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Historia[editar]

Los hombres de la expedición de Francisco de Orellana construyendo un pequeño brigantine, el San


Pedro.

Las primeras evidencias arqueológicas del uso de los barcos se remontan a 50.000 o 60.000
años atrás en Nueva Guinea.
En el Antiguo Egipto hay evidencias de que ya se conocían las técnicas para ensamblar
maderas planas para formar un casco, ensamblándolas con espigas de madera
y brea para calafatear. Los barcos de la dinastía XXV tenían 25 metros de longitud y un
solo mástil.
El desarrollo de la navegación en tiempos greco-romanos llevó a la construcción de
amplios trirremes y quinquerremes.
En la Edad Media, la navegación sufrió un retroceso que no se recuperó hasta el siglo
XV cuando nuevos barcos (Urca) y la reactivación de las rutas comerciales marítimas impulsó
de nuevo el viaje por mar.
En la época de los descubrimientos estos nuevos modelos, creados para surcar el Báltico y
el Mediterráneo, fueron sustituidos por galeones y carabelas, ideadas para las travesías
oceánicas, pasando la actividad marítima y los astilleros a la costa atlántica (Londres).

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