido confundido por razones de prototipicidad
con el tema de la oración está en el origen de una percepción distorsionada de los
hechos. La estructura del enunciado que resulta de su segmentación en funciones
informativas es bimembre, pero, como subraya Gutiérrez Ordóñez, según la
perspectiva funcional no hay razones para extrapolar ese binarismo a la estructura
sintáctica de la oración. Desde el punto de vista sintáctico, la oración no es una
estructura bimembre, compuesta por un sujeto y un sintagma verbal que contiene al
predicado verbal y al resto de los constituyentes de la oración. La oración, más bien,
debe entenderse como un sintagma verbal cuyo núcleo es el verbo y alrededor del
cual se instauran relaciones de dependencia en distintas capas u órbitas funcionales,
desde las más internas y directamente relacionadas con el lexema verbal, entre ellas el
sujeto, hasta las más externas o periféricas. Así las cosas, si llamamos “sujeto” a cierto
constituyente de una oración teniendo en mente una concepción bimembre de esta
estructura, sólo deberíamos hacerlo cuando se cumplan dos requisitos: a) se segmenta
la oración con el criterio informativo y b) la función temática es coextensiva con el
sintagma que desempeña la función sintáctica de sujeto.
Otro hecho que se desprende de los ejemplos anteriores es que, a diferencia de
la relación existente entre funciones sintácticas y semánticas (dada cierta oración, una
función sintáctica sólo puede ser contraída por una función semántica y una función
18
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
semántica sólo puede desempeñar una función sintáctica), las funciones informativas
no son necesariamente coextensivas con las funciones sintácticas y semánticas.
4.2 Foco
Tal y como propone Gutiérrez Ordóñez, además de las funciones de tema y
rema se reconoce en el nivel discursivo una nueva función, la de foco. En virtud de ella
cierto constituyente de la oración adquiere un relieve especial con el que se subraya la
oposición entre tal constituyente y otros elementos de su paradigma que podrían
ocupar su posición en el esquema sintagmático. Si las funciones de tema/rema tienen
carácter sintagmático o contrastivo, la función foco –propone Gutiérrez Ordóñez–
tiene primariamente carácter paradigmático u opositivo, aunque de forma secundaria
pueda reconocerse contraste con el resto de la oración no marcada por ese relieve.
La focalización de un elemento puede realizarse mediante distintos medios:
a) Acento de insistencia (emisión sobresaliente de un segmento; este hecho se
representa convencionalmente mediante letras mayúsculas):
Se lo regaló JUAN (no Javier)
b) Acento de insistencia y orden de palabras (el elemento focalizado se coloca
al comienzo de la oración):
JUAN (no Javier) se lo regaló
EL AVIÓN conduce el piloto (no el coche)
Adviértase que si el segmento el avión se antepone sin relieve focal, lo
resultante es:
El avión lo conduce el piloto
Aquí el complemento directo (el avión) resulta reduplicado con el
pronombre lo. En este caso el avión lo conduce es el constituyente
temático (información conocida), y el piloto, el remático (información
nueva).
c) Medios sintácticos particulares: estructuras ecuacionales, ecuandicionales,
focalizadores presuposicionales, entre otros:
Ecuacionales:
Juan es el que toca el piano / El que toca el piano es Juan/ Es Juan el que
toca el piano, etc. (frente a Juan toca el piano o El piano lo toca Juan,
etc.)
Ecuandicionales:
19
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Si alguien toca el piano es Juan/ Si algo toca Juan es el piano / Si Juan
hace algo con el piano es tocarlo, etc. (frente a Juan toca el piano, El
piano lo toca Juan, etc.)
Focalizadores presuposicionales:
Hasta (incluso) Juan toca el piano (Juan es el caso límite de una serie de
personas que también tocan el piano)
Los ricos también lloran (además de los que no son ricos)
Si bien en un mismo enunciado no puede existir más que una función temática
y otra remática, la situación cambia respecto de los focos, pues el hablante puede
destacar en un mismo enunciado más de un constituyente:
VIOLANTE (no Amarilis) me MANDA (no me pide) HACER (no leer) un SONETO
(no un terceto)
Hay que advertir de que la función focal y la remática (información nueva) son
independientes. El subrayado focal y la novedad de la información comparten el hecho
de ser factores relacionados con la relevancia informativa de los segmentos a que se
aplican, pero, aunque en la mayoría de las ocasiones coinciden, también pueden
aparecer disociadas, como ocurre, por ejemplo, en ciertas preguntas parciales:
¿Dónde has puesto EL CUCHILLO?
Es posible, por tanto, focalizar elementos temáticos y remáticos (aunque lo general es
hacerlo con los últimos).
4.3 Tópico y comentario
En ocasiones necesitamos organizar los enunciados según una tercera clase de
función informativa, la que distingue entre tópico y comentario. Se trata de una
función que permite establecer un punto de referencia discursivo (el tópico) en
relación con el cual se acota la pertinencia del contenido que expresamos en el resto
del enunciado (el comentario). Según la definición de Gutiérrez Ordóñez, los tópicos (o
circunstantes, como también los llama este autor) tienen por finalidad delimitar el
ámbito de validez de las expresiones referenciales y de la veracidad de un enunciado.
Esta función, al igual que la de foco, y a diferencia de la de tema y rema, es opcional y,
por tanto, no está presente necesariamente en todos los enunciados. El tópico se
identifica por encontrarse separado mediante una pausa del resto del enunciado y por
la posibilidad de estar introducido por locuciones especializadas en cumplir ese
cometido:
En Madrid, ¿tú qué haces?
Y tu madre, ¿cómo se encuentra ahora?
20
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
En cuanto a la subida de sueldo, no tengo noticias
En relación con ese asunto, deberíamos tomar una decisión
Sobre el trabajo, ¿qué tenemos que hacer?
El tópico suele situarse antes del enunciado que constituye el comentario
propiamente dicho pero esa tendencia icónica, que facilita la interpretación del
enunciado, no es estricta:
En mi opinión, eso es una tontería
Eso es una tontería, en mi opinión
Las estructuras llamadas interordinadas pueden interpretarse como casos de
topicalización. Así, determinados tipos de condicionales, concesivas, causales o finales
pueden entenderse como tópico en relación con el cual la otra oración que las
acompaña se consideraría comentario:
Aunque no tengo dinero, me iré de vacaciones
Si no estás disgustada con ellos, ¿por qué no llamas a tus padres más a
menudo?
Para que no te quejes, te he dejado la casa ordenada y limpia
Entre otros, son circunstantes los tópicos de referencia y perspectiva (En
cuanto al dinero, no ando mal; Legalmente, es inocente) y las frases condicionales,
concesivas y causales adelantadas a la posición inicial y separadas del resto de la
oración por un inciso (Puesto que hacía frío, no salimos; Si me adoras, todo esto será
tuyo; Por mucho que corra, no llegará a tiempo). Pero también puede funcionar como
circunstante o tópico cualquier constituyente de la oración que es adelantado y
separado, por un inciso, del resto de la oración.
5. Funciones proposicionales e ilocutivas
Hemos visto hasta ahora que en la estructura sintagmática oracional, es decir,
la que se articula en torno al núcleo verbal, se reconocen tres tipos de funciones: las
sintácticas, las semánticas y las informativas de tema/rema, foco y tópico/comentario.
Veamos ahora cómo hay otras funciones asociadas al esquema sintagmático
oracional que actúan dentro de los límites impuestos por él. En efecto, para que una
predicación pueda desempeñar su cometido de modo efectivo en la comunicación,
además de responder a las necesidades de representación (funciones sintáctico‐
semánticas) e información (funciones informativas), debe revestirse de ciertos valores
proposicionales e ilocutivos. Los primeros están referidos a la vertiente veritativa de la
predicación, es decir, a la relación de ésta con la realidad, tal y como la presenta el
hablante. Los segundos se refieren a la relación que la predicación, ya revestida de
cierta orientación proposicional, mantiene con las intenciones interpersonales que el
interlocutor abriga al proferir un enunciado. La manifestación de estas funciones
puede realizarse a través de la estratificación sintagmática (ver epígrafe siguiente),
21
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
pero también se da por medio de recursos morfológicos (morfemas de tiempo y modo)
o prosódicos (líneas de entonación):
Tienes miedo [Constato que tienes miedo.]
¿Tienes miedo? [Te pregunto si tienes miedo.]
Tendrás miedo [Supongo que tienes miedo.]
Ten miedo [Te pido que tengas miedo.]
6. Configuración sintagmática de las funciones sintácticas en la oración
6.1 Órbitas funcionales en torno al núcleo verbal
Gutiérrez Ordóñez7, siguiendo las líneas de la escuela funcionalista de Alarcos
Llorach y de otras escuelas funcionalistas europeas (escuela de Praga, Gramática
funcional de S. C. Dik), concibe la oración, frase verbal o sintagma oracional con una
fisonomía semejante a la que nos ofrece la imagen de un átomo. Según ella, tenemos
los elementos siguientes:
a) Un verbo finito, situado en el centro como núcleo, dotado de un valor
opositivo y de una valencia combinatoria.
b) La periferia, organizada en varios estratos concéntricos en los que giran los
satélites:
i. En el primer nivel se articulan los argumentos o complementos
seleccionados por la raíz léxica del verbo (sujeto, objeto directo,
objeto indirecto, suplemento y atributos).
ii. En el segundo nivel se insertan los complementos circunstanciales,
tanto los que afectan al verbo como los que afectan a la unidad que
éste forma con sus argumentos (instrumento, compañía, materia,
fin, causa, tiempo, lugar, modo).
iii. En el tercer nivel encontramos el ámbito de los tópicos o
circunstantes, que, como su propio nombre indica, manifiestan
hechos y circunstancias marcados por su exterioridad al proceso
designado por el verbo (circunstantes o tópicos de causalidad, de
referencia, de perspectiva, locales y temporales) y poseen un claro
carácter discursivo: tienen por finalidad acotar el ámbito de
pertinencia y de veracidad de un enunciado.
iv. En órbitas aún más externas a los circunstantes o tópicos, se
encuentran los atributos de modalidad proposicional (epistémica,
deóntica y emotiva) y,
v. En una posición más externa, los complementos de modalidad
pragmática (complementos de verbo enunciativo).
7
«La determinación de los niveles oracionales», en J. A. de Molina Redondo y J. D. Luque Durán (eds.),
Estudios de lingüística general (I). Granada: Método Ediciones, 1997; págs. 23‐78.
22
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Los niveles orbitales aludidos pueden ser reconocidos en la siguiente oración si
la analizamos siguiendo el criterio propuesto por Gutiérrez Ordóñez:
Por si acaso, porque nadie como yo conoce las consecuencias, afortunada‐
mente, desde un punto de vista técnico, aunque no obre en poder de los
distintos miembros, la comisión entregó el informe a la junta ayer por vía
urgente a través del registro de la Universidad.
[SV1]
[SV1(la comisión) entregó (el informe) (a la junta) SV1]8
[SV2]
[SV2 [SV1 la comisión entregó el informe a la junta SV1] ayer por vía urgente
a través del registro de la Universidad SV2]
[SV3]
[SV3 desde un punto de vista técnico, aunque no obre en poder de los
distintos miembros, [SV2 [SV1 la comisión entregó el informe a la junta SV1]
ayer por vía urgente a través del registro de la Universidad SV2] SV3]
[SV4] ([SV3] Mod. Prop.)
[SV4 afortunadamente, [SV3 desde un punto de vista técnico, aunque no
obre en poder de los distintos miembros, [SV2 [SV1 la comisión entregó el
informe a la junta SV1] ayer por vía urgente a través del registro de la
Universidad SV2] SV3] SV4]
A partir de este nivel, y para dar debida cuenta de las funciones de complementación
pragmática, se acepta el supuesto de que, en todo enunciado lingüístico efectivo, el
conjunto formado por el SV4 se halla inserto, como complemento directo, en la
estructura de un SV mayor que tiene como núcleo a un verbo de lengua o enunciativo,
explícito o no. En este esquema los modalizadores pragmáticos funcionarían como
complementos externos que afectarían al conjunto formado por el verbo enunciativo y
sus argumentos (entre ellos el objeto directo [SV4]). Este conjunto se correspondería
con el enunciado lingüístico:
[SVE] ([VEnun‐SV4‐Otros argumentos] Mod. Prag.)
[SVE2 Por si acaso, porque nadie como yo conoce las consecuencias,
[SVE1os informo (de que [SV4 afortunadamente, [SV3 desde un punto de
vista técnico, aunque no obre en poder de los distintos miembros, [SV2
[SV1la comisión entregó el informe a la junta SV1] ayer por vía urgente a
través del registro de la universidad SV2] SV3] SV4]) SVE1] SVE2]
8
En esta notación los corchetes deben entenderse como delimitadores de ámbitos u estratos
funcionales. A diferencia de otras notaciones, lo incluido en un par de corchetes debe considerarse un
núcleo que recibe la complementación de lo que queda fuera. Los paréntesis, en cambio, indican que lo
incluido en ellos tiene una estructura interna. Para facilitar la interpretación, sólo utilizaremos los
paréntesis ocasionalmente.
23
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
6.2 Criterios de determinación de las funciones sintácticas
Para poder demostrar que los niveles funcionales propuestos son pertinentes
lingüísticamente, se han de arbitrar mecanismos internos, no basados en
justificaciones semánticas meramente, con los que se puedan determinar las
diferentes funciones. Gutiérrez Ordóñez recoge, entre otros, los siguientes criterios de
determinación para distinguir las órbitas o estratos funcionales de los argumentos, los
complementos circunstanciales y los circunstantes:
Criterio de determinación Argumentos C. Circunst. Circunstante
1 Previsto en la valencia verbal + ‐ ‐
2 Huella formal sobre el verbo + ‐ ‐
3 Obligatoriedad de indefinido en ecuandicionales + ‐ 0
4 Conmutación por hacer(lo) + ‐ ‐
5 Objeto de interrogación parcial + + ‐
6 Conmutable por pronombres tónicos + + ‐
7 Focalizables en ecuacionales o ecuandicionales + + ‐
8 Negación adversativa No A sino B + + ‐
9 Interrogación disyuntiva ¿A o B? + + ‐
10 Modifican infinitivos, gerundios y participios + + ‐
11 Elipsis en estructura coordinada y comparativa + + ‐
12 Inciso ‐ ‐ +
13 Externos a la interrogación ‐ ‐ +
14 Modifican a enunciados sin verbo ‐ ‐ +
15 Externos a la conmutación de sí/no ‐ ‐ +
Los criterios 1‐4 sirven para trazar la frontera entre argumentos y
complementos circunstanciales. Los criterios 1‐11 distinguen positivamente a
argumentos y complementos circunstanciales, de los circunstantes. Los criterios 12‐15
discriminan positivamente a circunstantes frente a argumentos y complementos
circunstanciales. Aunque no todas las funciones pertenecientes a una órbita funcional
cumplen todos los criterios que le son propios, la respuesta positiva a varios de ellos
puede ser razón discriminatoria suficiente.
Probablemente, los principales criterios para distinguir los argumentos de los
complementos circunstanciales sean los criterios 2, 3 y 4.
Son huellas formales sobre el verbo (criterio 2) la concordancia o la
incorporación de clíticos pronominales. De esta prueba quedaría excluido el
suplemento (Habla de política) y argumentos de lugar en español (Voy a Madrid),
aunque no en otras lenguas:
El chico entregó la pistola ayer a la policía >
Se (a la policía) la (la pistola) entregó (el chico)
J’ai du bon tabac. Mais je n’en (de ello) donne qu’à mes amis
Est‐ce que tu vas à Paris?/ Oui, j’y (allí) vais.
Al cinema non ci (ahí) sono stata.
24
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
9
El hecho de que el sujeto no sea sustituido por “hacerlo”, así como otras características que lo
distinguen del resto de los argumentos (posibilidad de ser elidido, caso no marcado, prioridad en la
concordancia con el verbo, etc.) hacen pensar a algunos autores que podría constituir por sí solo una
órbita funcional propia, que en el modelo que se presenta se uniría al sintagma formado por verbo y los
otros argumentos antes de que se integraran los aditamentos.
25
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
¿Has llamado Tú o Pedro? ¿Han llamado a mi casa o a la tuya?
f) modificar infinitivos, gerundios y participios (criterio 10):
Debes llamar tú; Debes llamar ahora; Llamando tú se soluciona; Llamando
ahora se soluciona, etc.
g) elididos en estructuras comparativas (criterio 11):
Ha comido hoy más patatas que él [ha comido hoy más patatas].
Los circunstantes no son accesibles a esas operaciones. Son externos al ámbito
en el que se aplican todas esas operaciones sintácticas.
Los circunstantes se caracterizan positivamente, entre otras cosas, por el inciso
que los separa del resto de la oración (criterio 12); por modificar a enunciados sin
verbo (criterio 14) (Ya que no me haces caso, adiós.) y por resultar externos no sólo a
la modalidad enunciativa sino también a la interrogación y a la admiración (criterio 13):
Francamente, me has decepcionado
Si sigo sus consejos, ¿viviré más?
Lavadito, ¡qué guapo estás!
Asimismo, no son conmutables por las formas sí y no (son externos al alcance de estas
palabras) (criterio 15):
¿Me invitas? Si vienes conmigo, sí
¿Debo callarme? Puesto que nadie lo sabe, sí
¿Has mejorado? En cuanto a la economía, no
Sin embargo, cuando no pocos de estos constituyentes se hayan insertos en la
predicación como complementos circunstanciales responden de otra manera a estas
pruebas:
(1) Viene porque se siente obligado
(2) Viene si lo llamas tú
(3) Ha trabajado en Madrid
(1a) No viene porque tenga ganas sino porque se siente obligado
(2a) No viene si lo llamo yo sino si lo llamas tú
(3a) No ha trabajado en Barcelona sino en Madrid
(1b) ¿Viene porque se siente obligado? / Sí
(2b) ¿Viene si lo llamas? / No
(3b) ¿Ha trabajado en Madrid? / Sí
(1c) ¿Viene porque está cansado o porque se siente obligado?
(2c) ¿Viene si lo llamas tú o si lo llamo yo?
(3c) ¿Ha trabajado en Madrid o en Barcelona?
26
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Debemos insistir en que, como en el caso de las funciones semánticas asociadas
a las funciones sintácticas argumentales, unas mismas funciones semánticas pueden
localizarse en el ámbito de las funciones sintácticas de complemento circunstancial o
en el de la órbita de los circunstantes. Un complemento causal, temporal o de lugar
puede desempeñar, como se ha visto en los ejemplos anteriores, función de
complemento circunstancial o de circunstante, lo cual incide en la necesidad de
mantener separadas las especificaciones sintácticas de las semánticas. Las primeras
son invariantes de las segundas (las segundas se realizan en las primeras).
La función de circunstante o tópico tiene, como hemos podido comprobar,
clara raigambre discursiva. Al igual que el enunciado se organiza en tema y rema en
respuesta a cierto estado informativo supuesto en el oyente, el tópico delimita el
ámbito contextual (epistémico, referencial, discursivo) en relación con el cual debe
interpretarse el resto del enunciado para que resulte pertinente.
7. Naturaleza de las estructuras sintagmáticas
Hay una dimensión estructural en la sintaxis que viene dada por el carácter
articulado de los signos lingüísticos. Plasmado en el orden lineal de la secuencia existe
un orden estructural en el que podemos reconocer relaciones de constitucionalidad en
distintos niveles jerárquicamente organizados y/o relaciones de dependencia de
diferente naturaleza entre los distintos constituyentes. Se ha discutido profusamente y
se han hecho distintas propuestas sobre la naturaleza de tales estructuras según las
diferentes escuelas. Comentaremos brevemente algunos de los conceptos e
instrumentos teóricos más importantes al respecto.
7.1 Análisis en constituyentes inmediatos
Las relaciones de constitucionalidad, que caracterizan los trabajos realizados en
la tradición estructural americana y que ha heredado el generativismo, se refieren a la
relación de composición que existe entre los constituyentes de una construcción y esa
construcción. Son relaciones de parte a todo en las que no se tiene en cuenta la
naturaleza de la relación entre dichos constituyentes. Para reconocerlas, se establecen
niveles de segmentación en constituyentes. Tales niveles se hallan ordenados y
superpuestos de manera que un constituyente de una construcción puede, a su vez,
segmentarse en sus constituyentes. Se denominan constituyentes inmediatos los
constituyentes situados en un nivel jerárquico inmediatamente inferior a la
construcción que forjan. Una de las tareas fundamentales del análisis de
constituyentes es realizar una segmentación gradual que respete el orden de
superposición de los niveles de constitución de las estructuras. Una de las formas de
representar el resultado del análisis es mediante las denominadas cajas de Hockett10:
10
Curso de lingüística moderna. Buenos Aires: Eudeba, 1971 [1958].
27
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
casa nueva
una casa nueva
alquilé una casa nueva
Yo alquilé una casa nueva
yo alquilé una casa nueva
El análisis sintagmático generativista sigue las pautas del análisis en constitu‐
yentes inmediatos11. Las representaciones arbóreas son, en líneas generales, una
adaptación invertida de las cajas de Hockett:
SN SV
V SN
Art. SN
N Adj.
En este tipo de análisis no se tienen en cuenta las funciones, no es pertinente la
relación de dependencia que pueda existir entre los constituyentes de una
construcción. Las categorías se asignan, no porque los elementos que formen parte de
esa categoría puedan desempeñar cierta función, sino porque tienen las mismas
posibilidades de distribución, es decir, pueden figurar ocupando las mismas posiciones
constituyentes en la secuencia. El núcleo de una construcción se entiende como aquel
constituyente que puede figurar en los mismos contextos distributivos en los que
puede figurar la construcción de la que forma parte.
7.2 Estructuras endocéntricas y exocéntricas
En la tradición del análisis en constituyentes inmediatos se reconocen dos tipos
de estructuras teniendo en cuenta la relación entre la distribución de la construcción y
la distribución de sus constituyentes. Si alguno de los constituyentes puede figurar en
los mismos contextos distributivos que la construcción se entiende que la construcción
es endocéntrica. En cambio, si ninguno de los constituyentes puede figurar con la
misma distribución que la construcción de la que forma parte, se dice que dicha
construcción es exocéntrica. Así, en la secuencia El novio envió urgentemente rosas
blancas son endocéntricas las combinaciones envió urgentemente rosas blancas, envió
urgentemente y rosas blancas, puesto que envió, para las dos primeras, y rosas para la
tercera, pueden figurar por sí solas en las mismas posiciones sintagmáticas en las que
11
Para una introducción a la teoría sintáctica generativista hasta el modelo de la rección y el ligamiento
pueden consultarse los libros introductorios de Riemsdijk y Williams (1986), Sells (1985) y Radford et al.
(1999).
28
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
figura la construcción de la que forman parte. En esta tradición, al constituyente de las
construcciones endocéntricas que comparte distribución con la construcción se lo
identifica como núcleo. Por otra parte, el sintagma preposicional en el papel en Lo
pegó en el papel tiene carácter exocéntrico, puesto que ninguno de sus constituyentes
puede figurar en la misma posición sintagmática en la que figura la construcción en
conjunto. Igualmente, se ha defendido que la oración es una construcción exocéntrica,
si con ello se entiende que ninguno de sus constituyentes inmediatos (sujeto y
sintagma verbal) puede figurar por sí solo en lugar de la construcción completa.
Una de las innovaciones más llamativas que el generativismo ha introducido en
el análisis sintáctico mediante el desarrollo de la teoría sintagmática de la X’, es la
hipótesis de que todas las construcciones son endocéntricas. Según esto, los
sintagmas preposicionales son proyecciones o expansiones de la preposición, que es su
núcleo, y la oración se considera expansión de un núcleo no lexemático que es la
categoría FLEX (flexión). Esto permite la posibilidad de que un elemento de carácter
relacional, como las preposiciones, o con un significado sumamente abstracto, como
los determinantes, pueda ser núcleo de una estructura.
7. 3 Núcleo y no núcleo
La determinación del núcleo y la relación que contrae con sus elementos
adláteres los abordaremos aquí con instrumentos conceptuales propios de la
Gramática cognitiva (R. W. Langacker).
En primer lugar, conviene aclarar que para la Gramática cognitiva todo en la
lengua es relación simbólica, es decir, asociación, más o menos estable, de
significantes y significados. Los significantes pueden ser más simples (un morfema
como el de plural expresado por –s en mesas) o más complejos (la estructura sintáctica
con la que se expresa focalización en Fue Armando quien me lo dijo); los significados
pueden ser concretos y representables de forma autónoma (como el del sustantivo
naranja) o pueden ser abstractos o esquemáticos, y de carácter relacional y
dependiente de otros significados para ser representables (como el de la preposición
de).
Aunque no podemos hacer aquí una síntesis completa de la concepción de las
relaciones gramaticales que se defiende en la Gramática cognitiva, queremos
comentar algunas distinciones que pueden ayudar a comprender dichas relaciones.
7.3.1 Categorías lingüísticas, perfil y base, relaciones valenciales y núcleo.
Para Langacker12, la distinción entre distintas categorías lingüísticas (sustantivo,
adjetivo…) se basa en la forma en que los mismos conceptos son construidos de forma
alternativa con configuraciones perfil/base distintas (ver tema 6). En Cuenca y
Hilferty13 se ejemplifica esta posibilidad con los términos rodear, redondo, círculo,
alrededor. En todos ellos está presente la noción de ‘círculo’, pero en niveles o planos
de representación distintos. Observemos las figuras correspondientes:
12
(1987: capítulos 5, 6 y 7)
13
(1999)
29
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
Círculo Redondo
Alrededor de
Rodear
Con el sustantivo círculo designamos (escogemos como perfil) un objeto, la
región que, en relación con el espacio bidimensional que le sirve de base, se define o
delimita por el trazado de una circunferencia. Con el adjetivo redondo no designamos
un objeto, sino la relación entre un objeto y la forma abstracta circular (circunferencia
en línea discontinua). En otros términos, un adjetivo presupone siempre un objeto en
el que se reconoce una categoría, aunque ese objeto esté solamente representado de
forma abstracta y esquemática. Con la locución preposicional alrededor de también
designamos una relación, la que existe entre un objeto y la localización de cierta serie
de puntos u objetos en el perímetro circular de ese objeto. Esta locución también
designa dos clases de objetos entre los que se establece cierta relación espacial,
aunque sólo los represente de forma esquemática e imprecisa. Por último, el verbo
rodear designa el movimiento visto secuencialmente (a través del tiempo) que realiza
un objeto a través del perímetro circular trazado alrededor de otro objeto. Adviértase
que las categorías lingüísticas adjetivo, preposición y verbo tienen carácter relacional,
no designan un objeto, sino la relación entre objetos, mientras que la categoría
sustantivo designa un objeto y no una relación, aunque la relación que sirve para
definir tal objeto esté en la base de su significado (como la relación entre el círculo y el
espacio bidimensional en relación con el cual se define). Consideremos un par de
ejemplos más, comentados en Langacker14. En los siguientes casos se representa una
palabra con una estructura morfológica interna (gone ‘ido’, participio pasado del verbo
go ‘irse’) o una construcción sintáctica formada por varias palabras (post‐climber
‘escalador de postes’). En ellas se puede observar que la relación entre los
componentes de una construcción se da mediante la correspondencia entre los
distintos elementos que constituyen el significado de esas expresiones:
14
(1987: 283, 311).
30
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
ido
Escalador de postes
En el caso de la representación de ido reconocemos dos componentes: la raíz
del verbo irse, que designa el desplazamiento de un objeto desde un lugar de origen
hasta un espacio distinto, y el morfema de participio pasado –do, que designa el
estado en que se encuentra un objeto como resultado de experimentar un proceso.
Ese proceso está presente en el significado del morfema de participio sólo en la base
de su significado, puesto que el morfema designa la relación entre un objeto y un
estado (no considerado en su vigencia a través del tiempo), y no el proceso que da
lugar a ese estado. Por otro lado, ese proceso sólo está expresado en términos muy
esquemáticos o abstractos, puesto que puede tratarse de un movimiento (bajado), de
una acción llevada a cabo sobre el objeto paciente (roto), un cambio interno de ese
objeto (emocionado), etc. Cuando el significado de irse se suma al significado de –do
observamos dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la configuración del proceso
designado por irse, de carácter más concreto, se hace corresponder con la
configuración, de carácter más abstracto, evocada por el participio (línea curva
punteada que liga las figuras inferiores). En segundo lugar, la estructura composicional
que surge de la unión del morfema de participio con la raíz del verbo irse, designa la
relación entre un objeto y el estado en que se encuentra dicho objeto como resultado
de irse, y no el proceso de irse como tal. Se diría, pues, que el morfema de participio
impone su perfil al conjunto, lo que, en términos de la Gramática cognitiva, lo
convierte en núcleo de esa construcción. Algo parecido ocurre entre las expresiones
pole y climber, constitutivas de la expresión mayor pole‐climber (‘escalador de postes’),
31
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
y ello no sólo en el nivel morfológico sino también en el sintáctico. El sufijo –er impone
su perfil de sustantivo al combinarse con el verbo climb, y climber, a su vez, impone su
perfil al combinarse con pole.
7.3.2 Relaciones valenciales y núcleo
A partir de estos ejemplos, podemos formular una definición, sobre la base de
cómo son consideradas en el marco de la Gramática cognitiva, tanto de las relaciones
valenciales como de la noción de núcleo.
Por un lado, las relaciones sintácticas se llevan a cabo mediante relaciones
valenciales, es decir, a través de la correspondencia entre subestructuras de las
expresiones combinadas: el componente más esquemático de una estructura
semántica es elaborado por el componente más concreto o específico de otra
estructura. Ésa es la relación, por ejemplo, entre el SN sujeto o el SN complemento
directo y las funciones sintáctico‐semánticas especificadas por la diátesis de un verbo
transitivo.
Consideremos el siguiente ejemplo, comentado por Langacker (1987, 317).
Propone este autor la siguiente configuración semántica simplificada (no se considera
el significado aportado por los elementos actualizadores de nombres y verbo) para la
oración The arrow hits the target (‘La flecha alcanza la diana’):
En el esquema se muestran varios aspectos importantes relacionados con la
distinciones a las que nos referimos. En primer lugar se muestra que el verbo inglés hit
designa la relación entre un objeto que se mueve (con la etiqueta tr, que indica
trajector) y otro objeto (con la etiqueta lm, que indica landmark o punto de referencia)
que recibe el impacto del anterior cuando éste alcanza a aquel en su trayectoria. La
flecha horizontal en la base de la representación de hit, con un trazo grueso que la
subraya, expresa que la relación dinámica y compleja entre el objeto que se mueve y el
objeto que es golpeado o alcanzado se representa en su dimensión temporal, es decir
en la representación propia de los verbos. Por otro lado, a derecha e izquierda de la
estructura semántica de hit se representan los significados de flecha y diana. Puesto
que se trata de dos sustantivos, su perfil es no relacional: designan cosas. Las líneas
32
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
punteadas que conectan la flecha y la diana con el trayector y el landmark de hit
indican las relaciones de correspondencia entre el significado de los sustantivos y los
objetos (el que se mueve y el que es alcanzado) a los que se refiere hit. Estas
correspondencias son equivalentes a las relaciones valenciales que definen la diátesis
de un verbo y que en este caso indican que el objeto que se mueve y que se construye
como sujeto o trayector del verbo hit es una flecha y que el objeto que es alcanzado
por el trayector y que se construye como complemento directo o landmark del verbo
hit es una diana. De la integración de los significados de flecha, diana y hit según las
correspondencias valenciales consideradas surge una configuración de conjunto en la
que la representación esquemática y abstracta de hit es especificada y concretada o
enriquecida con el contenido aportado por los sustantivos flecha y diana, de modo que
el significado de la construcción (The arrow hits the target) también designa la relación
compleja a través del tiempo de dos objetos, como hace hit pero caracterizando esos
dos objetos de forma mucho más detallada o elaborada. Se diría, por tanto, que el
núcleo de la construcción es el verbo, puesto que el conjunto se refiere a una relación
compleja de carácter temporal al igual que lo hace el verbo por sí solo. El trazo grueso
del cuadrado que rodea el significado de hit indica que éste es el núcleo de la
composición. Es decir se considera que el núcleo de una estructura sintáctica es aquel
elemento cuyo perfil es heredado por la estructura compuesta.
Así pues, el núcleo de una estructura no siempre es el elemento que aporta la
mayor cantidad de información o la información más específica, ni el que tiene mayor
autonomía semántica o muestra menor dependencia de otros elementos, ni el que
impone restricciones semánticas a los demás elementos de la estructura, el núcleo es
el elemento que determina la categoría sintáctico‐semántica del conjunto, el elemento
que designa la clase de entidad de la que la estructura en conjunto representa un tipo
más específico.
7.4 Complementos, modificadores y aposiciones
Puede considerarse que existen tres tipos fundamentales de relaciones
valenciales la de la complementación, la de la modificación y la de la aposición.
7.4.1 Complementos y modificadores
Una distinción que puede ser clarificada sobre la base del modelo de la
Gramática cognitiva es la diferencia entre complemento y modificador. Tal y como
explica Langacker15, la diferencia entre complementos y modificadores depende del
tipo de relación conceptual que contraigan con el núcleo. Cuando el contenido
conceptual del núcleo es dependiente del de otras estructuras subordinadas (como
ocurre entre el contenido del sustantivo de un sintagma preposicional y el de la
preposición, o entre el del sintagma nominal que ejerce de objeto directo de un verbo
transitivo y el del propio verbo transitivo), entonces el elemento subordinado es un
complemento. Es complemento el sintagma nominal las gafas en Tengo las gafas,
puesto que el núcleo de la frase es tengo, que resulta conceptualmente dependiente,
por su sentido extremadamente relacional y transitivo, del objeto que se posee, las
gafas. Cuando el contenido conceptual del núcleo no es dependiente del de otras
estructuras subordinadas, entonces el elemento subordinado es un modificador. Es
15
(1987: 309)
33
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
modificador el adverbio suavemente en Me habló suavemente, o el adjetivo vieja en el
sintagma Mi vieja casa, puesto que ni casa ni hablar representan ideas dependientes
conceptualmente del modo en que se habla ni de la antigüedad de la casa.
7.4.2 Aposición
En una relación aposicional cada componente designa una y la misma entidad pero de
diferente manera o con distintos grados de especificidad o de detalle. Son ejemplos de
aposición (Taylor: 235) los siguientes:
Mi vecino, el carnicero
Ahora, a media noche
Mañana, martes
We the people
Down there on the ground
We were amazed, stunned, by the event.
He ran, absolutely raced, up the hill.
They sent him to Coventry, refused to speak to him
Pueden darse relaciones que están a medio camino entre la aposición y la
modificación:
You the butcher
Y otras a medio camino entre la aposición medio complementación
The fact that the Earth is flat must be obvious to everyone
The question why they did that is still unanswered
7.5 Recursividad sintáctica y transposición
Una de las características más interesantes que se hace patente en las
estructuras sintácticas es la recursividad, esto es, la posibilidad de aplicar una regla a
sus propios productos de forma, en principio, ilimitada. Incorporados en sintagmas,
encontramos como constituyentes otros sintagmas del mismo tipo. La recursividad
puede presentarse en dos moldes relacionales: la coordinación y la subordinación:
Mi hermano y tu padre se llevan muy bien.
El técnico arregló la lavadora, el frigorífico y el microondas.
El ruso que ha ganado la partida que se ha jugado en Linares tiene sólo
18 años.
La hermana de la amiga de la vecina trabaja conmigo.
Sin duda, el tipo de recursividad cuya descripción ha conllevado mayores
consecuencias en la construcción de teorías sintácticas es el de la recursividad
concerniente a la subordinación. En las teorías sintácticas de corte formalista la
recursividad es rasgo inherente a las reglas sintagmáticas, puesto que las distintas
categorías sintagmáticas se definen por poder tener entre sus formantes a
constituyentes de otras categorías. Por ejemplo, si definimos el sintagma nominal (SN)
34
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
como una estructura constituida por un nombre (N) y, opcionalmente, un
determinante (Det.), un adjetivo (Adj.) o un sintagma preposicional (SP); o si definimos
un SP como una estructura constituida por una preposición (P) y por un SN, un Adj. o
un adverbio (Adv.), podemos entonces generar estructuras en las que un SN contenga
un SP que, a su vez, contenga otro SN, el cual podrá contener otro SP, y así
sucesivamente. La arquitectura de este tipo de construcciones se genera a partir de un
mismo conjunto coherente de reglas. Nos situamos, por tanto, en un mismo plano,
nivel o componente de la Gramática, que opera uniformemente montando estructuras
sobre la base de otras mediante la aplicación reiterada de un mismo patrón: el de las
estructuras endocéntricas que se definen en la teoría de la X’. Así, un sintagma como
Las novelas policíacas del hijo de la vecina de Pepe se podría representar así:
[SN1[Det. (las)] + [N’’’’[N’’’[N’’[N’[N (novelas)] + [Adj. (policíacas)]N’] +
[SP1[P (de)] + [SN2[Det. (el)] + [N (hijo)]SN2]SP1]N’’] +
[SP2[P (de)] + [SN3 [Det. (la)] + [N (vecina)]SN3]SP2]N’’’] +
[SP3[P (de)] + [SN4 [N (Pepe)]SN4]SP3]N’’’’]SN1]
Hay, sin embargo, una visión alternativa de esta realidad si adoptamos un
enfoque funcional, en el que la recursividad es abordada con la noción de
transposición sintáctica. La transposición consiste en el proceso por el que un
elemento de cierta categoría queda adscrito a una nueva categoría y resulta
capacitado, por ello, para desempeñar funciones sintácticas que no podía contraer en
su categoría originaria.
Gutiérrez Ordóñez subraya que la transposición no debe confundirse ni con el
cambio de función ni con el cambio de clase. Hay cambio de función de los campos en
En invierno araba los campos (objeto directo) y en En invierno se araban los campos
(sujeto), pero no de categoría: en ambos casos se trata de un sustantivo. Por otro lado,
un elemento puede cambiar de clase quedando en la misma categoría. En el par Educa
a los niños/Se educa a los niños, el verbo cambia de la clase de los verbos personales a
la de los impersonales, pero en ambos casos sigue siendo verbo. La transposición debe
entenderse, por tanto, como transcategorización.
La transposición sintáctica16 puede ser reconocida, por ejemplo, en los
sintagmas preposicionales que permiten que un sustantivo desempeñe función de
adyacente nominal transponiéndolo previamente a la categoría de adjetivo. Existe
transposición, igualmente, en las oraciones de relativo, por las que una oración resulta
16
La transposición se da en los ámbitos morfológico y sintáctico. Algunos casos de transposición
morfológica son los siguientes (vid. tema 5):
sensibil‐}ADJ. (<sensible}) + ‐idad}AF. SUST. sensibilidadSUST.
sensibil‐}ADJ. (<sensible}) + ‐izar}AF. VER. sensibilizarVERBO
vend‐}VERBO (<vender}) + ‐ible}AF. ADJ. vendibleADJ.
mar‐}SUST. (<mar}) + ‐in‐}AF. ADJ. marin‐(o)ADJ.
Como se ve, en estos ejemplos los afijos cambian la categoría de la raíz a la que se aplican, y la palabra
resultante se adscribe a la categoría impuesta por ellos. Así, por ejemplo, vemos cómo el afijo
sustantivador ‐idad}, al unirse al morfema radical sensibil‐}, lo transcategoriza y hace que la palabra
resultante (sensibilidad) sea un sustantivo.
35
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
transpuesta a la categoría de adjetivo para poder desempeñar la función de adyacente
de un nombre. Como señala Gutiérrez Ordóñez, el mecanismo transpositor es una de
las manifestaciones más notables de la ley de economía. Una lengua dispone,
pongamos por caso, de unos centenares de adjetivos, pero gracias a la transposición,
está capacitada para hacer que miles y miles de elementos se comporten como tales:
La actuación policial
La actuación de la policía
La actuación de los astronautas
La actuación que llevó a cabo la policía
La actuación que completaron los astronautas
…
Si la lengua no dispusiera de este mecanismo transpositor, no tendría la misma
potencialidad comunicativa (a no ser que introdujera en su diccionario miles de
adjetivos, miles de sustantivos, etc.). Carecería de la enorme flexibilidad creativa que la
caracteriza. Por medio de la transposición el usuario está capacitado para crear
constantemente nuevos adjetivos, sustantivos o adverbios a partir de elementos de
otras categorías.
Todo sintagma que sea producto de transposición es un sintagma transpuesto,
en el que hallamos un elemento transpositor (el agente de la transposición:
preposición, conjunción, artículo, relativo, etc.) y un elemento transponendo (el
elemento que sufre la transposición). Así, por ejemplo, en Esperan que el presidente
los visite la construcción que el presidente los visite es un sintagma transpuesto a la
categoría de sustantivo (objeto directo de esperan) que contiene el transpositor que y
el término transponendo el presidente los visite (oración). Todo ello podría
representarse así:
Esperan [que {el presidente los visite}OR.]SUST.
Gutiérrez Ordóñez aduce, como pruebas de que los elementos transpuestos
adoptan un nuevo valor categorial, el que conmuten y se coordinen con elementos de
la nueva categoría y el que, para conmutar y coordinar con elementos de su antigua
categoría, tengan que volver a someterse a transposición:
i) Conmutación con elementos de la nueva categoría:
Pide [que lo liberen]SUST. > Pide [libertad]SUST.
Muchacho [de gran altura]ADJ. > Muchacho [muy alto]ADJ.
ii) Coordinación con elementos de la nueva categoría:
Un libro [viejo]ADJ. y [de pastas gastadas]ADJ.
Hablaba de [la guerra]SUST. y de [cómo lo apresaron]SUST.
Lo hizo [hábilmente]ADV. y [con valentía]ADV.
iii) Conmutación con elementos de la antigua categoría:
36
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
[goma]SUST. > [de goma]ADJ.
Si hay que conmutar [de goma]ADJ. por un elemento de la categoría
originaria, un sustantivo en este caso (goma), es necesario transponer
esa expresión a tal categoría: > [el de goma]SUST.
iv) Coordinación con elementos de la antigua categoría:
Si, por ejemplo, hay que coordinar la expresión [blanco]ADJ. a la
expresión [el rojo]SUST., entonces esta última expresión tiene que volver a
ser adjetivo: [blanco]ADJ. y [rojo]ADJ., ya que resulta agramatical la
expresión *[blanco]ADJ. y [el rojo]SUST.: La bandera de Japón es blanca y
roja / *La bandera de Japón es blanca y la roja.
La recursividad quedaría explicada por la posibilidad de incluir un sintagma en
otro sintagma de su mismo tipo siempre que el primero haya sido transpuesto
previamente a otra categoría que puede contraer función con el segundo.
37
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
BIBLIOGRAFÍA
COSERIU, E. (1962), “Determinación y entorno”, en Teoría del lenguaje y lingüística
general. Cinco estudios. Madrid: Editorial Gredos.
CUENCA, M. J. y J. HILFERTY (1999), Introducción a la lingüística cognitiva. Ariel:
Barcelona.
DIK, S. C. et al (1997), The Theory of functional grammar (2 volúmenes). Berlín:
Mouton de Gruyter.
GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ, S. (1997), «La determinación de los niveles oracionales», en
José Andrés de Molina Redondo y Juan de Dios Luque Durán (eds.), Estudios de
lingüística general (I). Granada: Método Ediciones; págs. 23‐78.
GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ, S. (1997), Principios de sintaxis funcional. Madrid: Arco/Libros.
HJELMSLEV, L. (1943), Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid: Gredos, 1971.
HOCKETT, Ch. F. (1958), Curso de lingüística moderna. Buenos Aires: EUDEBA, 1971.
LANGACKER, R. (1987), Foundations of cognitive Grammar. Vol. I: Theoretical
Prerequisites. Stanford (CA.). Stanford University Press.
LANGACKER, R. (1991), Foundations of cognitive Grammar. Vol. II: Descriptive
Application. Stanford (CA.). Stanford University Press.
LANGACKER, R. (2008), Cognitive Grammar. A Basic Introduction. Oxford : Oxford
Univesity Press.
LÓPEZ GARCÍA, A. (1996), Gramática del español. Vol. II: La oración simple. Madrid:
Arco/Libros.
MALDONADO, R. (1999), A media voz. Problemas conceptuales del clítico se. México:
Universidad Nacional Autónoma de México.
MAIRAL USÓN, R. (1997), «La Gramática Funcional de S. C. Dik», en J. D. Luque Durán y
A. Pamies Bertrán (eds.), Panorama de la lingüística actual. Granada: Método
Ediciones; págs.: 99‐151.
RADFORD, A., ATKINSON, M., BRITAIN, D., CLAHSEN, H., SPENCER, A. (1999),
Linguistics. An introduction. [Tercera parte. Las oraciones] (Trad. esp.:
Introducción a la lingüística. Madrid: Cambridge University Press. 2000.)
RIEMSDIJK, H. V. y E. WILLIAMS (1986), Introducción a la teoría gramatical. Madrid: Cáte‐
dra, 1990.
SELLS, P. (1985), Teorías sintácticas actuales. Barcelona: Teide, 1989.
TAYLOR, J. (2002), Cognitive Grammar. Oxford: Oxford University Press.
TESNIÈRE, L. (1959), Elementos de sintaxis estructural. Madrid: Gredos, 1994.
TRNKA, B., J. VACHEK, N. S. TRUBETZKOY, V. MATHESIUS y R. JAKOBSON (1971), El
Círculo de Praga. Barcelona: Anagrama.
38
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
EJERCICIOS
1
Compara los siguientes enunciados y determina en qué nivel se establecen las
diferencias:
a) El ejército reclutó a Roberto./Roberto fue reclutado por el ejército.
b) Enviaron una bomba por correo/El envío de una bomba por correo/Una
bomba enviada por correo
2
A partir de los siguientes ejemplos, razona por qué es necesario diferenciar un nivel
de funciones sintácticas formales y un nivel de funciones semánticas:
a) Luisa cosió unos zapatos.
b) Luisa duerme la siesta.
c) Luisa sufre insomnio.
d) Decisión presidencial
e) Consejero presidencial
f) Candidato presidencial
g) Elección presidencial
3
Determina las funciones sintácticas y semánticas que desempeñan los componentes
resaltados en las siguientes oraciones. Se da resuelta, como ejemplo, la oración (0).
0) Beethoven compuso nueve sinfonías.
[‘Beethoven’ es sujeto y agente; ‘nueve sinfonías’ es objeto directo y
paciente.]
1) Le robaron el reloj y la cartera.
2) Luis se durmió en el concierto.
3) Nuria no recibió el sms que le enviaste.
4) La ventana se cerró con el viento.
5) Este cuchillo corta muy bien el queso.
6) La devolución de los libros a la editorial ha sido muy complicada.
7) Este palacio lo construyó Carlos V.
8) Los delicuentes fueron detenidos por la policía.
9) La lluvia impidió el repliegue de las tropas.
10) Su abuelo se afeitaba en la barbería todas las mañanas.
11) Ellos nunca hablaban de política.
12) La tala de esos árboles es una vergüenza.
39
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
4
¿Qué información proporcionaríamos si especificáramos la diátesis de los verbos
vender, comprar, costar, pagar y cobrar?
5
Decide si hay determinación o modificación (o ninguna de las dos) asociada a la parte
resaltada de los ejemplos y, si la hay, de qué tipo.
1. Necesito un camarero que hable inglés. / Necesito a un camarero que habla
inglés. / Necesito al camarero que habla inglés.
2. Aquel día hacía frío.
3. ¿Te acuerdas de nuestra vieja escuela? / La escuela vieja está en el centro y la
nueva en las afueras.
4. El niño, que estaba cansado, no quiso comer. / El niño que estaba cansado no
quiso comer.
5. ¿Dónde van los demás invitados?
6. Ha llamado tu amigo. / Ha llamado un amigo tuyo. / Ha llamado ese amigo
tuyo.
7. Le han operado los dos dedos. / Le han operado dos dedos.
8. El siguiente atraco será en un banco.
9. He comprado esa mesa de madera.
10. Esta es la misma historia de antes.
11. Alberto es soldado. / Alberto es el soldado /Enviaron soldados.
12. No hemos recibido la segunda versión.
13. Han recibido trescientas cartas.
14. Pidieron comida italiana.
15. Prefiero la Italia meridional a la Italia septentrional.
16. Su coche está roto.
17. Fueron muchos invitados.
18. Sobre el frío suelo se posaba la blanca nieve.
19. Todos los niños son así. / Todo el universo es así.
20. No hablo de la mujer como madre sino de la mujer como trabajadora.
6
Señala qué elemento representa la información nueva en las siguientes preguntas:
a) ¿Quién lo ha dicho?
b) ¿Quién te obliga a qué y por qué?
c) ¿Cómo lo sabes?
7
Reconstruye la pregunta que subyace a los siguientes enunciados:
a) Pepe recoge la manzana de sidra en septiembre.
b) Pepe recoge en septiembre la manzana de sidra.
c) La manzana de sidra la recoge en septiembre Pepe.
40
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
8
Señala si en los siguientes pares de enunciados la respuesta es natural o resulta
extraña:
a) ¿Quién dice esas cosas?/‐María dice esas cosas.
b) ¿Cuánto cuesta el libro? / ‐El libro cuesta mil pesetas.
c) ¿A qué hora fue el accidente? / ‐A las tres fue el accidente.
¿Por qué pueden resultar inadecuadas las siguientes secuencias?
a) Manuel encargó no en abril sino en enero ese libro.
b) ¿Beethoven compuso en Bonn o en Viena esa sonata?
9
¿Existe alguna diferencia informativa entre los siguientes pares de secuencias?
a) Francisco me invitó. / Francisco me invitó a mí.
b) Tú eres el culpable. / El culpable eres tú.
10
¿Cuáles serían las estructuras informativas posibles en los siguientes enunciados?
a) Domingo ha grabado un nuevo disco.
b) El organista tocaba unos acordes de Bach.
11
Enfatiza por medio de estructuras ecuacionales los componentes resaltados de las
siguientes secuencias:
a) La primavera aportó nuevas tonalidades al paisaje.
b) La radio transmitió con insistencia ayer esa noticia.
12
Realza por medio de la estructura ecuandicional los mismos constituyentes de los
ejemplos precedentes.
13
Señala las diferencias informativas (tema/rema, foco) que veas en los pares de
ejemplos:
a) Rosa tuvo meningitis. / ROSA tuvo meningitis.
b) A esos niños los castigarás tú / ¡A esos niños castigarás tú!
41
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
14
En los siguientes ejemplos señala el tópico, el tema y el rema:
a) En cuanto a la revista, ¿cuándo nombraréis director?
b) Referente a esos jóvenes, ¿quién no ha sido alguna vez romántico?
c) Respecto a los alumnos, el secretario les comunicará las notas.
d) Sobre lo que dices, no estamos de acuerdo.
15
Señala las diferencias informativas que halles en las siguientes secuencias:
a) ¿Quién castigó a Javi?
b) A Javi, ¿quién lo castigó?
16
Distingue en los siguientes ejemplos entre argumentos y complementos:
a) Ese futbolista procede del Milán.
b) La nave Viking II se dirige al espacio interestelar a toda velocidad.
c) ¿Dónde pusiste ayer el paraguas?
d) Esta mañana hemos tomado el desayuno en la terraza.
17
Teniendo en cuenta la estructura orbital de la oración, determine qué componentes
son los que conforman las oraciones siguientes. Para ello, tenga sólo en cuenta los
niveles SV1, SV2, SV3 y SV4. Se da resuelta, como ejemplo, la oración (0).
0. Juan come uvas.
[‘come’ es el núcleo verbal; ‘Juan’ y ‘uvas’ son sus argumentos; ‘Juan’ es sujeto y
agente; ‘uvas’ es objeto directo y paciente; el conjunto de estos tres elementos
forma un SV1.]
1. Está lloviendo.
2. El jurado les concedió el premio.
3. Según los zoólogos, las cigüeñas no saben lingüística.
4. La maestra les puso muchos deberes para el lunes.
5. Francamente, no te perdonaré esta broma nunca.
6. A pesar de todo, vinieron en autobús.
18
Explica las diferencias de comportamiento de las expresiones segregadas en el inicio
de los siguientes decursos:
a) Honradamente, técnicamente, esto es hoy por hoy imposible.
b) Sinceramente, desde un punto de vista moral, eso es inadmisible.
c) Con franqueza, psicológicamente, aquellos internados eran duros.
42
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
19
Explica la singularidad de las siguientes oraciones:
a) Al enemigo, ni agua.
b) En esas condiciones, ¡leña al mono!
c) Con ese equipo, ¡ni un descuido!
d) Humanamente, un guiñapo.
20
Señala en los siguientes ejemplos si los tópicos son correferenciales con
constituyentes de la oración o no:
a) Al violador del chándal, ¿cuándo lo detuvieron?
b) Esta mañana, ¿qué has hecho?
c) De Franco, ya pocos se acuerdan.
21
¿Por qué son anómalos los siguientes enunciados?
a) De algunos amigos, en el patio se reían de los profesores.
b) Con barro, se moldea más fácilmente con plastilina.
c) Científicamente, ese experimento es humanamente controvertido.
22
¿Cuál es la diferencia en el funcionamiento de las oraciones causales siguientes?
a) Se casará por la iglesia porque es creyente.
b) Se casará por la iglesia, porque es creyente.
23
Identifica tema y rema, y, en su caso, foco y tópico en los siguientes enunciados. Se
da resuelto, como ejemplo, el enunciado (0).
0. No se lo dijeron a JUAN.
[‘no se lo dijeron’ es tema; ‘a JUAN’ es rema y foco; no hay tópico ni, por tanto,
comentario en este enunciado.]
1. A Ramón, ¿quién le dijo que viniera?
2. Si no vienes, el paquete se lo llevaré a tus padres.
3. EL COCHE arreglaron los mecánicos.
4. Si alguien puede ayudarte es Amalia.
5. En cuanto a cómo me enteré, la que me avisó fue Encarnita.
43
Lingüística. Tema 7. Sintaxis.
24
Efectúa un análisis en constituyentes inmediatos de la siguiente oración:
Los niños que viven en verano en la urbanización de los vecinos echaron agua en
el depósito de gasolina.
25
¿Dónde hay transposición en los siguientes ejemplos? Identifica el transpositor y el
transponendo en cada caso:
1. Invita a la chica que quieras.
2. Espera que lo llames cuanto antes.
3. Nos hemos quedado sin electricidad.
4. Es un vehículo de granjero.
5. El bueno es mío.
6. Echó agua a las flores amarillas y cambió el tiesto de las de la jardinera.
26
¿Cómo puede describirse la estructura de la oración de relativo en el siguiente
ejemplo según la teoría de la transposición?
Entrégale la carta al que te encuentres en el despacho.
44
LINGÜÍSTICA
TEMA
8
PRAGMÁTICA
1.
Introducción.
2.
Significado
contextual.
3.
El
significado
intencional.
4.
La
teoría
de
los
actos
de
habla.
5.
Lo
dicho
y
lo
implicado
(I):
El
modelo
de
Grice.
6.
Lo
dicho
y
lo
implicado
(II):
La
teoría
de
la
relevancia.
7.
La
cortesía
lingüística.
1.
INTRODUCCIÓN
Usamos
el
lenguaje
todos
los
días;
lo
usamos
descuidadamente,
difi-‐
cultosamente,
placenteramente,
artísticamente.
Tenemos
conciencia
de
usar-‐
lo
con
mayor
o
menor
corrección
o
efectividad,
pero
rara
vez
nos
paramos
a
pensar
en
el
mecanismo
oculto
que
hace
funcionar
la
comunicación,
es
decir,
en
los
principios
que
guían
el
empleo
del
lenguaje
en
nuestros
diálogos
con
los
demás.
Las
palabras
significan
por
sí
mismas,
y,
sin
embargo,
la
comunicación
exige
mucho
más
que
intercambiar
significados
preestablecidos.
Piénsese
en
la
diferencia
entre
preguntar
¿Qué
quiere
decir
esa
palabra?
y
¿Qué
quieres
decir
con
esa
palabra?
En
el
primer
caso
estamos
pidiendo
una
información
sobre
el
lenguaje,
que
se
encuentra,
por
ejemplo,
en
el
diccionario.
En
el
segundo
caso,
estamos
planteando
un
problema
de
interpretación
que
tiene
que
ver
con
la
intención
del
hablante
al
usar
cierta
palabra:
estamos
pregun-‐
tando
por
el
significado
que
debemos
interpretar
en
ese
contexto.
La
Pragmática
lingüística
estudia
esa
segunda
dimensión
del
signifi-‐
cado,
analizando
el
lenguaje
en
uso,
o,
más
específicamente,
los
procesos
por
medio
de
los
cuales
los
seres
humanos
producimos
e
interpretamos
signifi-‐
cados
cuando
usamos
el
lenguaje.
El
estudio
del
uso
del
lenguaje
no
es
nada
nuevo
(lleva
existiendo,
probablemente,
más
de
dos
milenios),
pero
la
Pragmática
es
el
primer
intento
de
hacer,
dentro
de
la
Lingüística,
una
teoría
del
significado
de
las
palabras
en
su
relación
con
hablantes
y
contextos.
El
programa
de
la
Pragmática
es
muy
sugerente:
se
trata
de
explicar,
entre
otras
cosas,
en
qué
consiste
la
interpre-‐
tación
de
un
enunciado,
cuál
es
la
función
del
contexto,
que
relación
hay
entre
el
significado
literal
y
el
significado
comunicativo,
por
qué
hablamos
con
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
dos
por
la
Pragmática,
que
muchos
lingüistas
ven
como
un
complemento
de
la
Semántica
y
por
tanto
como
parte
de
la
Lingüística.
El
proceso
de
entender
literalmente
una
expresión
lingüística
es
ya
bastante
complicado,
sobre
todo
cuando
el
mensaje,
aunque
sea
explícito,
es
difícil
de
descifrar
por
su
tema,
por
su
vocabulario,
y
a
veces
porque
no
cono-‐
cemos
suficientemente
al
emisor
o
las
circunstancias
en
que
fue
emitido.
En
otros
casos,
el
significado
convencional
de
las
palabras
no
es
suficiente.
Así,
algunas
expresiones
como,
por
ejemplo,
yo,
este,
allá,
mañana,
sólo
significan
cuando
son
puestas
en
un
contexto.
Si
alguien
golpea
la
puerta
y
dice
Abre,
soy
yo,
debo
reconocer
la
voz
para
decidir
a
quién
le
abriré
o
no
la
puerta,
ya
que
la
palabra
yo
no
remite
a
ninguna
persona
específica,
sino
que
meramente
señala
al
que
habla.
Yo
y
otras
expresiones
similares
dejan
de
referirse
al
mundo
cuando
se
las
saca
de
contexto:
sin
un
punto
de
origen
(un
hablante
en
su
lugar
y
tiempo,
dotado
de
intención
comunicativa)
resultan,
en
cierto
modo,
vacías.
Otras
expresiones
tienen
pleno
significado,
pero
éste
varía
según
quién
las
use,
cuándo,
y
con
qué
intención.
Cuando
decimos
no,
a
veces
queremos
decir
quizá,
e
incluso
sí,
y
decirle
que
sí
a
un
niño
no
es
lo
mismo
que
decirle
que
sí
a
un
juez.
La
referencia
al
mundo
de
ciertas
palabras
puede
también
cambiar.
Tibio
no
significa
lo
mismo
en
El
biberón
está
tibio
y
en
La
cerveza
está
tibia:
en
cada
caso
la
palabra
tibio
se
refiere
a
una
temperatura
diferente
e
implica
una
serie
de
cosas
diferentes
(entre
éstas,
por
ejemplo,
que
el
bebé
ya
puede
tomar
el
biberón,
y
que
es
imposible
beber
la
cerveza).
La
expresión
el
libro
de
Rosa
no
es
fácil
de
descodificar,
ya
que
la
relación
entre
“el
libro”
y
“Rosa”
(si
Rosa
es
la
autora
o
es
la
dueña
del
libro)
depende
de
principios
pragmáticos.
Para
seleccionar
la
interpretación
correc-‐
ta
de
una
expresión
como
ésta
el
oyente
debe
partir
del
supuesto
de
que
el
hablante
está
diciendo
algo
pertinente
y
comprensible,
es
decir,
debe
partir
de
principios
pragmáticos
para
establecer
el
significado
de
la
expresión.
Una
vez
que
se
llega
a
entender
debidamente
lo
que
alguien
ha
dicho
literalmente
(lo
explícito),
falta
todavía
un
gran
paso
para
completar
la
interpretación
de
un
enunciado.
Y
es
que
el
sentido
que
el
hablante
quiere
comunicar
tiene,
además
de
una
parte
explícita,
otra
implícita:
lo
que
no
se
dice
pero
también
se
comunica.
Por
“significado
del
hablante”
debemos
entender
el
significado
completo,
el
sentido,
de
un
enunciado,
constituido
por
lo
que
el
hablante
quiere
comunicar
explícita
e
implícitamente.
La
interpre-‐
tación
de
este
contenido
es
el
resultado
de
una
operación
de
descodificación
(descodificamos
los
signos
lingüísticos
usados)
y
de
la
derivación
de
inferen-‐
cias:
inferimos
lo
que
se
nos
quiere
decir,
que
no
suele
estar
totalmente
explícito.
3
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
2. SIGNIFICADO CONTEXTUAL
1
Los
ejemplos
que
suelen
analizarse
en
Pragmática
son
casi
siempre
representaciones
de
enunciados,
no
verdaderos
enunciados,
ya
que
carecen
de
contexto;
para
interpretarlos
debemos
imaginar
algún
contexto,
aunque
sea
mínimo.
En
los
ejemplos
propuestos
(procedentes,
en
su
mayor
parte,
de
diálogos
reales)
se
pondrán
entre
paréntesis
(cuando
sea
necesario)
algunos
datos
del
contexto.
2
Entendemos
la
Gramática
en
sentido
amplio:
se
incluyen
en
ella
la
Fonología,
la
Morfología,
la
Sintaxis
y
la
Semántica.
4
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
5
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
que
se
dice
y
ciertas
entidades
del
contexto.
Les,
en
el
ejemplo
(2),
se
refiere
a
ciertas
personas
presentes
en
el
contexto
comunicativo.
Para
asignar
refe-‐
rencia
a
les
tenemos
que
saber
quiénes
son
esas
personas.
Lo
mismo
pasa
con
el
adverbio
así:
no
tiene
significado
pleno
si
no
se
lo
asocia
a
un
contexto.
Son
deícticos
los
pronombres
personales,
que
identifican
a
los
participantes
en
el
acto
comunicativo;
también
lo
son
expresiones
como
aquí,
allí,
ahora,
ayer
y
los
tiempos
verbales,
que
relacionan
la
acción
del
verbo
con
un
tiempo
medi-‐
do
desde
el
presente
del
hablante.
El
futuro
interesará
sólo
puede
entenderse
a
partir
del
presente
del
hablante
que
produjo
el
enunciado:
el
presente
del
hablante
(y
por
lo
tanto
el
hablante)
forman
parte
del
significado
temporal
de
los
verbos.
De
modo
que
para
interpretar
semánticamente
(2),
que
contiene
deíc-‐
ticos,
debemos
insertar
la
oración
en
un
contexto.
Lo
mismo
pasa
con
(3)
y
(4):
6
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
de
verdad.
Esa
sobra,
ese
exceso,
está
parcialmente
incorporado
a
la
Gramá-‐
tica
en
los
diferentes
subsistemas
deícticos
(pronombres,
adverbios,
tiempos
verbales)
y
en
fenómenos
convencionales,
o
parcialmente
convencionales.
Lo
que
no
está
en
la
Gramática
no
es
lingüístico,
y
por
lo
tanto
no
puede
ser
objeto
de
una
ciencia
lingüística.
Esta
postura
es
válida,
pero
deja
fuera
de
la
Lingüística
muchos
fenó-‐
menos
que,
sin
embargo,
tienen
que
ver
con
el
lenguaje,
con
su
estructura
y
su
significado.
El
siguiente
enunciado,
producido
durante
una
comida,
tiene
un
significado
pragmático
que
no
está
relacionado
directamente
con
su
signi-‐
ficado
semántico:
(5)
Estas
sopas
de
verduras
quedan
siempre
un
poco
sosas,
¿no?
Quien
hace
tal
observación
mientras
toma
la
sopa
no
pretende,
quizá,
infor-‐
mar
a
sus
oyentes
de
las
cualidades
generales
de
ciertas
sopas,
sino
indicar
que
su
sopa
está
sosa
y
que
le
gustaría
ponerle
sal.
La
finalidad
del
enunciado
de
(5)
podría
ser
pedir
sal
(sin
ofender
al
que
hizo
la
sopa,
por
ejemplo),
algo
que
cumple
de
manera
bastante
indirecta,
pero
efectiva,
si
obtiene
como
consecuencia
que
alguno
de
los
comensales
lo
tome
como
una
petición.
Ni
siquiera
(6)
significa
lo
mismo
literal
que
pragmáticamente:
falda
que
su
hija
está
hablando
con
ironía,
ni
tampoco
esa
señora
necesita
la
ayuda
del
morfema:
le
basta
con
conocer
a
su
hija.
(La
ironía
puede
marcarse
con
ciertos
elementos
lingüísticos
como
la
entonación
o
el
vocabulario,
pero
estas
marcas
no
son
indispensables.
Ni
siquiera
los
gestos
lo
son.)
La
Pragmática
de
los
últimos
años
tiende
a
presentarse
como
una
teoría
sobre
la
producción
e
interpretación
de
los
significados
lingüísticos
gra-‐
maticalizados
y
también
sobre
los
no
gramaticalizados.
La
Pragmática
se
pro-‐
pone
estudiar
todo
el
exceso
posible,
pero,
como
no
es
fácil
delimitar
el
exce-‐
so,
se
da
la
circunstancia
de
que
en
este
ámbito
han
proliferado,
para
salir
al
paso
de
ese
reto,
numerosas
y
diferentes
tendencias
(que
repasaremos
some-‐
ramente
en
sucesivos
epígrafes
de
este
tema).
2.5
El
lenguaje
no
es
siempre
gramatical
ni
siempre
lógico
Hasta
no
hace
mucho
resultaba
aceptable
decir
la
catedrático
o
la
mé-‐
dico,
por
un
lado,
y
la
enfermera,
la
secretaria,
por
otro.
Es
decir,
la
regla
gramatical
de
la
concordancia
operaba
en
unos
casos
pero
no
en
otros
(en
la
actualidad
está
permitido
decir
la
catedrática,
la
médica).
Esta
‘mala
forma-‐
ción’
sintagmática
sólo
es
explicable
si
nos
permitimos
ver
en
ella
la
huella
del
hablante,
en
este
caso
concreto
la
de
sus
condicionamientos
sociales
(las
pro-‐
fesiones
de
prestigio
o
típicamente
masculinas
son
aludidas
en
masculino,
8
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
aunque
hablamos
de
una
mujer;
las
típicamente
femeninas
o
las
menos
pres-‐
tigiosas
son
aludidas
en
masculino
o
femenino,
según
la
persona
a
quien
se
aplique).
Otro
ejemplo
de
fenómeno
gramatical
que
no
puede
explicarse
satis-‐
factoriamente
sin
acudir
a
información
pragmática
es
el
del
orden
de
palabras
o
distribución
de
la
información
en
la
oración.
Obsérvense
los
ejemplos
que
siguen:
10
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
figurar
e
interpretar
esa
fuerza.
Lo
que
decimos
sin
querer
queda
fuera
de
la
Lingüística,
en
principio,
aunque
no
es
un
tema
ajeno
a
nuestra
disciplina,
pues
forma
parte
del
contenido
transmitido
e
interpretado.
Si
alguien
nos
dice
Qué
frío
hace
aquí,
interpretaremos
naturalmente
no
sólo
el
significado
de
sus
palabras,
sino
la
intención
con
que
las
dice,
lo
que
nos
llevará,
por
ejemplo,
a
cerrar
la
ventana
o
a
encender
la
calefacción.
Comunicarse
es
lograr
que
el
interlocutor
reconozca
nuestra
intención,
y
no
solamente
el
significado
literal
de
lo
que
decimos.
Lo
que
la
persona
en
cues-‐
tión
comunica
sin
querer,
en
el
ejemplo,
podría
ser
que
está
enferma
o
can-‐
sada,
o
que
se
siente
incómoda
por
estar
donde
está,
etc.
Lo
que
decimos
sin
querer,
los
lapsus
linguae
y
otras
gracias
y
desdichas
de
la
comunicación
inte-‐
resan,
sobre
todo,
a
los
psicólogos
(vid.
tema
9).
La
Pragmática
estudia
el
significado
intencional,
lo
que
uno
quiere
decir.
El
filósofo
P.
Grice
describe
el
significado
intencional,
que
él
denomina
no
natural
(meaning-‐nn),
con
la
siguiente
fórmula
(donde
H
significa
‘hablan-‐
te’,
O
‘oyente’,
E
‘enunciado’
y
z
‘creencia
o
acto
de
voluntad
de
O’):
H
quiere
decir
no
naturalmente
z
cuando
profiere
E,
si
y
solo
si:
(i)
H
intenta
que
E
cause
un
efecto
z
en
O.
(ii)
H
intenta
que
(i)
se
cumpla
simplemente
porque
O
reconoce
la
intención
de
(i).
Según
esta
fórmula,
el
significado
no
natural
es
un
tipo
especial
de
intención
destinada
a
ser
reconocida
como
tal
por
quien
la
recibe.
La
significación
“na-‐
tural”
se
produce,
en
cambio,
sin
intervención
alguna
de
intencionalidad
(es
decir,
cuando
no
se
dan
das
condiciones
(i)
y
(ii)
de
arriba).
Interpretar
lo
que
el
otro
dice
es
reconocerle
una
intención
comuni-‐
cativa,
y
esto
es
mucho
más
que
reconocer
el
significado
de
sus
palabras.
La
comunicación
parte
de
un
acuerdo
previo
de
los
hablantes,
de
una
lógica
de
la
conversación
que
permite
pasar
del
significado
de
las
palabras
al
significado
de
los
hablantes.
El
significado
intencional
se
viene
estudiando
en
el
ámbito
de
la
Prag-‐
mática
esencialmente
de
dos
maneras.
Una
consiste
en
explicar
determinados
fenómenos
de
la
lengua
recurriendo
a
ciertas
condiciones
de
su
uso
(deixis,
orden
de
palabras,
estructura
de
los
actos
de
habla,
etc.):
aquí
la
Pragmática
complementa
a
la
Gramática:
se
va
de
las
formas
lingüísticas
al
uso,
del
len-‐
guaje
al
contexto.
La
otra,
en
cambio,
insiste
en
la
comunicación
misma,
en
sus
procesos,
y
considera
las
formas
lingüísticas
como
un
elemento
más,
junto
con
otros
(esencialmente
el
contexto),
en
este
juego;
se
interesa
en
estudiar
el
contexto
en
que
se
produce
el
enunciado
y
que
determina
en
gran
parte
lo
que
ese
enunciado
significa
(los
principios
que
guían
la
comprensión
de
lo
que
se
comunica
implícitamente,
como,
por
ejemplo,
el
significado
irónico).
A
continuación
examinaremos
las
teorías
más
importantes
propuestas
en
uno
11
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
acción
y
realizarla
a
un
mismo
tiempo.
Es
lo
que
ocurre
cuando
alguien
emite,
en
las
circunstancias
adecuadas:
Juro,
prometo,
declaro,
niego,
pido,
ordeno,
bautizo,
etc.
Al
concepto
de
verdad
(correspondencia
entre
la
afirmación
de
un
estado
de
cosas
y
ese
estado
de
cosas)
se
opone,
en
la
teoría
de
los
actos
de
habla,
el
de
éxito,
esto
es,
el
de
acción
llevada
a
buen
término.
La
verdad
de
las
oraciones
con
realizativos,
como
(15),
es
inverificable,
porque
los
realiza-‐
tivos
no
pueden
ser
ni
verdaderos
ni
falsos,
sino
sólo
tener
éxito
o
no,
según
salgan
bien
o
mal.
El
realizativo
sin
éxito
procede,
no
de
la
mala
correspondencia
entre
el
lenguaje
y
la
verdad,
sino
de
no
verse
satisfechos
ciertos
requisitos
exigidos
en
la
ejecución
de
cierto
acto:
la
falta
de
coincidencia
entre
lo
que
el
enun-‐
ciado
dice
que
hace
y
lo
que
en
realidad
hace.
Así,
para
que
haya
matrimonio,
el
contrayente
debe
decir
Sí,
quiero,
y
no
el
testigo,
ni
el
actor
que
interpreta
sobre
un
escenario
el
papel
de
contrayente,
ni
el
contrayente
a
quien
todavía
no
le
han
preguntado
si
quiere
contraer
matrimonio
o
no...
El
realizativo
hace
lo
que
dice
siempre
y
cuando
lo
use
quien
debe,
como
se
debe,
donde
se
debe,
cuando
se
debe,
y
con
quien
se
debe.
Posteriormente,
y
después
de
diseñar
su
teoría
de
los
actos
con
y
sin
éxito,
Austin
retiró
su
oposición
inicial
entre
actos
realizativos
(o
performa-‐
tivos)
y
asertivos
(o
constatativos),
para
admitir
que
todos
los
enunciados,
incluidos
los
que
afirman
verdades
o
falsedades,
sirven
para
cumplir
actos,
aunque
no
muestren
elementos
realizativos
explícitos.
De
este
modo,
Está
nevando
es
un
acto
de
afirmación,
aunque
no
contenga
el
verbo
performativo
explícito
afirmar.
Esto
nos
permite
distinguir
la
noción
de
significado
de
la
de
fuerza:
el
significado
del
enunciado
remite
a
lo
que
las
palabras
dicen;
fuerza
de
la
enunciación,
a
lo
que
las
palabras
hacen,
como,
por
ejemplo,
afirmar,
jurar,
pedir,
preguntar.
El
acto
por
el
que
se
produce
significado
es
locutivo;
la
fuerza,
en
cambio,
es
el
poder
de
hacer,
y
proviene
del
acto
ilocutivo.
A
esto
se
agrega
un
tercer
acto
posible
pero
no
siempre
identificable,
el
perlocutivo,
por
el
cual
se
producen
efectos
en
el
interlocutor
(por
ejemplo,
convencerlo,
amenazarlo,
sorprenderlo...).
Consideremos
los
siguientes
ejemplos:
13
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
una
pregunta
(“el
hablante
pregunta
si
cierta
persona
está
tomando
cierta
sopa”).
Los
actos
perlocutivos
pueden
ser
variados
y
susceptibles
de
inter-‐
pretación:
en
(16)
el
hablante
quizá
intente
advertir
al
oyente
de
algo,
o
dándole
una
señal
conveniente
previamente
para
que
haga
algo,
etc.
En
(17),
quizá
intente
el
hablante
mostrar
su
asombro
al
oyente
ante
un
hecho
ines-‐
perado,
o
mostrarle
que
ha
escuchado
lo
que
le
ha
dicho,
etc.
4
Actos
de
habla,
1980
[1969],
p.
31.
14
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
Por
otra
parte,
Searle
afirma
que,
cuando
usamos
la
lengua
de
modo
literal,
hay
una
correlación
entre
la
forma
lingüística
y
el
acto
de
habla,
de
modo
que
las
afirmaciones
se
hacen
usando
formas
declarativas,
las
pregun-‐
tas
usando
interrogativos,
las
peticiones
usando
formas
imperativas,
etc.:
(5)
Estas
sopas
de
verduras
quedan
siempre
un
poco
sosas,
¿no?
(6)
¿Podrías
pasarme
la
sal?
Sus
peticiones
se
realizaban
a
través
de
expresar
literalmente
en
(5)
una
afirmación
sobre
las
sopas,
y
en
(6),
una
pregunta.
Searle
explica
estos
actos
de
habla
indirectos
como
la
superposición
de
dos
actos,
uno
literal
y
otro
no.
El
oyente
interpreta
el
“verdadero”
acto
(el
no
literal)
gracias
a
su
conoci-‐
miento
del
contexto
institucional
y
particular
en
el
que
se
realiza
el
acto,
y
a
su
capacidad
para
interpretar
(según
principios
que
veremos
más
adelante;
vid.
5,
6
y
7)
la
intención
del
hablante
al
hacer
la
afirmación-‐petición
o
la
pregunta-‐petición.
La
teoría
de
los
actos
de
habla
ejerció
un
gran
influjo
en
las
nuevas
corrientes
de
la
Lingüística,
que
verían
el
lenguaje
no
solamente
como
la
aso-‐
ciación
de
unos
sonidos
a
unos
significados,
según
quería
la
tradición
saussu-‐
reana,
sino
como
acción.
Aunque
Searle
no
desarrolla
la
teoría
de
los
contex-‐
tos
(problema
que
sigue
siendo
de
actualidad
en
Pragmática),
es
evidente
que
las
condiciones
y
reglas
de
los
actos
de
habla
sólo
se
cumplen
en
ciertos
contextos,
tanto
institucionales
como
particulares.
El
hecho
de
que
un
por-‐
centaje
tan
alto
de
actos
de
habla
no
lleve
intención
de
literalidad
nos
advier-‐
te
de
que
el
papel
del
contexto
sobrepasa
al
de
las
reglas
mismas.
Piénsese,
sin
ir
más
lejos,
en
las
ironías
y
metáforas
de
la
conversación,
o
en
las
“amena-‐
zas”
o
“insultos”
tan
frecuentes
en
los
diálogos
de
la
intimidad
(Te
voy
a
comer
a
besos;
Tú
lo
que
eres
es
un
sinvergüenza).
En
éstos
y
en
otros
tantos
15
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
Su
aporte
a
la
conversación
debe
ser,
en
cada
etapa
de
ésta,
tal
como
lo
exija
la
finalidad
o
la
dirección
del
intercambio
verbal
aceptada
por
ambas
partes.
5
P.
Grice,
“Logic
and
conversation”,
recogida
ahora
en
Studies
in
the
Way
of
Words,
Cambridge
(MA.):
Harvard
University
Press,
1989.
(Trad.
esp.
«Lógica
y
conversación»,
en
L.
M.
Valdés
Villanueva
(ed.)
(1991),
La
búsqueda
del
significado.
Madrid,
Murcia:
Tecnos-‐Universidad
de
Murcia;
pp.
511-‐529.)
6
La
implicatura
(término
acuñado
por
Grice)
es
un
tipo
de
implicación
pragmática,
que
Grice
intenta
diferenciar
de
las
implicaciones
lógicas;
estos
tipos
de
implicación,
a
diferencia
de
las
implicaturas,
se
infieren
exclusivamente
a
partir
del
contenido
lógico
o
semántico
de
una
expresión.
También
debe
distinguirse
la
implicatura
de
otro
tipo
de
inferencia,
la
presuposición,
que
se
deriva
más
directamente
del
significado
semántico
de
las
expresiones.
16
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
7
‘Relevante’,
que
tomamos
en
préstamo
del
inglés
(relevant),
significa
‘pertinente’,
‘que
viene
al
caso’.
17
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
Naturalmente,
el
paciente
elabora
la
implicatura
de
que
el
sanitario
ha
hecho
esta
operación
muchas
veces
en
su
vida
profesional.
El
sanitario
“juega
con
las
palabras”
sin
que
su
interlocutor
se
percate
de
ello,
pues
viola
intencionada-‐
mente
la
máxima
de
calidad.
c)
Choques
entre
máximas
A
veces
no
podemos
dar
cierta
información
sin
mentir,
y
ello
porque
no
la
sabemos.
Así
las
cosas,
preferimos
dar
una
información
aproximada,
violando
la
máxima
de
cantidad,
para
no
violar
la
de
cualidad.
Si
me
preguntan,
por
ejemplo,
dónde
queda
la
biblioteca
y
no
lo
sé
con
exactitud,
diré
algo
como
(23)
Queda
un
poco
más
hacia
abajo,
pasando
el
parque.
18
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
El
oyente,
al
recibir
esta
información
insuficiente,
puede
pensar
que
no
quiero
cooperar,
o,
más
probablemente,
puede
sacar
la
implicatura
de
que
eso
es
todo
lo
que
sé
sobre
el
asunto.
Aunque
la
máxima
de
cualidad
(“Diga
la
verdad”)
parece
ser
de
jerarquía
más
alta
que
las
otras,
es
decir,
es
la
que
tendemos
a
obedecer
primero,
hay
algunos
hablantes
que
prefieren
mentir
a
pasar
por
poco
cooperativos.
Si
pedimos
instrucciones
sobre
cómo
llegar
a
cierto
sitio,
por
ejemplo,
a
alguien
que
debería
saberlo
(por
vivir
en
el
lugar
o
por
otro
motivo)
pero
no
lo
sabe,
puede
pasar
que
recibamos
información
insuficiente
e
incluso
equivocada,
si
esa
persona
es
incapaz
de
admitir
su
ignorancia.
d)
Violación
patente
Finalmente,
podemos
calcular
implicaturas
si
advertimos
que
el
inter-‐
locutor
está
violando
las
máximas
deliberadamente.
Imagínese
un
diálogo
como
el
siguiente:
19
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
(26’)
Marta
ha
quedado
con
un
hombre
esta
noche;
creo
que
con
su
amigo
Pablo.
(27’)
Entré
en
una
casa:
la
de
mi
hermana.
(28’)
Pepe
tiene
tres
hijos:
bueno,
cuatro,
ahora
que
caigo.
(29’)
Llevaba
una
camisa
amarilla.
No.
Era
amarilla
y
blanca...
6. LO DICHO Y LO IMPLICADO (II): LA TEORÍA DE LA RELEVANCIA
6.1
Introducción
La
teoría
de
la
relevancia,
debida
a
Sperber
y
Wilson,8
ha
ido
ganando
aceptación
en
los
últimos
años,
y
hoy
en
día
puede
considerarse,
junto
con
los
desarrollos
del
modelo
griceano,
una
de
las
teorías
más
influyentes
en
el
ámbito
de
la
Pragmática.
Aunque
inspirada
en
Grice,
la
teoría
de
la
relevancia
no
puede
consi-‐
derarse
una
mera
extensión
de
las
ideas
griceanas,
pues
propone
una
manera
diferente
de
explicar
el
proceso
de
la
comunicación
lingüística.
Muchos
lingüistas
consideran
que
el
modelo
de
la
relevancia
supera
al
de
Grice
en
poder
explicativo,
y
que
además
satisface
la
intuición
que
tenemos,
como
usuarios
del
lenguaje,
acerca
de
los
procesos
de
comunicación
verbal.
8
D.
Sperber
y
D.
Wilson,
Relevance.
Communication
and
cognition.
Cambridge
(MA):
Harvard
University
Press,
1986.
(Trad.
esp.:
Relevancia.
Comunicación
y
procesos
cognoscitivos.
Madrid:
Visor,
1994.)
20
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
La
relevancia9
es
el
principio
que
explica
todos
los
actos
comunicativos
lingüísticos,
sin
excepción
alguna:
porque
damos
por
descontado
que
nuestro
interlocutor
es
relevante,
es
por
lo
que
le
prestamos
atención.
Grice
mostró
que,
para
hacer
posible
la
comunicación,
los
hablantes
deben
tener
ciertas
expectativas
sobre
la
conducta
de
sus
interlocutores.
Según
Grice,
los
hablantes
damos
por
hecho
que,
en
la
conversación
y
en
otras
tareas
que
hacemos
en
compañía,
somos
cooperativos.
Pero,
¿por
qué
somos
cooperativos?
Según
Sperber
y
Wilson,
porque
tenemos
algo
que
ganar:
conocimiento
del
mundo.
En
efecto,
a
cambio
del
esfuerzo
de
dedicar
atención,
tiempo
y
memo-‐
ria
a
entender
lo
que
nos
dicen,
recibimos
o,
al
menos,
suponemos
que
siem-‐
pre
vamos
a
recibir,
“efectos
cognoscitivos”,
es
decir,
una
modificación
o
enriquecimiento
de
nuestro
conocimiento
del
mundo.
Lo
que
esperamos
de
nuestro
interlocutor
es
que
tenga
la
intención
de
ser
relevante,
esto
es,
de
decirnos
algo
que
contribuya
de
algún
modo
a
enriquecer
nuestro
conoci-‐
miento
del
mundo,
sin
exigirnos
un
esfuerzo
desmedido
de
interpretación,
porque
tendemos
a
equilibrar
ganancia
y
esfuerzo.
Cuantos
más
efectos
cog-‐
noscitivos
produzca
un
enunciado,
y
menos
esfuerzo
de
interpretación
exija,
más
relevante
será.
Cada
enunciado
lingüístico
intencional
viene
con
una
garantía
de
rele-‐
vancia.
Como
-‐según
Sperber
y
Wilson-‐
todas
nuestras
actividades
informa-‐
tivas
se
orientan
hacia
la
meta
general
y
abstracta
de
mejorar
nuestro
conoci-‐
miento
del
mundo,
la
garantía
de
relevancia
permite
contar
con
que,
si
una
persona
produce
un
estímulo
verbal
deliberado,
ese
estímulo
merece
nuestra
atención
y
el
esfuerzo
de
interpretarlo,
ya
que
produce
los
efectos
cognosci-‐
tivos
que
nos
interesan,
a
corto
o
a
largo
plazo.
En
nuestro
entorno
cognoscitivo
hay
información
inmediatamente
accesible,
que
no
necesita
ser
procesada,
y
hay
información
totalmente
desconectada,
que
exigiría
un
gran
esfuerzo
de
procesamiento,
quizá
en
buena
parte
inútil.
Un
tercer
tipo
de
información
es
nueva,
pero
conectada
con
la
que
ya
tenemos:
la
conexión
provoca
más
información
nueva,
que
no
se
hubiera
podido
inferir
sin
la
conexión.
Esta
información
es
la
más
relevante,
pues
produce
un
efecto
de
multiplicación
con
menos
coste
de
procesamiento.
Los
resultados
de
esta
multiplicación
se
llaman
“efectos
contextuales”.
Una
información
nueva
puede
tener
efectos
contextuales
de
dos
maneras:
a)
la
información
nueva
permite
reforzar
la
información
ya
existente
en
la
memoria;
b)
la
información
nueva
contradice
o
debilita
la
información
anterior.
Cuando
un
elemento
informativo
tiene
efectos
contextuales
en
un
determinado
contexto,
Sperber
y
Wilson
lo
consideran
relevante
en
ese
con-‐
texto.
El
de
relevancia
no
es
un
concepto
absoluto:
hay
grados
de
relevancia.
Para
medir
la
relevancia
de
un
enunciado
debe
calcularse
la
relación
entre
9
Término
técnico
cuya
versión
más
cercana
en
el
lenguaje
corriente
sería
pertinencia.
21
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
En
el
esquema
griceano,
la
respuesta
de
B
parece
violar
la
máxima
de
relevan-‐
cia,
pero
el
oyente
hace
un
breve
razonamiento
e
infiere
una
implicatura:
B
no
va
a
comprar
el
diccionario
porque
no
tiene
dinero.
Para
Sperber
y
Wilson
ésta
es
una
explicación
post
facto,
y
además
insuficiente,
ya
que
deja
a
oscu-‐
ras
por
qué
se
hace
la
conexión
entre
comprar
el
diccionario
y
haber
gastado
el
dinero.
Según
la
teoría
de
la
relevancia,
para
interpretar
la
respuesta
de
B,
A
construye
un
contexto,
que
es,
más
o
menos,
el
que
B
esperaba
que
constru-‐
yera.
En
este
contexto
figuran
ciertos
conocimientos
y
creencias,
por
ejemplo
que
se
necesita
cierta
cantidad
de
dinero
para
comprar
un
diccionario
y
que
B
no
tiene
ese
dinero.
De
estas
premisas
A
saca
la
implicatura
“B
no
va
a
com-‐
prar
el
diccionario”.
El
contexto
constituido
por
las
premisas
es
un
subcon-‐
junto
de
las
creencias
y
conocimientos
de
toda
índole
que
probablemente
posee
A;
tal
conjunto
está
formado
por
conocimientos
científicos,
culturales,
sociales,
religiosos,
políticos,
económicos,
lingüísticos,
y
conocimientos
que
surgen
de
la
situación,
conocimientos
sobre
el
interlocutor
y
su
historia
pasada,
sobre
el
modo
en
que
se
gasta
el
dinero,
sobre
por
qué
gana
poco,
sobre
la
relación
entre
ellos,
etc.
El
contexto
que
A
tiene
a
su
alcance
puede
incluir
también
conocimientos
sobre
los
diccionarios,
sobre
cuáles
son
los
mejores,
sobre
cómo
se
hacen,
sobre
por
qué
son
caros,
etc.
Nótese
que
toda
esa
información
está
a
disposición
de
A,
y
sin
embargo
esta
persona
sólo
selecciona
el
subconjunto
de
conocimientos
que
le
sirve
para
interpretar
lo
que
dice
B.
Y
esto
es
así
porque
A
sabe
que
B
quiere
ser
relevante,
y
la
única
interpretación
consistente
con
el
principio
de
relevancia
es
que
B
no
puede
comprar
el
diccionario.
Ésa
es,
pues,
la
interpretación
más
plausible,
y
por
lo
tanto
la
implicatura
más
importante
del
enunciado
de
B.
Y
decimos
“la
más
importante”
porque
la
respuesta
de
B
es
más
rica
en
información
que
un
simple
“No
voy
a
comprar
el
diccionario”,
y
permite
inferir
otras
implicaturas
también,
es
decir,
se
liga
con
otros
subconjuntos
de
conocimientos
del
oyente
y
produce
más
efectos
contextuales
(por
ejemplo,
que
a
B
no
le
alcanza
el
dinero,
o
que
B
es
una
persona
despilfarradora,
etc.).
El
contexto,
en
la
teoría
de
la
relevancia,
se
define
en
términos
psico-‐
lógicos,
no
sociales,
culturales
o
discursivos,
de
modo
que
la
definición
es
uni-‐
taria,
y
evita
las
dificultades
vistas
anteriormente
(vid.
2.4).
Las
creencias
ope-‐
rativas
que
forman
el
contexto
de
cada
interacción
pueden
derivar
de
la
percepción
inmediata
de
la
situación,
de
lo
que
se
ha
dicho
antes,
o
provenir
de
la
memoria.
Lo
importante
es
que
los
interlocutores
comparten
o
creen
compartir
una
versión
parecida
del
contexto.
Una
comunicación
con
éxito
depende
de
cierto
conocimiento
mutuo:
de
lo
que
cada
interlocutor
sabe
y
sabe
que
el
otro
sabe.
Veamos
el
caso
siguiente:
(31)
(A
se
acerca
a
B;
B
está
sentado
frente
al
ordenador,
trabajando.)
A.
¿Estás
ocupado?
B.
No.
Estoy
jugando
con
un
videojuego.
(A
se
ríe
y
se
va.)
23
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
La
persona
A
de
este
diálogo,
para
construir
el
contexto
en
que
debe
inter-‐
pretarse
la
respuesta
de
la
persona
B,
extrae
algunos
elementos
de
la
situa-‐
ción.
Ve,
por
ejemplo,
que
en
la
pantalla
del
ordenador
hay
un
texto,
no
un
juego.
Por
otra
parte,
A
sabe
(y
sabe
que
B
sabe
que
A
sabe)
que
B
usa
el
ordenador
solamente
para
trabajar,
de
modo
que
interpreta
su
respuesta
como
el
enunciado
no
literal
que
es,
haciendo
ciertas
inferencias.
Infiere,
sobre
todo,
que
B
le
ha
transmitido
que
está
ocupado
y
que
no
quiere
interrupciones.
Por
supuesto,
el
enunciado
irónico
de
B
exige
de
A
cierto
esfuerzo
extra
de
procesamiento,
ya
que
contiene
una
crítica
a
su
pregunta
(es
evidente
que
B
está
ocupado,
y
A
sabe
que
B
sabe
que
A
lo
sabe),
pero
también
indica
que
B
sabe
que
A
sabe
que
B
está
hablando
cariñosamente
y
que,
quizá,
no
le
ha
molestado
a
B
la
interrupción
de
A,
y
que
ambos
se
entienden
bien.
Todos
estos
significados
bien
valen
el
esfuerzo
extra
de
entender
una
afirmación
aparentemente
absurda,
y
la
risita
de
A
expresa,
entre
otras
cosas,
la
complicidad
de
ambos
personajes
en
este
intercambio
comunicativo.
24
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
En
(33)
A
debe
asignar
referencia
al
pronombre
personal
antes
de
abrir
la
puerta.
La
explicatura
de
yo
es,
por
ejemplo,
“soy
Pepe”,
proposición
que
debe
reconstruir
el
oyente
a
partir
de
la
forma
deíctica
empleada
y
otros
datos
provenientes
del
entorno
(la
voz
de
quien
dice
yo,
la
hora
en
que
tiene
lugar
el
intercambio,
etc.).
En
(34)
y
(35)
no
son
tan
escuetos
como
en
(33),
pero
el
oyente
tiene
que
hacer
ciertas
inferencias
para
reconstruir
lo
dicho.
En
(34)
hay
que
completar
el
significado
que
tiene
la
palabra
poquito
en
este
contexto,
para
recuperar
una
explicatura
como
“el
pañuelo
verde
es
bastante
mas
caro”
o
“ese
pañuelo
es
más
caro
de
lo
que
usted
parece
dispuesta
a
pagar”.
Por
supuesto,
ése
no
es
el
significado
básico
o
semántico
de
poquito,
pero
lo
adquiere
en
ciertos
contextos,
y
ese
significado
extra
es
parte
de
la
explicatura,
pues
contribuye
a
conformar
la
proposición
completa
expresada
por
la
vendedora.
En
(35)
la
palabra
cierto,
que
generalmente
quiere
decir
‘determinado’
(como
cuando
aparece
en
expresiones
como
ciertas
palabras,
cierto
día),
en
esta
ocasión
expresa
que
la
persona
en
cuestión
es
“ya
mayor”,
“demasiado
vieja
como
para
hacer
algo”,
“mayor
de
lo
que
uno
pensaría”,
o
algo
parecido.
En
una
segunda
etapa
de
interpretación,
el
oyente
debe
llegar
a
enten-‐
der
lo
que
el
hablante
quiere
decir
con
ese
enunciado,
para
lo
cual
debe
hacer
más
inferencias,
asociando
la
forma
proposicional
obtenida
en
la
etapa
previa,
con
todos
los
datos
pertinentes
del
contexto.
En
la
primera
etapa
de
la
inter-‐
pretación
se
reconstruye
lo
dicho
(la
proposición
completa,
que
puede
some-‐
terse
a
condiciones
de
verdad
o
falsedad),
y
en
la
segunda
etapa
se
recupera
lo
comunicado,
que
es
todo
el
significado,
tanto
explícito
como
implícito,
que
ha
intentado
transmitir
el
hablante.
En
la
teoría
de
la
relevancia,
de
modo
más
claro
que
en
la
teoría
de
Grice,
se
considera
que
lo
dicho
está
formado
no
solamente
por
los
signifi-‐
cados
convencionales,
sino
por
el
resultado
de
la
asignación
de
referencias,
la
desambiguación
y
el
enriquecimiento
de
algunas
expresiones.
De
modo
que
podemos
distinguir
tres
niveles
de
significado:
25
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
inferencial
que
liga
el
nivel
1
con
el
2
es
la
explicatura
de
un
enunciado,
la
pro-‐
posición
completa
que
expresa
un
hablante.
Así
pues,
el
significado
completo
de
un
enunciado,
el
significado
que
el
hablante
quiere
comunicar,
está
formado
por
la
explicatura
y
las
implicaciones
pragmáticas
o
implicaturas.
Ambos
procesos
están
guiados
por
la
búsqueda
de
relevancia.
La
relevancia
contextual
de
un
enunciado
es
la
información
más
apropiada
y
más
accesible
para
el
interlocutor:
la
información
que
viene
al
caso,
que
se
conecta
con
los
conocimientos
anteriores
del
hablante
y
que
produce
más
cambios
en
el
contexto
con
menos
esfuerzo
de
procesamiento.
10
P.
Brown
y
C.
Levinson,
Politeness.
Some
universals
in
language
use.
Cambridge:
Cambridge
University
Press,
1987.
26
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
(37)
Tú
eres
la
única
persona
que
puede
ayudarme,
¿podrías
prestarme
el
coche?
ya
la
negativa:
(38)
Mira,
lo
siento;
sé
que
esto
es
demasiado,
pero,
por
favor,
¿podrías
prestarme
el
coche?
En
el
primer
caso
el
emisor
trata
de
que
el
destinatario
se
sienta
apreciado,
importante,
indispensable
(Tú
eres
la
única
persona
que
puede
ayudarme);
en
el
segundo,
viene
a
decir
de
modo
patente
que
lo
solicitado
es
una
intrusión
en
el
campo
del
otro
y
que
es
consciente
de
semejante
desacato
(Mira,
lo
siento;
sé
que
esto
es
demasiado).
Puede
darse
también
el
caso
de
que
en
el
intercambio
no
se
manifieste
reducción
alguna,
esto
es,
que
la
expresión
sea
abierta
y
direc-‐
ta:
27
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
(41)
Por
favor,
¿serían
ustedes
tan
amables
de
saltar
con
rapidez
a
los
botes?
Es
que
el
barco
se
está
hundiendo.
(42)
Por
favor,
¿serías
tan
amable
de
pasarme
la
sal?
Es
que
está
muy
lejos
y
no
alcanzo.
Estos
mismos
factores
pueden,
según
la
situación,
llevar
a
estrategias
con
que
se
manifieste
muy
indirectamente,
de
modo
encubierto,
la
intención
del
hablante
y
se
respete
en
gran
medida,
en
virtud
de
ello,
la
imagen
del
destinatario.
Si
alguien
me
dice,
mientras
me
tomo
con
fruición
un
helado:
b)
Poder
relativo
(relative
power),
relación
asimétrica:
el
poder
que
el
hablante
puede
ejercer
sobre
el
oyente
en
función
de
su
pertenencia
a
algún
estrato
de
cierta
jerarquía
social
establecida.
28
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
riesgo
(Cpos
=
«cortesía
positiva»;
Cneg
=
«cortesía
negativa»)
Por
tanto,
si
el
intercambio
pretendido
arroja,
tras
el
cálculo
mencionado,
un
riesgo
muy
alto,
quizá
convenga
no
emprender
tal
intercambio
(«No
haga
la
AAI»).
Si
el
riesgo
decrece,
cabe
emprenderlo
(«Haga
la
AAI»),
pero
su
estructura,
por
lo
que
toca
a
la
cortesía,
dependerá
del
grado
que
presente
el
riesgo
en
cuestión
(de
mayor
a
menor
riesgo:
«AAI
encubierta»,
«AAI
abierta,
indirecta
y
con
cortesía
negativa»,
«AAI
abierta,
indirecta
y
con
cortesía
positiva»
y
«AAI
abierta
y
directa»).
El
estatus
teórico
de
los
principios
de
cortesía
lingüística
es
campo
abonado
para
la
discusión.
¿Son
tan
importantes
las
máximas
de
cortesía
como
las
del
principio
de
cooperación
o
el
de
relevancia?
Dicho
de
otro
modo,
¿es
tan
necesario
ser
cooperativo
o
relevante
como
cortés?
Es
difícil
por
ahora
dar
una
respuesta
definitiva
a
esta
pregunta.
Lo
que,
sin
embargo,
no
se
puede
pasar
por
alto
es
que
la
cortesía
es
necesaria
para
llevar
a
cabo
con
éxito
los
actos
de
habla,
porque
permite
el
acceso
al
interlocutor
y
el
esta-‐
blecimiento
de
una
buena
relación
con
él,
asegurándose
así
la
eficacia
de
la
comunicación.
Además,
las
normas
de
cortesía
inciden
directamente
en
las
elecciones
lingüísticas:
entonación,
formas
de
tratamiento,
tiempos
verbales,
técnicas
narrativas.
29
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
BIBLIOGRAFÍA
(Las
obras
con
(*)
son
de
carácter
elemental
o
introductorio.)
Allan,
K.
(1986):
Linguistic
Meaning,
2
vols.,
London,
Routledge.
*Armengaud,
F.
(1985):
La
Pragmatique,
París,
Presses
Universitaires
de
France.
Atkinson,
J.
M.,
Kilby,
D.
A.,
Roca,
I.
(1988):
Foundations
of
General
Linguistics,
Londres,
Allen
&
Unwin
(2ª
edic.).
Austin,
J.
L.
(1962):
Cómo
hacer
cosas
con
palabras,
Barcelona,
Paidós,
1982.
*Bertuccelli-‐Papi,
M.
(1993):
¿Qué
es
la
pragmática?
Barcelona,
Paidós,
1996.
*Blakemore,
D.
(1992):
Understanding
Utterances,
Oxford,
Blackwell.
Brown,
P.,
Levinson,
S.
(1987):
Politeness.
Some
Universals
in
Language
Use,
Cambridge,
Cambridge
University
Press.
*Calsamiglia
Blancafort,
H.;
A.
Tusón
Valls
(1999),
Las
cosas
del
decir.
Manual
de
análisis
del
discurso.
Barcelona
Ariel.
(2ª
edic.
corr.:
2007.)
Calvo
Pérez,
J.
(1994):
Introducción
a
la
pragmática
del
español,
Madrid,
Cátedra.
Cole,
P.
(ed.)
(1978):
Syntax
and
Semantics.
9.
Pragmatics,
New
York,
Academic
Press.
Cole,
P.
(ed.)
(1981):
Radical
Pragmatics,
New
York,
Academic
Press.
Cole,
P.,
Morgan
J.
L.
(eds.)
(1975):
Syntax
and
Semantics.
3.
Speech
Acts,
New
York,
Academic
Press.
Davis,
S.
(ed.)
(1991):
Pragmatics:
A
Reader,
Oxford,
OUP.
Díez-‐Itza,
E.
(1993):
El
lenguaje:
estructuras,
modelos,
procesos
y
esquemas.
Un
enfoque
pragmático,
Oviedo,
Universidad
de
Oviedo.
Dijk,
T.
A.
van
(1981):
Studies
in
the
Pragmatics
of
Discourse,
La
Haya,
Mouton.
Ducrot,
O.
(1972):
Decir
y
no
decir,
Barcelona,
Anagrama,
1982.
Ducrot,
O.
(1984):
El
decir
y
lo
dicho,
Barcelona,
Paidós,
1986.
Duranti,
A.,
Goodwin,
C.
(1992):
Rethinking
Context,
Cambridge,
CUP.
*Eluerd,
R.
(1985):
La
pragmatique
linguistique,
París,
Nathan.
*Escandell
Vidal,
M.
V.
(1993):
Introducción
a
la
pragmática,
Barcelona-‐Madrid,
Anthropos-‐Universidad
Nacional
a
Distancia.
(Nueva
edición
revisada:
Barcelona:
Ariel,
1996.)
*Fraser,
B.
(1983):
«Pragmatics»,
en
Richards
&
Schmidt
(1983),
29-‐60.
Givon,
T.
(ed.)
(1979):
Syntax
and
Semantics,
vol.
12:
Discourse
and
Syntax,
New
York,
Academic
Press.
30
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
Givon,
T.
(1989):
Mind,
Code
and
Context.
Essays
in
Pragmatics,
Hillsdale
(NJ),
L.
Erlbaum.
Green,
G.
M.
(1989):
Pragmatics
and
Natural
Language
Understanding,
Hillsdale
(NJ),
L.
Erlbaum.
Grice,
H.
P.
(1957):
«Meaning».
Philosophical
Review,
66,
377-‐388.
Grice,
H.
P.
(1975),
«Lógica
y
conversación»,
en
Valdés
Villanueva
(1991),
511-‐529.
Grice,
H.
P.
(1978):
«Further
notes
on
logic
and
conversation»,
en
Cole
y
Morgan
(1978),
41-‐58.
Grice,
H.
P.
(1989):
Studies
in
the
Way
of
Words,
Cambridge
(MA),
Harvard
Univ.
Press.
*Grundy,
P.
(1995):
Doing
Pragmatics,
London,
Arnold.
*Gutiérrez
Ordóñez,
S.
(1997):
Comentario
pragmático
de
textos
publicitarios.
Madrid:
Arco
Libros.
*Gutiérrez
Ordóñez,
S.
(1997):
Comentario
pragmático
de
textos
polifónicos.
Madrid:
Arco
Libros.
*Gutiérrez
Ordóñez,
S.
(2000):
Comentario
pragmático
de
textos
de
desecho.
Madrid:
Arco
Libros.
*Gutiérrez
Ordóñez,
S.
(2000):
Comentario
pragmático
de
textos
literarios.
Madrid:
Arco
Libros.
Gutiérrez
Ordóñez,
S.
(2002):
De
pragmática
y
semántica.
Madrid:
Arco
Libros.
Haverkate,
H.
(1984):
Speech
Acts,
Speakers
and
Hearers:
References
and
Referential
Strategies
in
Spanisch,
Amsterdam,
J.
Benjamins.
Haverkate,
H.
(1994):
La
cortesía
verbal.
Un
estudio
pragmaestilístico,
Madrid,
Gredos.
Horn,
L.
(1988):
«Teoría
pragmática»,
en
F.
J.
Newmeyer
(ed.)
(1988):
Panorama
de
la
lingüística
actual,
Madrid,
Visor;
vol.
I,
1991;
pp.
147-‐181.
Kerbrat-‐Orecchioni,
C.
(1980):
L'énonciation
de
la
subjectivité
dans
le
langage,
París,
Presses
Universitaires
de
France.
Kerbrat-‐Orecchioni,
C.
(1986):
L'implicite,
París,
A.
Colin.
*Leech,
G.
(1983):
Principios
de
pragmática,
Logroño,
Universidad
de
La
Rioja,
1997.
Levinson,
S.
C.
(1983):
Pragmática,
Barcelona,
Teide,
1989.
Mey,
J.
(1993):
Pragmatics.
An
introduction,
London,
Blackwell.
Moeschler,
J.
(1985):
Argumentation
et
Conversation.
Éléments
pour
une
analyse
pragmatique
du
discours,
París,
Hatier-‐Credif.
Richards,
J.
C.,
Schmidt
R.
W.
(eds.)
(1983):
Language
and
Communication,
London,
Longman.
Schiffrin,
D.
(1994):
Approaches
to
discourse,
Oxford:
Blackwell.
Searle,
J.
(1969):
Actos
de
habla,
Madrid,
Cátedra,
1980.
31
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
Searle,
J.
(1979):
Expression
and
meaning.
Studies
in
the
theory
of
speech
acts,
Cambridge,
Cambridge
University
Press.
Sperber,
D.,
Wilson,
D.
(1986):
Relevancia,
Madrid:
Visor,
1994.
Valdés
Villanueva,
L.
M.
(ed.)
(1991):
La
búsqueda
del
significado,
Madrid,
Murcia,
Tecnos,
Universidad
de
Murcia.
*Verschueren,
J.
(1999):
Para
entender
la
pragmática.
Madrid.
Gredos,
2002.
32
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
1
En
el
texto
siguiente
se
reproduce
un
fragmento
del
diario
de
Gurb,
un
extraterrestre
que
visita
la
Tierra
y
observa
sus
costumbres:
04.00
Se
me
acerca
una
chica
muy
joven
y
atractiva.
Con
gran
desenvoltura
me
pregunta
que
si
estudio
o
trabajo.
Le
respondo
que,
en
realidad,
no
puede
hacerse
esta
distinción,
porque
quien
estudia
aplicadamente,
realiza
el
más
importante
de
los
trabajos
(para
el
día
de
mañana),
del
mismo
modo
que,
quien
pone
los
cinco
sentidos
en
su
trabajo,
algo
nuevo
aprende
cada
día.
Sin
duda
satisfecha
por
mi
respuesta,
la
chica
se
aleja
a
buen
paso.
(Eduardo
Mendoza,
Sin
noticias
de
Gurb.
Barcelona:
Seix
Barral,
1991;
p.104.)
¿Qué
quiso
decir
la
chica
con
su
pregunta?
¿Cómo
interpretó
Gurb
la
pregunta
de
la
chica?
¿Cómo
reacciona
la
chica
ante
la
respuesta
de
Gurb?
¿Cómo
interpreta
Gurb
la
reacción
de
la
chica?
2
Aquí
tienes
dos
cartas.
Léelas
atentamente:
Muy
Sr(a).
nuestro(a):
Telefónica
tiene
el
gusto
de
comunicarle
que,
a
partir
del
próximo
primero
de
mayo,
podrá
Vd.
utilizar
nuestro
servicio
de
asistencia
al
cliente.
Este
servicio
le
permitirá
realizar
cuantas
consultas
considere
necesarias
para
aclarar
todo
lo
concerniente
a
contratos,
facturación,
reclamaciones,
etc.
Este
servicio
funcionará
las
veinticuatro
horas
del
día,
es
gratuito
y
podrá
beneficiarse
de
él
sólo
con
que
marque
el
número
1004.
Sin
otro
particular,
y
en
la
confianza
de
que
este
servicio
sirva
para
mejorar
nuestras
relaciones
con
Vd.,
reciba
un
cordial
saludo.
Hola
XXX
(nombre
de
pila):
Telefónica
desde
el
primero
de
mayo
próximo
ya
tiene
servicio
de
asistencia
al
cliente.
Ya
puedes
enterarte
de
todo
lo
que
no
entiendas
sobre
el
recibo,
el
contrato
o
para
cualquier
otra
cosa
que
te
interese.
Llama
al
1004.
No
cuesta
nada.
Y
además
puedes
hacerlo
a
cualquier
hora.
El
servicio
es
las
veinticuatro
horas.
Llama
y
responderemos
a
todas
tus
preguntas.
Te
esperamos.
Seguramente
habrás
observado
que
en
ambas
cartas
se
dice
más
o
menos
lo
mismo,
pero
de
distinto
modo.
¿Por
qué
es
esto
así?
Para
contestar
a
esta
pregunta,
33
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
primero
delimita
con
exactitud
qué
es
lo
que
se
dice
en
ellas;
después,
intenta
describir
cómo
es
presentada
esta
información
en
cada
carta
(con
qué
palabras,
con
qué
tipo
de
oraciones;
etc.);
luego,
con
los
datos
que
obtengas
sobre
los
modos
de
presentación,
explica
el
probable
efecto
que
tales
modalidades
producirán
en
el
destinatario;
por
último,
imagina
que,
por
error,
el
destinatario
de
a)
recibe
la
carta
b),
o
a
la
inversa;
¿qué
ocurriría?
Explica
algunas
situaciones
posibles.
3
Etiqueta
los
actos
ilocutivos
de
las
siguientes
situaciones
como
afortunados
o
desafortunados,
aplicando
criterios
normales
y
cotidianos.
En
cada
caso,
nombra
también
el
acto
ilocutivo
correspondiente.
El
primer
caso
está
resuelto
a
modo
de
ejemplo.
1) Situación:
Alguien
le
da
un
puñetazo
a
otra
persona.
La
persona
agredida
dice:
¡Muchas
gracias!
Acto
ilocutivo:
agradecer.
Desafortunado.
2) Situación:
En
la
ceremonia
religiosa
de
una
boda,
el
sacerdote
les
dice
a
los
contrayentes:
Yo
os
declaro
marido
y
mujer.
Acto
ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado
3) Situación:
Una
niña,
nieta,
a
sus
abuelos:
¡Deberíais
avergonzaros
de
lo
que
habéis
hecho!
Acto
ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado
4) Situación:
Un
hombre
le
dice
a
una
chica:
Vendré
a
buscarte
a
las
seis,
al
tiempo
que
piensa:
Para
entonces
ya
estaré
fuera
de
la
ciudad.
Acto
ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado
5) Situación:
Un
mayordomo
a
un
rey:
Podéis
retiraros
ya,
majestad.
Acto
ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado
6) Situación:
Alguien
está
fumando
y
otra
persona
le
dice:
Ten
un
cigarro.
Acto
ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado
7) Situación:
Un
chico
está
sentado
a
la
mesa,
comiéndose
su
comida,
y
la
madre
le
dice:
¡Siéntate
a
la
mesa
ahora
mismo!
Acto
ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado
8) Situación:
Dos
personas
están
comiendo
en
la
misma
mesa.
La
sal
está
al
alcance
de
una
de
ellas,
pero
no
de
la
otra.
Ésta
dice
a
la
primera:
¿Me
pasas
la
sal,
por
favor?
34
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
Acto
ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado
4
Describe
al
menos
dos
efectos
perlocutivos
posibles
de
cada
uno
de
los
enunciados
que
se
hacen
en
las
siguientes
situaciones.
Ya
está
hecho,
como
ejemplo,
el
(1).
(1) Un
vecino
a
una
mujer
que
acaba
de
enviudar:
Lamento
mucho
lo
ocurrido.
Posibles
efectos:
la
oyente
vuelve
a
tomar
conciencia
de
su
dolor
y
rompe
a
llorar;
la
oyente,
que
se
esperaba
tal
enunciado,
contesta
con
una
frase
hecha:
Gracias,
ha
sido
un
golpe
muy
duro,
pero
tendré
que
acostumbrarme.
(2) Un
profesor
a
un
estudiante:
Te
parecerá
fascinante
el
libro
sobre
los
infinitivos
en
swahili.
(3) Un
niño
a
su
profesora
durante
el
recreo:
Señorita,
Guillermo
me
ha
dicho
que
me
vaya
a
la
mierda.
(4) En
una
partida
de
ajedrez,
Un
jugador
al
otro:
Acabo
de
hacer
un
mal
movimiento.
(5) Un
policía
a
un
hombre,
en
la
calle:
Buenas
tardes.
¿Vive
usted
por
aquí?
5
Los
siguientes
son
actos
ilocutivos;
se
sugieren
cuatro
condiciones
de
cumplimiento
para
cada
uno
de
ellos.
En
cada
caso,
sólo
dos
de
estas
condiciones
son
correctas.
Indica
cuáles
son:
a)
prometer:
a.1)
El
emisor
debe
pretender
llevar
a
cabo
lo
prometido
a.2)
El
emisor
debe
ser
inferior
en
status
al
destinatario.
a.3)
Lo
prometido
debe
ser
algo
que
el
emisor
quiera.
a.4)
Lo
prometido
debe
ser
algo
moralmente
malo.
b)
disculparse:
b.1)
El
emisor
debe
ser
responsable
de
aquello
por
lo
que
se
disculpa.
b.2)
El
objeto
de
la
disculpa
debe
ser
(o
haber
sido)
inevitable.
b.3)
El
objeto
de
la
disculpa
debe
ser
algo
moralmente
malo.
b.4)
El
emisor
no
debe
querer
que
el
objeto
de
la
disculpa
suceda
(o
haya
sucedido).
C
saludar:
c.1)
El
emisor
y
el
destinatario
deben
ser
de
distinto
sexo.
c.2)
El
emisor
y
el
destinatario
no
deben
estar
en
mitad
de
una
conversación.
c.3)
El
emisor
debe
pensar
que
el
destinatario
ha
sufrido
recientemente
una
pérdida.
c.4)
El
emisor
siente
respeto
hacia
el
destinatario
y/o
se
siente
unido
(aunque
sea
ligeramente)
con
él.
d)
bautizar:
35
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
d.1)
La
persona
o
cosa
bautizada
no
debe
tener
ya
un
nombre
asignado
y
conocido
para
el
emisor.
d.
2)
La
comunidad
debe
reconocer
que
el
emisor
tiene
autoridad
para
bautizar.
d.3)
La
persona
o
cosa
bautizada
debe
pertenecer
al
emisor.
d.4)
La
comunidad
debe
guardar
un
respeto
considerable
hacia
la
persona
o
cosa
bautizada.
e)
protestar:
e.1)
El
emisor
y
el
destinatario
deben
haber
estado
enfrentados
con
anterioridad.
e.2)
El
emisor
debe
desaprobar
el
estado
de
cosas
por
el
que
protesta.
e.3)
El
estado
de
cosas
por
el
que
se
protesta
debe
ser
desaprobado
por
la
comunidad
en
general.
e.
4)
El
destinatario
debe
ser
considerado
responsable
(por
el
emisor)
del
estado
de
cosas
por
el
que
protesta.
6
Da
las
ilocuciones
directas
e
indirectas
de
los
siguientes
enunciados.
El
primero
está
resuelto,
como
ejemplo.
1) ¿Por
qué
no
vamos
a
Portugal
este
verano?
D:
Pregunta
(sobre
la
causa
de
que
algo
no
ocurra).
I:
Sugerencia
o
propuesta
del
emisor
al
destinatario
(de
algo
=
ir
a
Portugal
el
verano
próximo).
2) Permítaseme
decir
que
respaldo
totalmente
la
orden
del
director.
D:
I:
3) Creo
que
me
estás
buscando.
D:
I
:
4) Me
veo
obligado
a
pedirte
que
te
marches.
D:
I:
5) ¿No
crees
que
deberías
llamar
a
tu
madre?
D:
I:
Sugiere
alguna
réplica
malintencionada
o
inapropiada,
pero
literalmente
correcta,
para
los
enunciados
(2)-‐(5).
36
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
7
En
la
siguiente
situación,
el
acto
llevado
a
cabo
por
el
enunciado,
¿parece,
en
primera
instancia,
una
aseveración,
una
pregunta
o
una
orden?
Observa,
en
cada
caso,
el
tipo
de
oración
de
que
se
trate,
esto
es,
si
es
declarativa,
interrogativa
o
imperativa.
(1) Una
señora
en
el
despacho
de
billetes
de
una
estación
de
ferrocarril:
Querría
un
billete
de
ida
y
vuelta
para
El
Escorial,
por
favor.
Tipo
de
oración:
Acto:
(2) Un
hablante
en
una
reunión
donde
se
discute
un
problema
social
candente:
¿Es
correcto
condenar
la
drogadicción?
Tipo
de
oración:
Acto:
(3) Lord
Bellamy
a
su
mayordomo,
que
adivina
todos
sus
deseos
y
necesidades:
Hace
frío
aquí,
Hudson.
Tipo
de
oración:
Acto:
(4) A
un
compañero
en
una
excursión,
mientras
se
escala
una
valla:
Se
me
ha
enganchado
la
camiseta
en
la
alambrada.
Tipo
de
acción:
Acto:
(5) Un
profesor
de
biología:
Observen
que
la
célula
femenina
tiene
dos
cromosomas
X.
Tipo
de
oración:
Acto:
(6) Una
madre
a
su
hijo,
que
está
comiendo
descuidadamente:
mira
la
de
porquería
que
tienes
debajo
de
la
silla.
Tipo
de
oración:
Acto:
8
En
la
puerta
del
garaje
de
cierta
calle
se
encontraba
el
siguiente
cartel:
SALIDA DE VEHÍCULOS
GRACIAS
Compáralo
con
este
otro,
colocado
en
la
puerta
de
un
aula:
9
Observa
la
siguiente
tira
de
Mafalda:
¿En
qué
aspectos
cumple
o
no
Libertad
con
el
Principio
de
Cooperación
de
Grice?
¿En
qué
contexto
la
respuesta
de
Libertad
a
la
profesora,
en
la
primera
viñeta,
se
consideraría
cooperativa?
¿Podrías
explicar
a
qué
se
debe
la
incomunicación
entre
Libertad
y
su
profesora?
¿Te
parece
que
las
respuestas
de
Libertad
son
incoherentes?
¿A
qué
experiencias
se
refiere
Libertad?
10
Examina
las
siguientes
interacciones
e
intenta
analizarlas
aplicando
la
teoría
de
la
implicatura.
Indica
qué
máximas
obedecen
o
no
respetan
los
participantes,
que
implicaturas
conversacionales
producen,
si
se
cancelan
en
el
diálogo,
etc.
No
damos
información
sobre
los
contextos
de
estos
diálogos
porque
son
fáciles
de
imaginar.
No
obstante,
caben
diversas
posibilidades
a
la
hora
de
recrearlos.
1
LUISA:
Manuel
se
emborrachó
y
se
acostó
con
Vanesa.
JUAN:
¿En
qué
orden?
2
PEPE:
Tengo
mil
cosas
que
leer
para
la
clase.
PADRE:
A
ver,
¿cuánto
tienes
que
leer?
3
RAÚL:
¿Cuántos
años
tiene
tu
cuñada?
JUAN:
Ya
tiene
esos
sofocos
y
nervios
y
demás...
RAÚL:
Con
eso
no
me
dices
mucho;
puede
tener
treinta
como
cincuenta,
y
sufrir
de
esas
cosas.
JUAN:
Treinta
no
tiene,
te
lo
aseguro.
4
PEPA:
A
veces
no
sé
si
tú
me
quieres
tanto
como
antes.
PEPE:
A
veces
no
sé
si
no
debí
enamorarme
de
tu
tía
Lucrecia.
5
ROSA:
Lo
que
más
me
atrae
de
ti
es
tu
amabilidad.
Ni
el
duque
de
Windsor
te
supera.
JAVIER:
No,
al
lado
mío
es
un
patán.
6
LUISA:
¿Te
pagaron
sesenta
euros
nada
más?
38
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
11
Justifica
ante
qué
tipo
de
implicatura
(conversacional
generalizada
o
particulari-‐
zada)
se
está
en
cada
uno
de
los
siguientes
casos:
a)
A.
¿Puedo
salirme
a
la
calle
a
jugar
un
rato
con
Nacho?
B.
¿Cómo
llevas
los
deberes?
(⇒
‘No
hay
permiso
hasta
que
termines
los
deberes’)
b)
La
leche
está
tibia
(⇒
‘La
leche
no
está
caliente’)
c)
El
médico
me
ha
prohibido
que
siga
tomando
coñac.
Menos
mal
que
he
descubierto
el
whisky.
(⇒
‘El
emisor
no
está
dispuesto
a
seguir
la
prohibición
del
médico’)
d)
La
camisa
es
blanca
(⇒
‘La
camisa
es
totalmente
blanca’)
e)
¿Es
usted
el
profesor
de
inglés?
(⇒
‘El
emisor
considera
al
destinatario
de
algún
modo
superior’)
f)
Es
más
frío
que
un
témpano
(⇒
‘Es
calculador,
impasible,
inhumano...’)
g)
La
bandera
de
ese
país
es
roja
y
azul
(⇒
‘La
bandera
de
ese
país
es
en
parte
roja
y
en
parte
azul’)
12
Siguiendo
el
principio
de
la
relevancia,
analiza
la
interpretación
más
aceptable
de
estos
enunciados.
Observa,
en
espacial,
qué
papel
desempeñan
las
descodificaciones
lingüísticas
y
las
inferencias
en
su
interpretación:
1. [En
el
autobús,
Inma
intenta
abrir
una
ventanilla,
no
puede
y
comenta
en
voz
alta,
para
que
la
oiga
su
compañera
de
asiento:]
Parece
que
no
se
puede
abrir.
39
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
2. [En
una
tienda.
La
compradora,
de
baja
estatura,
se
prueba
un
abrigo
que
le
llega
hasta
los
tobillos
y
le
dice
a
la
empleada
que
no
está
muy
segura
de
que
le
siente
bien.
La
vendedora
responde:]
La
ropa
larga
sienta
mejor
a
las
altas,
por
lo
general.
3. En
la
facultad.
Un
estudiante
recibe
corregido
su
trabajo
sobre
Pragmática.
La
nota
no
es
muy
buena
y
los
márgenes
están
llenos
de
correcciones.
Le
pregunta
al
profesor
si
debe
hacer
el
trabajo
de
nuevo,
y
éste
responde:]
A
veces
lo
mejor
es
leer
de
nuevo
la
teoría,
para
comprenderla
a
fondo.
4. [Manolo
y
Rocío,
dos
jóvenes
que
tienen
poco
dinero
y
que
sienten
interés
por
las
comidas
exquisitas,
leen
el
menú
de
un
restaurante.
El
plato
de
pulpo
cuesta
12
euros,
el
de
«pulpitos
medianos»
cuesta
20
euros,
y
el
de
«minipulpitos»
cuesta
30
euros.
Rocío
dice:]
Yo
quiero
pulpitos
microscopiquísimos,
que
son
los
mejores,
pero
no
hay.
13
Lee
los
siguientes
enunciados
y
explica
si
los
consideras
irónicos
y
por
qué.
1
[Un
grupo
de
amigos
van
en
una
furgoneta
alquilada.
Mercedes,
una
de
las
pasajeras,
se
dirige
al
conductor:]
Tres
días
más
y
ya
sabes
conducir,
¿eh?
2
[Carla
y
Sofía
consideran
que
el
atuendo
de
Patricia,
su
compañera
de
trabajo,
es
horrible:]
Se
ha
gastado
un
dineral
en
el
abrigo.
3
Cristina
y
Mario
van
a
un
restaurante
a
cenar.
Cuando
entran
se
dan
cuenta
de
que
son
los
únicos
clientes.
El
restaurante
está
vacío.
Le
dice
Cristina
a
Mario:]
Te
dije
que
teníamos
que
haber
reservado
mesa.
14
Los
siguientes
cuatro
ejemplos
responden
a
otras
tantas
estrategias
para
pedir
a
alguien
cinco
mil
pesetas.
¿Qué
grado
de
cortesía
muestra
cada
una
de
tales
estrategias?
¿A
qué
tipo
responden
en
la
clasificación
de
Brown
y
Levinson?
a) Oye,
préstame
mil
duros
b) Oye,
tío,
¿me
puedes
prestar
mil
pavos?
c) Mira,
lo
siento
mucho,
pero
¿podrías
prestarme
cinco
mil
pesetas?
d) ¡Vaya
por
Dios!
Me
he
quedado
sin
dinero
y
no
hay
ningún
cajero
cerca...
15
Ordena
los
siguientes
enunciados
desde
‘el
más
cortés’
(según
Brown
y
Levinson)
al
‘menos
cortés’.
Indica
también
qué
estrategia
se
ha
empleado:
a) ¿Le
parece
bien
pagar
la
mitad
del
importe
de
la
factura
treinta
días
antes
de
la
entrega?
b) Recibirá
usted
una
factura
por
el
importe
de
la
midad
del
pedido
treinta
días
antes
de
la
entrega.
c) Tiene
que
pagar
la
mitad
de
la
factura
antes
de
la
entrega.
40
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
d) Aunque
nuestro
deseo
es
ofrecer
siempre
el
mejor
trato
a
nuestros
clientes
y
nos
resulta
muy
difícil
plantear
unas
condiciones
de
pago
así,
la
compañía
ha
decidido
que
el
importe
de
la
mitad
de
lo
facturado
sea
satisfecho
treinta
días
antes
de
la
entrega.
16
Cortesía
positiva
y
cortesía
negativa.
Observa
los
siguientes
enunciados
e
intenta
adjudicarles
un
solo
valor:
si
fomentan
la
cortesía
positiva
o
la
negativa.
1
A
mí
también
se
me
hinchan
los
pies
después
de
volar
tantas
horas.
Ponte
cómoda,
quítate
los
zapatos.
2
Soy
malísima
para
los
trabajos
manuales.
Seguro
que
no
puedo
armar
esta
mesita.
3
Cuando
termines,
¿podré
usar
tu
diccionario?
4
Felicidades
por
la
novia,
¿eh?
5
¿Me
haría
usted
el
gran
favor
de
quitar
los
pies
de
mi
asiento?
6
Buenas
tardes,
señor.
Permítame
su
carné
de
conducir,
por
favor.
7
Ven
el
sábado;
no
vayas
a
faltar
que
te
mato.
8
Quería
invitarte
a
una
cena;
sé
que
estás
muy
ocupada,
pero
realmente
me
gustaría
mucho
que
pudieras
venir.
9
Oye,
¿con
qué
te
lavas
el
pelo
que
te
brilla
tanto?
10
Mira,
me
es
muy
difícil
pedirte
esto,
pero...
17
A)
En
el
diálogo
siguiente
hay
dos
opciones
para
la
intervención
de
B.
¿Cómo
usa
en
cada
caso
este
hablante
la
cortesía?
A:
Bueno,
he
intentado
explicárselo
del
modo
más
claro,
creo.
Ahora
tengo
que
irme,
porque
tengo
otra
tutoría.
Espero
que
la
preparación
del
trabajo
le
resulte
más
fácil
ahora.
B:
a)
Todavía
no
entiendo
estos
materiales.
b)
Si
tengo
algún
problema,
¿puedo
esperar
a
pasado
mañana
y
preguntarle
las
dudas?
B)
En
este
otro
diálogo,
¿cómo
usa
la
cortesía
el
cliente?
Camarero:
Señor,
¿le
traigo
algo
para
beber?
Cliente:
Naturalmente,
todo
el
mundo
bebe,
¿no?
C)
Una
agencia
de
selección
de
personal
responde
con
una
carta
a
las
personas
que
no
han
sido
admitidas
para
cierto
puesto
de
trabajo.
¿Cómo
interpretaríamos,
si
fuésemos
los
destinatarios
de
tal
carta,
las
siguientes
frases
contenidas
en
ella
y
relacionadas
con
nuestra
carencia
de
preparación
para
el
puesto?:
a) {...}
No
entendemos
cómo
se
ha
molestado
usted
en
solicitar
este
empleo.
{...}
b) {...}
Tenemos
algunas
dudas
en
relación
con
su
preparación
y
experiencia
anteriores.
{...}
41
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
18
Convengamos
en
que
en
cada
una
de
las
interacciones
siguientes
se
realiza,
por
medio
del
lenguaje,
un
acto
de
dar
una
orden
o
un
acto
de
pedir
algo.
A
veces
la
interacción
está
completa,
a
veces
falta
la
respuesta.
En
cada
caso,
imagina
quiénes
podrían
ser
los
participantes
y
qué
relación
tienen
entre
sí.
Justifica
tus
respuestas
teniendo
en
cuenta
la
teoría
de
la
imagen.
1
A.
Dame
el
dinero,
pronto.
B.
Toma.
2
A.
Por
favor,
cállate.
B.
No,
no
me
quiero
callar.
3
A.
¿Me
dejas
el
bolígrafo
un
momentito?
4
A.
¿Tendrías
la
bondad
de
quedarte
un
momento
en
silencio?
B.
Qué
antipático
eres.
5
A.
Señor,
déme
todo
lo
que
tenga
en
los
bolsillos.
6
A.
¿Me
lo
vas
a
comprar?
B.
No
me
da
la
gana.
7
A.
Yo
sólo
quería
un
poco
más...
B.
Espere.
8
A.
Desvístete.
B.
Tengo
frío.
A.
Se
te
pasará.
9
A.
Por
favor,
señora,
si
es
tan
amable,
firme
aquí
abajo.
B.
No
me
haga
reír.
10
A.
El
jueves
20
a
las
9,
en
ayunas.
B.
Ay,
me
parece
que
no
voy
a...
A.
El
28,
viernes,
a
las
8.45,
en
ayunas...
B.
No,
no,
eso
es
ya
mucho
tiempo,
yo...
A.
¿Viernes
21,
a
las
9?
B.
Sí,
gracias.
11
A.
No
puedo
soportar
el
agua
con
hielo,
qué
maldita
costumbre
la
de
este
país.
12
A.
Otra
botella.
B.
Sí,
señor.
13
A.
Otra
botella.
B.
De
ningún
modo;
¿estás
loco?
14
A.
El
capitán
reitera
que
los
pasajeros
deben
permanecer
en
sus
asientos
hasta
que
el
avión
se
detenga
definitivamente
en
la
terminal.
19
¿En
qué
se
desvían
estos
enunciados
corteses
de
las
máximas
del
principio
de
cooperación?
¿Cómo
podrías
justificar
esta
desviación
en
función
de
la
cortesía?
1
[Por
teléfono:]
Quería
hablar
con
el
señor
López,
por
favor.
2
Podrías
redactar
la
carta
de
nuevo,
quizá.
3
[Profesor
a
estudiante:]
Es
un
buen
trabajo.
Te
he
señalado
solamente
un
par
de
cositas
que
podrías
42
Lingüística.
Tema
8.
Pragmática.
explicar
mejor.
4
¿No
vas
a
comer
algo?
20
Imagina
contextos
en
los
cuales
los
enunciados
siguientes,
que
parecen
descorteses,
NO
lo
sean:
a) Cierre
la
boca.
b) ¡Cállese!
c) He
dicho
que
me
des
más,
vamos,
más,
más.
d) No
toques.
e) No
seas
tonto.
f) Ay,
qué
fea
estás.
43
LINGÜÍSTICA
TEMA
9
LINGÜÍSTICA
APLICADA
1.
Psicolingüística:
Lenguaje
y
cerebro.-‐
2.
Aprendizaje
de
lenguas.-‐
3.
Lenguaje
y
sociedad.
1.
PSICOLINGÜÍSTICA:
LENGUAJE
Y
CEREBRO
1.1
Introducción
La
Psicolingüística
es
el
estudio
del
lenguaje
y
la
mente.
Esta
disciplina
trata
de
ofrecer
respuestas
a
preguntas
referidas
a
cómo
se
representa
y
procesa
el
lenguaje
en
la
mente,
y
para
ello
utiliza
métodos
experimentales
y
elabora
diversas
hipótesis
sobre
el
aprendizaje
y
el
procesamiento
del
mismo.
La
Psicolingüística
explora
un
amplio
abanico
de
fenómenos:
desde
cómo
adquieren
los
niños
su
primera
lengua
o
cómo
la
mente
humana
resuelve
las
ambigüedades
lingüísticas,
hasta
cómo
los
errores
de
habla
reflejan
la
estructura
del
lenguaje
en
diferentes
niveles
(fonológico,
morfológico,
sintáctico,
etc.).
Veremos
algunos
de
estos
temas
en
el
apartado
2
de
este
tema.
Un
ámbito
importante
de
la
Psicolingüística
concierne
al
estudio
del
lenguaje
en
relación
con
el
cerebro,
ámbito
disciplinar
comúnmente
conocido
como
Neurolingüística.
Nos
ocuparemos
de
algunos
fenómenos
estudiados
en
este
campo
a
continuación.
1.2
Lenguaje
y
cerebro
El
cerebro
es
un
órgano
extremadamente
complejo
compuesto
por
diferentes
capas.
La
capa
que
ha
evolucionado
más
recientemente
y
que
es
la
más
característica
de
los
grandes
primates
es
el
córtex
cerebral,
la
superficie
plegada
de
los
hemisferios
cerebrales
que
contiene
lo
que
a
menudo
se
denomina
materia
gris.
Aquí
están
ubicadas
las
más
altas
funciones
intelectuales,
incluyendo
el
lenguaje.
El
córtex
cerebral
puede
resultar
dañado
por
diferentes
causas.
Por
ejemplo,
puede
sufrir
una
lesión
a
causa
de
un
golpe
en
la
cabeza
o
por
culpa
de
cualquier
otro
tipo
de
herida.
Por
otra
parte,
puede
sufrir
una
lesión
interna
debido
a
una
enfermedad
o
a
una
obturación
de
los
vasos
sanguíneos
(una
embolia
o
una
trombosis),
lo
que
tiene
como
consecuencia
una
interrupción
del
riego
sanguíneo
y
la
muerte
de
las
células
del
córtex.
El
estudio
de
pacientes
con
diferentes
tipo
de
daño
cerebral
ha
revelado
que
hay
diferentes
partes
del
cerebro
asociadas
a
funciones
diferentes.
En
otras
palabras,
que
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
es
posible
ubicar
en
el
cerebro
las
zonas
que
controlan
las
diferentes
funciones,
tal
como
se
muestra
en
la
siguiente
ilustración:
control
surco
motor
central
lóbulo
parietal
lóbulo
frontal
procesamiento
de
imágenes
resolución
lóbulo
de
problemas
occipital
procesamiento
fisura
lóbulo
auditivo
temporal
lateral
Un
trastorno
del
lenguaje
causado
por
una
lesión
cerebral
se
llama
afasia.
En
este
tipo
de
trastorno
la
parte
afectada
del
cerebro
es
casi
siempre
la
región
izquierda
(el
hemisferio
izquierdo).
Si
la
lesión
afecta
a
áreas
similares
de
la
región
derecha
(hemisferio
derecho),
normalmente
causa
otros
déficit
completamente
diferentes
y
que
no
tienen
nada
que
ver
con
el
lenguaje.
Hablamos
de
afasia
global
cuanto
la
pérdida
del
lenguaje
es
total.
Cuando
esto
ocurre,
y
aunque
la
lesión
cerebral
pueda
ser
tan
extensa
que
afecte
a
varias
funciones
intelectuales,
algunos
pacientes
conservan
muchas
de
las
capacidades
cognitivas
que
tenían
antes
del
accidente.
En
concreto,
aunque
tales
personas
son
incapaces
de
entender
y
producir
mensajes
en
su
lengua,
pueden
resolver,
sin
embargo,
otras
tareas
intelectuales
que
no
están
basadas
en
el
lenguaje.
Esta
circunstancia
parece
corroborar
las
ideas
chomskyanas
de
que,
primero,
la
competencia
lingüística
es
un
producto
que,
debido
al
carácter
innato
y
específico
de
la
especie,
muestra
la
facultad
del
lenguaje;
y,
segundo,
esta
facultad
es
independiente
de
las
demás
capacidades
cognitivas.
Está
claro
que
el
perjuicio
selectivo
del
lenguaje,
es
decir,
que
las
demás
facultades
permanezcan
intactas,
como
acabamos
de
describir,
es
lo
que
lógicamente
cabría
esperar
que
sucediera
si
se
sostiene
la
idea
de
que
el
lenguaje
es
una
capacidad
cognitiva
autónoma
e
innata.
Al
igual
que
hay
casos
en
que
lenguaje
está
dañado
mientras
otros
aspectos
del
funcionamiento
cognitivo
permanecen
intactos,
también
es
posible
encontrar
tipos
de
funciones
específicas
que
resultan
perjudicadas
dependiendo
del
lugar
exacto
del
córtex
que
haya
sufrido
daño.
En
1861,
un
neurólogo
francés,
Paul
Broca,
describió
el
caso
de
un
paciente
que,
tras
haber
recibido
un
golpe,
no
podía
articular
ni
una
sola
palabra.
Tras
morir
el
paciente,
Broca
estudio
el
cerebro
de
éste
y
descubrió
una
gran
lesión
en
el
lóbulo
frontal
del
hemisferio
izquierdo,
el
área
coloreada
en
azul
en
la
siguiente
ilustración.
Broca
llegó
a
la
conclusión
de
que
ésta
era
el
área
cerebral
responsable
de
controlar
la
producción
del
habla.
Desde
entonces
esta
zona
del
cerebro
es
conocida
como
el
área
de
Broca.
Estudios
posteriores
revelaron
que
hay
un
segundo
grupo
de
pacientes
afásicos
que
muestran
muchas
dificultades
para
entender
los
mensajes
en
su
lengua.
En
2
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
Lóbulo
frontal
Lóbulo
temporal
Por
desgracia,
la
idea
inicial
de
que,
estudiando
los
problemas
lingüísticos
de
los
afásicos,
se
podrían
identificar
y
aislar
las
áreas
cerebrales
relacionadas
con
el
lenguaje,
ha
resultado
ser
un
tanto
ingenua.
Conforme
se
ha
ido
profundizando
en
la
investigación,
se
ha
ido
viendo
que
las
funciones
del
lenguaje
no
pueden
ser
ubicadas
fácil
y
directamente
en
unas
regiones
específicas
del
córtex.
Por
el
contrario,
se
ha
comprobado
que
hay
varias
áreas
implicadas
en
la
ejecución
de
tareas
lingüísticas.
Esto
no
quiere
decir
que
la
facultad
del
lenguaje
no
pueda
ser
ubicada
en
el
cerebro,
sino
que
en
ella
hay
implicadas
representaciones
distribuidas
muy
complejas
que
exigen
para
su
estudio
procedimientos
de
experimentación
más
sofisticados.
En
los
últimos
años
se
han
venido
desarrollando
nuevas
técnicas
para
estudiar
la
actividad
del
cerebro
mientras
éste
realiza
tareas
lingüísticas
específicas.
Las
técnicas
de
imagen
suministran
imágenes
del
cerebro
“trabajando”,
y
bien
podemos
esperar
que
acaben
llevándonos
a
un
mayor
conocimiento
de
los
mecanismos
fisiológicos
que
subyacen
al
conocimiento
del
lenguaje.
Sin
embargo,
la
investigación
realizada
con
estas
técnicas
aún
está
en
sus
inicios.
Hemos
aducido
la
propuesta
de
que
el
lenguaje
es
producto
específico
de
la
dotación
genética
humana.
La
corroboración
empírica
de
esta
hipótesis
puede
realizarse
a
través
del
examen
de
trastornos
del
lenguaje
debidos
a
causas
genéticas.
Esto
se
pude
plantear
del
siguiente
modo:
Si
la
disponibilidad
de
la
facultad
del
lenguaje
(y
por
tanto
la
consiguiente
de
adquirir
una
gramática)
está
efectivamente
determinada
genéticamente,
entonces
cabe
esperar
que,
en
el
caso
de
que
este
control
genético
falle,
se
produzcan
como
resultado
trastornos
de
lenguaje.
Es
muy
interesante,
a
este
respecto,
la
existencia
de
personas
que
muestran
deficiencias
de
lenguaje
catalogadas
como
retraso
específico
del
lenguaje
(Specific
Language
3
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
Impairment,
SLI),
deficiencias
totalmente
diferentes
de
las
que
se
han
descrito
antes,
que
eran
el
resultado
de
lesiones
cerebrales.
Estas
personas
permiten
estudiar
los
efectos
de
lo
que
probablemente
sea
un
retraso
mental,
determinado
genéticamente,
en
el
desarrollo
de
la
capacidad
de
lenguaje.
La
especificidad
del
SLI
se
debe
a
que
las
personas
que
lo
sufren
presentan
un
coeficiente
de
inteligencia
no
lingüística
normal
y
a
que
no
muestran
problemas
de
audición
ni
tampoco
desórdenes
emocionales
o
de
comportamiento.
Su
probable
origen
genético
viene
dado
por
el
hecho
de
que
afecta
a
familias
completas,
a
que
es
más
frecuente
en
niños
que
en
niñas,
y
a
que
se
da
más
frecuentemente
en
gemelos
idénticos
que
en
gemelos
bivitelinos.
La
naturaleza
de
las
deficiencias
que
padecen
las
personas
con
SLI
parece
estar
bastante
acotada,
pues
tienen
que
ver
con
aspectos
de
la
flexión
gramatical
y
con
algunos
procesos
sintácticos
complejos.
Se
puede
afirmar,
sobre
la
base
de
todo
esto,
que,
de
haber
un
“gen
lingüístico”,
sus
efectos
serían
bastante
específicos
y
que
buena
parte
de
lo
que
consideramos
lenguaje
no
estaría
controlado
por
este
gen.
1.3
“En
la
punta
de
la
lengua”
y
otros
errores
de
habla
Algunos
investigadores
han
notado
que,
como
usuarias
del
lenguaje,
todas
las
personas
experimentamos
alguna
vez
dificultades
para
conseguir
que
el
cerebro
y
la
producción
de
habla
colaboren
correctamente.
Se
han
investigado
estas
dificultades
menores
de
producción
como
posibles
pistas
de
la
forma
en
que
puede
estar
organizado
nuestro
conocimiento
lingüístico
en
el
cerebro.
Existe,
por
ejemplo,
el
fenómeno
de
en
la
punta
de
la
lengua,
esto
es,
cuando
uno
nota
que
una
palabra
parece
estar
resistiéndose:
sabemos
la
palabra,
pero
ésta
parece
no
querer
salir.
Los
estudios
de
este
fenómeno
han
mostrado
que
los
hablantes
normalmente
tienen
sólo
un
esbozo
fonológico
de
la
palabra,
que
pueden
decir
correctamente
cuál
es
su
fonema
inicial
y
que
la
mayoría
podría
decir
incluso
el
número
de
sílabas
de
la
palabra.
Esta
experiencia
normalmente
sucede
con
términos
o
nombres
poco
frecuentes.
Esto
nos
sugiere
que
el
“almacenamiento
de
las
palabras”
podría
estar
organizado
parcialmente
sobre
la
base
de
alguna
información
fonológica
y
que
algunas
palabras
de
este
“almacén”
se
recuperan
más
fácilmente
que
otras.
Cuando
se
producen
errores
en
este
proceso
de
recuperación,
a
menudo
hay
un
gran
parecido
fonológico
entre
la
palabra
deseada
y
el
error.
Por
ejemplo,
hay
hablantes
que
emiten
secante,
sexteto
y
sexto
cuando
se
les
pregunta
por
determinado
instrumento
de
navegación
(sextante).
Este
tipo
de
errores
recibe
algunas
veces
el
nombre
de
malapropismos,
debido
a
cierto
personaje
de
una
obra
de
Sheridan,
llamado
señor
Malaprop,
quien
sufría
constantemente
olvidos
de
palabras
con
un
divertido
efecto.
Todavía
se
utiliza
el
efecto
cómico
de
este
tipo
de
errores.
Un
tipo
parecido
de
error
es
el
generalmente
descrito
como
lapsus
linguae,
que
a
menudo
tiene
como
resultado
la
mezcla
de
fonemas
de
diferentes
palabras,
como
cuando
decimos
Llévate
la
buchara
a
la
coca
(por
Llévate
la
cuchara
a
la
boca)
o
Canciona
esta
canta
(por
Canta
esta
canción),
o
cuando
intercambiamos
palabras
enteras,
como
en
Abre
la
llave
con
la
puerta
o
Coge
por
la
bolsa
el
asa.
La
mayoría
de
estos
errores
cotidianos
no
son,
sin
embargo,
tan
divertidos.
Son
el
resultado
de
que
un
sonido
pase
de
una
palabra
a
otra,
como
en
najas
cegras
(por
cajas
negras)
o
que
un
sonido
sea
utilizado
en
una
palabra
antes
de
su
sitio
en
la
4
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
palabra
siguiente,
como
en
rúmero
romano
(por
número
romano),
una
chopa
de
champaña
(por
una
copa
de
champaña)
o
una
plave
más
llana
(por
una
llave
más
plana).
Se
ha
dicho
que
los
errores
de
este
tipo
no
son
casuales,
que
nunca
producen
una
secuencia
fonológicamente
inaceptable
y
que
indican
la
existencia
de
diferentes
estadios
en
la
articulación
de
las
expresiones
lingüísticas.
Aunque
la
mayoría
de
los
lapsos
se
tratan
normalmente
como
errores
en
la
articulación,
también
se
ha
sugerido
que
pueden
ser
“errores
del
cerebro”
al
intentar
organizar
ciertos
elementos
del
mensaje
lingüístico.
Otro
tipo
de
errores,
en
general
menos
documentado,
podría
dar
algunas
pistas
sobre
cómo
intenta
el
cerebro
darle
un
sentido
a
la
señal
auditiva
que
recibe.
Se
han
llamado
lapsos
de
oído.
Puede
suceder,
por
ejemplo,
que
el
enunciado
sea
latita
azul
y
que
oigamos
la
tinta
azul.
1.4
Afasia
La
afasia
se
define
como
una
disfunción
en
el
lenguaje
causada
por
una
lesión
en
el
cerebro
que
acarrea
dificultades
para
entender
y
producir
mensajes
lingüísticos.
La
causa
más
frecuente
es
un
ataque
de
apoplejía,
aunque
las
lesiones
traumáticas
en
la
cabeza
a
causa
de
un
golpe
violento
pueden
tener
efectos
similares.
A
menudo
se
da
el
caso
de
que
alguien
que
es
afásico
ha
interrelacionado
las
disfunciones
del
lenguaje,
de
forma
que
las
facultades
para
comprender
pueden
derivar
en
dificultades
de
producción.
Por
tanto,
la
clasificación
de
los
tipos
de
afasia
está
normalmente
basada
en
los
primeros
síntomas
de
la
disfunción.
1.4.1
Afasia
de
Broca
El
tipo
grave
de
disfunción
lingüística
que
se
conoce
como
afasia
de
Broca
(también
llamada
afasia
motora)
se
caracteriza
por
una
reducción
sustancial
del
habla,
articulación
distorsionada
y
lenta
y,
a
menudo,
dificultades
para
hablar.
La
persona
que
la
padece
sólo
utiliza
morfemas
léxicos
(por
ejemplo,
nombres
y
verbos).
Esta
omisión
casi
completa
de
morfemas
funcionales
(es
decir,
artículos,
preposiciones,
flexión,
etc.)
ha
llevado
a
caracterizar
este
tipo
de
afasia
como
agramatical,
dado
que
se
pierden
muchos
marcadores
gramaticales.
Un
ejemplo
de
habla
producida
por
alguien
cuya
afasia
no
era
grave
es
la
siguiente
respuesta
a
una
pregunta
sobre
lo
que
el
paciente
había
desayunado:
Yo
huevos
y
comer
y
beber
café
desayuno.
Sin
embargo,
este
tipo
de
disfunción
puede
ser
muy
grave,
como
en
estos
ejemplos:
Mi
mejilla…
muy
molesto…
primero
hombro…
doler
todo
aquí.
O
como
en
este
intento
de
decir
en
qué
tipo
de
barco
ha
estado
el
paciente:
Un
volente…
ya
sabes
que
quiero
decir…
len…
volente
(en
realidad
se
trataba
de
un
velero).
En
la
afasia
de
Broca
la
comprensión
es,
por
lo
general,
mejor
que
la
producción.
5
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
6
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
7
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
relacionada
con
el
tipo
de
“procesamiento”
que
con
el
tipo
de
“material”
procesado.
Si
ello
es
así,
la
distinción
real
podría
ser
entre
procesamiento
analítico,
hecho
con
el
hemisferio
izquierdo,
y
procesamiento
holístico,
llevado
a
cabo
por
el
derecho.
1.4.5
El
período
crítico
La
aparente
especialización
del
hemisferio
izquierdo
en
el
lenguaje
a
menudo
se
describe
como
lateralización
(un
lado).
Como
los
niños
no
nacen
siendo
plenos
usuarios
del
lenguaje
articulado,
existe
la
creencia
generalizada
de
que
el
proceso
de
lateralización
empieza
en
la
primera
infancia
coincidiendo
con
el
período
en
el
que
se
produce
la
adquisición
de
una
lengua.
Durante
la
infancia
(hasta
la
pubertad)
hay
un
período
durante
el
cual
el
cerebro
humano
está
más
dispuesto
para
“recibir”
y
aprender
una
lengua
dada.
Es
el
llamado
período
crítico.
Si
un
niño
no
adquiere
la
lengua
durante
este
período,
por
los
motivos
que
sean,
tendrá
grandes
dificultades
para
aprenderla
más
adelante.
Recientemente,
y
debido
a
unas
circunstancias
ciertamente
tristes,
se
ha
tenido
la
oportunidad
de
ver
lo
que
sucede
cuando
el
proceso
de
lateralización
tiene
lugar
sin
que
vaya
acompañado
de
estímulos
lingüísticos.
En
1970
una
niña
llamada
Genie
fue
admitida
en
un
hospital
infantil
de
Los
Ángeles.
Tenía
trece
años
y
había
estado
la
mayor
parte
de
su
vida
atada
a
una
silla
en
una
pequeña
habitación
cerrada.
Su
padre
odiaba
cualquier
tipo
de
ruido
y
había
golpeado
a
la
niña
cada
vez
que
ésta
emitía
un
sonido.
No
había
radio
ni
televisión,
y
el
único
contacto
que
tenía
Genie
con
otro
ser
humano
había
tenido
lugar
con
su
madre,
quien
tenía
prohibido
estar
más
de
unos
pocos
minutos
con
ella
para
alimentarla.
Genie
había
pasado
toda
su
vida
en
un
estado
de
privación
física,
sensorial,
social
y
emocional.
Tal
como
se
podía
esperar,
Genie
no
era
capaz
de
usar
el
lenguaje
cuando
ingresó
en
el
hospital.
Sin
embargo,
en
muy
poco
tiempo
empezó
a
responder
al
habla
de
los
demás,
intentó
imitar
sus
sonidos
y
comunicarse.
Su
sintaxis
era
muy
simple,
pero
el
hecho
de
que
empezara
a
desarrollar
la
capacidad
de
decir
y
entender
un
gran
número
de
palabras
inglesas
es
una
prueba
en
contra
de
las
hipótesis
de
que
i)
una
lengua
no
puede
ser
adquirida
después
del
período
crítico,
y
ii)
dado
que
el
proceso
de
lateralización
se
completa
hacia
la
pubertad,
la
adquisición
lingüística
posterior
a
ella
tropieza
con
dificultades
insuperables.
Estas
hipótesis
implican
que
hay
una
parte
del
hemisferio
izquierdo
del
cerebro
que
está
preparada
para
aceptar
un
“programa
lingüístico”
durante
la
infancia
y
que,
de
no
ser
suministrado
este
programa,
como
en
el
caso
de
Genie,
esta
capacidad
se
bloquea.
Pero
en
el
caso
de
Genie
se
pudo
demostrar,
gracias
a
diferentes
pruebas,
que
la
capacidad
en
cuestión
no
se
hallaba
en
su
hemisferio
izquierdo.
Tales
pruebas
parecían
indicar
el
hecho
notable
de
que
Genie
estaba
utilizando
el
hemisferio
derecho
de
su
cerebro
para
las
funciones
del
lenguaje.
En
pruebas
de
escucha
dicótica
mostró
una
ventaja
del
oído
derecho
muy
fuerte
tanto
en
las
señales
lingüísticas
como
no
lingüísticas.
Estos
descubrimientos
muestran
que
no
hay
necesariamente
una
ubicación
cerebral
exclusiva
para
la
capacidad
del
lenguaje.
Esto
también
podría
ayudar
a
explicar
el
hecho
de
que
muchas
personas
que
sufren
lesiones
cerebrales
leves
(con
pérdida
temporal
del
lenguaje)
pueden
recuperarse
en
diferentes
grados.
8
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
9
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
Podríamos
pensar
que
los
niños
y
niñas
tienen
una
capacidad
biológica
para
distinguir
ciertos
aspectos
de
los
estímulos
lingüísticos
durante
los
diversos
estadios
que
componen
sus
primeros
años
de
vida.
Lo
que
esta
facultad
de
adquisición
necesita
es
un
estímulo
lingüístico
constante
y
suficiente
a
partir
del
cual
puedan
extraerse
las
regularidades
propias
de
una
lengua
dada.
Según
este
punto
de
vista,
la
niña
o
el
niño,
al
parecer,
adquiere
activamente
una
lengua
extrayendo
las
regularidades
a
partir
de
lo
que
oye
y
aplicándolas
en
la
elaboración
de
los
enunciados
que
emite.
Al
hablar
de
las
etapas
y
de
los
requisitos
básicos
implicados
en
la
adquisición
de
la
primera
lengua,
ya
hemos
abordado
algunas
cuestiones
que
están
sujetas
a
debate
por
parte
de
los
estudiosos
del
lenguaje
infantil.
Por
ejemplo,
hay
estudios
que
demuestran
que
el
entorno
de
un
niño
pequeño
difiere
considerablemente
de
una
cultura
a
otra.
Por
consiguiente,
los
descubrimientos
de
la
investigación
sobre
el
proceso
de
adquisición
en
culturas
de
habla
inglesa
de
clase
media
podría
no
parecerse
a
los
estudios
hechos
en
otras
culturas.
También
causa
cierta
controversia
la
cuestión
del
componente
“innato”.
N.
Chomsky
(1983)
ha
propuesto
describir
el
desarrollo
del
lenguaje
como
“crecimiento
del
lenguaje”,
ya
que
el
“órgano
del
lenguaje”
simplemente
crece
como
cualquier
otro
órgano
del
cuerpo.
Este
planteamiento
parece
subestimar
la
importancia
que
otros
investigadores
conceden
al
contexto
y
a
la
experiencia
en
el
desarrollo
lingüístico
de
un
niño
o
niña.
Lo
que
se
está
discutiendo
es
la
medida
en
que
el
proceso
de
adquisición
de
una
lengua
está
predeterminado
genéticamente
en
la
especie
humana.
Otra
cuestión
sujeta
a
debate
es
cómo
deberíamos
considerar
la
producción
lingüística
infantil.
El
punto
de
vista
del
lingüista
tiende
a
concentrarse
en
describir
el
habla
infantil
a
partir
de
las
unidades
fonológicas
o
sintácticas
conocidas,
por
ejemplo.
Sin
embargo,
lo
que
una
niña
o
niño
aprende
a
partir
de
lo
que
oye
y
pronuncia
en
las
diferentes
etapas
del
desarrollo
podría
estar
basado
en
unidades
muy
diferentes.
Por
ejemplo,
cuando
un
niño
o
niña
dice
[míðaeto],
este
enunciado
puede
ser
una
única
unidad
para
él
o
ella,
pero
para
quien
investiga
en
la
adquisición
de
diferentes
tipos
de
verbos
puede
tratarse
de
dos
unidades:
mira
esto.
No
debemos
olvidarnos
de
estas
cuestiones
en
lo
que
resta
de
la
exposición
de
este
apartado,
ya
que
algunos
de
los
conceptos
y
análisis
más
comúnmente
aceptados
que
vamos
a
presentar
como
aspectos
básicos
del
lenguaje
infantil
seguramente
serán
refutados,
y
posiblemente
superados,
en
un
futuro
próximo.
La
investigación
cons-‐
tante
en
esta
área
está
revelando
cada
día
más
aspectos
de
este
tema
tan
complejo.
En
circunstancias
normales
en
las
culturas
occidentales,
los
niños
se
ven
ayudados
de
modo
efectivo
en
la
adquisición
de
su
primera
lengua
por
el
comportamiento
típico
que
para
esta
ocasión
muestran
las
personas
adultas
del
entorno
doméstico.
Los
padres
y
los
abuelos
no
suelen
dirigirse
al
niño
o
niña
como
si
estuvieran
participando
en
una
conversación
normal,
de
adulto
a
adulto.
No
le
dicen
cosas
como
ésta:
Bueno,
Antoñito,
¿deberíamos
invertir
en
carreteras
o
apostar
por
las
nuevas
energías
a
corto
plazo?
Y
sí
parecen
más
viables
enunciados
como
éste:
Sí,
bonito,
ahora
papá
empujará
el
papú.
Este
estilo
simplificado
tan
característico
que
adoptan
quienes
se
pasan
mucho
tiempo
interactuando
con
niños
pequeños
se
llama
habla
del
cuidador.
Una
de
las
características
de
este
tipo
de
habla
(también
llamado
“maternés”
(motherese))
es
la
formulación
frecuente
de
preguntas,
a
menudo
con
una
entonación
10
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
exagerada.
En
las
primeras
etapas,
esta
habla
también
incorpora
muchas
formas
asociadas
al
balbuceo.
Pueden
ser
palabras
simplificadas
(por
ejemplo,
pete
(“chupete”))
o
formas
alternativas
con
sonidos
muy
simples
repetidos
que
se
refieren
a
objetos
del
entorno
infantil
(por
ejemplo,
tete,
pipí,
guauguau,
nono).
A
partir
del
habla
de
la
persona
cuidadora
se
produce
un
tipo
de
estructura
conversacional
que
parece
asignar
un
papel
al
niño
pequeño
incluso
antes
de
que
éste
pueda
ser
un
participante
activo.
Veamos
un
extracto
de
una
conversación
de
una
madre
con
su
hijo
de
dos
años
y
que
muestra
las
características
de
un
diálogo
entre
dos
interlocutores
(ejemplo
adaptado
de
Anderson
et
al.
(1984)):
Madre:
Aquí
está
tu
taza
de
té.
Niño:
[coge
la
taza]
Madre:
Te
lo
bebes
muy
bien.
Niño:
[intenta
bebérselo]
Madre:
¡Oh!,
¿está
bueno?
Niño:
[asiente]
Madre:
¿Se
bebe
mamá
su
té?
Niño:
[asiente]
Madre:
Me
beberé
mi
té.
El
habla
de
la
persona
cuidadora
también
se
caracteriza
por
la
estructura
simple
de
sus
frases
y
por
frecuentes
repeticiones.
Estos
patrones
simplificados
producidos
el
adulto
serán
pistas
muy
útiles
sobre
la
organización
estructural
implicada
en
cada
caso
si,
como
se
supone,
el
niño
o
niña
sigue
un
proceso
en
el
que
acaba
deduciendo
un
sistema
lingüístico.
Además,
es
una
observación
común
que
el
habla
de
quienes
interactúan
regularmente
con
niños
cambia
y
se
vuelve
más
elaborada
a
medida
que
éstos
empiezan
a
utilizar
mayor
número
de
recursos
lingüísticos.
Se
han
identificado
algunas
etapas
en
la
adquisición
infantil
de
una
primera
lengua:
etapas
pre-‐lingüística,
holofrástica,
de
“las
dos
palabras”
y
de
habla
telegráfica.
Los
sonidos
pre-‐lingüísticos
de
las
etapas
más
tempranas
en
la
adquisición
de
una
primera
lengua
adoptan
formas
diversas.
El
período
que
va
de
los
tres
a
los
diez
meses
se
caracteriza
normalmente
por
tres
estadios
de
producción
de
sonidos.
Los
primeros
sonidos
reconocibles
son
llamados
vocalizaciones,
con
la
presencia
de
consonantes
velares
como
[k]
y
[g]
y
de
vocales
como
[i]
y
[u].
Normalmente
se
pueden
oír
hacia
los
tres
meses,
aunque
muchos
de
estos
sonidos
infantiles
son
diferentes
de
los
que
pronuncian
los
padres.
Hacia
los
seis
meses,
el
niño
o
niña
es,
por
lo
general,
capaz
de
sentarse
y
puede
producir
otras
vocales
además
de
consonantes
fricativas
y
nasales.
La
producción
de
sonidos
en
este
estadio
se
llama
balbuceo
y
puede
contener
sonidos
silábicos
tales
como
[ma]
y
[pa].
En
el
último
período
de
esta
etapa,
en
torno
a
los
nueve
meses,
se
pueden
reconocer
los
patrones
de
entonación
en
las
combinaciones
de
consonantes
y
vocales
producidas.
En
la
medida
en
que
el
niño
o
la
niña
se
va
acercando
a
la
posición
erecta,
hacia
los
diez
u
once
meses,
adquiere
la
capacidad
de
utilizar
sus
balbuceos
para
expresar
emociones
y
énfasis.
Esta
última
etapa
de
la
fase
del
balbuceo
se
caracteriza
por
la
frecuencia
de
juegos
sonoros
e
intentos
de
imitar
a
los
adultos.
11
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
Algunos
psicólogos
han
sugerido
que
tales
balbuceos
le
dan
al
niño
o
niña
experiencia
en
el
papel
social
del
habla,
ya
que
los
padres
tienden
a
reaccionar
al
balbuceo,
aunque
sea
incoherente,
como
si
de
hecho
los
niños
estuvieran
contribuyendo
en
una
interacción
social.
Pero
se
ha
de
ir
con
cuidado
en
este
punto.
Normalmente
los
investigadores
del
lenguaje
infantil
informan
cuidadosamente
de
la
edad
del
niño
o
la
niña
a
quienes
están
estudiando.
Sin
embargo,
también
se
cuidan
mucho
de
señalar
que
hay
una
variación
sustancial,
entre
los
diferentes
niños
y
niñas
objeto
de
estudio,
en
el
momento
en
que
aparecen
los
rasgos
particulares
del
desarrollo
lingüístico.
Por
tanto,
siempre
deben
tratarse
las
afirmaciones
sobre
las
etapas
del
desarrollo
como
“hacia
los
seis
meses”
o
“hacia
la
edad
de
dos
años”
como
aproximadas
y
sujetas
a
variación
en
cada
niño
o
niña.
Después
de
todo,
lo
que
se
investiga
es
una
serie
de
experiencias
individualizadas
con
las
que
se
trata
de
llegar
a
afirmaciones
generales
sobre
esas
etapas
de
desarrollo.
Entre
los
doce
y
los
dieciocho
meses,
los
niños
y
niñas
empiezan
a
hablar
utilizando
unidades
simples
reconocibles.
Este
período,
llamado
etapa
de
una
palabra,
se
caracteriza
por
un
habla
en
que
aparecen
denominaciones
de
objetos
cotidianos
y
próximos
(leche,
galleta,
gato…).
Otras
formas
como
[notakí]
pueden
aparecer
en
circunstancias
que
sugieren
que
el
niño
está
produciendo
una
versión
de
No
está
aquí.
Según
esto,
la
etiqueta
una
palabra
puede
resultar
confusa.
Los
términos
unidad
única
o
forma
única
parecen
más
apropiados
al
caso.
O
podemos
usar
el
término
holofrástico
(que
alude
al
hecho
de
que
una
forma
única
funciona
como
un
sintagma
o
una
oración),
con
lo
esta
etapa
se
llamaría
etapa
holofrástica.
Aunque
muchas
de
estas
formas
únicas
se
utilizan
para
nombrar
objetos,
también
pueden
ser
producidas
en
circunstancias
que
sugieren
que
el
niño
o
la
niña
está
ya
ampliando
su
uso.
Una
cama
vacía
puede
evocar
el
nombre
de
la
hermana
que
normalmente
duerme
en
ella,
incluso
si
la
persona
nombrada
está
ausente.
Durante
esta
etapa
el
niño
o
la
niña
puede
ser
capaz
de
referirse
con
una
forma
única
a
Mónica
y
a
la
cama,
pero
todavía
no
es
capaz
de
disponer
las
dos
formas
juntas
para
crear
una
expresión
compleja.
Dependiendo
de
lo
que
se
considere
una
aparición
de
dos
palabras
separadas,
la
siguiente
etapa,
es
decir,
la
etapa
de
las
dos
palabras,
puede
comenzar
alrededor
de
los
veinte
meses,
hacia
el
mismo
momento
en
que
el
vocabulario
del
niño
o
niña
supera
las
cincuenta
palabras
diferentes.
Hacia
los
dos
años
aparecerán
varias
combinaciones
de
palabras
del
tipo
nena
silla,
mami
come,
gato
malo,
etc.
La
interpretación
que
de
estas
emisiones
haga
la
persona
adulta
está
muy
ligada,
como
es
obvio,
al
contexto
de
emisión.
La
frase
nena
silla,
por
ejemplo,
puede
tomarse
como
una
expresión
de
posesión
(“la
silla
es
de
la
niña”),
como
una
solicitud
(“Pon
a
la
niña
en
la
silla”)
o
como
una
afirmación
(“La
niña
está
en
la
silla”),
según
sea
el
contexto.
Sea
lo
que
fuere
aquello
que
intenta
comunicar
una
niña
o
niño
con
estas
expresiones,
las
consecuencias
funcionales
significativas
son
que
la
persona
adulta
se
comporta
como
si
hubiera
comunicación.
Es
decir,
la
niña
o
el
niño
no
sólo
produce
habla,
sino
que
recibe
respuestas
que
normalmente
le
confirman
que
la
expresión
ha
funcionado.
Además,
hacia
los
dos
años,
si
el
niño
o
la
niña
está
produciendo
de
200
a
12
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
400
palabras
diferentes,
ya
es
capaz
de
entender
cinco
veces
más,
y
normalmente
será
tratado
como
un
interlocutor
válido
por
la
persona
cuidadora
principal.
Entre
los
dos
y
tres
años
comienza
la
etapa
telegráfica:
el
niño
o
la
niña
comenzará
a
producir
un
número
mayor
de
expresiones
que
podrían
ser
clasificadas
como
enunciados
de
varias
palabras.
La
característica
más
notable
de
estas
expresiones
no
es
el
número
de
palabras
que
las
componen,
sino
la
variación
de
las
palabras
utilizadas
en
ellas.
Esta
etapa
en
un
principio
está
caracterizada
por
la
aparición
de
cadenas
de
elementos
léxicos
que
describen
situaciones:
David
quiere
pelota,
Gato
bebe
leche,
Esta
mano
daño,
etc.
Como
se
ve,
la
niño
o
el
niño
ha
desarrollado
ya
una
cierta
habilidad
para
construir
oraciones
y
colocar
en
ellas
las
palabras
adecuadamente.
Paralelamente
a
la
creación
de
mensajes
en
formato
telegráfico
se
va
desarrollando
también
paulatinamente
el
uso
de
morfemas
gramaticales
(terminaciones
verbales,
determinantes,
algunas
preposiciones,
etc.).
El
desarrollo
de
estos
elementos
es
uno
de
los
rasgos
más
interesantes
de
esta
etapa.
Hacia
los
dos
años
y
medio,
el
vocabulario
infantil
se
amplia
con
gran
rapidez
y
la
producción
de
enunciados
aumenta.
Desde
luego,
el
aumento
de
la
actividad
física,
como
correr
y
saltar,
también
tiene
lugar
en
este
período.
Hacia
los
tres
años,
el
vocabulario
ha
crecido
en
cientos
de
palabras
y
la
pronunciación
se
acerca
cada
vez
más
a
la
del
habla
adulta,
de
forma
que
incluso
los
extraños
tienen
que
admitir
que
aquella
pequeña
criatura
ya
habla.
Como
aumenta
el
repertorio
de
recursos
lingüísticos
en
los
niños,
a
menudo
se
piensa
que
de
alguna
manera
se
les
está
enseñando
la
lengua.
Este
planteamiento
parece
subestimar
lo
que
realmente
hace
un
niño
o
niña.
La
gran
mayoría
de
los
niños
y
niñas
no
recibe
instrucciones
sobre
cómo
se
habla
una
lengua.
Tampoco
hay
que
imaginar
que
sus
cabezas
están
vacías
y
que
éstas
se
van
llenando
poco
a
poco
de
palabras
y
frases.
Una
visión
mucho
más
realista
sería
pensar
que
los
niños
y
niñas
elaboran
de
modo
muy
activo,
a
partir
de
lo
que
se
les
dice,
formas
posibles
de
usar
la
lengua.
La
producción
lingüística
infantil
consiste
sobre
todo
en
probar
construcciones
y
en
comprobar
si
funcionan
o
no
comunicativamente.
Simplemente:
no
es
posible
que
los
niños
y
niñas
adquieran
una
lengua
a
través
de
un
proceso
de
mera
imitación
del
habla
adulta
(como
lo
haría,
por
ejemplo,
un
loro).
Por
supuesto,
el
niño
o
la
niña
repite
versiones
de
lo
que
dicen
las
personas
adultas
y
pasa
por
un
proceso
de
adoptar
buena
parte
del
vocabulario
de
éstas.
Sin
embargo,
los
adultos
no
producen
los
tipos
de
expresión
que
aparecen
en
el
lenguaje
infantil.
Véase
cómo,
en
el
siguiente
extracto
(Clark,
1995),
el
niño
crea
un
verbo
totalmente
nuevo
(to
Woodstock
«woodstockear»)
en
cierto
contexto:
Noah:
[Cogiendo
un
perro
de
peluche]
This
is
Woodstock.
(«Éste
es
Woodstock.»)
[Acerca
el
juquete
a
la
cara
de
Adam.]
Adam:
Hey
Woodstock,
don´t
do
that.
(«Eh,
Woodstock,
no
hagas
eso.»).
[Noah
insiste.]
Adam:
I´m
going
home
so
you
won´t
Woodstock
me.
(«Me
voy
a
casa,
así
no
me
woodstockearás.»)
Tampoco
parece
que
las
“correcciones”
de
las
personas
adultas
sean
un
determinante
efectivo
en
cómo
hablan
los
niños.
Muchos
fragmentos
de
conversa-‐
ciones
divertidísimas
corresponden
a
intentos
de
los
adultos
por
corregir
el
habla
de
13
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
los
niños,
corrección
que
parece
resultar
inútil.
Incluso
cuando
se
intenta
corregir
de
forma
sutil,
el
niño
o
niña
continúa
usando
la
forma
incorrecta,
a
pesar
de
que
el
adulto
le
repita
de
un
modo
u
otro
la
forma
correcta.
En
el
diálogo
siguiente
se
puede
ver
cómo
un
niño
de
cuatro
años
ni
imita
el
habla
de
la
persona
adulta
ni
asume
sus
correcciones
(Cazden,
1972):
Niño:
My
teacher
holded
the
baby
rabbits
and
we
patted
them.
(«Mi
profesora
cojaba
los
conejitos
y
nosotros
los
acariciábamos.»)
Madre:
Did
you
say
your
teacher
held
the
baby
rabbits?
(«¿Quieres
decir
que
tu
profesora
cogía
los
conejitos?»)
Niño:
Yes.
(«Sí.»)
Madre:
What
did
you
say
she
did?
(«¿Qué
has
dicho
que
hacía
ella?»)
Niño:
She
holded
the
baby
rabbits
and
we
patted
them.
(«Ella
cojaba
los
conejitos
y
nosotros
los
acariciábamos.»)
Madre:
Did
you
say
she
held
them
tightly?
(«¿Has
dicho
que
ella
los
cogía
muy
fuerte?»)
Niño:
No,
she
holded
them
loosely.
(«No.
Ella
los
cojaba
flojito.»)
Un
factor
que
parece
esencial
para
los
niños
en
el
proceso
de
adquisición
es
el
uso
efectivo
de
sonidos
y
de
combinaciones
de
palabras
tanto
en
la
interacción
con
los
adultos
como
cuando
juegan
solos.
Un
niño
de
dos
años,
al
que
se
grabó
mientras
estaba
solo
en
la
cama,
hablaba
jugando
con
palabras
y
frases:
I
go
dis
way
…
way
bay
…
baby
do
dis
way
…
all
bib
…
bib
…
dere
(Weir,
1966).
Un
monólogo
equivalente
en
español
podría
ser:
Voy
qui,
qui
…
adiós
…
nene
no,
eto
no,
no
llí
…
Estas
prácticas
parecen
ser
un
factor
importante
en
el
desarrollo
lingüístico
de
los
niños.
Los
detalles
de
este
desarrollo,
más
allá
del
habla
telegráfica,
han
sido
rastreados
en
diferentes
estudios
gracias
a
los
elementos
lingüísticos
que
normalmente
empiezan
a
aparecer
en
el
flujo
continuo
del
habla
infantil.
2.2
Adquisición/Aprendizaje
de
segundas
lenguas
Aunque
es
verdad
que
muchos
niños
pequeños
cuyos
padres
hablan
lenguas
diferentes
pueden
adquirir
una
segunda
lengua
en
circunstancias
parecidas
a
las
de
la
adquisición
de
la
primera,
la
mayor
parte
de
las
personas
no
está
expuesta
a
una
segunda
lengua
hasta
mucho
más
tarde.
Además,
en
general,
el
grado
de
capacitación
alcanzado
en
el
uso
de
una
primera
lengua
raramente
se
alcanza,
incluso
después
de
años
de
estudio,
en
una
segunda
lengua.
Esto
es
algo
intrigante,
pues
aparentemente
no
hay
ningún
otro
sistema
de
conocimiento
que
uno
pueda
aprender
mejor
a
los
dos
o
tres
años
que
a
los
quince
o
veinticinco.
Se
han
aducido
varias
razones
para
tratar
de
explicar
este
misterio,
y
se
han
propuesto
métodos
que
podrían
hacer
que
los
estu-‐
diantes
fueran
tan
diestros
en
una
segunda
lengua
(L2)
como
lo
son
en
la
primera
(L1).
Algunas
causas
obvias
de
los
problemas
que
surgen
en
la
adquisición
de
una
segunda
lengua
están
relacionadas
con
el
hecho
de
que
la
mayoría
de
las
personas
intenta
aprender
otra
lengua
durante
la
adolescencia
o
en
la
adultez
mediante
cursos
–y
no
a
través
de
una
interacción
constante
como
la
que
experimenta
el
niño-‐,
junto
a
otras
muchas
ocupaciones
–un
niño
no
tiene
más
cosas
que
hacer-‐
y
con
una
lengua
ya
aprendida
disponible
para
las
necesidades
comunicativas
cotidianas.
Otras
cosas
que
parecen
menos
probables
incluyen
la
hipótesis
de
que
las
lenguas
de
las
personas
14
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
15
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
son,
en
general,
mucho
más
sensibles
que
los
niños
pequeños.
Si
hay
un
sentimiento
fuerte
de
aversión
o
de
vergüenza
al
intentar
producir
los
sonidos
diferentes
de
otra
lengua,
de
poco
servirán
entonces
las
capacidades
físicas
y
cognitivas
disponibles.
Si
esta
sensibilidad
se
combina
con
una
falta
de
empatía
hacia
la
cultura
extranjera
(es
decir,
no
hay
identificación
alguna
con
los
hablantes
ni
con
sus
costumbres),
los
efectos
sutiles
de
esta
actitud
podrían
inhibir
considerablemente
el
proceso
de
adquisición.
Este
tipo
de
reacción
emocional
o
afectiva
podría
también
ser
producida
por
manuales
aburridos,
entornos
escolares
desagradables
o
por
un
horario
agotador.
El
término
filtro
afectivo
se
utiliza
a
menudo
para
describir
las
dificultades
que,
durante
la
adquisición,
tienen
su
origen
en
experiencias
o
sentimientos
negativos:
con
can-‐
sancio,
con
incomodidad,
con
vergüenza
o
sin
motivación,
difícilmente
puede
apren-‐
derse
algo.
Los
niños
parecen
estar
menos
afectados
por
el
filtro
afectivo.
Las
publicaciones
sobre
la
adquisición
de
una
lengua
segunda
por
niños
muestran
muchos
casos
en
que
estas
inhibiciones
quedan
superadas.
Aunque
también
las
personas
adultas
superan
a
veces
sus
inhibiciones.
Según
un
interesante
estudio,
un
grupo
de
aprendices
adultos
de
una
lengua
segunda
ven
reducida
de
forma
notable
su
vergüenza
a
medida
que
aumenta
su
nivel
de
alcohol.
A
partir
de
determinado
momento
se
da
una
conside-‐
rable
mejoría
en
la
pronunciación
de
la
lengua
segunda,
pero
después
de
varios
tragos,
como
fácilmente
se
puede
suponer,
la
pronunciación
se
deteriora
rápidamente.
Cursos
como
Francés
con
coñac,
Inglés
con
whisky
o
Ruso
con
vodka
pueden
ser
una
solución
parcial,
pero
es
probable
que
las
inhibiciones
vuelvan
con
la
resaca.
A
pesar
de
todas
estas
barreras,
la
necesidad
de
aprender
otras
lenguas
ha
dado
lugar
a
diferentes
enfoques
y
métodos
educativos
que
tienen
como
objetivo
mejorar
el
aprendizaje
de
una
lengua
segunda
y
reflejan
los
diferentes
puntos
de
vista
al
respecto.
El
enfoque
más
tradicional
consiste
básicamente
en
tratar
el
aprendizaje
de
una
segunda
lengua
como
si
fuese
una
materia
académica
cualquiera.
Se
han
de
memo-‐
rizar
largas
listas
de
palabras
y
un
conjunto
de
reglas
gramaticales,
concediéndose
más
importancia
a
la
lengua
escrita
que
a
la
hablada.
Este
método
tiene
su
origen
en
el
enfoque
tradicional
empleado
para
enseñar
latín
y
normalmente
se
describe
como
el
método
de
traducción
y
gramática.
En
realidad
este
nombre
lo
han
acuñado
sus
detractores,
quienes
señalan
que
el
énfasis
que
se
pone
en
que
los
estudiantes
aprendan
cosas
sobre
la
segunda
lengua
inciden
muy
poco
en
el
aprendizaje
de
cómo
se
utiliza
la
lengua.
Los
estudiantes
que
han
alcanzado
notas
altas
en
el
aprendizaje,
por
ejemplo,
del
francés
por
este
método,
se
encuentran
al
dejar
la
escuela,
en
general,
con
que
desconocen
cómo
se
utiliza
realmente
esta
lengua
en
Francia.
Un
planteamiento
muy
diferente,
que
valora
más
la
lengua
hablada,
se
hizo
muy
popular
durante
los
años
cincuenta
y
sesenta.
Se
basaba
en
una
introducción
siste-‐
mática
a
las
estructuras
de
la
segunda
lengua,
de
menor
a
mayor
complejidad,
a
menudo
a
través
de
ejercicios
que
alumnos
y
alumnas
tenían
que
repetir.
Los
partidarios
de
este
enfoque,
el
método
audiolingüe,
creían
que
el
habla
fluida
de
una
lengua
era,
esencialmente,
un
conjunto
de
“hábitos”
que
se
podían
desarrollar
con
la
16
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
práctica.
Buena
parte
de
esta
práctica
se
conseguían
con
horas
y
horas
en
un
labora-‐
torio
de
idiomas
repitiendo
ejercicios
orales.
En
aquella
época
se
justificaba
este
método
diciendo
que
el
aprendizaje
de
una
lengua
extranjera
era
un
proceso
mecánico
de
formación
de
hábitos.
Hoy
en
día
nos
resultaría
muy
difícil
encontrar
a
un
psicólogo
o
lingüista
que
estuviera
de
acuerdo
con
esta
afirmación,
aunque
todavía
son
muy
comunes
algunas
versiones
derivadas
de
estos
métodos
audiolingües.
Sus
críticos
señalan
que
la
práctica
aislada
de
los
modelos
fijos
no
tiene
ningún
parecido
con
la
naturaleza
de
la
interacción
del
uso
real
de
la
lengua.
Además,
puede
ser
terrible-‐
mente
aburrido.
Las
versiones
más
recientes
de
las
experiencias
de
aprendizaje
de
una
segunda
lengua
se
llaman
enfoques
comunicativos.
En
parte,
son
una
reacción
en
contra
de
lo
artificial
de
la
“práctica
por
patrones”
y
también
de
la
creencia
de
que
el
aprendizaje
consciente
de
la
gramática
de
una
lengua
deviene
necesariamente
en
una
capacidad
para
utilizar
esa
lengua.
Aunque
hay
versiones
muy
diferentes
de
cómo
crear
experiencias
comunicativas
en
el
aula
de
lengua
extranjera,
todas
ellas
están
basadas
en
la
opinión
de
que
las
funciones
del
lenguaje
(es
decir,
aquello
para
lo
que
es
utilizado)
deben
prevalecer
sobre
las
formas
de
la
lengua
(es
decir,
la
corrección
gramatical
y
fonológica).
Las
lecciones
normalmente
se
organizan
en
torno
a
con-‐
ceptos
como
“pedir
cosas”
en
diferentes
contextos
sociales,
y
no
en
“las
formas
del
pasado”
en
diferentes
oraciones.
Estos
cambios
han
coincidido
con
los
intentos
de
suministrar
materiales
más
apropiados
para
el
aprendizaje
de
una
segunda
lengua
con
objetivos
específicos
(por
ejemplo,
inglés
para
personal
médico
o
japonés
para
los
negocios).
El
cambio
más
sobresaliente
en
el
ámbito
del
aprendizaje
de
una
segunda
lengua
en
los
últimos
años
ha
sido
pasar
de
centrar
todo
en
profesor,
manual
y
método,
al
interés
por
el
alumno
o
alumna
y
por
el
proceso
de
la
adquisición.
Por
ejemplo,
una
característica
radical
de
la
mayoría
de
los
enfoques
comunicativos
es
la
tolerancia
hacia
los
errores
que
cometen
quienes
aprenden
una
lengua.
Tradicionalmente,
los
errores
eran
considerados
muy
negativos
y
tenían
que
evitarse.
El
hecho
de
que
últimamente
haya
más
condescendencia
con
los
errores
está
relacionado
con
un
cambio
fundamental
de
perspectiva.
Más
que
considerar
la
expresión
In
the
room
there
are
three
womens
(«En
la
habitación
hay
tres
mujeres»),
producida
por
un
hablante
de
español
aprendiz
de
inglés,
como
un
simple
fallo
al
aprender
la
forma
correcta
del
plural
inglés
women
–lo
que
sería
corregido
mediante
una
práctica
intensa
de
la
forma
correcta-‐,
se
vería
como
un
indicio
de
que
el
proceso
de
adquisición
se
está
produciendo.
Un
error,
por
tanto,
no
es
algo
que
entorpece
el
proceso
de
quien
aprende
una
lengua,
sino
una
prueba
del
progreso
en
el
aprendizaje
activo
que
esa
persona
realiza
cuando
ensaya
formas
de
comunicarse
en
tal
lengua.
Al
igual
que
un
niño
que
adquiere
su
primera
lengua
produce
diferentes
formas
agramaticales,
también
podemos
esperar
que
el
aprendiz
de
una
segunda
lengua
produzca
sobrege-‐
neralizaciones
en
determinadas
etapas.
El
ejemplo
de
womens
puede
considerarse
un
tipo
de
construcción
creativa,
debido
a
que
ese
aprendiz
recurre
al
modo
más
general
de
construir
los
plurales
en
inglés.
Es
evidente
que
algunos
errores
pueden
deberse
a
la
transferencia
de
expresiones
o
estructuras
de
la
primera
lengua.
Un
hablante
de
español
como
primera
lengua
y
17
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
aprendiz
de
inglés
puede
producir
enunciados
como
Take
it
from
the
side
inferior
(«Toma
esto
de
la
parte
inferior»),
y
ello
se
debe
muy
seguramente
a
que
intenta
utilizar
el
adjetivo
español
inferior
(en
inglés,
lower)
poniéndolo
detrás
del
nombre,
como
en
las
construcciones
españolas.
Si
la
primera
y
la
segunda
lenguas
tienen
características
parecidas
(por
ejemplo,
marcar
el
plural
al
final
de
los
nombres),
quienes
aprenden
pueden
beneficiarse
de
esta
transferencia
positiva
desde
la
primera
lengua.
Por
otra
parte,
transferir
características
de
la
primera
lengua
que
no
tienen
correlato
en
la
segunda
es
una
transferencia
negativa
y
normalmente
no
es
efectiva
para
la
comunicación
en
la
segunda
lengua.
Hay
que
decir
que
la
transferencia
negativa
(llamada
algunas
veces
interferencia)
es
más
frecuente
en
las
primeras
etapas
del
aprendizaje
y
suele
disminuir
a
medida
que
el
aprendiz
va
familiarizándose
cada
vez
más
con
la
segunda
lengua.
Cuando
es
examinada
atentamente,
la
lengua
producida
por
los
aprendices
contiene
un
gran
número
de
errores
que
no
parecen
tener
relación
ni
con
formas
de
la
primera
lengua
ni
con
formas
de
la
segunda.
Por
ejemplo,
el
aprendiz
español
que
dice
en
inglés
She
name
is
Maria
(«Ella
nombre
es
María»)
recurre
a
una
construcción
que
no
existe
ni
en
español
ni
en
inglés,
que
no
aparece
en
la
adquisición
del
inglés
ni
del
español
como
primera
lengua.
Datos
como
éste
sugieren
que
existe
un
sistema
intermedio
en
la
adquisición
de
una
lengua
segunda
que
contiene
aspectos
de
la
primera
y
segunda
lenguas,
pero
que
es
un
sistema
inherentemente
variable
y
que
tiene
sus
propias
reglas.
Este
sistema
se
denomina
interlengua,
y
en
estos
momentos
está
considerado
como
la
base
de
toda
producción
en
la
segunda
lengua.
Si
alguien,
durante
el
aprendizaje
de
una
segunda
lengua,
desarrolla
un
repertorio
lo
bastante
fijo
de
formas
que
contienen
muchas
características
que
no
concuerdan
con
las
de
esa
lengua,
y
ya
no
progresa
más,
se
dice
que
la
interlengua
de
esa
persona
se
ha
fosilizado.
El
proceso
de
fosilización
en
la
pronunciación
de
una
segunda
lengua
es
una
de
las
causas
obvias
del
acento
extranjero.
Sin
embargo,
una
interlengua
no
está
diseñada
para
fosilizarse.
Se
va
desarrollando
naturalmente
y
se
convierte
en
un
medio
efectivo
de
comunicación
cuando
se
dan
las
condiciones
adecuadas.
Descubrir
cuáles
son
esas
condiciones
es
una
de
las
áreas
más
importantes
de
estudio
en
este
campo.
Hay
varios
factores
que
se
combinan
con
el
perfil
de
un
buen
aprendiz
de
segundas
lenguas.
En
este
contexto,
es
obvio
que
la
motivación
para
aprender
es
importante.
Es
más:
hay
que
destacar
que
quienes
han
tenido
más
éxito
han
sido
las
personas
que
han
estado
más
motivadas.
Un
entorno
en
que
se
anime
a
aprender
debería
ser,
por
tanto,
más
útil
que
otro
en
el
que
sólo
se
señalen
los
errores
y
se
realicen
correcciones.
Además,
el
o
la
estudiante
con
disposición
a
hacer
hipótesis,
que
se
arriesga
a
cometer
errores
y
que
intenta
por
encima
de
todo
comunicarse
en
la
segunda
lengua
aprovechando
cualquier
oportunidad,
tenderá
a
obtener
mejores
resultados.
Una
parte
importante
de
estas
oportunidades
es
la
relativa
a
la
disponibilidad
de
estímulos.
El
término
input
se
utiliza
para
hacer
referencia
a
los
estímulos
lingüísticos
(enunciados
orales
y
escritos
de
todo
tipo)
a
los
que
están
expuestas
las
personas
que
aprenden
una
segunda
lengua.
Para
que
resulte
beneficioso,
este
input
tiene
que
18
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
19
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
La
competencia
comunicativa
se
puede
definir,
a
partir
de
sus
tres
componentes
básicos,
como
la
capacidad
de
utilizar
la
segunda
lengua
correcta,
apropiada
y
flexible-‐
mente.
El
primer
componente
es
la
sub-‐competencia
gramatical,
que
implica
el
uso
correcto
de
palabras
y
estructuras.
No
obstante,
concentrarse
únicamente
en
este
subcomponente
no
llevaría
a
que
el
aprendiz
interpretara
o
produjera
mensajes
de
modo
apropiado.
Para
ello
debe
desarrollarse
la
sub-‐competencia
sociolingüística.
Ésta
hace
que
los
aprendices
puedan
llegar
a
saber
cuándo
decir
¿Puedes
pasarme
el
agua?
y
cuándo
¡Dame
agua!,
dependiendo
de
las
condiciones
del
contexto
social.
Los
estudiantes
de
una
segunda
lengua
tienen
que
familiarizarse
con
mucho
de
lo
que
suele
ser
estudiando
en
el
ámbito
de
la
Pragmática
(vid.
tema
8)
para
desarrollar
este
componente.
El
tercer
componente
es
el
que
se
denomina
sub-‐competencia
estratégica.
Se
refiere
a
la
capacidad
de
organizar
el
mensaje
con
eficacia
y,
recurriendo
a
diversas
estrategias,
compensar
cualquier
dificultad
que
pueda
surgir.
Al
utilizar
la
segunda
lengua
las
y
los
estudiantes
sufrirán,
de
forma
inevitable,
un
desajuste
entre
la
intención
comunicativa
(lo
que
se
quiere
expresar)
y
los
recursos
lingüísticos
dispo-‐
nibles.
Habrá
quienes
se
callarán
(poco
positivo
para
el
aprendizaje)
y
quienes
inten-‐
tarán
expresarse
a
través
de
una
estrategia
de
comunicación
(favorece
el
aprendizaje).
Por
ejemplo,
un
hablante
de
neerlandés
como
primera
lengua
necesitaba
en
cierto
momento
referirse
a
een
hoefijzer
en
español,
pero
desconocía
la
palabra
en
esta
lengua,
así
que
utilizó
una
estrategia
de
comunicación.
Se
refirió
a
las
cosas
que
llevan
los
caballos
en
las
patas,
las
cosas
de
hierro,
y
el
oyente
comprendió
lo
que
quería
decir:
las
herraduras.
Esta
flexibilidad
al
utilizar
la
segunda
lengua
es
un
elemento
clave
para
que
la
comunicación
sea
un
éxito.
En
esencia,
la
sub-‐competencia
estra-‐
tégica
es
la
capacidad
de
superar
los
problemas
potenciales
que
puedan
surgir
en
la
interacción
comunicativa.
3.
LENGUAJE
Y
SOCIEDAD
3.1
Sociolingüística
La
Sociolingüística
es
el
estudio
de
las
relaciones
entre
el
uso
del
lenguaje
y
la
estructura
de
la
sociedad.
Tiene
en
cuenta
factores
como
el
origen
social
tanto
del
hablante
como
del
interlocutor
(por
ejemplo,
edad,
sexo,
clase
social,
etnia,
grado
de
integración,
etc.),
la
relación
entre
el
hablante
y
el
interlocutor
(buenos
amigos,
jefe-‐
empleado,
maestro-‐alumno,
abuelo-‐nieto,
etc.)
y
el
contexto
y
la
forma
de
interacción
(en
el
supermercado,
en
un
estudio
de
televisión,
en
la
iglesia,
en
la
cafetería,
gri-‐
tando,
susurrando,
por
teléfono,
por
correo
electrónico,
etc.),
y
afirma
que
estos
factores
son
esenciales
para
entender
tanto
la
estructura
como
la
función
del
lenguaje
utilizado
en
una
situación
determinada.
Como
se
centra
en
el
uso
del
lenguaje,
los
análisis
lingüísticos
llevados
a
cabo
en
los
estudios
de
carácter
sociolingüístico
están
normalmente
basados
en
grabaciones
y
encuestas
de
diverso
tipo.
Unas
y
otras
pueden
ser
analizadas
de
formas
diferentes
dependiendo
de
los
objetivos
de
la
investigación.
Por
ejemplo,
un
investigador
puede
estar
interesado
en
analizar
los
dialectos
regionales
o
sociales
para
examinar
si
diferentes
grupos
sociales
hablan
de
forma
diferente
y
para
descubrir
si
se
está
produciendo
un
cambio
20
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
lingüístico.
Muy
diferente
es
la
investigación
de
la
forma
y
función
de
la
cortesía
en
la
interacción
diaria
(vid.
tema
8),
un
interés
que
llevará
a
buscar
marcadores
de
cortesía
en
diferentes
conversaciones
y
cómo
éstas
se
relacionan
con
dimensiones
sociales
como
las
apuntadas
antes.
Otro
foco
de
interés
pueden
ser
las
llamadas
respuestas
mínimas
(formas
como
ah,
hmm,
claro,
etc.)
o
los
marcadores
de
discurso
(como
bien,
sabes
que,
realmente,
etc).
Además
de
los
fenómenos
que
surgen
en
la
interacción
de
individuos
o
grupos
pequeños,
la
Sociolingüística
también
se
interesa
por
las
interacciones
que,
a
mayor
escala,
se
producen
entre
la
sociedad
como
un
todo
y
el
lenguaje.
Una
de
estas
interacciones
es
la
sustitución
de
una
lengua.
En
un
contexto
multilingüe,
una
lengua
puede
ir
imponiéndose
sobre
las
demás,
abarcando
cada
vez
más
y
más
dominios
en
los
que
antes
se
hablaban
otras
lenguas.
Entender
las
condiciones
que
facilitan
la
sustitución
y
comprender
la
dinámica
del
proceso
mismo
también
se
considera
un
objetivo
de
la
Sociolingüística.
Obviamente,
podríamos
mencionar
otros
muchos
temas
de
investigación
en
los
estudios
de
la
lengua
que
comparten
este
enfoque
social.
Sin
embargo,
nos
ocuparemos
con
algo
más
de
detalle
de
los
estudios
contemporáneos
sobre
la
variación
y
el
cambio
lingüísticos.
A
menudo,
la
visión
que
tienen
los
profanos
del
lenguaje
es
bastante
simplista.
Podemos
ilustrarlo
hablando
de
la
relación
entre
el
llamado
lenguaje
estándar
y
los
dialectos
no
estándares
asociados
al
primero.
El
francés
estándar
y
el
inglés
estándar,
por
ejemplo,
son
variedades
del
francés
y
del
inglés
sobre
los
que
se
han
escrito
libros
de
gramática,
convenciones
para
su
pronunciación
y
ortografía,
convenciones
que
se
promocionan
gracias
a
los
medios
de
comunicación
y
a
otras
instituciones
públicas,
como
el
sistema
educativo,
y
que
son
consideradas
por
la
mayoría
como
la
forma
“correcta”
de
hablar
estas
dos
lenguas.
Las
variedades
no
estándares
-‐algunas
veces
llamadas
dialectos
sociales2-‐
pasan
a
ser
consideradas
una
forma
perezosa,
incorrecta,
que
manifiesta
una
carencia
tanto
de
educación
como
de
disciplina
al
aprender
a
hablar
una
lengua.
Los
lingüistas
no
coinciden
con
estas
apreciaciones.
El
estudio
del
uso
del
lenguaje
ha
demostrado
no
sólo
que
las
variedades
no
estándares
exhiben
una
regularidad
gramatical
y
patrones
de
pronunciación
regulares
de
la
misma
forma
que
lo
hacen
las
variedades
estándares,
sino
también
que
una
gran
mayoría
de
personas
usa
rasgos
no
estándares
algunas
veces
cuando
hablan.
La
investigación
socio-‐
lingüística
ha
demostrado
que
el
habla
de
la
mayoría
de
las
personas
es,
por
lo
menos,
variable,
combinando,
por
ejemplo,
sonido,
palabras
o
estructuras
gramaticales
están-‐
dares
y
no
estándares.
El
estudio
de
la
variación
lingüística
es
la
búsqueda
de
patrones
regulares
en
este
comportamiento
lingüístico
variable,
y
en
él
se
tienen
en
cuenta,
entre
otros,
factores
como
la
clase
social,
la
educación,
la
edad,
el
sexo
o
la
etnia.
Por
lo
que
respecta
a
la
clase
social
y
la
educación,
se
ha
visto
en
algunos
estudios
sobre
dialectos
que,
entre
quienes
abandonan
el
sistema
educativo
a
una
edad
temprana,
hay
una
mayor
tendencia
a
usar
formas
lingüísticas
que
son
relativamente
poco
frecuentes
en
el
habla
de
quienes
sí
continúan
la
educación
escolar.
Parece
ser
un
hecho
probado
que
una
persona
que
ha
pasado
por
la
escuela
y
la
universidad
tiende
a
mostrar
unos
rasgos
de
habla
muy
relacionados
con
el
tiempo
que
ha
debido
2
En
contraposición
a
los
dialectos
regionales,
concernientes
a
las
variedades
geográficas.
21
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
dedicar
al
trabajo
con
la
lengua
escrita.
El
comentario,
tan
habitual,
de
que
tal
profesor
“habla
como
un
libro”
es
probablemente
la
constatación
de
una
forma
extrema
de
esta
influencia.
Las
clases
sociales
también
“suenan”
diferentes.
Un
estudio
muy
conocido
de
Labov
(1972)
combinaba
elementos
del
lugar
de
trabajo
y
el
estatus
socioeconómico
para
examinar
las
diferencias
de
pronunciación
existentes
en
los
vendedores
de
tres
grandes
almacenes
de
Nueva
York:
Saks
(de
clase
alta),
Macy´s
(de
clase
media)
y
Klein’s
(de
clase
baja).
Labov
dirigía
a
los
vendedores
preguntas
que
les
forzaban
a
emplear
la
expresión
fourth
floor
(«cuarta
planta»).
Estaba
interesado
en
la
pronun-‐
ciación
del
sonido
[r]
tras
vocales.
Y
encontró
un
patrón
regular:
a
clase
socio-‐
económica
más
alta,
más
aparecía
el
sonido
[r]
(four
floor),
y
a
más
baja,
menos
(fouah
flooah).
Por
tanto,
la
diferencia
en
la
pronunciación
de
una
única
consonante
podía
ser
un
indicativo
de
la
clase
social
del
hablante.
Otros
ejemplos.
En
todo
el
mundo
de
habla
inglesa,
un
indicio
seguro
de
que
se
pertenece
a
la
clase
baja
y
de
que
se
ha
tenido
poca
educación,
es
la
aparición
de
[n]
y
no
[ŋ]
al
final
de
palabras
como
walking
[«andando»]
o
going
(«yendo»).
Es
español,
como
es
sabido,
hay
hablantes
seseantes,
ceceantes
y
distinguidores.
Es
decir,
hay
quienes
pronuncian
caso
y
cazo
como
[káso]
(dicho
sea
de
paso,
la
mayor
parte
de
los
hablantes
de
español
pronuncian
de
este
modo);
son
seseantes.
Los
hay
que
pronuncian
caso
y
cazo
como
[káθo];
son
ceceantes.
Y
los
hay,
por
fin,
que
distinguen
los
sonidos
[s]
y
[θ]
en
la
pronunciación:
[káso]
frente
a
[káθo];
son
distinguidores.
Aunque
estas
alternativas
en
las
pronun-‐
ciación
de
los
fonemas
/s/
y
/θ/
responden
a
reajustes
históricos
del
sistema
fonoló-‐
gico
del
español
y
son
científicamente
explicables,
se
asocian
sin
embargo
a
la
clase
social
y
la
educación
de
los
hablantes:
la
forma
más
prestigiosa
(académica)
de
pronunciar
es
la
distinción
de
ambos
fonemas;
la
forma
seseante
es
neutra:
es
la
más
extendida
y
abarcadora.
La
forma
ceceante,
en
cambio,
lleva
el
estigma
de
pertenencia
a
clases
bajas
y
poco
educadas,
hasta
el
extremo
de
que
las
personas
ceceantes
llegan
a
ser
objeto
de
burlas
e
incluso
culpadas
en
algunos
contextos
educativos
de
tener
un
“vicio”
en
la
pronunciación.
Incluso
dentro
de
grupos
pertenecientes
a
una
misma
clase
social
podemos
hallar
diferencias
que
parecen
estar
relacionadas
con
factores
como
la
edad
o
el
sexo
de
los
hablantes.
A
menudo,
muchos
hablantes
jóvenes
que
viven
en
determinadas
regiones,
al
ver
los
resultados
de
un
estudio
sobre
dialectos
de
su
zona
(normalmente
realizados
con
informantes
mayores),
aducen
que
los
términos
que
en
ellos
figuran
quizá
los
usen
sus
abuelos,
pero
no
ellos.
La
variación,
por
lo
que
respecta
a
la
edad,
es
más
notable
de
abuelos
a
nietos.
Los
abuelos
pueden
usar
todavía
términos
como
ungüento,
auto
o
jícara,
y
seguramente
no
sabrán
qué
es
un
programa,
qué
es
estar
pasado
o
cuándo
algo
mola.
Tampoco
utilizarán
expresiones
como
¡Qué
guay!,
ir
maqueado
o
estar
flipado.
La
variación
con
respecto
al
sexo
del
hablante
ha
sido
objeto
de
investi-‐
gaciones
más
reciente.
Una
conclusión
general
a
la
que
han
llegado
los
estudios
dialectales
es
que
las
mujeres
tienden
a
utilizar
más
formas
de
prestigio
que
los
hombres
de
una
misma
extracción
social.
Es
decir,
en
diversos
estudios
sobre
la
variación
lingüística
relacionada
con
el
sexo
se
ha
demostrado
que
variantes
inglesas
como
I
done
it
(«lo
hice»),
it
growed
(«creció»)
y
he
ain´t
(«él
no
es»)
son
más
frecuentes
en
al
habla
de
los
hombres,
mientras
que
I
did
,
it
grew
y
he
isn´t
lo
son
en
el
de
las
mujeres.
En
algunas
culturas
hay
diferencias
mucho
más
marcadas
en
el
habla
de
hombres
y
mujeres.
En
algunas
lenguas
indias
norteamericanas,
como
la
de
los
Gros
22
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
23
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
(formas
del
verbo
“ser”)
en
el
BEV,
como
en
las
expresiones:
They
mine
(«Ellos
míos»)
o
They
crazy
(«Ellos/-‐as
locos/-‐as»).
El
inglés
estándar
exige
que
utilice
la
forma
verbal
are
(«son»)
en
esas
expresiones.
Sin
embargo,
muchos
otros
dialectos
del
inglés
no
utilizan
la
cópula
en
estructuras
así,
y
un
número
muy
elevado
de
lenguas
(por
ejemplo,
el
árabe
o
el
ruso)
tampoco
la
usan
en
expresiones
equivalentes.
El
BEV,
a
este
respecto,
no
puede
ser
considerado
un
“mal
hablar”,
o
no
más
de
lo
que
pueda
ser
el
árabe
o
el
ruso.
Como
dialecto,
simplemente
tiene
rasgos
que
son
diferentes
del
inglés
estándar.
Otro
aspecto
del
BEV
que
ha
sido
criticado,
a
veces
por
educadores,
es
la
utilización
de
construcciones
con
doble
negación:
He
don´t
know
nothing
(«Él
no
sabe
nada»)
en
vez
de
la
versión
estándar
He
doesn´t
know
anything,
o
I
ain´t
afraid
of
no
ghosts
(«No
tengo
miedo
de
ningún
fantasma»)
en
vez
de
I’m
not
afraid
of
any
ghosts.
Normalmente
la
crítica
se
basa
en
que
estas
estructuras
son
ilógicas.
Si
lo
son,
entonces
también
el
español,
en
el
que
es
habitual
el
uso
de
la
doble
y
triple
negación
(No
le
digas
nunca
nada
a
nadie),
y
el
inglés
antiguo,
que
también
usaba
la
doble
negación
(Ic
naht
singan
ne
cube
«Yo
no
sabía
cómo
cantar
nada»),
deberían
ser
lenguas
ilógicas.
En
realidad,
lejos
de
serlo,
este
tipo
de
estructura
es
una
forma
muy
efectiva
de
destacar
las
partes
negativas
de
un
enunciado.
Es
una
característica
dialectal
presente
en
un
dialecto
social
del
inglés
y
a
veces
también
en
otros
dialectos,
pero
no
en
el
inglés
estándar.
Hay
en
el
habla
de
cada
individuo
una
combinación
de
aspectos
relativos
a
todos
los
factores
considerados
(clase
social,
educación,
edad,
sexo
y
etnia)
causantes
de
la
variación
dialectal.
Se
suele
usar
el
término
idiolecto
para
hacer
referencia
a
este
dialecto
personal
de
cada
hablante
de
una
lengua.
Hay
otros
factores,
como
la
calidad
de
la
voz
y
el
estado
físico,
que
contribuyen
a
caracterizar
de
modo
más
preciso
el
habla
de
una
persona
concreta,
pero
muchos
de
los
factores
sociales
que
acabamos
de
describir
son
los
que
de
hecho
determinan
la
conformación
de
su
idiolecto.
Desde
la
perspectiva
del
estudio
social
del
lenguaje,
las
personas
somos,
en
gran
medida,
lo
que
decimos.
Todos
los
factores
sociales
que
hemos
estado
examinando
están
relacionados
con
la
variación
según
el
usuario
de
la
lengua.
Otra
causa
de
la
variación
en
el
habla
de
una
persona
se
debe
a
la
situación
de
uso.
Según
este
nuevo
factor,
el
habla
muestra
un
estilo
en
cada
ocasión,
desde
el
muy
formal
hasta
el
muy
relajado.
Cuando
alguien
va
a
una
entrevista
para
conseguir
un
trabajo
normalmente
le
dice
a
la
persona
encargada
de
recibir
algo
así
como
lo
siguiente:
Perdone,
¿está
la
directora
en
la
oficina?
Tengo
una
cita.
Pero
si
la
encargada
y
la
directora
le
resultan
cercanas
y
de
confianza,
la
persona
que
habla
podría
elaborar
un
mensaje
mucho
más
coloquial
y
comprometido:
¡Eh!
¿Está
esa
marmota
todavía
durmiendo?
Habíamos
quedado
para
charlar.
Este
tipo
de
variación
tiene
en
algunas
lenguas
un
uso
más
acusado
que
en
otras.
En
japonés,
por
ejemplo,
se
usan
términos
diferentes
para
dirigirse
a
la
persona
con
la
que
se
está
hablando
dependiendo
de
la
deferencia
o
respeto
que
se
le
deba
tener.
El
español,
como
el
francés,
el
alemán
o
el
italiano,
por
ejemplo,
dispone
de
dos
pronombres,
tú
y
usted,
que
delimitan
diferencias
de
este
tipo,
y
que
en
inglés
se
corresponden
con
una
sola
forma,
you.
Podemos
encontrar,
asimismo,
diferencias
de
estilo
en
la
lengua
escrita.
Son
buenos
ejemplos
de
tales
diferencias
son
las
cartas
comerciales
(La
presente
es
para
informarle
de
que…)
frente
las
dirigidas
a
personas
amigas
(Te
escribo
para
decirte
que…).
No
obstante,
se
puede
decir
que,
por
lo
general,
la
forma
de
un
mensaje
escrito
24
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
mostrará
un
estilo
más
formal
que
su
equivalente
oral.
Si
alguien
en
un
autobús
ve
a
otra
persona
comiendo,
bebiendo
y
escuchando
ruidosamente
la
radio,
puede
decirle
que
lo
que
hace
no
está
permitido
y
que,
si
desea
hacerlo,
debería
esperar
a
estar
fuera
del
autobús.
Pero
si
esa
persona
decide
señalarle
a
la
persona
infractora
el
cartel
en
el
que
de
forma
más
formal
se
expresa
lo
mismo,
ésta
leería:
La
Compañía
Municipal
de
Transportes
comunica
a
sus
usuarios
que
según
la
ordenanza
G5.25
queda
totalmente
prohibido
realizar
a
bordo
de
este
autobús
las
actividades
siguientes:
comer,
beber
y
accionar
aparatos
electrónicos.
En
este
mensaje
advertimos
rasgos
propios
del
uso
del
lenguaje
en
situaciones
formales:
estructuración
sintáctica
compleja,
léxico
especializado,
expresiones
que
difícilmente
se
dan
en
la
lengua
hablada
(totalmente
prohibido,
las
siguientes
actividades,
aparatos
electrónicos).
La
variación
con
respecto
al
uso
en
situaciones
concretas
también
puede
ser
estudiada
atendiendo
al
registro.
Hay,
por
ejemplo,
un
registro
religioso
en
el
que
esperamos
encontrar
expresiones
que
difícilmente
veremos
en
otros
contextos,
como
por
ejemplo,
En
verdad
os
digo,
temed
a
Dios
y
alabadle.
En
otro
registro
podemos
encontrar
oraciones
como
El
juez
tomará
declaración
a
los
testigos
de
la
defensa.
Y
no
es
muy
probable
que
este
registro
legal
incorpore
expresiones
como
La
morfología
de
este
dialecto
contiene
menos
sufijos
flexivos,
que
nos
son
más
familiares
y
pertenecen
al
registro
lingüístico.
Es
obvio
que
una
de
las
características
clave
de
un
registro
es
la
utilización
de
un
argot
especial,
es
decir,
de
un
vocabulario
técnico
asociado
a
una
actividad
o
grupo
concreto.
En
términos
sociales,
el
argot
ayuda
a
consolidar
la
identidad
de
aquellos
que
se
consideran
expertos
en
una
materia
y
a
excluir
a
los
profanos.
Teniendo
en
cuenta
todos
los
factores
sociales
que
acabamos
de
considerar,
deberíamos
pensar
que
decir
lo
adecuado
a
la
persona
adecuada
en
el
momento
y
situación
adecuados
es
todo
un
logro
social.
Es
una
importante
habilidad
que
han
de
ir
adquiriendo
quienes
usan
una
lengua
dada,
junto
a
la
gramática
y
la
pronunciación
de
ésta.
En
algunas
sociedades,
sin
embargo,
la
elección
de
formas
lingüísticas
apropiadas
se
hace
relativamente
más
fácil
debido
a
la
diglosia.
Este
término
describe
una
situación
en
la
que
coexisten
dos
variedades
muy
diferentes
de
lengua
en
una
única
comunidad
de
hablantes,
y
cada
una
tiene
diferentes
funciones
sociales.
Normalmente
hay
una
variedad
“elevada”,
destinada
a
cuestiones
formales
y
serias,
y
una
“baja”,
usada
en
la
conversación
y
para
otros
usos
menos
formales.
En
muchos
países
de
lengua
árabe
existe
una
especie
de
diglosia
en
la
que
la
variedad
elevada,
o
clásica,
se
utiliza
en
conferencias,
habla
religiosa
y
discursos
políticos,
mientras
que
la
variedad
baja
es
el
dialecto
local
del
árabe
coloquial.
En
griego
también
existe
una
variedad
elevada
y
otra
baja
(o
demótica).
En
algunas
situaciones,
la
variedad
alta
puede
ser
una
lengua
completamente
diferente.
Durante
largos
períodos
de
la
historia
de
Europa
occidental
se
dio
una
situación
de
diglosia
con
el
latín
como
variedad
alta
y
las
lenguas
locales,
como
el
francés
o
el
castellano,
como
variedades
bajas.
25
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
26
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
hablantes
de
inglés
no
ven
el
mundo
del
mismo
modo
que
los
indios
en
cuestión.
En
palabras
de
Whorf,
“diseccionamos
la
naturaleza
de
acuerdo
con
lo
establecido
por
nuestras
lenguas
maternas”.
Como
era
de
esperar,
esta
hipótesis
ha
suscitado
diversas
críticas.
Sampson
(1980),
por
ejemplo,
esgrimió
la
siguiente:
Imaginemos
que
una
tribu
tiene
una
lengua
en
la
que
las
diferencias
de
sexo
están
marcadas
gramaticalmente,
es
decir,
que
los
términos
utilizados
para
las
hembras
tienen
una
marca
especial.
Y
encontramos,
además,
que
esas
“marcas
de
hembra”
se
dan
en
los
términos
puerta
y
piedra.
Podríamos
decir,
entonces,
que
esa
tribu
cree
que
las
puertas
y
las
piedras
son
entidades
hembras
igual
que
las
mujeres,
por
ejemplo.
El
problema
de
las
conclusiones
extraídas
de
estos
ejemplos
es
que
hay
una
confusión
entre
las
categorías
lingüísticas
(“animado”,
“femenino”)
y
las
categorías
biológicas
(vivo,
hembra).
Es
obvio
que
la
mayor
o
menor
correspondencia
entre
ambos
tipos
de
categoría
es
frecuente
en
muchas
lenguas,
pero
no
tiene
por
qué
haberla.
Además,
las
categorías
lingüísticas
no
nos
fuerzan
a
ignorar
las
categorías
biológicas.
Aunque
la
lengua
de
los
hopis
dispone
de
unas
categorías
lingüísticas
determinadas
para
“piedra”,
ello
no
significa
que
un
camionero
hopi
piense
que
ha
matado
a
un
ser
vivo
cuando
pasa
por
encima
de
una
piedra
con
su
camión.
Volviendo
a
los
esquimales
y
a
la
nieve:
Sabemos
que
en
español
no
se
dispone
de
una
gran
cantidad
de
términos
para
los
diferentes
tipos
de
nieve.
No
obstante,
llegado
el
caso,
quienes
hablan
español
pueden
crear
expresiones,
manipulando
los
recursos
de
la
lengua,
para
referirse
a
nieve
húmeda,
nieve
en
polvo,
nieve
de
primavera,
etc.
Probablemente,
la
media
de
quienes
hablan
español
tendrán
una
visión
diferente
de
la
entidad
“nieve”
que
la
media
de
quienes
hablan
una
lengua
esquimal,
pero
esto
es
consecuencia
de
las
distintas
experiencias
que
unas
y
otras
personas
han
tenido
en
sus
respectivos
entornos
culturales.
Las
lenguas
que
han
aprendido
reflejan
estas
diferencias
culturales.
En
tuvalú
(lengua
hablada
en
algunas
islas
del
Pacífico)
hay
muchas
palabras
para
los
distintos
tipos
de
cocos.
En
otra
cultura
del
Pacífico,
la
de
Hawai,
la
lengua
tradicional
dispone
de
un
buen
número
de
palabras
para
representar
los
diferentes
tipos
de
lluvia.
Es
decir,
las
lenguas
reflejan
los
aspectos
de
la
vida
que
resultan
más
sobresalientes
a
una
comunidad
dada.
La
idea
de
que
la
lengua
determina
el
pensamiento
puede
ser
verdad
en
cierta
medida
si
se
acepta
que
esa
determinación
es
limitada.
Quienes
hablan
una
lengua
dada
no
heredan
un
conjunto
fijado
y
cerrado
de
patrones
lingüísticos,
sino
la
capacidad
de
manipular
esos
patrones
y
crear
otros
para
salir
al
paso
de
las
diferentes
necesidades
que
les
plantearán
sus
experiencias
y
percepciones.
Si
pensamiento
y
percepción
estuvieran
totalmente
determinados
por
la
lengua,
entonces
el
concepto
de
cambio
lingüístico
resultaría
imposible.
Si
un
joven
hopi
no
tiene
ninguna
palabra
en
su
lengua
para
el
objeto
conocido
entre
nosotros
como
ordenador,
¿dejaría
por
ello
de
percibir
ese
objeto?,
¿sería
incapaz
de
pensar
en
él?
Lo
que
hará
el
hopi
cuando
se
encuentre
con
una
entidad
nueva
en
su
experiencia
será
cambiar
su
lengua
para
acomodarse
a
la
necesidad
de
referirse
a
tal
entidad.
27
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
BIBLIOGRAFÍA
AITCHISON,
J.
(1976),
The
Articulate
Mammal.
An
Introduction
to
Psycholinguistics.
Londres:
Unwin
Hyman.
(Trad.
esp.:
El
mamífero
articulado.
Introducción
a
la
psicolingüística.
Madrid:
Alianza,
1992.)
ANULA
REBOLLO,
A.
(1998),
El
ABC
de
la
psicolingüística.
Madrid:
Arco
Libros.
BROWN,
R.
(1973),
A
First
Language:
The
Early
Stages.
Cambridge
(MA.):
Harvard
University
Press.
CAPLAN,
D.
(1987),
Neurolinguistics
and
Linguistics
Aphasiology.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
De
VEGA,
M.
y
F.
CUETOS
(1999):
Psicolingüística
del
español.
Madrid:
Trotta.
CARROLL,
J.
B.
(1956),
Language,
Thought
and
Reality.
Selected
Writings
of
Benjamin
Lee
Whorf.
MIT
Press.
(Trad.
esp.
Lenguaje,
pensamiento
y
realidad.
Barcelona:
Seix
Barral,
1973.)
ELLIS,
R.
(1986),
The
Study
of
Second
Language
Acquisition.
Oxford:
Oxford
University
Press.
GASS,
S.
y
SELINKER,
L.
(1994),
Second
Language
Acquisition.
Hillsdale
(NJ):
Lawrence
Erlbaum.
HOLMES,
J.
(1992),
An
Introduction
to
Sociolinguistics.
Londres:
Longman.
HUDSON,
R.
A.
(1980),
Sociolinguistics.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
(Trad.
esp.:
La
sociolingüística.
Barcelona:
Anagrama,
1981.)
JACKENDOFF,
R.
(1994),
Patterns
in
the
Mind:
Language
and
Human
Nature.
Nueva
York:
Basic
Books.
LARSEN-‐FREEMAN,
D.
y
LONG,
M.
H.
(1991),
An
Introduction
to
Second
Language
Acquisition
Research.
Londres:
Longman.
(Trad.
esp.:
Introducción
al
estudio
de
la
adquisición
de
segundas
lenguas,
Madrid:
Gredos,
1994.)
LENNEBERG,
E.
H.
(1967),
Biological
Foundations
of
Language.
Nueva
York:
Wiley.
(Trad.
esp.:
Fundamentos
biológicos
del
lenguaje.
Madrid:
Alianza,
1975.)
LESSER,
R
y
MILROY,
L.
(1993),
Linguistics
and
Aphasia.
Londres:
Longman.
LEVELT,
W.
(1989),
Speaking.
Cambridge
(MA):
MIT
Press.
LIGHTBOWN,
P.
y
SPADA,
N.
(1993),
How
Languages
are
Learned.
Oxford:
Oxford
University
Press.
28
Lingüística.
Tema
9.
Lingüística
aplicada.
MORENO
FERNÁNDEZ,
F.
(1998).
Principios
de
sociolingüística
y
sociología
del
lenguaje.
Barcelona:
Ariel.
PALMER,
G.
B.
(1996),
Lingüística
cultural.
Madrid:
Alianza,
2000.
RICHARDS,
J.
C.
y
ROGERS,
T.
(1986),
Approaches
and
Methods
in
Language
Teaching.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
(Trad.
esp.:
Enfoques
y
métodos
en
la
enseñanza
de
idiomas.
Madrid:
Cambridge
University
Press,
1998.)
ROMAINE,
S.
(1994),
Language
in
Society.
Oxford:
Oxford
University
Press.
SILVA-‐CORVALÁN,
C.
(2001).
Sociolingüística
y
pragmática
del
español.
Washington
D.F.:
Georgetown
University
Press.
SPRINGER,
S.
y
DEUTSCH,
G.
(1993),
Left
Brain,
Right
Brain.
Nueva
York:
W.
H.
Freeman.
(Trad.
esp.:
Cerebro
izquierdo,
cerebro
derecho.
Barcelona:
Ariel,
2001.)
WANNER,
E.
y
GLEITMAN,
L.
R.
(eds.)
(1983),
Language
Acquisition.
The
State
of
the
Art.
Cambridge:
Cambridge
University
Press.
WIDDOWSON,
H.
G.
(1990),
Aspects
of
Language
Teaching.
Oxford:
Oxford
University
Press.
29