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Introducción
La semiótica se convierte en ciencia a principios del siglo XX y ha contado entre sus
representantes a Ronald Barthes, A. J. Greimas, Umberto Eco, Ferdinand de Saussure y
Charles Sanders Pierce.
La semiótica fue concebida por Ferdinand de Saussure como “La ciencia que estudia la
vida de los signos en el seno de la vida social”. Dicho concepto de Saussure ha sido de
suma importancia para crear una conciencia semiótica, también dio una definición
acerca de lo que es un signo; y lo define como la asociación mental entre una señal que
se puede percibir y el significado de lo que quiere decir esa señal, una entidad que tiene
2 caras, significante y significado, aun reconociendo diferentes tipos de signos, solo se
ocupa de uno: el signo lingüístico. Saussure nos dice que un significante evoca en
nosotros el significado correspondiente, es decir la idea. Y por otra parte, si pensamos
en algún objeto en concreto, y en alguna determinada lengua en que se encuentra ligado
nuestro pensamiento, es la imagen acústica y motriz, la que surge en nuestro espíritu.
Para Umberto Eco la semiótica es “el estudio de todos los procesos culturales y
procesos de comunicación; demuestra que bajo los procesos culturales hay sistemas que
afirman la dialéctica, entre el código y el mensaje”
Según Umberto Eco un signo es aquel que está en lugar del objeto al que representa
(referente), y que por una relación convencional o de semejanza, evoca en un tercero
(representante) una realidad determinada para alguien que la interpreta.
La semiótica se define como la ciencia de los signos, pero al hablar de los signos se
hace preferentemente del signo lingüístico como la luz color rojo en el anuncio de la
farmacia, que nos señala que esa noche esta de turno, se sabe que el aprendizaje de esta
clase de signos no es posible sin la participación de los signos lingüísticos.
Todos los estudiosos de la lengua aseguran que es el código lingüístico, desde mucho
tiempo atrás el que permite que el hombre se pueda comunicar, expresar sus ideas,
pensamientos y sentimientos, de esta manera se crearon códigos; encontramos el código
olfativo, el táctil, el paralingüístico (referido a la entonación), el cenésico (lo gestual), el
pictórico, el musical, el culinario y otros.
Según la definición de signo de Pierce, está basada en el principio de una relación
triádica, que no es posible reducir a una relación diática. Establece una relación entre
tres elementos: signos, sus significados y su interpretante.
Entonces no puede haber representación alguna de algo como algo, a través de un signo,
sin que haya una interpretación por parte de un intérprete real.
La comunicación humana la constituyen los diferentes códigos. Es por eso que en
este trabajo se pretende interpretar lo que está expresado en el código literario y
pictórico de los ejemplos seleccionados.
El código literario (connotativo) es un código en el que el plano de la expresión está
constituido por otro código (denotativo). Umberto Eco plantea que " un código
connotativo puede definirse como subcódigo, en el sentido de que se base un código
base" (1988:95)
Esta interdisciplinariedad es aplicable a cualquier análisis semiótico que se realice, de
todo aquello que puede ser leído con sentido (texto semiótico), donde deben estar
presentes las tres dimensiones: semántica, pragmática y sintáctica.
En el presente trabajo se realizará el análisis semiótico del poema " Este volver a
Honduras" de Jaime Fontana, seudónimo por el cual es conocido Víctor Eugenio
Castañeda. Fue un poeta nacional. Nació en Tutule, departamento de la Paz, Honduras,
el 13 de abril de 1922 y murió en Tegucigalpa el 26 de junio de 1972. Escribió en un
diario bonaerense, su libro más conocido “color naval”, editado en Buenos Aires en
1951 y publicado en 1952, refleja una mezcla de alegría, nostalgia y tristeza, además,
apareció en el Fascículo 3 de la serie 11 poetas hondureños. Obtuvo en 1947 el premio
como uno de los poetas fundamentales de Honduras, que la describió “entre la dulzona
nostalgia y la mas acérrima rabia lírica, gano el primer premio en la rama de la poesía
de la UNAH con motivo de su centenario. En 1951, su único libro color naval fue
galardonado con el premio de honor de la Sociedad Argentina de Escritores y en 1962
obtuvo el premio Asteriscos de Junín, Argentina.
Para el poeta Rigoberto Paredes, Jaime Fontana:” logro tener un lenguaje propio en la
poesía hondureña”
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