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Travesía, Nº 1, segundo semestre de 1998, pp.

5-16

Estado, Nación e Identidad


Josep Fontana
UNIVERSITAT POMPEU FABRA

H
ablar de estado y de nación Banco Mundial cuenta 160 (de los
no es fácil, y lo es menos cuales hay seis que no llegan a los
aun aclarar qué relación cien mil habitantes y uno con menos
guardan uno y otra con la existencia de cincuenta mil). La ONU -que, pa-
previa o con la formación posterior de radójicamente, se llama “Organiza-
identidades colectivas. ción de naciones unidas”, cuando es
Las definiciones habituales de es- en realidad una agrupación de esta-
tado son confusas. La mayoría se li- dos-, tiene 185 miembros y el ministe- 5
mitan a describirlo como una unidad rio de Asuntos exteriores alemán cal-
territorial controlada por un poder so- cula que existen 281 estados en el
berano. Se nos dice, a lo más, que mundo. Parece, pues, que estos tres
debe poseer tres características fun- organismos no están utilizando la
damentales: el control de un territorio misma definición de estado.
definido por unas fronteras, la capaci- La palabra estado, en esta acep-
dad de mantener el monopolio de la ción territorial y política, parece datar
elaboración de reglas dentro de este del siglo XVI, pero tampoco hay que
territorio y un conjunto de institucio- dar demasiada importancia a esto
nes que disponen de medios de coer- porque es evidente que antes se de-
ción y de violencia. Pero esto no es signaba lo mismo con otros nombres,
más que una descripción de la forma como el de república. En el dicciona-
en que se ejerce el poder y la única rio castellano de Covarrubias, publi-
identidad que con ello se define es la cado en 1611, se usa generalmente la
de los dominados en relación con sus palabra “república”; pero en la voz
dominadores. “estado” y después de la acepción
Que la cosa no debe estar muy principal, que es la de “estamento”
clara lo demuestra el hecho de que como grupo social, se añade: “En otra
nadie sea capaz de decir cuántos es- manera se toma por el govierno de la
tados existen hoy en el mundo. El persona real y de su reyno” y se in-
cluyen expresiones como “materia de momento en eso de la lengua, que ya
estado”, definida como “todo lo que Turgot había señalado en 1751 como
pertenece al dicho govierno” o se nos un elemento esencial de identidad, al
dice que el “Consejo de Estado” es el sostener que un estado es un conjunto
que se ocupa de las cuestiones de paz de hombres reunidos bajo un mismo
y de guerra. gobierno, y una nación, una reunión
Pero si no es fácil aclarar qué sea de hombres que comparten la misma
el estado, más allá de considerarlo lengua materna. Porque resulta que
como una forma de designar en tér- en Suiza tienen cuatro lenguas oficia-
minos institucionales una forma de les, tres de las cuales las comparten
poder político, definir qué es la nación con los estados vecinos, y que los paí-
resulta poco menos que imposible, ses ultramarinos de poblamiento eu-
como lo demuestra que exista sobre ropeo que se independizaron de sus
ello una literatura inmensa, que está metrópolis, como los de América, es-
creciendo en términos alarmantes en cogieron compartir su lengua con és-
estos últimos años, pero de la cual no tas, incluso en los casos en que existí-
se pueden deducir unos rasgos comu- an en ellos otras lenguas ampliamente
nes que permitan llegar a una con- habladas, como sucedía en algunos
cepción generalmente aceptada. lugares de América Latina con el gua-
Con mucha frecuencia se confun- raní, el quechua o el aymara.
de la nación con el estado, lo cual Si el concepto de “nación” presen-
ocurría ya en la voz “nación” de la ta problemas, nadie parece tenerlos
Encyclopédie, donde se la describe con la definición de “nacionalismo”2,
6 como “una considerable cantidad de que eso todo el mundo tiene claro lo
gente que habita una extensión de pa- que es y que se suele usar hoy en un
ís, cerrada dentro de ciertos límites y sentido peyorativo, como una de las
que obedece a un mismo gobierno”. aberraciones del fin del milenio que
En una enciclopedia moderna de las casi siempre se menciona para con-
ciencias sociales1 se elude definir la denarla. En realidad lo que se suele
nación, con la excusa de que hay mu- condenar es el nacionalismo de los
chas dificultades para especificar lo demás, y en especial los reivindicati-
que sea, y se traspasan las explicacio- vos, que resultan muy molestos para
nes al artículo “nacionalismo”. Todo quienes hablan desde el cobijo de un
lo que en él se nos dice acerca de la estado-nación consolidado, donde ni
nación son vaguedades del tipo de siquiera hace falta ser nacionalista y
“una cierta cultura común es indis- se puede incluso presumir de estar por
pensable y una lengua compartida encima de estas cosas. Eso sí, “hasta
muy deseable”. Parémonos por un la hoguera exclusive”, por decirlo co-
mo Rabelais, porque cuando se re-
1
ADAM and JESSICA KUPER, eds., The mueve un poco la cuestión, cualquier
social science encyclopedia, Lon- duda acerca de la excelsitud nacional
dres, Routledge. El artículo al que me
2
refiero es Nationalism y su autor es Gellner sostiene que es el nacio-
KENNETH MINOGU, de la London Scho- nalismo el que crea la nación, y no al
ol of Economics (pp. 551-552). contrario.
de la patria de uno puede obtener rales comunes entre sus miembros, y
respuestas violentas. La nación está en especial la de lo que podemos lla-
asumida de manera tan “natural” que mar un substrato histórico, que no
se puede llegar a no verla (se ve sólo tiene nada que ver con el discurso so-
el nacionalismo en el ojo ajeno) y se bre el pasado que se enseña en la es-
pueden producir hechos tan paradóji- cuela como una forma de educación
cos como el que se dio en el caso de nacional, sino que es el resultado de
los anarcosindicalistas españoles, que una evolución conjunta acumulada
eran internacionalistas por definición, que ha dado elementos compartidos y
pero denominaron Confederación diferenciadores: una tradición política,
Nacional del Trabajo el sindicato que una opción religiosa, una especializa-
fundaron en 1910. ción en el trabajo, etc.
¿Qué es entonces la nación? Las Hay que insistir, sin embargo, en
definiciones más elementales son se- que, si la existencia de un substrato
guramente las que se expresan en histórico común parece necesaria, no
términos étnicos. Resulta evidente que es, en cambio, suficiente. Los rasgos
hay casos en que la etnia ha sido un que definen una identidad colectiva
fundamento de la lucha nacional, pueden existir sin originar necesaria-
como ha sucedido en muchos países mente una conciencia nacional; ello
colonizados; pero que la cuestión es sólo ocurre cuando hay un grupo de
compleja lo demuestra no sólo el hombres que piensan que merece la
hecho de que muchas naciones com- pena recuperar los signos distintivos
partan una misma definición étnica (la que les unen entre sí y los separan de
celebración hispánica del 12 de octu- otros, porque tienen un proyecto so- 7
bre fue creada como “fiesta de la ra- cial colectivo que sólo puede realizar-
za”), sino el de que en algunos casos se con su libre iniciativa. Vendrá en-
de emancipaciones coloniales haya tonces aquella secuencia de etapas
sucedido que no todos los emancipa- que Miroslav Hroch ha señalado, ba-
dos eran de la misma etnia, como en sándose en la historia de los movi-
Sri Lanka (con cingaleses y tamiles) o mientos nacionalistas europeos de los
en Ruanda (con tutsis y hutus), lo cual siglos XIX y XX: una primera fase en
ha traído nuevos y graves problemas que unos intelectuales se interesan
después de la independencia. En los por la cultura, la historia y las tradi-
países latinoamericanos la nacionali- ciones propias; una segunda en que
dad es por definición pluriétnica, o tal no se contentan con estudiarlas sino
vez fuera mejor decir “supraétnica”. que comienzan a difundirlas entre la
Si la etnia no resulta una base de población para crear conciencia na-
definición satisfactoria, veamos lo que cional, y una tercera en que el resul-
sucede con la cultura. Por lo general, tado es una agitación nacionalista de
tras de una manifestación de naciona- masas.3
lismo emergente hay la conciencia co-
lectiva de un grupo que propone un 3
MIROSLAV HROCH, Social precon-
proyecto específico de futuro basán- ditions of national revival in Eu-
dose en la existencia de rasgos cultu- rope, Cambridge, Cambridge Univer-
sity Press, 1985.
Sería éste, en una primera temente numeroso de hombres rei-
aproximación superficial -que requie- vindica lo que tiene en común y que
re, además, adaptaciones específicas-, le distingue de otros. Para Lucien
el caso de los países latinoamericanos Febvre, en unas lecciones sobre
surgidos del imperio colonial español. “honor y patria” que se han publicado
Nacieron sobre fronteras creadas por hace poco5, el estado es una “máqui-
los colonizadores y no sólo no reivin- na” que no tiene otro objeto que rea-
dicaban el pasado de los pueblos co- lizar sus fines, normalmente por la
lonizados, sino que se esforzaron en fuerza, mientras que la nación es “la
marginarlos. Los flirteos incaicos de toma de conciencia colectiva de un
algunos libertadores duraron poco y pasado tradicional por parte de gru-
es posible que fuesen resultado de pos reunidos, de buen grado o por la
una influencia europea más que indí- fuerza, en un mismo marco y que ex-
gena, puesto que los incas estuvieron perimentan la acción cohesionadora
de moda en el siglo XVIII europeo, en cotidiana de la vida en común”. Qui-
especial entre los fisiócratas, a quienes siera llamar la atención sobre este in-
apasionaban los imperios despóticos, ciso “de buen grado o por la fuerza”,
cuanto más exóticos mejor4. Surgían que explica muchas cosas de lo suce-
estas naciones, además, sin una len- dido en Francia.
gua ni una cultura propias, ya que las El problema es que la nación no
compartían con sus dominadores. Pe- tiene una traducción política propia
ro tenían un proyecto político que só- que la permita convertirse en una
lo podían realizar independizándose forma de ejercicio del poder. Pertene-
8 de la metrópoli, lo cual les obligó a ce a la dimensión de la conciencia y,
forzar la construcción de unos nacio- para encarnar en la realidad, necesita
nalismos culturales capaces de asimi- asociarse al estado y engendrar con él
lar a los pueblos indígenas, por una ese híbrido que llamamos el “estado-
parte, y por otra, y eso lo realizaron nación” o, más frecuentemente, la
con mayor éxito, a las grandes masas “nación-estado” (pero me parece que
de inmigrantes europeos que acudie- es mejor poner los dos componentes
ron posteriormente a estos países con por el orden de su importancia real, y
el deseo de integrarse plenamente en está claro que lo primero es el esta-
ellos. Pero ésta es tan sólo una prime- do).
ra aproximación, muy incompleta. Pudiéramos decir que el estado-
La nación, entendida de este mo- nación es una forma de estado, esto
do, surge de una voluntad colectiva y es de poder, que se disfraza de na-
hay nación cuando un grupo suficien- ción, esto es de conciencia. Pero para
entender mejor su naturaleza hay que
4
ERNEST LLUCH, Acaecimientos de observar cómo nació en su lugar de
Manuel Belgrano fisiócrata, y su origen, que es Europa. Veremos en-
traducción de las “Máximas gene- tonces que no surgió de la acción de
rales del gobierno económico de
un reyno agricultor” de François
5
Quesnay, Madrid, Ediciones Cultura LUCIEN FEBVRE, Honneur et patrie,
Hispánica, 1984. París, Perrin, 1996.
grupos que, compartiendo una con- eses de los grupos dominantes y facili-
ciencia nacional, quisieron construir tó la asimilación de las clases superio-
un estado. Por lo general la cosa se res escocesas (a fines del siglo XVIII el
produjo a la inversa. Fueron los viejos gaélico había dejado prácticamente
estados del absolutismo los que, de hablarse en Escocia). Francia, en
cuando vieron amenazado el consen- cambio, realizó su nacionalización
so social en que se basaban, optaron después de la revolución, construyen-
por convertirse en naciones. Los esta- do una nación francesa que había de
dos-nación europeos han nacido en coincidir con el territorio heredado de
muchos casos sobre las fronteras de la monarquía (el hexágono), para lo
las viejas monarquías que amalgama- cual se persiguió las lenguas locales
ban naciones distintas, unificadas tan en favor del francés, se hizo una divi-
sólo por el hecho de estar sometidas a sión territorial que rompía los viejos
un mismo soberano. La nacionaliza- marcos históricos, se inventaron unos
ción del estado ha exigido una com- mitos nacionales franceses (¿quién se
pactación de ese conjunto, identifi- acordaba antes de la Revolución de
cándolo con una nacionalidad domi- Clodoveo?) y, sobre todo, se llevó a
nante en él, lo que podemos llamar cabo un gran esfuerzo de educación
un proceso de “etnogénesis”, y ele- pública para imponer no sólo una
vando a quienes formaban parte de él lengua, sino también una cultura co-
de la categoría de súbditos a la de mún. Todo ello a la vez que se ponía
ciudadanos, iguales en derechos ante en marcha un proyecto político que
la ley, por lo menos en teoría, aun- articulaba los intereses de los diversos
que, durante mucho tiempo, con de- grupos dirigentes y reforzaba los lazos 9
rechos políticos muy distintos, en fun- económicos del conjunto de la pobla-
ción sobre todo de su fortuna. ción en el marco de un mercado na-
Para reforzar la nueva identidad se cional.
inventaron los himnos nacionales, las Los casos de Italia y de Alemania,
banderas (que hasta entonces tenían donde una unificación cultural prece-
un uso exclusivamente militar, sobre dió a la política (al revés que en Gran
todo naval) y toda la retórica del pa- Bretaña o Francia), son distintos a és-
triotismo. En el diccionario de la Real tos, como lo es el de Suiza, que con-
Academia Española de 1791 “patria” solidó su unión, basada en un tratado
sólo significaba todavía “el lugar, ciu- firmado en 1848 entre 25 microna-
dad o país en que se ha nacido”. El ciones soberanas, a fines del siglo
nuevo sentido de la palabra no apare- XIX, y que en 1891 se inventó unos
ce en él hasta 1884 (pero ya se sabe antecedentes medievales para cele-
que los diccionarios, y en especial los brar el séptimo centenario de una na-
académicos, atrasan respecto del uso ción que acababa de nacer.
general). El caso de las naciones latinoame-
En Gran Bretaña este proceso tuvo ricanas tiene elementos comunes con
lugar en el siglo XVIII respecto de Es- los de estos países europeos y, a la
cocia, gracias a que el sistema parla- vez, otros que son muy distintos. Los
mentario permitió unificar los inter- estados-nación surgieron en América
definidos por unas fronteras extrañas, coloniales hayan tendido a sobrevivir
ni culturales (¿por qué no una unidad después de la independencia.
que se extendiese desde el noroeste Me parece que el caso de América
argentino al sur del Perú?), ni físicas Latina nos ofrece una espléndida y
(¿por qué no una nación amazóni- todavía insuficientemente explotada
ca?). La base legal, como es sabido, oportunidad de profundizar en nues-
eran los territorios de las antiguas au- tro conocimiento de la aparición de
diencias, de límites mal definidos, y los estados-nación y de la formación
de ahí los problemas de fronteras que de conciencias nacionales (de proce-
siguen existiendo.6 Más importantes sos de etnogénesis), a condición, eso
habrían sido, según Arcila Farías, las sí, de que seamos capaces de dejar a
estrechas relaciones creadas en el un lado los mitos fundacionales y que
marco de las intendencias,7 pero no efectuemos un análisis comparado.
parece lógico que una realidad toda- Un análisis que tendría que explicar-
vía tan reciente como era la de las in- nos muchas cosas para las que las
tendencias hubiese tenido tiempo de teorizaciones al uso no nos dan res-
conseguir tanta identificación.8 Lo que puestas satisfactorias. Por qué, por
parece claro, en todo caso, es que los ejemplo, fueron los centros máximos
centros de poder tienden a perpetuar- del poder colonial, México y Perú,
se, sea cual fuere el régimen vigente, donde los defectos del viejo sistema
lo cual puede explicar que los esque- debían resultar más visibles, los que
mas de organización y dependencia más se resistieron a independizarse.
Una explicación posible sería la de
10 que era en estos lugares donde existí-
6
an grupos sociales dominantes que se
Véase, sobre estas cuestiones de lími-
beneficiaban del imperio, como los
tes, guerras y nacionalización, el traba-
jo de Heraclio Bonilla, El peculiar na-
comerciantes del consulado de Méxi-
cionalismo de los países andinos, leído co;9 pero parece claro que ésta es tan
en el IX Congreso de Historia de sólo una parte de la explicación. Tal
Colombia celebrado en Tunja en vez haya que relacionarlo con la cir-
mayo de 1995. cunstancia de que los dos coinciden
7
EDUARDO ARCILA FARÍAS, prólogo a Gi- con las zonas en que había habido las
sela Morazzani, La intendencia en mayores insurrecciones campesinas
España y en América, Caracas, no muchos años atrás (en Perú a fines
U.C.V., 1966, pp. 9-22. del siglo XVIII y en México a comien-
8
Una visión más compleja de las articula- zos del siglo XIX): unas insurrecciones
ciones y enfrentamientos de los pode-
que más adelante han sido canoniza-
res locales puede encontrarse en los
trabajos que han analizado la sociedad das en el santoral emancipador, pero
peruana en relación con las rebeliones que fueron duramente reprimidas en
del siglo XVIII. Por ejemplo, el de
9
SCARLETT O’PHELAN GODOY, Kurakas Sobre estas cuestiones resultan intere-
sin sucesiones. Del cacique al al- santes las reflexiones de GUADALUPE JI-
calde de indios, 1750-1835, Cuz- MÉNEZ CODINACH en México, su ti-
co, C.E.R.A. Bartolomé de las Casas, empo de nacer, 1750-1821, Méxi-
1997. co, Banamex, 1997.
su tiempo por los mismos grupos so- dos: a los mecanismos que permitie-
ciales que más adelante encabezarían ron constituir estados centralizados
la independencia.10 que habían de combinar y equilibrar
Que en ambos casos haya pesado territorios con intereses muy distintos.
la existencia de esa amenaza que sig- El caso de la asociación entre Sierra y
nificaba -por lo menos en los miedos Costa en Ecuador, entre esas dos ca-
de los propietarios criollos- la masa de pitales que son Quito y Guayaquil, es
los “campesinos-indígenas” parece ra- relativamente sencillo de explicar,
zonable. No eran lugares donde fuera porque sólo exige relacionar dos fac-
prudente remover la sociedad con tores. Pero hay también que explicar
propuestas revolucionarias. Refirién- casos más complejos, analizando las
dose a Lima, pero la apreciación es tensiones entre centralismo, federa-
extensible al conjunto del Perú, Alber- lismo y secesión, para entender cómo
to Flores Galindo escribió: “La imbri- se ha formado el estado mexicano,
cación entre situación colonial, explo- cómo no se ha formado, en cambio,
tación económica y segregación étni- el centroamericano, o la articulación
ca edificó una sociedad, aunque sue- de Argentina o de Colombia. Y todo
ne paradójico, tan violenta como es- eso requiere análisis muy complejos.12
table”.11 Convenía dejar las cosas co- Análisis que habrán de partir de un
mo estaban. ¿Acaso no tenemos, por estudio adecuado de la naturaleza de
otra parte, el ejemplo extremo de esto los mercados tardocoloniales, y de las
mismo en Cuba, donde el miedo al mutaciones que sufrieron con la inde-
esclavo negro no sólo frenó la volun- pendencia, algo en que los investiga-
tad de independencia sino cualquier dores latinoamericanos han hecho, de 11
manifestación política reivindicativa? Sempat Assadourian para acá, un tra-
bajo espléndido. Pero he dicho
Hay dos grandes aspectos que me “habrán de partir”, porque me parece
parece que deben estudiarse compa- que necesitan tomar en cuenta otras
rativamente, si queremos entender el muchas cosas que se expresan en los
surgimiento de los estados-nación la- planos de la sociedad y de la política.
tinoamericanos. El primero se refiere La formación de los estados no
en propiedad a su carácter de esta- puede entenderse correctamente, por
otra parte, si no se considera al mismo
tiempo la de las naciones que los legi-
10
Algo semejante ha sucedido con la ca-
nonización de Zapata por parte del
12
P.R.I. mejicano, que lleva a que los Me refiero, claro está, a propuestas más
mismos políticos que se han dedicado complejas que las generales de Tilly o
recientemente a liquidar la reforma que las que ha avanzado para la Amé-
agraria no hayan olvidado dar el nom- rica andina Adam Anderle (Alternativas
bre de Emiliano a alguno de sus hijos, de la formación del estado en la región
en un hipócirta homenaje al revolucio- de los Andes a comienzos del siglo
nario campesino. XIX, en A. ANNINO et al., eds, America
11
ALBERTO FLORES GALINDO, Aristocra- Latina dallo stato coloniale allo
cia y plebe. Lima, 1760-1830, Li- stato nazionale, Franco Angeli, I, pp.
ma, Mosca Azul, 1984. 31-42).
timan, lo cual implica adentrarse en el nuevos estados no olvidaron hacer
complejo estudio de cómo el “campe- fue “modernizar” la propiedad de la
sino-indígena” se ha integrado en la tierra, lo que les llevó a eliminar la
nación, cuando lo ha hecho. propiedad colectiva en un proceso
Me detendré un poco en el sujeto que implicó casi siempre el despojo
al que me he referido como campesi- de los campesinos.15
no-indígena, que no es un substantivo Hubo unos primeros momentos,
seguido de un adjetivo sino un térmi- sin embargo, en que los campesinos
no unitario. ¿Qué es realmente ese sacaron provecho de la nueva situa-
campesino o ese indio? Un ser contin- ción. En algunas regiones de México
gente y cambiante. Parece claro que los campesinos, desaparecidas las
la de indígena nunca fue una catego- “repúblicas de indios”, lograron acce-
ría racial (entre otras razones porque der a los ayuntamientos y participar
antes de la conquista no existían “in- desde ellos en la vida política, nego-
dios”, sino una multitud de pueblos ciando la aplicación de las leyes dic-
distintos, algunos de los cuales opta- tadas desde la capital.16 En Perú hubo
ron por aliarse con los conquistado- tres décadas, tras la independencia,
res), sino más bien social y cultural en que los campesinos-indígenas se
(así como fiscal). De tal modo la en- vieron favorecidos por las nuevas
tendía Tomás Callisaya, lugarteniente condiciones y las comunidades tuvie-
de Túpac Catari, que en 1781 daba ron lo que Nils Jacobsen ha llamado
orden de pasar a cuchillo a “toda per- “un breve intervalo de extensión de su
sona que parezca ser española o que, autonomía”. Pero esta mejora no tuvo
12 a lo menos, esté vestida a imitación continuidad. La Sierra peruana fue
de tales españoles”.13 quedando marginada en una econo-
En teoría la nación independiente mía que se orientaba cada vez más
debió haber hecho desaparecer al hacia la Costa y, abandonada gra-
campesino-indígena para convertirlo dualmente su población al poder local
en ciudadano-campesino, pero en el
Perú independiente el “tributo de in- indígena en las finanzas bolivia-
dígenas” colonial se convirtió, entre nas del siglo XIX, La Paz, Comité
1826 y 1854, en la “contribución de Ejecutivo de la Universidad Boliviana,
indígenas”, y en Bolivia la “contribu- 1985.
15
ción indigenal” se mantuvo hasta los Una visión comparada de este proceso
umbrales del siglo XX.14 Lo que los puede encontrarse en ROBERT
H.JACKSON, ed., Liberals, the
Church and indian peasants. Cor-
13
BOLESLAO LEWIN, La rebelión de Tú- porate lands and the cha-llenge of
pac Amaru, Buenos Aires, 1957, reform in nineteenth-century Spa-
p.492. nish America, Albuquerque, Univer-
14
NICOLÁS SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Indios y sity of New Mexico Press, 1997.
16
tributos en el Alto perú, Lima, Insti- PETER F. GUARDINO, Peasants, poli-
tuto de Estudios Peruanos, 1978; TRIS- tics, and the formation of Mexi-
TAN PLATT, Estado boliviano y ayllu co’s national state, Guerrero,
andino, Lima, I.E.P., 1982 y JORGE 1800-1857, Stanford, Stanford Uni-
ALEJANDRO SANZ OVANDO, El tributo versity Press, 1996.
de los gamonales, se rompió la rela- láez, La patria del criollo,
ción del estado con sus súbditos indí- -menos conocido de lo que debiera,
genas (la protección de las comunida- tal vez porque se ha publicado en
des a cambio de tributo) y éstos se Guatemala, y nada de lo que aparez-
convirtieron legalmente en campesi- ca allí tiene el prestigio de lo que edi-
nos, sujetos individuales ante la ley y tan las prensas de cualquier universi-
el impuesto, mientras se los condena- dad provincial de los Estados Unidos-
ba socialmente a seguir siendo indios. se nos dice que “los indios son un
Como ha escrito Jacobsen, “la redefi- producto del régimen colonial, un re-
nición de los indios de colectivo histó- sultado de la opresión y la explotación
rico corporativo a grupo racial intrín- de los nativos”.19 El caso de Chiapas
secamente diferenciado, y fuera del demuestra, en todo caso, que también
confín de la civilización, vino a formar lo son de la explotación postcolonial.
la base de la relación neocolonial en- Las cosas parecen haber cambiado
tre el campesinado y la élite provin- desde entonces, por lo menos en los
cial”.17 Es bien sabido que los grupos países con una fuerte proporción de
dominantes de las nuevas sociedades población campesina autóctona. Lo
republicanas combinaron su afán por señalaba Xavier Albó en 1991: “Du-
descubrirse antepasados godos -no es rante las últimas décadas, para sor-
por casualidad que la celebración “de presa de sociólogos y politólogos, en
la raza” a que antes aludía tuvo en casi toda la región andina se retornó
sus orígenes sus mayores valedores en con fuerza inesperada a una proble-
América Latina- con un profundo mática específicamente indígena que
desprecio por el indio y el cholo.18 parecía haber sido superada desde la 13
Eso es lo que explica que en épo- década del cincuenta, cuando se im-
cas recientes historiadores, antropólo- puso hablar sólo de “campesinos” y
gos y sociólogos se esforzaran en ele- “sindicatos”.20 En un libro colectivo
var de nuevo, ni que fuera concep- reciente sobre el campo en la América
tualmente, el indio a la categoría de Latina colonial observo también que,
campesino por un afán progresista de al analizar los distintos grupos socia-
reivindicación de los sometidos. En el les, se comienza hablando de los te-
hermoso libro de Severo Martínez Pe- rratenientes, se sigue con el clero, con
los “grupos medios”, con los negros y
queda para el final lo que se nos des-
17
NILS JACOBSEN, Mirages of transiti- cribe como los “pueblos indígenas”.21
on. The Peruvian Altiplano, 1780-
1930, Berkeley, University of Califor-
19
nia Press, 1993, p.333. Para la actitud SEVERO MARTÍNEZ PELÁEZ, La patria
de los propios campesinos, CARLOS del criollo, Costa Rica, Editorial Uni-
DEGREGORI, Cultura andina y problema versitaria Centroamericana, 1979/6, p.
nacional, en Ideología (Ayacucho), 9 570.
20
(diciembre 1985), pp.37-41. XAVIER ALBÓ, El retorno del indio, en
18
MARIE-DANIÉLE DEMELAS, Darwinismo a Revista andina, IX (1991), Nº 2, pp.
la criolla: el darwinismo social en Boli- 299-345.
21
via, 1880-1939, en Historia bolivia- LOUISA SCHELL HOBERMAN and SUSAN
na, 4 (1984), 2, pp. 55-82. MIGDEN SOCOLOW, eds., The country-
Los campesinos perecen haber des- ción de una conciencia de nación
aparecido. aymara.22
¿Significa esto, acaso, que las Para comprender todas estas cosas
construcciones nacionales están en necesitamos un conocimiento mejor
quiebra? No lo creo. De hecho, lo que de la relación del campesino con la
parece estar en crisis, por lo menos en formación de los estados nacionales.
algunas partes, es más bien el estado Las investigaciones históricas se han
que la nación. Cuando se ven los ba- centrado en demasía en las rebelio-
rrios periféricos de Lima o de Bogotá nes, lo que lleva a pensar que existe
y se advierte cómo, allá donde el es- una dinámica que alterna la revuelta
tado no llega, son los propios ciuda- con el sometimiento, cuando las cosas
danos los que se organizan comunita- son mucho más complejas y la revuel-
riamente desde abajo para resolver ta debe verse como un momento de-
sus problemas, se tiene la intuición de ntro de un proceso donde lo que en
que algo fundamental puede estar realidad domina es un equilibrio ines-
empezando a cambiar en este terreno. table hecho de negociación y com-
Pero también en el plano de la na- promiso. Y hay que entender que los
ción está ocurriendo algo. Recuerdo, resultados de estos compromisos no
hace unos años, cuando la televisión se encuentran normalmente reflejados
ecuatoriana entrevistaba a uno de los en los textos constitucionales ni en las
dirigentes de la asociación de las na- leyes del poder central, sino que de-
cionalidades indígenas, el malestar de ben investigarse a escala provincial,
la locutora que no entendía eso de las que es donde se puede advertir de
14 nacionalidades y preguntaba: “Pero, qué modo se aplican, y se modifican
entonces, ¿ustedes no son ecuatoria- en la práctica, las constituciones y las
nos?”. De entonces acá las cosas más leyes.
bien han madurado y los ecuatorianos Uno se siente sorprendido al ver
se han ido acostumbrando a estas co- que un libro reciente sobre la forma-
sas. También la insurrección zapatista ción del estado nacional en México23
de Chiapas ha vuelto a sacar a la luz a no se ocupa de lo que sucede fuera
los campesinos como indígenas. Y de la capital como si los grupos domi-
hay casos todavía más complejos. Re-
cuerdo mi conversación con un histo-
22
riador aymara catarista, que me vino XAVIER ALBÓ, Del sinuoso y largo cami-
a decir que el programa político de los no en la historia y la conciencia hacia
suyos no podía ser más simple: ellos la identidad de la nación aymara. Uso
este texto en una versión presentada
eran los más y tenían derecho a regir
en el coloquio “Nuevas perspectivas
el estado. Lo que hay detrás, sin em- antropológicas, demográficas y ecoló-
bargo, es algo que va más allá de la gicas de la conquista de América”, ce-
aritmética electoral: la posible apari- lebrado en Barcelona en abril de 1990.
23
MANUEL FERRER MUÑOZ, La formación
de un estado nacional en México.
side in colonial Latin America, Al- El Imperio y la República federal:
buquerque, University of New Mexico 1821.1835, México, Universidad Na-
Press, 1996. cional Autónoma de México, 1995.
nantes y los intereses locales fueran rezcan fielmente reflejados sus argu-
testigos indiferentes de una historia mentos, pero sí sus conflictos.25
que se habría desarrollado exclusiva- Todo lo cual me llevaría simple-
mente en los círculos más elevados mente a concluir que la tarea que
del poder, y en donde lo que contaba queda por hacer es inmensa, pero que
era la discusión teórica inspirada en es, al propio tiempo, apasionante. Y
Montesquieu, en Rousseau o en Ben- que la naturaleza del proceso de for-
jamin Constant. El libro, bien organi- mación de los estados-nación lati-
zado y excelente como trabajo erudi- noamericanos hace que éste resulte
to, está lastrado por el hecho de usar ser, no un campo marginal de estudio
únicamente el tipo de fuentes impre- al cual aplicar los modelos teóricos
sas oficiales que expresan la visión de elaborados a partir de la historia eu-
tan sólo una pequeña parte de esa so- ropea, sino, por el contrario, un terre-
ciedad compleja. Si se quiere saber no privilegiado que permitirá nuevos
cómo funcionaba realmente el poder, avances en nuestra comprensión de
hay que ir a observar la forma en que ese juego complejo entre los poderes
se ejercía “sobre el terreno”, si se me políticos y las formas diversas de la
permite la expresión. El libro de conciencia colectiva. Sin olvidar que
Guardino sobre Guerrero entre 1800 se trata también, y sobre todo, de un
y 1857 y el comparativo de Florencia campo de estudio que debe ayudar-
E. Mallon sobre México y Perú, nos
25
dicen más sobre estas cuestiones, que ALBERTO FLORES GALINDO en Buscan-
este estudio que considera globalmen- do un inca: identidas y utopía en
te, aisladamente, el estado mexicano, los Andes, La Habana, Casa de las
15
como su fuese un ente incorpóreo.24 Américas, 1986, p. 281, señalaba, refi-
riéndose a las fuentes, “carecemos de
Y, si queremos llegar al fondo de
testimonios en que los mismos campe-
las cosas, tendremos que estudiar
sinos sean quienes se expresen direc-
también el papel que han desempe- tamente”. Lo más próximo a ello son
ñado estos protagonistas mayoritarios en realidad las fuentes judiciales. Sobre
que han sido, en muchos países, los la forma en que se han usado para
campesinos-indígenas, para lo cual ni iluminar la vida de los marginados cita-
siquiera estas otras fuentes del poder ré, como ejemplos, el estudio sobre los
local nos bastan. Como saben los his- campesinos de Baviera de REGINA
toriadores sociales, si se quiere encon- SCHULTE -The village in court. Ar-
trar el rastro de la vida cotidiana de son, infanticide, and poaching in
los marginados, no se debe ir a bus- the court records of Upper Bava-
ria, 1848-1910, New York, Cam-
carlo en los textos legales ni en los pe-
bridge University Press, 1994- y, en un
riódicos, sino en la documentación de terreno muy distinto, pero sujeto a las
los tribunales, donde tal vez no apa- mismas carencias en cuanto a las fuen-
tes, el de ANNE-MARIE SOHN sobre la
vida privada de las mujeres francesas -
24
FLORENCIA E. MALLON, Peasant and Chrysalides. Femmes dans la vie
nation. The making of postcolo- privée (XIXe-XXe siècles), París,
nial Mexico and Peru, Berkeley, Publications de la Sorbonne, 1996, 2
University of California Press, 1995. vols.
nos a entender mejor muchos pro- gunas partes, ni marginados, como lo
blemas actuales de las naciones de son en casi todas, sino que accedan
América Latina, que tienen por delan- por fin a esa condición de ciudadanos
te la tarea de construir sociedades en iguales que la independencia les pro-
que los campesinos no sean extermi- metió y todavía no les ha dado.
nados, como lo siguen siendo en al-

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