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MUERTE DE JESÚS Y DESCENSO A LOS INFIERNOS

1. Después de leer el tema IV Cristología y Soteriología (numerales 1-10) del

Documento Cuestiones selectas de Cristología (1979) de la Comisión

Teológica Internacional (se encuentra en la página www.vatican.va), responde:

 ¿Qué pensó Jesús de su muerte?

En este documento de la Comisión Teológica Internacional se afirma que

el Señor tuvo perfecta conciencia en sus palabras y acciones, ya que

expresó con libertad su misión de adhesión a la voluntad del Padre, en

este orden de ideas es importante destacar aquello que explicita este

documento: “Es legítimo concluir del ideal moral de la vida de Jesús, que

Él estaba dispuesto a sufrir la muerte y que realizó en si mismo todo lo

que requería de sus discípulos”. 

De otra parte Jesús expresa su voluntad de servir (Mc 10,45), siendo este

el resumen de toda su acción vital, en donde vivió en función de otros, de

tal manera que Jesús manifestó una actitud de vivir y morir por Dios y por

los hombre; así pues, Jesús estuvo abierto al designio del Padre durante

su vida, haciendo que con el pasar del tiempo dicha actitud estuviera más

abierta al designio del Señor.

En Jesús, el Cristo de Walter Kasper, al respecto de esto se dice lo

siguiente:

“La muerte de Jesús en la cruz no es solo consecuencia extrema de

su valiente conducta, sino síntesis y suma de su mensaje. La muerte


de Jesús en la cruz es la declaración definitiva de lo único que a él le

importaba: la llegada del reinado escatológico de Dios. Esta muerte

es la forma de realización del Reino de Dios bajo las condiciones del

eón presente, del señorío divino en la impotencia humana, de la

riqueza en la pobreza, del amor en el abandono, de la plenitud en el

vació, de la vida en la muerte” (2014, p.186).

Otro elemento importante es que Jesús tenía conciencia de ser el salvador

escatológico, que además anunciaba y hacía presente el Reino de Dios.

 Al emplear el modo de hablar y de concebir el misterio de la salvación bajo

el aspecto de “expiación vicaria”, ¿qué aspectos es necesario tener

presentes?

oJesús solo pudo ejercer por un don gratuito, el efecto de tal expiación

vicaria, porque aceptó ser dado por el Padre y porque él se

entregó al Padre.

oLa acción vicaría no puede entenderse como la de los sacrificios de

animales en la Antigua Alianza, porque la ofrenda del Hijo es

voluntaria; dicha ofrenda es el Hijo eterno que entra al mundo, que

cumple la voluntad del Padre y que se ofrece a Dios por el Espíritu

eterno.

oLa muerte de Jesús es la perfecta expiación vicaria porque muestra

al Hijo que se da y entrega a sí mismo, notándose también que el


Padre da y entrega al Hijo; la expiación vicaria se debe entender

como un acontecimiento trinitario.

 ¿Es legítimo el uso del concepto de “sustitución”?

La fórmula “por nosotros” debe ser entendida como “en favor nuestro”

antes que “en lugar nuestro”.

El concepto “sustitución” se comprende como la condición por la cual

Cristo asumió la condición de hombre pecador, pero no como si Dios

hubiese castigado al Hijo, sino como a Jesús que se echó sobre si los

pecados y la maldición de la ley. De otra parte, el concepto está

relacionado con el de libertad, dicha libertad es la que ha sido creada, por

tanto una vez que el hombre se ha apartado de Dios, no puede volver a él

por sus propias fuerzas, de manera tal que el sacrificio de Cristo es aquel

que propicia dicho acercamiento entre Dios y la criatura.

2. Una persona de aspecto intelectual, ve que eres Seminarista, se te acerca y

te dice: “Me causa perplejidad el Dios que ustedes predican. Pues es un

Dios justiciero, vengativo, que exige el sacrificio expiatorio por parte del

pecador. Un Dios airado que exige un pago por el pecado, que necesita ser

aplacado con sangre, hasta llegar a ver sufrir ignominiosamente a su propio

hijo; pues en la misma biblia que ustedes enseñan dice en alguna parte,

que Dios, no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó totalmente al

destino de morir y el mismo Cristo grita que Dios lo abandonó”. Aplicando


elementos expuestos en esta Guía o complementados con otros y

argumentados con textos bíblicos, ¿qué le responderías?

Sin duda el argumento que usted está usando es frecuente en muchas

personas, le cuento que esta idea se afirmó con vehemencia durante la

reforma protestante, haciendo ver que el pago por el pecado de la

humanidad era un sacrificio que lograra satisfacer la ira de Dios y la falta

infinita que se había cometido, esta concepción se asemejaba a un contrato,

a una negociación en donde el Hijo le ofrecía algo al Padre, su vida, y el

Padre aceptaba ese sacrificio ya que él lo hacía en nombre de la humanidad

por el pecado de lesa majestad que se había cometido. Si, uno va a algunas

páginas del Antiguo Testamento encontrará que muchas alianzas

reclamaban el precio de la sangre, y si queremos ir más cerca se puede ver

como en la cultura maya las personas ofrecían de la propia sangre de sus

orejas para lograr la propiciación con los dioses.

Respecto a la interpretación que usted me refiere, está es consecuencia de

una desvirtuación de la obra redentora del Señor que muestra por una parte

a un dios cruel y por otra parte, que el sufrimiento es como la moneda de

intercambio con dios. Probablemente se deba a la interpretación literal que

hizo la escolástica de los símbolos contenidos en la carta a los Hebreos y de

llevar al máxima la doctrina de la reparación vicaria de San Anselmo, que de

esta manera muestra a un Dios incapaz de perdonar u que requiere del

sacrificio de la sangre a la manera de Quetzalcoatl, de esta manera, lo que

Dios desea en sí no es la cruz llena de la sangre del hijo, a la usanza del


barroco, sino fidelidad del Hijo al plan de Dios, porque el Padre reconoce

que  el mundo está bajo el dominio del pecado (Gal 3,22), por tal razón el

Hijo restaura el orden primigenio y ello lo hace en virtud de su obediencia

asumiendo el destino del hombre hasta la muerte (Jn 13,1); por eso acepta la

muerte violenta no solo como una consecuencia de su misión profética sino

como la última expresión de su servicio de amor.

En conclusión se puede pensar en algo similar que escribió Pagola, y es que

la crucifixión no es algo que el Padre provoca para que quede satisfecho su

honor, por el contrario es un crimen injusto que las personas cometieron en

el proceso de rechazo al Hijo. Así, si Cristo muere en la cruz no es porque

Dios quede contento al encontrar a la víctima perfecta, sino porque Dios

mantiene su amor infinito  a las personas, incluso cuando han matado al

Amor Encarnado, en este acontecimiento él no suprime la libertad de las

personas, por el contrario deja actuar, porque el amor de Dios por el hombre

es infinito. Así, la humanidad es salvada por la voluntad de Dios que preside

toda la creación y suscita en Jesús una palabra definitiva, de modo que su

muerte no es la expresión de la necesidad del Padre de aplacar su deseo de

justicia, sino el lugar donde él se revela como el Dios que definitivamente se

ha puesto en favor nuestro (Rm 8,32), es decir es un Dios que sufre con el

sufriente incluso con su creación que lanza gemidos inefables (Alonso, 2016,

p.92)
3. Al terminar una eucaristía dominical, una señora se acerca y amablemente

te pregunta: “Señor Seminarista, discúlpeme, es que en el Credo dijimos

que <<Jesús descendió al infierno>>, me pregunto si esta afirmación no es

errónea, pues siendo Jesús el justo por excelencia, el santo de Dios ¿cómo

va a ir al infierno?” ¿Qué le responderías? ¿Cómo le explicarías el tema?

(Ten presente además del contenido de la Guía, los numerales 631-635 del

Catecismo)

Son múltiples las referencias que hace el Nuevo Testamento al hecho que

después de la muerte del Señor, este hubiese descendido a la morada de los

muertos, por ejemplo Ef 4,8-10 o Rm 10,7 o también 1 Pe 3,19. Lo que se

quiere decir es que si se afirma que resucitó de entre los muertos  (Hch 3,15)

se supone que estuvo con lo muertos. 

La obra redentora del Señor, tiene que ver con todo, incluso con aquellos

que estaban en el sheol, es decir el Reino de los muertos -no de los

condenados- de aquellos que estaban privados de la visión de Dios, esto

implica que con la obra del Señor incluso los difuntos que durante su vida

estuvieron en comunión con Dios, tienen la posibilidad de llegar al Reino del

Padre. 

Así pues, la obra de Jesús no solo se ubica en el presente con uan

proyección clara hacia el futuro sino que tiene presente también el pasado,

esto habla de su sacrificio único y eterno.

Al descender a las regiones inferiores, anuncia allí también la Buena Nueva

(1 Pe 4,6), por tal motivo todos los hombres se hacen parte de su Redención,

esto denota que tiene el señorío sobre la muerte, siendo Él la Vida. 

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