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«Negar a la gente sus derechos humanos es desafiar su propia humanidad».

(Nelson
Mandela)

Los derechos constitucionales son aquellos incluidos en la norma constitutiva y organizativa


de un Estado generalmente denominada Constitución que se consideran como esenciales en
el sistema político y que están especialmente vinculados a la dignidad humana. Es decir, son
aquellos derechos que disfrutan de un estatus especial en cuanto a garantías (de tutela y
reforma) dentro del ordenamiento jurídico.

La Constitución Política Colombiana, de 1991, le da a toda persona, un conjunto de


garantías fundamentales y la acción correspondiente para hacerla valer, sin importar,
nacionalidad, género, raza, condición u origen. Entre ellos y con diferente modo de
aplicación podemos enumerar los siguientes: Derecho a la vida, integridad personal, igualdad,
reconocimiento de personalidad jurídica; intimidad; hábeas data; al libre desarrollo de la
personalidad: a la libertad personal en todas sus formas; a la libertad de conciencia; de
expresión y de información; y de cultos; a la honra y buen nombre; al derecho de petición; de
libre circulación; al trabajo; la libertad de escoger profesión y oficio; de enseñanza, aprendizaje
investigación y cátedra; al hábeas corpus; al debido proceso; a no ser sometido a sanciones
de destierro, prisión perpetua o confiscación; al asilo, en los términos previstos por la ley; a las
libertades de reunión y manifestación; y a los derechos políticos.

Los derechos de los niños, que incluyen derechos prestacionales como la salud. Las
disposiciones de la Convención Americana de Derechos Humanos; Los Cuatro Convenios de
Ginebra del 12 de agosto de 1949; los protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra; La
Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas convencionales
que pueden considerase excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados y sus cuatro
protocolos; La Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura; La Convención
Interamericana sobre desaparición forzada de personas; Convenio 98 de la OIT sobre el
derecho de sindicación y negociación colectiva; Convenio 138 de la OIT sobre edad mínima
de admisión de empleo; Convenio 182 de la OIT sobre la prohibición de peores formas de
trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación.

El derecho a la asistencia sanitaria. Este derecho se inscribe estrictamente en la atención de las


enfermedades, pero se considera fundamental por su conexidad con el derecho a la vida. En
general, es así como la jurisprudencia entiende el Artículo 49 de la Constitución. El mecanismo por
el cual se garantiza, es decir el aseguramiento, se inscribe en el derecho irrenunciable a la
seguridad social (Artículo 48). Pero este no va más allá de la administración de los recursos para la
atención de las contingencias en salud, es decir de las enfermedades.

Artículo 49. La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios


públicos a cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los
servicios de promoción, protección y recuperación de la salud. Corresponde al
Estado organizar, dirigir y reglamentar la prestación de servicios de salud a los
habitantes y de saneamiento ambiental conforme a los principios de eficiencia,
universalidad y solidaridad. También, establecer las políticas para la prestación
de servicios de salud por entidades privadas, y ejercer su vigilancia y control.

En la Constitución la salud estaba consagrada como un servicio en el artículo 49,


posteriormente evolucionó a derecho, pero los ciudadanos tenían que reivindicarlo
con tutelas para hacerlo valer. 

Ya la Corte Constitucional había considerado que, aunque la salud no era un


derecho fundamental, podía ser exigida por medio de la acción de tutela cuando
se encontraba en conexidad con el derecho a la vida, sentencia T-597 de 1993. 

Pero más aún, la Corte Constitucional había declarado como fundamental este
derecho desde la sentencia T-016 de 2007, reiterado por muchas  decisiones de
tutela. 

El objeto de la Ley 1751 de 2015 del artículo primero, es “garantizar el derecho


fundamental a la salud, regularlo y establecer sus mecanismos de protección”.

Según el artículo segundo, el derecho fundamental a la salud comprende la


rehabilitación para todas las personas, incluidas las que están en condición de
discapacidad.

Como la salud es un nuevo derecho fundamental, es entendida como la


promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, el diagnóstico, el
tratamiento, la recuperación, la rehabilitación y los cuidados paliativos,
debiendo ser garantizada bajo la supervisión del Estado para todas las
personas sin ninguna discriminación.

En este orden de ideas, no pueden negarle la atención a una persona,


imponerle demoras y trabas o esgrimir razones económicas para no
prestarle servicios propios del nuevo derecho fundamental a la salud.

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