Está en la página 1de 1

Recuerdo que adoraba que me hagas esperar.

Esa incertidumbre que me rompía el alma cada vez que me despedía de vos y no sabía cuándo
sería el próximo encuentro.
Tocabas mi hombro con el tuyo de manera intencional y entonces dejabas tu huella en mi piel
para hacerme saber que al menos, sentías algo por mi .
Los llamados que no sucedían.
Las preguntas sin respuestas.
Los celos autoprovocados para dejarme saber que era posible que te fueras.
La duda como tu arma de seducción.
Las peleas sin sentido.
Las miradas que suplantaban a los diálogos.
El teléfono que no sonaba como habías prometido.
El sonido de la canción que me hacía dormir recordando que todavía no te tenía.
Y tantos actos de desamor que potenciaban mi deseo de ganarme tu amor.
Quería que me eligieras ...eso quería.

Y si para eso, había que llorar noches enteras al lado de una amiga ,de esas, que te hacen de
pote de helado, el plan era perfecto.

Me acuerdo de todo eso y me acuerdo que tanto desinterés se volvía un desafío caprichoso
que sin importar cuánto tiempo ni de qué manera , yo iba a darlo vuelta.
Todo eso anhelaba.

Cuando tenía quince años, no sabía lo que quería y tú inmadurez hacia pareja con la mia.

Lorena Pronsky.

También podría gustarte